Mi Lucha de Adolf Hitler

Hugo Alejandro Cárdenas Manchego Tercer Reich: Años de penitencia. Universidad del Rosario. El nazismo y el final de la

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Hugo Alejandro Cárdenas Manchego Tercer Reich: Años de penitencia. Universidad del Rosario. El nazismo y el final de la pluralidad. "When you give success to stupid people, it makes them more stupid sometimes." Arsène Wenger. La siguiente es una reseña sobre Mi Lucha de Adolf Hitler. Este libro escrito durante su tiempo en prisión y publicado por primera vez en 1925, retrata y forma una serie de ideas políticas, sociales y culturales de Hitler, además de sus planes a futuro para la nación alemana. En este libro se expone la ideología central que guiará a Alemania durante los años treinta y cuarenta, donde se justifica las decisiones y políticas entorno a la superioridad racial, el armamentismo, la persecución de los judíos y la necesidad de reformar el Estado. En términos generales, este texto expresa fuertes críticas al sistema parlamentarista y comunismo, abogando por un nuevo Estado cuya principal labor es la preservación y la promoción de la raza aria. Con el fin de reconstruir esta ideología política entorno a la raza, esta reseña mostrara los puntos más importantes de su crítica al parlamentarismo y la necesidad de establecer un Estado autoritario que proteja la raza. El tono cómo está escrito la primera parte del texto, a modo de “ensayo” o libro de formación, revela el carácter persuasivo que Hitler pretende imprimirle a su crítica, en el cual se señala la historia personal del autor y sus diferentes posturas en su juventud, hasta la revelación del horror judío y la necesidad de constituir un nuevo Estado. Se trataba de mostrar las falencias y dificultades que el Estado parlamentarista alemán y austriaco habían sufrido después de la Primera Guerra Mundial. Con el fin de establecer un vínculo con el lector de su época, Hitler evoca sus aventuras entre los partidos de izquierda, los cuales rechaza profundamente por la ignorancia de sus líderes y el carácter internacionalista de sus reclamos, el cual se opone al nacionalismo. Su experiencia en Viena, donde según él, era posible observar el desmembramiento del pueblo alemán y las consecuencias de la mezcla de razas y nacionalidades del régimen monárquico de los Hamburgo, le llevo a hacer una separación entre el nacionalismo monárquico y el verdadero nacionalismo basado en la raza y la cultura que era de carácter popular. A partir de esta distinción, Hitler desarrolla una teoría sobre la decadencia del Imperio Austrohúngaro, la cual se centra en el papel que jugó el parlamento y la familia monárquica en la propagación de las otras nacionalidades y la subordinación de los alemanes en la política. Por esta razón, la monarquía ya no representaba los clamores de los alemanes, sino que se dedicaba a ocultarlos y silenciarlos, mientras promovía la mezcla y ascenso de otros pueblos como el eslavo. Por otro lado, el parlamento daba pie al armazón político y corrupto

