Mitos y Leyendas de mi localidad

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COLEGIO NACIONAL “CASA GRANDE”

TEMA: MITOS Y LEYENDAS DE MI LOCALIDAD Y MI REGIÓN. NOMBRE:

JORGE

CASANA VARGAS. CURSO: C.T.A PROFESOR: MANDUJANO. GRADO: 5to SECCIÓN: “D”.

2015

ARMANDO

FREDDY

MITOS Y LEYENDAS DE LA CIUDAD DE CASA GRANDE LA CASONA MALDITA DE CASA GRANDE POR: MAURICIO LOZANO Dos albañiles que estaban reforzando las columnas de la vieja casona conocida como “El palomar”. Una vieja construcción que pertenecía a los antiguos dueños de Casa Grande (Los Gildemeister). Encontraron algo maldito y peligroso, cuando escavaron bajo los viejos cimientos de esta antigua casona. Nunca se debe tocar cosas de la tierra, cuando sea oro o plata, y más aún cuando lleva mucho tiempo enterrada. Pues como debe de ser muchas veces las personas somos muy descuidadas con los objetos que pertenecen a otros tiempos y que guardan maleficios u otros secretos. Estos señores, al ver tremendo hallazgo no dudaron en quedarse con la valiosa fortuna. Ya que precisamente costaba de dos barras de oro sólido. Pasó mucho tiempo desde aquel día del hallazgo de los albañiles, y se dice que los bandidos nunca más se los vio por este lugar. Pero algo siniestro vendría a reclamar lo que es suyo, mucho tiempo después. Una noche del mes de agosto de 1991 un día oscuro sombrío y silencioso. Algo sucedía en esa misma casona donde los sujetos, anteriormente mencionados, encontraron las barras de oro. Una niña de doce años expresaba síntomas de estar poseída por el diablo. Cuando la sombra de la noche extendía su manto negro empezaba a tener un comportamiento raro. Más aun cuando se escuchaba un silbido a esa hora, las doce de la noche. La niña se revolcaba y las cosas de los ambientes contiguos hacían ruido, un ruido escandaloso. Y no solo eso, la niña también convulsionaba gimiendo y gritando cosas horrorosas. Con un terror espeluznante y macabro que envolvía le lugar. Su joven madre no sabía qué hacer, no podía luchar contra los sombríos espíritus que atacaban a su menor hija. Entonces, optó por buscar el apoyo de unos hermanos evangelistas, quienes acudieron rápidamente las noches siguientes, muy puntuales y armadas de valor. A la media noche las puertas comenzaron a crujir nuevamente, las cosas a moverse, el silbido a sonar más fuerte. Y como si fuera poco, la casa a vibrar. El fenómeno siniestro asusto a los evangelistas y arrodillados comenzaron a rezar y clamar a Dios para que los malos espíritus abandonaran la casa y llegara la paz. Cuando todo paso, la niña terminó en el corral pálida, muy pálida y hablando sola. Sus cabellos tenues y delicados, parecido a la telaraña, se esparcían delicadamente, como si alguien jugara con ellos. La madre lo miraba aterrada, en esos instantes una loca angustia oprimía su corazón, y

sacando fuerzas de sus flaquezas acudió hacia ella y la abrazo. La levantó y la retornó a su alcoba. Los evangelistas y ella velaron esa noche para que la niña durmiera tranquila. La madre no quería que llegara la noche por temor a que volviera el demonio. Otra noche, cuando se hallaban sentadas en el sofá de la sala, se escuchó el silbido y que las cosas empezaban a moverse sin causa alguna. La madre Corrió para ver qué es lo que sucedía, pero, no encontró nada anormal. Al entrar a la habitación de su hija le dijo que no se preocupara, porque se trataba de su amiguito, un pequeño niño rubio, que siempre solía venir para que jugaran. —Él está aquí, a mi lado mamá— dijo la niña. —Yo no veo a nadie hijita — le respondió. —Pero, yo sí, mamá. Exaltada la abrazó y así abrazadas permanecieron en silencio. Un fuerte ruido de la puerta les interrumpió sus meditaciones. Era su esposo que llegaba acompañado de dos evangelistas procedentes de Cartavio quienes venían con biblia en mano. La señora dijo a su esposo: —La niña a estado divagando…dice haber estado aquí su amiguito, un pequeño niño rubio. — ¡Calma, calma, mujer! …estos señores nos van a ayudar a resolver nuestro problema. —Ojala, así sea. En esos instantes se respiraba ahí una atmósfera de dolor todo estaba envuelto por un aire de melancolía profunda e irremisible. Cuando tocó las doce y nuevamente los silbidos y los ruidos comenzaron a oírse. Esto incomodó a los padres de la niña, y los evangelistas muy espantados salieron de la casa. Los padres no podían soportar esa situación. Dichas incoherencias que salían de la boca de su menor hija, con esos gritos espantosos .hicieron que fuera a ver al párroco de la localidad (Casa Grande) a quien le contaron con lujo de detalle lo que sucedía con su hijita a las doce de la noche. El cura no le creía. — Esto es inaudito en pleno siglo xx — dijo muy exaltado .Si cree que son locuras, le invitamos a nuestra casa, hoy a las doce de la noche, le dijeron. —no se preocupe ahí estaré puntualmente — dijo el párroco. Un cuarto para las doce, el cura ya se hallaba en la casa de la niña. Lo hicieron pasar y se sentaron en el sofá de la sala. La niña se encontraba dormida en su alcoba. A las doce en punto la niña comenzó a dar de gritos aterradores y desesperados:

