Martin, Roland - El Mundo Griego (Arquitectura)

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Arquitectura

.El mundo griego

Ediciones Garriga

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Arquitectura

universal

El mundo griego Texto por Roland Martin Fotografías por Henri Stierlin Prólogo por Max Bill Traducción revisada por Dr. J.-A. Gutiérrez-Larraya

Ediciones Garriga,

S.A., Barcelona

3. Los elementos y las formas

En una arquitectura que hace un uso muy restringido de la bóveda, el papel de los soportes aislados, columnas y pilares, adquiere una importancia especial. Su difusión es rápida tras algunos ensayos inseguros, que se han observado en los primeros edificios de la época del arte geométrico. ~fines del siglo VII, los principios básicos del pórtico, la columnata peristila y las columnatas interiores, inspiran realizaciones de vastas proporciones; a principios del siglo VI, los arquitectos han adquirido una maestría indiscutible. La historia de esta rápida formación resulta aún oscura, debido a que en parte está vinculada a la evolución de los materiales primitivamente utilizados; madera, ladrillos y obra de fábrica. Algunas formas y motivos primero han sido elaborados con estos materiales, de los cuales han conservado ciertas características, incluso después de su integración en la arquitectura de piedra, en la que su papel funcional ya no se aprecia. Separados de sus orígenes, unidos a estructuras en que ya no podían evolucionar, vinculados a un material para el cual no habían sido previstas, estas formas han quedado encajadas en tipos bastante concretos, que han tardado mucho tiempo en combinarse entre sí. Por ello, en la época clásica, los estilos dórico, jónico y corintio han conservado y algunas veces han contrapuesto sus elementos característicos. El estilo dórico Unido geográfica y tradicionalmente a los países de influencia dórica y peloponesa - dejando aparte su adopción por los áticos, aunque no sin ciertas vacilaciones -, el orden dórico es la expresión geométrica de los caracteres fundamentales de una arquitectura que actuaba por yuxtaposición y acumulación; mediante el empleo exclusivo de la composición lineal, aseguraba lo mejor posible los accesos y movimientos horizontales y los elementos verticales, desde el basamento hasta la cúspide del frontón. El haz de las estrías dóricas, de aristas vivas, su r e sin 81

transición en un empuje vertical y poderoso desde el plano orizontal dé las líneas, cuya superposición-iniciaba de manera discreta el movimiento ascendente. El impulso irresistible, expresado por el fuste de veinte estrías de la característica columna dórica,seexpanae y ~mortigua en el capitel; las estrías parecen estarcontenidas y consolidadas por los anillos del collarino, y forman la transición entre el fuste y la corona del equino, más o menos recostado según las épocas; el motivo se repite, acentuándose gracias a los anillos del capitel, que sostienen la base del equino. Éstos elementos derivan de los propios orígenes del capitel dórico, cuyo prototipo ha de buscarse indudablemente en la gruesa imposta que constituye el capitel micénico. Las representaciones arquitectónicas pintadas en los jarros de época arcaica conservan el recuerdo de tales capiteles, formados por una gruesa corona, que un collarino separa del fuste de madera, asegurada a la extremidad superior mediante una atadura. El propio collarino lleva un adorno de hojas metálicas, que los capiteles de Corfú y los de la «basílica» de Poestum han transformado en un decorado esculpido, lo que facilita la difícil unión de las líneas oblicuas o redondeadas de la im posta y los elementos verticales de las estrías. Todos los edificios del siglo VI mostraban este hermoso capitel con el equino redondeado, bastante recostado, cuyo perfil se eleva o se ensancha con el decurso de los años; la «basílica» y el templo de Deméter en Poestum nos proporcionan magníficos ejemplares. Egina, a finales del siglo VI, el templo de Zeus en Olimpia a principios del siglo V y el templo de Hera, llamado por error de Poseidón, en Poestum, representan un punto de equilibrio, en que la armonía de la línea, vigorosamente curvada, mezcla por un momento la fuerza de la época arcaica y la nitidez algo más árida del Partenón clásico. Sobre ~ equino, el ábaco cuadrado constitu e la trans osición geométrica de la «guarnición» o pieza de unión entre ili.,o orte vert:ca e entaofamento horizontal.Éste vuelve de nuevo al~o de líneas. El ar uitrabe se sacrifica a la horizontal' desnudo des ojado _a~e bordeado por una estrecha cenefa de gotas, imagen petrificada de las clavijas utilizadas para I~s-em almes -!e madera de los antiguos entablamientos. El friso resenta alternativamente los trigl ifos con montant~rticales y las métopas lisas o esculpidas, en ~e.ne.ral más largas que altas. Mucho se ha hablad? sobre el origen de los elementos del friso dórico.

primitivos, pues los orígenes están vinculados a la columna y, por lo tanto, a los puntos de apoyo del edificio, mientras que a la métopa corresponde un papel de protección o de regularización. No es indiferente el hecho de que sea el primer elemento en que la decoración se concentra en el entablamento dórico. El remate de las vigas superiores es la cornisa, que vuelve de nuevo a las líneas horizontales del basamento y forma el juego alterno que se desarrolla entre estos dos planos. Su papel protector queda destacado por el saliente pronunciado, que despide las aguas del techo lejos del pie de las columnas, y sus mismas proporciones reflejan su función; la arista superior termina en un pico de cuervo que quiebra la gota y evita las filtraciones de agua de rechazo. Su sofito está formado por una serie de plaquitas, sujetas por clavijas cilíndricas, cuyo papel utilitario, tratándose de una unión de piezas de madera, se ha convertido en algo puramente ornamental en la construcción de edificios de piedra.

.•. Reconstitución del entablamento del que deriva el orden dórico

original de madera,

Yitruvio,

al definir los triglifos como unas fenestrarum (