Los Signos del Zodiaco y el amor - PISCIS

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PISCIS 1

Los signos del Zodiaco y el amor ...por qué se escribió Como descubriréis en este libro, los signos solares con los que tenemos potencial para una fácil compatibilidad, simpatía y comprensión son mucho más numerosos que aque llos con los que es posible que descubramos una cierta dosis de tensión, antipatía o falta de comunicación... y en la armonía de nuestro sistema solar hay más oportunidades para el amor y la compasión que para el odio y el recelo. Sin embargo, hombres y mujeres inquietos de todos los órdenes de la vida, desde geólogos y ecólogos hasta profetas y astrólogos, pronostican tenazmente la posibilidad de que se aproximen cataclismos, tanto de factura humana como naturales, que traerán consigo el peligro de la aniquilación antes de que haya transcurrido la próxima década crítica en este planeta menguante, que pierde tan rápidamente su luminosidad. Nos lo han advertido, pero son pocos los que han respondido. Es evidente que se necesita un milagro para que la Tierra vuelva a prosperar. Si aprendemos a utilizar la sabiduría de los planetas, la clave de la Verdad Universal de nuestros Co-Creadores, cada uno de nosotros podrá crear un fragmento del mensaje que abarca todo el espectro del arco iris, a saber, Paz sobre la Tierra a los hombres... y mujeres... de buena voluntad, mensaje que entonaron los cuerpos celestes sobre Belén hace dos mil años para inaugurar la era de Piscis del dulce Nazareno, que sólo nos pidió que nos «amáramos los unos a los otros», y que nos prometió que lo que él hacía, nosotros también podríamos hacerlo. No es demasiado tarde, pues el jubiloso mensaje de las huestes angélicas (aún no identificadas) sigue haciendo reverberar su clarinada... inaugurando ahora la era de Acuario... anunciando la esperanza para aquellos que observan los cielos y están atentos a la música. Creo que para un milagro tan necesario, que quizá se aproxima antes d e lo previsto, no podría existir un preludio más formidable que el de emplear el arte de los sabios de antaño con el fin de allanar el terreno para su retorno con una nueva Búsqueda Estelar del amor... del amor del hombre por la mujer... y de ambos juntos por todas las plantas y criaturas vivientes. Porque sólo el amor tiene la facultad de traer la paz a los terráqueos de buena voluntad en la hora crepuscular de la historia.

En el Año de Nuestro Señor 1978

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A todos mis lectores Los signos del Zodiaco y el amor contiene una serie de conceptos polémicos de naturaleza moral, filosófica e intelectual, en las áreas de la ciencia y la religión. A algunos de vosotros, estos conceptos os parecerán estimulantes, a otros os parecerán extraños y sorprendentes, y a otros más os podrían producir una profunda ofuscación. Aquí los presento como veraces, y así los interpretaréis muchos de vosotros... en tanto que es posible que otros les den una interpretación distinta. He compartido con vosotros mis descubrimientos personales respecto de la verdad porque creo que cualquier tipo de investigación implica el deber de intercambiar con los demás lo que se ha elucidado, para apresurar la génesis de la armonía en la Tierra, la paz definitiva. Sin embargo, no os pido —ni tampoco espero— que interpretéis mis conceptos como vuestra verdad, a menos que concuerden con vuestro esclarecimiento personal y vuestras convicciones particulares. La verdad parcial —la simiente de la sabiduría— se encuentra en muchos lugares. La verdad parcial se puede hallar en el instinto primordial... en el derecho terrenal, en la costumbre social, en la investigación científica, en la filosofía y en la doctrina religiosa. Las semillas de la sabiduría están implantadas en todo lo que se ha escrito a lo largo del tiempo... especialmente en el arte, en la música y en la poesía... y, sobre todo, en la Naturaleza. Pero la auténtica Verdad sólo se puede encontrar en un lugar, en la comunión de cada hombre y de cada mujer con una Fuente eterna de Conocimiento oculto que lleva dentro, y que cada individuo debe buscar y hallar por sí mismo. Podemos mostrar la senda a los demás, pero cada uno debe marchar solo por esta senda: hasta que cada «extraviado» haya realizado el viaje íntegro y hasta que todos hayamos alcanzado finalmente la Luz de la Sabiduría cabalmente formada que está en el final del Camino... de donde partimos en un Tiempo ha mucho olvidado.

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Prefacio Como la sombra de Peter Pan, la curiosidad acerca de la compatibilidad astral sigue al astrólogo «por el segundo lugar de la derecha y sin parar hasta la mañana». Es inevitable que en cada reunión alguien le formule una pregunta de esta índole: «¿Cómo se lleva Sagitario con Piscis?». Típicamente, en los programas de radio y televisión, y en las entrevistas periodísticas, el profesional de la astrología tropieza invariablemente con: «Mi marido es Leo y yo soy Acuario. ¿Por eso reñimos tanto?», o: «¿Con qué signo le conviene casarse a un Géminis?». Todos desean conocer las reglas básicas del juego de la combinación y el apareamiento de los signos solares. Incluso me he encontrado inerme en el sillón del dentista, en plena extracción de una muela, mientras el profesional me decía: «No se trata de que yo crea en la astrología, ¿pero qué posibilidades tengo con una mujer Capricornio?». Ahora bien, aquellos de vosotros que fuisteis jóvenes (y que, según espero, lo seguís siendo), sabéis lo que Campanilla de Bronce le advirtió a Peter Pan: «Cada vez que un niño dice que no cree en las hadas, un hada cae muerta en alguna parte». Asimismo, cada vez que alguien comenta que no cree en las estrellas, una relación humana cae muerta en alguna parte, pues le falta la comprensión que podría haber extraído del conocimiento básico de la astrología... y esto no es una fantasía. Es un hecho. El arte y ciencia más antiguo del mundo no tiene nada de misterioso, a menos que optéis por considerar «misteriosos» los milagros de amor y tolerancia que emanan de su empleo. Dejando de lado la semántica, da resultados, cualquiera que sea el calificativo que le apliquéis. En cuanto a esos conocidos personajes del País de Nunca Jamás, Peter Pan y Wendy, si bien he utilizado algunos de sus comentarios, a lo largo de este libro, para simbolizar, en diversas circunstancias, ciertas características de los doce signos astrológicos, el Sol natal personal de Peter Pan se hallaba en el elemento Aire mutable de Géminis cuando él fue creado. ¡Oh, sí! Peter era un signo solar Géminis... a pesar de que utilizo citas específicas suyas para simbolizar otros signos del libro. Era un signo solar Géminis que deseaba no crecer nunca, que buscaba algo que nunca podía terminar de hallar, que estaba eternamente destinado a sentirse seguro sólo de su propia sombra y nunca de otro ser humano... hasta que, confiemos en ello, aprendiera por fin la lección del amor mediante el esclarecimiento eventual. Wendy era evidentemente una Cáncer: maternal, posesiva, afable e imaginativa, y ensayaba sus alas en un vuelo de fantasía bajo la Luna llena, como a menudo lo hacen las doncellas lunares. Como veis, no estaban asociados por una sólida armonía de signos solares, de manera que reñían de cuando en cuando, y cada uno de ellos oía una melodía distinta. Wendy terminó en el último capítulo como terminan casi todos los Cáncer: a salvo y segura. Aunque su corazón anhelara ansiosamente volver a volar, optó por el hogar, el matrimonio y los hijos, como sueños finales, en tanto que Peter, como casi todos los Géminis, continuaba su búsqueda eterna de un arco iris más refulgente, allá lejos... aún obsesionado por dos deseos gemelos: el de sentar la cabeza junto a Wendy, y el no menos vehemente de seguir siendo libre... y fiel a sí mismo. Pero cuando Wendy nació, la Luna seguramente estaba en Acuario, en aspecto trígono (armonioso) con el Sol Géminis de Peter, y ésta fue la razón por la cual, al principio, voló con él... y prometió volver a limpiarle la casa todas las primaveras. Vale la pena invertir tiempo y esfuerzos en comparar dos horóscopos en busca de compatibilidad, porque cuando encontráis una relación en trígono, en sextil o en conjunción entre los respectivos signos solar y lunar (los signos transitados por el Sol y la Luna a la hora de ambos nacimientos), más un intercambio positivo de los signos situados en los ascendentes con las luminarias, el amor asume una dimensión más profunda. Todo amor es capaz de trasmutar los deseos en realidad, pero el amor entre dos seres cuyas auras personales se han amalgamado armónicamente, de esta manera, genera las vibraciones a las que se refieren los poetas, y puede manifestar una magia maravillosa. Entre los millones de parejas de la Tierra que procuran alcanzar (o han alcanzado) juntas una dicha y una

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realización satisfactorias, y entre aquellas que aún se debaten en medio de una difícil prueba sexual kármica, transitan aquellas otras, muy raras, que reciben la designación esotérica de «compañeros del alma» o «almas gemelas». A veces ocurre que un hombre y una mujer se encuentran, y reconocen instantáneamente a la otra mitad de su propio ser tras los ojos del otro. Los ojos han sido correctamente designados con el nombre de «ventanas del alma». Incluso sus voces les resultan recíprocamente conocidas, como un acorde musical recordado. Éstos son dos seres que captan enseguida el hecho inalterable de que han sido, son y deberán ser siempre uno, aunque hayan luchado contra su hado durante siglos y se hayan esforzado en vano por evadirse de su destino común. Casi desde el primer momento en que se encuentran y se miran el uno al otro, sus espíritus confluyen jubilosamente, reconociéndose, desdeñando todas las convenciones y costumbres, todas las reglas sociales de comportamiento, impulsados por un conocimiento interior que no pueden negar, pues es demasiado arrollador. Inexplicablemente, a menudo sin pronunciar una palabra, saben que sólo podrán alcanzar la integridad el uno mediante el otro... y que sólo podrán ser completos en todos los sentidos cuando estén juntos. De alguna manera se sienten inmortales, y lo son... porque este nivel de amor puede conferir el conocimiento inicial de la conquista de la longevidad multisecular en el mismo cuerpo carnal, en el plano de la Tierra, así como la materialización del cambio de cuerpos carnales (los templos del alma) en un estado plenamente consciente, sin el «coma» denominado muerte. La solución del problema de «superpoblación» que se planteará en el caso de que todos los habitantes de la Tierra logren este objetivo, será analizada con más detenimiento en un futuro libro. Tampoco intentaré describir aquí detalladamente el origen y el destino final de las almas gemelas, porque lo he hecho en otro libro, titulado Gooobers, que se publicará en el futuro próximo. Pero el tema de los compañeros del alma o almas gemelas despierta una curiosidad tan acuciante, que merece una explicación, aunque incompleta, en este mismo contexto. El hombre y la mujer que son compañeros del alma casi no necesitan pronunciar las palabras «Te amo», pues están seguros de que deberán ser el uno para el otro en la encarnación (ciclo vital) presente, o (como consecuencia de complicaciones kármicas) al cabo de muchos siglos. La fórmula de la ceremonia matrimonial —«que ningún hombre separe lo que Dios ha unido»— se refiere a estas personas. Sin embargo esta advertencia es innecesaria, y sólo se trata de un ritual simbólico, porque ningún hombre puede romper el vínculo entre las almas gemelas. Ni siquiera ellas mismas. Ni ninguna energía del Universo. La fuerza que las creó es todopoderosa e indestructible. Es posible que el lazo se debilite, que la unión y la consumación finales se aplacen, pero nada podrá separarlas definitivamente. Es infinita la dicha que podrán reivindicar —cuando lo deseen— según una tabla cronológica dictada por el libre albedrío de los ángeles superiores de sus propias personas. (La superconciencia o supraconciencia de cada uno.) A este tipo de atracción magnética instantánea se lo denomina a menudo «amor a primera vista», el cual no es un azar del destino, sino algo muy real. Es algo más que una curiosa coincidencia que las almas gemelas confluyan en el momento apropiado, en medio de la inmensidad del mundo. El entrecruzamiento de sus caminos ha sido predestinado en un nivel superior de conciencia. Es tan cierto que determinadas energías espirituales actúan para producir estos encuentros, como que la migración de las aves y el retorno de los cometas están gobernados por una ley universal análoga. Su confluencia es controlada por las operaciones del Karma, que no es más que la suma total de las causas movilizadas en el pasado... y éstas determinan infaliblemente las condiciones del presente. Cuando llega la hora de que las almas gemelas se encarnen, éstas son enviadas a la Tierra y revestidas de carne (una vez más, los cuerpos son los templos del alma) por la acción de determinadas fuerzas de tiempo-energía, en el momento de la Cronología Terráquea en que ciertas configuraciones planetarias generan las condiciones propicias. Estas fuerzas de tiempo-energía son de naturaleza electromagnética, pero más complejas de lo que esta palabra da a entender. Ninguno de nosotros puede controlar los resultados finales de las causas que iniciamos o pusimos en acción en nuestras vidas pasadas, aunque sí podemos controlar nuestras reacciones a los resultados que estas causas pasadas producen en nuestra vida actual. La personalidad superior posee el «libre albedrío» para modificar estos acontecimientos kármicos, y nosotros podemos adquirir este poder si aprendemos a sintonizamos o comunicarnos con la personalidad superior (supraconciencia). Pero en el nivel consciente el «libre albedrío» sólo puede realizarse en el futuro, porque, en esa corriente siempre fluida que llamamos presente, ponemos en marcha, mediante acciones que iniciamos ahora y mediante reacciones a causas pasadas, las condiciones futuras con las que tropezaremos inevitablemente.

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En cuanto a las influencias planetarias específicas de las natividades (horóscopos o cartas natales) de dos personas, influencias éstas que le revelan al astrólogo que se trata de almas gemelas, lo cierto es que son demasiado complejas para explicarlas exhaustivamente en este libro, en toda su magnitud, y deberemos dejarlas para otro volumen programado, que se ocupará de este tema y otros afines. Pero suponiendo que dichas influencias planetarias estén presentes en las cartas respectivas de los enamorados, se revela un destino en el cual los dos se encontrarán involuntariamente y en el cual será imposible separarlos, incluso mediante la experiencia de la muerte, excepto durante intervalos de tiempo terráqueo, destinados a la verificación kármica de las almas. Durante estos períodos de separación, ya sean breves o prolongados, las dos personas se sienten solas, vacías e incompletas. Sin embargo, incluso durante estas interrupciones temporales de su convivencia, existe entre ellas una comunicación astral constante, pulsante, porque aun entonces se hallan unidas por un cordón que las conecta a través de la distancia. Recientemente una mujer que conozco se hallaba sumida en un estado de ansiedad emocional, y experimentaba una necesidad desesperada de conectarse con el hombre que amaba (un alma gemela), el cual se hallaba fuera del país. No tenían cómo comunicarse por teléfono o por carta. Una noche estaba postrada en la cama, en la oscuridad, e intuía marcadamente su presencia pero se sentía frustrada porque no podía verlo ni oírlo ni tocarlo, y de pronto exclamó en voz alta, involuntariamente: «¿Oh, por qué no me oyes cuando te llamo?». La lámpara colocada sobre el escritorio, en el otro extremo de la habitación, se encendió súbitamente. Al mismo tiempo, una gran margarita de papel que él le había regalado meses atrás, cayó al suelo. La mujer se sentó en el lecho, atónita, miró la lámpara y la margarita caída, y volvió a hablar en voz alta. «Si has sido verdaderamente tú quien encendiste la luz, ¿puedes darme una señal de que tu cuerpo astral está realmente aquí, apagándola ahora mismo?» Enseguida el interruptor de la lámpara chasqueó audiblemente y dejó la habitación a oscuras... e inmediatamente volvió a chasquear poblándola de luz. Antes del episodio la lámpara había estado apagada durante varias horas, de modo que no se trató de un corte de energía. Lo que sucedió no tenía absolutamente ninguna explicación científica. Ni la bombilla ni el interruptor estaban flojos, y tampoco había ninguna avería en la conexión o el enchufe. Todo fue minuciosamente comprobado. En cuanto a la margarita, había pasado muchos meses firmemente implantada en su lugar, adherida a un cuadro que colgaba de la pared, hasta ese momento imprevisto. Las leyes de la metafísica explican fácilmente semejantes «milagros». El alma gemela de la mujer había captado la necesidad de ésta, y había respondido, guiada astralmente por sus respectivas personalidades superiores, a través del cordón azul plateado que las conectaba: un hilo de luz capaz de impresionar materialmente la visión física de un parapsicólogo o un sensitivo experto. Más tarde la mujer se enteró de que exactamente a la misma hora él realizaba esfuerzos ansiosos para comunicarse con ella. Quienes aman lealmente, y quienes saben utilizar el cordón de energía eléctrica que los une, no necesitan de la Western Union, ni del correo, ni de la telefónica, para comunicarse. Siempre están en contacto mediante su «telégrafo» astral. Ha habido incontables casos análogos entre dos personas asociadas por todo tipo de relaciones de amor: padres e hijos, amigos íntimos, maridos y esposas... y amantes. Aún oímos los clamores de la ciencia: «¡Dadnos hechos, hechos, hechos!». La astronomía y la ciencia, son incapaces ambas de ver el gran bosque metafísico del conocimiento a través de los árboles de la baja matemática y la baja física, sin el prefijo «meta», en tanto que la metafísica podría explicar tantos misterios. «Meta» es una palabra griega que significa, sencillamente, «más allá». ¿La verdad reside más allá de la ficción del hecho? Einstein tenía conciencia de ello. Sí, el abstracto Albert lo sabía. Algún día muy próximo, en esta naciente era de Acuario, el descubrimiento de instrumentos suficientemente sensibles para medir la tremenda energía del campo magnético del amor demostrará cómo sus impulsos eléctricos pueden dejar en suspenso las leyes de la Naturaleza (pero no perjudicialmente), invertir la gravedad (y también el proceso de envejecimiento, mediante la regeneración celular), aumentar la comunión telepática y producir muchas otras manifestaciones milagrosas, incluida la evocación consciente de encarnaciones anteriores, lo cual por fin convencerá a la ciencia escéptica. Sí, el amor puede lograr todo esto, si el deseo es suficientemente vehemente y si la motivación no es egoísta... cuando se movilizan suficiente fe y suficiente voluntad. Ocurre todos los días. Testigos fidedignos han observado frecuentemente cómo una mujer de cuarenta y cinco kilos puede levantar las ruedas de un camión de dos toneladas si su hijo está atrapado debajo de ellas: una inversión total de las leyes físicas que concuerda empero perfectamente con las leyes de la meta-física. El amor es mucho

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más que una emoción o un sentimiento. El amor es un impulso eléctrico positivo. La ciencia aún no ha perfeccionado instrumentos suficientemente delicados o refinados para detectar estos impulsos, que, sin embargo, existen. Los «científicos» tampoco creyeron en las ondas electrónicas de la radio hasta que pudieron medirlas.-.. y sin embargo ahí estaban, siempre. Como escribió H. T. Buckle en su History of Civilization in England: «... habitualmente pasan unas pocas generaciones y entonces comienza un período en el cual estas mismas verdades son interpretadas como hechos comunes: y un poco después comienza otro período en el cual son declaradas necesarias, e incluso la mente más obtusa se pregunta cómo fue posible que alguna vez las negaran». Durante la trabajosa búsqueda del alma gemela habrá muchas desviaciones, muchas relaciones que al principio parecerán genuinas y después se diluirán en la indiferencia y el hastío. Incluso cuando por fin se descubre el alma gemela, a menudo se producen muchas complicaciones y verificaciones que causan sufrimientos temporales. Sólo la práctica continua y consecuente de la tolerancia y la clemencia puede aliviar el dolor. El intercambio de dolor por dolor sólo genera la certidumbre futura de una reacción análo ga, de más dolor, por obra de la causa y el efecto kármicos. A veces, parece que los problemas de dos personas que se aman son insolubles, que el muro que los separa es tan alto que no podrán salvarlo. Pero sus problemas se disiparían, desaparecerían sencillamente, si sólo pusieran en contacto sus manos, o sus corazones, o sus mentes, o incluso sus narices, y susurraran una sola palabra: «¡magia!». Porque el amor es magia, el poder secreto que todos los que aman poseen sin saberlo. Aunque el trauma sea enorme, aunque las palabras sean crueles, el amor lo borrará todo, como si nunca hubiera existido. Pero no si quien ha infligido el dolor no lo desea y no se esfuerza... no si quien ha sido profundamente herido carece de la capacidad de perdonar. El deseo, el esfuerzo y el perdón, combinados, son necesarios para liberar la fuerza y el poder del amor. La legendaria búsqueda del Santo Grial implica una búsqueda doble. En el nivel material o terrenal, gira en torno de la copa concreta de la cual el Nazareno bebió en la Última Cena, y que según los antiguos fue enterrada cerca del lugar donde los sacerdotes druidas (descendientes de los esenios) celebraban sus ritos místicos... copa cuyo descubrimiento es inminente en la era del Aguador. En un plano más sublime, místico, cada ser humano concluye con éxito la búsqueda del Santo Grial cuando se reúne con el alma gemela. Porque sólo cuando todas las almas gemelas solitarias y separadas se reúnan por fin jubilosamente, las piezas del rompecabezas de la vida se ensamblarán para formar una imagen íntegra y completa dentro del Universo. La leyenda susurra que será durante el despuntar de la era de Acuario cuando los catorce fragmentos del alma de Osiris —que se esparcieron cuando su cuerpo fue dividido en catorce partes por su hermano Set (lo cual provocó la primera Puesta de Sol de la Tierra)— se reúnan en un solo hombre, «con todas sus partes dispersas completas». Un hombre, que se reencontrará con su propia alma gemela, Isis, después de millones de años trabajosos de búsqueda y de incontables encarnaciones que compartieron en el pasado sin comprender la verdad. Al mismo tiempo, las almas gemelas de Set y su Nepente, separadas hace mucho tiempo, se reunirán, para cumplir su destino de descubrir juntas el Grial del Nazareno, mediante el amalgama de sus auras. Entonces, dice la leyenda a través del milagro de la absolución recíproca por aquel crimen lejano. Set y su hermano, Osiris, junto con Isis y su hermana, Nepente, encontrarán de alguna manera, juntos, los anales perdidos de la Atlántida... así como el sepulcro de Osiris, que contiene las crónicas de la construcción de la Gran Pirámide de Gizeh, levantada por Osiris (y no por Keops, como se ha creído erróneamente durante siglos). Cuando estos hechos portentosos y sacrosantos se concreten, después de que estos cuatro (y uno más) reconozcan la verdadera identidad de sus personalidades superiores, otras muchas almas gemelas se reconocerán súbitamente las unas a las otras. Entonces por lo menos empezaremos a materializar nuestro sagrado derecho, tal como lo suplicamos en esos versículos del padrenuestro: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra, (como arriba, así también abajo), cambiando el esquema de la trinidad de energías solar, estelar y lunar en el cosmos. Quienes aman profundamente, y quienes están auténticamente apareados con la otra mitad de sí mismos, no experimentan deseos de desencadenar guerras ni de dominar a los demás. Así como la devoción de Romeo y Julieta, aun en la muerte, tuvo el poder de disipar la enemistad y de conciliar las diferencias entre los belicosos Montescos y Capuletos, así también la amalgama extática de todas las almas gemelas enamoradas

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tiene la misma facultad de unir a la humanidad, a todos los terráqueos para la Paz y el Bien permanentes. Pax et Bonum. No es una coincidencia (nada lo es) que el hombre que por lo menos dio un paso inicial hacia la paz en el Oriente Medio, Anwar el Sadat, sea auténticamente dichoso en su matrimonio y esté casado con una mujer que refleja los objetivos de su personalidad superior... y que lo mismo ocurra con Menajem Beguin, de Israel, quien por lo menos al principio aceptó aquel gesto con el mismo espíritu de buena voluntad y sinceridad. Tampoco es una coincidencia que Hitler fuera un hombre solitario, huérfano de amor. ¿Jesús... el carpintero de Nazaret? No estaba solo. No le faltaba el amor de una mujer. Aunque sólo se trate de un comienzo, el excelente y minuciosamente documentado libro The Sexuality of Jesus (Harper & Row, 1973), que Harper & Row reeditó en 1979 con el título de Did Jesus Love?, escrito por el reverendo William Phipps, un Escorpión, arroja la necesaria luz sobre el misterio largamente oculto de Jesús y su propia alma gemela. Porque él era sólo un hombre, aunque muy evolucionado... y ella, sólo una mujer. Como tú. La doctrina de la divinidad, como la del patriotismo, implica una vibración negativa, que sitúa a un hombre, una mujer, una nación, por encima de los demás. ¿Jesús, el Cristo? Sí, él era más que humano, un ente distinto, pero no diferente, no más sobrehumano o divino de lo que puede llegar a ser cada hombre y mujer durante esos períodos demasiado raros y breves de sintonización con la supraconciencia individual. Anwar, el Cristo... Menajem, el Cristo... Ruth, el Cristo... Robert, el Cristo... Thelma, el Cristo... Michel, el Cristo... Susan, el Cristo... Arthur, el Cristo, y así sucesivamente, incluyendo tu propio nombre. Cristo no es más que otro nombre para designar al Espíritu Santo, que puede introducirse en cualquiera. Todos somos hijos e hijas de Dios... y de Su Compañera, Su propia alma gemela. ¿Cómo habría sido posible que nuestro Creador no tuviera Su contraparte? La bipolaridad positivo-negativo, masculino-femenino, existe en todas las dimensiones, en todos los niveles de conciencia, dentro de las galaxias del Cielo... y en el Infierno de la Tierra (tal como se manifiesta actualmente). El mismo Jesús nunca pretendió ser divino. «Lo que yo he hecho, también podéis hacerlo vosotros, y más... id y haced lo mismo... te será hecho según tu fe... ». Éstas no son reivindicaciones de singularidad espiritual, sino sólo recordatorios de que las que se estaban exhibiendo eran manifestaciones de lo «divino» que hay dentro de cada uno de nosotros, milagros que todos podríamos ejecutar... aunque no sin sacrificios, no sin ciertas disciplinas necesarias para controlar la mente, el cuerpo y las emociones. Es extraño que la palabra «disciplina» abarque a la palabra «discípulo». O quizá no es extraño en absoluto. Los cataclismos pronosticados, si llegaran a producirse, si no pudiéramos evitarlos, habrán sido generados por muchas fuerzas de las tinieblas... por la experimentación subterránea de inmensas energías destructivas... por las vibraciones negativas de las olas actuales de promiscuidad sexual y lascivia que invaden las revistas y el cine, y que ultrajan y degradan el sexo a su nivel más bajo... por la feroz ambición de lucro... por la negativa egoísta a compartir nuestro dinero, nuestros alimentos o nuestro amor con nuestros semejantes. «Si todos comieran sencillamente, todos comerían.» La necesidad de sexo, como la necesidad de alimentos, es un apetito devorador que se extiende por todo el mundo. Pero compartir nuestro amor no implica compartir nuestros cuerpos en una sensual experiencia sexual de grupo. La glotonería no es la respuesta a ninguno de los dos tipos de apetito. El sexo no es un pecado; sólo el empleo incorrecto de su energía es un pecado contra el ángel superior de la propia personalidad. La unión sexual es el éxtasis de lo «profundo» descubierto por quienes aman, y simboliza la amalgama del hombre y la mujer con el Universo y con la totalidad de la Naturaleza, en la unidad. Es una simple cuestión de prioridades. Primeramente os enamoráis... con los ojos. Después con la mente, y después con el corazón (las emociones). Para entonces vuestra alma se ha sumado a la experiencia —os deis cuenta o no de ello, os habéis «enamorado» espiritualmente— y es hora de enamorarse con el cuerpo. Cuando invertís el orden de este proceso, fracasáis. Porque sólo los ojos saben cómo introduciros en la mente de la persona que mira. Sólo la mente sabe cómo introduciros en el corazón de la persona con la que habéis descubierto una afinidad mental. Sólo el corazón sabe cómo introduciros en la unión con el alma del ser amado. Y el alma sabe muy bien... ¡oh!, sabe muy bien, creedme... cómo introduciros, entonces, en el éxtasis de la unidad denominada acoplamiento sexual, que os convierte en «una sola carne». Pero si empezáis por el cuerpo... el cuerpo no sabe a dónde conduciros, como no sea hacia más y más sensaciones de la carne, que por sí solas carecen de poder para materializar el anhelo de amor o alimentar el

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ansia de amor más profunda, sensaciones que en razón de ciertas leyes fisiológicas, deben determinar eventualmente que el cuerpo se inmunice a la sensación, y necesite cada vez más estímulos, hasta que finalmente, como en el caso de las drogas, se llega al nivel de tolerancia incluso para esto, y se prefiere toda sensación. Utilizar el cuerpo como un instrumento exclusivamente reservado a la sexualidad sin amor, es como escuchar una sinfonía con un equipo estereofónico pero utilizando un solo altavoz. Sí, es hora de que llegue un Mesías. Un Guía que nos recuerde una vez más las lecciones básicas de amor que nos impartió antes y que olvidamos tan rápidamente. Porque no importa hasta qué punto un individuo o una nación ha caído en el error; el amor generará una renovada consagración a la humanidad. Así como no importa cuánto nos hemos alejado, porque el amor producirá el retorno. Como lo señaló el poeta Emmet Fox, no hay distancia que el amor no pueda salvar cuando se lo proyecta con suficiente intensidad; no hay enfermedad —moral, mental, emocional o espiritual— que el amor no pueda curar. No hay victoria que el amor no pueda alcanzar. El amor es energía cinética concentrada, la fuerza más portentosa de la Naturaleza... y de más allá de ésta. Si sólo pudierais amar con suficiente profundidad y sustentar el amor durante suficiente tiempo, podríais convertiros en la fuente de vuestros propios milagros, y seríais tan poderosos como los «dioses y diosas» de la antigüedad. No habría ningún sueño que no pudierais materializar, ninguna ley que no pudierais cambiar, ninguna situación que no pudierais invertir... si sólo amarais suficientemente. No es fácil amar suficientemente. Amar suficientemente no implica amar sólo a aquellos que os aman a vosotros, a aquellos que son buenos y considerados y generosos. Amar suficientemente implica también amar a quienes «lanzan toda clase de vituperios contra vosotros», a quienes os odian y demuestran activamente ese odio, a quienes aparentemente carecen de toda compasión y sensibilidad. Cualquiera puede retribuir el amor de quienes lo aman... o la aman. Este tipo de amor no entraña mucha gloria ni poder. Estamos encarnados en estos cuerpos carnales, en la Tierra, para aprender la lección más profunda y difícil del amor, que consiste en amar a lo que no inspira amor. En esta hazaña reside toda la fuerza y la energía de la verdadera pasión. En la mayoría de los casos se trata de un esfuerzo penoso, pero cuando lo conseguimos las recompensas son... inimaginables. No os preocupéis por la innecesaria «canonización» religiosa —vosotros también podéis convertiros en «santos»— si conseguís amar suficientemente. En términos astrológicos, casi no se necesita esfuerzo para que un León y un Carnero se amen, para que un Toro y una Cabra se amen. Pero para que un Carnero armonice con un Cangrejo, para que el León armonice con el Escorpión, el Toro con el Aguador... deben desplegar un amor sublime. Los signos del Zodiaco y el amor, es un libro que procurará guiar a quienes tienen la fortuna de estar unidos por sus propios signos solares compatibles... y que también procurará marcar el camino de la tolerancia y la armonía a aquellas personas a las cuales su destino kármico actual les ha impuesto la prueba espiritual de entablar relaciones con personas de signos solares antagónicos. Incluso cuando se trata de dos individuos cuyos signos solares y lunares armonizan, siempre hay en sus respectivas natividades algunos planetas que chocan y que generan fricciones y tensiones periódicas. Superar esto implica sintonizarse con la frecuencia pulsátil de la personalidad superior, iniciar el ascenso por el sendero que conduce al esclarecimiento... y marchar en una atmósfera mágica, bajo una lluvia de milagros. Como una copa sin fondo, el Santo Grial de quienes aman nunca está vacío. En las matemáticas de la metafísica, que son las matemáticas del País de Nunca Jamás, veréis... que cuantos más milagros regalamos a los demás, tantos más quedan para vosotros y para mí. ¿Quién entre nosotros no es, a ratos, indigno de ser amado? ¿Y no son precisamente ésos los momentos en que secretamente anhelamos y necesitamos que más nos amen? ¡Oh!, la magia de que alguien a quien hemos maltratado nos retribuya con un trato amable; el milagro de oír, cuando hemos dicho: «Siento haber pronunciado esas palabras crueles», la respuesta: «¿Qué palabras crueles? Yo no las he oído». Entonces el corazón estalla de júbilo y la copa se desborda. Porque este secreto antiquísimo de la alquimia es un secreto muy sencillo.

Si fue negativo, no sucedió... excepto en el mundo de la quimera.

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Y así, ojalá la fuerza... del amor... os acompañe. Ojalá ella evite los cataclismos naturales pronosticados, así como los cataclismos personales de la separación y el divorcio, mediante sus prismas de luz. ...y en su seno llevará los corderos... ISAÍAS 40:11

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Los doce misterios del Amor

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El amor es la necesidad más profunda del hombre y la mujer. Lo que abruma al espíritu humano no es la amenaza de enfermedad o pobreza, sino el temor de que no haya nadie que se interese sinceramente por nosotros, nadie que nos comprenda realmente. Todos corremos desesperadamente en pos del amor, aunque seamos muy sanos, ricos o sabios, porque la otra alternativa es la soledad. Y así es como se busca el amor en el cielo y en el infierno, y lo buscan los santos y los pecadores, sin que importe a dónde los lleva la búsqueda, que en la era de Acuario los conduce a algunos extraños lugares, por el laberinto de la revolución sexual. Oye, ¿qué significa este trauma del sexo? toda esta gente que va a ver películas porno y la que no las va a ver... Los aficionados al intercambio de parejas y los idealistas, los puritanos y las prostitutas, las frígidas y las promiscuas, los machistas y las militantes feministas, ya lean a Browning o Playboy, ya vean películas de Walt Disney o las últimas producciones eróticas de Suecia, buscan lo mismo. Cualquiera que sea el camino por el que transitan en pos de la felicidad, la necesidad interior que los impulsa a seguir adelante es el amor. Y no se trata de darlo. Ni de recibirlo. Sino de compartirlo. Amar y ser amado en cambio. ¿Por qué el amor perdurable, mutuo, es tan esquivo? Para lograr una unión completa y permanente con la otra mitas (el alma gemela) el hombre y la mujer deben aprender la lección de los doce signos solar( s. Deben asimilar la sabiduría de estos doce misterios del amor antes de poder alcanzar una armonía definitiva, perfecta, entre sus naturalezas mental, física, emocional y espiritual. A medida que giramos en torno de la rueda astrológica o kármica de la vida, a través del renacimiento bajo la influencia de los diversos signos solares, a veces progresando deprisa, a veces retrasándonos, volviendo a menudo a la experiencia de determinado signo solar para repasar viejas lecciones... evolucionamos, cada cual a su propio ritmo. Nuestras propias personalidades superconscientes nos obligan a perfeccionar gradualmente las cualidades positivas de los doce signos y a purgar nuestra naturaleza de sus condiciones negativas, para que cada uno de nosotros se transforme eventualmente en el oro refinado de un ente totalmente evolucionado, digno de unirse a la otra mitad: la personalidad gemela. En nuestro anhelo de amor —por nuestra alma gemela o compañero del alma— reside nuestra sabiduría metafísica latente. El secreto de la vida misma. La verdad esotérica. Cada signo solar contiene una fuerza que puede revertirse en debilidad, y cada signo solar contiene una debilidad que puede revertirse en fuerza, merced a la ley de la bipolaridad positivo-negativo. ¿Qué es la obstinación de Tauro sino su paciencia invertida? ¿Qué es la naturaleza impulsiva de Aries sino el aspecto negativo del coraje positivo de Marte, típico del Carnero? ¿Leo optará por ejercitar el gran orgullo y la gran nobleza que le corresponden por derecho leonino-solar con el fin positivo de proteger a los indefensos, o con el fin negativo de convertirse en un tirano arrogante que oprimirá a los inermes? ¿La cautela de Cáncer se transformará en temores y fobias lunares? ¿La compasión y humildad de Piscis se trocarán en los aspectos negativos de Neptuno: la impostura, la introversión y la evasión? La elección de las bipolaridades de nuestro signo solar siempre corre por nuestra cuenta. Y si nos equivocamos al optar, deberemos revivir de nuevo la experiencia de ese signo solar, hasta asumir el control de su fuerza positiva.

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Las doce iniciaciones del amor En cada una de las experiencias siguientes, el hombre o la mujer es absolutamente capaz de conferir y enseñar a los demás la primera cualidad, pero para que la personalidad aprenda la segunda cualidad hay que hacer un gran esfuerzo. Cuando el individuo comprende esta segunda cualidad tan bien como la primera, ello implica que ha adquirido el dominio de un determinado signo solar. El alma debe pasar más de una vez por las seis primeras iniciaciones del amor como :

ARIES

el recién nacido

«yo soy»

para enseñar que el amor es inocencia y aprender que el amor es confianza para enseñar que el amor es paciencia y aprender que el amor es la capacidad de perdonar

TAURO

el bebé

«yo tengo»

GÉMINIS

el niño

«yo pienso»

CÁNCER

el púber

«yo siento»

LEO

el adolescente

«yo haré»

VIRGO

el adulto

para enseñar que el amor es perspicacia y aprender que el amor es sensación para enseñar que el amor es devoción y aprender que el amor es libertad para enseñar que el amor es éxtasis y aprender que el amor es humildad

para enseñar que el amor es «yo analizo» puro y aprender que el amor es !a realización

Después de alcanzar la madurez emocional en estas primeras seis etapas de desarrollo, el hombre y la mujer deben pasar por las seis últimas iniciaciones del amor (más de una vez) para descubrir su sentido espiritual más profundo en: «yo sopeso»

para enseñar que el amor es belleza y aprender que el amor es armonía ,

LIBRA

matrimonio

ESCORPIÓN

sexo

SAGITARIO

conocimiento

CAPRICORNIO

experiencia

ACUARIO

idealismo

«yo sé»

para enseñar que el amor es tolerancia y aprender que el amor es unidad

PISCIS

sumisión

«yo creo»

para enseñar que el amor es compasión y aprender que el amor es TODO

para enseñar que el amor «yo deseo» es pasión y aprender que el amor es entrega «yo veo»

para enseñar que el amor es honestidad y aprender que el amor es lealtad

para enseñar que el amor «yo utilizo» es sabiduría y aprender que el amor es desinterés

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y para comprender así finalmente que …

El amor es eterno Existe una razón profunda y significativa por la cual la meditación sobre los doce misterios del amor que figuran aquí es importante para ti y para el ser que amas. La clave es el número doce. Existen 12 sales minerales básicas que se emplean en homeopatía (la más útil de las ramas de la medicina). Estas 12 sales tienen un gran poder para fomentar un estado positivo de la salud humana en cada uno de sus doce signos solares correspondientes, hecho éste que sólo comprenden los homeópatas profesionales y no los médicos ortodoxos (exceptuando unos pocos casos raros entre estos últimos). Los minerales de la Tierra se ajustan al número 12, lo mismo que los sistemas métrico y duodecimal. Los diamantes, por ejemplo, tienen 12 caras o ejes, a lo largo de los cuales es indispensable cortarlos para que tengan brillo. Hubo 12 gobernadores en el sistema maniqueo, 12 divisiones del Templo de Salomón, 12 trabajos de Hércules, 12 altares de San Jacobo, 12 dioses griegos y así sucesivamente. Mucho antes de que los 12 hijos de Jacob fundaran las 12 Tribus de Israel, el número trece (13) tenía un importante significado místico. Por ejemplo, había 12 Caballeros de la Mesa Redonda, y el Rey Arturo era el decimotercero. El Rey-dios Osiris del antiguo Egipto estaba asociado a 12 reyes de menor jerarquía, y Osiris era el decimotercero. Igualmente el Rey-dios azteca Quetzacoatl tenía 12 seguidores, y él era el decimotercer miembro del grupo. En la Cristiandad, el Budismo Gautama y el Islamismo Shiita, también hay 12 seguidores (apóstoles o discípulos) y un Maestro. Los 12 discípulos representan las doce etapas de conocimiento de los signos solares, y el «Maestro» simboliza el número trece (13), o la pureza de la amalgama perfecta de los otros doce en un todo completo. Por ejemplo, los astrólogos esotéricos pueden identificar a cada uno de los 12 apóstoles de la Biblia cristiana con la cualidad del signo solar que se corporiza en la actitud particular de ese individuo respecto de las enseñanzas de Jesús. Esta verdad religiosa entrelazada, judeo-cristiano-islámica, se manifiesta en la armonía matemática y el bello sincronismo de la rueda del horóscopo. La ignorancia espiritual, o la ceguera, genera el miedo supersticioso al temido número «13». Los pisos de los hoteles saltan del «12» al «14», y pocas anfitrionas invitarán a trece comensales a una cena. Sin embargo, el verdadero significado de este número santo es la sabiduría. Si se lo utiliza para el mal puede provocar una gran destrucción. Pero si se lo utiliza para el bien puede provocar una gran regeneración. En sentido negativo, simboliza al «Maestro», que es la amalgama de las doce lecciones de los signos solares, transformado en un «ángel caído», como Lucifer. En sentido positivo, significa exactamente lo contrario: un «ángel» que se mantiene incólume, que ejerce el poder y la sabiduría eternos, atemperados por la justicia y la misericordia y, sobre todo, por el amor. La numerología es un componente inevitable de la astrología. El tema es demasiado vasto y complejo para abordarlo a fondo en Los signos del Zodiaco y el amor, y lo analizaremos minuciosamente en un próximo libro. Sin embargo, en el ínterin, es necesario hacer una breve referencia a los números planetarios para poder entender cabalmente los doce misterios del amor. Cada signo solar armoniza con un planeta o luminaria (Sol o Luna) determinado, y es regido por él. Y asimismo cada planeta armoniza con un determinado número y es gobernado por él. Por ejemplo: El Sol (que rige a Leo) vibra al son del número diez o uno (10=1), al que equivale cuando se lo suma siguiendo el procedimiento matemático normal. La Luna (que rige a Cáncer) vibra al son del número dos (2). Júpiter (que rige a Sagitario) vibra al son del número tres (3). Urano (que rige a Acuario) vibra al son del número cuatro (4). Mercurio (que rige a Géminis y temporalmente a Virgo, hasta que se descubre e identifi ca al planeta

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que rige auténticamente a Virgo. o sea Vulcano: véase el capítulo Virgo -Virgo) vibra al son del número cinco (5). Venus (que rige a Libra y temporalmente a Tauro, hasta que se descubre que el que rige auténticamente a Tauro es Pan-Horus: véase el capítulo Tauro-Tauro) vibra al son del número seis (6). Neptuno (que rige a Piscis) vibra al son del número siete (7). Saturno (que rige a Capricornio) vibra al son del número ocho (8). Marte (que rige a Aries) vibra al son del número nueve (9). Cada planeta y luminaria también vibra al son de lo que se denomina un número de «octava más alta», pero dejaremos la explicación de esto para el próximo libro ya mencionado. Quizás hayáis notado que en esta lista falta el número con el que vibra Plutón (que rige a Escorpión). Muchos astrólogos y estudiosos de la numerología os dirán que Plutón vibra al son del número nueve (9), y que comparte este número con Marte (que gobierna a Aries). No es cierto. Plutón, como todos los otros planetas, vibra al son de su propio «número» particular —cabal e individualmente suyo— y no lo comparte con ningún otro planeta o luminaria. Como ya hemos agotado los números desde uno (1) hasta nueve (9), y diez (10), como vibración del Sol que gobierna a Leo, volviendo así al uno (1) y completando el círculo, tal vez os preguntaréis cómo es posible que Plutón tenga su propio número. Ya lo veréis. En primer término, es importante comprender que la vibración nueve (9) de Marte es la vibración masculina del Universo, que representa y simboliza el principio MASCULINO último de toda la vida y el amor. La vibración seis (6) de Venus es la vibración femenina del Universo, que representa y simboliza el principio FEMENINO último de toda la vida y el amor. El seis y el nueve. El 6 y el 9. Los números vibratorios femenino y masculino, o el 9 y el 6. Macho y hembra. Positivo-negativo. Oscuridad-luz. (Bipolaridad.) Observad que cuando el número femenino de Venus, el seis (6), se coloca cabeza abajo (invirtiendo su polaridad) se transforma en un nueve (9). Asimismo, cuando el número masculino de Marte, el nueve (9), se coloca cabeza abajo (invirtiendo su polaridad), se transforma en un seis (6). El hombre y la mujer son, pues, inseparables. Cada uno es una parte igual del otro. Los principios masculino-femenino son totalmente intercambiables. Sin embargo, uno de ellos siempre apunta en dirección opuesta al otro. En la numerología hay muchos más niveles fascinantes y reveladores de estudio del seis y el nueve, pero aquí sólo nos ocupamos sucintamente de este tema, que analizaremos a fondo en un libro futuro. Observad que cuando se les quita la «cola», el seis (6) y el nueve (9) se transforman en un círculo. El círculo es el secreto de la fusión de las almas gemelas... el misterio más insondable del signo solar de Escorpión, y del planeta que gobierna a Escorpión, el portentoso y poderoso Plutón. Porque el número a cuyo son vibra Plutón es... el CERO. El círculo. El círculo (0) representa la eternidad, porque simboliza la serpiente que se devora su propia cola. De la cabeza masculina (positiva) de la serpiente fluye la energía masculinopositiva... hacia la cola femenina (negativa) de la serpiente. Simultáneamente, de la cola femenina (negativa) de la serpiente fluye la energía femenino-negativa hacia la cabeza masculina (positiva) de la serpiente. Éste es el secreto de Escorpión, el signo solar del «sexo»... y ésta es la energía que alimenta el enorme poder del planeta que gobierna a Escorpión: Plutón. El cero. El círculo. El O. La serpiente que devora su propia cola. El símbolo de la eternidad. Porque el auténtico poder sólo puede existir cuando todas las bipolaridades —macho y hembra, joven y anciano, oscuridad y luz, noche y día— se transmiten energía simultáneamente las unas a las otras, y fusionan sus energías en lugar de seguir oponiéndose entre sí. El cero vibratorio de Plutón también contiene el misterio secreto de la Santísima Trinidad de la Cristiandad. «El Padre-el Hijo-y-el Espíritu Santo». El «hijo» (humanos, de ambos sexos) es la energía masculina. El «Espíritu Santo» (el espíritu de Cristo) es la energía femenina. Cuando cada una fluye simultáneamente en la otra (en lugar de mantenerse en oposición) se genera una tercera energía, que es las dos, y sin embargo ninguna —neutral y TODOPODEROSA-, o sea: «El Padre» (Dios). Esta tercera energía, compuesta por la masculina y femenina combinadas, que fluyen la una en la otra, en lugar de oponerse, genera muchos milagros: El gran poder de la Divinidad. La concepción de un hijo. La concepción de una idea (que se transforma en ideal si se le agrega la «1» de love, la palabra inglesa que significa amor). La energía que mueve a las naves espaciales de otros sistemas solares.

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Kekule, que hizo el monumental descubrimiento de la estructura anular del benceno, descubrimiento éste que a su vez allanó el camino para el aspecto teórico de la química orgánica, no dijo por casualidad que antes de que se le ocurriera este concepto había soñado repetidamente con «una serpiente que se devoraba la cola». Por tanto, todo el misterioso «poder» de Plutón-Escorpión proviene de un conocimiento inconsciente de este principio del cero en virtud del cual la fusión perfecta entre lo masculino y lo femenino crea una tercera fuerza de energía, que es lo uno y lo otro, y sin embargo no es ninguno de los dos —neutra y TODOPODEROSA- porque no se opone, sino que hace que las bipolaridades se fusionen y fluyan simultáneamente la una en la otra. Otro testimonio, otro «secreto» del círculo CERO de Plutón, es el siguiente: ¿qué sucede cuando se agrega el CERO (0) a cualquier otro número? Cualquier banquero o estudiante de matemáticas os dirá que «aumenta» el poder del número. Evidentemente, el monto de un dólar crece (tiene más «poder») a medida que «se agregan ceros». Así, 1,00 dólar se convierte en 10,00 dólares o 100,00 dólares o 10.000,00 dólares y así sucesivamente. El CERO, pues, equivale al PODER. Esta noticia complacerá a todos los Escorpión... siempre que no olviden dónde reside el origen del poder. En la serpiente que se devora la cola... el secreto de la eternidad. Un factor importante para comprender los doce misterios del amor, relacionados con el secreto del círculo, es el siguiente. En el texto de este libro encontraréis a menudo el término «Co-Creadores». A los escépticos, a los que les resulta difícil imaginar al «Dios del Antiguo Testamento» con su propia consorte, les suministro esta información erudita, aunque los creyentes y las personas espiritualmente espabiladas no necesitan más pruebas que el conocimiento instintivo que procede de dentro, respecto de este o cualquier otro concepto sobre la veracidad de la creación. La cita siguiente proviene de una escrupulosa traducción de la Septuaginta, la versión más antigua (circa 250 a.J.C.) que se conoce del Antiguo Testamento (los manuscritos hebreos clásicos se remontan apenas al Renacimiento). La traducción fue publicada en 1960 por la Falcon's Wing Press, bajo la supervisión del doctor C. Musés. Extractos de Proverbios 8:3-31: Pues a las puertas de la Grandiosa, Ella ha tomado asiento, y en la entrada entona su canción: «En el principio, antes de que el Señor creara la Tierra cuando Él afirmaba los Cielos, yo estaba con Él, y cuando Él distinguió su trono sobre los vientos cuando Él puso límites al mar, y las aguas no trasponían el verbo de su boca yo armonizaba con Él. Yo era aquella en quien Él se regocijaba, y diariamente me alegraba su presencia en todas las ocasiones».

La Cristiandad eclesiástica, en la que el Antiguo Testamento hebreo sembró la deformación de la verdad mediante la imagen «patriarcal», ha enseñado durante demasiado tiempo la falacia de que la Santísima Trinidad es totalmente masculina. Esta superchería nos ha privado de una verdad sublime y enaltecedora. Pero el desarrollo de la era de Acuario, pronosticado por los profetas de todas las religiones, traerá la luz de la restauración consciente del equilibrio áureo entre las energías femenina y masculina sobre la Tierra. Este equilibrio áureo es la fusión eventual de todas las almas gemelas. El concepto está a punto de florecer dentro de todos los corazones anhelantes e indagadores. Le aplican muchos nombres, pero él auténtico es la REAL PERSONALIDAD, tal como se experimenta mediante la unión con la propia alma gemela. Y empieza con la admisión de la verdad masculino-femenina oculta en la Santísima Trinidad y el símbolo de la Eternidad, la serpiente que se devora la cola, el «conocimiento» secreto' que la serpiente le transmitió a Eva, quien se lo retransmitió a Adán. El hecho de que al acto de comer el «fruto prohibido» del «Árbol del conocimiento» lo llamaran más tarde «Pecado Original», revela la desesperación de las fuerzas oscuras por ocultar la Luz de la Verdad mediante una deformación bipolar, encauzada a través de los antiguos patriarcas que temían perder el pi incipio de la superioridad masculina en razón de la igualdad sexual. Pero las hijas de eva de la Era de Acuario le harán comprender por fin al mundo que el término «pecado original» es el Padre de todas las

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supercherías mayúsculas del dogma religioso. Y los hijos de Adán de la era de Acuario se dejarán esclarecer esta vez por la sabiduría de Eva. Ni siquiera los «padres» de la Iglesia pueden parar el rayo del despertar espiritual uraniano, predestinado y pronosticado, de la nueva era del equilibrio áúreo. Quizás Adán no pudo acomodarse a la verdad. Pero los Acuario de hoy sí pueden... y así lo harán. Bajo las poderosas vibraciones de Urano y el microscopio de Acuario, quedará al descubierto la verdadera naturaleza hipócrita de la patraña. Y a esto se lo denominará «Inocencia Original»... el comienzo de la Sabiduría. Cuando las gentes de todo el mundo empiecen a cooperar con estos principios divinos del equilibrio áureo de lo masculino y lo femenino, la nueva era de Acuario se manifestará finalmente en todo su esplendor y magnificencia a la Atlántida renacida y más sabia. Ni siquiera la suma de todos los locos chovinistas y atómicos y nucleares podrá detener la marea uraniana de la Verdad. A medida que el hombre y la mujer evolucionan alrededor del círculo kármico astrológico, asimilando en su propia individualidad las cualidades de otros signos solares, enseñando algunas, aprendiendo otras, cada uno de ellos tiene la obligación espiritual de conservar la integridad positiva de su propio signo solar en esta encarnación y también de respetar este derecho en los demás. El León debe tener su dignidad, así como el Cangrejo debe aferrarse a la seguridad. La Cabra debe honrar la tradición, y los Gemelos deben reclamar su libertad. Cada cual debe obedecer el adagio de la era de Acuario que exhorta a «vivir y dejar vivir», a ser uno mismo, y a comprender que los demás también deben ser como son. El primer paso que debemos dar para comprender el significado último del amor, para que finalmente nos permitan disfrutar de su realización absoluta, consiste en aprender a tolerar en lugar de condenar las cualidades de los signos solares que difieren de las nuestras. Al explorar las relaciones recíprocas de los doce signos solares, a través de sus rasgos armoniosos y antagónicos en la medida en que los unos y los otros se asocian con los nuestros, siempre debemos tratar de recordar que el objetivo final de cada alma consiste en dar las lecciones de cada signo solar a las otras personas con las que nos cruzamos en el camino, y recibir recíprocamente sus enseñanzas. Este viaje es una especie de desarrollo del espíritu, que empieza en la infancia del alma y continúa en la edad adulta del alma, en su edad mediana, su «vejez» y su muerte, y después en el renacimiento. El alma sólo podrá liberarse de este círculo interminable de nacimiento y .nuerte cuando aprenda a liberar también el cuerpo físico o denso de !a muerte, milagro que me atrevo a predecir que se producirá mucho antes de lo que actualmente creemos. El «problema» que crearía esta longevidad, respecto de la población general del mundo (nuevos nacimientos, junto con la derrota de la muerte —durante siglos— etcétera) tiene varias soluciones. Pero éste no es el lugar adecuado para tratar de concebir tales posibilidades. La discusión a fondo de lo que será este futuro en la «nueva era» que se aproxima deberá quedar aplazada hasta mi próximo libro. El viaje simbólico del alma a través de los doce signos solares se puede comprender imaginando a un hombre y una mujer que realizan un viaje análogo, con sus mentes y sus cuerpos. Al principio, el alma ingresa en la fase inicial, parecida al nacimiento terrenal, y después progresa a lo largo de varias etapas posteriores similares a la vida terrenal, y en cada una de ellas asimila experiencia espiritual, así como nosotros asimilamos experiencia mental y física durante un viaje análogo de nuestros cuerpos densos. El alma "nace" en el signo de Aries, el recién nacido simbólico, tal como se refleja a través de la alquimia magnética del Sol.

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El misterio de amor de Aries El alma, simbólicamente recién nacida en Aries (aunque no necesariamente en su primera estancia terrenal), se relaciona con la aurora, el amanecer, la primavera y la Pascua... o con la resurrección de su «muerte» en el signo anterior de Piscis. En esta primera incursión en el elemento Fuego —esta experiencia como primera de los tres signos cardinales— el alma simbólicamente «recién nacida» proyecta la vibración positiva, masculina, de las fuerzas diurnas a través de la vitalidad explosiva del regente planetario de Aries: Marte. Como un recién nacido humano totalmente absorto en sí mismo, el alma de Aries descubre con deleite sus propios dedos de los pies y de las manos, su propia esencia física. Para satisfacer todas las necesidades le basta un grito potente, que los mayores oyen y contestan inmediatamente. El auténtico recién nacido no desconfía, ni teme a nada ni a nadie, sencillamente porque nunca ha experimentado lo que es una negativa. Asimismo, el alma «recién nacida» de Aries deposita una confianza natural y una fe conmovedora en la fuerza invisible del bien que le concederá milagrosamente la satisfacción de todos sus deseos. En el plano terrenal esta fuerza benéfica está representada por los padres; en el sentido místico, por nuestros Co-Creadores. Y así éstos velan tiernamente sobre el alma «recién nacida» de Aries, así como los padres velan tiernamente sobre su criatura, protegiéndola cariñosamente de su propia ingenuidad, rechazando prudentemente algunas de las exigencias que formula mediante la excitada conciencia de que el alma es: él ha nacido y está aquí. El alma de Aries intuye: «YO SOY» o «Yo existo». Y como el recién nacido simbólico, los hombres y mujeres de Aries permanecen ajenos a las posibilidades de tropezar con accidentes, dolor o crueldad en el camino de la vida. Él o ella aprende estas experiencias negativas sólo de quienes han avanzado más, de quienes han acumulado rigor, recelo e instinto de supervivencia durante el proceso de crecimiento. Un adagio religioso postula que todos los recién nacidos, puesto que mueren en estado de pureza, se transforman inmediatamente en ángeles. ¡Por supuesto! Aún no han tropezado con el demonio de la tentación. Pero si el «recién nacido» Aries sobrevive, él o ella debe sufrir una y otra vez, como la auténtica criatura, el cruel desencanto de la confianza depositada en quien no correspondía. Víctima de la maldad, de la falta de compasión o del abandono, el recién nacido se siente sacudido, asustado, solo... y entonces grita con más fuerza aún para atraer la atención. De la misma manera (y por las mismas razones) el alma del hombre o mujer Aries, traumatizada y desilusionada, necesita y «busca aceptación, y sin embargo corteja el rechazo»... con una reacción emocional violenta ante el abandono. Las cualidades positivas de Aries son una inocencia y un asombro conmovedores, una fe ciega y un coraje descarnado. Expresadas en forma negativa pueden transformarse en egocentrismo egoísta, desconsideración, agresividad y acción impulsiva que se desentiende de las consecuencias. Para el alma de Aries, el amor es una necesidad vital, que da por supuesta, porque para su conciencia en pañales el amor es sinónimo de la existencia misma. Por tanto espera instintivamente y acepta gozosamente la devoción, pero no sabe muy bien cómo retribuirla. Aries exige amor, porque sin amor muere, como el recién nacido. Cuando el abandono emocional puede implicar (simbólicamente) la muerte, incluso la insinuación del mismo puede producir un pánico desmedido y un terror inexplicable, que sólo se sosiegan con reiterados esfuerzos por apaciguarlo. Aries necesita que le recuerden siempre que «si llega el invierno»... el milagro de la primavera no puede estar lejos.

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El misterio, de amor de Tauro La conciencia espiritual en vías de desarrollo del hombre o la mujer entra a continuación en el elemento Tierra. A nivel de Tauro, el alma del recién nacido simbólico se ha convertido, alegóricamente, en un bebé sano, rollizo, y ahora se relaciona con las fuerzas nocturnas reflexivas femeninas y ha aprendido a dormirse a la hora apropiada, y a despertarse luego en un clima de comodidad prevista. Ya no grita sin razón, intimidado por el miedo o la soledad... ni vocifera para que satisfagan todas sus necesidades, como en la etapa ariana. Ha descubierto que los padres complacerán todos sus deseos. En la etapa de Tauro, el alma, como el bebé humano, se conforma con permanecer tranquila y pacientemente sentada en su sillita, aguardando el pan cotidiano con silenciosa, confiada y segura expectación. El Toro también ha aprendido a valerse del buen comportamiento para cosechar más placeres, más favores de los «padres» y otros adultos. Las sonrisas y la obediencia son recompensadas, y Tauro no olvida lo que ha aprendido, aunque el aprendizaje haya sido doloroso y lento. Todavía esencialmente ajeno a todo lo que está fuera del entorno inmediato, el hombre o .la mujer Tauro (como el bebé Tauro simbólico) encuentra la felicidad en el círculo de la familia y en lo tangible... en lo que conoce como familiar más que en-el mundo exterior extraño y bullicioso. A través de la experiencia de Tauro, el alma bebé descubre el deleite de emplear los sentidos del gusto, el olfato, la vista, la audición y el tacto. Huele y mastica simbólicamente, y escucha todos los juguetes, así como los toca en esta primera experiencia del alma como signo fijo del organizador. Como los bienes personales producen felicidad, este hombre o mujer se aferra a ellos, los acaricia y se complace en llamarlos propios. Tauro dice: «YO TENGO». Ésta es la etapa del osito o la manta reconfortante (que volverá a aflorar, fugazmente, en la vibración de Cáncer). En la etapa de desarrollo de Tauro, el «alma bebé» depende inmensamente del contacto físico con los seres queridos, que la alzan, la miman, la besan y la abrazan. Y el Tauro gobernado por Venus (guiado por Pan-Horus) responde con gorgoteos y risitas de éxtasis, y entiende el afecto sólo mediante la sensación de que lo tiene cerca. El bebé concreto es ferozmente posesivo cuando se trata de sus juguetes y de la atención de sus padres, se derrumba cuando cree haber perdido a los unos o los otros, se resiste tenazmente a compartirlos, y así es como el hombre o la mujer Tauro se comporta respecto de su cuenta bancaria y su consorte. Las cualidades positivas de Tauro son la tenacidad, la paciencia, la perseverancia y la convicción. Expresadas en su forma negativa se transforman en la obstinación, el prejuicio ciego y la sinrazón. Para el bebé jocundo, dogmático, que simboliza al alma de Tauro, el amor es el afecto físico, que se da y se recibe sin cuestionamiento. Como el bebé asocia el amor con todo el placer y la dicha, se regodea en él con una satisfacción desprovista de complicaciones, animal. Por tanto, Tauro acepta y retribuye el amor con los sentidos... pero aún no ha aprendido a analizar su auténtico mérito y valor.

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El misterio de amor de Géminis En la experiencia del alma de Géminis, el «bebé» simbólico de Tauro entra en el mundo del niño que hace sus primeros pinitos, y vuelve a experimentar, como en el nivel de infancia de Aries, las fuerzas diurnas positivas, masculinas. Por primera vez, el alma llega a la etapa del comunicador mutable, toma conciencia de su propia mentalidad, se da cuenta de que no está sola en el Universo. El alma niño de Géminis aprende a comunicar sus necesidades mediante el lenguaje, aprende a formar palabras y a hilvanarlas, en tanto los padres y las demás personas escuchan atentamente, disfrutando de cada nuevo sonido. Hablar le resulta divertido porque toda la atención se centra en él (o ella). Tiene una nueva aptitud para gatear o hacer pinitos hasta el bote de las galletas, sin gritar como Aries ni esperar como Tauro, y esta independencia que acaba de descubrir es embriagante. A los Géminis los emociona el conocimiento que ahora tienen a su alcance, y por eso le gritan « ¡YO PIENSO!» a todo el mundo, muy excitados. El nivel de conciencia del niño simbólico le enseña al alma de Géminis que el carácter tiene dos caras, una dualidad o bipolaridad que es necesario armonizar para poder entablar una relación afortunada con los demás. Experimenta el primer ramalazo de desdicha cuando choca violentamente con la disciplina, mientras intenta fusionar las personalidades gemelas dormida y despierta. Puesto que Géminis anhela súbitamente ciertos placeres que residen fuera del hogar y la familia, el alma niño es castigada a menudo porque intenta enfrentar simbólicamente ciertos peligros cuya existencia aún no sospecha. Asimismo, los hombres y mujeres Géminis sienten que el mundo los invita a emprender su exploración, ¡y quién sabe qué encontrarán en él! Dotado de la flamante capacidad mental de razonar y deducir —de relacionarse— el Géminis empieza a desear cosas que están más allá de las que ya ha visto, y a soñar con ellas. La mitad del alma de Géminis sigue siendo un bebé inseguro, que necesita el entorno familiar. La otra mitad es un niño anhelante, cuya curiosidad se encauza hacia las múltiples maravillas ignotas que están fuera del alcance tangible. El alma de Géminis ya ha experimentado el Fuego y la Tierra y aprende a lidiar por primera vez con el elemento Aire. Y así es como esta personalidad gemela experimenta las cosas, con ojos resplandecientes y el corazón desbordante de esperanza. Cada nueva jornada activa la mente de Géminis con su magia oculta, ahora más cautivante que los juguetes desechados y el cálido círculo del afecto parental. Lo que el hombre o la mujer Géminis ve por la ventana es un edén prohibido donde todos los anhelos yacen envueltos en el misterio, mientras el planeta regente Mercurio (el mago) muestra el camino seductor que se extiende más allá. Las cualidades positivas de Géminis son la versatilidad, la perspicacia mental, la rapidez de percepción, el razonamiento deductivo y la flexibilidad. Expresadas en su forma negativa se convierten en la impaciencia, la charlatanería, la superficialidad, la ambigüedad, la falta de fiabilidad y el autoengaño. Para el «niño» Géminis, el amor ha perdido parte de su primitiva naturaleza prodigiosa. En esta etapa sigue siendo necesario, más de lo que se piensa, pero ahora hay que buscar algo más emocionante que el amor. ¿Es el amor el que os retiene, el que os tironea y os impide salir disparados en dirección a la vida? Entonces el amor es placentero, pero también restrictivo. Los hombres y mujeres Géminis no han cesado de necesitarlo o desearlo, pero cuando el amor se convierte en una barrera para su libertad lo desechan apresuradamente, olvidan su tibieza y la seguridad que brinda... y no piensan que podrían extraviarse y no encontrar el camino de regreso al hogar.

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El misterio de amor de Cáncer El niño es ahora un púber, y el alma ha evolucionado hasta la etapa de Cáncer: flota entre la infancia y la madurez, anhela ser adulto y sin embargo vacila en pasar al otro lado. Cáncer vuelve a avivar la conciencia de las fuerzas nocturnas negativas, femeninas y reflexivas. Pero esta segunda experiencia de la noche está fusionada con una sensación nueva, más rica e incluso más sensual (que era sólo una inspiración poética, y todavía no una realidad auténtica, en el nivel anterior de Tauro), porque se ha producido un cambio de estación. El despertar de la primavera se ha ahondado en un sueño de una noche de verano con toda su belleza madura y fragante para estos hombres y mujeres, estos Oberón y Titania, de Cáncer. Ahora la melancólica y sensible alma «púber» vacila entre la dependencia infantil y el mundo enloquecedoramente seductor y tentador de los adultos (¿qué significa ser hombre o mujer?). Esto se expresa deliciosamente en los experimentos entre los mundos humano y feérico del famoso clásico del Tauro Shakespeare. Puck, el simbólico púber Cáncer, observa a los adultos (humanos) en el entorno, y es prodigiosamente sensible a todo lo que ve y oye. Pero este mundo adulto, material, que él espía con tanta vehemencia, exhibe vislumbres de frecuentes desilusiones. Y por ello los sueños de Cáncer están llenos de sobresaltos, hacen que el Cangrejo clame en la noche, y que a veces saque del armario el viejo y simbólico osito de Tauro y lo abra& fuertemente cuando nadie lo ve. Tal como les sucede a los hombres y mujeres de Cáncer, los estados de ánimo cambiantes de los púberes cabales los intrigan a éstos tanto como a sus familias. Pero estos terrores son muy concretos para los Cáncer, quienes temen que la madurez implique la pérdida de la seguridad de la que disfrutan junto a sus padres y sobre todo junto a la madre. ¿Los futuros extraños se preocuparán tanto por los Cáncer y los amarán tan incondicionalmente como la madre? Cáncer sospecha que no. Incapaces de explicar sus aprensiones, los Cangrejos se tornan reservados, sueñan a solas... o se esconden y se enfurruñan, imaginando que nadie los entiende. En el nivel de Cáncer, la posible pérdida de la protección parental obsesiona al inconsciente. Cáncer ya ha aprendido lo que es la pérdida. Quizá los amigos de la infancia se han mudado, la familia ha cambiado de residencia, el viejo barrio con el que estaba compenetrado ha desaparecido. El mundo ya no es tan emocionante ahora que el Cangrejo intuye sus trampas ocultas. Los hombres y mujeres Cáncer «púberes» saben que la maduración les producirá infaliblemente aflicciones inesperadas, y por ello se aferran a aquello en lo que saben que pueden confiar: el ayer. Como las nuevas sensaciones son muy agudas, Cáncer ve una combinación de tragedia y comedia en la Vida a medida que ésta se expande en su conciencia a lo largo de su primera incursión por el sensible elemento Agua. Igualmente a pesar de su timidez innata, el alma de Cáncer no se dejará relegar a segundo plano, porque ésta es la segunda experiencia como líder cardinal, que puede trocar el miedo ilógico en cautela sensata. Los Cangrejos desean tanto la Luna llena como la nueva, sólo tienen una conciencia parcial de lo que anhelan... y son renuentes a averiguarlo. ¿Qué reserva el mañana? El sentimiento empuja el alma Cáncer púber a las lágrimas. Impulsados por la necesidad de ocultar sus verdaderas emociones, los Cangrejos dicen: «yo SIENTO», y después para que nadie sospeche que sienten tan vehementemente, bromean, creyendo engañar a los demás. Si al hombre o mujer Cáncer no se lo trata con ternura en esta etapa crucial de la evolución del alma, desarrolla un caparazón permanente duro y protector para defenderse del mundo cruel. Las cualidades positivas de Cáncer son la imaginación, la tenacidad, la ternura, la sensibilidad. la solicitud y la cautela. Expresadas en su forma negativa se transforman en mezquindad, irritabilidad, melancolía, avaricia y cobardía, comportamiento posesivo y ánimo taciturno. Para el Cáncer, así como para el verdadero púber inseguro y sentimental, el amor ha vuelto a asumir importancia, por encima de todo. Pero ahora es sinónimo del hogar, que representa la seguridad emocional... y la necesidad de amor es tan grande que debe encubrirse tras las lágrimas afligidas y la risa lunar.

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El misterio de amor de Leo El alma púber de Cáncer se transforma con brillo súbito en un adolescente simbólico que la vibración de Leo transporta a la primera expresión de confianza en sí mismo y de orgullo por su individualidad. Ahora el alma sabe (o cree saber) quién es a medida que Leo siente la atracción de las fuerzas diurnas masculinas y positivas y del Fuego, con más intensidad aún que en el nivel de Aries. El mundo pertenece al León --o a la Leona— y por tanto el o la «adolescente» Leo contempla su imagen en el espejo, admira lo que ve y formula el noble juramento: «YO HARÉ». El verano ha hecho eclosión en un florecimiento de furiosa belleza, con tardes perezosas y sol radiante, a medida que Leo se desplaza hacia la conciencia de Si desde el significado bipolar de la afectación de Cáncer. El idealismo de la 'juventud excita el corazón del León e inflama su sangre con el naciente conocimiento de la sexualidad. Éstas son dos ansias poderosas que despiertan dudas íntimas y personales acerca del propio valor, dudas que a su vez se ocultan tras una fachada de vanidad. El alma de Leo sabe qué hacer con esta segunda experiencia en su condición de organizador fijo. y la utiliza con aparente confianza para aleccionar a los demás, para asumir el control de su propia vida y para gobernar a aquellos que necesitan la protección de Leo. Sin embargo, el hombre o mujer Leo, como el adolescente de carne y hueso, sigue buscando que lo tranquilicen con halagos, sigue encogiéndose de miedo cuando lo ridiculizan, porque aún no es un hombre cabal —una mujer cabal— a pesar de su aplomo exterior. El alma ya ha pasado por las dolorosas experiencias de la primera y la segunda infancia, de la niñez y la pubertad, así que Leo asume el mando con compasiva consideración para ayudar a los más vulnerables. En su configuración de Leo, el alma no desea realmente oprimir a los indefensos. Las lágrimas derramadas en los niveles de Aries, Tauro, Géminis y Cáncer han grabado en la memoria de Leo la generosidad de espíritu. Sin embargo, aunque los Leo han aprendido a tolerar y perdonar a los enemigos, aún no han aprendido a respetar la sabiduría de los mayores. El Leo, como el verdadero adolescente, cree saberlo todo, y no soporta a quienes ponen en tela de juicio su nuevo conocimiento mundano. El alma de Leo venera al Sol, porque el Sol es el que gobierna a Leo, es la fuente de toda la vida... y de su fuerza de León. Leo admira y es admirado, ama y es amado. Cuando comienza la vida social, brotan los pimpollos del romance... que finalmente florecen. El primer amor es cálido y refulgente, y le produce al «adolescente» Leo una mezcla de euforia y desencanto. El poderío vertiginoso de su virilidad (o feminidad) le produce a Leo una sensación de dignidad e importancia personales... a través del sexo opuesto. Los Leones y Leonas ya no deben vivir reprimidos por la sofocante autoridad de la orientación parental. Han atravesado el puente que une la infancia con la edad adulta. Intuyen las responsabilidades de la madurez, pero éstas aún no se han convertido en una carga. La vida es toda fulgor solar, el pasado tenebroso ha quedado atrás, el milagro del futuro continúa pendiente... y el presente es un momento ideal para la diversión y la distensión. Leo resuelve arrogantemente que el mundo necesita de su recién descubierta sabiduría, y está más que dispuesto a suministrarla. Sólo mediante el ejercicio de una autoridad indiscutida sobre los niños menores (las almas más débiles y aún no liberadas) el hombre o la mujer Leo puede conservar durante esta experiencia la imagen necesaria de superioridad y amor propio. Las cualidades positivas de Leo son el calor humano, la generosidad, la nobleza, la fuerza, la lealtad, el liderazgo y una mansa y sosegante ternura: el carisma protector del hermano o la hermana mayor. Expresadas en su forma negativa se convierten en la arrogancia, el falso orgullo, la vanidad, el despotismo, la soberbia... y la promiscuidad romántica. Para el Leo que se encuentra en la etapa simbólica de desarrollo adolescente, el amor es el romance radiante, el cantar de los cantares, la materialización de todos los ideales y de la belleza. Leo está «enamorado del amor» y de sí mismo... o de sí misma. Los Leones y Leonas dispensan afecto generosamente sólo porque experimentan un gran placer al ser tan soberanamente magnánimos, y exigen gratitud y respeto de los amados y se indignan si el amor los obliga a' comportarse a su vez con humildad... pues todavía no comprenden su profundidad, ni la belleza implícita en el sacrificio del «yo».

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El misterio de amor de Virgo El alma juvenil de Leo no tarda en intuir que el verano llega a su fin... y por primera vez toma conciencia, compungido, de la proximidad de la cosecha, todo ello cuando se expresa en su alma ese veranillo de San Martín que es Virgo, las fuerzas nocturnas, negativas y femeninas, vuelven una vez más, y le recuerdan a él o la Virgen (cuya personalidad más profunda ha sobrevivido intacta a los efímeros romances de la juventud) que la madurez trae consigo el deber austero y la responsabilidad. «YO ANALIZO», dice Virgo a la defensiva, mientras se esmera por alcanzar la perfección. Ahora el alma en desarrollo se ha convertido, por primera vez, en un adulto, que se siente frustrado porque lo obligan a ceñirse a las reglas y restricciones de la sociedad, pero que se somete mansamente, con innata cortesía. Estos hombres y mujeres han descubierto que para recibir lo que necesitan deben servir de alguna manera a los demás. La vibración de Virgo enseña que el individuo debe trabajar y ganar dinero, debe ser útil, para poder distraerse libremente. En esta segunda experiencia con el elemento Tierra, que también lo es con un comunicador mutable, los relojes y horarios asumen una gran importancia. El primer empleo es decepcionante. Las exigencias del trabajo o el estudio obligan a archivar las ideas y los ideales. Ahora no hay tiempo para soñar. El Virgo consagra todos sus esfuerzos a descollar en los estudios, a salir a flote en la feroz competencia del mundo empresario. El aprendizaje y la competencia son imperativos: la supervivencia se ha convertido casi en una obsesión. Las almas de Virgo, como los jóvenes adultos de carne y hueso que ellas simbolizan. ven muchas cosas criticables en torno, odian secretamente la pérdida de la inocencia infantil y no tienen ideas claras acerca de lo que les aguarda. ¿Acaso sólo es más trabajo, más estudio y más responsabilidad? De ser así, la vida es en verdad algo serio, que habrá que enfrentar lo antes posible con espíritu realista. Se hace tarde. En este nivel de Virgo, los defectos e imperfecciones humanos asumen una importancia exagerada. Porque, si Virgo no recoge una cosecha fructífera, ni ellos ni los demás podrán seguir viviendo. Estamos a fines del verano, a comienzos del otoño, y el frío invierno acecha a la vuelta de la esquina. ¿Por qué toda esa otra gente sigue riendo y jugando allí fuera? Virgo se inquieta y se preocupa, y se pregunta cómo podrá advertir a los irresponsables que la estación del placer se acerca a su fin. El corazón sigue siendo puro y está poblado de silenciosa esperanza, pero ahora la mente empuña las riendas. Los anteriores entusiasmos de Leo han sido sustituidos por la resignación y los ensueños silenciosos. El miedo a la dependencia genera en Virgo la obstinada determinación de no perder tiempo ni eludir deberes, con la conciencia siempre alerta y a la expectativa, con anhelos de progresar. Aunque regida nuevamente por Mercurio, el alma ya ha aprendido a no desperdigar las fuerzas vitales como lo hacía en el nivel de Géminis. Como la Virgen simbólica, Virgo se balancea sobre el filo de la conciencia, y pronto contestará a la estentórea llamada del auténtico regente de Virgo, Vulcano, que aún no ha sido «descubierto» por los astrónomos, pero que está suficientemente próximo al descubrimiento como para haber comenzado ya a irradiar débilmente su influencia pulsátil sobre todas las almas Virgo-Virgen. Las cualidades positivas de Virgo son la lucidez, el discernimiento, la cortesía, el comportamiento servicial, el espíritu práctico y la honestidad consigo mismo. Expresadas en su forma negativa se convierten en maledicencia, testarudez, timidez, pesimismo, complejo de inferioridad y bizantinismo. El alma Virgen ha llegado a su aspecto narcisista: recuerda a medias los fuegos candentes de la juventud, pero como aún no ha despertado sólo intuye vagamente la pasión que le aguarda, y que pronto le será revelada por Vulcano. Para los Virgo, el amor implica la entrega de la personalidad, un misterio que prefieren no resolver. Por tanto encauzan su energía hacia la preeminencia en el trabajo... y aunque estos seres brindan una mansa devoción, el auténtico significado del amor sigue latente en el corazón del Virgen.

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El misterio de amor de Libra

El alma en vías de desarrollo se aparta del sendero solitario de la autodisciplina de Virgo y se proyecta nuevamente hacia las fuerzas diurnas positivas, cuando la vibración de Libra la invita seductoramente a aceptar, por tercera vez, el desafío del liderazgo cardinal. En la conciencia de Libra, el alma ya ha madurado totalmente, y conoce el sol y la sombra. Mientras luchaba por alcanzar la madurez —lucha ésta que culminó en Virgo—aprendió que en el mundo (y en los seres humanos) existen la noche y el día, el bien y el mal, la oscuridad y la luz. Más allá de esto, a Libra lo consume la bipolaridad enigmática del macho y la hembra. La experiencia les ha enseñado a los hombres y mujeres Libra a juzgar equitativamente a sus semejantes. Hasta el nivel de Libra, el alma se preocupaba primordialmente por sí misma. Ahora su interés se expande para abarcar, por primera vez, la conciencia de que necesita relacionarse con otros seres humanos. Ahora el alma está pertrechada con las lecciones de cinco niveles anteriores, y se halla en condiciones de guiar con espíritu lógico y con fuerza. Libra se comporta con una amalgama de sabiduría compuesta por los conocimientos que adquirió al realizar una incursión por el AGUA y al experimentar dos veces el FUEGO, la TIERRA y el AIRE. «YO SOPESO», dice Libra, que se enorgullece de ver ambas versiones. Como la conciencia de Libra no soporta la injusticia, sus decisiones son difíciles y arduas. Nace un sentimiento de justicia social, y frente al prejuicio o la intolerancia, Libra entabla a menudo interminables discusiones, en las que emplea la fría lógica que aprendió en Géminis y aguzó en Virgo. Pero esta actitud es mitigada por una flamante conciencia del valor de la persuasión. Libra ha adquirido la cualidad de la simpatía, que según ha descubierto es un recurso seguro para triunfar, de modo que emplea sagazmente una voz melosa y una sonrisa deslumbrante para halagar a los demás y salirse con la suya. Libra tiene cada vez más conciencia de la belleza de la armonía... en la música, en el arte y en el romance. Como los Libra recuerdan inconscientemente su soledad de Virgo, experimentan el despertar de un profundo y primigenio anhelo de encontrar pareja. El alma de Libra, sentimental pero práctica, comprende instintivamente que necesita llevar a alguien a su lado, en el amor y los negocios, para equilibrar la vida y satisfacer el deseo de armonía del regente de Libra, que es Venus. Sin embargo, en el elemento Aire de Libra no es fácil encontrar pareja para el amor. Cuando se pesan y equilibran los vicios y virtudes de los posibles consortes en los platillos de la Balanza de Libra, a menudo se descubren carencias que generan la angustia de la indecisión emocional. Pero mientras tanto el hombre o la mujer continúa la búsqueda incansable de un ser con el cual compartir las alegrías y las penas. Algún día se disipará la estación tan amada del otoño, la primavera recordada con tanto cariño ha quedado muy atrás, y hay algo que Libra sabe: no deberá estar solo o sola, cuando llegue el invierno. Y así los Libra reaccionan ante la belleza del crepúsculo, tristemente, con la sensación simultánea de que, no obstante su magnificencia escarlata y dorada, anuncia la proximidad de otra noche del alma. Las cualidades positivas de Libra son la justicia, la inteligencia, la simpatía, la dulzura y el equilibrio emocional. Expresadas en su forma negativa se convierten en pereza, morosidad, indecisión, espíritu polémico, hedonismo y comportamiento temperamental. Para Libra, el amor es una unión de las mentes y los corazones, ni demasiado apasionada ni demasiado desapegada: un feliz término medio que se debe compartir equitativamente. Pero estas almas se hallan tan cautivadas por la belleza superficial del amor que no pueden sondear cabalmente sus implicaciones más profundas. Sólo comprenden que aman. Aún no se les ha ocurrido preguntarse por qué.

