Marguerite Labbe - Serie Triqueta

Haunted by your soul Acechado por tu alma No puedo escuchar tu voz... pero puedo sentir tu alma. La Triqueta La triq

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Haunted by your soul

Acechado por tu alma No puedo escuchar tu voz... pero puedo sentir tu alma.

La Triqueta

La triqueta es un talismán de origen celta que simboliza la vida, la muerte y renacimiento y las tres fuerzas del universo: tierra, agua y fuego. Los tres círculos internos representan cada elemento interrelacionándolos formando uno solo. Alude a las dimensiones de la divinidad femenina: doncella, madre y anciana. Asimismo representa la igualdad, eternidad e indivisibilidad. El Todo tiene tres niveles: el físico, mental y espiritual. En lo cristiano, La Triqueta representa la santa trinidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. El círculo intacto representa la eternidad. La naturaleza entretejida del símbolo denota la indivisibilidad y la igualdad de la santa trinidad. Simboliza que el Espíritu Santo es Tres seres de potencia, de honor, y de gloria pero es indivisiblemente un Dios.

Resumen Destrozado por la muerte de su amante vampiro, Jacob Corvin se encuentra envuelto en las complejidades de la jerarquía de los vampiros. Es consumido por la rabia después del tormento de Kristair y su muerte, y cuando el Sindicato regresa está más que dispuesto a destruir personalmente a todos y cada uno de los vampiros hambrientos de poder. La ira y el dolor no se calman, porque antes de que Kristair desapareciera, transfirió todos sus recuerdos y un trozo de su alma a Jacob. Jacob intenta seguir adelante pero él no puede dejar tras de sí a su amante. El corazón de Kristair aún late en su pecho y las memorias de Kristair le susurran. Arrastrándose dentro de una guerra entre vampiros, Jacob comienza a creer que está perdiendo la cordura. Esos susurros y una sensación de la presencia de Kristair están creciendo dentro de él y él comienza una lucha desesperada para mantener su propio sentido de sí mismo y la cordura. Pero Kristair no puede ser tan fácilmente silenciado cuando él ha determinado volver a donde pertenece.

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Capitulo 1

U

na sensación. Un pensamiento. Un sentido de individualidad llamó mi atención y me despertó. Yo iba a la deriva en el remolino de muchas consciencias, no sabía por cuánto tiempo. El tiempo no tenía significado aquí, o La Ascensión existía fuera del tiempo, o todos los puntos del tiempo a la vez. No sabía cuál. Sólo ahora, términos como “yo” y “mi” comenzaban a formarse en mi psique; palabras por completo ajenas a la totalidad. Aunque hablábamos con muchas voces, La Ascensión era una mente, un comienzo. Independencia e individualismo no tenían lugar entre nosotros, no tenían importancia. Se pensaba en términos de “nosotros” y “ustedes” y para esta nueva posibilidad de existencia cosas como “yo” o “mi” parecen nuevas, pero de una manera familiar. Palabras que me separaban del todo, distinto en mi propia forma. ¿Por qué soy tan diferente?

—Quédate. Los murmullos empezaron de nuevo, apartándome durante breves momentos de mi individualidad bajo el peso de la colmena de mentes. Otros elementos, otras psiques,

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unas se iban y otras regresaban, en un interminable flujo y reflujo de diferentes mentes, un caleidoscopio de personalidades y almas, moviéndose y cambiando en infinidad de patrones. Me permití a mí mismo incorporarme en el todo sin una lucha. Había mucho que había dejado de aprender y no estaba listo para ser autosuficiente. Al menos, así es como ellos seguían llamándome. Aún había algo que continuaba jalando mi mente, evitando que me hundiera en la inconsciencia. Yo cambiaba, me movía más rápido que las diferentes psiques que buscaban estar atadas a una correa en lugar de propulsarse por sí mismos hacia delante. Mi sistemática búsqueda era interrumpida una y otra vez y perdía la pista de mi propio rumbo mientras las otras mentes venían o me dejaban, forzándome a empezar desde el comienzo. Entonces me di cuenta que la fuerza que me apremiaba no venía de mis compañeros. Era de otro lugar, un lugar más allá de los límites de mi nuevo mundo. Curioso, iba a la deriva. Algunas veces, viejos recuerdos, extraños deseos llegaban a mi mente antes de que los olvidara de nuevo. Me sentía en el borde de la masa de consciencias y me di cuenta que todavía había otro lugar más allá de mi nueva vida. De algún modo, logré encontrar mi camino a los límites exteriores de la barrera y me forcé a abrirme hacia el otro lado. No estaba seguro cómo logré la proeza, era como si mis ojos estuvieran abiertos de nuevo. O quizás con un término más adecuado podría ser que mi mente volvía a despertar. Todas las existencias desplegadas frente a mí, otras dimensiones, universos, galaxias, civilizaciones enteras comenzando a nacer y otras muriendo. Me congelé. La inmensidad del más allá era atemorizante, terrorífica en su extensión y grosor. Era tan 6

enorme, que nublaba mi mente, increíble e insondable para un solo individuo. Ahí afuera estaba solo, mientras que aquí adentro de mi burbuja tenía constante compañía. No. Me quedaría aquí donde estaba seguro. Yo sólo era un recién nacido que necesitaba estar con mi familia. Entonces me llamaban de nuevo. No eran palabras, no eran pensamientos detrás de esto, sólo eran emociones puras que alejaban mis miedos con una abrumadora sensación de pérdida y desesperanza. Me deslicé a través de la barrera que me separaba del resto de las existencias y seguía solo. La llamada era más fuerte aquí, casi de una intensidad agonizante. Mi psique tomaba una forma que yo reconocí y temblé. Mi mente giraba rápido, tratando de descifrar lo que significaba todo esto. Podía oír a los ascendidos murmurar llamándome, diciéndome que regrese a casa. Había algo acerca de ellos y el sonido único que ellos hacían era importante y tentaba a mi memoria. Pero el otro ruego era fuerte, casi gritaba y opacaba a los ascendidos y mi naciente entendimiento. Aún así, yo no sabía cómo cortar la conexión. Mientras luchaba con el dilema, otra presencia emergió a mi lado. Su semblante era tan delgado como el mío. La conocía. De algún momento que no recordaba. ¿Por qué no podía recordar? La había tocado en una o dos ocasiones dentro de la masa, de eso estaba seguro. Pero de ahí no era de donde la conocía. Era de algún otro lugar, lejano y olvidado. Su cabello era dorado oscuro, sus serios ojos cafés. De alguna manera ella parecía ser más parte mía que los otros ascendidos, pero no sabía por qué. —No deberías estar aquí.— Su voz era suave, gentil y persuasiva. —No estás listo todavía. —Lo sé,— contesté y estudié su cara, buscando la elusiva pista que pudiera causar que todo cayera en su 7

lugar. Ella me ofreció su mano. —Ven con nosotros, ven a casa. Empecé a ir hacia ella, la dulce canción de las otras mentes me inundaban llamándome desde el confortable anonimato. Entonces dudé, retrocedí como si me sujetara, jalándome hacia la llamada desconocida. A través de la conexión podía sentir su agonía, una desesperada soledad y rabia. Grité, mi mente giraba ante el breve contacto. —Es tiempo de dejarlo ir,— ella dijo acercándose. —Tu antigua vida quedó en el pasado. Eso no te concierne ahora. Sus palabras tenían sentido, pero me encontré a mí mismo alejándome de ella de nuevo, evadiendo su mano. Sentía que si ella me tocaba, la conexión entre yo mismo y mi desconocido titiritero sería destrozada si La Ascensión me envolvía de nuevo. Quizás era un tonto pero no quería perder esa parte de mí mismo que me hacía distinto del resto. —No… aún no. —Si es tu deseo.— Ella retrocedió, había paciencia en su mirada. —Con el tiempo se convierte en menos propio. Nosotros pensamos simplemente en tranquilizar tu incomodidad. Los dos lados me jalaban. Uno ofrecía consuelo, nuevos conocimientos y constante compañía, el otro confusión y dolor. Esa era una ridícula decisión, aún así me encontraba a mí mismo autorizando al otro lado a jalarme más. Necesitaba más. Ella desapareció en un flash de confusas imágenes, demasiado rápidas para comprenderlas. Un distante mundo 8

azul con remolinos blancos apareció ante mí y fui lanzado hacia eso. Entonces eso cambió a un laberinto de concreto, vidrio, aromas y sonidos que me dejaron adolorido. Él llamó de nuevo. ¿Él? Luché por darle sentido a todo, pero el rompecabezas se rehusaba a completar la sensible imagen. Él me llamaba. ¿Quién era él? Demasiada información me bombardeada, un mundo entero de sensaciones, memorias y palabras. Era doloroso y luchaba por alejarme de nuevo. Asustado, quería - no, necesitaba - ir de regreso a donde pertenecía. Pero él no podía dejarme. ¿Quién? La palabra cayó inmóvil. Jacob.

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Capítulo 2

L

a banqueta estaba llena de gente disfrazada en una curiosa mezcla de personajes de horror y de historietas. Jigsaw( 1 ) en su clásico traje blanco y rojo interactuando con Jay and Silent Bob( 2 ). Carrie con su vestido de graduación manchado de sangre amontonándose con la multitud que recorría la calle, estaba con un tipo que portaba un muy real protón pac(3) atrapado en su uniforme de caza- fantasmas. Eso era irreal. Esta noche(4), el año pasado, en este lugar había visto a Kristair. Perdido en los recuerdos, indiferente a la gente que me rodeaba, permanecía congelado, acunando una rosa en mi mano. Escuchaba murmullos de maldiciones detrás de mí de los otros estudiantes que se veían obligados a desviarse. Para la mayoría de ellos esa era una fiesta sin más intención que la promesa de alcohol, una noche de desinhibida celebración. El año pasado yo era uno de ellos. (1) Jigsaw = John Kramer, personaje de las películas de horror saw, conocido como el arma que utiliza un serrucho (2) Jay and Silent Bob, personajes de ficción que aparecen en la película dieciséis velas. (3) Proton pack, pieza de acelerador nuclear creada por los cazafantasmas, (4) Se refiere a la noche de Halloween del año anterior.

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Eso era parte de otra vida. Este año, las cosas eran diferentes. Diferentes en muchos aspectos, me dolía la cabeza de tratar de procesar todos ellos de una vez. Tony se había ido. Las últimas palabras que le había dicho estaban llenas de odio y furia. Eso me carcomía durante las largas y oscuras horas antes del amanecer, cuando seguía acostado, despierto con mis brazos vacíos. No sabía si mi amigo había sobrevivido a su viaje a Roma o cómo lo habían tratado en el sindicato. Me preguntaba todo eso cada vez que cerraba los ojos y oía los gritos de Tony pidiendo misericordia. O cuando su mamá llamó con la esperanza de que quizás Steve o yo hubiéramos oído de él. O cada vez que caminaba por nuestro viejo y vacío departamento. Podría no saber nunca lo que le había sucedido. Acepté eso como parte de la sentencia de mi propio infierno privado. Tony, Steve y yo habíamos sido los mejores amigos desde el primer día que se nos asignó el mismo horrible dormitorio de estudiante de primer año. Quizás dos años y medio no era mucho tiempo para algunos, y sabía que las amistades iban y venían, pero no para nosotros, o eso pensaba. Nosotros éramos más que amigos; éramos hermanos. Seguro que nosotros habíamos compartido algunas explosiones en el pasado, pero al final siempre habíamos estado ahí unos para los otros. Hasta que dejé a Tony. Él había tratado de protegerme. En lugar de reconocerlo, yo le había echado mi propio dolor e ira por la muerte de Kristair. No se me ocurrió hasta mucho después que él había actuado debido a la poca información que le permitimos tener. Quizás si hubiera sido honesto con él…Mierda. Eso era el mismo circulo: quizás.., qué-si.., lamentaciones... Era una maravilla que siguiera cuerdo.

Dios, por favor. Sé que no tengo un maldito 11

derecho a pedir nada de ti, pero si tú pudieras darme algo, por favor deja que Tony esté bien. No me importa si me odia por el resto de la eternidad o si nunca sé qué le sucedió, pero por favor no le envíes la muerte. Es todo lo que te pido. Claro, quizás la muerte es preferible a una vida de muerto como la que está viviendo ahora. Algunas veces odiaba la manera que mi cerebro disfrutaba torturándome, consumiéndome malditamente. Steve aún estaba alrededor, a su manera. Él se había distanciado de mí. No podía culparlo, Kristair lo había dejado con los nervios de punta desde el primer día y con todo lo que había sucedido después, de la manera en la que todo se había jodido, no podía evitarlo. Suspiré y me froté la cara con las manos. No, no podía culparlo ni un poco. Siempre había visto a Steve como el hermano mayor que nunca tuve. Steve era la persona a la que acudía cuando tenía un problema que no podía afrontar por mí mismo. Él me escuchaba, algunas veces maldecía y me acusaba de ser un idiota, pero luego me cuidaba y me ofrecía sugerencias en su abrupta manera de hacer las cosas. Ahora, Steve en ocasiones parecía que me tenía miedo. Lo atrapaba viéndome, la expresión en su cara era oscura, casi cautelosa. Eso me dolía como el infierno. Aún así, Steve seguía conmigo. Si yo hablaba, él escuchaba. Si yo llegaba a su nuevo departamento él no me echaba, y en una ocasión él incluso me visitó a mi, una rara ocasión. Él entendía que estuve loco y había jodido a Tony. Pero a pesar de todo eso, en su mente, las cosas seguían ahí y yo no podía hacer nada para que cruzara la línea.

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Gran diversión. La luz del semáforo cambió y crucé la calle, mis ojos fijos en el punto en donde Kristair había estado parado el año pasado. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba haciendo esto, por qué estaba aquí. Para algún tipo de cierre, supongo. Incluso ahora, después de todo este tiempo, Kristair estaba conmigo en casi todo maldito momento, eternamente acechándome, era una constante tortura. A pesar de que nuestra conexión se había roto, mi mente tenía todos los recuerdos de Kristair; aún llevaba su corazón, que palpitaba en extraños momentos sin ritmo ni razón. Al principio tenía la esperanza de que Kristair seguía vivo y que de alguna manera regresaría a mi. Durante largos meses, la esperanza había muerto, él se había ido hacía mucho tiempo, mucho más tiempo del que estuvimos juntos. Aún así, Kristair y yo habíamos sido uno, nuestras almas se habían unido cuando él completó el ritual que salvó mi vida y me permitió caminar de nuevo, pero sabía que él había muerto. Nunca olvidaría la última expresión en su cara, la agonía y el éxtasis distorsionando esos elegantes rasgos en una máscara inhumana. Podría tener todos sus recuerdos, pero no había emoción detrás de ellos. Y aunque rara vez lo mostraba en su cara, Kristair tenía más emoción en su interior que la mayoría de los hombres que conocía. Nunca me acostumbraría a su persistente presencia. Algunas veces casi olvidaba que se había ido, sobre todo cuando iba a la deriva en mi sueño o cuando acababa de despertar. Podía sentir su presencia como algo real, hasta me descubría buscándolo. Entonces todo se venía abajo de nuevo y era como si lo volviera a perder otra vez. 13

No podía seguir con eso. De algún modo tenía que dejarlo ir, recuperar el sentido de mí mismo. La personalidad de Kristair era tan fuerte como la mía. De algún modo los años que yo había vivido no eran nada contra los innumerables años que había vivido él. Me encontraba a mí mismo diciendo cosas que nunca había dicho, haciendo cosas de cierta manera que hacía que la gente que me veía murmurara a mis espaldas. Mi mamá, al igual que el Coach Latimer, pensaba que estaba usando drogas. Los únicos que lo soportaban eran Steve y Kayla, pero ellos eran los únicos que sabían toda la historia. La historia real. Incluso así, era difícil para ellos en ocasiones estar a mi alrededor. Veía a Kayla viéndome con sus ojos azules grises muy abiertos al borde de las lágrimas y yo sabía que había echo algo que le recordó a su padre. Había una cierta cantidad de atracción entre nosotros; siempre había sido así. Sólo que ahora yo no sabía si ella reaccionaba a mí o a lo que veía en mí del hombre al que siempre había querido y que había sido para ella más que su protector, y quien había conocido los sentimientos de ella pero nunca los había correspondido. Eso era muy raro. Dios, eso duele. Nada en mi vida me había preparado para este constante dolor del vacío, la continúa depresión que no podía sacudirme. Lo peor era la furia. Hirviendo debajo de todas las cosas que había acumulado y que seguía cambiando: todo el mundo desde yo mismo hasta Kristair y todos los malditos locos en mi clase que pensaban que sabían todo. Tenía una perversa diversión al usar los conocimientos de Kristair y su talento natural con las palabras para golpear duro en los debates. 14

Si, eso era algo bueno que salió de toda esta mierda que confronté el año pasado, pero esas ocasiones no se comparaban al quemante dolor que aún quedaba en mi interior. Alguien me empujó.—Quítate del camino idiota.— Giré la cabeza y le di una fría mirada, irracional furia burbujeaba en mí por la interrupción. Él palideció y se apartó, y entonces la multitud que fluía a mi alrededor creó un pequeño espacio dejándome solo de nuevo. Regresé a mis cavilaciones. Vi de nuevo el punto en que lo había visto y mis ojos ardían. No había llorado desde la noche en que Kristair había sido asesinado y no quería empezar de nuevo. Algunas veces deseaba nunca haber captado su atención, nunca haberme encontrado con él. Esos momentos no duraban mucho ya que al menos, al final sabía lo que era amar a alguien, realmente amar a alguien. Estoy seguro que la mayoría no entendía cómo podía haber logrado más que una profunda conexión con él cuando sólo habíamos tenido tan poco tiempo para estar juntos. Cuando éramos tan diferentes como dos personas podían serlo. Déjalo. Levántate y avanza. Ahí afuera hay otros chicos o chicas, también te gustan las chicas. Al menos ellos te harían olvidar. Si, había oído todo eso. Pero cuando sostienes a alguien en tus brazos y oyes cada pensamiento que ha tenido, los buenos y los malos, sientes cada maldita emoción que haya experimentado, ese tipo de relación nunca regresará. No quiero nada menos de lo que tuve con él. Kristair me amaba, incluso con todo mi orgullo y necesidad de dominar. Me amaba a pesar de su propia 15

arrogancia y sabiendo, de hecho, que yo ni siquiera era tan competente, él siempre sería más fuerte, sabio y astuto de lo que yo era. Nosotros luchábamos, resolvíamos y extraño joder con él. Quiero sostenerlo de nuevo, quiero hacerle el amor. Dios, sólo quiero saber si él puede oírme, puede sentirme. Una sabia mujer me dijo una vez esto: un día encontrarás a alguien cuya sola presencia te sanará. Cuando lo hagas todo lo que pensabas en tu vida, cada dura experiencia, cada prueba valdrá la pena porque estará ahí. Sólo que ella nunca me dijo cómo manejar eso cuando se fuera y me dejara solo, y yo fui demasiado cobarde para preguntarle. Lo que lo complicaba era el hecho de que no estaba seguro de que nunca vería de nuevo a Kristair después de su muerte. Mis muy arraigadas creencias sobre la vida y la muerte y la vida después de la muerte me sacudían desde el interior. ¿Quién dice lo que sucederá? Quizás él no está en el cielo. Quizás él sólo está en el vacío, olvidado. Solo quizás, excepto por esos pocos meses que pasamos juntos yo esté solo por el resto de la eternidad. Ahí no había más nada que yo pudiera hacer, sólo decirle adiós, así regresaría a nuestro comienzo. Me había rehusado visitar el almacén. La oficina de Kristair había sido reconstruida y ahora pertenecía a Kayla. Eso de algún modo parecía ajustarse a lo que estaba haciendo aquí bajo este farol en donde lo vi la primera vez. Toqué la cabeza del griffin en el torc alrededor de mi garganta. Esa era la única cosa que me había dejado mi amante. Yo llevé la rosa de Baccara a mis labios antes de dejarla caer, la luz iluminó sus oscuros pétalos cuando caía al frío e impersonal cemento.

Adiós, Kristair. 16

Mi garganta se cerró. ¿Qué es lo que podría decir? Parpadeé rápidamente, y me giré hacia la multitud. No había avanzado mucho cuando algo profundamente instintivo me hizo detener. Continué con un lento ritmo, escaneaba la calle, la multitud de borrachos, con sus disfraces, vi pasar a un hombre que me veía con un porte de depredador. Por un segundo, juré que mi corazón se congeló en mi pecho. No, no de nuevo. La furia regresó. Diablos no, no de nuevo. Empujé el camino hacia mi acechador, pero cuando llegué al punto no encontré nada. Estaba alucinando, me giré, examiné a todo el mundo y a todas las cosas. Mis compañeros estudiantes se mantenían alejados. Debí parecer loco. Entonces la duda aumentó, alejando algo de la ira. Estaba perdido. ¿Sería que había invitado a viejos fantasmas con mi muy emocional ritual? Veía cosas o creía verlas. De cualquier manera, eso estaba hecho. Disgustado conmigo mismo, me giré hacia el dormitorio. Si me mantenía colgado a mi pasado nunca podría superarlo. Perdido en mis propios pensamientos, me tomó algunos minutos darme cuenta que estaba siendo vigilado. Esta vez mi ira era fría, no lograría nada corriendo, alejándome, escondiendo la cabeza de las sombras que me perseguían. Con deliberada indiferencia, levanté el cuello de mi chaqueta y aproveché la luz roja del semáforo para cruzar la calle y estudiar a mis alrededores forzándome a mí mismo a verme lo más despreocupado posible. Y con el humor del momento era una pequeña proeza. Nada fuera de lo ordinario. Más estudiantes disfrazados, sólo que algunas de esas máscaras podría 17

ocultar a un depredador. Excepto que había aprendido que los depredadores rara vez se escondían, especialmente cuando cazaban. Ellos estaban entre nosotros todo el tiempo. Kristair me había introducido a su lado del mundo con todas sus propias y extrañas reglas y el constante peligro. Totalmente, Pittsburgh me recordaba Gotham(5), un lugar no bastante cuerdo, donde los sobrevivientes eran tan terribles como los villanos. Rascacielos se elevaban hacia el cielo, enormes monstruos de acero y piedra. Algunos se esforzaban manteniéndolos limpios, lavando las décadas de hollín que dejaban las industrias. Renovaciones trajeron vidrio y acero en algunos, pero sin importar lo que hicieran me parecían como prostitutas que trataban de ocultar la suciedad y la desesperación de su rostro con una capa extra de maquillaje. Sin embargo, amaba este lugar. Tenía tanto carácter, que aún siendo yo un chico sureño, éste era el hogar que había escogido. La luz se puso en verde y cuando me detuve en la orilla de la banqueta, el vello de la nuca se me erizó con la advertencia de un depredador. Mi acechador seguía y me hizo muy consciente de la pistola que llevaba junto a mi piel desde hacía meses. —Estás siendo seguido,— la voz de Kristair murmuró en mi mente, removiendo el viejo y familiar dolor. No era como una gran puñalada, se sentía más como una costra que uno removía demasiadas veces y aún sangraba. —No,

maldición,

Sherlock,—

contesté

con

un

gruñido. (5) Gotham, Jelem, Ciudad al oriente de Polonia en el que describían a los judíos que Vivian ahí de muy estupidos. Apodo dado a la ciudad de Nueve York.

18

Silencio. Así era como me había imaginado finalmente que saliera, pero no era mi amante tratando de llegar a mí. Kristair podría haber contestado, pero esa voz nunca lo hizo. No era más que su eco, recuerdos, instintos advirtiéndome, lo quisiera o no. Instintos perfeccionados durante miles de años me alejaban del campus hacia un laberinto de pequeñas calles interconectadas con callejones y puertas de servicio. Un perfecto lugar para una emboscada o una trampa. Sólo podía ser alguno de los hombres de Ussier queriendo hablar conmigo, pero ¿ellos no habían oído hablar de los malditos teléfonos? O podría ser un tipo diferente de monstruo que un vampiro. Después de todo, si una leyenda existía, ¿por qué no otra? Mi corazón se aceleró y mis sentidos se agudizaron. Mientras me movía en las profundidades, liberé las restricciones que mi mente tenía sobre mi cuerpo. El cazador estaba despierto, pero yo no era ninguna maldita presa. Al menos ya no. Agudicé mi ira y la mantuve cerrada en mi interior, permitiendo llenarme de su fuerza. El atacante entraba en el oscuro callejón lleno de basura y olor a orines. La única iluminación era de un pequeño foco que parpadeaba al fondo del callejón. Ese era un escondido lugar en donde si un grito se escapaba, nadie se molestaría en investigar. La luz mercurial apenas y llegaba ahí. Tres de ellos entraron, con colmillos y garras, pero yo estaba listo. Exploté en la acción, evadiendo el brazo del primero al que le dí un duro empujón y lo envié contra el muro. Ellos se detuvieron sorprendidos por mi fuerza y rapidez. Me giré y pateé al segundo y al tercero que cayeron al suelo. Quería seguir el ataque, golpearlos con mis puños y 19

toda mi ira hasta que no quedara nada de ellos. Quería seriamente poder probar el caliente y agudo sabor en mi boca. En lugar de eso apreté los dientes y saqué la pistola de la pretina de mis pantalones retrocediendo para cubrir a los tres. —No puedes matarnos con tu arma,— uno de ellos dijo, una mujer en la mitad de sus treinta con el cabello castaño enmarañado hasta los hombros. Su sonrisa podría haberme helado hasta los huesos hace un año, en otra vida. —Quizás no,— contesté con una sonrisa fría y arrogante, mi mano sosteniendo firme la pistola. —Al menos golpearía tu corazón. Estas balas son suficiente para hacer explotar tu escuálido y jodido pecho. Créeme. He practicado y soy lo suficientemente rápido. Verán, he aprendido cosas. Hay dos maneras de matar a un vampiro, destruyendo su cabeza o su corazón. Incluso si no logro matarlos con un disparo, necesitarán sangre para sanar. ¿Quieren correr el riesgo? —No eres un asesino,—otro dijo, su cara era una máscara de cicatrices, desfigurando sus rasgos en un espantoso y permanente ceño fruncido. —Maldición, eres feo,— provoqué. —Ahora díganme qué quieren.— Malditos vampiros. ¿Podría liberarme de ellos? Era suficientemente malo saber que compartía la ciudad con ellos, incluso era peor saber que no todos eran malos a pesar de lo que algunos nos habían hecho a Kristair y a mí; después de todo me había enamorado de uno. Pero si no volviera a ver a otro en toda mi vida estaría bien con eso. —Sabes quiénes somos, niño,— la mujer dijo. —Y qué queremos,— cara cortada agregó. 20

El tercero permaneció en absoluto silencio. Entonces ellos empezaron a moverse separándose. De esa manera si les disparaba sería difícil que pudiera darles a los tres antes de ser atacado. Aún así dudé y mi dedo se congeló en el gatillo. —Ilumínenme,— bufé, mi corazón se aceleró debido a la adrenalina.

—No permitas que te distraigan. Tómalos ahora y haz

las

preguntas

al

superviviente

después.—

La

hablando

de

fantasmal voz de Kristair dijo.

—¡Cállate!—

Por

amor

de

Dios,

distracciones. La risa burlona de la mujer hizo eco en las paredes. —El antiguo encerró en tu cabeza sus secretos.— Bilis amarga subió a mi garganta tan rápido que casi me ahoga. —Nosotros estamos aquí para llevarte a Roma y abrir tu mente igual que un huevo y sacar todo lo que tengas escondido. Antes de que mi ira y miedo invadieran mi maldita consciencia ellos atacaron de nuevo. El silencioso corrió hacia un lado de mí, yo medio me giré, disparé y la bala rozó su sien. Entonces ellos me atacaron, la pistola cayó de mi mano y me moví por el callejón. Empujé a uno con el hombro en sus costillas y le di a otro un puñetazo en la cara, sus huesos crujieron bajo mi puño. Entonces mi pie quedó atrapado en una maraña de furiosas extremidades. —¡No van a tener nada de mí!— Bufé, luchando por liberar mi pie. El sindicato. Joder, oh joder, ellos regresaron y si logran someterme me llevarán a Roma, entonces la muerte 21

de Kristair sería en vano. Ese único pensamiento fue suficiente para enviar más fuerza para la lucha a mis venas.

—Mátalos. Mátalos a todos.— No estaba seguro si ese pensamiento era mío o de Kristair. Ellos eran los únicos responsables de la muerte de Kristair. Ellos, todos iban a pagar. Mi sangre hervía mientras pateaba. Uno de los vampiros se giró hacia una nueva figura que apareció en el callejón. ¡Joder! Debí de pensar en la posibilidad de refuerzos. El recién llegado sacó una espada mientras la mujer vampiro se ponía de pie, retrocedió girándose hacia el cuarto. Entonces un flash plateado y la cabeza de ella salió girando en otra dirección mientras el cuerpo caía en un montón sobre el suelo. Mi estómago se tensó, la ira y el instinto asesino desaparecían. Repentinamente ya no era más un juego. El vampiro silencioso se giró hacia la nueva amenaza, dejándome para detener al bastardo de la cara cortada. Mi nuevo aliado se reía mientras se enfrentaba con su oponente. —No estás listo para una pelea a muerte. Por lo que veo. Empujé al cara cortada mientras el silencioso sacaba su propia espada. Esto era como estar a la mitad de un maldito episodio de Highlander. Una burbujeante risa histérica salió de mi garganta cuando me arrastré, zafándome de mi atacante y tomé la pistola. Mis dedos se cerraban justo cuando tomaban mis tobillos y me giraban.

—Nunca dudes en la guerra. El instinto tomó el control, y disparé hacia el pecho del vampiro. El sonido de la pistola se amplificó, haciendo eco en las paredes. Mi corazón saltaba con cada repetición. 22

El vampiro cayó de espaldas, su cuerpo era un grotesco lío, la bala había causado un gran agujero destrozando carne y huesos. Mi mano - diablos, mi cuerpo entero - temblaba, luchaba por ponerme de pie y desprenderme del cuerpo de cara cortada. ¿Le di en el corazón? El recién llegado aún luchaba con el silencioso, danzando en el callejón en rápidos movimientos, nada, sólo un remolino de sombras captaban mis ojos. Cara cortada estaba junto a mí, su mirada aún consciente, sus dedos tensos. La herida comenzaba a cerrarse, la piel cubría el hoyo. No iba a quedarme a ver lo que sucedía. Busqué en mi chaqueta por las balas de repuesto. Luchaba por la urgencia de gritar. Apreté los dientes. Nunca pensé que realmente usaría esa maldita cosa. Eso era diferente a practicar enojado. Los ojos del vampiro se abrieron más cuando yo apunté hacia su cabeza. Trató de empujarme. Yo me sostuve.

—Nunca vaciles,— mi siempre-presente guardián incitaba de nuevo. Disparé a su cráneo, forzándome a mí mismo de ver el grotesco resultado, para poder estar seguro. Náusea subió a mi garganta. No sería capaz de sanar de eso. Giré mi atención a los dos que luchaban y corrí a ayudar. —Hey, ¡maldito loco!— El silencioso se detuvo, moviendo su mirada hacia mí. Entonces otro flash de plata y su cabeza salió girando, rociando fría sangre sobre mi cara. Yo me arqueaba. Me incliné y sostuve mi estómago, froté mi cara con mis temblorosos dedos. Mi piel estaba fría. Oh Dios, nunca voy a quitar ese olor y sabor de mí. —Pulverizaste la cabeza de un hombre y ahora tienes 23

dolor de estómago por un poco de sangre,— el recién llegado murmuró. Había algo en esa voz que era extrañamente familiar. —¡Jódete! Lo siento. No había probado nada como eso.— Me limpié la boca con la mano y me obligué a enderezarme. —¿Quién eres? ¿Uno de los amigos de Ussier?— Sabia que había sido descortés, el tipo probablemente salvó mi trasero, pero mis nervios estaban al límite. Entrecerré los ojos tratando de ver mejor sus facciones, pero el extraño estaba cubierto por las sombras de la pared y francamente yo no tenía deseos de acercarme a él o a su maldita espada a menos que tuviera que hacerlo. —Creo que Steve tiene razón. Tu instinto de conservación es de un suicida. Sin mencionar que estás por encima de los idiotas. ¿No eras tú quien siempre decía que si cargabas una pistola deberías estar preparado para usarla? Estaba congelado cuando él metió la mano en su bolsillo, sacando un momento después el encendedor, prendiendo fuego a cada uno de los cuerpos. Las llamas hicieron erupción, iluminando el callejón con sus parpadeantes lenguas. Juro que mi corazón se detuvo y mi estómago se tensó. No podía alejar mis ojos del hombre parado a pocos metros de mí, me acerqué lo suficiente para asegurarme que no estaba soñando. A menos que finalmente hubiera perdido la razón. Ese no era un alegre pensamiento. —Debes de asegurarte, Jake. Dudo que tenga la fuerza para sanar su cabeza, pero no puedes correr el riesgo. —¿Tony?

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Santos infiernos, era él. Pálido, su mirada dura y tonta como siempre, casi borrada bajo algo de tensión. Yo estaba completamente seguro que él nunca tendría problemas para conseguir chicas. —El único.— Sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos. —¿Qué haces aquí?— Llevé mi mano a mi corazón, no quería que se oyera tan agresivo. —Espera, así no es como quise decirlo. —¿Quieres decir por qué estoy aquí, salvando tu tonto trasero, después de lo que me hiciste en el almacén? Maldición, si eso no era ir directo al punto doloroso. —Tony, yo… —No, no digas eso. No quiero oírlo, Jake. Estoy aquí porque tengo una deuda contigo, por la parte que jugué esa noche. Cerré la boca. La culpa era aplastante, incluso aunque sofoqué más disculpas. —Considérate debidamente advertido. El sindicato piensa que tu amigo dejó sus secretos en ti y ellos los quieren. Ellos no se detendrán ante nada, sólo quería estar seguro de que lo supieras.— La mandíbula de Tony se tensó y sus ojos brillaron con la luz. —Me debes mucho, podemos resolverlo aquí o me alejo y nunca trataremos uno con el otro nuevamente. Un fuerte peso cayó sobre mí, bajé los hombros. ¿Qué había esperado? —Lo siento— ¿Un abrazo y todo se solucionaría? Las cosas no funcionan de esa manera, no en el mundo real. Pasé mi mano por el cabello y sólo logré cerrarlas en un puño con el esfuerzo. Mi garganta estaba cerrada y me tomó un momento poder hablar. —Tienes 25

razón, te debo mucho. ¿Qué es lo que necesitas que haga? No podía creer que estuviera sucediendo eso. No podía creer que él estuviera aquí, que estaba hablando con Tony después de todos estos meses de preocupaciones y angustia. Lo que fuera que quisiera lo haría, y esperaba de alguna pequeña manera reparar el hecho de que no evité que lo empaquetaran en un ataúd y lo enviaran con mis peores enemigos. —Necesito que vayas con Ussier por mí y le pidas una audiencia en mi nombre. Él puede escucharte a ti porque tú estuviste conectado con Kristair. ¿Cómo podía oírse tan malditamente calmado y renovado? No había expresión en su cara. Era desconcertante. Incluso el odio sería mejor que esa horrible indiferencia. Daría mi felicidad de tener la oportunidad de tomarme una fotografía con la NFL(6) a cambio de una de sus malditas y tontas sonrisas. —¿Perdiste tu maldita mente?— Eso repentinamente me golpeó. Tony se había arriesgado a entrar en la ciudad ahora con una sentencia de muerte sobre su cabeza. Si lo hubiera visto cualquiera de los otros vampiros de Pittsburgh que responden a Ussier…. —¿No pudiste llamarme y advertirme? ¿Preguntármelo entonces? —No estaba seguro de que escucharas.

te

—Una historia muy conveniente. Eres atacado, él salva,— Kristair murmuró, siglos de instintos de

supervivencia y paranoia me golpearon. Entrecerré los ojos y vi los restos de cuerpos tirados alrededor de nosotros. —¿Tú no montaste esta escena? (6) NFL: liga nacional de fútbol (siglas en ingles)

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—Jesucristo, Jake.— Por un segundo, la máscara de Tony se deslizó y vi un poco de su antigua exasperación, aunque él nunca mostraba tanta como Steve lo hacía. Justo tan rápido como la irritación fue reemplazada por la ira, el alivio fluyó en mí. Él no era un robot al que le lavaron el cerebro. Tony seguía ahí en algún lado, debajo de esa nueva fachada. Él todavía tenía sentimientos y esos eran suficientes para silenciar los instintos de Kristair. —No, idiota. No me propuse esto sólo para estar del lado de los buenos. Y me importa un bledo si odias mis entrañas, porque tú no estás en mi lista de personas confiables tampoco. Tú me lo debes, Jake. Ahora, ¿vas a concertar esa reunión o no? —Claro que lo haré y no odio tus entrañas. Lo siento. Sé que no quieres oírlo pero lo siento. Si pudiera regresar… —No puedes,— Tony interrumpió. —No se puede regresar. Y así era, se quedó colgado entre nosotros, el remordimiento y la culpa. Suspiré y revisé mi pistola, para asegurarme que tuviera el seguro antes de guardarla en la pretina de mi pantalón. —Trataré de hablar con Ussier esta noche. Kayla puede saber como localizarlo. Hablaré con él, ¿pero cómo diablos se supone que logre contactarme contigo para hablar sobre el acuerdo? Tony sacó un papel de su bolsillo y me lo dio. —El número de mi celular. Otro favor, no se lo digas a Steve. Al menos no hasta que sepamos cómo van a quedar las cosas. Más culpa. Steve se iba a enojar si sabía que le había ocultado esto. Él se había preocupado por Tony igual o quizás más que yo. Él siempre era la mamá gallina del grupo. Pero con un poco de esperanza. Quizás esto significaba que Tony regresara para bien y quizás, 27

encontráramos el camino para reparar la amistad. La esperanza era la eterna primavera y toda esa mierda. Pero yo no podía evitar desearlo. —Te llamaré.— Vacilé. —Es bueno verte, hombre. Tony quebró el momento embarazoso, alejándose. La espada estaba oculta bajo el abrigo que llevaba. Lo vi alejarse, mi estómago duro y mis manos en los bolsillos. Quería gritarle que regresara. Quería disculparme de nuevo, rogarle que me perdonara. Pero permanecí en silencio. En la esquina él se detuvo y se giró hacia mí. —Por el amor de Dios, Jake. En el futuro, por favor evita tratar de tender emboscadas en los callejones. Antes de que pudiera responder, la sombra lo envolvió y se fue.

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Capitulo 3

A

ún en un estado de miseria e indecisión, me encontré a mi mismo afuera de la puerta del dormitorio de Kayla. Pasé mi mano a través de mi desarreglado cabello, tratando de arreglarlo, y le pedía a Dios que no hubiera rastros de sangre en mi cara. Ella enloquecería. Me había lavado lo mejor que pude en una fuente, tiré mi camiseta y me congelé hasta las bolas en el proceso. Al menos mi chaqueta era oscura. Me hice una nota mental de comprar una nueva y quemar esta. Mientras la mantuviera cerrada ella no se daría cuenta de la fea pelea que había tenido. Oí música a través de la puerta, suave y romántica mientras una mujer cantaba „Un amor no ordinario‟(7) en una sugestiva voz. Vacilé; debí de haber llamado primero en lugar de aparecerme aquí. Pero no tenía otra idea de cómo contactarme con Ussier. Después de una larga pausa de mi golpe a la puerta, giré sobre mis pies para irme cuando Kayla abrió la puerta, acomodándose un mechón de su cabello castaño claro detrás de su oreja. Su sonrisa de bienvenida murió en sus ( 7 )‘No ordinary Love’ sencillo del disco Love Deluxe, 1992 del grupo Ingles Sade

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labios. —¡Jake! ¿Qué haces aquí? No esperaba verte esta noche. Esta noche. Mi, de alguna manera, noche de aniversario con Kristair. Sí, yo había estado evitando a todo el mundo. Le di una sonrisa sin entusiasmo, con una mirada de preocupación casi paternal. Verla era un shock para mi sistema debido a la intuición de Kristair tan activa en mí. —Pequeña. Los recuerdos fluían en mi mente, Kayla como una adolescente con sus ojos llenos de rabia, sus extremidades largas y delgadas. Con desafío y miedo en sus ojos abrazaba una mochila contra su delgado pecho, y entonces otro recuerdo, ella acostada en la cama con sus manos bajo su mejilla mientras Kristair la cubría con un cobertor. —¡Detén eso! Soy Jake, no Kristair. Soy yo mismo. Solo detén eso,— dije con furia y los recuerdos se desvanecieron. —Te ves como loco.— Kayla se hizo a un lado para que entrara a su pequeño cuarto y revelando a Steve, quien estaba sentado en el borde de la cama con un aire de alguien que está acostumbrado a estar ahí. Él frunció el ceño, lo conocía lo suficiente para reconocer el recelo en lo tenso de sus hombros y en la preocupada expresión de su cara. Oh, maldición. No había contado que Kayla tuviera compañía y menos aún que fuera él. Podía despedir a cualquier otra persona, pero eso era más difícil siendo Steve. ¿Por qué estaba acompañándola? De algún modo evité preguntar qué diablos estaba haciendo en el cuarto de ella tan tarde. 30

¿Tarde? Jesús, eran apenas las diez. Realmente necesitaba tener contacto con la realidad. No quería tratar con Steve ahora, especialmente con el secreto de Tony colgando de mi cabeza. Ya era malo que involucrara a Kayla, pero tenía que mantenerlo tanto como pudiera fuera de esto. Después de lo que sucedió la última vez, comencé a ser sobreprotector con el amigo que me había quedado. Tampoco iba a invitar a un nuevo amigo a entrar en mi vida. Vacilé en el marco. —Hey,— logré saludar, alejando la mirada para evitar que viera la culpa. Tony estaba en Pittsburgh y yo no podía decirle una maldita palabra a Steve acerca de él. Estaríamos amontonados en el cuarto de Kayla los tres, el espacio se veía incluso más pequeño por las largas piernas de Steve, aunque yo era más pequeño, no era pequeño. Demasiado amontonados. —Lo siento. Regreso en otro momento. —No seas estúpido.— Kayla me jaló al interior, y se sentó en la cama al lado de Steve, quien dobló las piernas. —Dime qué sucede. Steve se inclinó hacia delante y descansó sus codos en sus rodillas. —¿Qué sucede? , te ves hecho una mierda. Pasé mi mano a través de mi cabello, mis pensamientos corrían en mi cabeza mientras trataba de pensar qué decir y qué guardar. Secretos. Esos causaron la mayoría de los problemas la última vez. Odiaba los secretos. Ellos me veían, yo jalé la silla de la computadora de Kayla con un pie y me senté antes de volverme a poner de pie y empezar a pasear. —Bien, necesito que me oigan. No voy a poder contestar sus preguntas esta noche porque yo hice una promesa, pero les juro que las contestaré tan pronto pueda 31

hacerlo. Ellos intercambiaron miradas y Steve tensó su boca. Yo alejé la mirada, el ácido subía a mi garganta mientras estudiaba mis manos, tratando de enfocarme en otra cosa que no fuera la reacción de mis amigos. Había matado de nuevo esta noche. El pensar en eso aún y cuando fue en defensa propia, hizo que se me revolviera el estómago. Yo no era un guerrero como mi amante, capaz de quitarle importancia a eso y ver hacia delante a la siguiente pelea. Solo quería que me dejaran en paz y poder recuperar mi vida. Quería jugar fútbol y comprarle a Ma una nueva casa, no pelear una guerra que en primer maldito lugar yo no empecé. Sorpresivamente me sentí exhausto, agotado, hasta que la suave voz de Kayla me sacó de mis oscuros pensamientos igual que una caricia. —Te escuchamos. Organicé mis propios pensamientos antes de comenzar y reconsideré mi propia decisión de decirles siquiera algo. —El sindicato vino por mi esta noche.— Kayla gimió y Steve se puso de pie murmurando maldiciones. — Ellos quieren llevarme a Roma, porque piensan que yo tengo la información que ellos quieren. Que ellos trataron de obtener de Kristair. —Nunca. Hice una pausa, sacudí la cabeza, no podía decirles el pensamiento que había tenido. ¿Podría acostumbrarme a la presencia constante de Kristair? Eso se estaba poniendo peor conforme los meses pasaban. el 32

Aparte de todo eso ni siquiera sabía detrás de qué iba sindicato. No realmente. Kristair no había sido

exactamente claro en ese asunto, solo insistía que él no iba a compartirlo. —Oh mi dios. ¿Estás bien?— Kayla preguntó. —¿Ellos no te tocaron, verdad? La mirada de Steve, buscaba lesiones y preguntaba. —¿Dónde? ¿Qué sucedió? —Si, estoy bien. Maté a uno de ellos.— De alguna manera logré decirlo sin estremecerme. Ambos se callaron, eso era bueno, porque evitó las preguntas que estaba seguro volvían loco a Steve. —Gracias por conseguirme la pistola, hombre, y llevarme al campo de tiro. Eso salvó mi trasero. —Esperaba que no tuvieras que usarla.— Steve colgó sus pulgares en los bolsillos de sus jeans y se encogió de hombros. Nuestras miradas se encontraron. Por primera vez en mucho tiempo no estaba el muro entre nosotros. —Yo tampoco, pero lo hice.— Aún podía sentir el sabor metálico de la sangre, aún se ponía mi piel de gallina con solo pensarlo, froté mi piel y la sensación desapareció. Con lo mucho que quería que el sindicato pagara, la realidad de matar a alguien, incluso aunque fuera un vampiro, causaba un nudo en mi estómago. Giré mi atención hacia Kayla. —Necesito ver a Ussier, esta noche si es posible, o al menos hablar con él por teléfono, pero preferiría hacerlo en persona. ¿Crees que puedas conseguirlo? Kayla frunció el ceño. —No debe de haber ningún problema, considerando las noticias. Él ha estado queriendo verme de todos modos. Supongo que ahora es un momento tan bueno como cualquier otro.

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Steve y yo intercambiamos miradas. No tenía mucho interés en que ella me acompañara y parecía que él era de la misma idea. Aunque ninguno de los dos dijo una palabra, Kayla sacó su teléfono celular. No nos atrevimos a sugerirle que ella se quedara atrás. Ella no era el tipo de mujer que se hacía a un lado, incluso aunque fuera por su propio bien. Era la hija de Kristair, debería estar arriba de la lista. Steve se acercó a mí mientras ella hablaba. —¿Qué sucedió exactamente? ¿Cuántos eran y dónde fue? —Tres. Mira, no quiero entrar en detalles, patearías mi trasero por ser un estúpido. —Podría patear tu trasero solo por eso.— Steve me estudiaba, su cara preocupada . —Bien. No me digas lo estúpido que fuiste, pero prométeme que no correrás más riesgos estúpidos. —¿Yo?— Traté de fingir inocencia, solo que mi corazón no estaba en eso. —Bien. Lo juro, voy a tener mi mejor conducta. —Eso no es mucho,— Steve gruñó. —Listo, Jake,— Kayla dijo, guardando el teléfono en el bolsillo de sus jeans. —Él quiere vernos en el bar de Deke en una hora. —¿Dónde está?— No me agradaba pensar que la reunión fuera en un bar, aunque un lugar público era preferible a que Ussier hubiera elegido un lugar privado. — ¿No es un lugar solo para vampiros, verdad?— Ahora eso realmente me asustaba: un bar de vampiros motociclistas en Pittsburgh. —No seas ridículo.— Kayla se rió. —Realmente no hay tantos vampiros en la ciudad, eso podría iniciar una guerra territorial. Un vampiro necesita una gran área de 34

caza. —No es un pensamiento agradable.— Steve gruñó. — Vampiros peleando por quién se alimenta de los humanos. Frío recorrió mi columna. No sabía cómo Kayla podía oírse tan casual acerca de eso. —¿Nos vamos en autobús? —Está cerca de la avenida Forbes. Podemos caminar. —Podemos ir en mi automóvil,— Steve dijo. —Si no les molesta que los acompañe. Definitivamente me molestaba, aunque fuera capaz de evitar que Kayla estuviera a mis espaldas, sería más difícil hablar con Ussier con ambos presentes; Steve iba a querer saber todo e insistiría, no era el momento correcto para contestar sus preguntas. —Realmente, creo que sería mejor idea que fuera solo. No quiero meterlos a ustedes dos en otro lío. Kayla me vio desdeñosa. —Ni siquiera lo pienses, genio.— Dijo sosteniendo el brazo de Steve. —Puedes venir, tú eres parte de nuestra pequeña herida familia. No hay nada que yo no compartiría contigo y sé que Jake piensa de la misma manera. Jalé el lóbulo de mi oreja y me mordí la lengua ante la cara de suspicacia de Steve. —¿Jake? Seguro como el infierno que no estaba interesado en otra pelea. —Claro, hombre. Alguien necesita ayudarme a evitar que esta chica se meta en problemas. Steve se rió y vio a Kayla. —Me parece que deberé evitar que ella te mate. Le dio una pequeña sonrisa y besé el dorso de la mano de ella. A pesar de que la seriedad de las cosas de

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esa noche aún pesaba dentro de mí que era bueno estar con ambos. Quizás por eso no discutí más acerca de que se quedaran atrás. Había pasado mucho tiempo desde que había estado con alguno de ellos sin la sensación que seguía solo y que no podía cruzar la barrera que nos separaba. —Dejen eso y vámonos, niños,— Steve dijo, señalando la puerta. —Me gustaría regresar a casa antes de que esos tipos quieran empezar a comer.

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Capitulo 4

E

stás bromeando. ¿Este lugar es de un vampiro?— Steve preguntó estacionando su vehículo en un pequeño estacionamiento frente al establecimiento. Al cruzar la calle estaba una vieja iglesia de piedra roja con un letrero en una ventana con luz neón con el emblema del lugar y el nombre POOH CORNER(8) ,indicando que ahora era un bar y salón de billar, y no había rastros del motivo original para el que fue construido. Sacudí la cabeza mientras cruzábamos la calle. A las monjas les daría un ataque si regresaran a este sitio. —¿Pooh Corner?— No podría creerlo. Oh, por el amor de Dios, era una versión moderna de El mago de Oz o de Alicia en el país de Las Maravillas, donde realmente te encuentras en una espeluznante fantasía. Una iglesia era el bar de un vampiro y se llamaba Pooh jodida Corner. —Deke tiene un retorcido sentido del humor. Al menos es lo que solía decir siempre Kristair.— Kayla sonrió y tuve la secreta sospecha que ella disfrutaba nuestras reacciones. —¿Lo crees?— Steve murmuró. (8) Pooh corner, literalmente: esquina de pooh. (como winnie the pooh) también expresión en el billar: buchaca de la esquina.

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Metí mis manos en los bolsillos, volviendo a pensar en si había sido sabio estar aquí con ellos. Si algo saliera mal, Kayla y Steve podían salir lastimados. La parte de mi que tenia las memorias de Kristair me decía que confiara en Ussier, pero eso es más fácil pensarlo que hacerlo cuando tienes a la criatura cara a cara y puede asesinarte en un minuto con sus manos desnudas. De nuevo era consciente de la pistola en mi cintura. Dudaba que pudiera detener a un vampiro tan poderoso como Ghedi Ussier. —¿Has estado aquí antes? ¿No es si? —Steve preguntó mientras cruzaba la calle. Más de una docena de motocicletas llenaban la acera del frente del establecimiento. Kayla se rió. —Una vez, para mi cumpleaños número veintiuno.— La sonrisa se fue de su cara. —Kristair no estaba muy entusiasmado con la idea, pero yo insistí. —Oh, Seguro que estaba encantado.— Podía imaginar la expresión de mi amante. Sus labios juntos en desaprobación de esa snob manera en que lo hacía. Aunque probablemente no estuviera de acuerdo con ella, Kristair no podía negarle nada. Kayla siempre había hecho con él lo que quería. Amaba a su hija más de lo que yo creía posible. Eso me hizo entender la manera que Ma se sentía conmigo. Subimos los escalones y Steve abrió la puerta de madera, indicándole a Kayla que no precedía. El bar estaba medio lleno, la mesa de billar de la izquierda estaba vacía y el lugar sorpresivamente estaba bien iluminado. Esperaba que estuviera oscuro, igual al set de una película de horror. A la derecha había varias pequeñas mesas vacías, aunque la mayoría de los duros hombres vestían piel y mezclilla y parecían estar más interesados en el juego que en sentarse 38

a beber. Aunque había algunas mujeres el lugar no parecía seguro. Kayla hizo una pausa, y se dirigió derecho a la barra con un pequeño contoneo. Steve giró los ojos y se pegó a su espalda como una calcomanía. ¿Habría algo que intimidara a esa chica?, yo probablemente correría en otra dirección. Un alto y corpulento hombre estaba detrás de lo que parecía un altar utilizado ahora como barra. Él nos veía acercarnos, no dijo una palabra y continuó sirviendo cervezas. Su cabello era entrecano y sus ojos gris acero, vistiendo una chaqueta Harley. Su expresión era de pocos amigos y muy familiar. Al verlo, todo lo que sucedió la noche que Kristair murió se repitió en el fondo de mi cabeza. Si, recuerdo a Deke, él era uno de los vampiros que se acercaron a Ussier, ayudándolo a tomar decisiones. Algunos clientes nos observaban avanzar, su mirada de pocos amigos y curiosidad eran una peligrosa combinación. —¿Por qué me parece que ella es la única de nosotros que sabe qué diablos estamos haciendo aquí?— Steve murmuró. —Porque tienes muy buenos instintos. —Él te espera en el cuarto de atrás,— Deke gruñó señalando con su dedo una discreta puerta atrás de la barra. Asentí y tomé una profunda respiración. —Ustedes no pueden seguir chicos. Quédense con Deke. —Espera un minuto, genio. Vamos contigo,— Kayla dijo rodeando la barra antes de que pudiera detenerla. —Ciertamente no vine aquí a jugar billar,— Steve

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agregó. —Vamos todos juntos. Asentí. No estaba feliz con toda esta situación. Hubiera insistido en que se quedaran fuera si creyera que funcionaría, pero no valía la pena intentarlo. Seguí a Kayla al cuarto de atrás, ignorando que las miradas entre Deke y Steve echaban chispas. El cuarto que una vez fue el vestidor de los sacerdotes ahora era una oficina. Cajas vacías de embalar sostenían la máquina de fax y la impresora. Era casi de miedo lo normal que parecía, vampiros como cantineros y bibliotecarios. ¿Quién lo pensaría? Seguro como el infierno que yo no; no el año pasado. Para mi sorpresa, Ussier estaba ahí, sentado en una silla con ruedas de oficinista, trabajando en modificar algunas balas sobre la mesa frente a él. Cuando entramos apagó la televisión y se puso de pie. —Niña, qué bueno verte,— dijo levantando en sus brazos a Kayla. —Tío Ghedi.— ella le besó una mejilla. —¿Te has mantenido fuera de los problemas? —No. ¿Realmente esperas eso de mí? Ella se rió. —No. Es bueno verte de nuevo. Juro que mis cejas subieron hasta la línea de mi cabello cuando ella llamó al Ussier Tío Ghedi. Ella debió conocer al tipo desde que era niña, ese vampiro en particular no tenía el tipo de tío para nada. Él debería de verse amistoso con su cara redonda, ojos grises y hoyuelos. Pero más que cualquier otro vampiro tenía un aire de peligroso e inteligente depredador, que borraba toda la calidez que pudiera tener. Steve capturó mi mirada y murmuró, —¿Tío Ghedi? Encogí los hombros y murmuré. —Ella adoptó un 40

vampiro como padre cuando era niña. ¿Qué podrías esperar? —Lindo que lleve todo ese extraño bagaje. Casi me reí, eso era igual que en los viejos tiempos. Excepto por el hecho que estábamos en la parte de atrás del bar de un vampiro motociclista, teniendo una reunión privada con el tipo que era el jefe de todos ellos. —Amén, hermano. —Chicos, he sido descortés,— Kayla les hizo señas para que se acercaran. Me acerqué y estreché la mano de Ussier. Él no era el tipo de hombre al que quisieras faltarle el respeto si te cruzas con él, sin importar lo mucho que te pusiera la carne de gallina. Tenía una poderosa mirada, era la manera en que él cuidaba de sí mismo. Los recuerdos de Kristair se movían. —Señor. —Señor Corvin.— asintió y giró su atención a Steve. —Señor Teasia, bienvenidos. ¿Les gustaría una cerveza? Deke tiene una mezcla especial. No le digan que la he compartido con ustedes. —No, estoy bien.— no deseaba tratar con „la mezcla especial‟ de la cerveza de Deke. Aunque debería relajarme, esos tipos salvaron mi culo hace seis meses, pero su mundo era totalmente diferente al mío y era un constante recuerdo que trataba de dejar atrás. Steve y Kayla también declinaron la oferta y Ussier señaló una pequeña mesa. —Vayamos a los negocios. ¿Qué es lo que quería decirme señor Corvin? La „pequeña señorita problemas‟ aquí dice que es urgente. Mi mente giraba mientras me sentaba ante la mesa. Kristair me hacía varias sugerencias de cómo debería de 41

hablarle a Ussier acerca de que Tony seguía vivo sin que los otros se enteraran. —Al que mandó a Roma en la primavera ha regresado con información.— La facilidad con que hablé el latín me sorprendió a pesar de lo acostumbrado que estaba de tener los conocimientos de Kristair encerrados en mi cerebro. Kayla juntó las cejas y Steve frunció el ceño, pero si Ussier se sorprendió no lo mostró en su rostro moreno. — ¿A pesar de las consecuencias? ¿Qué lo hizo correr el riesgo?— preguntó, respondiéndome también en Latín. —Desea una reunión con usted.— El esfuerzo de mantenerme calmado y dueño de mi mismo me estaba agotando. Era como si estuviera en una diferente piel, o que alguien hablara por mi boca mientras yo me quedaba en segundo plano. —¿Con respecto al sindicato? Kayla estaba viendo a la mesa con una pequeña arruga entre sus cejas. Ella parecía perdida en sus pensamientos. El ceño fruncido de Steve se profundizó y sentí culpa de nuevo. Sería afortunado si me volvía a hablar. —Sí, él quería advertirme que ellos me quieren llevar a Roma, pero no creo que sea por lo que quiere reunirse con usted. Estoy seguro que hay otra razón. Él fue demasiado insistente en eso. Ussier frunció el ceño pensando. —¿Por qué todo este melodrama? ¿Él no desea que su otro amigo sepa que sobrevivió? No vi a Steve, pero seguro que sentía su presencia. La tensión en el cuarto era tan fuerte que casi podía saborearla, como un depredador. —No quería darle

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esperanzas, especialmente si las cosas terminaban mal. Un frío helado recorría mi columna cada vez que pensaba en todo lo que Tony arriesgaba. Ussier era más que capaz de llevar a cabo su amenaza y ejecutar a Tony por regresar, advertido o no advertido. El único vampiro que había demostrado algo de humanidad esa noche fue Artemise, quien de hecho ahora es el más viejo de la ciudad. Quizás eso sucede cuando un vampiro comienza a ser un Antiguo; ellos reciben de regreso algo de la misericordia y compasión que habían perdido. Habían llegado a la cima y ahora tenían espacio en sus corazones y en sus mentes para algo más que sobrevivir. —Hay más señor,— dije en inglés, pensando en calmar en algo a Steve, su expresión continuó como estaba. Diablos, parecía estar incluso peor. Rápidamente me extendí en los detalles del ataque sufrido esa tarde, dejando a Tony fuera de los acontecimientos. Por la manera en que los grises ojos de Ussier me veían, estaba seguro de que sabía que no decía todo. El cuarto se quedó en silencio cuando terminé. Kayla sacudía su cabeza con un aire de incredulidad y Steve estaba listo para estrangularme. Juro que ya retorcía sus manos. —Tienes razón, Jake. No quería conocer los detalles. Ussier permaneció en silencio, estudiándonos a los tres. —Es claro que sabes muchos de los secretos del Antiguo. ¿Cuánto sabes? Vacilé y Kayla levantó la cabeza, sus ojos oscureciendo su color azul. Ella guardaba secretos de Kristair tan estrechamente como mi amante los hacía y estaba seguro que se habían extendido hacia mí. Sonreí y apreté su mano en una urgencia para protegerla y consolarla. Me detuve de acomodar el cabello de ella. Era 43

difícil para mí esa noche sostener la propia esencia de mi ser. Ella asintió aperas perceptiblemente y entonces vi a Ussier. —Todo, señor. Tengo la memoria de Kristair, sus conocimientos su experiencia.— de hecho pensando en eso me preguntaba si sería capaz de manipular mi cuerpo de la manera en que lo hacia mi amante. No, eso no es lo que yo quería, yo quería ser normal, pero las posibilidades estaban ahí, ¿No era así? Podría usarlo si fuera necesario. La intensidad de la mirada de Ussier empujó esos peligrosos pensamientos fuera de mi cabeza cuando una corazonada me estremeció, atravesándome. ¿Estaba Kristair, molesto porque confié en él? ¿Kayla también? El silencio me recordaba al de una víbora de agua escondida entre el río lista para dar el ataque. Dios, ayúdame, si él elige hacerlo, tendría más suerte con la víbora de agua. —Eso es algo que definitivamente no queremos que el sindicato tenga. ¿Me entiende, señor Corvin? —Hey, espere un minuto,— Steve interrumpió, su ira dirigida a Ussier. —Él vino a advertirles. ¿Por qué todas esas amenazas? —Está bien, Steve…,— comencé y me dirigí hacia él, su expresión era de indignación y extraño miedo. ¿Eso quería decir que él aún me quería más de lo que mostraba, que él estaba listo para dejarme regresar, o me estaba aferrando a algo improbable? La esperanza era casi dolorosa. —No, no está bien, hombre. —Steve,— Kayla dijo suavemente. Él la vio a los ojos. No estoy seguro qué pasó entre ellos, pero las esquinas de la boca de él bajaron.

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Suspiré y me incliné hacia adelante, tratando de ver si lo mucho que dijo Ussier significaba lo que había dicho. —Entiendo, señor, haré lo que sea necesario para evitar que eso suceda. Tengo mi propia cuenta que saldar con ellos.— De algún modo Ussier tuvo que captar el mensaje subyacente porque algo de la tensión disminuyó. Sonreí. — Pero, espero salir de esto con toda mi piel. —Será lo mejor.— Kayla agregó a mi lado. —No es divertido, Jake.— Steve se puso de pie. —A causa de lo que ese hombre dice yo sería un maldito si pierdo otro amigo.— Se dirigió hacia la puerta. —Voy a jugar billar, no me necesitas para terminar esto.— El cuarto se quedó en silencio de nuevo cuando él se fue, la mirada de Kayla lo vio salir, antes de girarse hacia mí y verme directamente. Kayla clavó su dedo en mi costado. —También sé latín, imbécil. ¿Dime por qué no debería decirle a Steve que Tony vive? Maldición, Jesús Cristo, debería saberlo. —Porque quieres que siga de una pieza. —Deja de bromear. No es divertido. ¿Por qué escondes algo así de él? —Porque le di mi palabra a Tony.— La vi directamente, de algún modo mantuve el griterío mientras mi frustración hervía. —No me gusta esto, Kayla. ¿Bien? Esto apesta, pero lo prometí. ¿Cómo podía decirle que no? Después de lo que le hice, él regreso a salvar mi trasero— Tomé una profunda respiración y froté mis adoloridas sienes, luchando por mantener el control, maldiciéndome por el hecho de que Ussier fuera testigo de este pequeño exabrupto. —Mire, señor. Sé que él no es de su nivel. Solo 45

permita la reunión con Tony, garantice su seguridad mientras entra y sale de la ciudad hasta entonces. Escuche lo que tenga que decir. Por favor.— Odiaba que se oyera como un ruego pero, si funcionara, hasta me pondría de rodillas en un segundo. Mientras Ussier lo consideraba, Kayla se puso de pie. —Voy a decirle toda esta maldita cosa a Steve. Tomé su mano y la vi a los ojos. Señor por favor, ella no puede decírselo a Steve. No ahora. —¿Kayla?— Le di mi mejor expresión de niño bueno que siempre funciona con mi Ma. Dios ayúdame a que no le diga. Su mirada se suavizó ligeramente y me apretó la mano. —No voy a decir una palabra…por ahora. Sonreí y llevé sus dedos a mis labios. —Gracias, hermosa dama. —Como sea, Jake. Imagino que será rápido. —Espera un momento, niña.— Ussier tomó un maletín del suelo al lado del sofá. —Tengo algo para ti.— Kayla lo vio recelosa mientras él sacaba un sobre blanco y se lo entregaba. Resistencia se veía en sus rasgos de elfo mientras él se lo entregaba. —Por favor. Él me lo pidió. No había necesidad de decir quién era él, y estaba agradecido con que Kristair no me hubiera dejado sus últimas palabras, aunque envidioso que se las hubiera dado a Kayla. Sus labios se apretaron y ella tomó el sobre, lo guardo en su bolsillo y, entonces, se disculpó y salió. La vi salir, mi consciencia me molestaba. Ella no debería de estar sola cuando leyera eso, pero maldición, tampoco quería compartirlo con ella. —Esa niña es más que la mayoría,— Ussier dijo con una tonta sonrisa de aprobación que mostró sus hoyuelos. —Ella sería una 46

peligrosa vampiro. Me enderece, de un modo protector. —No te atreverás, Ussier,— gruñí olvidándome de con quien estaba hablando. Para mi sorpresa él empezó a reírse mientras volvía a sentarse. —No, no podría. Hice una promesa y la sostengo. Parece que es algo que tenemos en común. Esto es lo que vamos a hacer. Tony se reunirá conmigo mañana a las once de la noche. Me aseguraré de que todo el mundo sepa que no pueden tocarlo, te prometo escucharlo. Pero no voy a prometer levantar el veto hasta que lo escuche. —Bastante justo,— Le dije y dejé salir una larga respiración. Eso era más de lo que había previsto y menos de lo que esperaba. —También quiero estar presente. —¿No confía en mí?— Una vez más, la sonrisa que me dio, me hizo sentir que Ussier era más peligroso, cuando esos hoyuelos aparecieron. Pensé mucho antes de contestar. —Kayla te dice tío y Kristair confía en ti. Eso es suficiente para mí, pero quiero estar aquí. De cualquier modo, lo que Tony vaya a decir me concierne a mí también. —Esa no es la real razón.— La mirada de Ussier era penetrante. —Dime. ¿Cuál es la real razón por la que quieres estar aquí? —No, no lo es,— Acepté, tratando de ignorar el pequeño aguijón de vergüenza y remordimiento sin mucho éxito. Al menos ahora podría hacer algo con mi culpa en lugar de regodearme en ella. —No estuve para Tony antes como debería y sé que él nunca tuvo intención de traicionarme antes. —Vamos.— Un flash de bondad en la mirada de 47

Ussier me desconcertó. —Incluso si ustedes vuelven a hablar, eso no cambiará las cosas, él es uno de los nuestros ahora, no uno de los tuyos. Él puede haber sido enviado de Roma como una advertencia. Esto no es un juego de niños y me parece que él aprendió a sobrevivir de la manera difícil. No vives como vampiro mucho tiempo siendo suave. Vi mis manos, preguntándome qué era: no lo suficientemente humano, no lo suficientemente vampiro. ¿Dónde quedaba? —Lo sé. En lo profundo sé eso, y no me hace sentir mejor. —Escucha, la verdad es que debes de dejar la maldita culpa. Ese tipo, puede ser tu amigo o tu enemigo, él está usando la culpa. De alguna manera Kristair te dejó eso en esa cabeza tuya, será mejor que le saques provecho, niño. Porque él sabía que el sentimentalismo es para las víctimas. Si amaste a ese hombre, protege lo que él te dejó. Lucha contra esos hijos de perra. Cerré los ojos. Las palabras de Ussier me golpearon duro y profundo. —Puedes estar seguro que lo mantendré.— Él tenía razón, yo también lo veía. Tony había manipulado mi culpa, pero aún así no me absolvía de tratar de ayudarlo. —La diplomacia es para los cobardes.— Ussier palmeó mi hombro. —Sal de aquí, Corvin, y llévate a esa fastidiosa hija de Kristair y ese feo amigo tuyo también. Voy a ordenar que alguien los escolte a sus casas y que mantenga un ojo en ti hasta que todo esto termine. No discutas conmigo,— se interrumpió, su mirada repentinamente dura, cuando yo iba a ser precisamente eso. —Ellos ya probaron que pueden llegar a ti, aunque tus amigos y yo no lo permitiremos. Los veré mañana en la noche. Hasta entonces, no te metas en problemas. Reconozco 48

una

despedida

cuando

la

veo,

con

renuencia me dirigí a la puerta, ansioso, con muchas emociones y pensamientos dando vueltas en mi cabeza. —Señor Corvin, dice que no te traicionó intencionalmente.— Me detuve tenso ante lo que venía, aun así asentí ligeramente. —¿Crees que sigue siendo verdad? —Desearía saberlo.

