MODERNIDAD LIQUIDA

MODERNIDAD LIQUIDA CAP 1. EMANCIPACIÓN: La emancipación supone la idea de verse libres de las ataduras impuestas por una

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MODERNIDAD LIQUIDA CAP 1. EMANCIPACIÓN: La emancipación supone la idea de verse libres de las ataduras impuestas por una sociedad que instauraba maneras de ser y hacer para los sujetos, para pasar a la libre elección entre diversas posibilidades de vida. Así, en la primera etapa de la modernidad se defendía asiduamente la idea de la libertad, representada por la TEORIA CRÍTICA, la cual buscaba eliminar la tendencia totalitaria de la sociedad; defendiendo la autonomía humana, la libertad de elección, la autoafirmación y el derecho a ser diferentes, contraponiéndose a una primera sociedad moderna que era totalizadora o también llamada “solida”. La Teoría Crítica suponía que el momento culminante de la emancipación humana, era la libertad individual. De esta manera, ser moderno terminó significando ser incapaz de detenerse o estar estático, encontrarse en un estado inacabado, liberándose de las reglas impuestas, ya sea por un Dios o Institución que dictaminaban leyes, normas, actuaciones, etc. para pasar a ser el hombre quien fija sus propias, reglas, limites y actuaciones, que se hacen y deshacen constantemente. Se produce también, una desregulación y privatización de las tareas y responsabilidades de la modernización, es decir, se pasa de los deberes e intereses sociales a los particulares. Igualmente se sobre pone la idea del individuo a la del ciudadano. Ciudadano: se Inclina a procurar su propio bienestar a través del bienestar de su ciudad. Individuo: tiene un escepticismo hacia la causa común. Siendo el bien común, donde cada uno se satisface a su modo. Esta individualización, está generando una desintegración de la ciudadanía, produciendo la colonización de lo público por parte de lo privado. Igualmente nos encontramos ante dos individuos: Individuo de Jure, quien no tiene a quien más echarle la culpa de sus errores más que así mismo, buscando soluciones individuales y biográficas a problemas que son colectivos, porque su individualidad así lo exige. Y el individuo de facto: quien toma el control de su destino para hacer las elecciones que se deben hacer. En este contexto, la Teoría Crítica hoy no tiene los mimos fines que en la modernidad sólida, tiene una nueva agenda de emancipación, la cual es superar la brecha existente entre el individuo de jure y de facto. También la de sacar a la luz los obstáculos de la emancipación, como la incapacidad de traducir los problemas privados en públicos que logren trascender la idea de la suma de intereses individuales, para tratar de construir una alternativa de vida común, a partir de dichas individualidades. Defender la colonización de lo público por lo privado, con la intención de que las instituciones públicas puedan garantizar a los sujetos posibilidades, herramientas para ser; lo cual se ha desdibujado en la actualidad, donde le individuo es quien fija sus posibilidades y es su responsabilidad el éxito o el fracaso. CAP 2. INDIVIDUALIDAD: Ahora bien, esa predominancia que tiene la individualidad en la modernidad fluida o liquida del presente, tiene diversas características esbozadas por Bauman. Se aborda entonces, la idea de dos tipos de capitalismo, el capitalismo pesado: preocupado por los medios, con fines establecidos y aceptados por todos; y el capitalismo liviano: donde no hay fines establecidos. La preocupación son los fines y hay una amplia variedad de ellos. De esta manera, el mundo es contenedor de diversas posibilidades que recaen sobre el individuo, el cual debe descubrir que es capaz de hacer, ampliando sus capacidades al máximo y eligiendo fines o posibilidades para esas capacidades. Sin embargo, estas posibilidades u opciones tienen una fecha de vencimiento, son liquidas, volátiles, cambian, se desvanecen fácilmente; para poder garantizar el acceso a otras. Vivir entre tantas opciones, crea en los individuos dos sentimientos, surgidos por: La Incompletud: genera ansiedad, por todas las cosas que debe ser o hacer. Y La Completud: que produce displacer por que cierra lo que la libertad permite (acceso a diferentes cosas, gama abierta de posibilidades). Igualmente el capitalismo liviano permitió la coexistencia de muchas