Leyenda Faisan Dorado_monografia

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RESUMEN .......................................................................... 7 INTRODUCCIÓN ............................................................. 13 LOS ORÍGENES ............................................................... 15 La caída de un mundo... y el nacimiento de otro ..................................................... La leyenda del faisán dorado empieza en un momento de crisis ................................ De fuego y de pinturas, nuestros sueños ..................... De chamanes y de animales ......................................... La crisis ............................................................................ Los centros iniciáticos, los templos. Avances y retrocesos ...................................................... Energía, materia, forma y mente ...................................

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LA TOLERANCIA COMO CONDICIÓN DE ORIGEN EN EL NACIMIENTO DE LAS CULTURAS ......................................................... 37 EL MÉTODO FENOMENOLÓGICO ................................ 45

Índice

La conciencia en la fenomenología .............................. Solipsismo y fenomenología ......................................... Fenomenología y nihilismo ........................................... El método fenomenológico ........................................... Las clases sociales .......................................................... Reducción eidética sobre los "marginales" ................................................... Reducción trascendental sobre el marginado ........................................................ Con referencia al marxismo clásico ............................. Síntesis final ....................................................................

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EL TEMA DE LA VENGANZA EN LA CULTURA EUROPEA ........................................... 67 CONCLUSIONES .............................................................. 84

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RESUMEN Esta monografía que hoy presentamos en este ámbito de estudio y reflexión, bien podría haberse titulado “La tolerancia como condición de origen en el nacimiento de las culturas” en vez de “La leyenda del faisán dorado”. Y, ¿por qué no lo hemos hecho así? Demos un rodeo, y tal vez podamos entender mejor la elección del título. Partimos de la hipótesis de que para que se produzca el nacimiento de una cultura, tiene que haber previamente, y como condición de origen, el acceso a lo profundo de uno o varios sujetos, que son los que, con las diferentes traducciones, sientan las bases de esa cultura. Al conjunto de personas que hacen esa conexión con lo profundo, y que luego hacen esa traducción llevándola al mundo, les llamaremos “La escuela”. Y para que surja la escuela, son necesarios antes actos de generosidad, actos que colaboren y construyan con la vida.

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Que la escuela retrocede cuando, por diversas circunstancias, se pierde esa generosidad. Entonces, se cae en la intolerancia y en la venganza, fastidiándose todo. Podemos ver diferentes ejemplos del surgimiento de la escuela y de su proceso… así, en el capítulo “De fuego y de pinturas, nuestros sueños”, leemos: “En las cuevas… en las cuevas, ya en el paleolítico superior, hace 45.000 años, como quien dice, ahora… ahí divagó con sus temores, temor a la escasez, temor a la muerte… y tomaba sustancias… y veía cosas… y aprendió a hacerse amigo de las cosas que temía… amigo de los animales, y empezó a hablar con ellos… en su imaginación. En estas amistades, los animales hablaban… un lenguaje que misteriosamente se entendía… y uno hablaba en ese lenguaje… que los animales entendían. Luego, al salir de la cueva… ni los animales entendían ni uno les entendía. Pero tanta fuerza tenían esas imágenes… que se modificó el aparato de fonación. Y empezamos a hablarnos y entendernos de una manera nueva. El ser humano empezó a hablar tal como lo hacemos hoy en día. Y diferenciando lo que imaginaba de lo que pasaba afuera de la cueva… siguió aumentando su vigilia. Se juntaban los hombres en la cueva, a intercambiar sus relatos, y pintaban esas experiencias que traían de aquellos mundos… Colores de hollín, del fuego sagrado. Y pinturas rojas, dadoras de vida, del cinabrio y de aquellas sustancias que usaban para acceder a los mundos sagrados… Sagrados, porque „subían‟ a lomos de pájaros mitológicos, o esperaban, en esos estados, a las estrellas más bajas para „subir‟, o a árboles imaginarios por los que trepaban „a los cielos‟… allí no solo se resolvían problemas… se reconciliaba con lo anterior, se fijaban aspiraciones… y en la pared desnuda se pintaba todo eso… en una forma de montaña se „veía‟ al bisonte… y sobre esa proyección se pintaba… y se „soplaba‟ en los primeros aerógrafos… una mano desnuda sobre la piedra, un „soplido‟ de pintura sobre ella, y tu alma quedaba conectada con esos otros mundos… sobre la piedra perenne.... Y se „tocaba‟ y se „conectaba‟ con esos mundos… Pero al pintar, luego se caía en cuenta… que una cosa era lo pintado y otra cosa lo que pasaba en esos mundos. Y al intercambiar… que no era lo mismo 8

decirlo, ya en este mundo, que lo vivido. Diferenciando lo percibido de lo imaginado seguía subiendo el nivel de vigilia… así en nuestros días, sabemos que aquello que pasa en nuestra interioridad, es diferente al tiempo público, el tiempo compartido con otros. Públicamente danzaban y hacían música, hacían sus catarsis… públicamente, todos juntos accedían a experiencias, hacían sus recorridos y construían sus relatos entre todos, sus mitos… y eso lo guiaban los más expertos… para evitar accidentes y malas experiencias. Ahí transferían sus cargas…. Durante miles de años. Ahí nació la escuela. Catarsis, transferencias y acceso a lo profundo. La escuela mandó sus mensajeros al mundo… gentes que hablaban con los animales, y que facilitaban experiencias de contacto con lo profundo. Gentes que se entendían con los fuegos y que enseñaron a hacerse amigo del lobo, de la vaca, del gato… gentes que conocían las plantas y que enseñaban la conexión con los seres que habían partido… las mujeres, los primeros chamanes. Así nació la domesticación y producción del fuego, de los animales y de las plantas”. Y más adelante… “mientras la gente se arraigaba, la escuela también salió de la cueva… empezaron los primeros centros de iniciación. Bajo los dólmenes y menhires se construían cuevas artificiales, en las que se seguía trabajando… Ya con el nacimiento de las primeras ciudades, se siguió construyendo… A los pies de los volcanes, en Göbekli Tepe como en Catal Hüyük, cerca de las cuevas como el monasterio de Qumran, en Jericó; en Menfis y Karnak, donde las mujeres podían ser iniciadas igual que los hombres, en Eleusis, en Corinto, en las altas montañas de India, en China… en todo el planeta, vaya. Y se buscaban lugares propicios que facilitaban el contacto, y lugares cuyos paisajes „inspiraban‟ otros paisajes mentales (montañas en lo “alto”, o lugares de la tierra que emanaban sulfuros que te „transportaban‟... De ahí leyendas que hablan de lugares „conectados‟ por „energías telúricas‟, etc.”. Avanzando el trabajo, en vez de detenernos en el análisis de la intolerancia, pasamos por ella sin señalarla demasiado… como de puntillas. Y preferimos “concentrar” en el análisis de la venganza. Para ver bien ésta, hemos realizado 9

