Mito de Prometeo

PROMETEO ÍNDICE  MITO Y TRAGEDIA  VARIACIONES Y SIMBOLISMOS DE LA FIGURA TITÁNICA DE PROMETEO  RELACIÓN CON LA

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PROMETEO

ÍNDICE 

MITO Y TRAGEDIA



VARIACIONES Y SIMBOLISMOS DE LA FIGURA TITÁNICA DE PROMETEO



RELACIÓN CON LA OBRA DE “FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO” DE MARY SHELLEY



BIBLIOGRAFÍA

MITO Y TRAGEDIA Prometeo era un titán protector de la humanidad que disfrutaba provocando la ira de Zeus y éste como castigo le quito el fuego a los hombres pero sólo consiguió que Prometeo entrase sigilosamente en el Olimpo para robar del carro del dios Sol el fuego. Zeus muy enfadado ordenó crear a Hefesto (dios del fuego y el acero forjado) una mujer de arcilla llamada Pandora. Le dio la vida y la envió a Epimeteo, hermano de Prometeo. La mujer llevaba una caja llena de males que jamás debería ser abierta pero a pesar de que Prometeo lo intentó, no pudo evitar que su hermano se enamorase de Pandora, quién fue creada con muchísimas virtudes, pero también defectos y el peor de todos se le atribuye al hecho de que abrió la caja que portaba, sumiendo a la humanidad en una vida con males. En cuanto a Prometeo, fue encadenado a unas rocas de una montaña muy alta donde un águila vendría a devorarle el hígado todos los días y al tratarse de un ser inmortal, su hígado volvía a crecer por lo que su dolor no cesaba. Heracles (hijo de Zeus) mató al águila liberando así a Prometeo y Zeus se enfadó mucho pero aun así dejó de perseguirlo pero portaría para siempre un anillo donde se erigía un trozo de la roca en la que pasó su terrible condena. A continuación, intentaré hacer una reconstrucción del mito siguiendo la evolución de éste desde su primera aparición en Hesíodo, pasando por el Protágoras platónico, el Prometeo encadenado de Esquilo y las versiones de Aristófanes y Luciano de Samósata. En cuanto a los dos relatos de Hesíodo; éste expone el mito de Prometeo en dos pasajes diversos de su obra épica. En Teogonía (506-616) y en Trabajos y Días (43-105). En Teogonía el autor cuenta la historia de Prometeo como una victoria más de Zeus, en el marco de su carrera hacia la soberanía definitiva sobre dioses y hombres; el poeta recalca que el castigo del hijo de Jápeto, Prometeo, corresponde a sus delitos y evidencia la superioridad del hijo de Cronos, Zeus, monarca definitivo el Olimpo. En Trabajos y días el objetivo de la narración es explicar la causa de las penalidades que arrastran los humanos para obtener su sustento. Las coincidencias en los puntos cruciales de la narración revelan que ambos relatos proceden del mismo autor y se repiten expresiones y versos enteros con un estilo de la época helénica. En la teogonía se insiste más en los temas iniciales: en el engaño en el reparto sacrificial y en el rapto del fuego celeste por Prometeo, mientras que en los trabajos y Días el acento está puesto en las funestas consecuencias que para los humanos ha tenido el conflicto entre Prometeo y Zeus. La creación de Pandora (la primera mujer) y su aceptación por Epimeteo en el mundo de los hombres significa el castigo definitivo, la revancha de Zeus que castiga a los hombres y a la vez se venga de Prometeo encadenándolo a la roca solitaria del Cáucaso y enviando un águila carnicera.

La Teogonía atiende con preferencia al mundo de los dioses para destacar la victoria suprema del hijo de Cronos, Zeus, mientras que en Trabajos y Días el poeta trata de justificar la existencia del mal y del trabajo penoso como único medio de conseguir el sustento en un mundo regido por el providente Zeus. En ambos casos Hesíodo tiene como objetivo explicar el mal como un castigo merecido, como el pago dado por Zeus en un intento de violar el orden establecido.

