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NANO

TECNOLOGÍA DE LA MENTE SOBRE LA MATERIA

Copyright © 2008, 2009 Kabbalah Centre International, Inc. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o transmitida en forma alguna, o por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiado, grabado o mediante ningún sistema de recuperación de datos electrónico o mecánico, sin el permiso por escrito de la editorial, excepto en el caso de un revisor que desee citar breves pasajes relacionados con un comentario para la inclusión en una revista, periódico o emisión. Kabbalah Centre Publishing es una DBA registrada de Kabbalah Centre International, Inc. Para más información: The Kabbalah Centre 155 E. 48th St., New York, NY 10017 1062 S. Robertson Blvd., Los Ángeles, CA 90035 1.800.Kabbalah www.kabbalah.com/espanol ISBN: 978-1-57189-631-5 ISBN eBook: 978-1-57189-806-7 Diseño: HL Design (Hyun Min Lee) www.hldesignco.com

PRÓLOGO

En todos los años que hace que conozco a mi padre, debo admitir que nunca he visto al Rav tan entusiasmado por un tema en particular, como lo estaba con la nanotecnología. Sin embargo, el entusiasmo del Rav puede desorientar a muchas personas, ya que no estaba en absoluto basado en la obvia tecnología física del uno por ciento, ni en las promesas de las que hablan los nanotecnólogos. El Rav, como siempre, vio mucho más allá. En la nanotecnología, encontró el lenguaje, los conceptos y los paralelos directos con los cuales podía transmitir los aspectos más importantes de la tecnología propia de la Kabbalah. Oos kabbalistas de la historia siempre han tenido un gran respeto por la ciencia, pues las verdades científicas son el reflejo directo de las verdades espirituales que están detrás de toda realidad. No son otra cosa que el espejo, en el reino de la conciencia humana, de la revelación de los secretos kabbalísticos en el mundo físico. En otras

palabras, a medida que los kabbalistas revelan nuevas y elevadas verdades metafísicas codificadas en los textos del Zóhar, la ciencia descubre inmediatamente después verdades concernientes a las leyes físicas que gobiernan el mundo natural. Cuando la conciencia humana se eleva en el nivel espiritual, los descubrimientos físicos y médicos la siguen automáticamente. Oos kabbalistas siempre aceptaron el saber de las ciencias. Ahora, para poder unir las dos caras de la moneda, es tiempo de que las ciencias acepten la sabiduría de la Kabbalah. De manera asombrosa, eso es precisamente lo que ha logrado el Rav con este libro. Oa nanotecnología nos ofrece nada menos que la oportunidad de regenerar el cuerpo humano y alcanzar el objetivo final de la inmortalidad biológica. Oas metodologías descritas por los nanotecnólogos para lograr este grandioso objetivo reflejan con precisión las fórmulas y técnicas relatadas en el Zóhar hace aproximadamente veinte siglos. Oo que faltaba era la capacidad de presentar estos paralelos de una forma no sólo comprensible, sino también alcanzable para la persona desconocedora de estos temas.

El costo Aun con todo su entusiasmo, el Rav sabía que el descomunal esfuerzo de una vida dedicada a lograr este momento histórico tendría un costo. Como todos los grandes kabbalistas de la historia, mi padre estaba preparado para pagar ese costo. Y vaya si lo pagó. Cuando un kabbalista revela secretos profundos y los transmite a una generación que aún no se considera digna de apreciarlos y aceptarlos, su alma abandona este mundo o bien se ve obligado a sufrir un gran dolor emocional, físico y espiritual. Este libro se inició en el año 2003, en la sala de conferencias del Centro de Kabbalah de Oos Ángeles. Desde el momento en que el Rav comenzó a escribirlo, nuestro objetivo era que estuviera publicado y en las manos del mundo para el invierno del 2004. Pero Dios tenía otros planes. Después de unos meses de apasionada y vigorosa escritura, el Rav sufrió un accidente cerebrovascular. Inmediatamente supe la causa: los secretos que el Rav estaba poniendo en el papel. Un kabbalista no es un divulgador; cualquier persona puede difundir información.

Un kabbalista debe convertirse en un canal. Oa mayoría de la gente no tiene idea de lo que realmente significa ser un verdadero canal. Para poder actuar como canal, el kabbalista debe convertirse en un brillante ejemplo viviente de los secretos que desea transmitir a los demás. Por eso, debe encarnar todo lo que comparte. En otras palabras, un verdadero kabbalista no dice haz lo que yo digo, sino haz lo que yo hago y también lograrás lo que yo he logrado. Oa diversidad de conceptos a los que el Rav se ha referido a lo largo de su vida puede resumirse en uno sólo, el poder de la mente sobre la materia. Oa nanotecnología kabbalística se basa enteramente en esta idea. Como consecuencia, antes de que el Rav pudiera volcar al papel toda la sabiduría de la Kabbalah, tuvo que vivir este concepto para allanar el camino a otras personas, de modo que pudieran transitarlo y lograr lo mismo que él, sin necesidad de sufrir. El 2 de septiembre del 2004, el Rav fue trasladado de urgencia al hospital. Oos médicos dijeron que había sufrido un accidente cerebrovascular. El neurocirujano apartó a mi madre y le dijo que mi padre quedaría en estado vegetativo debido a la zona particular del cerebro que había sido afectada y a la dimensión del daño

producido. Era la tarde de un viernes. El Shabat estaba muy cerca. Algunos amigos íntimos se apresuraron en llegar al hospital con el fin de acompañar a mi familia y formar un grupo de al menos diez personas para el Shabat. En el fondo de mi alma, yo ya sabía que el Rav no era una simple víctima de las circunstancias. Oos accidentes cerebrovasculares no son casuales; ninguna enfermedad lo es. Esta era precisamente una convicción que el Rav había tenido durante toda su vida. Él había asumido voluntariamente esta lucha para poner en práctica lo que había prometido el antiguo Zóhar mucho tiempo atrás, que nosotros, la humanidad, tenemos la capacidad de lograr el dominio de la mente sobre la materia para curarnos de todo tipo de males y enfermedades, hasta en el nivel más fundamental de la realidad, incluyendo nuestros átomos, las partículas subatómicas que producen un átomo y mucho más allá.

La noche de Shabat Mientras el Rav yacía inmóvil en aquella habitación de hospital, rodeados por nuestros amigos más íntimos, entramos en Shabat

con una sensación de absoluta certeza en la recuperación del Rav. Sin embargo, yo sentía un profundo e indescriptible dolor al ver a un héroe tan poderoso, amoroso y extraordinario totalmente indefenso, por lo menos desde la limitada perspectiva de mis ojos. Abrimos los párpados del Rav mientras estaba en estado de coma. Parecía no estar allí. Era una imagen espantosa, pero aun así yo sentía un cálido resplandor que irradiaba de la cara de mi padre y me llenaba de certeza. Mi queriLa madre tiene el coraje y la compasión de las grandes heroínas y matriarcas bíblicas; y el alma y la bondad de un ángel. Ella conoce a mi padre más que nadie sobre esta tierra. Mi madre se negó a aceptar lo que el neurocirujano le había dicho; no por encontrarse en un estado de negación, sino porque sabía muy bien quién era exactamente la persona que yacía en aquella cama de hospital. Mi madre lloró lágrimas de dolor aquella noche, pero no por ello dejó de ir y venir por la sala, asegurándose de que todos nuestros amigos se sintieran cómodos y estuvieran atendidos. Permaneció sentada durante horas en el cuarto de baño, que estaba abierto como parte de la habitación, para que nuestros amigos pudieran sentarse cómodamente en las sillas que rodeaban la cama

del Rav. Yo tenía el corazón destrozado. Sin embargo, era consciente de estar contemplando una grandeza mucho mayor de lo que las palabras pueden describir. Mi madre, aun en su momento de mayor necesidad, se ocupó primero de los demás. Cuando el sol de aquel viernes empezó a descender en el horizonte y la asombrosa energía de Shabat empezó a impregnar la habitación, comenzamos a cantar Lejá Dodí, el famoso himno que tiene el poder de atraer y capturar la energía entrante que los kabbalistas llaman la Reina de Shabat, que es el aspecto femenino de la Fuerza Divina. Fue el Lejá Dodí más difícil que he cantado en mi vida. La certeza total en las enseñanzas de la Kabbalah y una absoluta convicción en el poder y la grandeza de mi padre, junto con el dolor inconsolable que debilitaba mi corazón y lastimaba mi alma, me infundieron un estado de ánimo paradójico y conflictivo. Cuando comenzó la canción, mi hermano Michael empezó a llorar desconsoladamente. Mi madre también. Yo sollozaba tan fuerte que no podía articular las palabras de la canción. Pero repentinamente, en medio de esta antigua y evocadora melodía, algo cambió. Oa

habitación pareció elevarse y un destello de esperanza hizo vibrar mi corazón. Los médicos seguían afirmando que mi padre quedaría en estado vegetativo. Consultaban los diagramas. El daño cerebral es daño cerebral. Aquella misma noche, hacia las tres de la madrugada, el Rav comenzó a mover la mano derecha. Estaba intentando deslizarla sobre su cuerpo, una técnica de curación que usaba todos los días y que enseñaba a los estudiantes de todo el mundo. Ouego empezó a mover la boca. El Rav estaba susurrando, murmurando, pero no podía articular ninguna palabra. Y entonces, de repente, comenzó a recitar una oración. Y un minuto más tarde todos estábamos cantando Lejá Dodí. Habían pasado cinco largas horas desde que habíamos entonado aquel himno, pero así es el Rav. Él hace las cosas a su ritmo, tiene su propio calendario y le gusta tomarse su tiempo para todo. Sobra decir que la habitación se llenó de electricidad. De nuevo, abrimos los párpados del Rav, pero todavía no se veía a nadie por

allí. Mi padre aún estaba inconsciente, sin embargo, había entonado cada palabra de aquella canción. Así es el camino del kabbalista. Todos los presentes en aquella habitación nos quedamos convencidos de que el Rav haría que ocurriera un milagro, y que sucedería antes de que se pusiera el sol aquel sábado y antes de que finalizara el Shabat. El Rav permaneció inconsciente el resto de la noche y durante todo el sábado. Oos médicos seguían afirmando que inevitablemente mi madre iba a tener que tomar una decisión acerca de colocarle un respirador artificial a mi padre debido a lo extenso del daño cerebral.

La Tercera Comida Para el Rav, la parte favorita del Shabat siempre ha sido la Tercera Comida, que tiene lugar el sábado en la tarde. Según los kabbalistas, la Tercera Comida de Shabat es un momento de sanación poderoso y profundo, especialmente para atraer el poder que fortalece el sistema inmunológico del cuerpo y del mundo. La energía de la Tercera Comida también está relacionada con la

Redención Final de la humanidad, un tiempo en el cual el dominio de la mente sobre la materia se convertirá en la nueva realidad. Fue durante la Tercera Comida cuando el Rav hizo algo bastante espectacular, abrió los ojos y comenzó a hablar con coherencia. El Rav bendijo el vino, recitando cada palabra con los ojos bien abiertos. Cuando finalizó, regresó a donde fuera que estuviera antes y volvió a su estado de coma. Pero en aquel momento supimos que el Rav tenía el control total. Era su mente sobre la materia. Uno de los médicos del personal, el cardiólogo encargado de monitorear el corazón del Rav, llevó aparte a uno de los estudiantes de Kabbalah, que también era cardiólogo, y le expresó su total asombro por la evolución del Rav. Quería saber quién era aquel hombre que estaba en la cama y le rogó que le enviara información acerca de él. Durante el evento de Pésaj organizado por el Centro de Kabbalah en Miami, Florida, pocos meses después, uno de los más reconocidos neurocirujanos del país procedente de Houston, >exas, que había tratado al Rav, se presentó ante dos mil personas y dijo que era absolutamente imposible para el Rav, debido a su daño

cerebral, hacer lo que estaba haciendo. Antes de que este médico se dirigiera al público, el Rav, físicamente fuerte y robusto, había dado una fabulosa conferencia a la multitud. El neurocirujano fue claro: ninguna publicación médica en la >ierra podría explicar o dar cuenta de la condición actual del Rav. Había desafiado toda la sabiduría convencional de las ciencias médicas.

Siempre presente Han pasado cuatro años de aquel episodio. El Rav ya no es el Rav que conocíamos en el 2003; pero tampoco nosotros somos los mismos. El Rav se hizo cargo de la lucha contra la raíz del caos, la raíz de la enfermedad y la raíz del mismísimo Ángel de la Muerte en un reino mucho más auténtico que nuestro mundo físico. Cuando alguno de nosotros lo necesita físicamente, el viejo Rav aparece en un instante y te deja asombrado. Él se queda el tiempo que sea necesario y luego, en un instante, está en otro lugar, librando la gran batalla para que el resto del mundo pueda ser liberado pronto del caos y la destrucción. Esta es la batalla que luchan todos los kabbalistas, sea el mundo consciente o no de ello.

Lo que hace esta batalla única, entre todas las libradas históricamente por los kabbalistas, es que el Rav no debería estar aquí, así de simple; pero está. Y los secretos que el Rav estaba revelando y sobre los que estaba escribiendo en el momento del accidente cerebrovascular eran los secretos del poder de la mente sobre la materia, nanotecnología, y la metodología para alcanzar la inmortalidad espiritual y biológica. Sí, los kabbalistas son grandes pensadores y tienen objetivos muy elevados, independientemente de lo que puedan pensar los demás. Pero, el Rav nunca espera que otra persona haga algo que él no haya hecho antes. El Rav nunca pretende que alguien logre algo que él no haya logrado. Sin embargo, el Rav no puede obrar por nosotros. Ningún kabbalista puede hacerlo. Es el deber, el derecho de nacimiento y el destino de cada persona alcanzar su propio estado de felicidad pura, plenitud infinita y vida eterna. Porque este es el regalo que Dios le dio a cada hombre y, como leerás en las próximas páginas, es también nuestro destino.

Sin

embargo,

los

kabbalistas



tienen

la

capacidad de compartir este secreto con el mundo. Y los

kabbalistas sólo comparten aquellos secretos que ellos mismos viven y encarnan.

El verdadero kabbalista Existen dos requerimientos para ser un verdadero kabbalista. En primer lugar, se debe tener un maestro de Kabbalah reconocido y auténtico que asuma la responsabilidad de transmitir las tradiciones secretas a su discípulo. En segundo lugar, un verdadero kabbalista debe vivir los principios que enseñará. Mi padre enterró a un hijo para, a través de esta experiencia, poder compartir la solución y la sabiduría que alivian el dolor en la vida del prójimo. El Rav perdió además todo su dinero, lo cual los dejó a él y a mi madre en la indigencia

financiera

durante

años

para

poder

enseñar

la

importancia de apreciar un solo penique. Tras la muerte de su maestro, y a fin de aprender el poder del sacrificio, el Rav se vio obligado a dormir en su auto y a compartir una habitación con veinte extraños cada noche mientras comenzaba a construir el Centro de Kabbalah. Golpeó incontables puertas para vender el Zóhar, con el propósito de aprender el valor de cambiar la vida de una sola persona, en un momento, en el umbral de su casa. Mi padre sufrió

las calumnias, la persecución y la difamación del sector religioso para poder descubrir la importancia de la espiritualidad sobre la religiosidad. >uvo que tolerar ser humillado, difamado y despreciado para arrancar el ego de su ser, y poder enseñar el propósito y el valor de la auténtica humildad y el verdadero amor del alma. Él vio cómo sus estudiantes más cercanos, en quienes había invertido veinte años de su cariño y sus enseñanzas, se alejaban de él y comenzaban a enseñar sus propias versiones de la Kabbalah. Esto ocurrió para que él pudiera aprender la importancia del amor incondicional, que es dar amor sin esperar nada a cambio. Y después de todo esto, a mediados de 1980, cuando el Centro de Kabbalah estaba en auge y tenía cientos de maestros y miles de estudiantes en Israel, mi padre vio cómo la organización entera se marchaba de un día para otro y perdía todo lo que había construido. Esta lección le enseñó nada menos que la perseverancia y la confianza constante en el Creador. No es posible enumerar todas las extrañas enfermedades y dolores extenuantes que lo he visto soportar a lo largo de los años. Sin embargo, el Rav siempre se mostró sonriente, aun cuando se quejaba. La difamación de su persona nunca se detuvo, y persiste

hasta el día de hoy. Sin embargo, he sido testigo directo de cómo todo esto lo fortalecía y lo volvía más decidido y feliz con el trabajo que estaba realizando. Creo que aprendió esta lección para mí. Durante al menos veinte años, todos los días de la semana, mi padre durmió literalmente dos horas por noche para aprender y dominar la lección de nunca ceder a la voluntad del cuerpo. Lo he observado rezar horas y horas durante el día y después levantarse cada noche para volver a hacerlo. Cuando el Centro de Kabbalah se volvió a expandir por todo el mundo, el Rav se vio obligado a permanecer despierto veintidos horas al día, haciendo sus oraciones, escuchando y ayudando a resolver los dolorosos problemas de las personas que amaba en todo el mundo. El dolor de estas personas era el dolor del Rav, como si su propio dolor no fuera suficiente. Entonces, en los momentos tranquilos que compartíamos, cuando las presiones parecían ser insoportables, mi padre solía decirme en un momento de vulnerabilidad: "La gente piensa que soy de hierro, pero no lo soy”. Y yo le respondía: "Por eso estás hecho de hierro”.

Ahí reside el poder de todos los kabbalistas de la historia, así como la grandeza y la determinación de inspiración divina de mi amado padre. Muchos fragmentos de este libro fueron escritos por el Rav antes de su accidente cerebrovascular en otoño del 2004, pero la mayor parte se escribió después. Por lo tanto, es posible que notes diferencias de tono o estilo, lo que es sólo un reflejo del nuevo estado de conciencia del Rav, el cual simplemente está canalizando su escritura en una frecuencia diferente, por así decirlo. Por supuesto, lo que realmente importa no es el estilo ni el tono, sino el mensaje. En realidad, el contenido de este libro comenzó a escribirse hace muchos siglos. Pero el mundo todavía no estaba preparado para recibirlo. Esta es la razón por la cual este libro, que explica los misterios del Zóhar de forma accesible y sencilla, no fue publicado antes. Probablemente no pudimos cumplir con nuestro objetivo en el invierno del 2004, porque nuestra generación tampoco estaba preparada para escuchar estas verdades inquietantes y secretos asombrosos. Pues bien, algo ha cambiado. Por eso, siento una alegría indescriptible al saber que este libro, esta nueva y definitiva

comprensión del Zóhar a partir del concepto de la nanotecnología, esta nueva sección del Zóhar, se halla ahora al alcance de todos. Y el hecho de que las personas de todas las condiciones sociales ya no estén privadas del acceso a la sabiduría y al poder de este texto, significa que hemos llegado al momento de nuestra Redención Final y al término del caos. Ningún kabbalista de la historia de la humanidad —desde Rav Akivá, Rav Shimón bar Yojái, Rashi, Rav Abraham ben David de Posquieres, Najmánides hasta Rav Isaac Luria (el Arí Hakadosh) y Rav Moisés Haim Luzzatto (el Ramjal)— ha logrado divulgar secretos kabbalísticos científicos con la simplicidad y elegancia con las que el Rav ha escrito este libro. Pero sin duda el Rav se ha sostenido sobre los hombros de los Kabbalistas antes mencionados. Todos juntos forman una sola cadena. El extenso linaje de los kabbalistas está compuesto por distintas ramas de un solo árbol, el Árbol de la Vida, que emana de una sola raíz y semilla, Rav Shimón bar Yojái.

No obstante, me siento orgulloso, privilegiado y sin palabras para expresar la emoción de saber que ha sido mi padre, el Rav, el elegido para transmitir y manifestar este mensaje final, este programa para lograr lo que es el Santo Grial de la ciencia y el sueño supremo de la humanidad: la inmortalidad y el final de la muerte. Con todo esto, me gustaría comentarles que los maestros y los estudiantes de todo el mundo que realmente conocen al Rav, las personas que darían su vida por mi padre, no se sorprenden de que sea él quien esté logrando todo esto. Naturalmente, si leemos las biografías de los grandes kabbalistas, veremos que todos sus estudiantes cercanos reverenciaban y consideraban particularmente a su maestro como el más grande kabbalista de toda la historia. Esta veneración, que de ninguna manera disminuye los logros y la grandeza de los kabbalistas anteriores, se debe al vínculo tan especial que cada estudiante siente por su maestro. Pero hay dos diferencias en nuestra generación que los estudiantes que están más cerca del Rav conocen muy bien. La primera es que

el Rav tiene a mi madre, Karen, que es maestra y líder por derecho propio y una compañera que lo iguala, pero que también es la madre de toda una generación y, al igual que Raquel, se deshace en lágrimas por el dolor de todas las personas que pueblan este mundo. La segunda es que el Rav ha producido este libro, que es la más grande de todas sus obras y que necesita ser constantemente releída para desentrañar su infinita y profunda sabiduría. Sé que este libro es en realidad una sección sagrada del Sagrado Zóhar, y que nunca antes se ha escrito con tanta claridad de pensamiento sobre la verdadera fórmula para alcanzar la inmortalidad. En nombre de mi hermano Michael y en el mío propio, rezo para que todos seamos tocados por el brillante esplendor del alma del Rav, la conciencia de compartir que impregna cada una de estas páginas y la convicción y certeza sobrehumana que irradia del ser de mi padre.

YEHUDA BERG

“Hablad a la peña ante los ojos de ellos, y la peña dará sus aguas”.

—NÚMEROS 20:8

“Entonces Moisés alzó la mano, y después de golpear la peña dos veces con su vara salieron aguas abundantes; y bebió el pueblo y su ganado”.

—NÚMEROS 20:11

“Y él, tomando el oro de sus manos, le dio forma con el buril e hizo así un becerro fundido”.

—ÉXODO 32:4

EL PODER Algunos de ustedes leerán este libro y se darán cuenta, con una claridad asombrosa, del sensacional e histórico poder de las enseñanzas que contiene; otros no. Algunos reconocerán las profundas implicaciones de la tecnología presentada en las siguientes

páginas;

otros

no.

Para

muchos,

este

libro

desencadenará en ellos una transformación tan intensa que cambiará su realidad de formas que jamás imaginaron o soñaron. A otros, este libro bien podría parecerles insignificante y exagerado. Que suceda todo esto no es insólito, tampoco inesperado, porque así es como siempre se ha revelado la sabiduría kabbalística. Como dice el viejo refrán: Cuando el estudiante está preparado, el maestro aparece.

ENCONTRAR EL MAESTRO

Cuando conocí a mi maestro, el reconocido Kabbalista Rav Yehudá Brandwein, en Jerusalén, sentí como si estuviera encontrándome con un hombre transportado directamente desde la Edad Media, aunque estuviéramos en el año 1962. Su apariencia, su conducta y su discurso eran obviamente de otra época. Este fue mi primer encuentro con alguien que había explorado profundamente los misterios de la Kabbalah. Pese a que yo también me había formado en lo divino, al haber obtenido la ordenación como rabino, así como también el posgrado en estudios rabínicos, la Kabbalah siempre había sido un área de estudio prohibida. Y dicha prohibición no me molestaba personalmente en aquel momento, ya que el tema no me interesaba en lo más mínimo. En lo que a mí concernía, tenía muchas más posibilidades de volar a la Luna que de entrar en los secretos más íntimos de la sabiduría kabbalística. Sin embargo, allí estaba, a punto de conocer a un auténtico kabbalista por primera vez en mi vida. No tenía la menor idea sobre qué esperar de él ni de qué podíamos conversar. Sabía de antemano que él nunca había cursado estudios universitarios. De hecho, era probable que ni siquiera hubiera oído hablar de Harvard. Él jamás había recibido educación formal secular; tampoco

había estudiado ciencias. Sólo se había educado en la Torá y en la Kabbalah. No me quedaba otra opción que hablar sobre la Biblia. Y eso fue lo que hicimos. Recuerdo cuán sorprendido me sentí ante el extenso conocimiento y entendimiento en asuntos bíblicos del Rav Brandwein. Cuando me preguntó si sabía algo acerca de la Kabbalah o de los grandes kabbalistas de todas las épocas, le respondí que no, que el único Kabbalista del que había oído hablar era Rav Shimón, hijo de Yojái, quien había vivido aproximadamente 2.000 años atrás y que era el autor del Zóhar, el libro más importante de la Kabbalah. Eso era todo lo que sabía al respecto.

Dos mundos colisionan Unos años antes, yo había abandonado la religión organizada porque no respondía satisfactoriamente las desafiantes preguntas a las que todos los rabinos y sacerdotes se enfrentan en algún momento. Me dediqué entonces al negocio de los seguros, prestando servicios a municipalidades y distritos de la ciudad de Nueva York. Me involucré mucho en el desarrollo inmobiliario, en la política de dicha ciudad y en la filantropía. Tuve el honor de que se

me sirviera la primera comida kosher en la Casa Blanca, durante el gobierno de Kennedy. Por lo tanto, no es una exageración afirmar que cuando conocí a mi maestro me pareció como si dos mundos totalmente opuestos colisionaran: por un lado, un hombre de negocios del mundo occidental moderno que había abandonado el sistema religioso en busca de la riqueza material, y, por el otro, un kabbalista aparentemente surgido de la antigua Jerusalén que buscaba tesoros espirituales. Este hombre me había inspirado una viva curiosidad por muchas razones, pero ninguna de ellas tenía nada que ver con la Kabbalah.

Rav Brandwein era un kabbalista ultraortodoxo que vivía conforme a un código estricto de ley, pero al mismo tiempo era el Rabino Jefe de la poderosa Unión de Trabajadores, en Israel. Aquellos que no estén familiarizados con la cultura de Israel deberían saber que la Unión de Trabajadores despreciaba la religión, y que este sindicato era el grupo más antirreligioso de toda la Tierra Santa. Por ese motivo, me resultaba tan desconcertante que hubieran elegido al Rav Brandwein. ¿Por qué un sindicato antirreligioso había escogido a un kabbalista ultraortodoxo como su Rabino Jefe? Esta paradoja me fascinó.

Yo había pasado mucho tiempo en Israel, sin duda un país con líneas de demarcación muy definidas en cuanto a su comunidad ortodoxa: o estabas adentro o estabas afuera.

Si pertenecías a una comunidad ortodoxa de derecha, no tenías ningún tipo de tolerancia con nada ni con nadie que representara el judaísmo conservador o reformista y tampoco, bajo ningún concepto, con el mundo secular. Del mismo modo, si eras un judío reformista, una línea inequívoca te distanciaba de los judíos conservadores.

Y a pesar de todo, estos dos extremos opuestos, un millón de miembros

de

un

sindicato

antirreligioso

y

un

kabbalista

ultraortodoxo, habían elegido construir juntos su futuro. Hasta su forma de vestir era radicalmente diferente. Mi futuro maestro llevaba unas vestimentas que le daban la apariencia de un individuo profundamente religioso que podría haber vivido mil años atrás. Los miembros del sindicato usaban ropa informal moderna. Desde cualquier enfoque, este era un maridaje entre dos culturas que se hallaban en extremos opuestos del espectro. Nunca en mi vida

había visto una relación tan extraña. Y sabía que no existía ninguna semejante en otra parte del mundo.

La fusión de los opuestos Esta anomalía, esta fusión entre dos opuestos, está en el corazón de todas las enseñanzas kabbalísticas. También es clave para lograr la nanotecnología: el control de la materia a nivel molecular. Lo que menos imaginaba era que esta dicotomía me llevaría a buscar y encontrar la realidad suprema que es el tema de este libro. En los años que siguieron, fui testigo de cómo la relación entre mi maestro y los miembros de aquel sindicato, florecía profundamente. Aquellos sencillos trabajadores, muchos de ellos analfabetos y sin instrucción alguna, amaban y reverenciaban a mi maestro con una devoción que yo nunca había visto ni experimentado antes. Rav Brandwein era tan lejano a su mundo, como el este al oeste. Sin embargo, lo recibían con un amor y aprecio que yo no sabía que pudiera existir entre personas de pensamiento similar, y mucho menos entre antirreligiosos y ultraortodoxos cuya relación en Israel estaba tan envenenada por el odio.

Se hizo obvio para mí que este hombre poseía algún tipo de influencia mágica que le permitía crear las condiciones para que dos mundos opuestos se encontraran en terreno común. No se trataba de un simple producto de la tolerancia o de un tratado de paz entre dos facciones en guerra, lo cual en sí mismo hubiera sido encomiable en un lugar como Israel. Se trataba de una abundancia de amor, una reverencia que fluía entre las dos partes. A decir verdad, lo que veía entre mi maestro y los miembros del sindicato era un amor que trascendía el interés propio y las necesidades personales, un amor recíprocamente desinteresado, fuera de todo egoísmo. Era pura emoción que fluía incondicionalmente.

La diferencia entre el amor y la necesidad Cuando preguntas a alguien por qué ama a otra persona, nueve de cada diez individuos te dirán que la otra persona los hace sentir de maravilla. Te explicarán que esa persona les hace sentir seguros y amados, que los trata con respeto y amabilidad y que es fiel a ellos. Según la Kabbalah, eso no tiene nada que ver con el amor verdadero. Porque la persona se refiere a lo que está recibiendo, no

a lo que está dando. Y amar significa darte a ti mismo por completo, compartir de forma incondicional sin preocuparte en absoluto, por lo que recibes de la relación. No se trata de cómo nos hace sentir la otra persona, sino de cómo la hacemos sentir nosotros a ella. Cuando

hay

amor

verdadero,

nuestros

cuidados,

nuestra

preocupación y nuestro cariño por el otro, son incondicionales. No hay ningún requerimiento, ni un ápice de interés propio. Cuando el amor es genuino, el acto de amar en sí mismo es nuestra fuente de placer.

La mayoría de los matrimonios, relaciones y sociedades están basadas en la necesidad, no en el amor. Yo he aprendido esta lección de mi maestro y de las relaciones que él construyó a lo largo de su vida.

Un árabe y un judío Recuerdo un incidente particular que ocurrió en 1967, mientras el Rav Brandwein y yo estudiábamos juntos. Primeramente, debes saber que en 1948 el Este de Jerusalén era territorio árabe. Esto cambió después de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando

Jerusalén pasó a ser parte de Israel. Sin embargo, entre 1948 y 1967, a los árabes no les estaba permitido viajar a la ciudad de Tel Aviv.

Poco después de que finalizara la Guerra de los Seis Días, un campesino árabe recorrió todo el trayecto de Jerusalén a Tel Aviv con una pequeña canasta de toronjas para mi maestro. Estando yo presente, este gentil árabe le contó al Rav Brandwein que había esperado desde 1947 para llevarle ese regalo. Veinte largos años había soñado con aquel día. Y terminada la guerra, inmediatamente había emprendido su viaje para visitar a mi maestro. Yo estaba, cuando menos, atónito. ¿Por qué querría un campesino árabe pasarse veinte años soñando con visitar a mi maestro y llevarle una canasta de frutas? Resultó que mi maestro le había ofrecido ayuda y amistad a este hombre, muchos años atrás, cuando él necesitaba asistencia. Por aquel entonces era inconcebible que un judío ayudara a un árabe. Pero mi maestro sólo vio el alma de aquella persona, no su religión o su nacionalidad.

Visto superficialmente, este era un simple acto de bondad de parte de mi maestro. Estos actos simples de bondad entre las personas ocurren todo el tiempo. Además, su amistad había sido breve. Por lo tanto, ese único gesto no era suficiente para explicar por qué este árabe albergaba sentimientos tan cordiales e intensos por el Rav Brandwein, lo cual era todavía más peculiar si se tiene en cuenta la gran animosidad que había dividido a árabes y judíos, durante aquellos largos años de violenta hostilidad. Entonces, ¿qué era lo que diferenciaba a esta situación? Evidentemente no se trataba de una simple y cordial amistad. Cuando vi la forma en que aquel hombre miraba a mi maestro y la alegría con la que le entregaba aquellas toronjas, supe que estaba siendo testigo de un tipo de amor que nunca antes había presenciado. Y entonces aprendí el porqué. Mi maestro ofreció a este hombre su amistad incondicional sin esperar nada a cambio. Nada. Mi maestro vio el alma de este hombre y le ofreció su amor sin ningún motivo. Lo amaba sin razón alguna. No fue la ayuda de mi maestro lo que conmovió a este árabe, sino su amor. Cuando una persona da amor sin siquiera un atisbo de interés propio, este penetra en el corazón del otro

individuo, más allá de lo que podemos imaginar. Esto puede ocurrir aun en un breve encuentro y, sin embargo, durar por toda la eternidad. Así, una vez más, fui testigo de cómo todo el espacio que potencialmente podía separar a un hombre de otro, desaparecía por completo.

¿El espacio? Sí, el espacio. El espacio que crea la separación entre pueblos y culturas. El espacio es el problema. Por entonces yo no lo sabía, pero acababa de descubrir la clave de la Kabbalah- Nanotecnología y del sueño sublime de la humanidad: la INMORTALIDAD.

¡TANTO Y TAN RÁPIDO! Existen dos tecnologías emergentes que prometen transformar tanto y tan rápido nuestro mundo actual que, en comparación, los avances del siglo XX parecerán insignificantes. Una se llama nanotecnología. La otra se llama Kabbalah. Una tiene menos de 50 años. La otra existe desde hace unos 4.000 años. Y aunque, en la superficie, ambas disciplinas parezcan divergentes y hasta contradictorias, en realidad son asombrosamente complementarias.

¿ES ESTO REAL? A simple vista, uno podría preguntarse: Kabbalah y nanotecnología —religión y ciencia—, ¿no es esta una unión imposible? ¿Y cómo puede ser la Kabbalah una tecnología cuando se supone que es un aspecto sagrado de la religión? Y serían preguntas válidas, sin duda. Sin embargo, antes de avanzar, debemos hacer algo que la mayoría de nosotros encontrará difícil: dejar a un lado la religión.

Porque la Kabbalah no tiene nada que ver con la religión. Según los antiguos sabios kabbalistas, Dios nunca impuso la religión organizada sobre la humanidad. La religión es una invención del hombre. Es una corrupción del poder que la Fuerza de Luz de Dios entregó a la humanidad hace 3.400 años en el monte Sinaí. La Kabbalah está tan lejos de ser una religión como lo están la física cuántica o la teoría de la relatividad de Einstein.

LOS VIEJOS HABITOS SON DUROS DE CAMBIAR El significado esencial de todo esto debería ser evidente: la religiosidad es una visión estrecha producto de un sistema particular de creencias (o de la ausencia de estas).

PRINCIPIOS UNIVERSALES

La Kabbalah, en cambio, es universal, por cuanto revela las leyes universales que operan en los dos niveles de nuestra realidad, el visible y el invisible. La Kabbalah acepta todas las ciencias y todas las doctrinas espirituales verdaderas. Admite puntos de vista y posiciones opuestas y no pretende ser la única verdad. La Kabbalah es una metodología que reconoce y une todas las disciplinas, enseñanzas y creencias para poder revelar la verdad esencial. El único propósito de la Kabbalah es satisfacer nuestro deseo humano básico de ser profundamente felices y de sentirnos absolutamente plenos.

¿Qué tienen, pues, en común la Kabbalah y la nanotecnología?

LA CONEXION KABBALAH-NANO La Kabbalah trata sobre cómo adquirir el control sobre el mundo físico, incluyendo nuestras vidas personales, en el nivel más fundamental de la realidad. Trata sobre cómo alcanzar y ampliar el dominio de la mente sobre la materia y desarrollar la capacidad de

crear plenitud, alegría y felicidad mediante el control de todas las cosas en el nivel más básico de existencia. La nanotecnología ofrece una promesa similar. A comienzos de este siglo, un informe presentado al Comité de Ciencias de la Cámara de Representantes de los EE.UU. estableció el objetivo primordial de la nanotecnología con bastante claridad: El control completo de la estructura física de la materia en todos los niveles, hasta llegar al atómico. —Molecular Manufacturing: Societal Implications of Advanced Nanotechnology (Fabricación molecular: implicaciones

sociales

de

la

nanotecnología

avanzada), por Christine Peterson, KunzweilAl.net Mediante la nanotecnología podemos llegar a manipular la materia a nivel atómico y molecular a fin de proporcionar al mundo una fuente de energía ilimitada, un suministro inagotable de alimentos y el fin de toda enfermedad. Pero, para entender la promesa y el poder de la nanotecnología desde la perspectiva de la antigua ciencia de la Kabbalah, primero es necesario que comprendamos

un poco más esta fascinante y nueva tecnología desde el punto de vista de la ciencia contemporánea.

¿QUE ES "NANO"? La palabra nano se refiere al nanómetro. Un nanómetro es una unidad de medida equivalente a un milmillonésimo de un metro. Si la matemática no es uno de tus fuertes, considera la pequeñez casi inimaginable de los átomos, que son los componentes básicos del Universo. Si se alinearan 100 millones de átomos formando una fila, esta sería tan larga como la siguiente línea: Una gota de agua contiene cien billones de billones de átomos. La nanotecnología se dedica a reducir el tamaño y a construir cosas a esta escala diminuta.

Un alfabeto cósmico Todas las palabras del idioma español se forman a través de las diferentes combinaciones de las 27 letras de su alfabeto. Este

número limitado de letras puede ser reorganizado para crear incontables palabras con significados totalmente diferentes. Imagina que hubiera un flujo infinito de letras del alfabeto flotando a tu alrededor, y que pudieras extraer del aire en todo momento las letras que quisieras para formar cualquier palabra concebible en español. Podrías tomar las letras E-I-V-C-U-L-H-O para crear la palabra vehículo; o las letras N-Z-M-A-A-N-A para crear la palabra manzana. Los átomos funcionan de la misma forma, pues son el alfabeto de nuestro mundo físico en cuanto se ordenan para formar todo tipo de materias. Los átomos configurados de una manera crean el aire que respiramos; en otro orden crean el deshecho tóxico; y esos mismos átomos, colocados de otra forma, crean las flores que adoramos. Todo lo que vemos —desde las estrellas en el cielo hasta los granos de arena de una playa— está hecho del mismo "alfabeto atómico”. Si pudiéramos asir los átomos, podríamos, en teoría, crear cualquier cosa que quisiéramos. Pero hay un problema: ¡el espacio! Vivimos en un mundo configurado a gran escala, donde no podemos ver los átomos, y mucho menos tocarlos. Y si no podemos verlos ni tocarlos, ¿cómo podríamos manipularlos?

Mediante robots.

NANOROBOTS A fin de contribuir al cumplimiento de la promesa de la nanotecnología, los científicos previeron la creación de robots diminutos del tamaño de un átomo para solucionar el problema del espacio. Estos nanorobots estarían programados para construir productos, átomo por átomo, molécula por molécula. ¡Imagina las posibilidades! Los nanorobots podrían tomar la basura y dividirla en simples átomos. Estos mismos átomos desmontados serían utilizados como materia prima por nanorobots programados para construir nuevos productos como ropa, alimentos o máquinas. Sería como tomar un aeroplano construido con bloques de Lego, desarmarlo y con esos mismos bloques armar una casa.

El fin de la basura Los nanorobots podrían ayudar a que este planeta alcanzara el máximo desarrollo en reciclaje, poniendo fin a la degradación y

contaminación medioambiental. Por ejemplo, en la actualidad, las grandes fábricas de bienes de consumo liberan al medio ambiente todo tipo de desechos, incluidos los tóxicos, durante el proceso de fabricación. Las fábricas diminutas o nanorobots podrían producir los mismos productos empleando átomos como materia prima sin generar ningún tipo de desecho. Es más, esos átomos (los bloques de construcción) podrían derivarse de la suciedad, de la hierba cortada, del periódico de ayer o de cualquier forma de basura que puedas hallar en la compañía local de manejo de desechos de tu población. Los desechos tóxicos preexistentes podrían dejar de ser perjudiciales con tan sólo enviar nanorobots que reordenaran sus átomos en una configuración nueva y segura.

La resurrección de los (tejidos) muertos Los científicos prevén desarrollos asombrosos en el campo de la nanomedicina. Mediante la introducción de un enjambre de nanorobots

en

el

cuerpo,

un

corazón

dañado

podrá

ser

reconstruido, átomo por átomo. Las partes del cuerpo envejecidas o deterioradas se reconstruirán desde cero, molécula por molécula.

Sobrehumano Hay

mucho

espacio

vacío

en

nuestros

huesos.

Algunos

nanotecnólogos afirman que si inyectáramos fibras de diamante puro en esos espacios vacíos, la fortaleza del hueso superaría la del acero. Mediante la nanotecnología, el resto de nuestro cuerpo también podría inyectarse con fibras de diamante. Los científicos ya han calculado que este tipo de refuerzo del cuerpo a base de diamantes tendría una fuerza de tolerancia de grado "G”. En otras palabras, uno podría caer de un edificio y salir ileso.

Nanoinmunidad Cientos de nanorobots diminutos con el poder cerebral de una computadora central podrían insertarse en el espacio de una célula humana y patrullar por el cuerpo como un sistema inmunológico artificial, destruyendo todo elemento extraño al ADN propio de las células, incluyendo VIH, viruela, SRAS, Ébola y cualquier otro virus exótico. El bioterrorismo dejaría de ser una amenaza.

Echemos ahora un vistazo a otras ideas que circulan en el campo de la nanotecnología.

Gloriosa niebla Los científicos de la Universidad de Rutgers están investigando el desarrollo de una "niebla funcional”. Esta no se compone de trillones de gotas de agua como la niebla típica de Londres, sino que está formada por trillones de nanorobots microscópicos llamados "foglets”. Cada uno de estos trillones de robots del tamaño de una molécula tendría un poder equivalente al microprocesador de una computadora central. Esta niebla podría cubrir parte de una de las habitaciones de tu casa y ser prácticamente invisible. Así, los trillones de estos robots diminutos serían capaces de reunir átomos y moléculas para crear nuevos muebles, alimentos y hasta un televisor de plasma de pantalla grande. Esta "niebla funcional” podría incluso descender sobre un pueblo remoto que sufre de hambruna y transformarlo en un paraíso, creando casas hermosas, mobiliario y alimentos en cantidad infinita, solo con manipular la cantidad ilimitada de átomos que hay en el entorno. Asimismo, esta niebla podría recorrer las ruinas de un pueblo arrasado por un

huracán, reparando casas destruidas, negocios, árboles y calles de forma rápida y económica.

Una nanofábrica tamaño lavadora Una nanofábrica compacta, del tamaño de una lavadora, podría estar equipada con millones de nanorobots que descompondrían las moléculas de una sustancia química particular vertida en la máquina y las reordenarían para formar un producto diferente. Según los nanotecnólogos, si se introdujera en una nanofábrica el equivalente de 20 dólares en sustancias químicas, sus moléculas se podrían reordenar para formar 200 teléfonos móviles o 100 pares de zapatos. Hasta se podría crear otra nanofábrica compacta. Todos los pueblos de las regiones más empobrecidas podrían tener, por unos pocos dólares, su propia nanofábrica compacta para proveerse de alimentos, vestimenta, muebles y demás necesidades básicas. ¡El hambre y la pobreza podrían ser erradicadas de la faz de la tierra! ¿Te preguntas qué sucedería si nos quedáramos sin átomos y moléculas para crear nuevos alimentos y viviendas? En primer

lugar, tal como he mencionado, podríamos utilizar los átomos de nuestros productos residuales. Y en segundo lugar, algo mucho más alentador: ¡existe un suministro ilimitado de moléculas delante de nuestras narices!

EL SECRETO DEL ÁTOMO El rasgo extraordinario de un átomo Los átomos tienen una característica que los distingue. Esta cualidad única se encuentra en el centro de las enseñanzas kabbalísticas y se refiere al concepto de inmortalidad y el control sobre el mundo físico. Dicha característica está directamente vinculada con lo que considero uno de los secretos fundamentales de todo el cuerpo de la sabiduría kabbalística. Te propongo, a continuación, examinar en detalle esta cualidad especial y descubrir sus beneficios prácticos.

La ciencia nos dice que los átomos son inmortales, y todos los grandes kabbalistas de la historia están completamente de acuerdo

con esta observación. Los átomos no se desgastan como nuestra ropa o nuestros vehículos. Esto nos lleva a plantearnos una pregunta inquietante: si nuestros átomos no se desgastan, ¿por qué envejecemos? ¿Por qué los muebles, las alfombras y nuestro par de zapatos favorito se desgastan y se rompen? ¿Por qué se oxidan los vehículos si los átomos que los forman no se deterioran? Una vez más, estas son preguntas muy importantes desde el punto de vista de la Kabbalah.

Se trata del enlace Los átomos se agrupan creando enlaces entre ellos; dicho simplemente, es como si se tomaran de las manos. Cuando dos o más átomos se unen, forman una molécula. Las moléculas son los elementos básicos que componen toda la materia física, desde los caimanes hasta los calabacines.

LOS ATOMOS SE ENLAZAN PARA FORMAR UNA MOLECULA

Cuando el enlace se rompe Cuando los átomos se sueltan las manos, las moléculas se separan y comienzan a desaparecer, lo que desde nuestra perspectiva percibimos como desgaste o deterioro.

LOS ÁTOMOS SE SEPARAN Y LA MOLÉCULA DEJA DE EXISTIR.

Pero los átomos individuales siguen viviendo. De hecho, cuando una persona muere, sus átomos están tan nuevos como cuando la persona nació. Los átomos de la persona simplemente vuelven a circular en el medio ambiente. Esto significa que los átomos que conformaron el cuerpo de Abraham Lincoln todavía están entre nosotros, así como los átomos del cuerpo de Napoleón, de Alejandro Magno, Shakespeare, Isaac Newton, Jesús o Moisés. De hecho, la ciencia dice que es del todo probable que miles de millones de átomos que están en este momento dentro de ti hayan formado parte en algún otro momento de Mozart, Juana de Arco, el

profeta Mahoma, Buda o de una estrella que brilló en el espacio hace cientos de millones de años. Por lo tanto, cuando el tapizado de tu sofá se decolore o la alfombra se deshilache, recuerda que los átomos en sí mismos permanecen tan frescos y nuevos como lo fueron hace mil millones de años. Si rompes algo por accidente o un ser viviente envejece y muere, los átomos que constituían ese objeto o persona no se rompen ni se deterioran. Los físicos nos dicen que lo único que se ha roto es el enlace entre los grupos de átomos.

LA PROMESA DE NANO Mediante la nanotecnología, los átomos pueden unirse de una forma mucho más efectiva. En teoría, podemos construir productos átomo por átomo y crear materiales con enlaces tan fuertes que evitarán que tales productos se desgasten. Y si los átomos no se sueltan

entre

ellos,

las

moléculas

no

desaparecerán.

