Lo grotesco en el proceso de Franz Kafka

Lo grotesco en El Proceso de Franz Kafka Silvia García La novela El Proceso de Franz Kafka comenzada a escribir en 1914

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Lo grotesco en El Proceso de Franz Kafka Silvia García

La novela El Proceso de Franz Kafka comenzada a escribir en 1914 queda inconclusa a la muerte del autor en 1924. Su amigo Max Brod, que actuó como albacea literario, se encargó del trabajo de edición de El Proceso. Este trabajo queda reflejado en las palabras del propio Max Brod que figuran como “notas finales” en la obra: Durante el mes de junio de 1920 me llevé el manuscrito de El Proceso. Lo leí enseguida. Todavía no tenía título, pero siempre Kafka le había llamado así cuando se refería a él. Su ordenación fue asumida por mí. (...) ayudados por el último capítulo, los demás capítulos dan el sentido y la línea de la obra, y si no fuese porque sé que su autor hubiera querido seguir trabajando sobre el libro (...) no podría comprobarse ninguna laguna. El único trabajo que he hecho sobre el voluminoso manuscrito que constituía la novela ha consistido en separar los capítulos conclusos de los inconclusos (...). Tales capítulos no contienen nada esencial para el desarrollo de la acción.1 Gracias a la “desobediencia” de Brod (recordemos que Kafka le había pedido que quemara todos sus escritos y no lo hizo) y a su trabajo de editor contamos hoy en día con esta novela. El Proceso generó numerosas interpretaciones entre las que podemos señalar, interpretaciones de tipo teológico, políticas y biográficas, siendo esta última una de las más atendidas2. El presente trabajo intentará destacar un aspecto de esta novela, se trata de la presencia de la estética del grotesco dentro de la misma. Antes de adentrarnos en el análisis, consideramos pertinente hacer algunas aclaraciones previas. Si bien se analizará la presencia de lo grotesco dentro de la novela El Proceso, también en algunos casos haremos referencia a La Metamorfosis. Esta elección no es arbitraria ya que ambas obras pertenecen a un mismo período dentro de la obra narrativa de Kafka. Para hacer esta afirmación nos valemos de la periodización de la obra del autor realizada por Ingeborg Henel3, quien señala cuatro etapas en la producción narrativa de Kafka, las cuales resumiremos a continuación. La primera etapa está representada por la colección de cuentos titulada Contemplación publicada en 1912. La segunda etapa se iniciaría con la escritura de La Condena (septiembre de 1912), a esta etapa pertenecen también La Metamorfosis y dos de sus novelas4 América y El Proceso. Con respecto a esta etapa Caeiro sostiene que “Kafka experimenta entonces, todo el poder de su genio literario y en este lapso relativamente breve produce varias de sus obras maestras” 5. La tercera etapa tiene lugar a partir de 1917, aparece entonces Un médico rural (1918) la cual reúne un conjunto de parábolas y también pertenecen a esta etapa los aforismos. La cuarta y última etapa se desarrolla aproximadamente a partir de 1919-1920, en ella podemos encontrar producciones como “Un artista del hambre”, “Investigaciones de un perro” así como también la novela El Castillo. Realizadas las aclaraciones necesarias estamos en condiciones de formular la hipótesis de trabajo: En El proceso de Kafka pueden apreciarse episodios y personajes afines con 1

Brod, Max “Notas finales” en: Kafka, Franz. El Proceso, Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 1999, pp. 217-218. Suele señalarse el hecho de que la idea primigenia de El Proceso surge de una reunión fallida que Kafka había tenido con los padres de su novia Felice Bauer en un hotel de Berlín. 3 Los estudios realizados por Ingeborg Henel son referidos por Oscar Caeiro en: “La obra narrativa de Franz Kafka”, en: AAVV. Franz Kafka, Buenos Aires, Eudeba, 1983, pp. 61-85. 4 Cuando hablamos de novelas de Kafka no tenemos que olvidar algunos puntos: en primer lugar que Kafka en vida no publicó ninguna de sus novelas (por lo cual no se trata de narraciones terminadas) y que fue Max Brod quien las publica luego de la muerte del autor y quien trató de darles unidad, de hacer lo que Kafka no llegó a hacer. 5 Caeiro, Oscar. Op. cit. p. 63. 2

