Malena Es Un Nombre de Tango

ÍNDICE Introducción………………………………………………………………... P 3 Los aspectos literarios……………………………………………………... P 5 La evolución del

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ÍNDICE Introducción………………………………………………………………... P 3

Los aspectos literarios……………………………………………………... P 5

La evolución del papel de la mujer en la sociedad española…………….. .P 11

Conclusión…………………………………………………………………P 21

Biografía…………………………………………………………………P 23

Malena es un nombre de tango es una novela de la escritora española Almudena 2

Grandes que fue publicada en 1994 en la editorial Tusquets. Almudena Grandes nació en 1960 en una familia acomodada de la burguesía madrileña. Su relación con la literatura fue temprana ya que cuenta que los domingos, mientras su padre se reunía con su abuelo para ver el fútbol, escribía historias cortas. Se dará a conocer en el mundo literario con su primera novela Las Edades de Lulú publicada en 1989 gracias a la cual recibirá el XI premio La Sonrisa Vertical. Dos años después le seguirá Te Llamaré Viernes que pasó desapercibida tanto en la crítica como en el público. La novelista madrileña conocerá, a partir de la publicación de Malena, un formidable éxito con novelas como Los aires difíciles (2002) y Castillos de cartón (2004). Almudena Grandes destaca entre los escritores modernos por sus marcadas tomas de posiciones políticas que se contemplan en la reivindicación pública de su filiación con Izquierda Unida. Sus obras siempre se ambientan en España en el mismo marco cronológico entre el último tercio del siglo XX y principios del XXI. Se caracterizan por el realismo y la voluntad de introspección psicológica en sus personajes. El libro está formado de cuatro partes en las que Malena, una mujer de treinta y tres años, nos cuenta su vida en primera persona. Éstas no llevan título pero vienen precedidas por citas de escritores, intelectuales y filósofos que tratan de la mujer. A modo de ejemplo introduzco las siguientes citas que encabezan respectivamente la primera y la tercera parte: “Existen tres tipos fundamentales de mujeres: la puta, la madre y la puta madre” del director de cine Bigas Luna y “Todos ellos prepararon perfectamente a aquella niña para la espantosa vida que le estaba destinada” de Marina Tsvietáiteva en Mi Pushkin. Por otra parte cabe señalar que todas las partes del libro no tienen la misma extensión, conteniendo más capítulos unas que otras según la importancia que tienen en el proceso de construcción de identidad femenina de Malena. Los capítulos no se mencionan explícitamente pero sí se identifican enseguida por el encabezado que aparece en la página siguiente. Las dos primeras partes ocupan más o menos 130 páginas, la tercera se extiende sobre 240 páginas y la última sobre no más de treinta páginas funcionando como un epílogo. Cada parte se concibe como una etapa en la vida de mujer de Malena y el paso de una a otra siempre se da por un acontecimiento trascendental que marca un brusco cambio en su vida: la niña atormentada se convertirá en una adolescente movida por el afán de afirmar su personalidad con respecto a su familia al conocer a Fernando, un primo suyo que conoce en el pueblo en el que veranea y del que se enamora enseguida. Esta adolescente frágil y fuerte a la vez dejará concluida esa parte de su vida casándose con Santiago, un hombre que conoce en una fiesta. El fracaso de su matrimonio reforzará su anhelo de vivir la vida como la entiende sin tener que estar aprisionada por ningún compromiso. Para facilitar el comienzo de una nueva vida Malena decide vender la esmeralda que le regaló su abuelo cuando tenía doce años. Malena empieza la narración con la celebración de su noveno cumpleaños y no antes porque, por primera vez en su vida, Pedro, el abuelo materno, le tiende la mano. Nunca se ha ocupado de ningún hijo o nieto, menos de su última hija, Paz, que padece una grave enfermedad degenerativa. Es ese domingo de 1969 cuando descubre lo que es tener un abuelo 3

de verdad e inicia con él una relación de confianza que sólo terminará con la muerte de éste. Durante la fiesta organizada por su cumpleaños presenta y describe tanto física como psicológicamente a los miembros de su familia y, en particular, a las mujeres. La mujer es uno de los temas centrales del libro junto con la búsqueda de identidad de una niña sin referencias, Magdalena Montero Fernández de Alcántara, y la desigualdad social entre hombres y mujeres que impera en la sociedad española desde hace siglos. El presente trabajo se estructurará de la siguiente manera. En primer lugar trataremos los aspectos literarios más destacados del libro que nos permitirán asentar las bases de la novela y, a continuación, presentaremos un resumen del argumento en el que se intentará plasmar los avances conseguidos por las mujeres y la evolución de su papel en la sociedad española desde principios del siglo XX.

La literariedad en Malena es un nombre de tango de Almudena Grandes es muy compleja pero muy interesante a la vez. Muy compleja porque los recursos literarios se mezclan y entremezclan hasta confundir al lector; Interesante porque de esta complejidad nace la riqueza de la novela que se contempla, de un lado, en la posibilidad de identificarse con la 4

protagonista hasta creer que uno mismo es ella, y por otro, en la descripción de la vida cotidiana de personajes de la época valiéndose de técnicas realistas. El primer aspecto literario, y tal vez el más importante de la obra, es el cuadro de costumbres que nos presenta. En ella y a través de la historia de los diferentes personajes se describe la sociedad española desde la década de los setenta hasta 1992 presentando un Madrid en pleno despertar, el Madrid de los excesos y de la “Movida”, de los asombros y de la pérdida de inocencia personificados en Malena. Insistiremos en su momento en las referencias más llamativas que atañen al comportamiento de los hombres, el de las mujeres y al modo de vestir de la gente, pero ya puedo mencionar una de ellas. Se refiere a la composición de las clases después de la muerte del caudillo Franco. Malena dice: “en mi clase había alumnos varones, detalle que por fin recompensaba mi histórica reivindicación de enseñanza mixta, una causa a la que, de todas formas, la aparición de Fernando había privado de toda trascendencia”1. A la hora de estudiar los aspectos literarios más destacados de la obra es necesario observar la particular forma con la que Almudena Grandes trata el tiempo. El complejo relato empieza in media res pero sabemos que transcurre en la España del último tercio del siglo XXI. El tiempo de ficción se extiende a lo largo de veinticuatro años, de 1969 a 1993. El tiempo narrativo, con ello me refiero a cómo la autora resume los acontecimientos según tienen o no importancia, es lento porque Almudena Grandes pretende ahondar en la vida íntima de la protagonista. Utiliza repetidas veces el recurso del salto temporal deteniéndose en los momentos que le parecen más importantes y saltando años o meses cuando los mismos carecen de importancia para lo que quiere decir. El ejemplo más llamativo es cuando Malena cuenta tres días seguidos: el día de la cena con Agustín, el día en que se prueba la ropa de su madre y el día en que su hermana le anuncia que se va a París. Estamos en 1980 y en el capítulo siguiente narra el entierro de su abuela que tuvo lugar en 1982. En una página hacemos un salto de dos años adelante. Asimismo es de destacar el recurrir casi de forma automática al flash-back dentro del flash back. Lo más lógico hubiera sido que Malena nos contara su vida siguiendo un orden cronológico, es decir, desde la celebración de su noveno cumpleaños hasta 1993, pero no es el caso. Podemos hablar, por consiguiente, de una composición secuencial ya que por un detalle se interrumpe la acción que se está relatando para contar otra peripecia retomándose el hilo de la narración unas páginas después. Para ilustrar lo dicho citaremos los episodios siguientes. Malena se entera de la desaparición de su tía Magda. Esta información le recuerda que unos días antes vio a su tía en la calle y decidió seguirla porque enseguida le llamó la atención ese vestido rojo, vestido que ya llevaba durante las vacaciones de Semana Santa. Ese recurso le permite hacer un flash-back y contar lo que pasó en aquella ocasión. Recurre también a ese procedimiento cuando una noche vuelve a casa y su marido le dice que quiere hablar con ella. Deja en suspenso la narración de la conversación con su marido porque ese: 1

Almudena Grandes, Malena es un nombre de tango, Barcelona, Tusquets, 1994, p. 217. A partir de aquí, todas las citas entre paréntesis con la abreviatura MNT se refieren a esta obra.

