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Bryan Stiven Meñaca Salcedo Historia Medieval 18/10/17 Informe de lectura sobre "La sociedad feudal" de Marc Bloch LIBR

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Bryan Stiven Meñaca Salcedo Historia Medieval 18/10/17

Informe de lectura sobre "La sociedad feudal" de Marc Bloch LIBRO SEGUNDO: CONDICIONES DE VIDA Y ATMÓSFERA MENTAL CAPÍTULO I: CONDICIONES MATERIALES Y ASPECTO ECONÓMICO Bloch Planea que no se puede mirar a la civilización feudal como un bloque unido, por esto plantea que hubo dos edades feudales de manera sucesiva y cada una con todos diferentes. Una primera edad que llegaría hasta mediados del siglo XI, entendida como una etapa caracterizada por ser esencialmente rural, por un conocimiento limitado de los instrumentos de cambio, por la escacez de la moneda. El autor habla de un descenso demográfico en esta primera edad media, con una cifra de mujeres no superior a "miles de habitantes" y con muchos terrenos abandonados. En el aspecto de las familias, vemos dos casos distintos: 1. En el Limousin, donde las familias se establecían lejos unas de otras, donde cada una tenía su forma de explotación propia. 2. En la Lle-de-France, donde casi todas se amontonaban en aldeas. Con respecto a la a la dispersión de las distintas familias, las formas de comunicarse se hacían mas dificiles. Con la caída del Imperio Carolingio, menciona Bloch que caía también el último poder que se preocupaba por los trabajos públicos. Las antiguas vías romanas se iban arruinando por el escaso cuidado que estos recibían. La inseguridad es otro factor que agregar. A causa de todo esto se daba un lento desplazamiento en esta época. Los reyes de la primera edad feudal se la pasaron viajandp, puesto que hubiese sido imposible gobernar un Estado desde un palacio. En la época feudal, las características del relieve, la tradición, la presencia de un mercado o de un santuario podían intervenir para que un camino fuera más frecuentado, pero con mucha menos fijeza de lo que a veces han creído los historiadores de las influencias literarias o estéticas. En la Europa de la primera edad feudal existía más de una corriente de intercambios. La más activa era quizá la que le unía con la España musulmana, donde muchas monedas de oro de origen árabe ingresaron hasta el norte de los Pirineos. En cambio, en el Mediterráneo occidental se perdió casi por completo la navegación de altura, y las principales líneas de comunicación con Oriente estaban en otras partes: 1. Una marítima, pasaba por el Adriático, en el que Venecia era a modo de un enclave bizantino incrustado en un mundo extraño. 2. Por tierra, el camino del Danubio, durante mucho tiempo cortado por los húngaros, estaba casi desierto. 3. Más al Norte, en las pistas que unían Baviera con el gran mercado de Praga, y desde allí, por el flanco septentrional de los Cárpatos, se proseguían hasta el Dnieper, las caravanas circulaban cargadas, al regreso, de algunos productos de Constantinopla o de Asia.

El comercio, aunque fuese bajo la forma de trueque, no era el único ni, quizás, el más importante de los canales por donde se operaba entonces, a través de las capas sociales, la circulación de bienes. En esta época se daba la compra-venta, pero no se vivía elementalmente dede ella. En cuanto al sistema de manutención/remuración, dos alternativas se ofrecían: tomar al hombre en la propia casa, alimentarlo y vestirlo, suministrarle, como se decía, la “provende” (provisiones); o bien, cederle, en compensación por su trabajo, una tierra que, por explotación directa o bajo la forma de censos pagados por los cultivadores del suelo, le permitiese proveer por sí mismo a su propia manutención. Bloch, en el ultimo apartado de este capítulo, comienza afirmando que Occidente se convirtió en un poderoso proveedor de productos manufacturados. Las grandes cantidades de mercancías que expedía hacia el mundo bizantino, eran muy diversas. En la expansión de la economía europea de la Edad Media, los tejidos tuvieron el mismo papel primordial que, en el siglo XIX, en la de Inglaterra, la metalurgia y las telas de algodón. La evolución de la economía llevaba consigo una verdadera revisión de los valores sociales. Siempre existieron artesanos y mercaderes; individualmente, estos últimos al menos, habían podido incluso desempeñar, en diversos lugares, un papel importarte. A partir de fines del siglo XI, comerciantes y artesanos, mucho más numerosos e indispensables para la vida de todos, se fueron afirmando cada vez con más fuerza en la vida urbana.