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el grotesco, consideramos que éste no constituye un caso excepcional dentro de su obra narrativa puesto que lo grotesco ya se halla presente en otra obra del autor, La Metamorfosis, perteneciente al mismo período de producción que El proceso 6. Dado que la identificación de lo grotesco será el eje del presente trabajo se hace necesario dar la definición del mismo. Nos valdremos de la definición realizada por Wolfgang Kayser, quien afirma que “Lo grotesco es el mundo distanciado, (...) deben revelarse de pronto como extrañas y siniestras las cosas que antes nos eran conocidas y familiares” 7. Tendremos en cuenta también el efecto que ello produce en el lector, básicamente provoca en éste la risa, el horror y la perplejidad. Teniendo presente esta definición analizaremos a continuación algunos episodios de El proceso y en algunos casos también de La Metamorfosis que consideramos que se adecuan y/o responden a lo señalado por Kayser (algunos episodios han sido desestimados en favor de otros que creemos más significativos y para evitar un desarrollo demasiado extenso del tema/trabajo). Lo primero que cabe señalar es que los comienzos de las dos obras son muy similares, los dos se desarrollan durante el horario de la mañana inmediatamente después que los protagonistas se despiertan y la primera escena tiene lugar en sus habitaciones. También los protagonistas viven experiencias similares en tanto que lo cotidiano se les vuelve extraño y hasta siniestro. En el caso de Gregor Samsa, protagonista de La metamorfosis, es su propio cuerpo lo que se vuelve extraño: Cuando, tras unos sueños intranquilos, Gregor Samsa despertó esa mañana, se encontró convertido en un enorme insecto. 8 Y en el caso de Joseph K., protagonista de El proceso, es su rutina la que de repente se le revela como extraña: La cocinera de su patrona, la señora Grubach, que todos los días le llevaba el desayuno a la cama, no apareció aquella mañana. Nunca había ocurrido eso. (...) después, sorprendido y hambriento a la vez, pulsó la campanilla. En ese momento llamaron a la puerta, y entró en el dormitorio un hombre que nunca había visto en la casa.9 De este modo, ya en el inicio de ambas obras se sitúa al lector en un ámbito grotesco; observamos cómo el mundo que rodea a los personajes ha sufrido un cambio. Inmediatamente después de los comienzos citados nos encontramos con la reacción de los protagonistas: -¿Qué es lo que me ha ocurrido? -pensó. LM p.29 -¿Quién es usted?- preguntó K., incorporándose en la cama. EP p.7 Como podemos apreciar ambas expresiones demuestran sorpresa; y la sorpresa, el shock son partes esenciales de lo grotesco (Kayser, p.225). Continuando con El proceso, advertimos que la situación de extrañeza no sólo se manifiesta en la rutina del personaje sino que también se hace extensiva al espacio físico que rodea a Joseph K.: La habitación vecina (...) presentaba casi exactamente el mismo aspecto de la noche anterior. Se trataba del salón de la señora Grubach, que parecía más grande que antes con sus muebles, alfombras y porcelanas. (...) la principal modificación consistía en la presencia de un hombre. EP. p.8. (En la habitación de la señorita Burstner) La mesa de noche, que 6

La utilización de la estética grotesca puede pensarse que está vinculada con el descubrimiento por parte de Kafka del teatro yiddisch, puesto que en este teatro está presente lo grotesco. También tenemos que tener en cuenta las fechas; en 1910 Max Brod lo lleva a ver una compañía de teatro yiddisch, en 1912 escribe La metamorfosis y en 1914 comienza a escribir El proceso, como podemos apreciar todas las fechas son muy próximas entre sí. 7 Wolfgang Kayser. Lo grotesco, Buenos Aires, Ed. Nova, 1964, p.224. 8 Kafka, Franz. La metamorfosis, Madrid, Ed. Alba, 1999. p.29. En adelante la obra se indicará mediante la sigla LM y se consignará el número de página. 9 Kafka, Franz. El proceso, Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 1999. p.7. En adelante la obra se indicará mediante la sigla EP y se consignará el número de página. En todos los casos los subrayados son nuestros.

