Monografia - El Diezmo

Finanzas en la Iglesia El diezmo en la Biblia Rubén Darío Tello Márquez [SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA DE LIMA] Monograf

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Finanzas en la Iglesia El diezmo en la Biblia Rubén Darío Tello Márquez

[SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA DE LIMA] Monografía del curso de Finanzas en la Iglesia, que nos habla acerca del diezmo en la Biblia, que es, cuál fue su propósito y como entenderlo en estos días.

Finanzas en la Iglesia

[SEMINARIO TEOLOGICO BAUTISTA DE LIMA]

Tabla de contenido 1.

Introducción .......................................................................................................................... 2

2.

¿Qué es el diezmo? ............................................................................................................... 3 2.1 Diezmo en el idioma hebreo ............................................................................................... 3 2.2 Diezmo en el idioma griego ................................................................................................. 4

3.

El diezmo en el Antiguo Testamento .................................................................................... 5 3.1 El diezmo antes de la ley de Moisés.................................................................................... 5 3.2 El diezmo después de la ley de Moisés ............................................................................... 6 3.3 El propósito del diezmo en el Antiguo Testamento ............................................................ 7

4.

El diezmo en el Nuevo Testamento....................................................................................... 9 4.1 Las enseñanzas de Jesús...................................................................................................... 9 4.2 Las enseñanzas de los apóstoles ....................................................................................... 10

5.

¿Cómo entendemos el diezmo ahora? ............................................................................... 12

6.

Conclusión ........................................................................................................................... 13

7.

Bibliografía .......................................................................................................................... 14

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1. Introducción “Cuando

diezmas y ofrendas entras en el ciclo de libertad financiera que Dios intencionó para ti” Enlace - http://www.enlace.org/4-cosas-que-se-manifiestan-cuando-diezmas-y-ofrendas

La frase anterior proviene de un conocido canal cristiano que realiza cada cierto tiempo campañas de recaudación de dinero y tiene un énfasis muy marcado en este tema de la prosperidad financiera. Para ello, emite variadas y frecuentes enseñanzas sobre el diezmo, las ofrendas y los pactos de fe con el fin de procurar la mayor recaudación posible. En su enseñanza, se mezclan muchos aspectos erróneos y correctos sobre las finanzas en la vida del creyente y es nuestro deseo en este trabajo poder acudir a la Palabra de Dios para hallar luz sobre este tema que se ha vuelto tan controversial. ¿Dios quiere prosperarnos? ¿Es la voluntad de Dios que seamos siempre prósperos? ¿Es el diezmo el medio para obtener tal fin? Estas son preguntas que queremos responder por medio de este trabajo. Asimismo, hay otra facción dentro de la iglesia evangélica que enseña que el diezmo no es bíblico para estos tiempos de la gracia y que el creyente no debe ser obligado a diezmar. ¿Quién tiene la razón? Bueno, humildemente procuraremos aportar un grano de arena a este tema que ha sido piedra de tropiezo para creyentes, ministerios e iglesias enteras y que trasciende los asuntos financieros y apunta al corazón de todo creyente que entiende que la provisión económica viene de Dios y quiere agradecer a Dios por ello, o que cree que la provisión viene de sus propias fuerzas y busca la manera de evitar dar dinero. Este trabajo nos ayudara a entender el diezmo a la luz de la obra redentora y santificadora de Dios y nos dará nueva luz sobre este acto de agradecimiento y reverencia al Señor quien es dador de todo.

“Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? o que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios”

(Proverbios 30: 8-9)

Rubén Darío Tello Márquez

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2. ¿Qué es el diezmo? “El diezmo es la puerta del creyente hacia el pacto de bendición. El diezmo es una ley espiritual tan efectiva como lo son las leyes naturales. Así como la gravedad permite que los objetos caigan al suelo si son dejados en el vacío, así el diezmo permite al creyente recibir "medida buena, apretada, sacudida y rebosante" - Lucas 6:38” (Pastor Dawlin A. Ureña, Ministerios Antes del Fin) La frase mencionada anteriormente es, en diferentes formas de expresar, lo que se cree por un gran sector de la iglesia evangélica: el diezmo es una obligación, una ley espiritual que conlleva prosperidad a quien la obedece. Claro, hay extremos descarados en aquellos que promulgan la teología de la prosperidad; sin embargo, la mayoría de los creyentes consideran alguna forma de esta creencia. Diezmamos porque entendemos que es una orden del Señor hacerlo y esperamos de alguna manera bendición de Dios por ser fieles a ello. Asimismo, tememos que nos falte provisión o rápidamente asociamos pobreza o escasez material o desobediencia en el diezmar. Pero, ¿es esto lo que enseña la Palabra de Dios? Bueno, para ello vamos a definir en primer lugar lo que es el diezmo según la Biblia. La palabra diezmo viene del latín DECIMUS que significa décimo o décima parte. En griego y hebreo, idiomas originales de la Biblia, las palabras utilizadas tenían este mismo significado, décima parte. El diezmo como sistema de tributación fue algo que Dios estableció en el Antiguo Testamento, con la finalidad de suplir las necesidades de los levitas y poder apoyar los gastos del templo o del tabernáculo. Además, se usaba en la manutención de las viudas, los huérfanos y los pobres. Antes de la promulgación de la ley veremos dos casos registrados de personas que diezmaron: Abraham y su nieto Jacob. Después de esto, no vemos más registro de diezmo hasta que se establece la ley mosaica y se definen los parámetros, la frecuencia, el propósito y el destino del diezmo para el pueblo de Israel. Yendo un poco más al detalle de esta palabra, veremos que la palabra diezmo o diezmar o diezmos aparece 39 veces en la Biblia: 32 veces en el Antiguo Testamento y solo 7 veces en el Nuevo Testamento.

2.1 Diezmo en el idioma hebreo Para definir diezmo, se usan las siguientes palabras en el hebreo: 1.

“ASÁR” que significa partir en décimas. Viene del hebreo “ASARÁ” que significa diez, medida de diez, acumular hasta diez. Por ejemplo, se usa en Génesis 28:22; Deuteronomio 14:22; 26:12; 1 Samuel 8:15, 17 y Nehemías 10: 37-38.

2.

“MAASÉR” que significa diezmo. Viene del hebreo “ASÁR” — se refiere a: DAR, ALGO DEDICADO, QUE PERTENECE A, CONSAGRADO A, etc. Por ejemplo, se usa en Génesis 14:20; Levítico 27:30-31; Números 18:21, 24,

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26, 28; Deuteronomio 12:6, 11; 14:23, 28; 26:12; 2 Crónicas 31:5, 6, 12; Nehemías 10:37, 38; 12:44; 13:5, 12; Amos 4:4 y Malaquías 3:8, 10.

2.2 Diezmo en el idioma griego También, para definir diezmo, se usan las siguientes palabras en el griego: 1.

“APODEKATÓO” que significa dar diezmo. Viene de la preposición “APO” que significa fuera, lejos, aparte (con relación a la persona que diezma) y también viene del griego “DEKATÓO” que significa diezmo, dar o tomar una décima. Entonces podemos traducir esta palabra como: ENTREGARLO TODO, TODO LO QUE ES APARTADO COMO DIEZMO. Ejemplos del uso de esta palabra las hallamos en Mateo 23:23 y Lucas 18:12.

2.

“DEKÁTE” que significa décimo (como porcentaje) y se refiere a: DAR, RECIBIR, PAGAR EL DIEZMO. Lo encontramos en Hebreos 7:2, 4, 8, 9.

