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MARXISMO Marxismo. Doctrina revolucionaria de Marx y Engels; constituye un sistema íntegro y armónico de concepciones filosóficas, económicas y político-sociales. Marxismo es superación del modo de producción capitalista, es Revolución, es cambio, y no solo de crítica del capitalismo real. El Marxismo, en sentido práctico, es también encarar el reto de superar la propiedad privada y la cultura mercantil capitalista que ésta genera. Surgimiento El marxismo surgió en la década de 1840, tuvo por cuna la lucha liberadora de la clase obrera y se convirtió en expresión teórica de los intereses fundamentales de dicha clase, en programa de su lucha por el socialismo y el comunismo. Gran viraje revolucionario El nacimiento del marxismo representó un gran viraje revolucionario en la ciencia de la naturaleza y de la sociedad. Los fundadores del marxismo llevaron a cabo una hazaña científica sin par en la Filosofía, la Economía política, la teoría del socialismo y otras esferas del saber humano, crearon una auténtica ciencia revolucionaria, cuyo objeto no se circunscribía a explicar acertadamente el mundo, sino que se incluía, además, el propósito de modificarlo. Lenin indicaba: La doctrina de Marx, indicaba Lenin, es completa y armónica. Proporciona al hombre una concepción cabal del mundo. Es omnipotente porque es exacta. Lo principal, en el Marxismo, estriba en la fundamentación del papel históricomundial de la clase obrera como creadora de la sociedad comunista sin clases Comunismo Científico El Comunismo Científico -importantísima parte componente del MarxismoLeninismo- tiene su profunda fundamentación económica en la Economía

política creada por Marx, teoría que descubre las leyes del modo capitalista de producción y demuestra que el cambio de la sociedad capitalista en socialista es inevitable. Base filosófica La base filosófica del Marxismo-Leninismo está constituida por el Materialismo Dialéctico e Histórico. Espíritu de partido en filosofía Importantísimo principio de la concepción marxista-leninista del mundo. Dicho principio ha sido fundamentado por Marx, Engels y Lenin.

En la sociedad de clases, la filosofía, lo mismo que toda la ideología, no puede no tener espíritu de partido: refleja los intereses de determinadas clases y está al servicio de las mismas. En la historia del pensamiento filosófico, las corrientes fundamentales contrapuestas, los partidos que en filosofía han estado en lucha, son el materialismo y el idealismo. La lucha ideológica contemporánea es un reflejo en la conciencia de la humanidad, del proceso histórico en virtud del cual se pasa del capitalismo al comunismo.

El espíritu de partido de los ideólogos burgueses se revela en su anticomunismo, en su tendencia a denigrar el socialismo, el marxismoleninismo, en sus intentos de desvirtuar los antagonismos de la sociedad burguesa, de presentar el Estado burgués como el «Estado de prosperidad general», los intereses de los capitalistas, como ideales de toda la humanidad. El marxismo aplica consecuentemente el principio de partido en filosofía, considera el materialismo dialéctico e histórico como arma científica del proletariado en su lucha contra el capitalismo, por la victoria del comunismo. Frente al espíritu de partido burgués, encubierto por el objetivismo, el espíritu de partido de la filosofía marxista-leninista posee un carácter abiertamente combativo; sus rasgos distintivos son la intransigencia frente al idealismo y a la metafísica, al revisionismo y al dogmatismo, la coincidencia del espíritu de

partido y del espíritu científico, es decir, la auténtica objetividad en el análisis de lo real, la conexión orgánica entre la teoría y la práctica, entre la filosofía y la política, la manera creadora de abordar los problemas de la teoría marxista y de la práctica en la construcción del comunismo. El principio marxista del espíritu de partido niega que la idea de la coexistencia pacífica pueda trasladarse de la esfera de la política al terreno ideológico, exige que se refuten con sólidos argumentos la filosofía burguesa, las teorías reformistas, revisionistas y dogmáticas, que se ponga de manifiesto la orientación política y el sentido de clase de las mismas.

Doctrina viva y creadora El Marxismo-Leninismo se desarrolla como una doctrina viva y creadora, incompatible con todo dogmatismo. Extrae de la vida, de la práctica revolucionaria, su fuerza creadora. Es característico del Marxismo-Leninismo, el estrecho vínculo entre la teoría y la práctica, y ello lo distingue de todo género de teorías reformistas y revisionistas.