Prometeo está presentado como un personaje ambiguo; por un lado trata de favorecer a los hombres pero por otro lado, lo más grave para Hesíodo es tratar de engañar al Dios supremo. Zeus sabe planes eternos mientras que Prometeo sabe más astucias que nadie. Se trata de una explicación etiológica, es decir, de las causas que han originado en los primeros tiempos un estado de cosas. Los temas cuyas causas se nos dan son 4: 1. Por qué en los sacrificios los hombres queman en honor de los dioses los huesos y la grasa de las víctimas y se reservan la carne para sí, la mejor porción. 2. El origen del fuego. 3. La aparición de la primera mujer como causa de desdichas. 4. La existencia en el mundo de los males, del fatigoso trabajo como una necesidad y de la pobreza y las enfermedades. La Teogonía trata sobre todo de los tres primeros temas, mientras que en Trabajos y días se ocupa con un mayor detenimiento del último. El relato mítico fundamental del enfrentamiento entre Prometeo y Zeus puede resumirse en varias secuencias: hay dos momentos de provocación de Prometeo seguidos de la réplica de Zeus. El primero es en el reparto de los lotes en ocasión de instaurar el sacrificio, el pacto de relación en la separación de hombres, pacto de relación en la separación de hombres y dioses, engaña a Zeus y la primera respuesta de Zeus es que niega el fuego a los humanos. El segundo movimiento de Prometeo es que roba el fuego a los dioses y se lo da a los hombres y la segunda respuesta de Zeus es que ordena la creación de la primera mujer por los dioses y se la a los hombres. Los humanos pagan luego las penas de la predilección del hijo de Jápeto. En el primer motivo Prometeo oculta la mejor porción de carne y Zeus en respuesta oculta el fuego. En el segundo, Prometeo roba el fuego para hacer un regalo a los humanos. El enfrentamiento había empezado con trampas y engaños. La moraleja final de ambos textos es la misma: no es posible esquivar ni transgredir el designio de Zeus y de ningún modo es posible escapar al designio de Zeus. Hay que destacar que el enfrentamiento entre Zeus y Prometeo tal como nos lo presenta Hesíodo se desarrolla en el campo de la astucia y es como una partida entre el Providente y el Previsor. Zeus, que ya se ha enfrentado por la fuerza a otros adversarios violentos como los titanes, se encuentra ahora con este nuevo y peligroso desafío en el terreno de la inteligencia. En su parcialidad, Prometeo pone en peligro el orden dictado por Zeus al descomponer el equilibrio entre dioses y hombres, tratando de beneficiar a los más débiles. Zeus le sigue el juego y replica en el mismo plano: al ocultamiento de las carnes del buey responde con el ocultamiento del fuego y cuando Prometeo roba el fuego Zeus responde con un regalo, pero es una trampa para los hombres, como en el sacrificio baja hermosa apariencia hubo una trampa para Zeus. Prometeo por su parte recibe al final su merecido castigo y queda encadenado en el inhóspito picacho del Cáucaso y sufre el desgarramiento cotidiano de su hígado por el águila. Desde el punto de vista de Hesíodo, el benefactor Prometeo no ha traído a los humanos más que dos empeoramientos consecutivos de su condición. Si para Esquilo la motivación de

Prometeo es su carácter filantrópico, para Hesíodo no hay dudas de la intervención de Prometeo resulta siempre dañina para los hombres. Estas consecuencias son muy graves ya que afectan a tres aspectos fundamentales de la vida:   

A la relación con los dioses (a través de los sacrificios). A la alimentación A la procreación.

Como conclusión podemos decir que Hesíodo muestra la magnífica ascensión de Zeus hasta su posición de Soberano definitivo y providente sobre el cosmos divino y humano. En cuanto al mito de “Protágoras” de Platón; es una versión sofística de los orígenes de la cultura. Platón debió escribir el Protágoras hacia el 390 a.C. La casi totalidad de los estudiosos de la obra lo consideran auténtico, es decir, piensan que Platón intenta reproducir aquí las ideas e incluso algo del estilo expositivo de un discurso del sofista de Abdera. No se trata del mito tradicional con su paradigmática lección, sino de una nueva adaptación del relato tradicional con su paradigmática lección, sino de una nueva adaptación del relato tradicional con una clara función ideológica. Hay que tener en cuenta que desde un principio, Protágoras utiliza el relato mítico con una intención didáctica muy diferente a la del poeta épico del siglo octavo. El sofista utiliza el mito como alegoría para ilustrar una tesis previa, lo instrumentaliza y manipula al servicio de una idea que trata de apoyar con él. Aunque escéptico sobre la posibilidad de obtener una prueba convincente de la existencia de dioses, Protágoras admitía el valor social de la religión y probablemente consideraba el carácter general de la religiosidad de las gentes y la existencia universal del culto a la divinidad como una manifestación positiva de la cultura y como un argumento en favor de la posible existencia de ésta. De tal modo, la afirmación de que los hombres se distinguen de los animales por ser los únicos en tener fe en los dioses y rendirles culto, situando la religión y el lenguaje entre los primeros distintivos de la racionalidad humana, puede proceder del texto auténtico de Protágoras. El mito sobre los orígenes de la civilización distingue con claridad varios momentos sucesivos que conviene analizar: 1. Los dioses crean las figuras de las especies mortales. 2. Encargan a Prometeo y Epimeteo que ordenen, adornen y distribuyan unas capacidades a estas escrituras antes de sacarlas a la luz. 3. Prometeo al observar la deficiencia humana en cuanto a propiedades físicas ofrece a los hombres la habilidad técnica junto con el fuego, robándoselo a Hefesto y Atenea. 4. Zeus, al considerar que la técnica artesanal no garantizaba la salvación de los humanos acosados por las fieras, les da el sentido moral y la injusticia que Hermes reparte entre todos, a fin de que existan las ciudades y la técnica política posibilite la convivencia. El hombre no es desde un comienzo un animal cívico, sino que llega a serlo gracias a la intervención definitiva para el proceso civilizador de Zeus. Es él quien completa la labor emprendida por Prometeo para garantizar al hombre su supervivencia mediante el recurso de las téchnai y sólo después de que Prometeo haya aportado la sabiduría técnica que caracteriza a la especie humana desde su nacimiento, se fundan las primeras instituciones sociales: la religión y el lenguaje.