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se encontraba habitualmente junto al lecho, había sido trasladada al medio de la habitación para que sirviera de escritorio. EP p.14 Por lo expuesto en las citas podemos apreciar que si bien siguen siendo en cierta forma espacios familiares para K. son al mismo tiempo extraños, distintos, debido a que han sufrido una transformación. Estas transformaciones traen aparejadas un cambio en la función original que tienen estos espacios. En la segunda cita por ejemplo observamos cómo la habitación de la señorita Burstner pasa a funcionar como la oficina del inspector10. La habitación de la señorita Burstner no es el único lugar familiar a Joseph K. que se ve alterado por la presencia de los empleados de la justicia, lo mismo sucede en el Banco en el Capítulo V; he aquí otro episodio grotesco. En el presente episodio al igual que en el Capítulo I, un lugar que le es familiar al protagonista como lo es su lugar de trabajo, de pronto se le presenta como extraño: (...) detrás de una puerta de la que siempre había creído que era un cuarto trasero, sin que nunca hubiera sentido la curiosidad de ver por sí mismo lo que había allá adentro, oyó unos suspiros. (...) Como lo había supuesto se trataba en efecto de un cuarto de trastos viejos (...). Pero en el mismo cuarto estaban de pie tres hombres, encorvados porque en ese lugar el techo era muy bajo. EP p.77 De este modo Joseph K. se encuentra en una de las instalaciones del Banco con sus guardianes, Franz y Willem, que están siendo castigados por un verdugo debido a la “acusación” que K. había hecho caer sobre ellos durante el primer interrogatorio. El cuarto de los trastos viejos se ve entonces resignificado, es familiar y extraño para K. ya que ahora cumple la función de una suerte de sala de tortura. Del mismo modo que en el Capítulo I, luego de observar que aquello que lo rodea ha sufrido un cambio sobreviene la sorpresa del protagonista quien exclama “¿Qué hacen ustedes aquí?” (Kafka, EP, p.77). Sorpresa que se intensifica aún más cuando luego de unos días de este primer incidente regresa al cuartito y se encuentra con la misma situación de la primera vez: Lo que vio entonces, en lugar de la oscuridad que esperaba, fue algo que escapó a su razón. Todo estaba allí como la tarde en que había abierto por primera vez esa puerta. Allí estaban los impresos y los tinteros amontonados detrás del umbral, el verdugo con su látigo, los dos agentes aún completamente desnudos, la vela puesta sobre el estante. EP p.82 Por lo expresado en la cita, y sobre todo por la frase “lo que vio entonces fue algo que escapó a su razón”, podemos afirmar que en conjunto lo que queda afectado, sobre todo, es el sentido de la realidad cotidiana. El episodio se presenta como grotesco porque el sentido común se debilita o bien desaparece; todo se halla fuera de su lugar normal. Finalmente otro episodio que ilustra la presencia de lo grotesco dentro de El proceso es el episodio del primer interrogatorio (Capítulo II). Aquí lo grotesco queda de manifiesto cuando comprobamos que fallan las categorías que el personaje posee para su orientación en el mundo puesto que la justicia que le inicia el proceso es distinta de la que él conoce (no está dentro de la noción que K. tiene de la justicia). Permanentemente se pone de manifiesto la coexistencia de dos clases de leyes; la ley oficial (que Joseph K. conoce) y la ley que rige los actos del tribunal son completamente diferentes 11. Esta justicia “paralela” posee particularidades que desconciertan al protagonista, como ser que 10

En relación con lo expresado anteriormente podemos destacar que los empleados y dependencias de la justicia “paralela” aparecen en lugares tan insólitos como el cuarto de la señorita Burstner; así nos encontramos con las secretarías de los tribunales en una casa de los suburbios, en el apartamento de Titorelli así como también con otro empleado de la justicia, el capellán de la cárcel, en la Catedral. 11

Esta diferencia entre las dos leyes ya queda en evidencia en el Capítulo I.