lo mejor que hemos sabido las “reducciones fenomenológicas” que recomendara Silo; teniendo que mostrar qué entendemos por fenomenología y por su método. Un poco sobre esto… La forma mental en el ser humano, es temporal. Necesitamos tiempo para cualquier cosa que haga nuestra conciencia… el yo psicológico, no existiría si no estuviese “en el tiempo”. La cultura occidental, tiene su particular manera de organizar ese tiempo… Es Heidegger quien nos ilustra sobre esa particular manera. “Mientras no se vea el occidental a sí mismo „en su finitud‟, en su „ir siendo hasta su finitud‟ y aceptar esto, en vez de fingirse superior, „con todo el tiempo del mundo‟, el occidental será la personalización misma de la venganza. La venganza estará en el espíritu de uno por el afán de „detener‟ el tiempo „inyectándole‟ un espíritu para así „no morir jamás‟”. Apostillamos: “Digámoslo claro… la creencia en esta época desacralizada de que el dinero „prolonga‟ el tiempo indefinidamente, o por lo menos „posterga‟ el final, ese núcleo de ensueño… es la venganza misma, porque cumple con el atributo de inyectar un „espíritu‟ (el

dinero,

en

esta

época

desacralizada)

„engrandeciéndome‟

y

„perpetuándome en el tiempo‟, como un eterno presente felicitario”. Y terminamos: “la forma mental europea sería „ingenua‟, la „del tiempo vulgar‟, la de creernos que tenemos „todo el tiempo del mundo‟”. Por último, querría leer para acabar esta presentación, algunas de sus conclusiones: “Este trabajo ha tratado de mostrar cómo una actitud, la actitud de „dar‟, es la que va a permitir el desarrollo y la evolución del ser humano. Este colaborar y construir con la vida del „dar‟, le vamos a dar forma de vuelo… de faisán primero, ave fénix después y por último de „un pájaro llamado intento‟, de acción válida, en definitiva. Inversamente, cuando las cosas se ponen en el „poseer‟, vemos surgir los problemas…“. “Si examinamos las cosas a nivel evolutivo, vemos que en el estado de vigilia y el de semisueño, se impone un tipo de temporalidad, que nos lleva a una mirada ingenua. Esa temporalidad se hace modelo con Parménides, y nos habla de un „eterno presente‟, que es el caldo en el que cuece la venganza, el culpabilizar y el traicionar. Es así como llegamos a comprender los „preceptos‟ de los dioses y las distintas religiones… en realidad intentos para sortear los 10

efectos negativos que presenta el paso por dichos niveles de conciencia en la evolución humana. Y así, el nivel de conciencia a que aspiramos, el de conciencia de sí, parece presentar el problema de la finitud… y… ¿qué sentido tiene la vida si todo se acaba con la muerte? Ahí vemos un principio que ha estado siempre… trata a los demás como quieres que te traten. Y una experiencia que nos pone en contacto con la fuerza y lo trascendental”. Por último… agradecer a Silo, que es la inspiración y que si hubiera que citar cada vez que hemos acudido a su referencia en este trabajo, no hubiéramos hecho sino ampliar exageradamente las notas. También a la escuela, no solamente a la actual, sino a la que nos antecede y sucederá, con especial agradecimiento a sus mujeres. Mención especial a las monografías que se han ido realizando antes que la nuestra… a modo de ejemplos, “El Fuego y la Especie Humana – el primer encuentro” de Allesandro Lacovella e “Investigación sobre el Propósito del Homo sapiens en el Paleolítico superior: del afán por sobrevivir al afán por trascender “, de Ariane Weinberger. De ellos y de tantos otros reconocemos mucha inspiración que ha dejado huella en nuestro trabajo. Y a la gente… pues es su capacidad de “dar”, la que hace el nexo con la escuela y lo profundo. Acabamos ya la conclusión y esta presentación diciendo que ese dar, es una actitud que ha acompañado y acompañará al ser humano… está por encima de cualquier metafísica, método o procedimiento y motoriza cualquier investigación. Nos constituye y es el nexo inquebrantable que, a modo de propósito, une al mundo con el ser humano y lo profundo, verdadero momento de la interioridad de la conciencia humana.

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INTRODUCCIÓN

Esta monografía bien podría haberse titulado “La tolerancia como condición de origen en el nacimiento de las culturas”. ¿Y por qué no lo hemos hecho así? Demos un rodeo, y tal vez podamos entender mejor la elección del título. Tolerancia… Tolerancia implica una resistencia hacia algo, y un intencionar ceder ante esa resistencia que a uno le produce el “objeto” a resistir. Una vez “tolerado”, indefectiblemente, habrá un soltar, tanto del acto realizado como del objeto. Y se tolera porque se busca algo que está “más allá” de aquello que es tolerado. Y después… la inspiración. Es extraño este fenómeno… En el tolerar, hay una dificultad, que en un momento posterior, deviene inspiración1.