La visión del progreso civilizador de Protágoras es ascendente: de la indigencia de la physis el hombre se defiende con la ayuda de las téchnai, pero a su vez consolida su progreso social mediante el desarrollo de la moral y de la habilidad política. Es una concepción optimista de las primeras etapas de la civilización tanto como progreso material como espiritual. El pensamiento del sofista se encuentra así en total oposición a la visión pesimista de Hesíodo. La versión de Protágoras no da una imagen negativa de Prometeo sino que ha querido beneficiar a los hombres y lo ha hecho. Ha cometido un delito contra la propiedad divina, pero está disculpado por el deseo de corregir la torpeza de Epimeteo. Recibirá su castigo pero los hombres guardaran los beneficios civilizadores de su donación. Zeus es quien acaba la labor de situar al hombre en el orden natural a través de su constitución como animal cívico. En cuanto a la versión trágica de Esquilo, “Prometeo encadenado”; la estructura dramática es sencilla y la técnica dramática tiene tonos arcaicos. El movimiento escénico es escaso ya que el protagonista se ve desde el comienzo encadenado rígidamente a una roca frente a un paisaje desértico. Prometeo se dedica a dialogar y a quejarse con los raros visitantes que acuden a ese confín de la tierra. Los diálogos son siempre entre dos actores y luego está el corifeo, o bien entre un actor y el coro. Los personajes son dioses (a excepción de Io, joven semimetamorfoseada en vaca). El prólogo nos da información sobre la situación y sus antecedentes inmediatos: primero a través de dos personajes contrapuestos, que representan dos puntos de vista y en cierto modo son unos intermediarios ya que Poder representa a Zeus y Hefesto a Prometeo. De las cuatro escenas en las que se compone la pieza, la central está dedicada a una larga exposición de Prometeo al Coro de los beneficios aportados por él a la humaniad. Las otras tres están orientadas por la presencia de un personaje nuevo, como episodios sueltos de la trama; así aparecen Océano, Io y Hermes y cada uno de los cuales provoca una determinada reacción del protagonista. Hay una contrposición entre Io y Prometeo; ella es la víctima inocente de los designios personales y apasionados de Zeus, al margen de la justicia, mientras que Prometeo es un delicuente. Los personajes del drama pueden dividirse en aquellos ligados a la historia de Prometeo en el mito y los nuevos personajes, introducidos por el dramaturgo para recargar con un nuevo sentido el esquema heredado. En la obra se habla continuamente de poder y violencia. El odio que destila Poder hacia Prometeo es el rencor sordo del autómata hacia aquel que proclama su libertad para desobedecer las órdenes del Jefe.

Conviene destacar a Océano, que es un consejero un tanto bobalicón que no advierte la dureza del enfrentamiento entre el tirano y el rebelde. Tras la retirada de Océano aparece una de las ideas más conmovedoras y ésta es la idea de la sympátheia cósmica sentida por unos humanos hacia ese Redentor crucificado sobre la peña asolada frente al mar. Si pensamos que la religiosidad helénica no contenía aún nociones como la fraternidad o caridad cristiana, advertiremos mejor la grandeza moral de esta concepción. Ni los efímeros ni las ninfas pueden hacer algo, sin embargo a éstas les queda una elección: o retirarse o compartir. La contraposición entre la decisión heroica de las vírgenes Oceánides y la retirada cómica de su anciano progenitor es manifiesta.