— ¡Mamá, mamita! ¡Ven por favor!... ¡Estoy volando por los aires! Al escuchar las palabras. Los tres corrieron. Al entrar a la alcoba, se quedaron estupefactos. — ¡Mama bájame!— le repetía insistentemente la niña gritando aterrada de miedo. Ante esa situación el párroco sacó una cruz y un escapulario de su sotana y con voz enérgica comenzó a decir: — ¡Espíritu del mal, en nombre de Dios te pido que abandones esta casa!— al mismo tiempo que rociaba con agua bendita el cuarto. Un buen rato el cura permaneció tembloroso, tambaleante. De pronto, todo se iluminó con una luz extraña, que entraba por las ventanas, llegando la calma y paz en esa casona. La niña no volvió a sufrir más de esos ataques. A partir de la fecha comenzó a llevar vida normal. Gracias a la valentía de este párroco que dio dura pela a este espíritu lleno de maldad.

EL BURRITO QUE SE ALARGABA Era ya la una de la madrugada. Nuestros padres nos llamaban insistentes para ir a dormir; pero como había luna llena, nosotros seguíamos jugando, éramos 8 amigos. En pleno juego nos encontrábamos, cuando de pronto vimos salir del corral un burrito blanco como la nieve, de pelo fino y suavecito, que rebuznaba alegremente. Nunca antes lo habíamos visto, pero aunque nos sorprendió, no nos asustó; por eso montamos el hermoso burrito. Ganado por el entusiasmo, seguí su ejemplo y como aún quedaba espacio mis amigos siguieron subiendo pero no nos dábamos cuenta que el pollino se iba estirando cada vez más, porque siempre había espacio para otro muchacho.

Yo era medio palomilla y quise jugarles una broma a mis compañeros, salté del lomo del animal y extraje un cuchillo que llevaba en el bolso y le pique en varias partes del anca. El curioso animal reaccionando ante el dolor, dio un tremendo salto, que derribó a los 7 jinetes y desapareció. Ante la violencia botada el llanto y los gritos nos dominó a todos, por lo que nuestros padres salieron asustados para ver lo que nos había ocurrido. En medio de la confusión y la sorpresa, ¡azufre! exclamo uno de los mayores que miraba extrañado el suelo ¡aquí ha estado el diablo! Nosotros nos quedamos inconscientes, boqueando y espumando. No sé cómo nos llevaron a casa ni como nos curaron, recuerdo que nos daban agua del susto, nos pasaban por el cuerpo hierbas muy fuertes, etc. Así solo pensé hacer una broma, ahora pienso que de no haber hecho aquello no sé dónde habríamos ido a parar.

LA LLORONA Un trabajador de la cooperativa Casa Grande llamado Francisco Rodríguez llegaba de su trabajo a su domicilio aproximadamente a las cuatro de la mañana. En el trayecto escuchó el llanto de una persona y se quedó asombrado al ver aparecer a una mujer vestida en traje blanco. El señor se iba acercando inocentemente con la finalidad de preguntarle si tenía algún problemita y de pronto se dio cuenta de que la mujer caminaba en el aire, el hombre se quedó mudo no sabía qué hacer, iba retrocediendo pero la mujer se iba acercando más y más, felizmente en esos momentos cantó un gallo y la mujer desapareció.

El hombre llegó a su casa pálido, no podía creer lo que acababa de ver y dicen que el espíritu de dicha novia aún existe. Según cuentan sucedió años atrás .Una jovencita estaba muy enamorada de un joven apuesto y muy agraciado, se enamoraron, pero sucedió que el joven llegó a enamorarse de otra muchacha y el mismo día en que había fijado la fecha para casarse la dejó plantada en la puerta de la iglesia: la novia decepcionada y desesperada, llegó a suicidarse, ingiriendo folidol .Desde ese entonces su alma vaga y pena por la cooperativa de Casa Grande.

"LA GRINGA DE MOCOLLOPE" Mocollope es una pequeña localidad que queda en la provincia de Ascope, en La Libertad. Que queda cerca de donde yo vivo... En esta localidad es famosa la leyenda acerca de la gringa de mocollope, que supuestamente es un fantasma que a veces se aparece en la carretera camino a esta localidad. Hay muchas personas que dicen haberla visto... a continuación contare una historia que le sucedió al tío de un amigo, un camionero. Este señor cuenta que cuando trabajaba, una noche tuvo que manejar hasta Mocollope desde Casa Grande (distrito famoso por su empresa azucarera), el viaje era de al menos una media hora... resulta que estaba en camino a mocollope y ve a una chica solitaria haciéndole señas para que la recoja. Según él cuenta, esta chica tenía el cabello castaño, ojos claros, era muy blanca y estaba vestida normalmente con vestido nada fuera de lo común y una casaca que sostenía en un brazo. El señor hace parar el camión y la recoge, dice que conversaron muy amenamente, le pregunto su edad su nombre a que se dedicaba, etc... En definitiva una conversación común, según el señor esta chica era hermosa y quería conocerla más, en pocas palabras quería sacar plan.

