Muerte Del Movimiento Moderno

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO

LA MUERTE DEL MOVIMIENTO MODERNO

Historia de la Arquitectura Moderna Docente: Arq. Marco Antonio Sánchez Baldazo Alumna:Vivanco Arredondo Diana Flor

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INTRODUCCIÓN Lo que se intenta describir en esta investigación es el ejemplo de una importante intervención política y arquitectónica en el área de la vivienda social en la década de los años cincuenta del siglo XX en los EE.UU. En concreto el proyecto Pruitt-Igoe (San Luis, Missouri, 1941-1974), cuyo detonante fracaso acabó con su derribo, simbolizando “la muerte del movimiento moderno”. La muerte del movimiento moderno, o mejor, el fracaso del movimiento moderno en la arquitectura se ha tomado consciencia en el transcurso de los años 70 y 80. EL movimiento moderno es un conjunto de tendencias surgidas en la primera parte del siglo XX, lo que provocó una separación entre la forma tradicional de configurar espacios, su composición y sobre todo su estética. Este marcó un comienzo a nuevas ideas para involucrarlas en la construcción, uniendo el arte y el diseño. Este movimiento trajo consigo la incorporación de nuevos materiales constructivos como el acero laminado, el hormigón armado, el vidrio plano en grande. Presenta características como asimetría, perfiles de acero, interiores luminosos, plantas y secciones ortogonales, carencia decorativa en fachadas, grandes ventanales horizontales. La modernidad y la posmodernidad, son dos períodos producto de las transformaciones que se daban en el mundo industrializado. Charles Jencks es el autor que determina la fecha de defunción del movimiento moderno y quien describe, en los primeros capítulos de su libro: “El lenguaje de la arquitectura moderna”, un desencanto generalizado por la arquitectura moderna de lo cual surgirá la arquitectura posmoderna. Se mencionan los argumentos de Charles Jencks sobre cómo se fue distorsionando el verdadero propósito del movimiento moderno, a lo que el denomina “la crisis de la arquitectura”, lo que se relaciona con la toma de decisiones del plan de desarrollo urbano de Missouri ya que se ejemplifica y explica las incoherencias en la manera de proyectar sistemas arquitectónicos para la sociedad.

Charles Jencks

PRUITT-IGOE

ANTECEDENTES En el contexto del siglo que duró el periodo desde la Guerra de Secesión norteamericana y la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los afroamericanos que vivían en los estados del Sureste y Sur-Centro de Alabama, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Luisiana, Misisipi y Texas emigraron a las áreas rurales del Noreste industrial, del Medio Oeste y, en menor medida, a la Costa Oeste. En esa época, en los Estados Unidos, las grandes ciudades experimentaban el proceso de huida de las clases medias del centro urbano a la periferia. Las clases medias emergentes abandonaban la ciudad y se establecían en las nuevas periferias de viviendas unifamiliares, calcadas en diseño y características, alejadas de la urbe en la que sólo se mantenían la administración y las clases menos pudientes. La clase social más desfavorecida, compuesta en su mayoría por negros y blancos procedentes de áreas rurales, vivía en los suburbios. Aprovechando el abandono del centro histórico, se produjeron esporádicas ocupaciones de viejas construcciones que acabaron por componer barrios enteros constituidos por una población sin apenas recursos, comprometiendo así las intervenciones de las políticas locales. Esta situación generó inquietudes en la Administración y en los medios sociales. En 1947, los políticos responsables de la planificación de San Luis propusieron la construcción de bloques de edificios residenciales de baja densidad y un parque público para la población pobre. En 1949, sin embargo, se optó por la limpieza total de los barrios marginales y su sustitución por viviendas públicas

de alta densidad. En particular, la Autoridad de Reurbanismo y Desmonte de San Luis (Saint Louis Land Clearance and Redevelopment Authority) adquirió y derribó los barrios menos favorecidos del anillo central. Vendió los terrenos a precios más bajos a promotores privados, con la intención de promover el regreso de la clase media y del crecimiento del sector de los negocios. Otro organismo oficial, la Autoridad de Vivienda de San Luis (Saint Louis Housing Authority), limpió la zona para construir viviendas públicas en la antigua población de los barrios más pobres. En 1950, San Luis financió 5.800 unidades de vivienda pública, entre ellos, Cochran Gardens, de 1953, destinado a blancos con bajos ingresos. El conjunto tenía 704 viviendas dispuestas en doce grandes edificios. Los siguientes proyectos serían Pruitt-Igoe, Darst-Webbe y Vaughan. PruittIgoe estaba destinado a jóvenes blancos y negros de clase media, aislados en diferentes edificios; mientras que Darst-Webbe iba dirigido a inquilinos blancos con ingresos escasos. La vivienda pública en Missouri mantuvo la segregación racial hasta 1956. A partir de la fecha la población negra pudo acceder a todo el complejo, lo que produjo cierta incomodidad. UN AMBICIOSO PROYECTO DE URBANISMO SOCIAL Hacia la década de 1940-1950 la realidad habitacional de la ciudad de Saint Louis se encontraba entre dos extremos: por un lado la acumulación de viviendas deterioradas, con una alta densidad poblacional y en condiciones de extrema pobreza (33.000 familias compartían baños comunales) y por otro lado el desplazamiento de la clase media blanca hacia los suburbios, con la posterior ocupación de las antiguas residencias por familias de bajos ingresos, modificando la realidad, lenguaje y comportamiento del centro urbano.