Frente a Prometeo, Io es un ejemplo más dañado de lo arbitrario del poder de Zeus porque mientras Prometeo es culpable del robo y de rebeldía, es rudo y violento e Io es consciente de ello. El castigo de Prometeo responde a un desafío por parte del Titán; el de Io es una evidente y desmesurada injusticia. Hermes es también un dios asociado tradicionalmente a la leyenda de Prometeo e interviene con distintas funciones, tanto en la versión de Hesíodo como en la de Protágoras. Es un bribón que sabe con quién puede utilizar sus trucos, por eso Prometeo es duro con él y no muestra ninguna piedad por el dolor del condenado. No son las últimas palabras de los dos dioses lo que queda impreso en la atención del espectador, esas palabras que eluden al terremoto que va a hundir en los abismos infernales al empecinado rebelde, sino el gesto de las Oceánides ofreciéndose a compartir la pena eterna y aterradora de éste. De algún modo las Oceánides se han convertido en el jurado de la causa criminal entre Zeus y Prometeo. No absuelven a éste, pero al ponerse a su lado condenan al poderoso y rebaten su esencia al preferir el dolor. Entre las tragedias atribuidas a esquilo figuran varios Prometeos; El Prometeo Encendedor del fuego no era una tragedia, sino un drama satírico, es decir, la última pieza de las cuatro que cada uno de los dramaturgos del festival dionisíaco ateniense ofrecía con un tono casi cómico después de las tres tragedias representadas antes. Esta modalidad de encadenar varias piezas para exponer las vicisitudes trágicas de un tema mítico parece peculiar de Esquilo, y no sabemos que Sófocles o Eurípides la hayan utilizado. No se trata de un fenómeno de estilo sino que afecta a la concepción de la tragedia como un proceso que se desarrolla en varias secuencias y al parecer aboca a una superación del dilema doloroso, según una perspectiva propia a este gran pensador que es el dramaturgo Esquilo.

Por otra parte, en los fragmentos conservados del Prometeo Liberado hay una notoria conexión con la trama del Prometeo Encadenado, resalta a través de unos paralelismos muy claros entre escenas de esta segunda pieza y la anterior, paralelismos muy conscientes, buscados por el autor. En cuanto a Prometeo portador del fuego, algunos filósofos pensaron que ésta podía haber sido la primera pieza de la trilogía que narrara el rapto del fuego celeste y su entrega a los hombres. Pero las explicaciones que se dan al principio del Prometeo Encadenado hacen inverosímil la anteposición. En cualquier caso, parece que después de la solución de la liberación de Prometeo por Heracles, con el consentimiento de Zeus, quedaba como terreno para una nueva tragedia que tuviera al Titán como protagonista. Hay una corta aparición cómica de Prometeo en la fugaz escena de “Las aves” de Aristófanes; En esta comedia, Aristófanes saca a escena a Prometeo, tratado como una figura familiar que conserva sus rasgos místicos y su carácter de enemigo de los dioses y amigo de los hombres. Aparece como consejero de los hombres para que estos consigan la Soberanía y salgan beneficiados en su enfrentamiento con los dioses. Era una parodia de la situación de bloqueo que algunas ciudades podían encontrarse en la guerra contemporánea. En la obra de Luciano “Prometeo en el Cáucaso”; el titán se defiende de las acusaciones que le han llevado a su suplicio en la citada montaña.

