Museos Comunitarios y Ecomuseos

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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN ZONA EDUCATIVA DEL ESTADO BARINAS DIVISIÓN DE COORDINACIÓN CON ENTES PÚBLICOS Y PRIVADOS DEL SECTOR CULTURA COORDINACIÓN DE PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO.

MUSEOS COMUNITARIOS Y ECOMUSEOS. Identidad Local de los Pueblos "El Museo Comunitario es la vida de un pueblo donde plasmamos nuestro pasado y dejamos huella a las futuras generaciones". Un ecomuseo es un centro museístico orientado sobre la identidad de un territorio, sustentado en la participación de sus habitantes, finalizado el crecimiento del bienestar y del desarrollo de la comunidad. El concepto fue introducido por el museólogo francés Hugues de Varine en 1971 y con una historia controvertida. Una de las definiciones más eficaces de ecomuseo es la que originalmente propusieron Henri Riviére y Hugues de Varine y que se refiere a las diferencias entre museos tradicionales y ecomuseos. Museo >>> Ecomuseo Colección >>> Patrimonio Edificio >>> Territorio Visitantes >>> Comunidad Peter Davis sitúa al ecomuseo en el centro de tres esferas: la referente al museo, al ambiente (en su sentido amplio) y a la comunidad. Kazuochi Ohara retoma el concepto, a la vez que ofrece una descripción articulada de las tres esferas. Para Maurizio Maggi el ecomuseo es un museo basado en un pacto con el que una comunidad se hace cargo de un territorio. • • • •

Pacto: una asunción transparente de responsabilidad que no comporta necesariamente vínculos de ley Comunidad: el papel fundamental de las instituciones locales debe sostenerse en la participación de los ciudadanos Ocuparse: son necesarios un compromiso a largo plazo y una visión del desarrollo futuro del territorio Territorio: no es sólo una superficie física, sino también una compleja estratificación de elementos ambientales, culturales y sociales que definen un patrimonio local determinado.

Los primeros tres elementos contribuyen a definir la llamada red local de los actores, mientras el cuarto se acerca a la definición de medio. Estos dos conceptos se encuentran en el centro de la reflexión teórica y aplicada, a la que contribuye, entre otros, la escuela territorialista italiana, sobre Sistemas Locales Territoriales. La Red Europea de los Ecomuseos, una iniciativa que hace unos años intenta, desde abajo, construir una organización de ecomuseos europeos, lo define de la siguiente forma: Un ecomuseo es un proceso dinámico con el cual las comunidades preservan, interpretan, y valorizan su patrimonio para el desarrollo sostenible. Un ecomuseo se funda en un acuerdo con la comunidad También cabe comentar la interesante contribución de la escuela china. Su Donghai ha sintetizado en los nueve Principios de Liuzhi el intenso trabajo llevado a cabo junto con los museólogos chinos y noruegos (entre ellos, el desaparecido John Aage Gjestrum) desde el inicio de los años noventa. 1. Los habitantes de los pueblos son los únicos titulares de su cultura. A ellos les corresponde el derecho de interpretarla y de legitimarla. 2. El significado de la cultura y de sus valores pueden ser definidos únicamente por parte de la intuición humana y de la interpretación basada en el conocimiento. La competencia cultural debe ser enriquecida. 3. La participación es esencial para los ecomuseos. La cultura es un bien común y democrático y debe ser gestionada democráticamente. 4. En caso de conflictos entre turismo y conservación cultural es esta última la que recibe prioridad. El auténtico patrimonio no debe ponerse en venta, si bien la producción de los bienes de calidad basados en las actividades tradicionales debe ser alentada. 5. Es de máxima importancia la planificación integrada y ideada a largo plazo. Es necesario escapar de los beneficios económicos que a corto plazo que pueden destruir la cultura. 6. La protección del patrimonio cultural debe integrarse en un enfoque ambiental completo. Desempeñan un papel fundamental para lograr este propósito los materiales y las técnicas tradicionales. 7. Los visitantes tienen la obligación moral de mantener un comportamiento respetuoso. Deben seguir un código de conducta. 8. Los ecomuseos no cuentan con ningún tipo de “biblia”. En todo momento serán distintos entre sí, basándose en las características culturales y la situación social local. 9. El desarrollo social es un requisito para la creación de ecomuseos en comunidades vitales. El bienestar de los ciudadanos debe ser mejorado de manera que no comprometa los valores tradicionales. El ecomuseo es una institución que gestiona, estudia y valora -con finalidades científicas, educativas y, en general, culturales- el patrimonio general de una comunidad específica, incluido el ambiente natural y cultural del medio. De este modo, el ecomuseo es un vehículo para la participación cívica en la proyección y en el desarrollo colectivo. Con este fin, el ecomuseo se sirve de todos los instrumentos y los métodos a su disposición con el fin de permitir al público comprender, juzgar y gestionar –de forma responsable y libre- los problemas con los que debe enfrentarse. En esencia, el ecomuseo utiliza el lenguaje del