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“tengo que hablar contigo” le recuerda las palabras de su hermana que sirvieron de introducción a la discusión que tuvieron hace dos semanas. Hay que insistir también en el papel que cumplen los monólogos de los personajes principales, el abuelo Pedro y Malena, que funcionan como apartes en el teatro ya que las palabras pronunciadas se dirigen directamente al lector para que opine sobre ellas. Tal es el caso cuando Pedro dice acerca de las mujeres: “¡Mujeres!, ¿Quién las entiende? Conoces a una que te gusta, te tiras un montón de años haciendo manitas, la compras una sortija, te casas, la mantienes, le pintas la casa cada tres años, le pones una muchacha para que no se le estropeen las uñas, la dejas embarazada tres o cuatro veces y, aunque se ponga ñoña y engorde, la sigues echando un polvo religiosamente, todos los sábados por la noche… ¡y resulta que todavía se queja! ¿Pero qué más quieren? ¡Si un macho siempre será un macho, qué cojones!” (MNT 41).

Esta cita ilustra perfectamente la opinión y la consideración de las mujeres por los hombres nacidos a principios de siglo. Se puede entrever la misoginia y el machismo del abuelo, temas sobre los que tendremos la ocasión de volver un poco más adelante. De esta cita se desprende la sensación de que la mujer esté en deuda con el hombre y que tratándola de esta manera le hace un favor porque podría comportarse muchísimo peor. Otro ejemplo interesante de los fragmentos de monólogos que funcionan como aparte-mensaje dirigido al lector es ése: “Reina leía libros de antropología, de sociología, de filosofía, de psicoanálisis, libros escritos por mujeres y editados por mujeres para ser leídos por mujeres” (MNT 351). El “aparte” de Malena sirve para insistir en que su hermana es una mujer culta que se interesa por la historia de la mujer y sobretodo que la escritura femenina pasa a ser objeto de lectura. Este dato apunta que en aquella época estaba naciendo la crítica literaria feminista en España y que a través de la lectura de esos libros lo que se busca es cuestionar la perspectiva androcéntrica de la historia de la cultura y recuperar las experiencias y aportaciones de las mujeres en esas disciplinas que se caracterizan por la casi ausencia de autoras permitiendo, por tanto, a los hombres conservar el monopolio de la cultura relegando las obras femeninas en el olvido y proyectar visiones equivocadas sobre la mujer con el objetivo de apartarlas del canon de la historia del arte. Otro recurso del que se vale la escritora es la descripción. Su estilo de escritura se caracteriza por frases muy largas que contienen un léxico muy rico así como muchos adjetivos y subordinadas. Para describir utiliza repetidas veces la comparación y las referencias eruditas a la Biblia, y a la mitología. Describe a todo y a todos con una exactitud deslumbrante. Empero para alcanzarla necesita páginas y más páginas que, a veces, hacen la lectura pesada. Ocurre lo mismo con los saltos temporales y los flashes back. Recurre tanto a ellos que al final, en mi opinión, el único efecto que consigue es perder el lector. Me parece útil a la hora de hablar del estilo de la autora hacer referencia a los rasgos específicos de la

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literatura femenina planteados por Lucía Etxebarria en La Letra futura/La Eva futura2: "Entre estos rasgos específicos podríamos citar un lenguaje más reflexivo, más matizado y sensual, un tono intimista, un mayor uso de la primera persona y la autobiografía, una insistencia en la exploración de sentimientos, una constante presencia de lo cotidiano y lo concreto, una abundancia de imágenes recurrentes como el agua y la habitación cerrada, una ampliación de los motivos y los personajes... Y una forma distinta de tratar las experiencias eróticas."

Todos los rasgos enunciados por Lucía Etxebarria coinciden con los utilizados por Almudena Grandes menos uno: el uso de imágenes recurrentes como el agua y la habitación. Estoy de acuerdo cuando dice que las mujeres escritoras tienen una forma distinta de tratar las experiencias eróticas y, personalmente, añadiría que la diferencia entre ambos géneros estriba en que los hombres describen lo que ven y las mujeres lo que sienten. Como lo he apuntado más arriba se nos presenta un elenco de personajes que pertenecen a dos familias. Por un lado tenemos a los Fernández de Alcántara, una familia de ricos terratenientes que se identifica con los valores conservadores de la derecha tradicional y por otro lado a los Montero una familia de izquierdas más humilde y progresista. Esta diferencia ideológica se pondrá de manifiesto en el retrato que se esbozará de las mujeres de las diferentes familias, retrato que Esperanza Bosch Fiol y Victoria A. Ferrer Pérez3 definen con maestría: “Es sin duda cierto que el ideal de mujer romántica era el de la esposa espiritual y frágil, amorosa esposa y madre; etérea en una nube de tules y sedas, pero también lo es la emergencia de otro tipo de mujeres, herederas de las ilustradas, aquellas que reclamaban sus derechas de ciudadanas. Nos referimos a las primeras sufragistas”.

El núcleo que une a ambas familias es Magdalena Montero Fernández de Alcántara, hija de Reina Fernández de Alcántara y Jaime Montero, a la que todos llaman Malena para no confundirla con su tía Magda.

Ahora que han quedado claros los mecanismos utilizados por la autora cabe aludir a la temática que en este libro reviste un carácter especial. Como lo he señalado antes el tema principal es la mujer y más precisamente la historia particular de Malena, una niña que nace en 1960 en una familia de la aristocracia madrileña. Lo que llama la atención a la lectura de las primeras páginas es la explícita crítica a los hombres, el resentimiento, el odio, y el juicio de intención hacia ellos que llevan a cabo los personajes femeninos del libro. La crítica más aguda a los hombres es que no cumplen con su papel de padre dejando recaer en las mujeres toda la responsabilidad. Son ellas las que cuidan de los hijos y de su educación. En la novela 2

Lucía Etxebarria, La letra futura/La Eva futura, Barcelona, Destino, 2000, p.111. A partir de aquí, todas las citas entre paréntesis con la abreviatura LF/EF se refieren a esta obra. 3

Esperanza Bosch Fiol y Victoria A. Ferrer Pérez, "Fragilidad y debilidad como elementos fundamentales del estereotipo tradicional femenino" en Feminismos, diciembre de 2003, p. 144.

