Plagas y Enfermedades

TEMA 6. PLAGAS Y ENFERMEDADES DEL OLIVAR. CURSO ESP. OLIVICULTURA – TEMA 6 TEMA 6. PLAGAS Y ENFERMEDADES DEL OLIVAR.

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TEMA 6. PLAGAS Y ENFERMEDADES DEL OLIVAR.

CURSO ESP. OLIVICULTURA – TEMA 6

TEMA 6. PLAGAS Y ENFERMEDADES DEL OLIVAR. 1. Plagas. 1.1. Mosca del olivo (Dacus oleae) 1.2. Barrenillo (Phoeotribus scarabeoides) 1.3. Prays del olivo (Prays oleae) 1.4. Algodón del olivo (Euphyllura olivina) 1.5. Cochinilla de la tizne (Saissetia oleae) 2. Enfermedades. 2.1. Verticilosis del olivo. 2.2. Repilo del olivo (Cycloconium oleaginym cas.) 2.3. Tuberculosis del olivo (Pseudomonas savastonoi) 2.4. Aceituna jabonosa (Gloeosporium olivarum) 2.5. Escudete (Macrophoma dalmática) 3. Bibliografía.

1. PLAGAS. Los principales insectos que atacan a los olivos son la mosca del olivo (Bactrocera oleae), el prays o polilla del olivo (Prays oleae) y la cochinilla de la tizne (Saissetia oleae). Aunque la mosca del olivo esté considerada como el insecto más dañino de los tres, todos ellos están extensamente distribuidos por la región del Mediterráneo y atacan a las aceitunas en concentraciones que causan importantes pérdidas económicas. Algunas de las plagas de insectos menos perniciosas se desarrollan en determinadas áreas o condiciones y con tal cantidad de insectos que pueden ocasionar daños serios, como por ejemplo Euphyllura olivina, Zeuzera pyrina, Aspidiotus nerii, y Resseliella oleisuga. Hay otros que aunque sólo actúan ocasionalmente pueden causar graves problemas en el equilibrio biológico del ecosistema, como son Parlatoria oleae, Leucaspis riccae, Philippia follicularis. 1.1. MOSCA DEL OLIVO: Bactrocera (=Dacus) oleae. Es un insecto díptero de la familia de los Tripétidos que se encuentra en el área mediterránea, en el occidente de Asia y en muchas zonas de África. Se trata de una mosca que en estado adulto mide de 4 a 5 milímetros de longitud. La hembra acaba su abdomen con el aparato ovipositor, de forma cónica y de un milímetro de longitud, pudiéndosela distinguir fácilmente del macho.

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Los huevos son de color blanco lechoso y de longitud inferior a un milímetro, las larvas no tienen patas, son de forma cilindrocónica y su tamaño alcanza en pleno desarrollo de 6 a 8 milímetros de longitud por 1,3 a 1,4 milímetros de anchura. Su estado pupal es de forma elíptica, con un tamaño inferior a 0,5 milímetros de longitud y 2 milímetros de anchura, adquiriendo un color amarillento al principio y marrón ocre con posterioridad. 1.1.1. Ciclo biológico. Pasa el invierno en estado de pupa, bajo tierra y con menos frecuencia en estado adulto en sitios resguardados. En primavera (marzo - abril) aparecen los adultos e inician un período en el que se alimentan de sustancias azucaradas y nitrogenadas, necesarias para el desarrollo de los genitales, que encuentran en exudados de flores, frutos, lesiones o picaduras e incluso en excreciones de otros insectos (melazas de homopteros). La puesta de huevos se realiza en las aceitunas, tres días después del acoplamiento, la hembra elige los frutos de manera que tengan 8 ó 10 milímetros de diámetro por lo menos y que no estén picados con anterioridad. En las últimas generaciones la hembra selecciona incluso frutos cuyo estado de madurez permita sincronizar su desarrollo con la evolución de la larva. Normalmente tiene 3 generaciones al año, aunque puede llegar a 4 en circunstancias muy favorables. Las generaciones estivales completan su ciclo en 35 a 40 días, llegando hasta 60 días en las generaciones otoñales.

Fig. 1. Hembra adulta de Bactrocera oleae

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1.1.2. Desarrollo de la plaga. Los factores climáticos, temperatura y humedad, influyen decisivamente en el desarrollo de la plaga, de manera que limitan su área geográfica, regulando incluso su amplitud del ciclo biológico. En España, la mayor intensidad de la plaga se da en el litoral, donde es endémica dada la elevada humedad relativa existente. Más al interior los ataques de la mosca son accidentales y sólo se producen cuando las condiciones climáticas son favorables. Las altas temperaturas y la baja humedad relativa del verano impiden el desarrollo del insecto dado que los huevos y larvas recién nacidos se desecan. La plaga por tanto no prospera hasta principios de otoño, cuando se producen las primeras lluvias. En el interior de la Península la plaga no se desarrolla porque la climatología no le es favorable. Además de las condiciones climáticas, la variedad del olivo y los depredadores de la mosca son también factores influyentes en el desarrollo de la plaga. Los adultos, en sus primeras generaciones pican las aceitunas más adelantadas, por lo que las variedades tempranas son más atacadas al principio. En cambio en las generaciones últimas, la mosca busca las aceitunas de variedades tardías, porque se conservan más tiempo verdes. Por otra parte, la acción parasitaria de los depredadores de la Dacus es fuerte en verano, pero en otoño disminuye porque en esta época se alimentan de otros insectos además de la larva de mosca. 1.1.3. Daños.