Cartel publicitario de un proveedor de Pruitt-Igoe, desarrollado en la ciudad estadounidense de San Luis (Missouri).

A esto se sumaba la inminente devaluación de las propiedades centrales producto de la expansión y segregación (física y racial) de los barrios del norte y sur, amenazando con engullir el centro urbano. Para

1947 el sector encargado de la planificación urbana propuso el reemplazo del total de los barrios marginales por bloques de viviendas públicas que dieran soporte a la alta densidad, entre ellos Pruitt-Igoe, destinado a jóvenes blancos y negros de clase media, siempre manteniendo la segregación racial, con el edificio Pruitt para usuarios negros y los apartamentos Igoe para blancos. La firma contratada para la elaboración de la propuesta fue Leinweber, Yamasaki & Hellmuth, con el arquitecto Minoru Yamasaki (quien más tarde proyectaría el World Trade Center de Nueva York en 19521955, el cual sería derribado el 11 de septiembre del 2001) como encargado, quien presentó un diseño inicial compuesto por una mezcla de edificios de gran, mediana y baja altura; pero al sobrepasar el presupuesto destinado, agravado con la escasez de materiales producto de la Guerra de Corea, se decidió por un diseño uniforme de 11 plantas, fijando la densidad total a 50 unidades por acre. Pruitt-Igoe se construyó de acuerdo con los ideales más progresistas del CIAM (Congreso Internacional de Arquitectos Modernos) y fue premiado por el Instituto Norteamericano de Arquitectos cuando se diseñó en 1951. Estaba formado por elegantes bloques laminares de catorce pisos con racionales (que no tenían el peligro de los coches, pero si del crimen, como más tarde se vio. Su estilo purista metáfora del hospital saludable y limpio tenía además la intención de infundir por medio del buen ejemplo las correspondientes virtudes en sus habitantes La bondad de la forma haría bueno el contenido o por lo menos haría que se portase bien; la planificación inteligente de un espacio abstracto promocionaría un comportamiento sano. Estas ideas

tan simplistas tomadas de las doctrinas filosóficas del racionalismo conductismo y pragmatismo demostraron ser tan irracionales como las doctrinas mismas.

Finalmente en 1955 se inauguró oficialmente el proyecto que constaba de 33 edificios de once plantas cada uno, albergando 2870 apartamentos, la implementación de ascensores skip-stop y con áreas comunes (lavandería, salas, corredores y jardines) ubicados en la representativa planta libre moderna; pero desde un principio, a pesar de ser considerado como un gran avance en la renovación urbana, el proyecto denotaba poco entendimiento del entorno social y económico de los usuarios de Pruitt-Igoe: los apartamentos eran en extremo pequeños, los bloques de escalera y corredores se convirtieron en lugares diarios de asaltos, los jardines nunca cumplieron su intención inicial, el sistema de ventilación del edificio era deficiente y para 1965 la desocupación llegó a un tercio, derivando en 1971 a que solamente se habitaran 17 de los 33 edificios, únicamente con 600 usuarios. La decadencia y la ausencia de un sentido de pertenencia, así como de arraigo con el contexto, junto con la escalada de violencia de pandillas y la transformación de los espacios públicos en “no lugares” llevaron al Departamento Federal de Vivienda a exhortar a los habitantes que quedaban a abandonar el complejo en 1971.

Imagen del espectacular proyecto de viviendas Pruitt-Igoe con sus 33 bloques de edificios. Las cuatro estructuras que figuran en primer plano formaban el Vaughn Public Housing Complex (también demolido). En la imagen aparece el Colegio Pruitt, en el centro de la foto, y la Iglesia Polaca Católica Estanislao Kostka. Ambos edificios permanecen aún en pie.

