Museo Natural de Historia

Museo natural de historia El recorrido explica de una forma bastante gráfica la historia natural, desde el origen del un

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Museo natural de historia El recorrido explica de una forma bastante gráfica la historia natural, desde el origen del universo, el agua y la corteza terrestre, hasta las diferentes clases de animales, plantas y ecosistemas. Dicho recinto fue creado con el fin de colectar, estudiar, preservar y exhibir muestras representativas de la biodiversidad y de otros recursos de Guatemala.

De manera muy similar como los grandes documentales científicos reproducen la vida en el planeta hace unos 20 mil años, el territorio que hoy ocupa Guatemala también fue escenario de las zancadas de gigantescas criaturas que habitaron el globo, durante el periodo Pleistoceno — entre los 1.8 millones de años a los 10 mil años—. En estas tierras, entonces de frías montañas y llanuras, deambularon por ejemplo, grandes mamuts lanudos, que medían tres metros de altura y pesaban hasta ocho toneladas. También lo hicieron los mastodontes, de cinco metros de longitud y cuatro de altura, que con sus pesadas patas se desplazaban para alimentarse de ramas y arbustos, sus principales alimentos. Otras veces, cortezas de árboles, si la hierba era escasa. Como evidencia de esta etapa, los paleontólogos han clasificado 24 sitios en los departamentos de Quetzaltenango, Quiché, Huehuetenango Izabal, Alta y Baja Verapaz, El Progreso, Guatemala, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, Santa Rosa y Petén, donde se han encontrado decenas de fósiles de estos ejemplares que se extinguieron hace unos 5 mil o 10 mil años. En Guatemala, el fechamiento más antiguo de un mamífero vertebrado corresponde a un antecesor de los elefantes, un Proboscideo del periodo Mioceno tardío —entre 23 y 12 millones de años—: puntualmente un Rhynchotherium blicki, reportado por el ingeniero Byron Mota en el río Carboneras, Izabal, indica la paleontóloga guatemalteca Lorena Dávila. Se hallaron incisivos tanto superiores como inferiores. “No pasó a la siguiente era con los incisivos en la mandíbula inferior”, refiere.

Otros gigantes De acuerdo con los vestigios que se han encontrado, en el país también habitaron los gliptodontes (armadillos gigantes) de hasta 2.5 metros de largo, que tenían una enorme caparazón ósea, cual coraza, y los megaterios (perezosos), que alcanzaron hasta siete metros de largo. PUBLICIDAD

La escasa alimentación pudo ser motivo de épicas batallas entre los megaterios y los furiosos leones americanos (Phantera leo atrox) y en algunos casos, con los primeros cazadores. Otros habitantes, quizás más pacíficos, fueron los primitivos caballos (equus), los toxodontes, (entre rinocerontes y cerdos) de pesado trote; y los capibaras o carpinchos, del tamaño de un perro, parientes de la familia de los roedores. Durante el Pleistoceno, especies como los Proboscidios, migraron hasta Centroamérica debido a la glaciación del Norte. Otras como el megaterio, se movieron en el sentido contrario, o sea de América del Sur hacia al centro. La documentación sobre la vida durante esta etapa en Guatemala es escasa, casi nula. Las primeras investigaciones paleontológicas las llevó a cabo el estadounidense Barnum Brown en 1940, cuando encontró los restos de un Megaterio en las márgenes del río La Pasión, Petén. En la década de 1970, el paleontólogo Bryan Patterson y el ingeniero Roberto Woolfolk Saravia comenzaron las excavaciones en el municipio de Estanzuela, Zacapa. Sus hallazgos se resguardan en el mayor museo de este tipo en el país, el cual conserva dos grandes esqueletos: un Gonfoterio (mastodonte) y un Megaterio (perezoso) encontrado en la zona 6 de Guatemala. En Chivacabé, a 11 kilómetros de Huehuetenango, el señor Octavio Alvarado halló accidentalmente en sus terrenos, en 1976, huesos de este tipo de criaturas. Durante las excavaciones se encontraron la defensa y el molar de un proboscidio, así como fósiles de un perezoso gigante, venados, caballos y armadillos, según informe, de 1992, del investigador Sergio Ericastilla, hallazgos que continuaron los biólogos Enio Cano y Jack Schuster, en una expedición de la Universidad del Valle en 1993. Este sitio es conocido como el Museo del Mamut. PUBLICIDAD

