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Psicología Evolutiva Adolescencia (Grassi) 1 ERA PARTE FREUD: 3 ENSAYOS: METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD Con la pubertad, se

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Psicología Evolutiva Adolescencia (Grassi) 1 ERA PARTE FREUD: 3 ENSAYOS: METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD Con la pubertad, se producen cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal. La pulsión sexual, ahora va a hallar su objeto. Va a ser dada una nueva meta sexual, y para alcanzarla, todas las pulsiones parciales van a cooperar y las zonas erógenas se van a subordinar al primado de la zona genital. La nueva meta sexual en el varón va a ser la descarga de los productos genésicos. El primado de las zonas genitales y el placer previo En la pubertad, los genitales externos crecen notablemente. Además, pueden ofrecer (o recibir) productos genésicos para la gestación de un nuevo ser. Este aparato se pone en marcha mediante estímulos, se va a provocar excitación sexual, la cual se da a conocer por signos anímicos (sentimiento de tensión) y somáticos (alteraciones en los genitales: erección y humectación). De las zonas erógenas parte un cierto monto de placer, a partir de él, nace un incremento de la tensión, la cual a su vez, tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para llevar a su término el acto sexual. El placer máximo será el otorgado por la descarga, y con él se eliminará la tensión de la libido. Así podemos decir que es distinto el placer provocado por la excitación de las zonas erógenas, que el provocado por el vaciamiento. El primero es el placer previo, el segundo es el placer final, el cual es nuevo, y depende de condiciones que solo se pueden percibir desde la pubertad. El problema de la excitación sexual Normalmente sólo la descarga de las sustancias sexuales pone fin a la excitación sexual. Cuando la reserva de semen está vacía es imposible la ejecución del acto sexual, además, fracasa también la estimulabilidad de las zonas erógenas. La acumulación de estas sustancias es lo que crea y sostiene a la tensión sexual; esto se debe tal vez a la presión que estos productos ejercen sobre la pared de sus receptáculos. La teoría de la libido La libido tiene un carácter cualitativo y cuantitativo. La excitación sexual puede ser brindada por todos los órganos del cuerpo. La libido narcisista o yoica se aparece como el reservorio desde el cual son emitidas las investiduras de objeto. Sólo se vuelve accesible al estudio cuando ha ubicado su investidura en objetos sexuales. Podemos reconocer además que esta libido de objeto va a tener como destino quitarse de los mismos, mantenerse fluctuante en particulares estados de tensión y luego volver a ser recogida en el interior del yo, con lo cual se convierte nuevamente en libido yoica (o libido narcisista). Diferenciación entre el hombre y la mujer Con la pubertad se establece la separación tajante entre lo masculino y lo femenino. En la niñez, la zona erógena de la niña se sitúa en el clítoris. Las descargas espontáneas del estado de excitación sexual se exteriorizan en contracciones del clítoris. La pubertad produce en la muchacha una nueva represión, que afecta a la sexualidad del clítoris. Cuando por fin el acto sexual es permitido, el clítoris es excitado y sobre él recae el papel de retransmitir esa excitación a las partes femeninas vecinas. Pero para que suceda esto, pasó un largo lapso donde la joven se mantiene anestésica. La anestesia de las mujeres es a menudo local, esto quiere decir, son anestésicas en la vagina, pero en modo alguno son inexcitables desde el clítoris o aun desde otras zonas. A esta anestesia viene a sumársele ocasiones psíquicas.

La mujer ha mudado su zona rectora, mientras que el hombre la conserva desde la infancia. En este cambio residen las principales condiciones en la mujer en ser proclive a las neurosis, especialmente, la histeria. El hallazgo de objeto De los primeros vínculos sexuales resta una parte que ayuda a preparar la elección de objeto, y así restaurar aquella pérdida. A lo largo del periodo de latencia el niño aprenderá a amar a otras personas que remedien su desvalimiento. El trato del niño con la persona que lo cuida es una fuente continua de excitación. Un exceso de ternura de parte de los padres, puede provocar un daño porque apresura la maduración sexual. La angustia de los niños es la expresión de su añoranza de la persona amada. El niño tan pronto como no pueda satisfacer su libido, la muda en angustia. La elección del objeto se consuma primero en la esfera de la representación, y es difícil que la vida sexual del joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de la fantasía. A raíz de las fantasías vuelven a emerger las inclinaciones infantiles; además se logra el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores. El primer enamoramiento es frecuente que se dirija a una persona mayor, esto sucede porque puede revivirle al joven la imagen del padre y de la madre. El varón sobretodo, persigue la imagen mnémica de la madre. Por otra parte, podemos ver en la adolescencia una inclinación hacia la inversión: se ven amistades apasionadas entre personas del mismo sexo. La disposición a la perversión es originaria de la pulsión sexual, y a partir de ella se desarrolla la conducta sexual normal. Así, a expensas de las mociones sexuales perversas y con ayuda de la educación, se edifican en la infancia los poderes destinados a mantener la pulsión sexual dentro de ciertas vías. Otra parte de estas mociones escapa y puede exteriorizarse como práctica sexual.

CORDIÉ: EL MALESTAR EN EL ADOLESCENTE La crisis Cierto equilibrio se instala tras la crisis edípica de los 6-8 años, en este momento, el niño ingresa a una etapa de latencia, de calma. Cierta represión va a cubrir los conflictos edípicos, pero estos pueden resurgir fuertemente en la adolescencia. Lo más problemático es el trabajo de separación con la madre: cuando el vínculo es demasiado fuerte, el deseo de aprender se puede desvanecer (se le llama inhibición intelectual). Para que el sujeto se amolde a su nueva condición es necesario que la problemática fálica esté instalada, y que la primera crisis edípica se haya resuelto. El adolescente reaccionará con conductas desordenadas y desconsideradas, no se comunicará, habrá incomprensión, etc. Los imperativos sociales paradójicos La sociedad hace presión para que los niños se responsabilicen desde muy pequeños, incluso la escuela demanda decisiones que afectarán el futuro del niño. A esta exigencia, corresponde una profunda incertidumbre. Las madres van a expresar sufrimiento al separarse de su hijo, luego van a expresar con orgullo ver a su hijo “convertirse en hombre”. Esto comprende algunas fases: a) Separación: los adolescentes separados de su medio habitual, comienzan a relacionarse con el resto de la comunidad. Surgen allí diversas pruebas, siendo la más simbólica, el marcado de su pertenencia sexuada en el cuerpo. b) Aprendizaje: Se los inicia en algunas técnicas, cada sociedad tiene las suyas. Los rituales de pasaje tienen un impacto muy fuerte en las sociedades tradicionales. La sociedad occidental es proclive a borrar cada vez más la diferencia sexual, este es uno de los motivos por los cuales el adolescente le resulta difícil encontrar modelos identitarios. Las diferencias generacionales tienden