Los

nanotecnólogos nos prometen una pelota de tenis que nunca dejará de rebotar, un par de zapatos que nunca se desgastará, ropa que

jamás se deteriorará y cuerpos humanos que podrán regenerarse constantemente. Y si por alguna razón los enlaces de los átomos se rompen, los nanorobots estarían allí para reparar el daño, tomar nuevos átomos del aire y utilizarlos para reparar lo que se haya roto. Los nanorobots podrían realizar una delicada cirugía a nivel atómico con una precisión miles de veces mayor que la del cirujano más experto con un escalpelo. ¡Y sin cicatrices! Los nanorobots podrían regenerar un hígado dañado o desintegrar un tumor peligroso átomo por átomo. Y los nanorobots transportados por el aire serían capaces de reconstruir la capa de ozono dañada o convertir los desechos nucleares en nuevos elementos inofensivos.

En resumen La nanotecnología se ocupa de la fabricación a escala atómica y molecular. Utilizando estos átomos como materia prima, los nanorobots pueden crear cualquier cosa, desde partes del cuerpo o una nueva capa de ozono hasta electrodomésticos para el hogar. Los átomos son inmortales; nunca se desgastan. Lo único que

"muere” es la unión entre ellos, lo cual hace desaparecer la molécula y, a al mismo tiempo, se manifiesta como desgaste, deterioro o envejecimiento. Los kabbalistas nunca se preocuparon por el "cómo” de las cosas; más bien fueron entrenados para preguntarse el "porqué”. ¿Por qué se creó el mundo físico? ¿Por qué ocurrió el Big Bang? ¿Qué existía antes del Universo? ¿Cuál fue la causa del nacimiento del átomo? Tal vez la pregunta práctica más importante en relación con la nanotecnología sea por qué los átomos dejan de tomarse de la mano. Ahora bien, una vez que demos con esta respuesta, ¿encontraremos una forma de superar la muerte y crear un mundo de paz y plenitud infinitas? Amigos míos, no existen preguntas más importantes que estas. Una vez que el mundo conozca las respuestas, se revelará el significado de nuestras vidas y una tecnología para crear un mundo de paz e inmortalidad estará al alcance de la humanidad. Entonces, viajemos ahora al pasado y descubramos qué había antes de que el Universo existiera.

CÓMO COMENZÓ TODO Un físico es la forma de pensar del átomo acerca de los átomos. —Anónimo Como el tema de la Creación ha sido tratado con todo detalle en muchos de los libros que he escrito, presentaré aquí un recuento breve y conciso para contextualizar el asunto de la nanotecnología. Una segunda razón, si bien la más importante, para presentar con sencillez el proceso de la Creación está directamente relacionada con una lección que me enseño mi maestro. Rav Brandwein decía que cuando algo es complejo y difícil de comprender es probable que no sea verdadero. La verdad siempre es fácil de entender, incluso para un niño pequeño. Según los antiguos kabbalistas, cuando toda la verdad sea lo suficientemente simple para todo el mundo, habremos llegado al amanecer de nuestra redención. Por eso estoy tan entusiasmado

con este libro. Por primera vez en la historia, la naturaleza de la Creación y de la realidad puede expresarse de forma simple. Sin embargo, la mayoría de las veces que se nos presenta una verdad simple,

lamentablemente,

no

la

escuchamos;

estamos

condicionados y acostumbrados a complicar demasiado nuestras vidas, a dejarnos atraer por el caos. Se nos ha enseñado que si algo es complicado e intelectualmente desafiante, entonces debe ser verdad. Esta noción errónea se interpone entre nosotros y el glorioso destino que nos está esperando. Recuerda: la verdad siempre es y será simple.

El comienzo Según la Kabbalah, todo comenzó con una fuerza infinita llamada "Luz”. No la luz del sol, tampoco la de una bombilla eléctrica. Esta Luz en particular es imperceptible a los cinco sentidos. Es la más pura y sublime forma de Luz que existe. Es, en su esencia, una brillante y asombrosa fuerza de energía. La Kabbalah nos dice que esta energía estuvo presente desde el comienzo, antes de que existiera cualquier forma de materia física y antes incluso del Big Bang y la aparición del Universo. El Zóhar, el libro más importante

de la Kabbalah, explica que esta energía de Fuerza de Luz era infinita, inagotable y se encontraba en cada rincón de la realidad. Se la conoce como la "Causa de todas las causas”. En el principio, no existía el espacio ni el tiempo. Sólo había Luz.

La sustancia de la Luz Esta expansión infinita de energía de la Fuerza de Luz es el origen y la fuente de toda la felicidad y la plenitud que la humanidad ha estado buscando, durante siglos. Del mismo modo que la luz del sol incluye todos los colores del arco iris, la Luz que brillaba antes de la creación física del Universo contenía cada forma de placer y plenitud deseada por el hombre. Ten en cuenta, sin embargo, que todas estas formas de felicidad no se corresponden con los placeres que experimentamos con nuestros cinco sentidos. Estos sólo reflejan una fracción microscópica de la felicidad original, la cual se encuentra fuera del alcance de la mente humana. Este reino infinito conocido como la Realidad del Árbol de la Vida incluía la inmortalidad, ya que la muerte y la oscuridad no pueden coexistir con la Luz. La Realidad del Árbol de la Vida es nuestro

verdadero origen y fuente. Por eso, en nuestra condición de seres humanos, nos esforzamos las 24 horas del día para obtener felicidad y paz mental. Y también por eso detestamos el caos y despreciamos el dolor. Echamos de menos lo que tuvimos, y esa nostalgia nos lleva a buscar incansablemente, vida tras vida, la felicidad. Sir Isaac Newton dijo que cuando el gran filósofo Platón escribió sobre el Mundo de las Ideas, estaba tomando esas ideas de los antiguos kabbalistas y su Realidad del Árbol de la Vida. El mundo platónico y la Realidad del Árbol de Vida son similares: en ambos casos una realidad oculta origina todo lo que percibimos en nuestro mundo físico y cada conexión espiritual que nos aporta felicidad. La Kabbalah utiliza esta metáfora de la Luz porque, de la misma forma en que la luz contiene todos los colores del espectro, la Luz de la Realidad del Árbol de la Vida contiene toda la felicidad, el conocimiento y la sabiduría que nos hacen sentir plenos. En este preciso momento es cuando los estudiantes, por lo general, suelen hacerse esta pregunta: ¿Y de dónde provenía la Luz?

El origen de la Luz

Según Einstein y el apreciado Kabbalista del siglo XVI Rav Isaac Luria (El Arí), el espacio-tiempo continuo es una ilusión. Según los físicos de la actualidad y el Zóhar, el texto antiguo de la Kabbalah, el espacio-tiempo continuo comenzó a existir en el momento del Big Bang. Antes de este evento cósmico, el espacio y el tiempo no existían. Así pues, cuando hablamos acerca de asuntos que preceden a la Creación física, no es pertinente hacerse preguntas que incluyan los conceptos de antes o después. El espacio-tiempo continuo es un aspecto de nuestra realidad física y, como tal, no tiene lugar dentro del reino conocido como el Árbol de la Vida. De ahí que los kabbalistas nieguen la existencia de un comienzo o un fin dentro del Reino Infinito de Luz. La Luz siempre estuvo allí. La Luz se halla por encima de todo concepto de espacio y tiempo. Así pues, al quedar eliminada la relevancia del comienzo, la mitad y el final, tal vez la mejor pregunta que podemos plantearnos sea: ¿Cuál es la fuente de la Luz? Según los kabbalistas, la Luz irradiaba desde una Fuente Divina que llamamos Creador o Dios. Los kabbalistas nunca se refieren a Dios directamente, sino que siempre hablan de la Energía que emana de Dios. Y lo hacen así por una razón muy simple, además

de lógica: la emanación de Luz, se ha dicho, es infinita. Por lo tanto, la Luz contiene toda la alegría y el conocimiento que un ser humano pueda desear, incluyendo la inmortalidad y la felicidad infinitas. La mente humana, con su conciencia racional limitada, no puede siquiera acercarse a comprender la idea del infinito, y mucho menos cuál es la fuente de ese infinito. Por lo tanto, mientras vivamos en esta realidad física, en nuestros cuerpos finitos equipados con cerebros limitados y mentes racionales, no podremos ahondar en la naturaleza de un Dios del cual emana y trasciende el mismísimo fenómeno de lo infinito.

Bronceado o quemadura solar Esta aparente limitación podría compararse con la luz solar. La luz del sol nos da vida. Sin embargo, no nos conectamos directamente con la caldera nuclear que es nuestro sol. En su lugar, son los rayos que emanan de él los que nos proporcionan la energía que necesitamos para sostener la vida en este planeta. No podemos tocar la fuente de la luz del sol porque, si lo hiciéramos, nos quemaríamos. Ni siquiera podemos acercarnos al Sol por miedo a ser incinerados. La fuente solar es demasiado poderosa. Los rayos que emanan de esta bola de fuego celestial curan, calman, nutren y

dan vida a la humanidad, siempre que mantengamos una cierta distancia de la fuente.

Efectivamente, hemos llegado a nuestro punto de partida: la Luz, que es la fuente y la encarnación de la pura existencia y plenitud.

LA NATURALEZA DE LA LUZ La Luz que emana del Creador tiene la característica singular de compartir, impartir y conceder su beneficencia. Para expresar esta naturaleza propia, la Luz creó la Vasija, una entidad cuya sola esencia y naturaleza fundamental era recibir. Todas las almas de lo que más tarde sería la humanidad, unidas como un todo, como las células de un cuerpo, formaban esta gran Vasija cuyo único propósito era recibir el infinito placer de la Fuerza de Ouz. En este momento, solo existen dos fuerzas en la Creación: una exterior que emana Fuerza de Ouz positiva, la cual puede designarse en términos científicos con el símbolo (+), que representa la carga positiva o fuerza de repulsión; y una segunda

fuerza, la Vasija, entidad receptora designada como carga negativa con el símbolo (-), la fuerza de atracción. Oo que en definitiva emerge de la descripción que hace el Zóhar acerca de la Creación es el origen del modelo atómico, que precedió a la física moderna veinte siglos antes. Oa Fuerza de Ouz positiva (+) se relaciona con la carga eléctrica positiva del protón, mientras que la fuerza negativa de la Vasija (-) pertenece a la carga eléctrica negativa del electrón. Estas dos fuerzas elementales se hallan en el corazón del cosmos físico y, según los kabbalistas, ambas llenan también el cosmos metafísico. Oo que la ciencia aún no ha comprendido es la fuerza misteriosa de esa partícula subatómica conocida como neutrón. Juntos, el protón, el electrón y el neutrón forman el átomo, componente básico de nuestro Universo físico.

CONCIENCIA En nuestra existencia material y física, tendemos a pensar en la energía como una fuerza, un combustible o un poder de motivación.

Sin embargo, la energía de la Fuerza de Ouz a la que se refiere el Zóhar está imbuida de una inteligencia inconmensurable. De hecho, la sustancia y la esencia de la energía conocida como ‘Fuerza de Luz’ es la conciencia pura. La inteligencia motivadora de la Fuerza de Luz es la predisposición a compartir su beneficencia y bondad infinita con la Vasija. La inteligencia motivadora de la Vasija es recibir, convirtiéndose así en el recipiente de esta recompensa Divina. De ahí que la causa primera absoluta de toda la Creación sea la conciencia, especialmente la intención consciente de impartir plenitud infinita de forma incondicional. Esto es, precisamente, lo que llevó a la creación de aquella segunda fuerza conocida como Vasija, cuya naturaleza esencial es la conciencia de recibir. Y esto, a su vez, creó una relación perfecta, la Causa y el Efecto originales: la conciencia de la Luz de compartir incondicionalmente fue la Primera Causa, y la conciencia de la Vasija de recibir y disfrutar de la Luz fue el Primer Efecto. Esta es la relación ideal y unificada que la Kabbalah denomina Mundo sin Fin o Realidad del Árbol de la Vida. La Kabbalah describe este gozoso Mundo Infinito como una entidad completa y

unificada. Permíteme, pues, investigar a continuación esta unidad por vía de una metáfora.

COMO DOS SE CONVIERTEN EN UNO Imagina por un momento que en un bloque de hielo esculpimos un tazón y después lo llenamos de agua. El agua representa la Luz y su conciencia de compartir; el tazón de hielo equivale a la Vasija y su conciencia de recibir. Ahora bien, cuando observamos esta relación a nivel molecular, solo vemos moléculas de H20. Somos testigos de una única realidad pese a que están operando dos estados, dos inteligencias opuestas: compartir y recibir. Esto significa que en el nivel molecular detectamos una unidad, pero en otro nivel de existencia, en el nivel macro, se manifiestan dos estados de conciencia opuestos.

En el nivel micro, el agua que fluye y el tazón que la recibe son indistinguibles. Es imposible diferenciar la inteligencia positiva (+) del agua de la conciencia negativa (-) del tazón. Esta condición de indistinción nos permite vislumbrar la unidad que existía entre la Luz y la Vasija, imposibles de desconectar, más allá de toda intención y propósito. La Conciencia de Compartir y la Conciencia de Recibir eran como una sola.

EL ALMA COMO UNA CÉLULA EN LA VASIJA CÓSMICA

En este momento te estarás preguntando en qué lugar del esquema cósmico de las cosas encaja la humanidad. Pues bien, tal como dijimos antes, la Vasija está compuesta por todas las almas de la humanidad. Y esto incluye la tuya, la de tus vecinos, parientes y todas las almas del mundo, presentes, pasadas y futuras. Todas estaban contenidas en la Vasija Original. Una vez más, los conceptos y el lenguaje de la ciencia nos permiten comprender esta idea kabbalística. La ciencia nos ha demostrado que el cuerpo humano está constituido por billones de células individuales. De muchos se forma una unidad. De la misma manera, la Vasija única estaba hecha de billones de almas y cada alma funcionaba como una de las células singulares de la Vasija Original, cuyo único propósito era recibir la infinita plenitud del Creador.

UN CUERPO FORMADO POR UNA VASIJA FORMADA BILLONES DE CÉLULAS POR BILLONES DE ALMAS

Preguntas Ineludibles ¿Por qué entonces la humanidad se encuentra perdida en un mundo desordenado y gobernado por el caos, una existencia plagada de dolor y sufrimientos indescriptibles? ¿Por qué no estamos todos regocijándonos en la Luz infinita del Mundo sin Fin? ¿Por qué estamos sumergidos en una dimensión material que sólo conoce el decaimiento y la muerte, una realidad gobernada por la ley de la entropía y por la segunda ley de termodinámica que establece que todo debe deteriorarse y corroerse inevitablemente con el tiempo? ¿Qué ocurrió con aquella dichosa e iluminada existencia inicial? ¿Adónde se fue? ¿En qué lugar se esconde? ¿Dónde reside ahora? ¿Dónde está aquel reino luminoso de orden perfecto, felicidad indescriptible e inmortalidad?

En algún tramo del trayecto hubo una desconexión, y la humanidad perdió el contacto con su verdadero origen. Olvidamos todo lo relativo a la Luz, el Mundo Infinito y la verdadera naturaleza de Dios. Algo o alguien borró el banco de memoria más profundo del cerebro humano, ya que en la actualidad estos conceptos no nos resultan tan familiares como la confusión de las noticias de la tarde,

la criminalidad en nuestras calles, los conflictos entre naciones y la angustia que aflige cotidianamente nuestras vidas.

Cuando uno busca las respuestas en el Zóhar, se puede encontrar con una tan impresionante como profunda: el lapsus en nuestra memoria ocurrió de forma deliberada. Sin embargo, esto no fue concebido por el Creador, sino que fue nuestro propio diseño, nuestra propia idea. Las almas colectivas de la humanidad solicitamos que todos nuestros recuerdos del Mundo sin Fin fueran borrados de nuestra memoria. Y esto, estimado lector, es precisamente lo que ocurrió. Y como todos podemos ver, funcionó. No tenemos el más mínimo recuerdo de nuestra vida en el Mundo sin Fin, a excepción, tal vez, de uno solo.

UN RECUERDO DE NUESTRO ORIGEN ¿Por qué la búsqueda de la felicidad, la serenidad, el placer y la salud es inherente a nuestra naturaleza? Porque el recuerdo de haber tenido todo eso está en nuestra memoria. Lo hemos probado antes. Imagina a un hombre de una tribu remota del África que

nunca hubiera probado una de las populares galletas de chocolate Famous Amos®. ¿Podría este hombre despertarse por la mañana deseando comer una de estas galletas? Por supuesto que no. No podemos desarrollar el deseo de algo que no hayamos saboreado antes. El Zóhar es claro sobre este tema: en una ocasión supimos cómo se sentía la inmortalidad y el Paraíso. He aquí el motivo de que los cuentos de hadas que hemos escuchado o narrado durante siglos terminen con la frase "Y vivieron felices para siempre”. Desde el punto de vista kabbalístico, así es. Y así será. Según el Zóhar, este es nuestro destino primordial incuestionable. Y en el fondo de nuestras almas, sabemos que esto es verdad. Por alguna razón, sin embargo, la muerte, la tristeza y la duda constante acerca de la posibilidad de un final feliz han pasado a dominar nuestra experiencia humana. Y nuestro recuerdo de la felicidad eterna —incluso de su posibilidad— ha desaparecido de nuestra conciencia. Esto nos lleva a la pregunta más importante que se han formulado todos los grandes kabbalistas de la historia: ¿por qué?

POR QUE OLVIDAMOS Numerosos volúmenes de manuscritos kabbalísticos describen paso a paso el proceso que condujo a la Creación de nuestro mundo, incluyendo la formación de átomos, moléculas y almas humanas. Y de la misma forma que un científico dedica su vida a comprender las leyes de la física, los kabbalistas de todas las épocas consagraron su vida entera al estudio de estos libros para poder comprender el proceso de la Creación. El estudio kabbalístico más profundo que se conoce, titulado Las Diez Emanaciones Luminosas, destaca el talentoso y magistral conocimiento de los genios Kabbalistas Rav Isaac Luria (El Arí) y Rav Yehudá Áshlag (maestro de mi maestro Rav Brandwein). Este exhaustivo estudio kabbalístico describe y define todo el proceso de la Creación. Sin embargo, su lectura pone de relieve una diferencia significativa entre la Kabbalah y la ciencia: la historia de la Creación descrita por la Kabbalah puede simplificarse de forma que todos, jóvenes y viejos, puedan empezar a comprender por qué se encuentran en este mundo. En respuesta a la pregunta "por qué

olvidamos", los antiguos textos kabbalísticos ofrecen una simple explicación que, paso a paso, revela lo siguiente: • Por qué se creó el mundo físico. • Por qué estamos aquí. • Por qué hay oscuridad y sufrimiento en el mundo. • Por qué olvidamos todo acerca de la Luz en el Mundo sin Fin. Aunque lo que sigue se presentará de modo sencillo, no debería subestimarse la profundidad de cada concepto. Cuando todo esto fue

explicado

originalmente

por

los

kabbalistas

hace

aproximadamente 2.000 años, los ignorantes lo llamaron misticismo. Hoy lo llamamos ciencia.

LA HERENCIA DE UN GEN DE DIOS La ciencia médica nos dice que los genes permiten a la descendencia heredar de sus padres, tanto los rasgos físicos, como los de la personalidad. Pero, la ciencia no penetró en los misterios

del ADN hasta la década de los cincuenta. Obviamente, hace 2.000 años,

los

conceptos

del

gen

y

el

ADN

hubieran

sido

incomprensibles. No obstante, los antiguos kabbalistas nos dijeron que cuando se creó la Vasija, esta heredó un rasgo de su Creador: la Vasija heredó la capacidad potencial de compartir y el deseo de emular la naturaleza positiva de compartir, propia de la Luz que la había concebido.

El problema de recibir Lógicamente, siempre que el Mundo sin Fin permaneciera inalterado, la Vasija continuaría recibiendo y nunca tendría la oportunidad de hacer realidad o expresar su potencial Divino. Su capacidad innata de compartir permanecería latente y su deseo de emular a la Luz, incumplido. Mientras la Vasija continuara recibiendo de la Luz, nunca lograría la felicidad absoluta. Esta situación tampoco le permitía a la Luz lograr su objetivo de conceder beneficencia absoluta a la Vasija. Claramente, si tanto la Luz como la Vasija querían lograr la felicidad perfecta y eterna, algo debía cambiar.

¿Cómo podían dos naturalezas contrarias, dos formas opuestas de conciencia —compartir y recibir— juntarse para estar ambas completamente satisfechas? ¿Cómo podría la Vasija recibir para hacer feliz a la Luz y, a su vez, compartir para sentirse feliz ella misma? ¿Cómo podrían alcanzarse estos dos objetivos opuestos?

Resolución de la paradoja: una fusión de los opuestos Esta situación me recuerda lo que escribí anteriormente sobre la relación de mi maestro con el sindicato de trabajadores y, luego con el campesino árabe.

El secreto de mi maestro consistía en eliminar de su propia naturaleza todos los aspectos de recibir; sólo se ocupaba de dar incondicionalmente, sin considerar sus intereses personales. Así lo hizo con el sindicato y así lo hizo con su amigo árabe. Rav Brandwein no quería nada a cambio de lo que daba. Mi maestro no tenía intereses ocultos, no albergaba en su conciencia ningún Deseo de Recibir; en su lugar había puro amor y amistad incondicional. Dicho de otra forma, no había en él ningún atisbo de ¿y qué obtengo yo de esto? Como resultado, dos entidades

aparentemente opuestas —moderada y ortodoxa, árabe y judía—se habían unido en amor puro y amistad. Yo no lo advertí en aquel momento, pero al dar por el sólo hecho de dar, incondicionalmente, Rav Brandwein estaba emulando al Creador. Había eliminado todos los aspectos de recibir, de su naturaleza. Esa era la clave. Y al hacerlo, estaba canalizando al Creador

directamente

hacia

el

alma

de

alguien

que

en

circunstancias normales, probablemente hubiera sido su enemigo. Si mi maestro hubiera tenido una pizca de interés personal en su corazón, al ofrecer al campesino árabe su ayuda y amistad, su gesto habría sido tan solo amable y bondadoso. Su amigo árabe habría estado agradecido, y este hermoso episodio y los sentimientos de calidez habrían terminado allí. Pero, esto no fue lo que sucedió. Aquel campesino árabe había esperado veinte largos años para caminar todo el trecho hasta Tel Aviv, simplemente con el fin de entregarle al Rav Brandwein una cesta llena de fruta. El amor y la felicidad que sintió este hombre al compartir su cesta con mi maestro fueron indescriptibles. El secreto de Rav Brandwein es que primero había eliminado de su naturaleza todos los aspectos de recibir y de interés propio. Ese era el prerrequisito; luego le había

ofrecido

su

amistad.

Automáticamente,

esta

amistad

fue

incondicional y pura porque todos aquellos aspectos de interés propio habían sido eliminados. Y esta misma conciencia es la esencia de la solución para la Vasija, así como la clave de la ciencia práctica de la nanotecnología, tal como veremos más adelante.

Amigos míos, el secreto de la Creación del Universo a través del Big Bang y la clave de la inmortalidad se encuentran en este próximo fragmento de sabiduría kabbalística.

El único movimiento correcto La Vasija tenía una sóla opción si quería experimentar alguna vez la alegría de dar: resistirse al Flujo Divino de Luz, de modo que dejara de recibir. Sólo cuando cada partícula de Conciencia de Recibir estuviera completamente restringida y bloqueada, el gen de Dios — la Conciencia de Compartir positiva heredada por la Vasija— podría expresarse y, a partir de allí, desarrollarse. Una vez más, el estudiante de la Kabbalah debe preguntarse por qué.

Esencialmente, aun cuando solo quedara un pequeño rastro de conciencia de recibir dentro de la Vasija, esta no podría llegar a conocer al cien por cien la conciencia de compartir. En su estado natural, la Vasija es receptora; el rasgo positivo de compartir existe en ella solamente en estado potencial. Por lo tanto, la Vasija no comprende del todo lo que es la conciencia de compartir, pese a su gran deseo de compartir y emular así al Creador. Querer compartir y saber cómo compartir son dos cosas completamente distintas. La única forma de dominar la conciencia propia del Creador es eliminar primero el obstáculo: la conciencia de recibir de la Vasija. Sólo entonces nuestro camino se despeja y la conciencia de compartir del Creador sale a borbotones del gen de Dios implantado en la Vasija.

Ejercitando el compartir El tremendo esfuerzo requerido para resistir y dejar de recibir desencadenó la herencia divina de la Vasija. Resistirse a recibir es el método para activar la conciencia aún no realizada de compartir. En otras palabras, si tu padre es Michael Jordan y heredas su talento para el basquetbol, no vas a estar haciendo triples desde el

momento en que sales del vientre de tu madre. Necesitamos realizar un gran esfuerzo y un desgaste de energía enorme para desarrollar y expresar cualquier talento innato que tengamos. Las habilidades, los talentos y los dones otorgados por Dios son siempre potenciales, cuando somos niños. Y debemos activar nuestro potencial interno, a través de un esfuerzo monumental que implica años de entrenamiento, ejercicio y horas de práctica. El acto de resistir completamente la Luz es el entrenamiento, la práctica que le permitirá a la Vasija manifestar su gen de Dios, la conciencia de compartir.

El nacimiento de una nueva conciencia En este punto, la Vasija está bendecida con una nueva forma de conciencia, la conciencia divina de compartir incondicionalmente. Y es en esta coyuntura cuando algo mágico ocurre: los opuestos se fusionan y se convierten en uno.

Los kabbalistas han explicado cómo se revela esa magia, en dos pasos. Primero, la Vasija debe bloquear por completo su propia naturaleza de recibir, resistiéndose a la Luz. Una vez suprimido de

su naturaleza todo rastro de su propensión a recibir, el Gen de Dios se activa de un chispazo. Y pronto, la conciencia de compartir se despierta completamente dentro de la Vasija. Equipada con su recién nacida conciencia de compartir, la Vasija ahora estará en posición de compartir incondicionalmente. Su naturaleza ya es idéntica a la de la Luz. Sabe, siente y saborea la conciencia de compartir que ahora impregna todo su ser. Sin embargo, todavía queda un obstáculo por vencer. La Fuerza de Luz de Dios aún quiere que la Vasija reciba toda la bondad que la Luz desea impartir. Pero existe una solución excepcional al problema. En esta etapa, cuando la Vasija ha dejado de resistirse a la Luz y ha reactivado su naturaleza de recibir, adquiere algo profundamente diferente, que antes no tenía, una nueva conciencia de compartir, la conciencia de Dios. Ahora sí, cuando la Vasija recibe, su acto es realmente de compartir. ¡El acto de recibir se ha transformado en una fuerza activa de compartir!

CUANDO RECIBIR SE CONVIERTE EN UNA FUERZA DE COMPARTIR

La explicación del Zóhar acerca de cómo recibir se transforma mágicamente en compartir, es tal vez la enseñanza más significativa de toda la Kabbalah. Equipada con su nueva conciencia de dar, la Vasija puede recibir la beneficencia del Creador, pero esta vez lo hará con un sólo propósito: Recibir con el Propósito de Compartir placer con el Creador. Después de todo, nada hace más feliz al Creador que otorgar placer a la Vasija.

El maestro comparte un relato Hace muchos años, mi maestro compartió conmigo un cuento que transmitía lo que es categóricamente el principio más crucial del estudio kabbalístico. Ahora compartiré contigo una variación de aquella simple fábula que explica cómo un acto de recibir se convierte mágicamente en una genuina y metafísica fuerza de compartir.

El

lector

debería

hacer

el

intento

de

grabar

profundamente este relato en su conciencia, pues contiene la clave de la nanotecnología y de la inmortalidad biológica. He aquí la historia:

EL VAGABUNDO Y EL AVARO

Sal Fishman era, sin duda, el hombre más avaro del pueblo. También era muy rico y arrogante. Una tarde, al salir de su oficina, vio a un mendigo sin hogar, acampando en la vereda. Sal solía hacer caso omiso de este tipo de escenas, pero aquella noche se sentía una “buena persona” y decidió, en un acto descarado de regocijo propio, lanzar descortésmente unas pocas monedas al viejo. Entonces ocurrió algo que Sal no había anticipado: el

vagabundo

le

devolvió

sus

monedas,

rechazándolas educadamente. “Prefiero ganarme mi propio dinero en la vida, pero gracias de todos modos”, le explicó el vagabundo. Probablemente por primera vez en su vida, Sal se sintió avergonzado y desconcertado por la evidente dignidad de aquel hombre. “Mira, soy un hombre rico”, respondió Sal. “Estas monedas significan mucho más para ti que para mí”. Pero el vagabundo continuó rechazándolas. “Por favor, no lo tome como algo personal -aclaró-.

Agradezco su bondad; pero me siento obligado a hacer mi propio esfuerzo para salir de esta desafortunada situación en la que me encuentro. No puedo aceptar su dinero”. Irritado ahora por la humillación, Sal comenzó a sudar. Se sentía incómodo y humillado de una forma

que

jamás

había

experimentado.

Impulsivamente, sacó de su cartera la chequera, anotó una gran suma de dinero y le extendió el cheque al anciano, al tiempo que le suplicaba que aceptara aquella caridad. Pero el vagabundo continuaba firme en su posición. “No puedo aceptarlo -declaró-. No tengo dinero, pero sí tengo amor propio. Por favor, no me lo arrebate. Lo lamento, no puedo aceptar su generoso regalo. Sé que usted lo entenderá”. En ese momento, Sal se sintió mortificado por todos los

años

de

vergonzoso

autoindulgente que había vivido.

comportamiento

La angustia y el dolor de Sal no pasaron desapercibidos para el vagabundo, quien, intuitiva y bienintencionadamente, se dio cuenta de que tenía el poder de eliminar el dolor de aquel hombre rico. “Perdón, señor, pero he cambiado de parecer —dijo el vagabundo—. Acepto su dinero y aprecio profundamente su generosidad”. Para

su

asombro,

Sal

Fishman sintió

una

abrumadora sensación de alivio, seguida de una satisfacción tan profunda e indescriptible como nunca antes había experimentado. ¡Y pensar que se sentía así porque finalmente un anciano vagabundo había aceptado un gran donativo de dinero de su parte! Por último, Sal Fishman sacudió la cabeza en un gesto de admiración ante aquel hombre sin hogar que vivía en la vereda, inclinó su sombrero con respeto y prosiguió su camino.

Este relato nos lleva a planteamos una pregunta importante: ¿Quién puso en escena el acto de compartir, Sal Fishman o el vagabundo? Al recibir el dinero, el vagabundo estaba impartiendo su propio don al hombre rico. En términos kabbalísticos, esto se llama Recibir con el Propósito de Compartir. Cuando el acto de recibir imparte placer al dador, recibir se transforma en compartir. Lo excepcional de todo esto es que al compartir, el vagabundo también recibió lo que necesitaba. Pudo aceptar el dinero sin perder su dignidad porque su acto de recibir fue genuinamente un acto de compartir. Fue incondicional y sin intereses personales ocultos.

Al principio, el deseo de compartir de Sal no era genuino, ya que Sal no creía que él mismo pudiera beneficiarse al dar un donativo al vagabundo. Muy por el contrario, se sentía superior, una "buena persona”. Sus acciones eran frías, indiferentes, soberbias e hipócritas. Sal estaba recibiendo algo al arrojar sus monedas al vagabundo. Tenía un interés propio. Estaba alimentando su ego a expensas de aquel pobre viejo. Pero, al verse confrontado con la respuesta digna de aquel hombre sin hogar, Sal experimentó su propia crisis de vergüenza. De repente, Sal ya no quería alimentar su ego, sino que realmente quería dar de forma incondicional. Y

cuando lo hizo, recibió el alivio para el dolor que lo atormentaba, seguido de la felicidad de dar incondicionalmente y de un nuevo respeto por alguien que él había considerado despreciable.

Y esta es la paradoja primordial: en el momento en que Sal estuvo dispuesto a no recibir nada por su acción, fue capaz de recibir lo que realmente necesitaba. Del mismo modo, una vez que el vagabundo estuvo dispuesto a sacrificar su sentido de dignidad por el propósito de compartir, él además fue capaz de recibir tanto la satisfacción de aliviar a Sal en su dolor, como también un regalo provechoso en forma de dinero.

Un circuito constante de compartir Lo que sucede aquí es una expresión mágica de la energía de la Fuerza de Luz. La Luz no tiene fin. La Luz es infinita. La Luz siempre tiene continuidad y su única característica es compartir. Tanto Sal como el vagabundo emularon a la Luz al resistirse al Deseo de Recibir para satisfacer sus propósitos egoístas. Ambos hombres compartieron. Y cuando lo hicieron, ambos recibieron lo

que realmente necesitaban, como por arte de magia. Y lo que es aún más paradójico, el acto de recibir y el acto de compartir se volvieron idénticos en su naturaleza. Dicho de otra forma, ambos podrían considerarse la expresión perfecta de un acto inmaculado de compartir. La acción de dar fue de compartir, y también lo fue la acción de recibir. Esto fue posible sólo cuando la conciencia de recibir hubo desaparecido de la escena.

Este es un ejemplo perfecto de un circuito. Dos opuestos, compartir y recibir, se fusionan para convertirse en uno cuando el Deseo de Recibir

—una

fuerza

negativa

de

atracción—

se

bloquea

completamente. Cuando tanto el vagabundo como el avaro, ignoraron su conciencia de interés propio, sus acciones se transformaron de inmediato en la positiva Energía de la Fuerza de Luz.

Bajo la superficie Como puedes ver, no es la acción física lo que importa; es la conciencia detrás de una acción lo que determina todo. Se nos ha condicionado

para

que

nos

enfoquemos

solamente

en

el

comportamiento físico de las cosas, en el nivel superficial, en vez de, en la conciencia que subyace la propiedad física. Más adelante, exploraremos en detalle este importante concepto.

El objetivo de la Vasija Cuando la Vasija ha eliminado todos los aspectos de recibir de su ser interior, activa una conciencia de compartir. En esta nueva conciencia, que la Kabbalah llama Deseo de Recibir con el Propósito de Compartir, la Vasija se da cuenta de que está compartiendo con el Creador cuando recibe su bondad infinita. Asimismo, al ejercer un esfuerzo monumental para resistir y eliminar el recibir, la Vasija se convierte en la Causa de su propia felicidad. ¿Cómo? La Vasija literalmente negoció con la Luz, diciéndole: No compartas ni un poco de felicidad conmigo hasta que PRIMERO me haya resistido y haya detenido todo el recibir. Bajo los términos de este acuerdo, la felicidad de la Vasija depende solamente de su propio esfuerzo y trabajo. Si la Vasija no elimina su naturaleza de recibir, nunca logrará la felicidad. De ahí que la Vasija se convierta en la Causa (y por lo tanto en creadora) única de su propia felicidad.

Además, cuando el acto de recibir se elimina por completo y se activa el gen de compartir, la Vasija puede continuar Recibiendo con el Propósito de Compartir. Ahora, los dos deseos heredados de la Vasija se han satisfecho: el Deseo de Compartir y el Deseo de ser la Causa de su propia felicidad. Todo depende de la capacidad de la Vasija de dejar de recibir para su propio bien. Ahora volvamos al Mundo sin Fin y al evento más importante que tuvo lugar en la historia del cosmos, el intento de la Vasija de eliminar de su naturaleza todos los aspectos de recibir.

EL ACTO DE RESISTENCIA La Vasija sabía que había detenido totalmente su Deseo de Recibir. Este fue su primer paso. Y esta es la siguiente fase en el proceso de la Creación. La Vasija literalmente se resistió a la entrada de la Luz. La Vasija dijo: ¡DETENTE! Este acto se llama RESISTENCIA.

LA VASIJA RECIBE LA LUZ

LA VASIJA RESISTE LA LUZ

El poder de la resistencia Al resistirse a la Luz, la Vasija deja de ser un receptor, pues ha bloqueado con eficacia su Deseo de Recibir. Esto significa que el gen de Dios puede ahora activarse y que la Vasija puede reunirse con la Luz para que ambas partes estén felices y satisfechas.

Pero, es obvio que no vivimos en un mundo de felicidad eterna donde la muerte no existe. Por el contrario, la humanidad se encuentra hoy en un mundo opuesto a la realidad original en la que nació. Porque todos nos hallamos sumergidos hasta el cuello en un mundo de oscuridad, en el que la fuerza de la muerte continúa apagando nuestra felicidad, nuestra alegría, el amor en nuestras relaciones y, por supuesto, nuestras propias vidas. La muerte gobierna cada parte de nuestra existencia, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué?

El residuo Imagina que viertes leche en un vaso. En esta metáfora, la leche es la Luz y el vaso es la Vasija que recibe la Luz. Si te resistes al deseo de beber la leche y de repente vacías el vaso, verás algo insólito, un pequeño residuo de leche quedará en el fondo.

Esto es lo que sucedió en el Mundo sin Fin. Cuando la Vasija llevó a cabo el acto de resistencia, su acción valiente y heroica bloqueó el 99 por ciento de la Luz. Pero quedó un pequeño residuo. La única tarea que le quedaba a la Vasija era resistirse a ese 1 por ciento de

Luz restante; era necesaria una ronda más de resistencia. Sin embargo, una vez que el 99 por ciento de Luz hubo desaparecido, esta ronda final no podía ocurrir en la iluminación divina del Mundo sin Fin. La retirada de la Luz había dejado un vacío, un espacio desocupado, un círculo de oscuridad microscópico. La aparición de este minúsculo punto de oscuridad marcó la aparición de nuestro Universo físico hace aproximadamente 15 mil millones de años.

EL ORIGEN DEL BIG BANG Cuando la Vasija se resistió al flujo divino de Energía, la Luz se retiró. Consecuentemente, el 99 por ciento de la Luz desapareció. Lo único que quedó fue un pequeño espacio vacío, un diminuto punto de oscuridad en un residuo de Luz. Este punto microscópico es nuestro vasto Universo, y el residuo remanente de Luz es nuestro Sol, las estrellas, galaxias, nebulosas, nubes interestelares de polvo, gas hidrógeno, plasma y la radiación de ambiente que impregna nuestro cosmos. El acto de resistencia de la Vasija y la retirada posterior de la Luz constituyen el famoso Big Bang que los astrofísicos establecen como el origen del cosmos.

Un nuevo mundo de caos La Vasija se encuentra ahora en un universo extraño. En vez de habitar en un mundo de Luz, habita en un mundo de oscuridad. En vez de encontrarse en un mundo inmortal, la Vasija convive con la muerte. Una vez inmersa en este reino de energía, la Vasija se encuentra ahora en un mundo de densidad física. Después de haber residido en una realidad sin tiempo, la Vasija vive ahora bajo las influencias del espacio-tiempo continuo. Y es en este nuevo lugar donde la Vasija se desarrollará, completará la tarea de resistir ese remanente de conciencia negativa del 1 por ciento y se transformará. Finalmente, para poder lograr su objetivo, la Vasija hace algo espectacular: se fragmenta en pedazos, produciendo incontables chispas que formaron y continúan formando el desfile de almas que marchan a través del tiempo en este paisaje terrenal.

LA FRAGMENTACION DE LA VASIJA

El suceso conocido como la Fragmentación de la Vasija creó la maravillosa ilusión de que somos muchos. A partir de entonces, todas las piezas fragmentadas de almas podían interactuar entre ellas y continuar con la monumental tarea de resistirse a su naturaleza innata de recibir, mientras aprendían a compartir. Tú, yo y todas las personas que conoces somos las partes individuales de aquella Vasija fragmentada, que es nuestro verdadero origen. La tarea de resistir y erradicar el aspecto negativo remanente de nuestra naturaleza es un proceso gradual que realizamos, paso a paso, al interactuar con otras almas y con nuestro entorno. Ocurre en etapas y de forma progresiva, no de una sola vez como en el primer acto de resistencia, ya que ahora nos encontramos en un mundo de tiempo, espacio y movimiento. Cada una de las incontables chispas de almas de nuestro mundo es, pues, responsable de contribuir con su porción de resistencia al objetivo general.

Cómo funciona la vida Todas estas chispas de almas se enfrentarán a ciertas situaciones y a otras almas que las incitarán a tener reacciones egoístas. Sin

embargo, cada individuo tiene dos opciones. La primera es resistirse a ese impulso egoísta. Cuando lo hacemos, esa cantidad particular de resistencia se suma al objetivo general de resistirnos al 1 por ciento final. Además, una medida equivalente de conciencia de compartir como la de Dios se despierta dentro de nuestra alma, y, en consecuencia, recibimos una cantidad de energía de Fuerza de Luz en esa área particular de nuestra vida.

En la segunda opción, si el individuo no se resiste y, por el contrario, gratifica su impulso egoísta y recibe placer, la vida se le vuelve un poco más oscura.

Examinemos a continuación esta idea con más detalle y veamos cómo funciona en el caótico mundo en el cual vivimos día tras día.

EL NACIMIENTO DEL ÁTOMO Dos átomos chocan accidentalmente uno con otro. El primer átomo dice: “¿Estás bien?”. El segundo responde: “¡Creo que he perdido un electrón!”. El primero le pregunta: “¿Estás seguro?”. El otro contesta: “Estoy positivamente seguro”. El átomo, componente básico del cosmos, es un subproducto directo de la Vasija fragmentada. Tal como vimos en el capítulo anterior, la Luz que emana del Creador estuvo siempre presente antes del Big Bang. La única entidad que se creó de la nada fue la Vasija, la cual tenía tres componentes. En primer lugar, encarnaba la conciencia conocida como el Deseo de Recibir, de carga negativa. Segundo, había heredado el ADN de Dios, la conciencia de compartir, de carga positiva. Y tercero, la Vasija tenía Libre Albedrío, el cual ejerció cuando eligió resistirse a la Luz para dejar de recibir.

Es importante entender bien esta triple dinámica antes de continuar leyendo, pues en ella reside el secreto para alcanzar la inmortalidad y, tal como descubriremos en los próximos capítulos, también la esencia de la nanotecnología kabbalística.

La caída del átomo: diversidad Cuando la Vasija se fragmentó y cayó en el vacío que finalmente se convertiría en nuestro Universo, estas tres fuerzas de conciencia se volvieron más densas a medida que descendían desde aquella elevada realidad espiritual a un estado inferior de existencia. La conciencia positiva se convirtió en una partícula de carga positiva; la conciencia de recibir se transformó en una partícula de carga negativa; y el Libre Albedrío se espesó hasta convertirse en una partícula de fuerza neutral. Estas tres formas de conciencia, en su existencia como partículas, se convirtieron en los componentes básicos de nuestro Universo: el protón, el electrón y el neutrón, que a su vez forman el átomo.

El electrón es la forma material pura de la conciencia de recibir de la Vasija, razón por la cual tiene una carga negativa (-). El protón, por

su parte, es la expresión del ADN de la Luz, el gen de Dios, la conciencia potencial de compartir heredada por la Vasija, razón por la cual tiene una carga positiva (+). Y la misteriosa partícula conocida como neutrón es la encarnación de una conciencia neutral que puede elegir voluntariamente resistirse a la Luz para dejar de recibir o continuar recibiendo.

Como puedes apreciar, los billones de átomos que conforman cada centímetro cúbico de nuestra realidad son los trozos individuales de la Vasija fragmentada. Estos tres tipos de conciencia que antes se encontraban en la Vasija son las fuerzas fundamentales que hoy operan en el cosmos. Desde el punto de vista kabbalístico, nada existe en nuestra realidad física, salvo estas tres fuerzas de conciencia. Y esto es lo que en definitiva explica por qué todo el Universo, en su magnífica diversidad, está compuesto por átomos.

Estas tres formas de conciencia que constituyen la Vasija completa se fragmentaron y llenaron el espacio vacante que dejó la Fuerza de Luz del Creador, al retirarse. Por ello, toda la materia, desde las estrellas más distantes hasta las células humanas microscópicas, se compone de átomos, que a su vez están formados por sus tres

componentes, protones, electrones y neutrones. Los átomos se reordenan de incontables maneras para producir la diversidad casi infinita de materia, orgánica e inorgánica, que conforma el mundo que percibimos con nuestros cinco sentidos.

Tanto la comunidad científica como los antiguos kabbalistas están de acuerdo con esta visión. Ocurre que la ciencia simplemente emplea un vocabulario diferente para describir estas fuerzas fundamentales, fomentando así la ilusión de que el Deseo de Recibir y el electrón son dos ideas distintas, cuando en realidad son una y la misma fuerza.

El síndrome de Babilonia La dificultad de conciliar la ciencia y la Kabbalah se encuentra en un suceso en particular conocido como la Torre de Babel, que tuvo lugar hace muchos siglos. La Biblia nos dice que hace aproximadamente 4.000 años todo el mundo hablaba una sola lengua, el hebreo. Este lenguaje común proporcionaba a todos los seres humanos la capacidad de comunicarse unos con otros en cualquier lugar y, por lo tanto, percibir y entender la verdadera

realidad en todos sus niveles de existencia, incluyendo el reino subatómico y el plano metafísico. Desde la perspectiva de la Kabbalah, esto significa que los hombres de mentalidad científica, espiritual y filosófica hablaban "el mismo idioma” y, por consiguiente, comprendían con absoluta claridad las verdades que cada una de estas disciplinas profesaba. Ellos armonizaban su sabiduría y, de este modo, podían controlar todos los niveles de los mundos naturales y metafísicos. Entonces las Escrituras nos cuentan que los pueblos de la Tierra se rebelaron contra el Creador. Se propusieron construir una ciudad (Babilonia) y una torre que pudiera llegar hasta el Cielo, lo cual les daría la capacidad de controlar tanto el reino espiritual como el mundo material. La gran fortaleza de este pueblo era su unidad absoluta, y era tan fuerte que Dios no pudo evitar que construyeran aquella torre que podía llegar hasta el Cielo. El único recurso que le quedaba a Dios era romper esa unidad, lo cual consiguió al mezclar aquella lengua única y crear setenta idiomas más. Este suceso dio nacimiento a todas las lenguas que se hablan en nuestro tiempo.

La raíz del conflicto entre ciencia y espiritualidad De acuerdo con la lectura kabbalística del episodio de la Torre de Babel, la Biblia no se refiere a una torre física. La torre es una metáfora de la tecnología metafísica —con sus letras hebreas y métodos kabbalísticos— que brindaría a los pueblos la capacidad de controlar la realidad en su dimensión tanto física como espiritual. Sin embargo, al confundir su lengua, Dios hizo que las personas ya no pudieran entenderse ni comunicarse de manera efectiva, y esta confusión provocó una repentina interrupción del progreso humano y la tecnología.