autoridades, donde ninguna es exclusiva. Esto ha conllevado a que no hay una autoridad suprema que dictamine las acciones de las personas como sucedía en el capitalismo pesado. Se da entonces, una redefinición de la esfera pública como plataforma donde se ponen en escena dramas privados, expuestos a la vista del público, produciendo una desaparición de la política (como la actividad encargada de traducir los problemas privas en públicos y viceversa) para transformarse en aquella donde los problemas privados no se convierten en públicos por ser expuestos allí, sino que se pretende expulsar de la agenda pública todos los problemas no privados, para que los problemas públicos sean los problemas privados de figuras públicas, que se convierten en ejemplos de cómo lidiar con los propia vida. Es entonces en lo público donde se exponen asuntos privados para mostrarle a la gente que hay “otros” que también pasan por lo mismo, y para que a partir de allí puedan buscar solución a la vida a través de las experiencias de otros. Esa búsqueda de ejemplos o guías, se ha convertido en una adicción, pues casi ninguno satisface su búsqueda de la

manera esperada, y si lo hacen es por periodos de corta duración, y dado la amplia gama de posibilidades, la adicción se da a la necesidad de seguir probando otras posibilidades más novedosas. En la sociedad de la modernidad fluida, el comprar es la adicción de los individuos de hoy, el comprar no solo cosas materiales, sino también nuevos y mejores ejemplos de vida. Compramos cosas para poder ser competentes como se es exigido. Del mismo modo este consumismo no busca satisfacer las necesidades, sino el deseo, un deseo que es fluido e insaciable. Pero el deseo es también reemplazado por el anhelo (de tener nuevas cosas, adquirir más) siendo el medio más efectivo para mantener al consumidor en una continua demanda. Todo esto permite que la sociedad postmoderna o fluida, considere a sus miembros como consumidores y no como productores Productores: vida basada en la norma- lujo es pecado- su preocupación es la conformidad, que remite al estar en el nivel adecuado- la salud es su estadar, la cual alude al un estado correcto y deseado del cuerpo que cumple con exigencias físicas y síquicas para desempeñar un roll social. Consumidores: no hay normas- el lujo es la necesidad del mañana- su preocupación es la adecuación, que es el estar siempre listo- su estándar es el estar en forma que tiene que ver con un cuerpo flexible, preparado para vivir sensaciones no experimentadas, es una experiencia subjetiva. La compra entonces, se convierte en el medio para huir de la angustia causada por el temor a equivocarse, a ser desatentos a estar desprolijos. La compra adictiva es un ritual que debe hacerse a diario para exorcizar la incertidumbre e inseguridad, y se hace a diario porque los productos tienen fecha de vencimiento. Los individuos se encuentran así, ante la necesidad de lograr hacer de la vida una obra de arte inspirada por lo que ven en los otros que parece perfectos, de ahí que nazca la identidad como una lucha contra lo fluido, sin embargo ante esa libertad de consumir la o las identidades que queramos, en realidad lo estamos haciendo por medio del uso de productos masivos ofrecidos por el mercado. Los medios de comunicación condicionan la necesidad de que la vida deseada es la que se ve en la TV. Se da entonces una obediencia a un estándar, por medio de la seducción, bajo el disfraz de la libre voluntad. De ahí que la flexibilidad de la identidad que se consigue al salir de compras, de la modernidad fluida, no son vehículos de emancipación, sino más bien instrumentos de redistribución de las libertades. CAPITULO 3: ESPACIO/TIEMPO Para el autor las ciudades de la actualidad se caracterizan por estar protegidas por murallas monitoreadas tecnológicamente, cercas eléctricas y guardianes armados con el fin de que sus habitantes puedan controlar y monitorear su propia proximidad; esta situación se debe a que las personas creen que están siendo perseguidas, y que el mundo conspira en su contra. Con este temor al otro, se denuncian constantemente a la fuerza pública de su presencia, por lo que se destinan dineros públicos para atrapar a los merodeadores, vagabundos y demás quienes reflejan los miedos modernos, el miedo al mobile vulgus. Según el autor las personas de la