Los Coloquios de Erasmo de Rotterdam

TOMO C V I I I . ABRIL-JUNIO CUAD. II. BOLETÍN DE LA ACADEMIA DE LA H I S T O R I A — » * * « • - - V E I N

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TOMO C V I I I .

ABRIL-JUNIO

CUAD. II.

BOLETÍN DE

LA

ACADEMIA DE LA H I S T O R I A —

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V E I N T E COLOQUIOS DE E R A S M O

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Los Coloquios de Erasmo L Colloquioriiw liber de Erasmo, la Excrcitaiio linguae latinae de Luis Vives y los Colloquia sellólas tica de Mathurin Cordier, fueron, sin duda alguna, las tres más notables colecciones de diálogos escolares de entre las muchas que vieron la luz en el siglo xvi '. El malogrado Bonilla 1 y San Martín afirmó que los de Vives aventajan a los de Erasmo en valor pedagógico 2, y en ello convendrán los que conozcan los unos y los otros, si tienen en cuenta su índole respectiva y consideran que tales diálogos destinábanse a jóvenes estudiantes, apenas llegados a la pubertad, que hasta entonces casi no habían aprendido otra cosa en las aulas que a leer y escribir, las cuatro reglas elementales de la Aritmética y los rudimentos de la gramática latina. En efecto: la elección de los asuntos, la graduada dificultad de i Los Coloquios de Erasmo se publicaron hacia 1521 ; la llxcrcitatio de Vives en 1532 y los Colloquia de Mathurin Cordier, maestro de Calvino, en 1564. 2 Luis J'ivcs v hi J'ilosojía del Renacimiento ; Madrid, 1903; Pájí- 3^725

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BOLETÍN' DE LA ACADEMIA DE LA H I S T O R I A

la lectura, el tono familiar, la estudiada selección de los vocablos y de las frases, la enseñanza moral que se tiende a inculcar y hasta los conocimientos y nociones particulares con que insensiblemente se va ilustrando la mente del alumno por un método muy parecido al que hoy se emplea en las llamadas lecciones de cosas, son circunstancias que acaso estén mejor logradas por Vives que por Erasmo ; pero no es éste, a mi entender, el punto de vista desde el que hay que juzgar sus Coloquios, pues aunque con ellos se propusiera principalmente que los escolares se familiarizasen con el latín, es lo cierto que tal propositi.) parece que en Erasmo no fué más que un pretexto, porque en cuanto cogía la pluma, olvidábase del objeto primordial para ser, no el pedagogo, sino el intencionado autor del Enchiridion, del Elogio de la Estulticia y de los Silenos de Alcibiades, es decir, el crítico de las costumbres, de las personas, de las doctrinas y de las instituciones de su tiempo, que no vacila nunca en fustigar de modo implacable la ignorancia, la superstición y la rutina, aun cuando se cobijen bajo la corona de los reyes o de la tiara de los pontífices romanos. Erasmo, sin embargo, trató de demostrar que sus aspiraciones no rebasaban los límites pedagógicos. En el prólogo titulado De ut Hit ate C olio qui or urn, que puso a la segunda o tercera edición de este libro, declara que el designio que' tuvo al escribirlo fué despertar en los jóvenes el amor al estudio valiéndose de una forma amena ", por estar convencido de que por este medio, se les conduce más fácilmente que con la severidad y rigidez didácticas ; proporcionarles los elementos más convenientes para la formación de sus costumbres, aprovechando los días de la adolescencia, que es la edad en que con menor esfuerzo y de modo más permanente se fijan las ideas en el ánimo; combinar de manera agradable el estudio de la lengua latina con la enseñanza de los principios 3 lirasmo era tan partidario di; este sistema pedagógico, que en el citado prólogo escribe estas palahras: lit tunal scio an (¡itidijiwin discitur j'rliciits,