Resulta que en medio de la conversación, la chica le dice al señor que la deje justo en donde estaban, el señor se sorprendió, porque era un lugar en donde ni siquiera habían casas... y le dice: estas segura que quieres que te deje aquí? no quieres que te acompañe o algo? ante esto la chica le dice que no se preocupe. El señor frena el camión y la chica baja y la deja ahí donde le dijo. Bueno resulta que ni bien pone en marcha nuevamente el camión, descubre que la chica se había olvidado su casaca... y decide frenar de nuevo el camión y baja a entregarle su casaca, para esto la chica ya había desaparecido, camina un poco hacia donde pensó él que la chica había ido, llamándola por su nombre... en eso se topa con una tumba y en la lápida decía el nombre de la chica .Según me dijo el señor en ese instante tiro la casaca y se fue corriendo al camión y se regresó para Casa Grande, les conto a todos sus amigos y estos le dijeron: has visto a la gringa de Mocollope... Se dice que si la recoges ella siempre dejara algo a propósito contigo, si lo conservas igual mueres, otros dicen que seduce al conductor del vehículo que la recoja y luego se transforma en un cuerpo muerto calaverico... y que esto causa que el conductor se asuste y pierda el control del vehículo en ese instante y se estrelle contra algún ficu, que hay varios x esa zona. Ha habido varios accidentes por esa zona... Muchas personas dicen haberla visto en la carretera... y al tener conocimiento de la leyenda se asustan y pasan de frente...

MITOS Y LEYENDAS DE LA REGIÓN LA LIBERTAD LA LEYENDA DE LA RUBIA DEL CERRO CHILCO (PACASMAYO) Desde hace muchísimos años una misteriosa rubia es el embeleso de choferes, escritores, poetas y amantes en Pacasmayo (Región Libertad), y sus alrededores. Los que han tenido la dicha de encontrarse junto a ella viven momentos de intensa felicidad, sobre todo cuando el afortunado, cree que ha logrado conquistar el corazón de la rubia más bella que ojos humanos han podido contemplar.

Dicen que la rubia es una bellísima mujer joven de cabellos de oro, ojos azules como el cielo, de tez suave como terciopelo, labios rojos como coral y de un cuerpo esbelto y lozano como una diosa. La particularidad de esta bella mujer es que casi siempre se le aparece sólo a los choferes, por el lugar llamado el Cerro Chilco (también llamado San Pedro), y pide la conduzcan a Pacasmayo; a veces más bien prefiere ir al cementerio. Acepta gustosa tomar alguna bebida en los restaurantes de la ciudad, pero al menor descuido desaparece dejando al galán plantado con los "crespos hecho". Algunos que la han conocido, han tenido que ser conducidos al hospital para recuperarse de la tremenda crisis nerviosa tras el suceso. Esta bellísima aparición ha logrado cautivar más de un corazón: el poeta Jacinto Mendoza Liza, en su poemario "tesoros y Misterios de Cupisnique", cautivado por la rubia del Cerro Chilco, le dedicó estas líneas: "Hermosa rubia de tez nácar, Mejillas rosas, carmín sus labios Que de entre abiertos cáliz de lirios Hermosas perlas se ven brillar. Ojos celestes, igual que el cielo, Son dos luceros que en esas noches De intermitentes luces fugaces, Hacen más lindo su hermoso pelo. Leve sudario, cubre sus formas Excelsas curvas de gran belleza Trasluce hermosa, clara belleza Con su cadencia resalta más".

Finalmente agregaremos una nota trágica que ocurrió en los ‘80s y que perennizó esta leyenda: El 29 y 31 de Marzo de 1982, el diario local "Ultimas Noticias" trae la noticia trágica. Sucedió así: El chofer Luis del Campo Torres, de regreso a Trujillo, sabiendo sobre la "aparecida", no quiso regresar solo, se detuvo en San Pedro para buscar pasajeros, pero no consiguió ninguno. Se fue solo. Al llegar al Cerro Chilco, intempestivamente aparece una mujer, él sugestionado, creyendo que era la rubia, -pensó: a mí no me lo va hacerasí que, aceleró su carro atropellando a la mujer. Después de haberle pasado el carro por encima, pensó ¿y si no era la rubia...? Se volvió a

San Pedro para dar cuenta a la policía. Cuando llegaron al lugar del incidente, allí estaba la pobre mujer todavía con vida,… y no era rubia. La llevaron a la Clínica, a donde llegó cadáver.

EL JINETE FANTASMA Esta versión ha sido proporcionada por el Sr. Manuel Alonso Landauro, profundo conocedor de la historia de Ascope. Había en el siglo pasado un tráfico intenso entre las poblaciones andinas y Ascope, los vecinos de Casacas venían a vender sus productos y a gozar del verano. Una pareja de recién casados se dispuso a pasar su luna de miel en la floreciente ciudad de Ascope. Bajaron de la ubérrima ciudad de Cascas, cuando los rayos solares se difundían maravillosos por el camino que conducía a la costa. Después de hacer un largo alto, para descansar y tomar sus alimentos, lograron llegar al atardecer a un lugar llamado "La Encañada". Los viejos ascopanos suelen narrar historietas de asesinatos, apariciones siniestras, asaltos, robos, y abusos sin nombre que cometían los asaltantes en este desolado paraje, camino del trayecto de Casacas, a la ciudad de Ascope. Los antedichos viajeros llegaron a las 6 de la tarde a este lugar, de repente al esposo le sobrevino la necesidad de la cual nadie puede prescindir y separándose un poco de su esposa, le dijo: que siguiera delante y que le esperase al fin des estrecho de la encañada, después de terminar su necesidad, al cerrar la oración de la tarde, montó su caballo, la oscuridad ya invadía todo, pero cuál no sería su sorpresa, que tuvo el viajero, porque siente junto a su esposa, a otro jinete, que se prendía de él, lleno de espanto el hombre se desmayó al llegar al lugar donde se encontraba su esposa esperándole, cuando volvió en sí, no se expresaba bien, a los pocos días después de llegar Ascope, fallecía por la fuerte impresión que tuvo.

