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Doctor en Filoso�ía, escritor y periodista, ha sido profesor universitario en Colombia y el exterior, director de la Asociación para la Enseñanza, Aspaen, fundador y director de la Agencia de Noticias Colprensa, director de la Revista Cultural Arco, presidente de la Corporación Promotora de Medios de Comunicación, Promec, columnista de prensa, conferencista internacional y consultor. Actualmente es Presidente del Instituto Latinoamericano de Liderazgo-ILL.

El liderazgo trascendente intenta transformar la sociedad con base al trabajo hecho con excelencia personal, con afán permanente de mejorar y de guiar las acciones por valores éticos y por el servicio al bien común. El líder trascendente es creativo, innovador, asertivo, proactivo, arriesgado y optimista. Sueña con los ojos despiertos en una nueva sociedad mirando las cosas con visión de futuro, con motivos trascendentes para engendrar sueños colectivos y construir ese futuro con esperanza. www.liderazgo.org.co Ediciones

Liderazgo trascendente

JORGE YARCE

La sociedad necesita siempre de los líderes y de lo que ellos hacen por las organizaciones. Pero es igualmente necesario ver cómo todas las personas desarrollan su potencial de liderazgo. Este libro ofrece una teoría coherente y clara sobre cómo poner en práctica un liderazgo trascendente.

Jorge Yarce

Liderazgo trascendente Carátula LG 101101.pdf 1 11/1/2010 4:33:04 PM

Este libro es fruto de la experiencia de 15 años del Instituto Latinoamericano de Liderazgo en Colombia y Latinoamérica a través de la consultoría en empresas e instituciones, y de Diplomados, Cursos y Talleres.

Liderazgo

trascendente Jorge Yarce

Ediciones

Aquí encontrarán los lectores una síntesis renovada y actualizada de las teorías sobre liderazgo contenidas en diferentes publicaciones del ILL: El líder se hace

Valor para vivir los valores El poder de los valores Yo quiero ser

Crisis en la sociedad siglo XXI La empresa como sistema humano

Jorge Yarce

Liderazgo

trascendente

Ediciones

Liderazgo Trascendente © 2011: Jorge Yarce Maya ISBN Primera edición: 2011 Instituto Latinoamericano de Liderazgo-ILL Página de Internet: www.liderazgo.org.co Corro electrónico: [email protected] Diseño y diagramación: Leonardo Grajales Olarte [email protected] Impresión: Xpress Estudio Gráfico y Digital Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin el previo permiso escrito del autor. Impreso en Colombia Printed in Colombia

A Regino Navarro, Cofundador y Vicepresidente, a Carlos Bernal, Director General, al equipo de consultores del ILL, a las organizaciones a las que hemos servido.

Presentación

Índice

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Introducción: Por qué el liderazgo 1. Por qué el liderazgo hoy 13 El líder se hace 14 El liderazgo se construye 17 Descubrir el liderazgo 19 Poner a las personas en el centro 21 Remedio para los tres cánceres 22 Para el cambio desde adentro 24 2. Por qué un liderazgo trascendente 27 Primera parte: Autoliderazgo 3. Autoliderazgo para trascender 35 4. Autoliderazgo para ser 43 Aprender a pensar 44 Aprender a querer 46 Aprender a amar 48 5. Autoliderazgo para hacer 51 Aprender a obrar 53 Aprender a trabajar 55 Aprender a lograr 57 6. Autoliderazgo para aprender 61 7

Aprender a conocer 62 Aprender a crear 65 Aprender a comunicar 67 7. Autoliderazgo para emprender 71 Aprender a administrar 73 Aprender a dirigir 75

Segunda parte: Liderazgo trascendente 8. Liderazgo por motivos trascendentes 81 9. Liderazgo trascendente en la empresa 87 A. Trascender desde el trabajo 87 B. Trascender en los valores 94 C. Liderazgo para servir 100 10. Liderazgo trascendente en la familia 107 A. Fuerza de la motivación 107 B. Realización de valores 111 C. Liderazgo para servir en la familia 116 11. Liderazgo trascendente en la educación 121 A. Motivos trascendentes 121 B. Liderazgo para realizar valores 126 C. Liderazgo educativo para servir 131 12. Liderazgo trascendente en la sociedad 137 A. Motivos trascendentes 138 B. Valores para la trascendencia 141 C. Servir para trascender 148 13. Liderazgo trascendente espiritual 153 Publicaciones

