Marxismo Clasico y Marxismo Critico

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA EJE GEOPOLÍTICO TERRITORIAL CACIQUE MARA ESPECIALIZACIÓN EN DOCENCIA UNIVERSITARIA CURSO: FUNDAMENTOS ONTOLÓGICOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN

PROFESOR: PABLO MÁRMOL PARTICIPANTE: FRANKLIN PEÑA CI: 7.711.057

San Francisco, Julio 2014

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En las universidades aquellos que quieren estar en la izquierda, políticamente hablando y desmarcarse de cualquier compromiso y militancia real de los movimientos, o tratan de justificar su oportunismo son la llamada nueva Izquierda, suelen defender lo que en los medios pequeñoburgueses snobistas se conoce como “Teoría Crítica”. Por alguna razón, que sólo algunos iniciados conocen, muchos de los que sostienen las ideas de ésta corriente (Escuela de Frankfurt) afirman que es continuadora de las ideas de Marx. En realidad el marxismo clásico está tan alejado de esta escuela como lo está del posmodernismo. La Escuela de Frankfurt es una escuela que adopta poses y frases izquierdistas al mismo tiempo que rechaza a las masas trabajadoras porque están idiotizadas irremediablemente y no son tan inteligentes como estos sabios que predican sobre enajenación desde sus sillones cómodos con una copa de buen wiski en la mano, hablan de revolución (la que sucede sólo en su imaginación) sin necesidad de quitarse las pantuflas, la revolución y la lucha de clases se sustituye por el “terrorismo y el radicalismo terminológico” y la “lucha de frases”. En realidad en sus ideas no existe novedad, el mismo pastiche de los hegelianos de izquierda, que Marx y Engels derribaran en la “Ideología Alemana” y “La Sagrada Familia” es presentada como la versión radical para los pequeñoburgueses y snobs “inteligentes” que odian la banal sociedad de mercado pero desprecian a las masas. Esta escuela tiene sus comienzos en un texto llamado “Dialéctica de la Ilustración” de Max Horkheimer y Theodor Adorno. Por otra lado haciendo de testaferros de ésta escuela están los señores Hebert Marcuse y Jurgen Habermas. Tan sólo digamos que Marcuse, quien trabajaría para la CIA durante la segunda guerra mundial (más bien en su antecesora la US Office Strategic Services), argumentará en su obra más emblemática “El Hombre Unidimesional” que la alienación y el control de los aparatos de dominio es tan totalizador que vuelve imposible cualquier intento de trascender el sistema desde dentro, los obreros ya

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no son más una clase revolucionaria, en su lugar sólo cabe la utopía de que sectores de la sociedad como los estudiantes, los oprimidos, los lúmpenes, los pueblos de los países coloniales (por supuesto para el snob intelectual mientras la revolución suceda más lejos mejor) puedan desencadenar un movimiento “antisistémico”. La enajenación que para Marx es un proceso dialéctico que en momentos críticos es roto y se convierte en su contrario es para Marcuse un fenómeno absoluto dado de una vez y para siempre. Marcuse apoyaría el movimiento estudiantil surgido en la décadas de los 60s aunque sólo fuera para inocular con sus prejuicios posmodernos al movimiento estudiantil (por eso algunos consideran a Marcuse como teórico del movimiento hippie). La apelación de Marcuse a los que más sufren, en contraposición al movimiento obrero, es tan “novedosa” como el viejo anarquismo de Bakunin y el viejo movimiento populista ruso. La última versión de ésta escuela es Jurgen Habermas, el mismo que durante la toma de los estudiantes del “Instituto de Investigaciones Sociales” en Frankfurt, llamara a la policía para que reprimiera a un movimiento que inicialmente se inspiraba en ésta “heroica” escuela, Habermás sostendría que en el “Capitalismo tardío” las crisis periódicas del capitalismo han sido superadas – que ésta estupidez fuera dicha en el umbral de la crisis de 1974 dice todo sobre las perspectivas de éstos “genios”-y por lo tanto es posible una “acción comunicativa” o un dialogo no utilitario entre todos los miembros de la sociedad que permita la emancipación; ésta idea es tan “inteligente” como querer que un ladrón desista de su acción una vez que tiene sometida sus víctima. Estas tonterías son las que se enseñan en las universidades como grandes teorías políticas que han dejado a Marx obsoleto. Marxismo Clásico y Teoría Crítica: dos contextos dos respuestas Existen diferencias marcadas entre el contexto en el cual Marx y Engels comenzaron a elaborar la teoría marxista y el contexto en el cual Horkheimer y Adorno redactarían la obra conocida como “Dialéctica de la Ilustración” en rasgos