Dacus oleae se considera una de las plagas más importantes y temibles del olivo. La mosca adulta pone sus huevos en el fruto, y la larva se desarrolla en el interior alimentándose del mesocarpio, provocando en la aceituna una disminución de peso (20 %) y de rendimiento considerable. Los frutos atacados tienen zonas de la piel más claras que el resto y a medida que la aceituna va madurando, con frecuencia caen. La caída de los frutos y la disminución de peso y rendimiento son los daños directos que la Dacus produce en el olivo. Pero lo más importante es el daño indirecto que provoca la mosca en la calidad del aceite de la aceituna atacada. La larva, en su desarrollo origina en los frutos un gran número de galerías y agujeros por donde penetran hongos (Gloeosporium olivarum) y bacterias que alteran gravemente la calidad de los aceites a causa del aumento de acidez y el deterioro de las características organolépticas.

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Fig. 2. Daños en fruto provocados por larvas de Bactrocera oleae

1.1.4. Medios de lucha. Hay varios métodos para controlar las plagas de la mosca del olivo como son los aerosoles de cebo, las trampas para moscas adultas, la sincronización de la cosecha, el saneamiento de la fruta después de la cosecha y el control biológico. También se pueden fumigar los campos desde el aire. Se está ensayando con otras técnicas más respetuosas con el medio ambiente, como el uso de feromonas y la esterilización de los machos por radiaciones efectuada en áreas controladas. Ambos sexos pueden ser esterilizados con 8 a 12 krad (80 a 120 radiación Gy), cuando las últimas crisálidas se exponen a este nivel de la irradiación. Se ha sintetizado y probado 1,5,7-trioxaspiro[5.5]undecano, un análogo del componente principal de la feromona que en condiciones óptimas resultó ser tan atractivo como el compuesto natural, aunque una vez aplicado en las trampas no duró tanto tiempo. También se ha estudiado el efecto producido por pequeños rectángulos de contrachapado sumergidos en una solución acuosa de 0,1 % de deltametrín durante 15 minutos y posicionados en una estación de cebo con la feromona sexual o el bicarbonato de amonio. El resultado fue un cebo atrayente y rentable para el control de la mosca del olivo. El procedimiento para combatir la mosca es distinto según la zona. En el litoral mediterráneo se empezará a tratar cuando la aceituna tenga de 8 a 10 mm de tamaño, mientras que más al interior donde los ataques son accidentales habrá que determinar el nivel de población para iniciar el tratamiento. El control de los niveles poblacionales se realiza mediante mosqueros de cristal (tipo McPhail) en los que se introduce una disolución de fosfato biamónico al 3 % o proteína hidrolizable al 1 %. Se colocan en el interior del olivo, con orientación sur y a media altura. En épocas de lluvia, se debe completar colocando en el exterior del árbol placas trampa amarillas con atrayente sexual.

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Fig. 3. Mosquero de cristal tipo McPhail.

Cuando el número de moscas recogidas por mosquero sea superior a 25, se deben iniciar los tratamientos. En general, para las primeras generaciones, se debe tratar cuando se observa la primera aceituna picada, coincidiendo con la fórmula mosca/trampa/día y larva viva. Para las generaciones últimas, se debe tratar cuando el coeficiente de mosca por mosquero y día sea superior a 0,6. El tratamiento puede hacerse con cebos aplicados en los árboles mojando una superficie de 1 a 2 m2 en la parte orientada al sur con una solución de 600 cc de dimetoato, 1 Kg. de proteína hidrolizable y 100 litros de agua. También se pueden hacer tratamientos en pulverización total y en este caso los insecticidas se utilizarán a dosis normales. También se recomienda el empleo de formation, triclorfon, metidation y fosmet. Se pueden realizar tratamientos aéreos aplicando dosis de 20 litros por hectárea total de una disolución compuesta por 0,5 litros de dimetoato, 0,5 kg de proteína hidrolizable y 20 litros de agua. 1.2. BARRENILLO (Phoeotribus scarabeoides). Es un coleóptero de la familia de los escolítidos, muy común en todas las zonas olivareras de la cuenca mediterránea. El adulto es un pequeño escarabajo de uno a tres milímetros de longitud. Las larvas adultas alcanzan hasta cuatro milímetros y la ninfa se parece al adulto, pero de color blanco lechoso. Los huevos son ovalados, de tamaño inferior a un milímetro y de color blanquecino. 1.2.1. Ciclo biológico. Pasa el invierno en estado de adulto y en primavera se dirige a la leña de poda, abriendo un orificio que se prolonga en una cámara donde tiene lugar el acoplamiento. Posteriormente la hembra abre una galería a ambos lados de la cámara y realiza la puesta. Una vez salen las larvas, estas hacen galerías perpendiculares a la materna, y en el extremo se convierten en ninfas.