Huyen del hielo

Pero ¿cómo llegaron estas criaturas a estas tierras? Los expertos, teorizan que, alrededor de 80 mil años atrás, durante el Pleistoceno, América del Norte estuvo cubierta por inmensas capas de hielo, lo cual se conoce como la Glaciación de Wisconsin, más popularmente como la Edad de Hielo. Se calcula que en ese entonces, hasta el 32 por ciento de la tierra estuvo cubierta por hielo. Hoy es menos del 10 por ciento. En esa era, los grandes mamíferos así como fauna diversa: osos, tigres, venados; descendieron hacia el sur en busca de temperaturas más templadas. Fue así como llegaron a estas tierras. El clima era más gélido, las precipitaciones eran menos copiosas en diversas regiones y más abundantes en otras; las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera eran más débiles, lo cual limitaba el desarrollo de la vegetación, según un informe del arqueólogo francés Sébastien Perrot-Minnot para el Museo de Arqueología y Etnología de Guatemala.

Paisaje árido Los biólogos Schuster y Samuel Bonis en el documento Biodiversidad de Guatemala en relación con su historia geológica y biogeografía para el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), trataron de reconstruir cómo pudo ser el paisaje del país en el periodo entre los 72 mil y 11 mil años. De acuerdo con el informe, el efecto de las glaciaciones fue distinto en diferentes partes de Guatemala. Sugiere que fueron zonas de grandes sabanas húmedas y frías en la región de Petén, que dieron paso a un bosque pluvial tropical el cual data entre los 11 y 10 mil años atrás. PUBLICIDAD En la región de Chivacabé, Huehuetenango, se propone que fue una zona árida con praderas y chaparrales espinosos que favoreció la vida de armadillos gigantes, caballos y perezosos. Perrot Minnot, quien ha llevado a cabo estudios en el país, anota que las temperaturas eran inferiores a los 5 y 7 grados centígrados y las cumbres de los volcanes más altos estaban cubiertas de nieve. El mar se encontraba quizá a decenas o cientos de kilómetros más lejos que ahora. Las explosiones volcánicas y erupciones también fueron importantes. Una de estas corresponde a la explosión de una caldera que formó el Lago de Atitlán hace 84 mil años, refiere el estudio de Schuster y Bonis.

Organismos marinos El istmo centroamericano, de acuerdo con algunas teorías, fue el último gran trozo de tierra americana en emerger de las aguas, alrededor de 52 millones de años atrás, luego del acomodamiento de las distintas placas tectónicas de Norte y Sudamérica. Esto sucedió en los inicios de la era Cenozoica.

La región quedó totalmente formada hace 3 millones de años, de acuerdo con el mapa presentado en el Museo de Paleontología y Arqueología Roberto Woolfolk Saravia, en Estanzuela, Zacapa. Esto provocó cambios en la biodiversidad, al separar la fauna del Pacífico de la del Caribe, lo que dio como resultado especies distintas en cada océano, además de permitir la migración de especies terrestres en ambas direcciones en las Américas, de acuerdo con el estudio de Schuster y Bonis. La paleontóloga Dávila indica que las primeras muestras de organismos vivos fueron especies marinas, las cuales corresponden hacia el final del período Cretácico (65 millones de años). Estos eran briozoarios, braqueópodos y moluscos cuyos restos se han hallado en varias zonas que incluyen las cumbres de la Sierra de los Cuchumatantes, Sierra de las Minas; Sayaxché, Petén e Izabal. PUBLICIDAD