LA DEL CERRO CUCULICOTE: “CUCULICOTE es una angosta quebrada que está al noroeste de Ascope. Su laberíntica es de tal naturaleza que se presta para ocultaciones y sorpresas. Según me ha contado un antiguo vecino, don Rafael

Rodríguez, los antiguos tuvieron siempre temor de aventurarse por esos senderos y vericuetos, donde la fama señalaba guaridas de ladrones. Los viejos ascopanos se complacían en relatar las hazañas y peripecias de los antiguos bandoleros”. “En la época colonial hubo una partida de audaces amigos de lo ajeno, que tenían su palenque (sitio o lugar señalando como su propiedad exclusiva) en ese lugar, donde llegaron a enterrar sumas fabulosas. Se tuvo noticia del tapado (tesoro enterrado) porque un soldado echeniquista, en la época de la revolución de Castilla, llegó herido a Ascope, y a un señor Don José Mercedes Tello (padre del señor Manuel Tello), le dio en agradecimiento por sus atenciones, un derrotero, mostrándole las monedas de la época colonial que él ya había encontrado. “Comenzó entonces el afán de la búsqueda. Tello organizó trabajos y la gente ascopana vieron salir grupos de hombres que discretamente husmeaban en el Cuculicote. Tello fracasó y le siguió en su afán por encontrar el famoso entierro del palenque, Don Ambrosio Dávila y luego Don José María Saldaña y Don José Padilla, pero ninguno dio con el Sésamo ¿Burlase el soldado? Tal vez. ¿No han sabido buscar los perseguidores de ese gran entierro? El hecho es que hasta ahora se habla como de una realidad, no por oculta menos cierta, de aquel entierro con el que, según la leyenda, podría salir de pobre el afortunado mortal que lo encontrará.

EL ENTIERRO DEL CERRO CAMPANA “En

el cerro Campana queda frente a la cumbre, en el camino a Trujillo, saliendo de Chicama. En tiempos no muy remotos, hubo también un palenque de ladrones, los que detenían a los viajeros y los desvalijaban, guardando en aquel cerro, los tesoros que reunían con sus robos. VISITE WWW.DEPERU.COM “Acabó con los ladrones el enérgico General Suárez, cuando fue Prefecto de La Libertad (1860-62). Hasta ahora muchos recuerdan la figura austera y resuelta de quien, como intendente de Lima, también cobró fama opor su afán de meter en regla a toda clase de contraventores. Tiempo hubo en Lima en que las gentes de cierta condición temblaban cuando se oía el grito de “allí viene el intendente”. “Fue el General Suárez quien acabó con los ladrones, dando una tremenda batida en los alrededores de Trujillo y en Ascope, que por estar rodeado de encañadas y desfiladeros se prestaba para las maniobras y escapatoria de los bandoleros, pero al extinguir a la banda de ladrones, no pudo acabar con la creencia general de que en los cerros existían tesoros dejados por los ladrones”. VISITE WWW.DEPERU.COM

“Allá, por los años 50 un tal Manuel Mendo, yendo para Huanchaco en compañía de José Nazareno y José Manuel Alcántara, conversó sobre entierros y bandidos con sus compañeros de arrieraje, porque los tres se dedicaban a esa clase de negocio, que hoy a languidecido por razón del progreso. Nazareno conocía la versión de que existía un gran tesoro en el cerro y propuso a Mendo buscar juntos, pero Mendo no aceptó; Alcántara en tanto se mantuvo silencioso, como quien oye llover, y nada dijo”. VISITE “Pasaron los días y el tal Alcántara se hizo acompañar por su sobrino, mozo y resuelto, y buscando, y buscando encontró el entierro (por lo menos uno de ellos) y salió de pobre, dejó el arrieraje, y al poco tiempo después compró el fundo llamado “Alcantarilla” y comenzó a señorear como hombre de posición acomodada. Hasta hoy hay gente que señala ese lugar y afirma que todavía quedan monedas y valijas de oro y plata en el cerro Campana”. VISITE WWW.DEPERU.COM “Además de esta versión, también otro de nuestros literatos contemporáneos, el señor Max Linder, nos ofrece una sugestiva leyenda, sobre la tradición que prevalece en el pueblo de Huanchaco, acerca de la existencia de una campana de oro macizo, que sin duda, perteneció a los Chimús, sepultada en la cavernosidad de dicho cerro, que siempre sirvió como guía o punto de orientación a los navegantes”. VI SITE WWW EL DIABLO SE CAYO AL RIO Y SAN BARTOLOMÉ FUE CAMPEÓN DE EL DIABLO SE CAYO AL RIO Y SAN