también a confundirse. Aquí tienen que afrontar una paradoja: se les demanda asumirse maduros, mientras que muchos adultos se identifican con ellos. Suele suceder que celos y rivalidad se trasladen ahora sobre los hijos. Paradojas edípicas Los conflictos se dan fundamentalmente en una relación con las figuras parentales, pero por extensión, también con los adultos investidos afectivamente. El adolescente impugna ciertos valores para afirmar su personalidad; quisiera realizar esta ruptura sin perder el amor de sus padres. El conflicto puede exteriorizarse ruidosamente: revuelta, desafío. Los padres no saben cómo conducirse. Si se muestran demasiado permisivos, se los tachará de indiferentes, de ahí el refuerzo de la provocación. Paradojas de la comunicación Los adolescentes dicen de sus padres “no me comprenden”. Los padres reprochan a sus hijos no confiar más en ellos. El padre idealizado ha caído del pedestal, y el muchacho discute por el poder. El adolescente necesita un adulto capaz de soportar el choque, donde encuentre rasgos con los que se va a identificar o no. Puede vivirse un enfrentamiento real con agresión y rebeldía pero también puede ser interiorizado y hallar su expresión en un síntoma neurótico. En cuanto a la niña, va a provocar al padre en sentido de la seducción o la agresión (temiendo al mismo tiempo que suceda). El padre tiene como tarea significar de nuevo la prohibición del incesto. Muchos padres pueden ponerse celosos o agresivos ante la naciente femineidad de sus hijas. En cuanto al niño, la madre es mirada como una mujer deseable. Cualquier demostración de cariño muy enfática se vuelve peligrosa. El adolescente necesita sentir cerca de adultos pero no intrusivos. Lo que los adolescentes esperan de los adultos es que los escuchen y respeten en sus decisiones. Que no los juzguen, que les den confianza. Paradojas puberales: el cuerpo Estos cambios toman al sujeto por sorpresa y lo obligan a definirse sexualmente. La metamorfosis en algunos casos puede efectuarse con alegría y encanto. El adolescente en sus contradicciones puede pasar de un extremo al otro, explicándose así conductas desordenadas. Se va a complacer de descalificar al otro sexo. La pulsión sexual puede tomar al sujeto por sorpresa y así causar una intensa angustia, casi siempre asociada con la idea de la suciedad y la culpa. Para defenderse, utilizará maniobras de la represión: la religión, conductas alimentarias, etc. La sobreinvestidura de la actividad intelectual puede ser una defensa contra la emergencia pulsional. En todas estas modalidades encontramos un denominador común: el adolescente busca conquistar su autonomía, construir su libertad. La investidura excesiva de un nuevo amor es temida porque teme volver a exponerse a una dependencia afectiva. Manifestaciones de la crisis 1) Depresión: Va desde la taciturnidad, del sentimiento de tedio, asco por la vida, y puede culminar en una tentativa de suicidio. Suele ocultarse tras quejas somáticas (dificultades escolares, enojos, inestabilidad). El adolescente no va a expresar directamente su desasosiego, le faltan palabras, no conoce el sentido de su malestar. Es importante responder a esta queja. Las tentativas de suicidio son frecuentes. Cuando tratan de explicar su acción mencionan angustia respecto a un cuerpo vivido como extraño. Dicen “quiero matar mi cuerpo” y no “quiero matarme”. Aparece como un deseo de ruptura más que como una búsqueda de muerte. Ciertas tentativas parecen tener para ellos un efecto liberador (en estos casos generalmente no hay patología grave), pero es preciso que pueda hablar de su acto inmediatamente. 2) Consumo de drogas: Muchos toman drogas suaves en forma intermitente para apaciguar tensiones internas y dar un “plus” de sociabilidad. El paso a las drogas duras es una renuncia a luchar por la vida, un desasosiego insuperable, y suele marcar la entrada en una psicosis.

3) Conductas de riesgo: Por ejemplo, relaciones sexuales no protegidas, desafío a la muerte. Salir vencedor en este enfrentamiento da derecho a vivir y refuerza al narcisismo. 4) Violencia: Puede ser física o verbal y va a envenenar la vida escolar y familiar. Cuando el adulto siente la agresión como personal va a recurrir también a la violencia y se va a generar un enfrentamiento en el que cada uno intenta dominar al otro. Ambos se colocan en un pie de igualdad y la relación pedagógica se desvirtúa, no se puede hablar de autoridad. 5) Crisis existencial: El joven vive en una situación de urgencia. Quiere hallar una nueva manera de ser sin separarse del que fue hasta entonces. Si no puede encontrar su base, buscará escapatorias como drogas, riesgos, etc. Hay algunos que viven este periodo con alegría, para ellos la ruptura y los cambios se cumplen a partir de bases sólidas. Será un sujeto bien constituido. 6) Actuar: El joven padece las transformaciones de su cuerpo como una ardorosa excitación sexual. Puede mitigar esto a través de la acción, lo cual implica una actividad física carente de significación personal. En el pasaje al acto el sujeto siempre quiere decir algo. La acción esta representada por actividades deportivas por ejemplo, las cuales son fuente de intenso placer y aplacan la tensión. El pasaje al acto es una actitud impulsiva con agresión sobre el propio cuerpo o sobre el de otro: se lastiman con hojas de afeitar por ejemplo. Esa herida los calma, sobretodo a las mujeres. El pasaje al acto sea cual fuere es un medio para anular la castración. La ruptura escolar La falta de interés en los estudios puede desembocar en un fracaso real. Preso del malestar, el joven suele descuidar el trabajo intelectual. Absorbido por sus transformaciones corporales, amores y conflictos, las enseñanzas pueden parecerle insignificantes. Han surgido nuevos intereses: grupos musicales, vestimenta, etc. El deseo de saber, las ganas de aprender, implican el renunciamiento a la satisfacción inmediata, la meta pulsional se desplaza: se sublima. Este proceso puede verse impedido por una falla simbólica en la estructuración del sujeto. Una vez pasada la crisis, el joven recupera el equilibrio. - Descompensación psicótica: Puede existir sin que se note. Lo que hace ver es una construcción yoica que pueda ser una copia exacta del modelo parental. Cuando se derrumban las identificaciones imaginarias de la infancia, el sujeto puede estar ausente, ahí sobreviene la angustia, la despersonalización y el hundimiento psíquico. - El fracaso-síntoma en la adolescencia: el fracaso es debido a una inhibición neurótica que llamamos fracasosíntoma. El síntoma es una formación del ICC, la expresión de un conflicto psíquico que el sujeto ignora (la inhibición intelectual es una de sus formas). Freud indica 3 causas de la inhibición: evitar el conflicto con el ello (las pulsiones), el auto castigo (superyó) y la patología de duelo. En los adolescentes predominan los conflictos superyoicos. La inhibición del adolescente está ligada a la problemática fálica y a la manera en que el sujeto va a abordar las identificaciones. El éxito escolar puede ser interceptado por una culpabilidad edípica insuperable. La rivalidad edifica y la competencia con el padre pueden volverse inhibitorias. Ciertos padres depositan en el éxito de sus hijos la esperanza en una revancha sobre el fracaso de sus propias vidas. Puede provocar esto en el joven una ruptura y desinterés total por el estudio. Esto sucede por que una satisfacción muy grande dada al genitor puede cobrar el sentido de incesto. - El desafío: Puede parecerse a un pasaje al acto. Se trata generalmente de agresiones físicas o verbales, falta de respeto, groserías, etc. Los docentes rara vez encuentran forma de ponerles cato y quedan sumamente afectados. En ciertos ámbitos los adolescentes no conocen las reglas del saber vivir, las reglas de la vida en sociedad le son extrañas. Entonces la represión les parece injusta, y responden aumentando agresividad. - La transferencia: es la reactualización de un vínculo inscripto en lo ICC. Es un desplazamiento de un lazo afectivo y sustitución de una persona por otra. Algo de la relación padre-hijo va a repetirse. El adolescente desplazará sobre la figura del docente algo de su problemática edípica; su ambivalencia se trasladará a profesores. El papel de los adultos en la crisis de la adolescencia