La Torre de Babel tuvo repercusiones que todavía hoy se sienten. La ciencia habla un idioma; la Kabbalah emplea otro. El Corán, el Nuevo Testamento y la Torá hacen uso cada cual de su propio vocabulario sagrado. Todas estas enseñanzas, incluidas las disciplinas de la ciencia y las doctrinas de la espiritualidad, contienen verdad, pero los distintos lenguajes y terminologías de cada una de ellas promueven confusión, conflicto y desacuerdo. Si todos habláramos el mismo idioma, descubriríamos la profunda

verdad que subyace a todas las enseñanzas espirituales y científicas del mundo. Desafortunadamente, esta confusión persiste.

La física descubre la Vasija En el campo de la ciencia, por ejemplo, los físicos han encontrado el punto donde la conciencia negativa de recibir de la Vasija se materializa en nuestra realidad física. Pero, en vez de llamarla Deseo de Recibir o conciencia de recibir, la llaman electrón, y allí nace la confusión. Parecería que estamos hablando de dos entidades diferentes, en vez de dos palabras diferentes que describen una misma fuerza. Y el resultado es una falsa separación entre Kabbalah y ciencia.

Desde la perspectiva kabbalística, el electrón no es más que un mito, un simple término acuñado en 1894 por G. Johnstone Stoney, el primero en postular su existencia. Según la Kabbalah, lo que la ciencia ha detectado es en realidad la conciencia conocida como Deseo de Recibir. Esta conciencia receptora de carga negativa es lo real. El electrón descrito por la ciencia no incluye ningún aspecto de

inteligencia ni de conciencia; por lo tanto, para la Kabbalah, la ciencia proporciona una imagen incompleta del reino subatómico.

La Kabbalah descubre el electrón El Zóhar, en el volumen 7, sección 83, desarrolla la idea del electrón o conciencia de recibir y explica que esta fuerza comienza inicialmente como una onda en el reino etéreo, microcósmico, metafísico o subatómico. “El Mundo por Venir, Biná, denominado “olas” porque todo en él se encuentra en grandes cantidades, COMO LAS OLAS EN EL OCÉANO, es de donde proceden sucesivamente todas las FACETAS Y los MUNDOS. Todas las olas y manantiales parten del Mundo por Venir, BINÁ, y llegan al Mundo de Maljut, denominado “hija de las olas ”. A medida que la ola se acerca a la escala de la realidad física, que es el macrocosmos, comienza a asumir una naturaleza más material, y con ello una carga negativa o receptora que da origen a

su cualidad física. (Cómo se lleva a cabo esta transformación de la ola-partícula y el papel que cumple la conciencia humana en este proceso excede el alcance de este libro). El Zóhar continúa describiendo esta fuerza negativa de recibir de la conciencia como la hija de las olas. La palabra hija se refiere a lo femenino e indica lo receptivo, la carga negativa de un electrón. Además, el término hija representa el nacimiento de lo físico, como cuando una madre da a luz una hija. De este modo, la expresión hija de las olas se refiere al momento en que la ola se convierte en una partícula con carga negativa. Los físicos nos proporcionan el mismo modelo del electrón, conocido como la dualidad onda-partícula. Dicho modelo se refiere al descubrimiento de que un electrón se comporta como una onda y como una partícula, lo cual refleja la descripción del Zóhar sobre el aspecto de recibir de la Vasija que forma parte de nuestro Universo. Una vez más, tenemos dos descripciones diferentes de un mismo fenómeno, lo cual crea una separación entre la ciencia y la Kabbalah.

LA NATURALEZA HUMANA El modelo de la Vasija/átomo es también el modelo del ser humano en un nivel espiritual y conductual. La conciencia de un ser humano se compone de tres elementos o tres aspectos de la conciencia: 1. el ego/cuerpo físico, cuya naturaleza egoísta es recibir, (el aspecto dominante de nuestra conciencia); 2. el alma/esencia espiritual, cuya naturaleza es compartir, (el aspecto potencialmente Divino, oculto e inexpresado de nuestra naturaleza); y 3. el Libre Albedrío, para elegir la resistencia y decidir compartir en lugar de recibir. Algunos de nosotros estamos familiarizados con la idea de que existe una Segunda Voz que ataca nuestra mente racional e influye sobre el tercer componente: el Libre Albedrío. Esta voz, a menudo, parece tener el control total de nuestros pensamientos e impulsos, lo cual dificulta, si no imposibilita, que escojamos la resistencia. Muchos confunden esta Segunda Voz con la suya propia y ni

siquiera se dan cuenta de que existe; de esta forma, permiten que esta Segunda Voz desestabilice sus vidas. Lamentablemente, todos experimentamos esto en nuestra vida diaria. Una y otra vez sabemos que ciertas actividades o comportamientos van en detrimento de nuestro bienestar y, sin embargo, la Segunda Voz nos impulsa a seguir adelante con esta negatividad y actuar, a menudo, en contra de nuestros propios deseos. O puede que nos comprometamos a llevar a cabo una actividad que sabemos con certeza que tendrá un efecto positivo y beneficioso en nuestra vida, y genuinamente asumimos este compromiso; pero entonces la Segunda Voz asoma su fea cabeza, toma el control de nuestra mente racional y nos convence de que no lo hagamos. Los kabbalistas, muy conscientes de esta singular característica de la conciencia humana, han escrito mucho sobre ella.

EL TRASTORNO DE LA SEGUNDA VOZ

Creemos equivocadamente que la Segunda Voz forma parte de nuestra conciencia original. Pero en realidad, la Segunda Voz es una ilusión, un truco de la mente y un hábil engaño. No eres tú el que procede en esos momentos; cuando te crees el engaño, la Segunda Voz se convierte en ti. Entonces terminas saboteando todo el esfuerzo que has realizado para crear una vida más plena para ti mismo y para tus seres queridos. Dejas de cumplir las promesas que te has hecho a ti mismo; saboteas tus propios proyectos; tiras piedras sobre tu propio tejado; pisoteas a los demás a medida que asciendes por la escalera del éxito; comes cosas que sabes que no deberías comer y haces cosas que sabes que no deberías hacer. Sin embargo, por alguna razón, no puedes dejar de hacerlo. La compulsión es arrolladora. Y cuando finalmente te agotas, logras reunir la suficiente fuerza de voluntad para vencer a la Segunda Voz. Lamentablemente, esto no dura más que unos días, o en el mejor de los casos unos meses. Entonces vuelves a tus viejos hábitos. Cuando la Segunda Voz vuelve a tomar el mando, el antiguo comportamiento regresa. La Segunda Voz hace que sientas celos cuando tus amigos, enemigos y conocidos tienen éxito; bloquea la opinión de todos los demás,

menos la tuya. ¿Por qué existe esta Segunda Voz? ¿Quién la creó? ¿Cuál es su propósito? Y lo más importante: ¿por qué no advertimos que esta Segunda Voz ni siquiera nos pertenece?

EL DISFRAZ Cuando la Vasija se fragmentó en pedazos, creó otras entidades o chispas con las cuales pudiera interactuar. Pero la Vasija no era ignorante y sabía que en realidad estaba interactuando con ella misma. Con el fin de que la Vasija no reconociera los otros fragmentos como parte de sí misma, cada chispa de la Vasija fragmentada recibió un disfraz para crear la ilusión de individuos separados y distintos. Este disfraz se llama ego. Es la conciencia del ego la que nos hace sentir que somos diferentes y que estamos separados de las demás personas. Se trata de una máscara diseñada para impedir que nos reconozcamos a nosotros mismos en todas las personas que conocemos. Si nos

reconociéramos en los demás, sería muy fácil resistirse a la naturaleza del 1 por ciento de recibir y llegar a compartir. Y esto sería un gran problema, por los motivos que expongo a continuación.

DESARROLLAR EL TALENTO QUE DIOS NOS HA DADO Supongamos que dos jóvenes comparten el mismo sueño de convertirse en una estrella mundial de fútbol. Ambos poseen el talento necesario por desarrollar para lograr ese objetivo. Durante

seis meses, uno practica tiros a una red vacía, mientras el otro practica tiros a una red defendida por un portero experto. ¿Cuál de los dos tendrá más probabilidades de convertirse en un jugador exitoso? La respuesta es obvia. Sólo cuando te enfrentas a un oponente, tu talento y tus habilidades se desarrollan hasta alcanzar todo su potencial. Sin un adversario que te estimule, nunca podrás desarrollar plenamente tus dones. Por este motivo, la Luz creó otra fuerza de conciencia: el ego, que siempre intenta dominar nuestro verdadero ser. Esto nos permite luchar contra su fuerza de atracción y, al hacerlo, nos convertimos en la Causa de la felicidad y la alegría que nos espera al final de este juego. El ego tiene una naturaleza singular, un implacable e inexorable Deseo de Recibir Sólo para Sí Mismo. El ADN metafísico del ego es el recibir egoísta y absoluto.

EL ADVERSARIO Conocer y experimentar lo que significa compartir como el Creador, es algo que debe ganarse. Y para ganárselo hay que enfrentarse a

un digno adversario. El juego de resistir y compartir no puede amañarse de antemano. El riesgo de perder, temporada tras temporada, vida tras vida, debe ser real, ¡aun cuando implique la muerte! Por eso, la Luz creó el ego —una entidad egocéntrica, manipuladora, individualista y poderosa— para ofrecernos un desafío formidable en este juego llamado vida. La Kabbalah se refiere a esta fuerza egocéntrica como el Adversario, un término que hizo su primera aparición en las páginas de la Biblia, específicamente en el Antiguo Testamento, y la Torá. La palabra Adversario se traduce como Satán en la lengua hebrea original. Desde el punto de vista kabbalístico, Satán no es la criatura demoníaca retratada en los mitos y el folclore religiosos. Satán es lo que su propio nombre implica, un Adversario, diseñado para desafiar a la humanidad en el nivel de la conciencia. El Adversario es una fuerza consciente e inteligente que se manifiesta de forma específica como el ego humano. Fue creado con el singular propósito de ponernos a prueba, desafiarnos y engañarnos, de forma que resistirnos a su influencia sea una tarea difícil, casi imposible. Cada pensamiento, cada emoción, cada sentimiento que

nos consume durante el día está causado por la conciencia dominante del Adversario.

El gen egoísta Por otra parte, el nacimiento del Adversario dentro de la conciencia de la Vasija es la Causa raíz del célebre aunque polémico concepto científico conocido como el gen egoísta, postulado en los años setenta por Richard Dawkins en su exitoso libro del mismo título. La posición de este autor es que los genes son intrínsecamente egoístas, que están al servicio de sus propios intereses, y que el cuerpo humano no es más que su forma de asegurarse la propia supervivencia. La Kabbalah no discute este enfoque; simplemente lleva la idea al siguiente nivel, ya que ve el gen como un Efecto y no como la Causa fundamental. Y lo ve así porque la Kabbalah tiene en cuenta el reino de la conciencia. Por lo tanto, en cierto sentido, un gen no es más que la forma que tiene el Adversario, en absoluta concordancia con su función, de desafiar la conciencia del alma humana, de asegurar la continuidad de su existencia y propagar más egoísmo en el mundo. Del mismo modo, el cuerpo humano no es más que un mero vehículo para que

la conciencia de la Vasija logre su objetivo de vencer el egoísmo. Según el Zóhar, la existencia del cuerpo permite que los aspectos altruistas de nuestra conciencia luchen contra la conciencia egoísta del Adversario en un campo de juego compacto, el cuerpo humano.

El alma distraída Es el Adversario quien nos ha hecho olvidar nuestros orígenes, y es su poder el que invalida nuestra conciencia para evitar que detectemos su existencia. Agravan esta situación las dudas y el escepticismo que sentimos con respecto a la posible existencia del Adversario. Irónicamente, esta es otra consecuencia directa de su enorme influencia en nuestras vidas y en toda la realidad física. El Adversario bloquea la Luz y la verdad de su existencia de la misma manera en que una cortina bloquea la luz del sol en una habitación. Todas estas artimañas engañosas son parte del juego del Libre Albedrío, lo que por supuesto significa que tenemos la libre voluntad de rechazar todas las ideas expuestas anteriormente. La verdad última acerca del Adversario sólo se encuentra en lo más profundo de nuestro ser. Pero claro, a medida que lees estas palabras, la lógica de la Kabbalah se filtra a través de tu ego, que es la primera

línea de defensa. Por lo general, lo hace lanzando un aluvión de dudas e incertidumbre para impedir que detectemos la verdad que permanece oculta tras la conciencia del ego. Por eso, muchos de nosotros nos debatimos internamente cada vez que se nos presenta un nuevo principio kabbalístico; porque una parte de nosotros reconoce el poder y la sabiduría de cada idea, pero la otra parte expresa la duda y el escepticismo.

DEFINICIÓN DEL EGO HUMANO Por desgracia, mucha gente tiene una comprensión errónea del concepto del ego. La mayoría de nosotros pensamos que el ego se refiere a la parte de nuestra psique que nos lleva a comportarnos de manera pomposa, engreída, egocéntrica, excesivamente confiada, arrogante y fanfarrona. Y así es. Pero el ego también se manifiesta como una baja autoestima. El ego puede hacer que te sientas inútil, deprimido, tímido, inseguro, temeroso e insignificante. Y hay un único tema que subyace en todos los sentimientos mencionados: pensar sólo en ti y en tus propias necesidades. Así es cómo realmente se define al ego. Se trata de Recibir para Uno Mismo. En

otras palabras, el ego significa que todo gira alrededor de mí, sin importar si se trata de algo bueno o malo.

La conciencia reactiva Otra forma de definir el ego es como Conciencia Reactiva, a partir de la cual surge el comportamiento reactivo. El comportamiento reactivo puede aparecer en respuesta a cosas positivas o negativas que te ocurren en la vida. Quizá reaccionaste a un insulto perdiendo la paciencia. O puede que reaccionaras a un cumplido, sintiéndote de repente bien contigo mismo. En ambas circunstancias tus sentimientos no se generaron dentro de tu conciencia, sino que tu verdadera conciencia del alma fue dominada por la conciencia de tu ego. Es el ego quien te hace reaccionar ante una fuerza externa, ya sea una persona o un conjunto de circunstancias. En otras palabras, cuando actúas en nombre del ego, siempre eres el Efecto, nunca la Causa.

El comportamiento reactivo y el significado de la vida Reaccionar ante cualquier situación es equivalente a recibir. Debes comprender esto antes de continuar leyendo. El comportamiento

reactivo puede definirse como la conciencia negativa de recibir. Ya hemos aprendido que vinimos a esta realidad física para resistir y detener TOTALMENTE nuestra acción de recibir. Si reaccionar es lo mismo que recibir, podemos pues reformular nuestro propósito en la vida y afirmar que estamos aquí para detener todas nuestras reacciones. Desde el punto de vista kabbalístico, este es el significado de la existencia. Durante más de veinte siglos, los filósofos han dedicado su vida entera a la búsqueda de este escurridizo significado. Increíblemente, el estudiante de Kabbalah puede descubrir el único propósito de la vida tras haber leído tan solo algunos capítulos de un libro. Por lo tanto, no nos equivoquemos: el significado de la existencia humana es sencillo. Sin embargo, como ya sabemos, hay una gran diferencia entre lo sencillo y lo fácil. Y por ese mismo motivo, el objetivo primordial de detener nuestras reacciones egocéntricas es extremadamente difícil de lograr. Imagina que a lo largo de un día varias personas te ofrecen elogios. Como resultado, comienzas a sentirte bien contigo mismo. Pero entonces, al final del día, alguien que está momentáneamente de mal humor hace un comentario desagradable sobre ti. Una vez más

reaccionas, pero esta vez estás realmente enojado. Ya no te importa cuántas personas hayan dicho cosas buenas de ti; ahora estás reaccionando ante alguien que dijo algo ofensivo. Cuando reaccionas ante sucesos externos, entregas el control de tu vida. Todas tus reacciones se disparan cuando la conciencia de tu ego hace caso omiso de la conciencia de tu alma.

El propósito de la vida En un nivel más práctico, mi afirmación anterior acerca de que las almas de la humanidad vinieron a la realidad física para resistirse al 1 por ciento restante del deseo significa, precisamente, que estamos aquí para resistir los impulsos reactivos de nuestro ego. Todas las personas que viajamos a través de este mundo físico tenemos una misión específica. Cada uno de nosotros tiene reacciones egocéntricas que debe resistir y controlar. Todos los acontecimientos de nuestra vida, tanto buenos como malos, son factores desencadenantes que provocan a nuestro ego para activar una reacción en nosotros. Si reaccionamos, perdemos una extraordinaria y valiosa oportunidad de resistirnos. Si reaccionamos, las

influencias

metafísicas

del

Adversario

y

los

poderes

manipuladores del ego se vuelven más fuertes; y como resultado, el trabajo que vinimos a realizar aquí se hace mucho más difícil de lograr. Cada vez que las fuerzas del caos cobran fuerza, nuestra vida se hace un poco más oscura. Y lamentablemente, la meta final del juego, que es la eliminación de todo el caos de este mundo, se retrasa cada vez más.

Por el contrario, si aprendemos a resistir el ego y dejamos que poco a poco vaya muriendo por el dolor que sentimos al no reaccionar, nos volvemos más proactivos. Al hacer esto, nos acercamos al objetivo final de eliminar de nuestra naturaleza el 1 por ciento restante de conciencia reactiva, lo cual significa que nos llevamos a nosotros mismos y a todo el mundo un poco más cerca de la Luz, y, por lo tanto, más cerca de alcanzar las evasivas metas de la nanotecnología y la inmortalidad.

Todo en nuestra vida, desde nuestras relaciones (con familiares, amigos e incluso enemigos) hasta las oportunidades que perdemos o las ganancias inesperadas, forma parte de una gran carrera de obstáculos diseñada específicamente para incitar al ego y hacernos reaccionar. Todo sirve a este propósito central. La tarea del

Adversario, nuestra conciencia reactiva egocéntrica, es impedir que reconozcamos la verdad, mantenernos en la oscuridad acerca del significado de la existencia para que nuestra sangre y nuestras lágrimas sigan derramándose.

¿Demasiado simple para ser verdad? En el universo kabbalístico, el objetivo es superar la mayor cantidad posible de egoísmo y esforzarnos para ser personas positivas que comparten

y

aceptan

la

idea

de

dar

a

los

demás

incondicionalmente. La mayoría de la gente cree que esto es demasiado simple para ser la solución a los graves problemas que afligen al mundo, que es demasiado bueno para ser verdad. Sin embargo, cuando todo está dicho y hecho, se reduce a lo siguiente: el comportamiento reactivo egoísta es la única fuente de las fuerzas caóticas negativas que devastan el planeta y nuestras vidas personales.

La relatividad

Con esto la Kabbalah no quiere decir, en modo alguno, que todos debamos transformarnos en un Gandhi, una Madre Teresa,

un

Moisés o cualquier otra alma santa que haya dedicado su vida al servicio de los demás. Estas expectativas poco realistas no están en armonía con la Kabbalah. En realidad, cada uno de nosotros viene a este mundo con una tarea específica, una cierta cantidad de resistencia (basada en nuestra situación personal y en nuestras deudas kármicas previas) que puede aplicar contra sus impulsos egoístas. Esto en el lenguaje de la Kabbalah se conoce como Tikún, que significa reparar la semilla y los efectos de nuestro comportamiento egocéntrico anterior. Cada uno de nosotros debe lograr una cierta medida de cambio en su carácter, ya que todos tenemos una cantidad precisa de conciencia del ego, una particular cuantía de egoísmo que debemos afrontar y erradicar.

El fin del juego Por otra parte, el propósito del ego es expandir nuestro egoísmo y aumentar su influencia en nuestras vidas. Así, la vida sirve para un gran objetivo: oponerse al ego y eliminar, en el curso de nuestra existencia diaria, tanto egoísmo e interés propio como sea posible.

Cuando logremos una masa crítica de cambio, habremos logrado nuestro objetivo en la vida, y en ese momento nuestra existencia personal alcanzará una satisfacción ilimitada. Es más, el Zóhar nos dice que cuando se alcance un determinado umbral a gran escala, finalmente se logrará la tarea primordial de eliminar el 1 por ciento restante de la conciencia de recibir (egoísmo). Y entonces sí, la inmortalidad y la felicidad eterna se volverán la nueva realidad en esta dimensión física.

EL PODER DE LA RESISTENCIA El Zóhar ofrece a los practicantes de la Kabbalah una técnica poderosa para desactivar el comportamiento reactivo: la resistencia. Originalmente la Vasija aplicó esta técnica cuando se resistió a la Luz del Mundo sin Fin, logrando así el 99 por ciento de su objetivo. Nosotros estamos aquí para completar el balance de este trabajo, que a nivel práctico significa resistirnos a nuestros deseos egoístas y nuestras reacciones impulsivas. Como ya hemos visto, el ego no es lo que realmente somos; es una ilusión perpetuada por el Adversario para ocultar su presencia en nuestra vida. Pero tan

poderosa es esta ilusión que nos motiva a engañar, robar, traicionar, discutir, lastimar, combatir y matar a nuestro prójimo, quien, en realidad, representa otras partes de nuestra alma, puesto que todos descendemos de una única Vasija.

El mecanismo de compartir Existe una forma especialmente poderosa de ejercer la resistencia durante el transcurso de la vida, y es llevar a cabo genuinos actos de compartir incómodos. ¿Por qué una acción de compartir se considera un acto de resistencia? La predisposición a recibir es nuestro estado natural y el estado natural de la Vasija. Sin embargo, esta conciencia innata de recibir ha sido amplificada por obra del Adversario, el gen egoísta. Cuando forzamos nuestro cuerpo a que pase al modo de compartir, estamos resistiendo cada impulso, cada deseo reactivo y cada anhelo impulsivo que normalmente gobierna nuestro cuerpo. Esta es una de las razones por las que la Kabbalah aconseja compartir. No tiene nada que ver con la moralidad, la ética ni ningún otro ideal noble. La auténtica acción de compartir requiere un acto

de resistencia, y cada acto de resistencia nos acerca hacia el cumplimiento de la tarea de lograr el cien por ciento de resistencia. Compartir no es más que una herramienta, un medio para llegar a un fin; pues al compartir con otros nos acercamos al logro de nuestra felicidad eterna. Así, una vez más nos enfrentamos a la gran paradoja: cuanto menos nos importa nuestro bienestar y más nos preocupamos por el bienestar de los demás, más rápidamente recibimos las respuestas a nuestros ruegos y más nos acercamos a la felicidad eterna.

El arte de compartir La conciencia conocida como ego está constantemente enfocada hacia el interior, posicionada en un único pensamiento, ¿qué obtengo yo de todo esto? De este modo, compartir con otra persona se vuelve un desafío casi imposible de realizar. Tal como ya hemos comentado, confrontar este desafío es la forma de desarrollar el gen de compartir que heredamos del Creador. Compartir es, por tanto, difícil y sumamente incómodo, lo cual sirve al valioso propósito de asegurar que nuestra conducta positiva derive de un auténtico acto de resistencia.

Según la Kabbalah, si compartir te resulta fácil, es muy probable que sea tu ego, no tu alma, lo que esté motivando el comportamiento positivo. He aquí una pista, si tus actos de compartir generan alabanzas, una mejor reputación, una cena en tu honor, una placa o la inscripción de tu nombre en el ala de un hospital, entonces no estás compartiendo de verdad. El verdadero acto de compartir solamente tiene lugar cuando vencemos el egoísmo y la avaricia, cuando el que da experimenta incomodidad y cuando ninguna otra persona, incluyendo amigos y colegas, se entera de que hemos realizado una acción positiva. El egocentrismo

y

el

interés

propio

extremos

deben

primero

despertarse para que puedas rechazarlos y elegir compartir, sin importar lo que tu ego te esté diciendo. Este es el razonamiento fundamental detrás de la antigua expresión "dar hasta que duela”. Dar hasta que duela no es un código moral; por el contrario, es una tecnología de vanguardia, como pronto veremos.

LA TECNOLOGIA DE LA LUZ

La Luz se define como toda la felicidad que buscamos en nuestras vidas. La Luz está en todas partes, impregnando cada pulgada de nuestro cosmos, desde las regiones más lejanas del espacio hasta las profundidades más íntimas de nuestra alma. Cada vez que saboreas una comida excelente, das un sorbo a una deliciosa taza del té, escuchas tu música favorita, juegas con tus hijos, inicias una relación amorosa, disfrutas de una película maravillosa, concluyes con éxito un negocio importante, te ascienden, te comes un pedazo de chocolate belga, tomas un baño de sol tropical, caminas por un parque, hueles el perfume de una flor, te zambulles en el agua fría en un día caluroso, disfrutas de buenos momentos con tus amigos, duermes la siesta en una hamaca, inventas algo útil, compones una hermosa canción, pintas un cuadro, adquieres conocimiento, disfrutas de una ópera, danzas, bebes o simplemente sientes el placer de cualquiera de las cosas simples de la vida, has encontrado la Luz. Todas estas maravillosas sensaciones son expresiones de la Fuerza de Luz de Dios.

Puede sorprenderte, sin embargo, que también encuentres la Luz cada vez que le gritas a tu hijo, engañas a tu socio, cobras venganza de un enemigo, cuentas chismes sobre tus amigos,

reaccionas con ira, engañas a tu cónyuge o das cambio de menos a un cliente. Si alguien roba un banco y siente placer al realizar el acto, este placer también se define como Luz, por muy controvertido que pueda sonar. Este es el punto de partida, el lugar específico donde la Kabbalah se distingue de todas las demás enseñanzas espirituales.

Un mundo sin moralidad En el Mundo sin Fin no hay códigos morales ni éticos; ni tampoco los hay en las enseñanzas de la sabiduría kabbalística. El concepto de lo bueno o lo malo es inhallable tanto en el Mundo sin Fin como en las páginas del Zóhar. En el Mundo sin Fin solo existe la Luz; no hay reglas, rituales ni dogmas. La Kabbalah representa la tecnología para hacer que la Luz encienda nuestras vidas.

Antes de confundirte o enojarte con esta idea de un Universo sin moral, piensa en la electricidad. Utilizamos la electricidad para dar luz a hospitales, casas, calles y ciudades con el fin de brindar comodidad y cuidado a las personas. Pero también podemos poner un dedo en el enchufe y electrocutarnos. En ambos casos, la

naturaleza de la electricidad es la misma. La situación es similar con la asombrosa Fuerza de Luz del Creador. Todos los que nos movemos en esta dimensión material gozamos de Libre Albedrío, de modo que tenemos la libertad de escoger cómo conectarnos con esa Fuerza suprema. Podemos conectarnos de forma segura con la Realidad del Árbol de la Vida o podemos electrocutarnos. No hay dilema moral. Si usas la tecnología equivocada para conectarte con esta asombrosa Fuerza, la energía de la Luz será ciertamente peligrosa. Si usas la tecnología apropiada, en cambio, la Luz enriquecerá tu vida más allá de lo imaginable.

Además de que la ética y la moral no toman parte en esto, hay un rasgo humano fundamental para nuestra tecnología, la codicia. Sorprendentemente, el viejo y conocido rasgo de la codicia más pura puede suministrar una forma muy poderosa de atraer a nuestra vida la beneficencia del Creador. De hecho, según la sabiduría de los kabbalistas, la avaricia debería ser la única motivación de nuestro comportamiento. Exploremos ahora este radical concepto con más profundidad.

El kabbalista que le gusta robar

No te equivoques, nadie podría ser más avaro que yo. Y no hay nadie que quisiera robar más que yo. Te aseguro que no estoy siendo satírico ni me estoy autodegradando; por el contrario, hablo completamente en serio. Si pudiera salir ileso, no dudes ni por un momento que desearía entrar en un banco y salir con 10 millones de dólares en efectivo. He sido catalogado de muchas formas por rabinos y críticos, incluso me han llamado charlatán y vendedor de estafas. Pero, irónicamente, están equivocados; no son estafas lo que vendo, sino la sabiduría sagrada y auténtica de la Kabbalah, tal como me la enseñó mi maestro. Sin embargo, si me hubieran acusado de ser un hombre que a menudo sueña con robar la reserva de oro del país, probablemente no habría tenido ningún problema con esa acusación. Puedes estar seguro de que si robar valiera la pena, si fuera beneficioso y produjera la plenitud eterna, los kabbalistas de todas las épocas habrían estado las veinticuatro horas del día robando bancos, asaltando camiones blindados y traficando mercancías robadas. Después de todo, la premisa básica de la Kabbalah es que todos fuimos creados para obtener la plenitud eterna y la alegría que es la Fuerza de Luz de Dios. Dios comparte plenitud sin fin. Esta es

su razón de ser. El deseo de Dios de compartir esa plenitud con la humanidad es el elemento esencial de la verdadera realidad. Pero la auténtica verdad es que el robo y la deshonestidad no cumplen lo prometido. No por una cuestión moral, sino tecnológica. Según la tecnología de la Kabbalah, o las Leyes Universales del mundo natural, robar simplemente no funciona.

LA LEY DE LA ATRACCIÓN El concepto kabbalístico conocido como Ley de la Atracción se expuso por primera vez en los textos kabbalísticos hace aproximadamente 4.000 años. Desde entonces, ha sido descrita en numerosas ocasiones, en especial a partir de las obras de Sir Isaac Newton en el siglo XVII y hasta nuestros días, en libros de venta masiva. Sin embargo, hay muchos malentendidos acerca de la dinámica de esta Ley Universal. Rav Yehuda Áshlag, el maestro de mi maestro, escribió mucho acerca de la Ley de la Atracción y los peligros que conlleva su entendimiento erróneo. De hecho, este gran Kabbalista afirmó que hasta que no entendamos las implicaciones de la Ley de la Atracción no podremos dominar la sabiduría de la Kabbalah. La Ley de la Atracción es la llave para abrir los secretos de la Kabbalah y el código para comprender sus enseñanzas. Rav Áshlag explica la Ley de la Atracción de la siguiente manera: cuando dos cosas son similares, se consideran cercanas. Y cuanto

más similares son, más cerca están. Por tanto, cuando su forma es idéntica, el resultado es la completa unidad entre ambas. Por la misma razón, cuanto más distintas sean dos entidades, más grande será la distancia entre ellas. La separación entre la Luz y la Vasija (Dios y la humanidad) es una consecuencia directa de que sus naturalezas sean diametralmente opuestas. La Luz comparte y la Vasija recibe; Dios imparte bendiciones, mientras que las almas de la humanidad buscan recibir esas bendiciones; la Fuerza de Luz es una conciencia de compartir de carga positiva, mientras que la Vasija es una conciencia de recibir de carga negativa. Queda claro entonces que la única forma de anular el espacio entre la humanidad y la Fuerza de Luz del Creador es eliminando el único rasgo causante de esta condición de separación. Este rasgo único es recibir. Ahora hemos descubierto una razón más, amplia y profunda acerca del porqué la Vasija necesitaba de este mundo físico para eliminar de su conciencia aquel 1 por ciento restante, del aspecto de recibir. Una vez eliminado este 1 por ciento, y en virtud de la Ley de Atracción, la Vasija establecerá automáticamente afinidad, conexión y unidad con la Fuerza de Luz del Creador.

CUANDO LA CODICIA ES BUENA Los kabbalistas son una pandilla de codiciosos; hacen que los ejecutivos de Wall Street parezcan boy scouts en comparación con ellos. Pero hay una inmensa y profunda diferencia entre la codicia de unos y la de otros: los kabbalistas codician la Fuerza de Luz del Creador, la esencia de la plenitud sin fin. Yo lo llamo codicia iluminada. Los kabbalistas han sido tradicionalmente inversores astutos en el Juego de la Vida. De ninguna forma han desempeñado un papel moral o ético en este mundo plagado de conflictos. El kabbalista nunca se conforma con menos, el kabbalista lo quiere todo. No está en su naturaleza comprometerse y contentarse con algunos buenos años de plenitud seguidos de muchos años de caos. El kabbalista quiere llevar a cabo un ascenso continuo por la escalera de la felicidad, no un viaje por la montaña rusa del dolor y el placer, el estrés y la tranquilidad. Para él, el Juego de la Vida consiste en aprender cómo recibir un flujo infinito de plenitud. Esta es la idea que subyace tras la Creación. Y de hecho nos encontramos con

esta verdad oculta en la propia palabra que describe estas enseñanzas universales, pues Kabbalah significa "recibir”.

El hecho de que la palabra Kabbalah signifique recibir es paradójico en relación con su metodología para ayudarnos a recibir plenitud infinita en nuestra vida: según la Kabbalah, uno recibe al no recibir, uno recibe cuando hace lo opuesto, compartir.

Codicia insensata versus codicia iluminada Hay dos formas de recibir plenitud en la vida, y ambas tienen su fundamento en la codicia. Oa primera, que yo llamo codicia insensata, es la forma de codicia motivada exclusivamente por el Adversario, entidad metafísica conocida también como ego o conciencia de recibir. Esta forma sirve para satisfacer al ego a expensas del alma. Es una forma insensata de codicia porque inevitablemente te separa de la Fuerza de Ouz, la Realidad del Árbol de la Vida, comprándote con gratificación a corto plazo. ¿Por qué? Porque cuando recibes estás actuando de manera opuesta a la Ouz. Por lo tanto, según la Oey de la Atracción, te estás distanciando todavía más de la Ouz.

Para impedir que detectes la vasta distancia que tu comportamiento ha creado entre tú y la Fuerza de Luz, el Adversario te concede una recompensa temporal en forma de gratificación del ego. Sin embargo,

una

vez

que

esa

satisfacción

desaparece,

inevitablemente te das cuenta de que has acabado bajo el dominio de influencias negativas a causa de tu separación con la Luz. Y esta distancia, en efecto, crea un espacio en el que el caos levanta su fea cabeza. La otra forma, que llamamos codicia iluminada, sirve para un sólo propósito: satisfacer el alma con un flujo constante de plenitud a expensas del ego. A diferencia de la codicia insensata, la codicia iluminada provoca un dolor temporal en nuestro ego, pero inmediatamente después suministra la conexión con la Realidad del Árbol de la Vida. La infusión de energía que acompaña a esta conexión sirve para disminuir el caos y la negatividad de nuestras vidas. Los resultados son duraderos, por lo que es una elección de vida mucho más astuta y provechosa. Cuando sentimos codicia iluminada significa que compartimos y nos resistimos al egoísmo y al anhelo de recibir; en su lugar, emulamos la Luz del Creador para que nuestras almas, por virtud de la Ley de

la Atracción, logren acercarse y conectarse con la Energía Divina que llena la Realidad del Árbol de la Vida. Para el estudiante de Kabbalah, todo se reduce a la codicia insensata versus la codicia iluminada, o a recibir versus compartir.

Encontrar nuestro Libre Albedrío Contrariamente a lo dicho durante siglos de especulación y debate filosófico, el Libre Albedrío de la humanidad se encuentra exclusivamente en la intersección de estas dos opciones. Tanto el caos que experimentamos como las bendiciones que se nos conceden derivan únicamente de nuestra capacidad de escoger la forma de codicia a la que servimos. Lo que necesitamos grabar en nuestra conciencia (que es precisamente lo que la conciencia del ego trata de evitar) es que cualquier forma de codicia motivada por el ego proporciona dos resultados. Primero, recibes el placer y la gratificación inmediata que es embriagadora, pero siempre transitoria; y después, a causa de la gran distancia que has creado con la Luz, aparece una repercusión negativa de larga duración, que surgirá dónde, y cuando menos la esperes.

Si tuviéramos presente esta verdad en nuestras mentes, a cada momento del día, tomaríamos decisiones más sabias y provechosas para nuestra vida. Pero, esto sólo puede lograse si impedimos que la conciencia del ego invalide nuestra alma y detenemos el impulso de recibir de forma egoísta de nuestro ego, es decir, si elegimos compartir como la opción más sensata. Para el alma, la codicia es la voluntad consciente de aceptar el dolor y el trauma temporal del ego, no por motivos morales, sino porque sólo esta clase de codicia nos proporciona una plenitud constante.

Lamentablemente, conozco a demasiadas personas que no han podido comprender las implicaciones de cada uno de los principios descritos anteriormente, aun después de décadas deestudio kabbalístico. Si es difícil para un estudiante de la Kabbalah aceptar y vivir conforme a estas verdades, imagina cuán difícil será para los miles de millones de personas que nunca han tenido contacto con estas valiosas enseñanzas. Esta es la razón por la que el mundo ha estado sumido en conflictos, guerras, derramamientos de sangre y dolor, durante aproximadamente veinte siglos.

La codicia no es un problema

A aquellos a los que les resulta incómodo el uso del término codicia en el mismo contexto que la espiritualidad, o la Kabbalah en particular, el Zóhar les recuerda que el Creador pensó en la existencia de la Vasija con un solo propósito, compartir con ella la plenitud infinita. Por tanto, la naturaleza esencial de la Vasija es el deseo. Este deseo infinito se dirige hacia la plenitud infinita y la felicidad que emanan naturalmente de la Ouz. Oa Kabbalah llama a esta naturaleza esencial de la Vasija el Deseo de Recibir o, en el lenguaje actual, codicia.

Al desearlo todo, estamos cumpliendo con la voluntad de Dios, que es compartirlo todo. Cuando dejamos de desear la Ouz, impedimos que la Ouz de Dios entre en nuestras vidas, ya que el Creador nunca nos obligará a recibir ni a ser felices. Oa coerción y la espiritualidad son mutuamente excluyentes. Si fuerzas a alguien a ser feliz, ¿puedes definir eso como felicidad verdadera? Si le impones algo a alguien, ¿puedes considerarlo un auténtico acto de compartir? Dios no imparte Su beneficencia a menos que primero la deseemos. Debe existir deseo, de lo contrario la Vasija permanece vacía. Cuando no deseamos la Ouz del Creador con todo nuestro corazón, le duele más al Creador que a nosotros, porque hasta que

no se despierte en nosotros el deseo de ayuda, no hay nada que el Creador pueda hacer para aliviar nuestro dolor y oscuridad.

El verdadero problema es la falta de codicia Vagamos por este plano terrenal en la oscuridad por una simple razón: la falta de codicia. Cuando deseamos y anhelamos, recibimos una forma particular de felicidad que satisface ese deseo específico. Es entonces cuando la Ouz de Dios está siendo compartida. Existe un momento de perfección en el Universo. Oa Ouz está compartiendo y la Vasija está recibiendo. Sin embargo, hemos aprendido que la única forma de recibir continuamente la felicidad que la Ouz encarna es dejando de recibir y empezando a compartir. Esta acción nos proporciona una conexión duradera con la Ouz porque, al llevarla a cabo, nuestra naturaleza (compartir) y la naturaleza del Creador (compartir) se vuelven idénticas. Oa codicia basada solamente en el Deseo de Recibir Sólo para Sí Mismo es, en realidad, la forma más limitada de codicia, pues tarde

o temprano te desconecta de la Fuente de todas las Fuentes. Recibes una pequeña y única retribución en lugar de dividendos infinitos. Si fuéramos más codiciosos, reprimiríamos nuestra conciencia de recibir y compartiríamos incondicionalmente, a pesar del dolor, la duda y el escepticismo que el Adversario implanta dentro de nosotros. Esto garantizaría nuestra conexión constante con la Ouz, pues estaríamos emulando al Creador. Todo esto parece tan simple, que es casi inconcebible que la humanidad, después de tantos siglos de derramamiento de sangre y sufrimiento, siga siendo gobernada por la codicia insensata y la conciencia del ego. Pero, para ser justo, el mundo no ha sido consciente de la existencia del Adversario ni de las enseñanzas de la Kabbalah, en gran parte debido al propio Adversario. Es mi sincero deseo que este libro resuelva ese problema de una vez para siempre. La simplicidad de la Ley de la Atracción y de la codicia iluminada me recuerda una idea que una vez un estudiante compartió conmigo: la clave para priorizar el compartir es luchar por hacerlo de

forma incondicional. En otras palabras, cuanto más compartes sin esperar nada a cambio, más asumes una forma similar a la Luz del Creador. Y cuando lo haces, te acercas más a la Luz, lo cual permite que la felicidad y las bendiciones fluyan en tu vida.

Solo la codicia de poco valor nos impide avanzar.

CONFORMARSE CON MENOS La diferencia entre una persona que gana 200 dólares y otra que gana 20.000 es simplemente el grado de codicia, su nivel de Deseo de Recibir riqueza. El individuo que tiene un mayor deseo, naturalmente, trabaja más duro y durante más tiempo para satisfacer su deseo. Esta persona no se detendrá hasta ver su objetivo cumplido y su deseo cumplido. De las enseñanzas del Zóhar puede extraerse que cada vez que nos conformamos con los placeres que satisfacen al ego estamos conformándonos con menos. Creemos que estamos siendo inteligentes, pero en realidad estamos siendo muy necios. Estamos

comprando un terreno pantanoso en los manglares de Florida en vez de invertir en una valiosa propiedad con vista al mar. ¿Por qué? Porque el Adversario lanza un ataque a gran escala contra nuestra conciencia, haciéndonos creer que somos brillantes jugadores del Juego de la Vida. De esta forma, la conciencia del ego nos deja completamente ciegos ante los costos exorbitantes de alimentar y nutrir nuestros impulsos egoístas. Como resultado de la influencia negativa del ego y de su engaño a nuestra conciencia racional, creemos que el final de la muerte y el control total sobre el mundo físico y material son objetivos inalcanzables. Hemos sido conducidos a creer que la felicidad eterna y el paraíso en la Tierra solo existen en los cuentos de hadas y en la religión. Pero esto no es lo que realmente creemos en lo más profundo de nuestro corazón. En el fondo, sabemos que sólo estamos conformándonos con menos debido a nuestra falta de codicia y de deseo. El cinismo y los cuentos de hadas justifican nuestra estrechez mental y nuestra conciencia limitada. El quid de la cuestión es que no pensamos en grande. No nos planteamos objetivos suficientemente elevados. Tenemos que ser honestos con nuestra situación y reconocer que este es el problema

real al que se enfrenta la humanidad, si todavía esperamos cambiar las cosas algún día. Oa historia está llena de evidencias de nuestro pensamiento limitado. Por ejemplo, si hace 1.000 años hubiéramos dicho a alguien que se construiría una máquina en la que volarían cientos de personas alrededor del mundo, nos habrían mirado de la misma forma que hoy nos miran cuando hablamos de la posibilidad de la inmortalidad y de la existencia de la Realidad del Árbol de la Vida. En aquel momento de la historia todavía no disponíamos de la capacidad de pensar en grande, de soñar, imaginar y creer que esas máquinas voladoras se encontraban dentro del reino de lo posible. Pues bien, hoy no somos lo suficientemente codiciosos cuando se trata de ideas como el fin de la muerte y el control de la mente sobre la materia. Nuestro pensamiento limitado es el resultado directo de los esfuerzos del Adversario.

Vientos de cambio Oos nanotecnólogos de la actualidad están desafiando esta tendencia y el pensamiento convencional, al imaginar una realidad en la que la nanotecnología puede desatar las fuerzas de la inmortalidad y la transformación física. Oos vientos de cambio

parecen estar extendiéndose por todo el planeta, al mismo tiempo que comienzan a aparecer nuevas ideas y objetivos más elevados en el campo de la medicina, la biotecnología, la nanotecnología y otras ciencias. >al como descubriremos en los próximos capítulos, la Kabbalah nos suministra los ingredientes que faltan, las piezas perdidas del rompecabezas que harán de la nanotecnología una herramienta segura y práctica y una legítima realidad de nuestro tiempo.

Sin embargo, para lograr este objetivo debemos enfrentarnos a nuestro viejo oponente, pues él no está dispuesto a darse por vencido sin antes ir a la batalla. Este astuto Adversario nos proporcionará de suficiente gratificación del ego como para comprarnos y evitar así que deseemos algo mucho mejor que lo que podemos adquirir en los grandes almacenes, los concesionarios de coches, Wall Street o las agencias inmobiliarias. Este antiguo contrincante estimula nuestro ego para que nos sintamos inteligentes y exitosos cada vez que acabamos conformándonos con menos. Mientras tanto, el mundo sigue en llamas. Nos conformamos con la codicia del ego y nos llevamos todo lo que podemos, aceptando una vida breve llena de caos en vez de elegir

la codicia del alma y apuntar hacia la alegría incesante, la felicidad y la inmortalidad.

El multimillonario de pensamiento limitado Un empresario que ha acumulado 75.000 millones de dólares con sus negocios tiene, de hecho, un pensamiento mucho más limitado que los kabbalistas de la historia. 0o creas o no, es relativamente fácil para el multimillonario estar seguro de su capacidad de acumular tal riqueza. Pero, ¿tiene nuestro hombre el coraje y la visión para soñar con la inmortalidad, para subir el listón y hacer que el objetivo último, la felicidad sin fin, esté disponible para todos? ¿Y puede hacer esto sin preocuparse por lo que posee el de al lado, sin pensar que las posesiones del otro puedan disminuir lo que él posee? Difícilmente, ya que implica un completo cambio de paradigma

en

la

conciencia

humana.

Uno

debe

ser

extremadamente codicioso para hacer semejante ajuste en su pensamiento y llegar a pensar tan en grande.

NO SE TRATA DE RENUNCIAR

Oa mayoría de las doctrinas espirituales predican la abnegación, enseñan la abstinencia. Nos dicen que debemos renunciar al mundo material y a nuestros deseos terrenales a cambio de los tesoros espirituales. Nos alientan a eliminar nuestros deseos mundanos. Para la Kabbalah, nada está más lejos de la verdad. Oos kabbalistas no anulamos nuestro deseo, no nos divorciamos del mundo material. No negamos, erradicamos ni abdicamos nuestros deseos porque hacerlo estaría en directa oposición con el pensamiento original de la Creación, que es otorgar el placer infinito a la Vasija. En vez de erradicar nuestros deseos, nosotros los convertimos;

los

transformamos

para

poder

recibir

lo

que

verdaderamente necesitamos para ser felices. El Deseo de Recibir, o la codicia, debe ser convertida de forma que deje de alimentar nuestro ego y pase a alimentar las necesidades de los otros, lo cual, paradójicamente, acaba alimentando a nuestra propia alma y beneficiando además al mundo entero. En otras palabras, cuanto más compartimos, más recibimos. ¿Recuerdas la historia de Sal Fishman y el viejo vagabundo? Cuando nuestra conciencia sintoniza con esta dinámica, el universo atiende todas nuestras necesidades, tal como lo demuestra la siguiente analogía.

El auditorio oscuro Imagina que te encuentras en un auditorio con las luces apagadas y repleto de obstáculos. Hay objetos altos contra los que puedes chocar, otros bajos que pueden hacerte tropezar, y objetos afilados que podrían cortarte y lastimarte.