resto, la realidad de la vida cotidiana y de las situaciones concretas con el fin de alcanzar los cambios deseados. •

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En ecomuseo es “una realidad que nace y crece por deseo de la comunidad”. Lo cual implica la no imposición por parte de agentes externos, que solo deben prestar apoyo profesional para organizarlo. Debe conformarse una responsabilidad compartida en todos los niveles de la comunidad para lograr constituir el ecomuseo. La participación de la población que habita el territorio donde se desarrolla el ecomuseo es fundamental para la toma cotidiana de decisiones que eviten situaciones conflictivas. Se destaca la importancia de la relación y del contacto del ecomuseo con las entidades locales, las cuales pueden favorecer el desarrollo del mismo. Las universidades, institutos, expertos, etc., deben solo cumplir un papel de apoyo, sin perjudicar el papel protagónico de la comunidad. Un territorio determinado, convertido en ecomuseo, debe prever una actividad de investigación (en su dimensión cultural, ambiental y económica) para mantener el control sobre la evolución del mismo.

Se expone la necesidad de la formación: del personal del ecomuseo, de los voluntarios, de los operadores económicos, etc., con el fin de armonizar métodos y lenguajes que permitan compartir el proyecto de forma completa. En este punto resulta interesante destacar la siguiente expresión: El Museo Comunitario y Ecomuseo no es solo un museo del pasado y de la memoria sino que es sobre todo un laboratorio para construir un futuro compartido por las comunidades. Los ecomuseos no solo deben resaltar la cultura material, sino que tienen que jugar un rol destacado tanto el aspecto etnográfico como el antropológico El Museo Comunitario y Ecomuseo no solo rescatan la memoria, sino que por su relación con el territorio, se constituyen en un vínculo entre pasado, presente y futuro, intentando ser una especie de barrera contra el avance de la globalización. Con relación a esto podemos citar otra frase expresada en el Encuentro: El ecomuseo transforma a la comunidad, valoriza el territorio e incide positivamente en el paisaje. El Museo Comunitario y Ecomuseo son instrumentos que permiten reconocer, estudiar y proponer las relaciones entre la población y el espacio geográfico. Se propone no construir modelos que encasillen estos proyectos, pero si identificar puntos de referencia Se destaca que muchas experiencias de ecomuseos nacieron, crecieron y se organizaron para contrarrestar y crear condiciones alternativas a situaciones de abandono y degradación socioterritorial. Incluso algunas propuestas de ecomuseos urbanos demuestran la validez de

