Nathan Wachtel Resumido

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Nathan Wachtel Los indios y la conquista española América, aislada del resto del mundo durante miles de años, tuvo una historia diferenciada, libre de influencias externas. Era, por lo tanto, una compleja interacción de factores internos que tuvo lugar a principios del siglo XVI, y confirió a las variadas sociedades indígenas formas muy diferentes: estados sumamente estructurados, jefaturas más o menos estables, grupos y tribus nómadas yseminómadas. Y, hasta ese momento era un mundo completamente autocontenido, el cual de repente experimentó un golpe brutal y sin precedentes: la invasión de hombres blancos de Europa, el choque con un mundo completamente diferente. La reacción de los nativos de América ante la invasión de los españoles fue considerablemente variada: desde el ofrecimiento de alianzas hasta la colaboración más o menos forzada, desde la resistencia pasiva hasta una hostilidad constante. El capítulo examinará los efectos dela invasión española sobre los imperios azteca e inca, durante la primera etapa de la dominación colonial (en la década de 1570), con particular intensidad en el caso de los Andes; y también considerará brevemente las áreas periféricas, a fin de presentar un cuadro más amplio de la «visión de los vencidos». El trauma de la conquista Inmediatamente, tanto en México como en Perú los documentos indígenas exhalan una atmósfera de terror religioso ante la llegada de los españoles. Aunque éstas eran interpretaciones retrospectivas, tales descripciones testimonian el trauma experimentado por los nativos americanos. Disperso en toda América estaba el mito del dios civilizador que, después de su reinado benevolente, desaparece misteriosamente, prometiendo a los hombres que un día volverá. Por lo tanto, la conmoción tomó para los indios una forma específica: ellos percibieron los acontecimientos a través de la estructura del mito y, al menos en ciertas circunstancias, concibieron la llegada de los españoles como el retorno de los dioses. Enfrentados con la llegada de lo desconocido, la visión que los indios tenían del mundo comportaba al menos la posibilidad de que los hombres blancos fueran dioses. Pero la respuesta a esta cuestión sería positiva o negativa, según el lugar y las circunstancias. ¿Cómo es posible que imperios tan fuertes como el azteca y el inca, fueran destruidos tan rápidamente por unos centenares de españoles? Sin duda los invasores se beneficiaron de la superioridad de las armas. Pero esta superioridad técnica parece que fue de una importancia relativa: los españoles poseían pocas armas de fuego en el momento de la conquista, y eran de disparo lento; su impacto desde el principio fue, como en el caso de los caballos, principalmente psicológico. La victoria española fue ciertamente facilitada por las divisiones políticas y étnicas del mundo indígena: los imperios azteca e inca habían sido construidos por sucesivas conquistas. Algunos grupos veían en la llegada de los invasores una oportunidad para librarse de la dominación opresiva. El resultado del conflicto no dependió sólo del poder de las fuerzas en oposición: desde la perspectiva de los vencidos, la invasión europea también contenía una dimensión religiosa, incluso cósmica. Pillajes, masacres, incendios: los indios vivían verdaderamente el final del mundo; la derrota significaba que los dioses tradicionales habían perdido su poder sobrenatural.