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generales podemos afirmar que el marxismo nace, entre otras cosas (proceso de industrialización y maquinización, primeras huelgas obreras), como resultado de la revolución continental que afectó Europa en 1848 (es en esta coyuntura que Marx y Engels escriben el famoso “Manifiesto Comunista”), mientras que “Dialéctica de la Ilustración” es escrita en el contexto del ascenso del fascismo y la derrota de ofensivas importantes del proletariado (por ejemplo la revolución alemana de 1933, la revolución española); a grandes rasgos podemos decir que la diferencia entre el nacimiento del marxismo y la redacción inicial de “Fragmentos Filosóficos” (Dialéctica de la ilustración).está entre una coyuntura de ascenso del capitalismo y otra de contrarevolución y decadencia del capital. Por ello muchos comentaristas señalan que la “Teoría Crítica” ha superado al marxismo y sus dogmas en el progreso de la humanidad; sin embargo tal afirmación es falsa. La Lucha de clases La idea de la lucha de clases es central para el marxismo, ese concepto de las clases se determinan en relación con el lugar que se ocupa respecto a la propiedad sobre los medios de producción (ej: instrumentos de producción, como máquinas, etc.), es decir, en términos de si se poseen o no los medios de producción. La lucha de clases sería entonces una pugna entre los intereses de las personas que, agrupadas según la posición que tengan en las relaciones de producción,

pertenecen

a

bandos

distintos,

tales

como

capitalistas

vs.

Proletariado. En palabras de Marx y Engels en su "Manifiesto del partido comunista": "Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes". La lucha de clases es la expresión social de una de las leyes de la dialéctica marxista, en concreto, la ley llamada "Unidad y lucha de los contrarios".

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Grosso modo, esta ley metafísica (que es tal por referirse a la naturaleza de la realidad o de la existencia, y por ende aplica a todos los fenómenos y procesos de la realidad) indica que los fenómenos reales son movidos por fuerzas opuestas (dialécticas), que tiene la siguiente forma: tesis-antítesis-síntesis. La tesis pugna contra la antítesis, y da lugar una síntesis (que resuelve la pugna, incorpora algunos de los elementos de la tesis y la antítesis, pero supera a ambas en un nivel mucho más desarrollado). Esto por supuesto es una explicación breve y muy simple, que requeriría un análisis más detallado. Pero para los propósitos de este estudio es suficiente. Aplicada a la sociedad, esta concepción considera que las contradicciones internas (dialécticas) del capitalismo, dará lugar a una nueva, luego, si la lucha de clases es la expresión social de una ley filosófica (unidad y lucha de los contrarios) que es el "motor del cambio" de todo proceso o fenómeno real, porqué el marxismo crítico lo elude de manera franca y abierta. Frente al amplio “nosotros” que utiliza Holloway no hay un “ellos”, no hay clase dominante. Si asumimos la lógica del marxismo crítico, podríamos inferir que no existe hoy una clase burguesa como no existe una clase proletaria, pero que existe una “condensación” en la lucha, a menos que no se considere que existe una sola clase contrapuesta a un sistema o una estructura. Otro aspecto interesante y discutible del Marxismo crítico

se relaciona con la idea de que “la clase

trabajadora es la que lucha contra su propia definición, contra su propia existencia como clase trabajadora”. Este enfoque teórico tiene la virtud de develar los límites de la concepción de ética del trabajo propia del espíritu del capitalismo y de partidos socialdemócratas que pretendían resolver el problema del trabajo con un simple “cambio de propietario”. El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre Si bien al marxismo señala a la ilustración como un reflejo más o menos fantástico de condiciones materiales concretas también señala que el desarrollo del capitalismo, con su ciencia y tecnología modernas y el surgimiento de la clase