estos para valorizar bienes culturales y paisajes urbanos en contextos socioeconómicos diversificados. El sistema de valores de los ecomuseos debe estar inmerso en un proyecto colectivo de conservación innovador Los proyectos de ecomuseos implican la puesta en marcha de un proceso participativo de aprendizaje El Museo Comunitario y Ecomuseo permiten reflexionar críticamente sobre los modelos de desarrollo, que involucran conceptos de sustentabilidad, desarrollo local, etc. Por otra parte, los ecomuseos deben evitar la “mercantilización” del patrimonio, programando el desarrollo económico sustentable del territorio, identificando nuevas profesiones y propuestas turísticas, siempre teniendo como eje central la calidad de vida de la población. Se aclara específicamente, que el objetivo del Museo Comunitario y Ecomuseo no es la tutela y salvaguardia de la realidad local, sino la de iniciar un proceso que permita entender como la comunidad puede proteger y conservar, de modo dinámico, sus relaciones internas y con el territorio. Para finalizar podemos decir que, considerando la importancia económica de los ecomuseos, es fundamental que estos orienten el turismo hacia formas sustentables, sensibilizando de que el objetivo del turismo no es solo garantizar calidad y hospitalidad al visitante, sino también mejorar la calidad y el nivel de vida de la población local. Como reflexión final podemos decir que El Museo Comunitario y Ecomuseo representan e intentan preservar y dinamizar principalmente las interrelaciones tejidas entre los actores de la sociedad local y de estos con el territorio. Este objetivo solo puede cumplirse mediante un proceso de participación social, que implique un continuo aprendizaje, contando con la ayuda de expertos, que solo deben orientar a la comunidad y no intentar imponer sus ideas, pues los ecomuseos son construcciones propias de cada sociedad. Finalmente es importante destacar que El Museo Comunitario y Ecomuseo pueden constituirse en una estrategia válida para aquellos espacios que están sufriendo procesos de degradación y estancamiento, producto de crisis socioeconómicas. Esta es una realidad que, lamentablemente, encontramos en innumerables casos en nuestro continente, por lo cual los ecomuseos podrían ayudar a contrarrestar esta situación, al tiempo que permitirían preservar rasgos identitarios locales y en resumen el patrimonio de ese territorio. Ecomuseos: herramientas de participación y reflexión. Texto: Biol. Beatriz Astudillo El Museo Comunitario y Ecomuseo son un instrumento importante en la educación ambiental no formal e informal, son un laboratorio de estrategias para los docentes, a quienes ofrecen un ilimitado menú de herramientas didácticas actualizadas que les permiten a sus educandos estimular y encauzar su creatividad en un ambiente que sale de su rutina habitual, rompiendo las normas cuadradas maestro-alumno que se viven en el aula; en ellos, los alumnos y el público en general pueden cuestionar libremente, reflexionar en forma particular, despiertan

el deseo por participar en la solución de problemas específicos. Los museos de medio ambiente permiten que la cultura encuentre en ellos un nuevo modelo de desarrollo en la divulgación científica al alcance de todos y en la conservación además de la educación. El reto de los ecomuseos es impactar al visitante, dejar en el él una huella profunda de que él forma parte de la naturaleza y que sus acciones repercutirán en la preservación de los ecosistemas a nivel local y de los cambios que en la biosfera (a nivel global) se efectúen; puesto que la visita que realiza será en promedio dos horas y tal vez sea solo una en toda su vida. Cabe resaltar que la educación ambiental reconoce que en el aprendizaje no se pueden separar el pensamiento racional del afectivo y que los ecomuseos promueven el desarrollo de actitudes, emociones, valores, intereses, sensibilidades, motivaciones, gozo, etc. El museo de las aves en Coahuila inaugurado en 1993 es un excelente ejemplo, su misión es dar a conocer, valorar y conservar los recursos naturales de México y del mundo, a través del conocimiento de las aves, alberga a más de 2.500 ejemplares, que representan un 73% de la avifauna del país. Atrae miles de turistas a lo zona. Texto: Ana Graciela Bedolla Giles Los museos comunitarios han fundado un modelo de incorporación activa de las comunidades en las tareas de investigación, conservación y difusión de su propio patrimonio cultural, de ahí que hayan despertado gran interés en los especialistas dedicados a la creación y funcionamiento de los museos. De hecho, la inauguración de un recinto cultural de este tipo constituye la cristalización de un proceso paulatino de relación de la colectividad con el conocimiento y el manejo de su patrimonio, que resulta de una extraordinaria riqueza tanto organizativa como educativa. Veamos por qué. En términos generales, el proceso principia cuando una comunidad manifiesta su voluntad de contar con un museo. La clave para que éste continúe reside en Ia organización de Ia propia comunidad, es decir, en la posibilidad de sancionar Ia iniciativa deI museo en Ia instancia a través de Ia cual se sienten representados los habitantes deI pueblo: Ia asamblea de autoridades tradicionales, Ia ejidal o Ia de bienes comunales, por ejempIo. EI objetivo en este caso consiste en involucrar a Ia mayoría en el proyecto para no restringir Ia participación. Una vez que Ia instancia adecuada acuerda Ia creación deI museo, se nombra un comité que durante un año cubrirá sucesivamente diversas funciones. La primera es consultar a Ia comunidad sobre los temas que abordará el museo. Esta actividad es muy relevante, pues permite a cada persona expresar libremente sus demandas de conocimiento, y al hacerlo, tiene lugar una primera reflexión acerca de lo que es importante saber, recuperar y mostrar de sí mismos; lo que corresponde a Ia esfera individual y a Ia comunal en términos de historia y cultura; lo que los puede representar ante los otros y simultáneamente los identifica como colectividad. Es importante señalar que a diferencia de los museos institucionales -públicos o privados-, en donde Ia selección de los temas es definitiva, en los comunitarios se presentan unidades museográficas que no necesariamente contienen una secuencia cronológica o temática.