CAPÍTULO II Menciona Bloch, que "el hombre de las dos edades feudales estaba, mucho más que nosotros, próximo a una Naturaleza". Se veía mucho la caza, como medio para defender y para proporcionar una ayuda en la alimentación, también se recolectaban frutos y miel, como en los primeros tiempos de la humanidad. La esperanza de vida era baja en los adultos en la Europa feudal, la mortalidad infantil era otro factor que afectaba a la sociedad. Las epidemias y el hambre contribuian también a esta mortalidad. El autor habla de una higiene mediocre y precaria, puesto que con respecto a este tema, muchos autores han querido demostrar lo contario. En cuanto al tema de los relojes, Bloch afirma que los relojes de agua existian en un escaso número, a parte de que estos eran costosos y molestos. En cambio, los de arena eran más correintes. Hacia el siglo XIV, los relojes de contrapeso trajeron consigo, al fin, con la mecanización del instrumento, la del tiempo. La época tuvo, en especial desde fines del siglo XI, sus matemáticos, que tanteaban intrépidamente siguiendo las huellas de griegos y árabes; los arquitectos, los escultores sabían practicar una geometría bastante simple. Por una parte, la lengua de cultura, que era, de manera casi uniforme, el latín; de la otra, en su diversidad, las lenguas de uso cotidiano. A nadie entonces se le ocurría considerar como dignas de la escritura las lenguas románicas, que se consideraban, simplemente, como latín corrompido. Los dialectos germánicos, por el contrario, despertaron la atención de hombres, de los quemuchos, en la corte y entre el alto clero, los tenían por lengua materna. Se copiaron viejos poemas hasta entonces puramente orales: se compusieron

otros nuevos, principalmente sobre temas religiosos; manuscritos en lengua materna Bloch hace una comparación entre los que eran los iletrados y los intruidos: 1. Por un lado, la inmensa mayoría de los iletrados, encerrados, cada uno, en su dialecto regional, reducidos, como conocimiento literario, a algunos poemas profanos, que se transmitan casi únicamente de viva voz, y a las piadosas cantinelas que ciertos clérigos bien intencionados componían en lengua vulgar, en provecho de los simples y que, a veces, para recordarlos, confiaban al pergamino. 2. En la otra orilla, el pequeño puñado de gente instruida, que, oscilando sin cesar entre el habla cotidiana y local y la lengua culta y universal, eran, propiamente bilingües. Para ellos, eran las obras de Teología y de Historia escritas de manera uniforme en latín; el conocimiento de la liturgia y el de los documentos de negocios. El latín no constituía solo la lengua vehículo de la enseñanza; era la única que se enseñaba. Saber leer, era, simplemente, saber leerlo. Si, por excepción, en un instrumento jurídico, se usaba la lengua nacional, no dudemos en descubrir en esta anomalía un síntoma de ignorancia. Todos los estados mayores del ejército eclesiástico, nunca estuvieron faltos de clérigos instruidos que, con frecuencia de origen noble, se formaban en las escuelas monásticas y, en especial, en las catedrales. En el caso laico, menciona el autor, este asunto era más delicado, aunque los laicos continuaron siendo un elemento activo en la sociedad. Por esta falta de educación en el siglo, se explica el papel de los clérigos, a la vez como intérpretes del pensamiento de los grandes y como depositarios de las tradiciones políticas. Bloch dice: "Para caracterizar la actitud religiosa de los hombres de la Europa feudal, se acostumbra decir pueblo de creyentes”. La misa católica se decía con más o menos en todas las parroquias. “Textos de los que no saben leer”, los frescos y los bajorrelieves en los muros de las principales iglesias o en sus capiteles, prodigaban conmovedoras, pero imprecisas lecciones. Poco a poco los hombres fueron imaginando una eterna lucha entre el bien (angeles, santos) y el mal (diablo). En esta sociedad cristiana, ninguna función de interés colectivo parecía más indispensable que la de los organismos espirituales. Y no nos engañemos: en tanto, precisamente que espirituales. El papel caritativo, cultural y económico de los grandes capítulos catedralicios y de los monasterios pudo ser, de hecho, considerable, pero, a los ojos de los contemporáneos, no era más que accesorio.

CAPITULO III: LA MEMORIA COLECTIVA La religión, como libros sagrados tenia libros de Historia; sus fiestas conmemoraban sucesoss que se nutrían de cuentos compuestos sobre vidas de santos muy antiguos; y en fin, afirmando constantemente, como se hace hoy en día, que la Humanidad estaba cerca de su fin. El Derecho canónico se fundaba en textos antiguos; el Derecho laico, en los precedentes. La existencia de una poesía épica de exaltación heroica y nacional ha sido una constante desde la Antigüedad en todas las civilizaciones. No puede negarse, sin embargo, que la Edad Media fue la