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El misterio de amor de Escorpión Al entrar en su segunda experiencia en el elemento Agua, el alma ahora madura recibe con beneplácito la oportunidad de meditar mediante un retorno de las fuerzas nocturnas negativas y femeninas de la conciencia de Escorpión. A nivel público, Escorpión es inmensamente capaz de cumplir con sus deberes ahora harto conocidos, en su condición de organizador fijo. A nivel personal, a Escorpión le inquieta descubrir que enfrenta por primera vez el portentoso misterio de su propia existencia. ¿De dónde ha venido? ¿A dónde va? ¿Por qué está aquí? Escorpión debe desgarrar el velo de la vida, a cualquier precio, para apaciguar su espíritu desasosegado, súbitamente emancipado de su anterior preocupación exclusiva por las necesidades terrenales, en tanto clama: «YO DESEO!». El alma de Escorpión sabe mucho... pero es más aún lo que intuye y todavía no puede definir. La vibración de Escorpión genera una necesidad tan apremiante de explorar lo desconocido que hay que sepultarla bajo profundas capas de manso raciocinio, pues de lo contrario consumiría la mente y devoraría el alma. Las lecciones muy presentes de la placidez y el juicio imparcial de Libra han determinado que Escorpión se cuide mucho de expresar opiniones a quienes podrían descalabrarlas. El fuerte instinto de supervivencia de Escorpión procede de un arraigado temor a que lo destruyan si no se pertrecha de antemano. Cada derrota que sufre Escorpión no hace más que reforzar la íntima convicción de que ante todo debe ser leal a su propia integridad personal. Porque Escorpión intuye que si pierde su personalidad, lo pierde todo. En el nivel de conciencia de Escorpión, el alma descubre por primera vez la relación que existe entre el nacimiento, la muerte, el sexo y la verdad religiosa. Escorpión sabe que, de alguna manera mística, todos estos elementos se hallan entrelazados. Por tanto, el sexo se convierte en algo íntimamente explorado con una pasión que no conocen quienes se encuentran detrás o delante de la etapa de desarrollo de Escorpión. Aunque Escorpión sólo confía en el amor después de que éste ha demostrado ser digno de semejante confianza, cuando se consagra a otra persona su lealtad es inamovible y eterna. Escorpión siente la necesidad vehemente de protegerse a sí mismo y de proteger a quienes ama de todo daño, y por ello se siente obligado a reclamar «ojo por ojo y diente por diente» como garantía de que no volverán a maltratarlos. Mediante la sutil influencia del planeta regente Plutón, el alma de Escorpión asimila la experiencia de la muerte a medida que desaparecen amigos y parientes, y esto acrecienta la necesidad de buscar aún más a fondo el conocimiento sepultado en el inconsciente silencioso. En tanto que el espíritu de Escorpión se remonta por las alturas como el águila, desafiando la gravedad, los deseos y las pasiones mundanas se intensifican y lo obligan a poner en tela de juicio su propia dignidad. Ultrasensible, pero ya capaz de disfrazar totalmente esta sensibilidad, Escorpión descubre ahora el poder asombroso de su propia mente, la voluntad silenciosa, y la emplea secretamente, para que los demás no aprendan a ejercitar el mismo poder sobre él... o ella. La conciencia de Escorpión es el período de prueba del alma. Las cualidades positivas de Escorpión son la lealtad, la fuerza de voluntad, el magnetismo, la amabilidad, la clarividencia y un autocontrol prodigioso. Expresadas en su forma negativa se convierten en crueldad, fanatismo, venganza, sadismo, recelo y autoaborrecimiento. Para los hombres y mujeres Escorpión el amor es una llama devoradora, digna de cualquier sacrificio... y deben triunfar sobre su desafío. Sexualmente desinhibidos, pero con temores emocionales y recelos mentales, se esfuerzan desesperadamente por fusionar las vibraciones físicas y espirituales del amor, con una extraña mezcla de erotismo y pureza. Sin embargo, la satisfacción del deseo no hace más que dejar al alma de Escorpión con la apetencia de algo más trascendente.

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El misterio de amor de Sagitario El alma en vías de desarrollo sale de la larga noche de la meditación de Escorpión y se vuelve nuevamente esperanzada hacia las fuerzas diurnas positivas y masculinas, en tanto une el otoño con el invierno mediante la conciencia de Sagitario. Ahora experimenta por tercera vez las vibraciones del comunicador mutable, y responde por última vez al elemento impulsivo del Fuego. En Sagitario, el hombre o la mujer se ha convertido en un filósofo escéptico, en un profeta renuente, que aún no conoce con certeza las respuestas definitivas al enigma de la vida. De modo que el Arquero indaga más a fondo, con lógica penetrante y candor embarazoso, para convalidar el aserto de Júpiter: «YO VEO». Ya es hora de que el alma tome conciencia una vez más de su propia dualidad. Sagitario experimenta el deseo compulsivo de explorar su propia mente y de tratar de desentrañar los secretos del comportamiento humano en la etapa filosófica del estudio avanzado. Sin embargo, una parte de esta alma aborrece los implacables requisitos de una educación cada vez más compleja y anhela hacer novillos y evadirse de la exigente escuela kármica de la vida. Él —o ella— se zambulle desde las alturas del supremo optimismo y de la fe ciega hasta los abismos del cinismo sarcástico. Primeramente frívolo y alegre, después serio y solemne, Sagitario es el Centauro, mitad hombre y mitad caballo, que enfila las aguzadas flechas de la curiosidad directamente hacia la diana del conocimiento buscado. La búsqueda sagitaria de la verdad transporta a esta alma por el laberinto del concepto religioso, virando del ateísmo descarnado al fanatismo espiritual, hasta desnudar el baluarte del dogma eclesiástico... que acepta o rechaza, parcial o totalmente. A veces Sagitario retoza como un payaso torpe, con una despreocupación irresponsable por el futuro. 'A veces medita seriamente, muy por encima de sus pares, y más allá de éstos. En la etapa sagitaria, el alma ha llegado al trance simbólico del retiro. Movidos por su planeta regente, Júpiter, los Arqueros ansían viajar, calentarse bajo soles extraños, ver y aprender de otros países, pueblos e ideas. Aunque se someten a regañadientes a las obligaciones del trabajo, el deber y la responsabilidad, esta restricción fastidiosa a la materialización de sus sueños los pone muy impacientes. Para encubrir su constante inquietud espiritual, los Sagitarios adoptan una pose histriónica, teatral, que les permite distraer a los demás con una mezcla de farsas divertidas y trágicas, mientras permanecen en condiciones de seguir aplicando su método de indagación socrática respecto de sus propias almas, detrás de sus máscaras. En este nivel queda poco tiempo para proceder con tacto, mientras Sagitario arremete para descubrir las verdades antes de que termine la «Vida». El otoño toca a su fin, soplan los primeros vientos invernales... y el clima estimulante invita al Arquero a tentar al destino, para demostrar que el hombre es más fuerte que la Naturaleza. Aún no se ha impuesto la reclusión propia de la estación invernal. Y por ello Sagitario disfruta de cada copo de nieve, mientras se interroga sobre su intención y su origen... y después los comprime en una bola que arroja sin aviso previo para derribar la solemnidad de las almas más circunspectas. Aunque intuye que le aguarda la «vejez», con sus prometidas recompensas de sabiduría y paz, el alma recuerda con demasiada nostalgia los tiempos despreocupados de la juventud perdida... la primavera y el verano... y no puede resignarse de buen grado a su madurez inevitable. Las cualidades positivas de Sagitario son el optimismo, el candor. la alegría, la lógica, la honestidad, la audacia y el entusiasmo. Expresadas en su forma negativa se transforman en la temeridad, la confusión emocional, la negligencia, la falta de tacto, la grosería y la inconstancia. Sagitario, que ha llegado a la edad intermedia simbólica del alma, debe descubrir el amor ahora... o lo perderá para siempre. Cuando los Arqueros buscan una pareja para todos los tiempos, se dejan cegar por el idealismo y el desafío del amor, y por tanto los hiere la realidad de éste, pues su indagación ansiosa aún no los ha llevado a buscar el amor donde en verdad se encuentra: dentro de sus propios corazones.

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El misterio de amor de Capricornio Ahora las ráfagas heladas del invierno se hacen más insistentes, y obligan al alma harta de experiencias a replegarse simbólicamente en el refugio del círculo familiar, y a someterse de nuevo a las fuerzas nocturnas meditativas, negativas y femeninas. En el nivel de conciencia de Capricornio, el alma siente por cuarta y última vez las poderosas vibraciones del liderazgo cardinal. Pero esta vez dicho liderazgo la conduce a través del elemento Tierra estable, desde una posición de fuerza en el interior del hogar, junto al fuego de la chimenea. ¿Por qué la Cabra habría de exponerse a las gélidas temperaturas exteriores, sólo para hacerse ver y oír... aplaudir y alabar? Las almas de Capricornio, que ahora están seguras de su capacidad y su derecho para asumir el mando, ya no sienten la necesidad de exhibir u ostentar agresivamente su poderío... para conquistar la adulación pública o la seguridad interior. En esta etapa, el alma ha aprendido que la auténtica paz emana de adentro. El título de líder implica una responsabilidad que hay que manejar con la mayor cautela posible, sin que la ejecución de lo que es obviamente el propio deber merezca un reconocimiento especial. Ahora los parientes (y sobre todo los padres) del Capricornio asumen una marcada importancia, para bien o para mal, porque ha llegado la «vejez» simbólica del alma... y junto con ella la conciencia de las prioridades de la vida, entre las cuales sobresale la seguridad de pertenecer al grupo. Las emociones del romance y las libertades de la juventud ya no son ni remotamente tan tentadoras para la Cabra como la comodidad y la satisfacción que uno encuentra junto con aquellos en cuyos cuidados puede confiar. Capricornio está preparado para comunicar la sabiduría de Saturno, trabajosamente acumulada, y también está bien predispuesto para ello, pero sólo cuando se lo pidan. Como las Cabras saben que es un desatino obligar a la gente a madurar prematuramente, sonríen con la benévola indulgencia de un abuelo cariñoso (cualquiera que sea su edad cronológica) ante las travesuras de quienes aún son jóvenes de corazón. Secretamente, el alma de Capricornio anhela renunciar al deber, pero ya está resignada a la certidumbre de que el idealismo puro no es práctico... y de que el entusiasmo espontáneo nunca puede sustituir a la experiencia. Muy consciente de los peligros de la acción impulsiva, el alma se ha hecho más conservadora... y la negativa de la Cabra a diseminar sus esfuerzos o a incurrir en sentimentalismos determina que quienes nacieron en los elementos de Fuego y Aire la acusen de frialdad emocional. Los Capricornio respetan la autoridad porque interpretan que la ley es necesaria para proteger los derechos y la seguridad humanos. Veneran tímidamente a los famosos y los triunfadores porque el regente de Capricornio, Saturno, les enseña a reverenciar el éxito, cuyo precio conocen muy bien. Aunque las almas más liberales puedan pensar que Capricornio es austero e inflexible, la vida también les ha enseñado a las Cabras su lado humorístico, y sus bromas sutiles están teñidas por la ironía de la existencia. Como los nuevos deberes saturnales que les impone su condición de consejeros de los necios descansan pesadamente sobre sus hombros, a veces intentan beber la última dosis de los raros placeres de la Vida, que aceptan serenamente, sin falsa vergüenza ni inhibiciones superfluas. Sólo después, cuando vuelve a imperar la influencia atemperante de la madurez, el Capricornio experimenta una vaga sensación de remordimiento y melancolía por haber sucumbido a la tentación de pasiones prohibidas. En la vibración de esta alma existe la compulsión de reconocer la necesidad de ser prácticos, como lo confiesa Capricornio: «YO UTILIZO». Pero la benevolencia espiritual atenúa la severidad de la adustez superficial que impone Saturno, porque la conciencia del Capricornio trae consigo la comprensión de los errores humanos, nacida de la sabiduría que asimiló durante diez etapas de los misterios de la vida... y del amor. Las cualidades positivas de Capricornio son la tenacidad, la estabilidad, la prudencia, la fiabilidad, la seguridad y la tranquilidad. Expresadas en su forma negativa se convierten en egoísmo, intolerancia, ambición despiadada, rigidez, esnobismo, depresión y soledad. Para Capricornio, el amor es un intercambio apacible y noble de satisfacciones personales. Las Cabras han aprendido cabalmente la valiosa lección de que el amor no se mide por el exceso de emociones. Pero como lo equiparan sólo con las exigencias de la necesidad y el deseo mutuos, aún no han experimentado la liberación de sus anhelos interiores.

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El misterio de amor de Acuario Al llegar a la iniciación de Acuario, el alma en vías de desarrollo siente que debe devolver a la vida mucho de lo que cosechó en el camino. Y así comienza una «segunda infancia» a nivel del Aguador, que vierte su conocimiento, resuelto a compartirlo, y ansioso por compartirlo, antes de abandonar este planeta para explorar el excitante mundo de lo desconocido en el más allá. Acuario siente por última vez como organizador fijo las conmociones de las fuerzas diurnas masculinas y positivas, en la experiencia final del desapegado e imprevisible elemento Aire. El hombre o mujer Acuario, que es un enigma para sus amigos y parientes, retoza de manera peculiar con los jóvenes de corazón, y decimos peculiar porque su sabiduría y experiencia entran en contraste directo con esta conducta liberal y excéntrica. En el pasado dejó relegados muchos misterios porque no tuvo tiempo para investigarlos. Ahora los Acuario deben saborearlos a todos, deben examinar todos los matices por arriba y abajo, a izquierda y derecha, de buena o mala gana. Les encanta dejar pasmados a quienes los rodean, y súbitamente toman conciencia de una inexplicable capacidad para atisbar en el futuro. Asombrosamente intuitiva y erizada de imprevistas vislumbres de imágenes telepáticas, el alma de Acuario examina a las personas y las ideas sin sentimentalismo, y descubre la verdad sin una lógica visible ni un esfuerzo identificable. En este nivel, el alma tiende a menospreciar la ley y la autoridad porque el espíritu vive realmente en el mundo del futuro. El Acuario sabe que tarde o temprano habrá que modificar y adaptar las normas rígidas de la sociedad actual. Por tanto él (o ella) no ve ninguna razón sensata para respetar lo que seguramente se transformará mañana en algo nuevo y diferente. Si es necesario sublevarse violentamente para implantar la tolerancia, la fraternidad y la comprensión, el Acuario piensa que el resultado será digno de semejante conflicto. Sin embargo, si bien los Aguadores postulan cambios para el mundo (y para sus amigos y familiares), ellos siguen fijos en sus opiniones personales, códigos privados y formas de vida, lo cual refleja la naturaleza contradictoria de su planeta regente, Urano. Ahora el alma ha adquirido un auténtico enfoque humanitario. Para el desprejuiciado Acuario todo ser humano es un amigo, cualesquiera que sean los valores personales de dichos individuos, porque el Aguador ha aprendido que él —o ella— está integrado dentro de la totalidad del género humano... y de la Naturaleza. Sin embargo puede descuidar las relaciones personales, porque estos hombres y mujeres corren en pos de un idealismo que está relacionado con el bienestar de la sociedad en general. Al igual que la era de Acuario, de la que ella es un reflejo, el alma imagina en esta etapa un futuro radiante y glorioso que sólo se podrá alcanzar si se demuelen las viejas costumbres y las ideas anacrónicas para abrir paso a la conciencia espiritual, mediante la embestida de la masa acelerada del Karma. Cuando la conducta de Urano ofende a los más conservadores, el Acuario individualista desecha su desaprobación con una carcajada. Los Acuario se sienten seguros merced a su conciencia intuitiva del futuro, responden «YO SÉ» a todas las preguntas, y después se niegan maliciosamente a explicar cómo lo saben... excepto a los niños, que entienden merced a su propia inocencia el estado inocente de sencillez al que el alma retorna en la vibración uraniana de la «segunda infancia». Las cualidades positivas de Acuario son la visión, la individualidad, la tolerancia, la cordialidad, el espíritu inventivo, la originalidad y el genio. Expresadas en su forma negativa se convierten en excentricidad, neurosis, desapego, distracción y negativa a cooperar. Para Acuario, el amor es una emoción autónoma y desprovista de egoísmo, que hay que explorar y disfrutar. El Aguador entiende la envergadura del amor e investiga todas sus dimensiones, pero lo derrocha negligentemente confundiéndolo con la amistad. La satisfacción física deja al Acuario emocionalmente vacío y aún anhelante, pues no comprende el misterio de la unidad con la pareja, la verdad última del amor. Ésta espera silenciosamente, en las sombras, que la descubran. Es el secreto custodiado por Neptuno, más allá de la comprensión de Urano.

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El misterio de amor de Piscis Así como el alma «nace» simbólicamente en la inocente irreflexión de Aries, así también «muere» simbólicamente —o deja el doloroso plano terrenal— para ingresar en la compasiva humildad y la sensibilidad mística de Piscis. En la etapa del signo solar Piscis, el hombre y la mujer en vías de desarrollo empiezan a comprender vagamente el secreto del tiempo como un eterno AHORA, capaz de ver (en distinta medida) el pasado, el presente y el futuro como una sola cosa. Esta es la tercera y última incursión del alma en el elemento Agua sensible —su cuarta y última vibración como comunicador mutable— y la última experiencia bajo las fuerzas nocturnas negativas y femeninas. En términos ideales, cuando el alma ha llegado a la etapa de Piscis, ha alcanzado el esclarecimiento espiritual en el largo viaje a través de los misterios del amor que ha experimentado en los once signos solares precedentes. Si no ha sido así, debe volver a las experiencias vibratorias de determinado signo solar del círculo astrológico, para aprender las lecciones que no asimiló en razón de haberlas pasado por encima con demasiada prisa en las anteriores etapas de encarnación. Pero cada uno de estos retornos comunica una nueva vulnerabilidad a la lección de ese signo solar... una nueva avidez interior por aprender su esencia positiva y desechar la negativa. Desde luego, algunas almas superiores o avanzadas resuelven volver a la Tierra, por su propia voluntad, después de haber llegado a la etapa de Piscis, para rescatar a quienes aún permanecen en las tinieblas. Sin embargo, aquí nos ocupamos de la obligación y la configuración del Piscis medio. En el nivel de Piscis, el hombre y la mujer han pasado al menos una vez por las doce etapas de iniciación, y muchos han tenido que remontarse atrás y volver sobre sus pasos centenares de veces en el curso de esta experiencia, porque Piscis es el más difícil de comprender y conocer a fondo, entre los doce signos solares. Generalmente esta hazaña no se logra la primera vez que se recorre la rueda de la vida, excepto cuando se hace un vehemente despliegue de deseo y voluntad, lo cual tampoco significa que la proeza sea impracticable. Pero éste es un camino que, hasta ahora, sólo han elegido unos poquísimos individuos. Por ello la astrología enseña que Piscis es un «alma vieja»... y ésta también es la razón por la cual no todo hombre o mujer Piscis es el paradigma de la gracia espiritual, y por la cual algunos nadan por aguas peligrosamente próximas a las llamas del Infierno de Dante. El Pez vive en dos mundos, y experimenta simultáneamente el cielo y el infierno. Merced a la sabiduría secreta de su planeta rector, Neptuno, los Piscis saben que la aflicción y la fealdad no forman parte del plan divino. Han vislumbrado la belleza de la verdad, y el fulgor de esta visión mística genera el anhelo de apartarse de las vibraciones negativas del plano terrenal. Por tanto Piscis elude a menudo la confrontación y la tensión y se evade por la ruta de las drogas, el alcohol, los ensueños diurnos, la creación artística, la elaboración de teorías filosóficas, la meditación o el retiro religioso. Los Piscis pueden convertirse en maestros, monjes, monjas, místicos, artistas, músicos, compositores, matemáticos abstractos y matemáticos muy intuitivos... o pueden optar por zambullirse en las aguas cenagosas del alcoholismo y la drogadicción, e incluso de la locura. Se trata de una vibración difícil y complicada para el alma, porque la experiencia de este signo solar está preñada de tentaciones para el hombre o la mujer Piscis. Como los Peces han «pasado por todo» en el nivel inconsciente, sienten una compasión natural por los problemas de quienes los rodean. El alma de Neptuno está íntimamente familiarizada con las vicisitudes de la vida, comprende las debilidades de la naturaleza humana, y por consiguiente tiende a apiadarse de las flaquezas del hombre y la mujer, en lugar de condenarlas. Ello explica por qué estas «viejas almas» se convierten tan a menudo en las receptoras de los secretos, tribulaciones, preocupaciones y aprensiones de todos los demás. Sin embargo, su instinto inicial consiste en volver la espalda a las complicaciones engorrosas, en todas sus formas. Sólo cuando el Pez encuentra el coraje necesario para enfrentar sus propios problemas con la misma sabiduría espiritual que suministra a los demás, se pueden sondear los misterios de Neptuno. Mediante esta «iniciación por la muerte» (muerte del yo humano) el alma se hace más condescendiente, más benévola, y adquiere la capacidad de entender mejor su auténtica relación con los Co-Creadores... a medida que Piscis afirma: «YO CREO». Para materializar la gloria y la verdad cabales del amor, el Pez puede recurrir, si así lo desea, a la inocencia de Aries, a la paciencia de Tauro, a la perspicacia de Géminis, a la percepción de Cáncer, a la nobleza de Leo, al discernimiento de Virgo, al criterio de Libra, a la agudeza de

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Escorpión. a. la honestidad de Sagitario, a la sabiduría de Capricornio... y al humanitarismo de Acuario. Pero a veces estos múltiples fragmentos de conocimientos y talentos secretos sólo sirven para confundir a Piscis, y lo impulsan a seguir el camino más fácil de la no resistencia pasiva. Las cualidades positivas de Piscis son la humildad, la compasión, la sensibilidad, la agudeza espiritual, la comprensión psíquica, la clarividencia filosófica y el potencial terapéutico. Expresadas en su forma negativa se convierten en timidez, aprensión, masoquismo, ociosidad, proclividad al embuste y falta de voluntad. Para Piscis, el amor implica una sumisión generosa del yo a los deseos de la persona necesaria para alcanzar la Totalidad. El Pez experimenta más placer cuando da que cuando recibe, se siente más feliz cuando sirve que cuando es servido. Sin embargo el enigmático Neptuno pone a prueba el alma de Piscis con la tentación de múltiples experiencias sexuales y románticas... flotando de un amorío a otro.

El receloso Pez se vale de este comportamiento promiscuo se convierte en un recluso romántico— para rehuir al peligro de que lo «pesquen» mediante un compromiso emocional profundo o permanente. Pero el hombre o la mujer Piscis que se resiste a la tentación de buscar sólo el placer del amor para evitar su dolor, recibe una valiosa recompensa cuando desentraña el misterio último del amor. Entonces él o ella vislumbra por primera vez, en el curso del cansador peregrinaje del alma, la auténtica pasión de fusionar en una trinidad la mente, el corazón y el espíritu, de lo cual resulta un raro éxtasis físico: la lejana promesa primaveral de un milagro, que el amor formuló en Aries, se cumple por fin en Piscis.

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Los planetas hemos librado una guerra prolongada y cruel mi alma gemela y yo perdidas y solitarias, ángeles caídos, desterradas de una brumosa, semiolvidada galaxia de estrellas atrozmente heridas por la dolorosa arremetida de Marte atrapadas en la red enmarañada de Neptuno conmocionadas y desgarradas por la súbita, tremenda violencia de Urano torturadas por los inteligentes embustes de Mercurio trituradas bajo el peso helado del severo, inflexible Saturno que prolongó cada hora transformándola en día .cada día transformándolo en año cada año transformándolo en eternidades de espera chamuscadas y casi cegadas por los estallidos de arrogancia y orgullo del Sol como Eva y Adán, inmovilizadas e inermes, en lo más hondo llorábamos... igualmente luchábamos con implacable furia trocando golpe por golpe... impulsadas por el redoble de las gigantescas, palpitantes pasiones de Júpiter tropezamos en el precipicio de la tentadora demencia de la Luna para caer, al fin, trémulas de miedo ante la amenaza del ominoso silencio sepulcral de Plutón consumidas por la pena inconsolable, y la desolación de la angustia ostentamos. . las heridas y cicatrices de la furiosa batalla yo y mi alma gemela pero ahora marchamos en sosegada paz con todos nuestros fragmentos dispersos íntegramente fusionados, cogidas de la mano... completando el círculo de la serpiente de vuelta en el arco iris piramidal del más radiante edén del mañana coronadas por la dulce Venus con la Victoria del Amor que no murió sino que sobrevivió a la noche de la búsqueda egoísta para aguardar el tierno perdón de la mañana y el amanecer de la comprensión*

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Su signo solar El término «signo solar» significa que si usted es, por ejemplo, Géminis, cuando usted nació el Sol ejercía su poderosa influencia a través de la ZONA DEL ZODIACO (no la constelación) llamada Géminis... desde el 21 de mayo hasta el 21 de junio inclusive (en todas las zonas horarias de los Estados Unidos durante las últimas décadas; con un día de diferencia, por ejemplo, en Greenwich, Inglaterra). Usted notará que las fechas que abarcan los períodos de los doce signos solares varían en función del libro de astrología que lee, lo cual puede confundir al profano. Esta variación se debe a que la mayoría de los astrólogos no quieren desconcertarlo con la información de que el Sol «cambia de signo» por la mañana, la tarde o la noche de un día determinado. Y entonces le «roban» ese día de cambio a un signo solar consecutivo y se lo pasan a otro... para emparejar las cosas. Esto no hace más que aumentar la confusión. Es muy agradable y fácil fingir que el período de cada nuevo signo solar comienza exactamente a medianoche. Pero no es cierto. Por ejemplo, si se exceptúan las variaciones de los años bisiestos, el Sol (tanto durante las últimas décadas como actualmente) DEJA Aries y ENTRA en Tauro en algún momento del 20 de abril, en todas las zonas horarias de los Estados Unidos (pero el 21 de abril en Greenwich, Inglaterra). Es importante que usted sepa que el 20 de abril contiene AMBOS signos. De lo contrario usted podría pasar toda su vida pensando que es un Toro, cuando en realidad es un Carnero. De modo que recuerde siempre que si nació en el PRIMER o el ÚLTIMO día de cualquiera de los períodos de los signos solares que enumero en este libro, deberá averiguar la HORA exacta de su nacimiento, más la longitud y latitud del lugar donde nació, para determinar si el Sol había «cambiado de signo» o no a esa hora y en ese lugar. El término «signo lunar» se refiere a la zona del zodíaco (no la constelación) por donde «pasaba» y ejercía su influencia cuando usted nació. El término «ascendente» (a veces llamado «signo naciente») identifica al signo del zodiaco que «ascendía» sobre el horizonte oriental en el momento exacto de su nacimiento. El ascendente depende del lugar de la Tierra donde usted nació (longitud/latitud de su lugar natal). Quienes deseen saber algo más acerca de estas cuestiones podrán consultar la lista de materiales bibliográficos que figura al final del libro. Una acotación acerca de los «nacimientos registrados en la fecha de una cúspide»: A menudo, quienes han nacido en una «cúspide» astrológica (aquel día durante el cual el Sol cambia de signo) dicen (y creen) que sus personalidades contienen las cualidades de ambos signos solares. E imaginan que esto se debe a que nacieron en una «cúspide». Por ejemplo, una persona nacida el 20 de enero puede pensar que a veces se comporta como capricorniana, y a veces como acuaria. Lo mismo vale para todas las «personas cúspides». Algunos astrólogos os dirán que ello se debe a que el «nacimiento en cúspide» determina que la persona así nacida exhiba los rasgos de ambos signos. En mi larga y variada experiencia personal como astrólogo profesional, me he convencido de que esto sencillamente no es cierto. En todos los casos, sin ninguna excepción, la persona que cree que su comportamiento refleja una combinación de ambos «signos solares cúspides», se comporta así porque su Luna o ascendente está en el «segundo» signo. Por ejemplo, la persona arriba citada que nació el 20 de enero por la mañana es un signo solar Capricornio. Si este capricorniano se comporta a veces como una Cabra... y en otras ocasiones como un Aguador de Acuario, ello siempre se debe a que la Luna o el ascendente del capricorniano estaba en Acuario a la hora del nacimiento... Y NO PORQUE HAYA NACIDO EN UNA «CÚSPIDE». Si una persona nacida el 19 de enero se comporta siempre esencialmente como una Cabra —y nunca como un Acuario— la Luna o el ascendente NO estaba en el «signo cúspide» de Acuario a la hora del nacimiento. Usted pertenece a un signo solar u otro. Su personalidad no puede compartir y no comparte los dos signos solares porque usted haya nacido en una «cúspide». Es cierto que cada uno de los tres «decanatos» de todo signo solar (cada signo astrológico tiene una envergadura de 30 grados y a cada «decanato» le corresponden 10 grados) confiere su propia variación a la cualidad del signo solar específico. Pero ésta es una cuestión

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aparte. Si usted es Capricornio, es Capricornio. No es un signo solar Acuario «parcial» por el hecho de haber nacido en una «cúspide». Si de vez en cuando siente que se comporta como un Acuario, puede estar seguro de que ello se debe a que la Luna o el ascendente estaba en Acuario a la hora de su nacimiento (o también es posible que sólo se imagine sus características acuarias porque lo ha impresionado exageradamente el error que repiten tan a menudo los astrólogos equivocados). Es posible que esta imagen le aclare más las cosas. El Sol que ejercía su poderosa influencia a través de la zona del zodiaco llamada Capricornio (por ejemplo), grabó las características de Capricornio en su personalidad cuando usted respiró por primera vez (al programar los miles de millones de células eléctricas de su cerebro más o menos en la forma en que se programa una computadora). Este proceso (que crea su signo solar personal) es una fuerza tiempo-energía. A falta de un vocabulario más preciso, el proceso es relativamente electromagnético. Entonces, para ayudarse a forjar una imagen, usted puede preguntarse si es posible que en determinado momento una luz eléctrica esté mitad encendida y mitad apagada. Por supuesto que no. Una luz eléctrica está ENCENDIDA o está APAGADA. No puede estar encendida y apagada al mismo tiempo. Tampoco el Sol puede ejercer (por razones análogas) su poderosa influencia a través de DOS SIGNOS simultáneamente. Cuando el Sol hace vibrar su fuerza a través de Capricornio, la hace vibrar a través de Capricornio. En el momento cósmico exquisitamente cronometrado (que en realidad se puede cronometrar en la Tierra en un lapso de minutos, utilizando los actuales medios astronómico-matemáticos), en ese momento en que el Sol «entra» en el signo de Acuario, pasa a irradiar sus poderosas vibraciones a través de Acuario, y ya no a través del signo de Capricornio. Y punto final. La luz no puede estar encendida y apagada al mismo tiempo. El Sol no puede estar imprimiendo al mismo tiempo las características de Capricornio y Acuario. Esto es imposible, tanto desde el punto de vista cósmico como desde el astrológico. La racionalización de la «órbita de influencia» utilizada por los astrólogos que hacen hincapié en los rasgos «combinados del día cúspide» no se aplica en relación con el signo solar. Sí se aplica en relación con muchas otras fases y facetas de la astrología (incluyendo la actual «órbita de influencia» de la era de Acuario) tales como los aspectos, etcétera, etcétera. Pero NO en el caso de un signo solar. En cuanto a la «Astrología 13», la humorada del astrónomo contra la santidad y validez de la astrología, no hagáis caso de ella. Por razones que no puedo detallar aquí por falta de espacio, este concepto de los «trece signos solares», con todas sus connotaciones, es completamente falaz. Os ofrezco la prueba última de ello, mitad en serio y mitad en broma. La Astrología 13 convertiría a la autora de este libro en un signo solar Piscis en lugar de un Aries. Todos mis amigos y parientes Os dirán que la hipótesis en virtud de la cual yo sería Piscis es tan falaz que termina por ser hilarante. Tampoco Nelson Rockefeller es un Géminis (en lo cual lo convertiría la Astrología 13) sino un Cangrejo de Cáncer hasta sus últimas consecuencias. Tampoco Billy Graham es un Libra (en lo cual lo convertiría la Astrología 13) sino un Águila de Escorpión hasta sus últimas consecuencias. Y esto es ESTO, queridos amigos y estudiosos de la astrología. ¡Lo dice un Carnero testarudo (y no un Piscis discreto y afable)! Amén. Os exhorto a no permitir que esta deliberada semilla de confusión, plantada por los astrónomos que desean enlodar la cuestión astrológica, crezca hasta convertirse en uno de los inmensos baobabs de tinieblas y falsedad negativa de los que nos habla el Principito.

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Períodos natales de los signos solares ARIES TAURO GÉMINIS CÁNCER LEO VIRGO LIBRA ESCORPIÓN SAGITARIO CAPRICORNIO ACUARIO PISCIS

20 de marzo al 20 de abril 20 de abril al 21 de mayo 21 de mayo al 21 de junio 21 de junio al 22 de julio 22 de julio al 23 de agosto 23 de agosto al 23 de septiembre 23 de septiembre al 23 de octubre 23 de octubre al 22 de noviembre 22 de noviembre al 21 de diciembre 21 de diciembre al 20 de enero 22 de noviembre al 21 de diciembre 21 de diciembre al 20 de enero 20 de enero al 19 de febrero 19 de febrero al 20 de marzo

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Combinaciones de los signos del amor

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ARIES

PISCIS

Fuego - Cardinal - Positivo

Agua - Mutable - Negativo

Regido por Marte

Regido por Neptuno

Símbolo: el Carnero

Símbolo: el Pez

Fuerzas diurnas Masculino

Fuerzas nocturnas - Femenino

-

La relación ARIES-PISCIS Incluso entonces tuvieron tiempo para formar una falange que habría sido difícil quebrantar si se hubieran levantado deprisa, pero esto era algo que las tradiciones les prohibían hacer... Un entrevistador de una agencia de empleos no tendría dificultades para identificar a estos dos signos solares, no tendría problemas para distinguir a un Carnero de un Pez. Bastan un poco de experiencia y unos conocimientos mínimos de astrología para identificarlos correctamente. ENTREVISTADOR: ¿Cuál fue el último lugar donde trabajó? ARIES: Fui jefe de producción en la editorial Parakeet, en el número 42 de la Calle 83 Este. ENTREVISTADOR: Entiendo. Pediré sus referencias. La editorial Parakeet, en el número 82 de la Calle 43 Este. ARIES: No fue eso lo que dije. Ha tomado la dirección al revés. ¿Es duro de oído o acaso pretende intimidarme? ENTREVISTADOR: ¿Puede darme su dirección actual, por favor? PISCIS: Claro que sí. Vivo en los Apartamentos McCall, en el número 7000 de la Sexta Avenida. ENTREVISTADOR: Está bien, voy a tomar nota. Me ha dicho los Apartamentos Bacall, en el número 6000 de la Séptima Avenida, ¿correcto? PISCIS: (visiblemente confuso) Bueno... esto, si a usted le parece que es un barrio mejor, supongo que podría averiguar si hay algún apartamento disponible... Acercaos a un Carnero y comentad: «En tu condición de Aries, probablemente eres una persona creativa», y el Carnero responderá: «¡Y qué lo digas! Estoy colmado de ideas originales. ¿Quieres que te exponga algunas?». Acercaos a un Pez y comentad: «En tu condición de Piscis, probablemente participas en algún deporte acuático, como el surfing o la pesca submarina», y el Pez responderá: «Bueno, no sé nada, pero... esto, ¿en cuál de ellos crees que debería participar? Supongo que podía aprender...»

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Acercaos a un Carnero y comentad: «Si sigues por el camino que llevas ahora, nunca te convertirás en un líder», y el Aries contestará: «¿Quieres que te pegue una torta?». Acercaos a un Pez y comentad: «Si sigues por el camino que llevas ahora, convertirás en un líder», y el Piscis contestará: «¿De veras? Caray, ojalá tengas razón».

nunca te

La pauta que aflora gradualmente en el caso del Carnero es de agresividad, a veces exagerada. La pauta que emerge gradualmente en el caso del Pez es de acomodación, también a veces exagerada. Aries, desde luego, es un signo de Fuego, y Piscis es un signo de Agua. Existe una diferencia marcada entre la agresividad de Aries y la acomodación de Piscis, y para asegurarme de que he dejado en claro la diferencia, daré otro ejemplo. Un Carnero se ha acercado al mostrador y ha pedido una pizza para llevar. DEPENDIENTE: De acuerdo. ¡Marche una pizza! ¿Cómo la quiere, con champiñones o con pimientos verdes? CARNERO: Ni con lo uno ni con lo otro. Con aceitunas negras y cebolla. Y cuide que no la quemen, como la última vez que estuve aquí. Ahora, un Pez se ha acercado al mostrador y pide una pizza, para llevar. DEPENDIENTE: De acuerdo. ¡Marche una pizza! ¿Cómo la quiere con champiñones o con pimientos verdes? PEZ: Bueno, veamos... ¿qué pide la mayoría de los clientes? DEPENDIENTE: Vendemos muchas con champiñones. PEZ: Champiñones. Llevaré la mía con champiñones. DEPENDIENTE: Por supuesto, yo, personalmente, prefiero los pimientos verdes. PEZ: Oh, bueno... esto, ¿podría cambiar el pedido por una pizza con pimientos verdes? DEPENDIENTE: CÓMO no, pero escuche... ¿por qué no la pide a su gusto? No se deje influir por mí. PEZ: Bueno... ¿pueden ser dos pizzas... una con champiñones y otra con pimientos? Ya veis que el Piscis es acomodaticio. Lo que tal vez no veáis, empero, es el cúmulo de motivaciones que se ocultan detrás de esto. A los bondadosos Peces realmente les encanta complacer a la gente, cuando pueden. A todos los Piscis les espanta el bochorno de un enfrentamiento abierto, y les disgusta que la atención se concentre sobre ellos. Pero también hay una razón más sutil por la que los Piscis son renuentes a comprometer una opinión personal: siempre están prevenidos contra los espías, porque le tienen pánico al «Hermano Grande». El hecho de que un extraño pase junto a un Piscis, en un aeropuerto, llevando una maleta con el monograma CIA o FBI, puede sumirlo en un terror nervioso. Intente convencerlo de que ésas son las iniciales de Charles Isidore Abernacky o de Frederick Bruce Israel. Vamos, inténtelo. ¿Qué madre judía le pondría a su hijo un nombre como Frederick Bruce? Algún día, confeccione una lista de sus amigos Piscis cuyos números de teléfono no figuran en la guía. Será interesante. Cuando un Carnero conoce a un Pez, supone que se encuentra ante un alma dulce, mansa y afable que el (o la) Aries puede zarandear de un lado a otro más o menos a su antojo. Lamento decir que esto es lo que el fogoso Aries intenta hacer a menudo con el acuoso Piscis. Pero el Carnero debería estudiar ciencias naturales... y la Biblia. Las ciencias naturales le enseñarán todo lo que hay que saber acerca de los elementos llamados tierra, aire, fuego y agua... y que el agua puede ser peligrosa para el fuego. Levantad tanto como os guste la llama de un encendedor, y después sumergidla en un vaso con agua. Un chasquido... pssssttt... y se apaga. Aunque el agua parece ser el más débil de los elementos, en realidad es el más fuerte. Unas pocas gotas de agua que caigan sistemáticamente sobre una roca durante un lapso suficientemente prolongado la desgastarán hasta reducirla a arena fina. Conozco a un casero Aries que aumentó impulsivamente el alquiler de un apartamento de New Jersey donde vivía una dama Piscis llamada Marion. Ella recibió la noticia dulcemente, con mansa sumisión femenina. Sin embargo, el casero ariano ha pasado los últimos ocho meses entrando y saliendo de los tribunales. Ella le envía notitas acerca de las cañerías picadas y cosas por el estilo (una gota por vez, obviamente), y él aún no ha podido aumentar el alquiler en un dólar. Antes de que termine el proceso,

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probablemente se lo rebajará. El secreto de la gran fuerza del agua consiste en la pasividad. El agua no resiste. Arrojad un guijarro al río, ¿y qué ocurre? El agua no se resiste al objeto que penetra en su mansedumbre. El Old Man River, como lo llama la canción, sencillamente se abre, devora el guijarro, lo cubre... y sigue su curso. El Nazareno asocia la fuerza de la poderosa pasividad del Agua con la personalidad humana. «No resistáis al que es malo», aconsejó Jesús, cuyo nacimiento, entre paréntesis, inauguró la era de Piscis, hace casi dos mil años. Los Peces reciben la influencia de la sabiduría misteriosa e infinita de Neptuno, y por eso pocas veces oponen resistencia a los Carneros más agresivos, impulsados por la fuerza ígnea del planeta rojo, Marte. A menudo, los arianos comprueban que los Piscis ejercen un efecto sedante, refrescante, sobre sus frustraciones inflamadas. Generalmente la asociación entre ellos los beneficia a los dos. Cada signo solar lleva, en la memoria kármica, las semillas de experiencias extraídas del signo solar que lo precede inmediatamente en la rueda astrológica de la vida... y a la inversa, se pueden aprender muchas lecciones de la naturaleza y las cualidades del signo solar que sigue inmediatamente al propio. Ésta es una configuración de signos solares 2-12, lo cual significa que Aries representa para Piscis la segunda casa astrológica, y que Piscis representa para Aries la duodécima casa astrológica. Traducido. Aries siempre simbolizará para Piscis, de una manera u otra, el dinero, ya sea en un sentido negativo o positivo. De algún modo, el dinero será una consideración vital y un tema frecuente de discusión entre ellos. Para los Carneros, el Pez representa muchos secretos, que Piscis generalmente oculta y no revela, con gran fastidio de Aries. O si no se fastidia, los dos pasarán mucho tiempo discutiendo secretos... o las aflicciones pasadas del uno o el otro. A veces, el síndrome del sigilo es beneficioso, pero podéis estar seguros de que, sea como fuere, el dinero y el sigilo formarán el cimiento, en diversas formas, de cualquier asociación entre el Carnero y el Pez, ya sea que estén implicados como amigos, parientes, socios, amantes o consortes. Los «secretos» pueden abarcar todas las disciplinas relacionadas con lo oculto, lo esotérico o lo metafísico, como la astrología, el hipnotismo, el viaje astral, la telepatía y otras semejantes. Tarde o temprano, estas disciplinas serán de interés recíproco para toda combinación Aries-Piscis, cualquiera sea el sexo, la edad o la relación de ambos, y lo mismo vale para todas las configuraciones de signos solares 2-12. Puesto que Piscis está detrás de Aries en la rueda kármica, el Carnero experimenta una tolerancia instintiva para con las debilidades del Pez, y de alguna manera entiende su comportamiento, aunque éste difiere inmensamente del suyo propio. Todo ariano ha experimentado espiritualmente la pasividad y la sumisión de la naturaleza de Piscis, y es por ello que Aries, en la encarnación actual, se inclina tan vehementemente hacia el extremo opuesto a la humildad del Pez: el ego. No obstante su impetuosidad, los Carneros guardan en el alma kármica el recuerdo de la experiencia de Piscis, tal como lo demuestran su vulnerabilidad oculta al agravio, y la rapidez con que es posible despertar la compasión y la generosidad arianas. Sin embargo, los Carneros no están dispuestos a arriesgar ningún masoquismo (abiertamente, por lo menos) en esta vida. Podría decirse que Aries comprende y aprecia la actitud de Piscis sin envidiarla, y sin condenarla. Los arianos ya han recibido su boletín de calificaciones en la escuela espiritual de Piscis, gracias, y prefieren no volver a ella. No les gustó mucho el maestro (Neptuno). Y lo mismo vale para todos los signos solares, en toda la circunferencia de la rueda natal, una y otra vez, hasta que se aprenden todas las lecciones necesarias y el alma puede graduarse y pasar del nivel de conciencia y existencia tierra-carne a otra conciencia más elevada y más individual. En razón de esta influencia 2-12, el Pez nunca dejará de mirar con respeto a Aries como si éste tuviera que enseñarle algo importante, y a diferencia de lo que hacen la mayoría de los signos solares en la relación con el signo que tienen delante, Piscis casi siempre está plácidamente dispuesto a imitar a los Carneros y a aprender de ellos. (El Agua es no sólo el más fuerte y poderoso de los cuatro elementos: también es el más sabio, y por ello es el más fuerte.) En general, entre el Carnero y el Pez existe una agradable compatibilidad, y ninguno de los dos manifiesta grandes deseos de inmiscuirse en la filosofía vital del otro, sino que en cambio prefiere complementarla. Sin embargo, hay momentos en que sufren algunos choques acalorados (Aries) o gélidos (Piscis). Al Carnero, muy franco, lo irritan las tácticas a veces escurridizas del evasivo Pez.

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Conozco a un Piscis de Colorado que una vez me comentó afablemente (los Piscis son casi siempre afables): «Bueno, ya sabes lo que siempre digo... promete lo que sea y después záfate del compromiso. Éste es mi lema». Los Peces confiesan sus pequeños defectos con inusitado regocijo. Este sistema de retractarse de un compromiso con la mayor naturalidad puede levantar, ocasionalmente, una barrera entre los Piscis y los Carneros muy rectos, ingenuamente veraces, que generalmente reaccionan con desembozado resentimiento cuando los Peces se alejan nadando solos, de vez en cuando, para intercambiar cn el océano secretos susurrados... o que pueden sentirse agraviados y abandonados si los Piscis se deslizan detrás de algún alga fresca para reconfortar sus almas fatigadas, sin dejar una estela que marque su paradero. Pero el bondadoso Pez no lo hace con mala intención. Desprovista de los duros cuernos del Carnero, y de la energía emocional, espiritual y mental de Marte, el alma de Neptuno no tiene otro recurso para protegerse de la lacerante existencia cotidiana en este mundo desapacible, del desgaste de los problemas de la vida. El lema de Piscis, «promete lo que sea y después záfate del compromiso», puede parecer falaz, pero ésta es una filosofía que mantiene jóvenes y tranquilos a los Peces... y los libra de caer en el diván del psiquiatra. También les permite conservar su energía, y gracias a ello pueden mantenerse suficientemente sosegados como para escuchar durante horas y horas los problemas ajenos. Igualmente. para los Carneros la impostura sigue siendo impostura.

Mujer ARIES Hombre PISCIS —¿Qué historia era ésa? —La del príncipe que no podía encontrar a la dama que calzaba la sandalia de cristal. —Peter —exclamó Wendy excitada—, esa era Cenicienta, y el príncipe la encontró.

No quiero destruir ningún ensueño en el que figure la sandalia de cristal, pero generalmente esta combinación funciona mejor cuando la chica es el Pez y el hombre es el Carnero. La mujer ariana necesita un varón resuelto, invulnerable, que tenga la agresividad indispensable para decir: «Cállate y escucha», cuando haga falta. Y tratándose de esta chica seguramente hará falta, de vez en cuando. Desde luego hay, como siempre, excepciones que confirman la regla astrológica. Por ejemplo, un hombre Piscis, con la Luna o el ascendente en un signo de Fuego, como Aries, Sagitario o Leo, puede poseer la combinación justa de autoridad fogosa y dulzura de trato que se necesita para transformar a esta fierecilla en una mujer mansa como un cordero. Bueno, quizá no tan mansa, pero sí más dócil y manejable de lo que sería en su relación con la mayoría de los otros hombres. Hasta cierto punto, esto es lo que ella busca y anhela en secreto: alguien que la controle firmemente (y la haga sentir femenina) en algunas ocasiones. Alguien que le permita mandar (la mitad del tiempo) y que sea el Príncipe tierno y encantador de sus sueños (el resto del tiempo, mucho o poco). Necesita un hermano grande y fuerte que la proteja, un compañero al que considere su par en inteligencia, un amante que la conquiste físicamente, un hombre sosegado que no intente aprisionar su personalidad briosa, ni dominarla. También la complacería que fuera poeta. Y desde luego, él debe estar dispuesto a defenderla lealmente de sus enemigos, e incluso debe estar ansioso por ello (hasta que ella los disculpe, circunstancia ésta en que deberá amarlos), así como ella lo defenderá de los suyos (tanto si él desea que lo haga como si no lo desea). Y veamos... sí, también debe admirarla y respetarla, y decírselo con frecuencia, y debe ser el tipo de hombre al que le gusta partir leña y reparar los objetos cuando se rompen (incluido el corazón de ella), y debe ser capaz de enfrentar una emergencia con aplomo y una crisis con mucho coraje. Debe tener, sin duda, una integridad impecable, y su lealtad sexual para con ella debe ser pura como un copo de nieve. (Pero no debe ser un felpudo, ni exageradamente modesto.) De ser posible, a ella le gustaría que estuviese compuesto por partes iguales de Rhett Butler, Robert Browning, Mohammed Ali, Mike Todd, Abraham Lincoln... y su santo favorito. Quizá con un toque de Charlton Heston, Warren Beatty, Jimmy Stewart, Mar_ Ion Brando y Steve McQueen, y apenas una pizca de

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Norman Mailer... si no es mucho pedir. En todas las Navidades de su vida, hasta donde se remonta su memoria, transcribió cuidadosamente su pedido en una carta a Papá Noel, pero éste no le hizo caso, y año tras año le dejó bajo el árbol toda clase de objetos inútiles, menos este regalo singular e importantísimo. (Podéis compadecer a Papá Noel por su problema.) Pensándolo bien, el hombre Piscis tiene tantas probabilidades como cualquier otro de estar a la altura de los ideales románticos de la chica Aries: Ninguna. Lo que significa que por lo menos parte en igualdad de condiciones. ¿Sabéis una cosa? Ciertamente el Pez no puede pedir mejores probabilidades que éstas. La chica Carnero es divertida y vivaz. Es bonita e impetuosa, desbordante de entusiasmo y chispeante y tierna y generosa... todo ello. Pero necesita que de vez en cuando la frenen, cuando su fuerza de voluntad marciana la induce a ser demasiado vivaracha y libre en perjuicio de su propio bienestar... o de la paz espiritual del hombre que la ama. Los hombres Piscis nunca son muy convincentes cuando dicen cosas como: «Cállate y escucha». El Pez está más en su elemento cuando lucubra sobre física abstracta o teorías matemáticas, cuando calcula la relatividad del tiempo respecto del espacio... o cuando recita a Tennyson. Es posible que el Carnero y el Pez se encuentren, se unan y se murmure recíprocamente palabras sentimentales al oído, dichosamente, durante toda una vida. Puede suceder. No a menudo. Pero puede suceder. ¿Qué se ha hecho de vuestra fe en los milagros? El hombre Piscis es más propenso que cualquier otro a creer sinceramente en el tipo de hechizo en el cual vive sumida toda chica Aries, y que toda chica Aries reclama románticamente. Ella lo adorará por esto. Ella confiará en los sueños de él, tendrá fe en sus visiones... y reaccionará (por lo menos al principio) con sobresaltos de excitación ante sus manifestaciones de sensibilidad y dulzura. Después experimentará una necesidad irresistible de defenderlo de quienes lo acusan injustamente de ser un soñador ocioso sin futuro. (¡Sencillamente tendrá incontables oportunidades de desahogar esta necesidad!) La mayoría de las personas han sido sometidas a un lavado de cerebro tan descomunal por el exceso de simplificación astrológica, que creen que todo Piscis es un candidato pusilánime a asociarse a Alcohólicos Anónimos o a participar en sesiones de terapia de grupo (terapia de grupo desnudo, dada la era en que vivimos). Es cierto que nació bajo un signo solar complicado y difícil. Cuando nació las estrellas presagiaron que tendría que abrirse camino en medio de una bruma de quimeras. También fue predestinado a enredarse en los pegajosos tentáculos de los problemas ajenos a medida que nadaba por la vida... haciendo todo lo posible por ocuparse únicamente de sus asuntos (que pueden ser aún más intrincados y confusos). El planeta que lo rige, Neptuno, parece encaminarlo constantemente hacia situaciones tan misteriosas, tan entretejidas con intrigas y verdades parciales que ni siquiera una tabla de escritura espiritista podría llegar al fondo de la maraña. Esto vale para los Piscis de ambos sexos. Discutidlo alguna vez con Ted Kennedy, Elizabeth Taylor, Jackie Gleason, Dinah Shore o Pamela Mason. Ellos también son Piscis y han estado allí. EN TODAS PARTES. Más de una vez. La chica ariana que se siente ofuscada por la naturaleza evasiva de su hombre Piscis debería preguntarse cómo reaccionaría ella si formara parte de lo que algunos astrólogos petulantes denominan «el basurero del Zodiaco». No es muy divertido cargar con el peso de saber que eres la corporización de todos los otros once signos solares. Y este hombre soporta el lastre adicional de los frecuentes pantallazos precognitivos que pueblan su conciencia. Para colmo, su compasión propia de Neptuno puede seducirlo y arrastrarlo a algunas situaciones que sólo se pueden definir como extravagantes. Esto lo obliga a ocultar tras una serie de falsas fachadas el hecho de que es el individuo más vulnerable de la ciudad. Dichas fachadas puede abarcar desde la excentricidad y el mal genio hasta la ebriedad... o un viaje psicodélico sin igual (y disparado de este mundo cruel). Pero muchos escritores creativos, artistas imaginativos y pensadores abstractos (como Einstein) también han sido Piscis, y han aprendido a manejar sus vibraciones de Neptuno. Este hombre puede optar entre una serie de corrientes, ¿sabéis? Esto les sucede a todos los Peces, cuando se apartan de los remolinos caóticos. El peligro implícito en una relación entre una mujer Aries y un hombre Piscis consiste en que los sexos tienden a mezclarse. El hombre Pez puede ser tan masculino, viril y musculoso como el que más. Pero también es demasiado sensible... para su condición de hombre. La mujer Carnero puede ser tan femenina, tierna y seductora como la que más. Pero también es obstinada, empecinada e independiente... para su

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condición de mujer. En razón de su tendencia instintiva a rehuir los conflictos, es posible que el hombre Piscis prefiera replegarse antes que enfrentar el Fuego de la chica Aries. Esto no le gustará a ella. Los Carneros se sienten impotentes, e incluso se encolerizan aún más, cuando los obligan a boxear con su propia sombra para zafarse de una desavenencia. El hecho de que no le hagan caso puede poner frenética a la ariana, y los Piscis son expertos en la técnica de la no resistencia pasiva. También es posible que a ella le disguste la renuencia de él a lidiar con los demás. Ella no entiende cómo una persona puede soportar tantas cosas sin inmutarse. Y él tampoco entiende cómo una persona puede estar constantemente alerta, luchando y atacando y contraatacando y derrochando tanta energía. La mansedumbre de él, llevada a extremos, puede hacer que ella pierda finalmente la paciencia y lo agreda con algunos comentarios hirientes y crueles que no reflejan sus verdaderos pensamientos pero que igual pueden lastimarlo profundamente. Prácticamente cualquier incidente de poca monta puede desencadenar una escena como ésta: PISCIS: La próxima semana exhibirán mis cuadros en la Exposición .de Arte del Museo. ¿Ves? Aquí está el programa. Dice: «Muestra especial de nuevas formas artísticas por Guan Aco». ARIES: ¿Hablan de un artista o de un animal? Ése no puedes ser tú. Tú te llamas Juan Lago. PISCIS: Supongo que no entendieron bien mi apellido, y quizá «Guan» es un error de imprenta. Me he estado preguntando qué es lo que haré... ARIES: No me digas qué es lo que harás. No me lo digas, déjame adivinar. ¿Vas a cambiarte el nombre, verdad? PISCIS: Bueno, no había pensado llegar tan lejos. ¿Crees que eso es lo que debería hacer? ARIES: Creo que deberías encarar al director de arte de ese museo y decirle: «Oye, lelo, habéis escrito mal mi nombre. Si no imprimís nuevos programas, retiraré mis cuadros de la muestra». PISCIS: Oh, no podría injuriarlo así. Tal vez se ofendería y entonces perdería la gran oportunidad de exhibir mis cuadros. ARIES: Bueno, si no lo haces, perderás la gran oportunidad de exhibirme como tu esposa. NO PERMITIRÉ QUE EN EL MUSEO ME PRESENTEN COMO LA «SEÑORA DE GUANACO», ASÍ QUE O ENCARAS AL DIRECTOR DE ARTE Y REIVINDICAS HOY MISMO TU DERECHO... O MAÑANA DESAPARECERÉ DE TU VIDA. ¿ME ENTIENDES? Él no se negará. Se pondrá de acuerdo con ella y partirá rumbo al museo. Pero es posible que no vuelva. Preferirá ser Guan Aco antes que una mosca atrapada en la telaraña de Marte. Por supuesto, éste es un caso extremo. Igualmente, ilustra los conflictos y obstáculos que hay que afrontar cuando se produce una inversión de los papeles dominador-pasivo entre dos amantes. Si existe un aspecto compatible Sol-Luna-ascendente entre sus cartas natales, su relación podrá funcionar en condiciones ideales. Ella tendrá suficiente Fuego para inflamarlo e impulsarlo a grandes logros, para infundirle fe en sí mismo y en sus sueños... y él tendrá la cantidad justa de Agua para aplacar y sosegar los temores de ella, para sumistrarle seguridad emocional. Sin embargo, con un aspecto In-minarlo o ascendente adverso entre sus natividades, es posible que enfrenten algunos problemas. Los hilos con los que está urdida la mujer Aries son más finos de lo que sospechan quienes sólo ven su confianza superficial. Es mucho más que una bola de fuego cargada de impulso. Es el éxtasis que experimentó al sepultar la nariz en la fragancia del ramillete de violetas que recogió en un rincón embrujado y umbrío del patio, cuando tenía tres años... es el gatito que vio morir arrollado por un tranvía... es un conjunto de cometas rojas y globos amarillos, y los días lluviosos de la infancia... es el bebé recién nacido que una señora le permitió coger en brazos en el autobús cuando tenía nueve años y cuando representó su papel personal de Madona... es el chisporroteo de la nieve bajo la farola callejera que ella confundió sinceramente con un puñado de diamantes... es la zurra que su maestra de cuarto grado le aplicó durante el recreo con una paleta de madera, delante de toda la escuela... es el amanecer que alguien olvidó... la canción que alguien recordó... Es su primer chapuzón de barriga en la piscina, cuando se esmeraba desesperadamente por perfeccionar un salto con entrada de cabeza... y es algo más. Es el poema que el hombre Piscis intentó escribir, pero no pudo completar íntegramente... aunque podría completarlo, si dejara que ella lo ayudase a escribir el último verso. La relación sexual entre ellos será la eterna y hermosa atracción recíproca entre la actividad explosiva y la fría inmovilidad. Pero también puede ser la atracción que un conquistador potencial ejerce sobre una víctima potencial, si existen graves desavenencias planetarias en sus respectivos horóscopos. Sin embargo, con intercambios planetarios favorables en sus natividades, el Carnero y el Pez pueden disfrutar de una química

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interpersonal excepcionalmente feliz y capaz de sobrevivir a las reyertas periódicas o a los sentimientos heridos. Sus enfoques filosóficos de la vida pueden ser distintos, pero sus metas románticas son idénticas. Ambos buscan desesperadamente una experiencia sexual muy intensa... y ambos son sentimentales e imaginativos. Al expresar su amor mediante la unión sexual, pueden materializar sus respectivas fantasías secretas, pueden refugiarse en su propio mundo quimérico privado, y pueden cerrarle la puerta al resto del mundo. El Piscis que desea enseñarle a la chica Aries a flotar plácidamente en su estanque debe tomar la decisión de ser franco con ella en todo, y después debe cumplirla. Su afición a guardar secretos y a decir verdades a medias para no ofender sus sentimientos (los de ella o los de él), es algo que esta mujer no soportará jamás. Ella coloca todas sus cartas sobre la mesa, y no puede confiar en un jugador que esconde algunos ases en la manga. A menos que el Pez esté dispuesto a ser cien por ciento veraz con ella, en todo sentido, será mejor que se busque otra compañera para el póker. Si algún día él descubre que no puede ocultarle nada, ni siquiera sus sentimientos más íntimos, y que está obligado a confesarle todos sus anhelos secretos... es porque la ama. Éste es el primer signo de capitulación del hombre Piscis. No es, empero, una garantía de que capitulará hasta el fin y llegará al matrimonio. Este hombre es muy renuente a asumir las complicaciones del compromiso emocional y legal. Por lo que a él concierne, lidiar con el primero ya es suficientemente complicado, sin necesidad de cargarse con el segundo. La definición del matrimonio que da habitualmente Neptuno es: «una amistad íntima, reconocida por la policía». Eventualmente tragará el cebo y se dejará recoger con el sedal, pero forcejeará menos en la red conyugal si la mujer Aries simula que aún tienen un amorío que la policía no reconoce. Conozco a un hombre Piscis de carne y hueso, .que vive y respira en California, y que sustituyó .a la familia por una gata siamesa (el Pez típico le teme a la responsabilidad familiar tanto como al fisgoneo del Hermano o la Hermana Grande, a los inspectores del fisco, a la CIA v al FBI). El Pez de la Gatita tiene un lema que repite a menudo: «El serrín para gatos es más económico que los pañales». La chica Carnero deberá hacerle creer a su Pez que sólo se hallan implicados en una unión emocional, y nada más, aun después de que estén formalmente casados (ella nunca deberá emplear delante de él el término «casado», al que basta cambiarle una s por una z para darle una acepción muy distinta). Si esta ficción hace que se sienta más romántico, feliz y libre, ¿por qué no permitirle vivir la quimera de su soltería? Es posible que él alterne entre dejarla y volver una vez más, sin saber muy bien cómo convencerla de su devoción. Pero lo único que ella desea es que la amen y la comprendan, que nunca la interroguen... que la acepten tal como es. En verdad, esto también es lo que él desea. Los únicos dragones que se alzan entre Aries y Piscis son, por un lado, las ilusiones de Neptuno que sustenta él, ilusiones que, para él, son realidad... y, por otro lado, la realidad marciana de ella, que es, por cierto, una ilusión. A ello se suman los endriagos menores de la pasividad de él y la impaciencia de ella... y sus naturalezas recíprocamente sensibles, vulnerables. Ningún extraño podrá ayudarlos matando a esos dragones y endriagos. Deberán matarlos desde dentro. Así se hace siempre en los cuentos de hadas. Por lo menos en los que tienen un final feliz.

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Hombre ARIES Mujer PISCIS Los muchos caballeros que habían sido niños cuando ella era niña descubrieron simultáneamente que la amaban, y todos corrieron a su casa, excepto el señor Amado, que cogió un coche y llegó primero, y así la conquistó. Puesto que ningún hombre es más masculino que el. Carnero, y ninguna mujer es más femenina que el Pez, estos dos nunca llevarán la lacra de las confusiones respecto de su identidad sexual. Se trata de un auténtico apareamiento, en todos los sentidos de la palabra que podáis imaginar. Cuando un hombre Aries y una mujer Piscis se enamoran, la madre Naturaleza luce una sonrisa de aprobación. En el mejor de los casos, la relación hace aflorar todo el heroísmo deslumbrante de Aries y toda la tierna devoción de Piscis. Estos dos son Romeo y Julieta de carne y hueso. En el peor de los casos, puede hacer aflorar el sadismo latente de Neptuno. Aun así, si él disfruta cuando representa el papel de Amo-Despóticode-la-Mansión, y a ella la hace feliz representar el papel de la Niña-Desamparada-en-la-Nieve, ¿quiénes somos nosotros para estropearles la diversión? Recuerdo muy bien la velada que pasé con unos amigos míos, un hombre Aries y su esposa Piscis, en West Virginia. Después de que hubieron metido a sus siete hijos en la cama, el apuesto Carnero rodeó a su bella chica Pez con un brazo protector, y sentenció enfáticamente: «Mi mujer no anda por el mundo corriendo en pos de una carrera y asociándose a clubes. La tengo embarazada en verano y descalza en invierno... y así no se mete en líos». Cuando me disponía a alcanzarle a mi amiga un pesado cenicero de bronce para que se lo arrojara a la cabeza, observé algo muy extraño. Ella le sonreía con un talante de absoluta adoración y pura veneración. No tengo la menor duda de que se internarán juntos en el crepúsculo, mucho después de cumplir sus bodas de oro, cogidos de la mano como novios, y él continuará siendo alto y robusto, y ella continuará siendo frágil y estando descalza. Casi hace llorar, ¿verdad? Para mí fue una experiencia tan traumática que al día siguiente fui a comprarme cinco pares de zapatos nuevos, que oculté bajo la cama. Cuando mi amiga Piscis me confesó su curiosidad, le contesté simplemente: «Bueno, se acerca el invierno, sabes, y es posible que quiera salir corriendo cualquier mañana a las cuatro para comprar el periódico o algo». No creo que me haya entendido, pero me sentí más segura. Aries y Piscis no son compatibles, en general, durante mucho tiempo (sobre todo si viven en Alaska, donde a ella se le podrían helar los pies), en la medida en que él lo sería con un signo de Aire o Fuego... o ella con un signo de Tierra o Agua. Básicamente son muy distintos. Pero para decirlo con las inmortales palabras de los franceses: Vive la difference! Es posible que esto baste para atraerlos al principio. En cuanto a la transformación de la atracción elemental en una relación estable, hay muchas probabilidades de que lo logren si la Luna o el ascendente de él está en Piscis, Cáncer, Escorpión, Tauro o Capricornio... o si la Luna o el ascendente de ella está en Aries, Leo, Sagitario, Géminis o Acuario. Antes de que la chica Piscis se case, su teléfono suena constantemente, con las llamadas de una sucesión interminable de hombres que le piden citas. A ella le resulta tremendamente difícil optar entre Tom, Dick y Harry... porque aborrece ofender a Bill, John y Bob. De todas maneras en realidad amaría a Jack, si pudiera olvidarse al menos de Roger. La vida está llena de frustraciones. Como la de decidir con quién se ha de casar... o si ha de permitir que más o menos media docena de ellos la protejan de la pobreza y el hastío, pagándole el alquiler y llevándola a esquiar a Sun Valley. Cosas por el estilo. Quizá le presten sus autos, uno que otro Porsche, BMW o Saab. La vida es muy dura. El Movimiento de Liberación Femenina no conmueve mucho a las Piscis. La propaganda en favor de la igualdad de derechos le entra a Neptuno por un oído y le sale por el otro. La Piscis piensa que todo depende de aquello respecto de lo cual deseas liberarte. Ciertamente es así. ¡Amén, hermanas! (Y hermanos.) Después de que se case, su teléfono seguirá sonando aproximadamente cada diez minutos durante todo el día y la noche, pero ahora se tratará de sus vecinos, parientes y amigos, que necesitan de alguien a quién puedan confiarle sus tribulaciones, de un hombro sobre el que puedan llorar. Esta tendencia a convertir su hogar en una clínica terapéutica le provocará a su marido ariano algunas pataletas marcianas. Ella debería escuchar sus problemas. Constantemente. Excepto en los días festivos, que él dedicará a descansar, o a dormir... o a irse de juerga con sus camaradas.

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La chica Pez es una confidente exquisita. Fue así como reclutó a todos sus admiradores, a partir de la escuela primaria. También es deliciosamente humilde, y comprensiva, y así es como cae en su propia red de Neptuno. Cuando la mujer Piscis intuye, finalmente, que el ego dominante del hombre Aries que ama está sofocando su individualidad, generalmente no protesta en voz alta, ni entabla una discusión vehemente al respecto. Aunque se sienta muy desesperada, lo más probable es que siga sonriendo... pero con una expresión ausente en los ojos. Cuando él pierde la paciencia y la increpa por una nimiedad, ella normalmente no contraataca. Se limita a parpadear unas pocas veces, y bosteza. Pero el bostezo puede ser un alarido silencioso. Cuando el Pez parece flotar a la deriva y soñar, cuando sus sonrisas son ambiguas y su atención divaga, el Carnero debe preguntarse si tal vez ha descuidado las necesidades de ella para ocuparse exclusivamente de las suyas propias, cosa que es muy fácil que haga, aunque nunca intencionalmente. El ariano rara vez tiene conciencia de su egoísmo ocasional. De todas maneras, es más desconsideración que egoísmo. Está tan absorto en vivir-ser-hacer en todo momento, qué no se toma tiempo para mirar en torno. Cuando le hacen notar que ha sido grosero o desconsiderado, se muestra invariablemente sorprendido y abochornado... y compungido. Nunca se propuso ser cruel o insensible. Nadie puede ser tan sentimental, bondadoso, absurdamente generoso y encarnizadamente leal en el amor, como el ariano. Pero la pasividad propia de Neptuno no sólo puede estimular el egoísmo desconsiderado y chovinismo latente de él, sino que también puede cegarlo e impedirle ver el daño que le ha causado a ella. Si lo nota, es muy probable que se disculpe locuazmente, y que se comporte como un perfecto ángel (hasta que vuelva a distraerse y haya que recordárselo nuevamente). Así que no se lo puede culpar de todos los males. La mujer Piscis debe aceptar que por lo menos la mitad de la responsabilidad de su propia desdicha recae sobre ella misma, y debe preguntarse si no ha abrazado con demasiado fervor el papel de mártir.

No es muy necesario analizar detalladamente su relación sexual, como lo hicimos en el caso de las otras combinaciones, porque, como se desprende de los datos astrológicos enunciados al comienzo de esta sección, está claro que se trata, en el sentido sexual, de la perfecta unión Romeo-Julieta, Tarzán-Jane. El resultado, en el contexto de su intimidad física, no es difícil de adivinar. Ella no sólo será sensible a todos los estados de ánimo, deseos y anhelos de su amante, sino que los descifrará y satisfará casi antes de que se hayan formado. A cambio, él le brindará agradecido un excitante testimonio de su fogosidad marciana y un afecto muy tierno (a juicio de él). Ninguno de los chicos que le telefoneaban y le prestaban sus BMWs podría haberla preparado, emocionalmente o de otra manera, para el tipo de pasión que bulle en el corazón del Carnero, una vez que éste ha hallado a la mujer que puede considerar totalmente suya.

Esto nos trae al tema de la infidelidad sexual y romántica (tema al que siempre llegaremos finalmente en todo capítulo dedicado a Aries). La chica Pez no es coqueta, entendedlo bien, pero lo que sucede, veréis, es que... bueno, los hombres coquetean con No es promiscua, sino que sólo piensa que lo más hermoso de la condición femenina es el hecho de despertar la admiración de los hombres. En cuanto al Carnero, él tampoco pertenece a la categoría de los playboys. Pero no le enfadará que el sexo opuesto le tribute de vez en cuando un poco de veneración, que él utiliza para sacar brillo a su ego. Piensa que esto forma parte de la condición masculina. Nada de esto debería generar verdaderos conflictos entre ellos, y sin embargo es probable que los genere, porque, si bien la chica Piscis suele entender a su hombre y confiar en él, Aries nunca pone tanto énfasis en la libertad de su pareja como en la suya propia. A juicio del Carnero, sus encuentros informales con otras mujeres son inocentes. Los de ella son sospechosos, e implican obviamente maniobras intencionadas encaminadas hacia un acto concreto de infidelidad. Esto no es nada justo, desde luego. Será útil que ella comprenda que la actitud de él no descansa sobre el egoísmo romántico, sino sólo sobre sus sentimientos de insuficiencia, cuidadosamente ocultos. Puesto que la compasión de Neptuno influye sobre ella y la guía, es probable que comprenda su temor secreto y que actúe en consonancia. Tenga o no razón, el hombre Aries nunca tolerará a una mujer promiscua o infiel... y un solo desliz es mucho más que suficiente para él. Si ella no se esmera a toda hora por convencer a su hombre Aries, con todo su corazón, de que le pertenece sólo a él... la pobrecilla terminará en la fría, fría nieve.

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Juntad a dos personas totalmente distintas, y se amarán cada vez menos... o cada vez más? En el caso de Aries y Piscis, las que importan no son las diferencias que los separan. Lo que importa es lo que tienen en común: el temor a sufrir. La vulnerabilidad de ella está a la vista... la de él puede estar disfrazada por su valor y su impetuosidad marcianos, pero es tan auténtica y dolorosa como la de ella.

TAURO

PISCIS

Tierra - Fijo Negativo Regido por Venus (también por el planeta Pan-Horus) Símbolo: el Toro Fuerzas nocturnas Femenino -

-

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación TAURO-PISCIS Así fue cómo los tres aterrorizados descubrieron nítidamente la diferencia entre una isla de ficción y la misma isla trocada en realidad.

Sí, son tres, porque Piscis es un signo de dualidad simbolizado por los dos Peces, que nadan en direcciones opuestas. En un sentido, este símbolo representa la poderosa polaridad de las cualidades espirituales y humanas de Piscis, que se disputan el control. En otro sentido, sugiere que los Piscis sienten la tentación de nadar sin esfuerzo aguas abajo. a favor de la corriente, en lugar de realizar el viaje más dificultoso, aguas arriba, rumbo a las montañas del esclarecimiento. Los Piscis aspiran a trascender los límites del conocimiento terrenal, porque nacieron bajo un signo de Agua, y Neptuno (su planeta regente) les proyecta en el alma la luz de las vibraciones espirituales del Universo. El drogadicto, el alcohólico, el genio y el santo Piscis buscan todos lo mismo. Lo que los separa es la magnitud de la experiencia que cada uno de ellos consigue extraerle a la vida. Tauro puede prestarle una gran ayuda a Piscis para que éste obtenga la experiencia en condiciones prácticas, mediante la realidad de lo tangible. Sin embargo, mientras no se conozcan mejor, es posible que el Toro piense que el Pez es un ser lelo que nada en ilusiones acuosas, con la cabeza embotada, persiguiendo vanas quimeras. El Pez puede pensar que el Toro es un animal peligroso, que pisotea el maíz, con la cabeza llena de ideas obstinadas, persiguiendo el vil lucro. Vil porque la mayoría de los Piscis consideran (por lo menos subliminalmente) que la palabra dinero es una obscenidad. Odian tener que concentrarse en la forma de ganarlo, conservarlo, gastarlo, distribuirlo, administrarlo y ahorrarlo. Se sentirían mucho más felices si algún otro manejara el flujo del dinero y se ocupara de suministrarles alimentos, bebida, sueños, billetes para espectáculos y conciertos, un par de sarongs, un crucero de vacaciones por las refulgentes aguas azules... dejándoles mucho tiempo libre para dedicarlo a inventos, creaciones artísticas e investigaciones científicas. Lo que sobre puede ir a parar a un orfanato, un refugio para animales abandonados, un fondo de ayuda para actores retirados, una organización ecologista, el fisco o lo que sea. El Pez típico no ve la necesidad de que el dinero excedente junte polvo bajo el colchón o en el banco.

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Normalmente, Piscis sólo se preocupa por el dinero cuando no lo tiene. Entonces se convierte en algo tremendamente indispensable para asegurar la continuidad de su existencia versátil, soñadora y multifacética. De lo contrario, fastidia al Pez. Inconscientemente, los Peces intuyen que toda la fortuna del hombre rico está volcada en papel. Todo el concepto del intercambio fiduciario desconcierta al Piscis medio, y cuando un Pez habla de dinero con un Toro (que entiende perfectamente el concepto de moneda) la conversación puede sonar como la del Principito de Antoine de Saint Exupéry, guiado por Neptuno, con un hombre de negocios taurino, que está atareado contando sus bienes, las estrellas, que considera suyas porque nunca nadie ha tenido el sentido común necesario para reclamarlas. —Quinientos un millones, seiscientas veintidós mil, setecientas treinta y una... Estoy ocupado en asuntos de gran trascendencia... —¿... eres dueño de las estrellas? —Sí... —¿Y qué haces con ellas? —Las administro. Las cuento y las recuento. Es difícil, pero soy un hombre que se interesa naturalmente por los asuntos de trascendencia... —Pero no puedes desprender las estrellas del cielo. —No, pero puedo guardarlas en el banco. —¿Qué significa eso?. —Eso significa que escribo la cantidad de mis estrellas en una hojita de papel. Y después guardo esta hojita en un cajón y le echo llave. —¿Y eso es todo? —Ya es bastante. Entonces el Principito suspira. —Es entretenido... pero no es un asunto de gran trascendencia. El Piscis típico sustenta ideas muy distintas de las del Tauro medio acerca de lo que se ha de entender por asuntos de gran trascendencia. Porque el Pez, como el Principito, viene de un planeta remoto, donde florece la rosa más bella de la creación, que él ha visto, y que ha amado con todo su ser, y que recuerda con ternura, y que echa de menos con mucha pena... y a la cual anhela volver. (O a quien anhela volver. El Pez varón o mujer que desea ansiosamente ese reencuentro no sabe muy bien cuál es el pronombre exacto. ¿Se trata de una persona? ¿O sólo de un concepto... de un ensueño?). El Piscis Cleve Backster, que nada y se desliza silenciosamente, casi discretamente, al estilo de Neptuno, entrando y saliendo de las páginas de este libro, de manera que nunca sabéis en qué capítulo va a asomar y agitar sus aletas, es ciertamente un ejemplo típico del desdén instintivo de este signo solar por las cosas materiales, En 1970, un editor neoyorquino de primer orden quiso contratar a Cleve para que éste escribiera un libro sobre sus trabajos mundialmente famosos con plantas, huevos, espermatozoides, yogur y todo tipo de vida celular, que prueban la génesis de la unidad: que todas las fuerzas vitales están conectadas entre sí y son inseparables. De pronto, a un asesor de la editorial se le ocurrió una idea innovadora, de su propia cosecha. Le pidió a un astrólogo profesional que calculara e interpretase el horóscopo de Backster, con la esperanza de que aquél revelara la magnitud de su fiabilidad y de su potencial como autor, para así reducir los riesgos del editor. Después el asesor visitó a Cleve en su laboratorio para hacerle conocer la horrible verdad. Silenciosa y tristemente, le entregó al Pez el informe astrológico pulcramente mecanografiado, para que lo leyera. Entre otras cosas, decía que Backster debía «estar siempre asociado a una organización circundante, pues no puede cargar toda la responsabilidad sobre sus hombros»... y que «su capacidad para los negocios es nula». «Siento mucho ser el encargado de traerle tan malas noticias —se lamentó el asesor—, pero pensé que usted debía saber lo peor.» Cleve agitó complacido sus orejas de duende, y su visitante se quedó atónito cuando le oyó responder «¡Esto es asombrosamente cierto! Coincide perfectamente con mi carácter. Siempre he sospechado que la astrología es una ciencia exacta, y ahora estoy aun más convencido. ¿Puedo conservar una copia de ese análisis, por favor?». El pobre asesor no salía de su asombro. Era obvio que Backster estaba auténticamente satisfecho. Pocos años más tarde, cuando Backster ya llevaba un retraso considerable pues aún no había entregado ni siquiera el primer capítulo del libro prometido sobre su obra, la editorial le envió una carta conminatoria, que Cleve contestó enseguida. «Recordad —escribió regocijadamente el Pez Backster—, que fuisteis vosotros quienes hicisteis analizar mi carácter al comienzo, y no yo. Nunca pretendí tener responsabilidad ni capacidad para los negocios». Conozco a un banquero Piscis, con un ascendente en Capricornio y un signo lunar Tauro, que se pasa el día contando escrupulosamente monedas de bronce y plata y billetes de papel, pero que frunce el ceño mientras

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cuenta, y se pregunta por qué sufre dolor de pies y asma. Veréis, lo que sucede es que en su condición de Pez es alérgico al dinero, pero las influencias terrenales no le permiten arrojarlo por la borda y alejarse nadando. También conozco a un músico Tauro, cuyo signo lunar y ascendente Piscis lo inducen a dejar propinas desmesuradas en el bar y a derrochar su dinero en el hipódromo. Pero cada vez que pierde, bebe unos gin tonic de más, para apaciguar su conciencia del signo solar Tauro, que se siente culpable. Es importante que seáis fieles a vuestro signo solar, cualesquiera que sean las influencias planetarias encontradas que tironean de vuestra psiquis interior, porque cada uno de los doce signos tiene su finalidad en el desarrollo del ser humano. Un Toro holgazán y despilfarrador es siempre un individuo inmensamente desdichado, así como un Pez circunspecto y mercenario es siempre un individuo patéticamente triste y neurótico. Si estos dos se asociaran, cada uno podría hacer lo que le naciera espontáneamente de dentro. Los Piscis podrían enseñarles a los Tauro sistemas más imaginativos para ganar dinero, e inculcarles la alegría de compartirlo con los demás, todo ello junto con el axioma de la Ley Universal infalible en virtud de la cual cuanto más das, tanto más rápidamente se multiplica esto. A la inversa, los Tauro podrían inculcarles a los Piscis el debido respeto a un mínimo de seguridad, es decir, que es prudente ahorrar por lo menos unos pocos dólares, aunque se repartan otros cien, para el caso de que trascurran unos días de escasez antes de que entre en vigor aquella Ley Universal. Es muy desagradable tener que sentarse en la esquina bajo la lluvia, mendigando con un bote de lata en la mano. Esta sola idea le produce palpitaciones nerviosas al Toro, y le pone los pelos de punta. Por supuesto, hay Piscis que, forzados por las circunstancias y por el recuerdo de la pobreza que pasaron en su infancia, se preocupan y se mortifican pensando que deberán turnarse con el bote de lata, de modo que retienen unos pocos centavos, pero se aborrecen interiormente por ser tan avaros. Sin embargo, cuando dejan de retener, el dinero con el que sustituyen lo gastado brota como por arte de magia de los lugares más imprevistos. Si estos Piscis escucharan los dictados de su corazón, superarían el trauma del bote de lata y al mismo tiempo pondrían fin a su pobreza. Una diferencia extraña e interesante entre los Tauro y los Piscis reside en algo tan sencillo como sus nombres.. Muy pocos Toros tienen apodos, y cuando los tienen, generalmente no les gustan. Asimismo, el Toro típico se resistirá a la idea de rectificar legalmente su nombre, aunque éste sea muy ridículo. Es posible que sufra en su infancia, pero al llegar a la edad adulta ya se habrá convencido de que su nombre suena muy bien, y si alguien no opina lo mismo puede irse a hacer gárgaras. "¿Recordáis la historiá verídica de la señora Hogg, que llamó a sus tres vástagos Ima Hogg, Ura Hogg y Hesa Hogg? Puesto que nunca oí ni leí que alguno de los tres haya cambiado su nombre, sospecho que todos tenían signos solares. signos lunares o ascendentes Tauro. En cuando a Piscis, casi todos los Peces que conozcáis ya tendrán un apodo, o anhelarán secretamente tenerlo. Si después de un tiempo sus amigos no les hacen el favor, muchos Peces eligen su propio apodo. Una chica o mujer Piscis llamada Catherine acariciará la idea de trocarlo en Kathryn. El chico o el hombre Piscis llamado John, lo garrapateará Joshua, o contemplará la idea de cambiarlo legalmente por otro nombre más romántico, como Jonathan. Cualquier cosa con tal de hacer la vida más exótica y de ocultar su identidad a los fisgones que hurgan en tu vida personal. Piscis no soporta las preguntas directas, ni que lo obliguen a tomar una: .posición concreta. La naturaleza del Pez consiste en entrar y salir de las situaciones, y en contornearlas, con un deslizamiento fluido, para observarlas desde todos los ángulos y asimilar sus diversas connotaciones... o en alejarse silenciosamente de una controversia que agita las aguas circundantes y amenaza su equilibrio. Las evasiones sigilosas no se han hecho para Tauro. Éste enfrenta lo que hay que enfrentar, con valor liso y llano, y se queda tercamente plantado donde está, hasta probar que tiene razón. Si no consigue probarlo, después de muchos esfuerzos, vuelve sus robustas grupas y se va, pero no con un deslizamiento fluido. Marcha pesadamente hacia su punto de partida, con su opinión inicial fuertemente apretada entre sus brazos, contra su pecho carnoso. Esto es más o menos lo que sucede cuando estos dos se enzarzan en una discusión. Pocas veces llegan a un acuerdo satisfactorio o definitivo. Pero pueden compensar con sus risas el tiempo perdido. El Toro tiene un sentido del humor vivo, delicioso, absolutamente maravilloso. No se trata de una comedia brillante, crepitante, sofisticada, de ingenio cáustico, sino de un humor cálido que emana de la realidad pintoresca de la vida cotidiana, como el que se derrama de El violinista en el tejado. Como el muy espabilado y a veces superinteligente Pez tiene un fino instinto para valorar el humor, de alguna manera, entre sonrisas, olvidarán sus diferencias o las resolverán mediante la transacción entre sus elementos Tierra y Agua, que en la astrología, como en la Naturaleza, son esencialmente compatibles. Como dijimos en otra parte de este libro, el Agua enriquece la Tierra, y la Tierra acoge al Agua, pero una combinación infortunada de los dos puede producir lodo o arenas movedizas. Puesto que ésta es una configuración vibratoria 3-11, el encuentro entre el Toro y el Pez casi nunca es fortuito, o un «encuentro de primera encarnación». Como todos los individuos de la

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configuración de signos solares 3-11, el Destino guía a estos dos para asegurar la devolución, el intercambio equitativo de la devoción o el daño que se tributaron o se causaron el uno al otro en encarnaciones pasadas... unas veces la primera, otras el segundo, pero más a menudo una combinación de ambos. Así como aquellas personas cuyo día de nacimiento (sin incluir el mes o el año) suma 4 u 8 estarán estrechamente asociadas a la vida de otras personas 4 u 8, les guste o no, sea ello agradable o desagradable... así también quienes se encuentran bajo la influencia de esta configuración de signos solares comprobarán que no están en condiciones de elegir cuándo se encontrarán ni cuándo se separarán. No tienen opción. Existe una atracción magnética que los une, para completar el equilibrio de acción v reacción, bajo la dirección de los mismos ángeles supremos... el supraconsciente de cada uno. La numerología y la astrología son hermanas o hermanos, como prefiráis, pues el parentesco entre estas dos artes y ciencias es una de las pocas situaciones que no ha sido inicialmente rotulada como masculina por los cerdos machistas. ni posteriormente impugnada y trasmutada al sexo femenino por las cerdas feministas. Elegid pues lo que más os plazca.* Los Tauro y los Piscis tendrán, como todas las otras personas influidas por la configuración 3-11 (y también como todas las nacidas en un día que suman 4 u 8), abundantes oportunidades para vivir felices y en armonía durante su actual existencia en común, si están dispuestos a aceptar las responsabilidades y los deberes recíprocos de sus anteriores obligaciones kármicas, o sea, los aspectos frecuentemente tensos de su asociación, así como las fatigosas cargas del otro. Las recompensas para quienes asumen estos deberes sin quejarse son, empero, muy grandes. Un ejemplo de una inexorable configuración de signos solares 3-11, Tauro-Piscis, que incluye la luz y las sombras del indispensable sacrificio recíproco... y del éxtasis recíproco... es la predestinada relación entre el poeta Robert Browning (Tauro) y la poetisa Elisabeth Barrett (Piscis). Hay otros miles, millones de ejemplos, incluyendo, por supuesto, el del Toro y el Pez que leen este capítulo. Básicamente, Tauro y Piscis son tolerantes con sus respectivas debilidades. Pero Tauro está muy preocupado por la necesidad de enfrentar la realidad... incluido el ocasional Toro Maestro-Avatar que de cuando en cuando transita entre nosotros (sí, también ahora), como el muy Tauro conde de St. Germain, alquimista singularmente ilustrado y esotéricamente esclarecido. Estos Maestros específicos están aquí con el fin de enseñar que «la conciencia de la realidad» es indispensable para el desarrollo humano, aunque ellos mismos estén espiritualmente muy adelantados. Piscis tiene aquí una misión docente muy distinta. Todos los Peces son almas muy viejas, ya sea que naden río arriba o río abajo. Los Piscis han viajado por horizontes de belleza tan sobrecogedora que a Neptuno se le desgarra el corazón cuando vuelve a visitarlos en sueños. Y por tanto el Pez no soporta enfrentar la realidad, tal como ésta se presenta en Tierra. Ellos saben que el verdadero «pecado original» consiste en ver, en reconocer, la tristeza y la fealdad, cuando nuestros Co-Creadores sólo concibieron y manifestaron armonía y belleza. En su inconsciente, el Piscis oye el antiguo clamor de los monjes tibetanos cuyo cántico reverbera en el techo abovedado de sus monasterios: Éste es el mundo de la ilusión... éste es el mundo de la ilusión. Tauro, el Toro, considera que para lograr el esclarecimiento del alma y la salvación final es necesario reconocer un pecado de otra naturaleza. Por tanto, el Toro se siente constreñido a obligar al Pez a confesarse culpable de caer en el autoengaño y la fantasía. y a ver las cosas como son. El espíritu práctico de los Tauro vigilantes determina que los torrentes de visiones de Piscis, claros y refulgentes, vuelvan por la fuerza a la Tierra sustanciosa y estable. —Jonathan (Kathryn) no es tu verdadero nombre. Estás fingiendo y fantaseando nuevamente —lo regaña el Tauro, sin sospechar jamás que las lágrimas que derrama en ese momento el Piscis reprendido no las vierte por las trasgresiones de Neptuno a la realidad taurina... sino por todas las almas extraviadas y solitarias de este «mundo de ilusión». »¿Jonathan (Kathryn) no estás tremendamente compungido? —insiste el Toro. —Oh, sí... oh, sí —responde el Pez.

