LIQUENES COMO BIOINDICADORES DE LA CONTAMINACION ATMOSFERICA

LIQUENES COMO BIOINDICADORES DE LA CONTAMINACIÒN ATMOSFÈRICA Los líquenes son organismos resultantes de la simbiosis de

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LIQUENES COMO BIOINDICADORES DE LA CONTAMINACIÒN ATMOSFÈRICA Los líquenes son organismos resultantes de la simbiosis de un hongo y un alga o una cianofícea, el hongo depende del organismo fotosintético para su metabolismo, y el alga depende del agua y sustancias minerales que le proporciona el hongo, además de estar protegido de la radiación solar por las hifas del hongo. El componente fúngico del liquen se llama micobionte o micosimbionte, y el componente algal se denomina ficobionte, fotobionte o ficosimbionte. Los líquenes son seres enigmáticos formados por la simbiosis entre un organismo micobionte (un hongo heterótrofo) y otro fotobionte (algas o cianobacterias autótrofas). Esta asociación origina una estructura morfológica particular, el talo, que presenta unos rasgos biológicos singulares, como la ausencia de cutícula (la capa protectora de los tejidos vegetales) y de raíces, el mantenimiento de un metabolismo activo en ambientes extremos o un crecimiento lento.

Corteza superior Capa formada por algas

Medula formada por hifas del hongo

Corteza inferior

Clasificaciòn Los líquenes pueden agruparse en tres biotipos fundamentales según su forma. Los crustáceos tienen aspecto de costra y se adhieren fuertemente a su soporte por la cara inferior; los foliáceos poseen un talo con apariencia de hojas o láminas y un borde que se separa bien del sustrato; y los fruticulosos se caracterizan por su forma de arbusto y por fijarse al sustrato en un único punto. En general, los fruticulosos son más sensibles a la contaminación. Debido a su mayor índice superficie/masa, se hallan más expuestos a los contaminantes, por lo que solo viven donde el aire está limpio. En cambio, los de tipo crustáceo están menos expuestos y son más tolerantes.

Liquen crustáceo

Liquen fruticuloso

Liquen folioso

Estructura interna

Caracterìsticas como bioindicdores Los líquenes resisten climas extremos, pero son sensibles a la contaminación atmosférica, especialmente al dióxido de azufre (SO2) y a los óxidos de nitrógeno (NOx) que abundan en las ciudades. Al no tener raíces, absorben el agua y los nutrientes de la atmósfera, pero a la vez también la contaminación del aire, ya que tienen una estructura muy simple que no les permite filtrar qué entra y qué no en su interior. Los contaminantes se acumulan en el talo a medida que pasa el tiempo y puede llegar un día en que el liquen ya no los pueda tolerar y muera. Esta característica los hace muy útiles para indicar dónde y qué tipo de contaminantes hay en un lugar. Aunque no todos sirven, cada liquen está adaptado a unas condiciones ambientales concretas y donde uno no tolera la contaminación otro sí puede, por eso los científicos usan como medidores de contaminación los líquenes -a parte de otros métodos- de los que más información se tiene. A diferencia de las plantas, los líquenes no tienen estructuras activas para regular la entrada y salida del agua y los gases del aire –son poiquilohidros–, por lo que las sustancias que hay en la atmósfera, entre ellas las contaminantes, se acumulan fácilmente en su interior. Esto

provoca síntomas de deterioro mucho más rápido que en otros organismos, lo que les convierte en excelentes centinelas de problemas potenciales para nuestra salud. Otra diferencia con respecto a las superiores, es que los líquenes carecen de estomas para realizar el intercambio gaseoso con el aire. En su lugar, presentan unos poros cuya apertura o cierre no pueden regular. Ello facilita la entrada de varios contaminantes atmosféricos, sobre todo dióxido de azufre (SO2). Una vez en el interior del vegetal, este gas destruye la clorofila y altera la fotosíntesis. Los daños pueden variar desde una reducción en la velocidad de crecimiento hasta la propia muerte. Además, el SO2 en contacto con el agua del medio da lugar a ácido sufuroso, que provoca una fuerte acidificación del sustrato sobre el que viven los líquenes y altera su morfología, estructura y fisiología. Saber su distribución, cuántas especies hay y en qué frecuencia aparecen es muy útil para detectar si se está produciendo una variación en las condiciones ambientales de una zona. Por ejemplo, si vemos que un tipo de liquen ya no está en los mismos lugares que antes. Líquenes como Bioindicadores Se suelen usar mucho los líquenes que viven sobre los árboles (epífitos), ya que tienen mucha más superficie expuesta al aire y los contaminantes que los que viven, por ejemplo, incrustados en la roca (líquenes crustáceos) o en la tierra. Sus formas son muy variadas. Los científicos los han utilizado durante décadas para conocer el grado de contaminación atmosférica en ciudades de todo el mundo. En 1866, William Nylander fue el primer investigador que observó la desaparición de los líquenes según se adentraba en el centro de París durante el auge de la revolución industrial. Desde entonces, se han publicado más de 2.000 trabajos científicos utilizando líquenes como bioindicadores de la calidad del aire y los niveles de contaminación por dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, metales pesados, etc. en los cinco continentes. El uso de líquenes como bioindicadores no puede llegar a la exactitud de las medidas físicoquímicas de las estaciones de control, que dan unos resultados cuantitativos muy exactos, pero su uso supone una serie de ventajas sobre el despliegue de una red de estas estaciones. Las estaciones miden unos pocos parámetros fisicoquímicos, mientras que los líquenes ofrecen una información integrada del estado del aire, ya que están expuestos a todos sus contaminantes. El coste del análisis de estos bioindicadores en cada localidad es muchísimo menor que el coste de instalación y mantenimiento de una red de estaciones de control. Además, los líquenes también cubren una zona más amplia e indican la evolución a lo largo del tiempo. Así, pues, nos brindan una información cualitativa muy valiosa y su ausencia es un primer efecto de la contaminación.

Se ha demostrado científicamente que una mayor diversidad de líquenes está directamente relacionada con una mejor calidad de la atmósfera y cómo las zonas con más afecciones respiratorias, como el cáncer de pulmón, tienen una alta correlación con la pérdida de diversidad de líquenes. Efectos de los contaminantes en los líquenes Cambios morfológicos

1. 2. 3. 4. 5. 6.

Liquen normal Empardecimiento del centro por contaminación Muerte del centro del talo Formación de un anillo presentándose necrosis en el centro Se presenta formación de una media luna por muerte en la mayoría de todo el talo. Necrosis total por lo cual desaparece el talo. Presentándose un desierto de liquen

WEBGRAFÌA https://lanaturalezaenunclic.com/liquenes-bioindicadores-de-la-contaminacion-atmosferica/ https://liquencity.org/por-que-son-buenos-bioindicadores/ https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/la-vida-en-un-mundoconectado-607/lquenes-vigas-ambientales-12339