Imagina que hay cientos de individuos encerrados contigo en este auditorio. Cada uno de ellos tiene una vela apagada. Por supuesto, una vela que no está encendida no sirve para nada, por lo que cuando intentan abrirse camino en la oscuridad todos se tropiezan, se caen y se lastiman constantemente al chocar contra los obstáculos.

Todos excepto tú. Tú vela sí está encendida. Puede que no emita mucha luz, es cierto, pero te ayuda a evitar la mayor parte de los obstáculos peligrosos y te permite seguir caminando. Y aunque tropieces

alguna que otra vez, estás en condiciones mucho mejores que los demás.

Naturalmente, no quieres regalar tu vela. Pero acabas de leer un libro sobre la Kabbalah y te das cuenta de que debes resistirte a tu egoísmo. Así que enciendes la vela de otra persona con la tuya. Entonces te das cuenta de algo asombroso, aún conservas tu luz original; compartir tu llama no hace que esta disminuya. Esta revelación te motiva a compartir más veces. Entonces adviertes algo más sorprendente todavía, la luz de las otras velas te ayuda a ver mejor, a medida que más y más velas iluminan el auditorio. Poco

después,

las

personas

con

quienes

compartiste tu llama reconocen el beneficio de compartir su luz. Y de pronto, muchas personas con las velas encendidas están caminando y encendiendo las velas de los otros. A medida que más gente comparte, más luz inunda el auditorio.

Los actos de compartir de las otras personas están generando más luz para ti. Y antes de que puedas darte cuenta, hay tanta luz en el auditorio que todos los obstáculos se hacen completamente visibles. En ese momento todos dejan de tropezar, caer y lastimarse a sí mismos. El caos de aquella sala se ha transformado en orden mediante innumerables actos de compartir.

Cuanto más compartes, más Luz hay para ti y para todos los demás. Los obstáculos de la vida se vuelven visibles. ¡Así es la vida! Oa lección es evidente. Y no dejes que la simplicidad de este ejemplo te engañe. Cuanto más compartimos, más NOS beneficiamos. No necesitamos estar motivados por la moral, los códigos éticos ni por alguna autoridad religiosa para poder hacerlo; podemos dejar que la codicia iluminada nos motive; podemos estar inspirados por nuestro deseo genuino de obtener la Fuerza de Ouz del Creador. Resistir el egoísmo crea Ouz, ya que nos permite compartir. Compartir crea

Ouz para otros y para nosotros. Esto es tecnología, pura y simple, y de ninguna manera está basada en la idea de un comportamiento noble (lo cual sería demasiado fácil de trastornar para el Adversario).

Por

el

contrario,

resistir

y

compartir

son

comportamientos astutos. Cuando nos demos cuenta de esto, habremos encontrado el secreto para crear un mundo de paz interminable. ¿Por qué entonces tendemos a ignorar todas las oportunidades de resistirnos y de compartir si este es el propósito verdadero de nuestra vida? Si resistir y compartir representan la vía más rápida hacia la felicidad sin fin, ¿por qué nos resulta tan difícil recordar esta verdad? ¿Por qué necesitamos que un libro sobre la Kabbalah y la nanotecnología nos recuerde el sentido de la vida?

Hace unos cuarenta años, le hice esta misma pregunta a mi maestro. Él me respondió con este relato:

El artesano de velas

Hace mucho tiempo, en una pequeña aldea, vivía un hombre llamado Dusty Rhodes. Dusty no podía darle a su familia una vida digna; su esposa Sarah y sus siete hijos apenas tenían ropa y comida suficientes. La vida era una lucha constante. Dusty era un artesano que hacía velas, y se ganaba el pan de cada día vendiéndolas por las calles de la aldea. El problema era que en la aldea había muchos otros artesanos que hacían lo mismo, por lo que cada docena de velas valía tan sólo un centavo. Todos los días, desde el amanecer hasta el atardecer, Dusty recorría a pie varias millas para juntar apenas algunas monedas. Y cada noche regresaba a casa y su esposa lo regañaba por sus pésimas

ganancias,

demandándole

que

encontrara un trabajo mejor. Pero todo lo que Dusty sabía hacer era fabricar y vender velas. Un día, mientras Dusty estaba ofreciendo su mercancía, el más elegante carruaje que nunca había visto se detuvo a su lado. Un hombre de

aspecto muy adinerado abrió la puerta y solicitó comprar unas cuantas velas. Dusty no pudo más que maravillarse ante aquel lujoso carruaje. El interior

estaba

tapizado

con

el

más

suave

terciopelo y almohadones con alhajas adornaban el compartimento.

Aquel

caballero

pudo

ver

claramente que Dusty estaba deslumbrado; y también

que,

evidentemente,

no

lo

había

reconocido. “Dusty, ¡soy yo, Moe! ¿No me recuerdas? Fui el aguador de esta aldea durante muchos años”. Dusty estaba atónito: “¡Moe! -exclamó-. ¿Qué te ocurrió? ¿Acaso un familiar rico se acordó de ti en su testamento? “Dios no lo quiera -contestó Moe-. Hice mi propia fortuna con diamantes, ¡y tú puedes hacer lo mismo!”.

Entonces Moe le contó a su viejo amigo todo acerca del misterioso “País de los Diamantes”, una pequeña isla inundada de diamantes situada al otro lado del mundo. Según Moe, las piedras preciosas eran allí tan comunes como el polvo en la aldea de Dusty. “Moe, por favor, ¡te lo ruego! -suplicó Dusty-, dime dónde está esa isla. Me he pasado toda la vida luchando para apenas sobrevivir. ¿Cómo puedo llegar hasta allí? Esa era la parte más difícil. Moe le explicó que había un solo barco que llegaba hasta allí y que el viaje duraba un año, pero que salía cada dos. Eso significaba que Dusty tendría que alejarse de su familia durante cuatro años. Como es de suponer, la esposa de Dusty no tuvo inconvenientes en aceptar las condiciones; aquellos largos años de pobreza le habían costado demasiado, y una vida de riqueza bien valía unos años de soledad. Así

que le dijo a su esposo que se subiera al barco y trajera aquella fortuna. Y así lo hizo Dusty. El día señalado embarcó, y tras doce meses en alta mar llegó finalmente al País de los Diamantes. Nada lo había preparado para lo que vio. Aquel lugar estaba repleto de diamantes de todas formas y tamaños. Dusty pensó que estaba soñando. Las calles estaban literalmente pavimentadas de diamantes. El brillo de las gemas le deslumbraba allí donde iba. Cuando finalmente recobró la compostura, Dusty comenzó a llenar sus bolsillos, bolsos y maletas con tantos brillantes como pudo. Después fue a una tienda a comprar más maletas para llenarlas con más diamantes. Y allí fue donde recibió una sorpresa inesperada. Cuando quiso pagar las nuevas maletas con uno de

sus

diamantes,

el

dueño

de

la

tienda

simplemente se rió: “Los diamantes no tienen valor aquí,

amigo”,

dijo.

Dusty

inmediatamente

comprendió y comenzó a reír. “Por supuesto -

pensó- aquí los diamantes no valen nada”. Y comenzó a preocuparse. Se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar las maletas ni para comprar la comida que necesitaría durante los dos años siguientes hasta que el barco regresara. Había gastado todo su dinero en el viaje de ida y vuelta al País de los Diamantes. Dusty entró en pánico. Cuando se hizo de noche, todavía no sabía qué hacer. Estaba hambriento pero no tenía dinero. Ahí fue cuando notó algo inusual en el País de los Diamantes. Al ocultarse el sol, todo quedaba completamente a oscuras. No había faroles en las calles; no existía una sola vela en la isla. Y nadie sabía nada acerca de hacer velas.

¿Podía

ser

verdad?

¡Qué

magnífica

oportunidad! Dusty inmediatamente comenzó a fabricar velas. Los habitantes de la isla miraban las velas de la

misma

forma

que

Dusty

miraba

los

diamantes. Y le compraron velas como locos,

tantas que en poco tiempo Dusty no podía satisfacer la demanda, por lo que abrió una pequeña fábrica, contrató a algunas personas y las entrenó en el arte de hacer velas. En los dos años siguientes, el negocio de Dusty creció hasta convertirse en un imperio. Y él se convirtió en el hombre más rico y honrado de la isla. Todos los habitantes lo querían y lo respetaban. Entonces se le ocurrió exportar velas a las islas cercanas que tampoco tenían luz. Primero, Dusty tomó el dinero que había ganado fabricando velas y lo invirtió en un negocio de transporte marítimo a fin de beneficiarse con la exportación de velas. Luego, invirtió esa ganancia en madera para sacar provecho de todos los árboles que se usaban con el fin de construir los barcos que las transportaran a las otras islas. Y así, su

imperio

de

las

velas

y

sus

negocios

subsidiarios continuaron en expansión. Finalmente, después de veinticuatro meses, Dusty reunió sus riquezas; había llegado el día de la partida del barco que lo llevaría de regreso a su aldea. Los habitantes de la isla le hicieron una fiesta de despedida como si fuera un rey. Luego se embarcó para reencontrarse con sus seres queridos y navegó en alta mar durante doce meses. Al llegar al puerto, Dusty estaba muy emocionado. Su esposa y sus hijos corrieron a recibirlo. Pero al verlo en aquel barco cargado de sus riquezas casi se desmayan. ¡Dusty había regresado con un barco cargado de velas! Había velas por todos lados, en sus bolsillos, en sus cientos de maletas

y en los

contenedores gigantes. Había traído millones de velas. Por supuesto, las velas valían

millones en el otro lado del mundo, pero allí no tenían ningún valor. Tan atrapado había quedado Dusty Rhodes en el mundo temporal en el que se encontraba, que había olvidado por completo la razón de su viaje, lo que realmente era valioso para él y su familia. Y si recuerdas cuánto lo regañaba su esposa antes del viaje, ¡podrás imaginar cuánto lo regañaría el resto de su menesterosa vida! Nuestro mundo es el País de los Diamantes. Y al igual que Dusty, hemos olvidado para qué vinimos aquí. Vinimos para resistimos a nuestros deseos egoístas, para identificar y arrancar de raíz todos nuestros rasgos negativos y reactivos, para hacer morir de hambre al ego y para compartir. Cada vez que recibimos por recibir, nos quedamos con una vela sin valor. Cada vez que compartimos, ganamos un diamante. Es posible que te sorprenda escuchar que todos los rasgos negativos que poseemos son valiosos diamantes, y que cada rasgo

positivo es una vela sin valor. ¿Por qué? Porque los rasgos negativos nos dan la oportunidad de resistirnos y así completar la tarea que vinimos a realizar en este mundo. Pero como hemos olvidado por qué estamos aquí, ¿qué hacemos durante toda nuestra vida? Buscamos las alabanzas y el honor por nuestros rasgos positivos. Buscamos atención por nuestros mejores atributos y se los mostramos a todos. Mientras tanto, ignoramos y negamos nuestros rasgos egocéntricos y no advertimos que son cortinas que ocultan la verdadera riqueza que puede satisfacernos más allá de lo imaginable. Exaltamos nuestras virtudes ante todos aquellos que conocemos: "Mira cuántas cosas buenas he hecho”; "Soy una buena persona”; "Soy demasiado amable”; "Mira qué inteligente soy”. No, no somos buenos negociantes en este juego de la vida. En lugar de tomar los diamantes valiosos y llenar nuestros bolsillos, tomamos la cera sin valor. Quizá algún día nos demos cuenta finalmente y aprendamos que es hora de comenzar a ser más codiciosos. Bloquear nuestro ego y resistir nuestras reacciones es la forma de codicia más grande que existe.

DEFINICION DE COMPARTIR Tal como vimos en un capítulo previo, compartir verdaderamente significa que primero seamos egoístas. Significa que inicialmente despreciamos la idea de dar a los demás. Luego, en el momento en que nos resistimos a esa predominante conciencia egoísta y damos de todos modos, llevamos a cabo un verdadero acto de compartir, eliminando a su vez de nuestra naturaleza una porción de aquel 1 por ciento restante de conciencia reactiva. El Zóhar nos dice claramente que compartir es una tarea difícil. Y lo es porque, para ser auténtica, la acción de compartir debe generar incomodidad y conllevar un cambio genuino en la propia naturaleza.

Una segunda forma más significativa de compartir Cada vez que identificas y admites tener uno de tus rasgos egoístas, esto se considera un acto profundo de compartir. Repito, hacer esto es muy difícil, pero tiene su recompensa. Cuando admitimos que tenemos celos, envidia, inseguridad y egoísmo, automáticamente entramos en un estado de conciencia de

compartir. Nos encontramos en un estado proactivo. Y este esfuerzo se considera una contribución importante hacia el objetivo general de completar el acto final de resistencia. Por lo tanto, cuando la Kabbalah afirma que debemos aprender a compartir, no sólo se refiere a dar tiempo, esfuerzo y dinero a una causa justa o a un amigo que lo necesite. También implica algo mucho más difícil, admitir ante nuestro mejor amigo o ante nuestro mayor enemigo que envidiamos su buena suerte. Cuando hacemos eso, eliminamos parte de nuestro ego, quitamos de nuestra esencia una porción del 1 por ciento restante de conciencia de recibir y, con ello, damos un paso más hacia la promesa de la inmortalidad.

LA CAUSA DE LA MUERTE Según el Zóhar, la muerte es la culminación de toda una vida de reaccionar y servir al ego. Sin embargo, con tanta evidencia acerca del cáncer, los problemas cardíacos, los accidentes automovilísticos y la criminalidad como causas de la mortalidad, ¿cómo podemos aceptar una explicación kabbalística tan simple? Además, ¿cómo es

posible que el ego sea el causante de la muerte? Esta noción es tan radical, e implica una transformación tan grande de nuestra conciencia, que inicialmente a nuestra mente racional le resulta muy difícil comprenderla. Y esto se debe, en gran medida, a nuestro Adversario. Te invito a revisar a continuación, pues, con detenimiento, la dinámica de la muerte.

La Ley de la Atracción y el Ángel de la Muerte Una forma de comprender por qué se produce la muerte es a través de la Ley de la Atracción. Todo lo que existe en nuestro Universo — desde las partículas subatómicas nacidas en los aceleradores de partículas más poderosos del mundo hasta las personas que habitan el planeta— está sostenido por la Fuerza de Luz, la energía invisible

que

emana

de

nuestro

Creador.

Cada

vez

que

reaccionamos, cada vez que recibimos con el solo propósito de beneficiarnos a nosotros mismos, estamos actuando en oposición a la Fuente de toda vida. Por eso, al hacerlo, nos vamos desconectando y distanciando de la Fuente de existencia, vamos incrementando esa distancia y llega un momento en que nuestra desconexión de la Fuente es total.

Esto es la muerte. De ahí que el Ángel de la Muerte también pudiera llamarse el "Ángel de la Desconexión”, pues es la desconexión lo que causa la muerte. Tanto la enfermedad como los ataques cardíacos o los accidentes automovilísticos no son más que manifestaciones

físicas,

expresiones

externas

de

nuestra

desconexión con la Fuente de toda vida. Nuestra desconexión espiritual es la Causa, la muerte física —en cualquiera de sus circunstancias— es sólo el Efecto. Ahora permíteme exponer una ilusión sobre lo que sucede con la Luz cuando morimos.

La energía permanece Pese a que la desconexión con la Luz deriva en la muerte, la Luz del Creador, fuente de nuestra fuerza vital, brilla constantemente. Pensemos en la electricidad, cuya presencia es continua en nuestras casas aunque se apague la luz al desenchufar la lámpara. Además, la Fuerza de Luz nunca cambia, aun cuando nuestras vidas parezcan consumirse incesantemente por el incremento de la oscuridad y el caos.

Esto es precisamente lo que la humanidad no ha podido comprender a través de los siglos. Las personas se lamentan, lloran y se preguntan en voz alta: ¿Dónde está Dios? Pero la verdad es que Dios nunca se fue. La Luz nunca cambió, y sigue brillando desde la perspectiva de la Realidad del Árbol de la Vida. Sólo en nuestro mundo nos convertimos en víctimas de la ilusión del cambio debido a la distancia que hemos creado entre la Fuente de Luz y nosotros. Esta distancia, producto de nuestro continuo comportamiento opuesto a la Luz, puede compararse con una serie de cortinas. Si se coloca una cortina delante de una fuente de luz, la habitación se vuelve más oscura. Si se agregan cortinas, se oscurece todavía más. Y finalmente, al añadir más cortinas, la habitación se oscurecerá por completo. Esto es la muerte. Sin embargo, la fuente de luz se mantiene constante; sólo desde nuestra perspectiva la habitación parece totalmente oscura.

RECONECTAR CON LA FUENTE DE ENERGÍA

La forma obvia de aumentar la cantidad de luz en nuestra habitación oscura es quitar las cortinas. Aquí reside el quid del problema. Nuestra tendencia natural es ir en busca de la Luz, la plenitud, la felicidad, e incluso de la vida misma cuando nos golpea una enfermedad fatal. Pero, en realidad vamos en busca de las cosas equivocadas, ya que la Luz, la felicidad, la curación y la fuerza de vida están siempre presentes. Son las cortinas que creamos las que bloquean estas cualidades intangibles en nuestras vidas. Así, en vez de ir en busca de la Luz, debemos encontrar e identificar todas las cortinas que ocultan la Luz que siempre está ahí. Debemos transformar en nosotros los rasgos responsables de crear esa distancia. Estos rasgos negativos son las cortinas que causan el envejecimiento, la enfermedad y, finalmente, la muerte. Si hemos fallado en encontrar la felicidad duradera y la inmortalidad es porque hemos ido siempre en la dirección contraria y hemos tomado la ruta equivocada.

La codicia iluminada como herramienta de transformación Como ya he mencionado, un kabbalista se rehúsa a reaccionar y a ser egoísta porque es fundamentalmente codicioso. El kabbalista

sabe que si lo hace, una medida de energía de muerte —una cortina — bloqueará la Luz del Creador, creando así una distancia mayor entre él y Dios. Y por supuesto, es consciente de que cada reacción y cada acción desconsiderada aumentará esa distancia. Sin embargo, un kabbalista lo quiere todo, y sabe que sólo la Luz puede ofrecerlo todo. Por eso, imitándola diariamente, consagra su vida entera a acercarse a la Luz. Esta se convierte en la única motivación del kabbalista para comportarse de forma amable y proactiva, para admitir todas sus fallas y cualidades negativas sin importarle lo vergonzoso o doloroso que sea reconocerlas. Porque cada vez que detectamos y aceptamos un rasgo egocéntrico propio nos acercamos un poco más a la Luz.

El camino del kabbalista Durante siglos, cada kabbalista y su grupo de estudiantes dedicaban varias horas por día a señalarse entre ellos los defectos. Cada estudiante se comprometía a aceptar incondicionalmente los insultos, las críticas y las ofensas de sus colegas, amigos y más especialmente de sus rivales. Que la crítica fuera fundamentada o

no, carecía de importancia; el objetivo era debilitar y disminuir el ego, escollo principal para una vida libre de caos y muerte. Un auténtico maestro kabbalístico siempre sabe qué puntos tocar para encender el ego de su estudiante. Un amigo educado y afectuoso

sabe

exactamente

qué

palabras

despertarán

un

comportamiento reactivo en su querido compañero. Es un arte que requiere de mucha precisión, pues si lastimas excesivamente el ego del otro y disparas una reacción muy fuerte, el estudiante puede abandonar y alejarse del camino. Que te toquen el ego en estado puro es una experiencia mucho más dolorosa que cuando el dentista te toca un nervio infectado al sacarte una muela. Los estudiantes de Kabbalah consagraban sus días enteros a servir a su maestro y a otros estudiantes, y también a realizar actos extraordinarios de compartir. Se sometían a sí mismos a una rutina constante de dar hasta que resultaba incómodo, por pura codicia iluminada. Buscaban el mayor tesoro de todos: la inmortalidad. Ellos entendían que todo en este Universo depende del comportamiento de unos con otros. Y sabían que el Ángel de la Muerte —del que hablaremos en breve— no podría tocarlos a menos que ellos le permitieran la entrada en sus vidas.

Los estudiantes de Kabbalah no necesitaban un código de ética que les motivara a amar al prójimo. Tenían un conocimiento firme de la naturaleza de la realidad. Ellos entendieron la nanotecnología antes que nadie. Observaron el modo de operar de la vida y la muerte, y vieron lo que nadie podía ver, la mano del Adversario detrás de las acciones de la humanidad. Estos practicantes de Kabbalah sabían que el único propósito del Adversario era convencernos de que las enseñanzas de la Kabbalah eran falsas. Después de todo, es mucho más fácil extirpar un tumor del cuerpo que un rasgo maligno de la personalidad. Con esto en mente, analicemos aquello que los grandes maestros y estudiantes de la Kabbalah comprendieron acerca de la vida, la muerte, la inmortalidad y la nanotecnología. Gracias a los últimos adelantos científicos, ahora disponemos de un lenguaje y medios apropiados con los que explicar la metodología para obtener la inmortalidad, la nanotecnología kabbalística.

BREVE RESUMEN DE LA COSMOLOGÍA KABBALÍSTICA Hasta aquí hemos dedicado bastante espacio a explicar la creación del mundo y el sentido de la vida según los antiguos maestros kabbalistas del pasado. El propósito ha sido sentar las bases para comprender la dinámica de la nanotecnología a través de los ojos de los kabbalistas y, por esta vía, descubrir la tecnología que nos permitirá alcanzar la inmortalidad. Con este objetivo, haremos un breve repaso de lo aprendido en capítulos anteriores, pues sólo con una comprensión firme y clara de estas ideas descifraremos la profunda conexión que hay entre la Kabbalah y la nanotecnología.

Érase una vez En el principio era la Luz. No una luz física, sino una Fuerza de Energía de carga positiva, una conciencia divina colmada de infinita felicidad e incalculable conocimiento, que emanaba de una fuente oculta y desconocida a la que llamamos Dios. El Zóhar explica que

la única esencia de la Luz era compartir incondicionalmente, por lo que la Luz creó una segunda forma de conciencia, una perfecta receptora, para que fuera la Vasija que deseara y se regocijara en la felicidad infinita. Por lo tanto, la Creación (antes del Big Bang) consistía en dos fuerzas inteligentes y exclusivas: una de energía positiva (la Luz de Dios) y otra de energía negativa (el Deseo de Recibir Luz de la Vasija). Luego aprendimos que esta Vasija —aunque era una fuerza consciente y pura de recibir— había heredado el ADN de su Creador, el gen de Dios. Por lo tanto, la Vasija era infeliz, ya que quería compartir como el Creador, en lugar de solo recibir; quería dar en vez de tomar. Entonces quiso transformar su conciencia negativa de recibir —otorgada por Dios— en un estado opuesto, una conciencia positiva de compartir. Esto presentó lo que parecía ser un problema insuperable, ya que la Ouz quería que la Vasija recibiera, pero la Vasija sólo quería compartir. Afortunadamente, la Vasija descubrió una forma de resolver su dilema.

El nacimiento del cosmos

El primer paso hacia una solución implicaba un poderoso acto de resistencia por parte de la Vasija para dejar de recibir Ouz. Y cuando la Vasija rechazó los rayos de carga positiva de la Ouz, la Energía Divina despareció, dejando un espacio vacío y ocasionando el Big Bang que dio nacimiento a nuestro Universo. Sin embargo, todavía quedaba un residuo de Ouz remanente dentro de la Vasija, lo cual le dejó la tarea pendiente de bloquear todo rasgo receptor de su conciencia para eliminar ese 1 por ciento final y completar así su acto de resistencia.

El nacimiento de una conciencia positiva basada en la Luz Una vez que se complete el 1 por ciento final de resistencia a la conciencia de recibir, la conciencia positiva heredada de la Ouz (ADN) se materializará automáticamente dentro de la Vasija. En ese momento la Vasija estará en posición de reactivar su conciencia de recibir, pero esta vez habrá una profunda diferencia, el acto consciente de recibir de la Vasija se habrá transformado completamente en una fuerza consciente de compartir. Inicialmente, esto puede sonar paradójico, porque ¿cómo es posible que una conciencia de recibir se considere también una conciencia de

compartir? ¿Cómo puede una carga negativa considerarse positiva? ¿Cómo se convierte un menos (-) en un más (+)?

LA SOLUCION DEL 1 POR CIENTO La solución a esta paradoja bien puede entenderse volviendo al relato del vagabundo y el millonario avaro, Sal Fishman. Como recordarás, el acto del vagabundo de recibir el dinero del avaro se transformó de un acto de recibir a un acto de compartir porque impartió alivio a Sal, quien buscaba desesperadamente eliminar la intensa vergüenza que estaba sintiendo. >sí, en esta situación particular, la acción de recibir se convirtió en un verdadero acto de compartir.

El proceso de compartir continúa A su vez, al compartir con Sal, el vagabundo también recibió la ayuda financiera que necesitaba. Y lo logró al no enfocarse en recibir para sí mismo, sino en Recibir con el Propósito de Compartir con

Sal.

Oa

conciencia

del

vagabundo

estaba

dirigida

exclusivamente por el deseo de aliviar el sufrimiento de Sal, y gracias a eso el vagabundo pudo compartir y al mismo tiempo recibir ayuda financiera sin perder su dignidad. Por su parte, cuando Sal dio realmente de corazón, recibió comodidad, alivio y dignidad, ya que le dio una alegría y un deleite inmenso al vagabundo, quien sólo quería ver a Sal liberado de su angustia. Entonces, Sal dio su dinero al vagabundo y recibió consuelo y alivio al mismo tiempo.

El circuito infinito Lo que tenemos aquí es un circuito infinito de compartir, una circulación continua de energía positiva que se crea cuando la fuerza negativa de recibir, tanto del dador como del receptor, literalmente desaparece debido a la conciencia de compartir y a la mentalidad benevolente de ambos. Aunque hay dos partes realizando acciones distintas —compartir y recibir—, en realidad tiene lugar un sólo acto: el de compartir. Así es como se unen dos opuestos para crear un vínculo de unidad y eliminar la distancia entre ellos.

En la terminología de la Kabbalah, este fenómeno extraordinario del circuito infinito se traduce en el famoso principio: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Cuando se ama al prójimo de este modo, no existe un acto consciente de recibir o tomar, sino que ambas partes están compartiendo y por lo tanto emulando la perfección de la Ouz del Creador. Así es como dos personas se unen conforme a la Oey de la Atracción kabbalística, que establece que lo similar se atrae y lo opuesto se repele. Xodos comparten y, como por arte de magia, todos reciben lo que realmente necesitan.

UN RELATO DE ÁTOMOS Cuando mi maestro compartió conmigo el relato del vagabundo y el avaro rico, hace aproximadamente cuatro décadas, no lo hizo con el propósito de enseñarme la moralidad de compartir ni la decencia de la caridad, sino con el de prepararme para la tarea que él me había otorgado hacía tiempo en Jerusalén. Dicha tarea implicaba ofrecer al mundo los secretos kabbalísticos acerca de la inmortalidad.

El relato de la relación entre Sal Fishman y el vagabundo sin techo es, en realidad, un código, una metáfora kabbalística sobre las uniones químicas que existen entre los átomos de nuestro Universo, incluyendo los átomos que conforman el cuerpo humano. Además, contiene el secreto para unir nuestro mundo físico con la dimensión espiritual oculta conocida como la Realidad del Árbol de la Vida, la fuente primordial de la felicidad ilimitada y de la suma incalculable de todos los conocimientos. Esta revelación me dejó asombrado, y por ella comencé a apreciar las profundas y abrumadoras implicaciones de lo que la Kabbalah podía ofrecer a la humanidad. Sin embargo, no fue hasta la aparición de la nanotecnología en la comunidad científica que se unieron todas las partes del rompecabezas y se proporcionó el lenguaje y el contexto para compartir las enseñanzas kabbalísticas más importantes.

LOS VÍNCULOS DE LA INMORTALIDAD

Basándonos en la investigación científica, sabemos que los átomos son efectivamente inmortales. El átomo nunca se deteriora, tampoco envejece ni se descompone. Asombrosamente, los átomos que estuvieron presentes en el Big Bang, hace aproximadamente quince mil millones de años, todavía están hoy entre nosotros, tan inmaculados y perfectos como el día que nacieron. Los únicos elementos de nuestro Universo que desaparecen son las moléculas. Cuando dos átomos se unen forman una molécula. Ya hemos visto que funcionan de la misma forma que un alfabeto, cuando las letras se unen forman una palabra. Y como todos sabemos, cuando las palabras se combinan forman una oración. Sin embargo, desde el momento en que el espacio se introduce en el sistema y separa los elementos básicos —en este caso las letras—, el significado de las palabras y de la oración desaparece; su significado y estructura se esfuman. No obstante, los componentes básicos del sistema, las letras, aún existen.

VIDA

Cuando las letras se unen crean una palabra.

Cuando las uniones se rompen y el espacio separa las letras, la palabra ya no existe, pero las letras sí. De la misma manera, si los átomos dejan de tomarse de la mano, la molécula muere pero los átomos siguen viviendo. Cuando los átomos se unen, forman moléculas que a su vez se unen para crear la materia física. Nuestros corazones, hígados, cerebros, músculos, tejidos y huesos están hechos de moléculas. Cuando las moléculas mueren, los órganos del cuerpo comienzan a deteriorarse y a envejecer. Pero, los átomos que creaban las moléculas que formaban nuestros órganos vitales viven para siempre. Por lo tanto, según el punto de vista kabbalístico, no existe tal cosa llamada muerte real. La muerte es una ilusión causada por el espacio.

El espacio: la última frontera En un capítulo interior, rebautizamos al Ángel de la Muerte como el Ángel de la Desconexión. Déjame alterar y redefinir este nombre una vez más con el propósito de expresar con más exactitud la perspectiva kabbalística de la muerte: un término más adecuado

sería el Ángel del Espacio. Porque el vacío que definimos como espacio es lo que en última instancia hace que el ser humano deje de existir. Desde el punto de vista kabbalístico, como veremos luego con más detalle, el espacio que separa a los átomos es el causante de la desaparición del cuerpo humano. Cuando el ser humano atraviesa la muerte, todos los átomos que originalmente formaban su cuerpo son separados por el espacio. Sin embargo, los átomos en sí mismos todavía siguen vivos; permanecen inmortales después de que el cuerpo se descompone y simplemente vuelven a circular en el medio ambiente. Ahora bien, si los átomos reconstituyeran sus uniones y patrones originales, hipotéticamente el cuerpo reaparecería. ¿Qué tipos de fuerzas caóticas impiden a los átomos restablecer su conexión anterior, la que formaba un cuerpo perfectamente saludable? ¿Qué fuerza detiene el reciclaje y la reconexión de los átomos que año tras año forman la estructura definida de lo que es un cuerpo humano? ¿Qué influencia mantiene los átomos apartados a lo largo del tiempo y el espacio, y crea la ilusión de que un cuerpo deja de existir cuando, en realidad, sus átomos todavía existen?

La ciencia nos dice que la segunda ley de la termodinámica (a la cual me referiré como Segunda Oey) desempeña allí un papel principal. En pocas palabras, la Segunda Oey describe cómo una energía se disipa gradualmente, las moléculas se van separando cada vez más y el Universo tiende al desorden aparente. ¿Por qué existe la Segunda Oey, según la Kabbalah?

LA PARADOJA DE LOSCHMIDT La historia siempre se repite. —Proverbio

El gran físico austríaco Oudwig Boltzmann, hoy considerado un gigante de la ciencia, se suicidó el 5 de septiembre de 1906 durante unas vacaciones de verano. Oa depresión había derrotado al afamado físico. Irónicamente, uno de los factores que contribuyeron a su depresión fue el rechazo de sus ideas por parte de la comunidad científica de entonces. Los colegas físicos de Boltzmann no estaban de acuerdo con su tesis acerca de que la materia estaba

compuesta de átomos y moléculas. Evidentemente, Boltzmann fue un hombre que se anticipó a su época. Ludwig Boltzmann era colega y gran amigo de Johann Josef Loschmidt, otro notable científico austríaco. A través del trabajo conjunto de ambos en la química y la física, junto con las contribuciones de Henri Poincaré, surgió una desconcertante paradoja conocida como "la paradoja de Loschmidt”. Ellos descubrieron que en nuestro mundo de los cinco sentidos, el que tocamos y observamos, la Segunda Ley de la termodinámica y la flecha del tiempo nos dan la sensación de que la materia y la energía se deterioran con el tiempo y que este deterioro siempre ocurre hacia adelante. Percibimos este efecto todos los días. El café caliente se enfría cuando las moléculas/la energía/el calor se disipan. Sin embargo, por alguna razón, lo contrario nunca parece ocurrir: una taza de café frío no se calienta por sí sola. Un vidrio se rompe, pero nunca sucede lo contrario, que los átomos reconfiguren súbitamente su estado original. Sin embargo, Henri Poincaré demostró que, con el tiempo suficiente, un sistema molecular vuelve finalmente a su estado original. Puede

llevar trillones de años, pero acaba ocurriendo. Es el tiempo el que crea la ilusión de irreversibilidad y, con ella, la ilusión de que las cosas tienden a moverse hacia la entropía, la desintegración y la decadencia. Hoy en día, un simple modelo computarizado puede confirmar las teorías de Poincaré. No es necesario un trillón de años para presenciar el regreso de una estructura molecular a su estado original; con un puñado de moléculas simuladas ocurre en menos de un minuto. Oa pregunta que cabe hacerse es: ¿por qué debe pasar tanto tiempo en nuestro macromundo para que este fenómeno ocurra, cuando en el mundo microscópico la reversión de la entropía puede ocurrir tan rápidamente?

Un incendio en el bosque Por ejemplo, en un incendio forestal, todos los átomos y moléculas de los árboles se dispersan en el aire como resultado del calor generado por el fuego, según la Segunda Oey. El bosque, en consecuencia, desaparece. Siguiendo la línea de pensamiento de Ooschmidt y Poincaré, uno podría preguntarse, ¿por qué los átomos y moléculas no pueden de repente revertir sus movimientos y

volverse a unir haciendo que reaparezca un bosque verde y frondoso? O bien, si en medio del fuego los átomos de los árboles se han reordenado en humo y cenizas, ¿por qué no pueden volver a unirse naturalmente y producir un bosque a partir del humo y las cenizas? Después de todo, ambos están compuestos por los mismos átomos en estado puro. Sería concebible que ocurriera. Una vez más, el enfoque tradicional de la ciencia, de conformidad con la Segunda Oey, fue que el flujo de átomos y moléculas —de árboles a humo, ceniza y caos aparente—no podía revertirse, y por lo tanto tendía a la disgregación y al deterioro de la materia/energía. Pero,

según

la

paradoja

de

Ooschmidt,

el

concepto

de

irreversibilidad (que significa que las moléculas no pueden revertirse) no es coherente con las leyes de la física, que establecen lo contrario. A nivel microscópico, el movimiento molecular puede revertirse, lo cual permitiría que las moléculas regresaran a su estado original y posiblemente que nuestro bosque reapareciera de la nada.

El corazón de la paradoja

En el nivel del microcosmos —el mundo de los átomos y las moléculas—, el tiempo fluye en ambas direcciones. Oas moléculas pueden revertirse. Sin embargo, en nuestro mundo de los cinco sentidos, de nuestra experiencia diaria, esto nunca sucede. Esto nos lleva a una paradójica pregunta: ¿cómo es posible que un mundo, en el que la reversión del tiempo es una realidad constante, dé nacimiento a un sistema en el que la reversibilidad es un suceso estadísticamente improbable? En términos simples, nuestro mundo está formado por moléculas y átomos. Si las moléculas y los átomos que nos constituyen son reversibles en el tiempo, ¿por qué no podemos serlo nosotros? En algún lugar del camino, entre el mundo de los átomos y el de las personas, apareció la ilusión de que el tiempo no puede revertirse. Nadie ha podido conectar (o tender un puente entre) ambas realidades.

Parte de la solución De conformidad con la práctica kabbalística, daré primero una respuesta parcial relativa a por qué es necesaria esta ilusión. Oa razón más simple es que el Universo fue creado tal como es, bajo la

ilusión de la existencia de un espacio-tiempo continuo, por el que, estadísticamente hablando, los seres humanos no podrían ser testigos de bosques que aparecen a partir de cenizas y humo ni de familiares muertos materializándose en el aire un caluroso día de verano. El tiempo y el espacio, tal como los conocemos, crean la ilusión de la irreversibilidad y la casi imposibilidad de presenciar la repetición de un estado molecular previo. Esto nos permite ejercitar el Oibre Albedrío mientras completamos nuestra tarea de resistir, de luchar contra las fuerzas aparentes de la confusión con el fin de aprender a crear nuestro propio orden a partir del caos, expresando así el Gen de Dios que heredamos del Creador. En vez de disfrutar de un paraíso otorgado a la humanidad sin más, la Vasija quería llegar a ser la Causa y la creadora de su propia plenitud. El flujo unidireccional del tiempo es necesario para ejercer el Oibre Albedrío. Más adelante explicaré con precisión cómo el tiempo y la Segunda Oey son los responsables del Oibre Albedrío. Además, revelaré la elegante y asombrosa solución a la pregunta de por qué el mundo microscópico y nuestro mundo material cotidiano exhiben propiedades opuestas: un flujo unidireccional del tiempo y un

movimiento hacia el desorden, frente a un flujo bidireccional y un estado de orden creciente. Regresemos ahora a la idea del espacio como culpable subyacente de la muerte.

LA CAUSA, NO EL EFECTO Si bien la siguiente perspectiva kabbalística podría ir en contra de la intuición, uno debería saber que el espacio existente entre los átomos no es consecuencia del rompimiento de su unión ni de que hayan dejado de tomarse de la mano. Por el contrario, el espacio (que definiremos en breve) es la Causa subyacente de que los átomos se suelten entre ellos. Y si el espacio es la Causa, ¿cuál es el Efecto? El Efecto es el rompimiento de la unión, con todo lo peculiar que pueda parecer. La lógica convencional dice que cuando dos átomos que están unidos se sueltan, su unión se rompe y, como resultado, se produce un vacío entre ambos, una separación. Sin embargo, lo que se

desprende de la lectura del Zóhar es precisamente lo contrario. Primero aparece el vacío, el espacio —la inteligencia de la separación—, y esta inteligencia es la Causa subyacente de que los átomos se suelten unos de otros. Este cambio de paradigma en la lógica es fundamental para comprender y aplicar la nanotecnología.

El espacio y la separación se originan en la conciencia Oa inserción de espacio entre dos átomos ocurre primero en el reino de la conciencia. Es la conciencia la que se debilita y finalmente rompe la unión entre los átomos. A esto podríamos llamarlo Conciencia de Separación, que no es más que la conciencia egoísta o de recibir. Esto es lo que rompe el ritmo de la danza cósmica y la interacción dinámica que existe de forma natural entre los átomos de nuestro Universo. Pero antes de ahondar en este exótico concepto kabbalístico, debemos comprender los enlaces químicos que crean los vínculos de unión entre los átomos individuales. Oa intención de este libro no es explicar conceptos científicos dirigidos a físicos o a lectores con mentes científicas; lejos de ello,

es un libro pensado para el lector común, para todos aquellos que estamos buscando eliminar el dolor y el sufrimiento de la civilización humana. Por lo tanto, explicaré a grandes rasgos y con estilo sencillo la unión entre los átomos y el punto de vista de la Kabbalah acerca de este fenómeno.

DOS ENLACES BÁSICOS La ciencia nos dice que los átomos forman dos tipos diferentes de enlace, denominados enlace iónico y enlace covalente.

El enlace iónico Examinemos primero este tipo de enlace. Oodos los átomos quieren ser felices. Este es el término escogido por los científicos, aunque un kabbalista diría que no es mera coincidencia que la ciencia utilice el término felices para describir el funcionamiento interno del mundo atómico y molecular.

Baste decir que los átomos quieren ser felices, mantenerse estables. ¿Cómo? Los átomos tienen una corteza externa proporcionada por los electrones que orbitan alrededor de su núcleo (generalmente en pares). Supongamos que un átomo particular requiere ocho electrones en su corteza para ser feliz y estable, pero sólo tiene seis. Este átomo no es feliz porque le faltan dos electrones. Supongamos que otro átomo también requiere ocho electrones para ser feliz y dispone de diez en su corteza externa. Tenemos, por un lado, un átomo necesitado de un par electrones y, por otro lado, un átomo con un par de electrones de más.

Compartir y recibir electrones Según la ciencia, estos dos átomos se buscarán y llevarán a cabo un intercambio. El átomo que tiene dos electrones adicionales los compartirá con el que necesita dos electrones. Como resultado, después de estas concesiones mutuas, ambos átomos tendrán ocho electrones y serán felices. Pero ahora ocurre algo más. Estos dos átomos se unen para formar una molécula en un intercambio llamado enlace iónico. En la superficie se ha producido un intercambio, una acción de dar y tomar, de compartir y recibir, lo cual

ha llevado a la creación de un enlace entre los átomos y a la producción de una molécula.

¿Los opuestos se atraen o se repelen? Tras este intercambio, los dos átomos permanecen enlazados Z debido a sus cargas eléctricas respectivas. Según la ciencia que Í aprendemos en la escuela, los opuestos se atraen. A primera vista, esto parece ser cierto con nuestros dos átomos. Cuando el segundo átomo comparte con el primero sus dos electrones sobrantes, recibe una carga positiva, mientras que el átomo que recibe los dos electrones que le faltaban toma una carga negativa. Por lo tanto, según la ciencia, los opuestos se atraen (-) y (+)— y esta es la razón por la cual los dos átomos se unen. Sin embargo, esta interpretación científica convencional de los opuestos que se atraen parece violar la Oey de la Atracción de la Kabbalah, según la cual lo similar se atrae y lo opuesto se repele. Si los antiguos maestros de la Kabbalah nos dicen que lo similar se atrae, ¿cómo explicarían el enlace entre los dos átomos, uno positivo y otro negativo?

LA SOLUCION De hecho, la Kabbalah coincide con la ciencia cuando declara que al producirse la atracción entre dos opuestos lo que percibimos es un efecto. Sin embargo, el efecto de la atracción de opuestos no es más que eso, un Efecto. Oa ciencia se enfoca en el Efecto en vez de enfocarse en la Causa subyacente. Así, en nuestro mundo físico de efectos, los opuestos se atraen, sí. Pero en una realidad superior, en una realidad más primordial que la del mundo subatómico, lo similar se atrae.

El mundo dentro de un átomo La ciencia, al aceptar el concepto de que los opuestos se atraen, nos dice que el electrón de un átomo se siente atraído por el protón del segundo átomo y que esta es la razón por la que dos átomos diferentes se enlazan. Oa posición de la Kabbalah es que, si bien este es el efecto aparente en el plano físico, en el nivel de la conciencia es al revés: lo similar se atrae. Oa pregunta obvia que nos debemos plantear a continuación es: ¿por qué el electrón de un átomo no se ve atraído por el protón dentro del mismo átomo que ambos habitan? ELECTRÓN

Según la ciencia, dos átomos se enlazan porque el electrón de un átomo es atraído por el protón de otro átomo.

ELECTRÓN

¿Por qué entonces, si los opuestos se atraen, el electrón de un átomo no es atraído por el protón del mismo átomo?

En otras palabras, si la ciencia afirma que la ley de la atracción de los opuestos funciona para dos átomos separados, ¿por qué la misma ley no es aplicable dentro del átomo? ¿Qué es lo que mantiene al electrón separado del protón en el núcleo? La Kabbalah explica este fenómeno gracias a su conocimiento de las leyes que gobiernan la realidad verdadera: en el nivel más profundo de la conciencia el electrón repele al protón en el núcleo del átomo donde ambos residen, debido a su naturaleza opuesta. Oa Ley de la Atracción es la fuerza singular que permite a los átomos no colapsarse en sí mismos.

Un microcosmos de la Creación Por otra parte, la distancia entre el electrón y el protón de un mismo átomo refleja nuestra distancia respecto de la Ouz del Mundo sin

Fin. Esa distancia es también reflejo de la relación entre la Ouz y la Vasija, ahora separadas en virtud de sus modos opuestos de conciencia: compartir en oposición a recibir. Oa Vasija se fragmentó en innumerables partículas que cayeron en el vacío que es nuestro Universo para interactuar con otros fragmentos de la Vasija con el único propósito de anular su conciencia de recibir y transformarla en conciencia de compartir. De este modo, un átomo es un microcosmos de esta condición. El electrón de un átomo no intenta conscientemente enlazarse con el protón del mismo átomo, ni puede hacerlo, por su carga opuesta. En su lugar, un átomo sólo interactúa con otros átomos —fragmentos de conciencia— para aprender a compartir y a recibir, con el objetivo último de utilizar la fuerza de recibir (un electrón) con el solo propósito de compartir. Esto refleja el comportamiento y el objetivo del macronivel de la conciencia: el individuo. Así es como se unen las personas.

La consecuencia del fracaso

Cuando un individuo se consume en una conciencia egoísta extrema y un comportamiento negativo agudo, la distancia entre el electrón y el protón de su propio átomo se vuelve tan grande que se libera del átomo. Esta condición crea lo que en términos médicos se llama un "radical libre”, responsable de crear un considerable caos en el cuerpo. Pero trataremos sobre los radicales libres más adelante.

EL SECRETO DE NANO El arte del enlace atómico El Zóhar dice que estamos aquí para transformar nuestro Deseo de Recibir en Deseo de Recibir con el Propósito de Compartir (en el cual la acción de recibir se convierte en una fuerza de compartir como en el acto del vagabundo). A escala atómica, el electrón es una mera fuerza de conciencia que la Kabbalah llama Deseo de Recibir. Cuando un átomo comparte un electrón, la fuerza conocida como Deseo de Recibir está siendo utilizada con el propósito de

compartir. En el lenguaje de la ciencia, el electrón se está utilizando para compartir con otro átomo.

Una segunda opción Sin embargo, los átomos tienen otra forma de intercambiar electrones. Un átomo puede descargar su electrón en otro átomo con el propósito de ser feliz él mismo. Esta forma es opuesta a la de compartir un electrón con la conciencia de ayudar a otro átomo vecino a ser feliz y estable. Existe una profunda diferencia entre ambas formas. Xus acciones pueden servirte a ti (Deseo de Recibir) o pueden servir a otro (Deseo de Recibir con el Propósito de Compartir). En ambos casos estamos tratando con electrones, o con la carga negativa (-) conocida como Deseo de Recibir.

ENLACES: DEBILES O FUERTES Si un átomo comparte un electrón con el propósito de satisfacer la necesidad del átomo vecino, significa que ha habido una transformación, el Deseo de Recibir se ha vuelto Deseo de Recibir

con el Propósito de Compartir. Pero, si un átomo está descargando su electrón para satisfacer su propio deseo, entonces la transformación no ha tenido lugar. Xodavía es Deseo de Recibir.

