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EL BOTE VACÍO OSHO Charlas en el Chuang Tse Auditórium, en Poona, India Compártelo MA GYAN DARSHANA osho_library@grupos

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EL BOTE VACÍO OSHO Charlas en el Chuang Tse Auditórium, en Poona, India

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Introducción ¿Qué es un bote vacío? Un hombre del Tao... Estando en la era de la imagen y sabiendo que una imagen vale más que mil palabras se me ocurrió que sus ojos hablarían por mí. ¿Cómo ser un bote vacío? Todos quemaron sus preguntas y simplemente son. Aceptar es igual a dejar de luchar. A través de la energía y la presencia de Osho podéis, poco a poco, descubrir este

misterio, estos hermosos dichos de Chuang Tse. Buen viaje. Shalabha Índice Introducción Capítulo 1 La tostada está quemada Si tú puedes vaciar tu propio bote, cruzando el río del mundo nadie se te opondrá, ni nadie buscará hacerte daño. Capítulo 2 El hombre del Tao El hombre del Tao permanece sin ser conocido La perfecta virtud no produce nada Ningún yo es el verdadero yo y el hombre más grande es un don nadie. Capítulo 3 La lechuza y el fénix ¿Has oído sobre el pájaro que vive en el sur, el fénix, que nunca envejece? Capítulo 4 Disculpas La mayor cortesía está libre de toda formalidad Capítulo 5 Tres por la mañana El verdadero sabio considerando ambos aspectos de la cuestión sin parcialidad los contempla a la luz del Tao A esto se le llama seguir dos caminos a la vez. Capítulo 6 El ansia de ganar piensa más en el ganar que en el disparar el deseo de ganar le deja sin facultades. Capítulo 7 . Cantaban: ¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido? ¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido? Te has ido al sitio donde realmente

ya estabas, y nosotros estamos aquí ¡Maldición!, estamos aquí Capítulo 8 Lo inútil Y Chung Tse terminó diciendo: "Esto demuestra la absoluta necesidad de aquello que se supone no tiene utilidad alguna”. Capítulo 9 Medios y fines ¿Dónde puedo hallar, un hombre que se haya olvidado de las palabras? El sería el único con el que me gustaría conversar. Capítulo 10 Ser total Cuando se es todo uno, no se tiene ninguna fisura por la que una cuña pueda entrar. Capítulo 11 El funeral de Chuang Tse ¿Y qué? Sobre la tierra seré devorado por cuervos y milanos, y bajo la tierra por hormigas y gusanos. En ambos casos seré devorado, así que, ¿por qué no favorecéis a las aves? Capítulo 1 La Tostada está Quemada El que gobierna hombres vive en la confusión, El que es regido por hombres vive apesadumbrado. El Tao es por esta razón deseado, ni para influenciar a los demás ni ser influenciado por ellos. La forma de aclarar la confusión y liberarse de los pesares, es vivir con el Tao en la tierra del vacío. Si un hombre está cruzando un río y un bote vacío colisiona con el suyo, incluso aunque sea un hombre de mal genio, no se encolerizará mucho. Pero si ve a un hombre en el otro bote, le gritará para evitar el choque. Y si éste desoye sus advertencias, vociferará una y otra vez, y empezará a maldecir. Y todo porque hay alguien en ese bote. Así pues, si el bote hubiese estado vacío, no hubiera gritado, ni se hubiese encolerizado.

Si tú puedes vaciar tu propio bote cruzando el río del mundo, nadie se te opondrá, ni nadie buscará hacerte daño, El árbol recto es el primero en ser cortado, la fuente de agua clara es la primera en ser agotada. Si deseas ahondar en tu sabiduría y avergonzar al ignorante, si deseas cultivar tu personalidad para eclipsar a otros, una luz brillará a tu alrededor como si te hubieras tragado al sol y a la luna, y no podrás evitar la desgracia. Un sabio ha dicho: “El que está satisfecho consigo mismo ha hecho un trabajo sin valor alguno". El éxito es el principio del fracaso, la fama es el comienzo de la desgracia. ¿Quién puede liberarse a sí mismo de las metas y de la fama y descender y perderse entre las multitudes? El que así lo haga fluirá, como el Tao, sin ser visto, discurrirá como la vida misma sin nombre y sin hogar. Simple es, sin distinciones. A los ojos de todos aparece como un tonto. Sus pasos no dejan huella. No tiene poder alguno. No alcanza nada, no tiene fama. Puesto que no juzga a nadie, nadie le juzga. Así es el hombre perfecto: su bote está vacío. ¡Has venido a mí! Has dado un paso peligroso. Es un riesgo porque junto a mí te puedes perder para siempre. Acercarte a mí significa la muerte y no puede significar otra cosa. Soy como un abismo. Acércate a mí y caerás en mí. Por esto la invitación te ha sido entregada. Has oído y has venido. Se consciente de que a través de mí no vas a ganar nada. A través de mí únicamente puedes perderlo todo; porque a menos que te pierdas, lo Divino no puede suceder; a menos que desaparezcas totalmente, lo Divino no puede surgir. Tú eres la barrera. Y tú te tienes en tan alta estima, te valoras tanto, estás tan lleno contigo mismo que nada puede penetrarte. Tus puertas están cerradas. Cuando desaparezcas, cuando no seas, las puertas se abrirán. Y entonces llegarás a ser como el vasto e infinito cielo. Y esta es tu naturaleza. Esto es Tao. Antes de penetrar en la bella parábola del Bote Vacío de Chuang Tse, me gustaría contarte una historia, que establecerá lo que va a ser la pauta en este campo de meditación en el cual estás entrando. Oí que sucedió una vez, en un tiempo remoto, en algún desconocido país, que un príncipe enloqueció repentinamente. El rey estaba desesperado, el príncipe era su único hijo, el único heredero de su trono. Se llamó a todos los magos, a todos los milagreros, los doctores fueron convocados, todo esfuerzo humanamente posible se hizo, pero fue en vano. Nadie pudo ayudar al joven

príncipe, y permaneció loco. El día en que perdió el juicio se despojó de todas sus ropas hasta quedar desnudo, y empezó a vivir bajo una mesa. Creía que se había convertido en un gallo. Por último el rey tuvo que aceptar el hecho de que el príncipe había enloquecido para siempre; todos los expertos habían fallado. Pero un día surgió una nueva esperanza. Un sabio, un sufí, un místico, llamó a las puertas del palacio y dijo: "Dadme la oportunidad de curar al príncipe". Pero el rey desconfió porque aquel hombre parecía que estaba loco, más loco incluso que el príncipe. Pero el místico dijo, "Sólo yo puedo curarle. Para curar a uno que está muy loco se necesita a otro más loco aún. Y todos vuestros expertos, vuestros milagreros y demás han fracasado porque no conocen el ABC de la locura. Ellos nunca han viajado por este sendero". Parecía lógico, así que el rey pensó, "No puede haber ningún mal en ello, ¿por qué no probar. Y así se le concedió la oportunidad. En el momento en que el rey dijo: "Ok, pruébalo", el místico se desnudó y saltó bajo la mesa y empezó a cacarear como un gallo. El príncipe empezó a sospechar y le dijo, "¿quién eres? ¿Y qué te crees que estás haciendo?". El viejo le contestó, "Soy un gallo más experimentado que tú. Tú no eres nada, eres sólo un recién llegado, a lo más un aprendiz". El príncipe le dijo: "Entonces de acuerdo: tú también eres un gallo, pero te pareces a un ser humano". El viejo le dijo, "No te fíes de las apariencias, mira mi espíritu, mi alma. Soy un gallo como tú". Se hicieron amigos. Se prometieron uno al otro que siempre vivirían juntos y convinieron que este mundo estaba contra ellos. Unos días pasaron. De repente, un día, el viejo comenzó a vestirse. Se puso su camisa. El príncipe dijo, "¿Qué estás haciendo, te has vuelto loco? Un gallo intentando vestirse como un hombre". El viejo le contestó, "Sí, lo estoy intentando, engañaré a esos tontos, a esos seres humanos. Y recuerda que aunque me vista, nada cambia. Mi condición de gallo permanece, nadie puede cambiarla. Sólo por vestirme como un ser humano, ¿crees que algo va a cambiar en mí?". El príncipe tuvo que aceptarlo. Unos días después el viejo persuadió al príncipe de que se vistiera porque el invierno se acercaba y empezaba a bajar la temperatura. Y entonces un día pidió comida a la gente del palacio. 'El príncipe' se puso en guardia y dijo, "¿qué estás haciendo? ¿Vas a comer como esos humanos, como ellos? Somos gallos y tenemos que comer como gallos". El viejo le dijo, "Nada cambiará en cuanto a este gallo. Puedes comer cualquier cosa y puedes disfrutar de cualquier cosa. Puedes vivir como un hombre y permanecer fiel a tu condición de gallo". Poco a poco el viejo persuadió al príncipe para regresar al mundo de los hombres. Llegó a ser absolutamente normal. Lo mismo ocurre contigo y conmigo. Y recuerda que vosotros sois sólo iniciados, principiantes. Puedes creer que eres un gallo pero sólo estás aprendiendo el alfabeto. Yo soy un alma vieja, y sólo yo puedo ayudarte. Todos los expertos han fallado, y por esto es por lo que estás aquí. Has llamado a muchas puertas; durante muchas vidas has estado buscando y nada te ha servido de ayuda. Pero puedo decirte que yo sí puedo ayudarte porque no soy un experto, no soy un intruso. He caminado por el mismo camino, por la misma demencia, por la misma locura. He pasado por lo mismo, la misma miseria, la misma angustia, las mismas pesadillas. Y haga lo que haga todo se resume en persuadirte, en persuadirte de que salgas de tu locura. Creerse uno mismo un gallo es insensatez, creerse uno mismo un cuerpo es también una locura, incluso mayor. Creerse que uno es un gallo es locura, creerse que uno es un ser humano es una locura mayor, porque tú no perteneces a forma alguna. Tanto si la apariencia es la de un gallo o la de un ser humano es irrelevante, perteneces a Lo Sin

Forma, perteneces a lo Total, a La Totalidad. Por ello cualquiera que sea la apariencia que creas que eres, estás loco. No tiene forma. No perteneces a nadie, no perteneces a ninguna casta, religión, credo, no perteneces a ningún nombre. Y a menos que llegues a carecer de forma, de nombre, nunca te volverás cuerdo. Cordura significa alcanzar aquello que es natural, llegar a aquello que es lo máximo en ti, llegar a lo que está oculto tras de ti. Se requiere un gran esfuerzo porque romper la forma, dejarla, eliminarla es muy difícil. Has llegado a estar tan ligado e identificado con ella... Este Samadhi Sadhana Shibir, este campo de meditación, no es sino para persuadirte a ti para ir hacia Lo Sin Forma; cómo no permanecer ligado a la forma. Toda forma significa ego: incluso un gallo tiene su ego, y el hombre tiene el suyo propio. Toda forma está centrada en el ego. Carecer de forma significa ausencia de ego; entonces no estás centrado en el ego, entonces tu centro está en todas partes y en ninguna parte. Esto es posible; esto que parece imposible es posible, porque esto me ha sucedido a mí. Y cuando yo hablo, lo hago a través de la experiencia. Dondequiera que estés yo he estado, y donde quiera que yo esté puedes estar. Mírame tan profundamente como puedas y siénteme tan hondamente como te sea posible, porque yo soy tu futuro, yo soy tú posibilidad. Cuando te diga, "Entrégate a mí", quiero decir que te rindas a esta posibilidad. Tú puedes ser curado, porque tu enfermedad es sólo una idea. El príncipe enloqueció porque se identificó con la idea de que él era un gallo. Todo el mundo está loco a menos que comprenda que no se halla identificado con forma alguna; sólo entonces la cordura. Por esto una persona cuerda no será alguien en particular. No puede serlo. Sólo uno que esté ido puede ser alguien; a veces un gallo, a veces un hombre, un primer ministro o un presidente, o cualquier cosa. Una persona cuerda llega a sentir el ser nadie. Este es el peligro... Tú has acudido a mí como alguien, y si me lo permites, si me das la oportunidad, este ser alguien puede desvanecerse y llegar a ser nadie, un vacío. En esto se basa todo el esfuerzo, hacerte un don nadie. Pero ¿por qué? ¿Por qué este esfuerzo para llegar a ser un don nadie? Porque a menos que te conviertas en ello no podrás ser dichoso; a menos que te conviertas en un don nadie no podrás alcanzar el éxtasis, a menos que no seas un vacío la bendición no será para ti, seguirás perdiéndote la vida. Realmente no estás vivo, simplemente te arrastras, simplemente te soportas como una carga. Sufrirás mucha angustia, mucho desespero, mucha tristeza, no tendrás ni un solo rayo de bienaventuranza; no podrás. Si tú eres alguien, eres como un sólido bloque de piedra; nada puede penetrarte. Cuando no eres nadie, puedes empezar a hacerte poroso. Cuando no eres nadie, eres realmente un vacío, transparente, todo puede pasar a través tuyo. No hay obstáculo, no hay barrera ni resistencia. Te convertirás en una pasividad, en una puerta. Ahora mismo eres como una pared; una pared significa ser alguien. Cuando seas una puerta serás una nada. Una puerta es sólo un vacío, cualquiera puede pasar a su través, no hay resistencia ni barreras. Ser alguien... estás loco; ser nadie... entonces estarás cuerdo por primera vez. Pero la sociedad en general, la educación, la civilización, la cultura, todo te modela y te ayuda a ser alguien. Esto es lo que yo digo: la religión está en contra de la civilización, la religión está en contra de la educación, la religión está en contra de la cultura, porque la religión observa lo natural, el Tao. Todas las civilizaciones están en contra de lo natural, porque su intención es convertirte en alguien en particular. Y cuanto más cristalizado, estás siendo alguien, menos podrá lo divino penetrarte. Acudes a los templos, a las iglesias, a los curas, pero ahí también estás buscando un modo de convertirte en alguien en el otro mundo, buscando un modo para alcanzar algo, un camino al éxito. La mente anheladora te sigue como una sombra. Donde quiera que vayas, vas con la idea del provecho, del alcanzar, del éxito, del realizar. Si alguno de vosotros ha venido aquí con esta idea debería partir tan rápidamente como le fuera posible, alejándose a la mayor velocidad de mí, porque yo no te voy a ayudar a convertirte en alguien.

Yo no soy tu enemigo. Sólo puedo ayudarte a ser un don nadie. Solo puedo empujarte al abismo... sin fondo. Nunca alcanzarás nada, simplemente te disolverás. Caerás y caerás y te disolverás, y el momento en que te disuelvas toda la existencia se sentirá en éxtasis. La totalidad de la existencia celebrará este suceso. Buda alcanzó esto. Por cuestiones semánticas digo "alcanzó"; de otra forma la palabra es aborrecible, no hay un alcanzar, pero tú ya comprendes. Buda alcanza este vacío, esta nada. Durante dos semanas, durante catorce días continuamente, estuvo sentado en silencio, sin moverse, sin hablar, sin hacer nada. Se dice que las deidades del cielo se turbaron; sólo en muy escasas ocasiones ocurre que alguien alcanza un vacío tan total. Toda la existencia se regocijó, por esto las deidades acudieron. Se inclinaron ante Buda y dijeron "Debes decir algo, debes expresar lo que has alcanzado". Se dice que Buda rió y dijo: "No he alcanzado nada, más bien, a causa de esta mente, que siempre anda deseosa de alcanzar algo, lo estaba perdiendo todo. No he alcanzado nada, esto no es un logro; más bien al contrario, el hacedor ha desaparecido. Yo ya no soy más, y, date cuenta de su belleza, cuando yo era, yo era desgraciado, y ahora que ya no soy, todo es bienaventuranza, la dicha llueve continuamente sobre mí, por todas partes. Ahora no hay ya aflicción". Buda había dicho anteriormente: "La vida es aflicción, el nacimiento es aflicción, la muerte es aflicción, todo es desdicha. Y era desdicha porque el ego estaba ahí. El bote no estaba vacío. Ahora el bote está vacío, ya no hay más tristeza, más aflicción, más pesadumbre. La existencia se ha convertido en una celebración y debería permanecer como celebración hasta la eternidad, por y para siempre". Esto es por lo que digo que es peligroso que hayas venido a mí. Has dado un paso arriesgado. Si tú eres valiente prepárate para el salto. Todo el esfuerzo estriba en cómo acabar contigo, en cómo destruirte. Una vez seas destruido, lo indestructible surgirá, está ahí, escondido. Una vez que todo lo no esencial sea eliminado, lo esencial será como una llama viva, en la gloria absoluta. Esta parábola de Chuang Tse es hermosa. El dice que un hombre sabio es como un bote vacío. Así es el hombre perfecto: su bote está vacío. No hay nadie dentro. Si te encontrases a Chuang Tse, o a Lao Tse, o a mí, el bote estará ahí, pero vacío, sin nadie en él. Si sólo miras superficialmente, entonces parecerá que hay alguien, porque el bote está ahí. Pero si penetras más, si realmente intimas conmigo, si te olvidas del cuerpo, del bote, entonces encontrarás una nada. Chuang Tse es una rara flor, porque llegar a ser un don nadie es lo más difícil, es casi imposible, es lo más extraordinario del mundo. La mente ordinaria suspira por lo extraordinario, y eso es parte de lo ordinario; la mente común desea ser alguien en particular, eso es parte de lo ordinario. Puedes convertirte en un Alejandro, pero permanecerás ordinario y entonces ¿quién es alguien extraordinario? Lo extraordinario comienza solo cuando tú dejas de suspirar por ello. Entonces el viaje ha empezado, una nueva semilla ha germinado. Esto es lo que Chuang Tse quiere expresar cuando dice: "Un hombre perfecto es como un bote vacío". Muchas cosas se derivan de ello. Primero. una barca vacía no va a ninguna parte porque no hay nadie que la dirija, nadie que la manipule, nadie que la conduzca a un lugar determinado. Un bote vacío está ahí, sin ir a parte alguna. Incluso si se mueve, no se dirige a ningún sitio en concreto". Cuando la mente no está allí, la vida sigue en movimiento, pero no está dirigida. Te moverás, cambiarás, serás como el fluir de un río, pero no te dirigirás a ninguna parte, no tendrás metas a la vista. Un hombre perfecto vive sin propósito, un hombre perfecto vive sin motivo alguno. Si le pides a un hombre perfecto: ¿Qué estás haciendo? te dirá, "No lo sé,

pero esto es lo que está sucediendo". Si me pides por qué te estoy hablando, te diré, "Pregunta la flor ¿por qué florece?". Esto es un suceder, no está manipula- do. No hay nadie que manipule, el bote está vacío. Cuando exista un propósito siempre permanecerás afligido. ¿Por qué? Una vez un hombre pidió a un avaro, a un gran tacaño ¿Cómo has logrado tener éxito en acumular tanto dinero? El avaro le contestó, "Este es mi lema: todo lo que haya de hacerse mañana debería de hacerse hoy, y todo lo que se pueda disfrutar hoy debería de disfrutarse mañana. Este ha sido mi lema". El consiguió amasar una gran riqueza y así es como la gente consigue acumular sinsentidos. Este avaro era también un desgraciado. De una parte triunfó acumulando riqueza, de otra triunfó acumulando amargura. Y el lema es el mismo para acumular dinero que para acumular desdicha: haz hoy lo que deba ser hecho mañana, hazlo ahora, no lo demores. Y todo lo que puedas disfrutar ahora mismo, no lo disfrutes ahora, posponlo hasta mañana. Este es camino para entrar en el infierno. Siempre tiene éxito, nunca ha fallado. Inténtalo y lo lograrás; o incluso puede que hayas triunfado ya. Puedes haber estado intentándolo sin saberlo. Pospón todo lo que puedas disfrutar, piensa sólo en el mañana. Jesús fue crucificado por los judíos sólo por esta razón, no por ningún otro motivo. No es que ellos estuvieran en contra de Jesús; Jesús era un hombre perfecto, un bello ser humano, ¿por qué debían los judíos de estar en su contra? Más bien al contrario, habían estado esperando a este hombre. Durante siglos habían estado suspirando y esperando: ¿Cuándo llegará el Mesías? Y entonces de repente este Jesús declara: "Yo soy el Mesías al cual habéis estado esperando, y he venido ahora. Contempladme". Ellos se sintieron confusos porque la mente puede esperar, siempre disfruta en la espera, pero la mente no puede encarar el hecho, la mente no puede encontrarse con este momento. Siempre sabe posponer, es fácil posponer: El Mesías vendrá, pronto llegará... Durante siglos los Judíos han estado pensando sobre ello y posponiendo: y entonces este hombre destruye toda esperanza, porque les dice: "Estoy aquí. La mente se siente entonces turbada. Tuvieron que matar a aquel hombre, de otra forma no les hubiese sido posible vivir con la esperanza del mañana. Y no sólo fue Jesús, muchos otros han declarado desde entonces, "Yo estoy aquí, Yo soy el Mesías". Y los judíos siempre los han negado, porque si no los niegan, cómo podrían vivir en esperanza y ¿cómo podrían posponerlo? Ellos han vivido este anhelo con tanto fervor, con tal profunda intensidad que a duras penas puede uno creerlo. Ha habido judíos que se acostarían esperando que aquella fuese la última noche, que por la mañana el Mesías estaría ahí... He oído acerca de un rabino que solía decir a su mujer, "Si él viene por la noche, no pierdas un solo instante, despiértame inmediatamente". El Mesías está llegando y llegando, puede venir en cualquier momento. Y he oído de otro rabino cuyo hijo se iba a casar, de forma que envió las invitaciones para la boda a sus amigos y escribió en ellas: "Mi hijo se va a casar en Jerusalén en tal fecha, pero si el Mesías no ha venido por entonces, mi hijo se casará en este pueblo de Kortz". Quién sabe, quizás en la fecha de la boda el Mesías haya venido ya. Si es así, ya no estará aquí, estará en Jerusalén celebrándola. Pero si no ha venido por entonces, sólo entonces celebraremos la boda en este pueblo; en caso contrario será en Jerusalén. Así han estado esperando y esperando, soñando. Toda la mente judía ha estado obsesionada con el Mesías venidero. Pero cuando el Mesías llega, inmediatamente lo niegan. Esto debe de ser comprendido. Así es como funciona la mente: esperas la dicha, el éxtasis, y cuando llega lo niegas, simplemente le vuelves la espalda. La mente puede vivir en el futuro, pero no puede vivir en el presente. En el presente sólo puedes anhelar y desear. Así es como creas tu propia desgracia. Si empiezas a vivir aquí y ahora, en este mismo momento, la desdicha desaparece. Pero ¿cómo se relaciona esto con el ego? El ego es el pasado acumulado. Todo lo que has conocido, experimentado, leído, cualquier cosa que te haya sucedido en el pasado, todo se

acumula ahí. Este pasado en conjunto es el ego, eres tú. El pasado se puede proyectar en el futuro, el futuro no es más que el pasado extendido pero el pasado no puede encarar el presente. El presente es totalmente diferente, tiene una cualidad del estar aquí y ahora. El pasado siempre está muerto, el presente es vida, la mismísima fuente de todo, lo vivo. El pasado no puede enfrentarse al presente y por esto se mueve hacia el futuro; pero ambos están muertos, ambos son no existenciales. El presente es vida; el futuro no puede encontrarse con el presente, ni tampoco el pasado. Y tu ego, tu ser alguien, es tu pasado. A menos que estés vacío no puedes estar aquí, y a menos que estés aquí no puedes estar vivo. ¿Cómo puedes conocer la felicidad de la vida? En cada momento está lloviendo sobre ti y tú la estabas obviando. Dice Chuang Tse: Así es el hombre perfecto: su bote está vacío. ¿Vacío de qué? Vacío del yo, vacío del ego, vacío de alguien en su interior. El que gobierna hombres vive en la confusión; el que es regido por hombres vive apesadumbrado. El que gobierna hombres, vive en la confusión. ¿Por qué? El deseo de gobernar proviene del ego; el deseo de poseer, de ser poderoso, el deseo de dominar, proviene del ego. Cuanto mayor es el reino que puedes controlar, mayor es el ego que alcanzas. Con tus posesiones tu alguien interior se vuelve más y más grande. A veces el bote se vuelve muy pequeño tan sólo porque el ego es tan grande... Esto es lo que les sucede a los políticos, a la gente obsesionada con la riqueza, el prestigio, el poder. Sus egos alcanzan tal tamaño que sus botes no pueden contenerlos. A cada momento están a punto de ahogarse, en el límite, asustados, muertos de miedo. Y cuanto más asustado esté uno más posesivo se vuelve, porque cree que a través de los bienes se alcanza algún tipo de seguridad. Cuanto más asustado estés, más creerás que si tu imperio fuese un poco mayor estarás más seguro. El que gobierna hombres vive en la confusión.... Realmente, el deseo de gobernar nace de tu confusión, el deseo de ser líder de hombres proviene de tu desorden. Cuando empiezas a dirigir a otros te olvidas de tu propio caos; es una clase de escape, de truco. Estás enfermo, pero si alguien está también enfermo y te interesas en curarlo, te olvidas de tu propia enfermedad. Oí una vez que G.B. Shaw telefoneó a su médico y le dijo: "Me encuentro muy mal y creo que voy a tener un ataque de corazón. Venga inmediatamente". El doctor acudió a toda prisa. Tuvo que subir corriendo las escaleras y sudaba copiosamente. Entró sin decir nada, se desplomó en una silla y cerró sus ojos. Bernard Shaw saltó de su cama y le preguntó: "¿Qué ocurre?". El médico le contestó: "No diga nada. Creo que me voy a morir. Es un infarto”. Bernard Shaw empezó a ayudarle; le trajo una taza de té, una aspirina e hizo lo que pudo. A la media hora el doctor se había recuperado. Entonces le espetó: "Debo de irme. Págueme mis honorarios". George Bernard Shaw le dijo, "¡Es realmente increíble¡ ¡Es usted quién debería de pagarme! He estado cuidando de usted por más de media hora y ni me ha preguntado que cómo estoy yo". Pero el galeno le dijo, "Yo le he curado. Este ha sido el tratamiento y usted tiene que abonarme mis honorarios". Cuando uno se interesa en la enfermedad de alguien, olvida la suya propia, de aquí que

haya tantos gurús, tantos líderes, tantos maestros. Esto te proporciona una ocupación. Si estás pendiente de los demás, si eres un servidor de los demás, un trabajador social, ayudando al prójimo, te olvidarás de tu propia confusión, tu propio torbellino interior, y todo porque estás tan atareado. Los psiquiatras nunca enloquecen, no porque sean inmunes a ello, sino porque están tan pendientes de la locura del otro, curándolo, ayudando, que olvidan totalmente que ellos están también idos. He conocido a muchos trabajadores sociales, líderes, políticos, gurús, que se mantienen cuerdos únicamente porque están preocupados por los demás. Pero si diriges a los demás, los dominas, debido a tu propia confusión crearás el caos en sus vidas. Puede que sea un buen tratamiento para ti mismo, puede que te sirva de escape, pero es esparcir la enfermedad. El que gobierna hombres, vive en la confusión... Y no sólo es que viva en la confusión, sino que también la contagia a los demás. De la confusión nace únicamente la confusión. Por esto, si te hallas confuso, por favor recuerda, no ayudes a nadie, porque tu ayuda será venenosa. Si estás desorientado no te preocupes por los demás, pues solamente crearás problemas, tu enfermedad se hará contagiosa. No aconsejes a nadie, y si tienes algo de claridad mental, no recibas consejo de alguien que está desorientado, permanece alerta, porque aquel que está confuso siempre imparte consejos. Y te lo dará sin que pagues a cambio, te lo dará generosamente. Permanece alerta. De la confusión solo nace la confusión... El que es regido por hombres vive apesadumbrado. Si dominas a los hombres, vives en la confusión; si permites que el prójimo te dirija, vives afligido, porque un esclavo no puede ser dichoso. El Tao es por esta razón deseado, ni para influenciar a los demás ni ser influenciado por ellos. Deberías intentar no influenciar a nadie, y deberías estar alerta para no ser influido por otros. El ego puede hacer ambos pero no puede mantenerse en el medio. El ego puede intentar influenciar y entonces se siente bien, superior, dominando, pero recuerda que el ego también se siente bien siendo dominado. Los jefes se sienten bien porque hay tantos esclavos dominados, y los esclavos se sienten bien siendo dominados. Hay dos tipos de mente en el mundo: la mente de los dominadores, la mente masculina, y la mente de aquellos que gustan de ser dominados, la mente femenina. Y por femenina no quiero significar mujeres, ni por masculina hombres. Hay mujeres que tienen mentes masculinas y hay hombres que son de mente femenina. No siempre coinciden. Esos son los dos tipos de mente: una a la que le gusta dominar y otra a la que le gusta ser dominada. En ambos casos el ego se siente satisfecho porque tanto si eres dominador como dominado eres importante. Si alguien te domina, también entonces tú eres importante porque su dominio depende de ti. Sin ti, ¿qué seria de él? Sin ti, sobre ¿qué tendrá su dominio, su reino, su pertenencia? Sin ti él no sería nadie. El ego se siente satisfecho en ambos extremos, solamente en el medio el ego muere. No seas dominado ni intentes dominar. Piensa tan sólo en lo que te sucedería. No eres importante en modo alguno, no eres importante de ninguna forma ni como amo ni como esclavo. Los amos no pueden vivir sin esclavos y los esclavos no pueden vivir sin amos; se necesitan los unos a los otros, son complementarios. Tal y como los hombres y las mujeres, son complementarios. El otro es necesario para su plenitud.

No seas ni uno ni otro. Y pues ¿quién eres tú? Repentinamente desapareces porque no eres importante en modo alguno, nadie depende de ti, no eres necesario. Hay una gran necesidad de ser necesitado. Recuerda, te sientes bien cuando eres solicitado. A veces, incluso si te crea infelicidad, incluso entonces amas el ser necesario. Un niño impedido está confinado en la cama y su madre está constantemente preocupada por lo que debe hacer: "Yo tengo que cuidar de este niño y así desperdicio toda mi vida". Pero incluso si el niño muere la madre se sentirá perdida, porque al menos este niño dependía de ella tan absolutamente que ella se sentía importante. Si no hay nadie que te necesite, quien eres tú. Tú creas la necesidad de ser necesitado. Incluso los esclavos son necesarios. El Tao es por esta razón deseado ni para influenciar a los demás ni ser influenciado por ellos. El modo de aclarar la confusión y liberarse de los pesares es vivir con el Tao en la tierra del vacío. Este punto medio es la tierra del vacío, o la puerta a la tierra del vacío; como si tú no existieras, como si nadie te necesitara y como si tú no necesitaras a nadie. Existes como si no existieras. Si tú no eres importante el ego no puede persistir. Por esto intentas ser importante de una forma u otra. Cuando quiera que te sientes que eres necesitado, te sientes bien, pero esto es tu desgracia y tu confusión y es la base de tu infierno. ¿Cómo puedes liberarte? Mira esos dos extremos. Buda llamó a su religión el camino del medio, majjhim nikaya. Ella llamó el camino del medio porque decía que la mente vive en los extremos. Si permaneces en el medio la mente desaparece. En el medio no hay mente. ¿Has visto alguna vez a un funambulista? La próxima vez que veas uno, observa. Cuando el funambulista se inclina a la izquierda, inmediatamente se tiene que mover hacia la derecha para equilibrarse; cuando siente que se está yendo demasiado a la derecha, tiene que inclinarse a la izquierda. Tienes que ir a los extremos opuestos para lograr un equilibrio. Por esto sucede que los amos se convierten en esclavos, y los esclavos en amos; los que poseen llegan a ser poseídos, y los poseídos poseedores. Y así siempre, es un equilibrio continuo. ¿Lo has observado en tus relaciones? Si eres un esposo, ¿lo eres realmente durante las veinticuatro horas? No lo has observado. En veinticuatro horas el cambio ocurre al menos veinticuatro veces; a veces la esposa es el marido y el marido es la esposa; a veces el marido es de nuevo el marido y la esposa es de nuevo la esposa. Y esto sigue oscilando de derecha a izquierda. Es un andar de funambulista. Tienes que equilibrarte. No puedes dominar durante 24 horas, porque entonces el equilibrio se romperá y la relación se destruirá. Siempre que el funambulista se sitúa en el centro, ni inclinándose a la derecha ni a la izquierda, es difícil que lo observes a menos que seas tú el funambulista. El caminar en la cuerda floja ha sido utilizado en el Tibet como meditación, porque en el medio la mente desaparece. La mente vuelve a existir de nuevo cuando te inclinas a la derecha, entonces la mente entra de nuevo y dice: "Equilíbrate, inclínate a la izquierda". Cuando surge un problema, surge la mente. Cuando no hay problemas, ¿cómo puede haber mente? Cuando estás en el medio, en total equilibrio, no hay mente. El equilibrio significa no mente. Oí que una madre estaba muy preocupada por su hijo. Tenía ya diez años y no hablaba una sola palabra. Se probaron todos los sistemas posibles pero los doctores dijeron: "No hay nada que esté mal, su cerebro es absolutamente correcto. El cuerpo está bien, el chico es sano y no podemos hacer nada. Si hubiera habido algo mal, entonces hubiéramos podido hacer algo". Pero aun así el niño no hablaba. Entonces de repente una mañana, el hijo habló y dijo,

"Esta tostada está quemada". La madre no podía creerlo. Lo miró, se quedó pasmada y dijo:"Qué ¿Has hablado? Y correctamente ¿Por qué estabas siempre callado? Intentamos persuadirte pero nunca hablaste". El chico dijo,"Nunca hubo nada que fuera incorrecto. Por primera vez la tostada está quemada". ¿Si no hay nada mal por qué hablar? La gente acude a mí y me dice, "Sigues hablando cada día”..., y les contesto, "Sí, porque hay tanta gente equivocada viniendo aquí y escuchando. Hay tanta equivocación que tengo que hablar. Si no hubiese nada erróneo no habría necesidad de hablar. Hablo por vosotros, porque la tostada está quemada". En el momento en que está en el medio, entre cualquier polaridad o extremo, la mente desaparece. Pruébalo. El caminar en la cuerda floja es un bello ejercicio, y uno de los más sutiles métodos de meditación. No se necesita nada más. Puedes observar al funambulista por ti mismo, observa cómo ocurre. Y recuerda, en la cuerda el pensar se detiene porque está en una situación muy peligrosa. No puedes pensar. El momento en que pienses, caerás. Un funambulista no puede pensar, debe de estar alerta en todo momento. El equilibrio tiene que mantenerse en todo momento. No puede sentirse seguro, él no está seguro; él no puede sentirse sano y salvo, él no está a salvo. El peligro está ahí siempre; en cualquier momento una pequeña oscilación y caerá... Y la muerte aguarda. Si andas en una cuerda floja llegarás a sentir dos cosas: el pensamiento se detiene porque hay peligro, y en el momento en que te sitúas en el medio, ni a la izquierda ni a la derecha, justo en el centro, un gran silencio desciende sobre ti de una forma que nunca antes has conocido. Y esto sucede de muchas maneras. Toda la vida es un andar en la cuerda floja. El Tao así deseado permanece en el medio; ni siendo dominado ni dominando, no siendo ni esposo ni esposa, no siendo ni amo ni esclavo. La forma de aclarar la confusión y liberarse de los pesares es vivir con el Tao en la tierra del vacío. En el medio la puerta se abre: la tierra del vacío. Cuando tú no eres, el mundo en su totalidad desaparece, porque el mundo depende de ti. El mundo que has creado a tu alrededor pende de ti. Si tú no eres el mundo desaparece. No es que la existencia se convierta en no existencia, no; sino que el mundo desaparece y la existencia aparece. El mundo es una creación mental; la existencia es lo verdadero. Esta casa estará ahí, pero entonces esta casa no será tuya. La flor estará ahí pero la flor no tendrá nombre. No será ni hermosa ni fea. Estará ahí pero ninguna idea sobre ella aparecerá en tu mente. Todo el entramado conceptual desaparece. La existencia desnuda, inocente, permanece ahí en todo su ser puro y cristalino. Y todos los conceptos, todas las imaginaciones, todos los sueños, desaparecen en la tierra del vacío. Si un hombre está cruzando un río y un bote vacío colisiona con el suyo incluso aunque sea un hombre de mal genio, no se encolerizará mucho. Pero si ve a un hombre en el otro bote, le gritará para evitar el choque. Y si éste desoye sus advertencias, vociferará una y otra vez, y empezará a maldecir. Y todo porque hay alguien en ese bote.

Así pues, si el bote estuviera vacío, no hubiera gritado, ni se hubiese encolerizado. Si la gente sigue chocando contigo y si la gente sigue enfadándose contigo, recuerda, ellos no tienen la culpa. Tu bote no está vacío. Ellos se enfadan porque tú estás ahí. Si el bote estuviera vacío aparecerían como tontos, si ellos se enfadaran sería una tontería. Aquellos que son íntimos míos a veces se enfadan conmigo y parecen tan tontos. Si el bote está vacío puedes incluso disfrutar con la ira de los demás, porque no hay nadie con quién enojarse, ellos no te han mirado. Por esto recuerda, si la gente sigue chocando contigo, eres una pared demasiado sólida. Conviértete en una puerta, vacíate, déjalos pasar. E incluso entonces a veces la gente se enfadará; se enojan incluso con un Buda. Porque hay tontos que, si su bote colisiona con otro bote vacío, no miran si hay alguien en él o no. Empiezan a gritar; están tan liados consigo mismos que no pueden ver si hay alguien en él o no. Pero incluso entonces el bote vacío puede disfrutarlo porque la ira nunca te golpea; tú no estás allí, y así a ¿quién puede herir? Este símbolo del bote vacío es realmente bello. La gente se encoleriza porque estás demasiado presente, porque tienes demasiada substancia, eres tan sólido que ellos no pueden pasar. Y la vida está interrelacionada con todo. Si tú eres en demasía, por todo habrá choques, ira, depresión, agresión, violencia. El conflicto continúa. Cuando sientes que alguien está irritado o que ha chocado contigo, tú siempre crees que él es el responsable. Así es como la ignorancia deduce, interpreta. La ignorancia siempre afirma, "El otro es el responsable". La sabiduría siempre dice, "Si alguien es el responsable, entonces soy yo, y el único modo de no chocar es no ser". "Yo soy responsable", no significa, "Yo estoy haciendo algo, esto es por lo que ellos están enfadados". Esa no es la cuestión. Puede que no estás haciendo nada, sino que tu sola presencia sea suficiente para que la gente se enoje. La cuestión no es si estás haciendo algo bueno o malo. La cuestión es que tu estás ahí. Esta es la diferencia entre el Tao y otras religiones. Las otras religiones dicen: Sé bueno, compórtate de tal y cual modo de forma que nadie se irrite contigo. El Tao dice: "No seas". No es una cuestión de comportarse o no comportarse. No es el tema. Incluso un buen hombre, un hombre santo, crea ira, porque él está ahí. A veces un hombre bueno crea más ira que un mal hombre, porque un hombre bueno significa un muy sutil egoísta. Un hombre malo se siente culpable; su bote puede estar lleno, pero él se siente culpable. El no está realmente extendiéndose en el bote, su culpa lo mantiene encogido. Un hombre bueno se siente tan bueno que llena el bote totalmente, lo desborda. Por esto cuando te acercas a una buena persona, siempre te sientes torturado, y no es que él te torture, es solo su presencia. Con los así llamados hombres buenos siempre te sentirás triste, e intentarás evitarlos. Las así llamadas buenas personas son realmente muy pesadas. Siempre que contactes con ellos te harán sentirte triste, te deprimirán e intentarás dejarlos tan pronto como puedas. Los moralistas, los puritanos, los virtuosos, todos son pesados, y llevan una carga a su alrededor, y negras sombras. A nadie le gustan. No pueden ser buenos compañeros, no pueden ser buenos amigos. La amistad es imposible con un hombre bueno; casi imposible, porque sus ojos están siempre condenando. En el momento en que te acercas a él, él es bueno y tú malo. No es que él haga nada en particular; su sola presencia crea algo, y te sientes enojado. El Tao es totalmente diferente. El Tao tiene una cualidad distinta, y para mí el Tao es la religión más profunda que ha existido sobre esta tierra. No hay comparación posible. Ha habido algunos vislumbres, hay destellos en los dichos de Jesús, en Buda, en Krishna, pero solo vislumbres. El mensaje de Lao Tse o Chuang Tse es el más puro; es absolutamente puro, nada lo ha contaminado. Y este es el mensaje: todo ocurre porque hay alguien en el bote. Todo este

infierno es porque alguien hay en el bote. Así pues, si el bote hubiese estado vacío, no hubiera gritado, ni se hubiese encolerizado. Si tú puedes vaciar tu propio bote cruzando el río del mundo, nadie se te opondrá, ni nadie buscará hacerte daño, El árbol recto es el primero en ser cortado, la fuente de agua clara es la primera en ser agotada. Si deseas ahondar en tu sabiduría y avergonzar al ignorante, si deseas cultivar tu personalidad para eclipsar a otros, una luz brillará a tu alrededor como si te hubieras tragado al sol y a la luna, y no podrás evitar la desgracia. Esto es único. Chuang Tse está diciendo que el halo de santidad a tu alrededor muestra que tú estás todavía ahí. El halo de que eres bueno seguro que te causará desgracia, a ti y a los otros. Lao Tse y Chuang Tse, Maestro y discípulo, nunca han sido reproducidos en cuadros con halos, con auras a su alrededor. Al contrario que Jesús, Krishna, Zarathustra, Buda, Mahavir, ellos nunca han sido pintados con un aura alrededor de su cabeza, "porque", dicen, "si tú eres en realidad un hombre bueno ningún aura aparece alrededor de tu cabeza; más bien al contrario, la cabeza desaparece". ¿Dónde dibujar entonces el aura? La cabeza desaparece. Todas las auras están en alguna forma relacionadas con el ego. No es Krishna el que hizo su autorretrato, fueron sus discípulos. Ellos no pueden pensar en él sin dibujar un aura alrededor de su cabeza, entonces él aparece como algo extraordinario. Y Chuang Tse dice: "Ser corriente es ser sabio. Nadie te reconoce, nadie siente que seas alguien extraordinario". Chuang Tse dice: "Vas a la multitud y te entremezclas, pero nadie sabe que un buda ha entrado en el gentío". Nadie llega a notar que alguien es diferente, porque si alguien lo nota seguro que va haber ira y desgracia. Siempre que uno note que tú eres alguien, su propia ira, su propio ego es herido. El reacciona, empieza a atacarte. Por esto Chuang Tse dice: "El carácter de uno no debe de cultivarse, porque esto es también un tipo de riqueza". Y la llamada gente religiosa sigue enseñando: Cultiva tu carácter, cultiva la moralidad, sé virtuoso. Pero ¿por qué? ¿Por qué ser virtuoso? ¿Por qué estar en contra del pecador? Pues porque tú mente es hacedora, tú eres todavía ambicioso. Y si alcanzas el paraíso y ves a los pecadores sentándose en torno a Dios, te sentirás herido; toda tu vida habrá sido desperdiciada. Tú cultivaste la virtud, tú cultivaste tu carácter, mientras esa gente estuvo disfrutando y haciendo toda clase de cosas condenables, y aquí están ellos sentados en torno a Dios. Si ves a santos y a pecadores juntos en el paraíso te sentirás muy dolido, te sentirás triste y desgraciado porque tu virtud forma parte también de tu ego. Cultivas la santidad para ser superior, pero la mente permanece tal cual. Cómo ser superior de una u otra forma, cómo hacer inferiores a los demás es el motivo. Si puedes acumular mucha riqueza, entonces ellos son pobres y tú rico. Si te puedes convertir en un Alejandro, entonces tú tienes un imperio y ellos son mendigos. Si puedes llegar a ser un gran erudito, entonces tú eres un entendido y ellos son unos ignorantes, ¡letrados. Si puedes llegar a ser un dechado de virtud, a ser religioso, respetable, un ejemplo de moral, entonces ellos están condenados, ellos son pecadores. Pero la dualidad continúa. Estás luchando en contra de los demás y estás intentando ser superior. Chuang Tse dice: "Si cultivas tu carácter y eclipsas a los demás, no podrás evitar la

desgracia". No intentes brillar más que el prójimo y no cultives tu personalidad para propósitos egoístas. Por esto para Chuang Tse sólo hay una naturaleza que cultivar y es la que implica la carencia de ego. Todo lo demás sigue a esto. Sin ello, nada tiene valor. Puedes llegar a ser de carácter semejante a lo Divino, pero si el ego está ahí dentro, toda tu divinidad está al servicio del demonio; toda tu virtud no es nada más que una fachada y el pecador está agazapado dentro. Y el pecador no puede ser transformado a través de la virtud o mediante cualquier clase de proceso. Sólo cuando tú no estás ahí, desaparece. Un sabio ha dicho: "El que está satisfecho consigo mismo ha hecho un trabajo sin valor alguno. El éxito es el principio del fracaso, la fama es el comienzo de la desgracia". Estos son unos dichos muy paradójicos, y tienes que estar muy alerta para comprenderlos, de otra forma pueden ser malentendidos. Un sabio ha dicho: "El que está satisfecho consigo mismo ha hecho un trabajo sin valor alguno". La gente religiosa sigue predicando: Siéntete satisfecho contigo mismo. Pero tú permaneces ahí para contentarte. Chuang Tse dice: "No estés ahí y no habrá ya posibilidad de satisfacción o insatisfacción". Esta es la satisfacción real, cuando no estás. Pero si sientes que estás satisfecho, es falso, porque estás ahí y es sólo una satisfacción del ego. Sientes que lo has logrado, sientes que lo has alcanzado. El Tao dice que uno que siente que lo ha alcanzado, en realidad lo ha perdido. Uno que siente que lo ha logrado, lo ha perdido, porque el éxito es el comienzo del fracaso. El éxito y el fracaso son las dos partes de una circunferencia, de una rueda. Siempre que el éxito alcanza su clímax el fracaso ya ha comenzado, la rueda ya gira hacia abajo. En el momento en que la luna es llena ya no hay progreso. Ahora no hay más avance. Al siguiente día el camino hacia abajo comienza y cada día la luna será ahora más pequeña, más pequeña y más pequeña. La vida se mueve en círculos. En el momento en que sientes que has llegado, la rueda se ha movido, y te estás realmente apartando. Puede tomarte tiempo el que reconozcas esto, porque la mente es perezosa. Se requiere mucha inteligencia, mucha claridad para ver las cosas cuando suceden. Las cosas ocurren y te lleva varios días el darte cuenta, a veces meses o años. A veces incluso lleva muchas vidas el reconocer que es lo que ha sucedido. Pero piensa sólo en tu pasado. Cuando tuviste la sensación de que habías triunfado, inmediatamente las cosas cambiaron, empezaste a decaer, porque el ego es parte de la rueda. Tiene éxito porque puede fallar: si no pudiese fracasar no habría posibilidad de triunfar. El éxito y el fracaso son las dos caras de una misma moneda. Chuang Tse dice: Un sabio ha dicho: “El que está satisfecho consigo mismo ha hecho un trabajo sin valor alguno”. Porque él está todavía ahí, el bote vacío no existe todavía, el bote está todavía lleno. El ego está sentado allí, el ego está todavía entronizado. El éxito es el principio del fracaso, la fama es el comienzo de la desgracia".

El no tiene nada que perder. De aquí los mendigos de Buda: sin nombre, sin hogar, sin nada que proteger, nada que preservar. Podían ir donde fuera, como nubes en el cielo, sin casa, sin raíces, flotando, sin metas, ni propósitos ni ego. El que así lo haga fluirá como el Tao, sin ser visto, discurrirá como la vida misma . sin nombre y sin hogar. Esto es lo que un sannyasin significa para mí. Cuando te inicio en el sannyas, te inicio en esta muerte de lo sin nombre, de lo sin hogar. No te estoy dando ninguna llave secreta para el éxito, no te estoy dando ninguna fórmula secreta de cómo triunfar. Si te estuviera dando algo sería una llave de cómo no triunfar, de cómo ser un fracasado y estar despreocupado, de cómo moverte sin nombre, sin casa, sin meta, de cómo ser un mendigo; lo que Jesús llama pobre de espíritu. Un hombre que es pobre de espíritu carece de ego; él es el bote vacío. Simple es él, sin distinciones. ¿A quién llamas simple? ¿Puedes cultivar la sencillez? Ves a un hombre que come sólo una vez al día, que se viste con pocas ropas o está desnudo, que no vive en un palacio, que vive debajo de un árbol. Y tú dices: "Este hombre es simple". ¿Es esto sencillez? Puedes vivir debajo de un árbol y que tu vida sea cultivada. Has cultivado el ser sencillo. Has cultivado ser sencillo. Puedes quizás comer una vez al día, pero lo has cultivado. Esto es manipulación de la mente. Puedes quedarte desnudo, pero esto no puedes hacerte simple. La simplicidad sólo puede suceder. Pero tú sientes que eres un santo porque vives bajo un árbol, porque comes una vez al día, y eres vegetariano, y vives desnudo, tú no posees dinero alguno, tú eres un santo. Y entonces cuando pasa un hombre que tiene dinero, la condena surge en ti y piensas. ¿Qué le sucederá a este pecador? Será condenado al infierno. Y sientes compasión por este pecador. Entonces no eres ya sencillo, porque la diferenciación ha entrado; tú eres distinto. No hay diferencia alguna en cómo se ha creado la diferenciación. Un rey vive en un palacio; él es diferente de aquellos que viven en chozas. Un rey lleva ropas que tú no puedes llevar; son tan caras que él es distinto. Un hombre vive desnudo en la calle y tú no puedes vivir desnudo en la calle; por esto él es diferente. Dondequiera que haya diferenciación, existe el ego. Cuando no hay diferenciación, el ego desaparece; y el no ego es sencillez. Simple es él, sin distinciones. A los ojos de todos aparece como un tonto. Este es el más profundo dicho de Chuang Tse. Es difícil de entender porque siempre creemos que una persona iluminada, un hombre perfecto, es un hombre de sabiduría. Y él dice: “A los ojos de todos aparece como un tonto”... Pero así es como debería de ser. Entre tantos tontos, ¿cómo puede un sabio ser de otra forma? A los ojos de todos aparecerá como un necio y esa es la única manera. ¿Cómo puede él cambiar este estúpido mundo y a tantos tontos y devolverles la cordura? El tiene que desnudarse, meterse debajo de la mesa y cantar como un gallo. Sólo entonces podrá cambiarte. El debe volverse tan loco como tú, un tonto como tú, debe permitir que te rías de él. Entonces no te sentirás celoso, entonces no te sentirás herido, entonces no te irritarás con él, entonces podrás tolerarlo, entonces podrás perdonarlo y olvidarlo, entonces podrás dejarlo a su aire. Muchos grandes místicos se comportaron como tontos y sus contemporáneos se hallaron despistados sobre cómo interpretar sus vidas; y la mayor sabiduría existía en ellos. Ser

sabio entre vosotros es realmente una tontería. No funcionaría; crearía muchos problemas. Sócrates fue envenenado porque no conocía a Chuang Tse. Si hubiera conocido a Chuang Tse, no hubiera sido necesario para él que lo envenenaran. El trató de comportarse como un sabio; entre tontos él probó de ser sabio. Chuang Tse dice: "A los ojos de todos el sabio se comporta como un tonto". Chuang Tse mismo vivió como un tonto, riendo, cantando y bailando, bromeando y contando anécdotas. Nadie pensó de él que fuera formal. Y no podrás hallar a alguien más formal o sincero que Chuang Tse. Pero nadie creyó que él lo fuera, la gente disfrutaba con él, lo amaba, y a través de este amor el sembraba las semillas de su sabiduría. El cambió a muchos. Pero para cambiar a un loco has de aprender su lenguaje, has de usar su lenguaje. Tienes que ser como él, has de bajar. Si sigues en tu pedestal entonces no habrá comunión. Esto fue lo que le ocurrió a Sócrates, y así tuvo que suceder porque la mente griega es la mente más racional del mundo, y la mente racional siempre intenta no ser necia. Sócrates encolerizó a mucha gente. Tuvieron que matarlo en realidad, porque siempre preguntaba extrañas cuestiones y hacía que todo el mundo se sintiera como tonto. El puso a todos contra las cuerdas; porque uno no puede contestar hasta las preguntas más simples si alguien insiste. Si tu creías en Dios, Sócrates te preguntaría algo sobre Dios; no podrías contestar, no lo habías visto todavía. ¿Cuál es la prueba? Dios es una cosa lejana. Tú no puedes demostrar las cosas más obvias. Has dejado a tu mujer en casa; ¿cómo puedes probar realmente que has dejado a tu mujer en casa, o incluso que tienes mujer? Puede que exista sólo en tu memoria. Puedes haberlo visto en sueños, y cuando regreses no haya ni mujer ni casa. Sócrates interrogaba con preguntas penetrantes, analizándolo todo, y todos en Atenas se llegaron a enfadar. Este hombre estaba intentando probar que ellos eran tontos. Lo mataron. Si el se hubiese encontrado con Chuang Tse y por entonces Chuang Tse estaba vivo en China pues eran contemporáneos -Chuang Tse le hubiera explicado el secreto: No intentes probar que alguien sea tonto porque a los tontos eso no les gusta. No intentes demostrar a un loco que él está loco, porque a ningún loco le gusta. Se enojará y se volverá arrogante y agresivo. Te matará si te excedes en demostrárselo. Si llegas al punto donde puedas probarlo, se vengará. Chuang Tse hubiera dicho: es mejor ser tonto; entonces la gente se complacerá contigo y mediante una sutil metodología puedes ayudarlas a cambiar. Ellos no están contra ti. Y por esto es que en el Este, particularmente en la India, en China y en Japón, nunca ha ocurrido nada tan desagradable como en Grecia cuando Sócrates fue envenenado y asesinado. Sucedió en Jerusalén; Jesús fue crucificado. Sucedió en Irán, en Egipto, en otros países muchos sabios fueron asesinados, muertos. Nunca ocurrió en la India, en China, en Japón, porque en estos tres países la gente llegó a saber que comportarse como un sabio es invitar a la desgracia. Comportarse como un tonto, como un loco, simplemente estar loco. Este es el primer paso del sabio: hacer que te sientas cómodo para que no te asustes de él. Y esto es por lo que te cuento esta historia. El príncipe llegó a entablar amistad con el hombre. El estaba asustado de los otros doctores, expertos eruditos, porque intentaban cambiarle, curarlo, y él no estaba loco. El no creía que estuviese loco, ningún loco cree que está loco. Si un loco llega a pensar que lo está, la locura desaparece. El no está loco ya más. Por ello todos aquellos sabios que intentaban curar al príncipe, eran necios y solo este viejo sabio era sabio. El se comportaba neciamente. La corte rió, el rey rió, la reina rió y dijo: "¿Qué? ¿Cómo va este hombre a cambiar al príncipe? Si el mismo parece estar loco e incluso sumido en una locura mayor que la del príncipe". Incluso el príncipe se alteró. Dijo: "¿Qué estás haciendo? ¿Qué pretendes?". Pero este hombre debe de haber sido un sabio iluminado. Chuang Tse está hablando sobre este tipo de fenómeno; sobre este hombre extraordinario.

A los ojos de todos aparece como un tonto. Sus pasos no dejan huella. Tú no puedes seguirle. No puedes seguir a un iluminado, no, nunca, porque él no deja pistas, no deja huellas. Es como un pájaro en el cielo: se mueve y no deja huellas. ¿Por qué un sabio no deja huellas? Para que tú no puedas seguirlo. Ningún sabio desea que le sigas porque cuando sigues te conviertes en un imitador. El se mueve en un zig-zag tal que no puedes seguirlo. Si intentas seguirlo, te perderás. ¿Puedes tú seguirme? es imposible, porque no sabes dónde voy a estar mañana. No puedes predecirlo. Si puedes predecir, puedes planear. Entonces sabes a dónde voy, conoces la dirección, conoces mis pasos. Conoces mi pasado; puedes inferir mi futuro. Pero yo soy ilógico. Si fuera lógico podrías deducir lo que voy a decir mañana, tan sólo mirando lo que dije ayer, puedes deducir lógicamente lo que diré mañana. Pero eso no es posible. Yo puedo contradecirme totalmente. Todos mis mañanas contradirán todos mis ayeres, de forma que ¿cómo vas a seguirme? Te volverás loco si intentas seguirme. Antes o después tienes que descubrir que has de ser tú mismo, no puedes imitar. Sus pasos no dejan huella. El no es consistente. El no es lógico. El es ilógico. El es como un loco. No tiene poder alguno. Esto será muy difícil de entender porque creemos que el sabio tiene poder; que él es el más poderoso de los hombres. Que él puede tocar tus ojos ciegos y ellos se abrirán y podrás ver; que tú estás muerto y él te tocará y resucitarás. Para nosotros un sabio es un hacedor de milagros.

Pero Chuang Tse dice: El no tiene poder, porque usar el poder es siempre parte del ego. El ego desea ser poderoso. No puedes persuadir a un sabio para que use su poder, es imposible. Si puedes significa que quedó algo de ego para ser persuadirlo. El nunca usará su poder porque no hay nadie para que lo use y lo maneje. El ego, el manipulador, no está allí ya más, el bote está vacío. ¿Quién dirigirá este bote? No hay nadie. Un sabio es poder, pero no tiene poder; un sabio es poderoso, pero no tiene poder porque el que controla ya no está más allí. El es energía desbordante, sin dirección- pero no hay nadie que la dirija. Puedes ser curado en su presencia, tus ojos se pueden abrir, pero él no los ha abierto, él no los ha tocado. El no te ha curado. Si él cree que te ha curado, él ha enfermado. Este sentimiento del "yo" -yo he curado- es una enfermedad aún mayor, es una ceguera aún mayor. No tiene poder alguno. No alcanza nada, no tiene reputación. Puesto que no juzga a nadie, nadie le juzga. Así es el hombre perfecto: su bote está vacío. Y este va a ser tu camino. Vacía tu bote, ve arrojando afuera todo lo que encuentres en él hasta que todo haya sido arrojado y no quede nada, incluso tú hayas sido arrojado, no quede nada, tu ser se haya convertido en un vacío. Lo primero y lo último es estar vacío: una vez es estás vacío puedes ser Iluminado. El Todo descenderá sobre ti cuando estás vacío -sólo el vacío puede recibir el Todo, cualquier cosa que no sea eso no funcionará, porque para recibir el Todo tienes que estar vacío, vacío sin límites. Sólo entonces puede ser recibido. Vuestras mentes son tan pequeñas que no pueden contener a lo Divino. Vuestras habitaciones son tan pequeñas que no pueden invitar a lo Divino. Destruid esta casa completamente porque sólo el cielo, el espacio, el espacio abierto puede recibirlo. El vacío va a ser el camino, la meta, el Todo. Desde mañana por la mañana prueba de vaciarte de todo lo que puedas encontrar dentro de ti: tu sufrimiento, tu ira, tu ego, envidias, padeceres, de tu dolor, tus placeres -todo lo que encuentres tíralo. Sin distinciones, sin elegir, vacíate. Y en el momento en que estás completamente vacío, de repente verás que tú eres el Todo, la totalidad. A través de la vacuidad, la totalidad es alcanzada. La meditación no es más que el proceso del vaciado, el llegar a ser una nada. En este campo muévete como si no fueras nadie. Y si irritas a alguien y chocas, recuerda, debes estar aún en el bote, por esto es por lo que ocurre. Pronto, cuando tu bote este vacío, no colisionarás, no habrá más conflicto, ni ira, ni violencia, nada. Y esta nada es la bendición, esta nada es la bienaventuranza. Por esta nada es por lo que has estado buscando y buscando. Suficiente por hoy. Capítulo 2 El hombre del Tao El hombre del Tao actúa sin impedimentos, no daña a otros seres con sus acciones, y aun así no se reconoce a sí mismo como amable y benévolo. No se esfuerza por ganar dinero, y no hace de la pobreza una virtud. Sigue su camino sin esperar de los demás,

y no se enorgullece de caminar solo. El hombre del Tao permanece sin ser conocido. La perfecta virtud no produce nada. Ningún yo es el verdadero yo. y el hombre más grande es un don nadie. Lo más difícil, lo que es casi imposible para la mente es permanecer en el medio, permanecer en equilibrio. Y moverse de algo a su opuesto es lo más fácil. Moverse de un extremo al extremo opuesto es la naturaleza de la mente. Esto se ha de comprender muy bien, porque a menos que lo entiendas, nada podrá conducirte a la meditación. La naturaleza de la mente es moverse de un extremo a otro. Depende de un desequilibrio. Si estás equilibrado la mente desaparece. La mente es como una enfermedad: cuando estás desequilibrado está ahí, cuando estás equilibrado, no está. Esto es por lo que le es fácil a una persona glotona ayunar. Parece ilógico, porque creemos que una persona que está obsesionada con la comida no puede ayunar. Pero estás equivocado. Solamente aquel que está obsesionado por la comida puede ayunar, porque ayunar es la misma obsesión en sentido opuesto. No es realmente cambiarte a ti mismo. Todavía estás obsesionado con la comida. Antes te excedías comiendo; ahora estás hambriento pero la mente permanece focalizada en la comida desde el extremo opuesto. Un hombre que se ha complacido en exceso en el sexo puede convertirse en célibe fácilmente. No hay problema. Pero es difícil para la mente alcanzar la dieta correcta, es difícil para la mente estar en el medio. ¿Por qué es difícil estar en el medio? Es como el péndulo de un reloj. El péndulo va hacia la derecha y entonces se desplaza a la izquierda; de nuevo a la derecha, y de nuevo a la izquierda; el reloj depende totalmente de este movimiento. Si el péndulo permanece en el medio, el reloj se para. Y cuando se mueve hacia la derecha tú crees que sólo está yendo a la derecha, pero al mismo tiempo está adquiriendo inercia para ir a la izquierda. Cuanto más vaya a la derecha, más energía acumula para moverse hacia la izquierda, al opuesto. Cuando se está moviendo hacia la izquierda está acumulando de nuevo inercia para moverse a la derecha. Siempre que te excedes comiendo estás acumulando inercia para ayunar. Siempre que indulges en el sexo, antes o después, el brahmacharya, el celibato, te atraerá. Y lo mismo ocurre con el polo opuesto. Puedes ir y pedir a los llamados sadus, tus bikus, tus sannyasins. Ellos han hecho un tema central del volverse célibes, ahora sus mentes están adquiriendo impulso para moverse hacia el sexo. Han tornado prioritario el estar hambriento y pasar hambre y sus mentes están continuamente pensando en comida. El pensar demasiado en la comida demuestra que estás acumulando impulso para lanzarte a ello. El pensar significa acumular inercia. La mente empieza a disponerlo todo para el opuesto. Y una cosa más: siempre que te mueves, te estás moviendo también hacia el opuesto. El opuesto está escondido, no es visible. Cuando amas a una persona estás acumulando inercia para odiarla. Así es como sólo los amigos pueden convertirse en enemigos. No puedes de repente convertirte en un enemigo a menos que hayas sido un amigo. Los amantes se pelean, luchan. Sólo los amantes pueden disputar y pelear, porque, a menos que ames ¿cómo puedes odiar? A menos que te hayas ido al mismo extremo izquierdo, ¿cómo puedes ir al derecho? La investigación actual dice que el tal llamado amor no es más que una íntima enemistad. Tu esposa es tu íntimo enemigo, tu marido es tu íntimo enemigo, ambos íntimos y contrarios. Ellos aparecen opuestos, ilógicos, porque nos preguntamos ¿cómo puede uno que es íntimo ser el enemigo?; uno que es un amigo, ¿cómo puede ser también el enemigo? La lógica es superficial, la vida penetra más hondo, y en la vida todos los opuestos se hallan juntos, existen juntos. Recuérdalo, porque entonces el meditar se convierte en el equilibrar. Buda enseñó ocho reglas, y con cada una usó la palabra "adecuado/apropiado". El dijo: "Recto esfuerzo, porque es muy fácil moverse de la acción a la inacción, del despertar al

sueño, pero permanecer en el medio es difícil". Cuando Buda usó la palabra "recto" quería decir: no te vayas al opuesto, permanece en el medio. Comida apropiada. El nunca invitó al ayuno. No te excedas en comer demasiado y no te excedas en el ayuno. El dijo: "Comida correcta". "Comida correcta" significa permanecer en el medio. Cuando estás en el medio no estás acumulando inercia alguna. Y en esto está su belleza. Un hombre que no está acumulando impulso para; ir a ningún lado, puede estar a gusto consigo mismo, puede sentirse en casa. Tú nunca puedes estar en casa, porque hagas lo que hagas tendrás que desplazarte inmediatamente al opuesto para equilibrar. Y el opuesto nunca equilibra, simplemente te da la impresión de que te equilibras, pero has de ir al opuesto de nuevo. Un buda no es ni un amigo ni un enemigo de nadie. Simplemente se ha parado en el medio el reloj no funciona. Se dice de un místico hasídico, Muzheed, que cuando alcanzó la iluminación de repente el reloj de la pared se paró. Puede que haya o no haya sucedido, es posible, pero el simbolismo es claro: cuando tu mente se detiene, el tiempo se para; cuando el péndulo se para, el reloj se para. Desde entonces el reloj nunca volvió a marchar, desde entonces siempre indicó la misma hora. El tiempo es creado por el movimiento de la mente, igual que el movimiento del péndulo. La mente se mueve, sientes el tiempo. Cuando la mente está inmóvil, ¿cómo puedes sentir el paso del tiempo? Cuando no hay movimiento, el tiempo no puede ser percibido. Los científicos y los místicos coinciden en este punto: el movimiento crea el fenómeno del tiempo. Si estás inmóvil, si estás quieto, el tiempo desaparece, la eternidad entra en la existencia. Tu reloj se mueve rápido, y su mecanismo es el movimiento de un extremo a otro. La segunda cosa a comprender sobre la mente es que la mente siempre suspira por lo distante, nunca por lo próximo. Lo cercano te aburre, te harta; lo distante te proporciona sueños, esperanzas, posibilidad de placer. Por esto la mente siempre suspira por lo distante. Siempre es la mujer de alguien la que es atractiva, hermosa; es siempre la casa de alguien la que te obsesiona; es siempre el coche de alguien el que te fascina. Siempre es lo distante. Estás ciego a lo próximo. La mente no puede ver lo que está muy cerca. Sólo puede ver lo que está muy lejano. ¿Y qué es lo más lejano, lo más distante? Lo opuesto es lo más distante. Amas a una persona, ahora el odio es lo más lejano; estás excediéndote comiendo, ahora el ayuno es lo más distante; eres célibe, ahora el sexo es lo más lejano; tú eres un rey, ser un monje es lo más lejano. Lo más distante es lo más ensoñador. Atrae, obsesiona, sigue llamando, invitándote, y cuando has alcanzado el otro polo, el lugar desde dónde te has desplazado vuelve a ser atractivo de nuevo. Te divorcias de tu esposa, y al cabo de unos pocos años tu esposa vuelve a ser bella. Una actriz acudió a mí. Se había divorciado de su esposo hacía quince años. Ahora ella era mayor, no tan hermosa como cuando se separó de su esposo. Su hijo se casó el año anterior de forma que en la boda se encontró con su ex-marido de nuevo y tuvieron que viajar juntos. El marido se enamoró otra vez de ella, por eso vino a mí y me preguntó, "¿Qué debo hacer? Me lo está proponiendo de nuevo; él quiere casarse conmigo de nuevo". Ella estaba también fascinada. Esperaba tan sólo que le diera el sí. Le dije: "Pero vosotros vivisteis juntos y siempre hubo conflicto y nada más. Conozco toda la historia -cómo peleabais, disputabais, cómo os creabais un infierno y desgracia mutuamente. ¿Ahora de nuevo...?". Para la mente lo opuesto es magnético y a menos que a través de la comprensión lo trasciendas, la mente se irá moviendo de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, y el reloj continuará. Ha seguido durante muchas vidas y así es cómo te has engañado a ti mismo -porque no comprendes el mecanismo. De nuevo lo lejano te atrae, de nuevo comienzas a viajar. El momento en que alcances tu meta eso que solías conocer es ahora distante, ahora tiene atractivo, ahora se ha convertido en una estrella, algo de valor.