modernidad tienen perturbaciones que en vez de ser reales son mentales; en esta medida se criminaliza las diferencias. Un aspecto fundamental en este capítulo es lo referente a la comunidad, la cual es definida por sus límites y no por sus contenidos y la ciudad es considerada como un asentamiento humano en el que extraños viven un presente, el pasado y el futuro no existen; lo que une a estos extraños son las apariencias, las palabras y los gestos; razón por la cual, el autor considera que se trata de “mascaras” que ocultan pero también protegen a estos ciudadanos modernos. El anterior aspecto es definido como civilidad, es decir, la capacidad de interactuar con extraños sin atacarlos, pero ésta no debe ser un asunto de la esfera privada si no del entorno social, por lo que el término requiere de espacios públicos para compartir como persona pública y concebir la ciudad como bien común, de esta manera la “mascara” significara compromiso y no aislamiento. En tanto las características de los espacios públicos no civiles es la interacción, donde se puede evitar la proximidad física y si no se consigue se evitara tratar con los demás, de oírlos pero no escucharlos; estos lugares permiten que las personas se desentiendan de los extraños aunque son para extraños. Sin embargo para el autor, el no ser capaces de concebir al otro, y rechazar las diferencias, es una patología social y una del espacio público, por lo que la capacidad de convivir con las diferencias es un arte que requiere de estudio y ejercicio. Para Bauman las ciudades tienen espacios que pertenecen a dos categorías: aquellas en las que existen grandes edificaciones pero las personas no pueden acceder a estas, no pueden disfrutar de ese espacio; la segunda alude al espacio que convierte al ciudadano en consumidor encontrándose allí centros comerciales (“templos del consumo”), cafeterías, shoppings entre otros lugares que hacen que el consumo sea un pasatiempo vivido objetivamente. De esta

manera la comunidad ya está dada, no existe conflictos, no requiere esfuerzo, donde todos son iguales y van por el mismo objetivo. Existen también “no lugares”, los cuales se caracterizan por la presencia meramente física y en el que se deben seguir los patrones de conducta: aeropuertos, autopistas, cuartos de hotel entre otros en los que las personas deben sentirse como en casa pero no comportarse como en ella. Los “espacios vacios” refieren a aquellos carentes de sentido para algunas personas pero dotados de significado para otros, por lo que son de corte subjetivo y mental; estos lugares no son visibles o están invisibilizados, no tienen con quien negociar. Son espacios no colonizados, y que han sido olvidados por los urbanistas, pero se convierten en ingrediente necesario para mapear el espacio, y para que el mapa tenga sentido, algunos lugares deben ser descartados, y estos son precisamente espacios vacios. “el espacio vacío esta en el ojo de quien lo contempla, son lugares en los que no entramos y si lo hacemos son sentiremos perdidos” Por ultimo, recobra importancia el concepto del “tiempo”, debido a que era tomado, junto con el espacio, como iguales y para medirlos se utilizaba la capacidad muscular humana (el caminar para llegar a un lugar determinado), solo la modernidad es la que hace la diferencia acerca de ambos conceptos; el tiempo se podía entonces alterar y manipular a través de los medios de transporte, y se consideraba “oro” porque es una herramienta para acortar distancias y a través de el se podía conquistar el espacio, “quien viajaba mas rápido podía dominar y dividir un territorio”, esta era característica de la modernidad solida. Para el caso de la modernidad liquidad el espacio es irrelevante, disfrazado como aniquilación del tiempo, el cual a su vez no confiere valor al espacio (época software); el tiempo para lograr algo es infinito, pero para la modernidad pesado era el medio para que el espacio pudiese maximizarse (época Hardware). CAPITULO 4: TRABAJO El trabajo fue la actividad evocada por la humanidad mientras construía su historia, mas por naturaleza y destino que por su propia elección; se consideraba que el “trabajo todo lo vencía”, y que era fuente única de riqueza, por lo cual el trabajo se convertía en el vehículo para ir adelante, para el progreso, el cual representa, en la modernidad liquida, la confianza