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MURCIA 2006 MADRID 2006 1.- Resumen del contenido y estructura de cada uno de los textos. 2.- Comentario y análisis de

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MURCIA 2006

MADRID 2006 1.- Resumen del contenido y estructura de cada uno de los textos. 2.- Comentario y análisis de carácter general de cada uno de los textos haciendo referencia a los diferentes niveles del texto (pragmático, semántico, morfosintáctico o fonológico) en función de su relevancia para el significado general del mismo. 3.- Valoración crítica de cada uno de los textos. (La negrita también es real, con sus variantes entre un subrayado y otro y me imagino que está para que quede claro que es de cada uno de los textos) TEXTO I La mocedad del año, la ambiciosa vergüenza del jardín, el encarnado oloroso rubí, Tiro abreviado, también del año presunción hermosa; la ostentación lozana de la rosa, deidad del campo, estrella del cercado; el almendro, en su propia flor nevado, que anticiparse a los calores osa, reprehensiones son, ¡oh Flora!, mudas de la hermosura y la soberbia humana, que a las leyes de flor está sujeta. Tu edad se pasará mientras lo dudas; de ayer te habrás de arrepentir mañana, y tarde y con dolor serás discreta. (Quevedo) TEXTO II Desde el suelo veía la otra orilla, los páramos del fondo y los barrancos ennegrecidos, donde la sombra crecía y avanzaba invadiendo las tierras, ascendiendo las lomas, matorral a matorral, hasta adensarme por completo; parda, esquiva y felina oscuridad, que las sumía en acecho de alimañas. Se recelaba un sigilo de zarpas, de garras y de dientes escondidos, una noche olfativa, voraz y sanguinaria, sobre el pavor de indefensos encames maternales; campo negro, donde el ojo de cíclope del tren brillaba como el ojo de una fiera. –Bueno, cuéntame algo.

Aún había muchos grupos de gente en la arboleda; se oía en lo oscuro la musiquilla de una armónica. Era una marcha lo que estaba tocando, una marcha alemana, de cuando los nazis. –Anda, cuéntame algo. Tito. –Que te cuente, ¿el qué? –Hombre, algo, lo que se te ocurra, mentiras, da igual. Algo que sea interesante. –¿Interesante? Yo no sé contar nada, qué ocurrencia. ¿De qué tipo? ¿Qué es lo interesante para ti, vamos a ver? –Tipo aventuras, por ejemplo, tipo amor. –¡Huy, amor! –sonreía, sacudiendo los dedos–, ¡No has dicho nada! ¿Y de qué amor? Hay muchos amores distintos. –De los que tú quieras. Con que sea emocionante. –Pero si no sé relatar cosas románticas, mujer, ¿de dónde quieres que lo saque? Eso, mira, te compras una novela. –¡Bueno! Hasta aquí estoy ya de novelas, hijo mío. Ya está bien de novelas, ¡bastantes me tengo leídas! Además es (sic) ahora, ¿qué tiene que ver?, que me contaras tú algún suceso llamativo, aquí, en este rato. Tito estaba sentado, con la espala contra el tronco; miró al suelo, hacia el bulto de Lucita, tumbada a su izquierda; apenas le entreveía lo blanco de los hombros, sobre la lana negra del bañador, y los brazos unidos por detrás de la nuca. –¿Y quieres que yo sepa contarte lo que no viene en las novelas? –le dijo–. ¿Qué me vas a pedir?, ¿ahora voy a tener más fantasía que los que las redactan? ¡Entonces no estaba yo despachando en un comercio, vaya chiste! –Por hacerte hablar, ¿qué más da?, no cuentes nada. Pues todas traen lo mismo, si vas a ver, tampoco se estrujan los sesos, unas veces te la ponen a Ella rubia y a Él moreno, y otras sale Ella de morena y Él de rubio; no tienen casi más variación. (Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama) TEXTO III Los matrimonios entre las palabras son más sólidos que los del Hollywood actual. Echas un vistazo al periódico y ahí están, envejeciendo juntos, términos como uranio enriquecido, despliegue militar, memoria frágil, asignatura pendiente, banda armada, seguridad privada, gas natural, guardia civil, páginas amarillas, realidad nacional, inyección moral, consejero delegado, comunicado oficial, inflación anual... Inflación, por cierto, es bígama, pues se la ve mucho también con subyacente. No es el único