Ya sabemos que el diezmo simplemente significa apartar la décima parte de algo. Ahora, ¿Qué es lo que apartamos? Y ¿para qué o quién lo apartamos? Bueno, Levítico 27:30-34 nos enseña que el diezmo le pertenece al Señor: Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí. (Levítico 27:30-34) Lo que vemos en este pasaje es que lo que se aparta son los frutos de la tierra o los animales. Si consideramos que la sociedad israelita era eminentemente agrícola, tiene sentido que lo que se aparta son los diezmos de las bendiciones que recibían los israelitas de su labor agrícola y/o ganadera. Ahora, ¿Para quién se apartan? Para Jehová, el texto es muy claro y dice que el diezmo es cosa consagrada, apartada para Dios. ¿De qué manera se hace esto? Esta pregunta se responderá en el siguiente capítulo, pero ya tenemos claro que el diezmo es el acto por medio del cual se aparta el diez por ciento de las bendiciones recibidas de la actividad laboral, que son consagradas a Dios por derecho propio. Es importante recalcar que este mandamiento (también lo indica el texto claramente) es de Jehová a Moisés para los hijos de Israel. Es un mandato específico a un pueblo específico. No queremos adelantar nada aun, pero iremos viendo con más claridad el propósito, vigencia y características del diezmo.

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3. El diezmo en el Antiguo Testamento “Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.” (Números 18:21)

En el capítulo anterior vimos que el diezmo era consagrado a Jehová; pero la pregunta que surge ahora es ¿Y cómo se hacía efectivo el diezmo? Para ello, habremos de investigar cómo se instauro el diezmo en los tiempos del Antiguo Testamento. Para ello, habremos de identificar dos etapas importantes: el diezmo antes de la ley y después de la ley.

3.1 El diezmo antes de la ley de Moisés Vemos antes de la ley de Moisés solo 2 casos registrados de diezmo: el diezmo de Abraham y el de Jacob. Hay muchos otros casos de ofrendas realizadas voluntariamente (como las de Abel, las de Noé, etc.) pero no son denominados diezmos ni cumplen con las características del mismo (apartar la décima parte de las bendiciones para Dios). Vemos entonces estos dos casos registrados: •

Génesis 14: 17-20: Abram dio a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, el diezmo de todo el botín obtenido al derrotar a los cuatro reyes invasores. Parece ser un acto voluntario y no vemos reproche del Señor hacia Abram por este acto. Este es la primera mención del diezmo en la Biblia, en la lejana era de los patriarcas, siglos antes de la promulgación de la ley. “Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Génesis 14:20)



Génesis 28: 20-22: En Bet-el Jacob prometió diezmar todo lo que Jehová le diera en su viaje a Harán. Parece ser un acto voluntario, para persuadir a Jehová a cuidarlo y bendecirlo. El texto no dice cómo entregaría el diezmo a Jehová, ni menciona más adelante si cumplió este voto o no. “Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” (Génesis 28:22)

En ambos casos, no había una legislación al respecto, así que vemos que el diezmo es voluntario, nacido del corazón de ambos hombres de Dios en algún momento de sus vidas. Tampoco vemos que hayan continuado ofreciéndolo luego, solo vemos que lo ofrecieron una sola vez, hasta donde la Biblia nos lo declara.

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3.2 El diezmo después de la ley de Moisés Llegada la Ley de Moisés, vemos una regulación mucho más clara y especifica con respecto al tema del diezmo. El pueblo de Dios recibió el mandato de diezmar, en diferentes oportunidades y con algunos propósitos claros. Esta regulación es como sigue: •

Reconocimiento de la provisión de Dios: Se debía diezmar de todo cuanto el israelita recibiera: del fruto de la tierra, de los animales e incluso del fruto de los árboles; reconociendo así que todo lo que hemos recibido viene de Dios y nada podemos tener a menos que venga de su mano. En caso de que un judío quisiera retener algún producto en particular de su cosecha debía entonces dar el equivalente monetario y añadirle una quinta parte de ese valor al total, no así de los animales que no podían ser rescatados. (Levítico 27:30-33).