en el presente. En esta medida el progreso ha sido individualizado, desregulado y privatizado, ya que cada persona deberá utilizar su ingenio para elevar su condición, “lo que importa es el control de cada individuo sobro su propio presente”. En este contexto, el trabajo tiene objetivos a corto plazo, en la inmediatez y no en el futuro, sustancialmente diferente a lo que ocurría en la modernidad solida con el modelo fordista, razón por la cual el autor afirma que el trabajo hoy es medido y tiene significado por los deseos del consumidor y no por los supuestos efectos en el ser humano. Es de aclarar que en la modernidad solida, la cual era también la época del capitalismo pesado, los trabajadores dependían de que fueran contratados y la reproducción y crecimiento del capital dependía de esa contratación; existía pues un matrimonio indisoluble entre capital-trabajo y la fábrica era el domicilio en común. Sin embargo hoy la condición es diferente ya que la flexibilidad es el eslogan, y los contratos laborales no son para toda la vida o “hasta que la muerte nos separe”, si no hasta “se satisfaga el deseo” ó bien la necesidad. La vida laboral, para Bauman, esta plagada de incertidumbre, que divide en lugar de unir y donde el interés común se vuelve cada vez mas nebuloso y pierde su valor. Es así como en el capitalismo pesado se buscaba insertar la mano de obra a las grandes fábricas con el objetivo de subordinarla, forzándola para que permaneciera pero con el capitalismo liviano se procura deshacerse de la mano de obra, obligándola a irse. Se trataba de una liposucción general la cual consistía en adelgazar y reducir; lo más grande no es lo más eficiente, pero el reducir es también fusionar, y esto le da rapidez al capitalismo, le da el espacio para moverse mejor. En esta misma línea, existen lazos débiles en el trabajo de la modernidad liquida, al igual que existe un capitalismo liviano en el que ocurre un desprendimiento del trabajo, y donde se afirma que el capitalismo no necesita ya de compromisos locales o particulares, pero el trabajo si depende del capital; lo que hace que la política y los estados piense seriamente en esto y cedan a las exigencias de las empresas, quienes optan por operar en “habitaciones” y no en “edificios”, con el fin de desplazarse de una manera rápida en la fluidez de la modernidad y no asumir ningún tipo de responsabilidad. La precariedad, la inestabilidad y la desprotección son características de condiciones sociales, económicas y laborales, que entrenan hombres y mujeres quienes se convierten en “recicladores”, y aun ellos mismos son usados y tirados.

SÍNTESIS DE MODERNIDAD LIQUIDA En su libro Bauman considera la modernidad liquida como representación de cambios y transitoriedad. A través de la metáfora de lo que se considera solido o liquido, nos da a entender que la época de aquello que dura y se conserva en el tiempo como el capitalismo industrial y el Estado-nación se ha ido derritiendo permitiendo el surgimiento de una modernidad liquida donde la realidad social y las interacciones que en esta se dan son fluidas e inestables. En modernidad liquida se especifican cinco temas que concretan lo específico del pensamiento del autor, donde explora las propiedades de la sociedad moderna que han persistido y aquellas que se han modificado. En la modernidad liquida pocos individuos desean liberarse, y menos están dispuestos a actuar para lograrlo; el mundo real es restrictivo, limitante y desobediente, y en el sentirse libre implica alcanzar un equilibrio entre los deseos, la imaginación y la capacidad de actuar, este equilibrio puede alcanzarse recortando el deseo y la imaginación o ampliando la capacidad de acción. Puede suceder que debido a la manipulación se dé un lavado de cerebro en el que uno jamás llegue a poner a prueba sus capacidades objetivas y existe además la posibilidad de lo que experimentamos como libertad no lo sea en absoluto y que las personas satisfechas con su realidad no experimenten ninguna necesidad de liberarse. En este contexto se pregunta si la liberación es una bendición o una maldición, la cual tiene dos clases de respuestas, la primera duda que la gente común esté preparada para la libertad y en la segunda los hombres dudaban de los beneficios que las libertades disponibles pueden redituarles. Desde estas repuestas se perciben