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Mujer TAU RO Hombre PISCIS A Michael la soledad le resultaba espantosa. por lo menos algo hiciera un ruido! —exclamó. Como respondiendo a su invocación, el estruendo más terrible que había oído en su vida desgarró el aire... y su rugido reverberó en las montañas.

Tanto el silencio como el rugido del Toro son una experiencia que conoce, tarde o temprano, todo «Michael» que tiene el Sol, la Luna o el ascendente en Piscis y que está asociado con Tauro. Pero esto vale, sobre todo, para el Pez de sexo masculino. Cuando la chica Tauro juega a las canicas románticas, dispara a ganar, y para quedarse con todas las de su rival. Pero cuando olvida su sentido común, termina jugando a la gallina ciega, y éste es un juego en el que podría perder, a menos que haga un poco de trampa y espíe por debajo del pañuelo ceñido sobre sus ojos. Esto es lo que le conviene hacer, si juega con un Pez. Seguramente él hará un poco de trampa, mirando por debajo de su venda, para ver a dónde podría llevarlo la relación. Si le parece que lo conduce al anzuelo de una unión permanente, es posible que se comporte como un mal perdedor y que huya antes de que lo atrapen. Pero éste no es más que un acto reflejo propio de Neptuno, y volverá. Quizás el instinto que lo induce a regresar lo esté guiando correctamente, porque una relación amorosa entre este hombre y esta mujer lleva implícitas muchas posibilidades de dicha perdurable. Al Toro y al Pez les gusta la paz y el silencio. Ambos son partidarios de no remover el avispero. ¿Para qué buscarse problemas? Ella opina que ya se nos presentan bastantes todos los días, espontáneamente, sin que los busquemos. El hombre Piscis asiente de todo corazón. A su juicio, si nombras los problemas, éstos te caerán encima en un santiamén. Así que- no los menciones donde la Señora Mala Suerte pueda oírte, o ésta abrirá sin vacilar la Caja de Pandora y no podrás culpar de ello a nadie más .que a ti mismo. Bueno, no es exactamente así. Rara vez los Piscis son los responsables de sus desventuras. El Pez se complica por naturaleza en las desgracias ajenas, porque es un excelente escucha. Otro elemento que estos dos signos solares tienen a menudo en común es el siguiente: después de tomar muchas precauciones para eludir las algas pegajosas (el Piscis) o los alambres de espino y las zarzas (el Tauro), ambos tienen muchas probabilidades de caer presa, igualmente, del desánimo, por su proclividad a la cavilación, y por sus tendencias pesimistas. Pero la chica Tauro es a menudo más paciente, y está más segura del desenlace final, que el hombre Piscis, interiormente sobresaltado. A ella no le importa montar una trampa para osos, con el fin de cazar algo o a alguien que desea, y esperar luego sin un murmullo de fastidio, tanto como sea necesario, hasta que se cierren los dientes. En verdad, incluso es posible que le guste esperar a las personas cuando se retrasan, porque esto le brinda la oportunidad de practicar su calma en situaciones de emergencia. Es bueno que tenga esta cualidad si piensa comprometerse en serio con un Pez, porque la mayoría de los hombres Piscis nunca en la vida han llegado puntualmente. A menos que tengan un signo lunar o ascendente Virgo, u otro más estable. Hay algunos hombres Piscis que llegan tarde al trabajo, al cine, a las citas con el dentista, a la fiesta de Nochevieja (generalmente porque empiezan a celebrarla en noviembre) y a sus propias bodas (a !as que a veces no llegan nunca). Tal vez el hombre Piscis se pregunte cuál es la verdadera imagen que tiene de él la chica Tauro. No le importa realmente, pero tal vez se lo pregunte. El Pez habitualmente no acumula muchos síntomas de ansiedad cuando está enamorado. O por lo menos no los acumula en la superficie. Es posible que se inquiete un poco por los gastos del alquiler, por el verdadero sentido de la vida, por lo que le reserva el futuro y por cosas parecidas, pero para Piscis el romance es un estado natural. Este hombre inteligente, afable, poético, si es un Pez típico, se siente muy cómodo en las aguas románticas, donde probablemente aprendió a nadar y zambullirse a una edad sorprendentemente temprana. La chica Tauro aún estaba suspirando con las películas de Deanna Durbin cuando él ya planeaba su primera seducción (o, lo que es más probable, estaba siendo seducido). El amor, o la plena realización de éste, es un fenómeno tardío para la mujer Tauro media, y quizá por ello lo aprecia y lo valora más que las mujeres nacidas bajo otros signos solares. Lo que determina que todo le parezca excepcional y excitante, ya se trate de la Navidad, del Día de los Santos Inocentes, o del primer beso, es la espera. Cualquiera que sea la imagen que ella tenga de él, espero que trate de entenderlo a mitad de camino. Y digo a mitad de camino, porque podrá considerarse afortunada si no la desconcierta totalmente desde el comienzo. El es tan totalmente distinto de todos los otros hombres que ha conocido en su vida, que no podrá

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dejar de sentirse secretamente excitada por su naturaleza misteriosamente esquiva, aunque normalmente ella no confía en una personalidad complicada o cambiante. Esto se debe a la poderosa vibración magnética 3-11 que existe entre ellos, una configuración de signos solares que implica un vínculo kármico y que es responsable del fuerte sentimiento compulsivo que existe en la relación. La mujer Tauro también puede sentirse muy atraída por ciertos hombres Escorpión, pero la atracción será primordialmente física. Cuando se trata de un hombre Piscis, el fenómeno es más profundo y no se explica tan fácilmente. Además, es harto evidente que el Pez necesita a alguien que cocine para él, que crea en él, que lo reconforte y lo ame, talentos todos éstos en los que la chica Tauro sobresale. Es posible que ella se deje llevar esporádicamente por la autocompasión y los presagios tenebrosos. Pero cuando retome su perspectiva, se someterá nuevamente a la mansa influencia de Venus y recuperará su antiguo comportamiento agradable. Cuando la mujer Tauro se muestra tal como es, está firmemente convencida de que todo se puede curar con una bañera llena de agua tibia, un tazón de sopa caliente, algunos razonamientos serenos y unos pocos chistes. Y esto se aplica tanto a los contratiempos triviales como a una tragedia de gran magnitud. Es posible que las complicadas depresiones del hombre Piscis necesiten una terapia más completa e intrincada, y menos prosaica, pero igualmente disfrutará de sus tratamientos. Ella ejerce una influencia innegablemente tranquilizadora y relajante sobre su espíritu cuando está alterado. Desde el punto de vista sexual, estos dos se entienden bien. El enfoque neptuniano que él tiene del sexo se puede describir en dos palabras: sensual y romántico. El de ella, también. Los dos están resueltos a captar todos los matices y tonalidades de la experiencia sensual que es posible conocer dentro de la envoltura carnal, de modo que probablemente existirá una excelente compenetración entre ellos en el plano físico. El hombre Piscis vive casi exclusivamente en su sistema nervioso psíquico y a través de él. En su comportamiento sexual, como en todas sus actividades, anhela evadirse a un cielo cada vez más distante... «a cualquier parte, a cualquier parte que esté fuera del mundo!». La chica Tauro «capta» instintivamente a través de sus sentidos. Tiene un carisma sereno, un aura sosegante, un tacto exquisitamente tierno, y un deseo instintivo de envolver al hombre que ama con un cálido afecto... y de consquillearlo con las tenues plumas del humor. Combinad esto con sus gangosos susurros de medianoche, con sus suaves curvas venusinas, y entenderéis por qué generalmente vibran al son del mismo ritmo emocional. Su propensión femenina a someterse mansamente a su hombre, sin tratar de dominarlo, satisface inmensamente al varón Piscis, que puede haber vivido algunas pesadillas románticas con mujeres más agresivas. Tauro y Piscis saben comunicarse claramente sus deseos recíprocos, así como satisfacerlos, de modo que su unión física puede implicar una bella experiencia de pasión terrenal y éxtasis extraterreno. Sin embargo, la felicidad plena de su convivencia dependerá de la especie a la que pertenece el Pez, o sea, si pertenece a la especie que se sumerge (por su propia voluntad) o a la que nada velozmente río arriba. Si es uno de los sumergidos, que acechan entre las conchas del fondo del océano con la esperanza de encontrar allá abajo el continente perdido de la Atlántida —o que quizá se limitan a meditar sobre una teoría científica abstracta en medio ¿le la paz fresca y verdosa— es posible que sea inmune a todas las sirenas, incluidas las más seductoras. Mejor dicho, a menos que encuentre una con dos poderosos pies sólidamente plantados en tierra firme, y dispuesta a apuntarlo emocional y financieramente hasta que él haga realidad su sueño. Tal vez una chica Tauro 'acepte desempeñar este doble papel durante un tiempo. Pero después se despertará la pausada cólera del Toro. Si él gravita durante un lapso exagerado sobre su paciencia con lo que ella interpreta como falta de sentido común y desprecio por la seguridad, tendrá uno de sus raros pero violentos accesos de ira, y cuando amaine el estruendo, el Pez ya habrá desaparecido silenciosamente. Pero ella no lo notará, porque una vez que esta chica toma una decisión, no mira atrás. Ha leído la historia de alguien que lo hizo, y que por su debilidad se trasformó en una columna de sal. Aunque se trate de un Pez activo, nadador, con aletas más fuertes y escamas más resistentes, es posible que ella tampoco comprenda su idiosincrasia, lo que le cuesta lidiar con las lágrimas y los infortunios y los sablazos de todo el mundo. El Pez puede ser prodigiosamente listo y creativo, en aguas claras. Pero si ella las enloda constantemente con su testarudez terrenal, y los demás las contaminan con las limitaciones que imponen a su tiempo y su compasión, es posible que él vaya a buscar el solaz de unos cuantos arco iris on the rocks en el bar de la esquina. Entonces ella empezará a poner mala cara o a enfurruñarse. Y éste es el principio del fin. La triple fórmula para destrozar el corazón de una chica Tauro abarca: promesas falsas, engaños y vagabundeos ociosos. La triple fórmula para curarlo abarca: sinceridad, fidelidad y fiabilidad. Si él lo

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recuerda, éste puede ser el principio del fin de su soledad. Si ella acepta que el Pez necesita períodos de contemplación solitaria para relajar sus nervios maltrechos, él siempre volverá a su serenidad, en busca de unos cuantos chistes, un baño tibio, un tazón de sopa caliente... y esos susurros gangosos de la medianoche. y éste puede ser el comienzo de un amor tan excepcional, y tan digno de la espera, como el Día de los Inocentes o la mañana de Navidad. Bajo la pasión que experimentan se encuentra el cálido cimiento de la vibración 3-11 de verdadera amistad... que nunca deja de profundizar el amor, cuando ha pasado la prueba del tiempo.

Hombre TAURO Mujer PISCIS Él era a menudo así cuando conversaba consigo mismo a bordo de la nave en medio de la quietud de la noche... Ella no era una chiquilla con el corazón destrozado por él; era una mujer adulta que le sonreía a todo, pero las sonrisas estaban humedecidas. ¿Recordáis cómo en vuestra infancia contemplabais a un mago, y os maravillaba la forma en que hacía desaparecer delante de vuestros ojos conejos blancos, rosas de seda y cintas de color? Al hombre Tauro que se enamora de una chica Piscis, y que no estudia la magia de la astrología, quizá se le presentará una oportunidad para revivir aquella experiencia. Es posible que ella tarde meses o años en dominar el arte del escamoteo. Y cuando lo domine no lo anunciará por anticipado, porque Piscis aborrece la idea de trabarse en una controversia enojosa o en vociferaciones y recriminaciones interminables. Es posible que suceda un día —o una noche— como muchos otros, en que ella dirá afablemente: —Querido, esta noche me han invitado a asistir a una lectura de poesías. ¿Quieres dejarme allí, ir al cine y pasar a recogerme más tarde? —No. No quiero ir al cine solo. —¿Entonces te gustaría venir conmigo, porque...? —No, no me gustaría. Sabes que no congenio con esas cuestiones místicas. —Esta bien. No asistiré a la lectura de poesías. Iré al cine contigo. ¿Te agrada mi vestido nuevo? —Es demasiado corto. Pareces una artista de strip-tease, a punto de bajar la última cremallera. Cámbiate, y baja el ruedo antes de volver a usarlo. —Sí, cariño. Lo haré. Pero todas usan... —Por supuesto. Y también todas están enloquecidas con el sexo y las drogas y los tumultos y las revoluciones y la liberación femenina. ¿Acaso eso significa que la mujer que amo debe copiarlas? —No, claro que no. Tienes razón, cariño. Sólo pensé... —No deberías pensar, porque es evidente que eso te revuelve los sesos y te confunde las ideas. Limítate a cumplir con tus funciones femeninas. Ven, o llegaremos tarde al... ¡eh! ¿Dónde estás? ¿A dónde te has ido? Ella ha desparecido, tan súbita y sutilmente como los conejos blancos, las rosas de seda y las cintas de colores. Finalmente se ha hartado de él: de su ceguera para con los delicados sentimientos de ella, de su negativa a hacer concesiones mutuas, de sus ideas obstinadas que no dejan margen para las transacciones. Quizá sólo partió sigilosamente para reflexionar a solas durante un tiempo, y volverá renovada, dispuesta a someterse nuevamente, si lo ama de veras. En todas las mujeres regidas por Neptuno hay una pequeña dosis de masoquismo. Pero también es posible que un día desaparezca definitivamente, sobre todo si tiene un signo lunar o ascendente agresivo... así que el Toro deberá prever esta posibilidad, ya que tiene tanto espíritu práctico cuando se trata de prepararse con anticipación para los contratiempos. Por supuesto, no todas las parejas Tauro-Piscis están tan desmedidamente polarizadas por la terca superioridad masculina de él y por la docilidad femenina de ella. Ésta es sólo una advertencia para el Toro y el Pez que tienen un aspecto Sol-Luna antagónico entre sus horóscopos. Si sus luminarias armonizan, pueden tener una relación amorosa excepcional y satisfactoria, porque son compatibles en muchos sentidos y se prestan un gran consuelo el uno al otro cuando la vida se torna demasiado estrepitosa y frenética para él... o demasiado escabrosa y fea para ella. Todo hombre valora el hecho de tener un oído comprensivo donde verter sus problemas,

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especialmente si está adosado a una mujer atenta, semejante a una geisha, con voz suave y modales afables. Pero dadas las peculiaridades de la naturaleza humana, cuando una chica es tan tolerante y comprensiva, todo hombre también procura salirse con la suya hasta donde puede. Ciertamente el hombre Tauro no es la excepción a la regla. Así que la chica Piscis que se enamora de un Toro enérgico debe reforzar su ego si quiere aprender el truco mágico que lo convierte en un adorado osito de juguete Tauro. Sin embargo, ella tiene una ventaja interesante. Detrás de su fachada dulcemente sumisa se oculta una mente muy ágil, espabilada y sensible. Ella lo pillará en el momento en que él menos lo espera, si cuando cree que podrá salirse con la suya lo que hace es flirtear con otra mujer, aunque es posible que lo perdone casi demasiado deprisa, por lo menos la primera vez. La tenacidad aprendida le resultará indispensable cuando él pretenda salirse con la suya a la hora de ahogarle los sueños y de acomodar la naturaleza fluida de ella a la rígida de él. No se trata de que todos sus conflictos sean producto del énfasis exagerado que él pone en la dominación masculina. Es posible que ella provoque algunos con su morosidad (oh, más tarde nos ocuparemos de esto...), con su evasividad exasperante (no sé exactamente a dónde voy, ni cuándo volveré; ¿es que tienes que controlarme constantemente?), con su discreción impenetrable (eso no te lo puedo contestar; por favor no te entremetas en mis sentimientos personales); su dependencia exagerada (no puedo decidir por mí misma qué hacer); o su falta de confianza en sí misma, acompañada por cataratas de lágrimas (no soy suficientemente guapa, ni suficientemente espabilada para ti). Él puede repetirle un millar de veces que a su juicio es perfecta, pero si se trata de una chica Pez con un Sol natal «mal aspectado» o un ascendente y signo lunar también mutables, igualmente seguirá preocupándose y dudando por dentro, y sospechará que él le sigue la corriente para conformarla. Al hombre Tauro le resultará más fácil entender a la chica Piscis si recuerda que ella no sólo refleja y devuelve todas las vibraciones emocionales de su entorno inmediato (incluidas las de él), sino que además las absorbe en su interior, como una esponja, merced a su compenetración espiritual típica de Neptuno. ¿Qué opinaría él si un planeta regente lo obligara a andar por el mundo enjuagando las lágrimas de todos los demás, embebiéndose en sus temores, reflejando y absorbiendo la gama íntegra de emociones, desde la hilaridad hasta la histeria? Esto dejaría a cualquiera un poco inseguro y tembloroso a ratos. Para que no cataloguéis a todo Toro como un tipo masculino rudo, implacable e insensible, os aconsejo recordar que el actor de cine norteamericano James Mason es un Tauro, y al mismo tiempo es el paradigma de la sofisticación y de los modales de salón más refinados. (Pero es testarudo.) Y para que no cataloguéis a toda chica Piscis como un sauce llorón, asustada y tímida, desprovista de espíritu agresivo, os aconsejo recordar que la ex esposa legal y actual esposa astral del Tauro James Mason, Pamela Mason, es una Piscis, y al mismo tiempo es el paradigma de la señora que no se deja pisotear, ni por los Toros ni por ningún otro, y que sabe muy bien lo que piensa. (Pero es afable, delicada y comprensiva.)

Una de las cosas que pueden perturbar al hombre Tauro es el criterio neptuniano que utiliza la mujer Piscis para enfocar la verdad. Para ella la verdad es lo que siente en el momento, y lo que siente en el momento siempre es vulnerable a la sugerencia y susceptible de cambio, a medida que las personas, la situación y el punto de vista lo diluyen o lo refuerzan. Piscis no ve la verdad como algo estático, sino como algo que se altera constantemente y que depende de muchas interpretaciones. El Toro ve la verdad como un hecho eterno e inmutable. Ahora bien, esto es lo que se llama polaridad de opiniones. ¿Quién tiene razón? En realidad, ambos la tienen, en diferentes circunstancias, y todo depende del tipo de verdad al que se refieren. Algunas verdades son universales y no cambian nunca. Otras son multifacéticas e individuales. Otras más se encuentran en un estado de fluidez constante, porque están relacionadas con los sentimientos y emociones que alimentan las personas en ese momento... o con la opinión pública que impera en esas circunstancias. Y algunas verdades, fundadas sobre hechos indiscutibles —por ejemplo: ¿Estabas en la ducha hace una hora?—, evidentemente sólo tienen una respuesta: sí o no. Puesto que en el cosmos todo es relativo, ¿por qué la verdad habría de ser una excepción? La pregunta acerca de la ducha se refiere al pasado inmediato. Las preguntas sobre hechos que conciernen a un pasado más lejano, como por ejemplo: ¿Lincoln fue asesinado? ¿Napoleón perdió su última batalla?, y así sucesivamente... entran en una categoría esotérica y metafísico-espiritual más profunda, que se relaciona con el problema abrumador del tiempo einsteniano. Si el pasado, el presente y el futuro son simultáneos, y no independientes, como sospechaba el «abstracto Albert», entonces, dado que uno puede modificar el futuro mediante actos del presente, ¿no podría cambiar también el pasado, mediante actos del presente? Este tipo de verdad corresponde al estudio de la meta-física, no de la física, y la respuesta yace sepultada en el enigma del «cuán atrás en el

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tiempo», y en el del uso del singular, como en: «¿puede uno cambiar el pasado mediante...?», y así sucesivamente. Pero éste es un tema demasiado complejo para seguir analizándolo aquí y ahora, y es demasiado profundo para un capítulo sobre compatibilidades, así que tendrá que esperar la confección de un próximo libro. Igualmente, he aquí un asunto interesante acerca del cual los amantes o consortes Tauro-Piscis pueden intercambiar opiniones. La verdad, en sus diversos estados y formas, no preocupará tanto a este hombre y esta mujer en la expresión sexual de su amor. Éste es un ámbito en el que la única verdad es el sosiego de la satisfacción que se suministran el uno al otro. A menos que existan graves discordancias luminarias entre sus cartas natales, u otras dificultades que deban superar en aspectos planetarios recíprocos, la armonía sexual entre el hombre Tauro y su mujer Piscis será un elemento de veracidad y belleza innegables: la fuerte atracción de la Tierra para el Agua, y viceversa. Sobre todo si la relación Sol-Luna entre ellos es fuerte y positiva, estos dos pueden vivir prácticamente en un mundo aparte, cohesionados por una comunión de los sentidos que supera todo lo que podría imaginar un signo de Aire o Fuego. Pocas experiencias humanas en las que se comparta algo son más reconfortantes que la demostración física de amor entre un Toro y un Pez que se han entregado el uno al otro, sin cuestionar su necesidad recíproca, y con el único deseo de satisfacerla. Lo que convierte su unión en una intimidad tan completa y apaciguadora no es la pasión explosiva de las parejas de otros signos solares, sino la ternura y 'el afecto singulares que se dispensan tan calurosamente y que reciben con tanta placidez. Siempre hay un atisbo de misterio que flota encima y alrededor de la relación sexual entre Tauro y Piscis, y generalmente estos dos se conforman con dejarlo como está, pues tal vez intuyen que si corrieran el velo del secreto silencioso mitigarían de alguna manera la emoción. Si él tratara de imponerle al amor de ella una forma definida, posiblemente el Pez se alejaría, o peor aún, se quedaría merodeando en torno, lo cual provocaría la cólera del Toro y despertaría sus instintos posesivos taurinos. Es posible que a ratos la mujer Piscis se sienta sola, cuando él está demasiado atareado o preocupado para compartir con ella lo que ella siente, y oye, y ve. Pero el Agua fecunda la Tierra, y la Tierra recibe complacida el Agua que penetra en el humus de la seguridad, así que ambos pueden desarrollarse merced a sus diferencias, al mismo tiempo que encuentran solaz en sus semejanzas... si ella le brinda suficientes señales sólidas y tangibles de afecto, y él le facilita su estabilidad para que ella pueda encontrar apoyo cuando sus ensueños se le escapan y sus añoranzas la afligen. Es posible que una noche estén fuera, juntos, marchando de regreso a casa desde algún lugar, y que ella levante la vista y susurre: —Escucha. Entonces él le preguntará: —¿Qué quieres que escuche? —¡A las estrellas! Escucha cómo asoman las estrellas... ¿no te parece que su sonido es maravilloso? En lugar de mirarla con el ceño fruncido, fastidiado y perplejo porque confunde la visión con el sonido, él debería estrecharla con más fuerza contra su cuerpo, y escuchar con ella. Porque la música que generan es bellísima... las estrellas cuando asoman, los copos de nieve cuando caen, los brazos que te rodean cuando te sientes inseguro... una sonrisa especial... y Piscis puede enseñarle a Tauro cómo oírla.

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GÉMINIS

PISCIS

Aire - Mutable - Positivo Regido por Mercurio Símbolo: los Gemelos Fuerzas diurnas Masculino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación GÉMINIS-PISCIS Cuando sus voces se extinguieron, cayó un frío silencio sobre la laguna, sucedido por un débil grito. «¡Socorro, socorro!» Dos pequeñas figuras golpeaban contra la roca. De nada serviría fingir que Géminis y Piscis son signos solares tan compatibles, por naturaleza, como las fresas y la crema, o como Oliver y Hardy. No todos, pero algunos de ellos, son tan incompatibles y tan hostiles como lo han sido a lo largo de los años los árabes y los judíos, aunque quizá no tan violentos. Sin embargo, así como la paz es posible —y cada vez más probable— entre estos enemigos tradicionales, también es posible un feliz compromiso entre Géminis y Piscis. Si existe entre ellos un aspecto Sol-Luna en trígono, en sextil o en conjunción, podrán entenderse muy dichosamente, siempre que Géminis consienta en nadar de cuando en cuando a través de las aguas de Neptuno para hacer compañía al Pez... y siempre que Piscis esté dispuesto a volar valerosamente, una que otra vez, junto a los pájaros de Mercurio. A pesar de ello, un signo de Aire nunca está totalmente cómodo en el elemento Agua. Siempre existe la posibilidad de ahogarse... así como a un signo de Agua le resulta un poco alarmante volar sin paracaídas. «¿Alguien podría colocarse por favor debajo de mí con una red, para atraparme si me caigo?» Puesto que ésta es una configuración de signos solares 4-10, si descubrieran un aspecto Sol-Luna negativo entre sus horóscopos, deberán recordar que la mezcla de aire con agua se debe realizar con cuidado, y no con negligencia. De lo contrario el resultado podría ser una niebla truculenta o incluso un smog peligroso. Es fácil entender cómo es posible que esto produzca un efecto desalentador o sofocante (o los dos) en el ámbito comercial, en el seno de una familia, en una relación amorosa o entre amigos. Indudablemente, es una experiencia desagradable sentirse desalentado (como Géminis puede serlo por Piscis) o sofocado (como Piscis puede serlo por Géminis). GÉMINIS: ¿Comprendes que cualquier cosa que digas será utilizada contra ti? PISCIS: No me importa. Eso me ha pasado siempre. GÉMINIS: Deja de compadecerte a ti mismo. ¿Te declaras culpable o inocente? Habla. Siempre callas. Eso se llama estar enfurruñado, y lo haces para fastidiarme. PISCIS: Oh, me declaro culpable, por supuesto. Culpable de ser humano, de tener necesidades y deseos humanos... incluso defectos humanos. ¿Estás conforme? GÉMINIS: Eso depende. Tienes más defectos que la mayoría de las personas. Careces de la facultad del razonamiento deductivo. Evitas las controversias, te pones taciturno y te niegas a discutir las cosas. Tu mente anda divagando. Ayer no me prestaste atención en tres oportunidades distintas cuando te pedí que hicieras algo, y sigues desentendiéndote de ello. Corres de un lado a otro escuchando los infortunios de los demás mientras tu propia vida se desmorona. Eres un masoquista y un moroso. Dejas todas las cosas importantes sin hacer, mientras andas persiguiendo pompas de jabón y oliendo flores. ¿Eso te hace feliz? PISCIS: ¡Oh, sí! Nunca nadie ha sido más feliz. Por favor cuida que el jurado, y también el juez, sepan cuán feliz he sido. GÉMINIS: No empieces a hablar del juez y el jurado. Ésta no es una audiencia judicial y tú lo sabes. Sólo estamos discutiendo.

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PISCIS: Lo siento... pero hablas como un acusador público. GÉMINIS: No nos apartemos del tema. Dices que eres feliz. Éste es otro de tus embustes de Neptuno. Es obvio que en este momento estás triste. Evidentemente deprimido. ¿Por qué ahora no eres dichoso? PISCIS: Porque no hago dichoso a nadie... ni siquiera a ti. (o...) PISCIS: Lamento someterte a un careo, y te ruego que me perdones, pero... bueno, no confío en ti. Te tengo miedo. ¿No te das cuenta de que tus palabras pueden lastimar cruelmente? ¿Vives totalmente ajeno al hecho de que a veces eres despiadado y exageradamente crítico? GÉMINIS: No más que otros. Sólo soy suficientemente elocuente como para enunciar mis pensamientos con claridad, y para comunicar mis sentimientos. No me callo todo, como tú. No soy hipócrita, como tú. PISCIS: Sí, es cierto. Eres inteligente. Manejas las palabras mucho mejor que yo. Incluso eres brillante, a veces. Muchas veces. Pero... ¿alguna vez has sido feliz? Quiero decir, ¿has estado contento contigo mismo, tranquilo? ¿Lo has estado? ¿Alguna vez? (pausa) GÉMINIS: Yo... esto, bueno... claro. Naturalmente. ¿Por qué me lo preguntas? PISCIS: Quería saberlo. ¿Qué significa la felicidad para ti? GÉMINIS: ¿La felicidad? ¿Qué significa para mí? Es... bueno, es muchas cosas que tú no entenderías. PISCIS: ¿Qué, por ejemplo? GÉMINIS: Por ejemplo, saber exactamente a dónde voy, llegar allí cuando lo tengo planeado... saber quién soy y qué quiero. PISCIS: ¿Quién eres? ¿Qué quieres? GÉMINIS: Tratas de confundirme, deliberadamente. Por consiguiente, me niego a contestar más preguntas. Hay algunas cosas en las que Géminis y Piscis se parecen. Ambos dan una impresión general de ser esquivos, de escaparse siempre de las manos, con un talento camaleónico para el camuflaje, tan difíciles de atrapar y retener como las luciérnagas (Géminis) y los pececillos (Piscis). Sus maniobras mentales y físicas (las de ambos) son rápidas, vertiginosas y evasivas, y primeramente reverberan en la luz delante de vuestras narices, y después desaparecen. ¿A dónde se fueron? Bueno, ¿a cuál os referís? El Pez acaba de meterse nadando dentro de su profunda naturaleza emocional, para protegerse de otras preguntas, de otros padecimientos... y el pájaro de Mercurio, por las mismas razones que el Pez, acaba de remontarse mentalmente hasta las nubes que se agolpan sobre vuestras cabezas. Habéis oído decir que los Piscis son almas muy viejas. Yo misma os lo he repetido, muchas veces. Es cierto. Lo son. Han pasado por el diluvio purificador de muchas encarnaciones, y lo entienden todo y a todos... excepto a sí mismos. El alma no puede llegar a la encarnación de Piscis si antes no ha aprendido, por lo menos una vez, las lecciones de los otros once signos solares. Como algunas almas permanecen en la experiencia de un mismo signo solar (o vuelven a ella) durante muchas vidas antes de asimilar el lado positivo de la esencia de dicho signo, ya veis por qué el Pez es un «alma vieja». También podéis entender por qué el Piscis enfrenta la más difícil de todas las pruebas kármicas. Porque es aquí, bajo la extraña influencia de Neptuno, donde las almas pueden deslizarse y resbalar, y olvidar algunas de las once lecciones aprendidas con tantos sacrificios, en razón de lo cual se ven obligadas, entonces, a volver a un determinado signo (como si debierais volver a estudiar gramática, cuando creíais haber aprobado la materia) o a renacer una y otra vez en la misma vibración de Piscis, hasta terminar de asimilarla. No es raro que los Piscis sean gente tan rara. Como grupo, parecen abarcar sólo santos y pecadores, y prácticamente no hay un peregrino normal entre ellos. Sí, la experiencia de Piscis es la más vulnerable, la más tentadora para los ángeles... la que tiene más probabilidades de producir un «ángel caído». .El Pez puede desempeñarse muy bien en la escuela de Neptuno, hasta que un día olvida casualmente la generosidad que aprendió mediante las encarnaciones de Aries, Sagitario y Leo, se convierte en un individuo mezquino... y cae. O vive una plácida vida de ilustración, hasta que una mañana (o noche), olvida, como un amnésico, la lección de la equidad de Libra y juzga cruelmente a alguien... u olvida la vagamente recordada paciencia de Tauro, y toma una decisión impulsiva que habrá de lamentar amargamente, demasiado tarde. Ser Pez no es precisamente divertido. A estos hombres y mujeres les exigen que sepan mucho. Todos deben ceñirse al código de honor kármico, y cualquier cadete de West Point os podrá explicar que el código de honor implica

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una prueba muy difícil para la virtud del individuo: es engañosamente liberal, pero inmensamente restrictivo desde el punto de vista espiritual y ético. Y por eso, los Peces flotan por el intrincado laberinto de su existencia, y a menudo buscan patéticamente su propia identidad. Cuando tienen una vislumbre de su auténtica imagen en el espejo de la vida, reaccionan al principio con terror, y después con incredulidad. Lo que ven es un ser divino, que a la humildad de Neptuno le resulta difícil aceptar. De modo que lo niegan, se ocultan de él, y finalmente lo eluden, refugiándose en la profesión de actor o en la música, y a menudo en la evasión de las drogas, el alcohol o la ilusión. Unos pocos se estabilizan en algún tipo de ambición mundana, en el entorno material, que es totalmente ajeno a la esencia imaginativa de Neptuno, y por tanto ésta no es, obviamente, su ruta hacia la felicidad. La mayoría de los Piscis, sin embargo (afortunadamente para el resto de nosotros), se refugian en actividades creativas. en los servicios públicos, la ciencia, la religión, la curación, la enseñanza... o en la consagración personal plena a los amigos, vecinos y parientes. Si el Pez no se entiende a sí mismo (o a sí misma), los Gemelos de Géminis están más que dispuestos a elucidar el misterio. Las personas regidas por Mercurio creen que pueden resolverlo todo, desmontándolo, estudiando cómo funciona y armándolo de nuevo. Pero después de practicar su frío análisis crítico de Piscis, a veces dejan las piezas esparcidas, y omiten volver a colocarlas tal como las encontraron. El Pez desmontado por Géminis puede revolcarse impotentemente durante años, mientras se esfuerza por recuperar su amor propio. Géminis se siente estimulado a despejar la confusión perpetua que flota sobre Piscis, utilizando la mente de Mercurio, filosa como una navaja, pero algunos Gemelos no pueden zambullirse a la profundidad necesaria para superar aunque no sea más que la barrera de algas marinas... como gallinetas humanas, que picotean la nada, incapaces de ver el fondo del océano o de calcular su profundidad. El Piscis más sagaz generalmente contemplará con indulgencia, si no con auténtico afecto, las piruetas a veces infantiles de los Gemelos. Si Géminis vive (como muchos Gemelos) en un reino encantado de quimeras, Piscis también lo visitará allí con mucho gusto. Pero Géminis suele analizar y rotular todos los reinos místicos, incluso mientras retoza en ellos, y esto le estropea toda la diversión a Piscis. Un sueño es un sueño... ¿por qué acercarse demasiado, y escudriñarlo con excesiva atención? Piscis no soportará los sondeos personales ni los interrogatorios tenaces del curioso Géminis. Si lo acosan con demasiada frecuencia, el Pez se irá nadando a otro río, u optará por el ardid más fácil del engaño, que puede oscilar entre la sutil evasión y el embuste cabal... que Neptuno justifica como una «simple» defensa contra la intromisión en la intimidad personal. A veces el hombre o mujer Piscis se vengará inconscientemente de Géminis, que lo obliga a reacomodarse sin cesar, y se negará a reaccionar vehementemente ante la exuberancia con que los Gemelos le comunican un nuevo plan o idea maravilloso. Este puede ser el comienzo del fin, porque Géminis no puede soportar por mucho tiempo que le salpiquen sus entusiasmos y raptos de inspiración con el pesimismo de Piscis, ni que se los enfríen con los paños húmedos de Neptuno. Cuando quieren. los Peces pueden prestar una ayuda reconfortante, con mucha fe y ánimo alentador. Cuando no quieren, bueno... puede llegar el momento en que el pájaro de Mercurio se encuentre en la rama, cantando solo. Hay algunas cosas que estos dos pueden compartir dichosamente, algunos aspectos en los cuales tienen una semejanza notable. Por ejemplo, en la valoración de la belleza. Supongo que la mayoría de nosotros no prestamos suficiente atención a la belleza, pero Géminis y Piscis tienen una clara conciencia del encanto transitorio de la Naturaleza, de la rotación de las estaciones, del amanecer y el crepúsculo, y ambos son generalmente propensos a bañar sus almas en el arte, la poesía o la música... en la palabra hablada o escrita. Piscis absorbe la belleza estáticamente, en silencio. Géminis sonríe, con temor reverencial y emocionado asombro. De alguna manera, la belleza hace converger al Pez y los Gemelos, forja un puente sobre el cual ellos pueden arrojar un rayo de sol, y llegar quizá cada uno al otro lado de su pareja. También se parecen porque es difícil conseguir que cualquiera de los dos preste estrictamente atención a lo que se les dice, o mire de frente a su interlocutor durante algo más que una fracción de segundo. Los ojos de Géminis son penetrantes, alertas, a veces burlones. Los de Piscis son tiernos, errantes, líquidos y están llenos de comprensión cuando se fijan en vosotros, cosa que no sucede a menudo. Los ojos de Géminis también se fijan sólo fugazmente, y después saltan incansablemente de acá allá, como los de un pájaro. La mente de Géminis y Piscis también deambula, como sus ojos, aunque por razones distintas: para separar galaxias. La razón por la cual los Piscis son tablas de resonancia tan formidables para el resto de nosotros consiste en que los Peces han pasado por todo, en un sentido kármico o espiritual. Han aprendido cómo apañárselas sin la atención y la adulación constantes. La fuerza de Neptuno, el arma de los Piscis contra los desencantos de la vida, consiste en saber apañárselas sin la una y la otra, y en no quejarse por esta carencia. Ello los hace más

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fuertes de lo que parecen, mucho más resistentes de lo que semejan ser. Los Peces están acostumbrados a que se desentiendan de ellos, aún antes de haber nacido. Sin embargo, los Géminis están habituados a que los escuchen y les presten atención desde que son párvulos bulliciosos. Lo cual nos trae a una de las principales razones por las cuales estos dos signos solares se unen, cuando ello ocurre. Géminis debe comunicarse, necesita expresarse, y el comprensivo Piscis casi siempre encuentra tiempo para escuchar con sincero interés tanto las angustias como las emociones de los demás. Géminis no podría sobrevivir sin un auditorio que valore la magia de las bellas retahílas de palabras de Mercurio. Y el Pez no podría sobrevivir sin sentirse necesitado. Pero es posible que después de un tiempo los Gemelos pierdan este inmenso don que le ofrece Piscis, si los delicados anhelos de Neptuno tropiezan con una indiferencia constante. Habrá señales. Indicios claros. Y cuando aparezcan, habrá que prestarles atención. El mejor momento para enmendar un error se presenta cuando éste es pequeño.

GÉMINIS:

¡Una revista acaba de aceptar el artículo que escribí! ¿No te parece una gran noticia? ¿Ves qué rojizas están las nubes allí? Recuerdo que mi abuelo decía que cuando el cielo está rojo por la noche, los marineros deben regocijarse, y que cuando está rojo por la mañana, deben alarmarse... GÉMINIS: ¿Has oído lo que dije acerca de mi artículo para la revista? PISCIS: Lo siento. Temo que no estaba escuchando. PISCIS:

Mujer GÉMINIS Hombre PISCIS Si cierras los ojos y tienes suerte, es posible que veas a veces un charco informe de bellos colores claros, suspendido en la oscuridad. Nunca ha habido un Pez que no se sintiera un poco inseguro acerca del lugar que ocupa en la estima de la mujer Géminis que ama. Ésta le dará abundantes oportunidades para sentir celos, o los que pasan por serlo entre los Piscis, aunque en verdad se trata de una variante bastante atenuada. Pero a él no le servirá de nada, porque la aparente veleidad de las Gemelas es incorregible. (Supongo que ya sabéis que toda chica Géminis contiene dos-mujeres-en-una. Empezó a flirtear cuando estaba en la cuna o cuando la empujaban en su cochecito: arrojaba besos a los desconocidos, sonreía a cualquiera que se fijase en ella, conquistaba corazones con sus luminosos y titilantes ojos como estrellas.) Esta mujer nunca crecerá realmente. Parece una chiquilla traviesa, encantadora, que llora cuando la regañan, que ríe alegremente cuando está satisfecha, que halaga y provoca y engatusa hasta que se sale con la suya... y no es difícil que obtenga lo que desea de un Piscis. Este es esencialmente un hombre bondadoso, afectuoso y tolerante, no demasiado exigente. Por supuesto, los Piscis pueden tener sus arranques de irritación y mal humor, y cuando abusan de ellos más allá de su límite de resistencia, se convierten en auténticos cascarrabias. Pero durante la mayor parte del tiempo, el Piscis está dispuesto a esmerarse por satisfacer las necesidades de ella. Es posible que se desconcierte cuando sus necesidades cambien a cada rato, junto con sus deseos y ensueños, pero igualmente seguirá esmerándose. En verdad, él tampoco es un modelo de estabilidad. Ninguno de los dos recibió una dosis generosa de esta cualidad en la cuna. El Pez se impacienta rápidamente después de lidiar durante mucho tiempo con las algas de los obstáculos y demoras, y en cuanto a ella... bueno, las mujeres Géminis sólo tienen una pizca de paciencia, o ni siquiera eso. Es innecesario aclarar que éste se convertirá en uno de los elementos que alterarán frecuentemente la placidez de su relación, típica de la configuración de signos solares 4-10. La paciencia es el principal ingrediente necesario en cualquier receta para lograr la felicidad y la armonía. Es posible que los ojos de un hombre Piscis parezcan extraviados. Los ojos de Géminis parecen buscar algo próximo a ser hallado. Cuando se trata de Piscis, Acuario, Escorpión y Géminis —los cuatro signos solares— los ojos reflejan la pauta de la personalidad y el cuño del alma. La mente de ella es como una casa de cristal desde cuyo interior contempla vida, con un panorama tridimensional en cualquier dirección hacia la que se puedan encauzar sus anhelos. Estas múltiples alternativas generan muchas manifestaciones en la personalidad exterior, pero sobre todo... versatilidad. Los

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estados de ánimo de la Géminis regida por Mercurio no se parecen a los océanos más profundos de los estados de ánimo de Piscis, regidos por Neptuno. Aquéllos son veloces como el rayo, mercuriales, y afloran en ella imprevisiblemente, como un cambio de la dirección del viento. La mente del Pez también parece una casa con muchas ventanas, pero sin cristales, ni persianas ni visillos para protegerlo de las estaciones... o de los caprichos de ella. El hombre Piscis es vulnerable y sensible, no sólo al trato que recibe de los demás, sino a los sentimientos y emociones de quienes lo rodean, cuyos problemas y síntomas asimila en su mente y su cuerpo. Ya veis entonces que en algunas oportunidades la relación con la chica Géminis, cambiante y frecuentemente alterada, que a veces proyecta dos emociones al mismo tiempo, puede ser bastante desquiciante para el hombre regido por Neptuno. Esta mujer nació chisporroteando energía mental y física como si se tratara de ondas sísmicas. Piscis nació cansado. No es raro que el Pez esté un poco cansado, en lo espiritual, si se toma en cuenta todo lo que ha visto durante sus muchas encarnaciones: todo el poder y la gloria, lo feo y lo bello, lo atrozmente innombrable... y lo estáticamente indescriptible. Es agotador. Sobre todo cuando sientes la tentación, mientras sueñas despierto, de compararlo con la actual existencia vulgar y mundana. Esto, por lo menos, lo entenderá su mujer Géminis. La necesidad que él experimenta de ver el mundo a través de un cristal de color suave hace vibrar una cuerda consonante en el corazón de ella. A ella también le gustaría que las cosas fueran distintas, más hermosas. Pero su naturaleza mercurial no rehúye analizar fría y claramente las cosas tal como son, mientras piensa en sueños cómo le gustaría que sean, en tanto que Piscis nunca quiere admitir la horrible verdad de nada. La forma en que ella desgarra constantemente el cañamazo de la vida para verificar cómo se lo podría recomponer en condiciones más aceptables, lo alarma. Cuando ella inicia este proceso analítico con el amor, o sea con algo que según las arraigadas convicciones de Piscis es imposible analizar, porque existe el riesgo de lesionar su delicada estructura, hay señales de que empieza el conflicto, acá, allá o acullá. Las parejas Géminis-Piscis suelen cambiar de residencia más a menudo que cualquier otra combinación de signos solares (exceptuando Géminis-Sagitario, el doble Géminis o el doble Sagitario). En realidad, éste es un factor francamente positivo, porque la excitación de la mudanza no deja mucho tiempo para las reyertas menudas. Como todas las configuraciones de signos solares 4-10, Géminis y Piscis deben lidiar con la vibración de tensión. Sus naturalezas son totalmente distintas, sus motivaciones les resultan mutuamente inexplicables durante la mayor parte del tiempo. Las situaciones dolorosas asociadas con sus familiares, con los padres de uno u otro, o con sus carreras individuales, pueden servir de marco a los estallidos de desavenencia. Con un intercambio armonioso del Sol y la Luna en sus natividades !o con Lunas en conjunción) unos hilos de comprensión los acercarán aún más. Sin estos primeros auxilios planetarios, ambos sufrirán múltiples heridas, que podrán tardar mucho en cicatrizar. Si él se queda charlando demasiado tiempo con un vecino, ella es capaz de dejarlo fuera de casa durante toda la noche. Entonces es posible que él masculle: «¿Y qué falta me hace?», y que se vaya a ahogar sus penas en la taberna de la esquina, en razón de lo cual ella vuelve a dejarlo fuera de casa, en razón de lo cual él vuelve a refugiarse en la botella, en razón de lo cual ella... y así sucesivamente. Lo único que el hombre Piscis no puede soportar durante mucho tiempo es una andanada de críticas, sarcasmos y acusaciones, y la gemela negativa de su mujer Géminis es una especialista en el arte de la invectiva satírica. Sus coléricos torrentes de palabras y su habilidad para emplear los matices sutiles pueden llover sobre el alma sensible del Pez como una cruel granizada. Por otra parte, si hay algo que la mujer Géminis no puede soportar, esto es el silencio, o el hecho de que la dejen sin auditorio, y si hay algo en lo que el Piscis sobresale es en su aptitud para evadirse de las escenas desagradables. A veces juraríais que estos hijos de Neptuno han dominado literalmente el arte de esfumarse. ¡Puf! ¡Han desaparecido! Así, sin más. Entonces ella se queda sola. Bueno, no totalmente sola. Siempre puede aliarse en la brega con su otra mitad, su Gemela omnipresente, que seguramente comprende su necesidad de expresar sus tormentos mejor de lo que la comprende el Pez, el cual no alcanza a ver, aunque en ello le vaya la vida, por qué alguien habría de querer derrochar tanto tiempo en inútiles competiciones verbales. Piscis tiende instintivamente a sortear los problemas al tacto. Géminis prefiere disiparlos con palabras. Aunque es posible que se amen sinceramente, a veces estos dos parecen perfectos desconocidos que intentan comunicarse con palabras y señas, embrollados como un juego de anagramas al que le faltara la mitad de las letras. Géminis habla... y Piscis no siempre escucha. Piscis llora... y Géminis no siempre lo compadece. Sin embargo, ambos necesitan desesperadamente que los acepten y los entiendan, porque ninguno de ellos se entiende a sí mismo. Están implicados en una búsqueda recíproca de identidad, nacidos ambos bajo la influencia de la dualidad, como si fueran cuatro personas alojadas bajo un solo techo: dos visiblemente, y las otras dos encerradas dentro, procurando escapar y darse a conocer. Su acomodamiento sexual no estará desprovisto de esfuerzos, aunque, si tienen un aspecto Sol-Luna positivo u otros intercambios planetarios favorables en sus horóscopos. es probable que él pueda satisfacer la

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necesidad que ella experimenta de que no la sofoquen ni la subyuguen demasiado, y es probable que ella pueda suministrarle las variadas muestras de afecto que él necesita para no aburrirse. Ni a Géminis ni a Piscis les hace falta una pasión fogosa para que el acto amoroso les proporcione la satisfacción de la auténtica intimidad, y ambos son capaces de adaptarse inmediatamente a los caprichos y deseos efímeros del otro. Sin embargo, es posible que a su unión le falte una fusión física realmente profunda. ¿Acaso ello se debe a que el amor nunca basta por sí solo para satisfacer los anhelos innominados de Piscis o Géminis? ¿O se debe a que rara vez los signos de Aire y Agua experimentan, como los de Tierra y Fuego, una necesidad arrolladora de consumar sexualmente su afinidad mental y emocional primigenia? Cualesquiera que sean las razones, a estos dos nunca les resulta fácil convertirse en «una sola carne» o «conocerse» sexualmente, en el sentido bíblico. Quizá la unidad hombre-mujer no se pueda lograr sin desprendimiento, cualidad ésta que es tan indispensable en la sexualidad como en otros aspectos del amor y la amistad. Si bien Piscis casi siempre lo comprende cabalmente, a veces no ocurre lo mismo con la mujer Géminis más infantil. Es probable que sus momentos de intimidad sean dictados por los deseos impulsivos de ella, en lugar de responder a los instintos de ambos. Si ella permite que él le enseñe con el ejemplo el significado de la entrega desinteresada —tanto en lo físico como en lo mental y emocional— su contigüidad física se convertirá en una renovación reiterada de su amor, seguida por una comunión más profunda que la anterior, en razón de un intercambio de sus naturalezas interiores, que lo hará a él más espontáneo, como ella... y la hará a ella más sosegada, como él. Como he dicho, se parecen por algunas de sus actitudes. Ambos prefieren que sus números de teléfono no figuren en la guía, y valoran la intimidad y la libertad. Ambos disfrutan generalmente de la poesía, la música, el arte o la danza. Y ambos aborrecen vehementemente la rutina. El aburrimiento es su enemigo común. Sin embargo, no es tan afortunado que ambos sean proclives a abusar de la verdad, partiendo desde las pequeñas mentiras inocentes hasta llegar al engaño premeditado, justificado con una miríada de excusas. Frecuentemente, cuando Géminis acusa a Piscis de distorsionar la verdad (o viceversa), el muerto se ríe del degollado. A la mujer Géminis le resulta imposible comprender la vida y el amor sólo con los sentidos. Su regente, Mercurio, le exige que emplee el intelecto para resolver el enigma. Quizá podría elucidarlo todo si alguien escuchara real y auténticamente sus dudas y angustias, sus éxtasis e ideas. El hombre Piscis puede prestarle este servicio si lo desea: escucharla paciente y comprensivamente, esperando que ella complete sus tortuosos circuitos lógicos hasta encontrar finalmente la vuelta justa del camino que conduce a la dicha. Después de un tiempo, ella le cogerá la mano mientras marchan juntos, y los ojos de él ya no tendrán esa expresión tan extraviada. ¿Cómo podría estar extraviado un hombre cuando lleva consigo no a una, sino a dos encantadoras y deliciosas acompañantes de sexo femenino? El hecho de estar enamorado de unas Gemelas puede ser a veces turbador y desconcertante, pero nadie ha dicho nunca que sea monótono. Para el hombre Piscis, el amor no es más que otro sueño, en el cual él, el soñador, controla jubilosamente el mundo que ha creado en su imaginación mediante percepciones sensoriales intuitivas... coloreándolo con tonos pasteles, frágiles y cambiables. A menudo, las insatisfacciones que expresa constantemente su dama Géminis abren grandes desgarrones en su sueño, y él intenta emparcharlo, volver a dejarlo como nuevo. Pero los sueños no se remiendan fácilmente, una vez rasgados. Están hechos de un material muy etéreo. Si ella habla con dulzura, si se mueve delicada, lentamente, es posible que consiga entrar con él en su mundo de ensueño, y que vea el amor como lo ve él: como un elemento de sosiego y belleza. Bastará que ella se ponga de cuando en cuando, como buena Géminis, en el lugar de él, y así terminará por llegar rectamente al corazón del Pez, justo el cobijo que ella ha buscado durante tanto tiempo y que ya creía que no podría hallar jamás: ese jardín mágico donde las rosas crecen sin necesidad de espinas protectoras

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Hombre GÉMINIS Mujer PISCIS En su ausencia, las cosas están excepcionalmente tranquilas en la isla. Las hadas se toman una hora más por la mañana, las bestias cuidan a sus crías... pero con la llegada de Peter, que aborrece el letargo, se ponen nuevamente en movimiento...

La chica Piscis típica hará prácticamente cualquier cosa para salvaguardar la tranquilidad y el sosiego de su relación amorosa o su matrimonio. Se adaptará ella, y adaptará su rutina y sus hábitos, a la comodidad del hombre Géminis que ama, aunque se escandalicen sus amigas partidarias de la liberación femenina. Éstas la compadecerán sin disimulo, pero ella se limitará a sonreír y no les hará caso. La chica Pez no es realmente una esclava masoquista de los caprichos de los Gemelos. Esto es sólo lo que piensan sus amigas compasivas. No son las únicas. Su hombre Géminis tiene la misma impresión. Y ésta es precisamente la impresión que desea darle (y que desea dar a todos sus amigos, vecinos y familiares entremetidos) esta mujer dulce, complaciente, afable. Ella sabe lo que hace. Hace más fácil su propia existencia. Una vez que se ha enamorado de un hombre Géminis, la mujer de Neptuno tiene el sentido común suficiente para comprender que sólo le quedan dos alternativas prácticas en esta desafiante relación influida por una configuración de signos solares 4-10. Puede decidir que el amor no vale las exigencias que el hombre Géminis impone a su delicado espíritu... y lo deja. Sencillamente se va una mañana mientras él está ausente. O puede decidir que el placer y la dicha, la satisfacción y el sosiego de amarlo, y de recibir a cambio el amor y la devoción de por lo menos una de sus personalidades gemelas, justifican la introducción de unos pocos ajustes en su relación, de trecho en trecho. Si opta por esta segunda alternativa, sencillamente la sacará adelante. Tal vez deba urdir algunos planes intrincados, pero lo logrará. La resistencia pasiva es su secreto de Neptuno. La mujer Pez nació con un prodigioso talento para ello, así como algunas personas nacen con oído para la música o con una destreza magistral para arrojar la pelota. Ella sabe cuál es el momento justo para replegarse, hasta dónde debe retroceder, cuál es precisamente la hora propicia para avanzar y hasta dónde puede llegar con él. En verdad, no lo sabe realmente. Lo intuye. Es como si hubiera nacido equipada con una especie de antena invisible pero sumamente sensible que le envía señales premonitorias y perceptivas respecto de las pautas de comportamiento humanos. Es innegable que todos los Géminis tienen una inmensa agilidad mental, que están siempre alertas y vigilantes, y que por tanto es casi imposible engañarlos. Pero aunque el hombre Géminis sea indiscutiblemente sagaz, puede ser ciego a las estrategias de la chica Piscis, propias de Neptuno. Si ella desea hacer algo que él podría desaprobar, no derrochará sus energías en pedidos insistentes o ruegos lacrimosos que podrían sacudir su relación. Sencillamente hará lo que él desea cuando él esté presente... y lo que desea ella cuando él no esté. Aquello que desea hacer sin la bendición de él no ha de ser necesariamente algo siniestro o taimado. No ha de planear necesariamente el robo de un banco o una infidelidad. Podría ser algo tan inocente y vulgar como dormir una hora más. Al igual que todos los pájaros, el Géminis típico está casi siempre levantado y alerta desde muy temprano, silbando alegremente o quejándose con mal talante (según cuál fue el Gemelo de Géminis que se levantó primero), y puede adoptar una actitud muy crítica respecto de aquellos que se quedan en cama hasta más tarde de lo que Géminis considera justo cuando hay algo que hacer. Podría tratarse de que ella desea leer algo que no es precisamente lo que él le recomendaría. Quizá se trata de visitar amigos cuando él cree que debería emplear su tiempo en algo más productivo. Tal vez se trata de ir al salón de belleza donde ha pedido hora. ¿Por qué habría de enfurruñarlo esto? Porque él piensa que ya es suficientemente bella tal como está, y además, el dinero que gasta en su embellecimiento personal estaría mejor invertido si los dos viajaran juntos. Para Géminis, el más sublime de los éxtasis consiste en cambiar de escena, en ir a alguna parte, a cualquier parte que sea distinta y que implique un alejamiento de la rutina cotidiana. La sagacidad de Géminis incluye un instinto práctico infalible. Por ejemplo, si ella pidiera hora en el salón de belleza delante de él intentaría disuadirla, ya fuera con sus considerables poderes de persuasión y su simpatía, o con críticas malhumoradas. Pero una vez que haya ido y que él haya visto el resultado, casi nunca entablará una discusión. En primer término, ella está encantadora y él no tiene corazón paró reñir con una persona tan atractiva. En segundo término, sabe que tratar de impedir lo que ya está hecho implica una pérdida inútil de tiempo. Este hombre casi nunca pierde el tiempo. Tiene la convicción de que el tiempo ha sido hecho para colmarlo con actividades: se debe aprovechar cada segundo del que está compuesto (excepto

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para dormir, lujo este que los pájaros medios de Mercurio sólo se dan durante períodos muy breves). El tiempo es la sustancia de que está hecha la vida... y los sueños. Dilapidarlo sin hacer nada es, a su juicio, un pecado. La mujer Piscis tiene un enfoque totalmente distinto del tiempo. Piensa que es inagotable: que si se le escapa un poco hoy, mañana habrá más. Y piensa que una de las formas más estupendas de pasarlo es sin hacer nada. Sobre todo después de que ella ha agofádo sus energías realizando mil y un favores a los demás, y cuando su espíritu normalmente jovial está abatido. Piensa que cuando es posible, la mejor forma de pasar el tiempo consiste en limitarse a ser ella misma, a existir, simplemente... en las frías y verdes aguas de sosegada contemplación, propias de Piscis. Esto le refresca el alma. Su alma necesita refrescarse mucho, después de vivir con un hombre Géminis baja la vibración 4-10, siempre un poco tensa. Es posible que las mismas cualidades que al principio la hicieron gravitar hacia él, resulten después desmedidamente desgastadoras y fatigosas para su naturaleza más plácida. La mente de él es rica en pequeñas sorpresas, y esto la regocija. Él tiene una gran rapidez y agilidad mental, y capta instantáneamente todo lo que ve, oye o lee. Sus ideas afloran cuando menos se espera, y son casi siempre originales y fascinantes. Él parece estar siempre atareado: soñando, pensando, planeando o haciendo, mientras ella está atareada en el solo hecho de ser. El puede cambiar de ocupación o carrera en un abrir y cerrar de sus ojos centelleantes, y ella nunca sabe con qué se encontrará a la vuelta de la esquina. Esto es emocionante. Es seductor y estimulante. Parece un misterio que ella nunca puede sondear íntegramente, y adora los misterios. Pero es posible que después de un tiempo estos mismos rasgos de su hombre azuzado por Mercurio le hagan añorar la soledad y la paz... la seguridad de lo inmutable... un repliegue en el reconfortante sosiego de sus propios sueños y objetivos más lánguidos y apacibles. Durante un tiempo, el maravilloso ingenio de él, su conmovedora sonrisa triangular de chiquillo, el fulgor estelar de sus ojos expresivos, su inteligencia cabal y sus múltiples talentos harán que la chica Pez viva hipnotizada por su hechizo mercurial. Presenciar los cambios de su estado de ánimo, que es tan pronto afectuoso, alegre, cálidamente tierno y generoso, como irritable, sarcástico, hosco y mezquino, para volver luego a su estado anterior (merced al predominio del «Gemelo bueno»), es como contemplar un calidoscopio viviente. Cuando ella asiste a sus acrobacias mentales desde lejos, le parecen interesantes, incluso electrizantes, y por cierto estimulantes. El desgaste y el deterioro de su tranquilidad sólo empiezan a notarse cuando ella accede gradualmente a convertirse en una parte integral e inseparable de los altibajos multifacéticos de su imprevisible actividad mental, física y emocional. Por mucho que intente resistirse, la mujer de Neptuno no puede evitar que al fin la succione el remolino más próximo de experiencia humana. Ella absorbe los sentimientos y emociones que la rodean como si fuera una esponja parapsicológica o una placa fotográfica sensible (más o menos como lo hacen los Cáncer y los Escorpión). Y como su propia aura está sintonizada con una vibración más apacible, a veces la percusión de los címbalos de Géminis y las notas agudas de las flautas pueden alterar sus nervios y turbar su aplomo, dejándola vagamente deprimida. La solución consiste, para ella, en alejarse nadando quedamente de los desbordes de sensaciones circundantes que amenazan ahogada... internarse en el mundo silencioso de su serenidad interior... a cualquier precio... y volver con sus fuerzas renovadas. Durante estos necesarios períodos de repliegue, el hombre Géminis que la ama se sentirá desconcertado y ofendido, y a veces encolerizado. A él nunca se le ocurre pensar que también es un especialista en la táctica defensiva del retraimiento mental, que es un experto en el arte de refugiarse en un distanciamiento huraño cuando ella más necesita que sea atento y considerado. Recordad que Piscis es un alma muy vieja, que nació sabia, y que Géminis es el niño simbólico (véanse «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro). No puede evitar el hecho de ser un poco egocéntrico. Sin embargo, a menudo su perspicacia es sorprendente, a pesar del carisma de «niño» simbólico. Habrá momentos en que manifestará una asombrosa comprensión de lo que ella está soportando, y entonces le demostrará que la entiende con su delicado toque geminiano de compasión... exquisitamente tierno. O intuirá que lo más apropiado es hacerla reír, sugerirle un viaje... o sólo un paseo en coche o una caminata, juntos. Estos serán los momentos singulares y gorjeantes de su amor. A menudo, la química sexual que existe entre este hombre y esta mujer es la alquimia silenciosa que los aproxima en todos los sentidos, y no sólo físicamente. De alguna manera, merced a la fusión de sus elementos de Aire y Agua durante las intimidades de su unión sexual, él se hace más parecido a ella... y ella más parecida a él. De modo que, extrañamente, después de hacer el amor, ella está más vivaz, vibrante y alerta... y él está más apagado y afable, menos inquieto e inquisitivo. Cuando el Agua se asocia con el Aire en una unidad sexual (véase la sección «La combinación de los elementos», al final de este libro), el Agua transforma mágicamente el Aire en su propio elemento, en forma

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de una lluvia vivificante, refrescante, después de lo cual toda la Naturaleza vuelve a estar lozana, impregnada de promesas y aromatizada por nuevas esperanzas. El Pez y los Gemelos encuentran a menudo, encerrada en el círculo de sus respectivos brazos, la esquiva armonía que buscan juntos en otros momentos, y que nunca parecen poder capturar totalmente. El misterio sexual que flota entre ambos puede ser una poderosa experiencia regeneradora para los dos, la base secreta y sólida sobre la que descansará el deseo permanente de tratar de entender sus respectivas personalidades, inmensamente distintas. La morosidad de ella, su tendencia a eludir los problemas, lo fastidia y lo frustra. Pero ella también cambia de tema con extraordinaria facilidad. No obstante su gran rapidez, a él le resulta difícil seguirle el ritmo. Las críticas ocasionales y los intereses dispersos de él. la preocupan y la ofuscan. Sin embargo, casi siempre se las ingenia para evitar las situaciones desagradables. Él preferiría que no fuera así, porque necesita el periódico estímulo mental de la controversia y la discusión para mantener aguzado su ingenio de Mercurio. Ella preferiría que él se relajase más y se inquietara menos. Él preferiría que ella se relajara menos y se inquietara más. Bueno, quizá no que se inquiete, pero sí por lo menos que vea las cosas tal como son y no como le gustaría que sean (aunque él también sucumbe a la tentación de soñar despierto). El hombre Géminis está configurado como un mosaico lleno de torsiones y giros súbitos. Precisamente cuando creéis que es hostil a los temas metafísicos, comprará un libro sobre la Gran Pirámide. Conocí a un pájaro de Mercurio que después de afirmar que despreciaba el ocultismo, pidió que le regalaran una bola de cristal para Navidad. Quería experimentar. La experimentación es la adrenalina que Géminis necesita para mantenerse en movimiento. Si algo despierta su interés, no descansará hasta haber elucidado el concepto y haberlo perfeccionado. Las complejidades de la mente y las actitudes de este hombre nunca terminarán de magnetizar y desorientar a la mujer Piscis. A veces sus contradicciones harán que lo admire más, e incluso la incitarán a esforzarse por emular su enfoque analítico e intelectual pero circunstancialmente imaginativo. En otros momentos, desesperará de llegar a conocerlo verdaderamente alguna vez. Por razones distintas, él también se preguntará si alguna vez logrará conocerla realmente. Puesto que tanto él como ella tienen dos componentes, el juego no termina nunca. Tanto Géminis como Piscis son signos duales. Alguna que otra vez, cuando la mujer Pez está mental, física y espiritualmente exhausta, se torna fría como el hielo y se niega a comunicarse. lo cual lo aflige mucho más de lo que le demuestra a ella. Pero ella casi siempre evita una escena al hacer caso omiso de sus propios sentimientos heridos. Cuando la calamidad, la confusión o la confrontación asoman en el horizonte, la soñadora Piscis se limita a simular que no están allí, y para ella, entonces, desaparecen. Ha aprendido que si aguardas pacientemente, la mayoría de los problemas se resuelven por sí solos. Pero a él le resulta imposible enfrentar un problema fingiendo que no existe. Se siente obligado a analizarlo y elucidarlo inmediatamente. No puede resistir esta compulsión, así como no puede resistirse a resolver un crucigrama o a contestar el cuestionario en voz alta cuando mira un programa de preguntas y respuestas por televisión (y él siempre acierta antes que la persona sometida al interrogatorio). Todo hombre Géminis es un pedagogo de alma, impulsado a purificar las aguas cenagosas con la claridad de la razón y la lógica. A esto se suma, además, la contradicción de su tendencia a soñar despierto. Como Géminis y Piscis pertenecen a los elementos de Agua y Aire, nunca serán un demostrativos, cálidos y afectuosos, exteriormente, como las personas nacidas bajo el elemento de Fuego. Sin embargo, gracias a su esencia combinada de agua y aire, pueden ofrecerse recíprocamente un don extraordinario: la libertad. Ella rara vez cuestionará los impulsos o el paradero de él, porque no es posesiva. Él también le concederá la misma libertad de movimientos. A él no le interesará saber por dónde anda flotando ella mientras él está ausente, pero cuando esté presente, pretenderá que le haga compañía, porque Géminis necesita público. Ella es una maravillosa escucha, y ésta es la cualidad que más lo enternece. Personalmente, Géminis sabe que esta dama parsimoniosa, rica en secretos y sutilezas apacibles, se interesa sinceramente por todo lo que él tiene que decir, y sobre todo, ésta es su necesidad más recóndita. La mujer Pez sabe que este hombre versátil, de múltiples estados de ánimo, la necesitará siempre, y ésta es, sobre todo, la necesidad más recóndita de ella: que la necesiten. Cuando él es sarcástico, como Géminis puede serlo a veces, le destroza el corazón. Pero cuando recupera su simpatía, cuando sus ojos titilan nuevamente con una plétora de sorpresas, cuando proyecta su caprichosa sonrisa triangular y sus anhelos de Peter Pan, ella sabe que ha acertado al adaptar su forma de vida predilecta a la de él. Al proceder así, rio ha perdido nada, en realidad, y ha ganado su propio calidoscopio humano, que cambia de color, de forma y de diseño al más ligero toque. Él la regañará reiteradamente por ser tan generosa y derrochadora. Hasta que un día él volará por toda la ciudad, sin aviso previo, como si realmente tuviera las alas plateadas de Mercurio adosadas a los talones; pidiendo a dos o tres bancos que le presten el dinero que no tiene, para ayudar a un amigo en aprietos.

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Durante meses él hará serios planes para inscribirse en la escuela nocturna y obtener su título de ingeniero, y súbitamente se comprará una máquina de escribir y anunciará que será novelista. Volverá a casa, extenuado después de hacer flexiones mentales durante todo el día, rechazará la cena, le informará a ella que se va a la cama, y se encaminará rezongando hacia el dormitorio. Antes de cinco minutos reaparecerá, le hará un guiño con la vieja magia, y le preguntará si quiere salir a presenciar la puesta de sol, para después cenar fuera e ir al teatro. Mientras ella se esté cambiando él la regañará para que se dé prisa, y se quejará, irritado, de que tarda una eternidad en arreglarse para salir. Pero cuando esté sentada junto a él, en el auto, le dirá inesperadamente que nunca la vio tan hermosa. «te das cuenta que no sabría qué hacer sin ti?», le pregunta él. Ella no contesta, y se limita a sonreír. Siempre lo ha sabido. Por eso todavía está allí.

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CÁNCER

PISCIS

Agua - Cardinal Negativo Regido por la Luna Símbolo: el Cangrejo Fuerzas nocturnas Femenino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

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La relación CÁNCER-PISCIS Pálidos rayos de luz avanzaban de puntillas sobre las aguas: y de cuando en cuando se oía un sonido, al mismo tiempo el más musical y el más melancólico del mundo: la invocación de las sirenas a la Luna. El Pez y el Cangrejo marchan juntos, trabajando, divirtiéndose o conversando al ritmo de la armoniosa melodía de la configuración de signos solares 5-9. Exceptuando aquellos casos en que sus luminarias, ascendentes o planetas natales están gravemente enfrentados en sus horóscopos, la mayoría de las asociaciones Cáncer-Piscis son relativamente apacibles y mansas. La atracción simpática es a menudo instantánea y llamativa. Parecen entenderse el uno al otro mejor de lo que entienden a los restantes mortales... y ciertamente mucho mejor de lo que los restantes mortales los entienden a ellos. Regidos por la Luna (Cáncer) y Neptuno (Piscis), los tres —Piscis es un signo dual, simbolizado por dos Peces— son igualmente reservados, sensibles, versátiles y cambiantes. Los estados de ánimo del Pez son controlados por las mareas de las emociones de Piscis, que fluyen y refluyen sujetas a una forma compleja de sincronía con las mareas oceánicas. Tratar de descubrir el talante exacto de un Piscis en un momento dado es como tratar de especificar el color de una madreperla. ¿Es rosada? ¿Blanca? ¿Amarilla pálida? ¿Azul clara? ¿Gris perlada? Cuando creéis haberlo identificado, el reflejo de la luz fluctúa un poco, y el color cambia. Como los caprichos del Pez son gobernados místicamente por las mareas, se podría decir que reciben la influencia indirecta de la Luna. La Luna influye directamente sobre los Cangrejos, y por tanto éstos son quizás un poco más previsibles. El hombre o mujer Piscis puede pronosticar con razonable precisión los estados de ánimo del Cangrejo, con sólo verificar las fases lunares en el almanaque, pero es posible que al Cáncer le resulte más difícil diagramar los cambios de talante de un amigo, socio, pariente, amante o consorte Piscis, en un momento dado. Esto genera un excitante juego de conjeturas entre ambos, que alivia la monotonía de ganarse el pan de todos los días y de discutir la forma de gastarlo... aunque a veces les resulta difícil perdonarse recíprocamente sus infracciones. ¿La cólera y el agravio resultante fueron algo perdurable, o sólo el subproducto de un estado de ánimo cambiante? La configuración 5-9, aunque favorable, no tiene el poder de conferir una garantía absoluta de compatibilidad constante entre los agraciados por sus vibraciones beneficiosas. Siempre habrá conflictos que exigirán una relativa transacción, y que emanarán no sólo de posibles aspectos Sol-Luna negativos entre sus cartas natales, sino también de determinadas cualidades de sus personalidades solares individuales. Es previsible que el tema económico genere algunas olas de grandes dimensiones dentro de la relación entre estos dos signos de Agua. Normalmente, el Pez ve el dinero como una interrupción fastidiosa, como un mal inevitable, que se debe abordar con el menor esfuerzo posible, para luego desecharlo y, si la suerte ayuda, olvidarlo, hasta la próxima vez que reclame su renuente atención. Generalmente las personas regidas por Neptuno son descuidadas con el dinero, casi nunca ahorrativas y no demuestran mucho interés por acumularlo sobre el papel en forma de cuentas bancarias, por contarlo y atesorarlo, para luego volver a contarlo y a atesorarlo, calculando detalles irritantes como intereses, beneficios, pérdidas y otras cosas parecidas. Esto es muy poco creativo, muy poco imaginativo y francamente tedioso. A la inversa, los Cangrejos abordan los asuntos financieros con mucha más veneración y mucho más respeto que los Piscis. Para el Cáncer típico, el tintineo de las monedas es una melodía sedante, y el crujido de los billetes doblados (o de las acciones) es casi una sinfonía. Los Cangrejos entienden muy bien todas las

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complejidades del interés compuesto, y es posible que intenten machacar estas teorías en la mente soñadora de Piscis, con muy poco éxito. La cautela y la economía son las contraseñas de Cáncer. Todas las personas regidas por la Luna alimentan un miedo inconsciente a la pobreza que le crea a uno que otro Cangrejo algunos hábitos extravagantes y graciosos. A un Piscis que conozco lo bautizaron Grover Cleveland (más el apellido de la familia). Éste también era el nombre de su padre Cáncer, que falleció hace muchos años. El Pez recuerda nítidamente las incursiones que hacía por las tiendas con su padre Cáncer cuando éste iba a renovar anualmente su vestuario (cada mes de enero, en las liquidaciones de comienzos de año). Su padre Cáncer siempre informaba al atónito vendedor o vendedora que quería una americana y unos pantalones dos números más holgados que los que correspondían a sus medidas. La negociación era tradicionalmente breve, porque el Cangrejo nunca dejaba de pedir, año tras año, el mismo estilo, el mismo color y la misma tela con un cien por ciento de lana. Salía de la tienda ataviado con sus nuevas galas, acompañado por su hijo, feliz como unas Pascuas, enfundado en un exceso de tela, con unos tirantes que luchaban denodadamente por evitar que sus pantalones se desplomaran sobre la acera, con la americana que parecía una manta echada sobre sus hombros y no una prenda de vestir, y con el paquete que contenía su amado traje del año anterior fuerte y cariñosamente sujeto bajo el brazo. Un día el pequeño Grover juntó el coraje necesario para preguntarle al gran Grover por qué siempre compraba sus ropas dos números más holgadas de lo indispensable, puesto que ya no era «un niño en edad de crecer» sino un hombre. Su padre le dio una explicación muy lógica y sensata (para un Cangrejo). «Verás, hijo —respondió. Muy seriamente—, la lana es muy cara, y así compro mucha más tela por el mismo precio.» El joven Pez se quedó callado, rumiando el misterio. (Sigue rumiándolo.) Si la cautela y la economía son las contraseñas de Cáncer, las de Neptuno son la informalidad y la generosidad, y a veces el despilfarro (excepto en el caso de aquellos Peces cuyos horóscopos contienen importantes posiciones planetarias en Cáncer. Virgo. Tauro o Capricornio). El único tipo de seguridad que realmente despierta el interés del Pez es la seguridad de la intimidad personal y de la libertad para vivir sin que lo molesten... y sin molestar a los demás. El «vive y deja vivir» de Piscis se parece mucho al de Acuario, y quizás es aún más pronunciado. A la mayoría de los Peces no se les ocurriría ni en sueños decirle a otra persona cómo debe vivir su vida, pero en verdad algunos Piscis son un poco curiosos en lo que concierne a la vida personal de sus amigos y parientes. No se entremeten ni espían, pero tienden a manifestar algo más que una pizca de interés por cualquier chisme flotante que pase por casualidad al alcance de sus oídos. Los hombres y mujeres Cáncer son más posesivos y exigentes, más propensos a tratar de moldear a los demás a su gusto y paladar. Además, a los Cangrejos les encanta sonsacar los secretos ajenos, mientras conservan los suyos guardados bajo dos vueltas de llave para preservarlos de los curiosos. De una manera u otra, sutilmente, se apañan para averiguar lo que pensáis, pero cuando vosotros intentáis desentrañar qué es lo que ellos piensan realmente, se encierran en sus caparazones de Cangrejo, y se niegan a confesar o admitir lo que estáis tratando de sonsacarles. Sin embargo, el Pez es más afortunado que otros signos solares (excepto Escorpión) a la hora de descubrir los secretos de los Cangrejos varones y mujeres. Esto se debe a que Piscis es un escucha comprensivo 7 reconfortante. En una asociación con Cáncer, el oído compasivo de Neptuno tendrá un buen ajetreo. Nadie tiene tantas pesadillas, tantos recuerdos obsesivos de cosas bellas y tristes, tantos ensueños y trémulas esperanzas para desembuchar, como un Cangrejo. Habrá diálogos sobre la mamá de Cáncer (ya tratara a la criatura lunar cruel o bondadosamente, ya fuera una pecadora o una santa), quejas porque «nadie me comprende»... cataratas de lágrimas, risitas tremolantes... carcajadas de Pájaro Loco... chistes y sollozos... preguntas y respuestas... toda clase de dilemas cotidianos. ¡Oh, cuánta dicha! El puro éxtasis de que te escuche alguien auténticamente considerado, alguien que sabe lo que significa sentirse tan abandonado e inseguro... estar tan solo y vacilante... alguien que se regocija desinteresadamente de tus éxitos y triunfos... que se apiada de tus fracasos y desencantos. La copa de Cáncer rebosará de alivio. Probablemente también se derramarán la humildad y la bondad de Piscis, hasta que se agote la energía de Neptuno (frágil en el mejor de los casos). Pero volverá, siempre, y lo importante es que generalmente Piscis no se resentirá, excepto en circunstancias raras, justificables. El Pez nunca se limita a simular interés por las confidencias del Cangrejo. Su interés es real, la preocupación que experimenta es genuina, y no la expresa sólo por cortesía. Por supuesto, los doce signos solares se solazan con el reconfortante consuelo de las sesiones psicoanalíticas de Neptuno, pero nadie valorará el confesionario de Piscis, abierto 7 días por semana, durante las 24 horas, más sinceramente que el Cangrejo, patéticamente agradecido. Uno de los mayores peligros que encierra esta asociación 5-9, por lo demás apacible y extraordinariamente comprensiva (sin contar los enfurruñamientos por cuestiones de dinero) es el del alcohol

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y las drogas, o el de la «evasión» menor mediante la ensoñación y la pereza. La afición a la bebida, estimulada por una exagerada vida social, puede atraer al Cangrejo y el Pez a aguas demasiado profundas para ambos, y deben estar siempre alertas contra los placeres de la carne que los tientan seductoramente. También será mejor que ambos se mantengan a una distancia saludable de la magia negra, la hipnosis, las sesiones de espiritismo y otras áreas marginales del ocultismo, porque las vibraciones combinadas de sus signos de Agua pueden llevarlos fácilmente a ahogarse en fenómenos que son engañadoramente excitantes... y pueden resultar trágicos. Dado que Cáncer ama sinceramente el hogar y la lumbre, el más propenso a escuchar la llamada obsesionante de la fiebre de viajar, y a cambiar de escena, será el Pez. Pero el Cangrejo también puede dejarse fascinar (aunque con menos frecuencia) por el fulgor que brilla fuera de la cueva doméstica, y entonces se arrastra (o se bambolea) para ir a investigar y se extravía entre las dunas de arena, sin poder hallar el camino de regreso al hogar que abandonó. Cuando sucede esto, incluso la Luna regente de Cáncer parece ponerse de mal talante, se niega a alumbrar la senda de retorno, y eclipsa su bella faz lunar, hasta que el Cangrejo solitario y deambulante se muestra suficientemente arrepentido. Por mucho que afirmen lo contrario, los Cangrejos varones y hembras son muy desgraciados cuando llevan una vida nómada, porque ambos nacieron para anida- confortablemente en sus propios hogares, rodeados por las fragancias familiares de ayer, por los viejos amigos y por los barrios que conocen. (También cerca de mamá y papá... de los niños y de la familia.) A veces, un Cangrejo cambiará la cuna de lo que conoce y le inspira confianza por la emoción de la ambición. El dinero puede sumir al Cáncer típico en un estado hipnótico, catatónico, durante meses, e incluso durante años. La posibilidad de ganar y acumular fortunas colosales seduce a muchos Cangrejos y los aleja de la lumbre del hogar y del manzano que crece en el jardín del fondo. Pero sus corazones se niegan a seguir a sus cuerpos, se quedan tercamente atrás y los llaman en voz baja, en sueños... incitándolos a regresar. Normalmente, el hogar no encierra tantos atractivos sentimentales para el Pez como para la mayoría de los Cáncer. Piscis disfruta de la cómoda seguridad de una base doméstica, pero Neptuno hace repicar constantemente los címbalos de una música lejana en el oído interno del Pez, por muy prosaica que sea la vida de éste. El Pez está listo para nadar aguas arriba hasta otro lago, al menor estímulo, e incluso se arriesga a flotar por el gran océano, con tal de que su imaginación creativa no se sofoque en medio de la uniformidad y la monotonía tediosas. Durante un tiempo, el Cangrejo y el Pez lo pasarán maravillosamente viajando juntos, a donde sea. Entonces el corazón que Cáncer dejó atrás empezará a tironear de la personalidad lunar durante la noche (sobre todo durante la Luna llena) para que regrese. Probablemente el Pez también volverá (para complacer al Cangrejo) pero a regañadientes. Para los regidos por Neptuno, el cambio es la sustancia de la vida. Los hombres y mujeres Piscis urden sus sueños con hilos de imaginación centelleante, y después quedan atrapados con frecuencia en los problemas ajenos o en las faenas mundanas, y no les queda más remedio que archivar dichos sueños en un estante, donde acumulan polvo y esperan la llegada de una mañana mágica en la cual se presentará súbitamente la libertad necesaria para trocarlos en realidad. Curiosamente, en el momento crucial, Piscis suele vacilar, pues no está seguro de que los sueños sean suficientemente sólidos como para suministrarle protección durante un viaje hasta el fondo del abismo ignoto. Si la vacilación se prolonga, la oportunidad de conquistar la libertad pasa de largo, dice ¡adiós!... y desaparece antes de que el Pez se mueva. Entonces él (o ella) vuelve a embarrancarse en los arrecifes de la existencia común, y debe esperar otra mañana refulgente. A veces esta llega... y a veces no. Pero Piscis nunca deja de esperar y anhelar. Mientras el Pez aguarde, la vida no será aburrida. Siempre podrá escuchar las fascinantes historias del Cangrejo, por vía postal o mediante llamadas telefónicas desde allí donde está perdido y nostálgico, extrañando el columpio del porche de su casa. O de labios de un camarada, amigo o consorte Cáncer más próximo... que tal vez tentará al Pez para que se zambulla al presentarse la próxima oportunidad dorada antes de que ésta pase de largo, sin preocuparse por la posibilidad de que sea un espejismo. Piscis sonreirá. Porque, al fin y al cabo, el Pez fue quien primero le enseñó al Cangrejo a dejar de preocuparse por el mañana.