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Capitulo 5

K

ayla iba muy tranquila durante todo el camino al campus. Ella se envolvía en su chaqueta viendo por la ventana mientras que Steve atravesaba el ligero tráfico. Ella ni siquiera comentó que los guardias de Ussier nos seguían, ni lo que le parecía. Eso distrajo a Steve de hacerme todas las preguntas que quemaban su cabeza. Él no dijo una sola palabra, veía ocasionalmente a Kayla y entonces tomó su mano envolviendo sus dedos juntos. Yo fruncí el ceño cuando una pequeña punzada de celos me llegó. Entonces, ¿ellos tenían algo? cerré mis manos en un puño dentro de mi chaqueta y los ignoré, o al menos traté. Kayla estaba tan molesta que Steve trataba de confortarla. No es gran cosa. Solo que él es empático, la empatía estaba sentada al lado mío, donde Kristair debería de estar sentado, recordándome que no estoy haciendo un buen trabajo cuidando a su hija como lo prometí. Steve llegó frente a los dormitorios y apagó el motor. —¿Quieres que te acompañe arriba? Kayla sacudió la cabeza y liberó su mano. —No, quiero estar sola esta noche.— Ella le sonrió, no estaba encantado con el toque de tristeza en eso y noté cómo 50

trabajaba su magia en mi amigo. Oh niño. Él asintió. —Puedes llamarme si me necesitas.— Steve me vio a los ojos por el espejo retrovisor. —Jake, espero verte mañana en la noche. Estreché la mano de mi amigo por la urgencia de su afecto. Steve y su tranquila fuerza que siempre estaba ahí para quien la necesitara, lo mereciera o no. —Estaré ahí. Me señaló con un dedo. —Cuida lo que haces. Salí de su vehículo y asentí a los hombres de Ussier que se encontraban en el vehículo detrás del nuestro. Varios nos escoltarían a Kayla y a mí a nuestros cuartos y un par seguiría a Steve a su casa. Se me ocurrió preguntarme si Ussier hubiera pensado en la posibilidad de que el sindicato pudiera contratar a alguien que me atacara durante el día. Conociéndolo, probablemente lo hizo. Ussier era meticuloso, me di cuenta de eso. Caminé unos cuantos pasos para darle privacidad a Kayla y a Steve. ¿Qué pensaría Kristair de esos dos? Él y Steve habían tenido un extraño primer encuentro, cuando Kristair lo atacó en nuestro departamento, y eso había mandado todo al demonio. Probablemente apreciaría la ironía de eso. Al menos él reconocía que Steve era un buen tipo; Kristair había disfrutado antagonizar con él. El sonido de la puerta al abrirse me alertó y me giré a ver a Kayla. Amaba a la pequeña pícara, como Kristair a menudo le llamaba en sus pensamientos. Ella era como una hermana para mi, una confidente igual que cualquier otra chica que hubiera conocido, y me sentí obligado a ofrecerle compañía a pesar de mi renuencia. —¿Segura que no quieres que suba contigo? Ella sonrió y me dio un beso en la mejilla. —Eres dulce, Jake, a pesar de tu insufrible testarudez. Estoy bien. 51

Gracias por tu oferta. El alivio me recorrió y me sentí como un jodido cobarde por eso, pero era así. —Vamos, no es problema,— le dije colocando mi brazo alrededor de sus hombros. — Déjame al menos subir contigo y asegurarme de que duermas. —Te permito subir las escaleras. Lo otro, olvídalo. Me reí y me encogí de hombros. —Un hombre puede tratar.— Caminé hacia su cuarto y vacilaba, extrañamente renuente a hacerlo por mi mismo de nuevo. —¿Estás segura de que no quieres que me quede? No me molesta. —Si, lo estoy.— Ella sonrió, traté de alejar el aguijón de la culpa. —Si, genio, segura. Aunque hay algo que puedes hacer por mí. —Lo que sea. —Deseo que esto sea más fácil. Algunas veces te veo y lo veo a él y eso es muy difícil.— Kayla me estudió unos momentos, su mano acunó mi mejilla. Yo debería de darle algo de confort. Si la besaba, ella me lo permitiría. Y si iba más allá, ella probablemente me lo permitiría porque en ocasiones le recuerdo al hombre que ella amó durante años. Un hombre que ambos amamos. Y, joder, si no sintiese como si esto fuera algún tipo de incesto emocional, caería en ese deseo dejándola que me tranquilizara. ¿A quién estaba engañando? no podía usarla de esa manera. Ella hizo un suave y triste pequeño sonido, su mano recorrió mi cabello, su frente se apoyó en la mía. —Oh Jake, algunas veces al verte se me quiebra el corazón. Uff, gracias señorita, lo pensé, pero antes de que pudiera contestar ella me jaló de nuevo y sacudió su cabeza. —Tienes que dejar eso. Te está matando. Toda esa 52

ira y pena…tienes que dejarla ir. De alguna manera lo que yo había esperado que ella dijera, no era eso, y la sorpresa lanzó mi ira en chorros. Pasé mi mano por mi cabello. Chicas, lo juro. Ellas pensaban que un buen llanto y una caja de chocolates resolvían cualquier problema. —Eso no iba a hacer que lo recupere. Eso no va a solucionar nada. —Jake, te juro que eso es algo que Kris podría decir, no tú. El Jake que sabía sentir las cosas, apasionadamente y completamente. Si estabas enojado lo sabías, si estaba feliz o lastimado, él lo expresaba y entonces dejabas que la tormenta pasara. Has estado colgado a él durante meses, erigiendo paredes, y eso es muy parecido a lo que hacía mi padre. En eso al menos no dejes que te influencie. —Kayla, no puedo.— Joder, odiaba ver que su expresión se caía de esa forma. —No sé por dónde empezar.— El pensar en perderlo me aterraba y me encerraba en mi interior sin moverme. —Lo siento. Me alejé y le di la espalda. Oí la puerta de su cuarto cerrarse haciendo eco en el largo y solitario pasillo. Buen trabajo, imbécil, me regañé a mí mismo. No es el mejor camino para ayudarla a sentirse mejor. Mi propio cuarto estaba en el edificio del frente y diez minutos después cerraba la puerta tras de mí, y me aseguraba que nadie estuviera en el interior. Los hombres de Ussier estarían en algún lugar afuera viéndome y eso me traía demasiados recuerdos de los meses que Kristair pasó fuera de mi ventana, viéndome y esperando a que me rindiera. Eso era demasiado para poder dejarlo ir esta noche haciendo un corte limpio de eso.

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Me senté junto a la ventana, y del celular que Tony me había dado, saber lo que estoy haciendo. Una vez con puro instinto. Solo que esta vez mordiera el trasero.

presioné los números y dudé. Dios, espero más estaba corriendo esperaba que no me

Cuando el teléfono sonó, veía hacia la ciudad. ¿Estaría Tony afuera en algún lugar o estaría quedándose en las afueras? Estudiaba las sombras viendo cualquier señal de los hombres de Ussier, pero ellos estaban muy bien escondidos. —¿Jake?— La voz de Tony había cambiado, era casi más que el hombre que era. Se oía…más seguro de sí mismo, creo. Él siempre me buscaba a mi o a Steve como guía. Ahora estaba por sus propios medios y no vacilaba. Perversamente, sentí un poco de orgullo de eso, no porque lo haya abandonado y forzado a llegar a ese punto, solo porque Steve y yo siempre supimos que él podría. El único que no lo sabía era Tony. —Si, soy yo. Hablé con Ussier. —¿Y? Retuve el aliento, era demasiado tarde para reconsiderarlo ahora. —Él te verá mañana en la noche en el Pooh Corner. Es un bar y billar Oakland. Dijo que estuvieras ahí a las once. Tony se quedó en silencio un momento, deseé verle la cara. Quizás podría decir lo que estaba pensando. —Me prometió que te oiría. Tú no serás tocado cuando llegues o te vayas,— Traté de asegurarle. Él se rio sarcásticamente. —Discúlpame si tengo problemas para confiar en tus promesas. —Mira. Hice lo que me pediste.— Subí mis rodillas a 54

mi pecho, apoyé la cabeza y cerré los ojos. —Tú me pediste que arreglara un encuentro y lo hice. Huye si ahora no lo quieres, solo que Ussier no es un hombre muy paciente. Él puede no aceptar una reunión después si no te apareces esta noche. Ahora, si hay algo que tengas que decir ve y dilo, ahora es tu oportunidad. Él tiene curiosidad, pero si te arrepientes, él podría buscarte. ¿Por qué no piensas eso?— Era algo que quería evitar a toda costa. —Gracias por la advertencia. Veré qué hago ahora. —Tony, espera….— Pero era demasiado tarde; había colgado. Maldije y lo llamé de nuevo, pero me enviaron inmediatamente al correo de voz. Maldición, veía por la ventana tratando de imaginar qué hacer ahora. Quería hablar con Steve. Diablos. ¿Qué haría Tony? Esto no se iba a acabar en absoluto. Un pequeño favor no me iba a absolver de mi deuda con él. Organizar la reunión no se comparaba a que Tony me había salvado la vida o al infierno que yo lo había empujado. —Él quiere algo más,— Kristair razonó. No se necesita ser un genio para saber eso. Suspiré y pasé mi mano por mi cabello. Veía cómo la noche caía. Estuviera o no de acuerdo Tony yo hablaría con Steve después. No iba a dejar que continuara con la ansiedad de que Tony estuviera caminando sin rumbo en la ciudad. Me dirigí a mi habitación buscando distraerme, saqué mi tarea y traté de concentrarme en eso, pero de nuevo estaba la agitación por Kristair. Incluso si eso tenía éxito no disminuiría mi culpa, eso me estaba causando dolor de cabeza. Incluso aunque compartimos por meses nuestros pensamientos, nunca me di cuenta lo mucho que mi amante disfrutaba los libros, aprender. El ama, su olor, el sentir el peso en sus manos, él amaba discutir el punto por

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el amor de Dios, él amaba los argumentos que desafiaban la mente. Rápidamente renuncié y apagué la luz, viendo el techo al parecer durante horas. Lograr dormir también se estaba haciendo difícil. No quería dormir esta noche. No quería soñar con él y con todo lo que perdí, incluso aunque fuera agradable, nada cambiaba. —Kristair… Dios por favor, amor : regresa a casa. Murmuré esa petición en mi cabeza y esta vez sin luchar me quedé dormido. KRISTAIR y yo estábamos sentados en una de las sillas de su oficina. Recuerdo esa noche muy bien. Esa fue la noche en la que le dije a Kristair por primera vez que lo amaba. Esa fue la noche que esos bastardos del sindicato nos hicieron la guerra. Una parte de mi sabía que era un sueño, me movía inquieto en la cama antes de caer dormido profundamente, luchando aún por recobrar la consciencia. Estaba a horcajadas sobre Kristair, mi boca hambrientamente en la suya. Mientras nos movíamos en la silla, en el fondo de mi mente estaba el conocimiento de que el sindicato iba a arruinar nuestra noche. Kristair me alejaría de la confrontación de ellos, esa noche dos personas morirían y mi amante seria recompensado. Estaba desesperado por sus besos, mis manos se aferraban a su camisa haciendo lo posible para mantenerlo conmigo. Yo quería que se quedara, que clavara sus dientes en mi, que me marcara, que me hiciera sentir vivo de nuevo. Kristair quebró el beso, su cara era más inexpresiva, entonces él me dio una sonrisa, tierna y amorosa y eso me dolió en mi interior. Me levantó llenándome de su calor. —Qué quieres pedirme, mo chroí. —Quédate.— Acuné su cara entre mis manos y apoyé mi frente en la suya. —Por favor, quédate. —Siempre.— Él me beso de nuevo antes de quitarme el suéter revelando mis tatuajes que eran la imagen al espejo de los suyos, mi lado derecho en su izquierdo. Los tatuajes que pintó en mí la primera

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noche que estuvimos juntos. Había varios diseños en mi pecho, espalda y uno de mis costados. Podría descifrar algunas criaturas, otros no los entendía. Pero me gustaba cuando los presionábamos uno con el otro, era casi como reunir piezas de un rompecabezas. Él rozó sus labios en mi piel desnuda entre las dos cabezas de griffin en el torc. Ese no era un recuerdo de esa noche, porque esa noche de mi sueño aún no lo encontraba. De hecho, mi sueño giraba alrededor de la silla, el estante de libros estaba detrás de mí. Pero yo no me movía. No quería pensar en la última vez que vi ese cuarto, destruido por el fuego, todos los tesoros de Kristair perdidos menos uno. No quería pensar acerca de lo que sucedió. Seguía esperando a Kristair, tenso, veía la puerta, alguien del sindicato se aproximaba, pero él permanecía tranquilo y sumiso en mis brazos. Si él sentía su llegada, no lo mencionó y yo los empujé de mi mente, era fácil hacerlo cuando estaba debajo de mí y lo tocaba. Alejé la guerra interna y me centré en mi sueño. —Así, ¿Dónde estamos? Kristair— Deslicé su camisa por los hombros, desabroché sus puños y lo abracé más cerca. Revelando su poder. Él me amaba lo suficiente para abrirse a mí y yo amaba su vulnerabilidad. La mostró esa vez y otra vez, y en mi inseguridad yo no la notaba al instante. Solo que de eso me arrepentiría en otro momento. Pero entonces yo solamente quería enterrarme dentro de él, sin interrupciones. —Desnudemos uno al otro. Desnudos y jodiendo en la silla,— Kristair contestó, tensando sus muslos mientras pateaba sus zapatos. —Si, algo como esto.— Sonreí, completamente feliz de cómo le gustaba y lo llevaba a mi manera. Sabía que en ocasiones era infantil y tenía tendencia a ser egoísta. Y si, quizás era como estaba actuando ahora, pero no me importaba. Mordí la tierna piel del lóbulo de su oreja, sentía el calor emanando de él, desterrando el frío anterior. Su cabeza se fue hacia atrás. Exponiendo su elegante cuello y pasé mi lengua por él, hasta la clavícula y el hueco de su garganta. Kristair gimió, sus dedos se encajaron en mis antebrazos, él se quitaba su camisa mientras yo me daba un festín con su garganta. Su piel sabía a limpio, como si se acabara de bañar, y la imagen de él debajo de una caliente cascada me inundó. Dios, maldición, eso era

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un jodido buen pensamiento. Yo lo liberé, me puse de pie, me quité los zapatos y los jeans. Amaba la sensación de su caliente mirada dentro de mí, amaba oírlo murmurar en sus pensamientos cuando me veía, agregaba un poco de especies a mis sensaciones. —Realmente eres creativo,— le dije, le sonreí, incliné la cabeza y vi su camisa a medio caer aún vestido viendo mi propia desnudes. —Quítate esa maldita ropa. La mirada de Kristair se iluminó y se puso de pie, sabía que era indulgente con mis necesidades por dominar. Señor, él me hacia estar hambriento de todas las traviesas cosas que podía hacer con él, sabiendo que me dejaría hacerlo tan con solo una simbólica protesta. Su camisa resbaló de sus codos al suelo, su mirada era caliente y sus manos fueron al botón y cierre de sus pantalones. De algún modo él pensaba o sentía que me perdería, mientras bajaba la ropa por sus largas piernas. —Maldición, Kristair.— Nunca me cansaría de ver lo elegante y sexy que era. Él sonrió. —No te ves tan bocón ahora. Estaba contemplando su duro cuerpo, con solo algo de vello oscuro disperso, le sonreí. —Estoy seguro de que lo compensaré después.— Acorté la distancia entre nosotros y me senté en la silla frente a él. Él no estaba interesado en juegos previos, o en que fuera suave o jugara con él. Él quería que lo jodiera. Y yo quería sentirme dentro de él, cuando él tuvo que salir a atender a nuestros invitados, mi aroma estaba en su piel. Si ellos no hubieran llegado… Quizás ellos no deberían de llegar, después de todo esta era mi fantasía y la iba a disfrutar al máximo. Kristair no dijo nada mientras se arrodillaba en la silla moviéndose para que yo pudiera encontrarlo sin caerme de la silla. La anticipación era tan dulce que casi la podía probar; reflejaba mi propia impaciencia. Yo espié el collage de fotografías sobre mi hombro y llevé mis labios a su oreja. —¿Qué es lo que ves cuando miras todas esas fotos?, mi hermoso acosador— murmuré. Él dudó y giró su cara hacia mí. Veo un listo e imprudente malcriado que es totalmente arrogante y sigue su propio camino.— Aunque el tono fue áspero, Kristair no fue capaz de esconder el

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profundo amor que surgía con sus palabras. Me reí y mordí su hombro en respuesta. Él no me dio oportunidad de hablar. Su boca se unió a la mía. Avergonzado, deslicé mis palmas por su torso, y a esas caderas que eran justas para mis manos. —Tú evitas la pregunta, amor.— Rudamente separé sus muslos, obteniendo que gimiera suavemente. Su cabeza se fue hacia atrás y yo presioné mis labios en su cuello. Deslicé mis dedos por la grieta de su culo, sintiendo la manera en que la anticipación lo atravesaba. Mi otra mano acunaba su mentón, forzándolo a levantar la mirada y ver directamente las fotografías mientras lentamente empujaba un dedo en su interior. —Está bien, mi amor, esas fotografías son la acción de un acosador y seguro como el infierno que me cazaste después de seguir mi pista, igual como lo haría un acosador.— Él se tensó ante mis palabras, entonces se relajó de nuevo y presioné uno de mis dedos contra su próstata, causando que una onda de placer me recorriera a través de él. Amaba cómo nuestra conexión hacía posible que sintiera todo lo que él sentía. —De cualquier modo sé que no eres uno. Ese lazo que creaste entre nosotros hace que sepa exactamente lo que sientes acerca de mí. Lo mucho que me amas y quieres cuidarme, así que no te preocupes, puedo aceptar eso. Y tratas duro de evitar que me de cuenta lo profundo que me quieres. Así que dime, Señor vampiro malo, ¿qué es lo que ves? Kristair se giró en mis brazos y me dio una mirada de advertencia, curiosamente mezclada con intenso deseo. Atrapó mi labio inferior entre sus dientes y lo mordisqueó, antes de darme un duro beso. Mis dedos mantuvieron su cruel ritmo, ni siquiera lo dejé cuando mordió mi labio de nuevo y probé mi sangre en nuestras lenguas entrelazadas. —Veo a alguien que quiere ser más de lo que cree que es, pero él no se ha dado cuenta que ya lo es.— hizo una pausa. —Veo al hombre que amo desde la primera vez que atrapó mi mirada. Maldición él siempre lograba decir la última palabra. Yo no podía ni comenzar a describir cómo me había hecho sentir. Amado, castigado, apasionado y posesivo, todo al mismo tiempo. Moví sus

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caderas, mi pene encontró su entrada, y lentamente me empujé en su interior. Kristair gimió, quebró el beso y me vio a la cara mientras lo penetraba. Su lengua limpiaba la sangre de mis labios antes de que yo hiciera lo mismo. La intimidad al compartir nuestra sangre era malditamente erótica. Gemí suavemente, mis manos sostenían sus caderas antes de que me retirara y entrara de nuevo. Él era increíblemente caliente y tan malditamente apretado alrededor de mi pene que era casi un doloroso placer. Kristair encajó los dedos en la silla de suave piel. Enterré mi cara en su cuello y deslicé mis manos por su cintura, respiré su aroma casi con tanta desesperación como lo jodía. No tenía suficiente de los estrangulados sonidos que salían de su garganta o de la manera en que movía su cuerpo contra el mío. Él descansó su cabeza en mi hombro y su mano llegó a mi nuca. Yo me perdí en su medio abrazo. El placer físico palideció en comparación con la profunda alegría del alma que compartíamos y renovaba nuestra conexión. Si yo pudiera capturar ese sentimiento, ese momento, y mantenerlo dentro de mí por siempre, podría recordar cómo era cuando era feliz. Ese era solo uno de las cosas que perdí. Levanté mi mano, llevé mi muñeca contra sus labios. Él gimió profundo y yo pude sentir la vibración contra mis labios. —Kristair…,— gemí cuando sus colmillos se enterraron en mi carne. Mis ojos ardían con las inminentes lágrimas. No de dolor, eso era efímero, era la calidez de la emoción que fluía de él. Incluso cuando disfrutaba la ternura con la que él me sostenía, él se alimentaba de mis emociones. Él levantaba la lujuria, el amor y la necesidad de mí y la encerraba alrededor de él como una capa. Esa era la misma ternura que había sentido desde la primera noche. Mis caderas golpeaban duro e implacable dentro de él. Él temblaba tan dulcemente contra mí que era lo único que podía contenerme por mantener algo de control. Mis impulsos comenzaron a ser frenéticos, envolví su pene en mi mano, jalándolo con mis erráticos movimientos. Mi respiración era más rápida, difícil, jadeante, de nuevo chillaba como bebé, lloraba contra un lado de su

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garganta. El pene de Kristair palpitaba en el círculo de mi puño. Yo sentía sus contracciones en mi propio pene mientras me vaciaba dentro de él. Nunca suficiente, no creía tener suficiente de él, o la explosiva pasión haciendo erupción entre nosotros. —No lo olvidaré, Jacob. No te olvidare nunca. Siempre estaré contigo.

DESPERTÉ jadeando, mi cuerpo se estremecía con los últimos estertores de mi orgasmo. Oh Dios, aún podía sentir su sabor en mis labios; mi muñeca aún dolía. Cerré los ojos fuertemente ante el lento dolor de mi corazón, me gire en las sábanas, temblando. Me asustaba abrir los ojos. ¿Qué si veía la piel rota? ¿Qué si veía mi cama vacía? Dentro mi alma acechaba, el sonido estaba lleno de desesperación, furia, soledad y desolación. Apreté los dientes y me obligué a abrir mis ojos. Mi muñeca estaba intacta. Ni siquiera había una impresión de los dientes de Kristair, de su olor o su sabor. Había sido solo un sueño. Eso no había sucedido. Kristair había salido a confrontar al sindicato, no se había quedado conmigo, aunque dudaba que pudiera detener al sindicato. El ritmo de mi corazón empezó a disminuir. —Pero fue como tú querías que sucediera, mo chroí. —¿Kristair?

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Capitulo 6

M

i cuerpo se sentía como si realmente hubiera pasado toda la noche haciendo el amor con Kristair. Sentía mis ojos arenosos y la cabeza me pulsaba entre mis sienes y los músculos me dolían. Debería de regresar al dormitorio entre clases y tomar una siesta, pero seguro como el infierno que no iba a poder dormir. El sueño me hacia trampa, era como si estuviera en medio de dos jugadores tratando de atrapar la pelota, mientras ellos se la lanzaban uno a otro, engañándome. El día era más difícil, de algún modo yo tendría que ir a las clases, a la práctica, a mi trabajo en la cafetería y a la reunión en el Pooh Corner. Al menos la reunión era algo que esperaba. Creía que Tony iría a la reunión con Ussier. —Corvin. Mi cabeza saltó con el grito del entrenador. Me di cuenta que estaba tan metido en mis pensamientos que ni siquiera me había percatado que no estaba listo para el entrenamiento. —Lo siento, Coach,— murmuré, quitándome la camiseta. Lo último que necesitaba era que me diera más mierda debido a mi actitud. Por el rabillo del ojo vi su boca tensarse cuando vio mis tatuajes. Bien, él iba a tratar con ellos. Por el amor de Dios, él lo sabía desde 62

hace ocho meses, no se iban a ir a ningún lado. Me giré al locker, me quité los anillos del pezón y los dejé en una pequeña caja que tenía ahí, esperaba que él no viera el movimiento. No quería otro punto de discusión entre nosotros. —Apúrate a vestirte y trae tu culo aquí. Y, Corvin, estarás en la banca para el juego del sábado. Me congelé mientras tocaba el Torc de Kristair de mi garganta y me obligué a quitármelo antes de girarme hacia la cara del Coach Latimer. —No he roto ninguna regla.— No sé como mantuve el tono de mi voz. En el pasado estaría gritando. Aunque me estaba preparando, la ira gruñía y hervía en el interior. —Tu actitud es inaceptable y tu desempeño es sospechoso. No me gustan los cambios que veo en ti,— el Coach Latimer dijo, su voz plana y firme. No era la primera vez que lo oía utilizar ese particular tono. —Déjeme ver si entendí lo que dice. Este año mi rendimiento ha mejorado a tal punto que he mantenido al equipo arriba.— me coloqué las hombreras y la camiseta del equipo, viéndolo todo el tiempo. —He acudido a todos los exámenes físicos y pruebas de drogas sin discutir. No he estado en una maldita pelea fuera ni dentro del campo durante todo el año. ¿Y me manda a la banca? ¿Es una maldita broma? Ahí están los reclutadores, Coach. Este es mi último año. Yo no tengo otra oportunidad, necesito jugar y no he hecho una mierda para merecer esto. —Si. Has aprendido a controlar tu temperamento, pero te has enfriado, Corvin. No me gusta eso, ni las proezas que haces en el campo. La gente ha empezado a hablar y decir que hay algo raro en mi departamento y no quiero eso. Kristair creía que decir algo de verdad en ocasiones 63

hacia más fuerte tu caso, así que opté por esa estrategia ahora, aunque solo fuera por desesperación. Maldición, necesitaba jugar, necesitaba salir afuera y olvidarme de todo por un momento, tenía algo que era normal. Tan normal que yo podía estar seguro de mantener la fuerza y velocidad supernormal encerrada en lo profundo de mí. —Mire, Coach, deme más tiempo. ¿Bien?— Hice una pausa, mi garganta se tensó, mis ojos ardían de pensar en lo que iba a admitir, me obligué a mi mismo a verlo a los ojos. Dios, era tan difícil. Admitirlo en voz alta era hacerlo real y yo realmente era bueno no diciendo nada. —El año pasado conocí a alguien que cambio mi vida y entonces él fue asesinado. Ahora la única mierda que tengo es el fútbol, déjeme jugar. Haré lo que quiera. Voy a hacerme otro examen físico. Orinaré en una jarra cuando me lo pida. Le juro por Dios que no uso drogas. No hago nada ilegal, ni nada que vaya a afectar al equipo. Vamos, por favor. Mis piernas temblaban para cuando terminé y me senté en la dura banca. Él se quedó en silencio mientras yo continuaba vistiéndome, esperando su respuesta. Había actuado como si él fuera a darme permiso. Entonces estaba listo. Me puse de pie y tomé el casco bajo el brazo y mi corazón palpito diferente al tatuaje en mi pecho mientras estudiaba su cara. Jesús, no necesitaba eso ahora. Todo se estaba desmoronando sobre mí. Quería empezar a gritar y no detenerme. La mirada del Coach Latimer no cambió y mi corazón se hundió. Había aprendido de la manera difícil durante el año pasado que a él no le importaba tanto ganar como la integridad personal de cada hombre del equipo. Estaba convencido de que entre más me mantuviera jugando a su manera yo sería elegido. Así que cuando mis calificaciones 64

bajaron y él se enteró me dejó en la banca y vi al equipo jugar sin mí. Yo ya había levantado mis calificaciones solo lo suficiente para satisfacer al Coach. —Lo siento, Jake, realmente lo siento.— Había una desconocida e inesperada amabilidad en su tono de voz, eso hacía a mi garganta cerrarse más al rechazo que sabría que vendría. El Coach me dio un papel antes de que me hundiera en la banca de nuevo. Era el nombre y dirección de un doctor. —¿Ese es el maldito loquero no es así?— Lo vi y mi ira regresó borrando mi desesperación. —No estoy loco. —No

estoy

loco,

no

lo

estoy.



eres

un

universitario ahora.— Kristair suavemente me calmó y mi corazón dio un vuelco. —No, no es eso, Corvin, pensé que no sería mala idea, tienes mucha ira embotellada en tu interior. Eso te hace peligroso, para ti mismo y tus compañeros de equipo y los hombres del equipo contrario. No puedo correr ese riesgo. Yo veía mis manos. Yo querría, maldecir, gritar, golpear el locker hasta que el dolor se fuera. Pero no podía, solo no podía sacarlo, y la jodida cosa era que ahí seguía el Coach. Mi mandíbula se tensó y asentí, viéndolo a los ojos. —Entiendo. Él estudió mi cara durante un gran momento tratando de sopesar la intensidad de mis palabras. —Espero que lo hagas. Quizás finalmente madures, Corvin. Me encogí de hombros y sonreí. Mierda, si conseguir sabiduría siempre era tan doloroso prefería ser un engreído malcriado. —Así, que si voy a ir a ver a un loquero entonces 65

¿qué sucederá?— Señalé el papel en mi mano. Repentinamente la sospecha me golpeó el estómago y pronto supe que era verdad. La profunda decepción en la mirada del Coach me lo confirmó. Oh Dios, ¿Cómo lo descubrieron? Yo había sido cuidadoso. —Sé que no has entregado los resultados de tu examen físico, Corvin. No sé por qué y sospecho que no me estás diciendo todo. La única cosa que sé es que no usas drogas, pero no me importa apartarte del equipo, talento o no. ¿Por qué hiciste algo tan tonto como rehusar un examen médico? No sé si tienes algún problema médico y eso me preocupa, no puedo dejar que sigas jugando, soy responsable de tu salud. El fútbol es una cosa, tu salud es otra. Una condición médica, eso era jodidamente risible. No podía ser más repugnantemente saludable. No había tenido ni un resfriado desde la noche que Krsiatin me hizo los tatuajes, ni siquiera atrapé el virus estomacal que afectó a todos el mes pasado. No entregué los resultados porque estaba aterrado de ir con el doctor. En este año las cosas habían cambiado. No estaba acostumbrado a la idea de contenerme en la práctica y especialmente no durante el juego. Pero era más fuerte, más ágil y más rápido. Si descubrían eso, ¿podrían ellos encontrar algo en mi sangre que indicara esas capacidades o era producto de mi imaginación? ¿Qué si recibo la prueba de que ya no soy lo suficientemente humano? Sí, el pensamiento me asustaba a morir. Quería algo que pareciera normal de regreso a mi vida. No quería tenerlo si aún tuviera a Kristair, pero no lo tengo. Él se fue y era el único que podría ayudarme. No confío en Ussier y quiero mantener a Kayla y a Steve lejos de esta locura lo máximo posible. 66

—No estoy enfermo, Coach, y no estoy arriesgando mi salud.— Vi hacia los papeles dentro de mi mochila. — Haré una cita hoy. Era doloroso. Era doloroso y tan jodidamente mal el pensar que lo traicionaba y no era capaz de defenderme a mí mismo. Pero, ¿qué diablos se supone que diga? Estoy asustado de ir porque tengo un segundo corazón y nunca sé cuando empieza a latir dentro de mí. Eso podría ser justo lo que necesito para clavar los clavos en el ataúd de mi vida, porque ningún tipo de médico loco lo aprobaría. —Hazlo, Corvin, ven con los resultados, si son aceptables, juegas de nuevo. Lo vi a los ojos con una amarga sonrisa. —¿Qué con mi actitud?— Seguro como el infierno que no iba a cambiar pronto. —Entiendo algo sobre perdidas. Sabes que mi puerta siempre estará abierta. Tú debes darte algo de tiempo. Alejé la vista, el nudo en mi garganta era incluso mayor y asentí. Eso era un lindo gesto y maldición si no lo apreciaba, pero nada que hiciera iba a lograr que la enfermedad de mi alma se fuera. Era bombardeado con recuerdos cada segundo y eso estaba empeorando. Kristair me estaba hablando más a menudo, más personalmente, y Dios, ayúdame, el sueño de anoche había sido tan vívido casi real, podría tratar de dejarlo ir, pero seguía colgado con una venganza. —Si, lo mantendré en mi mente. —Calienta y prepárate para empezar, te necesito afuera con los otros.— Se giró para alejarse. —Coach Latimer.— Se detuvo aunque no se giró.

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Solo que no podía imaginar lo que él pensó acerca de mis razones para no hacerme el examen físico. Podría sentir que había perdido todo lo que significaba para mí, pero aún me quedaba mi orgullo e intentaba colgarme de eso. Con lo mucho que el Coach Latimer era un duro dirigente, no podía dejar que pensara que estaba usando drogas. Sabía que no lo había dicho pero la sospecha estaba en el fondo de su mente. Después de todo, había muchas maneras de alterar un examen de drogas. —Le juro que no uso drogas, Coach. Sé que mi juego ha mejorado y he oído las conversaciones detrás de eso. Confíe en mí. Me he ejercitado obsesivamente, para alejar de mi cabeza…bueno lo que sea.— Sentí una opresión en mi pecho a tal grado que me dificultaba respirar. Dios, ¿cuándo dejará de dolerme tanto? Para ocultar mis emociones, me incliné a abrocharme los zapatos. —No fui al examen físico porque estaba avergonzado y sabía que estaba lo suficientemente sano para jugar.— Por el rabillo del ojo lo vi girarse a verme, así que me escondí haciendo los lazos, esperando que él viera mi vergüenza y no la mentira a través de mis palabras. No me preocupaba que pensara que estaba preocupado por alguna erupción en mi culo o una enfermedad de trasmisión sexual, mientras no pensara que usaba drogas. Me enderecé y lo vi a los ojos de nuevo. —Estuvo mal y lo siento. El Coach Latimer no contestó, simplemente asintió y se alejó. La enormidad de lo que sucedía me golpeó y me apoyé contra el locker. No se me permitiría jugar. El fútbol era la única cosa que me permitía avanzar. Cuando estaba en el campo podía dejar de pensar, me perdía en el momento empujando mi cuerpo al límite. O al menos al límite que me permitía. 68

Ahora, iba a estar en la banca viendo mientras los reclutadores se preguntaban qué habría hecho. Los rumores podrían dañar mis oportunidades. La frustración me llegó y golpeé la cabeza contra el locker varias veces. Joder. Joder. Joder. El cuarto de los locker estaba vacío, mis compañeros de equipo se oían en el campo. ¿Habrá alguien escuchado? ¿Cuánto habrían escuchado? Supongo que podría haber hecho amigos entre mis compañeros si hubiera querido, pero cuando empecé era demasiado engreído y tenía un temperamento caliente. Ahora había estado centrado en mis intereses para dejar a alguien entrar. Rocé con mis dedos el torc de Kristair, esperando encontrar algo de balance, entonces me dirigí al campo, mientras daba la primera vuelta alrededor de la circunferencia, empecé a hacer la lista, cualquier cosa para bloquear mi mente y mis emociones. Primero tendría que estar en el entrenamiento, después ir a trabajar y concentrarme en el cheque de pago en lugar de en la gente que iba a servir, hacer una cita con el doctor para la primera hora de mañana. No podía esperar semanas a que el doctor tuviera citas. Joder. ¿Qué es lo que iba a hacer? No sabía una mierda sobre anatomía humana. Incluso, aunque el corazón de Kristair se comportara y permaneciera silencioso, no sabía si podría haber algún tipo de efecto de eco considerando que estaba ocupando un lugar en mi pecho. ¿Qué si ellos querían hacerme pruebas de sangre? Ugh, eso iba mal con todo eso y la incertidumbre. Pasé al resto de los chicos fácilmente y me coloqué enfrente de la línea, aunque yo me contenía, realmente correr era la manera en que mis huesos y músculos se estiraban. Estar justo ahí a la cabeza de los chicos, no 69

importaba lo fácil que fue alcanzarlo, me sentía frustrado. Odiaba ponerme límites. Eso no era el tipo de cosas que solía hacer. Yo me empujaba constantemente. Solo que ahora tenía que considerar lo que Kristair me había dicho cuando realizó su pequeño ritual vudú, en el que implantó permanentemente su corazón en mi pecho. Pensé que los efectos desaparearían cuando él murió, pero eso solo fue una de las muchas cosas en las que me había equivocado. Diablos, ni siquiera sé si el tratar de ponerme limites funcione. Puedo continuar ganando fuerza. ¿Quién sabe si podría terminar con otras habilidades que Kristair había desarrollado? Eso podría escaparse de mí si estaba bajo mucha presión. Debería de dejar salir algo de tensión, si no algún día eso podría explotar. Un pensamiento me llegó, no tenía idea de cómo un vampiro creaba a otro. Kristair nunca lo comentó, solo se rehusó a convertirme. Sacudí la cabeza, me di cuenta que me había alejado un poco del grupo y me obligué a mi mismo a contenerme. No quería más quejas de las que ya había. Necesitaba detener esos pensamientos. Tenía demasiados malditos problemas sin tener que preocuparme además de si me estaba convirtiendo en vampiro o no. Eso era paranoia, pasé mi lengua sobre mis dientes, pero continuaban con la misma forma de antes. Tony era un vampiro y había sucedido en el espacio de una sola noche, no fue un cambio gradual que le llevara meses, terminé mi vuelta y me detuve por una botella de agua. Tony sería capaz de contestarme algunas preguntas. No hacía mucho él hubiera hecho cualquier cosa para ayudarme. Mi estómago se tensó. Parecía que era algo terriblemente personal el preguntarle, especialmente considerando cómo estaban todas las cosas. Tragué saliva y parpadeé alejando el ardor de mis 70

ojos que era casi abrumador. Sí, bueno, realmente jodi esto. Tony no me ayudaría. Kristair no me ayudaría. Estaba solo. Seguí corriendo la segunda vuelta. Aunque eso no ayudara. Mis demonios internos seguían detrás de mí. No importara lo que hiciera, no podía escapar de los recuerdos ni de los arrepentimientos. Como habían terminado las cosas con mi amigo era una herida abierta como la de perder a Kristair, y no había manera de solucionar ninguna, incluso aunque la conversación con Ussier saliera bien.

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Capitulo 7

L

a concurrencia en el Pooh Corner no había cambiado mucho desde anoche excepto que Deke no estaba detrás de la barra. La señorita detrás de la barra usaba un ajustado traje de piel y la primera sonrisa genuina que veía en ese lugar. La estudiaba mientras me dirigía a la barra. El problema con los vampiros era que no había una real forma de saber quién era un vampiro y quién un humano. Reconocí a Kristair instantáneamente, pero ahora sé que se debió al lazo que se desarrollaba entre nosotros, no a que tuviera un enorme letrero neón en su cabeza anunciando que le gustaba beber de los humanos. El reemplazo de Deke parecía humana, aunque no apostaría mi vida a eso. Ni lo pretendía. Aunque siendo francos, sería extraño que desconociera que la mayoría eran vampiros. Claramente ellos vivían en secreto. Aún así, ella debía de conocer a su jefe. ¿Cómo podía trabajar tan cerca de algo así y no sospechar? —¿Eres Jake?— Ella preguntó cuando me acerqué a la barra. Sonreí —El mismo. —Deke y el señor Ussier están en el cuarto de atrás. 72

Ellos dijeron que entraras. —¿Hay alguien más con ellos?— Si Tony no aparecía, juro que voy a patear su trasero con una razón. —Aún no. Ellos aún esperan al señor Dupree y otro caballero. —Gracias.— fruncí el ceño y me dirigí al cuarto de atrás. Faltaban veinte minutos, aún había tiempo para que llegara Tony. Aunque sigo preocupado. ¿Qué si él se acobarda? Realmente no lo culparía. Él tiene grandes razones para no confiar en mí. El guarda espaldas que Ussier me asignó me siguió al interior del cuarto. Realmente no lo había visto desde que llegué a mi dormitorio anoche. No hasta que llegué al bar de Deke. Lo que me lo dijo fue que el vello de mi cuello se erizó. Deke y Ussier estaban ante una pequeña mesa. Modificando armas semiautomáticas que estaban acomodadas detrás de ellos. ¿Eso es lo que hacen para pasar el tiempo? ¿Arreglar armas? —Siempre estoy buscando la mejor manera de matar al enemigo. La casual manera en que Ussier dijo eso, hizo que el vello se me erizara. —Eso me asusta.— Eso no era una maldita broma. Me uní a ellos, a pesar de mis temores tenía curiosidad. Ussier me dio una sonrisa de depredador, mostrando sus hoyuelos. —Creo en la supervivencia y no soy tan estúpido para pensar que estoy a salvo por encontrarme en la cima de la jodida cadena de alimentación. Deke gruñó. —Eso te hace un gran blanco si me lo

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preguntas. —¿Habló con su amigo, señor. Corvin?— Ussier estrechó mi mano. —Si.— No estaba seguro si Tony aparecería pero no perdía la esperanza. —Creo que él desconfía un poco del lugar. —Bueno. —¿Bueno?— La lógica de Ussier me confundía. —¿No haría eso más difícil para llegar a un trato? El líder de los vampiros levantó la cabeza de la pistola que estaba arreglando y me dio una mirada de disgusto. — Ahora sé que no hablas como el Antiguo. Él conocía mejor esto. Los tratos son para los ineptos.— Sacudió la cabeza. —Yo dije „bueno‟ porque eso quiere decir que él ha conseguido algo de cerebro en los últimos seis meses. Si entras en una situación como esta sin penarlo dos veces, mereces perder la cabeza. —¿Qué si lo piensa dos veces y aún así viene? —Tiene bolas.— Deke se rió. — con mucha fuerza al hacerlo. —Me alegra que piensen eso. El sonido venia de Tony quien estaba en la puerta. ¿Cuánto tiempo habrá estado ahí? Me giré a verlo, ahora que no estábamos en un oscuro callejón. Él definitivamente estaba pálido, pero esperaba „eso‟. Tenía algo de vello sobre su labio superior como si el vello hubiera continuado creciendo después de que se convirtió y él no se hubiera molestado en rasurarse. La idea hizo que se estremeciera mi interior porque me recordó a Tony encerrado en un ataúd por quien sabe cuánto tiempo antes de que lo

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liberaran. Alejé esos pensamientos y lo vi acercarse a la mesa. Pensé que las cosas habían cambiado al verlo moverse igual que un gato sin ruido, con fácil gracia, sus ojos eran más verdes que grises ahora, con la luz del desnudo foco que bamboleaba sobre nuestras cabezas. —Bueno verte, cachorro. Me hubiera molestado ordenar que te cazaran.— Ussier señaló una silla vacía. — Adelante, toma asiento. —Gracias,— Tony estudiando a cada uno.

murmuró

y

tomó

asiento,

—¿La chica del mostrador te señaló donde estábamos?— Deke preguntó, mientras levantaba toda la parafernalia de la mesa. —No, mi cachorro la asalto. Sospecho que van a estar ocupados por un tiempo. —Espero que Taylor sepa lo que ella está haciendo.— Deke dijo y llevó la caja con las partes de las armas al muro de atrás. —¿Alguien quiere una cerveza? —Todos tomaremos una,— Ussier dijo y entonces me sonrió. —Creo que el señor Corvin puede no apreciar esta versión. Fruncí el ceño cuando Deke abrió un pequeño refrigerador. No sabía que los vampiros pudieran beber cerveza. Recordé todas las ocasiones en que Kristair se sentaba a verme comer y beber y nunca probó nada. Entonces la respuesta llegó a mí, filtrándose a través de la memoria de Kristair los vampiros toman sangre de humanos intoxicados y la guardan. Me estremecí. Eso era una jodida inmundicia.

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Cautelosamente vi las botellas que Deke dejó en la mesa y sentí el malestar en mi piel, mientras le daba una a Tony y abría la suya. Alejé la mirada mientras él bebía. Dios amaba a Kristair, pero ese no era el mundo del que quería ser parte. Deke fue al bar y regresó con un tarro de cerveza. Murmuré un „gracias‟ cuando se sentaba frente a mí. Esa podría ser real, pero mi estómago estaba revuelto con solo pensar en tocarla. Ussier se recargó en su silla en una pose de indolente superioridad. —Entonces cachorro, el señor Corvin me dice que el sindicato decidió ignorar mis advertencias y regresar de todas formas. Puedes empezar diciéndome cuánta de tu gente hay en mi ciudad y dónde se están quedando. —Ellos no son mi gente,— Tony replicó. —Semántica. ¿Vienes contestar mis preguntas?

a

discutir

conmigo

o

a

Tony tomó una profunda respiración y retiró su cabello de su cara. —Por ahora solo hay media docena, están rentando una casa en Oakmont y planean enviar más en las siguientes semanas. Poco a poco he mantenido a todo el mundo fuera de las sospechas. Ussier y Deke intercambiaron agudas miradas y Ussier entrecerró los ojos. —Ahora, esto es realmente interesante. ¿Dices Oakmont?— Tony asintió. —Bueno ahora, eso es realmente, realmente interesante. Tenía que admitir que no entendía eso. ¿Qué era lo interesante en que estuviera en Oakmont alguien del sindicato? Podría argumentar que ahí no era exactamente Pittsburgh. Antes de que pudiera preguntar, Ussier se recargó en su silla y le señaló a Tony que continuara. —Y dices que están aquí para llevarse al señor Corvin. —Realmente él no es el blanco principal.— Tony 76

mantuvo los ojos en Ussier, ninguno me veía a mí ni a Deke. No los culpo, Ussier podía tomar a Tony del cuello antes de que él pudiera decir maldición. —Ellos planean usarlo como una distracción y si ellos logran atraparlo eso sería un bono extra.— me vio un momento, y fríamente agregó. —Ellos tienen planes para él si lo logran. Juro que mi inferior se movió ante la indiferencia del comentario. No creo que pudiera esperar otro rescate de parte de él si lograba meterme en otra redada. —Lo de anoche no estaba planeado. Ellos realmente no planeaban atraparme ni torturarme por lo que sé.— No sabía si estaba molesto o aliviado. —Creo que lo de anoche fue un error, o alguien está actuando fuera de las órdenes. El Concilio es un caos desde que Roland Montrose fue asesinado. Hay muchas peleas entre los miembros. Si alguien tiene el control, ese puede ser Gabriel Castillo. Él es el más cruel ahora, solo que había estado encerrado con su profeta consentido durante años, según tengo entendido. Ellos pueden querer a Jake, pero quieren que Ussier oiga su presencia y distraerlo. No creo que ellos crean que realmente vas a salirte del camino para protegerlo, especialmente ahora que el Antiguo se fue. Y honestamente, no creo que él sepa una maldita cosa. Tony me estudió, sus cejas se juntaron pensando. — Pero si Ussier empieza a cazar sombras, eso les deja el camino libre para lo que realmente quieren. O, lo que les importa, es poder llegar a un pacto entre esos tipos que esperan ganar puntos extras al lograr atraparte. En ese caso, soy afortunado de estar muerto porque el Concilio estará furioso de que haya alertado a Ussier. Nadie parece saber qué está sucediendo, lo único que puedo decir con certeza es que la célula que está en Oakmont está 77

planeándolo. —Suficiente de toda esa mierda,— Deke gruñó. — ¿Por qué están aquí? —Ellos vienen por Artemise Dupree. Ussier se quedó en un terrible silencio antes de que Deke comenzara a maldecir. Tony se hundió en su silla viendo al señor de los vampiros. —El concilio sabe que le falta al menos otro siglo antes de que los cambios empiecen, por esa razón lo quieren ahora, quieren ver el proceso de los cambios desde el comienzo. Ellos creen que esperaron demasiado tiempo antes de tratar de atrapar al Antiguo. —Whoa, whoa, whoa, espera un jodido minuto,— interrumpí —Pittsburgh no puede ser la única ciudad con ancianos. ¿No sería más fácil ir a cualquier otro lugar en donde sospecharan que hubiera otro? Una que no tuviera tantos amigos armados. Tony se encogió de hombros. —Ellos cargan rencor. Mucho. Ussier se inclinó hacia Deke. —Trae a Artemise aquí, y por el amor de Dios no le digas una palabra de esto a Alette. La última cosa que necesito es que él suelte su gran ira y mierda sobre nosotros.— Entonces vio hacia Tony, cualquier traza de hoyuelos se habían ido. —Dime cachorro, ¿Cómo infiernos sabes tanto sobre lo que el Concilio planea? Eres demasiado joven para vagabundear solo. ¿Hay alguien que te extraña en casa? —Ese lugar no es mi casa,— Tony siseó. —Pittsburgh lo es. En caso de que lo hayas olvidado, mi creador murió esa noche y la gente del sindicato no tiene demasiado interés de tomarme, a pesar de toda su filosofía de mierda

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acerca de ayudar a los cachorros y agruparlos juntos. Deke regresó a la mesa. —Él está en camino. Hugo y Lisabeth están con él. Ellos regresaron a interrogar a Tony, mientras yo veía mis manos y trataba de imaginar que es lo que yo estaba haciendo ahí. Yo no era el blanco, eso era bueno, solo que no estaba exactamente seguro de eso y eso decididamente no era bueno. Yo había experimentado la marca de tortura del sindicato una vez y no estaba ansioso de pasar por eso de nuevo. Supongo que la única cosa que querían de mi era lo que estaba encerrado dentro de mi cabeza. Y no sabía si mi estómago se acostumbraría a eso. Entonces tenía la cita con el doctor mañana en la tarde y mi reunión con Kayla y Steve saliendo de aquí. La ansiedad pesaba en mi pecho con tanta fuerza que me era difícil respirar. Una cosa a la vez. Es todo lo que puedo manejar, y en este momento esa cosa era Tony y lo que iba a suceder con él. En este momento no podía enfocarme en nada más. Ussier y Deke conferenciaban en voz baja. La mirada de Tony era tensa y su boca cerrada, pero cuando él me vio frunció el ceño. Entonces se agregó más tensión, Lisabeth, Hugo, y Artemise llegaron al cuarto. Deke se puso de pie y acercó más sillas, comencé a pensar que nunca debería de haber venido. No pertenecía aquí. Artemise no tenía problemas conmigo. Parecía casi amistoso, sus ojos azules felices mientras se apoyaba en el siempre presente bastón. El nos saludo a Tony y a mí estrechándonos la mano y con una sonrisa. Él fue el único que insistió en que entrara en razón sobre la destrucción de esa noche. Y eso seguía fijo en mí, me hacía sentirme avergonzado conmigo mismo. Hugo parecía de la línea de defensa del equipo de fútbol. Nunca lo había visto sonreír, ni una vez. Aceptando 79

que no había pasado mucho tiempo en su compañía y realmente no quería que eso cambia. Ahora, el ceño fruncido estaba más profundo en su oscura cara. Eso enfatizaba sus duras facciones. Sin embargo fue Lisabeth, quien realmente me asustaba cuando tomó la silla entre Ussier y yo. Me di cuenta que me alejaba mientras Ussier le daba los detalles, ella me ponía nervioso, ella francamente enloquecía al ver a Tony sin pestañear. Él trató de sostener su mirada, pero finalmente la apartó hacia la mesa después de solo un momento. Sus dedos se doblaban como si quisiera tamborilear pero le costaba un esfuerzo extremo de voluntad controlarse. Lisabeth no aparentaba más de once o doce años. Era raro ver esa mirada de edad en alguien tan pequeñita, con un oscuro rostro. ¿Qué tipo de persona convierte en vampiro a una niña? Artemise frunció el ceño, pensativamente mientras Ussier terminaba de recapitular y se giró hacia Tony. —Soy curioso, quiero oír cómo empezó todo esto. Vamos, dime qué sucedió cuando recién llegaste a Roma. Tony vio hacia la maltratada mesa y a su cerveza a la mitad. —Ellos estaban divididos sobre qué hacer conmigo. Algunos querían destruirme en ese momento, pero finalmente ese otro grupo del sindicato me tomó. Ellos se opusieron al Concilio. Creen que los métodos del Concilio iban a inducir que se mataran entre ellos. —Bueno, al menos no todo el grupo son unos estúpidos,— Deke dijo. —Claudia es un miembro de ese particular grupo. —¿Quién?— Ussier preguntó.

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Oh Jesús, él tenía que estar bromeando. —¿Claudia? ¿Te refieres a la misma perra que atacó a Kristair la noche que me encontré con el sindicato? ¿La misma perra que trató de matarlo? —Ella no trató de matarlo—Tony empezó y yo me puse de pie. —No puedes tratar de engañarme. Yo estaba ahí y vi cómo ella lo atacó.— Ella estaba loca, juraría eso. Creo que nunca podría olvidar el ardor en su mirada, su fanatismo brillaba en ellos. —Aguanta, señor Corvin,— La voz de Ussier era suave. —Quiero oír lo que él dice. Echando humo, me callé, viendo a Tony mientras luchaba por mantener el control de mi temperamento. él alejó su mirada de mí y enfocó su atención en Ussier como si yo ni siquiera estuviera ahí. —El Concilio estaba bastante seguro de que el Antiguo no aceptaría ir. Ellos querían que lo empujaran al encuentro, haciéndolo que pareciera lo más inofensivo, razonablemente. Claudia estaba segura de que él sabía que no eran una amenaza genuina. Ella estaba aquí, sabiendo que moriría. —Dios, malditos extremista,— Deke dijo. —Odio la locura de sus jodidos métodos. —Ahí hay algo más que eso,— Ussier disgustado frunció el ceño. —El antiguo me dijo algo similar y mis niños Razor confirmaron eso. Ella lo atacó para asegurarse de que no hubiera oportunidad de un compromiso entre Kristair y el sindicato, nunca. La pregunta es por qué. Fruncí el ceño, recordando mi conversación con Kristair cuando fuimos a mi departamento esa noche después de la pelea. —Bien, así que ella no estaba tratando de matarlo,— a regañadientes admití. Pero ella aún era 81

una loca. —Kristair me dijo que una fracción pensaba que el sindicato estaba ganando mucho poder. —Eso en parte,— Tony dijo. —Es como el Concilio está ganando poder lo que nos molesta.— Me estremecí. „Nos‟, Tony se agrupó a sí mismo con los vampiros como Claudia. —El propósito original del sindicato era proveer a los jóvenes vampiros una posibilidad de sobrevivir y agruparnos, pero el Concilio ha pervertido su propósito. Todo lo que al Concilio le importa es obtener más poder y conocimientos, por cualquier medio necesario, y ellos no pueden ver que sus métodos los está destruyendo. —Eso es malditamente cierto,— Ussier dijo. —Si ellos siguen tratando de secuestrar ancianos, ellos van a lograr que cada viejo vampiro emerja y desgarre sus gargantas. —Aunque Claudia fue un poco más allá, ella creía en ganar el conocimiento de la manera dura, mediante el aprendizaje a través de los siglos, guiándonos a mayores propósitos. Es por eso que los otros creen que todos ellos son tan fanáticos como ella. El resto de nosotros solo queremos continuar y no llamar mucho la atención sobre nosotros mismos. —Kristair creía algo similar,— dije. —Él estaba principalmente ofendido con el sindicato antes de que las cosas se pusieran sangrientas porque él creía que el conocimiento debería de ganarse, no entregado libremente.— Era como su preciada biblioteca. Las compartía pero en sus propios términos y no más. —Puedo aceptar eso,— Ussier dijo. —Las cosas que aprendemos haciéndolas son más difíciles, y nos dan nuestras ventajas. No las compartimos con demasiada gente. ¿Quién cree que puede enseñarlas? Esto es como un 82

talento, emerge o no lo hace. Había algo que molestaba en la parte de atrás de mi cerebro, pero lo mantuve ahí por ahora. Si Tony y los otros miembros del sindicato creen que yo no sé nada, eso me inclina a mantener la verdad para mí mismo. Además, no estaba seguro de querer explorar el molesto pensamiento a pesar de mi promesa a Ussier de sacarle provecho a los conocimientos de Kristair. Dios, sólo si supiera lo que podría hacer. —Ahora que Montrose se fue, Castillo está tratando de consolidar su posición, prometiendo al resto del Concilio la inmortalidad si ellos lo respaldan. O al menos ese es el rumor. —¿Inmortalidad? ¿Los vampiros no son ya inmortales?— Pregunté. —Eso es un poco exagerado ¿no crees? —Hay muchas definiciones de la inmortalidad,— dijo Lisabeth. —Aún un vampiro puede ser destruido, no importa lo poderoso que sea. Quizás ellos buscan una manera de detener eso. —No sé cuál sea su meta.— Tony se encogió de hombros. —En cuanto a la pregunta anterior. Sé sobre las negociaciones internas del Concilio porque algunos de mi fracción son lo suficientemente mayores para tener un puesto en las reuniones del Concilio. Ellos me incluyeron cuando decidieron que interfiriera de nuevo debido a mi pasada historia aquí. Ellos pensaron que si alguien podría hablarles sobre el sindicato ese probablemente sería yo. No podía culpar esa lógica. —Entonces, ¿Ahora qué?— Tony había dado la advertencia, aunque era una que no esperábamos. Eso quería decir que había salido del problema del sindicato, realmente ellos no venían detrás de 83

mí. Quizás era estúpido que creyera que el ataque de anoche había sido un ataque fortuito, pero no me gustaba la idea de seguir rodeado por personas al servicio de Ussier, especialmente si era innecesario. —Ahora, tu amigo aquí nos dará la dirección en Oakmont,— Ussier dijo. La expresión de Tony se tensó. Probablemente más porque Ussier se refirió a él como mi amigo que al hecho de que hubiera estado traicionando a su… ¿Qué? ¿Familia? ¿Es como él mismo los considera? — Entonces nosotros les daremos una visita para ver su nivel. —¿Y entretanto?— Traté de no mostrar mi frustración, sólo quería preguntar. ¿Qué sucedería ahora con Tony? Maldición. —Usted sigue en la lista de mi vigilancia, señor Corvin, a pesar de lo que el cachorro diga. Tú puedes no ser el blanco pero sigues marcado y eso es inaceptable. Tony será tu nuevo guardaespaldas. Si él conoce a esa gente tan bien como parece, él puede usar eso para mantenerse un paso adelante. —No soy niñera,— Tony bufó. —Les di la advertencia. Al menos déjenme ayudar a acabar con la célula del sindicato en lugar de seguir alrededor de este inútil. —¡Jódete!— dije molesto. —No te pedí tu maldita ayuda, anoche ni ninguna otra noche. Puedes irte al infierno. Todos en la mesa tenían su mirada fija en nosotros, cerré los puños, y juro que con culpa o sin ella quería darle un puñetazo directo a la cara. —Gracias pero ya estuve ahí gracias a ti. —Suficiente caballeros,— Hugo dijo en su descriptiva suave voz. —Lo entendimos. Cada uno odia al otro, pero Ussier dio una orden, cachorro. En su ciudad sus órdenes 84

no se discuten. Tony presionó sus labios juntos y asintió. —Bien. Lo vigilaré. —Ahora, solo espera un maldito minuto. ¿No tengo algo que decir en esto? —No.— Ambos, Ussier y Hugo dijeron con suficiente autoridad en su tono para que no intentara decir los argumentos que murieron en mi garganta. —Recuerda lo que hablamos anoche,— Ussier me recordó, sus ojos sonreían. —No me agrada que solo el cachorro lo vigile,— Hugo dijo. —Especialmente si no estamos seguros sobre de qué lado está. Deberíamos agregar a alguien de los nuestros. —El señor Corvin puede cuidarse a sí mismo,— Ussier contestó, y Tony bufó. Le di una sucia mirada para esconder mi ataque de nervios. Ussier realmente pretendía que usara las habilidades de Kristair. Joder. Aún así no me gustaba que los matones a sueldo de Ussier me siguieran todo el tiempo. —Además,— Lisabeth interrumpió con una fría sonrisa. —La supervivencia del cachorro depende de la del amante del Antiguo. Si uno muere el otro también morirá.— Ella bajó de su silla y se colocó frente a Tony. Una expresión de miedo apareció en su cara, pero él se mantuvo firme cuando ella tomó su cabeza entre sus pequeñas manos. Tenía que darle crédito, tenía bolas. —Jacob Corvin, ven aquí.— Me encontré a mi mismo yendo a su lado sin oportunidad de pensarlo o rehusarme. Campanas de alarma sonaron, si ella me parecía rara, eso lo cimentaba. —Dame tu mano. Vacilando extendí mi mano y ella deslizó su uña en 85

mi palma causando que sangrara. —Hey, que…— La fuerza de su mirada hizo que me callara. Tony trató de separarse, pero la niña vampiro tomó su oreja y lo sostuvo mientras ella untaba su frente, y murmuraba suavemente en otro idioma. La sangre se volvió de un incandescente azul antes de hundirse dentro de la frente de Tony. Di un paso atrás, mi piel hormigueaba, mi palma pulsaba. Vampiros eran suficientemente malos, pero vampiros con magia era todo un nuevo grupo aterrador. Parecía que había demasiadas cosas increíbles que ahora eran posibles. Froté mi pulgar en mi palma sobre la sangre, y el dolor desapareció. Mi estómago se agitó cuando mi piel se unió ante mis ojos y estaba intacta de nuevo. —Ahora.— Lisabeth liberó a Tony con una sonrisa de satisfacción. —Ahora el cachorro no tiene elección para cuidar su vida señor Corvin, de una forma tan amorosa como la suya. Mierda. No podría culpar a Tony si me asesinaba él mismo por puro rencor.

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Capitulo 8

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a noche estaba algo fría, el viento soplaba entre los edificios golpeándonos cuando dejamos el Pooh Corner. Tony no dijo ni una palabra mientras caminábamos hacia el campus. No es que lo culpara. Mis pensamientos estaban muy turbados también, y cada vez que se llevaba su dedo a su frente, era golpeado con otra pequeña puñalada de culpa. Él no debería llevar esa carga extra. Él no me iba a traicionar y si lo hacía ellos, sencillamente, lo cazarían. Solo que no se sentía correcto que usaran esa mierda de vudú con él. —No dijiste nada,— finalmente dijo. Fruncí el ceño y me giré hacia Tony. —¿Qué? —Tú no dijiste una palabra por mí, de nuevo. No trataste de detenerla.— Una vez más Tony tocó su frente, y por una fracción de segundo su expresión cambió a ser la que me obsesionaba desde antes, entonces él regresó a su habitual expresión de fría indiferencia. —Supongo que todo eso de que lo sentías era mierda. La acusación se clavó profundamente en mi consciencia. La verdad era que ni siquiera pensé en protestar esta vez. Eso sucedió demasiado rápido y no esperaba algo así. Ni siquiera hubiera podido detenerla ni 87

un segundo; sabía eso, al menos; pero aún así debí de haber tratado aunque ella me asustara a morir. La última vez no solo no había tratado de detenerlos, los había animado con mi propio repudio a Tony, mis propias crueles palabras llenas de amargura, ira e indiferencia acerca de lo que le sucediera. Todo eso se revirtió y ahora era una mordida en mi trasero. —Ni siquiera tenía idea de que podría hacer algo como eso. Que eso incluso fuera posible.— Hice una pausa y sacudí la cabeza. —Pero tienes razón, debería de haber dicho algo. Lo siento. —Muérdeme.— En otro momento un comentario como ese de parte de Tony me hubiera hecho caer al suelo de risa. —¿Qué es lo que quieres que haga? ¿Quieres que le hable a Ussier y le pida que lo remueva? No sería una maldita buena idea. Ellos no confían en ti. Según ellos tú eres del otro lado. —¿Qué hay contigo?— Tony preguntó. —¿Huh? ¿De qué estás hablando?— Ignoré el viento y mi deseo de estar en el interior en donde podría darle a Steve las noticias y dar un paso más hacia adelante, me detuve frente a la cara de Tony. Obviamente, había algo en lo que había estado pensando. —¿Confías en mi?— Tony preguntó. Vacilé un segundo demasiado largo y su expresión se endureció y volvió a caminar. —Jódete, Jake. No te molestes. —No es que no confíe en ti.— Joder él podía leerme demasiado bien. No era bueno para esconder las cosas y su

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ceño fruncido me dijo que él me había leído fuerte y claro. —¿En serio? Ilumíname entonces. —No creo que tú me quieras muerto, pero no creo que llores mi pérdida mucho tiempo si soy asesinado. Y no te culpo.— Esa fue una buena línea, pero aún había una distinción importante en mi mente. —Maldición, tienes razón, no podría llorar por ti.— Había rudeza y amargura en el cortante comentario de Tony. —Pero entonces yo estaría muerto y no estoy dispuesto a morir aún.— Había un sentimiento que pude apreciar. —¿Realmente crees que ella usó magia? Quiero decir eso es… —¿Una locura? Él asintió. —Si, quizás. —No creo que ella sea el tipo de personas que bromee con nada. Si ella te amenaza, es real.— Su mirada era ansiosa, de anhelo y la maldita máscara se fue. — Además he visto mucha mierda increíble de ese tipo. Tony guardó silencio de nuevo y no fue hasta que casi llegamos al dormitorio de Kayla que habló de nuevo. — ¿A dónde vamos? —Le prometí a Kayla y a Steve verlos después de la reunión. Ellos me esperan en el cuarto de ella. —Hijo de perra.— Me detuve cuando Tony gritó y se giró hacia mí. —Dijiste que no dirías nada. —Eso fue anoche y no les dije nada.— Si Kayla lo descubrió no fue mi culpa. La chica era demasiado inteligente para su propio bien. —Esta noche es diferente. Dices que quieres ver cómo están las cosas. Ahora lo

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sabrás. —Jake, no quiero que nadie descubra que estoy aquí. —¿Por qué diablos no?— Continué avanzando, imaginando que Tony se estaría tomando en serio su misión y me seguiría. —Steve no merece esta mierda. Él se ha vuelto loco de preocupación por ti, imbécil. A menos que sea otra manera de castigarme. Bueno, eso no va a funcionar. No mantendré más secretos.— Silenciosamente, maldije a mi consciencia por molestar con que eso no era cierto. El conocimiento de Kristair plantado en mi mente era otra cosa, desconectada con esta situación, y hablar de eso podría causarme más problemas que mantener la boca cerrada todo lo que pudiera. —Esta no es tu historia. Jake, Te di una jodida advertencia,— Tony gruñó, tomando fuerte mi brazo. —¿O qué?— Me giré y lo dije molesto, vi la invisible marca en su frente. —¿Qué? ¿Vas a patearme el trasero? Adelante, hazlo.— Mis manos hechas un puño esforzándome en mantenerlas dentro de los bolsillos de mi chaqueta. —Dame una buena razón por la que no debería decirles nada, por el amor de Dios. Nos vimos fijamente por un largo minuto, Tony parecía luchar contra eso. Entonces él frunció el ceño y empezó a caminar. —Bien. Lo haremos a tu manera como de costumbre. Apreté los dientes hasta que me dolieron, tensé la mandíbula y conté hasta veinte. No confiaba en mi mismo si hablaba y comencé a caminar antes de iniciar un alboroto en medio del patio. El caminar no hizo nada para mantener al límite mi ira y aún estaba que echaba humo cuando llegué a la puerta del cuarto de Kayla. —¿Vienes? no seas un maldito cobarde,— le dije a 90

Tony que seguía a mis espaldas con la cara tensa. Kayla debió de estar escuchando detrás de la puerta o yo hablé más fuerte de lo que pretendía porque la puerta se abrió. —Jake,— ella dijo, con el suficiente reproche que no necesitó decir nada más. Su mirada fue hacia Tony y le sonrió antes de que viera sobre su hombro al interior del cuarto. —Asumo que Steve está aquí. Déjanos entrar.— Señalé a Tony, aunque yo ya no estaba impaciente. Ambos tendríamos que tratar con esto de una manera u otra. Entré al cuarto y le sonreí a Steve. —Bueno verte, hombre. Habla, ¿Qué sucedió? Mi estómago se hizo un nudo, cuando me hice a un lado, permitiendo a Tony entrar detrás de mí. Una curiosa expresión cruzó la cara de Steve y entonces abrió más los ojos. —¿Tony? ¡Tony! ¡Santa mierda!— Riéndose, Steve se puso de pie y le dio un gran abrazo de oso a Tony. — Maldición, es tan jodidamente bueno verte. Me dolió ver su intercambio, especialmente cuando Tony correspondió el abrazo de Steve, pero me obligué a verlo de todos modos. La tensa relación que yo tenía con ellos era totalmente mi culpa, no de ellos. Kayla captó mi mirada y me sonrió en simpatía. Ella siempre parecía saber lo que pensaba, algunas veces antes que yo mismo. Me encogí de hombros y ella giró los ojos, mientras Tony y Steve continuaban su reunión. Maldición, era bueno ver a Steve tan emocionado, y por un momento Tony se veía como el antiguo él. Si no fuera por el doloroso hoyo en mi interior que hacía que me sintiera como un extraño mirón, podría casi creer que era como hace un año. —¿Dónde has…?— Steve comenzó, entonces se giró hacia mí, entrecerró los ojos. —Lo sabías, 91

anoche…. Esto es por lo que querías la reunión con Ussier. Esto es lo que no podías decir. Oh Dios, aquí viene. La expresión de Steve se oscureció incluso antes de que yo hablara. —Si, pero… —¿Pero qué?— Toda la fría tensión que había estado en mi interior durante las pasadas veinticuatro horas me golpeó a tal punto que Steve se acercó forzándome a levantar la cara y verlo. —Jesús, Jaque, ¿Por qué no me lo dijiste? Viste que estaba bien, sabias que Tony había regresado a casa y no dijiste una palabra. La molesta expresión en la cara de Steve, como si estuviera viendo a alguien que no conocía, hizo estremecer mi interior y la tensión se quebró, desgarrándose en rabia y amargura. Lo que iba a decir murió en mi garganta. Que se joda. No le debo ninguna explicación. No le debo nada a ninguno de ellos. Ni una maldita explicación más. Temblando en mi interior, di un paso hacia atrás, no confiaba en mi mismo si hablaba. Solo necesitaba salir de ese maldito lugar antes de decir algo de lo que me arrepintiera. —Jaque. No lo hagas, — Kayla dijo suavemente. A ella, podía escucharla. Ella no era uno de los que estaban constantemente aguijoneándome, provocándome, viéndome reaccionar o de alguna manera apartándome. Sacudí la cabeza y ella asintió, dándome mi espacio. Ella era la única que entendía. —Espera, no hemos terminado aún. Pero cuando Steve tomó mi hombro, algo en mi interior me golpeó. —Apártate, maldita sea, — bufé, empujándolo tan duro que fue a caer a la cama de Kayla. — No te debo una maldita cosa.

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Vi también a Tony, que estaba con los ojos bien abiertos con la sorpresa. —A ninguno de ustedes. — Vi algo en su expresión, quizás arrepentimiento, pero no me importaba, ya no más. Por el rabillo del ojo vi a Steve levantarse y soltar un puñetazo hacia mi cara antes incluso de que estuviera consciente de lo que hacía. —¿Quieres poner las manos en mi? niño. Vamos, Jaque, adelante. Pasé mi lengua por mi labio, saboreé la sangre, algo feroz y feo desgarraba desde mi interior mientras veía a Steve. Él quería una pelea, bien, sería feliz dándole una. —No se atrevan, — Kayla dijo molesta, colocándose entre nosotros y viéndonos por turnos. —Ninguno de los dos empezará esto. — Ella colocó una mano en el pecho de cada uno de nosotros apartándonos. —Ambos, sepárense. Tony tomó el bíceps de Steve, se inclinó y le murmuró algo. Ni siquiera me molesté en esperar a descubrir lo que era. Lo siguiente que supe era que salía por la puerta abierta y corría. De cualquier modo ¿Quién necesitaba amigos? Ellos ya me habían juzgado o convertido en su blanco. De cualquier manera, yo no quería hacer nada con eso. Nada que hacer con ellos. Detrás de mi oía que gritaban mi nombre. Corrí más rápido, las paredes volaban ante mí con un borroso color y textura. Corrí hasta que entré en mi dormitorio, mi pecho quemaba y me encerré en el interior. No necesitaba a nadie.