1) Padres: la sexualidad naciente de los chicos crea una especie de despertar en los padres, a los que suceden en ocasiones relaciones extraconyugales con partenaires más jóvenes. Ciertas madres se sienten frustradas y se deprimen ante lo que viven como un abandono. Los abuelos toman partido, y los padres se ven tironeados en su posición. Con los abuelos surge una tierna complicidad que resulta positiva para la resolución de la crisis. Las manifestaciones sintomáticas actúan como reveladoras de la posición ICC. 2) Docentes: deben afrontar la crisis de sus hijos y la de sus alumnos. Es importante esta figura para el joven porque se apoya en ella para emanciparse, también como modelo identificatorio. Su influencia se manifiesta en la manera de transmitir su saber, pero también en sus cualidades personales. 3) Otros: el médico por ejemplo. DOLTO: EL CONCEPTO DE LA ADOLESCENCIA La adolescencia es una fase de mutación. Los padres van a dejar de ser su valor de referencia. El joven va a ser vulnerable a las observaciones de otros adultos que tienen papel de mandar a los jóvenes. En esta etapa de “mutación” se produce la fragilidad del bebé que nace, todos los juicios surten efecto. El papel de las personas ajenas a la familia es muy importante. Se hace analogía con el estado de inopia, la época donde las langostas pierden su concha y se ocultan, y si reciben golpes quedan heridos para siempre. En este momento de extrema fragilidad los jóvenes se van a defender mediante depresión o un estado de negativismo que agrava aún más su debilidad. En estas crisis se va a oponer a todas las leyes, porque le parece que alguien que representa la ley no le permitía ser ni vivir. La sexualidad podría ser un recurso para ellos. Aún no tienen vida sexual sino es a través de la imaginación: la masturbación. Los muchachos están decididos a excitar la zona que les dará fuerzas y valor, y de ese modo la masturbación que puede ser remedio de su depresión, se vuelve una trampa. Trampa porque así se descargan nerviosamente y tienen mayor dificultad para afrontar la realidad. Cuando un joven comienza a tener ideas propias, algunos lo desalientan cuando deberían darle una palabra. Puede ser que el padre no quiera que su hijo empiece a ser escuchado, porque así perdería su supremacía. No quieren que al muchacho se le preste la misma atención que a ellos. En este momento los chicos tienen la necesidad se ser fortalecidos, aquí cumplen un papel importante los educadores, los cuales van a pedir la voz al niño, buscando su opinión. Se trata de una edad frágil pero maravillosa porque ellos ven todo lo positivo que se hace, aunque no lo manifiesten, esta persona se convierte e muy importante para ellos. La época difícil es el momento de la preparación para la primera experiencia amorosa. El joven siente que hay en ello un riesgo, lo desea y lo teme al mismo tiempo. El riesgo es experimentado como la muerte de la infancia. El hecho trascendental es la posibilidad de disociar la vida imaginaria de la realidad, en relación con la situación edípica. A los 11 años se manifiestan los primeros indicios de una sexualidad que se anuncia con un componente imaginario: esto corresponde en el muchacho a las primeras emisiones involuntarias de esperma, y en las mujeres a las primeras reglas. Estallará a esta edad el problema latente: es su segunda vida imaginaria, y siguen teniendo a los padres como referencia. Van a contar con la familia como un valor-refugio pero ya no necesitará de sus modelos. Pondrá su empeño en triunfar socialmente, le atraerán bandas de jóvenes más grandes que el. Un individuo joven va a salir de la adolescencia cuando la angustia de sus padres no le produce ningún efecto inhibidor. Los hijos han alcanzado el estado adulto cuando son capaces de liberarse de la influencia paterna. En nuestra época la edad adulta está relacionada con la independencia económica. Dejar de recibir dinero de los padres no resuelve el problema, si lo sigue recibiendo igualmente de otro adulto. Esto va a culpabilizar mucho más, ya que esta donación no será devuelta. La fidelidad hacia esta persona externa a la familia que nos subvenciona es mucho mayor, naturalmente, a la familia se le es infiel, esa es la ley.

WINNICOTT: REALIDAD Y JUEGO – CAP.11 La dinámica es el proceso de crecimiento que cada individuo hereda. Se da por sentado un ambiente facilitador. Hay genes que van a determinar pautas pero nada se produce si no es en relación con un ambiente, que tiene que ser lo suficientemente bueno. ¿Enfermedad o salud? La sociedad abarca a todos sus miembros (cuando están psiquiátricamente sanos), pero la sociedad también debe contener a aquellos que se encuentran enfermos como: Los inmaduros (en edad), Los psicopáticos (producto final de privaciones), Los neuróticos (acosados por una motivación y ambivalencia ICC), etc. Winnicott estudiará la sociedad como si estuviese compuesta por personas sanas en el plano psiquiátrico. Los individuos sanos para su realización personal, necesitan de su lealtad a una zona delimitada de la sociedad.