BARTOLOMÉ FUE CAMPEÓN DE SALTO

A la salida de Ascope, camino a Facalá, hay un cerro denominado San Bartolo, cerca de la laguna llamada Atahualpa, antiguamente llamada “El Pozo” . En ese cerro, como en la piedra que hay en el camino a Samne, hay un pedrón que tiene la huella, parece fósil, de un pié humano completo y la de algunos dedos, que dan la impresión de haber pertenecido a persona que hubiese caído de un salto, no muy seguro, en forma que solo pudo afirmar una de las plantas. VISITE WWW.DEPERU.COM “En torno de este curioso fenómeno, la imaginación popular ha tejido una leyenda graciosa, que debe ser muy antigua, porque los más viejos dicen que existía desde mucho varios del lugar, y de las diferentes versiones entre saco a mi manera ala conseja” VISITE WWW.DEPERU.COM “Parece que hace muchos, pero muchísimos años, San Bartolomé anduvo por el valle no se sabe con certeza con cuales fines y como era de esperarse se encontró con el Diablo, que comenzó a tentarlo de mil maneras. Llagaron, sin duda a ser, aunque desconfiado recíprocamente, unos pocos camaradas, cuando se entretenía en apostar carreras, jugar al salto y saber quién se guindaba con mayor precisión una paloma volandera o una liebre corredora. VISITE WWW.DEPERU.COM “Por fin, el Rabudo, cansado de estos ajetreos, y deseando acabar con el Santo, que no le dejaba con libertad sus diabluras, propuso una carrera

definitiva, quedando San Bartolo, si perdía, escriturado para atizar hogueras en el infierno. Partieron de Gazñape en una especie de Maratón formidable, pero en la casa-hacienda de ese lugar se cansó de correr el santo y dio tal brinco que cayo, aunque resbalándose y con peligro, como aparece de las huellas, en el lugar que, desde entonces, sin duda, como recuerdo de la hazaña, lleva tan místico y deportivo nombre. VISITE WWW.DEPERU.COM “Quiso el Diablo igualar al Santo, pero, no obstante que su salto fue considerable, no tomó tal vez la viada necesaria y, cayéndose al río, se ahogó.... Todavía en la piedra esta la huella olímpica del triunfo del Santo y cuando del río se enfurece, no falta quien vea, agitándose, la cola del Diablo. De Gazñape a San Bartolo hay siete kilómetros, lo que no es bicoca tratándose de un salto aunque sea de un huésped de San Pedro, parece, además que desde que el Diablo se cayó al río no ha podido salir de él y se entretiene, agitándole una veces y, otras, influyendo en los hacendados para que hagan por él sus diabluras con las aguas de regadío”

EL GALLO DE LA ENCAÑADA “En el lugar denominado La Encañada, en el camino de Ascope para Cascas vía de Cajamarca, hay una piedra, muy bien colocada sobre pequeñas pedruscos. Tiene más ó menos ocho metros y llama la atención de los viajeros. Los Cajamarquinos tienen la costumbres de poner en ella, cuando salen a la costa una crucecita para asegurarse así el regreso al terruño porque es fama que quien no lo hiciera, no volvería a ver el suelo natal. Esa costumbre subsiste y da a la piedra dela Encañada un aspecto característico y pintoresco, por la profusión de crucecitas que la cubren”. “La tal piedra está colocada en forma muy rara, que sorprende é intriga, según afirman cuanto lo han visto. Atrás de ella hay un pocito que, en todo tiempo, tiene agua, y en una peña que está cortada, hay como grabado un gallo en actitud de cantar. Con estos materiales, la anónima y siempre rica imaginación popular ha hecho una bellísima conseja”. “Ahora ñaupas, en tiempos de gentiles, llevaban unos indios esa piedra para ponerla de puente, nada menos que en el Marañón, y parece que, á pesar de la enormidad de la distancia y los difíciles caminos, debían de estar en el lugar de su destino en fecha fija y determinada. Naturalmente, hoy nos sorprende la ingenuidad geográfica del asunto, pero se trata de días de maravilla, y en lugar donde San Bartolo pudo saltar siete kilómetros, no tiene importancia un viajecito en un día desde La Encañada hasta el Marañón”. “Pero sucedió que se tardaron, que les amaneció en esa encrucijada y que como en la amarga noche Nuestro Señor, cantó el gallo para avisarles, como lo hiciera con San Pedro, que estaba en falta.

Asustándose los indios, buscaron al animal que cantaba, y cuando vieron que estaba grabado en el pedrón, echáronse a correr, presas de terror, abandonando la piedra, que por esa razón, no está sirviendo de puente en el Marañón...”.

EL ENTIERRO DE CUPISNIQUE, A DEGOLLACIÓN, DEGOLLACIÓN Y MEDIA “Por Cupisnique se iba también a Cajamarca, pasando por Tolón, y se afirma que en una de esas ensenadas hay también un gran entierro. Según una de las versiones populares, tal como me lo ha contado el señor Rodríguez, iban de Cajamarca a Trujillo unos frailes que conducían una gran cantidad de dinero, fruto sin duda, de sus arduas labores de cristianización. Estaban por Cupisnique cuando les alcanzó un propio, que les avisó que habían degollado a todos los Inquisidores. Asustándose los frailes con la noticia y resolvieron entonces enterrar los tesoros que llevaban. Descabalgaron las henchidas maletas, y utilizando los servicios de la gente de labor que les acompañaba y de los arrieros, buscaron un sitio propicio y allí dejaron escondida una enorme riqueza. Para que nadie, sino ellos, conocieran el secreto, degollaron a los arrieros y a los servidores y, completando el cuadro, degollaron también a las mulas. A degollación, degollación y media, dirá con razón el lector”. “Otra versión sostiene que fue en los agitados días de la expulsión de los jesuitas, bajo el gobierno de Amat –lo que es más creíble- cuando se enterraron esos tesoros. Mucho se ha buscado, pero hasta la fecha, nadie ha encontrado los preñados zurrones con monedas del Rey, como las halladas por el soldado echeniquista en el cerro Cuculicote”. “Hay muchas otras consejas, pero no tuve tiempo de recogerlas todas. También hay otra historia de entierro, ya en la época Independencia: la

del Obispo Marfil, que obligado a salir de Trujillo por sus doctrinas monarquistas é hispánicas a todo trance, dejó escondido un tesoro que, según esa fama, fue sacado de una casa de Ascope, por gentes que con esa ayuda se hicieron ricas. La tradición fue recogida por Cayo Muscio Scévola, en una crónica que publicó hace algún tiempo “La Industria” de Trujillo”.

