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Resumen de Mi lucha de Adolf Hitler Hitler menciona su ansia por penetrar en la esencia de la doctrina de la socialdemocracia; y la comprensión de sus propósitos radica en el conocimiento de judaísmo. Caracteriza como difícil el precisar cuándo comenzó a ser motivo de reflexión, repulsándole en primera instancia en el ámbito político. En un comienzo hasta los asumía como alemanes, tomando en cuenta solamente la diferencia religiosa: solo veía una cuestión confesional. Menciona también lo chocante que le resultaba la prensa internacional y la forma servil en que adulaba a la Corte, repugnándole también el culto a Francia que la misma servía. Caracteriza como > a aquella relacionada con su visión del movimiento cristiano social, cambiando su criterio del antisemitismo. La cuestión judía ya no era vista como una diferencia religiosa sino como un pueblo “diferente en sí”.Habla sobre el enfrentamiento de judíos liberales frente a los sionistas como algo repugnante, caracterizándolo como una lucha ficticia. La acción de los judíos en distintas actividades causo muchísimas reflexiones: sus manejos en la prensa, el arte y el teatro; el contenido de la prensa mundial se tornaba insoportable y lo asocia con el saber que sus autores eran judíos. Por otro lado su descubrimiento del “judío negociante” (calculador, desalmado, desvergonzado) le produce escalofríos. Posteriormente descubre algo inesperado, los dirigentes del partido social demócrata eran también judíos. Sentencia que “defenderse del judío implicaba luchar por la obra del supremo creador”

El Parlamento revelaba la corrosión de la monarquía austriaca. Su primer visita al Parlamento lo repulsa, pese a no haber concebido otra forma posible de gobierno antes. Atribuye al instinto de conservación nacional el repugnar ese sistema de representación popular que no representaba al germanismo sino que lo traicionaba. Enfatiza también la falta de un elemento responsable en la Institución, ya que nadie llevaba la responsabilidad ni era posible exigir cuentas. El Parlamentarismo tendía a una reclusión de nulidades intelectuales; en oposición a esto estaba la genuina democracia alemana de la libre elección del Führer que asumía toda la responsabilidad de sus actos.

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En cuanto al Estado: Hitler lo desvincula de cuestiones económicas o procesos relacionados a la economía; lo caracteriza como la organización de una comunidad de seres moral y físicamente homogéneos con el objeto de mejorar las condiciones de conservación de su raza y así. La fuerza que sostiene al Estado es ; lo cual nada tiene que ver con la economía: el Estado nada tiene que ver con un criterio económico o con un proceso de desarrollo económico.

Expone también que el desastre militar no fue en realidad otra cosa que el resultado de una serie de síntomas morbosos que ya en tiempos de anteguerra afligieron a la nación alemana; siendo la primer consecuencia catastrófica: un envenenamiento moral y algo menoscavante. La educación alemana de anteguerra adolecía de muchos defectos, teniendo una orientación particularista concretada al aprendizaje paramente relegando la importancia de la ; los frutos de este sistema no representaba mentalidades fuertes sino más bien dóciles eruditos (así eran juzgados los alemanes antes de la guerra)

Hitler enfatiza por otro lado que la reproducción y multiplicación humana debe acotarse a determinadas restricciones, en este caso raciales. El “envenenamiento” de la sangre atenta contra el curso natural de las cosas y deriva en la decadencia. El preservar la pureza racial es totalmente influyente en el desarrollo de las sociedades. Ante la división de la Humanidad en:



Creadores



Conservadores



Destructores

Solo los arios son representantes del sector creador, y caracteriza al judío como antípoda de estos. Los judíos solo tienen instinto de conservación del individuo: los caracteriza como parasitarios, incrustados en el cuerpo de naciones y estados (ya que constituyen un estado sin límite alguno).

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Caracteriza al nuevo movimiento como antiparlamentario: no es su misión fundar una monarquía o consolidar una república sino crear un Estado germánico, y enfatiza las responsabilidades del Führer.

Retomando el tema del Estado, Hitler define la pertenencia o no al mismo no a través del lenguaje sino por la sangre: el fin supremo de un Estado racista consiste en velar por la conservación de aquellos elementos raciales de origen que como factores de cultura fueron capaces de crear lo bello y digno inherente a una sociedad humana superior. Habla de la importancia de un núcleo racial homogéneo, que desgraciadamente no tiene su nacionalidad. El Reich alemán como Estado tiene que abarcar a todos los alemanes e imponerse la misión no solo de cohesionar y conservar las reservas más preciadas de los elementos raciales originarios sino también conducirlos lentamente a una posición predominante. Habla de hacer de la raza un punto central, conservando su pureza; teniendo como objetivo formar hombres físicamente sanos y tener en cuenta el desarrollo de las facultades mentales, la formación de carácter y el fomento de la fuerza de voluntad y decisión. Es de gran importancia la instrucción física, y habla del derecho de supervigilancia estatal en la vida de sus jóvenes ciudadanos… derecho que es una obligación reflejada en el servicio militar. Por otro lado la finalidad de la educación femenina re remitía inmutablemente a formar una futura madre.

Hace un contraste entre las distinciones de ciudadanos en la concepción de Estado que había y la suya: por un lado los ciudadanos y extranjeros. Pero el Estado racista suma a esta clasificación a los “súbditos”.

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Reconoce por otro lado, al precepto aristocrático de la selección dentro de cada Nación; que garantiza así el gobierno y la máxima influencia de los más capacitados en sus respectivos pueblos. Opone la ideología nacionalsocialista a la marxista por el reconocer no solo el valor de la raza sino también la significación de la personalidad constituyendo ambas las columnas básicas de toda su estructura; enfatiza la personalidad responsable, la adopción de la decisión definitiva en una sola persona: el parlamentarismo y decisiones por mayoría están asociados a la decadencia.

Hitler habla también de los símbolos: según el símbolo de una época dominada por el marxismo (caracterizada como poco gloriosa) mal podía servir de emblema para destruir ese mismo marxismo. Al erigir un nuevo estado, este debía tener en su bandera su símbolo sin resucitar el imperio que cayó víctima de sus propios defectos. La combinación negro-blanco-rojo del antiguo imperio no los identificaba: no se prestaba para constituir el símbolo de una lucha del porvenir. La confección de brazaletes y la nueva bandera correspondía admirablemente a la índole del naciente movimiento “joven y nuevos eran ambos”. ROJO: idea social del movimiento BLANCO: idea nacionalista ESVASTICA: misión de luchar por el hombre ario, triunfo del trabajo productivo (idea antisemita)

Por último, Hitler habla de cuando asume la dirección de la propaganda luego de su ingreso al partido obrero alemán; la propaganda debía preceder a la organización y ganar en favor de esta el material humano necesario a su actividad. La condición de teorizante, organizador y Führer, reunidas en una misma persona revela al hombre grande; y expone lo complicado de encontrarlas ya que los grandes teorizantes son raramente también grandes organizadores o grandes Führer.

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