Tesis principal En la teoría del cuidado del niño, la continuidad de dicho cuidado ha llegado a ser un rasgo central del concepto de ambiente facilitador. Gracias a eso el nuevo bebé puede gozar de continuidad en la línea de su vida. Si los hijos llegan a encontrarse a sí mismos, buscarán la totalidad: ello incluirá también agresión y elementos destructivos. Las recompensas que los padres obtengan vendrán en la riqueza del potencial personal de cada joven. Las recompensas llegan de modo indirecto, por supuesto, no recibirán agradecimieno. Muerte y asesinato Los niños salen en forma torpe de la infancia para entrar en la nueva etapa. Se van alejando de aquella dependencia. Todavía se puede usar a la familia, pero en otro sentido. Los mismos problemas que aparecían en las primeras etapas, van a renacer en la pubertad. Si en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la adolescencia será de asesinato. Crecer, significa ocupar el lugar del padre. En la fantasía ICC el crecimiento es un acto agresivo. Se puede observar el juego de “soy el rey del castillo”. La rebelión va a corresponder a la libertad que se le ha otorgado al hijo. La muerte y el triunfo personal aparecen como algo del proceso de maduración y de la adquisición de la categoría de adulto. Los padres están en condiciones de ofrecer poca ayuda, lo mejor que pueden hacer, es sobrevivir. Es posible que pronto un niño necesite hacerse responsable. Éste será prematuramente viejo y perderá espontaneidad y juegos, y su alegre impulso creador. Quizá deba cuidar hermanos menores o criarlos. Caso distinto es cuando los adultos delegan tal responsabilidad, hacer esto es una forma de traicionar a los hijos: la rebelión ya no tiene sentido, el adolescente triunfa demasiado temprano, preso de su propia trampa. Si los adultos abdican, el adolescente se convierte en un adulto en forma prematura por un proceso de falsa madurez. Naturaleza de la inmadurez Los cambios de la pubertad suceden a distintas edades. La espera supone una gran tensión, en especial a los de desarrollo tardío. La tensión corresponde a la fantasía ICC del sexo, y a la rivalidad vinculada con la elección del objeto sexual. El adolescente, no puede hacerse cargo aún de la responsabilidad por la crueldad y el sufrimiento. El

sentimiento de culpa es enorme. La madurez corresponde a un periodo posterior y no es posible esperar que el adolescente vaya más allá. Una de las cosas más estimulantes de los adolescentes es que todavía no se han hundido en la desilusión, por ello tienen un gran idealismo. Tienen libertad de ideas y suelen actuar por impulso.

GRASSI: LO ORIGINARIO: “UN APORTE DE LA CONCEPTUALIZACIÓN…” Representar - metabolizar Una función fundamental que tiene el aparto psíquico es la actividad de representación. Representar es metabolizar. Igual que en la respiración por ejemplo, el organismo incorpora elementos heterogéneos a sí, los incorpora, los transforma a su propia estructura, a la vez que él mismo se modifica por este proceso. Además, produce un desecho, expulsando lo que no le sirve de aquellos elementos incorporados. Lo “heterogéneo” debe ser incorporado y transformado en una materia “homogénea”. El aparato psíquico va a tener que metabolizar el efecto de un doble encuentro: del bebé con la madre, y de este naciente aparato psíquico con su propia corporeidad. Metabolizar la madre – metabolizar el hijo En los primeros encuentros del bebé con la madre hay un predominio de los contactos cuerpo a cuerpo. Esto es acompañado de palabras, susurros, cantos, etc. que conforman los primeros significantes. Los primeros contactos que se dan con el cuerpo materno, en verdad lo son con los procesos psicosomáticos despertados en ella a partir de la presencia en su psiquismo de la representación “hijo”. El encuentro del aparato psíquico naciente, es con los procesos psicosomáticos que se han despertado en la madre a partir del estado de afecto (presencia o ausencia) en su psiquismo de esta representación. Para el deseo materno, el naciente es un elemento heterogéneo a sí, que tendrá que metabolizar. El encuentro del bebé con la madre es un encuentro con los procesos psicosomáticos maternos a partir del trabajo de metabolización. El concepto de cuerpo imaginado es el que da cuenta de cómo se inicia en la madre este proceso representación-hijo. Ésta es un elemento a metabolizar por el niño. Metabolizar el cuerpo propio El otro elemento a metabolizar es el propio cuerpo, lo que se hará mediante las sensaciones corporales. Freud intentó explicar esto por medio del término “apuntalamiento”. Planteó que la vida psíquica nace apoyada en la satisfacción de una necesidad: el hambre. El cuerpo se va a ir erogenizando con el desarrollo de la libido, que evoluciona lineal y mecánicamente siguiendo el ritmo de la maduración biológica de lo oral hacia lo genital. De lo simple a la complejidad El acto alimentario y los cuidados permite destacar recorridos que más que lineales están entrelazados, porque: 1) Intervienen del lado del niño una multiplicidad de sentidos. Por medio de las sensaciones corporales el naciente psiquismo va a incorporar el alimento, el pecho, la madre, en un entramado que se parece más a una red que una línea. 2) La experiencia alimentaria y los cuidados no tiene una sola dirección, es de mutualidad, es una experiencia envolvente. 3) Pudo investigarse la importancia que tiene la representación “cuerpo imaginado”, primeras representaciones psíquicas del hijo en el cuerpo materno. El principio de placer Para el psiquismo naciente es vital el contacto sensorial con la madre. Es una información libidinal, que muestra la presencia o ausencia del principio del placer en el encuentro del aparato psíquico naciente y el aparato psíquico materno. La presencia/ausencia es fundamento de la puesta en marcha del proceso de representación, esto quiere decir, que el principio de placer es una condición de inicio y ha de estar presente en ambos cuerpos (niño-madre).

Para lo originario, las primeras representaciones de lo corporal se denominan pictogramas, que son las marcas del principio del placer en el cuerpo. Integración psique-soma: el enraizamiento La idea de apoyo implica que 2 entidades se contactan entre sí. Una ya constituida (el cuerpo) sirve de apoyo para que la otra (lo psíquico) se constituya. Con el concepto de lo originario y el pictograma, ya no se plantean dos entidades bien delimitadas. Esto propone un modelo por el cual no se podría decir que lo psíquico se apoye en el cuerpo, esto porque: 1) Lo psíquico más que apoyado está enraizado en lo somático. No va a ser fácil la delimitación de las 2 entidades, porque las raíces (psíquicas de la subjetividad) penetran y se hunden, se expanden y bifurcan cada vez más arraigados en el soma. 2) Diferencia soma-cuerpo. Al nacer un bebé nace un soma; éste no es aún un cuerpo. Devendrá cuerpo libidinizado, erogenizado. No hay un cuerpo antes que se preste a lo psíquico. Se dirá que el proceso originario es pasaje del soma al territorio, al estado de lo psíquico. 3) El proceso originario y su forma de representación (pictograma) produce un pasaje del soma al estado de cuerpo erógeno; y así comienza la integración psicosomática. La presencia del principio del placer es la condición para que el soma, el recién nacido, pase a otro territorio, y quede inscripto como cuerpo erógeno. El pictograma La representación correspondiente al trabajo de representación de lo originario cuando está regulada por el principio de placer es el pictograma de fusión. Fusiona: - Lo somático y lo psíquico. su efecto es la integración psicosomática. La subjetividad es esta integración. - Objeto y zona. El pecho forma parte de la boca para el proceso originario, para el pictograma de fusión la boca y el pecho están fundidas. - Representación y afecto. Para lo originario la representación es el afecto y el afecto es la representación. El cuerpo erógeno lleva inscriptas las marcas de su pasaje por el principio de placer.