LA ESPADA DE PIZARRO Vamos a hablar de la célebre espada del conquistador del Perú, Francisco Pizarro; ya que se hizo famosa en plena invasión napoleónica. Estamos pues en 1809, en plena irrupción de las tropas invasoras. La espada por entonces se guardaba en el palacio de los Marqueses de la Conquista, como un trofeo histórico, donde era admirada por propios y extraños. Todos sabemos que nuestra causa fue apoyada por los ingleses. Un ejemplo claro fue el escocés Downie, quien formó una guerrilla de extremeños; en vista de su abnegado proceder la entonces marquesa de la Conquista le regaló la célebre espada. En los olivares de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) se batió la guerrilla de Downie contra los franceses y, en lo más reñido de la acción, tratando el escocés de saltar por un hueco a la entrada del puente de Triana, fue abatido del caballo y herido en la mejilla y en un ojo. Downie que se vio perdido, aún tuvo ánimos para arrojar la espada a los extremeños para evitar así que los enemigos se apoderaran de ella. Los guerrilleros recogieron el arma y enardecidos por ese acto se arrojaron como las fieras contra los franceses, a quienes vencieron. Posteriormente, la histórica espada fue llevada a la Armería Real de Madrid, donde en la actualidad se encuentra. Antes de finalizar el trabajo, tengo que decir que la moderna crítica

histórica ha tenido que trabajar fatigosamente para destruir leyendas y presentar los hechos y los personajes históricos libres de las fábulas maravillosas con que la imaginación popular las había revestido. Por tanto, esa es la labor de ustedes, estudiosos e investigadores; la de analizar, indagar y registrar estos hechos para que también puedan engrosar, más si cabe, los anales de nuestra historia. Y si no es así, entonces que perduren y vaguen todas éstas, como hasta ahora, por las brumas de la historia y de la voz popular, con el nombre, eso si, de leyendas.

EL CERRO GRANDE Y EL CERRO CHICO (SAUSAL) En la antigüedad estas tierras (donde está ubicado Sausal) eran gobernadas por el Cacique Chikama, era un jefe muy poderoso querido por su comarca y temido por su investidura. Tenía una hija muy querida y bella llamada Muñ* (luna), una jovencita hermosa comparada solamente con el esplendor y divinidad la diosa Luna (haciendo honor a su nombre), Chikama, dentro de las grandes cualidades de líder que poseía era un padre muy celoso, no permitía que su hija salga o se relaciones con jóvenes de su edad, la tenía bien vigilada por soldados fieles a su causa. Las festividades en que se rendía culto al dios Su* (sol) llegaron, donde un jovencito agricultor del pueblo, llamado Cupisque, se hacía notar su presencia, llevaba en el hombro una hermosa ave, era la atracción, Muñ al verla, ordena a su doncella que la acompañaba que consiga al ave a cualquier precio para su mascota. Cupisque se negó a hacerlo, aduciendo que era algo especial… para alguien especial, la jovencita decidió hacerlo personalmente, enviando un mensaje, que requería de la presencia del dueño de la hermosa ave. Al enterarse que la persona interesada de esa ave, que la había conseguido muy lejos de la zona donde la tierra está cubierta de árboles y ríos grandes (selva), era la hija del gran jefe Chikama, este, acudió de inmediato a su llamado, con la complicidad de algunos siervos del palacio. Al estar uno frente al otro, quedaron prendados con una mirada fija sin

decir palabra alguna, Cupisque, tomando al ave le ofreció a la bella dama diciendo: “El Dios Su me ha guiado, esta ave es para ti”, Muñ embelezada por la simpatía del muchacho aceptó el presente y le pidió que se alejara porque su padre no le gusta que conversara con personas extrañas, aún más dentro del palacio. El muchacho se retiró del lugar, en forma sigilosa, así como había entrado y sin dejar de pensar en la belleza de Muñ, ella a su vez enamorada a primera vista, pensaba él. Cupisque fue a sentarse en la parte delantera del palacio, contemplando al frente, esperando que saliera solamente, aunque sea para mirarla un momento y por una vez más. De pronto la bella joven aparece, al percatarse que Cupisque estaba sentado al frente y convencida del amor que había despertado en ella, y que era correspondida; hizo una serie de movimientos para despistar a la guardia saliendo al encuentro del muchacho, sin embargo fue advertido por el gran Jefe. Cupisque fue capturado y conducido al palacio, allí se enfrentó valientemente a la decisión del gran Jefe, este aceptó la relación por súplicas de la esposa y de la hija misma, posteriormente se casaron, ganándose toda la confianza real, por ser una persona valiente y trabajador, con ideas firmes, partir de allí Chicama tuvo un gran aliado en su gobierno y en su hogar. Cuando llega la época difícil de la expansión de los reinos de Chimú, Cupisque y Muñ juraron ante el Gran Jefe cuidar y proteger el reino a toda costa, pase lo que pase, imploraron al Dios “Su” y fueron a participar de la sangrienta lucha que se daba en ese momento por la soberanía del cacicazgo. Chicama fue derrotado, al tratar de huir Cupisque y Muñ, imploraron al Dios “Su” ayuda para cumplir con su promesa, este accedió a su petición convirtiéndolos en dos cerros el “Cerro Grande” y el “Cerro Chico” ambos colosos protectores y guardianes del cacicazgo en ese entonces.