Sustento de los levitas en el ministerio: El diezmo sería usado para alimentar a los que servían en el ministerio del tabernáculo de reunión y posteriormente en el templo. “Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 18:21). Esta era la manera que Dios proveyó para que fuesen sustentados los que por su ocupación espiritual no disponían de otro tiempo para tener haciendas, cosechar frutos, o criar ganado. Este diezmo que recibían era la remuneración por el servicio que prestaban a Jehová. Dios entregó en Deuteronomio 12:19 una advertencia a los israelitas sobre no descuidar la atención a los levitas. Cuando este mandamiento era desoído Dios siempre mostraba su reproche ante la avaricia y el egoísmo de su desobediente pueblo (Malaquías 3:8-9). En tiempos de Nehemías fue tan descuidada la nación en este mandato que los levitas tuvieron que abandonar el servicio en la casa de Dios e irse a labrar la tierra y ganar dinero en cualquier forma para no morir de hambre, suceso que Nehemías reprendió duramente (Nehemías 13:10-12). Reunió luego a los levitas y los colocó en sus respectivas funciones. Ezequías hizo lo mismo en su reinado y gracias a esta y otras reformas, el pueblo experimentó un despertar espiritual.



Sustento de los desvalidos: El diezmo también cubría las necesidades de viudas, huérfanos, extranjeros y pobres (Deuteronomio 14.28-29).



Como ofrenda mecida a Dios: Los levitas al recibir el diezmo, debían apartar la décima parte del mismo y presentarlo a Dios como una ofrenda mecida. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar (Números 18.25-27).

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3.3 El propósito del diezmo en el Antiguo Testamento ¿Cuál era el propósito del diezmo en el Antiguo Testamento? Bueno, si consideramos el mandato del diezmo más las diversas ofrendas que los israelitas debían ofrecer constantemente, nos pareciera que son abrumadoras. Sin embargo, el mandato sobre el diezmo buscaba perfeccionar el temor a Dios (Deuteronomio 14:22-23) quien es dador de toda buena dádiva y el reconocimiento de Dios como proveedor y sustentador. El cumplimiento de las mismas atraería bendiciones que aventajarían largamente la dádiva del oferente o del diezmador (Malaquías 3:10-12). Eran mandamientos que propiciaban una cobertura para la gratitud y la generosidad que daba lugar al buen funcionamiento de la nación de Israel en los aspectos religiosos y sociales.

Algunos versículos bíblicos en el Antiguo Testamento que nos hablan del diezmo son:

Malaquías 3:10-12 ”Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos”. Este libro, como lo indica el primer verso del primer capítulo, es un mensaje profético de Dios al pueblo de Israel por boca del profeta Malaquías. En este mensaje, Dios reprocha a su pueblo por desobedecer al mandato de diezmar y promete bendición si ellos se arrepienten y obedecen. Incluso Dios reta a su pueblo a ponerle a prueba, para que ellos pudieran ver el resultado tangible de la obediencia. Tenemos que tener claro que este pasaje está dirigido directamente al pueblo de Israel, en una época de enfriamiento, pasividad espiritual y religiosidad.

Deuteronomio 14:20-23: “Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días”. Algunos estudiosos proponen que este texto se refiere a un segundo diezmo, dado que el primero estaba dirigido a los levitas y ellos debían administrarlo. En cambio, el texto aquí mencionado refiere a que el pueblo podía disponer del diezmo para comerlo en el tiempo de las festividades establecidas por el Señor.

Proverbios 3:9-10 “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto”. Este pasaje no se refiere directamente a diezmos, pero si habla de dar a Dios las primicias de lo que recibimos. Tener en cuenta que el libro de proverbios contiene dichos de sabiduría, no contiene doctrina; por lo tanto, no podemos asumir que este texto refiere a una promesa de Dios a su pueblo.

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Éxodo 34:26 “Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios”. Este texto también alude a la actitud que debe tener quien se acerca a Dios a dar. Sea para diezmar o para ofrendar, el creyente tiene que acercarse con un corazón dispuesto, agradecido y obediente al Señor.