Recibir se convierte en Compartir Esta fórmula también es aplicable al segundo átomo que recibe un electrón. Existen dos formas de recibir: una es Recibir con el Propósito de Compartir, ayudando al átomo donante a lograr su propio equilibrio (ver ilustración 1). En la otra forma, el átomo al que le falta un electrón decide robarle uno a un átomo cercano (ver ilustración 2). Es la misma acción, pero a partir de una conciencia muy diferente.

Sorprendentemente, al examinar los libros y sitios web de ciencia que describen los métodos de los enlaces atómicos, algunos dicen que los átomos pierden electrones, roban electrones o se pelean por los electrones. Otros libros y sitios web dicen que los átomos comparten electrones o reciben felizmente electrones. Estos términos no son casuales. Oos átomos están hechos de conciencia, la misma conciencia que acuñó estas descripciones.

No hay átomos reales Los átomos reflejan nuestra conciencia porque son nuestra conciencia, no están separados de ella. Aquí se discute una sola idea, una sola entidad, la conciencia. Cada átomo de nuestro cuerpo funciona al unísono con nuestra conciencia y comportamiento, ya sea que estemos compartiendo en aras de ayudar a otros o que estemos resistiéndonos a una acción egoísta (también en un acto de compartir). El primer átomo comparte su electrón para satisfacer la necesidad de su vecino, al cual le falta un electrón. Y el segundo átomo recibe un electrón del primero que busca ayudarlo, ya que este último tenía demasiados electrones. Ambos están expresando ahora la misma fuerza positiva de compartir y, por lo tanto, mediante

el mecanismo conocido como lo similar se atrae, forman un enlace muy poderoso. Si la conciencia de ambos átomos estuviera orientada únicamente a sus propios requerimientos, el enlace entre ellos sería débil y, en consecuencia, más vulnerable a influencias externas.

El comportamiento controla nuestros átomos El comportamiento nace de la conciencia. Cuando somos reactivos y egoístas en la vida, nuestra macrofuerza reactiva y egoísta de conciencia repercute en los innumerables átomos que forman nuestro cuerpo. Dicha conciencia subyace e interviene en la gran cantidad de enlaces químicos que hay en todo nuestro cuerpo. Cuando nuestra conciencia cambia durante el día en virtud de nuestras acciones, también cambian los enlaces de nuestros átomos.

Oa

condición

de

cada

enlace

químico

depende

exclusivamente de nuestra conducta: si es reactiva o proactiva, egoísta o desinteresada, egocéntrica o humilde, iracunda o calmada, propia de una víctima o de alguien responsable (que responde por sus acciones). Este es, sin duda, un momento

revolucionario en la comprensión de cómo funciona el cuerpo humano.

El origen de la enfermedad Nuestra

conciencia,

que

se

expresa

mediante

nuestro

comportamiento y nuestras acciones, determina la calidad y solidez de los enlaces que se establecen en cada átomo de nuestro ser. Oa conciencia egocéntrica y reactiva deteriora los enlaces, trastorna el reciclaje saludable de los átomos de nuestro cuerpo y nos hace vulnerables a las influencias ambientales, la enfermedad y el envejecimiento. Dicho sencillamente, cuando somos reactivos y vivimos gobernados por el interés propio, nuestros átomos resuenan con esta misma inteligencia y tienden a querer descargarse (en vez de compartir) de su carga negativa (electrones) en los átomos vecinos para hacerse felices y estables a ellos mismos. Cuando la conciencia negativa de un grupo de átomos es opuesta a la conciencia de compartir de los átomos vecinos, sus enlaces atómicos son débiles. Sus naturalezas opuestas se repelen y esto conduce inevitablemente a su separación, generando espacio entre los átomos en el plano físico.

TAL COMO ES ARRIBA, ES ABAJO El cambio más importante que puede lograr la humanidad en su conciencia y comprensión es darse cuenta de que el espacio que aparece entre las personas que se distancian también aparece entre nuestros átomos. La forma en que interactuamos con otros es el reflejo de la forma en que los átomos interactúan unos con otros bajo la superficie de nuestros órganos, tejidos y células. Nuestro comportamiento y el comportamiento de nuestros átomos están regidos y motivados por el mismo flujo de conciencia.

El poder de "Ama a tu prójimo" Si fuéramos capaces de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos de forma completa y desinteresada, con todo nuestro corazón y nuestra alma, los átomos que nos forman se unirían y danzarían para siempre, por lo que nuestro cuerpo nunca envejecería ni moriría. Ahora comenzamos a entender por qué los grandes maestros de la Kabbalah nos dicen que el principio de Ama a tu prójimo es una tecnología. Esta se basa en la comprensión de que es nuestra conciencia la que controla el juego, la interacción, el

enlace y el reciclaje de átomos que tienen lugar en nuestro cuerpo, lo cual significa que la calidad de nuestra salud y de todos los aspectos de nuestra existencia está determinada por nuestra conciencia.

Enlace covalente La principal característica del agua es que sus átomos se unen mediante un proceso llamado enlace covalente. En este caso, los átomos comparten sus electrones con los átomos vecinos (ver ilustración 3). Esta es la máxima expresión del precepto Ama a tu prójimo como a ti mismo y ayuda a explicar, desde el punto de vista kabbalístico, las propiedades inusuales del agua. Es muy probable que hoy hayas bebido un vaso de agua. Oo que no es tan probable es que sepas que has ingerido una bebida de tres mil millones de años de antigüedad. Si alguna vez has bebido accidentalmente un largo trago de leche caducada, apreciarás la profundidad de este hecho. El agua que bebemos no ha sido procesada en una fábrica ni tiene fecha de vencimiento. Este líquido de miles de millones de años nunca se estropea. El agua tiene otras propiedades que la convierten en el líquido más extraordinario del

Universo. Y son precisamente estas misteriosas propiedades las que dan cuenta de la existencia misma de la vida. El Zóhar dice que el agua es la sustancia de la Xierra más cercana a la Ouz que irradia desde el Creador. De hecho, en el Antiguo Xestamento y en el Zóhar, se menciona a menudo el agua como metáfora de la Fuerza de Ouz del Creador. Desde el punto de vista kabbalístico, todo esto se debe a la conciencia del agua, que se refleja en los enlaces covalentes de sus átomos. La ciencia confirma que los enlaces covalentes son los más sólidos.

Reflejo divino Un enlace covalente refleja el propósito fundamental de la vida, que es compartir incondicionalmente unos con otros; es un estado en el cual la fuerza de recibir (electrón) de cada persona (átomo) se utiliza perpetuamente con el único propósito de compartir. Dicho de otro modo, en esta situación ideal, cada uno de nosotros está empleando su impulso innato y su ambición de éxito (siendo este impulso el electrón) para satisfacer las necesidades de los demás; y como el

resto del mundo se preocuparía por satisfacer nuestras necesidades personales, ya no tendríamos que preocuparnos por ellas. El compartir se transformaría así en la única realidad. Esto es la inmortalidad. Cuando dominemos el enlace covalente, espiritualmente hablando, la muerte llegará a su fin. Gracias al poder singular de este enlace, ya no habrá fechas de caducidad. Desde la perspectiva cósmica, existirá una afinidad perfecta entre la Ouz y la Vasija, y conforme al principio de que lo similar se atrae, nuestro mundo permanecerá unido y eternamente conectado con la Realidad del Árbol de la Vida. Y entonces, ¿por qué el mundo entero no empieza a compartir desde este momento? ¿Por qué no nos comprometemos ahora mismo a emplear nuestro talento, nuestros dones, la ambición, los impulsos y deseos que sentimos (siendo todos estos rasgos el electrón) con el propósito de ayudar a otros a ser felices? ¿Acaso no crearía esto un enlace cósmico covalente entre nuestro mundo físico y el mundo espiritual? ¿No traería la inmortalidad?

Simple, pero no fácil

La respuesta es simple: sí. Esto traería la inmortalidad. Sin embargo, no es fácil de lograr por la siguiente razón: existe una segunda fuerza de conciencia merodeando a nuestro alrededor. Se trata del Adversario, cuya intención es convencernos de que él no existe y de que el egoísmo vale la pena. Es más, en este mismísimo momento está dificultándonos la tarea de comprender todo lo que acabamos de leer. Por lo tanto, tenemos que trabajar en primer lugar para derrotarlo; y ahí es donde reside precisamente el gran desafío de la humanidad. En esto consiste la resistencia. Esta es la razón para resistir nuestro interés propio, los celos, la ira, y para ocuparnos de los demás. Por eso, la enseñanza esencial que subyace en la Xorá, el Nuevo Xestamento y el Corán es Ama a tu prójimo. El único contrincante que la Xorá, el Nuevo Xestamento y el Corán mencionan cuando llaman a la destrucción de nuestro enemigo es el Adversario que está en nuestro interior, el ego. Pero el Adversario nos forzó a malinterpretar estas directivas bíblicas y en su lugar hemos luchado contra enemigos externos. No es otro el motivo por el que la muerte todavía está entre nosotros, en todas sus diversas manifestaciones. El espacio que divide pueblos, naciones y

creencias genera el espacio entre los átomos que dan lugar a nuestra existencia y sostienen nuestras vidas.

COMO SURGEN LOS PROBLEMAS Y EL CAOS Le corresponde a la raza humana, por ser el trozo más grande de la Vasija fragmentada, llevar a cabo la tarea final de resistir los rasgos remanentes de la conciencia de recibir. Según el Zóhar, cuando nos negamos a aceptar esta obligación, nuestra conciencia tiene la habilidad—a causa de la dimensión de nuestra Vasija interna— de dominar todo el Universo, afectando de esta manera el nivel subatómico de los reinos vegetal, animal e inanimado. Por lo tanto, son nuestras acciones las que causan el deterioro, la decadencia y la muerte en el resto del mundo.

LOS RADICALES LIBRES Y LA CONCIENCIA REACTIVA

Los radicales libres y los antioxidantes se han convertido desde hace algún tiempo en temas populares en lo relativo al envejecimiento y a las enfermedades. Para la Kabbalah, los radicales libres y los antioxidantes son simples manifestaciones, en el nivel atómico, de nuestra conciencia reactiva (radicales libres) y de nuestra conciencia de compartir (anti oxidantes). Veamos a continuación cómo funciona.

Los radicales libres La ciencia define el radical libre como un átomo que pierde un electrón, lo cual deja a dicho átomo con un electrón "desacoplado” (los electrones son más felices y estables cuando están acoplados en un átomo). El átomo que ha quedado con un electrón desacoplado es ahora muy reactivo y le robará un electrón a otro átomo vecino. Oos dos lucharán por él y, generalmente, ganará el radical libre. Entonces, el átomo perdedor se transformará en un radical libre y le robará un electrón a otro átomo vecino, y así sucesivamente. De este modo, se inicia una reacción en cadena que crea millones de radicales libres, y todo empieza a descontrolarse.

Los radicales libres dañan todo lo que tocan, incluyendo tejidos, células y hasta el >DN, causando traducciones defectuosas del material genético. Este daño provoca el envejecimiento, muchas enfermedades importantes, incluidas las enfermedades cardiacas, algunos tipos de cáncer y la artritis reumatoidea, y finalmente la muerte.

Los antioxidantes Oos antioxidantes son átomos y moléculas felices y estables que pueden detener el peligroso efecto dominó causado por los voraces radicales libres. ¿Cómo? > diferencia de otros átomos, los antioxidantes no se vuelven reactivos cuando un radical libre les roba sus electrones. El antioxidante permanece estable aun después de perder un electrón. Por lo tanto, si nuestro cuerpo dispusiera

de

suficientes

antioxidantes

para

compartir

sus

electrones con los radicales libres, la reacción en cadena se detendría. Y todos felices. El problema surge cuando nuestro cuerpo sufre un desequilibrio significativo

entre

radicales

libres

y

antioxidantes

por

sobreabundancia de los primeros. Los radicales libres pueden

entonces circular libremente y robar electrones, causando todo tipo de daño en el cuerpo sin una fuerza opuesta que los detenga. Este caos es la razón por la que el cuerpo envejece y cae víctima de la enfermedad. Nunca deja de sorprenderme cómo el Efecto de la Torre de Babel sigue causando confusión, obligándonos a pasar por alto la profunda simplicidad de lo que realmente sucede. En lugar de usar términos complejos como "radical libre” (que no es más que un átomo inestable con un apetito voraz por los electrones de otros átomos) y "antioxidante” (un átomo estable y feliz de compartir su electrón) podríamos expresar la situación de la siguiente manera: Hace mucho tiempo, en un vecindario espléndido, un átomo muy codicioso y reactivo entró en la casa de uno de sus vecinos y le robó un electrón. El vecino victimizado se volvió reactivo, y decidió robar un electrón que pertenecía a uno de sus átomos vecinos. El tercero reaccionó también muy mal ante la situación y le robó un electrón a otro vecino que andaba despistado. Rápidamente,

todos estaban reaccionando de la misma

manera y robando electrones a los demás. El vecindario se estaba deteriorando a pasos agigantados;

los

parques

y

edificios

empezaron a caerse en pedazos a medida que los átomos avaros se convertían en vándalos y destruían todo a su paso. Todos

comprendían

que

su

propio

comportamiento era autodestructivo y que estaba arruinando el vecindario en el que vivían,

pero

no

podían

contenerse.

Simplemente continuaban robándose unos a otros. Intentaron con hipnosis, libros de autoayuda y un cambio de alimentación, pero nada funcionaba. Entonces, un día apareció un átomo con una conciencia diferente. En vez

de

robar

electrones,

este

átomo

compartió felizmente su electrón con uno de los átomos avaros. De repente, el átomo avaro se sintió feliz y el átomo que compartía también.

Más

y

más

átomos

que

compartían

comenzaron a mudarse a aquel vecindario y a compartir sus electrones. Al poco tiempo, los

robos

se

detuvieron.

El

vecindario

recuperó su esplendor original cuando los átomos reconocieron el valor de modificar su respuesta a los átomos avaros. En vez de reaccionar,

decidieron

compartir

sus

electrones con cualquier átomo que quisiera uno. Y entonces, vivieron felices —y no reactivamente— para siempre. Lo que emerge de esta simple historia sobre los radicales libres y los antioxidantes es la razón por la cual nuestra sociedad y nuestros cuerpos

se

deterioran.

Nuestra

conciencia

y

nuestro

comportamiento con el prójimo es lo que nos mata. El radical libre no existe como tal, se trata únicamente de nuestra conciencia egoísta de recibir, manifestada en el nivel más elemental de la realidad de nuestro cuerpo.

Cuando esta forma de conciencia negativa se manifiesta en nuestras mentes y se expresa mediante nuestro comportamiento, destruye nuestros vecindarios, ciudades y países; destruye el mundo entero. No hay un sinnúmero de causas detrás de los problemas internos y externos que nos desbordan en el plano personal, social y global. Sólo hay una causa —afirma la Kabbalah —, y es la conciencia. Oa conciencia crea radicales libres y antioxidantes en todos los niveles de existencia. Esto podría explicar por qué, aun cuando la mayoría de los estudios científicos la confirman, algunos estudios sugieren que la teoría de los radicales libres y los antioxidantes es defectuosa. Examinemos esta contradicción y veamos si podemos resolverla.

Es y no es por los alimentos que comemos Casi todos los estudios científicos de las últimas décadas confirman los peligros de los radicales libres y los beneficios de los antioxidantes. Pero algunos estudios concluyen que cuando se aumentan los antioxidantes en la dieta de un paciente se producen muy pocos cambios. ¿Cómo es posible que la gente que come

alimentos ricos en antioxidantes muera de cáncer o enfermedades cardiacas? Según la Kabbalah, esto sucede porque su conciencia no ha cambiado. Oos kabbalistas nunca comen sólo comida. Cuando comen, los kabbalistas consumen energía o conciencia para fortalecer o alterar su propia conciencia. Oos kabbalistas aplican diversas técnicas (las bendiciones, entre otras) para despertar la conciencia y la energía Divina que están contenidas en todo lo que comemos. Por ejemplo, se nos dice que los arándanos son unos de los antioxidantes más poderosos. Según la Kabbalah, esto significa que los arándanos, como todo lo que existe en el Universo, son parte de la Vasija fragmentada. Hemos aprendido que la Vasija tiene tres formas de conciencia: compartir, recibir y libre albedrío. El Zóhar explica que cuando la Vasija se fragmentó en partes innumerables, cada una de las casi infinitas partículas contenía su propia combinación de estos tres niveles de conciencia según la parte de la Vasija de la cual provenía. Algunos fragmentos emanaron fundamentalmente del aspecto de la conciencia de compartir de la Vasija. Otros derivaron de la parte central de la Vasija, por lo que contenían una medida equilibrada de

conciencia de compartir y de recibir. Y otros se originaron predominantemente del lado negativo o conciencia de recibir de la misma. Independientemente de la parte de la Vasija de la cual derive, toda la materia física (desde los arándanos hasta las cebras) es parte de la Vasija fragmentada. Por lo tanto, si los arándanos son antioxidantes poderosos, significa que sus átomos (que representan su conciencia interna) provienen predominantemente del aspecto positivo de compartir de la Vasija. Así, un arándano contiene una mayor concentración de energía de conciencia positiva, lo que se traduce en un nivel más alto de antioxidantes o átomos que comparten, y estas tres cosas son una y la misma. Oos hongos venenosos, al igual que cualquier alimento perjudicial para la salud, son simplemente fragmentos de la Vasija que provienen de secciones más concentradas de su conciencia negativa de recibir. Hace miles de años, los grandes maestros kabbalistas compusieron las llamadas bendiciones que aparecen en los antiguos textos bíblicos para despertar y activar la energía consciente de los alimentos que comemos a fin de liberar la fuerza de conciencia contenida dentro de estos y, a su vez, dentro de nosotros. Xal vez

una palabra más adecuada que "bendición” —que acarrea el peso de su connotación religiosa— sea activador. De hecho, el Adversario corrompió astutamente esta metodología de activación convirtiendo la idea de las bendiciones en palabras sagradas de alabanza y adoración al Creador como si una Fuerza omnipotente y benefactora necesitara o deseara nuestros elogios y nuestra adoración. Imagina a un padre que trajera el pan a la mesa de su esposa e hijos amados y, a cambio, les exigiera elogios y adoración antes de que empezaran a comer.

Eres lo que comes: piensa en lo que comes Cuando una persona no sabe que lo que en realidad ingiere es conciencia, si no pronuncia el activador kabbalístico que enciende la conciencia del arándano, entonces no está obteniendo los nutrientes espirituales del alimento que come. Está capturando tan solo el 1 por ciento de los nutrientes físicos disponibles, obteniendo combustible físico y nada más. De la misma forma, si consumes una cantidad desorbitarte de antioxidantes, pero desconoces la conciencia que se halla detrás del alimento y sigues en tu comportamiento reactivo y egocéntrico, tus

antioxidantes no tendrán efecto, porque no existirán para ti. Los antioxidantes son fuerzas de conciencia positiva de compartir, y si bloqueas esa conciencia, si la eliminas a favor de la conciencia negativa, habrás desatado a los radicales libres. Puedes comer arándanos y engullir antioxidantes hasta saciarte, pero no tendrán efecto alguno. Como siempre dice Karen, mi esposa, alma gemela y maestra, Lo importante no es lo que te llevas a la boca, sino lo que sale de ella. Cuando ingerimos alimentos como los arándanos y comprendemos el contenido de su conciencia y su valor nutricional espiritual, nuestro objetivo debería ser comerlos para fortalecer nuestra capacidad de resistir el egoísmo. Los alimentos son un regalo del Creador para nutrirnos físicamente y, lo que es más importante, espiritualmente. También son un medio para transferir la conciencia del Creador al interior de nuestro ser y desarrollar así la fortaleza necesaria para resistirnos al comportamiento reactivo y compartir, emulando a la Fuerza de Luz que Dios irradia. Y gracias a la Ley de la Atracción, cuanto más emulemos a la Luz, más cerca estaremos de ella.

La causa en oposición a los síntomas Cuando comemos alimentos con la intención de capturar su conciencia, y por lo tanto mejorar la nuestra, estamos tratando la causa de nuestros problemas. En cambio, cuando comemos sólo en función de mejorar el estado de nuestro cuerpo, sólo estamos tratando el síntoma y, por lo tanto, no obtendremos de ello un bienestar genuino. Si se da un cambio, es porque la persona tuvo alguna motivación para modificar su comportamiento al mismo tiempo que su dieta, lo cual es común que ocurra cuando alguien decide cambiar su estilo de vida.

EL PODER DEL AGUA Consideremos ahora al enlace covalente como ejemplo de la importancia de la conciencia. Oa Kabbalah nos dice que en la Tierra, antes del Diluvio y la historia de Noe, el agua tenía propiedades divinas. El agua no solo nutría, sino que también sanaba, resucitaba los tejidos y las células enfermas o muertas contagiando su conciencia de compartir a los átomos del cuerpo.

Esta es la razón por la que los personajes bíblicos del Antiguo Xestamento vivían entre 200 y 300 años, y Matusalén vivió más de 900. El secreto de su longevidad residía en el poder del agua. Sin embargo, cuando el Adversario (la conciencia del ego) asumió el control de las personas, esto afectó a la conciencia del agua. Después del Diluvio de Noe, la conciencia de las aguas se corrompió y así ha permanecido hasta el día de hoy. El enlace covalente todavía existe, pero su conciencia ha cambiado. El estado natural y divino de un enlace covalente se ve de esta forma (ver ilustración 4): en el nivel físico, dos átomos están unidos por electrones compartidos. Ambos logran su estabilidad y felicidad exclusivamente a través del acto consciente de compartir. Cada átomo ofrece su electrón al otro y de este modo quedan unidos con dos electrones cada uno.

(Ilustración 4) ENLACE COVALENTE Dos átomos comparten sus electrones individuales entre ellos, lo cual provee a ambos de dos electrones . En el agua que está corrupta por la conciencia humana, el enlace covalente funciona del siguiente modo: en el nivel físico, los dos átomos se unen compartiendo sus electrones, pero en el nivel más elevado de realidad, el nivel de la conciencia, la intención de o ambos átomos es robar un electrón a su vecino (ver ilustración 5). En ese tira y afloja por los electrones del otro, ninguno de los Y dos gana, por lo que los dos electrones se quedan flotando entre C los dos átomos; esta es la naturaleza de su enlace.

(Ilustración 5) Los dos átomos luchan por obtener los electrones del otro hasta que llegan a una situación de empate, la cual produce un enlace covalente negativo.

Muchos

estudios

científicos

han

demostrado

que

nuestros

pensamientos pueden ejercer influencia sobre el agua. Cuando uno se percata de que más del 70 por ciento de nuestro cuerpo está compuesto de agua, puede empezar a comprender cómo la conciencia podría ser la causa de todo malestar o enfermedad. Oos enlaces covalentes, los enlaces de hidrógeno y el agua, tienen un papel muy importante en nuestro ADN. Si nuestros enlaces son débiles, se crea una abertura para una posible corrupción en nuestro código del ADN. La conciencia determina cuán fuertes o débiles son los enlaces de los átomos que nos forman. Una vez que reconocemos que este es el único factor determinante de nuestra salud y bienestar, estamos en el camino correcto para lograr la nanotecnología y, a su vez, la inmortalidad.

LA ADICCIÓN A LA MATERIA La ciencia, en su interminable búsqueda por investigar el nivel fundamental de la realidad —desde la materia física hasta las moléculas, los átomos, los electrones, los quarks, los leptones y los fotones— se ha quedado a un paso de la fuente primordial. No es enteramente culpa de la ciencia, sino más bien un resultado directo de la labor incansable del Adversario, que infunde miedo, ansiedad y duda dentro de la comunidad científica a medida que esta se acerca al nivel de realidad que conduce directamente a la conciencia. Aunque los descubrimientos científicos de los siglos XX y XXI nos han alejado de un mundo compuesto de materia fija hacia un Universo hecho de posibilidades, parece que a la ciencia siempre le ha incomodado ir más allá de la esfera de la realidad física. Esto tiene un porqué: es el Adversario el que genera en los científicos —y en el hombre común— una adicción a la materia.

El miedo de dejar ir Tanto la ciencia como la tecnología han participado activamente en el fenómeno de reducir la materia física al otorgar cada vez más poder a productos cada vez más y más pequeños. Las computadoras portátiles de hoy tienen mucho más poder de cálculo que las pesadas computadoras del tamaño de una habitación que existían tan solo hace unas décadas. Las grandes redes de cables telefónicos han sido sustituidas por delgadísimos filamentos de fibra óptica. La ciencia no se ha detenido en este afán por reducir unidades de la materia, sino que sigue reduciendo las entidades físicas a partes constitutivas cada vez más pequeñas (de moléculas a átomos, a protones, a quarks, etc.), encontrando en el proceso una variedad casi infinita de nuevas y exóticas partículas subatómicas. Sin embargo, la ciencia todavía no está preparada para cruzar esa frontera aparentemente infranqueable y entrar en el reino de la conciencia. Irónicamente, la comunidad científica parece "religiosa” en su reverencia por las leyes físicas, pese a las paradojas que emergen del campo de la física cuántica y que parecen ir en contra de

nuestro sentido común. Del mismo modo que el miedo y la presión de grupo mantienen el orden en el ritualista y dogmático mundo de la religión, también mantienen a los científicos devotos hacia las leyes físicas. No obstante, cuando la verdad esté lista para ser aceptada, la inmortalidad se encontrará a disposición de cada uno de nosotros. Lo cual podría suceder en esta vida.

La búsqueda de la verdad Según la Kabbalah, mientras la ciencia continúe destrozando átomos en su búsqueda por descubrir la Causa Primera o Fuente Primordial de la existencia, nunca dejará de buscar. El Zóhar es claro al respecto: el camino que va de la conciencia pura (el Mundo sin Fin) a la ilusión de la materia física (nuestro Universo material) contiene infinitas etapas. Por lo tanto, la única forma práctica de alcanzar la Fuente Primordial es hacer un salto cuántico y descubrir lo que los kabbalistas demostraron hace más de veinte siglos: que la conciencia es la base de todo lo que percibimos y de todo lo que existe, pues es la fuente y raíz esencial de la realidad. La conciencia es la Vasija fragmentada en un incalculable número de partículas que pueblan todo el reino subatómico. Conciencia es

lo que somos. ¿Podría ser una coincidencia que las tres fuerzas de conciencia que residen en el interior de la Vasija sean idénticas a las tres fuerzas que constituyen el átomo?

CÓMO ENCONTRAR LA VERDAD La conciencia es la base de todas las cosas físicas. Sin embargo, sólo la podemos encontrar cuando elegimos hacerlo, cuando lo decidimos. Y el modo de hallar la conciencia que está en el origen de toda la existencia es a través del uso de nuestra propia conciencia individual. ¿Qué significa hacer uso de la propia conciencia? Para responder a este interrogante, antes debemos preguntarnos qué es la conciencia, un tema que filósofos y científicos han estudiado y debatido a lo largo de los milenios. Y los kabbalistas no son la excepción.

LA DEFINICION DE CONCIENCIA

Para encontrar la verdad es preciso vencer la influencia del Adversario, que personifica la duda y el escepticismo. Y vencer la duda reconociendo la existencia del Adversario es parte de la conciencia. Comportarse de forma opuesta a la influencia del Adversario es el medio para lograr un estado más elevado de conciencia, el del amor incondicional, el de la conciencia de compartir y el de la ocupación absoluta por los demás. Esta es la forma más elevada de conciencia porque es idéntica a la conciencia de la Luz, que es la fuente de toda conciencia. Por otro lado, no reconocer la existencia del Adversario ni sus influencias equivale a estar bajo su control. Dicho comportamiento no tiene nada de consciente; es una conducta mecánica y reactiva. El comportamiento reactivo no excluye la inteligencia, pero la inteligencia no es la conciencia. La inteligencia es conocimiento. La conciencia es amor incondicional. Uno puede ser muy inteligente y carecer de amor por los demás.

Pues bien, el amor incondicional imita a la conciencia de la Luz y, por tanto, crea unidad. La Luz es la fuente de toda conciencia, por

eso cuando nuestra conciencia es igual a la de la Luz logramos el máximo nivel de conciencia, que es infinito en todos los aspectos e incluye la plenitud sin fin y la suma de todo conocimiento.

El camino para elevar la conciencia La conciencia es el conocimiento de uno mismo. Por lo tanto, si una persona desconoce la existencia de la Fuerza de Ouz del Creador (la fuente de toda inteligencia y conciencia) y la presencia del Adversario, entonces no se conoce del todo a sí misma y carece de conciencia. Se puede ser inteligente y a la vez desdichado, y se puede tener una inteligencia promedio y ser plenamente feliz. Por lo tanto, cuanto mayor sea nuestro conocimiento del Adversario y cuanto más lejos estén nuestros pensamientos y actos de los suyos, más elevada será nuestra conciencia. Resumiendo, la Luz es la fuente de toda conciencia. Nosotros somos simplemente una Vasija con la capacidad de recibir y contener esa conciencia. El objetivo del Adversario es impedir que atraigamos la Ouz (conciencia) a nuestro ser, para lo cual intenta convencernos de que él no existe.

¿Cuál es la naturaleza de la conciencia de la Luz? Compartir, dar incondicionalmente y el deseo de transmitir a los demás. ¿Cuál es la naturaleza del Adversario? El interés propio y el comportamiento reactivo. Cuanto más emule nuestro comportamiento a la Luz, más elevada será nuestra conciencia. Pero el Adversario, nuestro ego, nos hace sentir inteligentes, ingeniosos y arrogantes para mantenernos dominados bajo sus garras de acero. Nos permite utilizar la inteligencia para saciar nuestros deseos, pero siempre de forma que no busquemos la conciencia ni detectemos su existencia, ya que eso lo llevaría a su propia desaparición. Cuando despertemos y reconozcamos genuinamente que la conciencia es la raíz de la realidad, habremos vencido al Adversario. Solo entonces encontraremos la verdad absoluta.

El secreto para encontrar la verdad La Kabbalah revela que vinimos a este mundo para compartir más, para ser más puros y ocuparnos incondicionalmente de los demás, no para ser más inteligentes o intelectualmente astutos. La

verdadera conciencia es compartir y ocuparse de los demás de forma incondicional. Esta es la fórmula que conduce a la nanotecnología y a la inmortalidad.

El engaño de la duda Los kabbalistas nos dicen que el Adversario personifica el ADN de la duda, pues está en la naturaleza de la duda poner en duda su propia existencia. En otras palabras, estamos dispuestos de manera innata a presentar argumentos intelectuales que descarten las verdades que se nos presentan, ¡incluso el hecho de que dudamos! No advertimos que la duda subyace en cada aspecto de nuestra argumentación. Lo máximo que podemos descubrir de esta forma es la inteligente, lúcida y convincente información referida al Efecto, nunca a la Causa subyacente.

LA PUERTA A LA VERDAD La Causa de todas las Causas y la verdad más elevada sólo se encuentra cuando trascendemos el interés propio, vencemos al

Adversario, utilizamos nuestras almas y dejamos que nuestra ocupación por los demás se convierta en nuestra única motivación. Oo creas o no, esto puede lograrse en este preciso momento con un simple cambio de conciencia. Si tan sólo pudiéramos abrirnos y admitir por un instante que todo lo que hemos hecho en nuestras vidas hasta ahora se ha basado en el interés propio, si simplemente reconociéramos la posibilidad de la existencia del Adversario, ese simple —aunque difícil— paso se convertiría en un gran salto cualitativo hacia el reino de la verdad. En ese momento, una puerta se abre. Entonces, el velo del espacio-tiempo se descorre ante tus ojos y puedes ver el corazón de la realidad, para descubrir... ¡que la conciencia te devuelve la mirada! En ese glorioso momento, tu conciencia ha encontrado la conciencia. Bendecidos

con

esta

conciencia

pura,

reforzamos

nuestra

comprensión de que compartir es nuestro camino de vuelta al hogar, el camino hacia la Luz y la ruta hacia la inmortalidad. Hemos resistido al Adversario para llegar a este punto y ahora elegimos compartir el 100 por ciento (Ama a tu prójimo como a ti mismo) porque sabemos lo que eso nos traerá. Ahora estamos emulando la conciencia de la Luz a la perfección. Y cuando nuestra unión con la

Ouz es total, la muerte se entrega a su desaparición casi gentilmente. Este es el significado esencial de la frase elevar la conciencia. Anteriormente a este momento de la historia, se suponía que el camino hacia la verdad era un proceso gradual, paso a paso, una creciente toma de conciencia de que el Adversario realmente existe. Teníamos la opción de elegir el dolor o elegir la iluminación a través de la transformación espiritual. Lamentablemente, la historia ha demostrado que la humanidad ha elegido continuamente el camino del dolor y se ha negado a aprender la lección necesaria. Pero ahora podemos elegir la transformación interna simplemente modificando nuestra conciencia. Y así es cómo se hace: primero debemos buscar una forma de salir del abrumador abismo de la duda, lo cual resulta una tarea imponente. Y es precisamente esta tarea la que te ayudará a llevar a cabo, este libro. Una vez que hayas logrado este desafiante primer paso, ascenderás por una escalera de certeza que irá aumentando hasta llegar al nivel del conocimiento absoluto. Esto puede suceder tan rápido como tú lo permitas. Cada vez que te resistas al escepticismo

y al egoísmo, habrás avanzado un nuevo peldaño de la escalera hacia un nivel más elevado de conciencia. He aquí el motivo por el cual el kabbalista vive una vida caracterizada por la resistencia. El kabbalista busca la verdad suprema y el contacto con la realidad verdadera. Una vez que conseguimos ese 100 por ciento de conciencia sobre la existencia del Adversario, podremos resistirlo al 100 por ciento. Aceptaremos un estado de compartir total y comprenderemos el misterio de la frase Ama a tu prójimo. En este nivel majestuoso de conciencia, la inmortalidad física y espiritual será una realidad para toda la humanidad. Asimismo, el reconocimiento y la continua conciencia acerca del Adversario y la Oey de la Atracción demostrarán ser las piezas finales del rompecabezas para lograr lo que, sin lugar a dudas, es el Santo Grial de la ciencia, el logro de la Gran Teoría Unificada, también conocida como la Teoría del Todo.

LA SEMILLA DE NUESTRA ADICCIÓN

A menudo me he preguntado qué fue lo que indujo a la ciencia, y a toda la humanidad, a su adicción a la materia. Hace cuatro décadas, mi maestro me dio una respuesta que sacudió la estructura más profunda de mi ser. Y aún hoy, cuarenta años después, su respuesta sigue resonando en mi interior al plantear una pregunta que todos los lectores deberían hacerse a sí mismos: ¿Por qué los nanotecnólogos siguen todavía jugueteando con el átomo cuando este no es la raíz subyacente de la tecnología? ¿Por qué la atracción de la materia es tan fuerte, su encanto tan magnífico, y la tentación de seguir el camino de la inteligencia tan magnético? La respuesta de mi maestro a estas preguntas cruciales se encuentra en un evento que tuvo lugar hace aproximadamente años. Allí, por primera vez en la historia de la civilización, una persona aplicó la nanotecnología.

EL PRIMER SIMPOSIO DE NANOTECNOLOGÍA “Y él, tomando el oro de sus manos, le dio forma con el buril e hizo así un becerro fundido”. —

Éxodo 32:4 En efecto, el primer nanotecnólogo existió hace aproximadamente 3.400 años. Su nombre era Moisés. Él fue quien congregó el primer simposio de nanotecnología en el famoso escenario bíblico conocido como el Monte Sinaí. Según el Zóhar, la historia de Moisés y de la Revelación tal vez sea la más corrompida y malinterpretada de todos los tiempos. La religión tradicional organizada nos dice que Moisés recibió diez Mandamientos inscritos en dos tablas de piedra. La revelación de estos Mandamientos tuvo lugar cuando Moisés se encontraba en lo más alto del Monte Sinaí y los Israelitas estaban acampados en la base de la montaña. Se nos explicó que mientras Moisés estaba en aquella cima, los Israelitas se impacientaron esperando su regreso y comenzaron a comportarse de forma indulgente, y que incluso realizaron actos de libertinaje sexual. Su impaciencia y sus dudas los llevaron a construir un Becerro de Oro para idolatrar y sustituir al único y verdadero Dios. De regreso, tras recibir las lablas, Moisés vio el

Becerro de Oro y aquel comportamiento decadente. Entonces, en su ira, rompió las Tablas, que quedaron destrozadas en pedazos, y así el evento de la Revelación tuvo una conclusión trágica. El Zóhar, universalmente reconocido como la máxima autoridad en la sabiduría de la Kabbalah, declara sin rodeos que aquel que lea esta historia de forma literal no es más que un tonto. En un primer momento esta declaración puede parecer ofensiva, pero el Zóhar continúa explicando que el episodio de Moisés y el Monte Sinaí es, en realidad, un mensaje codificado.

Descifrando el código Sinaí Según el Zóhar, la fuerza benéfica conocida como la Luz del Creador nunca da órdenes ni castiga. Es más, el mismo concepto de los Diez Mandamientos es una interpretación fraudulenta de lo que aquellas tablas contenían. Este engaño llevó a la intolerancia, al conflicto y al derramamiento de sangre entre las personas que supuestamente iban a cumplir con dichos Mandamientos. Mi maestro me reveló, en términos inequívocos, que los llamados Diez Mandamientos no tenían nada que ver con leyes, obligaciones,

directivas divinas ni mandamientos; y que el número diez era una referencia a las diez dimensiones que componen la realidad eterna y verdadera. ¡Imagina la conmoción y el desconcierto de las personas que vivían hace cientos de años, o miles de años, al enterarse de que hay diez dimensiones de realidad! Oa idea de la existencia de otras dimensiones solo pasó a formar parte de la conciencia de los físicos modernos a partir del siglo XX. No obstante, el Kabbalista Rav Shimón bar Yojái habló a sus compañeros sobre las diez dimensiones del Universo hace más de 2.000 años, durante una sesión de estudio de medianoche en una cueva en la región de Galilea. Esto, sin embargo, no fue lo que más me sorprendió (pronto llegaré a eso). El Zóhar explica que Moisés, mediante el uso de la ciencia y la tecnología de la Kabbalah, conectó y enlazó nuestra dimensión física

con

las

otras

nueve

dimensiones.

Estas

ocultas

e

inobservables nueve dimensiones conforman la Realidad del Árbol de la Vida, fuente de toda la sabiduría y plenitud a las que hemos estado haciendo referencia a lo largo de este libro. Estas nueve dimensiones, imperceptibles a nuestros cinco sentidos, desbordan de Energía Divina, de conocimiento infinito, de felicidad,

o en una sola palabra: de Luz. Pero ¿qué significa, en términos prácticos, una conexión con esta realidad oculta? ¿Qué quiere decir que Moisés conectó nuestro mundo con la Realidad del Árbol de la Vida?

El fin de la oscuridad Debo admitirlo, cuando mi maestro me enseñó la verdad acerca del episodio de la Revelación en el Monte Sinaí, me quedé sorprendido. Esta verdad causó en mí un gran impacto y estupefacción. Esencialmente, toda la historia del Sinaí se resumía en una sola idea: ¡inmortalidad! Los llamados Diez Mandamientos no existían. No fue el acto de transmisión de una religión. No se trataba del nacimiento de la tradición judía. La Revelación del Monte Sinaí activó y descargó la totalidad de la Fuerza de Luz de Dios desde el Mundo sin Fin, a través de las nueve dimensiones, hasta la décima dimensión que es nuestro Universo. Cuando Moisés conectó este mundo físico con la realidad espiritual conocida como el Árbol de la Vida, la infusión de Ouz y Energía fue tan poderosa que literalmente erradicó toda la oscuridad y la muerte del panorama de la civilización. Oa inmortalidad es todo lo que

ocurrió en el Sinaí. Oo que todavía no entendía en aquella época era que esta inmortalidad no se limitaba al cuerpo humano, como descubriremos a continuación.

La definición de la muerte Cuando sentimos que la vida es aburrida, significa que nuestra felicidad ha muerto, que la muerte ha extinguido aquel rayo de Ouz particular conocido como felicidad. Cuando los problemas de dinero nos hostigan, significa que la muerte ha destruido nuestra prosperidad; nuestra fuente de sustento ha muerto. Cuando cualquier forma de caos nos aflige, significa que el orden ha muerto. El llamado Ángel de la Muerte (o Ángel del Espacio) es el único responsable de esta infelicidad en todas las áreas de la actividad humana. Siempre que alguna cosa no funciona bien en este mundo o en nuestras vidas, la causa es siempre la misma: la fuerza de la muerte se ha infiltrado en ella. Oa causa de los problemas financieros en un negocio no es la disminución de las ventas, sino la fuerza de la muerte que ha impregnado el negocio, la cual ha hecho caer las ventas y desaparecer las ganancias. Pero, si el orden da paso al caos es

porque hay una abertura, una fisura en alguna zona de tu vida; entonces la fuerza de la muerte, oculta como la oscuridad en la noche, acecha preparada para infiltrarse por esa abertura y sembrar el caos y la destrucción.

El espacio es la muerte Ya hemos comprendido que el Ángel de la Muerte más bien debería llamarse el Ángel del Espacio; esto significa que nuestra felicidad muere cuando nos desconectamos de la fuente de toda felicidad: la Realidad del Árbol de la Vida. Hay un espacio entre nosotros y este reino trascendente y sublime. Y cada vez que el caos nos golpea, es una consecuencia directa de esta desconexión. Hemos creado un espacio entre nosotros y las dimensiones ocultas en las que fluye la Luz y abunda la felicidad. Por lo tanto, el espacio es la causa de la muerte en todas las áreas de nuestra vida.

Definir la inmortalidad Para la Kabbalah, la inmortalidad no sólo implica el fin de la muerte biológica, sino también la presencia de felicidad, sabiduría, alegría, entusiasmo, pasión y plenitud infinitas más allá de lo que puede

concebir nuestra mente racional. Esto es, en suma, lo que Moisés logró en el Monte Sinaí, ¡la inmortalidad! No solamente para los Israelitas, sino para toda la humanidad. Incluida en ella estaba también el cumplimiento de cualquier deseo que un hombre o una mujer puedan concebir, ¡y mucho más! La inmortalidad se refiere a un nivel de felicidad y entusiasmo que nunca nos deja, que jamás muere. Y con la inmortalidad, el tedio, la soledad, la enfermedad, el fastidio, la ansiedad y el miedo dejan de existir porque son sólo derivados de la muerte. Desde el punto de vista kabbalístico, la inmortalidad, en todas sus infinitas manifestaciones, es la esencia de todo lo que los seres humanos quieren de la vida.

LA MUERTE DE LA INMORTALIDAD Le pregunté a mi maestro qué había ocurrido con esta energía llamada inmortalidad, ¿adónde se había ido? ¿Por qué la muerte sigue siendo la característica predominante de nuestro mundo?

Moisés, me explicó el maestro, conectó el mundo con la Realidad del Árbol de la Vida, eliminando así todo el ego de su naturaleza. Moisés logró personalmente la tarea de resistirse al 1 por ciento final del ego y alcanzó así una forma similar a la Luz; él compartió y dio incondicionalmente, y mediante la Ley de la Atracción (lo similar se atrae) conectó y alineó las diez dimensiones. Por lo tanto, gracias a él, la humanidad entera logró la unidad con la Realidad del Árbol de la Vida. Pero esta condición no duró mucho. Tal como aprendimos al comienzo de este capítulo, sólo se puede acceder al reino del Árbol de la Vida a través de la conciencia, específicamente mediante su elevación gracias a la erradicación del ego y del interés propio. Esto fue lo que Moisés consiguió. Él se vinculó con la Fuerza de Luz que reside en la Realidad del Árbol de la Vida porque carecía completamente de interés propio. Él no era un hombre piadoso ni profundamente religioso; simplemente era desinteresado. El Ego, el Adversario, había desaparecido de su esencia. El poder de Moisés era el resultado de la purificación, de la limpieza de su conciencia del negativo Deseo de Recibir Sólo para Sí Mismo y su reemplazo por la conciencia de compartir, que pone

las necesidades de los otros en primer lugar, de forma incondicional y con humildad genuina. Moisés no erradicó el 99 por ciento de su ego, ni amó a los otros con el 99 por ciento de su alma; de haberlo hecho así, la unión entre el mundo físico y el mundo metafísico de Luz jamás habría tenido lugar. Moisés lo hizo en un 100 por ciento. Moisés fue hasta el final, lo cual le concedió el legítimo derecho a sostener las "Tablas de la Inmortalidad”.

Lo que falló Lamentablemente, los Israelitas no tenían la misma conciencia. Su mentalidad era del tipo: "¿y qué obtengo yo de todo esto?”. Y esta conciencia creó un espacio. El episodio de los Israelitas y su construcción del Becerro de Oro no es más que un código del uso del ego, el intelecto, y un intermediario físico como punto de contacto entre este mundo y la Realidad del Árbol de la Vida. El concepto del Becerro de Oro es un código que oculta una verdad más profunda: como los Israelitas no habían aún transformado su conciencia, no estaban preparados para recibir la dotación completa

de la Fuerza de Luz del Creador. En su lugar, cedieron el control a un ídolo, al reino de lo físico, al reino del espacio. Su resistencia al influjo del Adversario era incompleta. En resumen, no querían renunciar al ego ni optar por el amor incondicional a su prójimo.

La Luz se perdió Como resultado, el poder de la inmortalidad se perdió. El vínculo se quebró y se produjo la separación. Este es el significado del rompimiento de las Tablas. Las Tablas y sus "Diez Mandamientos” simbolizan la unificación total de las diez dimensiones en una sola, el 99 por ciento más el 1 por ciento. El rompimiento de las Tablas concierne al espacio que se crea cuando se rompe un vínculo, cuando se produce una desconexión. La muerte renació junto con ese espacio.