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Los adultos de la primera generación abren galerías nutricias en la base del brote o en una yema axilar y provocan su muerte. Esto suele ocurrir en el mes de junio. Los adultos de la segunda generación aparecen en septiembre, de manera que algunos hibernan y otros se aparean para dar una tercera generación en noviembre y que hiberna en estado adulto. Excepcionalmente puede ocurrir una cuarta generación. 1.2.2. Daños. Hay que tener en cuenta que el barrenillo se reproduce en las leñas procedentes de la poda del olivo, por lo que los ataques son mayores en zonas próximas a poblaciones a casas de campo donde se guardan las leñas de poda. El adulto se traslada a los árboles y abre galerías nutricias en las ramitas de uno a tres años, tanto en ramillas florales como en las que tienen fruto. Estas galerías cortan el paso de la savia y provocan la muerte del ramo. Independientemente del efecto en pérdida de cosecha que produce el barrenillo, los adultos de las últimas generaciones provocan la caída prematura de frutos influyendo en la elevación del índice de acidez del aceite, tanto mayor cuanto más tiempo permanezcan las aceitunas en el suelo, produciendo al aceite sabores no deseados. 1.2.3. Medios de lucha. El barrenillo es bastante difícil de combatir directamente ya que por su forma de vida pasa la mayor parte del tiempo en el interior de galerías. Lo más recomendable es la lucha indirecta enterrando las leñas de poda o tratando las leñeras para evitar la propagación de la plaga. Es aconsejable podar las ramas atacadas y quemarlas. Para los tratamientos puede emplearse formation, dimetoato o metidation. Como lucha directa, se deben dejar algunos palos de poda como testigo y, coincidiendo con la salida de los adultos de estos palos, hacer el tratamiento con metadion dando dos o tres aplicaciones y repitiendo con intervalos de 15 días. 1.3. PRAYS DEL OLIVO (Prays oleae). El prays, polilla del olivo, o perforador del hueso de la aceituna, parece tener unos orígenes tan antiguos como el olivo. Documentos de la antigua Grecia y Roma ya lo describen como el causante de una plaga en el olivo. El Prays oelae existe en todos los países del Mediterráneo donde hay olivos, y se extiende hasta las regiones bañadas por el Mar Negro, como Crimen y Georgia. No se han detectado en Asia Central (Irán, Paquistán, Afganistán), África Oriental (Eritrea), África del Sur y América (Norte y Sur). El Pray oleae se alimenta y crece en las flores, el fruto y las hojas del olivo. Su ciclo de vida anual abarca tres generaciones diferentes. La primera generación de larvas vive en los capullos de las flores causándoles daños leves o moderados. La segunda generación aparece en el hueso de la aceituna y se come el grano. Es la fase más problemática. Causa una caída masiva del fruto y daña la aceituna destinada al

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consumo de mesa y a la extracción de aceite. El aceite de oliva afectado por la polilla tendrá un gusto oxidado y rancio. La tercera generación vive en las hojas y en los brotes nuevos del árbol. Las larvas minan las hojas y utilizan seda para formar una capa protectora. La larva puede vivir en la hoja durante los meses de otoño e invierno y la crisálida pasa la hibernación en las hojas o la corteza para comenzar el ciclo de nuevo. En las regiones mediterráneas meridionales, las polillas comienzan a emerger a principios marzo, para continuar durante todo el mes de abril y terminar a comienzos de mayo. Las polillas tienen hábitos crepusculares y nocturnos. Normalmente permanecen en el anverso de las hojas durante el día y comienzan a activarse al atardecer. Las condiciones climáticas afectan enormemente a la pray del olivo. Los huevos y las larvas recién salidas son especialmente vulnerables en condiciones de humedad relativa baja y temperaturas altas. Con una humedad relativa inferior al 60 %, los huevos se desecan en unas horas, independientemente de la temperatura, mientras que las larvas recién incubadas no sobreviven a temperaturas por encima de los 30°C. Esto explica por qué la Pray oleae es relativamente escasa en zonas continentales calientes y secas. El adulto es una pequeña polilla gris plateada con manchas oscuras que mide 13-14 mm de envergadura alar y unos 6 mm de larga. Alas con flecos. El huevo lenticular, aplastado, mide unos 0,5 mm de diámetro, es de color blanquecino recién puesto y vira a amarillento a medida que se incuba. La oruga de 7-8 mm en su máximo desarrollo, es de color avellana, aunque puede variar y cabeza oscura.

Fig. 4. Pray o polilla del olivo adulta.

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1.3.1. Ciclo biológico. Tiene tres generaciones al año sincronizadas con el cultivo del olivo: a) Filófaga. Los huevos son puestos entre octubre y noviembre en el haz de las hojas y próximos al nervio central. Las larvas recién nacidas penetran directamente en el interior de la hoja realizando una galería sinuosa donde pasa el invierno. En los meses de febrero y marzo reanuda su actividad, realizando galerías circulares, ovales o rectangulares. En el estadío 5 sale y se sitúa en el envés de la hoja, alimentándose de las yemas terminales de los brotes. Forma un capullo sedoso de donde surge el adulto en Abril. b) Antófaga. Los adultos de la generación filófaga realizan la puesta en los botones florales. La larva penetra dentro y se alimenta de las anteras, estigmas y ovarios de la flor. c) Carpófaga. Las mariposas de la generación anterior realizan la puesta en la aceituna recién cuajada (Junio). Las larvas al nacer penetran en la inserción del pedúnculo provocando la caída de frutos. Se instalan en el interior del fruto, entre el hueso y la almendra, alimentándose de ella. La larva madura sale por donde entró y realiza la crisálida entre dos hojas, en el tronco o en el suelo. 1.3.2. Daños. Según la generación del insecto se diferencian en: a) Filófaga. Daños en las hojas. No son importantes en los árboles desarrollados pero sí en los jóvenes ya que dañan las hojas y brotes. b) Antófaga. Causa diversos daños en las flores según años, población de la plaga, destino del fruto (mesa o aceite), etc. Se disminuye el índice de cuajado de las flores. c) Carpófaga. Son muy importantes ya que se produce una caída de frutos. Esta caída se da en Junio cuando la larva penetra en el fruto y en Septiembre cuando sale del mismo.

Fig. 5. Daños de larvas de prays en flores.