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tenemos dos ejemplos de hombres que no asumen la paternidad: el padre de Malena y su abuelo Pedro. En el episodio en que Malena arma un jaleo para tener explicaciones con Fernando que la acaba de dejar se pone de relieve la cobardía de los hombres. A este respecto Teófila, la abuela de Fernando, Teófila, exclama: “No va a salir Malena porque no tiene cojones para mirarte a la cara. Ni más ni menos. Y es siempre así, todos son lo mismo, mucho cojones por aquí y muchos cojones por allí, y al final, ninguno vale para hacer puñetas” (MNT 243).

Los hombres de la novela tampoco cumplen con su papel de marido mientras que Malena, su madre y sus abuelas sí han cumplido. Mimará a su marido y lo cuidará hasta tal punto que dependerá de ella como un niño de sus padres. Santiago no le hace cumplidos y no presta atención a su mujer lo que hace que tenga la autoestima muy baja. Se contempla cuando Malena dice: “No le acaba de gustar la ropa que me compraba, el corte de pelo que llevaba, los pendientes que me ponía. Tú estás por encima de esas cosas, decía a veces, y yo me sentía infinitamente por debajo, porque nadie me daba un azote en el culo, ni me decía que estaba buena, ni me miraba con fiebre mientras luchaba con sus dedos, retorcidos por la espontánea artrosis del deseo y de la prisa, para desnudarme cuando salía del baño impecablemente vestida, peinada, maquillada y arreglada, para quedar bien en una cena de negocios con señoras” (MNT 245).

Las mujeres ejecutan una crítica social de las relaciones entre hombres y mujeres a través de su propia experiencia para poner de realce la desigualdad social que les separa. Esa desigualdad la describe muy bien Carmen Martín Gaite4: “Los complejos de un hombre, en cambio podían ser más dignos de atención y análisis. Daban pábulo a que la mujer, nacida para consolar, tratara de entenderlos y hasta se sintiera atraída por el muchacho que les padecía”. Otro objetivo feminista del libro es acabar con el sentimiento de inferioridad con respecto al hombre. A partir de esos presupuestos veremos que la protagonista rechaza el modelo que le quieren legar su abuela y su madre, es decir, el de la mujer sumisa y dependiente del marido. Dice en la página 352:

“Había sido fácil rechazar el modelo caduco, defectuoso, inconcebible, el sendero que había recorrido una mujer que no era tonta pero que parecía medio idiota, toda la vida tragando, de casa a la peluquería y de la peluquería a casa, tomándose cada tarde el trabajo de pintarse y de ponerse elegante sólo para gustar a su marido cuando el volviera de trabajar, consultando con mi padre el gasto más pequeño aunque era más rica que él, viviendo sólo para nosotras, alrededor de nosotras, por nosotras, en nosotras, para poder chantajearnos con su constante sacrificio cada dos días” (MNT 352).

Con esta cita llegamos a la conclusión de que la madre de Malena ha vivido siempre para los demás, con un agudo sentido de la devoción. Nos damos cuenta de que la mujer, desde siempre, ha estado relegada al ámbito privado para cuidar de la casa y de los hijos. Malena no 4

Carmen Martín Gaite, Usos amorosos de la posguerra española, Barcelona, Anagrama, 1987, p. 39. A partir de aquí, todas las citas entre paréntesis con la abreviatura UAEP se refieren a este libro.

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quiere ser un adorno sin poder de decisión, quiere poder ir al banco sin su marido, hacer muchas cosas solas sin tener que dar cuenta de sus acciones y gastos como un hijo a sus padres. Sin embargo, una vez casada, se da cuenta de que la vida que lleva no es la que se imaginaba de pequeña. No sólo trabaja de día sino que por la noche hace las tareas hogareñas y cuida a su marido. Tiene una vida alienadora como la de su madre. Sin embargo la diferencia está en la evolución del papel social de la mujer que ya no se queda todo el día en casa sino que trabaja y gestiona el dinero. La autora esboza ese retrato de la madre de Malena para contraponerlo con el de su hija. La crítica a los hombres se potencia aún más cuando añade, después de haber dicho que su marido no le hacía caso y que era un niño, que Santiago carecía de todos los defectos de los malos maridos que enumera: “no bebía, no jugaba, no se drogaba, no se gastaba el sueldo por su cuenta, no me ponía los cuernos, no ejercía ninguna violencia sobre mí, no protestaba nunca cuando le informaba de que tenía intención de salir sin su compañía, no opinaba sobre mis amigos, no intentó imponerme a los suyos…” (MNT 370).

Por otra parte se insiste mucho en el machismo de los hombres y la autora pone mucho empeño en criticarlo. Soledad, la abuela paterna de Malena, se hace lenguas de su marido calificándolo de “inteligente, honesto, sensible, justo” pero añade “era un hombre español nacido en 1900 así que a veces cojeaba del mismo pie que todos los demás” (MNT 273). Con esta frase quiere decir que era machista e implícitamente que la engañaba con otras mujeres. Hay como una forma de determinismo desolador que conduce la mujer a aceptar que los hombres de la época son así y no se puede hacer nada para cambiarlo. Otro ejemplo muy ilustrativo es cuando Malena hace el amor con Santiago. Éste se corre rápidamente y Malena dice: “Es que yo no me he corrido! Y contesta Santiago: “¡Oh, vaya! Lo siento, pero no creo que importe mucho, ¿no?, eso pasa muchas veces, al principio” (MNT 315). Esta respuesta de Santiago es muy machista porque insinúa que lo más importante es el placer del hombre dándonos una visión del concepto que tenía el hombre de la sexualidad en la época. Además Santiago se enfada porque Malena no llega al orgasmo lo que pone de manifiesto el desconocimiento de la sexualidad femenina obligándola a fingir, aceptando con esta actitud dos cosas: el conformismo del papel de la mujer respecto al hombre y el machismo sexual lo cual puede hacer que el lector lo interprete como una doble crítica orientada hacia la mujer y hacia el hombre. Hemos apuntado antes que uno de los temas centrales del libro era el feminismo con lo que no es de extrañar que aparezcan muchas escenas eróticas en el libro entre las que podemos mencionar el momento en que Malena cuenta cómo ha hecho el amor con Fernando, la escena de la felación con Fernando en la Finca del Indio (p. 323), la escena de amor con Agustín en la que Malena se imagina como lo hubiera hecho esa mujer con la que se han encontrado en el restaurante y la escena de la relación sexual con su marido cuando 9

tiene la regla (p. 373). Asimismo es importante señalar que Almudena Grandes utiliza, en la mayor parte de la novela, un lenguaje coloquial, directo, rozando a veces lo vulgar, pronunciando palabras como: zanjar, echar un polvo, dar por culo, meterla, importar tres cojones. Es interesante el juego que establece la autora entre la lucha por mantener el mundo conservador y al mismo tiempo la lucha por romper con ese mundo que no es otra cosa que reflejar lo que está pasando realmente en ese momento en la sociedad española. Ese apartado sobre los aspectos literarios de la obra tenía como objetivo insistir en los mecanismos de los que se vale la autora para contar la historia de Malena. Como hemos podido comprobar era indispensable proceder así porque al conocer los recursos manejados por Almudena Grandes podremos darle un contexto a la obra y saber verdaderamente lo que quiso decir en ella la madrileña.