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Así, por ejemplo, en el mito de Ariadna. Ariadna es abandonada por Teseo en la isla de Naxos después de que ella le ayudase a derrotar al minotauro siguiendo el famoso “hilo de Ariadna”. Entonces, llegó Dionisos y “reivindicó su amorosa pena”. Para nosotros, una interpretación posible es ver en el perjuicio que te hacen, no un motivo de resentimiento sino un motivo para “soltar la venganza”. De ahí que la visión cambie, se inspire, y te permita “ver lo trascendental”, en Dionisos en este caso, y hacerte digno del destino de lo trascendental: convertirse en diosa.

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En la intolerancia, quedamos “enganchados” al objeto. Lo vemos todo plano, nuestra conciencia queda “fijada”. Nuestra temporalidad deviene “instante”, identificada con el “presente”. En la primera parte de este trabajo, se alude a un acto de generosidad que permite que el ser humano levante el “vuelo”. Más adelante, hablando de crisis en su proceso, vemos asomar rauda la intolerancia… creando problemas cuando no es superada. En vez de detenernos en la descripción de la intolerancia, pasamos por ella sin señalarla demasiado… como de puntillas. Y preferimos “concentrar” en el análisis de la venganza, para superar, o más bien ver la posibilidad, de transformar nuestra forma mental2. Y, ya en las conclusiones, ponemos no ya a la tolerancia, sino a la actitud de dar (objetivo que trasciende y justifica el tolerar), frente a frente viéndoselas con la venganza. Entonces, es porque tratamos de cambiar lo que sería uno de los grandes defectos de todos nosotros, la venganza, desde lo que consideramos una de las grandes virtudes del ser humano, el dar, por lo que el título de esta monografía alude, de un modo poético, a dicha capacidad de generar acciones válidas.

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Más adelante se verá qué tiene en común la tolerancia y la venganza, con respecto a la forma mental.

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LOS ORÍGENES

La caída de un mundo... y el nacimiento de otro Hace ya 15.000 años, el mundo estaba terminando de vivir una de las crisis periódicas a las que nos tiene acostumbrado. Era el final de la última glaciación. Los neandertales se extinguieron, junto con el mamut, el rinoceronte lanudo... prosperan animales de caza compleja: el ciervo y el jabalí. Para cazar estos últimos, probablemente utilizó el perro, que domesticó. La dieta se diversificó enormemente, incluyendo entonces otros pequeños mamíferos y aves. La recolección de frutos y raíces se extendió. También se comenzó a desarrollar la pesca fuera de la costa, en mar abierto. Quedan tres millones de seres humanos en el planeta... hace poco que han aprendido a hablar de la manera que lo hacemos ahora3... unos 40.000 a 70.000 años antes.

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En los últimos años, diversas investigaciones han apuntado a que el lenguaje humano, respecto a su parte melódica y la estructuración de fonemas, tiene un origen evolutivo común con el

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Y en esta situación, empiezan a arraigarse ahí donde hay más pesca... las culturas mesolíticas se desarrollan, allá donde pueden, donde hay comida... pescado. El ser humano se mueve a lo esencial... no hay muchos lujos. El hambre es sensación cotidiana, el arraigo necesidad.

Ruta de expansión del Homo Sapiens moderno.

lenguaje de los pájaros, capaces de aprender nuevas vocalizaciones y de reordenar los sonidos más básicos de su canto para transmitir distintos significados o contextos. Sin embargo, la parte portadora del contenido del discurso de nuestro lenguaje habría derivado de nuestros ancestros no humanos; y ambas capacidades (melódica, contextos y portadora del contenido) se habrían fundido en algún momento de los últimos 100.000 años de evolución, para dar lugar a la forma del lenguaje humano, y con ello al origen de diferentes lenguas (idiomas) que han sido creados por los seres humanos. A modo de ejemplo… hablando no sería lo mismo decir: ¡Luisito!, que ¿Luisito? El contenido sería el nombre Luisito, referencia a la persona Luisito. El contexto, en el primer caso, podría ser un regaño. En el segundo, una interrogación. La “musicalidad” nos daría el contexto. Y la literal o portadora del contenido, el nombre o referencia a la persona. Esta tesis, de tipo estructuralista, se verá que no coincide del todo con nuestro punto de vista, más adelante expuesto, pero sirve para acercarnos.

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En ese moverse a lo esencial, la conciencia va abstrayendo... si se llegaba a estados inspirados a través de hierbas y de predisposición, el “vuelo”, se lo representaba poniendo allá en lo “alto” a las divinidades... y para acercar a lo alto esas divinidades, se levantaba una suerte de pequeño monolito en piedra y en su cima, una calavera de, digamos, un ciervo. El totemismo4.

Aun actualmente, se sigue danzando alrededor del Tótem.

El arte, también a lo esencial... bien abstractivo. Y se tropieza con la máxima esencia... el vacío5. Al volverse así, abstractivo y esencial, el ser humano mesolítico se arraiga... y empiezan producciones simbólicas que se proyectan al mundo: como juntar una semicircunferencia unida en sus extremos por un segmento... el arco. Otro segmento y la flecha. Una semicircunferencia y un segmento unidos esta vez en un solo extremo... la hoz para recolectar. Una circunferencia unida en el centro por un cubo que se transforma en un cilindro... la rueda conectada por su eje. Un plano colocado sobre dos ejes, el carro.

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Aquí sería el señalamiento del “alma” del ciervo, que quedaría conectada en su “alma” a la susodicha calavera; “conectada” con lo alto, que sería el espacio sagrado en donde ella reside. 5

Nosotros creemos que ese vacío se traduciría como el registro de la propia conciencia en reposo, como una suerte de “gran vacío”. También como traducción posible de ese otro “lugar” que no tiene ni espacio ni tiempo, pero que conciencia lo representaría como un vacío.