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1.3.3. Métodos de lucha. La primera generación de las polillas del olivo se puede combatir usando insecticidas biológicos basados en el Bacillus thuringiensis (e.g. Thuricide, Bactospeine). Las de la segunda generación deben ser rociadas con insecticidas selectivos tales como triflumuron (Alsystin) y teflubenzuron (Nomolt) que anulan la síntesis de la quitina. Otros insecticidas convencionales son el fentión (Lebaycid), el methidathion (Ultracide), el dimethoate, etc. Hay dos momentos claros de actuación: •

Al inicio de la floración. Periodo en el que las larvas se encuentran en el exterior.



Cuando las larvas se están introduciendo en el fruto.

1.4. ALGODÓN DEL OLIVO (Euphyllura olivina). Es un insecto muy común en todos los países mediterráneos y afecta sólo al olivo. Los adultos son de pequeño tamaño, gruesos y de color verde. Los huevos son de forma elíptica de pequeño tamaño, 0,3 mm y llevan un pequeño pedúnculo que le sirve para fijarse al olivo. Las larvas globosas son de color amarillo ocre o pálido, aplastadas. Segregan una cera blanca que recubre totalmente las colonias larvarias y que le da el aspecto característico de algodón, por el que se conoce la especie. Presentan de dos a tres generaciones al año, ocasionando diversos daños como: •

En estado larvario y adulto es un insecto chupador de savia elaborada lo que lleva a una alteración del desarrollo normal del vegetal.



Daños en las yemas que comprometen el desarrollo del árbol.



Daños en las inflorescencias, afectando a la fertilidad y caída de botones florales, lo que se traduce en una disminución de frutos cuajados.

No son recomendables tratamientos, salvo casos en los que la población supere el umbral de 10 insectos por inflorescencia. En este caso se emplearán productos organofosforados aplicados mediante pulverizaciones terrestres, mojando bien el árbol para una distribución más homogénea. 1.5. COCHINILLA DE LA TIZNE (Saissetia oleae). La cochinilla de la tizne se extiende desde Asia Central a África. El olivo es una de las muchísimas plantas anfitrionas elegidas por la Saissetia oleae para desarrollarse. Generalmente, en el Mediterráneo la cochinilla de la tizne completa una generación por año, aunque en algunas áreas y en condiciones favorables puede desarrollar una segunda generación en otoño. Su hábitat preferido son las superficies más bajas de olivos. La cochinilla del tizne daña directamente al olivo chupando la savia, e indirectamente liberando una melaza en las hojas. Esta melaza es un substrato ideal para el desarrollo de diversos

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hongos, siendo responsable de la proliferación del hongo negrilla. Este moho cubre las hojas impidiéndolas realizar la fotosíntesis y la respiración y finalmente provoca su caída.

Fig. 6. Cochinilla de la tizne (S. oleae)

Las hembras adultas son marrones oscuras o negras con una prominencia en forma de H sobre la espalda. En su etapa de oruga, las cochinillas jóvenes tienen un color entre amarillo y naranja, y viven en las hojas y ramas de los árboles. La humedad relativa alta y las temperaturas suaves favorecen a la Saissetia oleae. Por esta razón, la densidad de la copa del olivo y las condiciones microclimáticas que le rodean, junto con las prácticas de cultivo empleadas (densidad del olivar, profundidad de suelo, presencia de agua, fertilizantes, poda, etc.) influyen determinantemente en el desarrollo de cochinilla. Además, el uso moderado de fertilizantes de nitrógeno y el riego ayudan a evitar el aumento de la circulación del aminoácido y de la savia en el árbol, que de otra forma constituiría un rico nutriente para el desarrollo de la Saissetia oelae.

Tratamientos. •

Enemigos naturales. Los parásitos que se encuentran con mayor frecuencia son el Metaphycus flavus autóctono y los exóticos Metaphycus helvolus y M. bartletti. Con respecto a los depredadores, el más abundante es el Scutellista cyanea, un huevo depredador. Estos parásitos, combinados con una poda apropiada, proporcionan suficiente control en plantaciones norteñas y costeras. En otras regiones, el control biológico puede ser ineficaz porque el patrón de desarrollo de la cochinilla de la tizne obstaculiza el establecimiento del parásito.

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Fig. 7. La cochinilla de la tizna con agujeros de salida de Scutellista cyanea y Agujeros de salida del Metaphycus helvolus en la cochinilla de la tizne



La poda es una buena forma de luchar contra la cochinilla de la tizne, ya que deja los árboles más abiertos y aireados en su interior, siendo preferible al uso del tratamiento químico. Otro método efectivo es el control biológico a través de los parásitos y depredadores que atacan a la cochinilla.



Tratamientos químicos en verano, cuando hayan eclosionado el 100 % de los huevos. Para ello se realizará un control semanal de las poblaciones de adultos, huevos y larvas para determinar el momento óptimo para tratar.