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Presentación

Desde hace 15 años el Instituto Latinoamericano de Liderazgo-ILL trabaja en el campo del liderazgo y los valores en Colombia y en varios países de Latinoamérica. Con el paso del tiempo, con la experiencia lograda y con los aportes de nuestros consultores y de los participantes en nuestras diferentes actividades, hemos configurado nuestra propia visión del liderazgo que hemos denominado Liderazgo trascendente. En estas páginas se expone en forma resumida esa teoría que, en parte, se encuentra en algunas de las obras publicadas con anterioridad. Aquí le damos estructura propia en forma más explícita y completa. La ofrecemos al lector para que encuentre en ella una alternativa, con una base filosófica coherente y clara, para abordar este tema que no dejará nunca de ser actual e importante para todo tipo de organización. La sociedad necesitará siempre de los líderes y de la tarea de tratar de explicar en qué consiste el liderazgo y cómo pueden las personas de muy diferentes condiciones desarrollar el potencial que cada uno posee. Unos en mayor grado que otros, debido a su preparación o a las circunstancias de su vida, e incluso a las oportunidades que han tenido para llegar a ser líderes 9

efectivos, que influyan positivamente en los demás, ayudándoles a lograr sus objetivos, en busca del servicio al bien común. Ayudándoles siempre a trascender con sus vidas en las vidas de los demás y de la comunidad. Jorge Yarce Presidente Instituto Latinoamericano de Liderazgo, ILL www.liderazgo.org.co [email protected]

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Introducción:

Por qué el liderazgo

1 Por qué el liderazgo hoy

El liderazgo no pasa de moda. Tal vez los líderes sí, porque pierden su vigencia o porque quizás su liderazgo era situacional, atado a unas determinadas circunstancias que ya no existen, o porque los motivos de su acción no trascienden, no señalan verdaderamente un camino para los otros. Por eso resulta conveniente caracterizar, marcar el liderazgo con un sello propio que resalte el enfoque principal, independientemente de quien aparezca como ​líder en un determinado momento, que permita distinguir claramente los tipos de motivos que inspiran la​ acción del líder. Antes que todo: El liderazgo es una posibilidad de las personas que puede desarrollarse o no, dependiendo de su voluntad y también del medio que las rodea. No es algo exclusivo de un grupo determinado de la sociedad cuyos miembros cuentan con el privilegio de poder ser líderes. El ambiente familiar y social facilitan el desarrollo de la capacidad de liderazgo que tienen las personas en 13

Por qué el liderazgo hoy

forma potencial. Otras veces los líderes se desarrollan, a pesar del medio, por su voluntad férrea y su disciplina para alcanzar sus objetivos. Un caso como el de Barack Obama (Los sueños de mi padre) es una muestra palpable de ello. Nada en su vida permitía suponer de antemano que podría ser un gran líder. No nació como tal, sino que se hizo progresivamente, aprovechando al máximo las oportunidades que tuvo de ejercer ese liderazgo.

El líder se hace

Con lo anterior, la clásica pregunta el líder, ¿nace o se hace? pone a flotar en el ambiente la idea de si existe un liderazgo unido por tradición al poder, a la sangre o a factores de otro orden. En este sentido, se piensa enseguida en los líderes que han sido grandes personajes: Alejandro Magno, Julio César, Gandhi, Napoleón, Kennedy, Juan Pablo II, Gorbachov, la Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, etc. O sea, en figuras que ejercieron una ascendencia notoria en la sociedad y destacaron por sus condiciones de liderazgo y por la influencia en sus países o en el mundo. Llamémoslos líderes visibles o históricos. Es interesante discutir qué tipo de liderazgo encarnan esos personajes y si nacieron con una vocación y con un don de liderazgo, o si lo adquirieron en el transcurso de su vida. Es decir, si existen personas con condiciones innatas de liderazgo. Pero antes de responder la inquietud hay que plantearse otra paralela: hay personas que no alcanzan 14