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Unos pocos miles de años antes, una divinidad aparecerá con fuerza... como suerte de protectora de la vida, la diosa madre. Su cabeza llena de piñones como símbolo de inmortalidad (lo perenne, que ni el invierno puede “matar”). Pechos amplios y generosos y como embarazada de nueve meses. Y las piernas truncadas... para no tocar la tierra, para representarse en lo alto. Ese vacío... lo rodearán de casas, y de ahí en adelante pasará en pueblos y ciudades a un nuevo momento de proceso... ese vacío será la plaza, que luego será la plaza pública. Contra-natura. Se abrirá un “hueco” en la naturaleza y empezarán las civilizaciones...6.Otros seguirán migrando... cazando... unos se arraigarán y otros seguirán cazando... Algunos de estos cazadores se quedarán a proteger los primeros poblados... ha nacido el primer ejército.

Venus de Willendorf

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Ortega y Gasset, La Rebelión de las Masas: "...la urbe o polis comienza por ser un hueco: el foro, el ágora; y todo lo demás es pretexto para asegurar este hueco, para delimitar su dintorno...". Y más adelante: “...en que el hombre se liberta de toda comunidad con la planta y el animal, deja a éstos fuera y crea un ámbito aparte, puramente humano. Es el espacio civil".

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Y se aprende a pensar... a hacer vacío en la propia cabeza y dejar que surjan los pensamientos, las ideas. Y se aprende a abstraer, a ver huesos donde hay carne, a ver calaveras donde hay cabeza, a ver figuras detrás de los objetos. Y luego la explosión... de ese esenciarse, de ese vaciarse... de ese domesticar los primeros animales, de ese valorar la vida, como un bien escaso que hay que proteger... de ahí brotará, como una uva madura, la agricultura. Solo había que “fijarse”. Atender, fijarse y abstraer. Y empieza también la cerámica, la escritura, la población se vuelve a multiplicar, etc. ¿Qué permitió que el ser humano superase semejante crisis y diese un salto hacia adelante? ¿Será tal vez quedarse con lo esencial? No parece... parece más bien que fue forzado a eso por las circunstancias. ¿Será que aprendió a hablar y a coordinarse de otra manera? Y si fuese así... ¿qué intención puso para hacer eso? Creemos que fue un acto de generosidad, un acto de compartir con el de al lado, de querer conocerlo y protegerlo. Creemos que fue la mujer y el culto de todos a la diosa, protectora ella, el que llevó esa intención que acababa en otros, que se proyectó luego, cuando no había dónde elegir, que se proyectó más allá de todo eso colocando al ser humano en una nueva etapa en la que no se acabó con los cazadores que quisieron seguir siéndolo, sino que se los respetó, se los admiró y se los incorporó allá donde se pudo. Veinte mil años de matriarcado... veinte mil años donde la mujer cogió a la especie en un momento delicadísimo, a punto de la extinción, y la puso sobre sus hombros, peleando contra-natura, hasta que el ser humano pudo entrar en un nuevo momento de proceso. Y ahí el hombre terminó de configurar su cabeza, su centro intelectual.

La leyenda del faisán dorado empieza en un momento de crisis El paso de mesolítico al neolítico fue de manera desigual... unos sitios antes que otros. Y la crisis no fue enfrentada en todos los lados de la misma manera. 19

Estamos en una región del oeste de China, Kweichow, hace unos 18.000 años; y asistimos al enterramiento de un ser querido. Estamos en crisis... y en las crisis, uno pierde tierra... pierde la fe. El hombre antiguo cuando soñaba con un muerto, no decía... he tenido un sueño irreal, he soñado con papá... eso se dice ahora. El hombre antiguo, cuando soñaba con papá, decía... ha venido a verme y me ha hablado. Y me ha dicho tal y tal cosa... y lo tomaba por real. Tan real como si le hubiera visitado estando despierto. Y en épocas de crisis... resulta que esas visitas, a lo mejor, no eran tan agradables... venía regañando, y eso se tomaba muy en serio. Entonces, en el enterramiento, también se dudaba... ¿Irá papá al más allá? E... ¿irá a un buen más allá? Si sueño con él... ¿vendrá de buenas o me echará la bronca? Tiempo de crisis... mesolítico. El enterrador, procuraba que el fallecido estuviera resplandeciente... que estuviese “vivo” y con buen humor... antes de enfundarlo en un trozo de tela y meterlo “a lo profundo” de la cueva. Ocre rojo para darle “color” al finado. Y un descubrimiento... si en vez de ocre rojo utilizaba cinabrio machacado... el buen color del cadáver, duraba más tiempo. Duraba bastante más, porque el cinabrio es anti-parasitario y posterga la descomposición del cadáver. Minas de cinabrio hay cinco en todo el planeta, y ahí justo hay una... afortunado el enterrador. Las crisis no respetan a nadie, tampoco a los enterradores. Y el enterrador también piensa en su propia finitud... ¿Y si tomo un poco de ese cinabrio, para vivir más tiempo? Dicho y hecho... además, alucinaba, se inspiraba... se volvía al principio un poco loco y luego loco del todo. Porque el cinabrio es tóxico... contiene azufre y mercurio. Y eso se acaba sabiendo... si tomas cinabrio, acabas delirando. Entonces... ¿cómo hacer para vivir más tiempo sin que se le vaya a uno la cabeza? Son épocas mágicas... se observa que hay por ahí un faisán picoteando entre el cinabrio... con el pecho rojo... El faisán dorado, oriundo de esa misma región… se cree que ese rojo es de comer cinabrio… solución... comerse al faisán, y a ver qué pasa... y pasa lo que tiene que pasar. No pasa nada. El faisán no es tóxico, es rojo pero no tóxico. 20