Estaba leyendo sobre un piloto que volaba sobre California con un amigo. Le dijo al amigo: "Mira abajo a este hermoso lago. Yo nací cerca de él; ese es mi pueblo". Señaló un pequeño pueblecito colgado de las colinas cerca del lago y le dijo: "Nací allí. Cuando niño solía sentarme en la orilla del lago a pescar; el pescar era mi hobby. Pero en esa época, cuando era niño y paseaba en el lago, siempre los aviones solían surcar el cielo sobre mi cabeza, y soñaba que un día sería piloto, soñaba que pilotaría un aeroplano. Ese era mi único sueño. Ahora se ha realizado y ¡qué desgracia! Ahora estoy continuamente mirando abajo hacia el lago y pensando cuando podré retirarme y pescar de nuevo. El lago es tan hermoso...”. Así es cómo ocurre todo. Así es cómo te suceden las cosas. En la infancia, ansiabas volverte mayor porque los mayores eran más poderosos. Un chico desea crecer inmediatamente. Los mayores son más sabios, y el niño siente que haga lo que haga siempre estará mal. Y pregúntale entonces al viejo -el siempre creerá que cuando se fue la infancia todo se perdió; el paraíso estaba allí en la niñez. Y todos los ancianos mueren pensando en la niñez, la inocencia, la belleza, la tierra de ensueño. Tengas lo que tengas parece inútil, todo lo que no tienes parece útil. Recuérdalo, sino la meditación no puede suceder, porque meditación significa entender la mente, el funcionamiento de la mente, el mismo proceso de la mente. La mente es dialéctica, hace que te muevas una y otra vez hacia el opuesto. Y este es un proceso infinito, nunca acaba a menos que te desprendas repentinamente de él, a menos que en un instante te des cuenta de todo el juego, a menos que de repente percibas el engaño de la mente, y te pares en el medio. El pararse en el medio es meditación. En tercer lugar, debido a que la mente consiste en polaridades, nunca eres completo. La mente no puede ser total, siempre es parcial. Cuando amas a alguien, ¿has observado cómo suprimes tu odio? El amor no es total, no es íntegro; justo tras él se hallan todas las oscuras fuerzas escondidas y pueden emerger en cualquier momento. Estás sentado en un volcán. Cuando amas a alguien, simplemente olvidas que tienes ira, que contienes odio, que tienes celos. Te desprendes sencillamente de ellos como si nunca hubieran existido. Pero, ¿cómo puedes deshacerte de ellos? Simplemente los escondes en el inconsciente. En la superficie puedes ser amoroso, en las profundidades se esconde la confusión. Antes o después te hartarás, el amado se volverá familiar. Se dice que la familiaridad alimenta el desprecio, pero no es que esa familiaridad alimente el desprecio -la familiaridad te hace aburrido, el desprecio siempre ha estado ahí, escondido. Emerge, estaba esperando el momento adecuado; la semilla estaba allí. La mente siempre contiene en sí misma al opuesto, y este opuesto habita en el inconsciente esperando el momento para emerger. Si le observas con detalle lo sentirás en cada instante. Cuando le dices a alguien, te quiero, cierra tus ojos, medita y siente ¿hay algo de odio escondido'? lo percibirás. Pero debido a que quieres engañarte a ti mismo, porque la verdad es tan fea- la verdad de que odias a la persona que amas- no quieres encararla. Quieres escapar de la realidad, por esto lo escondes. Pero el esconderlo no ayudará porque no engañas a alguien, te engañas a ti mismo. Por esto siempre que sientas algo, cierra los ojos y entra en ti mismo y busca el opuesto en alguna parte. Esta ahí. Y si puedes ver al opuesto esto te dará equilibrio y entonces no dirás. "Te amo". Si eres auténtico dirás. "Mi relación contigo es de amor y de odio". Todas las relaciones son relaciones de amor y odio. Ninguna relación es de amor puro y ninguna relación es de odio puro. Contiene a ambos. Si eres sincero te hallarás en dificultades. Si le dices a una chica, "Mi relación contigo es de amor y de odio". Te amo como nunca he amado a nadie y te odio como nunca he odiado a nadie, te resultará difícil casarte a menos que encuentres una chica meditativa que pueda comprender la realidad, a menos que puedas encontrar una amiga que pueda comprender la complejidad de la mente. La mente no es un mecanismo sencillo, es muy complejo y mediante la mente nunca te volverás sencillo porque la mente sigue creando decepciones. Ser meditativo significa ser consciente del hecho de que la mente te está escondiendo algo, de que estás cerrando los

ojos a algo que te incomoda. Antes o después estos molestos hechos emergerán, te dominarán, y te trasladarás al opuesto. Y el opuesto no se halla allí en algún lejano lugar, en alguna estrella: el opuesto se esconde en ti, dentro de ti, en tu mente, en el mismo funcionamiento de tu mente. Si puedes comprender esto, te detendrás en el medio. Si puedes ver que tú amas y que tú odias, de repente ambos desaparecerán, porque ambos no pueden existir juntos en el consciente. Tienes que crear una barrera: uno ha de existir en el inconsciente y otro en el consciente. Ambos no pueden existir juntos en el consciente, se niegan el uno al otro. El amor destruirá el odio, el odio destruirá el amor; se equilibrarán uno al otro y simplemente desaparecerán. La misma cantidad de odio y la misma cantidad de amor se niegan mutuamente. Repentinamente se evaporarán estarás ahí, pero sin amor ni odio. Entonces estás equilibrado. Cuando estás equilibrado la mente no está allí entonces eres total. Cuando eres total, eres santo, pero la mente no está allí (*). Por esto la meditación es un estado de no-mente. A través de la mente no se alcanza. A (*) N. del T.- Juego de palabras en inglés entre "whole" = total y "holy" = santo. través de la mente, hagas lo que hagas, no puede lograrse nunca. ¿Qué estás haciendo entonces cuando estás meditando? Pues debido a que has creado tanta tensión en tu vida estás ahora meditando. Pero esto es el opuesto de la tensión, no es la meditación verdadera. Estás tan tenso que la meditación se ha vuelto atractiva. Es por ello que en Occidente la meditación atrae más que en el Este, porque allí existe más tensión que en el Este. El Este está todavía relajado, la gente no está tan tensa, no enloquece tan fácilmente, no comete suicidio tan fácilmente. No son tan violentos, tan agresivos, no están tan asustados, no están tan temerosos -no, no están tan tensos. No viven a una velocidad tan endiablada donde nada excepto tensión se acumula. Por esto, si Mahesh Yogui viene a la India, nadie le escucha. Pero en América, la gente enloquece con él. Donde existe tanta tensión, la meditación atrae. Pero esta atracción supone caer de nuevo en la misma trampa. No es la meditación verdadera, es un truco de nuevo. Meditas durante unos cuantos días y luego te relajas; cuando estás relajado de nuevo surge la necesidad de actividad y la mente comienza a pensar en hacer algo, en moverse. Estás aburrido... La gente acude a mí y me dice, "Meditamos durante unos años y entonces se convierte en algo aburrido, entonces ya no hay más alegría". Justamente el otro día vino una chica y me dijo: "Ahora la meditación ha perdido su lado divertido, ¿qué debería hacer?". Ahora la mente está buscando algo más, tiene ya suficiente de meditación. Ahora que ella está en paz, la mente pide más tensiones -algo que la altere. Cuando dice que ahora la meditación ya no es divertida significa que la tensión no está allí, de modo que ¿cómo puede la meditación ser alegre? Tendrá que moverse hacia la tensión, y entonces la meditación se convertirá en algo que valga la pena. Mira lo absurdo de la mente: tienes que alejarte para acercarte, tienes que volverte tenso para ser meditativo. Pero entonces esto no es meditación, de nuevo es una treta de la misma mente, en un nuevo nivel el mismo juego continúa. Cuando yo digo meditación, significa trascender el juego de los polos opuestos; abandonar todo el juego, mirar al absurdo que ello supone y trascenderlo. La misma comprensión se convierte en trascendencia. La mente te forzará a ir hacia el opuesto -no te vayas al opuesto. Párate en el medio y ve que éste ha sido siempre el truco de la mente. Así es como la mente te ha dominado -a través del opuesto. ¿Lo has percibido? Después de hacer el amor a una mujer empiezas repentinamente a pensar sobre el brahmacharya, y el brahmacharya tiene una fascinación tal que en ese momento te sientes como si no hubiese nada más que alcanzar. Te sientes frustrado, engañado, como si no

hubiese nada en el sexo, sólo el brahmacharya proporciona la felicidad. Pero después de veinticuatro horas, el sexo de nuevo recobra importancia y de nuevo te has de mover hacia él. ¿Qué es lo que está haciendo la mente? Después del acto sexual comienza pensar en el opuesto, con lo que de nuevo crea el gusto por el sexo. Un hombre violento comienza a pensar en la no violencia y así puede ser violento de nuevo fácilmente. Un hombre que se encoleriza una y otra vez piensa en la no-ira, siempre decide no enojarse de nuevo. Esta decisión le ayuda a encolerizarse otra vez. Si realmente deseas no enojarte otra vez no decidas en contra de la ira. Sencillamente mira en la ira y contempla la sombra de la ira que crees que es la no-ira. Mira en el sexo y mira la sombra del sexo, la cual crees que es el brahmacharya, el celibato. Es sólo negatividad, ausencia. Mira la gula y a su sombra -el ayunar. El ayuno siempre sigue al comer en exceso; el desenfreno siempre es seguido por votos de celibato; la tensión siempre es seguida de algunas técnicas de meditación. Contémplalas, percibe cómo se relacionan; son parte de un proceso. Si puedes entender esto, la meditación te sucederá. En realidad no es algo que se pueda hacer, es una comprensión. No es un esfuerzo, no es nada que deba ser cultivado. Es algo para ser entendido en profundidad. La comprensión te da libertad. El conocimiento completo del mecanismo de la mente es transformación. Entonces de repente, el reloj se para, el tiempo desaparece y con el pararse del reloj, ya no hay mente. Con el detenerse del tiempo, ¿en dónde estás? El bote está vacío. Entremos ahora en este sutra de Chuang Tse: El hombre del Tao actúa sin impedimento, no daña a otros seres con sus acciones, y aun así no se reconoce a sí mismo como amable y gentil. El hombre del Tao actúa sin impedimento... Tú siempre actúas con impedimentos, el opuesto siempre esta ahí creando el obstáculo, no eres un fluir. Si amas, el odio siempre está ahí como un impedimento. Si te mueves, algo te mantiene anclado; nunca te mueves totalmente, siempre queda algo, el movimiento no es total, te mueves con una pierna pero la otra no se mueve. ¿Cómo te puedes mover? El obstáculo esta ahí. Y este obstáculo, este continuo movimiento de una mitad y no movimiento de la otra mitad es tu angustia, tu ansiedad. ¿Por qué estás sumido en tanta angustia? ¿Qué es lo que crea tanta ansiedad en ti? Hagas lo que hagas, ¿por qué no fluye la felicidad a través de ti? La felicidad sólo puede fluir en la totalidad, nunca en la parte. Cuando el conjunto se mueve sin impedimento, el mismo movimiento en sí es extático. La dicha no es algo que provenga del exterior -es el sentimiento que llega cuando todo tu ser se mueve, el mismo movimiento del todo es felicidad. No es algo que te suceda, que surja de ti, es una armonía en tu ser.

Si estás dividido -y siempre estás dividido: medio en movimiento, medio contenido; en parte diciendo sí, en parte diciendo no; medio enamorado, medio odiando; eres un reino dividido hay un conflicto constante en ti. Dices algo pero nunca lo dices totalmente en serio porque el opuesto está ahí obstaculizando, creando impedimentos. Los discípulos de Baal Shem solían anotar todo lo que decía, y Baal shem solía decir: Sé que anotáis, lo que anotáis no es lo que ha sido dicho por mí. Habéis oído una cosa, yo he dicho otra y vosotros escribís algo diferente. Y si atendéis al significado, el significado es algo diferente también. Nunca haréis lo que habéis escrito, haréis algo diferente, fragmentos, no como un ser completo. ¿Por qué están estos fragmentos ahí? ¿Has oído la historia del ciempiés? Un ciempiés caminaba sobre sus cien patas por eso se le llama ciempiés. Es un milagro caminar sobre cien patas, ¡incluso manejar sólo dos es tan difícil! Habérselas con cien patas es casi imposible, pero el ciempiés se las había arreglado para hacerlo. Una zorra se le acercó curiosa -los zorros son siempre curiosos. El zorro es el símbolo, en el folklore de la mente, del intelecto, de la lógica. Los zorros son grandes lógicos. La zorra miró, analizó, y no podía creerlo. Dijo: "¡Espera! Tengo que preguntarte algo. ¿Cómo te las arreglas, cómo sabes que secuencia de pies es la que empleas ¡Cien pies! Y caminas tan armoniosamente. ¿Cómo logras esta armonía". El ciempiés le contestó: "He caminado toda mi vida pero nunca pensé en ello. Dame un poco de tiempo". Cerró sus ojos y por primera vez quedó dividido: la mente como observador y él mismo como observado. Por primera vez el ciempiés fue dual. Siempre había vivido y caminado y su vida era una; no había ningún observador contemplándolo, nunca estuvo dividido, era un ser completo. Ahora, por primera vez, surgió la dualidad. Se hallaba contemplando a su propio ser, pensando. Se había escindido en sujeto y objeto, se había convertido en dos, y entonces empezó a caminar. Era difícil, casi imposible. Cayó al suelo -porque ¿cómo arreglártelas para manejar cien pies? La zorra rió y dijo: "Sabía que sería complicado. Lo sabía de antemano". El ciempiés empezó a llorar y gritar. Con lágrimas en los ojos dijo: "Nunca fue difícil antes, pero tú me has creado el problema. Nunca podré caminar de nuevo". La mente ha entrado en el ser; entra en el ser cuando estás dividido. La mente se alimenta de la dualidad. Este es el por qué Krishnamurti sigue diciendo que cuando el observador se convierte en lo observado estás en meditación. Lo contrario sucedió al ciempiés. Perdió la unidad, se convirtió en dos: el observador y lo observado; dividido; sujeto y objeto; el pensador y el pensamiento. Y entonces todo fue alterado, perdió la felicidad y el fluir se detuvo. Se quedó congelado. En el momento en que la mente entra, llega como fuerza controladora, como director. No es el amo, es el gerente. Y no puedes llegar al amo hasta que este gerente sea apartado. El gerente no te permitirá alcanzar al amo, el gerente siempre estará en la puerta dirigiendo. Y todos los gerentes administran mal -la mente ha hecho un gran trabajo mal administrando. Pobre ciempiés. Había sido siempre feliz. No tenía problemas. Vivía, se movía, amaba, todo sin problemas, porque no había mente. La mente entró con el problema, con la pregunta, la petición. Y hay muchos zorros a tu alrededor, ten cuidado con ellos: filósofos, teólogos, lógicos, profesores, todos a tu alrededor- zorros. Te preguntan y crean alteraciones. El Maestro de Chuang Tse, Lao Tse, decía: "Cuando no había un sólo filósofo, todo estaba resuelto, no había preguntas y todas las respuestas estaban disponibles. Cuando surgieron los filósofos, llegaron las preguntas y desaparecieron las respuestas. Donde quiera que haya una pregunta la respuesta está muy lejos. Cuando preguntes nunca obtendrás la respuesta, pero cuando dejes de preguntar, descubrirás que la respuesta siempre ha estado allí". No sé qué le ocurrió a este ciempiés. Si fue tan tonto como los seres humanos debe de estar en algún hospital, lisiado, paralítico para siempre. Pero no creo que los ciempiés sean tan tontos. Debe de haber descartado la cuestión. Debe de haberle dicho a la zorra "Guarda tus preguntas para ti y déjame caminar". Debe de haber descubierto que la división no le

permitiría vivir porque la dualidad genera la muerte. Sin dividir, tú eres vida, dividido te conviertes en algo muerto, cuanto más dividido más muerto. ¿Qué es la dicha? La dicha es el sentimiento que te penetra cuando el observador se convierte en lo observado. Dicha es el sentimiento que te viene cuando estás en armonía, sin fragmentar, sin descomponer, uno, indiviso. Sentir no es algo que provenga del exterior. Es la melodía que surge de tu armonía interior. Dice Chuang Tse: El hombre del Tao actúa sin impedimento... El no está dividido de modo que ¿quién está ahí para impedir? ¿Qué hay ahí que pueda servir de obstáculo? El está solo, se mueve con su totalidad. Este movimiento en su totalidad, es lo más bello que puede suceder, que es posible. A veces puedes tener vislumbres de ello. A veces cuando de repente eres total, cuando la mente no funciona, sucede. Amanece... de pronto miras y el observador no esta ahí. El sol no está ahí y tú no estás ahí, no hay observador ni observado. Sencillamente el sol está saliendo y tu mente no está allí para dirigir. No te das cuenta de ello y dices: "El sol es bello". En el momento en que lo dices se pierde la dicha. Ya no hay dicha, se ha convertido ya en el pasado, ya se ha ido. De pronto ves el sol salir, y el que ve no está allí, el que ve no ha entrado en el ser, no se ha convertido en un pensamiento. No has mirado, no has analizado, no has observado. El sol está saliendo y no hay nadie, el bote está vacío; hay dicha, hay un vislumbre. Pero la mente de inmediato entra y dice: "El sol es bello, este amanecer es hermoso". La comparación se ha introducido y la belleza se ha perdido. Aquellos que saben dicen que siempre que digas "Te amo" a alguien, el amor ha desaparecido. El amor se ha ido porque el amante se ha introducido. ¿Cómo puede existir el amor cuando la división, el director ha entrado? Es la mente que dice "Te amo", porque realmente en el amor no hay yo ni tú. En el amor no hay individuos. El amor es un fundirse, un disolverse, ya no son dos. El amor existe, no los amantes. En el amor, el amor existe, no los amantes, pero la mente se introduce y dice: "Estoy enamorado, te quiero". Cuando el "yo" llega, la duda entra; la dualidad se introduce y ya no hay más amor. Tú tendrás muchas veces tales vislumbres en tu meditación. Recuerda, cada vez que lo sientas no digas "¡Qué hermoso!". No digas "Precioso" porque así lo perderás. Cuando quiera que llegue el destello, déjalo estar ahí. No hagas lo que hizo el ciempiés no crees una pregunta, no hagas observación alguna, no analices, no permitas que se introduzca la mente. Camina con los ciempiés, pero no pienses en cómo estás caminando. Cuando, en meditación, tengas un atisbo de algo extático, déjalo que ocurra, déjalo que ahonde. No te dividas. No opines, de otra forma se perderá el contacto. A veces tendrás vislumbres, pero has llegado a ser tan diestro en perder tu contacto con ellos que no puedes comprender cómo vienen y cómo los pierdes de nuevo. Llegan cuando tú no estás, los pierdes cuando vuelves otra vez. Cuando eres, ellos no están. Cuando el bote está vacío, la dicha sucede continuamente. No es un accidente, es la misma naturaleza de la existencia. No depende de nada -es un derramarse, es el mismo aliento de la vida. Es realmente un milagro cómo te las has ingeniado para ser tan desdichado, para estar tan sediento cuando está lloviendo a tu alrededor. ¡Has conseguido lo imposible! La luz está por doquier y tú vives en la oscuridad, la muerte no está en ninguna parte y te estás muriendo continuamente; la vida es una bendición y tú estás en el infierno. ¿Cómo lo has conseguido? Mediante el dividir, mediante el pensar... El pensar depende del dividir, del análisis; la meditación es cuando no hay análisis, ni división, cuando todo ha sido sintetizado, cuando todo se ha vuelto uno.

Dice Chuang Tse: El hombre del Tao actúa sin impedimento, no daña a otros seres con sus acciones. ¿Cómo puede hacer daño? Puedes dañar a los demás sólo cuando te has dañado ya a ti. Recuérdalo, este es el secreto. Si te dañas, harás mal a los demás. Y harás mal aunque creas que les estés haciendo bien. Nada puede suceder a través tuyo excepto el causar dolor, porque uno que vive con heridas, uno que vive en la angustia y la desgracia, haga lo que haga creará más desgracia y angustia en los demás. Puedes dar sólo lo que tienes. He oído que una vez un mendigo llegó a una sinagoga y le dijo al rabino: "Soy un gran músico y he oído que el músico de esta sinagoga ha muerto y andáis buscando a otro. Por esto ofrezco mis servicios". El rabino y toda la congregación se sintieron felices porque ya echaban en falta su música. Y entonces el hombre tocó, ¡fue horrible! había más musicalidad sin su música. El creó un infierno. Era del todo imposible sentir silencio alguno en esa sinagoga esa mañana. Tenía que ser detenido porque la mayor parte de la parroquia comenzaba a irse. La gente escapaba tan rápido como podía pues su música era absolutamente anárquica. como de locura, y empezaba a afectar a la gente. Cuando el rabino se enteró de que toda la gente se estaba yendo, se dirigió al hombre y lo detuvo. El hombre le dijo: "Si no quieres mis servicios, págame por mi trabajo de esta mañana y luego me iré". El rabino le dijo: "Es imposible que te pague porque nunca he vivido algo tan horrible". Entonces el músico le contestó: "De acuerdo, entonces guárdatelo como un donativo de mi parte". El rabino le dijo: "Pero ¿cómo puedes donar algo que no posees? No tienes música alguna que ofrecer, cómo puedes donarla? Puedes donar algo sólo cuando lo tienes. Esto no es música más bien al contrario, es algo así como antimúsica. Por esto, por favor llévatela contigo, no nos la cedas o continuará persiguiéndonos”. Tú das sólo lo que tienes. Siempre das tu ser. Si estás muerto por dentro, no puedes ayudar a la vida; dondequiera que vayas matarás. A sabiendas o sin saberlo, esta no es la cuestión, puedes creer que estás ayudando a otros a vivir pero en realidad les estás matando. Un gran psicoanalista, Wilheim Reich, que estudiaba sobre los niños y sus problemas, fue interpelado una vez: "¿Cuál es el problema básico con los niños? ¿Cuál crees que es la raíz de todas sus desgracias, problemas, anormalidades?". El contestó, "Las madres". Ninguna madre estaría de acuerdo con esto, porque cada madre siente que está ayudando a su hijo sin ningún egoísmo por su parte. Ella se desvive por el crío. Y los psicoanalistas dicen que las madres son el problema. Sin saberlo los están matando, mutilando, mientras que creen que los están amando. Si estás tullido interiormente, lisiaras a tus hijos. No puedes hacer otra cosa, no puedes ayudarlos, porque das desde tu ser no hay otra forma de dar. Dice Chuang Tse: El hombre del Tao... no daña a nadie con sus acciones. No es que cultive la no violencia, no es que cultive la compasión, no es que viva una vida de bondad, no es que se comporte de un forma santa -no. El no puede perjudicar porque ha dejado de perjudicarse a sí mismo. El no tiene heridas. Es tan dichoso que de sus acciones o inacciones sólo fluye la dicha. Incluso aunque puede parecer a veces que hace algo equivocado, no puede hacerlo. Justo lo contrario ocurre contigo. A veces parece que haces alguna buena acción. No puedes. El hombre del Tao no puede causar daño. Es imposible. No hay forma, es

inconcebible -porque no tiene divisiones, fragmentos. No es una multitud, no es polipsíquico. El es un universo y exclusivamente nada más que una melodía le sucede por dentro. Únicamente esta música es la que sigue derramándose. El hombre del Tao no es alguien de mucha acción -no es un hombre de acción, la menor cantidad posible de acción se desarrolla a través de él. El es realmente un hombre de inacción, no está muy ocupado con la actividad. Pero tú te afanas en la actividad tan sólo para escapar de ti mismo. No puedes tolerarte, no puedes tolerar tu propia compañía. Buscas y buscas a alguien como un escape, alguna ocupación en la que olvidarte a ti mismo, en la que te puedas implicar. Estás tan aburrido contigo mismo... Un hombre del Tao, un hombre que ha alcanzado su naturaleza interior, un hombre que es realmente religioso, no es un hombre de mucha actividad. Sólo desarrolla la necesaria. Lo innecesario se abandona totalmente, porque él puede estar en paz sin actividad, él puede sentirse en casa sin hacer nada, él puede relajarse, él puede estar en su propia compañía, puede estar consigo mismo. Tú no puedes estar contigo mismo; de aquí la constante necesidad de buscar compañía. Vas a un club, asistes a una reunión, vas a una fiesta, te entremezclas con la multitud, donde no estás solo. Estás tan asustado de ti mismo que si te dejasen solo enloquecerías. En sólo tres semanas, si te quedas absolutamente solo sin actividad alguna, enloquecerás. Y no es algo que diga la gente religiosa, ahora los psicólogos también coinciden en ello. En tan sólo tres semanas, si toda actividad, toda compañía, te es quitada, si eres dejado solo en una habitación, con tres semanas perderás la cabeza -porque toda tu actividad tiene como fin expulsar tu locura, es una catarsis. ¿Qué harías cuando estuvieras solo? Durante los tres o cuatro primeros días soñarías y hablarías internamente; un diálogo interno. Entonces se convertiría en algo aburrido. Después de la primera semana comenzarías a hablar en voz alta porque al menos oirías el sonido de tu propia voz. Cuando caminas por una oscura calle, de noche, empiezas a silbar, ¿por qué? ¿Cómo te va a dar coraje el silbar? Con tan sólo oírlo sientes que no estás sólo; alguien está silbando. ¡Se crea la ilusión de ser dos! Después de la primera semana comenzarás a hablar en voz alta porque entonces también tú escucharás. No estás solo, estás hablando y te estás escuchando como si alguien te estuviera hablando. Después de la segunda semana empezarás a contestarte. Y no tan sólo hablarás sino que empezarás a contestarte -estás dividido. Ahora eres dos, uno que pregunta, uno que contesta. Hay un diálogo- te has vuelto loco totalmente. Un hombre preguntó a su psiquiatra, "Estoy muy preocupado, hablo conmigo mismo. ¿Qué debería hacer? ¿Puede ayudarme?". El psiquiatra le contestó, "No es nada por lo que deba de preocuparse. Todo el mundo habla consigo mismo, no es un gran problema. Sólo cuando empiece a contestarse, venga a mí. Entonces le puedo ser de ayuda". Pero la diferencia es sólo de grado, no de clase, es sólo de cantidad. Si comienzas a hablarte a ti mismo, antes o después empezarás a contestarte también, porque ¿cómo puede estar uno únicamente hablando? Se necesita una respuesta, de otra forma te sentirás como un tonto. A la tercera semana comenzarás a contestarte -te habrás vuelto loco. Este mundo, este mundo de actividad, negocios y ocupaciones te mantiene a salvo del manicomio. Si estás ocupado, la energía sale al exterior y así no necesitas preocuparte de lo interno, del mundo interior; puedes olvidarlo. Un hombre del Tao no es un hombre de mucha actividad tan sólo la actividad esencial. Se dice de Chuang Tse que si él podía estar de pie, no caminaba; si podía estar sentado, no estaba de pie; si podía dormirse, no estaba sentado. Lo esencial, lo más esencial, sólo lo necesario hacía, porque no hay locura en ello. Tu haces lo no esencial, sigues haciendo lo no esencial. Mira tus actividades: noventa y nueve por ciento son no esenciales. Puedes abandonarlas y así salvar mucha energía, puedes ganar mucho tiempo. Pero no puedes dejarlas porque estás asustado, tienes miedo de ti mismo. Si no hubiera radio, ni TV, ni periódicos, ni nadie con quién hablar, ¿qué harías?

Oí sobre un sacerdote que murió. Desde luego esperaba ir al cielo, al paraíso. Llegó allí y todo era hermoso. La casa en la que entró era la más maravillosa que podía haber soñado, palaciega. Y al momento en que tuvo un deseo, inmediatamente un criado apareció. Si estaba hambriento, el criado estaba allí con comida, la más deliciosa que jamás hubiera probado. Si sentía sed, incluso antes de que el deseo se formara como pensamiento, mientras era tan sólo un sentimiento, un hombre aparecía con bebidas. Así siguieron las cosas y él fue feliz durante dos o tres días, y entonces comenzó a sentirse intranquilo porque un hombre debe de hacer algo, no puedes estar tan sólo sentado en una silla. Únicamente un hombre del Tao puede estar sentado en un silla y permanecer sentado y sentado y sentado. Tú no puedes. El cura se puso nervioso. Durante dos o tres días está bien como vacaciones, como un descanso. El había sido tan activo, tanto servicio a los demás, evangelización, iglesia, sermones; había estado tan envuelto con la sociedad y la comunidad, de forma que descansó. Pero, ¿durante cuánto tiempo puedes estar descansando? A menos que todo tu ser esté descansando, antes o después las vacaciones se acaban y tienes que regresar al mundo. Surgió el desasosiego; empezó a sentirse incómodo. De repente el criado apareció y le preguntó, ¿qué es lo que deseas? Este sentimiento tuyo no es un deseo, no estás ni hambriento ni sediento, sólo intranquilo.-¿Qué puedo hacer? El cura le dijo, "No puedo estar aquí sentado para siempre; durante toda una eternidad. Quiero algo de actividad". El criado le dijo "Esto es imposible. Todos tus deseos serán satisfechos aquí por nosotros, de modo que ¿qué necesidad tienes de actividad? No hay necesidad ninguna, es por esto que no la proporcionamos aquí". El cura se puso muy nervioso y le dijo, "¿Qué clase de cielo es éste?". El criado le replicó, "¿Quién te dijo que esto era el cielo? Esto es el infierno. ¿Quién te dijo que fuese el cielo?". Y realmente era el infierno. Ahora comprendió: sin actividad, esto era el infierno. Debió volverse loco antes o después. Sin comunicación ni charla, ningún servicio social para hacer, ningún pagano para ser convertido al cristianismo, ningún tonto al que volver sabio ¿qué podía hacer? Sólo un hombre del Tao podía haber cambiado ese infierno en un cielo. Un hombre del Tao, está dónde está, está en paz, cómodo. Sólo hace lo que es esencial, y si tú puedes hacer lo esencial por él, él es feliz. Lo no esencial es abandonado. Tú no puedes dejar lo no esencial. Realmente el noventa y nueve por ciento de tu energía se desperdicia en lo no esencial. Lo esencial no es suficiente y la mente siempre suspira por lo no esencial, porque lo esencial es tan poco, tan ínfimo, que puede ser satisfecho fácilmente. ¿Y entonces qué harás? La gente no está muy interesada en tener una buena comida, está más interesada en tener un gran coche, porque la buena comida puede ser obtenida fácilmente. ¿Y entonces qué hacer? La gente no está interesada en tener cuerpos sanos. Eso puede obtenerse muy fácilmente. Están interesados en algo que no pueda ser obtenido de forma tan fácil, algo imposible, y lo no esencial es siempre lo imposible. Siempre hay casas más grandes, coches mayores, van acumulando cosas más y más grandes y no se te permite nunca descansar. Todo el mundo está intentando satisfacer lo no esencial. El noventa por ciento de la industria está implicada en lo no esencial. El cincuenta por ciento del trabajo del hombre se desperdicia en cosas que no son útiles en modo alguno. El cincuenta por ciento de la industria se dedica a la mente femenina, en vez de al cuerpo femenino: diseñando nuevos vestidos cada tres meses, diseñando nuevas casas, ropas, polvos, cremas, jabones; el cincuenta por ciento de la industria se dedica a este sinsentido. Y la humanidad se muere de hambre, la gente se muere por no tener comida, y media humanidad está interesada en lo absolutamente no esencial. Alcanzar la luna es absolutamente no esencial. Si fuéramos un poco más sabios ni incluso pensaríamos en ello. Es absolutamente tonto desperdiciar tanto dinero como el que podría

emplearse en alimentar toda la tierra. Las guerras no son esenciales, pero la humanidad está loca, y necesita de las guerras más que de la comida. Necesita alcanzar la Luna antes que tener comida, antes que tener ropas, antes que tener lo esencial, porque lo esencial no es suficiente. Y ahora la ciencia ha creado el mayor horror, y ese horror es que ahora lo esencial puede ser satisfecho muy fácilmente. En diez años, todas las necesidades de la humanidad podrán ser satisfechas, toda la tierra podrá ser satisfecha en lo concerniente a sus necesidades. ¿Y entonces qué? ¿Qué harás? Te hallarás en la misma tesitura que el párroco. Creyó que estaba en el cielo, y descubrió que se encontraba en el infierno. Dentro de diez años toda la Tierra se convertirá en un infierno. Lo no esencial se requiere para que tu locura permanezca ocupada. Por eso todas las lunas no son suficientes, tendremos que explorar más allí, deberemos seguir creando lo inútil. Se necesita. La gente lo necesita para estar ocupada. Un hombre del Tao no es un hombre de mucha actividad. Sus acciones son las más esenciales -las que no pueden ser evitadas. Lo que se puede evitar, él lo evita. Es tan feliz consigo mismo que no necesita desarrollar acciones. Su actividad es cómo inactividad; el actúa, hace sin que haya nadie actuando. El es un bote vacío, navegando por el mar sin ir a ninguna parte. Aun así no se reconoce así mismo como amable y benévolo. Permite que esto penetre en lo profundo de tu corazón. Aún así no se reconoce a sí mismo como amable y benévolo. Porque si tú lo reconoces, no comprendes el aspecto principal; si sabes que eres un hombre sencillo, no lo eres. Este saber lo complica. Si te reconoces como un hombre religioso, no lo eres, porque esta astuta mente que conoce está todavía ahí. Cuando eres benévolo, y no lo sabes, cuando eres sencillo y no te das cuenta de ello, se ha convertido en tu misma naturaleza. Cuando algo es realmente natural no te das cuenta de ello, pero cuando algo es impuesto eres consciente de ello. Cuando alguien se vuelve rico, un nuevo rico, es consciente de su casa, de su piscina, de sus riquezas, y puedes ver que él no es un aristócrata porque está tan preocupado con el ostentar. Un nuevo rico solicitó tres piscinas para su jardín. Se hicieron y luego se las enseñaba a un amigo. El amigo estaba un poco extrañado. Le dijo, "¿Tres piscinas?, ¿para qué? Con una sería suficiente". El nuevo rico le dijo, "No, ¿cómo podría ser una suficiente? Una para agua fría, una para agua caliente". Y el amigo le preguntó, "¿Y la tercera?". El contestó, "Para los que no sepan nadar. Por eso esta tercera piscina permanecerá vacía". Puedes conocer si un hombre se ha enriquecido recientemente, lo estará mostrando. Un aristócrata de verdad es uno que ha olvidado que es rico. Un hombre del Tao es un aristócrata del mundo interior. Si una persona presume de su religión, no es realmente religioso. La religión es todavía como una espina, no es natural, hiere, él está ansioso por exhibirla. Si deseas exhibir tu sencillez, ¿qué clase de sencillez es ésta? Si exhibes tu amabilidad, se convierte en puro cálculo, no hay nada de amable en ello. Un hombre del Tao es un aristócrata del mundo interior. Está en extremo sintonizado con él, no hay exhibicionismo no sólo hacia ti, él mismo no es consciente de ello. El no advierte que es sabio, él no advierte que es inocente- ¿cómo puedes saber tú si eres inocente? Tu conocimiento alterará la inocencia. Un seguidor de Hazrat Mohammed fue con él a la mezquita para las oraciones de madrugada. Era verano, y de regreso vio a mucha gente todavía dormida en sus casas o que estaba en la calle. Era de madrugada, una mañana de verano, y mucha gente dormía

todavía. El hombre le dijo a Hazrat Mohammed muy arrogantemente, "¿Qué les pasará a estos pecadores? ¿No han acudido a los rezos matutinos?". Aquel era el primer día que él acudía a rezar. El día anterior estaba tan dormido como aquellos pecadores. El nuevo rico deseaba exhibirse, destacar ante Mohammed: "Mohammed Hazrat, ¿qué les ocurrirá a esos pecadores? No han asistido a los rezos de la mañana, son todavía perezosos y están dormidos". Mohammed se paró y le dijo, "Vete a casa, tengo que regresar a la mezquita de nuevo". El hombre le dijo "¿Por qué?". El replicó, "Mi oración matutina se ha desperdiciado por tu culpa; el estar en tu compañía lo ha echado todo a perder. Tengo que rezar de nuevo. Y en cuanto a ti, acuérdate de no venir más Sería mejor para ti permanecer dormido como los demás; al menos así no serían pecadores. Tus rezos sólo han conseguido una cosa -te han dado una clave para condenar a los demás”. La llamada persona religiosa es religiosa tan sólo para miraros a vosotros con ojos condenatorios, de forma que pueda decir que sois pecadores. Ve a tus santos, a tus llamados santos, y morales a los ojos. No hallarás la inocencia que debería de haber allí. Encontrarás una mente calculadora observándote y cavilando sobre el infierno: Serás arrojado al infierno y yo estaré en el cielo, porque yo he estado rezando mucho, cinco veces al día, y he ayunado mucho. ¡Como si tú pudieras comprar el cielo...! Esas son las monedas de cambio: ayunar, rezar. Esas son las monedas con las que uno esta tratando de regatear. Si ves la condena en los ojos de un santo, da por cierto que él es un nuevo rico; no es un aristócrata del mundo interior, no ha llegado a ser uno con ello. El puede saberlo, pero tú sabes algo solamente cuando ese algo está separado de ti. Aquí uno ha de recordar lo siguiente: que debido a ello, el conocimiento de uno mismo es imposible. No puedes conocerte a ti mismo, porque todo lo que puedas conocer no eres tú, es algo distinto, algo separado de ti. El yo es siempre el conocedor, nunca lo conocido, de forma que ¿cómo puedes conocerlo? No lo puedes reducir a un objeto. Yo puedo verte. ¿Cómo me puedo ver a mí mismo? ¿Quién sería entonces el que ve y quién sería visto? No, el yo no puede ser conocido de la misma forma que las demás cosas son conocidas. El conocimiento del yo no es posible de la forma ordinaria, porque el conocedor siempre trasciende, va más allá. Sea lo que sea que conozca, no es eso. Los Upanishads dicen: neti, neti -ni esto, ni eso. Cualquier cosa que conozcas, tú no eres eso; cualquier cosa que no conozcas, no eres eso tampoco. Tú eres el que conoce, y este conocedor no puede ser reducido a un objeto. El conocimiento del yo no es posible. Si tu inocencia proviene de tu fuente interior, no puedes reconocerla. Si la has impuesto desde el exterior, puedes reconocerla; si es como un vestido que has de llevar, lo sabes, pero no es el mismísimo aliento de tu vida. Esta inocencia es entonces cultivada, y una inocencia cultivada es algo repugnante. Un hombre del Tao no se reconoce a sí mismo como amable y benévolo. Es benévolo, pero no lo sabe; es amable, pero no lo sabe; es amor, pero no lo sabe -porque el amante y el conocedor no son dos, la benevolencia, la amabilidad, la compasión y el conocedor no son dos. No, no se puede dividir en el conocedor y lo conocido. Esta es la aristocracia interior: cuando te has vuelto tan rico que no eres consciente de ello. Cuando posees tanta riqueza, no tienes necesidad de mostrarla. He oído: Sucedió una vez que Henry Ford fue a Inglaterra. En la oficina de información del aeropuerto pidió por el hotel más barato de la ciudad. El hombre de la oficina le miró; su cara era muy conocida. Henry Ford era conocido en todo el mundo. El día anterior aparecieron grandes fotos suyas en los periódicos diciendo que iba a venir. Y aquí estaba él, pidiendo por el hotel más barato de la ciudad, llevando un abrigo que parecía, al menos, tan viejo como él. Por esto el empleado le dijo, "Si no estoy equivocado Ud. es el Sr. Henry Ford. Lo recuerdo bien, he visto su foto". El hombre le dijo,"Sí". Esto desconcertó mucho al oficinista y le dijo,"Está pidiendo por el hotel más económico,

llevando un abrigo que parece tan viejo como Ud. He visto también a su hijo venir aquí y él siempre solicita el mejor hotel y llega vestido con las mejores ropas". Se dice que Henry Ford le contestó, "Sí, el comportamiento de mi hijo es exhibicionista, no está todavía acostumbrado. No hay necesidad para mí de estar en un costoso hotel; donde quiera que esté yo soy Henry Ford. Incluso en el hotel más barato soy Henry Ford, no hay diferencia. Mi hijo es todavía novato, asustado de lo que la gente pensará si se aloja en un hotel barato. Y este abrigo, sí, pertenecía a mí padre, pero da igual, no necesito de nuevas ropas. Soy Henry Ford me vista como me vista, incluso si voy desnudo soy Henry Ford. No hay en absoluto diferencia alguna. Cuando estás realmente en armonía, pleno en el reino interior, no te preocupas del exhibirte. Cuando asistes por primer vez a un templo, tu oración es algo más fuerte que la de los demás. Tiene que ser así. Deseas impresionar. El hecho de exhibirse es parte del ego, lo que exhibes no es el problema. Demuestras, exhibes. Entonces el ego está ahí, el bote no está vacío, y un hombre del Tao es un bote vacío. Es amable sin ser consciente; es inocente, sin saberlo; es sabio, por esto es por lo que puede actuar como un tonto, sin preocuparse de ello. Haga lo que haga, da igual, su sabiduría está intacta. Puede permitirse ser tonto. Tú no puedes. Tú estás siempre asustado de que alguien pueda pensar que eres un tonto. Estás asustado de que si los demás piensan que eres un tonto, tú empieces a creértelo. Si tanta gente te cree tonto tu autoconfianza se disolverá. Y si todo el mundo te repite que eres un tonto, antes o después te lo creerás. Sólo un sabio no puede ser engañado, él puede mostrarse como un tonto. Oí una vez sobre un sabio conocido como el Loco. Nadie sabía nada más sobre él, ni su nombre ni nada; únicamente era conocido como el Loco. Era judío, y los judíos han generado algunos hombres realmente sabios, ellos poseen algo de la naturaleza interior. Por eso es por lo que Jesús pudo nacer entre ellos. Este loco: se comportaba de una forma tan estúpida que toda la comunidad se llegó a alterar porque nunca sabían que era lo próximo que iba a hacer. En las fiestas religiosas, en el Yom Kippur y otras celebraciones, toda la comunidad estaba asustada porque no podían predecir lo que este rabino iba a hacer, cómo aparecería o cómo se comportaría. Sus plegarias también carecían de sentido. Una vez convocó al tribunal, la corte judía, a los diez jueces del tribunal. El tribunal compareció a la llamada del rabino y él les dijo, "Tengo una querella contra Dios, de modo que decidí cómo castigar a este sujeto, a Dios. Voy a presentar todas las alegaciones para demostrar que ese Dios es injusto y un criminal". Los jueces se asustaron mucho pero tuvieron que escuchar porque él era el rabino, la cabeza visible de la iglesia. Y presentó su caso como un procurador en un juicio. El dijo, "Dios, tú creaste al mundo. Y ahora nos envías mensajeros para decirnos cómo renunciar a él. ¡Qué tontería! Nos das deseos y ahora los Maestros vienen y nos dicen: permanece sin deseos. ¿Qué crees que estás haciendo? Y si hemos cometido algunos pecados eres tú realmente el culpable, pues ¿por qué creaste el deseo?". ¿Qué podía resolver el tribunal? El estaba en lo cierto, pero el tribunal decidió que este hombre se había vuelto totalmente loco y debía ser expulsado del templo. Pero este hombre está diciendo la verdad. Ama a Dios tanto que es una relación de yo/tú, íntima. El pregunta, ¿Qué estás haciendo? Suficiente, ahora para, deja de tontear". El debe de haber amado tanto lo divino que podía comportarse de esa forma. Y se dice que Dios paró de inmediato cuando él le llamó. Tenía que escuchar a este hombre. Y los ángeles le preguntaron,"Te has parado de repente, ¿qué ha ocurrido?". El dijo, "Ese loco esta orando. Tengo que escuchar, porque diga lo que diga es verdad, y me ama tanto que no hay necesidad de formalidades...". En el amor, en el odio, todo está permitido, todo vale. Este loco paseaba y una mujer fue a él. Le preguntó, "He estado suspirando y suspirando por un crío durante cuarenta años. Si en tres o cuatro años la criatura no llega, ya no será

posible. Por favor, ayúdame". El loco dijo, "Puedo ayudarte, porque mi madre tuvo el mismo problema". Esperó y esperó durante cuarenta años y el crío no vino. Entonces acudió a Baal Shem, un místico, y se lo contó y el intervino. Mi madre le regaló una hermosa gorra. Baal Shem se puso la gorra, miró al cielo y le dijo a Dios, ¿Qué estás haciendo? Esto es injusto. No hay nada malo en la demanda de esta mujer, de modo que concédele un niño". Y después de nueve meses, nací yo. Entonces la mujer le dijo, sonriente y feliz, "iré a casa y te traeré la más hermosa gorra que hayas visto. ¿Tendré pues un niño?". Dijo el loco, "No lo entiendes. Mi madre nunca conoció la historia. Tu gorra no funcionará, no lo has entendido. No puedes imitar la religión, no puedes imitar la oración. Una vez imitas, yerras". Y así fuera quién fuera que se acercase a este loco, el decía, "No imites, deshazte de las escrituras". Cuando este loco murió hizo quemar todos los libros que habían sido escritos sobre él. Y lo último que hizo fue decir a sus discípulos,"id por toda la casa y buscad, de forma que no quede ninguno y yo pueda morir en paz. No debe quedar ni una sola carta escrita por mí, pues sino cuando esté muerto la gente empezará a imitar el ejemplo, y cuando imitas el ejemplo, yerras". Por eso todo fue recogido y quemado. Y entonces dijo, "Ahora puedo morir en paz, no dejo ninguna huella tras de mí. Esta clase de sabio no está asustado. ¿Cómo puede un sabio asustarse de alguien? El puede aparecer ante todos como un tonto, no necesita exhibir su sabiduría. ¿Te has observado? Estás siempre intentando exhibir tu sabiduría, siempre en busca de una víctima a la cual mostrar tu conocimiento, buscando a alguien más débil que tú. Entonces te abalanzas y le muestras tu sabiduría. Un hombre sabio no necesita ser un exhibicionista. Sea lo que sea, es: No es consciente de ello, no se apremia por demostrarlo. Si quieres encontrarlo tienes que esforzarte, tendrás que descubrir si es amable o no, será tu descubrimiento. No se esfuerza por ganar dinero, y no hace de la pobreza una virtud.

Recuerda esto. Es muy fácil "hacer" dinero y es muy fácil hacer de la pobreza una virtud. Pero estas dos formas de "hacer" no son muy diferentes. Un hombre puede continuar acumulando dinero hasta que de repente se siente frustrado. Lo ha logrado, y no ha ganado nada, por eso renuncia. Entonces la pobreza se convierte en virtud, vive la vida de un pobre y dice: "Esta es la verdadera vida, esta es la vida religiosa". Este hombre es el mismo, nada ha cambiado. El péndulo se fue a la izquierda pero ahora se ha ido al otro extremo. No se esfuerza por ganar dinero. Esto lo entenderás. La segunda parte es más difícil: ...y no hace de la pobreza una virtud. Ni es rico ni es pobre. No hace esfuerzo alguno en ganar dinero ni hace esfuerzo alguno para ser pobre; sea lo que sea permite que ocurra. Si aparece un palacio, vive en el palacio; si el palacio desaparece, no lo busca. Sea lo que sea lo que ocurra, lo acepta, su dicha no puede ser alterada. No persigue el dinero, no persigue la pobreza. Sigue su camino sin esperar de los demás. Esto lo entenderás fácilmente. Sigue su camino sin esperar de los demás, y no se enorgullece de caminar solo. Tú dependes de los demás, de tu mujer, de tus niños, de tu padre, de tu madre, de tus amigos, de la sociedad; y de pronto lo abandonas todo y escapas a los Himalayas. Y comienzas a envanecerte: "Vivo solo, no necesito de nadie, me he liberado de este mundo". Incluso así no estás todavía solo porque tu soledad depende aún del mundo. ¿Cómo podrías estar solo si no hubiera un mundo que dejar? ¿Cómo podrías estar solo si no hubiera una sociedad a la que renunciar? ¿Cómo podrías estar solo si no hubiera una esposa, unos niños, una familia a la que abandonar'? Tu soledad depende de ellos. ¿Cómo podrías ser pobre si no hubiera un dinero que dejar? Tu pobreza depende de tus riquezas. No, un hombre perfecto, uno que es realmente un sabio, el hombre del Tao, anda su camino sin esperar de los demás. Si esperas de los demás, sufrirás, si esperas de los demás, siempre serás un esclavo, te volverás dependiente y débil. Esto no significa que debas enorgullecerte de andar solo. Camina solo, pero no te enorgullezcas de ello. Entonces podrás estar en el mundo sin formar parte de él. Podrás ser un marido sin ser un marido. Podrás poseer sin ser poseído por tus posesiones. Entonces el mundo estará ahí afuera, pero no dentro de ti. Entonces estarás ahí, pero sin ser corrompido. Esta es la verdadera soledad: moverse en el mundo sin ser tocado por él. Pero si te enorgulleces, es que no lo has comprendido. Si piensas, "Me he convertido en alguien", el bote no está vacío, y de nuevo has caído víctima del ego. El hombre del Tao permanece sin ser conocido. La perfecta virtud no produce nada. Ningún yo es el verdadero yo. El hombre más grande es un don nadie. Escucha... El hombre del Tao permanece sin ser conocido. No es que nadie lo pueda conocer, sino que depende de ti el que lo descubras. No hace esfuerzo alguno para darse a

conocer. El esfuerzo para darse a conocer proviene del ego, porque el ego no puede existir cuando eres desconocido. Existe solamente cuando eres conocido, cuando te prestan atención, cuando eres alguien importante, valioso. ¿Pero cómo puedes ser importante si nadie te conoce? Cuando el mundo entero te conozca, entonces serás importante. Por esto es que la gente persigue tanto la fama, y si no pueden alcanzar fama intentan ser escandalosos, ¡pero no para ser desconocidos! Si la gente no puede ensalzarte intentarás que te censuren, pero no puedes soportar que la gente permanezca indiferente a ti. Oí de un político que tuvo una vez multitud de seguidores. Mucha gente le apreciaba, hasta que alcanzo el poder... Cuando no estás en el poder pareces muy inocente, porque cuando no hay poder ¿qué puedes hacer? ¿Qué sentido tiene disimular? Por esto tu verdadera naturaleza se revela sólo cuando alcanzas el poder. Mira a los partidarios de Gandhi en la India, antes de la independencia, tan santos. Y ahora todo se ha convertido en el polo opuesto. Ahora son los más corruptos. ¿Qué ha ocurrido? Una ley muy simple: cuando no estaban en el poder eran como palomas, inocentes; cuando les llegó el poder se convirtieron en serpientes, astutos, corruptos, explotadores. Tu verdadera naturaleza sólo se desvela cuando tienes poder. Cuando puedes hacer daño se puede saber si lo harás o no. Lord Acton dijo: "El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". No, no es cierto. El poder no corrompe, sólo revela la corrupción. ¿Cómo puede corromper el poder? Tú ya eras corrupto, tan sólo no existía una salida para la corrupción. Ya eras horrible, pero permanecías en la oscuridad. Ahora has salido a la luz, ¿cómo puedes decir que la luz te hace horrible? No, la luz sólo revela. Este político era muy apreciado y querido, tenía una personalidad carismática. Entonces llegó al poder y todo el mundo se volvió contra él. Fue destituido, su nombre se convirtió en algo ruin, fue condenado en todas partes de forma que tuvo que dejar su ciudad porque la gente no le permitía vivir allí de tantísimo daño que había hecho. Por esto, con su mujer se puso a buscar una nueva residencia en una nueva ciudad. Viajó por muchas ciudades observando y buscando dónde quedarse. Y entonces en una ciudad la gente comenzó a arrojarle piedras. El dijo, "Este es el lugar apropiado, debemos elegir esta ciudad". La mujer dijo, "¿Estás loco? ¿Te has vuelto loco? La gente nos está tirando piedras". El político le dijo, "Al menos no son indiferentes". La indiferencia te hiere al máximo porque el ego no puede existir en la indiferencia. Tanto conmigo como en contra mía el ego puede existir, pero no seas indiferente a mí porque entonces ¿cómo puedo existir, cómo puede existir el ego? El hombre del Tao permanece sin ser conocido. Eso significa que no busca a la gente para que le conozcan. Si ellos desean saber de él, pueden buscarle. La perfecta virtud no produce nada. Esta es una de las premisas básicas de la vida taoísta. La virtud perfecta no produce nada, porque cuando eres perfectamente virtuoso nada se necesita. Cuando eres perfectamente virtuoso no hay deseo, no hay motivación. Eres perfecto. ¿Cómo puede la perfección ir hacia algo? Sólo la imperfección se mueve. Sólo la imperfección desea producir algo. Por eso un artista perfecto nunca pinta un cuadro, y un músico perfecto arroja a un lado su sitar. Un arquero perfecto rompe su arco y lo tira, y un hombre perfecto como Buda es absolutamente inútil. ¿Qué es lo que , Buda produjo? ¿poesía, una escultura, un cuadro, una sociedad? Parece ser absolutamente improductivo, no ha hecho nada. La perfecta virtud no produce nada.

Porque no necesita nada. El producir surge del deseo. El producir surge porque eres imperfecto. Creas algo como sustitutivo porque te sientes incompleto. ¿Por qué vas a crear, cómo vas a crear si estás absolutamente realizado? Entonces te has convertido en la gloria de la creación, entonces el ser interior es perfecto, no se necesita nada. La perfecta virtud no produce nada. Si el mundo fuera virtuoso, todas las metas utilitarias se perderían. Si el mundo fuera en verdad virtuoso existiría el juego y no la producción. Entonces se convertiría en un juego. Lo disfrutarías, pero no lo necesitarías. Un sabio perfecto es totalmente inútil. Ningún yo es el verdadero yo. Cuando sientes que no eres, por primera vez eres porque el yo no es nada más que un sinónimo del ego. Por esto es que Buda, Lao Tse, Chuang Tse, todos ellos dijeron que no hay yo, no hay atman. No, eso no existe, ellos dicen que no hay atman, no hay yo, porque tu ego es tan astuto que puede esconderse tras él. Puedes decir, Aham Brahmasmani, yo soy Brahman... Anal’haq, yo soy Dios, y el ego puede esconderse tras él. Buda dice que no hay nadie a quién dirigirse, no hay yo dentro de ti. Buda dice que eres como una cebolla: quitas y quitas capas, y finalmente nada queda. Tu mente es como una cebolla, sigue pelándola. Es lo es lo que es la meditación: pelar, pelar y llega un momento en que nada queda. Esta vacuidad es tu verdadero yo. Ningún yo es el verdadero yo. Cuando el bote está vacío, entonces por primera vez tú estás en el bote. El hombre más grande es un don nadie. Sucedió que Buda renunció a su reino. Se fue buscando, de un bosque a otro, de un ashram a otro, de un maestro a otro, caminando. Nunca antes había andado sin zapatos, pero ahora era tan sólo un mendigo. Pasó por la orilla de un río, caminando en la arena, y sus huellas quedaron marcadas. Mientras descansaba a la sombra de un árbol un astrólogo las vio. El astrólogo volvía de Kashi, la sede de la sapiencia. Se había doctorado en astrología, había alcanzado la perfección, y ahora que se había convertido en un gran doctor en astrología regresaba a su casa para ponerla en práctica. Miró las huellas en la arena húmeda y se desconcertó. Esas huellas no podían pertenecer a un hombre ordinario caminando por la arena sin zapatos durante un cálido verano, al mediodía. Esos pies pertenecían a un gran emperador, un chakravartin. Un chakravartin es el emperador que rige al mundo. Todos los símbolos indicaban que este hombre era un chakravartin, un emperador del mundo entero, de los seis continentes. Y ¿por qué un chakravartin debería andar con los pies descalzos por la arena en una tarde tan calurosa de verano? ¡Era imposible!. El astrólogo llevaba consigo sus libros más valiosos. El pensó, "Si esto fuera posible debería de echar todos estos libros al río y olvidarme de la astrología para siempre, porque esto es absurdo. Es muy, muy difícil encontrar a un hombre con los pies de un chakravartin. Una vez en millones de años un hombre se convierte en un chakravartin, y ¿qué está un chakravartin haciendo aquí? Por eso siguió las huellas hasta su origen y contempló al Buda que estaba sentado descansando bajo un árbol con los ojos cerrados, y se alteró aún más. Este astrólogo se alteró totalmente porque la cara era también la cara de un chakravartin. Pero el hombre aparentaba ser un mendigo, con su cuenco de pedir limosna a su lado, con sus ropas raídas. Pero la cara parecía la de un chakravartin, ¿qué debía hacer? El dijo, "Estoy muy alterado, tranquilízame. Sólo tengo una pregunta que hacerte. He visto y he estudiado tus huellas. Probablemente pertenezcan a un chakravartin, a un gran emperador que gobierne el mundo entero, cuyo reino sea toda la Tierra, y tú eres un mendigo. Por eso ¿qué debo hacer? ¿Debería desembarazarme de todos mis libros de astrología? Mis doce años de estudio en Kashi han sido en vano y esos son unos tontos. He desperdiciado la mayor parte de mi vida, por eso tranquilízame. Dime, ¿qué debería hacer?".

Buda dijo, "No tienes por qué preocuparte. Esto no te sucederá otra vez. Toma tus libros, ve a la ciudad, empieza con tu trabajo y no te preocupes por mí. Nací para ser un chakravartin. Esas huellas llevan mi pasado". Todas las huellas son portadoras de tu pasado; las líneas de tu mano, tu palma, llevan tu pasado. Eso es por lo que la astrología, la quiromancia están siempre en lo cierto sobre el pasado, inciertos sobre el futuro y absolutamente falsas sobre un buda, porque uno que se desembaraza de todo su pasado penetra en lo desconocido. No puedes predecir su futuro. Buda dijo, "No te encontrarás con alguien tan problemático de nuevo. No te preocupes, no sucederá otra vez, tómalo como una excepción". Pero el astrólogo dijo, "Unas cuantas preguntas más, me gustaría conocer quién eres: ¿estoy realmente soñando? ¿Un chakravartin sentado como un mendigo? ¿Quién eres? ¿Eres un emperador disfrazado?". Buda dijo, "No". Entonces el astrólogo preguntó, "Pero tu cara es tan hermosa, tan quieta, tan llena de silencio interior. ¿Quién eres? ¿Eres un ángel del paraíso?". Buda dijo, "No". El astrólogo inquirió una vez más, "Parece descortés preguntar, pero has creado en mí el deseo y la urgencia. ¿Eres un ser humano? Si no eres un emperador, un chakravartin, si no eres un Deva del paraíso, ¿eres un ser humano?". Y Buda le dijo, "No, yo no soy nadie, no pertenezco a forma alguna, a ningún nombre". El astrólogo le dijo, "Me has confundido todavía más. ¿Qué quieres decir?". Esto es lo que Buda quiso decir: El hombre más grande es un don nadie. Puedes ser alguien, pero no puedes ser el más grande. Siempre hay alguien en el mundo más grande que tú. ¿Y cuándo se considera que uno es alguien? Tú eres la medida. Tú dices que este hombre es alguien importante, pero, ¿quién es la medida? La medida eres tú. La cuchara es la medida del océano. Dices. "Este hombre es alguien importante". Dices, y muchos como tú dicen, "Este hombre es alguien-importante" ¡y él se convierte en alguien importante debido a ti! No. En este mundo, quién sea alguien no puede ser el más grande, porque el océano no puede ser mesurado con cucharas. Y vosotros sois cucharillas de café mesurando el océano. No, no es posible. Por eso el verdaderamente más grande será un don nadie entre vosotros. ¿Qué significa cuándo Chuang Tse dice, "El más grande será un don nadie". Significa: Será inconmensurable. Tú no puedes medir, no puedes etiquetar, no puedes clasificar, no puedes decir, "¿Quién es éste?". El simplemente escapa a toda medida. Simplemente va más allá y más allá y más allá y la cucharita de café se vuelve inútil. Suficiente por hoy. Capítulo 3 La lechuza y el fénix Hui Tse era el primer ministro de Liang. Mediante lo que él consideraba como información confidencial sospechaba que Chuang Tse codiciaba su cargo, y estaba conspirando para suplantarle. Cuando Chuang Tse visitó Liang el primer ministro envió a la policía a arrestarle, pero aunque le estuvieron buscando durante tres días y tres noches no pudieron encontrarle. Mientras, Chuang Tse se presentó ante Hui Tse por propia iniciativa y le dijo: "¿Has oído sobre el pájaro que vive en el sur; el fénix

que nunca envejece? ". "Este fénix inmortal surge del mar del sur y vuela hacia el mar del norte, sin posarse nunca, excepto sobre ciertos árboles sagrados. No prueba la comida excepto los más exquisitos y raros frutos, y bebe sólo de las fuentes más claras". "Una vez una lechuza masticando una ya medio podrida rata muerta vio al fénix sobrevolarla. Levantando la vista emitió un chillido alarmada y estrechó la rata contra sí presa del miedo y consternación". Primer ministro, ¿por qué os enfurecéis tanto, agarrándoos a vuestro cargo y aullándome consternado? La mente religiosa es básicamente no ambiciosa. Si hay algún tipo de ambición, el ser religioso es imposible, porque sólo un hombre superior puede llegar a ser religioso. Ambición implica inferioridad. Trata de comprender esto porque es una de las leyes básicas. Sin entenderlo puedes acudir a los templos, puedes irte a los Himalayas, puedes orar y puedes meditar, pero todo será en vano. Estarás simplemente desperdiciando tu vida si no has comprendido cual es la naturaleza de tu mente: ambiciosa o no ambiciosa. Tu búsqueda será inútil, porque la ambición nunca puede llevar a lo divino. Sólo la no ambición puede convertirse en la puerta. La psicología moderna también concuerda con Chuang Tse, con Lao Tse, con Buda, con todos los que han conocido, que la inferioridad crea ambición. De aquí que los políticos se hayan convertido en la peor calaña de la humanidad. Todos los políticos son sudras, intocables. No puede ser de otra forma, porque en cuanto la mente experimenta un complejo de inferioridad trata de convertirse en superior. Lo opuesto nace. Cuando te ves feo, intentas volverte hermoso. Si ya eres hermoso, entonces no hay intento. Observa una mujer fea y descubrirás la naturaleza del político. Una mujer fea siempre trata de esconder su fealdad, siempre trata de ser hermosa. Al menos la cara, la cara pintada, las ropas, los adornos, todo pertenece a lo feo. La fealdad debe ser superada sea como sea y tienes que crear el opuesto para tratar de esconderla, para escapar de ella. Una mujer realmente hermosa no se preocupa de ello, no es incluso consciente de su belleza. Y sólo la belleza inconsciente es hermosa. Cuando te vuelves consciente, la fealdad ha entrado. Cuando sientes que eres inferior, cuando te comparas con otros y ves que son superiores a ti, ¿qué puedes hacer? El ego se siente herido: tú eres inferior. No puedes aceptarlo, por esto debes engañarte a ti y a los demás. ¿Cómo lo consigues? Hay dos formas. Una es volverse loco. Puedes declarar que eres Alejandro, Hitler, Nixon. Así lo consigues fácilmente porque no te preocupas de lo que digan los demás. ¡Ve a los manicomios de todo el mundo y encontrarás a los grandes personajes de la historia, todavía vivos! Mientras el Pandit Jawaharlal Nehru vivía, al menos una docena de personas en la India creían ser el Pandit Jawaharlal Nehru. Una vez, él acudió a un manicomio a inaugurar unas nuevas dependencias. Las autoridades del manicomio lo arreglaron para que algunos internos fueran liberados por él, puesto que se habían vuelto sanos y cuerdos. Le fue traído el primero y Nehru se presentó al loco que se había vuelto cuerdo y le dijo, "Soy el Pandit Jawaharlal Nehru, Primer Ministro de la India".

El loco rió y dijo, "No se preocupe. Quédese aquí durante tres años y se volverá cuerdo como a mí me ha ocurrido. Tres años hace que llegué a esta casa y eso era lo que creía que yo era: el Pandit Jawaharlal Nehru, Primer Ministro de la India. Pero ellos me han curado completamente, por tanto, no se preocupe". Esto mismo ha ocurrido en diferentes ocasiones. Lloyd George era Primer Ministro de Inglaterra. En los días de la guerra, a las seis en punto de la tarde solía haber toque de queda y nadie podía salir de su casa. Todo el tráfico se detenía, no se permitían luces encendidas, y todos debían estar en un refugio. Lloyd George estaba dando su habitual paseo y se despistó. De repente la sirena sonó. Eran las seis en punto y se encontraba a varias millas de su casa. Llamó a la puerta más cercana y dijo al hombre que le abrió, "Déjeme descansar aquí por esta noche; si no la policía me detendrá. Soy Lloyd George, el Primer Ministro". El hombre le agarró de improviso y le dijo, "Entre. Este es el sitio adecuado para usted. Tenemos ya tres Lloyd George aquí. Era un manicomio. Lloyd George intentó convencer al hombre de que en verdad él era el verdadero, pero él otro le contestó, "Todos se resisten, no importa que lo intente; entre ya o tendré que emplear la fuerza". Así que Lloyd George tuvo que permanecer quieto durante toda la noche; de otra forma hubiera sido maltratado. ¿Cómo hubiera podido convencerlos? Había ya tres Lloyd George y todos se empeñaban en ser los auténticos. Una manera es enloquecer. De repente declaras que eres superior, el más grande. Otra forma es volverte un político. O bien enloquecer o volverte un político. Siendo político no puedes declarar algo abruptamente, tienes que probar que eres el primer ministro o el presidente. Así que éste es el camino largo. La locura es el atajo hacia el sentirse importante; la política es el camino con rodeos. Pero ambos alcanzan la misma meta. Y si el mundo quiere alcanzar la cordura, quiere volverse un mundo normal, dos tipos de personas deben ser curadas: los locos y los políticos. Ambos están enfermos. Uno ha tomado el camino largo, el otro el atajo. Y recuerda que el loco es menos dañino que el político, porque simplemente declara su superioridad, no se preocupa de demostrarlo; el político se empeña en probarlo, y la comprobación exige un alto precio. ¿Qué es lo que estaba tratando de demostrar Hitler? Que él era el más grande, el Ario supremo. Hubiera sido mejor para el mundo si hubiera enloquecido, si hubiera utilizado el atajo; entonces no hubiera habido una Segunda Guerra Mundial. Los políticos son más peligrosos porque están locos y lo prueban. Ellos son locos que trabajan, se esfuerzan, que intentan alcanzar una meta, tan sólo para esconder su inferioridad. Cuando quiera que alguien se siente inferior tiene que probarse o simplemente hipnotizarse a sí mismo en la creencia de que él no es inferior. Tú no puedes ser religioso si estás loco. No loco en la forma en que un San Francisco está loco; esta locura se obtiene a través del éxtasis, aquella a través de la inferioridad. La locura de un San Francisco o de un Chuang Tse surge de la superioridad, surge del corazón, proviene de la fuente original. La otra locura surge del ego. El alma es siempre superior y el ego es siempre inferior. Por esto un egotista tiene que convertirse en político de una u otra forma -sea cual sea la profesión que elija, mediante ella se convertirá en político. ¿Qué quiero decir cuando utilizo la palabra político? Quiero decir el conflicto entre egos, la lucha por la supervivencia. Cuando tu ego y el mío están en conflicto, entonces somos políticos. Cuando no me hallo en conflicto con el ego de nadie, entonces soy religioso. Cuando no intento ser superior, soy superior. Pero esta superioridad no está en oposición a la inferioridad, es la ausencia misma del sentimiento de inferioridad. Esta diferenciación se ha de recordar. Hay dos tipos de superioridad. En una, tan sólo cubres tu inferioridad, la escondes, utilizas una máscara. Detrás de la máscara se encuentra la inferioridad. Tu superioridad es sólo superficial, en lo más profundo permaneces inferior, y debido a que continúas sintiéndolo tienes que llevar esta máscara de superioridad, de belleza. Porque te das cuenta de que eres feo tienes que ingeniártelas para parecer bello, tienes que demostrarlo, tienes que mostrar un falso rostro. Esta es una clase de

superioridad; no es real. Existe otro tipo de superioridad, y esa superioridad supone la ausencia de inferioridad, no es su opuesto. Simplemente no comparas. Cuando no comparas, ¿cómo puedes ser inferior? Mira, si fueses el único ser sobre la Tierra y no existiera nadie más, ¿serías inferior? ¿Con quién te compararías? ¿En relación a qué? Si estás solo, ¿qué serás, inferior o superior? No eres ninguna de las dos cosas. No puedes ser inferior porque no hay nadie por encima de ti; no puedes declararte superior porque no hay nadie por debajo de ti. No serás ni superior ni inferior, y yo te digo que esa es la superioridad del alma. Nunca compares. Compara y surgirá la inferioridad. No compares, y simplemente eres Único. Un hombre religioso es superior en el sentido de que la inferioridad ha desaparecido. Un político es superior en el sentido de que ha superado su inferioridad, que está escondida todavía ahí, está todavía dentro. El lleva tan sólo el traje, la fachada, la máscara de un hombre superior. Cuando comparas, yerras; siempre estarás mirando a los demás. Y no hay dos personas iguales, no puede haberlas. Cada individuo es único, y cada individuo es superior, pero su superioridad no es comparable. Tú eres superior porque no puedes ser otra cosa. Superioridad es tu naturaleza. Ese árbol es superior, esa roca es también superior. Toda la existencia en su totalidad es divina, de forma que ¿cómo puede algo ser inferior? Es Dios, desparramándose en millones de formas. En algún lugar Dios se ha convertido en árbol, en otro Dios se ha convertido en roca, en algún otro Dios se ha tornado pájaro, en otra parte Dios se ha transformado en ti. Y sólo Dios existe, de forma que no puede haber comparación. Dios es superior, pero no superior a algo, porque sólo Dios es, y no puede haber inferioridad alguna. Un hombre religioso llega a experimentar esta unicidad, llega a experimentar su divinidad, y a través de esta experiencia de divinidad reconoce la divinidad de todo. No es político porque ahora no hay ambición, no tienes nada que probar, ya has sido contrastado; no tienes nada que afirmar, porque ya has sido afirmado. Tu mismo ser es la prueba. Tú eres... es suficiente. No se requiere nada más. Así pues recuerda esto como la ley básica. Si en religión sigues comparando, estás en terreno político, no en religión. Por eso es que todas las religiones han devenido en política. Usan de la terminología religiosa, pero escondida detrás está la política. ¿Qué es el Islam? ¿Qué es el Hinduismo? ¿Qué es el Cristianismo? Todos ellos son agrupaciones políticas, organizaciones políticas, haciendo política en nombre de la religión. Cuando acudes al templo a orar, ¿simplemente oras o comparas? Si hay alguien orando allí, ¿surge la comparación en tu mente? ¿te preguntas si -lo está haciendo mejor que tú, o si tú lo haces mejor que él? Si es así, entonces el templo no está ya ahí. El templo ha desaparecido, se ha transformado en política. En la religión la comparación no es posible; simplemente rezas y el orar llega a convertirse en tu ser interior. No es algo exterior para ser comparado. Esta oración incomparable, esta meditación incomparable, te conducirá a la superioridad intrínseca de toda la existencia. Buda dice: No seas ambicioso, porque mediante la ambición permanecerás inferior siempre. No seas ambicioso y alcanza tu intrínseca superioridad. Es intrínseca. No tiene que ser probada, o alcanzada, tú ya la posees, la tienes. Está ya ahí; siempre ha estado contigo y siempre permanecerá en ti. Tú mismo ser es superior, pero tú desconoces el ser que está ahí. No sabes quién eres. De ahí tanto esfuerzo en buscar tu identidad, en demostrar que eres superior a los demás. No sabes quién eres. Una vez, lo sepas, no existirá el problema. Tú eres en realidad ya superior. Y no sólo es que eres superior, todo es superior. La totalidad de la existencia es superior sin que nada sea inferior, porque Dios es uno, la existencia es una. Ni lo inferior ni lo superior pueden existir. La mente no ambiciosa llega a comprender esto. Este bello episodio ocurrió realmente. Chuang Tse estaba de camino hacia la capital y el Primer Ministro se asustó. Debió de conocer a través de la policía secreta, la Cía. que Chuang Tse estaba por llegar. Todos los políticos están siempre temerosos porque todo el mundo es su enemigo, incluso sus amigos son enemigos, y uno tiene que protegerse de sus

amigos porque también ellos intentan hundirle a uno. Recuerda, nadie es un amigo. En política todo el mundo es un enemigo. La amistad es sólo una fachada. En religión no hay nadie que sea tu enemigo. En religión no puede haber enemigo alguno, en política no puede existir amigo alguno. El Primer Ministro estaba asustado porque Chuang Tse estaba por llegar. La superioridad de Chuang Tse era tal que el Primer Ministro pensó que podría tratar de llegar a ocupar su cargo. Era una situación delicada. Y desde luego Chuang Tse era superior; no sólo superior en comparación con alguien, él era simplemente superior. Era intrínseco. Cuando un hombre como Chuang Tse se desplaza, es un rey; viva o no como un mendigo, no importa. Es un rey dondequiera que vaya. La realeza no es algo externo a él, es algo interno. Un monje mendicante de la India fue a América a principios de siglo, su nombre era Ramateertha. Solía llamarse a sí mismo El Emperador. El Presidente de América acudió a verle, y le miró asombrado. ¡Era tan sólo un mendigo! El Presidente le interpeló,"No puedo comprenderlo ¿por qué te llamas a ti mismo El Emperador? Si pareces un mendigo. Has escrito un libro llamado 'Las seis Ordenes del Emperador Ram'. ¿Por qué?". Ramateertha rió y dijo, "Mira en mi interior, mi reino pertenece al mundo interior. Mira dentro de mí. Yo soy un emperador. Mi reino no es de este mundo". Por esto mismo, Jesús fue crucificado. El decía,"Soy un Rey”. Fue malinterpretado. El hombre que era el rey, Herodes, se puso en guardia. El virrey, Poncio Pilatos, creyó que Jesús era peligroso, porque hablaba del reino y del rey, y había declarado,"Yo soy el rey de los Judíos". Fue malinterpretado. Hablaba de un tipo de reino diferente, un reino que no es de este mundo. Cuando era crucificado los soldados se mofaban de él arrojándole piedras y zapatos y a modo de escarnio le colocaron una corona de espinas en su cabeza con la inscripción: Rey de los Judíos. Y mientras le arrojaban piedras y sandalias le decían, "Cuéntanos ahora algo sobre el reino, di algo Rey de los Judíos". El les hablaba de otro reino, no de este mundo; ese reino no esta afuera, ese reino está dentro. Más cuando un hombre como Jesús camina, él es el emperador. No puede remediarlo. No es que compita con nadie, no suspira por ninguna corona de este mundo, pero dondequiera que va la gente ambiciosa se asusta, los políticos se asustan. Este hombre es peligros porque su misma cara, sus ojos, la forma en que camina, muestran que es un emperador. No necesita demostrarlo, él es la evidencia. No necesita mencionarlo, no necesita decirlo. Por eso cuando el primer ministro se enteró a través de la policía secreta que Chuang Tse estaba por llegar, pensó que iba a la capital para suplantarle; de otra forma ¿para qué iba? La gente sólo acude a la capital para eso. Uno nunca va a Delhi para algo distinto. La gente va a la capital por ambición, en busca de ego, identidad. ¿Por qué pues debería de venir un fakir, un mendigo? ¿Cuál es la necesidad de ir a la capital? Debe de venir a arrebatarme mi cargo, mi silla. Debe de venir para ver al Rey y decirle, "Yo soy el hombre que necesitas. Hazme primer ministro y te lo solucionaré todo, resolveré todos tus problemas". Y el hombre tenía cierta majestuosidad que le envolvía, un carisma. El primer ministro se asustó. Los primeros ministros son siempre inferiores. En lo profundo el complejo de inferioridad permanece, como una enfermedad, como un gusano devorando el corazón, siempre temeroso del superior. Hui Tse era el primer ministro de Liang. Mediante lo que él consideraba como información confidencial sospechaba que Chuang Tse codiciaba su cargo, y estaba conspirando para suplantarle. Los políticos no pueden pensar de otra forma. Lo primero que debe entenderse es que tu eres lo que piensas de los demás. Tus deseos, tus propias ambiciones te dan el modelo. Si persigues el dinero crees que los demás van en pos del dinero. Si eres un ladrón te palpas constantemente el bolsillo: así muestras que eres un ladrón. Tu deseo interior es el lenguaje de tu entendimiento. Los políticos siempre piensan en

términos de complots, conspiraciones: Alguien me va a suplantar, alguien desea librarse de mí... Porque esto es lo que ellos han hecho, esto es lo que han estado haciendo durante toda su vida, conspirando. Los políticos son conspiradores. Ese es su lenguaje. Y tú miras a los demás a través de tu mente, proyectas en los demás. Las cosas que están escondidas en lo más hondo de ti. Hui Tse pensó, "Este Chuang Tse está conspirando para suplantarme". Cuando Chuang Tse llegó para visitarle, el primer Ministro envió a la policía a arrestarle. Pero aunque lo buscaron durante tres días y noches, no pudieron encontrarle. ¡Qué hermoso es esto! La policía sólo puede encontrar a ladrones, ellos se entienden entre sí. La mente del policía y la mente del ladrón no difieren entre sí. Los ladrones al servicio del gobierno son los policías. Su mente, su forma de pensar es la misma, sólo cambian sus amos. Un ladrón está al servicio de sí mismo, un policía está al servicio del Estado, pero ambos son ladrones. Por eso es que los policías pueden detener a los ladrones. Si envías a un sadhu a buscar a un ladrón, no lo encontrará, porque mirará a los demás a través de su propia mente. Un rabino pasó junto a un joven durante un festejo religioso. El joven estaba fumando y el fumar estaba prohibido durante ese día, de forma que el rabino lo detuvo y le preguntó, ¿No sabes joven, que hoy es un día religioso y que no deberías de estar fumando?". El joven le contestó, "Sí, sé que es una festividad religiosa". Y aun así continuó fumando; no sólo esto sino que echó el humo a la cara del rabino. El rabino le preguntó, "¿Y no sabes que el fumar está prohibido?". El joven le contestó de forma arrogante, "Sí, sé que está prohibido". Y siguió. El rabino miró al cielo y dijo, "Padre, este joven es hermoso. Puede que esté infringiendo la ley, pero nadie puede forzarle a mentir. Es un hombre sincero. Dice: "Sí, sé que es un día religioso y sé que está prohibido. Recuerda en el día del juicio que este joven no pudo ser forzado a mentir". Este era un hermoso rabino. Esta es la mente de un sadhu. No puede ver algo erróneo, siempre ve lo correcto. La policía no pudo encontrar a Chuang Tse, era imposible. Hubieran podido haberlo encontrado si hubiera sido un hombre ambicioso, si hubiese estado conspirando, si hubiese estado pensando en términos de política; entonces podría haber sido cogido. La policía quizás buscó en lugares donde él no estaba y sus caminos se debieron de cruzar muchas veces. Pero él era un mendigo, un hombre no ambicioso. No estaba conspirando. El no tenía mente para conspirar, era como la brisa. La policía buscó y buscó durante muchos días y no pudo encontrarle. Sólo puedes hallar lo que eres. Siempre te descubres a ti mismo en los demás, porque ellos actúan como espejos. Para coger a Chuang Tse, se necesitaba a un Lao Tse. Nadie más podría haberle cogido, porque ¿quién podría entenderlo? Se requería a un Buda; Buda hubiese adivinado dónde se hallaba, pero ¿un policía?; ¡imposible! Sólo si hubiera sido un ladrón hubiese sido posible. Mira al policía, la forma en que se comporta, cómo habla, el sucio lenguaje que usa, es incluso más vulgar que el lenguaje de los propios ladrones. El policía ha de ser más vulgar que el propio ladrón, de otra forma los ladrones ganarían. Una vez un hombre fue capturado por la policía y el magistrado le preguntó, "Dígame, cuando fue capturado, ¿qué le dijo el policía?". El hombre dijo, "¿Puedo repetir el mismo vulgar lenguaje que él utilizó, aquí en la corte? ¿No se sentirá Ud. ofendido? Puede que le altere". El magistrado le dijo, "Omita el lenguaje vulgar y díganos que le dijo". El hombre pensó y dijo, "Entonces... la policía no dijo nada". La policía volvió a Hui Tse y le informó que no habían podido encontrar a Chuang Tse. Tal hombre no existía. Ellos debían de haber tenido un retrato, alguna forma de identificarle, alguna idea de cómo encontrarle, cogerle, su aspecto. Pero Chuang Tse no tiene identidad, no tiene rostro. Momento a momento. fluye, es un líquido. Momento a momento él refleja, responde a la existencia. No tiene morada fija, es un vagabundo, sin rostro. No tiene nombre. No es pasado, es siempre presente, y todas las

fotos pertenecen al pasado. Es bello y significativo. Aunque parezca absurdo se dice que no puedes fotografiar a un hombre como Buda. No es que no puedas hacerle una foto; es que en el momento en que lo has fotografiado, Buda ya se ha movido. Por eso una fotografía es siempre del pasado y nunca del presente. No puedes perpetuar la cara actual de Buda. El momento en que la tienes, ya ha pasado. El momento en que comprendes, se ha ido ya. Uno de los nombres de Buda es Tathagata. Esta palabra es realmente maravillosa, significa, totalmente como el viento, él vino y se fue. Llegó como el viento y así se fue. No puedes fotografiar al viento, a la brisa. Antes de que la hayas cogido, se ha ido ya, ya no está más ahí. Chuang Tse no podía ser hallado porque la policía andaba buscando su pasado y él vivía en el presente. Era un ser, no una mente. La mente puede ser cogida pero no el ser. No existen redes. La mente puede ser atrapada muy fácilmente, y todos vosotros sois atrapados de un modo u otro. Debido a que tenéis una mente, una esposa o un marido os atrapará; una tienda, un tesoro, una colocación, cualquier cosa os atrapará. Hay redes, millones de redes. Y no puedes ser libre a menos que te liberes de la mente. Serás atrapado una y otra vez. Si dejas esta esposa, otra mujer te atrapará inmediatamente. No puedes escapar. Puedes escapar de esta mujer, pero no puedes escapar de las mujeres. Puedes escapar de este hombre, pero ¿adónde irás? Antes de que lo hayas dejado otro hombre se habrá introducido en tu vida. Puedes dejar esta ciudad, pero ¿adónde irás? Otra ciudad te atrapará. Puedes abandonar este deseo, pero otro se convertirá en tu atadura. La mente está siempre en esclavitud, está atrapada. Cuando abandones la mente, entonces la policía no podrá atraparte. Este Chuang Tse carecía de mente. Era un mendigo sin mente, o un emperador. Significan lo mismo. El no podía ser cogido. Cuando Chuang Tse visitó Liang, el primer ministro envió a la policía a arrestarle, pero aunque le estuvieron buscando durante tres días y tres noches no pudieron encontrarlo. Mientras, al tercer o cuarto día Chuang Tse apareció ante Hui Tse por propia voluntad y dijo, "La clase de hombre que yo, Chuang Tse, soy, no puede ser atrapado. Siempre aparece por su propia voluntad. Es su elección. No puedes cogerle, sólo puedes invitarle. Es libre de aparecer o no". Cuando hay mente siempre estás atrapado. La mente te fuerza, eres su prisionero. Cuando existe la no-mente eres libre: puedes aparecer y puedes desaparecer a voluntad. Es tu propia elección. Si te estoy hablando a ti no es porque hayas planteado una pregunta, es porque así lo quiero. Si estoy trabajando contigo no es a causa de ti, sino porque así lo he elegido. Cuando existe la no-mente, existe la libertad. La mente es la base de toda esclavitud. Chuang Tse apareció por propia voluntad y contó una hermosa parábola. Escúchala desde lo más profundo de tu corazón. "¿Haz oído sobre el pájaro que vive en el sur, el fénix, una mística ave que nunca envejece?". Es un mito chino, es hermoso y cargado de sentido. Un mito no es la verdad, pero es más cierto que cualquier verdad. Un mito es una parábola, indica algo que no puede ser indicado de otra forma. Sólo a través de una parábola, a través de la poesía, puede ser expresado. Un mito es poesía, no es una descripción. Indica la verdad, no un suceso del mundo exterior, sino perteneciente al mundo interior.