Revisionismo Corriente oportunista en el movimiento obrero revolucionario, es hostil al marxismo, pero se presenta bajo su bandera. Recibió su nombre por someter a “revisión” la teoría marxista, su programa revolucionario, su estrategia y su táctica.

Marx y Engels Marx y Engels prosiguieron infatigablemente las investigaciones acerca de su teoría, la fueron enriqueciendo con nuevas tesis y conclusiones cuya veracidad comprobaban en la experiencia revolucionaria de las masas, en los nuevos éxitos de la ciencia. Lenin. La nueva etapa en el desarrollo creador del Marxismo está indisolublemente unida al nombre de Vladímir Ilich Lenin, fiel continuador de la teoría de Marx. La aportación de Lenin a la teoría marxista es tan grande que con razón esta teoría se llama, actualmente, Marxismo-Leninismo.

Nueva época histórica La nueva época histórica que se inicia a fines del siglo XIX –la época del imperialismo y de las revoluciones socialistas- planteó al movimiento comunista internacional nuevos problemas acerca de la teoría y de la práctica de la lucha revolucionaria.

Lenin aplicó con gran maestría la dialéctica marxista al análisis de los fenómenos de la época que se iniciaba, prosiguió el análisis que Marx había hecho del capitalismo, formuló una teoría científica acerca del estadio imperialista del modo capitalista de producción, hizo avanzar la teoría de la Revolución Socialista y llegó a la conclusión de que era posible la victoria del Socialismo primero en un solo país.

Marxi smo legal Reflejo del marxismo en la literatura burguesa; tergiversación liberal-burguesa del marxismo. Surgió en la última década del siglo XIX. En aquellos años Lenin,

Plejánov y otros marxistas habían derrotado ideológicamente al populismo, y el marxismo se difundía ampliamente por Rusia.

Entre la intelectualidad burguesa aparecieron “compañeros de ruta” temporales del movimiento obrero. Publicaban sus trabajos en periódicos y revistas legales, es decir, permitidos por el gobierno (de ahí que se les llamaran “marxistas legales” y en nombre del marxismo combatían a los populistas. Para los “marxistas legales”, decía Lenin, la ruptura con el populismo no significaba pasar del socialismo pequeño-burgués (o campesino), al socialismo proletario, sino al liberalismo burgués.

Los marxistas legales intentaban adaptar el movimiento obrero a los intereses de la burguesía, exaltaban por todos los medios el régimen burgués e instaban a que en lugar de emprender la lucha revolucionaria se procurase aprender del capitalismo.El marxismo legal negaba lo principal en el marxismo (la teoría de la revolución proletaria, la dictadura del proletariado).

Lenin sostuvo una lucha intransigente contra el marxismo legal, aunque para batir más rápidamente a los populistas, admitió el establecimiento de un acuerdo temporal con los marxistas legales.

En “El contenido económico del populismo y su crítica en la obra el señor Struve” (1894-1895), Lenin puso de manifiesto la esencia antimarxista del marxismo legal, sometió a honda crítica el objetivismo burgués, al que contraponía el espíritu de partido del marxismo revolucionario. En filosofía, los marxistas legales, por regla general, mantenían posiciones kantianas.

Filosofía marxista soviética Surgió después de la Revolución Socialista de Octubre. En los primeros años de su existencia, la filosofía marxista soviética se desarrolló en lucha contra los vestigios de la vieja filosofía burguesa y también contra las teorías filosóficas del menchevismo, del machismo ruso (Bogdánov y otros), etc.

En 1922 se fundó la primera revista filosófica marxista «Bajo la Bandera del Marxismo» («Pod známienem marxisma»), en cuyo tercer número se publicó el artículo de Lenin «Sobre el significado del materialismo militante» dedicado a los objetivos de la revista y del desarrollo de la filosofía marxista soviética. Este artículo de Lenin, lo mismo que sus otros trabajos teóricos, ejerció una influencia decisiva sobre toda la actividad ulterior de los filósofos soviéticos. La tarea fundamental de los primeros años estribaba en formar nuevos filósofos estrechamente unidos al Partido Comunista y a la lucha por la reestructuración socialista del país. La lucha de clases del primer período de la existencia del Estado soviético halló su expresión en todos los sectores de la ideología, incluido el de la filosofía.