a las personas reacias a asumir los riesgos y las responsabilidades que son parte de una autonomía y una autodeterminación genuina, mientras que las respuestas de segundo orden se sugiere que la libertad no es garantía alguna de felicidad, sino que es más proclive a acarrear desdicha. La libertad provoca miedo al fracaso y se ve como algo que no es garantía de felicidad ni una meta por la que valga la pena luchar, otras filosofías nos dicen que la coerción social es una fuerza emancipadora y la única esperanza razonable de libertad a la que los humanos pueden aspirar. No existe otra manera de alcanzar la liberación más que someterse a la sociedad y seguir sus normas. Las pautas de comportamiento impuestas por la condensación de las presiones sociales ahorran al ser humano la agonía de no saber que esperar de los demás. Lo que está mal en la sociedad en la que vivimos es que ha dejado de cuestionarse a sí misma, no significa que nuestra sociedad haya eliminado el pensamiento crítico sino que nuestra crítica es incapaz de producir efectos en el programa establecido para nuestras opciones políticas. La critica estilo consumidor ha venido a remplazar a su predecesora la critica estilo productor, las causas del cambio tienen sus raíces en la gran transformación del espacio público y más en general en la manera en la que la sociedad moderna funciona. El principal objetivo de la teoría crítica era defender la autonomía humana, la libertad de elección y autodeterminación y el derecho a seguir siendo diferente. Ser moderno significa estar eternamente un paso delante de uno mismo y existen dos características que hacen que nuestra forma de modernidad sea novedosa y diferente, la primera es el colapso en la creencia de que el camino que transitamos tiene un estado final de perfección y la segunda es la desregularización y privatización de las tareas y responsabilidades de la modernización. La modernidad de hoy es liviana en la cima luego de liberarse de sus deberes emancipadores. La sociedad moderna existe por su incesante acción individualizadora, así como la acción de los individuos consiste en reformar y negociar diariamente los lazos mutuos que llamamos sociedad.

La individualización sigue cambiando establece nuevos preceptos de comportamiento y corre nuevos riesgos; la individualización consiste en transformar la identidad humana de algo dado en una tarea y en hacer responsables a los actores de la realización de esta tarea y de las consecuencias. La necesidad de transformarse en lo que uno es constituye la característica de la vida moderna. Bauman compara dos clases de mundos el de Orwell y el de huxley, ambos compartían el presagio de un mundo estrechamente controlado, en el que la libertad individual no solo estaba hecha añicos sino que ofendía gravemente a la gente entrenada para obedecer y seguir rutinas prefijadas. Así entonces, el mundo nos reserva menos libertad y más control, supervisión y opresión, donde existen hombres y mujeres sin poder de decisión sobre sus propias vidas. En ese mundo todo tiene un propósito, aun cuando no esté claro, no hay espacio para actos sin propósito y ningún acto útil se consideraría un propósito, para ser reconocido debe servir a la conservación y perpetuación del todo ordenado. Así entonces las ideas de las clases dominantes tienden a ser las ideas dominantes. El fordismo fue la autoconciencia de la sociedad moderna en su fase pesada y voluminosa o inmóvil arraigada y solida, su presencia se revela en visiones tan distantes como en el sistema social parsoniano autorreproductor, gobernado por el conjunto de valores centrales y en el que el proyecto de vida sartreano funciona como idea conductora del esfuerzo que lleva toda vida de construcción de la realidad. El capitalismo pesado estaba obsesionado con la masa y el tamaño y por ese motivo también con sus fronteras, con la idea de hacerlas precisas e impenetrables. En su etapa pesada el capital estaba tan fijado a un lugar como los trabajadores que contrataba. Los fines de las acciones humanas se preocuparían casi exclusivamente por los medios, cualquier otra racionalización cuya naturaleza estaría decidida de antemano consistiría meramente en un ajuste y perfeccionamiento de los medios. Otro tipo de acción con objetivo es el valor racional donde los valores son de naturaleza ética, estética o