¿Por qué desaparecieron? Existen varias teorías sobre la desaparición de esta megafauna, alrededor de 10 mil años atrás. Entre las más válidas están el cambio climático, al cual estas especies no pudieron adaptarse, por las altas temperaturas. También se afirma que se debió a la cacería de los primeros grupos humanos, teoría que no ha sido comprobada en la región centroamericana. Dávila considera que una de las causas fueron los grandes tamaños, por lo cual surgió la competencia de espacio. Expone que hasta el momento en Centroamérica no se ha encontrado evidencia de interrelación entre esta megafauna y los primeros humanos. Sin embargo, en Chiapas y Yucatán, México sí hubo hallazgos. El análisis de los investigadores Christopher Sandom, Soren Faurby, Jens-Christian Svenning y Brody Sandel, de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, concluyó que la extinción de los grandes mamíferos en el mundo se debió a la sobrecaza, según el sitio ciencia.com

Poca exploración Dávila explica que los hallazgos reportados en la mayoría del país, no comprenden algunos departamentos ubicados en la Costa Sur, debido a que los vestigios se borraron por tratarse de una zona volcánica. Explica que los restos fósiles solo pueden hallarse en rocas de origen sedimentario. La académica está consciente de que la Paleontología es una ciencia con pocos estudiosos en el país, pero que avanza. “Permite comprender la evolución de las especies y su distribución en la tierra”.

Primeros americanos 

Los primeros pobladores de América ingresaron entre los 15 mil y 16 mil años atrás, según los científicos, quienes atravesaron de la región de Siberia hacia Alaska por el estrecho de Bering; otros grupos continuaron el viaje por barcas siguiendo la costa del Pacífico. Los sitios humanos más antiguos se ubicaron en varios puntos de Estados Unidos, México, Canadá y Brasil, de acuerdo con Perrot-Minnot.



Este hecho marcó el inicio del período Paleoindio en América que culminó en el siglo VIII a.C. el cual registró entre el estado de Chiapas, México; y Panamá 44 sitios de estos grupos, según el experto.



Fueron sociedades de nómadas y cazadores quienes se identificaron en dos grandes culturas: la Clovis (entre 13,300 y 12,800 años) y la de puntas de Cola de Pescado, clasificados de acuerdo a los únicos vestigios que dejaron: puntas de lanza y artefactos que se encuentran en sitios dispersos y que probablemente sirvieron como herramientas de caza.



El arte rupestre, caracterizado por encontrarse en sitios aislados, fue otras de las huellas de estas sociedades.



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Un hallazgo interesante es el reportado por Sergio Ericastilla: se trata de un pictograma que sugiere la figura de un Proboscidio. Fue descubierto en la Sierra de Chuacús, Baja Verapaz, dato que fue consignado en una revista del Instituto de Antropología e Historia en el 2008. “Es la pintura más antigua reportada hasta la fecha”, afirma Ericastilla. Esta referencia, pendiente de una investigación más minuciosa, podría ser un punto de partida para determinar si realmente hubo interrelación entre los primeros pobladores en Guatemala y la megafauna de la era glacial.

Por qué es tan variada la geología de Guatemala? Además de nuestro marco tectónico tan particular, Guatemala es un paraíso geológico en el que se encuentran los tres grandes grupos de rocas —ígneas, metamórficas y sedimentarias—, con una interesante historia geológica. Muchas de ellas se formaron en el mar antes de que emergiera nuestro territorio. Estas rocas, especialmente las calizas, se hayan en su mayoría en la parte norte en Alta Verapaz, Quiché, Huehuetenango, Izabal y Petén.

En el centro y oriente, adyacentes a la zona de falla del Motagua, y por lo tanto asociados al límite de las placas Norteamérica y del Caribe, afloran los cuerpos de rocas metamórficas en una franja que abarca montañas como las sierras de Chuacús y de Las Minas. En muchos lugares se pueden encontrar ígneas, pero las que más abundan son las ígneas volcánicas, que son expulsadas por los colosos.