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Mujer CÁNCER Hombre PISC IS Ella soñó, mientras dormía. Soñó que el. País de Nunca Jamás se había aproximado excesivamente, y que de él había escapado un niño desconocido. Éste no la alarmó, porque ella creía haberlo visto antes en las facciones de muchas mujeres que no tenían hijos. Quizá también es posible verlo en las facciones de algunas madres... El sueño en sí mismo habría sido trivial, pero mientras soñaba, la ventana... se abrió, y un niño cayó al suelo. Lo acompañaba una luz extraña...

La influencia 5-9 del doble signo de Agua sobre aquellos que aman, como por ejemplo la doncella lunar y el hombre de Neptuno, es. en muchos sentidos, mucho más magnética y compulsiva que las configuraciones de signos solares 5-9 de Fuego, Tierra o Aire. La esencia mística acuática de sus naturalezas es sensible y absorbente... refleja imágenes del uno al otro... de modo que a menudo su romance tiene una cualidad onírica, aunque pasen muchos años juntos. Si riñeran y se separasen durante un tiempo, generalmente se añorarán mucho más que otros enamorados que se alejan temporalmente... y la sensación de vacío será mucho mayor. Experimentarán una fuerte necesidad de volver el uno al otro y de perdonarse recíprocamente. El Cangrejo y el Pez que se han separado recientemente son en verdad dos seres tristes y abatidos. Será mejor que se animen, porque las posibilidades de que se reconcilien son excelentes... cuando ella deje de andar enfurruñada y él deje de tratar de escapar de sí mismo, solución ésta que, desde luego, está condenada al fracaso. Es imposible escapar de uno mismo; tan imposible como eludir permanentemente la otra mitad de uno mismo. Si hubiera más de un aspecto negativo entre las luminarias, ascendentes, Marte y Venus de sus cartas natales, podrían seguir distanciados. Pero siempre les quedarían los recuerdos... El Agua es el más misterioso de los elementos. He aquí esta pequeña «meditación acuática» que últimamente cruza por mi mente sin que nadie la llame... y que tiene importancia simbólica para todos los enamorados Cáncer-Piscis suficientemente sagaces como para leer entre líneas y ver su propia relación reflejada en la alegoría. Es una especie de test de su sensibilidad a la lección oculta del macrocosmos y el microcosmos, el primero de los cuales es mi meditación acuática, en tanto que el segundo es su propia relación amorosa o matrimonio, con la respuesta al final del capítulo. Generalmente mi meditación aflora mientras bebo un vaso de agua helada, cuando estoy particularmente sedienta, cuando lavo de mis manos con agua y jabón las marcas de tinta de la estilográfica y de la cinta de la máquina de escribir y luego las seco con la toalla, o cuando estoy en la ducha y el agua tibia me cae encima, higienizando, revitalizando y refrescando mi alma, tanto como mi cuerpo. Cuando esta «meditación acuática» aflora en mi mente es como una brillante luz blanca, pero también verde... y obsesivamente fragante. Pienso en los plácidos arroyos de Escorpión, Cáncer y Piscis que corren por el bosque. Luego reflexiono sobre el milagroso efecto renovador del agua, y sobre la necesidad básica, urgente (pocas veces comprendida) que experimentamos de ella. ¿Qué haría yo sin el agua? ¿Me resultaría soportable el descubrimiento repentino de que ya no hay agua pura? Que no la hay para saciar mi sed, para lavarme las manos, para colocarme debajo de ella en la ducha. ¡Agua...! Agua que canta dulcemente, fresca, agua que lava todo lo negativo, todo lo feo y mugriento... y que lo deja todo otra vez nuevo y limpio y reluciente. Pienso en las frescas agujas de lluvia aromática y mansa, que se precipitan desde el cielo sobre mi rostro vuelto hacia arriba. Entonces pienso en el horror más reciente de la Tierra: la lluvia y la nieve ácidas. La amenaza ambiental más grave de este siglo o de cualquier otro. Provocada por la contaminación de las chimeneas de las industrias y de los escapes de los autos, de los desechos nucleares y del carbón sulfuroso... y que aumenta sistemáticamente. Ya muchos lagos contienen sólo peces muertos, aniquilados por la «lluvia ácida»... plantas muertas, otrora verdes y vivas, en muchas hectáreas de tierra. Hace menos de una década, la «lluvia ácida» sólo era un peligro en ciertos países europeos cuyo suelo montañoso no podía neutralizar los ácidos, en partes del Canadá y en el noreste de los Estados Unidos. Ahora casi toda la lluvia que cae al este del río Mississippi, y en zonas de California meridional, está por debajo del pH seguro, y se aproxima rápidamente al nivel fatal para todos los peces y las plantas. En estas áreas se han acelerado de manera alarmante el desgaste y la erosión de los edificios y monumentos de metal y piedra. Los humanos... lanzan veneno y contaminación a las nubes... ahora en cantidades tan descomunales que las nubes ya no los pueden combatir por nosotros, y descargan impotentemente, «lluvia y nieve ácidas»... como una lluvia de muerte lenta pero absolutamente ineluctable. Y sin embargo... no se hace nada para evitarlo, mientras un número cada vez mayor de diputados y senadores tocan simbólicamente «la lira de

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Nerón». Por culpa de su apatía y también de la del público, es posible que perdamos a la Hermana Agua y el Hermano Aire, y que nos queden solamente la Hermana Tierra y el Hermano Sol, que no pueden mantenernos por sí solos cuando las «mansas lluvias del cielo» derraman únicamente destrucción y ya no están en condiciones de purificar. La realidad de la «lluvia ácida» es alarmante. Esto es lo que se siente cuando se contempla la pérdida de algo precioso... y esto es lo que sienten la mujer Cáncer y el hombre Piscis respecto de la posibilidad de perderse el uno al otro, después de haberse amado vehementemente. ¿Qué haría él si algún día la perdiera? ¿Qué sucedería si la lluvia apacible de las lágrimas dichosas de ella se convierta en la lluvia ácida de la amargura? ¿Cómo podría vivir ella sin él? La chica Cangrejo y el Pez experimentan sus emociones con una intensidad que da el mentís a sus modales aparentemente circunspectos, serenos. Como en el caso de mi nuevo y auténtico romance con el agua, cuando la enormidad de semejante pérdida devasta a la dama lunar y a su hombre Piscis con esa tremenda y aterradora fuerza de una realidad que de pronto demuestra contundentemente que es una realidad, y no sólo un vago «quizá», sus mentes y corazones y almas sucumben inesperadamente, los tres abrumados, por un acceso de emoción difícil de expresar, porque él sólo pensar en la posibilidad ahoga totalmente su intelecto y sus sentimientos. Tanta más razón para que la doncella lunar y su hombre Piscis se esfuercen más que nunca por evitar que las pocas diferencias que existen entre sus personalidades se hipertrofien hasta sofocar su cariño. Afortunadamente, como les sucede a todas las parejas agraciadas por la vibración 5-9, las diferencias son relativamente pequeñas, y es posible llegar a una transacción fluida, una vez que ellos las confiesan... y las suavizan ligeramente. Como a ambos les gustan los finales felices, estudiaremos primeramente sus problemas, y después, por último, les recordaremos la plétora de bienaventuranzas que comparten y que hacen que su química romántica sea tan poderosa. El primer espantapájaros que descubrimos en su jardín cuando espiamos, está compuesto de los elementos más raros. ¿Qué puede ser eso? Ciertamente no es paja, la materia prima tradicional de los espantapájaros. Es algo verde, ligeramente sucio, estrujado y arrugado, con trocitos de metal adheridos de trecho en trecho. ¿Sabéis qué es? Dinero. Sí señor. ¿Veis los retratos de los Presidentes? En realidad, a la larga, vale mucho menos que la paja o el heno. El espantapájaros de dinero puede asustar a algunas señoras Cangrejo y a los Peces que ellas aman por su propiedad de convertirse en un alto muro que los separa. A ella le gusta acumularlo, ahorrarlo, guardarlo, acarrearlo en grandes cantidades al banco, meterlo en sus alforjas y observar cómo se multiplica perseverantemente mediante inversiones. Normalmente es más que un poco económica, si se trata de una Cáncer típica, y es posible que lo regañe porque a él no le interesa atesorarlo, porque lo esparce negligentemente entre los amigos que lo necesitan, porque lo invierte a manos llenas en sus múltiples sueños y proyectos, y porque distribuye propinas, que a juicio de ella son innecesariamente generosas, entre camareros, camareras, botones, porteros, mozos de cuerda, maleteros, etcétera. Si la Luna o el ascendente natal de él está en Cáncer, o si la Luna o el ascendente natal de ella está en Piscis, él será menos derrochador, y ella menos cautelosa, y el espantapájaros de dinero será menos aterrador. De lo contrario, él deberá tratar de comprender que ella no es realmente mezquina, sino que sólo se preocupa por su seguridad en lo que él debe admitir que es un mundo cada vez más inseguro... y ella deberá tratar de comprender que una excesiva preocupación por el dinero estrangula la libertad creativa y la imaginación de él, por partes iguales. Entonces convendrá que abran cuentas bancarias separadas, y que ninguno de los dos se inmiscuya en la del otro. (Aun así, es probable que él manifieste menos interés por los saldos mensuales de ella que ella por los de él.) Otro espantapájaros acecha a la luz de la Luna. A la luz de la Luna las cosas son siempre más misteriosas y macabras o más misteriosas y bellas. Todo depende del ojo que se emplee para contemplarlas: los dos ojos normales, o el Tercer Ojo del Conocimiento. Este espantapájaros se llama melancolía, y cada uno de los dos le atribuirá dicho defecto al otro. Él se repliega en sus silencios de Neptuno para meditar, y ella se enfada porque él no quiere decirle en qué piensa. 0... ella se encierra en su caparazón de cangrejo para cavilar con inexplicable congoja durante la Luna menguante, y esto lo deprime a él, porque el hombre Piscis, como he comentado antes, es una «esponja telepática», que absorbe irremediablemente todos los sentimientos que lo rodean. Influida por las fases lunares, la mujer Cáncer es un «reflector» de sentimientos, que devuelve su imagen como una placa fotográfica. (No es por coincidencia que la mayoría de los Cangrejos son fotógrafos o tienen mucho interés en la fotografía.) Así que ella «refleja» los silencios de él, y él «absorbe» la melancolía de ella. El desea saber qué es lo que ella piensa cuando está callada, aunque su curiosidad está más encubierta que la de ella. A ambos les gusta guardar sus secretos, y al mismo tiempo les gusta sonsacarlos, y cada uno de ellos es igualmente experto en arrancar secretos ajenos, mientras encierra los suyos propios bajo llave contra

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toda pregunta. Cuando confiesan este rasgo compartido, pueden aprender a tomarlo en broma, y a no permitir que genere tensiones entre ellos. El gran sentido del humor, tipo pájaro loco, de la chica Cangrejo, es una bendición salvadora frente a muchos de sus problemas. A menos que existan antagonismos inusitadamente graves entre las luminarias y los ascendentes de sus horóscopos, no habrá «espantapájaros sexuales» que los asusten mientras se hacen el amor. Normalmente, Cáncer y Piscis forman una pareja ideal desde el punto de vista físico. Mediante su unión sexual, experimentan una rara alegría: no sólo reciben, y no sólo dan, sino que intercambian la gracia de la satisfacción cabal. La diferencia es algo que muchos enamorados nunca comprenden. Como están tan íntima, incluso telepáticamente sintonizados a sus respectivos deseos y necesidades, la pasión les confiere una profunda paz, apacigua su temblor... y después, cuando han vuelto a convertirse en dos individuos independientes, su unidad perdura en sus ojos, como el recuerdo de una magia tan profunda que es imposible comunicarla con palabras, y que es mejor dejar librada solamente al conocimiento silencioso. El escucha realmente los temores y aprensiones estacionales de ella, con sosegada paciencia. Ella cubre con cálidas y tiernas mantas de consideración los inviernos en que él duda de sí mismo. El recuerdo de la «meditación acuática» puede proteger su relación. Y el recuerdo de lo mucho que se necesitan recíprocamente, la conciencia de la impensable posibilidad de perder la seguridad de su forma especial de interdependencia. Este hombre y esta mujer son extraordinariamente sensibles a sus respectivos pensamientos, y son literalmente capaces de leer sus respectivas mentes. Dada la naturaleza reflectante de ella y la naturaleza absorbente de él, la contaminación mental y emocional es un peligro permanente. Si permiten que sus frustraciones se eleven por encima o caigan por debajo del nivel de seguridad del pH, en lo que concierne a la tranquilidad, las nubes de tensión sólo podrán derramar sobre ellos una «lluvia ácida» de resentimiento, frustración y búsqueda egoísta que matará la felicidad... tal como la lluvia ácida de la Naturaleza mata a todos los peces y las plantas. Vale la pena proteger la novedad refrescante de su amor, como la dulce bendición perfumada de hierba de un plateado chubasco estival.

Hombre CÁNCER

Mujer

PISCIS

Mientras estaban así sentados, algo rozó a Peter, ligero corno un beso, y permaneció allí, como si dijera tímidamente: « ¿Puedo prestarte algún servicio?» A ella le gustaban tanto las lágrimas de él que estiró su hermoso dedo y las dejó deslizar sobre éste.

La conexión telepática que existe entre todos los amantes y consortes guiados por la vibración de la configuración de signos solares 5-9 nunca es menos que poderosa, pero el cordón de percepción extrasensorial que centellea entre un hombre y una mujer influidos por las vibraciones 5-9, que además nacieron ambos bajo signos de Agua, no dista de ser milagrosa. Cuando experimentan su tironeo mutuo en los buenos momentos, es una bendición maravillosa, hechizada. Sin embargo, en sus malos momentos, cuando se han separado temporalmente (las parejas 5-9 rara vez se separan permanentemente, a menos que existan serios antagonismos entre sus cartas natales)... en estos trágicos períodos, digo, el tironeo del cordón puede tener más parecido con una maldición que con una bienaventuranza. Los tortura con recuerdos, y peor aún, les permite saber con increíble precisión, casi todo lo que el otro hace y piensa. Y si bien lo que el otro piensa es casi siempre favorable, lo que el otro hace puede ser considerablemente desagradable para el que recibe el mensaje telepático, porque cuando estos dos riñen, cada uno trata de demostrarle a la mitad faltante una indiferencia total. Corno Cáncer y Piscis fingen muy bien, pues los dos son actores talentosos, las ficciones y los dramas que cada uno de ellos monta pensando en el otro pueden ser tremendamente perturbadores. Sobre todo si se suma el hecho de que tanto la chica Pez como su manso Cangrejo tienen una imaginación excepcional. La tendencia imaginativa neptuniana de ella y lunar de él tiñen a veces con matices engañosos los que originalmente eran auténticos mensajes recíprocos, y producen sufrimientos innecesarios.

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A todo hombre Cáncer le gusta que lo mimen como a un niño (y a veces incluso lo exige). Que lo adoren como mamá lo adoraba (o como mamá debería haberlo adorado, tanto da). Realmente es muy sencillo. Si le enseñaron a recoger sus calcetines, a encarar con madurez sus emergencias personales, a lavar sus platos y, en general, a ser independiente en lo emocional y en todo lo demás, al mismo tiempo que lo amaban afectuosamente, entonces, en su relación con la mujer que lo ama o se convierte en su esposa, él pretenderá que sea cariñosa y leal, y a cambio de ello asumirá su parte de responsabilidad en las faenas domésticas, y su parte de culpa por los trastornos y tensiones emocionales que siempre se producen, de tiempo en tiempo, en toda asociación íntima, ya sea entre padres e hijos o entre amantes o consortes. Y los dos vivirán, en general, eternamente felices, como prometió Hans Christian Andersen. Sin embargo, si «mamá» lo malcrió en su infancia, pretenderá inexorablemente que la mujer que lo ama en su etapa adulta también lo malcríe. Que lo ame cariñosa y lealmente, sí, pero también que le recoja los calcetines, que no le pida que comparta las faenas domésticas, que cocine para él, que sea su esclava, que lo adore y lo venere, que le diga que tiene razón aun cuando está equivocado, que lo defienda de sus enemigos, que le brinde apoyo emocional... y que nunca le pida que asuma el peso de la responsabilidad por cualquier desavenencia que surja entre ellos. Afortunadamente, la chica Piscis está muy bien pertrechada para este tipo de cuidados tiernos y cariñosos, y en la mayoría de los casos tendrá éxito, aunque tal vez para ello deba sumergir más de lo conveniente su propia personalidad y estilo de vida. Es posible que sus sueños queden relegados detrás de los de él, y ella deberá tomar la mayoría de las iniciativas de reconciliación después de una disputa, y deberá hacer la primera tentativa encaminada a allanar todos los malentendidos. Él llorará sobre el hombro de ella más a menudo de lo que ella podrá llorar sobre el de él cuando se sienta insegura y preocupada. La bella humildad de la chica Pez, su corazón comprensivo, su auténtica necesidad de hacer felices a los demás, y su generosidad esencial, harán que las cosas salgan bastante bien... si ella le enseña gradualmente, con mucha delicadeza, a ser un poco más maduro en el plano emocional, y a tratarla como una persona dotada de sentimientos, que a veces también necesita comprensión. Si ella omitiera educarlo y adiestrarlo gradualmente hasta hacerle comprender sus propias necesidades personales, individuales (las de ella), se encontrará en el mismo aprieto en el que se encontró su madre al tomar conciencia de la situación. A una dama de Neptuno le resulta muy fácil cruzar la tenue línea divisoria que separa la humildad del masoquismo, la sumisión del martirio. Hay otro tipo de Cangrejo, el hombre Cáncer que sufrió algún auténtico menoscabo mientras era un cangrejito. Quizá se quedó huérfano o fue adoptado, o si no, sus padres estaban demasiado atareados para dispensarle la atención que necesita todo joven Cáncer. Quizá su madre era fría, en lo emocional, y él se durmió muchas veces llorando, ávido de ese afecto tangible que se traduce en la narración de cuentos, en fuertes abrazos y besos de despedida en la punta de la nariz. Quizá se crió en la pobreza, y sus sueños se poblaban todas las noches con las voces de adultos preocupados por el dinero, por la forma de equilibrar los gastos con los ingresos, lo cual lo hacía sentirse inconscientemente culpable de provocar un gasto adicional por el solo hecho de ser, de existir, de haber nacido. Si ésta es la historia de la infancia del hombre Cáncer que ama, la chica Piscis tendrá una tarea titánica entre manos. Deberá ser su psicólogo, su psiquiatra, su mejor amiga, su madre y su padre (los dos), para no hablar de su amante y de su encantadora imagen de la feminidad montada sobre un pedestal. Un ángel puro que no lo odiará ni le volverá la espalda cuando él se comporte como un puro demonio. En síntesis, ella deberá restañar todas las viejas heridas de antaño, con paciencia y compasión perennes, hasta que la magia del amor realice por fin su misteriosa alquimia... y un día él descubra, al despertar, que ha conquistado en forma lenta pero segura la confianza y la fe permanentes en sí mismo. Sólo entonces él podrá amarla tan desinteresadamente como ella lo ama a él. Una ley inflexible de la naturaleza humana estipula que deberéis estimaros y respetaros realmente a vosotros mismos antes de poder amar auténticamente a los demás. Gracias a la misteriosa vibración 5-9, la chica Pez no se alarmará cuando se dé cuenta de que el hombre que ama pertenece a una de estas dos últimas categorías de varones Cáncer, entre las tres posibles. Nació con más aptitudes que la mayoría de las personas para resolver las complicaciones de las relaciones humanas. Otro de sus talentos de Neptuno consiste en aceptar los problemas, ya sean éstos grandes o pequeños, y en decidir la forma de abordarlos con paciencia y tranquilidad. Le resulta fácil resistirse a que las dificultades la ofusquen excesivamente, y toma las cosas con naturalidad, gracias a su sosiego y serenidad interiores, y a su buena disposición para que una inteligencia superior a la suya guíe el resultado final de todas sus esperanzas y ensueños. Hará todo lo posible por superar los obstáculos que se levantan en su camino. ¿Qué más se puede hacer? A su juicio, seguir preocupándose por algo después de haberle consagrado sus mejores esfuerzos, es un derroche inútil de energía. Los Piscis no tienen fama de ser hiperactivos. Tampoco se trata de que la mujer

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Pez sea completamente inmune a los accesos de llanto y desesperación, a sus propios talantes de miedo e inseguridad. De cuando en cuando se entrega a la depresión. Pero rara vez transcurre mucho tiempo antes de que recupere su filosofía displicente, esa especie de fatalismo positivo, y entonces vuelve a desplegar su propia personalidad serena y brillante. La noción de fatalismo positivo parece paradójica, pero en realidad no lo es. Sencillamente significa que aceptáis lo inevitable, y confiáis en que un destino más sabio lo enmiende todo al final. A su instinto neptuniano se suma su perspicacia. Ella es suficientemente sensible como para captar el resplandor de un diamante antes de que lo tallen y lo pulan. Su imaginación la ayuda considerablemente para ello. También es capaz de ver todas las sólidas virtudes del Cangrejo amado, sus posibilidades y potenciales multifacéticas como consorte para toda la vida. Se siente cómoda al lado de él, porque no es agresivo ni exageradamente crítico (excepto en sus malos lunes y viernes, cuando se enfurruña por un cambio de Luna). Él exhala una suavidad que la conmueve, y simultáneamente irradia tenacidad, junto con un obvio sentido de responsabilidad que la hace sentir segura: del futuro, de la devoción de él, y de su propia feminidad. Es un hombre afable, un hombre sosegado. Y ella también es una mujer afable, sosegada. De alguna manera, la proximidad de él le produce una sensación de paz y rectitud. Él es espabilado, tiene un estupendo sentido del humor. La hace reír, y llorar... le cuenta historias fascinantes... es ingenioso, inteligente y suficientemente versátil como para intrigarla y mantenerla en suspenso. Personifica la combinación justa de estabilidad e imprevisibilidad que se necesita para hacer interesante la vida, para impedir que el amor se ponga rancio por la acción del hábito fijo. Además de contar con todos estos atractivos, es un amante cortés y encantador. Sabe leer el pensamiento (como ella lee el de él), y siempre parece saber cuál es el momento en que más necesita que la rodee con sus brazos... en que más anhela evadirse con él al mundo privado de su pasión y de los secretos que comparten. Sin pronunciar una sola palabra, estos dos sabrán cuándo ha llegado la hora de que la expresión sexual de su amor los envuelva y apacigüe las aguas agitadas, como siempre consigue hacerlo la unión natural del hombre y la mujer. El único problema que puede aflorar en su compatibilidad física se planteará si él omite hacerle saber cuánto la necesita, si se concentra demasiado en sus temores y angustias innombrables, pues entonces ella se replegará dentro de sí misma y se tornará temporalmente frígida. Pero cuando él se tome el tiempo indispensable para ser tierno, ella reaccionará como una flor ante la lluvia. O es posible que él se arrastre en algún momento dentro de un caparazón de fingida indiferencia cuando ella se muestre un poco sarcástica o enérgica con él después de una discusión. Es tan inusitado que la mujer Piscis sea verbalmente cruel y «enérgica», que en las raras ocasiones en que sí lo sea el susceptible Cangrejo podrá experimentar una chocante sensación de rechazo. Pero estos son detalles minúsculos, y después de un tiempo el fuerte magnetismo que une a Cáncer y Piscis volverá a triunfar, y los arrojará nuevamente a uno en brazos del otro, sanos y salvos. Tanto el Cangrejo como el Pez son tenaces, cada uno a su manera. La tenacidad de la mujer Piscis proviene de su renuencia a creer que el fracaso es permanente, pues la sustenta espiritualmente la conjetura de que el final de cualquier período lúgubre será más sorprendentemente beneficioso de lo que parecería posible en medio de las perseverantes confusiones, confusiones éstas que serán, ellas mismas, de una manera extraña, contradictoria, las raíces de la dicha, cuando llegue la hora de que maduren los frutos del árbol de la experiencia. La tenacidad del Cangrejo emana de su resistencia a soltar todo lo que realmente desea. La pinza del Cangrejo se prenderá con increíble obstinación a cualquier objeto, ensueño (o persona) vehementemente anhelado, tanto si está cerca como si se encuentra en el otro extremo del continente. La cogida del Cangrejo no es fácil de eludir, ni siquiera cuando su tenacidad se manifiesta a larga distancia, y menos aún en condiciones de contigüidad. Por mucho que la chica Pez se zarandee, es difícil que escape por mucho tiempo. Pero generalmente, no derrochará energía tratando de zafarse de los tironeos de su hombre Cáncer. Siente que es maravilloso que la necesiten tanto. Lo es. En verdad, es una de las cosas más bellas que pueden sucederle a una típica mujer Piscis. Igualmente, habrá casos esporádicos, durante su intimidad, en que ella deberá explicarle amablemente a su encantador pájaro loco que es estupendo que a una la necesiten, pero que la posesión puede ser asfixiante. Entonces el hombre lunar se volverá y llorará, silenciosamente... y se sentirá solo y rechazado, sin sospechar que ha sido su propia tendencia «subyugante» la que la ha hecho reaccionar en defensa de su intimidad personal. Su dama Piscis dirá: «Lo siento. No quise herirte. Realmente eres mi favorito en todo el mundo. Ven, ¡iremos juntos a impetrar un deseo a la Luna nueva!». El Cangrejo se animará visiblemente, soltará una risita, la cogerá nuevamente con su pinza tenaz, sonreirá alegremente, y exclamará: «¡De acuerdo, vamos! Apuesto a que puedo adivinar cuál será tu deseo».

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Entonces Piscis sonreirá dulcemente y responderá: «Por supuesto. Siempre conoces mis secretos. Yo también sé qué es lo que desearás tú». El Cangrejo se estremecerá extáticamente y susurrará: «¡Shhh! No se lo cuentes a nadie». La mujer Piscis se compromete por su honor a no contárselo a nadie... y ahí se van a algún prado, a contemplar el cielo y a entonar los mantras de sus deseos a la Luna nueva. Pero lo que Cáncer no sabrá es que se equivocó al conjeturar cuál sería el deseo de Piscis. Hay muchas cosas que Neptuno nunca le cuenta a la Luna. Sí, el Pez es un poquito domatai, siempre oculta algo, o lo transcribe en clave. Lo mismo se puede decir de su hombre Cáncer. El no comparte con ella cada mínimo tocrese. Sólo simula compartirlo. Ahora os contaré el resto del secreto mutuo de este hombre y esta mujer que ellos guardan más celosamente. La razón por la cual se plantean tantas adivinanzas recíprocas —Cáncer y Piscis— es ésta: cada uno de ellos quiere estar seguro de que nunca perderá el interés del otro.

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LEO

PISCIS

Fuego - Fijo - Positivo Regido el Sol Símbolo: el León y el Gatito Tímido Fuerzas diurnas -Masculino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación LEO-PISCIS —Di «sí, señor». —;Sí, señor! ...no es necesario aclarar quién era el capitán.

Antes de seguir adelante, conviene dejar sentado desde el comienzo que no hay esperanzas de que el Pez macho o hembra conquiste jamás al León o la Leona. Es sencillamente imposible. Va contra todos los preceptos de la astrología y la naturaleza. ¿Entonces por qué vemos a tantos Piscis que andan en compañía de los Leo? Porque ser conquistado no es realidad tan desagradable para un Piscis cuando el triunfador es el gran gato, por eso. Los Leo son normalmente generosos con los vencidos, son monarcas benévolos que carecen de intenciones crueles o malévolas (aunque a menudo las compensan con su arrogancia), y los Peces prefieren secretamente que los dominen, siempre que sea con afecto, que es como dominan la mayoría de las veces los Leo. Veréis, la vida se le hace más fácil al subyugado. Alguien le dice lo que debe hacer, y así le queda mucho tiempo para soñar las quimeras de Neptuno, y menos tiempo para tomar decisiones obligatorias, responsables. El Piscis típico es francamente partidario de las asociaciones que le dejan abundante espacio para nadar libremente, mientras la próxima expedición aguas arriba o aguas abajo se la planea alguien que disfruta con esas actividades. Éste no es el caso de Piscis. Dominar y conquistar son, en el mejor de los casos, ocupaciones cansadoras, y requieren más energía y más ego que los que posee el Pez medio. Quizá haya uno que otro Piscis que sueña, a ratos perdidos, con conquistar al León o la Leona, y es posible que un Pez que al nacer tuvo la posición planetaria de Marte en Aries prefiera conducir, en lugar de seguir. Es muy cierto que Marte ejerce una influencia formidable a través de su propio signo natural de Aries, en razón de lo cual este Piscis es menos humilde y dócil. Pero Marte, a pesar de toda su fuerza, su coraje y su audacia, nunca derrotará ni dominará realmente al radiante Apolo, el dios Sol. Estudiad vuestra mitología griega. Ningún planeta, ni siquiera el temible Plutón ni el implacable Saturno, posee la pura fuerza vivificante del Sol, y si esta brillante luminaria ejerció su poder a través de la zona Piscis del Zodiaco a la hora del nacimiento, él o ella es Piscis, y basta... sin que importen las eclosiones periódicas de bravatas marcianas. Esencial y básicamente, cuando se cuentan las espinas y las escamas, un Pez es un Pez. La ubicación del Sol en el momento de exhalar el primer aliento es la clave de la auténtica esencia del individuo, por la sencilla razón de que la influencia del Sol es la más poderosa del cielo, y por tanto del horóscopo. Además, da la casualidad que el Sol también es el regente de Leo. Así que volvemos, completando el círculo, al tema de la dominación entre los dos. Poco importa cómo justipreciéis la escena: el León gobernará al Pez. Es posible que el Piscis con otras vibraciones más positivas en la natividad (como Marte-enAries, o Luna-en-Aries) desafíe un poco más a los Leones y Leonas, ¿pero qué futuro puede tener este impulso planetario, recibido a la hora del nacimiento, contra los soberanos reyes y reinas Leo, cuando incluso el nativo del signo solar Aries (yo misma) debe someterse finalmente a la superioridad del León para salvaguardar la paz? La valoración y la admiración nunca dejan de estimular la naturaleza radiante de Leo, y nadie es más

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cautivante que Piscis a la hora de valorar y admirar. Asimismo, los tibios rayos solares de Leo nunca dejan de hacer florecer los delicados pimpollos de la personalidad neptuniana de Piscis, que necesita tiernos cuidados, y nadie es más calurosamente protector y afectuoso que Leo. Por tanto, a menos que existan serios conflictos entre los aspectos de sus respectivos signos lunares, ascendentes o Sol y Luna, estos dos pueden promover, juntos, las mejores cualidades de cada uno, pueden complementar sus esencias y pueden formar una alianza considerablemente dichosa y cómoda. Esta no es una combinación poco frecuente, porque Piscis puede aportar mucha ternura y clarividencia a la vida de Leo, en tanto que éste puede aportar una fuerte dosis de seguridad emocional y de otro tipo a la vida de Piscis. Igualmente, un León puede tragarse al Pez cuando el gran gato se harta de jugar. Estos dos no son compatibles por naturaleza, y deben actuar en forma armónica. Leo se siente a sus anchas en el hábitat de la jungla, caluroso y seco, y Piscis en las aguas frescas y umbrías. Hay considerables diferencias básicas, y uno de ellos debe renunciar, simbólicamente, al entorno familiar, para que puedan permanecer juntos. Si el ascendente de Leo es un signo de Agua o si su Luna está en un signo de Agua, le resultará más fácil cambiar la vida en la jungla por una zambullida en las profundas aguas de Neptuno. Si el ascendente del Pez es un signo de Fuego o si su Luna está en un signo de Fuego, le resultará más fácil respirar libremente en tierra firme, y merodear por la jungla junto al noble León o Leona, sin anhelar evadirse nuevamente al océano del olvido emocional. La configuración de signos solares 6-8 de Leo-Piscis puede convertirse potencialmente en una relación satisfactoria, con todo el atractivo que la fuerza exterior tiene para la fuerza interior... y viceversa. Como el Pez tiene una noblesse oblige espiritual interior comparable a la majestuosa nobleza exterior de la personalidad de Leo, pueden desempeñarse muy bien, si se esfuerzan, en cualquier área de la vida, ya sea ésta la de los negocios, la amistad, la familia o el matrimonio. Leo es la sexta Casa zodiacal de servicios para Piscis. lo cual explica que Leo experimente la insólita necesidad de servir gustosamente, de alguna manera, a Piscis, a pesar de que ésta no es la conducta normal de los grandes gatos respecto de otros signos solares. Por supuesto. esto no anula el síndrome de superioridad, sino que sólo lo diluye un poco. Al fin y al cabo, los monarcas sirven generosa y continuamente a sus súbditos, sin dejar de ser monarcas. A la mayoría de los Piscis les resulta difícil decidir qué es exactamente lo que desean ser o hacer. Escucharán de buen grado los consejos de casi todos, y los seguirán sólo durante poco tiempo... o no harán nada. Allí es precisamente donde pueden empezar los conflictos. Leo debe saber que le obedecen, o se siente desconsolado. Como Piscis no soporta ver a nadie desconsolado, y como Leo no soporta ver a nadie deambulando sin rumbo, el impasse puede terminar con un León enfurruñado y un Pez lloroso. A menudo Piscis se siente tentado por dos posibilidades a la vez, que lo seducen y lo intrigan en igual medida. El León deberá permitir que el Pez corra las dos aventuras simultáneamente, si hace falta, porque Piscis necesita tiempo y tranquilidad para probar las cosas mediante experiencias múltiples, para así encontrarse a sí mismo (o a sí misma). El León (o la Leona) prudente le concede a Piscis este privilegio, y después de todo Leo tiene una dignidad y una sabiduría innatas. (He querido enunciar aquí algunos argumentos en favor de los Peces, porque éstos no son expertos en la materia.) En cualquier tipo de contacto cotidiano con un León, el Pez siempre deberá recordar que la valoración (la lisonja) sincera aplacará a la fiera salvaje más rápidamente que el mal talante, las lágrimas o el silencio. El León no deberá olvidar que la amabilidad es el señuelo más fiable para atraer al sensible Piscis, y los rugidos majestuosos sólo inducen al Pez a agitar frenéticamente las aletas y a esforzarse por respirar. A estos dos no les resultará difícil adaptarse el uno al otro y encontrar la felicidad, si ambos exhiben sus facetas positivas en lugar de las negativas. Leo exigirá (o por lo menos pretenderá) controlar el dinero, porque es un organizador nato. Pero Leo también es derrochador. Piscis es a menudo asombrosamente espabilado para abordar las complejidades de las finanzas, pero carece de un respeto básico por el dinero. Así que quizá será mejor que se turnen en el manejo de las entradas y salidas. La actitud de Neptuno respecto de casi todo es más intuitiva que racional. Esto desilusionará invariablemente al Leo regido por el Sol, a juicio del cual la racionalidad es la única base sensata para todas las opiniones y todos los actos. He aquí un punto escabroso. Y hay otros. Las virtudes de la rutina uniforme afloran naturalmente en Leo, signo del organizador fijo. En cambio, el orden y la disciplina indispensables para organizar las cosas con éxito no afloran naturalmente en Piscis. El Pez puede despertar la furia del León al hallar las respuestas correctas en una situación que a Leo le

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parece totalmente caótica. La misma regla se puede aplicar a los talonarios de cheques caóticos, los escritorios caóticos y los hogares caóticos. Quizá deberíamos emplear la palabra «confuso» en lugar de caótico. A Leo le gusta que haya un lugar para cada cosa y que cada cosa esté en su lugar. Piscis opina que toda una vida dedicada a organizar cuidadosamente cada elemento y cada hora dentro de un sistema rígido es una vida desperdiciada. El Pez se siente siempre más distendido cuando el entorno es confortablemente caótico y está un poco desordenado, y no es demasiado pulcro, gracias. Es raro que un Piscis enfrente agresivamente una situación adversa. Los hombres y las mujeres de Neptuno se ahogan en la inseguridad oculta. Es posible que aquellos individuos que hemos mencionado anteriormente, con alguna vibración positiva en su horóscopo, como la de Marte o la Luna en Aries, remonten durante un tiempo las olas de la mala suerte o el trato injusto. Pero incluso ellos terminarán por nadar rumbo a bahías y ensenadas más serenas. La evasión será inevitablemente la solución última, la acción final. Es difícil inmovilizar a los peces. Neptuno gobierna, entre otras cosas, el gas, que es imposible de encerrar cuando busca desahogo. La astrología susurra historias de Peces Piscis que se convierten en ballenas devoradoras. Esto es cierto. Neptuno experimenta algunas mutaciones inexplicables. Pero ni siquiera el raro Pez de la variedad ballena que devora a uno que otro Cangrejo o Virgen, podrá engullirse a Leo como si fuera Jonás. O el León sale triunfante... o el Pez se aleja nadando. Aunque en general Piscis parece esquivo, los Leones son expertos en acechar criaturas que se creen invulnerables... hasta que una inesperada zarpa de León las aprieta súbitamente contra el suelo. El desenlace de cualquier enfrentamiento serio entre Leo y Piscis es previsible. Los Leones que deseen vivir armoniosa y pacíficamente con los Peces deberán encontrar la forma de fusionar la dualidad de Neptuno, de consolarlos tiernamente, de aplicar un bálsamo reconfortante sobre sus inseguridades emocionales, y de conducirlos afablemente desde las brumas donde sueñan despiertos hasta la luz de la verdad y la realidad. ¿Veis qué sabias son las estrellas? Como dije al comienzo, el León será el guía en esta relación, y esto es lo que más les conviene a los dos. Piscis necesita una zarpa fuerte a la cual asirse, una mano a la cual aferrarse, mientras atraviesa los bosques tupidos de la existencia, por si un peligro invisible agazapado entre la maleza lo acomete por sorpresa. ¿Y quién es más fuerte que el León, frente al peligro? Leo protege. Piscis admira... con conmovedora gratitud. ¿Y no os parece que éste es un día hermoso? No llueve. Si lloviera, el Pez, espiritualmente maduro, podría enseñarle a Leo la forma de no empaparse con los chubascos inesperados de la vida. Al fin y al cabo, amor con amor se paga.

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Mujer LEO Hombre PISCIS Slightly fue el primero en hablar. —Esto no es un pájaro —dijo con voz asustada—. Creo que debe de ser una señora.

Cualquiera pensaría que las actitudes frías, altaneras y majestuosas de la Leona típica respecto de los extraños que aspiran a su mano o a su corazón debería espantar al Pez Piscis de sexo masculino antes de que esta chica tenga tiempo de pescarlo. Cualquiera lo pensaría. Pero quien lo piense habrá olvidado la otra faceta de esta dama. Cuando ello la complace, la mujer Leo puede destilar un humor radiante y juguetón, tan tibio y benévolo como su regente, el Sol. Además, no todos los Piscis se echan a temblar en presencia de la realeza astrológica. Si recordáis lo que he dicho un poco más arriba, también hay Piscis tipo ballena, que engullen a la gente... simbólicamente, desde luego. La ballena nunca conseguirá devorar a una Leona. Pero tampoco se echará necesariamente a temblar y tiritar cuando ella rechace fríamente sus escarceos iniciales. De todos modos, la mayoría de los Peces varones no son ballenas, y necesitan un poco de ayuda cuando los pesca esta mujer, así que analizaremos la situación desde su punto de vista. Teóricamente, las ballenas pueden bastarse a sí mismas. Estudiemos el problema del hombre Piscis típico o medio cuando se enamora de una mujer Leo. Terrorífico. Francamente terrorífico. La Leona sana y bella irradia un aire de autoridad y vitalidad que casi desafía el coraje de todos quienes desean seducirla y conquistarla. «Comprobad si tenéis méritos suficientes para merecerme», dice el mensaje silencioso de la mujer leonada. El Pez no deberá dejarse intimidar por esto. Sólo se trata de la estratagema majestuosa que ella emplea para humillar y disuadir a cualquier plebeyo que tenga puestos los ojos en el trono. La forma de enfrentarla consiste en demostrarle que él no es un plebeyo. ¿Y cómo se le puede probar semejante cosa a esta dama? Bueno, para empezar, él puede invitarla a beber y cenar como una reina, en los mejores restaurantes, y hacerle regalos... si no costosos, por lo menos de buen gusto. Una botella de vino barato, una pulsera de bisutería comprada en Woolworth's que le tiñe el brazo de verde, o una muñeca de plástico ganada en un parque de atracciones, no son los regalos que ella considera de buen gusto. Visite Tiffany's, en la Quinta Avenida de Manhattan. No se necesita una fortuna para escoger un testimonio simbólico destinado a la Leona, en Tiffany's. No se deje asustar por el nombre. Tienen algunos artículos interesantes, a partir de diez o veinte dólares, y probablemente el Pez podrá juntar esa suma para impresionar a la mujer de la que teme haber empezado a enamorarse. Además, lo único que importa es el estuche. Si dice Tiffany's, ella lucirá su sonrisa más rutilante, y le dará las gracias afablemente, con una soleada promesa estival en los ojos. Puede hacerle otros regalos de idéntico buen gusto. Un gatito abandonado. Una foto enmarcada de él, a los seis años. Un ramo de margaritas con una rosa roja en el centro, que la representa a ella. El buen gusto no está necesariamente asociado con el dinero, sino con un corazón educado y un alma sensible. Sea lo que fuere lo que elija. no deberá regalárselo en un día festivo común. Los cumpleaños. la Navidad, están descartados. Eso es lo que hacen los plebeyos. El regalo deberá ir acompañado por una tarjeta que diga, sencillamente: «Porque es la mañana del jueves, y te amo», o que le informe que se lo envía para celebrar la hora y el minuto en que se conocieron, hace un año (o hace cinco años, o los que sean), o quizá para recordar el Día de Guy Fawkes (pero será mejor que antes pase por la biblioteca y averigüe lo que significa esto, porque la Leona pondrá mala cara si él no puede explicarle quién fue Guy Fawkes, y que éste no peleó con Joe Louis en Chicago)... o mejor aún, para conmemorar la coronación de la reina Isabel de Inglaterra. Esto le gustará. Es algo asociado con la realeza, y le parecerá divertido. La Leona tiene un cálido y maravilloso sentido del humor. (Pero de buen gusto, no lo olvide. Nada de retruécanos. Y nada de chistes verdes, por favor.) Es sentimental, y todas estas insignificancias la conmueven. El Pez no deberá descuidar el hecho de que ella necesita lo intelectual, lo romántico y lo insólito. Esta dama es una dama, literalmente, y lo mundano, lo vulgar, lo ordinario y lo insípido la aburren hasta hacerla llorar. Hay muchas maneras de probarle que él no es un plebeyo. de que pertenece a la nobleza, o a la clase gobernante, y que por tanto merece su atención y respeto. Él puede desplegar su talento natural de Neptuno para (o al menos su gusto por) la música o la poesía, lo cual a ella le parecerá sencillamente delicioso. Él puede recordar que la auténtica realeza nunca se sobresalta, que conserva siempre su dignidad en las situaciones más desquiciantes. Pero sobre todo, nunca deberá lastimar la idiosincrasia real de ella hablando o

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comportándose de un modo grosero, tosco, irrespetuoso, ni siquiera cuando ella merezca una buena paliza verbal y física... cosa que ocurrirá con frecuencia. En esas circunstancias, él deberá darle su merecido, pero no grosera y toscamente, sino como un caballero. Es bastante fácil, una vez que uno aprende... la diferencia, quiero decir, entre la clase baja y la clase gobernante. Sólo un noble que ya ha sido armado caballero por la reina se atreverá a ponerla en su lugar con unos azotes en el trasero cuando ella se porta mal, ¿me entendéis? ¿No? Bueno, lo explicaré en otros términos: la mujer Leo no se someterá nunca a un hombre que no sea su igual, que no pueda controlarla cuando ella lo necesita. Tampoco se enamorará definitivamente de un hombre del cual deba disculparse ante sus amistades, que la humille y la agravie, en público o en privado. El manejo y el adiestramiento de la nobleza es un arte. En realidad, el hombre Piscis tiene muchas probabilidades de aprender más rápidamente que el varón de la mayoría de los otros signos solares, no porque él también haya nacido con delirios de grandeza, sino porque aún no ha nacido el Pez que no tenga una misteriosa habilidad para hechizar a la fiera más salvaje con una amalgama de dulce compasión y resistencia pasiva. Además de lo cual, él es un excelente escucha, y en compañía de esta mujer sus oídos sensibles y comprensivos tendrán mucho ajetreo. A la chica Leo le gusta tener público, y el hombre regido por Neptuno sobresale cuando desempeña este papel, con auténtica fascinación por las piezas teatrales de la naturaleza humana que se interpretan sobre los escenarios de la vida y el amor. Si de cuando en cuando da un traspié con Su Alteza, no tendrá por qué temblar y esperar la ejecución. En verdad, uno de los matices más encantadores de la brillante aura irisada de la chica Leo es su capacidad para perdonar generosamente a quienes se disculpan sinceramente. Tiene una naturaleza tan rutilante e irradia tanto calor que, excepto durante algún acceso periódico de megalomanía (término psiquiátrico que designa la hipertrofia del ego), la gente se siente feliz por el solo hecho de estar cerca de ella. Si le tributan el respeto que reclama —y que muy a menudo merece— su talante florece en una espléndida e irresistible generosidad, como si fuera una rosa exuberante y aromática. Pero tiene la peculiaridad de congelarse en un bloque de orgullo silencioso si su amante o marido (o quien sea) pretende dictarle su comportamiento. Claro que esto es algo que el Pez no intentará hacer con demasiada frecuencia. Este hombre es más propenso a cortejar a su reina Leona con simpatía, ingenio, inteligencia, y una sensibilidad asombrosamente intuitiva para captar sus estados de ánimo. A veces la mujer Leo plantea exigencias amorosas realmente irrealizables en su afán de aparearse sólo con un hombre que esté dispuesto a satisfacer todos sus caprichos, pero que también tenga la inteligencia y el aplomo suficientes para ser su igual en todo momento. Éste es un complicado truco de dualidad, pero el hombre regido por Neptuno tiene muchas probabilidades de ejecutarlo con éxito. A la mayoría de los Peces no les molesta parecer superficialmente serviles, de modo que la humildad de Piscis se convierte en una ayuda más que en un obstáculo... y en cuanto a eso de ser su igual, sus talentos telepáticos y sus infinitas facetas de inteligencia (cosechadas por medios kármicos de los otros once signos solares) son suficientemente chispeantes como para cautivar la atención y la admiración de la Leona, y como para hacerle creer que ha encontrado la combinación perfecta que buscaba en un hombre... por un tiempo, al menos. Después de que palidezcan un poco el rubor y el sonrojo iniciales del romance, ambos empezarán a notar la diferencia entre sus elementos individuales de Fuego y Agua que, como os lo ha enseñado la física elemental, no se mezclan sin peligro de extinción para el uno o el otro, o para ambos. La naturaleza acuosa de él requiere mucho tiempo para reflexionar a solas, así que a veces la extroversión de Leo lacera un poco su delicada sintonía. La naturaleza fogosa de ella es más gregaria, y necesita muchas reyertas dramáticas para poder besarse y reconciliarse, de modo que la negativa de él a ser suficientemente demostrativo cuando ella está inflamada, puede lacerar su propia armonía. El repliegue taciturno en el que se refugia él cuando su espíritu ha sido maltratado sólo puede competir con el orgulloso enfurruñamiento que exhibe ella cuando la contradicen o la ignoran. Una de sus principales causas de conflicto será la renuencia natural de él a compartir con ella todos sus pensamientos íntimos. Leo desea saberlo todo. ¿y quién puede ocultarle secretos a la reina? Él puede. Y frecuentemente lo hace. Entonces ella se pondrá cuestiones espirituales profundas (excepto cuando existen aspectos planetarios negativos recíprocos en sus cartas natales, lo cual podría diluir la poderosa atracción sexual... sin llegar a eliminarla nunca, aunque sí a diluirla, y nada más). Ella representa para él la sexta casa astrológica de servicio (entre otras cosas). Es muy posible que el Pez espere demasiados «servicios» fanáticos

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de esta mujer orgullosa, y la Leona no será exageradamente servil durante mucho tiempo, sin lanzar un rugido de disgusto. Ambos deberán meditarlo. Si existe armonía entre el Sol y la Luna y otros planetas de sus respectivos horóscopos, o una conjunción recíproca de la Luna, todas sus tensiones se disolverán en una fusión hombre-mujer cadenciosa, lírica y encantadora, del Sol y Neptuno, y por tanto su unión sexual será enriquecida por la delicadeza, el romance y la ternura que él le brinda a ella, y por el cálido afecto y la pasión que ella le brinda a él. Si carecen de esta ayuda planetaria en sus cartas natales, ella deberá esmerarse en evitar que los poderosos rayos solares de su vehemente sexualidad (y su potencial para la frigidez) calcinen o congelen todos los deseos de este hombre... y él deberá esmerarse en evitar que la naturaleza soñadora de su sexualidad, típica de Neptuno, y su falta de entrega total al acto amoroso, enfríen la personalidad radiante de ella... y la dejen con una sensación de vacío, como si no la hubiera tocado la auténtica profundidad del amor... sino sólo una suave brisa, que apenas deja un vago recuerdo tras de sí. La raíz más fuerte y más fértil del movimiento de liberación femenina es la que se olvida en todos los discursos: la igualdad emocional entre hombres y mujeres. Esta será la recompensa final y perdurable para ambos sexos, cuando hayan terminado los desfiles bulliciosos, o sea, la certeza de que es bueno que el hombre posea algunas cualidades femeninas en el área del sentimiento, la percepción y la sensibilidad... así como lo es que la mujer posea algunas cualidades masculinas en el área del coraje, la franqueza y la independencia. Es muy bueno. Es algo divino y sacrosanto. Sin embargo, en una relación amorosa como ésta, donde la mujer ha nacido bajo un signo solar masculino, regido también por el mismísimo Sol masculino, lo cual le suministra una doble influencia masculina... y donde el hombre ha nacido bajo un signo solar femenino, regido también por un planeta femenino, Neptuno, lo cual le suministra una doble influencia femenina... habrá que prestar un cuidado consciente y continuo a la preservación del equilibrio emocional entre los enamorados. Femenino no significa «marica» ni «afeminado». Sin embargo, es posible que el hombre Piscis sometido a una doble influencia femenina irradie demasiada pasividad. Asimismo, masculino no significa «agresivo» ni «prepotente». Sin embargo, es posible que una mujer sometida a una doble influencia masculina irradie demasiada energía y fuerza... lo cual implica un exceso por parte de ambos. Pocas veces se reconoce la veracidad esotérica subyacente de los cuentos de hadas, y si se reconociera, la astrología y los cuentos de hadas harían innecesaria la psiquiatría. (Esto les parecerá lógico a los hombres de Neptuno.) Por ejemplo (un ejemplo vital), «Ricitos de Oro y los tres osos» encierra un significado mucho más profundo que el que sospecha la gente. La Leona y el Pez (y las parejas de todos los signos solares) deberían meditar sobre la moraleja de esta antigua fábula. La silla y la cama de papá oso eran demasiado duras (un exceso de energía masculina). La silla y la cama de mamá osa eran demasiado blandas (un exceso de pasividad femenina). La sopa de papá oso estaba demasiado caliente, y la sopa de mamá osa estaba demasiado fría. Pero el potaje, la silla y la cama del bebé oso eran... perfectos. El consejo de amor más sabio y más eficaz que las estrellas pueden ofrecerles a este hombre y esta mujer es que ambos recuerden el equilibrio perfecto de agresividad y furiosa o se congelará —lo uno o lo otro— hasta que él capitule v confiese. El Pez deberá cuidarse de no pasar por el aro demasiadas veces, en su trato con la Leona, si no quiere que a ésta se le suba el éxito a la cabeza.

El camino para llegar al corazón de ella en lo que concierne a la armonía sexual... pasa nuevamente por la música y la poesía. Así fue como César y Marco Antonio sedujeron y conquistaron a Cleopatra, que. era indiscutiblemente una Leona. («Si la música es el alimento del amor, seguid tocando.») A las Leonas les gusta que les entonen dulces –serenatas, aunque sólo sea simbólicamente. A la mujer Leo, como a la tentadora del Nilo, le encantan los aceites perfumados y todos los aderezos del romance... cuanto más exóticos, mejor. Que esto le sirva de advertencia al hombre Piscis: ella nunca encontrará la satisfacción cabal en un amorío pasajero. La mujer Leo típica casi nunca es promiscua una vez que ha elegido a un príncipe consorte digno de ella. Tan propensa a la monogamia como la leona de la Naturaleza, devorará con un rugido de celos al marido o amante infiel. Ella adora a su vez que todos los hombres que tiene a la vista la veneren y la admiren, pero argüirá que esto no es lo mismo. Veréis, ella tiene privilegios reales. La Leona es capaz de seducir a un hombre para arrebatárselo a otra mujer, por derecho real. y después se siente herida si él le es infiel como lo fue, por culpa de ella, a su -anterior compañera. La paja en el ojo ajeno. Si el

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hombre que ama se permite aunque sólo sea hacerle un guiño inocente a la mejor amiga de ella, lo lamentará durante toda su vida. (Por supuesto. como yo misma soy una signo de Fuego, Aries, no entiendo cómo incluso un guiño puede ser inocente, pero...) Esta mujer (Leo. quiero decir) no tolerará ni siquiera el coqueteo más frívolo. El debe consagrarle TODA su atención. El menor agravio de esta naturaleza determina a menudo que la Leona típica no pueda responderle a su compañero en la expresión física del amor, lo cual es triste, pero muy cierto. Los celos pueden transformarla instantáneamente en una diosa de hielo, a la que no le queda ningún calor, ni sexual ni emocional. Por otro lado, un exceso de sermones arrogantes de Su Majestad pueden generar la misma insensibilidad física en el hombre Pez, en razón de lo cual su vida sexual íntima virará del calor al frío, y viceversa. Él deberá agradecer la rara lealtad que le dispensará su mujer Leo si se la merece, y deberá tratar de no provocar su disgusto, su honda desdicha, con un comportamiento menos honesto y leal que el de ella. Es posible que falte algo en su vibración sexual. Tal vez él sea demasiado etéreo, místico e intangible, o demasiado esquivo en su manera de hacer el amor, hasta el punto de no satisfacer completamente a la hembra de la jungla que hay en ella. Tal vez ella sea demasiado exigente e insistente al expresar su necesidad de pasión arrolladora y de servidumbre romántica continua, hasta el punto de convertirlo a él en un ser aún más desapegado, etéreo, místico, intangible y esquivo durante el acto amoroso... y así se desarrolla un problema circular, sin principio ni fin. ¿Quién lo desencadena realmente? ¿Quién lo sabe? Cuando se trata de estos dos, hay por lo menos un indicio. Ésta es una vibración de signos solares 6-8, y en el caso de la mujer Leo y el hombre Piscis, esto significa que él representa para ella la octava casa astrológica del magnetismo sexual, del misterio, y las cuestiones espirituales profundas (excepto cuando existen aspectos planetarios negativos recíprocos en sus cartas natales, lo cual podría diluir la poderosa atracción sexual... sin llegar a eliminarla nunca, aunque sí a diluirla, y nada más). Ella representa para él la sexta casa astrológica de servicio (entre otras cosas). Es muy posible que el Pez espere demasiados «servicios» fanáticos de esta mujer orgullosa, y la Leona no será exageradamente servil durante mucho tiempo, sin lanzar un rugido de disgusto. Ambos deberán meditarlo. Si existe armonía entre el Sol y la Luna y otros planetas de sus respectivos horóscopos, o una conjunción recíproca de la Luna, todas sus tensiones se disolverán en una fusión hombre-mujer cadenciosa, lírica y encantadora, del Sol y Neptuno, y por tanto su unión sexual será enriquecida por la delicadeza, el romance y la ternura que él le brinda a ella, y por el cálido afecto y la pasión que ella le brinda a él. Si carecen de esta ayuda planetaria en sus cartas natales, ella deberá esmerarse en evitar que los poderosos rayos solares de su vehemente sexualidad (y su potencial para la frigidez) calcinen o congelen todos los deseos de este hombre... y él deberá esmerarse en evitar que la naturaleza soñadora de su sexualidad, típica de Neptuno, y su falta de entrega total al acto amoroso, enfríen la personalidad radiante de ella... y la dejen con una sensación de vacío, como si no la hubiera tocado la auténtica profundidad del amor... sino sólo una suave brisa, que apenas deja un vago recuerdo tras de sí. La raíz más fuerte y más fértil del movimiento de liberación femenina es la que se olvida en todos los discursos: la igualdad emocional entre hombres y mujeres. Esta será la recompensa final y perdurable para ambos sexos, cuando hayan terminado los desfiles bulliciosos, o sea, la certeza de que es bueno que el hombre posea algunas cualidades femeninas en el área del sentimiento, la percepción y la sensibilidad... así como lo es que la mujer posea algunas cualidades masculinas en el área del coraje, la franqueza y la independencia. Es muy bueno. Es algo divino y sacrosanto. Sin embargo, en una relación amorosa como ésta, donde la mujer ha nacido bajo un signo solar masculino, regido también por el mismísimo Sol masculino, lo cual le suministra una doble influencia masculina... y donde el hombre ha nacido bajo un signo solar femenino, regido también por un planeta femenino, Neptuno, lo cual le suministra una doble influencia femenina... habrá que prestar un cuidado consciente y continuo a la preservación del equilibrio emocional entre los enamorados. Femenino no significa «marica» ni «afeminado». Sin embargo. es posible que el hombre Piscis sometido a una doble influencia femenina irradie demasiada pasividad. Asimismo, masculino no significa «agresivo» ni «prepotente». Sin embargo, es posible que una mujer sometida a una doble influencia masculina irradie demasiada energía y fuerza... lo cual implica un exceso por parte de ambos.

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Pocas veces se reconoce la veracidad esotérica subyacente de los cuentos de hadas, y si se reconociera, la astrología y los cuentos de hadas harían innecesaria la psiquiatría. (Esto les parecerá lógico a los hombres de Neptuno.) Por ejemplo (un ejemplo vital), «Ricitos de Oro y los tres osos» encierra un significado mucho más profundo que el que sospecha la gente. La Leona y el Pez (y las parejas de todos los signos solares) deberían meditar sobre la moraleja de esta antigua fábula. La silla y la cama de papá oso eran demasiado duras (un exceso de energía masculina). La silla y la cama de mamá osa eran demasiado blandas (un exceso de pasividad femenina). La sopa de papá oso estaba demasiado caliente, y la sopa de mamá osa estaba demasiado fría. Pero el potaje, la silla y la cama del bebé oso eran... perfectos. El consejo de amor más sabio y más eficaz que las estrellas pueden ofrecerles a este hombre y esta mujer es que ambos recuerden el equilibrio perfecto de agresividad y pasividad del bebé oso. Repitamos una vez más el consejo planetario más importante para estos dos: habrá que prestar un cuidado continuo y consciente a la preservación de un intercambio emocional equilibrado. Es malo que la Leona ponga demasiado énfasis en la esencia del papá oso (aunque un poco le sienta maravillosamente, no sólo a ella sino a todas las mujeres). Es malo que el hombre Pez ponga demasiado énfasis en la esencia de la mamá osa (aunque un poco le sienta estupendamente. no sólo a él sino a todos los hombres). Puede parecer que esto plantea un problema insoluble entre ambos, pero no es así, de ninguna manera. En realidad es sencillísimo. Bastará que los dos recuerden... que no deben olvidar a Ricitos de Oro. En las sinfonías de las setenta y ocho combinaciones de enamorados de todos los signos solares se oyen variaciones del mismo tema de amor cuitado. El síndrome de Ricitos de Oro genera tensiones en -el amor entre un hombre y una mujer que tienen ambos «doble influencia masculina», así como las genera entre un hombre y una mujer que tienen ambos «doble influencia femenina». El mismo problema existe entre un hombre doblemente masculino y una mujer doblemente femenina (lo cual puede parecer ideal, pero en realidad crea riesgos de sadismo y masoquismo, respectivamente, en diversos grados). No existe más que una «solución sexual» y sólo una: la lección del equilibrio del bebé oso. El desafío de amar a una mujer Leo, y de ser amado como contrapartida, obligará al hombre Piscis a movilizar todo el conocimiento del corazón humano con el que ha sido agraciado. En determinado momento está lidiando con una tigresa de excesos mociona-les, que escupe y bufa como una gata rabiosa. Después, cuando su despliegue de fuegos de artificio la deja exhausta, se transforma misteriosamente en una dulce y mansa gatita, que ronronea seductoramente para pedirle afecto y una palmadita de aprobación en la cabeza. La Leona es una mezcla desconcertante y deslumbrante de helada majestuosidad, y de cálida y descuidada alegría y generosidad. Puede ser insoportablemente arrogante, y vehementemente leal. Sacude su espléndida melena de Leona con una saludable carcajada, y después se disuelve en el llanto del orgullo herido... siempre con la misma gracia escurridiza y felina. El Pez que ha sido ensartado por su cautivante y fría superioridad no se sorprenderá al enterarse de que el gato era un objeto de culto entre las culturas antiguas. Tal vez habrá momentos en que creerá que está de nuevo entre las pirámides, arrodillado frente al altar de la diosa con cabeza de gato, que los egipcios crearon porque identificaban los contornos del gato con los de la mujer... y eran muy inteligentes al identificarlos. La Leona es no sólo todas las mujeres, sino que también es toda mujer. (Pensadlo bien.) Y gobernará la jungla si él le concede aunque sólo sea una pizca de control. El desafío de amar a un hombre Piscis, y de ser amada como contrapartida, también requerirá toda la calidez y la sabiduría luminosa con que ha sido agraciada la mujer Leo. Si ella insiste en entremeterse en sus secretos o en su soledad, él desplegará su propia variante del mal genio y el frío desapego de Neptuno. Será afable y se pondrá gustosamente a su servicio si ella no lo consume con sus celos feroces y sus continuos sermones críticos. En este último caso él se alejará nadando, en busca de una plebeya, después de decidir que la realeza es demasiado sustanciosa para su gusto. Estos dos enamorados deberán aprender la lección que les dicta la triste e infortunada incapacidad de otra pareja Leo-Piscis para triunfar sobre los desafíos de sus dificultades e indiferencias: la formada por la princesa británica Margaret Rose, una típica Leona reina, y su marido, Anthony Armstrong-Jones, conde de Snowdon, un hombre Piscis. Para empezar, una princesa Leo no puede perdonarle a su noble familia que haya frustrado su primer amor. Me refiero al desdichado romance de la Leona Margaret Rose con Peter Townsend. Sin embargo, aun

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así podría haber tenido un final feliz en su matrimonio con el apuesto Pez «Tony». Éste es un sensible artista Piscis armado con una cámara, golpe de fortuna que desempeñó un papel nada desdeñable en su atracción inicial, porque las mujeres Leo adoran la fotografía, y les encanta aún más posar personalmente para las fotos. Pero este Pez fotografiaba a muchas modelos, además de su esposa con su tiara. Ahí empezó el conflicto con una celosa mujer Leo, que siempre debe igualar los puntos marcados en este doloroso juego romántico. Además, su trabajo lo obligaba a realizar muchos viajes solitarios alrededor del mundo, y como consecuencia de ello no podía acompañarla a todas las ceremonias reales. Aunque una interrupción de la contigüidad es útil y aconsejable para muchas parejas, no lo es para la mujer Leo y el hombre Piscis. Quién sabe por qué, sólo se transmuta en indiferencia. Los amantes o esposos Leo-Piscis que lean estas líneas deberán sacar conclusiones del final desdichado de un auténtico romance real de cuento de hadas, para no cometer los mismos errores en su propia relación. Nada de vacaciones independientes para estos dos. Como la Leona tiene una dosis excesiva de falso orgullo, y como su hombre de Neptuno tiene una dosis mínima, él podrá mitigar con delicadeza los sentimientos de ella frecuentemente heridos. Como el Pez tiene muy poca confianza, y su mujer Leo tiene mucha, ella podrá apaciguar tiernamente los temores secretos, íntimos, de él. Ésta es la mejor forma de amar —intercambiando fortalezas— siempre que ambos compartan también la compasión por sus respectivas debilidades.

Hombre LEO Mujer PISCIS Ella era con mucho demasiado bonita para acoquinarse así, pero Peter pensaba que él merecía ese tributo, y le contestaría con tono condescendiente: «Está bien. Peter Pan lo ha dicho». Naturalmente, no todas las mujeres Piscis se acoquinan literalmente ante las órdenes de un marido o amante Leo, pero la mayoría de ellas sienten al menos un saludable respeto por el León y no están demasiado ansiosas por provocar su rugido, incluidas las chicas Pez con la Luna o Marte en Aries. Sí, incluidas las Piscis tipo ballena. Respecto de estas últimas, lo que las mueve a andar con pies de plomo no es tanto el miedo como la enérgica decisión de evitar a toda costa una escena extenuante: todos esos alaridos dramáticos y esos enfurruñamientos glaciales, por turno, que se producen habitualmente cuando el León siente que tiene clavada en la zarpa la aguda espina de la irrespetuosidad. La mujer Piscis típica (no del género ballena) que está enamorada de un Leo sabe intuitivamente que debe someterse a Su Alteza. Lo sabe, aunque diga lo contrario. y aunque sus amigos bienintencionados le aconsejen «enfrentarlo de una vez por todas». Piscis conoce muy bien las peculiaridades del corazón humano y no empleará métodos que sólo sirven para alejar el afecto. Pensad en Anna, la maestra inglesa que desafió con éxito al rey de Siam. Quizás era una mujer Pez con Marte-en-Aries, porque luchó con tesón para no doblegarse ante el arrogante aunque afectuosamente generoso monarca Leo. Pero de poco le sirvió, por lo menos superficialmente, en sus múltiples enfrentamientos con Su Majestad el León. El rey admiraba en secreto su audacia. Sin embargo, conservó hasta el fin el control de sus relaciones. Hace falta algo más que audacia para manejar a la realeza. Hay que intuir la conmovedora vulnerabilidad que se oculta detrás de la a veces patética necesidad de mando del Leo, como evidentemente la intuyó la probable-Piscis Anna. Siempre derramo torrentes de lágrimas al final de la película (o del libro), cuando el monarca Leo moribundo ordena que Anna se prosterne ante él para tributarle abyecta pleitesía y respeto, como uno de sus propios súbditos, mientras su corazón se proyecta hacia ella a través de sus ojos. Y ella se prosternó. Sí, Anna era seguramente una Piscis, con Marteen-Aries. Conservó su dignidad, pero comprendió la psicología del hombre orgulloso al que amaba. Se sometió.

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El León es un gran sentimental, un romántico incurable. Sólo un Toro de Tauro puede ser más sentimental, más romántico que Leo. Y así es posible que inicialmente el impacto de la feminidad cabal de la mujer Piscis seduzca y reduzca a la sumisión reverente al mismísimo gato enamorado. Pero sólo se trata de una capitulación pasajera. Él nunca abdicará definitivamente, ni cederá de buena gana el cetro de oro. Esto vale tanto para los Leo del tipo Gatito Tímido como para los Leones rugientes. Es posible empujarlos, o llevarlos, hasta cierto límite. A partir de allí, atacan. Conviene recordar que Leo es un signo de Fuego y Piscis un signo de Agua. Como señalo en el capítulo «Los elementos», al final de este libro, el Fuego teme secretamente que el Agua pueda extinguirlo. Por mucho que el Leo se empeñe en enseñorearse de la mujer Piscis que ama, sigue ofuscándolo interiormente la posibilidad de que ella arroje un cubo de agua sobre su entusiasmo fogoso. Y viceversa. El signo de Agua Piscis intuye que un exceso de Fuego puede deshidratarlo. Si el amor entre estos dos perdura, finalmente decantará en un sentimiento de respeto mutuo, como en todas las combinaciones Fuego-Agua, porque cada uno sabe que el otro puede destruirle su esencia. Sin embargo, en el plano emocional, apostad a que el gran gato sigue siendo el que lleva la batuta, por lo menos aparentemente. Pocas veces esta mujer intentará arrastrar o empujar a un hombre. Es más probable que lo persuada dulce, perseverantemente, con halagos sutiles. Si esto no resulta, es posible que recurra al silencio altanero para sugerir un agravio oculto, y la frustración consiguiente podrá enfurecer al hombre Leo, más extrovertido. Será mejor que ella se conforme con halagarlo sutilmente, porque de lo contrario habrá algunos ataques de cólera fogosa y torrentes de lágrimas acuosas. El León tiende a idealizar a su amada hasta endiosarla, y después pretende que ella esté a la altura de su imagen. A él le resulta difícil aceptar a su compañera como una persona específica e individual. En cambio, la considera un reflejo de sí mismo, transfigurada en su ideal, y a veces ella desespera de poder mantenerse sobre el pedestal donde él la colocó. ¿Y si se diera cuenta de que tiene pies de barro? Sólo un Escorpión o un ariano pueden pretender tanto como Leo de una mujer. Como todos los signos de Fuego, Leo es histriónico y en general tiene el don afortunado de poder expresar sus sentimientos verbalmente con mucho brío y placer. A la Piscis no le resulta tan fácil expresarse, y es posible que después de intentarlo repetidamente se dé por vencida y elija el camino de la menor resistencia: la evasión. La Piscis sometida a una desaprobación constante o a una fuerte presión emocional, tiende, sencillamente, a desaparecer. Más de un León ha mirado en torno después de pronunciar un sermón arrogante para comprobar si su víctima temblorosa ha quedado debidamente abochornada y compungida... y se ha encontrado con que en el lugar donde la chica Pez estaba sentada y encogida con una sonrisa paciente sólo hay ahora un espacio vacío. ¿A dónde se ha ido? Se ha ido lejos. Muy, muy lejos. Conozco a un Leo de Ohio cuya esposa Piscis, inteligente y afable, finalmente no pudo soportar otra reconvención, de modo que, con mucha pena y llanto, resolvió abandonarlo (aunque todavía lo amaba entrañablemente) en aras de su supervivencia. Casi antes de que él se diera cuenta de que su esposa había partido, ella ya estaba en Nueva York y había iniciado los trámites de divorcio. Lo que afligió al León casi tanto como la pérdida del bello «súbdito» femenino que tanto lo admiraba (y que él amaba sinceramente) fue la humillante comprobación de que ella no le había pedido su sabia opinión ni le había solicitado consejo antes de dar un paso tan importante. Era imposible no sentirse conmovido por su auténtico padecimiento. Nada puede ser más patético que un León herido al que lo ha abandonado su enamorada compañera, y que acaricia su orgullo maltrecho... triste, solitario y verdaderamente desconsolado... mientras se esfuerza desesperadamente por ocultar sus sentimientos. La añoraba más de lo que creía que ella podía suponerlo. Estaba equivocado, desde luego. Como ella era Piscis, sabía cuánto sufriría él, y esto —el hecho de saber— la atormentaba también a ella. Típicamente, el León no se quedó mucho tiempo solo. Después de un lapso respetable, la chica Pez fue sustituida por una larga cola de admiradoras que buscaban apoyo en su hombro y en su corazón cálidos y protectores. Sin embargo, sus amigos íntimos captaron, de alguna manera, que no era exactamente lo mismo. Su esposa Piscis, refinada, morena, condensaba la deliciosa combinación neptuniana de inteligencia, ingenio, dulzura y compasión, entrelazada con los hilos de oro de su sincera admiración y su respeto por el León... admiración y respeto que pasaban siempre por alto sus debilidades hasta que, al fin, no pudo seguir soportándolo.

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Poco importaba los posteriores romances esporádicos. Yo seguía esperando que el Pez perdido volviera nadando a sus brazos. ¿Veis cómo son los Leo? Consiguen agenciarse vuestra compasión, aunque no la merezcan. En este caso, mi serio deseo de que la magia de la felicidad acudiera en ayuda del León perdido y solitario fue satisfecho de una manera inesperada, y no mediante la reconciliación con su dama de Neptuno. Abracadabra... ¡milagro! Encontró otra mujercita refinada, morena, que tenía, curiosamente, casi la misma combinación de inteligencia, ingenio, dulzura y compasión, también entrelazada con los hilos de oro de la sincera admiración y el respeto por el talento, el carácter y el potencial de él. No era un simple reflejo de su antiguo amor, sino un rayo de sol vibrante y hermoso por derecho propio, individualmente... que se infiltró discreta y suavemente en su vida... y finalmente en su corazón... para curar todas las viejas cicatrices. Esperemos que él haya aprendido la lección, porque es un gran gato cálido y adorable. con una sonrisa que te ilumina el corazón y una plétora de coraje y creatividad. Se ha ganado, mediante un gran dolor, la bienaventuranza del amor que consiste en la paz y la satisfacción perdurables... y siempre también con una pizca de condimento: ¡el desafío sin el cual los Leo se marchitarían realmente! Su nueva dama está obviamente en condiciones de suministrarle todo esto... y algo más. En cuanto a su vivaz pero tierna chica Pez de hace mucho, mucho tiempo... ella también flotó hasta otras aguas refulgentes, y chapotea. dichosa. en los arroyos irisados de una nueva promesa para el mañana. Los finales felices son muy hermosos. Todos deberíamos rezar para que a cada León doliente que ha perdido a su compañera Piscis por culpa de su arrogancia y su orgullo desconsiderados, las sabias estrellas le concedan una oportunidad igualmente afortunada para aprender lo que es la humildad... lección ésta que Piscis dicta tan bien, y que Leo tanto necesita asimilar. O esperemos que este capítulo les advierta a sus lectores, los amantes o cónyuges Leo-Piscis, que deben abrir sus corazones a tiempo... si aún no es demasiado tarde para que el Sol de él y el Neptuno de ella empiecen a entonar armónicamente su canción. Un área en la que no habrá tantos conflictos entre estos dos es la del sueño. Quienes estudian estos asuntos afirman que el león de la Naturaleza duerme diecisiete horas de cada veinticuatro. Se puede decir más o menos lo mismo de los Leones humanos. En cuanto a Piscis, tampoco es precisamente de las que se levantan cuando amanece. A ambos les gusta pegar las pestañas. De modo que será raro que el reloj despertador se convierta en un factor de discordia entre ellos. sobre todo cuando el saludo matutino es habitualmente un tierno preludio para el acto amoroso, cosa que sucede a menudo entre estos dos. No sólo un preludio... sino muy probablemente también una reverberación de la misma música romántica que interpretaron la noche anterior. Piscis representa la octava Casa del sexo (entre otras cosas) para Leo, así que el León tiende a encontrar a la chica Pez inusitadamente atractiva, a primera vista. La vibración también puede causar una entrega casi a primera vista, y es posible que más 'tarde él empiece a alimentar dudas. La frase «frío como un pez» no se infiltró en el lenguaje por pura casualidad. En la naturaleza el pez no es, al fin y al cabo, un ser de sangre tibia o caliente. Esto no se debe interpretar en el sentido de que la mujer Pez es frígida, sino sólo en el sentido de que tal vez no estará a la altura del fervor apasionado del León con tanta constancia como a éste le gustaría... o con tanta constancia como la que exigirá. Pero Leo debe mezclar la sensualidad con el romance en la unión sexual, y la chica Pez le suministrará romance a mares. Ella está en condiciones de impregnar sus momentos íntimos de una atmósfera mística, trascendental. Los celos sexuales son comunes entre los consortes y amantes de esta combinación. La dama Piscis típica es un poco coqueta, y el León, por supuesto, ruge espantosamente a la menor insinuación de que un rival le ha echado el ojo a la compañera que tiene en su guarida. Sin embargo, pretenderá que ella pase por alto sus pequeños deslices (los de él), instigados por su vanidad y su apetito de admiración. La gama de mujeres Piscis abarca desde las francamente promiscuas hasta las esposas ingenuas, confiadas y enamoradas, absoluta y eternamente fieles a un solo hombre. Tampoco existen dudas de que la gama de los hombres Leo abarca desde los Casanovas que se jactan de tener varias nuevas conquistas sexuales por semana, hasta el noble marido León que coloca a su esposa sobre un pedestal y sigue siéndole tan fiel y leal como el mismísimo rey Arturo. Lo cual me recuerda que... mientras el rey Arturo era fiel, Ginebra flirteaba con Lancelote, ¿no es verdad? Quiero decir que tanto el León como el Pez deberán estar muy seguros de la magnitud de su amor antes de asumir compromisos a largo plazo. La infidelidad indignará al León y herirá profundamente al Pez. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con Aries y Escorpión, es posible que estos dos toleren cualquier cosa que no llegue al extremo del adulterio concreto. Generalmente, la mujer Piscis y el hombre Leo podrán soportar los coqueteos superficiales, mientras que el Carnero o el Águila de uno u otro sexo considera que una sonrisa íntima esbozada a través de un salón es un acto de deslealtad tan doloroso como una auténtica infidelidad física.

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Tanto Piscis como Leo son capaces de abordar el amor como una sublime exaltación espiritual, o como una emoción que se puede degradar mediante aventuras informales, porque el amor mismo es muy importante para el uno y el otro. La forma en que reaccionan frente a su importancia es a menudo imprevisible. Las mujeres Piscis pueden ser monjas o prostitutas, aficionadas al intercambio de parejas o dulces consortes, casi increíblemente virtuosas. Los hombres Leo recorren más o menos la misma gama de posibilidades. En síntesis, el León y el Pez deberán dejar aclarada su actitud respecto de la fidelidad mediante una discusión sincera antes de comprometerse en serio. La mujer Piscis anhela y necesita una fusión emocional completa y un sentimiento de unidad mística en la consumación física del amor, junto con una pizca de misterio. El hombre Leo busca una satisfacción más tangible: calor, afecto y pasión. Necesita la expresión verbal de los sentimientos, tanto antes como después del acto amoroso. Sin embargo, la comunicación verbal excesiva no siempre es sinónimo de la idea que sustenta la mujer regida por Neptuno acerca de la naturaleza misteriosa del amor... así que el grado de armonía y felicidad que este hombre y esta mujer alcanzarán juntos dependerá mucho de la posición de la Luna en sus respectivas cartas natales. Si la Luna de ella está en un signo de Fuego, y la de él en un signo de Agua... o si ambas Lunas están en el mismo signo de cualquier elemento, probablemente entenderán y podrán satisfacer sus deseos mutuos en condiciones ideales. De lo contrario, necesitarán un poco de práctica y tolerancia. Tanto el León como el Pez necesitan disfrutar de libertad emocional (no es indispensable que sea geográfica)... montones de libertad siempre renovada. Cuanto más generosamente se concedan el uno al otro esté bien tan preciado, tanto más estrecha será su unión. Pero la libertad siempre deberá estar acompañada por la confianza y la lealtad... porque de lo contrario sólo se convertirá en una evasión por una parte y en una tremenda tortura por otra. La búsqueda alrededor del mundo nunca deja de terminar donde empezó, porque el mismo mundo es redondo. El amor también recorre un círculo, si se trata del verdadero amor... que es, al fin y al cabo, el único que uno echa realmente de menos cuando se va... y promete volver.

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VIRGO

PISCIS

Tierra - Mutable - Negativo Regido por Mercurio (también por el planeta Vulcano) Símbolo: la Virgen Fuerzas nocturnas – Femenino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación VIRGO-PISCIS ...nadie puede volar si no lo han rociado con el polvo de hadas.