religiosa, es decir, pertenecientes a una categoría que el capitalismo moderno degradaba e incluso dañina para la conducta racional calculadora que él promovía. Lo que ha ocurrido en el paso del capitalismo pesado al liviano es que han desaparecido los invisibles politburós capaces de absolutizar los valores de las cortes supremas autorizadas a emitir veredictos inapelables sobre los objetivos dignos de ser perseguidos. Todo recae ahora sobre el individuo. Solo a el le corresponde descubrir que es capaz de hacer, ampliar esa capacidad al máximo y elegir los fines a los cuales aplicar esa capacidad ósea aquellos que le produzcan una mayor satisfacción. Al individuo le corresponde domesticar lo inesperado para convertirlo en entrenamiento; vivir entre opciones aparentemente infinitas permite la grata sensación de ser libre de convertirse en alguien, de esta forma la desdicha de los consumidores deriva del exceso, no de la escasez de opciones. El capitalismo liviano, amistoso con los consumidores, no abolió las autoridades creadoras de la ley ni las hizo innecesarias, simplemente dio existencia y permitió que coexistieran una cantidad tan numerosa de autoridades que ninguna de ellas puede conservar su potestad durante mucho tiempo. En la modernidad el asesoramiento que se brinda es sobre la política de vida, donde se indica que es lo que las personas asesoradas pueden hacer por sí mismas, no que podrían lograr hacer todas juntas para cada una si reunieran fuerzas. Así entonces surgen filosofías que nos dicen que nada se gana haciendo el trabajo por los otros, que eso solo serviría para distraer la atención de las cosas que únicamente uno puede hacer. De esta manera la orientación se refiere a cosas que la persona deba hacer por ella misma, aceptando toda la responsabilidad de hacerla correctamente y sin culpar a nadie de las consecuencias desagradables que podrían atribuirse a su propio error.

Cuando nos damos cuenta que de nosotros mismos depende nuestra calidad de vida y la búsqueda de los recursos para lograrlo dependen también de nuestra propia habilidad, valor y esfuerzo entonces nos resulta vital saber cómo han hecho otras personas pare enfrentar el mismo desafío. Buscar ejemplos o consejos se convierte entonces en una adicción, y estos no cumplen su promesa de provocar satisfacción, además dejaran de ser utilizables y serán disminuidos y devaluados por la competencia de ofertas nuevas y mejores. Hoy la seguridad es lo más importante y una comunidad que no tenga de que preocuparse. Anteriormente esa seguridad y control estaba a cargo de los ojos lenguas y manos humanas, hoy a cargo de las cámaras de TV pues las personas demandan que sea de este modo pues se consideran a sí mismas como víctimas de una posible conspiración. Se presentan entonces personas que buscan una lógica a su desdicha y humillante derrota en la responsabilidad de las malévolas intenciones de otros. Aunque creerse víctima no es novedoso, lo novedoso es inculpar a los merodeadores y otros personajes no pertenecientes al lugar donde aparecen. Los merodeadores se han convertido en asunto de miedo que acosa a nuestros contemporáneos, inclusive ya se ha destinado dinero público para localizarlos y atraparlos con el propósito de comprar protección estimulando así el crecimiento de la industria y de la seguridad privada. Hoy la cultura publica es la política del miedo cotidiano, lo que le impide a la gente procurarse las artes y oficios necesarios para compartir la vida pública. Así entonces los merodeadores y vagabundos son promovidos al rango de enemigos públicos numero uno. En este contexto de inseguridad un encuentro entre extraños no se parece a un encuentro entre familiares, amigos o conocidos, es comparativamente un desencuentro. El encuentro con extraños es un acontecimiento sin pasado y con frecuencia un acontecimiento sin futuro. La vida urbana exige entonces una habilidad llamada civilidad para proteger mutuamente a las personas y que no obstante les permita disfrutar de su mutua compañía, su esencia es la utilización de mascaras para una sociabilidad pura cuyo propósito es proteger a los demás de la carga de uno mismo. Usar una máscara es un acto de compromiso y participación y no de descompromiso, una retirada del verdadero yo. Una categoría de espacio público pero no civil está destinada a prestar servicios