Los Perros Hambrientos

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA FACULTAD DE EDUCACIÓN LIC. HUMANIDADES Y LENG. CASTELLANA LITERATURA LATINOAMERICANA “Los Perro

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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA FACULTAD DE EDUCACIÓN LIC. HUMANIDADES Y LENG. CASTELLANA LITERATURA LATINOAMERICANA “Los Perros Hambrientos” de Ciro Alegría Por: Armando Ospina Mayo 14 de 2011

“ALEGRÍA” DE LA FRATERNIDAD

SÍNTESIS A través de la tercera persona del narrador omnisciente, Ciro Alegría desarrolla la historia paralela de unos campesinos indígenas de la sierra norte del Perú y de sus perros pastores frente a la agresión de la naturaleza que se manifiesta en una prolongada sequía que dura dos años. La falta de lluvias priva de alimentos tanto a los hombres como a sus animales domésticos y entonces surge con toda su magnitud y fuerza la necesidad básica de la subsistencia. Se representa la desesperada solidaridad campesina pero también al desalmado hacendado blanco que dispara a los indios indefensos que le vienen a suplicar comida. También los perros trastocan el orden establecido, pues al verse privados de alimentos ven roto el vínculo ancestral que les une a sus dueños y empiezan a devorar a las ovejas, por lo que son expulsados, formando jaurías que asolan los contornos de la comunidad. Finalmente son envenenados por el hacendado, cuyas propiedades empezaron a invadir. Aparece un paralelismo que es notorio, pues a la mirada del patrón, los “perros hambrientos” son tanto los aldeanos como los animales. Cuando las lluvias anuncian el fin de la sequía, finaliza un ciclo y empieza otro.

DESARROLLO DEL TEMA Desde el primer momento en que uno se enfrenta con el texto “Los perros hambrientos” de Ciro Alegría lo que se siente es como una emoción algo contrariada, o para mejor decir, una ambigüedad de sensación. El texto como tal sugiere un tono cargado de melancolía y nostalgia que genera en el lector cierta especie de congoja al corazón, y al tiempo una alegría por la magnificencia de las escenas de la gran sierra peruana y por esa “voz” vitalista que se deja escuchar en el texto. Especie de paradoja esta que actúa de forma positiva en la obra quizás debido a la “naturaleza” del tema tratado. La hambruna de hombres y perros siempre será un asunto que toque de manera directa al ser humano, pues es tras esa circunstancia que los hombres “se acercan un poco más unos a otros”: lo vemos por ejemplo durante las catástrofes naturales de gran magnitud como los movimientos telúricos o las inundaciones, etc., que generan escasez de alimento, lo cual a su vez propicia una actitud humana hacia la fraternidad. Y es esta idea de fraternidad la que no dejará de percibir el lector en “Los perros hambrientos” no obstante la estructura de conflicto humano que a primera vista se nos muestra. Aquella idea de fraternidad de la que me percato en el texto hace referencia a la antiquísima actitud humana de pertenecer a algo, a alguien, de no estar sólo en el mundo y la vida ya que de este modo siempre se hace un poco más fácil de aceptar y llevar. En el hogar de los Robles, el viejo Simón, la Juana, la Antuca, el Timoteo y la Vicenta aparecen conformando una bella con-fraternidad amarrada en este caso por la existencia de los perros pastores quienes aparecen compartiendo protagonismo con sus amos los humanos. Aquellos fraternizaban a la hora de la toma de los alimentos como se hace en muchos hogares del mundo. Otra de esas escenas, que bien tiene una fuerte carga de paradoja con respecto a la fraternidad es la historia de los Celedonios. Julián y Blas Celedón, cuatreros temidos de la región, trasegadores de los caminos abrigados por el manto de la

noche y solitarios en compañía de sus perros, son una propicia muestra de la fraternidad que quiero expresar en estas líneas. Julián sobre todo, con su acto de rapto del perro Gűeso deja ver aquella necesidad de del acercamiento a Otro ser. Es sabido eso de que el perro es el mejor amigo del hombre puesto que aquel mantiene su compromiso de fidelidad para con este hasta el punto de dar la vida por la de su amo: “Y así, Gűeso fue un buen camarada y un guardián fiel. No sólo en el trajín del arreo sirvió a su dueño. Le salvó en muchas ocasiones la vida” (pág. 271). Y eso de que “dos ya eran cuatro, pero al ser cuatro con los perros entonces ya eran ocho” lo que se sugiere es que en fraternidad la “cosa” es más llevadera. Gűeso y Julián y Blas y Gűenamigo forman esa especie de fraternidad que se configura de acuerdo a la realidad de la vida que les ha tocado vivir: la del malevaje y la pillería, pero sin dejar de ser una bella fraternidad. Sobre este asunto de la fraternidad considero que el texto “Los perros hambrientos” desarrolla de muy bella forma este tópico al mostrarnos que la unión no tiene nada que ver con una entera comunión de todas las formas y todas las tribus, sino de las compartimentaciones de estas que se cierran en torno de sí para fortalecerse y poder continuar existiendo en esta turbulencia que es la experiencia de la vida en el mundo.

REFLEXIÓN PEDAGÓGICA Por la vitalidad y la sensibilidad que la lectura de Ciro Alegría transmite en su texto, y por el desconocimiento que esta obra tiene en nuestro contexto cultural, para mí “Los perros hambrientos” tienen algo especial que me conmina a llevarlo al aula de clase por varios motivos. Si bien el contexto que la obra nos recrea es bien diferente al colombiano, es claro que algunos de los temas que allí se desarrollan tienen mucho de parecidos a los problemas que en nuestro entorno

han existido y persisten aun en nuestros días. La violencia, el pillaje, la melancolía indígena, el arraigo por la tierra, etc., serían puntos de encuentro entre estas dos formas de configuración cultural como lo son la peruana y la colombiana. No obstante estas particularidades comunes de estas culturas concretadas a través de un texto como “Los perros hambrientos”, el tópico que quizás más fuerza muestra para el trabajo con los alumnos sería el del lenguaje propio de la cultura indígena que allí está bien marcado y con mucha relevancia. Estudiar este aspecto como abre la posibilidad de entender el mundo y la vida de aquellos otros seres que de sentido e inteligencia como nosotros, codifican y representan sus experiencias bajo otra fonética y morfología tan válidas como la nuestra. Que la patria es la lengua como lo dice el exiliado cabe perfectamente para “Los perros hambrientos”

BIBLIOGRAFÍA •

Novelas completas de Ciro Alegría, Aguilar, Madrid, 1968.