DEMOLICIÓN: EL DÍA EN QUE LA ARQUITECTURA MODERNA MURIÓ La arquitectura moderna se extinguió de golpe y con una sonora explosión en San Louis, Missouri, el 15 de julio de 1972 a las 3:32 de la tarde, cuando varios bloques del proyecto Pruitt-Igoe se les dio el tiro

de gracia con dinamita, puesto que habían sido objeto de vandalismo, mutilación y defecación por parte de sus habitantes, y aunque se reinvirtieron millones de dólares para intentar mantenerlos con vida (reparando ascensores, ventanas y repintando) se puso fin a su miseria. El porcentaje de crimen era mayor que en otras urbanizaciones, y Oscar Newman atribuyó esto a los largos y anónimos pasillos y a la falta de espacios semiprivados controlados. Otro factor es que se diseñó en un lenguaje purista que no concordaba con los códigos arquitectónicos de los habitantes. Sin duda deberían haberse conservado sus ruinas ordenando la protección legal de sus restos para así poder mantener vivo en la memoria el recuerdo de este fracaso de la planificación y de la arquitectura. Debemos aprender a valorar y proteger nuestros desastres, como hizo un excéntrico inglés del siglo XVIII al construir en sus propiedades ruinas artificiales que le proporcionaban recuerdos instructivos de anteriores vanidades y glorias. Como decía Oscar Wilde, “experiencia es el nombre que damos a nuestros errores” y es bastante sano dejarlos juiciosamente esparcidos por nuestros paisajes para que sirvan de lección.

PRUITT-IGOE EN RUINAS Al igual que el Muro de Berlín y el derrumbamiento en 1968 de los altos bloques de Ronan Point, en Inglaterra, estas ruinas se han convertido en un importante símbolo arquitectónico, deberían conservarse como advertencia. En realidad algunos negros han conseguido formar una comunidad en algunos de los restantes bloques habitables, lo que es otro símbolo a su manera de que también los acontecimientos y la ideología, y no sólo la arquitectura, determinan el éxito del medio ambiente

Muchos fueron los motivos nombrados en el momento como culpables del fracaso del proyecto: el declive económico de Saint Louis, la politizada oposición local o la emigración de los blancos a los suburbios; pero lo cierto fue que el mayor enemigo de Pruitt-Igoe fue la implementación de parámetros propios del lenguaje moderno como elementos determinantes en su concepción y realización, que por internacionales se mantenían ajenos a realidades, lenguajes y necesidades locales, así como el estancamiento temporal de dicho lenguaje, como lo mencionan Colin Rowe y Fred Koetter en su libro Collage City: “La arquitectura moderna, como construcción psicológica y modelo físico, se ha vuelto trágicamente absurda… La ciudad de Le Corbusier, la famosa ciudad de los CIAM y publicitada por la Carta de Atenas; la antigua ciudad de liberación es cada día más inadecuada”. De Pruitt-Igoe no quedó nada más que un terreno que posteriormente sería ocupado parcialmente por tres escuelas y un parque verde; pero principalmente quedó un ejemplo de cómo las

intenciones y preceptos del Movimiento Moderno, si bien en teoría y en buena medida también en práctica, resultaba ideal y exitoso, carecía de un aspecto que hasta antes de la instauración del Movimiento había representado a prácticamente todos los lenguajes arquitectónicos: la caracterización; y es esa misma internacionalización impersonal la que ha llevado a la decadencia y a la cada vez menos utilización de este lenguaje.

CRISIS EN LA ARQUITECTURA Para analizar la situación de la arquitectura moderna se tomara como ejemplo un tipo de construcción dentro de la Arquitectura Moderna que enfatiza la crisis arquitectónica: los hoteles modernos. '

RICHARD SEIFERT, Hotel Penta. Londres 1972.

El Gobierno inglés subvencionó este tipo de hoteles a finales de los años sesenta para resolver los problemas del auge del turismo Unos veinte de ellos. Tiene 914 habitaciones, que es casi nueve veces más que el hotel medio de hace cincuenta años, y está «entonado» (una palabra de decoradores) entre el Estilo Internacional y una moda que podría llamarse Vassarely-aeropuerto-sala de espera-moderno. Hay unos veinte leviatanes de éstos en la carretera del aeropuerto de Londres (en el oficio se conoce con el nombre de «Hotelandia»), que destrozan la escala y la vida ciudadana con una violencia sólo comparable a la de un ejército invasor, cosa por otra parte a la que se asemejan mucho las manadas de turistas.