Deuteronomio 26:1-2 “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites, entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre”. Este texto recalca el agradecimiento que debe tener quien ofrenda a Dios. Se hace mención de la liberación del Señor a su pueblo y el cumplimiento de la promesa que el Señor les hizo de que habrían de heredar la tierra prometida a Abraham, Isaac y Jacob. Dios es fiel a sus promesas y los creyentes deben tener un corazón agradecido a Dios por ello.

Cuando el pueblo falló en el mandato de diezmar fue reprendido por Dios por medio de sus profetas. “Vosotros me habéis robado vuestros diezmos” dice Malaquías 3:8 y muchos toman pasajes como estos para presionar a los creyentes insinuando maldición de Dios sobre los que no diezman. Pero, ¿es correcto utilizar estos textos para entender que Dios maldice, castiga o disciplina a quienes no diezman regularmente todos los meses? ¿Es el diezmo aun valido para la época de la Iglesia? ¿Qué enseñaron Jesús y los apóstoles sobre el diezmo? Esto será motivo del siguiente capítulo.

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4. El diezmo en el Nuevo Testamento En el anterior capitulo revisamos la enseñanza sobre el diezmo en el Antiguo Testamento y vimos que la regulación era clara: todos los israelitas debían diezmar de sus bienes al Señor y debían llevar dichos diezmos al tabernáculo de reunión y posteriormente al templo para honrar al Señor. Estos diezmos serían usados para el mantenimiento del ministerio del tabernáculo o el templo y también para el socorro de los desvalidos. Ahora, en los tiempos del Nuevo Testamento, con el advenimiento de la era de la gracia, es necesario ver las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles para poder ver el diezmo a la luz de este nuevo pacto.

4.1 Las enseñanzas de Jesús Jesús no enseñó específicamente sobre el diezmo, aunque si hablo indirectamente de él. En el Nuevo Testamento solo vemos 3 pasajes donde Jesús se refiere al diezmo, y estos son: •

Mateo 23: 23 y Lucas 11: 42 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo

y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mateo 23:23) “Más ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lucas 11:42) En estos pasajes paralelos, Jesus se enfrenta a fariseos religiosos que se justificaban a sí mismos y él les recrimina que hacían alarde de cumplir la ley de manera minuciosa la ley pero olvidando el espíritu de esa ley. Ellos diezmaban aun cosas que parecerían insignificantes en su afán de erigirse como modelos de justicia y santidad. Jesus les dice que habían olvidado la justicia, la misericordia y la fe. El punto clave aquí es cuando dice “esto era necesario hacer (el diezmo), sin dejar de hacer aquello”. Es interesante notar que Jesus no recrimina el diezmo, sino el espíritu orgulloso y religioso de aquellos que olvidan el espíritu de la ley. •

Lucas 18: 11-12 “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano” Jesús mencionó en la parábola del publicano y del fariseo el caso de un fariseo que se enorgullecía de su obediencia a la Ley. Jesús concluye que es el publicano, y no el fariseo, quien desciende a casa justificado; pero no por diezmar o no, sino por su orgullo espiritual. Jesus no rechaza lo que el fariseo hacia: ayunar y diezmar, sino que sus reproches se dirigen claramente a quienes se ensalzan a sí mismos, estos son humillados ante Dios.

Vemos pues que Jesus no condenó el diezmo, ni mencionó su abolición. En estos textos vemos que el Señor simplemente lo toma como algo normal dentro de la vida del pueblo de Dios. Tendremos que esperar a la enseñanza de los apóstoles para poder ver con más claridad que se espera del diezmo en tiempos novotestamentarios.