¿Qué relación tiene la geología con nuestras bellezas naturales? Muchas son producto de la geología, por ejemplo, los volcanes, el monumento natural Semuc Champey, las cavernas de Alta Verapaz y Petén, y las Piedras de Captzín, en Huehuetenango, que tienen en común la disolución de rocas calizas. Los lagos, similares en belleza, tienen orígenes geológicos diferentes. El Petén Itzá, al igual que los cenotes de Huehuetenango, se originaron por la disolución de la roca caliza. El Lago de Izabal es una depresión tectónica limitada por fallas. El Lago de Atitlán, el de Amatitlán y la laguna de Ayarza están ubicados en calderas volcánicas colapsadas.

Nuestras montañas también son resultado de la historia geológica. Los Cuchumatanes, por ejemplo, la sierra no volcánica de mayor elevación en Centroamérica, se formó por enormes presiones generadas en la corteza terrestre debido al movimiento de las fallas geológicas.

¿Cuál fue el proceso de formación de los lagos? Cada uno tiene un origen e historia propia. El Lago de Izabal, por ejemplo, se formó de una depresión tectónica que causó el movimiento de los bloques de la corteza a lo largo de una zona de falla, de manera que su geometría rectangular obedece a que se encuentra limitado por fallas. Los de Atitlán y Amatitlán y la laguna de Ayarza, entre otros, se formaron de calderas volcánicas colapsadas, lo cual originó sus formas, generalmente circulares, o de paredes abruptas —algunos, como el de Amatitlán, no ocupan toda la depresión circular—. Otros, como el de Petén Itzá, tienen orígenes muy diferentes. Este, por ejemplo, se formó porque las rocas calizas de la región se disolvieron lentamente generando dolinas o depresiones que pueden llegar a unirse o a formar depresiones mayores que son aprovechadas por el agua para formar un lago. PUBLICIDAD

¿Cuándo y cómo se formó el territorio de Guatemala? Estudiando las rocas descubrimos que nuestra historia geológica es compleja e interesante. La figura de nuestro país era diferente a como la conocemos hoy. Se cree que Guatemala comenzó a tomar su forma actual hace unos 20 millones de años. Antes de eso la mayor parte del territorio permaneció bajo el mar y los abundantes fósiles marinos dan cuenta de ello. Estos permiten reconstruir la historia, mucho más allá de la existencia del ser humano. ¿Cuáles son los fósiles más antiguos que se han encontrado en el país? Algunos de los más antiguos son los fusulínidos, que son organismos microscópicos unicelulares que datan de hace, aproximadamente, 300 millones de años. También hay especies marinas en rocas que se formaron bajo el mar. Después de emerger el territorio fue colonizado por plantas y animales terrestres, pues se han encontrado numerosos ejemplares fósiles de plantas y mamíferos, por ejemplo, los mastodontes que desaparecieron durante la última glaciación, de la cual hay evidencia en las rocas de los Cuchumatanes, en Huehuetenango.

¿Por qué Guatemala es geológicamente complejo? Puede considerarse un laboratorio geológico natural mundial. En pocos países se experimenta la interacción de tres placas tectónicas. Estamos sobre dos: la de Norteamérica y la del Caribe. La zona de falla del Motagua es la que se considera el límite entre estas, y por ella discurre el río Motagua, donde se originó el terremoto de 1976. Hay otras fallas asociadas a estas placas como la de Cuilco-Chixoy-Polochic, por donde corren los afluentes de los mismos nombres, y la de Jocotán, Chiquimula. ¿Y la tercera? Es la de Cocos, a unos 150 km de la costa sur, que converge con la del Caribe y se desplaza debajo de esta en una zanja de unos 6 km de profundidad llamada fosa Mesoamericana, que se extiende paralelamente a la costa del Pacífico, que origina nuestra cadena volcánica, debido a que cuando la placa de Cocos desciende bajo la del Caribe las rocas se funden en la profundidad y generan magma que asciende y sale a la superficie a través de los volcanes. La mayor profundidad de la fosa Mesoamericana —un poco más de 6 mil 600 m— está en la frontera México-Guatemala, frente a la mayor elevación de Centroamérica, los volcanes de Tajumulco y Tacaná. Guatemala se encuentra ubicada sobre una porción terrestre geológicamente muy activa y una muestra de ello es su actual actividad volcánica. Lo que hoy es América del Sur estaba unida a África hace aproximadamente 160 millones de años. Al final del período Jurásico, hace aproximadamente 130 millones de años, se mostraba desplazamiento de una parte del antiguo continente hacia el Este, iniciándose así la separación de lo que hoy es América del Sur. Asimismo, fueron surgiendo pequeñas islas, las denominadas Proto-Antillas, que con el tiempo se desplazaron al noreste, formando las Antillas. Hace 100 millones de años, África estaba completamente separada de América del Sur. El territorio de Guatemala está situado sobre tres placas tectónicas, o partes de ellas: el bloque Maya de la Placa de América del Norte, el Bloque Chortís de la Placa del Caribe y la parte norte de la Placa del Coco o de Cocos; las dos primeras son continentales y la tercera oceánica. La placa de Cocos colisiona con la Placa de América del Norte, desplazándose por debajo de ésta, provocando el fenómeno denominado "subducción", lo cual provoca actividad volcánica en la planicie costera del océano pacífico. Por su parte, las placas del Caribe y de Norteamérica colisionan, formando cadenas montañosas en el área de la Sierra de las Minas, tomando como punto de partida la falla del río Motagua en el valle del mismo nombre.