Desestructuración El trauma de la conquista no se limitó al impacto psicológico de la llegada del hombre blanco y a la muerte de los antiguos dioses. El dominio español, en tanto que se sirvió de las instituciones nativas, al mismo tiempo llevó a cabo su desintegración, dejando sólo estructuras parciales que sobrevivieron fuera del contexto relativamente coherente que les había dado sentido. Las consecuencias destructoras de la conquista afectaron a las sociedades nativas en todos los niveles: demográfico, económico, social e ideológico. Tras este primer contacto con los europeos, las poblaciones amerindias sufrieron en todas partes un hundimiento demográfico de excepcionales proporciones históricas. La caída de la tasa de población parece haber sido menos pronunciada en los Andes: los indios de las áreas frías, especialmente los del altiplano, sobrevivieron mejor a la catástrofe que en otras partes. ¿Cuáles fueron las razones de esta catástrofe? La causa principal fue la enfermedad. Los europeos trajeron con ellos nuevas enfermedades (viruela, sarampión, gripe, plagas) contra las que los indios americanos, aislados por miles de años del resto de la humanidad, no tenían defensas. Incluso si se acepta que estas epidemias eran la causa principal del descenso demográfico, no se puede negar que la conquista española fue un período de cruel opresión. Los fenómenos que hasta aquí habían sido desconocidos transformaron el mundo precolombino: los elementos más importantes observados de este proceso de desestructuración han sido las nuevas formas de tributos, la introducción de la moneda y la economía de mercado. Los trastornos fueron ciertamente más profundos en Perú quien México, donde los súbditos del Inca sólo estaban obligados con el estado por servicios en trabajos y no pagaban en especias. ¿Cómo era el tributo español en comparación con el precolombino? Carecemos de cifras exactas, pero no hay duda de que desde el principio los encomenderos impusieron sus decisiones arbitrariamente y sin restricciones, y más tarde no siempre respetaron la letra de las leyes tributarias. Los españoles (encomenderos o no), ayudados por el descenso de la población, que significó un incremento de las tierras baldías, no tardaron en usurpar algunas de las tierras que hasta el momento eran trabajadas por los indios. Pero desde que los nuevos gobernantes se apoderaron de las tierras con mejor suelo, estas apropiaciones arrojaron a los indios hacia los terrenos marginales. El cambio fue sobre todo cualitativo. La ideología sobre la que se basaba el sistema inca estaba en ruinas. En la nueva sociedad dominada por los españoles, toda idea de reciprocidad y redistribución perdió su sentido. Los cambios en el sistema económico estuvieron acompañados, tanto en Perú como en México, por el desmantelamiento de la estructura social, pero el proceso adquirió formas diferentes según las áreas. No se sabe hasta qué punto los ayllu y los calpulli se vieron afectados por las consecuencias de la invasión europea, pero parece que ambos continuaron funcionando como células básicas de la sociedad india. Pero la historia de las jefaturas de los Andes y de México se diferenciaba en algo fundamental: a pesar de todos los cataclismos, los primeros gozaban de un cierto elemento de continuidad, mientras que los últimos se vieron afectados radicalmente por la hispanización de las estructuras política y administrativa. Las nuevas formas de tributo en trabajo, hasta el momento totalmente desconocido en el mundo precolombino, introdujeron ideas extrañas en las normas tradicionales que habían formado la actividad económica y social en un complejo coherente de conceptos, ritos, y creencias religiosas. Por otra parte, los españoles justificaron suhegemonía en el hecho de que habían traído la verdadera fe a los indios: a los ojos de los misioneros, las prácticas y creencias de los nativos eran la obra del diablo, y la «conquista