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4.2 Las enseñanzas de los apóstoles Sorprende que, fuera de las dos referencias que hace del diezmo el Señor Jesús, solo se vuelva a hablar explícitamente del diezmo en la epístola a los Hebreos, capítulo 7. En este capítulo no se manda a los creyentes a diezmar, sino se hace una explicación de la superioridad del sacerdocio de Melquisedec (tipo y figura de Cristo). “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro” (Hebreos 7:1-10) Hay que tener en cuenta que Abraham dio los diezmos del botín de la guerra contra los reyes paganos, no de sus ingresos normales. El escritor de Hebreos nos dice que Melquisedec era superior al sacerdocio levítico pues aun Levi, en los lomos de su padre, dio los diezmos también. Además se nos dice que el mandamiento de tomar los diezmos, realizado por los levitas, era según la ley mosaica; es decir, eran parte de la ley para el pueblo de Israel. El escritor del libro de hebreos claramente apunta a la persona del Hijo de Dios al ver a Melquisedec, es decir, ve en este antiguo personaje una figura del Señor Jesucristo y su superior sacerdocio. Ahora, dada por cesada la ley y sus ordenanzas, hemos sido participantes de un mejor pacto y mejores promesas por la gracia del Sumo Sacerdote Cristo Jesús. Queda entendido pues que los creyentes en el Nuevo Testamento no debían dar a los levitas en el templo, sino directamente al Señor mismo. Ahora, ¿debían seguir dando el diezmo? ¿A quién debían darlo? ¿Cómo debían hacerlo? Para ello, analizaremos las enseñanzas del apóstol Pablo. El apóstol Pablo Pablo, siendo fariseo antes de ser cristiano, conocía perfectamente la legislación sobre el diezmo en Israel; sin embargo, llama la atención que no mencione en ninguna ocasión sobre el diezmo en sus epístolas. Sabemos que se cuidaba siempre de no motivar a los cristianos a volver a depender de las obras para la salvación, como lo atestigua la epístola a los Gálatas. Entendemos pues que no enseñó el diezmo como una ley, sino más bien, dio especificaciones acerca de la actitud, de la necesidad y el propósito que se debe tener al dar. El apóstol Pablo no enseño a los cristianos a diezmar, sino a dar con liberalidad, gozo y conocimiento. Alabo a las iglesias pobres de Macedonia porque dieron más allá de sus fuerzas (2 Corintios 8: 1-5), dejando un patrón, un modelo de como creyentes aun en necesidad pueden, y deben, estar comprometidos en el dar para sus hermanos en necesidad. También enseño que cuando se recolectan ofrendas para los santos, los creyentes deben apartar cada primer día de semana (domingo), según hayan prosperado, para armar una ofrenda para los creyentes en necesidad (1 Corintios 16: 1-4). Hay que notar que Pablo no específica cuanto es lo que hay que apartar (“aparten algo”), sino

