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ALMOND - GENCO I. MESAS SEPARADAS: ESCUELAS Y CORRIENTES EN LAS CIENCIAS POLÍTICAS El autor utiliza esta metáfora en l

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ALMOND - GENCO I.

MESAS SEPARADAS: ESCUELAS Y CORRIENTES EN LAS CIENCIAS POLÍTICAS

El autor utiliza esta metáfora en la década de 1980, para referirse a la fragmentación de la Cs. Política como disciplina, dada la falta de cohesión entre las distintas escuelas y corrientes con múltiples enfoques rivales entre sí. Almond señala la existencia de dos dimensiones: una ideológica, con sus extremos derecha e izquierda, y una metodológica, con los extremos duro y blando. De ellas surgen cuatro escuelas: la derecha dura, la izquierda dura, la derecha blanda, la izquierda blanda. La delimitación estricta entre ellas es meramente teórica. Los teóricos de izquierda desaprueban la separación entre conocimiento y acción y subordinan a la cs. políticas a la lucha por el socialismo. En el extremo de la derecha, los neoconservadores propugnan la economía de libre mercado y la limitación del Estado. Izquierda blanda: sostiene que la forma de entender al mundo es considerándolo como una totalidad y no en dimensiones separadas. La teoría crítica plantea que la Cs. Política no es ciencia si está ajena a un compromiso ideológico, no puede ser positivista. Las distintas partes del proceso social deben tomarse como aspectos de una situación total implícita en el proceso del cambio histórico. Derecha dura: es profesional en cuanto a la metodología (metodologías científicas, deductivas, estadísticas, experimentales). Desde esta perspectiva no existe ciencia n teoría política anteriores a las metodologías que utilizan. Derecha blanda: sostiene metodologías tradicionales. Plantea una política éticamente neutral y sin valores (Weber). Consideran que la Cs. Política no es generadora de conocimientos y es amoral. Plantean que las verdades están fuera de tiempo espacio o contexto (Strauss). Promueven la conformación de una elite intelectual que restaure lo que llaman “valores fundamentales”. Izquierda dura: utiliza una metodología científica para probar proposiciones derivadas de las teorías socialistas y de la dependencia. Sus estudios cuantitativos son poco válidos a la hora de explicar los planteos sobre la sociedad y la política. En palabras del autor “La historia de la ciencia política no apunta hacia ninguna de esas apartadas mesas, sino más bien hacia la porción central del comedor, en donde sus ocupantes son partidarios de metodologías mixtas y aspiran a la objetividad.”(Almond: 53).El objetivo de las Cs. Políticas debe ser lograr un cuerpo de conocimientos y metodologías que le den rigurosidad como ciencia. II.

NUBES, RELOJES Y EL ESTUDIO DE LA POLÍTICA

Se recurre a esta metáfora de Popper que busca caracterizar las nociones de determinación e indeterminación, para cuestionar el determinismo aplicado en el estudio de las Cs. Políticas. Consideran que la metodología de estudio de la física matemática aplicada al estudio de la política es una desviación histórica y no constituye un avance científico. Los autores tiene una visión ecléctica de la disciplina, consideran que el estudio de la política es una ciencia pero de naturaleza diferente a las ciencias naturales. En los procesos políticos también ocurren regularidades a partir de las cuales pueden hacerse generalizaciones y deducciones válidas, que permitan generar conocimiento. Pero los alcances de la disciplina se