"¿Has oído sobre el pájaro que vive en el sur?". Para China, la India es el sur, y ese pájaro vive allí. Se dice que cuando Lao Tse desapareció, desapareció en dirección al sur. No se sabe cuando murió... él nunca murió. Esta clase de gente nunca muere, simplemente se dirigen al sur; desaparecen en la India. Se dice que Bodhidharma vino del Sur. Dejó la India, y buscó al discípulo al cual le iba a transmitir el tesoro de Buda. Después de nueve años esperando, le fue dado el transmitirlo y se dice que entonces desapareció de nuevo hacia el Sur. La India es el Sur para China. Realmente, la India es la fuente de todos los mitos; no existe ni un solo mito en todo el mundo que no haya surgido de allí. La ciencia surgió de la mente griega; el mito nació de la mente india. Y hay sólo dos formas de encarar al mundo: uno es la ciencia, el otro es la religión. Si contemplas al mundo a través de la ciencia estás mirando a través del análisis, la matemática, la lógica. Atenas, la mente griega, aportó la ciencia al mundo, el método socrático del análisis, la lógica y la duda. La religión es un modelo totalmente diferente de mirar al mundo. Lo contempla a través de la poesía, a través del mito, a través del amor. Desde luego es romántico. No puede aportar hechos, sólo te dará ficciones. Pero te digo que las ficciones son más objetivas que cualquier hecho, porque te aportan la esencia más profunda; no están preocupados con los sucesos externos. De ahí que la India no posee Historia. Posee sólo mitos, los Puranas; no Historia. Rama no es un personaje histórico. Puede que haya o no haya existido, no se puede comprobar. Krishna es un mito, no un hecho histórico. Puede que existiera, puede que no. Pero la India no se preocupa de si Krishna o Rama son un hecho histórico. Ellos están llenos de significado, son grandes poemas épicos. Y la Historia no tiene sentido para la India porque sólo aporta hechos desnudos, nunca revela la esencia más profunda. A nosotros tan sólo nos interesa la esencia interior, el centro de la rueda. La rueda sigue moviéndose, eso es Historia, pero el centro de la rueda, lo que nunca se mueve, es el mito. Dijo Chuang Tse: "¿Has oído sobre el pájaro que vive en el sur el fénix que nunca envejece?“. Todo lo que nace, envejece. La Historia no puede creer en ese pájaro, porque Historia quiere decir principio con final; Historia significa el intervalo entre el nacimiento y la muerte. Y el período entre lo que no tiene comienzo y lo que no muere es mito. Rama nunca nació ni nunca morirá. Krishna nunca nació ni nunca morirá. Siempre estarán ahí. El mito no tiene que ver con el tiempo, tiene que ver con la eternidad. La Historia cambia con el tiempo, el mito pervive siempre. No, ningún mito puede pasar de moda. El periódico es historia, y el periódico de ayer está ya fuera de órbita. Rama no es parte de un periódico, no es noticia alguna, y nunca será caduco. El está siempre en el presente, siempre lleno de significado, relevante. La Historia sigue cambiando; Rama permanece en el centro de la rueda, inmóvil. Dice Chuang Tse: "...que vive en el sur, el fénix que nunca envejece?". ¿Has visto alguna vez una representación de Rama o Krishna en la que aparezcan con edad avanzada? Siempre aparecen jóvenes, sin incluso, barba o bigote. ¿Has visto alguna

vez un retrato de Rama con barba? A menos de que tuviera un defecto hormonal le debiera haber crecido; si era en verdad un hombre, y lo era, la barba le tendría que haber crecido. Si Rama hubiera sido histórico, la barba hubiera estado allí; pero lo hemos representado sin barba, porque en el momento en que la barba crece has empezado a volverte viejo. Más temprano o más tarde comenzarás a encanecer. La muerte se acerca y no podemos soportar la imagen de Rama muerto, por eso hemos limpiado totalmente su cara de signo alguno de muerte. Y no ocurre sólo con Rama, los veinticuatro Tirthankaras de los jainos carecen todos de barba y bigote. Buda y todos los Avataras de los hindúes no tienen barbas ni bigotes. Es sólo para indicar su eterna juventud, la eternidad, lo sin tiempo, la lejanía. "...el fénix que nunca envejece?". Existe el tiempo; en el tiempo todo cambia, y existe la eternidad. En la eternidad nada cambia. La historia pertenece al tiempo, el mito pertenece a la eternidad. La ciencia pertenece al tiempo, la religión pertenece a lo intemporal, lo eterno. En ti también existen ambos: tiempo y eternidad. En tu superficie, la rueda, el tiempo: naciste, morirás, pero esto ocurre sólo en la superficie. Eres joven, envejecerás. Estás sano, enfermarás. Ahora estás lleno de vida, antes o después todo palidecerá, la muerte penetrará en ti. Pero esto sólo es en la superficie, la rueda de la historia. En lo profundo, ahora mismo, la eternidad existe, lo sin tiempo existe. Ahí nada envejece: el fénix, el Sur, la India, lo eterno. Nada envejece, nada cambia, todo permanece inmóvil. Este Sur está dentro de ti. Por eso es por lo que yo sigo repitiendo que la India no es parte de la geografía, no es parte de la Historia, es parte de un mapa interior. Existe en Delhi, nunca ha existido ahí. Los políticos no le pertenecen y no pertenece a los políticos. Es lo interior. Existe en todas partes. Cuando un hombre profundiza en sí mismo alcanza la India. Esa es la razón de la eterna atracción, el magnetismo de la India. Cuando quiera que una persona se siente en desazón con su vida, se mueve hacia la India. Es sólo un símbolo. A través del movimiento físico no hallarás a la India. Es necesario un modo de movimiento distinto, dónde comienzas a moverte de lo exterior a lo interior, hacia el sur, hacia la Tierra del mito y lo imperecedero, el fénix siempre joven –el fénix que nunca envejece. “Este fénix inmortal surge del mar del sur y vuela hacia el mar del norte, sin posarse nunca, excepto sobre ciertos árboles sagrados. No prueba la comida excepto los más exquisitos y raros frutos, y bebe sólo de las fuentes más claras”. Esta alma, esta más profunda esencia de tu ser, que nunca se posa excepto en los más sagrados árboles, esta ave interior, éste es tu ser. Se posa sólo en ciertos árboles sagrados. “No prueba la comida excepto los más exquisitos y raros frutos, y bebe sólo de las fuentes más claras". “Una vez una lechuza masticando una ya medio podrida rata muerta vio al fénix sobrevolarla. Levantando la vista emitió un chillido alarmada y estrechó la rata contra sí presa del miedo y consternación".

Chuang Tse está diciendo: Yo soy el fénix, y tú eres tan sólo una lechuza con una rata ya medio muerta, masticándola y te espantas de que venga a suplantarte. Tu puesto, tu poder no es nada más que una rata muerta para mí. No es mi clase de alimento. La ambición no es un camino para la vida, sirve sólo a aquellos que están ya muertos. He mirado dentro de la ambición y la he encontrado inútil. Una vez una mujer acudió lamentándose y llorando a un rabino, pero el rabino estaba en oración. Así que le dijo al secretario, "Ve y si tienes que interrumpir su oración, interrúmpela. Mi marido me ha dejado. Quiero que el rabino rece por mi marido para que vuelva". El secretario entró y le interrumpió en la oración. El rabino le dijo. "Dile que no se preocupe, que su marido volverá pronto". El secretario regresó y le dijo a la mujer, "No se preocupe, no esté triste. El rabino dice que su marido regresará en breve. Váyase a casa y tranquilícese". Feliz la mujer partió, diciendo,"Que Dios recompense al rabino un millón de veces por ser tan gentil". Pero una vez la mujer hubo partido, el secretario se puso triste y le contó a alguien que estaba por allí que esto no le iba a ayudar. Su marido no podía regresar, pobre mujer, y ella había partido tan feliz. El que estaba por allí le dijo, "Pero ¿por qué no confías en tu rabino y en sus rezos?". Tengo fe en mi rabino y creo en sus rezos, pero él sabe tan sólo de la petición que le ha hecho la mujer; yo le he visto su cara. Su marido puede regresar nunca". Uno que ha visto el rostro de la ambición, uno que ha visto la cara del deseo, uno que ha visto la cara de la codicia nunca puede volver a ella. Es imposible; ¡Su rostro es tan feo!

Chuang Tse ha visto la cara de la ambición. Por esto dice: Tu poder, tu posición, tu puesto de Primer Ministro, es tan sólo una rata muerta para mí. No chilles ni te preocupes. “Este fénix inmortal surge del mar del sur y vuela hacia el mar del norte sin posarse nunca, excepto sobre ciertos árboles sagrados. No prueba la comida excepto los más exquisitos y raros frutos, y bebe sólo de las fuentes más claras. “Una vez una lechuza masticando una ya medio podrida rata muerta vio al fénix sobrevolarla. Levantando la vista emitió un chillido alarmada y estrechó la rata contra sí presa del miedo y consternación”. Primer Ministro ¿por qué os enfurecéis tanto, agarrándoos a vuestro cargo y aullándome consternado? Así es, pero sólo cuando lo sabes... sólo entonces puedes comprenderlo. Escuchando a Buda, o a Jesús o a Zarathustra, siempre se te ha dicho: Abandona el deseo y la dicha será tuya. Pero no puedes dejarlo, no puedes comprender cómo puede ser tuya la dicha cuando abandones el deseo, porque sólo has probado el deseo. Puede que sea venenoso, pero ha sido tu única comida. Has estado bebiendo de fuentes emponzoñadas, y cuando alguien te dice,"Abandónalo", te asustas y crees que morirás de sed. No puedes saber que existen fuentes puras, claras y no sabes que hay árboles de frutos exquisitos. Ves sólo a través de tu deseo, por eso no puedes ver esos frutos y esos árboles. Cuando tus ojos están llenos de deseo sólo pueden ver ratas muertas. Ramakrishna solía decir: "Hay gente que no puede ver nada más que el objeto de su codicia". Esta lechuza puede posarse en lo alto de un gran árbol, pero sólo puede ver ratas muertas. Siempre que divisa una rata en la calle, la lechuza se excita. El no se excitará, él no se excitará incluso si le echas un hermoso y exótico fruto. No será consciente de ello. La información no le alcanzará nunca porque el deseo trabaja como pantalla. Siempre en todo momento, sólo entra lo que tus deseos permiten. Tus deseos son como un vigía a la puerta de tu ser, Permiten entrar sólo lo que les atrae. Cambia al vigía, de otro modo siempre vivirás de ratas muertas. Puedes permanecer una lechuza, y esto es la desgracia, porque en tu profundidad se esconde el fénix y te estás comportando como una lechuza. De ahí el descontento. Por eso es por lo que nunca te puedes sentir a gusto, por eso nunca te sientes dichoso. ¿Cómo puede sentirse un fénix dichoso con una rata muerta? El siempre es diferente y ésta no es clase de alimento para él. Y habrás sentido esto en multitud de ocasiones. Haciendo el amor a una mujer o a un hombre habrás sentido que esto no es para ti. El fénix se hace oír pero la lechuza es mucho más ruidosa; El fénix no puede ser oído, su voz es muy sutil y silenciosa, no agresiva. En momentos de paz y de meditación el fénix dice, “¿Qué estás haciendo? Esto no es para ti. ¿De qué te estás alimentando". Esto no es para ti. ¿Qué estás bebiendo? Esto no es para ti". Pero la lechuza es muy ruidosa y has creído en ella durante tanto tiempo que sigues tras ella tan sólo como hábito. Se ha convertido en un hábito muerto. Simplemente lo sigues porque es la línea de menor resistencia. El sendero está ahí. No tienes que hacer nada. Simplemente sigues por la pista, vas trazando círculos: los mismos deseos, los mismos afanes, las mismas ambiciones. Con razón vives angustiado, vives en una pesadilla.

Deja que el Chuang Tse interior se haga oír, deja que el fénix interno se haga valer. Escúchalo, es todavía una vocecita. Tienes que tranquilizarte, tienes que poner a dormir a esta lechuza; sólo entonces serás capaz de escuchar. Esta lechuza es el ego, la mente; el fénix es el alma. Nació en el Sur, en el mar, no es parte de la tierra. No surgió del fango; nació del vasto mar. Nunca envejece, nunca muere. Se posa sólo en escasos árboles sagrados. Come exclusivamente exquisitos frutos poco corrientes. Bebe sólo de las más claras fuentes. Esas fuentes están ahí; esos árboles santos están ahí. Te los has estado perdiendo por culpa de la lechuza, y la lechuza se ha convertido en el líder. Toda la meditación no es más que un esfuerzo para silenciar esa lechuza de forma que la aun débil voz pueda ser oída. Entonces verás qué es lo que has estado haciendo: masticando una rata muerta. Chuang Tse está en lo cierto. El Primer Ministro estaba preocupado innecesariamente. Cuando tú, tu fénix interior vuelva a la vida, la lechuza, el Primer Ministro, estará al principio muy consternado. Tu mente creará todo tipo de objeciones a la meditación porque la mente está asustada, el Primer Ministro está asustado. Este Chuang Tse, este estado meditativo ha llegado para suplantarle. Tu mente agarrará la rata muerta y chillará, asustada, como si alguien fuera a arrebatarle la comida. Al principio sucederá y tienes que estar alerta y despierto. Sólo tu consciencia te ayudará poco a poco. Siempre que uno comienza a meditar, la mente se hace rebelde. Crea todo tipo de discusiones. ¿Qué estás haciendo, por qué estás perdiendo tu tiempo? Úsalo. Puedes alcanzar tanto en ese tiempo. Este deseo ha estado esperando ahí durante tanto tiempo para ser colmado y ahora estás desperdiciando el tiempo meditando. Olvídalo. Los que dicen que la meditación es posible te están engañando. Esos Budas, esos Chuang Tse, no los creas. Cree en la mente, dice la mente. Crea toda clase de dudas sobre todos, pero nunca crea dudas sobre sí misma. Oí de un hombre que hablaba a su niño. El chico había escrito una carta como parte de sus deberes y se la estaba enseñando a su padre. Había tantas faltas de ortografía como palabras, incluso más. Por eso el padre le dijo. "Tu ortografía es terrible. ¿Por qué no miras en el diccionario? Cuando sientas la duda, mira en el diccionario" . El chico contestó: "Pero papá, yo nunca tengo dudas”. Esto es lo que tu mente hace. Dice a Buda ,"Pero papá, yo nunca tengo dudas". La mente nunca duda de sí misma, este es el problema. Duda de todo el mundo, dudará incluso de un Buda. Incluso si Krishna llamase a su puerta, dudaría; si Jesús viniese, dudaría. Siempre ha sido así, lo has estado haciendo desde siempre. Dudas de mi, pero nunca dudas de ti mismo, porque una vez que la mente comienza a dudar de sí misma ha empezado ya a desaparecer. Una vez la duda sobre sí misma surge, la base se ha roto, la mente ha perdido su confianza. Una vez comienzas a dudar de la mente, antes o después caerás en el abismo de la meditación. Baal Shem, un místico, estaba muriéndose. Su hijo, cuyo nombre era Hertz, era una persona muy inconsciente, muy dormida. Antes de que muriera, Baal Shem le dijo que esta noche iba a ser la última. Pero Hertz le dijo, "Nadie puede saber cuando vendrá la muerte". Dudó. Baal Shem era su padre y miles de personas creían que era el mesías, el hombre que conduciría a millones hasta la salvación. Pero el hijo dudó y esa noche se quedó dormido. Se despertó a media noche. Su padre estaba muerto. Entonces empezó a llorar y gemir. Había perdido esa gran oportunidad y ya no podría ver a su padre en vida de nuevo. Pero él nunca dudó de su mente, dudó de Baal Shem. En su consternación y desespero, empezó a llorar. Cerró los ojos y por primera vez en su vida, ahora que su padre había muerto, empezó a hablarle. Su padre solía llamarlo con frecuencia,"Hertz, ven a mí". Y él decía, "Sí, vendré, pero tengo otras cosas más importantes que hacer primero". Esto es lo que la mente te está diciendo. Yo te sigo llamando,"Ven a mí". Tú dices, "Hay otras cosas más importantes que hacer ahora. Vendré más tarde, espera".

Pero la muerte había roto el puente. Por eso Hertz lloró y empezó a hablar a su padre, y le dijo, "¿Qué debería de hacer ahora? Estoy perdido. Estoy a oscuras. ¿Cómo puedo abandonar esta mente que me ha engañado? Nunca dudé de ella, dudé de ti. Y esto me entristece ahora”. Baal Shem apareció dentro de Hertz y le dijo, "Mírame. Haz lo mismo que yo haga". Hertz vio, como en un sueño, en una visión, que Baal Shem iba a la cima de una colina y se arrojaba al abismo. Y le dijo, "Haz lo mismo". Hertz dijo, "No puedo entenderlo". Realmente surgió la duda de nuevo. ¿Qué está diciendo este hombre? Sería suicida. Baal Shem rió, y le dijo, "Todavía dudas de mí, no dudas de ti mismo. Haz esto entonces". En su visión Hertz vio una gran montaña , toda en llamas, como un volcán, ardiendo, las rocas estallando y la montaña entera estallando en fragmentos. Baal Shem dijo, "O haz esto. Deja que la mente sea arrojada al abismo, deja que la mente se queme completamente". Y la historia continúa diciendo que Hertz dijo, "Me lo pensaré". Siempre que digas, "Me lo pensaré", has comenzado a dudar. La duda piensa, no tú. Y cuando no hay duda, la fe actúa, no tú. La duda piensa, la fe actúa. A través de la duda puedes llegar a ser un gran filósofo; a través de la fe te convertirás en un Chuang Tse, un fénix que nunca envejece, que nunca fenece. A través de la duda puedes penetrar los misterios del tiempo; a través de la fe penetrarás en los misterios de la eternidad. Oí una vez de dos hombres que se perdieron en un bosque en una noche oscura. Era un bosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso, oscuro. Un hombre era un filósofo y el otro un místico: uno un hombre de duda, el otro un hombre de fe. De repente estalló una tormenta, con truenos y gran aparato eléctrico. El filósofo miró al cielo, el místico miró el camino. En este relampaguear el camino apareció ante él, iluminado. El filósofo contempló el relampaguear y comenzó a preguntarse, “¿Qué está pasando?", y perdió el camino. Tú estás perdido en un bosque más denso que el de la historia. La noche es más espesa. A veces la luz de un relámpago llega. Mira el camino. Un Chuang Tse relampaguea, un Buda relampaguea, yo relampagueo. No me mires a mí, mira al camino. Si me miras a mí, lo habrás perdido, porque el relampagueo no continuará. Dura sólo unos instantes, y los instantes son escasos cuando la eternidad penetra el tiempo; es sólo como un rayo. Si miras el relámpago, si miras al Buda, y un Buda es hermoso, la cara te fascina, los ojos son magnéticos; si miras al Buda, has perdido el camino. Mira al camino, olvídate del Buda. Mira el camino. Pero este mirar sucede sólo cuando has perdido toda duda, cuando hay fe, sin pensamiento, sin mente. Chuang Tse no es alguien sobre quien cavilar. No pienses en él. Deja que esta historia penetre en ti y olvídala. A través de esta historia el camino está iluminado. Mira al camino y haz algo. Sigue el camino, actúa. El pensar no te guiará, sólo la acción, porque el pensar permanece en la cabeza. Nunca puede ser total; sólo cuando actúas, es total. Suficiente por hoy.

Capítulo 4 Disculpas Si un hombre pisa el pie a un desconocido en el mercado, se disculpa educadamente excusándose así: "Este lugar está tan atestado". Si un hermano de más edad pisa el pie de su hermano menor le dice, "Lo siento", y eso es todo. Si un padre pisa el pie de su hijo no le dice nada. La mayor cortesía está libre de toda formalidad. La conducta perfecta está libre de preocupación, La sabiduría perfecta no se planea. El amor perfecto existe sin demostraciones. La sinceridad perfecta no ofrece garantía... Todo lo que es grande, todo lo que es bello, todo lo que es verdadero y real es siempre espontáneo. No puedes planearlo. El momento en que planeas algo, todo va mal. El momento en el que el planear entra, todo se vuelve irreal. Pero esto es lo que ha sucedido a la humanidad. Tu amor, tu sinceridad, tu verdad, todo, se ha torcido porque lo has planeado, porque se te ha enseñado a no ser espontáneo. Has sido enseñado a manipularte a ti mismo, el controlarte, a comportarte, y no a ser un flujo natural. Te has convertido en algo rígido, congelado, muerto. La vida no conoce de planes. En sí misma es suficiente. ¿Acaso los árboles planean como crecer, cómo madurar, cómo florecer? Simplemente crecen sin ser conscientes del crecer. No hay auto-consciente, no hay separación. Siempre que comienzas a planear algo ya te has dividido a ti mismo, te has convertido en dos; el que controla y el que es controlado. Ha surgido un conflicto, ya nunca estarás en paz. Puede que tengas éxito al controlar, pero no habrá paz; puede que no tengas éxito al controlar y entonces tampoco habrá paz. Tanto si triunfas como si fracasas, en último término reconocerás que has fallado. Tu fracaso será un fracaso y tu éxito también será un fracaso. Hagas lo que hagas tu vida será desgraciada. Esta división crea fealdad, tú no eres uno, y la belleza pertenece a la unicidad, la belleza pertenece a la totalidad armoniosa. Todas las culturas, todas las sociedades te hacen repugnante. Toda moralidad te hace repugnante porque está basada en la división, en el control. Oí que Baal Shem viajaba una vez en un hermoso carruaje de tres caballos. Pero se estaba preguntando continuamente el por qué ni uno solo de los caballos había relinchado si ya llevaban tres días de viaje. ¿Qué les ocurría a los caballos? Y entonces, al cuarto día, un viandante le gritó que relajase un poco el control de las riendas. El lo hizo y repentinamente los tres caballos comenzaron a relinchar, revivieron. Durante tres días seguidos estuvieron muertos, muriéndose. Esto ha ocurrido a todos vosotros, a toda la humanidad. No puedes relinchar, y a menos que un caballo relinche, el caballo está muerto, porque el relinchar significa que está

disfrutando, hay un florecimiento. Pero tú no puedes relinchar, estás muerto. Tu vida no es en modo alguno una canción desbordante, una danza que sucede cuando la energía es excesiva. El florecer es siempre un lujo, no una necesidad. Ningún árbol necesita florecer como algo necesario, las raíces son suficientes. El florecer es siempre un lujo. Las flores llegan sólo cuando el árbol tiene demasiado, cuando necesita dar, cuando necesita compartir. Cuando tienes en exceso, la vida se convierte en una danza, una celebración. Pero la sociedad no te permite bailar, celebrar, pues la sociedad tiene que controlar que nunca tengas más energía de la necesaria. Sólo se te permite vivir al nivel mínimo. No se te permite ser demasiado, porque una vez eres demasiado no se te puede controlar, y la sociedad quiere controlarte. Es una dominación muy sutil. Todos los niños nacen desbordantes y entonces tenemos que cortarles la fuente de energía, tenemos que podar al niño aquí y allí de forma que sea algo controlable. Y la base de todo control es dividir al niño en dos. Entonces no necesitas preocuparte, el mismo se autocontrolará. Entonces no necesitas preocuparte, el mismo será el enemigo de su propio yo. Por eso dices al niño: "Esto está mal". No hagas esto. De repente el niño se halla dividido, ahora sabe qué es lo que está mal, sabe qué parte de su ser está equivocada, y su cabeza se convierte en el controlador. A través de la división el intelecto se convierte en el controlador, el amo. Si estás sin dividir, no tendrás cabeza alguna. No quiero decir que la cabeza desaparezca o que la cabeza vaya a caer, sino que no estarás dirigido por la cabeza; serás todo tu ser. Ahora sólo eres la cabeza, el resto del cuerpo sólo sirve para sostener la cabeza. La cabeza se ha convertido en el explotador, en el dictador. Y esto ha venido a raíz del conflicto, de la creación del conflicto en ti. Se te ha enseñado que esto es bueno y esto es malo. El intelecto lo aprende y luego el intelecto te sigue condenando.

Recuérdalo, si te condenas a ti mismo condenarás a todo el mundo, condenarás al todo. Y una persona que se condena a sí misma no puede amar. Una persona que se condena a sí misma no puede orar. Una persona que se condena a sí misma, para él no hay Dios, no puede ser. Una mente condenadora nunca puede entrar en el templo divino. Sólo cuando bailas, cuando estás extático, sin condenar, sólo cuando estás desbordante sin nadie dirigiendo, sin nadie controlando, se convierte la vida en un dejarse llevar; no es formal, es natural. Y entonces entras, entonces la puerta está en todas partes. Entonces puedes alcanzar el templo desde cualquier lugar. Pero ahora como eres, eres esquizofrénico. Tú no eres sólo esquizofrénico si un psicoanalista te lo dice. No hay necesidad alguna de que un psicoanalista te analice. La sociedad crea esquizofrénicos; la división es esquizofrenia. No eres uno. Naces uno, pero inmediatamente la sociedad comienza a trabajarte, hay que hacer alta cirugía, estás siendo continuamente operado hasta que eres dividido. Entonces la sociedad está en paz porque tú estás ya luchando contigo mismo, tu energía se disipa en la lucha interna, nunca es un desbordamiento. Entonces no eres peligroso. La energía desbordante se convierte en la rebelión. La energía desbordante es siempre rebelde, la energía desbordante está siempre en revolución. Es como un río desbordado, no cree en los límites, en las reglas, en las leyes, simplemente sigue desbordándose en dirección al mar. Tiene sólo una meta: como llegar al mar, como convertirse en el infinito. La energía desbordante se mueve siempre hacia Dios. Dios no está presente en el mundo, no es por causa de la ciencia, ni por causa de los ateístas, sino por causa de los mal llamados religiosos. Te han dividido tanto que el río continúa luchando consigo mismo. No queda nada que pueda moverse, no queda energía; estás tan cansado luchando contigo mismo que ¿cómo te vas a mover hacia el mar? Una de las leyes básicas del Tao, de Chuang Tse, de Lao Tse es que si tu eres espontáneo, ésta es la más elevada plegaria; no puedes perderte a Dios, hagas lo que hagas lo alcanzarás. Por eso Chuang Tse nunca habla sobre Dios; el hablar es irrelevante, no es necesario. Habla sólo de cómo desvelar la totalidad que hay en ti. Lo santo es irrelevante. Cuando seas total, serás santo. Cuando tus fragmentos se disuelvan en uno, tu vida se habrá convertido en oración. Ellos nunca hablan de oraciones, no es necesario. Espontaneidad, vivir como un todo... Si quieres vivir como todo, no puedes planear. ¿Quién puede planear? No puedes decidir por el mañana, sólo puedes vivir aquí y ahora. ¿Quién puede decidir? Si tu decides, la división ha entrado, entonces tienes que manipular. ¿Quién puede planear? El futuro es desconocido y ¿cómo puedes planear lo desconocido? Si planeas sobre lo desconocido el planear vendrá del pasado. Significa que lo muerto controlará lo vivo. El pasado está muerto, y el pasado sigue controlando lo futuro, de aquí que estás tan aburrido. Es natural, tiene que suceder así. El aburrimiento viene del pasado, porque el pasado está muerto y el pasado está intentando controlar el futuro. El futuro es siempre una aventura, pero no le permites que sea una aventura. Lo planeas. Una vez planeado tu vida transcurre en una pista. No es un río. Cuando corres en una pista sabes a dónde vas, qué ocurre. Todo se convierte en una mera repetición, ¿Quién planea? Si la mente planea, la mente es siempre del pasado. La vida no puede planearse porque a través del planear estás cometiendo suicidio. La vida puede darse sólo sin planes, moviéndose momento a momento en lo desconocido. Pero, ¿de qué tienes miedo? Estarás ahí para reaccionar, sea cual sea la situación estarás ahí para responder. ¿De qué tienes miedo? ¿Por qué lo planeas? El miedo llega porque no estás seguro de si vas a estar ahí o no; eres así de inconsciente; esa es la duda. No estás alerta. Vas a tener una entrevista para un trabajo, de modo que te pones a planear en tu mente qué vas a contestar, cómo contestarás, cómo vas a entrar en la oficina, de qué forma esperarás de pie, cómo te sentarás. Pero, ¿por qué? Vas a estar ahí, así que reaccionarás. Pero no confías contigo mismo, estás tan desatento, eres tan inconsciente, no sabes. Si no planeas algo, puede que todo vaya mal. Si estás alerta, entonces no hay problema.

Estarás allí, de forma que sea cual sea la situación, te adaptarás a ella. Y recuerda, este planear no te va a ayudar, porque si no puedes ser consciente, si no puedes darte cuenta de cuándo estás planeando, entonces ese planear se ha realizado estando dormido. Pero puede que lo repitas tantas veces que se convierta en algo mecánico y así cuando se presente la pregunta puedas responder. La respuesta es entonces prefabricada, tú no eres necesario. Es un modelo fijado de antemano, tú simplemente lo repites; te conviertes en un ingenio mecánico, no necesitas estar allí en absoluto. Se puede contestar, pero la respuesta proviene de la memoria; si la has repetido tantas veces sabes que puedes confiar en ella. A través del planear la vida se vuelve más y más inconsciente, y cuanto más inconsciente eres, más necesitas del planear. Antes de que mueras, estás muerto. Estar vivo significa reaccionar, ser sensitivo. Estar vivo quiere decir: sea lo que sea que surja yo estaré allí para responder, y la respuesta saldrá de mí, no de mi memoria. No la prepararé. Mira la diferencia cuando un misionero cristiano o un sacerdote, un cura cristiano, prepara su sermón. Una vez visité un colegio Teológico. Allí se preparan sus sacerdotes, sus curas. Cinco años de entrenamiento. Por eso les pregunté sobre cuándo fue Jesús entrenado y preparado, sobre quién le enseñó a hablar. Desde luego esos sacerdotes cristianos están muertos, todo en ellos es planeado. Cuando digas esto, debe de hacerse cierto gesto; incluso ni se permite que el gesto sea espontáneo. Cuando digas eso debes de tener cierta mirada; incluso no se permite a los ojos ser espontáneos. Cómo tienes que permanecer en pie, cuándo debes de alzar la voz, cuándo tienes que susurrar, cuándo tienes que golpear la mesa y cuándo no. Todo está planeado. Les pregunté dónde fue entrenado Jesús. El no era un sacerdote en modo alguno, no era un cura. Nunca fue a un colegio teológico, era el hijo de un carpintero. Durante dos mil años los sacerdotes cristianos han sido entrenados pero no han producido ni un solo Jesús, y nunca producirán ninguno porque Jesús no puede ser producido. No puedes fabricar a Jesús en una factoría. Y esas son factorías, esos colegios teológicos. Ahí fabricas curas, y si esos curas son puro aburrimiento, están muertos o son una pesadez, seguro que va a seguir siendo así. Hay dos tipos de religión. Una es la de la mente; está muerta. Esa religión es conocida con el nombre de Teología. Luego hay otro tipo de religión, la real, la espontánea. No es teológica, es mística. Y recuerda, los hindúes tienen una Teología, los musulmanes otra, los cristianos de nuevo otra, pero la Religión, la religión mística, es la misma, no puede ser distinta. Buda y Jesús, Chuang Tse y Lao Tse, son los mismos porque no son teólogos. No hablan desde la cabeza; están simplemente vertiéndose desde su corazón. No son lógicos, son poetas. No dicen algo proveniente de las escrituras, no han sido entrenados para ello; están simplemente respondiendo a una necesidad en ti. Sus palabras no están prefabricadas, sus modales no están fijados, su comportamiento no es planeado. Entremos ahora en el sutra de Chuang Tse. Si un hombre pisa el pie a un desconocido en el mercado, se disculpa educadamente excusándose así: "Este lugar está tan atestado”. La disculpa es necesaria porque allí no existe la relación; el otro es un extraño. Se requiere de una explicación porque no hay amor. Si hay amor entonces la explicación no es necesaria, el otro lo comprenderá. Si existe amor, no hay necesidad de disculpas, el otro comprenderá. El amor siempre comprende. Por eso no hay moralidad más elevada que el amor, no puede haberla. El amor es la ley más elevada, pero cuando no está se requiere de sustitutos. Al pisar el pie de un desconocido en el mercado se necesita de una disculpa, y de una explicación también.

"Este lugar está tan atestado”. Con referencia a esto debe de comprenderse una cosa. En Occidente, incluso un esposo debe disculparse, una esposa debe explicarse. Esto significa que el amor ha desaparecido. Significa que todos se han convertido en extraños, que no hay hogar, que cualquier sitio se ha convertido en un mercado. En el Este es imposible concebir esto, pero los occidentales piensan que los orientales son rudos. Un esposo nunca ofrecerá una explicación; no es necesario porque no somos extraños y el otro puede comprender. Cuando el otro no puede comprender, sólo entonces se necesita la disculpa. Y si el amor no es capaz de entender, ¿qué bien puede hacer la disculpa? Si el mundo se convierte en un hogar, todas las disculpas desaparecerán, todas las explicaciones desaparecerán. Te explicas porque no estás seguro del otro. La explicación es un truco para evitar el conflicto, la disculpa es un sistema para evitar el conflicto. Pero el conflicto está ahí y te asusta. Esta es una forma civilizada de salirse de la lucha. Has pisado el pie a un desconocido, ves la violencia en sus ojos, se ha vuelto agresivo, va a golpearte. La disculpa es necesaria, la disculpa calmará su ira; es un truco. No necesitas ser auténtico con tu disculpa, es sólo un truco social, funciona como lubricante. Ofreces una explicación tan sólo para decir: "Yo no soy responsable... hay tanta gente... es un mercado... no pude evitarlo... tenía que suceder...”. La explicación dice: "No soy responsable". El amor es siempre responsable, tanto si el sitio está atestado como si no lo está, porque el amor está siempre despierto y alerta. No puedes derivar la responsabilidad a la situación, tú eres el responsable. Mira lo que ocurre... La disculpa es un formalismo, como un lubricante, para evitar el conflicto, y la explicación deriva la responsabilidad sobre otra cosa. No dices, "Era inconsciente, estaba despistado, por eso es por lo que lo pisé". Dices, "Hay tanta gente". Una persona religiosa no puede hacer esto, y si sigues haciéndolo nunca serás religioso, porque la religión significa hacerse cargo de toda posible responsabilidad, no evitarla, no escapar. Cuanto más responsable seas, más consciencia originará; cuanto menos responsable te sientas, más y más inconsciente te volverás. Siempre que consideras que no eres responsable te echas a dormir. Y eso ha venido ocurriendo, no sólo en relaciones individuales, sino en todos los niveles de la sociedad. El marxismo dice que la sociedad es la responsable de todo. Si el hombre es pobre, la sociedad es la responsable; si el hombre es un ladrón, la sociedad es la responsable. Tú no eres responsable, ningún individuo es responsable. Por esto es por lo que el comunismo es anti-religioso. No porque niegue a Dios, no porque diga que no existe el alma, sino debido a esto: deriva toda responsabilidad sobre la sociedad; tú no eres responsable. Observa la actitud religiosa que es totalmente distinta, cualitativamente distinta. Un hombre religioso se considera a sí mismo responsable: si alguien mendiga, yo soy responsable. El mendigo puede que este en el otro extremo de la Tierra, puede que no le conozca, puede que nunca me lo encuentre, pero si hay un mendigo, yo soy el responsable. Si una guerra estalla en dónde sea, en Israel, en Vietnam, en donde sea, yo no estoy participando en ella de forma visible, pero yo soy el responsable. Yo estoy aquí. No puedo cargar la responsabilidad sobre la sociedad y ¿qué quieres decir cuando dices sociedad? ¿Dónde está esta sociedad? Este es uno de los grandes escapismos. Sólo existen individuos; nunca te encontrarás con la sociedad. Nunca podrás señalarla: ésta es la sociedad. Por doquier el individuo existe y la sociedad es sólo una palabra. ¿Dónde está la sociedad? Las antiguas civilizaciones hicieron trampa. Dijeron: Dios es el responsable, el destino es el responsable. Ahora el comunismo juega el mismo juego diciendo que la sociedad es la responsable. Pero ¿dónde se encuentra la sociedad? Dios puede estar en alguna parte, la sociedad en ninguna; sólo existen individuos. La religión dice: Tú eres... en vez de, yo soy el responsable. No se requiere explicación alguna para evitar esto. Y recuerda una cosa más: siempre que sientas que eres responsable de toda la fealdad,

de todo el caos, anarquía, guerra, violencia, agresión, de repente estarás alerta. La responsabilidad penetra en tu corazón y te hace consciente. Cuando dices, "Este lugar está atestado", puedes seguir caminando dormido. En realidad, pisas el pie del desconocido, no porque el sitio esté atestado de gente, sino porque eres inconsciente. Estás andando como un sonámbulo, un hombre caminando dormido. Cuando le pisas, despiertas de repente porque entonces la situación se vuelve peligrosa. Te disculpas, te duermes y de nuevo dices, "el lugar está atestado", reanudas tu camino y comienzas a moverte de nuevo. Oí una vez de un pueblerino que había ido a la ciudad por primera vez. En el andén de la estación alguien le pisó y le dijo, "Lo siento". Cuando entró en el hotel, alguien chocó con él de nuevo y le dijo, "Lo siento". Luego se fue a un teatro y alguien lo tumbó casi. Y le dijo. "Lo siento". Entonces el pueblerino dijo, "Qué bien, no conocía este truco". ¡Haz lo que quieras y di lo siento! De modo que pegó un puñetazo a alguien que pasaba por allí y le dijo, "Lo siento". ¿Qué es lo que estás haciendo cuando dices, lo siento? Tu sueño se desmorona, estás caminando en un sueño, debes haber estado soñando, imaginando, algo había en tu mente, y pisaste a alguien. No debido a que hubiese demasiada gente; hubieras tropezado incluso si no hubiera habido nadie, incluso entonces hubieras pisado a alguien. Eres tú, es tu inconsciencia, tu comportamiento inconsciente. Un buda no puede tropezar, no puede tropezar aunque esté en un mercado porque se mueve con total consciencia. Haga lo que haga, lo hace a sabiendas. Y si te pisa significa que te ha pisado a sabiendas; debe de haber alguna razón para ello. Puede que sea sólo para despertarte, puede que te haya pisado sólo para despertarte, pero no te dirá que el lugar estaba lleno de gente, no te ofrecerá explicación alguna. Las explicaciones son siempre engañosas. Parecen lógicas, pero son falsas. Puedes dar explicaciones sólo cuando intentas esconder algo. Puedes observarlo en tu vida cotidiana. No es una teoría, es un simple hecho en la experiencia de todo el mundo; das explicaciones sólo cuando quieres ocultar algo. La verdad no requiere de explicación alguna. Cuanto más mientes, más explicaciones necesitas. Hay tantas y tantas escrituras debido a que el hombre ha mentido tanto, se necesitan explicaciones para esconder la mentira. Tienes que ofrecer una explicación, y esta explicación requerirá de otras explicaciones, y así siempre. Es una regresión infinita. E incluso con la última explicación no se explica nada, la primera mentira permanece una mentira. No puedes convertir una mentira en verdad con tan sólo explicarla. Nada es explicado con explicaciones. Puede que lo creas así, pero no es el caso. Sucedió una vez que Mulla Nasruddin iba en su primer viaje en avión y se hallaba asustado, pero no quería que nadie se enterara. Esto le ocurre a todo el mundo en su primer viaje en avión: nadie quiere que éste sea su primer vuelo. Deseaba aparentar indiferencia de modo que caminó valientemente. Esta valentía equivalía a decir: "Siempre viajo en avión". Se sentó en su asiento y deseaba decir algo para tranquilizarse, porque una vez que comienzas a hablar, te vuelves valiente; a través de la charla te sientes menos temeroso. Así que Nasruddin se puso a hablar con el pasajero que iba a su lado. Miró por la ventana y dijo, "Mira, qué altura tan escalofriante. La gente parece como hormigas". El otro le contestó, "Señor, no hemos despegado todavía. Son hormigas". Las explicaciones no pueden esconder nada. Más bien al contrario, revelan. Si sabes mirar, si tienes ojos, cada explicación es transparente. Hubiera sido mejor si se hubiera callado. Pero no utilices el silencio como explicación. Como explicación no tiene valor alguno. Tu silencio será revelador, y tus palabras te descubrirán, ¡es mejor no ser un mentiroso! Así no tendrás que dar explicaciones. Es mejor ser honesto; o más fácil es ser honesto y auténtico. Si estás asustado es mejor decirlo, "Estoy asustado", y aceptando el hecho tu miedo desaparecerá. La aceptación es un gran milagro. Cuando aceptas que estás asustado y dices, "Es mi primer viaje," de repente notarás un cambio en ti. El miedo básico no es el miedo, el miedo básico es el miedo del miedo: No quiero que nadie sepa que estoy asustado, no quiero que nadie sepa que soy un cobarde. Pero todo el mundo es un cobarde en una nueva situación, y en una nueva situación ser valiente es una tontería. Ser cobarde significa tan sólo que la

situación es tan nueva que tu mente no puede generar respuesta alguna, el pasado no puede suministrar la respuesta, por eso estás temblando. ¡Pero eso es bueno! ¿Por qué intentar dar una respuesta desde la mente? Tiembla, y deja que la respuesta surja de tu consciencia presente. Tu eres sensible, eso es todo; no mates esa sensibilidad mediante la explicación. La próxima vez que intentes dar una explicación, date cuenta de lo que estás haciendo. ¿Estás intentando esconder algo, intentando justificar algo? Nada de esto le servirá de ayuda. Un hombre que se había convertido en un nuevo rico se fue a una playa, la más cara, la más exclusiva, y se puso a derrochar tan sólo para impresionar a la gente que había por allí. Al día siguiente, su esposa mientras nadaba se ahogó. Fue llevada a la orilla, se congregó una multitud, por lo que él preguntó, "¿Qué van a hacer ahora?". Un hombre le contestó, "Vamos a hacerle la respiración artificial". El rico le dijo, ¿Respiración artificial? !Qué va, dádsela auténtica! ¡Yo la pagaré! Hagas lo que hagas o dejes de hacer, digas lo que digas o dejes de decir, todo te descubre. Hay espejos por todo tu alrededor. Cada prójimo es un espejo, cada situación es un espejo ¿y a quién crees que estás engañando? Si el engaño se convierte en hábito, en último término te habrás engañado a ti mismo y a nadie más. Es tu vida la que desperdicias en engaños. Chuang Tse dice: "Las explicaciones muestran que no eres auténtico, que no eres sincero". Si un hermano de más edad pisa el pie de un hermano menor le dice, "Lo siento", y eso es todo. Dos hermanos... cuando la relación se hace más íntima, cuando te aproximas, el otro no es un extraño. No se necesita de ninguna explicación, el hermano dice simplemente, lo siento. Acepta la culpa. Dice, "Me he comportado de forma inconsciente". No deriva la responsabilidad en alguien, la acepta y se acabó. La relación es íntima. Si un padre pisa el pie de su hijo no le dice nada. No hay necesidad, la relación es incluso más estrecha, más íntima. Hay amor y el amor todo lo puede. No se necesita de sustituto alguno, ni de disculpa, ni de explicación. La mayor cortesía está libre de toda formalidad. La conducta perfecta está libre de preocupación. La sabiduría perfecta no se planea. El amor perfecto existe sin demostraciones. La sinceridad perfecta no ofrece garantía. Pero todas estas perfecciones requieren de algo, y eso es la consciencia espontánea; si no siempre tendrás monedas falsas, llevarás caras falsas. Puedes ser sincero, pero si tienes que hacer algún esfuerzo, esta sinceridad es sólo superficial. Puedes ser amoroso, pero si tu amor requiere esfuerzo, si tu amor es del que Dale Carnegie habla en "Cómo encontrar amigos e influenciar a la gente", si este tipo de amor está ahí, no puede ser real. Lo has estado manipulando. En este caso hasta la amistad es un negocio. Cuidado con los Dale Carnegies; son gente peligrosa, destruyen todo lo que es real y

auténtico. Te enseñan cómo ganar amigos, te muestran trucos, técnicas, te hacen eficiente, te dan el sistema. Pero el amor no tiene sistemas, no puede. El amor no necesita de entrenamientos, y la amistad no es algo que se tenga que aprender. Una amistad por conveniencia no es una amistad, es tan sólo una explotación. Estás explotando al otro para engañarle. No eres auténtico, es una relación de negocios. Pero en América todo se ha convertido en negocio; tanto la amistad como el amor. Los libros de Dale Carnegie se han vendido millones de ejemplares, cientos de ediciones y son superados , en popularidad sólo por la Biblia. Ahora nadie sabe cómo hacer una amistad, se le tiene que enseñar. Antes o después surgirán colegios para aprender a amar, cursos de entrenamiento, incluso por correo, lecciones que puedas aprender y aplicar. Y el problema es que si tienes éxito entonces estás perdido para siempre, porque lo real nunca te sucederá, la puerta está completamente cerrada. Una vez te vuelves eficiente en ciertas cosas, la mente se resiste. La mente dice: Este es el atajo y lo conozco, ¿por qué escoger otro camino? La mente busca siempre la línea de menor resistencia. Por eso es que la gente inteligente nunca puede amar. Son tan inteligentes que empiezan a manipular. No dirán lo que sienten en su corazón, dirán lo que saben que agradará. Miran al otro y ven lo que quieren ver. No expresarán su corazón, tan sólo crearán una situación en la que el otro pueda ser engañado. Los maridos engañando a las esposas, las esposas engañando a los maridos, los amigos engañando a los amigos... Todo el mundo se ha convertido en una multitud de enemigos. Sólo hay dos tipos de enemigos: aquellos a los que no has podido engañar y aquellos a los que sí has podido. Es la única diferencia. ¿Cómo puede darse entonces el éxtasis en tu vida? Así que esto no es un proceso de aprendizaje. La autenticidad no puede surgir a través de la enseñanza; la autenticidad se da a través de la consciencia, si estás despierto, si vives de un modo consciente. Mira la diferencia: vivir conscientemente significa vivir abierto, sin esconderse, sin jugar al gato y al ratón. Estar alerta significa ser vulnerable, y sea lo que sea que suceda, que suceda. Lo aceptas, pero nunca te comprometes, nunca compras algo olvidándote de tu consciencia. Incluso si ello significa el quedarte totalmente solo, aceptarás el estar solo, pero estarás conscientemente alerta, despierto. Únicamente con esta vigilancia empieza la verdadera religión a suceder. Te contaré una historia: Sucedió una vez, hace mucho tiempo, que hubo un rey que era también astrólogo. Tenía un profundo interés en el estudio de las estrellas. Repentinamente sintió el pánico adueñarse de su corazón al hacerse consciente de que iba a ser peligroso alimentarse con la cosecha del siguiente año. El que comiese, enloquecería. Llamó a su primer ministro, su asesor y consejero, y le contó lo que ciertamente iba a suceder. "Las estrellas son claras, y debido a la combinación de los rayos cósmicos, la cosecha de este año será venenosa". Esto sucede muy raramente, una vez cada mil años, pero iba a ocurrir ese año, y todo el que comiera de la cosecha de este año, se volvería loco. Por eso le preguntó a su consejero, "¿Qué podemos hacer?". El primer ministro dijo, "Es imposible abastecer a todo el mundo con la cosecha del año precedente, pero podemos hacer algo. Vos y yo podemos alimentarnos de la cosecha del último año. Lo que quede de la cosecha del año anterior puede requisarse. No hay problema, habrá suficiente para vos y para mí". El rey le dijo, "No me convence. Si todos mis fieles, mujeres, santos y sabios, fieles sirvientes, todo mis súbditos, incluso los niños, se vuelven locos, no me agradará el mantenerme al margen. No sería de valor alguno el salvarte a ti y a mí. Es mejor enloquecer como todos, pero tengo otra sugerencia. Marcaré tu cabeza con el sello de la locura y tú marcarás la mía con el mismo sello". El primer ministro le preguntó, "¿Y cómo va esto a ayudar a alguien?". El rey le dijo, "He oído que ésta es una de las antiguas claves de la sabiduría, intentémoslo, Después de que todos nos hayamos vuelto locos, después de que tú y yo hayamos enloquecido, siempre que mire a tu frente recordaré que estoy loco. Y siempre que tú mires a mi frente, recordarás que tú estás loco". El primer ministro permanecía perplejo, "¿Y qué ganamos con eso?".

El rey le dijo, "He oído de los sabios que si puedes recordar que estás loco, dejas de estarlo". Un loco no puede recordar que está loco. Un ignorante no puede recordar que es ignorante. Un hombre soñando no puede recordar que está soñando. Si en tu sueño, puedes estar alerta y saber que estás soñando, el soñar se detiene, estás totalmente despierto. Si puedes comprender que eres ignorante, la ignorancia desaparece. Los ignorantes siempre creen que son sabios, y los locos creen que son los únicos cuerdos. Cuando alguien se vuelve realmente sabio, lo consigue al reconocer su ignorancia. Por eso el rey dijo, "Vamos a hacer esto". No sé lo que ocurrió, la historia acaba aquí, pero la historia es significativa. Sólo el estar alerta puede ayudarte, cuando todo el mundo está loco, sólo eso. El mantenerte al margen, yéndote a los Himalayas, no será de mucha ayuda. Cuando todos estén locos, tú te vas a volver loco porque eres un componente del todo; es una totalidad, una totalidad orgánica. ¿Cómo puedes estar separado? ¿Cómo puedes irte a los Himalayas? En lo más profundo de ti permanecerás como una parte del todo. Incluso viviendo en los Himalayas recordarás a tus amistades. Te llamarán en tus sueños, pensarás en ellos y te preguntarás qué es lo que están ellos pensando de ti. Seguirás ligado. No puedes salirte del mundo. No hay nada fuera del mundo; el mundo es un continente. Nadie puede ser una isla; las islas están unidas en lo profundo al continente. Puedes considerar superficialmente que estás separado, pero nadie puede estar separado. El rey era realmente sabio. Dijo, "Esto no va a servir, No me voy a mantener como espectador, seré un participante y esto va a ser lo que voy a hacer. Intentaré recordar que estoy loco, porque cuando te olvidas de que estás loco es entonces cuando realmente lo estás. Esto es lo que se ha de hacer". Estés dónde estés, recuérdate, recuerda qué eres; esta consciencia de que eres debería de ser una continuidad. No es que debas de acordarte de tu nombre, tu clase, tu nacionalidad, eso son cosas banales, totalmente inútiles, tan sólo recuerda esto: Yo soy. Esto no lo debes olvidar. Es lo que los hindúes llaman auto-recuerdo, lo que Buda llamó correcta atención, lo que Gurdjieff denominaba recordarse a sí mismo, lo que Krishnamurti denominaba consciencia. Esta es la parte fundamental de la meditación, el recordar eso: Yo soy. Caminando, sentado, comiendo, hablando, recuerda que: Yo soy. Nunca lo olvides. Será difícil, arduo. Al principio te olvidarás continuamente. Habrá tan sólo unos pocos momentos en los que te sientas iluminado, luego lo perderás. Pero no te desesperes, incluso esos pocos momentos son mucho. Cuando olvides, no te preocupes. Recuerda otra vez, de nuevo coge el hilo. Sigue, en cuanto puedas recordar de nuevo, coge el hilo y poco a poco los intervalos, los espacios irán desapareciendo, y surgirá una continuidad. En el momento en que tu consciencia se haga un continuo, no necesitarás de la mente. Ya no habrá un planear; tus actos provendrán de tu consciencia, no de tu mente. No habrá entonces necesidad de disculpas ni necesidad de ofrecer explicaciones. Serás lo que tengas que ser, no habrá nada que esconder. En ese momento seas lo que seas, eres. No puedes ser nada más. Puedes únicamente mantenerte en un estado de recordación continuo. A través de este recordar, de esta atención, surge la auténtica religión, nace la auténtica moralidad. La mayor cortesía está libre de toda formalidad. Si no eres formal, nadie es un extraño. Tanto si estás en un mercado como en una calle atestada, nadie es un extraño, todos son amigos. Y no sólo amigos, cada uno es una extensión de ti mismo. Por tanto la etiqueta no es necesaria. Si me piso mi propio pie -lo cual es difícil- no diré: "lo siento", y no me diré a mi mismo, "¡Hay demasiada gente!". Cuando te piso tu pie, me piso mi propio pie. Una mente que está totalmente alerta sabe que la consciencia es una, la vida es una, el

ser es uno, la existencia es una, no está fragmentada. El árbol floreciendo soy yo en otra forma distinta, la roca en el camino soy yo en una forma diferente. Toda la existencia se vuelve una unidad orgánica; orgánica, la vida fluye a su través, no mecánica. Una unidad mecánica es una cosa distinta; está muerta. Un coche es una unidad mecánica, no tiene vida, por eso puedes sustituir una parte por otra. Todas las partes son reemplazables, pero ¿cómo se puede sustituir un hombre? Imposible. Cuando un hombre muere, un fenómeno único desaparece; desaparece totalmente y no puedes sustituirlo. Cuándo tu mujer o tu marido mueren, ¿cómo puedes reemplazarlos? Puede que te cases de nuevo, pero será otra esposa, no el equivalente. Y la sombra de la primera siempre estará ahí; la primera no puede olvidarse, siempre estará ahí. Puede convertirse en una sombra, pero incluso las sombras del amor tienen mucha presencia. No puedes reemplazar a una persona, no hay modo. Si fuera una unidad mecánica, las esposas serían piezas sustituibles; podrías tener esposas de repuesto. ¡Podrías guardarlas en tu trastero, y cuando tu esposa muriera, la reemplazarías! Esto es lo que está ocurriendo en Occidente. Han empezado a pensar en términos de mecanismos.. Por eso dicen ahora que no hay nada que sea un problema. Si una esposa muere, tomas otra; si un marido deja de existir, tomas otro... Por eso el matrimonio en occidente es una unidad mecánica, por lo que el divorcio es posible. Oriente niega el divorcio porque el matrimonio es una unidad de tipo orgánico. ¿Cómo puedes sustituir a una persona viva? Nunca volverá a existir de nuevo, esa persona desaparece simplemente en el misterio final. La vida es una unidad orgánica. No puedes sustituir una planta porque cada planta es única, no puedes encontrar otra, la misma no puede encontrarse. La vida tiene una cualidad de insustituibilidad. Incluso una pequeña roca es única. Puedes recorrer el mundo buscando otra igual y no la encontrarás. ¿Cómo puedes reemplazarla? Esta es la diferencia entre unidad orgánica y unidad mecánica. La unidad mecánica depende de las partes; las partes son sustituibles, no son únicas. La unidad orgánica depende de la totalidad, no de las partes. Las partes son en verdad tales, no están separadas del todo. Son únicas, no pueden ser sustituidas. Cuando te vuelves consciente de la llama interior de tu ser interior, te das cuenta repentinamente de que no eres una isla, eres un vasto continente, un continente infinito. No hay fronteras que te separen de él. Todas las fronteras son falsas, artificios. Todos los límites son mentales, en la existencia no hay límites. Y así, ¿quién puede ser un extraño? Cuando pisas a alguien, eres tú que te has pisado tu propio pie. No se requieren disculpas, no se necesitan explicaciones. No hay nadie más, sólo hay uno. Y así tu vida se vuelve real, auténtica, espontánea; no es ya más protocolaria, no sigues norma alguna. Has llegado a conocer la ley final. No se necesitan reglas. Te has convertido en la ley. No hay ya necesidad de recordar reglas. La mayor cortesía está libre de toda formalidad. ¿Has observado a la gente "educada"? No encontrarás gente más egoísta que ellos. Observa a una persona "educada". El modo en que habla, en que mira, el modo en que camina o cómo está de pie; se las arregla para que todo aparente ser "educado", pero en el interior el ego está manipulando. Observa a la gente llamada humilde. Dicen que son don nadies, pero cuando lo dicen, mira en sus ojos al ego afirmándose. Es un ego muy astuto, porque si dices, "Soy alguien", todo el mundo estará en tu contra y todos intentarán ponerte en tu lugar. Si dices, "Soy un don nadie", todos se ponen de tu parte, nadie está contra ti. La gente "educada" es muy astuta, lista. Saben qué decir, qué hacer, de forma que puedan explotarte. Si dicen, "Soy alguien importante", todo el mundo estará en su contra. El conflicto surge porque todo el mundo piensa que él es un egoísta. De esta forma será difícil explotar a la gente porque todo el mundo estará en guardia. Si dices, "Soy un don nadie,

sólo soy polvo a tus pies", se te abrirán las puertas y podrás explotarlos. Toda etiqueta, cultura, es un tipo de astucia sofisticada, y tú la estás utilizando. La mayor cortesía está libre de toda formalidad. Ocurrió una vez que Confucio fue a ver a Lao Tse, el Maestro de Chuang Tse. Y Confucio era la imagen de la cortesía convencional. Era el mayor manerista del mundo, el mundo no ha conocido nunca a un hombre tan centrado en los modales. El era simplemente modales, formalidad, cultura y etiqueta. Fue a ver a Lao Tse, su extremo opuesto. Confucio era muy viejo, Lao Tse no lo era tanto. Lo correcto era que cuando Confucio entrara, Lao Tse debiera de levantarse para recibirlo. Pero permaneció sentado. Era imposible para Confucio suponer que un Maestro tan importante, conocido por todo el país por su humildad, fuera tan incorrecto. Tenía que decírselo. Inmediatamente le dijo, "No es lo correcto. Soy mayor que tú". Lao Tse se rió en voz alta y dijo, "Nadie es más viejo que yo. Existía antes de que todo existiera. Confucio, somos de la misma edad, todo es de la misma edad. Desde la eternidad hemos venido a la existencia, por tanto no arrastres esa carga del ser viejo, siéntate". Confucio había acudido a plantear algunas preguntas. Le dijo, "¿Cómo debería de comportarse un hombre religioso?". Lao Tse le dijo, "Cuando el cómo aparece, no hay religión. Cómo no es una pregunta para un hombre religioso. El cómo muestra que no eres religioso, pero que deseas comportarte como un hombre religioso, por eso pides el por qué". "¿Acaso pide un amante cómo debería amar? ¡El ama! En realidad, es después cuando uno se da cuenta de que se ha enamorado. Puede que sólo cuando el amor se haya ido sea consciente de que estaba enamorado. El simplemente ama. Sucede. Es un suceder, no un hacer". Preguntara lo que preguntara Confucio, Lao Tse siempre respondía de forma que Confucio se sentía muy perturbado: "¡Este hombre es peligroso!". Cuando volvió, sus discípulos le preguntaron, "¿Qué ha pasado, qué clase de hombre es ese Lao Tse?". Confucio dijo, "No os acerquéis a él. Puede que hayáis visto serpientes peligrosas, pero nada comparado con ese hombre. Podéis haber oído de feroces leones, pero no son nada al lado de ese hombre. Ese hombre es como un dragón que camina por la tierra, que puede nadar por el mar, y puede volar a los mismos confines del cielo; muy peligroso. No es para nosotros hombrecillos; somos demasiado poco. El es peligroso, vasto como un abismo. No os acerquéis a él, pues os podéis marear y caer. Incluso yo me sentí mareado. Y no puedo comprender lo que dijo, él está más allá de toda comprensión". Lao Tse está más allá de toda comprensión si intentas comprenderlo a través de lo formal, de otro modo él es simple. Pero para Confucio es complicado, es así imposible de entender, porque él entiende mediante sistemas, y Lao Tse no tiene ni métodos y carece de formalismos. Sin nombre, sin formalismo, vive en lo infinito. La mayor cortesía está libre de toda formalidad. Lao Tse está sentado; Confucio espera que él se levante. ¿Quién es realmente el educado? Confucio esperando que Lao Tse se levante y le dé la bienvenida y le reciba porque es más viejo, es puro egotismo. El ego ha tomado la apariencia de la edad, de la senectud. Pero Confucio no pudo mirar directamente a los ojos de Lao Tse porque Lao Tse estaba en lo correcto. El le estaba diciendo: "Somos de la misma edad. En realidad somos lo mismo. La misma vida que fluye en ti, fluye en mí. Ni eres superior a mí, ni yo soy superior a ti. No es cuestión de superioridad ni de inferioridad, y no es cuestión de senectud o juventud. No hay cuestión, somos uno".

Si Confucio hubiera mirado a los ojos de Lao Tse hubiera visto que esos ojos eran divinos. Pero un hombre cuyos ojos están llenos de leyes, reglas, normas, formalismos, está casi ciego, no puede ver. La conducta perfecta está libre de preocupación. Te comportas de modo correcto porque estás preocupado. Te comportas bien porque estás preocupado. El otro día vino un hombre a verme. Dijo, "Me gustaría dar el salto, me gustaría convertirme en sannyasin, pero tengo mi familia, mis hijos están estudiando en el colegio y tengo una gran responsabilidad sobre ellos". El está preocupado. Tiene un deber que cumplir, pero no tiene amor. El deber es preocupación; piensa en términos de lo que debe de hacerse porque es lo que se espera, porque "¿Qué dirá la gente de mí si me marcho?". ¿A quién le preocupa lo que la gente diga? Al ego. Por eso: "¿Qué dirá la gente? Primero déjame cumplir con mis obligaciones". Nunca le digo a nadie que deje su casa, nunca le digo a nadie que renuncie, pero insisto en que uno no debería de establecerse en una relación por causa del deber, porque entonces toda la relación se torna desagradable. Uno debería mantener una relación debido al amor. Así este hombre no diría, "Tengo un deber que cumplir". Diría, "No puedo venir ahora. Mis niños están creciendo y los quiero, y soy feliz trabajando para ellos". Esto sería felicidad. De la otra forma no es felicidad, es una carga. Y cuando llevas una carga, cuando conviertes tu amor en una carga, no puedes ser feliz. Y si has convertido tu amor en una carga, tu oración también se volverá una carga, tu meditación también se volverá una carga. Y dirás, "Por causa de este gurú, de este maestro, estoy atrapado, y ahora tengo que hacer esto. "No provendrá de ti, de tu totalidad; no será un florecimiento. ¿Por qué preocuparse? Si hay amor, donde quiera que estés, no existirá carga alguna. Y si amas a tus niños incluso si los abandonas, lo comprenderán. Si no amas a tus niños y sigues sirviéndolos, lo captarán, y sabrán que esos son gestos falsos. Esto está ocurriendo. La gente acude a mí y me dice, "He trabajado durante toda mi vida y nadie se siente agradecido". ¿Cómo puede alguien sentirse agradecido a ti? Los estás soportando como una carga. Incluso los pequeños sabrán bien cuando el amor está presente y sabrán cuando estás cumpliendo meramente con tu deber. El deber es feo, el deber es violento; muestra tu preocupación, pero no muestra tu espontaneidad. Dice Chuang Tse: La conducta perfecta está libre de preocupación. Todo lo que se hace, se hace surgiendo del amor. No eres honrado porque rinda el ser honrado, tu eres honrado porque la honradez es maravillosa. Los hombres de negocios son honestos si la honradez les rinde provecho. Dicen: "La honradez es la mejor inversión". ¿Cómo puede uno destruir una cosa maravillosa como la honradez para convertirla en la mejor inversión? La inversión es política, la honradez es religión. Un anciano estaba en su lecho de muerte. Llamó a su hijo y le dijo, "Ahora que me estoy muriendo, debo de contarte el secreto. Recuerda siempre dos cosas. Así es cómo yo triunfé. Primero, siempre que prometas algo, cúmplelo. Te cueste lo que te cueste, sé honesto y cúmplelo. Esta ha sido siempre mi base y es por esto por lo que triunfé. Y la segunda cosa es que nunca hagas promesas". Para un negociante incluso la religión es una inversión, para un político incluso la religión es una inversión; todo es una inversión. Incluso el amor es una política. Los reyes, las reinas, nunca se casan con gente común. ¿Por qué? Es parte del negocio. Los reyes se casan con otras princesas, con reinas. Y la preocupación estriba en determinar cuál será la relación más ventajosa para el reino. Dos reinos establecerán relaciones de modo que se conviertan

en amigos y no en contrincantes. Por eso, ¿con quién se debería de casar uno? En la India, en los tiempos remotos, un rey podía desposar muchas mujeres, cientos, incluso miles. Era parte del juego político: se casaría con la hija de cualquiera que tuviera poder de modo que pudiera establecer una red de relaciones de poder. De esa forma la persona con cuya hija te casaras se convertiría en tu amigo, te ayudaría. En los tiempos de Buda, la India tenía dos mil reinos, así que el mejor rey era el que poseyera dos mil esposas, una por cada reino. Así podría vivir en paz porque no tendría enemigos. Todo el país se convertiría en una familia. Pero, ¿cómo puede existir el amor con esa preocupación? El amor nunca entiende de consecuencias, nunca anhela resultados. Es suficiente en sí mismo. La conducta perfecta está libre de preocupación. La sabiduría perfecta no se planea. Un sabio vive momento a momento, sin planear nunca. Sólo el ignorante planea, y cuando los ignorantes planean ¿qué pueden planear? Planean desde su ignorancia. Si no hubieran planeado hubiera sido mejor porque de la ignorancia sólo brota la ignorancia; de la confusión, sólo más confusión nace. Un sabio vive momento a momento, sin planes. Su vida es libre como una nube flotando en el cielo, sin meta, sin dirección. No tiene mapa alguno para el futuro, vive sin mapas, se mueve sin mapas; porque lo auténtico no es la meta, es la belleza del moverse. Lo auténtico no es el llegar, lo auténtico es el viaje en sí. Recuerda, lo auténtico es el viaje, el mismo viajar. Es tan bello, ¿por qué preocuparse de la meta? Y si estás demasiado obsesionado con la meta, te perderás el viaje, y el viaje en sí es vida, la meta sólo puede ser muerte. El viaje es vida y es un viaje sin fin, te has estado moviendo desde el mismo comienzo, si es que hubo principio. Los que saben dicen que no hubo principio, por eso desde ese "noprincipio" has estado en marcha, hasta el "no-fin" estarás en marcha, y si estás orientado hacia la meta, lo perderás. Lo total es el viaje, el camino, el camino eterno, sin comienzo y sin final. En realidad no hay meta; la meta ha sido creada por la mente astuta. ¿Hacia dónde se está moviendo toda la existencia? ¿Hacia dónde? No va a ninguna parte. Simplemente va, y el ir es tan hermoso, por eso es que la existencia no es algo pesado. No hay meta, no hay plan, ni propósito. No es un negocio, es un juego, es lila. El mismo moverse es la meta. La sabiduría perfecta no se planea. El amor perfecto existe sin demostraciones. Se necesita demostrar algo porque el amor no está presente. Y cuanto menos está, más necesitas demostrar. Cuando está ahí, tú no demuestras nada. Cuando un esposo llega a casa con un regalo para su esposa ella sabe que hay algo de extraño en ello. Debe de haberse pasado de la raya en algo, debe de haberse visto con otra mujer. Este regalo es la explicación, es un sustituto; el amor en sí es un regalo tan grande que no se necesita de regalo alguno. No es que el amor no te brinde presentes, sino que el amor en sí mismo es el mayor presente. ¿Qué más puedes pedir? ¿Qué otra cosa puedes ofrecer? Pero cuando el marido siente que algo va mal, tiene que arreglarlo. Todo tiene que restablecerse, equilibrarse. Y ese es el problema. Las mujeres son tan intuitivas que saben inmediatamente; tu regalo no puede engañarlas. Es imposible, porque las mujeres viven todavía con su intuición, con su mente ilógica. Inmediatamente saltan y sabrán al instante que algo va mal, porque si no ¿a qué viene ese regalo? Siempre que demuestras algo, demuestras tu pobreza interior. Si tu sannyas se convierte en una demostración, no eres un sannyasin. Si tu meditación se vuelve una demostración, tú no eres meditativo, porque dondequiera que lo real existe, es tal la luz que produce que no necesita de demostración alguna. Cuando tu casa está iluminada, cuando tiene luz, no necesitas ir a los vecinos y decirles, "Mirad, nuestra casa tiene una lámpara". Es obvio. Pero

cuando tu casa está en la oscuridad intentas convencer a tus vecinos de que allí hay luz. Convenciéndoles, te convences a ti mismo. Esa es la razón por la que necesitas demostrarlo. Si el otro se convence, su convicción te ayudará a convencerte a ti mismo. Oí una vez que Mulla Nasruddin tenía una hermosa casa, pero se cansó de ella, como todo el mundo. Tanto si era hermosa como si no lo era no era ese el quid; al vivir en la misma casa cada día, se aburría. La casa era hermosa, con un gran jardín, con acres de verdes terrenos, piscina, había de todo. Pero se cansó, así que llamó a un agente inmobiliario y le dijo, "Quiero vender. Estoy harto, esta casa se ha convertido en un infierno". Al día siguiente un anuncio apareció en los periódicos de la mañana; el agente había publicado un bello anuncio. Mulla Nasruddin lo leyó una y otra vez y le convenció tanto que llamó al agente: "Espere, no quiero venderla. Su anuncio me ha llegado tan hondo que ahora sé que siempre he deseado tener esta casa, toda mi vida he estado buscando esta misma casa". Cuando puedes convencer a otros de tu amor, tú mismo te convences. Pero si eres amor, no hay necesidad de ello, ¡lo sabes! Cuando eres sabio, no hay necesidad de demostrarlo. Cuando sólo posees conocimiento, lo demuestras, convences a los demás, y cuando han sido convencidos, tú también te has convencido de que eres un hombre de conocimiento. Cuando eres sabio, no hay necesidad de ello. Incluso si nadie se lo cree, tú estás seguro de que tú sola presencia es prueba suficiente. La sinceridad perfecta no ofrece garantía, Todas las garantías se ofrecen debido a la falta de sinceridad. Garantizas, prometes, dices: Esta es la garantía, haré esto. Mientras ofreces la garantía, a cada instante la falta de sinceridad está presente. La sinceridad perfecta no ofrece garantías porque la sinceridad perfecta es muy consciente, es consciente de muchas cosas. En primer lugar, el futuro es desconocido. ¿Cómo puedes garantizar algo? La vida cambia a cada momento, ¿cómo puedes pues prometer? Toda garantía, todo prometer puede referirse sólo a este mismo instante, no al siguiente. Para el próximo instante no puede decirse nada. Tienes que esperar. Si eres realmente sincero y amas a una mujer, no le puedes decir, "Te querré toda mi vida". Si lo dices, eres un mentiroso. Esta garantía es falsa. Pero si amas, este momento es suficiente. La mujer no te pedirá que sea para toda la vida. Este momento, si el amor está presente, es tan pleno que un instante es suficiente para muchas vidas. Un solo instante de amor es la eternidad; ella no pedirá más. Pero ahora ella pide porque no hay amor. Por eso pregunta, "¿Qué garantía tengo? ¿Me amarás siempre?". En este instante no hay amor y ella pide una garantía. En este instante no hay amor y tú lo garantizas para el futuro, porque sólo con una garantía puedes engañar en este instante. Puedes crear un bello cuadro del futuro en el que esconder el feo cuadro del presente. Dices, "Sí, te amaré siempre y para siempre. Ni la muerte nos separará". ¡Qué tontería! ¡Qué falta de sinceridad! ¿Cómo puedes decir esto? Puedes decir esto y hacerlo tan fácilmente porque no eres consciente de lo que estás diciendo. El próximo momento es desconocido; ¿a dónde nos conducirá?, nadie lo sabe, ¿qué sucederá?, nadie lo sabe, nadie puede saberlo. El no saber forma parte del juego futuro. ¿Cómo puedes garantizar algo? A lo sumo puedes decir, "Te amo en este instante, y en este instante siento es un sentimiento de este instante que ni la muerte puede separamos. Pero es un sentimiento de este instante. No es una garantía. En este momento siento que te puedo decir que siempre te querré, pero es un sentir de este momento, no es una garantía. Lo que pueda suceder en el futuro, no lo conoce nadie. No sabemos ni del momento presente, de modo qué ¿cómo vamos a saber de otros momentos? Tendremos que esperar. Tendremos que confiar en que suceda, en que te ame siempre y para siempre, pero esto no equivale a una garantía".