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2. ENFERMEDADES. Las enfermedades más importantes del olivo son la verticilosis, la tuberculosis del olivo, el repilo y la lepra 2.1. VERTICILOSIS DEL OLIVO. Aunque la Verticilosis del olivo es una enfermedad relativamente nueva, hoy es reconocida como la principal amenaza del cultivo del olivo por la dificultad de su control. En España no es difícil observar olivares severamente afectados que pueden incluso encontrarse de manera generalizada en algunas zonas. 2.1.1. Sintomatología y etiología. Los síntomas de la Verticilosis consisten en necrosis de brotes y ramas con o sin defoliación que suelen afectar a la planta de forma sectorial, en el caso de árboles adultos, o completa, si son jóvenes. Estos síntomas suelen agruparse en 2 síndromes denominados decaimiento lento y apoplejía, y que se diferencian además por la rapidez de su evolución como su propio nombre indica. La apoplejía, comprende la muerte regresiva, rápida y extensa de los brotes y ramas de la planta, al mismo tiempo que las hojas se abarquillan y permanecen adheridas a los tejidos afectados. La principal característica del decaimiento lento es la momificación de las flores y la defoliación intensa de las hojas, con excepción de las hojas terminales del brote. Es frecuente la aparición de una coloración violaceapúrpura en la corteza de las ramas afectadas así como una coloración marrón oscura en los tejidos vasculares, pudiendo aparecer estos síntomas durante el desarrollo de cualquiera de los dos síndromes.

Fig. 8. Olivo afectado por verticilosis.

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La enfermedad está causada por Verticillium dahliae, un hongo de suelo que se caracteriza por producir conidias sobre conidióforos verticilados, y unas estructuras multicelulares denominadas microesclerocios que tienen una importante implicación epidemiológica y en el control de la enfermedad. Estas estructuras permiten al patógeno sobrevivir en el suelo durante largos periodos de tiempo, incluso en ausencia de huéspedes. Por otra parte, el patógeno presenta una extensa gama de especies huéspedes cultivadas o no que pueden contribuir al mantenimiento y al aumento de la población del hongo en el suelo. Asimismo, en las Verticilosis se produce una infección sistémica de la planta a través del xilema que dificulta la eficacia de los métodos de control químico. Por último, es importante destacar la variabilidad patogénica presente en las poblaciones del hongo. Existen aislados de V. dahliae conocidos como defoliantes y no defoliantes que se diferencian esencialmente por la severidad de las reacciones de las plantas infectadas por ellos. Los aislados defoliantes resultan más virulentos que los no defoliantes, producen más enfermedad y en menor tiempo que los no defoliantes. 2.1.2. Ciclo de la enfermedad. Los microesclerocios del suelo inician la infección de la planta a través de las raíces. La penetración puede ser directa pero se ve favorecida por las heridas. Tras la penetración, el hongo se establece en el xilema produciendo micelio y conidias y colonizando la planta de forma sistémica, es decir, puede estar presente en cualquier parte de ella. A partir del momento en el que se alcanza un cierto nivel de colonización vascular, comienza el desarrollo de síntomas en la planta, el hongo sale del xilema y coloniza otros tejidos del huésped. El resultado final es la formación de microesclerocios en todos los tejidos infectados de la planta. Transcurrido el tiempo necesario para la muerte y posterior descomposición de los tejidos infectados, los microesclerocios libres o embebidos en los restos se incorporan al suelo. De esta forma se cierra el ciclo de la enfermedad y el inóculo (microesclerocios), está preparado para causar un nuevo ciclo de infección. Aunque V. dahliae ha sido considerado como un hongo de suelo de dispersión lenta, tiene capacidad para dispersarse de diversas formas: asociado al movimiento de suelo infestado, con aperos y herramientas, en el agua de riego o asociado a restos de tejidos infectados, especialmente las hojas. Otro medio de dispersión es mediante el material de plantación infectado con el que puede transmitir la enfermedad a grandes distancias.

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2.1.3. Lucha integrada. Las estrategias de lucha deben tener en cuenta las características específicas del patógeno ya mencionadas y su ciclo de vida. Por ello, es fácilmente deducible que la verticilosis del olivo es una enfermedad difícil de combatir debiéndose aplicar una estrategia integrada. Siguiendo una forma cronológica de acuerdo con las actuaciones agronómicas del olivarero, podemos situar las recomendaciones de lucha de la siguiente forma: A) Medidas preventivas: antes de la plantación. •

Establecimiento de plantaciones en suelos libres del patógeno, lo cual no es fácil dada la extensa gama de especies cultivadas huéspedes de V. dahliae. Probablemente, ello ha sido el motivo fundamental de la extensión de la VO en las nuevas plantaciones de olivar en Andalucía.



Utilización de material de plantación libre del patógeno. También es posible que además de la planta, el patógeno pueda encontrarse en el sustrato empleado para su producción.



Empleo de cultivares resistentes o moderadamente resistentes. Hasta el momento, de los cultivares conocidos los mas resistentes son 'Changlot Real', 'Empeltre' y 'Frantoio'. Dada la situación actual y el peligro real por la extensión del aislado defoliante, no es recomendable utilizar algunos de los cultivares mas extendidos como 'Picual' y 'Cornicabra' que son extremadamente susceptibles.

B) Medidas tras la plantación. Estas medidas tienen por objeto reducir la población del patógeno en el suelo, la llegada del mismo a la parcela o a la planta, el riesgo de infección y en los casos en los que la enfermedad se ha presentado, reducir su incidencia y severidad. B.1. Métodos culturales y de manejo. Aunque la eficacia de estas medidas es difícil de evaluar, suponen estrategias generales de lucha de gran importancia, que incluyen métodos de exclusión que evitan el acceso del patógeno; erradicativos, que lo destruyen o de evasión que disminuyen la probabilidad de infección de la planta. Algunas de las prácticas recomendadas son: •

Lavado y/o desinfestación de los arados y aperos de labranza especialmente cuando provienen de otros campos infestados.



No cultivar especies susceptibles entre las filas de olivo, o huertos en las proximidades del olivar.



Destruir los restos infestados de plantas enfermas, especialmente las hojas caídas.