extienden también a situaciones más variables: ideas, decisiones, propósitos, en constante interacción con otras ideas, comportamientos humanos y el mundo físico, que no pueden ser dejadas de lado a la hora de estudiar un sector determinado de la realidad empírica. MOSCA LA CLASE POLÍTICA El autor señala que en todas las sociedades existen diferenciadas la clase gobernante y la clase de los gobernados. La clase gobernante es la menos numerosa, realiza las funciones políticas, monopoliza el poder y sus beneficios. La clase de los gobernados es más numerosa y es dirigida por la primera y recibe de ella los medios materiales de subsistencia. En todo organismo político siempre hay alguien en la posición jerárquica más alta de la clase política, “que dirige el llamado “timón de Estado”” (Mosca: 2). Esta persona no es siempre la que legalmente debería manejar el poder supremo. La persona que ejerce la jefatura de Estado no podría oponerse a la clase política en su totalidad o destruirla ya que no podría gobernar sin el apoyo de esta, que respete y haga cumplir sus órdenes. Así mismo la presión proveniente del descontento de la masa de gobernados puede influir sobre la dirección de dicha clase política. La minoría organizada predomina sobre la mayoría desorganizada. A su vez las minorías gobernantes están formadas por individuos que se distinguen de la masa de gobernados. Deben tener algún requisito (real o no) que sea muy valorado en la sociedad donde viven. La forma en que se constituye la clase política es muy importante en la determinación del tipo político y del grado de civilización de los pueblos. En las sociedades primitivas el valor militar es la cualidad que permite más fácilmente el acceso a la clase política o dirigente. A medida que la civilización progresa y aumenta el rendimiento de sus tierras, entonces puede producirse una transformación social importante cuando la cualidad más importante de la clase dominante pasa a ser la riqueza antes que el valor militar; “los gobernantes son los ricos, más que los fuertes” (Mosca: 7). Para que dicha transformación se dé, la organización social debe perfeccionarse de modo que el respaldo de la fuerza pública sea más eficaz que el de la fuerza privada, al dominar a esta última por la fuerza práctica y real de las leyes. Esto se produce a partir de cambios en el ordenamiento social que transforman el “Estado feudal” en otro tipo diferente, el “Estado burocrático moderno”. La práctica en la dirección de la organización militar y civil de la comunidad, por parte de la clase política genera que ésta desarrolle el llamado “arte de gobierno”. Entonces se constituye una aristocracia de funcionarios, que tiende a volverse hereditaria, de derecho o de hecho. “Todas las fuerzas políticas poseen esa cualidad que en física se llama inercia; es decir, la tendencia a permanecer en el punto y en el estado en que se encuentran.” (Mosca: 11). En las sociedades donde las creencias religiosas tienen mucha fuerza, se constituye una aristocracia sacerdotal que obtiene una parte de la riqueza y del poder político. Aún si las posibilidades de acceder a la clase política estuvieran abiertas a todos, la mayoría por lo general no tendría los medios necesarios para prepararse, por un lado, ni las relaciones de guía y apoyo frente un escenario desconocido.

Otra observación que hace el autor es que cuando en un país una casta monopoliza el poder político antes debieron monopolizar todas las fuerzas políticas de la época y de ese pueblo. Señala también que las aristocracias a menudo, se jactan de su origen superior, lo cual se explica con el hecho social de que toda clase gobernante tiende a justificar su poder de hecho sobre un principio moral. Pero si esto fuera real, si la clase política perteneciera a una “raza diferente”, o si sus cualidades se perpetuaran por medio de la herencia, no tendría explicación el hecho de que muchas veces esta clase dominante declina y pierde el poder. Cuando cambian las fuerzas políticas cambia la dirección del Estado y la composición de la clase política. Las clases políticas declinan cuando pierden las virtudes que las llevaron al poder, cuando no pueden prestar el servicio que prestaban a la sociedad, o cuando esas virtudes o servicios ya no son de tanta importancia para el conjunto de esta. También puede suceder que la clase política sea derrotada por invasiones extranjeras, o por otros estratos sociales que representen nuevas fuerzas políticas, por medio de esta situación de recambio o revolución, puede darse que ciertos individuos asciendan en la escala social. Por lo antes dicho, el autor se refiere a dos situaciones posibles: El período de calma y cristalización social, donde cada uno permanece en el grado de jerarquía social en el que nació. O el período de renovación y revolución, donde todos pueden aspirar a grados más altos en la escala social, generando un recambio en la clase política.