Pueden surgir tópicos tan diversos como arqueología y medicina tradicional, artesanías y costumbres, Ia historia de una hacienda o Ia de un problema vigente sobre un deslinde de tierras entre dos pueblos vecinos. El acento está puesto en Ia capacidad de responder a Ias necesidades de conocimiento colectivas. Un ejemplo muy elocuente en este sentido es el museo de Santa Ana del Valle de Oaxaca: la primera sala está dedicada a la arqueología del lugar, pues la gente quería saber el significado de las figuritas encontradas en las parcelas, al igual que de los diseños utilizados en la fabricación de sus textiles, probablemente procedentes de Mitla y Monte Albán. Pero también deseaba averiguar qué había ocurrido en Santa Ana durante la Revolución. Muchas personas tenían evidencias de que el pueblo había participado en una batalla (unas cananas y una fotografía) o recordaban el testimonio que el abuelo había platicado alguna vez, y sin embargo carecían de claridad suficiente sobre Ia importancia deI suceso o bien del bando al que habían pertenecido. Consecuentemente, Ia segunda sala se dedicó a satisfacer estas interrogantes. Así, durante el proceso de investigación que se realiza para cada tema, cuando se entrevista a los miembros de mayor edad o más experimentados, los individuos pueden reconocer en sí mismos y por iniciativa propia el papel de protagonistas en Ia definición deI curso de Ia historia local o regional y en el modelaje de Ias características de su población, adquiriendo una idea de proceso, continuidad y transformación histórico--social que implica un importante giro en cuanto a Ia concepción deI museo. AI sistematizar los resultados de Ia investigación y elaborarse el guión museográfico tiene lugar una confrontación de Ias diferentes versiones de Ia historia y de Ia cultura, aportadas por los sectores y estratos de Ia comunidad, así como por Ias diversas generaciones. Comienza así una experiencia compartida de elaboración muy abstracta en Ia que se ordenan hechos, se resignifica Ia memoria y se asigna un valor a Ios objetos en función de su representatividad e importancia para documentar un concepto, es decir, se va construyendo poco a poco una idea de patrimonio comunal. La etapa de donación de piezas enriquece sustancialmente Ia idea anterior en Ia medida en que favorece una discusión relacionada con Ia importancia de Ios objetos, Ia pertinencia de exhibirlos en el museo y acerca de Ia propiedad sobre ellos. En Santa Ana, por ejempIo, Ia iniciativa de hacer el museo derivó deI hallazgo de una tumba prehispánica en un terreno comunal. Dicho descubrimiento fue consecuencia de un tequio acordado para Ia remodelación de Ia plaza deI pueblo. La tumba contenía restos óseos humanos y de perro, además de algunos utensilios de cerámica. En principio, los objetos no pertenecían a nadie dadas Ias circunstancias; sin embargo, los participantes deI tequio decidieron otorgar a los restos el estatuto de patrimonio comunal, al responsabilizar a Ia autoridad municipal de su conservación y solicitar su registro a Ias autoridades federales correspondientes, aI igual que Ia realización de un museo. Pero el hallazgo dio para más: propició el diálogo sobre lo que es representativo de Ia historia y de Ia cultura, y Ia discusión de si los objetos debían estar en un museo o permanecer en su lugar. Un señor deI comité no creía que unos huesos de perro fueran tan valiosos como para mostrarse en una vitrina. Así mismo, varias personas señalaron los riesgos de que al mover una piedra con relieves prehispánicos "se enojara el cerro y se enojara Ia piedra ", hasta que finalmente se optó por pedirles permiso.