Malena, hija de una familia de la burguesía madrileña, nace en 1960 en plena dictadura franquista. Crece en una sociedad regida por el poder militar y eclesiástico en la que las mujeres están relegadas al ámbito privado para cuidar de los hijos y de la casa mientras que los hombres van a trabajar y se encargan de todo lo que atañe al ámbito público y social. Cabe insistir en el hecho de que las mujeres gozan de muy pocas libertades y derechos y que dependen en gran mayoría de sus maridos. Empero, en esta novela se nos presentarán varios tipos de mujeres y, entre ellas, conoceremos a mujeres independientes o, por lo menos, que han intentado serlo. La protagonista tiene una hermana melliza que se llama Reina. Sin embargo no se parecen en nada porque Malena es una niña alta de pelo moreno que se caracteriza por ser rebelde y anticonformista mientras que su hermana es rubia y destaca por su corrección, su bondad y su refinamiento. Desde muy pequeña Malena ha vivido bajo el yugo de su hermana perfecta. Sufre un complejo de inferioridad con respecto a ella que es 10

muy explícito en esta cita que extraigo de la página 86: “ya se han dado cuenta de que ella es una niña y yo soy otra cosa”. No favorece su desarrollo personal el hecho de que Reina, su madre, les vista igual, les peine igual y les regale las mismas cosas. Hasta que cumpliera los dieciséis años la existencia de Malena se resumió a intentar imitar a su hermana. Además de ese sentimiento de inferioridad Malena sufre un problema añadido: la identidad. No se siente niña sino niño porque como lo subraya no le gustan las actividades de chicas y para la desgracia de su madre no sabe tocar piano, no sabe bailar, no sabe dibujar, no domina el arte de la cerámica, no le gusta la gimnasia rítmica y tiene miedo de montar a caballo. Lo que pone de realce Almudena Grandes con el deseo de Malena de ser chico es la diferencia que existe entre niños y niñas en cuanto a sus derechos y obligaciones. La desigualdad entre hombres y mujeres empieza desde muy temprano y Malena lo ha entendido muy bien. Es por este motivo que se quiere transformar en niño porque siente envidia hacia ellos, tienen ciertos privilegios que las niñas no tienen. La primera referencia a este respecto la tenemos cuando Malena debe besar a Pacita. Es tal el rechazo que le provoca su tía que desea ser un niño porque ese acercamiento de un hombre hacia una mujer no es necesario porque no es usual. Pone de relieve la diferencia de educación de un hombre con respecto a la mujer. Incluso en la cita de a continuación se revela la mansedumbre con la que se considera a los niños y el exagerado rigor que le impide a la mujer cometer un error, por muy insignificante que sea: “Los niños pueden desplomarse pesadamente sobre los sofás, en lugar de controlar sus movimientos al sentarse, y pueden llevar la camisa fuera del pantalón sin que la gente piense por eso que están sucios. Los niños pueden ser torpes, porque la torpeza es casi una cualidad varonil, y ser desordenados, y carecer de oído para aprender solfeo, y hablar a gritos, y gesticular violentamente con las manos, y eso no les hace pocos masculinos” (MNT 85).

Lo que Malena quiere es estudiar inglés pero su madre se opone ferozmente a ello. A raíz de esa conversación el padre de Malena, Jaime, le dice a su mujer que la apunte a boxeo y contesta ella: “es lo único que me falta, vamos, que me vuelvan a una hija lesbiana” (MNT 65). Almudena Grandes recoge otro cliché de la época que consistía en pensar que las chicas que practicaban actividades que se salían de lo estipulado para la mujer, véase bailes, clases de piano, manualidades, se volvían lesbianas. El tabú de la homosexualidad era todavía muy vigente en la época. Malena se empeña en pensar que es un chico por detalles que enumera: “las niñas de verdad no tienen pesadillas criminales, y se pliegan a su destino soñando solamente con esas hadas azules que salvan a las princesas extraviadas [...] Al final llegué a sentir mi propio cuerpo como algo prestado, ajeno, cautivo en un lugar que no le correspondía. Entonces comencé a sospechar que yo debía de ser un niño, un varón embutido a la fuerza en un cuerpo equivocado” (MNT 85).

Malena piensa que debe ser un niño en contraposición a que no se siente como una niña ya que sólo tiene una referencia de cómo debe ser una niña, el modelo de las mujeres de 11

su familia que se adecua al de la mujer burguesa de la época. El problema viene de que ella no sienta que forma parte de ello. La reflexión que lleva a cabo Malena podría ser la siguiente: si no siento como una niña es que soy un niño y si soy un niño por qué tengo cuerpo de niña, entonces soy un niño encerrado en el cuerpo de una niña. Para remediar sus problemas su tía Magda, la hermana melliza de su madre, Reina, trata de hacerle ver que la solución no es transformarse en niño sino ser ella misma para destacar entre los demás. Reina y Magda son hermanas mellizas que nacieron en plena Guerra Civil. A pesar de ello son totalmente diferentes. El retrato que nos hace de ellas la autora es buena prueba de ello. En la página 56 se nos presenta el modelo de señora de la época encarnado por Reina, es decir, la mujer callada y dependiente de su marido, y su contrario personificado en Magda que representa a la mujer transgresora, libre, independiente y a la escucha de sus deseos que no es más que el carácter de la propia Malena. A modo de ejemplo he añadido este cuadro comparativo que pone de realce la diferencia entre ambas mujeres:

Reina

Magda

Flequillo francés que se prolonga en una Pelo castaño oscuro muy largo peinado en media melena carnada teñida en amarillo. un moño bajo. Párpados pintados con lápices azul celeste o Párpados subrayados con una sola línea verde mar. negra. Lleva medias marrones.

Nunca se pone pantalones. Lleva medias negras.

Pendientes pequeñitos que hacen juego con Pendientes enormes. cadenas de oro. Dice tacos en público. Rompe con el tópico de la mujer educada y callada. Lleva minifaldas y escotes. Prescinde del sujetador en verano y no se arregla las uñas. Se pinta los labios con un carmín muy rojo. Lee el periódico. Depilación hasta la rodilla.

Se hacía la cera en las piernas hasta la articulación de los muslos con la cadera. No 12

le gusta depilarse las axilas.