El secreto del cinabrio se extiende por toda China.... pero es un bien escaso. Para que haya más... fabricarlo artificialmente. Empieza la alquimia. Y mientras unos comen faisán, otros comen cinabrio... y con toda seriedad, se inspiran. El faisán macho, pecho rojo y unos colores... Y los inspirados sueñan... sueñan con faisanes que “renacen” de sus cenizas, inmortales... Es el ave fénix, es el Feng7. Y mientras migra el buen faisán, migra el mito.... lo encontramos en Grecia, lo encontramos en Egipto8, en India, en México... Acá hay un tema que hay que aclarar... y es la crisis del mesolítico. Porque el mesolítico es abstractivo... se va a la esencia; es que no se anda muy en creencias, no se anda muy en magias, no se anda muy en la emoción. Ahí la cosa religiosa no tiene mucho asidero... porque la emoción escasea. Si abstraes, si piensas, no hay mucho lugar para los climas... es así la cosa. No hay lugar para mucha crisis, en épocas tan abstractivas. La situación es de crisis, pero el ser humano se vuelve “espartano”, por decirlo de alguna manera.

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El fénix era la personificación del tótem-ave, asociado con el viento y con el Sol. Cuando decimos “faisán dorado”, la palabra “dorado” muestra un atributo que nos destaca sobre el resto del faisán… Si en la cabeza, por ejemplo, percibimos el amarillo-oro, en una proporción mínima y lo destacamos por encima del rojo de su pecho, lo más característico de esa variedad del faisán, estamos haciendo una valoración de atributos que no coincide estrictamente con nuestra percepción, tendiendo ya en el lenguaje a “sacralizar” el faisán. 8

Silo en “Mitos Universales”, en sus notas, parece distinguir dos orígenes diferentes del universal mito del Fénix. Uno, el propiamente chino, y otro, “Phoenix”, posible origen de la palabra Fenicia. El primero echaría a andar por China, India, y el Asia en general; y el segundo por Egipto y Europa. Nosotros destacamos la universalidad del mito, y creemos que en todos los casos tiene su origen en el “vuelo” chamánico. Serían en última instancia las “acciones válidas” las que permiten iniciar la “resurrección” que se alegorizará posteriormente en el ave Fénix y que permiten “despegarse” de las “pequeñeces” en el intento de ir “más allá”.

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Y sin embargo... hay gente que, ante ese estado de cosas... en ese tipo de situaciones... ve al familiar muerto y se conmueve. Ve la frialdad que lo rodea y se conmueve. Ve el vacío... y, conmovido, siente la imperiosa necesidad de llenarlo... de gente. Son esos los que van a andar a vueltas con el tema de la resurrección... son esos los que van a buscar sustancias que te acerquen al paraíso perdido... a la abundancia, que te comuniquen con el otro sin palabras... son esos lo que echan a volar los mitos, las alegorías, las leyendas. Son esos los que van a darte la sustancia que te eleve por encima de tanta cosa sobria y espartana. Y así, hasta ahora, todas las religiones, todos los trabajos de la gente que ha tratado de inspirarse... han ido de la mano de esos primeros alquimistas, tomando sustancias que permitiesen eso. Han ido de la mano de gente que, sobre todo, quería a su prójimo. Y luego la abundancia de la cosecha, y las grandes religiones, y todo lo que conocemos... pero ahí, siempre, un alquimista o un proto-alquimista más bien... poniendo la sustancia, poniendo la alegoría y dándole sentido a todo... ¿Para qué tanta muerte y tanta resurrección? ¿Para qué la muerte de un grano? El grano muere para resucitar en forma de muchos... muchos granos. Y esta alegoría da sentido a tres mil años que vendrán después. Ahora bien... del mesolítico, así como pasan esencias y se respeta la diversidad, con la especialización de funciones aparece la jerarquización. Esto lo sabemos porque en diferentes enterramientos, en los ajuares, aparecen diferencias sociales. Jerarquización y desigualdad, parece que vienen de ahí. Y que pasan a un momento posterior que amplificará todo esto, el neolítico. Y así hasta nuestros días.

De fuego y de pinturas, nuestros sueños Los animales le temen al fuego. Y hasta hace un millón de años, nosotros también. El fuego lo puedes oler, lo puedes mirar y puedes escucharlo en su crepitar. Pero de ninguna manera puedes tocarlo. Te quema. Y si te alcanza, su mordedura se hace sentir. El ser humano se enfrentó primero a ese formidable enemigo… con su imaginación. Solo ahí podía tocarlo sin quemarse. Ahí, el formidable enemigo se hizo amigo. Ahí, empezó a llevarse bien con él. Ahí decidió conservarlo. 23

Dicho y hecho… aquello que hacía en su imaginación sin darse cuenta siquiera de que una cosa era imaginar, soñar las cosas o alucinar con ellas y otra muy distinta lo que ocurría en el mundo natural, en la sensación. Cuando fue a los volcanes, y a los sitios donde éste tenía su morada, se lo amigó. Y al amigárselo descubrió que había mundos diferentes… un mundo que ahora llamamos mundo interno, y el otro, con sus diferencias. Con esto empezó a configurar un nuevo nivel de conciencia, la vigilia. En las cuevas… en las cuevas, ya en el paleolítico superior, hace 45.000 años, como quien dice, ahora… ahí divagó con sus temores, temor a la escasez, temor a la muerte… y tomaba sustancias… y veía cosas… y aprendió a hacerse amigo de las cosas que temía… amigo de los animales, y empezó a hablar con ellos… en su imaginación. En estas amistades, los animales hablaban… un lenguaje que misteriosamente se entendía… y uno hablaba en ese lenguaje… que los animales entendían. Luego, al salir de la cueva… ni los animales entendían ni uno les entendía. Pero tanta fuerza tenían esas imágenes… que se modificó el aparato de fonación. Y empezamos a hablarnos y entendernos de una manera nueva. El ser humano empezó a hablar tal como lo hacemos hoy en día. Y diferenciando lo que imaginaba de lo que pasaba afuera de la cueva… siguió aumentando su vigilia. Se juntaban los hombres en la cueva, a intercambiar sus relatos, y pintaban esas experiencias que tenían de aquellos mundos… Colores de hollín, del fuego sagrado. Y pinturas rojas, dadoras de vida, del cinabrio y de aquellas sustancias que usaban para acceder a los mundos sagrados… sagrados, porque “subían” a lomos de pájaros mitológicos, o esperaban, en esos estados, a las estrellas más bajas para “subir”, o a árboles imaginarios por los que trepabas “a los cielos”… allí no solo se resolvían problemas… se reconciliaba con lo anterior, se fijaban aspiraciones… y en la pared desnuda se pintaba todo eso… en una forma de montaña se “veía” al bisonte… y sobre esa proyección se pintaba… y se “soplaba” en los primeros aerógrafos… una mano desnuda sobre la piedra, un “soplido” de pintura sobre ella, y tu alma quedaba conectada con esos otros mundos… sobre la piedra perenne.... Y se “tocaba” y se “conectaba” con esos mundos… 24