caso, pero sí uno de los más activos: hay días en los que aparece copulando con anual en la primera página y con subyacente en la segunda, es que no para. En cualquier caso, sería muy de agradecer que todos estos matrimonios hicieran un intercambio de parejas para alumbrar uniones más estimulantes: militar frágil, guardia amarillo, uranio moral, memoria enriquecida, seguridad civil... Aunque no todos los matrimonios entre palabras son tan convencionales. Ayer encontré un trío: "Proyecto Gran Simio". Estos enlaces de tres palabras, sin ayuda de preposición o artículo que les ayude a articularse, constituyen rarezas muy interesantes. Proyecto Gran Simio. Sorprende la naturalidad con la que se pronuncia, la sencillez con la que sale de la boca, lo que quiere decir que los tres vocablos se llevan bien. Tal vez no se trate de un trío sexual, sino de una familia. Posiblemente, proyecto sea hijo de simio, que es a su vez cónyuge de gran. Ello explicaría la ausencia de conflicto. He aquí, en cualquier caso, un ejemplo de convivencia verbal del que, con la que está cayendo, deberíamos tomar nota. Pero no es la única rareza con la que he tropezado esta semana. Así, entre los matrimonios convencionales, de sólo dos palabras, descubrí uno completamente nuevo, al menos para mí. Se trata de "inteligencia seductora". Di con él en la contraportada de La Vanguardia. Inteligencia venía metiéndose en la cama hasta ahora con voces tales como diabólica, emocional, aguda, incluso con militar, pese a la incompatibilidad aparente, pero jamás con seductora. Me gusta este nuevo maridaje, inteligencia seductora. Lo que hace falta es que pase de la gramática a la realidad. Y que sea para bien. (Juan José Millás, “Matrimonios”, EL PAÍS, 2006-V-05)

EXAMEN OPOSICIÓN CUERPO PROFESORES DE ENSEÑANZA SECUNDARIA LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA GALICIA, 2003. Prueba específica: COMENTARIO DE TEXTO. 1.- Realice el siguiente comentario lingüístico: - Qué remedio – gruñó el taxista, santiguándose. Lanzó un escupitajo hacia el algarrobo-. Si me hubieran dicho para qué iba a servir el Ford, no me lo compraba ni de a vainas. Usted y el Teniente abusan porque me creen muy manso. Don Jerónimo era el único taxista de Talara. Su viejo carromato, negro y grande como una carroza funeraria, podía incluso pasar cuantas veces quisiera la reja que separaba al pueblo de la zona reservada donde estaban las oficinas y las casas de los gringos de la International Petroleum Company. El Teniente Silva y Lituma utilizaban el taxi cada vez que debían hacer un desplazamiento demasiado largo para los caballos y la bicicleta, únicos medios de transporte del Puesto de la Guardia Civil. El taxista gruñía y protestaba cada vez que lo llamaban, diciendo que lo hacían perder plata, a pesar de que en estos casos el Teniente le pagaba la gasolina. - Espere, Don Jerónimo, ahora me acuerdo – dijo Lituma, cuando ya iban a coger al muerto-. No podemos tocarlo hasta que venga el Juez y haga el reconocimiento. - Esa vaina quiere decir que voy a tener que hacer el viajecito otra vez –carraspeó el viejo-. Le advierto que el Juez me paga la carrera o se busca otro cacaseno. Y, casi en el acto, se dio un golpecito en la frente. Abriendo mucho los ojos, acercó la cara al cadáver. - ¡Pero si a éste lo conozco! – exclamó. - ¿Quién es? - Uno de esos avioneros que trajeron a la Base Aérea con la última leva- se animó la expresión del viejo-. Él es. El piuranito que cantaba boleros. - ¿Cantaba boleros? Entonces, tiene que ser el que te dije, primo –aseguró el Mono. - Es –asintió Lituma -. Lo averiguamos y es. Palomino Molero, de Castilla. Sólo que eso no resuelve el misterio de quién lo mató. Estaban en el barcito de la Chunga, en las vecindades del Estadio, donde debía haber un match de box porque hasta ellos llegaban, clarito, los gritos de los hinchas. El guardia había venido a Piura aprovechando su día franco; un camionero de la International lo había traído en la mañana y lo regresaría a Talara a medianoche. Siempre que venía a Piura, mataba el tiempo con sus primos León –José y el Mono- y con Josefino, un amigo del barrio de la Gallinacera.