Reina y Malena van al colegio de monjas en el que vive Magda. Un día la madre de Malena viene al colegio para preguntarle si sabe algo sobre la súbita desaparición de su tía. Magda ha desaparecido el 17 de mayo de 1972, es decir, desde hace cinco días sacando todo su dinero del banco. Es en ese momento cuando Malena recuerda que una tarde saliendo de su clase de inglés vio por la calle a su tía Magda vestida con la ropa que llevaba dos meses antes durante las vacaciones de Semana Santa. Decide seguirla y es entonces cuando su tía le cuenta que va a comprar una casa en el Pozo de los Frailes (Almería) a su nombre (MNT 79). Le pide que guarde el secreto y a cambio le regala un diario en el que le aconseja que escriba todas las cosas que le pasan. La referencia al diario pone de manifiesto que la tía de Malena concibe la escritura como causa de liberación, un medio para que Malena pueda expresar todo lo que tiene que callar. Su estancia en el pueblo durante las vacaciones de 1976 le va a permitir conocer a un primo suyo, Fernando, del que se va a enamorar locamente. La mirada de Fernando hará que Malena se sienta como mujer. Se observa cuando se mira en el espejo y ve a una mujer radiante (MNT 184). Esa vuelta al pueblo es la ocasión de presentar sin concesiones a la familia de su madre sobre el telón de fondo de la Guerra Civil. Pedro y Reina Fernández de Alcántara han tenido nueve hijos que han podido criar en las mejores condiciones con la fortuna familiar que sus antepasados sacaron de la conquista del Perú. Los Fernández de Alcántara simbolizan a la España arcaica y tradicional. Estuvieron separados durante la G.C, ella en Madrid y el en Almansilla con su amante Teófila, la carnicera del pueblo. Al terminar la Guerra Civil volvió a Madrid porque su mujer vino a buscarlo en Almansilla. En la página 113 Malena esboza el retrato de su abuelo según lo que ha oído decir de él: “había sido un mal padre, y un mal marido, y un mal amante, pero, sobre todo, un hombre amable”. A pesar de todo siente compasión por su abuelo porque ha sido uno de los pocos que la entendía. Para demostrarle todo su cariño le regaló, a los pocos días de cumplir doce años y a condición de que guardara el secreto y no lo regalara nunca a nadie, una esmeralda que, según sus propias palabras, le salvaría la vida y la ayudaría en caso de apuro. Podría ser simbólico que el abuelo le regale la esmeralda cuando está en pleno desarrollo tanto físico como psicológico. En otras palabras el abuelo le regaló esta esmeralda porque sabe que su nieta es lo más parecido a él mismo y a su tía Magda con lo cual se anticipa a los problemas que va a tener en un futuro. Quizás elija este momento porque marca el final de su niñez. Ya muerto su abuelo, Malena vuelve a Almansilla en Julio de 1977. Fernando la deja y ella monta un escándalo. Sin saberlo Fernando ha destruido todas las esperanzas y expectativas de una adolescente perdida; Ha roto la poca confianza que ella misma se había construido. Se queda delante de la casa de Fernando llamándolo. Al final viene su padre a recogerla y la lleva de vuelta a Madrid a casa de su abuela paterna, Soledad Montero, para 13

castigarla. Así descubrimos la otra parte de la familia de Malena. Soledad lee la prensa todos los días durante dos horas para poder opinar libremente y le enseña a su nieta a hacer lo mismo. En 1928 Soledad era una de las pocas mujeres españolas que iban a la universidad. Lo subraya diciendo: “Entonces no era corriente que las mujeres hicieran una carrera […] Y como la verdad es que nunca he sido guapa de cara” (MNT 254). Con esta cita deducimos que se consideraba que la mujer o era guapa y servía de adorno cumpliendo el papel de mujer florero o era fea y se la relegaba en casa y sin contacto social. En ningún caso se advierte que una mujer pueda ser guapa y lista. En la página 255 Soledad define el canon de belleza de la época con el que no se identificaba: “Cuando yo era joven se llevaban los labios muy pequeños, boca de piñón decían, y la nariz pequeña, todo pequeño, eso era lo que se apreciaba en una mujer”. Unas páginas más adelante (MNT 257) nos enteramos de que Soledad, su madre y su abuela eran sufragistas, es decir, que militaban para que se concediera el voto a las mujeres5. La abuela de Malena era catedrática de Historia en un instituto de Enseñanza media. Era un puesto con mucha responsabilidad que en la época pocas mujeres ocupaban. Con Jaime, su marido que murió durante la Guerra Civil, tuvieron tres hijos: Soledad, Jaime (el padre de Malena) y Manuel. Soledad, la primogénita, era directora de compañía de un teatro independiente. Al igual que su madre se ganó rápidamente la vida con un trabajo que le permitía ser tratada por los hombres de igual a igual. Sus abuelos eran republicanos y apoyaban las reivindicaciones tradicionales de la izquierda pero nunca se afiliaron a un partido, eran libre pensadores. En la página 252 Soledad nos da una indicación sobre el papel social de la mujer: “Yo apenas pude votar unas pocas veces, cuando concedieron el derecho de sufragio a las mujeres, pero en el 36, voté por el Frente Popular.” Para precisar las palabras de la abuela hay que recordar que se le concedió el voto a la mujer en 1933. El final de la Guerra Civil supuso, para las mujeres, una vuelta atrás de cincuenta años ya que se suprimió el derecho al voto y al divorcio y todos los logros conseguidos durante la República. La abuela Soledad va totalmente en contra del prototipo de mujer de la época porque estudió todo el tiempo que pudo y no quiso ser ama de casa porque no le gustaban ni la casa ni los niños. Dedicaba gran parte de su tiempo a la redacción de su tesis titulada “La reconquista: la cuestión del repoblamiento”. Al final no la presentó porque cayó embarazada de su tercer hijo durante la Guerra Civil e intentó abortar para huir con su marido. Acudió a una vecina y le salió mal. No pudo matar el feto y dio luz unos meses después. Ese suceso sirve para resaltar el hecho de que en aquella entonces no había ley de aborto. Además el aborto era un tabú para la sociedad de la época y las personas que abortaban eran muy mal vistas por la gente. Por otra parte se nos dice de manera implícita que por ser mujer y tener la característica fisiológica de dar a luz Soledad tuvo que renunciar a su labor investigadora, cosa que no hubiera ocurrido si hubiera sido un varón. El intento de aborto de Soledad, la abuela de Malena, me permite enlazar su historia con la de la tía Magda. Ella también tuvo 5

Véase al respecto la nota 3.

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que pasar por el mismo castigo. En efecto, se casó con Dios para esconder un escándalo. Estaba embarazada de una criatura de la que ni siquiera tenía muy clara la identidad del padre. Era intolerable para su madre que, al enterarse de la situación, le cortó todos los ingresos y le instó a abortar. Tenía 34 años y no quería trabajar. De ahí que entró en las órdenes el 23 de Octubre de 1971 con el nombre de Madre Águeda. A raíz del palo que se llevó con Fernando, Malena llevará una vida desordenada y de derroche consumiendo alcohol, droga y hombres. Se sucederán una y otra vez las aventuras de una noche. Un hombre que destaca entre todos los otros es Agustín. Malena lo conoció en un bar de ambiente y se acostó con él una hora después de haberlo conocido. El retrato esbozado por Malena no es muy elogioso. Agustín es periodista y es un “misógino defensivo” (MNT 332). Desde que conoce a Agustín se rebela contra las normas que rigen la vida de una buena chica de los años 80. Le gusta que su novio la insulte cuando hacen el amor, le gusta exhibirse como un trofeo sexual, le gusta el sexo y lo reivindica explícitamente. A los veinte años asume completamente su cuerpo de mujer y su sexualidad y no tiene ningún inconveniente en hablar de ello. A este respecto es muy interesante citar a Carmen Martín Gaite (UAPE pp. 209-210) que habla de la represión sexual en términos tan explícitos: "ya se ha hablado cumplidamente, y de forma incluso abusiva, de la represión sexual de los años de posguerra, a la que se ha echado la culpa de todos los infortunios padecidos por los matrimonios que hoy ven a sus hijos comportarse de manera diametralmente opuesta en sus relaciones amorosas. A mi modo de ver, aquella represión sexual, aunque pudo efectivamente provocar la infidelidad de muchos matrimonios, no era ni mucho menos tan grave como otro fenómeno más desatendido y subyacente al primero: el de la represión de la sinceridad entre los hombres y las mujeres".

