Prestidigitacion Al Alcance de Todos

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ALDO MUSARRA

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PRESTIDIGITACION AL

A L C A N C E

DE

TODOS

Editorial HOBBY - C. é I. Prohibida la reproducción total o parcial. Derechos adquiridos y amparados por la ley 11.723 y hecho el depósito que exige la misma.

PRESTIDIGIT ACION AL ALCANCE DE TOD OS

A l compilar este manual práctico de Prestidigitarían, he tenido desde el primer momento bien presente, que en los libros que tratan este tópico (numéricamente escasos) se suelen dar explicaciones muy poco claras acerca de la manera de ejecutar los distintos juegos de manos. A l final de la lectura en verdad dificultosa del texto de aqué­ llos, la persona que los ha consultado tiene una idea muy confusa sobre lo que ha leído y no se encuentra, por consiguiente, en las con­ diciones requeridas para la realización de esas pruebas, cuyos detalles deseaba conocer. Para agravar aún más la situación, los dibujos relativos a los aparatos utilizados son muy limitados en número, y no resultan su­ ficientemente claros, cosa que impide, a quien los examine, hacerse una idea exacta acerca de su uso y confección. La observación de estos inconvenientes y el deseo de subsanar­ los me ha decidido a presentar al lector aficionado a los juegos de mano y demostraciones de magia blanca, un manual distinto, claro y sencillo en su texto, exento de innecesaria verbosidad y completado en cambio con una abundante cantidad de ilustraciones, que a más de indicar integramente el proceso de ejecución de las distintas prue­ bas, también detallan la confección de los aparatos trucados, cosa ésta que permite, al que así lo desee, preparar por si mismo los re­ feridos implementos. En lo que se refiere al texto, he omitido la transcripción de las consabidas charlas de presentación, reglamentarias para cada juego, dejando a la elocuencia y capacidad de cada uno, la facultad de preparar o improvisar, según las circunstancias, los discursos que pre­ ceden y acompañan la ejecución de cada una de las demostraciones de magia. En ese aspecto me he limitado a indicar, en forma sintética, bajo el título de “PRESENTACION”, en qué consiste cada prueba, y bajo el título de “EXPLICACION”, cómo se procede, paso a paso, para su realización y cuáles son los implementos necesarios para la ejecución de las mismas.



PRESTIDIGITACION AL ALCANCE DE TODOS

En la elección de las pruebas he, voluntariamente, descartada aquellas que requieren exclusivamente habilidad personal (cubiletes^ escamoteo de bolitas, saltos de naipes, mezclas falsas, empalmes, etc.), así como aquellas que puedan entrañar peligros para el operador o para los espectadores (demostraciones de faquirismo, uso de armas o de productos explosivos, líquidos o sustancias inflamables, produc­ tos químicos tóxicos, etc.), omitiendo también todas aquellas pruebas que por ser demasiado sencillas, anticuadas o tontas, puedan despertar sólo un tibio interés durante su realización. Tampoco he incluido en este manual la descripción. de aque­ llas pruebas que por sus características, requieren el empleo de apa­ ratos demasiado complejos en su construcción, imposibles de conse­ guir o de un costo demasiado elevado. He abundado, en cambio, en la explicución de una gran can­ tidad de trucos muy interesantes, cuya realización es factible median­ te el uso de elementos sencillos, de mínimo costo, de fácil adquisición y fácilmente adaptables para los fines propuestos (pañuelos, vasos, monedas, naipes, huevos y bolas, botellas, tazas, tubos de cartón, car­ tulina y hojalata, vidrios, espejos, sobres, alambres, resortes, cajas de madera, etc.). Por lo que se refiere a la distribución de las pruebas, he prefe­ rido ordenarlas, dentro de lo posible, por categorías, es decir: pruebas mediante pañuelos, vasos y envases, monedas, naipes, huevos y bolas, cajas mágicas, pruebas misteriosas, pruebas de clarividencia, triqui­ ñuelas, etc. Y esto con la finalidad de permitir al aficionado especia­ lizarse poco a poco en el manejo de un solo elemento y darle la po­ sibilidad de practicar con él suficientemente antes de pasar a moniobrar con otros, cuyo manipuleo es evidentemente distinto.