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se le avise de la citación por teléfono, el hecho de que el interrogatorio se lleve a cabo el día domingo, o el ofrecimiento para interrogarlo de noche. Incluso el espacio físico en el que se desenvuelve la justicia paralela tiene poca relación con el de la justicia oficial, sobre este tema se expresa lo siguiente: (...) la calle Julius, en la que debía encontrarse el edificio (...) presentaba a cada lado casas grises y uniformes, grandes edificios baratos que se alquilaban a gente pobre. EP p.35. Una vez que Joseph K. encuentra el salón de audiencias, (...) creyó que había entrado en una asamblea. Una muchedumbre apretada y de aspecto muy distinto llenaba una habitación de medianas dimensiones con dos ventanas y rodeada, a poca distancia del techo, por una galería llena de gente, la cual sólo encorvándose podía permanecer allí, con la cabeza y la espalda pegando en el techo. EP p.37 Todo lo expresado en estas líneas nos demuestra cómo las categorías que orientan nuestra concepción del mundo se derrumban, evidencian la forma en que estallan estas categorías con las que también cuenta el personaje, recordemos que Joseph K. es un hombre culto que conoce sus derechos y a la ley oficial (como demostró en el Capítulo I) pero frente a esta realidad sus conocimientos le son inútiles. Lo grotesco presenta un mundo extraño, ajeno, que se resiste a que cualquiera pueda arreglar sus componentes de acuerdo con cualquier esquema racional, destruye el orden de la realidad tal y como lo conoce el personaje (e incluso nosotros mismos). Aunque no se señaló en cada uno de los casos en particular, los efectos que producen cada uno de estos episodios en el lector son, como indicamos al principio, la risa, la perplejidad e incluso hasta el horror. Una particularidad o característica del grotesco que hay que tener en cuenta es el hecho de que está emparentado con lo tragicómico. Ya en La metamorfosis nos encontramos con escenas de este tipo (tragicómicas); por ejemplo: una vez que Gregor Samsa toma conciencia de su transformación aparece el primer obstáculo a superar el cual consiste en bajarse de la cama, esto es descripto con detalle. En dicha descripción podemos apreciar la mezcla, la fusión entre lo trágico y lo cómico; lo trágico residiría en la propia transformación de Samsa, de humano queda reducido a un bicho, y lo cómico, lo que motiva una sonrisa en el lector son las distintas maniobras que el personaje tiene que hacer para lograr su objetivo (LM, Capítulo I, pp.29-49). Estas escenas en las que conviven lo cómico y lo trágico no sólo se dan en La metamorfosis sino que son bastante frecuentes en El proceso, señalaremos algunas de ellas. Una escena de este tipo la hallamos en el Capítulo I, Joseph K. luego de ser notificado de su arresto se presenta con sus documentos ante los guardianes quienes en ese momento se disponían a tomarle el desayuno y les exige a éstos que también exhiban sus documentos, la situación requeriría de cierta seriedad por parte de los guardianes, sin embargo se desarrolla de la siguiente manera: -Pero, ¿cómo puedo estar yo detenido, y para colmo, de esta manera? -Ya vuelve usted a empezar -dijo el guardián hundiendo una tostada con manteca en el tarrito de miel- No responderemos a semejantes preguntas. -Debieran responder -replicó K.- Aquí están mis documentos de identidad; enséñenme los suyos y sobre todo la orden de detención. EP p.11 Otra escena similar se halla en el Capítulo II; Joseph K. finalmente ha encontrado la sala de audiencias, en su interior es conducido por un joven hacia el estrado, contrariamente a la seriedad, solemnidad que se esperaría en un interrogatorio el personaje observa que: (...) a todo lo largo de las primeras filas, tanto de derecha como de izquierda, K. no vio ningún rostro vuelto hacia él, sino solamente las espaldas (...) En el otro extremo de la