CÓRDOVA: LA PRIMAVERA DEL SIGNIFICANTE Lo adolescente y las figuras de la alteridad Crecer es un proceso de subjetivación que conlleva una fantasía ICC agresiva. El significante adolescencia connota para el mundo adulto el amenazante sentido de anunciar el advenimiento del recambio generacional. Los adolescentes al crecer, agitan los espectros de las 3 figuras de alteridad en su versión más radical: el extranjero, la muerte y la sexualidad. Primavera del significante La adolescencia es la novedad que arriba al contexto familiar y social en una oleada generacional. Los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que se denomina el “entretiempo de la sexuación”. La adolescencia es la urgencia de transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la identidad infantil, del orden familiar y la posición generacional. Se puede verificar esto también en el lenguaje: los adolescentes desordenan el mismo, necesitan recurrir a significantes propios, a veces inéditos, para apalabrar este acontecimiento y subjetivarlo. Debe recurrir así a su creatividad para transgredir los códigos preestablecidos. Durante el entretiempo de sexuación se ponen de manifiesto formas de expresión grupal, que le sirven para expresar ciertos estados emocionales. Una operación característica es la manipulación de sílabas y fonemas que configuran metaplasmos: alteraciones de la escritura o pronunciación sin modificación de significado: “Na, bolú”. Además, la adjudicación de nuevas significaciones a los viejos términos, la utilización de neologismos, etc. Este será un modo de transcribir en lo simbólico la experiencia con lo real de un cuerpo cuya imagen es alterada. El fruto de todo esto será cavado en un

lugar propio en el orden simbólico, habiendo previamente jugado con él y desafiando sus leyes. Apropiarse del lenguaje permitirá materializar sus deseos y decir algo en nombre propio.

GRASSI: NUEVOS PARADIGMAS, NOMBRES Y ESCRITURAS Sujeto y psicoanálisis Desde una tópica pre-freudiana el yo piensa y no duda de su propia existencia por la conciencia del pensar. Yo toma existencia, y en ese nivel se ubica el sujeto. Con Freud, el sujeto queda del lado del pensamiento inconsciente. El ICC es más bien algo vivo, susceptible de desarrollo, y mantiene con el PRCC toda una serie de relaciones. Esta idea de movilidad acompaña al concepto de sujeto. Sujeto psíquico es actividad de intercambios entre los sistemas de la organización del aparato psíquico, pero también, intercambio con el medio, con la cultura. Sujeto e historización Lacan traza diferencias entre sujeto y yo. El yo forma parte del orden imaginario, el sujeto es parte del orden simbólico. Aulagnier propone un modelo de aparato psíquico complejizado y otorga nuevas funciones al yo, entre las cuales destaca la de historización. La función del yo como constructor de una historia libidinal de la que extrae causas que le hacen parecer cohabitar el mundo exterior. Es una necesidad de su funcionamiento anclar una historia que sustituye un tiempo vivido y perdido. Winnicott destaca, con relación a la inmadurez adolescente, que lo único que la cura es el paso del tiempo. El yo requiere de inscribir y dar continuidad a su existencia a través del paso del tiempo. Ahí la subjetividad trabaja, inscribiendo tiempo e hilando entre pasado, genealogía y proyecto identificatorio. Sujeto es función psíquica, entidad no corpórea Según Freud, el yo deriva en última instancia de sensaciones corporales. Cabe considerarlo como la proyección psíquica de la superficie del cuerpo. Teniendo en cuenta que el desarrollo corporal es una transformación constante, le impone al psiquismo un trabajo. Hablar de cuerpo erógeno en psicoanálisis implica hablar de cuerpo erógeno, del yo y de su imagen. Entonces, la función del sujeto es trabajo de integración. Integración de: - Un trabajo de integración psicosomática. El crecimiento corporal impone al psiquismo una ligazón constante entre la proyección de la imagen del cuerpo, la propia mirada, las sensaciones corporales y la mirada del otro. - Un trabajo de integración en relación a la fantasía correlativa del crecimiento. Amor-odio por la destructividad implica crecer. - Un trabajo de integración del aparato en cuanto a la fantasía ICC. El cuerpo respeta una cronología y depende del medio para que esto se posibilite y estimule. La maduración neurológica y endocrinológica, de la motricidad, etc. requiere para su funcionamiento normal, años de maduración. Además requieren de intercambios e intervenciones parentales. Así cuerpo erógeno y psiquismo se van constituyendo entrelazados. Constitución del aparato psíquico: 1) Proceso originario, que pone en marcha la actividad psíquica en relación con las primeras inscripciones corporales (pictogramas). 2) Luego, el proceso primario con la constitución de lo ICC. Poco tiempo después se pone en funcionamiento el proceso secundario y la constitución del yo. 3) El estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a instalarse entre el 8vo mes y el 1er año de vida, y por lo cual se vuelve a pasar con las transformaciones de la pubertad.

4) El superyó con sus imperativos que son herencia del complejo de Edipo (3-4 años) hasta su sepultamiento (7-9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la exploración de un período homosexual, en adelante, ampliando diferencias genitales. 5) Las transformaciones del yo ideal en ideal del yo propias del adolescente. Subjetividad y adolescencia La adolescencia implica una crisis de identidad. Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear sentidos que enriquezcan al yo, en un juego de identificaciones-desidentificaciones. Cuando este juego es obstaculizado, vemos el alto precio pagado. El yo no es el sujeto, aunque se produce y anida en el yo Producir subjetividad es la acción de dar sentido, de significar y poner una marca de origen; dar un “sentido personal”. La subjetividad es materia psíquica viviente que se produce en el intercambio entre otros sistemas (intrapsíquico), por el intercambio con los otros (intersubjetivo) y por el intercambio con el medio (transubjetivo). El devenir yo es trabajo psíquico, es producción subjetiva. El yo se entiende en movimiento, en intercambio con el ello, el mundo exterior, con los otros, con la cultura.

GRASSI: METAMORFOSIS: EL HALLAZGO DE OBJETO Lo puberal, lo adolescente, antes del hallazgo de objeto Se produce en la pubertad “el hallazgo de objeto” en relación con las transformaciones de la pulsión. El hallazgo, la reunificación de las pulsiones parciales, su subordinación a la genitalidad y orientación hacia una nueva meta (la reproducción) no acaecen automáticamente por maduración del cuerpo. Las transformaciones de lo pregenital implican una exigencia de trabajo psíquico, y su resultado final es incierto. Se abren con la llegada de la pubertad, a posteriori de la latencia pero antes del hallazgo de objeto, años de turbulencias y “mas-turbaciones” que transcurren entre la sexualidad infantil y la conformación normal definitiva, entre el despertar genital y que la pulsión devenga altruista. Son los años que Grassi llama “de entretiempo de la sexuación”, donde se especifican los procesos y trabajos psíquicos de lo puberal-adolescente. Existen dos caminos para el hallazgo de objeto: el que se realiza por apuntalamiento en los modelos de la temprana infancia, y en segundo lugar el narcisista. Todo ser humano tiene abiertos ambos caminos ante sí, pudiendo elegir uno u otro. Grassi agrega un tercero: por alteridad del objeto, por su amenidad y extrañeza, extraño por lo que conlleve de no conocido. Freud dice respecto a esto: “La pulsión tenía un objeto por fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió sólo más tarde, justo en la época donde el niño pudo formarse la representación global de la persona a quien le pertenecía. Después la pulsión sexual pasa a ser regularmente autoerótica y solo luego de superado el periodo de latencia se reestablece la relación originaria. El hallazgo entonces de objeto, es en realidad, un reencuentro”. Hallazgo no es encuentro El término hallazgo implica la actividad que hace aparecer un objeto mediatizado por la creatividad del sujeto, por su captación de lo imprevisto. Hallazgo es descubrir con ingenio algo hasta entonces no conocido. Este objeto es un hallazgo de sujeto. La actividad espontánea creativa propia del sujeto no podría estar ausente, como tampoco la actividad intersubjetiva de mutuo intercambio con el mismo. Hallazgo y reencuentro El bebé se encuentra con un objeto exterior a sí, aunque él no experimente nada aún de la exterioridad. En los comienzos, esa amenidad está al servicio del bebé y de la ilusión de objeto propio. Se reduce, sin que se pierda, la exterioridad del objeto; y pictograma de fusión mediante, la pulsión pasa a ser regularmente autoerótica, el objeto tomará cuerpo en el niño. Una vez que alcanza la representación del objeto por fuera de la propia corporeidad, se