época dorada de la epopeya. En las recién nacidas culturas europeas, especialmente en Francia, proliferaron los cantares en verso consagrados a la vida y hazañas de nobles caballeros. Al principio, las gestas épicas no se destinaban a la lectura, sino a ser recitadas de castillo en castillo o en las plazas publicas, eran traídos y llevadas por recitadores profesionales, a lo que se llamaba juglares. Estas recitaciones gustaban tanto a los nobles, que veían reflejados en los héroes épicos sus propias virtudes, como al pueblo, pues suponían sus únicos ratos de diversión. CAPITULO IV: EL RENACIMIENTO INTELECTUAL DURANTE LA SEGUNDA EDAD FEUDAL La aparición de los poemas épicos en Francia en el siglo XI fueron vitales para el desarrollo cultural que se dió en la segunda edad feudal, lo que llama Bloch "Renacimiento del siglo XII", el cual Bloch lo ubica e las dos o tres décadas anteriores al año 1100. Los progresos de la vida de relación, que fueron tan aparentes en el campo de la economía, no lo son menos en la parte cultural. Los centros de la nueva ciencia son grandes escuelas internacionales: Bolonia, Chartres y París. En el campo del arte: el arte románico, en lo que por encima de sus innumerables variedades regionales tenía de universal, expresaba ante todo una cierta comunidad de civilización o la interacción de una muchedumbre de pequeños focos de influencia. El arte gótico, por el contrario, va a dar el ejemplo de formas estéticas de exportación que, sujetas naturalmente a toda clase de modificaciones, se propagan a partir de centros de irradiación bien determinados: la región entre el Sena y el Aisne y los monasterios cistercienes de Borgoña. En este apartado se habla de la reforma gregoriana, que se caracterizó por su profundo recelo hacia los padres laicos que consideraba causantes de la simonía, el concubinato y la corrupción del clero, en cuya investidura intervenían. Además, aspiraba a crear aquella monarquía cristiana universal que distinguía al agustinismo político, cuya realización implicaba una profunda transformación de las estructuras eclesiásticas para hacer del pontífice, con su corte de cardenales y prelados, la única autoridad soberana de un imperio universal, constituido por una constelación de estados vasallos. Otra influencia que se dió en este punto fue la renovación del Derecho científico, en la que todo hombre de acción tenía que ser un poco jurista. CAPITULO V LOS FUNDAMENTOS DEL DERECHO Ningún libro era suficiente para dicidir sobre todas las cuestiones en el ambito de las leyes, así que, junto al derecho escrito, existía una zona de tradición meramente de manera oral. La sociedad eclesiástica se creó un Derecho propio, cada vez más exclusivo. clericales. Por el contrario, el Derecho profano no era materia de instrucción en ninguna parte. Es cierto que la familiaridad con las viejas compilaciones no se habría perdido del todo si hubiera existido una profesión de hombres de leyes. Sin embargo, el procedimiento no comportaba la intervención de abogados, y todo jefe era juez. Es decir, que la mayor parte de los jueces no sabían leer. Tradicionalmente en esencia, como toda la civilización de la época, el sistema jurídico de la primera edad feudal reposaba sobre la idea de que lo que fue, tiene derecho, por ello, a seguir siendo; no sin algunas reservas, inspiradas por una moral, más elevada. La misma autoridad que se reconocía a la tradición, favorecía, en cierto sentido, el cambio, pues todo acto, una vez realizado, o repetido tres o cuatro veces, podía convertirse en precedente incluso si en su origen fue excepcional, o hasta frescamente abusivo.