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Capitulo 9

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i frustración me abrumaba. Podía sentir a Jacob. Él estaba malditamente cerca y herido. Su dolor me golpeaba, desgarrando mi psique. La epifanía que tuve del almacén, era ahora una broma. No podía hacer nada. La Ascensión bloqueaba mis esfuerzos con maldita facilidad. Si solo pudiera alcanzarlo. ¿Entonces qué? ¿Qué podría hacer? Seguirlo como un fantasma. Asegurarle que estaba bien. Decirle adiós. Ninguna de esas opciones era viable. Quería estar con él. Simplemente eso. Nuestro tiempo había sido tan corto y ninguno de nosotros lograba algo de paz tampoco. Si no hubiera sido por el acoso del sindicato, mi degeneración no hubiera sucedido, o debería de decir evolución. Aunque en este momento no importaba lo poderoso que fuera, no cuando no tenía real control sobre mí mismo. No podía ver a Jacob y los murmullos inteligibles de las voces de los ascendidos me inundaban con sus pensamientos hasta que todos me dejaban con su dolor, desgarrándome. Estaba atrapado por eso de lo que ahora formaba parte, pero eso también me evitaba, como si llevara un estigma. El doble aislamiento era penetrante. Entonces las paredes de mi prisión cambiaron. En 94

lugar de la nada, ahora me encontraba en el vasto universo, una multitud de estrellas me rodeaban, arriba y abajo, unas fuertes y brillantes, otras parpadeando al final de su existencia. La Ascensión se fue, su voz enmudeció. El nuevo silencio era ensordecedor y más allá de la soledad, simplemente había sido aislado. Me concentré en que mi psique tomara forma de la nebulosa que era a como acostumbraba verse. ¿Eso quería decir que era libre? ¿Que finalmente ellos me dejarían ir? La esperanza me inundaba mientras buscaba a Jacob. Mi conexión con él era sólo tenue, casi un murmullo de su emoción. De nuevo, fui bloqueado, y la ira de los murmullos me atravesó aterrándome con su inmensidad. Quería gritar toda mi furia, rabia e ira hasta que todo lo que me rodeara estuviera en ruinas. Una vez y otra vez lanzaba mis pensamientos y voluntad contra las invisibles correas, buscando una debilidad, una falla que pudiera aprovechar, de tal manera de lograr la voz y los medios para tomar represalias. —Tú no tienes idea del poder que tienes en la punta de tu dedo. Puedes hacer todo como un ignorante bebé, puedes destruir sin pensar en las consecuencias. Puedes cometer un error y fácilmente borrar cualquier existencia en la fábrica del tiempo. A lado mío, apareció mi antigua Señora, brumosa y pálida como yo estaba ahora. Recordé todo desde el momento en que los ascendidos se apoderaron de mí. Ella era la única que seguía detrás de mí cuando yo casi fui libre. De nuevo ella fue el instrumento de un cambio que yo no quería. —¿Que le sucederá a tu precioso Jacob si no vuelve a reunirse contigo?— ella preguntó, veía hacia fuera, aunque 95

sentía que su atención estaba en mi. —Probablemente será más feliz.— El pensamiento me golpeó aunque fuera cierto. No estaría plagado con sus tormentos si no hubiera irrumpido en su vida con mis propios problemas. —¿Qué acerca de Kayla?— mi Señora insistió. — ¿Podría haber ella sucumbido a las perversiones de su padre si no te hubiera conocido? —No pretenda que cuidaste de ella. ¡No lo hiciste!— dije molesto y aparté la cara de la de ella para calmarme. —No, pero tú lo hiciste. Su tono de “ya está hecho” interrumpió mis pensamientos con furia y me reí cínicamente. —Jacob solía acusarme de manipulador pero yo lo aprendí de mi señora. —Tratamos de enseñarte responsabilidad, Kristair. Tu vieja vida se acabó. La existencia de Jacob y Kayla es solo un parpadeo. En el gran esquema del universo, ellos no importan. Bien. Si ella quiere discusiones filosóficas, entonces podríamos discutir todo lo que quisiera. Puedo interpretar el rol del escolar y su maestra. He tenido suficiente práctica con eso. —¿Cuál es nuestro propósito entonces si nada importa?— Pregunté, mi voz sin emoción como la de ella. — Todas las cosas que tenían valor no significan nada. ¿Es eso lo que quieres enseñarme? —Conocimiento, Kristair. Tú siempre disfrutaste aprender, aunque fueras tan testarudo cuando entramos en Roma como lo eres ahora. Hay toda una riqueza de conocimiento que apenas has saboreado, esperando por ti: otras dimensiones, civilizaciones enteras vienen y se van. Nosotros podemos pasar toda nuestra eternidad estudiando 96

y solo estaríamos tocando la superficie.— Por primera vez, algo de pasión coloreó sus palabras. —Eso no contesta mi pregunta, Señora. Si podemos hacer todo, entonces ¿Por qué no lo hacemos? Tenemos todo el poder de los dioses y quieres que simplemente me siente a ver cómo suceden las cosas. —¿Por qué siempre tienes que cuestionar todo? y deja de llamarme, Señora. Estás haciendo una mofa de eso, los títulos no significan nada aquí. Hice una pausa, meditando sus palabras. En el comienzo ella insistió que le llamara Señora. Yo siempre lo hice, pero con un tono de sarcasmo, después, cuando nuestra relación de algún modo llegó a un acuerdo, ella me pidió que le llamara por su nombre, yo me rehusé. Supongo que era mi propia pequeña manera de vengarme. De cualquier modo, ahora las cartas se habían dado vuelta de nuevo y estaba siendo forzado a entrar en una posición de servilismo hacia ella por segunda vez, no podía decirle Nerissa. —No me gusta ser arrinconado, sabes eso. Aunque sea la táctica que te gusta usar conmigo. Siempre fuiste quien me enseñó el valor de los cuestionamientos, a no tomar las cosas por su valor de hecho, y ver el profundo significado.— Sonreí. —Solo sigo tus enseñanzas. —Supongo que reconozco tu punto, aunque tú puedes discutir cualquier cosa por la simple diversión de exasperarme. Me encogí de hombros dándole el distintivo gesto humano de que recordaba eso y lo dejé atrás. —Y… ¿tu respuesta?— presioné. —El balance debe ser mantenido, niño. Todo lo que hacemos es mantener el balance. Eso es por lo que 97

existimos. Ese es nuestro propósito. El balance es la llave de la naturaleza, de alguna manera es destructivo y constructivo. Me reí, el sonido estaba lleno con desdén. —Nuestra existencia es un desbalance, Señora. Desde el momento que fuimos creados como vampiros éramos una aberración de la naturaleza, vivimos más allá del máximo asignado para nosotros, nos alimentamos de otras formas de vida. Ahora, el estar envuelto aquí es incluso más innatural. Nosotros amenazamos el balance si lo que dices es cierto. Por lo tanto ¿la naturaleza no debería buscar nuestra destrucción? —La naturaleza probablemente, si no nos hubiéramos mantenido nosotros mismos bajo control. No dudo que hubiéramos sido destruidos. Eso es por lo que cuando éramos vampiros nos cuidábamos de dónde y cuánto nos alimentábamos. Éramos cuidadosos de permanecer tranquilos. —No todos nosotros. Algunos disfrutan el pensar que su estilo de vida debe deleitarlos y destruyen sin cuidado. Son destruidos rápidamente por otros vampiros debido a que invaden sus territorios o también por bandas de humanos que los cazan. Pero te concedo el punto. —Te hubieras dado cuenta que no todos los que Ascendimos son vampiros. Hay psíquicos, brujos, seres que se convirtieron en polvo hace mucho tiempo. Cualquiera que haya entrenado su mente lo suficiente para ganarse el derecho de ser uno de los Ascendidos. Sabrías eso si no estuvieras ciego. Es por eso que debes de romper tu conexión con tu amante. Él te está atando con sus emociones que ya no necesitas. Eso nubla tu visión y tu juicio. Jacob te sostiene abajo. Ella colocó una mano en mi brazo. —Esto no es por 98

compasión, Kristair. Estás en una situación con la que ninguno de nosotros trató antes. Cuando fuimos envueltos, nuestros cariños terrenales se alejaron con la destrucción de nuestros cuerpos. Tu cuerpo no ha sido completamente destruido. Vive dentro de Jacob y eso tiene que terminar. Sabía que ella sólo hablaba con la verdad. Había visto la diferencia entre los otros Ascendidos y yo, su malestar por mi presencia junto a ellos. Debería ser fácil romper los lazos entre Jacob y yo. En su mente yo estaba muerto. Él era joven. En este tiempo él pudo haber sanado sus heridas y superarlo. Y Kayla era fuerte; no tenía duda que ella florecería por sus propios medios, bueno, una vez que el último lazo fuera roto yo también sería libre en un sentido. No más preocupaciones o sentimientos presionando sobre mí. En mi nuevo estado, Jacob y mi antigua vida sería simplemente otra curiosidad que observar. No tenía idea de lo que sentiría antes de empujarme al interior de Jacob y luego ser separados por la Ascensión. En su propia manera eso había sido glorioso. Una vida que rápidamente hubiera abrazado en otro momento antes de Jacob. No sabía por qué no podía dejarlo ir. Esa vida había llegado a su fin demasiado rápido. Cuando fui creado como un vampiro, también encontré difícil dejar todo. Aunque no era mucho. Alejarme de Jacob parecía una parodia. Lo recordaba, pero no era capaz de recordar la sensación de amarlo, el calor de la emoción entre nosotros…me giré, darle la espalda a esto y rendirme sería como darle la espalda a él. Incluso si él nunca supiera lo que hacía, era algo que no podía permitirme hacer. Todo ese dolor me recorría, el anhelo de estar con él, la necesidad de decirle que aún lo amaba. Mi Señora retiró su mano de mi brazo, una expresión de molesta confusión 99

recorrió sus nublados rasgos. Envolví el dolor a mí alrededor, saboreando el recuerdo que aún sentía, a pesar de que yo estaba cambiando interiormente. —Señora, entiendo las razones de lo que dice de por qué tengo que dejarlo. Lo entiendo— Esa parte fue una total tortura. Estaba aquí atascado en el limbo y parecía que estaba dañando a la Ascensión y a mí mismo. Y no era como si tuviera una real elección en el asunto. Realmente yo había cambiado. Una de las pocas verdades absolutas que había aprendido era que nunca podías dar marcha atrás. Ahora sólo tenía que aceptarlo. —Aún así, continuarás luchando contra nosotros, como lo hiciste cuando te convertí y renunciaste a la vida humana. —Siempre me has conocido muy bien. — Era un alivio que ella lo entendiera, incluso aunque no dejara de luchar contra los otros. —Hace dos meses, antes de mi epifanía, tal vez las cosas serían diferentes. Hice una pausa, la estudié casi con lástima. —No recuerdo como fue. No puedo recordar ninguna emoción. Admito que su oferta es muy tentadora, conocimientos sin límites, la oportunidad de estudiar y observar por el resto de mi existencia. —Las posibilidades me hacían tener hambre por ellas, respuestas ante todas las preguntas que me había hecho, ser parte de un todo que era parecido a mí en reclusión. Yo aún sería un observador externo, pero no estaría solo. Nunca estaría solo nuevamente. —Solo que el costo es demasiado alto. Quizás si yo hubiera sucumbido al aburrimiento que le sucedía a la mayoría de nosotros al final de nuestras vidas. Nunca realmente entendí eso. Siempre pensé que la pereza era parte de esto, el contentarse simplemente de existir sin buscar nada bueno. Siempre hay algo nuevo que explorar, 100

pero supongo que hacer el cambio sería más fácil de soportar. —Es por eso por lo que debes permanecer con nosotros, Kristair. Tú eres un buscador, un cuestionador como el resto de nosotros. Finalmente estás en casa, — mi Señora insistía. —El conocimiento no es lo único que he buscado. —Lo sabemos. Te hemos observado, cuando estuviste bajo mi cuidado y cuando cambiaste. Entonces te asustaba estar solo, aún así te aislabas. La lógica escapaba para nosotros ahora como entonces. Así como la negativa de fusionarte con nosotros no tiene sentido. Tú experimentaste la unión con el todo. Sabes que nunca estarás solo nuevamente. — Si ella había sido mi Señora antiguamente, su frustración era casi palpable. Sonreí. —Es porque la lógica no tiene nada que hacer en esto. Pensé en Jacob y en todo lo que me había dado en nuestro tiempo juntos, su completa confianza, lealtad y cómo tenía la habilidad única de derrumbar mis paredes. Las dificultades que tenía para sostenerlas, cuando él luchaba ferozmente para tumbarlas en cada oportunidad que encontraba una. Los recuerdos me dolían. Con él había tenido una real unión, y él conmigo. La Ascensión no podía ni empezar a compararse, a pesar de que era maravilloso lo que ofrecía. —No puedes entenderlo, Señora. Usted, con toda su sabiduría, su conocimiento, esto es algo que no puede tener la esperanza de comprender, no importa lo mucho que lo estudie. Usted puede haber evolucionado en algo más alto, pero perdió una parte de sí misma en el proceso. —Cada nacimiento es doloroso. Y no tienes elección, 101

lo quieras o no estás naciendo y todos nosotros empujamos. Sabes eso. Lo mismo sucedió cuando éramos vampiros y disfrutaste ser uno. Disfrutarás esto. —Eventualmente lo haré. — Era cierto, odiaba donde me encontraba, tan lejos de casa, tan diferente. Lo odiaba más que haberme convertido en una criatura de la noche. Ser un vampiro me abrió a nuevas posibilidades y, perversamente, podía ver cómo me estaba conteniendo una veza más de avanzar hacia algo. Pero esto era completamente diferente. —Sin cambios nos estancamos y languidecemos. — Mi Señora continúo. —Algunos no sobreviven la primera etapa y de cada renacimiento solo unos pocos continúan. Así son las cosas, de la forma de la naturaleza. —Darwin amaría esta conversión, — murmuré. —Así que ¿este no es el fin? ¿Hay otra vida esperándonos?— No puedo imaginar que haya algo más, pero antes tampoco podía imaginar esta nueva entidad, no había sido capaz de imaginar esta vida. —Sabes que no está permitido hablar de eso. Escondí una sonrisa ante su original tono. Eso quería decir que ella no sabía, y no saber extrañamente irritaba a mi Señora. —Lo sé, pero tenía que tratar. —Vamos, Kristair. Ahora que despertaste, déjanos mostrarte la vida que podemos darte. La fácil camaradería que había comenzado a tener conmigo la presencia de mi Señora se alejó con mi suposición de regresar a la fuerza del todo. —No voy a regresar a esa prisión en donde todos quieren sostenerme. Me aferré a la furia y al dolor de Jacob y me lancé a su mente, con toda la fuerza, en un sorpresivo momento, 102

los lazos de mi mente desaparecieron y estuve libre de su agarre, formando una imagen de Jacob en mi cabeza. El mundo cambió y me encontré a mi mismo viéndolo, a no más de unos centímetros de su cara. Si pudiera respirar, estaría congelado. Él estaba aquí, realmente aquí, frente a mí. Quería llorar. Si tuviera capacidad las lágrimas hubieran caído como ríos por mis mejillas. Solo que no tenía ojos con qué llorar, ni salida para mi pena. Nada. Aún así toqué a Jacob con dedos fantasmales. O al menos traté, y me encontré con alguna barrera que me evitaba como la última vez que intente hacer contacto con él. No podía recordar cuándo había sido eso; el tiempo ya no significaba nada; pero no podía ser hacía mucho tiempo. Jacob me veía, o para ser más claro veía a través de mí. Tenía sombras oscura bajo sus una vez brillantes ojos, círculos dañando su fina piel y que hablaban de tormentosas noches en las que el sueño lo eludía. Jacob, mo chroí. No tenía ojos para llorar, ni manos para tocarlo, tampoco tenía labios para hablar, entonces mi amante no me oiría. Se alejó del espejo y salió del cuarto de baño, en pánico lo seguí, aterrado de perder su imagen y que se alejara de nuevo. Yo reaparecí en el reflejo de su ventana. Esa era una familiar manera de ver a Jacob desde un punto ventajoso. Yo acostumbraba sentarme durante horas del otro lado del vidrio mientras dormía, o me ignoraba, o me tentaba, dependiendo de su humor o que tan agotador había sido su día. Jacob se paseaba por su cuarto murmurando entre dientes y cerrando las manos en un puño. No podía leer su mente, de algún modo él o la Ascensión me mantenían 103

fuera de esa conexión. No podía leer sus emociones como acostumbraba, pero su frustración y molestia me llegaba incluso sin la conexión. Él se sentó en la cama y tomó uno de los libros, junto con una libreta y un lápiz. Fruncí el ceño y me incliné sobre su trabajo. En un momento el lápiz encontró su camino hacia los labios y él lo roía distraídamente mientras leía. El familiar gesto me llenó de anhelo. Solo si fuera capaz de sentarme junto a él mientras estudiaba, y responder un ocasional comentario o queja, sería una bendición. Me distraje, vi alrededor del cuarto, encontrándome a mí mismo dentro. Ese no era el viejo departamento de Jacob. Aquí no había escaleras contra incendio para mí, solo una larga caída a la tierra. Vi que era un cuarto pequeño con un cuarto de baño, nada comparado con su antiguo lugar. Era muy tarde, yo me demoré viéndolo trabajar con determinación en la tarea que estaba haciendo. Varias veces sonó el teléfono, pero él lo ignoró, sólo tensaba las mandíbulas mostrando que lo había oído. Esto estaba más tranquilo que en el pasado cuando Tony o Steve podían entrar en cualquier momento. La puerta de Jacob estaba cerrada, en lugar de estar abierta como acostumbraba para conversar con el que estuviera en la sala o en la cocina en ese momento. Casi parecía como si Jacob se hubiera encerrado a sí mismo en una jaula. Tony. Me había olvidado de él. Oh, cómo estaría acechándote su recuerdo, Jacob. Me preguntaba qué le habría sucedido al niño. Todo era un caos cuando la Ascensión me reclamó. No sé qué le sucedió a él o a Steve. Uno lo había traicionado y al otro amenazaban con 104

lastimarlo. Tampoco sabía qué le había sucedido a Kayla; de alguna manera ella no salió lastimada esa noche y ella estaría bien ahora. Me dolía pensar que Jacob y Kayla estarían solos ahora. Bueno, no completamente. Conocía a mi hija lo suficiente para saber que ella se pegaría a Jacob sin importar que él quisiera o no. Jacob suspiró, sus hombros se hundieron. Maldición, había permanecido mucho tiempo lejos de él. Veía su impotencia, su furia y desamparo, quería pasar mis dedos por el desarreglado cabello de Jacob y jalarlo hacia mí. Él empujó los libros y papeles al suelo y apagó la luz. En la oscuridad vi que se acostó viendo el techo, absorto. Odiaba eso. Jacob no se quedaba absorto. Él se enfurruñaba, él se enojaba, él atacaba y él vencía. Él había cambiado. Él contenía su ira cada línea de su cuerpo estaba tensa. Podía sentirla a pesar de que nuestra conexión no existía. Espera, eso no podía ser cierto. La conexión no podría estar rota o él no podría ser capaz de mostrarme su dolor. A menos que Jacob hubiera aprendido algunos nuevos trucos. Oh, pero si estuviera en lo cierto, si hubiera siquiera quedado un hilo…. sería duro atreverse a esperar, pero busqué en mis pensamientos, las caóticas emociones jugaban una loca danza en mi mente y encontré otra pared. De algún modo salí de la ventana, desaparecí y reaparecí en un marco en su escritorio. Jacob estaba tan cerca, su hubiera una forma en que pudiera rozar mis dedos en sus mejillas. Bufé. Estaba malditamente cerca. La barrera era pequeña, fácil de derrumbar. Luché por atravesarla, empujándome a mí mismo una y otra vez, sensación de victoria me recorrió cuando él giró su cara

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hacia mí. Entonces mi mundo quedó al revés y como si cayera del borde solo para reaparecer en la ventana nuevamente. Impactado, vi a Jacob acostado de lado en la cama. Entonces se estiró y dejó la fotografía en su escritorio. Vio alrededor del cuarto con el ceño fruncido antes de lentamente acostarse de espaldas. Su tensión era fuerte. Quizás no tenía tan poco poder como creía. Quizás si ambos buscásemos al otro… Levanté un puño imaginario, preparándome a golpear la ventana. Jacob había visto que ocurrían demasiadas cosas extrañas, podría tomarlo como una señal en lugar de asustarse. En lugar de eso el suave ruido solo logró que se envolviera en los cobertores hasta los hombros y se acurrucara de lado. Lo había visto quedarse dormido muchas veces, nunca dejó de asombrarme lo rápido que sucedía, sin importar que tan alterado hubiera estado su día o las cosas que tuviera en su mente. De cualquier modo Jacob se quedaba dormido en un momento. Esperé hasta sentir la inconsciencia del sueño y entonces me empujé a mi mismo en él, cuando sus defensas bajaron. El sueño de Jacob me envolvió en los matices y colores de sus emociones. Me perdí a mi mismo inundándome en los abstractos y desarticulados pensamientos. Incluso en su sueño, él seguía atormentado. Era una lucha que no permitiría a mi propia frustración tomar el control e influenciar el frágil balance de Jacob. Él estaba caminando sobre una delgada línea entre caer en la depresión y una rabia auto-destructiva. Las paredes que había construido contra ese embrollo, en el mejor de los casos una delgada tapa, pero de algún modo él lograba dar una fachada de calma con esa terquedad que

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mantenía la locura bajo control. —Jacob, mo chroí, Estoy aquí. Por favor, háblame. Las imágenes en su mente se congelaron y el corazón de mi amante se aceleró, golpeando en su pecho. Se estiró, murmurando, se giró hacia el otro lado y se acurrucó incluso más tenso. Sus escudos luchaban conmigo, tratando de obligarme a salir de su mente. Si él tuviera control de sus habilidades, él podría hacerlo más fácil. Al parecer él había aprendido en los meses que habían pasado desde que empujé su cuerpo a esos límites. Su mente también había crecido. Parecía que las barreras entre nosotros no solo las habían creado los Ascendidos. Era difícil esperar hasta que él se calmara de nuevo. No quería asustarlo sacándolo de su juicio, o hacer algo que lo llevara a pensar que se estaba volviendo loco, con lo perturbado que sus emociones se encontraban, consideré que mejor esperaría a que despertara y tratar de contactar con él de nuevo, solo que inmediatamente rechacé la idea. Demasiada locura. No, era mejor introducir la idea ahora. Atrapé el hilo de uno de sus sueños y comencé a entrar en él. Poco a poco, desenredaba la intrincada maraña de emociones, comencé a envolverme hasta que fui parte del todo. Esta vez, cuando entré en sus pensamientos él no trató de bloquearme. Su sueño era disperso y yo traté de construir una ilusión diferente, una de nosotros desnudos en su cama, las sábanas alrededor de nuestras cinturas. Acostados ahí, nuestras cabezas en la almohada, y nuestros brazos colocados casualmente en el otro, sólo viéndonos. Encontré que ahora que estaba aquí y él me estaba aceptando yo no podía hablar. Mis ojos veían cariñosamente a Jacob, las líneas de fatiga alrededor de su boca, las sombras en sus ojos,

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nublando sus usuales ojos claros como el cristal azul. Moví mi mano, acuné su cara y la deslicé por su cabello. Jacob cerró más los ojos y tensó la boca. Líneas de pesar se profundizaron en su cara y me moví más cerca, tomándolo en mis brazos y apoyando su cabeza en mi hombro. Él estaba tenso, sosteniéndose aparte, su mente aterrada de estarse quebrando y perder todo el sentido de control que le quedaba. Mi mano acarició su espalda, silenciosamente urgiéndolo a liberar las necesidades. Poco a poco, la tensión empezó a disminuir en él. —Jacob, amor, todo está bien. Puedes dejarte ir. Estoy aquí para sostenerte.

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Capitulo 10

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is palabras tuvieron el efecto opuesto de mi intención y Jacob se estremeció en mis brazos.

Mi mente se tambaleó cuando su sueño abruptamente término y me encontré desplazado de su cama a un mundo de ensueño, ocupando su mente nuevamente. La respiración de Jacob comenzó a ser difícil, retiró los cobertores y salió de la cama. Se agarró el cabello con sus manos, maldijo en un inteligible murmullo. Su mente era un caos, sus emociones lo desgarraban, creando nuevos hoyos en su ya dañada psique. Traté de calmarlo y encontré que sus escudos me bloqueaban de nuevo. Si él me dejara alcanzarlo o La Ascensión restaurara mis habilidades, podría ayudarlo. Sabía que podía y la frustración de no poder hacer nada me carcomía. Jacob se tambaleó por el cuarto y entró al cuarto del baño. Reconocí que estaba en los dormitorios y no podía creer que hubiera regresado aquí. Él estaba tan orgulloso del hecho de tener su propio departamento, trabajando en un empleo que odiaba para poder hacerlo. ¿Qué habrá pasado para que hiciera esto? Mi amante temblaba mientras habría la llave del agua de la ducha y entraba bajo el chorro. Al principio el agua 109

fría contra su piel lo hizo gemir. Entonces el agua pronto estaba muy caliente escaldándolo, Jacob se apoyó contra la pared, sin hacer un esfuerzo para modular la temperatura. Era casi como si lo estuviera haciendo a propósito, infligiéndose algún tipo de auto-impuesto castigo a sí mismo. No encontraba sentido en sus pensamientos. O los estaba suprimiendo de su consciencia o esta noche él no podía pensar bien. Sus emociones lo inundaban. Destellos de rabia iban dirigidos hacia mí, entonces como una sombra aceché en el fondo, y entonces me sorprendí al encontrarme ante mí mismo. No sabía qué hacer con eso. Entonces sus hombros bajaron y empezaron a temblar, todo estaba cayendo en su lugar. Lo había abandonado. Y no solo lo había dejado, sino que también había iniciado una relación sabiendo en ese momento que iba a morir. Dejé que nos uniéramos, tan cerca, que no había esperanza para nosotros de lograr desprendernos, no cuando nuestras mentes y nuestras almas eran una. No, yo le había hecho todo esto. Abrí un nuevo mundo para él y entonces abruptamente se lo arrebaté con mi desaparición. —Ah, podía sentirlo, pero no podía oírlo. Y entonces de nuevo, joder, hablabas, pero no eres tú, son tus memorias hablándome. Oh, Jacob. Mi consciencia sangraba ante el sonido de su desesperación. Fui increíblemente egoísta y ciego. La profunda agonía renovó mi determinación de llegar a él. No podía quedarme sin hacer nada mientras él continuaba torturándose de esa manera. Tenía que encontrar la manera de regresar a él. ¿Cómo podría moverse a otra relación, después de lo que compartimos? Sabía eso, si las posiciones fueran inversas, nunca podría ser capaz de 110

lograrlo. ¿Cómo podría si cada parte de mi era de Jacob? Un fuerte sollozo me sacó de mis cáusticas reflexiones, me tomó un momento darme cuenta que Jacob estaba llorando. Eso era tan fuera de su carácter, pero después de que el primero escapó de su garganta, otro sollozo le siguió rápidamente, abriendo un torrente que desgarraba las emociones que luchaban dentro de ambos. Jacob golpeó los azulejos varias veces y cayó al suelo de la ducha, su cuerpo se estremecía fuerte, destruido por la angustia. Yo estaba destrozado. Mi consciencia decía que lo dejara en paz en lugar de introducirme profundamente en este personal momento. Jacob no se sentía cómodo con la idea de que lo viera derrumbarse. Ni siquiera me hubiera invitado aunque yo fuera el causante de sus lágrimas. En ese momento yo quería jalarlo a mis brazos hasta que la tormenta pasara. Maldije a la Ascensión por colocarme en este predicamento e incluso más por no darme las herramientas con que ayudarlo. No podía sostenerlo, no podía besarlo, y si le hablaba le daría una falsa esperanza, solamente lo destruiría cuando la Ascensión me llevara de regreso a enfrentar mi nuevo destino. Los sonidos de Jacob se amortiguaban en sus doblados brazos, mientras su llanto continuaba, la urgencia por interferir gradualmente se calmó. La tormenta era violenta con oscuras emociones que nos rasgaba y sangraba a ambos. Solo que sentía su enorme necesidad de liberarse y, aunque la herida estaba aún abierta, quizás era su momento de ser capaz de sanar limpiamente. No sé cuánto tiempo pasó, pero el agua comenzó a correr fría. Jacob se estremeció y el frío liberó la tensión en su cuerpo. Mi amante estaba tan profundamente hundido 111

en sus pensamientos y pena que dudaba que pudiera notar si hacia algún contacto. Me tomó toda mi concentración encontrar un pequeño agujero en los limites que la Ascensión me había colocado, pero fue suficiente para lograr indicarle con mi mente que cerrara el agua. Jacob ni siquiera mostró algún indicio de molestarse al darse cuenta que alguien estaba con él. Creo que su orgullo no hubiera podido manejar el saber que alguien lo había visto de esa forma. No cuando su psique estaba tan frágil. Esperar que saliera. Quería implantarle la sugerencia de que se secara y se vistiera, pero él ya era un experto en su mente y notaria la interferencia. Quería hablarle solo cuando estuviera seguro de que no me patearía afuera de nuevo. Él no estaba listo para reconocer que mi voz era real. Supongo que no podría culparlo. En su realidad había muerto hacía meses. Demasiado pronto la tensión regresó mientras se recuperaba del impacto de lo que había sucedido. Escuché sus oscuros pensamientos emerger de nuevo. Y con cada uno la rabia crecía. Sangrientas imágenes del intento personal de vengarse del sindicato me impactaron con su brutalidad y sangre fría. Ellos no debieron hacerlo. Yo había sido guerrero toda mi vida y nunca había visto nada peor, pero de algún modo Jacob venia conmigo, eso parecía horrorosamente equivocado. Con esas imágenes de furia y culpa, Jacob se golpeaba a sí mismo. Imágenes de Tony siendo encerrado en el ataúd mientras Jacob de pie dejaba que sucediera. Y entonces venía una cascada de febriles imágenes de Tony torturado, sus padres llorando en el funeral, y Steve se alejaba de él. Eso una y otra vez.

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—Oh, mo chroí, no te hagas esto. — Tenía que decir algo. Su continuo ciclo de autoflagelación tenía que parar. Busqué en sus recuerdos de los últimos meses y atrapé la verdad que él ignoraba. —Tony no está muerto y trataste de ayudarlo al final. Torturándote no va a cambiar el pasado. Jacob enderezó los hombros, golpeándose duro contra los azulejos. Aproveché su shock para agarrarme a su mente antes de que pudiera evadirme de nuevo. Esto era malditamente importante también. Antes de que pudiera hablar de nuevo y ayudarlo a tranquilizarse, mi amante apoyó su cabeza en sus temblorosas manos. —Me estoy volviendo un maldito loco. —No, no es así. Te juro que no. No me fui completamente. — Un día encontraré la manera de regresar a ti permanentemente. Esta decidí que cuando él confundido

noche tenía una calidad surrealista para él y debería de tratar de nuevo en otro momento, fuera capaz de procesarlo. Jacob se veía y perdido, argumentar con él no ayudaría. —

Levántate, Jacob. Sécate y ve a la cama. Verás las cosas diferentes en la mañana. Él gimoteaba igual que un niño, tomó su cabello en un puño. —No eres real. No eres real. —Vamos, puedes discutir si yo soy real o ficción en la mañana, — le insistí suavemente. Después de un momento, se levantó, se quitó la ropa mojada y la dejó en el piso del cuarto de baño. —Ve a tu cuarto por algo de ropa. No quiero que te

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enfermes. Jacob estaba temblando por una combinación del frío y del shock. Él envolvió una toalla en sus caderas, murmurando algo de que él nunca se enfermaba, y levantó su ropa mojada. De nuevo en su recámara, se secó con movimientos mecánicos, frotando duro su piel. Sentí su esperanza de que la fricción pudiera demostrarle si esto se trataba de un sueño o no. Tuve la oportunidad de hablar con él para que se pusiera unos pantalones de algodón. Entonces regresó a la cama, cubrió los ojos con su brazo. Me tomó insistir mucho más el que se metiera bajo los cobertores. Entonces salí de su mente y me coloqué al lado de su cama, quería verlo de muevo. Él se veía tan perdido y joven así acurrucado, su dolor era claro. Antes de darme cuenta, yo había usado unos fantasmales dedos para retirar un mechón de su cabello de la frente. Jacob cerró los ojos más fuertes. —Creo que te iras de nuevo, — él murmuró. No sabía cómo se habían roto los mandatos de la Ascensión que me permitieron tocarlo, pero no iba a desaprovechar la oportunidad, me aferré a eso. Acosté mi presencia detrás de Jacob y lo envolví en mis brazos, presionándome contra su espalda. —Duerme, todo estará más claro en la mañana, cuando te des la oportunidad de descansar. —No quiero despertar. No si eso significa que esto era solo un sueño. —No te preocupes por esto ahora, mo chroí. Entrégate a ti mismo, no lo dejes. Por favor, Jacob,

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¿Confías en mi?— Besé su sien y apoyé su cabeza en mi hombro, acariciando con mi palma su brazo. —Siempre. — Su respuesta fue inmediata y ferviente. —Entonces déjalo en mis manos y descansa. Te sostendré, ya sea que me sientas o no, estoy contigo. Jacob suspiró y su cuerpo se relajó lentamente, sus temblores cesaron. Lo sostuve cerca hasta que oí que su respiración era suave, y el latido de su corazón tranquilo. Esperé hasta que estuviera completamente dormido, saboreando cada segundo de mi contacto con él, incluso aunque fuera a una escala limitada. Nosotros estábamos compartiendo algo de una manera que no había sido posible en mucho tiempo. Me armé de valor, sabiendo que quizá él no me recordaría en la mañana y, si lo hacía, probablemente lo consideraría un sueño. Esto era un comienzo y más de lo que había tenido antes de esta noche. Esta vez cuando entré en su subconsciencia, no había más ira ni culpa. Las profundas cicatrices que había cavado en su interior estaban llenándose de una profunda alegría. Yo me permití calmar mi interior a un estado similar. Nosotros estábamos juntos, conectados más íntimamente que en el pasado, ni los pensamientos ni las emociones nublaban lo que realmente éramos. Era casi como si nuestras almas ahora realmente comenzaran a ser una. Cuando Jacob comenzó a soñar, me llevó con él. Esta vez no existía el sentimiento de que estaba inmiscuyéndome, ni existía ningún intento de expulsarme. Nosotros nos envolvíamos uno al otro, cerrando los ojos y siendo indulgentes con lo que ambos deseábamos: la oportunidad de sostenernos mutuamente y estar juntos una vez más. 115

Esto valía el tener que soportar cualquier lucha con tal de mantenerlo.

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Capitulo 11

-K

ristair, ¿cuándo vas a dejar que el niño salga de su miseria?

Chisté mientras Jacob y su cuarto se alejaban y estaba de nuevo en mi prisión, me tomó todo mi autocontrol no emprenderla contra los Ascendidos que me rodeaban. Debía de tener más fuerza o más consciencia, porque ahora podía distinguir a las distintas psiques de entre la masa. Poco a poco, recuperé mi auto dominio y construí mi pared con la fuerza de mis agudas convicciones. Ellos no podían evitar que viera a Jacob; ellos no podían evitar que contactara con él. Eso era cuestión de tiempo. Y de nuevo, tiempo era algo que tenía en abundancia. —Si regresas a donde perteneces, él ya no estaría atormentado. — Las palabras estaban cerca de mi frustración y amenazaban con doblegar el frágil control que había conseguido. — ¡No pertenezco aquí! Saben eso. Es por lo que decido aislarme. Déjenme ir. — Un gran cansancio me llegó. Las mismas palabras habían sido dichas una y otra vez, y ningún lado había hecho ningún progreso. 117

—Eres tú el que necesita dejarlo ir. Ahí estaba, el eterno eco de su ultimátum. Habían ido muy lejos dentro de su dimensión de existencia que ya no les importaba estar en otro lugar. Casi podría reírme si no fuera un fragmento dentro de miles de pedazos. Sin progreso por ningún lado. La urgencia de rendirme me presionaba por todos lados. Eso sería muy fácil, para los dos. Yo olvidaría mis sentimientos hacia Jacob y entonces él sería capaz de superarlo, sin miedo de los cambios que no entendía, él lo superaría y encontraría a alguien nuevo. Eso me enfureció. —DÉJENME SOLO, — dije molesto, sintiendo la opresión de las mentes que amenazaban suprimir mi voluntad. Ellas seguían atrás con espantosa facilidad. Mi ira continuó creciendo y el poder surgió a través de mí. Eso era completamente la culpa de ellos. Si me hubieran dejado solo, entonces nada de esto hubiera sucedido. —Eso es cierto, Kristair. — La voz de ella venía hacia mí de nuevo e hice una pausa. —Si te dejamos solo, no podrías dejar de auto torturarte ni torturar a tu amante. — Antes de que pudiera regocijarme y defender mi punto, Mi Señora continúo. —No deberías haberte reunido con él, los cambios que sucedieron no hubieran ocurrido. Esos no fueron causados por nuestra interferencia, fueron por la manera en que tú entrenaste tu mente y tu voluntad. Nosotros solamente somos una guía para que el pasaje fuese más fácil. Aún así hubieras evolucionado y Jacob se hubiera quedado atrás, sin tus conocimientos ni tus recuerdos. Solo tu hija te hubiera llorado, aún sin haber ningún tipo de preparación para ella. Una noche, iría a buscarte y nunca te encontraría. Hice una pausa, mi furia se calmaba mientras la fría 118

verdad me inundaba. Ellos no tenían la culpa, aún así era más fácil culpar a alguien, tener a alguien contra quien pelear. Si pensara racionalmente, en todo lo que había hecho desde que oí que le gritaban a Jacob, yo dejaría de pelear. Nuestra relación era demasiado difícil siendo yo un vampiro y siendo él un humano, pero ahora era casi imposible. Mis pensamientos estaban tallando el hielo, considerando todos los ángulos, forzando a calmar las emociones que amenazaban con nublar mi juicio. Dejé que la derrota y el cansancio colorearan mi mente y sentía que ellos se cerraban conmigo, el círculo aumentó su tensión. — A menos que la conexión sea invertida, no puedo dejar de sentir los sentimientos de Jacob y eso puede afectar mis reacciones, — advertí, y la presencia se retiró. —Entonces debes de hacerlo, para el bien de ambos. — La voz de Mi Señora era carente de emoción como la mía lo había sido. —Eres el único que puede hacerlo, tomando en cuenta que tú la colocaste en movimiento y la magia sigue tus propias reglas. Como el resto de tu raza está muerta, solo tú tienes la habilidad necesaria para esa tarea. Cada individuo es único, así que nadie de nosotros puede borrar las cosas que ya se iniciaron. Nosotros solo podemos tratar de mitigar el daño y hacer las reparaciones que elijamos. Asentí. Así que hay un límite en lo que ellos pueden o no pueden hacer. Bueno. No importa cuánto vaya en contra de sus deseos, ellos no pueden regresar el tiempo y evitar que haya conocido a Jacob o haya realizado el ritual. Así fuera porque ellos realmente no podían o no se atrevían, no importaba. Lo importante era que ellos no lo harían. Era bueno saberlo. Si continuaba rehusándome, ellos estaban impotentes, pero no quería empujar eso demasiado lejos así que opté por abordar el problema desde otro ángulo. 119

Pero, ¿hasta dónde iban a llegar para que me mantenga como uno de sus miembros? —Necesito estar presente con él y reabrir la conexión antes de poder revertirla. — Era difícil mantener mis emociones contenidas, y sentía que podían entrar en mi psique, sabía que la decisión de haberlo hecho era buena. Ellos eran suspicaces de cualquier fuerte presencia. —La magia de mi pueblo requiere lazos cercanos y armonía de pensamiento. Jacob debe de estar consciente de mí y de lo que intento hacer para que funcione. Me llevará tiempo restablecer los lazos después de todos esos meses y de su agitación. Ellos desconfiaban. Oscuras luchas en mi mente cuando ellos continuaban intentando encontrar otra posibilidad o algún truco. Yo podría tratar de jugar. — ¿Cuánto tiempo?— Ellos preguntaron. Consideré los meses que había acechado a Jacob, trabajando incansablemente en crear lazos que lo conectaran con mis pensamientos y emociones antes de estimar que estuviera suficientemente preparado para que funcione. Esto no podría requerir tanto tiempo, no desde que yo estoy de alguna manera en su interior y no por la manera en que Jacob se siente. Lo que llevaría más tiempo era lograr la cooperación de mi amante. Él no estaría de acuerdo, para nada, si pensara que de esa manera tendríamos la oportunidad de estar juntos en algún nivel, no importaba lo pequeño que fuera. En eso, ambos estábamos de acuerdo. Eso sería una dura lucha. — ¿Por qué les importa el tiempo? Varias semanas, meses. No importa lo que me tome. Mi Señora se rió. —No es tan simple, Kristair. Sabemos que estás jugando con nosotros. Sigues buscando

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eludir tu destino. — ¿Qué si lo hago? Eso no cambia la verdad. Tú me quieres libre de él y te digo que para hacerlo requiero tiempo. Sabes que no miento. Él estuvo de acuerdo con el ritual. Eso no funcionará si él lo sostiene. El silencio se extendió entre los Ascendidos, considerando el peso de mis palabras e intenciones contra el suprimir toda esperanza de seguir sintiendo sensaciones. Incluso si se me permitiera interactuar con Jacob por un corto tiempo, eso sería algo. De algún modo, juntos encontraríamos la manera de rodear mi más reciente cambio y lograr alguna manera de cerrarlo. Incluso, eso sería mejor que el terrible limbo en el que estaba atascado ahora. —Tienes dos semanas. Me congelé, impactado más allá de lo que creía que ellos cederían, incluso eso era mucho. Dos semanas no era mucho, pero era más de lo que tenía. Mi mente se aceleró tratando de ligar cabos sueltos y preguntar antes de que ellos me liberaran. —Una vez que el hechizo sea reinvertido, ¿El resto de mi cuerpo corporal será destruido? —Correcto, y tu alma se unirá a tu mente en lugar de la antinatural existencia en dos lugares. Tú serás un todo de nuevo. Eso, sin embargo, es enteramente una cuestión de opinión. ¿Qué tan intacta puede una persona tener su alma si ellos no sienten nada? Recordé mi más reciente conversación con mi Señora. No, los Ascendidos no están enteramente libres de emociones, ellos sólo tienen completo control de ellas, sus mentes gobiernan todo. Una vez que mi corazón sea destruido puede ser que no quiera regresar, no más luchas. La idea era muy preocupante. 121

— ¿Qué restricciones voy a tener?—No era un tonto, ellos siempre me limitarían, ya que habían considerado que era suficientemente peligroso como era, sólo que ellos no podrían seguirme cada segundo, y si me ofrecieran algo de privacidad, podía trabajar con sus reglas. —Eres consciente de que estás atado a Jacob desde que lo elegiste como tu vaso. Tú no serás capaz de moverte en el tiempo y el espacio. Donde él esté es donde tú también estarás. Tú puedes elegir proyectarte para que él te vea o para que él te sienta. No ambas a la vez. Lo que elijas es tu propia elección, solo recuerda que algunos conceptos él no será capaz de entenderlos. — Hizo una pausa. —Y esto es solo entre Jacob, y tú, y solo con un propósito. No uses este indulto para contactarte con Kayla de nuevo ni con ningún otro mortal, ¿de acuerdo?. Solo él será capaz de contactar contigo. Ponderé sus restricciones. Eran más de lo que esperaba y aún no era suficiente. Estaba goloso. Quería sostener a Jacob, no solo ocupar una esquina de sus pensamientos. Él podría verme o sentirme pero no ambas al mismo tiempo. Al menos siempre sería capaz de oírme. Dos semanas. Era muy poco tiempo para compartir todo lo que quería compartir, tenía que convencerlo de que me dejara ir si no encontraba una manera alternativa de seguir juntos. —Entiendo.— La emoción me perforaba antes de enmudecer de dolor y miedo. Muy pronto y estaríamos conectado de nuevo. Eso me pesaba, la anticipación, los abrumadores pensamientos. ¿Qué era lo que iba a decir? Con todo quería ser liberado en ese momento, sabía que dos semanas pasarían rápido y debería estar listo para eso. Me dolía que no se me permitiera contactar con Kayla, y me parecía innecesariamente injusto. Si alguien podía

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entender los límites y lo extraño de todo esto era ella. —Si estás listo, te enviaremos de regreso ahora. —No. Ellos parecieron un poco sorprendidos por mi vehemencia y cuando Mi Señora habló, ella habló con un tono oculto de diversión en su voz. —Creíamos que estarías ansioso por ver a Jacob de nuevo. ¿Qué te hace detenerte ahora? ¿Estás buscando otra manera de eludir tu destino? —Para revertirlo, necesito la cooperación de Jacob, y eso puede requerir más que rápidos y duros argumentos de mi parte.— Inadvertidamente sonreí. —Mo chroí es más testarudo que la mayoría. —En otro momento y lugar podrías ser adecuado para él. —Bueno, aún lo somos, a pesar de las circunstancias.— Consideré el problema, de nuevo tratando de calmar mi excitación. —Déjenme ser, déjenme pensar en eso.— Mantuve mis pensamientos y emociones en mi mismo, bloqueando la conexión de Jacob para poder pensar claramente, aislándome yo mismo de los Ascendidos. Ellos se retiraron, dejándome en privacidad y, por primera vez desde que fui separado de Jacob por mis compañeros, su presencia era menos una prisión y más una comunidad como debería de haber sido. Dos semanas. Mo chroí, ¿Por qué parece que nunca tenemos el tiempo que ambos deseamos?

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Capitulo 12

D

esperté, mis ojos estaban arenosos y mis músculos adoloridos por haber tenido un sueño demasiado duro y demasiado pesado, aún así tenía una sensación de paz. Kristair ya no estaba conmigo. No estaba seguro ni siquiera si realmente estuvo aquí o si finalmente me había quebrado, y francamente, me importa una mierda si era eso. La noche de anoche había sido tan extraña e irreal y ahora la recordaba, estaba nublada y mezclada, no importa cuánto pensara en eso, aún sentía que era más fantasía que realidad. Quería seguir en la cama, me giré para ver si podría atrapar el mismo sueño, pero un nuevo propósito hizo que saliera de la cama. Encontré mis ropas mojadas en un montón en el suelo, al menos sabía que una parte no era una ilusión. El incómodo dolor de cabeza me decía que me había perdido y gritado y llorado como un jodido bebe. Levanté la ropa y la dejé en la canasta y rápidamente me vestí. No estaba listo para tratar con Steve y entraba bastante sol por la ventana, así que tendría que esperar para hablar con Tony. Pero, sabía dónde encontrar a Kayla. Probablemente era mejor empezar con ella. Caminar hacia la catedral no me tomaría mucho. Incluso cuando ella estaba en clases, era ahí a donde iba 124

entre sus clases. En la oficina de Kristair, debería de decir en la oficina de ella ahora. Apuesto que la universidad odia eso, dejar la biblioteca de Kristair en manos de un estudiante que no se ha graduado. Imágenes de sus arrogantes y desanimadas expresiones me hicieron sonreír. Las expresiones parecían casi extrañas. Kayla abrió más los ojos por la sorpresa cuando entré. No había subido aquí desde que recuperé el torc de Kristair de entre los escombros quemados del cuarto. Estaba totalmente renovado. Kayla lo había restaurado a su gusto. Viejos mapas colgaban de la pared junto a cuadros de antiguos campos. El escritorio era menos sencillo que el que Kristair usaba, la madera brillaba y tenía una elegante computadora. —Antes de que digas algo quiero disculparme. Kayla inclinó la cabeza. —¿Estás bien? —Honestamente no lo s. Estoy mejor, o solo me estoy volviendo loco. De cualquier manera, estoy malditamente cansado de la montaña rusa. No puedo seguir así, ni por mi mismo ni por ti.— Kayla estaba tratando con su propia mierda y no necesitaba cargar más con la mía. —Realmente te veía empeñado en seguir perdido últimamente… pero te ves diferente hoy.— Se puso de pie y rodeo el escritorio. —Vamos; hablemos en la biblioteca, nadie nos molestará ahí. Experimenté un cálido placer mientras entraba en el viejo refugio de Kristair, y no todo era mío. Esa pequeña sección de mi cerebro donde estaba la conexión con la presencia de Kristair casi cantaba. En cuanto a mí, no podía creer haber tardado tanto en regresar a este lugar. El espíritu de Kristair permanecía en esas hileras de 125

libreros, algunas cerradas conteniendo artefactos y otros libros. La sensación de su presencia me golpeó, más aquí que en cualquier otro lugar. No estaba seguro si esta sensación era por su legado o por lo que sucedió anoche. Una rápida mirada a la expresión de Kayla me dijo que no era el único que se sentía de esa manera. —¿Crees que se fue? Quiero decir, ¿realmente se fue?— Pregunté. Ella cerró los ojos, una rápida expresión de congoja cruzó su rostro, pero cuando ella abrió los ojos de nuevo, su mirada era de aceptación, casi de paz. —No me acostumbro a eso. Sostengo el pensamiento de que un día él va a regresar aquí y a sentarse ante esa mesa o vagar entre los libreros. Él podía pasar horas aquí y lo hacía muy seguido,— ella dijo, su voz era cálida, cómoda con sus recuerdos. —¿Cuándo cambió? Quiero decir, ¿Cuándo empezaste a pensar que él realmente se fue?— Me acerqué a ella y coloqué mi brazo en sus hombros. —La noche que leí su carta.— Kayla se alejó y pasó la punta de su dedo por el lomo de un libro de piel. — Nosotros habíamos tomado medidas de emergencia para que su biblioteca fuera mía cuando ingrese a la escuela entonces viniste y me dijiste la pasada primavera que él se había ido. Pero ahora yo tenía una carta que garantizaba que todo era mío. Supuse que debería ir con un abogado. Encontré uno hace un par de días cuando estaba un poco más segura. —Lo siento, nunca fui capaz de decir lo suficiente. Sé que te he alejado con mi loca actitud durante todos estos meses. Ella me vio sobre su hombro, con calidez y amor. — 126

Esa actitud ni siquiera comienza a describirlo, genio.— Ella vaciló y señaló la mesa. —Sentémonos, necesitamos hablar. Saqué una silla para ella y después saqué una para mí. Seguramente habría algo más en la carta que le dejo Kristair, algo que tendría que ver conmigo. Tomé su mano. —Puedes decirlo. Puedo resistirlo. De nuevo ella inclinó la cabeza y me estudió, entonces asintió, como si hubiera tomado una decisión. —Él dejó algunas cosas para ti también. Su casa en la ciudad y la mitad de sus ahorros. La veía, espantado. —De ninguna manera, Kayla. Eso es tuyo.— No podría tomarlo incluso si lo quisiera, no lo haría, no era bueno para mi consciencia aceptar tal cosa. Ella sacudió la cabeza y veía hacia los libreros. — Tengo todo lo que quiero en este cuarto, y sobre el dinero, él creó un fondo fiduciario para mí hace años. Es más que suficiente para mantenerme segura sin la mitad adicional. Así que no me estás robando nada. Ese era el dinero de Kristair. —Pero la casa— ¿No es el mismo lugar en el que Kristair te crió? ¿No quieres tener tu maldita propia casa? —Dios, no.— yo parpadeé y ella insistió. Ella estaba seria. —Bendigo a Kris por tratar, y él fue un buen padre conmigo, pero ese lugar es demasiado solitario. Yo estaba sola todo el día y solo pasaba tiempo con él en las tardes. Quiero decir, él se quedaba conmigo toda la noche y trataba de hacer lo mejor, pero yo nunca sentí que fuera un hogar para ninguno de nosotros. —Pero terminas la escuela en primavera, no podrás seguir quedándote en el dormitorio. ¿Qué planeas hacer entonces?— argumenté, no estaba listo para dejarlo. Ese 127

era su lugar. Sin importar si lo tomaba o si lo vendía. —Tengo algunas propiedades mías, algunas propiedades de la herencia de Nerissa. Kristair construyó una casa pero la dejó a mi nombre hace años. Siempre podría ir ahí si quisiera o seguir otros cursos en la universidad, o viajar. No lo sé. Aún no lo he decidido. Eso no me sentaba bien. No me sentaba bien para nada. Diablos, para ser honesto, odiaba eso, y mi amante lo sabía muy bien. Quería ganar mis propias cosas, no que me las dieran. En cuanto a Kristair, bueno, él se cuidó de que no pudiera discutir con él, el bastardo lo sabía muy bien. Al ver la expresión de Kayla, sabía que tampoco podría discutir con ella. Él la había adoptado, y ella era más testaruda que su padre. —No me agrada eso. —Sé que no te agrada, Jake, pero míralo de esta manera: ese fue su último deseo. —Maldita niña, eres buena argumentando como lo era él.— Aún dolía. La idea de que él pudiera realmente haberse ido era muy real. ¿Eso incluso era su voluntad? Por una vez la voz de Kristair no corrigió la elección de mis palabras. Suspiré. Quizás todo lo que tenía de él era su voz ligada en mi cabeza y en mis sueños de estar juntos mientras dormía, pero al menos no estaba completamente solo. —¿Eso quiere decir que no me vas a dar ningún sufrimiento? —Creo que ya te di suficientes.— Además, eso no quiere decir que use el dinero. Puedo cuidarlo para tus hijos o algo así, quizás una casa para mi mamá en lugar de esa casa rodante tan pequeña que tiene. Pensaré en alguna

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cosa. —¿Qué ha cambiado, Jake? ¿Algo te sucedió anoche? te ves diferente. Me encogí de hombros. —Quizás decidí escucharte después de todo. —Con lo mucho que amaría creer que reconoces mi natural sabiduría, no lo haces. Algo sucedió anoche. Steve trató de llamarte, sabes, para disculparse. No sé qué sucedió con Tony, él desapareció inmediatamente después de ti, y Steve estaba molesto por todo. Él quería disculparse incluso antes de que me sentara a hablar con él. Por alguna razón la imagen puso una sonrisa en mi cara. Solo podía imaginar la reacción de Steve al discurso de una niña blanca que solo le llegaba al hombro. Kayla tenía rasgos delicados y esos hoyuelos que siempre me desconcertaban, pero ella era casi más convincente que mi Ma. Casi deseaba haber sido testigo de lo que le decía a Steve. —No te preocupes por eso. La mayoría de eso fue mi culpa. Nosotros solo soltamos algo de tensión. Los chicos hacemos eso. —Tonterías. ¿Sabes cuál es el gran problema de Steve? Él se siente culpable también. Igual que un hombre, él se la toma contra otro en lugar de tratar con el problema. Y tú solo te alejas en lugar de hablarlo con él. Buscaba una salida. De algún modo tenía la impresión de que el sermón de Kayla apenas estaba comenzando, solo que no parecía tan divertido cuando era dirigido a mí. —¿Por qué siente culpa? Él no hizo nada.— Su observación me sorprendió. Sabía que mi amigo se tomaba las cosas demasiado seriamente, pero no tanto para 129

golpearse a sí mismo por algo que yo hice. —Jake, ¿Cuándo vas a dejarlo ir? —Cuando deje de doler.— Cuando la voz de Kristair en mi cabeza deje de corregirme. Kayla giró los ojos y murmuró algo. —El punto es que Steve desea poder hacer más y no solo por Tony, por ti también. Supongo que él se siente como el hermano mayor de dos idiotas y se culpa a sí mismo por lo que sucedió. —Eso es estúpido, él no debe echarse esa mierda sobre sí mismo, hermano mayor o no. —También odia que ya no confíes en él. —¿En serio?.— Hice una gran pausa. Kayla asintió. — Bueno, él no lo está haciendo fácil. Quiero decir, culpa a Kristair por todo y yo no tengo suficiente energía para defenderlo todo el tiempo, lo sabes.— Estaba malditamente frustrado. —Realmente, lo sé. Le di una pequeña sonrisa. —Bien, hablaré con Steve después. Lo prometo. De cualquier manera le debo una disculpa.— No por mantener ese último secreto, pero no debí perder los estribos de la manera en que lo hice. Nunca debimos casi agarrarnos a golpes. —Gracias,— ella palmeó mi mano y me dio una traviesa sonrisa. —Antes de irme hay algo que necesito decirte. No sé si ayude a que entiendas algunas cosas o no. Antes de que Kristair… antes de que se fuera, él termino el ritual de su pueblo. Sabes… del que te había hablado. Colocó su alma dentro de mi.— Al menos es como yo lo entendía.

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—Imaginé eso. Tú eres diferente. No eras de la manera en que acostumbraba verte, tampoco del todo como era Kristair, solo como una combinación de ambos.— Ella hizo una pausa y cuando habló de nuevo su voz se turbaba. —Aunque en ocasiones juraba que era la voz de mi padre la que salía de tu boca. —Debe ser difícil para ti. Ella se encogió de hombros. —He aprendido a vivir con eso. Solo que no quiero perderte, Jake. Con lo insoportable que puedes ser, me agradas. —Gracias, creo.— Me reí, entonces me puse serio. —No entiendes cómo es el llevar esto.— Sacudí la cabeza sintiendo el peso de nuevo. Solamente que esta vez estaba determinado a no dejar que eso me detuviera. — Puedo oír su voz, comentando sobre lo que estoy haciendo, señalándome algunas cosas que él había aprendido, tratando de guiarme. Algunos de sus recuerdos se han convertido en mis recuerdos, a tal punto que no puedo distinguir cuáles perteneces a quién sin detenerme a pensar en ello. Algunas veces olvido quien soy. Cuando oigo su voz él no me está hablando a mí, sabes…se interrumpe de nuevo. Y estoy cambiando en muchas maneras. No puedo seguir sosteniéndolo. No tengo control y me asusta a morir.— Me obligué a detenerme. Maldición, no quería decirlo de esa manera tan apresurada. Dije más de lo que quería. —Oh mi Dios, no tenía idea.— Kayla entrelazó sus dedos con los míos. —¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? Puedo ver en los viejos diarios de Kristair. Quizás hay una manera de romper el hechizo o al menos limitar sus efectos. —Realmente no quiero hacerlo, al menos, aún no. 131

Quizás después, pero por ahora no estoy listo para dejar la conexión con él. Lo divertido es que si lo hubieras sugerido ayer yo hubiera saltado a aceptarlo. —¿Qué sucedió anoche? —No sé cómo explicarte. Era diferente a oír su voz. Era como si estuviera realmente ahí, Kayla. Como cuando estábamos conectados, la manera en como solía ser. Él estaba sufriendo por mí, también me extrañaba….— Me detuve y sacudí la cabeza, recordando mi derrumbe en la ducha. —Él me ayudó a dejar salir algunas cosas que seguía dándome vueltas. Diablos, él prácticamente me obligo a hacerlo.— Entonces me sostuvo. No puede ser un error, la manera en que sentía sus brazos alrededor mío. Si eso había sido una ilusión, si eso era perder la cabeza, se sentía bien, ¿correcto? —No sé qué decir. —Eso es un principio,— bromeé. —Tú realmente te sientes mejor.— Kayla pasó sus brazos a mí alrededor y me dio un duro abrazo. —Ni siquiera sé si eres un afortunado o desafortunado bastardo. —Eso hace dos de nosotros.— Vi el reloj. —Me tengo que ir bebé. No fui a las clases pero tengo una cita con el doctor y no puedo perderla. Te llamo después. Kayla me dio un beso en los labios. —Gracias por venir. —De nada, problemas,— le dije tomando un mechón de su cabello. —Oh, eres imposible. Largo de aquí.

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133

Capitulo 13

L

lamé a Steve en mi camino a la oficina del doctor. Contestó al primer timbre e inmediatamente sentí el pinchazo de la culpa. Hablé tan pronto como se oyó un click, antes de que él tuviera la oportunidad de decir hola. Si iba a pasar mi día disculpándome, quería que fuera de la manera más rápida. —Mira, Steve, quiero… —Olvídalo, hombre, ambos fuimos unos imbéciles. —¿Entonces estamos bien?— Otro nudo de tensión se desenredaba. —Sí, estamos bien, hermano. Tú has sido honesto conmigo incluso cuando tu niño me mandó al hospital. Algunas veces olvido eso. Y Tony me dijo que él te pidió que cerraras la boca. —Realmente, yo quería decírtelo esa noche de cualquier manera. Le prometí a Tony que no diría nada hasta después de su reunión con Ussier, no más tiempo.— No pude evitar preguntarme si Tony hubiera dejado que Steve supiera todo si yo no lo hubiera forzado. Ahora eso era una de las cosas por las que no sentía culpa. —¿Dónde estás ahora? ¿Quieres que nos veamos en

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el campus para comer? —No puedo, tengo que hacerme un examen físico para el Coach. Él cree que uso drogas o escondo una enfermedad, así que estaré en la banca hasta que me vea su propio médico. —Eso apesta. Puedo imaginar de donde viene eso. No es que yo pensara que usaras drogas, pero él es un hombre astuto. Sabe que algo sucede contigo. ¿Crees que con el examen físico te lo quitas de encima? —Eso espero. Al menos vale la pena intentarlo.— Un extraño hormigueo recorrió mi columna, erizando el vello de mi nuca, pero cuando vi alrededor, no vi nada. Era un día gris, las nubes se deslizaban bajas y oscuras. Incluso con escasos rayos de sol, no había manera de que un vampiro estuviera afuera hoy. Aún así mis instintos estaban alertas al peligro. —Me tengo que ir, pero necesito decirte algo realmente rápido. Dudo que Tony tuviera tiempo anoche.— Le hablé sobre la conversación con Ussier y sobre el hechizo de sangre que Lisabeth hizo para mantener a Tony en línea. Steve dejó salir una serie de violentas maldiciones, esperé hasta que sacara toda su frustración. —¿Hay algo que puedas hacer para revertir eso? Iba a decir no pero me detuve. ¿Sabría algo? Quizás Kristair podría saberlo. Él conocía mucho sobre magia. Tenía sus memorias en mi cabeza y ni siquiera me había asomado a la mayoría de ellas. Tenía mucho con qué lidiar para abrir la caja de Pandora. —No lo sé. No estoy seguro de cómo funcione la magia. Es algo en lo que tengo que pensar. —Tú hazlo y nos vemos en la noche para juntar nuestras ideas. En mi casa, porque el cuarto de Kayla es 135

demasiado pequeño. Me hace sentir como un idiota. —Y demasiado rosa y encajes,— Agregué. —Me asusta moverme ahí. Uno de estos días voy a quebrar algo y ella me matará. —Entonces, ¿crees que Tony pueda venir? —Puedo garantizarte eso.— Vi mi reloj. Maldición, llegaría tarde si no me movía. —Tú lleva a Kayla y yo llevaré a Tony, ¿qué con tus compañeros de cuarto? —Ellos no están aquí, por algo de la fraternidad, así que tendremos el lugar para nosotros. —Asombroso. Llevaré algunas cervezas también.— A pesar de la situación me encontraba de humor para celebrar un poco. Esta sería la primera vez que estaríamos juntos, realmente juntos, desde la noche que Tony llegó a casa después de su corta desaparición. Si solo él hubiera confiado en nosotros acerca de lo que le sucedió, entonces esa noche en la bodega se hubiera evitado. Aunque él no sabía, recordé. No sabía que Kristair no me estaba lastimando. Y ninguno de nosotros pudo imaginar a lo que llevaría eso. —Steve, voy a decirle acerca de lo que Kristair dejó en mi cabeza. Él no sabe nada de eso, cree que soy completamente normal. —¿Estás seguro de eso?, hombre. —Sí, estoy seguro. Necesita saberlo.— Lo divertido de la confianza es que en ocasiones tú debes dar el primer paso antes de que la confianza sea correspondida, y yo iba a dar el paso. Ussier probablemente me maldeciría pero no me importaba. Colgué el teléfono y me atreví a cruzar la calle justo antes de que cambiara el semáforo Eso no me preocupaba, los nervios me recordaban la cita con el doctor. Eso tenía 136

que salir bien. —Bien, Kristair. No sé si puedas oírme o no, pero haremos un trato. Ninguna maldita locura durante la siguiente hora. Solo déjame terminar mi cita y entonces puedes hacer que tu corazón salte lo que quiera. Solo te pido una hora,— murmuré, esperando que nadie en la calle pensara que estaba hablando solo. No hubo respuesta, pero el silencio de su corazón en mi pecho lo tomé como una confirmación. De lo contrario me volvería loco de la preocupación y probablemente mi presión sanguínea estaría tan alta que el doctor me mandaría al hospital. De nuevo la sensación de un conocimiento me golpeó, estaba siendo seguido o vigilado, de alguna manera lo sabía. Solo que esta vez no había manera de que pudiera guiarlos a un callejón y encargarme de eso. Toqué la pistola en mi bolsillo, odiaba esa presencia aquí. De cualquier manera eso tendría que esperar a molestarme después, esperaba que cuando tuviera respaldo. Revisé la calle una vez más, no vi nada fuera de lo ordinario, solo gente normal atendiendo sus asuntos. Y cualquiera de ellos podría ser el loco. Aunque no importaba eso, ellos podrían ver el edificio toda la tarde. Llegaba al edificio de consultorios médicos y otra mente tomó la mía, enviando mi presencia a un rincón y tomando mi cuerpo. Justo como lo hacía Kristair, solo que esta vez no era mi amante, mi corazón se aceleró. Impactado me vi alejarme, dirigirme a un sedán con vidrios polarizados, podía sentir los ojos que me veían desde el otro lado del vidrio oscuro. Gruñí, luché, desgarrando los lazos en mi cabeza, tratando de clavar los talones en la banqueta, entonces tropecé como si estuviera 137

borracho. La gente evitaba verme y aceleraban su paso mientras ellos caminaban por mí. —¡Con una jodida! hijos de perra, ¡No! Salgan de mi jodida cabeza o yo voy a explotar sus jodidas cabezas fuera. Luché por alcanzar la pistola en mi bolsillo y Kristair me habló. —Tratar con armas en este estado no es inteligente. —ENTONCES DIME ¡QUÉ HAGO! —Sabes qué hacer. Todo está en tu cabeza,— Kristair murmuró. —Los ojos, Jacob. Los ojos son la ventana del alma. Las puertas del automóvil se abrieron y dos hombres salieron, me tomaron por los brazos y me guiaron al asiento trasero. Luchaba duro, gruñía de rabia, y jadeaba como si hubiera corrido un jodido maratón. —¡Apúrate! Él es demasiado fuerte,— la voz de una jovencita gritó al borde de extrema emoción. Ellos me empujaron al lado de la niña, su rostro era pálido, líneas de estrés rodeaban sus ojos, su boca en una mueca de dolor, y gotas de sudor perlaban su frente. Su mirada fija en mí. Una criatura viva. ¡ELLA! Tambaleé hacia la niña sintiendo que una parte de mi psique era perforada a través de los ojos de ella, y entonces una presencia en mi mente me rasgó. Una presencia que no pertenecía ahí. Ella gritó, un alto y perforante chillido que hizo que los huesos de mi oído vibraran. Entonces alguien encajó en mi pierna una aguja, y la niebla me cubrió. —MO CHROÍ, tienes que quemar el medicamento de tu sistema. Rápido. Tienes que despertar. Oscurecerá 138

en pocas horas. —¿Qu…. Kristair? ¿Qué sucede?— No podía oírlo claramente, aunque sabía que era él. Me concentré en empujar la niebla que parecía que me tenía atrapado entre sus redes. Como si comenzara a hacerse todo más claro, mis otros sentidos despertaron. Estaba en una silla dura con mis manos esposadas en mi espalda. Ambos corazones comenzaron a palpitar en mi pecho. ¡Joder! ¿Qué voy a hacer ahora? Mantuve la cabeza abajo y los ojos cerrados, logrando controlar mi respiración. —¿Kristair?—

Sostuve

la

respiración

y

recé,

esperando la respuesta. No podía haber imaginado su voz, pero de nuevo me encontré con solo silencio. Estaba por mi propia cuenta. Podía hacer eso. No necesitaba a nadie. De repente mi mundo osciló, se inclinó y giro llevándome a un lado. Abrí los ojos y levanté la cabeza. ¿Qué jodidos? Seguía en la silla y el cuarto estaba vació. Estaba perdiendo la cabeza; esa era la única respuesta. Yo había caído del jodido borde. Mi propio corazón empezó a palpitar con un rápido y cadenciosos ritmo en mi pecho, pero el de Kristair se había calmado casi estableciendo un patrón de sueño. Tomé varias profundas respiraciones, y revisé el cuarto. El suelo era de un incompleto concreto y las ventanas pequeñas y altas. Esto debería ser algún tipo de sótano. El aire estaba frío y la luz del exterior rápidamente disminuía. El cuarto estaba iluminado con un desnudo foco que me recordaba el set de una película-b. Una en la que no estaba ansioso de ser la estrella. No parecía haber ninguna cámara ni nadie observándome, pero no tenía ninguna maldita posibilidad. Necesitaba salir de ahí antes

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de que se dieran cuenta que había despertado. Jalé las esposas pero estaban fijas al respaldo de la silla. Podría quebrar una de las tablillas de madera de la silla, pero eso significaría que tendría que usar las habilidades de Kristair. Joder. Si no supiera nada mejor, diría que esto era una maldita conspiración para obligarme a usarlas. Bien, si lo hacía, lo hacía. Ahora no era el momento de ponerse quisquilloso. Tironeé de las esposas hasta que me corté en la muñeca. ¿Dónde diablos estaba la estúpida fuerza y rapidez que Kristair me había dado, ahora que realmente la necesitaba? Usarla por instinto era una cosa, tratar de que funcionara deliberadamente era otra completamente diferente. ¿Qué si hacia algo mal? ¿Qué si realmente no podía usarla? Podría lastimarme tratando y terminaría alertando a los bastardos del hecho de que había despertado. Incluso peor, si la usaba con un propósito, podría recluirla de nuevo. O ¿Permanecería abierta para siempre? Voces se aproximaban a la puerta, así que inmediatamente bajé la cabeza y pretendí estar dormido. Eran al menos cuatro personas pero recordaba a la niña gritando, ella se lastimó o algo antes de que me bloquearan. Cuando la puerta se abrió, me obligué a no tensarme. Esos jodidos hicieron que perdiera mi maldita cita. La urgencia de atacarlos y hacerlos pagar era fuerte. —¿Él sigue dormido? —Sigue dormido.

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—¿Seguro? —Sí, jodidamente seguro. No se ha movido desde que lo drogaste. Quizás le diste demasiado. —¿No viste lo que le hizo a Angie? No quería correr riesgos.— Las voces se acercaron y abrí una ranura de los ojos, vi un par de tenis frente a mí. Mis dedos dolían de la tensión por desgarrarlos, pero ellos me tenían sujeto. Probablemente tendría una oportunidad de escapar de aquí y no quería arruinarla. Si ellos me drogaban de nuevo, despertaría hasta el anochecer, y entonces mis oportunidades de huir se joderían y bien podría arrodillarme y rogar por el seco agujero en donde iba a terminar. Empecé a pensar en todas las razones que me podrían enojar. Quizás no podría tratar a propósito de quebrar las esposas, pero si funcionaba cuando realmente estaba enojado, podría usar eso. Al estilo Hulk. Después de todo, que esos imbéciles tomaran mi mente, hizo que mi sangre hirviera. Y esos jodidos hicieron que perdiera mi cita con el doctor, y no había forma que mi coach fuera a creerme esta historia. No tenía pistola y si algo me sucedía a mí, Tony iba a pagar el precio. Entonces me di cuenta que mi cuello se sentía extraño, más ligero. Esos insignificantes hijos de puta se habían robado mi torc. La rabia hirvió en mi interior. Juro por Dios que no pararé hasta matar a cada uno de ellos. —Dame la jeringa. Voy a darle otra media dosis solo por si acaso. —Pero Ted dice que había que mantenerlo en línea si despertaba.— Mi sangre se heló cuando otra figura entró en el cuarto, aunque él parecía renuente. Chico listo, porque cuando liberara mis manos los dañaría con ellas. —¿Qué si le causamos un shock o algo? 141

—No sucederá. Él es un atleta. Ellos están acostumbrados a usar drogas o cosas así. El hombre estará aquí hasta el crepúsculo. No voy a correr riesgos. ¿Puedes apurarte? Cuando el hombre enfrente de mi giró su cara hacia el otro, yo exploté fuera de mi silla. Hubo un momentáneo dolor en mis muñecas cuando quebré los eslabones de las esposas, pero eso desapareció cuando ambos hombres gritaron. Joder, por favor no dejes que haya más de los cuatro que estaban en el carro. Dos aquí quizás, uno cuidando a ese psíquico loco, pero en todo lo que podía concentrarme era en los dos de aquí y esperar lograr salir antes de que llegaran refuerzos. Salí de la silla cuando el tipo frente a mi tiraba un golpe, yo ataqué al tipo de la jeringa. Él la levantó como si fuera a apuñalarme con ella y atrapé su muñeca, girándola e inyectándole su propia mierda. —Toma eso, imbécil,— bufé. Se tambaleó alejándose, pero el otro tipo ya se dirigía hacia mí. —Russel, trae tu culo aquí,— él gritó. Joder. Más de ellos, pero al menos solo uno. Lo golpeé en el pecho y abdomen hasta que chocó contra la pared, —Jodido perro— Gruñí, y seguí golpeándolo. Él logró conectar algunos golpes. Pero apenas y lo sentí con la furia que tenía. Quería matarlo, podía sentir el sabor de su sangre en mi lengua. Necesitaba lastimarlo, verlo sufrir. Aparté esos oscuros pensamientos antes de entregarme a ellos. Yo era un humano, no un monstruo. Algo instintivo hizo que me quitara del camino y el tipo con la jeringa golpeó a su amigo con la silla. Su no intencionada víctima cayó al suelo, levanté la vista y sonreí. 142

—Gracias. Él retrocedió pero pude darle un último golpe y también cayó al suelo. —Bueno, eso no fue divertido,— murmuré, dándole un ligero empujón con mi pie. —¿Por qué no tratas conmigo?—Una voz rugió. Vi hacia la puerta y gruñí, el tipo era enorme, al menos el doble de mi tamaño si no es que más. Diablos, podría reclutarlo para mi equipo si no estuviera tan feo. — Bueno, sí que eres un gran samoano(9), hijo de perra. El buffet está ya en la esquina, lo siento. —Acércate, insignificante. —¿Por qué no vienes por mi?— Ese no podría ser uno de los tipos que me atraparon. Lo recordaría, era demasiado grande. Probablemente no cupo en el carro y lo dejaron atrás. —Oh, ¿No puedes atravesar la puerta? Doblé mi cuerpo medio agachado, mientras su cara se oscurecía y se apresuraba hacia mí. Joder él era rápido. Más rápido que el crédito que le había dado. Él llegó a la mitad del cuarto antes de que yo lo hubiera procesado. Trato con tipos como ese todos los días en el campo. Podría también manejarlo. Maldición, traté de alejarme de su camino pero él alcanzó mi brazo y me lanzó hacia la pared. El aire se salió de mis pulmones con el impacto, haciendo que jadeara por aire. Me atrapó antes de que me recuperara, empujándome hacia donde estaban las drogas. Llega a casa. Tengo que pensamiento llenaba mi cerebro.

9

(

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llegar

) De Samoa o relativo a este archipiélago del Pacífico.

a

casa.