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sala (...) habían colocado una mesita puesta de través sobre un estrado bajo y cubierto de gente (...), detrás de la mesa, casi al borde del estrado, un hombre pequeño y grueso, casi sin aliento, estaba sentado y hablaba en medio de grandes risas con otro (...) las piernas cruzadas y los codos apoyados en el respaldo de la silla. EP p.38 Más significativas aún son las escenas que tienen lugar en los Capítulos V y X. En el Capítulo V los guardianes de K. están a punto de ser castigados a latigazos por un verdugo, pero sin embargo éste último se permite hacer un comentario chistoso: Lo que éste cuenta de su carrera -y señalaba con un dedo a Willem- es completamente ridículo. Mira qué gordo está; los primeros vergazos se perderán en su grasa. ¿Sabes cómo se ha puesto tan gordo? Comiéndose el desayuno de todos los que han detenido. ¿No comió acaso el suyo? Pues bien, es lo que te decía; un hombre que tiene semejante vientre no puede llegar nunca a verdugo, es completamente imposible. -Sin embargo, hay quienes se me parecen -dijo Willem, desabrochándose el pantalón. EP. p.79 En el Capítulo X tiene lugar la ejecución de K., una vez que han llegado al lugar en el cual se le dará muerte, momento de intenso dramatismo, nuevamente tiene lugar un acto cómico. En primer lugar se vale de la repetición; que es el procedimiento favorito de la comedia clásica (Bergson lo define de la siguiente manera “consiste básicamente en tomar series de acontecimientos y repetirlas (...) resulta cómico porque equivale a conseguir que la vida se deje tratar de manera mecánica”), para generar así un efecto cómico: (Los verdugos) Procedieron luego a cambiar algunas cortesías con las que cada uno de ellos ofrecía al otro la ocasión de iniciar las misiones encomendadas. EP p.192 Luego se tiene una consideración que podríamos decir que innecesaria y ridícula (no resulta muy importante el hecho que Joseph K. tome frío o no) para con un hombre que en instantes será ejecutado “como un perro”: (...) uno de ellos se dirigió a K. y le sacó su chaqueta, el chaleco y la camisa K. se estremeció sin poder contenerse; el señor palmoteó su espalda para tranquilizarlo, luego acomodó delicadamente sus ropas, como si fuesen a necesitarse en un tiempo no previsto. Para no exponer a K. al frío de aquella noche, lo asió y lo condujo a pasearse de un lado a otro, mientras el otro señor trataba de encontrar un lugar adecuado en la cantera. EP p.192. Finalmente vuelve a hacer uso de la repetición, así mezclando en partes iguales lo trágico y lo cómico, en cierta forma se atenúa el dramatismo del episodio: Entonces volvieron a repetirse las espantosas cortesías. Uno de ellos, pasando la mano por sobre K. pasó al otro el cuchillo quien se lo devolvió con el mismo procedimiento. EP p.192 En los cuatro casos señalados, pero fundamentalmente en los dos últimos, se demuestra cómo en los momentos más críticos, en los que el personaje está ante una situación de presión y/o tensión (cuando es arrestado, cuando va a ser interrogado por primera vez, cuando está a punto de presenciar un castigo que en cierta forma él provocó y finalmente cuando va a ser ejecutado) siempre irrumpe lo cómico y de esta manera se disuelve, se anula el dramatismo. El lector al encontrarse frente a estos pasajes en el texto no puede evitar esbozar una sonrisa, aunque vale aclarar que no llega a ser una risa totalmente despreocupada ya que la combinación de sobriedad y ligereza nos desconcierta. Hasta aquí hemos hecho referencia a la presencia de lo grotesco en algunos episodios de las obras trabajadas. A continuación analizaremos los personajes que pueden calificarse como grotescos. Kafka nos ofrece una amplia colección de esta clase de personajes, ellos son: dentro de El proceso, los guardianes que van a arrestar a Joseph K., Franz y Willem (Capítulo I-V); los empleados del Banco que el inspector había llevado consigo para

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ponerlos a disposición de K., Rabensteiner, Kullich y Kaminer (Capítulo I-II); la asistente y enfermera del abogado Huld, Leni (Capítulo VI); el pintor oficial de la justicia, Titorelli (Capítulo VII); el comerciante Block (Capítulo VIII) y los verdugos encargados de ejecutar a K. (Capítulo X). De La metamorfosis nos interesa señalar como personajes grotescos al propio protagonista Gregor Samsa y a los huéspedes (Capítulo III). Existen numerosos procedimientos por los cuales se logra el distanciamiento del mundo, de las cosas que nos son familiares. En el caso de los personajes, lo grotesco tiene lugar cuando lo humano se deshumaniza; esto se logra por medio de la cosificación, la animalización, la muñequización, la caricaturización así como también cuando lo humano se vuelve monstruoso12. Analizaremos los personajes mencionados líneas arriba atendiendo al procedimiento utilizado en la elaboración/construcción de cada uno de ellos. Como señalamos al inicio es grotesco cuando lo humano pierde vida, a ello se debe que las figuras grotescas por excelencia sean los muñecos de guiñol y/o las marionetas. Se produce una “muñequización” de los personajes cuando los mismos adoptan una conducta semejante a la de los títeres, se observa en ellos un algo mecánico que provoca la deshumanización. En El proceso encontramos algunos personajes a los que podemos pensarlos como muñecos, ellos son los empleados del Banco, Rabensteiner, Kullich y Kaminer: En un rincón de la habitación, tres jóvenes contemplaban de pie las fotografías de la señorita Burstner, que colgaban de la pared sobre una estera. EP p.14 Los tres jóvenes mantenían sus manos en las caderas contemplando a su alrededor con aire despreocupado. EP p.17 (Dice K.) (...) ahora iremos todos al trabajo, ¿verdad? Los tres asintieron sonriendo y con mucho celo, como si no hubieran esperado otra cosa en todo ese tiempo, pero cuando K. dijo haber olvidado el sombrero en su habitación, se precipitaron el uno detrás del otro a buscarlo, lo que atestiguaba, evidentemente, cierta confusión. EP p.19 (Cuando K. se dirige a su primer interrogatorio) (...) percibió en el camino, cosa extraña, a los tres empleados, Rabensteiner, Kullich y Kaminer (...) Los dos primeros, que viajaban en el tranvía, se cruzaron en el camino de K., pero Kaminer estaba sentado en la terraza de un Café y se inclinó sobre la balaustrada con curiosidad (...) Los tres le habían seguido con la mirada, sorprendidos sin duda de la prisa de su superior. EP p.35. Por las citas transcriptas podemos observar que estos tres personajes generalmente están juntos (aunque no siempre, como señala la última cita), actúan en grupo como si estuvieran unidos entre sí por hilos invisibles; esto se acentúa dado que realizan al mismo tiempo una misma y única acción, lo cual hace resaltar lo mecánico de éstas y ayudan a presentar a estos personajes como muñecos o títeres. En La metamorfosis nos volvemos a encontrar con otro grupo de tres personajes que tienen rasgos en común con los personajes recién tratados, ellos son los huéspedes que hacen su aparición en el Capítulo III. Éstos también están siempre juntos y los tres realizan simultáneamente las mismas acciones. Cabe señalar que estos personajes presentan una particularidad que los empleados del Banco no poseen y es que son anónimos, carecen de identidad; siempre que se hace referencia a ellos se lo hace por medio de la denominación “huéspedes” y para referirse al líder del grupo se lo hace a través de la expresión “el que se sentaba en el centro”. Comprobemos con el texto lo recientemente afirmado: Cuando el padre de Samsa los saluda) Los huéspedes se ponían en pie todos a una y murmuraban algo entre dientes LM p.81. 12