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Control de las malas hierbas, especialmente, las de hoja ancha.



Reducción de las labores para disminuir las heridas radicales y la dispersión del patógeno en la parcela.



Reducir las dosis de riego sobre todo durante la primavera y el otoño.



Realizar un abonado equilibrado, evitando las dosis excesivas de nitrogenados especialmente, en forma nítrica.

B.2. Métodos físicos y químicos. Estos métodos se aplican una vez que la enfermedad ha aparecido. Aunque la eficacia de los resultados es parcial y continúan siendo objeto de investigaciones complementarias, su eficacia depende de que se apliquen cuando aparecen las primeras plantas afectadas, con objeto de reducir el inóculo y su dispersión. •

Solarización de árboles afectados para reducir el patógeno en el suelo, evitar su distribución y favorecer la recuperación de la planta.



Control químico. Aunque existen compuestos químicos de eficacia probada in vitro, el hábitat de supervivencia e infección del patógeno, hacen que los métodos químicos y especialmente los métodos terapéuticos hayan resultado de escasa o nula eficacia para el control de la enfermedad. Sin embargo para la desinfestación del suelo existen compuestos como el Bromuro de Metilo, Cloropicrina o Metam Sodio de eficacia considerable, con las limitaciones ambientales o económicas correspondientes. El Metam Sodio puede aplicarse solo o en combinación con la solarización para la desinfestación localizada del suelo en problemas de replanteo.

B.3. Métodos biológicos. En la actualidad, el impacto desfavorable, sobre el medio ambiente y algunos organismos beneficiosos, derivado de la utilización de algunos compuestos químicos está incentivando la investigación de la eficacia de compuestos orgánicos sobre algunos patógenos de suelo. El efecto supresivo en patógenos de suelo y en particular sobre V. dahliae puede ser atribuido a alguno o varios de los siguientes factores: a) inhibición de la formación de estructuras de supervivencia en los tejidos infectados; b) destrucción de los microesclerocios formados en dichos tejidos; c) reducción o destrucción del inóculo en el suelo por la acción de agentes antagonistas o d) inhibición de la germinación de los microesclerocios por antagonistas y prevención de la infección de la raíz de la planta. Para ello se han utilizado con éxito variable de forma única o en combinación con otros agentes biológicos o medio físicos, algunos de los siguientes tratamientos: •

Tratamiento directo con géneros fúngicos o bacterianos como Talaromyces flavus Aspergillus terreus o Bacillus sp. de los que no se dispone formulaciones

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comerciales, ni su eficacia contra la vrticilosis ha sido demostrada suficientemente en el campo. •

Aplicación de materiales y restos orgánicos. Este tipo de enmiendas puede tener un efecto claramente beneficioso al modificar la estructura física del suelo, activar la población de organismos antagonistas o incluso liberar compuestos químicos con acción fungicida o fungistática. Existe una eficacia contrastada en el control de enfermedades causadas por organismos de suelo mediante la aplicación a éste de tratamientos orgánicos, muchos de ellos aplicados desde la agricultura mas tradicional: estiércol, alpechín, purines, e incluso productos animales como harinas de pescado y de hueso. Sin embargo, no existe información sobre su efecto sobre la Verticilosis del olivo. La incorporación de cultivos como el Pasto de Sudán en forma de abonados en verde, ha resultado eficaz en el control de V. dahliae en el suelo y de la Verticilosis de la patata cultivada en el siguiente año, pero su aplicabilidad puede ser complicada en el olivar. Recientemente, se ha demostrado la capacidad destructiva de V. dahliae de los restos de algunas plantas aromáticas, silvestres o cortezas de frutos, si bien aún no se ha comprobado su eficacia en el campo.

Dado que no existe información suficiente para confirmar la eficacia de estos métodos biológicos para el control de la Verticilosis del Olivo en el campo, estas recomendaciones deben ser consideradas justo en el marco informativo que se mencionan, hasta que la investigación científica y técnica confirme las condiciones específicas de su aplicación y el nivel de eficacia de las mismas. Mientras tanto, conviene seguir las recomendaciones anteriores para reducir el impacto de esta grave enfermedad del olivar. 2.2. TUBERCULOSIS DEL OLIVO (Pseudomonas savastonoi) La tuberculosis está producida por una bacteria del orden de las Eubacteriales. Se trata de una alteración muy extendida en el olivar español y depende mucho de la sensibilidad varietal, entre otras causas. La bacteria penetra en el olivo a través de heridas producidas generalmente por la poda, la recolección, el granizo o las heladas. Cuando se da alguna de estas circunstancias o la combinación de ellas y una variedad es sensible, la bacteria se extiende de un modo espectacular. La propagación se hace a través del agua de lluvia, los roces de las ramas por el viento, o los instrumentos de poda, principalmente. 2.2.1. Daños. La tuberculosis se caracteriza por la aparición de tumores que en un principio son pequeños, blandos, lisos y de color verde. Posteriormente se lignifican y endurecen presentando una superficie irregular, rugosa y agrietada. Su tamaño, una vez alcanzado el total desarrollo, es parecido al de una avellana, y pueden estar aislados o muy próximos unos a otros.