Quizá otro día En una cueva cerca de la cima del Monte Sinaí, Moisés creó un segundo par de Tablas. Según el Zóhar, este segundo par contienen la sabiduría, la tecnología y el poder puro de la Kabbalah, así como también del Zóhar. Los antiguos kabbalistas nos dicen que tanto los fragmentos rotos de las Tablas de la Inmortalidad como el segundo par de Tablas

fueron colocados dentro del Arca de la Alianza, lo cual significa que la posibilidad de reparar las tablas rotas y eliminar el espacio que nos separa de la Realidad del Árbol de la Vida también está presente en el Arca. El Arca contiene tanto el problema como la cura. Aquí descubrimos la razón subyacente de que el mundo haya estado fascinado durante milenios por la búsqueda del Arca de la Alianza. En un nivel subconsciente del alma, todos sabemos lo que el contenido del Arca ofrece a la humanidad: la oportunidad de reparar lo que se rompió y de eliminar el espacio entre los átomos y entre las personas, así como la distancia entre esta realidad física y el reino de la Luz o energía Divina. Mi maestro me anunció que existiría una nueva ventana de oportunidad para restablecer las fuerzas de la inmortalidad en el mundo, así como para restaurar la Luz y la Fuerza de Energía que se perdieron en el Monte Sinaí. También me dijo que las enseñanzas de la Kabbalah estarían a disposición de todo el mundo y que, cuando fuera el momento, esta vez sería inconfundible. Evidentemente, hemos llegado a ese extraordinario momento histórico, gracias a mi maestro Rav Brandwein y a su maestro Rav Áshlag, quienes abrieron las puertas de la Kabbalah a las personas

comunes por primera vez en la historia de la humanidad. Sin embargo, esta apertura inicial en la Tierra Santa estuvo limitada a unos pocos. Mi maestro y su maestro tenían algo más ambicioso en mente.

La respuesta que me conmocionó en lo más profundo de mi ser Al llegar a este punto en mis estudios, mi maestro me reveló algo que me sacudió hasta lo más profundo de mi alma. Él me dijo que yo sería quien difundiría en todo el mundo, por primera vez en la historia, el olvidado Zóhar y los secretos de la inmortalidad. Yo jamás habría soñado que las antiguas criptas de la sabiduría kabbalística, selladas durante dos mil años, se abrirían bajo mi supervisión. Luego, mi maestro me anunció que iba a tener que enfrentarme sin duda a muchos sufrimientos y a una presión inimaginable por parte de aquellos que habían luchado durante siglos para mantener la Kabbalah en secreto. Y tuvo razón. Por eso me tomó cuarenta años producir este libro que estás leyendo. Y a pesar de que mi camino hasta este momento ha estado plagado de padecimientos, muchos más de los que puedo poner por escrito, le rogaría sin dudar al

Creador que me permitiera volver a transitarlo de nuevo desde el comienzo. Porque las dificultades de mi camino palidecen en comparación

con

la

plenitud

inconmensurable

que

he

experimentado. Una hora con mi maestro hubiera hecho que diez vidas llenas de dolor valieran la pena. Muchas situaciones y recuerdos acuden ahora a mi memoria, pero caería en la negligencia si no mencionara el acontecimiento que más dolor ocasionó a mi familia, a Karen, mi esposa, compañera, amiga y alma gemela, y a nuestros dos hijos, Yehudá y Michael. ¿No es acaso una ironía del destino que yo, habiendo sido llamado kabbalista por mi querido maestro y mis dedicados estudiantes, habiendo desempeñado la tarea de compartir la fuente antigua de la sabiduría y el poder que aliviaría todo el sufrimiento, incluso el flagelo de la muerte, tuviera que experimentar lo que la comunidad médica diagnostica como accidente cerebrovascular? De hecho, no es en absoluto irónico. Tal vez sólo aquellos cuyo linaje esté vinculado con kabbalistas, aquellos que conocen los secretos antiguos de la Kabbalah, puedan comprenderlo. Es semejante a la idea de que para ganar un torneo de peso pesado, tanto el campeón como el contrincante deben encontrarse en el cuadrilátero.

Muchas veces me he preguntado si no sería esta la razón por la cual, durante 4.000 años, la Kabbalah estuvo limitada a un selecto y privilegiado grupo de individuos, aquellos que estaban preparados para subir al cuadrilátero. ¿Es posible que esta sea la razón por la que, a través de los tiempos, aquellos que se acercaban a este camino se alejaban sin más ante la primera dificultad? Mi maestro me enseñó una lección que le había enseñado su maestro: uno sólo puede compartir aquello que posee. Ahora, después de haber sufrido aquel accidente cerebrovascular y haber logrado la continuación de mi trabajo en este libro desde otro nivel de conciencia —para consternación de la ciencia médica y de los hospitales y de las universidades más prestigiosas— puedo compartir con los demás lo que significa resistir al Adversario aun cuando todo se vuelve complicado. Y así, de este modo, el trabajo continúa. Sin embargo, no transcurre un momento sin que aprecie el hecho de haber tenido el mérito y la buena fortuna de estar alerta en este momento histórico, aunque —lo reconozco— no comprendo por qué esto es así.

El último paso Debo reconocer que mi conmoción por la responsabilidad que mi maestro depositó en mí nunca habría amainado si no hubiera sido por la fortaleza, el coraje y la determinación de Karen, mi alma gemela, quien tomó la decisión histórica y valiente de permitir a hombres, mujeres y niños, así como a Israelitas, musulmanes, cristianos, budistas y ateos por igual, estudiar el Zóhar y acceder a su inagotable manantial de sabiduría. La primera vez que Karen llegó a esta conclusión, yo sabía, sin lugar a dudas, que nuestras vidas estarían en peligro y en constante desasosiego. Debo confesar que sin Karen mi plan se habría limitado al estudio de la Kabbalah para los que ya estaban instruidos en la sabiduría bíblica. Mi querido maestro, sin embargo, previó la presencia de Karen en mi vida. Él dejó este mundo antes de que Karen y yo nos casáramos; pero un kabbalista verdadero nunca está limitado ni gobernado por la Causa y el Efecto, ni por el tiempo y el espacio. Mi maestro sigue conmigo hasta el día de hoy, no sólo en mi memoria, sino también de una forma tan tangible que rezo para que el resto del mundo finalmente la entienda como algo absolutamente posible.

Me siento inmensamente feliz de poder compartir esta sabiduría con el mundo y ser parte activa, junto con mi alma gemela, de lo que será el amanecer de la inmortalidad. Se abre ante nosotros una oportunidad para la revelación final de Ouz y energía Divina que regresará nuestro mundo a un estado permanente de inmortalidad y felicidad infinitas. Sin embargo, el Zóhar nos advierte que la posibilidad de repetir los mismos errores que cometimos en el Monte Sinaí estará siempre presente durante este tiempo. El Adversario todavía podría encontrar una grieta en nosotros para infiltrarse. En este próximo capítulo, me propongo presentar la fórmula para lograr la inmortalidad mediante un auténtico método de nanotecnología y, al mismo tiempo, identificar los peligros y las trampas que se ciernen en el horizonte.

DOS CAMINOS HACIA LA FELICIDAD ETERNA La humanidad posee la opción que Dios le brinda de escoger uno de estos dos caminos para llegar a la inmortalidad: 1. El camino del sufrimiento 2. El camino de la nanotecnología kabbalística Cuando sangramos y sufrimos en la guerra, en un divorcio, en los negocios o por problemas de salud, este sufrimiento elimina una capa de nuestro ego; el dolor limpia algo de conciencia reactiva de nuestra naturaleza. Así, a lo largo de varias vidas, la persona habrá sufrido lo suficiente como para que su ego finalmente haya desaparecido del paisaje. Cuando ya no queda ni rastro del ego, el gen de compartir de Dios cobra vida, y entonces somos capaces de Recibir con el Propósito de Compartir. De este modo lograremos la inmortalidad. En el Monte Sinaí, la Fuerza Divina que la humanidad designa como Dios dio a Moisés un camino alternativo hacia la misma meta, el

cual evitaba el sufrimiento del cuerpo y del alma. Este camino es la nanotecnología kabbalística. (No debería sorprendernos, pues, que los grandes pensadores de la historia, desde Pitágoras y Platón hasta Sir Isaac Newton y Wilhelm Leibniz, concordaran en que fue la Kabbalah lo que Moisés recibió en el Sinaí, no la base de una religión organizada). En este camino extraordinario, el único que sufre es el ego; sólo él debe experimentar cualquier forma de dolor. Y en última instancia, sólo el ego experimentará la muerte. Se trata, sin duda, de una forma mucho más placentera de lograr nuestro destino que el camino del sufrimiento. Sin embargo, el Adversario siempre estará ahí para guiarte por el camino del sufrimiento corporal y espiritual. El Adversario te dirá que lo que recibió Moisés en el Monte Sinaí no fue una tecnología sino una religión; o te dirá cómo funcionan las leyes físicas del mundo, pero nunca por qué las cosas son como son, limitándote así a tratar sólo los síntomas y nunca la Causa. Afortunadamente, el Libre Albedrío te confiere la capacidad de rechazar al Adversario.

El pensamiento de la Creación

Desde la perspectiva de Dios, el tránsito por ambos caminos tiene un resultado previsible, el deseo de Dios de compartir eternamente su felicidad infinita con la Vasija, símbolo de las almas de la humanidad. La vida es así de simple. Llegar allí es un poco más complicado. Sin embargo, todo lo que ocurre en el Universo, desde una piedra que rueda cuesta abajo en una montaña de algún lugar en Nueva Zelandia hasta la agitación social y económica que atraviesan los continentes, desde los movimientos de las mareas oceánicas hasta las leyes físicas de las partículas, todo, a cada momento, está avanzando hacia ese objetivo supremo. Lo creamos o no, vamos a ser felices e inmortales. Toda la humanidad participará de la redención y de la plenitud sin fin, incluso los ateos y los escépticos. Nuestra libre elección sólo determina el modo en que alcanzaremos ese destino final. Un individuo puede elegir tomar la ruta fácil y pintoresca o el camino doloroso y turbulento. El Universo es indiferente a esta elección, porque el final feliz está igualmente garantizado en ambos casos; solo depende de nosotros decidir qué camino queremos tomar. La decisión está en nuestras manos, como lo ha estado desde la Revelación en el Monte Sinaí, hace 3.400 años.

A continuación, examinaremos con más detalle los dos caminos hacia la inmortalidad.

LA KABBALAH Y LA CIENCIA El renombrado científico, autor e inventor Ray Kurzweil recibió la Medalla Nacional de Tecnología en la Casa Blanca de la mano del entonces presidente Bill Clinton. Kurzweil, quien ha sido bautizado como "el Edison de nuestros días”, fue invitado al Salón de la Fama de la Invención en el 2002. Él afirma que estamos a unos veinte años de lograr la inmortalidad a través de la nanotecnología. Para alcanzar este objetivo, Ray Kurzweil prevé la necesidad de cruzar tres puentes. Así es como lo explica:

El primer puente consiste en sacar el máximo provecho del conocimiento actual de la biología para lentificar los procesos del envejecimiento y la enfermedad. Esto nos permitirá mantenernos en la mejor forma posible para cuando estén disponibles las

tecnologías

del

segundo

puente,

la

revolución biotecnológica que nos dará las herramientas

para

reprogramar

nuestra

biología y el correspondiente proceso de información bioquímica que en ella subyace. Hoy nos encontramos en una fase temprana de esta revolución, pero en quince años ejerceremos en gran medida el dominio sobre nuestra biología. Esto nos llevará al tercer

puente,

nanotecnología,

la con

revolución la

que

de

la

podremos

reconstruir nuestros cuerpos y cerebros a nivel molecular. Esto nos permitirá solucionar los problemas pendientes que son difíciles de abordar en los confines de la biología y nos permitirá traspasar las limitaciones biológicas. Por lo tanto, la idea es cruzar el primer puente ahora para poder estar vivos y saludables cuando las revoluciones de la biotecnología y la nanotecnología sean una

realidad. Nuestro objetivo es vivir el tiempo suficiente para vivir eternamente. Kurzweil prevé nanorobots del tamaño de las células sanguíneas que se desplazarán por el cuerpo humano reparando arterias, células cerebrales, huesos y músculos. Estos robots microscópicos serán capaces de destruir las enfermedades y reconstruir nuestros órganos. Él también prevé la descarga de modificaciones del ADN desde Internet. Kurzweil ve incluso el día en que los seres humanos ya no necesitarán un corazón para vivir. ¿Suenan descabelladas las ideas de Kurzweil? Es posible. Sin embargo, junto a sus impresionantes credenciales, la capacidad de Kurzweil para descubrir tendencias científicas goza de muy buena reputación. En su primer libro, La era de las máquinas inteligentes, publicado en 1990, Kurzweil predijo que una red informática global emergería en el futuro cercano. Aproximadamente tres años después apareció la Red mundial e Internet transformó nuestro mundo, confirmando así su predicción. Kurzweil también predijo que una computadora le ganaría a un campeón de ajedrez alrededor del año 1999. En 1997 Garry Kasparov perdió una partida contra la supercomputadora de IBM llamada Deep Blue.

Uno podría preguntarse entonces: ¿para qué necesitamos la Kabbalah si tenemos a Kurzweil? Si la ciencia va a realizar el truco de la inmortalidad, ¿qué sentido tiene molestarse con una tecnología antigua que hace hincapié en el comportamiento humano si la ciencia puede hacer que máquinas inteligentes y robots microscópicos lo hagan todo por nosotros? En otras palabras, si podemos utilizar nanorobots para construir pantallas gigantes de TV, reproductores de DVD, autos deportivos y piscinas, y podemos programarlos de forma que fabriquen alimentos para las comunidades arrasadas por el hambre en todo el mundo, así como para reconstruir todos los órganos del cuerpo humano, ¿para qué necesitamos la Kabbalah? ¿Cuál es la diferencia entre la nanotecnología científica y la nanotecnología kabbalística? La respuesta tiene dos partes. La primera parte se encuentra en un concepto kabbalístico de 4.000 años de antigüedad, conocido como las Cuatro Fases.

LAS CUATRO FASES

Según los antiguos kabbalistas, las Cuatro Fases operan en todos los niveles de la existencia. No hay nada en nuestro mundo que no pase por estas Cuatro Fases antes de manifestarse de forma física. Las Cuatro Fases son las siguientes:

• FASE UNO: El potencial del potencial • FASE DOS: La realización del potencial • FASE TRES: El potencial de la realización • FASE CUATRO: La realización de la realización Mostraré su funcionamiento tomando como ejemplo la construcción de un edificio.

Construcción de un Edificio • FASE UNO: El potencial del potencial Un proyectista decide construir una torre de oficinas en Manhattan. A pesar de que ve el edificio entero en su mente, por ahora sólo existe en su conciencia en un estado no físico de pensamiento puro. Este es el nivel del potencial puro.

• FASE DOS: La realización del potencial El proyectista comienza a desarrollar su concepto original. Contrata a un arquitecto para que haga los planos.

La

información

de

los

planos

todavía

representa su conciencia, o la fase del edificio a nivel

pensamiento.

Sin

embargo,

la

idea

está

evolucionando. Su potencial se está expresando y realizando sobre el papel. El pensamiento existe ahora en dos dimensiones: en la conciencia y en el plano físico.

• FASE TRES: El potencial de la realización Una

vez

que

los

planos

están

finalizados,

se

compran y se transportan al lugar indicado todas las materias primas necesarias para la construcción del edificio. Esto incluye vigas de acero, hormigón, cableado,

cañerías,

yeso,

ladrillos,

vidrios,

etc.

Todos estos elementos físicos aparecerán en la realización final del edificio. El concepto de un edificio entero y terminado se encuentra ahora en un

estado potencial físico, en oposición a un estado de potencial de pensamiento.

• FASE CUATRO: La realización de la realización El edificio está construido. El proyectista convoca a una conferencia de prensa y muestra la torre de oficinas al mundo. Todo en nuestro mundo físico atraviesa estas Cuatro Fases. Y con todo me refiero a la realización de un negocio floreciente, un matrimonio exitoso o una película taquillera de Hollywood. Sin embargo, estas Cuatro Fases también son evidentes cuando se produce la bancarrota de un negocio, la ruina matrimonial o el fracaso estrepitoso de una película. Ahora surge una pregunta obvia: ¿Qué determina si la Fase Cuatro es un éxito, un fracaso o algo intermedio? La respuesta a esta pregunta está en la Fase Uno.

EL PODER DE LA FASE UNO

Como la Fase Uno contiene tanto el germen original de un pensamiento como su manifestación final, podemos decir que esta primera fase contiene a todas las demás. En efecto, las fases Dos, Tres y Cuatro están incluidas dentro de la Fase Uno. El pensamiento original del proyectista no fue la creación de un plano en la Fase Dos; tampoco las toneladas de hormigón y millas de cableado y cañerías de la Fase Tres. Su pensamiento inicial fue la imagen de un edificio terminado lleno de arrendatarios adinerados que pagan su renta por un espacio de oficinas. Esto nos lleva a un principio fundamental de la Kabbalah:

• El final siempre está contenido en el inicio

ó

• La Causa siempre contiene el Efecto La Causa del edificio es el pensamiento inicial del proyectista, su idea. Pero el Efecto —el edificio terminado— también estaba presente en su conciencia original. Cuando observamos el funcionamiento de la naturaleza podemos entender mejor este

concepto kabbalístico: una semilla de manzana contiene la raíz, el tronco, las ramas y la fruta final del manzano completo. Uno podría preguntarse por qué este principio es tan importante. Lo es por dos motivos básicos:

1. La Fase Uno determina si la Fase Cuatro será un éxito espectacular o un fracaso rotundo. 2. Para que la nanotecnología kabbalística funcione, debemos acceder a la Fase Uno para cambiar las fases siguientes y crear un nuevo resultado en la Fase Cuatro. Si un jardinero planta una semilla de manzana defectuosa, el resultado inevitable será un manzano insalubre. Esto es Causa y Efecto. Si el jardinero planta una semilla de manzana saludable, uno puede esperar que brote un manzano saludable. El estudiante de Kabbalah, el practicante de la nanotecnología kabbalística, siempre debe tener en mente que la Fase Uno es la que determina el éxito o el fracaso. Todo lo demás que surge en las fases subsiguientes es meramente el efecto de la semilla de la Fase Uno inicial.

El secreto de la fase uno Si uno tuerce o rompe la rama de un árbol, solo afecta el crecimiento de la rama; pero si modifica una semilla, afecta el desarrollo de todo: la raíz, el tronco, la hoja y la fruta final. El control de la semilla es la única forma de modificar genuinamente nuestro mundo y nuestras vidas. Y desde el punto de vista del Zóhar, el nivel de la semilla —la Fase Uno— nunca se encuentra en el mundo de lo físico. Todo lo físico comienza en el estado de conciencia. La Fase Uno es conciencia pura. Antes de que los hermanos Wright inventaran y produjeran el primer aeroplano, este ya existía como pensamiento. Antes de que Nicholas Jacques Conté inventara el lápiz en 1795, este existía como una idea dentro de la cabeza de Conté. Lo mismo puede decirse en el caso de William Carrier y el primer sistema de aire acondicionado; fue creado en 1902, pero la idea se originó en su mente como concepto. Los Corn Flakes® de Kellogg no aparecieron mágicamente en un tazón de leche. La idea de este cereal primero existió como inspiración en la cabeza de William Kellogg en 1906. Arthur Wynne, de Liverpool, tuvo que soñar con la idea del

crucigrama antes de que su invento pudiera materializarse físicamente en un periódico, el 21 de diciembre de 1913. La conciencia es siempre el origen y la causa de todas las manifestaciones físicas; cualquier apariencia física es meramente el Efecto. Todo comienza con la conciencia, en el reino de lo inmaterial. Esta verdad se encuentra delante de nuestras narices y, sin embargo, no la vemos.

El quid de la cuestión La limitación crucial de la versión científica de la nanotecnología es que no se ocupa de la Fase Uno. La Kabbalah, por el contrario, nos muestra que el átomo en sí mismo está compuesto de conciencia. Y tal como hemos aprendido en este libro, no hay diferencia entre el deseo y los electrones que forman nuestro cuerpo, pues son simplemente dos formas de nombrar una misma y única fuerza. La partícula subatómica que llamamos "electrón” es meramente conciencia de recibir en forma física. Piensa en ella como "conciencia congelada”.

La versión científica de los nanorobots se limita a manipular el electrón en la Fase Dos o el átomo en la Fase Tres. Pero si manipulamos sólo el nivel de la conciencia, que es la Causa que subyace al electrón, ejerceremos el control sobre todo el reino físico y por lo tanto determinaremos los Efectos que se manifiestan en la realidad física.

El problema de la fase uno Ya hemos visto que en el 99 por ciento del tiempo nuestras acciones tienen su origen en el ego y en el comportamiento reactivo. Ni siquiera nos damos cuenta de que el Adversario existe. Creemos que la influencia del Adversario es nuestro propio pensamiento. Nos apropiamos de sus pensamientos y deseos porque no nos damos cuenta de la presencia independiente del ego en nuestra vida. Así es como todas nuestras actividades están motivadas por el interés propio. A veces esto resulta descaradamente obvio, pero por lo general es engañosamente sutil. De esta forma, cada acción que llevamos a cabo, cada aventura en la que nos embarcamos, ya sea en una relación personal o en un negocio, tiene sus raíces en el ego y el interés propio. Entonces el ego infunde la Fase Uno. Y el ego no

produce Luz, sino separación. Por eso, en algún momento de la Fase Dos, Tres o Cuatro, el fracaso y el caos se materializan en nuestra vida.

Enfermedades y dolencias: el espacio como culpable y la conciencia como causa Las enfermedades en el cuerpo, en el trabajo o en una relación personal, según el Zóhar, tienen su causa exclusivamente en la conciencia; esto es, en la Fase Uno. Fue una conciencia negativa la que creó los cigarrillos, la radiación nuclear y los desechos tóxicos. Y es la conciencia negativa la que debilita nuestro sistema inmunológico y nos hace vulnerables a las fuentes externas de la negatividad. Si tratamos solamente las fases Dos, Tres y Cuatro, podremos desplazar

el

problema,

pero

de

ninguna

forma

podremos

solucionarlo. No lograremos cortarlo de raíz. Hemos creado y establecido un mecanismo para poder sobrellevarlo, pero no hemos curado al mundo de las enfermedades que traen tanto dolor a nuestras vidas.

Í

LA PROMESA DEL NANO KABBALÍSTICO Las maravillas de la nanotecnología se lograrán a través del poder de nuestros pensamientos. Cuando nuestra conciencia esté totalmente libre del Adversario, cuando hayamos erradicado de nuestro ser todo el egoísmo, nuestros pensamientos y nuestra conciencia penetrarán y motivarán la materia libremente. Nuestra conciencia se comunicará e interactuará de forma instantánea con cada átomo de cada objeto. Detendremos el deterioro con el poder de nuestros pensamientos, porque el pensamiento es la fuente primordial de la realidad. Eliminaremos el espacio entre los átomos en nuestro cuerpo y nos aseguraremos de que permanezcan unidos para siempre. Nuestra conciencia reparará nuestros riñones, regenerará nuestro corazón, liberará todo el potencial de nuestro cerebro. Tendremos la capacidad de hacer uso de nuestros pensamientos para reunir átomos con el fin de formar moléculas en el aire y crear con ellas alimentos, automóviles o cualquier otra cosa que deseemos, porque son sólo formas congeladas de conciencia. Sin embargo, esta facultad de manifestar pensamientos en forma física sólo se

materializará cuando el Adversario haya sido eliminado al 100 por ciento de nuestra conciencia, no antes. Cuando nuestros pensamientos y nuestra conciencia sólo estén verdaderamente interesados en servir al prójimo y satisfacer sus necesidades, este poder se liberará dentro de nosotros. Ama a tu prójimo es el único prerrequisito para permitir que el gen de Dios, la conciencia de "Dios”, florezca en nosotros.

LA ÚLTIMA VÁLVU LA DE SALVACIÓN Nunca tendremos que preocuparnos por el abuso del poder ilimitado de la nanotecnología kabbalística para crear armas de destrucción masiva. La gente jamás emplearía este poder para recibir riqueza material y dominio sobre los otros, pues todo el poder de la conciencia humana sólo se revelará cuando cada rasgo de egoísmo y naturaleza reactiva haya sido erradicado de nuestro ser. Como ves, primero es necesario que ocurra este cambio crucial en la conciencia humana. Y esta es la única razón por la que la humanidad todavía no ha descubierto este poder.

El grado de desarrollo del dominio de la mente sobre la materia y del poder

de

la

nanotecnología

kabbalística

será

directamente

proporcional al grado de transformación que realicemos en nuestras vidas. Como mencioné al comienzo del libro, cuando la Vasija de este mundo elimine de su naturaleza todo rastro del ego, el gen de Dios

cobrará

vida.

En

ese

momento,

comprenderemos,

apreciaremos y reconoceremos la alegría ilimitada y el poder que el verdadero compartir engendra. Después ofreceremos amor y amistad incondicional, porque sabremos (no creeremos) que hacerlo nos otorga el control total sobre cada electrón, protón y neutrón en nuestros cuerpos y en el Universo. Cuando el cuerpo (Deseo de Recibir) llegue a estar en un constante estado de compartir, los átomos que lo forman establecerán una unión constante al compartir sus electrones. Los átomos permanecerán unidos para siempre, en una continua danza de electrones compartidos que dará nacimiento a una infinita danza de vida. Lamentablemente, la mayoría de la gente desconoce que esta transformación es el propósito de la vida. El 99 por ciento del mundo no sabe que aprender a compartir y ocuparse de los demás venciendo nuestro interés propio y eliminando nuestro ego es la

mismísima razón de nuestra existencia. Hasta el día de hoy, el mundo no ha logrado darse cuenta de que el amor incondicional y el comportamiento amable con los demás desatan un poder increíble de conciencia y nanotecnología kabbalística. Y lo que es más sorprendente, hemos fallado en comprender la idea de que la codicia iluminada debe ser el único motivante de nuestros actos de tolerancia y dignidad humana.

El arma del tiempo Durante siglos, el malicioso Adversario nos ha tendido trampas y nos ha mantenido en la oscuridad acerca de estas verdades extraordinarias. Astutamente, nos hizo vincular la idea de la moral, la ética y la religión organizada con el compartir verdadero. ¿Y qué hemos visto? Hemos visto gente corrupta que obtiene beneficio y gente honesta que fracasa. Pero, esto también es un truco. El Adversario utiliza el concepto del tiempo para crear la ilusión de que el buen comportamiento no compensa. El tiempo separa la Causa del Efecto. El tiempo crea distancia entre el crimen y su consecuencia. El tiempo produce un retraso entre la resistencia que ejercemos y su recompensa; de esta forma, nos engaña para que

creamos que el egoísmo lleva al éxito y que la bondad es un callejón sin salida.

ATANDO CABOS El Adversario ha elaborado muy bien este plan de juego. Nos ha cegado ante el funcionamiento interno de la vida. En otras palabras, cuando reaccionamos, no vemos las repercusiones inmediatas de nuestras acciones; por el contrario, nuestro ego recibe una infusión de energía placentera entregada por el Adversario, o bien alguna recompensa material. Así es como el astuto Adversario nos esconde el hecho de que, como resultado de nuestro comportamiento reactivo, hemos recibido una dosis de karma negativo que nos ha distanciado aun más de la Luz. Desgraciadamente, no detectamos esta oscuridad adicional de inmediato, ya que el Adversario nos da un poco de Luz temporal para desequilibrarnos; utiliza el tiempo para retrasar la llegada de esa dosis de oscuridad. Puede llevar meses o años, pero si has actuado de forma reactiva, la oscuridad y el caos arribarán inevitablemente a tu puerta de alguna forma. Cuando ese momento

llega, la mayoría de la gente nunca puede atar cabos y establecer una conexión entre la llegada del caos y su comportamiento egoísta previo. De la misma forma, pensamos erróneamente que la vida está manejada por fuerzas fortuitas como el caos o la suerte. Pensamos que la existencia es una simple suma de ciclos y nos conformarnos con aquello que la vida tiene para ofrecernos. Algunos años tenemos buena fortuna; en otros el ciclo cambia y pasamos por un período de caos y trifulcas. Creemos que la vida es así, por lo que vivimos de una manera todavía más autoindulgente para compensar el caos en otras áreas de nuestra vida. De esta forma, la vida se convierte en un círculo vicioso sin escapatoria. Sólo cuando nuestro caos se vuelve demasiado grave intentamos arreglar nuestras vidas. Desgraciadamente, estamos condicionados a tratar con las fases Dos, Tres y Cuatro. Entonces terminamos culpando a otros por las circunstancias "que no están bajo nuestro control” y nos vemos como víctimas desamparadas simplemente porque no nos damos cuenta de que nuestra propia conciencia de la Fase Uno es la causa fundamental de toda nuestra desgracia.

Mi maestro siempre me decía que lo más difícil de hacer es aceptar la responsabilidad por nuestro propio caos. El Adversario siempre obrará para que acuses a cualquier otra cosa o persona, excepto a ti mismo. Un activista ambiental y el dueño de una fábrica que contamina una determinada región, operan desde la misma conciencia inherente reactiva. El hecho de que uno tenga buenas intenciones y de que el otro no las tenga no tiene nada que ver. Como dice el refrán: El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Cuando uno o ambos puedan admitir que el Adversario existe, habrán pasado la prueba de la verdadera conciencia. Si se comprometen a trabajar para eliminar al Adversario de su naturaleza, erradicando el interés propio y el ego de todas sus acciones a lo largo del camino, entonces, en virtud de transformarse a sí mismos, estarán cambiando el mundo.

LA BALA MAGICA

La ciencia sueña con una bala mágica que pueda atacar específicamente a una célula cancerígena sin dañar el resto de las células del cuerpo. La Kabbalah ya conoce esa bala mágica. ¡Se llama responsabilidad! Cuando asumimos la responsabilidad por todo el caos de nuestras vidas y reconocemos que nuestra propia conciencia es la causa de nuestra desgracia o de nuestra fortuna, todo depende de nosotros. Una vez que adoptemos esta conciencia de responsabilidad, en lugar de sufrir emocional o físicamente, estaremos operando en la Fase Uno. Cuánto más responsables seamos y más enfocados en el objetivo estemos, mayores posibilidades tendremos de lograr una curación genuina. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. El Adversario te dirá que todo en tu vida se debe a tu alimentación, al aire que respiras o a factores hereditarios. Te dará ciento un motivos por los cuales no puede tratarse de algo tan fácil como tu propia conciencia. Es demasiado fácil y simplista; es una forma de pensar impráctica, ingenua e irresponsable. Por supuesto que es muy tentador aceptar los argumentos del Adversario, porque sagazmente nos absuelven de todo tipo de responsabilidad. La conciencia de víctima nos viene como anillo al

dedo. Además, ser víctima es mucho más fácil si queremos retener a nuestro ego.

La falacia del pensamiento positivo No hay que dejarse engañar por la popular y convincente idea del poder del pensamiento positivo cuando hablamos del rol que cumple la conciencia en la creación y el control de nuestra propia realidad. No son los pensamientos "negativos” los que causan nuestros problemas; son los pensamientos egoístas. Tener pensamientos positivos todo el día acerca de todas las cosas maravillosas que quieres recibir de la vida es incluso peligroso. ¿Sabes por qué? Porque estás en modo de recibir. ¡Todo gira en torno a mí! Pensar continuamente "en positivo” acerca de la satisfacción de nuestros propios deseos representa el lado oscuro de la Ley de la Atracción. Si dirigimos nuestros pensamientos positivos al Deseo de Recibir Sólo para Sí Mismo, recibiremos cosas materiales, pero su fuente será el Adversario, porque habremos alcanzado una forma similar a la suya. Al mismo tiempo, esta conciencia nos distancia de

la verdadera fuente de felicidad y crea espacio entre la Luz del Creador y nosotros, ya que de este modo estamos en oposición a la Fuerza

positiva

de

compartir;

estamos

recibiendo.

Y

así,

inevitablemente, tarde o temprano el caos volverá a nuestro escenario. La Ley de la Atracción puede usarse de dos maneras: para nuestros propios fines o con el único propósito de servir a las necesidades y deseos de nuestro prójimo. El primer enfoque nos lleva hacia la muerte, el segundo hacia la inmortalidad. El primero está gobernado por la codicia insensata, el segundo por la codicia iluminada.

Los lazos del compartir Cuando te enfrentes a un problema y tu pensamiento sea: "¿Qué dolor he causado a otra persona que hizo que mi problema se manifestara en primer lugar?”, entonces habrás llegado a la Fase Uno. Habrás encontrado el elusivo e inmaterial nivel de la Causa, de donde surgen todas las causas físicas. Del mismo modo, cuando te digas: "Quiero eliminar todo el dolor que he causado a la otra persona para recibir más Luz en mi propia vida”, estarás haciendo uso de la Codicia Iluminada para el Alma; estarás poniendo las

necesidades del otro por delante de las tuyas. Oa Kabbalah dice que puedes tenerlo todo y puedes pedirle cualquier cosa al Creador, siempre que pienses en el bienestar de los demás antes que en el tuyo. Cuando te enfocas en eliminar tus propios rasgos negativos, la tecnología de la Kabbalah se activa en su totalidad y empieza a operar a su máxima capacidad, corrigiendo la conciencia y eliminando los rasgos egocéntricos que causaron tu codicia por el ego, en primera instancia. Una vez que ese aspecto de la conciencia se corrige, el problema debe disolverse y desaparecer. Así debe ser y así será.

EL PODER DE ELIMINAR EL ESPACIO El espacio es el único problema, según las doctrinas del Zóhar. Cuando vi el poder de mi maestro y su capacidad de eliminar todo el espacio entre él y su amigo árabe, ofreciéndole su amabilidad de forma incondicional, lo que menos imaginé fue que aquel acto de amor era la tecnología más profunda que la humanidad tenía y tiene

a su disposición. Sin embargo, esto sigue siendo muy difícil de entender y aplicar.

EL PODER SUPREMO DE AMAR A TU PRÓJIMO UN ENLACE COVALENTE: EL LADRÓN DE MANZANAS Y EL TENDERO Había una vez un rey que gobernaba con mano de hierro. Y tenía una buena razón para hacerlo, pues la mayoría de sus súbditos eran unos sinvergüenzas que vivían en una lucha constante y sin escrúpulos, en la cual cada hombre miraba sólo para su propio beneficio. Un día, un hombre llamado Nataniel fue atrapado mientras robaba una manzana. Nataniel no era una mala persona; no estaba en su naturaleza ser ladrón. Pero después de

vivir tantos años entre villanos, había cedido a su instinto egoísta por primera vez. Y lamentablemente, lo había hecho en el momento menos oportuno, pues el rey decidió utilizar a Nataniel como ejemplo para enviar un mensaje al resto del pueblo. Nataniel recibió la sentencia de muerte por parte del rey y aceptó su destino sin quejarse. Después de todo, no podía culpar a nadie más que a sí mismo. Cuando el rey le preguntó si tenía algún último deseo que expresar, Nataniel solicitó tres días para concluir algunos asuntos pendientes de su vida. Debía pagar unas deudas, devolver varios favores personales y quería despedirse de sus seres queridos. Pensaba que podría concluirlo todo en tres días.

El rey, impresionado por la aceptación de Nataniel de su destino y por su sentido de la responsabilidad, quiso concederle su último deseo. Pero había un problema obvio: “Si te concedo la libertad por tres días -dijo el rey-, ¿cómo podré estar seguro de que regresarás para cumplir con tu sentencia?”. Nataniel comprendió el dilema del rey. “Tengo una idea -contestó Nataniel-. Dejaré a un buen amigo en mi lugar hasta mi regreso. Si no vuelvo, podrá ejecutar a mi amigo en vez de a mí”. El rey se rio y dijo: “Si encuentras a alguien

que

quiera

tomar

tu

lugar,

te

concederé los tres días. Pero si llegas un minuto tarde, puedes estar seguro de que ejecutaré a tu amigo”. Nataniel pidió a su mejor amigo, un tendero llamado

Simón,

que

ocupara

su

lugar

mientras él llevaba a cabo su último deseo.

Simón conocía a Nataniel desde que eran niños, y lo amaba y respetaba como a un hermano. Así pues, como toda respuesta, Simón dijo que se sentía honrado de ocupar el lugar de Nataniel. Mientras Simón era detenido y apresado, Nataniel se disponía a partir para finalizar sus asuntos. “Recuérdalo bien -le dijo el rey-, si llegas un minuto tarde, colgaremos a tu amigo”. Pasó el primer día... luego el segundo y el tercero. Al ver que Nataniel no había regresado, el rey ordenó que llevaran a Simón a la horca. El verdugo le colocó la soga al cuello y le tapó la cara con la capucha.

Simón

estaba

listo

para

ser

ejecutado. Entonces, en aquel preciso instante, se escuchó

un

grito

en

la

distancia:

“¡Deténganse! ¡Deténganse, he regresado! Era Nataniel. “¡Por favor, le suplico -gritó Nataniel al rey-, ordénele al verdugo que le quite la soga del cuello a mi mejor amigo! Es mi destino, no el suyo”. Pero el rey replicó: “Has llegado una hora tarde ”. Nataniel estaba sin aliento y casi no podía hablar. “Déjeme explicarle, su Majestad. Mi caballo se quedó cojo y tuve que correr todo el camino hasta aquí. Por eso he llegado tarde. Soy yo quien debe morir, no mi querido amigo”. Entonces Simón comenzó a gritar y el verdugo le quitó la capucha. “¡Eso no es verdad, soy yo quien debe morir hoy! Hicimos un acuerdo. Además, no podría quedarme mirando cómo mi mejor amigo muere delante de mis ojos... No podría seguir viviendo

después de eso. Por lo tanto, seré yo quien muera hoy”. Los ojos de Nataniel se llenaron de lágrimas. “Le ruego, Majestad, ¡no lo escuche! No deje que mi mejor amigo muera. Soy yo el que está sentenciado a muerte, no Simón. Si lo mata, no podré vivir después de haber visto a mi mejor amigo abandonar por mi culpa este mundo. Le ruego que me ponga a mí en el cadalso”. Simón y Nataniel continuaron discutiendo acerca de quién debía morir ese día. Por supuesto, el rey estaba sorprendido. En un reino repleto de villanos, el rey no estaba acostumbrado a presenciar semejante acto de amistad incondicional. Sin embargo, debía tomar una decisión. El rey era un gobernante estricto pero justo, y la justicia debía impartirse según las leyes del reino.

“He llegado a un veredicto final -anunció el rey-: hoy ninguno de los dos morirá. Pues me doy cuenta de que sea uno u otro el ejecutado, en ambos casos estaría matando a dos hombres. Y la sentencia original dictaba la ejecución de uno solo. Por lo tanto, me veo forzado a liberarlos a los dos”. El secreto codificado en el interior de este antiguo relato kabbalístico revela por qué deberíamos amar a nuestro prójimo, por qué es necesario que pensemos en el otro antes que en nosotros mismos: ¡La codicia iluminada! De acuerdo con la ley de aquel reino, Nataniel estaba destinado a morir; sin embargo, al llegar tarde, su mejor amigo Simón ya está en la horca. Los dos hombres tenían sentencia de muerte, sin embargo ambos evitaron su fatal destino al despojarse de todas sus inclinaciones egoístas; no había ni un rastro de interés propio en sus corazones. Rechazaron su egoísmo y únicamente consideraron el bienestar de la otra persona de manera incondicional y desinteresada. Ambos ofrecieron su cuerpo (el electrón) en nombre del otro y así, como una unión covalente, se

convirtieron en uno. Al apreciar eso, el rey comprendió que no podría matar a uno sin que el otro también muriera. Los dos amigos habían eliminado cualquier espacio que pudiera existir entre ellos.

Derrocar a la muerte Esta parábola kabbalística nos dice algo extraordinario: que podemos desafiar las leyes de cualquier reino —incluyendo las leyes de la física e incluso el destino de la muerte— si compartimos de forma incondicional, si eliminamos cualquier espacio que pueda existir entre nosotros y los demás, y colocamos genuinamente el bienestar de los otros por encima del nuestro.

LA ILUSION El Adversario tiene una sola función: convencernos de que el relato del rey y los dos amigos no es más que una bonita historia sobre la moral y la ética que no posee ninguna tecnología aplicable a

nuestras vidas. Si eres honesto contigo mismo, reconocerás que la duda, el miedo y el escepticismo están librando una batalla dentro de ti en este momento. El Adversario es un ilusionista tan brillante y tan listo que nos hace creer que estamos desamparados y que nuestra conciencia no puede ejercer ningún control sobre nuestros átomos. La frase Ama a tu prójimo nunca fue un precepto religioso ni un mandamiento motivado por un código religioso de ética. Es evidente que la semilla de la religión se ha corrompido, ya que una y otra vez sus frutos han sido el derramamiento de sangre, la guerra, la intolerancia y el conflicto entre los pueblos que habitan este planeta. Se ha derramado más sangre en nombre de la religión que por cualquier otra causa en la historia de la humanidad. A menudo me he preguntado cuántas veces necesita una persona seguir apostando por un caballo perdedor hasta caer en la cuenta de que no ganará. Pero el Adversario responde y grita que la religión nos ofrece esperanza. Y es cierto: tenemos esperanza de que las cosas cambiarán; pero por algún motivo, no lo hacen. Como resultado,

entregamos nuestra fe a una institución religiosa que ha fracasado durante aproximadamente 2.000 años en erradicar el dolor y el sufrimiento del paisaje de la humanidad. Se nos dice que el Todopoderoso actúa de manera misteriosa, y cuando no podemos curar los dolores misteriosos de nuestro cuerpo o resolver los conflictos en nuestros negocios, la esperanza que nos ofrece la religión nos permite sobrellevar el sufrimiento. Pero los kabbalistas preguntan: ¿En eso consiste la vida? ¿Acaso es la intención original del Creador que soportemos, tengamos esperanza y esperemos un alivio mientras seguimos sufriendo? El problema de la conciencia conocida como religión organizada es que está basada en sobrellevar. Nos ofrece esperanza, pero no soluciones definidas que nos den resultados claros. Si la "conciencia religiosa” pudiera ofrecer auténticos milagros, la paz reinaría en el mundo hace mucho tiempo. Además, un milagro no puede ser como un juego de azar, una tirada de dados que a veces sale y a veces no. Según la Kabbalah, nadie puede hacer un milagro o una sanación en nombre de otra persona. La capacidad de hacer milagros es un don otorgado por Dios y, por lo tanto, es responsabilidad de cada individuo; es su herencia y su destino.

COMO AUMENTAR TU CODICIA Cuando comprendes que la conducta motivada por tu conciencia es la causa principal de tus problemas o de tu buena fortuna, tu codicia por la felicidad aumenta. Te ves motivado a compartir porque sabes que obtendrás una recompensa. Si no fuera así, los kabbalistas no habrían trabajado permanentemente para erradicar su ego y compartir con los demás. El siguiente relato puede arrojar luz sobre las Leyes Universales de la vida y sobre por qué la codicia es clave para modificar nuestro comportamiento.

EL NIÑO QUE QUERIA SER REY Había una vez un rey cuya esposa no podía tener hijos. A pesar de su triste situación, la pareja real llevaba una buena vida. Reinaban con gran compasión, y trataban a sus súbditos como miembros de su propia familia. Cuando el rey envejeció, supo que había llegado la hora de preparar a un digno

sucesor para su trono. Así pues, ofreció a todos

los

oportunidad

niños

varones

de

convertirse

del en

reino su

la hijo

adoptivo con el propósito de heredar la corona. Cientos de familias distinguidas de las aldeas cercanas

enrolaron

a

sus

hijos

como

candidatos. El rey sabía que era importante que el niño tuviera un carácter y un talento especiales, por lo que ideó un plan que le permitiera seleccionar a la persona correcta para su adopción. Su plan consistía en dar a todos los niños semillas de flores idénticas y macetas de arcilla de terracota de seis pulgadas, donde debían hacer crecer rosas rojas en miniatura. El niño que lograra el buqué de rosas más hermoso sería el futuro rey.

Un niño que pertenecía a una familia muy pobre entró en la competición. Su nombre era Ariel. Este pequeño pilluelo nunca había aprendido a leer ni escribir porque su familia no podía permitirse el lujo de mandarlo a la escuela. Aquel niño tenía que trabajar todo el día para ayudar a su padre con el sustento familiar. Ariel estaba muy entusiasmado con la competición real, pues ahora tendría las mismas oportunidades que los demás de lograr

el

sueño

máximo

de

todos,

la

oportunidad de convertirse en rey. Ariel se esforzó tanto como pudo. Colocó la tierra de mejor calidad en la maceta, añadió nutrientes especiales, regó la planta con el agua más pura que pudo encontrar y expuso la planta a la luz del sol cada día. Pero, tristemente,

nada

ocurría.

Ariel

estaba

angustiado. Su semilla no germinaba; ni un

solo tallo asomaba de la fértil tierra de su maceta. Ariel se frustró aun más cuando visitó a los otros niños de la aldea. ¡Todos tenían su maceta florecida, llena de hermosas rosas en miniatura! Ariel estaba desconsolado. Cuando llegó el momento de elegir al ganador, el rey congregó a todos los niños en su

palacio.

Todas

las

plantas

fueron

exhibidas en una exposición pública en los jardines

reales.

Miles

de

personas

se

reunieron para ver quién sería el ganador. En medio de aquel mar de flamantes rosas rojas, la maceta vacía de Ariel llamaba la atención, lo cual le hizo sentir aun más avergonzado. El rey examinó todas las plantas con sumo cuidado, observando meticulosamente cada tallo, cada hoja y cada pétalo.

De repente, para sorpresa de todos — especialmente de Ariel—, el rey seleccionó la maceta vacía. Como puedes imaginarte, el resto de los niños participantes quedaron consternados y el público que se hallaba presente no pudo contener su asombro. Entonces el rey levantó la mano en señal de silencio. Después sonrió y explicó la razón por la que había escogido la maceta vacía. “He dado deliberadamente a los niños semillas defectuosas -admitió el rey-. Ni una sola

de

estas

semillas

podría

haber

germinado, de ninguna podría haber brotado una flor. Pero veo que sólo uno de entre todos ustedes ha tenido la integridad y el coraje suficiente para decir la verdad. Esta es la clase de valor que se necesita para gobernar un gran reino”.

Y así fue como Ariel y su familia llegaron a ser miembros adoptados de la familia real. Y para nadie fue una sorpresa que aquel niño creciera y se convirtiera en el digno sucesor de aquel viejo y sabio rey. La

vida

nos

ofrecerá

un

sinfín

de

tentaciones

y

oportunidades para ser crueles, falsos o egocéntricos. Si, como Ariel, nos resistimos a estos impulsos, activamos el poder de la nanotecnología. Es nuestra conciencia la que conecta y controla los electrones, protones y neutrones que forman el átomo. Este es el verdadero dominio de la mente sobre la materia.

