Libertad e Igualdad en Tocqueville

Seminario sobre la Democracia en América Francisca Gutiérrez M. Profesor: Alex Navas Dialéctica entre Libertad e Iguald

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Seminario sobre la Democracia en América Francisca Gutiérrez M. Profesor: Alex Navas

Dialéctica entre Libertad e Igualdad en Tocqueville

El Paso a la Democracia Las distintas sociedades han experimentado el paso desde una aristocracia a una democracia, desde un régimen fundado en la desigualdad y la jerarquía a uno fundado en la libertad e igualdad. Tocqueville observó esta “revolución democrática” como un fenómeno que parece irresistible y que tarde o temprano llegará a cada una de las sociedades. Los principios fundamentales de esta democracia son la igualdad y libertad. En “El Antiguo Régimen y la Revolución” el autor definió libertad como “el placer de poder hablar, actuar, respirar sin coacción, bajo el único gobierno de Dios y de sus leyes.” 1Parece entonces inevitable que la libertad se expanda y crezca a lo largo del mundo. La democracia supone la igualdad, especialmente en igualdad de condiciones de vida, la cual es introducida fuertemente por el cristianismo, haciendo a todos los hombres iguales en dignidad humana, como personas y ante la ley. Este hecho tiene un fuerte efecto sobre la sociedad, estableciendo nuevos principios y costumbres para los gobiernos por ser “universal, duradero y escapa del poder humano; todos los acontecimientos, como todos los hombres, sirven a su progreso.”2 Tocqueville describe en su viaje que “entre las cosas nuevas que me llamaron la atención durante mi estancia en los Estados Unidos, ninguna me impresionó más que la igualdad de condiciones. Descubrí sin dificultad la prodigiosa influencia que este primer hecho ejerce sobre la marcha de la sociedad. Encauza el espíritu público en una determinada dirección, imprime cierto aire a las leyes, da nuevas máximas a los gobernantes y unos hábitos peculiares a los gobernados. Pronto observé que este mismo hecho extiende su influencia mucho más allá de las costumbres políticas y de las leyes, y que no alcanza menos imperio sobre la sociedad civil que sobre el gobierno.”3 En una aristocracia, el nacimiento era la única fuente de donde surgía la nobleza y en ese entonces la gente se atribuía a sí misma una especie de igualdad dentro de este privilegiado grupo social. Su poder se encontraba fundado en la fuerza y propiedad territorial, pero a medida que la sociedad se vuelve más estable las relaciones entre los ciudadanos van cambiando, y al volverse más complicadas comienzan a requerir de leyes. Surgen así los legistas. Junto con ello, los negocios permiten que, en medio de un régimen democrático, los plebeyos se enriquezcan a través de los negocios. El dinero, la sabiduría, letras y artes pasan a ser fuente de poder, y en ocasiones de odio. Así, cada cincuenta años se produjo una disminución en la brecha entre el noble y el plebeyo. El primero iba descendiendo en la escala por malas empresas y guerras, mientras que el segundo iba aumentando en la escala a través de la posesión de tierras, conocimiento y el comercio. Pasado el siglo XVIII comenzaron a darse grandes diferencias incluso dentro de la nobleza. La riqueza mobiliaria, la tierra y su influencia, junto con los avances tanto en comercio como en las 1

Tocqueville, Oeuvres Complètes (Gallimard: París: 1952) II, pág. 217. De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 58. 3 De Tocqueville, Alexis; Introducción a la Primera Democracia en América. 2