A fines de la década de 1920 y comienzos de la siguiente, se desplegó la crítica contra las recaídas en el materialismo mecanicista y también contra las manifestaciones del idealismo menchevizante, cuya esencia consistía en identificar la dialéctica marxista con la hegeliana, en separar la teoría de la práctica, subestimar la etapa leninista en el desarrollo de la filosofía, etc. Aparecieron los primeros manuales en que se explicaba el contenido del materialismo dialéctico e histórico. En la revista «Bajo la Bandera del Marxismo» (dejó de publicarse en 1944) y en otras publicaciones, se estudiaban los problemas fílosóficos que planteaba la edificación de la sociedad socialista, la revolución cultural; partiendo de la filosofía marxista, se daba la correspondiente interpretación de la historia de la filosofía del pasado, se luchaba por establecer una alianza con los naturalistas, para lograr que éstos adoptaran los principios del materialismo dialéctico.

Presencia y enseñanza en Cuba pseudorrepública La presencia del Marxismo en la vida política y cultural de Cuba tiene una historia relativamente larga. Líderes obreros, estudiantes y destacados intelectuales identificados con él dejaron, con su actividad revolucionaria y su producción teórica y literaria, una huella en la historia y cultura nacional.

Figuras como las de Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau o Raúl Roa, por solo mencionar algunas, desempeñaron un significativo papel durante la pseudorrepública en la defensa de las masas trabajadoras y de los intereses nacionales. Cada una de estas personalidades desarrolló su actividad revolucionaria atendiendo a su interpretación y recepción del Marxismo-Leninismo, que no resultaba en todos los casos coincidente con las de la mayoría de los «iniciados» en el movimiento comunista.

El Marxismo en la Cuba de la República mediatizada era una Concepción del mundo rechazada y perseguida por los círculos gobernantes y diferentes sectores y grupos de la sociedad burguesa. Es solo con el triunfo revolucionario que se produce un cambio radical en relación con la acogida y divulgación de esta teoría.

Concepción del mundo Es un sistema de ideas, conceptos y representaciones, sobre el mundo circundante. En sentido general, abarca el conjunto de todas las concepciones del hombre sobre la realidad El núcleo básico de la concepción del mundo está formado por las ideas filosóficas. La concepción del mundo es un reflejo del ser social y depende del nivel de los conocimientos humanos alcanzados en el

periodo histórico dado. La concepción del mundo tiene una gran importancia práctica, pues de ella depende la actitud del hombre frente a la realidad que lo rodea y sirve de guía para la acción. La concepción científica del mundo, descubre las leyes objetivas de la naturaleza y de la sociedad y expresa los intereses de las fuerzas progresivas y facilita el desarrollo en sentido progresivo. La concepción marxista-leninista cuya base filosófica es el materialismo dialéctico e histórico, es auténticamente científica y expresa los intereses de los grupos sociales más progresistas de la sociedad

Revolución triunfante La Revolución triunfante, democrática, popular y antiimperialista, rescató el honor y la dignidad nacional y dio origen a gigantescos cambios socioeconómicos, políticos y espirituales. Las masas imbuidas de fervor revolucionario radicalizaron su conciencia en proporción directa con la radicalización del proceso, que transitó en virtud de su propia naturaleza, aunque favorecido por la coyuntura internacional, hacia el socialismo.

Con la declaración del carácter socialista de la Revolución, el Marxismo como teoría social devino hegemónico. A partir de ese momento se inició un proceso masivo de aprendizaje, que con algunas variantes se prolonga hasta estos días, y en el cual la población se instruye y educa en los principios y conceptos fundamentales del Marxismo-Leninismo por vías directas (cursos en escuelas políticas o en diferentes niveles de enseñanza), o indirectas (participación en las organizaciones políticas y de masas, medios masivos de comunicación, etcétera).

Evolución después del triunfo revolucionario En diferentes círculos académicos se acepta por consenso que el Marxismo, así como otras Ciencias Sociales, ha conocido al menos tres etapas en su evolución después del triunfo revolucionario.

La primera etapa La primera etapa transcurre en la década del 60 y se inaugura con la enseñanza de la Filosofía Marxista a gran escala. Se caracteriza por el debate, la diversidad de opiniones y la libertad creativa.