Al final del Período Cretácico, hace aproximadamente 80 millones de años, algunas áreas terrestres de América Central septentrional, empezaron a emerger, básicamente por actividad volcánica y el choque de las placas tectónicas, constituyendo el núcleo de América Central que incluye los altiplanos de Chiapas, el centro y parte montañosa del sur de Guatemala, Honduras, El Salvador y el norte de Nicaragua. De acuerdo a Dengo (1969), el relieve del norte de Centroamérica se incrementó por emanaciones de material volcánico de las fisuras entre las placas tectónicas. Lentamente, en términos de millones de años, Centroamérica fue emergiendo. Hace unos 60 millones de años América del Norte, incluyendo América Central septentrional, se encontraba separada de América del Sur por una área marina, la cual de acuerdo a Dengo, ha sido denominada por otros geólogos, el canal centroamericano. En lo relacionado a la estructura e historia geológica, América Central septentrional es parte del continente norteamericano. Más tarde fue surgiendo el arco que forma el sur de Nicaragua y Costa Rica, también por actividad volcánica. Las montañas frecuentemente son formadas cuando dos placas tectónicas chocan una contra la otra. El sur actual de Centroamérica (sur de Nicaragua, Costa Rica y Panamá) se originó de un promontorio submarino, en el cual se fueron formando una serie de islas volcánicas muy similares a las islas menores, como consecuencia del empuje de la corteza del Caribe hacia el Pacífico. El archipiélago centroamericano siguió emergiendo para formar el resto de Centroamérica, lo cual ocurrió totalmente hace aproximadamente dos millones de años, cuando finalmente se unieron Centro y Sudamérica al «emerger» una pequeña área que aún estaba sumergida, hoy es Panamá. La aparición del Archipiélago mesoamericano y luego la conformación de la masa centroamericana permitió la migración de vegetales y animales del norte al sur y del sur al norte. Ello explica el por qué Centroamérica tiene una flora y fauna muy diversa, que proviene tanto del sur como del norte. En general, el relieve centroamericano se fue incrementando en el curso de varios millones de años por emanaciones de material volcánico de las fisuras entre las placas tectónicas. Ello explica el origen volcánico de la mayoría de los suelos de la plataforma central de Guatemala y Centroamérica, y el poco desarrollo de los suelos de las partes planas del oeste Atlántico, tal como las regiones del Petén, Belice y Yucatán; es decir, los suelos de la plataforma central tienen varias decenas de millones de años de formación, en el que han actuado la flora y el tiempo. Los suelos del departamento de Petén, muchos de ellos kársticos, tienen pocos millones de años de desarrollo y ello explica por qué son poco profundos; las rocas de la parte sur del Petén son predominantemente piedras calizas marinas del Mioceno, de hace aproximadamente 10 millones de años.