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Pero al pintar, luego se caía en cuenta… que una cosa era lo pintado y otra cosa lo que pasaba en esos mundos. Y al intercambiar… que no era lo mismo decirlo, ya en este mundo, que lo vivido. Diferenciando el mundo percibido del imaginado seguía subiendo el nivel de vigilia… así en nuestros días, sabemos que el divagar, el imaginar, el soñar… es diferente al mundo del tiempo público, el tiempo compartido con otros. Públicamente danzaban y hacían música, hacían sus catarsis… públicamente, todos juntos accedían a experiencias, hacían sus recorridos y construían sus relatos entre todos, sus mitos… y eso lo guiaban los más expertos… para evitar accidentes y malas experiencias. Ahí transferían sus cargas…. Durante miles de años. Ahí nació la escuela. Catarsis, transferencias y acceso a lo profundo9. De chamanes10 y de animales La escuela mandó sus mensajeros al mundo… gentes que hablaban con los animales y que facilitaban experiencias de contacto con otros mundos. Gentes que se entendían con los fuegos y que enseñaron a hacerse amigo del lobo,

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Silo comenta al respecto de lo profundo: “Hay un mundo interno que mueve las cosas. Hay mundos que están aunque no se los vea. Hay estados internos desde donde se inspiran las cosas. Y sino, desde dónde surge la poesía, la pintura, las grandes acciones, sino es desde esos estados. No fueron gentes a quienes no les pasó nada por dentro. Fueron personas que hicieron cosas con mucha fuerza y desde allí acarrearon grandes cambios o produjeron cosas con tanta fuerza que cambiaron el curso de las cosas y de una época. Los cambios históricos se dan cuando la conciencia humana conecta con lo profundo y es desde allí donde se dan los cambios y pasos evolutivos, las otras cosas que nos cuentan de la ¨historia¨ son anécdotas. Lo que mueve a la historia es ese motor interno. Es desde lo profundo, que puede resultar inspirador”. 10

Deberíamos decir “chamanas”. Todos sabemos que mientras el hombre cazaba, la mujer recolectaba. Y entre otras cosas, recolectaba plantas. No podía ser de otra manera, pues hasta el mesolítico no se relacionó el acto sexual con la reproducción, no existiendo los anticonceptivos. De resultas, la mujer estaba mucha parte del tiempo embarazada o amamantando o al cuidado de los hijos, no pudiendo participar de la caza en igual intensidad que el hombre. Entonces, y por la misma razón, era la que cuidaba del fuego; también por el hecho de que al tener que amamantar al bebé, no se quedase dormida por accidente como le podía pasar al hombre. Y por último su producción: podemos pensar que la búsqueda del fuego fue consecuencia de inspiraciones venidas por la toma de dichas sustancias, que como ya dijimos, tienen el protagonismo en la mujer. Y si fue así, entonces la síntesis mesolítica donde se termina de adquirir el nivel de vigilia y conformar el “centro intelectual”, parece cosa también… de mujeres.

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de la vaca, del gato… gentes que conocían las plantas y que enseñaban el contacto con los seres que habían partido… las mujeres, los primeros chamanes. Así nació la domesticación y producción del fuego, de los animales y de las plantas.

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La crisis Robert Graves es un excelente difusor de la antropología cultural. Miembro del grupo Eranos junto con Mircea Elíade, Jung, etc. Es tremendamente bueno en eso, pero no muy riguroso. Así que lo que comentamos ahora, debe de ser tomado con las debidas precauciones11. El matriarcado entra en crisis según unos durante ochocientos años, según otros trescientos cincuenta; que se dice poco... si comparamos esos años con los otros 20.000 de hacer bien las cosas, se nos proporciona la cosa. Pero en esos tiempos... sacrificios humanos, guerras... en fin, que hubo bastante jaleo. Jerarquías, desigualdades, ninguneo, secretismos, muertes... Esto unido a que los cazadores de vez en cuando se hacían sus incursiones y arrasaban con todo... hubo un cambio. Se marginó y sometió a la mujer y en su lugar... los 5.000 años de patriarcado que llevamos ahora. Es el nacimiento de la venganza. De la venganza, de sus orígenes, hay mitos que nos hablan... los dioses dan el fuego a los hombres y, a la vez, para compensar, una desgracia. Zeus regala la caja de Pandora y las desgracias asolan el mundo. Para compensar la cosa, vaya, desgracia al canto. El mismo yoga quiere decir “disciplina”. Tú domesticas animales y plantas y te los comes, bien... pero para compensar eso, te tienes que “disciplinar”. Yoga. Más adelante, ya en Grecia... si tú tienes muchas tierras y el otro pocas... ten cuidado, que viene la diosa Némesis, y te hará caer en desgracias. Para compensar, vaya. Némesis quiere decir.... venganza. La diosa de la venganza. Esto pasará a unos platillos... la justicia... de un lado y de otro, ponemos cosas... y si no están compensadas debidamente... ahí el juicio y la sentencia. Ahora es la diosa justicia, con su balanza. Los egipcios, igual... una pluma a un lado, tus vísceras a otro... y como no esté bien compensada la cosa... como pesen más tus tripas... ¡menudo juicio!