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diversas disciplinas y artes, pasan a ser elementos que permiten alcanzar igualdad entre los hombres. Con tanta disparidad dentro de las clases, las fuentes de poder cambiaron desde lo hereditario al dinero y las artes. Los privilegios que otorga el dinero son unos de los que más hieren debido a la desigualdad que produce. Sumado a ello, los nobles en ese entonces tenían ciertas restricciones, como las de practicar el comercio, empobreciendo aún más a los nobles. Para no perder su acomodada situación, optaron por casarse con las hijas de plebeyos que habían logrado grandes fortunas. La brecha entre clases sociales se iba cerrando cada vez más, lo cual llevó a una situación social que se acercaba más a una democracia que una aristocracia. Es así como van surgiendo las condiciones para un gobierno de igualdad. Bajo un ambiente estable, y todos los sucesos nombrados, es posible que la democracia se vaya estableciendo pacíficamente en medio de una sociedad, en sus instituciones y costumbres. Surgía además la confianza de que el poder individual se vería remplazado por una asociación libre de los mismos ciudadanos. En una democracia es el pueblo el que escoge periodo a periodo a sus representantes de forma libre e igualitaria y para que estén bajo su dependencia. Ante este nuevo marco social y político se estimula la pasión por la igualdad. La idea de alcanzar esta igualdad emociona a muchos, y disgusta a una minoría. El imperio moral de una mayoría se basa en el principio de que muchos pueden actuar de forma más prudente que unos pocos, y que los intereses de muchos deben anteceder a la de unos pocos. Los poderes del estado se originarían ahora en una voluntad general. Este proceso democrático es algo que estaba encaminado desde antes de la Revolución Francesa, y no fue producto de ésta. Lo que ésta hizo fue acelerar la revolución democrática que ya se había iniciado. “En Francia, las condiciones de vida eran más iguales que en ningún otro sitio; la Revolución las igualó mucho más e introdujo la igualdad en las leyes. […] la Revolución acabó de unir las diferentes partes del país para formas un solo cuerpo. […] no fue, en el fondo, más que un procedimiento violento y rápido mediante el cual se adaptó el estado político a la situación social, los hechos a las ideas y las leyes a las costumbres.”4 Ya vimos cómo la desigualdad, que se produce cuando la aristocracia intenta mantener sus privilegios y a su vez se mezcla con el tercer estado, son elementos que atentan contra la propia aristocracia y facilitan el origen de una democracia. Este tercer estado sería el que introduciría la idea de igualdad, la cual se iría propagando entre el pueblo como parte del orden natural de las cosas, lo cual por serle útil al pueblo ganará rápidamente el apoyo de éste.

Cómo la Igualdad puede Amenazar a la Libertad La democracia va transformando a la sociedad, su conducta y costumbres. Son las leyes y las costumbres las que permiten preservar la libertad, y éstas las establecemos a su vez nosotros. Los cambios en las costumbres económicas y sociales de Francia fueron facilitando la revolución 4

De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 145 y 146.

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democrática, disminuían la desigualdad entre las distintas clases sociales y favorecían un acceso igualitario y libre a pequeñas fortunas. Cuando se establece un orden social basado en la igualdad de condiciones, lo más natural parece ser un gobierno central en manos de una mayoría. “Los pueblos cuyo estado social se convierte en democrático comienzan casi siempre por concentrar el poder en el príncipe; y luego, cuando encuentran la fuerza y la energía necesaria, rompen el instrumento, pero continúan centralizando el poder en manos de una autoridad que depende de ellos mismos.”5 A medida que la igualdad se iba extendiendo se hacía más fácil establecer una unidad tanto en el gobierno como en la nación. Característica muy importante de la democracia es que las personas tienden a adoptar una actitud individualista, desentendiéndose de los asuntos públicos y políticos y dejando eso en manos únicamente del gobierno. “El individualismo es un sentimiento reflexivo y pacífico que lleva a cada ciudadano a aislarse de la masa de sus semejantes y vivir aparte con su familia y sus amigos, de tal forma que, habiéndose creado una pequeña sociedad a su medida, abandona voluntariamente el trato con la sociedad en su conjunto.” 6 Este es un fenómeno social que se ha desarrollado con la instauración del régimen democrático y surge por la igualdad de condiciones de vida que se desarrollan. Al igualarse las condiciones el pueblo ya no siente la misma dependencia que sentía antes hacia la sociedad, sino que ya tienen dinero, conocimiento y herramientas suficientes como para valerse por sí mismos. Es posible que en este ambiente se produzca un despotismo. Por otro lado, en una sociedad aristocrática, aquellos que eran pobres sabían que continuarían siéndolo, pero en una sociedad democrática una vez que han surgido y alcanzado privilegios, el deseo de bienestar pasa a gobernar las vidas de las personas, y el temor de perder todo cuánto han conseguido les inunda el alma. Para poder satisfacer este bienestar es necesario tener garantizado un orden moral. “A veces, el excesivo anhelo de esos goces les pone en manos del primer déspota que se presente. El deseo de bienestar se vuelve entonces contra ellos mismos, alejando el objeto de sus anhelos. […] Los ciudadanos que trabajan sin ocuparse para nada de la cosa pública dejan vacío el ámbito del gobierno. […] Una nación que no pide a su gobierno más que el mantenimiento del orden ya es esclava, en el fondo del corazón; es escala de su bienestar, y el hombre capaz de ordenarla puede aparecer en cualquier momento.”7 Si en un gobierno como éste hay algún político ambicioso que vea la oportunidad de tomar control del país, podrá hacerlo fácilmente, volviéndose un despotismo de una minoría, ya sea en manos de un solo hombre o de unos cuantos, como es el caso de los partidos. Además del individualismo y amor al bienestar, entre igualdad y libertad un pueblo democrático defenderá a toda costa el primero pues “la primera y más viva de las pasiones que la igualdad de las condiciones origina es, evidentemente, el amor hacia esa misma igualdad.”8 A diferencia de la libertad, los beneficios de la igualdad se dejan sentir de inmediato cuando ésta es instaurada en una sociedad, y piensan que durará por siempre. No se dan cuenta que una extrema 5