a los consumidores, o más bien a convertir al residente en consumidor como los sitios de shoppings y cafeterías donde no se mantiene ningún tipo de interacción social. La tarea aquí es consumir y el consumo es un pasatiempo absoluto e irremediablemente individual y por atestados que estos lugares de consumo colectivo estén no hay nada colectivo en ellos. Los lugares de consumo deben gran parte de su magnético poder de atracción a su colorida y caleidoscópica variedad de sensaciones sensoriales y ofrecen lo que ninguna realidad real puede ofrecer afuera un equilibrio casi perfecto entre libertad y seguridad. Dentro del tempo de consumo la imagen se convierte en realidad, las multitudes se aproximan tanto como es posible a la comunidad la idea imaginada que no conoce la diferencia importante que requiera confrontación, enfrentamiento con la otredad del otro. Por tal razón esa comunidad no exige ninguna negociación, ningún trato, ningún esfuerzo por entender, solidarizarse ni conceder. Estar dentro de esta clase de comunidad forma una nueva comunidad de creyentes, unificados por los fines y también por los medios, por los valores que respetan y por la lógica de conducta que adoptan. Para enfrentar la otredad de los otros se dan dos estrategias la primera es la antropoémica donde se expulsa a los otros extraños y ajenos mediante la prohibición del contacto físico y el intercambio social. Hoy esta estrategia es el encarcelamiento, la deportación y el asesinato. La segunda es la antropofagia que consiste en ingerir y

devorar cuerpos y espíritus extraños para convertirlos por medio del metabolismo en cuerpos y espíritus idénticos como el canibalismo y las guerras de exterminio. Las dos clases de espacios urbanos públicos pero no civiles derivan de la flagrante ausencia de hábitos de civilidad. Los no lugares que desalientan cualquier idea de permanencia, imposibilitando la colonización o domesticación del espacio, un no lugar es un espacio despojado de las expresiones simbólicas de la identidad, las relaciones y la historia. Los espacios vacios están vacios de sentido, podríamos decir que son los lugares sobrantes que quedan después de que se ha llevado a cabo la tarea de estructuración de los espacios que realmente importan, son vacios aquellos lugares en los que nos sentiríamos perdidos y vulnerables y un poco asustados ante la vista de los otros seres humanos. Mantener la comunidad se transforma en un fin en sí mismo y la purga de todos aquellos que no pertenecen a ella se convierte en la tarea de la comunidad. Es nuestro trabajo, el trabajo de nosotros que vivimos en el presente y la única historia que cuenta es la todavía no hecha pero que está siendo hecha en el momento. La confianza en uno mismo propia de la modernidad le dio a la eterna curiosidad humana acerca del futuro un cariz totalmente nuevo. El futura era creación del trabajo y el trabajo era fuente de toda creación. Hacia adelante era el destino de toda sociedad, el futuro y el trabajo era el medio que nos llevaría hasta allí ahora esta idea de progreso y futuro se ha ido modificándose, derritiéndose como muchos otros elementos que conformaban la modernidad solida. BIBLIOGRAFÍA Modernidad liquida. Sygmunt Bauman, 2003 _ MODERNIDAD Concepto de modernidad La modernidad como concepto filosófico y sociológico, puede definirse como el proyecto de imponer la razón como norma trascendental a la sociedad. Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricasen el que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, avanzan a ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo[1] y una nueva forma de organización política, el Estado-nación[2]. Características Los antecedentes de la modernidad son la Revolución industrial, Revolución Francesa y la Revolución Científica. Se presenta entre el siglo XVIII y principios del siglo XX, en la sociedad industrial en Europa occidental, inspirada y fundamentada en el pensamiento de Descartes (racionalismo), sacando de allí sus ideas básicas. Se puede decir que es de carácter global y acumulativo (desarrollo de técnicas, conocimientos, instrumentos, clases, ideologías, instituciones, etc.): la nueva clase burguesa se fue constituyendo y consolidando junto con el proceso global de acumulación, en medio de luchas y enfrentamientos contra la nobleza y el sistema feudal, favoreciéndose