Leyendas Peruanas

EL TORO PUCA [LEYENDA PERUANA] Cuenta la leyenda, que hace mucho, el cielo se puso de color negro ya que el dios Sol "I

Views 51 Downloads 4 File size 850KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

EL TORO PUCA [LEYENDA PERUANA]

Cuenta la leyenda, que hace mucho, el cielo se puso de color negro ya que el dios Sol "Inti", tenia mucha sed, así que decidió bajar a la tierra en forma de un Toro Rojo. Al verlo las Flores de los valles y quebradas, lloraron tanto que formaron una laguna. El Dios "Inti" calmó su sed bebiendo de aquella y luego, retornó a su hogar. Mucho tiempo después, las Flores aún lloran "rocío" por las madrugadas, recordando el día en que el Dios "Inti" descendió sobre ellas.

SARA HELEN [LEYENDA PERUANA]

Sara Helen Cuenta la leyenda, que Sara Helen fue acusada de ser una Mujer vampiro (Vampiresa), y por esto, tuvo una severa muerte por sus propios vecinos allá por el año 1913. Antes de morir anunció maldijo diciendo lo siguiente: "Cuando pasen 80 años de mi muerte, me pondré de pie de mi tumba, y me vengaré de los descendientes de mis asesinos." Los Ingleses temerosos de esta amenaza, no quisieron conservar los restos de Sara Helen, así que prohibieron deliberadamente a su marido que no la entierren en este país. El Esposo de Sara Helen envuelto en un gran dilema, buscó por mucho tiempo un lugar donde poder enterrarla, y así, llegó a Perú, luego, se dirigió a Pisco donde por fin pudo enterrarla. En el año 1993, pasado ya los 80 años de su muerte , los ciudadanos de Pisco en Perú estuvieron atentos ante dicha maldición y los posibles peligros que podía realizar dicha Vampiresa, así que vigilaron minuciosamente su tumba de Sara Helen acompañados con rezos, bendiciones y demás ritos. Cuando pasó el día del su supuesta resucitación, la tumba fue revisada minuciosamente y vieron que estaba intacta, la Vampiresa, no volvió de la Muerte. Según dicen, la Vampiresa Sara Helen, no volvió a la vida gracias a los rezos y ritos chamánicos.

EL HOMBRE OSO [ANCASH - PERÚ]

Cuenta la leyenda que hace mucho, un Oso se enamoró de una Pastora. Él la raptó y la llevó a su cueva donde solo podía entrar este Oso, ya que estaba tapada por una inmensa roca que solamente él la podía mover. Con el pasar del tiempo nació un hijo de ambos, y cuando creció, éste comprendió los sufrimientos de su Madre cautiva. Compadecido por ella, y muy molesto con su Padre, lo aniquiló liberando así a su Madre. Una vez ya libres, la Madre llevó a su hijo al pueblo, y ellos lo llamaron "Juan Oso". Allí compitió con sus similares hasta demostrarles ser superior física y mentalmente. Juan crecía más que los demás, así que también comía más que los demás. Un día el Abuelo, incapaz ya de alimentarlo, lo llevó a la casa del Curaca (Cacique) donde sorprendió a todos con su fuerza descomunal. Tiempo después, el Curaca, quiso deshacerse de Juan, ya que comía mucha comida. Intentó de todo incluso, matarlo, pero para Juan, todo esto se convertía en una aventura más para él. Nota: Oso en quechua es Ukuku o Ukumaria.

EL PISHTACO [LEYENDA PERUANA]

Cuenta la leyenda que en las altas zonas de los antes, no era seguro andar solo ya que podría uno ser víctima del "Pishtaco", una persona que puede erradicar a sus victimas de la manera más tortuosa posible. "Pishtaco" deriva de la palabra Quechua "Pishtay" que significa: "Cortar en tiras", y no es de extrañar ya que este "Pishtaco" gustaba de hacer las más innombrables maldades a sus víctimas. Por otro lado, a este malévolo ser se le atribuye una especie de poderes sobrenaturales que usa para agredir cruelmente a quienes se acercan a él o quien sea de los pueblos. Las ciudades que gustaba frecuentar el Pishtaco era la sierra de Lima, Cuzco o Pasco (Perú), pero de su origen, nadie sabe con certeza la cual deja una gran incógnita. Según cuentan los pobladores, este "Pishtaco" no se alimenta de la carne de sus victimas, sino de sus padecimientos o sufrimientos. Su aspecto es como la de una persona normal pero con rasgos extranjeros con ojos y cabello claro y de complexión atlética. Cuando encuentra a una víctima potencial, gusta atacar por la espalda y cuando ya lo eliminó, le extrae la grasa corporal y las pieles para comerciarlas con el "Sacamantecas". Se dice que si uno se ve presa del "Pishtaco", no hay manera de poder escapar de él, así sea gritando o tratando de ahuyentarlo. La única manera de salvarse de sus garras es no viajar solo por los Andes.

