Psicologia Del Desarrollo Ii

PSICOLOGIA DEL DESARROLLO II TRABAJO DE : análisis de la película ·el club de los cinco· INTEGRANTES:  Gallegos Chicata

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PSICOLOGIA DEL DESARROLLO II TRABAJO DE : análisis de la película ·el club de los cinco· INTEGRANTES:  Gallegos Chicata Alejandra Angel U18217665  Ramos Villafuerte Estrella Sadai 1633871

Arequipa -2019

En "El club de los cinco" se juntan un sábado, en una clase de castigo, cinco adolescentes que responden a varios estereotipos clásicos: el atleta, el delincuente, el empollón, la princesita y la gótica. Al principio de la película, cada uno de ellos se comporta tal y como nos lo esperamos según su rol: el atleta, machote, el delincuente, chulesco, el empollón, pedante, la princesa, pusilánime y la gótica, solitaria. Pero poco a poco, a medida que se van sucediendo las horas de ese aburrido sábado, veremos que tales papeles determinados tanto por la condición vital como por el entorno escolar (no existen muchas sociedades tan clasistas como las que se generan durante el tiempo del instituto) no son más que una máscara de supervivencia bajo la que se esconden inseguridades, confusiones, traumas...descubriendo entonces tan dispares personajes que tienen mucho más en común de lo que sospecharon a primera-vista. En esta gran obra, se trabaja con delicadez los pros y los contras de poseer cada una de estas cinco etiquetas. Lo bueno de ser un cerebro es que gozas de reputación académica, de grandes dotes intelectuales y que todo el mundo confía en ti. Lo malo es que cuando todo el mundo confía en que siempre lo harás todo perfectamente bien, puede suponer una gran presión para ti. Piensas que no puedes perder la cabeza ni un segundo, o los demás dejarán de tenerte ese respeto que te tienen. Te cuesta relacionarte, porque tu cerebro es muy distinto al de tus compañeros de clase, y a veces imposible sólo mantener una conversación porque crees que la mayoría de las personas no están a tu altura. Lo bueno de ser un atleta es que gozas de disciplina, de una doctrina que practicas y gran respeto y popularidad. Vivimos en un mundo donde un deportista es más amado que un científico o un escritor. Lo malo es que cuando has encontrado tu camino como atleta, te es casi imposible abandonarlo, por el esfuerzo que sugiere y por todo lo que se han volcado las personas de tu alrededor: esto podría convertirse en una trampa psicológica. Esto se puede aplicar a cualquier actividad que pueda resultar absorbente por su nivel de disciplina requerido, no necesariamente un deporte. Lo bueno de ser una princesa, o un príncipe, es que vives en una esfera que la mayoría de personas clasifican como "lo normal". Estás tan concentrado/a en tu esfera que lo que hay fuera de ella o no existe, o es raro. Crees en las etiquetas, crees que las personas son una cosa u otra, crees en los grupos, en el status quo, crees en las categorías de "populares" y "pringados"; crees que tu grupo de amigos es mejor que otros grupos, que sois el centro de las atenciones. Cuando ves a un grupo de amigos de personas completamente distintas a ti sueles pensar que no saben divertirse o que están juntos entre sí porque no tienen más remedio. Lo bueno de ser un inconformista es que nadie te tomará nunca el pelo. Desde tus orígenes, ya te has planteado que pueden existir alternativas a lo que se te marca en la vida e intentas construir tu vida como algo original y único. Piensas y cuestionas, por lo que ahora eres oficialmente raro. Lo malo es que a veces te cuesta aceptar que lo "normal" también es un camino más, y te frustra que hay cosas que no puedes cambiar. Cuidado porque, sin quererlo, puedes convertirte en un vacío "rebelde sin causa" (persona inconformista en superficie, pero cuya rebeldía no es por nada ni para nada) o caer en otro grupo nuevo con nuevas normas y etiquetas... ¡y seguirlas! (que es lo mismo que ser un príncipe, pero en otra esfera diferente). Lo bueno de ser un criminal... Bueno, esto no tiene lado positivo, a no ser que contemos como positivo una falsa sensación de respeto por parte de los demás (que en realidad es miedo o falso amor). Lo malo es que has decidido hacer las cosas para mal de todos, que no te apetece crecer ni esforzarte y que prefieres hundirte. Lo peor... que la gente lo sabe y nadie cree en ti. Muchos creen que es una etiqueta imborrable, pero no es cierto. Requiere gran esfuerzo borrarla, pero no es imposible. Desde tiempos inmemoriales, a los humanos nos ha gustado clasificarlo todo, etiquetar. Clasificar es bueno en ocasiones, porque nos permite estudiar conceptos de forma ordenada, ver similitudes y diferencias... hacerlo con humanos, normalmente genera más conflictos que beneficios. De hecho, seguro que muchos de vosotros amáis las etiquetas sin saberlo. Posiblemente, muchos, habéis pensado, "¿qué soy yo de esas cinco cosas?". Esas cinco categorías son tan reales como la vida misma, pero ni son todo lo que hay, ni tenéis que por qué ser ni la una ni la otra; podéis ser mezcla o ninguna. Definirse a uno mismo es mucho más complicado que intentar descubrir a qué etiqueta perteneces.