ANDALUCÍA 2014 1.Un fragmento de artículo de opinión de Juan Goytisolo “La fuerza del hambre¨ en el que había que analizar nivel fonético, nivel morfológico, nivel sintáctico y nivel semántico. Las víctimas del bochornoso espectáculo que contemplamos a diario en el perímetro aislante (¡oh, cuán higiénico!) de Ceuta y Melilla ignoran las leyes inicuas que rigen el mundo desde la caída de los regímenes seudocomunistas y del desmantelamiento paulatino del modelo socialdemócrata del Estado providencia: la desregulación caótica de los mercados financieros del casino global y el desequilibrio comercial que favorece a los países de tecnología avanzada a expensas de los que no pueden exportar más que materias primas y mano de obra barata. Huyen de la miseria, de los tiranuelos heredados del antiguo poder colonial, de las guerras étnicas o tribales con su secuela de matanzas y éxodos. Han atravesado miles de kilómetros a través del desierto, sufrido el abuso de las mafias, soportado el rigor y las trampas del clima en una huida adelante de meses o años en busca de un refugio para afrontar al fin el último obstáculo: una doble verja de seis metros de altura con alambres de espino y cuchillas “no agresivas sino disuasorias” en palabras de nuestro ministro del Interior. Agrupados a las puertas del soñado El Dorado europeo aguardan la ocasión favorable para trepar por las alambradas sin otra arma que su tenaz instinto de vida. (…) La indignación me sobrecoge: es la de la impotencia ante estas imágenes reiteradas que abruman la conciencia de un ciudadano recluido entre papeles y libros. Hace 20 o 30 años podía acudir a testimoniar de los dramas que me acuciaban en Sarajevo, Palestina, Chechenia o Argelia. Ahora la vejez me lo impide y contemplo lo que discurre en la pantalla con un amargo reproche al mundo y a mí mismo. Los candidatos a inmigrantes subsaharianos desfilan ante mis ojos revestidos de una agreste belleza moral. ¿Puede una persona ser ilegal, me pregunto, por nacer donde ha nacido? Los que trabajan clandestinamente en España lo hacen en condiciones de precariedad porque hay empresas que se valen de su desamparo para enriquecerse al margen de la legalidad. La próspera economía sumergida vive de esa vulnerabilidad. La naturaleza tiene horror al vacío y el trabajo que rehúsan los ciudadanos de Schengen será ocupado por quienes arriesgan su vida para subsistir y ayudar a sus familias. Al acecho del gran salto en los bosques vecinos de la verja o aupados en ella encarnan el derecho elemental a la vida, el pan y la libertad. ¿Qué puede a escritura frente al hambre? Los rostros de los subsaharianos (hay también en los promiscuos centros de acogida mujeres con niños) me interpelan con fuerza muda. Y una vez más, en mi desaliento, recurro como en otros momentos de mi vida a las palabras

de Antonin Artaud: “Lo más urgente no me parece tanto defender una cultura cuya existencia no ha salvado nunca al hombre de su aspiración a una vida mejor y del apremio del hambre, como extraer de la llamada cultura unas ideas cuya fuerza sea idéntica a la del hambre”.