HOTEL CHURCHILL. Londres, 1971

Una típica combinación de estilo revival con servicios. Se extiende un gran hall, frío, distante y casi blanco los candelabros de cristal bañan con su suave luz los suelos y las columnas de mármol. Hay gente pero no hay mucho ruido Sosegadas emociones Y es elegante. Este es el Churchill, quizá si Robert Adam hubiera podido disponer de acondicionadores de aire y de focos empotrados en el techo habría conseguido algo tan frío y distante como esto.

RICHARD SEIFERT Park Tower. Londres 1973

Se le ha comparado a un gasómetro, aparatos de televisión apilados y a una mazorca de maíz. El modelado exterior era un intento de apartarse de la fachada plana. El interior está entonado con artículos del mercado, casi siempre de destellante fulgor (R Seifert & Partners).

Un aspecto recurrente de estos hoteles construidos entre 1969 y 1973, es que poseen instalaciones muy modernas, tales como aire acondicionado, enmarcadas en estilos del viejo mundo que van desde él rococó, gótico y segundo Imperio a una combinación de estos tres estilos. Esta fórmula del viejo estilo y las instalaciones modernas ha demostrado tener un éxito inmejorable en nuestra sociedad de consumo, y esta suplantación ha sido el mayor reto comercial a la arquitectura moderna clásica. Así que, tanto la arquitectura moderna como sus sucedáneos contribuyen igualmente, en términos de producción arquitectónica, a la alienación y a lo que MacEwen llama «la crisis». Las diferentes causas de esta situación, que son once por lo menos, las cuales operan en dos de las maneras modernas de producir arquitectura (enumeradas en las dos columnas de la derecha del diagrama posterior).

CRISIS EN LA ARQUITECTURA. Diagrama de tres sistemas de producción arquitectónica, la columna de la izquierda muestra las implicaciones del viejo sistema privado de producción mientras que las columnas de la derecha muestran las de los sistemas modernos

Para contrastar, la primera columna (Izquierda) se refiere al viejo sistema de producción arquitectónica privada (que regía en gran parte antes de la primera guerra mundial, donde el arquitecto conocía personalmente a su cliente e incluso probablemente compartía sus valores y su código estético. Por lo tanto, no existía ninguna disparidad entre su código un tanto elitista y esotérico. Este tipo de identificación existe también hoy en día aunque a una escala más modesta y en relativamente pocas ocasiones. En este caso se encuentran las Handmade Houses que se construyen en las afueras de los centros urbanos de América, o la comunidad de casas flotantes en Sausalíto, en la Bahía de San Francisco, donde cada casa la construye su habitante en un estilo diferente y personalizado. Estas casas prueban la correspondencia tan cercana que existe entre el significado y la forma cuando la producción arquitectónica se hace a pequeña escala y viene controlada por el que la habita.

Casas flotantes de la bahía de Sausalito, 1960

La economía mini capitalista es otro de los factores que influyeron en el pasado en ese tipo de producción, en la que el dinero se veía muy restringido. El arquitecto o el constructor-especulador

diseñaban en cada intervención partes relativamente pequeñas de la ciudad; trabajaba lentamente, respondiendo a necesidades bien establecidas, y era responsable ante el cliente, que invariablemente era también el usuario del edificio. Todos estos factores, y algunos más que se exponen en el diagrama, se combinaban para producir una arquitectura que el cliente entendía, en un lenguaje compartido por otros. La segunda y tercera columnas se refieren a cómo gran parte de la Arquitectura Moderna se produce hoy en día, y muestran por qué está fuera de escala con las ciudades históricas, y por qué es alienante tanto para el arquitecto como para la sociedad. En el aspecto económico, o se construye para una entidad de asistencia pública a la que le falta el dinero para llevar a cabo las intenciones sociales de los arquitectos, o está promocionada por una agencia capitalista cuyo monopolio crea gigantescas inversiones, y en consecuencia los correspondientes gigantescos edificios. Son los imperativos económicos los que determinan el tamaño y predicabilidad del resultado, y que han hecho que la arquitectura se convierta en algo inexorablemente pretencioso y rígido. En segundo lugar, en este tipo de producción, la motivación del arquitecto es, o resolver un problema, o en el caso del arquitecto urbanizador, ganar dinero. Sigue siendo un misterio el por qué la segunda motivación no produce una arquitectura efectiva como hacía en el pasado (a no ser que esté relacionado con las convincentes presiones del gusto previsible). En cambio está muy claro por qué los problemas no producen arquitectura. Dan castamente soluciones racionales a cuestiones demasiado simplificadas. No obstante, la causa de la alineación es el tamaño de los proyectos de hoy en día: los hoteles, garajes, centros comerciales y urbanizaciones son «demasiado grandes, al igual que las oficinas que las producen. Para cualquier tipo de edificio hay un límite superior que indica el número de personas que se pueden atender antes de que la calidad del medio ambiente decaiga. El servicio de los grandes hoteles londinenses ha decaído por falta de personal y por el absentismo del mismo, y la calidad del turismo ha bajado porque se les trata como a un rebaño al que se lleva de un lugar a otro en suave y constante movimiento. El proceso que perfeccionó Walt Disney de programar el placer en un fluir continuo, en perpetuas colas, cintas rodantes y jaulas itinerantes, se ha aplicado ahora a todas las áreas del turismo masivo, resultando una experiencia excesivamente controlada y sosa. El

