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• Jordan Espinoza

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¿QUIEN SOY? No es fácil poner en blanco y negro quién soy, tal vez estoy más acostumbrado a sentir quién soy que a decir quién soy. Sería muchísimo más práctico y fácil si empezara por dar mi nombre. Tal vez a algunos les diga algo y a otros nada, pero al final de las cuentas, sigo siendo quien soy y mi nombre es parte de mí y me identifica en muchos sentidos. Afortunadamente, somos, y soy el resultado de muchas experiencias vividas, de valores recibidos en casa o adquiridos a lo largo de la vida, a punta de caricias o de golpes, pero aprendidos y no olvidados. Soy una mezcla o ecuación, como lo quieran ver, pero todo en mí funciona tan bien como dentro de una copa de vino; soy armonía, soy color, soy aromas y evocaciones, soy complejidad y estilo, soy romanticismo y realidad… no muy diferente del resto de los humanos, o sí?. Pienso que en este corto ensayo no se trata de hacer un resumen de todos los estudios hechos, para eso está el currículum vitae. Mis sentimientos y mi pasado se han mezclado de tal forma que me he convertido en un hombre sonriente y optimista, que no le da espacio en su vida a la desesperanza ni a la cobardía; que sufre y que goza con cada día que pasa, pero que no se rinde. Hace ya unos cuantos años alguien me preguntó por qué la mayor parte del tiempo estoy sonriendo o riendo, yo no tengo más explicación que la que lo hago por salud, en serio, a mí, la risa me da salud y me permite acercarme a muchas almas que quiero tocar. La vida es eso en resumidas cuentas: tener la oportunidad de tocar almas y dejar en ellas algo que pueda curar cicatrices o proporcionar bonitos recuerdos. Demostrar que la vida es algo más que nacer, crecer, reproducirse y morir; que podemos igualmente hacer esas cuatro cosas pero sabiendo que tenemos más misiones en la vida que esas cuatro; que podemos cada día aprender más, tocar las vidas de los demás dejando gratos recuerdos, de manera que cuando te evoquen, cuando te recuerden, en sus rostros se esboce una sonrisa de gratitud. Que el día que se llegue tu muerte física haya muchos recuerdos bonitos y muchas sonrisas recordándote, que tu vida haya sido un ejemplo y que tu alma estuvo tan cerca a tantas otras almas que tu luz seguirá brillando. Tocar almas, cicatrizar heridas y liberar espíritus es lo que busco a diario en mi vida, y para ello me he preparado y me sigo preparando; unas veces consciente de lo que estaba aprendiendo, otras sin darme cuenta, pero hoy en día miro mi pasado y veo que cada cosa que he hecho, cada libro que pasó por mis manos, cada aprendizaje cursado, y que cada conocimiento adquirido no ha sido en vano, ni únicamente por mejorar mis ingresos. Cada uno de ellos ha entrado en mí proporcionándome grandeza en mi alma, liberando mi espíritu y llenándome de herramientas para comunicar esto mismo a quienes me rodean. Me gusta sentirme una bonita persona, por dentro y por fuera, tener la certeza de que con mi ejemplo y mi vida puedo inspirar a otros a tener una vida mejor, mostrar que con la lucha permanente, con las ganas sin reprimir, con la vida como una esponja, se puede llegar más lejos, que los límites se los impone uno mismo. Hoy en día, siendo alumno, comparto y me lleno, en un proceso de incesante intercambio con mis profesores. Yo les doy lo poco que sé de la vida y ellos me llenan información y de experiencia; cosa que nunca me cansaré de agradecerles pues me obligan a estar en un continuo aprendizaje, en un proceso constate de búsqueda de más conocimientos para compartir y a buscar nuevas formas de comunicarnos. Su energía me contagia, me revitaliza y me permite volar hacia ellos y tocar sus almas. Y sí, definitivamente cuando me pregunten nuevamente Quién Soy Yo, podré responder sin temor a equivocarme que soy una copa de vino, del mejor coupage elaborado por el Enólogo Divino. Que soy un buen vino, producto de la mejor vendimia, elaborado con cuidado en cada una de las partes de su proceso, madurado en las mejores barricas, y que salió al mercado para tocar almas y suavizar cicatrices.