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tanta notoriedad, pero son en su medio líderes efectivos, ejercen una influencia positiva en quienes les rodean y les mueven al logro de objetivos personales y grupales con excelentes resultados: un profesor en su grupo de alumnos, un estudiante entre sus compañeros, una madre en su familia, un campesino entre sus iguales, un empleado entre sus colegas, un líder comunitario entre sus vecinos, un deportista en su equipo, etc. A la vista de los anteriores enfoques, en la práctica hay líderes visibles, y otros menos visibles o virtuales. Entonces lo correcto sería extender la idea de liderazgo de modo que se pueda abarcar a unos y otros. Visto así el tema: La gente líder ejerce una influencia real que motiva, orienta, organiza, conduce a la acción a otras personas, en busca de un bien común para el grupo. De esa manera la noción de liderazgo se vuelve algo más participado por muchos, más común, y deja de tener la connotación de notoriedad o cierto carácter elitista. El liderazgo al que nos referimos nos hace pensar también en que, antes que contar con unas determinadas condiciones previas para el liderazgo, quisiéramos preguntarnos por un liderazgo centrado en los resultados que consigue el líder en los seguidores. No pensamos tanto en su personalidad o en su capacidad de persuasión –lo cual contribuye a una 15

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acción eficaz– como en su capacidad de hacer-hacer a los demás para alcanzar los objetivos propuestos por el grupo. El líder busca resultados, y si no los obtiene, su condición se pone en duda. Pero esos resultados se manifiestan en un bien para los demás, o en que aumenta el bien común. Pero entonces surge una nueva pregunta: ¿será líder quien tenga ciertas cualidades con independencia de los valores que encarne? No parece posible separar el liderazgo de un contexto de valores. Tendríamos, supuestamente, grandes líderes que condujeron a sus pueblos al fracaso y la destrucción, como el caso de Hitler. Volviendo a la pregunta inicial, si el líder nace o se hace, y pensando más en un liderazgo que abarque a muchos tipos de personas, incluidos los personajes que mencionábamos al comienzo, nos inclinamos por la respuesta: el líder se hace. Un liderazgo innato o heredado, en forma de un don especial que se ha recibido genéticamente, es algo no sólo difícil de explicar, sino poco convincente. Determinados ambientes familiares, o contextos sociales o educativos, pueden ser propicios para que personas que son hijos de líderes visibles, o tienen estrechos vínculos con ellos, lleguen a desarrollar ese liderazgo con el cual han estado en contacto. Pero eso no se hace realidad sin un proceso de autoformación 16

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y de esfuerzo permanente por seguir las huellas de aquellas personas. En realidad se dan unos pocos casos frente a la inmensa mayoría de personas que pueden acceder a un liderazgo no tan visible y notorio, pero igualmente real. Se trata de una visión democrática y participativa del liderazgo, que depende de un proceso formativo y de acción. Se parte de la motivación (impulso que mueve a actuar con base en un motivo), hasta la actuación, previas unas capacidades intelectuales, emocionales, administrativas y directivas, y unas habilidades personales de comunicación y manejo de los grupos, de trabajo en equipo y de administración del tiempo.

El liderazgo se construye

Hablamos de construcción del liderazgo en las personas como un proceso que desarrolla capacidades, habilidades y hábitos para ayudar a otros a conseguir sus objetivos personales y sociales. Un proceso de construcción es una tarea progresiva que parte de unas bases, que apunta a unos objetivos y que se puede evaluar permanentemente. Hay que partir de unas oportunidades de manifestar ese liderazgo, unas capacidades de encarnarlo, unas necesidades sociales de manifestarlo, y un grupo humano en el cual expresarlo. 17