Éstas y otras discusiones fueron dando sentido y significado al museo, al tiempo que los habitantes adquirían conciencia sobre Ia necesidad de hacerse cargo ellos mismos de Ia conservación de su patrimonio en general, y no sólo de aquella parte que ya se encontraba resguardada. Además, terminaron los saqueos de material arqueológico que si bien esporádicos, ocurrían en los alrededores deI pueblo. La gente optó por suspenderlos una vez que tuvo Ia experiencia de valorar de una forma distinta los testimonios de su pasado. Tal vez este último ejemplo pueda resumir un proceso en donde se ponen en juego todas Ias funciones que integran Ia noción de patrimonio cultural: identidad, a partir de Ia diferenciación respecto de los otros; sentido de pertenencia; establecimiento de fronteras; noción de un cierto concepto de temporalidad, y significación de hechos y objetos. Visto de esa manera, el museo comunitario no sólo es el recinto que alberga objetos deI pasado: también es un espejo donde cada uno de Ios miembros de Ia comunidad puede mirarse como generador y portador de cultura y asumir una actitud activa frente al presente y, por supuesto, al futuro: Io que quiere cambiar, Io que desea conservar y respecto de Ias transformaciones impuestas desde el exterior. La reflexión anterior tiene una importancia central, dado que Ia mayoría de estos museos se encuentran en poblaciones indígenas. No podemos ser tan ingenuos como para suponer a Ias comunidades aisladas de su entorno; por el contrario, es indispensable entenderIas en el marco de subordinación y dominio que desde los primeros años de Ia conquista se ha construido a su alrededor. Sin embargo, a Ia luz de lo que viene sucediendo en el contexto mundial, también es preciso considerar, aunque parezca paradójico, Ia emergencia de los pueblos indios y sus reivindicaciones étnicas y ecológicas. En cierta medida existe en los hombres el deseo y Ia intención de establecer otras formas de relación entre ellos mismos y con Ia naturaleza. La experiencia de los museos comunitarios ha mostrado que a pesar de Ias condiciones tan precarias, los indios actuales son depositarios de un saber acumulado al igual que de modos particulares de acceder al conocimiento, rotundamente desvalorizados anteriormente. Así mismo, que mediante un proceso como el descrito es factible establecer una plataforma en la que ellos se escuchen a sí mismos y muestren a los otros -los diferentes- cuál es su historia y su cultura en sus propios términos y lengua. Los museos comunitarios han llevado a Ia práctica el reconocimiento de Ia pluralidad cultural como un hecho que enriquece al conjunto y, por lo menos tendencialmente, podría contribuir al "[...] contenido mismo de un proyecto nacional, el que lo legitima y lo hace viable [...] se trata de desarrollar una nación pluricultural sin pretender que deje de serlo". Esta propuesta nos remite a Ia necesidad de considerar que un proyecto cultural en una comunidad indígena es, o debiera plantearse como, una relación de carácter simétrico, de intercambio, de aprendizaje mutuo. Reflexionar juntos nuestros propios pensamientos, comparar nuestras formas de conocer, de hacer juicios, de establecer criterios, alimentaría sin duda nuestra capacidad de asombro y potenciaría extraordinariamente Ia gama de perspectivas.

Requerimos deI establecimiento de espacios para un diálogo respetuoso entre dos maneras de concebir Ia tarea educativo-cultural para establecer Ia utilidad y el valor de ciertos conocimientos y conductas. En este sentido, el museo comunitario puede ser el escenario adecuado para iniciar ese diálogo capaz de contribuir al enriquecimiento mutuo de Ias preguntas y Ios saberes que se consideran dignos de ser conservados y, consecuentemente, transmitidos. Pero sobre todo, ese diálogo parece impostergable porque se ha convertido en un imperativo desde el punto de vista de nuestra responsabilidad frente a Ia definición sobre Ia clase de sociedad en Ia que deseamos vivir. Desde esta perspectiva resulta indispensable pensar en los niños. El museo puede contribuir a Ia formación de nuevas generaciones en un marco de pluralidad y tolerancia, y también propiciar un ambiente en el que se escuche y se respete Ia palabra de los menores y éstos aprendan a confiar en su propia capacidad de expresión y de reflexión, desarrollada en el diálogo con los otros. Algún día no importará si los otros aparecen como iguales o diferentes. Fuente: México en el Tiempo No. 6 abril-mayo 1995 Ejemplo Objetivo Museo Comunitario de la Comarca Kuna Yala Objetivo General: Promover e impulsar el desarrollo de museos comunitarios en la Comarca como medio alternativo para el fortalecimiento de los valores culturales e identidad del pueblo Kuna Objetivo Específico: • Crear Museos comunitarios en las comunidades para el desarrollo de espacios de orientación, educación, capacitación de los niños, estudiantes y el público en general. Realizar talleres de capacitación y asistencia técnica para el manejo y desarrollo de los museos comunitarios. ACTIVIDADES PROGRAMADAS: • 3 al 6 de Febrero, 2005: Taller sobre técnicas de historia oral como fundamento de los Museos comunitarios. Taller que forma parte del Proyecto de Museos comunitarios que financia la Fundación Interamericana. El taller se realizará en la comunidad de Niadup, Kuna Yala. Participarán representantes de otras comunidades cercanas. Plano Internacional · El año 2005 se realizará el Cuarto Encuentro Internacional de los Museos Comunitarios en Nicaragua. En ese encuentro se evaluará los avances de cada país. 2004. Por otro lado, recientemente La Coordinadora Internacional de los Museos Comunitarios de la Américas realizó un taller internacional para facilitadores a fin de crear más facilitadores en los países integrantes que impulsen la creación de los museos comunitarios. Cada país envió personal para capacitar en Oaxaca, México. en Septiembre pasado A lo largo de toda la República Mexicana existen más de 250 museos comunitarios, de los cuales al menos un centenar están dedicados a la época prehispánica y conformados por