UNA BATALLA PERDIDA Supongamos que tu codicia se ha expandido hasta el punto en que te has comprometido a resistir los impulsos de tu ego y aceptar la tecnología conocida como Ama a tu prójimo. Has leído este libro y apruebas los principios que presenta. Entonces, ¿por qué sigue

siendo tan difícil llevar a cabo la acción de la resistencia? ¿Por qué el Adversario sigue teniendo tanta fuerza y sigue siendo la fuerza dominante en nuestras vidas? Todos sabemos que seguir una dieta saludable tiene un gran impacto sobre cómo nos sentimos a diario; y, sin embargo, con frecuencia elegimos alimentos que tan solo contienen calorías vacías y que van en contra de un estilo de vida saludable. A veces simplemente la tentación es demasiado fuerte y terminamos sucumbiendo a ella. Saber con certeza que una tecnología funciona no es suficiente. Hace falta algo más. ¿Cómo reúnes la fuerza y la voluntad necesarias para derrotar al Adversario? ¿Cómo puedes acceder a lo más profundo de tu ser para luchar contra él en igualdad de condiciones y en su propio campo? El Adversario enemigo lucha en nuestra contra en el nivel de la conciencia. ¿Cómo podemos batallar nosotros en ese plano? Una vez más, la nanotecnología proporciona una manera de ayudarnos a comprenderlo.

LOS NANOROBOTS La ciencia comprende el problema que conlleva acceder al nivel más profundo del mundo material: el mundo de los átomos. Dado que los científicos no pueden tocar un átomo ni manipularlo con las manos o con los instrumentos más precisos, predicen la creación de nanorobots del tamaño de un átomo que contengan un software programado para orientarlos y dirigirlos a desempeñar diversas funciones. Hace unos 4.000 años los kabbalistas revelaron un Alfabeto Divino, una secuencia de 22 letras similares al ADN que fueron creadas para ayudar a la humanidad. En estas también se incluye una tecnología llamada Los Nombres de Dios. Por supuesto, no se trata de que Dios tenga diversos nombres, sino de códigos que transfieren la conciencia de Dios a nuestro mundo físico del mismo modo en que un escritor transfiere sus pensamientos e ideas a otras personas mediante la escritura de un libro. Estos Nombres de Dios

particulares son como nanorobots que luchan por nosotros en el nivel de la conciencia. Dichos códigos alfabéticos y fórmulas tienen el poder de penetrar en el reino de nuestros átomos, entrando así en nuestra conciencia y permitiéndonos librar la batalla contra el Adversario. Estos Nombres Divinos nos ayudan a desterrar al Adversario de nuestra conciencia, debilitándolo y eliminando gradualmente su influencia negativa. Por supuesto, se trata de una tarea difícil y desafiante que requiere meditación seria, esfuerzo constante y gran perseverancia. Y en efecto, esto es precisamente lo que las oraciones pretenden hacer. Desde el punto de vista del Zóhar, la oración es un arma, no una plegaria a Dios. La oración es una espada, no una súplica. Es el arma que utilizamos en la única guerra que realmente importa: la guerra contra nuestro Adversario. Las letras del alfabeto arameo nos ayudan a erradicar el comportamiento reactivo. Cada vez que escaneamos visualmente un Nombre de Dios o recitamos un verso kabbalístico particular, debilitamos la fuerza de nuestro ego. Los Nombres de Dios destierran el egoísmo, al mismo tiempo que activan la conciencia de

la certeza y la convicción. De este modo, nos proporcionan la fortaleza para resistir nuestros impulsos egoístas y, así, completar la gran tarea de lograr el 100 por ciento de resistencia. Los kabbalistas son muy enfáticos en su afirmación acerca de que jamás derrotaremos al Adversario ni lograremos Amar a nuestro prójimo si no hacemos uso de esta tecnología.

Nanorobots que manipulan y transforman Sin duda, la secuencia de letras arameas más poderosa para combatir la conciencia reactiva de un ser humano es el sagrado Zóhar. Según los antiguos kabbalistas, el Zóhar es el arma más eficaz que la humanidad posee para elevar su conciencia y derrotar al Adversario. El Zóhar encarna la Luz oculta de la Inmortalidad que se perdió en el Monte Sinaí tras el pecado del Becerro de Oro.

El poder del Zóhar Ya hemos visto en un capítulo anterior que Moisés creó unas nuevas Tablas después de que las primeras se rompieran en pedazos. Estas segundas Tablas han servido para contener la

energía de la inmortalidad hasta que los seres humanos se ganaran otra oportunidad de alcanzar el sueño final. Los kabbalistas aseguran que esta oportunidad es el Zóhar mismo; pues sus letras, palabras y versos son la manifestación física de aquella energía de inmortalidad. De hecho, el Zóhar no es diferente de una enciclopedia electrónica online que está en un dominio virtual. Una enciclopedia puede aparecer en la pantalla de la computadora o estar impresa en papel. Impresa ocuparía 26 volúmenes, pero lo valioso para nosotros no es el documento impreso, sino la información que la enciclopedia nos transmite en virtud de las letras que forman sus palabras. Lo que tiene valor no es la tinta líquida, sino el conocimiento que las formas trazadas con ese líquido transfieren a la mente del lector. Si alguien quiere aprender química o biología, la lectura de las diversas formas trazadas con tinta en las páginas de diferentes libros le transferirá conocimientos e información sobre dichas disciplinas. Pero el conocimiento trasciende la forma física de las letras impresas. No se trata de la tinta, tampoco del papel. Se trata de la información no física que se transfiere a tu mente mediante el

papel y la tinta. La tinta y el papel son meros cables encargados de transferir infinitas cantidades de información y conocimiento. El Zóhar opera como la enciclopedia en el ejemplo anterior, con una diferencia

significativa.

En

vez

de

contener

información

y

conocimiento, el Zóhar contiene la Luz y la Energía metafísicas de la Realidad del Árbol de la Vida, incluida la fuerza de energía suprema conocida como inmortalidad. La sabiduría del Zóhar no es más que el medio de transferencia, al igual que la tinta y el papel de la enciclopedia. En definitiva, un flujo de Energía Divina se transfiere al lector en virtud de las letras que componen las palabras, versos e historias impresas en el Zóhar.

Los ojos como ventanas del alma El Zóhar dice que cuando meditamos o escaneamos visualmente las letras de sus textos, fuerzas inimaginables de energía penetran hasta el centro mismo de nuestro ser. Aunque no puedas leer arameo o no comprendas el texto con exactitud, los Kabbalistas de la historia —incluidos Rav Eliezer Papo y Rav Jaim Yosef David Azulai, nieto de Rav Abraham Azulai— nos dicen que el simple contacto visual con el Zóhar produce un profundo efecto.

Naturalmente, comprender la sabiduría del Zóhar ayuda a activar las asombrosas fuerzas de la Creación. Pero aunque no puedas leer una sola palabra en arameo, simplemente meditar sobre el texto generará un flujo de energía en tu conciencia que superará todas tus expectativas. La energía de la inmortalidad eleva nuestra conciencia más allá del reino en el que la influencia del Adversario nos tiene atrapados. Devasta al Adversario, destruyendo los rasgos reactivos arraigados en nuestra mente subconsciente. Desde el punto de vista tecnológico, no hay forma más segura y factible de modificar los átomos de nuestro cuerpo. Al abordar nuestro ser en el nivel de la conciencia,

el

Zóhar

y

los

Nombres

de

Dios

afectan

automáticamente a cada átomo, molécula y célula que constituye nuestro cuerpo, pues la conciencia y los átomos son una y la misma cosa. Así, tanto los Nombres de Dios (consulta la tabla en la página 230) como las palabras impresas en el antiguo Zóhar son los nanorobots de la conciencia que incuestionablemente llevarán a la humanidad a su destino supremo: la eliminación del caos y la muerte en la existencia humana.

El Zóhar en la historia Lamentablemente, es poco lo que se conoce sobre la influencia del Zóhar en el transcurso de la historia. Sir Isaac Newton estudió el Zóhar y encontró en él la fuente de su gran descubrimiento: que todos los colores del arco iris están contenidos en la luz blanca. El Papa Pablo IV autorizó la primera impresión del Zóhar en 1558. Los musulmanes de Marruecos, entre ellos el Rey Hassan II (con quien estudié), se basaron en el Zóhar para lograr la estabilidad, reducir al mínimo las bajas y poner fin a la Primera Guerra del Golfo. El honorable Rev. Ezra Stiles, eclesiástico perteneciente a la congregación, teólogo y presidente de la Universidad de Yale de 1778 a 1795, quien mantenía correspondencia con Thomas Jefferson y Benjamin Franklin, dedicaba varias horas diarias al estudio de los textos del Zóhar, tal como quedó registrado en su diario personal. El poder metafísico del Zóhar es reconocido por científicos y académicos, místicos y filósofos, además de judíos, musulmanes y cristianos. Es mi mayor deseo que el libro que estás leyendo ayude a que esta verdad salga por fin a la luz para toda la humanidad.

LOS 72 NOMBRES DE DIOS

Los 72 Nombres de Dios no son "nombres” en el sentido común de la palabra, sino una tecnología puntera que llega con profundidad al alma humana y es la clave para librarse de la depresión, el estrés, el estancamiento, la ira y muchos otros problemas físicos y emocionales. Los Nombres representan una conexión con la corriente espiritual que fluye a través del universo. Cuando unes estas fuentes de poder de la forma adecuada, adquieres el control sobre tu vida y la transformas para mejor.

EL LADO OSCURO DE LOS NANOROBOTS CONVENCIONALES La ciencia reconoce que su versión de los nanorobots supone un gran riesgo para la humanidad. La razón se vuelve clara cuando se observa a través de la lente del Zóhar. Los nanorobots previstos por la ciencia no son más que el efecto del Becerro de Oro que reaparece en nuestros días. En otras palabras, estos minúsculos robots se están programando para manipular los átomos con el fin de lograr la inmortalidad, del mismo modo en que los antiguos Israelitas confiaron en el Becerro de Oro para conseguir la misma hazaña. Sin duda, ambos enfoques, el de los antiguos Israelitas y el de los nanotecnólogos contemporáneos, eximen al practicante de toda responsabilidad en la transformación de la conciencia humana y, con ello, de nuestro comportamiento y trato hacia el prójimo. Así, por muy brillante que sea un nanotecnólogo, mientras actúe motivado por intereses egoístas estará cometiendo el mismo error que

cometieron los Israelitas en el Monte Sinaí y, por tanto, según la Kabbalah, estará condenado al fracaso.

Un nanorobot de oro El pueblo hebreo no era estúpido. Muy al contrario, estaba tan avanzado en términos de tecnología espiritual como nosotros los estamos en la actualidad en el campo de la informática. De la misma forma en que un individuo que vivía hace miles de años no podía imaginar las computadoras, los teléfonos celulares, el cine, la televisión de alta definición y las tecnologías biomédicas, tampoco nosotros podemos imaginar las tecnologías espirituales que prevalecieron en los tiempos de Moisés. Los Israelitas no eran tan ingenuos como para pensar que idolatrar al Becerro de Oro les daría los mismos resultados que la revelación de Dios a través de las Tablas. El Zóhar explica que la lectura literal de este relato bíblico es absurda. El Becerro de Oro, desde la perspectiva del Zóhar, no era en absoluto un ídolo. Era un instrumento muy complejo, mucho más sofisticado y poderoso que miles de supercomputadoras integradas. El problema con los Israelitas no era su tecnología, sino su falta de voluntad para dejar de lado lo material, la interfase (el Becerro) que

iba a realizar el trabajo de generar la inmortalidad en su nombre. Como el Becerro de Oro no hizo su trabajo en el nivel de la conciencia, no fue un "nanorobot” kabbalístico. Los Israelitas querían lograr la inmortalidad por motivos ególatras sin hacerse responsables de su comportamiento y sus intereses egoístas. Entre ellos no había lazos de amor incondicional, ni ninguna conciencia de compartir y de ocuparse de los demás. El Adversario era quien tenía el control. Por eso Moisés rompió las Tablas, la inmortalidad se perdió, y la plaga de la muerte volvió al paisaje de la humanidad. Mientras los nanotecnólogos actuales no estén motivados por la erradicación de su ego o por el desarrollo del amor incondicional por sus semejantes, mientras sólo sigan motivados por sus logros intelectuales, ganancias empresariales, interés propio, honor, legado y anhelo de ganar un premio Nobel, nunca se logrará la inmortalidad en el Universo. Estamos buscando los mismos atajos que antiguamente buscaron los Israelitas.

El momento es ahora

El aspecto positivo de este escenario es que resulta evidente que hemos llegado a un momento muy esperado en la historia, en el cual la ventana a la inmortalidad se ha abierto una vez más. Así como el enfoque de Moisés sobre la inmortalidad —que implicaba perder el propio ego— competía con el enfoque de los Israelitas — que consistía en retener el ego y utilizar un intermediario material—, el mismo escenario se está reproduciendo en la actualidad. El mismo escepticismo que los Israelitas sentían hacia Moisés afecta hoy a los científicos —y a todos nosotros— cuando se trata de creer que nuestra conciencia y nuestro comportamiento son en realidad una tecnología de vanguardia. La humanidad no lo comprendió en aquel momento y ahora estamos en peligro de no volver a comprenderlo. Si la Kabbalah está abogando por la visión de la inmortalidad que tenía Moisés, la cual implica aceptar la tecnología conocida como Ama a tu prójimo, es porque en cada átomo de nuestro cuerpo se refleja el comportamiento del mundo atómico y subatómico. Tanto los Israelitas como Moisés comprendían que la inmortalidad podía lograrse. Ellos simplemente usaban tecnologías opuestas; mientras

que uno no tenía esperanzas de éxito, el otro tenía su éxito escrito en el plan de la Creación.

Entonces es ahora En la actualidad, el mismo conjunto de circunstancias se está desarrollando ante nuestros propios ojos. Mientras que los científicos han aceptado un tema que antes consideraban tabú y han desarrollado una tecnología para lograr el fin de la muerte, la Kabbalah ha llegado a la escena mundial tras miles de años de ocultamiento, prometiéndonos una tecnología que puede alcanzar el mismo fin: la inmortalidad. Uno podría pensar que las novedades provenientes

de

estas

dos

tecnologías

contrapuestas

—la

nanotecnología convencional en oposición a la nanotecnología kabbalística— y el objetivo que ambas persiguen podrían haber puesto al mundo en alerta. Estas novedades deberían estar llenando

los

medios

de

comunicación

globales,

generando

entusiasmo y esperanza. Pero esto no ocurre, gracias a la eficacia del Adversario. Y desgraciadamente, hasta el día de hoy, los nanotecnólogos han seguido el camino del Becerro de Oro,

trabajando en la creación de robots para manipular átomos en vez de transformar su propia conciencia.

NANOROBOTS FUERA DE CONTROL La ciencia postula que los nanorobots deben estar dotados con la capacidad de replicarse a sí mismos. Esto es necesario debido al inconcebible número de átomos que existen en cada centímetro cuadrado de nuestro cuerpo. Necesitaríamos trillones de nanorobots para manipular todas las moléculas y átomos de una pequeña zona. De ahí que la ciencia, al no tener el tiempo ni los recursos suficientes para crear trillones de nanorobots, haya llegado a la solución inteligente pero peligrosa de la autorreplicación. Al crear nanorobots que pueden replicarse a sí mismos, uno puede convertirse en dos, después en cuatro, ocho, dieciséis, treinta y dos, sesenta y cuatro, etc. En cuestión de minutos, esta duplicación podría crear miles de millones de nanorobots, y justamente aquí reside el peligro. Imagina que algo fallara en la programación de estos nanorobots, en su software; los nanorobots podrían

teóricamente continuar replicándose hasta el punto de cubrir la Tierra con lo que los científicos llaman ecofagia o plaga gris. Esto podría ser un espantoso y muy probable fin del mundo. El conocido periodista de temas científicos Philip Ball explicó la palabra ecofagia en un artículo del número 2.386 de la revista New Scientist (15 de marzo del 2003, pág. 50):

Lo llaman “ecofagia global”. Para nosotros es ‘comerse la Tierra’. Se dice que esto es lo que

la

replicación

de

nanoestructuras

provocaría, y según se estima, podrían comerse el planeta en aproximadamente tres horas. Imagina los nanorobots replicándose a tal velocidad que en 180 minutos literalmente se tragaran toda la Tierra. Obviamente, tanto los científicos como los políticos se están preguntando: ¿qué ocurriría si la nanotecnología cayera en manos de terroristas? Obviamente, la versión científica de la nanotecnología tiene su lado oscuro. Y este lado oscuro existe porque la ciencia aborda

solamente la Fase Dos; busca el objetivo último de la inmortalidad empleando la tecnología incorrecta. La Fase Dos sólo opera en el plano físico, que es el controlado por el Adversario. En el reino del Adversario, el reino del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, cada lado positivo tiene también un lado negativo, razón por la cual la nanotecnología no sólo constituye una gran promesa sino también un gran peligro. Sin embargo, en el plano no físico de la Realidad del Árbol de la Vida, que es el reino de la conciencia, sólo existe el lado positivo. Si controlas el nivel de la conciencia —la Fase Uno—, controlarás todo el mundo físico y a su vez al Adversario. En esto precisamente reside el poder del Zóhar y de la nanotecnología según la versión de la Kabbalah.

¡HABLA! “Hablad a la peña ante los ojos de ellos, y la peña dará sus aguas . . . Y Moisés alzó la mano, y después de golpear la peña dos veces con su vara, salieron aguas abundantes; y bebió el pueblo y su ganado”.

—Números 20: 8-11 Para aquellos que no conocen este fragmento de la Biblia, se trata de un episodio que tuvo lugar después de la Revelación en el Monte Sinaí. La inmortalidad se había perdido y los Israelitas erraban por el desierto clamando por agua. Dios le ordena a Moisés que hable con la roca delante de todos los Israelitas a fin de que el agua fluya. Sorprendentemente, Moisés desobedece. En vez de hablar con la roca, toma su vara y la golpea dos veces. Entonces el agua comienza a fluir. Se nos dice que Dios castigó entonces a Moisés por haber desobedecido Sus órdenes, y que su castigo fue no poder entrar en la Tierra de Israel. Posteriormente Moisés murió y fue enterrado en una tumba desconocida fuera de la Tierra Santa. El Zóhar decodifica esta historia aclarándonos que el agua nunca emanó de la roca. La Biblia, en un nivel más profundo, nunca se refirió al agua bebible. Así pues, el agua es una metáfora de la sabiduría, la energía divina y la tecnología de la Kabbalah. Dice el Zóhar:

En el segundo golpe de la roca, estas gotas de agua emergen. Estas gotas de agua son pistas de sabiduría, pistas de la sabiduría de la Kabbalah. —El Zóhar, Vol. 22, 16:73

No fue agua lo que salió de la roca, sino la asombrosa energía y el poder de la Kabbalah. El Zóhar explica más adelante por qué las gotas de agua surgieron de una roca en lugar de surgir de una ola.

La segunda oportunidad en el Paraíso Los grandes maestros de la Kabbalah nos dicen que en realidad Moisés no desobedeció a Dios. Y que Dios no castigó a Moisés prohibiéndole entrar a la Tierra Santa. Moisés representa a Zeir Anpín o la Realidad del Árbol de la Vida. La frase Tierra de Israel es el código para el reino físico o la dimensión de Maljut. Lo que este inusual relato quiere darnos a conocer es la incapacidad de nuestro mundo físico de unirse con la Realidad del Árbol de la Vida para lograr la inmortalidad (simbolizado por la prohibición de Moisés de entrar en Tierra Santa). Aquí corresponde preguntarse por qué. ¿Por qué Moisés no pudo entrar en la Tierra de Israel? ¿Por qué nuestra

Tierra física no podía conectarse aún con la Fuerza de Luz del Creador? La respuesta a esta pregunta se encuentra en las acciones de Moisés. Dios ordenó a Moisés que hablara con la roca; sin embargo, Moisés prefirió golpearla. Esta acción es un reflejo de la conciencia de los Israelitas, no de la conciencia de Moisés. Comunicarse con la roca no es una acción física; hablar es un derivado de la conciencia, es el pensamiento expresado en palabras. En realidad, Dios le estaba diciendo a Moisés que utilizara el poder de la conciencia para conectar este Universo con la Fuerza de Luz del Árbol de la Vida. Y como los Israelitas se negaron a abandonar la conciencia del ego, Moisés empleó una acción física —golpear la roca con su vara— para poder atraer la Luz de la Inmortalidad (gotas de agua que emanan de la roca).

¡HABLA, NO GOLPEES! La Kabbalah nos exhorta a hablar con los átomos, a no golpearlos. Los nanorobots convencionales están diseñados para golpear al

átomo, manipularlo para reconstruir tejidos, células y órganos del cuerpo. Pero este tipo de conciencia física nunca logrará el objetivo principal. Debemos hablar con los átomos mediante el poder de nuestra conciencia. Hablamos con los átomos en virtud de la transformación de nuestra conciencia del deseo egoísta de recibir al deseo de compartir. Utilizando el Zóhar y los Nombres de Dios encendemos nada menos que la impresionante Fuerza de Luz del Creador en nuestra conciencia, nuestro cuerpo y nuestra alma. Entonces nuestra conciencia habla directamente con todos y cada uno de nuestros átomos, porque nuestra conciencia y nuestros átomos son lo mismo. Cada vez que abrimos una página del Zóhar o meditamos sobre uno de los Nombres de Dios, usamos la conciencia para penetrar en cada átomo (partícula de conciencia) que impregna nuestro ser y de esta manera debilitamos el poder del Adversario.

Con sus propios ojos Aquellos que no pueden leer o hablar el idioma del Zóhar, bien pueden utilizar la meditación visual para hablar con los átomos. Sabemos que este es un secreto grandioso y poderoso, pues se

halla confirmado en el Zóhar y en la Biblia en el episodio de la Revelación en el Monte Sinaí. La Biblia nos dice que los Israelitas que fueron testigos de este gran evento vieron los sonidos asociados con la Revelación de Dios: “Y todos pudieron ver los sonidos ”. —Éxodo 20:15 El Zóhar aclara este concepto radical. A medida que la energía Divina surgía de las Tablas tras haber recorrido las diez dimensiones, el Zóhar dice que las palabras pronunciadas por Dios causaban atronadores sonidos que efectivamente pudieron ser vistos por los Israelitas. El sonido se dividió en setenta sonidos, y todos ellos iluminaban y centelleaban ante los ojos de todos los Israelitas, quienes vieron Su esplendor con sus propios ojos. —El Zóhar Vol. 11, 33:368

Aquí reside uno de los grandes secretos que se esconden detrás de la

idea

de

escanear

los

textos

bíblicos

y

kabbalísticos,

especialmente el Zóhar, conocido como el Libro del Esplendor. Nuestros ojos tienen el poder de ver sonidos, de percibir las ondas de energía y las vibraciones creadas por las letras y palabras usadas para formar un sonido. Ver los Nombres Divinos y los textos sagrados del Zóhar es también pronunciar sus sonidos. Así pues, necesitamos hablar con nuestros átomos, no golpearlos, cuando intentamos restaurar el estado original de bienestar de nuestro cuerpo y nuestra alma. Cada vez que nos comportamos con una conciencia egocéntrica, estamos golpeando nuestros átomos, debilitando sus enlaces y haciéndolos más susceptibles a las influencias negativas del medio ambiente: el aire tóxico que respiramos, los alimentos insanos que comemos y las aguas contaminadas que bebemos. Cada vez que tratamos el síntoma de un problema en lugar de la causa, estamos golpeando a nuestros átomos. Y por lo tanto, solo revelamos gotas de energía en lugar de un flujo constante de Luz. Habla con el átomo, ¡no lo golpees! Mediante la tecnología de Ama a tu prójimo y a través del uso de instrumentos como el Zóhar,

podemos recuperar el control de nuestros pensamientos y, con ello, de nuestros cuerpos y almas.

Prácticamente hablando Resistirnos a un simple acto de egoísmo cada día de nuestra vida es hablar con nuestros átomos en el nivel más simple. Resiste el deseo de gritar a un ser querido; resiste el reflejo natural de maldecir a aquellos que te han ofendido o lastimado; resiste tu mal genio, aun cuando parezca justificado. Y lo que es más importante, hablar con nuestros átomos significa reconocer la existencia y la influencia del Adversario. Se trata de un reconocimiento especialmente duro para el ego. Ese malestar es indicio de que has identificado al verdadero culpable. Así es como elevamos nuestra conciencia. Esto es la conciencia. Y se eleva a medida que te esfuerzas por pensar en los demás, aunque los impulsos de tu cuerpo te digan lo contrario. Si podemos descubrir la influencia del ego en nuestras acciones, cuestionar nuestros motivos, ver nuestros intereses ocultos y, al menos, intentar cambiar nuestro comportamiento en las pequeñas cosas de cada día, estaremos dando grandes pasos en el terreno cuántico. En vez de enfocarnos en ser inteligentes o tener la razón

en una discusión o debate, debemos enfocarnos en identificar nuestra respuesta egocéntrica en esa situación. Después de todo, el propósito de la vida no es ganar una discusión ni tener razón; es revelar Luz a través de la resistencia.

La fruta contiene la semilla No te equivoques acerca de esto, el objetivo último de la felicidad eterna se logrará sea cual sea tu comportamiento. La decisión del Creador de impartir felicidad infinita a la Vasija es un hecho consumado. El resultado final ya estaba presente en el Pensamiento Original. Sólo el tiempo crea la ilusión de que todavía no hemos llegado a ese momento predestinado. El tiempo existe para otorgarnos Libre Albedrío, lo cual nos permite ganarnos el mérito que sólo se obtiene cuando logramos una tarea en virtud de nuestro propio esfuerzo. Podemos llegar a nuestro destino mediante un sufrimiento indecible, como hemos venido haciéndolo durante miles de años; o podemos llevar esa lucha a nuestro interior y librar la guerra contra nuestros propios impulsos egoístas mediante la auténtica nanotecnología: un camino repleto de innumerables bendiciones. La decisión es

nuestra, porque en última instancia, los dos caminos conducen al mismo destino.

La elección En pocas palabras, ejercer nuestro Libre Albedrío significa elegir uno de los dos caminos hacia el destino final: el camino del dolor del ego y el amor a nuestro prójimo, o el camino de la gratificación

del

ego,

acompañado

por

el

caos

y

el

sufrimiento a largo plazo. La elección es nuestra.

LA OPORTUNIDAD DE LA INMORTALIDAD BIOLÓGICA Debo reconocer que siento un profundo entusiasmo por los impresionantes avances que están teniendo lugar en el campo de la nanotecnología convencional, pues son una señal de que estamos muy cerca de lograr el objetivo final. La ciencia está ahora abierta a debatir con seriedad el tema de la inmortalidad y a verlo como algo

posible en los próximos veinte o cincuenta años. Es evidente que la ciencia está sintonizando con las fuerzas metafísicas imperceptibles que circulan por el cosmos, lo cual confirma lo que mi maestro sabía con certeza hace cuarenta años: que las fuerzas de la inmortalidad y la revelación de la plenitud de la Fuerza de Luz están a nuestro alcance. Para manifestar esta oportunidad se nos ha entregado el don de la Kabbalah, esta antigua ciencia y tecnología que nos puede ayudar a recuperar lo que Moisés logró, la tecnología para conectarnos con la Realidad del Árbol de la Vida, pero esta vez de forma permanente. Tanto la Biblia como el Zóhar nos dicen que en el Fin de los Días, cuando nuestra Redención Final se manifieste, todas las personas, jóvenes o ancianas, comprenderán el secreto de Amar al prójimo y los misterios de la vida. El conocimiento y las ideas presentadas en este libro nos brindan la oportunidad de alcanzar esta comprensión. Por primera vez en la historia de la humanidad, el hombre común puede descubrir de dónde venimos, la procedencia del átomo, por qué morimos y cómo lograr la inmortalidad mediante los enlaces químicos de los átomos. Tú eres la prueba viviente de ello, pues lo acabas de descubrir.

Indiscutiblemente,

hemos

llegado

al

momento

de

nuestra

Redención Final. La Inmortalidad ya está aquí y ahora. Y su poder se encuentra en nuestras manos. Si no lo sientes así en el fondo de tu alma, tal vez debas leer este libro una vez más. Si puedes sentirlo, si sientes el poder y los secretos detrás de lo que acabas de leer, entonces todo lo que puedo decirte es: tu prójimo te está esperando.

El cumplimiento de una promesa En un capítulo previo prometí compartir la solución kabbalística a la paradoja que tuvo perplejos a los científicos Loschmidt y Boltzmann. Este es el tema central de nuestro próximo y último capítulo, el más importante, quizá, de todo el libro.

LA SOLUCION ESTA EN LA SEMILLA En esta sección trataré de reducir la sabiduría de la Kabbalah a sus elementos más simples con el expreso propósito de emular el espíritu de la ciencia. Si tengo éxito, habré impulsado nada menos que un movimiento popular con el singular objetivo de lograr la caída definitiva de la muerte, el final de toda infelicidad y el advenimiento de la inmortalidad. En lo que respecta a ti, si haces el sincero intento de comprender las simples verdades kabbalísticas aquí resumidas —las pruebas lógicas que reconcilian a la Kabbalah y a la ciencia—, lograrás entender de forma clara la Causa y el propósito de la realidad.

Los orígenes A lo largo de la historia, siempre ha habido un continuo y encarnizado debate acerca de la verdadera naturaleza de la realidad. Hoy en día, muchos físicos afirman que las exóticas partículas subatómicas, o cuerdas vibratorias, se hallan en el

corazón del Universo. Otros, como el matemático y astrónomo Sir James Jeans, tienen otro punto de vista: “El Universo comienza a verse más como un gran pensamiento que como una gran máquina”. Emplearemos ahora el razonamiento kabbalístico para descubrir la causa última de la realidad y, con ella, responder la pregunta más importante de todos los tiempos; una pregunta que ha obsesionado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.

El pensamiento de la Creación A menudo la Kabbalah se ha descrito como la ciencia más exhaustiva de la ley de Causa y Efecto conocida por el hombre. Al emplear esta antigua regla kabbalística de Causa y Efecto, descifraremos de una sola vez los misterios que envuelven la naturaleza de la realidad y la causa de toda existencia. Trágicamente, cuando uno considera la cantidad de conflictos, dolor y derramamiento de sangre que este tema ha causado, la

simplicidad de la lógica detrás de la respuesta es asombrosa. Ha estado delante de nuestras narices todo el tiempo. Una regla fundamental de la ciencia de Causa y Efecto establece lo siguiente:

La Causa siempre contiene el Efecto,

y el Efecto siempre contiene la Causa.

Exploremos el primer aspecto de esta regla. Una semilla de manzana (la Causa) siempre contiene el árbol (el Efecto) en su interior. Cuando observas la semilla original no puedes ver el efecto final, pero todo el árbol está presente en ella. Examinemos ahora el segundo aspecto de esta regla: El efecto siempre contiene la causa. El estado final de un manzano es, inevitablemente, la manzana que cuelga de la rama. Dentro de la manzana encontramos el Efecto final: otra semilla de manzana. Por

lo tanto, el Efecto final (la semilla de manzana) siempre contiene la Causa original (la semilla de manzana original).

La desaparición de la semilla original La Causa original del árbol (la semilla) desaparece cuando el árbol se materializa. El individuo deja de percibir la semilla original (y la Causa) con los cinco sentidos; sin embargo, puede encontrar la Causa dentro del Efecto final: ¡Y he aquí que otra semilla de manzana está contenida en la manzana! Por lo tanto, al estudiar el Efecto final, uno puede regresar en el tiempo para encontrar la Causa original del Efecto. Resumamos este proceso. Se entierra una semilla; brota un manzano; la semilla original es ahora invisible, pero la encontramos nuevamente en el Efecto final: la semilla dentro de la manzana. Así pues, la Causa puede extrapolarse simplemente investigando el Efecto. Consecuentemente, la humanidad puede encontrar la Causa original de toda la existencia observando el Efecto final.

La Causa de toda la existencia El hombre guarda una correlación con la manzana. Dentro del hombre encontramos el conocimiento de sí mismo y la conciencia, el Efecto más elevado y final de la existencia. ¿Por qué? Porque es la conciencia la que nos permite reconocer y ponderar nuestra propia existencia. Y si la conciencia es el Efecto final, la Causa de toda la existencia es, por tanto, una Fuerza Original de conciencia. Hemos deducido la respuesta. La conciencia creó el Universo y todo lo que hay en él.

La semilla de manzana, la semilla del hombre La analogía entre la manzana y el hombre puede ampliarse aun más si nos hacemos esta pregunta: ¿cuál es la conciencia de una semilla de manzana o el propósito genético de la manzana? La respuesta es obvia: la creación de un manzano. Si el Efecto final de una manzana es la semilla, entonces el espermatozoide del hombre y el óvulo de la mujer (el embrión) son el Efecto final. ¿Cuál es, pues, la conciencia del espermatozoide

masculino y del óvulo femenino? Una vez más, la respuesta es clara: unirse en un acto de creación encarnado por el éxtasis y el placer infinitos. Por lo tanto, el propio acto de la Creación, basado en compartir y experimentar alegría inefable, es la Causa original y la conciencia detrás de toda la existencia. Y así hemos dado la vuelta completa, pues regresamos al inicio de la historia de la Creación relatada anteriormente en este libro y confirmamos el Pensamiento original de la Creación. La Luz emanó de Dios con un sólo propósito: crear y luego llenar la Vasija con su placer infinito. Este es, según el Zóhar, el designio de la Creación. Ahora se entiende por qué la conciencia es la Causa de toda la existencia y su propósito es compartir un sinfín de placer con las almas de la humanidad.

LA SEMILLA DE LA INMORTALIDAD Después de que esta Luz fuera creada, se la ocultó y encerró dentro de esa alianza que

entró en la rosa y la fructificó. A esto se refiere con “un árbol dando su fruto cuya semilla se encuentra en él”. —El Zóhar, vol. 1, prólogo, La Rosa Cuando se estudia el Efecto, surge una idea convincente y definitiva sobre el propósito último de la Creación. Hoy en día la biología entiende que los espermatozoides y los óvulos son inmortales, pues están hechos de células germinales que nunca mueren, a diferencia del resto del cuerpo, que se compone de células somáticas. Todas las células somáticas envejecen e inevitablemente cometen, en la práctica, un suicidio, razón por la cual, según la ciencia médica, el cuerpo muere. Esto indica que la inmortalidad también se encuentra en el Efecto último, lo que nos lleva a la conclusión de que la inmortalidad debe ser también el propósito de toda la existencia. Este es el secreto de la cita anterior del Zóhar, la cual dice que la Luz se ocultó dentro de la Alianza (órganos reproductores), donde entró en la rosa (órgano reproductor femenino) y la fructificó. La inmortalidad ha estado temporalmente relegada a esta región particular de la anatomía

humana y se expresa a sí misma en la cadena inmortal de la existencia del hombre y en nuestros genes. Ningún hombre (hasta el momento) ha logrado vivir para siempre, pero la cadena continúa mediante el concepto de "un árbol dando su fruto cuya semilla se encuentra en él”. Este secreto ha sido transmitido por los kabbalistas a sus estudiantes más cercanos y valiosos a lo largo de muchas generaciones. Gracias a la sabiduría de la Kabbalah, los kabbalistas poseen la fórmula para liberar las fuerzas de la inmortalidad que residen en los espermatozoides y los óvulos y, de este modo, hacer que el cuerpo y el mundo entero alcancen la inmortalidad.

¿Por qué la muerte? La Kabbalah y la ciencia nos dicen que nuestro actual cuerpo físico —en un nivel celular— está diseñado para ser perecedero. Según la biología, nuestro cuerpo se mantiene con vida sólo el tiempo suficiente para asegurar la transmisión y continuidad de nuestros genes inmortales a través de las células que crean los espermatozoides y los óvulos. Una vez logrado esto, el cuerpo deja de ser útil, y entonces envejece y muere.

Sin embargo, desde el punto de vista kabbalístico, hay un secreto muy valioso oculto en este proceso. El secreto es que la muerte debe ser también un fenómeno temporal; porque como el Efecto contiene la Causa, si el cuerpo es temporal, entonces la muerte también debe serlo. La Kabbalah entiende que el cuerpo en su estado actual no es más que un medio transitorio para producir el Efecto final: el eterno placer alcanzado mediante la unión de dos opuestos —en este caso, masculino y femenino— en un estado de felicidad eterna. La pregunta obvia es, ¿cuándo llegará el fin de la muerte y comenzará la inmortalidad? ¿Cómo detenemos el ciclo temporal de la muerte corporal? ¿Por qué continúa repitiéndose el ciclo? ¿Por qué seguimos muriéndonos mientras nuestros genes y células germinales siguen siendo inmortales? ¿Cómo podemos revelar la inmortalidad contenida dentro del espermatozoide y el óvulo para que impregne nuestros cuerpos y toda la existencia? Desde la perspectiva kabbalística, el cuerpo es el electrón; encarna la conciencia de un implacable Deseo de Recibir de carga negativa y egoísta. Por eso, en virtud de su movimiento y carga negativa, el electrón crea la ilusión de la materia física. Del mismo modo que las

paletas de un ventilador giran tan rápido que producen la ilusión de que no hay espacio entre ellas, el movimiento de los electrones crea la ilusión de la materia sólida. Estamos

aquí

para

transformar

gradualmente

el

cuerpo,

compartiendo con los demás. Esta es la razón de la existencia del cuerpo. El Deseo de Recibir es lo que causa la muerte porque, al ser opuesto al estado de la Luz, nos desconecta de la Fuente de Vida. La existencia física y cada una de las personas que habitan este planeta nos dan la oportunidad de transformarnos resistiendo el egoísmo y aprendiendo a compartir incondicionalmente con otros miembros (cuerpos) de la sociedad. No obstante, hasta que esta transformación sea completa, la inmortalidad permanecerá oculta en el interior de la cadena germinal y la muerte seguirá formando parte de la existencia humana.

Del gen egoísta al gen desinteresado Richard Dawkins, el brillante biólogo y escritor científico, no sólo admite que el egoísmo se encuentra detrás de la propagación de nuestros genes, sino que además afirma que el cuerpo es simplemente un medio para lograr este objetivo y que no tiene

ningún otro propósito. Los kabbalistas están completamente de acuerdo con esta verdad científica, pues fue declarada por el Zóhar hace 2.000 años. Irónicamente, Dawkins también confirmó la solución kabbalística para el fin de la muerte, pese a que él mismo no percibió la gran profundidad de sus ideas.

El poder de la ciencia de la Kabbalah Concretamente, pueden extrapolarse tres conceptos claves de la Kabbalah que tienen el poder para desatar una transformación en la física y la biología, más allá de lo imaginable.

LOS TRES CONCEPTOS No hay nada dentro de la civilización humana que no comience en el reino de la conciencia. La conciencia siempre precede, sin excepciones, a toda expresión física. Todo, desde el arte y la literatura hasta la ciencia y la tecnología, cualquier manifestación física que emerge de los campos establecidos de la actividad

humana comenzó siendo una idea. Y como se sabe, las ideas o pensamientos se definen como parte del reino de la conciencia. El mismo principio es válido para los átomos, electrones y protones, que como ya hemos visto no son otra cosa que manifestaciones de la conciencia. Así, la conciencia es el hilo singular que entrelaza toda la Creación. Este es el primer concepto. Los dos conceptos finales para comprender el mundo natural están directamente relacionados con la naturaleza de la conciencia. Se trata, por un lado, de la ley que gobierna el reino de la conciencia, y por el otro, de la fuerza que afecta a esa conciencia, ambas examinadas a lo largo de este libro. En el momento en que alcancemos a entender cabalmente el funcionamiento de esta ley única y de esta fuerza única, todas las paradojas de la física se resolverán y todos los conflictos desaparecerán.

La ley única La ley única declara que en el reino de la conciencia lo similar se atrae y los opuestos se repelen. Esto es todo lo que debemos saber. Todo lo que ocurre en nuestra realidad fluye de esta ley única.

La fuerza única La fuerza única que influye sobre la conciencia es una energía que funciona como contrapeso; se trata de una fuerza contraria que utiliza la ley única para ocultarse y llevar al mundo hacia un caos creciente. Su nombre es Satán. Pero, como ya hemos dicho, Satán es la palabra más tergiversada y mal interpretada del lenguaje humano. Su traducción correcta es "Adversario”, que es el nombre de la fuerza que intenta incansablemente alejar a este mundo —y a nuestro yo individual—de la Fuente de la realidad verdadera. Y como la realidad verdadera es el orden perfecto, cuanto más nos alejamos de la Fuente, mayor es el espacio que creamos, lo cual aumenta el desorden. Así, el Adversario es la Causa del desorden progresivo que se produce en este dominio físico. En el plano individual, el Adversario nos impulsa a recibir en lugar de compartir; y este acto de recibir es lo que permanentemente nos distancia de la Fuente de felicidad y del orden perfecto. Vamos a abordar ahora la paradoja de Loschmidt y a descubrir cómo el reino subatómico, donde el tiempo y las moléculas avanzan

y retroceden, da lugar a una realidad en la que el tiempo y las moléculas se mueven en una sola dirección hacia lo que parece ser el caos creciente, tal como indica la segunda ley de la termodinámica.

LA REALIDAD VERDADERA Ciertamente, la realidad verdadera es un reino de Luz. La Luz es conciencia pura e infinita, e incluye una felicidad incalculable e ilimitada. La Luz creó una Vasija —las almas de la humanidad— para impartir su felicidad por siempre mediante una unión de dos opuestos: compartir y recibir, la Luz y la Vasija. En el reino de la conciencia, sin embargo, reunir los opuestos es imposible porque la ley determina que los opuestos se repelen. Así surge la primera paradoja: ¿cómo comparte Dios felicidad con la humanidad si el Deseo de Recibir humano es el verdadero culpable de la separación de estas dos formas de conciencia? La respuesta se reveló en el relato de Sal Fishman y el vagabundo sin techo. El acto físico de recibir del vagabundo fue en realidad un

acto de compartir. Él recibió en el plano físico, pero en el plano de la conciencia compartió. Esta historia revela la clave para unir la Luz con la Vasija: la Vasija debe recibir en el plano físico, pero con el propósito de compartir en el plano de la conciencia.

LA RESPUESTA ESTA EN EL INTERIOR Hemos aprendido que el ADN de Dios fue implantado en el interior de la Vasija. Este ADN es en realidad una especie de agujero de gusano cósmico, un pasaje lleno de Luz hacia el Mundo sin Fin. La Vasija no puede conectarse con la Luz Divina que está en su interior debido a la Ley de la Atracción, que establece que los opuestos se repelen. De modo que la Vasija no tiene forma de volver a casa — figurativa y literalmente hablando— para reunirse con Dios. En el mundo atómico ocurre lo mismo, el electrón no puede conectarse con el protón del mismo átomo.

Como los opuestos se repelen, el cuerpo no puede conectarse con la Luz Divina del mismo modo que el electrón no puede conectarse con el protón. La única forma de reducir el espacio es emular la Luz. Por lo tanto necesitamos de otras personas (y nuestros átomos requieren de otros átomos) para establecer un puente entre la oscuridad y la Luz, entre la muerte y la inmortalidad. Cuando lo similar se atrae en el nivel de la conciencia, los opuestos se atraen en el mundo físico.

Como nota al margen, ahora podemos comprender el origen de tantas frases populares como: "la felicidad va por dentro”, "Dios está en nuestro interior” o "cada uno de nosotros es una chispa de lo Divino”.

Sin

embargo,

aun

cuando

expresan

sentimientos

verdaderos, la humanidad todavía no ha comprendido su verdadera magnitud.

UBICAR AL AUTÉNTICO CREADOR

Según

la

Kabbalah,

si

continúas

dividiendo

las

partículas

subatómicas hasta alcanzar la Fuente última, llegarás a un reino brillante e infinito de pura energía luminosa, una dimensión eterna de conciencia divina radiante, infinitamente más auténtica que nuestra realidad física. Buscar la felicidad en nuestro interior no es una mera perla de sabiduría abstracta y exquisita; es, simple y llanamente, una tecnología. El Dios que todos buscamos, la verdad primordial que todos anhelamos encontrar, está literalmente en el espacio interior de la realidad. La Kabbalah dice que hay diez dimensiones interiores que deben recorrerse para llegar al Mundo sin Fin, que se encuentra dentro de nosotros. Difícilmente, se trataría de una coincidencia el hecho de que la teoría de las supercuerdas de la física requiera diez dimensiones para reconciliar nuestro mundo macroscópico con el mundo cuántico subatómico. Tanto la Kabbalah como la física están describiendo la misma realidad. Pero la ciencia se queda corta; y aunque haya encontrado el electrón, aún no ha encontrado la esencia del electrón —la conciencia—, a pesar de tenerla delante de sus narices.

Entonces, ¿cómo puede un físico —o cualquier persona— encontrar la verdad última? ¿Cómo podemos nosotros, fragmentos de la Vasija, regresar a casa? ¿Cómo hace la Vasija para encontrar la felicidad y la inmortalidad si debido a su naturaleza opuesta no puede alcanzar a su Dios interno?

La única solución La conexión con la Fuerza de Luz del Creador se realiza de una sola manera: el individuo debe emular la conciencia y las acciones de Dios, lo que significa que debe compartir y amar a su prójimo incondicionalmente. Así es cómo nos acercamos, nos conectamos y experimentamos al Dios que está en nuestro interior. Esta es la ley que establece que lo similar se atrae. Cuando lo hacemos en el reino de la conciencia, podemos dirigir la forma en que los opuestos se atraen en nuestra realidad física. Así, si estamos inmersos en el caos, atraemos lo opuesto, el orden perfecto. Si estamos enfermos, atraemos la curación. Si tenemos pobreza, atraemos el sustento. Si estamos celosos, atraemos la seguridad interna. Si tenemos una pregunta, atraemos la verdadera respuesta.

No hay otra metodología para recibir la bendición y la Luz del Creador. No importa lo buenas que sean nuestras intenciones, ni cuánto recemos; solo podremos conectarnos con nuestro Dios interior cuando nuestro cuerpo y nuestra conciencia se encuentren en un estado opuesto al de recibir. Esta es la razón por la que la Vasija se vio obligada a fragmentarse. Sólo al interactuar con otros, compartiendo y aprendiendo a amar incondicionalmente, podremos llegar a conectarnos con el Creador interno y lograr el propósito de la Creación: la inmortalidad y el placer eterno. Esta es la finalidad de la existencia del cuerpo. Su existencia temporal nos brinda una oportunidad para transformar su conciencia de recibir (gen egoísta) en una conciencia de Recibir con el Propósito de Compartir (el gen desinteresado de Dios). La inmortalidad fue puesta en espera dentro del espermatozoide y el óvulo, donde permanecerá hasta que esta transformación sea completa.