VARIACIONES Y SIMBOLISMOS DE LA FIGURA TIÁNICA DE PROMETEO Prometeo aparece como un innovador y aun cuando pertenece a los titanes apoya a Zeus aconsejándolo en contra de estos. Se ha distanciado de la esencia titánica y conserva este mismo distanciamiento con respecto a los Dioses. En consecuencia, se hace visible como individuo; posee una individualidad inconfundible y es el primero en el que ésta se percibe con tanta nitidez. Es imperceptible en los titanes porque está vinculada a la necesidad legal de y en los dioses se manifiesta atenuada por la luz y el brillo que los envuelve. La dicha de Prometeo es la osadía; es la dicha de la fuerza que depende de sí misma, que no duda de sí misma y que cree estar preparada para todo lo que emprende. No sólo sabe de qué es capaz, también tiene un poderoso orgullo y no quiere deber nada a nadie. Este orgullo y el atrevimiento osado y audaz provocan que se le acerque Heracles, que siente simpatía por él y se presenta como su libertador. La libre osadía mental lo une a Atenea y los atenienses le atribuían el martillazo que provocó el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus. El martillazo que dio en la cabeza a Zeus testifica su mentalidad; se asemeja a un martillo ya que tiene algo férreo que arremete con dureza pero hay también en él una confianza en las invenciones. Prometeo es un trabajador mientras que los titanes no lo son aunque encontramos herreros o metalúrgico pero sólo en el ámbito de las fraguas vulcánicas. El mundo prometeico es un mundo de trabajo y él está orgulloso de las obras de su mente y de sus manos, y este orgullo se repite hasta la deformación en el hombre prometeico. Prometeo mantiene una relación estrecha con uno de los dioses, Hefesto (el único trabajador entre los dioses) que es el inventor de los primeros autómatas que son las dos esclavas de habla dorada que se mueven por sí solas y que él creó para apoyarse en ellas cuando caminaba. Son suyas obras de arte tan raras como la imagen de Pandora, el carro de Helio o la coraza de Diomedes. Sus trabajos destacan por su habilidad y suntuosidad y en parte evidencian los poderes vertidos y forjados en ellos. Hefesto también forjó las cadenas de Prometeo y en sus fraguas trabajan los tres cíclopes Arges, Brontes y Estéropes. Hay que resaltar que Hefesto era un dios y no un titán. Lo que caracteriza a Prometeo es que sólo puede crear algo por medio del trabajo y esto lo diferencia del modo de crear sin esfuerzo de crear sin esfuerzo de los otros dioses. Prometeo aparece en el círculo de los dioses como consejero y sólo es un invitado en el Olimpo. En él se encuentra la voluntad de cambiar, desea algo nuevo y no es la idea de un mundo creado lo que lo mueve sino la idea de que es él quien puede crearlo. El mundo es una imagen de él mismo, de sus pensamientos, esfuerzos y actos y su rostro es la copia de la vitalidad mental que le impregna. Lo que refulge en él es la idea de libertad. Ésta reside en la creación, producción y construcción de un nuevo mundo. El proyecto de Jápeto fracasó porque deseaba mantener frente a Zeus un reino en declive pero Prometeo le contrapone un mundo nuevo y paso a paso le irá arrebatando el poder a Zeus. Este es su proyecto y a partir de ahora pone los medios para conseguirlo. En las manos del titán brota la arcilla; la amasa y le da forma, moldea con ella figuras, hombres y animales. Se lo lleva a Zeus y a Atenea que infunden su aliento sobre las obras. Prometeo no engendra dioses ni titanes sino hombres y animales formados con barro y no puede darles la inmortalidad por lo que envejecerán, se marchitarán y desaparecerán pero aun así los ama más que los dioses a los hombres. No son del todo su obra ya que se ve la contribución de Zeus y de Atenea. Son un instrumento contra los dioses y

Zeus, por lo que a éste no le gusta el hombre prometeico y trama su aniquilación, quiere crear otra estirpe humana. Hesiodo relata la asamblea de los dioses con Prometeo y los hombres de Mecone. Pone de relieve la naturaleza audaz y perspicaz del titán, que para realizar sus proyectos no pone reparos en engañar. Se trata aquí del sacrificio que los hombres hacen a los dioses, de la cuestión de si es necesario ofrecer sacrificios y más en concreto, de cómo hay que ofrecerlos. Ofrecerlo solo tiene sentido si se supone que los dioses exigen el sacrificio, que el hombre ha de ofrecerlos en razón de razón de su inferioridad y su temor para protegerse de un daño. Esta es la idea que Prometeo sugiere al hombre prometeico, con la que le familiariza para provocar el distanciamiento entre hombres y dioses. Fue este sacrificio engañoso ya que indujo a Zeus a quitarles el fuego de nuevo. El fuego que Prometeo entrega a los hombres es el de los rayos de Zeus y esto abarca dos aspectos muy importantes el ataque al propio Zeus y una profanación. Es una declaración abierta contra Zeus que sale de la esfera de su dominio para derrotar a Prometeo y Pandora será el instrumento para debilitar al hombre prometeico. Zeus ordena a Hefesto que modele artificialmente a una mujer, la hace de barro y Atenea Ergane la cubre de adornos y gracias a la colaboración de Afrodita, las musas y Hermes está dotada de encantos y es ella quien trae la tinaja que contiene todos los males. Al abrirla estos salen volando, sólo la esperanza permanece y en esto queda patente que Zeus conoce a la perfección la naturaleza del hombre Prometeico, pues Pandora representa la visión soñada y el ideal del ser humano. A Zeus no le basta con aniquilar la obra de Prometeo, también quiere derrocarlo y es encadenado en el Cáucaso con las cadenas que Hefesto había forjado y entonces Prometeo sufre todos los tormentos del vencido y del sometido. El águila de Zeus le picotea el hígado que se renueva incesantemente y sufre hasta que Heracles mata al águila y libera al titán de sus ataduras y regresa al Olimpo donde retoma como antaño su papel de consejero. En resumen, Prometeo salvó a los hombres cuando Zeus quería aniquilarlos y les entregó el fuego para que aprendiesen múltiples artes. El hombre adquirió entonces conciencia y espíritu gracias a él. A los que vivían en cuevas les enseñó a construirse casas, a observar el curso y el tiempo de los astros, los números o la escritura e inventó los medicamentos o la navegación y descubrió y enseñó la utilización de los metales. Prometeo emprendió por sí mismo el camino del enfrentamiento con Zeus y desde un principio reconoció que la lucha de los grandes titanes contra Zeus era inútil e intentó animarles con sus inteligentes consejos para que se sometiesen al poder de Zeus. La predicción de Gea y de Temis le enseñó que con violencia no se podía hacer nada contra Zeus, que sólo la astucia podía ser de utilidad y de ahí que cuando los titanes desestimaron sus consejos se pusiera con Temis del lado de Zeus aconsejándole que encerrase a Crono en el Tártaro junto con sus secuaces. Prometeo ve que Zeus lo necesitará y apuesta por ello. Sólo él conoce el acontecimiento futuro que amenaza el poder de Zeus. Zeus lo arrojará al abismo con ayuda de sus rayos y no verá la luz durante largo tiempo. Una vez de vuelta en la tierra, el águila le devorará su hígado (el centro de su fuerza y sus deseos) hasta que llegue Heracles, hasta que Quirón desciende al Hades en lugar de Prometeo y éste, que desde hace tiempo conoce su futuro, insiste en su negativa a partir de la última advertencia del coro y tiene lugar la decisión de Zeus. La tierra tiembla poderosamente y el titán se hunde junto con la roca a la que está encadenado. Desaparece en las profundidades invocando el éter sagrado.