La enseñanza del Marxismo no sigue en todas las instituciones un patrón único. Junto al modelo soviético coexiste una interpretación del Marxismo que, inspirada en la originalidad de la Revolución cubana, no se circunscribe al empleo de los clásicos, pues recurre a la lectura de autores contemporáneos incluidos el Che, Fidel y diferentes líderes del movimiento Segunda etapa revolucionario y de liberación nacional del Tercer Mundo. Los años 70 marcaron un viraje en la vida intelectual, pues unido al proceso de institucionalización que experimenta `la Revolución, se produce un mayor acercamiento a la URSS y a los demás países del bloque socialista, conducente a la adopción del modelo soviético de construcción del socialismo.

La interpretación soviética del Marxismo-Leninismo y su concepción filosófica devienen predominantes, y dan lugar a un proceso masivo de aprendizaje en las universidades y otras instituciones docentes.

En el marco de este proceso arriban a Cuba numerosos asesores soviéticos para contribuir a la formación emergente de profesores y, casi paralelamente, viajan a la URSS y otros países socialistas cientos de estudiantes para prepararse como profesores de Filosofía, Economía política y Comunismo Científico. La apertura de la carrera de Filosofía Marxista-Leninista en las universidades de La Habana y Oriente fue un hecho significativo.

Tercera etapa Si bien la preocupación acerca del Marxismo o de los marxismos posteriores a Marx no es nueva, sí adquirió mucha mayor notoriedad después del derrumbe del sistema socialista de Europa del Este y de la confusión que cundió en todo el mundo progresista.

Con los ecos de la crisis del Marxismo y la política de la Perestroika en lo internacional, se inicia la tercera etapa que llega hasta la actualidad y que tiene con el llamamiento al Cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba un punto significativo.

La creatividad y la búsqueda de una interpretación teórica propia sobre la realidad cubana reclaman perentoriamente su lugar principal como premisa vital para restaurar la credibilidad del Marxismo, seriamente afectado por los años de aprendizaje escolástico. Los acontecimientos que condujeron a la caída del Campo Socialista y la difícil situación del país en el Período Especial gravitan negativamente sobre estas intenciones.

La Teoría Marxiana de la Explotación Hasta aquí las ideas que fueron apareciendo durante la época clásica en relación al funcionamiento del mercado de trabajo se han contemplado bajo el prisma de la ortodoxia económica. Naturalmente, la doctrina de la explotación de Marx queda fuera de este prisma. Sin embargo, no puede hacerse una revisión completa de las principales ideas relacionadas con del mercado de trabajo durante esta época sin mencionar los elementos esenciales de dicha teoría. Este capítulo se dedica a ello. En el primer apartado se trata situar la teoría de la explotación en el contexto de El Capital; en el segundo apartado se exponen las líneas generales de la teoría del valor-trabajo de Marx y se presenta el concepto marxiano de explotación. Finalmente, en los dos últimos apartados del capítulo, se intenta dar un esquema del razonamiento que lleva a

Marx a postular la explotación de los trabajadores en el sistema capitalista. En ellos se trata la cuestión de la transformación de valores en precios (sin entrar en los aspectos más intrincados de la misma) y se hace una valoración de lo que, con posterioridad a Marx, se ha llamado teorema fundamental marxiano. La doctrina de la explotación en el contexto de El Capital Marx había llegado al estudio de la economía política procedente de la filosofía. Como filósofo había llegado a la conclusión de que la clave para el análisis del comportamiento humano estaba en la actividad productiva del hombre y su objetivo era nada más y nada menos que encontrar las grandes leyes explicativas del cambio histórico. Él creyó que esas leyes históricas existían, que eran identificables, y que precisamente el estudio de la economía le daría la clave para encontrarlas.

Marx centró su interés en el análisis de la vida económica en un período concreto de la historia (siglos XVII al XIX) y trató de identificar los rasgos diferenciales de la economía en ese período. Para él esos rasgos eran dos: (a) la propiedad privada de los medios de producción y (b) la polarización de la sociedad en dos clases – capitalista y trabajadora -. Tales rasgos configuraban un modo de producción, el capitalismo, y Marx se propuso construir un modelo económico que explicase la evolución de dicho modo de producción. Él hizo algunos esfuerzos en esta dirección e intentó identificar algunas leyes o tendencias evolutivas en el sistema capitalista: la concentración del capital, la disminución de la tasa de ganancia, la miseria creciente del proletariado, etc. Antes de abordar este análisis dinámico, Marx trató de descubrir la verdadera esencia del capitalismo. Tras su lectura de la literatura económica clásica llegó a la conclusión de que el trabajo era la esencia de todo valor y postuló que el mecanismo que realmente mueve el sistema capitalista es la explotación del trabajo por el capital. Esta explotación se manifiesta a través de la apropiación de parte de lo producido por la mayoría de la población (los trabajadores) por la clase social minoritaria (los capitalistas) que controla la marcha del sistema.