Ese

Imbéciles y sus mierdas. Ya no quería jugar más sus juegos. Si ellos me querían, ellos iban a tener todo de mí. Empujé las posibles consecuencias fuera de mi mente, atrapé mi reserva interior y empujé. Era incluso más fácil ahora que desbloqueara esas habilidades en mi interior. El tipo salió volando por el cuarto y lo empujé de nuevo, cayendo al suelo. La sangre en mis venas era fuego furioso. Gruñí, lo levanté y él gritó. Todo en mi gritaba por su sangre. Que lo matara, que lo mordiera, que lo hiciera trozos. Temblando lo solté. —¿Qué eres? Jesús, ¿Qué jodidos eres?— el tipo tartamudeó con sus enormes ojos. Yo le di un golpe en la mandíbula y sus ojos giraron y cayó al suelo. Lo dejé en el suelo cuando el tipo que había golpeado a su amigo comenzaba a estirarse. Lo empujé de nuevo y también regresó a dormir. Había puro instinto animal dentro de mí diciéndome que terminara con ellos; ellos sabían demasiado; pero yo me recuperé a mi mismo desde el borde. Yo no me había ido. Al menos aún no. LLEGA A CASA. Llega a casa. Llega a casa. No sé de donde venia la urgencia de eso, era casi como si apresurara mis venas, propulsándome a alejarme. Era tan fuerte, me descubrí atravesando el campus antes de que me diera cuenta de mi destino o donde me encontraba en relación a mi casa. El atardecer estaba llegando rápidamente con frío y nieve. Cuando los primeros copos cayeron, no pude evitar sentirme encantado. La nieve era inexistente en Louisiana, e incluso aunque nevaba todo el tiempo en Pittsburg y mis bolas se enfriaban, eso nunca me molestaba. Antes de irme había amarrado a los tres idiotas 144

juntos y de algún modo logré arrancar el resto de las esposas de mis muñecas. Lancé los restos en un bote de basura de un callejón. No había señales de Angie, o del tipo que conducía el carro. Al menos logré encontrar mi torc, ahora estaba seguro alrededor de mi cuello. Russel lo había tomado y tomé su pistola y también recuperé la mía. Casi la lanzo junto con el resto de las esposas pero algo me dijo que podría necesitarla después. Ahora tenía un abrumador deseo de regresar a mi dormitorio. Vi el cielo, y comencé a caminar más rápido. No podría esperar más, estaría oscureciendo en cualquier segundo, y ¿quién sabía cuánto tiempo le tomaría a un vampiro lograr activarse? Crepúsculo. Era como Kristair le llamaba a esta hora de la tarde cuando él comenzaba a moverse y el día estaba en un cruce de caminos. Estaba preocupado de no haberlo oído ni un poco en mi cabeza desde que desperté esposado en esa silla. Ni un solo comentario o advertencia, ni un solo murmullo. No quería preocuparme sobre las implicaciones de ese silencio. Empujé esos pensamientos fuera de la escena que había dejado. Si Kristair estuviera despierto en mi cabeza, él diría algo por el hecho de que dejé al grupo, especialmente al tipo enorme, sabiendo que ellos sabían. Ussier probablemente patearía mi lastimado trasero. No planeaba decirle. El sindicato pronto sabría que algo salió mal. Solo esperaba que ellos no se dieran cuenta que yo no era más exactamente un humano. No sabía cómo podría esconderme, no después de lo que creo que le hice a Angie. No había nada que pudiera cambiar eso y no intentaba agregar asesinatos a sangre fría a mi consciencia. Eso sería demasiado duro. 145

Aún así, había otros caminos para retardarlos y quizás agregar un final —Jódanse— toda esta situación había sido un error. Sin mencionar que si podría tener algo de colaboración para lo que sucedió esta tarde, el Coach podría estar inclinado a creer el por qué perdí mi cita con el doctor. Tomé mi celular y llamé al número que de alguna manera fue familiar el año pasado. —Detective Aderson,— el policía de la suave voz contestó. Me relacionaba mejor que con su compañero, quien siempre parecía estar disgustado cuando trataba conmigo. —Detective, soy Jake Corvin. —Señor Corvin, ¿A qué debo su llamada? Pensé que le enfermaba hablar con nosotros. Así era, pero esos chicos de algún modo sabían todo de este otro mundo, y yo era parte de él sin importar qué tan duro tratara de quedar libre de eso. Ellos de algún modo habían hecho una tregua con Ussier. Mientras los cuerpos no se apilaran ni demasiada gente desapareciera, ellos no iban a tratar de hacerle la guerra a los vampiros, y los vampiros los dejarían solo con las pocas cosas que sabían. Por lo que sabía, ellos probablemente se ayudarían a salir. —Sí, quizás, pero podría querer revisar algo.— Le di la dirección en donde había estado. —Fui secuestrado, llevado al interior de un carro y drogado. Logré despertar antes de lo esperado y los golpeé desmayándolos. Los dejé a los tres amarrados. —Lograste salir del problema. ¿Cómo es que siempre logras estar en el fondo de las cosas? —Dígame a mi eso. Es una habilidad.

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—Tito y yo iremos a revisar eso. Ven al recinto después a dar tu declaración. Sonreí aliviado. Sus compañeros podrían venir detrás de mí ahora y perder a los bastardos en el proceso. Sin mencionar que la urgencia de llegar a casa era más fuerte que casi sentía fiebre bajo mi piel. Quería que algo familiar me rodeara, algo que me mantuviera a salvo y seguro. —Sí, iré en algún momento durante esta noche. —¿Tienes una idea de qué querían contigo? Oh, Estoy seguro de que tengo una maldita lista de razones. Pero no era seguro de que ellos trabajaran para el sindicato. Y el no estar seguro me enojaba, y no sabía quién podría estar detrás de esto. —Tengo alguna pista, Yo salí hace unos cinco minutos pero ellos dijeron que esperaban que alguien llegara al atardecer. Así que eso no deja dudas en mi mente.— Sentí intranquilidad en mi estómago. ¿Qué si los policías no tenían un trato con Ussier? ¿Qué si movía el bote, haciendo que trabajaran en cosas que era mejor no decir? —¿Dónde está tu protector? ¿No es el que te cuida de estas situaciones? Tensé la mandíbula. —Él se fue. Además, no quiero que ellos los lastimen. ¿Entiende? La voz del policía se suavizó. —Entiendo. ¿Puedo encontrarte en este número? —Si, este es mi celular.— Colgué y me debatí por un momento sobre el movimiento, y entonces decidí que era lo correcto. Los que me secuestraron eran humanos y tendrían que ser tratados por otros humanos como ellos, incluso si ellos trabajaban para los vampiros. Al menos ellos

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no tendrían una sentencia inmediata de muerte. Envié un rápido correo de voz a Tony para cuando despertara, que debería de ser pronto. Entonces la urgencia me atrapó y corrí y corrí como si el mundo se estuviera quemando, con la fuerza de mi alegría.

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Capitulo 14

M

ientras le quitaba la llave a la puerta de mi dormitorio, una profunda sensación de alivio me atravesó, la que casi me hace caer de rodillas. Hogar, estaba en el hogar. Entré y mi corazón se detuvo. Literalmente se detuvo, se murió en mi pecho, entonces dio un doloroso y único latido. Kristair estaba acostado en el centro de la cama, desnudo, sus largas piernas dobladas cerca de su cuerpo, su frente tocando las rodillas, y sus brazos envolviéndolas. Estaba ahí, su cuerpo y su mente en paz, casi esperando renacer. No podía moverme, no me atrevía siquiera a parpadear. Solo me quedé ahí, esperando como un jodido idiota. Esperando a que desapareciera, esperando a que la ilusión creada por mi jodida y loca cabeza se desvaneciera y me dejara solo. Pero eso permanecía, Kristair continuaba acostado tan malditamente real, tan sólido que quebró mi tembloroso corazón de nuevo. —Kristair. Dije su nombre y me aproximé a la cama, cayendo a su lado. Vacilante, estiré la mano y me detuve justo antes de tocarlo, mi corazón bombeaba en mis oídos, era tan

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real, eso no podía ser posible. Mi amante se movió, su cabeza se giró hacia mí, sus largas y oscuras pestañas se movieron, sonrió. Una ligera sonrisa en sus labios, su mirada cálida. —Mo chroí. —Oh mi Dios, Kristair.— Me incliné para jalarlo a mis brazos y el dio un pequeño salto cuando mis manos iban a tocarlo. Casi me caigo de bruces. Mi corazón que había palpitado, se detuvo de nuevo. —¿Qué jodidos? Kristair se enderezó con congoja en su mirada. Oh Dios, lo sentí, lo sentí en mi interior como solía ser. Sentí sus emociones inundándome, su necesidad de tocarme, sentía en él el mismo miedo que yo cargaba. Esto no era un sueño. Era algo real, él estaba aquí de alguna intensa manera. Salí de la cama, temblando. Esto era demasiado. Estaba demasiado cerca, demasiado para ser una broma de nuestro pasado. —¿Qué eres? ¿Algún tipo de fantasma? —No, Jacob, no soy un fantasma, soy yo.— Él se levanto también, inseguro de lo que estaba sucediendo, yo retrocedí cuando dio un paso hacia mi. —Cierra los ojos. —¿Qué? —Confía en mi, mo chroí. Cierra tus ojos. Los ojos me ardían, pero hice lo que me pidió y sentí que se aproximaba. Oh Dios, sus manos enmarcaron mi cara. —Mantenlos cerrados,— él murmuró en mi mente antes de que sus labios cerraran los míos. Vacilante, envolví mis brazos alrededor de él, sentía la fuerza en sus brazos como cuando estábamos juntos. Esta vez mi mente no estaba nublada con un sueño y no estaba en medio de una gran depresión. Él estaba aquí y 150

podía saborearlo, podía olerlo. Mis sentidos me decían que era algo muy real. Abrí los ojos, abrumado con la necesidad de también verlo. Tan pronto como lo hice, la sensación de su cuerpo contra el mío, de sus besos contra mis labios inmediatamente desapareció, sentí que mis brazos caían junto a mí. —Maldición, Jesús Cristo, ¿qué mierda sucede?, hombre. Estaba perderlo.

perdido.

Estaba

seriamente

asustado

de

Pero Kristair estaba ahí, viéndose tan sólido como era, había una tristeza en su mirada que borró mi frustración. —Lo siento tanto, Jacob. Pero ellos pusieron algunas restricciones para mi regreso. Puedes verme, pero no tocarme, o puedes tocarme, pero no verme. Nunca ambas a la vez. —¿Qué?— No podía entrar en mi cerebro eso. Él no estaba aquí de esa intensa manera, o yo estaba dentro de una pesadilla. —Esto es una broma, Kristair. ¿Quién jodidos hace reglas como esa? —Siéntate,— Kristair pidió, señalando la cama. — Tenemos mucho de qué hablar. Impactado, hice lo que me pidió, de nuevo sintiendo que nuestra conexión fluía entre nosotros. Eso era tan dolorosamente dulce, era casi insoportable. Kristair me calmaba y yo sacudí la cabeza, sosteniendo la conexión tan fuerte como podía. —No lo hagas. —Tienes que ser fuerte.— La mirada de Kristair recorría mi cara como si viéndome pudiera de alguna manera alimentarse. —Tengo mucho que explicar y muy poco tiempo que tenemos para estar juntos. 151

—¡Me vas a dejar de nuevo!— grité, saliendo de la cama. —¡No! No, no puedes.— No sabía si podía vivir con eso, con solo medio de él. Mi cerebro eligió ese momento para darme una buena patada como si dijera „Piensa idiota‟. Eso no podía ser tan diferente a cuando era un vampiro al que solo tenía en las noches y ese mundo en el que era renuente a formar parte. Hice una pausa. Si pensaba de esa manera, si, podría malditamente bien tratar con eso. —No si puedo evitarlo.— La voz de Kristair tenía la misma determinación que sus oscuros ojos. Me hundí, incapaz de apartar mi mirada de él. —¿Realmente estás aquí? ¿No es solo mi imaginación? —Realmente estoy aquí, te lo juro. Soy yo y no te estás volviendo loco,— dijo, repitiendo las palabras de anoche. Un caliente y gran nudo se formó en mi garganta haciéndome imposible hablar. —¿También eras realmente tú anoche? ¿No lo soñé? —Si. Era real. Aunque estaba mucho más limitado. Cerré los ojos, estiré la mano, tragando el nudo en mi garganta cuando él la tomó y me jaló a sus brazos. Yo lo apreté fuerte, enterré mi cara en el hueco de su cuello. Me di cuenta que el corazón de Kristair seguía latiendo en mi y de una manera constante desde que desperté de la droga. Él debió de estar aquí todo ese tiempo, durmiendo y esperando por mí. —Sabía que estabas en problemas, así que regresé antes de lo que pretendía,— Kristair dijo en respuesta a su pregunta mental. —¿Qué quieres decir con antes de lo que pretendías?— Lo vi incapaz de evitarlo- ¿Quieres decir que 152

pudiste estar aquí hace meses? ¿Por qué esperar? Kristair, con una jodida, tú sabías que yo… Sacudió la cabeza y levantó su mano, presionando un fantasmal dedo contra mis labios, hasta que cerré los ojos. Joder. No podría con esto. Los abrí de nuevo, mis ojos ardían. —¿Qué sucede? —Acuéstate conmigo, Jacob, como solíamos hacerlo y te explico todo. Como solíamos hacerlo. Nada es como solía ser. Estaba atrapado en un espiral sin control y me dirigía a un feroz estrellamiento. No había nada en lo que pudiera sostenerme para darme una oportunidad. Suspirando, me estiré en la cama, me giré hacia él y me acosté a su lado. Era una locura lo sólido que parecía. Cuán real, como si nada hubiera cambiado, con la marca en su hombro. No había nada que gritara que era un fantasma a menos que quisiera tocarlo. Cerré los ojos y tracé mi dedo por la marca. No habíamos sido amantes mucho tiempo, pero conocía el cuerpo de Kristair mejor que el mío. Él envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me acercó. Lamenté no haberme desnudado primero así podría sentir cada centímetro de él contra mí, sin barreras. Su piel ardía bajo mis palmas. Quería abrir los ojos para asegurarme que no lo estaba imaginando, pero los mantuve cerrados y lo acerqué más. Kristair apoyó su frente en la mía. —Abre tu mente y podré explicarte lo que me sucedió. Es demasiado, pero puedo mostrarte lo suficiente para que entiendas qué pasa. Me relajé, sentí que tomaba el control de nuestras 153

mentes mezcladas igual a como sucedió en nuestro encuentro con el sindicato. Por un breve y glorioso momento éramos uno, existiendo juntos. Una mente. Un alma. Nuestros cuerpos presionados juntos, nuestros corazones latiendo en sincronía. Si había un fin, no podría ser solo aquí. Justo como esto. Entonces la sensación de mi mundo se desvaneció alejándome a lo que le había sucedido a Kristair desde que desapareció en el almacén. Él debía sostener la mayoría de eso, pero aún así mi mente giraba. Mi psique era golpeada con la abrumadora enormidad de lo que sucedía, lo que había experimentado durante los meses que se había ido. Yo podía solo saborear los bordes y aún así era demasiado. Entonces él me mostró su discusión con Nerissa, su deseo y desesperación de regresar conmigo, y la decisión de que lo habían enviado a romper la conexión. —¡NO! Abruptamente, me lancé de regreso a mi cuerpo. La separación fue tan violenta que mi corazón vaciló en mi pecho. Me enderecé, mi corazón giraba y luchaba para poder respirar. —Jacob, ¿todo está bien?— Kristair preguntó con preocupación en su voz. —Si, solo dame un minuto.— Giré mi cabeza hacia él, apoyándola en mis rodillas. Kristair me veía, vi una arruga entre sus cejas. No podía comenzar a entender todos los recuerdos de Kristair en mi cabeza de esos últimos momentos y esa discusión con esas criaturas que una vez habían murmurado en su cabeza. Pensaba cuán diferentes eran las cosas entre nosotros antes, ahora… ahora esto estaba malditamente cerca de ser imposible lograr hacer que cualquier relación funcionara. 154

Y perversamente, eso me hacia querer intentarlo más fuerte. —¿Qué son? Kristair se estremeció. —Ellos se llaman a sí mismo los Ascendidos. Creo que es una manera arrogantemente de compararse a ser un Dios, pero no les creo eso. Yo soy quien soy, quien siempre he sido, solo eso. —Kristair, la siguiente vez, no respondas.— Apoyé mi cabeza en mis rodillas un momento antes de darme cuenta que no iba a ser capaz de procesar lo que le había sucedido a Kristair. Fue suficiente ajustarme a tener citas con un vampiro. Comencé a amarlo como era y ahora era algo totalmente diferente. Así que lo ignoré y me enfoqué en lo que podía entender. —Ellos quieren que termines conmigo y regreses, ¿No es así? Vas a dejarme de nuevo,— lo acusé. —Estoy tratando de trabajar en eso. Es por lo que no planeaba regresar ahora. Quería encontrar una solución y no tener que regresar.— Kristair pasó su mano por mi cabello pero esta vez fui incapaz de enojarme de que acomodara mi cabello de la manera que le gustaba tanto. —Pero entonces tú fuiste secuestrado en la calle y tan pronto como despertaste fui enviado de regreso para poder ayudarte. No esperaba que ellos me hicieran dormir hasta tu regreso. Ahí había un gran número de palabras de despecho de Kristair hacia los que él llamaba los Ascendidos. —¿Qué vamos a hacer?,— pregunté. ¿Qué podría él hacer? Incluso si quisiera luchar contra ellos, no podría ser capaz de detenerlos. Ellos fueron los que causaron los cambios la primavera pasada, con 155

toda esa presión y empujones que lo llevaban casi a la locura y a perder el control. Estaba furioso. Si solo pudiera poner mis manos sobre ellos. Los mandaría al infierno por…. Kristair comenzó a reírse, el maravilloso sonido me sacó de mis pensamientos. —Oh, te extrañé tanto. Si alguien podría hacer que La Ascensión escuchara, ese eres tú.— Él acercó sus manos a mis tobillos, resistiendo el deseo de tocarme. Su expresión me decía más de lo que él me había dicho. —Ellos no pueden hacerlo. Con todo su poder, ellos no pueden obligarme a cambiar a ser otro más de su número. —Pero ellos pueden hacerte miserable y de alguna manera mantenerte apartado. Kristair asintió. —Como de costumbre, tú ves el corazón del problema. Ellos pueden hacer eso y más. Ellos me mantuvieron lejos de ti todos esos meses. Al principio ellos ni siquiera me permitían sentirte. Aunque realmente no hubiera podido hacerlo, todo era demasiado abrumador al principio. Era enorme, lo único que podía hacer era ir a la deriva y tratar de hundirme en su interior. —Entonces, ¿qué es lo que vamos a hacer? La prisa de los tiernos pensamientos de Kristair hizo que cantara de felicidad en mi interior. Extrañaba eso, solo eso, y lo extrañaba mucho. Quizás nosotros podríamos hacer que funcionara, incluso si no podía tocarlo cuando lo viera, porque nada desanimaría nuestra conexión. Yo sentía un poder más extraño ahora que nunca. —Nosotros

pensaremos

en

algo.

No

voy

a

renunciar. Fruncí el ceño. —Eso es, no lo harás.— No puedo 156

negar que necesitaba tocarlo, saborearlo. Cerré los ojos y lo alcancé, gemí cuando él me envolvió en sus brazos. —Usas demasiada ropa,— Kristair se comenzó a quitarme la chaqueta y la camiseta.

quejó

y

Ciego, excepto por mi sentido del tacto, mis labios encontraron su garganta y lo besé de camino a sus labios, lo besaba hambriento. No podía tener suficiente. El tiempo no estaba de nuestro lado, pero joder, juro que si él no estaba dentro de mí o yo dentro de él en los siguientes minutos, iba a explotar. Era como si hubiera una bola de fuego en mi interior. Pateé fuera mis zapatos mientras Kristair con impaciencia bajaba mis jeans junto con mi ropa interior. Cuando yo estaba desnudo, nos arrodillamos en la cama, nuestros cuerpos se presionaban juntos. Era como si entraran y salieran de una necesidad que nos consumía, nos entregábamos uno al otro. No importa cuánto nos tocáramos, o cuánto no besáramos y saboreáramos, y nos oliéramos, no teníamos suficiente, quería más. Lo quería como algo esencial para seguir vivo. —Aún usas esto,— Kristair preguntó contra mi boca, sus dedos sobre el torc en mi garganta. —Solo me la quito para ducharme y para el fútbol. Mi amante se rio dentro de mi mente. —Solo para lo importante.— Él acunó mi culo en sus manos urgiéndome a montarlo a horcajadas. Me estaba llevando a la locura, su piel rozando contra la mía, su pene duro y caliente presionando mi abdomen. —Muérdeme, Kristair. ¿Aún puedes hacerlo?— Quería sentir ese dolor de nuevo, Que seguía ahí, que era real, igual a cuando tú mismo te pellizcas, solo para 157

asegurarte. Él vaciló, su boca se apartó de la mía. —Ya no necesito alimentarme como solía hacerlo. El instinto ya no existe.— Antes de que pudiera protestar, sus labios bajaron a mi garganta y lamió el punto de mi pulso. —Pero extraño tu sabor. Mi amante se empujó tan rápidamente, que no tuve tiempo para registrar lo que hacía, sus colmillos me perforaban. Grité, aferrado a sus hombros, siseé de dolor, casi gritaba de placer. Eso no era como la experiencia de un sueño. Se sentía como solía ser, completado con la sensación de saciedad de Kristair. Él no podía no necesitar el intercambio para sobrevivir, pero aún deseaba hacerlo. Me aferré a sus hombros, todo mi cuerpo temblaba, hasta que liberó su boca de mí. —Oh Dios, oh Dios. Jesús, deja el juego anticipatorio, Kristair. Te necesito ahora.— Envolví mi mano alrededor de su pene y apreté, antes de liberarlo, girarme y colocarme sobre mis manos y rodillas. —Jódeme. Jódeme ahora. —Justo tan demandante como siempre,— Kristair murmuró. Gemí cuando sentí la cabeza de su pene rozar mi entrada, me agarré de los cobertores y empujé hacia atrás, mi cuerpo rabiaba. —¿Dónde está el lubricante? A ciegas, señalé hacia el escritorio. —No puedo creer que estés pidiendo lubricante en un momento como este. No vas a matarme.— De la manera en que sanaba, no iba a sentir dolor mucho tiempo. Kristair gruñó y entonces sentí que su peso salía de la cama. Un momento después regresó y aguanté el aliento cuando su lubricado pene se empujó dentro de mí. El ardiente dolor fue muy bienvenido. Apreté los dientes y me empujé hacia atrás. —Oh, joder.— Él estaba dentro de mí, 158

llenándome y era malditamente perfecto, pensé que podría morir. —Más.— gemía, empujándome atrás, mientras él guiaba mis caderas. Mi amante no decía una palabra. No necesitaba hacerlo. Sus manos suavemente en mis caderas, sus pulgares rozando mi piel en un tierno movimiento, incluso cuando se estaba empujando duro. Sus emociones giraban sobre mí, inundándome, cerré los ojos y me perdí en la corriente. Nuestras mentes juntas, mezcladas, y sentía como él sentía mi interior caliente y apretado, veía la manera que imaginaba nuestros cuerpos unidos mientras jadiamos. Podría ser capaz de matar con tal de ver esa expresión en su cara. Yo podía dibujarlo, la había visto a menudo, sus labios abiertos, y el deseo oscureciendo sus oscuros ojos café. —Joder,— jadeé casi sollozando. —No es suficiente.— Quizás nosotros nunca tendríamos suficiente, no después de nuestra forzada separación. —Más. Jeezus, no te detengas.— Débilmente oía algo, creo que era el timbre de mi celular, alto, hasta que finalmente se quedó en silencio. Su risa hacía eco en mi mente. —Buena cosa que me tengas como amante, probablemente matarías a un hombre humano. —Yo sólo soy bueno para tu ego. Kristair se estiró sobre mi espalda y saboreó la caliente piel de mi cuello mientras me acariciaba con su nariz. Era tan dulce, gestos tiernos en medio de una caliente y salvaje jodida. —Eres mucho más bueno para mi ego, mo chroí. Te necesito. Creo que olvidé sentir. 159

lo mucho que me haces

Si Kristair seguía hablando de esa forma me iba a quebrar. Él lo había logrado anoche, pero maldición no podía permitir que sucediera dos noches seguidas. Pasé mi mano hacia atrás hasta su cuello, giré la cabeza y lo besé. Nuestras lenguas se entrelazaron y entonces se apartó con una ruda maldición. —No te atrevas a abrir los ojos. Grité cuando sentí que su pene dejaba mi cuerpo. El repentino dolor de vacío era demasiado, igual al de todos esos meses. Abrí mis ojos y vi a Kristair sobre mi hombro, suspiré aliviado cuando lo vi de rodillas detrás de mí. — ¿Qué diablos estás haciendo?— Mi adolorido cuerpo exigía ser llenado, como solía ser, hasta que no pudiera tomar más. —No te detengas ahora. —Vale la pena para escucharme maldecir, ¿No lo crees? Me reí y me giré sobre mi espalda, sintiendo que era como él me quería. Era tan extraño oírlo maldecir. —El lenguaje, mi amor, siempre dice algo de ti.— Cerré los ojos y sonreí, y levanté mi dedo. —Ahora trae tu sexy culo aquí, antes de que me ponga violento. —¿De dónde crees que aprendí eso? Entonces Kristair estaba sobre mí de nuevo. Gruñí, envolviendo mis piernas alrededor de su cintura y arqueándome. Él deslizó su mano por mi espalda, levantándome, y entonces entró en mí de nuevo, empujándose en mi interior una y otra vez, hasta que parecía que lo que podía hacer era sostener cada embestida. Enterró su cara en el hueco de mi cuello, deslicé mis manos por su culo, sintiendo sus duros músculos entre mis dedos mientras lo urgía a ir más duro y más rápido. Mi 160

pene palpitaba entre nuestros sudorosos abdomen, la fricción me llevaba más a la locura. —Jeezus, Joder…. Kristair me besó, silenciando mis demandas. Correspondí el beso, empujándome hacia el calor de su boca. —Si dices „más‟ una vez más…. Si, podía hacerlo. Podría reírme porque sabía que su amenaza no era en serio. Sabía que Kristair amaba lo demandante que podía ser. No importaba si estuviera arriba o no. Pero yo no podía sostener la tensión que se construía dentro de mí como picos de fiebre, pensaba que podía explotar. Encajé mis dedos en su piel, enterrándome duro en él. No sabía quién llegó al clímax primero. Joder, no importaba, porque uno activaba al otro igual a olas de placer.

161

Capitulo 15

N

o estoy seguro cuánto tiempo estuvimos acostado ahí, abrazados uno del otro. No debe de haber sido mucho tiempo porque aún me sentía drenado como siempre después del intenso sexo. Cuando un estúpido jodido empezó a golpear la puerta, abrí los ojos y tan pronto como lo hice la sensación de Kristair en mis brazos desapareció. Maldije violentamente, me enderecé y pasé las manos por mi cabello. —Vete a la mierda. — Grité molesto. —Abre la puerta, Jake, o la tumbo. Tienes treinta segundos, — Tony advirtió. Oh, joder. Vi el reloj y suspiré aliviado. No era tan tarde. Ya era suficientemente malo que Tony enloqueciera por mi causa para agregar también a Steve y Kayla. — ¿No puedes esperar? Estoy ocupado. Apreté los dientes, mientras oía al bastardo empezar a contar del otro lado de la puerta. Kristair había estado conmigo menos de una hora y ya nos estaban interrumpiendo. —Bien. Espera un maldito minuto y estaré 162

ahí. — Murmuré, seguía maldiciendo por lo bajo. Agarré en un puño mi cabello y me levanté. Kristair se apoyó en un codo y me veía ponerme unos pantalones de algodón. — ¿No piensas ponerte algo de ropa? —Incluso cascarrabias eres sexy. — Me sonrió, estirando sus largas y delgadas piernas. —Nadie puede verme, solo tú. —Oh por el amor de Dios, no me importa si él no puede verte, — Siseé en la mente. —Yo puedo y es una maldita distracción. La risa de Kristair me hizo sonreír, hasta que desapareció. Mi corazón se hundió. Entonces sentí su presencia manifestarse de nuevo en mi mente, ocupando una esquina, justo como lo hacía en el pasado. Le di una caricia mental y sentí la certeza de su respuesta al toque. Tomé una profunda respiración y me calmé. Abrí la puerta. —Eres un imbécil y tu sentido de la oportunidad apesta, — le dije con una sincera mirada. Tony frunció el ceño entrando al cuarto. Él realmente era más seguro de sí mismo y más fuerte que cuando dejó Pittsburgh. Eso podría ser un buen signo cualquier otra noche que no fuera esta. —Vamos, entra. ¿Por qué no te pones cómodo? Él ignoró mi sarcasmo y vio todo el cuarto, entrecerrando los ojos con suspicacia. — ¿Estás solo? —No. — Jalé la silla con mi pie y me senté. —No, tú estás aquí, también. —Idiota. ¿Entonces qué era lo malditamente importante para que no pudieras abrir la puerta? —Me estaba masturbando. — Vi malestar en la cara 163

de Tony. Su reacción casi valía la interrupción. — Realmente, supongo que fue buena idea que vinieras. Aunque sigues siendo horriblemente inoportuno, pero de cualquier manera. Necesito hablar contigo. —No, yo necesito hablar contigo, — Tony interrumpió. —Tú no tenías que correr de esa forma anoche. No es solo tu vida la que está en riesgo por salir como lo hiciste. La mía también, idiota. —Anoche no había ningún peligro. — La mirada de Tony era salvaje ante mi argumento, así que me moví al siguiente. —Sabes que podrías seguirme. ¿O no podías seguirme el ritmo? —Pudiste al menos contestar el teléfono y decirme que estabas bien. Ya tenía demasiado sobre eso, pero decidí mantener la boca cerrada en este momento. Kristair fluía en mi mente con un tierno calor, agradeciéndome permanecer en silencio. No quería pensar en lo de anoche. —No estaba de humor para hablar con nadie, pero ya sabías eso. Y también sabías que estaba en casa. Ese fue el primer lugar que revisaste. Así que no me vengas con mierdas de preguntas de si estaba o no. Eres capaz de oler que estaba en casa, a través de la puerta, como lo hiciste anoche. Quizás eso quiere decir que estaba preocupado por mi estado mental, quizás no, y justo ahora no me preocupa explorar eso más. Nuestro constante estire y afloje me está agotando. —Eso no cambia el hecho de que arriesgaste la vida de ambos al huir, — Tony replicó, su voz más suave que antes. Entonces tomó otra silla y se sentó. —Mira, lo siento. Sé que estás muy cerca de resquebrajarte y seguir en eso, 164

pero te juro que me enojo cada vez que te veo. Está metido profundo bajo mi piel. Quizás las cosas no son tan irreparables como había pensado. Uno puede siempre tener esperanza, me parecía que no íbamos a llegar a nada últimamente. Quizás esto finalmente comenzaba a pagarlo. —Lo siento si parece de esa manera. No estoy tratando de animarte. Bueno, principalmente no. Anoche fue una muy mala noche, y antes de que digas nada, sé que para ti también. —Yo probé tu estado mental anoche, Jacob. Si alguien

está

tratando

de

enloquecerte,

debes

de

desgarrarlos. —Como dije, fue mala idea que huyera. — No quiero desgarrar a nadie, ni siquiera a los vampiros. Bueno, en su mayoría, no. Si ellos siguen jodiéndome, estoy seguro que mis sentimientos cambiarán. —Déjame decirte lo que el sindicato planea contigo, y quizás te tomes las cosas más seriamente —Me lo tomo seriamente. —Cállate y escucha. Hay algunos en el concejo que quieren convertirte. — Mi sangre se heló y Kristair estaba devastado aún en mi mente. —Ellos quieren hacerte un vampiro para poder torturarte por los siguientes mil años. Tómate un momento e imagina cómo puede ser. Con todo lo enojado que estoy contigo, aún así no quiero ver eso, ¿Bien? Así que por favor no más llevar a vampiros a callejones ni más huidas. Piensa antes de hacer algo idiota. ¿Bien? Mientras la furia de Kristair se calmaba, mi mente se aceleró. Eso era extraño. No estaba asustado, no 165

realmente. Ni siquiera enojado. Probablemente porque había pasado meses enojado y molesto antes. Además, convertirme en vampiro nunca iba a suceder. Nunca iba a dejar que sucediera. Ni siquiera estaba seguro de que pudieran convertirme con la influencia de Kristair y mi fisiología. —Kristair, tú realmente has estado en mi cabeza y sabes lo mucho que he pensado en esas palabras. —Es bueno saber que he logrado influenciarte tanto como tú a mí. — Kristair hizo una pausa. —Tienes un punto en eso. Ellos pueden no ser capaces de convertirte, pero esa es una teoría que no quisiera probar. Pero como tú sanas rápidamente, ellos pueden usar eso para prolongar tu tortura como la primera vez. Sacudí la cabeza, tratando de bloquear las imágenes de lo que había sufrido a manos de Montrose, y giré mi atención a Tony. —Bien, ya te oí. Ahora es mi turno, cierra la boca y escucha. Hay algunas cosas que deberías de oír, cosas que podrían darte algo de tranquilidad. —No le digas que regresé. Eso solo tú puedes saberlo, — Kristair dijo. Eso hizo que me interrumpiera abruptamente. Eso significaba que no podría decirle nada a Kayla. —Si, no puedes decirle nada a Kayla. Hablaremos de eso después. Fruncí el ceño y empujé el tema a un lado para hablarlo después, cuando Tony comenzó a hablar de nuevo. — ¿Vas a decir algo, o vas a seguir sentado en la silla viendo al espacio? Tratar de mantener dos conversaciones a la vez iba a 166

causarme dolor de cabeza. Giré mi atención hacia Tony y me prometí a mi mismo hablar con Kristair después. —Lo que te diré es por qué confío en ti y tú te darás cuenta cuánto en un minuto. También como te había dicho mantener secretos entre nosotros en mierda en primer lugar. Debí de haberte dicho lo que Kristair era y lo que significaba para mí. Quizás si lo hubiera hecho no hubieras estado inclinado a protegerme, y si hubiera sido honesto contigo desde el comienzo, no hubieras pensado que necesitabas salvarme y no estaríamos en esta situación. Creo que por primera vez la realidad me golpeó. Quizás porque nunca lo había dicho en voz alta antes. Tony había pensado que yo estaba en peligro. Y él se arriesgó a escondidas para ayudarme y lo convirtieron en un vampiro. Ni siquiera le pregunté lo que había sucedido esa noche con la mujer que lo levantó. Pero no creo que me lo dijera, incluso si se lo preguntara. —Olvida eso. Eso está en el pasado. Ambos hemos tenido demasiada mierda con arrepentimientos y honestamente ser vampiro es jodidamente cool. Bueno, la mayoría de las veces. Solía ser capaz de saber cuándo estaba mintiendo, o al menos creía que lo sabía. Ahora, no tenía ni una maldita idea. — ¿Sabes por qué el sindicato ha estado tan preocupado por los secretos de Kristair? —Si, creo que es un montón de tonterías, ya que al final no le ayudó mucho. — Tony frunció el ceño. —Aunque no estoy seguro de lo que sucedió exactamente. Toda esa mierda sucedió demasiado rápido. —No le digas lo que me sucedió. —No te preocupes, Kristair. No lo haré. — Hay 167

algunos secretos que nunca dejaría que nadie supiera. Ese es uno de ellos. Kristair iba a hablar de nuevo, pero lo silencié o nunca tendría esta conversación. —Tony, escúchame. Te juro que todo lo que te digo es absolutamente cierto. Tengo en mi cabeza todas las cosas que Kristair sabía y quiero decir: todas las cosas. Esos malditos secretos que el Sindicato con tanta urgencia quiere saber. Además hizo algo en mí, me cambió en algo. Mucho de lo que él podía hacer él, ahora yo lo puedo hacer, o al menos eso creo. No me he molestado en intentar averiguarlo. Ahora que Kristair estaba de nuevo conectado, apuesto que incluso sería más fácil. —Has reflexionado en eso, — él dijo. —De vez en cuando, y con renuencia, podría agregar. Sobre todo últimamente, desde que los vampiros empezaron a salir de quien sabe donde a hostigarme de nuevo. Tony no dijo una palabra. No sabía si era porque no me creía o porque no podía creer la jodida locura de la situación. Algunas veces yo mismo tenía problemas para creerlo. —Hoy cuando tú, Ussier y cualquier otro vampiro de la ciudad, dormían, algunos humanos con un mago con poder mental, me atraparon en la calle. Realmente no había usado las habilidades que él me dejó, ni siquiera las quería. —Lo siento, amor, pero es la verdad, — le dije a Kristair antes de continuar con Tony. —Pero con eso, logré liberarme de ellos. — Revisé mis manos. —Es la primera vez que lo uso a propósito y sabes, se sintió bien. No como en el callejón en el que yo solo me dejé ir. Odio decir esto, pero es la verdad, se sintió malditamente bien. Y ahora que 168

ya le quité el bloqueo no creo que pueda encerrarlo de nuevo. No estaba seguro si lo quería, pero eso me asustaba, porque estuve en contra de la idea desde el comienzo. Incluso si las habilidades desaparecían yo había cambiado. Supongo que era un hecho de la vida que tenía que aceptar. —Desde antes. Yo le saqué la lengua a Kristair. Bastardo bocón. Maldición, era bueno tenerlo de regreso. —Bien, déjame entender eso. ¿Fuiste secuestrado hoy? ¿Qué jodidos?— Tony saltó. —Pensé que alguien te vigilaba durante el día. — ¿En serio? ¿Entonces también tengo una niñera?— No sabía eso. —Bueno, no vi a nadie y eso sucedió demasiado rápido. Incluso si alguien lo hubiera visto, probablemente no hubiera tenido tiempo de reaccionar. — Yo no había prestado la atención que debía. Creía que estaba seguro cuando el sol estaba en alto. — ¿Qué quieres decir con un mago? ¿Qué te hicieron? —Algún tipo de mierda psíquica. Era como si hubieran entrado a mi cerebro atrapándome de alguna manera. Luché, y estoy seguro que estuve cerca de ganar, cuando ellos me metieron a un automóvil y me drogaron. —Tú solo no puedes quedarte fuera de los problemas. ¿No es así? Eres un imán para la mierda negativa. — Tony se tocó el punto en su frente y vio hacia el techo. —Estoy tan jodido. Jesús, nunca debí regresar. Debí de estar loco. —Cálmate. Tengo un par de ideas. 169

—Apuesto que las tienes. Gracias, pero no, gracias. —Deja de hacerte el idiota, cállate y escucha. ¿Bien? Tony se recargó en la silla viéndome fijamente— ¿Qué? ¿Hay algo en tu cabeza que pueda realmente revertir el hechizo y que yo no sea destruido cuando tu idiotez finalmente te gane? —Bueno. Le pedí a Kayla que revisara algo de la magia de Kristair. — ¿Qué piensas, Kristair? ¿Será posible?— Joder, eso esperaba. Odiaba saber que Tony llevara ese invisible tiro al blanco en su frente. — ¿Qué sucedió? Necesito saberlo primero. Podía sentir tus emociones cuando te dejé, pero rara vez sabía lo que estaba sucediendo. Trasmití nuestro encuentro con Ussier y lo que Lisabeth había hecho para mantener a Tony en línea. Incluso antes de terminar ya sabía la respuesta de Kristair. Lamentaba el peso de sus pensamientos. —No puedes hace nada. ¿No es así? —Su magia no es la mía. No sabría ni siquiera por dónde empezar. Mi decepción debió de mostrarse en mi cara, porque Tony tomó mi brazo. — ¿Qué sucede? ¿Por qué pierdes la concentración? —No quiero decir que no sea razonable lo que hicieron Lisabeth y Ussier, — Kristair agregó. —Si puedes probar que tu amigo es de confianza, ellos confiarían. Todo lo que tienes que hacer es profundizar en su mente. Él no será capaz de esconder sus reales intenciones de ti. 170

No es tan fuerte. — ¡No voy a hacer eso!— El pensar en invadir la mente de Tony de esa manera me hacía sentir mal del estómago. —Bien, con la magia de Kristair no se puede revertir como esperaba. — Tony Me veía como si hubiera perdido la cabeza. — ¿Qué? Sacudió la cabeza. —No sé. Algunas veces te ves como si no fueras tú mismo, y actúas diferente al Jake que recuerdo. Eso me pone nervioso. Como ahora, parecía que tu mente no estaba aquí. —Trata de tener tu mente atiborrada con recuerdos de dos mil años y veremos si tú no actúas también diferente. — Inmediatamente me arrepentí del tono amargo como se oyó, cuando sentí el remordimiento atravesar a mi amante. —No quise decirlo de esa forma, sólo que a veces es difícil tratar con eso. —Puedo imaginarlo. — Tony se puso de pie. — Hablando no resolveremos nada. Pensé que los problemas del sindicato habían terminado. Traté de llamarte anoche para avisarte que sabía que Ussier ya había destruido la célula de Oakmont. Imaginé que eso estaba hecho, pero supongo que no del todo, si ellos trataron de atraparte hoy. Necesitamos informarle. —La verdad es que ellos van a venir una y otra vez hasta que muera o Ussier logre asustarlos lo suficiente. Tú también lo sabes. De cualquier forma, Steve quiere que nos reunamos con él esta noche para discutir algunas cosas. —Maldición, no quiero que él se involucre. —Ni yo lo quiero, tampoco quería involucrarte a ti la última vez y mira lo que sucedió. Mantenerte afuera probó ser un enorme error. Steve y Kayla, ambos al menos, 171

pueden hacer algo contra esta locura si nosotros le decimos lo que está sucediendo. — ¿Qué pueden ellos hacer para evitar que los asesinen? —La pregunta no es lo que ellos pueden hacer, es cómo ellos patearán nuestros traseros si descubren que los mantenemos en la oscuridad. Sin mencionar todos los problemas que nos causarán. Ninguno de ellos va a aceptar que los dejemos fuera. — Ellos quieren apoyarnos, lo han aclarado en muchas ocasiones. La expresión de resignación en la cara de Tony me dijo que él ya había aceptado el punto. Suspiré con lo mucho que quería quedarme dentro y disfrutar la presencia de Kristair pero no podía. Maldición, eso me hacía enojar. —Tendremos algo de tiempo. Esto también es importante y estaré contigo todo el tiempo, — Kristair murmuró en mis pensamientos. —Maldición, será mejor que así sea. — Me levanté y me puse una camiseta. —Vamos, hay que hablar con ellos. Tengo una idea en mi cabeza. —Bien. No parece haber mucha elección. Hice una pausa y me dirigí a mi amante, levantando una mano para que Tony esperara. — ¿Hay alguna manera en que pueda compartir con él algunas de tus habilidades? —Él no se las ha ganado. —No me vengas con esa mierda. Él ha tratado de mantenerse vivió y ha tratado de mantenerme a salvo

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también. Tiene que haber algo que podamos hacer para que se expanda. Y cuando tú me lo diste yo tampoco me lo había ganado. — Jeezus, había usado „expanda‟ ni siquiera estaba seguro lo que significaba, sólo que se oía correcto. — ¿Por qué te molesta trabajar con él? —Incluso si pudiera compartirlo con él, aún así requiere tiempo, disciplina, y controlar las habilidades. No es como un „poof‟ y repentinamente eres poderoso. Es diferente contigo, porque tú estás permanentemente conectado conmigo. Incluso así, noto que tu fuerza es mayor ahora que cuando comenzamos. No pude evitar sonreír ante lo irritable de su voz. Kristair atesoraba sus conocimientos igual que un maldito avaro sentado en la veta madre. —Tony, tengo una idea. No sé si funcione pero vale la pena intentarlo. Él inclinó la cabeza. — ¿Qué es? —Como te dije, los conocimientos de Kristair están en mi cabeza y puedo hacer algo de ellos, probablemente todo si empujo mi mente a hacerlo— Excepto por el truco de atravesar paredes, eso es demasiado raro para mí—. Quiero tratar de compartir una parte contigo. Tony me estudió con pensativa expresión, antes de finalmente contestar. —Quizás tú estás en ese nivel, y quizás me dices la verdad, pero no estoy listo para abrir mi mente a ti. Me mordí la decepción y asentí. —La oferta sigue, si cambias de opinión…. —Te lo haré saber.

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Capitulo 16

F

ue muy agradable que Kayla no hubiera llegado cuando llegamos al departamento de Steve. Kristair estaba demasiado emocionado ante el prospecto de verla de nuevo. Incluso discutimos rápido y acaloradamente en el camino acerca de ella. Él insistía en que ella no debía de saber que él había regresado. De alguna manera yo lo entendía, por si de alguna manera no funcionaba, y joder, no quería contemplar esa posibilidad. Entonces ella empezaría toda su aflicción de nuevo. Esa no parecía ser la única razón, aunque no tenía tiempo de ir más allá. Además no importaba lo que tardáramos. Teníamos que encontrar la manera de hacer que funcione esta vez. Tony y yo le informamos a Steve lo que me había sucedido. Mientras él escuchaba llenaba la lavavajillas, amontonando los platos y tomando una segunda cerveza en el proceso. Entonces nos sentamos a planear posibilidades, perdiendo la noción el tiempo. En ese momento se sentía bien estar con Tony y Steve de nuevo. Eso me daba esperanzas de que después de que todo este lío terminara, los tres podríamos salvar nuestra amistad. Y el día era casi perfecto porque tenía de

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nuevo a Kristair. Conectado con él nuevamente me hacía creer en todo. La única cosa que podría mejorarlo era que estuviera a mi lado, en carne. Mi teléfono celular sonó, y mi estómago se tensó cuando no reconocí el número. Después de lo que atravesé este día, estaba empezando a escuchar todas esas pequeñas puñaladas de intuición. —Si. ¿Quién es? —Soy el detective Kuykedal regresando tu llamada. No viniste a vernos. — El sonido de su voz nasal hacía que sonriera. El hombre crispaba mis nervios, incluso cuando trataba de ayudar. La única cosa que me hacía sentir mejor con toda esta situación era saber que yo le molestaba más. se

Maldición, olvidé todo acerca de la llamada. Mi pulso aceleró. — ¿Quién es ese?— Kristair preguntó,

rápidamente le trasmití mi conversación con Anderson. — No debiste haberlos involucrado. La situación era bastante turbia. —Sólo porque era mejor que ellos encerraran a esos idiotas. Diablos, incluso si sólo fuera de noche. —Lo siento, me distraje, — le contesté a Kuykedal. — ¿Con otro secuestro imaginario?, vago. Nosotros fuimos al lugar y estaba limpio. Nadie amarrado, ni drogas, nada. Al principio estaba impactado, ni siquiera podía encontrar palabras para contestar. Steve me veía preguntando y Tony me tomó del brazo, asentí hacia él. Seguía en silencio. —Entonces llegaron demasiado tarde. — No podía imaginar cómo ellos se habrían ido después de que yo hablé con su socio. —La siguiente vez vienes aquí y haces un reporte, así 175

tendremos tu culo por hacer falsas declaraciones. — Abrí la boca para maldecir cuando Kristair me interrumpió. — Déjalo ir, Jacob. No debe de sorprenderte que hayan limpiado. Estaba por caer la noche. Además él parece querer tener las manos en ti, no le des una razón. Podremos tratar con eso después. — Había un horrible timbre en sus últimas palabras. —Gracias, lo mantendré en mente. — Ni siquiera traté de esconder el sarcasmo de mi voz. —Veré que lo hagas. Maldecía cuando colgué. —Supongo que los pistoleros que me atraparon lograron limpiar. Sentía la inquietud de Kristair cuando llamaba mi atención. —No podía matarlos. —Lo sé, eres honesto, no esperaba que lo hicieras, pero ciertamente podría ordenar las cosas. —No me gusta cómo se oyó eso. — Steve le gruñó a Tony que veía por la ventana pensativo. —Es más que solamente no te guste, — Tony dijo. — Ellos deben de tener una célula en la ciudad. Debí pensar en eso. Debes informarle a Ussier, si es que no lo sabe ya. — ¿Por qué no tú?— sugerí. —Eres parte del equipo ahora, y si decides quedarte por aquí tendrás que tratar con él más que yo. Mientras Tony veía la calle por la ventana en silencio, algo me hizo inquietarme. — ¿Cuándo dijo Kayla que llegaría? ¿Ella vendría derecho aquí? Steve vio su reloj y frunció el ceño. —Se supone que ella llegaría hace una hora. 176

—Ella nunca se atrasa, hubiera llamado si se iba a retrasar. —

La voz de alarma de Kristair hizo que mi

estómago saltara cuando Steve repitió lo mismo. —Estoy seguro que ella solo se está acicalando o algo así, — dije, aunque no creía lo que decía, tomé mí celular y llamé a su número. Mientras sonaba mi estómago se tensaba hasta que dolía. La tensión en el cuarto era palpable. Traté de decirme a mí mismo que era sólo paranoia por toda esa situación, pero mis instintos gritaban cuando al fin Kayla contestó. Una voz desconocida, un hombre. —Hola, Corvin. Esperaba que fueras tú. — ¿Quién diablo eres? ¿Dónde está Kayla?— Kristair seguía dentro de mí, su instinto depredador regresando a la vida, mientras Steve tenía una expresión atenta. —Veo que tengo tu atención. Bueno, la linda chica tiene algo que decirte. Esperé, tenso, pero nada sucedió. Me tensé al escuchar maldiciones a través de la línea, entonces el grito de dolor de una mujer, Kayla. Mi interior se congeló. Entonces la sensación se perdió bajo la oleada de furia asesina de Kristair. —Déjala en paz, — dije molesto, tratando de luchar por contener a Kristair mientras él luchaba por tomar el control. —Cálmate, tengo que oír lo que dicen. Por favor, Kris. — ¿Qué es lo que quieren?— pregunté, tratando de calmar a Steve que demandaba respuestas hasta que lo vi fijamente. Tony tomó su brazo y negó con la cabeza. Steve guardó silencio, sus mandíbulas tensas. —Toma la sangre del cachorro traidor contigo y dirígete a los túneles que están bajo el campus. ¿Los 177

conoces? Cerré los ojos. —Sí, los conozco. — Demasiado bien de hecho. Nosotros tres entramos en ellos borrachos en una ocasión y nos perdimos durante tres horas hasta que recuperamos el maldito sentido. Les murmuré la información y Steve maldecía. —Bueno, nos encontraremos ahí. Y si Ussier sale de su escondió hoyo esta noche, lo sabremos. Ella será uno de los nuestros antes de que puedan rescatarla. Me reí. —Eso sería una mala idea. Ella te arrancaría las tripas y se alimentaría con ellas. — colgué el teléfono, traté de contener a Kristair que estaba loco por sangre. Tony y Steve comenzaron a demandar por detalles mientras Kristair seguía rugiendo por sangre. Mi cabeza pulsaba. — ¡Espera! Sólo espera un maldito minuto. — Estaba temblando profundamente por la rabia del hombre en el interior de mi cabeza, y sólo podía tratar con una cosa a la vez. Kristair debió de haber protegido lo peor de sus instintos cuando estábamos juntos, pero ahora o no podía, o se le había olvidado hacerlo. Veía la mirada de Tony. ¿Ese era su trato con los vampiros? Esa rabia era la que había usado para luchar con los secuestradores. La intensidad de la cacería llenaba mi boca. Estaba sediento de sangre, de atrapar a mi presa mientras ellos huían, oía sus gritos mientras los desgarraba. —Kristair, tienes que calmarte. No puedo soportar esto. —Ellos tienen a mi hija, — él rugió. —Voy a desgarrarlos. — Una larga lista de inventivas torturas aparecían en mi cerebro, causando que enfermara. No lo culpaba, pero yo no quería hacer ninguna de todas esas 178

cosas. —Lo sé, — traté de calmarlo. —Y la rescataremos a salvo. Lo prometo. Vamos, amor. Necesito tu cerebro, tus instintos para salir de esto. Ellos no sospechan de lo que somos capaces de hacer cuando lleguemos con ellos, ¿Bien? Kristair mantuvo su ira al borde y me di cuenta que mis manos temblaban. Maldición, eso había sido intenso. Cuando me giré hacia mis amigos la expresión de Steve era lúgubre y la de Tony cautelosa. Tomé una respiración y traté de pensar en Kayla en uno de esos malditos túneles sólo Dios sabía desde cuándo. Abruptamente recordé que el tipo que me secuestró, era uno de ellos, Ted, estaba buscando algo para asegurarse de mi buen comportamiento. Él debía de saber de Kayla. El sabor de la sangre y de la furia llegó a mi boca. Ted era un absoluto hijo de perra. —Bien, aquí está el trato. Tienen a Kayla y quieren que Tony y yo nos reunamos con ellos en el acceso a los túneles bajo el campus. — Me giré a ver a Tony. Él realmente no tenía nada que ver en todo esto. Él ni siquiera la conocía. — ¿Vienes conmigo? La sorpresa cruzó su cara y asintió. —Si, estoy contigo. —No pienses dejarme afuera, — entrecerrando los ojos. —Yo también voy.

Steve

dijo,

—El solo será otro más que debemos vigilar, él no tiene responsabilidad, — Kristair dijo. —Es el que conoce los túneles mejor, a menos que

179

hayas pasado algún tiempo ahí abajo. —No lo he hecho. Olvidé hasta que seguían abajo, para ser honestos. —Es un buen hombre, Kristair. Es el más del nivel de dirigente de nosotros tres. Puede localizar a Kayla mientras nos encargamos del resto. Además, nos seguiría de cualquier manera. Él y Kayla tienen algo, no se va a quedar sentado mientras ella está en peligro. — ¿Algo? ¿Qué algo? Pensé que era mejor que él hablara con su hija sobre su relación personalmente, así que sólo ignoré la pregunta, señalé a Steve y vi a Tony, —Creo que debemos de llevarlo con nosotros, Tony. ¿Qué piensas? Ellos dijeron que no le avisara a Ussier, pero nada con respecto a otras personas. — Yo vi a Steve. —Pero, si es un riesgo llevar a una tercera persona. Lo sentiría, pero tendría que pedirte que te quedes. —No, él es humano y probablemente saben que es amigo nuestro, — Tony contestó. —No pensarán que sea una amenaza en absoluto. Mejor para ellos. Él será un bono, como comida, o poder extra. —Bueno entonces, son una pandilla de idiotas. — Revisé la pistola en mi bolsillo. —Vamos. —Espera. ¿No necesitamos un plan? Steve preguntó tomando una linterna. —El plan es liberar a Kayla y que salgas de ese jodido lugar con ella, — dije, intercambiando una sonrisa y una mirada con Tony, quien asintió. — ¿Qué con ustedes dos?

180

—Nosotros limpiaremos el grupo, — Tony contestó. —Antes de irnos, Jake, eso que dijiste que podías compartir conmigo. ¿Realmente crees que sea posible? Asentí. —Sí, pero como te he dicho puedo compartir la teoría pero tú necesitaras trabajar para practicar la aplicación. Puede que no captes todo de una vez. —Señor, te oyes como si hubieran descargado una enciclopedia dentro de tu cabeza desde que me fui. ¿Puedes o no puedes hacerlo? — ¿Kristair? Él estaba muy renuente, podía sentirlo, pero su preocupación por Kayla sobrepasaba sus vacilaciones. — Algunos de los cambios pueden probablemente ser inmediatos. Por ejemplo, los cambios físicos que son parte de cualquier vampiro y pueden empezar con eso como sea que la use o no. Los demás requerirán tiempo. De esa manera son las cosas. Aún así los miembros del sindicato no esperaran que el cachorro tenga esas habilidades, así que subestimarán ambas. Lo que le demos va a ser mayor debido al impacto psicológico al sorprenderlos. Reflexioné en eso un momento. Bueno, eso no podría lastimarle. —No serás capaz de caminar a través de las paredes esta noche, pero te daré algo que ellos no esperan. —Tomaré lo que sea en este momento. Sabes que estaremos yendo hacia una trampa, ¿verdad?, ¿estás seguro que no quieres hablar a Ussier? — ¡Joder, no! No hasta que ella esté a salvo. No discutamos por eso, por favor, Tony. — ¿Puede alguien decirme qué diablos sucede?

181

Me di cuenta que nunca le expliqué a Steve acerca del legado que Kristair me había dejado. —Te explicaré en el camino, no perdamos tiempo. — Señalé una silla. — Siéntate, Tony. No creo que nos lleve mucho tiempo. Después de eso confía en mí, esos no tendrán una maldita oportunidad contra nosotros. —Se necesita una conexión entre los dos y una empatía única. Ustedes han sido amigos durante mucho tiempo. Eso debe de ser suficiente, — Kristair dijo. —Nunca lo sabremos hasta que lo intentemos. ¿Qué hago? —Tenemos que hacerlo rápido, así que pon tus dedos en sus sienes y cierra los ojos. Necesito sostenerte a ti por un momento. ¿Te importa? Sonreí

ante

su

diplomacia

y

bromeé.

—Me

preguntas, tú eres el que sabes. Adelante. Continúa con esto. No quiero a Kayla donde está un segundo más de lo que ella ya ha estado. Imaginé que ella era la única razón por la que aceptaba esto y ahora no me importaba la razón, solo que lo hiciera. Coloqué mis dedos contra las sienes de Tony. — Ahora encuentra a tu amigo, mo chroí, su corazón. Si es el hombre que crees que es, si lo conoces tan bien como dices, esto debería de ser muy fácil. Si no lo es, nunca será capaz de encontrarlo sin desgarrar sus defensas. Esperaba tener razón. Ahora no había tiempo de descubrir que Tony había estado engañándonos a todos. Dudaba eso. Él no hubiera aceptado la invasión si estuviera mintiendo. Largos y tensos momentos pasaron, bloqueé los gruñidos de Steve. Entonces sentí los 182

murmullos de los pensamientos de Tony su nerviosismo y su sonrisa. — ¿Es así, bebe? ¿Es lo que necesitas? —Si, muy bien. Sigue esa conexión, hazla más fuerte. Una vez que esté establecida tómala. Me concentré en pensamientos. — ¿Jake?

oír la

voz de

Tony en

mis

—Aquí estoy, compañero. Si, soy yo. — ¿Quién está contigo? Hay un eco. —Realmente estás yendo muy profundo. Un ligero toque será suficiente y no lo alertará sobre mi presencia, — Kristair dijo al lado mío. Dudó por un momento, creí que rompería la conexión y se rehusaría. Le envié una silenciosa petición y cedió, hábilmente tomó el control y yo me hice a un lado. Aunque esta vez no me abrumaban los sentimientos de impotencia. Estaba confundido con el barullo de emociones, imágenes y balbuceos. No sé cuánto tiempo mantuve la conexión antes de que la rompiera cayendo al suelo gimiendo. — ¿Qué sucedió? —Lo sostuviste demasiado, la conexión se completó. — Kristair se oía tembloroso. — ¿Está lastimado?— Me puse de pie y vi a Tony desmayado en su silla. Maldije. Steve se inclinó a ayudarlo. — ¿Qué le hiciste?— preguntó. —Está bien, es solo parte del proceso. — Después de un largo momento, Tony levantó la cabeza. —Veo lo que 183

decías. Esto tomará un poco, pero…— vaciló, entonces sonrió. —Gracias, hombre. Sonreí, agradecido de recuperar la conexión que compartíamos. Quería confiar en él como antes y ahora sabía que podía. —No hay problema. Ahora vayamos a patear culos de vampiros. Sin intenciones de ofender. —No te preocupes.

184

Capitulo 17

N

osotros le informamos a Steve antes de dirigirnos a los túneles, de camino a mi dormitorio cuando fuimos por la pistola extra que le quité a mis secuestradores. No sabía si estaba impactado o complacido o cómo leer sus pensamientos ante toda esta maldita situación. Steve era casi tan bueno para esconder sus pensamientos como Kristair. Para cuando llegamos al campus, mi corazón estaba palpitando y Kristair era una estrecha presencia en mi mente, tenso y listo para saltar. Los altos edificios empujándose hacia arriba en el oscuro cielo de la noche, su altura convertía las calles en nada más que oscuros y estrechos callejones entre edificios. Estaba seguro que atraíamos la atención, por la manera en que nos veíamos y nuestra determinada marcha, nuestra presencia debería de gritar „listos para nada bueno‟. Aún así no hubo comentarios a nuestro paso hacia los elevadores y entramos en el elevador de carga. El sótano estaba vacío, caminamos hacia la puerta de acceso. — ¿Aún sabes abrir cerrojos?— Tony me preguntó. —Podría arrancar las bisagras pero llamaríamos demasiado 185

la atención sobre nosotros. —Si, aunque la última vez que lo hice terminé encerrado en el interior del cuarto superior de la catedral. — Me puse en cuclillas frente a la puerta y estudié la cerradura mientras mi amante me llenaba con una rápida calidez. —Esa fue una agradable sorpresa al despertar, — Kristair dijo y yo sonreí. —Lo apuesto. —Tendrás que contarme esa historia en otro momento, — Steve murmuró apuntando la linterna a la cerradura. — ¿Estás seguro que no necesitas la linterna? Deberíamos detenernos y conseguir al menos una más. —Seguro, — Tony contestó. —No necesito luz para ver. Jake tampoco debería. —Eso es cool. Piensa en mí como Súper Jake sin la quemante necesidad de ser un vigilante. La mayoría de la veces por lo menos. — Señalé la puerta mientras el instinto cazador de Kristair me llenaba. — ¿Vamos? La linterna no hacía nada para la oscuridad detrás de la puerta. Aunque los corredores eran amplios y los techos altos, la sensación de opresión de las paredes seguía presente. Tubería de todos los tamaños cubrían las paredes, unas fijas y otras colgando libres. El aire olía a moho, humedad y polvo, y cuando la puerta se cerró detrás de nosotros la oscuridad tragó todo, excepto el pequeño rayo de luz de la linterna de Steve que apuntaba hacia el suelo. No había nada a la derecha y el túnel se abría a nuestra izquierda, desapareciendo en la oscuridad. —Nadie nos espera, — Steve comentó, iluminando el

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corredor tanto como pudo. — ¿Ahora qué? —Ve si puedes atrapar su aroma, — Kristair dijo, su aura de depredador hacía que mi sangre respondiera. Estaba compartiendo su excitación por la caza a pesar de mi resolución de mantenerme separado de eso. —Debes de ser capaz de seguirlo hasta ella. — ¿Cómo hago eso?— Di una cautelosa olfateada al aire, pero la única cosa que mi nariz atrapó fue el polvo y el moho. —No sé cómo has conseguido bloquearte también, — Kristair gruñó y empezó a moverse dentro de mi cabeza, era una rara sensación. —Tienes tantas paredes que me sorprende incluso haber logrado entrar. Eso me dio algo en qué pensar. Había intentado tanto ser normal, quizás Kristair podría haber llegado antes si hubiera usado lo que me dejó. Repentinamente mi nariz captó más aromas, aunque al principio no sabía a qué pertenecían, si a una cosa o una persona. Estornudé. — ¿Jake?— Tony preguntó. —Dame un segundo. — Ahí estaba el frío, casi inquietante aroma que debía de ser Tony y el otro rica sangre caliente que era Steve. —Ugh, Kristair, no quiero pensar en términos de vampiros. —Lo siento; esa es la única manera que conozco. — Hizo una tensa pausa. —Ella no siguió este camino. —Si, estoy de acuerdo. — Había indicaciones de otra gente que había estado ahí, pero había sido hacía varios días y ninguno tenía el aroma viejo frío como el de Tony. — Bien, no estoy interesado en esperar en la oscuridad, si

187

ellos nos quieren ellos nos encontrarán, entre tanto, nosotros los buscaremos. — ¿Cómo? Estos túneles recorren cuadras. — Steve dijo frustrado. —Podría llevarlos a ella si encuentro su aroma. —Probablemente también pueda. No estoy familiarizado con ella como con ustedes dos, pero la conocí. — Tony cuadró sus hombros y empezó a caminar. —Uno de nosotros debe explorar adelante. No me gustaba la idea de separarnos, y por la expresión de Steve, a él tampoco le gustaba la idea. —No confío en él. Sé que lo quieres, pero las probabilidades son malas y no sólo para Kayla sino para ti también, Jacob, por favor, sigan juntos, — Kristair dijo. — ¿Qué acerca de ti? ¿Puedes ir delante de nosotros y decirnos lo que ves? —Vale la pena intentarlo. — Kristair se materializó al lado mío, se veía tan sólido como si fuera real y seguía totalmente desnudo. Para mi alivio nadie de mis amigos dio alguna indicación de verlo. —Espera, Tony. Tengo otra idea, — Dije mientras Kristair tomaba el pasillo. —Por el amor de Dios, ponte algo de ropa. Me estás matando. —No tengo nada que ponerme. Debe ser la idea de Mi Señora de una broma.— Se movió más rápido por el pasillo hasta que recorrió cerca de cincuenta metros más o menos, entonces se detuvo. Tenía la sensación de que Kristair se lamentó antes de hablar. —Esto es lo más lejos que puedo ir. Si no queremos advertirles.

188

—Si Tony intenta seguir, me mantendré cerca de él, no creo que haga mucha diferencia, sólo si no puede usar su fuerza extra, — Argumenté, asintiendo hacia Tony. —Cuídate por el amor de Dios, y que no te atrapen. — Eso no tenía razón para mí, pero juro que sonreí cuando Kristair gruñó en mi cabeza. —Confía en mí. —No es en ti en quien no confío. Admito y admiro tu lealtad, tan testaruda y equivocada en algunas ocasiones. —Jake, no creo…. — La voz de Steve se detuvo mientras las sombras envolvían a Tony y él desaparecía. —Wow, ese es un maravilloso truco. — Había hecho lo mismo la otra noche en el callejón, aunque estaba demasiado ocupado para realmente notarlo. — ¿Cómo lo aprendiste? Tony se rió suavemente. —Durante los primeros meses en Roma yo no quería ser visto, así que hacía todo lo que podía por mantenerme lejos—Hay varias esquinas. Les avisaré si veo algo. — ¿Seguro que estará bien?— Steve murmuró, vigilando las sombras, pero no había trazas de Tony. No estaba seguro si seguía ahí o se había ido a explorar. —Tan seguro como cualquiera de nosotros. Lo he visto en acción. Él puede cuidar de sí mismo. —Es sólo que no estoy acostumbrado a quedarme atrás, sabes. — Él suspiró. —Supongo que no estoy acostumbrado a ser el hombre más bajo del tótem. Con todo lo de vampiro de él, y tus superpoderes, no es que quiera algo de eso, sólo que es raro. 189

Sabía a qué se refería. Steve siempre había cuidado de nosotros. Y Tony, maldición, él había sido como el hermanito y ahora estaba tomando la punta. Eso me golpeó: la real diferencia era que antes Tony había sido un innato confiado de la gente. Eso nos llevaba a Steve y a mí a la locura. Ahora esa inocencia se había ido. Eso era ridículo, pero lo extrañaba. Tomé mi pistola y comencé a recorrer el corredor, agradecido por la manera en que la tubería amortiguara el eco de nuestras voces. —Tú no podrás ser capaz de patear mi trasero más, pero aún así me alegra tenerte de respaldo. —Confía en mí, Jake, encontraré la manera de patear tu trasero si creo que es necesario. —Kristair, si no puedes explorar, regresa a mi mente de nuevo. Kristair se rió y entró de nuevo a mi mente. — ¿Mejor?— comentó. —Eso depende de tu punto de vista, amor. — Si, no verlo desnudo era una distracción menos, pero la intimidad de él en mi mente me recordaba que estábamos reunidos y disfrutaba que estuviera fuera. —Pronto, — Kristair prometió. Recorríamos los túneles viendo y oyendo cualquier signo de la gente que buscábamos. Comencé a preocuparme de que esto fuera un enfermo engaño para distraernos. Que se reían de nosotros a medida que se escondían por los alrededores del subsuelo de Pittsburgh, como si ellos esperaran para soltar su mierda sobre nosotros. La frustración vencía mi paciencia y mi

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preocupación por Kayla crecía a cada minuto. —No, ellos están aquí, en algún lado, — Kristair dijo. — ¿Cómo lo sabes? —Puedo sentirlo. — Hizo una pausa. —Deja que Tony

revise,

ellos

pueden

estar

planeando

una

emboscada. —Creí que no confiabas en él. —En este momento no hay elección. Atrapé el brazo de Steve. —Espera a que Tony revise. No estamos encontrando nada. —Esa es la maldita verdad. Me giré a revisar en la oscuridad detrás de mí, pero con la linterna de Steve, la ventaja de la visión nocturna de Kristain se perdía y me resistía a dejarlo solo mientras revisaba si alguien nos seguía. Me esforcé en escuchar, pero sólo se oía el goteo del agua y el ruido de pequeños pies corriendo. — ¿Cuándo fue la última vez que vimos a Tony?— pregunté. —Hace media hora más o menos. Mucho, pero no demasiado. Aún con todo eso, estaba inquieto. Por una vez, Kristair estaba en silencio y le agradecía eso. De algún modo sentía a Tony, sabía que al menos seguía vivo, pero solo eso. — ¿Cómo puedes hacerlo? No podías antes. —Te dije que lo sostuviste demasiado fuerte. — 191

Kristair aún se oía un poco disgustado con eso. — ¿No voy a empezar a oír todos sus pensamientos todo el tiempo, verdad?— Un hombre en mi cabeza era suficiente. No quería compartir la conexión con nadie más. —No si no lo dejas. —Confía en mí, no quiero eso. — Eso tranquilizó a Kristair y me di cuenta que estaba celoso. Ya lo molestaría con eso después. — ¿Cuánto crees que hemos recorrido?—le pregunté a Steve. —No más de un cuarto de los túneles, creo, es difícil decirlo, — Steve contestó. —Y no estamos seguros de no estar perdidos en el lado pequeño de los túneles. Mordí mi pulgar, sopesando nuestras opciones. Odiaba esta mierda. —Demos marcha atrás unos cinco minutos más o menos, — Dije en un tono bajo. — Asegurémonos que nadie nos sigue. — ¿No nos encontrarán al ver la linterna? —Si, quizás, pero seremos capaces de olerlos si nos cruzamos en su camino. Entonces sabremos si nos están acechando. — ¿Pero qué si Tony regresa y no nos encuentra en donde se supone que nos debe de encontrar? Él no…. — Steve se detuvo y me dio una arrepentida mirada. — Olvídalo, él es capaz de seguirnos también. —Lo captaste. —Lo sé, Jake, estoy empezando a creer que tenías razón. No debería de haber venido. Ustedes chicos no me

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necesitan pegado a ustedes. Vi a Steve sorprendido. — ¿Te sientes bien?— Steve se encogió de hombros. —No es así, hombre. Además, no hay nadie en quien confié más la seguridad de Kayla, y esa es la maldita verdad. Nosotros habíamos regresado unos cien metros cuando capté su aroma. Dos de ellos y su frío era anormal, ellos eran vampiros. Kristair seguía en mi mente, entonces lentamente siseó. —Debes de atacarlos. Deja a uno lo suficiente despierto para hablar. Su despiadado tono me molestó, pero no lo suficiente para no ver el sentido en eso. Además, ellos tenían a Kayla, e incluso si Kristair no estuviera en mi cabeza, era un estímulo. Aún así ellos pagarían por meterla a ella en esto. — ¿Qué sucede?— Steve murmuró. —Hay al menos dos de ellos detrás de nosotros. — ¿Por qué ellos se habían mantenido atrás para emboscarnos?, no tenía sentido. Si ellos quisieran atacarnos lo hubieran hecho antes de que nos diéramos cuenta que estaban ahí. — ¿Kristair? —Ellos pueden agruparse. — El frío atravesó mi estómago. Eso no se oía agradable. —Vamos por ellos. Uno de ellos deberá de hablar. — La voz de Steve era sombría e implacable. —Vamos por sus cabezas. Por lo menos eso los retrasará. Empezamos a caminar cautelosamente. gracias por no pedirme que me quedara atrás.