espiritual» requería que éste fuera espantado. La religión oficial, ligada a laestructura del estado, desapareció rápidamente tanto en México como en Perú. El culto local continuó más o menos ilícitamente, pero los indios tuvieron que dejar sus fiestas más importantes y las prácticas que les parecían más horribles a los españoles, sobre todo los sacrificios humanos. Se destruyeron sistemáticamente los templos, se quemaron códices y khipus, los sacerdotes nativosfueron perseguidos. Como resultado, el transcurso normal de la vida diaria se transformó drásticamente. Sólo hay que pensar en los efectos que las costumbres cristianas imponían en el matrimonio (la definición de nuevos tabus sexuales, la prohibición de la poligamia) o en el entierro de los muertos. Uno de los síntomas más dramáticos de la ruptura de la cultura nativa y de la angustia que causaba, fue el alcoholismo: un fenómeno advertido por todos los cronistas. La extensión del uso de la hoja de coca, en los Andes era una muestra de un fenómeno parecido aunque de consecuencias menos nocivas. Por consiguiente, 40 años después de la conquista, la sociedad nativa había sufrido un proceso de desestructuración a todos los niveles: demográfico, económico, social y espiritual. Ciertas estructuras sobrevivieron, pero fragmentadas y aisladas de su contexto original y trasplantadas al mundo colonial. Sin embargo, esos elementos de continuidad aseguraron que las tradiciones nativas, algo modificadas, se transmitieran, mientras que al mismo tiempo soportaban la hegemonía española. Tradición y aculturación: Las tradiciones nativas se enfrentaron, bajo la dominación española, a nuevas prácticas que introdujeron los europeos. ¿En qué medida fueron aceptadas o rechazadas? ¿Ayudó el fenómeno de aculturación a reintegrar a la sociedad? Se produjo un contrasteentre la rápida aculturación social de numerosos señores y el mantenimiento de la tradición por los plebeyos. Los señores pronto aprendieron a hablar y escribir español, mientras continuaron utilizando las lenguas nativas. En el plano religioso la fidelidad de los indios a sus tradiciones manifestaba su rechazo a la dominación colonial, aunque, de nuevo, había diferencias en cuanto a eso. Mientras que parecían someterse a los signos externos del culto cristiano, ocultaban sus ritos tradicionales. Los españoles fomentaron esta ambigüedad erigiendo cruces e iglesias en los antiguos lugares sagrados, en tanto que, a la inversa, los indios disimulaban sus ídolos y ritos con velo cristiano. Mientras que los españoles consideraban a los dioses locales como manifestaciones del diablo, los indios interpretaban el cristianismo como una forma de idolatría. Sin embargo, en vez de fundirse ambas en una síntesis, las dos religiones permanecieron yuxtapuestas. Por lo tanto, los resultados de la aculturación quedaron limitados en su totalidad a México y Perú, y la gran masa de la población nativa rechazó la mayoría de las prácticas importadas por los españoles. En la acción recíproca que resultaba de continuidad y cambio, la tradición prevaleció sobre la aculturación. En general, cuando los indios se apropiaron de los elementos de la cultura foránea, tan sólo les añadieron elementos de su propia cultura o los usaron como un modo de simulación. Había, pues, una continuidad de la tradición, así como una síntesis por adaptación. El caso de Guaman Poma de Ayala, uno de los más destacados escritores peruanos, ilustra ampliamente este proceso. Se absorbieron elementos occidentales en la forma de pensar de los nativos que, por su misma adaptación, lograban conservar su estructura original. Resistencia y revuelta

Los españoles establecieron sus 2 principales centros de colonización en México y Perú, donde ya existían estados poderosos; pero en las extensas «fronteras» situadas en las periferias de estos estados pronto surgió una feroz resistencia, que en algunos casos perduró hasta los primeros años del siglo XX. ¿Qué causó este contraste? Fue el resultado de la auténtica naturaleza de las diferentes sociedades nativas de América. Tanto en México como en Perú, los invasores europeos entraron en contacto con una amplia y densa población que estaba bajo el dominio de instituciones centralizadas y durante mucho tiempo acostumbrada a producir un excedente económico en beneficio del grupo dominante. Pero en el norte de México, al sur y sureste de Charcas, o en Chile, la colonización española fracasó cuando se enfrentó principalmente con indios nómadas que no producían un excedente accesible y que, debido a su movilidad, eludían los controles. Incluso en México y Perú la facilidad relativa de la conquista no significó que las hostilidades cesaran inmediatamente después de la invasión. La resistencia más tenaz se mostró en