Gracias a su relación con Santiago Malena acaba con el sentimiento de inferioridad y de deuda con respecto a los hombres. Un día quieren irse a cenar y éste critica la manera que tiene Malena de vestirse (MNT 334): “Si, para empezar, dejaras de ponerte esos harapos […] ¿Hay algo malo en vestirse de tía?” Estas palabras de Agustín demuestran que tiene asumido el estereotipo de mujer promovido por los medios de comunicación, es decir, el de la feminidad que tiene las siguientes características: mujer maquillada, vestida con ropa que ponga en valor sus curvas y con tacones. Stallybras citada en el artículo de Esperanza Bosch Fiol y Victoria A. Ferrer Pérez Fragilidad y debilidad como elementos fundamentales del estereotipo tradicional femenino define el estereotipo como: "una imagen mental generalmente muy simplificada de alguna categoría de personas, institución o acontecimiento que es compartida en sus características esenciales por un gran número de personas."(p. 351).

En aquella época Malena tenía veinte años y nos dice un poco más adelante: “la ropa era muy importante para mí, porque me permitía afirmarme no sólo frente al mundo, sino también frente a mi madre, y sobre todo, frente a Reina” (MNT 334). Van a cenar en un restaurante 15

francés y entra una mujer guapísima que va vestida muy bien y lleva tacones muy altos. Agustín dice a Malena que esta chica le gusta. Malena se pone celosa y luego, cuando hacen el amor, actúa pensando como lo hubiera hecho dicha mujer. Se repite la historia ya que Malena durante el verano de 1976 le hizo una felación a Fernando procediendo de la misma manera que aquella misteriosa profesora suya de la que le habló un día Fernando. Con este detalle podemos comprobar que Malena a los 20 años todavía no es Magdalena Montero sino una chica que vive, actúa y piensa imitando el comportamiento de los demás. Al día siguiente Malena prueba un vestido de Magda que le encanta y sale a la calle con el vestido. Le gusta tanto este estilo que se pone la ropa de su madre cuando tenía 20 años, es decir, en los años 50. Todo el mundo se da la vuelta para mirarla y eso hace que se sienta viva. A partir de ese momento cambia totalmente Malena, se vuelve muy femenina y coqueta sustituyendo en ese papel a su hermana Reina que, de un día para otro, pasa a vestirse a lo chico y adopta un comportamiento extraño. Al día siguiente ésta le anuncia que se va a París con Jimena, su novia, durante tres meses. En diciembre de 1985, a los 25 años, Malena se casa con Santiago y le pone un punto final a su vida de soltera. Santiago es un amigo de su mejor amiga Mariana que conoció durante su época fiestera cuyo lema era sexo, pop y drogas. Ese episodio en el que Malena describe el ambiente de las fiestas de los años 80 sirve para representar la liberación de las costumbres en la España de la democracia. Se han vuelto íntimos porque Malena le daba clases de inglés a Santiago. En la página 363 nos explica las causas de su matrimonio con Santiago: “Me casé con él, pero nunca amé a Santiago en Santiago […] Amaba otras cosas, me amaba a mí misma sobre todo, y me amaba mal. Amaba la ausencia de problemas, esa calma infinita, sin bronca, sin disgustos, sin lágrimas, sin angustia”. Lo que le gustó a Malena y es poco común para la época es que fue ella quien buscó el piso, quién se encargó de contratar a los obreros, pagó las facturas y entregas lo cual le hizo sentirse: “muy bien, correcta, satisfecha y orgullosa de sí misma” (MNT 364). Al cabo de unos meses de matrimonio hacen cada vez menos el amor y cuando ocurre tiene que fingir el orgasmo porque a Santiago le molesta eyacular sin que se corra su mujer. Además un día éste se escandaliza porque Malena le deja penetrarla a sabiendas de que tiene la regla y que le da asco a su marido. Es la gota que colma el vaso y Malena decide que a partir de entonces van a pasar grandes cambios. Estamos en 1986 y tiene 26 años. El 3 de enero de 1986 Jaime (el padre de Malena de 48 años) deja a su mujer (acaba de cumplir 52 años) después de 27 años de matrimonio para irse con Kitty, la ex novia de los hermanos pequeños de su mujer quince años más joven que él. La madre de Malena ahora que está separada cambia totalmente de actitud. Ya no soporta quedarse en casa, sale a desayunar, se va al cine y de compras con su hija. En resumen empieza a conocer la alegría de llevar una vida social normal sin tener que dar cuentas algunas a su marido, sale de casa, vive por ella y disfruta de su libertad. Un día de mayo de 1986 Reina se va a casa de su hermana para anunciarle que está 16

embarazada de Germán (46 años) el director de programas de Santiago. Éste no quiere saber nada del bebe pero acepta que dé a luz. En Junio de 1986 Malena se queda a su vez embarazada lo que la hace sentirse viva. Unas semanas después tiene una aventura con Ernesto, el profesor de alemán de la academia. Reina da a luz en enero de 1987 y se instala en la habitación de invitados de Germán que está casado con Jimena, la mujer con la que Malena estuvo tres meses en Paris y de la cual estuvo enamorada. ¿No es irónico que sea precisamente Reina, la niña de la actitud intachable y del modelo a seguir, la que tenga un comportamiento lésbico, bisexual e incluso un embarazo extramatrimonial siendo semejantes actitudes esperadas de Malena? El domingo siguiente Malena da a luz, con mes y medio de antelación, a un pequeño Jaime de 1k920g que le da un sentido a su vida marcada por la frustración de estar casada con un hombre que no la cuida y que, además, es dependiente de ella en todos los aspectos. Malena decide llamar a su hijo Jaime no porque su padre se llama así sino por rescatar del olvido a su abuelo paterno muerto en combate durante la Guerra Civil. Cuando Jaime cumple tres años Malena acepta el turno de noche para estar de día con su hijo. La ayuda su hermana porque ahora vive con ellos ya que Germán la ha dejado por una chica de 21 años. Un jueves de junio de l991 Malena vuelve a casa después de trabajar pero no está Santiago y ha dejado al niño solo en casa. Vuelve a las 2h15 y dice que quiere hablar con ella. En este momento recuerda que hace dos semanas tuvo una conversación con su hermana que le llevó a hacer el balance de su matrimonio: “me siento como una viuda de guerra con dos hijos: uno de cuarenta años y otro de cuatro. De vez en cuando me acuesto con el mayor.” Malena dice que está insatisfecha pero no deja a su marido porque depende de ella: “económica; afectiva y emocionalmente” (MNT 447). Retoma la narración de su conversación con Santiago y nos enteramos de que éste le anuncia que quiere a otra chica y que tiene intención de vivir con ella. Malena no se enfada, sólo se echa a llorar y se encierra en un mutismo regenerador. Una semana después de que su marido la haya dejado por otra, Malena se va de viaje con su hijo al pueblo de Magda para volver a verla después de veinte años. Durante ese viaje Malena aprenderá muchas cosas sobre sus padres. Magda le cuenta que su padre iba a visitarla muy a menudo pero desde que está con su nueva mujer (lleva ya 5 años con ella) ya no la visita. Jaime la ayudó y guardó el secreto porque Magda se lió con él un día en un bar. Añade que Jaime se casó con su madre por el dinero y que ella se casó con él porque estaba embarazada y su madre quería evitar un escándalo. Almudena Grandes contempla el matrimonio con un pesimismo muy lúcido presentándolo, en el caso de Reina y Jaime, como una transacción económica y una ficción social y en el caso de Malena y de su abuela materna como un desencanto y una privación emocional. Magda le dice a Malena: “nosotros no pudimos elegir. Tú has podido decidir qué quieres ser, cómo quieres vivir, qué quieres hacer, pero nosotros…Cuando yo era joven, el mundo era de un solo color, bastante oscuro, y las cosas de una sola manera, sólo había una vida, que era la única buena, y había que tomarla o

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tomarla, porque no se podía dejar” (MNT 465).