De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 132. De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 158. 7 De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 170. 8 De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 152. 6

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igualdad puede incluso atentar contra su bienestar, volviéndose en contra de su libertad y favoreciendo un despotismo. Los hombres aspiran por sobre todo a una perfecta igualdad. “Al no diferir en absoluto de los demás, nadie puede ejercer un poder tiránico; los hombres serán perfectamente libres porque son completamente igualdad, y serán perfectamente igualdad porque son completamente libres. Pues bien, tal es el ideal hacia el que tienden los pueblos democráticos.” 9 Pero es posible que se produzca en un gobierno democrático igualdad social, pero no así política, de modo que “se es igual a todos los demás menos uno, que se convierte en el amo de todos y que toma de entre ellos los agentes de su autoridad.”10 Es tan grande el amor que sienten los hombres por la igualdad, que de no poder conseguirla perfectamente estarán dispuestos incluso a someterse a una tiranía para alcanzarla; la igualdad o la muerte. A pesar de este sentimiento, es imposible alcanzar un estado de perfecta igualdad pues “por muchos esfuerzos que haga un pueblo, no llegará nunca a tener en su seno unas condiciones de vida absolutamente iguales; y si tuviera la desgracia de lograr esa nivelación absoluta y completa, siempre quedarían inteligencias desiguales que, procedentes de Dios, escaparían siempre a las leyes más igualitarias.”11 Así, en un intento por alcanzar la extrema igualdad, sin darse cuenta se les acaba escapando la libertad que habían logrado. “Su gusto por la igualdad es una pasión ardiente, insaciable, eterna, invencible; quieren la igualdad en la libertad y, si no pueden obtenerla, la quieren incluso en la esclavitud. Soportarán la pobreza, la servidumbre, la barbarie, pero no la aristocracia.” 12 Tocqueville ve peligro en la libertad cuando tanto una mayoría, o una minoría, no encuentra obstáculo para ejercer su poder ni impedimento que le lleve a la moderación. “Lo que yo reprocho a la igualdad no es que arrastre al hombre a la búsqueda de goces prohibidos, sino el absorberle por completo en el goce de los permitidos, pues de esta forma podría establecerse en el mundo una especie de materialismo honesto que no corrompería del todo a las almas, pero que las ablandaría y terminaría por anular sus resortes.”13 La democracia parece entonces no garantizar nada contra la tiranía; posee más bien una fuerza irresistible. Cuando las leyes y costumbres no logran mantener las instituciones democráticas, también se corre en el riesgo de caer una tiranía. He ahí la importancia de que las instituciones democráticas se asienten entre nosotros con firmeza y seguridad.

Cómo en la Democracia es Posible evitar un Despotismo “Si América era el futuro y si América nos revelaba las máximas esenciales de una nueva ciencia política, también era América la precursora de una gran revolución democrática que traía

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De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 153. Ídem 11 De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 167. 12 De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 157. 13 De Tocqueville, Alexis; Igualdad Social y Libertad Política; Publicación Madrid: EMESA 1978, pg. 166. 10