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simplemente da instrucciones para poder recolectar ordenadamente. El asume que todos los creyentes son prosperados, pero de diferente manera (“según haya prosperado”) y asume también que todo creyente dará su ofrenda (“cada uno de vosotros”). Asimismo, el apóstol Pablo enseño que los ministros del evangelio tienen permitido vivir de las ofrendas que los hermanos dieran (1 Corintios 9: 13-14). Este era un mandato del Señor mismo y nos da un segundo propósito para el ofrendar cristiano: sostener a los que trabajan en el ministerio a tiempo completo. Por último, el apóstol Pablo enseño sobre la actitud que debemos tener al ofrendar. En 2 Corintios 9: 6-11 Pablo nos da mucha luz al respecto: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios” Pablo es claro al enseñar que hay un principio de reciprocidad al dar. No especifica que la devolución sea ni de la misma cantidad ni modo, pero nos dice que hay una bendición al dar. También no enseña que todo creyente debe dar como producto de una decisión consciente, un acto de la voluntad del cristiano al dar con gozo, con generosidad. Menciona la promesa de que Dios puede prosperarnos para “abundar en toda buena obra”. Reafirma la promesa al decir que Dios da semilla al que siembra y pan al que come; y para que no mal entendamos la promesa de prosperidad para que generoso que da (como suelen hacer quienes proponen la teología de la prosperidad), Pablo menciona el propósito de ser prósperos: ser enriquecidos en todo para toda liberalidad. El propósito de la prosperidad cristiana es la generosidad, el dar aún más para la obra. Entonces, la enseñanza del Nuevo Testamento con respecto al diezmo es que, si bien es cierto, tenemos registro de dos diezmos antes de la Ley, está recién se reguló como un mandato específico dentro de la Ley mosaica. Al venir Jesucristo e inaugurarse la era de la gracia, los creyentes están libres de los aspectos rituales de la ley (incluidos el diezmo) y son animados y exhortados a ofrendar y dar. El creyente, que tiene al Espíritu Santo en su corazón, y es consciente del regalo inmerecido de la salvación, que tiene amor por sus hermanos y vive agradecido con Dios su Salvador, es liberado de un monto exacto (10%) para poder dar con liberalidad y generosidad, según sea prosperado por Dios. Debe dar para ayudar a otros creyentes que padecen necesidad (y que también son liberados del yugo de diezmar de lo que no tienen), deben dar para sostener a los ministros del evangelio (aunque Pablo mismo en algunas oportunidades se negó ese derecho para dar una lección espiritual a quienes ministraba), y deben dar para la extensión del Reino de Dios en este mundo. Entiendo que lo que proponemos ahora resulta en alguno de los casos controversial, pero necesitamos basarnos en la Palabra de Dios para nuestra vida y ministerio. En el próximo capítulo, que es el último, veremos cómo entender el tema del diezmo para nuestros días.

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5. ¿Cómo entendemos el diezmo ahora? “La enseñanza de la Biblia sobre el diezmo en comparación con la ofrenda voluntaria es importante. El diezmo tanto en épocas del Antiguo como del Nuevo Testamento era el pago de impuestos y los judíos bajo la ley mosaica pagaban hasta un 25% por año en diezmos (eso es mucho más que el 10%). Durante años, muchas iglesias fundamentalistas, evangélicas, conservadoras – denominacionales y no denominacionales – han promovido el diezmo como la norma básica para lo que sus miembros deben poner en el plato de la ofrenda. Pero un concepto tan inflexible, visto como un principio eterno y universal para todos los creyentes, sencillamente no se enseña en las Escrituras. El principio del Nuevo Pacto sobre la ofrenda – por el que usted y yo debemos regir nuestra vida – no se deriva de algún % obligatorio. La ofrenda del Nuevo Pacto nace del corazón y se determina personalmente.” (Ps. John MacArthur)

El Señor Jesús dijo en Mateo 6:21 que donde esta nuestro tesoro allí esta nuestro corazón y esto es muy cierto para el tema del diezmo. Muchos hoy procuran o desacreditar el diezmo, enseñando que fue abolido completamente y que el creyente no tiene por qué dar dinero a su iglesia. Hay otros que han hecho un elaborado sistema de recompensas para quien ofrende, diezme, pacte y de dinero con la motivación de ganar más. Sin embargo, hemos visto que si bien es cierto el diezmo no es válido para el cristiano ahora, si es válido que el cristiano ofrende y de a Dios, por medio de la iglesia, según haya prosperado, lo que proponga en su corazón para el apoyo a los hermanos, el sostén de los obreros y la expansión de la obra de Dios. En el contexto del sacerdocio individual del creyente es que entendemos que el diezmo no es aplicable al creyente sino que ahora él es responsable ante Dios por tener un corazón agradecido a Dios y expresarle ese agradecimiento en una vida de comunión con El, en una vida de servicio a Dios, en una vida de comunión con los hermanos en la fe y en una vida de generosidad y liberalidad al dar, con el propósito de que el nombre de Dios sea conocido y glorificado en las naciones. Entonces, a la pregunta ¿debemos los cristianos diezmar hoy? Responderemos “No es una ley, si deseas diezmar, hazlo con convicción en tu corazón; pero se consciente que puedes dar aun mas, o menos, según como Dios haya prosperado tu vida”. Esto puede liberar a creyentes que están pasando por momentos de mucha necesidad, y puede dar la oportunidad a creyentes prósperos a demostrar su amor por los hermanos. Sea como fuere, debemos dar generosamente, aun sacrificialmente y con fe. La Palabra de Dios nos dice que Dios bendice espiritual y económicamente a los que ofrendan con alegría de corazón. No los bendice porque dan (o los maldice porque no dan, como enseñan algunos), sino que lo hace porque dan de corazón y con gratitud, reconociendo a Dios como el Dador de todo. Reconocemos que esta enseñanza puede ser revolucionaria para muchos, pero es claro que no podemos enseñar el diezmo como doctrina porque no lo es. No sería coherente con el sacerdocio individual del creyente y con la libertad en Cristo que hemos recibido los que hemos sido salvados por Aquel que se hizo pobre para que nosotros seamos enriquecidos. Enseñemos a los hermanos a dar, no por ley, sino por amor. El enfoque del dar no es cuanto recibiré a cambio, sino cuan agradecido estoy a Dios por su salvación y cuan involucrado estoy en el cumplimiento de la Gran Comisión.