LA CASA ENCANTADA La presente, es una historia muy peculiar, sucedió a una anciana mujer, que vivía antiguamente por la Av. Libertad (3ª cuadra) a la altura donde se desviaba una acequia hacia la parte baja, en dirección donde hoy se ubica la Escuela “Víctor Márquez Elorreaga”. Relata que en las noches a cierta hora, se escuchaba débiles ruidos, poco perceptibles al oído humano, si solamente la noche estaba silenciosa, pero la percepción de los cuyes era completa, pues se alborotaban de tal manera que había que levantarse y con la presencia de una persona en el cuyero estos animales se calmaban. Cierta oportunidad la anciana quedó profundamente dormida por el cansancio de su trabajo diario, ella tejía colchas, chompas, etc. una persona muy solicitada por sus trabajos. Llegada la media noche le pareció que abrieron la puerta de la calle, ella aún soñolienta se levantó para enterarse de lo que sucedía, pero la puerta estaba con cerrojo. Al darse vuelta para retornar a su cama ante ella apareció un caballero alto con pantalón negro y camisa crema, ella muy asustada, pero con mucho valor y coraje, se le enfrentó diciéndole… ¿qué quieres en mi casa…?

Increíblemente, el hombre le habló diciéndole que era una mujer valiente y que le va a contar algo muy personal y si podría escucharlo, ante el consentimiento de la anciana, empezó a detallarle su historia. El accidental caballero era un próspero comerciante que negociaba ganado que traía de la sierra hacia Ascope, Casa Grande y Trujillo. En cierta oportunidad los bandoleros ya lo tenían en la mira, él andaba sólo y sin protección. Cuando ya de regreso pasaba por Sausal, fue asaltado y despojado de todas sus ganancias y todas las cosas de valor, pero al identificarlos a los ladrones, ellos sin dudar decidieron matarlo, para no dejar evidencia alguna que los pueda delatar en adelante, lo enterraron en una casa abandonada en el lugar del hecho, huyeron llevándose todas sus pertenencias. La anciana escuchaba con mucha atención mirándole fijamente a su visitante, quien le habló de la siguiente manera a la dueña de casa: - “Ahora quiero que desentierres mis huesos y los entierres en donde deben estar, en el cementerio,… si lo haces, dejaré de molestarte, porque recién descansaré en paz”- pero la anciana le cruzó a la mente otra idea, que le planteó de la siguiente manera: _ Si te quedaras acá, donde estás, nadie te molestaría, necesito tu presencia, serías mi amigo y servirás de guardián de la casa - . El, le permitió contestándole afirmativamente, admitiendo la petición; luego desapareció en el acto. La gente cuenta que muchas veces han sido asustados, el caballero nocturno llevaba siempre ropa estrafalaria de muchos colores, se tendía en el puente (de la acequia altura del Monumento de “Víctor Raúl Haya de la Torre”) para no dejarlos pasar, la gente temerosa esperaba que pase la “mala hora” miraban atónitos cuando ingresaba a la casa de enfrente (de la susodicha mujer), entraba sin abrir la puerta, entonces recién podían cruzar el puente para continuar su destino. Muchos cuentan que la anciana murió con locura, no lo hizo en sus cabales. Luego del fallecimiento, la Empresa, designó la casa a una joven pareja de casados, que también empezaron a escuchar los ruidos sospechosos, el esposo salió a enfrentarlo, el caballero le dijo que no le haría daño, pidiéndole prestado al nuevo inquilino su pañuelo luego, vaya a descansar tranquilo. Este accedió y fue a dormir, en la mañana siguiente, cuando el muchacho se levantó encontró a su pañuelo en el corral. De inmediato se imaginó que se trataba de un entierro, sin dudar más se puso manos a la obra con la finalidad de conseguir la tranquilidad de su familia en la nueva casa. Tomó palana y barreta e hizo una hueco en el lugar donde indicaba el pañuelo, descubriendo efectivamente huesos humanos, los colocó en un costal para llevárselos al cementerio a enterrarlos. Desde ese momento en la casa jamás se oyeron los ruidos y el alboroto de los animales domésticos, como siempre había sucedido, hasta ahora reina la paz y la tranquilidad.

EL AHOGADO Hace tiempo, un chico fue a visitar a su tío que tenía una casa en el campo y criaba ovejas, su tío le había pedido de favor que lo visitara y ayudara en cuidar sus ovejas ya que últimamente él pensaba que le estaban robando ovejas, también esta casa tenía un pozo.