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Un carácter definido, una personalidad lograda, un esfuerzo que se convierte poco a poco en hábito constante, ponen a una persona en camino de lograr la condición de ser líder. A veces son también las oportunidades las que permiten que surjan los líderes. Por ejemplo: un gran vacío en la familia, en un grupo o en un medio empresarial, es la oportunidad óptima para que asuma el liderazgo alguien en quien no se había pensado. La construcción arranca, como afirma Drucker, no con la pregunta qué es lo que quiero sino qué es lo que debo hacer para cambiar la situación. Se inicia poniendo los pilares básicos del liderazgo: tener seguidores que hacen lo que deben hacer, el líder les da ejemplo y obra con responsabilidad. Este liderazgo no es popularidad, ni rango, ni privilegio. Es ante todo responsabilidad, entendida como capacidad de dar respuestas adecuadas a las necesidades del medio y asumir las consecuencias. Si el líder es la persona con visión, tiene que estar en capacidad de ver más allá de lo corriente, de trascender con su conocimiento y su pensamiento para poder impulsar hacia los sueños personales y colectivos. No es una construcción hecha de simples habilidades para comunicarse o para persuadir. Antes que todo, la construcción es desarrollo de hábitos estables, de valores y virtudes que dan coherencia de vida, consistencia de actuación, en18

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tusiasmo por la tarea y una confianza en los demás que infunde optimismo e iniciativa. El líder del que hablamos lo es en cuanto produce resultados, consigue adhesiones libres e influye en sus seguidores, que ven en él un ejemplo y una ayuda para conseguir sus objetivos. Es líder porque genera credibilidad. Precisamente el vacío actual de liderazgo está marcado profundamente por la falta de credibilidad de la gente en el gobierno, en los políticos y en la clase dirigente en general. El líder hace-hacer, y ofrece respuestas distintas de lo rutinario, muchas veces fuera de los ámbitos del poder, porque demuestra autoridad moral. El liderazgo es primero autoliderazgo: nace desde adentro de la persona y desde ahí desencadena las acciones de servicio que se traducen en resultados. Ser actor del cambio conduce al líder al compromiso y al logro de objetivos. La palanca del cambio es su propia voluntad, un querer firme que se afirma en el presente mediante la toma de decisiones acertadas, y en el futuro en forma de propósitos realizables.

Descubrir el liderazgo

“Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes” (Richard Bach). Tratemos, pues, de reflexionar sobre el liderazgo que necesita la sociedad de cara a una transformación que se ini19

Por qué el liderazgo hoy

cia en cada uno y que debe comunicarse y operarse también como transformación, cambio profundo y estable, de la sociedad. Como ya insinuamos, no estamos pensando sólo en personas con capacidades excepcionales, capacidad intelectual muy alta, con habilidad de hablar muy bien o con lo que llaman carisma de líder. Nada de eso sobra pero no es lo fundamental. Ni mucho menos se trata de algo que se aprende al manejar determinadas teorías, ideologías o técnicas persuasivas. Se trata del despliegue de un potencial interior que uno mismo descubre, o que descubren los otros y nos ayudan a desarrollar. Preferimos concebirlo como una actitud, como un estilo de vida, como una responsabilidad, una vocación de servicio y compromiso. Caben muchas maneras de encarnarlo, de ser líder, según las personas, las situaciones y la conformación y orientación de los grupos y sociedades. Se trata de un liderazgo que conduce a transformar una sociedad con base al trabajo bien hecho, a la búsqueda de la excelencia personal, al afán de mejorar constantemente, de aprender –necesidad ineludible hoy para los individuos y las organizaciones–, de guiar las acciones por valores éticos y de trabajar por un bien común. No es un privilegio o una predestinación: es una responsabilidad que se asume ante determinadas 20

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circunstancias. Es una manera de responder a los retos para que una sociedad cambie de rumbo y crezca. Por eso el liderazgo implica movilizar los recursos de una nación para encontrar solución a sus problemas. Ese liderazgo se hace, se edifica, crece y se fortalece.