La sinceridad perfecta no ofrece garantía alguna. La perfecta sinceridad es tan sincera que no puede prometer: da lo que tenga que dar aquí y ahora. La sinceridad perfecta vive en el presente, no tiene idea del futuro. La mente se mueve en el futuro, el ser vive aquí y ahora. Y la perfecta sinceridad pertenece al ser, no a la mente. El amor, la verdad, la meditación, la sinceridad, la simplicidad, la inocencia, todo ello pertenece al ser. Lo opuesto pertenece a la mente y para ocultar lo opuesto, la mente crea monedas falsas: falsa sinceridad, la cual, garantiza, promete; falso amor, que es tan sólo otro nombre para el deber; falsa belleza, que es una fachada para la fealdad interior. La mente crea falsas monedas, y nadie es engañado, recuérdalo, excepto tú mismo. Suficiente por hoy. Capítulo 5 Tres por la mañana ¿De qué trata este "tres por la mañana"? Trata de un adiestrador de monos que se acercó a sus monos y les dijo: “Por lo que concierne a vuestras castañas, se os van a dar tres raciones por la mañana y cuatro por la tarde". Al oír esto todos los monos se enfadaron. Así que el guarda dijo: "Está bien pues, os lo cambiaré por cuatro raciones por la mañana y tres por la tarde". Los monos se sintieron satisfechos con este arreglo. Las dos combinaciones daban lo mismo la cantidad de castañas no varió, pero en un caso los monos se disgustaron, y en el otro quedaron satisfechos. El guarda estaba deseoso de cambiar su sistema para adecuarse a ciertas condiciones objetivas. No ganaba nada con ello. El verdadero sabio, considerando ambos aspectos de la cuestión sin parcialidad, los contempla a la luz del Tao. A esto se le llama seguir dos caminos a la vez. La ley de "tres por la mañana". A Chuang Tse le gustaba mucho esta historia. Con frecuencia la repetía. Es hermosa, con muchos niveles de interpretación. A primera vista muy simple, pero aun así muy indicativa de la mente humana. Lo primero que ha de entenderse es que la mente humana es de la cualidad del mono. No fue Darwin el que descubrió que el hombre proviene del mono. Ha sido una observación inmemorial el que la mente del hombre se comporta según las pautas de la mente de los monos. En pocas ocasiones se da el que uno trasciende su condición de mono. Cuando la mente se queda quieta, cuando la mente se vuelve silenciosa, cuando realmente no existe la mente en absoluto, uno trasciende el modelo simiesco. ¿A qué se debe este comportamiento simiesco? A una cosa: la mente no está nunca

quieta. Y a menos que estés quieto, no puedes ver la verdad. Estás oscilando, temblando tanto, que nada puede ser visto. La clara percepción es imposible. Mientras meditas, ¿qué haces? Estás colocando al mono en la posición de quietud, de ahí las dificultades de la meditación. Cuanto más intentas aquietar la mente, más se revoluciona, más se envuelve en la confusión, más inquieta se vuelve. ¿Has visto a un mono sentado en silencio y quieto? ¡Imposible! Los monos siempre están comiendo algo, haciendo algo, balanceándose, de cháchara. Y eso es lo que tú estás haciendo. El hombre ha inventado muchas cosas. Si no hay nada que hacer, mascará chicle; si no tiene nada que hacer, fumará. Esas son ocupaciones estúpidas, ocupaciones de un mono. Algo ha de hacerse continuamente para que te mantengas ocupado. Estás inquieto y tu inquietud necesita estar ocupada de una forma u otra. Y es debido a esto que, se diga lo que se diga contra el fumar, no se puede dejar. Únicamente en un mundo meditativo podría dejarse de fumar, de otro modo, no. Incluso si hay peligro de muerte, de cáncer, de tuberculosis, no puede dejarse, porque no es cuestión sólo de fumar, es cuestión de cómo liberar la inquietud. La gente que canta mantras pueden dejar de fumar porque han encontrado un sustituto. Puedes cantar Ram, Ram, Ram, y esto se convierte en una especie de fumar. Tus labios trabajan, tu boca se mueve, tu inquietud se está liberando. Así el japa se puede convertir en una forma de fumar, una forma mejor, con menor riesgo para la salud. Pero básicamente es lo mismo; tu mente no puede permanecer descansando. Tu mente ha de hacer algo, no sólo cuando estás despierto sino cuando estás dormido. Mira algún día cómo duerme tu esposa o tu marido; siéntate durante tres horas en silencio y observa el rostro. Verás al mono, no al hombre. Incluso durante el sueño, prosigue. La persona está ocupada. El sueño no puede ser profundo, no puede ser realmente relajante porque el trabajo continúa. El día prosigue, no hay discontinuidad; la mente sigue funcionando de la misma manera. Hay una constante charla interna, un monólogo interno, y no hay que asombrarse de que te aburras. Te aburres a ti mismo. Todo el mundo parece aburrido. Mulla Nasruddin estaba contando una historia a sus discípulos y de repente comenzó a llover. Debió de haber sido un día como éste. Uno que pasaba por allí, para protegerse, se guareció bajo el cobertizo donde Nasruddin estaba hablando a sus discípulos. Esperaba solamente a que despejara, pero no pudo evitar escuchar lo que se decía. Nasruddin estaba narrando historias increíbles. En muchas ocasiones el hombre encontró casi imposible resistirse a interrumpir, tantos eran los absurdos que se estaban diciendo. Pero lo pensó una y otra vez y se dijo a sí mismo, "No es asunto mío. Estoy aquí debido a la lluvia y tan pronto como se pare, me iré. No tengo por qué inmiscuirme". Pero en un momento dado el hombre no se pudo aguantar, no se pudo contener por más tiempo e interrumpió diciendo, "¡Ya está bien. Perdóneme, no es asunto mío, pero ahora se ha pasado!". Debo contaros primero la historia hasta el momento en que el hombre no se pudo contener... Nasruddin estaba diciendo, "Una vez, cuando era joven, viajaba por las selvas de África, el continente misterioso. De repente un león apareció a unos cinco metros de mí. No tenía ni armas ni protección, estaba solo en la selva. El león me miraba fijamente y comenzó a dirigirse hacia mí". Los discípulos estaban ya muy excitados. Nasruddin se detuvo por un instante y miró sus rostros. Un discípulo le dijo, "No nos tengas en vilo, ¿qué ocurrió?". Nasruddin dijo, "El león fue acercándose más y más hasta que estuvo a un metro y medio". Otro discípulo dijo, "Basta de espera, dinos qué sucedió". Nasruddin dijo, "Es muy sencillo, muy lógico, descubridlo por vosotros mismos. ¡El león se abalanzó sobre mí, me mató y me devoró!". En este momento esto fue demasiado para el forastero. Dijo, "¿Está usted diciendo que el león lo mató, se lo comió, y usted está todavía aquí vivo?". Nasruddin miró directamente al hombre y le dijo, "¡Ja, ja!, ¿Acaso le llama Ud. a esto estar vivo?".

Observa las caras de la gente y comprenderás lo que quería decir. ¿Llamáis a esto estar vivo? ¿Muertos de aburrimiento vegetando?". Una vez un hombre le dijo a Nasruddin, "Soy muy pobre. El sobrevivir es imposible ahora, ¿debería suicidarme? Tengo seis niños y una esposa, una hermana viuda y unos padres ancianos. Y esto se esta volviendo más y más difícil. ¿Puedes sugerir algo?". Nasruddin dijo, "Puedes hacer dos cosas y las dos te serán de ayuda. Una, empieza a fabricar pan, porque la gente ha de vivir y tienen que comer, así siempre tendrás una entrada de dinero". El hombre le preguntó, "¿Y la otra?" Nasruddin le dijo, "Empieza a hacer sudarios para los difuntos, porque cuando la gente está viva, se muere. Y será también un buen negocio. Los dos negocios son buenos: pan y sudarios para los difuntos". Después de un mes el hombre regresó. Parecía aún más desesperado, muy triste, y dijo, "Parece que nada funciona. He invertido todo lo que tenía en el negocio, como sugeriste, pero todo parece estar en mi contra". Nasruddin dijo; "¿Cómo ha podido suceder esto? La gente tiene que comer pan mientras están vivos, y cuando mueren sus familiares han de comprar sudarios". El hombre le dijo, "No lo comprendes. En este Pueblo nadie está vivo ni nadie mucre nunca. Simplemente vegeta". La gente simplemente vegeta. No necesitas mirar a las caras de los demás, mírate tan sólo al espejo y descubrirás lo que significa vegetar. Ni estar vivo ni muerto. La vida es tan hermosa, la muerte es tan hermosa, el vegetar es repugnante. Pero, ¿por qué estás tan agobiado? El constante parloteo de la mente disipa energía. El constante parloteo de la mente es una constante fuga en tu ser. La energía se pierde. Nunca acumulas suficiente energía para sentirte vivo, joven, fresco, y si no te sientes joven, vivo y fresco tu muerte será también un asunto aburrido. Uno que vive intensamente, muere intensamente, y cuando la muerte es intensa, tiene Una belleza propia. Uno que vive totalmente, muere totalmente, y siempre que interviene la totalidad de uno hay belleza. La muerte es desagradable, no debido a sí misma sino porque nunca has vivido como debieras. Si nunca has estado vivo, no te has ganado una bella muerte. Tiene que merecerse. Uno tiene que vivir de tal manera, tan plena y totalmente, que uno pueda morir totalmente, sin dividir. Vives parcialmente, por eso mueres parcialmente. Una parte muere, luego otra, luego otra y así tardas muchos años en morir. Todo el proceso se vuelve repugnante. La muerte sería bella si la gente estuviera viva. El mono que llevas dentro no te permite estar vivo, y este mono interno tampoco te permitirá morir de forma bella. Este constante parloteo debe ser detenido. Y ¿de qué va este parloteo, cuál es su motivo? El motivo es el "tres por la mañana" que prosigue en la mente. ¿Qué estás haciendo dentro de tu mente? Continuamente estás haciendo combinaciones: haz esto, no hagas eso; construye esta casa, destruye esa otra; cambia de este a ese negocio porque en ese obtendrás más provecho; cambia esta esposa, este marido. ¿Qué es lo que estás haciendo? Sólo cambiando el orden establecido. Chuang Tse dice que, al final, en último término, si puedes contemplar el conjunto, el total siempre es el mismo. Son siempre siete. Tanto si te dan tres raciones por la mañana y cuatro por la tarde, como si te dan cuatro por la mañana y tres por la tarde, al final son siete. Esta es una de las leyes más secretas: el total siempre es el mismo. Puede que no seas capaz de comprenderlo, pero cuando un mendigo muere o cuando lo hace un emperador, el total siempre es el mismo. El mendigo vivió en las calles, el emperador en palacios, pero el total es el mismo. Un rico, un pobre, un triunfador y un fracasado, el total es el mismo. Si eres capaz de contemplar el conjunto de la vida, descubrirás lo que Chuang Tse quería decir con el "tres por la mañana". ¡Qué ocurre' La vida no es imparcial, la vida no es parcial, la vida es totalmente indiferente a tus arreglos, no se preocupa de los arreglos que hagas. La vida es un regalo. Si cambias el orden, el conjunto no varía. Un rico ha encontrado mejor comida, pero ha perdido el hambre; no puede sentir la intensidad de estar hambriento. La proporción es siempre la misma. Ha hallado una

hermosa cama, pero con la cama viene el insomnio. Ha hecho lo mejor que ha podido para poder dormir. Debería estar quedándose dormido en sushupti -lo que los hindúes llaman samadhi inconsciente, pero no está pasando. No puede dormirse. Tan sólo ha cambiado el orden. Un mendigo duerme fuera, en la calle. El tráfico pasa y el mendigo sigue dormido. No tiene cama. El sitio en que duerme es desigual, duro e incómodo, pero él duerme. El mendigo no puede obtener buena comida, es imposible, porque tiene que pedir limosna. Pero tiene buen apetito. El total resulta el mismo. Al final son siete. Un triunfador no sólo es un triunfador, con el éxito llegan toda clase de calamidades. Un fracasado no es sólo un fracasado, porque con el fracaso llegan muchas clases de bendiciones. El total es siempre el mismo, pero el conjunto debe de ser desmenuzado y contemplado; se necesita de una perspectiva clara. Se necesitan ojos para contemplar el conjunto porque la mente sólo ve fragmentos. Si la mente atiende a la mañana, no ve lo de la tarde; si mira lo de la tarde, se olvida de la mañana. La mente no puede contemplar el día en su conjunto, la mente es fragmentaria. Sólo una consciencia meditativa puede mirar al conjunto, desde el nacimiento hasta la muerte, y el total son siempre siete. Es por eso que los sabios no intentan nunca cambiar los órdenes establecidos. Por eso es que en Oriente nunca ha tenido lugar revolución alguna, porque la revolución significa cambiar lo dispuesto. Observa lo que ocurrió en la Rusia Soviética. En 1917 tuvo lugar la mayor revolución habida sobre la Tierra. El orden fue cambiado. No creo que Lenin, Stalin o Trotsky hubieran oído la historia del "tres por la mañana". Podían haber aprendido mucho de Chuang Tse, pero entonces no hubiera habido revolución. ¿Qué ocurrió? Los capitalistas desaparecieron, nadie era rico, nadie era pobre. Las viejas clases sociales dejaron de existir. Pero sólo cambiaron los nombres. Nuevas clases aparecieron. Antes había el rico y el pobre, el capitalista y el proletario. Ahora el que dirige y el dirigido. Pero la diferencia, la separación sigue siendo la misma. Nada ha cambiado, ¡tan sólo ahora llaman al capitalista el dirigente! Los que han estudiado la revolución Rusa dicen que no fue una revolución socialista sino una revolución administrativa. La misma separación, la misma distancia permanece entre las dos clases, y una sociedad sin clases no ha aparecido. Chuang Tse hubiese reído. Hubiese contado esta historia. ¿Qué hubieras hecho? El dirigente se ha vuelto poderoso, el dirigido ha permanecido sin poder. Los hindúes dicen que hay gente que siempre será dirigente y gente que siempre será dirigida. Hay los kshatriyas y los sudras, y no son sólo etiquetas, son tipos de gente. Los hindúes han dividido a la sociedad en cuatro clases y dicen que una sociedad no puede existir sin clases. No es una cuestión de arreglos sociales. Existen cuatro tipos de personas. A menos que cambies la clase, ninguna revolución va a ser de mucha ayuda. Dicen que hay un tipo que es el trabajador, el sudra, que siempre será dirigido. Si nadie lo dirige se encontrará perdido, no será feliz. Necesita de alguien que le ordene, necesita de alguien a quien obedecer, necesita de alguien que lleve toda la responsabilidad. El no es capaz de asumir la responsabilidad por sí mismo. Este es un tipo. Si el jefe está por ahí, sólo entonces este tipo de persona trabajará. Si el jefe no está, sencillamente se sentará. El jefe puede ser un fenómeno sutil, incluso invisible. Por ejemplo, en una sociedad capitalista el beneficio es del que dirige. Un sudra trabajará no porque ame el trabajo, no porque el trabajar sea su hobby, no porque sea creativo, sino porque ha de alimentarse él y a su familia. Si él no trabaja, ¿quién los alimentará? Es el incentivo del beneficio, del hambre, del cuerpo, del estómago, el que dirige. En un país comunista este motivo no es lo más importante. Ellos han de tener jefes visibles. Se dice que en la Rusia de Stalin había un policía por cada ciudadano; de otra forma es difícil dirigir porque el incentivo del beneficio ya no está allí. Uno tiene que forzar, tiene que ordenar, tiene que atosigar constantemente, sólo entonces el sudra trabajará. Hay siempre una clase comerciante que disfruta del dinero, la riqueza, del acumular. Se dedicará a eso, no importa cómo lo haga. Si el dinero está disponible, acumulará dinero; si el dinero no es accesible, acumulará sellos. Pero lo hará. Si los sellos no están disponibles,

acumulará seguidores, pero acumulará. Tiene que hacer algo con los números. Tendrá mil, veinte mil, un millón de seguidores. Es lo mismo que decir que ha obtenido un millón de rupias. Mira tus sadhus: cuanto mayor es el número de sus seguidores, más grandes son. Por eso los seguidores no son nada más que cuentas bancarias. Si nadie te sigue, no eres nadie, eres un pobre gurú. Si te sigue mucha gente, eres un gurú rico. Pase lo que pase el comerciante siempre acumula. Cuenta. Lo material es inmaterial. Existen los guerreros que luchan; cualquier excusa sirve. Luchan, el luchar está en su sangre, sus huesos. Debido a esta clase el mundo no puede vivir en paz. Es imposible. Una vez cada diez años tiene que haber una guerra. Y si quieres evitar una gran guerra, ten entonces muchas pequeñas guerras, pero el total será el mismo. Debido a que existen bombas atómicas y bombas de hidrógeno, las grandes guerras se han hecho imposibles. Es por eso que hay tantas guerras menores en el mundo: en Vietnam, en Kashmir, Bangladesh, Israel, muchas guerras menores, pero el total es el mismo. En cinco mil años, el hombre ha luchado en quince mil guerras, a tres guerras por año. Existe un tipo que tiene que luchar. Puedes cambiar ese tipo, pero el cambio será superficial. Si a este guerrero no se le permite luchar en una guerra, luchará de formas distintas. Luchará en unas elecciones, o puede convertirse en deportista; puede competir en el críquet o en el fútbol. Pero luchará, competirá, necesita de alguien a quien retar. De una u otra forma tiene que luchar para satisfacerse. Es por esto que, a medida que una civilización se desarrolla, tienen que inventarse más y más juegos. Si no se le suministran más juegos al tipo guerrero, ¿qué hará?

Ve y asiste a un partido de críquet, fútbol o jockey. La gente enloquece, como si algo serio estuviera sucediendo, como si una verdadera guerra ocurriese. Los jugadores están serios, y los seguidores enloquecen a su alrededor, estallan peleas, revueltas. El terreno de juego es siempre peligroso, porque la gente que acude allí son del tipo guerrero. En cualquier momento las cosas se pueden torcer. Existe un tipo brahmín, que siempre vive de las palabras, de las escrituras. En Occidente no existe el brahmín como tal clase; el nombre no es importante, pero el brahmín se da en todo el mundo. Tus científicos, tus profesores; las universidades están llenas de ellos. Trabajan y trabajan con símbolos, creando teorías, defendiendo, discutiendo. Lo siguen haciendo en nombre de la ciencia, a veces en nombre de la religión, a veces en nombre de la literatura El nombre cambia, pero el brahmín sigue. Hay esos cuatro tipos. No puedes crear una sociedad sin clases. Los cuatro persisten y la cantidad total es siempre la misma. Las partes pueden cambiar. Por la mañana puedes hacer una cosa, por la tarde otra diferente, pero en el conjunto del día el total es el mismo. Oí de un joven científico cuyo padre estaba en contra de su investigación científica. El padre siempre la consideró inútil. Le dijo a su hijo, "No pierdas tu tiempo. Es mejor que te hagas doctor, eso será más práctico y beneficioso para la gente. La pura teoría, las abstractas teorías de la física, no son de ayuda". Al final persuadió a su hijo y este se hizo doctor. El primer hombre que acudió a él sufría una fuerte neumonía. El doctor consultó sus libros, pues era un pensador abstracto, un brahmín. Buscó y buscó. El paciente llegó a impacientarse y le dijo, ¿por cuánto tiempo tendré que esperar?". El científico que era ahora doctor le dijo, "No creo que haya ninguna esperanza. Se morirá. No hay tratamiento para esta enfermedad, está más allá de toda cura". El paciente era un sastre, se fue a casa. Dos semanas después el doctor estaba paseando y vio al sastre trabajando, sano y lleno de energía. Así que le dijo, ¿Qué está usted todavía vivo? Debería haber muerto hace ya mucho. He consultado los libros y es imposible. ¿Cómo se las arregla para estar vivo?". El sastre le contestó, "Usted me dijo que al cabo de una semana estaría muerto, así que pensé: entonces, ¿por qué no vivir? Sólo queda una semana... Y los pancakes de patata son mi debilidad, de forma que cuando dejé su consulta me dirigí directamente al café, comí treinta y dos pancakes de patata e inmediatamente experimenté una gran energía. ¡Y ahora estoy absolutamente ok!". En seguida el doctor anotó en su diario que treinta y dos pancakes de patata era una cura cierta para severos casos de neumonía. El siguiente paciente, por casualidad, tuvo también una neumonía. Era un zapatero, El doctor le dijo, "No se preocupe. Se ha descubierto una cura ya. Vaya inmediatamente y cómase treinta y dos pancakes de patata, no menos de treinta y dos, y se pondrá bien; de otro modo, morirá en una semana". Después de una semana, el doctor llamó a la puerta del zapatero. Estaba cerrado, El vecino le dijo, "Ha muerto. Sus pasteles de patata le mataron". Inmediatamente anotó en su diario: treinta y dos pancakes de patata ayudan a los sastres, matan a los zapateros. Esta es la mente abstracta. El no puede ser práctico, el brahmín. Puedes cambiar los exteriores, puedes pintar caras, pero el tipo interno permanece el mismo. De ahí que el Oriente no se haya preocupado con revoluciones. El Oriente está esperando; y los que en el Oriente son sabios miran a Occidente y saben que estáis jugando con juguetes. Todas vuestras revoluciones son juguetes. Antes o después deberéis comprender la ley del "tres por la mañana". ¿Qué es el "tres por la mañana"? Un discípulo debió de habérselo pedido a Chuang Tse, porque cuando alguien le mencionaba revolución o cambio, Chuang Tse se reía y decía, "La ley de "tres por la mañana". Por eso un discípulo le debió preguntar, "¿Qué es eso de "tres por la mañana" del que tanto hablas?". Dijo Chuang Tse:

Trata de un adiestrador de monos que se acercó a sus mono y les dijo: "Por lo que concierne a vuestras castañas, se os van a dar tres raciones por la mañana y cuatro por la tarde". Al oír esto todos los monos se enfadaron...". Porque en el pasado debieron de estar recibiendo cuatro raciones por la mañana y tres por la tarde. ¡Obviamente se enfadaron! "¿Qué quieres decir? Siempre nos dabas cuatro raciones de castañas por la mañana y ahora dices que tres. No podemos tolerar esto". Así que el guarda dijo: "Está bien pues, os lo cambiaré por cuatro raciones por la mañana y tres por la tarde". Los animales se sintieron satisfechos con este arreglo. El total permanecía el mismo... pero los monos no pueden ver el conjunto. Era por la mañana, de forma que ellos sólo podían considerar la mañana. Cada mañana era una costumbre recibir cuatro raciones y ellos esperaban cuatro raciones, y ahora aquel hombre les decía, "Tres raciones por la mañana". Les estaba quitando una ración. No podía tolerarse. Se enfadaron, se rebelaron. Pero ese adiestrador de monos debió de haber sido un sabio. Si no lo eres, es difícil llegar a ser adiestrador de monos. Lo sé por propia experiencia. Yo soy un adiestrador de monos. El adiestrador de monos les dijo, "De acuerdo, no os alteréis. Seguiremos como antes. Tendréis cuatro raciones por la mañana y tres por la tarde". Los monos se sintieron felices. ¡Pobres monos! Pueden sentirse felices o infelices sin que exista ninguna razón en ambos casos. Pero este hombre tenía una amplia perspectiva. Podía ver, podía sumar cuatro más tres. Era aún lo mismo, siete raciones les serían dadas. Cómo se les diera y en qué orden no importaba. Los dos arreglos suponían lo mismo, el número de castañas no variaba, pero en un caso los monos se sentían descontentos y en el otro estaban satisfechos. Así es cómo trabaja tu mente: sigues simplemente cambiando el orden. Con una combinación te sientes satisfecho; con otra, descontento -y el total permanece inalterado. Pero nunca atiendes al total. La mente no puede ver el total. Sólo la meditación puede ver el total. La mente atiende a la parte, es corta de vista, muy corta de vista. Es por eso que siempre que experimentas placer, inmediatamente te abandonas a él, nunca esperas a la tarde. Siempre que hay placer hay dolor escondido en él. Esta ha sido tu experiencia pero nunca has sido consciente de ello. El dolor vendrá a la tarde, pero el placer está aquí, por la mañana. Nunca miras en lo que está escondido, en lo que es invisible, en lo que está latente. Miras tan sólo a la superficie y te vuelves loco. Haces esto toda tu vida. La parte te posee. Mucha gente viene a mí y me dice, "Al principio, cuando me casé con esta mujer, todo era bello, pero al cabo de unos pocos días todo se esfumó. Ahora se ha vuelto repugnante, ahora es una desgracia". Hubo una vez un accidente de coche. El coche volcó en una cuneta en un lateral de la calzada. El hombre yacía en el suelo totalmente impedido, casi inconsciente. Llegó un policía y empezó a anotar en su cuaderno. Le preguntó al hombre, "¿Está usted casado?". El hombre le contestó, "No estoy casado. Este es el mayor follón en el que me he visto envuelto". Se dice que aquellos que saben, no se casan nunca. Pero, ¿cómo puedes saber qué sucede en el matrimonio si no te casas? Sueles tomar en cuenta solamente una parte de la

persona, y a veces, esa parte, si consideras el conjunto y reflexionas sobre él, resulta una estupidez. El color de los ojos; ¡qué tontería! ¿Cómo puede tu vida depender del color de tus ojos o del color de los ojos de alguien? ¿Cómo puede ser tu vida hermosa debido únicamente al color de los ojos? -Un poco de pigmento, unas pocas pesetas de coste. Pero eres un romántico: ¡Oh, los ojos, el color de los ojos. Te vuelves loco y piensas, "Si no me caso con esta mujer, la vida no vale nada; ¡me suicidaré!". Pero no ves lo que estás haciendo. Uno no puede vivir del color de los ojos para siempre. A los dos días te habrás acostumbrado a esos ojos y te olvidarás de ellos. Entonces tendrás toda tu vida ante ti, toda ella. Y ahí comienza el sufrimiento. Antes de que acabe la luna de miel comienza el sufrimiento; la persona en su conjunto no fue tomada en cuenta; la mente no puede evaluar el conjunto. Atiende sólo a lo superficial, a la figura, la cara, el pelo, el color de los ojos, la forma de andar de la mujer, cómo se expresa, el tono de su voz. Esas son las partes, ¿pero dónde aparece la totalidad de la persona? La mente no puede ver el conjunto. La mente considera las partes, y se queda colgada de ellas. Una vez está enganchada, el conjunto aparece; lo global no está muy lejos. Los ojos no existen como un fenómeno separado, son parte del todo de una persona. Si te quedas fascinado por los ojos, te quedas enganchado a toda la persona en su conjunto. Y cuando este conjunto aparece, todo se vuelve repugnante. Por eso, ¿quién es el responsable? Deberías de haber tenido en cuenta el conjunto. Pero si estás en la mañana, la mente sólo considera la mañana y se olvida totalmente de la tarde. Recuérdalo bien en cada mañana se esconde una tarde. La mañana se está convirtiendo constantemente en la tarde y no se puede hacer nada con ello, no puedes impedirlo. Dice Chuang Tse: Las dos combinaciones daban la mismo la cantidad de castañas no varió, pero en un caso los monos se disgustaron, y en el otro quedaron satisfechos. Los monos son vuestras mentes, no pueden penetrar el todo. Esa es la pena. Siempre yerras, siempre yerras debido a las partes. Si puedes evaluar el conjunto y entonces actuar, tu vida nunca será un infierno. Y no te preocuparás entonces de los arreglos superficiales, que si la mañana, que si la tarde, porque entonces puedes contar, y resultan siempre siete. Si tomas cuatro o tomas tres por la mañana da igual, el total son siete. Oí de un chico que regresó de la escuela desconcertado. Su madre le preguntó, "¿Por qué pones esa cara de puzzle?". El chico le dijo, "Estoy atascado. Pienso que mi profesora se ha vuelto loca. Ayer me dijo que uno más cuatro son cinco y hoy me dice que tres más dos son cinco. Debe de haberse vuelto loca porque si uno más cuatro son cinco, ¿cómo pueden ser tres más dos cinco?". El chico no podía comprender que el cinco puede surgir de muchas combinaciones; no hay sólo una combinación que resulte cinco. Puede que existan millones de combinaciones cuyo conjunto resulte cinco. Ordenes como ordenes tu vida, el hombre religioso siempre atenderá al total y el hombre mundano siempre atenderá a las partes. Esta es la diferencia. El mundano considerará lo que tiene cerca, y no verá a lo lejano escondido allí. Lo distante no está en realidad muy lejos, se transformará en lo cercano, sucederá pronto. La tarde está por llegar. ¿Puedes tener una perspectiva desde la cual la totalidad de la vida se pueda considerar? Se cree, y yo también lo creo, que si un hombre se está ahogando, en un segundo recuerda la totalidad de su vida, toda su vida. Te estás muriendo, ahogándote en un río, no te queda tiempo, y de repente en el ojo de tu mente toda tu vida es revelada desde el comienzo al final. Es como si toda la película pasase por la pantalla de tu mente. Pero, ¿de qué te sirve ahora que te estás muriendo? Un hombre religioso considera el conjunto cada momento. Toda la vida está ahí, y actúa considerando esta perspectiva de la totalidad. Nunca se lamentará como tú haces siempre.

Es inevitable que, hagas lo que hagas, te arrepientas. Un día el rey fue a visitar un manicomio. El director del centro lo acompañó a todas las celdas. El rey estaba muy interesado en el fenómeno de la locura, lo estaba estudiando. Todo el mundo debería sentirse interesado porque este es el problema de todos. Y no necesitas ir a un manicomio: ve a cualquier sitio y estudia las caras de la gente ¡estudiando en una casa de locos! Un hombre estaba llorando y lamentándose, golpeándose la cabeza contra los barrotes. Su angustia era tan profunda, su sufrimiento era tan penetrante, que el rey pidió que le contaran la historia de cómo este hombre se había vuelto loco. El director le dijo, "Este hombre amaba una mujer y no pudo tenerla , así que enloqueció". Pasaron entonces a otra celda. En ella se hallaba un hombre escupiendo el retrato de una mujer. El rey preguntó, "¿Y cuál es la historia de este hombre? Parece que también está relacionada con una mujer". El director le dijo, "Se trata de la misma mujer. Este hombre se enamoró de ella, y la consiguió, por eso se volvió loco". Si obtienes lo que deseas te vuelves loco; si no obtienes lo que deseas te vuelves loco. El total permanece el mismo. Hagas lo que hagas, lo lamentarás. Una parte no puede satisfacer nunca. El todo es tan grande y la parte tan pequeña que tú no puedes deducir al todo del fragmento. Y si dependes de la parte y dispones tu vida de acuerdo con ella, siempre errarás. Desperdiciarás toda tu vida. Así qué ¿qué deberíamos hacer? ¿Qué nos dice Chuang Tse que hagamos? El quiere que no seamos fragmentarios, desea que seamos totales. Pero recuerda, sólo puedes ver el total cuando tú eres total, porque sólo lo similar puede ver lo similar. Si eres fragmentario, no puedes conocer el total. ¿Cómo puedes conocer el total si eres fragmentario? Si estás dividido en partes, el todo no se puede reflejar en ti. Cuando hablo de meditación hablo de una mente que no está dividida, en la cual las partes han desaparecido. La mente está sin dividir, toda, una. Esta mente unificada contempla exhaustivamente hasta el ultimo rincón. Considera desde la muerte al nacimiento, desde el nacimiento a la muerte. Ambos polos están ante ella. Y desde esta visión, desde esta penetrante visión, nace la acción. Si me preguntas qué es el pecado, te diré: La acción que proviene de la mente fragmentada es pecado. Si me pides qué es virtud, te diré: la acción nacida de la mente total es virtud. Por eso es que el pecador siempre debe arrepentirse. Recuerda tu propia vida, obsérvala. Hagas lo que hagas, escojas lo que escojas, esto o eso, todo va mal. Tanto si consigues la mujer como si la pierdes, enloqueces. Elijas lo que elijas, eliges sufrimiento. Por eso Krishnamurti constantemente insiste en el no elegir. Intenta comprender esto. Me estás escuchando aquí. Esta es una elección porque debes de haber dejado algún trabajo sin hacer, algún trabajo incompleto. Tienes que acudir a la oficina, ir a la tienda, con la familia, al mercado, y estás aquí escuchándome. Esta mañana debes haber decidido qué hacer. Si ir y escuchar a este hombre, o ir a tu trabajo, a la oficina, al mercado. Entonces has elegido venir aquí. Hiciste la elección de venir aquí. Lamentarás tu elección... porque mientras estás aquí no podrás estar totalmente aquí: media mente estará allí y simplemente esperarás a que yo acabe para irte. ¿Pero crees que si hubieras escogido la otra opción, el irte a la tienda o a la oficina, hubieras estado totalmente allí? No, porque de nuevo hubiera sido una elección. Estarías allí y tu mente aquí. Y te lamentarías: ¿Qué es lo que me estoy perdiendo? ¿Quién sabe lo que se debe de estar haciendo allí, de lo que se debe estar hablando? ¿Quién sabe qué secreta clave se debe de estar transmitiendo esta mañana? Por eso, elijas lo que elijas, tanto si vienes como si decides no venir, si es una elección, significa que tan sólo la mitad del corazón, o quizás un poquito más, ha elegido. Es una decisión democrática, parlamentaria. Has decidido por la mayoría de la mente, pero la minoría está todavía allí. Y ninguna minoría es una cosa fija, ninguna mayoría es una cosa fija. Nadie conoce su tamaño, miembros de cada parte siguen cambiando de bando. Cuando viniste aquí decidiste. El cincuenta y uno por ciento de tu mente deseaba venir y el cuarenta y nueve deseaba ir a la oficina. Al llegar aquí la distribución ya había cambiado.

La misma decisión de venir y escuchar crea una alteración. La minoría puede haberse vuelto mayoría cuando llegues aquí. Si no se ha convertido todavía en mayoría, a la hora de partir lo será y pensarás: "¡Dos horas desperdiciadas! ¿Cómo las voy a recuperar? Hubiese sido mejor no venir. Los temas espirituales pueden posponerse, pero este mundo no puede ser pospuesto. La vida es suficientemente larga, podemos meditar más tarde". En la India la gente dice que la meditación es sólo para los viejos. Una vez están al borde de la muerte, pueden meditar; no es para gente joven. La meditación es la última de la lista; practícala cuando hayas hecho todo lo demás. Pero recuerda que el momento en que lo hayas hecho ya todo, cuando seas demasiado viejo para cualquier cosa, cuando toda tu energía se haya malgastado, cuando sea el tiempo de meditar, este momento nunca llegará. Cuando eres incapaz de hacer nada, ¿cómo puedes meditar? La meditación necesita energía, la más pura, la más vital: La meditación necesita un exceso de energía. Un niño puede meditar, pero ¿cómo puede meditar un viejo? Un niño fácilmente es meditativo, un anciano, no; se ha gastado. No hay movimiento de energía en él, su río no fluye ya, está congelado. Muchas partes de su vida están ya muertas. Si eliges acudir al templo, sufres, te lamentas. Si vas a la oficina o al mercado, sufres, te lamentas. Sucedió una vez que un monje murió. Era un monje muy famoso, conocido por todo el país. Mucha gente lo reverenciaba y creían que estaba iluminado. El mismo día murió una prostituta. Ella vivía enfrente del templo del monje. Era una prostituta muy famosa, tan famosa como el monje. Eran como dos extremos viviendo uno junto al otro y murieron en el mismo día. El ángel de la muerte se presentó y se llevó al monje al cielo, otros ángeles de la muerte llegaron y llevaron la prostituta al infierno. Cuando los ángeles llegaron al cielo las puertas estaban cerradas y el responsable dijo, "Os habéis confundido. Este monje tiene que ir al infierno y la prostituta tiene que venir al cielo". Los ángeles dijeron, ¿Qué dices? Este hombre es un famoso asceta, continuamente en meditación y oración. Por eso es por lo que no indagamos, simplemente fuimos y lo trajimos. Y la prostituta debe de estar ya en el infierno porque otro grupo de ángeles la llevó allí. Nunca pensamos en preguntar, parecía tan obvio". El responsable dijo, "Os confundís porque habéis mirado sólo lo externo. Este hombre solía meditar para beneficiar a otros, pero para él siempre pensaba, "Estoy perdiéndome la vida. ¡Qué bella mujer es la prostituta, y está disponible! En cualquier momento en que cruce la calle, la tengo ahí. Lo que estoy haciendo es un sinsentido, rezando, sentado en la postura del buda y no obteniendo nada". Pero debido a su reputación no osaba hacerlo. Mucha gente se hace virtuosa porque son cobardes como él. El era virtuoso porque era un cobarde. No osaba cruzar la calle. ¡Conocía tanta gente! ¿Cómo podía ir a una prostituta? ¿Qué diría la gente? Los cobardes siempre están temerosos de la opinión de los demás. Por eso él permaneció como un asceta, ayunando, pero su mente estaba siempre con la prostituta. Cuando allí se bailaba y cantaba, él escuchaba. Se sentaba ante la estatua de Buda, pero Buda no estaba allí. No estaba rindiéndole culto; debía soñar que estaba escuchando la música de la fiesta y en sus fantasías hacía el amor a la prostituta". ¿Y qué pasaba con la prostituta? Ella estaba siempre arrepintiéndose, arrepintiéndose y arrepintiéndose. Sabía que había desperdiciado su vida, que había perdido una oportunidad de oro. ¿Y para qué? Sólo por dinero, vendiendo su cuerpo y su alma. Solía siempre mirar al templo del monje, celosa de la vida silenciosa de allí. ¿Qué fenómeno meditativo estaría ocurriendo allí? Anhelaba que Dios le diera una oportunidad para ir al templo. Pero pensaba, "Soy una prostituta, pecadora, y no debería de entrar al templo". Por eso solía caminar alrededor del templo, mirándolo desde la calle. ¡Qué belleza, qué silencio, qué bendición allí dentro! Y cuando había kirtan bhajan, cantos y bailes, ella solía gemir; llorar y se lamentaba, imaginándose lo que se estaba perdiendo. Por eso el encargado dijo, "Traed la prostituta al cielo y llevad a este monje al infierno.

Sus vidas externas eran distintas y sus vidas internas eran diferentes, pero como todo el mundo, se lamentaban". En la India hemos inventado una palabra que no existe en ninguna otra lengua del mundo. El cielo y el infierno pueden encontrarse por doquier; todas las lenguas tienen palabras para denominar al cielo y al infierno. Nosotros tenemos una palabra diferente: moksha o nirvana o kaivalya: la libertad absoluta que no es ni cielo ni infierno. Si tu vida externa es un infierno y te arrepientes de ella, irás al cielo, como la prostituta que deseaba constantemente el mundo de meditación y oración. Si tu vida externa es celestial y tu vida interior es un infierno, como el monje que deseaba a la prostituta, irás al infierno. Pero si no eliges, si no te lamentas, si permaneces sin elección, alcanzarás moksha. La consciencia en estado de no elección es moksha, absoluta libertad. El cielo es una esclavitud, el infierno es una esclavitud. El cielo puede ser una bella prisión, el infierno puede ser una prisión repugnante, pero ambas son prisiones. Ni los cristianos ni los musulmanes pueden captar este punto, porque para ellos el cielo es lo más elevado. Si les pides dónde está Jesús, su respuesta será equivocada. Dicen: En el cielo con Dios. Esto es absolutamente erróneo. Si Jesús está en el cielo, entonces no está iluminado. El cielo puede ser de oro, pero es aún una prisión. Puede ser bueno, puede ser placentero, pero sigue siendo todavía una elección, la elección frente al infierno. La virtud que ha sido elegida frente al pecado es una decisión de la mayoría, pero la minoría está esperando su oportunidad para decidir. Jesús está en el moksha, esto es lo que yo digo. No está en el cielo, no está en el infierno. Es totalmente libre de cualquier prisión: bueno/malo, pecado/virtud, moralidad/inmoralidad. El no eligió. Vivió una vida sin elegir. Y esto es lo que te sigo diciendo: vive una vida permaneciendo sin elegir. Pero, ¿cómo puede ser posible una vida sin tener que elegir? Es posible únicamente si alcanzas a ver el conjunto, los siete; de otra forma. elegirás. Dirás que esto debería de suceder por la mañana, eso por la tarde, y pensarás que tan sólo variar la combinación, cambiará el total. El total no puede cambiarse. El total permanece el mismo. El total de todos y cada uno permanece el mismo. De ahí que diga que no hay diferencia entre un mendigo y un emperador. Por la mañana eres un emperador, por la tarde serás un mendigo; por la mañana eres un mendigo, por la tarde serás un emperador. Y el total queda igual. Atiende al total, sé total, y abandonarás toda elección. Ese adiestrador de monos simplemente atendió al total y dijo, “De acuerdo, estúpidos monos, si sois felices con esto, dejémoslo como está". Pero si él hubiera sido también un mono, hubiera habido lucha. Hubiera insistido, "Este va a ser el sistema. ¿Quién da las órdenes, quién toma las decisiones? ¿Quién creéis que es el amo? ¿Vosotros o yo?". El ego siempre elige, decide y obliga. Los monos se rebelaban y si este hombre hubiese sido también un mono, lo habrían vuelto loco. Los habría querido poner en su sitio, allí donde les correspondía estar. El hubiera insistido, "No más cuatro por la mañana. Yo decido". Era el sexagésimo cumpleaños de un hombre. Llegó a casa esa noche, después de una vida de casado de casi cuarenta años, llena de peleas y conflictos. Pero se sorprendió al llegar a casa y encontrar a su mujer esperándole con dos hermosas corbatas como regalo. Nunca esperó eso de su mujer. Era imposible que ella le hubiese esperado con dos corbatas como regalo. Se sintió tan feliz que le dijo, "No prepares la comida, en unos minutos estaré arreglado e iremos a comer al mejor restaurante de la ciudad". Se dio un baño, se arregló y se puso una de las corbatas que ella le había regalado. Su esposa se quedó mirándole fijamente y le dijo, "¿Qué? ¿Quieres decir que no te gusta la otra corbata? ¿No es la otra suficientemente buena?". Un hombre no puede llevar más que una corbata cada vez, pero hubiese elegido lo que hubiese elegido, lo mismo habría sucedido: "¿Qué quieres decir? ¿Qué la otra no es suficientemente buena?". Es el viejo hábito de discutir, pelear. Se dice de la misma mujer que ella era capaz de encontrar cada día algo sobre lo que discutir. Y siempre lo encontraba, porque cuando

buscas, encuentras. Recuérdalo, sea lo que sea que busques, lo encontrarás. El mundo es tan vasto, la existencia es tan rica, que si estás realmente decidido a encontrar algo, lo encontrarás. A veces encontraba un pelo en el abrigo de su marido y comenzaba a atosigar sobre si había estado yendo con otra mujer. Pero una vez sucedió que durante siete días fue incapaz de encontrar nada que estuviese mal. Lo intentó e intentó pero no encontró excusa alguna para comenzar una pelea. Al séptimo día, cuando su marido llegó a casa, ella empezó a gritar y a golpearle en el pecho. El dijo, "¿Qué estás haciendo? ¿Qué pasa, qué ocurre?". Ella le dijo, "¡Bandido, has acabado con otra mujer y ahora sales con una calva!". La mente siempre anda en busca de follones. Y no te rías, porque hablo de tu mente. Riéndote puedes estar engañándote simplemente. Puedes creer que esto concierne a otro. Te concierne a ti. Y todo lo que diga, se refiere a ti. La mente elige y elige siempre líos, porque con la elección vienen los problemas. No puedes elegir a Dios. Si eliges, habrá problemas. No puedes elegir sannyas. Si eliges, habrá problemas. No puedes elegir libertad. Si eliges, no será libertad. ¿Cómo puede suceder entonces? Cómo puede suceder Dios, cómo puede darse el sannyas, cómo puede darse la libertad, cómo puede darse el moksha? Se da, sucede, cuando comprendes la tontería de elegir. No es una nueva elección, es simplemente el abandonar toda elección. Con tan sólo ver el conjunto te pones a reír. No hay nada que elegir. El total permanece el mismo. Al final el resultado será el mismo. Ya no te preocupas de si por la mañana eres un emperador o un mendigo. Eres feliz, porque por la noche todo se ha vuelto lo mismo, todo se ha equilibrado. La muerte lo equilibra todo. En la muerte nadie es un emperador ni nadie es un mendigo. La muerte revela el total; siempre es siete. Los dos sistemas eran lo mismo. Recuérdalo, la cantidad de castañas no variaba, pero en un caso los monos estaban descontentos y en el otro caso, satisfechos. El guarda estaba deseoso de cambiar su sistema para adecuarse a ciertas condiciones objetivas. No ganaba nada con ello. Un hombre de entendimiento siempre atiende a las condiciones objetivas. nunca a sentimientos subjetivos. Cuando los monos dijeron no, si hubieras sido tu el entrenador de monos te hubieras sentido ofendido. Esos monos estaban intentando rebelarse, se estaban volviendo desobedientes, esto no podía tolerarse. Te hubieras sentido herido por dentro. Te enfadas incluso con cosas inertes. Si tratas de abrir la puerta y se te resiste, te vuelves loco. Si tratas de escribir una carta y la pluma no funciona correctamente, con suavidad, te enfureces. Te sientes herido, como si la pluma hiciera algo conscientemente, como si hubiese alguien en el bote. Incluso sientes que hay alguien en la pluma intentando fastidiarte. Y ésta no es sólo la lógica del niño pequeño, es tu lógica también. Si un niño choca con una mesa, la golpeará para castigarla y siempre será un enemigo de esa mesa. ¡Pero tu haces lo mismo, con cosas inanimadas, con objetos, te encolerizas, te enloqueces! Esto es ser subjetivo y un sabio nunca es subjetivo. Un sabio siempre atiende a condiciones objetivas. Observará la puerta y si no se abre, tratará de abrirla. Pero no puede enfadarse porque el bote está vacío. No hay nadie tratando de cerrar la puerta, resistiéndose a tus esfuerzos. Considerando condiciones objetivas el entrenador cambió su sistema personal. Observó los monos y sus mentes y no se sintió ofendido. Era un entrenador de monos, no un mono. Observó y debió de reír por dentro, porque conocía el total. Y claudicó. Sólo un sabio se rinde. Un tonto siempre se resiste. Los tontos dicen que es mejor morir que doblegarse, mejor romperse que doblegarse. Lao Tse y Chuang Tse siempre decían: Cuando sopla un fuerte viento, los árboles tontos y

egoístas se resisten y mueren, y la sabia hierba se inclina. La tormenta se va y de nuevo la hierba se yergue, riendo y disfrutando. La hierba es objetiva, el gran árbol es subjetivo. El árbol grande piensa de sí mismo: "Soy alguien importante, ¿Cómo me voy a doblar? ¿Quién me va a obligar a claudicar?". El árbol grande luchará contra la tormenta. Es una tontería luchar contra la tormenta, porque la tormenta no ha venido por ti. No ocurre nada especial, la tormenta está pasando y tú estás ahí, es una coincidencia. Los monos son animales y se consideran a sí mismos como animales muy superiores. No ofenden al adiestrador de monos. Los monos son sólo monos. Así son. No pueden ver el total, no pueden sumar. Pueden mirar sólo a lo cercano, no a lo lejano. Lo lejano está demasiado lejos para ellos. Es imposible para ellos el concebir la tarde; sólo saben de la mañana. Así que los monos son monos, las tormentas son tormentas. ¿Por qué sentirse ofendido? No luchan contra ti. Simplemente siguen su forma de ser, sus hábitos. Por eso el adiestrador de monos no se sintió ofendido. Era un sabio, claudicó, se comportó como la hierba. Recuerda esto cuando comiences a sentirte subjetivo. Si alguien dice algo, inmediatamente te sientes herido, como si te lo hubieran dicho a ti. Llenas el bote en exceso. Puede que no te lo haya querido decir a ti en absoluto. El otro puede que este expresando su propia subjetividad. Cuando alguien dice: "Me has insultado", lo que quiere decir es realmente otra cosa. Si hubiera sido un poco más inteligente lo hubiera dicho de otra forma. Hubiera dicho. "Me siento insultado, puede que tú no me hayas insultado, pero hayas dicho lo que hayas dicho, me he sentido ofendido". Este es un sentimiento subjetivo. Pero nadie se da cuenta de su subjetividad y todos proyectan su subjetividad sobre condiciones objetivas. El otro siempre dice: "Me has insultado". Y cuando tú lo oyes, eres también subjetivo. Los dos botes están llenos, atestados. Se producirá inevitablemente un choque, enemistad, violencia. Si eres sabio, cuando el otro diga, "Me has insultado", considerarás el asunto objetivamente y pensarás, "¿Por qué se siente el otro insultado?". Intentarás comprender los sentimientos del otro, y si puedes arreglar las cosas, claudicarás. Los monos son monos. ¿Por qué enfadarse, por qué sentirse ofendido? Se dice de Mulla Nasruddin que cuando fue anciano se le nombró magistrado honorario. El primer caso a juzgar fue el de un hombre que había sido robado. Nasruddin escuchó su versión y dijo, "Sí, está Ud. en lo cierto". ¡Pero aún no había oído la otra historia! El oficial de la corte le susurró al oído, "Usted es nuevo, Nasruddin. No sabe lo que está haciendo. Tiene que escuchar la otra parte antes de emitir juicio". Por eso Nasruddin dijo, "De acuerdo". El otro hombre, el asaltante, contó su versión, Nasruddin escuchó y dijo, "¡Está Ud. en lo cierto!". El ayudante de la corte se sintió confundido: Este nuevo magistrado no sólo es inexperto, sino que está loco". De nuevo le susurró al oído, ¿Qué está usted haciendo? Ambos no pueden estar en lo cierto". Nasruddin le contestó, "Correcto, está Ud. en lo cierto". Este es el sabio que considera las condiciones objetivas. Claudicará. Siempre claudica, siempre dice si porque si dices no, entonces tu bote no está vacío. El no siempre proviene del ego. Por eso si un sabio dice no, debe de estar usando la terminología del sí. No dirá no abiertamente, utilizará la terminología del sí. Si un tonto quiere decir si, sentirá dificultad de no decir no. El utilizará la terminología del no, y si tiene que claudicar, se rendirá de mala gana. Claudicará ofendido, resistiéndose. El adiestrador de monos claudicará. El guarda estaba deseoso de cambiar su sistema para adecuarse a ciertas condiciones objetivas. No ganaba nada con ello. Ningún sabio ha perdido nada por decir sí a los tontos. Ningún sabio ha perdido nunca

nada por claudicar. El lo gana todo. No hay ego, así que no hay pérdida. La pérdida siempre es sentida por el ego: Yo estoy perdiendo. ¿Por qué sientes que estás perdiendo? Porque nunca querías perder. ¿Por qué te sientes fracasado? Porque siempre quisiste ser un triunfador. ¿Por qué te sientes un mendigo? Porque siempre deseaste ser un emperador. Un sabio simplemente toma lo que le venga. Acepta el total. El sabe que: mendigo por la mañana, emperador por la tarde; emperador por la mañana, mendigo por la tarde. ¿Cuál es el orden mejor? Si un sabio estuviese obligado a seleccionar elegiría ser un mendigo por la mañana y un emperador por la tarde. Un sabio nunca elige, pero si insistes, te dirá que es mejor ser mendigo por la mañana y emperador por la tarde. ¿Por qué? Porque ser primero emperador por la mañana y luego mendigo por la tarde es muy difícil. Pero esta es la elección. Un sabio elegirá dolor al principio y placer al final, porque el dolor al principio te suministrará un fondo y contra él el placer será más placentero aún si cabe. Placer al comienzo te dará un trasfondo dulce y entonces el dolor será demasiado, insoportable. Oriente, y Occidente han empleado sistemas diferentes. En Oriente, durante los primeros veinticinco años de su vida, cada niño tenía que pasar privaciones. Ese era el principio que se siguió durante miles de años hasta que Occidente empezó a dominar Oriente. El niño debía de acudir a la casa de su maestro, en la jungla, tenía que pasar todas las penurias posibles. Como un mendigo tenía que dormir en una estera en el suelo, sin comodidades. Debía de comer como un mendigo, tenía que ir a la ciudad y pedir limosna para el maestro, cortar leña, llevar los animales al río para que bebieran, llevarlos al bosque para que se alimentaran. Durante veinticinco años él llevaba la vida más austera posible, la más simple, tanto si nacía rey como si nacía mendigo; no había diferencia. Incluso el hijo del emperador debía seguir la misma rutina, no había distinciones. Y entonces cuando llegaba a conocer la vida mundana, la vida era dichosa. Si el Este estaba tan satisfecho, éste era el truco, el sistema, porque cualquier cosa que te diera la vida era más que con lo que habías comenzado. El chico llegaba a vivir en una cabaña. Para él era un palacio comparado con el dormir en el suelo sin cobijo, acurrucado. Tenía una cama ordinaria y era paradisíaco. La comida ordinaria, pan, mantequilla y sal eran un paraíso suficiente porque no había mantequilla en casa del maestro. El era feliz con cualquier cosa que le ofreciera la vida. Ahora, el modelo occidental es el opuesto. Cuando eres estudiante se te da toda clase de confort. Hostales, hermosas universidades, bonitas habitaciones, aulas, profesores, todo está dispuesto para atender necesidades médicas, comida, higiene, todo está preparado. Y después de veinticinco años con esto eres arrojado a la lucha de la vida. ¡Te has convertido en una planta de invernadero! No sabes lo que significa luchar. Te conviertes en un oficinista, un maestro de escuela primaria: la vida es un infierno. Entonces toda tu vida se transforma en un gruñir, toda tu vida será un quejarse y quejarse, todo está mal. Va a ser así. El adiestrador de monos dijo, "Tres ayuditas por la mañana y cuatro por la tarde". Pero los monos insistieron: "Cuatro por la mañana y tres por la tarde". Cuatro por la mañana y tres por la tarde... y así la tarde será tristona. La compararás con la mañana. Emperador por la mañana y mendigo por la tarde... la tarde será pues triste. La tarde debería de ser el punto álgido, no triste. Los monos no están escogiendo una solución sabia. En primer lugar un sabio nunca elige, vive sin elegir porque sabe que suceda lo que suceda, el total será el mismo. En segundo lugar, si tiene que: elegir atendiendo a condiciones objetivas elegirá tres raciones por la mañana y cuatro por la tarde. Pero los monos dijeron, "No. Nosotros escogeremos. Queremos cuatro por la mañana. Ese entrenador, el guarda deseaba ajustarse a condiciones objetivas. No perdía nada al hacerlo. Pero, ¿qué les ocurría a los monos? Ellos sí perdían algo. Por eso, cuando estás junto a un sabio déjalo a él organizarlo todo, no insistas en tu punto de vista. El elegir es, en primer lugar, erróneo, y, en segundo lugar, cualquier elección que tus monos hagan, será errónea. La mente del mono sólo atiende a lo inmediato, a la

felicidad instantánea. El mono no está preocupado por lo que sucederá más tarde. No sabe, no tiene perspectiva del todo. Por eso, deja al sabio escoger. Pero todo el sistema ha cambiado. En el Oriente los sabios decidían. En el Occidente está la democracia: los monos votan y eligen. Y ahora han convertido a todo el Oriente a la democracia. La democracia significa que los monos votan y eligen. La aristocracia significa que los sabios elegirán los sistemas y los monos claudicarán y los acatarán. Nada puede funcionar tan bien como la aristocracia si ésta funciona adecuadamente. La democracia está condenada a ser un caos. Los monos se sentirán muy felices porque eligen los sistemas, pero el mundo era más feliz cuando la elección la hacían los sabios. Recuerda, los reyes solían ir a consultar a los sabios para tomar la decisión final en materias de importancia. Los sabios no eran reyes: era una nimiedad para ellos, eran mendigos, viviendo en sus cabañas en el bosque. Siempre que surgía algún problema el rey no convocaba a la gente para pedirle, "¿Qué se ha de hacer?". El corría al bosque a preguntar a los que habían renunciado a todo, porque ellos tenían una perspectiva del conjunto, sin ataduras, sin obsesiones, sin nada, de su propia elección. Ellos no eligen; ven el conjunto y deciden. El verdadero sabio, considerando ambos aspectos de la cuestión sin parcialidad. los contempla a la luz del Tao. A esto se le llama seguir dos caminos a la vez. Ver el total quiere decir seguir dos caminos a la vez. No es entonces cuestión de cuatro por la mañana, tres por la tarde. Es una cuestión de siete en toda la vida. Un arreglo es inmaterial. Los arreglos pueden ser hechos de acuerdo a condiciones objetivas, pero habrá siete en total, dos caminos juntos. El sabio mira al total siempre. El sexo le da placer, pero él mira el dolor que surge de él. La riqueza te da placer, pero él mira la pesadilla que conlleva. El éxito te hace feliz, pero él conoce el abismo que sigue al pico, el fracaso que se convertirá en intenso e insuperable dolor. El sabio atiende al conjunto. Y cuando atiendes al todo no tienes elección. Entonces estás siguiendo dos caminos al mismo tiempo. La mañana y la tarde ahora están juntos. Ahora cuatro más tres están juntos. Ya nada está dividido, todo se ha vuelto uno. Y seguir este todo es Tao. Seguir este todo es ser religioso. Seguir este todo es Yoga. Suficiente por hoy. Capítulo 6 El ansia de ganar Cuando un arquero dispara por placer despliega toda su habilidad. Si dispara para ganar un broche de metal entonces se pone nervioso. Si dispara para ganar un premio de oro se ciega o ve dos blancos: está fuera de sí. Su destreza no ha variado, pero el premio lo divide. Se preocupa. Piensa más en el ganar que en el disparar

y el deseo de ganar te deja sin facultades.

Si la mente está llena de sueños, no puedes discernir correctamente. Si el corazón está lleno de deseos, no puedes sentir correctamente. Deseos, sueños y esperanzas. El futuro te altera y te divide. Pero todo lo que es, es en el presente. El deseo te conduce al futuro y la vida es aquí y ahora. La realidad es aquí. Y ahora y el deseo te conduce al futuro. Por tanto, ya no estás aquí. Ves, pero aun así no ves; oyes, pero todavía no lo entiendes; sientes, pero el sentimiento es débil, no puede profundizar, no puede penetrar. Así es como la verdad se esfuma. La gente sigue preguntando: ¿Dónde está lo divino, dónde está la verdad? No es cuestión de hallar lo divino o de encontrar la verdad. Siempre está aquí, nunca ha estado en otra parte, no puede estar. Está aquí donde tu estás, pero tu no estás aquí, tu mente está en algún otro lugar. Tus ojos están llenos de sueños, tu corazón está lleno de deseos. Te desplazas al futuro y ¿qué es el futuro sino una ilusión? O retrocedes al pasado, y el pasado ya está muerto. El pasado no existe más y el futuro tiene todavía que ser. Entre estos dos se halla el momento presente. Este momento es muy breve, es atómico, no puedes dividirlo, es indivisible. Este instante pasa en un abrir y cerrar de ojos. Si un deseo entra, te lo pierdes; si un sueño está ahí, te lo estás perdiendo. Todo el arte de la religión consiste en no conducirte a ninguna parte sino traerte al aquí y ahora, devolviéndote al todo, de regreso a donde has pertenecido siempre. Pero la cabeza se ha ido lejos, muy lejos. Esta cabeza tiene que se devuelta a su sitio. Por eso Dios no tiene que ser buscado en parte alguna. Porque lo buscas en todas partes, no lo encuentras. Ha estado aquí todo el tiempo esperándote. Ocurrió una vez que Mulla Nasruddin llegó tambaleándose a casa, totalmente borracho, y llamó repetidamente a su propia puerta. Era ya media hora después de medianoche. Su esposa le contestó y él le preguntó, ¿Puede decirme señora, dónde vive Mulla Nasruddin?". Su esposa dijo, "Esto es demasiado. Tú eres Mulla Nasruddin". El dijo, "Vale, lo sé, pero esto no contesta a mi pregunta. ¿Dónde vive?". Esta es la situación. Borracho de deseos, tambaleándote, llamas a tu propia puerta y preguntas dónde está tu casa. En realidad, preguntas quién eres. Esta es la casa y nunca la has dejado, es imposible dejarla. No es algo exterior de lo que te puedas alejar y abandonar; es tu interior, tu mismo se r, Pedir dónde está Dios es una estupidez, porque no puedes extraviar a Dios. Es tu interior, tu ser interno, tu mismísimo centro. Es tu existencia: respiras en él, vives en él y no puede ser de otra forma. Lo que ha ocurrido es que te has emborrachado tanto que eres incapaz de reconocer tu propia cara. Y a menos que regreses y te serenes seguirás buscando y buscando y seguirás errando. Tao, Zen, Yoga, Sufismo, Hasidismo, son métodos para traerte de regreso, para recuperar tu sobriedad, para acabar con tu embriaguez. ¿Por qué estás tan borracho? ¿Qué es lo que te hace estar tan borracho? ¿Por qué están tus ojos tan soñolientos? ¿Por qué no estás alerta? ¿Cuál es le verdadera causa de todo ello? La raíz misma es que deseas. Intenta comprender la naturaleza del deseo. El desear es alcohólico, el deseo es la droga más fuerte que existe. La marihuana no es nada, el LSD no es nada. El deseo es el mayor LSD, lo más perfecto en drogas. ¿Cuál es la naturaleza del deseo? Cuando deseas, ¿qué sucede? Al desear creas una ilusión en la mente; cuando deseas le has alejado del aquí. Ya no estás aquí, estás ausente, porque la muerte está creando un sueño. Esta ausencia es tu borrachera. ¡Está presente! En este mismo momento las puertas del cielo están abiertas. No hay necesidad de llamar porque no hay un cielo exterior, tú estás ya dentro. Está tan sólo alerta y mira a tu alrededor sin que los ojos estén llenos de deseo y te brotará una risa auténtica. Te reirás de toda la broma, de lo que ha estado pasando. Es como un hombre que sueña por la noche. Sucedió una vez que un hombre estaba muy alterado. Sus noches eran simplemente prolongadas pesadillas. Toda la noche era para él una pesadilla. Era tan doloroso que estaba asustado al tener que irse a dormir y se sentía feliz al levantarse. Y la naturaleza de sus sueños era tal que al dormirse empezaba a ver bajo su cama millones de leones, dragones,

tigres, cocodrilos, todos sentados bajo su pequeña cama. Por eso soñaba que no podía dormir, que en cualquier momento podían atacarle. Toda la noche era una larga pesadilla, una tortura, un infierno. Fue tratado médicamente pero nada le sirvió. Todo falló. Fue analizado por psicólogos, psiquiatras, pero nada fue bien. Y entonces, un día salió de su casa riendo. Nadie le había visto reír durante anos. Su cara se había convertido en algo horrible, siempre triste, asustado, atemorizado. Por eso los vecinos le dijeron, "¿Qué pasa? ¿Tú riendo? No te hemos visto reír durante tanto tiempo que hemos olvidado incluso que solías reír. ¿Qué ha pasado con tus pesadillas?". El hombre dijo, "Se lo dije a mi cuñado. El me curó". Los vecinos preguntaron, "¿Es tu cuñado algún psicoanalista? ¿Cómo te curó?". El hombre dijo, "El es un carpintero, y simplemente aserró las patas de mi cama. Ahora no hay espacio debajo de ella, por eso he dormido por primera vez". Tú creas un espacio, y desear es la forma de crear el espacio. A mayor deseo, más espacio se crea. Un deseo puede ser satisfecho en un año, tienes pues un espacio de un año. Puedes moverte en él y encontrarás muchos reptiles, muchos dragones. A este espacio creado por el deseo le llamas tiempo. Si no existe el deseo no hay necesidad de tiempo. Un único momento es el que existe. Ni incluso dos momentos, porque el segundo es requerido solamente por el deseo, no es necesario para tu existencia. La existencia es colmada totalmente en un sólo instante. Si crees que el tiempo es algo exterior a ti estás equivocado. El tiempo no es algo exterior a ti. Si el hombre desaparece de la faz de la Tierra, ¿dónde estará el tiempo? Los árboles crecerán, los ríos fluirán, las nubes seguirán flotando en el cielo, pero yo te pregunto, ¿existirá el tiempo? No existirá. Existirán momentos, o mejor, existirá un momento y cuando un momento desaparece otro entra en existencia, y así sucesivamente. Pero no hay tiempo como tal. Sólo el momento atómico existe. Los árboles no desean nada. No desean florecer, las llores brotan automáticamente. Es parte de la naturaleza del árbol el que lleguen las flores, pero el árbol no está soñando, el árbol no se está moviendo, no está pensando, no está deseando. No habrá tiempo, sólo momentos eternos, si el hombre no está allí. Creas el tiempo al desear. Cuanto mayor es d deseo, tanto más tiempo se necesita. Pero para los deseos materiales no se requiere mucho tiempo. Es por esto que en Occidente dicen que sólo hay una vida. En Oriente hemos deseado el moksha. Ese es el mayor deseo posible. Ningún otro puede ser mayor que ese. ¿Cómo puedes alcanzar el moksha en un vida? Una vida no es suficiente. Puede que obtengas un palacio, puede que crees un reino, puede que llegues a ser muy rico y poderoso, un Hitler, un Ford, puedes llegar a ser algo en este mundo, pero el moksha es un deseo tan enorme que una vida no es suficiente. Por eso en Oriente creemos en muchas vidas, en el renacimiento, porque más tiempo, muchas vidas se necesitan para satisfacer el deseo del moksha. Sólo entonces hay esperanza de que el deseo se vea colmado. El tema no es si hay una vida o hay muchas vidas, pero en Oriente la gente cree en muchas vidas porque desea el moksha. Si tienes sólo una vida, ¿cómo puedes alcanzar el moksha? Tan sólo las cosas materiales pueden obtenerse en una vida, la transformación espiritual simultánea no es posible. El deseo es tan enorme que millones de vidas son necesarias. Esta es la razón de que en Oriente la gente viva tan perezosamente. No hay prisa porque no hay escasez de tiempo. Nacerás una y otra vez; y otra vez de modo que por qué tener prisa? Tienes infinito tiempo. Por eso si el Oriente es tan perezoso y parece tan absolutamente inconsciente del tiempo, si las cosas se mueven con un flujo tan lento, es debido al concepto de muchas vidas. Si Occidente es tan consciente del tiempo es debido a que para él sólo existe una vida y todo debe ser alcanzado en ella. Si te lo pierdes, lo pierdes para siempre, no es posible una segunda oportunidad. Debido a esta escasez de tiempo, Occidente se ha vuelto muy tenso. Muchas cosas para hacer y poco tiempo para resolverlas. ¡No hay nunca suficiente tiempo y

hay tantos deseos! La gente va siempre deprisa, corriendo rápido. Nadie se mueve despacio. Todos corren y es necesaria más y más rapidez. Por eso Occidente sigue inventando vehículos más y más rápidos y nunca está satisfecho con ellos. Occidente sigue alargando la vida humana tan sólo para darte algo más de tiempo para satisfacer tus deseos. ¿Por qué es necesario el tiempo? ¿Acaso no puedes permanecer aquí y ahora sin el tiempo? ¿No es suficiente este momento, sentado junto a mí, sin pasado, sin futuro; este momento intercalado, que es atómico, que es casi no existencial? Es tan pequeño que no puedes atraparlo. Si lo coges, ya ha pasado. Si piensas, está en el futuro. Puedes permanecer en él, pero no puedes atraparlo. Cuando lo atrapas, se ha ido; cuando piensas en él, no está allí. Cuando está ahí, sólo puede hacerse una cosa: vivirlo, eso es todo. Es tan pequeño que sólo puedes vivirlo, pero es tan vital que te da la vida. Recuerda, es como el átomo, tan pequeño que no puede ser visto. Nadie, ni los científicos, lo han visto. Sólo puedes ver las consecuencias. Ellos lo han podido hacer explotar: Hiroshima y Nagasaki fueron las consecuencias. Hemos visto a Hiroshima ardiendo, más de cien mil personas muertas. Esta es la consecuencia. Pero nadie ha visto qué ocurrió con la explosión atómica. Nadie ha visto al átomo con sus propios ojos. No hay instrumentos todavía para poder verlo. El tiempo es atómico, este momento es también atómico. Nadie lo puede ver, porque en el momento en que lo ves, se ha ido. En el tiempo que lleva verlo, se ha ido; el río ha fluido, la corriente se ha movido y nadie ha visto al tiempo. Sigues usando la palabra tiempo, pero si alguien insiste en tener una definición te sentirás perdido. Alguien pidió a San Agustín, "Define a Dios. ¿Qué quieres decir con la palabra Dios?". Y Agustín dijo, "Es como el tiempo. Puedo hablar de él, pero si quieres una definición no puedo dártela". Y sigues preguntando a la gente, "¿Qué es el tiempo'!". Y ellos miran sus relojes y contestan, pero si realmente preguntas, "¿Qué es el tiempo?", si pides una definición, los relojes no sirven de nada.(*) ¿Puedes definir el tiempo? Nadie lo ha visto, y no hay forma de verlo. Si buscas, se ha ido, si piensas, no está ahí. Cuando no piensas, cuando no buscas, cuando simplemente eres, está ahí. Lo vives. Y San Agustín está en lo cierto: Dios puede ser vivido, pero no visto. El tiempo puede ser vivido, pero no puede ser visto. El tiempo no es un problema filosófico, es existencia!. Dios tampoco es un problema filosófico, es existencia! Hay gente que lo ha vivido, pero si insistes en una definición, permanecerán callados, no pueden contestar. Y si puedes permanecer en este instante, las puertas de todos los misterios se abrirán. Por eso arroja todo deseo, quita el polvo de tus ojos, ponte en paz interior, sin desear nada, ni incluso Dios. Todo anhelo es lo mismo, tanto si es de un cochazo, Dios, o una gran mansión, no hay diferencia. El anhelar es lo mismo. (*) N. del T.- Juego de palabras en inglés "What is the time?" =¿Qué hora es? o literalmente ¿qué es el tiempo? No anheles; tan sólo sé. Ni incluso busques; sólo sé. No pienses. Deja que este momento permanezca ahí, y tú en él, y de repente lo tendrás todo, porque la vida está ahí. De repente todo empieza a descender sobre ti, y entonces este momento se vuelve eterno y ya no existe el tiempo. Es siempre el ahora. Nunca acaba, nunca empieza, pero entonces estás en él, no afuera. Has penetrado el todo, has reconocido quién eres. Intenta ahora entender el sutra de Chuang Tse sobre el deseo de ganar. ¿De dónde surge esa necesidad, la necesidad de ganar? Todo el mundo busca la victoria, busca ganar, pero ¿de dónde surge este deseo de vencer?