Los Peces han nacido bajo una doble influencia femenina: el signo solar femenino de Piscis, regido por el planeta Neptuno, también femenino. Los Vírgenes también han nacido bajo una doble influencia femenina (pero con una ligera diferencia, como veremos) porque Virgo también es un signo solar femenino, cuyo auténtico regente es el planeta Vulcano, igualmente femenino (y poderoso)... planeta éste que aún no ha sido descubierto, pero que pronto lo será (véase el capítulo Virgo-Virgo). Mientras tanto, el guía adoptivo de Virgo es Mercurio, un planeta masculino. Enseguida salta a la vista que los Vírgenes les llevan una pequeña ventaja a los Peces, en el sentido de la iniciación activa o positiva (o sea, masculina). Esto no significa, empero, que los Piscis echen algo de menos. Todos los Peces piensan que, en el mejor de los casos, la iniciación activa consume energías y es cansadora, y preferirían no tener que cargar con la necesidad astrológica de «iniciar activamente» algo en particular. De modo que están muy contentos de poder dejar a Virgo las vibraciones masculinas de Mercurio. Igualmente, los Piscis deben tener siempre presente que los Virgo están en condiciones de recurrir tanto a las armas masculinas (Mercurio) como a las femeninas (Vulcano)... así que pueden ser muy arteros. (Claro que los Piscis también pueden ser más que un poco arteros, dada la influencia evasiva y esquiva de Neptuno.) Si he hablado de «armas», ello se debe a que el Pez y la Virgen representan la configuración de signos solares 7-7, de oposición. No se trata en verdad de que Piscis y Virgo estén en guerra entre sí, sino de que cada uno de ellos posee determinadas cualidades que el otro (aunque sólo sea en el plano inconsciente) no tiene, envidia y desearía adquirir. Para empezar, los Virgo poseen el talento de ordenar las tarjetas mentales. Pueden seleccionar, archivar eficientemente y localizar, cuando los necesitan, datos detallados sobre toda clase de personas, situaciones, preocupaciones, problemas y frustraciones. Todo está pulcramente asentado. Los talonarios de cheques de Virgo tienen casi siempre un balance correcto entre las entradas y las salidas (con las excepciones que confirman la regla, como las de los Vírgenes que tienen signos lunares o ascendentes Piscis). Generalmente los Virgo pagan las cuentas en la fecha del vencimiento, llegan al trabajo puntualmente o con unos minutos de adelanto, duermen el número apropiado de horas cada noche (cuando no están estreñidos o las preocupaciones no les producen insomnio), escriben sin tardanza sus corteses cartas de rutina, conservan sus ropas y artículos personales en un orden más o menos sistemático... y cuidan que sus coches, sus dentaduras y todo lo demás sea controlado con regularidad para prevenir posibles deficiencias. Pueden descubrir la mancha circular de un cuello de camisa a cien metros de distancia, y suelen medir escrupulosamente el blanqueador y el detergente que echan en la lavadora, para no pecar por exceso ni por defecto. Rara vez les ponen multas por aparcar incorrectamente o por conducir a demasiada velocidad... y nunca derrochan excesiva energía en actividades contraproducentes, como pueden serlo el soñar despierto, el distraerse, el relajarse y el tomárselo con calma. (Tampoco tienen fama de dilapidar excesivas sumas de dinero.) El Piscis típico es la verdadera antítesis de todo lo precedente. Por lo que concierne al orden estricto, la

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mayoría de los artículos personales de un Piscis se asemejan a una pintura abstracta de Picasso. En cuanto a la pulcritud de sus moradas, ya sea que vivan en una habitación, en un apartamento, en una casa o en una mansión, la residencia de vuestro Pez típico es más o menos tan pulcra como un cuadro de Dalí: el caos absoluto. Un encantador, hermoso desbarajuste de confusión total, veteado con los colores del arco iris. Pero sólo en el ámbito de la pulcritud. Fuera de él, siempre reina una contradictoria pero inconfundible sensación de paz y sosiego, hipnóticamente tentadora, en pleno desorden de Piscis. De cuando en cuando, claro está, tropezaréis con un súbdito de Neptuno, como un Pez soltero de Colorado que yo conozco, cuya casa siempre está lista para que los fotógrafos de una revista de decoración doméstica irrumpan sin aviso previo... pero él tiene varios planetas en Virgo, y un ascendente Virgo. Olvidémonos del Piscis Dick Johnson, que es una de esas raras excepciones. La astrología sigue afirmando que la mayoría de los hogares Piscis son como un ovillo de cintas de colores: una delirante trama de calidez, intimidad, té y simpatía, y desorden informal, donde no todos los rincones y recovecos están escrupulosamente desempolvados. ¿A quién le importan unas motas de polvo en los rincones y recovecos? (Los Peces tienen muchos secretos de distintas dimensiones arrumbados en sus rincones y recovecos, y quizá no quieren que Virgo los moleste con su plumero.) En realidad, todas aquellas cualidades de Virgo enumeradas más arriba no son hábitos que los Peces deseen adquirir... conscientemente. Sin embargo, en lo más recóndito, saben que saldrían ganando si dedicaran un poco menos de tiempo a soñar despiertos y a relajarse, si holgazanearan un poco menos, y si fueran un poco más ordenados en el plano mental y más pulcros en el plano emocional... respecto de sus autos, del cuidado de sus dientes, de sus talonarios de cheques o de lo que fuera. Sencillamente no les gusta confesarlo. Pero lo intuyen, y es por ello por lo que los Peces se sienten fascinados por los Virgo. Mejor dicho, se sienten fascinados por el sexo opuesto de su signo solar opuesto, o sea de Virgo, pero es posible que estén un poco nerviosos en compañía de Vírgenes de su mismo sexo, que parecen lanzarle a Piscis un desafío tácito de competición. No hay nada en el mundo que ponga más nervioso e incómodo a un hombre o mujer Piscis que la sensación de que pretenden que compita, de alguna manera, con alguien. Competir es una actividad que casualmente les parece a ellos «contraproducente»... un derroche de tiempo y energía. Como ambos nacieron bajo signos mutables, Virgo y Piscis se dan a menudo la sorpresa mutua de apañárselas para comunicarse muy bien, aunque estén compitiendo, no obstante las enormes diferencias de sus personalidades antagónicas. Además, ambos son un poco reticentes y reservados con los extraños. No sería justo (¿Qué hace Libra aquí? ¿Quizá nos ayuda a reconciliar al Pez y el o la Virgen?)... Como decía, no sería justo (Libra hace un ademán de asentimiento, con una sonrisa radiante de aprobación) dejar de señalar que el Pez también posee cualidades que a los Vírgenes les convendría imitar... y no correremos ningún riesgo si apostamos que Virgo, a diferencia de Piscis, lo sabe en el plano consciente. La mente de Virgo es tan perspicaz y está tan alerta que no deja casi nada en el inconsciente. Los Virgo extraen todos sus pensamientos y sentimientos del subsuelo, por así decir, y los verifican periódicamente para asegurarse de que no han omitido, descuidado ni extraviado nada. Así que generalmente los Vírgenes tienen dolorosa conciencia no sólo de la vaga envidia que experimentan cuando están en presencia de los Piscis, sino de lo que la causa. Se trata del talento de Neptuno para soñar despierto y desear, y para hacer luego que esos sueños y deseos se materialicen mediante una suerte de extraña alquimia neptuniana, ya se trate de hacer aparecer mágicamente en la avenida un espacio donde aparcar, o de contraer felices nupcias, o de ganar el premio Nobel de la Paz, y a veces el Pulitzer. Virgo frunce el ceño. Bueno, ¿pero cómo lo logran? ¿Se rocían con polvo de hadas? Tu conjetura ha dado en el clavo, Virgo... como sucede con frecuencia (y el buen Dios sabe que así debe ser, dada la forma en que analizas y vuelves a analizar todas las posibilidades antes de aventurar dicha conjetura). Los Peces consiguen que sus sueños y deseos se materialicen mediante el simple procedimiento de afirmar continuamente su fe en la bondad esencial del «todo» (el inconsciente masivo, colectivo) y en la sabiduría eterna de la paciencia resignada. (Los Virgo tampoco marchan a la zaga en el área de las pautas de paciencia, pero nadie calificaría esta paciencia de «resignada».) Lamento deciros esto, Vírgenes, pero lo logran gracias a que no fastidian y ofuscan sus sueños y deseos hasta hacerlos desaparecer en las sombras de la futilidad. En verdad, estas características de Neptuno resultan ser los ingredientes principales del polvo de hadas. Virgo manifiesta admiración e interés, pero continúa perplejo. ¿Dónde se puede comprar más o menos una pizca de este polvo de hadas? ¿Y acaso es tremendamente caro? Has errado el tiro. Lo siento. Sé cuánto aborreces errar el tiro. Pero eso es lo que has hecho. En primer término, uno nace con un acopio de polvo de hadas, o nace sin él. Si has nacido con él (como le sucede a Piscis), tanto mejor... pero también puede ser tanto peor, porque quien posee una dosis invisible de polvo de hadas irradia en su aura un determinado color que los malvados y los pequeños entes aviesos del plano astral captan con facilidad, y que los incita a atormentarte con billones de problemas diversos para poner a prueba tus méritos. También se empecinan en

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tratar de robarte el polvo de hadas. Verás, ésta es la antigua ley metafísica en virtud de la cual la luz atrae a las tinieblas. En segundo término, si no has nacido con él, evidentemente deberás apañarte para conseguir de alguna manera una pizca, al menos para las emergencias, y el método más seguro para garantizar que no la hallarás consiste en preguntar el precio y preocuparte por el desembolso. Apenas inicias ese exasperante mantra monetario, la sustancia desaparece, porque el polvo de hadas es muy aficionado a llevar la contraria (casi tanto como las hadas mismas, que pueden ser en verdad increíblemente antagónicas cuando se sienten de humor para las travesuras). Para obtener el polvo de hadas lo mejor es asociarse íntimamente con un amigo, colega, pariente, amante o consorte Piscis. Ahora bien, debo ceñirme a la verdad y a los hechos (o Virgo nunca me lo perdonaría), confesando que, si bien los Peces tienen una abundante reserva de polvo de hadas mágico, y si bien generalmente se resisten a permitir que sus sueños y deseos se «pierdan en las sombras de la futilidad», al mismo tiempo incurren periódicamente en la culpa de someterse a aprensiones, temores y timideces sin nombre. No me acuses de confundirte, Virgo. Piscis es un signo solar de dualidad, ya sabes. Oh, ¿uno de ésos? Sí. Uno de ésos. A Piscis lo representan dos peces, no uno... y peor aún, los Peces simbólicos nadan en diferentes direcciones. No es nada fácil vivir tironeado en diferentes direcciones al mismo tiempo. A ti, como Virgen, te haría perder la chaveta que te tironeen en dos direcciones simultáneamente. No sabrías qué ruta analizar en primer término. De modo que deberías tributar tu compasión a todos los Peces que conoces. Dios sabe que ellos siempre hacen fluir su compasión entre todos los demás con tanta perseverancia, que ciertamente necesitan que se la tributen también a ellos, para levantarles el ánimo de cuando en cuando. En síntesis —y espero que Virgo nos disculpe el argot— la dualidad puede jeringamos. Tomemos, por ejemplo, la sensibilidad de Piscis. Los Peces son asombrosamente sensibles y precognitivos. Pueden leerte la mente y el corazón antes de que pronuncies una sola palabra. Ya seas un amigo o un desconocido. Captan tus vibraciones y absorben las alegrías y penas emocionales, las euforias y depresiones de todos los que están a pocos metros de ellos. En un sentido, esta facultad es una bendición. Hace que el Pez sea compasivo, sagaz, comprensivo y telepático. En otro sentido, puede ser una maldición. La facultad de ser sensible a los pensamientos y sentimientos de los demás, ya sea que estén en la misma habitación o a cierta distancia, trae consigo un peligro constante, por una razón astrológica concreta. El don de la «sensibilidad» o la telepatía nunca aparece (y esto incluye a las personas de todos los signos solares que tienen configuraciones planetarias sensibles en sus cartas natales) sin estar acompañado por el rasgo gemelo de la imaginación vívida... y de la creatividad excepcional en potencia. Aunque ésta no sea estimulada en la infancia, y por tanto quede encubierta, está infaliblemente latente en la personalidad de los Piscis (o de cualquier persona sensible de cualquier signo solar). Por ello los Peces sensibles deben estar siempre en guardia para no permitir que la imaginación poderosa y los talentos creativos que todos ellos poseen en alguna medida (tengan conciencia o no de ello) deformen las «imágenes» que reciben constantemente de los demás, y velen sus impresiones con tonos y matices posiblemente engañosos. La imaginación, como el fuego, es «una buena servidora, pero una mala ama». Existen pocas posibilidades de que Virgo permita semejante deformación. Por tanto, los Vírgenes pueden prestar una gran ayuda a Piscis, y la oportunidad de prestarla seduce a los Virgo, en razón de que ésta es su misión capital en la Tierra. Pueden señalarle cortés y afablemente al Piscis en qué caso una determinada imagen, impresión o idea no es tan negativa como el Pez supuso al principio, colaborando con el regido por Neptuno para que éste haga aflorar todos los colores radiantes de sus ideas, después de retocar lo negativo con la realidad (una realidad que es casi siempre más promisoria de lo que parecía superficialmente). ¡A los Virgo les sucede lo más maravilloso cuando proceden así! Salen de una sesión de diván, reconfortante y relajante, con un Pez (que a veces necesita desesperadamente consuelo, el mismo que Piscis suministra tan generosa y humildemente a los demás) sintiéndose bastante felices y alegres y bien, por dentro. Entonces, súbitamente, en la mitad de la noche, Virgo nota que sus manos parecen ásperas. En verdad, todo el cuerpo del Virgen o la Virgen, de pies a cabeza, parece... bueno, no inmaculadamente limpio y reluciente. ¿Cómo es posible esto, si antes de meterse en cama se duchó como todas las noches? Así que Virgo corre al cuarto de baño para lavarse las manos, ¡y oh, sorpresa! Ha ocurrido un milagro. Las manos del Virgen o la Virgen están cubiertas con una sustancia brillante, titilante, fina, semejante a pequeñas escamas de estrellas. Polvo de hadas. El Pez se lo transmitió por contacto. Y no le costó un céntimo. Ahora Virgo también tiene un toque de magia, como el Piscis... ¿y no será divertidísimo? Todo porque le brindó a un pez triste y solitario una pizca de la misma compasión y la misma «atención» auténticamente sincera que el Pez concede tan generosamente a los demás, y tanto, necesita para sí mismo (o para sí misma). Así es como se obtiene el polvo de hadas. No lo venden en

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las tiendas. Ahora que Virgo tiene su dosis del misterioso elixir de Neptuno, hay que recordar qué es lo que sucederá inevitablemente a continuación. Igual que en el caso de Piscis, el aura de Virgo se cubrirá instantáneamente con vetas de ese extraño color que les informa a los trasgos del plano astral que por ahí anda alguien que oculta una reserva secreta de polvo de hadas... y antes de que pase mucho tiempo, Virgo enfrentará las mismas pruebas por las que pasa Piscis, y se enredará, como el Pez, en las madejas de las diversas aflicciones, intrigas y complejos problemas de los amigos, de los seres amados, de los vecinos y de los desconocidos. ¡Estupendo! Piscis no podría otorgarle a Virgo un don más preciado que éste. Imaginad. Cien nuevas preocupaciones para analizar y resolver eficientemente, como sólo un Virgo puede hacerlo. ¿Veis? Virgo ya ha danzado jubilosamente hasta el escritorio, y está escribiendo urgentemente, como de costumbre, una nota de agradecimiento a Piscis. Querido Pez: Muchísimas gracias por el P.H. ¿Estás seguro de que no te debo nada por él? Realmente no debes regalarlo todo, como lo haces. Tu comportamiento es generoso y tierno, pero recuerda que «la caridad bien entendida empieza por uno mismo». Sea como fuere, sentía la necesidad impostergable de informarte cuánto te agradezco todos los nuevos problemas que me has permitido compartir contigo y con tus amigos. Nadie me hizo un regalo tan prodigioso desde aquella Navidad en que yo tenía tres años, y Santa Claus me dejó un enorme auto desarmable bajo el árbol. Tardé meses, literalmente, en descubrir dónde encajaban exactamente todas las piezas. Ése fue el instante más feliz de mi vida, hasta ahora. Espero que te sientas mejor, después de nuestra pequeña charla. Te visitaré dentro de pocos días, para ver si necesitas algo y si puedo prestarte alguna otra ayuda. Nuevamente, gracias. Afectuosamente Virgen P.D. Acabo de comprender cuán emocionante era creer, antaño, en Santa Claus, el Conejo de Pascua, los druidas, los trasgos, los gnomos y las estrellas que te conceden los deseos. Me has hecho recordar mis viejos sueños, e incluso me has enseñado que tal vez valen realmente algo, aun después de tantos años. Quizá los desempolvaré un poco. Durante todo este tiempo que pasaron en el sótano debieron de acumular una cantidad tremenda de polvo. Espero que ninguno de ellos se haya roto. Claro que supongo que podría encolarlos cuidadosamente. ¿Crees que alguien lo notará? Ahora debo cerrar esta carta, porque son casi las doce menos dos minutos y medio de la noche, y he puesto el despertador para las cinco de la mañana, porque debo llegar al trabajo a las ocho. ¿Sabes qué podría hacer? Podría tomarme mañana un día libre, relajarme y hojear algunos libros que tenía ganas de leer. Dios mío. Este P. H. es muy fuerte. Embriagante, de veras. Probablemente también es sano. Apuesto a que incluso ayuda a regularizar el intestino, y es posible que elimine mi indigestión nerviosa. Sencillamente deberás permitir que te lo pague de alguna manera, o por lo menos deberás autorizarme a hacer una donación a tu obra de caridad favorita. De lo contrario me sentiré terriblemente culpable por haberlo aceptado.

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Mujer VIRGO Hombre PISCIS No retendría a ninguna chica contra su voluntad en el País de Nunca Jamás.

Sé que lo que voy a decir parecerá raro y poco ortodoxo, pero es posible que lo primero que este hombre y esta mujer discutan cuando se sientan atraídos inicialmente el uno hacia el otro sea... bueno, no es muy romántico, pero tal vez entablarán una conversación emocionante sobre sus pies. Esto es algo que tienen en común. Los problemas de sus pies, su pedicuro favorito y la dificultad de encontrar zapatos apropiados. Por lo menos uno o dos de estos temas, si no los tres. Veréis, Piscis «rige» los pies. Cada signo solar está alineado con una zona específica del cuerpo, porque los hombres y las mujeres fueron forjados a la imagen de nuestros Co-Creadores (y ésta es. entre paréntesis, la razón por la cual la astrología médica es tan infaliblemente exacta y útil, como Hipócrates lo sabía sagazmente). Como Piscis está asociado con los pies, la idiosincrasia de éstos y los zapatos son temas que intrigan al Pez típico. También a la Virgen típica. Su interés por los pies y los zapatos viene alimentado por diversos factores, uno de los cuales consiste en el hecho de que su auténtico planeta regente, Vulcano, es la «deidad coja del Trueno» (la falta de espacio me impide explicar aquí por qué recibió este nombre, pero me ocuparé de ello en otro libro próximo). Además, la mayoría de las mujeres Virgo tienen una ligera obsesión por los zapatos prácticos. Si alguna vez os preguntásteis qué se hizo del «pequeño zapatero» o del remendón de la esquina, aún está allí, golpeando con su último y diminuto martillo, atendiendo a sus clientes Piscis y Virgo (y algunos Capricornio dispersos). Los Virgo generalmente no compran su calzado a la ligera. Pretenden que los zapatos en los que gastan su dinero de buena ley sean duraderos y dignos de reiterados arreglos, y no unos botines frágiles y frívolos que se descalabran cuando hace apenas una década que los están usando. Naturalmente, hay algunas Vírgenes inmunes a esta extraña peculiaridad de Virgo, pero la mayoría de ellas alimentan lo que equivale a un fetichismo por el calzado. Es posible que ahorren y escatimen en ropas, muebles, placeres, entretenimientos y lujos, pero cuando se trata de alimentos sanos, medicamentos, papel higiénico y zapatos, son increíbles. Los armarios de su cuarto de baño están repletos de papel higiénico estrujable de la calidad más suave (algunas lo compran por cajas) y de montones de jabón Ivory. Los estantes de su botiquín crujen bajo el peso de tantos frascos y potes y vendajes como los que hay en las farmacias. Los armarios de su cocina están bien surtidos de vitaminas. Sus neveras contienen tantas cajas de alfalfa y de gérmenes de trigo que parecen un invernáculo congelado. Y los armarios de su dormitorio están atestados a menudo de zapatos. No se trata de que sean derrochadores (¿Virgo derrochadora? ¡Que el cielo no lo permita!), y tampoco 'se trata de que compren muchos pares de zapatos, sino de que los conservan hasta que se acumulan de una manera alarmante, los hacen reparar y los guardan para sus hijos y nietos, cuyos pies miden cuidadosamente todos los años con la esperanza de que al fin calcen el número apropiado para utilizar los zapatos de segunda mano. A la chica Virgo le encantará que el hombre Piscis demuestre tanto interés por escuchar las historias del zapatito de Cenicienta que ella le cuenta. En cuanto a él, también se sentirá encantado de que ella quede tan patentemente fascinada por sus fábulas sobre los pies. El Pez escucha a todos los demás tan afablemente, que le produce una rara satisfacción encontrar a alguien que disfruta escuchándolo a él, para variar. Él se acurrucará junto a ella (os dije al comenzar este capítulo que los regidos por Neptuno pueden ser taimados y arteros. Él trama estrategias románticas asociadas con algo más que los dedos de los pies de ella)...; pues bien, él se acurrucará junto a ella, disimuladamente, y le contará cómo, cuando camina descalzo por la playa, incluso en verano, siempre tiene que volver después a casa y calentarse los pies delante de la chimenea, porque están helados... y le confesará que a veces se siente humillado, porque sus pies son inusitadamente grandes (o inusitadamente pequeños, para un hombre... los pies de Piscis son enormes o minúsculos, nunca de una medida intermedia). Ella lo compadecerá deliciosamente. Entonces él le hablará de aquella época en que ganó dinero para pagarse la matrícula universitaria posando anónimamente como modelo masculino para las almohadillas protectoras de juanetes del Dr. Scholl... ella soltará su risa de Mercurio que tintinea como una campanilla de plata... él se acercará un poco más, alentado por el súbito chisporroteo de sus ojos claros de Virgo, y le confiará que los pies siempre se le enfrían por la noche, de modo que .a veces él debe levantarse de la cama para ir a buscar una botella de agua caliente con la cual entibiárselos, o debe enchufar la almohadilla calefactora. Ella murmura suavemente, con un visible temblor, que le ocurre lo mismo, algunas noches, cualquiera que sea el número de mantas y colchas que se ha echado encima. «Es un contratiempo común de todas las personas que duermen solas, supongo —dice él, ahora con voz muy suave y apacible—.

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Estoy seguro de que los amantes nunca tienen este problema. Se calientan el uno al otro durante toda la noche... de pies a cabeza». Generalmente esto le hará ganar al Pez la primera batalla. Ni siquiera una Virgen displicente y fría puede resistirse a esas palabras, no obstante todas sus inhibiciones y reservas. Pero sólo, desde luego, si para entonces ya hace bastante tiempo que ella lo conoce y lo desea secretamente. Nunca en la primera noche. Bueno, casi nunca. La tentación del Pez macho puede ser inesperadamente seductora, sobre todo para una mujer nacida bajo el signo solar opuesto. Sus soles natales opuestos hacen ni más ni menos que lo que están predestinados a hacer: atraerse, como imanes. Comprad un par en una ferretería, probadlos y veréis. Cuando los sostenéis enfrentando sus dos polos positivos o negativos, no se unen por mucho que os esforcéis. ¡Ah! Pero cuando modificáis la posición de uno, de manera que los dos imanes se enfrenten en condiciones de polaridad u oposición (negativo-positivo), se unen y se acoplan con un impulso poderoso, aunque hagáis grandes esfuerzos para impedirlo. En realidad, una inversión muy práctica para la Virgen enamorada de un hombre Pez consistiría en comprar dos imanes y en experimentar con ellos en sus horas libres (que de todas maneras casi nunca serán muchas). Tendrá una dramática demostración de lo que es más probable que le espere cuando esté a solas con este hombre, y se dejen llevar por una conversación acerca de los pies. El experimento no la protegerá de lo inevitable, una vez que él ya se haya enroscado alrededor de su corazón... pero al menos estará preparada, y el hecho de prepararse es un testimonio de sentido común. (Los Virgo suelen tener mucho sentido común). La empatía sexual entre la Virgen y el Pez es en verdad empática. Estos dos son amantes natos. Incluso con un aspecto luminario adverso entre sus natividades, ciertamente no se rechazarán el uno al otro. Es más probable que descubran que riñen por todo menos por la manera de hacer el amor. Su polaridad química es potente y poderosa. La exquisita delicadeza del comportamiento sexual del hombre Piscis hará que su mujer Virgo responda cabalmente, como nunca respondería a un amante o marido más agresivo. En el deseo neptuniano de él hay un elemento de ternura y poesía que cautiva irresistiblemente lo etéreo de su corazón de Virgen. en tanto que el sosiego de Virgo, combinado con su pasión terrenal y con el trueno resonante de Vulcano, sorprende y excita al hombre Piscis, y aviva todos sus anhelos secretos de encontrar, mediante la unión sexual con la mujer amada, un hermoso sueño de éxtasis que recuerda vagamente... que siempre lo ha obsesionado, como una melodía familiar del pasado. Ambos son instintivamente generosos cuando hacen el amor, de modo que su fusión sexual casi nunca es un acto de exigencia, sino una mansa entrega mutuamente satisfactoria y apaciguante, sustentada por el afecto sincero y por la predisposición a tomar en cuenta las necesidades personales recíprocas respecto de la intimidad y de la manifestación física de su profundo amor. Sin embargo. es posible que estos dos no sean tan empáticos y dichosos a la hora de compartir no sólo sus corazones y sus cuerpos... sino también su dinero. A él le gusta compartir el suyo, pero es posible que ella sea renuente a imitarlo. De vez en cuando encontraréis a un raro Pez tacaño, o a un Virgo exageradamente generoso y despilfarrador, que aborda las finanzas con displicencia... pero no serán muchos. Es posible que ella piense que él es insoportablemente inmaduro y negligente en lo que concierne a las cuestiones materiales, y no vacilará en criticarlo cuando considere que ha sido imprevisor al dilapidar dinero en empresas que, a juicio de ella, carecen de una base sólida, o al esparcirlo sencillamente entre amigos, parientes y vecinos que tal vez no podrán devolverlo nunca. (En realidad él tampoco espera que lo devuelvan. Los Peces raramente prestan dinero... lo dan.) Es posible que él piense en privado que ella se interesa demasiado por el dinero, y el hecho de que se preocupe constantemente por éste, y de que lo regañe a él (y se regañe a sí misma) por razones de seguridad financiera, tal vez haga desaparecer el suave brillo que el Pez veía en sus ojos, y determine que su voz ya no suene como una campanilla de plata, sino más precisamente como el repique de una campana de alarma que lo pone sobre aviso de que le coartan la libertad de ser como es. El defecto más visible de una mujer Virgo por lo demás casi perfecta consiste en su tendencia a ser exageradamente crítica y a reprender al hombre que ama. Lo cual es muy lamentable, porque el único defecto que este hombre realmente no puede soportar en el sexo femenino... es que lo regañen. Se siente frustrado cuando le parece que le ha fallado de alguna manera —de cualquier manera— y es posible que caiga en la tentación ya sea de vengarse, mostrándose agrio y enfadado, constantemente irritable... o de eludir el dolor de otra manera. Por ejemplo, adquiriendo el hábito de detenerse en un bar en el trayecto de vuelta a casa, de verter sus fábulas y otras historias sobre los pies en oídos extraños pero comprensivos, y de regresar luego a nado, porque no puede tenerse en pie. O puede recurrir a la evasión peligrosa, mortal, de las drogas. Quizá se refugiará en sus ensueños, hasta que la comunicación íntima que habían compartido antaño se disuelva en el

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hastío, y el silencio se levante entre ellos como una muralla de rencor y resentimiento mutuos. Como la chica Virgo valora mucho el sentido común, será sensato que decida, antes de que sea demasiado tarde, que se enamoró de este hombre por el sistema mágico que él tenía para llevarla navegando a su País de Nunca Jamás hechizado y secreto, donde toda clase de sueños que a ella le encantaría soñar si pensara que puede materializarse... sí se materializan. O por lo menos, él consigue dar la impresión de que casi podrían materializarse realmente, si ambos creyeran con suficiente vehemencia y durante suficiente tiempo. Ella debe admitir que no es muy sensato matar irreflexivamente, sin desearlo, el embrujo de él que alguna vez la conmovió hasta arrancarle lágrimas de ternura. Ni el déficit de dinero ni la acumulación de éste vale semejante sacrificio. El exceso de crítica puede hacerle perder al hombre Pez su amor propio, lo cual siempre es triste para Piscis. Ella debería recordar todos los portentos que la indujeron a amarlo inicialmente, y olvidar el resto. En cuanto a él, deberá comprender que a esta mujer puede lastimarla profundamente que le oculten secretos. Los signos de Tierra lo sienten todo profundamente. A veces, los hombres Piscis guardan secretos sin ninguna razón específica, sólo porque han adquirido el hábito de proceder así con los extraños. Pero ella no es una extraña. Es la chica de los ojos centelleantes, que Ic entiende como nunca lo entendió nadie... y que lo escucha con afectuoso interés, cuando ningún otro lo escucharía. Casi todas las preocupaciones de ella provienen de que desea verlo feliz. Además, cuando el Pez enfrenta la verdad, debe admitir que lo beneficiará recibir algunos cuidados de una Virgen que se preocupe realmente por su futuro y por su paz espiritual. Un análisis objetivo demuestra que él no tiene mucho talento para cuidar de sus propios intereses. Ella experimenta una gran ansiedad interior cuando una relación no parece tener una meta claramente definida, con un propósito determinado. A él no lo perjudicaría dejar amablemente que ella guíe la nave durante un tiempo, hasta que quede atrás la amenaza de tormenta. Luego, a ella la regocijará correr con él en pos de los misterios de Neptuno y las cascadas tentadoras, cuando se sienta a salvo y segura... pero preferirá pagar los billetes en metálico, en lugar de cargarlos en una tarjeta de crédito, endeudándose aún más. Como Virgo y Piscis son mutables, se complacerán en viajar juntos, en conversar juntos... y en general, se comunicarán muy bien. Es probable que discutan sus problemas y desacuerdos, que los analicen y los resuelvan. Cuando sus relaciones vuelvan a ser plácidas y dichosas, y cuando hayan recuperado la anterior confianza, intercambiarán regalos en el aniversario de su primera plática sobre los dedos de los pies. Ella le obsequiará un par de sandalias sentimentales, para caminar por la playa sobre la arena húmeda... y él le dará un par de imanes en un estuche diminuto... para recordarle, con una sutil técnica de Neptuno, qué es lo que ella perderá si algún día él debiera abandonarla porque le destroza el corazón al sentirse tan nerviosa y desdichada con él en el País de Nunca Jamás, hasta el punto de que él preferiría irse de su lado con tal de no hacerla sufrir. Probablemente ella captará el mensaje apenas abra el pequeño obsequio. Al fin y al cabo, es una Virgo. Su mente es rápida y sagaz. Y ella es sensata. Sabe que una almohadilla calefactora bajo las colchas y las mantas es un medio muy solitario para sustituir a cuatro pies calientes y confortables, y a veinte dedos íntimos, que se han familiarizado tanto entre sí a lo largo de los años que les basta un toque... para comunicarse cualquier deseo.

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Hombre VIRGO Muje r PISCIS —Peter —preguntó ella, tratando de hablar enérgicamente—, ¿cuáles son exactamente tus sentimientos respecto a mí? —Los de un hijo fiel. Wendy. —Es lo que pensaba —dijo ella, y fue a sentarse sola en el rincón opuesto de la habitación. Probablemente la astrología es un poco indiscreta cuando revela algunos de los secretos de Neptuno, pero si esto ayuda al hombre Virgo a entender mejor a su chica Pez, ambos se alegrarán algún día de ello. Veréis, esta mujer que se comporta durante la mayor parte del tiempo como una chiquilla angelical, temerosa de que la regañen, y que siempre está tan agradecida de las gentilezas más insignificantes, esta mujer que es tan tímida y prudente, tan insegura y dependiente, que necesita el fuerte hombro de él para encontrar apoyo... sabe muy bien lo que hace cuando interpreta esta pantomima. (Los Piscis son expertos en pantomimas, ¿sabéis?) Es la personificación de Eva, el don de la Naturaleza al sexo masculino, vertido en una atractiva envoltura femenina, ceñido con delicadas cintas rosadas. Ella tiene una excelente razón para reaccionar ante la displicente respuesta que él dio a su pregunta, trasladándose al rincón opuesto de la habitación. Su locura siempre es metódica, su sensibilidad siempre oculta una estrategia inteligente. Más adelante explicaremos la razón secreta por la cual fue a sentarse en el otro extremo de la habitación. Es importante que antes le demos al desprevenido hombre Virgo una idea de lo que hay dentro de este exquisito envoltorio, ceñido con delicadas cintas rosadas. Así podrá lidiar mejor con su astucia emplazada en el rincón. Doce mujeres. Es con esto con lo que puede esperar encontrarse cuando desate cautelosamente (los Virgo lo hacen todo cautelosamente) esas cintas. Esta dama dulce, engañosamente sumisa, es, por sí sola, todo un harén. Si ha memorizado sus lecciones de astrología, como un buen Virgo, recordará que el signo solar Piscis de ella lleva las semillas de los otros once signos que circundan la rueda kármica. Por eso es una escucha tan maravillosa (y así fue, entre paréntesis, como lo engatusó inicialmente). Escucha bien porque es sagaz. Sabe. Ha estado allí —kármicamente— y, como todos los Piscis están generalmente en contacto bastante íntimo con sus personalidades inconscientes, ella recuerda muy bien muchas cosas que ni siquiera ha estado próxima a experimentar realmente en esta encarnación actual. Así que, naturalmente, es una buena escucha. ¿Por qué no habría de serlo? Absolutamente nada que alguien de este mundo pueda confiarle con voz nerviosa o confesar en sus oídos comprensivos le inspirará aunque sólo sea un pestañeo de sorpresa. Si una de sus doce memorias kármicas no comprende, un par de las otras once sí lo comprenderán. Los hombres Piscis tienen más o menos la misma facultad, pero como ésta es una doble influencia femenina (signo solar femenino, regente femenino, Neptuno), la hembra de la especie es categóricamente más experta que el macho en la técnica de emplear la astucia femenina. Esto no es más que puro y simple sentido común astrológico: Ciertamente un hombre Virgo se dará cuenta de ello, después de meditar un poco. También deberá comprender por qué ella confunde su mente y sus emociones ordenadas con su carisma camaleónico. Cuando ella se vuelve (raramente) agresiva, y anormalmente (para ella) malcriada y exigente, y lo arranca a él de la complacencia de su signo de Tierra, es porque se manifiesta su pequeña veta ariana. Cuando ella se empecina y no cede un palmo (aún más obstinadamente que él, lo que ya es mucho decir), es su veta de Tauro lo que moldea momentáneamente su voluntad en cemento y le hace rechazar enérgicamente los considerables poderes de afable persuasión que él despliega. Entonces, cuando él por fin consigue resquebrajar el cemento con su sosegado encanto de Virgo, ella se vuelve tan ligera como una mariposa de Géminis, tan cambiante que, comparado con ella, el mismo Mercurio veloz de los pies alados (regente adoptivo de Virgo) parece lerdo y circunspecto. Después ella llora amargamente, y sus lágrimas se truecan sin aviso previo en una risa suculenta y cálida —primero lo regaña, a continuación lo mima como una gallina clueca—, francamente caprichosa. No hace más que revelar a la doncella lunar que lleva en el alma. (Probablemente fue cuando ella estaba en la fase Cáncer que él la imaginó por primera vez como una madre, así que se puede disculpar que le contestara «los de un hijo fiel» cuando lo interrogó acerca de sus sentimientos.) Además, hubo una extraña semana en que ella pretendió arrogantemente que él la atendiera como un esclavo porque se había torcido un tobillo, y su exagerado orgullo no le permitía confesar el dolor muy concreto que le atormentaba. (Se hallaba bajo su influencia de Leona.) Entonces, durante un mes íntegro, se

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mostró muy humilde y cortés, pero al mismo tiempo tan severa al juzgar cada una de sus palabras, que él tuvo la impresión de estar mirando su propia imagen reflejada en un espejo. Y así era, en verdad. Ésa era, casualmente, la escena reservada a Virgo en su drama en doce actos. Cuando él fue a mostrarle, con tímido orgullo, el viejo Ford Modelo T que había dejado como nuevo, después de ajetrearse durante muchas horas de trabajo extenuante con el motor y la carrocería, ella no pudo decidir si adoraba o aborrecía el auto. Primeramente quiso salir a dar una vuelta en él, y después dijo que la deprimía porque era negro, y que él debería haberlo pintado de un color alegre, quizá por ejemplo el malva, para que hiciera juego con su vestido nuevo. (Recibía un fugaz soplo del peso y contrapeso de Libra.) Una vez, cuando él se quedó dormido y olvidó telefonearle cuando había prometido hacerlo, ella cambió al día siguiente su número por otro que no figuraba en la guía, y se negó a abrir la puerta cuando sonó el timbre. Ésta era una pequeña picadura de represalia, típica del Escorpión, porque había faltado a su palabra. Después, cuando lo perdonó, le dio un beso de buenas noches tan sensual y prolongado, que a él se le aflojaron las rodillas y casi se desvaneció bajo el impacto de su pasión temporal de Escorpión. Hubo asimismo una mañana en que le informó bruscamente, delante de su madre (la de él) y de sus dos mejores amigos, que necesitaba un corte de pelo, hasta el punto de que ella estaba contemplando la posibilidad de comprarle un collar y una correa. (Sólo fue una de las flechas hirientes de su arco kármico de veracidad sagitaria, que ella sólo dispara muy raramente, cuando emerge su personalidad de Arquero.) Durante un tiempo, a partir de entonces, ella se mostró desacostumbradamente reservada y circunspecta (recordándole a una chica capricorniana que había conocido), hasta que por fin le anunció fríamente, sin el menor sentimiento o emoción, que no quería casarse porque planeaba ir .a Europa para estudiar arte, y que su carrera era más importante que el simple romance... o que él. Él quedó descalabrado por este atisbo de glacial ambición saturniana en esta criatura normalmente humilde y modesta que creía conocer tan bien después de haberla analizado tan cuidadosamente. Precisamente cuando él creyó que las cosas habían vuelto a su cauce, y cuando su vida en común se desarrollaba rutinaria y confortablemente, ella resolvió mudarse inesperada y súbitamente a un nuevo apartamento, en el curso de dos breves días, y olvidó comunicárselo. Le dejó el nuevo domicilio a la vieja casera, pero invirtió por error los números de la calle y la casa, y él tardó tres meses en localizarla por intermedio de su madre (la de ella), que en esa época estaba en Ohio. Cuando la localizó, descubrió que tenía amoríos con su profesor de yoga. (Sufría los efectos de uno de sus ramalazos anuales de amnesia excentricidad, propios de. Acuario.) Finalmente —pero también esencialmente— ella recupera su dulce personalidad normal de Piscis. Sólo se trata de que tiene esos arranques, en doce versiones. Pero son sólo trances pasajeros. Durante la mayor parte del tiempo, es la más adorable, comprensiva, serena y aplomada dama que se puede encontrar de este lado del Paraíso. Sentimental v sensible. Serena y fiable. Igualmente, será mejor que el hombre Virgo que la ama sepa cuántas facetas de ella está midiendo para verificar si se ajusta a su idea de lo que debe ser una compañera para toda la vida. Ahora, ¿queréis saber por qué corrió al otro extremo de la habitación después de preguntarle a él cuáles eran exactamente sus sentimientos para con ella, y de quedar decepcionada con la respuesta? (Véase el fragmento de Peter Pan que figura en el comienzo de esta sección) ¿Porqué se sintió agraviada, y se refugió en el rincón para llorar con una araña, como el personaje del cuento infantil? No. ¿Porque estaba enfadada, y por tanto fue al rincón para enfurruñarse y comer natillas sin convidarlo? Claro que no. Se fue al otro extremo de la habitación. Os advertí que es sagaz, como recordaréis. Sabía conscientemente o intuyó (para los Piscis es lo mismo) que entre ellos existía una poderosa polaridad de signos solares, y que cuando nacieron sus soles natales estaban en oposición. Sabía lo que esto significa. Después de un tiempo, una polaridad se vuelve tan magnética que es irresistible. (Repasad el ejemplo del imán en otra sección de este capítulo.) Así que ya veis: ella sabía muy bien que bastarían pocos minutos para que el magnetismo de su «oposición» astrológica los uniera, y si ella se situaba físicamente en una oposición exacta o extrema respecto de él... bueno, las cosas se tornarían «físicas» aún más rápidamente... y él cambiaría ciertamente su respuesta por otra más contundente que la del «hijo fiel». Ella tenía conciencia de que él no tardaría en hablar a través de sus actos, y que éstos cancelarían claramente su aserto, dándolo por falso. Los hombres Virgo tienden a levantarse muy temprano, por naturaleza, pero él deberá levantarse más que temprano para adelantarse a ella. Ella tenía razón, desde luego. Su estrategia de Neptuno funcionó perfectamente. Con la suavidad del raso y el color rosado de las cintas. Al cabo de diez minutos (bastante silenciosos e incómodos), él se comportó de una manera sorprendentemente impulsiva (para un Virgo), atravesó la habitación a la carrera, la cogió en sus brazos y en verdad se echó a llorar abiertamente, afirmando que sus sentimientos respecto de ella no eran en

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modo alguno los de un «hijo fiel», sino más exactamente los de Alejandro Magno, que ardía de deseos de conquistar el mundo... el mundo enigmático de ella. Entonces, maravilla de maravillas, le propuso literalmente matrimonio a su ruborizada, nuevamente femenina y sumisa chica Pez, la de los soñadores ojos neptunianos. Los signos de Tierra y Agua casi siempre se fusionan sexualmente en un clima de puro éxtasis, con mucha naturalidad. Su pasión recíproca casi nunca es menos que profunda: enriquece su amor, imitando fielmente la forma reconfortante en que la Naturaleza misma fusiona la tierra y el agua. Ella se siente segura en los brazos de él, y él experimenta una nueva conciencia merced a su acto amoroso. A menudo, el hombre Virgo pierde todo su autocontrol normal junto a la chica Piscis que conquistó su corazón, y esto es lo mejor que puede ocurrirle. En cuanto a ella, se siente realizada por el solo hecho de saber que le infunde sosiego a él. Porque él era un hombre tremendamente obsesionado por la soledad hasta que aprendió cuánta vehemencia podían contener sus sentimientos reprimidos cuando los desahogaba con una mujer de la que sabía que no lastimaría su vulnerabilidad, que no ofendería nunca su imagen secreta sobre la pureza del sexo. Quizá Virgo y Piscis aman tan cabalmente porque intuyen que sus sueños están abrigados y a salvo en su compañía mutua. Y entonces sus cuerpos responden libremente, con una sabiduría propia, a lo íntimo y lo familiar. No tiene por qué haber muchos obstáculos en su relación 7-7. El es tan inteligente y ella es tan sagaz (hay una pizca de diferencia entre lo uno y lo otro) que si ponen verdadero empeño en ello, podrán allanarlos. Ambos son mutables, así que les resultará fácil discutir sus problemas, y esto siempre implica una gran ayuda. Ella coquetea. No hay tu tía: coquetea. Lo hace desde que tenía seis años. Los hombres la encuentran magnéticamente atractiva, y ella no puede dejar de reaccionar afectuosamente. Pero él deberá abstenerse de analizar exageradamente la compasión universal y el oído atento que ella presta tan pródigamente a sus amigos de ambos sexos, como si fueran pruebas de deslealtad o infidelidad. No lo son, y no lo serán, a menos que él ostente continuamente una mueca de resentimiento, en cuyo caso será el responsable de que se materialicen la una y la otra. (Es inevitable que nos acontezca aquello que tememos.) Ella tampoco deberá crearle tensiones e inquietudes innecesarias, con su actitud negligente respecto del dinero. Podría hacer mayores esfuerzos por equilibrar las entradas y salidas de su cuenta corriente, y debería dejar de regalarle todo el dinero que ahorraron para sus vacaciones a la primera persona que parece necesitarlo. A su vez, él tampoco debería sofocar exageradamente los impulsos generosos de ella en razón de su propia obsesión por el ahorro, y debería poner auténtico empeño en saber perder, tanto en el ámbito de sus finanzas como en el de sus sentimientos. Esta mujer no puede seguir enamorada de un hombre tacaño, ya lo sea con el dinero o con las emociones. No puede sentir respeto ni ternura por un hombre que es cicatero con su cuenta bancaria o con su personalidad. Esto la volverá gradualmente frígida (y también podrá empujar trágicamente a algunas neptunianas al alcoholismo, a fuerza de deprimirlas y frustrarlas). Si él desea mantener felices a las doce mujeres que hay en ella, deberá aprender a relajarse, a tomar las cosas con calma, a dejar de criticarla cuando ella trata de conformarlo, a ser más generoso y espontáneo. En cuanto a la chica Pez, sencillamente tendrá que dejar de esconder las revistas y los suéteres favoritos de él detrás del sofá, cuando reciben visitas, así como de mezclar sus calcetines y de olvidarse de dar cuerda al reloj despertador.

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LIBRA

PISCIS

Aire - Cardinal - Positivo Regido por Venus Símbolo: la Balanza Fuerzas diurnas - Masculino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación LIBRA-PISCIS En estas playas mágicas, los niños encallan eternamente sus barquillas, al jugar. Nosotros también hemos estado allí. Aún oímos el rumor de las olas, aunque no desembarcaremos nunca más.

Como Piscis está asociado a la verdad mística que se oculta detrás de todas las religiones. y como Libra está asociado al equilibrio de justicia y compasión que equivale a la paz, ésta es a menudo (no siempre, pero sí a menudo) una relación extrañamente sosegante. A veces ejerce una influencia de largo alcance no sólo sobre las respectivas vidas de Libra y Piscis, sino sobre las de otros, de diversas maneras. Estas maneras dependen de los Libra y los Peces individuales que están implicados, de la forma en que viven, de sus metas y ambiciones... de sus sueños. En el capítulo Libra-Capricornio hemos abordado específicamente el secular alegato astrológico de que Libra es El Pacificador, utilizando, entre incontables ejemplos, el del Libra Jimmy Carter (el de la sonrisa rutilante) y su papel histórico como «Pacificador" Libra en la reunión en la cumbre que celebró en setiembre de 1978, en Camp David, con Menajem Beguin, de Israel, y Anwar el Sadat, de Egipto. Pero en todos los capítulos sobre Libra de este libro (y del anterior, Sun Signs) figura la antigua advertencia astrológica de que todos los Libra, sin excepción, poseen la deslumbrante sonrisa de Venus, con su portentosa capacidad para disolver toda oposición. Ésta no es sólo una observación de simbolismo astrológico, sino un adagio literal respecto de la invisible pero poderosa impronta de los planetas y las luminarias (el Sol y la Luna) sobre el aspecto físico (así como sobre la conducta) de los humanos... impronta tan inconfundible que incluso los escépticos que se niegan a reconocer la santidad de la astrología deben notar y admitir su presencia, aunque a regañadientes. Ahora, deben notarla una vez más. Como Pablo antes que él, el papa Juan Pablo, que reinó durante un lapso infortunadamente breve de sólo 34 días como Pastor de los católicos, a fines del verano y comienzos del otoño de 1978, era un signo solar Libra. El signo de Libra está tradicionalmente asociado, entre otras cosas, a las bibliotecas, los libros y las ediciones (cualidad que comparte, en menor grado, con Géminis y Sagitario). Apenas unos días después de haber sido ungido Papa, Juan Pablo exhibió al mundo, con un poco de timidez, sus tesoros literarios particulares: cartas breves, pero elocuentes, sagaces e ingeniosas, dirigidas a todo el mundo, desde Mark Twain hasta los Beatles, pasando por Shakespeare y Charles Dickens. Durante los años de su vida ajetreada y aplicada, el Libra Juan Pablo había escrito estas breves misivas a los triunfadores de ayer y hoy, con el típico amor Libra por la literatura y la propensión de Libra a las «belles lettres». Me conmovió y divirtió verlas impresas al mismo tiempo que alcanzaba su flamante poder temporal sobre sus propios asuntos, así como sobre los de millones de seres, porque comprendí el regocijo que debía de producirle al Pastor (prefería este título al de Pontífice o Papa) en su condición de Libra, el hecho de que por fin le concedieran la oportunidad de permitir que el público echase un vistazo al humor sutil y las observaciones filosóficas de sus amadas «criaturas creativas». Por supuesto, nunca pretendió que sus modestas cartas se convirtieran en un best seller ni en nada de tanta magnitud. Sencillamente se sintió contento como un chiquillo al verlas por fin impresas, y leídas por tanta gente. Un sueño personal convertido en realidad. Casi lo primero que hizo al convertirse en Papa fue entregar sus cartas a la imprenta, y estoy segura de que fue con una profunda satisfacción íntima que vio

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cómo 'le era concedido su humilde deseo secreto. Los muchos Libra de uno y otro sexo y de todas las religiones, que escriben a hurtadillas hermosos poemas o prosas, y que nunca han tenido la oportunidad de compartirlos con un público más numeroso que el formado por unos pocos íntimos, comprenderán la tímida alegría del afable Juan Pablo. Pero lo que me conmovió aún más respecto del Libra Juan Pablo fue la primera crónica periodística que vi de su muerte, después del súbito ataque cardíaco del 29 de setiembre, que puso fin en menos de dos meses a su jubiloso y manso reinado de bondad, y a sus planes (incuestionables) de paz y justicia, típicos de Venus. En la primera plana del Los Angeles Times de ese día, dentro del artículo que describía el luto de Roma, había, en una sola columna, tres referencias patentes al Signo Solar del papa Juan Pablo. El artículo del Times, al mencionar el descubrimiento de que el Papa había muerto en su lecho en la mañana que siguió a su ataque cardíaco de las once de la noche, decía: «La luz estaba encendida, un libro de meditación abierto descansaba cerca de allí, y un veterano cardenal observó que su rostro conservaba la sonrisa habitual».

Unos párrafos más abajo, el diario informaba a los lectores que: «Una mujer llorosa, que rezaba en la Basílica de San Pedro, comentó serenamente que toda su vida estaba en su sonrisa».

Luego, al final del artículo, figuraban las palabras que el arzobispo Aurelio Sabattani había pronunciado ante los millares de asistentes a la misa del Pontífice, en San Pedro: «Juan Pablo era un hombre que llevaba consigo la sonrisa de Dios... su sonrisa perdurará como un rayo de luz». Sí. La sonrisa venusina de Libra, su poderosa fuerza de energía y luz, pueden ser vistas por los fieles, los creyentes y los escépticos por igual. Nadie puede resistirse a ella. Nadie puede negarla. Nadie puede dejar de sentirse conmovido por ella. La sonrisa venusina era la que convertía a la Libra Eleanor Roosevelt en una mujer hermosa, no obstante sus facciones poco agraciadas. Fue la que le hizo ganar la presidencia al Libra Eisenhower, y también influyó mucho para que el Libra Jimmy Carter alcanzara la misma meta. Inunda e ilumina la memoria de todos quienes lloran al alegre y bondadoso Juan Pablo. La sonrisa venusina del Papa Libra Juan, que lo precedió, fue empleada con más frugalidad, pero allí estaba, igualmente, lista para irradiar su luz asombrosa cuando ésta hacía falta para persuadir afablemente. La sonrisa de Libra... y los ojos soñadores neptunianos de Piscis, el Pez. Dos testimonios del sello indeleble de la influencia planetaria sobre las facciones de los terráqueos. A propósito, hablando del Pez, quería comentar que la catedral de San Pedro, donde d arzobispo Sabattani hizo el panegírico de la sonrisa del difunto Pontífice, se llama así, por supuesto, en homenaje al apóstol Pedro, quien (aunque era un signo solar Aries) recibe tradicionalmente el apodo de «el Gran Pescador». Libra y Piscis forman la configuración de signos solares 6-8, lo que significa que ninguno de los dos sabe ni remotamente por qué el otro (o la otra) piensa o actúa como lo hace. Las motivaciones y actitudes, el carácter y la personalidad de Libra, son totalmente ajenos y desconcertantes para el Pez... y Piscis es asimismo un colosal enigma para Libra. Como les sucede a todas las otras personas influidas por la vibración 6-8, el Libra regido por Venus, con sus hoyuelos, y el Piscis guiado por Neptuno, con su naturaleza dual, probablemente nunca llegarían ni al primer «hola» si no los hicieran confluir de alguna manera las «fuerzas exteriores», fuerzas exteriores como son un empleo o una carrera, un amigo o pariente casamentero, el azar irremisible de haber nacido dentro del mismo círculo familiar... o la situación no planeada (conscientemente) de vivir, por casualidad, el uno cerca del otro, como vecinos. Todas estas influencias consiguen aproximar a Libra y Piscis lo indispensable como para que por lo menos alguien los presente. Después de esto, quedan librados a su suerte. Aunque son raros los casos en que optan por formar deliberadamente una asociación, una vez que el «destino» los ha empujado a explorar experimentalmente sus respectivos comportamientos extraños, un buen número de ellos se sienten tan fascinados por las diferencias que los separan, que permanecen un tiempo a la expectativa, y finalmente resuelven convertir la investigación del misterio en un hobby definitivo. Una de las causas responsables de semejante decisión consiste en que Libra capta con bastante rapidez la buena predisposición del Pez para ponerse de alguna manera a su servicio. No necesariamente como mayordomo, criada o palafrenero, sino en una forma sutil. El Piscis suministrará un «servicio» a los Libra, ya sea concreto y tangible o sutil e invisible. Se siente patentemente, y es siempre necesario. El síndrome de «servicio» es aún más intenso entre Piscis y Libra que entre las otras combinaciones 6-8, por la sencilla razón de que Piscis, aun sin la influencia 6-8, está predispuesto a prestar un servicio útil a todos los

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signos solares. Por tanto, cuando el Pez conoce a Libra, dado que representa la sexta Casa astrológica para los regidos por Venus, y dado que representa también la humildad y la sumisión para todos en general, la tendencia a representar una influencia útil y benéfica en la vida de Libra se refuerza. Pero desgraciadamente, también puede infiltrarse —por obvias razones— la tendencia a ser un poco masoquista. ¿Sabíais que lo mejor es enemigo de lo bueno? Y por tanto el Pez debe estar alerta con los Libra normalmente bondadosos y equitativos, para evitar que Libra se aproveche (inconscientemente) de esta doble vibración de «servicio» y mantenga al pobre Pez nadando en círculos, lo cual quizá hará mucho más placentera y fácil la existencia del Libra, pero dejará al Piscis el ramal más corto de la espoleta de la pechuga. Si mal no recuerdo, el ramal más corto no te concede tus deseos. El que se queda con el largo recibe la primera opción para la materialización de sus deseos, en tanto que el que se queda con el corto se casa primero. Esto no es justo. Porque el que arde en deseos de casarse, y de equilibrar su vida con la de otra persona, es Libra, y no Piscis. En verdad, los Libra armonizan tan melodiosamente con las flores de azahar y con la «Marcha nupcial» de «Lohengrin», que cuando se ven obligados a vivir solos durante lapsos desusadamente largos se les desequilibra la Balanza y sufren una intensa depresión. Por otro lado, el matrimonio es generalmente algo que el Pez típico interpreta como un anzuelo peligroso, deslumbrante, destinado a sofocar la libertad, y lo elude con éxito o, si no, se las apaña para deslizarse dentro y fuera de la red conyugal cada vez que muerde dicho anzuelo. Muchos Piscis son solitarios y solteros meditabundos (voluntariamente, porque tanto la chica como el chico Pez son cautivantes para el sexo opuesto)-, o en cambio tienen en su haber una cantidad asombrosa de incursiones múltiples en las aguas matrimoniales. Es raro. el Piscis que secara, una sola vez. Los hay, desde luego, pero son como una rara especie de pez tropical de la Naturaleza, por comparación con las anchoas y las truchas. En términos relativos, un Pez que se ha casado una sola vez en la vida es tan insólito como un Géminis en las mismas condiciones. Repito. para no herir a aquellos Piscis que están casados dichosa y permanentemente, que esto sucede, pero no a menudo. Así que ahí los tenemos, desencantados ambos. A Piscis le tocó el ramal corto del hueso de los deseos, y a Libra le tocó el ramal largo, de manera que Piscis será el primero en casarse, y probablemente esto es lo último que él (o ella) anhela. Y probablemente esto fue lo que deseó Libra, pero si bien a Libra le será concedido el deseo, no le será concedido en primer lugar. Libra deberá esperar un poco más. ¡Qué lío! (Libra se siente frustrado por haber tirado con tanta fuerza, en razón de lo cual se quedó con el ramal más largo.) Se lo tienen merecido, porque para empezar ninguno de los dos debería haber estado jugando con la espoleta de un pollo: a los pollos no los pusieron en el planeta para que se los coman los seres humanos. Para comer, tenemos las semillas, las nueces, las hierbas, los granos, las frutas y las verduras. A los peces, las aves de corral, los pájaros y demás animales no los tenemos para comerlos. Así que aquel fue un acto de justicia kármica. Aunque bromeamos un poco, la astrología aconseja seriamente que no comamos carne. Pero las cuestiones que causan sincera preocupación y grave discrepancia nunca se resolverán si todos nos miramos de mal talante. La mejor forma de abordarlas es combinando la compasión de Piscis, una o dos sonrisas de Libra, un toque de buen humor (y quizás una pizca de franqueza Ariana). La controversia vegetariana es uno de los temas que estos dos podrían elegir, ahora que lo hemos introducido como conflicto, para entablar su próxima polémica (quiero decir, discusión) el jueves que viene. Es una plataforma perfecta para el equipo de debates. Piscis puede disertar sobre los aspectos religiosos del tema, en tanto que Libra actúa como Juez y pesa en su Balanza el derecho moral de los peces y las aves de corral, de los pájaros y los animales, a existir sin que nadie los obligue a incorporarse a la cadena de alimentación, puesto que no son necesarios para la nutrición humana. Será un problema complejo. El enfoque religioso de Piscis contiene por sí solo múltiples facetas, una docena de pros y contras polémicos. La Balanza de Libra se inclinará hacia un lado y otro, procurando discernir todos los argumentos favorables y adversos y encontrar el punto justo de equilibrio... a lo cual contribuirá Piscis aportando primeramente una miaja de este criterio a un platillo, y después una miaja de aquel criterio al otro platillo, y ayudando a su amigo, socio, pariente, amante o consorte Libra a tomar una decisión. Es posible que la discusión religioso-espiritualvegetariana empiece el próximo jueves, pero quizá no terminará antes de que haya transcurrido un lapso considerable. En el ínterin, mientras debaten (discuten) el tema. Libra ganará algunos puntos estratégicos al exhibir su sonrisa de Venus embellecida por los hoyuelos, y Piscis preparará pastelillos de algarroba para renovar las energías de ambos, y se los servirá a Libra en un delicado plato de porcelana pintado a mano, con una servilleta de color azul cielo.., y todo será sosegado y armonioso, plácido y susurrante. A menos que aparezca por casualidad un amigo Tauro del Pez, y sugiera inocentemente que todos se tomen un descanso y salgan a comer un bistec. El Toro se replegará (no es fácil hacer replegar a un Toro) cuando vea el horror reflejado en las facciones de Piscis y Libra. Entonces Libra fulminará a Tauro con una sonrisa de Venus, el Pez le ofrecerá

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dulcemente al Toro un pastelillo de algarroba... ¿y qué queréis apostar a que, entre los dos, Piscis y Libra no tardarán en bautizar a un nuevo converso?

Mujer LIBRA Hombre PISCIS La mente romántica de ella se parecía a las cajitas que vienen del enigmático Oriente, guardadas las unas dentro de las otras. Por muchas que creáis haber descubierto, siempre hay una más. Y la dulce boca burlona de ella guardaba un beso... perfectamente conspicuo, en la comisura derecha. ...a esa hora estaban juntos en el sillón, y Wendy lo acosó con más preguntas. —Si ahora no vives en Kensington Gardens... —A veces aún vivo allí. —¿Pero ahora dónde pasas la mayor parte del tiempo? —Con los niños perdidos. Lo mejor será que abordemos desde el principio la dolorosa dificultad que experimenta la mujer Libra para tomar decisiones rápidamente, ¿no os parece? Como el hombre Pez no se destaca por sus actitudes enérgicas, agresivas, para resolver los problemas, le brindaremos una fórmula infalible para lidiar con las indecisiones de la dama Libra que lo ha atraído a su red. (Él no se resistió tanto.) Realmente es muy fácil, una vez que te habitúas. Le suministraré al hombre Piscis una ilustración metódica de la fórmula, mediante un incidente de la vida real. Mientras escribía este libro en California, le pedí a una artista diseñadora increíblemente capaz, una chica Cabra capricorniana llamada Sinthia Sullivan, que me confeccionara un tapiz como regalo de bodas para dos buenos amigos míos, de Nueva York, que acababan de casarse, representando su luna de miel en Egipto. (La capricorniana Sinthia produce estas obras de arte fabulosamente hermosas, no con un pincel, sino mediante el uso de telas superpuestas, multicolores, de múltiples texturas.) La desposada es una mujer Libra, llamada Susan: con hoyuelos, bella, inteligente... e indecisa. Su galán se llama Arthur, y es un abogado Escorpión pero no es realmente vital para esta historia. No he dicho que él no sea vital. Sólo que no lo es para esta historia. (Hay que tener cuidado con los Escorpión.) Así que cuando llegó el regalo, la Libra Susan me telefoneó para decirme, con su voz musical, que estaba sinceramente encantada... tanto que sencillamente no podía decidir si lo colgaría en el nuevo apartamento que ella y su también nuevo marido acababan de redecorar, o en la pared de su despacho del Metropolitan Opera Guild, donde ella es directora de Programas Especiales del Metropolitan. Claro que tiene un despacho. Claro que es ejecutiva. No me habéis estado escuchando. Libra es un signo cardinal de liderazgo. Vosotros, hombres Peces, deberíais dejar de adormeceros en mitad de la lección de estrategia. Puesto que yo misma soy Carnero, y por tanto me sentí muy regocijada de que ella quedara tan obviamente satisfecha con mi regalo de bodas, no pude soportar el dolor indirecto de su indecisión, de modo que le dije que encargaría, como regalo de celebración (celebrando cualquier cosa) un segundo tapiz, que representaría su ópera favorita... para que pudiera colgar la Pirámide egipcia en casa, y la escena de la ópera en su despacho. Se puso eufórica. Yo también. (Me puso eufórica que ella se hubiera puesto eufórica.) Una decisión menos. Pero entonces, veréis, como el tapiz egipcio hacía juego perfectamente con su nuevo vestido de noche, incluso en los diversos matices de malva y lila, de verde oscuro y dorado (con satén blanco). y como no tardaría en asistir a una recepción formal organizada por el Metropolitan cerca de su despacho. por donde pasarían los invitados, ¿tal vez debería colgar, en cambio, la escena de la Pirámide en el despacho... y la escena de la ópera en casa? ¿Qué opinaba yo? Ése iba a ser, por cierto, un dilema tremendo. ¡Prestad atención, Piscis! ¿Sabéis cómo resolví limpiamente este primer acceso de indecisión? La encaucé muy delicadamente hacia otra indecisión, que anuló por completo la primera. Le pregunté cuál era su ópera favorita, para poder decirle a Sinthia, la artista diseñadora capricorniana, que iniciara la confección del

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segundo tapiz. Durante la prevista pausa de deliberación que se produjo a continuación, hice una sola tentativa. (Es importante recordar que nunca hay que hacer más de una sola tentativa de ayudar a Libra a nivelar la Balanza, porque si no se perderá mucho tiempo, que estaría mucho mejor empleado en la planificación de la estrategia final.) Mi única tentativa consistió en sugerir rápidamente Madame Butterfly. No. No era precisamente ésa. (Yo no había esperado realmente que lo fuera.) Entonces sugerí, alegremente, que Libra se tomara un par de días para pensarlo, y que me comunicara su decisión final. Eso sucedió hace casi dos semanas. Aún no ha resuelto nada. Por consiguiente, hoy, le he enviado a la bella desposada Libra una nota, contestando la muy amable que me envió ella, como agradecimiento. Le informo —y éste es un paso vital de la estrategia—le informo, digo, en mi nota que, como ella no puede decidirse, yo decidiré por ella, o sea que elegiré la ópera que sé que es una de sus favoritas, y que Capricornio iniciará la confección del tapiz más o menos el mismo día en que mi nota llegue a Nueva York. Ahora, ¿queréis que os diga qué sucederá? Tengo la absoluta garantía de que dentro de un día o dos, cuando la Libra Susan lea mi nota, recibiré un telegrama o una llamada telefónica. Habrá tomado su decisión. Categóricamente. Y definitivamente. Y ordenadamente. Porque veréis, como Libra es un signo cardinal de liderazgo, si hay algo que las mujeres Libra no pueden soportar, esto es, delegar en otros la autoridad de sus prerrogativas personales. He aquí algo que las fuerza a tomar una ¡decisión asombrosamente rápida. En síntesis, la estrategia consiste, pues, en 1) sustituir un tema de indecisión por otro, porque a menudo la segunda decisión restará importancia a la primera; 2) formular una sugerencia para ayudar a Libra en la toma de la segunda decisión, y no más; 3) dejar transcurrir un lapso razonable, porque las decisiones de Libra, una vez tomadas, son siempre las mejores entre todas las alternativas posibles, gracias a la sabiduría, la equidad, la justicia, la lógica y el gusto exquisito de Venus... y finalmente, 4) si Libra no ha tomado ninguna decisión en un lapso razonable, tomadla vosotros mismos, y fingid enérgicamente que vais a ponerla en práctica inmediatamente. Cuatro pasos sencillos. Piscis sólo tendrá dificultades con el cuarto. A un Pez nunca le resulta fácil ser enérgico, poner en práctica... o hacer algo «inmediatamente». Aunque hay que confesar que «fingir» será coser y cantar para el hombre típico de Neptuno. Es un maestro en el arte de simular y aparentar. Todo Pez es un actor frustrado... o un personaje que se evadió un día de entre las tapas de un libro de cuentos de hadas de los hermanos Grimm, para indagar qué sucedía en este mundo de ilusión que todos menos los Piscis llaman realidad. El Pez sabe lo que es cada cosa. Nunca se confunde tanto como para pensar que los sueños son irreales, un mundo de fantasía creado por la imaginación... y que la vida es la sustancia de todo. De ninguna manera. Este hombre sabe que las cosas son al revés. Sabe que la verdad consiste en que éste es el sueño... y que es en el sueño donde todo sucede de veras. Ahora les hemos suministrado a estos dos un tema (sueños versus realidad) que podrán discutir vehementemente durante muchos meses, quizás años. Un tema tan erizado de controversias, tan despojado de posibilidades de aportar pruebas finales (de naturaleza tangible, claro está), que enseguida reemplazará a todas las otras polémicas en las que la dama Libra y su hombre Piscis han estado enzarzados hasta ahora. La discusión perfecta para los amantes Venus y Neptuno. Los sueños están estrechamente relacionados con Neptuno, claro está, en tanto que Venus adora todas las cosas bellas y etéreas... todo lo que tenga un toque de imaginación. La lógica de Libra estará inflexiblemente a favor de lo «real», y probablemente el Pez no se moverá un palmo de su defensa de lo esotérico. Pero a él le resultará interesante observar cómo ella trata de nivelar los platillos de su Balanza entre la lógica de Libra, por el lado de la realidad... y su ternura de Venus, por el lado de lo etéreo y lo romántico. En .verdad, ésta fue precisamente la combinación de cualidades que cautivó su atención soñadora, y lo incitó a amarla desesperadamente, a dejarse atrapar irremediablemente en su red de seducción, cuando flotó por primera vez entre las nubes azuladas de su fragante presencia. El mosaico irresistible formado por la lógica masculina y el razonamiento inteligente de ella, combinado con su ternura y su imaginación romántica venusinas. La fascinante amalgama Libra de espíritu práctico y compasión. La compasión de ella casi puede competir con la de él (aunque no del todo). Su espíritu práctico es algo que seguramente a él le vendrá bien. El contacto con éste terminará por ser beneficioso y perdurable, aunque a ratos resultará incómodo. La mujer Libra tiene algo vagamente oriental que intriga al Pez. Ella proyecta a veces una esencia de clima-otoñal-de-fútbol, rubor de mejillas-de-manzana y saludable atmósfera de intemperie. Sin embargo, en otros momentos, irradia un aire esquivo de incienso y mantras, y de campanillas de templos que repican a lo lejos, un aire que le hace pensar al Pez en Tibet, en China, o en Japón. El es muy sensible cuando capta este detalle, porque el signo de Libra en sí mismo rige astrológicamente al Oriente. Ella equilibra de una manera inusitada la imagen de la rubia majorette con un atisbo místico de ritos antiguos... y las cuerdas de Neptuno que hay en él responderán silenciosamente.

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Como ella nació bajo un signo cardinal masculino (de iniciativa), y él nació bajo un signo mutable femenino (pasivo), aunque ella sea muy exquisita y dulce, y aunque él sea muy fuerte y sagaz... su dama Libra tendrá la última palabra a la hora de manejar la relación. Pero cuando se trate de la palabra realmente última —«adiós»— podría ser el Pez el encargado de pronunciarla. El hombre Piscis es capaz de deslizarse gradualmente hacia un apacible remanso de tranquilidad, en otra parte, quizá con una de esas chicas Pez exóticas de aguas tropicales que mencioné en el comienzo de este capítulo, si la mujer Libra qué él tanto ama se torna demasiado autoritaria y demasiado exigente. y si exagera el papel cardinal en lo que debería ser una asociación equitativa. Sin embargo, él será paciente con ella, y hará menos esfuerzos por zafarse de su compacta unidad que si se tratara de otra mujer... por la acción de la influencia 6-8. Él se siente poderosamente atraído hacia ella, tanto desde el punto de vista espiritual como desde el físico, y viceversa. Ella magnetiza el deseo de él y lo trueca en una necesidad más apasionada e incontrolable que todas las que experimentó antes... y ella se siente extrañamente atraída, contra toda su lógica y razón, hacia el hechizo de su afecto y su sensibilidad teñidos por los colores de un suave arco iris. Las vibraciones venusinas del alma de ella anhelan el éxtasis embrujado que los cantos neptunianos del mar que entona él prometen materializar, reconfortantemente, mediante recuerdos que Libra ve reflejados en los ojos del Pez, recuerdos de un lugar que ella nunca ha olvidado por completo, y que desea volver a visitar, con una avidez que la hace llorar, ansiosamente... un lugar que conoció muy bien cuando tenía más o menos cuatro años, donde ella acostumbraba a buscar confiadamente, en la hierba húmeda y aromática, los collares de diamantes olvidados negligentemente por los elfos y las hadas que habían danzado allí la noche anterior, mientras ella dormía profundamente. El corazón se le destrozó con una sensación dolorosa que aún recuerda, aquella mañana de primavera en que una fría voz adulta le informó que sólo eran gotas de rocío, y nada más. Entonces empezó a llover súbitamente, y se le empapó su bata favorita a rayas rosadas. Ahora que es madura y sensata, ¿por qué cada vez que llueve vuelve a su mente el agudo dolor de aquella mañana? Es posible que su hombre Piscis le oculte secretos, empeñado en salvaguardar el santuario de su propio mundo privado interior, y esta forma de «cuasi-engaño» la irrita y la preocupa. Pero él jamás le endilgaría un embuste como el de las gotas de rocío. Él lo sabe todo acerca de los diamantes de los druidas. Esto es algo que ella descubrió la primera noche en que hicieron el amor... después. Él incluso intentó recogerlos entre sus manos, junto con ella, temblando. Cuando desaparecieron al solo contacto humano, se limitó a besarle el cabello, y le susurró que no desaparecían realmente... que, merced a una extraña magia, se transfiguraban en una nueva dimensión. «¿Ves? --le murmuró apacible, reconfortantemente—. No han desaparecido. Aquí están... se han trocado en gotitas de lluvia.» Y entonces tocó dulcemente las lágrimas que le corrían por la mejilla. ¡Oh, ella lo echaría mucho de menos si algún día la abandonara! Tanto como él echaría de menos la aurora dorada de su sonrisa, la forma en que su voz suena como si entonara una antigua canción de cuna que él recuerda, aun cuando sólo pronuncia palabras rutinarias... o quizá no tan rutinarias, al fin y al cabo... «Cariño, realmente deberíamos encontrar la manera de poner color en esta habitación. Es tan monótona y deprimente. ¿Por qué no pintas un mural sobre la pared del lado oeste, donde el sol lo iluminará todas las mañanas? Puedes hacerlo, ya sabes. Puedes hacer absolutamente todo lo que quieras. No importa que en tu último empleo no te valoraran. Algún día, antes de que pase mucho tiempo, el mundo será más dichoso gracias a las cosas que tanto te esforzaste en lograr, gracias a la belleza que creas a tu modo. Nunca en mi vida he estado tan segura de algo como lo estoy de esto. Sé que reconocerán tus méritos, y que si perseveras, y no capitulas, justo cuando tu milagro está sólo a la vuelta de la esquina, finalmente podrás expresar todo lo que has retenido dentro. No podrás verlo hasta que des la vuelta a esa esquina, así que no puedes detenerte cuando estás tan cerca. Estoy segura de tu porvenir. ¿Sabes cuán segura estoy?» Sí, lo sabe. El sabe que a pesar de sus modales a veces autoritarios, y de sus desconcertantes cambios de humor, ella es la única persona que cree sinceramente en él, y la única que tiene la contraseña justa para comunicarle súbitamente el entusiasmo necesario para creer en sí mismo. Nadie podría apartarlo más afablemente del «¿para qué sirve?», con que reacciona ante los desencantos reiterados. Además, él también es algo más que un poco caprichoso y cambiante. ¿Así que qué derecho tiene a juzgarla? En cuanto a su mujer Libra, ésta sabe que él es tal vez el único hombre que conoce el camino para llegar a ese lugar secreto, remoto, donde ella puede refrescarse, bañarse en la fría luz de las estrellas, y volver, con la sensación de ser más fuerte que antes. Es el único que pudo informarle a dónde van los diamantes de los druidas cuando desaparecen... y que pudo hacerlos volver con un beso.

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Hombre LIBRA Mujer PISCIS Le respondió un delicioso tintineo que parecía producido por campanillas de oro. Es el lenguaje de las hadas. Vosotros los niños comunes nunca podéis oírlo, pero si lo oyérais, sabríais que lo habíais oído antes una vez.

Ah, sí... el tintineo de campanillas de oro. Lo oyen juntos, el hombre Libra y la chica Piscis, cuando están acurrucados y arrullándose frente al fuego crepitante en una fría noche de invierno... mientras la escarcha traza bellos grabados de cristal sobre los vidrios... en tanto la nieve cae silenciosamente, fuera, velando el resplandor amarillo de la farola. Se trata de un reconfortante cuadro de dicha, que este hombre y esta mujer han pintado fácil y despreocupadamente, porque Piscis y Libra no son en absoluto hijos «vulgares» de la Madre Tierra. Él es etéreo y soñador, está tenuemente perfumado con el sándalo de los misterios del Lejano Oriente, y sin embargo también tiene un toque del familiar encanto del pastel de manzanas y el columpio en el porche. Ella es igualmente vaporosa y soñadora, aún más soñadora que él... y tiene en los ojos el rumor de las olas que rompen mansamente en la playa. Sí, he dicho que tiene en los ojos el rumor de las olas. Es lo que se llama una «licencia poética». Todos los Libra y los Piscis tienen una licencia poética, pulcramente enmarcada, que cuelga de las paredes de sus mentes románticas. De pronto se enfría la habitación. Entre ellos se forman pequeños carámbanos, y la escena cálida, apacible, se torna glacial, cuando su conversación armoniosa hace vibrar una inesperada nota discordante. Como Piscis es abrumadoramente comprensiva con amigos y desconocidos por igual, y como Libra generalmente está bien informado sobre los temas de actualidad, fue muy natural que se deslizaran hacia una discusión sobre la afición de unos amigos a la droga. A la chica Pez le preocupó mucho que una de sus amigas adquiriera el hábito de «aspirar» cocaína durante un viaje de fin de semana que había realizado el año anterior, para esquiar en Aspen. Intentó explicarle que la cocaína destruye los tejidos y cartílagos nasales, y que ha aumentado de manera alarmante el número de cocainómanos que han tenido que someterse a operaciones de cirugía plástica... a pesar de lo cual, más tarde, la nariz sencillamente se hunde y deja la cara convertida en una máscara grotesca. Sin aviso previo. Un día sucede, y punto. La nariz se deshace y ya nunca se la puede reparar definitivamente. Nunca. Ella se estremece, se recuesta contra su hombre Libra, y le pregunta: «¿No es espantoso?». Él no le contesta enseguida, así que ella le informa que su amiga, en lugar de agradecerle la advertencia, se limitó a responder fríamente: «No te metas en lo que no te importa», y que la ofendió mucho que la trataran con tanta desconsideración, cuando ella sólo había querido prestar ayuda. (La chica Pez esparce tanta comprensión en torno suyo durante tanto tiempo, que tiene derecho a solicitar de cuando en cuando una pequeña dosis para sí misma.) Ella aguarda unas palabras de apoyo. Él continúa callado. Pero la chica Pez es paciente, y no lo apremia. Espera. Por fin, él suspira, la mira fijamente a los ojos, y dice con tono severo: «¿Por qué te asusta tanto que a los cocainómanos se les hunda la nariz? ¿Alguna vez te has detenido a pensar qué aspecto tienen tus pulmones, que forcejean con el pegamento negro de los alquitranes acumulados con que los obstruyes al fumar? ¿Cuándo dejarás el cigarrillo? Los pulmones son tan importantes para la salud como las narices. Los necesitas a ambos para respirar». No es precisamente la respuesta que ella esperaba. ¿Cómo puede cometer la injusticia de atacar una de sus escasas debilidades, cuando lo único que ella le pedía era que demostrara un poco de comprensión respecto de algo que la preocupaba mucho? Entonces se repliega, como todos los Piscis lo hacen periódicamente, y se convierte en un «Pez frío». Esto le recuerda lo que sucedió la semana anterior, cuando, mientras volvían en auto a casa. ella divagó entusiasmada durante más o menos media hora acerca de lo mucho que le había gustado la historia de reencarnación de la película que acababan de ver. A él también le había gustado. Lo sabía, por la forma en que se había comportado en el cine: sus ojos fascinados nunca se habían apartado de la pantalla. y no había amagado levantarse de la butaca hasta que se habían encendido las luces de la sala. Entonces, cuando ella quiso compartir la experiencia, él frunció el ceño. «Me pareció un plomo —contestó—. Warren Beatty y Julie

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Christie estuvieron bien, pero el argumento nunca cobró vida porque era demasiado endeble, no tenía suficiente complejidad. El diálogo también era espantoso.» ¿Qué le pasa a este hombre? ¿Se ha doctorado en sadismo? ¿Pasa la noche en vela, ideando tácticas para deprimirla, cada vez que ella intenta mostrarse alegre y optimista? Él fue quien insistió enérgicamente para que dejaran de visitar a los amigos que habían iniciado a la otra amiga en el consumo de cocaína. Incluso el día anterior había comentado que sería una buena idea pegarle un puñetazo en la cara al marido. ¿Cómo podía cambiar de idea tan drásticamente, sin ningún motivo? ¿Quizás estaba un poco esquizofrénico y necesitaba consultar a un psiquiatra? Ella se equivoca en todas sus conjeturas. No es un sádico, no la odia, y no pasa la noche en vela ideando sistemas para menoscabarla cruelmente. Cuando sabe que la ha lastimado, sufre por dentro, ¿así que por qué habría de hacer eso? Tampoco es esquizofrénico. Es un Libra. Su símbolo es la Balanza, y por tanto está inconscientemente obligado a sopesar todo lo que ponen a su consideración. Los platillos deben estar nivelados. No es justo escuchar un argumento, sin tratar de equilibrarlo con el opuesto. Si ella lo hubiera abordado de otra manera, habría recibido de él las respuestas que deseaba. Si hubiera dicho que le había advertido a su amiga que la cocaína le destruiría la nariz. y después hubiese suspirado y agregado: «Pero no tengo derecho a formularle advertencias a ella, porque parece que nunca dejaré de fumar, y estoy segura de que mis pulmones se hallan mucho más estropeados que sus tejidos nasales», su hombre Libra habría respondido más o menos así: «¿Por qué dices "nunca"? Dejaste de fumar una vez, cariño, y podrás volver a hacerlo. Además, no fumas tantos cigarrillos como para que te causen ni remotamente el daño que la cocaína le producirá a la nariz de Cindy en un período mucho más breve que el que da la suma de todos los años que tú has pasado fumando. Fue una ingrata y no debió tratarte de una manera tan desconsiderada cuando tú sólo querías ayudarla. Mañana le telefonearé y se lo diré.» Si la chica Pez hubiera comentado en el auto, después de ver la película: «No sé por qué todos elogian tanto Heaven Can Wait (El cielo pude esperar). No es más que la nueva versión de un viejo argumento cinematográfico. No le vi nada especial, ¿y tú?», durante el resto del viaje a casa, Libra habría alabado todos los componentes de la película... la actuación, la dirección, el guión, el color y el sonido. «¿Por qué dices que no tiene nada de especial? ¿Cómo puedes decir eso? Hace años que no veo una película que me hiciera relajar y disfrutar tanto. ¡Es formidable! ¿Ahora entendéis cómo es que los Libra adquieren la reputación de ser «imposibles», cocodrilos rabiosos, y todo lo demás? La adquieren, pobrecillos, sencillamente porque intentan ser equitativos y justos. El actor de cine Libra, Charlton Heston, personifica todos los atributos astrológicos adjudicados a este signo solar: todos los hoyuelos —incluyendo esa sonrisa que te afloja las rodillas—, la virilidad y la fuerza portentosas, compensadas en partes iguales por una mansa ternura, la masculinidad palpitante del macho, armoniosamente combinada con una bella sensibilidad... la inteligencia, los rasgos cincelados... ¡todo el arco iris de Venus! La Balanza dorada, perfectamente equilibrada, deslumbrante... pero también, la indecisión de Libra y el esfuerzo por elaborar un juicio equitativo que nubla circunstancialmente su noble frente de Moisés-Ben Hur. Cuando lo entrevistaron en la televisión y le pidieron que emitiera un juicio acerca de la actitud simultáneamente criticada y elogiada de la actriz (Acuario) Vanessa Redgrave, que pronunció un discurso político cuando recibió su Oscar en 1978, la «noble frente» del Libra Heston se nubló. Cuando un periodista le preguntó si coincidía con los críticos de Vanessa, respondió (equitativamente): «Bueno siempre ha sido una señora muy "politizada", pero también es una excelente actriz, y no creo que la gente deba juzgarla sólo porque:..» De pronto, otro periodista interrumpió bruscamente a Libra en la mitad de la oración, y le preguntó: «¿Entonces la defiende?», oído lo cual Heston continuó la oración al revés, rematándola con las palabras: «... pero por otro lado, no me parece justo que ella ventilara sus ideas en semejante ocasión». Probablemente la misma Vanessa aún no sabe con certeza qué pensaba realmente Charlton sobre el incidente. Yo se lo puedo decir. Si ese segundo periodista impertinente no lo hubiera desconcertado, la habría defendido. Como sucede en todas las configuraciones de signos solares 6-8, que tienen diferencias tan pronunciadas entre sus motivaciones básicas, a la chica Pez y el hombre Libra nunca les resulta fácil enamorarse. Sin embargo, una vez que se enamoran, las diferencias se fusionan a menudo en una forma sorprendentemente satisfactoria, que los beneficia a ambos por igual. Comparten los sentimientos y la sensibilidad, así como el amor por la belleza. El uno y la otra prefieren la paz y la armonía a la conducta agresiva y la tensión de la controversia. (Libra alega que nunca se trata de «controversias», veréis... ¡sino sencillamente de una discusión amable!) Ni Libra ni Piscis pueden soportar durante mucho tiempo la lacerante realidad de un conflicto tenso, y si éste se

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generara en razón de que uno de ellos tiene un horóscopo muy negativo, el otro no tardará en alejarse flotando (Libra) o nadando (Piscis), probablemente para no volver. La faceta positiva consiste en que los dos también flotarán o nadarán juntos para alejarse de las presiones externas, y se refugiarán el uno en brazos del otro, buscando el sosiego y la paz que necesitan para conservar el equilibrio (él) y la tranquilidad (ella). Este hombre y esta mujer pueden crear un vínculo romántico mediante su intimidad sexual, que contribuye mucho a allanar cualesquiera dificultades que puedan tener para adaptar sus personalidades y estilos de vida. El colma el tierno corazón neptuniano de ella con todo el afecto que la chica Pez ha anhelado, porque sabe instintivamente cómo demostrarle su amor con la delicadeza y consideración que ella necesita y que la hace confiar en él. Ella le aporta el mismo tipo de satisfacción, porque intuye sus deseos casi telepáticamente. Se hacen el amor con una pasión fecunda, entretejida con un elemento soñador, y no siempre, pero sí la mayoría de las veces, ese acto alcanza el nivel extático que los poetas procuran expresar. Estos dos se lo pueden expresar recíprocamente con naturalidad, componiendo sobre la marcha su propia música y letra originales... que nunca se repiten, pues cambian con sus estados de ánimo, pero que siempre encierran suaves promesas. Es posible que los dos tengan que tomar precauciones para no arrastrarse mutuamente a la desidia y la búsqueda de placer, porque ambos son susceptibles a casi todas las formas de seducción, ya sean las de la holgazanería, las de las drogas, las del alcohol... o las de los ensueños que nunca despegan del suelo. Por lo demás, Piscis y Libra pueden formar una pareja muy feliz, a medida que sus corazones aprendan gradualmente a latir al unísono. La fe mística, inconmovible, que ella deposita en él, y el apoyo optimista, jubiloso, que él le suministra a ella cuando la acometen circunstanciales sentimientos de ineptitud, forman una base sólida y hermosa para un amor perdurable. Es posible que ella se queje a veces de que él no tiene la perspicacia necesaria para buscar las razones que se ocultan detrás de las razones de algunos cambios de humor y sentimientos, y de que a menudo el criterio de él es demasiado fríamente lógico y desapegado. Pero ella a su vez es suficientemente perspicaz como para darse cuenta de que él es así sólo en la mitad de los casos... y si la chica Pez es paciente, si espera un poco, la compasión del Libra volverá a brillar a través de su sonrisa. Tal vez a él lo fastidie que la casa no esté tan pulcra como a él le gustaría, y que ella aplace lo que a él le gustaría que haga, y tal vez le extrañe que ella adopte una expresión perdida cuando él intenta explicarle las cosas razonablemente. Pero ella lo arrebujará en las mantas de paz emocional e intimidad que él necesita, y esto compensará lo demás. Ella es tan espontáneamente comprensiva, y él es tan espontáneamente equitativo, que siempre hay un medio para resolver sus desacuerdos. La mujer Piscis y el hombre Libra son ambos sabios, y cada cual tiene un tipo distinto de sabiduría. La de él es intensamente intelectual (no obstante sus propensiones románticas, sentimentales) y la de ella es profundamente emocional (no obstante su fachada serena y fría). Se trata de una alquimia mágica, y como ambos casi siempre están dispuestos a transigir, pueden hacerse muy felices el uno al otro. Pero si ella fuma, deberá renunciar a los cigarrillos para demostrar que lo ama. Y él deberá dejar de ser tan crítico. Ella no es su ama de llaves, su lavandera ni su valet. Es su compañera... su mujer. La ninfa marina con el rumor de olas en los ojos, que se acurruca tan cómodamente sobre sus rodillas, frente al fuego, cuando afuera nieva. ¿Oís el tintineo de las campanillas de oro? Creo que hemos completado el círculo y estamos nuevamente en el principio.