—Jake,

—Te conozco bien. — Entre unas tuberías había una vieja puerta escondida, la señalé y Steve y yo nos 193

detuvimos dentro. —Apaga la luz, — dije entre dientes. Cuando ellos no vieran la luz retrocederían y nosotros los cazaríamos. No pasó mucho tiempo, cuando oímos que empezaron a correr tan pronto como la luz desapareció. Un par de jodidos idiotas, pero mejor para nosotros. Tomé la mano de Steve y llevé mi boca a su oído. —Yo los golpearé, — murmuré. —Apunta la linterna a sus ojos y dispara. — Confiaba que disparara mejor que yo. ¿Dónde diablos estaba Tony? Traté de buscarlo con mi mente, pero los chicos malos se aproximaban y no iba a distraerme por nada. La mancha de sus contornos se acercaba. — ¡Espera!— uno de ellos gritó cuando llegaba girándose a la puerta. Me lancé a sus piernas y los tres caímos en una maraña de extremidades. —Demasiado tarde, hijo de perra, — Gruñí y los pateé liberándome de ellos. Dejé que los instintos de Kristair tomaran el control y me puse de pie cuando se oyó el disparo. —La pistola no tiene silenciador. ¿En qué estabas pensando? El sonido alertará a los otros, — Kristair dijo molesto. —Deja de gritar, sabías que tenía una. ¿Por qué no dijiste nada antes? —Nunca he tocado una pistola. No se me ocurrió en ese momento. —Bueno, tenemos a dos. Al menos hasta ahora. — Uno de los vampiros me rodeó y lo golpeé en la nariz, tomando mi arma y disparando en su pecho. Eso amortiguó el sonido, pero no demasiado, y cayó con un grito de dolor. 194

Maldición, eso debió de oírse más que los disparos. Steve seguía luchando contra su vampiro y me apresuré a ayudarle, tomando el cuchillo de mi cinturón que él había insistido que llevara. Joder, ¿Dónde estaba él? Le iba a patear el culo cuando apareciera. Su ausencia comenzaba a preocuparme. El vampiro que luchaba contra Steve, medio se giró hacia mí y le clavé el cuchillo en el pecho. Sorprendido de ver que caía al suelo sin moverse. —¿Huh? El suspiro de Kristair hubiera sido cómico si el otro vampiro no hubiera decidido arrastrarse por el pasillo. — ¿No haces uso de mis recuerdos? Cuando clavas su corazón ellos están indefensos. Varias cosas hicieron „click‟ dentro de mi cabeza. Kristair había hecho algo similar con Dominic, sólo que estaba demasiado ocupado en ese momento para notarlo. —Eso no es parte de las leyendas. —Es algo que tratamos de no publicitar. Es demasiado malo que nuestro corazón sea vulnerable para revelar toda la verdad... Steve maldijo y le disparó al vampiro que se retiraba, sólo que ya había pasado el círculo de la luz de la linterna. Entonces se oyó un grito y un suave burbujeo. Steve y yo intercambiamos miradas y nos giramos hacia el sonido. Nos encontramos a Tony limpiando su espada en su camiseta, le había cortado la cabeza al vampiro. Viéndonos, la tensión alrededor de su boca desapareció. —Veo que dispararon esa maldita cosa. Ustedes dos seguro que hicieron suficiente ruido. Tres más se dirigen hacia nosotros. Me entretuve tratando de evitarlos.

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Kristair hizo un sonido de suspicacia en mi cabeza, pero extrañamente no dijo una palabra. —Tendremos que encargarnos de ellos también,— Steve dijo, con una sonrisa. —Nadie se va a arriesgar.— me estremecí. —Vamos a preguntarle a ese acerca de dónde están los matones. —Excelente,— Tony dijo con una cómica sonrisa y bajo tono. Entonces entrecerró los ojos. —Ellos vienen. —¿Qué? No he oído nada.— Steve dijo viendo hacia la oscuridad y con el dedo en el gatillo captando cualquier sonido de pasos. —Tiene razón. Prepárate. Tony se perdió en las sombras, mientras Steve y yo retrocedimos algunos metros. Los vampiros aparecieron, tan pronto que Steve maldijo. Sin advertencia Tony salió de las sombras y atacó. No era como que a nosotros tres nos tomara mucho tiempo acabar con ellos. —Cachorros,— Kristair bufó con desdén. —Yo, por lo menos me alegro de eso y no de que sean una poderosa versión tuya. Nosotros no podríamos con un señor vampiro malo como lo eras. —Tu sarcasmo no me molesta ni un poco.— Kristair olfateó mientras Tony los revisaba para asegurarse de que estuvieran destruidos. —¿No es eso cool?— Steve preguntó. —Si.— Tony se puso de pie. —Déjame ver qué podemos sacarle al que quedo atrás. El vampiro aún seguía donde se había quedado, a pesar de que no podía moverse. Cuando nos aproximamos 196

parecía haber terror y desesperación en su mirada. Un cachorro. Él debería de estar al final de sus treinta, con una incipiente calvicie. —¿Cuánto tiempo se les considera cachorros?— No me perdí el tono de malestar que usaban los vampiros mayores como Ussier cuando su pandilla discutían sobre ellos. —Depende de los vampiros, cuando aprenden y dejan de actuar como niños malcriados. Debo admitir que tu amigo tiene potencial. Eso si es que sobrevive cinco años. —¿Qué si no habla?—Tony preguntó, colocándose en cuclillas al lado de él y tocando el mango del cuchillo. —Oh, él hablará,— Steve aseguró. —De una manera o de otra. Kristair hizo rápidas sugerencias, llenándome con todo tipo de imágenes enfermas, fascinado con el horror. — O nosotros podremos ir por la ruta más rápida.— Realmente no teníamos tiempo que perder en prolongadas torturas. —Arranquemos las respuestas de su mente. Tony me vio con preocupación en su mirada. — ¿Realmente puedes hacer eso? —Eso creo.— Kristair había compartido sus habilidades con él, después de todo. —Ambos deberíamos ser capaces de hacer eso. —No me importa quién de los dos lo haga, sólo hagan la maldita cosa, ella lleva atrapada aquí horas,— Steve dijo molesto. Eso más que nada me decidió, y la furia que surgía de Kristair derritió mis persistentes dudas. Tony se apartó y yo coloqué mis dedos en la sien del vampiro. Tomé una 197

profunda respiración y cerré los ojos, dejé que Kristair me guiara. —Esto no es muy bonito, mo chroí. Él está tratando de resistir. —Oh

bueno.

Él

es

uno

de

ellos.— Tensé

mi

mandíbula. Sentí la otra mente, maldiciendo y gritando, sus intentos para alejarnos a Kristair y a mi eran risibles. Tumbamos sus defensas dejando su mente abierta, buscamos en sus pensamientos hasta que encontramos a Kayla. Wow, eso era como tener un GPS en el cerebro ahora. Podía señalar en dónde la tenían sin ningún esfuerzo. —Ella no está lejos.— Dije abriendo los ojos y apartando la mirada del vampiro a quien le invadía la mente. —Diablos, nosotros deberíamos de llegar con ellos dentro de unos diez minutos. La mantienen en un cuarto de servicio cercano. —¿Cuánta gente hay con ella? ¿La han tocado?— Steve demandó con una preocupada voz. Kristair se tensó en mi mente, lo tranquilicé y vi a Steve. El vampiro no sabía nada acerca de lo que pasaba en donde la mantenían y no quería pensar en que le hubieran hecho daño de alguna manera. Lo sabríamos cuando lleguemos ahí. —Será mejor que ellos le recen a quien sea su Dios cuando los tenga. Kristair estaba incondicionalmente de acuerdo con esto. Si ninguno de ellos sobrevivía después de secuestrarla no me molestaba. Debería pero no lo hacía, supongo que trataré con las repercusiones después.

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—Con estos matones fuera, sólo quedan tres más,— le contesté a Steve. —Si esos son tan buenos como estos, no habrá problema. Sólo entramos y salimos con ella. Puede haber alguien más en la retaguardia. En las entradas de este lugar podemos encontrarnos con ellos sin saberlo,— Steve dijo. Ese era un buen pensamiento que no había considerado y Tony asintió como si estuviera de acuerdo con esa posibilidad. —No había pensado en eso,— Kristair dijo. —Estos túneles son una manera ideal de esconderse de Ussier. Demasiadas salidas, demasiados cabos sueltos. —Una cosa a la vez. Tan pronto como salgamos de aquí, le llamaré a Ussier. Confío en que él se encargue del problema. —Él considera su presencia aquí como una afrenta personal,— Kristair agregó. —Vámonos entonces,— Tony dijo, sacando una corta espada. —Lo sacaré del camino, Jake. —Espera.— Entré en la mente del vampiro de nuevo tratando de saber cuán poderosos eran los vampiros restantes y cuántos quedaban en la ciudad. Un momento pasó antes de que yo finalmente me separara con un suspiro. El vampiro me veía con odio. —Tienes un toque más suave que yo para esto.— Kristair me dio un beso mental en un lado de mi cuello. —A menudo olvido que la fuerza bruta no siempre es necesaria. —Todo tuyo,— le señalé a Tony y me alejé.

199

—Whoa, espera un segundo,— Steve vio a Tony y yo tomé el brazo de Steve, evitando que interfiriera. Un momento después estaba hecho. Steve fruncía el ceño ante el lío. —Él no podía moverse. ¿Era eso realmente necesario? —¿Quieres que uno de sus amigos lo libere y esté detrás de nosotros de nuevo?— Pregunté. —Él no hubiera dudado en hacerlo con nosotros si le damos la oportunidad, trataría malditamente de acabar con nosotros. —Además, tú ya habías tenido una pelea justa con él,— Tony agregó. —De cualquier manera, ellos lo hubieran matado por darnos información, incluso si no pudo evitarlo. Eso significa debilidad. Y ese es uno de los que se llevaron a tu amiga. —Bien, bien, entendí el punto, vámonos. Tony evitaba verme a los ojos de nuevo. Exprimí mi cerebro, tratando de imaginar por qué. Entonces decidí que no importaba, él siempre cambiaba de humor. —Es porque entraste en la mente del cachorro. Se dio cuenta que puedes hacerlo en la de él y eso le molesta. —¿Por qué? ¿No lo hice? —Piensa en eso, Jacob. Él está escondiendo algo y ese algo está bajo su piel

porque cree que ahora es

vulnerable. —O está preocupado porque no sabe si ya lo hice o no. ¿Tú no entraste en él cuando compartimos con él, verdad? —No serias feliz si lo hubiera hecho, así que resistí 200

mis intentos. —Gracias.— Vi a Tony mientras nos dirigíamos por el profundo laberinto. Los instintos de Kristair eran buenos. Conocía a Tony desde hacía mucho y reconocía cuando tenía un secreto. La verdad era que él había aprendido a esconderlos, pero aún me molestaba que eso le preocupara. Cuando esto acabara y Kayla estuviera a salvo, tendría una larga charla con él. Me detuve a la mitad del siguiente corredor y levanté la mano. Había una leve luz debajo de una pared en una intersección y le señalé a Steve que apagara su linterna. —Según el vampiro ella era mantenida en un cuarto a la derecha de la esquina. —¿Entonces cuál es el plan?— Steve preguntó, tomando la pistola de su cintura. —Jake y yo entraremos antes de que se den cuenta, causaremos un caos en una esquina, dándote la oportunidad para que vayas por ella y la saques. Igual a Han Solo y Chipie en la estrella de la muerte. —¿Recuerdas que ellos corrían problemas?— Steve preguntó secamente.

dentro

de

los

—Me parece bien, sólo que yo seré Han,— contesté. —¿No te apresuras demasiado?, amor. —No me dejas mucha elección.— Sentí la sonrisa de Kristair en mis pensamientos. —Dejemos eso. Mastiqué una sonrisa e intercambié miradas con Tony. Entonces nos lanzamos hacia los tres vampiros que jugaban cartas ante una mesa. Uno de ellos nos vio, estupefacto, mientras nosotros llegábamos. Estábamos cruzando el último metro antes de que él tuviera 201

oportunidad de prepararse. Tony envió a dos al suelo y yo derribé al tercero, que gritó cuando caía al suelo. Entonces me levanté y corrí hacia el pasillo. Viendo sobre mi hombro, vi con alivio que Tony iba detrás de mí. Los tres nos seguían. Idiotas. Tiempo de anotar, bebé. Intercambiamos sonrisas y llegamos a una intersección. Tony corrió hacia un lado y yo hacia el otro. Eso los confundirá, grité y Tony maldijo. Cuando me arriesgué a ver sobre mi hombro, tenía a los tres idiotas detrás de mí y a Tony detrás de ellos. —Al

parecer

ellos

te

quieren

a

ti,— Kristair

comentó. —Dime algo que no sepa. Con suerte Steve tendría a Kayla y la sacaría de aquí en caso de que yo corriera hacia los problemas. Así que saqué la pistola y me giré para disparar. Sólo que Tony estaba demasiado cerca. Maldición, me preparé para el impacto cuando ellos se lanzaron hacia mí, sentí un caliente dolor en mis costillas. —Apártate de sus garras, Jacob, y no dejes que te muerdan. Bloquéalos fuerte y aléjate. Mi piel ardía con el sabor a metal. —¿Garras y colmillos? Maldición, eso no es justo. ¿Por qué yo no tengo ni garras ni colmillos también? —Porque tú realmente no eres un vampiro. Sentí que Kristair se mezclaba más profundo en mí y comenzamos a movernos como uno, fluyendo y moviéndonos a través de nuestros oponentes como si no 202

existieran. La herida en mi costado empezó a cerrarse y el dolor disminuyó. Cuando terminamos con el último, Tony sacudió la cabeza, con incredulidad en su cara. —Veo lo que significa que te cuidas de ti mismo. Nunca vi a nadie moverse de esa forma.— Se inclinó y limpió su espada en la camiseta de uno de los vampiros. —Kristair me advirtió de lo que podía suceder al principio de nuestra relación, pero usualmente yo salto dentro de las cosas sin pensar. No es que dé marcha atrás y cambie eso. —Espero que no en este momento.— La pequeña ola de calor que surgió de mi amante me hizo sonreír. —Vamos a revisar a Steve y Kayla. Me sentiré mejor cuando los vea con mis propios ojos. Entonces le llamaré a Ussier para decirle qué sucede. —Realmente, no hay necesidad de eso. Me detuve y me giré hacia Tony viéndolo cuestionadoramente. —¿Qué quieres decir?— Kristair seguía dentro de mí y una ola de intranquilidad recorrió mi columna ante su reacción. —Ya le avisé.— Tony se encogió de hombros y no me veía a los ojos. —Cuando me separé, busqué un lugar en donde hubiera señal para mi celular y le llamé. Él deberá de estar aquí pronto. Juro que lo empujé contra la pared. ¡Idiota! corrí rodeando la esquina, aterrado de encontrar a Kayla muerta o lastimada. Steve hubiera gritado si ese fuera el caso, a menos que siguiera en el cuarto esperando y él estuviera herido también. Estaba furioso, podría haberle dado un puñetazo en la cara a Tony. —¿Qué diablos estabas 203

pensando? ¡Ellos dijeron que no lo hiciéramos! —Estaba pensando en que nos dirigíamos a una maldita trampa. Y de nuevo no parece importarte una mierda tu maldita seguridad ni cómo eso me afecta a mí. La puerta de mantenimiento seguía abierta, pero el cuarto estaba vacío excepto por restos de una soga alrededor de una tubería. Kristair siseó en mi mente. —La huelo, ella no está lastimada. Ni hay sangre en este cuarto. La ira bajó un poco, pero no mucho. Yo vi a Tony, mientras lo empujaba. —Ellos pueden haberlos tomado. Diablos, lo hicieron.— Comencé a seguir el rastro que dejaron Kayla y Steve cuando salieron. —Quizás lo que todo el mundo me dijo era la verdad. No debería de confiar en tí.

204

Capitulo 18

S

teve y Kayla estaban justo al doblar la esquina, la tensión e ira dentro de mí disminuyó cuando los vi. Ambos estaban vivos. Entonces Kayla se giró y mi respuesta se unió a la de Kristair, me asombró y me detuve. Lo que fuera que Tony trataba de decir se perdió en un insignificante murmullo. —Pequeña. Me acerqué y le preocupación de su cara.

sonreí

desapareciendo

la

— ¿Estás bien?— Pregunté, o quizás fue Kristair o alguna extraña combinación de ambos. No me sentía completamente en control cuando tomé sus manos y examiné las marcas de las ligaduras con la tenue luz. Mi sangre hervía. Quería matar a todos. Hasta el último. — ¿Jake?— Kayla se presionó contra mi pecho empujándose entre mis brazos y le di un fuerte abrazo. — Estoy bien, Lo juro. Mírame. Tengo todos mis dedos, de los pies y de las manos. Creo que hasta ese momento no había apreciado lo mucho que Kristair amaba a Kayla. Diablos, no sabría 205

cuánto me quería a mi si no fuera por nuestra conexión mental. Mi amante mantenía sus emociones encerradas dentro de él. Rara vez revelaba lo que sentía. Su relación con su hija era una de esas que él siempre mantuvo detrás de los muros. Y ella era una parte tan integral de su vida como lo era yo. —Jake, vamos. No debemos quedarnos aquí, — Steve ligeramente tocó mi hombro y su mirada era de ansiedad. —Tendrán su reunión después. Asentí, tragando el nudo en la garganta y dejándola ir, pero Kristair la sostuvo. —Amor, tenemos que salir de aquí. Ella está bien. Ella nos dirá todo después. Respiré profundo y me relajé. No confiaba en mí mismo si hablaba, porque no estaba seguro de lo que saldría de mi boca. No con las emociones de Kristair como estaban. Ella tomó mi cara entre sus manos y me estudió, sus ojos bien abiertos. — ¿Kris?— ella murmuró. — ¿Es eso…? Yo tomé sus manos, las bajé y le di un suave apretón. —Sí, te explicaré cuando salgamos de aquí. — ¡Jacob! Ella no debe saber. —Tú hiciste ese acuerdo, no yo. Y ella ya te reconoció. Y de eso sólo tú eres el culpable. Además, en lo profundo querías que ella lo supiera, lo estabas gritando fuerte, tú solo sigues las reglas cuando te convienen. ¿Por qué obedecerlas ahora? —Además está el punto de que tú nunca has obedecido las reglas. — Kristair replicó. No podría decir si estaba disgustado o complacido. — Tú me tienes. — Detrás de nosotros, por el pasillo, se oían 206

gritos de ira y sorpresa. —Nos siguen la pista. — Steve le dio a Tony un empujón y empezó a correr. —Debemos sacar nuestros culos de aquí. — ¡Joder!— Tomé la mano de Kayla y corrimos todo lo rápido que ella podía. Podría jurar que eran sólo tres detrás de nosotros. —Eso

no

lo

sabemos,

puede

que

haya

más

escondidos, no nos quedaremos para ver cuántos son. No podíamos cometer otro error. Steve y Kayla no estarían bien, recorrimos el laberinto. La manera en que las paredes alteraban el sonido en ese lugar, hacía que hubiera eco haciendo difícil saber cuántos vampiros nos cazaban. Más de los que podíamos tratar, de eso seguro. Dimos la vuela en una esquina y Tony maldijo cuando pisó con sus tenis un charco de agua, casi haciéndolo caer. — ¿Cuánto falta?— Steve jadeaba, sosteniendo a Tony antes de que cayera. —Joder, no sé. Tú conoces este lugar mejor que yo. — De hecho estaba empezando a preguntarme si no íbamos por la dirección equivocada, o si habíamos dado una vuelta incorrecta. Nada de eso me parecía familiar, pero una sección de tubería era igual a la otra así que era difícil decirlo. — ¿Kristair? —No

estoy

seguros.

No

tengo

sentido

de

la

orientación, al menos no bajo tierra. —Tony, me retracto de lo que dije antes. Espero que tu jugada valga la pena. —Eso hace dos de nosotros. — Tony se detuvo y se

207

giró. — ¿Qué diablos crees que estás haciendo?— Steve gritó. —Vamos. —Sigan, voy a tratar de detenerlos para darles tiempo. Mi estómago se tensó y empujé a Kayla hacia Steve. —Sácala de aquí. — ¡NO!— El grito mental de Kristair y el de mis amigos me dejaron temblando. —Está bien, — Tony insistió. —Apúrate a sacarlos, yo los guiaré en otra dirección y me esconderé en las sombras y luego regreso con ustedes. No voy a iniciar una pelea. Ahora ve, ¡Maldición!— Con lo que desapareció entre las sombras y yo sentía que se alejaba. Le di un empujón mental inevitable a Kristair y les señalé a Steve y Kayla que corrieran delante de mí. —Él ya se quedó. Dejen de quejarse. No había nada que pudiera hacer en este momento para ayudar a Tony, y me prometí a mi mismo que una vez que Steve y Kayla estuvieran fuera, regresaría por él. El sonido de los perseguidores comenzó a desaparecer y aumentó mis sospechas. Eso había sido demasiado fácil. — Rápido. —Estamos tratando, — Kayla jadeó. Un par de vueltas más, y atrapé nuestro olor, era el camino correcto. No podían ir más aprisa. —No, no lo es, sigue derecho y entrarás en el sótano. Detrás de nosotros se oyó un repentino grito de dolor que atravesó las paredes. Los tres, impactados, nos

208

detuvimos. —Tony. Oh mierda, — Steve dijo. —Oh mi Dios, — Kayla murmuró. Otro grito lleno de ira y dolor le siguió, y ella dio un pequeño paso hacia atrás. —Tenemos que hacer algo. —Tú sal. Salgan de aquí, — le dije a Steve. —Yo regreso por Tony. — De nuevo Kristair estuvo en desacuerdo conmigo. —No, todos iremos juntos, — Kayla insistió, y vi decisión en la cara de Steve cuando él tomó su mano. —La siguiente puerta que veas tiene que ser la que te saque de aquí, — le dije. Él asintió y Kayla abrió más los ojos mientras trataba de separarse del agarre de Steve. —No. No soy una frágil y pequeña flor. No puedes ir solo, Jake. —Estaré bien, después de todo yo voy con „kung fu‟ Kristair. — Y eso era mucho. Antes de que Kayla pudiera protestar más o Steve cambiara de opinión, corrí de regreso y les grité. — ¡Salgan! Recorrí el pasillo, me volví y disparé, perforando dos veces los tubos con las balas. Se produjo un siseo mientras el pasillo se llenaba de caliente vapor. Esto seguramente evitaría que me siguieran y, con un poco de suerte, podría mantener a cualquier chupasangre alejado de ellos. Estaba seguro de que ninguno más estaría interesado en quemarse con el vapor. El sonido de los gritos de Tony aumentó. La sensación de dolor y miedo en sus gritos comenzaron a estar más cargados de terror y debilidad. Di vuelta en una esquina y me detuve ante lo que vi, toda una maldita manada de vampiros inclinados alrededor de un cuerpo en el suelo. — ¡Saquen sus asquerosos colmillos de él!— Rugí 209

dirigiéndome hacia ellos. Kristair gruñía en mi mente y su sed de sangre se mezclaba con la mía cuando ellos se acercaban a mí. Recordé con claridad lo que se sentía que muchos se alimentaran de ti. El recuerdo del horror y el dolor revolvieron mi estómago y me llené de ira. Ellos me empujaban al suelo pero yo luchaba por liberarme usando toda la fuerza y velocidad dentro de mí. Sangre cubría mis manos; lesiones que mi cuerpo sanaba casi inmediatamente, y aunque me quitaba a algunos, parecía que siempre había más y más dispuestos a tomar su lugar, debilitándome centímetro a centímetro que me empujaban nuevamente lejos de Tony. — ¿Hay algún truco que tengas y que no me has ofrecido a mi?, amor. —Alguna vez te he dicho que tu gramática es atroz cuando estás estresado. No te preocupes, mo chroí. No hemos hecho nada aún. La imagen de una bola de fuego llegó a mi mente y tan pronto como llegó me di cuenta que podía hacerlo. Empujé el calor para que formara una esfera en mi palma. No demasiado grande, del tamaño de una pelota de béisbol, pero era lo suficiente para que los jodidos que me rodearan repentinamente se alejaran. —Tomen esto, perros. La lancé en línea recta a un grupo de ellos. Gritos retumbaron en las paredes cuando un gran jodido hizo erupción en llamas y los que estaban cerca de él también. —Maldición, dulce Cristo, eso es ¡asombroso!— formé en mi mano otra y otra bola. —No sabía que podía hacer

210

esto. —Ni yo, pero ahora parece buen momento para experimentar. Los vampiros restantes trataban de evitar una bola de fuego y yo levantaba la mano de nuevo y les enviaba otra bola de floreciente fuego. Con la otra mano tomé el pie de Tony y lo jalé hacia mí. Justo cuando me preparaba para lanzar otra bola de fuego, otra mano atrapó mi brazo. —Me gustan tus bolas curvas, pero ya has hecho suficiente. Toma al cachorro y sal de aquí. Ussier me sonrió y liberó mi brazo. Él estaba flanqueado por Hugo y Deke, que sonrieron y me palmearon el hombro. —Eso fue bueno, chico. El fuego en mi mano murió y tomé a Tony cargándolo en mi hombro. Ahora no era momento de argumentar. Si ellos querían encargarse del resto, seguro como el infierno que no iba a quejarme. No cuando Tony no se movía. —Ellos no pueden matarlo drenándole toda la sangre, ¿no es así?— Una terrible preocupación corroía mi consciencia. Lo había hecho de nuevo, después de todo lo que le grité y le dije que no confiaba en él. Él se había ido y había terminado herido. Realmente herido. Yo era un idiota en ocasiones. —No. El único que tiene ese poder es su creador y como ella ya no existe, no tienes por qué preocuparte, pero aún así el necesita sangre para recuperarse. Sus heridas son numerosas. — Hizo una pausa. —Lo siento. Al parecer tenías razón en confiar en él. —Lo dije, hablaremos después. Esperaba que la gente pensara que Tony estaba 211

borracho mientras lo llevaba al dormitorio de Kayla. De cualquier manera él no sería el primer estudiante que llegara en ese estado. Esperaba que Steve hubiera llevado a Kayla ahí porque estaba más cerca que su casa. La pelea en el túnel había drenado mucha de mi energía y llevar cargando a Tony parecía requerir más de la que tenía. —Necesitas descansar y comer, para recuperar la sangre perdida. Es por eso que estás débil. —No perdí mucha sangre. Mis heridas se cerraban casi inmediatamente en el instante que esos bastardos me las causaban. —Tomaste sangre y energía para sanar. Sin mencionar

el usar

tus habilidades, — Kristair dijo

exasperado. Eso tenía sentido, supongo. Mientras salía del elevador otro estudiante hablaba detrás de mí. —Sostenlo. — Oh mierda. Presioné el botón para cerrar las puertas, pero el estudiante logró meter un pie y detenerlo. —Te dije que lo sostuvieras. —Lo siento hombre. Sólo estaba tratando de subir antes de que vomitara todo el lugar. El tipo del elevador vio a Tony. —Se ve jodido. ¿Lo atraparon en medio de una riña?— Se rió nervioso. La ropa de Tony estaba manchada de sangre, y, maldición, no había pensado en eso. —Él tropezó con otras personas. Mala idea. No lo recomiendo. La gente aquí no tiene piedad. —Sabes que puedes cautivarlo y plantarle una sugerencia para que olvide que te ha visto a ti o a Tony. —No puedo hacer eso. 212

— ¿Por qué no? ¿Algún código moral tuyo que no conocía? —No, mucha gente me irrita demasiado, y no quiero tener eso en mi cerebro, y saber cómo usarlo. — Eso podría ser mucha tentación. Las puertas del elevador se abrieron cuando Kristair me daba una sonrisa mental y le dije adiós al chico. —Ya sabes cómo hacer eso. —Deja de tentarme o empezaré a llamarte Darth Kristair. — La confusión de mi amante me hizo sonreír. De algún modo debieron de estar esperándonos, porque la puerta de Kayla se abrió sin que la tocara y Steve salió con líneas de ansiedad en su cara. —Ya era maldita hora, — dijo, tomó mi brazo y me jaló al interior. — ¿Tony está bien? —Acuéstalo aquí, — Kayla dijo descendiendo su cama. —Necesita sanarse a sí mismo y después alimentarse. No sé qué tan mal está. Había una maldita jauría arriba de él. — Acomodé a Tony en la cama. Mierda, él estaba pesado. Kayla me veía mientras acomodaba sus piernas y su cabello. —Él no es una bolsa de libros, Jake. —Trata de cargarlo todo el camino de regreso inconsciente. — Agotado, me senté al lado de la cama y traté de ver cuántas marcas de mordidas había en él. Estaba malditamente nervioso de pensar en que él se alimentara. ¿Cómo diablos lo mantendríamos en control? El recuerdo de Kristair alimentándose después de que se quemó la espalda, me llegó. Con todo su poder, él estuvo a 213

punto de perder el control. ¿Qué oportunidad tenia Tony? — ¿Qué debemos mordiéndose el labio.

hacer?—

Steve

preguntó,

—Aún estoy pensando. Él se va a enojar mucho cuando pruebe la sangre. — Ugh. El pensamiento de que alguien más me mordiera además de Kristair era grotesco, incluso si era mi mejor amigo. —Aquí, — Kayla le dijo, sacando un montón de bufandas de seda de su cómoda. —Vamos a amarrarlo. Mis cejas se elevaron cuando me dio una brillante bufanda azul con flores. —Esa es mi rara chica. —Perversos. Es como se les llama a estos accesorios. — Kayla amarró uno de los pies de Tony al marco de metal de la cama mientras Steve golpeaba la parte de atrás de mi cabeza. —No hagas eso. Tú también lo pensaste. — Murmuré, y amarré el otro pie de Tony. Aún no estaba seguro de que mantendría a Tony en control. —Deja de pensar en los hábitos de mi hija en la cama y concéntrate en la tarea que tienes en las manos. — El tono de Kristair me hizo reír, hasta que él me dio el mismo golpe mental que me había dado Steve. —Puedes amarrar su mente. Entre nosotros dos debemos de ser capaces de controlarlo hasta que su hambre sea abatida. —Voy primero, — Kayla dijo, subiendo arriba de la cama mientras yo colocaba mis dedos en la sien de Tony. —No, yo lo haré, — Steve replicó, levantándose la manga e su camisa. interrumpió a Kayla cuando ella iba a discutir. —Necesito hacer esto por él. ¿Estás seguro de que

214

está bien?, Jake. Joder, se ve muerto para mí. —Él es un vampiro inconsciente. Se supone que se vea muerto. Confía en mí, verás cómo reacciona en el momento que pruebe tu sangre. Sólo dame un segundo. — Probé la consciencia de Tony hasta que llegué a sus emociones de terror y salvaje apetito. Me estremecí. Asentí hacia Steve. —Adelante, has un corte en tu muñeca. En el momento en que la muñeca llegó a la boca de Tony, Tony se tensó bajo mis dedos. Sus ojos se abrieron con una mirada feroz e inhumana mientras luchaba contra sus ataduras. Kayla se presionó contra sus piernas y Steve maldijo cuando Tony atrapó su muñeca. —Tony, somos nosotros. Steve, Jake y Kayla. Nosotros nos aseguraremos de que estés bien. Cálmate. Enfócate en mi voz. Lucha contra el frenesí. Vas a sanarte a ti mismo, lentamente, no quiero que lastimes a Steve. Nosotros nos aseguraremos de darte todo lo que necesitas. Vamos compañero. Confía en mí. Lo repetí una y otra vez, esperando quebrar el pensamiento animal en su cabeza. Sentía el brutal control de Kristair sobre mí, forzando a Tony a soltar a Steve después de un momento. Tony siseó y gruñó, estremeciéndose para salir de la cama. Entonces Kayla se sentó al lado de él y tiernamente le murmuró a Steve, —No te aloques, ni trates de discutir conmigo, la sobreprotección es un mal hábito que has desarrollado. — Kristair sostenía a Tony con fuerza hasta que la mente de mi amigo gritó de angustia y el agudo dolor que lo atravesaba. —Está bien. Kayla es fuerte como el resto de nosotros, — Lo tranquilizaba. —Reduce la presión, Kristair.

215

Ella ni siquiera hizo un sonido cuando los colmillos de Tony se clavaron en su muñeca. No pude evitar preguntarme si Kristair la había mordido en alguna ocasión. Mentalmente, él sacudió la cabeza. —Eso no era algo que quería

abrir

entre

nosotros,

especialmente

por

la

manera en que ella se sentía. Eso sólo complicaría las cosas. Tony no luchó esta vez cuando Kristair y yo lo forzamos a dejar a Kayla. Su mirada era casi lúcida mientras me veía con dura expresión. —Déjame, Jake, — él siseó en mis pensamientos. — ¿Me prometes comportarte? Él gruñó en respuesta. Era malditamente irreal ver a mi amigo con colmillos, con sangre alrededor de su boca, y una mirada de depredador. Saber que era un vampiro era una cosa, ver la jodida prueba era otra. —Él debería de estar bien, sus lesiones no son tan extensas como las mías, y sus heridas no son profundas. — ¿Quién es ese?— Tony preguntó. —Es mi alter ego. Ahora cállate. Aquí está el trato. Dejaré que me muerdas y entonces te sanarás a ti mismo. ¿Lo captas? — ¡Bien! Eso fue más rápido. Incluso cuando Tony se alimentaba la marca de la mordida se cerraba dejándome incluso más hambriento. Él dejó de moverse y se relajó en la cama. No hizo ningún sonido de protesta cuando me aparté, agradecido por dejar el contacto. No dejaría que me mordiera nadie aparte de Kristair.

216

El cuarto se quedó en silencio mientras él se lamía los labios. — ¿Cómo te sientes, Tony?— Kayla preguntó, colocándose a lado. —Estaré jodidamente bien una vez que me desaten. — Dijo molesto. Sin dudarlo, ella empezó a desamarrarlo. Steve me vio indeciso y le di una tranquila sonrisa con lo que empezó a desamarrar los tobillos de Tony. Las bufandas estaban siendo retiradas de Tony y Kristair no soltaba el control de su mente. Eso era una seguridad extra en caso de que no fuera capaz de controlarse a sí mismo. Si él mostraba suficiente control para no desgarrarlas, entonces confiaba en que no se volvería loco cuando lo liberábamos. Cuando la última bufanda fue retirada, Tony salió de la cama en un fluido y peligroso movimiento. —No me esperes. Te llamaré mañana en la noche. —Hey, Tony. — Se detuvo y vio a Kayla, quien le sonreía. —Gracias por todo. Él le sonrió, en una extraña mezcla del viejo travieso Tony y la gracia de un lobo. Le guiñó un ojo. —Puedes amarrarme a tu cama cuando quieras. Dulzura. Steve soltó una explosiva respiración mientras Tony se alejaba. —No creo que nunca logre acostumbrarme a esto. — Ni siquiera pregunté a qué exactamente se refería pero compartía sus sentimientos al ciento cincuenta maldito por ciento. —Oh, él regresará una vez que haya cazado, — Kayla dijo, bajando de la cama con indiferencia casi obscena. Hice un gesto de dolor. Odiaba pensar en el pobre que se encontrara con Tony esta noche. —No es tan malo, Jacob. Él no está tan hambriento, y va a estar bien, ellos 217

no lo recordarán. —El pensar en alguien siendo el bocadillo de media noche, me pone nervioso. —Nunca te molestó ser mi bocadillo de media noche, — Kristair me recordó. —Ningún animal está en la cima de la cadena alimenticia, no de la manera en que les gusta engañarse a sí mismos. Siempre hay alguna cosa o grupos de cosas listas para atacarte. Da a la vida cierto entusiasmo, ¿no lo crees? —Creo que tratas de que ignore el hecho de que Kayla estuvo sentada a treinta centímetros de ti e hiciste un pésimo trabajo apartándola. La veía y ella sólo parecía estudiar calmadamente mi cara. Juro que ni siquiera parecía ni un poco confundida. — No conoces las señales. Ella ha estado confundida toda la noche y no me gusta ni un poco. Le di a Kristair lo que quería, me senté a lado de ella y pasé mis dedos por su mandíbula. — ¿Cómo te sientes, buscadora de problemas? —Bien, me alegra de estar en casa. — Incluso me sentía un poco tentado de decirle que Kristair estaba bien y que ella estaba nerviosa. Pasé mis brazos alrededor de ella y después de un momento ella apoyó su cabeza en mi hombro. Con lo mucho que quería regresar a mi propia casa y estar a solas con Kristair no podía ignorar lo que le había sucedido ese día. Steve tomó una silla, se sentó frente a Kayla y tomó sus manos, besándole los nudillos. Yo sonreí. Ni siquiera había pensado en ver a Steve de esa manera con una chica. Yo me preguntaba si él se había dado cuenta que se 218

había enamorado de ella. — ¿Qué estás diciendo?— Sonreí ante el tono contrariado de Kristair. —Solo cállate. Ellos son bueno el uno para el otro. — ¿Estás bien?— Steve preguntó, estudiando la cara de ella, había más ternura en la pregunta, aún cuando su voz se volvió feroz. — ¿Ellos te tocaron? —Ellos no se atrevieron. Creo que ellos mismos estaban asustados de la situación en la que se metieron. Estaban preocupados de lo que Jake pudiera hacer y no estaban seguros de que no llevara al Tío Ghedi. Me sorprendió realmente que lo hicieras. —Yo no, Tony lo hizo. — Steve se giró hacia mí y yo me encogí de hombros. Él se arriesgó a pagar. Tony se había arriesgado a sí mismo hasta el final, así que no tenía de qué quejarme. —Bueno, entonces si estás bien, y como se que Steve no te va a perder de vista, me voy a mi dormitorio. Este ha sido un día de locura y ya no quiero saber nada más. —Espera. — Kayla tomó mi mano y estudió mi cara. Kristair se quedó en silencio en una pequeña esquina de mi mente, amurallado. Sabía que ella lo estaba buscando y yo dudé. A pesar de lo que le había dicho a Kristair antes, yo no sabía si era el mejor momento para revelarle que él había regresado. —Supongo que sólo imagine cosas, — Kayla murmuró, liberando un cansado suspiro. Su castaño cabello cubría su cara, así que no pude ver su expresión. Lo dejé pasar. Ella había hecho un buen trabajo con el duelo, el que había sido muy difícil para todos nosotros. Quizás decirle que su padre había regresado, pero que no podía comunicarse con ella, era 219

mala idea. Al menos esta noche. Steve jaló a Kayla a sus brazos y yo me deslicé hacia la puerta. —Gracias, mo chroí, — Kristair murmuró, emergiendo completamente a mis pensamientos. —No quiero darle esperanzas si esto no funciona. —Esto funcionará, — le contesté con una serena determinación. Estaba malditamente seguro de eso.

220

Capitulo 19

E

staba acostado boca abajo en la cama de Jacob, viéndolo merodear en el cuarto igual que un depredador estaba ardientemente reclamando mientras hablaba por el teléfono con él. Con lo mucho que disfrutaba ser uno con él cuando estaba en una esquina de su mente extrañaba verlo de esta forma. Mi amante era tan expresivo, y no sólo en su cara. Él mostraba sus sentimientos en sus movimientos y en el sombrío tono de su voz cuando hablaba. No necesitaba nuestra conexión para conocer sus emociones, y justo ahora Jacob estaba tratando de organizar sus pensamientos sobre algo en su mente antes de hablar de eso. Podría fácilmente entrar en sus pensamientos y saber de qué se trataba, pero prefería que él lo dijera, en su propio momento, y en sus propias palabras. Saboreaba nuestro vínculo, después de tanto tiempo en las sombras. Aún no parecía real. De alguna forma había regresado a casa y me había reunido con Jacob, a pesar de la manera en que lo arregló Mi Señora para dejarnos frustrados e insatisfechos con nuestra reunión. O al menos creo que esa era su intención.

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Jacob quería verme y tocarme al mismo tiempo. Y yo quería ser libre para caminar a su lado y ayudarlo en la batalla contra el sindicato en lugar de sólo aconsejarlo desde el interior de su cabeza. Aún así, creo que ella subestimó el impacto que mi retorno haría en nosotros. Y las restricciones solo hicieron que ambos tuviéramos más determinación. Nosotros nos habíamos deslizado fácilmente dentro de nuestra conexión casi como si nunca nos hubiéramos separado. Mezclarme con él era tan natural como había sido alimentarme y era más satisfactorio. Aquí era donde pertenecía. El tiempo aún pesaba en mi mente. Catorce días. Teníamos muy poco para destruir al sindicato más allá de cualquier esperanza de recuperación y asegurarme de que Jacob estuviera a salvo. Los hombros de Jacob se tensaron, se acercó a mí, mientras lanzaba el teléfono sin cuidado al escritorio. —El sindicato no es nuestro principal problema Kristair. De hecho, ni siquiera es nuestra problema para nada. Ussier se encargó de ellos. Apoyé mi mentón en mi puño, estudiándolo. Al menos, ellos no lo turbaban. Podía contar con eso por el tiempo que estuviera con mi amante. Él no era de los que se quedaban sentados durante días interminables. Él se dirigía a la acción, incluso cuando la acción no le llamaba. Jacob tenía un temperamento peligroso, sus emociones giraban en una volátil mezcla, aún así no podía negar el temblor de excitación que me daba. —Sólo porque Ussier se encargó de ellos, no significa que nos dejen en paz. —Lo sé, — Jacob dijo molesto. —Pero hay cosas malditamente más importantes de que preocuparnos que de esos bastardos. ¿No lo crees? Joder, dices que soy testarudo, pero tú, una vez que pones tu mente en algo, no 222

te detienes en nada. El acento de Jacob era muy marcado, señal siempre segura de que algo realmente lo estaba carcomiendo, versus una subida de temperamento que siempre desaparecía tan pronto como llegaba. Me tomé el tiempo para sentarme y llevar mis desnudas rodillas hacia mi pecho, para darme oportunidad de pensar lo que quería decir. —Ellos no son el tipo de gente que puedes ignorar. No se detendrán hasta que consigan lo que quieren o sean destruidos. — ¡Eso no es por lo que tú regresaste!— Yo parpadeé ante el grito de Jacob, pero antes de que pudiera contestar él continuó. —Dios, ¡maldición, Kristair! Tú regresaste, no me puedo imaginar de qué manera estamos juntos de nuevo, no quiero que te involucres en medio de otra guerra con los chupasangres. —Sólo necesito estar seguro de que estás a salvo si… —No, maldición, no digas eso, — Jacob rugió. —No digas eso, ni siquiera lo pienses. Juro que no podría manejar de esta manera si renuncias nuevamente. Si sucediera todo esto de nuevo. Traté de sondear su mente, pero no pude encontrarle sentido a la gran confusión de emociones y pensamientos que hervían en su mente. Quería alcanzarlo pero sabía que no sería bienvenido hasta que organizara todas sus cosas en su mente y se abriera. — ¿De qué manera? ¿Qué sucederá de nuevo?— Pregunté. No creía que se refiriera a los ataques del sindicato, no en su mayor parte. —Primero, te apareces inexplicablemente, no es que me queje. Entonces el sindicato empieza a hacer tonterías de nuevo. Y al mismo tiempo, tenemos muy poco tiempo para encontrar la manera de cómo salvarte, pero tú estás 223

peleando contra el sindicato en lugar de usar ese gran cerebro que tienes en encontrar la manera de salir de este lío. No me voy a quedar viendo cómo renuncias de nuevo. No esta vez. Impactado, me le quedé viendo, hasta que mi mente pudo reorganizar los pensamientos. — ¿Cómo puedes decir tal cosa? No puedo renunciar a ti. Nunca. — Y el solo pensar en renunciar a Jacob era incompresible en sí mismo. —Ese es el punto. ¿No lo ves? No puedes renunciar a mí, pero seguro como el infierno que rápidamente renunciarías a ti mismo. — Se apoyó contra la pared con una cínica sonrisa. — Dejaste de luchar la última vez, distraído con el sindicato, dejaste de buscar respuestas. No trates de negarlo, porque sé que es cierto. Tengo toda tu memoria, ¿recuerdas? Esa última noche en el hotel, tú tomaste la decisión de dejar de buscar respuestas. —Jacob. — Mi corazón palpitó con una repentina oleada de angustia dentro de mi amante. —Lo siento, mo chroí. No había nada que pudiera hacer. De la manera en que lo veía, todo era inevitable y no quería desperdiciar el tiempo que me quedaba contigo. Quería saborearte. —No lo sabías con certeza. ¿Puedes verme a los ojos y decirme que entonces lo sabías? ¿Lo que descubriste después no cuenta? Incluso aunque lo sepas, no puedes hacerlo de nuevo. Perderte. Quizás tampoco ganemos la lucha, pero necesito saber que vas a dar todo esta vez. Todo, hasta el amargo jodido final. Incapaz de quedarme donde estaba comencé a ir hacia él. Él sacudía la cabeza y una oleada de negación lo recorría, hizo que retrocediera, traté de ignorar las pequeñas puñaladas de dolor. Jacob pasó sus manos por su cabello, levantando pequeñas puntas y desbaratando las 224

ondas. —Y entonces admites que casi ni regresas, me autorizas a seguir, a superarlo. Pero dime, ¿ahora estás aquí para tranquilizar tus propias preocupaciones sobre mí, o realmente regresaste para encontrar la manera de quedarte aquí? ¿Qué podría decirle? De cualquier manera sabía que lo lastimaría, eso nunca se me había ocurrido. Esta vez cuando me detuve, Jacob sólo me veía, como si yo pudiera darle todas las respuestas que buscaba. Iba a tomarlo por los hombros y entonces recordé que no podía tocarlo y dejé caer mis manos. No me había dado cuenta lo difícil que sería soportar esas reglas, no me había dado cuenta de mi propia necesidad por tocarlo y verlo. —Sólo contesta la pregunta, Kris. No es una difícil. ¿No lo sabía? ¿No podía sentir mi compromiso con él? ¿Con nosotros? —Estoy aquí para quedarme. — Hice una pausa, sentía que no era suficiente, busqué su cara, sentía el eco de mis propios miedos. —Juro que lucharé hasta el fin, si es necesario. Jacob no dijo nada por un gran momento. Entonces él asintió. —Bien. Entonces, ¿por qué no me dices lo que te molesta? Sé que tiene que ver con el trato que hiciste para estar aquí, pero no me imagino qué sea. —Vamos a acostarnos. — Señalé a la cama y le di a Jacob una tranquilizadora sonrisa. —No sé si sea buena idea acostarnos mientras estés desnudo, — dijo, pero me siguió cuando subí a la cama. — ¿Puedo imaginarte con ropa? — ¿Eres el mismo Jacob que dejé? Estás tratando de vestirme. Además, si yo conseguía que te vistieras te 225

ponías furioso conmigo. — No podía retirar mi vista de Jacob, mientras entrelazaba sus manos bajo su cabeza y apoyaba la mejilla en ellas. —Extrañé eso, lo sabes. Aunque tengo que admitir que tu cama es más confortable que tu ventana. Jacob se rió. —Puedo imaginar eso, mi hermoso acosador. —Desearía que no me llamaras de esa forma. —Eres el único culpable, amor. Ahora ven, y ni siquiera pienses en el sindicato ni una sola vez. Impulsar esa amenaza fuera de mi mente era fácil en este momento, aunque sabía que regresaría. No podía solo pretender que la amenaza no existía. Eso era difícil, aunque, decirlo en palabras me preocupaba. Jacob cerró sus ojos y seguí su ejemplo. Su mano tocó mi hombro, entonces la deslizó hacia arriba a mi nuca. Deje que me jalara más cerca y suspiré cuando él subió su pierna sobre la mía. —Ellos quieren que reviertas el ritual, el lazo que te une conmigo. — él dijo. Asentí. —Sí. —Y eso te aterra. ¿Por qué? No es que quiera perderte ni nada así, pero ¿por qué eso te molesta? —Sé cómo podría regresar a casa. En teoría. Y es una buena teoría. No estoy seguro de que funcione si no le doy la oportunidad. Y antes de que preguntes, no puedo decirte. Si no pienso en ello y lo mantengo encerrado dentro de mí, tengo una oportunidad de librarme de ellos. Si te lo digo o pienso demasiado en el asunto, ellos lo descubrirán, y no dudo que puedan bloquearme indefinidamente. —Si ellos saben tanto, ¿no crees que saben que 226

trataras de engañarlos? —Estoy seguro de que lo saben, pero la necesidad dicta sus acciones. Ellos me dejaron regresar porque necesitan que rompa la conexión. Esto es como un juego de ajedrez. Quien tenga la mejor estrategia será el afortunado ganador. Cerré los ojos y presioné mi frente contra la de Jacob, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Una pequeña chispa de excitación cobraba vida en su interior. — Estás seguro. — Estaba seguro que él sonreía aunque no lo viera, y le sonreí. — ¿Qué es lo que captan? ¿Qué es lo que los emociona?— preguntó. —Es difícil explicarlo. Los Ascendidos…. no puedo decir que ellos no tienen emociones, porque eso no es cierto, sus emociones están profundamente enterradas y ellos se rehúsan permitir que influyan en sus decisiones. No creo que me obliguen a regresar si nuestra conexión crea devastación en ellos. Nosotros, todos estamos ligados, juntos. Lo que uno siente lo sienten todos. Tú sólo eres parte del todo. Puedes ir y explorar por tu propia cuenta, aunque dudo que ellos consideren que esté listo pronto para eso. Pero incluso si me apartan, seguimos conectados. — Incluso ahora, puedo sentirlos. Están lejos, una pequeña conexión, pero sigue ahí. Jacob

me

dio

un

golpe

mental.

—Te

estás

descarriando. Llega al punto. Yo envié mis pensamientos al fondo y suprimí mi creciente miedo. Los dedos de Jacob acariciaban mi nuca. El simple contacto me tranquilizó. —Debido a que estoy conectado contigo, no experimenté algún divorcio de emociones como el resto de los Ascendidos hicieron. Todo lo que tú sentías me llegaba a mí. Eso hacía que ellos se 227

sintieran entusiasmados contigo. Trataron de bloquear eso, pero tú lo quebrabas en cada ocasión. —Y como tú lo sentías, ellos también lo sentían. —Exactamente. Eso era como un tornado en un monasterio. Eso alteraba nuestro balance, más y más entre más continuaba. Jacob se acurrucó más cerca y yo acepté sin palabras su confort. —Dime, amor, ¿Por qué perder nuestra conexión te asusta tanto? Mi amante tenía la extraña habilidad de extraer de mi lo que más profundamente enterraba, y las palabras llegaron de mi mente a la de él. — ¿Qué si soy uno como ellos cuando quiebre la conexión? ¿Qué si sólo te conviertes en un recuerdo en mi memoria y otra curiosidad que estudiar? ¿Entonces a dónde me llevaría hacer ese cambio?, ¿estaría sacrificándote? Eso es lo que me asusta. Luchaba por mantener mis emociones bajo control. Jacob me sostuvo más fuerte. —No, no presiones. Sólo déjate sentir, Kristair. Estás más enterrado incluso que lo que están tus miedos. — Eso era más fácil de decir que de hacer, solo que era Jacob el que tenía todos esos desbocados sentimientos. —Ahora, vamos, ¿tú realmente crees que me olvidarías tan fácilmente? Me reí libremente, porque sabía que estaba solo medio bromeando. —No me preocupa olvidarte. — Aunque lo había hecho los primeros meses de mi renacimiento cuando fui inundado con todas las nuevas experiencias y conocimientos, no creía que sucediera de nuevo ahora que me había acostumbrado a la experiencia de estar abierto en

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el universo. —Me preocupa que mis recuerdos dejen de importarme. No entiendes lo seductor que es ese mundo, lo fácil que sería empujarme dentro. Podría pasar una eternidad ahí y sólo tocar la superficie. Si yo no tuviera una conexión contigo que me mantuviera en la tierra, solo sería otra parte del todo…Lo sé, Jacob. Si yo hago la elección ahora, mientras estoy enteramente en mi mismo, yo te elijó a ti. Pero sería incapaz de sentirlo de la misma manera cuando no estés conmigo, entonces me asusta lo que pueda elegir. — Ni siquiera podía decirlo porque podría hacerse realidad. Me avergonzaba admitirlo, porque en mi mente disminuiría lo que teníamos y no permitiría eso. Jacob se quedó tranquilo un gran momento, abrí los ojos para verlo. Había incredulidad y pena en su mirada pero, debajo de todo eso, había una fuerte convicción en su mirada cuando él me vio. —No me olvidarás, — insistió. — No descarto tus miedos, pero te conozco y lo sé. Mi amante tenía más fe en mí de la que yo merecía en ese momento. Él no entendía cómo era. Jacob levantó las cejas y sacudió la cabeza. —Yo entiendo, — dijo. —O al menos en parte. Cuando me mostraste lo que sucedía. pude saborearlo. Y conozco la manera en que lo haces, y sé lo atractivo que es esa vida para ti, tú siempre te has considerado más insensible de lo que realmente eres y has hecho un muy buen trabajo manteniéndolo bajo la superficie, pero desde el primer momento que tu mente tocó la mía, sabía que era sólo otra máscara que te colocabas. —No soy como tú, Jacob. No puedo tener esa fe. Necesito un plan, algo a qué recurrir. —Entonces buscaremos ese algo. Entre tu cerebro y mis simples atrevimientos, pensaremos la manera en seguir 229

en las siguientes dos semanas. — Jacob trazó un dedo en el aire sobre el tatuaje en mi hombro. —Si nada resulta, Kristair, tú me probarás que todo es posible. Todo es posible. Eso era cierto y eso es también a lo que tenía que aferrarme en todo este lío en primer lugar. Había entrenado mi mente y mi voluntad a tal punto que podía hacer todo lo que quería. Si solo tuviera acceso al poder correcto ahora. Normalmente, no apostaría contra mi mente, pero en este momento había mucho en riesgo. Sin mencionar que los del sindicato seguían ahí. Jacob entrecerró sus ojos azules. —Eres un maldito afortunado, no puedo tocarte o estaría golpeando esa calva tuya. —Lo siento, pero ignorar las cosas no va a hacer que se alejen, y ellos pueden causarnos problemas. — ¿Sabes cuál es tu problema? Le di a Jacob una curiosa mirada. Al menos la frustración e ira se habían ido y ahora se veía más exasperado que otra cosa. — ¿Cuál? —Creo que tienes un complejo de sobre proteger a la gente y mantienes en la oscuridad tus mejores cosas. Diablos, ni siquiera creo que lo hagas deliberadamente, no realmente. Así no es cómo te gustaría vivir. Tú sólo te has acostumbrado a mantener las cosas encerradas dentro de ti. Y si crees que es algo que no puedes manejar, entonces lo entierras, lo ignoras y te concentras en algo más. Eso es lo que has estado haciendo aquí. —Quizás lo hago. — Cuando vi la mirada de Jacob señalando, levanté mi mano. —Bien, tienes razón. Entonces ¿Qué tratas de conseguir? Traté de sondear su mente, pero no pude ir muy 230

lejos. Él seguía alterado, más calmado que antes, casi reflexivo. Había algo en lo que había estado reflexionando mucho tiempo o simplemente él se estaba sosteniendo extraordinariamente bien. —Tú me usaste. — Jacob lo dijo como un hecho. En cuanto las palabras fueron registradas en mi consciencia sentí una punzada de remordimiento. —Entraste en esta relación sabiendo desde que me viste que había una muy buena posibilidad de que desaparecieras tarde o temprano. No podía negarlo. Había sido un egoísta al principio. Incluso antes de encontrar a Jacob y saber que lo quería, sabía que las oportunidades para una larga relación eran escasas. Quizás debido a mis experiencias pasadas, la idea era más que apetecible. Pero Jacob hizo que cambiara de opinión, solo por ser quien era. Y para entonces era demasiado tarde para echar marcha atrás, incluso si hubiera estado inclinado a hacerlo: Desde el momento en que lo vi por primera vez, quería que fuera todo para mí. Él era mío, mi verdadera otra mitad. La pareja que había estado buscando toda mi vida. —Lo que dices es verdad, — admití. —Antes de realmente conocerte yo sólo pensaba en mí mismo y no en las consecuencias para ti. Quizás yo debí de detenerme cuando pensé que eras más que un potencial vaso. Por favor, no me pidas que me arrepienta, mo chroí, porque no puedo. De lo que me arrepiento es de hacerte daño. Pero no lamento ser parte de ti. —No buscaba disculpas. Incliné la cabeza y lo estudié, inquieto, con su calma. Ese no era Jacob, pero había algo debajo de su conducta y esperaba que estuviera más cerca de su corazón que de su mente. — ¿Entonces qué es lo que quieres?

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—No estoy seguro. Aceptación quizás. Estaba muy enojado después de que te fuiste. Parcialmente por eso, principalmente porque renunciaste. Seguía pensando que si no hubiéramos tenido tanta mierda hubieras luchado más fuerte. Mi mente giraba, y mi corazón, la única parte física que había dejado en el pecho de Jacob. ¿Cómo podía incluso pensar eso? Al mismo tiempo, dadas las circunstancias yo podía entender de dónde venía su ira. Era inmerecido pero aún dolía. —Jacob, Yo… —No, no lo hagas. — Jacob levantó la mano como si me tocara y entonces me dio una arrepentida sonrisa. — Dije que no quiero disculpas. Vamos, amor, te conozco mejor que eso. Es fácil enojarse y culpar a alguien, cuando se está dolido, pero ahora estamos juntos de nuevo…. — Su mirada acariciaba mi cara. —Es duro seguir enojado cuando sé lo que pasa por tu cabeza, cuando puedo sentir lo que sientes por mí. Él inclino la cabeza. —Creo que entiendo mejor ahora qué es lo que te preocupa tanto. Es divertido. Antes, cuando estabas aquí, estábamos separados todo el día mientras dormías, yo estaba confundido y alterado. En ocasiones me preguntaba qué diablos estaba haciendo. Entonces despertabas y todo estaba claro. —Lo resumes perfectamente. — Somos tan diferentes, en temperamento, en puntos de vista y filosofías de vida. Pero cuando estamos juntos, nosotros hacemos „click‟, incluso cuando peleamos. Hay intensidad entre nosotros, debido a los lazos, debido a que no hay paredes. ¿Qué sucederá cuando la conexión sea destruida? —Lo averiguaremos. No tiene sentido estresarse 232

ahora, — Jacob me tranquilizó dándome un abrazo mental. La exasperación me atravesaba, y si podía, yo podría sacudirla. — ¿Puedo recordarte que tú fuiste quien trajo todos estos problemas y me dijo que no me preocupaba suficiente del problema? Una perezosa sonrisa se formó en los sensuales labios de Jacob. —Eso fue antes. Te quedas atrás. Esto es ahora. Nosotros hablamos de eso y tú prometiste comportarte. — Su sonrisa se amplió, y abrió la boca, indignado. —Este ha sido un día demasiado largo, loco, jodido y maravilloso. Ambos estamos al límite. Él cerró los ojos y me envió una erótica imagen de nosotros dos entrelazados juntos. — ¿Por qué no hacemos algo en lugar de discutir?

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Capitulo 20

M

e rendí. Nunca podría mantener el ritmo de los caprichos de Jacob, incluso si lo intentase. Supongo que eso nos igualaba. Cerré los ojos y besé el centro de su pecho. — ¿Qué es lo que quieres que haga contigo?— murmuré. —Oh, Puedo pensar en un montón de cosas. —Seguro que puedes. — Me acerqué y esperé hasta que abriera los ojos y me viera de nuevo. —Te amo. — Sentí la puntada de dolor de las emociones de Jacob y entonces él sonrió y tocó mis labios. — ¿Sabes que no me lo habías dicho? supongo que es una locura. — Levantó la mano y la detuvo antes de que sus nudillos tocaran mi mejilla. —Lo sé, lo siento, así que quizás las palabras son innecesarias. —Pero es agradable oírlas. —Diablos, si, te amo también. Ahora cierra los ojos y bésame. Sonreí y me acerqué, mi mirada en su cara cuando él dejó salir un siseo de frustración. —Tengo una mejor idea.

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¿Tienes algo que pueda ser usado para vendar los ojos? — ¿Bufandas de seda, amarres y ahora vendar los ojos? está resultando una noche loca, — Jacob dijo, pero se levantó de la cama y abrió su desordenada cómoda. —Debe de haber algo, soy indulgente de vez en cuando. —Seguro que lo eres. — Me giré sobre mi abdomen y vi cómo sacó dos largas telas negras, arqueando una ceja. — ¿Yo también? —Oh si. — Jacob dejó la tela en la cama y empezó a desnudarse, sus ojos fijos en mi, ardientes y amorosos. — Sólo déjalo en mis manos. — ¿No lo hago siempre? Sólo déjame llenarme de verte, estuvimos muy ocupados antes para poder apreciarte. — Me arrodillé en la cama y dejé que mi mirada lo recorriera. Jacob estaba tan hermoso como siempre. Músculos tonificados de jugar al fútbol, pequeños anillos de oro en sus pezones y mi torc de plata en su cuello, eran los únicos artículos que adornaban su cuerpo, y no necesitaba más. Anchos hombros, cintura pequeña y fuertes piernas. Los tatuajes resaltaban en su dorada piel y mis manos dolían por tocarlo. Jacob no se avergonzaba para nada, no era que lo esperara. En todo caso diría que le encantaba la atención. Se acercó con una de las telas. —Aún no te admiro. —Sí, ya lo hiciste. Amo tener tu atención. — Cerré los ojos y sentí sus dedos contra mi cara cuando deslizaba la tela. —Esto es diferente, — le dije, tratando de tocar la tela con mi palma. La cama se hundió cuando él se arrodilló delante de mí, y deslicé mi brazo por su cintura. —Sé lo bien que te ves.

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Cubrí sus ojos con la segunda tela mientras la punta de sus dedos marcaba pequeños círculos en mi espalda. Sus labios sobre los míos. Deslicé mi mano por su cabello y la bajé por su cuerpo. —Quiero tomarte esta vez, — él dijo, besando mi mandíbula. —Estaba demasiado impaciente antes, ahora no. Jacob respiraba en mi piel mientras me acostaba de espaldas en la cama. Mis labios encontraron su pulso en la base de la garganta y lo saboreé. Podía oler su sangre, aunque la necesidad de alimentarme no existiera. Ese particular apetito no me dirigía más. El instinto había muerto cuando fui ascendido. Pero el anhelo por la intimidad que compartía cuando lo mordía era incluso más fuerte que antes. Jacob atrapó mis labios en un vertiginoso beso. — Estoy dirigiendo esta noche. — ¿Tengo elección en el asunto?— El dolor recorrió todo mi cuerpo cuando él me tocó, sus manos posesivas y reverentes. —No quieres tener elección, amor, — murmuró en mi mente y me dio un profundo beso que me dejó débil. — Tú eres el tipo de hombre que le gusta ser sometido. Sólo que lo sepultas profundo. Déjame sacar ese lado esta noche, Kristair. — Jacob no esperó mi argumento. Él jaló mis manos sobre mi cabeza y las sostuvo mientras su boca atormentaba mi garganta. Jacob tenía acceso a mi memoria y a mi alma, lo que le daba un total conocimiento de mi interior. Él se río y le dio a mis muñecas un ligero apretón antes de acariciar mi cuerpo. No me preocupaba cómo iba a manipular mi deseo ahora, como antes cuando no lo sabía. Mi amante tenía una

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habilidad innata de saber y hacer lo que quería. Sus labios recorrieron mi pecho. Su lengua circuló uno de mis pezones, entonces llevó una de las adoloridas puntas a su boca, atormentando el pezón. No podía mantener mis manos donde estaban, toqué a Jacob. Mis dedos encontraron el anillo en uno de los pezones de Jacob y le di un ligero estirón. —Deberías de tener tus propios piercing, —gruño, sabía que sonreía traviesamente. Él empujó sus caderas contra mi muslo, su desnudo pene presionando contra el mío, haciendo que tuviera consciencia de lo duro de mi propio miembro entre nosotros. —Sigue soñando. Jacob se rió y deslizó su lengua dentro de mi ombligo con mis manos en el fuerte contorno de su espalda. Era extraño no verlo, ver el placer cruzar su cara. Parecía que yo siempre lo estaba viendo de una manera u otra, pero ahora permitía que los otros sentidos guiaran. Sentí la suave tela de la venda de Jacob contra mi bajo abdomen y mis músculos se tensaron en respuesta. Él fácilmente aparto mis muslos y se movió entre ellos y yo agarré sus hombros. —No. Espera. Yo también quiero saborearte. Sentí que Jacob asentía mentalmente y se giró a mi lado. Deslicé mis manos por sus caderas, el olor de su excitación despertó mis sentidos y mi hambre. El latido del corazón de Jacob era acelerado y el mío lo igualaba en su pecho. Besé la tierna carne del interior de su muslo y sentí su cálido aliento en la piel de mi pene antes de que su boca se deslizara sobre él. —Jacob, — murmuré, inexplicablemente me sentía 237

como llegando a casa, con su aroma y calidez rodeándome, sus manos acariciaban mi cuerpo. Y yo le correspondía tocándolo. Solo una cosa estaba ausente. Giré la cabeza y deslicé mi lengua entre sus muslos, probando el sabor de su excitación, en su mente mientras que mi boca encontraba su eje. Guié mis labios y mi lengua llegó a la cabeza del pene antes de lentamente bajar. Sus gemidos vibraban contra mi propio pene y suspiré en respuesta. Esto era tan dulce, diferente a la apasionada jodida de antes cuando nosotros necesitábamos probarnos que estábamos juntos y no era una ilusión. La pasión seguía ahí, bajo la superficie, como siempre, esperando a explotar, pero por el momento saboreábamos nuestra unión. Jacob sabía a especies y almizcle, un sabor que era adictivo como su sangre. Su boca en mi pene succionaba duro. Sus dedos jugaban con mis bolas antes de deslizarse hacia el agujero de mi culo. El deseo surgió fuerte y mis manos acariciaban sus muslos y subieron a masajear su trasero. Él tenía un trasero perfecto. Alto y duro y se veía asombroso en su uniforme de fútbol con la tela cubriendo cada curva. Cada vez que lo veía quería tocarlo. Pasé mi lengua por su pene y comencé lentamente a chuparlo, hundiéndome más en cada ocasión, tomando más de él. Los dedos de Jacob se presionaron contra mi entrada y la misma liquida sensación que me había rodeado ahora me penetraba y recorría mi cuerpo. Las sensaciones eran tan absolutas, de una manera en la que nunca me había permitido sentir con nadie. Empujó sus dedos profundamente y moví las caderas, incluso mientras me acariciaba. Jacob gemía 238

cuando yo lo penetraba a él, buscando el punto que lo llevaría a la locura y gimiendo cuando él encontró el mío. Nosotros encontramos un ritmo, lento y sensual. El sabor de mi joven amante era fuerte en mi lengua mientras nuestra pasión se profundizaba. Eso era increíblemente erótico, era de una manera la más dulce e íntima experiencia de mi vida. Murmurábamos nuestro cariño, nos animábamos con nuestros pensamientos, incitando al otro a más mientras la tensión aumentaba en espiral. Sentí el primer temblor del orgasmo de Jacob en su mente e inicié el mío mientras saboreaba sus chorros en mi boca. Su respiración era jadeante contra mi piel, moviendo sus caderas y apreté mis dedos sobre su eje mientras él atormentaba el mío con sus dedos, chupándolo más fuerte. Deslicé mi boca fuera de su pene y acaricié con mis dedos sus caderas mientras los temblores cedían. Giré la cabeza y acaricié con mi nariz sus muslos y me hundí en su aroma, mientras la boca de Jacob continuaba atormentando mi pene, sus dedos entraban profundamente dentro de mí, presionando contra mi ahora súper sensible próstata. Pequeños chispazos eléctricos atravesaron mi cuerpo. —Jacob, — gemí y gruñí tratando de separarme para darme oportunidad de recuperarme. Sentí su intención antes de que él se moviera y me girara, pero fue demasiado rápido. Me encontraba sobre mi abdomen con Jacob arriba de mí sosteniéndome a la cama. ¿Cuándo se había hecho tan rápido y fuerte? Instintivamente luchaba. Si yo fuera mi antiguo yo fácilmente me hubiera liberado, pero al parecer los Ascendidos me habían hecho igual en muchos aspectos. Jacob se rió contra mi oído; su sensación de triunfo era emocionante. Separó mis muslos con sus rodillas y detuvo 239

mis manos en la parte baja de mi espalda. — ¿A dónde crees que vas?— Los labios de Jacob acariciaban mi cuello antes de morder el lóbulo de mi oreja. —No trates de hacerte el difícil. Puedes hacer algo mejor que esto. El orgullo me hizo redoblar esfuerzos, pero mi amante los contrarrestaba fácilmente, riéndose. —Apártate de mí, — Insistí. — ¿Ahora, cuando la diversión empieza?, — Jacob bromeó. Gruñí impotente cuando sus dedos rozaron mi entrada de nuevo. —Lo vamos a hacer de una manera linda y dulce. Ahora quiero oírte rogar. Él empujó sus dedos profundamente dentro de mí, en un momento, yo estaba débil, cuando el vertiginoso deseo regresó. Entonces encontró mi punto y comenzó a masajearlo con brutal determinación. El sabor de su deseo era fuerte e insistente. Él realmente quería que rogara. Las sensaciones eran abrumadoras. El pene de Jacob contra mi muslo mientras yo empezaba a moverme, tratando de encontrar algo para que esos malditos dedos se detuvieran. —La retribución puede ser algo incómoda, — Juré. Entonces maldije una y otra vez en mi cabeza como si no pudiera respirar ante esa promesa y su significado. Jacob se reía y comenzó a empujar duras y profundas caricias lo que me dio la indicación de que la jodida estaba por venir. —Mentiroso. Tú disfrutas esto tanto como yo. Te gusta estar abajo y desamparado. Tú solo no te habías dado la oportunidad de explorarlo. Ahora lo harás. Cuando nuestra relación comenzó, Jacob necesitaba dominarme, y debo admitir que ese lado de él me hacía 240

evocar una prohibida emoción en mí que había estado enterrada mucho tiempo. Ahora que mis necesidades habían sido templadas, no era que Jacob quisiera probárselo a sí mismo ni que quisiera tener el control. Lo que lo hacía más peligroso para mí era todo lo tentador que era. — ¿Qué quieres que haga? Kristair— Jacob preguntó, acariciando con su nariz mis muslos abiertos. Sentí una momentánea punzada de arrepentimiento en su mente, él no me podía ver detenido y desamparado, mis muslos abiertos y mi entrada expuesta. La imagen en su cabeza era explícita en detalles y me hizo gemir. Me había encendido y yo era incapaz de pensar para salir del infierno. —Besa mi culo. Jacob se rió y besó una de mis nalgas. Entonces él la mordisqueó y yo moví las caderas. El pequeño ardor de la mordida era una lamida de calor en mi piel. — ¿Donde aprendiste ese lenguaje, amor? Quizás tú también debas ser castigado. Sentía alerta de pensar en castigar al malcriado. —No te atreverás. — giré mi cabeza, la venda se deslizó lo suficiente para ver una luz plateada, pero nada más. —Debes de saber mejor que nadie que me atreveré. Un sospechoso sonido como un quejido salió de mis labios cuando Jacob se arrodillaba entre mis muslos y retiraba sus dedos de mí. Ante el doloroso vacío me pregunté cuándo había tenido demasiado y querido más. Su mano acarició mi trasero y yo traté de liberar mis muñecas de su agarre. —Jacob, — le advertí.