No te das cuenta en modo alguno de que eres ya un vencedor, que la vida te ha sucedido. Eres ya un ganador y nada más es ya posible, todo lo que te podía suceder te ha sucedido. Eres ya un emperador, y no hay otro reino que obtener, pero no te has dado cuenta, desconoces la belleza de la vida que te ha acontecido. No conoces el silencio, la paz, la dicha que está ya presente. Y debido a esto no te das cuenta del reino interior, siempre sientes que se necesita algo más, algún triunfo, para probar que no eres un mendigo. Una vez Alejandro Magno vino a la India; a conquistar, desde luego. Si no tienes necesidad de vencer no te vas a ninguna parte. ¿por qué preocuparte? Atenas era tan bella, no había necesidad de embarcarse en tan largo viaje. Por el camino oyó que a orillas de un río vivía un místico, Diógenes. Había oído muchas historias sobre él. En esos días, en Atenas particularmente, sólo se hablaba de dos nombres: uno era Alejandro, el otro era Diógenes. Eran dos extremos, dos polos. Alejandro era un emperador, intentando crear un imperio desde un confín a otro de la Tierra. Deseaba poseer todo el mundo; era un conquistador. Un hombre en busca de victoria. Y Diógenes era exactamente el polo opuesto. Vivía desnudo, sin poseer nada. Al principio tenía una escudilla de pedir limosna para beber agua, o a veces mendigar alimento. Un día vio a un perro bebiendo agua del río e inmediatamente arrojó su cuenco. Dijo, "Si un perro bebe sin él; ¿por qué no yo? Los perros son tan inteligentes que pueden ingeniárselas sin cuenco. Debo de ser muy estúpido para mantener esta escudilla conmigo, es una carga". El consideró a ese perro como su maestro e invitó al perro a estar con él por ser tan inteligente. El perro le había mostrado que la escudilla era una carga innecesaria; él no se daba cuenta. Y desde entonces el perro permaneció con él. Solían dormir juntos, solían comer juntos. El perro era su único compañero. Alguien le preguntó a Diógenes, "¿Por qué sigues en compañía de un perro?". El dijo, "El es más inteligente que los llamados seres humanos. Yo no era tan inteligente antes de conocerlo. Mirándolo, observándolo me he vuelto más consciente. El vive en el aquí y ahora sin preocuparse de nada, sin poseer nada. Y es tan feliz que, sin poseer nada, lo posee todo. Yo no estoy todavía tan satisfecho, algo de inquietud permanece en mí. Cuando me vuelva como él, habré alcanzado la meta". Alejandro había oído de Diógenes, su felicidad extática, su silencio, sus ojos de la cualidad del espejo, tal como el cielo azul sin nubes. Y este hombre vivía desnudo, no necesitaba ni ropas. Alguien le dijo, "Vive junto a la orilla del río, por donde pasamos, no estamos muy lejos...”. Alejandro deseaba verle, así que fue. Era de mañana, una mañana de invierno, y Diógenes estaba tomando su baño de sol, tendido en la arena, desnudo, disfrutando de la mañana, el sol bañándole, todo tan bello, silencioso, el discurrir del río... Alejandro se preguntaba qué decir. Un hombre como Alejandro no podía pensar en nada más que en pertenencias. Por eso miró a Diógenes y dijo, "Soy Alejandro Magno. Si necesitas algo, dímelo. Puedo serte de mucha ayuda y me gustaría ayudarte". Diógenes rió y dijo, "No necesito nada. Sólo que apártate un poquito, me estás tapando el sol. Eso es todo lo que puedes hacer por mí. Recuerda, no le tapes el sol a nadie, eso es todo lo que puedes hacer. No te interpongas en mi camino, esto es todo lo que puedes hacer". Alejandro miró a este hombre. Debió de sentirse como un mendigo en su presencia: El no necesita nada, y yo necesito todo el mundo e incluso entonces no estaré satisfecho, incluso este mundo no es suficiente. Dijo Alejandro, "Me alegra el verte. Nunca vi a un hombre tan feliz". Diógenes dijo, "¡No hay problema! Si deseas estar tan contento como yo, ven y túmbate junto a mí, tómate un baño de sol. Olvida el futuro y abandona el pasado. Nadie te lo impide". Alejandro sonrió, una sonrisa superficial desde luego, y dijo, "Estás en lo cierto, pero aún no ha llegado la hora. Algún día me gustaría relajarme como tú". Diógenes replicó, "Entonces este día nunca llegará, ¿Qué más necesitas para relajarte? Si

yo, un mendigo, puedo relajarme, ¿qué más necesitas? ¿por qué esta lucha, este esfuerzo, estas guerras, este conquistar, por qué este deseo de vencer?". Dijo Alejandro, "Cuando alcance la victoria, cuando haya conquistado el mundo entero, vendré y aprenderé de ti y me sentaré a tu lado aquí en esta orilla". Diógenes dijo, "Pero si puedes tumbarte aquí y relajarte ahora mismo, ¿por qué esperas al futuro? Y, ¿por qué andas por todo el mundo causando sufrimiento a los demás y a ti mismo? ¿Por qué esperar al final de tu vida para venir y relajarte aquí? Yo ya estoy descansando". ¿Cuál es la necesidad de ganar? Tienes que probarte a ti mismo. Te sientes tan inferior por dentro, te sientes tan hueco y vacío, sientes tal vacuidad que la urgencia de probarte surge. Tienes que demostrarte que eres alguien, y a menos que lo hayas demostrado, ¿cómo puedes estar en paz? Hay dos caminos, y trata de comprender que sólo hay dos caminos. Un camino es el de salir al exterior y demostrar que tú eres alguien; el otro es penetrar en tu interior y conocer que no eres nadie. Si te diriges al exterior nunca podrás demostrar que eres alguien. La necesidad permanecerá, más bien, se incrementará. Cuanto más intentes demostrar, más mendigo te sentirás, como Alejandro estando ante Diógenes. El demostrar a los demás que eres alguien no te hace ser alguien. En tu interior, el no ser permanece. Hiere al corazón, ahí tú sabes que tú no eres nadie. Los imperios no ayudaron, porque los imperios no pueden penetrar en ti y llenar el hueco en tu interior. Nada puede penetrar. Lo exterior permanecerá exterior, lo interior permanecerá interior. No hay fusión. Puedes tener todas las riquezas del mundo, pero ¿cómo puedes metértelas dentro y llenar tu vacío? No, incluso con todas las riquezas te sentirás vacío, más vacío, porque el contraste estará ahí. Es por esto que un Buda deja su palacio: viendo la riqueza y sintiendo sin embargo el vacío interior, ve que todo es inútil. El otro modo es ir hacia adentro, no intentar liberarse de este estado de no ser, sino comprenderlo. Es lo que Chuang Tse está diciendo: vuélvete un bote vacío, ve hacia adentro y comprende que no eres nadie. El momento en que te das cuenta de que no eres nadie explotas en una nueva dimensión, porque cuando una persona comprende que no es nadie también comprende que él lo es todo. No eres alguien en particular, porque lo eres todo. ¿Cómo puede el todo ser alguien? Alguien es siempre una parte. Dios no puede ser alguien porque lo es todo; no puede poseer nada porque lo es todo. Sólo un mendigo posee, porque las posesiones tienen limitaciones, no pueden ser ilimitadas. El ser alguien tiene unos límites, el ser alguien no puede darse sin límites, no puede ser infinito. El no ser nadie es infinito, como el serlo todo. En realidad, ambos modos son lo mismo. Si te mueves hacia el exterior experimentarás tu ser interior como un no ser. Si te mueves hacia el interior sentirás el mismo no ser como el todo. Por esto es que Buda dice que shunya, el vacío absoluto, es Brahman. No ser nadie es saber que lo eres todo. Saber que eres alguien es saber que no eres el todo. Y de ninguna otra forma lo sabrás. Por esto el otro camino es moverse hacia adentro, no luchar contra este no ser alguien, no tratar de llenar este vacío sino comprenderlo y llegar a ser uno con él. Sé el bote vacío y todos los mares serán tuyos. Entonces te podrás mover hacia lo desconocido, no habrá obstáculos para este bote, nadie podrá bloquear su camino. No se requieren mapas. Este bote se desplazará en el infinito y ahora la meta estará en todas partes. Pero uno tiene que moverse hacia adentro. El deseo de ganar es demostrar que eres alguien, y la única forma en que sabemos demostrarlo es demostrarlo a los ojos de los demás, porque sus ojos se convierten en reflejos. Mirando a los ojos de los demás, Alejandro podía sentir que era alguien; permaneciendo cerca de Diógenes, sintió que no era nadie. Diógenes no reconocía su grandeza externa. Ante él, Alejandro debe de haberse sentido estúpido. Se dice que le dijo a Diógenes que si Dios pudiera garantizarle otro nacimiento le gustaría ser Diógenes más que Alejandro. ¡La próxima vez! ¡La mente siempre se mueve hacia el futuro! En aquel mismo momento el podía haberse

convertido en un Diógenes, no había obstáculo alguno, nadie se lo impedía. Existirán miles de barreras para convertirte en un Alejandro Magno porque todo el mundo intentará impedírtelo. Cuando deseas demostrar que eres alguien hieres los egos de todos, y ellos intentarán demostrar que no eres nadie. ¿Qué? ¿Quién dices que eres? Tienes que demostrarlo y es un camino difícil, muy violento, muy destructivo. No hay obstáculo para convertirte en un Diógenes. Alejandro sintió la belleza, la gracia de este hombre. El dijo, "Si Dios me concede otra vida me gustaría ser como Diógenes, la próxima vez". Diógenes rió y dijo, "Si se me pregunta, sólo una cosa sé con certeza: No me gustaría ser como Alejandro Magno". Ante los ojos de Diógenes, Alejandro pudo comprobar que no existía reconocimiento alguno por sus victorias. En un instante debió de sentir la sensación de hundimiento, la sensación como de muerte de que no era nadie. Debió de escapar, de alejarse de Diógenes tan rápidamente como pudo. Era un hombre peligroso. Se dice que Diógenes persiguió a Alejandro toda su vida. Donde fuera, Diógenes estaba con él como una sombra. Por la noche, en sueños, Diógenes estaba allí, riendo. Y una bella historia cuenta que murieron el mismo día. Murieron el mismo día, pero Diógenes tuvo que esperar un poquito para poder seguir a Alejandro. Mientras cruzaban el río que separa a este mundo del otro, Alejandro se encontró a Diógenes de nuevo, y este segundo encuentro fue más peligroso aun que el primero. Alejandro iba delante porque había muerto unos minutos antes. Diógenes había esperado para poder seguirle. Alejandro, al oír el sonido de alguien tras él en el río, se volvió y vio a Diógenes, riendo. Debió de quedarse de piedra porque en esta ocasión las cosas eran diferentes. El estaba desnudo como Diógenes, porque no puedes llevar tus ropas al otro mundo. Esta vez no era absolutamente nadie, no era emperador. Pero Diógenes era el mismo. A todo lo que la muerte puede llevarse, había ya renunciado, de forma que la muerte no podía arrebatarle nada. Era el mismo que en aquella orilla del río; aquí estaba él en este río, tal como antes. Para aparentar aplomo, para darse a él mismo coraje y confianza, Alejandro también rió y dijo, "¡Fantástico, maravilloso! De nuevo se encuentran el más grande emperador y el más grande mendigo". Diógenes replicó, "Estás absolutamente en lo cierto, sólo que estás un poco confundido sobre quién es el emperador y quién es el mendigo. Este es un encuentro del más grande emperador con el más grande mendigo, pero el emperador va detrás y el mendigo va delante. Y te digo Alejandro, que igual ocurrió en nuestro primer encuentro. Tú eras el mendigo, aunque pensaste que era yo. ¡Mírate ahora! ¿Qué es lo que has ganado obteniendo el mundo?". ¿Cuál es la necesidad de ser ganador? ¿Qué es lo que intentas demostrar? A tus propios ojos sabes que eres una no entidad, no eres nada, y esta nada, llega a ser una espina en el corazón. Sufres porque no eres nada por eso tienes que probarte a ti mismo ante los demás. Tienes que crear la opinión en la mente de los demás de que eres alguien, de que no eres nada. Y al mirar en sus ojos acumularás opiniones, opiniones públicas y a través de la opinión pública crearás una imagen. Esta imagen es el ego, no es tu verdadero yo. Es un resplandor reflejado, no es el tuyo propio, es recogido de los ojos de los demás. Un hombre como Alejandro siempre estará asustado de los demás porque ellos le pueden quitar lo que le han dado. Un político siempre está temeroso del público porque le puede quitar lo que le ha otorgado. Su yo es un yo prestado. Si estás temeroso de los demás, eres un esclavo, no eres un amo. Un Diógenes no está asustado de los demás. No puedes quitarle nada porque no ha tomado prestado nada. El tiene el yo, tú sólo tienes el ego. Esta es la diferencia básica entre yo y ego. El ego es un yo prestado. El ego depende de los demás, de la opinión pública; el yo es el auténtico ser. No es prestado, es tuyo. Nadie te lo puede quitar. Mira, Chuang Tse tiene unas bellas líneas que decir:

Cuando un arquero dispara por placer despliega toda su habilidad. ¡Por placer! Cuando un arquero dispara por placer despliega toda su habilidad. Cuando juegas no intentas demostrar que eres alguien. Estás cómodo, en casa. Mientras juegas, tan sólo por diversión, no estás preocupado por lo que los otros pensarán de ti. ¿Has visto alguna vez a un padre luchando en una pelea de bromas con su hijo? Será derrotado. Se tumbará en el suelo y el niño se sentará sobre su pecho riendo y dirá, "¡Soy el vencedor!", y el padre se sentirá feliz. Sólo es para divertirse. Cuando te diviertes puedes ser derrotado y sentirte feliz. La diversión no es seria, no está relacionada con el ego. El ego siempre es serio. Por esto recuerda, si estás serio, estarás siempre confuso, en una confusión interior. Un santo siempre está jugando, como si disparara por el puro placer de hacerlo. No está interesado en disparar a algún blanco en concreto, tan sólo disfruta con ello. Un filósofo alemán, Eugene Herrigel, fue al Japón a aprender meditación. Y en Japón usan todo tipo de pretextos para enseñar meditación. El tiro con arco es uno de ellos. Herrigel era un perfecto arquero, cien por cien exacto, nunca fallaba. Por esto acudió a un Maestro para aprender meditación por medio del tiro con arco, ya que era diestro en su manejo. Pasaron tres años de estudio y Herrigel comenzó a pensar que era una pérdida de tiempo. El Maestro seguía insistiendo en que él no debía disparar, le dijo a Herrigel, "Deja que la flecha salga por sí misma. No deberías estar ahí con tu deseo, deja que la flecha parta por sí sola". Era absurdo. Para un Occidental particularmente era un absoluto absurdo: ¿Qué quieres decir, dejar que la flecha se dispare por sí misma? ¿Cómo puede dispararse la flecha por sí misma? Tengo que hacer algo. Y continuaba disparando sin fallar el blanco. Pero el Maestro le dijo, "El blanco no es en realidad el blanco. Tú eres el blanco. No estoy mirando si aciertas o no. Esto es una destreza mecánica. Te estoy mirando a ti para ver si estás o no estás. ¡Dispara por puro placer! Disfrútalo, no intentes demostrar que nunca fallas. No intentes confirmar el ego. El ego ya está aquí, tú estás aquí, no hay necesidad de demostrarlo. Relájate y permite que la flecha se dispare sola". Herrigel no podía entenderlo. Probó y probó y dijo una y otra, vez, "Si mi puntería es perfecta, ¿por qué no me das el certificado?". La mente Occidental siempre está interesada en el resultado final y la Oriental siempre lo está en el comienzo, no en el final. Para una mente oriental, el final no es útil; la importancia reside en el comienzo, en el arquero, no en el blanco. Por eso el Maestro dijo, "No". Y entonces, totalmente abatido, Herrigel pidió permiso para partir. Dijo, "Tendré pues que marcharme. Tres años es mucho tiempo y no he sacado ningún provecho. Sigues diciendo no... que todavía soy el mismo". El día en que tenía que partir se acercó a despedirse del Maestro y le encontró enseñando a otros discípulos. Esa mañana Herrigel no estaba interesado, se iba, había abandonado todo el proyecto. De modo que se puso a esperar a que el Maestro acabase para poderle decir adiós y partir. Sentado en el banco miró al Maestro por primera vez. Por primera vez en tres años miró al Maestro. En realidad él no estaba haciendo nada; era como si la flecha se disparara sola. El Maestro no estaba serio, se divertía, jugaba. No existía un alguien interesado en acertar al blanco. El ego siempre está, orientado hacia un blanco. El placer no tiene un objetivo determinado, el placer existe ya desde el comienzo, cuando la flecha deja el arco. Si éste se dispara, es accidental; si da en el blanco, no tiene importancia; tanto si acierta como si yerra, que más da. Pero cuando la flecha deja el arco, el arquero debería estar disfrutando,

saboreándolo, sin estar serio. Cuando estás serio estás tenso, cuando no estás serio estás relajado; y cuando estás relajado, eres. Cuando estás tenso, el ego es; tú estás tapado. Por primera vez Herrigel miró... porque ahora él no estaba interesado. No era asunto suyo ya, había abandonado todo el proyecto. Estaba de despedida, así que no era cuestión de estar serio. Había aceptado su fracaso, no había nada que demostrar. Miró, y por primera vez sus ojos no se hallaban obsesionados con el blanco. Observó al Maestro y fue como si la flecha estuviese siendo disparada por ella misma. El Maestro le estaba dando energía tan sólo, no la estaba disparando. No estaba haciendo nada, no había esfuerzo. Herrigel observó y por primera vez comprendió. Como si estuviera hechizado se acercó al Maestro, tomó el arco en su mano y tensó la cuerda. El Maestro dijo, “Lo has logrado. Esto es lo que te he estado diciendo durante tres años". La flecha no había sido lanzada todavía y el Maestro dijo, "Se acabó. Alcanzaste el objetivo". En ese momento él disfrutaba no estaba serio, no estaba orientado hacia alguna meta. Esta es la diferencia. El placer no tiene objetivo, no tiene meta. El placer en sí mismo es la meta, el valor intrínseco, nada existe fuera de él. Disfrutas con ello, eso es todo. No hay un propósito, juegas con ello, eso es todo. Cuando un arquero disfruta por placer despliega toda su habilidad. Cuando disparas por puro placer, no estás en conflicto. No hay dos, no hay tensión; tu mente no está en otra parte. Tu mente no se va a ninguna parte. Tu mente no se mueve, por eso eres uno. Y entonces, ahí, puedes desplegar tus habilidades. Se cuenta una historia sobre un Maestro Zen, un pintor que estaba diseñando un nuevo templo, una pagoda. Era su costumbre tener junto a sí a su principal discípulo. Solía esbozar el diseño, mirar al discípulo y pedirle, "¿Qué opinas?". Y el discípulo decía, "No es digno de ti". Por lo tanto lo descartaba. Esto sucedió noventa y nueve veces. Pasaron tres meses y el rey insistía en saber cuándo podría tener el diseño listo para que pudieran empezar las obras. Y un día ocurrió que mientras el Maestro estaba dibujando el boceto la tinta se acabó de forma que el discípulo tuvo que salir y preparar más. El discípulo salió y cuando volvió miró y dijo, "¿Qué? Lo has conseguido! Pero, por qué no pudiste lograrlo en estos tres meses?". El Maestro dijo. "Fue por tu culpa. Estabas sentado a mi lado y yo estaba dividido. Me mirabas y entonces yo estaba orientado hacia un objetivo, no existía placer. Cuando te fuiste, me relajé... Sentí que nadie me observaba y fui uno. Este diseño no lo he hecho yo, ha venido por sí mismo. Durante tres meses no salía porque yo era el que actuaba". Cuando un arquero dispara por placer despliega toda su habilidad. ...Porque todo su ser está disponible. Y cuando todo el ser está disponible tienes una belleza. una gracia, una cualidad de tu ser totalmente diferente. Cuando estás dividido, serio, tenso, eres feo. Puede que triunfes, pero tu éxito será desagradable. Puedes probar que eres alguien, pero no estás demostrando nada, estás creando simplemente una falsa imagen. Pero cuando eres total, cuando estás relajado, cuando eres uno, puede que nadie te conozca, pero entonces eres. Y esta cualidad de totalidad es la bendición, la bienaventuranza, la dicha; eso sucede a una mente meditativa, eso sucede en meditación. Meditación significa totalidad. Por lo tanto, recuerda, la meditación debería ser por placer, no debería ser como una tarea. No deberías desarrollarla como un hombre religioso, sino más bien como un jugador. Juega, hazlo por placer ¡como un deportista, no como un hombre de negocios! Debería ser alegre, y

entonces podrás desplegar toda la técnica, entonces florecerá por sí misma. Tú no serás necesario. Ningún esfuerzo es necesario. Simplemente todo tu ser ha de estar disponible, toda tu energía ha de estar disponible. Y así la flor surge por sí misma. Si dispara para ganar un broche de metal entonces se pone nervioso. Si él compite por una hebilla de latón, si hay algo para alcanzar, algún resultado, está ya nervioso, asustado. El miedo llega: "¿Ganará o no ganará?", está dividido. Una parte de la mente dice, "Puede que ganes", otra parte dice, "Puede que pierdas". En este momento él no dispone de toda su destreza, ahora él es mitad y mitad. Y siempre que estás dividido todo tu ser se vuelve feo ''y malsano. Enfermas. Si dispara para ganar un premio de oro se ciega o ve dos blancos: está fuera de sí. Ve al mercado y observa la gente que ansía oro. Están ciegos. El oro ciega a los hombres como ninguna otra cosa, el oro ciega los ojos completamente. Cuando estás demasiado ansioso por el éxito, demasiado ansioso por los resultados, demasiado ambicioso, cuando estás demasiado ansioso por la medalla de oro, entonces estás ciego y comienzas a ver dos blancos. Estás tan borracho que empiezas a ver doble. Nasruddin hablaba a su hijo en un bar. Le dijo, "Recuerda siempre cuando debes parar de beber. El alcohol es bueno, pero uno necesita saber cuando hay que parar. Y te lo digo por experiencia propia. Mira hacia esa esquina, cuando esas cuatro personas sentadas a la mesa empiecen a parecer ocho, para". El chico le dijo, "Pero padre, si sólo veo a dos personas ahí sentadas". Cuando la mente está ebria, la visión se vuelve doble. Y el oro te vuelve inconsciente, ebrio. En ese momento hay dos blancos y tú tienes tanta prisa por alcanzarlos que te pones nervioso, temblando por dentro. Este es el estado que Chuang Tse quiere expresar cuando dice: ...está fuera de sí. Todo el mundo está fuera de si. No son sólo los locos los que están idos, tú también estás ido. La diferencia sólo es de grado, no de cualidad; un poco más y en cualquier momento puedes traspasar los límites. Es como si te hallases a noventa y nueve grados centígrados. Cien grados y hierves, has cruzado la frontera. La diferencia entre los que viven en los manicomios y los que están fuera es solamente de cantidad, no de cualidad. Todos estamos locos, porque todo el mundo busca resultados, metas, objetivos. Se ha de obtener algo. Y así llega el nerviosismo, el temblor interior, entonces no puedes estar impasible por dentro. Y cuando tiemblas por dentro, el objetivo se duplica, o cuadruplica o se multiplica por ocho, y entonces es imposible llegar a ser un arquero. El arquero perfecto es siempre aquel que está alegre. Un hombre perfecto vive la vida como un placer, un juego. Mira la vida de Krishna. Si Chuang Tse lo hubiera conocido hubiera sido hermoso. La vida de Krishna es alegría. Buda, Mahavir, Jesús, de una forma u otra son algo serios, como si se tuviera que alcanzar algo, el moksha, el nirvana, la cesación de deseos. Pero Krishna no tiene absolutamente ningún propósito: el flautista vive para el placer, bailando con chicas y disfrutando, cantando. Para él no hay sitio donde ir. Todo está aquí, de forma que ¿por qué preocuparse por el resultado? Todo está al alcance ahora mismo, ¿por qué no disfrutarlo? Krishna es el hombre perfecto, si la alegría es la característica del hombre perfecto. En la India nunca llamamos a la vida de Krishna charitra, su tarea, la llamamos lila, su comedia;

su juego. No es una tarea, no tiene propósito; carece por completo de propósito. Es como un niño pequeño. No puedes preguntarle "¿Qué haces?". No puedes preguntarle, ¿Por qué lo haces?". El disfruta con sólo perseguir mariposas. ¿Qué conseguirá saltando al sol? ¿Qué propósito tienen sus esfuerzos? Ninguno. No tiene propósito alguno. Lo llamamos infantil y nos creemos que nosotros somos adultos, pero te diré que cuando más maduro te vuelvas, más infantil te volverás. Tu vida se tornará alegría. La disfrutarás, a cada instante, no estarás serio. Una risa auténtica llenará tu vida. Será más una danza y menos un negocio, será más como el cantar, el tararear en el baño, y menos como el calcular en la oficina. No serán matemáticas, será tan sólo disfrute. Su destreza no ha variado, pero el premio lo divide. Se preocupa. Piensa más en el ganar que en el disparar, y el deseo de ganar le deja sin facultades. Si te sientes tan impotente, tan falto de recursos, tan indefenso, es debido a ti. Nadie está agotando tus energías. Tienes infinitas fuentes de energía, inacabables, pero apareces como exhausto, como si en cualquier momento fueras a desplomarte sin nada de energía. ¿Dónde se va toda esta energía? Estás creando un conflicto en tu interior aunque tu destreza sigue siendo la misma. Su destreza no ha variado, pero el premio lo divide. Se preocupa. Oí una vez una historia. Sucedió en un pueblo, que un niño pobre, el hijo de un mendigo, era joven y sano. ¡Era tan joven y estaba tan sano que cuando el elefante del rey pasaba por el pueblo, él agarraba al elefante de la cola, y el elefante no podía moverse! A veces esto se le hacía muy embarazoso al rey porque mientras el estaba sentado en el elefante toda la gente se aglomeraba y comenzaba a reír. ¡Y todo debido al hijo de un mendigo! El rey llamó a su primer ministro, "Tenemos que hacer algo, esto es insultante. Estoy asustado de ir a ese pueblo, ¡y es que el chico va incluso a otros pueblos! En cualquier lugar, en cualquier momento, se agarra de la cola del elefante y no se puede mover. Este chico está muy fuerte y debemos hacer algo para acabar con su fuerza". El primer ministro dijo, "Debo ir a consultarlo con un sabio porque yo no sé cómo agotar su energía. Es tan sólo un mendigo. Si tuviera una tienda, eso agotaría su energía. Si trabajase como oficinista, eso agolaría su energía. Si fuera un maestro de enseñanza primaria, entonces su energía podría agotársele. Pero no tiene nada que hacer. Vive para divertirse, y la gente le ama y le alimenta de modo que nunca anda escaso de alimentos. Es feliz, come y duerme. Por eso es difícil, pero iré". Así que acudió a un viejo sabio. El viejo sabio le, dijo,"Haz una cosa, dile al chico que le darás una rupia de oro cada día si realiza, un trabajito, y la tarea es realmente insignificante. Tiene que ir al templo del pueblo y encender una vela. Tiene que encender la lámpara al atardecer, eso es todo. Y tú le darás una rupia de oro cada día". El primer ministro dijo, "Pero, ¿cómo va ayudar esto? Le va a dar más fuerza cada día. Ganará una rupia al día y comerá más. No tendrá ni que pedir limosna". El sabio le dijo, "No te preocupes, simplemente haz como te he dicho". Y así se hizo, y a la semana siguiente, cuando el rey pasó de nuevo, el chico intentó detener al elefante, pero no pudo. Fue arrastrado por él. ¿Qué ocurrió? La preocupación se entrometió, la ansiedad entró. Tenía que recordar

durante veinticuatro horas, durante veinticuatro horas él tenía que acordarse que tenía que ir al templo diariamente y prender la luz. Eso se convirtió en una ansiedad que dividió todo su ser. Incluso durmiendo comenzó a soñar que era por la tarde: ¿Qué estás haciendo? Ve y enciende la luz y obtendrás tu rupia. Y empezó a coleccionar esas rupias de oro. Tenía siete, luego ocho, y comenzó a calcular en cuánto tiempo tendría cien rupias de oro y luego se convertirían en doscientas. Entraron las matemáticas y se perdió el placer. Y era sólo una cosita que tenía que hacer, prender la luz. Tan sólo un minuto de trabajo, ni siquiera eso, sólo un instante. Pero llegó la preocupación. Esto le agotó toda su energía. Y si te agotas no te sorprendas si tu vida carece de alegría. Tienes tantos templos y tantas lámparas que encender y apagar, tanto cálculos que hacer que tu vida no puede ser un placer. La destreza del arquero no había cambiado, la habilidad era la misma, pero el arquero, cuando dispara por placer tiene toda su destreza disponible. En ese momento, aunque su destreza no ha variado, el premio lo divide. Se preocupa, la ansiedad se hace presente, el nerviosismo llega. Piensa más en ganar, no está interesado en el disparar. Ahora la cuestión es cómo ganar, no cómo disparar. Se ha desplazado desde el principio al final. Ahora el cómo no es importante, el fin es lo importante y siempre que el fin es lo importante tu energía es dividida, porque todo lo que puede hacerse, se ha de hacer por el cómo, no por el resultado. Los objetivos no están en tus manos. Dice Krishna a Arjuna en el Gita, "No te preocupes por el objetivo, por el resultado. Simplemente haz lo que tenga que hacerse aquí y ahora y d6jame el resultado a mí, a Dios. No preguntes qué sucederá, nadie lo sabe. Preocúpate por el cómo y no pienses en el objetivo. No te orientes a una meta". Esta es una bella situación y vale la pena ligarla con los dichos de Chuang Tse, porque Arjuna era un gran arquero, el mejor que ha producido la India. Era un arquero perfecto. Pero la meta entró en su mente. Nunca antes se había preocupado. Su habilidad era perfecta, su destreza total, absoluta, pero observando el campo de batalla de Kurukshetra, a los dos ejércitos enfrentándose, se preocupó. ¿Cuál era su preocupación? El tenía amigos en ambos bandos. Era una disputa familiar, una guerra entre primos, por eso todo el mundo estaba relacionado, en ambos bandos había familiares. Todas las dos familias estaban divididas. Era una extraña guerra, una guerra familiar. Krishna y Arjuna estaban de una parte y el ejército de Arjuna estaba del otro. Krishna había dicho, "Los dos bandos me amáis tanto que me tendréis mitad y mitad. Un bando me tendrá a mí, el otro tendrá a mi ejército". Duryodhana, el jefe del otro bando, se quedó atontado. Pensó, ¿qué voy ha hacer con Krishna en contra? Pero, tiene un gran ejército... Y escogió el ejército de Krishna. Por eso Krishna estaba con Arjuna y Arjuna se sentía feliz, porque un Krishna es más que el resto del mundo. ¿Qué pueden hacer los ejércitos, gente inconsciente, dormida? Un hombre que ha despertado lo vale todo. Krishna se convirtió en la verdadera ayuda cuando Arjuna se sintió confuso y su mente dividida. En el Gita se lee que contemplando esos dos ejércitos se quedó anonadado. Y esas fueron las palabras que le dijo a Krishna, "Mi energía se está agotando. Me siento nervioso, impotente, mis fuerzas me han abandonado", y él era un hombre de una destreza superior, un perfecto arquero. A su arco se le llamaba Ghandiva. El dijo, "Ghandiva se me hace demasiado pesado. Me he quedado sin fuerzas, mi cuerpo está atontado, no puedo pensar y no puedo ver. Todo se ha vuelto confuso porque estos son mis familiares y tendré que matarlos. ¿Cuál será el resultado? Asesinatos, tanta gente muerta, ¿Qué ganaré con ello? ¿Un reino sin valor alguno? Por esto no estoy interesado en luchar, me parece un precio demasiado elevado que pagar. Quisiera escapar y convertirme en un sannyasin, irme al bosque y meditar. Esto no es para mí. Mis fuerzas me están abandonando". Krishna le dijo, "No pienses en el resultado. No depende de ti, y no pienses que tú eres el que lo hace, porque si tú eres el que lo hace, entonces el resultado está en tus manos. El que hace es siempre Lo Divino, y tú eres tan sólo un instrumento. Preocúpate con el aquí y el ahora, el cómo, y déjame el resultado a mí. Te digo, Arjuna, que toda esta gente está

muerta ya, están condenados a muerte. Tú no vas a matarlos. Tú eres tan sólo el instrumento que les revelará el hecho de que ya habían sido asesinados. Tal y como lo veo, están muertos. Han alcanzado el punto en el que la muerte sucede. Tú eres sólo un instrumento". El sánscrito tiene una hermosa palabra, sin equivalencia en inglés, es nimita. Nimita significa que tu no eres el ejecutor, tu no eres la causa, ni incluso una de las causas, tu eres sólo el nimita. Significa que la causa está en manos de lo divino. El Divino es el que ejecuta, tu sólo eres su vehículo. Eres como el cartero; el cartero es el nimita. El llega y te entrega una carta. Si en la carta se te insulta, no te enfadas con él. No le dices; "¿Por qué me trajiste esta carta?". Al cartero no le preocupa, él es el nimita. El no ha escrito la carta, no la ha hecho, no le importa en absoluto. Tan sólo ha cumplido con su deber. No te enfadarás con él. No le dirás, "¿Por qué me trajiste esta carta?". Krishna le dijo a Arjuna, "Eres como un cartero, tienes que entregarles la muerte. No eres el asesino; la muerte viene de lo Divino. Ellos ya se la han ganado, por esto no te preocupes. Si no los matas tú, alguien les entregará la carta. Si este cartero no lo hace, entonces algún otro lo hará. Si estás de vacaciones, lejos, o estás enfermo, no quiere decir que la carta no vaya a ser entregada. Un cartero sustituto lo hará. Pero la carta ha de ser entregada. Por eso, no te preocupes, no te preocupes innecesariamente; eres tan sólo un nimita, ni la causa ni el ejecutor, sólo eres un instrumento. Preocúpate por el cómo, no pienses en el objetivo, porque una vez te interesas por el fin, pierdes tu habilidad. "Estás dividido, y por eso te sientes agotado, Arjuna. Tu energía no se ha ido a ninguna parte, se ha transformado en un conflicto; por dentro estás dividido. Estás luchando contigo mismo. Una parte dice, ve hacia adelante, otra parte dice que esto no está bien. Has perdido tu unidad. Y siempre que se pierde la unidad, uno se siente impotente".

Un hombre tan fuerte como Arjuna puede decir, "No puedo manejar este Ghandiva, este arco es demasiado pesado para mí. Me he puesto nervioso. Siento un miedo profundo, una ansiedad está surgiendo en mí. No puedo luchar". La destreza es la misma, nada ha variado, pero la mente está dividida. Siempre que estás dividido te sientes sin fuerzas, cuando estás sin dividir eres fuerte. El deseo te divide, la meditación te unifica: el deseo te lleva al futuro; la meditación te trae al presente. Recuérdalo como conclusión: No te desplaces al futuro. Siempre que sientas que tu mente se desplaza al futuro, regresa al presente inmediatamente. No intentes vivirlo. Inmediatamente, en el momento en que pienses, en el momento en que te des cuenta de que la mente se ha desplazado al futuro, al deseo, regresa al presente. Permanece en casa. Perderás el presente. Una vez y otra, lo perderás porque se ha convertido en un hábito arraigado; pero antes o después, más y más, podrás estar en casa. Entonces la vida es alegría, es un juego. Y entonces estás tan lleno de energía que desbordas, un desbordamiento de vitalidad. Y ese desbordamiento es dicha. Impotente, agotado, no puedes estar extático. ¿Cómo puedes bailar? Para bailar necesitas infinita energía. Exhausto, ¿cómo puedes cantar? El cantar es siempre un desbordamiento. Muerto como estás, ¿cómo puedes orar? Únicamente cuando estás vivo totalmente, un agradecimiento surgirá de tu corazón, una gratitud. Esa gratitud es plegaria. Suficiente por hoy. Capítulo 7 Los tres amigos Tres amigos hablaban sobre la vida. Uno dijo: "¿Pueden los hombres vivir juntos y no saberlo, trabajar juntos y no producir nada? ¿Pueden volar por el espacio y olvidarse de que existen en un mundo sin metas?". Los tres amigos se miraron entre sí y prorrumpieron en carcajadas. No tenían explicación alguna, fueron así más amigos aun que antes. Entonces uno de los amigos murió. Confucio envió a un discípulo para auxiliar a los otros dos en el canto de las exequias. El discípulo se encontró con que uno de los amigos había compuesto una canción mientras que el otro tocaba el laúd. Cantaban: "¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido? ¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido? Te has ido al sitio donde realmente ya estabas, y nosotros estamos aquí ¡Maldición!, estamos aquí. Entonces el discípulo de Confucio no se pudo reprimir y exclamó: "¿Puedo preguntaros dónde habéis encontrado esto en los libros de las exequias,

este frívolo cántico en presencia del difunto?". Los dos amigos se miraron el uno al otro y rieron: "!Pobrecito, no conoce la nueva liturgia!". Lo primero que hay que decir de la vida es que no tiene explicación. Está aquí en su gloria absoluta, pero no tiene explicación. Está ahí como un misterio y si intentas explicarla te la perderás. No será explicada, pero te cegarás con tus explicaciones. La filosofía es el enemigo de la vida. Lo que más puede perjudicar a un hombre es que se obsesione y se focalice en las explicaciones. El momento en que crees que tienes la explicación, la vida te ha abandonado, ya estás muerto. Esto parece ser paradójico. La muerte puede ser explicada, pero la vida no puede ser explicada, porque la muerte es algo acabado, completo, y la vida siempre es un asunto en marcha, la vida siempre está en movimiento. La muerte ya ha llegado. Cuando algo se ha completado y se ha acabado, puedes explicarlo, puedes definirlo. Cuando algo está todavía en marcha, significa que lo desconocido tiene que ser explorado todavía. Puedes conocer el pasado, pero no puedes conocer el futuro. Puedes enmarcar el pasado en una teoría, pero ¿cómo puedes delimitar el futuro con una teoría? El futuro es siempre algo abierto, una apertura infinita y sigue abriéndose y abriéndose. Por eso cuando explicas, la explicación siempre se refiere a algo que está muerto. La filosofía ofrece explicaciones, por lo tanto no puede estar muy viva, y no puedes encontrar gente más muerta que los filósofos. La vida se les ha ido, la vida se les ha escapado. Son inteligencias secas, como piedras muertas. Pueden hacer mucho ruido; pero no tienen música de vida. Ofrecen muchas explicaciones, pero han olvidado completamente que lo único que tienen en sus manos son explicaciones. Una explicación es como un puño cerrado. La vida es como una mano abierta. Son totalmente diferentes. Y cuando el puño está totalmente cerrado no tiene aire en su interior, ni cielo, ni espacio para respirar. No puedes agarrar el cielo con tu puño cerrado. El puño se lo perderá. El cielo está ahí, la mano está abierta, está disponible. La explicación es agarrar, cerrar, definir; la vida se le escurre. Incluso una risa es más grande que cualquier filosofía, y cuando alguien se ríe de la vida, la comprende. Por eso todos los que realmente han conocido, han reído. Y su reír puede ser escuchado incluso siglos después. Viendo a Buda con una flor en la mano, Mahakashyap rió. Su risa puede escucharse incluso hoy en día. Los que tienen oídos para oír, pueden escuchar su risa, como un río fluyendo a través de los siglos sin detenerse. En los monasterios Zen, en Japón, todavía los discípulos interrogan al maestro, "Cuéntanos, Maestro, ¿por qué rió Mahakashyap?". Y los que están más despiertos dicen, "Dinos, Maestro, ¿por qué se ríe aún Mahakashyap?". Usan el presente, no el pasado. Y se dice que el Maestro sólo responde cuando siente que puedes oír la risa de Mahakashyap. Si no puedes oírla, nada te puede ser dicho al respecto. Los Budas siempre han estado riendo. Puede que no los hayas oído, porque tus puertas están cerradas. Puede que hayas observado a un Buda y hayas tenido la sensación de que sea demasiado serio, pero esta seriedad es proyectada. Es tu propia seriedad; has usado al Buda como pantalla. De ahí que los cristianos digan que Jesús nunca rió. Esto suena totalmente estúpido. Jesús debió de reír y rió tan totalmente que todo su ser se convirtió en risa, pero los discípulos no pudieron oírlo, esto sí es verdad. Debieron de permanecer cerrados, proyectando su propia seriedad. Podían ver a Jesús en la cruz porque todos vosotros vivís en tal sufrimiento que sólo podéis ver el sufrir. Si hubiesen oído a Jesús reír, lo hubiesen omitido. Era tan contradictorio con su vida, no encajaba en ella. Un Jesús riendo no encaja contigo, se convierte en un extraño. Pero en Oriente ha sido diferente, y en el Zen, en el Tao, la risa alcanza su clímax. Se convierte en el extremo opuesto a la filosofía.

Un filósofo es serio porque cree que la vida es un acertijo y debe encontrar una solución. Trabaja sobre la vida con su mente, y se vuelve más y más serio. Cuanto más se aparta de la vida, más serio y más muerto se vuelve. Los Taoístas, Lao Tse y Chuang Tse, dicen que si tú puedes reír, si puedes sentir una profunda risa surgiendo desde el mismísimo centro de tu ser, que no sea sólo una risa superficial pintada; si puedes sentir una risa que provenga de lo más hondo de tu ser, que se esparza por todo tu cuerpo, se derrame por el universo, esta risa te dará el primer vislumbre de lo que la vida es. Es un misterio. En Chuang Tse esta risa está llena de oración porque ahora tú aceptas la vida, no anhelas explicaciones. ¿Cómo puede uno hallar la explicación? Somos parte de ella. ¿Cómo puede la parte explicar el todo? ¿Cómo puede la parte observar el todo? ¿Cómo puede la parte diseccionar, dividir al todo? ¿Cómo puede la parte ir delante del todo? La explicación quiere decir que debes trascender lo que quieres explicar. Tú debes estar ahí antes de que lo explicado exista, debes estar ahí cuando haya dejado de existir. Debes moverte a su alrededor para poder definirlo y debes diseccionarlo para que puedas alcanzar su corazón. Un cirujano puede encontrar la explicación, no a la vida, sino a un cuerpo muerto. Todas las definiciones médicas de la vida son estúpidas porque un cirujano disecciona, y cuando obtiene una conclusión, la vida ya no está allí, es sólo un cuerpo inerte. Todas las explicaciones son post mortem, la vida ya no está presente. Ahora los científicos se han dado cuenta de que cuando examinas la sangre humana, la sangre no puede ser la misma que la que estaba circulando por las venas de una persona viva. Cuando estaba viva tenía unas cualidades diferentes; ahora cuando está en el tubo de ensayo, está muerta. No es la misma sangre, porque la cualidad básica, la vida, ya no está allí. Todas las explicaciones son de esta clase. Una flor en el árbol es diferente porque la vida, el molde de la vida, fluye a través de ella. Cuando la cortas del árbol, la llevas al laboratorio, la examinas, es una flor diferente. Que no te engañe su apariencia. La vida no está fluyendo ahora por ella. Puede que descubras la composición química de la flor, pero esa no es la explicación. Un poeta tiene una aproximación distinta, no a través de la disección, sino a través del amor, no a través del arrancar la flor del árbol sino más bien fundiéndose con la flor, enamorándose profundamente de ella, en una participación mística. Participa de ella y entonces llega a conocer algo, y eso no es una explicación. La poesía no puede ser una explicación, pero tiene un vislumbre de la verdad. Es más cierta que cualquier ciencia. Observa: cuando estás enamorado de alguien tu corazón late de modo distinto. Tu amada, tu querido, escuchará tu corazón: late de modo diferente. Tu amado te tomará de la mano... la calidez es diferente. La sangre se mueve en una danza distinta, es bombeada de modo distinto. Cuando el doctor toma tu mano en la suya, su pulso no es el mismo. Puede oír al corazón latir, pero es un latir diferente. Cuando el corazón late por un amor tiene una canción propia, pero sólo un amante puede conocer el latir, sólo el amante puede conocer el latido, la sangre, la calidez de la vida. El médico no lo puede saber. ¿Qué es lo que ha cambiado? El médico se ha convertido en el observador y tú en lo observado. No eres uno. El doctor te trata como un objeto. Te mira como si mirase una cosa; esto es lo que marca la diferencia. Un amante no te mira como un objeto, se hace uno contigo, se funde y se fusiona. Llega a conocer lo más profundo de tu ser, pero no tiene explicación. Siente, pero el sentir es diferente. No puede pensar sobre él. Cualquier cosa que pueda pensarse, no tiene vida. El pensamiento se relaciona con la muerte, y la muerte se relaciona con cosas muertas; por esto es por lo que en la ciencia no hay lugar para el sentir. El sentimiento da una dimensión distinta a la existencia, la dimensión del estar vivo. Esta bella historia tiene muchas cosas que decirle. Introdúcete paso a paso en ella, y si llegas a alguna conclusión, entiende que te la has perdido. Si terminas riendo, entonces has comprendido.

Tres amigos hablaban sobre la vida. Chuang Tse es muy telegráfico. Como siempre, aquellos que saben no dicen una palabra de más. Viven con lo esencial. Tres amigos hablaban sobre la vida. Lo primero que debe entenderse es que sólo los amigos pueden hablar de la vida. Siempre que una charla se vuelve discusión, siempre que una charla se vuelve debate, se rompe el diálogo. La vida no puede ser tratada así. Sólo los amigos pueden charlar, porque entonces el hablar no es un debate, es un diálogo. ¿Y cuál es la diferencia entre un debate y un diálogo? En el debate no estás dispuesto a escuchar al otro; aunque escuches, tu escuchar es falso. No estás escuchando realmente; estás simplemente preparando tus argumentos. Mientras el otro está hablando te estás preparando para contradecirle. Mientras el otro habla, esperas simplemente tu oportunidad para rebatirlo. Tienes de antemano un prejuicio, una teoría. No buscas, no eres ignorante, no eres inocente; estás ya lleno, tu bote no está vacío. Acarreas con ciertas teorías y estás tratando de demostrar su veracidad. Un buscador de la verdad no lleva teorías con él. Siempre está abierto, vulnerable. Puede escuchar. Un hindú no puede escuchar, un musulmán no puede escuchar. ¿Cómo puede un hindú escuchar? El ya sabe la verdad, no hay por qué escuchar. Intentas que escuche pero no puede; su mente está tan repleta que nada le puede entrar. Un cristiano no puede escuchar, él ya conoce la verdad. Ha cerrado sus puertas a nuevos aires, ha cerrado sus ojos al nuevo amanecer, él ha alcanzado, ha llegado. Todos los que sienten que han llegado pueden debatir, pero no pueden moverse en un diálogo. Únicamente pueden chocar. Surge entonces el conflicto y ellos se oponen el uno al otro. En una discusión así puedes probar algo, pero nada es probado. Puedes silenciar al otro, pero el otro nunca es convencido. No puedes convencer, porque es una clase de guerra, una guerra civilizada; no estás luchando con armas, estás luchando con palabras. Chuang Tse dice: Tres amigos hablaban de la vida, por esto es por lo que pudieron reírse, de otra forma hubieran alcanzado alguna conclusión. Puede que una teoría hubiese derrotado a las otras, puede que una filosofía hubiese silenciado a las otras, y se hubiera llegado entonces a una conclusión, y una conclusión es algo muerto. La vida no ofrece conclusión alguna. La vida no tiene estúpidas ideas sobre propósitos. Sigue y sigue sin final, es siempre, eternamente, un acontecimiento hacia adelante. ¿Cómo puedes concluir algo sobre ella? En el momento en que sacas una conclusión ya te has salido de ella. La vida sigue y tú te has salido del camino. Puede que te cuelgues de tus conclusiones pero la vida no te esperará. Los amigos pueden hablar. ¿Por qué? Puedes amar a una persona, pero no puedes amar a una filosofía. Los filósofos no pueden ser amigos. Puede que seas bien su discípulo o bien su enemigo, pero no su amigo. O bien eres convencido por ellos o no eres convencido, o bien los sigues o no los sigues, pero no podéis ser amigos. Una amistad es posible únicamente entre dos botes vacíos. Entonces tú estás abierto al otro, invitando al otro, entonces eres una constante invitación, ven a mí, entra en mí, está conmigo. Puedes desprenderte de teorías y filosofías pero no puedes desprenderte de la amistad. Y cuando estás en una relación de amistad, el diálogo se hace posible. En el diálogo tú escuchas, y si tienes que hablar, hablas no para contradecir al otro, hablas para indagar, para buscar. Hablas, no con una conclusión premeditada, sino indagando, con una indagación creciente. No intentas probar nada: hablas desde tu inocencia, no desde la filosofía. La filosofía nunca es inocente, siempre es astuta, es un artilugio de la mente. Tres amigos hablaban de la vida, porque entre amigos es posible un diálogo. Por esto en Oriente es tradición que a menos que halles amistad, amor, reverencia, confianza, ninguna indagación es posible. Si acudes a un Maestro y tu bote está repleto de tus ideas, no puede existir contacto, no puede darse el diálogo. Primero debes de vaciarte de modo que esa amistad se haga posible, de modo que

puedas mirar sin ideas obnubilando tus ojos, de modo que puedas observar sin conclusiones. Y siempre que puedas observar sin conclusiones, tu perspectiva es vasta, no está confinada. Un hindú puede leer la Biblia, pero nunca la entenderá. En realidad nunca la lee, no puede escucharla. Un cristiano puede leer el Gita, pero lo lee desde el exterior. Nunca penetra su más recóndito ser, nunca alcanza la esfera interior, se mueve y se mueve a su alrededor. Ya conoce de antemano que sólo Cristo es verdadero, sabe de antemano que sólo a través de Cristo se da la salvación, sabe de antemano que sólo Cristo es el hijo de Dios. ¿Cómo puede escuchar a Krishna? Sólo Cristo es la verdad. Krishna está condenado a ser falso, a lo más, una bella falsedad, pero nunca una verdad. O, condescendiendo mucho, dirá que es casi verdad. Pero, ¿qué quiere decir cuando dices casi verdad? ¡Qué es falso! La verdad es no es. Nada puede ser parcialmente cierto. La verdad es, la verdad no es. Siempre es total. No puedes dividirla. No puedes decir que es cierta hasta cierto punto. No, la verdad no conoce gradaciones. O es o no es. Por eso cuando la mente concluye que Cristo es la única verdad, es imposible escuchar a Krishna. Incluso si te lo encuentras en el camino no serás capaz de escucharlo. Incluso si te encontrases a Buda no lo reconocerías. Y todo el mundo está repleto de conclusiones. Alguien es cristiano, algún otro es hindú, otro jaino, otro un budista. ¡Por eso es por lo que la verdad se pierde! Una persona religiosa no puede ser cristiana, hindú, o budista; una persona religiosa puede ser únicamente un sincero buscador. Busca y permanece abierto a cualquier conclusión. Su bote está vacío. Tres amigos hablando de la vida... Sólo los amigos pueden charlar porque entonces se convierte en un diálogo, la relación se establece entre yo y tú. Cuando debates la relación es entre yo y ello. El otro es una cosa a la cual convencer, convertir, el otro no es tú; el otro no tiene valor, es sólo un número. En la amistad el otro es importante, el otro tiene un valor intrínseco, el otro es un fin en sí mismo, no estás intentando convertirlo. ¿Cómo puedes convertir a alguien? ¡Qué tontería! El mismo esfuerzo para convertir a alguien es una estupidez. Una persona no es una cosa. Una persona es algo tan grande que ninguna teoría puede ser más importante que la persona misma. Ninguna Biblia es más importante que una sola persona, ningún Gita es más importante que una persona. Una persona significa el mismísimo esplendor de la vida. Puedes amar a una persona pero nunca puedes convertir a una persona. Si intentas convertirlo, estás intentando manipularlo. La persona se ha convertido en un medio y tú lo estás explotando. El diálogo es posible cuando tu yo dice tú, cuando se ama al otro, cuando no hay una ideología detrás. El otro sencillamente es amado, y da lo mismo si es cristiano o hindú. Esto es lo que significa la amistad y los amigos pueden hablar de la vida porque es posible el diálogo. Uno dijo: "¿Pueden los hombres vivir juntos y no saberlo, trabajar juntos y no producir nada? ¿Pueden volar por el espacio y olvidarse de que existen en un mundo sin metas?". No está proponiendo una teoría, simplemente está lanzando una pregunta. Y recuerda, puedes lanzar una pregunta de dos formas. A veces haces una pregunta tan sólo porque tienes que dar una respuesta y la respuesta ya es conocida; lanzas la pregunta sólo para contestarla. De esta manera la pregunta no es tal, es falsa. La respuesta ya estaba allí. La pregunta es sólo un truco, retórica, no es real, auténtica. La pregunta es auténtica cuando en ti no está la respuesta, cuando preguntas, pero no preguntas desde una respuesta, cuando tú preguntas sólo para indagar; la pregunta te deja vacío, abierto, invitando, buscando. Uno dijo:

¿Pueden los hombre vivir juntos y no saberlo? Vivimos juntos y nunca sabemos nada de lo que es estar juntos. Puedes vivir con alguien durante años sin saber lo que significa estar con alguien. Observa el mundo, la gente vive en compañía, nadie vive solo: esposos con esposas, esposas con esposos, niños con padres, padres con amigos; todo el mundo vive en compañía. La vida existe como relación, pero ¿sabes lo que es vivir en relación? Vives con una esposa durante cuarenta años y puede que no hayas vivido con ella ni un solo instante. Incluso al hacer el amor puede que hayas estando pensando en otras cosas. No estabas presente, tu hacer el amor era algo tan sólo mecánico. Oí que una vez Mulla Nasruddin fue a ver una película con su mujer. Habían estado casados durante, al menos, veinte años. ¡Y la película era una de esas escabrosas películas extranjeras! Mientras salían del cine su esposa le dijo, "Nasruddin, nunca me haces el amor del modo en que esos actores lo hacían en la película. ¿Por qué?". Nasruddin dijo, "¿Estás loca? ¿Sabes lo mucho que les pagan para hacer esas cosas?". La gente sigue viviendo en compañía sin amor porque tú amas sólo cuando hay un beneficio a obtener. Y, ¿cómo puedes amar si amas sólo cuando hay provecho? El amor se convierte entonces en un artículo de mercado, no existe una relación, no es una fraternidad, no es un estar juntos. No eres feliz estando con el otro, a lo sumo lo toleras. La esposa de Mulla Nasruddin estaba en su lecho de muerte y el doctor le dijo. "Nasruddin, debo ser franco contigo, en estos momentos es mejor ser sincero. Tu esposa no puede salvarse. La enfermedad ha escapado a nuestro control y debes prepararte. No sufras, acéptalo, es tu destino. Tu esposa va a morir". Nasruddin dijo, "¡No se preocupes, si he podido sufrir con ella durante tantos años, puedo aguantar unas pocas horas más!". A lo sumo, toleramos. Y siempre que piensas en términos de tolerar, sufres, tu relación sufre. Por eso Jean Paul Sartre dice, "El otro es el infierno"... porque con el otro simplemente sufres, el otro se convierte en un impedimento, el otro se vuelve el dominador. El otro comienza a crear problemas y pierdes tu libertad, pierdes tu felicidad. Se vuelve una rutina, un tolerar. Si estás tolerando al otro ¿cómo puedes conocer la belleza del estar juntos? En verdad, nunca se ha dado. El matrimonio casi nunca sucede, porque el matrimonio significa la celebración del estar juntos. No es una licencia. Ninguna oficina registral te puede dar el matrimonio, ningún cura puede concedértelo como regalo. Es una tremenda revolución en el ser, es un gran transformación en tu modo de vida, y puede darse sólo cuando celebras el estar juntos, cuando el otro no es sentido ya más como el otro, cuando tú no te sientes ya más como yo. Cuando los dos no son realmente dos, se ha formado un puente, se han vuelto uno en cierto modo. Físicamente permanecen como dos, pero en lo que concierne al ser íntimo, se han vuelto uno, pueden ser los dos polos de una existencia pero no son dos. Existe un puente. Ese puente te da destellos de lo que es el estar juntos. Es una de las cosas más extrañas encontrarse con un matrimonio. La gente vive en compañía porque no puede vivir, sola. Recuérdalo, debido a que no pueden vivir solos es por lo que viven juntos. Vivir solo es incómodo, antieconómico, difícil, por eso es por lo que viven juntos. Las razones son negativas. Un hombre se iba a casar y alguien le preguntó, "Siempre te has declarado en contra del matrimonio, ¿Por qué has cambiado de opinión tan repentinamente?". El dijo, "Se acerca el invierno y se dice que será muy frío. La calefacción central se excede de mis posibilidades y una esposa es más económica". Esa es la lógica. Vives con alguien porque es cómodo, conveniente, económico, más barato. Vivir solo es realmente difícil: una esposa supone tantas cosas, el ama de casa, cocinera, la criada, la enfermera; tantas cosas. Es el trabajador más barato del mundo, hace tantas cosas sin ser pagada por ello. Es una explotación. El matrimonio existe como una institución de la explotación, no es compañerismo. Por

eso es que la felicidad no brota como florecimiento. No puede. ¿Cómo puede nacer el éxtasis de las raíces de la explotación? Y los mal llamados santos siguen aseverando que eres desgraciado porque vives en una familia, porque vives en el mundo. Dicen, "Renuncia, déjalo todo". Y su lógica parece correcta, no porque lo sea, sino porque no conoces lo que es el estar juntos. De otro modo todos esos santos aparecerían como totalmente equivocados. Uno que ha conocido el estar juntos ha conocido lo divino; uno que está en verdad casado ha conocido lo divino, porque el amor es la puerta más grande. Pero el estar juntos no existe ahí y tú vives sin saber lo que significa, vives así durante setenta, ochenta años sin saber lo que es la vida. Deambulas sin raíces en la vida. Vas de un instante a otro sin probar lo que la vida te ofrece. Y no se te da al nacer. El conocer lo que es la vida no se hereda. La vida se obtiene a través del nacimiento, pero la sabiduría, la experiencia, el éxtasis, ha de ser aprendido. De ahí la importancia de la meditación. Tienes que merecértela, tienes que ir en pos de ella, tienes que alcanzar cierta madurez; sólo entonces podrás conocerla. La vida se te puede mostrar solamente al alcanzar cierto punto de madurez, pero la gente vive y muere de forma infantil. Nunca crecen, nunca alcanzan la madurez. ¿Qué es la madurez? Que uno sea sexualmente maduro no significa que hayas madurado. Pregunta a los psicólogos: dicen que la edad mental adulta media es aproximadamente de unos trece o catorce años. Tu cuerpo físico sigue creciendo, pero tu mente se detiene a la edad de trece años. No hay que sorprenderse pues si uno se comporta de forma tan estúpida, porque la vida de uno se convierte en una continua estupidez. Una mente que no ha madurado está condenada a cometer tonterías a cada momento. Y la mente inmadura siempre arroja la responsabilidad sobre los demás. Te sientes desgraciado y crees que es porque todo el mundo te convierte la vida en un infierno. "El infierno es el otro". Yo digo que esta aseveración de Sartre es muy inmadura. Si eres maduro, el otro puede convertirse también en el cielo. Los demás son lo que seas tú, porque el prójimo es tan sólo un espejo, te refleja. Y cuando digo madurez, quiero significar una integridad interior. Y esta integridad interior se alcanza únicamente cuando dejas de responsabilizar a los demás, cuando dejas de asegurar que el otro es la causa de tu sufrimiento, cuando empiezas a saber que tu eres el creador de tu sufrimiento. Este es el primer paso hacia la madurez: Yo soy responsable. Ocurra lo que ocurra, se debe a mí. Te sientes triste. ¿Eres tú el que lo escoges? Te sentirás muy alterado, pero si puedes permanecer en este sentimiento, más pronto o más tarde serás capaz de dejar de actuar de ciertas formas. De esto es de lo que trata la teoría del Karma. Tú eres el responsable. No digas que la sociedad es la responsable, no digas que los padres son los responsables, no digas que los condicionantes económicos son los responsables, no descargues la responsabilidad sobre nadie. Tú eres el responsable. Al principio parecerá una carga porque no puedes ya echar la responsabilidad sobre otros. Pero aguántala... Alguien preguntó a Mulla Nasruddin, "¿Por qué estás tan triste?". El contestó, "Mi mujer ha estado insistiendo en que deje de apostar, de fumar, de beber, de jugar a cartas. Y lo he hecho". Por esto el hombre le dijo, ''Tu esposa debe ser muy feliz ahora". Nasruddin le contestó, "Ese es el problema. Ahora no puede encontrar nada de lo que quejarse, por eso es muy desgraciada. Empieza a hablar, pero no descubre nada de lo que pueda quejarse. No puede hacerme responsable de nada ahora, y yo no la he visto nunca tan triste. Pensé que cuando dejase todo aquello ella se alegraría, pero se ha vuelto más infeliz". Si sigues descargando la responsabilidad sobre los demás y ellos siguen cumpliendo con cualquier cosa que les mandes, acabarás suicidándote. Al final no habrá nadie a quien puedas responsabilizar. Por esto es bueno tener algunos defectos, ayuda a los demás a sentirse felices. Si existiera el marido perfecto, la esposa lo abandonaría. ¿Cómo puedes dominar a un hombre

perfecto? ¡Por eso y aunque no lo quieras, continúa haciendo cosas equivocadas, de forma que tu mujer pueda dominarte y sentirse feliz! Donde se encuentre un marido perfecto seguro que habrá divorcio. Encuentra al hombre perfecto y todos os pondréis en su contra, porque no podéis condenarlo, no podéis decir nada malo de él. A nuestras mentes les encanta descargar la responsabilidad sobre alguien. Nuestras mentes desean quejarse. Nos hace sentir bien, porque entonces no somos responsables, nos sentimos aliviados. Pero este alivio paga un alto precio. Realmente no te has aliviado, te estás agobiando más y más. Sólo que no te das cuenta. La gente vive durante sesenta años, y a lo largo de muchas vidas, sin saber lo que es la vida. No eran maduros, no estaban integrados, no tenían un centro. Vivían en la periferia. Si tu periferia se encuentra con la periferia de otro se produce un choque, y si sigues creyendo que el otro es el que está equivocado, permaneces en la periferia. Una vez te das cuenta de que, "Yo soy el responsable de mi ser; de cualquier cosa que me suceda, yo soy la causa, es mi culpa", repentinamente tu consciente pasa de la periferia al centro. Por primera vez te conviertes en el centro de tu mundo. Ahora puedes hacer mucho... porque cualquier cosa que te disguste, la puedes abandonar; sea lo que sea lo que te guste, puedes aceptarlo; sea lo que sea que sientas que es auténtico, lo puedes seguir, y cualquier cosa que sientas que es falsa, no necesitas seguirla, porque ahora estás centrado y enraizado en ti mismo. Un amigo preguntó: "¿Pueden los hombres vivir juntos y no saberlo, trabajar juntos y no producir nada? ¿Pueden volar por el espacio y olvidarse de que existen, un mundo sin final? Los tres amigos se miraron entre sí. Sólo los amigos se miran entre sí. Cuando hay alguien hacia el que sientes antagonismo, nunca le miras. Evitas sus ojos. Y si tienes que mirarle, tu mirada es vacía, no permites que tus ojos lo absorban; él es algo extraño, rechazado. Los ojos son las puertas. Necesitas tan sólo mirar a una persona y puedes absorberlo, dejar que se funda en ti. Los tres amigos se miraron entre sí. Uno de los amigos preguntó, los otros dos no tenían prisa alguna en contestar. Esperaron, eran pacientes. Si hubiese habido alguna conclusión en su mente, hubieran hablado inmediatamente. Pero se miraron uno al otro. Sintieron la situación, la pregunta, el corazón de la cuestión, el significado de la cuestión, la profundidad de la cuestión. Recuérdalo, si puedes sentir la profundidad de una pregunta, la respuesta casi ha sido hallada, pero nadie tiene la paciencia, nadie está dispuesto a penetrar en lo más profundo de una pregunta. Preguntas, pero nunca alcanzas el meollo de la cuestión. Demandas una respuesta inmediata. Los tres amigos se miraron entre sí y prorrumpieron en carcajadas. El hecho, la pregunta, su penetración, la profundidad, la realidad, su esencia misma mostraban claramente que no se requería de respuesta alguna. Cualquier respuesta hubiese sido estúpida, cualquier respuesta hubiese sido superficial. Se dice de Buda que en millones de ocasiones la gente solía exponerle cuestiones que él no contestaba. Si la cuestión requería de una respuesta superficial, no contestaba; si alguien preguntaba, "¿Existe un Dios?", él permanecía en silencio. Y la gente es tonta. Empezaron a creer que no creía en Dios, pues sino, él hubiera contestado que sí no creían que era ignorante, que no sabía, de otra forma hubiera contestado sí o no.