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ESCORPIÓN

PISCIS

Agua - Fijo - Negativo Regido por Plutón Símbolos: el Escorpión y el Águila Fuerzas nocturnas - Femenino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación ESCORPIÓN-PISCIS El momento más fascinante para verlos es aquel en que cambia la luna, cuando emiten extraños gemidos; pero entonces la laguna es peligrosa para los mortales.

Si alguna vez hubo criaturas más clarividentes que éstas, que vivieran en un mundo más efímero y embrujado con lo inefable que aquel en que viven el Pez y el Escorpión, sólo podrían haber estado en la tierra intermedia. En verdad, estos dos (como Piscis y Cáncer, y como Escorpión y Cáncer), viven en una especie de Tierra Intermedia imaginaria de su exclusiva propiedad... cerca de una de sus lagunas, claro está. Muy pocos amigos suyos pueden entenderlos cabalmente cuando están juntos, pero sí se entienden el uno al otro, profundamente... y por lo general divinamente. He aquí otra de las configuraciones de signos solares 5-9, que en este caso particular vibra a través del elemento Agua, el cual es más místico y misterioso, más intangible y esquivo, que las vibraciones de las configuraciones 5-9 de Fuego, Aire o Tierra. Piscis y Escorpión son atraídos magnéticamente el uno hacia el otro mediante una comprensión silenciosa y poderosa. Conozco a un Pez y un Águila de Escorpión que no experimentaron este tipo de empatía instantánea cuando se conocieron, y que aún no la experimentan. Pero esto se debe a que el ascendente y la Luna del Águila están ambos en Virgo, en oposición al Sol del Pez, y a que otros planetas también se encuentran en un aspecto negativo entre sus cartas. Sin embargo, merced al trígono natural entre sus signos solares, la influencia 5-9 los ha inducido a poner mucho empeño en comprenderse el uno al otro. Incluso cuando otras configuraciones planetarias diluyan el efecto positivo de sus Soles en trígono, existirá una atmósfera de gran comprensión, harán algún esfuerzo por intimar y casi nunca serán enemigos o tendrán una neta incompatibilidad.

Tanto si la asociación es entre progenitor e hijo, entre maestro y alumno, entre amigos, entre colegas, entre amantes o entre consortes, Piscis y Escorpión casi siempre sintonizarán sus respectivas mentes como si fueran un par de aparatos de radio de onda corta en la frecuencia del eterno ahora. Normalmente (o sea no siempre, pero sí en la mayoría de los casos) existirá entre ellos una asombrosa comunicación telepática, una vez que se confirme que son algo más que simples conocidos de paso. Esto será así tanto si están separados por una habitación como si lo están por un continente. Sí, aunque estén separados por planos dimensionales, tales como los que reciben los nombres de «vida» y de «muerte». El centro generador de la conexión astral de este tipo no depende de la distancia: ni de la distancia terrenal ni de la distancia entre las tercera y cuarta dimensiones de «vida» y «muerte», respectivamente. Habrá momentos en que estos dos andarán por un aula, una oficina o una casa sin dar muestras visibles de que captan sus respectivas presencias. Cualquier testigo próximo podría jurar que ninguno de los dos nota siquiera la presencia del otro, porque a menudo intercambian pocas palabras. El Pez y el Escorpión típicos hablan frecuentemente sin hablar, porque comparten una configuración mental silenciosa que funciona por

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simpa- tía, y por tanto pueden comunicarse sin contacto verbal -(las palabras son superfluas), más o menos mediante el sistema telepático de los visitantes del espacio que según dicen algunos se han comunicado con los terráqueos. No exactamente así, pero sí con el mismo esquema conceptual. La madre Escorpión sabe frecuentemente, sin que se lo digan, cuándo su hijo o hija Piscis está preocupado... e incluso por qué. Y viceversa. El empleador Piscis comprende la tensión de su empleado Escorpión... y la causa de ésta. Y viceversa. Los amantes y cónyuges —o' amigos— Piscis y Escorpión e incluso los (niños) compañeros de juego, pueden intuir sus respectivas alegrías y penas. Comprenden sus respectivas conversaciones. Con tanta empatía, podríais pensar que estos dos no deberían tener ni una sola área de fricción a su nombre. Infortunadamente, no es así. Si bien el Cielo en la Tierra está cada vez más cerca, aún no ha sido totalmente consolidado. El primer problema de la relación entre el Pez y el Águila gira en torno de la debilidad y la fortaleza. Adivinad quién gana la batalla a última hora... cuál es más fuerte, cuál es más débil. No temáis arriesgar una conjetura. Ya sabéis bastante de astrología como para someteros a este examen. ¿El Escorpión es más fuerte, el Piscis más débil? No. Es al revés. Quizá no notasteis la estructura de la pregunta, que incluía la frase «a última hora». Claro que al principio el Escorpión parecerá ser el más fuerte de los dos. Los dos pertenecen al elemento Agua, y como el agua es el más fuerte de los elementos, por razones que os he explicado en otra sección de este libro, ello significa que los dos son resistentes. Además, Escorpión tiene todo ese poder de Plutón acerca del que he escrito... o acerca del que habréis oído hablar o habréis leído en otra parte. Sin embargo, el poder de Plutón se funda, en gran medida, sobre el EGO. El ego humano. El poder de Neptuno (Neptuno es el regente de Piscis) se funda sobre una fuerza que ningún arma del Cielo o la Tierra, de ningún sistema solar, universo o galaxia, puede derrotar. Se llama... humildad. ¿Veis que he escrito EGO con mayúsculas y humildad con minúsculas? Ésta es precisamente la razón por la cual, al hacer el balance final, la segunda es más poderosa que el primero. Esto está estrechamente asociado con el «...muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros». El mensaje requiere meditación. En el plano de la personalidad humana, el Escorpión que inicia una relación con un Piscis pensando que podrá engullirse al pobre Pececillo merced a la fuerza de una naturaleza más vigorosa y apasionada... recibirá una sorpresa. Ya sabéis cuán difícil es sorprender a un Escorpión. Sin embargo, no es imposible. En una competición de voluntades o de sorpresas, el Pez dará la última sorpresa. Y será una auténtica bomba, totalmente inesperada. Encaradlo así. Si visteis a un escorpión de la Naturaleza trabado en algún tipo de competición con un pez de la Naturaleza, ¿cuál de los dos se movía más rápida e imprevistamente? ¿Preferís utilizar como ejemplo simbólico al águila de Escorpión? De acuerdo. ¡Adelante! ¿Cuál puede desaparecer más velozmente, sin dejar señal ni huella... un pez en el agua o un águila en el cielo? Mirad. El pez ya no está aquí, pero el águila... bueno, ¿ves esa manchita allá arriba, detrás de aquella nube lejana? Usad vuestros binoculares. Ahora veis la manchita, ¿no es cierto? No intentéis usar los binoculares para descubrir al pez. Los binoculares no funcionan en «el abismo». Espero que no discutan por dinero. Pero quizá lo hagan. El Pez típico peca por generoso (si ello es posible, pero no creo que lo sea, porque ningún exceso de generosidad debería ser catalogado como un pecado) y lo mismo vale para el Escorpión, cuando se trata de amigos íntimos, de familiares o de quienes los regidos por Plutón denominan «los merecedores». Escorpión es pródigamente generoso con éstos, pero con todos los demás el Águila puede ser un poco mezquina. A Piscis no le interesa realmente saber quiénes serán los beneficiarios de su munificencia. No todos pero sí la mayoría de los regidos por Neptuno, aplican inconscientemente la filosofía del manzano. Este no les pregunta a quienes saborean su fruta: «¿Lo merecéis? ¿Sois amigos o parientes?», para luego retraer sus ramas si no recibe la contraseña correcta. El manzano da por igual a dignos e indignos, siempre por la misma razón: si el árbol no diera sus frutos, moriría. El Piscis medio piensa más o menos así. En el corazón de Neptuno hay algo que se marchitaría y moriría si el chico o la chica Pez no pudiera dar generosamente cuando el espíritu se lo solicita, cosa que ocurre con maravillosa frecuencia. Piscis podría ayudar a Escorpión para hacerle comprender el significado que se ocultaba detrás de las palabras del Nazareno, cuando preguntó: «¿Por qué os preocupáis tanto por vuestras riquezas? ¡Oh, hombres de poca fe! No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos [¿dónde dormiremos?, y así sucesivamente]?... Buscad primeramente el Reino del Cielo [dentro de vosotros mismos] y todas estas cosas os serán añadidas». Como Escorpión arde en deseos de demostrar la verdad-oculta-detrás-de-la-verdad de todos los misterios religiosos, cualquier Águila se beneficiará inmensamente si reflexiona sobre estas palabras. Sólo

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cuando el Escorpión entienda cabalmente el mensaje, con compasión final, el Pez y el Águila podrán recorrer un camino esclarecido, mano a mano y corazón a corazón... un camino llano, limpio de los guijarros de reyertas, competiciones o malentendidos. La mayoría de los Piscis realmente «no piensan en el mañana». y creen sinceramente «ya es suficiente con las desgracias del día de hoy». Más que suficiente, a juicio de la mayoría de los Peces, que, según parece, están eternamente implicados y complicados en las tribulaciones de todos los demás, aparte de las suyas, incluidas las del cartero, las del perro o el gato del vecino, las del Presidente de los Estados Unidos, las de la tía Samantha, las de una línea aérea, las de Muhammad Ali y las de diversos amigos, parientes y figuras públicas. A la inversa, Escorpión, por ser un signo fijo; piensa mucho en el mañana. Es una compulsión. La fijeza de Escorpión induce a estos hombres y mujeres (y niños) a asegurarse de que tienen algo en reserva para los años de las vacas flacas: algún tipo de seguro por si les cae encima un golpe del destino o la voluntad de Dios (es lo mismo). Los Escorpión tienden a pensar en un futuro muy, muy lejano, para precaverse contra cualesquiera calamidades que puedan sobrevenirles entonces. Los Cáncer también proceden así, pero su cautela es de otro tipo, porque la acumulación prevista de cataclismos, tragedias y emergencias que temen los Cáncer sólo se materializa en un pequeño porcentaje de casos, hablando en términos relativos, mientras que las desgracias que Escorpión intuye con sus facultades precognitivas casi siempre ocurren (por desgracia) puntualmente. Probablemente Noé era un signo solar Escorpión (o tenía la Luna o el ascendente en Escorpión). Al Pez también dotado de facultades parapsicológicas no le resultará fácil disuadir a Escorpión de este punto de vista. Ni siquiera un Piscis habría tenido mucho éxito si le hubiera dicho al profeta y patriarca Escorpión: «Escucha, Noé, todos piensan que sólo un chiflado como tú puede armar tanto jaleo por un charquito de agua que probablemente se secará mañana...». En verdad, aunque los Piscis son mucho menos propensos que los regidos por Plutón a ofuscarse y desvelarse por problemas futuros imaginados, cuando el Pez tiene una corazonada o una intuición realmente contundente, es posible que se deshaga de su displicencia desaprensiva e informal y que comparta la preocupación del Escorpión. En raras situaciones, esto es. Generalmente, Piscis opina que Escorpión monta una linda tempestad en un vaso de agua. Hay excepciones, naturalmente, pero convendría notar que Escorpión tiende al silencio, seguido por períodos de cavilación... en tanto que Piscis tiende a la locuacidad, seguida por períodos de cavilación. Ésta es la configuración Neptuno-Plutón, que puede comenzar con una disonancia, para luego distanciarse y reencontrarse en la similitud antes del final del camino... o que puede empezar al unísono (con la cavilación), pero que luego se bifurca en direcciones distintas antes del final del camino. (Ésta es una meditación vital y profunda, que vale la pena estudiar y no rozar superficialmente.) Después de admitir nuevamente que hay excepciones, digamos que algunos Escorpión son, en términos generales, un poco más propensos que los Piscis a seguir una carrera universitaria. «Pensad —comenta el Águila—, lo que podría haber hecho Maquiavelo si hubiera estado en mi lugar, sujeto a la presión que ha recaído últimamente sobre mí.» El Pez no puede pensarlo, porque no sabe muy bien quién era Maquiavelo. Pero Piscis lo indagará más adelante. Cuando la gente les dice algo a los Piscis, a éstos les gusta averiguar de qué se trata. Aunque un Pez haga escarnio de la universidad, él (o ella) admira secretamente lo que los demás aprenden en los claustros tapizados de hiedra. Mejor dicho, la admiración del Pez dura hasta que se descubre que el Escorpión pertrechado con un título de bachiller, licenciado o doctor, no consigue entender cómo se puede haber grabado la voz humana sobre una pieza de cuarzo, en la Atlántida... ni tampoco si se la pudo haber grabado. «Bueno —dice Piscis—, verás, funciona más o menos así...».

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Mujer ESCORPIÓN Hombre PISCIS —Espíritu que embrujas esta oscura laguna en la noche de hoy, ¿me escuchas? —exclamó el. Qué pregunta tan tonta. Claro que ella lo escucha. Si la mujer Escorpión, y el hombre Piscis de los que nos ocupamos son amantes o consortes, y no sólo amigos, ella escuchó su llamada muchos años atrás, muy probablemente cuando aún era una niña pequeña, que soñaba con su alma gemela... con la certeza de que esta alma se hallaba en algún lugar de la Tierra... soñando a su vez con ella. ¿Dónde se encontrarían? ¿Cuándo se encontrarían? ¿Cómo se encontrarían? Todos estos interrogantes la preocupaban, pero nunca el que giraba en torno de saber si se encontrarían. Esto lo sabía, como siempre ha sabido muchas cosas relacionadas con el corazón, el espíritu y el futuro. Aunque el eco haya sido quizá muy débil, Neptuno también susurró en el oído interno del hombre Piscis cuando éste era jovencito, que algún día, en algún lugar, de alguna manera... se encontraría con alguien que entendería su manera de abordar las cosas, y que vería estas cosas no como son en realidad, sino como podrían ser y deberían ser... como él recordaba que habían sido en un mundo semiolvidado, brumoso, de antaño, quizás en un sueño. Entonces él conoció a todas esas chicas fascinantes, las decorosas, las indecorosas, las rectas y las tortuosas, las tímidas y las audaces... pero todas le parecían superficiales cuando las comparaba con la chica de sus sueños. Justo cuando creía haberla encontrado, ella decía o hacía algo para recordarle que no era en absoluto la auténtica. Podéis imaginar, entonces, cómo debió de sentir él ese crepúsculo tenuemente purpúreo cuando sus ojos se posaron por primera vez sobre esta extraña criatura, que parecía tan callada y afable, y sin embargo de alguna manera tan fuerte, pero sobre todo... tan profunda, y nada superficial. Ella lo miró fijamente, no con expresión seductora ni coqueta, como todas las otras, sino transparentemente... y sin miedo... hasta que él se sintió perdido en el agua fresca, verde. Le devolvió la mirada, y algo sucedió. Más tarde, ninguno de los dos supo con certeza qué había sido. Lo único que sabían era que había sucedido. Se estaban enamorando, desde luego, en la típica forma Piscis-Escorpión como les sucede a la mayoría de las personas del elemento Agua. No con fuerza sideral y estallidos de estrellas, como las parejas de signo de Fuego de la vibración 5-9; ni flotando en las nubes como lo experimentan los elementos Aire de esta influencia 5-9; ni con el trueno retumbante de dos 5-9 del elemento Tierra... sino sumergiéndose en el misterio, como lo hacen con tanta naturalidad el Pez y el Escorpión. Una vez que estos dos se han enamorado formal y oficialmente, la vida nunca volverá a ser como antes. Tendrá más profundidad, más sentido, más emoción y espectacularidad de lo que ellos jamás juzgaron posible en sus sueños, y esto es mucho decir, dado que se podría afirmar que tanto Piscis como Escorpión son expertos en soñar. Pero la vida también les reservará algunas aflicciones, irritaciones y frustraciones. Ni siquiera la configuración de signos solares 5-9 garantiza una armonía absoluta en todo momento... a menos que tengan una conjunción, un sextil o un trígono Sol-Luna simple o doble entre sus natividades, porque entonces podrían alcanzar algo próximo a la perfección. De lo contrario, no obstante su considerable compatibilidad —y es considerable—deberán pasar por un proceso de aprendizaje. Él deberá aprender, para empezar, por las malas, que el hábito que cultivó durante los años transcurridos antes de conocerla, a saber, el de utilizar la imaginación para colorear los hechos, o el de eludir evasivamente las preguntas directas, es sinónimo de problemas. _En primer término, es inútil decirle a esta mujer la menor mentira inocente por razones de conveniencia o cortesía. Ella es capaz de captar el embuste más insignificante... a muchos kilómetros de distancia. A años luz de distancia. En segundo término, nada la enfurece más, aunque intente disimularlo, que el intuir que el hombre que ama le oculta algo, tiene un secreto, aunque sea minúsculo y trivial. Y esto es muy frustrante porque ella pretenderá poder guardar sus propios secretos cuando se le antoje. Ella tiene derecho a esconder una parte de sí, pero si él procede de igual manera, está cometiendo uno de los siete pecados mortales. Si cuando ella nació la Luna estaba en Libra, o Libra se estaba elevando sobre el horizonte oriental, tal vez será más equitativa. De lo contrario, no lo será. Como el hombre Piscis típico prefiere reservarse sus asuntos privados, y ser un poco circunspecto respecto de sus planes hasta que está en condiciones de ejecutarlos, el problema salta a la vista. ¿Qué clase de planes podría ocultarle un hombre a la mujer que ama? Tal vez se propone cambiar de trabajo. o dejar su empleo fijo para seguir una carrera soñada, pero aún no está seguro. O quizá piensa hacerse vegetariano, pero no sabe muy bien si esto es lo que realmente desea, o medita si debe ponerse o no a dieta... si debe arrancar las malezas o debe plantar lilas... o se pregunta si debe inscribirse en un curso de yoga. No tiene por qué ser algo tenebroso o siniestro, ni algo que amenace sus relaciones. Pero a menudo el

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Pez puede crear la impresión de que sí lo es, con sus indirectas y evasivas. La mujer Escorpión sabe lo que quiere y a dónde le gustaría ir, aunque no lo anuncie en público ni hable constantemente del tema. Lo sabe. Y tiene el ímpetu necesario para llegar allí... o para ayudarlo a él a llegar allí. Puede desplegar una energía asombrosa a la hora de alcanzar una determinada meta, y sus esfuerzos pueden ser incansables. No se trata de una cuestión de paciencia y fe. Éstas no son las palabras apropiadas para describir lo que la moviliza. Es más correcto describirlo como una especie de pasión interior que la hace perseverar con una fuerza de voluntad descarnada para imponer el desenlace específico que ella anhela. Los obstáculos no significan nada para Escorpión. El Pez no está tan vehementemente resuelto a llegar a ninguna parte. Disfruta tanto del viaje que no se preocupa excesivamente por el lugar de destino. No está muy seguro de que en la vida haya algo digno de ese tipo de esfuerzo que agota todas las energías mentales, físicas y psíquicas del individuo. Y por consiguiente, hay circunstancias en las que remolonea o se mueve con demasiada lentitud, para el gusto de ella. No estaría de más activarle un poco la adrenalina, de vez en cuando. Y a ella no le vendría mal que la indujeran afablemente a reducir un poco su apasionamiento interior. Éste genera úlceras, incluso en las mujeres. (Sí, ya sé que por fuera ella parece el paradigma de la serenidad... y éste es el problema.) Su tumulto interno, aunque esté controlado en la superficie, también puede ser tremendamente extenuante para el hombre que la ama. ¿Qué es preferible: un volcán que arroja lava hirviente, y que por lo menos podéis ver y eludir hasta que se apacigua... o un volcán que está en ebullición por dentro, y que no os da ningún indicio de que puede entrar en erupción? Los volcanes latentes ponen nervioso al Pez. Si pudiera elegir, él preferiría eludir cualquier tipo de situación desagradable, tanto si ésta se insinúa para el futuro, como si ya está presente. Quizá no pueda elegir. Aunque a veces ella lo presione silenciosamente, aunque a veces sea muy posesiva cuando se siente amenazada, aunque su carácter sea explosivo cuando está realmente enfadada... él la ama. Cuando amas realmente a alguien, no huyes de lo que te lastima. Buscas la forma de llegar a una transacción, de resolver el problema como sea. Porque sabes que el dolor de la soledad es aún mayor, que el vacío que experimentarás cuando te falte esa persona será aterrador. Nada podría ser peor que esto. Nada. Así que haces un intento. Y otro. Y sigues perseverando. Piscis es muy paciente. Pero es posible que al final ni siquiera el Pez pueda seguir nadando eternamente aguas arriba, contra la corriente, y es posible que entonces este hombre se zambulla y desaparezca sin aviso previo. Su desaparición (o la de ella) sólo servirá para hacerlos desdichados a ambos, así que será mejor que se esfuercen un poco más. Muchos amores y matrimonios no pueden sobrevivir a las tormentas, pero Escorpión está resuelta a mantener intacta su relación, mediante su increíble fuerza de voluntad. Piscis despliega la misma tenacidad cuando ama, pero ésta es menos vehemente, más tierna y reconfortante, y a él se le pueden ocurrir métodos más imaginativos para estabilizar el barco contra las olas. Curiosa y desgraciadamente, aunque estos dos tienen un sentido del humor sano y cuerdo, ninguno de los dos se ríe mucho tiempo ni muy sonoramente cuando el chiste recae sobre él... o sobre ella. La modestia y la humildad proverbiales de Neptuno parecen flaquear un poco en este contexto, de tiempo en tiempo. En cuanto a Escorpión ¿cuándo una dama Escorpión se rió a carcajadas de un chiste que la tenía por destinataria a ella? Nunca. El Pez tiene ideas muy personales e individuales acerca de la forma de conquistar la seguridad para él y su dama. Es posible que a ella le procupe que él mariposee con demasiada frecuencia de una cosa a la otra... o que carezca de suficiente ambición. Él le contestará que si se hubiese atenido a las reglas, si hubiera seguido un curso por correspondencia, si hubiera obtenido unos cuantos títulos, si hubiera leído libros de perfeccionamiento personal, si se hubiera circunscripto a lo suyo y se hubiera portado bien... tal vez habría llegado a ser asistente de tercera en el drugstore de un centro comercial, sin autoridad suficiente para dar el cambio en la caja. El hombre Piscis puede zafarse de casi todos los aprietos mediante su elocuencia. Menos de la desaprobación de una dama Águila. Así que con ella ensayará otra fantasía de Neptuno. La halagará, explicará dulcemente su punto de vista y le dirá cuánto valora la opinión de ella. Pero esto tampoco dará resultado. Finalmente, el Pez aprenderá que la única forma de tratar con su mujer regida por Plutón consiste en franquearse siempre con ella... sí, en tener el coraje de defender sus convicciones, y en no tratar nunca de eludir el problema con zalamerías, ni con ninguna de las otras armas de Piscis. El Piscis pertenece a la categoría de hombres a los que les ofrecen un empleo de acomodador durante una serie de conciertos al aire libre, con una remuneración de cien dólares por cada noche en la que no llueve. Y entonces diluvia durante veintitrés días seguidos. Ésta es la suerte del Pez. Así que el hombre Piscis no debe abusar demasiado de su suerte con un Escorpión de sexo femenino. No está en condiciones de derrocharla. Es posible que a veces la mujer Escorpión llore en plena unión física con su hombre Piscis. Esto se explica

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porque intuye que nunca podrán remontarse realmente hasta la manifestación cabal de su personalidad, si no es durante sus momentos de intimidad. Cuando no están abrazados el uno al otro, actúan toda clase de inhibiciones e influencias exteriores; pero cuando experimentan la fusión, ésta parece ser la respuesta a todo en el mundo... en su mundo, por lo menos. Cuando están a solas, juntos, ella sabe cuánto la necesita él, sabe cuánto lo apacigua... y esto la regocija. Es bueno que un hombre y una mujer sepan que se brindan mutuamente paz y alegría. Él cree que la persigue, en su relación física, pero ella lo persigue a él con la misma frecuencia, aunque el Pez rara vez lo note. Incluso cuando ella finge indiferencia, lo hace para que él la desee más. A estos dos amantes les resulta difícil ser sinceros hasta el fin, el uno con el otro. Pero no importa. Enseguida adivinarán sus respectivos juegos, y luego simularán no haberlos adivinado. El hecho de dejar algo tácito suministra una cualidad mística a su acto amoroso. En la expresión sexual de Piscis y Escorpión aflora a menudo un silencio que les permite decirse más que si hubieran pronunciado mil y una palabras. El agua es plácida y profunda... cuándo nada la perturba. Así es el amor físico entre estos dos seres del elemento Agua. Quizá se trate de esta cualidad, o de algo más inexplicable, pero fuera lo que fuere, es muy especial... una pasión silenciosa, con un trasfondo de vehemencia que espera el momento de desarrollarse... a medida que se desarrolla su amor.

Una vez oí cómo un médico describía la delicada operación de una mano herida, que había presenciado. Comentó que el paciente no tendría que preocuparse por la cicatriz, porque el cirujano había sido muy minucioso, se había tomado su tiempo. y había cuidado que la cicatriz coincidiera con uno de los surcos naturales de la muñeca, donde nunca la verían. Al hombre Piscis y la mujer Escorpión les sucede más o menos lb mismo, cuando se trata de las heridas normales de cualquier relación entre un hombre y una mujer. Tal vez haya algunas cicatrices en su memoria, pero coincidirán con los surcos naturales. Estos dos saben amar hasta el final, y ésta es la mejor forma de amar. Pero ella debe aprender a perdonar, inspirándose en la sabiduría neptuniana de él. Él perdona muy fácilmente, casi con naturalidad. Ella perdona a costa de un gran sacrificio para su espíritu orgulloso. Igualmente, él debe aprender de ella a capear temporales, con la convicción —no la esperanza— de que la nave llegará sana y salva a la costa. Ella puede enseñarle a confiar en sí mismo, un arte que él necesita dominar. Él puede enseñarle lo que son la fe y la confianza, inculcándole afablemente que el recelo no rima con la serenidad, sino con la desdicha. Porque ya sea que gane o no el premio Pulitzer, él es un poeta. Si ella cree en él, incluso es posible que lo gane. O quizá ganará el premio Nobel, como el Piscis Albert Einstein. O, mejor aún, el premio más valioso que otorga la vida: la felicidad.

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Hombre ESCORPIÓN Mujer PISCIS Quizá sea indiscreto divulgar que por un momento Garfio la fascinó, y la delatamos sólo porque su desliz produjo extraños resultados. Si ella lo hubiera soltado altivamente (y nos habría encantado escribir que esto fue lo que hizo), habría sido despedida por los aires como los otros.

El extraño resultado que produce, en la mayoría de los casos, la fascinación que experimenta la mujer Piscis en presencia del hombre Escorpión, es el amor... seguido por el matrimonio. O si no, una relación apasionada y generalmente inolvidable. Cuando menos, la sumisión de ella a ese primer trance de hechizo desembocará en una amistad platónica sólida y perdurable. A menos, claro está, que exista un aspecto muy negativo entre otros planetas de sus horóscopos. Es muy rara la configuración de signos solares con una vibración 5-9 que termina con una hostilidad activa o un sentimiento de frialdad. Siempre que todas las otras configuraciones planetarias sean favorables, estos dos están hechos el uno para el otro. No es necesario que abordemos las amistades platónicas, porque aquí sólo nos ocupamos de la mujer de Neptuno y el hombre de Plutón que se aman. En el comienzo de este capítulo ya nos hemos referido a la relación neutral del Pez y el Escorpión (o Águila) que corresponde a los amigos íntimos, los socios y parientes. Si sus respectivos soles y lunas están en conjunción, en sextil o en trígono, su amor es potencialmente un don de los dioses, como lo es el de cualquier otra pareja de signos solares 5-9. Pero, lamentablemente, algunos hombres y mujeres Piscis y Escorpión así agraciados dejan que los temores secretos o la desidia empañen la dicha que está al alcance de sus manos. Si no abren los ojos a tiempo, los dioses podrían retractarse y despojarlos de su bienaventuranza, y lo que podría haber sido una hermosa relación para toda la vida —y más allá de ésta— termina en una separación. Hay varias razones para que se produzca esta tragedia. Sí, a menudo es una tragedia porque, una vez que este hombre y esta mujer han amado real y cabalmente, el recuerdo perdurará hasta la muerte, y después de ella. Una de dichas razones puede consistir en que, cuando se encuentran por primera vez y comprenden, uno de ellos, o los dos, están comprometidos con otra persona... y el sentido del deber determina que a uno de ellos, o a los dos, les falte el coraje necesario para confesar que sus corazones, vistos a través de las ventanas de sus ojos, se han reconocido súbitamente. A veces, se trata de un sentido del deber mal interpretado, porque el consorte al que se le tributa lealtad termina por ser el perdedor: es muy triste poseer a alguien cuyo corazón auténtico pertenece a otro. Ésta no es una apología del adulterio o el divorcio, sino un intento de explicar la forma de evitar el uno y el otro, pues los hombres y las mujeres se equivocan, y se dejan arrastrar a menudo por sus sentimientos, sólo para descubrir más tarde que deberían haber esperado el momento de experimentar una pasión más honda en todos los planos de la emoción humana, en lugar de conformarse con un amor menor y unidimensional. La «anticuada» máxima «es mejor prevenir que curar» no es realmente anticuada ni anacrónica, sino un testimonio de sabiduría eterna y siempre presente. Como he dicho en otra sección de este libro, «aquellos que Dios ha unido» no son dos personas que se comprometieron precipitadamente antes de tener la sagacidad indispensable para elegir. Las relaciones humanas son siempre complejas, sobre todo entre Piscis y Escorpión y a menudo sólo los directamente implicados pueden conocer la magnitud de las complicaciones emocionales. Los extraños no pueden juzgar la verdad de las cosas por su apariencia superficial. El Karma es un pozo profundo, que no se puede sondear con una mirada, ni con un fugaz análisis informal. No hay manera de trocar aunque sólo sea la infidelidad mental en un acto de bondad. Es puramente negativa. Sin embargo, no puede haber infidelidad donde hay verdad, porque la infidelidad es falaz. La veracidad puede resolver cualquier dificultad, cuando se la enfrenta con franqueza y compasión. A veces los niños u otros factores impiden que el hombre Piscis y la mujer Escorpión se unan, y deben cortar el vínculo. Cuando esto ocurre entre un Pez y un Águila, generalmente éstos experimentan un dolor profundo, un dolor que posiblemente ni siquiera el tiempo podrá terminar de mitigar jamás. Los amantes Piscis y Escorpión se encuentran implicados a menudo precisamente en este tipo de situación, por complejas razones astrológicas y kármicas, y por ciertos matices de carácter y personalidad. Algunos la resuelven mediante el efecto cauterizante de la sinceridad. Otros, no. La chica Pez y el Escorpión que no enfrentan ninguno de estos problemas (o que los resuelven

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juntos) tienen excelentes probabilidades de entablar una relación perdurable en la cual casi nunca habrá un momento de hastío o aburrimiento. Sin embargo, he aquí una advertencia adicional: si estos dos eluden los factores de discordia arriba enumerados, es posible que sus propias personalidades superiores o los amos kármicos pongan igualmente a prueba sus méritos, y los obliguen a vencer la poderosa tentación de caer en excesos de distinto tipo, por ejemplo en el ámbito de las drogas, del alcohol, de las incursiones imprudentes en el aspecto más tenebroso de lo oculto, o de la promiscuidad sexual. Éstos son los oscuros abismos que siempre acechan a los Piscis y Escorpión poco evolucionados que han fusionado sus auras sensibles. Cuando este hombre y esta mujer superan dichas pruebas espirituales, o en aquellos casos en que desde el principio no surge ninguno de tales obstáculos a su armonía, la vida es una sinfonía de serenidad y júbilo, de paz y placer. Naturalmente, habrá algunas percusiones en el movimiento de su concierto romántico: no todos los pasajes serán interpretados por flautas y violines. El hombre Escorpión tiene una fuerte voluntad, sentimientos vehementes v convicciones profundas, y se opondrá denodadamente a cualquier tentativa de conducirlo a donde no quiere ir, tanto simbólica como literalmente. También será más que un poco receloso. Pero, aunque recele mucho de ella, pretenderá que confíen implícitamente en él, no sólo desde el punto de vista sexual, sino también cada vez que emite un juicio sobre asuntos que les incumben a ambos. En realidad, su actitud es muy egoísta. Pero la chica Pez no se disgustará como podrían disgustarse (y tal vez se disgustarían) otras mujeres frente a su doble escala de valores propia de un hombre dominante. En algunos casos aislados, la mujer se convertirá en una verdadera Piscis tipo ballena, compartirá estos defectos, y devorará (o intentará devorar) al Águila que se atreva a criticarla o reformarla, pero como siempre, estudiamos la relación Neptuno-Plutón típica o media. La mujer Piscis media no se dejará intimidar por las manifestaciones ocasionales de machismo de su Escorpión. Quizás incluso se sienta secretamente divertida. y en todo caso se las apañará. Mientras él cree que se está saliendo con la suya, ella lo estará atrayendo dulce y mansamente a la red frágil-resistente de Neptuno que habrá de capturarlo. Esta mujer lleva dentro, en un sentido mucho más profundo que la mujer Libra, todas las artimañas femeninas que el hombre ha temido desde los tiempos de Eva, y algunas más que son de su exclusiva propiedad. Incluso el poderío y la sagacidad portentosos de Plutón constituyen una débil coraza para protegerse de su feminidad total. El Águila arde en deseos de resolver todos los misterios dignos de este nombre con los que tropieza (se desentiende fríamente de los que no son dignos de este nombre), pero el misterio de la mística femenina de la chica de Neptuno se le escapará, estará siempre justo fuera de su alcance... lo cual lo afligirá y torturará inconscientemente de una manera tremenda. (El Escorpión nunca experimenta nada en pequeña escala.) Sin embargo, paradójicamente, éste es en verdad el señuelo que lo atrae magnéticamente hacia esta criatura de los múltiples humores, de los múltiples colores aurales y de las múltiples gamas de sensualidad y pureza. Aunque esto lo frustra y lo desconcierta, también lo induce a acercarse cada vez más a ella, con el propósito de explorar los abismos de su personalidad secreta. Hay un rasgo de ella que posiblemente no lo atraerá, sino que por el contrario tal vez lo hará sumirse en los malos humores de Plutón o replegarse en un clima huraño y ominoso. Este rasgo es su tendencia a regañarlo. No con frases groseras o estridentes. La chica Pez no procede así. Te azota con una pluma, reprendiéndote suave, casi tiernamente, discretamente. Discretamente, esto es, a juicio de la mayoría de los hombres, pero las emociones del hombre de Plutón están tan bien sintonizadas que éste puede captar matices de la longitud de onda de la dama Piscis que sus semejantes dejarían pasar inadvertidos, beatíficamente. Ella puede erosionar gradualmente la resistencia de un hombre, casi sin que éste lo note, como el impacto sistemático de una gota de agua. Sin embargo, el Escorpión lo notará. Es posible que después de estar regularmente expuesto al goteo de su sugerencia sutil, él reaccione con una de esas trombas súbitas que se producen cuando pierde el control de su autodisciplina y su aplomo considerables. Es peligroso desencadenar una tromba de la cólera de Plutón. Ésta puede ahogar su amor. Porque él pronunciará palabras lacerantes, capaces de desgarrar los sentimientos vulnerables de la mujer Pez, en tanto que ella podrá empujarlo a la desesperación y la impotencia con sus excesos de llanto... de temor... y de comportamiento esquivo, no obstante su seductor carisma misterioso. Si ella es una Piscis tipo ballena, y amenaza seriamente su virilidad, él la abandonará, aunque esto lo destroce, con tal de no sacrificar su integridad masculina y de no dejar que domestiquen su espíritu rampante de Plutón. Sin embargo, es posible que él vuelva después de haberla dejado, si ella aprende la lección. Tal vez no volvería a otra mujer, pero ésta hechiza la vigilia de su sueño... y el sueño de su vigilia... de una forma que ni siquiera él podrá sondear jamás totalmente. Como sucede con todas las vibraciones 5-9, es posible que la ruptura implique reiteradas reconciliaciones. El intervalo entre la separación y la reconciliación quizás abarcará un breve lapso de pocas horas o pocos días, a veces abarcará semanas o meses, otras veces años. Es

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mucho esperar, pero las almas de Piscis y Escorpión son pacientes, y están habituadas a realizar los sacrificios necesarios para buscar lo más sublime. Ambos captan instintivamente la magnitud de las recompensas que recibirán a cambio de la fe tenaz de sus corazones. Cualesquiera que sean las discordancias que se produzcan cíclicamente durante sus partidas de ajedrez emocionales, sus accesos de cólera y sus silencios mohínos, los momentos felices serán más numerosos que los tristes. La combinación y el éxtasis que intercambian en su intimidad sexual fusionan a Piscis y Escorpión con un vínculo invisible, pero muy seguro. Si tienen un aspecto Sol-Luna en conjunción, sextil o trígono, además de sus Soles en trígono, una vez que este hombre y esta mujer se hayan amado físicamente, además de emocional y mentalmente, cada uno de ellos confesará, si es sincero consigo mismo, que ninguna experiencia pasada con otra persona pudo equipararse a ésta, y que lo mismo vale para cualquier experiencia futura. Nunca. Tienen una excelente razón para mantenerse unidos, cuando ambos ya saben que no podrán remontarse a mayor altura que la que ya han alcanzado. La vehemencia silenciosa y la total concentración con que él hace el amor... el milagro de la predisposición de ella a confiar en él y a entregarle todo su ser... bueno, cuando una magia como ésta se entreteje con la pasión natural de un hombre y una mujer que se aman, el deseo no puede desplazarse en una dirección que no sea la circular... volviendo siempre a su génesis. Cuando las vibraciones de Plutón y Neptuno se elevan a un nivel intensamente emocional, el tema de la muerte puede entrar en la periferia de su relación. Puede tocarlos de cerca... o de lejos... manifestándose quizá, sencillamente, en el interés por la reencarnación y por otros varios asuntos generalmente asociados con la muerte. Un solo ejemplo (y hay muchos) es el poderoso vínculo entre la actriz Elizabeth Taylor y el actor Richard Burton, en el cual la muerte del marido de Elizabeth, el productor Mike Todd, desempeñó un importante y místico papel kármico del destino... papel que todavía ni siquiera ellos mismos han captado o comprendido cabalmente. No digo esto para entrometerme en su intimidad, porque nunca ninguno de los dos intentó ocultar al público el orgullo de su pasión y la pasión de su orgullo. Un cometa errabundo no puede ocultar su trayectoria refulgente a las galaxias curiosas. Naturalmente, la muerte tocará finalmente, en alguna de sus formas, a toda asociación humana, y no sólo a la de Escorpión y Piscis. Pero la esencia de la muerte, tal como es creada a través de la fusión embrujadora y embrujada de las pulsaciones combinadas de Neptuno y Plutón es un tipo de experiencia extraordinaria, y no ordinaria. Contiene siempre un aire de lo compulsivamente misterioso e inexplicable. La única causa realmente importante de desdicha que puede surgir entre la mujer de Neptuno y su Águila (todas las otras son triviales)... el único peligro que amenaza alguna vez a estos dos seres que sólo deberían encontrar juntos la satisfacción cabal... no es nunca la incompatibilidad, sino el aspecto egoísta de la emoción humana que acecha detrás de su devoción, para mantenerlos prisioneros de la naturaleza de sus propios deseos. Podría ser una palabra apresurada, de la que se arrepienten demasiado tarde... la desconsideración para con sus respectivas sensibilidades cuidadosamente ocultas pero palpitantes... a veces la desconfianza y los celos injustificados... las formas destructivas de evadirse del dolor y la desesperación, por ejemplo mediante el alcohol y las drogas... o quizás una forma leve de engaño o indiferencia fingida que hiere profundamente al otro-. Es muy triste que este hombre y esta mujer olviden en algún momento la belleza de los acordes iniciales de su amor, que sonaron cuando el telón se levantó por primera vez sobre el drama de sus Soles en trígono y canoros. Podrían tratar de evocar los villancicos del preludio... la melodía inesperada de aquella mañana en que ella cayó de cabeza en los ojos de él, como si se hubiera desplomado en un pozo profundo, y no intentó alejarse a nado. La tarde dorada en que ella rió encantada, como una chiquilla, cuando él le entregó. no un diamante, sino un ramillete de brezos, humedecidos por la lluvia de abril... la primera vez que la tocó, y ella se estremeció, y después levantó la vista, sobresaltada... para encontrarse con dos lágrimas gemelas en las mejillas de él, que hacían juego con las suyas propias. Entonces todo era indómito y libre y estaba barrido por el viento, como el hecho de correr descalzos por verdes prados de hierba dulce... mientras los halcones se remontaban en lo alto, y mil globos de circo con rayas rosadas y verdes flotaban alrededor de ellos... cuando ambos sabían que podían volar alrededor del mundo en ochenta días, como la alondra... abarcados por un momento en la eternidad, iluminados por los relámpagos... cuando «el hogar» era el círculo de los brazos del otro. Como todos los amantes de la configuración de signos solares 5-9 esparcidos por el mundo, al principio Piscis y Escorpión habrían sacrificado reinos en aras de su gran pasión... habrían desafiado universos íntegros para estar juntos. Ya se llamen Smith, Glassberg, Mendenhall, O'Malley, Zopfi, Marshall o Brewster... si por lo menos el Pez y el Águila dejaran que sus recuerdos kármicos escribiesen el tercer acto de su pieza teatral...

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PLUTÓN: ¿No es usted la señorita Lizzie Schwartzkopf? Discúlpeme, pero creo que la conozco de alguna parte. Quizá nos encontramos en el Nilo... o en la Feria Rural ¿Acaso fue en Acapulco? NEPTUNO: (suavemente, muy suavemente) Sí. ¡Oh, sí! ¡Así debe de haber sido! Porque sus ojos... me resultan tan conocidos. Trato de recordar dónde... PLUTÓN: ¡Ahora recuerdo! Fue en Inglaterra... en el brezal... NEPTUNO: ...y llovía.

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SAGITARIO

PISCIS

Fuego - Mutable – Positivo Regido por Júpiter Símbolos: el Arquero y el Centauro Fuerzas diurnas – Masculino

Aire - Fijo - Positivo Regido por Urano Símbolo: el Aguador Fuerzas diurnas - Masculino

La relación SAGITARIO-PISCIS ...la noche estaba tachonada de estrellas... éstas se congregaban alrededor de la casa, como si tuvieran curiosidad por saber qué ocurría allí...

Como ya habréis deducido del título, he aquí una de esas «desafiantes» (¿será ésta la palabra más prudente?) asociaciones de la configuración de signos solares 4-10. Los soles natales del Arquero y el Pez están en cuadratura. En astrología, la cuadratura es un aspecto de tensión. Sin embargo, la tensión se puede transmutar, a voluntad, en energía, y por cierto la tensión es absolutamente necesaria para que la energía «se materialice»... tanto en un laboratorio de física como entre dos personas. Una pizca de tensión puede ser muy saludable en la comunicación humana. ¡Por favor, he dicho una pizca! Evidentemente, una fuerte dosis produce resultados muy distintos... menos beneficiosos, aunque quizá no menos estimulantes. Uno nunca sabe qué resultado puede producir una sobrecarga de energía. Realmente puede hacer estallar los tubos de ensayo y, que el cielo no lo permita, incluso puede hacer estallar a la madre Tierra, si los gobiernos del mundo y la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos continúan con sus locuras. También puede hacer estallar una amistad. Ergo, si Sagitario y Piscis pretenden vivir en paz, deberán serenarse cuando empieza a aumentar la tensión. Si lo consiguen, serán recompensados con una estrella de oro refulgente en sus fojas kármicas, como la que os conferían en la escuela dominical... o por lo menos como la que acostumbraban a conferirme a mí en la escuela dominical de West Virginia (donde yo era sobresaliente). Quizás incluso con una hilera íntegra de esas estrellas. ¡Oh, Dicha-y-Portento-Eternos! ¿Cómo iniciaremos esta tentativa de reforzar el cordón de compatibilidad que une a Piscis con Sagitario? Con una nota positiva, claro está, ¿pero en qué tono la interpretaremos? Cuando meditamos acerca de sus planetas regentes, Neptuno (Piscis) y Júpiter (Sagitario), comprendemos que estos dos tienen algunos factores positivos sólidos que los ponen de acuerdo. Los mismos planetas tienen mucho en común. (En. verdad, Júpiter fue antaño el regente de Piscis, antes de que descubrieran a Neptuno.) Ya sea que esta combinación de vibraciones 4-10 abarque a niños o adultos, a dos hombres, dos mujeres o uno de cada sexo... ya sea que el Pez y el Arquero pugnen por lograr la armonía en la escuela, en una oficina, en un laboratorio o en el hogar... se ahorrarán muchos disgustos y vejaciones si adoptan la sencilla decisión de poner énfasis en las cualidades con que está agraciado cada uno de ellos y que el otro puede respetar y admirar abiertamente... al mismo tiempo que relegan sus diferencias a segundo plano. Por ejemplo, el Piscis típico puede respetar y admirar de corazón la pura veta de idealismo rutilante que hay en el Sagitario. La compasión neptuniana del Pez se sentirá muy conmovida por este rasgo del Arquero que eclipsa una multitud de pecados propios de Sagitario. Por supuesto, cuando Sagitario tensa impulsivamente, con espíritu juguetón, el arco del colosal idealismo de Júpiter, dado que estos seres son tan descarnadamente francos, y que su humor es tan caprichoso, a veces la exhibición de arquería es muy individualista, para decirlo en términos benévolos. Otro factor positivo de la relación entre Piscis y Sagitario consiste en la fascinación que les produce a ambos lo que se denomina no muy precisamente «religión». Un porcentaje notablemente elevado de monjas, curas, rabinos, monjes y pastores son signos solares Sagitario o Piscis. El Pez gravita hacia las aguas místicas en razón del espíritu de humildad y sacrificio que le inculca la influencia de Neptuno... y el Arquero porque a los Sagitario los consume la curiosidad respecto de la verdad espiritual, con resultados que van desde el

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agnosticismo o el ateísmo sin atenuantes hasta la reclusión meditativa en un convento o monasterio. Igualmente, los Peces y Arqueros implicados en una forma de vida religiosa (o atea) nunca pierden su sentido del humor. Es posible que necesitemos un ejemplo, así que compartiré con vosotros la historia de la forma definitiva, extravagante, en que un Arquero resolvió los problemas religiosos y morales que acosan a los Sagitario y los Piscis por igual. Es un ejemplo paradigmático —la perfecta demostración del humor, la honestidad y el idealismo de Sagitario— y cien por ciento verídico. No me atrevería a narrar algo que no sea un caso auténtico en un capítulo consagrado a los Sagitario brutalmente francos, que clasifican la veracidad como la más sublime de las virtudes —y probablemente lo es, después de la clemencia— y que siempre os repiten (igual que los Escorpión) su frase favorita de la Biblia: Grande es la verdad, y poderosa por encima de todo. Piscis tampoco tiene nada contra la verdad, si bien a los Peces les gusta estrujarla, estirarla, comprimirla, ceñirle el cuello con algunas guirnaldas de amentos, aderezarla un poco, porque la verdad desnuda es insípida, ¿sabíais? Pero más adelante nos ocuparemos de la verdad delirante de Neptuno. Pasemos a nuestro ejemplo del idealismo rutilante, la veracidad y el humor extravagante de Sagitario. El carácter de Júpiter se manifiesta cualquiera que sea el sexo del Arquero. En esta anécdota, el Sagitario es un hombre, pero el protagonista podría haber sido igualmente una chica Centauro. Para demostrar a los Peces y Arqueros que la historia es verídica, les diré que el nombre del Sagitario era Dan Williams, y que quien me suministró la versión fue su hija, Mary Ann Williams Henson, que reside actualmente en la Costa Oeste. ¿Ésta no es una prueba suficientemente específica para vosotros. Arqueros inquisitivos y Peces escépticos? Muy bien, entonces, podéis escribirle a Mary Ann Henson (para hacer vuestras verificaciones o para felicitarla) a 861 Sixth Avenue. Suite 219, San Diego. California. 92101. Aunque el padre de Mary Ann, regido por Júpiter, falleció hace más de veinte años en la ciudad natal de ella, Elizabeth, North Carolina (es interesante subrayar que North Carolina es un estado del signo solar Sagitario), su hija aún recuerda su personalidad radiante con afecto... y su fogoso idealismo con orgullo. Confío en que ahora también vosotros, cualquiera que sea vuestro signo solar, siempre recordaréis a Dan Williams con cálido afecto, pero sobre todo si sois Piscis, pues el corazón de Júpiter está pletórico de compasión por los extenuados y humillados (y también disfruta, lo mismo que el del Arquero, al ver cómo las personas engreídas y vanidosas reciben su merecido). En provecho de vosotros, queridos Peces, y de todos nosotros. Dan Williams descargó un golpe contundente en defensa de la verdad, golpe éste que debería ser perpetuado en un monumento de mármol en alguna parte, pero que por el momento nos limitaremos a revivir en estas páginas. Durante toda su vida, el Sagitario Dan disparó sus flechas de la verdad de Júpiter directamente al blanco (admitamos que a veces eran dolorosas), pero la flecha más certera la disparó rumbo al cielo azul de la libertad en la rara circunstancia de su muerte, porque su testamento contenía una cláusula muy insólita. En aquella época la voluntad aceptada y deplorable de los padres de la Iglesia Episcopal de Cristo era que los servicios dominicales se celebraran con los feligreses blancos de mayor prestigio social y mayor poder político sentados en los bancos de la planta baja, en tanto que los feligreses negros estaban bien ocultos y arrinconados en los bancos de la galería superior. Pero el testamento de Dan estipulaba, sincera y descarnadamente, que quienes quisieran rendirle honras fúnebres con motivo de su muerte deberían respetar sus deseos. (El mismo Dan era blanco, aunque esto no tiene nada que ver.) La cláusula directriz de su testamento era la siguiente: Todos quienes asistieran al servicio fúnebre en la iglesia Episcopal de Cristo, donde él recibiría formalmente a los dolientes desde su ataúd —silenciosamente, pero, ¡oh!, muy elocuentemente— debería ceñirse a una nueva distribución de asientos, en ese día. Sus amigos negros (que componían casi toda la población negra de la comunidad) ocuparían los prestigiosos y codiciados asientos de la planta baja, delante del altar... y los dolientes blancos sólo se sentarían en los bancos incómodos y ocultos de la galería del primer piso. A juicio de Dan, ésta era una evidente cuestión de prioridades. En la mañana de los servicios fúnebres en honor de Dan Williams, la iglesia estaba atestada, la distribución de asientos que estipulaba su testamento se cumplió estrictamente, obedeciendo los últimos deseos de Dan... y la expresión de asombro que se reflejó en los rostros humillados de las personas enérgicamente encauzadas hacia los asientos de la galería fue algo digno de recordar eternamente. Permanecieron allí durante todo el servicio, rígidamente sentadas y ruborizadas, con mal disimulado resentimiento. El Arquero tuvo la última palabra, y no hubo tu tía. Estoy segura de que en algún lugar de esa casa de culto, en aquella milagrosa mañana de mayo, probablemente cerca de los vitraux por donde el Sol se colaba más refulgente que nunca, estaba erguida la

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figura astral del invitado de honor, plenamente consciente de la escena que se desarrollaba delante de él (como siempre lo están todas las almas que han pasado recientemente de esta dimensión a la siguiente), con una ancha sonrisa en el rostro, como si se tratara de un niño travieso. Su viuda, sus hijos y sus amigos también sonreían, entre las lágrimas, con un franco deleite que aligeraba la carga de su pérdida, aquel día, en la Iglesia Episcopal de Cristo. Y Cristo sonreía con ellos... y también Jesús, el carpintero. La esposa Escorpión de Dan Nettie (secretamente orgullosa de su gesto), habría de comentar más tarde que, aunque aquel episodio la turbó tremendamente, se sintió agradecida de que Dan hubiera resuelto hacerle a algún otro, y no a ella, para variar, la última de sus bromas pesadas. (Sin embargo, el ascendente Piscis de Nettie Williams estaba complacido.) Cuando oí esta historia verídica, una pregunta atónita interrumpió por un momento mi regocijo. «¿Cómo es que Dan se sintió tan seguro de que podría llevar a cabo esta magnífica travesura de Júpiter, de que podría hacer sonar este tonante acorde de verdad? —le pregunté a Mary Ann—. Después de todo, los blancos ofendidos podrían haber dado media vuelta al llegar a la puerta y podrían haberse ido, furiosos. Los diáconos de la iglesia podrían haberse negado a cumplir su último deseo, sugiriendo con tacto que los servicios se celebraran en su casa, o en el salón local de velorios. Su padre debía de ser una persona importante en la comunidad sureña. ¿Cuál era su profesión, su ocupación?» La respuesta de Mary Ann es la parte más deliciosa de la anécdota. «Era —dijo con un guiño, y con un atisbo de la sonrisa pícara de su padre—, el líder del comité demócrata... y el jefe de policía.» ¿Funciona la magia? ¿La han captado todos aquellos Piscis que sueñan con el país quimérico de la fraternidad de hombres y mujeres, y que por tanto están más cerca de lo que creen del ideal de Sagitario? ¿Ahora vosotros, Peces y Arqueros, os estáis sonriendo los unos a los otros, esperanzadoramente? ¿Vosotros los Piscis, confesáis que los Sagitario que os fastidian son precisamente los tipos indicados para perpetrar semejante travesura, y que si vosotros pensarais que podéis salir indemnes, los imitaríais? ¡Fantástico! Estamos progresando. Así como el hábito frecuentemente catártico (pero a veces también grosero y superfluo) de Sagitario, en virtud del cual éste arroja la horrible verdad a la cara de amigos y extraños por igual, hiere y ofusca a Piscis, el hábito que tiene el Pez de jugar juegos sutiles con la verdad lastima y enfurece a los Arqueros, quienes acusan a menudo a los Peces de ser embusteros impenitentes. Esto no es justo, Sagitario. Los Piscis no mienten. Sólo eluden de cuando en cuando la verdad. Reflexionad, y veréis que no es lo mismo. ¿Habéis reflexionado? Estupendo. Ahora, pensad en esto. Los Piscis tienen sólo dos razones para eludir la verdad, en aquellas circunstancias en que la eluden. Se alejan nadando de una respuesta o de un aserto explícito porque: 1) aborda algo muy íntimo y personal relacionado con su vida privada, en cuyo caso no es nada de vuestra incumbencia, ni de la de nadie (¿queréis reconocerlo, por favor?); o porque: 2) según la opinión compasivamente considerada del Pez, podría lastimar a alguien, y por tanto carece de utilidad práctica... en cuyo caso, debéis reconocer que se trata de una ética un poco menos lacerante que la vuestra. ¿De acuerdo? Vuestra ética de Júpiter es la honestidad, sin tomar en consideración el precio pagado ni el daño causado. La ética de Neptuno es el comportamiento esquivo, destinado a evitarse ellos y evitar a los demás el desgaste emocional del conflicto, siempre que esto sea posible. Pero una ética es una ética, cualquiera sea la forma que asuma. ¿Correcto? En cuanto a vosotros, Piscis, procurad ser más comprensivos con la intención de esos cáusticos dardos del Arquero al que os gustaría aporrear con su propio arco de Júpiter. A esta altura deberíais comprender que lo que los mueve es siempre la integridad, un anhelo incontrolable de buscar la verdad y expresarla. Como lo único que importa realmente en cualquier tipo de locución o acción humana es el motivo que la inspira, ¿veis que la intención de Sagitario, por lo menos, es honorable? Claro que dicen que el infierno está empedrado de buenas intenciones, pero yo prefiero pensar que quizás el cielo también lo está. Los Arqueros trotan libres y despreocupados por el camino de la vida, totalmente independientes, desdeñando la autocompasión... pero a menudo descuidan el deber v la responsabilidad si éstos les dificultan la búsqueda emocionante de sí mismos o si se cruzan en el camino de sus objetivos y de su fiebre trashumante... lo cual inspira la desaprobación de Piscis, pues éste no puede concebir que alguien anteponga sus propios deseos a la obligación de prestar servicios a quienes los necesitan. Los Peces bondadosos y afables rara vez se enfadan mientras contornean serenamente los obstáculos, programando discretamente su paciente desplazamiento río arriba, deteniéndose a veces para reposar en el fresco remanso oculto tras una cascada... poniendo poco empeño en eludir las complicaciones de las personas que necesitan de sus oídos

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comprensivos (o de su dinero), aunque esto implique dar un rodeo, o aplazar los planes para el futuro lejano. Son exasperantemente cambiantes: al principio corren en pos de media docena de ensueños al mismo tiempo, negándose a sentar la cabeza para perseguir con espíritu práctico uno solo de ellos... y después optan por remolonear ociosamente durante un tiempo, dejando que las oportunidades concretas pasen de largo, hecho éste que le inspira al Pez un simple encogimiento de hombros... si bien el Arquero reacciona con una reconvención colérica. Sagitario deberá desistir de sus esfuerzos encaminados a arrancar a Piscis de los remansos temporales donde se siente fugazmente sereno y seguro. Y Piscis deberá dejar de proyectar la duda silenciosa de Neptuno que disuade a Sagitario de correr agresivamente en pos de la promesa del mañana. En lugar de incurrir en confrontaciones estériles. Sagitario podría tratar de cumplir esas promesas optimistas. Para ello viajará a la Luna o a China, y volverá con un puñado de polvo de estrellas que esparcirá sobre Piscis -con el fin de demostrar que allá en lontananza hay nuevos mundos que aún es posible conquistar, y que están a disposición de aquellos que poseen la audacia necesaria de buscarlos. Después sonreirá y dirá: «¿Ves? Te advertí que si confiabas en mí no te defraudaría». Ésta es la forma más eficaz de tentar a un Pez renuente para hacerlo salir del agua y jugar a la saltacabrilla. Como broche final he reservado, para compartirlo con vosotros, el último codicilo del testamento del Arquero Dan Williams. Se rumoreaba que quizá no había muerto rico, pero sí en una posición económica bastante desahogada. Pero, ay, el Sagitario Dan había prestado todo su dinero a quienes lo necesitaban, a lo largo de los años. No le quedaba un centavo. Así que lo que legó a su familia fue, para decirlo con sus propias palabras, maravillosamente típicas de Júpiter, estampadas en el último párrafo del testamento: Les dejo a mi esposa y a mis hijos todo el ancho mundo... ¡en el cual se ganarán la vida! Aunque los Piscis puedan comprender ciertamente la caridad compasiva de Dan, el testamento de un hijo de Neptuno nunca contendría semejante legado. Los modestos y humildes Peces no soñarían con arrogarse el derecho de ceder todo el ancho mundo... porque éste no les pertenece. Pero la filosofía de Sagitario contiene una profunda sabiduría. PISCIS: ¿Vosotros los Sagitario os creéis realmente los dueños del mundo? SAGITARIO: ¡Por supuesto! ¿Acaso no nos pertenece a todos?

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Mujer SAGITARIO Hombre PISCIS Ella no entendía, ni siquiera ahora. —Debemos partir —dijo, casi alegremente. —Sí —respondió él, débilmente.

Habrá momentos en que la perpleja chica Arquera se preguntará si se ha enamorado de un Géminis, en lugar de enamorarse de un Piscis. Su perplejidad está harto justificada. Piscis y Géminis son signos solares de dualidad, y los Peces y los Gemelos Géminis se parecen asombrosamente en lo que concierne a su capacidad para cambiar de sueños y objetivos a mitad de camino, por alguna razón inexplicable. (Sus diferencias residen en otras áreas.) Pero ella también nació bajo la influencia de un signo solar de dualidad, porque el Arquero Sagitario es en verdad un Centauro, veréis: mitad caballo, mitad ser humano. ¿Así que quién es ella para cuestionar la versatilidad de él? Es una Sagitario, eso es lo que es, y los Sagitario no pueden dejar de cuestionarlo todo. Este hombre le dará muchas oportunidades para ejercitar su proclividad jupiteriana. Naturalmente, hay algunos hombres Piscis cuyas carreras y ocupaciones se mantienen estables a lo largo de los años, pero son cabalmente una minoría. La mayoría de los Peces se sienten eternamente fascinados por las múltiples opciones de la vida. A veces los cambios que operan son nada menos que pasmosos. Le daré a la chica Arquero algunos ejemplos tomados de la vida real (que es, al fin y al cabo, el lugar lógico para buscar ejemplos destinados a quienes la viven). El Piscis Mike Thornton, criado en Cripple Creek, pero radicado en Denver (por lo menos en este momento), contempló una vez las posibilidades de hacerse buscador de oro, criador de caballos, escritor y artista. Después optó por hacerse paisajista de parques y jardines, y a continuación se dedicó a la cría experimental de lombrices para cebo vivo. Más tarde se hizo aprendiz de electricista y se convirtió en experto en el arte de cambiar cables de viviendas y edificios de oficinas. La semana pasada me telefoneó para preguntarme si su horóscopo aconsejaba que inaugurara una combinación de cantina y discoteca para noctámbulos, equipada con juegos electrónicos, donde quizá también se bailaría y se jugaría a las damas y el ajedrez. Si a vosotras, las chicas Sagitario, os pone un poco nerviosas leer esto, imaginaos lo que sentirá su paciente y agraciada esposa Tauro, Carolyn. Ésta sonríe dulce y cariñosamente, siempre con expresión complaciente, pero sus uñas se acortan de día en día, porque se las muerde en privado. Ahora Carolyn y Mike tienen una encantadora hijita recién nacida, con hoyuelos, llamada Mandy, una criatura Libra que cuando crezca sencillamente nunca podrá decidir lo que quiere, y que seguramente superará la propensión de su padre Piscis a los cambios rápidos. Por favor enviad vuestras plegarias a la pobre Tauro Carolyn. Al fin y al cabo, vosotras las mujeres que intentáis seguir el ritmo de los saltos inversos, los saltos mortales, los tirabuzones y los medio tirabuzones de un hombre Pez influido por el esquivo elemento Agua, debéis manteneros unidas, cualesquiera sean vuestros signos solares.

Hay otro tipo de hombre Pez para el que la chica Sagitario debe estar preparada. Mark Shaw. Éste es un Piscis que se graduó en la facultad de derecho de la universidad de Indiana, y que después pasó cinco prósperos años en Aspen, Colorado, convertido en un brillante y activo abogado totalmente consagrado al ejercicio de su profesión, aparentemente muy satisfecho y coronado por el éxito. En la primavera de 1978, Mark resolvió abandonar por completo la práctica de la abogacía, y arrumbar la placa en el desván, se caló su «gorra de tenis de la buena suerte», de fuerte color rojo (tiene un par de planetas en Aries), y voló a Nueva York para aceptar un puesto full-time en el programa «Good Morning America», de la cadena ABC. Inmediatamente empezó a viajar por todo el país, filmando temas especiales para el programa, como productor, director y guionista de estos fragmentos... ¡y también aparece en cámara! Pero deberéis apresuraros a captarlo en vuestros televisores si queréis saber qué cara tiene dicho Pez. Es posible que cuando aparezca este libro, Mark 'esté dirigiendo una expedición al Polo Sur, para descubrir la Tierra interior. Éste es el tipo de sorpresas que la chica Sagitario enamorada de un hombre Pez debe prepararse para experimentar en diversas etapas de su relación. Al principio no la fastidiarán demasiado. Incluso le parecerán excitantes, sobre todo si las iniciativas cambiantes de su Pez la obligan a viajar con frecuencia. A ella la

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infectó una fiebre trashumante incurable cuando tenía aproximadamente catorce años, o sea la edad en que el Arquero típico de uno u otro sexo abandona el hogar (aunque algunos lo abandonan unos años antes, a los diez o doce). De modo que al principio ella preparará alegremente el equipaje y lo acompañará con ánimo optimista mientras él sigue los desfiles del circo, canjea sus tambores por un clarinete, o renuncia a su práctica odontológica para convertirse en programador de computadoras. Al principio, sí Después... bueno, es posible que después le plante cara... enérgicamente. Tal vez lo fulmine con la mirada y le diga algo prudente, como por ejemplo: «Oye, muñeco» (¿pensabais que sólo a las mujeres se las podía llamar muñecas? ¡Caramba, qué actitud machista más reveladora!). Ahora he perdido la concentración. Deberé empezar de nuevo. Tal vez lo fulmine con la mirada y le diga algo prudente, como por ejemplo: «Oye, muñeco... estoy harta y aburrida de vivir como una gitana a tu lado, has cambiado de carrera tantas veces, que ni siquiera yo recuerdo si querías presentar tu candidatura a diputado, abrir una casa de té japonesa o vender frijoles. O pones tus cosas en orden y sientas la cabeza, o iré a preguntar cuánto me dan por ti en el Zoológico. Necesitas un psiquiatra: tienes la cabeza atornillada al revés». Es posible que después de algunos estallidos verbales corno éste, el susceptible Pez se volatilice literalmente por efecto de la conmoción. De una manera u otra, se eclipsará. Quizá no volverá a verle la cara hasta que aparezca en el periódico, cuando lo hayan elegido diputado, posando en compañía de su nueva amiga para insinuarle sutilmente a la Sagitario que ha iniciado el juicio de divorcio. Dado el estado actual de la política norteamericana, ésta es una situación muy plausible. Los fiscales generales y asesores del Presidente van a la cárcel, los- hermanos de los presidentes hacen alegremente la propaganda de bebidas alcohólicas y se desempeñan como jueces en concursos de belleza... y se rumorea que un ex seminarista de los jesuitas, el mismísimo gobernador de California Jerry Brown, tal vez planea casarse con la cantante de rock Linda Ronstadt. Probablemente son sólo buenos amigos, pero si por casualidad se confirmara el rumor, y en vista de las ambiciones políticas de Jerry, Linda podría terminar radicándose en la Casa Blanca como Primera Dama de la Nación, en cuyo caso Jefferson Starship y Fleetwood Mac se alternarían en el baile de toma de posesión... y Bob Dylan o Alice Cooper podrían ocupar la secretaría de Estado. Así que admitámoslo: en la edad de Acuario- puede suceder cualquier cosa. Y no me interpretéis mal. Pienso que los vientos de cambio de Urano son, en general, emocionantes y recomendables... y estoy segura de que Linda Ronstadt es una chica sincera y esclarecida. Me limito a subrayar que en vista de lo que sucede últimamente, mis anécdotas demostrativas son razonables y viables. Naturalmente, no todas las mujeres Sagitario son tan brutalmente crudas como las de mi ejemplo. Algunas Arqueras son más afables, más circunspectas, y mucho menos elocuentes, pero incluso éstas son inesperadamente sinceras en algunas ocasiones, y nunca ganarían el primer premio al tacto. Lo importante es que la chica Sagitario que ama impulsiva y tiernamente a su hombre Piscis debe moderar su comportamiento, porque si no podría descalabrarle negligente e involuntariamente el ánimo y el corazón, y además podría perder su tipo singular de afecto y lealtad. Y él no debe ser tan susceptible como para horrorizarse cada vez que esta dama dice la verdad. Ella no puede controlar la compulsión que la obliga a ser franca, y casi siempre tiene buenas intenciones. Él deberá explicarle dulcemente cuánto lo hace sufrir. Entonces las emociones jupiterinas de ella se sentirán conmovidas, y probablemente la dejarán contrita y la impulsarán a disculparse y a esforzarse realmente por tratar de medir sus palabras, en el futuro. (Sin embargo, también es probable que necesite que se lo recuerden periódicamente.) Lo primero que quizá querrá hacer esta chica Sagitario jovial y bienintencionada si piensa criar un cardumen de alevines, y retozar, en general, de manera permanente con un hombre regido por Neptuno, será determinar qué clase de Pez es, porque hay dos tipos de Piscis nacidos bajo este signo solar dual. Están aquellos que nadan contra la corriente hacia el éxito y la realización personal, y aquellos otros que flotan aguas abajo hacia el fracaso, con sus sueños sumergidos en olas de infortunio... y que terminan escarbando la resaca. Ahora bien, el hombre que escarba la resaca en la playa no es necesariamente un mal candidato para ser «feliz» en compañía de una mujer Sagitario curiosa, aficionada a las aventuras, que se complace en caminar descalza por la arena y en comer bayas. Pero el hombre que escarba y trajina tristemente la resaca en las «playas» de las calles urbanas, buscando desesperadamente la forma de rescatar su amor propio, es harina de otro costal. En realidad, es posible que éste sea precisamente el Pez que necesita la fe y el coraje de ella, y no digo que deba eludirlo. Nada podría ser más bello que un milagro jupiterino capaz de salvar de la desesperación a esta alma descarriada. Sólo digo que por lo menos al principio ella debería saber con qué tipo de Pez está lidiando. Un buen amigo mío, un hombre Piscis que vive en Manhattan y que pasea a menudo por Times Square para

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observar el panorama cambiante y analizar a los pintorescos ejemplares humanos que desfilan por ahí, me contó lo que le sucedió una noche en que se detuvo a comer un bocado de medianoche en Nathan's, un hito histórico de Broadway. Como Nathan's no es precisamente un establecimiento donde se reservan las mesas (pagas tus veinticinco centavos, coges tu bote de mostaza y eliges lo que te gusta), se encontró sentado frente a un compañero de mesa bastante locuaz. Sus ropas relativamente astrosas eran un par de números demasiado holgadas, y tenía una botella de vino semivacía insertada bajo la pretina de sus pantalones igualmente holgados y arrugados. A pesar de esto, si no lo mirabas con demasiado detenimiento, su aspecto general era bastante pulcro... y su personalidad era innegablemente alegre. Mientras estaban sentados frente a frente, pasándose las servilletas y bebiendo café negro, este hurgador de resaca de Manhattan descubrió que mi amigo Piscis era un típico escucha neptuniano, atento y comprensivo... de manera que le confió su ocupación. Vendía lo que él llamaba «joyas que queman». Después de echar en torno una mirada furtiva para asegurarse de que en ese momento específico el establecimiento estaba «limpio» de polizontes, le dejó echar un vistazo a su mercancía (pulseras y broches de bisutería y cosas por el estilo, que según él ostentaban diamantes auténticos) y se esforzó por concretar una operación rápida de venta... infructuosamente, porque mi amigo. que conoce las noches de Nueva York, sólo lleva consigo un poco de cambio durante sus giras nocturnas por Broadway. Después de explicar con tacto su situación económica poco floreciente, mi amigo Pez le preguntó al hombre cuál era su signo solar. Este alma perdida afable pero animosa respondió con un guiño jovial: «,Quién, yo? Oh, yo soy uno de esos fulanos Piscis». Pero pronunció la palabra con una nítida deformación, para hacerla rimar con Ulises. «Sí —repitió alegremente—, soy un Piss-ez». Mi amigo Piscis dice que, a partir de ese momento, siempre ha imaginado el Pez que nada aguas arriba como un Piscis (que se pronuncia rimando con Pii-sis), y al Pez que nada aguas abajo como un Piss-ez. La distinción le parece útil. Le paso el dato a la chica Sagitario, para que la aplique cuando mida el potencial de su hombre regido por Neptuno. Digamos, por ejemplo, que Albert Einstein era patentemente un Pii-sis. Como ésta es una vibración de la configuración de signos solares 4-10, la mujer Sagitario y el hombre Piscis deben prever que el choque ocasional de sus personalidades divergentes producirá una cierta dosis de tensión. Obviamente, la tendencia de él a autocompadecerse, y la de ella a seguir en sus trece, no sólo no los ayudarán a enfrentar sus conflictos sino que además agravarán sus problemas. Sin embargo, no es probable que los celos y el espíritu posesivo se conviertan en un factor importante de discordia entre Piscis y Sagitario, porque ninguno de los dos es realmente posesivo por naturaleza, y cada uno de ellos disfruta tanto de su libertad que no se la negará al otro (a menos que un ascendente o un signo lunar suscite diferencias en este área). Lo habitual y típico es que estos dos estén dispuestos a concederse recíprocamente libertad de movimientos en su convivencia. Si se producen irrupciones menores de los pequeños monstruos verdes (o de los gigantescos monstruos verdes) lo más probable es que sea ella quien tome la iniciativa. Algunas mujeres Sagitario son ligeramente celosas, aunque rara vez en exceso, cuando las provocan. Cuando lo son, sus temperamentos se inflaman rápidamente. Pero la Sagitario típica no se sentirá azuzada por el instinto posesivo, tal como se interpreta habitualmente el término. Y existe una diferencia entre «celoso» y «posesivo». Desde el punto de vista sexual, como Piscis es un signo femenino, regido por el planeta Neptuno igualmente femenino, el hombre Piscis debe realizar un esfuerzo consciente encaminado a ser menos pasivo e informal, más activo y entusiasta, para lograr la armonía física con la mujer Sagitario. Sin embargo esta misma influencia lo convierte en un amante tierno e intuitivo... delicado e imaginativo. Como Sagitario es un signo masculino, regido por el planeta Júpiter igualmente masculino, ella deberá cuidar los sentimientos de él, y deberá ser menos impulsiva y franca. De lo contrario, las emociones fogosas de la Arquera podrían deteriorar la confianza de él en su aptitud para satisfacerla. Sin embargo, esta misma vibración masculino-positiva que existe en el campó aural de ella tiene el poder necesario para aumentar el deseo de él y para despertar la pasión latente del elemento Agua. Pero los conflictos y tensiones emocionales frecuentes, aunque puedan estimularla a ella, enfriarán el deseo de él, así como una falta de reacción entusiasta, o la indiferencia, enfriarán el de ella. Muy pocas personas comprenden el gran secreto de la expresión sexual jubilosa, el cual consiste, sencillamente, en que las palabras y los actos reiterados de auténtica amabilidad, avivan las llamitas del corazón. Estas se transforman gradualmente en una hoguera de mayores dimensiones, que desemboca finalmente en la consumación extática de la necesidad física así generada. La actividad sexual entre quienes se aman consiste básicamente en un gesto de agradecimiento mutuo, y no sólo en la satisfacción de dos apetitos independientes, egoístas, sino en una conciencia compartida de la magnitud de ese don que es la

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integración total. Al sexo, como a todo lo demás, lo gobierna ineludiblemente la regla de oro. De lo contrario, la unión física sólo deja a los dos miembros de la pareja con una mayor sensación de distanciamiento, aún más solos y desasosegados que antes. Hay muchos lazos de ternura y vínculos de comprensión entre los planetas Júpiter y Neptuno. Antes de que Neptuno fuera «descubierto», Júpiter era el regente astrológico (y astronómico) de Sagitario y Piscis, lo cual significa que su influencia dejó el sello de una configuración análoga en los Peces y Arqueros por igual. (George Washington, por ejemplo, fue un Piscis más agresivo, guiado por Júpiter.) Esta empatía emparentada de sus planetas regentes une a la mujer Sagitario y el hombre Piscis más estrechamente de lo que tal vez ellos suponen. Ambos son compasivos e idealistas. Ambos son tolerantes... y normalmente impávidos. Pero también hay ámbitos en los que chocan las influencias del gigantesco Júpiter y el esquivo Neptuno. La esencia de Júpiter desdeña el menor atisbo de la reserva, la duplicidad o el engaño de Neptuno, en tanto la esencia de Neptuno se siente muy alterada por el tipo de sinceridad jupiteriana que hiere más de lo que cura... y se siente repelida por las emociones descuidadas y excesivas. Pero si se aman suficientemente, la mujer Sagitario y el hombre Piscis podrán encontrar la forma de resolver sus diferencias. Ella debe tratar de ser más prudente, considerada y afable, sin sacrificar la integridad e independencia del elemento Fuego que hay en su naturaleza. Él debe tratar de ser un poco más abierto, franco y expresivo, sin sacrificar la intimidad espiritual y la serenidad interior del elemento Agua que hay en su naturaleza. Entonces podrán reflejar sus respectivas estrellas, sin renunciar por ello a sus personalidades.

Hombre SAGITARIO Mujer PISCIS Mientras yacían el uno junto al otro, una sirena cogió a Wendy por los pies, y empezó a arrastrarla suavemente hacia el agua. Peter, que la sintió deslizar a su lado, se despertó sobresaltado, y llegó justo a tiempo para rescatarla. Pero debió decirle la verdad.