Hemos llegado a esta afirmación gracias a lo expuesto sobre el tema en: Kayser, W. “Ensayo de una definición de la esencia de lo grotesco”, en: Lo grotesco, Buenos Aires, Ed. Nova, 1964, pp.218-229; y en Cardona y Zahareas. “Capítulo I: Teoría del esperpento”, en: Visión del Esperpento, Madrid, Castalia, 1973, pp.23-68.

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Los huéspedes habían terminado ya de cenar; el que se sentaba en el centro había sacado un periódico y había dado una hoja a cada uno de los otros dos, y en aquel momento estaban leyendo y fumando, recostados hacia atrás. Cuando el violín comenzó a sonar, prestaron atención, se levantaron y se dirigieron de puntillas hacia la puerta del vestíbulo, junto a la cual permanecieron inmóviles, apretados unos contra otros. LM p.81. (Posteriormente cuando ven a Samsa transformado en bicho actúan de la siguiente manera) Exigían explicaciones al padre, se tiraban de la barba con inquietud, y no retrocedieron sino muy lentamente hacia su habitación. LM p.84. Ya en el recibidor, los tres tomaron sus sombreros de la percha y sus bastones de la bastonera, se inclinaron en silencio y abandonaron la casa. LM p.92 También los verdugos del Capítulo X de El proceso pueden ser vistos como muñecos o títeres. Citaremos a continuación algunos pasajes del texto en los que aparecen: En la puerta de la casa cada uno de ellos quería que pasara el otro primero, cambiaron algunas pequeñas cortesías, que volvieron a repetir, con más énfasis, ante la puerta de la habitación de K. EP p.189. Ellos afirmaron con un movimiento de cabeza, mientras que con los sombreros en la mano, se señalaban recíprocamente. EP p.189 (...) se sacaron sus sombreros y pasaron su pañuelo por sus frentes sudorosas, en tanto observaban la cantera (...) EP p.192. (Cuando están por ejecutar a K.) Procedieron luego a cambiar algunas cortesías con las que cada uno de ellos ofrecía al otro la ocasión de iniciar las misiones encomendadas (...) Entonces volvieron a repetirse las espantosas cortesías. Uno de ellos, pasando la mano por sobre K. pasó al otro el cuchillo quien se lo devolvió con el mismo procedimiento. EP p.192 Estos verdugos cuyos sombreros de copa “daban la impresión de estar atornillados en su cabeza” son personajes simétricos, dobles, iguales tanto en la forma de vestir y lo físico (recordemos que ambos vestían levita, con sombreros de copa; que tenían semblante pálido, mentones regordetes y eran gordos) como en las acciones que ejecutan. Como se puede advertir en las citas, las acciones que realizan son marcadamente mecanizadas, ambos realizan las mismas acciones una y otra vez, son repetitivos y esto provoca la deshumanización de estos personajes así como también suscitan la risa del lector. Vale la pena señalar que en los tres grupos de personajes referidos (empleados del Banco, huéspedes y verdugos) en todos los casos se trata de personajes que carecen por completo de individualidad. En el caso de los guardianes se ha utilizado en la construcción de los mismos dos procedimientos distintos. Para Willem se vale de la caricaturización lo cual podemos observarlo en la descripción del personaje, la misma está muy próxima a la caricatura, ésta lleva a cabo una degradación al extraer del conjunto un rasgo aislado que resulta cómico. En este caso se destaca su panza extremadamente grande y su cabeza extremadamente pequeña con relación al resto del cuerpo: El vientre del segundo agente –evidentemente no podía tratarse sino de agentesse apretaba cordialmente contra él; pero cuando K. levantaba el rostro hacia él, veía que era seco, huesudo, con una nariz fuerte y torcida que no correspondía en absoluto con aquel corpachón, sino que más bien parecía adaptarse a la figura del otro guardián. EP p.9 Por otro lado, en Franz se advierte la cosificación, en el Capítulo V cuando es azotado por el verdugo se afirma que el grito de Franz era un “(...) grito ininterrumpido e invariable que más parecía provenir de una máquina destrozada que de un ser humano” (Kafka, EP, p.80). Ya en el Capítulo I cuando se lo describe se hace más hincapié en su vestimenta que en sus rasgos personales, de esta forma lo humano queda relegado a un segundo