Los asuntos mundiales El Zóhar dice que todo en nuestro Universo, desde los objetos inanimados hasta los reinos vegetal y animal, se encuentra bajo la

influencia directa de la Luz del Creador y la conciencia Divina. Así, los átomos se unen según la conocida ley física que establece que los opuestos se atraen y lo similar se repele. Pero esta ley solo describe el Efecto físico. La conciencia del átomo es compartir un electrón con otro átomo al cual le hace falta un electrón. Y la conciencia del átomo receptor es aceptar los electrones de ese átomo con el objeto de ayudar al átomo donante a lograr su propia estabilidad y felicidad. Como resultado de esta interacción en el plano físico, el primer átomo será positivo y el segundo negativo, por tener más electrones que el primero. Sin embargo, aunque se enlacen por el efecto físico de la atracción de los opuestos, ambos átomos mostrarán una conciencia de compartir: lo similar se atrae.

PLANO DE LA CONCIENCIA: El átomo 1 comparte un electrón. El átomo 2 recibe con el propósito de compartir; por lo tanto, lo similar se atrae.

PLANO FÍSICO: El átomo 1 comparte un electrón con el átomo 2; por lo tanto, los opuestos se atraen.

Como vemos, hay dos fuerzas en funcionamiento, lo similar se atrae y los opuestos se atraen. La primera forma da origen a la segunda. La ciencia está en lo correcto cuando dice que los opuestos se atraen, del mismo modo que la Kabbalah está en lo cierto cuando declara que los opuestos se repelen. Ambos mundos se concilian cuando se tiene en cuenta la acción de la conciencia.

División continental Entre el Dios interno y nuestro cuerpo físico hay un abismo, por eso nos resulta tan difícil encontrar la Divinidad y experimentar bendiciones de forma constante. Oa única forma de encontrar la verdadera realidad y conectarnos con ella consiste en renunciar al interés propio y aceptar el desinterés. Pero esto nos resulta casi imposible de llevar a cabo. El escepticismo y la duda nos invaden porque no reconocemos al Adversario. Sin embargo, una vez que cruzamos esta línea, cuando alteramos nuestro sistema de creencias y, aunque sea momentáneamente, reducimos nuestro ego para considerar la posible existencia del Adversario, comenzamos a distinguir en la distancia las parpadeantes luces de la verdad.

EL SECRETO La única forma de establecer contacto con el gen de Dios dentro de nosotros es compartir con los demás. Cada acto de compartir nos acerca a Dios, ya que lo similar se atrae. Cuando la experiencia de compartir se vea de esta manera, entenderemos la idea de la codicia iluminada y esta se convertirá en la motivación detrás de nuestros actos de compartir y nuestros actos de resistencia.

El estado del mundo es un estado mental Que nuestro mundo —medioambiental y social— se acerque a la Luz o se adentre en la oscuridad sólo depende de la suma total de nuestras interacciones. El estado colectivo de la conciencia humana determina el estado del mundo. No hay una comprensión más profunda que esta, en toda la historia de la humanidad.

Por qué la resistencia es compartir Cuando los fotones del Sol viajan 91 millones de millas a través del espacio para llegar a nuestro planeta, el espacio permanece oscuro.

Este extraño efecto de la luz solar negra se debe a que el espacio, como es vacío, no opone resistencia a los fotones y por tanto no hay nada en él que pueda reflejarlos. Pero, cuando los fotones invisibles que irradia el Sol llegan a la Tierra, esta los resiste y, como por arte de magia, aparece la luz. El mismo principio es aplicable a la Luz Divina. Cuando la resistimos, estamos reflejándola hacia el exterior; de esta forma, la Luz entra en nuestra vida y percibimos las verdades ocultas en ella. Sin embargo, cuando estamos gobernados por el ego y el interés propio, no ejercemos resistencia y, por lo tanto, no podemos encontrar la verdad relativa a la conciencia como Fuente de toda realidad. No encontramos la felicidad porque estamos navegando en la oscuridad espiritual. La solución es resistirnos al ego.

Todo se trata del Adversario Si podemos admitir que nuestro comportamiento está motivado por el interés propio, si podemos reconocer que existe una fuerza llamada Adversario, estamos siendo proactivos en vez de reactivos, estamos compartiendo, en vez de recibiendo. Para impedir que esto ocurra, el Adversario usa una fuerza implacable. Sabrás si has

logrado ejercer la resistencia cuando veas la mano del Adversario en funcionamiento. Esta es la prueba. Si lo resistes, sin duda recibirás Luz en tu vida y comenzarás a ver las verdades que nunca antes habías percibido. Esta evidencia debe estar presente. La Kabbalah no es una fe ciega; los resultados genuinos son nuestra única vara de medición.

REALIDAD, TARJETAS DE CRÉDITO Y VIDA Imagina a una persona llamada Bob cuya cuenta bancaria está vacía. El objetivo del juego es simple: Bob debe acumular la mayor cantidad posible de dinero en su cuenta. Lo más fácil para Bob es pedir un préstamo de 10.000 dólares a una compañía de tarjetas de crédito. Bob ha tenido éxito en acumular efectivo a corto plazo, pero también está en deuda; y esta crece cuando la tasa de interés del crédito comienza a subir. Si Bob se mantiene en esta situación, el dinero acumulado en su cuenta sólo le servirá para llevarlo a la quiebra y dejarlo sin un centavo.

Pero Bob tiene una alternativa. En vez de recibir dinero de una compañía, puede decidirse por invertir tiempo y dedicar energía a construir algo. No recibirá una recompensa inmediata porque antes deberá esforzarse. Pero, después de un tiempo, el dinero comenzará a fluir y Bob podrá depositarlo en su cuenta bancaria sin deberle nada a nadie.

La vida es así de simple A pesar de su simpleza, los dos escenarios descritos ponen de relieve una verdad temiblemente real. En este ejemplo, el dinero equivale a la Luz del Creador. En el momento en que comenzamos a recibir en lugar de compartir, acumulamos felicidad inmediata, pero al mismo tiempo estamos aumentando nuestra deuda. Esta deuda equivale al espacio, que es negativo. Si seguimos recibiendo sin compartir, el placer que derivamos de todo lo que recibimos nos terminará matando. Nos creemos inteligentes pero no lo somos. El Ángel de la Muerte no existe. Solo existe el espacio que se crea cuando en vez de compartir, recibimos; cuando en vez de resistirnos al ego, nos dedicamos

a

complacerlo.

Si

nos

mantenemos

en

este

comportamiento, llega un momento en que generamos tanto espacio interior, tanta distancia de la Fuerza de Dios (a menudo llamada alma humana), que perdemos todo contacto con ella y nuestras moléculas se deshacen.

El dolor es el precio Cualquier sufrimiento en nuestra vida, cualquier situación caótica es el resultado directo del espacio que hemos creado durante años de recibir. Hemos recibido muchos préstamos del Universo y hemos creado un agujero negro, que se va ampliando cada vez que sucumbimos a nuestro ego y recibimos en vez de compartir. Las empresas, la industria, la educación, el gobierno, todos reciben en lugar de compartir, lo cual es la causa de la degradación de la sociedad, la vida humana, la civilización y el medio ambiente global. Sin embargo, seguimos ciegos; no podemos ver que la causa es una sumatoria de manifestaciones del espacio negativo que hemos creado a través de nuestra conducta. Este ha sido el camino de nuestra historia.

El arte del engaño

En el caso de no conocer las enseñanzas de la Kabbalah, este espacio negativo nos embauca cuando realizamos una acción de compartir, pues nos quedamos preguntándonos por qué parece no haber un beneficio verdadero. Y la situación se vuelve peligrosa cuando caemos en el típico error de quejarnos por la falta de recompensa tras haber compartido, pues esto indica que estamos bajo la influencia del Adversario. Aun cuando nuestra acción original haya sido pura, nuestra queja es una forma de recibir, lo cual hace que el espacio vuelva a aparecer. Vemos nuestro mundo desde la desesperanza, así que nos desesperamos aun más por llenar el vacío, y el círculo vicioso se perpetúa. Es el Adversario quien nos convence de que compartir no es rentable y que perder el ego es demasiado aterrador. Además, nos alivia transitoriamente para que no nos sintamos motivados a saldar nuestra deuda. Así, con el paso del tiempo, cada vez debemos más.

Saldar el préstamo Si aprovechamos la oportunidad y la reconocemos por lo que realmente es, el espacio se llena rápidamente y podemos

transformar nuestras vidas al modificar nuestra conciencia. Una vez que esos espacios se llenan, nuestras acciones de compartir nos traen bendiciones sin medida y a la misma velocidad con la que adquirimos nuestra deuda.

LA LUZ ES COMPASIÓN Los estudiantes suelen preguntar si existe una forma de reducir el dolor que adeudamos como consecuencia del espacio que nosotros mismos hemos creado. La respuesta es un rotundo sí. Moisés recibió la tecnología de la Kabbalah en el Monte Sinaí, la cual puede otorgarnos el poder, la fortaleza, la sabiduría y la voluntad para compartir y resistir los impulsos del ego.

El plan de ahorros del Sinaí La tecnología revelada en el Monte Sinaí fue diseñada para que se nos permitiera pagar nuestras deudas de modo que todavía pudiéramos disfrutar de la vida gracias a las amistades, los socios,

el matrimonio y los hijos; en una palabra, gracias a nuestras relaciones. Si apreciáramos esto y empleáramos la Luz para eliminar de raíz nuestro ego, este sería el único que sufriría, no el cuerpo ni el alma, y ciertamente tampoco quienes nos rodean. Por otra parte, la Luz que generaríamos disminuiría el monto de las cuotas de nuestra deuda para facilitarnos su pago. A continuación explicaré cómo.

La misericordia atempera el juicio Supongamos que alguien se pasa toda la vida levantando su dedo acusador para culpar a los demás. Además, continuamente señala a los demás chismorreando y criticándolos a sus espaldas. Con su dedo, este individuo ha creado una medida específica de espacio. Ahora supongamos que llega el momento de pagar, y que su deuda equivale a dejar su dedo cinco minutos en la llama de una vela. El calor del fuego generaría espacio entre las moléculas provocándole una quemadura en el dedo. Sin embargo, si la persona decidiera avanzar por el camino de la Kabbalah para saldar su deuda, esto funcionaría de la siguiente manera. En vez de que el tiempo vaya en contra del individuo a

modo de juicio, como ocurriría si colocara su dedo sobre la llama durante cinco minutos, el tiempo podría ir a su favor. La interjección de la Luz permitiría al dedo permanecer sobre la llama durante intervalos de tan sólo dos segundos, los cuales se alternarían con pausas de Luz de treinta segundos. Ahora, el tiempo está ayudando al individuo en vez de lastimarlo, del mismo modo en que el bosque fue consumido por las llamas en el ejemplo del capítulo anterior. Este patrón continúa hasta que los intervalos de dos segundos llegan a sumar un tiempo total de cinco minutos. La Ley Universal de Causa y Efecto, y el sistema de justicia cósmica ya están satisfechos. Y durante esos treinta segundos de intervalos, el individuo pudo disfrutar de su familia, sus amigos y del mundo. El camino de la persona hacia la redención de su dedo acusador se ha llenado de bendiciones y de apreciación, motivado por un sincero deseo de cambiar su conciencia para siempre. Así es como la Luz y los actos de compartir permiten un uso misericordioso del tiempo. Este método de pago está disponible para cualquier persona, siempre y cuando su corazón sea verdadero y su intención sea la de saldar la deuda auténtica.

EL MAYOR SECRETO DE TODOS No existen palabras que puedan expresar mi agradecimiento por el secreto que comparto contigo a lo largo de estas páginas. Este secreto fue transmitido por los kabbalistas a través de las generaciones desde los días del Monte Sinaí. Rezo para que el mundo entero comprenda el poder de lo que estoy a punto de revelar.

Concretamente,

este

secreto

se

mantuvo

oculto

intencionalmente hasta la llegada del Kabbalista Rav Yehudá Áshlag. Su amado y santo discípulo, Rav Yehudá Brandwein, mi maestro, fue quien creó el ambiente en el que estaríamos preparados para la revelación de este secreto. Y a mí se me concedió la tarea, junto a mi pareja de cuerpo y alma, Karen, de compartirlo con el mundo. El Zóhar es la Luz de la inmortalidad que se perdió en el Monte Sinaí. ¿Cómo es posible que un libro contenga energía metafísica o Luz intangible? ¿Cómo puede un libro contener la inmortalidad? Porque la inmortalidad es un estado de conciencia. Una vez que poseemos la conciencia correcta, la conseguimos. El Zóhar revela las acciones que llevan a una persona a alcanzar la inmortalidad. Y

cuando estas acciones se llevan a cabo motivadas por la conciencia correcta, la inmortalidad ocurre por sí misma. Con dulzura, bondad, amabilidad; con esperanza, gentileza, alegría; con satisfacción plena, más allá de lo imaginable. Sin miedo ni muerte física. Así es como funciona. Esta Luz se introdujo en el Zóhar a la espera del momento en que la humanidad hubiera saldado su deuda y eliminado todo el espacio. Los antiguos kabbalistas nos dijeron que la divulgación del Zóhar, el acceso a sus textos por parte del público en general, sería un signo de que la Luz del Creador (la Luz dentro de cada uno de nosotros) estaría preparada para brillar eternamente. Una oportunidad se abrió en la Edad Media. Lamentablemente, las personas en aquel tiempo no estaban preparadas para sacrificar su ego. La religión organizada, especialmente el sistema rabínico, hizo grandes esfuerzos para ocultar el Zóhar y suprimir la verdad del hallazgo. Las autoridades religiosas acusaron a los kabbalistas de ser charlatanes, ladrones y mentirosos. Algunos incluso iniciaron una campaña de desprestigio calificando al Zóhar de falso y adulterado. Todo esto tuvo lugar en una época de brutalidad durante la cual musulmanes, cristianos y judíos fueron masacrados.

Entonces el espacio reinó, materializado en la muerte de millones de personas. Hoy nos encontramos ante una nueva ventana de oportunidad, abierta de par en par. Por primera vez en la historia, millones de personas tienen acceso al Zóhar, que por su mera presencia está inyectando Luz metafísica en nuestra existencia.

Una lección para aprender Si te llevas a casa una sola idea de este libro, si este ha logrado abrir tu corazón y tu mente al gran regalo que se encuentra delante de nosotros, entonces deja que la comprensión del poder del Zóhar elimine el dolor y el espacio en tu vida. Cuanto más ilumine la Luz del Zóhar nuestro mundo, más oscuridad eliminaremos y más placentero será nuestro camino hacia la transformación espiritual. He aquí el gran secreto. La oscuridad y la Luz no pueden coexistir. Si enciendes una vela en una habitación oscura, la oscuridad desaparece. La Luz del Zóhar ilumina la oscuridad de este mundo. Compartir el Zóhar con otro ser humano es, de hecho, el mayor acto de compartir que un hombre o una mujer puedan lograr en esta realidad física. Si emulamos la Luz, nos convertimos

en uno con la Luz; entonces, los miedos, las guerras y las maquinaciones

de

nuestras

mentes,

simplemente

no

se

materializarán.

El Efecto del país de las maravillas A causa de nuestros actos de recibir, hemos creado distancia entre nosotros y la realidad de orden perfecto, carente de movimiento, eterna y llena de Luz; y esta distancia ha crecido tanto que hemos acabado en una realidad opuesta. Como resultado de nuestra conciencia de recibir, entramos en el espejo proverbial de Alicia en el país de las maravillas y terminamos en un oscuro y vasto universo donde las leyes de la física se oponen a la realidad verdadera. Nuestra distancia engendró las fuerzas del tiempo, el espacio, el movimiento y el desorden creciente, todas ellas características relacionadas directa o indirectamente con la segunda ley de la termodinámica.

EL EFECTO DEL PAÍS DE LAS MARAVILLAS Nuestro universo es un espejo de la realidad verdadera. En vez de Luz, hay oscuridad. En vez de atemporalidad, hay tiempo. En vez de orden, hay caos. En un lado del espejo, la fuerza de energía original y única de recibir o la conciencia negativa es pura energía. En el otro lado del espejo encontramos lo opuesto, que se solidifica en infinitas partículas de materia que la ciencia denomina electrón.

Los dos lados del espejo Examinemos los universos a cada lado del espejo: En un lado, hay energía. En el otro, se encuentra el estado opuesto, que es la materia. En un lado, la energía está formada por conciencia pura. En el otro, aparece como materia sin valor. En un lado del espejo hay Luz. En el otro, hay oscuridad. En un lado del espejo no hay espacio ni tiempo. En el otro lado, encontramos el espacio-tiempo continuo.

En un lado, la realidad está fusionada con el propósito. En el otro, la materia, las fuerzas de la naturaleza y la existencia humana parecen carecer de propósito. En un lado del espejo encontramos un orden perfecto. En el otro lado, sólo encontramos caos. En un lado, hay unidad. En el otro lado, una multitud de fuerzas y partículas subatómicas. En un lado del espejo encontramos felicidad y placer infinitos. En el otro, sólo hay tristeza y dolor. En un lado, encontramos espacio interior, infinito y luminoso. En el otro lado, la ilusión del espacio exterior infinito y oscuro. En un lado del espejo hallamos la verdadera Luz Divina de Dios. En el otro lado, hallamos superstición y mitos. En un lado del espejo hay inmortalidad. En el otro lado del espejo hay muerte. El grado de caos y oscuridad que experimentamos está determinado por nuestro estado de conciencia, el cual establece nuestra posición respecto a la realidad oculta. Como esta realidad oculta está dentro de nuestra propia conciencia, el mundo físico que nos rodea no es más que una ilusión.

Nuestro propósito en este mundo consiste en convertir su imagen oscura refleja en realidad verdadera. Es así de simple. Esto sólo puede lograrse si se elimina el ego y se lleva a cabo la transformación interna. El grado de transformación que logremos será igual al grado de reconocimiento que alcancemos de la conciencia Divina y la felicidad como fuente de nuestra existencia.

Un electrón De hecho, en la realidad infinita y verdadera hay un solo electrón, aunque en nuestro lado del espejo aparezca como un número incontable de electrones. Cuando un físico observa un electrón, está mirando un espejo. Oo que ve es la semilla de su propia conciencia. Específicamente, la conciencia está mirando a la conciencia. Pero un físico que utiliza su intelecto sólo puede ver de forma limitada dentro de la verdadera realidad; si no abandona su ego, nunca podrá cruzar al otro lado del espejo. El ego y la Ouz se repelen, por lo que nunca pueden conectarse. Es una Oey Universal de nuestro cosmos. Hace 2.000 años, el Zóhar dijo que este "punto medio” es el reino que da origen a nuestra realidad física, el crisol del mundo material.

Sobre las dimensiones ocultas y la energía que contienen, el Zóhar afirma:

“Todo se encuentra en gran cantidad, como las olas en el océano...”. —El Zóhar, vol. 7: 83

El efecto protón En un lado del espejo existe una conciencia de Luz positiva e infinita, que en nuestro lado de la realidad se llama protón. Los protones constituyen un desafío para los físicos: si las partículas similares se repelen, ¿cómo es posible que haya dos o más protones en el núcleo de un átomo? ¿Cómo pueden permanecer uno al lado del otro? Los físicos lo atribuyen a un fenómeno conocido como fuerza fuerte, que supera la tendencia de los protones a repelerse entre ellos y los fuerza a permanecer juntos en el núcleo. Curiosamente, cuando los científicos intentaron reducir el protón a partes más pequeñas, encontraron algo asombroso: dentro del

protón no había casi nada; al lado de él había una partícula sin masa de propiedades adhesivas que denominaron gluón. Los físicos nos dicen que el gluón es el responsable de la fuerza que une a los protones en el núcleo de un átomo. Una vez más el Efecto de la Torre de Babel vuelve a generar confusión. Según la Kabbalah, el gluón no es una partícula; el gluón es simplemente un Efecto que surge cuando dos partículas de conciencia positiva de compartir ponen en evidencia la realidad más profunda de lo similar se atrae. O sea que dos protones permanecen juntos porque comparten la misma conciencia. Ahora bien, mientras que el comportamiento del electrón lo acerca a nuestra realidad física, el protón se encuentra más cerca de la realidad de la conciencia de la Luz. Y este es el motivo por el que la atracción de lo similar domina sobre la repulsión de las fuerzas similares en el nivel de la física de partículas. Y los científicos concuerdan, al menos en que no pueden detectar nada físico en el gluón.

La conciencia de recibir y la Segunda Ley Sí, la ciencia ha descubierto las fuerzas que gobiernan nuestro mundo, pero para el punto de vista científico dichas fuerzas parecen

desprovistas de todo sentido y propósito. Sin embargo, cuando comprendemos la naturaleza de esta conciencia que opera detrás de cada fuerza, todo empieza a cobrar sentido. Y si medimos las fuerzas que rigen el mundo como Independientes de la conciencia, es sólo porque miramos al mundo desde nuestro lado del espejo, donde la dualidad forma parte de la ilusión. Una vez que eliminas el concepto de la dualidad, comienzas a ver que la fuerza y la conciencia son una y la misma cosa. La única forma de eliminar tal dualidad en este lado del espejo es eliminando la dualidad que hay dentro de ti. No hay otro modo de hacer esto que mediante la destrucción del Adversario, ya que así te convertirás en uno contigo mismo. Y lo que es aun más importante, te convertirás en uno con la Luz que hay dentro de ti. Entonces experimentarás la unidad incomparable de la realidad.

Un final simple La razón por la que no hemos sabido nada de esto hasta ahora, se debe

al

Adversario,

que

ha

promovido

el

comportamiento

egocéntrico con el propósito de crear espacio entre las personas y la

verdad. Este es el juego cósmico de las escondidas al que nos sumamos cuando vinimos a este mundo.

La paradoja es que no hay paradoja A medida que nos acercamos al final de este libro, descubrimos que, en realidad, la paradoja de Loschmidt no existe. La ciencia simplemente no comprende cómo la Ley de la Atracción cambia cuando nos adentramos en la realidad más profunda de pura conciencia, lo que equivale a decir que la ciencia no aprecia el Efecto del país de las maravillas. Los físicos, cuando se asoman para ver lo que hay en el reino subatómico, están observando la realidad desde su perspectiva limitada a un lado del espejo.

Cómo la izquierda se convierte en derecha y la derecha en izquierda Si te paras delante de un espejo y mueves tu brazo derecho arriba y abajo, tu reflejo se mueve de forma simultánea; sin embargo, el brazo que se mueve en el espejo es el izquierdo. El brazo de este lado del espejo es la Causa, su reflejo es el Efecto. Parece paradójico que un brazo pueda elevar a su opuesto. Pero si

comprendes la dinámica del efecto del espejo, la paradoja se desvanece. El tiempo es incapaz de avanzar y retroceder debido a su distancia de la verdadera realidad atemporal, donde dicho fenómeno todavía es posible. Sin embargo, a medida que nos aproximamos a esa realidad más profunda y atemporal comenzamos a ver dichos efectos como reversibilidad, razón por la cual Loschmidt y otros, descubrieron que las moléculas pueden revertir sus movimientos. En virtud de nuestra conciencia y naturaleza de recibir, aquella realidad atemporal dio origen a nuestra dimensión, que es su opuesto. Cuando todos comprendan por qué tuvo lugar la Creación, por qué la Vasija terminó en una realidad opuesta y por qué necesitamos ganarnos a través de nuestros actos el camino de regreso a la realidad verdadera, la ciencia y la Kabbalah se conciliarán para siempre. Sólo falta incluir un factor en la ecuación, el Adversario. Para encontrar a Dios, primero debemos encontrar a Satán, nuestro Adversario, en nuestro interior. Si no lo hacemos, la ilusión de la paradoja en el macromundo cuántico seguirá existiendo; y en tanto permanezcamos motivados por el ego y el interés propio, las cosas

no tendrán sentido. Dios es una realidad absoluta en el reino de la conciencia, ya que la Luz del Creador es conciencia. Sin embargo, en nuestro mundo no encontramos a Dios; necesitamos atraer la Luz de Dios y la verdad a esta realidad mediante nuestra propia transformación. De no hacerlo, la creencia de que Dios no existe se convierte en una profecía autocumplida. Nuestro mundo es un sistema que se autogenera y que está impulsado y conducido por la conciencia: nuestra conciencia.

Si aun después de leer este libro no pudiéramos aceptar la existencia del Adversario, nuestro escepticismo se expandiría de manera exponencial y el proyecto de estas páginas habría fracasado. Si optáramos por ver los electrones como meros componentes de un átomo, se convertirían en eso, por lo menos para nosotros. Así, nuestra falta de conciencia nos seguiría impidiendo ver más allá de la partícula o la onda. Pero si, por el contrario, lográramos resistir nuestras dudas y cambiáramos internamente, el mundo a nuestro alrededor cambiaría, y entonces iríamos vislumbrando cada vez más la verdadera realidad. Es un juego muy simple. Siempre lo ha sido. Y lo que está en juego es la

vida o la muerte; la muerte es una ilusión, ¡pero solo si posees la perspicacia suficiente para verla como tal!

La clave fundamental Ahora voy a poner en tus manos la clave que mi santo maestro, Rav Brandwein, me transmitió hace muchos años. Esta clave tiene el poder de unir los opuestos y eliminar el espacio entre musulmanes, judíos y cristianos. O el espacio entre nuestros átomos. O la distancia entre nuestro deseo de felicidad y el logro de esa felicidad. He visto con mis propios ojos a mi maestro ejercer el poder de esta clave para eliminar el espacio entre árabes y judíos, e incluso entre judíos conservadores y moderados. Cuando fui a Israel por primera vez, yo era un empresario de Nueva York sin ningún interés en los asuntos espirituales o kabbalísticos. Sin embargo, con el poder del amor de mi maestro y la Luz que irradiaba de su esencia, me vi atraído hacia un mundo que cambió el curso de mi vida. Mi maestro, a través del amor, creó un puente entre él y aquel campesino árabe que supuestamente era su enemigo declarado. Y continúa haciéndolo con su presencia mientras escribo este último capítulo,

creando un puente entre los mundos opuestos de nuestra dimensión física y la verdadera realidad oculta. La clave fundamental para transformarnos y transformar el mundo es compartir, conocida también como amar a tu prójimo como a ti mismo. El secreto de esta frase se encuentra en la segunda ley de la termodinámica. Durante décadas, la ciencia ha afirmado que esta ley explica por qué morimos y por qué la materia se desordena progresivamente a medida que la energía y las moléculas se esparcen por el espacio. Sin embargo, la segunda ley también afecta al Sol, el astro que nos da vida. Desde la perspectiva kabbalística, la conciencia principal del Sol (su propósito y función esencial) es compartir su luz. Desde nuestro punto de vista, el Sol hace esto de forma incondicional, día y noche. En lo que se refiere al Sol, la segunda ley explica La creación de la vida gracias a la energía que el Sol envía al espacio, que se vuelve menos organizada a medida que avanza, pero que al mismo tiempo ilumina nuestro planeta provocando el proceso de fotosíntesis y las condiciones para la vida. Por el contrario, cuando funciona conducida por el autointerés y la conciencia de recibir (el Adversario), la segunda ley lleva directamente al caos.

Cuando emulamos la conciencia del Sol, cuando actuamos como la conciencia divina del Creador y compartimos, cruzamos el espejo desde este Universo finito al infinito de la realidad verdadera. Amar a otros es la forma de acceder a la verdadera realidad, y esto afecta a cada átomo del Universo. Esto es la nanotecnología. El mapa hacia la inmortalidad. Y el momento es ahora. Esto me recuerda una famosa historia, que adquiere un nuevo significado a la luz de la tecnología presentada en este libro. Un estudiante le pidió una vez a un gran sabio que le enseñara todos los misterios de la Biblia y toda la sabiduría de los comentarios bíblicos antiguos de la forma más sencilla posible. El sabio lo miró y sonrió cálidamente. Luego dijo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo. El resto son meros comentarios. Ahora ve y aprende”. Por desgracia, en los últimos 2.000 años la humanidad aún no ha aprendido esta lección. A estas alturas, la razón para amar a nuestro prójimo incondicionalmente ya debería ser clara: ese amor llevará a este mundo hacia el mundo de Luz infinita y le dará a nuestro prójimo el don de la inmortalidad, lo cual incluye felicidad, serenidad y placer infinitos.

Este es el secreto que ha permanecido oculto por mucho tiempo y que los kabbalistas transmitieron a lo largo de generaciones a un grupo selecto de estudiantes. Los kabbalistas recibieron (Kabbalah significa "recibir”) la inmortalidad de sus maestros y, a la vez, esos kabbalistas lo entregaron a sus estudiantes. El secreto de la inmortalidad es la enseñanza y la energía que se hallan dentro del Zóhar. Este libro revela la clave para la inmortalidad:

Cuando amamos totalmente a otro ser humano, cuando compartimos en un cien por ciento, entonces nos conectamos automáticamente con la Luz porque lo similar atrae lo similar. La única fuerza capaz de impedir que un kabbalista logre la inmortalidad es el Adversario. El camino de la Kabbalah se diseñó originalmente para erradicar al Adversario de la conciencia del practicante. Una vez hecho esto, el estudiante podría compartir incondicionalmente. Sin embargo, el Adversario penetró en el mundo; y la oportunidad de acceder a los secretos de la Kabbalah se mantuvo restringida a unos pocos kabbalistas de cada generación. Aquellos que lograron obtener este nivel de existencia

sin muerte no pueden ser vistos en la nuestra, de los cinco sentidos, pero caminan diariamente entre nosotros. Llegará el día en que nos reuniremos con ellos. Hasta que ese día llegue, sin embargo, la conciencia egocéntrica mantiene una cortina sobre nuestros ojos, impidiéndonos ver la realidad completa.

La realidad de la inmortalidad Hace 2.000 años se calculó que si la meta de la inmortalidad a nivel global no se había logrado a estas alturas, el Zóhar se revelaría al mundo para asegurar una transición misericordiosa a esta nueva realidad de indescriptible felicidad. Al practicar un poco de resistencia cada día y compartir el Zóhar con otro ser humano, puedes ayudarnos a todos a lograr este objetivo. Todo lo que se necesita es que admitas el poder que le has dado a tu propio ego. Se trata de reconocer que el Adversario existe dentro de nosotros — así como la Luz de Dios— y por lo tanto no podemos culpar a nadie por nuestro caos, excepto a nosotros mismos. Este drástico cambio de conciencia y el acto de compartir el Zóhar son la clave. Y ahora que los ejemplares del Zóhar comienzan a abrirse paso en el mundo en mayor y mayor número, y que empezamos a mantener

a nuestros egos bajo control, poco a poco la Luz de la Inmortalidad comenzará a brillar; primero en pequeños charcos, después en las piscinas, posteriormente en los lagos y finalmente en los océanos, que nos inundarán en la conciencia de amar a nuestro prójimo y, con ella, la fuerza de la muerte desaparecerá de nuestra existencia de una vez y para siempre.

EPILOGO

La vida es una película Cuando vemos una película, la luz se refleja en la pantalla y entra en nuestros ojos. Estamos viendo un reflejo, no mirando directamente la luz. Las imágenes y la actividad que vemos en la pantalla no son reales; son una mera ilusión creada por el montaje de una serie de imágenes individuales y fijas. Nuestro mundo funciona de la misma manera. Nunca vemos directamente la luz del sol, pues es invisible. Sólo la vemos después de que choque contra un objeto y este la refleje en nuestros ojos. El mundo es nuestra pantalla y todo lo que nos rodea es parte de nuestra película. El proyector es nuestra conciencia, y como la verdadera realidad es fija e inmóvil, nuestra conciencia crea la ilusión de movimiento.

Cada uno de nosotros es responsable de crear la película que es nuestro mundo. Cada uno de nosotros proyecta una frecuencia de luz específica sobre la pantalla de la realidad consensuada. El mundo en general y nuestro entorno de familia y amigos se desarrolla sobre la base de la suma total de nuestras interacciones y nuestros estados de conciencia. Podemos crear y modificar nuestra propia

película

compartiendo

el

Zóhar

y

amando

incondicionalmente. A través de nuestras acciones podemos enseñar a otros a compartir la Luz y crear una mejor película. Cuando todo el mundo logre alinear su conciencia en una sola conciencia de compartir única, la película de la existencia humana se reproducirá para siempre. Esta película sin final presentará un único tipo de suspenso y sorpresa: nos preguntaremos cómo el próximo momento podría ser más sereno, placentero, mágico y alegre que el que estamos viviendo. Este es nuestro destino. Y está aquí en este mismísimo momento. Solamente tenemos que escogerlo. Según la Kabbalah, el sufrimiento que la humanidad ha soportado durante innumerables siglos finalizó en el año 5760 del calendario kabbalístico, que corresponde al año 2000. Las dolorosas historias de congoja y

pesar han terminado. Todo lo que debemos hacer ahora es resistir un poco nuestro ego, hacernos responsables de nuestro propio caos y compartir la Luz del Zóhar con los demás. Todas las historias que estaban destinadas a contarse ya han sido contadas en el transcurso de la existencia humana. La historia final está llegando. Sólo queda una historia por contar y vivir, una historia que comienza con la palabra felices y continúa con la frase para siempre.

MÁS LIBROS QUE PUEDEN AYUDARTE A INCORPORAR LA SABIDURÍA DE LA KABBALAH EN TU VIDA El Poder de Kabbalah (Revisado y Actualizado) Por Yehuda Berg

Imagina tu vida llena de felicidad, propósito y alegría infinitos. Imagina tus días infundidos de puro conocimiento y energía. Este es El poder de la Kabbalah. Es el camino que te transporta del placer efímero, con el que la mayoría de nosotros nos conformamos, a la plenitud duradera que te mereces. Tus deseos más profundos están esperando ser cumplidos. Descubre cómo hacerlo en esta introducción básica a la antigua sabiduría de la Kabbalah. Los 72 Nombres de Dios Por Yehuda Berg

La única herramienta que funciona como un remedio rápido para el alivio espiritual, Los 72 Nombres no son nombres en el sentido ordinario de la palabra; son una fuente de energía que conecta con la corriente infinita que fluye en el mundo. Este libro, exquisitamente diseñado, proporciona explicaciones profundas de cada Nombre. Al aplicar estas herramientas para el bienestar espiritual, podemos eliminar la energía negativa y el estrés, desvanecer la ira, abandonar la depresión, mejorar la autoestima,

cultivar el poder de la prosperidad y dejar los temores. Usando esta tecnología, que se encuentra codificada en la Biblia, cualquiera puede comenzar a transformar su vida.

Satán Por Yehuda Berg

Se dice que el mayor truco que "El Diablo” haya realizado fue convencernos de que él no existía. En este libro, Yehuda Berg usa la herramienta de una biografía "como le fue relatada” para explicar el concepto del Oponente, quien juega un papel muy importante en la sabiduría kabbalística. Sabemos que el Satán reside dentro de todos, manifestándose como una vocecita constante de incertidumbre y negatividad, y es así como se crean estragos en el mundo. Al hacer el trabajo espiritual que enseña la Kabbalah, podemos erradicar la duda y las influencias negativas de nuestra vida, y eliminar el caos del mundo. A pesar de que Yehuda haya usado su creatividad en la narrativa de este libro, expone una representación fiel a la perspectiva que tiene la Kabbalah sobre la fuerza del mal que se encuentra presente en el universo físico. El Libro Del Hilo Rojo Por Yehuda Berg

Descubre la antigua tecnología que da poder al popular Hilo >ojo, la herramienta más conocida de la sabiduría kabbalística. Yehudá Berg, el autor

del bestseller internacional Los 72 Nombres de Dios: Tecnología para el Alma, continúa revelando los secretos de la más antigua y poderosa sabiduría del mundo con su nuevo libro El Libro del Hilo >ojo: El poder de la Protección. Descubre el antídoto contra los efectos negativos del temido "Mal de Ojo” en este segundo libro de la serie Tecnología para el Alma. Kabbalah y Sexo: Y otros Misterios del Universo Por Yehuda Berg

El mundo está lleno de manuales de sexo que instruyen al lector acerca de los pormenores del buen sexo; sin embargo, éstos tienden a enfocarse en un solo aspecto: la mecánica física. Según la Kabbalah, la clave del buen sexo está en la conciencia de uno mismo, no simplemente en la técnica. El sexo, de acuerdo a la Kabbalah, es la forma más poderosa de experimentar la Luz del Creador. También es una de las formas más poderosas de transformar el mundo. Entonces, ¿por qué no tenemos siempre buen sexo en nuestras relaciones? ¿Por qué el acto sexual ha sido siempre ligado a la culpa, la vergüenza y el abuso? El libro Kabbalah y Sexo proporciona un sólido fundamento para entender los orígenes del sexo y su propósito, así como las herramientas prácticas kabbalísticas para encender tu vida sexual. Esta revolucionaria guía enseña cómo acceder a niveles más elevados de conexión —con nosotros mismos, nuestra pareja y con nuestro espíritu— y alcanzar la pasión sin fin, el placer profundo y la verdadera plenitud.

Astrología Kabbalística: Nuestras Vidas Por Rav Berg

Y

el

Significado

de

La Kabbalah ofrece uno de los usos más antiguos de la astronomía y astrología conocidos por la humanidad. Más que un libro sobre horóscopos, Astrología kabbalística es una herramienta para entender la naturaleza del ser humano en su nivel más profundo, y poner ese conocimiento en práctica inmediatamente en el mundo real. Rav Berg explica por qué el destino no es lo mismo que la predestinación, explicando que tenemos muchos futuros posibles y que podemos ser los amos de nuestro porvenir. Astrología kabbalística revela los desafíos que hemos enfrentado en encarnaciones anteriores, y por qué y cómo tenemos que superarlos aún. Simplemente Luz: Sabiduría del corazón de una mujer Por Karen Berg

De la mujer considerada por muchos como su "madre espiritual” y cuya obra ha afectado a millones de vidas por todo el mundo, he aquí un libro con un mensaje simple y directo desde el corazón: todo gira alrededor del amor y el compartir. La voz única de Karen te servirá de inspiración y te ayudará a confrontar los retos cotidianos. Abre el libro por cualquier página siempre que encuentres un momento, y empezarás a descubrir las claves para llevar una vida más plena y feliz.

Los Secretos del Zóhar: Relatos y meditaciones para despertar el corazón Por Michael Berg

Los Secretos del Zóhar son los secretos de la Biblia, trasmitidos como tradición oral y luego recopilados como un texto sagrado que permaneció oculto durante miles de años. Estos secretos nunca han sido revelados como en estas páginas, en las cuales se descifran los códigos ocultos tras las mejores historias de los antiguos sabios, y se ofrece una meditación especial para cada uno de ellos. En este libro, se presentan porciones enteras del Zóhar con su traducción al arameo y al español en columnas contiguas. Esto te permite escanear y leer el texto en alto para poder extraer toda la energía del Zóhar, y alcanzar la transformación espiritual. ¡Abre este libro y tu corazón a la Luz del Zóhar! El Zóhar

Creado hace más de 2.000 años, el Zóhar es un compendio de 23 volúmenes y un comentario sobre asuntos bíblicos y espirituales, escrito en forma de conversaciones entre maestros. Fue entregado por el Creador a la humanidad para traernos protección, para conectarnos con la Luz del Creador y,

finalmente, cumplir nuestro derecho de nacimiento: transformarnos. El Zóhar es una herramienta efectiva para alcanzar nuestro propósito en la vida. Hace más de ochenta años, cuando el Centro de Kabbalah fue fundado, el Zóhar había desaparecido virtualmente del mundo. Hoy en día, todo eso ha cambiado. A través de los esfuerzos editoriales de Michael Berg, el Zóhar está disponible en su arameo original y, por primera vez, en inglés y español con comentario.

ENSEÑAMOS KABBALAH, NO COMO UN ESTUDIO ACADÉMICO, SINO COMO UN CAMINO PARA CREAR UNA VIDA MEJOR Y UN MUNDO MEJOR. Quiénes somos:

El Centro de Kabbalah es una organización sin ánimo de lucro que lidera el camino de hacer la Kabbalah entendible y relevante en la vida cotidiana. El Centro fue fundado por Rav Yehuda Áshlag en 1922, y actualmente cuenta con sedes físicas en más de 40 ciudades y con una extensa presencia en línea. Nuestros fondos son empleados en la investigación y desarrollo de nuevos métodos para hacer la Kabbalah más accesible y comprensible. Qué hacemos:

Traducimos y publicamos textos kabbalísticos, creamos cursos, clases y charlas en línea, libros, productos en audio, proveemos orientación individual, y realizamos conexiones y viajes energéticos a nivel local y global. Como los principios de la Kabbalah hacen énfasis en el compartir, contamos con un programa de voluntariado para que nuestros estudiantes puedan participar en iniciativas benéficas.

Cómo enseñamos:

Para cada estudiante hay un maestro.

Nuestra meta es garantizar que cada estudiante sea apoyado en su estudio. Los maestros y mentores son parte de la infraestructura educativa. Muchas de nuestras clases son realizadas en sedes físicas en todas partes del mundo; no obstante, con la creciente necesidad actual y deseo de buscar medios alternativos de aprendizaje, El Centro de Kabbalah también ofrece orientación vía telefónica, en grupos de estudios, y a través de la Internet mediante seminarios y clases en línea, así como también estudio autodidacta en audio. Kabbalah University (ukabbalah.com):

Kabbalah University (ukabbalah.com) es una universidad en línea que ofrece clases, cursos y eventos en inglés y español. Este es un vínculo importante para los estudiantes en Estados Unidos y en todas partes del mundo que quieran estudiar Kabbalah pero no tienen acceso a un Centro de Kabbalah dentro de su comunidad. Kabbalah University proporciona acceso a una biblioteca de sabiduría de los últimos 30 años. Este Centro de Kabbalah virtual presenta los mismos cursos y conexiones espirituales que los Centros físicos, con el beneficio adicional de poder ver transmisiones de eventos a nivel mundial. Kabbalah Publishing:

Cada año, traducimos y publicamos algunos de los textos kabbalísticos más complejos, incluyendo el Zóhar, Los escritos del Arí y Las diez emanaciones luminosas con comentario. Sintetizamos esta sabiduría en libros de niveles principiante e intermedio, que son distribuidos y publicados en más de 30 idiomas. Museo de la Kabbalah:

Reunimos y preservamos textos kabbalísticos originales y manuscritos únicos en Oos Ángeles. Hacemos que estos textos estén disponibles en línea para que estudiantes y eruditos puedan observarlos. Estos textos importantes nos permiten seguir liderando el camino de la enseñanza de la Kabbalah. Apoyo al estudiante:

Como la Kabbalah puede ser un estudio profundo y constante, es útil tener a un maestro durante el viaje de adquisición de sabiduría y crecimiento. Con más de 300 maestros a nivel internacional trabajando para más de 100 localidades, en 20 idiomas, siempre hay un maestro para cada estudiante y una respuesta para cada pregunta. Todos los instructores de Apoyo al estudiante han estudiado Kabbalah bajo la supervisión del Kabbalista Rav Berg. Para más información, llama al 1 800 KABBALAH. Se dictan clases en español en los siguientes Centros de Kabbalah: Nueva York, Miami y Los Ángeles. Para más información contacta al 1 800

KABBALAH.

ACERCA DEL AUTOR RAV BERG nació el 20 de agosto de 1927 en Nueva York, EE. UU. Tras muchos años de estudio religioso tradicional, fue ordenado como rabino en Torah VaDaat. Un hombre de negocios que quería hacer una diferencia en este mundo, siempre estaba en la búsqueda de su camino verdadero. Luego de tener la oportunidad de conocer a Rav Yehuda Brandwein, Rav Berg supo que había encontrado a su maestro, por eso se mudó a Israel para estudiar con Rav Brandwein en el Centro de Kabbalah. Después de regresar a Nueva York, Rav Berg se mantuvo en contacto por medio de cartas con Rav Brandwein, quien le confirió su legado como director del Centro de Kabbalah. Rav Berg se fijó la misión de continuar editando, escribiendo, imprimiendo y distribuyendo todo lo que aprendió de su maestro, y comenzó a compartir los secretos de los textos kabbalísticos que históricamente habían sido reservados para eruditos. Su libro Iniciación a la Kabbalah fue el paso revolucionario que hizo que la Kabbalah estuviese al acceso de todos. Otros libros de Rav Berg son: La conexión kabbalística, Ruedas del alma: la reencarnación y la Kabbalah, El poder del uno, La energía de las letras hebreas, Inmortalidad, Nano, The Kabbalah Method (El método kabbalístico, sólo en inglés), Taming Chaos (Dominar el caos, sólo en inglés) y Educación de un kabbalista. Junto a su esposa Karen, Rav Berg abrió las puertas del Centro de Kabbalah a todo

aquel que desea aprender esta sabiduría universal. Después de la partida de Rav Berg en septiembre de 2013, Karen Berg, líder espiritual del Centro de Kabbalah, continúa con el trabajo y visión de ambos junto a su hijo y codirector del Centro, Michael Berg.

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PortadaCréditosPortadillaPRÓlogocitaINTRODUCCIÓNEL PODER ENCONTRAR EL MAESTROPRIMERA PARTE ¡TANTO Y TAN RÁPIDO!¿ES ESTO REAL? LOS VIEJOS HABITOS SON DUROS DE CAMBIAR PRINCIPIOS UNIVERSALESLA CONEXION KABBALAH-NANO ¿QUE ES "NANO"?NANOROBOTSEL SECRETO DEL ÁTOMO LA PROMESA DE NANOSEGUNDA PARTECÓMO COMENZÓ TODO LA NATURALEZA DE LA LUZCONCIENCIA COMO DOS SE CONVIERTEN EN UNO EL ALMA COMO UNA CÉLULA EN LA VASIJA CÓSMICA UN RECUERDO DE NUESTRO ORIGENPOR QUE OLVIDAMOS LA HERENCIA DE UN GEN DE DIOS CUANDO RECIBIR SE CONVIERTE EN UNA FUERZA DE COMPARTIR EL ACTO DE RESISTENCIAEL ORIGEN DELBIG BANG LA FRAGMENTACION DE LA VASIJATERCERA PARTE El NACIMIENTO DEL ÁTOMOLA NATURALEZA HUMANA EL TRASTORNO DE LA SEGUNDA VOZEL DISFRAZ DESARROLlaR EL TALENTO QUE DIOS NOS HA DADO EL ADVERSARIODEFINICIÓN DEL EGO HUMANO EL PODER DE LA RESISTENCIALA TECNOLOGIA DE LA LUZ CUARTA PARTELA LEY DE LA ATRACCIÓN CUANDO LA CODICIA ES BUENACONFORMARSE CON MENOSNO SE TRATA DE RENUNCIAR QUINTA PARTE DEFINICION DE COMPARTIRLA CAUSA DE LA MUERTE RECONECTAR CONLA FUENTE DE ENERGÍASEXTA PARTE BREVE RESUMEN DE LA COSMOLOGÍA KABBALÍSTICA Á