Bajo el nombre de PRESTIDIGITACION, ILUSIONISMO O MAGIA BLANCA, en los tiempos modernos se entiende una serie de operaciones mediante las cuales se realizan ciertas pruebas mis­ teriosas, que a los ojos y entendimiento de los espectadores no tienen una lógica explicación. No intentamos hacer aquí la historia de la magia desde los tiempos más antiguos; nos limitaremos a decir que en toda época han existido personas consideradas, por distintas razones, dotadas de poderes sobrenaturales: tales en efecto fueron los adivinos, los alquimistas, los brujos y los supuestos magos de los tiempos pa­ sados. En la época actual, con la difusión general de los conocimien­ tos, en especial de los científicos, el MAGO, en su concepción an­ tigua, ha desaparecido totalmente de la circulación, surgiendo en su reemplazo el PRESTIDIGITADOR, cuya única misión actual es la de entretener al público con pruebas interesantes, divertidas o mis­ teriosas que dejan perplejos y maravillados a los espectadores profa­ nos en el arte de la prestigitación. En realidad, las demostraciones de magia sobre la que está ba­ sada la prestigitación no son ni tan difíciles ni tan misteriosas co­ mo a primera vista parecen. Cualquier persona, después de un cor­ to aprendizaje, puede ejecutarlas. En efecto, a excepción de unos po­ cos casos, en los que se requiere por sobre todo una especial agilidad de manos o un poder mental muy desarrollado, podemos asegurar que todos los magos del pasado y del presente se han valido y se valen en sus pruebas de magia, únicamente de medios comunes casi siem­ pre basados sobre leyes físicas o sobre reacciones químicas, a más de los aparatos trucados que emplean en sus representaciones. Lo que sí necesita en cierta medida el aprendiz de mago es: FACILIDAD DE PALABRA, NATURALIDAD EN LOS GESTOS, SOLTURA EN LOS MOVIMIENTOS, ESPITRITU SERENO Y CIERTA DOSIS DE HUMOR. Estas cualidades, muy útiles para el buen desenvolvimiento de los espectáculos, no son sin embargo del todo indispensables. Más de un prestidigitador, poco dotado en cuanto a alguna de las cualidades que acabo de nombrar, ha podido igualmente triunfar ante el público, con sólo introducir en la presentación de

las pruebas ciertos cambios que le han permitido ejecutar brillan­ temente. La cortedad de palabra ha sido más de una vez disimulada me­ diante la colaboración, sobre el escenario, de ayudante que, al tener a su cargo casi totalmente la parte hablada, ha facilitado enormemen­ te la tarea'del prestidigitador. También una indumentaria pintoresca (disfraz de CHINO, JA­ PONES, HINDU, etc.) al dar al operador un carácter exótico, lo ha eximido muchísimas veces hablar mucho. Cuando la naturalidad de gestos o soltura en los movimientos son las que fallan, lo que más conviene es un disfraz cómico, de payaso, por ejemplo. También cierto aire de candidez y el aparen­ tar quedar sorprendido de los resultados de las pruebas que él mis­ mo ha realizado, pueden ayudar grandemente a salvar el escollo. El aspecto cómico o ingenuo del prestidigitador provoca la hilaridad de los espectadores y les hace suponer que las torpezas en las que aquél incurre (a veces sin querer) constituyen parte del repertorio. Sintetizando: las personas que deseen aprender a ejecutar tru­ cos de prestidigitación no hallarán grandes dificultades, sobre todo si se considera que los aparatos con los que se maniobra sobre el esce­ nario, hacen automáticamente la casi totalidad del trabajo; a esto habrá que agregar que la colaboración de un gran número de AYU­ DANTES INVISIBLES (de los cuales hablaremos a continuación), concurrirá enormemente a disminuir las eventuales dificultades que se presenten.