Poner a las personas en el centro

No se trata de un cambio más, sino de invertir los términos tradicionales, como hizo Copérnico, quien descubrió que era la Tierra la que giraba en torno al sol y no al revés, como se creía antes: • Que las personas sean el verdadero centro de los gobiernos, de las empresas y de las instituciones educativas. • Que la técnica se subordine a la ética y no al revés. • Que el servicio y la proyección social sean primero que el beneficio económico. • Que los individuos y los grupos sirvan al bien común y no que se sirvan del bien común en provecho propio. Todo esto supone el fomento de un liderazgo creativo, innovador, asertivo, proactivo, arriesgado, optimista, que sueñe con los ojos despiertos en una nueva sociedad. Precisamente el líder es la persona que ve las cosas de otra manera, para salvar, para abrir nuevos caminos, para engendrar sueños colectivos –utopías que ayuden a caminar con esperanza– y para crear las herramientas que permitan convertirlos en realidad. 21

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Vale aquí aquello que decía Martin Luther King Jr. cuando se refería a su época: “Sé de alguna manera que sólo cuando ha oscurecido bastante se pueden ver las estrellas [...] Es verdad que aún es de noche. Por eso se pueden ver las estrellas [...]”. O aquello tan tremendo que Oliverio Cromwell afirmaba de ciertas sociedades en las que“a veces hay que esperar que las cosas vayan peor para que se pueda esperar que vayan mejor”. En ocasiones no hay más remedio y hay que recomenzar desde ahí, con la seguridad de que una sociedad no puede desaparecer si tiene voluntad de sobrevivir. Ese es nuestro caso, y nos toca promover el liderazgo para salvar a la sociedad.

Remedio para los tres cánceres

Necesitamos un liderazgo ético que convenza y arrastre tras de sí, para hacer frente al individualismo, al consumismo materialista y hedonista, y al relativismo, que son los tres cánceres que enferman la sociedad. El individualismo coloca el yo, la búsqueda de provecho propio, en el centro de las preocupaciones personales y de la misma sociedad. Para él lo que interesa es salvar la propia piel, lograr los objetivos propios y, sobre todo, alcanzar el éxito económico y material. Después, lo demás. 22

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Pero si cada uno va primero a lo suyo, el bien común queda relegado a un segundo plano, o puede incluso pasar a ser buscado sólo en provecho propio, es decir, mientras sea un pretexto para sacar adelante los propios proyectos. Individualismo, egoísmo, indiferencia ante los demás y apatía hacia lo público, hacia lo comunitario, son cosas que van de la mano. El consumismo propugna el predominio de la vida fácil, del confort materialista, del hedonismo o filosofía del placer. Usando una metáfora comparativa, el “pienso, luego existo” se trueca en un “consumo, luego soy”. Culto al cuerpo acompañado de culto al dinero y al correlativo placer que se puede comprar con él. Podríamos denominarlo aburguesamiento, materialismo y, por tanto, empobrecimiento del espíritu y vaciedad interior. No nos referimos a los placeres normales y lícitos de la vida, sino al ritmo desenfrenado que lleva a las personas a vivir en función de lo que tienen, gastan, viajan, disfrutan, y no en virtud de lo que son, de lo que sirven o se comprometen por el bien de los demás. Terrible paradoja de una sociedad donde unos se dedican a la violencia del placer mientras otros viven del placer de la violencia, ambos constituidos en poderosos negocios que destruyen una sana convivencia. No podemos pensar que esto ocurre sólo en una determinada escala social donde se maneja mucho 23

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dinero y mucho poder. Es un clima generalizado que afecta a todos los niveles. El consumismo se une al individualismo y al relativismo, por fuerza del sentido, o mejor, por falta de sentido. Cada uno va a lo suyo, cada uno se enfrasca en el logro de la mayor felicidad material posible y la preocupación por construir algo en común se reduce a una débil sensibilidad social que adormece la falta de conciencia de compromiso con los otros. El relativismo hace que todo valga igual, que todo dependa de las circunstancias. No existen verdades ni principios, ni algo estable o permanente. Cada uno juzga según su criterio si aquello es correcto o incorrecto, si es bueno o malo. En último término, predomina lo que la mayoría piense o haga, y lo bueno o lo malo lo determinan las mayorías parlamentarias a través de las leyes. El problema es que, sin principios permanentes, sin una ética que responda a exigencias esenciales de la naturaleza humana, no hay garantía para la convivencia que esté por encima de cada uno de los miembros de la sociedad. Entonces queda todo al arbitrio de quien detente el poder.