RELACIÓN CON LA OBRA DE “FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO” DE MARY SHELLEY “Frankenstein o el moderno Prometeo” es una novela gótica inglesa que gira en torno a Víctor Frankenstein y su creación monstruosa. Fue publicada por Mary Shelley en 1818 y es una gran lección de la necesidad que todo hijo tiene de un padre, de una familia y der ser amado. Está enmarcada en un contexto religioso por el hecho de la atribución omnipotente de un ser humano, en este caso Víctor, que se cree capaz de generar vida. El científico Víctor Frankenstein consiguió darle vida a un cuerpo hecho con trozos de cadáveres y esto no le dejaba dormir, le producía pesadillas y lo estaba consumiendo. Le acabará contando su creación a Robert Walton. El médico estaba emocionado antes de dar vida a su creación pero una vez que lo logró, el monstruo le repugnaba y le daba miedo, por lo que huyó caminando por la ciudad y cuando después regresa a casa se encuentra con que el monstruo había desaparecido y entonces se pone nervioso pero también se alegra. El monstruo es odiado por su deformidad, todos le temen y lo rechazan y por eso él quiere vengarse. Mata al hermano pequeño de Víctor y éste, deprimido, se va a la montaña para despejarse pero se encuentra con su creación que había aprendido a hablar espiando a una familia a la que le enviaba regalos como gratitud, pero ésta al ver su aspecto lo rechazan. El monstruo se sentía solo y necesitaba compañía por lo que le pide a Víctor que cree a alguien similar a él y el médico acaba accediendo a crearle una compañera. Comienza a experimentar en su laboratorio pero se acuerda de que el monstruo había asesinado a su hermano y esto le impide seguir, por lo que destruye su creación sin haberle dado vida pero el monstruo que había visto esto decide vengarse matando a su prometida y a su mejor amigo. Es entonces cuando Víctor decide acabar con él y lo persigue hasta el Polo Norte hasta que el hielo los separó, fue ahí donde encontró a Walton en su barco al cual convenció de que persiguiera al monstruo y fue así hasta que un día Víctor falleció. El día siguiente Walton encontró al monstruo sobre el cuerpo de su amigo rogándole que le perdonara por sus acciones e incluso trató de justificar sus acciones ante Walton. Mientras éste dudaba si debía matar al monstruo como había prometido a Víctor o no, éste le dijo que iría al Polo Norte donde se quemaría hasta que no quedara rastro de él y fue entonces cuando saltó del barco y desapareció. En la Antigüedad, los hombres estaban sumidos en la oscuridad hasta que el titán Prometeo les dio el fuego, que se convertiría en el centro de la civilización. La novela por su parte narra la historia de alguien que sumido en los estudios de la alquimia, intenta descubrir los engranajes y la esencia de la vida para poder crear vida a partir de la muerte. Viene a ser como un re descubrimiento del fuego, de algo tan inmenso que puede llevar a toda la civilización a una revolución total. Víctor Frankenstein es el moderno Prometeo; el protagonista que recibe el fuego de la vida y que muy a su pesar es capaz de crear un monstruo sin nombre. Él mismo dice que "Durante casi dos años había trabajado infatigablemente con el único propósito de infundir vida a un cuerpo inerte. Para ello me había privado de descanso y de salud".

El monstruo que nace de la materia inerte va transformándose en ser humano a medida que adquiere el lenguaje. Se le menciona en la obra como "engendro" o "monstruo" entre otros muchos descalificativos y aunque nace inocente, su soledad, el horror y el desprecio que produce su contemplación a las demás personas lo van convirtiendo en un ser brutal. Persigue a Frankenstein, destruye a su familia y más tarde es perseguido por su creador que trata de evitar otros males que la criatura pueda causar.