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simple accesorio, es, por el contrario, un elemento muy valioso pa­ ra la realización de las pruebas, por cuanto al ser empuñados y pasa* da continuamente de una mano a la otra o colocada debajo del bra­ zo, o dejada sobre la mesa, la silla o el sombrero, permite al presti­ digitador salva las dificultades escénicas, al mismo tiempo que le proporciona fácil medio para disimular objetos, levantarlos o hacer­ los caer en las trampas. LOS CILINDROS PARA DESAPARICIONES Y CAMBIOS indicados en la figura 4 a b, consisten en pequeños tubos de made­ ra, cartón, goma, metal o material plástico de color negro, abiertos por uno o ambos extremos y acoplados a elásticos o cordeles. Otro de los pequeños implementos utilizados en la magia mo­ derna consiste en un pequeño depósito de goma, cartón o metal, pintado de color carne (fig. 5), que se aplica por succión o mediante especial adhesivo sobre el dorso de la mano; en su interior se guar­ dan pequeños objetos que deberán aparecer en el momento, opor­ tuno. LOS DEPOSITOS O CILINDROS PARA MONEDAS (fig, 6A y B) se utilizan para las apariciones y multiplicaciones de mone­ das, para las lluvias de dinero, etc. LOS SOPORTES PARA HUEVOS ilustrados en la figura 7 (A y B) se emplean para poder tener a mano cierta cantidad de huevos imitación o bolas de billar, elementos cuyo manejo ofrecería, sin estos ayudantes invisibles, ciertas dificultades. LA CERA DE ABEJA (fig. 8) se emplea para aplicar provisio­ nalmente cabellos, crines o hebras de seda en los naipes, monedas y otros pequeños objetos y para tapar las entradas de aire en los envases utilizados durante las pruebas con líquidos, como más ade­ lante se verá. También los ANILLOS (con espejos, púas, agarraderas, depó­ sitos, etc.) (fig. 9) son empleados en la realización de ciertas prue­ bas. Otro elemento de suma importancia en la magia blanca lo cons­ tituyen los PAÑUELOS. Generalmente de tejido muy delgado, de colores lisos y vivaces, de pequeñas dimensiones, pueden ser también de colores obscuros, dibujos complicados, de grandes dimensiones y de tejido compacto. Los primeros sirven generalmente para carga, para las aparicio­ nes y desapariciones y cambios; los segundos, que el público supone destinados únicamente a la decoración escénica al ser colocados sobre las mesitas, sillas, veladores y aparatos, cumplen por el contrario con la misión de disimular escondites y trampas y de facilitar de esta ma­ nera el retiro de objetos de cierto volumen. Además es muy frecuente colocar en cierta clase de pañuelos bolsillos disimulados o implemen­ tos de vidrio, metal, cartón o alambre, que permiten la ejecución de determinadas pruebas (fig. 10). LOS VASOS, LAS COPAS, LAS BOTELLAS, JARRAS, etc..

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Se denominan “servantes” a aquellos depósitos o bolsillos per­ sonales o transportables, que el prestidigitador utiliza en la realiza­ ción de sus pruebas1 y que nosotros, con propiedad, llamaremos: escondites. En la fig. 13 se indican los lugares donde suelen ser ubicados estos bolsillos secretos, que, diseminados en distintos lugares del traje, son completamente invisibles a la más corta distancia. Estos pequeños bolsillos, que sirven también para las desapari­ ciones, suelen tener forma redondeada (fig. 13 a) para facilitar el retiro de los pequeños objetos anteriormente depositados (naipes, pa­ ñuelos, flores, relojes, monedas, anillos, etc.). Cuando se trata de maniobrar con objetos de mayor volumen se utiliza otra clase de escondite en forma de bolsa, que se aplica en la espalda del prestidigitador (fig. 14. Este escondite está constitui­ do por un cinturón de cuero, en cuya parte central está aplicada una bolsa de red, cuya boca es mantenida abierta mediante una ballena o una lámina de acero (fig. 1 4 a ). Los faldones del frac, de la levita o un saco algo holgado, disimulan el abultamiento producido por el escondite. Al abrochar el saco o la levita, la ballena se ajusta al cuerpo y al desabrocharlo la boca del escondite queda abierta y lista para re­ cibir o retirar los objetos. Los escondites para aplicar en muebles (mesas, mesitas, velado­ res y sillas) son de distintas formas y dimensiones. En los casos de emergencia, cuando no es posible actuar con una preparación previa, se puede improvisar un escondite clavando sencillamente una tablita de madera debajo del borde de una mesa (fig. 15); si esto no fue­ ra posible, podrá utilizarse la parte posterior de una carpeta común, cuyas puntas, formando bolsa, se afirmarán con simples alfileres (fig. 16)-