producirá la elección infantil de objeto. Esto requiere de actividad agresiva por parte del bebé, las cuales permiten diferenciar el yo de lo no-yo. Luego pasan los años y la pulsión (ahora genital) se dirige nuevamente hacia un objeto exterior. Cuerpo puberal Llegada la pubertad, una vez instalada la prohibición del incesto y los diques morales, al psiquismo le urgen trabajos específicos. El cuerpo puberal requiere de nuevas inscripciones y nuevos circuitos pulsionales. El objeto, para terminar de constituirse como tal (exterior) requiere de tiempos y espacios donde hacerlo. Le urge el hallazgo-creatividad-encuentro de objeto exterior a sí, que inscriba como acontecimiento que diferencie lo que está investido por el niño y la familia de lo que deviene nuevo y que está invistiendo como obra propia. Se reencontrarán en el objeto rasgos de aquellos bocetos de la infancia, pero hallazgo va a ser fundamentalmente una nueva inscripción, creatividad propia. El cuerpo requiere nuevas inscripciones con el objeto que es reinventado en la alteridad. Paradoja y cuerpo Los cambios corporales son posibilitados en la pubertad por nuevos fenómenos endocrinos. El sentimiento de extrañeza que siente el adolescente ante su nuevo cuerpo, lo lleva a tratarlo como un objeto externo, extraño. Trae resonancias en dirección de la auto destructividad y el masoquismo. El cuerpo ha sido señalado como el lugar donde dirigir mociones pulsionales con sentimientos de odio y agresividad, lo que libera a las representaciones psíquicas del objeto, los padres aún idealizados. Este trato paradojal del cuerpo trae procesos de identificacionesdesidentificaciones. Los cambios corporales toman importancia con relación al hallazgo de objeto porque las reestructuraciones objetales y narcisistas encuentran su origen en las capas más profundas del ICC inscriptas en la máxima proximidad de lo somático. Son los pictogramas. Por el trabajo de lo originario puberal, la pulsión busca el objeto (complementario) inscripto en el propio cuerpo erógeno. La elaboración psíquica de lo originario puberal transforma la búsqueda de objeto acoplado al cuerpo propio. Trabaja el autoerotismo produciendo la excorporación del objeto. El objeto parcial-complementario se reordena hacia el objeto exterior. Lo original puberal insiste en repetir los modelos vividos ya conocidos, investidos a lo largo de la historia de las identificaciones corporales, incestuosas familiares. Una condición para el hallazgo de objeto es la creación de la “especialidad exterior” al propio cuerpo, y “especialidad extrafamiliar”.

BLEICHMAR: LA DIFICL TAREA DE SER JOVEN. SOLOR PAÍS Toda sociedad crea significaciones específicas que estructuran las representaciones del mundo. Es inevitable que una sociedad inestable no pueda determinar el marco representacional en el cual se inserten las generaciones que acceden a la historia. La juventud, reducidos a la inmediatez de la búsqueda de trabajo o universidad cada vez más costosa, nada garantiza que el tiempo permita devenir de algo que avance: hay vacío. El proceso de desidentificación se acelera, y los sentimientos de pérdida de referentes abarca a todos los grupos. Y es allí donde se expresa la crisis de una cultura y la ausencia de un lugar para los jóvenes. Conocemos los dos grandes peligros que acechan al psiquismo en situaciones como la presente: la pérdida de investimientos ligadores al semejante, que dejan al sujeto sometido al vacío y lo sumen en la desesperanza, la desidentificación de sus propios ideales.

CÓRDOVA: DEL PICTOGRAMA AL PENTAGRAMA

El rock expresa poéticamente las vivencias adolescentes. El rock les otorga cierta consistencia identitaria, comienzan a crear sus propias manifestaciones artísticas colectivas. Lo puberal somete al sujeto adolescente al ardor, es el exceso de sensualidad que se derrama creando representaciones incestuosas que dan sustento a una intensa actividad autoerótica. Lo puberal genera el exceso de sensualidad que infiltra al adolescente, mientras que lo adolescente enternece ese plus. Lo puberal activa el Edipo genital, lo adolescente permite su elaboración. Lo puberal permanece cercano al yo ideal como anhelo narcisista de retorno; lo adolescente crea las condiciones para la primacía del ideal del yo, como proyecto identificatorio. Lo originario puberal en su expresión más tajante Durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, y en el varón, el ímpetu del miembro erecto remite imperiosamente a la nueva meta sexual: penetrar una cavidad del cuerpo que excite la zona genital. Al mismo tiempo, desde el lado psíquico, se consuma el hallazgo de objeto. Freud afirma que solo luego del periodo de latencia, se reestablece la relación originaria. El hallazgo de objeto por eso, es propiamente un reencuentro. Recordaremos que lo puberal es saturación sexual genital incestuosa. Pulsa por el retorno a la unidad narcisista originaria (puberal). Tanto el objeto como la pulsión deberían ser excorporizados. Es preciso que la figura parental no se presente seductora, porque en este caso dificultaría el desasimiento y la exploración de un afuera. Especialmente durante el entretiempo adolescente de la sexuación, una relación genital puede no ser más que una experiencia narcisista de goce autoerótico vivida por dos, muy limitada al encuentro y descarga de ambas zonasobjetos complementarios. El amor adolescente tendrá luego una función estructurante e integradora, esencial en la subjetivación del sí mismo y del otro como alteridad.