Para el cambio desde adentro

Nuestra sociedad necesita una ética que renueve la política para reconstruir la convivencia sobre 24

Por qué el liderazgo hoy

parámetros diferentes a los actuales. Hablando en términos metafóricos: El problema no es encontrar un buen maquinista para conducir el tren (la sociedad), sino cambiar las vías (las bases) para que realmente el tren llegue donde debe llegar. Es verdad que sin vías –los nuevos parámetros ético-políticos–, y sin unas buenas agujas –que marcan a las vías la dirección precisa que define el rumbo del tren– no es posible lograr el objetivo. Esas agujas son los líderes, que juegan un papel decisivo en todas las sociedades. Hay unas palabras de Arnold Toynbee siempre válidas para entender el papel de los líderes en la sociedad de hoy: “El crecimiento de las sociedades humanas se explica por la presencia de unas minorías o personalidades creadoras que dan siempre respuestas exitosas a los retos del medio y que, en razón de su integridad y de sus compromisos con el grupo, son libremente seguidas por la mayoría”. Como buscaba Diógenes con su linterna un hombre en Atenas, estamos buscando hoy los líderes en la sociedad. Los hay y seguramente muchos entre personas de todas las clases sociales, mujeres y hombres de todas las edades, empresarios, militares, políticos, educadores, artistas, padres de familia, deportistas, trabajadores y obreros, personas que están en condiciones de atender a este llamado, y que muchas veces 25

tienen las condiciones pero no se atreven a aceptar el reto, o no tienen los medios para desarrollar ese potencial. Ahí está el potencial, y no se trata propiamente, apartándonos de la idea de Toynbee, de una minoría, sino de muchas más personas que las que normalmente se piensa. Podríamos hablar de mayoría con posibilidades de ser líderes. Es que el liderazgo hay que sacarlo de los conciliábulos de las clases dirigentes políticas o empresariales, o del ámbito de los escogidos por el destino o por la sangre y democratizarlo, volverlo accesible a la gran mayoría, distribuirlo entre muchos más. Hace falta un liderazgo expansivo, participativo, con poder de atracción y de convicción. El cambio y la transformación de la conducta, a nivel individual, organizacional o social, se apoya no en un cambio de tecnologías o de procesos, sino en la modificación de actitudes y hábitos personales. A veces nos extraña que el clima social, las instituciones o el sistema no mejoren. Es que la raíz del problema no está en ellos. No es un problema de cambio de estructuras para que todo vaya mejor. Es un cambio que tiene que ser primero personal para que luego se dé en las instituciones y en la sociedad.

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Doctor en Filoso�ía, escritor y periodista, ha sido profesor universitario en Colombia y el exterior, director de la Asociación para la Enseñanza, Aspaen, fundador y director de la Agencia de Noticias Colprensa, director de la Revista Cultural Arco, presidente de la Corporación Promotora de Medios de Comunicación, Promec, columnista de prensa, conferencista internacional y consultor. Actualmente es Presidente del Instituto Latinoamericano de Liderazgo-ILL.

El liderazgo trascendente intenta transformar la sociedad con base al trabajo hecho con excelencia personal, con afán permanente de mejorar y de guiar las acciones por valores éticos y por el servicio al bien común. El líder trascendente es creativo, innovador, asertivo, proactivo, arriesgado y optimista. Sueña con los ojos despiertos en una nueva sociedad mirando las cosas con visión de futuro, con motivos trascendentes para engendrar sueños colectivos y construir ese futuro con esperanza. www.liderazgo.org.co Ediciones

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La sociedad necesita siempre de los líderes y de lo que ellos hacen por las organizaciones. Pero es igualmente necesario ver cómo todas las personas desarrollan su potencial de liderazgo. Este libro ofrece una teoría coherente y clara sobre cómo poner en práctica un liderazgo trascendente.

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Este libro es fruto de la experiencia de 15 años del Instituto Latinoamericano de Liderazgo en Colombia y Latinoamérica a través de la consultoría en empresas e instituciones, y de Diplomados, Cursos y Talleres.

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