El derecho se modificaba más conscientemente y, por consiguiente, más raramente, pues reflexionar sobre un cambio es siempre exponerse a renunciar a él. A un período singularmente inconstante, a una edad de oscura y de profunda gestación, va a suceder, a partir de la segunda mitad del siglo XII, una era en que la sociedad tendrá tendencia a organizar las relaciones humanas con más rigor, a establecer unos límites más claros entre las clases, a barrer muchas variedades locales y a no admitir, en fin, más que transformaciones muy lentas. LIBRO SEGUNDO: EL VASALLAJE Y EL FEUDO CAPITULO I: EL HOMENAJE DEL VASALLO En el feudalismo la tierra pertenecía al soberano (rey, duque o conde) el cual podía cederla a otros nobles (Barones, Caballeros y Guerreros) a cambio se comprometían a prestarle ayuda política y militar. Se realizaba un homenaje que era una ceremonia que exigía la unión de las manos del vasallo y el señor; tras un juramento y un beso se sellaba la fidelidad mutua. El ritual finalizaba con la entrega de un objeto que representaba el beneficio y el vínculo que se creaba. A este vínculo se le denomina vasallaje. El vasallo juraba fidelidad y prometía la prestación de determinados servicios militares y de corte al señor a cambio de protección, y, en ciertas ocaciones, era beneficiado por su señor. Este vinculo de vasallaje era indisoluble y con el tiempo se convertiría en hereditario Tras la ceremonia de homenaje, señores y vasallos debieron cumplir una serie de obligaciones. Los vasallos debían brindarle al señor ayuda militar o económica, y debían participar en la corte señorial formando parte de los tribunales de justicia. De igual forma el señor estuvo obligado a proteger y defender a su vasallo de los enemigos. El otro mecanismo de dependencia se conoce como servidumbre, y se refiere a la relación que se creó entre señores y los siervos. Los siervos (Labriegos y Campesinos) no eran personas libres. Ellos estaban sometidos a una situación de explotación por parte de su señor, y su condición se heredaba de generación en generación. La servidumbre genero una inmensa masa de siervos empobrecidos y sometidos a señores y vasallos. En todas partes, el débil sentía la necesidad de lanzarse en brazos de uno más poderoso que él. El poderoso, a su vez, no podía mantener su prestigio o su fortuna, ni aun garantizar su seguridad, más que procurándose, por la persuasión o por la violencia, el apoyo de inferiores obligados a ayudarle. Había, de una parte, huida hacia el jefe; por otra, tomas de mando, con frecuencia brutales. Y como las nociones de debilidad y de poder siempre son relativas, se veía en muchos casos a un mismo hombre hacerse simultáneamente dependiente de otro más fuerte y protector de otros más humildes. Así, empezó a edificarse un vasto sistema de relaciones personales, cuyos hilos entrecruzados corrían de un piso a otro del edificio social.

LIBRO TERCERO: LOS VÍNCULOS DE DEPENDENCIA EN LAS CLASES INFERIORES CAPITULO I: EL SEÑORÍO Primero que todo, el señorío es el nombre que recibe el dominio o la potestad de un señor. El concepto también hace referencia al territorio que pertenece a esta persona y al estatus o dignidad que goza. El sistema señorial, se basó en una mentalidad que consideraba que cada estamento social tenía un papel concreto: los nobles, defendían la población el orden; el alto clero, regía la vida

espiritual, intelectual y moral; el pueblo, mantenía a la sociedad. De una u otra manera los campesinos entregaban sus tierras al señor en busca de protección. Reecapitulando, Bloch afirma que no todos los señoríos eran de iguales dimensiones, pr ejemplo: en los países donde había una gran densidad de población eran mayores los señoríos, estos cubrían todo el territorio de una aldea. Los señoríos tenían un límite en su dominación, en donde habían dos formas de sujeción: • La que pasaba sobre el hombre en su persona. • La que sólo le alcanzaba como de poseedor de una tierra determinada. La dependencia de las explotaciones campesinas frente a un señor común se reflejaba por el pago ed una especie de alquiler de la tierra. CAPITULO II: SERVIDUMBRE Y LIBERTAD Bloch en este capítulo explica el caso de la servidumbre desde el caso francés, alemán e inglés. Con respecto al caso francés: las leyes escritas estaban olvidadas, parte de los registros de los censos de la época franca se habían perdido, a causa del cambio de distribución de muchas tierras, estan no podían ser consultadas. En Francia ya no existían esclavos. Los pequeños grupos serviles subsistían gracias a la manutención que les brindaba el amo. Toda relación hereditaria fue calificada de tener un carácter servil, se usaba en este territorio la expresión popular "hombre de cuerpo". El vasallo por su parte, era libre, su homenaje no se heredaba. En el caso de los campesinos, no todos pasaron a la servidumbre, Bloch menciona en cuanto a estos que algunos sí, pasaron a ser parte servil, pero otros fueron calificados como hombres libres. Cuando un hombre se colocaba, con su descendencia, bajo la dependencia de un amo, al que, entre otras obligaciones prometía la capitación, este acto era unas veces calificado de entrada voluntariaen laservidumbre; pero en otras ocasiones se insertaba bajo la formula franca de la encomencación, una clausula para salvaguardar la libertad. En el caso alemán, al igual que en Francia, se dió una amplia generalización de las relaciones de sumisión hereditaria. La esclavitud propiamente dicha no tenía un papel importante en la Alemania Feudal. En este caso se planteó el calificativo "hombre propio" para designar a los hombres no libres mantenidos en una granja. En Inglaterra, por su parte, en cuanto al esclavo, se menciona queclaramente este estaba sometido a su amo. Con respecto al concepto de villano, estos lo definían como el hombre que dependía de la justicia del señor, por su parte, la tenure del villano como aquella en que la possesión estaba falta de prtección de los tribunales reales, se planteaba esta clase humana como unacategoría de inmueble.