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obrera moderna prepara las condiciones para su propia destrucción, el marxismo no ve en el desarrollo de las fuerzas productivas una calamidad (a pesar de que provoca calamidades) sino el motor subyacente de la historia. Constituye el punto de partida del marxismo y del materialismo histórico que el desarrollo de las fuerzas productivas constituye el motor, en última instancia, de la historia (precisamente por eso fue llamado por el mismo Engels materialismo histórico). Marx señaló con mucha claridad en su “Prólogo de la crítica de la economía política” que en determinado punto el desarrollo de las fuerzas productivas (hay que recordar que las fuerzas productivas representan la unidad dialéctica entre fuerza de trabajo, medios de trabajo y objeto de trabajo) entra en contradicción con las relaciones sociales y el modo de producción desencadenando un periodo de revoluciones sociales que para triunfar debe poner en armonía esas fuerzas productivas con nuevas relaciones sociales en un nuevo modo de producción. Es claro que para Marx el desarrollo de la ciencia y el trabajo humano no representan una tragedia (aun cuando es más que obvio que en la civilización esas fuerzas están al servicio de la clase dominante) sino el potencial que tarde o temprano hace posible una nueva forma de sociedad. Rechazar esta idea es rechazar la médula, la tesis central de la teoría de la historia de Marx, eso es precisamente lo que hacen Horkeimer y Adorno. Para el marxismo la razón por sí misma no es un medio de emancipación, como sí lo son las condiciones materiales concretas y la lucha real de la clase trabajadora, sólo cuando la razón (la teoría) conecta con las contradicciones y las lucha de clases para elevar la conciencia de las masas explotadas se convierte en una fuerza material. “El trabajo es la fuente de toda la riqueza, afirman los especialistas en economía política” no dice Engels, “Pero es muchísimo más que eso. Es fundamental y primera condición de toda existencia humana, y ello en tal medida que, en cierto sentido, debemos decir que el trabajo creó al hombre”. Horkheimer y Adorno parecen concebir a todo trabajo como explotación: “La naturaleza no debe ya ser influida mediante la asimilación, sino dominada mediante el trabajo” mientras que el marxismo explica que el trabajo sólo se

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transforma en explotación bajo ciertas condiciones materiales. Así como el desarrollo de los gremios y las ciudades dentro de los marcos del feudalismo y así como la revolución neolítica preparó la caída del feudalismo y del comunismo primitivo respectivamente, la ciencia y tecnología modernas preparan las condiciones para otro modo de producción, de Hecho en “El Capital” Marx señala con toda claridad que el sistema fabril capitalista es el punto de partida para nuevas relaciones sociales que representan la negación del capitalismo pues “(…) al fomentar las condicione materiales y la combinación social del proceso de producción, fomenta las contradicciones y antagonismos de su forma capitalista, fomentando por tanto, al mismo tiempo, los elementos creadores de una sociedad nueva y los factores revolucionarios de la sociedad antigua(El Capital tomo I”, Marx, p.421)”(esta idea es central en el marxismo revolucionario y los ejemplos se pueden reproducir a voluntad desde la obra temprana de Marx hasta El Capital). Mientras que Horkheimer y Adorno ven en el dominio de la naturaleza al pecado original, el marxismo ve en el trabajo que transforma la naturaleza la diferencia cualitativa entre el reino animal y el reino cultural, el factor que transformó al mono en hombre y la clave para comprender el desarrollo histórico.(..) “Todo intento de quebrar la coacción natural quebrando a la naturaleza cae tanto más profundamente en la coacción que pretendía quebrar” Dos concepciones diferentes de la Ilustración Para entender las diferencias centrales entre el marxismo y la “filosofía crítica” señalemos lo siguiente: En “Dialéctica de la Ilustración” Horkeimer y Adorno afirman que la ilustración se ha negado a si misma; transformándose en dominación, mito y barbarie. La tesis fundamental es: “El mito es ya ilustración; la ilustración recae en mitología (Horkeimer y Adorno, p. 56) Con este motivo desarrollan toda una visión apocalíptica llena de impotencia frente a la llamada “modernidad” en donde el sujeto se vuelve objeto, en donde nada se salva al proceso de mercantilización, y donde la burocratización despótica emerge en todas partes. En general se trata de una descripción en estilo literario de la barbarie capitalista en un lenguaje oracular y Nitzcheano salpicado de