como un papel activo y revolucionario. Con la industrialización, se da el triunfo del racionalismo de la existencia, de la razón propagando sus luces, de la creencia en la evolución y el progreso, (llegó a hablarse de la razón como si fuera una diosa). Este pensamiento fue marcado por el surgimiento de grandes ensueños sociales, políticos, económicos, culturales, tecnológicos, industriales, etc. En la base de legitimidad[3] socio-política, el poder condensado en el Estado se vuelve impersonal y está definido por instituciones y constituciones. De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente a lo opaco; de lo inmediato a lo mediato; de lo diferente y variado a lo homogéneo. La modernización capitalista se mundializa (mediante un complejo proceso de integración-desintegración de las culturas a las que domina). Se impone sobre las formas precapitalistas existentes en los territorios conquistados destruyéndolas, o bien subordinándolas, transformándolas y utilizándolas. Es a veces más aparente que real o

reviste un aspecto superficial y/o desigual. En esta etapa el advenimiento del capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia el valor de cambio (mercantil) en lugar del valor de uso, y la uniformización homogeneizante de la diversidad cultural. Surgiendo así un cambio, se transformó de sociedades fundamentalmente agrarias a sociedades urbanas. La mayoría de la población activa se ubica en el sector secundario (industria), destacándose el basamento tecnológico energético. La producción se realiza en grandes series (forma masiva), pero hay pocos modelos, ya que son elaborados para “durar toda la vida”. En esta sociedad productiva prevalece la exaltación del ahorro. En el pensamiento y en las acciones surge la idea de la emancipación de la humanidad. El sujeto moderno se emancipa del medio familiar y social. Hay ausencia de transcendencia religiosa y la vida consagra a un ideal (laico) con importancia de los valores morales; existe una imagen rigorista de la libertad. Concepto de post modernidad La expresión “posmodernidad” ha empezado a utilizarse para determinar un nuevo periodo histórico: el periodo en el cual estamos viviendo a partir de la 2ª mitad del siglo XX. Esta designación alude a una nueva realidad de los países centrales. Terminada la Segunda Guerra Mundial, se manifestaron en ellos cambios en la vida social, cultural y económica. El prefijo “pos” indicaría la nueva época sucesora de la modernidad. Existe entonces, la pretensión de que el termino “posmodernidad” funcione como un “concepto periorizador”, cuya función es la de correlacionar los nuevos rasgos formales en la cultura con la emergencia de un nuevo tipo de vida social y un nuevo orden económico, lo que a menudo se llama modernización, sociedad de consumo o postindustrial, la sociedad de los medios de comunicación o del espectáculo o del capitalismo multinacional.” Jameson, F. Características Sus antecedentes son la Primera Guerra Mundial, La Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín. La postmodernidad se da en la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, en Sociedades postindustriales de países desarrollados. Se caracterizan por un Capitalismo tardía o avanzado transnacional. Surgen las empresas multinacionales. La producción es automatizada y cibernética. Hay una obsolescencia por la innovación tecnológica constante, exigiendo a los hombres adecuaciones y aprendizajes constantes. Hay una gran variedad de productos pero son de poca durabilidad. La mayoría de la población activa trabaja en el sector terciario (servicios). La comercialización se da en shoppings y grandes supermercados según el conocimiento y la satisfacción de los deseos de los clientes. Es considerada la época del desencanto. A diferencia de la modernidad, finalizan las utopías (ausencia de grandes proyectos). Además la idea de emancipación entra en crisis y mueren las ideologías; dando lugar al individualismo hasta el egoísmo. Hay ausencia de trascendencia religiosa y de ideales laicos, prevalece la exaltación del cuerpo. La sociedad posmoderna es muy plural y diversa; considerada una sociedad de consumo, existe una fuerte estimulación del crédito que facilita el consumo: “soy lo que tengo”;”valgo por lo que tengo”. Se deja de lado la ética y la moral, por la simple idea de busqueda del placer.