Algunas chicas Piscis hablan bastante, y otras son calladas y rara vez inician una conversación (aunque cuando alguien la inicie, generalmente no les faltarán palabras, por muy tímidas que hayan sido al principio). Pero lo importante es que, además de ser interlocutoras muy interesantes, las chicas Pez de ambos tipos son estupendas escuchas. Quiero decir, escuchas realmente estupendas. Hasta aquí, todo marcha a las mil maravillas, porque al hombre Sagitario le gusta hablar con alguien que escucha fascinado lo que él dice... le gusta tanto como a un hombre Leo o Aries, y ya sabéis que a estos dos les encanta tener un público atento. De modo que esto deberá daros una idea del inmenso atractivo que esta chica ejercerá sobre el Arquero. Por supuesto, en la mitad de una de estas sesiones que la tienen por escucha, él seguramente se sentirá obligado a formular, en un momento u otro, algún tipo de aserto veraz. Si la verdad es demasiado cruda, tal vez ella dejará de escuchar. Las mujeres Piscis son inusitadamente sensibles al dolor... y tampoco corren con demasiadas energías en pos de la verdad desnuda. Esta dama prefiere que la verdad esté envuelta en los velos sutiles de los «quizás» y los «podría haber sido» o los «podría ser». A ningún Pez le gusta que le escancien la verdad pura, como Sagitario se complace en echársela al coleto. Entonces él se quedará sin ese primoroso oído femenino y lamentará haber metido la pata tan torpemente. Una pequeña advertencia es útil. Ahora él podrá considerarse prevenido. Pocas personas comprenden que escuchar es realmente un arte, difícil de aprender, porque la mayoría de los buenos escuchas nacen, y no se hacen. Hay que tener una naturaleza inusitadamente comprensiva y generosa, porque al buen escucha le interesa sinceramente oír hablar de personas y hechos ajenos a sí mismo, y no se limita a quedarse callado hasta que se le presenta la oportunidad de interrumpir a su interlocutor. Merced a quién sabe qué alquimia de Neptuno, la chica Pez puede proyectarse dentro de la situación que le están describiendo oralmente, y sentirse tan fascinada por ésta como podría estarlo por una situación que le incumbe personalmente. Transforma lo que oye en su propia experiencia vicaria, se fusiona con el episodio,

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se integra realmente en éste, y el Arquero lee en sus ojos, en su expresión, en su misma actitud... que no se limita a simular por cortesía. No, lo que él dice le interesa verdaderamente a esta mujer. En el mundo no existe una sensación más reconfortante que la de saberse auténticamente escuchado por alguien que se interesa patentemente. Todo ser humano necesita de cuando en cuando el estímulo de esta sensación terapéutica... y el hombre Sagitario con más frecuencia que los demás. Y puesto que es tan importante para él, debería hacer todo lo que esté en sus manos para no descalabrar este raro tributo que le ofrece la chica Pez, y que es uno de los elementos más deliciosos de su personalidad. A pesar de que este hombre y esta mujer deben enfrentar muchas tensiones y de que su tolerancia y su paciencia pasarán por muchas pruebas dentro de la difícil vibración 4-10 que influye sobre su relación, si él resulta ser uno de esos pocos hombres Sagitario que están frecuentemente callados, ella ejercerá un efecto marcadamente beneficioso sobre él. Debemos recordar que este tipo de Arquero no está siempre mudo (no ha nacido un Sagitario que sea así), pero si es uno de los menos locuaces —lo que implica que no habla constantemente, pero que cuando se decide a hacerlo lo hace bastante bien— no hay nadie mejor que la mujer Piscis para sonsacarle sus pensamientos con éxito. Se las apaña tan bien para inducirlo a expresarse, que uno se pregunta por qué no se dedica a la psiquiatría, y basta. Algunos Peces eligen la psiquiatría como profesión, pero la mayoría no. Esto se debe a que el Piscis típico aborrece la idea de hurgar en los secretos ajenos (excepto si tiene un Sol natal «mal aspectado», el cual puede determinar que la mujer Pez así influida se aficione a los chismorreos). Generalmente, los Piscis aborrecen la idea de que otros hurguen en su propia intimidad. Y como los Peces tienen una propensión innata a ponerse en el lugar de los demás, son renuentes a hacer a su prójimo lo que les disgusta francamente que el prójimo les haga a ellos. Sin embargo, aun sin hacer un esfuerzo premeditado por indagar, desde el principio la mujer Piscis aprenderá muchas cosas acerca del hombre Sagitario, cosas que él pocas veces sospecha que ella está aprendiendo. Esta dama es muy perspicaz. Descubrirá sin ningún esfuerzo lo que él cree que nadie sabe (o podría llegar a saber). Ella no puede evitarlo. «Intuye» y «sabe» instintivamente lo que otra persona oculta, sobre todo en una relación amorosa. No se trata de que ella haya intentado averiguarlo. Sencillamente lo tiene a mano, para leerlo e interpretarlo... como si él fuera una bola de cristal humana que ella escudriña. Sin embargo, es probable que esto no lo ponga incómodo, porque su talento para sondear las intenciones y los sentimientos íntimos es un arte tan sutil y elegante, y por regla general nunca perentorio ni exageradamente apremiante, que nadie sospecha jamás lo que está ocurriendo (a veces ni siquiera la misma chica Pez). En verdad, ella preferiría no poseer esta facultad. Para ella es un lastre. La ofusca intuir tantas cosas acerca de los demás. Ya tiene bastante con sus propias preocupaciones, sin necesidad de que las multiplique su incapacidad para impedir que todas esas imágenes ajenas e indeseadas crucen espontáneamente por su conciencia. Sin embargo, está predestinada, parece, a verse continuamente implicada, contra su voluntad, en los embrollos de las vidas ajenas. Es el Kismet de su duodécima Casa de Neptuno, y hay que confesar que lo acepta de buen grado, con un mínimo de quejas. Uno de sus rasgos envidiables es el delicado arte de la sumisión a lo inevitable. Al Arquero tampoco le molestará que ella conozca la mayoría de sus pensamientos íntimos. Este no es un hombre que ponga mucho énfasis en la reserva. La mayoría de los hombres Sagitario no llevan un secreto encima (a menos que haya un ascendente o signo lunar Escorpión, Piscis o Cáncer en su carta natal). El Sagitario típico confesará alegremente todo lo que querráis saber acerca de él... y a menudo más de lo que a la mujer Piscis le gustaría oír. El Arquero tiene poco o nada que ocultar. Bastará que le formuléis una pregunta y él os abrirá su corazón. Si está en bancarrota, os lo dirá. Si está preocupado por su calvicie incipiente o por su jefe, os lo contará. Cree en la veracidad, no en la evasión. Y piensa que todos deberían imitar su ejemplo, especialmente la mujer que ama. Como la esencia neptuniana de ella contiene alguna forma de evasividad, es posible que entablen no pocas reyertas provocadas por los distintos criterios con que abordan la sinceridad, reyertas relacionadas con la forma en que él define la hipocresía... y con la forma en que ella define la crueldad de la franqueza innecesaria, de la impaciencia, de los asertos desconsiderados y de actos impulsivos. Es posible que su actitud respecto de todos estos elementos difiera un poco, para decirlo en términos mesurados. Desde el punto de vista sexual, el Arquero con doble influencia masculina encontrará seductoramente atractiva a la chica Pez con doble influencia femenina. La naturaleza colabora al acoger con una sonrisa la fusión física de este hombre y esta mujer. Si por lo menos ellos también colaboraran... Es posible que después de la fascinación inicial, el Arquero acuse a la mujer Piscis de reaccionar con demasiada frialdad ante sus requerimientos, con respuestas desprovistas de entusiasmo o insuficientemente espontáneas, que no están a la altura de la vehemencia de su propio deseo. Tal vez haya algo más que una pizca de veracidad de Júpiter en

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este análisis. A menos que la Luna o el ascendente de la chica Pez estuviera contenido en uno de los tres elementos de Fuego a la hora del nacimiento, es en verdad posible que sea emocionalmente «más fría» y más displicente respecto de la pasión sexual de lo que él jamás podría ser, aunque lo intentara (cosa que no está dispuesto a hacer). Esto significa que la responsabilidad de esforzarse recae sobre ella (¿acaso no recaen todas sobre Piscis?). Es ella la que deberá empeñarse conscientemente en igualar los súbitos arranques de deseo de él con la misma magnitud de necesidad visiblemente demostrada. A él lo complacerá su forma sensible y femenina de abordar la unión sexual... pero igualmente lo lastimará mucho su frialdad periódica. El problema parece ser muy claro. Una vez que haya sido analizado y enunciado, Neptuno deberá inculcarle a ella las tácticas apropiadas para resolverlo. En cuanto a él, deberá tener la precaución de no hacerle pensar a la Piscis que la necesidad que experimenta de ella se concentra exageradamente en la faceta física del amor, y deberá esmerarse en demostrarle lo que siente por ella por medios distintos de los sexuales... lo que a su vez surtirá el maravilloso efecto de inspirarle a ella una respuesta más entusiasta al acto amoroso. De modo que sobre él también recaen algunas responsabilidades. No se trata de algo exclusivamente unilateral. La mujer Piscis necesita que el hombre que ella ama la trate con mucha delicadeza, con inmensa ternura. Ella florece bajo la acción de los gustos imaginativos o creativos, que tienen la facultad de hechizarla. Se pone visiblemente lozana cuando él le sugiere un viaje o un cambio de panorama (otro tanto le sucede a él). Pero se agosta, deprimida, cuando la tratan desconsideradamente o con poco tacto. Como esta mujer no manifestará su dolor las primeras veces, es posible que él lastime repetidamente sus sentimientos antes de tomar conciencia de lo que está sucediendo. Ella intentará ocultar o mitigar, aceptar u olvidar, su padecimiento. Pero al cabo de un tiempo, saldrá a luz. Ésta es la señal que le advierte que deberá suavizar sus actitudes (sobre todo su lenguaje) y que deberá comprender que su «Fuego» voraz puede estar deshidratando de manera lenta pero segura el «Agua» mansa de ella. Por supuesto, el proceso también podría desarrollarse a la inversa, si ella resultara ser una de las Piscis tipo ballena. Entonces su naturaleza de Agua, más fuerte, podría ahogar el optimismo jupiteriano innato de él. Y éste es un destino igualmente triste para una pareja de amantes o consortes de la combinación Fuego-Agua que no ponen suficiente empeño en superar los problemas de sus filosofías, actitudes y motivaciones divergentes. Es posible que al cabo de un tiempo se den por vencidos, y que sencillamente se distancien cada vez más, hasta convertirse en perfectos extraños que conviven bajo el mismo techo. Sólo hay dos sistemas viables para abordar semejante situación. Cada uno de ellos puede decidir que este «extraño» es una persona con la que no le interesaría familiarizarse más... y entonces pueden separarse amistosamente, como simples conocidos, en lugar de permitir que su relación los convierta en íntimos resentidos. O pueden optar por la otra actitud que uno asume a veces con un extraño. Cada uno de ellos podría decidir que esa es una persona interesante a la que le gustaría conocer mejor... y podrían iniciar un reencuentro, aunque esta segunda vez ambos tendrían la experiencia suficiente para saber que no es necesario que dos personas sean exactamente iguales y concuerden siempre para ser felices... siempre que cada una respete la opinión distinta de la otra. Las diferencias pueden avivar una relación... o embotarla. ¿Qué sucederá: lo primero o lo segundo? Depende realmente de ellos. Así que dejémoslos solos, estudiando sus piezas de ajedrez. Sobre todo el rey y el peón. La estrategia del amor es algo muy íntimo. A veces, éste es el mayor problema. Es posible que la relación entre este hombre y esta mujer carezca de la intimidad que necesita para protegerse de las fuerzas destructivas externas. Así que deberán irse volando juntos a otra parte para descubrir el poder que tiene algo tan sencillo como la intimidad para curar los corazones destrozados de dos «extraños» que antaño amaron tanto. A menudo es asombroso. Pueden dejar atrás el tablero de ajedrez, y retomar el juego donde lo abandonaron, cuando regresen. O pueden comprometerse a dejar de jugar definitivamente el uno con el otro. Esto sería aún mejor... y mucho más afortunado para el futuro de su relación amorosa o su matrimonio. Hay algunos juegos en los que nadie gana. Ni siquiera los que más apuestan.

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CAPRICORNIO Tierra - Cardinal - Negativo Regido por Saturno Símbolo: la Cabra Fuerzas nocturnas - Femenino

PISCIS Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación CAPRICORNIO-PISCIS Es extraño decirlo, pero todos lo reconocieron enseguida. y hasta que los abrumó el miedo le dieron la bienvenida, no como a algo soñado durante mucho tiempo y por fin visto, sino como a un viejo amigo a cuya casa volvían para pasar las vacaciones.

El Pez Piscis se siente a menudo cómodo y seguro en la serena presencia de Capricornio, como los oseznos cuando se acurrucan para pasar el invierno durmiendo sobre sus troncos. Quizá parezca raro comparar al Pez con un oso, pero éste es el efecto que ejerce sobre Piscis el planeta regente de Capricornio, Saturno. Como a ellos los rige el planeta Neptuno, resbaladizo, sutil y esquivo, los Piscis encuentran muy reconfortante la sólida estabilidad de Saturno, que los hace sentirse oseznos (o mamá o papá oso). A la inversa, en la serena presencia de Piscis, las Cabras de Capricornio experimentan a menudo una sensación festiva, flotante... como si fueran burbujas de jabón refulgentes liberadas a merced del aire. Quizá parezca raro comparar a la Cabra con una burbuja de jabón, pero éste es el efecto que ejerce sobre Capricornio el planeta regente de Piscis, Neptuno. Como a ellas las rige la inflexible y exigente disciplina de Saturno, las Cabras encuentran muy fascinante y cargada de promesas de libertad la soñadora y relajada distensión de Neptuno, que las hace sentirse como si fueran burbujas de jabón. Así que aquí los tenemos, al Pez y la Cabra, mágicamente transmutados por su proximidad recíproca en un oso y una burbuja. Es muy hermoso, ¿no os parece? Todos los Piscis y capricornianos deberían meditar durante un largo rato acerca de los dos párrafos precedentes, hasta que les queden definitivamente grabadas todas las ventajas que pueden extraer de su asociación, y hasta comprender el enorme valor de los dones intangibles pero preciosos que pueden intercambiar. Esta noción los ayudará a superar fácilmente los problemas que experimentarán, de cuando en cuando. Pero detengámonos a analizar durante un poco más de tiempo los elementos positivos de compatibilidad, antes de abordar los peligros contra los que deben precaverse. Existe a menudo una maravillosa empatía serena inherente a esta configuración de signos solares 3-11, porque vibra a través de los elementos Tierra y Agua. Esta asociación enriquece muchísimo la esencia Tierra de Capricornio, y permite que la esencia Agua de Piscis encuentre un lugar seguro adonde fluir. En razón de esta doble recompensa, se parece a la influencia de Tierra y Agua de la configuración de signos solares 3-11 que también experimentan Piscis-Tauro. Tauro-Cáncer, Cáncer-Virgo. Virgo-Escorpión EscorpiónCapricornio. Las Cabras se sienten extrañamente más seguras con un Pez que con la mayoría de los signos solares, exceptuando Escorpión, a la hora de rebelarse contra la natural conducta restrictiva de Capricornio. Aunque las Cabras se llevan muy bien con Tauro y Virgo, es posible que se sientan considerablemente menos proclives a plantar cara en compañía de los Toros y las Vírgenes que en compañía de Piscis. A la inversa, por alguna razón el Pez se siente más protegido de las experiencias duras y lacerantes de la vida en compañía de la Cabra que en compañía de la mayoría de los signos solares, con excepción de Tauro... y encuentra más coraje para superar la natural conducta introvertida de Piscis. Aunque los Peces también se entienden bien con Escorpión y Cáncer, es posible que se sientan un poco menos protegidos, así como menos valerosos, con los

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Escorpiones y los Cangrejos que con la Cabra. Por tanto, Capricornio y Piscis fueron hechos, en muchos sentidos, el uno para el otro. Si uno de ellos tiene un signo lunar o ascendente en conflicto con el otro, intercambiarán ocasionalmente sapos y culebras. Pero, por lo demás, estos dos se sentirán mucho más felices y armoniosos que ofuscados y tensos, durante su convivencia. Como Piscis y Capricornio sienten y piensan lo mismo respecto de la mayor parte de los grandes temas, sus diferencias de opinión son relativamente menos frecuentes que sus momentos de cooperación y transacción plácida, casi espontánea. Incluso en aquellas áreas en que discrepan, se turnarán para convencerse cuidadosamente de la conveniencia de adoptar el enfoque contrario. A veces es la Cabra la que consigue rectificar las ideas confusas o embrolladas del Pez; en otras circunstancias, es el Pez el que consigue aplicar el empecinamiento de la Cabra. Por ejemplo, si entablaran una discusión sobre temas polémicos como la astrología y la religión, probablemente no podrían dejar de chocar en cuestiones de principios, porque Capricornio defiende tenazmente la tradición y la autoridad, recela de lo abstracto, y no es tan instintivamente comprensivo y sensible como Piscis. En este caso, será generalmente el Pez el que enmendará afablemente las ideas equivocadas de la Cabra, aunque en otros contextos será la Cabra la que hará virar tesoneramente el pensamiento del Pez, igual número de veces, para hacerlo coincidir con el suyo. En verdad, es casi inevitable que en un momento u otro estos dos discutan ambos temas, porque Saturno es el defensor del statu quo, y Neptuno gobierna (junto con Plutón) la astrología y la religión. (Júpiter se ocupa sobre todo de la filosofía de la religión, Plutón de su misterio, Neptuno de su misticismo.) Por tanto, es razonable suponer que esta asociación influida por Saturno y Neptuno abarcará una buena cuota de discusiones sobre estos temas, discusiones que Piscis ganará casi siempre. PISCIS: ¿No crees que la religión deja a la gente en la estacada, al no suministrarle el sentido de la continuidad de la conciencia individual? CAPRICORNIO: ¿Qué significa eso? A veces eres tan abstracto que no puedo seguir tus razonamientos. ¿Por qué no hablas en términos claros y sencillos, accesibles para una persona corriente? PISCIS: Lo intentaré. Lo que quiero decir es que la reencarnación, que es la base de la astrología, es la auténtica verdad de la existencia, y que todas las iglesias han expurgado esta sabiduría de sus enseñanzas. No puedo expresarme en términos más claros y sencillos. CAPRICORNIO: ¿La reencarnación? Ni siquiera la discutiré contigo. Es demasiado ridícula para considerarla, siquiera. PISCIS: (que sólo finge capitular... ¡taimado Neptuno!) Está bien. Siempre podremos discutir la reencarnación en algún otro momento, y cuando la discutamos, te diré algunas cosas que seguramente te harán cambiar de idea, pero por ahora hablemos de la religión y la astrología. CAPRICORNIO: Eso no es mejor. La astrología. Quizás es incluso peor. PISCIS: (hace caso omiso de Capricornio, como si no lo —o la— hubiera oído) ¿Sabes que casi todas las religiones enseñan que la astrología es un pecado, y no permiten que sus fieles la investiguen siquiera? CAPRICORNIO: Si quieres conocer mi opinión, te diré que ciertamente se justifica que procedan así, dada la charlatanería que impera en ese campo. No las censuro. La astrología tiene tan mala fama, que la Iglesia Católica les exige la confesión formal a los fieles que han sido contaminados por ella, antes de autorizarlos a comulgar. PISCIS: Todo arte y ciencia, y no sólo la astrología, lleva implícitos elementos de charlatanería, así que esto no prueba nada, ni a favor ni en contra. Pero me alegra que hayas mencionado la comunión. Este ritual consiste en ingerir una hostia que simboliza el cuerpo y la sangre de un simple carpintero, que a su vez era astrólogo, lo mismo que sus maestros, los esenios, entre los que pasó los dieciocho «años perdidos» de su vida, hábilmente expurgados de las escrituras. CAPRICORNIO: ¿Cómo es posible que Jesús haya practicado la astrología, cuando la Iglesia Católica, y todas las otras religiones, la han definido como una peligrosa creencia en el control de las estrellas y los planetas sobre el destino humano? PISCIS: (sonríe afablemente) Ya veo. ¿Así que sólo se debe permitir que el dogma eclesiástico controle el destino humano? Probablemente no te das cuenta de que los mismos Padres de la Iglesia tienen plena conciencia de que se estudia astrología con el fin diametralmente opuesto... para enseñarnos que sólo podamos eludir el control de las estrellas cuando comprendemos su poderosa influencia, porque entonces podemos utilizar nuestro libre albedrío para guiar nuestro destino. El conocimiento de la astrología nos emancipa del control planetario... pero también nos emancipa de la-dictadura moral del dogma eclesiástico, y ésta es la verdadera razón por la que han deformado y difamado deliberadamente la

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definición de astrología. CAPRICORNIO: El problema consiste en que eres sencillamente anticatólico. También alimentas prejuicios contra las religiones protestantes. PISCIS: (suavemente, sin antagonismo) De ninguna manera. Los católicos y los protestantes no son los únicos que inculcan a sus fieles ideas falsas acerca de la astrología... o que ocultan los hechos. El judaísmo también ha negado las raíces que ésta tiene en la Cábala hebrea, que es una de las fuentes más ricas de sabiduría astrológica y numero-lógica. Y la iglesia mormona califica a la astrología de '«obra del diablo». CAPRICORNIO: Acabas de perder la discusión. Todos esos mormones son personas muy corteses y pulcras y bien cepilladas... decentes y respetuosas de la ley. Ellos creen en la santidad de la familia, y yo también. PISCIS: (que vuelve a sonreír afablemente) A veces el aspecto exterior engaña. ¿Así que es indispensable estar bien afeitado para alcanzar la iluminación y la salvación? Esto elimina a Lincoln, Moisés, Jesús, los Apóstoles y otras incontables personas de la lista de los virtuosos. Es cierto que los mormones veneran el círculo familiar, ¿pero sabías que su fundador, Joseph Smith, afirmaba que había tenido una visión según la cual todas las religiones distintas de la mormona son «una abominación» para el Señor? Ahora la Cabra se queda callada, y el Pez continúa serenamente. PISCIS: Sólo desde 1978 la Iglesia mormona ha autorizado a los negros a desempeñarse como sacerdotes. Antes, los mormones enseñaban que «los africanos son indignos», y que su piel más oscura es una señal de la desaprobación de Dios. CAPRICORNIO: Bueno, por lo menos reconocieron finalmente su error. PISCIS: Sí, lo reconocieron. Uno de ellos, por lo menos. El presidente de los mormones, Spencer Kimball, ha dado muchos pasos importantes en dirección a la verdad y la tolerancia. Sin embargo, incluso él afirma actualmente, de manera categórica, que es «absolutamente imposible» que algún día las mujeres sean autorizadas a enseñar o predicar en las iglesias. Pero creo que él hace lo que puede... y que algún día .también se mitigará esta creencia. El mormonismo tiene muchos elementos buenos y positivos. Muchos más que actitudes negativas. La mayoría de sus principios son sanos y sensatos. CAPRICORNIO: Escucha... he decidido que después de todo no tienes prejuicios. Cuéntame algo más sobre la astrología y la reencarnación. Y Piscis gana la discusión, como casi siempre. El o la Pez produjo una fuerte impresión sobre el intelecto normalmente inflexible del o de la Cabra al exhibir la tolerancia y la compasión típicas de Neptuno, al abstenerse de lanzar ataques ofensivos o emocionales, y sobre todo al rematar el diálogo con las palabras «sano» y «sensato» (dos de los términos eternamente favoritos de Capricornio, que les producen a los regidos por Saturno una sensación inconsciente de seguridad). Se necesita paciencia para hacer cambiar de idea a la terca Cabra, pero Piscis está dotado de mucha paciencia, más una abundante reserva de la simpatía y la afabilidad necesarias para apartar a un signo de Tierra de una convicción que sustenta desde hace mucho tiempo. Es indudable que los Peces de Neptuno, cualesquiera sean su edad y su sexo, tienden a ser remolones y, a veces, demasiado flexibles. Este tipo de actitud turbará tremendamente a la Cabra típica, que no remolonea casi nunca en actividades de pequeña o gran envergadura, y que frecuentemente es demasiado inflexible. A un observador independiente le resulta fácil ver que ambos se beneficiarían si el uno adoptara parte de la naturaleza del otro, pero a Piscis y Capricornio no les resulta tan fácil comprender lo obvio. Si el o la Piscis es uno de esos raros hombres o mujeres tipo ballena, él (o ella) podrá subyugar a la Cabra, hasta que el capricorniano experimente frenéticamente el pánico que acomete al individuo que no sabe nadar, y que se hunde por última vez, sin poder soportar su estancia en un territorio tan esquivo y cambiante como ése en el que el Piscis ballena ha hecho entrar a la Cabra mediante engaños, donde no hay nada sólido a lo cual aferrarse, ni ningún lugar a la vista donde hacer pie... donde no hay nada abajo excepto traicioneras arenas movedizas. Pero si el Pez es un Piscis típico, el peligro es otro. Entonces siempre existe la posibilidad de que la Cabra más fuerte controle y domine a la persona de Neptuno hasta que el Piscis se convierta en una mera sombra de Capricornio, y sufra en silencio una pérdida alarmante de identidad personal. Un Pez asustado puede valerse de la mentira, de las drogas, o del alcohol... o puede desaparecer sencilla, silenciosamente, sin pronunciar una palabra de advertencia... porque los regidos por Neptuno escaparán finalmente de la prisión espiritual, de una manera u otra. Es inevitable. Y ninguna de las vías posibles de evasión es agradable o deseable. Pero éstos son casos extremos de asociaciones Neptuno-Saturno desafortunadas, que sólo se producen cuando otras posiciones planetarias entre sus cartas natales son negativas. Mucho más a menudo, Piscis y

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Capricornio entablan una amistad perdurable (sobre todo si sus luminarias estaban en posición armoniosa a la hora del nacimiento), ya sean condiscípulos, amantes, vecinos, compañeros de trabajo o parientes. Tienen muchas más semejanzas que diferencias, e incluso estas últimas se complementan generalmente bastante bien. Normalmente, disfrutarán de la misma música y se reirán de los mismos chistes. El humor de Capricornio es sutil y apacible. y casi siempre hace aflorar una sonrisa en las facciones expresivas del Pez. —¿Sabes lo que significa, en inglés, Naptune? —pregunta la Cabra. —¿Querrás decir Neptune, o sea Neptuno, verdad? — corrige amablemente el Pez. —No, quiero decir N-a-p-t-u-n-e —repite la Cabra—. ¿Qué significa, en inglés, Naptune? —Me doy por vencido —suspira Piscis—. ¿Qué significa Naptune? Capricornio sonríe tímidamente. —En inglés, nap significa siesta, y tune melodía. Dada la semejanza con Neptuno, Naptune es una canción de cuna para un Piscis. De pronto, la magia vuelve a chisporrotear entre ellos, cuando el Pez se convierte en un osezno, y la Cabra en una burbuja de jabón, en tanto que los dos se tornan nuevamente más afectuosos y serenos. Los dejaremos así, ¿qué os parece? Las multitudes ponen nerviosos a Capricornio y Piscis. Están más cómodos con unos pocos amigos íntimos, cenando tranquilamente en casa.

Mujer CAPRICORNIO Hombre PISCIS —No puedo volar. —Yo te enseñaré. —Oh, qué hermoso es volar! —Te enseñaré a saltar sobre el lomo del viento, ¡y entonces partiremos! —Oh! —exclamó ella, extáticamente. Sí, ya sé que Piscis es un signo de Agua, no un signo de Aire. ¿pero es que nunca habéis oído hablar de los peces voladores? Antes de que estos dos se dejen entusiasmar por la idea de volar juntos a alguna parte, será mejor que sincronicen sus hélices y se adapten a sus respectivas costumbres francamente distintas. Aunque es cierto que sus idiosincrasias son frecuentemente muy compatibles, no están forjados en el mismo molde. Por ejemplo, muy pocos peces son formales. El hombre Piscis típico navega por la vida tomando pocas cosas o ninguna en serio. No se toma en serio ni siquiera a sí mismo... y menos aún a la costumbre y la tradición. Es todo lo informal que se puede ser. A la inversa, todos los capricornianos son formales. Todo lo formal que se puede ser. La chica Cabra proyecta una imagen de «clase» y «categoría», tanto si vive en un vagón de ferrocarril junto a la estación (donde no permanecerá mucho tiempo) como si reside en la mansión del gobernador... tanto si pasa sus horas firmando solicitudes de caridad pública (cosa qué no hará durante mucho tiempo) como si las pasa barajando sus acciones. Todo lo que hace esta chica es formal y está formalizado, incluso el respirar. Inhala y exhala correctamente. También se cepilla los dientes escrupulosamente y a fondo, en la dirección apropiada, e incluso se enjuaga la boca discretamente. Quizás os preguntaréis cómo es posible cepillarse los dientes y enjuagarse la boca refinadamente, pero esta mujer tiene la clave. Un conocido mío que vive en San Diego, California, tiene una vecina, una chica capricorniana llamada Laurie, que trabaja en un bar donde se exhiben torsos desnudos. Ahora bien, ésta es una ocupación bastante inusitada para una mujer regida por Saturno, normalmente tímida y recatada (por fuera). Pero de cuando en cuando le sucede incluso a una capricorniana consciente de su reputación. Sin embargo, a pesar de que está temporalmente empleada en una actividad tan atípica para Capricornio, nunca olvida ni descuida su sentido saturnino del status y el decoro. Al igual que sus tres o cuatro compañeras de trabajo, Laurie está desnuda por encima de la cintura mientras ejecuta sus danzas acrobáticas en el escenario del bar, dando pequeñas volteretas y haciendo cosas parecidas al compás de la música de rock que propalan los altavoces. Igualmente, la capricorniana Laurie se destaca entre sus colegas. Quiero decir que llama la atención. Hay algo que la

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distingue. En tanto que las otras chicas tienen el torso totalmente desnudo, Laurie luce un recatado cuello blanco, púdicamente cerrado con una corbata negra de pajarita, más arriba de su pecho descubierto que gira y se contorsiona. Al oír los acordes musicales que marcan su entrada, la capricorniana se ajusta serenamente el cuello y la corbata, y después retoza delante de los espectadores con su dignidad intacta, convencida de que está formal y decorosamente vestida... en términos relativos. Si alguna vez el dueño del local le exigiera a Laurie que se quitase su «indumentaria» para ponerse a tono con las otras chicas, os garantizo que la capricorniana preferiría renunciar fríamente, antes que obedecer. Al fin y al cabo, una dama es una dama, y cualquier persona con auténtica clase y educación se viste correctamente para todas las ocasiones. (Obviamente, la capricorniana Laurie considera que su número en el bar merece una corbata negra, y no es equiparable a una de esas fiestas de mal gusto a las que cada cual concurre vestido como se le antoja.) De todas maneras, no durará mucho tiempo allí. Pronto se irá a las Vegas. Hay que pensar en el futuro y buscar la forma de progresar. Después de Las Vegas, quizá Broadway o Hollywood, y un papel estelar en el que bailará íntegramente —pero siempre formalmente— vestida. Veréis, la capricorniana Laurie no se ve a sí misma como una bailarina topless (éste es sólo un recurso práctico pasajero) sino como la nueva Ginger Rogers o Ann-Margret. Dada la forma paciente y sistemática, aunque casi siempre triunfal, en que Capricornio escala la montaña, es muy posible que lo sea. Quizá Laurie no tenga conciencia de ello, pero está siguiendo un sendero firme y bien demarcado que sube por la ladera. La estrella favorita del strip-tease, Gypsy Rose Lee, también es capricorniana. Al igual que Laurie, Gypsy tenía su propio sentido particular de la dignidad saturnina. Gypsy se negó desdeñosamente a imitar a las restantes reinas del teatro picaresco de su tiempo, y nunca exhibió su cuerpo totalmente desnudo. Con un vestuario cuidadosamente diseñado, equipado con cremalleras estratégicamente distribuidas, revelaba justo lo necesario para despertar el interés, pero nunca tanto como para caer en la vulgaridad... y así ganó mucho dinero y conquistó una fama perdurable, algo con lo que jamás podrían soñar las chicas que aparecen en los desplegables centrales de algunas revistas. El elemento más popular y singular de su espectáculo era su mordaz humor capricorniano. Uno de sus amigos más íntimos y de más confianza era el productor Mike Todd, que acostumbraba a llevar a «la Gyp» a las galerías de arte (cuando tenía una buena racha) para agradecerle que hubiera convertido una de sus comedias musicales de Broadway en un éxito. «Elige —le decía, masticando su puro— escoge un cuadro, y es tuyo, cualquiera que sea su precio.» La capricorniana Gypsy nunca dejaba de escoger el cuadro más caro de la galería, que generalmente costaba alrededor de cuatro mil dólares (cuadruplicad la suma, para compensar la inflación actual), y todos ellos multiplicaron extraordinariamente su valor, según el perspicaz biógrafo de Mike Todd, Art Cohen, quien falleció trágicamente en el accidente de aviación que puso fin a la vida de Todd. También según Cohen, cuando Gypsy se enriqueció súbitamente, al desempeñar el papel principal en Star and Garter, el gran éxito de Mike, compró prudentemente una casa de tres plantas y veintiséis habitaciones que Anne Vanderbilt había edificado en East Sixty-third Street, en Manhattan... y «su suelo de mármol de cinco mil dólares, su patio con fuente, sus siete cuartos de baño y su ascensor representaron un considerable progreso respecto de su apartamento de treinta dólares mensuales». Posteriormente, la casa urbana llegó a valer diez veces más de lo que la capricorniana había pagado por ella. Al igual que Laurie, Gypsy era una dama práctica, cuyo recato sólo se podía equiparar con su sentido común y su ambición. Narro estas historias para darle a entender al hombre Piscis que no todas las capricornianas son maestras o bibliotecarias, lo cual nos trae a la segunda información que el hombre Pez debe asimilar acerca de esta mujer generalmente afable, pero siempre terca. No sólo le disgustarán la informalidad, el desaliño y el comportamiento indecoroso (sobre todo en público), sino que también desaprobará que el hombre —o la mujer, incluida ella misma— carezca de ambiciones. La chica Cabra pisa con asombroso aplomo cuando sube una escalera. No una escalera de mano, sino la que lleva al éxito y la fama, dos elementos que nutren su amor propio. El objetivo que perseguirá tenazmente será, si no el reconocimiento público, por lo menos el respeto y la admiración de sus amigos, vecinos y parientes. Sobre todo de sus parientes. Probablemente sólo tiene uno o dos amigos íntimos, tres cuando más, que se remontan a la época de la escuela primaria. En cuanto a sus vecinos, si vive en el campo están bastante lejos, camino abajo, y si vive en la ciudad... bueno, los trogloditas metropolitanos no son muy afectuosos. Así que, en verdad, es a su propia familia a la que necesita impresionar, discretamente, si no se trata de una de esas chicas Cabra que corren en pos de la celebridad. La capricorniana descollará entre «los mejores» de su círculo, ya sea éste grande o pequeño. Será la que vende más productos en el barrio, la que tiene la casa más

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aseada de la manzana, o la considerarán la cocinera perfecta por sus banquetes de Acción de Gracias o sus otras cenas familiares de días festivos. El status es el status, cualquiera que sea la forma que asume. A menos que haya quedado huérfana en la cuna o en la infancia, esta chica se adherirá a su familia como un abrojo tenaz. Si quedó huérfana, la lealtad que había reservado para sus hermanos y padres, la transferirá hacia su propia familia inmediata, hacia sus hijos y nietos... o intentará abarcar a ambos círculos familiares con la dedicación compulsiva y leal de Saturno. Ésta es una cualidad encantadora, uno de sus rasgos personales más cautivantes. Pero el Pez deberá saber que ella siempre lo relegará a un lugar secundario, después de su familia, no desde el punto de vista del amor y el afecto, pero sí en las áreas de su preocupación y atención primordiales. En realidad, es probable que el hombre Piscis se adapte de buen grado al fetichismo familiar de ella. A menos que su carta natal contenga planetas «mal aspectados» en Géminis, Acuario o Sagitario, a él lo regocijará que lo designen miembro honorario de la familia de ella. y amará aún más a su capricorniana por la devoción que ésta tributa a los suyos. Ello prueba que es una mujer fiable, segura... palabras éstas que ejercen una fuerte atracción sobre su inconsciente de Neptuno, aunque él la combata. Está más distendido, menos inquieto, cuando experimenta la sensación de seguridad emocional en una relación. Las familias son estables. (Claro que hay algunas capricornianas que, por una triste razón u otra, carecen de vínculos familiares, pero estos casos son extremadamente raros.) Sin embargo, aunque él necesita estabilidad, si se exagera la contigüidad familiar, podrían surgir problemas. Cuando un hombre Piscis empiece a sentir que alguien mira constantemente por encima de su hombro, y discute los pros y los contras de todo lo que hace, comenzará a tener pesadillas acerca de la Gran Inquisición (como las tenía cuando la estudiaba en el curso de historia, en la escuela). Todos los Piscis están obsesionados por la intimidad personal... y la libertad. Libertad de pensamiento, de acción y de movimiento. Cualquier tipo de restricción (mental, emocional o física), ya sea real o sólo implícita, hará que se sienta desasosegado e irritable. La chica Cabra deberá recordar que el Pez necesita saber que nada en una gran masa de agua. Es cruel encerrar al hombre Piscis, como al pez de la Naturaleza, en un recipiente pequeño, donde lo único que puede hacer es nadar eternamente en círculos, nunca en línea recta... para explorar. Aunque haya bonitas conchas decorativas en el fondo del recipiente, esto es doloroso y aburrido, y pone neuróticos a los pobres peces de uno y otro tipo. Como la perversidad de enjaular a un pájaro. O de atar una cabra a un poste. ¿Acaso a ella le gustaría que la ataran a un poste, donde debería depender de que alguien le arroje unos pocos mendrugos, de cuando en cuando? Aunque la mujer capricorniana puede ser silenciosamente posesiva, y puede manifestar inequívocamente su disgusto mediante una mirada glacial, o mediante la negativa a comunicarse, es improbable que someta a su Pez a escenas tempestuosas, emocionales, de celos coléricos y lacrimosos... y es posible que él le quede muy agradecido y que desaparezca cada vez menos, hasta terminar por arraigarse casi tanto como ella. (Las raíces son lo que en verdad busca, aunque no lo sepa.) Todos los hombres Piscis se parecen, en este sentido. Cuando les conceden alegremente toda la libertad que necesitan, rara vez se alejan demasiado, y casi siempre son amantes fieles y maridos leales. Pero cuando sofocan su libertad, se sienten nerviosos e inquietos, y empiezan a deslizarse y escurrirse de entre las garras de los celos infundados, hasta que al fin confirman involuntariamente la veracidad del viejo adagio que dice que una persona termina por convertirse en aquello que el ser amado y que lo ama espera que sea, y cree que es. La moraleja de la historia consiste en que la forma más rápida de garantizar que el hombre Piscis será infiel consiste en esperar que lo sea, y en comunicarle estas sospechas... en tanto que la forma más fiable de garantizar que nunca será desleal consiste en depositar una fe absoluta en su integridad, en hacerle saber que su amor y su apoyo son indispensables y valorados. Este hombre es más extrañamente vulnerable que la mayoría de los varones de otros signos solares (excepto quizá los Géminis y Sagitario) a la confianza total. Por alguna razón, lo avergüenza la idea de traicionar esta confianza. Sin embargo (también al igual que Géminis y Sagitario), si dudan de él, la duda misma (aunque no lo note conscientemente) debilita su voluntad, al mismo tiempo que refuerza el lado más oscuro de su naturaleza curiosa, y le suministra la excusa necesaria para buscar la variación y la experiencia múltiple. Nadie, ni hombre ni mujer, desea realmente ser infiel al amor. La infidelidad sólo produce inevitablemente el agudo dolor del remordimiento y de la confusión emocional, y nunca causa alegría. Pero algunos hombres necesitan un desafío siempre cambiante, y diversas formas de excitación (no es imprescindible que sea sexual), pues de lo contrario se aburren o deprimen mortalmente. La chica Cabra espabilada que ama a un Pez comprenderá esto, y le suministrará tanta agudeza y vivacidad y tantas sorpresas inesperadas dentro de su propia relación, que él descubrirá, en ella, los estímulos calidoscópicos que le hacen falta. En verdad es así como él prefiere que sean las cosas, en el fondo de su alma.

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Tal vez parezca extraño, pero la forma en que el hombre Piscis y la mujer capricorniana abordan su relación sexual contiene muchos elementos prácticos. Es posible que, al principio, ella sea algo más que un poco tímida... pero este «al principio» sólo abarca la etapa transcurrida antes de que la haya abrazado un hombre, antes de que le hayan dado el primer beso de despedida, por la noche. Una vez iniciada, esta mujer no suele ser recatada ni suele jugar juegos románticos. Su expresión sexual es tan franca como todas sus otras actitudes y, por supuesto, es práctica, también como todo lo demás. En cuanto a él, es, como todos los regidos por Neptuno, absolutamente imperturbable en todas las áreas, incluida la de su propia experiencia sexual. A estas cualidades individuales y recíprocas del Pez y la Cabra se suma el hecho de que en su pasión están representados los elementos Tierra y Agua, lo cual refuerza la magnitud y la imaginación de su unión física, y la transforma en un redescubrimiento multifacético de sí mismos, sobre todo si existe una única o doble conjunción, aspecto sextil o trígono entre el Sol y la Luna de sus cartas natales. Si existe un aspecto negativo entre el Sol de él y la Luna de ella, o viceversa, es posible que el comportamiento sexual de ella no sea suficientemente romántico para satisfacerlo a él, en razón de lo cual lo dejará con una vaga sensación de anhelo... en tanto que tal vez a ella le parecerá que el comportamiento de él es demasiado ligero y fugaz, y que carece de la profundidad necesaria para satisfacer sus deseos íntimos. Pero aun en este caso, la base para la amistad que estos dos comparten gracias a la vibración de la configuración de signos solares 3-11, y la buena comunicación que generalmente logran a través de la influencia 3-11, probablemente bastarán para permitirles mitigar cualesquiera problemas, al cabo de un tiempo. A menudo, la comprensión alcanzada después de que la confianza los ha inducido a confesarse, ahonda el deseo de una manera asombrosa. No se trata de que la capricorniana quiera privarlo de nada. Lo primero que le aconseja el instinto es proporcionarle al hombre amado todo lo que ella sabe que le producirá una cálida sensación de seguridad, en todos los planos. Pero ella piensa a menudo que la única manera de lograr este fin consiste en ser a su vez una roca, en la que el Pez podrá encontrar apoyo cada vez que estalle una tempestad. Esto está bien, es maravilloso, pero no basta. La mujer Cabra deberá ser su roca (porque Piscis necesita este tipo de seguridad), pero también deberá apañarse de algún modo para armonizar con la personalidad y los deseos de él, que son mucho más peripatéticos que los de ella. A la capricorniana no le resultará fácil realizar un esfuerzo deliberado para estar más distendida, más dispuesta a dejarse llevar por el viento y correr riesgos, para ser más adaptable y menos cauta. Pero si realmente desea conservarlo cerca, y fraguar el amor en un molde definitivo, siempre podrá recurrir a Saturno para consolidar su decisión. La mujer capricorniana tiene fuerza suficiente para trocar en realidad todo lo que desea con suficiente vehemencia. Puede hacer todo lo que realmente quiere hacer. Absolutamente todo. La combinación de su paciencia y su sabiduría instintiva es un arma formidable. En última instancia, Saturno siempre puede triunfar sobre Neptuno, cuando aquel resuelve invertir el tiempo y el trabajo necesarios para salir victorioso. El mayor don que la chica Cabra suministra a su afable Pez es el cálido consuelo de su fiabilidad. Él sabe que puede confiar en la fe inconmovible que ella le dispensa, cuando está desalentado por múltiples desengaños, exhausto y con el alma dolorida porque un mundo frío, indiferente, rechaza sus sueños. El mayor don que él le suministra a ella es su maravillosa imaginación neptuniana. Él le dirá que su tez parece un pétalo de loto (nunca ha visto un loto); que su cabello es dorado como un atardecer sobre los Alpes suizos o negro y refulgente como el ala de un cuervo (nunca ha estado en Suiza, y el único cuervo que conoce, de primera mano, es el del verso de Poe), y que sus ojos parecen zafiros (aunque nunca haya visto semejante piedra preciosa y aunque no pueda distinguir un zafiro de un fragmento de vidrio azul). Cuando él le dice que le recuerda a la Mona Lisa, tampoco necesitará haber visto la obra maestra original de Da Vinci para que su comparación sea inequívocamente justa. La sonrisa de toda capricorniana trae mágicas reminiscencias de Mona Lisa, porque la chica que posó para el cuadro también era capricorniana... y según rumorean varios historiadores era descendiente directa de Ana, madre de una joven llamada María, esposa de José, el carpintero... y fue la naturaleza misteriosa de Ana la que Da Vinci intentó captar mediante la expresión impregnada de secretos sacrosantos que se refleja en los ojos saturninos de Mona. Sólo un hombre Piscis podría intuir esta verdad sin haberla leído en ninguna parte.

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Hombre CAPRICORNIO Mujer PISCIS —Ella cree que nos hemos extraviado —replicó él secamente—, y está un poco asustada. ¿No pensarás que me resolvería a enviarla sola cuando está asustada?

No todos los hombres Cabra son cerdos machistas. Sólo la mayoría de ellos lo son. Antes de hablar de los que no lo son, analicemos los problemas y las bienaventuranzas que debe enfrentar la mujer Piscis con quienes sí lo son. El modelo más vívido y comprehensivo de estos últimos es el capricorniano Muhammed Alí, esa Cabra generosa, divertida, dura como el pedernal y desbordante de energía que ha conquistado tanta fama que su nombre basta para identificarla. Una pista para los ermitaños que tal vez estén leyendo esto y que no hayan consultado un diario durante varias décadas: Alí es el Campeón, hombre, el Campeón. Quiero decir, es el más grande. ¿El campeón de qué? ¿Qué estás diciendo, tío? Alí es el campeón de todo, de cualquier cosa que se te ocurra, eso es. ¡Escribo estas líneas, querido lector, en agosto de 1978, varias semanas antes del combate programado para el próximo mes de septiembre, cuando intentará reconquistar el título que detenta Leon Spinks! ¿Os sorprende descubrir que el Campeón es una Cabra? ¿Creíais que sus réplicas veloces como el rayo y su ingenio fulminante y 'agudo lo identificaban como un signo de Aire? Deberéis repasar vuestras lecciones de astrología. ¿Acaso una «fuerza tan inconmovible» y un «objeto tan irresistible» podría ser otra cosa que Tierra cardinal? Si os sigue intrigando su volubilidad, os diré que las inventivas sorpresas verbales de Alí, por ejemplo «flota como una mariposa, pica como una abeja», brotan espontáneamente, genialmente, de su Luna «bien aspectada» en Acuario (un signo de Aire). Pero es un signo solar Capricornio. Tened la certeza de ello. ¿No habéis notado su treta de envejecimiento a la inversa, típico de Saturno, su facultad de parecer más joven y más bello a medida que pasan los años? En síntesis, metéoslo en la cabeza. En varias extensas entrevistas periodísticas que la Cabra Alí ha concedido sobre el tema de las mujeres en general, y de sus mujeres en particular, no ha ahorrado mazazos verbales. Cuando el Campeón habla de su esposa, es tan machista como el que más. ¿Qué esposa? (Ha tenido tres.) Tanto da que se trate de una u otra, porque su actitud general respecto de los derechos y la libertad de todas es exactamente la misma. (¿Vosotras, las mujeres Piscis, estáis prestando atención, independientemente de que la Cabra que amáis sea un campeón público o privado? Estupendo. Seguid así. Aprenderéis mucho.) Alí no se limita a repetir continuamente a los reporteros variaciones de estribillos conocidos y últimamente casi arcaicos, como por ejemplo: El lugar de la mujer está en la cocina y el dormitorio, debe desarrollar sus actividades en casa, debe ocuparse tiernamente de las necesidades de su marido, debe hacer tortitas de plastilina con los niños, etcétera, etcétera. Se vuelve más enérgico, más estentóreo, incluso más inflexible y enfático, cuando le preguntan si contemplaría la posibilidad de permitir que su esposa trabaje, o se consagre a una carrera. «¿Mi mujer? ¿Trabajar? Ninguna de mis mujeres trabajará, jamás. En primer lugar, no lo necesitaría, porque yo gano lo suficiente para los dos» (y en segundo lugar, si lo hiciera, probablemente encontraría la puerta cerrada con llave al volver a casa). «Y será mejor que sea una dama. Y será mejor que tampoco se líe ni coquetee con otros tipos, si sabe lo que es bueno. ¿Yo? Bueno, esto es cosa mía, no suya... pero el hombre, verá, es diferente, y si quiere charlar con una chica, eso no -tiene nada de malo». (Alí piensa que la doble escala de valores es un mandato divino del cielo.) «Los hombres y las mujeres son diferentes — dice—, y eso no tiene arreglo. El mismísimo Todopoderoso las hizo así, y ciertamente Él sabía lo que hacía». Sí. Alí es un macho capricorniano total. Le impone a «su mujer» un código inflexible y una rígida disciplina, pero al mismo tiempo es innegablemente bondadoso, afable y protector en su relación con ella. Sólo ha tenido palabras anticuadamente galantes para su primera esposa, incluso durante su bastante desagradable juicio de divorcio, y nunca ha dicho nada irrespetuoso acerca de su actual compañera, Veronique, ni, en verdad, acerca de ninguna mujer. Para Alí, todas las mujeres son damas, hasta que se pruebe lo contrario, e incluso entonces nunca las injuriaría ni reprendería seriamente, en público o en privado. Su autodisciplina de hierro es legendaria, no menos que increíble: un legado directo de Saturno. También tiene un horror saturnino al escándalo: vive constantemente preocupado por su reputación, y alimenta el deseo vehemente de mantenerla tan inmaculada como sea humanamente posible. Su imagen hilarante (y

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cuidadosamente planeada) de payaso no es casual, sino deliberada. Sus comentarios auténticamente jocosos son una mezcla excéntrica del sentido del ridículo original, nada convencional, de su Luna en Acuario._ y de su sentido descarnado del humor, propio de Capricornio. Pero independientemente de todos los chistes y los juegos, su imagen pública no sólo es ejemplar, sino que es mucho más decorosa y encomiable que la de muchos de nuestros más destacados líderes políticos y de nuestros ciudadanos de mayor prestigio social. En su condición de leyenda viviente, Alí siempre ha tenido conciencia de que recae sobre él la responsabilidad de dar un buen ejemplo a los jóvenes que lo veneran y tratan de imitarlo. Es, en el sentido más cabal de la palabra, un caballero. Y que nadie diga que esta Cabra no es ambiciosa. Alí escaló la montaña de Capricornio con férrea voluntad, y llegó a la cima donde está resuelto a permanecer, de una manera u otra, realizando, cuando sea oportuno, un cambio sensato y gradual de carreras. A esto se suma la generosidad de Alí. Obedece inconscientemente el mandato de Saturno, y sus frecuentes y pródigas dádivas de dinero a su pueblo, sus amigos y su comunidad son hechas con el criterio bíblico de que «la mano derecha ignore lo que hace la izquierda». Aunque es muy fanfarrón, Muhammed Alí nunca se ha jactado de sus actos de caridad, que son más importantes y frecuentes de lo que cualquiera que no sea uno de los agradecidos beneficiados podrá imaginar jamás. Aun teniendo en cuenta el porcentaje normal de errores y defectos humanos, Alí es la imagen perfecta del capricorniano más evolucionado. Pero también es un cerdo machista. La mujer Piscis que ama a un hombre Cabra no encontrará un análisis caracterológico más completo del síndrome de Saturno que el precedente, para meditarlo. Éste la ayudará a decidir si las bienaventuranzas compensan los desengaños. Naturalmente, no todos los capricornianos tienen semejantes obsesiones respecto de la posibilidad de que sus mujeres trabajen. Hay muchos hombres de Saturno de otro tipo, que piensan que es colosal que sus mujeres estén atareadas y tengan un empleo remunerado. No hacen ninguna objeción. Conozco a un lechero capricorniano, llamado Charlie Dorfman, que tiene una ruta de reparto rural en las afueras de Marietta, Ohio, y que permite de muy buen grado que su mujer trabaje... junto a él, en el camión de leche. Él cuida que el motor no se pare, mientras ella transporta las vasijas de leche hasta las casas, con sol, con lluvia, con granizo, y hundiéndose en la nieve hasta las caderas. También tenemos, por supuesto, al famoso hombre Cabra que dejó todo «perfectamente claro» respecto de sus ideas feministas... y que permitió desprejuiciadamente que su esposa Piscis, Patricia, trabajara tanto como quisiese en el negocio que él administró durante unos pocos años. Incluso dejaba ocasionalmente que ella lo sustituyera en la «atención de la tienda», en la Casa Blanca. Así que no es justo afirmar que todos los capricornianos se niegan a permitir que sus esposas trabajen. Sin embargo, sí es justo afirmar que casi todos los capricornianos que aceptan que sus esposas trabajen, por apremios económicos, proceden así de mala gana, mientras sueñan interiormente con una época en que las circunstancias eliminarán la necesidad de que las mujeres que aman se ajetreen fuera de casa. Desde luego, hay excepciones, como siempre, pero a pocos hombres Cabra los regocija auténticamente el pensar en el empleo o la carrera de sus esposas... si son sinceros consigo mismos. Y una vez que sean sinceros consigo mismos, quizá verán la luz y cambiarán de actitud definitivamente, desde dentro... con emociones más felices para ambas partes. La actitud del capricorniano disgustará menos a la mujer Piscis que a la mayoría de las otras. Ésta es suficientemente tolerante y sensible como para comprender que los instintos que provocan .la inflexibilidad de él también le confieren las cualidades que tanto la atraen. De la misma fuente brotan el espíritu protector y la fiabilidad de la Cabra, su bondad para con ella... y su lealtad inconmovible y su devoción para con quienes ama. La estabilidad de él serena el ánimo inquieto de ella. La confianza de él aplaca las inseguridades de ella. La conmueven sus modales formales, generados por la soledad que pesa sobre él. Ella ve que su adustez exterior es la defensa con que intenta ocultar su tristeza y su nostalgia. La mujer guiada por Neptuno puede intuir maravillosamente que sólo un gran corazón permitiría, o podría permitir que un hombre se fije metas tan difíciles... que sólo una fuerza y una voluntad descomunales ambicionarían, o podrían ambicionar, el autocontrol que el hombre regido por Saturno pretende lograr. Sus accesos de depresión y silencio no la ofuscan como ofuscarían a otra mujer, sino que aumentan su amor por él, porque la estimulan a buscar la forma de sonreír y de provocarlo y de alegrarlo para disipar sus angustias con la dulzura de sus modales femeninos... con la natural aceptación de su personalidad saturnina... v con su obvio respeto por las virtudes de él (casi siempre superiores a las de la mayoría de los otros hombres). El amor de Piscis está templado por la misericordia y por la sabiduría más profunda de la objetividad. Al cabo de un tiempo ella lo hará cambiar, muy gradualmente, hasta que él termine por comprender y saber que

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puede relajar las normas estrictas que se impone a sí mismo (y a veces a los demás) sin que nadie lo critique por ello. Para entonces, él habrá ingresado en el período de su vida que corresponde a la inversión cronológica, típicamente capricorniana, y empezará a abrir su corazón y su mente a las posibilidades de todo tipo de libertad, de su espíritu, y de su propio comportamiento. Estará dispuesto a viajar con ella, a ser más despreocupado e informal... a invertir tiempo en oler las flores y perseguir el viento... a dejar aflorar el entusiasmo por la aventura y por nuevos horizontes. Cuando Saturno mitiga las restricciones de la disciplina, las Cabras son inmensamente encantadoras y deliciosas, y cuando se zafan de los esquemas de conducta que se imponen a sí mismas, recuperan su auténtica personalidad afable. Como sucede en todas las combinaciones de Tierra y Agua, el amor físico entre la chica Pez y el hombre Cabra puede convertirse en una experiencia profunda y fecunda para ambos. De alguna manera. el capricorniano se renueva después de una unión sexual satisfactoria con la mujer Piscis en la que ha aprendido a confiar. La súbita sensación de dicha que experimenta al cabo de la intimidad compartida se refleja obviamente en la vivacidad de su talante, en el fulgor visible de sus ojos, como si acabara de redescubrir la inocencia y el placer, libres de preocupación y culpa. Ella también es feliz, porque la felicidad de la mujer Piscis siempre está en proporción directa con la dicha que puede brindar a los demás. El silencio es casi siempre la base del acto de amor entre Piscis y Capricornio: un silencio elocuente hecho de comprensión y de un sentimiento profundo que no se puede traducir en palabras. Estos dos se buscan recíprocamente con una seguridad espontánea y sana que hace que sus cuerpos y sus mentes se fusionen en 'un himno silencioso de paz, satisfacción y sosegada calma. Si existe un aspecto adverso entre los Soles, Lunas y ascendentes de sus respectivas cartas, su compatibilidad sexual seguirá siendo más positiva que negativa, aunque la «calma» y el «silencio» que reinan entre ellos durante la expresión física de su amor podrían trocarse a veces en polaridades de frialdad y hastiada indiferencia. Esto sucede cuando él antepone el deseo físico a la consideración por las necesidades más románticas de ella... o cuando ella se niega a responder con suficiente pasión a la naturaleza más terrenal de él. Pero si ponen empeño, estos dos enamorados, influidos como lo están por la vibración 3-11 de amistad y comunicación fluida, pueden dialogar, y el resultado feliz será una mayor consideración y comprensión de sus respectivas y diferentes necesidades. Si discuten francamente lo que el otro realmente pretende lograr en el ámbito de un amor cabal, les resultará sorprendentemente fácil resolver este tipo de problemas. El área de tensión más frecuente entre estos amantes o consortes Piscis y Capricornio residirá en la tendencia de ella a ser sensible, y en la de él a ser insensible. Es posible que ella lo encuentre demasiado frío e incomprensivo, en tanto que es posible que él la encuentre demasiado esquiva, reservada y emocionalmente vulnerable... lo cual lo pone nervioso y despierta su aprensión: teme mostrarse tal como es porque piensa que podría lastimar sus sentimientos. Deberán solucionar estos conflictos apenas afloran, sin dejar que se acumulen y formen una barrera que dificultará gradualmente el diálogo sincero. Porque cuando Piscis se siente frustrada, experimenta a menudo la tentación de recurrir a las drogas, el alcohol o las fantasías... o a la «evasión» más directa llamada divorcio. Y cuando el hombre Cabra está muy desconcertado, puede experimentar la tentación de recurrir a una terca y glacial desaprobación que se traduce cruelmente en sus palabras y sus actos, y que sólo sirve para empeorar las cosas. Muchas de sus áreas de problemas emocionales serán iluminadas por la posición de sus Lunas y ascendentes en sus horóscopos. Si la Luna o el ascendente del hombre Cabra está en Virgo, por ejemplo, es posible que en lugar de disgustarse porque su mujer Piscis desea aferrarse a su empleo, él sea más proclive a. considerar que el hecho de trabajar es un gran privilegio para ambos sexos. Si su Luna o ascendente está en Libra o Acuario, tomará con mucha más jovialidad y generosidad la carrera de su dama de Neptuno, y quizás incluso llegará al extremo de aprobarla, aunque la profesión elegida la obligue a viajar de cuando en cuando. Éstos son capricornianos excepcionales, pero hay bastantes en el mundo. Es fácil que el hombre Cabra que ama a una chica Pez se deje engatusar por su dulce feminidad. Hay otros aspectos de esta mujer que él debería conocer. Para empezar, pertenece al elemento Agua, y esto significa que es capaz de erosionar la tenacidad de la Cabra, no mediante violentas exigencias emocionales, sino mediante la presión invisible de la persuasión perseverante y consecuente y de la sugerencia sutil. El Agua es el más fuerte de todos los elementos, sencillamente en razón de su pasividad, que al final desgasta todas las formas de resistencia. Ella también puede ser caprichosa e irritable, aunque casi nunca o nunca agresiva. A él le resultará difícil extraerle una respuesta directa cuando quiera saber qué es lo que piensa y siente realmente. Los regidos por Neptuno refinan la táctica de la evasividad hasta convertirla en un arte raro, porque es una de las pocas defensas que tienen contra las intromisiones en su intimidad. Hay momentos en que a él le parece

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que ella intenta eludir el tema... o eludirlo a él. Así como habrá momentos en que a ella le parecerá que él es demasiado posesivo y sofocante, y que no le concede libertad para sustentar sus propias ideas. Pero sólo se trata de nubes pasajeras, y no de una oscuridad permanente. A las reyertas entre este hombre y esta mujer, guiados por la vibración armónica 3-11, siempre puede seguirlas, como a un chubasco circunstancial, el arco iris de la reconciliación... con tal que se acuerden de levantar la vista hacia la indulgencia, en lugar de bajarla hacia la futilidad. Nunca nadie vio un arco iris en el suelo. Éstos aparecen en el cielo... allí donde los globos, los pájaros y los sueños vuelan libremente... sin que los inmovilicen las cadenas de la autocompasión, el miedo y el pensamiento dogmático. La sensación de volar es maravillosa. Al Pez y a la Cabra les parecerá una experiencia regocijante, si la ensayan. Juntos. Es triste volar solo. Todos necesitan un camarada del espacio.

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ACUARIO

PISCIS

Aire - Fijo - Positivo Regido por Urano Símbolo: el Aguador Fuerzas diurnas - Masculino

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación ACUARIO-PISCIS Con un puñetazo hicieron las ventanas, y grandes hojas amarillas fueron las persianas. ¿Pero rosas...? —Rosas —exclamó Peter implacablemente. Rápidamente fingieron cultivar las rosas más bellas adosadas a las paredes.

¿Rosas? Ciertamente. ¿Por qué no? Toda una plantación de tulipanes holandeses mecidos por el viento, si queréis. Estos dos pueden simular, y realizar a la larga, prácticamente todo lo que se les ocurra. Urano, el planeta regente de Acuario, recibe en astrología el nombre de «el Alquimista», y es verdad que la mayoría de los Aguadores son inventivos, locos y aficionados a los milagros. Sólo de cuando en cuando la fijeza de este signo de Aire específico estorba los relámpagos de extravagancia de Urano, en razón de lo cual unos pocos Acuario viven auténticamente estancados, ajenos a la demencia (y la genialidad) gloriosa que se esfuerza por refulgir apenas por debajo de la superficie de sus hábitos y opiniones fijos, de sus estilos de vida bastante monótonos. Entended que me refiero a la minoría. ¡Ah! Pero cuando el Pez mutable ingresa en la escena abracadabrante con Acuario, el elemento Agua de Piscis mitiga considerablemente incluso la fijeza de estos raros Aguadores, y entonces la esencia de Urano puede aflorar libremente. Por supuesto, cuando se trata del Acuario medio no se necesita nada más para que lo desconcertante aflore. El Pez sólo aporta una dimensión adicional de locura y magia. En la Naturaleza, el agua suaviza el aire, creando una neblina húmeda: justo la atmósfera apropiada para la misteriosa alquimia capaz de transmutar deseos y ensueños en realidades veteadas por colores irisados. Dicho con más claridad, el Pez y el Aguador se complementan beneficiosamente, y también benefician a este mundo viejo y cansado. Los prodigios y maravillas que pueden concebir y crear juntos no tienen límite. La lista es extensa y variada. Pueden asociarse como arqueólogos, y buscar con éxito un cúmulo de tesoros semejantes a los de Tutankamon en las silenciosas arenas de Egipto... hacerse misioneros en Broadway y la Calle Cuarenta y Dos o en la Octava Avenida, en Manhattan (mucho más peligrosas que las junglas de África o Borneo)... perfeccionar un sistema de comunicación con las ballenas y los delfines, para alertar a estas criaturas espléndidas cuando se acercan los balleneros asesinos... inventar una cámara que fotografíe el ayer en colores y el mañana con sonido estereofónico... abrir una tienda de reparación de guitarras, zapatillas de tenis y tornos de hilar... o hacer otra multitud de cosas maravillosas, con la única condición de que no sean rancias ni terrenales. Los dos podrían formar un estupendo equipo de detectives, en el cual el Aguador sería Sherlock Holmes, con su lupa, su gorra ridícula, y sus hábitos excéntricos, en busca de datos precisos y pistas científicas... en tanto que el Pez sería un doctor Watson mucho más sensible, premonitorio y sagaz que el personaje de Sir Arthur Conan Doyle. Entre paréntesis, la húmeda bruma de Londres es un ejemplo típico de la combinación Agua-Aire que acabo de mencionar, de modo que era un marco excelente y apropiado para los misterios de Holmes. Con el nada convencional pero ultrametódico Acuario siguiendo las corazonadas neptunianas de Piscis, resolver el «Gran Robo del Tren», el «Gran Robo de Joyas» o el «Secreto de Goldenrod Lane»... sería coser y cantar. Poco importa que Piscis sea varón, que Acuario sea hembra... o viceversa. Ni la edad ni el sexo de esta pareja modifica su capacidad para sondear lo desconocido. . Conozco a una pareja Acuario-Piscis que, en cierto sentido, forma un equipo conyugal de detectives privados. Ray es doctor en toxicología, profesor de la Indiana State University, y también uno de los mayores

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especialistas del mundo en Lincoln... un Acuario que se pasea con un microscopio bajo un brazo y un tubo de ensayo bajo el otro, y que siempre se coloca el lápiz equivocadamente detrás de la oreja. Ella es una dulce y encantadora muchacha Pez, llamada Gus (por Augusta). A menudo los hombres Acuario les ponen a sus mujeres apodos como George o Sam (porque así parecen más «camaradas»), pero este sobrenombre es auténtico. La exquisita sensibilidad y la enigmática intuición de ella casan maravillosamente con la disciplinada minuciosidad y con las indisciplinadas corazonadas de él. Cuando estos dos suman sus esfuerzos, son capaces de encontrar la solución a casi todo lo que intriga a los vulgares mortales. A veces su magia cotidiana se trueca en milagro, como cuando ayudaron a encontrar al niño perdido, presuntamente muerto, de un íntimo amigo. Cuando el Pez y el Aguador se unen en una combinación chico-chico, chica-chica. chico-chica, o cualquier otra (Acuario es el signo astrológico del unisex). se apartan ligeramente de la normalidad en su comportamiento recíproco, para no hablar de su comportamiento conjunto respecto de los demás. Ya sea que los encontremos remontándose y nadando por una oficina, una iglesia, un museo, un hogar o un aula, estos dos ofrecen realmente un espectáculo digno de ver. Puesto que llevan la marca de la configuración de signos solares 2-12, Acuario debería intuir que tiene algo que aprender de Piscis, pero, veréis, los Acuario generalmente creen saberlo casi todo. Sin embargo, el Aguador se beneficiaría si imitara la paciencia del Pez típico, pues esto es algo que a él (o ella) le falta. Los Piscis deben reaccionar ante la vibración 2-12 de su asociación con una tolerancia comprensiva por las fantasías y debilidades y excentricidades de Acuario, y la mayoría de los Peces reaccionan en verdad así, pero es posible que a algunos de ellos los ponga nerviosos la indiferencia de Urano respecto de la opinión pública. Los Piscis tienden, por naturaleza, a poner un gran empeño en complacer a la gente, en tanto que a los Acuario les importa un bledo el hecho de no conformar absolutamente a nadie. Quizá sea difícil armonizar la tendencia de Neptuno a ser reservado, a ocultar siempre algún detalle. Esto puede hacerle perder los estribos al Aguador medio. Generalmente, a éste no le interesa la vida personal o privada de los demás, y Acuario es el signo solar menos propenso a chismorrear, a menos que tenga un Mercurio «mal aspectado» en su horóscopo. En condiciones corrientes, estos individuos no son exageradamente curiosos. Pero a este hombre o mujer lo tientan y lo provocan las evasiones deliberadas, y cuando tropieza con éstas, saca la lupa y escudriña y persigue el secreto. Acuario sencillamente no soporta que la Caja de Pandora permanezca cerrada... una vez que el Aguador ha notado que lo está. Al Pez y al Aguador les encantará descifrar juntos los enigmas o charadas de la vida en general (o de las personas en particular)... ya se trate de saber por qué la mosca debe volar en círculos antes de poder dispararse en línea recta (un secreto de la energía, que encierra un misterio de la emoción humana)... o por qué esa gente que vive en el otro extremo de la ciudad construye una casa en forma de pirámide. Acuario asomará la cabeza por la ventana y lo preguntará. Piscis se quedará unos pasos más atrás (el Pez típico no se atrevería a entrometerse de esa manera en casa de extraños) pero sentirá una inmensa curiosidad y excitación por saber qué es lo que el Aguador ha averiguado mediante la táctica informal, pero franca, de Urano. Estos Acuario abordarán a la gente para formularle las preguntas más asombrosas. No son premeditadamente groseros... sólo desean saber. Muy a menudo se enterarán, porque a la mayoría de nosotros nos sorprende tanto que nos pregunten algo como: «¿Cuando eras pequeño llenabas globos con agua y los arrojabas por la ventana?», que contestamos inmediatamente, sin pensarlo dos veces. Sólo Sagitario es más curioso que Acuario. (Leo y Escorpión también lo son, pero la suya es una curiosidad más controlada.) Existe una diferencia entre el «chismorrear» o el «entrometerse» (como comenté un par de párrafos más arriba) y la curiosidad de Urano. Un Acuario no dará un pito por saber por qué un vecino se casó seis veces o cuánto dinero tiene en el banco... pero le preguntará inesperadamente por qué pintó su casa de color rosa, si alguna vez crió una serpiente doméstica, qué opina de la clonación, o si alguna vez se ganó una entrada gratuita al circo porque les había llevado agua a los elefantes. Es difícil de definir. La mayoría de los Piscis no formulan preguntas directas. Generalmente sus conjeturas y sus percepciones parapsicológicas son tan reveladoras que no necesitan preguntar mucho. Las corazonadas y la intuición natural de Urano deberían permitir que el Aguador adivine tan eficazmente como Piscis, en silencio, pero a los Acuario les gusta apostar sobre seguro y someterlo todo, incluidas sus propias presunciones, a la prueba del papel de tornasol. Veréis, he aquí nuevamente la fijeza de Acuario. Necesitan tener la certeza de que lo que intuyen o sienten es fiable... de modo que lo comprueban con sus preguntas. Acuario y Piscis tienen muchas excentricidades y cualidades en común. Pero también tienen unas pocas diferencias marcadas. Por ejemplo, los regidos por Neptuno son soñadores. Los regidos por Urano también sueñan, pero ciñéndose a un esquema más delirante, más entrecruzado. Al pez le gustan el arte, la música y la

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poesía, o por lo menos a la mayoría de ellos les gustan. Al Aguador también le gustan estas cosas, pero tal vez prefieran los gráficos o los graffiti a un Goya; un xilofón o un organillo de mano, con mono incluido, a un piano corriente... y los versos jocosos de Lear o los desvaríos fantasiosos de e.e. cummings a los pesados como Wordsworth o los sentimentales como Browning. Probablemente estos dos se enfadarán de manera distinta. Cuando Piscis se encoleriza, lanza un torrente de palabras irritadas... o pronuncia unas pocas frases afables, pero claramente condenatorias, y después se refugia en el fondo del océano y se sume en un silencio líquido, lo cual frustra al Acuario, que no comprende esta forma de lidiar con un desacuerdo. Urano tiene otra táctica para enfrentar un malentendido: dispara rápida (e imprevisiblemente) unos cuantos relámpagos y truenos, con la esperanza de que la tormenta despeje la atmósfera y después quede relegada al olvido. Pero Piscis recuerda durante bastante tiempo las situaciones desagradables, y necesita meditar a solas antes de volver a salir nadando de atrás de los arrecifes de coral. En cuestiones de dinero, son más o menos parecidos. Algunos Acuario cuentan cuidadosamente cada centavo que ganan o gastan... y enseguida olvidan la suma total. Piscis es igualmente despistado. El Pez archiva frecuentemente el saldo del banco en su cabeza, o lo anota al dorso de un sobre... o en la pared, junto al teléfono. Sin embargo, si ambos tienen la Luna o el ascendente en Virgo, se comportarán como verdaderas calculadoras humanas. Por supuesto, estudiamos al Aguador y el Pez corrientes o típicos, como en el caso de todos los otros signos solares, pero creo oportuno seguir recordándoos que existen excepciones, cuyas otras posiciones planetarias diluyen un poco o mucho las cualidades del signo solar. Estas excepciones no serán tan numerosas como los casos típicos, pero las encontraréis dispersas por todas partes. Igualmente, cuando raspéis la superficie, hallaréis las cualidades básicas descritas en relación con sus signos solares, estampadas de una manera u otra en su inconsciente, si no en el plano consciente. La astrología le aconsejaría al Acuario grandes dosis de dulzura, de paz y de sosiego para ayudarlo a captar la forma de comprender y tratar al Pez. Y de imaginación. La falta de tranquilidad pone nerviosos fácilmente a los regidos por Neptuno, que también necesitan un continuo estímulo mental abstracto. Sería constructivo verificar la definición que da el diccionario de la palabra «abstracto». Para ayudar al Pez a entender la forma de comprender y tratar al Aguador, yo le aconsejaría personalmente que se grabe en la memoria una observación del Acuario Abraham Lincoln: «Hacen lo que hacen porque son lo que son». Nadie podría resumir más sucintamente la naturaleza de Urano. Ellos son quienes mejor se conocen los unos a los otros.

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Mujer ACUARIO Hombre PISCIS Si él lo hubiera pensado, aunque yo no creo que lo haya pensado jamás, lo que habría pensado hubiera sido que él y su sombra, al acercarse, se unirían como gotas de agua; y cuando no se unieron se quedó pasmado. ...sus sollozos despertaron a Wendy, y ésta se sentó en la cama. No la alarmó ver a un desconocido llorando... sólo experimentó un placentero interés.

No es fácil sobresaltar o alarmar a las chicas Acuario, y menos aún sorprenderlas. Son ellas quienes producen la mayoría de los sobresaltos, las alarmas y las sorpresas. A esta mujer le gusta mantener en suspenso a su hombre mediante pecadillos picarones como el de presentarse súbitamente ante él luciendo lentes de contacto marrones y preguntarle dulcemente: «¿De dónde sacaste la idea de que tenía ojos azules, cariño?»... el de telefonearle a la hora del almuerzo para transmitirle un alegre mensaje: «Me impacientó estar en casa sin hacer nada, así que resolví ir a practicar surfing en México. ¿Puedes coger un avión cuando termines de trabajar, para venir a reunirte conmigo?»... el de usar el cepillo de pelo de él para peinar las hebras sedosas de su alfombra oriental... o quizás el de despertarlo en mitad de la noche con el sonido de la voz sensual de otro hombre en el oído. (Sólo se trata de que tiene un pequeño magnetófono debajo de la almohada para aprender italiano mientras duerme, pero olvidó comunicárselo. Bueno, ¿cómo podría habérselo comunicado, por amor de Dios, si él llegó a casa y cenó, y después se metió directamente en la cama sin siquiera decirle buenas noches?) Regla Número Uno. No aburras a esta chica. Su umbral de aburrimiento es extraordinariamente bajo. Por supuesto, aunque el Pez no tiene personalmente el hábito de sorprender a los demás, es a su vez casi tan difícil de asombrar como ella, así que quizá las travesuras de la Aguadora no lo sobresaltarán tanto como sobresaltarían a un Tauro, un Virgo o un Capricornio. Piscis entiende la naturaleza humana... aunque ésta sea excéntrica. Es que se resignó a haber nacido en un mundo de inadaptados, que abarca no sólo a los Acuario sino a toda la población del planeta. Los regidos por Neptuno son inmensamente tolerantes con las anomalías de comportamiento. Todos los hombres Piscis tienen una pizca de cura confesor o de monje contemplativo. También ocultan dentro de sí una forma einsteniana de razonamiento abstracto... y la personalidad de un delfín juguetón. Pueden ser verdaderos genios en el campo de las matemáticas y la mecánica, pero también les gusta caminar bajo la lluvia y recoger narcisos, dormir al aire libre y mirar cómo la Vía Láctea le hace guiños a Régulo en una noche estival... y tejer guirnaldas de dientes de león. Supongo que, cuando lo meditáis profundamente, el hombre Piscis posee cabalmente el extraño carisma necesario para evitar que la chica Acuario se aburra. En general, la mayoría de los hombres Piscis son, excepto durante sus raros momentos de mal humor (siempre justificado), tipos considerados y atentos, con un carácter bastante tímido, apacible y benévolo. El Pez casi siempre le dará a su familia —o la mujer que ama— todo lo que posee. Por supuesto, es posible que si pertenece a determinada categoría de Piscis, no tenga muchos bienes materiales para dar. Para empezar, es posible que otros ya se los hayan pedido en préstamo o se los hayan quitado. Para seguir, tiende a remolonear, a dejar sus sueños para otro día... que puede transformarse en años. A menudo Piscis se niega a enfrentar las exigencias frías, implacables, que la vida les asesta a quienes aspiran a lograr un sustancial éxito mundano. Si pertenece a la categoría opuesta de Peces, tiene bastante talento, y está dotado de suficiente vocación para conquistar prestigio y beneficios económicos en casi todas las empresas que desee abordar. Disfrutará de las gratificaciones más refinadas de la vida y estará bien pertrechado para ceñirse tenazmente al esquema material necesario para cosecharlas. Estos son los Piscis que la astrología define como «Ballenas»: igualmente afables, igualmente juguetones, telepáticos y benévolos, pero con mucho más poder y agresividad que los soñadores de Neptuno. Cualquiera que sea el tipo de Pez que ama la chica Acuario, ésta no contará el coste de los objetos materiales que él le da, porque está igualmente dispuesto a entregarle elementos intangibles... sus pensamientos y sueños... sus ideas e ideales... sus visiones y percepciones... y su corazón vulnerable. Todo esto vale mucho más que los órganos eléctricos, la porcelana de Haviland, los regalos costosos y los artefactos para el hogar. Ciertamente valdrán más para la mujer Acuario, cuya escala de valores está

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normalmente sintonizada con lo veraz y genuino. A menos que haya nacido con un signo lunar o ascendente de orientación más materialista, la Aguadora típica sabe discernir con poco esfuerzo lo falso de lo auténtico. Entiende que a menudo lo intangible es lo auténtico... y atesora lo que los sentidos no pueden percibir. El Pez que la ama puede esperar siempre lo inesperado de esta dama. El molde en el que la vierten desde el seno materno es el del comportamiento extravagante, aunque la extravagancia esté atemperada. Es posible que se llame Leslie, la bailarina, o Escobeda. Puede ser deshollinadora... o tener un nombre corriente, como Ruth Edwards, y ser cajera de banco. Pero, repito, será, por lo menos, ligeramente extravagante. Las mujeres Acuario pueden ser sorprendentemente prácticas en cuestiones cotidianas como la actividad bancaria y otras semejantes (algunas de ellas son brillantes para las matemáticas y pueden sumar mentalmente largas columnas de cifras). Sin embargo, son... distintas en algún sentido. Si conocéis a una cajera de banco simpática, callada y conservadora que se llama Ruth, y que nació en febrero, no os forméis una opinión sin formular antes a sus compañeros de trabajo, a su marido o a su familia algunas preguntas discretas. Es posible que os aguarde una sorpresa. Quizá cuando nieva va a trabajar en un tractor, lleva su almuerzo en un bolso de gimnasia, usa chanclos para la nieve detrás del mostrador, tiene el hobby de consultar los horarios rusos para verificar con cuánta frecuencia se retrasan los trenes, utiliza una auténtica pluma de ganso de la mesa de trabajo de Abraham Lincoln para escribir un giro telegráfico... o colecciona secretamente antiguos comics infantiles. Y... ¿notasteis ese pequeño tatuaje del Mago de Oz, justo por encima de su codo derecho? Es... de alguna manera... distinta. El amor a la humanidad y la bondad innata de la chica Acuario se irradian a través de todo lo que hace o dice. Sin embargo, su amor a la humanidad no es un obstáculo para que se desentienda de lo que la gente opina. Es posible que su amante o marido Piscis tenga más de un motivo para ruborizarse por su negativa a vivir la vida en una forma que deje complacidos a los vecinos. Claro que no hará nada realmente abominable, pero tal vez la situación será un poco embarazosa si resuelve instalar un gallinero en el porche de su casa, si canta antiguos mantras incas en el patio del fondo, o si pone en marcha su cortadora eléctrica de césped a las cinco de la mañana, poco antes del amanecer, vestida con su gorra y su mono de ferroviario, gritando «¡PASAJEROS AL TREEEEN!», porque siente nostalgia por los trenes en los que viajaba cuando era niña. La gente no siempre entiende. La mujer Acuario y el hombre Piscis sustentan ideas parecidas acerca de las promesas. Ambos recelan de ellas, y les disgusta formularlas... entre sí o a los demás. De cuando en cuando el Pez violará su propia norma y formulará una promesa, sólo para eludirla después si las circunstancias cambiantes le impiden cumplirla. La mujer Acuario os dirá francamente que no le gusta formular promesas, porque quizá deberá quebrantarlas más tarde. Éste es un ejemplo singular de la integridad de Urano. Acuario opina que nadie debería hacer promesas ni jurar nada, por la sencilla razón de que es imposible predecir con certeza lo que ocurrirá. Generalmente, lo más que se le puede sonsacar a esta mujer es la afirmación de que mañana pondrá todo el empeño posible en hacer lo que hoy cree que desea hacer. No pasará de allí. Las promesas son para aquellos que se complacen en engañarse a sí mismos, y en engañar a los demás, con la falacia de que controlan sus propios sentimientos futuros. Es probable que lo primero que haga la mujer regida por Urano cuando se enamore de un hombre Piscis sea comunicarle sus problemas, sus ideas, sus pensamientos y sus teorías, para saber qué opina de ellos. No lo usará como un hombro sobre el cual llorar, sino como una caja de resonancia para el comportamiento proyectado. Curiosamente, escuchará muchos de sus consejos. Pero en algunas cuestiones seguirá despreocupadamente su camino, y. hará caso omiso de sus advertencias más prudentes. Después, cuando dé un traspié, él la recogerá y la consolará tiernamente. Ella buscará su mano y la encontrará siempre cerca. Ésta es una sensación agradable, reconfortante, incluso para una imprevisible mujer Acuario. Bueno, para ser sincera, es posible que a veces él no esté allí. Es capaz de desaparecer repentinamente... o quizá no repentina, sino gradualmente. En condiciones normales, el Pez es emocionalmente digno de confianza. Soportará mucho antes de llegar a su límite. Pero cuando no pueda seguir aguantando la pena y el dolor, cualquiera sea la forma que éstas asuman, se alejará nadando lentamente, para rehuir el desgaste constante de la confrontación. La mujer Acuario también es capaz de desaparecer, pero su número de escamoteo se parece al que veis en escena, con un prestidigitador. ¡Pronto! Ahora la veis.., ahora no. Se esfuma en el recuerdo, como los pañuelos de seda multicolores y los blancos conejos peludos del mago. Ella, como el hombre Piscis, sólo puede soportar una determinada dosis de presión creciente antes de optar por liberarse ella de la prisión emocional. A diferencia de muchas otras, esta mujer aprende precozmente la verdad esotérica de que ella es su propia carcelera y alcaide, que ella, y nadie más, posee la llave de su propia libertad.

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La relación sexual del Pez y la Aguadora es a menudo un experimento más que una experiencia, sobre todo al principio. Cada uno duda un poco que sea sensato entregar al otro su personalidad íntegra. Los cuerpos son menos importantes. Los dos amantes ejecutarán todos los ademanes mecánicos del acto sexual, y sin embargo no estarán seguros de que ésa sea una unión total, hasta que el espíritu se ponga a la par del deseo y la necesidad carnales. Cuando esto ocurra, la demostración física de su amor será, para él, la materialización de un sueño largamente acariciado... para ella, otro de los placeres extáticos de la vida. No el único... pero uno muy especial y hechizado. Porque, en verdad, ella ama la vida misma, con todas sus variadas sorpresas, y la ama tanto que no depositará jamás todas sus esperanzas en uno solo de sus milagros. Igualmente, estos dos pueden descubrir en la naturalidad de sus intimidades físicas una trascendencia poética que muchas otras parejas no sospechan que se podría alcanzar. Sin embargo, lo primero y principal es que antes de que esta mujer se consagre totalmente al hombre que ama, él deberá probarle que es su amigo, su auténtico amigo, y que no desea poseer solamente su corazón y su cuerpo, sino fusionar también sus mentes. Al primer atisbo de deslealtad en el plano de la amistad. ella se enfriara tanto como la primera escarcha de invierno. Para Acuario, la amistad ocupa el primer lugar, el amor ocupa el segundo... y el sexo ocupa el tercero, sin exagerar su naturaleza placentera, aunque la tenga. Esto no significa que no sea apasionada, porque lo es. Todo depende de la forma en que se defina la pasión. La afinidad mental, el acoplamiento mental, si os parece, en su sentido más puro, suma, siempre, una dimensión adicional a la pasión. Los regidos por Urano intuyen esta verdad dentro de sí mismos, mucho antes de que los demás la aprendan. La mayor debilidad del hombre Piscis reside en la posibilidad de que descuide su bienestar personal, y en que se desentienda negligentemente de sus propios derechos y necesidades, en razón de su tendencia a entregar su tiempo y su dinero a quienes necesitan su ayuda. Pero para su mujer Acuario, la abnegación no es una debilidad. Es una fortaleza. sin la cual el hombre no es verdaderamente hombre... y ni hablemos de que no es digno de ser su amigo. El mayor defecto del carácter de la mujer Acuario reside en su negativa fija a adaptarse, en su sed de cambio, en su apetito de aventuras. Pero para el hombre Piscis, el inconformismo no es un defecto. Es lo que hizo que la amara inicialmente, porque se parece mucho al suyo propio. La materia prima de su magia consiste en que los dos comparten un poco su locura. Sí, discutirán, incluso con frecuencia. Pero es curioso lo que sucede con las discusiones entre un hombre y una mujer que se aman. Imagináis que están riñendo por esto o aquello, cuando lo que ambos quieren decir realmente es: te deseo. Una vez que concluyen todas las adivinanzas de Urano, una vez que se esfuman todas las evasiones de Neptuno, esto es lo que importa.