2. Un soneto de Góngora que había que relacionar con la época en la que se escribió. Ilustre y hermosísima María, Mientras se dejan ver a cualquier hora En tus mejillas la rosada aurora, Febo en tus ojos, y en tu frente el día, Y mientras con gentil descortesía Mueve el viento la hebra voladora Que la Arabia en sus venas atesora Y el rico Tajo en sus arenas cría; Antes que de la edad Febo eclipsado, Y el claro día vuelto en noche obscura, Huya la aurora del mortal nublado; Antes que lo que hoy es rubio tesoro Venza a la blanca nieve su blancura, Goza, goza el color, la luz, el oro. 3. Un fragmento de La Regenta en el que había que realizar un análisis sintáctico de una oración destacada en negrita, además de explicar las relaciones sintácticas más importantes. “El Magistral estaba pensando que el cristal helado que oprimía su frente parecía un cuchillo que le iba cercenando los sesos; y pensaba además que su madre al meterle por la cabeza una sotana le había hecho tan desgraciado, tan miserable, que él era en el mundo lo único digno de lástima. La idea vulgar, falsa y grosera de comparar al clérigo con el eunuco se le fue metiendo también por el cerebro con la humedad del cristal helado. « Sí, él era como un eunuco1 enamorado, un objeto digno de risa, una cosa repugnante de puro ridícula… Su mujer, la Regenta, que era su mujer, su legítima mujer, no ante Dios, no ante los hombres, ante ellos dos, ante él sobre todo, ante su amor, ante su voluntad de hierro, ante todas las ternuras de su alma, la Regenta, su hermana del alma, su mujer, su esposa, su humilde esposa… le había

engañado, le había deshonrado, como otra mujer cualquiera; y él, que tenía sed de sangre, ansias de apretar el cuello al infame, de ahogarle entre sus brazos, seguro de poder hacerlo, seguro de vencerle, de pisarle, de patearle, de reducirle a cachos, a polvo, a viento; él, atado por los pies con un trapo ignominioso, como un presidiario, como una cabra, como un rocín libre en los prados, él, misérrimo cura, ludibrio2 de hombre disfrazado de anafrodita3, él tenía que callar, morderse la lengua, las manos, el alma, todo lo suyo, nada del otro, nada del infame, del cobarde que le escupía en la cara porque él tenía las manos atadas… ¿Quién le tenía sujeto? El mundo entero… Veinte siglos de religión, millones de espíritus ciegos, perezosos, que no veían el absurdo porque no les dolía a ellos, que llamaban grandeza, abnegación, virtud a lo que era suplicio injusto, bárbaro, necio, y sobre todo cruel… cruel… Cientos de papas, docenas de concilios, miles de pueblos, millones de piedras de catedrales y cruces y conventos… toda la historia, toda la civilización, un mundo de plomo, yacían sobre él, sobre sus brazos, sobre sus piernas, eran sus grilletes… Ana, que le había consagrado el alma, una fidelidad de un amor sobrehumano, le engañaba como a un marido idiota, carnal y grosero… ¡Le dejaba para entregarse a un miserable lechuguino, a un fatuo, a un elegante de similor, a un hombre de yeso… a una estatua hueca…! Y ni siquiera lástima le podía tener el mundo, ni su madre que creía adorarle, podía darle consuelo, el consuelo de sus brazos y sus lágrimas… Si él se estuviera muriendo, su madre estaría a sus pies mesándose el cabello, llorando desesperada; y para aquello, que era mucho peor que morirse, mucho peor que condenarse… su madre no tenía llanto, abrazos, desesperación, ni miradas siquiera… El no podía hablar, ella no podía adivinar, no debía… No había más que un deber supremo, el disimulo; silencio… ¡ni una queja, ni un movimiento! Quería correr, buscar a los traidores, matarlos… ¿sí?, pues silencio… ni una mano había que mover, ni un pie fuera de casa… Dentro de un rato sí, ¡a coro, a coro! ¡Tal vez a decir misa… a recibir a Dios! » El Provisor sintió una carcajada de Lucifer dentro del cuerpo; sí, el diablo se le había reído en las entrañas… ¡y aquella risa profunda, que tenía raíces en el vientre, en el pecho, le sofocaba… y le asfixiaba…!

4. Y un fragmento que mostraba una variante histórica del castellano para analizar desde el punto de vista fonológico, que al parecer corresponde con la Gramática de Elio Antonio de Nebrija. Me escribe una opositora de opolengua.com y me dice que está contenta con la preparación recibida. Cito textualmente: “La parte práctica me ha creado pocas dudas, los enunciados de los ejercicios y la extensión de los textos era similar a los que hemos practicados durante todo el año y en seguida me he puesto a esquematizar en

sucio y en mi cabeza para elegir los más adecuados. Por el contrario, algunos de los opositores de mi tribunal se encontraban perdidos al abrir el cuadernillo de textos, incluso uno de ellos ha alzado la mano para preguntar dónde estaban las preguntas y qué había que hacer en cada texto.”