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Para hacerse una idea siquiera aproximada, leer El Vellocino de Oro, del citado Graves. Deja entrever qué pudo andar pasando en esas épocas, pero tomarlo con la debida prudencia. También, ya más riguroso, pero sin atribuir esos fenómenos a una presunta “decadencia”, La Rama Dorada, de James George Frazer.

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Todavía hoy se cree que al final te van a juzgar... y para compensar... si no has sido bueno... como para compensar, vaya, condenación eterna. Entonces este lío de las desigualdades y de las jerarquías que empieza en el mesolítico, que antes no lo había... este lío trae problemas, cuando se trata de “compensarlo”. Trae la venganza. Todavía hoy, te pagan tu sueldo después de un mes de duro trabajo aguantando al jefe, que ha hecho y dispuesto como le ha dado la gana. Todavía hoy uno coge su sueldo y le parece que le han “compensado” y registra como equilibrio... En fin, ¡qué pareciera que ese sistema donde unos pocos deciden por los muchos, con esas jerarquías y desigualdades sociales, que pareciera que se nos ha quedado corto y que hay que cambiarlo!12

Los centros iniciáticos, los templos. Avances y retrocesos Los chamanes son los sabios, desde su origen se identifica por la gente como “los que saben”. Y hacían las cosas bien, hasta que dejaban de hacerlas. La gente les hacía regalos… y algunos de ellos se dedicaban a acumular. Acumularon cosas, poder e influencias… y se colocaron, ya con el poder, coronas que les conectaban con los cielos… y la magia y la superstición producto de aquella decadencia, se hicieron sentir. Se mataba a ciertos individuos sobre los que se acumulaban “los malos humos” y “los malos espíritus” del pueblo, para que ellos cargasen… y los de las coronas, se hicieron los primeros reyes. Ya los ejércitos se empezaron a usar para las conquistas, y las guerras de unos contra otros proliferaron. Pero mientras la gente se arraigaba, la escuela también salió de la cueva… empezaron los primeros centros de iniciación. Bajo los dólmenes y menhires se construían cuevas artificiales, en los que se seguía trabajando… catarsis, transferencias y acceso a lo profundo. Ya con el nacimiento de las primeras ciudades, se siguió construyendo…

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Entonces habría un ensueño colectivo en la venganza que sería “la Justicia”. Un ensueño personal que en esta época sería “el Dinero”. Antes fue la posesión de esclavos, Antes aún, la posesión de la tierra. Y aún antes, la posesión de bienes. Un registro interno que sería de “equilibrio” y de violencia interna. Y un procedimiento, que sería la violencia. Para profundizar en esto ver en este mismo trabajo “El tema de la venganza en la cultura europea”.

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A los pies de los volcanes, en Göbekli Tepe como en Catal Hüyük, cerca de las cuevas como el monasterio de Qumrán, en Jericó; en Menfis y Karnak, donde las mujeres podían ser iniciadas igual que los hombres, en Eleusis, en Corinto, en las altas montañas de India, en China… en todo el planeta, vaya. Y se buscaban lugares propicios que facilitaban el contacto, y lugares cuyos paisajes “inspiraban” otros paisajes mentales (montañas en lo “alto”, o lugares de la tierra que emanaban sulfuros que te “transportaban”, etc. De ahí leyendas que hablan de lugares “conectados” por “energías telúricas”, etc. Y aquí empieza una diferenciación… por un lado los trabajos de la escuela propiamente dichos, con sus transferencias y todo lo demás; y por el otro, los producidos de la escuela que se dan a las gentes con sus sacerdotes, sus cultos y sus templos13.

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En la cueva también se hacían los ritos en los que participaban todos, chamanes y no chamanes. El templo era generalmente la primera instancia al entrar a la cueva, que tenía algo de iluminación natural. Luego, se diferenciarían los templos y los lugares de iniciación, coincidente con la diferenciación de funciones que se da en el neolítico (artesanos, constructores, etc.). Aquí seguimos el rastro a la escuela, y dejamos los templos aparte. Queremos señalar también que se utilizaban como ámbitos transferenciales en los que se hacían diferentes recorridos con diferentes argumentos. La “garganta” o “entrada” a la cueva, una amplia sala que la permite “respirar”, tortuosos caminos a modo de intestinos, etc. Creemos que con sustancias apropiadas, se sugerían “argumentos transferenciales”. Y esto, para inducir imágenes que faltaban en épocas donde no había ni cine ni televisión. Diferente a la transferencia realizada en la actualidad, donde en el recorrido uno ya posee imágenes suficientes para poder moverse sin ayuda de “escenarios externos”. En cuanto al origen de las religiones, Silo, ante un grupo de estudiosos, da una charla “Sobre el fuego”. Enseña: “Ese hongo que machacado y mezclado con leche de vaca, se convertía en un elixir para conectar con los dioses, para conectarse con las divinidades. Se trata probablemente de la amanita muscaria... Lo encuentran en India, Europa, es un hongo que suele estar asociado con los enanos en las leyendas. Hay notas de esto en el siglo XVII. Los chamanes siberianos, el chamán principal tomaba este hongo, hacia una infusión, se colocaba, hacia cualquier cosa, pero la cosa no terminaba ahí, los adeptos tomaban la orina de esos hombres sagrados y, poco después, ellos también se colocaban. El principio psicoactivo del Soma no se degrada, la molécula no es desdoblada y se excreta inalterada a través de la orina. Esa era la misma práctica de los sacerdotes del soma en la India védica, tomaban el soma y hacían participar a los seguidores. Más tarde se perdió el secreto de la producción del soma”. Y más adelante: “…Se solía explicar la cosa religiosa con ciertos impulsos, como compensación a ciertos miedos, inseguridades, etc. Sí, sí, eso lo sabemos bien, pero nosotros mantenemos que se basa más en ciertas experiencias de tipo psicodélico. En experiencias de distorsión de la percepción y fenómenos alucinantes.