Cuando planteas una pregunta del tipo, ¿Existe Dios?, no sabes qué es lo que estás preguntando. ¿Crees que es una cuestión para ser contestada? Si es así eres estúpido. ¿Cómo se pueden contestar preguntas tan vitales? Entonces no conoces su profundidad; esto es curiosidad, no indagación. Si el hombre que interpelaba a Buda hubiese sido un auténtico buscador, se hubiera centrado en el silencio de Buda, porque el silencio era la respuesta. En ese silencio él hubiera sentido la pregunta, en ese silencio la pregunta se hubiese asentado firmemente. Contra el fondo del silencio, se hubiera vuelto más clara. Una claridad le hubiera invadido. Siempre que planteas una pregunta profunda, no se requiere de respuesta alguna. Todo lo que se necesita es centrarse en la cuestión. No vayas de aquí para allí, permanece en la pregunta y espera. La misma pregunta se convertirá en la repuesta. La cuestión, si la profundizas, te conducirá al mismo origen de dónde surge también la respuesta. Está en ti. Buda no contestó ninguna pregunta real, y recuerda eso de mí también. Sigo contestando vuestras preguntas, pero tampoco puedo contestar vuestras cuestiones auténticas, y aún no las habéis planteado. Siempre que plantees la pregunta correcta, no la voy a contestar, porque ninguna pregunta real puede ser contestada; no es una cosa intelectual. Sólo de corazón a corazón se da la transmisión, no de cabeza a cabeza. Los tres amigos se miraron entre sí... ¿Qué ocurrió en esa mirada? Ellos no eran mentes en esa mirada, se convirtieron en corazones. Se miraron el uno al otro, sintieron, saborearon la cuestión y era tan auténtica que no había respuesta para ella. Sí, vivimos sin saber lo que es la vida. Sí, vivimos juntos sin saber lo que es vivir juntos. Sí, vivimos olvidando completamente que existimos. Hemos estado volando por aquí y por allí en el cielo sin saber a dónde vamos o por qué lo hacemos. La cuestión era tan auténtica que si se hubiera dado alguna respuesta, esa respuesta hubiera sido estúpida. Sólo un tonto contestaría una pregunta así. Se miraron el uno al otro, realmente se miraron el uno en el otro, y estallaron en carcajadas. ¿Por qué estallar en carcajadas? La situación en su conjunto es tan absurda. Vivimos en realidad sin saber qué es la vida; existimos sin darnos cuenta de la existencia; viajamos y viajamos sin saber de dónde o adónde o por qué. La vida es un misterio. Siempre que te encares a un misterio surgirá la risa, porque ¿cómo puedes contestar a un misterio? ¿Cuál es la cosa más misteriosa en ti? La risa es lo más misterioso. Ningún animal puede reír, sólo el hombre. Es la suprema gloria del hombre. Ningún animal ríe, ningún árbol ríe, sólo el hombre ríe. La risa es el elemento más misterioso en el hombre. Aristóteles definió al hombre como el ser racional. No es una buena definición porque el raciocinio también se da en otros animales. La diferencia es sólo de grado, y no es mucha. El hombre sólo puede ser definido como el animal que ríe y llora, ninguna otra definición es válida porque ningún otro animal puede llorar ni ningún otro animal puede reír. Esta polaridad se da únicamente en los seres humanos. Es algo misterioso, lo más misterioso en el hombre. La ira existe por doquier, no es relevante. El sexo se da por doquier, no es relevante, no es tan misterioso. Si deseas entender el sexo, puedes entender la sexualidad animal y todo lo que es aplicable a la sexualidad animal puede aplicarse al hombre. En este sentido el hombre no es nada aparte. La ira, la violencia, la agresión, la posesividad, los celos, todo existe y se da en estado más puro en los animales que en ti. Todo en ti está confuso. Por eso es que los psicólogos tienen que estudiar las ratas para estudiar al hombre. Son más simples, claras menos confusas y cualquier cosa que se concluya sobre las ratas es cierto también para ti. Todos los laboratorios psicológicos están repletos de ratas. Se han convertido en el animal más relevante para los psicólogos porque son como los humanos en muchos sentidos. La rata es el único animal que sigue a los seres humanos dondequiera que vayan. Es universal. Si encuentras a un hombre en Siberia, alguna rata estará por las cercanías. Vaya

dónde vaya, las ratas lo siguen, sospecho que las ratas han alcanzado ya la Luna. Ningún animal puede sobrevivir en cualquier sitio como las ratas. Y su comportamiento es absolutamente humano. Comprende el comportamiento de las ratas y habrás entendido el comportamiento de la humanidad. Pero la rata no puede reír, la rata no puede llorar. La risa y el llanto son dos aspectos de algo que se da sólo en el hombre. Si quieres comprender la risa y el llanto has de estudiar la humanidad, no hay otro modo para que puedan ser estudiados. Por eso es por lo que les denomino la cualidad más distintiva de la humanidad. Siempre que presientas el misterio, tienes dos alternativas: o bien ríes o bien lloras. Depende de tu personalidad, de tu tipo. Es posible que si hubieran sido de un tipo distinto de personalidad, los tres amigos hubiesen llorado. Cuando un misterio así te envuelve, cuando te enfrentas a un misterio tan incognoscible que ninguna explicación es posible, ¿qué puedes hacer? ¿cómo puedes responder? Pero la risa es mejor que el llanto, porque el llorar se presenta cuando el misterio de la muerte te envuelve. Entonces lloras. Y la pregunta era sobre la vida, por tanto correspondía reír. Siempre que te encuentras con el misterio de la muerte, lloras, sientes que es lo pertinente cuando la muerte está ahí La pregunta era sobre la vida, no sobre la muerte. Por eso parece pertinente que se miraran el uno en el otro, a la vida que estaba en cada uno, la vida que vibra, la vida que danza por doquier sin explicación, sin ningún otro secreto para desvelar las claves; la vida en su total misterio, en su total incognoscibilidad. ¿Qué había que hacer? No eran filósofos, eran hombres honestos, místicos. Rieron, no tenían ninguna explicación. Así fueron aun más amigos que antes. ¡Qué hermoso! Siempre que aparece una explicación la enemistad surge; siempre que crees en algo, estás dividido. La creencia crea conflicto. El mundo está dividido debido a las creencias. Tu eres hindú, algún otro es musulmán, y sois enemigos. ¿Por qué sois enemigos? Por la creencia. La creencia crea el conflicto; las explicaciones estúpidas, las ideologías, crean el conflicto, la guerra. Observa esto: si no hubiera explicación alguna, ¿quién es un hindú y quién es un musulmán? ¿Y cómo puedes pelearte? ¿Para qué? Los hombres siempre han estado disputando debido a filosofías, derramando sangre, matándose entre sí, tan sólo por estúpidas creencias. Y si las analizas, puedes ver la estupidez, no de tus creencias, sino de las creencias de los demás. ¡Tu creencia es algo sagrado, pero las creencias de los demás parecen tonterías! Todas las creencias son necedades. No puedes ver la tuya propia porque está muy cerca. En realidad las explicaciones son tonterías, estupideces. Oí una vez de una bandada de pájaros que se dirigía al Sur para pasar el invierno. Un pájaro desde la cola le preguntó a otro, "¿Por qué siempre seguimos a este estúpido líder?". El otro le dijo, "En primer lugar, todos los líderes son idiotas”... sino, ¿quién desearía ser líder? Únicamente los necios están siempre dispuestos a dirigir. Un sabio duda. ¡La vida es tan misteriosa!; no es un camino trillado. ¿Cómo puedes dirigir? Un sabio duda y un idiota siempre está dispuesto a dirigir. "... Y en segundo lugar, él tiene el mapa, por eso cada año tenemos que seguirlo". La vida no tiene mapas y no existe la posibilidad de hacer un mapa. Es un camino sin senda. ¿Cómo puedes estar dividido si no hay explicaciones? Si no hubiera explicaciones el mundo sería uno. Pero hay un millón de explicaciones, un millón de fragmentos. Chuang Tse enuncia algo muy penetrante: No tenían explicación alguna, fueron así más amigos aun que antes. No había nada pues por lo que enemistarse, nada por lo que luchar. Rieron, y la risa los

unió. Rieron, y la risa los condujo a la hermandad. Explica y serás dividido, vuélvete filosófico y te separarás de los demás, vuélvete hindú, musulmán, budista; y todos los demás serán enemigos. Contempla el misterio y sonríe, y la humanidad es una. No hay necesidad de decir entonces que los hindúes son hermanos de los cristianos, que los hindúes son hermanos de los musulmanes. Primero divídelos, enférmalos con creencias y luego suminístrales esta medicina: todos sois hermanos. ¿Y has observado a los hermanos? ¡Pelean más que si fueran enemigos! Por eso, ¿qué utilidad tiene el hacerlos hermanos? El hombre lucha por defender sus puntos de vista. Todas las luchas son estúpidas. El hombre lucha por sus banderas, y ¡mira las banderas! ¿Qué clase de estupidez, qué clase de locura existe en el mundo? ¿Por defender banderas, símbolos, creencias, por ideologías? Dice Chuang Tse: No tenían explicación... rieron. En ese misterioso instante se hicieron uno, más amigos que antes. Si realmente deseas ser un amigo, no tengas ni conclusiones ni explicaciones, no creas en nada. Así no estarás dividido, así la humanidad será una, así no hay barreras. Y el amor existe no a través de la mente, sino a través del sentimiento. Ellos rieron. La risa nace del corazón, la risa surge del vientre, la risa surge de la totalidad del ser. Cuando tres ríen, se convierten en amigos. Cuando tres lloran, se convierten en amigos. Cuando tres discuten, se vuelven enemigos. Entonces uno de los amigo, murió. Confucio envió a un discípulo para auxiliar a los otros dos en el canto de las exequias. Confucio es por excelencia el hombre de los modales. Nadie puede superarle. Por eso es siempre la comidilla de Chuang Tse y Lao Tse. Introducen a Confucio en sus historias tan sólo para reírse de su estupidez. ¿Cuál era esa estupidez? El vivía según un sistema, según un método, con teorías y creencias. Era el perfecto hombre civilizado, el más gran caballero que haya conocido el mundo. Actúa y lo hace según las reglas. Mira y mira y lo hace según las reglas. Ríe y ríe según las reglas. Nunca se extralimita, vive en un compromiso constante con su mismo hacer. Por eso es el blanco de sus risas, y Chuang Tse y Lao Tse se complacen muy mucho en citarlo en sus historias. Entonces uno de los amigos murió. Confucio envió a un discípulo para auxiliar a los otros dos en el canto de las exequias. Ni la vida ni la muerte son un misterio para él. Son algo con un lugar en un sistema, y debe cumplimentarse una formalidad. Por eso envía a sus discípulos para ver si el difunto ha sido atendido según lo establecido, con las oraciones adecuadas, los cantos apropiados, tal como está escrito en los libros. El difunto debe ser respetado. Esa es la diferencia. Un hombre que vive según las normas está, siempre pensando en términos de respeto, nunca de amor. ¿Y qué es el respeto en comparación con el amor? El amor es algo vivo, el respeto es algo absolutamente muerto. El discípulo se encontró con que uno de los amigos había compuesto una canción mientras que el otro tocaba el laúd. ¡Esto era increíble! ¡Era irreverente para una persona fallecida! El difunto yacía allí y un amigo había compuesto una canción. Amaba al otro y cuando amas a un hombre deseas ofrecerle tu último adiós desde tu amor, no mediante libros, no mediante cánticos prefabricados que han sido entonados por muchos, que han utilizado tantos, algo ya podrido y maloliente. Compusieron una canción por sí mismos, fresca, joven. Desde luego, era

casera, no estaba producida en una factoría, no era un producto de serie. Tan sólo casera, no muy acabada desde luego, porque no eran poetas, eran amigos, y desconocían cómo crear poesía. Puede que la métrica estuviese equivocada y que la gramática fuese incorrecta, pero el amor no se preocupa por la gramática, el amor no se preocupa por la métrica, el amor no se preocupa por el ritmo, porque el amor tiene un ritmo vital propio, no necesita preocuparse. Cuando no hay amor, todo tiene que ser cuidado porque tienes que sustituir el amor por el cuidado. Uno tocaba el laúd, y sé que tampoco era un artista del laúd. Pero, ¿cómo dices adiós a un amigo? Debe salir de tu corazón, debe ser espontáneo, no puede ser prefabricado. Esa es la cuestión. Cantaban "¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido?". ¡El misterio! No decían, "Vas a ir al cielo". No lo sabían. De lo contrario, cuando alguien muere dices, "Se ha ido al cielo". ¿Quién se va a ir al infierno entonces? Nadie parece que vaya a irse al infierno. En la India la palabra utilizada para un difunto es swaryija. Significa, uno que ha ido al cielo. ¿Quién se va al infierno entonces? Ellos no lo sabían, así que ¿por qué razón exponer una falsedad? ¿quién sabe dónde se habrá ido este hombre, este Sung Hu: al infierno o al cielo? ¿Quién sabe si existen incluso el cielo y el infierno? Nadie lo sabe; es un misterio, y uno no debería profanar un misterio, uno no debería mancillarlo, uno no debería aseverar falsedades. Es una cosa tan sagrada que uno no debería decir nada que no fuera conocido directamente. "¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido?". Esto era una pregunta. "¡Eh!, Sung Hu, ¿dónde te has ido? Te has ido al sitio dónde realmente ya estabas, y nosotros estamos aquí ¡Maldición!, estamos aquí". Ellos decían, "Regresaste al lugar de dónde viniste. Esta es una ley secreta: lo último sólo puede ser el comienzo. El círculo continúa y se hace perfecto, completo, y alcanza el mismo punto en dónde empezó. El final no puede ser nada más que el principio, la muerte no puede ser nada más que el nacimiento. El final debe de ser el origen, la fuente. Uno nace de la nada y entonces muere y desaparece en la nada. El vote estaba vacío cuando naciste y cuando mueras el bote está vacío de nuevo. Tan sólo un relampagueo. Por unos pocos instantes estás en el cuerpo y luego desapareces. Nadie sabe de dónde viniste ni a dónde vas. Ellos no reclaman ningún conocimiento. Dicen. "Esto es lo que sentimos: Sung Hu, has regresado al lugar de dónde procedes, y maldición, nosotros estamos todavía aquí. Por esto no se sienten apenados por Hu, están apenados por sí mismos, ellos están colgando en el medio y el círculo de él es perfecto. Cuando alguien muere, ¿lo has percibido? ¿Estás triste por el difunto o estás triste por ti? Realmente, cuando uno muere, ¿estás triste por él o por ella o por ti? Todo el mundo siente pena de sí mismo porque con cada muerte llega la noticia de que tú vas a morir. Pero el que puede sonreír al misterio de la vida sabe lo que es esto, porque sólo el saber, la verdadera sabiduría, puede reír. De donde realmente eras, ahí has vuelto.... "... y nosotros estamos aquí ¡Maldición!, estamos aquí”.

Y nosotros estamos todavía a medio camino. Nuestro viaje está incompleto, pero tu círculo se ha vuelto perfecto. Por eso ellos están apenados por ellos mismos, y si lloran, lloran por sí mismos. Para el amigo que les ha dejado no tienen sino una canción, nada más que una celebración desde el corazón. Si están tristes, lo están por ellos mismos. Esto es algo que se ha de comprender profundamente. Si entiendes la vida, si puedes reírte de ella, entonces la muerte es el complemento, no es el final. Recuerda, la muerte no es final de la vida, es su culminación, es el clímax, es el crescendo, el pico desde donde la ola regresa a su estado original. Ellos sienten pena de sí mismos, de que su ola está a medio camino. No han alcanzado todavía el crescendo, el pico, y su amigo ha llegado al lugar en que estaba antes. Ha llegado a casa. Los que entienden la vida, sólo ellos pueden entender la muerte, porque la vida y la muerte no son dos. La muerte es el pico, la culminación, la floración final, la fragancia de la vida. La muerte asemeja algo horrible sólo porque nunca has conocido la vida, y la muerte crea el miedo en ti porque estás asustado de la vida. Recuerda, sea cual sea tu actitud hacia la vida, tu actitud hacia la muerte será la misma. Si estás asustado de la muerte, estás asustado de la vida; si amas la vida, amarás la muerte, porque la muerte no es sino el pico más alto, la culminación. La canción llega a su fin, el río entra en el océano. En primer lugar el río vino del océano. Ahora el círculo se ha completado, el río ha llegado al todo. Entonces el discípulo de Confucio no se pudo reprimir y exclamó: "¿Puedo preguntaros dónde habéis encontrado esto en los libros de las exequias, este frívolo cántico en presencia del difunto?". El discípulo de Confucio no podía comprenderlos. Para él, ellos aparecían como frívolos, irrespetuosos. ¿Qué clase de cántico es ese? ¿De dónde lo sacasteis? No está autorizado, no procede de los Vedas. ¿Puedo preguntaros dónde habéis encontrado esto...? Todo debería hacerse de acuerdo a las escrituras, de acuerdo con la Biblia, con los Vedas. Pero la vida no puede concordar con los libros, la vida siempre trasciende los libros, siempre va más allá, la vida lanza los libros a un lado, se mueve hacia adelante. ¿Dónde habéis encontrado esto, este frívolo cántico en presencia del difunto? Deberíais ser respetuosos. Alguien nos ha abandonado, alguien ha muerto y ¿qué estáis haciendo? ¡Esto es algo blasfemo! Los dos amigos se miraron el uno al otro y rieron. ¡Pobrecito, no conoce la nueva liturgia". El no conoce la nueva escritura, no conoce la nueva religión. Y esto es lo que ocurre cada día. La nueva liturgia. Un hombre estaba aquí tan sólo hace unos días, un profesor de historia, y me preguntó, "¿A qué tradición pertenece usted?". Le dije, "A ninguna". Había venido desde América para hacer una película de las técnicas de meditación, del Campus, de lo que digo, de lo que sucede aquí. En el momento en que oyó que no pertenecía a tradición alguna, simplemente desapareció. Así pues no pertenezco a la historia, es obvio. ¡Pobre individuo, no conoce la nueva liturgia! Suficiente por hoy. Capítulo 8

Lo inútil Hui Tse dijo a Chuang Tse: "Toda tu enseñanza se basa en lo que no tiene utilidad". Chuang Tse replicó: "Si no aprecias lo que no tiene utilidad alguna no puedes empezar a hablar de lo que puede ser utilizado. La tierra, por ejemplo, es amplia e inmensa, pero de toda esa inmensidad el hombre utiliza unos pocos centímetros sobre los que se mantiene erguido en un momento dado". "Supón ahora que repentinamente haces desaparecer todo lo que no está usando realmente, de forma que a su alrededor se abra un abismo, y él permanezca en el vacío sin nada sólido a su alrededor excepto lo que está bajo cada pie, ¿durante cuánto tiempo será capaz de utilizar lo que está utilizando?". Hui Tse dijo: "Aquello dejaría de tener utilidad alguna", y Chuang Tse terminó diciendo: "Esto demuestra la absoluta necesidad de aquello que se supone no tiene ninguna utilidad". La vida es dialéctica, porque no es lógica. Lógica significa que el opuesto es realmente el opuesto, y la vida siempre implica al opuesto en sí mismo. En la vida lo opuesto no es realmente el opuesto, es el complementario. Sin él nada es posible. Por ejemplo, la vida existe a causa de la muerte. Si no hay muerte no puede haber vida. La muerte no es el final y la muerte no es el enemigo, más bien al contrario, pues debido a la muerte, es posible la vida. Por eso la muerte no está en algún lugar al final, está implícita en el aquí y ahora. Cada instante tiene su vida y su muerte, de otro modo la existencia es imposible. Existe la luz, existe la oscuridad. Para la lógica son opuestos, y la lógica dirá: si hay luz, no puede haber oscuridad; si hay oscuridad, no puede haber luz. Pero la vida dice exactamente lo contrario: si hay oscuridad es debido a la luz; si hay luz, es debido a la oscuridad. Puede que no seamos capaces de distinguir al otro cuando éste se halla escondido tras la esquina. Existe el silencio debido al sonido. Si no hubiera sonido alguno, ¿podrías estar en silencio? ¿Cómo podrías permanecer en silencio? El opuesto es necesario como fondo. Aquellos que siguen el camino de la lógica están equivocados porque su vida se vuelve un bucle. Creen en la luz, y empiezan a negar la oscuridad; creen en la vida, y empiezan a combatir la muerte. Por eso es por lo que no existe tradición alguna en el mundo que afirme que Dios sea ambas cosas: luz y oscuridad. Una tradición afirma que Dios es luz, que no es oscuridad. No existe la oscuridad en Dios para aquellos que creen que Dios es luz. Otra tradición sostiene que Dios es la oscuridad, pero para ellos no existe la luz. Ambas están equivocadas, porque ambas son

lógicas, niegan los opuestos. Y la vida es tan inmensa que lleva al opuesto en sí misma. No es negado, es abarcado. Alguien dijo una vez a Walt Whitman, uno de los más grandes poetas nunca nacidos, "Whitman, te contradices a ti mismo. Un día dices una cosa, y al día siguiente sostienes la contraria". Walt Whitman sonrió y dijo, "No tengo límites. Puedo contener todas las contradicciones". Sólo las pequeñas mentes son consistentes, y cuanto más estrecha es la mente, tanto más consistente es. Cuando la mente es amplia, todo está implícito: hay luz, hay oscuridad, Dios está ahí y el demonio también, en su gloria absoluta. Si comprendes ese proceso misterioso de la vida que funciona a través de los opuestos, que es dialéctico, en el cual el opuesto ayuda, te da equilibrio, tono, forma el fondo, sólo entonces puedes entender a Chuang Tse, porque el conjunto de la visión Taoísta se basa en la complementariedad de los opuestos. Ellos utilizan dos palabras: ying y yan. Son opuestos, masculino y femenino. Piensa tan sólo en un mundo que fuera masculino o en uno que fuera totalmente femenino. Estaría muerto. En el momento en que naciera estaría muerto. No podría haber vida en él. Si fuera un mundo femenino, mujeres, mujeres y mujeres, sin hombres, las mujeres se suicidarían. Se necesita al opuesto, porque el opuesto es atractivo. El opuesto se convierte en el imán, te atrae; el opuesto te saca de ti mismo, el opuesto rompe tu prisión, el opuesto te hace inmenso. Siempre que se niegue al opuesto, habrá problemas. Y eso es lo que hemos estado haciendo, de ahí que haya tantos problemas en el mundo. El hombre ha intentado crear una sociedad que es básicamente masculina, por eso es por lo que hay tantos problemas. La mujer ha sido negada, ha sido expulsada. En los siglos pasados a la mujer no se la veía por sitio alguno. Estaba escondida en las habitaciones posteriores de la casa, y no se le permitía incluso estar en el salón. No podías encontrártela en la calle, no podías verla en las tiendas. No formaba parte de la vida. El mundo se tornó feo, porque ¿cómo puedes negar al opuesto? El mundo se volvió un bucle, se perdió todo el equilibrio. El mundo enloqueció. A la mujer no se le permite aún funcionar en la vida corriente, no es realmente una parte, una parte vital de la vida. Los hombres viven en círculos machistas; el club exclusivista donde se reúnen los chicos, la bolsa, la política, el mundo científico. Todo es un círculo cerrado. El hombre domina, por eso hay tanto sufrimiento. Y cuando uno de los polos opuestos domina, implica sufrimiento, porque el otro se siente herido y se venga. Así cada mujer se venga en su hogar. Desde luego ella no puede salir y entremezclarse en el mundo tomando venganza de la humanidad. Se venga en su marido. Hay un conflicto constante. Oí que Mulla Nasruddin decía a su hijo, "No es asunto tuyo, ocúpate de tus asuntos, no preguntes esas cosas. ¿Quién eres tú para preguntarme cómo conocí a tu madre? Pero te diré una cosa: al conocerla me curé de la manía de silbar". Y luego dijo, "He aquí la moraleja de la historia: Si no quieres ser un desgraciado como yo, nunca silbes a una chica. ¿Por qué está siempre la esposa en conflicto? No es la persona, no es una cosa personal. Es la venganza de la mujer, de la hembra, del opuesto negado. Y este hombre de la casa, el marido, es el representante de todo el mundo masculino, el mundo machista. Ella lucha. La vida familiar es tan miserable porque no habéis oído lo que dice Chuang Tse. Ocurren tantas guerras porque no oímos que los opuestos tienen que fundirse entre sí. Negándolo haces una invitación a los problemas, y en cada camino, en cada nivel, en cada dimensión, ocurre lo mismo. Chuang Tse dice que si niegas lo inútil, el mundo no tendrá propósito alguno. Si niegas lo inútil, lo juguetón, la alegría, no podrá existir trabajo o deber alguno. Esto es difícil de comprender porque todo nuestro énfasis está puesto en lo útil.

Si alguien te pregunta que es lo qué constituye una casa, contestarás, las paredes. Y Chuang Tse contestaría, tal y como haría su Maestro Lao Tse, que una casa no está constituida por las paredes sino por las puertas y ventanas. Su énfasis radica en la otra parte. Dicen que las paredes son útiles, pero que su utilidad depende del espacio inútil que hay detrás. Una habitación es espacio, no paredes. Desde luego, el espacio es gratuito pero hay que comprar las paredes. Cuando compras una casa, ¿qué compras? Las paredes, lo material, lo visible. Pero, ¿puedes acaso vivir en lo material? ¿Puedes vivir en las paredes? Has de vivir en la habitación, en el espacio vacío. Compras el bote, pero has de vivir en la vacuidad. Por eso, realmente ¿qué es una casa? Vacío rodeado de paredes. Y, ¿qué es una puerta? No es nada. "Puerta" quiere decir que no hay nada, ausencia de pared, vacío. Pero no puedes entrar en una casa si no hay una puerta; sino hay ventanas el sol no puede entrar, la brisa no puede soplar. Estarás muerto y tu casa se convertirá en una tumba. Chuang Tse dice: Recuerda que la casa consiste en dos cosas: las paredes, lo material, lo manejable, lo utilizable, y el vacío delimitado por las paredes, lo no utilitario que no puede ser adquirido, que no puede ser vendido, que no tiene ningún valor económico. ¿Cómo puedes vender el vacío? Pero has de vivir en el vacío. Si un hombre viviera en las paredes enloquecería; es imposible. Pero nosotros tratamos de hacer lo imposible. En la vida, hemos escogido lo utilizable. Por ejemplo, si un niño está jugando le dices, "Estate quieto, ¿qué haces? Esto es perder el tiempo. Haz algo útil. Aprende, lee, haz tus deberes, al menos, haz algo útil. No vagabundees, no seas un holgazán". Y si sigues insistiendo sobre ello ante el niño, poco a poco acabarás con lo inútil. El chico se volverá solamente útil, y cuando una persona se centra solamente en lo provechoso, está muerto. Puedes usarlo, es una cosa mecánica, un medio, no un fin en sí mismo. Tú eres realmente tú cuando estás haciendo algo inútil. Pintando, no para vender, sino sólo para disfrutar; cuidando el jardín, tan sólo para deleite; estando tumbado en la playa, sin hacer nada, disfrutando, sin hacer nada, alegre; sentado en silencio junto a un amigo. Podrías hacer muchas cosas en esos momentos. Podrías ir a la tienda, al mercado, podrías ganar algún dinero. Podrías convertir tu tiempo en dinero. Podrías aumentar tu cuenta bancaria porque esos momentos no volverán. Y los estúpidos dicen que el tiempo es dinero. Sólo conocen una función del tiempo: cómo convertirlo en más dinero, más dinero y más dinero. Al final morirás con una enorme cuenta en el banco, pero por dentro serás totalmente pobre, porque la riqueza interior surge sólo cuando puedes disfrutar de lo inútil. ¿Qué es la meditación? La gente acude a mí y me dice, "¿Para qué sirve? ¿Qué provecho sacaremos? ¿Qué beneficio obtendremos con ella?". La meditación... ¿y tú preguntas sobre el beneficio? No puedes comprenderlo porque la meditación es tan sólo lo inútil. En el momento en que digo inútil sientes una desazón porque toda la mente se ha vuelto tan utilitaria, tan orientada hacia lo cómodo, que pides siempre resultados. No puedes admitir que exista algo que sea un placer en sí mismo. Inútil quiere decir que lo disfrutas, pero no obtienes beneficio de ello; te fundes totalmente en ello y ello te otorga felicidad. Pero, cuando estás totalmente sumergido en ello, no puedes acumular esa dicha, no puedes convertirla en un tesoro. Han existido dos clases de personas en el mundo: las utilitarias, que han llegado a ser científicos, ingenieros, doctores, y la otra rama, la complementaria: poetas, vagabundos, sannyasins, inútiles, que no hacen nada de provecho pero confieren el equilibrio, le dan la gracia al mundo. Considera un mundo lleno de científicos sin un solo poeta- sería totalmente desagradable, no valdría la pena vivir en él. Piensa en un mundo lleno de científicos y sin un solo poeta; sería absolutamente horrible no valdría la pena vivir en él. Piensa en un mundo en el que todos trabajaran en tiendas, oficinas, sin un solo vagabundo. Sería el infierno. El vagabundo le confiere belleza. Dos vagabundos fueron una vez arrestados... Los magistrados y la policía son los custodios de los utilitarios. Les protegen, porque esta facción inútil es peligrosa, ¡puede extenderse! Por eso no se tolera a los vagabundos, a los inútiles, en ninguna parte. Si estás tan sólo de pie en la calle y alguien te pregunta qué estás haciendo y le respondes "Nada",

la policía te llevará inmediatamente ante la justicia, ¡porque no hacer nada no está permitido! Debes hacer algo. ¿Por qué estás ahí? Si dices simplemente, "Estoy aquí, disfrutando de estar aquí”, eres un hombre peligroso, un hippie. Puede que te arresten. Por eso los dos vagabundos fueron arrestados. El juez le preguntó al primero, "¿Dónde vives?". El hombre le contestó, "Mi hogar es todo el mundo, el cielo es mi cobijo, voy adonde quiero, no hay barreras. Soy un hombre libre". Luego le preguntó al otro, "Y tú, ¿dónde vives?". El otro contestó, "En la puerta de al lado". Esa gente le da belleza al mundo, son un perfume. Un Buda es un vagabundo, un Mahavira es un vagabundo. Este hombre, este vagabundo, contestó que el cielo era su único cobijo. Esto es lo que significa la palabra digamber. Mahavira, el último tirtankara de los jainos, es conocido como digamber. Digamber significa desnudo, con sólo el cielo como ropaje, nada más. El cielo es el cobijo, el hogar . Siempre que el mundo se vuelve utilitario en exceso creas demasiadas cosas, posees demasiadas cosas, te obsesionas con cosas, pero lo interior se pierde, porque lo interno sólo puede florecer cuando no existen tensiones externas, cuando no vas a sitio alguno, cuando sólo descansas. Entonces lo interior florece. La religión es absolutamente inútil. ¿Para qué sirve el templo? ¿Para qué sirve la mezquita? ¿Para qué sirve la iglesia? En Rusia han convertido todos los templos, mezquitas e iglesias en hospitales y escuelas, en algo útil. ¿Por qué este templo está ahí sin utilidad alguna? Los comunistas son utilitarios. Por eso es que están en contra de la religión. Han de estarlo porque la religión permite lo inútil, permite aquello que no puede ser explotado, aquello que no puede convenirse en un medio para alcanzar un objetivo distinto. Puedes tenerla, puedes sentirte dichoso en ella puedes sentir el mayor éxtasis posible, pero no puedes manipularla. Sucede. Cuando no haces nada, sucede. Y lo de mayor importancia siempre sucede cuando no estás haciendo nada. Sólo lo trivial sucede mientras estás haciendo algo. Soren Kierkegaard, un tesoro danés, ha escrito algo muy penetrante. Ha dicho, "Cuando comencé a rezar, solía ir a la iglesia a hablar con Dios...”. Esto es lo que los cristianos hacen en todo el mundo. Hablan con Dios en voz alta como si Dios estuviese sordo. Y como si Dios fuese una entidad estúpida le indican lo que debe y lo que no debe hacer. O, como si Dios fuese un monarca medio tonto, le convencen, le sobornan para ver cumplidos los deseos que alimentan. Pero Kierkegaard decía, "Empezaba a hablar y de repente me di cuenta de que era totalmente inútil. ¿Cómo puedes hablar ante Dios? Uno debe permanecer en silencio. ¿Qué es lo que se puede decir? ¿Y qué puedo decir para que Dios pueda incrementar su conocimiento? El es omnipotente, es omnisciente, lo sabe todo, ¿cuál es pues el propósito de mi conversación?". Y Kierkegaard sigue diciendo, "Conversé con El durante muchos años, y repentinamente me di cuenta de que era una tontería. Por eso dejé de hablarle, me volví silencioso. Y luego, tras muchos años me di cuenta de que incluso el silencio era inadecuado. Y di el tercer paso, el del escuchar. Primero era yo quien hablaba, luego deje de hablar, y por fin era yo el que escuchaba". Escuchar es distinto de permanecer en silencio, porque estar en silencio es un acto negativo; el escuchar es algo positivo. Estar silencioso es pasivo, escuchar es una pasividad despierta, esperando algo, sin decir nada, pero esperando con todo tu ser. Tiene una intensidad. Y Kierkegaard dijo, "Cuando sucedió este escuchar, por primera vez sucedió la oración". Pero parece que el escuchar es algo absolutamente inútil, especialmente el escuchar lo desconocido; no sabes dónde está. El silencio no tiene utilidad alguna, el hablar parece lo útil. Algo se puede hacer mediante el habla; con ella consigues mucho en el mundo. Por eso piensas que si quieres volverte religioso también tienes que hacer algo. Pero Chuang Tse dice: La religión comienza sólo cuando has comprendido la futilidad de todo hacer y te has desplazado al extremo opuesto del no hacer, de la inactividad, del

volverse pasivo, del volverse inútil. Entremos ahora en el sutra, Lo Inútil. Hui Tse dijo a Chuang Tse: "Toda tu enseñanza se basa en lo que no tiene utilidad". Esta enseñanza no parece servir de mucho, pero Chuang Tse y su maestro siempre estaban hablando sobre lo inútil, incluso ensalzaban al hombre que era inútil. Chuang Tse habla de un hombre, un jorobado. Todos los jóvenes de la ciudad eran forzados a cumplir con el servicio militar, a ingresar en el ejército, porque eran útiles. Sólo un hombre, un jorobado, que era inútil, no fue llamado. Chuang Tse dijo, "Sé como el jorobado, tan inútil que no seas sacrificado en la guerra". Ensalzan continuamente al inútil porque mantienen que el útil se ve envuelto una y otra vez en dificultades. El mundo te utilizará, todo el mundo está dispuesto a utilizarte, a manipularte, a controlarte. Si eres un inútil, nadie te prestará atención, la gente se olvidará de ti, te dejarán en silencio, no se ocuparán más de ti. Simplemente no serán conscientes de que existes. Así me sucedió a mí. Soy un inútil. En mis días de infancia solía sentarme junto a mi madre. Ella miraba alrededor y decía, "Quisiera enviar a alguien a buscar verduras al mercado, pero no veo a nadie", ¡y yo estaba sentado a su lado! Decía,"¡Es que no hay nadie por aquí!". Y yo reía para mis adentros, ella no osaba enviarme al mercado; yo era tan inútil que no se daba ni cuenta de que estaba allí. Una vez, mi tía vino unos días, y no estaba enterada de mi condición de inútil. Mi madre estaba diciendo, "No hay nadie en casa para que vaya al mercado. Todos los chicos están fuera y el criado está enfermo, así que ¿qué puedo hacer? He de enviar a alguien". Así que mi tía dijo, "¿Por qué no envías a Raja? Está sentado ahí sin hacer nada". De esta forma fui enviado. Le pregunté al vendedor del mercado, "Dame las mejores verduras que tengas, los mejores plátanos, los mejores mangos". Observándome a mí y al modo en que hablaba debió de pensar que era un estúpido, pues nadie pide nunca lo mejor. Así que me cobró el doble y me endilgó todo lo podrido que tenía, y regresé a casa muy contento. Mi madre lo tiró todo y dijo, "¡Mira esto! Por esto es por lo que digo que no hay nadie en casa". Chuang Tse insiste mucho en ello: Permanece alerta y no seas muy útil, pues de lo contrario la gente te explotará. Comenzarán a utilizarte y te verás en problemas. Y si eres capaz de producir algo, te forzarán a producir toda tu vida. Si eres capaz de hacer algo en concreto, si eres habilidoso, no se te puede dejar de lado. El asevera que la inutilidad contiene en sí misma su intrínseca utilidad. Si puedes ser útil a los demás, has de vivir entonces para los demás. Como inútil nadie le presta atención, nadie te mira, nadie se preocupa por ti. Se te deja solo. Vives en el mercado como si vivieras en los Himalayas. En esa soledad creces. Toda tu energía se dirige hacia adentro. Hui Tse dijo a Chuang Tse: "Toda tu enseñanza se basa en lo que no tiene utilidad". Chuang Tse replicó: '''Si no aprecias lo que no tiene utilidad alguna no puedes empezar a hablar de lo que puede ser utilizado". El decía que lo inútil es la otra cara de lo útil. Eres capaz de hablar sobre lo útil debido a lo inútil. Es una parte vital. Si lo descartas totalmente, nada será útil. Hay cosas que son útiles porque hay cosas que son inútiles. Pero esto es lo que ha ocurrido a la humanidad. Hemos cercenado toda actividad lúdica creyendo que toda nuestra energía se desplazaría hacía el trabajo. Pero ahora el trabajo se ha vuelto algo aburrido. Uno tiene que desplazarse al extremo opuesto, sólo entonces se

rejuvenece uno. Durante todo el día estás despierto, por la noche te duermes. ¿Qué utilidad tiene el sueño? Es un desperdicio del tiempo, y no poco tiempo en verdad. Si vives noventa años, treinta años te los pasarás dormido, una tercera parte, ocho horas cada día. ¿Qué utilidad tiene esto? Los científicos en Rusia han estado pensando que esto era un desperdicio del tiempo. Que es antieconómico, que algo debía de hacerse: eran necesarios algunos cambios químicos u hormonales. O incluso, que si algo tenía que ser cambiado en los genes, en la misma célula, debía hacerse. Deberíamos obtener un hombre que fuera consciente, que estuviera despierto, consciente, alerta las veinticuatro horas del día. Piénsalo tan sólo si lo consiguieran, se suicidarían. Te convertirían en un autómata, en un mecanismo que trabaja y trabaja, sin días ni noches, sin descanso y sin trabajo. ¡No habría opuesto al que pudieras irte y olvidar! Y han empezado muchas cosas. Han comenzado a educar a los niños pequeños mientras duermen. Miles de niños duermen hoy en día en la Unión Soviética con auriculares en sus oídos. Mientras duermen, el casete les está enseñando. Durante toda la noche la grabadora les repite una cosa u otra. Lo escuchan una y otra vez y llega a formar parte de su memoria. Enseñanza durmiendo, hipnopedia. Y aseguran que antes o después lo que se hace en las escuelas puede conseguirse mientras el chico duerme, y así el día puede utilizarse para otra cosa. Incluso el sueño tiene que ser explotado. No se te deja ser tu mismo ni cuando estás dormido. No se te concede ni la libertad para dormir. Y entonces, ¿qué eres tu? Te vuelves un diente en el engranaje. Te vuelves tan sólo una parte más del mecanismo del engranaje. Si eres eficiente, vale; sino, eres descartado, arrojado a la basura y alguien más eficiente que tu te reemplazará. ¿Qué ocurre al acabar la jornada de trabajo? Te duermes. ¿Qué ocurre? Pasas de lo útil a lo inútil. Y por eso es por lo que por la mañana te sientes tan fresco, tan vivo, tan aliviado. Tus piernas tienen un toque de baile, tu mente puede cantar, tu corazón puede sentir de nuevo -todo el polvo del trabajo es despejado, el espejo está de nuevo limpio. Por la mañana tienes cierta claridad. ¿De dónde viene? Viene desde lo inútil. Por eso es que la meditación puede darte los más grandes vislumbres, porque es la cosa más inútil del mundo. Simplemente no haces nada, tan sólo te sumerges en el silencio. Es superior al sueño porque en el sueño estás inconsciente; ocurra lo que ocurra, ocurre inconscientemente. Puede que estés en el paraíso, pero no lo sabes. En la meditación te mueves conscientemente. Eres consciente del camino: cómo ir del mundo útil exterior al mundo inútil del interior. Y una vez conoces el camino, en cualquier momento puedes dirigirte adentro. Sentado en un autobús no es necesario que hagas nada, simplemente estás sentado; viajando en coche o en tren o en avión, no haces nada, todo lo hacen los demás, puedes cerrar tus ojos y sumergirte en lo inútil, lo interno. Y de repente todo se vuelve silencioso, y repentinamente todo está en calma, y repentinamente estás en la fuente de toda vida. Pero no tiene valor alguno en el mercado. No puedes ir y venderla, no puedes decir, "Tengo una gran meditación. ¿Hay alguien que quiera comprarla?". Nadie querrá comprarla. No es algo que de comodidad, es inútil. Chuang Tse replicó: "Si no aprecias lo que no tiene utilidad alguna no puedes empezar a hablar de lo que puede ser utilizado. La tierra, por ejemplo, es amplia e inmensa, pero de toda esa inmensidad el hombre utiliza unos pocos centímetros. Aquellos sobre los que se mantiene erguido en un momento dado". "Supón ahora que repentinamente haces desaparecer todo lo que no estás usando realmente,

de forma que a su alrededor se abra un abismo, y él permanezca en el vacío sin nada sólido a su alrededor excepto lo que está bajo cada pie, ¿durante cuánto tiempo será capaz de utilizar lo que está utilizando?". Es un bello símil. Da en el clavo. Estás sentado aquí y tan sólo utilizas un pequeño espacio, treinta por treinta. No empleas toda la tierra, toda la tierra es inútil; solamente usas una pequeña porción de ella, de treinta por treinta. Dice Chuang Tse: "Supón que toda la tierra desaparece, sólo queda este espacio de treinta por treinta para ti; estás de pie empleando tan sólo unos pocos centímetros de tierra. Supón que toda la tierra desaparece y que sólo queda eso, ¿durante cuánto tiempo serás capaz de utilizar lo que estás usando? Una sima, un abismo infinito se abre a tu alrededor. Te marearás inmediatamente, caerás en el abismo. La tierra inútil sirve de soporte a la útil, y lo inútil es inmenso, lo útil es muy pequeño. Y esto es cierto en todos los niveles del ser: lo inútil es inmenso, lo útil muy escaso. Si tratas de salvar lo útil y olvidar lo inútil, antes o después te marearás. Y esto es lo que ha ocurrido, estás ya aturdido y cayendo en el abismo. En todo el mundo la gente que piensa, tiene un problema: la vida no tiene sentido, la vida parece carente de sentido. Pregunta a Sartre, Marcel, Jaspers, Heidegger, sostienen que la vida no tiene sentido. ¿Por qué se ha vuelto la vida algo sin sentido? Nunca solía ser así. Buda nunca dijo esto; K¡ishna bailaba, cantaba, disfrutaba; Mahoma oraba y agradecía a Dios la bendición que sobre él descendía en forma de vida. Chuang Tse es feliz, tan feliz como es posible serlo, tan feliz como pueda ser un hombre. Ellos nunca dijeron que la vida careciera de sentido: ¿Qué le ha ocurrido a la mente moderna? ¿Por qué la vida aparenta no tener sentido? La tierra entera ha desaparecido y tú has quedado en la parte sobre la que estás de pie o sentado. Estás sintiendo vértigo. Ves a tu alrededor el abismo y el peligro y no puedes emplear la tierra sobre la que te mantienes porque es de utilidad sólo cuando está unida a lo inútil. Lo inútil debe de estar ahí. ¿Qué quiere decir? Tu vida se ha vuelto únicamente trabajo, sin diversión. La diversión es lo inútil, lo inmenso; el trabajo es lo útil, lo trivial, lo pequeño. Has llenado tu vida totalmente con el trabajo. Siempre que haces algo la primera cosa que te viene a la cabeza es, ¿Tiene alguna utilidad? Si la tiene, la haces. Sartre sitúa una de sus historias en el próximo siglo, el veintiuno. Un hombre muy rico dice, "El amor no es para mí, sólo es para los pobres. Por lo que a mí concierne, que mis sirvientes se lo queden". Desde luego, ¿por qué debería un Ford perder el tiempo amando a una mujer? Un simple sirviente puede hacerlo. El tiempo de Ford es más valioso. Debería invertirlo en algo provechoso. ¡Es posible! Observando a la mente humana cómo funciona, es posible que en el futuro sólo los sirvientes hagan el amor. Cuando puedes delegar en un sirviente, ¿por qué ocuparte tú mismo? Cuando todo se mide en términos económicos, cuando un Ford, un Rockefeller pueden emplear su tiempo de una forma más adecuada, ¿por qué tendrían que malgastar su tiempo con una mujer? Pueden enviar a un sirviente, será menos problemático. Parece absurdo hablar de estas cosas pero ya han ocurrido en muchas dimensiones de la vida. Nunca juegas, lo hacen tus sirvientes. Nunca eres un participante activo en nada alegre, los demás lo hacen por ti. Acudes a ver un partido de fútbol: otros lo juegan y tu tan sólo observas, eres un espectador pasivo, sin implicarte. Vas a ver una película, y otros están haciendo el amor, creando guerras, violencia, de todo; tu tan sólo eres un espectador en tu asiento. Es tan inútil que no necesitas preocuparte. Cualquiera puede hacerlo, tu tan sólo miras. El trabajo lo haces tu; la diversión, los demás por ti. ¿Y por qué no pues el amar? Usando la misma lógica, alguien lo hará. La vida aparenta sin sentido porque su significado consiste en un equilibrio entre lo útil y lo inútil. Has negado lo inútil absolutamente. Has cerrado la puerta. Sólo queda lo útil y te abruma en demasía. Es un síntoma de haber triunfado el que sobre los cuarenta tengas úlceras, demuestra

que eres un triunfador. Si has superado los cuarenta y estás en los cincuenta y todavía la úlcera no ha aparecido, eres un fracasado. ¿Qué has estado haciendo durante toda tu vida? Debes de haber estado perdiendo el tiempo. A los cincuenta deberías de tener el primer ataque de corazón. Los científicos han calculado que hoy en día sobre los cuarenta un hombre debe de sufrir de úlcera, y a los cincuenta el primer ataque de corazón. A los sesenta ha muerto y nunca ha vivido. No tenía tiempo para vivir. Había tantas cosas importantes que hacer, que no tuvo tiempo para vivir. Mira a tu alrededor, mira a los triunfadores; políticos, millonarios, grandes industriales, ¿qué les ocurre? No atiendas a lo que poseen, obsérvalos directamente, porque si miras las cosas serás engañado. Los objetos no tienen úlceras, los coches no tienen ataques de corazón, las casas no se hospitalizan. No atiendas a las cosas, sino serás engañado. Mira a la persona sin sus posesiones, mírala directamente a ella y sentirás entonces su pobreza. Incluso un mendigo puede ser entonces un millonario. Incluso un pobre puede ser más rico en lo que concierne a la vida. El éxito fracasa, y nada fracasa tanto como el éxito, pues el hombre de éxito pierde su conexión con la vida, con todo. El hombre que triunfa está haciendo un mal trueque, cambiando lo real por lo irreal, tirando diamantes y coleccionando guijarros de colores de la playa; coleccionando guijarros y perdiéndose los diamantes. Un rico es un perdedor, un triunfador es un fracaso. Pero debido a que miras con los ojos de la ambición atiendes a lo que se posee. Nunca observas al político, ves su cargo, su puesto de primer ministro. Miras el poder, nunca miras a la persona que está sentada ahí absolutamente inerte, perdiéndoselo todo, sin tener tan siquiera un atisbo de lo que es la dicha. Ha comprado el poder, pero al adquirirlo se ha perdido a sí mismo. Y es un mal negocio. Oí una vez que, tras un mitin multitudinario, un líder político le gritaba a su manager. El manager no podía entenderlo. El líder le estaba diciendo, "¡He sido engañado!". El manager le contestó, "No lo entiendo, el rally fue un éxito. Miles de personas acudieron, y ¡mira tus guirnaldas! Te han cubierto de flores, ¡cuéntalas! El líder le contestó, "He pagado doce y sólo hay once”. Al final, todo triunfador siente que ha sido estafado. Eso tiene que ocurrir, ha de suceder, es inevitable, porque ¿qué estás dando y qué estás recibiendo? El yo interior se pierde por alcanzar pasiones fútiles. Puedes engañar a los demás, pero ¿cómo podrás engañarte a ti mismo. Al final contemplarás tu vida y verás que te la has perdido por causa de lo útil. Lo inútil debe de estar ahí. Lo útil es como un jardín, limpio, cuidado; lo inútil es como un bosque inmenso, natural, no puede ser tan limpio ni tan cuidado. La naturaleza tiene su propia belleza y cuando algo está tan limpio y arreglado, está ya muerto. Un jardín no puede estar muy vivo porque lo podas, lo cortas, lo manipulas. Un gran bosque tiene una vitalidad, un alma muy poderosa. Métete en un bosque y siente el impacto; piérdete en un bosque y sabrás de su poder. En un jardín no puedes sentir su poder; no está ahí, es hecho por el hombre. Puedes contemplarlo, es hermoso, pero es cultivado, está planeado, manipulado. En realidad un jardín es algo falso; lo auténtico es el bosque. Lo inútil es como el inmenso bosque y lo útil es como el jardín que has creado alrededor de tu casa. No sigas podando en el bosque. Vale, tu jardín está bien, pero déjalo que sea una parte del inmenso bosque que no es tu jardín, sino el jardín de Dios. ¿Y eres capaz de pensar en algo que sea más inútil que Dios? ¿Puedes encontrarle alguna utilidad? Ese es el problema; por eso es por lo que no podemos hallar significado alguno a Dios. Y los que están muy orientados hacia lo que tiene significado se vuelven ateos. Dicen que no puede haber un Dios, que no puede existir. ¿Cómo puede haber un Dios cuando Dios parece tan inútil? Es mejor dejarlo al margen, así nos queda el mundo para nosotros, para que lo dirijamos y controlemos. Así podemos hacer de él un mercado, podemos transformar los templos en hospitales, en escuelas primarias. Pero la inutilidad de Dios es la base misma de toda la utilidad que sigue. Si puedes jugar, tu trabajo se convertirá en placer. Si puedes disfrutar de la simple alegría; si puedes llegar a sentirte como los niños jugando, tu trabajo no será una carga para ti. Pero es difícil. Tu mente sigue pensando en términos de dinero.

Oí una vez que Mulla Nasruddin llegó a su casa y encontró a su mujer en la cama con su mejor amigo. El amigo se sentía embarazado y asustado. Le dijo, "Oye, no puedo hacer nada por remediarlo. Estoy enamorado de tu mujer y ella lo está de mí. Y al ser tú un hombre razonable deberíamos de llegar a algún acuerdo. No tiene sentido disputar por ello". Así que Nasruddin le contestó, "¿Qué clase de arreglo sugieres?". Su amigo le dijo, "Deberíamos de jugar una partida de cartas con tu mujer como premio. Si gano, déjanos; si tu ganas, nunca volveré a ver a tu esposa de nuevo". Nasruddin le dijo, "Vale, de acuerdo". Pero entonces le espetó: "Juguémonos algunas rondas con efectivo, una rupia por cada punto, de lo contrario no tendrá emoción. Por sólo una esposa no tiene sentido. No me hagas perder el tiempo y apostemos algo de dinero también". De este modo todo se vuelve útil. El dinero parece ser lo único provechoso. Todos los que son utilitarios se volverán locos por el dinero, porque el dinero lo compra todo. El dinero es la esencia de todo lo útil. Por eso, si Buda y aquellos como Buda renunciaban, no era debido a que estuvieran en contra del dinero, era debido a que estaban en contra de todo aquello que fuera de provecho. Por eso dijeron: guárdate todo el dinero. Me voy al bosque. Este jardín no es ya para mí. Voy hacia lo inmenso, lo desconocido, donde uno puede perderse. Este camino trillado, sencillo, que todo el mundo conoce, tipografiado, no es para mí. Cuando te mueves en la inmensidad de lo inútil tu alma se vuelve inmensa. Cuando navegas por el mar sin mapa te vuelves como el océano. En ese instante el mismo reto de lo desconocido crea tu alma. Cuando estás seguro, cuando no hay problemas, cuando todo está matemáticamente planeado, establecido, tu alma se encoge. Nada te reta. Lo inútil te ofrece el reto. "Supón ahora que repentinamente haces desaparecer todo lo que no está usando realmente, de forma que a su alrededor se abra un abismo, y él permanezca en el vacío sin nada sólido a su alrededor excepto lo que está bajo cada pie ¿durante cuánto tiempo será capaz de utilizar lo que está utilizando? Sin Dios, el mundo no puede continuar. Nietzsche declaró hace cien años, que Dios estaba muerto. No se dio cuenta, pero al mismo tiempo estaba declarando también que él no podía vivir más. Nunca pensó sobre eso, pensó justo lo contrario. Dijo: Dios ha muerto y el hombre es ahora libre para vivir. Pero yo te aseguro: Si Dios está muerto, el hombre está también muerto. Las noticias puede que no le hayan llegado, pero él está muerto, porque Dios es la inmensa inutilidad. El mundo del hombre es el mundo utilitario, lo útil; sin lo inútil, lo útil no puede existir. Dios es la diversión y el hombre es el trabajo; sin Dios, el trabajo carece de sentido, se vuelve una carga que ha de soportarse de la mejor manera. Dios es la alegría, el hombre la seriedad; sin la alegría la seriedad sería demasiado, sería como una enfermedad. No destruyáis los templos, no destruyáis las mezquitas, no las convirtáis en hospitales. Puedes construir otros hospitales, puedes construir otros edificios como escuelas, pero deja que lo inútil permanezca como el mismísimo centro de la vida. Por eso es por lo que el templo ha sido ubicado en el mismo centro del mercado, en el mismo centro de la ciudad, para mostrar que lo inútil debe de permanecer como el mismísimo centro, en caso contrario se pierde la utilidad. Lo opuesto debe de tenerse en cuenta, y lo opuesto es mayor. ¿Cuál es el propósito de la vida? La gente sigue viniendo y sigue preguntándome esto. No hay propósito alguno. No puede haberlo. Carece de finalidad, es alegría. Has de disfrutarla, puedes únicamente disfrutarla, no puedes hacer nada más con ella. No es vendible. Y si te la pierdes por un sólo instante, pasaste de largo, no puedes volver atrás. La religión es únicamente un símbolo. Un hombre vino a mí y me dijo, "En la India hay quinientos mil sannyasins. Esto es antieconómico. ¿Qué es lo que hace toda esta gente? Viven del tra bajo de los demás. No se les debería permitir el existir".

En Rusia no se les permite vivir, ni a un solo sannyasin. El Estado entero se ha vuelto una cárcel. No se te permite ser inútil. En China están matando a los monjes budistas y los bikus, han matado a miles de ellos, y están destruyendo los monasterios. Están convirtiendo a todo el país en una factoría, como si el hombre fuese sólo estómago, como si el hombre pudiera vivir sólo de pan. Pero el hombre tiene un corazón, y el hombre posee un ser que no está orientado al provecho en modo alguno. El hombre desea disfrutar, sin motivo y sin razón. El hombre desea ser dichoso por serlo. Ese hombre preguntó, "¿Cuándo vais ha detener a todos estos sannyasins en la India? Y estaba muy en contra mía. Dijo, "Estás incrementando su número. Párate ¿Qué utilidad tienen tantos sannyasins?". Y su pregunta parece ser relevante. Si hubiese acudido a alguna otra parte, si hubiese preguntado a algún otro líder religioso, se le habría contestado que tienen una utilidad. Pero se sintió muy turbado cuando le contesté que no son de utilidad alguna. La vida en sí misma carece de utilidad alguna. ¿Cuál es su propósito? ¿A dónde vvas? ¿Con qué objeto? Sin propósito, sin resultado, sin meta. La vida es un éxtasis constante, momento a momento puedes saborearla; pero si comienzas a pensar en resultados te perderás su deleite, arrancarás tus raíces, no serás más parte de ella, te habrás vuelto ajeno a ella. Y entonces preguntarás por el significado, por el propósito. Te has dado cuenta que cuando eres feliz nunca preguntas ¿cuál es el propósito de la felicidad? Cuándo estás enamorado, ¿te has preguntado cuál es el propósito de estarlo? Cuando por la mañana contemplas el sol y ves una bandada de pájaros como una flecha en el cielo, te has preguntado el por qué de todo ello. Una flor florece solitaria en la noche, colmando la atmósfera nocturna con su fragancia: ¿te has preguntado qué propósito persigue? No hay propósito. La finalidad forma parte de la mente, y la vida existe en un estado de ausencia de mente; de ahí la insistencia en lo inútil. Si buscas con demasiado ahínco lo útil, no puedes dejar la mente. ¿Cómo puedes abandonar la mente si buscas alguna utilidad, algún resultado? Puedes abandonar la mente sólo cuando te das cuenta de que no hay propósito y que la mente no es necesaria. Puedes dejarla de lado. Es algo innecesario. Desde luego, cuando vayas al mercado, llévala contigo. Cuando estés en la tienda, úsala: es un mecanismo, tal como una computadora. Ahora los científicos aseguran que más pronto o más tarde suministraremos a cada niño un ordenador que le pueda caber en el bolsillo. No importará que almacene muchas matemáticas en su cabeza, bastará con apretar el botón y la computadora lo hará. Tu mente es un ordenador natural. ¿Por qué sentirse constantemente agobiado por él? Cuando no lo necesites, déjalo de lado. Pero crees que lo necesitas porque tienes que hacer algo de provecho. ¿Quién te dirá a ti qué es lo inútil y qué es lo provechoso? La mente está constantemente eligiendo: esto es de provecho, haz esto; esto no es de provecho, no lo hagas. La mente es tu director. La mente representa lo útil. La meditación representa lo inútil. Ve desde lo útil a lo inútil, y hazlo de forma tan espontánea y natural que no haya lucha ni conflicto. Hazlo tan natural como el entrar y salir de casa. Cuando requieras de la mente, utilízala como un mecanismo; cuando no la uses, déjala de lado y olvídala. Se inútil y haz algo inútil y entonces tu vida será enriquecida, tu vida se volverá un equilibrio entre lo útil y lo inútil. Y este equilibrio trasciende ambos. Eso es trascendental: ni utilidad ni inutilidad. ¿Durante cuánto tiempo será capaz de utilizar lo que está utilizando? Hui Tse dijo: "Aquello dejaría de tener utilidad alguna". Chuang Tse terminó diciendo: "Esto demuestra la absoluta necesidad de aquello que se supone no tiene ninguna utilidad". Incluso lo útil no puede existir sin lo inútil. Lo inútil es la base. Te lo digo, tu mente no

puede existir sin meditación, y si intentas lo imposible, enloquecerás. Esto es lo que le ha pasado a mucha gente. Enloquecen. ¿Qué es la locura? La locura es un esfuerzo por vivir sin meditación, por vivir sólo en la mente, sin meditación alguna. La meditación es la base, la mente no puede existir sin ella. Y si lo intentas, la mente se vuelve loca, enloquece. Es demasiado. Es insoportable. Un loco es aquel que es un perfecto utilitario. Ha intentado lo imposible, ha intentado vivir sin meditación, y por eso se vuelve loco. Los psicólogos dicen que si no se te permite dormir durante tres semanas, enloqueces. ¿Por qué? El sueño es algo inútil. ¿Por qué te volverás loco si no se te permite dormir en tres semanas? Un hombre puede vivir sin comida durante tres meses, pero un hombre no puede vivir sin dormir en tres semanas. Y tres semanas es el límite extremo. No es el tuyo. Tu enloquecerás en tres días si no se te permite dormir. Si lo inútil es descartado, enloquecerás. La locura crece día a día porque la meditación no es considerada algo valioso. ¿Acaso crees que sólo es valioso aquello que puede ser valorado? ¿Que sólo es valioso aquello que puede ser comprado y vendido? ¿Que sólo es valioso lo que es un bien de mercado? Si es así estás equivocado. Aquello que carece de precio es también valioso. Lo que no puede ser ni comprado ni vendido es mucho más valioso que todo lo que pueda comprarse y venderse. El amor es la base del sexo. Si privas totalmente a la gente de amor, el sexo se pervierte. La meditación es la base de la mente. Si niegas la meditación, la mente enloquece. La alegría, la diversión, es la base del trabajo. Si niegas la alegría y la diversión, el trabajo se vuelve una carga, un peso muerto. Mira al inútil cielo. Tu casa puede ser útil pero existe en este inmenso cielo de inutilidad. Si puedes percibir ambos, si eres capaz de moverte de un extremo a otro sin conflicto alguno, entonces por primera vez nacerá en ti el ser humano perfecto. El ser humano perfecto no conoce lo que está dentro ni lo que está fuera. Ambos son suyos. El perfecto ser humano no se preocupa por lo que es útil y lo que es inútil. Ambos son sus alas. El ser humano perfecto surca el cielo con sus dos alas de mente y de meditación, de materia y de consciencia, de este mundo y de ese, de Dios y de no-Dios. Es una armonía superior a los opuestos. Chuang Tse enfatizaba muchísimo la inutilidad, la carencia de provecho, porque habéis valorado en demasía lo útil. Si no este énfasis sería innecesario. Es tan sólo para equilibrar. Te has ido demasiado a la izquierda, tienes que ser llevado a la derecha. Pero recuerda, debido a este exceso de énfasis puede que te desplaces de nuevo al otro extremo. Y eso es lo que ocurrió a muchos de los seguidores de Chuang Tse. Se convirtieron en adictos de lo inútil, enloquecieron con lo inútil. Se desplazaron demasiado hacia lo inútil y no se trata de eso. Erraron. Chuang Tse realzaba esto únicamente porque te has vuelto adicto en extremo a lo útil. Por eso enfatizaba lo inútil. Pero debo recordarte, porque la mente puede irse al opuesto y permanecer la misma, que lo auténtico es el trascender. Tienes que alcanzar un punto en el que puedas disponer de lo útil y de lo inútil, de lo provechoso y de lo no provechoso. Entonces estarás más allá de ambos, entonces ambos te servirán. Hay personas que no pueden desprenderse de la mente y hay personas que no pueden desprenderse de la meditación. Y recuérdalo, es la misma enfermedad: no puedes liberarte de algo. Antes no podías liberarte de la mente, de alguna forma te manejaba; ahora no puedes liberarte de la meditación. Te has ido de nuevo de una prisión a otra. El hombre auténtico, el hombre perfecto, un hombre del Tao, no es adicto a nada. Puede ir con facilidad de un extremo a otro porque permanece en el medio. Usa ambas alas. Chuang Tse no debería de ser malentendido, por eso es por lo que digo esto. Puede ser malinterpretado. La gente como Chuang Tse es peligrosa porque puedes malinterpretarlo, y hay mayor probabilidad de que los malinterpretes que de que los entiendas. La mente dice, "De acuerdo, basta ya de tienda, de familia: ahora me convertiré en un vagabundo". Esto es malinterpretar. Seguirás con la misma mente, te volverás adicto a tu vagabundeo. No serás capaz de regresar a la tienda, al mercado, a la familia. Te asustarás de ellos.

De la misma forma, la medicina puede convertirse en una nueva enfermedad si te vuelves adicto a ella. Así que el médico debe controlar que te recuperes de la enfermedad, pero también que no te vuelvas dependiente de la medicina. En caso contrario no es un buen médico. Primero debes superar la enfermedad e inmediatamente después debes abandonar la medicina, si no la medicina ocupará el puesto de la enfermedad y te quedarás colgado de ella para siempre. Mulla Nasruddin mostraba a su hijo pequeño, de siete años de edad, cómo acercarse a una chica, cómo invitarla a bailar, qué decirle y qué no decirle, cómo persuadirla. El chico se fue y media hora después volvió y le dijo, "Enséñame ahora cómo librarme de ella". Esto se ha de aprender, y es la parte más difícil. El invitar es fácil, pero el librarse es muy difícil. Y lo sabes muy bien por tu propia experiencia: invitar a una chica es fácil, persuadir a una chica es siempre tarea fácil, pero ¿cómo puedes librarte de ella? Ahí está el problema. Entonces ya no sales a ningún sitio, entonces te olvidas por completo de silbar. Recuérdalo, lo inútil tiene su propio atractivo. Si estás turbado en demasía por lo útil, puede que te desplaces al otro extremo. Puede que pierdas tu equilibrio. Para mí, ser un sannyasin es un profundo equilibrio, es permanecer en el medio, libre de todos los opuestos. Puede emplear lo útil y puede emplear lo inútil, puede utilizar aquello que tiene un fin y puede utilizar lo que no tiene finalidad alguna, y aun así los trasciende. No es utilizado por ellos. Se ha convertido en el Maestro. Suficiente por hoy. Capítulo 9 Medios y fines La finalidad de una trampa para peces es atrapar los peces, y cuando el pez es atrapado uno se olvida de la trampa. La finalidad de las palabras es expresar ideas. Cuando se comprenden las ideas, se olvidan las palabras. ¿Dónde puedo hallar un hombre que se haya olvidado de las palabras? El sería el único con el que me gustaría conversar. Es difícil olvidarse de las palabras. Se prenden a la mente; Es difícil abandonar la red, porque no sólo son cogidos los peces, sino que el pescador es atrapado en ella. Este es uno de los mayores problemas. Utilizar palabras es jugar con fuego, porque las palabras son tan importantes que lo que contienen pierde su significado. El símbolo se vuelve tan importante que el contenido se pierde completamente; lo externo te hipnotiza y te olvidas del centro. Esto ha sucedido en todo el mundo. Cristo es el contenido, el cristianismo es tan sólo una palabra; Buda es el contenido, dhamapada es sólo una palabra; Krishna es el contenido, el Gita no es sino una trampa. Pero el Gita es recordado y Krishna olvidado; o si te acuerdas de Krishna, te acuerdas de él sólo por el Gita. Si hablas de Cristo es debido a las iglesias, a la teología, a la Biblia, a las palabras.

La gente sigue llevando la red por muchas vidas sin llegar a saber que es sólo una red, una trampa. Buda solía contar una historia. Unos hombres atravesaban un río. El río era peligroso, estaba crecido, debía de ser la estación lluviosa- y el bote salvó sus vidas. Debieron de ser muy, muy inteligentes porque pensaron, "Este bote nos ha salvado, ¿cómo podemos abandonarlo ahora? ¡Es nuestro salvador y sería de desagradecidos el dejarlo!". Por eso transportaron el bote sobre sus cabezas hasta la ciudad. Alguien les preguntó, "¿Qué estáis haciendo? ¡No hemos visto nunca a nadie que transportara un bote!". Ellos le contestaron, "Ahora tenemos que llevar este bote durante el resto de nuestras vidas porque este bote nos ha salvado y no podemos ser desagradecidos". Esa gente aparentemente inteligente debe de haber sido estúpida. Da gracias al bote, pero déjalo ahí. No sigas llevándolo. Has estado llevando muchos tipos de botes sobre tu cabeza. Puede que no sobre tu cabeza, sino en tu cabeza. Mira por dentro. Escaleras, botes, caminos, palabras, esto es el contenido de tu cabeza, de tu mente. El contenedor se vuelve demasiado importante, el vehículo se vuelve demasiado importante, el cuerpo se vuelve demasiado importante y entonces te vuelves un ciego. El vehículo era necesario para entregarte el mensaje; recibe el mensaje y olvida al vehículo. El mensajero era sólo para entregarte el mensaje. Recibe el mensaje y olvídate del mensajero. Dale las gracias, pero no lo lleves en tu cabeza. Mahoma insistió una y otra vez, casi cada día de su vida, "Soy sólo un mensajero, un paigamber. No me veneréis, sólo soy el portador de un mensaje del divino. No me contempléis, contemplad al Divino que os ha enviado el mensaje". Pero los musulmanes se han olvidado del origen. Mahoma se ha vuelto importante; el vehículo. Dice Chuang Tse: ¿Dónde puedo hallar un hombre que se haya olvidado de las palabras? El sería el único con el que me gustaría conversar El hombre que ha olvidado las palabras es un hombre digno de que se hable con él porque él posee la realidad interna, posee el centro del ser en su interior. El tiene el mensaje. Su silencio está preñado. Tu hablar es impotente. ¿Qué es lo que haces cuando hablas? No dices nada en concreto. No tienes ningún mensaje, nada que puedas entregar. Tus palabras están vacías, no contienen nada, no llevan nada. Son sólo símbolos. Y cuando hablas estás únicamente expulsando tu propia basura. Puede que sea una buena catarsis para ti, pero puede ser peligrosa para el otro. ¿Y cómo puedes hablar con alguien que está repleto de palabras? Es imposible. Las palabras no dejan el suficiente espacio. Las palabras no dejan un resquicio, una puerta. Las palabras son demasiado, no puedes atravesarlas. Hablar con un hombre repleto de palabras es casi imposible. No puede escuchar, porque para escuchar uno debe de estar en silencio, para escuchar uno debe de estar receptivo. Las palabras no lo permiten; las palabras son agresivas nunca son receptivas. Puedes hablar pero no puedes escuchar, y si no puedes escuchar tu hablar es un hablar de loco. Estás hablando sin saber porque, estás hablando sin saber de qué. Continúas hablando por que te liberas de alguna forma con ello. Te sientes bien después de una buena charla. Te sientes bien porque te has descargado: tu hablar es parte de tus tensiones. No viene de ti, es tan sólo una molestia; no es una canción, no tiene belleza propia. Por eso siempre que hablas simplemente aburres al otro. Pero, ¿por qué está él escuchando? El no está escuchando, está esperando para aburrirte también; esperando el momento propicio para poder tomar las riendas. He oído que una vez un gran político, un líder, estaba hablando, y habló y habló de modo que se hizo casi medianoche. Poco a poco la audiencia le fue dejando hasta que sólo quedó una persona en el salón. El líder le dio las gracias y le dijo, "Parece que Ud. es el único

amante de la verdad, el único seguidor auténtico. Le doy las gracias. Cuando todos se han ido, usted todavía permanece aquí". El hombre le contestó, "No se confunda, yo soy el siguiente orador". Cuando escuchas, escuchas porque eres el próximo orador. Puedes tolerar al hombre, es una componenda. Si quieres aburrir a los demás, tienes que dejarles que te aburran. En verdad, cuando aseguras que alguien es un pelmazo, quieres decir que la persona en concreto no te va a dar la oportunidad de ser el próximo en hablar. El sigue y sigue y no eres capaz de encontrar un hueco por donde puedas entrar para empezar tu a dar la lata. Esta persona aparece ante ti como un pesado, pero cualquier mente llena de palabras es un pesado. ¿Cuándo te darás cuenta de esto? ¿Por qué una persona resulta aburrida? Porque sólo hay palabras, sin peces en ellas, sólo trampas... inútiles, sin sentido, sin contenido. Es como un repiqueteo, un ruido, sin contener significado alguno. Siempre que hay significado aparece lo bello; cuando hay un significado creces con él; cuando hay un significado, cuando te encuentras con un hombre que tiene un contenido, te provoca un nuevo resurgir de energía. No es un desperdicio, es un aprendizaje, es una experiencia. Raro y difícil es encontrar a un hombre que es silencioso. Si puedes encontrar a un hombre que sea silencioso y persuadirle de que hable contigo, ganarás mucho, porque la mente no está repleta de palabrería, es el corazón hablando al corazón. Cuando todo surge del silencio, cuando una palabra nace del silencio, es hermosa, está viva, comparte algo contigo. Cuando una palabra llega desde el conglomerado de palabras, es disparatada, y puede volverte loco. A un niño de unos cinco años le preguntó su profesor, "¿Ha aprendido ya a hablar tu hermanita?". El chico contestó. "Sí, ha aprendido a hablar y ahora le estamos enseñando a que se esté callada". Este es el misterio. Tienes que aprender a hablar, es parte de la vida, y luego tienes que aprender cómo guardar silencio y cómo dejar las palabras. Las universidades, los padres, los profesores, te enseñan palabras, y luego tienes que encontrar un Maestro que pueda enseñarte a permanecer callado. Un erudito alemán acudió a Ramana Maharshi y le dijo, "He venido desde muy lejos para aprender de ti". Ramana sonrió y dijo, "Pues has venido al sitio equivocado. Ve a alguna universidad, a algún sabio, a algún gran pandit; ahí podrás aprender. Si vienes a mí entérate que el aprender no es posible aquí; enseñamos sólo como desaprender. Puedo mostrarte como desaprender, como desprenderte de tus palabras, como crear un espacio en tu interior. Y ese espacio es divino, ese espacio es Dios". ¿Dónde estás buscando? ¿En las palabras, en las escrituras? Así un día u otro te volverás un ateo. Un pandit, un erudito, no podrás permanecer como teísta por mucho tiempo. Recuerda que sepa lo que sepa un erudito, sepa lo que sepa sobre la Biblia, sobre el Gita y el Corán, un día se volverá ateo, porque ésta es la consecuencia lógica del acumular palabrería. Antes o después se preguntará: ¿Dónde está Dios? No hay Biblia que pueda responder; ningún Gita que pueda proporcionar una respuesta. Al contrario, cuando las Biblias, los Gitas, los Coranes están demasiado metidos en tu cabeza harán que te pierdas lo divino porque tendrás ocupado todo el espacio de tu mente... habrá demasiados muebles en ti. Dios no se podrá mover. Puede que Dios no sea capaz de establecer contacto contigo si la mente es demasiado prolija. De ese modo es imposible el escuchar, y si no puedes escuchar, cómo puedes orar? Es imposible esperar, las palabras son demasiado impacientes, piden desde dentro el poder salir. He oído que ocurrió una vez que a las tres de la mañana Mulla Nasruddin telefoneó al dueño del bar y le dijo, ¿A qué hora vas a abrir el bar?". El dueño le contestó, "Estas no son horas de preguntar esas cosas. Eres un cliente habitual Nasruddin y sabes que no abrimos antes de las nueve de la mañana. Vete a dormir y espera hasta las nueve". Pero al cabo de diez minutos volvió a llamar diciendo, "Es urgente. Dime cuándo vas a abrir el bar".

El dueño esta vez ya se sintió molesto. Le dijo, "¿Qué es lo que te crees que estás haciendo? Te dije que ni un minuto antes de las nueve. Y no vuelvas a llamar". Al cabo de diez minutos volvió a llamar. El dueño le dijo, "¿Te has vuelto loco? Espera hasta las nueve". Nasruddin le contestó, "No lo entiendes. ¡Me he quedado encerrado en el salón y quiero salir!". Si tu mente está demasiado cargada de palabras, teorías, escrituras, estas pedirán continuamente: ¡Abre paso, queremos salir! Y cuando la mente quiere salir, Dios no puede entrar en ti. Cuando la mente desea salir, no está abierta para nada que pueda llegar. Está cerrada, es una calle de un solo sentido. El tráfico en doble sentido no es posible. Cuando eres agresivo mediante las palabras que expresas, nada puede penetrarte, ni el amor, ni la meditación, ni Dios. Y todo lo que es hermoso se da como un proceso hacia adentro. Cuando estás en silencio, sin palabras que quieran ser expresadas, cuando estás esperando, en ese momento de espera lo bello sucede, el amor sucede, la oración sucede, Dios sucede. Pero si uno es excesivamente adicto a las palabras, se lo perderá. Al final tendrá una larga colección de palabras y de teorías, de lógica, de cualquier cosa, pero nada de ello es válido porque el contenido se habrá perdido. Tienes la red, la trampa, pero no hay peces en ella. Si hubieras cogido el pez habrías arrojado inmediatamente la red muy lejos. ¿Por qué preocuparse? Si has empleado ya la escalera, olvídala, ¿Quién pensará en ella? La has trascendido, ha sido usada. Por esto cuando un hombre llega realmente a saber, se olvida del conocimiento. Eso es lo que llamamos sabiduría. Un sabio es aquel que ha sido capaz de desaprender lo aprendido. Simplemente abandona lo no esencial. Dice Chuang Tse: ¿Dónde puedo hallar un hombre que se haya olvidado de las palabras? El sería el único con el que me gustaría conversar. Con él vale la pena hablar. Puede que no sea fácil el convencerlo para que hable, pero aun el estar junto a él, tan sólo sentarse a su lado será una comunión, será una comunicación, la más profunda posible. Dos corazones se fundirán el uno en el otro. Pero, ¿por qué esta adicción a las palabras? Pues porque el símbolo aparece como lo real. Y si se repite una y otra vez, a través de la repetición uno llega a autohipnotizarse. Repitiendo lo que sea, poco a poco te olvidarás de que no sabes. La repetición te da el sentimiento de que tú sabes. Si vas a un templo por primera vez, vas en total ignorancia. Es una hipótesis el que el templo pueda contener algo, el que Dios exista ahí o no, pero yendo cada día, una y otra vez, repitiendo el ritual, las plegarias y cualquier cosa que el sacerdote diga y haciéndolo diariamente, año tras año, olvidarás el hipotético estado de mente que existía en un principio. Con continuas repeticiones va entrando en la mente y empiezas a sentir que éste es el templo, que Dios vive aquí, que ésta es la morada de Dios. En este instante te has situado en el mundo de las apariencias. Por eso es por lo que todas las religiones insisten en enseñar a los niños desde tan pronto como sea posible, porque una vez pasada la infancia es muy difícil convertir a la gente a cualquier estupidez, muy difícil. Los psicólogos dicen que todos deberían de ser cogidos antes de los siete años. El niño puede ser condicionado como hindú, musulmán, cristiano o cualquier cosa, como comunista, como ateo o teísta, no importa cual sea la diferencia, pero ha de ser antes de los siete. Hasta los siete años el niño aprende casi el cincuenta por ciento de todo lo que aprenderá en toda su vida. Y este cincuenta por ciento es muy significativo porque se convierte en la base. Aprenderá muchas cosas, creará una gran estructura de conocimientos, pero toda ella estará basada en el conocimiento recibido cuando era niño. Y en esta época, antes de los siete años, el niño carece de lógica, de argumentatividad. Él es confiado, explora, cree. No puede ser incrédulo, porque no conoce lo que es la credulidad o la incredulidad.