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—Quieres que me entierre profundamente dentro de ti— Su mano acunó mi culo y le dio un apretón mientras mis pensamientos trataban de juzgar si realmente tendría la audacia o no de hacerlo. Se rió. Su mano me golpeó, lo suficientemente duro para que ardiera, y dejándome muy indignado y excitado. No podía admirar la expresión de Jacob por el drama de ese momento. Yo presioné mis pezones contra las sábanas y gemí. El calor generado por la nalgada me sorprendió por el alcance. —Te estás divirtiendo, malcriado. Ahora déjame ir. — Mi voz carecía de convicción, incluso para mí mismo. —Amor, ni siquiera hemos empezado. — Él estaba atrevido, lo dejé hacerlo, cuando él le dio a mi piel varias rápidas nalgadas. Yo me encontraba entre reírme y maldecir por su audacia. Jacob se detuvo, su mano me acariciaba. — ¿Qué quieres que hagas? —Quiero que me dejes ir antes de que yo me gire sobre ti, — lo reté. —Mentiroso. — Jacob me besó la parte baja de la espalda y lamía pequeños círculos antes de que recorriera un húmedo camino con su lengua hacia las nalgas. Sonreí cuando él se separó, tomé la ventaja de su distracción y traté de separarme. Él maldijo y el calor fluyó a través de mi cuerpo cuando me detuvo de nuevo y me dio otra nalgada marcando la mano en mi culo. Gruñí mientras Jacob se reía en mi mente. —No puedes esconder esto, lo disfrutas. — Siguió golpeando, y tocándome hasta que mi piel estuvo caliente y mi pene hacía estragos. — ¿Qué es lo que quieres?— Jacob preguntó al lado

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de mi oreja. Otra rápida replica llegaba a mis labios, pero me contuve. Yo podía seguir maldiciendo y luchando y disfrutaríamos el juego del poder, aún así sentía que Jacob estaba buscando más verdad debajo de este pequeño juego. ¿Qué es lo que quiero? Creo que mi amante entiende mis propias necesidades mejor que yo mismo. —Vamos, Kristair. Dímelo, — Jacob insistió con otra rápida nalgada. — ¿Por qué mejor no me lo muestras? Después de una pausa, Jacob liberó mis manos y una amarga punzada de decepción me sorprendió, pero pronto él estaba acostado sobre mí, la cabeza de su pene rozando contra mi entrada. —Esa es una buena idea, — agregó. Los labios de Jacob rozaban mi mandíbula y giré la cara para encontrarlos. Entrelazó nuestras manos juntas, profundizando el beso. El poder sacudió todo mi interior. Él era más seguro de sí mismo de lo que había sido antes, más sobre nosotros, y ambos lo queríamos. Gemí, sintiendo que él cedía a su silenciosa demanda y por un momento, luché, asustado con la caída. Pero Jacob no cedía. Su lengua continuaba reclamando eróticamente mi boca, entrelazando su lengua con la mía, sus manos seguían sosteniéndome, cuando yo podía salirme, su pene empezó a empujarse dentro de mí. Ya no podía luchar más. El feroz triunfo atravesaba a Jacob, mientras correspondía el beso, pero en lugar de entrar a mí en un duro empuje como esperaba, él se sostuvo a revisar. Aún ardería sin lubricante que facilitara el pasaje, pero no podía negar cuánto me excitaba, él se detuvo y esperó algo, no 243

sabía si estaríamos tan cerca para explorar esa parte de mi nuevamente. Jacob se enterró dentro de mí, en cuerpo y mente, juro que sus dedos tocaban mi alma, dejándola expuesta mientras comenzaba a empujarse, duro, profundo e implacable. No podía luchar contra él, no podía esconderme. Nadie nunca me había hecho necesitarlo tanto, no como lo hacia él. Yo me aferré a sus manos mientras él me jodía, e hice una petición, una que nunca olvidaría. —Por favor, Jacob. —Eres mío, — Con más amor que posesión, pero eso estaba también ahí. Me estremecí y movía mis caderas hacia sus empujes, rindiéndome al remolino de pasión. —Soy tuyo.

244

Capitulo 21

D

esperté confundido y solo en mi cama. Frenético busqué en mi cuarto la presencia de Kristair.Sentía que se encontraba cerca. Lo encontré desnudo parado frente a la ventana, envuelto con la luz de la luna, viendo hacia abajo al campus. Eso causó un extraño recuerdo en mi ¿Cuántas veces en sus siglos de existencia se habría quedado así, viendo el mundo pasar? —Necesitas dormir, — Kristair dijo sin girarse. — Siento haberte molestado. Me enderecé e incliné la cabeza ante el tono de su voz. Parecía casi desapegada, casi clínica. — ¿Qué sucede? Te preocupa alguna cosa. Él se encogió de hombros y yo me levanté, me uní a él frente a la ventana. Era tarde y el campus, al igual que el resto de las ventanas de los dormitorios, seguía a oscuras. El pensamiento de Kristair se movía tan rápido que no podía seguirlo. En algunas ocasiones en el pasado había sido difícil seguir sus pensamientos, pero nunca como ahora. Él estaba analizando, computadorizando todos los datos dentro de su gran cerebro a una velocidad de locura.

245

El miedo me atravesó, recordando lo que le sucedió antes a Kristair, cuando La Ascensión lo atormentaba. Parecía como si no estuviera aquí, en esta realidad conmigo. —Hey. Kristair medio giró la cabeza, y me vio por el rabillo del ojo. Cuando preocupado traté de tocarlo, mi mano pasó a través de él. Me retiré maldiciendo, calmándome le dije: —Regresa conmigo. — Su corazón no golpeaba en mi pecho y en lo profundo de mi cabeza oí los tan familiares murmullos. — ¿Qué fue eso? Un temblor me recorrió a través de su mente con una sacudida, su corazón empezó a palpitar de nuevo. Sus emociones subieron rápidamente, borrando su aislamiento y rompiendo el lazo con los murmullos. —Ellos quieren que recuerde por qué vine, — Kristair contestó, girándose a mí con una pesarosa sonrisa. —Pensé que me dejarían solo las dos semanas, pero supongo que me equivoqué. —Ellos no pueden tenerte, — dije ferozmente. Maldita pandilla de locos cobardes, escondidos detrás de Kristair para que no pueda enviarlos al infierno ni molestarlos de ninguna manera. —En eso estamos de acuerdo. — Él dudaba, se debatía y le di un golpecito mental. — ¿Qué estas escondiendo? Kristair sonrió, pero no lo suficiente para que llegara a su mirada. —He regresado a casa por menos de veinticuatro horas y ya estoy en problemas. — Su tono era ligero. Sabía que le dolía responder ante alguien después de todos esos siglos de estar solo. La alarma activaba mi cerebro, pero lo silencié, o al 246

menos la detuve un momento. Kristair estaba conmigo, así que no podía ser demasiado malo. — ¿Qué dicen? —Ellos no están emocionados con las bolas de fuego en los túneles. Podría decir que están moralmente indignados si fueran capaces de tener esa emoción. Fruncí el ceño, completamente confundido. —Tú me pierdes. Tú estabas fuera de mí. ¿Qué tienen que ver ellos con eso? —Ellos piensan que esa no es una habilidad que pudieras hacer si yo no hubiera regresado. A ellos les preocupa que estés obteniendo demasiado, demasiado rápidamente. —Me parece que deberían de meterse en sus propios malditos negocios. Diles que voy a golpear sus colectivos culos con una estrella. — Sacudí la cabeza, enojado por como ellos mantenían atrapado a Kristair dentro de su mierda. —Sólo diles que no lo haré de nuevo. ¿Puede eso hacerlos felices y que te dejen solo? —Ellos ya tomaron medidas. Lo siento, Jacob. De nuevo apagué la alarma, esta vez todos ellos retumbaban de nuevo. — ¿Qué quieres decir? —Limitaron los trucos que puedes hacer. — Kristair tensó los labios con ira y mantuvo en sí mismo una maldición. Ya estaba muy molesto sin mí aumentándolo. — ¿No más bolas de fuego?— dije quejumbroso tratando de aligerar la situación y como esperaba una pequeña sonrisa se mostró en sus labios. —No más bolas de fuego. Lo siento… Rocé con mi dedo mental sus labios y lo tranquilicé. —No me lamento, no lo hagas tú. Además, para ser 247

honesto, es algo bueno. Soy un inmaduro idiota. — Kristair me vio fijamente pero yo continué antes de que pudiera interrumpirme. —Yo y las bolas de fuego son una mala combinación. Estoy feliz de liberarme de ellas. Y, si las cosas siguieran con ellas, no las usaría de nuevo. Su oscura mirada seguía fija en mi cara, antes de que señalara la cama. —Acuéstate. No has descansado suficiente. Necesitas dormir. —Tú tampoco has dormido. Kristair se rió, bajo y fuerte. —No necesito dormir, ya no, pero me acostaré contigo. Me gusta verte dormir. Eso no ha cambiado. Fruncí el ceño, pero seguí a Kristair de regreso a la cama. ¿Cómo podría dormir ahora cuando estaba tan alterado? La Ascensión seguía ahí afuera, esperando para tomarlo y alejarlo de mí. —No estoy cansado, — dije, acostándome en la cama a su lado. No podía evitar pensar en lo que le había dicho esa noche más temprano acerca de su miedo a desconectarse y del efecto en él. Creo que lo entendía mejor ahora. Me giré de lado y lo estudié en la oscuridad. —Encontraremos la manera de alejarlos. Era extraño, de alguna manera seguía sin poder leerlo. Aunque éramos parte del otro, Kristair se mantenía de alguna forma distante debido a su destreza. Las fuertes sombras en el cuarto sólo hacían que sus ojos se vieran más enigmáticos y encerró esa parte real detrás del maldito manto de auto posesión. — ¿Qué sucede?— demandé. —Estoy tratando de averiguar cómo lo hiciste. ¿Cómo pudiste hacer tanto?— La voz de Kristair se oía turbada, el 248

miedo turbó su mente antes de que él lo alejara. Sonreí y fruncí el ceño. — ¿Y qué es lo que encuentras divertido en esto? pensé que mi comentario podría subirte el ánimo. —Quizás en otro momento, pero eso es una señal de que estoy ganando, y tú sabes lo mucho que amo ganar. — Tracé con mi mirada su cara, memorizando cada línea, cada ángulo. — Nunca dejaste que nadie se acercara tanto, ¿no es así? Y no creo que fuera tu intención estar conmigo, pero ahora que sucedió te asustas. —No seas ridículo. Hemos pasado por demasiado para estar asustado de lo que tenemos. —No estás asustado de lo que tenemos, estás asustado de perderlo. Nos sucedió todo rápidamente, Kristair, y hemos tenido muchas distracciones. Esta vez, nosotros sabemos lo que es perder al otro. Y eso es más de lo que nos llevó la última vez a crear nuestro lazo. Esto te altera. —El sindicato sigue causando problemas, y es una bomba de tiempo en mi cabeza. Como señalaste, es muy similar al pasado. —Hay grandes diferencias, — Insistí. Algunas veces pensaba que Kristair discutía sólo por el amor a las discusiones. —Nombra alguna. —Para empezar, nosotros ya estamos en una relación y no tenemos que tratar con toda la locura y la confusión de conocer al otro e imaginar qué siente. La primera vez eso fue tan intenso e inmediato y tú tendías a revalorar las cosas. Además, el sindicato no es tanta distracción como antes, porque yo no los dejaré. Y para terminar, tú tienes 249

una bomba de tiempo colgando sobre tu cabeza, pero al menos esta vez tú tienes un plan que crees funcionará. Solamente había una gran preocupación que seguía acosándome sobre Kristair. Cómo había logrado mantener sus sentimientos por mí después de que él fue uno de los Ascendidos. Esa preocupación me carcomía, muchas veces. Yo le causé una duradera impresión, entonces ¿Cómo pudo ascender? Nosotros éramos parte del otro. ¿Eso contaría para algo? —Sabes estaba pensando en hacerte una pregunta. —Mmmm, Eso suena peligroso. — Kristair sonrió y sabía que la tensión se había aliviado repentinamente. Le di un golpe mental. —Deja eso. Esto es serio. ¿Qué sucederá si rompes el lazo? ¿Perderé la conexión? ¿Qué con tus recuerdos?— El lazo mental se había roto entre nosotros antes y eso había sido doloroso, ¿Pero perdería todo esta vez? No sabía si podría manejarlo. —Lo siento. Sé que los tatuajes son de tinta, pero son permanentes. Me encogí de hombros. —Para ser honestos, ya me acostumbré a ellos. Creo que realmente los extrañaría si desaparecieran. ¿Qué con tu corazón? ¿Qué va a suceder con el resto en mí? ¿Regresaré a como era antes de conocerte? —Es imposible que regreses a tu estado original. — Su voz automáticamente cambió a un tono que reconocía de cualquier profesor que hubiera tenido. —Así no funciona la naturaleza. Tú todavía tendrás mi memoria, eso no puede borrarse. Seguirá como un eco dentro de ti, pero es todo lo que será, un eco. Como tus capacidades físicas, y mentales… No sé. Creo que mantendrás una parte de ellas pero tendrás que reaprender por ti mismo. 250

Había vivido con ecos de él durante meses. Al menos esta vez tenía una mejor idea de lo que estaba en mi interior. Eso era mejor que nada y eso me dio una idea, aunque todavía no estaba completa. Así que la empujé al fondo de mi cabeza e imaginé dejarlo por un día o dos. Si me preocupaba por eso, me perdería completamente. Kristair se rió suavemente, y si él pudiera, sabía que me tocaría. —Tú y yo somos tan diferentes, mo chroí. ¿Cómo es que estamos tan bien juntos? —Algunas cosas son solo así. —Deberías dormir algo más. —Sigues diciéndolo. Estoy completamente despierto. — Bueno, al menos mi mente lo está. Mi cuerpo amaría dormir otras horas, pero tengo demasiado en qué pensar. En menos de un día toda mi vida había girado de nuevo. Al menos esta vez, fue para mejorar. No quiero dormir y perder preciosas horas. —Voy a tratar de reprogramar la cita con el doctor mañana. Al menos ahora estoy seguro de que él no va a escuchar un corazón doble. — Fruncí el ceño ante su expresión divertida. —Eso no es divertido. —Tienes razón. Lo siento. Te prometo comportarme. Ahora ¿puedes tratar de dormir? No había manera de que pudiera dormir ahora. Tenía demasiadas cosas en la cabeza. — ¿Crees que puedan descubrir algo extraño en los exámenes de sangre? ¿Algún tipo de mutación a gen vampiro o algo así? —Soy un bibliotecario no un científico. ¿Cómo podría saberlo? Creo que estás a salvo. Tus cambios son más mentales que físicos. Ellos no tienes tests para tus

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capacidades psíquicas, al menos, no todavía. —Tú eres demasiado sexy para ser bibliotecario. Nosotros deberíamos entrar en tu escondite y hacer cosas obscenas. — ¿Lo dices en serio?, Jacob. —Yo soy serio, sobre el olor de los viejos libros y el sexo. — Yo lo quería, incluso más porque Kristair estaba adorable escandalizado ante la idea. —Sabes, que eres el único que me dice Jacob, Ni siquiera mi Ma lo hace. — ¿Te molesta? —No. De algún modo no puedo imaginar que me llames Jake. Es apropiado en ti…. — Me interrumpí cuando oí pasos acercándose a la puerta. Era demasiado tarde, el sonido era de alguien usando zapatos y no tropezaba, no era un borracho, eso era demasiado extraño y captó mi atención. Cautelosa e instintivamente olfateé. —Es Tony. Kristair asintió y desapareció. Entonces lo sentí en la esquina de mi mente. Me puse unos pantalones mientras Tony tocaba. Cuando abrí la puerta, él levantó una ceja. — Estás despierto tan tarde. Por lo que podía ver, él parecía haberse recuperado de su dura experiencia anterior. De hecho, tenía un aire de impaciencia y excitación. — ¿Qué sucede?, Tony, ¿o viniste para encontrarme medio desnudo de nuevo? Tony me dio un ligero y juguetón golpe mientras me hacía a un lado para que lo dejara entrar. —Tu ego no ha cambiado ni una maldita cosa. Sigues pensando que todo el mundo quiere contigo. — ¿Quieres decir que no es así? Estoy destrozado. Él se rió, entonces me lanzó una considerada mirada. 252

—Tú has cambiado desde anoche. ¿Qué sucede? —Tengo un montón de cosas en mi cabeza, estoy tratando con algunas, y estoy demasiado ocupado para seguir deprimido. Creo que fue suficiente, ¿Tú no? —Sí, supongo. Hay otras cosas que pueden dejar de preocuparte mientras tanto. —Tomo las cosas que puedo manejar. — Señalé la silla y me senté en la esquina de la cama. —Y como son las tres de la mañana, di lo que tengas que decir. Tengo una voz en mi cabeza que me dice que debería dormir. —No he dicho ni una palabra aún. —Pero lo estás pensando…fuertemente. Tony sacudió la cabeza y permaneció de pie. —Me reuní con Ussier. Ellos cazaron a los vampiros en los túneles y les llevó un maldito tiempo. Él me envió a revisarte. Dudaba que Ussier estuviera feliz de un incendiario con bolas de fuego y con todos los policías ocupados en otra ciudad. El hombre tenía serios problemas, pero al menos él parecía estable. —Qué dulce. Pero eso no es por lo que tocaste a mi puerta. —Cierto. Imaginé que podía llamarte por teléfono, pero quería decirte esto en la cara. — Me tensé y me apoyé en el respaldo de la cama, mientras él se movía por el cuarto. Había aprendido a no presionar a Tony o él cambiaria de opinión y no diría nada. Él tomó el nuevo CD country que compré hacía dos semanas, sacudió la cabeza y lo dejó de nuevo. —No sé cómo puedes escuchar estas cosas. —Trata de crecer en Louisiana y verás que tú 253

también las escucharías. Tony sonrió y eso era contagioso. No le había visto esa expresión en mucho tiempo. —Lisabeth retiró el hechizo. — ¿En serio?— No creí que ella lo haría, pero imagino que eso es mejor. —Esas son buenas noticias. —Ussier dijo que tú me respaldaste y yo le dije lo que sucedió en los túneles. —Pensé que valía la pena intentarlo. Él no me escuchó antes sin nada que me respaldara. Después de todo lo que hiciste para ayudarnos, tenía que intentarlo. ¿Eso quiere decir que eres bienvenido en la ciudad, libre y limpio? —Sí, así es. — Tony metió sus manos en los bolsillos. —Si quisiera puedo quedarme aquí. —Eso suena a que no estás seguro. — Fruncí el ceño; Me gustaba la idea de que Tony se quedara por los alrededores. Quizás algún día, las cosas podrían regresar a lo normal. —Supongo que es como dices. Nunca se puede regresas. ¿Huh, Kristair? —No,



no

puedes.

Solamente

significa

que

tenemos que encontrar nuevas maneras para estar juntos. — ¿Ahora quién es el filósofo?— Bromeé. —No, No quiero quedarme aquí. Al último lugar que quiero regresar es a Roma, pero la guerra no ha terminado y creo, no, lo sé. Necesito terminar con esto. —Tony, no hay una maldita regla que diga que tienes 254

que quedarte con el Sindicato sólo porque ellos te tomaron. Es tu maldita elección. No le debes nada a nadie. —Tú puedes decirlo, pero como yo veo las cosas, quizás no tenga que estar viendo sobre mi hombro preguntándome cuándo ellos tomarán venganza. Entonces yo podría ser libre de quedarme aquí en Pittsburgh. —Dime al menos que tienes un plan. En serio, no te dejaré ir sin uno. — ¿No me dejarás ir?— Una pequeña sonrisa se mostró en los labios de Tony. — ¿Y cómo planeas detenerme? —Le diré a Steve, — reí disimuladamente. —Lo dejaré en sus manos. —Bastardo. Me reí fuerte ante la genuina expresión de mortificación en su cara. —Sí, lo sé, es parte de mi encanto. En serio, ¿tienes un plan? —No aún, pero te prometo que no haré nada hasta que lo tenga. —Pregúntale

cuántos

forman

el

concilio

del

Sindicato. Tony frunció el ceño ante la pregunta y se encogió de hombros. —Siete, bueno, actualmente seis. Ellos aún no reemplazan a Roland Montrose. Hay muchas luchas internas por su silla. Todo el mundo la quiere. —El hydra, — Kristair dijo. — ¿Qué? Es demasiado tarde para que vengas con todo eso críptico. Habla con oraciones completas.

255

—El

hydra

es

una

criatura

mitológica

con

múltiples cabezas. Si destruyes una cabeza él sigue viviendo, generando otras dos en ese lugar. Me rasqué la sien, tratando de seguirlo. —Um, gracias por la lección de mitología. ¿Qué tiene que ver con todo esto? —Si

Tony puede obtener ayuda de Ussier, ellos

podrían destruir el concilio entero de una vez. — ¿No podrían otros reemplazarlos a ellos? Y se enojarían también. Sentí una sonrisa mental en Kristair y un malicioso alegre tono. — ¿No está tu amigo aquí alineado con la fracción que se opone a las tácticas del concilio? Sonreí. Mi amante era malditamente inteligente en ocasiones. —Está bien, tengo algo que puede funcionar, pero depende de tus amigos en Roma. ¿Crees que ayuden? —Depende del plan. Dispara. Rápidamente le di una reseña. Él escuchaba, sus ojos entrecerrados, sus labios apretados, pensando. —Si Ussier puede encontrar alguna gente que ayude, creo que podría convencerlos. Dudo que ellos quieran tomar el riesgo solos, incluso cuando algunos de nosotros insistamos en la hazaña. Pero si tuviéramos vampiros Antiguos como aliados, maldición, puedo garantizarlo. Comencé a sentirme excitado. Esto podría realmente funcionar. — ¿Crees que Ussier pueda interesarse en ayudar a Tony? —Él lo considerará un buen momento. Confía en mí, dejar la ciudad e ir a morder al Concilio será como 256

vacaciones para él. —Bien, este es el trato, Tony. ¿Por qué no vas a hablar con Ussier e informarle? Eso debe de venir de ti de cualquier modo. Entre más pronto tomemos el sindicato mejor. — Hice una pausa y una mueca de dolor, asegurándome a la tormenta por venir. —Y dile que voy contigo. — ¿QUÉ?— Kristair y Tony gritaron al mismo tiempo. —Jake, esta no es tu pelea. Vamos, se serio. Tú no puedes caminar dentro de la cueva de los vampiros, no importa qué tipo de habilidades te diera Kristair. Eso es una locura. —Tony dijo mientras Kristair hervía. —No estoy hablando de ir solo. Permíteme recordarte que soy parte de esto también y uno de sus blancos y voy a ir contigo. — La ira de Kristair se convirtió en furia. — ¿Qué sucede? ¿No quieres ser parte de la guerra? —No tienes que hacer esto, — Tony argumentó. — Sabes que para arreglar las cosas entre nosotros no tienes que hacer algo tan tonto como eso. Diablos, acabo de ir con Ussier y l removió el hechizo. Compañero, estaré bien. Quédate en Pittsburgh. —Como dices si vamos a hacer esto ya no tendríamos que estar viendo sobre nuestros hombros más. Tú estás en este lío por mi causa, así que iremos juntos. Ninguno de nosotros verá hacia atrás nunca más. Pensé que seguiría discutiendo, pero después de un momento Tony sonrió. —Es bueno tenerte a mis espaldas. Y en muestra de mi aprecio tú serás quien le diga a Steve lo que vas a hacer.

257

—Gracias. — Sonreí. — ¿Podemos decirle a nuestro regreso de Roma? —Tú lo decides. — Tony sacudió la cabeza y vio hacia la ventana. —El sol saldará pronto. Si quiero encontrar a Ussier será mejor que me vaya. Te llamaré esta noche para decirte qué sucedió. —Bien. — Ignoré a Kristair que seguía refunfuñando, y le tendí la mano. Después de un momento, Tony la estrechó y giró los ojos. —Te daría un abrazo pero probablemente consideres que quiero algo, loco. Yo me reí y lo jalé a un abrazo de todos modos. Era bueno tener a mi amigo de regreso. —Sabes, incluso con todo eso de ser una criatura de la noche, debo admitir que eres sexy. —Imbécil. —Tonto. Me preparé para la explosión de Kristair cuando Tony se fuera, pero mi amante permaneció tranquilo. Eso no podía ser buena señal. Él tampoco reapareció en el cuarto, como yo esperaba, después de que la puerta se cerró. En su lugar permaneció en esa esquina de mi cerebro. —Mira, sé que estás enojado, pero tengo que hacer esto. — ¿No estabas enojado conmigo, esta tarde porque yo pensaba que resolver lo del sindicato era una prioridad? —Sí, pero esto es diferente. — ¿Cómo es diferente?— La voz de Kristair era helada y precisa en directo contraste con su caliente furia 258

que sentía que lo recorría. —Porque no voy a dejar que te distraigas de la meta. Además esta vez, gracias a ti, tenemos un plan en lugar de sentarnos a esperar que vengan por nosotros. No quiero un interminable lío, hay que acabar con esto. —No quiero que vayas, — Kristair insistió. —Es demasiado malo, ¿no esa si? Hizo una pausa, el temperamento de mi amante empeoraba. —Es demasiado peligroso. —Antes tú discutías que era demasiado peligroso sentarse aquí y no hacer nada mientras ellos me cazaban. Decídete. — ¡No quise decir que fueras a cazarlos a su territorio! —Tú lo harías. ¿Por qué yo no?— Crucé mis brazos sobre mi pecho y vi a Kristair en mi mente, él no me dejaba hacerlo en persona. Kristair gruñó. Él realmente me estaba gruñendo. — No le debes esto a Tony, él te lo dijo. No vayas. No perteneces a Roma. No debes mezclarte en los asuntos de los vampiros. Me reí y me desnudé de nuevo. —No puedo creer que digas eso en serio. Maldición, regresaste hace un día y ya estamos peleando. — Al menos nadie me veía hablar con un cuarto vacío. —Nosotros recuperaremos el tiempo perdido. —Eso no es el motivo de porqué se lo debo. Esto es 259

porque él es mi amigo y necesita mi ayuda. Kristair, él nunca me lo pediría. No ahora. — Eso hizo que se cerrara, mi amante se quedó tranquilo mientras yo me acostaba, tan pronto como estuve bajo los cobertores, lo sentí registrando mi cabeza, le di un codazo. Bostecé, mi cerebro quería dormir. — ¿Qué haces? —Necesitas dormir. Exhausto me giré, adormilado. Era un tramposo y astuto hijo de perra….

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Capitulo 22

-N

o podía creer que me hubieras hecho esa mierda de nuevo. ¿No juraste que no lo harías?— Me quejaba mientras caminaba por la calle Lothrop. —Te prometí no alejarte voluntariamente, mover tu cerebro hacia un patrón de sueño es diferente. Habías tenido un largo día y lo que planeas hacer no es nada fácil, especialmente si

mantienes esa tontería de ir a

Roma. No podía enojarme tanto como quería. Había sido mi primera buena noche de sueño en mucho tiempo, además mi cita con el doctor estuvo bien. Había faltado a mi clase de estadísticas para ir y al parecer Kristair estaba de mejor humor. Los resultados de mi examen físico estarían en una semana, suficiente tiempo para ir a Roma y regresar, si todo salía bien. Entonces podré jugar de nuevo y dejar todo detrás de mí. —Tienes una mente limitada, Jacob. Kristair parecía más hablador hoy de lo normal. Y sus emociones seguían entre temerosas y cautelosas. Cada 261

pocos minutos, él veía al cielo en donde el sol estaba ocultándose tras las nubes. Si seguía así iba a dejarme permanentemente bizco. —Relájate, amor. Ya no eres un vampiro. Eres uno de los grandes y malos Ascendidos, ¿recuerdas? Puedes ir a donde sea. —No puedo borrar dos mil años de instintos en una noche. —Pensé que decías que la mente está sobre la materia. — Bromeé. — ¿No puedes sólo salir a caminar? —Tienes que creerlo. Si hay alguna duda eso puede ser fatal. No estoy ansioso de correr el riesgo. Además, sabemos lo que sucedió cuando me di cuenta del poder que tenía. Creo que, de alguna manera, nunca oirás de un vampiro que trate ese truco de nuevo. —Lo

entiendo.

De

cualquier

manera

ellos

terminarían como animales tostados o secuestrados por la Ascensión en el momento que se den cuenta que eres difícil de tratar. — Hice una pausa y le sonreí. —Apuesto a que te arriesgarías bajo ciertas circunstancias. Si Kayla está en problemas. —Cierto. —Lo harías por mí también. —Eso es debatible. Me reí, por la exasperación surgir de Kristair. —Sí. Yo también te amo, viejo. —La última vez que vi el sol elevarse fue la 262

mañana que salimos a destruir el fuerte de Roma. Y no estaba tan radiante. Había demasiada bruma que bloqueaba todo detrás de una pared negra, todo estaba incendiado para el mediodía, pero no presté mucha atención. Estaba demasiado ocupado. — La voz de Kristair era tranquila, reflexiva. —No sé cuándo fue la última vez que vi esto. Abruptamente, mi memoria se fue a la sensación de la fría bruma en mi piel a través de sus antiguos recuerdos. El aire estaba revuelto y formaba remolinos a mi alrededor. Los hombres a mi alrededor corrían, hombres de oscuros ojos cubiertos de tatuajes azules, mucho más extensos que los míos. — ¡Jacob! —Lo siento, — Murmuré alto y dejé los recuerdos. Eran increíblemente estuviera ahí.

detallados,

como

si

realmente

—Eso es parte del intercambio contigo. Así es como funciona. Compartimos nuestros recuerdos así como nuestra historia no será olvidada. — Kristair se oía tembloroso después del roce con su pasado. ¿Por qué no me había dado la oportunidad de explorar eso antes? Había pasado todos esos meses con esa parte de Kristair encerrada dentro de mí. Todas las preguntas acerca de él estaban ahí. A quién había amado antes. Cómo término siendo un vampiro. Yo ignoré ese regalo. De nuevo me encontré a mi mismo en el pasado. Estaba extremadamente oscuro, era una de esas noches sin luna y las nubes cubrían las estrellas. Un hermoso monstruo descendía del cielo y los gritos comenzaron. El 263

vello se me erizó, horribles gritos llenaban la noche y desgarraba la carne. Me sentía abrumado con el terror y la ira, como si todo estuviera sucediendo alrededor de mí. —Por favor no, Jacob. Por favor. Me obligué a salir de los recuerdos, avergonzado por lo perdido que se oía Kristair. —Lo siento, amor. No tenía derecho. —Los recuerdos ahora son tuyos también. Sólo que no deseo revivirlos de nuevo. Ambos guardamos silencio y nos dirigimos al campus. Supongo que debería ir al resto de mis clases, pero no estaba de humor para estar sentado ante una aburrida clase. Lo que me gustaría hacer, era encontrar un lugar privado para estar con Kristair las siguientes dos semanas e ignorar al mundo entero. Pero eso no sucedería. —Si te apuras, puedes regresar a tiempo para tu clase de estadísticas. —Suenas demasiado emocionado con eso, Kristair, y eso me asusta un poco. Creo que mejor voy a comer algo. Quizás vaya a mi lugar favorito. —

¿Te molestaría

si

nos

desviamos

un

poco

primero? —Mientras no sugieras trabajo escolar. — Me sería muy difícil concentrarme en las clases hasta que todo esto terminara. Mis calificaciones lo resentirían, pero esperaba ser capaz de salir del hoyo en que me metía con un poco de esfuerzo. —Quiero ir a revisar el lugar en donde te tuvieron

264

ayer. Ver si puedo encontrar alguna información. — ¿Por qué no? Mejor que ir a mi última clase. — Me reí fuerte ante la consternación de Kristair. —Relájate amor. He sido un buen niño todo el semestre. Ni siquiera he tenido al entrenador detrás de mi culo debido a mis calificaciones, así que puedo perderme un día. — O una semana más o menos. —Te perderás más de un día cuando vayamos a Roma, y eso seguro que enojará a tu entrenador. Puede que estés en la banca, pero seguro que espera que sigas yendo a las prácticas. — ¿Nadie te dijo que eras un gruñón?, Kristair— Dije

rudamente.

entrenador

desde

Él

seguía el

indignado.

aire,

le

diré

—Llamaré que

tuve

al una

emergencia familiar o algo así. No respondió y yo suspiré. Nada como tener a un vampiro gruñón de dos mil años acechando tu cabeza. La culpa me golpeó después de ese tramposo pensamiento. Él está preocupado acerca de mí y tenemos poco tiempo. ¿Por qué discutimos de nuevo? —No hagas caprichos de imprudente malcriado. — Entonces Kristair suspiró y me dio un beso mental. — ¿No puedes entender que me preocupo por ti? —Puedo cuidar de mi mismo. —Esto no es porque no puedas cuidar de ti mismo. Sé que puedes. — Ese comentario me sorprendido, su calidez término con mi irritación. Realmente necesitaba dejar de tratar de probarme a mí mismo con todo el mundo. Sólo que no estaba seguro cómo después de todo 265

este tiempo. —Y tú no estarás solo, ahí estará también Ussier y los que lo acompañen. — ¿Entonces, por qué estás molesto? Kristair guardó silencio de nuevo, pero esta vez parecía que estaba tratando de ordenar sus pensamientos, así que lo dejé mientras caminaba por la fría tarde. —No quieres esta vida. No quieres ser un guerrero, a pesar de que eres capaz de defenderte o elegir a quienes te defiendan. En realidad, tú eres pacifico. No buscas peleas.

Quizás

en

alguna

ocasión

cuando

tu

temperamento se eleva, pero en su mayor parte no eres un hombre violento. No quieres cambiar, ¿recuerdas? Pero has tenido que hacerlo. Cuando te dejé nunca habías asesinado antes, y ahora tienes que hacerlo. Después de la primera vez es más fácil. Recordé a Montrose con un estremecimiento y dolor en el estómago y el atroz recuerdo del cuerpo destrozado me golpeó momentáneamente. Ese horror no había estado ayer en la lucha de los túneles. La ansiedad de antes se había alejado. No había nada que pudiera hacer al respecto. Tenía que ver a través de ello. —Está bien, comprendo. ¿Tu entiendes por qué cambié de opinión acerca de ir?— Pregunté. —Tu lealtad siempre ha sido tu mayor fortaleza. Yo bufé. —No dirías eso si hubieras visto lo que sucedió cuando desapareciste. Hubo una gran pausa, y cuando Kristair habló de nuevo su voz era más gentil, un ardiente dolor subió a mi pecho. —Lo vi, cuando te torturabas a ti mismo la otra 266

noche, mo chroí. Tú estabas con Tony cuando él regresó, sería más fácil si siguiera siendo tu enemigo. No estoy diciendo

que

olvides

qué

sucedió

la

noche

que

desapareció, pero recuerda también cómo lo defendiste. —Entonces,

¿Qué

esperas

ver

en

la

casa?—

Pregunté, agradecido de que Kristair me dejara cambiar de tema sin comentarios. Toda la situación con Tony seguía siendo un doloroso tema, aunque estaba mejorando. —No estoy seguro, pero de cualquier manera quiero verlo. Quiero tener más información de la chica, la que te sostuvo psicológicamente. Ella me preocupa. —No creo que ella esté en la casa. Ella se lastimó al hacerme entrar al automóvil. —Bueno. No lamento que esté lastimada. Ella te atacó. — La voz de Kristair era seria. —No mataste al hombre con el que luchaste y la policía no los encontró, así que deberíamos ser capaces de seguir la pista y asegurarnos de que no sean amenaza para ti ni para Kayla en el futuro. — ¿Por qué el sindicato no regresó por ellos por fracasar? —Has visto demasiadas películas. Es posible, pero es difícil encontrar gente que quiera ser los ojos y oídos de los vampiros durante el día, alguien en quien puedas confiar. Especialmente alguien con el pequeño don de ella. Posiblemente ellos sigan con vida. Pensé que de seguro ellos estarían muertos. —No estás planeando, bueno, tú sabes…. — Matar vampiros en el calor de una batalla era una cosa; matar humanos a 267

sangre fría, incluso si eran unos imbéciles, era otra. — ¿Qué te sucede con los vampiros? Yo soy uno, ¿recuerdas?, ¿o ese pequeño hecho se te olvidó y el que querías que te mordiera? —Corrección: Eras un vampiro, y nunca estuve de acuerdo. No caminamos mucho para llegar a la casa. Todo estaba tranquilo. Kristair revisó el lugar antes de dejarme entrar por la misma puerta trasera por la que me escapé el día anterior. La casa estaba desierta, pero alguien había hecho un muy buen trabajo de limpieza. Vi el sótano en donde me tenían detenido, estaba vacío excepto por la silla que estaba en medio del cuarto faltándole un pedazo de madera. Pero no había jeringas ni drogas, como el policía había dicho. Empecé a preguntarme si podría reconocer el olor del rastro que ellos habían dejado y seguirlo en la dirección correcta. —No creo que encontremos mucho aquí. — Murmuré, después de dar una última revisada al lugar. —Seguí el rastro como me mostraste, pero llega al final de la calle. Ellos me llevaron a un automóvil. Soy un idiota. Ellos me dejaron dentro. — ¿Qué es lo que recuerdas? Sacudí la cabeza —No es mucho. Estaba distraído, peleando. Estaba oscuro. Era un sedan de cuatro puertas. Después de eso mi cerebro parece haberse apagado. —Luchabas contra un ataque psíquico y drogas. No te culpes con eso. ¿Recuerdas algún detalle después de que ellos te metieron dentro del automóvil? —No, las drogas actuaron rápidamente. Lo último que 268

recuerdo es a la chica gritando. — ¿Hablando contigo mismo y allanando? No es un buen precedente que estés aquí, punk. — Una voz nasal dijo detrás de aquí. Un grito se quedó en mi garganta mientras me giraba. Kristair siseó en mi mente. Justo mi jodida suerte. Los dos policías que me conocían mejor que el sheriff en mi ciudad, estaban en el marco de la puerta. —Hey, chicos. ¿Qué hacen aquí? —Podríamos preguntar lo mismo. — El detective Kuykedal me veía a los ojos mientras entraba al cuarto, su mirada era agresiva como siempre enfundado en sus pantalones deportivos y camiseta. Si él no estuviera con su pareja, podría verse también como un allanador de moradas. —Solo quise ver alrededor ya que ustedes no estaban interesados en hacer nada. —Lárgate chico, — El detective Aderson dijo. —A menos que tengas algo nuevo para nosotros. ¿Algo sucedió después de que hablaste ayer? —Solo te corriste una parranda en los túneles, — Kristair dijo con un tono suave, casi riéndose. — ¿Quiénes son esos tipos? —Son los policías que conocí cuando Tony y Steve estuvieron en el hospital. Ellos han tomado gusto por mí. —Puedo ver eso. —Nada con ellos. — Caminé hacia la silla en donde me habían atado. —Quería checar esto. Uno de los tipos le gritaba a su amigo cuando escapé. Después limpiaron todas

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las cosas. No creo que hayan regresado. —Deja de jugar Frank Hardy(10) y sal de aquí, antes de que te arrestemos,— el detective Kuykedal dijo, haciéndose a un lado para que pudiera salir. —No quiero atraparte rondando por aquí de nuevo. — ¿Tú lees a los Hardy Boys?— el detective Aderson murmuró. —Sí, y a Tom Swift(11) y Nancy Drew(12). ¿Tienes un problema con eso? —Eso es tan blanco. —Tú sólo podías leer Raíces todo el tiempo, racista hijo de perra. Ahora, ¿podemos regresar al caso? Los dos me recuerdan mucho a Steve y a mí, me fue difícil no reír. —Un dulce momento, chicos. En serio. Creo que me voy y los dejo solos. —Tienes una boca grande. — Kuykedal me veía. —Te llamaremos si tenemos preguntas. — Sacudió la cabeza y murmuró. —Estúpido punk vas a lograr que te asesinen. —Él aún no muere, — Aderson replicó pasando junto a ellos y dirigiéndose hacia la puerta. —Diablos, eso fue un desperdicio de tiempo. ¿Ahora qué?— Le pregunté a Kristair mientras mi estómago gruñía. —Ahora iremos a comer y pensaremos qué sigue. (10) Frank Hardy, detective de la serie de novelas de Hardy boys, se trata de un joven de 18 años y un metro noventa. (11) Tom Swift personaje adolescente de programa juvenil, creado por Edward Stratemeyer. (12) Nancy Drew, libros creados por Andrew Flemming.

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Kristair podía ser tan persistente como mi Ma algunas veces con sus preocupaciones. Yo podía pensar por mí cuenta. Lo escuché pensando en dónde ir por comida. Podría imaginar la expresión de su cara, el ceño fruncido mientras pensaba en opciones. Con lo mucho que amaba que estuviera conmigo, extrañaba no poder verlo. Casi gemí de placer ante el original Hot Dog, Mejor conocidos como “El O”, que apareció en esa calle. Estaba abarrotado. Era el mejor lugar en Pittsburgh para conseguir comida rápida y barata. — ¿Cuándo fue la última vez que hablamos de otra mierda, aparte de cosas de vida o muerte?— Suspiré con placer ante la primera mordida de mi pizza. Maldición, estoy hambriento. —Eso fue hace mucho. — Kristair estaba interesado en la pizza. — ¿Realmente te gusta esa cosa? —Un día te lo mostraré. Esta noche hago las reglas, cuando regresemos a la casa y a la cama, no hablaremos del sindicato o maldita gente que nos acecha. ¿Lo entiendes? —Me parece una buena idea, pero hasta entonces, pensaremos. ¿Cómo me seguiste a la torre la noche después de que iniciamos nuestros lazos? Lo consideré mientras terminaba mi primer pedazo. — No sé. Eso era como seguir migajas de pan en mi cabeza. Sólo sabía dónde estabas. —Cuando la chica atacó tu mente, ella dejó un rastro psíquico. Tal vez seas capaz de seguirla de la misma manera.

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— ¿Quieres decir, que es como si tuviera un GSP?— Eso podría funcionar en este momento. Aunque, no era algo que quisiera tener todo el tiempo. — ¿Cuánta gente puede estar entrando en mi cabeza? Tú no me molestas pero no quiero todo un pelotón de personajes dando vueltas por ahí. Tengo suficiente contigo. —No me gusta eso, más tarde, nosotros vemos cómo mantenerla permanentemente fuera. Aún así, dudaba y pasé mi mano a través de mi cabello. —Bien, sólo dímelo primero. ¿Qué planeas hacer con esa chica cuando la encontremos? —Te prometo que no la mataré ni la lastimaré. Sólo quiero hacerle algunas preguntas. No me agrada eso, principalmente porque sabía que Kristair no era del tipo que lo haría si tuviera elección. No le gustaba dejar cabos sueltos, especialmente uno que había probado ser peligroso en el pasado. Si yo no estuviera entre ellos y Kristair, él sería cruel. Al menos en este caso, él me dio su palabra y sabía que no la rompería. Terminé mi refresco y me enderecé. —Bien, sexy. ¿Ahora qué? —Esto está en tus manos, Jacob. Tú eres quien tienes la capacidad, no yo. Tú tienes modo.

Podría

ayudar

que

que hacerlo a tu

cerraras

los

ojos

y

te

concentraras. —Señor, no aquí. Me vería como un loco. — Tiré la basura. —Seria mejor si caminamos a algún lado. Me preguntaba si bajando la calle, dejaría mis pensamientos correr y poder levantar el sabor de algo en mi mente. Un sabor de esa fémina. Era diferente a Kristair. 272

Incluso cuando no entendía, ese era más fuerte. Esto era diferente, más como el ligero aroma que queda después de apagar una vela. —Creo que lo tengo. —Bueno, bueno. — El dedo mental de Kristair rozaba la unión. — ¿Ella es muy fuerte? Déjame ver a dónde nos lleva. Veinte minutos después, estábamos fuera de un edificio de departamentos, uno que era incluso más viejo del donde vivía con Tony y Steve. La puerta del frente estaba inclinada y el foco de la entrada estaba completamente sucio. Vi hacia el buzón. No había etiquetas con nombre y uno de ellos estaba desbaratado y abierto. Me dirigí a las escaleras, el rastro se perdió en el quinto piso. Ella estaba en el primer departamento arriba de las escaleras. Lo sabía en mis huesos. Al menos seguía viva. —No hay razón para sentirse culpable si no lo estuviera, Jacob. —Lo sé. — Aún así lo sentiría, y Kristair me conocía bien. Tomé una profunda respiración y toqué a la puerta. Cuando Russell abrió la puerta casi gemí. Tenía que ser el gran hijo de perra. Él frunció el ceño, cerró sus grandes puños. — ¿Qué es lo que quieres? —Sólo quiero hablar. No quiero problemas. Su cara se oscureció, aún más. Maldije en lo bajo cuando él me tomó de mi abrigo y me jaló dentro de su departamento de mierda empujándome contra la puerta. — Tienes problemas, imbécil. — Russell estaba haciendo muy 273

buen trabajo para parecer un verdadero loco. Las aletas de su nariz se movieron y tenía el ceño fruncido. Nunca había visto a nadie que se viera tan furioso, estaba hirviendo. Si esa furia no estuviera dirigida a mí, hubiera sido divertido. — ¿Tienes una idea de donde esta ella? Kristair bufó, el sonido retumbó en mi cabeza. Él estaba listo para dejarme y encargarse de ese idiota. — Relájate. Aún no está listo para golpearme la cara. — ¿Por qué le das una oportunidad? Golpea primero. —Mira, tú me asaltaste a mí, no al revés, así que retírate, porque si piensas que lo de ayer fue una locura, espera a verme hoy. — Incertidumbre apareció en la cara de Russell, pero aligeró el agarre. — ¿Dónde está ella? Podré ser capaz de ayudarle. — ¿Qué puedes hacer?— gruñó. —Soy quien la lastimó, ¿no es así?— La Rabia subió a sus ojos. —Si supieras algo acerca de tonterías psíquicas, ya la hubieras ayudado. Ella sigue lastimada así que supongo que no puedes hacerlo. — Eso era un juego, no estaba seguro de que pudiera curarla, pero valía la pena intentarlo. Russell me dejó ir con un bufido de disgusto. — ¿Cuál es tu precio? —información. Su mandíbula se tensó, pero asintió. —Bien. Ella está aquí, pero si la lastimas de nuevo, te quiebro el cuello. No me digné a contestar. Angie estaba sentada en su cama, envuelta en un cobertor con sus brazos rodeando sus rodillas. Ella estaba 274

viendo fijamente a la nada, pero cuando atravesé la puerta ella parpadeó y comenzó a mecerse, jalando su oscuro cabello, agitada. Era un poco mayor que una niña, tendría catorce o quizás quince años. —Santos infiernos, Kristair. Me senté en la cama y ella me veía. Había mucha tensión en su cuerpo, Estaba asustado de que ella se desmoronara. Russell se colocó a sus pies. —Si la lastimas, te juro…. —Sigues amenazándome. — Giré la cabeza y lo vi fijamente. — No la lastimaré, lo prometo, ¿de acuerdo?. Quiero que esté bien. —

¿Qué

puedo

hacer?,

Kristair,

¿por

dónde

empiezo?— Tengo que hacer esto por ella, pero no sé cómo arreglar el daño que le causé. —Si los ascendidos limitaron mi magia, ¿puede eso evitar que la sane?— Mi boca pudo prometer más de lo que podía hacer. No sería la primera vez. —Ella no está completamente catatónica; eso es una buena señal. Al menos está consciente de que estás aquí, así que el daño debe de ser reversible. Y los ascendidos no tocaron tus capacidades. Tú siempre has tenido una mente fuerte y causaste el daño antes de yo regresara. No seguir sus reglas no es nuevo. Deberías ser capaz de ayudar. — Kristair hizo una pausa, había preocupación en su voz. — ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —Si,— Insistí. —Entonces tócala igual que hiciste con Tony. El

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contacto físico puede hacerlo más fácil, pero no sé si a tu nervioso amigo le guste eso. Eso puede dejarte muy vulnerable. —Lo entiendo.— El cabello le cubría la mitad de su cara y lo retiré para ver mejor su cara. Sus ojos se enfocaron en mi cuando yo atrape su mirada. Ella estaba un poco desesperada, se oía temerosa, su piel estaba blanca como el papel. Russell se tensó y se acercó y cautelosamente le sostuve una mano. —¿Estás bien, Angie? No quiero lastimarte. Quiero ayudarte. Ella no se movió mientras me acercaba y tocaba con mis dedos su sien. El dolor me golpeó con impresionante fuerza cuando entré en su lacerada mente. Se sentía como si una granada hubiera explotado en su cerebro, dejando esquirlas y heridas aún sangrantes. Ni siquiera sabía por dónde empezar. ¿Yo había hecho todo eso? —Se causó el daño ella misma. No fuiste tú. Ella pudo retirarse cuando tú empezaste a pelear y salvarse a sí misma, pero no lo hizo. El culparte no resolverá nada. Tomé una profunda respiración para aliviar mi frustración y preocupación. Seguí las instrucciones de Kristair, dejé que el sonido de su voz me guiara a facilitar la innatural presión en su mente y comencé a unir la psique. La energía parecía drenarme rápidamente, trabajé hasta que perdí todo sentido de dónde estaba, con la intranquilidad de Kristair agregada. —Necesitas detenerte. Has hecho suficiente. Ella podrá hacer el resto por si misma si desea recuperarse completamente,— Kristair urgió y gentilmente me dio un codazo para hacerme a un lado, tomando el control de mis 276

acciones y mi mano cayó de la sien de Angie. — ¿Qué?— Incluso mi voz mental era lenta y

mal

articulada. —Colocaste mucho de tu corazón en esto, Jacob. No sabes cómo contenerte, — Kristair regañó, exasperado y preocupado, dándome su fuerza desmayara y me avergonzara.

para

que

no

me

Hice un monumental esfuerzo para abrir los ojos, pero cuando finalmente lo hice, encontré a Angie viéndome a mí, sus ojos fijos. Eran de un ligero café, casi dorados y ligeramente almendrados. El color regresó a sus mejillas y sus rasgos eran mucho menos dolorosos. Russell se sentó al lado de ella. Se parecían. Hermano y hermana, quizás, pero no era que me importase. —¿Angie? Angie bebé, háblame. La chica levantó la vista hacia Russell y fue hacia sus brazos, aferrándose. Soltó un suspiro de alivio y me vio de otra manera, con respeto y asombro. —Realmente lo hiciste. Santa mierda. Me encogí de hombros. —Ella no está del todo bien, pero lo estará. Creo que necesita dormir y darle tiempo a su cerebro para que se recupere.— Maldición, eso se oía muy bien. Yo mismo podría tomar una gran siesta, quizás la siguiente semana. —Bien, Kristair, ¿Qué quieres que le pregunte? Quiero estar en casa antes de que me desmaye. —¿Por qué ellos utilizaron a Angie? Había otras maneras

para

someterte

sin

tratar

de

hacerlo

psíquicamente. Eso me hace pensar que querían escarbar algo en particular en tu cabeza para necesitar usar sus 277

poderes. Russell sacudió la cabeza cuando yo repetí la pregunta, su gran mano acariciaba el cabello de la niña. — No estoy seguro. Ellos hablaron más con Angie que conmigo. Buscaban algo, pero no sé que era, alguna mierda sobre la llave de la inmortalidad, eso creo.— Russell dijo riéndose. —Eso no tiene un maldito sentido. Ellos son vampiros. No estoy seguro que necesiten más inmortalidad de la que ya tienen. Angie se suponía que buscaría el secreto. Ellos hablaron acerca de que volaríamos a encontrarnos con el concilio, pero no dijeron dónde.— Él hizo una pausa y la amargura cruzó su cara. —No nos advirtieron que tú también eras psíquico. —Ellos no lo sabían. No es algo con lo que he nacido. Lo heredé.— Fruncí el ceño y distraídamente mordí mi pulgar, hasta que Kristair hizo que me detuviera. Toda esta violación a mi cerebro sólo para saber lo que tenía en mi cabeza no tenía ningún sentido. Eso era demasiado esfuerzo para descubrir la extensión de las habilidades de Kristair, especialmente cuando ellos lo aprenderían por sí mismo si solo esperaran. No, tenía que haber algo más. —¿No te molesta que tome el control, Jacob? —¿Por qué diablos lo haría? Ya estás a mitad de camino.— Me relajé y Kristair tomó el control. Cada vez era más fácil, era como un fluido de dar y recibir, como si realmente fuéramos dos personas separadas compartiendo el mismo cuerpo. Que de alguna manera nos pertenecía, dos personas en una, unidas para siempre. — ¿Por qué el sindicato cree que hay otro camino para la inmortalidad?— Kristair estaba preocupado por eso y trataba de calmarlo, pero él se encogió de hombros.

278

—¿Crees que sospechan acerca de La Ascensión?— Pregunté. —Quizás. —¿Cómo podría saberlo? Todo lo que oí era que algún profeta hizo algunas predicciones. Eso creo. Ellos hablaron acerca de que un viejo vampiro llamado Chris algo había desaparecido, pero cuando él desapareció supongo que cambiaron su plan y te buscaron. Pero Angie no encontró nada sobre la inmortalidad en tu cabeza.— Russell se acercó a ella y frunció el ceño. —Ellos la interrogaron por horas, pero ella seguía gritando que no había nada. Querían que alguien de afuera la revisara, pero su maldito interrogatorio dejó a Angie peor. Ella casi muere. Una vez que ellos decidieron que no iban a tener nada más, se fueron y no los hemos visto desde entonces. Por mi pueden irse al mismísimo infierno ahora mismo. Vi uno de los ojos de Angie a través de su cabello, el verla me heló hasta los huesos. —Pero lo sabes ahora,— ella dijo suavemente. —Tú encierras los secretos del Antiguo y ellos vendrán por ti.

279

Capitulo 23

R



oma! ¿Vas a ir a Roma? ¿Estás loco?— Los ojos de Kayla brillaban con indignación mientras se acercaba lo suficiente para golpearme. —No eres un maldito cowboy, Jake. Eres un jugador de fútbol. ¿Qué diablos te hace pensar que eres capaz de enfrentar al completo concilio del Sindicato? —Ouch, eso duele, — Traté de bromear cuando ella se apartó y tensó su boca. —Bien, lo siento, no más bromas. No voy a ir solo. Estaré seguro. ¿Confías en las habilidades de tu tío Ghedi, verdad? —Confío en Ghedi Ussier. Él tiene su propia maldita agenda y será inteligente que consideres eso. —Ella tiene razón, lo sabes. —Por favor no empieces, Kristair. Con uno ya es suficientemente malo y ninguno me va a hacer cambiar de

opinión

al

otro.



Mi

amante

murmuró

algún

despreciable comentario acerca de que era testarudo y guardó silencio. —Gracias

280

por

la

advertencia.

Te

prometo,

que

confiaré en mis instintos. No me tardaré. Ni siquiera te daré la oportunidad de enojarte conmigo, antes estaré de regreso molestándote. —Estás jodidamente loco. Lo estás. — Kayla tomó los jeans de mi maleta y los colocó de regreso, mucho más pulcramente de lo que estaban antes. No creo siquiera haberla visto tan alterada. —Crees que eres como ellos. — Ella tronó los dedos. —Crees que eres capaz de entrar y salir del Concilio tan fácilmente como me rescataste. Es sólo otro juego de fútbol para ti, ¿No es así? No es un jodido juego. Gente va a morir. Puedes morir. Ella se detuvo y se sentó en mi cama, sus manos temblaban. —No vayas, por favor. Me acerqué a ella y tomé sus manos entre las mías. Estaban frías, maldición, ella se veía miserable. Sentí una punzada de remordimiento que me atravesaba. —Tengo que ir. Como alguien me señaló, esos imbéciles no van a detenerse sólo porque quiero. No puedo dejar ir a Tony solo. —No, supongo que no puedes. — Kayla se frotó la mano en su cara, retirando una lágrima que no vi caer, y entonces su mandíbula se tensó. —Podría ir contigo. Tengo una casa en Roma, nunca la he visto. — Ella comenzó a hablar rápido, tratando de convencerme, yo negaba mientras me decía que no estaba conforme con la sugerencia. —No voy a ir a la pelea contigo, pero al menos estaré en la misma ciudad. — ¿Tienes una maldita idea de lo que Kristair me haría si acepto? Quizás esté loco, pero no tan loco. —Actúas como si él lo averiguara. Él se fue, Jake. No

281

lo sabrá. Además, él tampoco quisiera que tú fueras. —Kristair puede encontrar la manera de golpearme el culo. Créelo; puede que tampoco quisiera que fuera, pero, si estuviera aquí, él sería el primero en ir a tomar al Sindicato por sí mismo. — ¿Por qué diablos siquiera estoy discutiendo contigo?— Kayla me veía con su boca con un adorable puchero, aunque no me atreví a señalarlo. —No te molestes, supongo que debería de estar agradecida de que te tomaras el tiempo para decirme acerca de tu maldita excursión. —No intento esconder cosas de ti. No podría. — Me senté al lado de ella en la cama y deslicé mi brazo alrededor de sus hombros. Al principio ella se resistió, pero entonces apoyó su cabeza en mi hombro y lo enterró. —No quiero perderte también. Eres la única familia que me queda. —No me perderás, lo prometo. —No puedes prometerme algo así. No sabes lo que pueda suceder. Maldición ella era testaruda, igual a alguien que conozco. —Bien, entonces. Te daré mi mejor maldito esfuerzo. ¿Eso es mejor? —Idiota. — Kayla me dio un gran abrazo. —Supongo que lo vas a hacer. No sé por qué sigo rodeándome de hombres tan testarudos. —¿Cómo puedes decir eso?, — le contesté. Kristair estaba herido, se había encerrado molesto, así que hice lo que deseaba y la tomé en mis brazos. —Dios, eres tan parecido a él en ocasiones, me 282

asusta, — ella dijo, su voz era un murmullo contra mis hombros. Ella levantó la cabeza y me sonrió, su mirada dura y húmeda. —Juro por Dios que si sales con un rasguño, te lastimaré, Jacob Allen Corvin. —Sí, señora. — Toqué su cara. —Tú cuídate también, problemas. No más secuestros mientras regreso. —Sí. Papi. — Kayla me dio un duro beso en la boca. —Regresa pronto, Jake. En serio.

MIENTRAS el jet privado despegaba, traté de imaginar cómo lograr salir de este predicamento. Era el único humano en un avión lleno de vampiros. Esa realmente había sido la mejor manera de viajar. Claro, como ellos yo podía usar pasaportes falsificados sin preocuparme de las autoridades cuando aterrizáramos. Por otro lado, estaba casi manejando los inconvenientes de preguntarme cuánto pasaría antes de que alguno de mis compañeros de viaje tuviera apetito. —Estarás bien, Jacob. Los viejos vampiros tienen más control de su apetito, Parece que del único que deberías de preocuparte es de Tony. — Había una diversión oculta en la voz de mi amante. —Eso no es divertido. — Aunque no pude evitar sonreír. Iba a ser un largo viaje e iba a tener a Kristair conmigo para ocupar mi atención, evitando que mi mente vagabundee por lugares a donde no quiero ir. Especialmente no quería pensar en el sindicato, o en lo que sucedería la siguiente noche. — ¿Por qué no sales de mi 283

cabeza y cruzas el salón desnudo hacia mí? Quizás un pequeño baile. —Realmente amarías eso, ¿No es así? —Oh sí, lo haría. — Sonreí y envié a Kristair una imagen mental de él desnudo y erecto en medio del avión. —Lo siento. No soy tan excitante, pero si quieres una distracción, podría hacer eso. Esa fue toda la advertencia antes de que el placer me recorriera. Yo sofoque un gemido y me aferré a los descansabrazos cuando la boca de Kristair se cerraba alrededor de mi pezón y jalaba de él. Ese diabólico bastardo. ¿Cómo diablos estaba haciendo eso? — ¿Estás bien?— Ussier preguntó sentándose a mi lado. —Te ves un poco alterado. —Estoy bien. — Logré decir sin que mi voz se oyera como si estuviera en la pubertad. —Deja eso ahora, Kristair. Juro que cuando te tenga en mis manos tú…. La risa de Kristair llenó mi mente, pero al menos tuvo piedad de mí y detuvo el tormento. Mi cuerpo estaba casi al borde. Tengo que admitir que fue una muy buena distracción. Es difícil pensar cuando las bolas duelen. Ussier había elegido llevar a muy pocos aparte de él mismo y de Tony. Ahí estaban Alette, cuyo avión estábamos usando y quien afortunadamente se sentó al frente del avión con Hugo. Tony estaba sentado con Artemisa, ambos se veían horribles y un poco tensos cuando hablé con ellos. Casi reí. Tony aún se movía cuando estaba nervioso. Cuatro viejos vampiros contra toda una plaga de

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jóvenes. Las probabilidades no me parecían buenas. —Son mejor de las que crees, — Kristair dijo acariciándome el cuello con su nariz. La repentina sensación de su lengua en el lóbulo de mi oreja hizo que la sangre corriera fuera de mi cabeza. Me tensé en la silla y recé para que Ussier no notara mi erección. — ¡Deja eso! —¿Así que quién se quedó en Pittsburgh?— pregunté, tratando de hacer conversación a pesar de la situación surrealista. Otra cosa era viajar con vampiros y tener a Kristair murmurando sugestivas travesuras en mi cabeza, dentro de un jet privado. Siempre había soñado en estar en uno algún día, pero el sueño fue más allá, casi fuera del alcance. Los asientos estaban cubiertos de suave piel y el espacio era más que suficiente para estirar mis piernas. Eso era decadente y pecaminoso. Lo amaba. Me gustaría incluso más si todo el mundo se fuera y pudiera estirar a Kristair contra toda esa piel y darle la jodida que él había comenzado. —Lisabeth, — Ussier contestó. —Ella es la mejor para mantener vigilada las cosas por mí. Casi la traigo pero entonces debería de dejar a Alette a cargo y preferí mantenerla cerca. Ella es capaz de bombardear la ciudad entera y créeme, ella se salvaría en el proceso. La vi y me alegré de que ella estuviera del otro lado del avión. Era más hermosa que cualquier estrella de cine, pero sin embargo cuando me veía, un frío recorría todas las terminaciones nerviosas en mi cuerpo, urgiéndome a correr y alejarme lo más rápido que pudiera. —Ella es, ummm… un poco inestable. ¿Quién se metería con alguien así?— Murmuré, esperando que sus oídos no fueran tan buenos como habían sido los de 285

Kristair. Ussier se rió. —Porque incluso un perro rabioso tiene su utilidad y Alette es muy, muy buena. Ella es estable cuando tiene a Hugo y a Artemisa alrededor. Aunque yo me quedaría lejos de ella si fuera tú. Tú eres justo su tipo: joven y con buena apariencia. Me tensé en el asiento y humedecí los labios. — ¿Por qué diablos me metí en este lío?— Me quejé con Kristair. —Fuiste tú el que elegiste ir a Roma. — Entonces Kristair tuvo lastima de mi. —No te preocupes, Ussier lo discutió con ella. Alette prefiere a los hombres que se ven como tú, pero a ella le agradan los músicos. Así que a menos que toques el trombón, estás a salvo. — Él hizo una pausa. —Aún así mantén tu distancia de ella. —Entonces. ¿Cuál es el plan para mañana?— Le pregunté a Ussier. —Mañana en la noche tú te quedarás en la casa de Kristair, mientras yo y mis chicos Razor revisamos el cuartel general del Sindicato. Tony puede reunirse con sus contactos y entonces nos reuniremos contigo en tu casa para hacer los planes desde ahí. Dos días en Roma versus uno. Suspiré. Había pasado casi una semana, o al menos eso parecía, y solo tenía dos semanas con Kristair. ¿Qué estaba pensando? Nosotros aún necesitamos encontrar la manera de contraatacar la separación que sentía cuando él era una parte de La Ascensión. Ellos lo visitaron anoche después de que me quedé dormido y estoy seguro que lo visitarán de nuevo, tan pronto como me quede dormido. Si pudiera alejarlos, no dormiría por la siguiente semana.

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—¿Qué son los chico Razor?— Era seguro preguntarle a Kristair, pero no me calmó su respuesta. —No quieres saberlo. — Los labios de Kristair llegaron al pulso en mi garganta haciendo que casi saltara cuando mordió fuerte. Comencé a luchar en concentrarme en lo que decía Ussier. —Si todo sale bien, formaremos un nuevo Concilio para el sindicato y regresaremos a casa. —¿Qué si no sale bien?— Pregunté, un poco jadeante, esperando que no se notara. Al menos la expresión de Ussier nunca se alteró. —Entonces nos moveremos al Plan B. No debería preguntar. Sabía que no debería. Pero de cualquier manera pregunté. — ¿Cuál es el Plan B? —Nosotros enviamos a todos al infierno y dejamos que el diablo lo aclare. —Oh. — Sabía que debía mantener la boca cerrada. —No se ofenda, Ussier, pero me asusta un poco. Se rió de nuevo, un bajo y rico sonido. —Soy la razón por la que Dio tiene mil ojos. Eso me sonaba vagamente familiar. —¿LL Cool J(13)? —No. Redman(14). Los labios de Kristair estaban en todas partes. Lugares en donde no era posible que estuvieran, considerando que seguía vestido. Eso me hacía más (13) James Todd Smith tercero, nacido en el 68, conocido como LL Cool J, L, Ladies = Damas, L = Love,=aman a Cool, J= James, Las damas aman al bueno james, cantante de rap americano, su exitosa carrera comenzó en los ochenta (14) Redman- nacido en 1970, rapero americano popular en la era de los 90

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consciente de que Ussier seguía sentado a mi lado y él no era el tipo de hombre que perdiera nada de lo que ocurría alrededor de él. Estaba seguro que podía oír el latido de mi corazón. —Kristair, por el amor de Dios, compórtate. —Palabras que nunca pensé que dijeras. Querías una distracción.— Era un tono perverso, sabía que estaba flirteando. —Discúlpeme,— le murmuré a Ussier y me dirigí al cuarto de baño, ignorando las curiosas miradas en la parte de atrás de mi cuello. Tan pronto como cerré la puerta, Kristair apareció ante mí, sus ojos oscurecidos de hambre. —Mejor te pones de rodillas, buscapleitos,— gruñía mientras bajaba mis jeans. Kristair se arrodilló sin un murmullo. No creo haber visto nada tan hermoso como a ese orgulloso hombre de rodillas, sus labios abiertos, un peligroso brillo en sus oscuros ojos. Me apoyé contra la pared, maldiciendo al hecho de que no podía verlo mientras lo hacía, cerré los ojos. Pero entonces sus labios me rodearon, mi pene se hundió en el húmedo calor de su boca y ya no pude pensar más. Mordí mi labio estrangulando las maldiciones, pero no pude evitar gemir. La lengua de Kristair me lavaba y sus dedos jugaban con mis bolas, mientras su voz en mi cabeza me urgía a encenderme. —Jode mi boca, Jacob. Estoy hambriento de ti. Deslicé mis dedos sobre su calva y empujé mis caderas. Era como un malo y delirante sueño, y era mucho más rápido. Kristair conocía cada truco que me gustaba, sabía cómo chuparme, provocarme y atormentarme. Y 288

cuando mi orgasmo hizo erupción, él chupo más fuerte, limpiando cada gota. Jadeando, abrí los ojos, mientras Kristair se sentaba sobre sus talones. Se estaba lamiendo los labios, sus ojos brillaban satisfechos. —Mordiste tu labio muy duro,— él bromeó en voz baja. —Ahora se verá todo hinchado. Me vi al espejo. Tenía razón, y mis mejillas estaban ruborizadas. Tenía que regresar oliendo a sexo y viéndome como si saliera de un round. —Solo espera,— Le prometí, levantando mis jeans. —Cuando esto acabe te voy a tomar…Solo espera, Kristair.

LA TENSIÓN DE KRISTAIR aumentó cuando nos acercamos a Roma y para el momento que aterrizamos estaba casi insoportable. Él resistió mis esfuerzos para conversar y gruñí cuando tomamos el automóvil privado de Alette que nos llevaba a su casa. Traté de ignorar la molestia de Kristair y traté de ver la ciudad, pero no podía ver mucho a través de los vidrios polarizados. Estaba exhausto y perdí la noción del tiempo. Habíamos tomado el avión después de la puesta del sol en Pittsburgh y no había sido capaz de dormir. Podía decir que era la tarde en Roma del día siguiente. O algo así. Deseaba saber si La Ascensión tomaba en cuenta la diferencia de horarios o no. ¿Perderíamos un día o no? Todo lo que quería era acurrucarme en la cama y envolverme en los brazos de Kristair. Por una vez envidiaba a los vampiros. El sol estaba bajando y ellos estaban bien despiertos, sin importar cuánto durmieron. Hasta donde 289

sabía Ussier y sus locos chicos Razor estaban revisando el cuartel general del Sindicato, y Tony buscando a su gente. Mis pensamientos estaban dispersos y mis músculos se sentían pesados. Quería ir con ellos, pero Ussier me había llevado dentro del automóvil y me alejó como si fuera un maldito niño. Con lo que lo odiaba, tenía que admitir que me alegraba no ir con ellos esta noche. Era una piltrafa, inútil. Al menos había algo bueno que podía decir acerca de Roma: estaba al menos veinte grados más caliente que Pittsburgh. —Me gusta el frío,— Kristair dijo. —¿Así que finalmente has decidido hablarme? —Conversar

puede

ser

una

mala

idea,

considerando el humor de ambos. No deseaba discutir contigo de nuevo. Casi contraataco eso, solo que sentía que era cierta la declaración de Kristair. Incluso durante lo peor del último año, cuando no sabía si estaba loco o no, cuando él no tenía el control de lo que le sucedía, incluso entonces, no había sentido esta profunda inquietud con él. Las discusiones podían aliviar mi tensión, pero aumentaban la de él. El automóvil se detuvo y el conductor me pidió que esperara un momento mientras su amigo revisaba el lugar. Sospeché que ellos eran algún tipo de guardias para mí. Esperaba que no se les ocurriera trataran de entrar con nosotros. —¿Qué piensas, Kristair? ¿La casa está limpia? —Estaría

muy

sorprendido

si

el

Sindicato

conociera este lugar. No la visito, y el mantenimiento siempre se ha pagado mediante intermediarios.

