Mujeres de Ojos Grandes.

Ángeles Mastretta. Esta escritora mexicana nacida en Puebla en 1949, desde muy pequeña sintió afición por la literatura

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Ángeles Mastretta. Esta escritora mexicana nacida en Puebla en 1949, desde muy pequeña sintió afición por la literatura teniendo como guía a su padre, el periodista Carlos Mastretta. Su primera producción literaria fue un libro de poesías, La pájara pinta, publicado en 1975. Gracias a una beca que recibió del Centro Mexicano de Escritores pudo desarrollar sus habilidades literarias junto con reconocidos autores como Juan Rulfo, Salvador Elizondo y Francisco Monterde. A principios de la década de 1980, recibió el patrocinio de un editor para dedicarse exclusivamente a la literatura. Así, en 1985, dio a conocer su primera ficción narrativa, Arráncame la vida. La obra le otorgó renombre mundial, y la hizo acreedora al premio al mejor libro del año en los Premios Mazatlán de Literatura. A partir de ese momento, se volcó de lleno a la producción literaria y luego de su primera novela se sucedieron Mujeres de ojos grandes en 1990, Puerto libre en 1993 y Mal de amores en 1996. Por esta obra, Ángeles Mastretta recibió el Premio Rómulo Gallegos siendo la primera mujer en el mundo de las letras que accedía a ese reconocimiento. Sus últimas producciones narrativas son: Maridos de 2007, Ángel maligno y Hombres de amores de 2008.

Resumen: Mujeres de ojos grandes relata la vida de una serie de mujeres educadas para el matrimonio y sus servidumbres tradicionales. Su vida se reduce a la familia, al marco estricto de dicha institución. Sin embargo, la anécdota misma de tales vidas no resulta dramática, sino que revela personalidades femeninas particularmente vigorosas, que a menudo eclipsan a los hombres. Estructura Externa: La estructura externa de este libro de cuentos como puede verse a simple vista es totalmente elemental y sencilla: se presenta como una colección de 37 cuentos cortos, de escaso desarrollo argumental, independientes los unos de los otros hasta tal punto que tienen identidad por sí solos Están conformados por descripciones de retratos y estampas de provincia, viñetas y cuadros familiares enfocados en relatar costumbres bajo el marco de una literatura rural (publicado en 1989). El hecho de escoger un formato de cuento corto en donde la Descripción opaca un desarrollo argumental y un diálogo vertical propicio para lograr transformaciones en la trama, le impide desarrollar una línea narrativa en donde el profundo aliento de la aventura de sus personajes, el suspenso y la tensión; la intriga y el ahondamiento en el ánimo de los personajes hubieran podido encumbrar su escritura. No hay acción sino más bien contemplación. Estructura Interna: 1-Espacio. Los argumentos se desarrollan exclusivamente en la ciudad de Puebla, México. Otros lugares son nombrados como referencia. 2-Tiempo. Los argumentos se desarrollan en un tiempo enmarcado entre las décadas de 1910 y 1940. 3- Época, ambientación y atmósfera local. Reiteración del mismo paisaje arquitectónico de casonas y fincas, de sembradíos, árboles frutales, riachuelos y vida campesina.

4-Narrador. A este punto, es imperativo resaltar que la voz escogida por Ángeles Mastretta para narrar sus cuentos es unificada de tal manera que siempre será una voz omnisciente en tercera persona, un narrador testigo, personificada en «una sobrina» que cuenta las aventuras de una «tía». En cada cuento varía el nombre de la tía. 5-Tesis. Sus personajes principales y protagónicos en todos los cuentos son las mujeres. Mujeres poblanas de la misma época, de la misma clase social, de las mismas costumbres y hábitos; de los mismos rasgos culturales con una rutina familiar rayana en el agotamiento existencial. Una vida de hogar cotidiana a morir; la crianza de los hijos, la cocina y sus recetas, los tejidos, la costura; sus desgastados servicios religiosos, sus maridos aburridos. El rol femenino es descrito con precisión por la autora logrando con esa unidad de sentido imprimir un rasgo de mediocridad existencial propicio para su anulación y superación que será uno de los objetivos de su obra en su sentido simbólico y al interior de sus personajes, como elemento transformador y nuevo. Y esas tías protagónicas vienen a ser la excepción y la punta de lanza hacia la ruptura de ese estado de cosas al entrar en contradicción con el elemento antitético que no es otro que el varón poblano, mexicano, predominantemente machista y que al final constituirá la unidad y lucha de contrarios (feminismo-machismo) para devenir al interior de la ficción en una nueva y liberadora relación. Las Mujeres de ojos grandes, se constituyen como género de sexo superior, por sus componentes psíquicos de una ética inquebrantable substancial de búsqueda de la felicidad. Por supuesto que en las descripciones de sus féminas protagónicas subyacen la terneza y la ecuanimidad, la sabiduría raizal, el donaire, la valentía, el arrojo y la firmeza de carácter, en contraposición con ese miedo cerval que doblega e inutiliza al varón en muchas de sus decisiones. 6-Antítesis. Al interior de las tramas de sus historias, el elemento contradictorio y propiciador de ese estado de cosas, casi siempre desde el matrimonio o fuera de él, es el varón, mejor decir el macho (poblano, mexicano) que vela por las necesidades económicas de la familia. El rol del hombre-esposo, quien dirige y manda y transmite de generación en generación las normas familiares, ese marido aburrido, es paradójicamente el causante de esa deplorable relación en donde las mujeres protagonistas son verdaderas criaturas frustradas que se ven empujadas a