piezas que se encontraron en las propias localidades donde se ubican, informó el promotor cultural Federico Padilla. Para el especialista, los museos comunitarios reflejan la identidad de la región, mediante los objetos que se hallan en la misma, pues en muchos casos se trata de piezas que pertenecen a los habitantes, no solamente arqueológicas, sino también fotografías u objetos antiguos, como plumas, tinteros, escritorios y documentos. La historia de los museos comunitarios, agregó Padilla, continúa en 1984, cuando se imparte el Primer Taller Internacional sobre Ecomuseos y la Nueva Museología, en Quebec, Canadá, mientras que en Oaxaca se crea la Unión Nacional de Museos Comunitarios y Ecomuseos. La idea de este organismo, precisó, fue acompañar y capacitar a la comunidad, además de asesorarlos con líneas de investigación, definición de temas, así cómo buscar los orígenes. Las comunidades hicieron historia oral, entrevistas -añadió Padilla-, "aún sin saber leer y escribir, hicieron acopio de colecciones en relación con los temas escogidos y en el sexenio 1994-2000 se convirtió en un Programa Nacional que involucró a la Dirección de Culturas Populares y el INAH". Los ecomuseos y museos comunitarios son y deben ser agentes activos para la participación y relación de la comunidad con su patrimonio integral. · La reconciliación con el patrimonio integral, su conservación y usufructo, es una responsabilidad compartida entre el museo y la comunidad en que se inserta. Objetivos y recomendaciones 1. · Se recomienda que los ecomuseos y museos comunitarios trabajen en cooperación con los Consejos Locales de la Tierra y/o Agenda 21. 2. · Todos los museos deben contemplar la participación comunitaria y programas de desarrollo sustentable. 3. · Los ecomuseos y museos comunitarios son y deben ser reconocidos como mediadores entre la comunidad y las instituciones y organismos gubernamentales y no gubernamentales, a nivel local, nacional e internacional. 4. Líneas de acción 5. · Capacitar y dignificar a los profesionales, técnicos y agentes sociales y/o comunitarios, vinculados a los ecomuseos y museos comunitarios. 6. · Estimular y fortalecer las redes entre ecomuseos y museos comunitarios, y de éstos con las comunidades que permitan y faciliten la comunicación, información e intercambio. 7. · Estimular y promover en la comunidad la creación de formas sostenibles de uso del patrimonio integral, desarrollando en forma conjunta actividades y proyectos que beneficien al museo y la comunidad. 8. · Crear estrategias de cooperación para beneficio y desarrollo de los ecomuseos y museos comunitarios. 9. · Crear y experimentar metodologías de mediación entre comunidades, autoridades y fuentes de financiamiento privadas y públicas. 10. · Concretar estas acciones a través de programas-piloto, establecidos en diversas partes del mundo, proceso que después de su evaluación y validación, lleve a un modelo universal de dirección variable. Santa Cruz, Río de Janeiro, Brasil, a 20 de mayo del 2000. Recopilación: Félix Díaz Durán