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lugar pasando a ser la vestimenta la protagonista: Era un personaje esbelto, pero de apariencia sólida, con un traje negro y ceñido, semejante al traje de un viaje, con distintos pliegues, hebillas, bolsillos, botones y un cinturón, que daban a esa vestidura una apariencia singularmente práctica. EP p.7 Tempranamente indicamos que lo monstruoso es un motivo característico del grotesco; hay un personaje en la novela El proceso que presenta esta característica, nos referimos a Leni. Joseph K. la conoce cuando su tío lo conduce a la casa del abogado Huld; allí cuando logran quedarse solos Leni se ofrece a ayudarlo en su proceso. Luego, sentada sobre las rodillas de K., después de contemplar la foto de Elsa (una suerte de amante de Joseph) tiene lugar la siguiente conversación: (Leni) -¿Tiene, por ejemplo, algún defecto físico? -¿Un defecto físico? -preguntó K. -Sí -dijo Leni- yo tengo uno muy pequeño. Mire usted.- Entonces, extendiendo los dedos anular y medio de la mano derecha, mostró que en aquella parte que debía estar separada tenía un trozo de piel que las unía a manera de membrana y que alcanzaba hasta la articulación superior del dedo más corto. EP p.99 Este “pequeño” defecto proporciona a la mujer de los “grandes ojos negros” un aspecto monstruoso, el cual se pone más en evidencia cuando K. luego de observarlo afirma “¡Qué hermosa garra! (Kafka, EP, p.99) con lo cual, volvemos a repetir, no sólo remarca lo monstruoso sino que en cierta forma animaliza a Leni al equiparar la mano de ésta con la garra de un animal. De la misma manera en que está construido el personaje de Leni lo está el personaje de Gregor Samsa en La metamorfosis. Samsa también es objeto de la animalización puesto que se transforma, se metamorfosea en un gran bicho; al mismo tiempo por sus dimensiones y por algunas particularidades relacionadas con su nuevo aspecto linda con lo monstruoso (por ejemplo su voz que se mezcla con un silbido (LM p.32), o la sustancia viscosa que tiene en el extremo de sus patas (LM p.42). Otro procedimiento que posibilita la deshumanización de lo humano es la cosificación. La cosificación tiene lugar cuando se presenta a algún personaje en función de objeto, esto es lo que sucede con Titorelli. El pintor ha llegado a convertirse en un autómata, en una máquina de reproducir cuadros exactamente iguales unos a otros, sin ser consciente de ello. Cuando K. se encuentra en la casa de Titorelli observa el cuadro en el que está trabajando el pintor, se trata del retrato de un juez el cual “(...) era sorprendentemente parecido al cuadro que K. había visto en el gabinete del abogado Huld” (Kafka, EP, p.128). Posteriormente, antes que Joseph K. se retire el pintor le ofrece uno de sus cuadros, se trata de un paisaje; K. opina que es bello y se lo compra entonces Titorelli le dice: -Vea, éste y el primero forman un hermoso conjunto.- La combinación era buena, sólo que K. no notaba la diferencia en ninguno de los dos paisajes, también estaban los árboles, la hierba y la puesta de sol (...) -Parece que le gusta el motivo -dijo el pintor, mientras se disponía a sacar una tercera tela- Entonces vamos bien, pues tengo otro paisaje del mismo género. No, no era parecido a los anteriores era exacto. EP pp.142-143 (Los subrayados son nuestros.) Por último debemos señalar también que hay personajes, como Block, a los que se les aplica el procedimiento de animalización; éste consiste en la fusión de formas humanas y animales. Block es presentado como un hombre sumiso al cual ninguno de los otros