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Hombre ACUARIO Mujer PISCIS En su aprieto un instinto le dijo a cuál de ellos debía recurrir. —Tootles —exclamó ella—, apelo a ti. ¿No era extraño? Apelaba a Tootles, ciertamente el más necio. Sin embargo, Tootles respondió majestuosamente. En ese momento específico se despojó de su necedad, y habló con dignidad. —No soy más que Tootles —dijo—, y nadie me hace caso. Pero al primero que no se comporte con Wendy como un caballero inglés, lo dejaré muy malparado.

Podéis fiaros de que la chica Piscis comprenderá instintivamente lo que las doncellas menos sensibles, menos perceptivas, pasarán a menudo por alto. No obstante su extravagancia, su conducta innegablemente rara, la forma curiosa en que agita las orejas; no obstante su distracción, y la expresión ausente de sus ojos... este hombre nació bajo la influencia de un signo masculino, y lo rige, además, un planeta masculino. Además de todo esto, es un idealista, protector de los débiles. Nadie está en mejores condiciones que el hombre Acuario para desempeñar el papel de varón. Puede parecerse inesperadamente a Flash Gordon, o a Clark Kent: capaz de desplegar mucho valor en las garras de la calamidad, y por tanto, muy bien pertrechado para defender a su dama en todo momento. Detrás de su fachada grotesca se oculta un magnífico macho. Es un hombre entre los hombres, de esos que hacían desmayar a las mujeres en las películas. El actor Clark Gable, que interpretó a Rhet Buttler en Gone With The Wind, era un signo solar Acuario. El resultado es bastante satisfactorio cuando su mirada ausente se posa casualmente sobre una chica de Neptuno. La feminidad de ésta contrasta hermosa y marcadamente con la masculinidad de él. Recordad que Piscis es un signo femenino, y que a ella también la rige un planeta femenino. ¡Hablad de polaridades, de la atracción de los opuestos! Generalmente estos dos experimentan la acción del magnetismo básico de la naturaleza a los pocos minutos de haberse encontrado. Si hay una mujer capaz de apartar el interés de un Aguador de su hobby, o sea de la contemplación de la gente y de todo tipo de investigación, para encauzarlo hacia otra indagación de naturaleza más personal, en un plano más íntimo, esa mujer es la chica Pez. Como he señalado en otro pasaje de este libro (y también en mi primer libro, Sun Signs), por regla general los hombres Acuario no están tremendamente obsesionados por la atracción entre los sexos. Sin embargo, cuando el hombre Acuario se encuentra con una chica Piscis, es posible que de pronto adquiera una aguda conciencia de su sexualidad (para no hablar de la de ella), lo cual hará que se comporte de una manera muy extraña. Sí, más extraña que la normal, lo que puede determinar que sea en verdad muy extraña. Tal vez su conducta le haga pensar que él le tiene una inquina activa. Ella no debe dejarse despistar sólo porque: cuando se le cae su suéter blanco de angora él lo pisotea con sus botas enlodadas; él la lleva al teatro y después se va a la galería a rumiar sus palomitas de maíz a solas (sólo porque ha olvidado dónde estaban sentados); le telefonea y le pregunta si puede sacar a pasear su perro, sin invitarla a acompañarlos; o infla una bolsa de papel y la revienta junto a su oído, y después ríe histéricamente, cuando ella se estaba preguntando si había notado su nuevo perfume. Él lo ha notado. ¡Claro que sí, claro que sí! Por eso infló la bolsa de papel y la reventó. Para ocupar sus manos, cuando éstas ansiaban estirarse y acariciarle suavemente la mejilla. Sólo los mariquitas se comportan así. Y él no es un mariquita. ¿Qué pensarían sus compañeros, sus camaradas, todos sus amigos? Esas tonterías son propias de sentimentales románticos, no de hombres como él. Esperad. Ya cambiará. La dama Piscis que se duerme llorando porque el hombre Acuario del que se enamoró la trata con (calculada) indiferencia, como si ella lo enfriara totalmente (cuando en realidad lo enardece tanto que ha olvidado en qué año vive), debería aprender de memoria estos pocos versos de un poema que escribí una vez respecto de este tipo de situación. Ahora debo irme... no me retengas con tus ojos ni proyectes así tu corazón al otro extremo del cuarto porque si lo haces se destrozará el mío ¿que si te amo? Claro que te amo por eso debo irme... antes de que sepas cuánto*

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Estos dos harán el amor bastante bien en un plano mental. En verdad, en su luna de miel. Sí, incluso en su luna de miel. Una vez que la chica de Neptuno toma conciencia de las simulaciones románticas de este hombre, y deja de llorar y empieza a seducirlo, él está perdido. Durante la luna de miel, es posible que pasen muchísimas horas tratando de encontrar la solución de problemas absurdos, como, por ejemplo: Si sus sendos relojes con la figura del ratón Mickey desgranan el tiempo en direcciones opuestas, a un ritmo determinado, ¿cuánto tardarán en marcar la misma hora? Él recurrirá al álgebra, ella recurrirá a la meditación. En su confuso estilo de Neptuno, ella comentará que es imposible que eso ocurra, porque su abuela le enseñó que la suma de dos males nunca es un bien. El no la escuchará. Estará atareado con sus cálculos. Entonces, en su «confuso estilo de Neptuno», ella le preguntará si la respuesta debería ser: Cuando los dos relojes marquen la misma hora... ¿o la hora correcta? Por supuesto, este tipo de pregunta neutralizará todos los cálculos escrupulosos del Aguador, que arrojará su sacapuntas al suelo en un arranque uraniano de frustración. Ella permanecerá tan tranquila como pueda, y en su «confuso estilo de Neptuno», le sonreirá con expresión soñadora, y después murmurará que, cuando se trata de hacer el amor, «cualquier momento es el correcto». A él se le pondrán rojas las orejas, sonreirá, se quitará su reloj con la figura del ratón Mickey... las luces de su habitación se apagarán... y... Generalmente no me apresuro a describir en un tramo tan avanzado de la sección la relación física entre las parejas de las diversas configuraciones de signos solares, pero cuando se trata de un hombre que es todo hombre, y de una mujer que es toda mujer, estas cosas empiezan pronto. Realmente no es necesario ruborizarse (ambos se ruborizan fácilmente) con los pormenores del goce que encontrarán en su compatibilidad sexual. Todo será como la Naturaleza dispuso que sea, y esto implica una fusión fluida y armoniosa de dos individuos distintos en la unidad explosiva del acoplamiento. Sólo si existiera un aspecto de tensión entre sus luminarias (Sol y Luna) o si hubiera otras posiciones planetarias negativas entre sus natividades, este hombre y esta mujer tropezarán con alguna dificultad para alcanzar la auténtica dicha mediante la compenetración de su unión física. Creo que será mejor que lo dejemos así, porque tanto a Piscis como a Acuario les disgustan las menores intromisiones del Hermano Grande... o de la Hermana Grande, en su vida privada. Por supuesto, no es justo que procedan así, porque ella es experta en obtener abundante información telepática acerca de todas las personas que conoce, y él es capaz de investigar cada «hola» de sus amigos (e incluso de los desconocidos) e inferir toda su vida personal de esta sola pista. De cuando en cuando la mujer Piscis, que no es perfecta, hará involuntariamente algo que desencadenará la ira imprevisible de su Aguador. A todos los Acuario les resulta difícil no complicar las cosas. En lugar de hacer caso omiso, como debiera, de cualquier reyerta que aflore entre ellos, dada la naturaleza hipersensible de ella, el Aguador se siente tentado de remover cielo y tierra hasta demostrar que él tiene razón y ella está equivocada. Digamos, por ejemplo, que viven en el campo y tienen un huerto de grandes dimensiones. Un día, él plantará unas semillas de flores cerca de las coles y los tomates, poniendo en práctica alguna complicada técnica de cultivo que no se ha molestado en comunicarle a ella. Otro día, ella estará regando las coles, verá los brotes, y los arrancará, creyendo que se trata de hierbajos. Él abrirá las compuertas a una de sus tormentas eléctricas de Urano. y ella se replegará en un agraviado silencio, con los ojos empañados y las manos trémulas. Si ella comete el error de insistir en que se trata de hierbajos, para defenderse, él cogerá seguramente uno de los brotes que ella arrancó y lo plantará en una salivadera de bronce. Lo cuidará secretamente, le hablará, le cantará el «Flower Drum Song», lo rociará con abono para plantas... y cuando florezca un hermoso pensamiento de aterciopelados pétalos amarillos y purpúreos lo depositará frente al tazón de cereales de ella, sobre la mesa de la cocina, en un soleado mediodía, y dirá triunfalmente: «He aquí uno de los hierbajos que omitiste destruir durante tu purga». Ella correrá escaleras arriba, dará un portazo, y llorará, porque él se tomó tanto trabajo para demostrarle su error... y probablemente él no entenderá por qué está tan alterada. Así es como la influencia desquiciante de Urano perturba a veces la delicadeza de la vibración de Neptuno. Después de algunos años de convivencia, él aprenderá a posarse con más suavidad sobre el tierno corazón de ella, y ella aprenderá que él no la ama menos sólo porque se obstina tanto en probar que tiene razón en las grandes cosas y en las pequeñas. Pero hasta que ambos aprendan, sufrirán bastante. Como sucede en todas las configuraciones de signos solares 2-12, ella es más tolerante con él de lo que lo serían los demás, porque Acuario representa para Piscis la duodécima Casa del Karma, donde ella residió hace menos tiempo del que le gustaría recordar, incluso inconscientemente. Ella no desea volver a semejante concentración en la investigación y la curiosidad, porque en su existencia actual ha progresado hasta el punto de aceptar muchas cosas sólo por fe, pero recuerda las trampas que acechan a la experiencia de

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Urano, y se compadece, pues su personalidad superior está familiarizada con ellas. Ella representa la próxima lección que él debe aprender en la escala de la evolución humana, y el Aguador no está seguro de querer inscribirse en el curso. Pero él espía de vez en cuando el libro de texto, a través de los ojos de ella... y aprende mucho gracias a su ejemplo. A menos que Venus tuviera un aspecto negativo a la hora de su nacimiento, la mujer Piscis se ahorra la tortura de los celos que acosan a algunas de sus otras hermanas astrológicas. Pocas veces sospechará que él le es infiel, y esto sólo basta para allanar muchas de las escabrosidades de su relación. De todas maneras no hay mucho que recelar de este hombre (a menos, por supuesto, que en su horóscopo, Venus o Marte tenga un aspecto negativo, cosa que sucede de tiempo en tiempo), porque el Aguador típico encuentra suficiente énfasis en la relación hombre-mujer con una sola compañera, sin correr en busca de complicaciones. El romance y la pasión física son estupendos: él no tiene nada contra el uno o la otra, y en verdad los ha investigado y ha verificado que son sorprendentemente satisfactorios en todo sentido... pero no existe mucho peligro de que se concentre en ellos con exclusión de todos los otros placeres de los que puede disfrutar con ella, y prácticamente no existe ningún peligro de que flirtee con la vecina, aunque ésta venga a su casa en biquini para pedirle las tijeras de podar. Posiblemente disfrutará del espectáculo, y hostigará un poco a su mujer Piscis después de que se vaya la vecina, pero a continuación volverá a su actividad más reciente, que puede consistir en promover su candidatura a gobernador del estado, en leer a Sherlock Holmes, en confeccionar los planos de su nueva casa dotada de calefacción solar, o en alimentar a su cotorra. Ella sonreirá, y también se ajetreará, ayudándolo cuando la necesita, pero dejándolo por lo demás a solas con sus pasatiempos intelectuales. Es casi maravilloso estar enamorada de un genio, y ser amada por él. La vida puede ser un poco demencial, pero nunca monótona. Ella nunca sabe qué esperar a continuación. Por ejemplo, ahora mismo, él le ha dicho que mire en el cajón inferior de la cómoda. Ella mira, extrañada, y encuentra una gorra con borla, de angora blanca, y una bufanda que hace juego, «¡Sorpresa!», exclama él, y le hace un guiño. «Es hermosa —responde ella—, ¿pero cuál es el motivo del regalo?».

ACUARIO: No hay ningún motivo. No es un día especial ni nada. Sucede que ayer recordé aquel día en que pisoteé tu suéter de angora blanco con mis botas enlodadas, hace siete u ocho años, cosa que tú ni siquiera mencionaste. PISCIS: Pero ha pasado mucho tiempo desde entonces. Eres un encanto, al pensar en eso después de tanto tiempo, en un día corriente, sin ninguna razón especial. ¡Gracias! Es realmente hermoso. Una magnífica sorpresa para la mañana de un miércoles.

En realidad, hoy es su aniversario de bodas, y él no lo recuerda ni remotamente (en el plano consciente). Pero ella no le dirá una palabra. Se limitará a sonreír, a arrojarle un beso tierno... y a regar los pensamientos purpúreos que florecen sobre el antepecho de la ventana.

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PISCIS

Agua - Mutable - Negativo Regido por Neptuno Símbolo: el Pez Fuerzas nocturnas - Femenino

La relación PISCIS-PISCIS Se reunieron alrededor de él. Todos los ojos eludieron lo que estaba subiendo a bordo. No habían pensado en combatirlo. Era el Destino.

Cuando cuatro Peces están implicados en cualquier tipo de asociación conjunta (cada persona Piscis representa, veréis, a dos Peces, que nadan en direcciones opuestas), pueden optar entre varias formas de comportamiento. Ambos pueden perderse en la evasión eufórica de las drogas o el alcohol... pueden hacerse exquisitamente creativos en muchos tipos de actividad recíproca, que van desde las artes hasta la arquitectura... pueden explorar lugares como Oz y el País de las Maravillas... pueden asociarse para educar, paciente y sensiblemente, a cardúmenes de pequeños alevines... o sencillamente pueden nadar y confraternizar, eludiendo las algas, trabando amistad con los tiburones, conversando con los delfines, saludando alegremente a las gaviotas que los sobrevuelan, retozando entre las olas, y jugando al escondite entre ellos. Las alternativas son más o menos las mismas que cuando los otros dos signos de Agua están implicados en este tipo de influencia de la configuración de signos solares 1-1, aunque normalmente ésta no es tan intensa como la doble vibración de Escorpión... ni tan materialista ni posesiva como la doble vibración de Cáncer. El signo solar Piscis lleva implícitas ciertas dosis de suavidad y placidez que pueden mitigar, en diversa medida, la vitalidad de su motivación y de su acción consiguiente. En general, los Piscis son extraordinariamente sensibles o «telepáticos», aunque a menudo esta cualidad se manifiesta en forma pasiva: el (o la) Pez depende de los sueños, la intuición y las impresiones instantáneas en su vida cotidiana, personal. A veces les faltan el empuje y la energía que crea a los místicos que son también grandes líderes. Piscis prefiere irradiar su luz silenciosamente, entre bastidores. Albert Einstein y Rudolph Steiner, ambos Piscis, tenían presentes en sus natividades otras poderosas configuraciones planetarias que diluyeron considerablemente la naturaleza soñadora, remolona, de su signo solar, y los convirtieron en visionarios prácticos. Dos Piscis siempre deben tener conciencia de los diversos aspectos del polo negativo del legado telepático que les dejó Neptuno: desvaríos, falsas ilusiones, quimeras ociosas y el autoengaño, así como la sutil tentación de descarriar de alguna manera a los demás. El destino individual y la suerte de su asociación 1-1 dependerá mucho de los signos lunares de los dos Peces. Si el intercambio Sol-Luna entre sus natividades es favorable, les resultará fácil convivir armónicamente. Si no lo es, deberán estar muy alertas, para no ahogar recíprocamente su espíritu de iniciativa y su ambición. Hay muchas probabilidades de que de cuando en cuando pasen por trances de reyertas mezquinas, enfado e irritabilidad, pero en general no tendrán el tipo de dificultades que experimentan con otros signos solares, como Géminis y Sagitario, por ejemplo, para comprender sus respectivas naturalezas básicas. Los regidos por Neptuno no sólo comprenden fácilmente sus respectivos secretos y sus personalidades esquivas, sino que también manifiestan una compasión instintiva por sus respectivas penas y aflicciones. Es raro que dos Peces que se encuentran no capten casi inmediatamente esta empatía, cualesquiera sean las otras posiciones planetarias

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de sus cartas natales. Todas las asociaciones 1-1 experimentan la misma familiaridad mutua, pero ninguna de ellas la capta tan rápida y profundamente como Piscis y Piscis (con la posible excepción de una pareja de Escorpiones). Estos dos gravitan el uno hacia el otro de manera natural y fácil. Se conocerán a menudo en la playa, o en torno de una bebida, ya se trate de un vaso de Perrier o de algo más fuerte. Por supuesto, también pueden encontrarse en una sala de conciertos, en el parque. en un hospital, en la oficina de un periódico, en el teatro, en un convento, en un monasterio, o en un laboratorio científico... consagrados a cualquier tipo de ocupación o carrera que le permita suministrar a Piscis alguna forma de «servicio» creativo a los demás (aunque sólo se trate de entretenerlos) con la mínima autoridad necesaria... y la máxima libertad posible. Por lo general, los Piscis son exteriormente afables, suaves en el hablar y complacientes. No son perfectos, y tienen sus malos momentos, pero habitualmente los Peces no son propensos a convertir un agravio menor en un casus belli. Soportan sus problemas con bastante jovialidad y despreocupación, y cuando la carga se hace demasiado pesada, los Peces tienden a dejar caer el problema y a alejarse sencillamente de él, en lugar de encarnizarse inútilmente, luchando contra el destino... o contra lo que interpretan como inevitable. Para comprobar la característica de acomodación, que está tan implantada en la naturaleza de Neptuno, verificad el índice de este libro. Notaréis que todos los otros signos solares figuran enumerados en columnas cada vez más breves. Como Piscis es el último signo abordado en el análisis de compatibilidad de todas las asociaciones anteriores, cuando llegué a las compatibilidades de Piscis (mientras daba el toque final a los títulos), quedó en claro que sólo podría contener un capítulo, el de «Piscis-Piscis», pues todas las otras relaciones de Piscis ya habían sido analizadas al final de cada una de las secciones de los otros once signos solares precedentes. Como no quería ofender a mis lectores regidos por Neptuno, ensayé varios cambios de formato, para rectificar este mal trato al pobre Pez. Pero cada modificación que intentaba introducir creaba confusión respecto de la totalidad de los doce signos solares. Por fin resolví dejar las cosas en su natural orden astrológico, y comprendí que los Piscis no se inmutarían. El manso Piscis medio espera ser el último, tener menos, recibir el trozo más pequeño de pastel, y ser el único de la multitud cuya cabeza es la más favorecida por una bandada de palomas que vuelan a baja altura. Creedme, posiblemente los Piscis se pondrían nerviosos si vieran que les dedican una sección íntegra de doce capítulos. Los Peces se sentirán más seguros cuando descubran que están escondidos, como de costumbre, entre los otros doce signos solares, en razón de lo cual a los restantes lectores les resulta difícil encontrar sus asociaciones individuales de compatibilidad con otros signos. Les gusta que sea así. Todos sus amigos tendrán problemas para localizarlos y averiguar cómo se llevan con la gente, ¿no es cierto, Piscis? Pero sabréis dónde buscaros a vosotros mismos, aunque todos los demás puedan pasaros por alto. (Como siempre, ¿verdad?) No os ofusca ser «los últimos, con lo mínimo» en lugar de «los primeros, con lo máximo»... porque recordáis la advertencia bíblica de que «primeros serán postreros, y postreros, primeros». (Para ser justos con las feministas, será mejor decir «primeros y primeras serán postreros y postreras, y postreros y postreras, primeros y primeras».) ¿Y cuál era la otra apología de Piscis incluida en el Nuevo Testamento? «Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.» Pobres almas de Neptuno. Si algún día heredaran la tierra, probablemente los impuestos a la herencia la reducirían hasta dejarles sólo el gusto del Bronx... y quizás una pequeña tajada de Siberia. Tenemos el caso de un famoso cantante de rock Piscis, de Indiana (no lo abochornaré dando su nombre, pues ya tiene suficientes problemas), que durante su primera presentación en televisión, después del panegírico del anunciador y los hurras del público, empezó a tocar y a cantar su melodía más popular... y al cabo de los dos primeros acordes dejó caer la púa en el hueco de la guitarra. Afortunadamente el espectáculo se grababa en video tape. Éstas son las cosas que les suceden a menudo a los Peces. Los hombres, mujeres y niños Piscis son descuidados a menudo por sus amigos, vecinos, parientes y socios... y a veces incluso por sus amantes y consortes. Pero realmente no tenéis por qué compadecerlos. En verdad, prefieren disfrutar de lo que sucede alrededor de ellos, mientras pasan inadvertidos. Piscis es deliberadamente modesto. Estos dos no acostumbran a enarbolar grandes pancartas con la leyenda ¡AQUÍ ESTOY! escrita en llamativas letras rojas y amarillas (odian usar tarjetas de identificación en las convenciones), y por tanto es fácil que una pareja de Piscis pase casi totalmente inadvertida en una habitación atestada de gente... excepto, claro está, cuando uno de ellos se embriaga con un exceso de tequila y derriba el acuario o los helechos plantados en tiestos. Entonces el infortunado Pez se ruboriza, y sufre un acceso de vergüenza aguda, no por su borrachera o su torpeza, sino porque ha atraído demasiada atención indeseada. Hay bastantes Piscis que están

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en primer plano, por la profesión que han elegido, pero nunca disfrutan realmente de ello, y nunca conocí a un Pez que se quejara porque no estaba en primer plano. Siempre debéis pensar en el símbolo del signo, que en el caso de Piscis es el pez de la Naturaleza. ¿Os parece posible que la trucha, el salmón o cualquier otro tipo de pez salte fuera del agua, sólo para llamar la atención? No es extraño que se escondan, cuando hay untos pescadores dispuestos' a clavarles un doloroso anzuelo en la boca, para luego dejarlos morir lentamente en un cesto, boqueando, mientras os dicen que eso no importa, porque el pez es «un animal de sangre fría». Cualquiera que haya visto cómo un pescado se retuerce al agonizar, se preguntará qué clase de mentalidad tienen quienes argumentan que esta criatura no experimenta sufrimientos ni terror. El animal de sangre fría es el pescador, aunque tal vez no sea deliberadamente cruel. En la naturaleza no todos los sistemas nerviosos son idénticos, pero la voluntad de vivir sí es común a todos, merced a un tipo de conciencia que los seres humanos desconocen... aunque quizás es muy afín por su grado de percepción, ¿quién sabe? Ciertamente no los científicos, cazadores o pescadores insensibles. Como Piscis, junto con Escorpión y Sagitario, está inseparablemente ligado, desde el punto de vista astrológico, a la «religión» (o, para decirlo con más precisión, a la verdad espiritual), este capítulo dedicado a Piscis es el lugar ideal para recordarle al lector que Jesús no era, como algunos creen erróneamente, un pescador. Jesús era carpintero, como su padre. En la realidad, no en la ficción, alejó a la mayoría de sus discípulos de la pesca, y les prometió convertirlos, en cambio, en «pescadores de hombres» (y también de mujeres, por supuesto, pero la Biblia está impregnada de machismo). El Nazareno no era ni remotamente machista, pero carecía de control sobre quienes escribían acerca de él (especialmente sobre aquellos que alteraron las diversas crónicas de su apostolado en los siglos posteriores). Tal como lo confirman los asertos de los profetas —y los Rollos del Mar Muerto descubiertos y traducidos en época más reciente— Jesús no sólo estaba muy versado en astrología, sino que dijo: «No busquéis la ley en vuestras escrituras, porque la ley es vida, en tanto que la escritura está muerta. En verdad os digo, Moisés no recibió sus leyes de Dios por escrito, sino a través de la palabra viva». Algunos manuscritos poco conocidos del Nuevo Testamento que descansan en la biblioteca del Vaticano, en Roma, también contienen textos que se remontan a los primeros siglos del cristianismo, con escritos que se refieren a palabras por lo demás inaccesibles de Jesús, como éstas: «Porque en verdad os digo, todo lo que vive sobre la tierra procede de una madre. Por tanto, quien mata, mata a su hermano. Y a ése le volverá la espalda la Madre Terrenal, y lo apartará de sus pechos vivificantes... no matéis, ni comáis la carne de vuestra presa inocente... pues éste es el camino del sufrimiento, que conduce a la muerte. Pero respetad la voluntad de Dios, para que Sus ángeles os sirvan en el camino de la vida. Obedeced, pues, las palabras de Dios: ¡Mirad! Os he dado toda hierba portadora de semilla en la cual está el fruto de un árbol, productor de semilla; a vosotros os servirá en lugar de carne». Llama la atención el cúmulo de verdades y sabiduría que está encerrado en la biblioteca del Vaticano, y que sin embargo no se esparce entre las multitudes cuyo espíritu está hambriento y sediento. Pero debemos agradecer que, por lo menos, se permita que los estudiosos inquietos tengan acceso a la verdad. Por esto la Iglesia Católica se merece una refulgente estrella de oro. Parece paradójico que enseñe falacias (entretejidas con verdades) al mismo tiempo que permite investigar la verdad silenciada. Pero en lugar de cuestionarla agradezcámosle estas bienaventuranzas, para que no nos las niegue. La presunción de que Jesús —el mismo que inauguró la era de Piscis, la era del Pez—compartió banquetes de carne, incluida carne de pez, no es menos que una blasfemia cuando se la coteja con sus auténticas enseñanzas de amor y vida. Las historias falsas divulgadas a lo largo de los siglos por los «correctores» del Evangelio han profanado durante demasiado tiempo el mensaje del sencillo carpintero. Ciertamente la ética del Galileo no era menos virtuosa y compasiva que la de sus compañeros esenios, precisamente los mismos que «lo prepararon para su misión» (y cuyos propios documentos escritos no han sido tan manipulados y profanados), esenios estos que respetaban y practicaban patentemente la astrología... y que se oponían implacablemente al sacrificio y la ingestión de corderos, así como de peces y de toda carne. En el Edén no se derramaba sangre. El hombre sólo se convirtió en carnívoro más tarde... «y el temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra... y en todos los peces del mar». Y el temor de vosotras. De las mujeres carnívoras. Esta verdad tonante aún repercute en las voces débiles y afligidas de las ballenas, los delfines, las crías de foca, los zorros y los venados... si uno las escucha con el corazón guiado por Neptuno. El carpintero vino (y volverá, inesperadamente pronto) a enseñarnos la manera de reconquistar

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nuestra humanidad perdida, la manera de volver a aquella Edad de Oro en que... «no afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte»... y esta vez, nuevamente, mansamente... y quizá como antes, casi desapercibido, intentará despertar otra vez, en la nueva Edad de Oro de Acuario, la conciencia de que «hágase tu voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra». Una norma bastante sencilla de veracidad y bondad para aquellos Piscis que deseen atenerse a las auténticas enseñanzas del carpintero —y no a las deformaciones de su mensaje— en razón de lo cual esta vez él los reconocerá, agradecido, es la siguiente: evitad comer la carne de vuestros hermanos y hermanas animales, que engendran sus propias crías... o de cualquier criatura que tenga ojos para miraros. Tal como lo señaló Upton Ewing, el apóstol de la Nueva Era, de ojos claros y mente clara, el retorno a la condición en que se desarrollaba la Vida antes de que la primera sangre fuera derramada en el Edén, cuando los hombres y las mujeres y todas las criaturas vivientes se alimentaban pacíficamente con los frutos del suelo... proclamaría en verdad un año aceptable para el Señor. No sé si la precedente disertación fiel-a-la-esencia-del-signo-solar-Piscis ha plantado o no de alguna manera las semillas para en que un día cercano se mitigue el triste Karma del pez símbolo de Piscis y de todas las criaturas que viven en nuestros mares... aunque espero que haya proyectado un pequeño rayo de luz. Pero sé que indudablemente está destinada a fastidiar a muchos pescadores, algunos de los cuales son parientes muy próximos, en tanto que otros son queridos amigos míos, y seres humanos realmente maravillosos. Lo lamento sinceramente. Pero éste no es un libro que se proponga andar con tacto por miedo a ofender. En vista de la creciente matanza generalizada de nuestros amigos animales de los bosques, los mares y el aire, incluso mediante la tortura y los horrores de la vivisección, ya- no queda tiempo para ser amables. Es hora de enfrentar el hecho de que la compasión se está degenerando, en todos los niveles. Si el hombre y la mujer no escuchan pronto la música de sus propias almas, y si no vuelven los ojos hacia la recordada Luz del Edén, habrá en la Tierra una época en que toda la música se estancará en pozos de silencio absoluto, y en que no se verá nada más que la oscuridad total. Las sombras se estiran, y esa época se aproxima tanto que el tiempo disponible hay que medirlo ya no en siglos, sino en años. Esta es la hora en que debemos ser honestos con nosotros mismos y enfrentar la verdad, en lugar de evadirnos... en que debemos elevarnos, en lugar de seguir hundiéndonos en las sombras, espesadas por la crueldad. Los asesinos son asesinos, lo comprendan o no en su estado actual de conciencia... y el hecho de que se autodenominen «deportistas» no cambia la Ley Universal. A veces se puede susurrar la verdad afablemente, y otras veces es necesario proclamarla en un tono más estentóreo. Pero nunca se la puede ocultar. Es antinatural que se oculte la verdad eternamente, sobre todo cuando un «Carnero destinado al sacrificio» escribe sobre los «Peces perseguidos». (Para obtener una información más detallada acerca de los diversos temas, que podrían definirse como «polémicos», contenidos en las páginas de las setenta y ocho combinaciones de estos Signos del Zodíaco y el amor, véase la lista de libros recomendados que sigue a este capítulo, bajo el encabezamiento de «Para la marcha del peregrino».) Gracias a la herencia mística de los peces de la Naturaleza, que simbolizan la naturaleza interior de los Piscis (así como la naturaleza interior de los doce signos solares se puede encontrar dentro de sus respectivos símbolos), los regidos por Neptuno no se sienten impulsados a buscar agresivamente su propia gloria. Si, por así decir, la gloria resuelve posarse espontáneamente sobre ellos, se resignarán a lucir su manto, incómodamente, en el mejor de los casos. El Piscis típico nunca correrá entusiasmado en pos de la fama. Simplemente la soportará, como si fuera otra de las muchas cargas de la vida. Por ejemplo, tampoco la actriz Piscis Elizabeth Taylor la buscó voluntariamente (entonces o ahora), como ella es la primera en proclamar, confesar y admitir francamente. Esta humildad es un delicado rasgo espiritual, pero como en todas las vibraciones de la configuración 1-1 las cualidades del signo solar se intensifican y a veces se desequilibran, los miembros de la doble asociación Piscis deben cuidar que esta virtud normalmente admirable, exagerada cuando coexisten al unísono bajo la influencia de Neptuno, no los induzca a perder toda iniciativa para participar activamente en el curso de la vida. Este mundo degradado, colmado, necesita urgentemente sus aportes creativos y de otro tipo. Cualesquiera que sean las otras posiciones planetarias de sus cartas natales, dos Piscis colocados en estrecho contacto nunca dejarán de captar la asombrosa profundidad del canal de percepción extrasensorial que los une. Para ilustrar este místico vínculo neptuniano de percepción extrasensorial entre los Piscis, compartiré con vosotros su manifestación entre Ruth Cook, mi vecina Piscis y amiga íntima de Cripple Creek, Colorado, y su

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hijo Mike, que también es un signo solar Piscis. Cuando Mike era adolescente, y a veces llegaba tarde a casa por la noche (como todos los jóvenes, ya vivan en un pueblecito de las alturas de las Montañas Rocosas, o en una gran ciudad), porque estaba atrapado por la emoción de los diversos entretenimientos de su grupo local de camaradas, ya se tratara de jugar al baloncesto, de jugar al billar, de practicar montañismo, o de lo que fuera... Ruth se preocupaba. No mucho, porque era una chica Pez típicamente sosegada, pero se preocupaba. Como en aquella época ella y su marido, Lowell, no tenían teléfono, no podía comunicarse con Mike. No por medios electrónicos, quiero decir. Pero estos problemas de comunicación se resuelven fácilmente, entre dos Peces. La Piscis Ruth se limitaba a sentarse en una silla en la sala, cerraba los ojos, y meditaba silenciosamente, imaginando el rostro de su hijo y enviándole el mensaje telepático: «Mike, es demasiado tarde para que estés fuera en época de estudios, y estoy preocupada por ti. Vuelve a casa inmediatamente». Esto ocurrió repetidamente, una y otra vez. Cualquiera que fuese el lugar donde se hallaba, cualquiera que fuese la actividad que estuviera desarrollando, su hijo Piscis siempre callaba bruscamente, en medio de una conversación con sus amigos, y sus ojos se velaban con una expresión ausente (lo cual resultaba un poco más que extraño en algunas de las noches en que recibía el mensaje telepático materno cuando se hallaba frotando con tiza el taco de billar en el Cottage Inn, mientras la orquesta tocaba estridentemente una popular melodía de Norbie Larson). Finalmente murmuraba, como si estuviera en trance: «Escuchad... esto, creo que mamá me necesita para algo. Os veré luego». Entonces salía, corría a casa, abría la puerta. y él y su madre intercambiaban una ancha y sagaz sonrisa de Neptuno, mientras ella comentaba en voz baja: «Bueno, era hora de que volvieses». Esta magia de Piscis operaba entre ellos en cinco minutos, o menos. Ahora que Mike está casado y vive en Denver, Ruth tarda un poco más en telegrafiarle para pedirle que le telefonee. Digamos unos diez minutos. Así la mujer Pez ahorra mucho dinero en la factura de teléfono. Y el sistema es más rápido que el suministrado por la Western Union, y ciertamente mucho más veloz que la actual distribución a paso de tortuga del Correo de los Estados Unidos. Hay que señalar que no todo es dulzura y serenidad entre dos personas regidas por Neptuno. Si una tiene un signo lunar adverso, como Géminis o Sagitario, puede abrirse un abismo difícil de salvar. Esta incompatibilidad luminaria entre sus respectivos soles y lunas puede envolverlos en sus remolinos, v hacer que se enfríen ocasionalmente en una atmósfera de acusaciones silenciosas (las peores), hosca indiferencia o respuestas engañosas. Pero cuando la Luna de uno de ellos se deposita en un signo del elemento Agua o del elemento Tierra, la armonía de su relación será generalmente notable y extraordinaria... lo mismo que su telepatía mutua. Ambos Peces comprenden las cruces que los regidos por Neptuno están condenados a cargar, como por ejemplo la actitud injusta de las personas con otras motivaciones, que están exageradamente ansiosas por acusar al Pez de ser taimado. o de mentir. Esto es producto del contraste a veces extremo entre las intenciones idealistas y altruistas de Piscis... y los medios tortuosos y embrollados que emplea ocasionalmente para alcanzar la meta anhelada. No todos los Piscis, pero sí muchos, son culpables de tener un hábito frustrante en virtud del cual eluden la verdad total, en mayor o menor medida, pero la razón subyacente es la misma que se oculta detrás de todas las actitudes y de todos los actos de Piscis: el deseo de evitar los enfrentamientos lacerantes, que no sirven para nada y que sólo hieren innecesariamente. Los Peces evitan las escenas emocionales tempestuosas y las vendettas personales desagradables. Prefieren mentir por omisión con tal de no lastimar... o ser lastimados. Sin embargo, normalmente es probable que un Pez sea más veraz con otro Pez que con cualquiera de los restantes signos solares, quizá porque ambos comprenden que sería inútil que intentaran engañarse el uno al otro. Por consiguiente, dos Peces dirán a menudo la verdad cabal, por muy desagradable que ésta sea, cuando la discusión se desarrolla entre ellos dos solos. Veréis, ambos pueden confiar en que ninguno de los dos provocará una escena vociferante, lacerante, chocante. No obstante sus virtudes de humildad, paciencia y generosidad, dos Piscis no son exageradamente demostrativos a la hora de manifestarse recíprocamente su respeto, su consideración o su afecto. Es posible que la comprensión y la compenetración fluyan libremente entre ellos, pero no siempre se expresan por medios visibles, tangibles, de modo que ambos deberán controlar esta característica de ser «fríos como pescados», que cada uno proyecta y reconoce fácilmente en el otro... pero rara vez en sí mismo. La naturaleza de Piscis contiene un rasgo hermoso que dos Peces pueden ampliar cuando están juntos, en beneficio de ellos mismos y de todos nosotros, que tanto necesitamos de su apacible sosiego y de su oído

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comprensivo y atento. Tienen el raro don de aceptar a las personas y las situaciones negativas o engorrosas — incluidos sus propios problemas mutuos— con una especie de mansa resignación. Ambos comprenden que sus debilidades humanas (y las de los demás) siempre están entrelazadas, de alguna manera, con la buena intención... y Neptuno les susurra suavemente que el mal se robustece cuando le opones resistencia. La aptitud de Piscis para encogerse complacientemente de hombros cuando las cosas salen mal, para no hacer una montaña de un grano de arena, para no provocar una tormenta en un vaso de agua, o para no cortar el tallo de la planta de alubias sin ningún motivo... de manera tal que el sastrecillo se estrelle contra el suelo... es algo estupendo. ¿Así que en lo alto de la planta de alubias a la que se refiere el cuento infantil hay un gigante? ¿Y qué? Un gigante no tiene ningún poder sobre «cuatro» Peces que pueden, los dos juntos, hechizarlo y convertirlo en una dócil criatura que los invitará a su castillo para que lo oigan interpretar y cantar alegres melodías de titanes. Ésta es la fórmula mágica de Piscis. Amor y misericordia. Siempre da buenos resultados... y mucho más cuando los Peces se la derraman el uno sobre el otro, junto con unas pocas rociaduras del maravilloso humor de Neptuno que permite que los Peces típicos se rían de sí mismos, sin que el lastre del falso orgullo reprima sus risas. Éste es un talento que pocos poseen, y que forma parte del gran tesoro áureo de quienes tal vez parecen ser «los últimos con lo menos»... aunque nacieron con una plétora de sabiduría y generosamente dotados con la fabulosa fortuna del instinto que les permite hallar riquezas sin buscarlas. ¡El mismísimo rey Midas habría envidiado esta suerte!

Mujer PISCIS Hombre PISCIS Oh, no, no es adulto —le aseguró Wendy confiadamente—, y tiene justo mi talla. Lo que quería decir era que tenía su talla intelectual y física. No sabía cómo lo sabía. Sencillamente lo sabía. —

En la atmósfera a veces serena y plácida, a veces agitada y tumultuosa del Bronx de Nueva York, flota apaciblemente la más amada, simpática, vivaz, sabia y paciente chica Pez de este o de cualquier otro océano. Se llama Pauline Hoffenberg Goodman. Cualquier mujer Piscis que imite los modales cautivantes de la menuda Pauline, puede contar con que atraerá a su chico Pez a la red del romance sin la menor dificultad. Pauline es el paradigma de la gracia, el humor y el encanto femenino de Piscis... y el asesoramiento astrológico suministrado en estas páginas a las damas Piscis refleja su instinto personal, inequívoco, para entretejer delicadamente esas sutiles gamas de Neptuno que convierten a la mujer Piscis en el ideal secreto de todo Pez macho del mundo. Además, es una cocinera deliciosa y deleitable. ¿Qué más podría pedir un soñador hombre Piscis? ¿Poesía? Pauline también es poética... y bella como un geranio rosado. En realidad, toda chica Pez posee una dosis satisfactoria de las cualidades, rasgos y talentos de Pauline Hoffenberg Goodman, así que no es raro que el hombre Piscis enamorado de una dama de Neptuno sienta que por fin ha logrado dejar atrás todos los peligrosos anzuelos acechantes de las mujeres agresivas que pretenden arrastrarlo a tierra... y que ha llegado nadando a las aguas frescas y transparentes del tipo de amor que busca desde que lo desovaron cerca de la hermosa cascada de lágrimas que rememora inconscientemente. Recuerda haber pensado, cuando era un minúsculo alevín, que las lágrimas son elementos bellos, con prismas de cristal y tonos irisados, cuando el Sol brilla a través de ellas. Después creció, y en una refulgente, milagrosa y multifacética mañana descubrió, con un estremecimiento de alegría, la respuesta a su tierno enigma de alevín. De pronto, comprendió que el amor era el rayo de sol que podía brillar a través de las lágrimas de su pena silenciosa... y transmutarlas en rutilantes espectros de luz. Los recuerdos que la chica Pez tiene de la cascada son idénticos a los de él. Ella también rememora la ansiedad de su propia génesis, cuando un sueño indescriptiblemente bello flotaba mansamente sobre su corazón como una bruma... prometiendo vagamente un mañana tan libre y hechizado como el Edén olvidado de ayer. Durante toda su vida se ha preguntado, secreta y silenciosamente, si ese sueño fue real... o sólo un fragmento imaginario de dicha y serenidad. Esperó callada y pacientemente que reapareciera, que se

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manifestara del seno de la memoria... y las ocasiones en que se desilusionó, precisamente cuando pensaba que volvería a embargarle el corazón, fueron incontables. Entonces miró al fondo de los ojos de él... y maravilla de maravillas. Vio reflejado allí su sueño, como en el sereno estanque de un bosque verde perfumado de pino... sonriéndole con una deliciosa demostración de que la reconocía. Ella se vio en los ojos de él. Así como él se vio en los de ella. Sería divino poder poner punto final aquí, con la habitual conclusión de los cuentos de hadas: «y-vivieroneternamente-felices». Pero eso no está permitido. Antes hay que atravesar la Selva Negra y combatir con todos esos dragones, brujas, feos escuerzos y los increíbles Hulk que acechan y se agazapan en las lagunas, esperando el momento de capturar a estos amantes Piscis, para luego separarlos y dejarlos caer en el pozo terrible de la soledad: iSPLASH! Aborrezco pasar de lo poético a lo prosaico (como lo aborrecen todos los Peces del mundo). pero debemos abordar los aspectos más mundanos de la compatibilidad de Neptuno antes de poder disfrutar de la satisfacción de resolver el enigma del tierno alevín. Como les sucede a los otros amantes de la duplicada configuración de signos solares 1-1, dos personas regidas por el mismo planeta (en este caso, claro está, Neptuno) deben enfrentar el aumento y la intensificación seguros de los aspectos positivos y negativos de sus propias personalidades. En el caso de la pareja PiscisPiscis, las cualidades positivas que comparte, y que por tanto les resultará fácil multiplicar juntos, son: la dulzura, la sensibilidad, la imaginación, la creatividad, la compasión, la percepción, y mucha sagacidad e ingenio... más el sentido común necesario para no cruzarse el uno en la luz... o en la sombra, del otro. Las malezas negativas de Piscis que deberán recortar (y quizás incluso triturar) para que no sofoquen y estrangulen las bellas flores de su romance, son: la exagerada tendencia a soñar despiertos, la desidia, la pereza, la confusión, el desorden y el caos, la remolonería, los temores, las fobias y diversas formas de neurosis, la tentación de mentir... y el extraño hábito de convertirse el uno en el felpudo del otro, hábito éste en el que pueden caer. Ciertamente estos dos tienen que combatir a una cantidad apreciable de dragones, renacuajos, brujas y entes por el estilo mientras atraviesan temblando el bosque oscuro, ¿no os parece? No importa. Disponen de toda clase de sortilegios para alejar a los trasgos que amenazan su dicha. Y como todos saben (o deberían saber), incluso los duendes más TERRIBLES le tienen pánico a la magia. Las angustias particulares de Piscis también se duplican (incluso se cuadruplican, dado que entre los dos suman «cuatro» Peces) cuando estos dos se zambullen en una relación emocional. Si uno de ellos tiene un fuerte signo lunar o ascendente, preferentemente en el elemento Tierra, él o ella puede ser un verdadero puntal de estabilidad para el otro. (Un signo lunar o ascendente en el elemento Agua es excelente para la armonía, pero ahora hablamos de la estabilidad protectora.) Sin este apoyo de sus respectivas luminarias y ascendentes a la hora del nacimiento, estos dos corren peligro de alarmarse con temores quiméricos... o de deslizarse despreocupadamente por un amorío o un matrimonio que es demasiado frágil para ser perdurable. Hay Piscis que le temen a su propia sombra. Hay otros (llamados «Ballenas») que no temen a nadie, sea hombre o bestia. Por lo menos, esto es lo que alegan. Siempre es bueno recordar que no en todos los casos lo que Piscis dice es necesariamente lo que Piscis piensa. Algunos Peces se temen a sí mismos, en lugar de temer a las circunstancias o las personas ajenas. Por eso nunca toman la iniciativa y pierden oportunidades para todo lo que realmente desean hacer. También tenemos a los Peces tipo Delfín, juguetones, sensibles y absolutamente brillantes. La naturaleza peculiarmente comprensiva de la mujer Piscis y del hombre Piscis puede determinar que sean hipersensibles para captar impresiones, a veces engañosas. Si la carta natal de uno de ellos contiene más planetas en Tierra que la del otro, es posible que el Piscis más «terrenal» acuse al menos práctico de negarse a enfrentar los hechos, y de mirar las cosas a través de cristales muy rosados, que no le permiten reconocer los peligros, porque toda situación potencialmente amenazadora parece estar bañada por un velo luminoso de hermosura, que no es más que una ilusión seductora. Éste es en verdad el germen de todos los temores y fobias de Neptuno: el recuerdo de haber visto cómo esa aureola se trocaba demasiado a menudo en una lúgubre nube de bruma gris. Sin embargo, uno de los dos Piscis que integran esta relación podría aferrarse a la «ilusión», convencido de que es más auténtica que lo que parece ser la verdad... y con sorprendente frecuencia incluso probará que lo es, merced a la pura tenacidad de su fe. Esto, cuando sucede, recibe el nombre de milagro. No es casual que tantos santos hayan nacido bajo el signo del Pez. Es posible que él o ella sea un Pez que nada en dirección equivocada, comportándose como si la vida misma fuera un sueño, y éste es un exceso de ficción neptuniana para el otro. O es posible que uno de ellos

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sea un Piscis tipo Ballena, que se burla de lo esotérico, que se desentiende de toda verdad espiritual, y que es bullicioso, locuaz, autoritario y agresivo. Cuando dichos Piscis Ballena se comportan de esta manera, diametralmente opuesta a las cualidades naturales de su signo solar, nos encontramos, como he dicho en otros pasajes de este libro, ante el síntoma de una forma de neurosis del corazón, la mente o el alma. Un Carnero tímido, un Toro impulsivo, un Cangrejo negligente y despreocupado, así como una Ballena impetuosa, marcadamente extrovertida, son todos seres interiormente desdichados, que reniegan de su propia esencia. Entre paréntesis, cuando suprimís de la palabra «esencia» la letra «c» de Cristo, os queda la palabra «esenia»... nombre de la secta metafísica que educó a Jesús, el hombre, en lo alto de las montañas, durante sus «años perdidos» (que fueron dieciocho), años en los que realizó actividades que las escrituras no mencionan. Estos son los juegos de palabras que se complacen en practicar los Piscis. Pero volviendo apaciblemente al tema, es natural que un capricorniano sea juicioso y estable, pero no que lo sea un Piscis. Cada signo debe hacer lo que le aflora naturalmente, en general, pira lograr la armonía en cada encarnación, mediante el correcto aprendizaje de las lecciones del signo bajo el cual nació. La mitad masculina o femenina de este equipo de Neptuno puede ser una Ballena dominante o un Pez amargado, que ha visto demasiados elementos desagradables de la vida, y que se ha refugiado en la promiscuidad romántica o en los comentarios cáusticos, para ocultar un corazón destrozado, producto de su fe pulverizada. En estos casos, el Piscis más fuerte deberá tratar al otro con mucha compasión. Se necesita infinita paciencia para rescatar a esta Ballena —o a este Pez— que se revuelca en las aguas tenebrosas del desencanto, y que nada aguas arriba, contra la verdadera corriente de la experiencia de Piscis. La mujer Piscis posee los requisitos necesarios para atraer a un Pez macho a la red del amor y retenerlo allí. Capta intuitivamente que a él no le gusta que hurguen en sus pensamientos íntimos. Una consorte autoritaria nunca podría conservar a este hombre, y la chica Pez, si es una Piscis típica, es sumisa sin ser masoquista. Es inteligente, incluso sabia, pero al mismo tiempo suficientemente vulnerable como para activar el sentimiento protector masculino que él lleva encerrado dentro, y que tanto necesita cultivar. A la inversa, ella necesita un compañero que sea suficientemente tierno como para tratar con consideración sus propios sentimientos hipersensibles, y esto es algo que nadie puede hacer mejor que un hombre Piscis. Pocas veces su unión física será exageradamente apasionada y perentoria, pero tampoco todos necesitan las emociones salvajes de la jungla noche tras noche. En verdad, la experiencia sexual entre dos Piscis puede ser profundamente íntima, en el auténtico sentido de la intimidad. Pueden refugiarse en su amor masculinofemenino huyendo de la sordidez tenebrosa, tétrica y terrenal del mundo material que los rodea, así como los peces de la Naturaleza huyen de las ensenadas y bahías estancadas hacia el océano fresco y verde, que centellea a la luz del sol, y que acarició la playa con olas suaves, espumosas, bajo la luz de la luna. La sexualidad entre estos dos puede ser precisamente así: limpia, fresca, libre... y continuamente rebosante de la poesía mística del romance. Los caballeros de la época medieval y sus bellas damas debieron de conocer una parecida expresión física de su amor. Si una mujer Piscis observa que el hombre Pez se siente un poco insatisfecho y desdichado con su trabajo, que está abatido en el hogar, y que parece cada vez más reservado, retraído y frío... es posible que procure escuchar más atentamente su canción de soledad. Si lo intenta, es la mujer más indicada para explicarle a él la letra, porque rara vez los Piscis son autoanalíticos, no obstante su capacidad intuitiva para captar los sentimientos ajenos. Él nació bajo las vibraciones de Neptuno, y por tanto sabe instintivamente que el hombre es un espíritu, que tiene un alma... y esto es lo que anhela reconquistar: ¡su alma! Su ensueño secreto consiste en escalar montañas, nadar por los ríos, trepar a los árboles, corretear por la hierba bajo la lluvia, descalzo, sin zapatos, y en vivir sus noches y sus días libre de la carga de los bienes materiales, libre de las restricciones que imponen las normas hipócritas de la sociedad. El hombre Piscis es en el fondo del alma, como Francesco de Bernardone, de Asís, un mendigo espiritual, que anhela interiormente poder seguir el canto luminoso de la alondra de los prados, cualquiera sea el lugar a donde lo lleve. Pero el mundo materialista de hoy no le permite confesar ni expresar sus deseos íntimos. Si el hombre Pez no encuentra la forma de marchar agresivamente en pos de su auténtica meta, es posible que se ahogue en la frustración, y que a veces busque tristemente, con silenciosa desesperación. la forma de desahogar su desencanto, evadiéndose mediante la deambulación sin rumbo... mediante el alcohol o las drogas. Necesita una mujer comprensiva, que no lo inmovilice con la cadena de sus temores... ni lo condene por la pasión de su espíritu.

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En cuanto a la chica Pez, sus humores cambiantes y sus llantos esporádicos, así como sus largos períodos de silencio... significan casi siempre que ella también desea poder abandonar, junto con él, el acuario restrictivo de su existencia para nadar hacia ámbitos más vastos de portentos y emociones... para descansar un rato en mansos y serenos lagos de placidez... y para seguir viajando luego hacia los misterios que los convocan desde allende los horizontes lejanos. Aunque es paciente, la mujer Piscis se harta de leer las aventuras de quienes se han atrevido a desprenderse de la responsabilidad y a correr en pos de los vientos más huracanados que soplan allá lejos... se harta tanto que, después de un tiempo, incluso su voz, como la de la gaélica «Kathleen», está «triste cada vez que habla». Lo único que ella busca es un ligero contacto con su mano, alguna señal, un brillo de respuesta en los ojos de su amante o marido Piscis, que le diga que él sabe... ¡oh, vaya si sabe!... con cuánta melancolía, y al mismo tiempo con cuánta urgencia, ella desea trocar la seguridad por libertad. Entonces podrán partir juntos, sea o no época de vacaciones. El insistente despertador de Neptuno está sonando, y les advierte a los dos que es hora de marchar en pos de sus sueños... ahora o nunca. Ese es el momento en que deben salir corriendo y comprar un par de billetes rumbo a Irlanda, Escocia, Gales, Suiza o Tíbet. ¿El dinero? Bastará que tengan fondos suficientes para el transporte. La Providencia les suministrará alimentos y albergue en las más diversas formas misteriosas e inesperadas, y es tan seguro que los ayudará como que ayuda a las aves del cielo y a los lirios del campo. Este hombre y esta mujer obsesionados por Neptuno lo saben mejor que nadie, pero tienden a olvidarlo de tiempo en tiempo, cuando dejan que la preocupación por el mañana los domine y los sofoque. Porque, cuando un hombre o una mujer Piscis se ajetrea en algo de lo que disfruta, los canales que conducen a la seguridad material se abren de par en par... como una ventana al futuro. Cuando dos Peces se dan el gusto de vivir y amar libremente, pueden convertirse en dos Delfines, que retozan juntos, dichosa y sabiamente, en un clima de paz y satisfacción perfectas. Y habrá menos posibilidades de que los pescadores del mundo frío y duro, que agitan sus afilados anzuelos en el agua para coger desprevenidos a los Peces, tengan éxito. Podrán alertarse recíprocamente para eludir el señuelo tentador. Pero si caen en hábitos rutinarios, y dejan pasar de largo todas sus doradas oportunidades... al cabo de un tiempo empezarán a engañarse mutuamente, a mezquinar la energía y el compromiso' de la confrontación emocional, a replegarse cada vez más dentro de ellos mismos. ¿Sabéis lo que es esto? Esto es desidia. Y es un final muy triste para una historia de hadas. ¿Por qué dejar que triunfen los trasgos y los duendes? No es así como se resuelve el enigma del tierno alevín... ni como se aprende la letra de las canciones de amor de las ranas.

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Tipos de personalidad SIGNOS CARDINALES

(líderes)

SIGNOS FIJOS (organizadores)

Aries Cáncer Libra Capricornio

Tauro Leo Escorpión Acuario

SIGNOS MUTABLES (comunicadores)

Géminis Virgo Sagitario Piscis

SIGNOS POSITIVOS (MASCULINOS) (agresivos, idealistas dinámicos) Aries Géminis Leo

SIGNOS NEGATIVOS (FEMENINOS) (reservados, estrategas reflexivos) Tauro Cáncer Virgo

Libra Sagitario Acuario SIGNOS DE FUEGO (inspirativos)

Aries - Fuego cardinal Leo - Fuego fijo Sagitario - Fuego mutable

Escorpión Capricornio Piscis SIGNOS DE AIRE (mentales)

Libra Aire cardinal Acuario - Aire fijo Géminis - Aire mutable -

SIGNOS DE TIERRA

SIGNOS DE AGUA

Capricornio - Tierra cardinal Tauro - Tierra fijo Virgo - Tierra mutable

Cáncer Agua cardinal Escorpión - Agua fijo Piscis - Agua mutable

(materiales)

(sensibles) -

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ARIES:

Fuego-Positivo-Masculino-Cardinal Líder inspirativo, agresivo, dinámico, idealista

LEO:

Fuego-Positivo-Masculino-Fijo Organizador inspirativo, agresivo, dinámico, idealista

SAGITARIO:

Fuego-Positivo-Masculino-Mutable Comunicador inspirativo, agresivo, dinámico, idealista

CAPRICORNIO: Tierra-Negativo-Femenino-Cardinal Líder reservado Líder reservado, reflexivo, estratega

TAURO:

Tierra-Negativo-Femenino-Fijo Organizador reservado, reflexivo, estratega VIRGO:

LIBRA:

Aire-Positivo-Masculino-Cardinal Líder mental, agresivo, dinámico, idealista

ACUARIO:

Aire-Positivo-Masculino-Fijo Organizador mental, agresivo, dinámico. idealista

GÉMINIS:

Aire-Positivo-Masculino-Mutable Comunicador mental, agresivo, dinámico. idealista

CÁNCER:

Agua-Negativo-Femenino-Cardinal Líder sensible, reservado. reflexivo, estratega

ESCORPIÓN:

Agua-Negativo-Femenino-Fijo Organizador sensible, reservado, reflexivo, estratega

PISCIS:

Agua-Negativo-Femenino-Mutable Comunicador sensible, reservado, reflexivo, estratega

La misión kármica de los doce signos solares ARIES: LIBRA: CAPRICORNIO: CÁNCER: LEO: ACUARIO: TAURO: ESCORPIÓN: SAGITARIO: GÉMINIS: VIRGO: PISCIS:

DIRIGIR de una manera inspirativa, agresiva, dinámica e idealista DIRIGIR de una manera mental, agresiva, dinámica e idealista DIRIGIR de una manera material, reservada, reflexiva y estratégica DIRIGIR de una manera sensible, reservada, reflexiva y estratégica ORGANIZAR de una manera inspirativa, agresiva, dinámica e idealista ORGANIZAR de una manera mental, agresiva, dinámica e idealista ORGANIZAR de una manera material, reservada, reflexiva y estratégica ORGANIZAR de una manera sensible, reservada, reflexiva y estratégic a COMUNICAR de una manera inspirativa, agresiva, dinámica e idealista COMUNICAR de una manera mental, agresiva, dinámica e idealista COMUNICAR de una manera material, reservada, reflexiva y estratégica COMUNICAR de una manera sensible, reflexiva y estratégica

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Y así, la santa misión encomendada a cada hombre y mujer consiste en personificar el sacrosanto atributo natal de su signo solar individual. Éste es el mensaje de sabiduría y amor de nuestros Co-Creadores, canalizado a través de Sus mensajeros e intérpretes, las estrellas, los planetas y las luminarias, a través de todo lo solar, todo lo lunar y todo lo estelar, hacia todos los hombres y mujeres de todo el mundo. Sólo si cada cual es fiel a la santa misión de su propio signo solar, será posible crear la unidad y la armonía a partir del caos y la confusión, y favorecer el advenimiento del día en que Su Voluntad se hará sobre la Tierra, como en el Cielo. Dentro del bello sincronismo del equilibrio astrológico, nuestros Co-Creadores dispusieron que los cuatro signos cardinales (líderes) estuvieran compuestos por partes iguales de la esencia positiva-masculina y negativa-femenina, y también por partes iguales de los cuatro elementos de Fuego. Tierra. Aire y Agua. El mismo equilibrio y la misma armonía perfectos existen dentro de las filas de los cuatro organizadores fijos y los cuatro comunicadores mutables. Cada parte del todo es diferente, como consecuencia de lo cual todas son iguales, y éste es el Gran Enigma Cósmico de la Sabiduría y la Verdad. El primer paso encaminado a resolverlo —y es sólo el primer paso, porque hay muchos más— consiste en que la Imperfección iguala a la Perfección. El primer paso encaminado a lograr el esclarecimiento está detallado en «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro.

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La combinación de los elementos SIGNOS DE FUEGO Aries Leo Sagitario

El Fuego se combina fácilmente con el Fuego y el Aire pero necesita tolerancia para combinarse con la Tierra y el Agua.

SIGNOS DE AIRE Libra Acuario Géminis

El Aire se combina fácilmente con el Aire y el Fuego pero necesita tolerancia para combinarse con la Tierra y el Agua.

SIGNOS DE TIERRA Capricornio Tauro Virgo

La Tierra se combina fácilmente con la Tierra y el Agua pero necesita tolerancia para combinarse con el Fuego y el Aire.

SIGNOS DE AGUA Cáncer Escorpión Piscis

El Agua se combina fácilmente con el Agua y la Tierra pero necesita tolerancia para combinarse con el Fuego y el Aire.

FUEGO Y FUEGO Cuando el Fuego se encuentra con el Fuego, las llamas más altas y calurosas que se forman pueden producir una conflagración, que se consumirá, y se apagará... o que iluminará las tinieblas, y derretirá el hielo y el miedo de las ideas negativas. La opción depende de ambos individuos por igual. AIRE Y AIRE Cuando el Aire se encuentra con el Aire, la libertad de movimiento es total, y existen pocas restricciones o ninguna. Esta combinación puede desembocar en una gloriosa elevación mental, emocional y espiritual. Pero sin los vientos del cambio el Aire se vuelve rancio y se contamina, y en determinadas condiciones el Aire puede agitarse y trocarse en un tornado frenético. La opción también depende de ambos individuos.

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TIERRA Y TIERRA Cuando la .fierra se encuentra con la Tierra, esta combinación puede transformarse en una colosal montaña de fe y vigor... o puede convertirse en cambio en un desierto árido, según la dirección que tome. Cuando se agita, el resultado puede ser un terremoto, con repercusiones volcánicas. La opción también depende de ambos individuos. AGUA Y AGUA Cuando el Agua se encuentra con el Agua no hay resistencia, y surge un río continuo de inspiración, que fluye finalmente hacia un océano mayor de esclarecimiento... o. en condiciones negativas, puede gotear dentro de una caleta estancada, sin salida. El agua sacia la sed, pero cuando se descontrola produce inundaciones destructivas. La opción también depende de ambos individuos. FUEGO Y AIRE El Aire aviva el Fuego, y lo hace arder con más brillo, estimulando el entusiasmo y la emoción... o provocando la pasión y la cólera. El exceso de Fuego puede consumir el oxígeno del Aire, dificultando la respiración... y el exceso de Aire, por ejemplo en el caso de un vendaval, puede debilitar la llama. La opción también depende de ambos individuos. FUEGO Y TIERRA Siempre resulta obvio cuál de los dos elementos es el más fuerte y perdurable. La Tierra permanece donde está, a menos que la mueva una explosión interior, o la acción de fuerzas exteriores. El Fuego traza su propio rumbo, elevándose siempre hacia los cielos. El Fuego puede chamuscar la Tierra, pero nunca puede destruirla por completo. La Tierra sustenta al Fuego, formando una base estable para sus llamas. Pero un exceso de Tierra puede sepultar al Fuego más refulgente. La opción también depende de ambos individuos. FUEGO Y AGUA Un Fuego de gran magnitud puede deshidratar o secar una pequeña cantidad de Agua, con su calor excesivo. Por otro lado, grandes cantidades de Agua pueden apagar el Fuego, extinguiendo sus llamas. Por tanto, el Fuego teme o respeta instintivamente al Agua, y viceversa. Pero ambos intuyen inconscientemente el peligro... de que cada uno de ellos destruya totalmente al otro. La opción también depende de ambos individuos. TIERRA Y AIRE La Tierra contiene Aire y lo necesita, pero el Aire no contiene Tierra ni la necesita. La Tierra debe permanecer donde está, y sólo se mueve mediante terremotos o fuerzas volcánicas o exteriores. El Aire se ha emancipado de estas restricciones, se mueve por encima de la Tierra obedeciendo a su propio capricho, y no cambia la Tierra ni se queda mucho tiempo en un mismo lugar. La Tierra se mantiene distante del Aire, aparentemente ajena a su existencia. hasta que fuertes vientos turban las plantas y las flores que crecen sobre su superficie, arraigadas en su seno. El resultado lo determina la opción, que también depende de ambos individuos.

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TIERRA Y AGUA El Agua busca un hogar, que encuentra dentro de la Tierra, al penetrar en ésta y humedecerla, lo cual es una bendición para la Tierra... porque únicamente la penetración del Agua permite que la Tierra sea la «madre» de todo tipo de plantas vivientes, árboles y flores. Si no la enriquece el Agua, la Tierra permanece seca e inútil. Si carece de Tierra para humedecer, el curso del Agua está desprovisto de sentido y es igualmente inútil. Estos dos elementos están destinados a necesitarse recíprocamente. Pero un exceso de Agua puede convertir la Tierra en un lodazal o una ciénaga... y una dosis demasiado pequeña de Agua puede perderse, puede desaparecer dentro de las masas montañosas de Tierra. El resultado lo determina la opción, que también depende de ambos individuos. AIRE Y AGUA El Aire penetra en el Agua... la agita, la hace bullir en olas restallantes... y después se aleja... infiltración o ataque éste sobre el cual el Agua no ejerce ningún control. Cuando el Agua penetra en el Aire en forma de humedad, lo torna pesado. Pero, en el ínterin, también suministra a toda la Naturaleza el bienaventurado alivio de la lluvia, trocando mágicamente el Aire en su propio elemento, transmutación esta sobre la cual el Aire no ejerce ningún control. En última instancia, el desenlace no depende de la opción de ninguno de los dos individuos... sino sólo de la Voluntad del Destino Supremo.

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Configuraciones de signos solares Configuración de signos solares 1-1

Configuración de signos solares 2-12

Configuración de signos solares 3-11

Aries-Aries Tauro-Tauro Géminis-Géminis Cáncer-Cáncer Leo-Leo Virgo-Virgo Libra-Libra Escorpión-Escorpión Sagitario-Sagitario Capricornio-Capricornio Acuario-Acuario Piscis-Piscis

Aries-Piscis Tauro-Aries Géminis-Tauro Cáncer-Géminis Leo-Cáncer Virgo-Leo Libra-Virgo Escorpión-Libra Sagitario-Escorpión Capricornio-Sagitario Acuario-Capricornio Piscis-Acuario

Aries-Géminis Aries-Acuario Tauro-Cáncer Tauro-Piscis Géminis-Leo Cáncer-Virgo Leo-Libra Virgo-Escorpión Libra-Sagitario Escorpión-Capricornio Sagitario-Acuario Capricornio-Piscis

Configuración de signos solares 4-10

Configuración de signos solares 5-9

Con figuración de signos solares 6-8

Aries-Cáncer Aries-Capricornio Tauro-Leo Tauro-Acuario Géminis-Virgo Géminis-Piscis Cáncer-Libra Leo-Escorpión Virgo-Sagitario Libra-Capricornio Escorpión-Acuario Sagitario-Piscis

Aries-Leo Aries-Sagitario Tauro-Virgo Tauro-Capricornio Géminis-Libra Géminis-Acuario Cáncer-Escorpión Cáncer-Piscis Leo-Sagitario Virgo-Capricornio Libra-Acuario Escorpión-Piscis

Aries-Virgo Aries-Escorpión Tauro-Libra Tauro-Sagitario Géminis-Escorpión Géminis-Capricornio Cáncer-Sagitario Cáncer-Acuario Leo-Capricornio Leo-Piscis Virgo-Acuario Libra-Piscis

Configuración de signos solares 7-7 Aries-Libra Tauro-Escorpión Géminis-Sagitario Cáncer-Capricornio Leo-Acuario Virgo-Piscis

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Como veréis en la Rueda Kármica de la vida que figura en la página opuesta, las configuraciones de signos solares se obtienen de la siguiente manera: Contando cada signo solar en sí mismo como número uno, Aries es la novena Casa respecto de Leo, y Leo es la quinta Casa respecto de Aries (contando siempre en dirección inversa al sentido de las agujas del reloj). Por tanto, Aries-Leo es una configuración de signos solares 5-9. Tauro es la novena Casa respecto de Virgo, y Virgo es la quinta Casa respecto de Tauro. Por tanto, TauroVirgo también es una configuración de signos solares 5-9. Como Tauro-Capricornio y Virgo Capricornio. El mismo método se puede emplear para identificar las diversas configuraciones de signos solares. Observaréis que los números de todas las configuraciones de signos solares suman la cifra de dos dígitos 14. Menos los de la configuración de signos solares 1-1. Esto implica un profundo misterio, y representa un importante simbolismo místico del principio Masculino-Femenino, relacionado con las almas gemelas. El número 14 simboliza los catorce trozos de Osiris, que fue asesinado por su hermano, Set, y cuyo cuerpo fue cortado en catorce fragmentos, al mismo tiempo que su alma era dividida en catorce partes. La misión del alma gemela de Osiris —Isis— ha consistido en buscar estas catorce porciones de su consorte, durante muchos y extenuantes eones. La leyenda dice que, en la era de Acuario, los catorce trozos de Osiris se fusionarán en un hombre —«con la integridad de todas sus partes dispersas»— y éste se reunirá con su alma gemela, Isis. (Observad que el nombre Osiris contiene dentro de sí el nombre de Isis.) Todas las configuraciones de signos solares suman el número místico catorce, de Isis-Osiris, lo cual permite que cada combinación de signos solares busque la unidad, siempre dentro de su propio esquema vibratorio. Los amantes o consortes influidos por la vibración de la configuración de signos solares 1-1 sólo pueden reconocerse recíprocamente como almas gemelas —y satisfacer su Karma— si uno de ellos tiene la suficiente evolución espiritual como para «vibrar» sintonizado con la Octava Superior del «1», que es trece. Cuando se suma el «1» de la otra persona, esta combinación da como resultado el número místico catorce, de las almas gemelas Isis-Osiris. Si ambas personas colocadas bajo la influencia de la configuración de signos solares 1-1 vibran sintonizadas, con la Octava Superior de «1», que es el número 13, las dos estarán bajo la influencia vibratoria del número ocho (8). (Dos veces 13 suma 26, que, al sumarse sus dos dígitos, se convierte en el número ocho.) El número ocho representa el «misterio de amor del DOBLE Círculo de la Serpiente. Dos círculos o ceros, el uno encima del otro. (Véase la sección «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro.) Por tanto, cuando los dos seres implicados en una configuración de signos solares 1-1 están igualmente evolucionados en el plano espiritual, es posible que experimenten el «Sendero del Rayo» del Karma (con algunos otros, en distintas circunstancias particulares) y que alcancen rápidamente el esclarecimiento juntos... aunque ésta es una rara hazaña mística.

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Compatibilidades de signos solares Configuración de signos solares 1-1 Si vuestro propio signo solar es:

Aries ........................... Aries Tauro.......................... Tauro Géminis ..................... Géminis Cáncer ....................... Cáncer Leo .............................. Leo Virgo............................ Virgo Libra .......................... Libra Escorpión .................. Escorpión Sagitario ................... Sagitario Capricornio............... Capricornio Acuario ...................... Acuario Piscis ........................ Piscis

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 1-1 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. En vuestra asociación con estas personas nacidas bajo vuestro propio signo solar, ambos os sentiréis tentados de magnificar vuestras propias virtudes y defectos. Aumentará la intensidad de todos los rasgos positivos de personalidad y carácter... así como la de los rasgos negativos. Deberéis hacer un esfuerzo constante para estimular recíprocamente las «buenas» cualidades del signo solar que ambos compartís... y para desalentar las «malas» cualidades del signo solar que ambos compartís, y para ser tolerantes con éstas. * Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 1-1, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 2-12

Si vuestro propio signo solar es:

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 2-12 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. En vuestra asociación con estas personas, uno de vosotros sentirá que él (o ella) tiene que aprender muchas lecciones del otro (o la otra). El que tiene que impartir lecciones experimentará una compasión inexplicable por las debilidades y errores de la otra persona, y comprenderá de una manera extraña las motivaciones y el comportamiento marcadamente distintos del otro. Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 2-12, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 3-11 Si vuestro propio signo solar es:

Aries ............ Géminis y Acuario Tauro .................. Cáncer y Piscis Géminis ........... Aries y Leo Cáncer .............. Tauro y Virgo Leo ..................... Géminis y Libra Virgo ................ Cáncer y Escorpión Libra .................. Leo y Sagitario Escorpión .............. Virgo y Capricornio Sagitario.................... Libra y Acuario Capricornio…….. Escorpión y Piscis Acuario ........... Aries y Sagitario Piscis .............. Tauro y Capricornio

Estáis implicados en una configuración de vibraciones de signos solares 3-11 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. Experimentaréis un fuerte vínculo de amistad, cualquiera que sea la asociación que compartís con estos individuos. Habrá confianza mutua, y una gran fluidez de comunicación, en un sentido y otro. Sois muy diferentes, pero estas diferencias ejercen poco o ningún efecto sobre vuestra estima recíproca. Podría existir un sentimiento de responsabilidad, algún tipo de deber ineludible, que os hace confluir y que refuerza el vínculo que os une. Os resultará fácil conversar con estos individuos, y os estimularéis constantemente el uno al otro para haceros cambiar los hábitos y las situaciones existentes. Probablemente forjaréis amistades muy íntimas con estas personas, y seguiréis siendo amigos siempre. Generalmente toda reyerta se resolverá, perdonará y olvidará en seguida. Es posible que riñáis y discrepéis a menudo, y que os sintáis fastidiados por alguna obligación mutua que os ata el uno al otro, y que sin embargo no podéis eludir, e incluso cuando la asociación parezca ser un capítulo concluido, reaparecerá meses o años más tarde, para recomenzar nuevamente.

* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 3-11, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 4-10 Si vuestro propio signo solar es:

Aries ................ Tauro................ Géminis ............ Cáncer .............. Leo ................... Virgo ................ Libra ................ Escorpión ......... Sagitario .......... Capricornio ...... Acuario ............ Piscis ................

Cáncer y Capricornio Leo y Acuar io Virgo y Piscis Libra y Aries Tauro y Escorpión Géminis y Sagitario Cáncer y Capricornio Leo y Acuar io Virgo y Piscis Aries y Libra Tauro y Escorpión Géminis y Sagitario

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 4-10 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. No siempre, pero sí con sorprendente frecuencia, experimentaréis una notable tensión o conflicto de personalidades en presencia de las personas nacidas bajo los signos solares aquí enumerados frente a los vuestros, ya sea porque las desaprobéis, o porque intuyáis que ellas os desaprueban de alguna manera. Es posible que una persona se ofusque en razón de que la otra intenta imponerle una disciplina estricta. Siempre existirá alguna magnitud de restricción mental y emocional, por diversas razones.

* Si otros planetas (sobre todo las lunas y los ascendentes) tienen un aspecto mutuo armonioso (conjunción, sextil o trígono), vosotros y estas personas intercambiaréis una devoción, una lealtad y un respeto vehementes, en razón de lo cual las innegables diferencias básicas de motivación y personalidad serán menos frustrantes, menos irritantes, aunque las grandes diferencias de enfoque y de objetivos continuarán en pie. * Si los otros planetas de vuestros horóscopos (sobre todo las lunas y los ascendentes) tienen un aspecto en cuadratura u oposición (negativo), vuestras relaciones con estas personas serán en verdad tensas y difíciles, y necesitaréis tener casi paciencia de santos para superar las dificultades... aunque las recompensas que recibiréis por dicha superación serán inmensas.

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Configuración de signos solares 5-9 Si vuestro propio signo solar es:

Aries ................... Leo y Sagitario Tauro .................. Virgo y Capricornio Géminis ............... Libra y Acuario Cáncer ................ Escorpión y Piscis Leo ...................... Aries y Sagitario Virgo ................... Tauro y Capricornio Libra .................... Géminis y Acuario Escorpión ............ Cáncer y Piscis Sagitario ............. Aries y Leo Capricornio .......... Tauro y Virgo Acuario ................ Géminis y Libra Piscis ................... Cáncer y Escorpión

Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 5-9 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. No siempre, pero sí con sorprendente frecuencia, experimentaréis con estas personas una fácil empatía, estímulos mentales y afinidad emocional (o satisfacción romántica). Existirá una fuerte simpatía entre vosotros, y generalmente vuestros malentendidos no serán graves ni perdurables. Las posibilidades de armonizar son excelentes, y tendréis que hacer menos esfuerzos que con las de cualquier otro signo solar para entablar una relación feliz sobre una base permanente.

* Si otros planetas (especialmente las lunas y los ascendentes) de los dos horóscopos tienen un aspecto mutuo en cuadratura u oposición (negativo), entre vosotros y estas personas se producirán algunos choques de personalidad y tensiones, que harán tambalear de cuando en cuando la compatibilidad que compartís, aunque la empatía y la comprensión básicas permanecerán inconmovibles. * Si otros planetas (especialmente las Lunas y los ascendentes) de los dos horóscopos están en un aspecto armonioso (conjunción, sextil o trígono), vuestras relaciones con estas personas serán extraordinariamente dichosas, apacibles y comprensivas.

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Configuración de signos solares 6-8 Si vuestro propio signo solar es:

Aries .......... Virgo y Escorpión Tauro.......... Libra y Sagitario Géminis ...... Escorpión y Capricornio Cáncer ........ Sagit ario y Acuario Leo ............. Capricornio y Piscis Virgo ......... Ar ies y Acuar io Libra .......... Tauro y P iscis Escorpión ... Ar ies y Géminis Sagitario ... T auro y Cáncer Capr icornio Géminis y Leo Acuario ....... Cáncer y Virgo Piscis ........... Leo y L ibr a

Estáis implicados en una configuración de vibraciones de signos solares 6-8 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. Tendréis algunos problemas para comunicaros con estos individuos. Pero os sentiréis misteriosamente intrigados por su enigmático carisma y poderosamente atraídos por su hechizo. Si el vínculo que os une es una relación amorosa, este individuo ejercerá sobre vosotros una irresistible atracción sexual. Si la relación no es amorosa, sino de amistad, de negocios o de familia, este individuo os atraerá, no mediante la química sexual, sino mediante un interés compartido en lo sobrenatural —la muerte, el nacimiento, la reencarnación, la adopción y todas las cuestiones espirituales—, o mediante situaciones asociadas con fondos que no os pertenecen a ninguno de vosotros, o sea, dinero ajeno. Habrá momentos en que este individuo parecerá innecesariamente reservado en vuestra asociación. De alguna manera, estos individuos desearán ayudaros, y vosotros desearéis ayudarlos a ellos. Uno de vosotros servirá de buen grado al otro, u os serviréis recíprocamente, con poco o ningún resentimiento, y uno protegerá a menudo al otro de quienes pretendan hacerle daño. Quizá habrá momentos en que los favores tributados inspirarán resentimiento, pero no habrá otra alternativa. En esta configuración de vibraciones, los servicios prestados siempre serán recompensados por la fascinación de la asociación misma. En cierta forma, el uno beneficiará inmensamente al otro mediante esta relación, y el que sirve generalmente seguirá siendo leal.

* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 6-8, tal como ha sido reseñada.

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Configuración de signos solares 7-7 Si vuestro propio signo solar es:

Aries...................................... Libra Tauro ..................................... Escorpión Géminis ................................ Sagitario Cáncer ................................. Capricornio Leo ........................................ Acuario Virgo ..................................... Piscis Libra....................................... Aries Escorpión ............................... Tauro Sagitario ................................. Géminis Capricornio ............................ Cáncer Acuario .................................. Leo Piscis ..................................... Virgo

Estáis implicados en una configuración de signos solares 7-7 con los signos aquí enumerados frente a los vuestros en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas. No siempre, pero sí con frecuencia, os sentiréis físicamente atraídos hacia los individuos de sexo opuesto aquí enumerados frente a los vuestros (y también situados frente a los vuestros en la Rueda kármica), o los admiraréis y respetaréis secretamente, porque dichos individuos poseen las cualidades de carácter y los rasgos de personalidad de los que vosotros mismos carecéis. La atracción y el deseo de emulación serán fuertes. Sin embargo, es posible que os sintáis incómodos con aquellos individuos de vuestro mismo sexo que nacieron bajo este signo solar, o que los envidiéis o experimentéis respecto de ellos un fuerte sentimiento de competencia.

* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 7-7, tal como ha sido reseñada.

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A todos aquellos que aman... ¡Esperad un milagro! Los milagros son posibles. Los milagros ocurren. No son «interrupciones» de las leyes físicas. No son «trasgresiones» de las leyes de la Naturaleza. Son confirmaciones de las leyes de la meta-física (más allá de la física) y afirmaciones de las mayores profundidades de la ley de la Naturaleza. Sólo el Espíritu, el Ángel Supremo de vosotros mismos, controla estas mayores profundidades... que aún no han sido descubiertas, ni siquiera por los científicos que buscan e investigan con más afán. Pero esto no niega su existencia, ¡porque serán descubiertas en la Nueva Era! Actualmente la ciencia sólo se ocupa de las fuerzas materiales, y omite reconocer a las fuerzas espirituales. Sin embargo, ¿qué es la fuerza material sino la manifestación visible de la fuerza espiritual que se oculta detrás de ella? Aceptar la manifestación material y negar la fuerza espiritual que la genera y la controla implica colocarse en la posición ilógica de aceptar un efecto... y de negar su causa. Una vez que habéis aceptado que la causa fuerza espiritual y el efecto fuerza material conforman una unidad perfecta, ¿cómo os atrevéis a alimentar la pretensión de fijar un límite a las manifestaciones de cualquiera de estas fuerzas... y especialmente al poder de la causa y el efecto combinados? Vosotros —y vuestro supraconsciente— controláis vuestros milagros. Para producirlos, basta el enlace de la Verdad con la Fe. Pax et Bonum = Verum et Unum «¡Buscad la Verdad y ésta os hará libres!»i

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Prefacio ………………………… Los doce misterios del Amor ………………………… Las doce iniciaciones del amor ………………………… El misterio de amor de Aries ………………………… El misterio, de amor de Tauro ………………………… El misterio de amor de Géminis ………………………… El misterio de amor de Cáncer ………………………… El misterio de amor de Leo ………………………… El misterio de amor de Virgo ………………………… El misterio de amor de Libra ………………………… El misterio de amor de Escorpión ………………………… El misterio de amor de Sagitario ………………………… El misterio de amor de Capricornio ………………………… El misterio de amor de Acuario ………………………… El misterio de amor de Piscis ………………………… Su signo solar ………………………… Períodos natales de los signos solares ………………………… Combinaciones de los signos del amor ………………………… Piscis - Aries ………………………… Piscis - Tauro ………………………… Piscis - Géminis ………………………… Piscis - Cáncer ………………………… Piscis - Leo ………………………… Piscis - Virgo ………………………… Piscis - Libra ………………………… Piscis - Escorpión ………………………… Piscis - Sagitario ………………………… Piscis - Capricornio ………………………… Piscis - Acuario ………………………… Piscis - Piscis ………………………… Tipos de personalidad ………………………… La misión kármica de los doce signos solares La combinación de los elementos ………………………… Configuraciones de signos solares ………………………… La Rueda Kármica de la Vida ………………………… Aspectos Mutuos ………………………… Compatibilidades de signos solares ………………………… 171

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Configuración de signos solares 1-1 Configuración de signos solares 2-12 Configuración de signos solares 3-11 Configuración de signos solares 4-10 Configuración de signos solares 5-9 Configuración de signos solares 6-8 Configuración de signos solares 7-7 A todos aquellos que aman... …………………………

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