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terminología marxista muy difuminada: “En las condiciones actuales”, nos dicen en dialéctica de la ilustración “incluso los bienes materiales se convierten en elementos de desdicha. Si la masa de ellos actuaba en el periodo anterior, por falta de sujeto social, como la denominada sobreproducción en las crisis de la economía interior, dicha masa produce hoy, en razón de la sustitución de aquel sujeto social por parte de grupos de poder, la amenaza internacional del fascismo: el progreso se invierte en regresión (Ibid. p55). Para el marxismo clásico, por su parte, el “renacimiento” y la ilustración constituyen fenómenos culturales que reflejan, en el caso del primero, la etapa de las “monarquías ilustradas” –en donde la burguesía era “amamantada” por aristocracias reales aburguesadas- y en el segundo (Ilustración) la preparación y teórica para el asalto de la burguesía al poder político (revolución francesa) y la consolidación de la hegemonía burguesa en la sociedad (por ejemplo la burguesía Inglesa en el siglo XVII) una vez que su poder económico le permitía tales pretensiones. Así la ilustración es el reflejo ideológico de condiciones materiales concretas; se trata del impulso que dieron las primeras industrias , el descubrimiento de nuevas rutas comerciales, el desarrollo de las ciudades, etc; al pensamiento racional y empírico que era necesario para la producción industrial, valorización del capital, la extracción de plusvalía y la competencia burguesa. Este periodo abarca las revoluciones en los países bajos (los años 67-70 del siglo XVI), la guerra civil en Inglaterra (en las décadas 40 al 80 del siglo XVII) y la Revolución Francesa (silgo XVIII). La ilustración representa, en suma, un proceso de tremendos cambios político sociales, un periodo en el que la burguesía, para instaurar su nuevo orden social, debía derribar las barreras objetivas y subjetivas de la edad media que se oponían al dominio del capital Si bien los ilustrados franceses como Montesquieu, Diderot, Voltaire concebían ese proceso como la lucha de la razón contra la superstición, la lucha de la naturaleza humana eterna contra los dogmas de la religión; el marxismo distingue las ideologías con las que los hombres de determinadas épocas

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conciben su realidad (ideología) de las condiciones materiales reales y los intereses materiales reales que esas ideologías representan. La ilustración es la ideología de la burguesía en su etapa de ascenso y juventud mientras que el llamado “fracaso del proyecto ilustrado”- expresado en las modas postmodernasno es en sí el fracaso de las ideas como tales sino el reflejo del callejón sin salida del capitalismo expresado en fenómenos como, la miseria, las guerras y las crisis periódicas. Al contrario de esta concepción materialista de la historia Adorno y Horkheimer conciben, el fracaso de la ilustración como producto de la ilustración misma, es decir, producto de la ideología como tal, pues a decir, de estos autores la Ilustración es totalitaria, mitológica en sí misma al perseguir el dominio de la naturaleza que degenera en el dominio del hombre y su alienación, el concepto mutila la realidad y cancela la búsqueda de la verdad Diversas apreciaciones de la ciencia El hecho de que la ciencia dentro del capitalismo se haya desarrollado a niveles sin precedentes con el objetivo central de la progresiva extracción de plusvalía no quiere decir que para Marx la ciencia no fuera más que una colección de mitos; sólo el posmodernismo sostiene semejante postura. El capitalismo para su valorización requiere del desarrollo de la ciencia y la técnica y por lo tanto requiere la producción de ideas objetivas que reflejen las leyes naturales. Para Adorno y compañía los conceptos científicos son míticos, y totalizadores: “El principio de la inmanencia, que declara todo acontecer como repetición, y que la ilustración sostiene frente a la imaginación mítica, es el principio de mito mismo (Ibid. p. 67)” sin percatarse que si la ciencia fuera pura mitología no se podría aplicar a la producción con el éxito que requiere la extracción de plusvalía (al ser trabajo materializado constituye una interacción objetiva entre la fuerza de trabajo, los medios de trabajo y su entorno); la extracción de plusvalía es un hecho objetivo que para potenciarse requiere hasta cierto punto del descubrimiento de leyes objetivas; los mitos podrán servir para dominar las mentes de los hombres, y contribuir a la consolidación del dominio real, pero por sí mismos son incapaces de extraer ni un solo átomo de plusvalor.

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Es verdad que la ciencia no escapa a la ideología y que en el capitalismo es utilizada para la explotación, pero eso no elimina los elementos objetivos de la ciencia y no elimina el potencial emancipador de la ciencia y la técnica bajo otras relaciones de producción. De hecho tanto Marx como Engels encuentran en la práctica transformadora (incluida la práctica científica) el criterio de verdad, en una de sus famosas “Tesis sobre Feuerbach” Marx afirma lo siguiente “La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían a la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y la comprensión

de

este

práctica

(Tesis

Sobre

Feuerach”,

Marx,

p.

9)”.