Podemos ver que novela y mito están relacionados; El científico Víctor Frankenstein quiere emular a Dios infundiendo vida en la materia inanimada como había hecho Zeus. Se ve capacitado para crear un ser humano y su castigo al igual que el del mítico Prometeo griego es implacable e igualmente de trágico es el destino de la criatura que surge de este experimento científico. Víctor quiso desafiar la naturaleza y por ello intentó dar vida a materiales inertes con electricidad hasta que vio que era capaz de crear vida humana, es decir, desafía la moral científica atribuyéndose en su arrogancia la capacidad divina de otorgar o quitar vida. Observamos que Prometeo es castigado por los dioses y Víctor por su soberbia de desafiar el poder divino de otorgar vida; en definitiva, aunque por motivos muy diferentes, ambos habían desafiado a los dioses. El personaje prometeico por excelencia de la novela es Víctor. Tiene una serie de características asociadas al prometeismo por sus pensamientos, sus palabras, sus actos, su ansia de conocimiento y su objetivo de beneficiar a la humanidad con conocimientos y técnicas que mejoren su situación y le ayuden a superar los aspectos más negativos y tristes de su condición. La actitud de Víctor es algo interesada ya que busca la fama o el reconocimiento de sus semejantes en comparación con el aparente desinterés que caracteriza a Prometeo. El prometeismo también se manifiesta en su etapa formativa; existe un interés por la técnica y por el descubrimiento de las causas que rigen los fenómenos naturales, su ocupación por las matemáticas y otras ciencias afines y su educación a las lenguas y a la literatura. Por ejemplo en el capítulo 2 dice “deseaba ardientemente adquirir nuevos conocimientos” o en la carta del 26 de agosto dice también “cuando era joven sentía como si hubiese nacido para llevar a cabo grandes cosas”. Se encuentra en esta última frase otra nota del prometeismo unida al origen y carácter titánico de Prometeo; el de realizar grandes obras. Otro personaje de la novela en el que se refleja el espíritu prometeico es el Doctor Waldman, un cinético experimental que aconseja a Víctor que puede llegar a ser un auténtico personaje de ciencia y no se quede simplemente en un experimentecillo. Le explica el uso de varias máquinas, le promete la utilización de su material y le da una lista de libros para que pueda avanzar. Sin rechazar la sabiduría de los antiguos maestros, a los que critica que prometan imposibles y no consiga nada. Alaba a los científicos modernos que si bien prometen poco logran mucho en conocimientos de la naturaleza. En el profesor Krempe se manifiesta también algo de prometeismo. Es un hombre ilustrado que ha superado la superstición y el ocultismo y que cree en el valor de la filosofía natural

moderna y sus limitadas aplicaciones. Rechaza los sueños de la sabiduría hermética y considera una pérdida de tiempo dedicarse a la lectura de libros esotéricos. Walton es otro personaje en el que también se refleja el prometeismo aunque al final se quede sin conocer el secreto, quizás con la intención de realizar por su cuenta el proyecto de Víctor. El prometeismo llega a su culminación en la obra cuando Víctor comienza a realizar estudios y experimentos que desembocan en el descubrimiento de la técnica para infundir vida en la materia inerte. Como Prometeo puede crear un hombre y darle vida se eleva por encima de su naturaleza humana pero los poderes de Prometeo estaban muy limitados ya que solo modeló al hombre y no le infundió vida. El Nuevo Prometeo sin embargo se eleva demasiado por encima de su condición humana infundiendo vida a la materia inerte incluso devolviendo la vida a aquellos que la han perdido. Frankenstein aspira a llevar la luz de los hombres, a desparramar “un torrente de luz por nuestro tenebroso mundo”. El nuevo Prometeo tiene que ver más con Lucifer que con Prometeo a pesar de la identificación que se ha hecho de ambos personajes. Víctor, al igual que Prometeo, es un dios-demiurgo, productor y artesano que por otra parte dista mucho en poder del Dios creador concebido por los filósofos y pensadores cristianos. Su creación es, en relación con los hombres y a diferenciad e la hecha por el Dios cristiano y por Prometeo, monstruosa y además ni siquiera le pone un hombre. Prometeo tuvo que cumplir una condena (estar encadenado en una roca en la que un águila le devoraba el hígado constantemente) pero el destino de Víctor parece ser peor que el de Prometeo. Hay castigo pero no liberación ni reconocimiento y tampoco consigue la inmortalidad que los humanos otorgan a los grandes hombres.