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Los escondites movibles, propiamente dichos, son los ilustrados en las figuras 17A y B, 18, 19A y B, 20, 21, 22 y 23. Los de la figura 17A y B se emplean para objetos pequeños (bolas, flores, vasos, huevos, dados, naipes, etc.) y están constitui­ dos por una armazón de alambre duro de forma redonda, rectan­ gular u ovalada, sobre la que está afirmada una bolsa de hilos o de tejido metálico. Para su colocación están provistos de uno o dos oja-

lillos que se aseguran en especiales ganchos clavados en la parte pos­ terior de los muebles. El escondite de la figura 18 es utilizado para hacer posible el re­ tiro o depósito de objetos voluminosos y de cierto peso. Su armazón es reforzada y sus lados y fondos son de lona. Los escondites de las figuras 19A y B están provistos de pinches mediante los cuales es posible clavarlos directamente en los lugares elegidos. El ilustrado en la figura 20 presenta dos correderas metálicas que se utilizan dentro de tornillos de ojal, esegurados en el mueble. Para el retiro o depósito de bolas macizas o de gran volumen se emplea el escondite indicado en la figura 21, que está constituido por un resistente aro metálico, cerrado o abierto según los casos. El escondite de la fig. 22 está destinado a la recepción de líqui­ dos o envases conteniendo líquidos. El borde de su abertura debe ser acolchada para evitar roturas y la bolsa propiamente dicha está con­ feccionada con tejido impermeable. El escondite con ganchos de la figura 23 es para aplicar en las sillas de respaldo cerrado. En las'sillas de barrotes puede ser utiliza­ do igualmente si se tiene la precaución de colocar, como para efecto decorativo, un amplio pañuelo sobre el respaldo de la silla. En de­ terminadas circunstancias para la aplicación de esta clase de escon­ dites puede prescindirse del pañuelo, y en tal caso habrá que pegar o clavar atrás del respaldo un trozo de cartón previamente forrado con un material idéntico al fondo del escenario; por consiguiente si ésta está constituido por una cortina de terciopelo, al respaldo de la silla deberá ser aplicado un falso fondo de terciopelo del mismo color; si por el contrario la pared que queda atrás de la silla está empape­ lada, habrá que hacer el fondo falso utilizando papel del mismo color y dibujo. De esta manera se evitará el empleo del pañuelo y el pú­ blico no tendrá motivo para sospechar la existencia de este truco.

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CAPITULO IV MESAS — CONSOLAS — VELADORES — TRAMPAS

Otros muebles utilizados para las representaciones de magia blan­ ca son: las mesas centrales, las consolas, las mesitas o taburetes y los veladores. Estos enseres, a más de poseer escondites fijos, suelen por lo ge­ neral estar dotados de especiales trampas que permiten al prestidigi­ tador el rápido y seguro escamoteo de objetos de diferentes dimen­ siones. LAS MESAS, generalmente de lujoso aspecto, disimulan en su plano superior una o más trampas (fig. 24) y en su parte posterior uno o más escondites (fig. 25). Las CONSOLAS, que se diferencian de las mesas en que están apoyadas contra los bastidores, a más de poseer trampas ofrecen la po­ sibilidad de hacer llegar a manos del ayudante del prestidigitador, los objetos escamoteados, que luego deberán aparecer en otros lugares (figs. 26 y 27). Las MESITAS y TABURETES, que el público supone ubicados allí con el objeto de que el prestidigitador deposite sobre ellos los objetos con los que trabaja, están también provistos de escondites y trampas. El de la figura 28 disimula en su plano superior una trampa; los objetos dejados en el mismo caen dentro de una bolsa de géne­ ro y no pueden ser retirados sino después del espectáculo. La mesita de la figura 29 está provista de trampa y escondite, cosa ésta que per­ mite no sólo la desaparición de objetos sino también el retirarlos o to­ mar otros ubicados allí con anterioridad. La mesita de la figura 30, substituye eficazmente a la consola tru­ cada y permite hacer llegar a poder del ayudante, por debajo del pisor los objetos escamoteados. Los VELADORES sobre los que generalmente descansan lámpa­ ras artísticas o jarrones (fig. 31), son al mismo tiempo trampas y es­ condites (fig. 32). Un modelo de velador con trampa-depósito puede fabricarse con dos discos metálicos, de los cuales el superior es ligeramente más gran­ de que el inferior, estando ambos provistos de un reborde que permi­ te al más chico encajar dentro del más grande (fig. 33). El disco de mayor diámetro, en cuyo centro está soldada una vari-