El Capital puede entonces concebirse como una obra con dos objetivos. Por una parte, se trata de descubrir la esencia del capitalismo; algo que existe, pero que a simple vista no se ve: el capitalismo sólo puede subsistir gracias a la explotación de la clase trabajadora por la clase capitalista. Por otra parte, se intenta construir un sistema dinámico que explique la evolución del capitalismo.

Los dos objetivos no se encuentran claramente separados en El Capital. Ambas cuestiones se analizan a la vez y de manera entremezclada. La primera está formulada en el lenguaje de la teoría del valor-trabajo de Marx. La segunda, el análisis de la dinámica capitalista, queda bastante oscurecida por dicho lenguaje. No obstante, puede decirse, aunque aquí no trataremos de justificarlo, que el lenguaje de la teoría del valor no afecta a la validez del a En este capítulo no vamos a entrar en lo que tal vez sea la parte más importante de la teoría marxiana: el análisis de la evolución a largo plazo del sistema capitalista. Nuestro interés aquí se centrara exclusivamente en la teoría de la explotación. En primer lugar, trataremos de situar, análisis de Marx en lo referente a las tendencias a largo plazo del sistema económico.207 el concepto de explotación dentro de la Teoría del valor trabajo de Marx. A continuación, discutiremos la conexión entre explotación y capitalismo y eso nos llevará a hacer algunas referencias al llamado problema de la transformación. Concluiremos el capítulo con una evaluación crítica de la teoría de la explotación de Marx

La teoría del valor-trabajo y el concepto marxiano de explotación La idea básica de la teoría del valor-trabajo es que los precios de los bienes se explican fundamentalmente a partir de las cantidades de trabajo incorporadas en los mismos. A veces se dice que la teoría clásica del valor, es decir, la idea de que los precios se determinan a largo plazo por los costes de producción, constituye, en la versión de Adam Smith y, sobre todo, en la versión de Ricardo una teoría del valor trabajo. Sin embargo, conviene hacer varias precisiones sobre este punto. Adam Smith defendió la validez de la teoría del valor-trabajo

para un período histórico muy concreto: “el estado más temprano y rudo de la sociedad que precede a la acumulación de capital y a la apropiación de la tierra.” Para ilustrar su punto de vista, Smith utilizaba el ejemplo de un país de cazadores en el que la caza del ciervo requiere la mitad de tiempo que la caza del castor. Naturalmente, en una sociedad de este tipo sería de esperar que un castor se intercambiase por dos ciervos.208 Pero Smith era perfectamente consciente de que, en una sociedad avanzada, los precios relativos no tienen por qué coincidir siempre con las cantidades relativas de trabajo.

Ricardo estuvo tal vez más cerca de la teoría del valor-trabajo, pero no llegó a defenderla con generalidad. Ricardo compartía la teoría básica de los precios, de raíz Smith aina, basada en el coste de producción. Él simplemente creyó que la cantidad de trabajo incorporada en los bienes podía servir para describir la estructura de precios relativos de una manera aproximada; y no tuvo reparos en recurrir a dicha aproximación para resolver algunos problemas analíticos que le fueron surgiendo a lo largo de su obra.

Marx hizo suya la teoría del valor-trabajo y, aparentemente, quiso llevarla a sus últimas conclusiones lógicas. Pero el análisis de Marx no explica que en el capitalismo desarrollado el precio de un bien se determine por la cantidad del trabajo incorporado o que los precios relativos tiendan a la larga a ser proporcionales a la cantidad de trabajo que incorporan. Lo que en realidad hace Marx es utilizar la teoría del valor-trabajo para demostrar, según él, el carácter explotador del sistema capitalista.