que justificaba esta aberración. Una de las principales críticas de Hitler al parlamentarismo se basa en la incapacidad del parlamento de tomar decisiones transcendentales y profundas. El parlamento estaba compuesto por un número elevado de personas, las cuales no tenían la responsabilidad volitiva de llevar a la nación adelante, sino de beneficiarse a costa de los votos que el electorado depositaba en ellos. Esto quiere decir, que a la hora de tomar decisiones no se representaba a los votantes alemanes, sino a intereses individuales o de pequeñas minorías. Hitler creía que este tipo de sistema favorecía a los intereses mezquinos de los judíos y dejaba sin representación y reconocimiento a las masas populares alemanas. Ahora bien, para Hitler, el Estado debe tener una función particular, que le fue encomendada durante la historia, la protección de la raza. Para poder se efectivo en este punto, la figura del Führer que es el opuesto a la democracia parlamentaria, puesto que este personaje elegido por “la genuina democracia alemana” (Hitler, 44) asume la totalidad de la responsabilidad de los actos del Estado y la nación. El Führer no es un acto de mayorías, sino un ser que actúa y actúa a nombre de la nación, “resuelto a sacrificarlo todo en pro de una tan arriesgada empresa” (Hitler, 44). Los hombres no se organizan por medio y a partir del Estado, se organizan en dirección de la defensa, supervivencia de su raza. Por esta razón, Hitler prevé que el Estado debe tomar un carácter totalitario, que evite la mezcla y degeneración de razas, que controle a los no-alemanes y apunte a la purificación de la raza. “Entonces poco importará ya que el poder imperante aplique en su acción los mil veces llamados medios “legales”; el instinto siempre en grado superlativo, el empleo de todo” (Hitler, 46). En mi opinión, el carácter totalitario del régimen nazi parte del planteamiento de “hacer todo por la raza”. Esta ideología no era un movimiento de individuos, era la consolidación de la ideología sobre la realidad y los juicios de los individuos. El parlamentarismo nunca podrá ejercer tal poder, puesto que supone la posibilidad de diferentes posiciones, ideologías y se basa en la decisión de los individuos de adscribirse o rechazar una postura. La ideología nazi no se presenta como algo que se pueda decidir, no es la solución a un problema, es la única posibilidad que tiene una raza para sobrevivir la conspiración de otras razas, sobre todo el parasito judío que Hitler ve en el parlamentarismo y en el marxismo. El asunto de esta ideología es que se trata de un todo o nada. No solo supone el fin del parlamentarismo, sugiere el fin de las libertades, de la decadente modernidad y del arte inferior, herramientas usadas, según Hitler, por los judíos. “Para disimular sus manejos y adormecer a sus víctimas no cesa de hablar de la igualdad de todos los hombres, sin diferencia de raza ni color. Los imbéciles se dejan persuadir” (Hitler, 124). El individualismo y la igualdad son enemigos porque se oponen al poder de instinto de supervivencia. El darwinismo social vence a

los dictámenes de la ilustración. Sin embargo, ¿Por qué la pluralidad resulta tan detestable para los nazis? La pluralidad supone el mayor problema para la conformación de la nación unitaria, pues esta es la piedra del zapato que permite el total control sobre la población y es el agua que se escapa de las manos de la nación, pues no hace parte racial, ni culturalmente, no obstante impregna parte de las instituciones sociales, científicas y políticas. La pluralidad se presenta en las diferentes posiciones políticas y en las formas de pensar, de ser, pero ninguna se presenta de manera más clara en las distintas formaciones étnicas. Con Hitler no hablamos de etnias, ni de diferencia cultural, hablamos de raza, de sangre distinta, de deformación biológica. Hablar de raza pone el asunto nazi en términos de la naturaleza, la socialdemocracia, el comunismo, los usureros, no son problemas que se solucionen con educación liberal, sino con la segregación o la muerte. No se puede cambiar el carácter natural. La nación es natural, el pueblo alemán, la raza aria son aspectos medibles y científicos que deben ser elementos de toda la vida de toda la población. Esos otros que están por ahí ocupando puestos burocráticos, en las universidades y hacen parte de la sociedad civil, son amenazas a la naturalidad de la nación. Esos cuerpos judíos, gitanos, comunistas, pobres, gays, polacos son racializados. Esta racialización pone a estos individuos en una posición igual o peor que los animales, les quita su humanidad, su pluralidad, puesto que el nazismo no ve otras posibilidades en ellos, es una cuestión natural después de todo su exterminio. El fin de la pluralidad dentro de los límites de la nación, es la cuestión por la cual aboga Hitler, esperando que solo un tipo de cuerpo pueda ser, negándoles la humanidad a los no-alemanes. El siguiente paso, después de escribir Mi Lucha, sería ir hacia aquellos que humillaron la naturaleza de la superioridad alemana en Versalles. Bibliografía. Arendt, Hannah. The Origins of totalitarianism. A Harvest Book, Harcourt Brace & Company Arendt, Hannah. Human Condition. The University of Chicago Press. Arias, Julio y Eduardo Restrepo (2010). “Historizando raza: propuestas conceptuales y metodológicas”. Crítica y emancipación 2(3): 45-64. Hitler, Adolf. Mi lucha. Editorial Skla, Bogotá.