Cuando nace el niño, carece de mente para razonar. No conoce lo que es el razonamiento. Diga lo que uno diga le parece cierto, y si lo repites el niño es hipnotizado. Así es como todas las religiones han explotado a la humanidad. El niño tiene que ser conformado según un modelo, y una vez el modelo está profundamente arraigado, nada puede ya hacerse. Incluso si después el niño cambia de religión, nada cambiará mucho. Al contrario, su cristianismo será parecido al hinduismo, debido a su base. Ocurrió una vez en una tribu de caníbales cerca del Amazonas. Poco a poco acabaron con la mayoría de sus miembros hasta que únicamente quedaron unos doscientos. Se habían matado y comido unos a otros. Un misionero fue allí a trabajar. El jefe de la tribu le habló en perfecto inglés. El misionero se sorprendió y le dijo, "¡Qué! Hablas un inglés tan perfecto, tienes un acento de Oxford perfecto y ¿sigues siendo un caníbal?". El hombre le contestó. "Sí. He estado en Oxford y he aprendido mucho. Sí, somos aún caníbales, pero ahora empleo tenedor y cuchillo. Eso lo hemos aprendido en Oxford". Así varían las cosas, no demasiado. Convierte a un hindú al cristianismo y su cristianismo será como el hinduismo. Convierte un cristiano al hinduismo y seguirá siendo un cristiano en su interior, porque no puedes cambiar la base. No puedes volverlo un niño de nuevo, no puedes devolverle la inocencia. Ese momento se ha perdido. Si alguna vez esta tierra se vuelve verdaderamente religiosa no predicaremos el cristianismo, el hinduismo, el mahometanismo o el budismo; ese es uno de los mayores crímenes cometidos. Enseñaremos la oración, enseñaremos meditación, pero no sectas. No enseñaremos palabras y credos, enseñaremos modos de vida, enseñaremos a ser felices, enseñaremos el éxtasis. Enseñaremos como mirar a los árboles, como bailar con los árboles, cómo ser más sensitivos, cómo estar más vivos y cómo disfrutar de las bendiciones que Dios nos ha dado... pero no palabras, no credos, no filosofías, no teologías. No, no los llevaremos a un templo o a una iglesia o a una mezquita, porque estos sitios son las fuentes de la corrup- ción. Han corrompido la mente. Dejaremos a los niños en manos de la naturaleza; ese es el verdadero templo, la verdadera iglesia. Enseñaremos a los niños a mirar a las nubes que flotan, al sol que sale, a la luna al anochecer. Les enseñaremos cómo amar, y les enseñaremos a no crear barreras contra el amor, la meditación, la oración; les enseñaremos a ser abiertos y vulnerables, no les cerraremos sus mentes. Y desde luego les enseñaremos palabras pero al mismo tiempo les enseñaremos sobre el silencio, porque una vez que las palabras se establecen en la base, el silencio se vuelve difícil. Vienes a mí, tu problema es éste: en la base se hallan las palabras y ahora intentas meditar y estar en silencio y la base está siempre ahí. Siempre que estás en silencio la base comienza a funcionar. Por eso te das cuenta del exceso de pensamientos cuando estás meditando, incluso más de los que sientes comúnmente. ¿Por qué? ¿Qué es lo que ocurre? Cuando estás en silencio te diriges hacia adentro y eres más sensible al sinsentido interno que sigue y sigue. Cuando no estás en meditación eres extrovertido, volcado al exterior; estás implicado con el mundo y no puedes escuchar el ruido interior que prosigue. Tu mente no está ahí. El ruido está ahí continuamente, pero tu no puedes oírlo, estás ocupado. Pero siempre que cierras los ojos y te diriges a tu interior, se abre el manicomio. Puedes sentir y puedes oír, y entonces te asustas y tienes miedo. ¿Qué es lo que ocurre? ¡Y pensabas que mediante la meditación te volverías más silencioso! Y lo que está ocurriendo es totalmente lo opuesto. Al principio esto es lo que va a suceder porque se te ha dado una base errónea. Toda la sociedad, tus padres, tus profesores, tus universidades, tu cultura, te ha dado una base equivocada. Ya has sido corrompido, tu origen está envenenado. Ese es el problema: como desenvenenarte. Y lleva tiempo, y una de las cosas más difíciles es desembarazarse de todo lo que sabes, de todo lo que haz aprendido. Dice Chuang Tse: ¿Dónde puedo hallar un hombre que se haya olvidado de las palabras?

El sería el único con el que me gustaría conversar. Sólo con un sabio vale la pena hablar. Sólo a un sabio vale la pena escu- char. Sólo con un sabio vale la pena vivir. ¿Qué es un sabio? Un bote vacío; sin palabras dentro; el cielo vacío sin nubes. Ni sonido, ni ruido; nadie loco, sin caos en su interior, una continua armonía, un equilibrio, un balance. Vive como si no viviera. Está como si estuviera ausente. Se mueve, pero nada se mueve en él. Habla, pero el silencio interior está ahí. Nunca se altera; usa las palabras, pero las palabras son meros vehículos; a través de esas palabras te está transmitiendo algo que está más allá de las palabras. Y si te agarras y cuelgas de las palabras, lo perderás. Cuando escuchas a un sabio, no escuchas sus palabras, son secundarias, son superficiales, son periferia pura. Escúchalo a él, no escuches sus palabras. Cuando las palabras te alcancen, déjalas de lado como haría el viajero que ha atravesado el mar: él deja el bote y sigue. Deja el bote y sigue. Si sigues llevando el bote, estás loco. Toda tu vida se volverá una carga, estarás agobiado por el bote. Un bote no es para ser llevado sobre la cabeza. Siéntete agradecido, eso está bien, pero acarrear con el bote sobre tu cabeza es demasiado. ¿Cuántos botes estás llevando sobre tu cabeza? Toda tu vida se ha vuelto algo estático debido al peso. No puedes volar, no puedes flotar, porque estás transportando una carga muerta, no sólo durante una vida, ésta, sino durante muchas vidas. Sigues almacenando lo que es inútil, trivial. ¿Por qué haces eso? Debe haber alguna profunda razón, de otra forma todo el mundo dejaría de hacerlo. ¿Por qué ocurre esto? En primer lugar, crees que la palabra es la realidad; la palabra dios es Dios, la palabra amor es Amor; que la palabra es real. Y la palabra no es lo auténtico. La palabra solamente simboliza, indica, no es lo real. Tienes que distinguir y distinguir claramente, que la palabra no es lo auténtico. Una vez has sido atrapado en la creencia de que la palabra es lo real, cuando alguien te diga "Te quiero" te sentirás frustrado. Porque él dice que te quiere, tu crees que él te quiere, porque para ti la palabra es lo real. Si no puedes ver la realidad carente de palabras te sentirás frustrado en todos los ámbitos de la vida, siempre te sentirás frustrado porque tomarás la palabra por la realidad. Mucha gente viene a mí y dice, "Esta chica me ama me lo dijo". "Este hombre me amaba y ahora el amor ha desaparecido". En ambos casos fueron engañados por las palabras. Dale Carnegie sugiere que aunque hayas estado casado durante veinte años, no olvides nunca el utilizar las mismas palabras que cuando cortejabas a tu esposa; continúa. Cada mañana dile las mismas palabras que cuando estabais cortejando. No las olvides. Cada día di, "No existe nadie como tú. Eres la chica más bonita de este mundo y moriría si no te tuviera". Dale Carnegie dice que aunque no lo sientas, dilo, porque las palabras son realidades. Y así la esposa será engañada y el marido será engañado, porque viven sólo de las palabras. No conoces nada aparte de ellas, no conoces nada real. ¿Cómo puedes ponerte en contacto con la realidad? Cuando alguien te dice, ''Te amo", ¡Se acabó! Cuando alguien dice, "Te odio", ¡Se acabó! Deja de lado las palabras y mira a la persona. Cuando alguien dice, "Te amo", no te atontes con las palabras, déjalas de lado. Mira a la persona, a su totalidad. Así nadie podrá engañarte. El amor es un fuego tal que podrás verlo, podrás tocarlo, serás capaz de saber si está ahí o no. El amor no puede estar escondido. Si está presente de verdad, no se necesita de palabras. Cuando alguien te ama realmente, no te dirá "Te amo". No es necesario. El amor es suficiente por sí mismo, no necesita de ningún arte de la venta. No requiere de nadie para persuadir, para convencer; es suficiente, es un fuego. No hay nada más ardiente que el amor, es una llama. Y cuando hay una llama en la oscuridad no necesitas especificar nada sobre ella. Está ahí. No se necesita de ningún anuncio, de ninguna propaganda. Intenta diferenciar las palabras de la realidad. En tu vida cotidiana cuando alguien te diga, "Te odio", no creas las palabras. Puede que sea una cosa momentánea, puede que sea sólo una fase. No persigas la palabra, pues de lo contrario te ganarás un enemigo de por vida.

Así como haces amigos a través de las palabras, te creas enemigos debido a las palabras. No persigas palabras, mira dentro de la persona, mira en sus ojos, siente su totalidad, puede que sea una reacción, solo momentánea. De cien veces, noventa y nueve será algo momentáneo. Se siente herido por algo, reacciona y te dice, "Te odio". Espera, no decidas, no digas "Es un enemigo". Si lo dices, no sólo eres engañado por las palabras de otro, sino que ahora también eres engañado por las tuyas. Si dices, "Este es un enemigo", quedarás enganchado a estas palabras. Y aunque él cambie mañana, tú no estarás dispuesto o no estarás tan deseoso de cambiar, las seguirás llevando dentro de ti. Y con tu insistencia te crearás en verdad un enemigo. Tus enemigos son falsos, tus amigos son falsos, porque las palabras no son la realidad. Las palabras pueden lograr solo una cosa: si las repites te dan la apariencia de realidad. Dice Adolfo Hitler en su autobiografía, Mein Kampf, "Sólo conozco una diferencia entre la verdad y la mentira, y es ésta: una mentira repetida suficientemente se convierte en verdad". Y él lo sabe por experiencia, él dice lo que él hizo: continuamente repitió mentiras y siguió repitiéndolas una y otra vez. Al principio parecían tonterías. Comenzó diciendo que era a causa de los judíos el que Alemania fue derrotada en la Primera Guerra Mundial. Era absolutamente absurdo. Una vez estaba hablando en una reunión y preguntó, "¿Quién es el responsable de la derrota de Alemania?". Un hombre se levantó y dijo, "Los ciclistas". Hitler se sorprendió. Le dijo, "¿Qué? ¿Por qué?". El hombre le contestó, "¿Y por qué los judíos?". El era judío. ¿Por qué los judíos? Incluso cuando Hitler se estaba muriendo y de nuevo Alemania estaba siendo derrotada y totalmente destruida, él no creía que fuera por causa de Stalin; Churchill o Roosvelt. No creía que estaba siendo derrotado porque sus enemigos fuesen superiores o más poderosos que él. Su último veredicto fue todavía el mismo: era una conspiración judía, los judíos estaban tras ello y por su culpa los alemanes habían sido derrotados. Y toda Alemania le creía, ¡uno de los hombres más inteligentes sobre la tierra! Pero los inteligentes pueden ser estúpidos porque la gente inteligente cree en las palabras. Ese es el problema. Los alemanes, muy inteligentes, gente muy erudita, han proporcionado los más grandes profesores y filósofos; todo el país es inteligente.

¿Cómo podía un estúpido como Hitler convencerlos de que sus argumentos eran lógicos? Pero esto pudo suceder porque una tierra de profesores, de intelectualidad, de mal llamados intelectuales, es siempre adicta a las palabras. Si sigues repitiendo una y otra vez algo, martilleándolo y martilleándolo, la gente al escucharlo continuamente empezará a sentir que es verdad. La verdad puede ser creada a partir de mentiras si las repites lo suficiente. La repetición es el método de convertir una mentira en una verdad. Pero, ¿puedes convertir tú una mentira en una verdad? Tan sólo puedes en apariencia. Repite insistentemente algo y empezarás a creértelo. Puede que no seas tan desgraciado como pareces. Debido a que has estado repitiendo, "Soy un desgraciado, soy un desgraciado, soy un desgraciado", y lo has repetido con tanta frecuencia, ahora aparentas ser un desgraciado. Mira tu miseria. ¿Eres en verdad un desgraciado? ¿Estás sumido en un infierno tal y como muestra tu rostro? Recapacita. Dejarás de sentirte tan desgraciado inmediatamente porque nadie puede ser tan desgraciado como tú lo pareces. Es imposible. ¡Dios no lo permitiría! Es por repetición, por autohipnosis. Un psicólogo francés, Emile Coué, acostumbraba a dar un tratamiento a la gente. Su método era simple repetición, sugestión, autohipnosis. Podías acudir a él y decirle, "Tengo un dolor de cabeza, un constante dolor de cabeza, y no hay medicina que valga. He probado con todas las "patías", incluso naturopatía, y nada ha funcionado". El te decía que no había necesidad de tratamiento porque no había tal dolor de cabeza. Simplemente te lo creías. Y al acudir a uno y a otro doctor, todos habían contribuido a creer que existía ese dolor de cabeza, porque si ellos no creen en tu dolor de cabeza no pueden subsistir. Los médicos no pueden decirte que no tienes dolor de cabeza. Cuando acudes al médico, aunque no tengas nada, encontrará algo. Es su razón de ser. El hablar con Coué te ayudaba inmediatamente, casi el cincuenta por ciento de las migrañas desaparecían con tan sólo hablar con él, sin medicina alguna. Y él percibía la relajación que te invadía y sabía así que el truco había funcionado. Luego te daba una fórmula que debías de repetir día y noche continuamente, en todo momento, y era que no había tal dolor de cabeza. Cada mañana al levantarte tenías que repetir: "Cada día me siento mejor y mejor". Y al cabo de dos o tres semanas el dolor de cabeza desaparecía. Un verdadero dolor de cabeza no puede desaparecer de ese modo. En primer lugar la migraña fue creada por las palabras; en primer lugar, te hipnotizaste a ti mismo con que tenías dolor de cabeza, y luego te deshipnotizabas. Una enfermedad auténtica no puede desaparecer, pero tus enfermedades, el noventa por ciento de ellas, son irreales. Las has creado con las palabras. Coué ayudó a miles, Mesmer ayudó a miles, con tan sólo crear el sentimiento de que uno no está enfermo. Esto no demuestra que la autohipnosis cure la enfermedad; demuestra que sois unos hipnotizadores tan magníficos que habéis creado vuestras propias enfermedades. Creéis en ellas. Y los doctores no pueden decir que vuestras enfermedades son mentales. No te sientes bien si alguien te dice que tu enfermedad es sólo mental, te sientes mal e inmediatamente cambias de médico. Siempre que un médico te dice que tienes una enfermedad importante, muy seria, te sientes muy bien, porque un hombre como tú, tan importante, tan grande, debe de sufrir grandes enfermedades. Las enfermedades sin importancia son para gentecilla, las enfermedades ordinarias son para gente corriente. Cuando tienes cáncer, tuberculosis o una enfermedad de riesgo, te sientes superior, eres alguien. Al menos en lo que concierne a las enfermedades no eres común. Un doctor que acababa de graduarse de la universidad, volvió a su casa. Su padre era también un doctor, muy cansado de trabajar y trabajar por lo que se fue de vacaciones. Le dijo, "Necesito al menos tres semanas de vacaciones y me voy a ir a la montaña, así que encárgate de mi consulta". Cuando el padre regresó al cabo de tres semanas el hijo le dijo, "Te tengo una sorpresa. A la mujer que habías estado tratando durante años y que no podías curar, la he curado en tres días". El padre le dio en la cabeza y le dijo, "Estúpido, esta señora ha estado pagando tu educaci6n y esperaba que gracias a ella todos mis hijos podrían pasar por la universidad. Su mal de estómago no era real. Y me sentía preocupado cuando estaba en la montaña porque

olvidé decirte que no te encargaras de ella. Ella es rica y necesita del dolor de estómago, y yo le he estado ayudando. Durante años ha sido la fuente de nuestros ingresos". El noventa por ciento de las enfermedades son psicológicas. Pueden ser curadas mediante mantras pueden ser curadas por sugestión, pueden ser curadas por Satya Sai Baba, porque en primer lugar tú has realizado un milagro al crearlas. Ahora cualquiera puede curarlas. El continuo repetir una palabra crea la realidad, pero esta realidad es alucinatoria. Es ilusión y no puedes volver a la realidad hasta que las palabras te desaparezcan de la mente. Incluso una sola palabra puede crear algo ilusorio. Las palabras son grandes fuerzas. Incluso si una sola palabra está en tu mente, tu mente no está vacía. Sea lo que sea lo que veas o sientas es a través de la palabra, y esa palabra cambiará la realidad. Tienes que volverte totalmente carente de palabras, de pensamientos. Tienes que ser sólo pura consciencia. Cuando eres sólo consciencia entonces el bote está vacío y la realidad se te revela. Porque no estás repitiendo nada ni te estás imaginando nada, no te estás autohipnotizando a ti mismo. Sólo entonces aparece lo real, revelado. Chuang Tse está en lo cierto. El dice: ¿Dónde puedo hallar un hombre que se haya olvidado de las palabras? El sería el único con el que me gustaría conversar. La finalidad de una trampa para peces es atrapar los peces... Te has olvidado del propósito completamente. Has acumulado tantas trampas para peces y estás constantemente tan preocupado por ellas -que alguien te las pueda robar, que se puedan romper o pudrir- que ¡te has olvidado por completo del pez! La finalidad de una trampa para peces es atrapar los peces, y cuando el pez es atrapado uno se olvida de la trampa. Si no puedes olvidarte de la trampa quiere decir que el pescado no ha sido atrapado todavía. Recuérdalo, si estás constantemente obsesionado con la trampa, esto demuestra que los peces no han sido aún atrapados. ¡Te has olvidado por completo de ellos y te has liado tanto con las trampas que te has enamorado de ellas! Una vez tuve un vecino, un profesor, un hombre de palabras. Se compró un coche. Cada mañana lo limpiaba. Siempre lo mantenía absolutamente inmaculado y nunca lo conducía por la carretera. Durante años lo estuve observando. Cada mañana se esmeraba en limpiarlo, pulirlo. Una vez viajábamos en el mismo compartimiento de tren, de modo que le pregunté, "¿Le ocurre algo a tu coche? Nunca lo sacas. Siempre está en tu garaje". El contestó, "No. Me he enamorado de él. Lo estimo tanto que siempre temo que si lo saco pueda dañarse: un accidente, un arañazo, que pueda pasar cualquier cosa. Y no puedo soportar siquiera pensar en ello". Un coche, una palabra, una trampa, todos ellos son medios no fines. Puedes enamorarte de ellos y de este modo nunca los utilizarás. Solía vivir en una casa. La señora de la casa tenía trescientos saris pero sólo usaba dos. Guardaba los otros para una ocasión especial. ¿Cuándo se presentaba esa ocasión especial? Por lo que yo sé y la conozco desde hace 15 años, esa ocasión especial no se ha presentado todavía. Y no va a presentarse porque ella se vuelve mayor con cada día que pasa; antes o después morirá y esos trescientos saris seguirán ahí.

¿Qué le ocurrió? ¿Se enamoró de los saris? Puedes enamorarte de cosas. Es difícil enamorarse de personas, pero es muy fácil enamorarse de cosas porque las cosas están muertas, puedes manipularlas. Los saris nunca dirán, ¡Llévanos! Nos gustaría salir y dar una vuelta". El coche nunca dirá, "Condúceme, me estoy aburriendo". Con las personas es difícil. Exigirán, pedirán, les gustaría salir, ellas tienen sus propios deseos que complacer. Cuando te enamoras de alguien siempre se da el conflicto, por eso los que son inteligentes nunca se enamoran de personas, se enamoran de cosas: una casa, un coche, ropas. Así siempre las pueden manejar fácilmente y siempre eres el amo mientras que el otro nunca crea problemas. O, si te enamoras de una persona, inmediatamente intentas convertirla en una cosa, algo muerto. Una esposa es una cosa muerta, un marido es algo muerto, y ambos se torturan el uno al otro. ¿Por qué se torturan entre sí? Con qué fin? A través de la tortura matan al otro a fin de convertirlo en algo sin vida de forma que sea una cosa, manipulable. Y entonces no tienen de qué preocuparse. Dos mujeres casadas estaban mirando un escaparate de una librería. Una dijo a la otra, ¡Mira! Hay un libro titulado ¿"Cómo torturar a tu marido"? Pero la otra no mostró ningún interés. Ni miró el libro. Contestó, "No lo necesito para nada. Tengo mi propio sistema". Todo el mundo tiene su propio sistema de torturar a los demás, porque sólo mediante la tortura y la destrucción puede una persona ser transformada en una cosa. Ocurrió una vez que Mulla Nasruddin entró en un café con aspecto muy enfadado, muy agresivo y peligroso, y dijo, "He oído que alguien ha llamado a mi esposa vieja horrible, bruja. ¿Quién ha sido?". Un hombre se levantó, un hombre muy alto, fuerte, como un gigante. Le contestó, '''Yo he sido, ¿y qué?". Mirándolo detenidamente Nasruddin se calmó en un instante; ese hombre era peligroso. Fue hacia él y le dijo, "Gracias, a mí también me lo parece, pero no tengo el valor de decírselo. Tú sí lo has hecho, eres un hombre valiente". ¿Qué es lo que ocurre en una relación? ¿Por qué siempre se vuelve repugnante? ¿Por qué es tan imposible el amar? ¿Por qué todo se llega a envenenar?... Porque la mente se siente feliz siempre manipulando cosas, porque las cosas nunca se rebelan, siempre son obedientes, nunca desobedecen. Una persona está viva, nunca puedes predecir lo que va a hacer. Y tú no puedes manipularla... la libertad del otro se convierte en el problema. El amor es un problema porque no consientes que el otro tenga libertad. Y recuerda esto: si realmente amas, el auténtico amor sólo es posible cuando le das al otro plena libertad para ser él mismo o ella misma. Pero entonces no puedes poseer, entonces no puedes predecir, entonces no puedes estar seguro, entonces todo tiene que transcurrir paso a paso. Y la mente quiere planear, estar segura y a salvo. La mente quiere que la vida transcurra por un camino trillado porque la mente es la cosa más muerta que hay en ti. Es como si tú fueras un río y una parte del río fuera un iceberg. Tu mente es como el iceberg, es la parte congelada en ti y quiere congelarte totalmente para que así no exista el miedo. Siempre que aparece lo nuevo, hay miedo; con lo viejo no hay miedo. La mente es siempre feliz con lo viejo. Por eso es que la mente siempre es ortodoxa, nunca es revolucionaria. Nunca ha existido una mente que se pueda llamar revolucionaria. La mente no puede ser revolucionaria. Buda es revolucionario, Chuang Tse es revolucionario, porque carecen de mente. Lenin no es revolucionario, Stalin absolutamente tampoco. No pueden serlo. ¿Cómo puedes ser revolucionario con una mente? La mente siempre es ortodoxa, la mente siempre es acomodaticia porque la mente es la parte muerta que hay en ti. Esto ha de ser bien comprendido. Hay muchas partes muertas en ti de las que el cuerpo ha de desprenderse. Tu pelo está muerto, por eso es por lo que puedes cortarlo sin que duela. Tus uñas están muertas, por eso puedes cortarlas fácilmente y sin dolor, sin daño. El cuerpo las va eliminando. La consciencia tiene también que eliminar muchas cosas, pues sino se acumulan. La mente es algo muerto como el pelo. Y esto es simbólico. Buda les dijo a sus discípulos que se afeitaran sus cabezas de forma simbólica: así como te afeitas completamente el pelo, también has de

afeitar la consciencia interior, afeitarle totalmente la mente. Ambos, pelo y mente, están muertos, no los sigas llevando. ¡Qué bello es! No permitas que se acumulen las partes sin vida". ¿Qué es la mente? Tus experiencias pasadas, lo que has aprendido, lo que has sido. La mente nunca está presente, ¿cómo puede estarlo? Aquí y ahora, la mente no puede existir. Si simplemente me miras, ¿dónde está la mente? Si simplemente te sientas y me escuchas, ¿dónde está la mente? Si empiezas a argumentar, la mente entra; si empiezas a juzgar, la mente entra. Pero ¿de qué manera juzgas? Traes el pasado al presente, el pasado se convierte en el juez del presente. ¿Cómo argumentas? Introduces el pasado como argumento, y al introducir el pasado, la mente entra. La mente es lo que está muerto en ti, es lo desechable. Y así como hay gente que sufre de estreñimiento y padece mucho, así existe

un estreñimiento mental que acumula desechos. Nunca los eliminas. En tu mente, las cosas sólo se introducen, nunca las echas fuera. La meditación es descargar la mente, aliviándote. No se deben de acarrear los desechos, si no uno se adormece más y más. Por eso es que un niño tiene una mente fresca, porque no acumula. Por eso, a veces, los niños dicen cosas que tus filósofos son incapaces de decir. A veces observan y son tan penetrantes que tus eruditos palidecen. Los niños son muy, muy penetrantes. Tienen una claridad, su mirada es fresca, sus ojos no están saciados. Un sabio es de nuevo un niño. Ha vaciado su bote, se ha vaciado a sí mismo de toda carga. Los desechos han sido expulsados, y ya no está estreñido. Su consciencia es un fluir, sin partes congeladas. La finalidad de una trampa para peces es atrapar los peces, y cuando el pez es atrapado uno se olvida de la trampa. La finalidad de las palabras es expresar ideas. Cuando se comprenden las ideas, se olvidan las palabras. Si de verdad me comprendes, serás incapaz de recordar lo que he dicho. Cogerás el pez, pero tirarás la red. Serás lo que he dicho pero no recordarás lo que he dicho. Te transformarás con ello pero no te convertirás en más erudito. Te vaciarás aun más con ello, estarás menos lleno; te alejarás de mí refrescado, aliviado; No trates de acumular lo que te digo, porque sea lo que sea lo que acumules estará equivocado. El acumular no es lo correcto: no acumules, no llenes tu arcón con mis palabras. Las palabras son desechos, no valen nada. Arrójalas lejos, el significado estará ahí, y el significado no tiene que ser recordado, nunca llega a formar parte de la memoria, formará parte de tu totalidad. Tienes que recordar algo cuando este algo forma parte de tu intelecto, de tu memoria. Nunca necesitas recordar algo real que te haya sucedido. Si te ocurre, está ahí; ¿qué necesidad hay de recordar? No repitas, porque la repetición te dará una falsa idea. Atiende, pero no a las palabras; junto con las palabras lo carente de palabras te es dado. No te fijes demasiado en las palabras, mira un poco de reojo también porque lo real te es dado allí. ¡No atiendas a lo que te digo, escúchame a mí. Yo también estoy aquí, no sólo lo están las palabras. Y una vez me escuches, todas las palabras serán olvidadas. Buda murió, y los bikus, los discípulos; se sentían muy turbados porque ninguna de sus enseñanzas había sido recopilada mientras estaba vivo. Olvidaron por completo transcribir sus palabras y no creyeron que iba a morir tan pronto, tan repentinamente. Los discípulos nunca piensan en esto, en que el maestro pueda desaparecer repentinamente. De improviso, un día Buda dijo, "Me estoy muriendo". No quedaba ya tiempo y había estado hablando durante cuarenta años. Cuando estuviera muerto, ¿cómo podrían recopilarse sus palabras? Se perdería un tesoro, pero ¿qué hacer? Y es hermoso que Mahakashyap no pudiera repetir las palabras de Buda. El dijo, "Le escuché, pero no recuerdo lo que él dijo. Estaba tan inmerso en ello, nunca llegó a formar parte de mi memoria, no lo sé". ¡Y él se había iluminado! Sariputta, Moggalyan, todos los que se habían iluminado, encogieron sus hombros y dijeron "Es difícil, ha hablado mucho, pero no recordamos de qué". Y esos eran los discípulos que habían arribado. Entonces Ananda fue interpelado. El no se había iluminado en vida de Buda; cuando Buda murió, se iluminó. Él lo recordaba todo. Dictó palabra por palabra el contenido de los cuarenta años que había pasado con Buda. Lo dictó palabra por palabra ¡un hombre que no estaba iluminado! Parece paradójico. Los que debían de haber recordado debían de haber sido los que habían llegado, no aquel hombre que aún no había alcanzado la otra orilla. Pero

cuando se alcanza la otra orilla, esta orilla es olvidada, y cuando uno mismo se ha convertido en buda, ¿a quién le preocupa lo que Buda dijo? La finalidad de una trampa para peces es atrapar los peces, y cuando el pez es atrapado uno se olvida de la trampa. Las palabras del Buda eran trampas. Mahakashyap cogió el pez. ¿A quién le importa la trampa ahora? A quién le importa a dónde se haya ido el bote? El ha atravesado la corriente. Mahakashyap dijo, "No sé lo que dijo éste. Y no confiéis en mí, porque conmigo es difícil distinguir lo que él dijo de lo que yo digo". Desde luego es así. Cuando Mahakashyap se convierte en buda, ¿cómo puede distinguirlo? Los dos no son dos. Pero Ananda dijo, "Contaré lo que él dijo", y lo relató fielmente. La humanidad está en gran deuda con este Ananda, que todavía era ignorante. No había cogido el pez, de modo que se acordaba de la trampa. Todavía pensaba en coger el pez y tenía por lo tanto que acarrear con la trampa. La finalidad de las palabras es expresar ideas. Cuando se comprenden las ideas, se olvidan las palabras. Recuérdalo como una ley básica de la vida: lo inútil, lo que carece de significado, lo periférico, parece tan significativo porque no eres consciente del centro. Este mundo parece tan significativo porque no te apercibes de Dios. Cuando se conoce a Dios, se olvida el mundo. Y siempre es así. La gente ha intentado olvidarse del mundo para así poder conocer a Dios, pero nunca ha ocurrido ni nunca ocurrió. Puedes intentar una y otra vez olvidarte del mundo, pero no puedes. El mismo esfuerzo se volverá un continuo recordar. Sólo cuando se ha conocido a Dios se olvida uno del mundo. Puedes seguir esforzándote en abandonar el pensar, pero no puedes abandonar el pensar a menos que se alcance la consciencia. El pensar es un sustituto. ¿Cómo puedes desprenderte de la trampa si aún no has atrapado al pez? La mente te dirá, "No seas tonto. ¿Dónde está el pez?". ¿Cómo puedes desprenderte de las palabras cuando aun no has alcanzado a comprenderlas? No luches con las palabras, intenta alcanzar su sentido. No intentes luchar contra los pensamientos. Por eso es lo que una y otra vez insisto en que si los pensamientos te alteran, no luches con ellos, no te pelees con ellos. Si vienen, déjalos que vengan. Si se van, déjalos irse. No hagas nada, mantente indiferente, como un observador, un espectador, sin inmiscuirte. Eso es todo lo que puedes hacer por ahora.: no inmiscuirte. Mantente indiferente, no te alteres por los pensamientos, sean, los que sean. Y antes o después sentirás y sabrás que su ir y venir se ha vuelto más lento. Antes o después verás que surgen, pero no tantos; a veces el tráfico se para, la carretera está vacía. Un pensamiento ha pasado, otro no ha llegado todavía; hay un intervalo. En ese intervalo conocerás tu cielo interior en su absoluta gloria. Pero si un pensamiento entra, déjalo que entre; no te alteres. Sólo puedes hacer esto y nada más que esto, nada más. No les prestes atención, se indiferente, sin preocuparte. Permanece como un testigo, observando, sin interferir, y la mente se irá porque nada puede ser retenido dentro de ti si eres indiferente. Ser indiferente es cortar las raíces, las mismas raíces. No te opongas, porque esto es alimentarlas de nuevo. Si te acuerdas de los amigos, tienes que acordarte aún más de los enemigos. A los amigos los puedes olvidar, pero ¿cómo puedes olvidar a los enemigos? Tienes que recordarlos constantemente porque estás asustado. La gente es alterada por los pensamientos, la gente común. La gente religiosa es alterada

aun más porque están en lucha constante. Pero a través de la lucha prestas atención y la atención es comida. Cualquier cosa crece si le prestas atención, crece más rápido, se vuelve más vital. Se tan sólo indiferente. Buda solía usar la palabra upeksha; significa absoluta indiferencia, ni esto ni eso, tan sólo en el medio. Ni amistoso ni antagónico, ni a favor ni en contra, sólo en el medio, observando como si no fuera contigo, como si esos pensamientos no te pertenecieran, como si fuesen parte del gran mundo. Déjalos que estén ahí. Y un día, de repente, cuando la indiferencia sea total, la consciencia pasa de la periferia al centro. Pero no puede ser predecido ni ser planeado, uno debe de seguir trabajando y esperando. Cuando suceda, uno puede reírse: esos pensamientos estaban ahí porque querías que estuvieran ahí, esos pensamientos estaban ahí porque los alimentabas continuamente, esos pensamientos estaban ahí porque el pez no había sido atrapado todavía. ¿Cómo podías desprenderte de la trampa? Tenías que llevarla. Recuerdo que sucedió una vez en el país de Mulla Nasruddin que el rey estaba buscando a un sabio. Su viejo sabio había muerto diciendo, "Cuando me sustituyas, busca al hombre más humilde de todo el reino, porque el ego está en contra de la sabiduría. La humildad es sabiduría, por eso encuentra al hombre más humilde". Fueron enviados agentes secretos por todo el país para descubrir al hombre más humilde. Finalmente llegaron al pueblo de Nasruddin. El se había enterado de que el sabio había muerto, por eso se devanó los sesos pensando cuál sería la indicación para dar con un sabio. Había leído y conocía el antiguo dicho de que el más humilde es el más sabio. Concluyó, dedujo por ello, con toda lógica, que el viejo debía de haber dicho que buscasen al más humilde. Entonces llegaron los hombres del rey que estaban buscándolo. Mulla Nasruddin era muy rico, pero cuando lo vieron, él el hombre más rico del pueblo, estaba transportando una red de pesca, regresando del río. El de pescador era el oficio más humilde del pueblo. Por eso pensaron, "Ese debe ser un hombre muy humilde", y preguntaron a Nasruddin, ¿Por qué acarreas con esa red de pesca? Eres tan rico que no necesitas ir a pescar". Nasruddin dijo, "Llegué a ser tan rico pescando. Comencé como pescador. Me he vuelto rico, pero para rendir tributo a mi profesión original que me dio tanto, siempre llevo esta red sobre mi espalda". Un hombre realmente humilde. Por lo general, si un pobre se vuelve rico comienza a desembarazarse de su pasado de forma que nadie pueda saber que fue un día un pobre. Abandona todo contacto con todo lo que pueda indicar que fue una vez un hombre pobre. No desea ver a sus familiares, no desea rememorar el pasado. Simplemente se desprende del pasado totalmente. Crea un nuevo pasado como si hubiera nacido aristócrata. Pero este hombre era humilde. Por eso los enviados informaron al rey que Mulla Nasruddin era el hombre más humilde que habían visto nunca y así fue nombrado el hombre más sabio. El día del nombramiento, lanzó a un lado la red. Los hombres que lo habían recomendado le preguntaron, "Nasruddin, ¿dónde está tu red ahora?". El les dijo, "Cuando el pez ha sido atrapado, la red es abandonada. Pero tú no puedes tirarla antes, es imposible, tienes que llevarla. Pero llévala de modo indiferente. No te ates, no te enamores de ella, porque un día tendrás que tirarla. Si te enamoras de ella puede que nunca atrapes el pez, estarás asustado de que si coges el pez tengas que desprenderte de la red. No te enamores de la mente. Tiene que usarse y está ahí porque no conoces todavía la no-mente, no conoces el centro más interno de tu ser. La periferia está ahí y tienes que acarrearla pero llévala con indiferencia. No te conviertas en su víctima. Una historia más. Esto era un hombre que solía asistir a las carreras cada año ahorraba todo el dinero en el día de su cumpleaños. Durante todo el año ahorraba todo el dinero que podía para hacer una sola apuesta en el día de su cumpleaños. Y estuvo perdiéndolo todo durante muchos años. ¡Pero la esperanza revive una y otra vez! Cada vez decidía que no iba a ir de nuevo... ¡pero un año es tanto tiempo! A los pocos días recordaba y de nuevo la esperanza resurgía. Pensó, "¿Quién sabe, este año puedo ser rico, por qué no probar una vez más?".

Cuando se acercaba el día de su cumpleaños estaba ya dispuesto a asistir a las carreras una vez más. Y este era su quincuagésimo aniversario, por lo que pensó, "Debería de intentarlo con todo lo que tengo". Así que vendió todo lo que tenía, juntó una pequeña fortuna, todo lo que había ganado a lo largo de su vida, todo lo que tenía y dijo, "Ahora tengo que decidirme de una u otra forma. O me vuelvo un mendigo o un emperador; o una cosa u otra". Y fue allí, a las ventanillas de apuestas, miró los nombres de los caballos y vio uno llamado Adolfo Hitler. Pensó, "Lo hará bien. Un hombre tan grande, un hombre tan victorioso, tuvo en jaque a todo el mundo. Este caballo debe de ser fuerte y bravo. "Así que lo apostó todo y perdió, como perderán todos los que apuesten por los Hitlers. No tenía ahora adónde ir, había perdido incluso su casa. No le quedaba más que cometer suicidio. Se dirigió a un acantilado presto a saltar y a acabar con todo. Cuando estaba a punto de saltar oyó una voz, no sabía de dónde procedía si del exterior o del interior. Decía, "¡Detente! La próxima vez te diré el nombre del ganador -prueba una vez más. No te suicides". La esperanza revivió y él regresó. Trabajó duro este año porque ésta iba a ser la victoria por la que había estado suspirando toda su vida. El sueño tenía que cumplirse. Trabajó duro día y noche, ganó mucho. Entonces, con un temblor en el corazón, se acercó a la ventanilla y esperó. La voz dijo, "Vale, escoge al caballo Churchill". Sin dudarlo, sin pensárselo, sin meter su mente de por medio, lo apostó todo y ganó. Churchill llegó el primero. Se acercó de nuevo a la ventanilla y esperó. La voz dijo, "Ahora a Stalin". Lo apostó todo. Stalin llegó primero. Ahora tenía una gran fortuna. La tercera vez esperó y la voz le dijo, "Ya no más". Pero él dijo, "Cállate, estoy ganando, los astros están a mi favor y nadie puede ganarme ahora". Por eso eligió a Nixon y Nixon llegó el último. Perdió todo su tesoro, era de nuevo un mendigo. Murmuró para sí, "Y ahora, ¿qué hago?". La voz interior le dijo, "Ahora puedes volver al acantilado y saltar". En los momentos cuando parece que te vas a morir, la mente se detiene porque no hay nada que pueda hacer. La mente es parte de la vida, no es parte de la muerte. Cuando no hay más vida por delante, la mente se para; no hay nada que hacer, se queda sin trabajo inmediatamente. Y cuando la mente se para, la voz interior llega. Siempre está ahí, pero la mente está creando tal follón que una quieta vocecita no puede ser oída. La voz no provenía del más allá, no hay nadie más allá, todo está dentro. Dios no está en los cielos, está en ti. El iba a morir; la última decisión tomada por la mente. Pero en cuanto la mente se retiró, porque no había ya nada que hacer, repentinamente oyó la voz. Esta voz provenía de lo más profundo de su ser, y la voz que proviene de lo más hondo del ser siempre está en lo correcto. ¿Y qué sucedió? Por dos veces la voz acertó, pero la mente entró de nuevo y dijo, "No hagas caso a este absurdo, los astros te son propicios y estás ganando". Recuérdalo: siempre que ganes, ganas debido a tu voz interior. Pero la mente siempre se entromete y se hace cargo. Siempre que sientas felicidad, proviene del interior. La mente inmediatamente salta y toma el control y dice, "Es por mí". Cuando estás enamorado, el amor se vuelve como la muerte, te sientes dichoso. Inmediatamente la mente llega y dice, "Vale, esto es mío, es por mí que ocurre". Siempre que meditas, ocurren destellos. Entonces la mente se entromete y dice, "¡Alégrate! Mira, lo he conseguido". E inmediatamente se pierde el contacto. Recuerda esto: con la mente siempre serás un perdedor: Incluso aunque obtengas victorias, tus victorias serán solo derrotas. Con la mente no hay victoria; con la no-mente no hay derrota. Tienes que focalizar toda tu consciencia desde la mente a la no-mente. Una vez la nomente está allí, todo se torna victoria. Una vez la no-mente está allí, nada va mal, nada puede ir mal. Con la no-mente todo es como debiera de ser. Uno está contento, ni un solo fragmento de descontento permanece, uno está absolutamente en casa. Tú eres un intruso

debido a la mente. Este cambio es posible sólo si te vuelves indiferente; en caso contrario nunca será posible. Incluso si tienes atisbos, perderás esos destellos. Habías tenido esos atisbos antes; no es sólo en la meditación y en la oración que ocurren. Los destellos se dan en la vida ordinaria también. Haciendo el amor con una mujer, la mente se para. Por eso es por lo que el sexo es tan atractivo: es un éxtasis natural. Por un sólo instante la mente deja de estar allí, te sientes dichoso y feliz, pero sólo por un instante. Inmediatamente la mente vuelve y comienza a trabajar en cómo tener más, cómo hacerlo durar más. Planeando, controlando, manipulando se introduce, y te lo has perdido. A veces, sin razón alguna, caminas por la calle bajo los árboles y un rayo de sol se posa en ti, una brisa acaricia tu cara. De repente es como si todo el mundo hubiera cambiado y te sientes extático. ¿Qué ha sucedido? Estabas caminando, despreocupado sin ir a ninguna parte, dando un paseo, un paseo matutino o vespertino. En este momento de relajación, de improviso, sin saberlo, la consciencia pasa de la mente a la no-mente. Inmediatamente surge la beatitud. Pero la mente vuelve y dice, "Debo de alcanzar más y más momentos como éste". Y te quedas allí durante años, durante vidas, pero nunca sucede de nuevo. Nunca sucede debido a la mente. En la vida cotidiana corriente, no sólo en los templos, en las tiendas y en las oficinas también, los momentos llegan. La consciencia pasa de la periferia al centro. Pero la mente vuelve a controlar inmediatamente. La mente es el gran controlador. Puede que seas el amo pero ella es la que dirige, y el que dirige ha adquirido tanto control y poder que cree que es el amo. Y el amo es olvidado por completo. Se indiferente a la mente. Cuando lleguen los momentos sin palabras, silenciosos, si la mente se entromete, no la ayudes y no cooperes con ella, tan sólo observa. Déjala que diga lo que quiera decir, no le prestes excesiva atención. Se retraerá. En meditación, estos instantes te suceden cada día. Muchos acuden a mí y me dicen, "Sucedió el primer día, pero desde entonces no ha vuelto a suceder". ¿Por qué sucedió el primer día? Tu estás más preparado ahora; el primer día no estabas tan preparado. ¿Por qué sucedió el primer día? Sucedió porque el que dirige no era consciente de lo que iba a suceder. No podía preverlo. Al día siguiente el que dirige sabe bien a qué atenerse: respirar rápido, luego gritar, llorar, luego ju, ju. Ahora el director sabe, y el que dirige lo hace. Y así el instante no se repite, el que dirige se ha hecho cargo. Recuerda esto: siempre que suceda un momento de dicha, no suspires porque suceda de nuevo. No pidas que se repita, porque toda repetición es de la mente. No suspires por él de nuevo. Si lo pides, la mente te dirá, "Conozco el truco. Yo lo haré por ti". Cuando suceda, siéntete dichoso y agradecido y olvídalo. El pez ha sido cogido, olvida la trampa. El significado ha sido cogido, olvida la palabra. Y la última cosa: cuando la meditación se haya completado, te olvidarás de la meditación. Y sólo entonces, cuando te olvides de la meditación, llegará a su plenitud, se alcanzará el clímax. Ahora estás meditativo las veinticuatro horas del día. No hay nada más que hacer; está ahí, eres tú, es tu ser. Si logras esto, entonces la meditación es un fluir continuo, no es un esfuerzo por tu parte, porque todo esfuerzo proviene de la mente. Si la meditación se vuelve tu vida natural, tu vida espontánea, tu Tao, entonces te digo, algún día Chuang Tse te atrapará. Porque él pide: ¿Dónde puedo hallar un hombre que se haya olvidado de las palabras? El sería el único con el que me gustaría conversar. El está buscando. Lo he visto muchas veces rondándote, esperando, sólo esperando. Si te olvidas de las palabras, te hablará. Y no sólo Chuang Tse, Krishna, Cristo, Lao Tse, Buda,

todos te buscan, todos los iluminados buscan al ignorante. Pero no pueden hablar porque conocen un lenguaje que es el del silencio, y tu conoces un lenguaje que es el de la locura. No pueden llevarte a ninguna parte. Buscan. Todos los budas que han existido buscan. Siempre que estás en silencio percibirás que siempre han estado a tu alrededor. Se dice que cuando el discípulo está preparado, aparece el Maestro. Cuando estás preparado, la verdad te será entregada. No hay una demora de un solo instante. Cuando estás preparado, sucede de inmediato. No hay dilación. Recuerda a Chuang Tse. En cualquier instante puede comenzar a hablarte, pero antes de que empiece a hablar, tu hablar debe desaparecer. Suficiente por hoy. Capítulo 10 Ser total ¿Cómo puede el auténtico hombre del Tao atravesar las paredes sin dificultad y permanecer en medio del fuego sin ser quemado? No es debido a que sea osado o astuto ni porque haya aprendido si no porque ha desaprendido. Su naturaleza se enraíza en el uno. Su vitalidad, su poder, se ocultan en el secreto Tao. Cuando se es todo uno, no se tiene ninguna fisura por la que una cuña pueda entrar. Por eso un borracho al caer desde un vagón recibe contusiones pero no perece. Sus huesos son como los huesos de los demás, pero su caer es diferente. Su espíritu es uno. No se da cuenta de que entra en un vagón o que cae de él. La vida y la muerte no son nada para él. No conoce el temor; se enfrenta a obstáculos sin considerarlos, sin preocuparse, y los supera sin saber que saber que están ahí. Si uno halla tal seguridad en el vino, ¿cuánta más hallará en el Tao? El sabio está oculto en el Tao, nada puede alcanzarle. ¿Cómo puede el auténtico hombre del Tao atravesar las paredes sin dificultad y permanecer en medio del fuego sin ser quemado? Esta es una de las enseñanzas fundamentales y más secretas. Por lo común vivimos en la astucia, el ingenio y la estrategia; no vivimos como niños, inocentes. Planeamos, nos protegemos, nos fabricamos todas las salvaguardas posibles, pero ¿cuál es el resultado? Al fin y al cabo, ¿qué sucede? Todas las salvaguardas son destruidas, toda astucia demuestra ser pura estupidez . En último término la muerte nos arrebata. El Tao dice que tu astucia no te ayudará, porque ¿qué es sino una lucha contra el todo? ¿Con quién eres astuto: con la naturaleza, con el Tao, con Dios? ¿A quién crees que estás

engañando: a la fuente de la que has nacido y a la que finalmente volverás? Es la ola intentando engañar al océano, es la hoja intentando engañar al árbol, es la nube tratando de engañar al cielo? ¿A quién piensas que estás tratando de engañar? ¿Con quién estás jugando? Una vez se comprende esto, un hombre se vuelve inocente, abandona su astucia, todas las estrategias y simplemente acepta. No hay otro sistema que el de aceptar la naturaleza tal cual es y fluir con ella. Entonces no hay resistencia, entonces se vuelve como un niño que va con su padre, en profunda confianza. Una vez el hijo de Mulla Nasruddin llegó a casa y contó que había con- fiado en un amigo y le había prestado su juguete para que jugara con él, pero ahora el amigo no quería devolvérselo. "¿Qué debo hacer?" preguntó. Mulla Nasruddin le miró y le dijo, "Sube por esta escalera". Así lo hizo el chico, confió en su padre. Cuando estaba a tres metros de altura, Nasruddin le dijo, "Ahora salta en mis brazos". El chico dudó un instante y le dijo, "Si caigo, me haré daño". Nasruddin le contestó, "Si yo estoy aquí no hace falta que te preocupes. Salta". El chico saltó y Nasruddin se apartó. El chico cayó por los suelos y empezó a llorar y a quejarse. Entonces Nasruddin le dijo, "Ahora ya lo sabes. Nunca confíes en nadie, ni incluso en lo que te diga tu padre; no creas ni a tu padre". No confíes en nadie, sino serás engañado durante toda tu vida. Esto es lo que todos los padres, todas las escuelas, todos los profesores te enseñan. Esto es lo que aprendes. No creas en nadie, no confíes, sino serás engañado. Te volverás taimado. En nombre de la inteligencia te volverás astuto, desconfiado. Y una vez un hombre se ha vuelto desconfiado, ha perdido contacto con el origen. La confianza es el único puente, en caso contrario tu vida se malgastará por completo; luchas en una lucha imposible en la cual la derrota es una certeza, sucederá. Es mejor darse cuenta ahora, porque en el momento de la muerte todo el mundo descubre que ha sido una derrota. Pero entonces ya nada puede hacerse. La verdadera inteligencia no es la astucia, es algo totalmente distinto. La verdadera inteligencia es mirar dentro de las cosas... y siempre que observas las cosas por dentro, descubres que eres tan sólo una ola, que el todo es el océano y que no hay por qué preocuparse. El todo te ha hecho, él te cuidará. Vienes del todo, no es tu enemigo. No tienes por qué preocuparte, no necesitas hacer planes. Y cuando no planeas, cuando no te preocupas, por primera vez surge la vida. Por primera vez te sientes libre de preocupaciones, y la vida te sucede. Esta inteligencia es religión. Esta inteligencia te da más confianza y finalmente, la confianza total. Esta inteligencia te conduce a la naturaleza última, a la aceptación, lo que Buda denominaba tathata. Buda dijo: "Ocurra lo que ocurra, sucede". No puede ser de otro modo, nada más es posible. No pidas que sea de otra forma; déjate ir y permite que el todo opere. Y cuando permites que el todo opere y no eres una barrera, una resistencia, entonces no puedes ser derrotado. En Japón, a través de Buda, Lao Tse y Chuang Tse, un arte particular se ha desarrollado denominado "zendo". Zendo significa el Zen de la espada, el arte del guerrero y nadie lo domina como ellos. El modo en que lo han desarrollado es supremo. Lleva años, incluso una vida aprender zendo porque el aprender consiste en la aceptación. En la vida ordinaria no puedes aceptar; ¿cómo puedes aceptar cuando un guerrero está ante ti esperando para matarte? ¿Cómo puedes aceptar cuando la espada es alzada contra ti y en cada instante, en cualquier momento, la muerte se acerca? El arte del zendo dice que si puedes aceptar al enemigo, a la espada, al que te va a matar, y no hay desconfianza; incluso si el enemigo es el amigo y no estás asustado, sin temblar, te vuelves un pilar de energía, irrompible. La espada se romperá contra ti, pero tú no podrás ser destruido. No habrá posibilidad alguna de que seas destruido. Hubo una vez un gran maestro de zendo. Tenía ochenta años, y, según la tradición, el discípulo que fuera capaz de vencerle le sucedería. Por eso todos los discípulos esperaban que algún día, les aceptaría su reto, porque se estaba ya volviendo viejo.

Había un discípulo que era el más inteligente, el mejor estratega, muy fuerte, pero no era un Maestro de zendo, tan sólo era hábil en el arte. Aunque era un buen guerrero y lo sabía todo sobre el arte de la lucha con la espada, no era aún un pilar de energía, estaba todavía asustado mientras luchaba. Tathata no le había sucedido todavía. Iba al Maestro una y otra vez diciéndole: "Ya ha llegado la hora y te estás volviendo viejo. Pronto te volverás demasiado viejo para aceptar ningún desafío. Te reto ahora. Acepta mi reto, Maestro, y dame una oportunidad para demostrar lo que he aprendido de ti". El Maestro se reía y lo evitaba. El discípulo comenzó a creer que el Maestro se había vuelto tan viejo y débil que estaba asustado, que intentaba evadir el desafío. Por eso una noche insistió e insistió hasta enfadarse y dijo, "No te dejaré en paz hasta que aceptes mi reto. Mañana por la mañana tienes que aceptarlo. Te estás volviendo viejo y pronto no tendré ocasión para demostrar lo que he aprendido de ti. Esta ha sido la tradición siempre". El Maestro le dijo, "Si insistes, tu misma insistencia demuestra que no es el momento o que no estás preparado. Hay demasiada excitación en ti, tu ego anhela el desafío; todavía no te has vuelto capaz, pero si insistes, de acuerdo. Haz una cosa. Ve al monasterio vecino donde hay un monje que fue mi discípulo hace diez años. Se volvió tan diestro en el zendo que tiró su espacia y se volvió un sannyasin. El era mi sucesor por derecho propio. Nunca me retó, y es el único que podía haberlo hecho e incluso haberme derrotado. Por eso primero ve y reta a ese monje. Si puedes derrotarlo, entonces ven a mi. Si no puedes derrotarlo, olvídate de la idea". El discípulo partió inmediatamente hacia el monasterio. Por la mañana estaba allí. Retó al monje. No podía creer que ese monje fuera un maestro de zendo: delgado y escuálido, meditando continuamente, comiendo sólo una vez al día. El monje escuchó, rió y dijo, "¿Has venido a desafiarme? incluso tu Maestro no es capaz de retarme, incluso él está asustado". Al oír esto el discípulo perdió el control. Dijo. "¡Levántate inmediatamente! Aquí tienes una espada que he traído para ti porque sabía que eras un monje y pudiera ser que no tuvieras ninguna. Sal al jardín. Esto es un insulto y no te voy a escuchar". El monje permaneció impasible. Le dijo, "Eres sólo un crío, no eres un guerrero. Morirás de inmediato. ¿Por qué clamas por una muerte innecesaria?". Eso hizo que se enfadara aun más, por lo que ambos salieron afuera. El monje dijo, "No necesito la espada, un verdadero Maestro nunca la necesita. No te voy a atacar, sólo te voy a ofrecer la oportunidad de que me ataques para que se rompa tu espada. No eres rival para mí. Eres un crío y la gente se reiría de mí si tomara la espada para luchar contra ti". ¡Era demasiado! El joven se levantó de un salto, pero entonces vio que el monje estaba ya levantado. Hasta ahora el monje había estado sentado; ahora se levantó, cerró sus ojos, comenzó a cimbrearse de lado a lado y de repente el joven vio que el monje había desaparecido. Era tan sólo un pilar de energía, sin rostro, sólo una sólida columna de energía, cimbreándose. Se asustó y comenzó a retirarse, y el pilar de energía empezó a avanzar hacia él, cimbreándose. Tiró su espada y gritó con todas sus fuerzas, "¡Sálvame!". El monje se sentó de nuevo y empezó a reír. Su rostro reapareció, la energía se disipó y él dijo, "Te lo advertí: ni tu Maestro puede igualarme. Ve y díselo". Sudando, temblando, nervioso, el discípulo regresó dónde estaba su Maestro y le dijo, "Cuán agradecido estoy por tu compasión hacia mí. No puedo compararme contigo. Incluso este monje me destrozó totalmente. Pero hubo una cosa que no pude tolerar y fue la que me hizo implicarme. El dijo, "Ni incluso tu Maestro se me puede comparar". El Maestro comenzó a reír y le dijo, "¿Así que ese bribón también te gastó la misma broma? ¿Y te enfadaste? Así pudo ver a tu través, porque la ira es un agujero en el ser. Y esa se ha convertido en su treta principal. Siempre que le envío a alguien, empieza a hablar en contra mí y mis discípulos desde luego se enfadan. Cuando están enfadados, descubre si tienen puntos flacos, y cuando tienes fisuras no puedes luchar". Siempre que te enfadas, tu ser presenta fisuras. Siempre que deseas, tu ser presenta huecos. Siempre que te sientes celoso, lleno de odio, sexualidad, no eres un pilar de energía. De ahí que los budas hayan enseñado el permanecer sin deseos, porque siempre que estás en un estado de ausencia de deseos, la energía no se dirige al exterior, se mueve

hacia adentro. Se vuelve un círculo interno, se vuelve un campo eléctrico, un campo bioenergético. Cuando el campo está allí, sin fisuras, eres un pilar, no puedes ser derrotado. Pero no están pensando en la victoria, porque si piensas en ella dejas de ser el pilar de energía. El deseo se vuelve una fisura. Eres débil, no porque los demás sean fuertes, eres débil porque tienes demasiados deseos. Eres derrotado, no porque los demás sean más astutos o inteligentes, eres derrotado porque tienes muchas fisuras. Tathata, aceptación, aceptación total, quiere decir ausencia de deseos. El deseo surge de la no aceptación. No puedes admitir cierta situación, y surge el deseo. Vives en una choza y no puedes consentirlo, es demasiado para el ego, deseas un palacio; entonces eres un pobre hombre, no porque vivas en una cabaña, no. Los emperadores han vivido en chozas. Buda vivió bajo un árbol, y no era pobre. No encontrarás a ningún hombre más rico. No, tu choza no te hace pobre. El momento en que deseas el palacio te vuelves un pobre. Y no eres pobre porque los demás vivan en palacios, eres pobre debido a que el deseo de vivir en un palacio crea una comparación con la choza. Te vuelves envidioso. Eres pobre. Cuando surge el descontento, hay pobreza; cuando no hay descontento, eres rico. Y tienes tales riquezas que ningún ladrón puede robarlas; tienes tales riquezas, que ningún gobierno puede gravártelas; tienes tales riquezas que no pueden serte quitadas de ningún modo. Tienes una fortaleza en tu ser, irrompible, impenetrable. Una vez el deseo entra y tu energía comienza a decaer te vuelves débil debido al deseo, te vuelves débil debido al anhelo. Siempre que no anhelas y estás satisfecho, siempre que nada se mueve, cuando todo tu ser está calmo, entonces, dice Chuang Tse, eres una fortaleza impenetrable. El fuego no puede consumirte, la muerte es imposible. Este es el significado: el fuego no puede quemarte; la muerte es imposible, no puedes morir. Tienes la llave secreta de la vida eterna. Y a veces esto también ocurre en circunstancias normales. Una casa se incendia; muere todo el mundo excepto un niñito. Hay un accidente; los mayores mueren y el pequeño sobrevive. La gente dice que ha sido un milagro. La gracia de Dios. No, no es nada así, es debido a que el chico también aceptó la situación. Los listos comenzaron a correr intentando salvarse, y se metieron en problemas. El niño descansó. No se daba ni cuenta de lo que pasaba, de que iba a morir. El niño se salvó por la inocencia. Sucede cada día. Ve y observa en la cercanía de un bar por la noche, cerca de una licorería, los borrachos yacen en la calle, tendidos en las aceras, absolutamente felices. Por la mañana se levantarán. Puede que estén un poco contusionados, pero sus cuerpos no han sufrido ningún daño. Sus huesos están intactos. No presentan fracturas. Prueba a caer como un borracho en plena calle; inmediatamente te fracturarás algo. Y él cae así cada día, cada noche, muchas veces, pero nada le sucede. ¿Cuál es el secreto, cómo lo hace? Cuando está borracho carece de deseos. Está absolutamente en paz, aquí y ahora. Cuando está borracho no está asustado, no hay miedo alguno, y cuando no hay miedo, no hay astucia. La astucia nace del miedo. Cuanto más miedosa es una persona, más astucia observarás en ella. Un valiente no es astuto, puede depender de su bravura, pero un hombre que está asustado, que es un cobarde, puede depender únicamente de su astucia. Cuanto más inferior es una persona, más astuta es. Cuanto más superior es una persona, más inocente es. La astucia es un sustituto. Cuando uno está borracho, absolutamente borracho, el pasado y el futuro desaparecen. Lo oí una vez: Ocurrió que Mulla Nasruddin caminaba con su mujer, totalmente ebrio. Lo encontró tendido en la calle y se lo llevó a casa. Desde luego, como siempre, ella discutía y ganaba todas las discusiones porque estaba sola. Mulla Nasruddin no estaba allí, tan sólo iba a su lado. De repente ella vio a un toro dirigiéndose hacia ellos. No había tiempo para alertar a Nasruddin así que saltó a un matorral. El toro llegó y corneó a Nasruddin lanzándolo al menos tres metros por el aire. Cayó en una zanja y cuando se arrastraba para salir vio a su mujer y le dijo, "¡Si me haces esto otra vez, me voy a enfadar. Ya es demasiado!". Por lo general si el vino le confiere mucha fortaleza a uno cuando está borracho, ¿qué

podemos decir del Tao, la borrachera extrema? ¿Qué podemos esperar de Krishna o de Buda, los más grandes borrachos, tan ebrios con lo divino que ni una traza de ego puede ser hallada? No puedes herirlos porque no están allí, no puedes insultarlos porque no hay nadie que se resista al insulto y a quién herir. Tu insulto les atraviesa, como si atravesara una casa vacía. Su bote estaba vacío. Una brisa llega y pasa sin dificultad. Cuando la brisa se ha ido, la casa ni se ha dado cuenta de que pasó por allí. El atractivo del vino es debido a que sois tan egoístas. Estáis demasiado abrumados con ello y a veces deseáis olvidarlo. Por eso el mundo o bien sigue al alcohol o al Tao; estas son las alternativas. Sólo un hombre religioso, un verdadero hombre religioso, va más allá del alcohol, de la marihuana, del LSD, de cualquier droga. Sólo un hombre religioso las trasciende, pues sino ¿cómo puedes ir más allá de ellas? El ego es demasiado, la carga es demasiada, constantemente en tu cabeza. Tienes que olvidarte de ti mismo. Pero si el vino hace tanto, no puedes ni concebir lo que el vino divino puede lograr. ¿Qué es lo que hace el vino? Por unos momentos, debido a ciertos cambios químicos en el cerebro, en el cuerpo, te olvidas de ti mismo. Pero es momentáneo. En lo profundo estás ahí, y al cabo de unas horas el efecto químico ha desaparecido, tu cuerpo ha expulsado el vino y el ego recobra su posición. Pero existe un vino, te lo aseguro; Dios es ese vino, el Tao o como quiera que quieras llamado. Una vez lo pruebas, el ego desaparece para siempre. Nadie vuelve en sí de esa borrachera. Por eso los sufíes hablan siempre del vino, los sufíes hablan de las mujeres. Su mujer no es la mujer que tu conoces: Dios es la mujer. Y su vino no es el vino que tú conoces: Dios es el vino: Omar Khayyam ha sido siempre absolutamente malinterpretado por culpa de Fitzgerald. El Rubaiyat de Omar Khayyam parece estar escrito como alabanza al vino y a las mujeres, pero no es así en absoluto. Ornar Khayyam es un sufi, un místico. Habla del vino que llega a través del Tao, habla del vino en el que tu te pierdes para siempre jamás. Este intoxicante, este divino intoxicante, no es temporal, es intemporal, no es momentáneo, es eterno. Y los sufres se refieren a Dios como la mujer. Ese abrazo es eterno, es el máximo; luego no hay una separación. Si puedes entender esto, eres inteligente, pero no debido a tu astucia, a tus estrategias, a tu aritmética, a tu lógica. Si puedes, mira en las profundidades de la existencia. ¿De dónde has venido? ¿A dónde vas? ¿Con quién estás luchando y por qué? Estos mismos momentos que estás desperdiciando luchando, pueden volverse un éxtasis. Atiende ahora al sutra: Totalidad. Piensas de ti mismo como una individualidad. Estás equivocado. Sólo existe la totalidad. Esto es falso, esta apariencia de que: "Yo creo que yo soy". Es la cosa más falsa del mundo. Y debido a este "yo soy", surge el conflicto. Si "yo soy", entonces el todo parece el enemigo, cualquier cosa parece estar en contra mía. Y no es que algo esté contra ti, ¡no puede ser! Esos árboles te han ayudado, este cielo te ha ayudado, esta agua te ha ayudado, esta tierra te ha creado. La naturaleza es tu madre. ¿Cómo puede estar la madre en tu contra? Provienes de ella, pero piensas que soy una individualidad, y surge la lucha. Desde un bando. Tú comienzas la lucha, y la naturaleza continúa riéndose. Dios continúa disfrutando. Incluso en un niño, cuando empieza a sentir el yo, surge la lucha. En un supermercado, un chaval insistía en querer un juguete. La madre dijo con convicción, "No te lo voy a comprar. Ya tienes suficientes”. El niño se enfadó y dijo, "Mami, nunca he visto alguien tan tacaño como tú, eres la más tacaña". La madre miró al niño, su rostro, con el enfado dibujado en él, y le dijo, "Espera, ten la seguridad de que encontrarás una chica verdaderamente tacaña. Sólo espera". En una casa la madre estaba insistiendo en que el chico hiciera sus deberes. El no escuchaba y seguía jugando, así que le dijo, "¿Me estás escuchando o no?". El chico la miró y dijo, "¿Quién te crees que soy? ¿Papá?". Tan sólo un crío, y el conflicto comienza. El ego ha surgido.

El sabe que a papá se le puede hacer callar, pero no a él. En el momento en que el chico siente que es algo separado la unidad natural se rompe, y toda su vida se vuelve una lucha y un conflicto. Los psicólogos occidentales insisten en que el ego debería de ser reforzado. Esta es la diferencia entre la actitud occidental y la oriental. La psicología occidental insiste en que el ego debería de ser fortalecido, el chico debe desarrollar un ego fuerte, debe luchar, pelear, sólo entonces madurará. El niño está en el vientre materno, es uno con la madre no es consciente de que él es; él es, sin consciente. En un sentido profundo toda consciencia es enfermedad. No es que sea inconsciente: es consciente. Su ser está ahí, pero sin consciencia del yo. El "soy" está presente, pero el "yo" no ha nacido todavía. El niño siente, vive, está perfectamente vivo, pero nunca siente que está separado. La madre y el niño son uno. Y entonces el niño nace. La primera separación sucede, y el primer lloro. Ahora él se está moviendo, la ola se está alejando del océano. Los psicólogos occidentales dicen: Entrenaremos al niño, para que sea independiente, para que sea un individuo. La psicología de Jung es conocida como el camino de la individualización. El se debe convertir en un individuo, absolutamente separado. Debe luchar. Por eso es que en Occidente hay tanta rebeldía en la joven generación. Esta rebeldía no ha sido creada por la generación más joven, está rebelión fue creada por Freud, Jung, Adler y compañía. Ellos establecieron las bases. El luchar te dará un ego más fuerte. Te pondrá en forma. Por eso lucha con la madre, lucha con el padre, con el profesor, con la sociedad. La vida es una lucha. Y Darwin estableció la tendencia cuando dijo que sólo los mejor adaptados sobreviven; la vida significa la sobrevivencia del más adaptado. Por eso cuanto más fuerte eres en tu ego, más oportunidades tienes de vivir. Occidente vive en la política, Oriente tiene una actitud totalmente distinta... y el Tao es el centro, la misma esencia de la consciencia oriental. Dice: sin individualidad, sin ego, sin lucha; vuélvete uno con la madre, no hay enemigo; la cuestión no es la conquista”. Incluso un hombre muy erudito, muy penetrante, un lógico como Bertrand Russell, piensa en términos de conquista: la conquista de la naturaleza, el conquistar la naturaleza. La ciencia parece ser una lucha, una lucha contra la naturaleza: cómo hacer saltar la cerradura, como develar los secretos, como extraer los secretos de la naturaleza. La consciencia oriental es totalmente distinta. La conciencia oriental establece: El ego es el problema, no lo hagas más fuerte, no crees lucha alguna. Y no es el mejor adaptado sino el más humilde el que sobrevive. Por eso es por lo que insisto una y otra vez en que Jesús proviene del Este, por eso es por lo que no pudo ser comprendido en Occidente, Occidente le ha malinterpretado. El Este podía haberlo comprendido porque el Este conoce a Lao Tse, Chuang Tse y Buda y Jesús les pertenece. El dice: los últimos serán los primeros en el reinó de Dios. Los más humildes, los más sumisos, poseerán el reino de Dios. La meta es ser el pobre de espíritu. ¿Quién es pobre de espíritu? El bote vacío, el que no es; ni clama por nada, ni posee nada, ni yo. Vive como una ausencia. La naturaleza entrega sus secretos. No hay necesidad de arrebatárselos, no hay la necesidad de matar, no hay necesidad de hacer saltar la cerradura. Ama la naturaleza y la naturaleza compartirá sus secretos. El amor es la clave. La conquista es absurda. ¿Qué es lo que ha sucedido pues en Occidente? Este conquistar ha destruido la naturaleza. Por eso ahora hay un auge de la ecología, cómo restaurar el equilibrio. Hemos destruido completamente la naturaleza porque hemos olvidado todas las cerraduras y hemos destruido el equilibrio. Y a través de este desequilibrio la humanidad morirá antes o después. Chuang Tse puede ser comprendido en la actualidad, porque él dice: No luches contra la naturaleza. Mantente en profundo amor, vuélvete uno a través del amor, de corazón a corazón se entrega el secreto. Y el secreto es que tú no eres el individuo, tú eres el todo. Y ¿por qué sentirse satisfecho siendo una parte? ¿Por qué no ser el todo? ¿Por qué no poseer todo el universo? ¿Por qué poseer estas nimiedades?

Ramatirtha solía decir, "Cuando cierro mis ojos contemplo estrellas que se mueven dentro de mí, al sol despertando dentro de mí, la luna saliendo en mí. Contemplo océanos y cielos. Soy lo vasto. Soy el universo entero". Cuando visitó Occidente por primera vez y comenzó a decir esas cosas, la gente creyó que se había vuelto loco. Alguien le preguntó, "¿Quién creó al mundo?". El contestó, "Yo, está en mí". Este yo no es el ego, no es el individuo; este yo es el universo, Dios. Aparenta estar loco. Esta aseveración parece excesiva. Pero mira en sus ojos: no hay ego. No está haciéndose valer, simplemente constata un hecho. ¡Tú eres el mundo! ¿Por qué ser una parte, una pequeña parte y por qué crear innecesariamente problemas cuando puedes ser el todo? Este sutra se refiere ti la totalidad. No seas un individuo, sé el todo. No seas el ego. ¿Si puedes convertirle en lo Divino, por qué conformarte con esa cosa tan pequeña, tan diminuta, tan fea? ¿Cómo puede el auténtico hombre del Tao atravesar las paredes sin dificultad y permanecer en medio del fuego sin ser quemado? Alguien le pidió a Chuang Tse, "Hemos oído que un hombre del Tao puede atravesar muros sin problema. ¿Por qué?". Si en tu interior no hay ningún obstáculo, ningún impedimento puede obstruirte. Esa es la regla. Si no hay resistencia en tu interior, en tu corazón, la totalidad del mundo se abre para ti. No hay resistencia. El mundo es sólo un reflejo, es un gran espejo; si tu te resistes, el mundo entero se resiste. Sucedió una vez que un rey construyó un gran palacio, un palacio de millones de espejos, todas las paredes estaban cubiertas de espejos. Un perro entró en el palacio y vio millones de perros a su alrededor. Siendo un perro muy inteligente, empezó a ladrar para protegerse de los millones de perros que lo rodeaban. Su vida estaba en peligro. Debió de ponerse tenso y empezó a ladrar. Y cuando comenzó a ladrar, esos millones de perros empezaron a ladrar también. Por la mañana encontraron al perro muerto. Y estaba allí sólo, sólo había espejos. Nadie había luchado con él, no había nadie para luchar, pero se vio a sí mismo en el espejo y se asustó. Y cuando comenzó a pelear, el reflejo del espejo comenzó a luchar también. Estaba sólo con millones y millones de perros a su alrededor. ¿Puedes imaginar el infierno que vivió esa noche? Vives en un infierno ahora, millones y millones de perros están ladrándote. En cada espejo, en cada relación ves al enemigo. Un hombre del tao puede atravesar las paredes porque no tiene pared alguna en su corazón. Un hombre del Tao no enfrenta enemigos por ninguna parte porque no tiene enemigos dentro. Un hombre del Tao encuentra todos los espejos vacíos, todos los botes vacíos, porque su propio bote está vacío. Al ser reflejado no tiene rostro propio, así que cómo puedes reflejar, ¿cómo puedes reflejar a un hombre del Tao? Todos los espejos guardan silencio. Un hombre del Tao pasa; no quedan huellas, no quedan pistas. Todos los espejos permanecen en silencio. Nada le refleja, porque no está presente, está ausente. Cuando el ego desaparece tú estás ausente y entonces eres el todo. Cuando el ego está ahí tú estás presente, y eres tan sólo una partícula, una partícula pequeñita y repugnante. La parte será siempre fea. Por eso tratamos de volverla hermosa de múltiples maneras. Pero un hombre con ego no puede ser bello. La belleza se da sólo en aquellos que carecen de ego. Entonces la belleza tiene algo de lo desconocido en ella, algo no mensurable. Recuerda esto: la fealdad puede ser medida. Tiene sus límites. La belleza, la mal llamada belleza puede ser medida. Tiene sus límites. Pero la verdadera belleza no puede ser mensurada, no tiene límites. No puedes agotarte con un con un buda. Puedes entrar en él y nunca saldrás. iSin fin! Su belleza nunca se agota. Pero el ego prueba una y otra vez de ser hermoso. De algún modo recuerdas la belleza del todo, de alguna forma recuerdas el silencio del vientre materno; de alguna forma en lo más hondo de ti conoces la dicha de ser uno, la unión, la unidad con la existencia. Debido a

eso, surgen muchos deseos. Conoces la belleza de vivir como un Dios y has de vivir como un mendigo. Por eso ¿qué es lo que haces? Creas rostros, te pintas a ti mismo. En lo más hondo sin embargo, la fealdad persiste, porque todas las pinturas son sólo pinturas. Sucedió una vez que una mujer iba andando por la playa. Encontró una botella, la abrió y de ella salió un genio. Y, como todos los auténticos genios, este genio le dijo, "Me has liberado, has roto mi encierro, por eso puedes pedirme cualquier cosa y satisfaré tu más ferviente deseo". No se encuentran genios cada día, en cada playa, en todas las botellas. Sucede raramente y sólo en los cuentos. Pero la mujer no se lo pensó, ni un instante. Le dijo, Quiero volverme bella: el pelo como Elizabeth Taylor, los ojos como Brigitte Bardot, el cuerpo como Sophia Loren". El genio la miró de nuevo y dijo, "Cariño, méteme de nuevo en la botella”. Y éste es el modo en que tú estás pidiendo, todo el mundo pide así, por eso es que los genios han desaparecido. Te temen tanto porque pides lo imposible. No puede ser porque la parte nunca puede ser bella. Piénsalo: mi mano puede ser cortada. ¿Puede esa mano ser bella? Se volverá más y más repugnante, se deteriorará, empezará a oler. ¿Cómo puede ser bella mi mano una vez separada de mí? La separación conlleva la muerte; la unión, la vida. En tu totalidad estás vivo; sólo, separado, estás muerto o te estás muriendo. Mis ojos, sácalos, ¿en qué se convierten? Incluso las piedras, los guijarros coloreados serán más bellos que ellos porque están todavía unidos al todo. Arranca una flor, en ese instante ya no es más hermosa, el esplendor se ha ido. Era bella sólo un instante antes cuando estaba unida a las raíces, con la tierra. Desarraigado, flotas como ego. Estás enfermo, y permanecerás enfermo y nada será de ayuda. Todos tus esfuerzos, por muy inteligentes que sean, están condenados al fracaso. Sólo integrado en el todo eres hermoso. Sólo integrado en el todo eres bello. Sólo integrado en el todo es posible la gracia. No es debido a la astucia que el hombre del Tao atraviesa muros sin dificultad y permanece en medio del fuego sin ser quemado. Es. No es debido a que sea osado o astuto ni porque haya aprendido, sino porque ha desaprendido. El aprender es algo del ego; el aprender refuerza el ego. Es por ello que los pandits, los brahmines, los eruditos, son los que tienen los egos más sutiles. El aprender les amplia su campo de acción, el aprender les da más espacio. Se vuelven tumores, egos. Todo su ser es entonces explotado por el ego. Cuanto más erudito es un hombre, tanto más difícil es vivir con él, tanto más difícil es relacionarse con él, tanto más difícil es para él llegar al templo. Es casi imposible para él el conocer a Dios porque el mismo es como un tumor y el tumor tiene su propia vida; ahora el ego es el tumor. Y explota. Cuanto más sabes, menos posibilidades hay de que la oración suceda. Por eso dice Chuang Tse, no es debido a la astucia; no es que él calcule, no es ni astuto ni osado, porque la osadía, la astucia, el cálculo, son todos parte del ego. Un hombre del Tao ni es un cobarde ni es un valiente. No sabe ni lo que es la valentía ni la cobardía. El vive. No es consciente de ello, no porque lo haya aprendido sino porque ha desaprendido. La religión no es más que un proceso de desaprendizaje. El aprender es un proceso del ego, el desaprender es el proceso del no-ego. Una vez has aprendido, tu bote está lleno, lleno de ti. Sucedió una vez que Mulla Nasruddin era propietario de un barco ferry, y cuando las cosas no le iban bien se dedicaba a llevar pasajeros de una orilla a la otra. Un día, un gran erudito, un gramático, un pandit, atravesaba el río en el ferry. El pandit le preguntó a Nasruddin, "¿Conoces el Corán? ¿Sabes las escrituras?". Nasruddin le dijo, "No, no tengo tiempo".