290

—¿Por qué la mantienes si te molesta tanto? Todo lo que recibí como respuesta fue una imagen como que se encogió de hombros mentalmente. Y eso aumentó mi frustración. Estaba asombrado de lo poco que podía hacer cuando él estaba así. ¿Cómo podía compartir todos los pensamientos y sentimientos y aún así no entender todas las capas del problema? Nunca lo entendería. Una vez que todo estuvo revisado por el guardia, entré en la casa y cerré la puerta en la cara del hombre. Si querían vigilarme, ellos podrían hacerlo desde afuera. Sacudí la cabeza cuando Kristair se iba a retirar de mi mente mientras cerraba la puerta. —No, tienen que quedarse afuera antes de que salgas de mi mente. La confusión de Kristair me seguía mientras subía las escaleras. —¿Qué es lo que sucede? —Por favor, solo sal de mi cabeza para poder verte. Hubo una pausa momentánea y sentí la desgana de Kristair antes de que le preguntara. Cuando él apareció frente a mí en las escaleras y comenzó a subir él no vio para atrás. No estaba su tranquila dignidad, parecía muy vulnerable ante mí. Su desnudes solo aumentaba esa impresión. Lo seguí a la pequeña recámara y fruncí el ceño confundido cuando atravesamos las puertas dobles, esas que habrían el balcón. Él se detuvo y apoyó su mano en el barandal, su mente era un caos en una mezcla de pesar, ira y pérdida. Me recordé a mi mismo que nadie podía verlo desnudo, y me uní a él. Se me ocurrió entonces que nunca había visto esa abierta expresión en su cara. Todo lo que él 291

sentía se mostraba en su labio inferior y las arrugas de su frente. No podía ni imaginar el ver a Kristair de esa manera, tan fuera de balance y molesto. Solamente yo. ¿Cómo ayudarlo para poner las cosas en perspectiva? Con todo eso, él podría recuperar la compostura igual a un manto colocado en una pose detrás de él. Mi corazón palpitó, dolía y estaba lleno. Si era posible caer enamorado de nuevo, creo que lo haría, y todo por ver a Kristair perdido en sus pensamientos y miserable y dejándome verlo en ese estado. ¿Cuántas veces habíamos discutido acerca de las paredes que levantaba? Ahora no había ningún tipo de barrera. Yo quería tocarlo con tanta maldita urgencia y acercarlo. Coloqué mi brazo mentalmente alrededor de sus hombros mientras él veía las parpadeantes luces y el alto sonido que todas las ciudades del mundo parecían hacer. — No creo que haya cambiado mucho. —Ha sido mucho tiempo, Kristair.— Vi hacia abajo tratando de ver cómo Kristair la había conocido, pero incluso en sus recuerdos, no podía aferrarlos. Era tan diferente a como lo conocía, se parecía más el recuerdo de una película que a la realidad. —¿Cuándo la dejaste? —Mi Señora se fue y la ciudad estaba cayendo. El imperio estaba cayendo desde dentro. El imperio estaba cayendo y Roma estaba siendo saqueada, todo era destruido. Decidí irme. No iba a estar en otra invasión; era solo cuestión de tiempo. —Si tú lo odiabas tanto, ¿por qué no lo dejaste antes? —Al principio no se me permitía. Era prisionero hasta que mi Señora pensó que había aprendido lo suficiente para 292

no avergonzarla. Entonces no tenía a ningún lugar a donde ir. O al menos es lo que creía. Vi la cara de Kristair y noté que él realmente no estaba viendo hacia la ciudad, solo a un viejo recuerdo. Entonces esta no era la casa a donde Nerissa lo había llevado cuando lo hizo vampiro. No estaba seguro por qué, pero ese hecho lo hacía sentirse mejor. —No, no lo es,— Kristair dijo, viendo de regreso a la casa townhouse. —Hay algunas pertenencias de ella que salvé y traje aquí, la tierra era de ella pero yo hice la construcción después de que Kayla vino a mí. Pensé que la propiedad debía de pertenecerle a ella y que ella debería de tener algún lugar a donde ir, algo que les recordara a sus ancestros, si ella lo deseaba. —Eres un buen padre, Kristair. —Esa amabilidad me hacía preguntarme qué tan diferentes serian las cosas, si él fuera humano y no estuviera atrapado en todo ese lío de lo sobrenatural. ¿Cómo sería tener una familia con él? Nunca había pensado en ese tipo de cosas antes, y maldición, debería de estar muy cansado para estar pensando en eso ahora. Él se rió, pero no había real humor en eso. —Tus opiniones son prejuiciosas.— Se giró y se alejó del balcón. Algo de su molestia había desaparecido con su renovada determinación. Ahora ese era el Kristair que conocía. —La ciudad sigue apestando,— dijo con desprecio en sus labios. —Eso dice el hombre que vivió en Pittsburgh durante la era del acero. Ahora, ¿cuál opinión es prejuiciosa? —Había un movimiento diferente en Pittsburgh. Se construía con trabajo y gente común. La fundición de acero podía dejar su marca, pero al menos era trabajo honesto. El imperio de Roma era auto-indulgente, corrupto y 293

podrido desde el interior. Todas las piezas empezaban a caer juntas. Kristair se había establecido contra ese lugar, su pueblo le había hecho la guerra al imperio. Había sido traído aquí contra su voluntad eso era suficiente para su registro. Pero había más que eso. Kristair valoraba su auto-posesión, moderación. Con toda su riqueza vivía de manera modesta. Llegar a Roma cuando lo había hecho, él se había molestado y horrorizado por los excesos. —¿No tienes intención de ir a explorar? En otro momento, hubiera saltado ante esa posibilidad. Pittsburgh había sido lo más lejos que había ido de mi casa, y ahora estaba en otro continente. Pero ahora era poco apetitoso. Con lo mucho que estaba seguro que a Kristair pudiera desagradarle el pensamiento de que necesitaba confort, así era. —No, prefiero quedarme aquí. Estoy agotado. Una sonrisa cruzó la cara de Kristair. —Tus motivos son transparentes. — ¿A quién le importa? Tengo solo diez días contigo. Roma puede esperar otro día. ¿Por qué no me muestras dónde está la cama? El rápido anhelo recorrió a Kristair y me jaló a sus brazos. De hecho, aunque no pudiera ver alrededor sabía que su cara era de desesperación. Lo seguí al interior, y cerré las puertas del balcón y las cortinas, dejando el cuarto en las sombras. Me quité la camisa, tambaleándome en la oscuridad. La tensión en su cuerpo era reconocida cuando sus manos me jalaron más cerca. Él me dio un beso con total abandono del momento

294

que nos rodeaba, sin una pisca de reserva. Lo amaba mucho no sabía cómo podía contenerme, dolía tanto.

295

Capitulo 24

-A

Hora, dime de nuevo por qué tengo que hacer eso, — Murmuré mientras Hugo lanzaba la soga con el gancho sobre la pared. —Porque no escuchas razones,— Kristair gruñó en mi mente. — ¿Por qué no?— Hugo lanzó la soga y probó la seguridad antes de subir, mano sobre mano con increíble facilidad. —Creo que prefiero tu explicación,— Le dije a Kristair mientras subía detrás de él. Mientras subía a la cima, vi las ruinas de la escuela abandonada que llenaba el patio. Me agazapé en la cima de la pared, viendo a través de las sombras buscando dónde diablos se había ido Hugo. —Abajo. Estás demasiado expuesto aquí, — Kristair gruñó. Me agaché con un suspiro. —No estoy acostumbrado a todas estas cosas secretas como tú.— La oscuridad, las ventanas quebradas, abajo me parecían ojos muertos. Eso era más que un poco extraño. Una de las sombras se 296

acercaba a la pared, moviéndose, haciendo que mi corazón saltara, hasta que me di cuenta que era Hugo. Al menos Ussier había llevado a Alette con él. No creo que pudiera manejar su intensa locura en este momento. Tony llegó detrás de mí, seguido por Artemisa. Desató el bastón de su espalda con una nostálgica sonrisa en los labios. —Ah, atacando por sorpresa la escuela de niñas católicas. Ahora esto trae recuerdos a mi memoria. ¿ Lo habías hecho antes, cachorro? —Solamente en mis sueños, aunque Jake y yo subimos al dormitorio de las chicas con pistolas de agua durante nuestro primer año. Esos días, compartí una sonrisa con Tony al recordarlo. — ¿Quieres decir que Steve no los acompañó a eso?— Kristair preguntó. —No. Él estaba trabajando en el escritorio de seguridad en el lobby. Él fue quien nos dejo entrar. Perdió su trabajo y se quejó durante semanas. — ¿Dónde está Ussier y Madame Dupree?— Tony preguntó en un murmullo mientras nos movíamos en la profundidad de las sombras. —Haciendo cosas,— Hugo gruñó. Vi a Tony y me encogí de hombros. Esa fue toda la información que obtuve de Ussier hace dos horas. —Jake y yo vamos a acercarnos a la cámara del Concilio y esperar a Ussier, — el gran hombre dijo mientras me jalaba y señalaba el plano modificado de la vieja escuela. Señaló hacia los antiguos dormitorios. —Tú reúnete con tus amigos aquí, cachorro. ¿Estás seguro que ellos entrarán con nosotros?

297

—Ellos estaban muy emocionados con la idea incluso antes de que les prometiera que Artemisa podría hablar con ellos.— Le dio a Artemisa una tensa sonrisa. —El pensar que un antiguo esté de nuestro lado tiene su valor y ellos están enfermos de lo que el Concilio está haciendo. Están seguros de que esto será su destrucción. Están de acuerdo con eso. —Bien. Ve con ellos y Buena suerte, — dijo Hugo. Le di a Tony un fuerte abrazo. —cuídate. —Tú también, — murmuró. Estreché la mano de Artemisa y ellos se fueron. Hugo señaló hacia el plano de nuevo, capturando mi atención. — Iremos por la cocina, chico. La cámara del concilio está en el segundo piso sobre un patio interior. — Profundas líneas cruzaron su cara. —El cachorro tiene su propio truco para esconderse tras las sombras y poder moverse sin ser visto. Ghedi dice que sabes algunas cosas. ¿Tienes un truco como ese? —Nunca has trabajado en secreto,— Kristair dijo. — Creo que la mejor apuesta seria moverse rápido y en silencio. Entre más rápido entren al lugar menos posibilidades hay de que sean descubiertos. A menos que aprendas a atravesar paredes. —Preferiría un disparo en la cara.— Me estremecí. —Lo siento, Kristair. Esto es una locura. Además los Ascendidos lo bloquearían de nuevo. Sacudí la cabeza hacia Hugo. —Lo siento, hombre. —Está bien. Este lugar está lleno de escondites y viejos pasadizos para sirvientes. Tendremos oportunidad.

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—¿Qué sucede si logran vernos? —Nosotros iremos con cuidado para asegurarnos que eso no suceda, pero si lo hacen…— Hugo dejó el pensamiento de fatalidad y señaló hacia el camino que seguiríamos. —¿Él los mataría?— Le pregunté a Kristair. —No puedes dejar posibles enemigos detrás. Este golpe de estado tendrá sus dificultades Llegar hasta el concilio sin ser advertidos. — ¿Pero qué si es alguien que está de nuestro lado?— Argumenté. —Mi sugerencia es la misma que la de Hugo. No ser visto. Entonces no tienes que preocuparte por esos pequeños dilemas morales. Gruñendo, seguí al vampiro, asombrado de cuán rápidamente se movía el gran hombre. Pedazos de vidrio y piedras llenaban el suelo y él no hacia ruido. La puerta de la cocina era sólida. Pensaba que estaría colgando de sus bisagras como el resto del lugar, pero supongo que no era totalmente laxo con su seguridad. Sus esfuerzos no tuvieron importancia, porque sólo le tomo un momento a Hugo abrirla. El ruido pareció muy fuerte para mis oídos y me estremecí. Hugo hizo una pausa y me indicó que lo siguiera. La ventana de la cocina estaba totalmente oscura. Tenía la impresión de que era una gran caverna y mi respiración hacía eco en el cuarto. Después de un momento, mis ojos se ajustaron a la oscuridad y fui capaz de cruzar el piso cubierto de basura y escombro. Por cómo

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se olían las cosas, nadie había estado ahí en mucho tiempo. El camino que recorríamos hacia la cámara del Concilio estaba misteriosamente tranquilo. Había sólo alguna gente vagabundeando por los pasillos y esos fueron evitados con facilidad, lo que me hizo que sospechara. — Esto no me gusta. Quiero decir, no se supone que estaría toda una pandilla de sus compañeros, este lugar debería estar lleno de vampiros. El sindicato es una gran organización, ¿no es así? —Ellos no están en una sola localización. Tienen células en todo el mundo. El sindicato es más una red que un lugar en el que se concentren todos. El concilio en sí mismo es el que está aquí. Eso es lo que importa. — ¿Y qué si el Concilio no está aquí? —Los contactos de Tony indicaron que ellos se reunían

a

menudo

últimamente.

¿Confías

en

su

información o no? No es que no confiara en él. Los nervios estaban haciendo que me adelantara a todas las cosas. —Supongo que tiene sentido. Sus trampas en Pittsburgh deben de mantener su atención ocupada. Sólo deseo que ellos realmente lo advirtieran, y no me gusta la idea de causar todo este alboroto por lo que dijo un psíquico. —Lo veremos pronto. Hugo señaló hacia un corredor bien iluminado. De acuerdo al mapa, la entrada a la cámara del Concilio debería de estar rodeando la esquina. Sentí que Kristair dejaba mi mente y lo vi aparecer frente a mí, caminando desnudo a la esquina. 300

—¡Kristair! ¡Qué diablos piensas que haces! —Ellos no pueden verme. Sólo quiero ver que hay adelante. No te preocupes, no puedo alejarme mucho de ti. —¡Kristair! Trae tu bonito culo aquí. Maldición, Kristair, ¡Te digo! Mi amante me dio una descarada sonrisa y desapareció en la esquina. Hugo me veía con una escéptica expresión en su rostro. — ¿Estás bien?, chico —Sólo jodidamente atento. — veía hacia la dirección por la que Kristair se había ido. — ¿Y ahora qué? —Ahora esperaremos la señal. Ghedi y Alette se están encargando de lo que necesitan hacer y tu amigo y Artemisa deben llegar aquí pronto. — Hugo presionó su oído en la puerta, la abrió y me indicó que entrara después de él. —Hay dos guardias afuera de la puerta. Los amigos de Tony tenían razón. El concilio está en sesión. No pude acercarme lo suficiente para ver el interior, pero los guardias estaban hablando entre ellos. —Bien,— Dije molesto. —¿Puedes regresar ahora? —Deja

de

preocuparte.

Estoy

perfectamente

seguro. Relajándome, vi alrededor del cuarto en el que Hugo me había metido. Era una oficina, uno de los pocos cuartos que estaban en uso. Había una computadora en el escritorio y algunos libros dispersos sobre la superficie. Me

301

recordaba a la vieja oficina de Kristair, solo que menos limpia. Curioso, empecé a ver los libros, parecían ser diarios en su mayoría. Kristair podría estar interesado en esto. Levanté la vista y vi a Hugo terminar de examinar el cuarto y viendo a la puerta se giró hacia mí. —Regreso en un momento con la señal. Quiero revisar un par de cosas afuera. —Espera un minuto, — Siseé exasperado. El cuerpo de Hugo se volvió transparente antes de convertirse en niebla y desaparecer bajo la puerta. Giré la vista buscando a Kristair. —Esto está comenzando realmente a enojarme. —Puedes seguirlo, se supone que toma tiempo y concentración convertirse en niebla. No te concentras muy bien cuando estás irritado. Oh espera, no, tú no puedes. — Él sonrió. —E incluso si pudieras, sería una locura salir. —Creí que se suponía que eras el inteligente en esta relación. — pasé la mano por mi cabello y jalé un puño, sintiendo apenas el ardor. Eso había sido demasiado fácil, hacerme pensar en una trampa. —Algo de afuera no te gusta. — ¿Estás comenzando a ser psíquico?— el tono de la voz de Kristair era ligero, pero sus oscuros ojos eran penetrantes, estudiándome. Estaba también nervioso. —Esto no es ni remotamente divertido. — Incliné la cabeza ante el sonido de una mujer gritando insultos, amortiguados a través de la puerta. Había algo en esa voz…. —¡Kayla!— Kristair jadeó y se dirigió hacia la puerta. —Quédate dentro. —Jódete si lo hago. — Mi corazón palpitaba, luchaba 302

por abrir la puerta y seguirlo, los agudos gritos de Kayla seguían. ¿Qué diablos hacia esta mujer aquí? Juro que si me siguió…. Los guardias frente a la puerta saltaron cuando di vuelta en la esquina. Sentí a Kristair entrar en mi cabeza de nuevo, atacándolos antes de darles oportunidad de pedir ayuda. —¡Jacob, no creo que intervenir de esta forma sea buena idea!— Kristair gritó en mi cabeza. Pero para entonces, era demasiado tarde. Ya había nockeado a los guardias y abierto la puerta. Varios hombres y una mujer estaban alrededor de una mesa oval de conferencias. Amarrada arriba, acostada en la mitad de la mesa estaba Kayla luchando y maldiciendo furiosamente. Lo que daría por mis bolas de fuego ahora. Incendiaría a cada uno de los hijos de perra que se encontraban en el cuarto. Me dirigí a la mesa mientras ellos se medio giraban con sus bocas abiertas con una expresión entre impacto, consternación y placer. Les gritaban a los guardias mientras yo empezaba a desatar las muñecas de Kayla. Ella luchaba por liberarse, empujándome, tratando de liberar sus manos de la sogas redoblando la lucha. —¡Deja de luchar conmigo!— grité. Kayla jaló la pistola de mi cintura y medio se enderezó, inclinándose de lado le quitó el clip. Maldije cuando un spray húmedo golpeó la parte de atrás de mi cuello y me moví de espaldas a la mesa, jalando a Kayla conmigo y manteniéndola detrás de mi espalda. —Hay un cuchillo en mi bolsillo,— le dije. —Tómalo y libérate. — ¡Alto!— uno de los hombres del concilio ordenó con 303

fuerte voz, mientras el segundo guardia se acercaba. La mesa de conferencia quedaba entre nosotros y la puerta, sin mencionar al Concilio entero del sindicato. Joder, ¿Cómo diablos se supone que saldremos de esta? —Déjalos a ambos con nosotros. — Le señaló al otro guardia en la mesa, quien estaba sosteniéndose, tratando de arreglarse a si mismo del sangriento lío que Kayla le había causado. — Llévate eso contigo. Levanté mi recién recuperada pistola y señalé hacia el guardia, sentía a Kayla luchando detrás de mí. —¿Cómo vas ahí atrás? —Ya casi. Al menos tú lograste aflojarlas algo. —Atrás,— Le advertí al guardia. Se detuvo viendo hacia los miembros del Concilio. Él llamó al otro guardia sobre su hombro. Genial. Solo genial. ¿Ahora qué es lo voy a hacer? Otro de los miembros del Concilio cerró la puerta y vio al guardia. Sólo había seis de ellos. — ¿Podemos encargarnos de ellos, Kristair? —Estos no son cachorros, Jacob. No va a ser tan fácil y hay que considerar a Kayla. Ella podría salir herida en la lucha. No te apresures. Ellos parecen inclinados a hablar. Déjalos. No es como si realmente estuvieras solo aquí, así que procura conseguir algo de tiempo. —Por favor toma asiento,— uno de los consejeros dijo, señalado la ensangrentada mesa. —Hemos oído mucho acerca de ti. Nada nos hacía creer que llegaras tan intempestivamente, pero estamos intrigados. Quizás estábamos equivocados contigo. —Sí. Lo estaban. Aunque si es a mí al que quieren, 304

realmente la jodieron al meter a Kayla en esto. —El antiguo tiene que haber dejado sus secretos en alguien. Cuando la pequeña niña de Pittsburgh nos dijo que no eras tú eso nos dejó a Kayla Mercer. Ella había sido cercana a él. De alguna manera tenía sentido. Ella estuvo con él durante años antes que tú. Respiré aliviado cuando Kayla deslizó mi cuchillo en el bolsillo. Ella estaba libre. Le di la pistola, y tomó el cuchillo. Podía hacer más daño con las habilidades de Kristair que con el cuchillo. —Ella no tiene lo que quieren, me agrada decirles que yo tampoco así que déjenos. —No creo eso. Ninguno de ustedes va a ir a ningún lado. — Presionó un botón de intercomunicador en la mesa. —Traigan a Chaziel y sogas extras. Vi a cada uno de los vampiros por turnos. Ninguno de ellos se movía hacia mi o hacia Kayla, pero ellos no parecían estar tampoco preocupados por nuestras armas. Tenía la impresión de que podían tomarnos en cualquier momento con considerable facilidad. Con algo de suerte, Hugo ya habría regresado al cuarto en el que me había dejado maldiciendo mi ausencia. Por favor Dios, deja que venga por mí. Otro de los hombres del consejo se aproximó cautelosamente, pero se detuvo fuera de mi alcance. —Así que fuiste tú quien mató a Roland Montrose. —Estás en lo correcto, y si te acercas serás el siguiente. Kayla se presionó contra mi espalda. Aunque estaba tensa, ella apuntaba la pistola en esa dirección firmemente. —Será mejor que tengas un maldito plan, Jake.

305

—Confía en mí. —Esto no es una maldita aventura,— ella gruñó, entonces subió la voz hacia uno de los miembros del consejo. —¿Quién es Chaziel y qué tiene que ver con nosotros? La mujer del consejo sonrió y se sentó tranquilamente en una silla, aunque sospechaba que era un espectáculo. Sus hombros estaban tensos y había una pequeña línea entre sus cejas que traicionaban sus nervios. — Chaziel es quien entrará en sus cabezas y nos dirá lo que necesitamos saber.— Ella inclinó la cabeza a un lado y sentí el breve toque de una mente intentando entrar en la mía, la alejé con un hiriente golpe. Detrás de mí, Kayla se estremecía. —Mantén tus asquerosos dedos mentales fuera de nosotros,— bufé. —Tienen buenos escudos, ambos, pero podremos derrumbarlos. Nada como escuchar los gritos del otro cuando quebremos su voluntad,— ella dijo con una fría sonrisa. Me recordaba un diabólico y huesudo pájaro por sus rasgos e inhumanos ojos. La mente de Kristair se tensó con furia. Su fuerte reacción debió de mostrarse en mi cara porque el que estaba cerca de mi retrocedió. —No tienes ni idea qué diablos haces,— Bufé. —Pero realmente no importa porque para empezar todos están jodidos. El consejero que había hablado antes, se rió. Antes de que pudiera preguntar qué era lo divertido todos ellos cayeron sobre mí como uno. Kayla disparaba cuando comencé a moverme dejando 306

a Kristair que se mezclara con mis acciones hasta que empezamos a movernos como uno. Traté de quedarme cerca de Kayla, pero con cada ataque me alejaba más de ella. El sonido de la pistola se detuvo y me giré para verla cuando uno de los vampiros le daba un golpe en la parte de atrás de su cabeza, ella se derrumbó en el suelo y la pistola cayó de su mano. Me apresuré a llegar con ella con un rugido de indignación y grite de nuevo cuando el resto cayó sobre mí. Ellos golpearon fuerte mi sien y yo luché contra la oscuridad, hasta que me hundí en ella.

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Capitulo 25

-J

ACOB, despierta. Por favor, mo chroí.

No estaba seguro de que fuera la voz de Kristair que me rodeaba o el agudo dolor de mi hombro. En el momento que me golpeaban, deseaba olvidarlo de nuevo. Sentí que Kristair trataba de tomar algo de mi dolor y eso lo facilitó un poco, aunque no lo suficiente para detener mi gemido. Mi cabeza estaba revuelta y mi estómago giraba causándome nauseas. —Él ya está reaccionando, —Alguien murmuró. — Quizás él sea el indicado. —¿Entonces ella es innecesaria? —No, no aún. ¿Qué piensas, Chaziel?— Las voces se repetían y el aire frío olía a moho y humedad mientras seguía oyendo los sonidos de donde estuviera ese cuarto. —No nos apresuremos, señor. Hemos esperado mucho tiempo para tenerlos. Ahora que los tenemos, debemos estar seguros. —Envía a los otros arriba a la cámara del consejo. Podrían haber traído amigos,— la mujer dijo.

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Traté de moverme, pero una nueva oleada de dolor me atravesó, desterrando la niebla. Mordí un grito, saboreando la sangre en mi labio abrí los ojos, tuve una rápida impresión de los viejos azulejos, la infinidad de telarañas, sillas altas quebradas. Estaba contra la pared, aunque nadie estaba encima de mí. ¿Qué diablos? Sacudí la cabeza desorientado y me giré a ver un clavo plateado enterrado en mi hombro que me fijaba a la pared. Un dolor igual en el otro hombro me dijo que estaba fijo también. El sudor inundó mi frente y la bilis subió a mi garganta. —Oh joder, Kristair, oh joder. ¡Qué diablos! —Está bien, mo chroí. Una vez que estés libre seremos capaces de sanar el daño, — Trató de calmarme, aunque estaba incluso más enojado que yo con toda esta situación. —Ellos nos mostraron un bajo nivel. Tienen guardias por todo el lugar. — ¿Dónde está Kayla?— grité, aterrado por el silencio. —Joder, Kristair, ¿que si le hicieron lo mismo a ella? Qué si… —Ella está bien, por el momento. Inconsciente y atada, pero eso es todo. Ellos consideran que tú eres más peligroso. —Afortunadamente me jodieron. — Oh joder, esto duele, incluso más que si me hubieran disparado. Es difícil pensar, con la agonía que me consume. —Tu dama amiga está bastante bien. — El primer consejero se colocó en mi línea de visión. —Y ella permanecerá de esa manera si cooperas.— Él le hizo una seña al otro hombre para que se acercara a su lado, un 309

joven con aspecto indígena, con una alta frente y oscura piel. —Tú dejaras que Chaziel entre a tu mente y cada vez que te resistas tu chica será lastimada. Despiértala,— ordenó. Apreté los dientes y tomé una profunda respiración, estirando los agarres en mis hombros. El dolor aumentó cien veces más y caí contra los azulejos, luchaba por seguir jalándolos. Mi cabeza giraba por la agonía y la furia. ¿Dónde diablos estaba Ussier? ¿Dónde estaba todo el mundo? —Kristair, ¡no podemos dejar que esto suceda! —Estoy consciente de eso. —¡Entonces dime qué haremos! ¡Se supone que eres el cerebro!— Finalmente vi a Kayla cuando los vampiros la levantaban frente a mí y la movieron a un lado. Ella estaba caída en una silla con sus manos atadas detrás de su espalda. Seguía inconsciente. Los vampiros retiraron el cabello y golpearon su cara varias veces, hasta que ella empezó a parpadear. —¿Qué…? Kristair bufó dentro de mi mente y gruñía maldiciones. Maldición, si solo él pudiera tomarme ahora, esos tipos no tendrían oportunidad. —Bienvenida de regreso, Señorita Mercer.— El vampiro retrocedió y Kayla gritó cuando me vio. Ella luchó contra sus ataduras, tratando de ponerse de pie. —¡Jake! ¿Qué te hicieron estos bastardos…? Ella se estaba sosteniendo cuando uno de ellos la volvió a golpear, la marca de la mano quedó roja en su mejilla. —Cállate,— dijo ásperamente, asintiendo al joven chico que entró seguido de un enorme bruto. —Déjame

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mostrarle a los humanos los serios que somos. El dúo se acerco a ella, el más grande tomó a Kayla y el chico le desgarró la blusa. Kayla gritó y pateó al chico en el pecho, cayendo de espaldas, mientras el bruto la abrió y la mostró. —QUITA TUS JODIDAS Y ASQUEROSAS MANOS DE ELLA.— Grité, ventilando toda la furia de Kristair. Kayla gritó cuando el tipo grande abrió el agua, y la mantuvo bajo el chorro, mis ojos totalmente abiertos horrorizados cuando el chico se acercó llevando un marcador eléctrico de ganado. No, ellos no podían, no cuando ese tipo llegó frente a ella. —No, ¡espera! ¡No lo hagas!— Traté de moverme frunciendo el ceño y gruñendo mientras luchaba con el dolor que me inundaba. —¡Has algo! Ella es tu hija. No puedes dejar que esto suceda. —NO PUEDO— Kristair gritó su frustración y rabia, haciendo que mis sienes pulsaran aún más. No era justo. Kristair estaba tan impotente como yo, si no es que más. Lo que estaba sucediendo hacía que ambos estuviéramos asqueados de él. La expresión del chico era diabólica mientras se acercaba a Kayla. Mientras el toque golpeaba el pecho de ella. Su grito perforó el aire, pero el tipo que la sostenía sólo se reía cuando su brazo se llenó de humo, balanceándose a causa del dolor, ambos, él y Kayla. Entonces Kayla se arqueó, llorando mientras el agua corría por ella. El vampiro me veía, con una enferma sonrisa en su cara, imaginé que mis manos se clavaban como garras. Si tuviera fuerza me desprendería de la pared y los desgarraría. —Espera, Kristair. ¿Tú puedes tomarme, verdad? 311

Tú puedes hacerlo, liberarme. —Jacob, el daño… —Ah ¡no me importa una jodida el daño! Al infierno con eso. ¡Diablos, sólo hazlo!— Me preparaba para el dolor que podía venir, pero mentalmente sacudiendo mi cabeza.

Kristair

ya

estaba

—Aún tienes un cuerpo mortal. Te desmayarías y cuando despertaras estarías en el mismo punto y quebrado. No podemos hacerlo. El encargado se detuvo frente a mí, sus grises ojos brillando con la anticipación. Mientras me sostenía, estaba deseando ser a quien lo sostuvieran bajo el agua. —No estoy seguro cuánto ella pueda soportar. Ari puede sostenerla tanto como quiera y si él necesita alimentarse para sanarse, ella está a la mano. Así que sugiero que pienses en el tiempo y lo difícil.— El vampiro señalo hacia Chaziel. —Puedes empezar. —Jacob, necesito que te relajes cuando te llene completamente,— Kristair dijo. —Necesitas concentrarte más allá del dolor. —¿Qué diablos vas a hacer? —¿Recuerdas como cambió Hugo a niebla? Puedes hacer eso, pero tienes que dejar el dolor y el miedo atrás para poder cambiar. Confía en mí. La Ascensión no puede haberte quitado esto. Vale la pena intentar. Luchaba duro mientras Chaziel se aproximaba. Ni siquiera podía mover mis dedos pero lo pateaba. Y eso causaba más dolor en mis hombros que causaba que me arqueara y el dolor que recorría mi cuerpo entero me 312

congelara. —Por favor, mo chroí, sólo te estás lastimando más. Incliné la cabeza a un lado y las manos de Chaziel tocaron mis sienes. — ¡Aléjate de mí! ¡Y no te atrevas a tocarme de nuevo!— grité, tan enfurecido que apenas y podía oír los ruegos de Kristair en mi mente. Los dedos de Chaziel entraron en mí y grité ante el asalto mental, el toque en mi mente era grasoso y obsceno. Me sentía contaminado por eso. Kristair se vengaba, golpeándolo fuera del pensamiento sacando la psique de Chaziel, y el vampiro se retiró, levanté la cabeza sobresaltado, con un nuevo grito de Kayla que hacía eco a través del cuarto de baño y el zumbido del choque eléctrico. —Hay alguien en su mente,— Chaziel comentó, sacudiendo la cabeza y viéndome con brillo en sus ojos. — Estoy seguro de eso ahora. Él es la clave. El jefe de los vampiros se acercó a mí con una hambrienta expresión que arrastraba el miedo y penetraba a través de mi rabia. —Dime lo que quiero saber. Dime el secreto de la inmortalidad. —Jódete,— ladré. La cara del vampiro se oscureció con furia. Tomó las barras en mis hombros, retorciéndolas hasta que el metal estuvo contra mi carne y mis huesos. Grité, incapaz de soportarlo. Vagamente lo oí con el tormento en mi mente, —Tenemos a la chica, y todo el tiempo necesario. Luchaba contra la oscuridad que me hundía y contra Kristair, no oía lo que él decía. Sin embargo él era más fuerte que yo. Suavemente él tomó posesión de mi cuerpo

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y forzó a mi mente a retraerse. — ¿Qué estás haciendo? —Lo

único

que

puedo

hacer

bajo

estas

circunstancias.— La frustración de Kristair era evidente, él tomó el control de nuevo. —Sé que te prometí que no haría esto de nuevo, pero no puedo ver que los sigan torturando. Al menos puedo ayudar en algo.— ¿Qué era?, él interrumpió todas las sensaciones en mi cuerpo. La sensación de alivio era abrumadora y me tomó un momento darme cuenta que había llevado el dolor a sí mismo, él estaba experimentando la misma agonía que yo había sentido. —Déjala sola,— Kristair dijo fríamente a través de mi boca, el timbre de mi voz cambió igualándose a la de él. — Ella no es parte de esto. El vampiro dio un paso hacia atrás, se veía sorprendido, sus ojos más abiertos. Chaziel gimió. —Es él. Es el antiguo. Kristair se tensó cuando las puertas abruptamente se abrieron. Grité aliviado en el interior de mi mente cuando apareció Tony con un gran número de otros detrás de él incluyendo Artemisa. Oh gracias a Dios, gracias Dios. —¿Qué significa esto?— el vampiro que sostenía a Kayla gritó. —Explícate, cachorro. El hombre del concilio en cambio se alejó de mí y señaló hacia su pistolero. —Sólo mátalos, mata a todos. —No, espera. Es el secreto, — Tony dijo, adelantándose. —Sé lo que buscas y lo compartiré contigo pero tienes que dejarlos ir primero. —Mátalos,— el líder ladró. El vampiro detrás de Tony sacó su arma como el resto del Concilio y sus guardias. La 314

violencia inminente estaba en el aire y cada lado veía al otro. —Espera,— Chaziel dijo, levantando la mano y viendo fijamente a Tony. —Él dice la verdad. Kristair estaba terriblemente callado cuando el horror cayó sobre mí, su control disminuyó y recuperé mi cuerpo de nuevo, me mordí el labio, saboreando la sangre y la agonía dentro de mí, casi me desmayo y maldije mentalmente. —Logra que tu idiota amigo se calle,— él dijo con una terrible intensidad. —¡Tony! ¡No lo hagas!— No entendía qué tenía a Kristair tan molesto pero me contagió su urgencia. —No lo entiendo. ¿Cómo puede saberlo, Kristair? —Entraste profundamente en él. La conexión fue demasiado fuerte,— Kristair siseó con frustración. —Eso fue lo que sucedió. Tony dirigió la mirada hacia mí, entonces hacia Kayla y su boca se tensó. —Bien, Castillo, ¿Qué decides? —Dame el secreto y los dejo ir. Artemisa dio un paso adelante, su bastón golpeando el azulejo rompió el repentino silencio que siguió a la contraoferta de Castillo. Tony cerró la boca deteniendo la respuesta que se mataba por dar. —No seas ridículo, niño. Nosotros no tendríamos ninguna ventaja, una vez que tengas el secreto. Libéralos.— Él nos vio detalladamente. — No es como si pudieran correr en la condición en que se encuentran. La tensión se extendió, pero entonces Castillo inclinó la cabeza hacia Artemisa. —Como digas, Anciano. Déjenlos ir. 315

El gran hombre bufó, pero cerró el agua y dejó a Kayla medio inconsciente en la silla. Él vio a Castillo y el hombre asintió, cortando las ligaduras. Ella jaló su desgarrada blusa y cruzó los brazos, levantando ansiosa la vista hacia mí. —Ahora Jake,— Tony dijo, viendo los agarres en mis hombros. Castillo hizo un impaciente sonido y salió del camino señalando al gigante. —Adelante. Me sostuve cuando el vampiro se aproximó, pero todo el control mental del mundo no podría prepararme para la sensación cuando esos malditos clavos salieron de mi cuerpo. Sentí como gritaba y mis piernas no me sostuvieron. Caí al suelo sollozando, hasta que el dolor disminuyó lo suficiente para recuperar algo de sentido. Sentí como Kristair aplicaba presión mental, disminuyendo el sangrado, y entonces el calor atravesó mis hombros y comenzó a unir los músculos sobre los mutilados hoyos. Vi a Kayla salir de la silla y caer al suelo. Ella tensó la mandíbula, había furia en su mirada, mientras se arrastraba hacia mí. Todo el mundo la vio, pero nadie trató de detenerla. — ¿Estás bien?— ella preguntó, arrodillándose a mi lado, tocando mi hombro mientras se mordía el labio. —Lindas tetas,— dije, la esquina de mi boca se levantó en una diabólica sonrisa. Kayla me dio una risa que sonaba sospechosamente a sollozo. —Idiota.— Ella parpadeó, las lágrimas llegaban hasta el mentón. —Te amo. —Igual. —Tus amigos están libres,— Castillo dijo, abriendo 316

sus manos. —Sin embargo, entiendes que no los dejaré ir, porque perdería mi ventaja.— Sus ojos fijos en Tony. —El secreto ahora, cachorro, o ella muere. Tony me veía a mí. Luchaba por empujarme y envolver en mis brazos a Kayla, tratando de protegerla lo mejor que pudiera. Ellos no la golpearían sin golpearme a mi primero. — ¿Realmente quieres compartirlo con todos en este cuarto?— Tony preguntó con desdén. Vi en Tony señales de que se volvió inteligente durante el año pasado o al menos cauteloso. —Puedo compartirlo con todos,— La mujer del consejo dijo con un resoplido. La tensión en el cuarto aumentó cuando Castillo dudo. —Claro,— asintió en su dirección, su voz suave. — Con todos nosotros. Kristair aumentó el proceso de curación en mis hombros, forzándome a gemir cuando la carne se unía, jalándola, hormigueando, enviando oleadas de vértigo a mi cabeza. Alejando el dolor y aumentando mi fuerza, me dio un codazo mental. —Detenlo,— siseó. —Detén a Tony, antes de que sea demasiado tarde. —Él no va a decirles. Él lo está demorando. Ussier está en algún lado. No va a rendirse cuando la ayuda está tan cerca. —Está corriendo contra el tiempo. ¡Castillo no va a esperar! —Bueno; lo haremos a tu manera,— Tony declaró. Entonces vi el flash del metal detrás de unos de los compañeros de Tony que levantaba su espada. Todo el 317

mundo pareció congelarse. — ¡NO!— Grité horrorizado cuando la cabeza de Tony salió volando. Kayla gritó y Artemisa rugió con furia, girándose hacia el asesino de Tony, apurándose con su bastón. El concilio y sus matones se apresuraron contra la otra facción, pero Castillo se giró hacia mi cuando me puse de pie y giré hacia mi amigo. Una luz dorada lo rodeó y su cuerpo desapareció. —¡Qué jodidos! —Jacob, ¡tú y Kayla salgan de aquí ahora! La Ascensión tomó a Tony. —Pero eso significa…. —¡SAL! Castillo me agarró, sus dedos se encajaban en mi aun no sanada herida. Él gruño cuando encontró la carne, que seguía lo suficientemente tierna para hacerme estremecer. Por la esquina del ojo vi a Kayla tomar el descartado marcador de ganado eléctrico mientras luchaba por liberarme. —¿Cómo crees que te gustará esto?— Kayla preguntó con una maliciosa sonrisa mientras lo conectaba en sus pantalones y se quitaba del camino. El vampiro comenzó a rugir de dolor. Se oyeron vidrios quebrándose, Ussier entraba por la ventana seguido por Alette. Tomé la mano de Kayla. — Tiempo de irnos. Vi a Castillo soltar la pistola tratando de quitarse el marcador de ganado de sus pantalones, la tomé y disparé varias veces en su pecho. Cayó hacia atrás, su cuerpo se estremecía porque la electricidad continuaba recorriéndolo. Cuando abrió la boca para gritar, energía azul salía entre sus dientes y humo salía de su boca, nariz, oídos, y el olor 318

de carne quemada llegó a mi nariz. Hugo se dirigía a la puerta principal, sus rasgos más sombríos que lo normal. —Vamos, chico.— Luché contra el mareo mientras Kayla me jalaba hacia él a través de la multitud que luchaba. — ¿Qué está mal conmigo? —Perdiste demasiada sangre. Usé incluso más para sanarte

y

tomé

enormes

cantidades

de

energía.

Necesitas comer. —¿A qué te refieres con “comida”?— Pregunté, enfermo con la idea mientras alcanzábamos a Hugo, él se colocó detrás de nosotros cuidándonos las espaldas mientras dejábamos la batalla detrás. —No es lo que piensas, Jacob. Aún eres humano. Comida y sueño será suficiente. —Rápido,— Hugo ordenó, viendo a Kayla antes de correr por el pasillo. —Este lugar va a explotar en dos minutos. —Eso suena a Ussier. Él probablemente estaba haciendo los arreglos. A él le gusta esto, especialmente cuando está fuera de la ciudad. Mejor nos movemos. Mordí una maldición y corrí detrás de Hugo como si estuviera en el equipo y necesitáramos un touchdown para ganar el partido con quince segundos para que termine el juego.

319

Capitulo 26

E

L jet lag era la peor perra del mundo. Podía oír a Kristair llamándome con urgencia. Me movía, sentía sus rugosas manos acunando mi cara. —

Jacob, mo chroí. Mis huesos dolían mientras regresaban los recuerdos. Recuerdos del aire nocturno contra mi piel, el agotamiento que me hundía, el feroz calor y brillo de una explosión y entonces la bienvenida oscuridad. Abrí los ojos con un gemido y una sonrisa ante la ansiedad en la mirada de mi amante. —Hey, hermoso. Desperté. Deja de preocuparte. El alivio de Kristair me atravesó y una sonrisa jaló ligeramente sus labios. —Bienvenido de regreso. Empezabas a asustarme. — ¿Hablando contigo mismo?— Kayla entró llevando en sus manos una bandeja y la dejó en la orilla de mi cama. Espera. ¿Mi cama? Vi alrededor, era el cuarto de mi dormitorio. Me sorprendí. —Whoa. — ¿Todo había sido solo un loco sueño? — ¿Cuándo diablos habíamos regresado? —Antes del amanecer de esta mañana. Sólo extrañas a Steve. Él dejó esto para ti. — Ella colocó la bandeja en mi 320

regazo mientras me enderezaba. Ahí fue cuando noté los oscuros círculos bajo los ojos y las líneas de preocupación alrededor de su boca. Estaba usando la misma ropa de nuestro viaje, sangrada, desgarrada y quemada. Eso era irreal, tenía a Kristair acostado a mi lado y a Kayla sentada al otro lado. Entonces mi mirada fue hacia la comida y no pude pensar en nada más. Kayla permaneció en silencio mientras devoraba los omelet, el pan tostado y el jugo de naranja. Había suficiente comida en la bandeja para ambos, pero yo comí cada maldito pedazo e incluso pensaba que podía comer más. —Lo siento, — empecé, y ella sacudió la cabeza. —El tío Ghedi dice que lo necesitas después de todo lo que has tenido que sanar. También te lastimaste durante la explosión. Hugo pensaba que estabas más cerca de nosotros de lo que realmente estabas. El recuerdo no era claro. Estaba lleno de paredes tejidas y ecos de gritos. —Usaste demasiado de ti mismo, no solo para sanarte, sino que expandiste tus fuerzas para correr y luchar. Eso finalmente te agotó. — la sensación de nublaban los

un prolongado miedo y ansiedad aún pensamientos de Kristair. —No pude

alcanzarte. Podía ver que tu cuerpo estaba completo, pero no podía alcanzarte desde el interior de tu mente. Sólo podía imaginar cuán aterrados habían estado ambos. —Supongo que necesito dormir y comer. Gracias, — les dije, entonces dejé la bandeja a un lado y pasé mis dedos por mi cabello. Era malditamente embarazoso saber que me había desmayado de esa forma, a pesar de las circunstancias. — ¿Cómo estás? Oh, espera. Steve. — Ella dijo que lo había extrañado. Necesito hablarle, decirle 321

acerca de Tony. Sólo que no estoy listo para enfrentarlo aún. Aún no podía envolver mi cerebro alrededor de lo que había sucedido. Era tan irreal. ¿Habría realmente sucedido? No podía perderlo de nuevo. —No te preocupes por eso. Ya hablé con él acerca de todo. — ¿Y aún así él te permite estar aquí, cuidándome cuando estoy desmayado? —Él no es mi papi. Es tiempo de que recuerdes eso. — Kayla cruzó sus brazos. Esa discusión me había mareado. —Creo que es tiempo de algunas respuestas, Jake. Kristair se movió pensamientos. —Ella

y me envió tranquilizadores merece respuesta, amor,

especialmente después de lo que ha atravesado. Además, ella es tu hija, y es alguien que amas. Sabes que no soy feliz de no decírselo. —Tú sabes presionar muy bien. — Kristair gruñó, pero no con su corazón. Estaba cerca de Kayla y que no supiera también le molestaba mucho. —Has lo que creas que es correcto. De cualquier manera lo haces. Casi le reclamo la brusquedad, cuando la verdad me golpeó. No, no puedo, no si él me lo pide. Todas esas reacciones fueron a mi estómago, me debatía en qué estaba bien y qué mal. Realmente sólo escuchaba a Kristair, y sólo en algunas ocasiones. —Al menos eso es algo. — ¿Has dormido algo?— Le pregunté a Kayla. Ella seguía usando los jeans de la noche anterior, aunque alguien le había dado la camiseta que usaba en lugar de su 322

desgarrada blusa. Yo debería haber estado despierto cuidando de ella. Eso me molestaba. —No vas a liberarte de mí tan fácilmente. Habla, Corvin. —Dame un minuto para saber qué decir. Es complicado incluso con toda la locura que vivimos. — Después de un momento, tomé su mano en la mía. — ¿Recuerdas cuando te vi en su oficina? —Si. Siento como si hubieran pasado años, no puedo creer que sólo haya sido hace una semana. —Yo tampoco. — Había tenido suficientes aventuras de acción para dos vidas. — ¿Recuerdas cómo te dije que creía haber sentido a Kristair la noche anterior y que hablábamos acerca de si realmente se fue o no? Kayla se tensó, sus ojos buscando en mi cara antes de ponerse de pie. — ¿Él no estaba, lo estaba? Soltó una explosiva respiración. Al menos ella no se puso loca contra mí. —No. El día que me secuestraron, regresé a la casa y me encontré con él aquí. — Le dije todo lo que había sucedido, incluso la promesa de Kristair a la Ascensión, y ella escuchó sin interrupción con una expresión en su cara que no podía leer. Ella se puso de pie, y se dirigió a la ventana, vio hacia fuera durante un largo tiempo. Kristair se giró a verla y yo deseé que pudiera tocarla. Se me ocurrió que podía hacer lo que mi amante siempre hacia conmigo, así que mentalmente envolví los brazos alrededor de él y fui recompensado con su cálida gratitud. —Así, que dices que él está en este cuarto. Él está aquí ahora, — Kayla dijo.

323

—Sí. — ¿Y no se me permite hablar con él ni verlo?— Él captó en su voz una punzada de dolor. Me levanté y fui hacia ella, pero entonces ella giró su cara hacia mí, en sus ojos había humedad y furia. — ¿Qué tipo de jodida mierda es esta? —Creo que esas fueron mis exactas palabras. — Ella me creía. Me aseguraría de que no pensara que estaba loco. —Pero lo arreglaremos. Tenemos tiempo antes…. — Hice una pausa, detuve mis palabras cuando Kayla se congeló y Kristair siseó. — ¿Kayla?— moví mi mano frente a su cara, pero no respondió. —Ella no puede oírte, ni verte, para nuestro asunto, — Un extraño coro de voces de mujer se oyó detrás de mí. —Nosotros estamos entre el tiempo, de una manera para hablar y ella sigue en el mundo ordinario. — ¿Qué están haciendo aquí?— Kristair demandó mientras yo me giraba a ver a los que hablaban. No creo incluso haberle oído la voz tan fría como ahora. La mujer que apareció parecía ser mayor que Kristair y que yo. Había algo familiar en ella, aunque juraría que nunca la había visto antes. Su cabello castaño-miel amarrado en un nudo en su nuca dejando algunos bucles al lado de su cara. Ella vestía una toga con una tela escarlata alrededor de su cintura y otra tela escarlata en su hombro. Anillos adornaban sus dedos y múltiples brazaletes sus muñecas. — ¿Quién diablos eres? —No seas tonto, niño. Sabes quién soy. Vi alrededor confundido, tratando de imaginar lo que ella quería decir con todo eso de „Nuestros‟ asuntos. El 324

extraño timbre perturbador.

de

multi-personas

en

su

voz

era

—No tienes negocios aquí, — Kristair dijo, poniéndose de pie frente a mí. —Hush, Kristair. Has causado suficiente daño, tenemos curiosidad de ver tu fascinación con el chico. — Una oleada de furia atravesó a mi amante, pero él no dijo una palabra, ni en voz alta ni en su cabeza. Me coloqué a su lado y lo vi a la cara, en silencio. Él la veía a ella, sus negros ojos con ira. De alguna manera ella lo silenciaba con el pensamiento, todas las piezas cayeron en su lugar. Ella era la Señora de Kristair. — ¡Déjalo en paz!— Grité, mis manos cerradas en un puño. —Nosotros no creemos eso. Él es una incómoda interferencia y ya estamos cansados de tus patéticos intentos de prolongar una vida, él debe dejarlo ahora. — Ella señaló a la cama. —Siéntate. No hubo empujones y mis pies no se movieron, pero me encontré a mi mismo sentado en la cama, al lado de mi amante. Empecé a intentar ponerme de pie de nuevo. — ¿Qué si no lo hago…?— Entonces me encontré que no podía hablar y estaba paralizado al igual que Kristair. Echando chispas, crucé mis brazos y me quedé viéndola fijamente. Más que irritado, ella sólo sonrió y caminó hacia Kayla. Podía ver la semejanza ahora. Ellas tenían los mismos delicados rasgos, aunque los ojos de Nerissa eran de un rico café y no tenían la emoción tranquila de Kayla y tenía una expresión más mundana y arrogante. —Lo has hecho bien con ella. Ella creció fuerte, — Nerissa dijo, aprobándolo, tocó la mejilla de Kayla. — 325

Debería saber que mantendrías tu promesa. Ella vio a Kristair y se rió cuando una oleada de gruñidos de posesividad lo atravesó. Me molestó que ella pudiera sentir sus emociones tan bien como yo podía. — ¿Crees que ella es tuya?— Ella se rió de nuevo. —Nosotros podemos llevarte de regreso en el momento que queramos, viejo amigo, pero eso no es por lo que estamos aquí ahora. —Entonces por favor ilumínenme, — Kristair gruñó. Abrí la boca para agregar mi propia opinión sólo para descubrir que estaba mudo. —Tu tiempo aquí terminó. — Su expresión era dura cuando Kristair comenzó a protestar. —Ese debacle en Roma nunca debió haber sucedido. Ese cachorro estaba al borde de entregar los secretos que en primer lugar nunca debió conocer. Secretos que tú dejaste salir al compartirlos ¡con este niño!— Ella movió su mano en mi dirección. — ¿Sabes que se ha hecho su inclusión en nuestro rango? Él no está preparado para esto. —Él tenía la fuerza de voluntad para usar eso o no usarlo, nunca debieron tomarlo en primer lugar. No debieron dejarlo perecer. — ¡Ese no es el punto! No sé si Tony está mejor muerto o no. Después de todo lo que Kristair ha dicho de La Ascensión no parece ser el paraíso del cielo para mí. —El punto es que el Sindicato no obtuvo lo que ellos querían. Incluso ya no existen más y no creo que Tony tuviera intención de darles a ellos esa información. Sabes tan bien como yo que no lo haría. Así que dime ¿Por qué estás realmente aquí? —Como te dije, tu tiempo se está agotando. Nosotros sabemos que tú realmente no necesitas dos semanas, aún

326

así te las dimos. Ahora la oferta se rescinde. Yo salté a mis pies antes incluso que me diera cuenta de que escapé a la compulsión que me mantenía sentado y en permanente silencio. — ¡No puedes hacer eso! Los ojos de Nerissa se abrieron más con la sorpresa y ella me dio una apreciativa sonrisa. —Bueno ahora, no te sorprendas. Tú serías un formidable vampiro. —No gracias. Prometiste dos semanas. He estado sólo una semana con él. —No más. Tienen hasta el amanecer. Kristair se puso de pie. —No puedes hacerme esto. Nerissa se reía, el sonido contenía sólo un toque de cariño, tocó la mejilla de Kristair. —Mi querido amigo, sigues siendo ingenuo. Hay muchas maneras de coaccionar, y algunos métodos incluso los has usado en el pasado. Rompe el vínculo, Kristair, o él estará muerto al amanecer. De ese modo también tendremos el resultado que queremos. Kristair dio un paso al frente, su cara lívida. —No lo dañarás, — un bajo gruñido salió de su garganta. —No a menos que tú fuerces nuestra mano. Sentí que la decisión de Kristair retrocedía, antes de que dijera una palabra. — ¡No! ¡No, tú no harás esa tontería! —Los conozco, Jacob. Ellos no mienten y no te arriesgaré. — Él me dio una mirada de disculpa y se giró hacia Nerissa. — ¿Puedes hacerme un favor? —Claro. Si somos capaces. Kristair me veía, con evidente piedad en su mirada, y 327

descubrí que no podía seguir enojado más por su falta de decisión para luchar. —Esta es nuestra última noche, remueve esa ridícula regla de que no podemos vernos y tocarnos al mismo tiempo. Mi estómago se cerró, esperaba, chocando violentamente con mi sensación de impotencia y desesperación. No era jodidamente justo. ¿Qué diablos habíamos hecho para que el Sindicato o la Ascensión pudieran interferir en nuestras vidas? Aunque, si no fuera por ellos, nunca hubiera conocido a Kristair. Aún así, odiaba a cada uno de ellos. —Muy bien. Al anochecer, — Nerissa agregó, entonces señaló a Kayla. —Y ella no puede estar aquí. Eso es sólo para ustedes dos. Si alguien más ve a Kristair, se regresa a como estaban. —Y privacidad, — Kristair dijo, su tono feroz e inflexible. —Sólo él y yo. Ustedes deben mantenerse fuera de esto. —Ah, Kristair, solo tú puedes pedir algo así. No me extraña que siempre fueras nuestro favorito. — Ella me dio una traviesa mirada con un brillo en sus ojos y me sonrió. No le correspondí ni a la sonrisa ni a la mirada. Pero esta vez yo la veía. Ella se rió de nuevo. —De acuerdo. Tendrás privacidad. Hasta el amanecer. —Mi señora, — Kristair dijo a manera de despedida, inclinando la cabeza ligeramente. Entonces ella se fue. — ¿Qué vas a hacer?— demandé, girándome hacia Kristair. — ¿Jake? ¿De qué estás hablando?— La voz de Kayla se oía tan débil que me giré hacia ella alarmado. Su cara 328

había perdido todo el color y temblaba. — ¡Cristo!— Salté hacia ella y envolví mis brazos por su cintura, sosteniéndola. — ¿Qué le sucede? —No estoy seguro. Puede ser reacción retardada. Ella ha atravesado por mucho y no descansó anoche. O puede ser una reacción a lo que mi señora le hizo, o por lo que sé, La Ascensión puede estar causándolo sólo para asegurarse de que ella no interfiera. — ¿Ella va a estar bien? —Ella va a mejorar. —Deja de quejarte, — Kayla dijo. —Estoy bien. —Tonterías. Voy a regresarte a tu habitación y llamaré a Steve. Puedes discutir sobre esto mañana. — Mañana, después de que Kristair se haya ido. Joder, no puedo encargarme de toda esta mierda de una vez. No me tomó mucho tiempo manejarla. Ella apenas y discutió, lo que me preocupó más, pero al menos Steve estaba esperándonos cuando llegamos al dormitorio de Kayla. Ella no mencionó a Kristair ni una vez, lo que significaba o bien que ella realmente estaba desorientada o que La Ascensión había borrado nuestra última conversación de su mente. —No soy un bebé, — Kayla se quejó, tratando de sacudirse de mi brazo y viendo a Steve. —No los necesito a ambos sobre mí. —Retribución, chica. Hiciste lo mismo conmigo hace menos de una hora. —Le di un ligero empujón y ella cayó sentada en su cama. —Ves, eso fue fácil. Ahora toma una siesta o me voy a enojar.

329

—Ya estás enojado. Tú lo llamaste. — Ella señaló a Steve. —Gracias, hombre, — Steve dijo. —No hay problema. —Odio a los hombres. — Kayla tomó su cobertor de los pies de la cama y se cubrió con él. —Bien. Tomaré una siesta si ustedes dos me dejan sola. —Acuéstate primero y entonces te dejamos sola, — Steve dijo. Kayla giró los ojos y se estiró. Tan pronto como lo hizo un gran bostezo salió de su garganta. Kristair suspiró de alivio. —Ella estará bien. Ellos la forzaron a esto, pero ella de todas formas necesita dormir. — Había una triste nota en su voz y una impaciencia como si necesitara dejarla para que nosotros pudiéramos realizar su plan. Espera. Esta podría ser la última vez que él la vea. No. Eso no sucederá. Me rehusé a creer eso. No iba a morir al amanecer ni él iba a ascender. No ahora. Ni nunca. Los ojos de Kayla ya estaban cerrados y ella estaba durmiendo cuando Steve tomó mí brazo mientras me giraba para salir. — ¿Es cierto? ¿Lo que ella dijo que sucedió? ¿A Tony? —Sí, él se fue. — Incluso si él era uno de los Ascendidos ya estaba fuera de nuestro alcance. Eso aún no me golpeaba, que él se había ido. No estaba seguro incluso que podría. Quizás sólo estaba confundido después de todo lo que había sucedido. O quizás sólo era que no podía creer que todo eso había sucedido. Haber estado en Roma ahora me parecía más un sueño que una realidad. Eso parecía estarme sucediendo mucho últimamente.

330

—Tienes que sentirte orgulloso de él. — Una imagen de Tony llegó a mi mente, mirando al viejo vampiro. Él parecía tan calmado, y seguro… confiado. —Tienes que hablarme de eso. —Si. — Le sonreí mientras veía a Kayla dormir. — Aunque, no hoy. Voy a hacer lo que ella está haciendo, probablemente hasta mañana. — Eso debería ser suficiente para que ambos me dejaran. —Sal de aquí, hombre. Eres un maldito afortunado de que ninguno de los dos saliera herido, pero patearé tu culo fuera del país si no hablamos de eso después. Oh maldición, ella no le dijo todo. Pero la dejé acostada y dejé a Steve que me prometió que no dejaría sola a Kayla. Quizás su omisión era lo mejor, de cualquier manera. Steve no necesitaba tener las imágenes de la tortura en su cabeza ni nada de lo que hicimos. Kristair estaba muy tranquilo mientras salí al campus y me aventuré a salir del lugar. Por alguna razón no estaba listo para regresar a mi habitación aún. El reloj sobre el banco Mellon decía que eran apenas las once. Teníamos suficiente tiempo antes del atardecer. Mi celular sonó e hice una mueca de dolor al ver que era el número del Coach Latimer. Estaría acabado si perdía la práctica de nuevo. Joder. Trataría con las consecuencias mañana. Al menos me daría algo en qué concentrarme. —Esto seria una tontería en vista de todo lo demás, pero extrañaré no verte jugar en el juego del próximo fin de semana. Esperaba con ansia verte, — Kristair dijo. —Tú me veías jugar. Sentí la sonrisa de Kristair y su caricia. —Juro que 331

estaré contigo en la mesa cuando te elijan. —No sé si pueda. — Me senté en la banca, viendo a la gente pasar, el viento había cedido, pero el frío incluso era más intenso. Kristair se veía muy preocupado acerca de que pudiera olvidar lo que habíamos hecho. Lo que significaba para él, o que dejara de importarle. Quizás era porque no podía envolver mi cabeza alrededor del problema. No parecía posible que él pudiera perder lo que había entre nosotros. Ni siquiera sus recuerdos de cuando él había Ascendido. No podía entenderlo. Recuerdos. Salté cuando una idea danzaba de emoción. Era tan simplicidad. Me preguntaba por — ¿Qué? ¿Qué sucede?—

me golpeó, prácticamente elegante y brillante en su qué no se me ocurrió antes. Kristair preguntó. —Tus

pensamientos se mueven muy rápido. —Bienvenido a mi mundo, amor, — Palmee su espalda incapaz de contener mi alegría.

— ¿Qué si

transfieres todos mis recuerdos y un pedazo de mi alma a ti? Dices que no puedes perder esa parte de ti, incluso si la conexión se pierde, así que tampoco podrías perder esa parte de mí. No importa lo que La Ascensión haga. Hice una pausa, jadeando. Entonces Kristair depositó un beso mental en mis labios y me senté de nuevo. —Eso es perfecto. El lazo emocional dejaría de existir pero no estaría afuera y no podía perderte, no realmente. ¡Creo que puede funcionar! — ¿Qué necesitamos hacer? ¿Qué tipo de pintura

332

usaste conmigo? ¿Dónde puedo encontrarla? Kristair se rió. —Eso puede ser fácil de encontrar. La parte difícil puede ser conseguir una pistola para tatuajes

y

agujas.

No

tenemos

tiempo

para

una

discusión o negociación y no estoy seguro que alguno de esos chicos de las tiendas locales esté interesado en prestarme

sus

herramientas.

Tienes

que

usar

tus

habilidades para convencerlos. —Espera un minuto. ¿Qué sucede con la pintura? Te agrada la pintura. ¿Tú realmente vas a tatuarme? —Claro. Entonces tú pintas el diseño en mí. Solo conseguiremos una pistola de tatuajes, no tenemos tiempo de hacerlo como yo lo hice. Así es mucho más rápido. — Kristair me dio un codazo y caminé por la acera antes de darme cuenta que me estaba moviendo. — Tendrás que decir las palabras del ritual también. —Pero no hablo ese idioma. Ni siquiera sé cómo empezar. Y tampoco soy muy buen artista. ¿Qué si lo jodo? ¿Y tú incluso sabes usar una pistola de tatuajes? —Mis recuerdos guiarán tus manos y tu boca. Tú solo relájate y entra en ellos. — Entonces hubo una pausa en la voz de Kristair cambiando a bromista. — ¿No le tienes miedo

a

las

agujas?

Creo

que

sería

un

poco

desilusionante después de haberte perforado los pezones. —No

seas

idiota.

Claro

que

no.

Sólo

quería

asegurarme que seguiré hermoso después de ponerme en tus manos. ¿Cuántos tatuajes necesitaremos? —Pocos. Nos tomará un par de horas prepararlo. 333

Entre tanto, quiero que pienses en eventos significativos de tu vida, cosas que quieras compartir. —Lo tengo. — Seguí a Kristair hacia un puesto de tatuajes que conocía. Con algo de suerte, ellos estarían abiertos. Si no, estaba más que listo para practicar mis habilidades para allanar el lugar. El sol parecía deslizarse rápido por el cielo. Tendríamos que apurarnos. El amanecer no tardaría muchas horas.

334

Capitulo 27

A

penas y podía contenerme y sabía que mi agitación afectaba a Kristair. Podía oírlo detrás de mí cuando limpiaba el escritorio, colocando alrededor lo que fuera que él necesitaba para que pudiera hacer el truco y cuando ascendiera me tuviera. Aunque él se fuera no me eludiría. Vi al sol hundirse en el horizonte, después de maldecir de nuevo por lo rápido que el tiempo estaba pasando, pero no ahora. Ahora quería las manos de Kristair sobre mí y ser capaz de verlo a los ojos mientras me tocaba. La oscuridad del cielo aumentó. Kristair encendió unas velas, que él había comprado antes, quejándose de que no fueran hechas en casa. Lo vi caminar detrás de mí en el vidrio, una sensación de déjà vu me golpeó mientras veíamos el reflejo del otro. Entonces él deslizó sus brazos alrededor de mí, presionándome más cerca y el maravilloso shock del contacto me recorrió. Pasé mi mano por su nuca y lo abracé. Los minutos pasaban mientras nos veíamos. Podía quedarme de esa forma por siempre, pero si no lográbamos 335

movernos, no lo tendríamos para siempre. Giré mi cabeza, y levanté la vista hacia él. Mi corazón se aceleró y rocé mis labios en los suyos. — ¿Listo? Kristair asintió, entonces se inclinó y besó la arrugada cicatriz en mi hombro. Eso estaría recordándome continuamente lo que sucedió en Roma. Cuatro nuevas cicatrices. Pasaría un infierno de tiempo explicándolas cuando fuera a la práctica, pero al menos había sido capaz de sanarlas. Si hubiera tenido que hacerse de la manera natural, nunca me hubiera recuperado lo suficiente para volver a jugar. Traje otro recuerdo que no quería: Kristair se dio cuenta y había usado su ilimitado poder para sanarme y salvar mi vida después de que Montrose destrozó mi columna con una bala. Sabiendo que él se condenaba al mismo tiempo. Kristair tenía poder de nuevo. Esto funcionaría y él regresaría a mí. Me estiré y vi a Kristair intensamente mientras colocaba sus herramientas sobre mí. Limpió la piel de mi hombro cerca de la cicatriz y colocó un papel de calcar. Cuando lo retiró, la imagen había quedado en mi piel. — Parece que lo hubieras hecho antes. —Lo hice. — Kristair levantó la pistola de tatuajes, ajustando la banda para que saliera la tinta. —Siempre sigo el arte. Es algo que no quiero perder. Antes hice un trato con la universidad por mi biblioteca. Era un artista de tatuajes. — Una sonrisa se formó en sus labios. —Las horas pasaban mejor. Con lo cansado que estaba no podía imaginar a Kristair trabajando en un local de tatuajes. A pesar de sus propios tatuajes, él me parecía demasiado serio, demasiado 336

propio. —No soy un aburrido anticuado como me haces sentir, — él dijo ásperamente. —No estoy seguro de eso, — bromeé. La pistola ronroneó cuando Kristair la encendió y yo veía curioso cómo empezaba a delinear. Eso no dolía, no realmente. Sentí sólo como un ardor, pero después de estar clavado de mis hombros, cualquier dolor era relativo. — ¿Así que supongo que meditaré o algo así? —No, sólo acuéstate y acéptalo. —Suena loco. Una pequeña línea se formó entre las cejas de Kristair, mientras se inclinaba sobre mí. Él estaba muy atento. Era un poco sexy. —Sabes, nunca usamos esas pintura de cuerpo, — Kristair dijo, levantando rápidamente la mirada. —La noche aún es joven. Kristair sonrió, pero sentía la misma ansiedad que yo tenía, combinada con impotencia. La noche podía ser joven pero teníamos mucho por hacer. Dejó la preocupación y se concentró en su trabajo y yo me distraje viendo el tatuaje que tomaba forma en mi piel. Era un extraño diseño, algo tribal, y me preguntaba si tenía un significado especial o era sólo un bonito diseño. Me recordaba a tres estilizados pétalos interconectados dentro de un círculo. — ¿Qué es esto? Una débil sonrisa apareció en los labios de Kristair y no levantó la vista ni perdió la concentración en lo que estaba haciendo. Era mucho más extraña la repentina sensación de timidez, fuera de su personalidad. Mi curiosidad rugía por saber. —Vamos, Kristair, dime.

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—Nuestras mentes han estado conectadas y nuestros cuerpos también, muchas veces. — Se apartó y tomó una toallita húmeda, limpió el área en la que había estado trabajando con la aguja. Entonces levantó su mirada hacia la mía. —Ahora nuestras almas pueden estar conectadas. Ellos pueden ser capaces de tomar las dos primeras de nosotros pero no la tercera. Ahí había algo más que eso. Con lo mucho que me agradaba el simbolismo de la idea, eso no explicaba la extraña timidez que aún seguía fuerte en mi mente. — ¿Qué más? —Me conoces demasiado bien, mo chroí. —No creo que eso sea posible. Ahora dime. Kristair trazó con su dedo sobre el símbolo del círculo triseccionado y yo saboreé el simple toque. —Esto también implica compromiso. El entendimiento de lo que ocurría cayó sobre mí. — ¿Cuando planeabas preguntarme Kristair, o me informarías después de hacerlo?— Bromeé, viendo el maravilloso símbolo antes de verlo a los ojos y rozar mi pulgar en su mandíbula. —No creía que necesitaba hacerlo. —No, no tenías. — sostuve, aún viendo sus profundos ojos y rozando su boca abierta con mis labios. —Soy feliz de decirle a todo el mundo que eres mío para el resto de la eternidad. Un brillo apareció en los ojos café oscuros de Kristair, perdiendo la incertidumbre. —Quizás soy yo el que te estoy reclamando a ti. ¿Incluso pensaste eso mi inteligente e imprudente malcriado?

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—No. Verás, tú puedes ser quien haya empezado esta relación, pero por mucho que luches contra tus propios instintos naturales, y luches contra mí por tener el control, tú me quieres así. Deseas esto. — Le di un duro beso en la boca, sonriendo contra sus dulces labios. —Y ni siquiera voy a preguntarte. Eres mío. Siempre serás mío. Así que si ese tatuaje representa algún tipo de ceremonia matrimonial, entonces sigamos adelante. Seré el primero que pintaré una vez que retires las agujas de mí. —Gracias, creo, — Kristair dijo secamente tomando la pistola de tatuajes de nuevo. Podía sentir cómo le complacía y no pude evitar molestarlo más. Mi amante despertaba el diablo en mí. — ¿Esto te hace la esposa? Kristair levantó la cabeza y comenzó a reírse, indignado no debería verse como un sexy hombre, sólo Kristair lo hacía bien. —Ese no es el modo de burlarte del hombre que te está tatuando, — él gruñó. —No vas a tomar venganza. Recuerda que lo que me hagas a mi puedo hacértelo a ti también. — lo solté y lo besé. —Y tú eres demasiado orgulloso para traer algo permanente que te resulte embarazoso. —Eso no quiere decir que no me vengaré. Me reí. —Lo espero con ansia, amor. Kristair rozó sus dedos en mi piel y sacudió la cabeza con una débil sonrisa. —Nunca he trabajado con alguien que sane tan rápido. Al menos no te sentirás miserable mañana. La mayoría de los diseños del tatuaje son pequeños, pero uno va de lado a lado y nos tomará un tiempo. — ¿Cuánto tiempo?—Vi el reloj, casi deseando tirarlo 339

por la ventana, no íbamos a estar haciendo esto toda la maldita noche. —Un par de horas. No te preocupes, Jacob. Seremos capaces de hacer todo. Eso no era justo. También quería hacer el amor con él de nuevo. Mordí mi impaciencia mientras Kristair acomodaba otra pieza de papel de calcar. Mi mente iba a la deriva mientras él seguía trabajando hasta que me encontré a mí mismo pensando en extraños momentos de mi vida, cosas que no había recordado en mucho tiempo. El sabor del pastel de nuez de mi abuela. El aroma de tabaco fijo en la chaqueta de mi padre y el sonido de mi madre tarareando cuando limpiaba el trailer o iba a la lavandería. Antes de darme cuenta varios pequeños tatuajes estaban diseminados en mi pecho y Kristair me urgía a acostarme de lado. — ¿Qué me está sucediendo? —Nos estamos vinculando con estos tatuajes. En lugar de esparcirlos sobre tu línea de vida, lo estamos haciendo todos de una vez. Estás entrando en un estado de fuga que evoca tanto como sea posible. Eso es normal. — Kristair presionó un beso en su hombro. —Levanta tu brazo sobre tu cabeza. Este es el que va a llevar más tiempo y probablemente el más incomodo también. —Soy un niño grande. — Lo vi envolver el papel en mi costado, retomé la conversación anterior que estaba en mi cabeza. —Realmente nunca me contestaste. — ¿Con respecto a qué?— Él levantó la cabeza y la inclinó a un lado cuando su mente tocaba mis pensamientos. —Ah, ¿con respecto a si vas o no a perder tus habilidades cuando el lazo sea roto? —Si, eso. Todo lo que dijiste es que era imposible que yo regresara a como estaba. ¿Voy a seguir siendo 340

Súper Jake? —No lo sé. Levanté la cabeza y toqué su costado. —Vamos, Kristair. Tienes una respuesta para todo o al menos una teoría. —No esta vez. Mis instintos dicen que mantendrás algo, quizás todo, pero no puedo asegurarlo. La mente es un órgano misterioso y sólo la conocemos un poco. ¿Quién sabe lo que pueda suceder? Creo que eso depende más de ti, y lo que quieres, hay algunas leyes que rigen la magia. Lo que realmente cuenta en el asunto es la voluntad. Tienes una mente fuerte. Si eliges olvidarlo, entonces podrás olvidarlo. Si eligen ejercitarlos, podrás hacerlos. Esto nunca se ha hecho antes, no que yo sepa, al menos. —Supongo que no hay un real sentido preocuparme, entonces, — dije cuando Kristair abrió una nueva botella de tinta. —De cualquier manera estamos comprometidos ahora. — Antes de que pudiera comenzar a pintar de nuevo, medio me enderecé y lo besé. —Te amo. En lugar de que sonriera como esperaba, su cara se volvió seria. —Y yo. Necesito reafirmar esto. No me rendiré. A pesar de que eso pudiera parecer cuando ellos nos acortaron el tiempo. No quería gastar mi energía argumentando cuando podía usarla para arrancarles un favor. — Sentía que había más de lo que quería decir y permanecí en silencio. —Y si…esto funciona, es por ti. —Bien, admito que tuve una excelente idea, pero tienes también una idea o algo con todo tu cerebro. —Esto no es por lo que lo que estoy trabajando, aunque trajiste a colación un excelente plan. — Ahora Kristair sonrió una suave sonrisa que no había visto en su cara antes. —Ganamos por lo que eres, mo chroí, y por tu 341

total tenacidad. Pasé mi mano por su calva y lo jalé para un largo y prolongado beso. —No me importa por qué ganamos o cómo, incluso si haces trampa, siempre y cuando lo hagas. Él se rió. —Eso lo dice el hombre cuya integridad no lo deja aceptar una ventaja extra para su juego de fútbol. —Eso es diferente; eso es un juego. Esto es mi vida y no hay reglas. Además, ellos nos jodieron primero. Estoy más que decidido a joderlos a ellos en respuesta. Kristair estaba terminando el tatuaje final, comenzando arriba de mis costillas y trabajando el camino hacia abajo. De nuevo me encontré a mi mismo deslizándome dentro de mis recuerdos, incluso más profundo esta vez. A tal grado que me era difícil recordar lo que era realidad. Al principio luchaba con ellos. Sólo quedaban algunas horas con Kristair, después de todo. Pero entonces lentamente comenzó a hundirme en ellos. Era casi como revivir de nuevo mi vida y sentía que el tiempo desaparecía del todo. Prolongados recuerdos que sostenía Kristair, memorizándolo con su sonrisa y oscuros ojos, lejos de su tranquilidad y su demasiada seria conducta. Podía atrapar el remolino de sus emociones o confusión de lo rápido que su mente trabajaba cuando él estaba pensando en la solución de un problema. Antes de darme cuenta, la voz de Kristair me estaba sacando del mundo de los sueños, un lugar en el que me encontraba seguro y a salvo, de regreso al mundo real donde nuestro tiempo juntos había sido amenazado. Parpadeé hacia él. — ¿Qué hora es? —Cerca de las dos. — Retiró mi cabello y comenzó a limpiar los utensilios, creando lugar para ellos en el

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desordenado escritorio. — ¿Qué piensas? Veía el tatuaje que cubría mi lado izquierdo. Esperaba que fuera gemelo del de la izquierda. Era similar en tamaño y diseño, pero con líneas más delgadas y menos bloqueadas que las del otro. —Me gusta esto. Estaba sorprendido de descubrir que era cierto. ¿Cuándo había cruzado la línea entre tolerar los tatuajes a disfrutar cómo se veían y se sentían? No podía imaginar cuando esto había sucedido, pero eso parecía significante ahora. Sonreí a mi amante. —Estoy seguro que el Coach no se sentirá del mismo modo. —Espero que sobrevivas a su furia y a la de tu Ma también. — ¿Entonces ahora qué? Kristair levantó un tazón de madera y una brocha, se giró hacia mí con una sonrisa. —Ahora podemos seguir con tu fetiche de pintura de cuerpo. Los nervios atacaron todo mi estómago de nuevo. — ¿Qué si jodidamente la arruino? —Ya te dije que no puedes, — Kristair dijo. — Me quédate en la cama. La clave es relajarse. —Eso es fácil decirlo, — gruñí. Kristair me dio una mirada de exasperación, entonces dejo el tazón en mis manos. —Todo lo que necesitas es que esa dura cabeza tuya, deje de luchar. — Me dio una divertida mordida en el labio inferior. —Deja de luchar. Me resistí de girar los ojos. —Bien. ¿Dónde empiezo? Meditaré en algo, ¿canto o mantra?