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consigo la posibilidad de una nueva forma de tiranía: la de la mayoría.” 14 No sólo se dan despotismos extremos, sino que los hay más moderados, donde en una sociedad industrializada los hombres fuesen como un “rebaño de ovejas” ante el gobierno, pero que de todas maneras acabaría degradando a los ciudadanos. Si bien Tocqueville temía que se produjese en Estados Unidos un despotismo de la mayoría por ser un país donde se desea el menor estado posible y una mayor participación de los privados, Estados Unidos poseía las condiciones necesarias para asegurar la libertad individual de sus ciudadanos, evitando así que se produjese un gobierno arbitrario y caprichoso. La existencia de la prensa y libertad de expresión, un sistema bicameral que ofreciese equilibrio y moderación, un poder judicial que corrigiese los errores, una administración descentralizada que otorgara flexibilidad local y sociedades intermedia permiten una democracia representativa de todos y a su vez moderada, disminuyendo así el riesgo de caer en un gobierno despótico. Por otro lado, el principio de asociación es un derecho institucional que permite combatir el individualismo, uno de los principales responsables de un despotismo. También la institución de la familia y la religión actuaban en América como una reparación del individualismo al facilitar la puesta en práctica de la libertad en la vida de los americanos. “En resumen: el temor de Tocqueville fue que la era de democracia e igualdad desembocase en una política del propio interés, que debilitase a la ciudadanía y que condujera a un nuevo tipo de despotismo. Creía, sin embargo, que las instituciones políticas y sociales de América estaban tan bien estructuradas que fortalecían lo que podemos llamar los hábitos de la libertad.”15 El temor a que se atente contra la libertad continuó preocupando a Tocqueville hasta el final de su vida, observando con aun más preocupación que se atentará contra ésta. “He deseado con todas mis fuerzas ver una Europa libre y observo que la causa de la verdadera libertad corre más peligro que cuando nací. A mi alrededor veo naciones cuyo espíritu se extingue a medida que su bienestar y su poderío aumentan y que se limitan a ser, como decía Hobbes, niños rebosantes de salud que sólo merecen azotes y sonajeros. Incluso vuestra América, con la que soñaban todos los que no conocían la auténtica libertad, da a mi parecer, en los últimos tiempos, escasas alegrías a sus amigos.”16 Otros expertos estiman necesario precisar el concepto de libertad. Para Rousseau, libertad se entiende como la participación de todos en el proceso de decisión del gobierno. Llegamos a vivir en sociedad debido a un pacto social, donde todos cedemos nuestra voluntad a la voluntad general. Obedecer ésta es obedecernos a nosotros mismos, devolviéndonos así nuestra libertad. Bajo esta concepción, todos participamos de forma igualitaria del proceso, de modo que las decisiones y leyes que surjan de un gobierno así no podrían ser despóticas. A diferencia de Rousseau, John Stuart Mill

14 Jeremy Jennings, (Profesor de Teoría Política en la School of Social Sciences de la Universidad de Birmingham. Director del departamento de Ciencia Política de la Queen Mary, Universidad de Londres), “Tocqueville, América y Libertad”, Fundación para el análisis y los estudios sociales, Instituto Cánovas del Castillo. 15 Jeremy Jennings, “Tocqueville, América y Libertad”, Fundación para el análisis y los estudios sociales, Insituto Cánovas del Castillo. 16 Carta a Joseph Lieber, fechada 1 de septiembre, 1856, Oeuvres Complètes. VII (Gallimard: Paris: 1986), pág. 179.

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pensaba que sí existía una amenaza contra la democracia y éste era la tiranía de una mayoría sobre la minoría. En este caso se trataría de una cesación de poder. De nuevo, el modo de proteger a los ciudadanos es a través de la dispersión del poder y la creación de sociedades intermedias, evitando así el abuso por la centralización del poder. “Pero desde el punto de vista de las raíces históricas y reales de la democracia liberal, la libertad no se ha basado ni en la cesión ni en la colectivización sino en la diversificación y en la descentralización del poder en la sociedad. En la división de la autoridad y en la multiplicación de sus fuentes radican las condiciones más resistentes de la libertad.”17 Tocqueville estimaba que la libertad en manos de cada uno de los ciudadanos corría mayores riesgos de los que corre cuando se encuentra protegida por varios. En la actualidad no solo observamos que se intenta descentralizar el poder a través de la división de poderes, instituciones locales y sociedades intermedias, sino que se descentraliza en múltiples aspectos como empresas privadas, clubs, instituciones educacionales, liberalización en el comercio, libertad de prensa, y se intenta fortalecer y velar por el bienestar de las familias y las agrupaciones religiosas, lo cual son formas de proteger la libertad de parte de un despotismo, ya sea de una minoría o una mayoría.

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Nisbert, Robert: History of the Idea of Progress, p. 223.

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