GRASSI: LA CREACIÓN DEL CUERPO ADOLESCENTE Con la pubertad se producen transformaciones, que serán tramitadas e integradas en el entretiempo de la sexuación. El encuentro de la psique con el nuevo cuerpo y la genitalidad produce un trabajo de inscripción. En cierto modo, el cuerpo infantil deviene parcialmente soma. Para adueñarse activamente de este cuerpo ahora genital, el adolescente deberá crearlo como tal, en un trabajo de apropiación subjetiva, propiciado por el encuentro intersubjetivo con el otro no familiar. El nacimiento del cuerpo en los albores de lo originario Al cuerpo psíquico-erógeno lo denominaremos corpsi. El cuerpo en sus inicios es un soma. Al soma del infante se lo designa con un nombre, se lo sueña, se lo dota de atributos imaginarios. Luego la madre va activando libidinalmente la superficie, sexualiza. En estos “albores de lo originario” el corpsi se va constituyendo en un doble encuentro: con el propio cuerpo y con los procesos psicosomáticos maternos. Las representaciones de lo originario se materializan por medio de pictogramas, que van a inscribir la zona con el objeto complementario, ambos fusionados, unidos. El cuerpo es inicialmente vivenciado por el infante como fragmentado. La representación narcisista unificada del cuerpo y del yo se construirá a partir de la identificación a la imagen especular del otro en el estadio del espejo. El diferimiento del orgasmo genital hasta la pubertad hace del cuerpo infantil un cuerpo expuesto a goces parciales y fragmentados. Sin embargo, la sexualidad se inicia (sexualización) describiendo singulares trazados erógenos. Se van configurando así la superficie y límites del cuerpo erógeno. La creación adolescente del cuerpo genital Con la llegada de la pubertad, el cuerpo infantil se transforma en un territorio invadido y gobernado por la sexualidad genital. El resultado de esta mutación es un cuerpo-soma, de bordes cambiantes. En este proceso crítico existe el riesgo de ruptura del sentimiento de continuidad existencial al yo. El espejo permitirá una nueva asunción

del yo en el orden imaginario de las transformaciones operadas en el cuerpo. Llegada la pubertad, el grupo familiar debe ceder su supremacía y dar lugar a la creación de otros grupos y otros espejos. La función del espejo generacional va configurando una imagen reunificada del cuerpo por medio de contactos corporales, miradas, gestos. Estos encuentros significantes con los otros tienen también la función de posibilitar el trazado de un circuito pulsional intersubjetivo, cuyo recorrido excede el propio cuerpo y el familiar. Este circuito va a facilitar la operación de desinvertir genitalmente el cuerpo incestuoso parental. El cuerpo propio genital, se irá creando en la adolescencia, mediante las inscripciones e identificaciones resultantes de los encuentros con el otro cuerpo (el nuevo) y con el cuerpo genital de los otros (en su dimensión erótica). Hay muchas estrategias para construir la identidad adolescente en la grupalidad y que finalmente conducen a la asunción imaginaria y simbólica del nuevo cuerpo genital. Lenguajes y escrituras del cuerpo Durante el entretiempo de sexuación, en el que se pone en juego la creación-apropiación del cuerpo, se expresa de diversos modos: 1) Conversiones - Transformaciones corporales propias de la adolescencia. - Proceso de histerización, que crea síntomas conversivos transitorios, escenas de seducción ofrecidas a la mirada del otro. 2) Somatizaciones - El soma es un espacio no inscripto y por lo tanto, no representado por el psiquismo. - El cuerpo es sede de trastornos corporales transitorios, sensaciones dolorosas, temores hipocondríacos, etc. - Desencadenamiento de graves trastornos corporales que dan cuenta de un proceso patológico. Creación del cuerpo propio, alteraciones y alteridad Experimentar la alteridad no siempre es posible y tolerable, porque en ciertos adolescentes no se ha constituido adecuadamente tal categoría y los cambios del cuerpo genital no llegan a ser metabolizados. En consecuencia, el yo no los incorpora. Cuando fracasan se producen importantes alteraciones, el cuerpo genital o sectores del mismo son rechazados y mudan a la condición de cuerpo extraño. La estrategia del sujeto adolescente frente a esas perturbaciones se verificará en intentos de atacar, suprimir o controlar el cuerpo mediante ciertas mutilaciones, accidentes, ingesta de tóxicos. La construcción de la categoría subjetiva y ética de la alteridad es una adquisición compleja que implica poder sostener la condición de sujeto deseante ante otro sujeto deseante, sin que este encuentro suponga destrucción. Convivir como otro y con el otro equivale a convivir con el “propio cuerpo” como alteridad y convivir con la alteridad de los “otros cuerpos”.

DUEK: SALUD Y TRANSICIONALIDAD Sobre la salud Winnicott dice que el individuo sano es aquel que se encuentra en el momento adecuado de su desarrollo madurativo acorde a lo que se espera de su edad. La salud consiste en la capacidad del individuo que en un medio moderadamente adecuado y estable, puede desarrollar un estilo personal de vivir. Salud es el psiquismo abierto a las transformaciones internas, en interacción con el ambiente.

El individuo sano es capaz de desplegar sus potencialidades, apto de sentir la continuidad de su sentimiento de si, alcanzar la madurez y la autonomía. La tendencia a la maduración forma parte de lo heredado, pero solo es desplegada gracias al medio suficientemente bueno. Se relaciona la madurez con el gradual pasaje desde la dependencia absoluta hacia el logro de la dependencia relativa y el establecimiento gradual de la independencia. La inmadurez corresponde al estadio de la pubertad y adolescencia saludables. Las invariables de la salud están ligadas a ciertas claves: - La INTEGRACIÓN, la experiencia emocional inicial se presenta fragmentada. La integración se produce por los cuidados infantiles que tienden a reunir a la persona como un todo. - La PERSONALIZACIÓN, significa que la persona de uno se encuentra en el propio cuerpo. - La APRECIACIÓN DEL TIEMPO Y EL ESPACIO, junto con las dos primeras tendrá como resultado la organización del yo; el yo va a ser resultado de experiencias subjetivas del niño en relación al medio, encarnado en primer momento por la madre. El trauma, significa una ruptura en la continuidad de la existencia del individuo, y representa la falla materna. Cuando el bebé es recién nacido no es capaz de adaptarse, la continuidad debe ser dada por el medio ambiente perfecto. El periodo que va de la pubertad a la adolescencia envuelve una fuerte amenaza para el sentimiento de personalización y conlleva la puesta a prueba de la capacidad para sostener la continuidad del yo. Para Winnicott un individuo sano logra identificarse con la sociedad sin que haya una pérdida demasiado grande de sus pulsiones individuales. La salud se refiere a vida interior y exterior integradas; el proceso patológico implica la falsa madurez. En tanto se logra la integración, se organiza el yo (self) y se comienzan a registrar experiencias no-yo. El pasaje del principio de placer al principio de realidad es un factor decisivo para la adquisición de la salud. Queda precisado como el pasaje de la relación de objeto al uso del objeto. Este logro implica una fase intermedia en la cual el niño intenta destruir el objeto. Este intento va a ubicar al mismo objeto fuera de sí y va a adquirir entonces, el valor de uso. La transicionalidad El estado primitivo es anobjetal; muy progresivamente se establece la relación de objeto, con el “objeto subjetivo”. Tal instalación, se da en el periodo de dependencia absoluta con el ambiente facilitador. Ser uno incluye a la madre. En la salud hay un “fenómeno de ilusión”, un momento donde el bebé crea el objeto a medida de la satisfacción de su necesidad. Pero ese objeto debe ser presentado (objeto subjetivo). Es decir, el objeto paradójicamente estaba ahí por la creatividad del niño. Una madre suficientemente buena está dispuesta a recibir la excitación de su hijo. El niño acude al pecho cuando está excitado, cuando está dispuesto a alucinar algo que puede ser atacado. Cuando cesa la satisfacción de la necesidad, cesa la existencia del objeto: el objeto subjetivo es inestable. La madre-objeto y la madre-ambiente proveedora aporta la adaptación del objeto a la necesidad. Esta experiencia solo tiene lugar en el periodo de dependencia absoluta. Ella provee al bebe la capacidad de la ilusión de que el pecho es suyo. La fantasía primaria va a ceder ante la adquisición de la realidad del objeto y las experiencias noyo. En el pasaje del objeto subjetivo al objeto objetivo, la exterioridad y la interioridad se organizan y comienza a haber un territorio que es yo y otro que es no-yo. El niño comienza a soportar la desilusión gracias a que la madre comienza a fallar y se abre, es una zona de fenómenos transicionales. Los fenómenos transicionales, por ejemplo, la experiencia de chuparse el pulgar, sostener y chupar la sábana, hacer sonidos con la boca. Estas experiencias se enlazan con pensamientos o fantasías y a partir de ellas adquiere