El valor de un bien, para Marx, es prácticamente por definición, igual al trabajo socialmente necesario para la producción de dicho bien. Con alguna simplificación podría decirse que el valor de un bien es igual a la cantidad total de trabajo incorporado en una unidad del bien (tanto el trabajo directo como el trabajo incorporado en la producción de los inputs o trabajo indirecto). Por otra parte, los precios, según Marx, se determinan de la misma forma que en la

teoría clásica ortodoxa, es decir, por los costes de producción a largo plazo. Es decir, para Marx, valor y precio son dos cosas distintas. Los valores relativos no tienen por qué coincidir siempre con los precios relativos. Es más, se espera que en el capitalismo desarrollado los unos no coincidan con los otros. Aunque sí se espera que haya algún tipo de relación entre valores y precios. De hecho, Marx, intenta encontrar una relación sistemática entre los valores y los precios con el propósito de desvelar la naturaleza explotadora del sistema capitalista. Así se origina el problema de la transformación al que nos referiremos más adelante.

Conviene ahora precisar el concepto marxiano de explotación. El sentido que el lenguaje corriente da a este término cuando se refiere a las relaciones laborales está cargado de connotaciones éticas. Marx, sin embargo, no quiere hacer una teoría normativa. Él da un concepto de explotación desprovisto de connotaciones valorativas. Para Marx la explotación del trabajo se da cuando el obrero recibe, a cambio de una jornada de trabajo, bienes y servicios que incorporan menos de una jornada completa de trabajo. En otros términos, existe explotación cuando el trabajo se vende por menos de su valor. La diferencia entre la duración de la jornada laboral y el tiempo de trabajo incorporado en el salario (los bienes salariales) que percibe el trabajador constituye la plusvalía. Y el cociente entre la plusvalía y el tiempo de trabajo incorporado en los bienes salariales se define como tasa de explotación.

Dadas estas definiciones es bastante simple demostrar que la plusvalía, y por tanto la explotación, no existirían en un mundo hipotético en el que los trabajadores fueran productores independientes; donde cada trabajador poseyera sus propios medios de producción (que no podría alquilar a otros productores independientes), y comercializara sus propios productos. Este era el mundo hipotético al que Marx se refería al hablar de la producción simple de mercancías (una abstracción teórica con la cual pretendía representar esquemáticamente las economías pre capitalistas). Bajo la producción simple de mercancías todos los trabajadores reciben el mismo ingreso por igual

tiempo de trabajo (pues si no fuera así habría desplazamientos de trabajadores entre las distintas actividades productivas). Los precios coinciden con los valores y la plusvalía y la explotación no existen. Este mundo sería el equivalente al “estado más temprano y rudo de la sociedad” de Adam Smith, en el que los bienes se intercambian en proporción a la cantidad de trabajo incorporado porque no hay capital.

En este capítulo no vamos a entrar en lo que tal vez sea la parte más importante de la teoría marxiana: el análisis de la evolución a largo plazo del sistema capitalista. Nuestro interés aquí se centrara exclusivamente en la teoría de la explotación. En primer lugar, trataremos de situar el concepto de explotación dentro de la Teoría del valor trabajo de Marx. A continuación, discutiremos la conexión entre explotación y capitalismo y eso nos llevará a hacer algunas referencias al llamado problema de la transformación. Concluiremos el capítulo con una evaluación crítica de la teoría de la explotación de Marx.

Bibliografías

https://www.ecured.cu/Marxismo Rosental, M & Iudin P. Diccionario Filosófico. Editora Política, 1981, Ciudad de La Habana, Cuba. Fuentes Santana Castillo, Joaquín. Algunos problemas de la Filosofía Marxista y su enseñanza en Cuba. Universidad de La Habana. Tems La Polilla Cubana

https://encolombia.com/economia/macroeconomia/laboral/lateoria marxianadelaexplotacion/ 

207 A este respecto, Joan Robinson escribe que “lo embarazoso de calcular en términos de valor, en tanto que las mercancías y la fuerza de trabajo están constantemente cambiando de valor, explica mucho de la falta de claridad de la exposición de Marx […].” Y agrega más adelante: “ningún punto sustancial de la argumentación de Marx depende de la teoría del valor trabajo.” (J. Robinson (1966) An Essay on Marxian Economics, MacMillan, 2ª edición, Londres. Traducción al castellano: Introducción a la Economía Marxista, 1978, Siglo XXI, pp. 41-43).



208 Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, op. cit. vol. I, libro primero, capítulo 6, p. 133.