Regla de Oro de La Moral

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS ASIGNATURA: “Educación Moral” PROFESOR: Julio Tapia LA REGLA DE ORO DE LA MORAL Los seres human

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UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS ASIGNATURA: “Educación Moral” PROFESOR: Julio Tapia

LA REGLA DE ORO DE LA MORAL Los seres humanos nos movemos en un mundo moral. El mundo esta también compuesto por otros seres: la tierra, el agua, las plantas, los animales, etc. Los hombres tenemos, en nuestra categoría de seres morales, deberes y derechos con respecto a todos estos otros seres. En nuestra época se han enfatizado especialmente los deberes de las personas con respecto al medio ambiente en el cual viven y a toda la diversidad biológica. Pero las morales siempre han privilegiado los deberes hacia los otros seres humanos. Es el otro, el prójimo, como es llamado en el cristianismo, el que pone en evidencia nuestra condición moral. No siempre las distintas culturas han considerado al otro como un igual con los mismos deberes y derechos y acreedores a un trato considerado e igualitario. Pensemos en los esclavos que construyeron las pirámides egipcias y en civilizaciones que, a pesar de que nos parecen tan sofisticadas en sus costumbres e ideas, como la griega o la romana, tuvieron esclavos que no tenían ninguno de los derechos de los ciudadanos. Aun dentro de nuestra civilización cristiana surgió la duda en los tiempos de la conquista de América si los indios tenían o no alma, y la esclavitud de los negros africanos fue aceptada por esta civlización. Sin embargo, ya desde bastante antiguo se planteó, primero en la religión judía y luego en la cristiana, esta regla de oro de la moral que debía regir el trato entre los seres humanos. Diversas formulaciones de la Regla de Oro -

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levitico, 19,18): “Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto” (Deuteronomio, 10, 19). “No hagas a otros lo que no quisieras que ellos te hicieran a ti” (Hillel) “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos, porque ésta es la Ley y los Profetas (Mateo 7, 12). “Amarás a tu prójimocomo a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor” (Marcos, 12, 31). “Tratad a los hombres como queréis que ellos os traten” (Lucas 6, 31)

En la tradición hindú encontramos esta historia: “Preguntó un gurú a sus discípulos si sabrían decir cuándo acababa la noche y comenzaba el día. -

Cuando vez a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo – dijo uno. No – dijo el gurú. Cuando vez un árbol a distancia y puedes distinguir si es un mango o un anacardo – dijo otro. Tampoco – dijo el gurú. Está bien – dijeron los discípulos – Dinos cuándo es. Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tun hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche”.

Y en la tradición musulmana:

“Había un viejo sufí que se ganaba la vida vendiendo toda clase de baratijas. Parecía como si el hombre no tuviera entendimiento, porque muchas veces le pagaban con monedas falsa que él recibía sin protestar; y otras veces afirmaban haberle pagado, cuando en realidad no lo habían hecho, y él aceptaba su palabra. Cuando le llegó la hora de morir, alzó los ojos al cielo y dijo: “Oh, Alá! He aceptado de la gente muchas monedas falsas, pero ni una sola vez he juzgado a ninguna de esas personas en mi corazón, sino que daba por supuesto que no sabían lo que hacían. Yo también soy una falsa moneda. No me juzgues, por favor”. Y se oyó una voz que decía: “¿Cómo es posible juzgar a alguien que no ha juzgado a los demás?”. Como vemos esta Regla de Oro se plantea en el orden de la acción: no da justificaciones teóricas por las cuales el hombre debiera cumplirla. Las justificaciones son prácticas: el haber sido forastero; el deseo de una conducta de los otros hacia la propia persona; el poder reconocerse como hermanos; no juzgar a otros si no quieres ser juzgado. Se ve en estas formulaciones una regla para facilitar la convivencia humana, una preocupación por nuestra acción hacia el otro, apoyada en mandatos religiosos: el de la Ley y los Profetas, el de la concepción hinduista o el de la tradición musulmana. Es una regla moral que trasciende diversas culturas, pero todavía no está en el plano de la ética, pues no está justificada en un principio más allá, aunque implicitamente pueda tenerlo. Conclusión: Las acciones buenas o malas de los hombres afectan y se dirigen, especialmente, a los otros seres humanos, por lo cual las morales enfatizan estos deberes con determinados preceptos: Regla de Oro de la Moral, la que podemos resumir en: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”; el concepto de reconocer en el otro a un hermano, en la espiritualidad hinduista y abstenerse de juzgar a los demás, en la doctrina sufí. Bibliografía: “Manual de Filosofía”, Luz María Edwards, Adriana Figueroa, Ed. Andrés Bello, 4° Edición 2011. Actividades:   

Comentar en pares, casos – personales, de gobiernos o leyes – en que se esté transgrediendo esta Regla de Oro. Comparar las visiones del hinduismo y del islam con la Regla de Oro en nuestra tradición cristiano occidental. Formular, por escrito una justificación teórica de la Regla de Oro de la Moral. Esta trabajo consiste en buscar una justificación ética(filosófica) y no religiosa. Es decir debe basarse en la razón y no en la fe.