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— ¿Por qué no empiezas por cerrar los ojos? Quizás pensar en cómo prepararte para el gran juego, de cómo entrar dentro de la tendencia de las distracciones que se te permiten. Eso realmente era una buena idea. Hice lo que me pedía. Esa era la parte más fácil. Alejé mis nervios y preocupaciones en un momento y entonces Kristair habló de nuevo. — ¿Recuerdas la noche que me hiciste el ritual? —Oh niño, lo hago. Él se rió. —No sé cómo tomar ese tono, si como algo bueno o malo. — Solo sonreí y mantuve mis ojos cerrados. El olor de las velas hizo que los recuerdos regresaran. — Ahora recuerda esa noche, pero desde mi punto de vista, — Kristair murmuró. El cambio era tan suave que apenas y era notado. Me vi a mi mismo estirado, desnudo en la cama, levanté la vista inseguro y maravillado. Vi mi mano, la mano de Kristair agitar la pintura azul en un pequeño tazón de madera azul, retiraba el exceso de la brocha en el borde del tazón, y comenzaba a pintar. Todo se sentía dentro del lugar. Kristair no copiaba los diseños; él apenas los veía. Era como si su mano se moviera por voluntad propia. Cuando abrí los ojos, vi a Kristair que estaba estirado en la cama como lo había estado yo, viéndome a la cara. —Bueno, supongo que esa es una manera de hacerlo. — Kristair siempre hablaba de la fe, así que quizás era tiempo de que yo tenga un poco de eso. Inundé la brocha con pintura, tomando una profunda respiración, y me incliné sobre mi amante. — ¿Importa en qué orden lo haga? —Realmente no.

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—Bueno. Empezaré por el grande primero. Ese es el que me llevará más tiempo. Lo haré primero y luego me concentraré al final en la triqueta, que es el que tiene más significado para mí. Esa área de la piel de Kristair era suave y libre de cicatrices y me resistí al impulso de comenzar a besar cada pulgada de él. Kristair empezó a reírse. —Ese tipo de cosas realmente logrará que ardas. No lo hagas. Apenas mantuve mi concentración la última vez que tuviste esos lascivos pensamientos. — ¿Lascivos? ¿Quién usa esas palabras además de ti? Además, esta noche tiene un propósito. Esta vez, ¿Qué puedo decir? Esto me lleva a pensar en un festín sobre ti. Lindo y lento. — lo vi y le sonreí. —Un poco como lo que tú hiciste esa noche para mí. —Recuerdo, — Kristair dijo, el deseo se encendía dentro de él. —Apuesto que lo haces. — Él me había rogado y maldecido al mismo tiempo. —O quizás, tomando en cuenta lo posesivo que eres, te guste la idea de que marquemos al otro. —Tú puedes hacer algo de eso. Tendremos que experimentarlo otra noche. — Un golpe de aire atravesó la tinta, sorprendiendo lo rápido que se secaba, parecía que la piel lo absorbía. —Entonces el idioma que utilizas en el ritual, ¿Cuál es? —Pictish. —Bueno, supongo que eso tiene sentido, ¿no es así?— Me deslicé en la cama, deslizando la brocha sobre su cadera, tratando de ignorar su desnudes. Desde nuestra primera noche en la que yo realmente no entendía lo que 345

estaba sucediendo, sigo afectado por la intimidad y el erotismo del ritual —Esto no es lo mismo usando otro idioma, el que está en tu cabeza la mitad del tiempo, en donde me llamas mo chroí y murmuras todas esas cosas que crees que no sé lo que significan. —No, ese es Irish. — Fruncí el ceño y antes de que pudiera preguntar contestó por mí. —Uno de los idiomas celtas. — ¿No todos son lo mismo? Una sonrisa se formó en sus labios. —Similar, pero no, no todos. ¿Qué es lo que tratas de descubrir? —Sólo pasó el tiempo, — Y me senté a ver cómo lo pintaba antes de regresar y rellenar las líneas. —Supongo que sólo me daba cuenta de eso, no sé mucho acerca de tu pasado. Tendría que ir a través de tu memoria como si estuviera buscando en los cajones de una cómoda cuando tú no estás alrededor o ir a través de seguras cajas de depósito. —Mi pasado es demasiado largo para decírtelo en unas cuantas horas. —Cierto, ¿pero que más vas a hacer mientras yo pinto? Y la verdad eso puede distraerme de querer saltar sobre tus huesos. Se rió. —Pregunta entonces. — ¿Por qué saliste de Irlanda en lugar de regresar a casa? ¿Dónde queda tu hogar?— Tenía la vaga idea que eras de algún lugar de la Gran Bretaña. Pero eso es todo. — ¿Hogar? Eso es lo que ahora se llama Scotland. Algún lugar alrededor de Perth o Stirling, creo. Eso fue hace mucho tiempo. — Su voz se perdía en sus pensamientos, y

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me hice el propósito de que algún día regresaríamos a encontrar exactamente el lugar en donde vivió. —Regresé una vez, pero no quedaba nada ahí y quedarme alrededor no tenía sentido, así que lo dejé y fui a Irlanda sólo que aún no se llamaba así. Ahí estuve por mucho tiempo. Incluso más que en Roma. — ¿Qué te hizo dejarlo?— Si Kristair se había puesto inquieto cuando mencionaba su primer hogar, lo estaba incluso más ahora. Suficiente para levantar la cabeza hacia él — ¿Qué sucedió? —No es importante. Debemos concentrarnos en otros asuntos en lugar de desperdiciar nuestra energía en el pasado. Ahora mi curiosidad realmente aumentaba. — ¿Te das cuenta que no voy a dejarlo ahora? —Tenía la esperanza. —Eso murió en una muerte prematura. — Rocé su mente, no mucho para fisgonear, porque prefería que él me lo dijera. Sólo quería ver por qué estaba tan renuente a hablar sobre eso. Para mi sorpresa su resistencia se centraba alrededor de mí y mis sentimientos. —Adelante, puedo manejarlo. —Es muy mal hábito el que estás adquiriendo, de meterte en la cabeza de otras personas. —Me pregunto de quién lo tomé. —Buen punto. — Kristair hizo una pausa, y entonces hizo un impaciente sonido. —Si realmente quieres saber es porque había otro hombre. Detuve contar la sensación en mis entrañas del surgimiento de mi posesividad, aunque al ver a Kristair me

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decía que lo había sentido. — ¿Uno de los otros con los que hiciste el intercambio? —Si, sólo que él no pudo manejar qué o quién era. Terminó alejándose. — Él frotó su mano sobre mi rodilla. — Creo que sólo me preocupo que puedas hacer lo mismo, pero rápidamente me desengañaste de esa idea. —Admito que me tomó algo ajustarme. — Sonreí y le di un guiño. —Aunque, valió la pena. No me tomó mucho tiempo hacer el largo diseño en la piel de Kristair como él se tomó en la mía, él no se había molestado en hacer nada en mi espalda. Pronto terminé la última línea. Hice una pausa y besé el hombro de Kristair, justo como él había hecho en el mío. —No más bromas, — dije y comencé a delinear las líneas de la triqueta. — ¿Así que esto simboliza que estamos casados o algo así? ¿Tu pueblo realizaba ceremonias matrimoniales? —No tan elaboradas como en los días modernos, aunque la celebración duraba más días. —Kristair tocaba las líneas entretejidas de mi tatuaje. —No siempre eran matrimonios, sólo dos personas que compartían profundos lazos, y se comprometían con el otro. Algunas veces era esposo y esposa, otro hermano mayor y menor, o dos guerreros que eran más cercanos que hermanos. El tipo de lazo que es importante como la fuerza de esto. —Nosotros tenemos eso. — Pensaba en eso y terminaba de pintar la triqueta en él. Ninguna ceremonia podrá hacer lo nuestro más fuerte de lo que era ahora. Cada parte era del otro incluso cuando el lazo fue roto la primera vez, de algún modo o por instinto, encontramos la manera de forjarlo de nuevo. Supongo que es una sensación más íntima de lo que puede decirse de un 348

matrimonio. Bizarro. Entonces sonreí. Eso solo significaba que Kristair no tendría manera de alejarse de mí. Seguiría siendo mío. —Eres el hombre más posesivo con el que me haya encontrado, — Kristair bromeó cuando me enderecé y dejé el tazón a un lado. —Tomaré eso como un cumplido. — Jalé el lóbulo de mi oreja y sonreí, sintiéndome nervioso de nuevo ahora que ya no estaba concentrado en lo que estaba haciendo. — ¿Cómo lo hice? —Lo hiciste bien. Casi lo haremos ahora. — Kristair tomó mis manos y las colocó al lado de su cara. — ¿Recuerdas las palabras que dije esa noche? Tráelas a tu mente. Cerré los ojos y el recuerdo comenzó a ser más claro para mí. El poder en la mirada de Kristair, su voz, la electricidad en el aire, y las extrañas palabras que rodaban de su lengua. Sentí la presencia de Kristair que guiaba mi mente. —Abre tu mente, mo chroí. Abre tus ojos y mírame. Cuando lo hice, sentí el poder de la noche rodeándonos de nuevo, sólo que esta vez estaba dentro de mí, e igual a cuando pinté los tatuajes en el cuerpo de Kristair, mis nervios desaparecieron. Las palabras del ritual salían de mis labios como si estuvieran enraizados en mis huesos. Las velas se encendieron y fluctuaban, temblorosas hasta que se hundieron bajo el poder que se construía entre nosotros. El sentido de quién era, los recuerdos, las sensaciones, el bien arraigado carácter, todo parecía elevarse hasta casi formar un segundo yo. Le sonreí a Kristair, me incliné hacia él hasta que nuestras frentes 349

quedaron juntas, y entonces dije las palabras finales. Sentí que una parte de mí mismo se vertía en mi amante y se mezclaba con él. Entonces exhausto me giré sobre Kristair.

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Capitulo 28

-¿E

stás bien— Eso fue bizarro. No sentía nada diferente a como estaba antes, pero la última vez tampoco. Quizás era porque nuestro lazo físico ya estaba firmemente establecido antes incluso del ritual. Eso sólo lo había hecho oficial. —Lo estaré. Esto toma una gran cantidad de energía del recipiente. —Si las circunstancias no fueran como son, haría que tomaras una pequeña siesta, — bromeé, entonces me estiré a su lado. — ¿Cómo te sientes conociendo todas las cosas malas que he hecho? Estaba eufórico, al darme cuenta de lo que habíamos hecho. No había manera de que Los Ascendidos pudieran separarnos. No ahora. Y aún teníamos tiempo antes del amanecer. Estaba tan asustado de que ellos lo descubrieran, nos detuvieran y lo apartaran de mí. Pero él seguía aquí. —No lo sé. Exploraré tus fechorías otro día, — Kristair dijo, jalándome hacia él. —Querías oírme rogar. Bueno ya estoy listo ahora. No quiero pensar en nada, sólo en ti. No

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quiero sentir nada, sólo a ti. Quiero que todos mis sentidos sean consumidos por ti. Por favor, mo chroí, lo que sea que incluso hayas soñado hacer conmigo, hazlo real. Alguna gente podría considerar que no estaba rogando, pero para mi amante, era tan bueno como tener a Kristair sobre sus manos y rodillas rogando. Sonreí y rocé mis labios sobre su mandíbula antes de darle un rudo mordisco. —Eso es un muy buen comienzo. Me moví sobre Kristair y entonces repentinamente entré en su mente, dejando que se llenara con la fuerza de mi convicción. — ¿Comienzo?— dijo jadeando. —Pensé que hacíamos un buen trabajo. —Para ti, mi oh-tan-contenido amor, eso será más que bueno. Sabes lo difícil que es para ti ceder el control. Sé lo mucho que quieres dármelo. Quiero más de lo que está en la superficie. Quiero que en lo profundo de tu inconsciencia ruegues, tus entrañas reaccionarán pidiendo lo que tú no puedes ni imaginar. Quiero que te dejes perder dentro de toda esa salvaje emoción que sabemos que está encerrada dentro de ti y me la des. —No sé si pueda. — Sonreí preocupación de sus oscuros ojos.

ante

la

genuina

—Lo harás. — Envolví mis brazos alrededor de él, jalándonos a nuestro costado. Quería estar tan enredado en él que nada pudiera ser capaz de apartarnos. —Ahora deja de pensar en eso, amor. Solo siente. No más pensar por el resto de la noche. Nuestras bocas se encontraron y pude ahogarlo en un beso. Esos firmes labios contra los míos, su caliente lengua e incluso su más caliente boca, su sabor, y el calor que recorría mis nervios mientras nos besábamos. Quería 352

tocarlo

para

siempre,

ser

tocado

en

respuesta. Manos callosas de guerrero, recorriendo mi piel con una suavidad y reverencia. Lo acariciaba en respuesta. Toda esa piel dorada cubierta de tatuajes, la cicatriz en sus hombros y cada pulgada que había sido tocada por la aguja. Me hundí dentro de su mente mientras reclamaba su cuerpo con mis manos y mi boca. Acariciaba su alma con la mía y sentí la respuesta en lo más profundo del corazón de él. Aún demandando más. Kristair se estremeció, gimió dentro de mi boca, sus brazos se apretaron a mí alrededor. —Jacob…. —Está bien, — Pasé una mano bajo sus largas piernas levantándolas y abriéndolo. —Te tengo. Poco a poco, alejaba su resistencia, temblando él no se movía ni trataba de detenerme. Sabía que él lo quería, pero él no lo decía. Él sólo seguía diciendo mi nombre, mientras desesperadamente besaba mi piel y arqueaba su delgado cuerpo contra el mío. Mantuve la mirada en su cara, bebiendo cada emoción de su mirada como caliente terciopelo en lugar del frío. Sonreí, usé mi mente para tocar su interior, de la manera que él lo hacía conmigo en el avión, gruñí cuando él se retorcía debajo de mí. Y eso era solo el principio. —Eres hermoso, incredulidad.



murmuré,

riendo

ante

su

—Y tú hablas demasiado, — Kristair contestó. Sus manos acunaban mi culo, dándome un firme apretón. —No mencioné que estabas adquiriendo muy malos hábitos. — gimió cuando estaba usando mis pensamientos para masajear su próstata, sus ojos tan oscuros como la media noche. —Perverso malcriado. 353

Me reí y recorrí con mi lengua su pecho, atormentando sus pezones con mis dientes. —De nuevo, tú eres el único culpable. — ¿Nadie te dijo que la venganza es ruda? Saboreaba el jadeo en su voz, la manera en que su corazón se aceleraba en mi pecho. —Tú no eres el único que puede hablar de venganza. Te veré en acción. Kristair presionó un beso al lado de mi garganta y no pude evitar temblar débilmente. Nunca había sido mi punto caliente antes de encontrarme con él, pero seguro como el infierno que ahora lo era. Sus dientes raspaban contra mi piel, y un feroz dolor me recorrió, temblé de nuevo. No importaba lo que sucediera, todo lo que de una manera esperaba que pudiera o no suceder, tenía la fuerte intuición de que esta no sería la última vez que me mordiera. —Kristair…. Entonces sentí el agudo dolor y la suavidad de su lengua sobre mi expuesta garganta. Hice un suave sonido y me estremecí mientras él me penetraba lentamente, sosteniendo el momento. Era cuando me mordía que Kristair no se reprimía. Quizás por eso era que me gustaba tanto. Su amor por mí, su necedad de estar en mi vida, me inundaba completamente arrastrando todo a su paso. Estaba jadeando para cuando él se retiró y sus labios como fuego calmaban mi garganta. Por una vez deseé no sanar tan malditamente rápido. Me alejé con un gruñido, tomé el lubricante y cubrí mis dedos. Los ojos de Kristair brillaban mientras colocaba sus brazos bajo sus rodillas y se abría a si mismo para mí. Colocándose en una vulnerable posición, que parecía más que una erótica demanda de sumisión.

354

Acaricié con uno de mis dedos bajo la oscura ranura, molestando la arrugada entrada con la punta. —Vas a hacer que te lo pida, ¿no es así? maldición— Kristair dijo, con un impaciente movimiento de sus caderas. —No, no aún. — Empujé la punta de mi dedo al interior y me detuve. Era tan raro que Kristair maldijera, eso era una revelación. —Tú sólo dices las palabras, no el significado de ellas. Para cuando termine contigo, sabrás el significado de cada una de ellas. —Suena como un infierno de desafió. ¿Seguro que podrás con eso? Empujé mi dedo todo el camino en su interior, acariciando el borde de su punto. — ¿Acaso me conoces para saber si podré?— giré mi dedo, antes de agregar otro dedo a su interior. —Siempre hago lo que digo. Él se apretó alrededor de mis dedos y me estremecí. —Hazlo, Jacob. La lujuria aumentó combinada con puro calor, necesidad y amor. Me moví a través de su mente hasta que encontré el punto de presión que quería y entonces me reí cuando él gimió. — ¿Qué estás haciendo? —Asegurándome que no puedas correrte, amor. No hasta que sea malditamente bueno y esté listo para ti. Sus ojos se entrecerraron y yo reí de nuevo mientras él tocaba mi mente de la misma manera. —Dos pueden jugar el mismo juego. —Yo gano todos los juegos que juego, — le prometí. No es que iba a ser un perdedor esta vez, es sólo que quería seguir arriba, y podía. Kristair

355

empezó

a

desenrollar

su

cuerpo

alcanzándome, pero sacudí la cabeza. —No te muevas, síguete abriéndote tú mismo, justo como estás. Él hizo un sonido, un gemido medio de frustración, pero no discutió. —Voy a divertirme más contigo. — besé el interior de su muslo, recorriendo con mi lengua todas las tiernas y sensibles áreas. Mis dientes mordisquearon la curva de su culo. Metí sus bolas dentro de mi boca y las lavé con mi lengua. Todo el tiempo seguía atormentándolo con mis dedos estirándolo preparándolo para mí. —Jacob…. —Aún no. — Pasé mi lengua por la cabeza de su pene, trazando la ranura y mi boca se llenó con el salado sabor a almizcle de él, y sus muslos temblaron. —Ni siquiera cerca. Kristair gimió de nuevo con su rica voz. Lo besé y mordisqué, siguiendo el camino del vello de su abdomen y pecho, se estremeció de nuevo mientras me subía sobre él, nuestros penes juntos. Con lo mucho que quería empujarme en su interior, me obligaba a esperar. Aún no era suficiente. Kristair tenía que estar salvaje. —Quiero tocarte, — Kristair dijo, pero mantuvo sus manos en sus muslos, sosteniéndose abierto mientras yo movía las caderas. Moví mi pene empujándolo entre sus nalgas y rozando contra los dedos que aún seguían en su interior. —Pídemelo. — Tomé uno de sus levantados pezones y le di un mordisco mientras él volvía a maldecir, entonces lo calmé acariciándolo con la lengua. —Por favor, Jacob, — murmuró, mientras impacientemente movía sus caderas. —Déjame tocarte. Sonreí y empujé mis dedos dentro de él un poco más 356

duro. Su voz se quebró un poco mientras jadeaba y se empujaba contra mí. Amaba lo desamparado que estaba, no era capaz de detenerme cuando reaccionaba tan lujuriosamente. Amaba que mantuviera sus manos en su lugar, incluso aunque podía saborear lo hambriento que estaba por mí. —Puedes. — Estaba tan cerca de él y lo quería. Tan cerca. Sorprendido abrió más los ojos, pero Kristair no desperdició el momento. Sus largas piernas envolvieron mi cintura y me acercaron más. Sus manos se enterraron en mi cabello jalándome y robándome un tórrido beso. Él estaba tan cerca. Había desesperación en la manera que su lengua se enredaba con la mía, la manera en que se presionaba contra mí, hasta que no había nada, sólo piel con piel en todo el cuerpo. Aún así él sostenía una veta de auto- control. De nuevo me empujé suavemente en su mente, silenciosamente urgiéndolo a dejarlo ir. Podía hacer que él dejara que tomara todo el control, pero quería que él me lo diera. —No puedo, — él dijo en mi mente. —Si, tú puedes. — Yo empujé un poco más, tocando su próstata y besándolo profundamente, silenciosamente, demandando su rendición. La tensión en su cuerpo construía picos de fiebre. No me contenía, dejé que él sintiera mi mente todo lo que había en mi, todo lo que quería hacer con él. Él alejó su boca de la mía, su cuerpo estaba al borde del orgasmo y yo me rehusé a liberarlo. Los dedos de Kristair se enterraban en mis hombros y la parte superior de mi espalda tan fuerte que estaba seguro que tendría

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marcas el día siguiente. Entre más marcas mejor. Sus oscuros ojos se veían salvajes, sus labios abiertos mientras gemía. Cada una de sus dulces emociones era evidente en su rostro mientras su control se derrumbaba. Era malditamente hermoso. Me acerqué a él y le mordí el labio inferior cuando le sonreía. —Ahora ruega realmente. Un estremecimiento recorrió a Kristair cuando presioné mis dedos y lo acaricié con la mente, no dejando una parte sin tocar. —Eres diabólico, — dijo, y me reí. Él podía vengarse si quisiera, pero aceptaba mi tormento sin incluso tratar de tomar el control. —Jacob…. — ¿Si? amor— recorrí con mi lengua sus labios entonces mordisqué su mandíbula. Él estaba tan malditamente cerca. Sin advertencia, me deslicé hacia debajo de su cuerpo y tomé su lleno pene en mi boca, tensando los músculos de mi boca y garganta alrededor de él. Kristair gritó, sus manos en un puño en mi cabello mientras levantaba sus caderas. Mi boca estaba llena con su rígido pene, con su sabor y aroma. Gemí y relajé la garganta y cuando mi amante luchaba por mantener el control, detuve sus implacables empujes y lo bloqueé. —Me gustas, me gusta esto, Kristair. Suelta el control, deja que tu cuerpo te guié. —Jacob… Jacob… por favor déjame ir. —Nunca. Levanté la vista a su cuerpo, sus caderas empujándose hacia mis dedos, entonces se empujó de 358

regreso a mi boca, aún sosteniendo mi cabeza. Disfrutaba el duro estirón de sus manos a mi cabello. Lo había empujado a esto. —Jacob…, — él dijo su voz rasposa por la necesidad. Casi me lleva a meter mi pene dentro de él hasta que ambos nos desgastáramos, pero me contuve. —Déjame ir…. No respondí. No lo haría; Kristair ya conocía la respuesta. Y con ese último vestigio de su control quebrado él pediría, rogaría. Desesperadas palabras saldrían de sus labios, sus oscuros ojos rogando, su delgado cuerpo contoneándose por más. —Jacob, Jacob, Jacob. Jódeme. Déjame correrme, por favor, Jacob. Apenas y podía respirar el sonido era tan malditamente erótico. Hacía que mi cabeza se inundara y por un momento no podía reaccionar, sólo tomarlo. Entonces cuando Kristair siguió rogando, yo me levanté de él y giré sobre mi espalda, jalándolo conmigo él quedo a horcajadas en mí. No tuve que decir nada. Kristair tomó mi pene y lo guió a su entrada y se hundió duro. Gritó, su cabeza se fue hacia atrás, sus ojos cerrados en éxtasis, su garganta como una cuerda mientras él empezaba a montarme con abandono. Kristair nunca había estado tan hermosamente libertino. Nada permanecía escondido. Estaba tan jodidamente caliente que podría correrme en el momento si sólo Kristair no hubiera tomado el control de mi mente y me sostenía. Tomé sus caderas, empujándome duro al encuentro de cada golpe de ellas. —Joder, eres tan hermoso, Kristair. No 359

dijo

una

palabra,

sus

elegantes

rasgos

tensionados y concentrados. Él se sostenía, sus músculos abdominales y muslos tensos. Estaba sobre mí, sus manos se agarraban de las sábanas en un puño para lograr el balance y nuestras miradas fijas. El poder de la conexión que nos unía me atravesaba. Empecé a acariciar su pene mientras el apretaba el mío. Era irreflexivo, feroz y consumía todo. Los ruegos de Kristair continuaban, medio gemidos y medio murmullos. Todo sentido del tiempo y el lugar desapareció mientras nos perdíamos en el otro. La necesidad de correrme era dolorosa. La voz de Kristair era rasposa. El sudor humedecía mi cuerpo. — Jacob…. — El repitió mi nombre de nuevo mientras rogaba y yo asentí, mojando mis secos labios. Mientras sosteníamos la mente del otro al mismo tiempo sentía su orgasmo golpear duro tan duro como el mío. Envolví mis brazos alrededor de él acercándolo, el deslizo sus brazos debajo de mi, mientras luchaba por respirar. —No te muevas. Por favor no te muevas, mo chroí. —No planeo hacerlo, amor. — No hasta que te tenga.

NOSOTROS SOSTENIAMOS al otro, nuestras frentes juntas, mis manos en la parte de atrás de su cabeza mientras inhalaba su esencia. A través de Kristair, Sentí a los jodidos en el fondo, viendo la escena, viendo nuestra despedida, en ese momento los odié a todos ellos como 360

nunca antes. Ellos estaban viéndonos como una enferma y arrogante araña que contemplaba nuestros débiles esfuerzos para evitar nuestra separación. No podía dejar que ellos siguieran forzando a Kristair más o le causaran alguna pena o preocupación por mí. Abrí los ojos y vi fijamente a Kristair. Él me regresó la mirada, sus oscuros ojos turbados, angustiados en mi rostro. Repentinamente el miedo golpeó su corazón. — Jacob, Yo… —No. Estoy bien. — Enterré mis propias dudas, mostrándole a ellos profundamente que él no podría ser capaz de sentirlos a través de sus propios remolinos, y le di un feroz beso. —Ve…. Ahora. Cuando Kristair dudó de nuevo, le di un empujón mental. —Ve, antes de que cambie de opinión e insista en que dejemos a esos hijos de perra fuera. Kristair asintió y parecía estar perdido por las palabras. Él no necesitó decir nada. Podía sentir cada cosa en su alma, espejo de la mía. En su rasposa voz él comenzó a decir palabras en un lenguaje extinto desde hace mucho, palabras que significaban la muerte de todo excepto de nosotros dos. No presté atención al significado, hasta que el timbre de la voz trajo un rico sonido a mi memoria. Entonces las palabras cayeron y deslicé mi mano suavemente por su calva hacia sus hombros. —Hazlo, amor. Un nuevo color empezó a cubrir el cielo, comenzó a sombrearse ligeramente. Sin ver por la ventana lo sabía. Todo lo que entendía era que los Ascendidos reunidos podían ser golpeados. Los rasgos de Kristair se endurecieron y sus oscuros ojos brillaban. 361

Cuando las últimas palabras del ritual salieron de sus labios, su corazón en mi pecho se silenció. Una repentina sensación me jaló y una explosión de dolor en mi psique cuando el cuarto empezó a girar yo entré en la oscuridad. Cuando logré abrir los ojos de nuevo, él se había ido.

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Capitulo 29

L

a Ascensión seguía esperándome. Y era tan difícil que por más que intenté no podía encontrar una grieta en la correa que ellos habían puesto sobre mí. No era capaz de sentir a Jacob, me sentía inquieto. Saber que él estaba esperando hacía que me sintiera peor. No saber lo que iba a suceder corroía mi paciencia hasta que la aferraba con un gran esfuerzo de mi voluntad. Yo había hecho todo lo que me habían exigido y aún así ellos me mantenían apartado. Yo debería de ser igual al resto de los Ascendidos ahora, sin invisibles cadenas sosteniéndome de regreso. Debería ser capaz de ejercitar mi voluntad a la total extensión, aún así ellos me bloqueaban. Ellos me observaban continuamente para ver qué podría hacer después. Podía jugar el juego muy bien. Estaba tentado a explorar, esperaría el momento para ver las maravillas que me rodeaban, sólo que sería demasiado fácil caen en la tentación de esa vida. Conocía mis debilidades muy bien. Y sospechaba lo que hacía la Ascensión. Probablemente ellos apostaban a mi curiosidad. No era difícil adelantarse a mis decisiones. 363

¿Podría

ser ciego por no aceptar la mano que se me ofrecía? Seguía diciéndole a Jacob que no era posible que regresara, aún así era lo que lograba hacer. ¿Podría sólo tratar de hacer por mi mismo menos de lo que pudiera hacer? Pero sólo porque tenía que asumir que el tiempo en la tierra era limitado, no significaba que dejara de aprender o explorar. No, me rehusaba a creer eso. Si lo hiciera podría realmente dejar de verlo. La Ascensión, con todo su poder, olvidó, creo, que la belleza de algunos momentos parece insignificante. Además, Jacob tenía fe en mí. Era una fe ciega en ocasiones, pero no podía traicionar esa fe. Así que esperé, dejé que mis constantes preguntas rodearan mis pensamientos. ¿Cuánto tiempo pasó sin que La Ascensión se preocupara por mí? El tiempo corría diferente entre ellos. Esto no era lineal. Siglos podían pasar y yo estaba contento de esperas si eso es lo que se tomaban. Lo que me preocupaba es no saber cuánto tiempo había pasado para Jacob. ¿Habrían sido días? ¿Semanas? ¿No había pasado el tiempo para nada? El tiempo fluía por mí. Una vez que recupere mis poderes podría ir a donde fuera que deseara, cuando lo deseara, pero no podía afectar lo que pasaba si lo afectaba. Podía sólo observar. Como fuera que fuera la vida sin mí no podía ser revertida. La única regla que no podía quebrar, no importaba cuánto quisiera estar con Jacob. Actuar de ese modo sería totalmente egoísta. No había manera de saber lo mucho que le afectaría si lo hacía y el daño que le pudiera causar. Esperé y paseaba y me quejaba contra el silencio de

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los otros Ascendidos que nunca contestaron mis demandas.

CADA DÍA las voces de los Ascendidos que siempre habían existido llegaban a mis oídos. Tenía que darles crédito por la intimidación, La intensidad del todo era asombrosamente inspiradora y un apenas sutil recuerdo trataba de elevarse. Todo por Jacob. Quizás eso no era enteramente justo. No debería culparlo a él. Sobre todo porque él no decidió que renunciara al lazo sin saber la búsqueda de toda mi existencia. — No seas tan dramático— Me encontraba en medio de ellos, calmado y listo. Si pensaban que me iba a cansar de la espera, estaban equivocados. Eso sólo fortalecía mi resolución. —Eres arrogante. Ellos hablaron como uno, voces llenaban el aire como un inmutable coro. Aún así, juro que podía oír la voz de mi Señoras entrelazándose entre la de ellos, si me concentraba la oía cuando yo contestaba. — ¿No debería serlo? Somos arrogantes. Negar el hecho seria una mentira. Me acusan de sus propias faltas…o fortalezas, dependiendo de cómo la vean. — ¿Entonces estás diciendo que aceptas que eres uno de los Ascendidos y no ves tu antigua vida con anhelo? Lo encontramos difícil de creer con la luz de tus acciones desde que regresaste. Puedes ser parte del todo como lo fuiste antes, pero aún te mantienes separado. No

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compartes nuestras exploraciones y de nuevo te apartas. Hice una pausa. ¿Habría calculado mal? Traté de leerlos, solamente encontraba la inaccesibilidad como siempre. ¿Podría haberme mezclado con ellos y recuperado mis poderes si sólo no me hubiera bloqueado todo este tiempo? ¿El miedo a perder el sentido de mi mismo me habría cegado tanto? Me sacudí, logré unirme de nuevo. —No importa lo que consideren, han señalado el punto en varias ocasiones. Después de todo, aún lo tengo claro, no puedo ir hacia atrás, solo hacia delante. No importa si me creen. Hagan como deseen. El lazo entre Jacob y yo está quebrado. No pueden hacer nada, todo es una farsa. Libérenme. —No es tan simple, para nada. — La voz coral contestó firme y fría. —Teníamos un acuerdo. — Controlé la ira que crecía. Nunca hubiera aceptado quebrar la conexión si no hubiera creído en sus palabras ciegamente. — ¿Tienen tan poco control que creyeron que es necesario engañarme para que acepte su oferta? Eso los aguijoneó. Me dio satisfacción quebrar su calma. El aire comenzó a moverse presionado por el límite de sus psiques. —Regresaste por una sola razón. — La etérea voz dijo severamente. —Para quebrar la conexión con tu amante humano. No fuiste enviado de regreso para hacerle la guerra a los vampiros. No te enviamos de regreso para que revelaras nuestros secretos a quienes no se lo habían ganado. — El peso de sus voces comenzó a ser casi demasiado. Busqué entre la multitud de mentes de los Ascendidos a Tony, el amigo de Jacob, tratando de encontrar algo positivo en qué sostenerme. Algo que me 366

confortara de que podía regresar con Jacob. Pero si estaba ahí, si era parte de ellos, no podía encontrarlo. Aún así seguí buscando entre la vasta intensidad contra mí. —Les advertí que requería tiempo y me colocaron límites forzándome a permanecer en la mente de Jacob. Él era el blanco del Sindicato. Así que no tenía opción, la única era participar en su guerra. Ellos iniciaron la lucha desde el principio, no nosotros. De esa manera, ambos ustedes y el Sindicato no me dejaron opción. — ¿Y los secretos? ¿Estabas listo para contestarles eso también? —Jacob ya sabía el secreto antes de que yo fuera tomado por ustedes en el almacén. Él estaba conectado con mi mente. Aunque él había elegido no acceder a la información durante un tiempo, eso seguía ahí. — ¿Y Anthony Hodge?— Ellos insistieron. —Él no debió de ser miembro de nuestro rango, aún así él lo es porque tú interferiste. Él es demasiado tosco, un bebé perdido. Perdido entre lobos en mi opinión, y que se involucrara fue lamentable. No sólo por el dolor que causó su muerte sino por el cachorro, él tendría dificultades de encontrarse como uno de los Ascendidos. ¿Quién sabia cuanto tiempo le tomaría aceptar lo que había sucedido, antes de tener suficiente fuerza para manejar todo ese poder? —Saben que no le di esos secretos a Tony intencionalmente. No me había dado cuenta lo profundo que era su relación con Jacob. No confié en sus lazos como debería, aunque reconocí el riesgo. Nadie lamenta más lo sucedido que yo, pero el riesgo se terminó ahora. Jacob nunca buscará esa información y los que buscaban esos 367

secretos han sido destruidos. — Yo hice una pausa y me permití una ligera sonrisa. —En esa guerra por la que me castigan, los secretos ahora están seguros con él y solo con él. — ¿Y Kayla? No ibas a ser contacto con tu hija. —No se atrevan a acusarme de quebrar esa regla. — La ira me inundaba y me giré con fuerza hacia ellos. —No se atrevan. Yo no hice esfuerzos para conectarme con ella aunque me costó. Realmente, no luché con Jacob cuando él quería decirle y eso puede haber doblado la regla. Pero no sucedió. —Solo porque nosotros tomamos medidas para evitar que sucediera. —No, ustedes interfirieron. Algo que siguen diciendo que no debe hacerse. Son simples observadores. No hubiera habido diferencia en su existencia si Kayla se enterara que una parte de mi seguía con vida. Eso no los hubiera alterado ni amenazado de ninguna manera. La bloquearon simplemente porque disfrutan ejercitar su propio poder. La voz coral murió bajo un sibilante murmullo, miles de voces hablaban en capas, el patrón alternaba en oscuridad de lo que ellos decían. Los murmullos eran tan familiares… Una vez pensé que los murmullos eran señal de su locura. Qué equivocado había estado. Me obligué a mi mismo a esperar y no exigir respuestas antes de que demasiado tiempo pasara, sentí que su total atención regresaba a mí de nuevo. —Kristair, es nuestro juicio que tú obedeciste las reglas del acuerdo. Aunque tú trataste de torcerlas. No causaste daño permanente. Es cierto que esperábamos que pudieras hacer algún truco. Sin embargo, quebraste la conexión. No sigues 368

unido emocionalmente a tu amante. — Ellos hicieron una pausa. —Aunque es extraño, llevas una parte de él dentro de ti. Esa parte en ti mismo es la que hace que lo extrañes. —Nosotros llevaremos por siempre una parte del otro. Quebramos la conexión física y destruí mi corazón que fue el trato, no separar nuestras almas. Eso no puede romperse. La multitud de los Ascendidos se acercaron, rodeándome, me sostuve, negándome a darles la satisfacción de mostrar cualquier debilidad o preocupación. —Basado en que la conexión se perdió, nosotros liberaremos tus habilidades completamente. Aunque tus pensamientos sigan consumidos por él, y tus sentimientos por él aún pinten tus decisiones, oscureciendo en gran medida lo que puedes ser. Aún así, el acuerdo fue cumplido y nosotros no tenemos elección más que desbloquearte y aceptarte como uno de los nuestros. Con lo mucho que quería alegrarme eso me preocupaba. Eso había sido demasiado fácil, a pesar de su interrogatorio. El aire se movió y Nerissa apareció frente a mí, una representación física de la Ascensión. Ella era terrible y hermosa en su poder y yo era eclipsado por su inmensidad. —Te conozco, Kristair. Eres testarudo y tonto. Nosotros podemos extirpar a Jacob de tu mente. — El Horror me inundó y traté de mantenerlo en mi mismo congelándome cuando ella se asomaba, ocultando todo de ella. Las voces aumentaron dolorosamente. —Para el momento que tu memoria regrese, él podrá dejar de importarte. Entonces tú serás uno de los nuestros.

369

Capitulo 30

P

OOH Corner estaba lleno como siempre, aunque en esta ocasión no me intimidaba. Entré solo al bar donde estaba Deke que me saludó con un movimiento de cabeza. —Hey chico. Felicitaciones, eres invitado a cambiar de nuevo. —Gracias, Deke. — Sonreí; aún me daba un poco de emoción cada vez que pensaba en eso. El tiempo de las pruebas de la temporada estaba cerca y mi sueño me mantenía demasiado ocupado para pensar que Kristair había sido tomado. En dos meses, estaría frente a los oficiales de la NFL con todos los otros aspirantes, y yo tenía que ganarles. — ¿Por qué no te fuiste el año pasado?— Deke preguntó, viéndome mientras acomodaba cervezas en una bandeja. Verlo hacer algo tan prosaico como atender un bar era un poco irreal, supongo que incluso los vampiros tenían que hacer algo para ocupar su tiempo además de pelear y cazar. —La escuela no es lo tuyo. Te vi jugar. Pudiste haberlo dejado desde el año pasado. —Tengo beca escolar y le prometí a mi madre terminar la escuela. — Acepté la cerveza que me daba. — 370

Gracias, hombre. —Madres…. — Una sonrisa cruzó la cara de Deke. — Mi madre no era alguien con la que quisiera enfrentarme, pero esa es historia de otro tiempo. Supongo que tampoco te atreves a enfrentar a la tuya. —Joder, no. ¿Él me espera?— señalé con la cabeza el cuarto de atrás. —Si. Entra directo. Ussier levantó la vista del video juego que jugaba cuando entré al cuarto, su mirada tenía un brillo. —Bueno, nuestra próxima estrella de Pittsburg regresó. —No te ves diferente. ¿Video juegos?— le respondí. — ¿Eso quiere decir que no tienes matones del sindicato que cazar alrededor del mundo?— Cuando me aproximé, él colocó en pausa el video juego y se puso de pie, asintiendo y palmeando mi brazo. Creo que es la primera vez que se ponía de pie cuando entraba. —Si hay alguien queda de ese grupo, se mantendrán en el oscuro secreto. Alette y Hugo siguen buscando rumores. Ellos son buenos y deberían de mantenernos fuera de los problemas. — ¿Entonces sobre qué es esto?— Me senté en la silla que Ussier me indicó. Creo que lo encontraba un poco difícil; era solo raro. Ellos me habían acosado durante un año y aunque las lesiones que me hicieron sanaban rápidamente, seguía siendo humano. Una vez que Kristair quebró la conexión, mi espalda dolía especialmente después de días difíciles de juego, como resultado de la bala de Montrose que atravesó mi columna. Y en los días realmente fríos sentía el ligero dolor en mis hombros también. Viviría con esas cicatrices el resto de mi vida.

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Y ahora que ya no tenía más el corazón de un vampiro, los hematomas cuando era golpeado duraban más. Era una dura advertencia. Yo quería mi vida normal de nuevo y ahora eso tenía en toda su gloria. —Si, Jake, esto se acabó. Deja de ser arrogante. Sólo concéntrate en el juego de fútbol y deja lo sobrenatural para mí. Ve si puedes mantenerte lejos de los problemas. Me reí y pasé la mano por mi cabello. —Estoy planeando una vida en donde mi única emoción sean los juegos y la emoción de la fama. — ¿Te molestaría si te hago una pregunta? Incliné la cabeza. Ussier no pregunta, él exige respuestas, y ese solo hecho era suficiente para picar mi curiosidad. —Dispara. —Dijiste que llevabas una parte del antiguo en ti. Había momentos en que juro que podía ver su mano en lo que hacías. ¿Cuánta parte de él está en ti ahora? Sentí una opresión en mi pecho en donde se encontraba el corazón de Kristair. Lo había perdido. No podía pensar en eso. El constante latido era raro en ocasiones, el que no latiera me estaba volviendo loco, y ahora lo extrañaba. Realmente era una perra irascible. —Más entonces que ahora. — No le gustaría a Kristair, mantendría los secretos sólo porque le prometí mantenerlos. Había aprendido la lección. —Por una semana más o menos, él estuvo conmigo más de lo que era posible estar. Ussier levantó una ceja y después de un momento asintió. —No me sorprende. Si alguien pudiera regresar para una última vez ese seria ese testarudo bastardo. ¿Él

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se fue ahora? — ¿Quién diablos sabe?— Me encogí de hombros y sonreí. —Sin duda es solo cuestión de cuando. Más pronto que tarde, por favor. Ya había pasado un muy largo mes. Iría a casa para pasar el día de acción de gracias solo y me decía a mi mismo que él estaría conmigo para navidad. Ahora, estaba empacando para ver a mi Ma de nuevo y si quería tener la oportunidad de presentárselo a mi Ma, entonces Kristair tendría que apurarse y saltar como caído del cielo en las siguientes dos semanas. Aún así, mantenía la fe. Kristair había prometido regresar a casa para Abril. Todo lo que tenía que hacer era ser paciente. — ¿Kayla lo sabe?— hice un gesto de dolor con la pregunta y me jalé el lóbulo de la oreja y Ussier se rió. — Eso contesta mi pregunta. —Ella lo sabe. — Y había sido un gran lío. —Ella no estaba tan enojada conmigo como lo estaba con Kristair. — Incluso más con Nerissa por robarle ese momento. —A ella no le gusta que la gente tome decisiones por ella. Incluso si es para cuidar sus sentimientos. Queríamos apoyarla más que nada. —Ella no es la única mujer que se siente de esa manera. — El lord vampiro me dio un saludo de despedida y regresó a su video juego. — Esta vez mantente fuera de los problemas, sabes a lo que me refiero. Me puse de pie y estreché la mano de Ussier. —No se ofenda, pero no me molestaría y seré feliz si nunca lo veo de nuevo. Al menos espero no tener que verlo. —Tú no me verás, pero yo te veré a ti. — él sonrió con su sonrisa de depredador.

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—Joder.

— ¿CÓMO TE FUE en Louisiana?— Steve preguntó, abriendo la puerta para mí cuando yo pateaba la nieve de mis tenis. —Diablos, mucho más caliente que aquí, — Me quejé. Pittsburgh estaba congelando mis bolas en enero, el viento era helado con trozos de nieve que se encajaban en la piel expuesta, se sentía la carne maltratada y abusada. — ¿Quieres beber algo fuerte? Dejé mi abrigo en el gancho, entonces seguí a Steve a la cocina. —Tan fuerte que pueda patear el culo. Juro que nunca me calentaré de nuevo. —Marica. Espero que te contraten en Miami, hermano. Tu sangre se adelgaza. — Steve tomó dos vasos y sirvió whiskey en ellos. —Feliz año nuevo, — dijo, dándome uno. El whiskey calentó todo el camino hacia abajo, desapareciendo algo del entumecimiento del frío y del vacío de mi alma. —Gracias, hombre. — Levanté el vaso hacia él y tomé el resto. —Está tranquilo. ¿No están tus compañeros de cuarto? —No, aún no regresan de las vacaciones de invierno. Ellos regresan la siguiente semana. Kayla está tomando una siesta arriba. Será mejor que sigas aquí cuando ella despierte o ya sabes lo que te hará la siguiente vez que te vea. 374

—Gracias por la advertencia. ¿Crees que ella me alimente si me quedo? —No empujes tu suerte. — Steve tomó la botella de whiskey y entramos a la sala. El sonido de la televisión estaba bajo, mostrando uno de los juegos del playoff. Los Titans estaban arriba por seis puntos. Un buen juego era justo lo que necesitaba para relajarme. —¿Entonces las cosas con la chica, finalmente serio? Suéltalo de una maldita vez. — Me agradaba que Kayla y Steve estaban cada vez más y más Ellos balanceaban al otro, ambos con personalidades que no ahogaban al otro.

van en pensar juntos. fuertes

Una rápida sonrisa iluminó la cara de Steve y me di cuenta que nunca le había visto esa expresión. Oh niño, eso era malo. Mi sonrisa burlona debió de mostrarse porque él golpeó mi brazo. —Deja eso, esto es serio. Si, es serio. — Él hizo una pausa y le dio un trago a su whiskey, viendo la televisión. —Ella pasó la navidad conmigo y con mi hermano. Casi me ahogo con mi bebida, pero logré recuperarme. Para Steve, eso era como una propuesta de matrimonio. Él nunca le había presentado una chica a su hermano. —Maldición, eso explica por qué ella no me acompaño a mí. No me gustaba la idea de que se quedara sola pero nada de lo que le decía la hacía cambiar de opinión. Ella no quería considerar pasar las fiestas en Louisiana. Ahora ya sabía por qué. Me reí. El pensar en ellos dos juntos pasando las fiestas me hacía sentir mucho mejor. — ¿Qué es lo divertido? —Nada. ¿Cómo reaccionaron tu hermano y Kayla

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hacia el otro?— Casi deseé haberlo visto. —Él piensa que ella es una loca chica blanca y ella piensa que él necesita relajarse y disfrutar la vida. Esta vez exploté en una carcajada y Steve se me unió. —Creo que Kayla es la única chica que pudieras llevar a tu casa y que él no la intimidara. —Sí, él estaba impresionado. No quiso decirlo, pero lo estaba. Yo serví más whiskey. —Es asombroso hombre. Realmente estoy feliz por ti. —Debí saber que regresaste. El sonido de la voz de Kayla, la vi sobre el hombro y sonreí. Ella se apoyó contra la entrada de la sala, adormilada sus brazos cruzados y un falso ceño fruncido viéndome. —Hey, hermosa. ¿No me das un beso? —Has estado bebiendo whiskey. Mis labios no tocaran los tuyos. — Ella me dio un gran abrazo, antes de que Steve la jalara a su regazo. Giré los ojos mientras ellos se besaban y sentí una rápida y dura sensación de vacío. Deseaba que Kristair estuviera aquí, sólo para poder ver su cara. Sería un gran momento. — ¿Cómo él consigue uno y yo no?— Me quejé cuando ellos finalmente se separaron. —Mi cara no es tan fea como la tuya, — Steve contestó. —Ahora sé que sufres delirios. Tu cara tiene cicatrices pequeñas y enormes. — Me giré y le sonreí a Kayla y ella torció los labios. —No. Supongo que podría encontrar tu

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corazón y alimentarme, al menos. —Eso es por lo que él consigue un beso y tú no, fanfarrón. ¿Me veo como Donna Reed(15)? —No quieres que me consuma. Kayla sonrió burlonamente y señaló una pila de periódicos en la mesa. —No estás en riesgo de consumirte. Hay cupones de pizza ahí. Toma uno. Tu mamá te malcría demasiado. —Si, ella lo hace. — Suspiré y me incliné hacia la pila. — ¿Quieren algo de la gran O‟? —Sostén ese deseo, — Steve dijo. —Hay un lugar de esa comida italiana a la vuelta de la esquina donde podemos comer pasta en lugar de pizza o ambas. —Suena perfecto. Estoy hambriento. Nosotros ordenamos y nos sentamos con cervezas en lugar de whiskey, viendo el juego y poniéndonos al corriente. Lo único que extrañaba era a Tony relajándose en el sofá y Kristair acurrucado a mi lado. De otra manera sería una tarde perfecta. —He tenido un par de sueños raros, — dije, sin incluso pensarlo. —Ambos, Tony y Kristair estaban ahí. Era un lugar grande, oh, no sé cómo describirlo, igual a un templo romano o algo así. — No era el primer sueño que había tenido de Kristair. Había tenido muchos en el que él estaba esperando o paseando e imaginaba que era porque lo extrañaba. Después de todo, ya no estábamos ( 15 ) Donna Reed, actriz nacida en el 26, actuó en la vida es bella y en los

cincuenta tenia su programa el show de Donna Reed

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conectados. Aunque a veces pensaba que él tenía parte de mi alma. A menudo me preguntaba si quizás había algún efecto eco y realmente lo estaba viendo. Entonces me convencía que era sólo mi deseo. Kayla se enderezó, sus hoyuelos desaparecieron. —¿Y a esa perra también? Antes de que pudiera contestar su extraño comentario, Steve habló. —¿Un gran lugar, casi como si fuera la imagen de un juicio en el cielo o algo así, con mucha gente, tu chico en el centro y Tony sentado al frente? Intercambiamos miradas, y entonces todos comenzamos a hablar al mismo tiempo, hasta que Kayla silbó para silenciarnos. —Espera un minuto. Un sueño a la vez. Jake, describe el tuyo primero. Traté de reunir mis pensamientos después de la excitación pasada y mi estómago saltaba. Mi cabeza daba vueltas y ahora deseaba no haber tomado el maldito whiskey. Todos habíamos tenido el mismo sueño. Seguro que los detalles eran diferentes, pero la historia era la misma. ¿Cómo diablos eso era posible? Kristair nunca había tenido una conexión mental con ellos. Bueno, quizás con Kayla, pero él no tenía ninguno de sus poderes a menos que La Ascensión se los hubiera liberado. Pero si así fuera estaría en casa. El cuarto se quedó en silencio una vez más, después de que todos describimos nuestro sueño. Entonces Steve tomó la comida del hombre del reparto. Ya no tenía más hambre. Kristair estaba en un juicio o lo había estado. Al menos es lo que parecía. Y él estaba molesto al final, enojado y asustado. Los detalles eran incompletos igual que en el sueño. No podía recordar las palabras que decían,

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o si ellos todos hablaban. —¿Qué significa todo eso?— Steve preguntó. —Nunca había tenido sueños como esos con Kristair ¿Por qué el está en mi cabeza? lo digo ahora: No lo quiero en mi cabeza. —No me gusta esto. Quiero decir, que sueñes con él. Claro que lo tienes. — Algo que sé es que no es producto de mi imaginación porque ellos todos son pornográficos. Pero incluso en los sueños que he tenido con él, está esperando o paseando como en estos. Esos es más como pequeños flashes de la consciencia que se van tan pronto como aparecen. —Ese es lo único que has tenido,— Kayla dijo. — ¿Crees que nos los envía Kris? Pensé antes de contestar y sacudí la cabeza y suspiré. —Me gustaría eso pero lo dudo. Ese no es su estilo. Uno, él no se veía ni un poco preocupado en mi sueño y dos, si incluso tuviera la capacidad de enviárnoslo en los sueños, sé que no lo haría si algo estuviera mal. —Y toda la situación está jodida. ¿Quién era la dama al final?— Kayla gruñó, sus ojos se iluminaron y vio a Steve levantando sus manos. —Olvida que pregunté. —Esa es Nerissa. Es la que hizo a Kristair vampiro. — Ella también era un ancestro de Kayla, pero pensé que era mejor no decirlo. Ella nunca le perdonaría a Nerissa interferir y que perdiera la oportunidad de hablar con Kristair. —Debo admitir que no creo que Kristair envíe el sueño a nadie. Él hace todo lo posible por mantenerme en la oscuridad hasta que todo esté como a él le gusta. Steve me dio un fuerte apretón en el hombro. Su otro brazo rodeaba la cintura de Kayla. —Lo siento. Sé que ambos lo esperan.

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Sacudí la cabeza y tensé la mandíbula. —No estoy listo para renunciar aún. Vamos; eso tiene que significar algo. Si no es Kristair quien nos envía ese sueño, entonces ¿quién lo hace?— Me rehusé a dejar que la preocupación se hundiera en mi estómago. No después de todo este tiempo. —El Whiskey está obnubilando tu cerebro. Kristair no es el único al que conocemos en el sueño. — Kayla hizo una pausa, inclinó la cabeza expectante, y soltó un explosivo aliento. — ¡Tony! por el amor de Cristo, ¿ustedes dos se han olvidado de él? Ambos han visto a Tony ahí. Él puede estar en mis sueños también, pero no lo recuerdo tanto como a Kris y a esa perra, no lo conocía tan bien. Un pequeño temblor de esperanza me recorrió, pero Steve ya estaba sacudiendo la cabeza. —No sabemos de seguro si él realmente está ahí. Conocen a los tipos que van a ser uno de los Ascendidos, pero él no era un Antiguo, quiero decir, él era mi compañero y todo, pero ¿Tony con poderes cósmicos? Eso es un poco escalofriante. E incluso si fuera uno de ellos, ¿no dices que le tomó meses a Kristair recordar quién era? Excitado ahora, salté. —Si, pero eso fue hace meses, y Tony puede comportarse un poco como estúpido pero él no es un estúpido. Y él es nuestro estúpido. Es el tipo de cosas que él puede hacer. — ¿Por qué?, sólo pregúntate eso, Jake. Eso no tiene sentido. ¿Por qué Tony enviaría esos sueños? ¿Por qué haría que otros se preocupen?— Steve argumentó. —Jode con la preocupación,— Me reí. —Ahora, sé que Kristair va a regresar a casa antes de que sea demasiado tarde. Kayla 380

y

Steve

intercambiaron

miradas

de

preocupación. Yo me rehusaba a reconocer eso. vendría a casa. Yo saqué mi mandíbula.

Kristair

— ¿Cómo lo sabes?— Kayla preguntó. —Quiero decir. Yo quiero creer que lo va a hacer, pero no se veía bien para él al final. — Ella hizo una pausa y se mordió el labio y Steve la acercó a él. —Lo que quiero decir es que él tiene un amigo ahí arriba, — dije. —Y esos bastardos van a subestimar eso de la manera como lo hacen. Ya lo verán.

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Capitulo 31

C

on lo mucho que disfrutaba todas las maravillas que descubría y mi mente estaba ocupada con saludable información que sostenía el universo, aún encontraba la constante presencia de todos los otros Ascendidos empalagosa e irritante. Siempre había sido un alma solitaria y en raras ocasiones invitaba a alguien a entrar en mi vida. Aunque en esas ocasiones, el lazo que formábamos había sido muy estrecho. Supongo que finalmente me acostumbraré, pero por ahora necesito algo de tiempo para mí mismo. Me deslicé lejos de los otros Ascendidos. Nosotros tendíamos a hacer las cosas en grupos y de ese modo nunca se dejaba de contemplar el todo. Pero ya había tenido suficiente, salí a explorar por mi mismo sin preocuparme que mi salida pudiera ser comentada por el todo. Me preguntaba y buscaba en mi mismo la razón de por qué estaba intranquilo. No era solo porque prefería estar solo. Me sentía incompleto, como si un miembro hubiera sido cortado y siguiera con el dolor fantasmal que permanecía en mi alma. Los otros Ascendidos parecían

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intactos, solo yo sabía que algo no estaba. No había ninguna razón afuera que pudiera extrañar. Ninguna cantidad de introspección me daba la respuesta para dejar de darle vueltas al problema, y dejarlo ser. La respuesta puede estar en mi propio tiempo. Me encontré a mi mismo viendo una estrella, una roja y gigante, preguntándome los miles de años que le tomaría llegar a su punto crítico, para explotar en una supernova. Podría ser igual a ver como se deterioraba y perdía energía hasta repentinamente explotar al interior y de nuevo a una final explosión masiva, iluminando las galaxias. Como uno de los Ascendidos, podía hacerme uno con la estrella y experimentar todas las cosas. Antes de que pudiera contemplarla y cómo lograr el hecho, sentí otra presencia detrás de mí, extraña, pero de algún modo familiar, no podía decir por qué. Él tomó forma, algo que yo raramente veía hacer a uno de los Ascendidos. Él se veía como un hombre joven, casi un niño, aunque las apariencias engañaban. Mi propio cuerpo cuando lo veía se veía solo un poco mayor que él. Sin embargo tenía miles de años de edad. Para mi sorpresa, su mente era casi tan joven como su cuerpo. Nunca me había encontrado un Ascendido como él. Era una anormalidad, al igual que yo. Su cabello necesitaba un corte y sus ojos era grisesverdes, una mezcla de humor y eterna maravilla. Cuando tomé forma, más por diplomacia que por curiosidad, noté lo diferente que él era. En verdad, prefería ser de esa forma, otra diferencia que me apartaba, pero imaginé que era porque era nuevo en todo esto. No sé cuán a menudo permanecería en mi mismo para adaptarme. 383

—Kristair, — él saludó con una ligera sonrisa. —Eres difícil de rastrear. Casi estaba creyendo que el resto de los Ascendidos estaban tratando de mantenernos separados. — Él tomó la gran estrella que crecía roja y enorme en el cielo. —Esto es casi como un episodio de Star Trek(16),— murmuró. —O The Twilight Zone(17), tú decide. —No sé por qué ellos harían esto. Nosotros todos hablamos abiertamente con los otros.— ¿O lo hacíamos? Algo empezó a molestarme en la mente y luego desapareció. — ¿Y tú eres? —Tony Hodge, aunque mi nombre no significa nada para ti. Había una chispa de algo que me atravesaba pero cuando trataba de agarrarla me eludía de nuevo. — ¿Debería?— dije. —Si, pero no vine a hablar de eso. Vine para preguntarte de tus tatuajes. — ¿Mis tatuajes?— Vi hacia mi pecho desnudo y los diseños que simbolizaban mi vida. Había estado tanto tiempo con ellos que eran naturales para mí. —¿Qué con ellos? —Ellos son una conexión con tu pasado. Eso no era una pregunta, aunque él trató de que sonara como eso, no lo sabía. —Eso es la manera en que ves esto. En verdad, los tatuajes me proveen una conexión con el futuro. Pero con el paso del tiempo, se han debilitado. Excepto para mí, soy el único que mantiene vivo la memoria de los Picts. Incluso con mi conocimientos imperfectos. La memoria de la raza grupal, la suma de mi (16) Star Trek : Viaje a las estrellas. (17) The Twilight Zone: dimensión desconocida

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gente, nunca me dejó. Esto es por lo que yo puedo hacer los rituales como uno de mis mayores. —¿En serio? Eso es muy interesante. ¿Qué acerca de este?— Tony señaló la línea de una criatura en mi hombro derecho. —¿Qué te hizo hacerte este? Empecé a ver el tatuaje que me confundió, mis dedos rozaron las líneas, ese no pertenecía aquí. Recuerdos vinieron a mí. Un cocodrilo, mandíbulas que se cerraban. El aire era verde, el aroma de la lujuria crecía y el olor a muerte, el calor que limpiaba todo y un sin número de criaturas que me rodeaban. Ese no era de la tierra en la que crecí. Esas no eran mis manos que sostenían el remo del bote ni mi propia voz que le gritaba maldiciones al cocodrilo. — ¡Jake! ¡Santa mierda! Podía verlo— Algo gritaba dentro de mí. Una trampa para langostas era su pasado en mi hombro y golpeó al cocodrilo justo en el hocico. Antes de que pudiera preguntarme sobre el extraño recuerdo, Tony me señaló otro tatuaje en la parte derecha de mi pecho, una amplia sonrisa en su rostro. —¿Y este otro? ¿Qué es lo que significa? La imagen de un hombre apareció ante mí, era mucho más grande que yo. Disfrutaba con el terror que me llenaba cuando él me levantaba en el aire, atrapándome con sus grandes manos antes de dejarme caer. Una gorra de camionero en su cabeza y sus ojos eran de un brillante azul. —¡Un‟gin! ¡Un‟ gin!, ¡Papi!— exigía. Los recuerdos se movieron rápidamente. La policía hablando con una mujer rubia, sus ojos estaban rojos de llorar. El mismo hombre estaba en un ataúd, su piel gris y fría, yo me paraba de puntas para ver el interior, mi mandíbula se tensó cuando alguien murmuró en el fondo, 385

—Jake, ven, siéntate conmigo. —No entiendo,— dije saliendo de mis recuerdos. —Lo harás,— Tony prometió y señaló otro tatuaje. — ¿Qué acerca de la triqueta? ¿Qué significa? —Es el balance de cuerpo, mente y alma. —No, Kristair. ¿Qué significa para ti? Mi alma, mi pareja, la otra mitad de mi corazón. Ese tenía menos sentido que cualquier otro de los tatuajes. No había encontrado a nadie para mi, había buscado durante años en mi vida, tuve la esperanza en una o dos ocasiones, pero había sido hace mucho tiempo y ahora no importaba. —No tiene ningún sentido. —Si, lo tiene. Solo piensa en eso.— una malvada sonrisa cruzó su cara. —Se lo debo. Mira, dile a Jake que hizo un asombroso touchdown en su último juego, salvando a Pittsburgh.— Él sacudió la cabeza. —¿Cómo no me sorprende? — ¿De qué estás hablando? Todos los recuerdos que no me pertenecían continuaban llegando a mi mente. Me di cuenta que conocía al hombre en mi mente, íntimamente, como si fuera yo mismo. Jake, Jacob Corvin, mo chroí, m‟anam, mo shaol, mo ghrá. Solo la memoria le pertenecía a él, no tenía recuerdos personales con él. ¿Cómo podía ser eso? ¿Cómo recordaba?

podía

sentir

tanto

por

alguien

que

no

Tony me dio otra traviesa sonrisa. —Lo vas a entender ahora. Sabía que podrías ir muy lejos por ti mismo, pero para el resto, me preocupaba que necesitaras 386

ayuda. — Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería, él tocó mi frente. —Recuerda. Mi memoria regresó en una gran ola de emociones y sensaciones. Jacob. Ellos lo bloquearon de mí de nuevo y me alejaron de mi elección. Me enderecé con furia contra Nerissa que apareció a mi lado. —¿Qué has hecho?— ella le dijo a Tony. Me giré hacia ella tomándola con todo mi poder, mi furia, hasta que se encendió a través de mí. No enterré el deseo que se escondía en el fondo de mi mente y formaba un solo pensamiento que podría cambiar todo para mí, para bien o para mal. —Kristair, ¡no lo hagas! —Es demasiado tarde.— le di una tensa sonrisa a ella, pensé en Jacob, en donde deseaba estar. —Soy humano.

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Epílogo

-C

ompañero, no creí ver a nadie que se viera como tú y corriera como tú lo haces.

Me giré y le sonreí a Frode Williams, otro corredor del estado de Ohio. —Gracias, pero tú me venciste en el peso y Quirnio nos pateó a ambos en los saltos. Al menos estaba seguro de que todos estaban contentos conmigo y nadie me consideraba una versión alterada. Yo no hacía eso, al menos tenía mi orgullo intacto. Aún así estaban malditamente impactados por mis cicatrices. —¿Quieres una cerveza?— Frode señaló al bar del hotel donde la mayoría de los chicos nos hospedábamos. —Seguro.— La idea era mejor que regresar al cuarto vacío de mi hotel, incluso si alguien me llamara. Era demasiado tarde. Un par de cervezas podrían lograr que durmiera hasta mañana. Todas las sillas alrededor de la barra estaban ocupadas por aspirantes de otros colegios y el cuarto de billar de al lado lleno de los jugadores del equipo. El click y el clack de las bolas al golpear llenaban el aire. Encontré una pequeña mesa al fondo y llamé a la mesera.

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Frode estudiaba las notas que había hecho de su puntuación individual, una línea se formaba entre sus cejas. —Mirar estas cosas me vuelven loco, pero no puedo dejar de verlas.— Le dio varios tragos a su cerveza. —¿Qué piensas?— Empujó el papel hacia mí. Sacudí la cabeza, ignoré las notas y saqué mi planificador. —Yo sigo mi instinto.— Todos los días cruzo una fecha. Sesenta y dos días hasta el día del reclutamiento. Sesenta y dos días más para que Kristair aparezca. He tenido algunos sueños acerca de él pero nada como el que compartí con Kayla y Steve. Está comenzando a agotarse mi paciencia. —¿Qué es lo que te dice tu instinto?— Frode preguntó. —Que no tengo nada de qué preocuparme. Tampoco deberías.— Nunca he sido acusado de humilde. Más que eso. Yo dejé todo lo que tenía en las selecciones del día de hoy. Era lo mejor que podía hacer y era malditamente bueno. Ahora todo lo que podía hacer era esperar. Apostaría que Frode estaba obsesionado con todo lo que se reportaría en el sitio de la Web hasta que él tuviera una u otra respuesta. Yo, iría a revisar los resultados mañana. Eso podría mantenerme ocupado. Guardé el planeador y le di un trago a mi cerveza. —Yo nunca conocí a un chico con un planeador, excepto quizás mi papá. —Si, el tipo con el que estuve estaba obsesionado con la organización. Me contagió, supongo.— Dejé mi cerveza a un lado y empujé la silla, demasiado cansado para seguir ahí. Yo pensé que estaba de humor para esto, pero solo quería regresar en mi cuarto. Tomar una ducha, 389

quizás ver una película que logre relajarme. Mi cuarto me llama. —Hey, no te vayas aún. — La decepción cruzó por la cara de Frode. —No terminaste la cerveza. —Supongo que sólo estoy más cansado de lo que pensaba. —Dejé algo de dinero en la mesa para cubrir mi cerveza. —Nos vemos mañana. —¿Quieres que vayamos juntos mañana a entrenar? Hice una pausa, estudié la expresión de la cara de Frode, y entonces sonreí y sacudí la cabeza. —Estoy tomado. Prácticamente casado.— Hubo un tiempo en el que hubiera tomado a Frode, a su no hablada oferta y me hubiera encajado en su culo, sin otra razón que liberar la tensión del día. Sonreí de nuevo ante la picazón. —Nos vemos. Platiqué un momento con algunos otros chicos que me encontré en el camino, no le presté mucha atención a lo que me decían. Muchas felicitaciones, o buena suerte, o qué opinas del encuentro de hoy. Finalmente llegué a la puerta y suspiré aliviado cuando llegué al elevador. Mi cuarto me llamaba como la canción de una sirena, se hizo más potente mientras caminaba por el pasillo. El día debió de agotarme más de lo que pensaba porque me olvidé de la película. Me desnudaría perdido en mis recuerdos y me dejaría llevar hasta la mañana. Cuando le quité la llave a la puerta, sabéa, no sé cómo, pero sabía quién estaba esperándome del otro lado. Un estremecimiento me recorrió tan fuerte que casi hace que pierda la tarjeta llave. Sosteniendo el aliento, abrí la puerta, mi corazón salto duró cuando inmediatamente vi

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hacia la cama. Kristair estaba acostado en el centro de la cama, desnudo, sus largas piernas dobladas cerca de su cuerpo, su frente tocaba sus rodillas y sus brazos lo rodeaban. Su pecho se levantaba con cada respiración una y otra vez. Incluso, aunque habían pasado varios meses, sentía que mi corazón golpeaba el interior de mi pecho, sabía que estaba golpeando por él ahora. Realmente respiraba como alguien vivo. Mi garganta estaba cerrada, mi pecho dolía. Y con lo mucho que quería llegar a la cama, todo el poder y la velocidad que había mostrado durante todo el día frente a los entrenadores me había abandonado. En lugar de llegar a él caí junto a la cama. Él está aquí. De algún modo él está aquí y él está respirando, realmente respirando, sólo quería moverlo para que él pudiera hablar. Kristair se estiró, su cabeza se giró hacia mí, y sus largas pestañas abanicaron. Después de un momento, sus adormilados ojos me enfocaron y una lenta y brillante sonrisa cruzó sus labios, iluminando mi vida con esa promesa. —Kristair.

FIN

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Our Sacred Balance

Los amantes Kristair y Jacob creen que han terminado con lo sobrenatural y se encuentran en el camino a una nueva vida. Pero lo sobrenatural no se ha ido... Un acosador se dirige a los vampiros para arrancarlos de sus santuarios y dejar que se quemen en el sol, y cuando los vampiros de Pittsburgh convocan al antiguo Kristair, él no puede negarles la ayuda a pesar de las objeciones de Jacob. Mientras que su búsqueda se vuelve más peligrosa, los ánimos se caldean cuando Jacob intenta hacer entender a Kristair las limitaciones del ser humano de nuevo. A medida que lucha por alcanzar un equilibrio entre ellos, los vampiros se inquietan, ansiosos por encontrar a la persona responsable de la muerte de su propia raza para poder descargar su rabia. Pero el enemigo está más cerca de lo que nunca imaginaron y lleva un rencor personal contra ellos. Su conexión mental se ha ido y la fuerza espiritual se ha reducido a la mitad, Jacob y Kristair deben aprender a comunicarse entre sí antes de que su enemigo destruya todo por lo que han luchado tan duramente para ganar.

YA VIENE…

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Esther

Gaby

Gaby Si quieres leer más de nuestros proyectos, no olvides pasarte por: www.thedreamofdesire.blogspot.com

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