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personajes respeta ni siquiera Leni, ésta cuando se refiere a él afirma “Es un hombrecillo, un triste comerciante (...). Su aspecto lo dice todo” (Kafka, EP, p.148). Es significativo también el modo en que el abogado se refiere a él; “Block, ese pobre infeliz” (Kafka, EP, p.160) e incluso Joseph K. se siente superior 13 frente a “aquel hombrecillo de aspecto débil” (Kafka, EP, p.146). El comerciante es tratado como un perro, Joseph K. lo empuja, le grita, lo mismo hacen los otros personajes. Leni lo encierra en la pieza de la criada, en ese “cuartito sin ventilación y extremadamente bajo”. La degradación y deshumanización de Block llega a tal punto que se refiere a él en forma de animal explícitamente: Había dejado de ser el cliente y pasaba a ser el perro del abogado. Si éste le pedía arrastrarse bajo su cama y ladrar, lo habría hecho gustoso. EP p.16 Por lo analizado hasta aquí estamos en condiciones de reafirmar la hipótesis de trabajo planteada en el inicio; en ella afirmábamos la existencia de episodios y personajes afines con lo grotesco en la novela El proceso, se demostró también la presencia de los mismos en La metamorfosis lo que nos lleva a afirmar que el uso de lo grotesco no fue una excepción sino que se trató de una constante o bien de un recurso del que Kafka se valió durante un período de su producción narrativa (la que se inicia en 1912). Nuestra finalidad con este trabajo no era simplemente realizar una corroboración de la existencia de elementos grotescos en la obra de Kafka, sino que a partir del conocimiento de ellos nos permitiéramos leerlo de una manera distinta a la que estamos acostumbrados. Generalmente se adoptó la lectura que los existencialistas hicieron del escritor, quienes explotaron la atmósfera opresiva presente en sus escritos (cuya existencia no negamos en absoluto) pero su humor y lo grotesco quedaban perdidos bajo el envoltorio existencialista. Aquí quisimos proponer una lectura de Kafka que permitiera una sonrisa (no afirmando con esto que Kafka escribió comedia, porque no fue así) apreciando y destacando el humor que el autor volcó en algunos pasajes de sus escritos.

Bibliografía: AAVV. Franz Kafka, Buenos Aires, Eudeba, 1983. Bergson, Henri. “Situaciones cómicas y palabras cómicas” en La Risa, Brod, Max. Kafka, Madrid, Alianza Editorial, 1974. Caeiro, Oscar. “El proceso de Franz Kafka”, en: Criterio Nº 1405, 14 junio de 1962, Buenos Aires, pp.416-418. Cardona R. y Zahareas A. “Capítulo I: Teoría del Esperpento”, en: Visión del Esperpento, Madrid, Castalia, 1973, pp.23-68. Kafka, Franz. El proceso, Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 1999. ----------------. La metamorfosis, Madrid, Editorial Alba, 1999. Kayser, Wolfgang. Lo grotesco. Su configuración en pintura y literatura. Buenos Aires, Nova, 1964. Traducción Ilse M. Brugger. Richter, Hellmut. “Para una nueva interpretación de Kafka: El proceso”, en: Eco, Nº162, 1974, Bogotá, pp.621-649. Wamba, Graciela “Kafka: vida y obra”, mimeo.

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Debemos señalar que esta actitud de Joseph K. luego cambia, cuando empieza a contarle cosas referentes al proceso que él tiene desde hace ya cinco años; luego la actitud de K. vuelve a cambiar cuando Block se humilla ante el abogado.

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