crecimiento excesivo y el racionalismo han contradicho los fines que la institución del turismo y los viajes organizados debían proporcionar. En pocas palabras, los edificios hoy en día son desagradables, brutales y demasiado grandes, porque se construyen para ganar dinero por urbanizadores ausentes, para propietarios ausentes y para habitantes ausentes cuyo gusto se asume como un tópico. Existe todo un sistema de causas de la crisis de la arquitectura; y parece claro que cambiar sólo el estilo o la ideología de los arquitectos, como proponen muchos críticos, no va a cambiar la situación por completo. Ni el desagrado por el estilo internacional o por el brutalismo, por los edificios altos, la burocracia, el capitalismo, el gigantismo, va a cambiar las cosas. Por una parte parece necesario cambiar el sistema entero de producir arquitectura de una vez, aquellas once causas juntas. Y, por otra parte, parece innecesario un gesto tan radical. Algunas de las causas son redundantes, quizás algunas son más importantes que otras y en realidad baste con cambiar una combinación de algunas de ellas. Por ejemplo, si una gran oficina de arquitectura se dividiera en pequeños equipos, con cierto control financiero y de diseño, y se les relacionara con el que en último término va a utilizar el edificio, quizá fuera bastante. ¿Quién sabe? Los experimentos deben intentarse con diferentes variantes. Todo lo que puede decirse hasta ahora es que la situación tiene causas sistemáticas que deben variarse estructuralmente si se quieren conseguir cambios profundos. Se hablara de dos causas importantes de esta crisis: la manera en que el Movimiento Moderno ha empobrecido el lenguaje arquitectónico en el ámbito de forma, y el empobrecimiento que ha sufrido en sí mismo en el ámbito de contenido, es decir, de los objetivos sociales para los cuales en realidad construyó.

CONCLUSIÓN

¿La muerte del modernismo? La compleja situación que rodeaba a Pruitt-Igoe fracaso porque los arquitectos y líderes cívicos forzaron un diseño modernista sobre una población cuyas necesidades no fueron consideradas cuidadosamente, además, la arquitectura moderna fracaso porque separo los residentes del espacio público personal y comunal. Las ideas de Le Corbusier eran bastantes optimistas dentro del plano teórico: realizar edificios altos para liberar espacio para parques y espacios públicos en general; pero Estados Unidos descubrió de mala manera, invirtiendo grandes cantidades de dinero, que las ideas de Le Corbusier no funcionaron. Considero que se debió asegurar un espacio legítimo a nivel de suelo como comercios que garantizaran espacios no desérticos y nunca carentes de actividades. En cuanto a la crisis de la arquitectura, creo que describe ese error del arquitecto de ver la arquitectura como la creación de objetos, cuando realmente es la creación de un sistema. Los objetos no se involucran con las actividades y necesidades de las personas, se crean para aparentar algo, como en Pruitt-Igoe se intentaba aparentar un espacio limpio esperando a que la población adoptara esta idea, pero no fue así, la idea fue forzada. Por otro lado, los sistemas involucran las necesidades de las personas, consideran la problemática social, si hay delincuencia la solución a nivel de suelo es crear espacios privados y fomentar actividades recreativas como comercios o centros culturales que fueran abiertos pero privados, de tal manera que no se asuma que funcionaran, más bien asegurándolo mediante el análisis meticuloso del comportamiento de la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA Fidel, E. (29 de 03 de 2014). urbancidades.wordpress.com. Obtenido de Urban Idade: https://urbancidades.wordpress.com/2014/03/29/ Garcia, S. (2013). Pruitt-Igoe: el día que la arquitectura moderna murió. Obtenido de Arquitectos Costa Rica: http://www.arquitectoscostarica.com/2013/02/pruitt-igoe-el-dia-que-la-arquitectura-moderna-murio/ Jencks, C. (1981). El lenguaje de la arquitectura posmoderna. En C. Jencks, El lenguaje de la arquitectura posmoderna (págs. 9-24). Gustavo Gili.