gran importancia un objeto. Un objeto amado y atacado, que no debe cambiar, que parece tener vida propia; luego con el tiempo es olvidado y va perdiendo significado. Es la primera posesión del niño, es el objeto transicional. La apertura de la zona transicional implica la pérdida de la omnipotencia. La existencia del objeto transicional le permite tolerar mejor la desilusión. Nadie está libre de la tensión que ocasiona relacionar la realidad interior con la exterior. El alivio lo va a aportar una zona intermedia de experiencias (arte, religión, juegos). El trabajo del hallazgo-construcción del objeto en la adolescencia requiere de tal capacidad de juego. Habitar esta transicionalidad posibilita habitar psíquicamente el cuerpo que cambia. El sujeto puede metabolizar lo desconocido del propio yo. El desasimiento de los padres se encontrará con el apuntalamiento en la adquisición del objeto transicional, que colaborará para crear el relevo de la función materna y paterna.

SOLER: EL OTRO PORVENIR Antes de nacer, el grupo familiar imagina y simboliza al bebé. El bebé es el soporte narcisista del grupo; y la función de la familia es dar un lugar al nuevo integrante filiándolo a la cadena generacional, proyectándole ideales y valores, etc. Si el espacio intersubjetivo está regido por la violencia secundaria, el niño es candidato a ser tomado como objeto de proyección de los otros. La subjetividad que vendrá, quedaría reducida a repetir un cuadro ya pincelado por las generaciones anteriores. Por el contrario si la violencia primaria es la que rige el contrato, además de ser objeto de proyecciones de figuras ya pintadas; el grupo va a transmitir también la potencialidad vinculante inherente a todo vínculo. El espacio intersubjetivo entre un hijo y quienes sostienen las funciones parentales puede advenir relación de objeto o vínculo. El primero ocupa un lugar de objeto de proyecciones de los otros; mientras que el vínculo deviene cuando aún cumpliendo el grupo con la función de transmisión, aloja a la subjetividad naciente como un sistema abierto. Al portar el grupo la función de la potencialidad vinculante, también transmite algo de la esencialidad del sujeto: su falta. La transmisión de la potencialidad vinculante conlleva la transmisión esencial de la falta inherente a todo sujeto, que habilita el movimiento deseante de búsqueda y construcción. Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene que realizar muchos trabajos psíquicos durante la infancia y la adolescencia, para construir y conquistar las categorías de vínculo y de alteridad. Que un sujeto construya la categoría de alteridad implica que pueda considerar al otro en su diferencia: con un cuerpo separado y deseo diferente. Implica asumir la diferencia del otro y la propia. La primer experiencia que tiene el infante del otro se juega en un registro pictogramático, de sensaciones corporales. En la continuidad del vínculo de apego es imprescindible que se ponga en juego la diferencia, la ausencia. Esto posibilita la creación de la fantasía y el deseo. Allí reside el primer registro de la alteridad, al modo de una diferencia sensorial. Lo extraño La constitución de la categoría del extraño implicaría una primera simbolización de la diferencia, de la alteridad del sujeto. Se conceptualizan 3 momentos: 1) El primer tiempo del proceso de reconocimiento de uno mismo es el de no tener rostro. La falta implica todo el vacío de constitución.

2) El segundo tiempo es el de tener el rostro de la madre. Este momento está fundado en inclusiones recíprocas. El sujeto es lo que percibe. No hay distancia ni diferencia entre el sujeto y el otro (la madre). 3) El tercer tiempo se define por la percepción del rostro del otro como otro. Ya se percibe y registra la diferencia. Esto inaugura la posibilidad de ser diferente de la madre. Estadío del espejo Cuando el sujeto llega a reconocerse en la imagen especular, ya porta con la experiencia de la teoría del rostro, con la constitución de la categoría de lo extraño. Esta imagen no crea la alteridad, sino que confirma al sujeto en su alteridad primordial. A través de ésta vuelve a convertirse en el otro que fue antes y que nunca dejó de ser. La alteridad del propio cuerpo en el entretiempo puberal-adolescente El cuerpo erógeno de la infancia empieza a constituirse desde el deseo de los padres, de los otros. El trabajo puberal-adolescente desordena lo infantil y da lugar a lo nuevo. El cuerpo sexuado interrumpe como algo extraño. El adolescente podrá investir su cuerpo, tatuarlo, pintarlo y vivenciarlo con placer. Podrá contar con el grupo de pares como soporte de la función del espejo: otros en quienes reconocerse e identificarse. Cuando en la subjetividad predominan procesos de metamorfosis, se vivencia como la emergencia de algo monstruoso. Esto daría cuenta de un fracaso en la constitución de la categoría de lo extraño. Cuando predominan los procesos de transformación, los cambios se vivencian con inquietud y extrañeza, pero sin perder la mismidad del sujeto. La iniciación sexual en la adolescencia marca un antes y un después en la subjetividad. Con el otro se escribe el cuerpo genital, donde la vivencia de satisfacción se transforma en vivencia del orgasmo, y se escribe la alteridad del otro. Esto requiere una conquista y un pasaje donde los encuentros con el otro dejan de ser relaciones de objeto y devienen vínculo. En un proceso saludable se construye la categoría de cuerpo sexuado vincular cuando el encuentro intersubjetivo con el otro deviene vínculo, y esto sólo es posible si ambas subjetividades inscriben algo de la falta que los define como sujetos.