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6. Conclusión El presente trabajo ha sido un pequeño esfuerzo por entender como el diezmo y las ofrendas fueron y son privilegios que el creyente tiene para agradecer a Dios y reverenciarle por su cuidado y provisión. También, son indicadores de nuestra salud espiritual, que revelan si somos conscientes de quien es Dios y quienes somos nosotros, así como de nuestra responsabilidad como embajadores del Señor Jesucristo en este mundo consumista, individualista y amante del placer y los deleites egoístas. Como creyentes, debemos estar agradecidos a Dios por su salvación y por su cuidado, pues Él nos da todo lo que necesitamos para cualquier momento en nuestra vida. No estamos obligados a diezmar un porcentaje de nuestros ingresos, sino más bien hemos sido liberados para dar a Dios mucho más, como evidencia de nuestra gratitud y amor a Él. En la actualidad, una teología de la prosperidad es predicada desde muchos pulpitos y aun desde medios de comunicación, enfatizando un “humanismo cristiano” donde lo más importante es usar el diezmo y la ofrenda como un medio rápido para enriquecernos rápidamente; pero esta es una perspectiva completamente viciada del cristianismo, donde el enfoque es Dios mismo y su plan redentor para la humanidad, donde tenemos el privilegio de participar como colaboradores del Señor. Por último, pedimos a Dios nos ayude a desarrollar un corazón generoso, agradecido y dispuesto a hacer su parte en el privilegio que tenemos de ser parte del propósito redentor de Dios para la humanidad, que nuestros diezmos y ofrendas sean entregados con amor y liberalidad para el sostenimiento de los siervos de Dios de manera local y mundial con el fin de que la Palabra de Dios se extienda a los lugares donde la luz de Cristo aún no ha sido anunciada:

“Porque ya sabéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros se hizo pobre, siendo rico; para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Corintios 8: 9)

“Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra”

(2 Corintios 9: 6-8)

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7. Bibliografía •

Ministerio de difusión cristina “Sana Doctrina” http://sanadoctrina.org/eldiezmo.html



Ministerios “Antes del fin” http://noticiasantesdelfin.com/diezmo.html



Recursos bíblicos “Integridad y Sabiduría” http://www.integridadysabiduria.org/y-ique-dice-la-biblia-sobre/303-eldiezmo



Cristianismo Histórico http://www.unavozdeloalto.org/web_documents/toda-la-verdad-sobre-eldiezmo.pdf



Estudios bíblicos sobre el diezmo http://www.translationsite.org/Biblia1.com/Documents/Bible_Studies/Tithing .htm



Wikipedia en español http://es.wikipedia.org/wiki/

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