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EL LIBRO EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA TEXTOS 1. Platón, Teeteto, 143 a: [Euclides narra cómo compuso el libro de la conver

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EL LIBRO EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA TEXTOS 1.

Platón, Teeteto, 143 a:

[Euclides narra cómo compuso el libro de la conversación entre Sócrates y Teeteto] «¡Por Zeus! No podría contarlo oralmente, sino que, nada más llegar a casa, escribí unos apuntes (οὔκουν οὕτω γε ἀποὸ στοόµατος, ἀλλ᾿ ἐγραψαόµην µεὸν … ὑποµνηόµατα), y más tarde, en mis ratos de ocio, según iba recordando escribía, y todas las veces que venía a Atenas preguntaba a Sócrates sobre lo que no me acordaba, y al llegar aquí introducía correcciones. De manera que tengo escrito casi todo el discurso».

Ibidem, 143 c:

«Pero, amigo mío, toma el libro y lee» (ἀλλαὸ,παῖ, λαόβε τοὸβιβλιόον καιὸλεόγει).

2.

Platón, Fedro, 276 d:

«atesorando para sí una recopilación de notas para la vejez desmemoriada, si es que llega a ella» (ὑποµνηόµατα θησαυριζοόµενος εἰς τοὸ ληόθης γῆρας ἐαὸν ἵκηται).

3.

Diógenes Laercio, 9. 6:

«consagró su libro en el templo de Ártemis» (ἀνεόθηκε δ᾿ αὐτοὸ εἰς τοὸ τῆς Ἀρτεόµιδος ἱεροόν).

4.

Hecateo, fr. 1:

«Hecateo de Mileto habla así: así escribo yo, como me parece que es verdad» (Ἑκαταῖος ὁ Μιλεόσιος οὕτως μυθεῖται· ταόδε γραόφω ὡς ἐμοιὸδοκεῖ ἀληθεόα εἶναι).

5

Esquilo, Prometeo, 459-462: «Y después el número, el más excelente de los inventos, / descubrí para ellos y la combinación de los signos, / memoria de todas las cosas, madre laboriosa de las musas.» (γραµµαότων τε συνθεόσεις , µνηόµην ἁπαόντων µουσοµηότορ᾿ ἐργαόνην).

6

Eurípides, Palamedes, fr. 578 Nauck:

«remedios contra el olvido» (ληόθης φαόρ µακα) … «hasta el punto de que, sin haber atravesado la extensión del océano, / uno conoce perfectamente, quedándose en casa, todo cuanto allí sucede». (ὥστ᾿ οὐ παροόντα ποντιόας ὑπεὸρ πλακοὸς / τακεῖ κατ᾿ οἴκους παόντ᾿ ἐπιόστασθαι καλῶς).

7

Platón, Fedro, 275a:

«Así pues, tu descubrimiento [el de las letras] no es un remedio para la memoria, sino para el recuerdo» (οὔκουν µνηόµης ἀλλαὸ ὑποµνηόσεως φαόρµακον εὗρες).

8

Suda, s. v. Περικλῆς:

«Pericles fue el primero en pronunciar ante los tribunales un discurso escrito, mientras que sus predecesores habían improvisado sus discursos».

9

Diógenes Laercio, 9. 54:

«El primero de sus discursos que leyó fue Sobre los dioses (πρῶτον δεὸ τῶν λοόγων ἑαυτοῦ ἀνεόγνω τοὸν Περιὸ θεῶν). Lo leyó en Atenas en casa de Eurípides o, según algunos, en la de Megaclides; otros dicen que esto sucedió en el Liceo y que le prestó la voz su discípulo Arcágoras, hijo de Teódoto».

10

Isócrates, Antídosis:

1: «el discurso que va a ser leido». 12: «[a propósito de su discurso Contra los sofistas] una vez escrito, lo puse en circulación» (λοόγον διεόδωκα γραόψας ). 87: «cuando estas obras fueron escritas y puestas en circulación,

conseguí una amplia reputación y atraje muchos discípulos». Isócrates, Panatenaico, 200 «distribuirlo entre los que quieran adquirir una copia» (διαδιδοόναι τοῖς ss.: βουλοµεόνοις λαµβαόνειν). 11

Isócrates, Helena, 12:

«...a aquellos que quieran hacer el elogio de los abejorros, de la sal y similares, no les faltarán nunca argumentos».