los Andes, donde la fuerza motriz tras la primera revuelta importante no fue otro que Manco Inca, uno de los hijos de Huayna Cápac. Cerca del corazón de los Andes, la «cordillera» de los chiriguanos formaba una frontera que resistió la colonización española durante tressiglos. En la segunda mitad del siglo XVII, incluso Potosí y La Plata, centros neurálgicos del virreinato, fueron amenazados en varias ocasiones. Por consiguiente los españoles heredaron «una frontera plagada por la invasión guaraní», y su posición empeoró durante la década de 1560 por una extraordinaria reversión de alianzas. Aunque hasta ahora fieros enemigos, los indios andinos ylos chiriguanos de Paraguay parecía que habían enterrado sus diferencias para defenderse de los invasores blancos. Parecía que el mundo indio, aturdido por la invasión europea, era capaz de superar sus rivalidades tradicionales para construir una alianza uniendo áreas tan diferentes como los Andes y las llanuras de la cuenca atlántica. En Chile, en el extremo sur del continente americano, los indios araucanos resistieron a los españoles tan ferozmente como los chiriguanos. Un rasgo destaca durante el transcurso de estasguerras: la permanencia de la frontera señalada por el río BíoBío. Los indios nómadas y seminómadas al sur del Bío-Bío habían escapado a la influencia inca y sólo estaban familiarizados con técnicas agrícolas rudimentarias, complementadas con la caza y la recolección; su organización política no iba más allá de los lazos tradicionales de parentesco. Por eso no es coincidencia que los españoles fueran capaces de mantener su dominio al norte del Bío-Bío, mientras que fracasaron al hacerlo en el sur: los límites meridionales del Chile central coincidían finalmente con los del imperio inca. Sin embargo, la resistencia de los indios rebeldes se apoyó en una forma diferente de aculturación. Los araucanos cambiaron sus métodos de lucha adaptándolos al combate contra los españoles. La aculturación de los araucanos no se limitó a las técnicas de guerra. Espontáneamente reemplazaron (y esto fue un fenómeno excepcional) el cultivo de maíz por los que maduraban más rápidamente, trigo y cebada, con objeto de proteger las cosechas de las expediciones que los españoles lanzaban durante el verano. Políticamente, las tribus llegaron a aceptar poco a pocoque debían de abandonar su modo de vida disperso y agruparse en formaciones más amplias durante las operaciones militares.En el norte de México, como en el sur de Perú, la guerra continuó y la conquista perdió su impulso. En la zona fronteriza de los chichimecas la expansión española se encontró con una resistencia tan fuerte como la de los chiriguanos o los araucanos. Si esta área había tenido alguna extensión bajo control español a fines del siglo XVI, más al norte la guerra aún continuó contra los pueblos y los apaches. La guerra se produjo por un proceso de aculturación como el que sufrieron los indios chilenos. Imitando a los españoles,

los chichimecas aumentaron mucho su movilidad usando caballos. Para conseguirlos empezaron por atacar los asentamientos y caravanas españoles, pero pronto los animales se multiplicaron en tal medida que las manadas recorrían libremente todas las partes del país. El ejemplo de los indios de las fronteras (los chiriguanos, los araucanos, los chichimecas) confirma, aunque en sentido negativo, la importancia de las estructuras preexistentes en los estados azteca e inca, así como la base de la colonización española. En Mesoamérica y en los Andes, el sistema colonial logró imponerse haciendo un uso nuevo de las instituciones ya existentes; éstas sobrevivieron sólo de forma fragmentaria, aisladas de su contexto anterior que había sido definitivamente destruido. Tenemos que aceptar que, tras el choque inicial de la conquista, la historia de la sociedad colonial, tanto en Nueva España como en Perú, fue un largo proceso de reintegración a todos los niveles: económico, social, político, ideológico. Según la herencia precolombina y la fuerza de las partes contrarias, el proceso tomó formas muy diferentes: sincretismo, resistencia, hibridación, hispanización. Pero entre la cultura dominante española, que intentó imponer sus valores y costumbres, y la dominada cultura nativa, que insistió en preservar sus propios valores y costumbres, el conflicto llega a nuestros días