Magda pone de relieve cómo era la vida durante la dictadura franquista: alienadora, sofocante, sin sabor. La sociedad estaba aprisionada por las garras de la iglesia y las cadenas de una sociedad conservadora, anquilosada por las heridas de una guerra que dejó millones de muertos y dividió al país en dos. Se contempla la alienación y la resignación de la mujer en esa cita de Magda extraída de la página 466: “Si eres una niña te toca aprenderte el resumen, todos los hombres son iguales, todos cerdos, y nosotras tontas, por tragar con lo que tragamos”. Volviendo al hotel donde comparte habitación con su hermana tiene la lúcida visión de que es ella la novia de su marido. Cuando vuelve a Madrid están Santiago y Reina instalados en la casa que ella buscó e hizo arreglar. En febrero de 1992 Reina le pide a Malena que se divorcie de Santiago porque se quieren casar y tener un hijo. Hay que recordar que el divorcio era un derecho durante la Primera República. La dictadura franquista canceló la ley prohibiendo el divorcio. Fue sólo con la promulgación del real decreto de 1981 cuando se recuperó ese derecho. En junio de 1992 Jaime se va a vivir con su padre y Reina. Malena está muy dolida porque cree que su hijo se va con ellos porque Reina es mejor madre que ella. Se siente fracasada y abandonada. Será Hristo, un repartidor de gas búlgaro que le devolverá la sonrisa. Van conociéndose y a través de lo que cuenta ese personaje nos enteramos de la situación de la mujer en Bulgaria. Dice en la página 510: “En Bulgaria sólo trabajan mujeres. Los hombres hacen otras cosas… Ganar dinero”. Malena también emite un juicio señalando en que Hristo: “Echaba mucho de menos la mansedumbre de las mujeres de su país que no exigían nada a cambio de obedecer a los hombres” (MNT 512). Añade Hristo: “En mi país mujeres no son así. Aquí, ser hombre es muy difícil. Mujeres dan más, con más pasión pero celosas, propietarias […] Prefiero búlgaras, más fácil que están contentas. Ganas dinero, le das, la tratas bien y ya está” (MNT 512).

Vemos la diferencia que puede existir entre un país como España en el que la mujer adquiere un protagonismo cada vez más importante y Bulgaria donde se acalla a la mujer “comprándola” con el dinero. Un viernes por la noche Hristo va a casa de Malena muy cabreado porque salía de una fiesta de “hombres” (MNT 513). Malena le explica que no puede llevar tantas joyas: “Aquí los hombres no llevan joyas, ninguna joya. No es de macho, ¿comprendes? Los machos no llevan oro. El oro es cosa de mujeres”. Con estas palabras de Malena podemos sacar varias lecturas. Una de ellas es la visión que tiene Malena sobre lo que es un hombre, visión influenciada tal vez por la educación conservadora que le han inculcado sus padres. A la vez con estas palabras la novelista nos introduce en un mundo homosexual todavía mal visto y cargado de tópicos, diferenciando entre el mundo de la mujer, el mundo homosexual y el mundo de lo masculino. Otra de las interpretaciones posibles de esta frase es como nuestras apariencias y comportamientos pueden ser interpretados de distintas maneras según el país en el que estemos. 18

El día 25 de diciembre de 1992 Malena se despierta con una resaca en una casa que no conoce y llama a su hijo para disculparse de no haber venido a cenar con ellos para Nochebuena. Ese acontecimiento le abre los ojos y la decide a visitar a su tío Tomás para venderle la esmeralda que su abuelo Pedro le había regalado cuando tenía doce años. Tomás no la puede comprar porque cuesta demasiado dinero pero consigue venderla a un amigo inglés suyo. Un viernes de marzo de 1993 Santiago se presenta en casa de Malena con Jaime porque el niño se ha portado mal. Jaime le explica que ya no está a gusto en casa de su padre y quiere volver a vivir con ella. Enseguida Malena se va a casa de su ex-marido para comunicárselo. Reina dice que no le preste atención al niño porque el psicólogo ha dicho que no era equilibrado. Para enseñarle la prueba busca los informes del psicólogo en un cajón. En ese mismo cajón, Malena reconoce su diario, el que su tía Magda le había regalado para que escribiera lo que sentía y que había perdido misteriosamente aquel verano de 1976. Se da cuenta de que en el diario hay anotaciones, fragmentos tachados y otros corregidos. Fue su hermana quién se lo robó para vengarse del rechazo de Fernando. Fue también ella quién hizo que dejara a Malena y que volviera a Alemania ordenándolo que se justificara pronunciando las palabras siguientes: "Hay mujeres para follar y mujeres para enamorarse” (MNT 210). Con esta revelación surge el tema de la rivalidad entre mujeres, que ya se había enunciado antes con la alusión de la vuelta del abuelo a Madrid después de la visita de su mujer a su amante. Se habla muy poco de la rivalidad entre mujeres que es, sin embargo, un tema fundamental de la literatura femenina. A raíz de esa revelación Malena maldice a su hermana y a sus descendientes pronunciando las palabras siguientes con las que pone un punto final a la maldición familiar que la perseguía pasándola a su hermana: “Ramona hija de la gran puta, tú y yo estamos en paz” (MNT 541). Esta frase simbólica representa una liberación psicológica y el principio de la existencia de Magdalena Montero Fernández de Alcántara. Empieza a vivir su propia vida a los 32 años dejando atrás una pesadilla ritmada por la búsqueda de una imposible identidad debida a un desprecio a su propia persona por una decepción amorosa, a la imposibilidad de buscar un modelo en su propia familia y la alienación de ser una mujer en la sociedad de la época. Un día Rodrigo Orozco, el primo del mejor amigo de Santiago que conoció en la boda de su ex marido, la llama a casa. Es psiquiatra y le propone su ayuda para su hijo Jaime. Al final no es Jaime que va a la consulta sino Malena. Tumbada en el clásico diván se pone a contarle toda su vida: Fernando, el único amor de su vida; la brutal ruptura al año siguiente con él y sus últimas palabras que siguen resonando en su mente: “Hay mujeres para follar y mujeres para enamorarse” (MN T 548). Malena admite que “desde entonces me he despreciado a mí misma todos los días de todos los meses de todos los años de mi vida, hasta que me enteré de la verdad, el sábado pasado”. El final de la improvisada sesión marca el principio de una relación entre una mujer libre, segura de sí misma, ávida de vivir la vida y compartirla con un hombre capaz de amarla como es y estar atento a ella. 19