12

Platón, Banquete, 177 b:

«...pero ya una vez vino a mis manos un libro de un hombre sabio (ἤδη τινιὸ ἐνεότυχον βιβλιό ῳ ἀνδροὸς σοφοῦ), en el que la sal era objeto de un elogio inaudito por sus efectos beneficiosos».

13

Jenofonte, Recuerdos de Sócrates:

4. 2. 1: «...Eutidemo tenía recopilados muchos escritos de poetas y de los más ilustres sofistas, y con eso ya creía estar por encima de los jóvenes de su edad en sabiduría...» 4. 2. 8: «--“Dime, Eutidemo, ¿es verdad que has reunido una colección de las obras de los hombres que han adquirido fama de sabios?” --“Sí, por Zeus, Sócrates, y todavía las sigo reuniendo, hasta que pueda tener el mayor número posible.”»

14

Aristófanes, Ranas, 52:

«Iba yo en la nave leyendo la Andrómeda para mí solo...»

15

Ibidem, 1114:

«Y si tenéis miedo de que los espectadores, por falta de instrucción y de conocimientos, no puedan captar la finura de vuestros argumentos, no temáis, pues son expertos veteranos y cada uno tiene en la mano un libro y entiende los chistes» (βιβλιόον τἔχων ἕκαστος µανθαόνει ταὸδεξιαό).

16

Ibidem, 943:

«[Eurípides] que saca el jugo de sus tragedias de los libros».

17

Aristófanes, fr. 490:

«A este hombre lo ha arruinado un libro o Pródico» (τοῦτον τοὸν ἄνδρ᾿ ἢ βιβλιόον διεόφθορενἢ Προόδικος).

18

Platón, Fedro 274 c-279 c:

[Mito de Teut y Tamus].

19

Eúpolis, fr. 304 Kock:

«un espacio del ágora, donde se venden libros [entre los puestos que ofrecen ajo, incienso y perfume]».

20

Aristómenes, fr. 9 K; Teopompo, fr. 77 K; Nicofonte, fr. 19, 4 K:

βιβλιοπωόλης, βιβλιοπῶλαι.

21

Platón, Apología, 26 d-e:

«¿Crees que estás acusando a Anaxágoras, querido Meleto? ¿Y desprecias a éstos y crees que son desconocedores de las letras hasta el punto de no saber que los libros de Anaxágoras de Clazómenas están llenos de estos temas? Y, además, ¿aprenden de mí los jóvenes lo que de vez en cuando pueden adquirir en la orquestra, por una dracma como mucho,...?»

22

Diógenes Laercio, 7. 2:

[Zenón de Citio en una librería (βιβλιοθηόκη) de Atenas].

23

Heródoto, 7. 239:

[Demarato envía un mensaje secreto a los espartanos con la revelación de los planes bélicos de Jerjes].

24

Quintiliano, 10. 3:

«Harás muy bien en escribir sobre la cera, donde es muy fácil borrar, a no ser que una vista un poco débil requiera más bien el uso del pergamino...» (Scribi optime ceris, in quibus facillima est ratio delendi, nisi forte visus infirmior membranarum potius usum exiget...)

25

Marcial, Epigramas, 1. 2:

«Tú que deseas tener mis librillos a tu disposición en cualquier lugar / y que buscas sean tus compañeros de un largo camino, / compra los que están confeccionados con pergamino y son de pequeño tamaño. / Mete a los grandes en sus estuches: yo quepo en una sola mano. / Sin embargo, para que no ignores en dónde estoy en venta y andes errante / por toda la ciudad, yo te guiaré de forma cierta: / pregunta por Secundo, liberto del docto lucense, / detrás del atrio de la Paz y del foro de Minerva.» (Qui tecum cupis esse et comites longae hos eme, quos artat scrinia da magnis, me manus una capit).

26

Pablo, 2 Timoteo, 4. 3:

meos quaeris brevibus

ubicumque habere membrana

libellos viae, tabellis:

«El manto que me dejé en la Tróade, en casa de Carpo, tráemelo cuando vengas, y también los libros, especialmente los cuadernos de pergamino» (τοὸν φαιλοόνην ὃν ἀπεόλιπον ἐν Τρῳαόδι παραὸ Καόρπῳ ἐρχοόµενος φεόρε καιὸ ταὸ βιβλιόα, µαόλιστα ταὸς µεµβραόνας).