Podemos ver notablemente que entre novelas y mito existen una serie de semejanzas y diferencias; 

El nombre de Prometeo significa “prudencia”. Irónicamente, para los dioses Prometeo cometió una imprudencia al otorgarle al hombre su condición erguida y la posesión del fuego. Víctor cometió la imprudencia al transgredir la naturaleza y al crear a un ser "superior" con facultades que rebasan las humanas, pues al ser éste rechazado por el hombre, su respuesta fue atacar a quien le diera la vida e irse en contra de la cruel humanidad.



Prometeo es el amigo y benefactor de la humanidad. Él hace que los seres humanos sean superiores a los demás animales, dotándolos de una forma noble y de la facultad de caminar erguidos. Por su parte, Víctor Frankenstein intenta mejorar la raza humana pero su experimento fracasa al contemplar con horror el resultado de su creación, la cual posteriormente se convierte en una amenaza contra la humanidad. La reacción de Víctor es muy cuestionable, ya que se horroriza del aspecto físico que él mismo le dio al monstruo, y no se detiene a contemplar la parte humana de su creación. El monstruo es un ser de sentimientos nobles pero las circunstancias lo obligaron a reaccionar con violencia, a cometer crímenes y a odiar a la humanidad que lo rechazaba. Él mismo dice "Era bueno y la desgracia me hizo un malvado".



La infracción de Prometeo lo condenó a permanecer encadenado a una roca en el Cáucaso, donde era atacado eternamente por un águila que devoraba sus entrañas. Víctor no pensó en las consecuencias de ir en contra de la naturaleza y su ambición por el conocimiento y la búsqueda de resolver el misterio de la vida y la muerte lo condenó a la desgracia, a la infelicidad, a padecer persecuciones y a sufrir la pérdida de sus seres queridos. Prometeo fue condenado por los Dioses, pero Víctor Frankenstein se condenó a sí mismo a consumir su vida en pos de la destrucción de su creación.

En resumen; Prometeo era el defensor de los mortales y fue castigado por los dioses mientras que lo padecido por Víctor es consecuencia de su soberbia y rapto de locura en la conquista del poder divino, como lo es el ser creador de vida. Si Prometeo tras crear al hombre le dio el fuego para ayudarle en su vida cotidiana, Víctor no aportó nada a su engendro más allá de darle la vida. Si el titán pasó a ser decididamente el protector de la humanidad, Víctor se convirtió en enemigo declarado de la criatura. Una similitud que podría aceptarse es que en definitiva, pero por motivos muy diferentes, se puede asimilar que ambos desafiaron a los dioses. Prometeo fue el creador del sacrificio, no dudó en robar el fuego de la vida trepando al monte Olimpo y huyendo en el carro de Apolo. No sólo robó el fuego sino que develó su secreto a toda la humanidad, para que nadie dependa de los dioses. Por esto fue considerado el protector de la civilización humana. En el final de la obra de Esquilo, Hermes le ruega a Prometeo que hable para evitarse peores males, pero Prometeo sin vacilar le responde: “Prefiero morir como un desgraciado antes que vivir como un siervo de Zeus”. Zeus provoca la tempestad y la montaña cae bajo Prometeo y el águila le come el hígado. Pero Prometeo no conoce el miedo, y sus ideales y convicciones están por encima de todo. No teme a la muerte porque no la conoce, sí conoce la vida y sabe que vale la pena vivirla dándole un sentido y luchando por algo que la dignifique, ayudando al prójimo al costo de su propia vida. En la novela el protagonista es despreciado por la sociedad. El no eligió ese destino sino que Víctor fue el responsable de su desgracia y ademáslo abandonó. Veía que los humanos estrechaban lazos entre ellos, pero él estaba excluido de eso. Está presente la concepción rousseauniana típicamente romántica del “buen salvaje”: nadie nace malo, el hombre se vuelve malo, es transformado por la sociedad que le hace perder la inocencia y lo corrompe. Frankenstein no tenía miedo a la muerte y amaba la vida, pero no pudo soportar el dolor de vivir con ese pesar del desprecio de toda la sociedad. Al final, Frankenstein le da muerte a Víctor, diciendo a los presentes: “No teman, no cometeré más crímenes; mi tarea ha terminado. Ni su vida ni la de otro ser humano son necesarias para que se cumpla lo que debe cumplirse. Bastará con una sola existencia: la mía”. Y acto seguido se quita la vida. Esta falta de miedo a la muerte y la idea de que puede tener un sentido benefactor, emparenta a Frankenstein con Prometeo.

BIBLIOGRAFÍA   

“Prometeo: mito y tragedia” de Carlos García Gual. Madrid: editorial Hiperión, 1995. “Mitos griegos” de Friedrich Georg Jünger. Barcelona: editorial Herder, 2006. “Frankestein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley. Madrid: editorial Cátedra, 2001.