El erudito le dijo, "Has desperdiciado la mitad de tu vida". Repentinamente se alzó una tormenta y el botecillo estaba lejos de la orilla. En cualquier momento podía irse a pique. Nasruddin preguntó, "¿Maestro, sabes nadar?". El hombre estaba muy asustado, sudando, y le contestó, "No". Nasruddin le dijo, "Pues has desperdiciado toda tu vida. ¡Te dejo!". Este bote no puede alcanzar la otra orilla, pero la gente cree que aprendiendo, puede volverse un bote o que el aprender puede convertirse en un sustituto del nadar. ¡No! ¿Cómo pueden las escrituras volverse botes? No, son demasiado pesadas. Puedes ahogarte con ellas, pero no puedes cruzar el río. El desaprendizaje te volverá liviano; el desaprender te hará inocente de nuevo. Cuando no sabes, ¿qué ocurre en este desconocimiento? El fenómeno más bello... El mayor éxtasis sucede cuando no sabes; cuando no sabes sólo hay silencio. Alguien pregunta algo y tú no sabes. La vida es un enigma y tú no lo sabes, estás rodeado de misterio y tú estás aquí sin saber, asombrado. Cuando no sabes se da el asombro, y el maravillarse es la cualidad más religiosa. La cualidad religiosa más profunda es la capacidad de asombro. Sólo un niño puede asombrarse. Un hombre que sabe no puede asombrarse, y sin asombrarse nadie ha alcanzado lo divino. Es el corazón asombrado para el cual todo es un misterio... una mariposa es un misterio, una semilla germinando es un misterio. Y recuerda, nada ha sido resuelto: toda tu ciencia no ha conseguido nada. La semilla germinando es todavía un misterio y seguirá siendo un misterio. Incluso la ciencia puede crear una semilla, su germinación permanecerá siendo un misterio. Nace un niño; un misterio ha nacido. Incluso si se puede crear a un niño en un tubo de ensayo, no importa. El misterio permanece el mismo. Estás aquí. Es un gran misterio. No te lo has merecido, no le puedes decir al universo, "Estoy aquí porque me lo he ganado". Es un auténtico regalo, estás aquí sin ninguna razón que lo justifique. Si no estuvieras aquí, ¿qué diferencia habría? Si no estuvieras aquí ¿a qué juzgado apelarías? Esta pura existencia, este respirar, este instante en que tu estás aquí, escuchándome, escuchando la brisa, los pájaros, este momento en el que estás vivo es un gran misterio. Si lo puedes encarar sin conocimiento alguno podrás penetraren él. Si lo encaras con lo que sabes y dices, "Lo sé, sé la respuesta", estarán cerradas las puertas; no debido al misterio sino que las puertas estarán cerradas debido a que tu saber, tus teorías, tu filosofía, tu teología, tu cristianismo, tu hinduismo, cierran la puerta. Un hombre que piensa que sabe, no sabe. Los Upanishads vienen diciendo que un hombre que cree que no sabe, sabe. Sócrates dice: Cuando un hombre realmente sabe, sólo sabe una cosa, que no sabe nada. Chuang Tse dice: Se debe a que ha desaprendido. Sea lo que sea lo que el mundo le haya enseñado, sea lo que sea lo que la sociedad le haya enseñado, sea lo que sea lo que los padres y los hombres de provecho le hayan enseñado, él lo ha abandonado. De nuevo se vuelve como un niño, un crío. Sus ojos se llenan de nuevo de asombro. Mira a su alrededor y en todo ve un misterio. El ego mata el misterio. Tanto si es el ego de un científico como si es el ego de un erudito o de un filósofo, no importa. El ego dice, "Lo sé". Y el ego dice, "Y si no lo sé, antes o después lo sabré". El ego sostiene que no hay nada incognoscible. Hay dos categorías para el ego: lo conocido y lo desconocido. Lo conocido forma parte de lo que el ego ha ya caminado, y lo desconocido es parte de lo que le queda por recorrer. El ego siente que es posible recorrerlo, pero que no hay nada incognoscible. EL ego no permite misterio alguno en el mundo. Y cuando no estás rodeado de misterio, no puede haber misterio en ti. Cuando , desaparece el misterio todas las canciones desaparecen; cuando, desaparecen los misterios, la poesía muere: cuando el misterio desaparece, Dios no está en el templo, no hay nada más, que una estatua sin vida; cuando desaparece el misterio, no hay posibilidad alguna para el amor, porque únicamente dos misterios pueden enamorarse el uno del otro. Si sabes, no hay posibilidad de que se dé el amor; el saber está en contra del amor. Y el amor apoya siempre el desaprender. Porque él ya ha desaprendido.

Su naturaleza se enraíza en el uno. Su vitalidad, su poder, se ocultan en el secreto Tao. Su naturaleza tiene sus raíces... El ego existe en la cabeza, recuérdalo, y puedes elevar la cabeza muy alto. La raíz está en el otro polo de tu ser. Chuang Tse y Lao Tse solían decir: Concéntrate en el dedo del pie. Cierra tus ojos y ve al dedo del pie y permanece allí. Esto te conferirá equilibrio. La cabeza te ha dado desequilibrio. ¿El dedo...? Parece como si bromearan. No bromean, saben lo que dicen. Están en lo cierto. Vete de la cabeza porque en la cabeza no está la raíz, y estamos demasiado en la cabeza. Su naturaleza se enraíza... en el mismo origen. La ola se hunde en el océano, en el uno. Y recuerda, el origen es uno. Las olas pueden ser miles, millones, pero el océano es uno. Estás separado ahí, yo estoy separado aquí, pero mira tan sólo un poco más hondo, a las raíces, y verás que somos uno, somos como las ramas de un mismo árbol. Observas las ramas y están separadas, pero en lo más hondo son una. Cuanto más profundo te hundas, encontrarás menos y menos multiplicidad, más y más unidad. En el fondo sólo hay uno. Por eso es que los hindúes hablan de la no dualidad, el uno, advaita. Su vitalidad, su fuerza se ocultan en el secreto Tao. Y sea cual sea la vitalidad que le llegue al hombre del Tao, no está manipulada, no está creada por él, se la dan las raíces. Es vital porque está enraizado, es vital porque ha vuelto al océano, al uno. Ha regresado al origen, ha vuelto a la madre. Cuando se es todo, uno no se tiene ninguna fisura por la que una cuña pueda entrar. Y cuando uno está centrado en lo más hondo de su ser, que es uno, no hay posibilidad de fisura alguna. No puedes penetrar un hombre así. Las espadas no le atravesarán, el fuego no le quemará. ¿Cómo puedes destruir lo final? Puedes destruir lo momentáneo, pero ¿cómo puedes destruir lo eterno? Puedes destruir la ola, pero ¿cómo puedes destruir el océano? Puedes destruir al individuo, pero no puedes destruir el alma. La forma puede ser disuelta, pero ¿y lo que carece de forma...? ¿Cómo acabarás con lo que no tiene forma? ¿Dónde encontrarás la espada que acabe con lo que no tiene forma? Krishna dice en el Gita, "Nainam chhedanti sashtrani"; ninguna espada puede matarlo, ningún fuego puede quemarlo. No quiere decir que: si vas a matar a Chuang Tse no puedas matarlo. Podrás matar la forma, pero la forma no es Chuang Tse; y él se reirá. Cuando Alejandro volvía de la India se acordó repentinamente de Aristóteles, su profesor, uno de lo más grandes lógicos. Aristóteles es la fuente original de toda la estupidez occidental; él es el padre. El creó la mente lógica. Creó el análisis, el método de disección, creó el ego y el individuo, y fue el profesor de Alejandro. Le había pedido a Alejandro que trajera un místico hindú, un sannyasin, cuando regresara, porque los extremos opuestos siempre se atraen. Debió de estar profundamente interesado por conocer lo que era un místico hindú. ¿Qué clase de hombre puede ser el que vive más allá de la lógica, que dice que sólo hay uno y no dos, que unifica todas las contradicciones y paradojas, cuya actitud es la de síntesis y no la de análisis? Un hombre que no cree en las partes, que cree siempre en el todo, ¿qué clase de hombre puede ser? Por eso le dijo a Alejandro. "Cuando vuelvas, trae contigo a un místico hindú, un sannyasin. Me gustaría ver uno. Un hombre que vive más allá de la mente y que dice que hay algo más allá de la mente, es un fenómeno muy raro". Y Aristóteles nunca creyó que pudiera haber algo que excediera a la mente; para él la mente lo era todo.

Cuando Alejandro estaba de regreso, se acordó. Pidió a sus soldados que fueran y le trajeran a un gran místico hindú, un gran sannyasin, un santo, un sabio. Preguntaron en la ciudad y les dijeron, "Sí, en la orilla del río vive un hombre desnudo. Durante años ha vivido allí, y creemos que es un místico. No podemos estar seguros pues no habla mucho, y no podemos estar seguros porque tampoco le comprendemos demasiado. Todo lo que dice carece de lógica. Puede que sea verdad o puede que no lo sea. Alejandro dijo, "Este es el hombre adecuado. Mi maestro, que ha creado la lógica, se complacerá en conocer a este hombre. Id y decidle que Alejandro le invita". Los soldados fueron y le dijeron al hombre desnudo que Alejandro el Grande le invitaba; sería su huésped real, se le ofrecerían toda clase de comodidades, así que no se preocupara". El hombre comenzó a reír y les dijo, "El hombre al que llamáis el Grande, es un tonto. Id y decidle que no me gusta la compañía de los tontos. Por eso es por lo que he permanecido sólo durante años. Si desease la compañía de los necios, ¿creéis que la India tiene menos de ellos que su propio país? La ciudad está llena de ellos". Los soldados se sintieron turbados, pero tenían que volver para informar. Alejandro les preguntó lo que el hombre les había dicho; Dandami era el nombre de ese hombre. Alejandro en sus informes utiliza el nombre de Dandamas. Cuando lo oyó, se sintió anonadado, pero ésta era la última aldea en la frontera y pronto estaría fuera de la India, así que contestó, "Es mejor que vaya yo y vea qué clase de hombre es". Puede que recordase a Diógenes; puede que este hombre fuera de la misma clase, viviendo junto al río. Lo mismo había ocurrido con Diógenes. El también se rió y pensó que Alejandro era un necio. Por eso Alejandro se acercó a Dandami con la espada desenvainada y dijo, "Sígueme o te cortaré la cabeza de inmediato. No me gusta discutir, sólo mandar". El hombre rió y dijo, "¡Córtala, no esperes! La cabeza que vas a cortar, ya la he cortado yo hace mucho. No es nada nuevo, en realidad no tengo cabeza. Córtala. Y te digo que cuando la cabeza ruede la verás caer y yo también la veré caer, porque yo no soy la cabeza". El hombre del Tao puede ser quemado, pero aun así el hombre del Tao no es quemado. La forma siempre está ardiendo. Está consumiéndose ya... pero lo sin forma no puede ser alcanzado por fuego alguno. ¿De dónde proviene la fuerza, de dónde proviene esta vitalidad? Se esconde en el Tao secreto. Tao significa la gran naturaleza, Tao significa el gran océano, Tao significa el gran origen. Por eso un borracho al caer desde un vagón recibe contusiones pero no perece. Sus huesos son como los huesos de los demás, pero su caer es diferente. El ego no está presente... Su espíritu es uno. No se da cuenta de que entra en un vagón o que cae de él. La vida y la muerte no son nada para él. No conoce el temor, se enfrenta a obstáculos sin considerarlos, sin preocuparse, y los supera sin saber que están ahí. Si uno halla tal seguridad en el vino, ¿cuánta más hallará en el Tao? El sabio está oculto en el Tao, nada puede alcanzarle. Observa a un borracho, porque el hombre del Tao es muy similar a él en muchos

aspectos. Camina, pero el que anda no está presente; por eso es por lo que parece no tener equilibrio, bamboleándose. Camina, pero sin dirección, no se dirige a ningún lugar en particular. Camina, pero el bote está vacío, sólo momentáneamente, pero está vacío. Observa a un borracho. Síguelo y mira lo que le ocurre. Si alguien le golpea no se enfada. Si cae, se resigna a caer, no se resiste, cae como si estuviera muerto. Si la gente se ríe y se mofa de él no se preocupa. Puede que incluso se mofe con ellos, puede que comience a reír con ellos, puede que comience a reírse de sí mismo. ¿Qué es lo que le ha ocurrido? Por un instante, mediante productos químicos, el ego ha dejado de estar presente. El ego es algo fabricado; puedes desprenderte de él utilizando compuestos químicos. Es sólo algo que has construido; no es una realidad, no es algo sustancial en ti. Es a través de la sociedad que lo has hallado. El alcohol simplemente te saca de la sociedad. Por esto es por lo que la sociedad está siempre en contra del alcohol, el gobierno siempre está en contra del alcohol, la universidad está siempre en contra del alcohol, todos los moralistas están en contra del alcohol, porque el alcohol es peligroso, te da un vislumbre del exterior de la sociedad. Por eso es por lo que hay tanta propaganda en América y en Occidente en contra de las drogas. Los gobiernos, los políticos, la iglesia, el Papa, todos están asustados por la implicación de las nuevas generaciones con las drogas. Son muy peligrosas para la sociedad, porque una vez alcanzas vislumbres del exterior de la sociedad nunca puedes volverte parte de ella. Siempre permanecerás como un extraño. Una vez tienes un vislumbre del no ego, la sociedad ya no te puede dominar tan fácilmente. Y si uno se implica demasiado con ellas es posible que el ego sea aniquilado totalmente. Si así sucede te convertirás en algo así como un loco. En un par de ocasiones, una droga puede proporcionarte un vislumbre; como si una ventana se abriese y se cerrase. Si persistes y te vuelves adicto a ella, el ego puede desaparecer súbitamente. Pero ese es el problema: el ego puede desaparecer, pero el no ego no surge. Pero ese es el problema: el ego puede desaparecer, pero el no ego no surge. Te vuelves loco, esquizofrénico, dividido. La religión trabaja desde el otro extremo, desde el opuesto: intenta hacer nacer el no ego primero. Y cuanto más surja el no ego, cuanto más se afirme el todo, el ego caerá automáticamente, poco a poco. Antes de que el ego desaparezca, el Todo ha tomado su lugar. No te vuelves loco, no te vuelves anormal, simplemente te volverás natural. Saldrás de la sociedad y caerás en la naturaleza. Con las drogas también puedes salirte de la sociedad, pero caerás en la locura. Por eso es que las religiones también están en contra de las drogas. La sociedad te ha dado un arreglo de compromiso para el ego mediante él te conduces en cierta forma, diriges tu vida de alguna manera. Pero si el Todo toma el mando, deja de haber problemas, te vuelves un hombre del Tao. Entonces ya no hay necesidad de este ego, puedes lanzárselo a los perros. Pero puedes hacerlo de otra forma también. Puedes destruir este ego mediante químicos. Puedes hacerlo así. Entonces surgirán problemas porque sencillamente te volverás anormal. Sentirás un cierto poder, pero ese poder será falso, porque el Todo no ha tomado posesión de ti. Ha habido muchos casos de éstos. Una chica en Nueva York, bajo los efectos del LSD, saltó por una ventana desde el piso decimotercero porque creía que podía volar. Y si estás bajo los efectos de una droga, si te viene el pensamiento de que puedes volar, no tienes duda alguna. Lo crees absolutamente, porque el que duda, el ego no está allí. ¿Quién es el que va a dudar? Te lo crees. Pero el Todo no se ha establecido aún. Chuang Tse podría haber volado. Chuang Tse podría haber salido por la ventana volando como un pájaro, pero bajo los efectos del LSD tú no puedes. El ego no está ahí para que dudes, pero el Todo no se ha hecho cargo de modo que no eres aún poderoso. La fuerza no está ahí, sólo la ilusión del poder. Y esto crea problemas. Bajo los efectos del alcohol puedes hacer ciertas cosas... Un circo viajaba en un tren especial de una ciudad a otra y una jaula se abrió y el león se escapó, así que el director reunió a todos los hombres vigorosos y les dijo, "Antes de que

caiga la noche, id al bosque y encontrad al león. Os daré algo de vino; os dará coraje". Los veinte tomaron un buen trago. La noche era fría y peligrosa y se requería valor, pero Mulla Nasruddin rehusó. Dijo, "Quiero sólo soda". El director protestó, "¡Vas a necesitar coraje!". Nasruddin replicó, "En esos momentos no necesitas valor. Esos instantes son peligrosos; es de noche y con el león por ahí, el coraje podría ser peligroso. Prefiero ser un cobarde y estar alerta". Cuando no te sientes poderoso y una droga puede proporcionarte valor, resulta peligroso. Puede que hagas cosas de forma temeraria; ese es el peligro de las drogas. Pero la sociedad no está asustada por esto. La sociedad está asustada de que si alcanzas un destello de lo que hay más allá de ella, nunca podrás ajustarte a ella. Y la sociedad es una gran casa de locos. Para ajustarte a ella no se te puede permitir el tener vislumbres de su exterior. Las religiones también están en contra de las drogas y el alcohol, pero por diferentes razones. Ellos dicen: vuélvete un borracho, pero un borracho del licor divino, porque entonces estás enraizado, centrado. Entonces eres poderoso. Si uno halla tal seguridad en el vino, ¿cuánta más hallará en el Tao? El sabio está oculto en el Tao, nada puede alcanzarle. Nada puede alcanzarle en absoluto. ¿Por qué? Si me entiendes verás que sólo el ego puede ser alcanzado, Es muy fácil herirlo. Si alguien te mira de un modo particular, él es herido. El otro no ha hecho nada, Si alguien sonríe un poco, es tocado. Si alguien vuelve su cabeza y no te mira, él es tocado. Es muy sensible. Es como una herida siempre abierta, viva. La tocas y surge el dolor. Una sola palabra, un solo gesto; el otro puede que no se dé cuenta de lo que te ha hecho, pero ha herido. Y siempre crees que el otro es el responsable, que él es el que te ha herido. No, tu llevas tu herida. Con el ego, todo tu ser es una herida. Y la llevas sobre ti. Nadie está interesado en herirte, nadie está esperando para herirte; todo el mundo está ocupado en proteger su propia herida. ¿Quién ha tenido la energía? Pero sigue pasando, porque uno está absolutamente dispuesto a ser herido, totalmente dispuesto, esperando que algo suceda. No puedes herir a un hombre del Tao. ¿Por qué? Porque no hay nadie para ser herido. No hay herida. Está sano, curado, es uno. Esta palabra, "uno" es hermosa. La palabra "sano", viene de "uno", y la palabra santo también proviene de "uno". El es uno, sano y santo*. Sé consciente de tu herida. No la ayudes a crecer, deja que se cure; y se curará sólo cuando alcances las raíces. Cuanto menos estás en la cabeza, más se curará la herida. Sin cabeza no hay herida. Vive una vida sin cabeza. Muévete como un único ser, y acep-

ta lo que venga. Tan sólo durante veinticuatro horas, pruébalo; total aceptación, suceda lo que suceda. Si alguien te insulta, acéptalo, no reacciones, y observa lo que ocurre. Repentinamente sentirás una energía que nunca antes habías sentido fluyendo por ti. Alguien te insulta: te sientes * N. del T.- Juego de palabras en inglés entre "heal" = sano, "whole" = uno y "holy" = santo. débil, alterado, empiezas a cavilar cómo vengarte. Te has quedado colgado de ese hombre, y ahora no haces más que darle vueltas. Durante días y noches, meses e incluso años serás incapaz de conciliar el sueño, tendrás pesadillas. La gente puede desperdiciar toda su vida por cosas tan simples; sólo porque alguien les ha insultado. Simplemente recuerda tu pasado y observarás algunas cosas. Eras un niño y el profesor, en clase, te llamó idiota y todavía hoy lo recuerdas y guardas rencor. Tu padre te dijo algo. Tus padres lo han olvidado e incluso aunque se lo recuerdes, serán incapaces de recordarlo. Tu madre te miró de cierta forma y desde entonces la herida ha estado allí. Y todavía permanece abierta, fresca; si alguien la toca, explotarás. No la ayudes a crecer. No conviertas esa herida en tu alma. Ve a las raíces, permanece en el Todo. Durante veinticuatro horas, tan sólo veinticuatro horas, prueba de no reaccionar, de no rechazar, suceda lo que suceda. Si alguien te empuja y caes al suelo, cae. Luego levántate y vete a casa. No hagas nada con ello. Si alguien te golpea, hazle una reverencia y acéptalo con gratitud. Vete a casa, no hagas nada, sólo por veinticuatro horas, y verás una erupción de energía que no habías conocido antes, una nueva vitalidad surgiendo desde las raíces. Y una vez lo hayas conocido, una vez lo hayas probado, tu vida será distinta. Podrás entonces reírte de todas las tonterías que has estado haciendo, de todos los rencores, reacciones, venganzas, con las que has estado destruyéndote a ti mismo. Nadie puede destruirte excepto tú mismo; nadie puede salvarte, excepto tú mismo. Tú eres el Judas y tú eres el Jesús. Suficiente por hoy. Capítulo 11 El funeral de Chuang Tse Cuando Chuang Tse estaba a punto de morir, sus discípulos comenzaron a planearle un gran funeral. Pero Chuang Tse dijo: "Tendré al cielo y a la tierra como ataúd, el sol y la luna serán símbolos de jade prendidos junto a mí, los planetas y las constelaciones brillarán como joyas a mi alrededor, y todos los seres estarán presentes como plañideras en el velatorio. ¿Qué más se necesita? Todo está ya cumplidamente preparado",

Pero los discípulos dijeron: "Tememos que los cuervos y los milanos devoren a nuestro Maestro". Chuang Tse replicó: ¿Y qué? Sobre la tierra seré devorado por cuervos y milanos, y bajo la tierra por hormigas y gusanos. En ambos casos seré devorado, así que, ¿por qué no favorecéis a las aves? La mente hace de cualquier cosa un problema, si no fuera así la vida sería muy simple, la muerte sería muy simple, no hay ningún problema en absoluto. Pero la mente te engaña con que cada momento es un problema y tiene que ser resuelto. Una vez empiezas a creer que todo es un problema, nada puede hacerse porque este primer paso es erróneo. La mente no puede aportarte ninguna solución, es el mecanismo que te aporta los problemas. Incluso si crees que has resuelto un problema, miles de nuevos problemas surgirán de la solución. Esto es lo que la filosofía ha estado haciendo. La filosofía es la ocupación de la mente. En el momento en que la mente observa algo, lo observa con un interrogante, lo observa con ojos dubitativos. La vida es muy simple y la muerte es muy simple, pero únicamente si puedes verlos sin la mente. Una vez usas la mente, todo se vuelve complejo, todo es confusión. Y la mente intenta resolver la confusión cuando en realidad ella es el origen de toda confusión, por lo que más confusión se crea. Es como si un pequeño arroyo fluye montaña abajo. Algunos carruajes lo han atravesado y la corriente está turbia y tú te metes en el agua para aclararla. Tan sólo la volverás más turbia aun. Es mejor esperar en la orilla. Es mejor dejar que las aguas se calmen otra vez, que se calmen por sí solas, de forma que la hojarasca desaparezca y el fango se sedimente y la corriente se vuelva transparente como el cristal. Tu ayuda no es necesaria. Sólo crearás más confusión. Así que si crees que hay algún problema, por favor no metas tus narices en ello. Siéntate y espera. No permitas que la mente se entrometa, dile a la mente que espere. Y es muy difícil para la mente el esperar, es la encarnación de la impaciencia. Si le dices a la mente que espere, sucede la meditación. Si puedes persuadir a la mente que espere, estarás en oración, porque el esperar significa no pensar, significa sentarse a la orilla sin entrar en la corriente. ¿Qué puedes hacer? Hagas lo que hagas la enturbiarás más, tu misma entrada en la corriente creará más problemas. Por eso, espera. Toda meditación es espera. Toda oración es infinita paciencia. El meollo de la religión consiste en no permitir a la mente que te cree más problemas. Tantas cosas, cosas simples con las que incluso los animales disfrutan, con las cuales incluso los árboles disfrutan, el hombre no es capaz de disfrutarlas, porque inmediatamente se tornan problemas, y ¿cómo puedes disfrutar un problema? Te enamoras, y la mente inmediatamente dice: ¿qué es el amor? ¿Es esto amor o sexo? ¿Es verdadero o falso? ¿A dónde voy? ¿Puede ser el amor algo eterno o tan sólo momentáneo? La mente quiere en primer lugar decidir sobre todo y luego dar el primer paso. Y con la mente no se llega nunca a ninguna decisión, permanece indecisa, la indecisión es inherente a su naturaleza. Dice, "No des el salto". Y cuando la mente dice esas cosas aparece como muy inteligente, muy lista, porque parece que te puedes equivocar. Así que no saltes, no te muevas, permanece quieto. Pero la vida es movimiento y confianza. El amor ocurre, uno tiene que sumergirse en él. El adónde conduzca no tiene importancia. La meta no es lo importante. El mismo movimiento de tu consciencia en el amor es una revelación. El otro no es lo importante, el amado o el amante no es lo importante. Lo importante es que tú eres capaz de amar, que puede ocurrirte a ti, tu ser está abierto, confiado, sin dudas, sin preguntas. Este mismo estar abierto es una culminación.

Pero la mente dirá, "Espera, déjame que piense y decida, uno no debería dar un paso con precipitación". Y así puedes esperar y esperar. Así es como te has estado perdiendo la vida. A cada instante la vida llama a tu puerta, pero tú estás pensando. Le dices a la vida, "Espera, abriré la puerta, pero déjame primero decidirme". Nunca ocurre. La vida vendrá y se irá y tu simplemente te arrastrarás por ella, ni vivo ni muerto. La vida y la muerte son buenos porque la muerte tiene una vida propia. Así que recuerda, lo primero es no permitir que la mente interfiera. Entonces puedes ser como los árboles, incluso más verde. Entonces puedes volverte como los pájaros volando, y ningún pájaro puede alcanzar las alturas a las que tú puedes llegar. Entonces puedes ser como los peces que se sumergen en las profundidades del mar, puedes alcanzar el mismo fondo del océano. Nada se te puede comparar. La consciencia humana es el fenómeno más evolucionado que existe, pero te la estás perdiendo. Incluso los niveles menos evolucionados disfrutan más. Un pájaro es un pájaro, un ser mucho menos evolucionado que tú, un árbol está casi sin evolucionar, pero disfrutando más, floreciendo más. Un placer mayor se encuentra a tu alrededor. ¿Por qué te lo estás perdiendo? Tu mente se ha vuelto una carga. No la estás usando, más bien al contrario, estás siendo utilizado por ella. No permitas que la mente interfiera en tu vida, y entonces ésta será un fluir. Entonces te volverás desobstruido, te volverás transparente, entonces cada instante será una dicha porque no te preocupas por él. Un hombre fue aconsejado por su psicoanalista para que fuera a la montaña. Se estaba siempre quejando de esto y de lo otro, y siempre preguntando. Nunca estaba cómodo con nada, nunca se sentía en casa. Se le aconsejó se tomara un descanso. Al día siguiente llegó un telegrama dirigido al psicoanalista. En él el hombre decía, "Me siento muy feliz aquí, ¿por qué?". Eres incapaz de aceptar hasta la felicidad misma sin pedir el por qué. Es imposible para la mente el aceptar algo; el por qué se presenta inmediatamente, y el por qué lo destruye todo. De aquí tanta insistencia en todas las religiones basadas en la fe. Este es el significado de la fe: no permitir a la mente el pedir el por qué. La fe no es creencia, no es creer en cierta teoría. La fe es creer en la vida misma. La fe no es creer en la Biblia o en el Corán o en el Gita. La fe no es una creencia, la fe es una confianza, una confianza sin dudas. Y sólo aquellos que tienen fe, aquellos que son capaces de confiar, podrán conocer lo que son la vida y la muerte. Para nosotros la vida es un problema, así que la muerte es un problema también. Intentamos constantemente descifrarla, y perdemos tiempo y energía en resolverla. Ya está resuelta. Nunca ha constituido un problema. Eres tú el que estás creando el problema. Mira las estrellas, no hay problema; mira los árboles, no hay problema. Mira a tu alrededor... Si el hombre no estuviera ahí todo estaría resuelto. ¿Dónde está el problema? Los árboles nunca te preguntan sobre quién creó el mundo; simplemente lo disfrutan. ¡Qué tontería el preguntar quién creó el mundo! Y ¿qué importa quién lo creó; Si A, B, C o D, ¿qué importa? Y si fue creado o no fue creado, ¿qué importa? ¿Cómo te puede afectar el que A crease el mundo, o que fuese B, o que nadie crease el mundo? Tu seguirás siendo el mismo, la vida seguirá siendo la misma. ¿Por qué preguntar cuestiones tan irrelevantes, innecesarias y quedarte atrapado en ellas? Los ríos siguen fluyendo sin preguntar nunca adónde se dirigen. Llegan al mar. Si empezaran a preguntar, pudiera ser que no llegaran, su energía podría perderse en el camino. Podrían volverse tan ansiosos por saber adónde se dirigen, cuál es la meta, cuál es el propósito, tan obsesionados con el problema que podrían enloquecer. Pero siguen fluyendo, sin preocuparse por saber adónde van y siempre llegan al mar. Si los ríos y los árboles pueden hacer estos milagros, ¿por qué tú no puedes? Este es el quid de la filosofía de Chuang Tse, todo su estilo de vida: Si todo sucede ¿por qué te preocupas? Permítelo que suceda. Si lo ríos llegan, el hombre llegará. Si los árboles llegan, el hombre llegará. Si la totalidad de la existencia se mueve, tú eres parte de ella. No te conviertas en un remolino de pensamientos, si no te perderás dando vueltas y se perderá el fluir. Entonces al final no habrá ninguna experiencia oceánica. La vida es un acertijo porque la observas a través de la mente. Si la miras desde la no-

mente, la vida es un misterio. La vida está en realidad muerta, si la miras a través de la mente y la vida nunca muere si la contemplas desde la no-mente. La mente no puede sentir la viveza. La mente sólo puede tocar lo muerto, lo material. ¡La vida es tan sutil y la mente es tan cruda! El instrumento no es tan sutil como la vida. Y cuando la tocas con este instrumento no puedes sentir los latidos de la vida. Te los pierdes. La pulsación es muy tenue; tú eres el pulso. Chuang Tse está en su lecho de muerte, y cuando un hombre como Chuang Tse está en su lecho de muerte los discípulos deberían permanecer en el más estricto silencio. Este momento no debe obviarse, porque la muerte es la culminación. Cuando Chuang Tse muere, muere en la cima. Sucede raramente que la consciencia alcance su culminación absoluta. Los discípulos deberían de estar en silencio, deberían contemplar lo que está sucediendo, deberían mirar en lo hondo a Chuang Tse y no permitir que la mente interfiriese ni empezar a preguntar cuestiones estúpidas. Pero la mente siempre empieza a preguntar. Están preocupados por el funeral y Chuang Tse está aún vivo. Pero la mente no está viva, no está nunca viva, la mente siempre piensa en términos de muerte. Para los discípulos, el Maestro está ya muerto. Están pensando en el funeral: qué hacer, qué dejar de hacer. Están creando un problema que en realidad no existe porque Chuang Tse está aún. vivo. Oí una vez de tres hombres que estaban sentados en un parque, discutiendo sobre lo inevitable, la muerte. Uno de los hombres, de setenta y tres años, dijo, "Cuando muera me gustaría ser enterrado con Abraham Lincoln, el hombre más grande, querido por todos". Otro dijo, "Me gustaría ser enterrado con Albert Einstein, el científico más grande, humanitario, filósofo, amante de la paz". Luego ambos miraron al tercero, que tenía noventa y tres años. Y dijo, "Me gustaría ser enterrado con Sofía Loren". Los otros dos se sintieron molestos, se enfadaron y le dijeron, "Pero aún está viva". . Y ese viejo contestó, "¡Y yo también!". Este viejo debía de ser algo especial. Con noventa y tres años y dijo, "¡Y yo también!". ¿Por qué debería la vida preocuparse de la muerte? ¿Por qué debería la vida pensar sobre la muerte? Si estás vivo, ¿cuál es el problema? Pero la mente crea el problema. Y te confundes. Sócrates se estaba mueriendo, y le ocurrió lo mismo que le ocurrió a Chuang Tse. Los discípulos estaban preocupados por el funeral. Le preguntaron, “¿Qué deberíamos hacer? Se dice que Sócrates dijo, “Mis enemigos me dan veneno para matarme y vosotros planeáis como enterrarme, ¿quién es pues mi amigo y quién mi enemigo? Los dos estáis preocupados por mi muerte, nadie parece estar preocupado por mi vida”. La mente está, de alguna forma, obsesionada con la muerte. Los discípulos de Chuang Tse estaban pensando qué era lo que deberían hacer; y el Maestro se estaba muriendo, un gran acontecimiento estaba sucediendo justo en aquel instante. Allí, un buda, Chuang Tse, estaba llegando a la cumbre última. Sucede en contadas ocasiones, una o dos veces en un millón de años. La llama estaba ardiendo. Su vida había alcanzado un punto de absoluta pureza donde se vuelve divina, no humana, donde es total, no parcial, donde el principio y el fin se encuentran, donde todos los secretos se desvelan y todas las puertas se abren, donde todo es revelado. La totalidad del misterio estaba allí... y los discípulos estaban cavilando sobre el funeral; ciegos, absolutamente ciegos, sin ver lo que estaba sucediendo. Sus ojos estaban cerrados. Pero, ¿por qué ocurrió esto? ¿Crees que esos discípulos conocían a Chuang Tse? ¿Cómo podían conocerlo? Si pasaban de largo ante Chuang Tse en su supremo esplendor, ¿cómo podemos dejar de pensar que lo captaron cuando estaba trabajando con ellos, trabajando en ellos, moviéndose con ellos, cavando un agujero en el jardín, plantando una semilla, hablándoles, tan sólo con su presencia entre ellos? ¿Cómo podemos sentir que sabían quién era este Chuang Tse? Si estando él en su máximo esplendor no se dieron cuenta, es imposible no creer que lo habían obviado siempre. Probablemente lo pasaron por alto. Cuando él hablaba, debían de estar pensando:

¿De qué está hablando? ¿Qué quiere decir? Cuando un iluminado habla, lo que quiere expresar no tiene que ser descubierto por ti, simplemente tienes que escucharlo. No tiene que ser desvelado, no está escondido, no tiene que ser interpretado. No habla de teorías, te aporta simplemente hechos. Si tus ojos están abiertos, los verás; si tus oídos son capaces de oír, los oirás. No se necesita nada más. Por eso es por lo que Jesús insiste: si puedes oír, escúchame. Si eres capaz de ver, ve. No se espera nada más, tan sólo abrir los ojos, abrir los oídos. Buda, Chuang Tse o Jesús no son filósofos como Hegel, Kant. Si lees a Hegel lo que quiere decir ha de ser descubierto. Es muy difícil, como si Hegel hiciera todo lo posible para hacerlo tan crítico como pudiera, enhebrando palabra tras palabra, convirtiéndolo todo en una especie de acertijo. Cuando te encuentras con Hegel por primera vez resulta soberbio, un alto pico, pero cuanto más penetras y más comprendes, en menos se convierte. El día en que le comprendas, es algo inútil. Todo el truco reside en que no eres capaz de comprenderle, por eso es por lo que le consideras grande. Porque no puedes comprenderle, tu mente está impresionada; porque no puedes comprenderle, porque tu mente no puede comprenderle, todo ello resulta muy misterioso, inaprensible. No lo es, es sólo retórica. Está tratando de esconder, no de expresar algo. Al contrario, más bien utiliza palabras sin substancia alguna. Por eso la gente como Hegel es apreciada inmediatamente, pero a medida que el tiempo transcurre su aprecio desaparece. Personas como Buda no son apreciadas inmediatamente, pero a medida que el tiempo pasa, los aprecias más. Siempre van adelantados a su tiempo. Al paso de los siglos, su grandeza comienza a emerger, su grandeza empieza a aparecer. Entonces puedes percibirlos porque su verdad es simple en extremo, no contienen basura. No hay desperdicios a su alrededor. Es tan claro que puedes dejar de percibirlo si piensas sobre ello. Cuando escuches a Chuang Tse, tan sólo escucha. No se requiere nada más de tu parte que una pasiva receptividad, una bienvenida. Todo está claro, pero tú puedes convertirlo en un lío y luego confundirte con tu propia creación. Esos discípulos no debieron de captar a Chuang Tse. Y lo están obviando de nuevo. Están preocupados sobre lo que tiene que hacerse. Aquí debe de entenderse lo siguiente: a un hombre de sabiduría siempre le interesa el ser; un hombre ignorante siempre se preocupa de las cosas del hacer, qué es lo que debe de hacerse. El ser no es tema para él. Chuang Tse está interesado en el ser; los discípulos están interesados en el hacer. Si la muerte se acerca, ¿Qué hay que hacer? ¿Qué deberíamos de hacer? El Maestro está a punto de morir, ¿qué pasa con el funeral? Debemos planearlo. Nos volvemos Locos con el planear. Planeamos la vida, planeamos la muerte, y mediante tanto planear, la espontaneidad es destruida, la belleza es destruida, todo el éxtasis es destruido. Oí una vez que un ateo se estaba muriendo. No creía ni en el cielo ni en el infierno pero pensó que sería mejor si se vestía adecuadamente antes de morir. No sabía adónde iba a ir porque no creía en nada, pero aun así, se iba a alguna parte, y por tanto antes de irse uno a algún sitio, debía de vestirse adecuadamente. Era un hombre de modales, de etiqueta, así que se puso su traje, corbata y todo, y luego se murió. Se llamó al rabino para que lo bendijera. El rabino dijo, "Este hombre nunca fue un creyente, pero mirad cómo lo ha preparado todo. ¡No creía, no tenía sitio alguno al que ir, y miradle qué bien vestido y dispuesto! Incluso creyendo que no vas a parte alguna, lo planeas, porque la mente siempre desea jugar con el futuro. Es muy feliz planeando el futuro, es muy infeliz viviendo en el presente. Pero el planear el futuro parece interesante. Siempre que tienes tiempo empiezas a planear el futuro, tanto si es de este o del otro mundo, pero siempre el futuro. Y la mente disfruta planeando. El planear es simplemente es una fantasía, un soñar, un ensueño. La gente como Chuang Tse está interesada en el ser, no en el llegar a ser. No están interesados en el hacer, no están interesados en el futuro. No es necesario plan alguno. La existencia se cuida sola.

Jesús les dijo a sus discípulos: Mirad esas llores, esos lirios del campo, tan bellos en su gloria que incluso Salomón no era tan hermoso. Y no planean, y no piensan en el futuro, no se preocupan del momento venidero. ¿Por qué son tan hermosos los lirios? ¿En qué consiste su belleza? ¿Dónde se esconde? Los lirios existen aquí y ahora. ¿Por qué es el rostro humano tan triste y feo? Porque nunca está aquí y ahora, siempre está en el futuro. Es como un fantasma. ¿Cómo puedes ser real si no estás aquí y ahora? Tan sólo puedes ser un fantasma, bien visitando el pasado o yendo hacia el futuro. Chuang Tse se está muriendo. En el momento de la muerte de Chuang Tse sus discípulos debieran de haber estado en silencio. Ese hubiera sido el gesto más respetuoso, el acto más amoroso. El Maestro se estaba muriendo. Nunca le escucharon cuando vivo, al menos podían haberle escuchado en su muerte. No pudieron mantenerse en silencio mientras él les hablaba a lo largo de su vida; ahora les iba a entregar su último sermón mediante su muerte. Uno debería de estar atento cuando un sabio muere porque muere de distinta forma. Un ignorante no puede morir del mismo modo. Tú tienes tu vida y tienes tu muerte. Si te has comportado neciamente en tu vida, ¿cómo puedes hacerlo sabiamente a la hora de tu muerte? La muerte es resultado, el resultado final, la conclusión. En tu muerte toda tu vida está ahí en esencia, por eso un tonto muere de una forma tonta. La vida es única, la muerte es única también. Nadie más puede vivir tu vida y nadie más puede vivir tu muerte, sólo tú. Es única, nunca sucederá de nuevo. Las formas difieren, no sólo en la vida sino en la muerte. Cuando Chuang Tse muere, uno debe de permanecer absolutamente en silencio para no perdérselo, porque puede que se te escape. La vida es un asunto largo, setenta, ochenta, cien años. La muerte es un instante. Es un fenómeno atómico, concentrado. Es más vital que la vida porque la vida está diseminada. La vida nunca puede ser tan intensa como lo puede ser la muerte, y la vida nunca puede ser tan hermosa como puede serlo la muerte, porque es algo diseminado. Siempre es algo así. En el momento de la muerte toda la vida llega al punto de ebullición. Todo se evapora desde este mundo al otro, desde el cuerpo a lo que no tiene cuerpo. Esta es la mayor transformación que puede ocurrir. Uno debería de permanecer en silencio, uno debería de ser respetuoso, uno no debería de estar distraído, porque puede suceder en un instante y puedes perdértelo. Y los necios discípulos discutían sobre el funeral y querían convertirlo en un acontecimiento. Y lo más grande que puede suceder estaba sucediendo, lo más grande estaba ocurriendo, pero ellos pensaban sólo en lo aparente. La mente siempre piensa en términos de exhibición, es exhibicionista. Mulla Nasruddin murió. Alguien se lo dijo a su esposa que estaba tomando el té de la tarde; media taza estaba vacía. El hombre le dijo,'''Tu marido ha muerto, lo atropelló un autobús". Pero la esposa de Mulla Nasruddin continuó sorbiendo su té. El hombre le dijo, "¡Qué! ¡No has ni dejado de tomar el té! ¿Es que no me oyes? Tu marido ha muerto y no has dicho ni mu!". La esposa dijo, "¡Déjame acabar, chico, y ya gritaré luego! Espera un momento". La mente es exhibicionista. Ella gritará, ¡dale tan sólo un poco de tiempo para prepararlo! Oí una vez de un actor cuya esposa murió. Lloraba desconsoladamente, gritaba, las lágrimas cayendo por sus mejillas. Un amigo le dijo, "Nunca pensé que quisieras tanto a tu mujer". El actor miró a su amigo y le dijo, "Esto no es nada. Deberías de haberme visto cuando murió mi primera esposa". Incluso cuando demuestras tu angustia miras a los demás preguntándote que pensarán de ello. ¿Por qué pensar en un gran funeral? ¿Por qué grande? Haces de la muerte una exhibición, ¿Es realmente esto respetuoso? ¿O es la muerte algo comercial, un artículo de consumo? Nuestro Maestro ha muerto, por eso surge la competencia y debemos de intentar que tenga el funeral más grande; ningún otro Maestro habrá tenido uno como éste, ni nadie lo tendrá otra vez. Incluso en la muerte piensas en el ego. Pero los discípulos son así,

seguidores. Pero no son auténticos seguidores, pues si hubieran seguido realmente a Chuang Tse no se habrían planteado el tema de un gran funeral. Hubieran sido humildes en ese instante. Pero el ego es fuerte. Siempre que sostengas que tu Maestro es alguien muy importante, mírate por dentro. Estás afirmando, "Yo soy alguien importante, por eso es por lo que seguí a este gran hombre, soy un gran seguidor". Y todos los seguidores reclaman que su Maestro es el más grande, ¡pero no por el Maestro en sí! ¿cómo puedes ser tu un gran seguidor si tu Maestro no es grande? Y si alguien le dice que no es así te sientes ofendido, irritado, comienzas a discutir y a pelear. Es una cuestión de la supervivencia del ego. En cualquier parte el ego se afirma. Es astuto y muy sutil. Incluso a la hora de la muerte, no te abandonará, incluso en la muerte estará allí. El Maestro se está muriendo y los discípulos están pensando en el funeral. No han seguido para nada al Maestro, a un Maestro como Chuang Tse cuya única enseñanza ha sido el ser espontáneo. Cuando Chuang Tse estaba a punto de morir, sus discípulos comenzaron a planearle un gran funeral. No ha muerto aún y sus discípulos ya han empezado a planear, porque el tema no es Chuang Tse, el tema son los egos de los discípulos. Deben de ofrecerle una gran despedida y todo el mundo debe de saber que nunca antes se dio un hecho igual. Pero no puedes engañar a Chuang Tse. Aun en su muerte no te abandonará; aún en su muerte no puede ser engañado; aun cuando está en su adiós, te entregará su corazón, su sabiduría; aun en su último momento compartirá lo que ha conocido y experimentado. Aun este último momento será un compartir. Pero Chuang Tse dijo: "Tendré al cielo y a la tierra como ataúd, el sol y la luna serán símbolos de jade prendidos junto a mí, los planetas y las constelaciones brillarán como joyas a mi alrededor, y todos los seres estarán presentes como plañideras en el velatorio". ¿Qué más se necesita? Todo es muy simple: sencillo, suficientemente, dispuesto. ¿Qué más se requiere? ¿Qué más puedes hacer? ¿Qué más puedes hacer por un Chuang Tse, por un buda? Hagas lo que hagas no será nada, planees lo que planees será una trivialidad. No puede ser algo magnífico porque el universo al completo está preparado para recibirlo. ¿Qué más puedes hacer? Chuang Tse dijo: El sol y la luna y todos los seres del cielo y de la tierra están preparados para recibirme. Y todos los seres, la existencia entera, serán los que plañirán. Por eso no necesitas preocuparte, no necesitas contratar plañideros. Contratas plañideros; ahora puedes encontrarlos en el mercado. Hay gente a la que pagas y ella llora la muerte. ¿Qué clase de humanidad es la que está surgiendo? Si muere una esposa, si muere una madre, no hay nadie para llorarla, por eso has de contratar a plañideros profesionales. Están disponibles en Bombay, Calcuta, en las grandes ciudades, y hacen un trabajo tan bien hecho que no puedes competir con ellos. Desde luego son más eficientes, practican diariamente, pero qué repugnante es cuando les pagas. Todo se ha vuelto falso. La vida es falsa, la felicidad es falsa. Incluso el plañir es falso. Y tiene que ser así, tiene un significado lógico. Si nunca has sido realmente feliz con una persona ¿cómo puedes llorarla cuando muere? Es imposible. Si no has sido feliz con tu esposa, si no has conocido instantes de dicha con ella, cuando muera ¿cómo podrán brotar lágrimas auténticas de tus ojos? En lo más hondo de ti serás feliz, en lo más hondo sentirás cierta libertad: Ahora soy

independiente, ahora puedo hacer lo que desee. La esposa era algo así como una cárcel. Oí de un hombre que se estaba muriendo y su esposa le consolaba diciéndole, "No te preocupes, antes o después me reuniré contigo". El hombre le dijo, "Pero no me seas infiel". Debió de sentirse asustado. ¿Por qué este temor en el último momento? Este temor debió de estar siempre allí. La esposa le prometió, "Nunca te seré infiel". Por eso el hombre le dijo, "Si cometes un solo acto de infidelidad hacia mí, me revolveré en mi tumba. Será muy doloroso para mí". Diez años después la esposa murió. /A las puertas del cielo San Pedro le preguntó, "¿A quién quieres ver primero?". Ella contestó, "A mi marido desde luego", San Pedro le: preguntó, "¿Cuál es su nombre?". Ella le dijo, "Abraham. Pero San Pedro le replicó, "Va a ser difícil para mí porque hay millones de Abrahams, que dame una pista sobre él". La esposa se lo pensó y le dijo, "En su último suspiro dijo que si yo cometía alguna infidelidad hacia él, él se revolvería en su tumba". San Pedro le dijo; "No digas más. Te debes referir a Abraham el "girador", el que se está revolviendo constantemente en su tumba. Durante diez años no ha tenido ni un sólo instante de paz. Y todo el mundo le conoce. No hay problema, le llamaré de inmediato". Ni fe, ni confianza, ni amor, ni felicidad alguna han surgido nunca de tus relaciones. Cuando la muerte llega, ¿cómo puedes llorarla? ¡Tu plañir será falso! Si tu vida es falsa tu muerte va a ser falsa. Y no creas que tú eres el único falso, todos los que te rodean, con todos los que te relacionas son falsos. Y vivimos en un mundo tan falso que es simplemente asombroso cómo podemos continuar. Un político se encontraba sin empleo. Era un ex-ministro. Buscaba trabajo porque los políticos no saben qué hacer si no trabajan. No pueden hacer nada más que política, no saben hacer nada más que politiquear. Y carecen también de otras cualificaciones. Incluso un insignificante trabajo requiere estar cualificado, pero para ser ministro no se necesita nada. Un primer ministro no necesita estar cualificado en absoluto. Así que este ministro estaba en dificultades. Se entrevistó con un director de un circo porque pensó que como la política era un gran circo, él debía de conocer algo de lo que se debe de hacer en un circo. Así que le dijo, "¿Puedes darme trabajo? Estoy en paro y en dificultades". El director le dijo, "Has venido en el momento justo. Uno de los osos ha muerto, así que te daremos un disfraz de oso. No tienes que hacer nada, tan sólo estar sentado quietecito todo el día y nadie notará nada. Sólo estar sentado desde la mañana a la noche de forma que la gente se crea que el oso está ahí". El trabajo parecía atractivo por lo que el político aceptó. Se metió en la jaula. El miedo se apoderó de él y corrió hacia las rejas, comenzó a hacer aspavientos gritando, “Ayudadme, dejadme salir de aquí”. Y entonces oyó una voz. El otro oso le estaba hablando. Le decía, “¿Es que te crees que eres el único político sin trabajo? También yo soy un ex ministro. Así que no te asustes”. Toda tu vida se ha vuelto falsa, raíces incluidas, y el cómo existes es un auténtico milagro. Hablando con un rostro falso, hablando con un rostro falso, la felicidad falsa, la desgracia falsa. ¡Y así y todo esperas hallar la verdad! Con rostros falsos la verdad no puede ser nunca hallada. Uno tienen que encontrar su propio rostro y abandonar todas las falsas máscaras. Chuang Tse dice: "Tendré al cielo y a la tierra como ataúd". Así pues, ¿por qué preocuparte? ¿Cómo puedes encontrar un ataúd mayor que éste? Que el cielo y la tierra sean mi ataúd; lo serán.

"El sol y la luna serán símbolos de jade prendidos junto a mí”.... iPor eso no necesitas encender velas a mi alrededor; serán algo momentáneo y más pronto o más tarde dejarán de estar ahí. Deja que el sol y la luna sean los símbolos de la vida a mi alrededor. Y lo son. "... los planetas y las constelaciones brillarán como joyas a mi alrededor, y todos los seres estarán presentes...”. ¡Esto es algo que se ha de entender: todos los seres estarán presentes! Se dice también lo mismo de Buda y Mahavira, pero nadie se lo cree porque es imposible de creer. Los jainos lo leen, pero incluso entonces no se lo creen; los budistas lo leen, pero la duda entra en su mente. Se dice que cuando Mahavira murió todos los seres estaban presentes. No sólo seres humanos; los animales, las almas de los árboles, los ángeles, las deidades, todos los seres de todas las dimensiones de la existencia estaban presentes. Y esto debió de ser así porque un Mahavira no sólo te es revelado a ti, el esplendor es tal, la altura es tal que todas las dimensiones de la existencia la perciben. Se dice que cuando Mahavira hablaba, los ángeles, las deidades, los animales, los fantasmas, todas las clases de seres se hallaban presentes para escucharle. No sólo los seres humanos. Parece un cuento, una parábola, pero te aseguro que es verdad, porque cuanto más alto llegas, tanto más alto crece tu ser y otras dimensiones de la existencia te son accesibles. Cuando uno alcanza el punto más alto, el nivel de arihanta; como lo llaman los jainos, el estado de arhat como lo llaman los budistas, el estado del perfecto Tao, el hombre del Tao, como Chuang Tse lo llama, entonces toda la existencia escucha. Dice Chuang Tse: "...y todos los seres estarán presentes como plañideras en el velatorio". ¿Qué más se necesita y qué más puedes hacer? ¿Qué puedes añadir? No necesitas hacer nada ni preocuparte. "Todo está ya cumplidamente preparado". Esto es lo que uno percibe cuando se vuelve silencioso. "Todo está ya cumplidamente preparado". La vida y la muerte, todo, no necesitas hacer nada, todo está sucediendo ya, sin ti. Innecesariamente te entrometes y creas confusión, creas caos. Sin ti todo es perfecto; como es, es perfecto. Esta es la actitud de un hombre religioso: como está, todo es perfecto. No se puede hacer nada más. En Occidente, se dice que Leibnitz dijo que este es el mundo más perfecto de todos los mundos posibles. Ha sido criticado por ello, porque en Occidente no puedes afirmar tales cosas. ¿Cómo puede ser este mundo el más perfecto? Parece que es el más imperfecto, el más feo, enfermo; hay desigualdad, sufrimiento, pobreza, enfermedad, muerte, odio, de todo, ¡y este Leibnitz asegura que éste es el mundo más perfecto de todos los posibles! Leibnitz ha sido criticado duramente, pero Chuang Tse hubiera entendido a qué se refería. Yo sé a qué se refiere. Cuando Leibnitz dice. "Este es el mundo más perfecto posible", no está haciendo ningún comentario sobre la situación política o económica. No

está haciendo un comentario sobre la igualdad, la desigualdad, el socialismo, el comunismo, sobre las guerras. El comentario no es objetivo, el comentario no se refiere a lo externo; el comentario se refiere al sentimiento interior. Procede del ser mismo. Que todo es perfecto significa que no hay por qué preocuparse. "Todo está ya cumplidamente preparado". Y no puedes mejorarlo, simplemente no puedes mejorarlo. Si lo intentas, lo empeorarás, pero no puedes mejorarlo. Es muy difícil para la mente científica comprender que no puedes mejorarlo, porque la mente científica depende de esta idea: las cosas son mejorables. ¿Pero, qué es lo que has logrado? Desde hace dos mil años, desde Aristóteles, hemos intentado, en Occidente, hacer de este mundo un lugar mejor. ¿Ha mejorado en algún aspecto? ¿Es el hombre un poquito más feliz? ¿Es el hombre un poco más dichoso? Para nada. Las cosas han empeorado. Cuanto más medicamos al paciente, más se acerca a la muerte. Nada ha servido de ayuda. El hombre es absolutamente infeliz. Puede que tengas más cosas para ser feliz, pero el corazón, que es el que puede ser feliz, se ha perdido. Puedes tener palacios, pero el hombre que podía ser el emperador ya no existe, de modo que los palacios se vuelven tumbas. Tus ciudades son más ricas, más hermosas, pero son semejantes a cementerios, sin personas vivas en ellas. Nos hemos equivocado intentando hacer al mundo mejor. No es mejor. Puede que sea peor. Mira hacia atrás... el hombre era totalmente diferente, más pobre, pero más rico. Parece paradójico, era más pobre, sin la comida necesaria, sin vestidos suficientes, sin cobijo suficiente, pero la vida era más rica. Podía bailar, podía cantar. Tu cantar se ha perdido, tu garganta está obstruida por las cosas, ninguna canción puede surgir del corazón. No puedes danzar. Cómo máximo puedes desplegar algunos movimientos, pero esos movimientos no constituyen una danza, porque el danzar no es sólo movimiento. Cuando un movimiento se vuelve estático, se vuelve danza. Cuando el movimiento es tan total que no hay ego, es una danza. Y deberías descubrir que la danza se introdujo en el mundo como sistema de meditación. Al principio la danza no era tal para bailar, constituía un método para alcanzar un éxtasis donde el que bailaba se perdía, sólo permanecía la danza, sin ego, sin que nadie manipulara, el cuerpo fluyendo espontáneamente. Puedes bailar, pero sólo con pasos muertos. Puedes manipular al cuerpo: puede que sea un buen ejercicio, pero no un éxtasis. Puedes abrazar, puedes besar, puedes seguir interpretando los movimientos para hacer el amor, pero el amor no estará presente, sólo los gestos. Los haces y te sientes frustrado. Los haces y sabes que nada va a suceder. Haces de todo, y un constante sentimiento de frustración te sigue como una sombra. Cuando Leibnitz dice que éste es el mundo más perfecto de todos los posibles, afirma lo que Chuang Tse está diciendo: "Todo está ya cumplidamente preparado". No es necesario que te preocupes por la vida, no es necesario que te preocupes por la muerte, la misma fuente que se preocupa por la vida, se ocupará de la muerte. No necesitas pensar en un gran funeral. La misma fuente que me ha hecho nacer me absorberá, y es suficiente por sí sola, no es necesario que le añadamos nada. Los discípulos escuchaban, pero no podían entender, de lo contrario no hubiera sido necesario añadir nada más. Pero los discípulos aun insistían: "Tememos que los cuervos y los milanos devoren a nuestro Maestro”. Si no nos ocupamos de ello, si no lo planeamos, los cuervos y los milanos se comerán a nuestro Maestro.

Chuang Tse replicó: "¿Y qué? Sobre la tierra seré devorado por cuervos y milanos, y bajo la tierra por hormigas y gusanos. En ambos casos seré devorado, así qué, ¿por qué no favorecéis a las aves?”. Así qué, ¿por qué elegir? Me tienen que hacer desaparecer, por eso ¿a qué viene elegir? Chuang Tse dice: Vive sin elegir y muere sin elegir. ¿por qué elegir? Intentas manipular la vida y luego intentas manipular también la muerte. Por este motivo la gente deja testamentos, documentos legales, para que cuando ya no esté, puedan seguir manipulando. Muertos, pero aún pueden manipular. La manipulación parece ser tan atractiva que la gente, aún después de la muerte, sigue manipulando. Un padre muere y establece condiciones en su testamento de forma que el hijo recibirá su legado sólo si cumple con ellas, en caso contrario el dinero irá a parar a una institución caritativa. Pero esas condiciones se han de cumplir... el fallecido domina todavía. El fundador y presidente de una corporación en Londres redactó su testamento. Decía: "Cuando muera, que mi cuerpo no sea destruido. Tiene que ser preservado y yo continuaré sentado en el sillón presidencial". Y todavía está sentado allí. Siempre que se reúne la corporación, su cadáver la preside sentado en su sillón. Está sentado a la cabecera de la mesa, dominando aún. Tu vida es una manipulación de los demás y quisieras que tu muerte también lo fuera, Chuang Tse dice: "No hay elección. Si abandonar mi cuerpo sobre la tierra, está bien, será devorado; si lo entierras, será devorado también. Así que, ¿por qué favorecer a los pájaros o a los gusanos? Que suceda lo que tenga que suceder. Deja a la fuente decidir". El decidir te crea ego: Yo decidiré. Deja que el origen decida, deja que la esencia decida cómo disponer de este cuerpo. Nunca se me preguntó ¿cómo pudo la esencia crear este cuerpo?, ¿por qué debería yo decidir ¿cómo hay que deshacerse de él? ¿y qué miedo puede haber de que pueda ser comido? Es correcto. Nos asustamos de ser devorados, ¿por qué? Es algo que hay que comprender. ¿Por qué nos asustamos tanto de ser devorados? Durante toda nuestra vida estamos comiendo. Y destruimos vida con nuestro comer. Comas lo que comas, matas. Tienes que matar, porque la vida sólo puede comer vida. No hay otra forma. Nadie puede ser pues llamado vegetariano, nadie. Todo el mundo es no vegetariano, porque lo que comes es vida. Comes fruta, es vida; comes verduras, las verduras tienen vida; comes trigo, arroz, que son semillas para que germine más vida. Todo de lo que dependes tiene vida. La vida devora la vida, y todo es comida para algo; por eso ¿por qué te proteges y tratas de asegurarte de que no serás comido? ¡Pura estupidez! Has comido durante toda tu vida, dale ahora la oportunidad de que ella te coma, permite que la vida te devore. Por eso es por lo que afirmo que los parsis poseen el método más científico de eliminar un cadáver. Los hindúes lo queman. Eso no está bien porque estás quemando comida. Si todos los árboles quemaran su comida, y si a cada animal que muriera los demás animales lo quemaran ¿qué sucedería? Serían todos hindúes, pero no quedaría nadie. ¿Por qué quemarlos? Has estado comiendo, deja ahora, dale a la vida una oportunidad para que te coma. Y alégrate por ello porque el ser comido significa que estás siendo absorbido. No hay nada malo en ello. Significa que la existencia se ha retrotraído, el río ha regresado al océano. Y este es el mejor modo de ser absorbido, el de ser comido de forma que todo lo que en ti pueda ser útil este vivo en alguien. Algún árbol, algún pájaro, algún animal, estará vivo gracias a tu vida. Alégrate, tu vida ha sido distribuida. ¿Por qué sientes que hay algo malo en ello? Los musulmanes y los cristianos entierran a sus muertos en cajitas bajo tierra, en ataúdes, para protegerlos. No está bien, es una solemne estupidez, porque si no podemos proteger la vida, ¿cómo vamos a proteger la muerte? No podemos proteger nada, no hay nada que pueda ser protegido.

La vida es vulnerable y tú intentas hacer de la muerte algo invulnerable. Quieres proteger, salvar. Los parsis tienen el mejor método, simplemente dejan el cuerpo sobre las rocas, y los buitres y otras aves llegan y se lo comen. Todo el mundo está en contra de los parsis, incluso los mismos parsis, porque el espectáculo parece repugnante. No es repugnante. Cuando comes, ¿es repugnante? Entonces ¿por qué cuando un buitre está comiendo ha de resultar repugnante? Cuando comes, se denomina comida, y cuando un buitre te come sigue siendo una comida. Has estado comiéndote a otros, deja ahora que los otros te coman. Sé absorbido. Por eso Chuang Tse dice: "No hay elección, ¿por qué favorecer esto o aquello? Deja que la vida haga lo que elija hacer, yo no voy a decidir por ella". En verdad, Chuang Tse vivió una vida sin elegir, de forma que está preparado para morir sin elegir la muerte. Y cuando permaneces en un estado de no elección, sólo entonces eres. Cuando eliges, la mente está presente. La mente es la que elige; el ser permanece siempre sin elegir. La mente desea hacer algo; el ser simplemente permite que las cosas sucedan. Ser es un dejarse ir. ¿Cómo puedes ser un desgraciado si no eliges? ¿Cómo puedes ser infeliz si no anhelas un resultado en particular? ¿Cómo puedes ser miserable si no te orientas a una meta determinada? Nada puede hacerte desgraciado. Tu mente pide metas, elecciones, decisiones, y entonces llega la desgracia. Si vives sin elegir y permites que la vida suceda, te vuelves simplemente un escenario: la vida se despliega en ti, pero tu no eres el que la dirige. No la diriges, no la controlas. Cuando dejas de ser el controlador, todas las tensiones se disuelven; sólo entonces hay un estado de relajación, entonces estás totalmente relajado. Esa relajación es el punto extremo, el alfa y el omega, el principio y el final. Tanto si es vida como si es muerte, no deberías de tomar partido. Ese es el significado de esta historia: no deberías tomar partido. No deberías decir: Esto esta bien y eso está mal. No deberías dividir. Deja que la vida sea un todo indiferenciado. Chuang Tse dijo: "Si divides, aunque sólo sea una mínima división, el cielo y la tierra se separan y no pueden ser unidos luego". Conocí una vez a un joven. Solía venir a mí y siempre estaba preocupado por una cosa. Deseaba casarse, pero fuera cual fuera la chica que llevaba a su casa, su madre la desaprobaba. Se había vuelto un tema casi imposible. Por eso le dije, "Busca a una chica que sea muy parecida a tu madre: su cara, su figura, la forma en que camine, su modo de vestir. Encuentra una imagen especular, un reflejo de tu madre". El buscó y buscó y finalmente encontró a una chica. Vino a mí y me dijo, "Estabas en lo cierto, le gustó a mi madre instantáneamente. Es tal como mi madre; no sólo se viste como mi madre, camina, habla e incluso cocina como mi madre". Y le pregunté, "¿Qué sucedió Luego?". El contestó, "Nada. Porque mi padre la odia". La polaridad, si una parte de tu mente ama algo, inmediatamente puedes encontrar otra parte de tu mente que la odia. Si eliges algo, mira detrás: la otra parle que odias, se esconde ahí. Siempre que elijas, no sólo es el mundo el que es dividido, tu también eres dividido mediante tu elección. No eres uno. Y cuando no eres total, no permites que la vida suceda. Y toda bendición nace como gracia, como regalo, no se alcanza a través del esfuerzo. No elijas pues la religión como opuesta al mundo, no elijas bondad contra maldad, no elijas gracia en vez de pecado, no elijas ser un buen hombre en vez de ser un mal hombre, no distingas entre el demonio y Dios, esto es lo que dice Chuang Tse. Dice: "No elijas entre la vida y la muerte. No elijas entre esa clase de muerte y esa clase de muerte. No elijas, permanece uno, y siempre que seas un todo, te encontrarás con el Todo, porque lo semejante encuentra lo semejante". Ya lo han afirmado los místicos durante siglos: Como arriba, así es abajo. Me gustaría añadirle una cosa más: Como dentro, así es afuera. Si eres uno en tu interior, la totalidad exterior te sucede inmediatamente. Si estás dividido por dentro, el todo exterior está dividido.

Eres tú el que se convierte en el universo entero, te vuelves una proyección, eres tú. Y siempre que elijas, estarás dividido. Elegir significa división; elegir significa conflicto, en favor de esto y en contra de eso. No elijas. Permanece como un testigo sin elegir y no te faltará nada. Entonces esta existencia será la más perfecta posible. Nada puede ser más hermoso, nada puede aportar mayor dicha. Está ahí, a tu alrededor, esperándote. En el momento en que seas consciente te será revelada. Pero si tu mente sigue laborando por dentro, dividiendo, eligiendo, creando conflictos, nunca te sucederá. Te lo has estado perdiendo durante vidas enteras. No sigas pasando de largo. Suficiente por hoy. El Autor

La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas en el mundo del tiempo, entre recuerdos del pasado y esperanzas del futuro. Sólo rara vez tocamos la dimensión intemporal del presente, en momentos de belleza repentina, o de peligro repentino, al encontrarnos con una persona amada o con la sorpresa de lo inesperado. Muy pocas personas salen del mundo del tiempo y de la mente, de sus ambiciones y de su competitividad, y se ponen a vivir en el mundo de lo intemporal. Y muy pocas de las que así lo hacen han intentado compartir su experiencia con los demás. La Tse, Gautama Buda, Bodhidharma… o, más recientemente, George Gurdjieff, Ramana Maharshi, J. Krishnamurti: sus contemporáneos los toman por excéntricos o por locos; después de su muerte, los llaman “filósofos”. Y con el tiempo se hacen legendarios: dejan de ser seres humanos de carne y hueso para convertirse quizás en representaciones mitológicas de nuestro deseo colectivo de desarrollarnos dejando atrás las cosas pequeñas y lo anecdótico, el absurdo de nuestras vidas diarias. Osho ha descubierto la puerta que le ha dado acceso a vivir su vida en la dimensión intemporal del presente, ha dicho que es “un existencialista verdadero”, y ha dedicado su vida a incitar a los demás a que encuentren esta misma puerta, a que salgan de este mundo del pasado y del futuro y a que descubran por sí mismos el mundo de la eternidad. Osho nació en Kuchwada, Madhya Pradesh, en la India, el 11 de diciembre de 1931. Desde su primera infancia, el suyo fue un espíritu rebelde e independiente que insistió en conocer la verdad por sí mismo en vez de adquirir el conocimiento y las creencias que le transmitían los demás. Después de su iluminación a los veintiún años de edad. Osho terminó sus estudios académicos y pasó varios años enseñando filosofía en la Universidad de Jabalpur. Al mismo tiempo, viajaba por toda la India pronunciando conferencias, desafiando a los líderes religiosos a mantener debates públicos, discutiendo las creencias tradicionales y conociendo a personas de todas las clases sociales. Leía mucho, todo lo que llegaba a sus manos, para ampliar su comprensión de los sistemas de creencias y de la psicología del hombre contemporáneo. A finales de la década de los 60, Osho había empezado a desarrollar sus técnicas singulares de meditación dinámica. Dice que el hombre moderno está tan cargado de las tradiciones desfasadas del pasado y de las angustias de la vida moderna que debe pasar un proceso de limpieza profunda antes de tener la esperanza de descubrir el estado relajado, libre de pensamientos, de la meditación. A lo largo de su labor, Osho ha hablado de casi todos los aspectos del desarrollo de la conciencia humana. Ha destilado la esencia de todo lo que es significativo para la búsqueda espiritual del hombre contemporáneo, sin basarse en el análisis intelectual sino en su propia experiencia vital. No pertenece a ninguna tradición: “Soy el comienzo de una conciencia religiosa totalmente nueva”, dice. “Os ruego que no me conectéis con el pasado: ni siquiera vale la pena recordarlo”.

Sus charlas dirigidas a discípulos y a buscadores espirituales de todo el mundo se han publicado en más de seiscientos volúmenes y se han traducido a más de treinta idiomas. Y él dice: “Mi mensaje no es una doctrina, no es una filosofía. Mi mensaje es una cierta alquimia, una ciencia de la transformación, de modo que sólo los que están dispuestos a morir tal como son y a nacer de nuevo a algo tan nuevo que ahora ni siquiera se lo pueden imaginar… sólo esas pocas personas valientes estarán dispuestas a escuchar, porque escuchar será arriesgado. “Al haber escuchado, habéis dado el primer paso hacia el renacer. De manera que esta filosofía no podéis echárosla por encima como un abrigo para presumir. No es una doctrina en la que podráis encontrar el consuelo ante las dudas que os atormenta. No, mi mensaje no es ninguna comunicación oral. Es algo mucho más arriesgado. Trata nada menos que de la muerte y del renacer”. Osho abandonó su cuerpo el 19 de enero de 1990. Su enorme comuna en la India sigue siendo el mayor centro de desarrollo espiritual del orbe y atrae a millares de visitantes de todo el mundo que acuden para participar en sus programas de meditación, de terapia, de trabajo con el cuerpo, o simplemente para conocer la experiencia de estar en un espacio búdico.

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