transgredir la norma, a zafarse por el medio que sea, de esa condición opresora de «esclavitud de nuevo tipo», de enajenación, de trauma existencial y de búsqueda de una grieta liberadora. 7- Síntesis Se conforma estructuralmente a través de un movimiento elíptico en donde al final de cada cuento la protagonista alcanza un nuevo estadio en su percepción psicológica de la realidad, en la cual ellas se libran de las amarras de dominación por parte del macho, superan el interdicto moral que las tenía aletargada por décadas o quizás siglos de alienación. Se supera esa relación y ese contrato implícito de rol de sexos dominante y dominado. Al transgredir la condición de criaturas sometidas, las protagonistas mujeres le dan sentido la escritura de Mastretta signando su colección de cuentos como una auténtica Literatura femenina. 8-Marcas femeninas: La tía Leonor se casó con un notario cuando tenía diecisiete años. Las chicas en esta época se casaban jóvenes. Más tarde, Leonor y su marido tuvieron tres hijos y la vida de esa familia no podía ser mejor. Los domingos, la tía iba al mercado. Era un pequeño paseo convertido en un rito solitario y feliz, hasta que un día, se le ocurrió comprar nísperos. Conocía muy bien los nísperos, porque cuando era niña trepaba a los árboles y cortaba nísperos en la casa de sus abuelos, aunque a las niñas se les prohibiera subir a ellos. Pero no estaba sola en este juego, siempre estaba con su primo Sergio. Leonor estaba enamorada de él, pero había oído que los primos no podían casarse entre sí y que Dios les castigaba con hijos que parecían idiotas. Una tarde caminaba hacia la iglesia con sus hijos, cuando

encontró

a

su

primo

Sergio,

que le dijo “Si no hubieras salido corriendo aquel sábado en casa de los abuelos este par sería mío” y la tía contestó “Vivo con ese arrepentimiento”. Decidieron ir a la casa de la abuela, quien dijo que hacía años que ella había visto los primos juntos y la tía Leonor le explicó lo que solía escuchar: que los primos no podían casarse porque tendrían hijos idiotas. La abuela sólo sonrío y quería que ellos subieran al árbol porque no había encontrado a nadie que pudiera coger los nísperos. Y más tarde: “Salieron del cuarto azul a punto de quitarse la ropa, bajaron al jardín como si los jalara un hechizo y volvieron tres horas después con la paz en el cuerpo y tres ramas de nísperos”. Después dijo la tía Leonor a su abuela que habían perdido práctica y entonces la abuela contestó: “Recupérenla, recupérenla, porque hay menos tiempo que vida”.

Al principio del cuento podemos constatar que la tía se mantuvo dentro de las normas establecidas sobre lo femenino en la época. Se casó y se quedó en casa. Dio a luz a tres niños. Estaba destinada al mundo privado para cuidar a los niños y de su casa. Entendemos, que el entorno esperaba de ella que estuviera en casa. La tía tenía un comportamiento femenino con respecto a la época. Incluso se puede leer en la obra que su madre le aconsejó que cerrara sus ojos y dijera una avemaría si fuera difícil vivir con su marido. Resultaron varios avemarías. Aquello da un ejemplo de la imagen tradicional de la mujer en un rango inferior y el hombre en un rango superior. Estaba subordinada al deseo del hombre. El hombre se puede comportarse como quiere y la mujer tiene que aceptarlo. Podemos notar como la tía Leonor consigue romper la cadena de desamor, al evocar una escena juvenil (alrededor de los veinte años) en donde ella y su primo coquetean mientras bajan nísperos del árbol de la casa de su abuelo. Observamos también que la abuela tenía un rol importante en la liberación de la tía, porque animó los verdaderos sentimientos de la tía, aunque estuviera prohibido el amor entre primos y sin considerar el hecho de que la tía fuera madre y esposa. Interpretamos la liberación como una ruptura con la sociedad jerárquica donde la mujer sufre el poder del hombre. No se permitió a si misma vivir una vida sólo complaciendo a su marido. Hizo lo que quería, sin considerar a su marido y sin preocuparse por las normas de género. Pensamos que rompió con la imagen de la mujer caracterizada por la debilidad, porque mostraba una fortaleza en el sentido de que se atrevió liberarse de su vida cotidiana. Recuperando el amor prohibido y el deseo sexual que sería la liberación de la subordinación al marido.