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Cuando el ataque es fuerte puede provocar el debilitamiento y secado de muchas ramas atacadas, incluso el propio árbol. Los olivos atacados producen frutos de muy mala calidad, poca cosecha y con frecuencia la oliva cae al suelo por falta de nutrición. Los aceites obtenidos son de poco rendimiento y con sabores extraños. 2.2.2. Medios de lucha. Hay que tomar actitudes preventivas, pues una vez instalada la bacteria en el olivar, resulta complicado y caro eliminarla. Para la recolección es preferible no utilizar medios traumáticos como el vareo, que produce muchas heridas. Por orden de interés estaría el vibrador, cuando se pueda, o el ordeño a mano ayudado de pequeños instrumentos no traumáticos. Al efectuar la poda se deben dejar los olivos afectados para el final, evitando transmitir la bacteria a los árboles sanos. Los instrumentos de poda deben desinfectarse pasándolos por una llama o mediante su introducción en disoluciones concentradas de sulfato ferroso. No se debe utilizar material vegetal para multiplicación, de plantaciones infectadas. Un método eficaz es cortar y quemar en el mismo campo todas las ramas atacadas, preferiblemente en tiempo seco puesto que la humedad favorece la infección. 2.3. REPILO DEL OLIVO. El nombre ''Repilo'', en sentido amplio, designa diversos estados patológicos del olivo caracterizados por estar las ramas peladas o sin hojas. En la gran mayoría de los casos, la causa de la defoliación es el ataque por el hongo Spilocaea oleagina (= Cycloconium oleaginum). Por ello, la enfermedad causada por este hongo, recibe el nombre común de Repilo, aunque también es conocida con otros nombres, como vivillo, mancha ocular, ojo de pavo real, etc. La consecuencia más importante la constituye la intensa defoliación del arbolado, con el consiguiente debilitamiento y la disminución de la productividad.

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Fig. 8. Rama del cultivar 'Picudo' severamente afectada por las tres enfermedades que componen el "vivillo": Repilo, Emplomado y Antracnosis.

2.3.1. Síntomas y daños. El síntoma más característico es la aparición en el haz de la hoja de unas manchas circulares de tamaño variable y coloración llamativa. Inicialmente estas lesiones son de color oscuro, pero al poco tiempo se rodean de un halo amarillento y la zona central de la mancha toma una tonalidad también amarilla. Posteriormente vuelve a oscurecerse, al desarrollarse sobre ella los cuerpos fructíferos del hongo (conidias). En ocasiones la lesión presenta un tono blanquecino, debido a la separación de la cutícula y la epidermis. El desarrollo de manchas en el haz no se corresponde con manifestaciones similares en el envés, donde sólo se aprecian algunas veces zonas ennegrecidas intermitentes a lo largo del nervio central. Son menos frecuentes las lesiones producidas por la enfermedad en el peciolo de las hojas, al pedúnculo del fruto y en el fruto. En este caso las manchas son de tonalidad pardo oscura y de forma alargada. Como consecuencia de estas lesiones foliares se produce una caída importante de hojas, lo cual se aprecia claramente en el arbolado y, sobre todo, en las ramas bajas, que son las más afectadas por la enfermedad y que pueden quedar totalmente defoliadas. Cuando la lesión está localizada en la zona peduncular del fruto, lo cual no es muy frecuente, éste cae prematuramente, acompañado de un trozo de pedúnculo.

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2.3.2. Biología. El hongo sobrevive en periodos desfavorables para su desarrollo en las hojas caídas y en las hojas afectadas que permanecen en el árbol, pudiéndose propagar la enfermedad durante todo el año, pero los periodos más frecuentes de infección son septiembre - noviembre y febrero - abril. El ciclo evolutivo del repilo tiene cuatro fases bien diferenciadas:

a) Germinación. Necesita agua libre sobre la conidia y sobre la zona de penetración en el tejido receptor y temperaturas comprendidas entre 8 y 24º C, con una temperatura óptima de 20º C.

b) Infección. Después de la penetración se desarrollan los micelios del hongo que crecen inter e intracelularmente en la cap de células epidérmicas más externas y siguen su contorno. Las primeras infecciones coinciden con el periodo de lluvias del final del verano o principios de otoño, momento en el que se desarrolla inicialmente la enfermedad a partir de las conidias que han sobrevivido al verano.

c) Esporulación. La constituye la aparición en el exterior de la hoja de los cuerpos fructíferos o conidias, que propagarán la enfermedad.

d) Diseminación. Las conidias se dispersan casi exclusivamente por la lluvia, de aquí que las excesivas infecciones tengan lugar preferentemente en descendente en el árbol y que las zonas bajas sean las más afectadas.

sentido

2.3.3. Medidas recomendadas para su lucha. Dada la diversidad del olivar español, la estrategia general de prevención y lucha puede variar según las distintas zonas, por lo que se aconseja seguir las indicaciones de la Estación de Avisos correspondiente. • Medidas Culturales. Dada la gran importancia que tiene la elevada humedad ambiental y el agua libre en el desarrollo de la enfermedad, son recomendables aquellas medidas culturales que favorecen la aireación y reduzcan la condensación, como son las podas que eviten copas densas y muy pobladas. En zonas endémicas es recomendable la elección de las variedades menos susceptibles a la infección.