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lia (x) presenta en su superficie una abertura circular, estando su cara superior forrada con terciopelo negro (fig. 34). El otro disco (fig. 35) que lleva soldado en su centro un caño (y) destinado a permitir el paso de la varilla (x) tiene soldado en su parte superior el disco (z) dispuesto de manera tal que quede en perfecta correspondencia con la abertura del disco superior; también este disco está recubierto con terciopelo negro. Al encimar los discos metálicos de las figuras 33 y 34, queda di­ simulada la trampa (z) (fig. 36). Debido al pequeño espesor que presenta el conjunto una vez ce­ rrado, y más si se lo muestra al público levantando las franjas de ador­ no (fig. 37), ningún espectador supondrá que entre los dos planos pueda existir un espacio suficiente como para poder depositar en él una gran cantidad de objetos voluminosos. Efectivamente, vemos en la figura 38 cómo al fijar entre los dos discos una tira de género resistente y delgado, queda entre los dos planos un espacio muy amplio, alto casi como el largo de la franja, espacio en el que pueden ser contenidos una gran cantidad de objetos. Todo alrededor de la tira de género del depósito y en su parte central se colocará un elástico, que, al ser cerrados los discos, empuja al tejido hacia adentro, no permitiendo aií que sobresalga de los bor­ des de los mismos (fig. 38). Otro modelo de velador trampa-depósito lo indica la figura 39. En éste no existe bolsa, sino un hueco practicado en el mismo pie del taburete. Los objetos depositados en esta mesita tampoco pueden ser retirados durante la función y la capacidad del escondite es bastante limitada y utilizable solamente para objetos muy pequeños tales como bolas, anillos, relojes, monedas, etc. En las mesas, mesitas y veladores suelen a veces ser incorpora­ dos, paTa determinadas pruebas, especiales implementos mecánicos, cuya descripción efectuaremos con amplitud en el Apéndice.

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CAPITULO V INDICACIONES UTILES PARA EL AFICIONADO

La realización de las pruebas de prestidigitación puede ser con­ siderada también como un hobby interesante. En efecto, a más de la posibilidad de entretener con la demostración de sus habilidades en las reuniones familiares a los concurrentes, el aficionado puede, por sus propios medios, construir los aparatos que necesita y, llegado el caso, hasta crear otros para la producción de nuevos efectos sorpre­ sivos. Pero, como en todas las cosas, habrá que tener presente que no es posible transformarse en un hábil prestidigitador de un día para otro. Aunque el aprendizaje de las pruebas indicadas en el presente manual no sea ni tan largo ni tan dificultoso como el que se requiere para las pruebas de agilidad, fácil resulta comprender que antes de pre­ sentarse ante el público (aun sea éste compuesto solamente de familia­ res y amigos) el novel prestidigitador deberá dominar completamente el manejo de los implementos a utilizar en la ejecución de los trucos. Como en otra parte hemos expresado, la charla que acompaña a cada prueba, desempeña un papel muy importante. Con ésta se en­ tretiene a la concurrencia y mediante la misma se desvía, en cierta manera, su atención hacia los lugares donde más convenga. La charla debe ser amena; cierta dosis de “humor” debe hacerla más interesante y entretenida; debe ser fluida y segura y nunca debe dar la impresión de una lección aprendida de memoria. Las eventuales incidencias, que a veces suelen ocurrir, pueden ser motivo para la introducción de cambios ya sea en la exposición de los hechos, ya en el desenvolvimiento de los juegos y es en estos casos cuando se evidencia la utilidad de una palabra fácil y oportuna. Dentro de los límites de lo posible, los gestos, los movimientos, las idas y venidas deben ser naturales y reposados; al dirigir la mano hacia un escondite para depositar o retirar algún objeto, el prestidi­ gitador deberá evitar mirar en esa dirección, porque de hacerlo, hacia ese lugar dirigirán automáticamente sus miradas los espectadores. Hay que tener bien presente que el público acostumbra a mirar

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•siempre adonde el operador mira y en dirección que éste indique con la mano o con la varita mágica. Un ruido imprevisto, una luz que se enciende de improviso, una explosión, la caída de un objeto, un movimiento repentino en la per­ sona o en las cosas, atraen instintivamente la atención del público; y serán justamente estas incidencias las que el prestidigitador deberá provocar y aprovechar para desviar oportunamente todas las miradas hacia la dirección que más le resulte conveniente. Como complemento de cuanto llevamos expresado, daremos a con­ tinuación unos consejos de utilidad para el aprendiz de prestidigita­ dor: 19 _ Practicar un cierto tiempo en determinadas pruebas, has­ ta dominarlas por completo. 2