EL HOMBRE PÁJARO [LEYENDA PERUANA]

Cuenta la leyenda, que Ayar Manco sentía temor del gran poder de su hermano, Ayar Cachi. Un día, con engaños, Ayar Manco encerró a su hermano en una tenebrosa cueva. A pesar de esto, Ayar Cachi escapó de esta prisión pero con ayuda de unas enormes alas. Cuando Ayar Cachi avistó a sus hermanos, descendió y les dijo: "Hermanos míos, yo los perdono. Nuestro padre el Sol me envió para que les muestre donde deben fundar el Imperio. Vayan hacia allá, detrás de aquel alto cerro." Luego, Ayar Cachi sacudió sus alas y voló hasta aquella cumbre que señaló guiando poco a poco a sus Hermanos. Una vez ahí, aterrizó lentamente y al tocar la tierra, se convirtió en piedra.

LA LEYENDA DEL DILUVIO [LEYENDA PERUANA]

Cuenta la leyenda, que hace mucho hubo se secaron los ríos y la lluvia no se hacia presente. Los animales morían sedientos y los hombres, no podían trabajar sus chacras. Un día, clamaron al dios Sol "Inti", y éste envió a su esposa Quilla (la Luna). Quilla les dijo: "Que sus mujeres lloren por siete días y siete noches hasta que formen una laguna. Con esas aguas, amasarán la tierra y harán un Toro Negro de barro que luego, pasarán a dejarlo en las alturas del Volcán "Sara Sara", en una noche que yo no cruce el cielo. Éste, bramará tanto que de sus ojos saldrá fuego y se abrirán los cielos para que vuelva el agua para siempre." Dicho esto, los aldeanos pusieron en marcha las ordenes de la Diosa, y con el pasar de los días, regresó nuevamente los ríos y los mares. Los aldeanos en señal de agradecimiento, colgaron en lo alto donde nace y muere el día, una Girnalda multicolor hecha con flores.

LA LEYENDA DEL ICHI

El enanito Cuenta la leyenda que hace mucho en el callejón de Huaylas, se abrió la tierra y de su interior salió un pequeño ser de brillante cabellera roja y ojos hermosos. Él era llamado "el Ichi". Se dice que este pequeño ser, gusta saltar alegremente por las peñas y riscos, pero cuando hacia mucho frio, él se estremecía y se ponía a llorar fuertemente como si fuera un "cerdito". Cuando el sol calentaba otra vez, el Ichi nuevamente empezaba a saltar. Su cabellera roja y siempre se enredaba entre las pencas y las tunas. Durante las noches, el Ichi tocaba su barriga como si fuera un tambor. Éste sonido era tan fuerte que resonaba de cerro en cerro. Por las tardes, soplaba su quena y cuando tenia oportunidad de encontrar a algún campesino recoger leña, él lo asustaba gruñendo sordamente. Aparte de todo esto, el Ichi se divertia mucho cantando bajo la tierra, y sus canciones salían al aire como si fuera agua de algunos puquiales cuando se convierte en nube. Durante los amaneceres celestes, sus tonadas despertaba a los niños dulcemente. Nadie de la localidad de Qjelle Huanca (donde decidió quedarse el Ichi), jamás vio a este peculiar personaje, pero lo adivinaban en el agua, en los cerros, y bajo la tierra. Todas las noches, esperaban su toque de tambor para dormirse, y se acostumbraron a la melodía de su flauta, que no sabían despertar sin su música.

EL JARJACHA

Hace mucho, se decía existir un monstruo con forma de una llama de dos o hasta tres cabezas; a veces, tenia forma mitad hombre y mitad llama. Se le llamaba "el Jarjacha" (Carcaq). Este ser aterraba a los pobladores de la serranía con un grito único y tenebroso en forma de un "qar-qar-qar", de donde se dice que proviene su nombre. Según cuentan, el "Jarjacha" es en sí almas de personas (seres humanos) condenadas por Dios y convertidas en este monstruo, por haber cometido uno de los pecados carnales más pecaminosos del cristianismo: "El incesto". Cuando "el Jarjacha" encuentra alguna víctima, se acercará a él y lo hipnotizará mirándolo fijamente a los ojos, luego, lo eliminará.