Lamentablemente Horkeimer y Adorno “arrojan el agua sucia con todo y niño” como resultado de su innegable posición idealista que tanto se aleja de Marx y que tanto se acerca al posmodernismo. Los Partidos Políticos y los Movimientos sociales Los partidos políticos nacieron, en el siglo XVI, con el surgimiento del Estado nación y de la democracia representativa. Cualesquiera

que

sean

las

modalidades que adquieran los partidos expresan siempre un interés de clase y son los instrumentos que usan las clases sociales para su actuación política. El marxismo ve a los partidos políticos como una necesidad de participar mediante partidos políticos en la democracia burguesa, para en una posterior fase avanzar hacia la dictadura del proletariado. Su concepción es que se trata de una organización permanente, ideológicamente homogénea y que expresa intereses de clase, finalidades estratégicas, de manera franca o encubierta. El Marxismo crítico no habla de partidos políticos sino de movimientos sociales y la noción de movimiento social, por lo tanto, hace referencia a una agrupación de individuos y/o organizaciones que busca producir un cambio en la sociedad. El término suele utilizarse en referencia a grupos informales, sin jerarquías ni estructuras que sustenten su funcionamiento. Lo habitual es que un movimiento social surja de manera espontánea en una situación de crisis. Estos movimientos suelen recibir el apoyo de partidos políticos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales (ONG), lo que puede llevar a una cierta organización.

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La forma del partido de masas y toda la teoría sobre él se deben a la aparición de la clase obrera y a su irrupción en el escenario político. Son los primeros partidos socialistas los que van a plantear esta modalidad programática y organizativa del partido político, sobre estas características se va a elaborar la teoría marxista sobre el tenia. Los partidos socialistas en el siglo XIX fueron grandes movimientos de masas y libraron una gran batalla para lograr el sufragio igual y universal y la materialización de mejores condiciones de vida y de trabajo. Parece extraño que este instrumento insustituible del proletariado para realizarse como clase gobernante, es decir, para tomar el poder, hubiese tenido que debutar alrededor del problema del voto universal e igualitario. El primer partido político que conoce la clase obrera es el partido inglés que se llama Cartista, que se estructuró alrededor de una “carta” (de ahí viene su nombre) en la que se demandaba algunas ventajas en el manejo del sufragio en favor de los obreros, ya que hasta entonces en Inglaterra estaba subordinado al monto de los ingresos y a la propiedad privada de los ciudadanos, los obreros estaban relativamente marginados del uso de! voto. En Bolivia también hemos conocido intentos democráticos que prácticamente se circunscribieron a los círculos de la clase dominante y de algunos de sus seguidores. El

voto

únicamente alcanzaba al artesanado y a algunos núcleos proletarios. La masa campesina, los dos tercios de la población, vivió marginada de los supuestos beneficios electorales. Los teóricos de la feudal burguesía estaban seguros que el hombre del campo carecía de aptitudes para elegir políticamente a sus portavoces o para expresar los intereses de su propia clase. Hay que exceptuar a la izquierda liberal, que pugnó por incorporar a la masa campesina al juego electoral, cosa que ya sucedió en el Perú desde los albores de la república. Después de 1952 fue dictada la Ley Electoral calificada como la del voto universal. La verdad es que

el nacionalismo

de

contenido

burgués

se

limitó

a

imponer

la

semiciudadanía para la mayoría campesina analfabeta y deliberadamente impidió al proletariado expresarse políticamente ante las urnas: su pensamiento, sus

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objetivos y su lucha concluyeron siendo diluidos en medio del vasto entorno de la mayoría oprimida y explotada, pero no asalariada. La existencia y evolución del partido político revolucionario del proletariado expresa a su modo el problema de la conciencia de clase, en cierto nivel va a concluir identificándose con ésta y actuando como motor de su posterior desarrollo. Para el marxismo critico esta idea de partido no existe lanza un manto de humo y trata de justificar la actividad partidista por la actividad de los movimientos sociales y tratando de confundir con una idea de sistema, a través del cual según esta escuela todo se arreglará pues ya que los sistemas conceptualizaos como un conjunto de elementos que entrelazados entre si y ordenado con normas y procedimientos regulan el funcionamiento de un grupo o colectividad. Lo aplican a la realidad social. Esta es pues la trampa del marxismo snobista, critico, es por lo que hay que leer detenidamente a Marx, Lenin y muchos otros que explican con claridad de idea y de palabra la verdad verdadera.