El chico ya en la casa, se quedó cuidando las ovejas solo, ya su tío se fue a una fiesta, al promediar las 2:00am, el chico se despertó por el balar de las ovejas, estaban muy inquietas y este pensó que habían entrado a robar, cogió una escopeta y una linterna y salió de la casa, aprovechando la luz de la luna llena no necesitó usar la linterna y la dejó. Al salir de la casa se escondió detrás de un muro, y vio con claridad como una persona salía del pozo, pero solo se veía el contorno del cuerpo, parecía un dibujo, las manos tenían uñas demasiado largas, más la cara no se le veía, esta figura empezó a caminar hacia el chico, las ovejas se abrían paso, entonces el chico se acordó de las historias que cuentan de los ahogados, se dio cuenta que lo estaba viviendo, que era verdad, esa figura que caminaba hacia él, era un ahogado. El chico en su desesperación, botó la escopeta y comenzó a correr sin mirar atrás hasta llegar a una pequeña laguna y se metió en ella, luego comenzó a echar agua de la laguna con las manos por todos sitios al ahogado, pero sintió cómo las largas uñas del ahogado le rozaban la cara. Estuvo echando agua hasta que amaneció y con la llegada del amanecer el ahogado se desapareció. El joven terminó cansado, traumado y con un fuerte resfrío, desde ese día no volvió a salir de noche, pasado el tiempo tomó valor y contó lo que le había pasado realmente ya que pensaba que otros podrían pensar que él estaba loco, su tío le creyó y después de eso mandó revisar su pozo y encontraron una persona ahogada, con uñas demasiado largas, como su sobrino le había dicho. Hummmmmm, ésta es una leyenda rural, como muchas de las que existen en estas zonas. Seguramente has escuchado algunas similares, ¿verdad? En estas zonas siempre hay muchas leyendas e historias que las cuentan para pasar el día, pero la del ahogado así como de las almas en pena si son ciertas, la del ahogado antes no la creía hasta que le pasó a una persona cercana a mí, se dice que el ahogado cuando está muy cerca se escucha como si estuviera lejos, pero por el contrario si se escucha como si estuviera lejos, es porque está más cerca de lo que nos podemos imaginar. Siempre escuché esta leyenda, la contaba mi abuelita, pero no sabía de qué se trataba pero ahora entiendo porque las personas se asustaban al oír estas historias. Me parece una historia muy creíble porque como dicen personas: El ser humano es cuerpo y alma. El alma no murió y busco otro cuerpo en donde vivir. Creo que es un buen guión de película: El Aro. La niña que salía del pozo para llevar a otras personas.

EL HACENDADO QUE TENÍA PACTO CON EL

DIABLO Todos los martes y en las noches de luna llena, cuando el silencio envolvía por completo a las estancias y comarcas de la hacienda Laredo, los campesinos era aterrados por el estridente paso de una carreta proveniente de Trujillo, jalada por briosos y jadeantes caballos. En la inmensidad del silencio, los agudos aullidos se perdían dolorosamente, al mismo tiempo que los chirridos de las ruedas parecían clavarse en los oídos y en el alma de los humilde pobladores quienes, según órdenes expresas del administrador, capataces y mayordomos, tenían que trancar las puertas de sus casas y no salir por ningún motivo, vago el peligro de fuertes sanciones y castigo en caso de desobediencia. A esas altas horas de la noche, el misterioso jinete, ricamente vestido, dirigía a su carreta a uno de los cerros de clima tan prolongada, a manera de punta y fácilmente visible entre los pueblos cercanos del valle santa catalina y desde la carretera que conduce a la sierra liberteña. En dicho lugar, de imposible acceso, tenía sus citas con el diablo el jinete que para muchos cristianos, se trataba del propio dueño de la hacienda, poseedor de inmensas e incalculables fortunas, a cambio de la entrega de su vida al rey de las tinieblas. Por eso, cuando el enigmático personaje murió, en vez de su cuerpo, se veló y se sepultó un ataúd lleno de adobes, que fue conducido a una imponente tumba de negras y brillantes losas, y engalanada por hermosas figuras y cadenas de bronce. Hasta ahora, dicho mausoleo sigue siendo el más grande del cementerio de Miraflores, de Trujillo aunque cada día se deteriora más y se pierde en el abandono.

“LEYENDA DE LA LIBERTAD” SANIEL LOZANO ALVARADO Los hechos que aquí se narra sucedieron en la actual cooperativa de Laredo y Quirihuac. Estas tierras pertenecieron a un hacendado de nombre Ignacio Chopitea que de humilde campesino llega a ser un poderoso terrateniente. Los pobladores y campesinos que trabajaron con el decían que su fortuna provenía de un pacto que había celebrado con el diablo, quien le pidió su alma a cambio de la riqueza dada. Transcurrió el tiempo y el hacendado se sentía envejecer. Es entonces que manda construir su tumba en una quebrada de un cerro: por ello para evitar que el diablo llevase su cuerpo. De igual manera mando construir un féretro de acero, ya que según creencias este metal ahuyentaba al demonio parece que

se

arrepintió

del

pacto

celebrado.

Le sobrevino la muerte y cuando lo llevaban a enterrar a la quebrada que sería su tumba vino una especie de huayco por la quebrada arrasando con todo y llevándose el féretro a su paso. Días después sus campesinos se dedicaron a la busca de su ataúd, pero todo fue en vano nunca mas apareció. Su familia en su memoria levanto un mausoleo en el cementerio de Miraflores en donde depositaron un cajón funerario, conteniendo algunas de sus prendas. Según algunos campesinos próximos a la casa hacienda, lo llenaron con piedras para que tenga peso. Aún hasta la fecha podemos ver el gran mausoleo en el centro del cementerio referido. Lo curioso es que solo guarda su féretro del hacendado que muchos familiares próximos al difunto ya han fallecido, pero los han enterrado en zonas apartes.