En esta novela ambientada en la España de la transición se narra, a lo largo de tres décadas, la historia de una mujer de la alta burguesía madrileña desde su infancia hasta su madurez. Malena es un nombre de tango es una novela fundamental por su carácter transgresivo. La autora siempre consigue encontrar cauces para subvertir la normativa gracias a la ambigüedad de sus palabras que permiten hacer una lectura subyacente a la lectura superficial de la novela. Es lo que la crítica literaria feminista ha llamado palimpsesto retomando el término acuñado por Gérard Genette y dándole otro significado. Así pues, Gilbert y Gubar han definido este tipo de obras como: “textos cuyas concepciones superficiales ocultan u oscurecen niveles de significado más profundos y menos accesibles (y menos aceptados por la sociedad)”6. El tema central del libro es la búsqueda de identidad de una niña que ha vivido durante años con el deseo de transformarse en hombre para tener los mismos privilegios que ellos y cuya trayectoria vital y sentimental está marcada por la relación con su hermana melliza. La protagonista y su hermana Reina marcan dos tipos de mujer opuestos y frutos de una educación concreta. Por un lado Malena representa la mujer moderna y libre que no depende de los hombres mientras que su hermana perpetúa la tradición de la mujer que se queda en casa para cuidar de los hijos. Malena es un nombre de tango es una feroz crítica al hombre en la que, a través de la galería de personajes masculinos que aparecen, se hace un inventario de sus defectos más llamativos: egoísta, dependiente de la mujer, orgulloso, cobarde y mentiroso. Para llevar a cabo esta crítica Almudena Grandes ha construido el argumento en torno a Malena. A través de sus ojos descubrimos lo que podía ser la vida de una niña de la burguesía madrileña nacida en 1960 que conoció la liberación de las costumbres y la Movida española. La autora ha realizado un verdadero cuadro de costumbres de la España de la segunda mitad del siglo XX dando la palabra a mujeres que nunca la han tenido. De este modo se desvela lo que pueden pensar sobre los hombres Reina, una mujer casada desde hace veinte años con un marido que la engaña; su hermana Magda que entró en las órdenes por obligación; Soledad la abuela republicana de Malena que perdió su marido durante la Guerra Civil; Paulina, la criada franquista de una familia aristocrática y Mercedes una mujer de cincuenta años que vive en Almansilla, etc. Detrás de la aparente tranquilidad que caracteriza a los Fernández de 6

Sandra Gibert y Susan Gubar, La loca del desván: La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX, Madrid, Cátedra, 1998, p.87. Citado en Teresa Gómez Reus, “Topografías feministas: Perspectivas y reflexiones desde la crítica literaria” en Historia de la Teoría y Crítica Literarias en Estados Unidos, ed. Ricardo Miguel Alfonso, Madrid, Verbum, 2001, pp 328-372.

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Alcántara se ocultan los secretos más inesperados: el abuelo tiene una amante quince años más joven que él en el pueblo, el marido de Reina la deja por otra mujer que fue novia de dos de sus hermanos, Malena consume drogas y se lía con uno de los hermanos de su madre, su hermana tiene una relación homosexual con una mujer mayor que ella. También tendrá un hijo con el marido de ésa y para terminar se aprovechará de las dificultades del matrimonio de su hermana para robarle su marido. En este libro todas las mujeres que se presentan como solitarias, viudas o que van en contra de la norma son las mujeres que más independencia tienen pero al mismo sufren una doble lucha, la suya propia por esa libertad y la otra para enfrentarse a la sociedad conformista. La imagen de la mujer en Malena es un nombre de tango corresponde por fin a la realidad y deja atrás, como señaló Toril Moi7, las falsas imágenes de la mujer. Moi añade: “La imagen de la mujer en la literatura viene definida por oposición a la persona real, que, de un modo u otro, la literatura nunca consigue transmitir al lector”. Esas representaciones equivocadas que poblaban las obras de la literatura masculina favorecieron la perpetuación de esa imagen. Lucía Etxebarria señala que los tres prototipos básicos de los personajes femeninos en la literatura masculina son: "la mujer abandonada, la mujer diabólica y la mujer rechazada" (LF/EF 112). En la novela sólo se presenta a un personaje débil y enfermizo: Reina, la hermana melliza de Malena. Es significativo porque será la única en reproducir el modelo de mujer del franquismo, es decir, la mujer sonriente que se queda en casa cuidando a los hijos. La madre de Malena y Reina es una mujer abandonada por su marido pero en este caso el abandono le sirve y le permite vivir de manera libre y seguir sus deseos. El objetivo de Almudena Grandes es concienciar a la mujer que hay que seguir peleando para conseguir la igualdad social. Para ello hace un recorrido de los logros conseguidos a lo largo del siglo XX, a saber, el progresivo acceso a la universidad y al mundo laboral, el derecho de voto, la ley del divorcio y la ley del aborto. Almudena Grandes ha elegido el recurso del flash back para contar esta historia que tiene mucho de autobiográfico. En efecto nació en 1960 en una familia de la aristocracia madrileña. Los años 80 que describe con tan exactitud y maestría fueron los de su juventud y de la juventud de la España democrática. Malena no narra la historia de manera lineal sino conforme van surgiendo los recuerdos. Es por este motivo que utiliza repetidas veces la técnica del flash-back dentro del flash-back. Consigue hacerlo pasando de una historia a otra con la mención de un solo detalle que muy a menudo tiene que ver con la descripción de la persona de la que se trata o palabras que ha pronunciado. Para terminar mencionaré la muy lograda adaptación cinematográfica de Malena es un nombre de tango dirigida por Gerardo Herrero y protagonizada por Ariadna Gil que se estrenó en 1996. En la película se le concede menos importancia a la evolución del papel social de la mujer ya que se suprime el personaje de la abuela Soledad pero se insiste mucho más en los problemas de adolescente y de mujer de Malena. Ariadna Gil es perfecta en el cuerpo de esa mujer que se niega a tener la misma vida que su madre. Malena desde muy pequeña se ha dado cuenta de que no era una mujer 7

Toril Moi. Teoría Literaria feminista. Madrid, Cátedra, 1989, p.56.

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como las otras, de que no se conformaba de lo que tenían las demás. Le ha costado entenderlo y aceptarlo pero una vez que lo tiene asumido se transforma en el ícono de la mujer moderna. Una mujer que es capaz de conciliar el trabajo con la vida privada, de ocupar puestos con responsabilidades, una mujer que asume su cuerpo y su sexualidad y que no depende de nadie. La película ha permitido suprimir ciertas redundancias y descripciones innecesarias que hacían, según opino, la lectura pesada pero ha sabido conservar al mismo tiempo el ritmo de la novela y su riqueza léxica.

Bibliografía

Libros: •

ETXEBARRIA, Lucía, La letra futura/La Eva futura, Barcelona, Destino, 2000.



GRANDES, Almudena, Malena es un nombre de tango, Barcelona, Tusquets, 1994.



MARTÍN GAITE, Carmen, Usos amorosos de la posguerra española, Barcelona, Anagrama, 1987.



MOI, Toril, Teoría Literaria feminista. Madrid, Cátedra, 1989.

Artículos: •

GÓMEZ REUS, Teresa, “Topografías feministas: Perspectivas y reflexiones desde la crítica literaria” en Historia de la Teoría y Crítica Literarias en Estados Unidos, ed. Ricardo Miguel Alfonso, Madrid, Verbum, 2001, pp. 328-372.

Revista: •

BOSCH FIOL, Esperanza y FERRER PÉREZ, Victoria. A, "Fragilidad y debilidad como elementos fundamentales del estereotipo tradicional femenino" en Feminismos, diciembre de 2003, pp. 139-152. 22

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