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• Resistencia a la enfermedad. • Resistentes: Acebuche. • Algo resistentes: Zorzaleña, Lechín. • Medianamente atacadas: Picual, Hojiblanca, Manzanilla, Gordal, Cornicabra. • Muy sensibles: Verdial, Arbequina. • Lucha Química. Los momentos óptimos de tratamiento corresponden a los dos periodos clásicos del final del verano o principios de otoño y de final de invierno. En variedades sensibles o zonas endémicas, con infecciones de repilo en verano elevado (más del 30-40% de hojas infectadas), es necesario tratar antes que se produzcan lluvias de final de verano o inicio de otoño y repetir este tratamiento en la primavera siguiente. Si la infección de verano fuera baja (menos del 10% de hojas afectadas), el tratamiento puede demorarse hasta la aparición de nuevas manchas esporuladas en las hojas y con sólo esta aplicación suele ser suficiente para prevenir la enfermedad. Dado que los tratamientos son preventivos, es necesario mojar con el caldo fungicida muy bien toda la masa foliar del árbol y preferentemente las zonas bajas e interiores, que es donde más frecuentemente se desarrolla la enfermedad. Productos fungicidas: • Caldo Bordelés. • Oxicloruro de Cobre (50% Cu). • Oxicloruro de Cobre (37,5%) y Zineb (15%) • Oxido cuproso (50% Cu). • Captan. • Captafol. • Ziram. • Benomilo (sistémico con propiedades curativas). Hay algunas medidas que pueden contribuir a la eficacia de la lucha contra el repilo y que conviene tener presentes:

a) No utilizar atomizadores ni sistemas de pulverización que produzcan gotas muy pequeñas. Una presión de trabajo recomendable es la de 40 atmósferas a la salida del tanque.

b) En tratamientos anteriores a la recolección, en otoño, no es aconsejable utilizar productos fungicidas que contengan carbamatos (zineb, maneb, etc), para evitar

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problemas de residuos en el aceite. El plazo de seguridad en los productos cúpricos es de 15 días.

c) No realizar tratamientos en verano, excepto en zonas muy húmedas, ya que en esta época el hongo está inactivo y conviene ahorrar productos y reducir gastos.

d) Procurar, mediante la poda, formar copas de olivo bien ventiladas. e) No abusar de los abonos nitrogenados, tanto químicos como orgánicos. 2.4. ACEITUNA JABONOSA (Gloeosporium olivarum) Es un hongo Deuteromiceto que ataca fundamentalmente al fruto aunque en algunas ocasiones también puede aparecer en hojas, madera y brotes. La invasión de Gloeosporium se suele producir alrededor del mes de septiembre. Los primeros síntomas se manifiestan mediante una mancha ocre aceitosa alrededor del punto de entrada de la infección, produciendo después conidias de color rosa, en zonas concéntricas. La infección por tanto puede producirse en frutos aún verdes o cuando cambian de color y en momentos cercanos a la madurez, en función de la variedad. Se trata de un daño típico de años lluviosos, pues el hongo para desarrollarse necesita de una humedad relativa superior al 90 % y una temperatura alrededor de 25º C, aunque a temperaturas inferiores también se producen daños. La germinación del hongo es muy rápida y puede completar su ciclo, en condiciones óptimas, en un máximo de 10 días. Pasa el invierno en los frutos caídos al suelo, provocando reinfecciones al año siguiente en el momento que se den las condiciones óptimas. 2.4.1. Daños. Tras la infección de los frutos, en las manchas provocadas aparecen unas conidias que segregan una sustancia gelatinosa de color amarillento, inicialmente y pardo después. Las partes atacadas quedan acorchadas y el fruto se momifica, estropeándose la piel. Como consecuencia la aceituna se cae, baja el rendimiento notablemente y el aceite que se produce de estos frutos alcanza una acidez muy elevada.

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2.4.2. Medios de lucha. Los productos cúpricos dan buenos resultados. El caldo bordelés al 2% o mezclas de oxicloruro de cobre al 37% más zineb al 15 % al 0,4 %, añadiendo mojante si el producto no lo lleva, son los más utilizados. Los tratamientos son preventivos, de manera que cuando se prevea daño, se debe hacer un tratamiento en septiembre (combinado con algún otro para mosca, etc.) y repetir más adelante si hay lluvias o se trata de una zona endémica. 2.5. ESCUDETE (Macrophoma dalmática) Enfermedad que ataca a la aceituna, produciendo una mancha casi circular, oscura y de medio centímetro de diámetro, parecida a un escudete, de donde toma su nombre. Es típica de las aceitunas para verdeo, que al presentar estas lesiones las inutiliza para tal fin. Las aceitunas toman a veces formas parecidas al Gloeosporium, pero las manchas se distinguen por la existencia de picnidios en forma de puntos negros, que no se confunden con los acérvulos de color rosa del Gloeosporium. Desde el punto de vista de la calidad del aceite, los daños son los típicos de todas aquellas alteraciones que afectan a la pulpa o provocan caída de fruto, que siempre se traducen en acidez alta, sabores extraños y a veces dificultades en la elaboración. Es una enfermedad poco extendida en general, pero si se presenta es una zona concreta o en años determinados, se recomienda actuar de la misma forma que con la aceituna jabonosa.

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3. BIBLIOGRAFÍA BARRANCO et all. Cultivo del olivo. Ed. Mundiprensa. Madrid 1998. CIVANTOS, M. Sanidad del olivar. Vida Rural. 15 de Julio de 1998. Año V nº 70. CUEVAS, J. Guiones de Olivicultura. Universidad de Almería. Almería. 1998. DE SABASTIÁN, R. Y CABALLERO, J.C. Gestión Agraria Integrada en olivar. Vida Rural. 15 de Julio de 1998. Año V nº 70. M.A.P.A. Plagas y enfermedades del olivo. El Repilo del olivo. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid. 1990. REVILLA, J. 1978. Cuidados culturales en las plantaciones intensivas de olivar. Ministerio de Agricultura. Hoja Divulgadora Núm. 5-6/78 HD. 20 pp. RODRÍGUEZ, F. Y BALLESTER, A. Influencia de la sanidad vegetal en la calidad del aceite de oliva. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid. 1990.

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