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Entonces, las religiones son producidos de la escuela con sus relatos, sus prácticas (rituales) y sus sacerdotes. Y en sus inicios, las religiones facilitaron el “contacto”. Y por otro, la escuela que genera todo esto. Y en la escuela, hay sus decadencias y sus peleas… siempre de trasfondo el asunto del apropiarse de las cosas y de las personas. Siempre el trasfondo del poder. Y suelen ganar los malos… que originan las dinastías, que originan las culturas. Y los buenos, muertos, asesinados o perseguidos… muchas veces se tenían que ocultar. Y parece que pasa lo siguiente… unos pocos maestros de la escuela, bien notables… números amplios que no tanto, que dan una suerte de “media” en la cualificación… que es lo que decide el destino de ésta 14… hacia lo mundano y su degradación… y unos pocos que siguen elevando el nivel de conciencia. También el hombre de escuela deja de ser “chamán” y se transforma en… filósofo. Filósofo no como lo podríamos entender ahora, sino como “el que sabe de procedimientos”. El hombre de escuela se transforma, a partir de Pitágoras, en la persona que sabe cómo proceder para llegar a estados inspirados, cómo proceder para las transferencias, cómo ordenarlas… y no tanto el que te dice “cómo son las cosas”. Y esto, lo hace con el diálogo15.

Quien va a explicar a las religiones así, que son experiencias de tipo psicodélicas. ¿Cómo sería en el caso del cristianismo? Sale del orfismo. El trigo del orfismo se convierte en pan en el cristianismo, el vino es de Dionisos, en los misterios se utilizaba un vino con algunos elementos alucinantes, es muy probable. El impulso de estas religiones está en estas experiencias, sus orígenes tienen que ver con estas experiencias alucinantes y estas pueden estar en la misma conciencia humana. Estas imágenes que las religiones han pretendido que vienen de fuera, en realidad vienen de la propia conciencia humana”. 14

“Pero los genios no son la potencia decisiva en historia… el factor decisivo es el tipo medio de los individuos. Aún en los casos de aspecto absolutista no son nunca uno o varios hombres quienes conducen un pueblo, sino clases enteras de que aquél o aquéllos es el exponente y el símbolo”. Ortega y Gasset, Las Atlántidas y del Imperio Romano. Pág. 93. Alianza Editorial. 15

Dice Platón en el Banquete: “Ninguno de los dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque lo es ya; ni ningún otro sabio filosofa; ni tampoco los ignorantes filosofan ni desean hacerse sabios”. Y añade más adelante: “¿Quiénes, pues, son los que filosofan, si no son los sabios ni los ignorantes? Claro es que los intermedios de estos dos”. Por otra parte, Julián Marías en Historia

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de la filosofía nos aclara que la filosofía especulativa (que es lo que se entiende vulgarmente ahora por filosofía) es la que se practicará a partir de Aristóteles. Entonces, el hombre de escuela será el que sabe o enseña los procedimientos y no tanto el que dirá de los resultados del trabajo con esos procedimientos. Entonces el filósofo será el “amante de la ciencia”, es decir… el “amante del camino que conduce a…”. Acá entendemos que ciencia implica método. No es lo mismo saber que dos y dos son cuatro, que saber sumar dos y dos.

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Y siempre una cosa… si la escuela no “irradia”, entra en dependencia con el poder… y ahí se produce luego la crisis. Si la escuela “irradia” con fuerza, se mantiene la escuela. Así que a la escuela le interesa la humanización del medio… so pena de entrar en dependencia, venderse, pelearse y desaparecer. Pero aun así… de ese germen, nacen las culturas.

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Los “mensajeros” de la escuela, siempre facilitaron un relato y una experiencia para todos. Luego se degradaba o se pasaba a otra etapa… y siempre una recomendación que tenía a la base el buen trato: “Trata a los demás como quieres que te traten”, que quedó en todas las religiones como “la regla de oro”.

Energía, materia, forma y mente Cuando el ser humano se hizo amigo del fuego, a la vez… apareció “Él” o “Ella”, en forma de pareja ideal… cuestión que se registraba con aumento energético. Desde entonces, se trabaja con la energía. Parece que el salir de la animalidad implicaba “humanizar” al otro. De esa condición el hacerse “amigo” de los propios contenidos… En la síntesis del paleolítico, aparece la imagen de “protectora” que sintetiza los primeros trabajos. Las sustancias inspiradoras nos hablan de la futura alquimia, con sus alegorías… y solamente al final, aparecen las abstracciones de la forma y los vacíos que rodean nuestros pensamientos. En la escuela se trabajó con la energía, con la materia, con la mente y con la forma; dando lugar al antecedente de lo que hoy conocemos como disciplinas que facilitan el acceso a lo profundo. Pero esto, acompañado por sus transferencias y sus catarsis… llegando al día de hoy, ya sin necesidad de tomar sustancias que deterioran el sistema nervioso. La escuela, con Silo, trabaja con la experiencia de lo profundo en sus disciplinas y ascesis, con sus transferencias y sus catarsis. Hoy envía sus mensajeros con ceremonias que implican una experiencia de sentido y contacto con la fuerza16, y un nuevo

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“Pero por otra parte, siempre han existido aquellos que han sentido grandes deseos de permanecer solos y que lo han hecho, alcanzando algunas veces incluso aquella soledad en la que el Gran Espíritu, el Poder, el Gran Misterio que está oculto para el grupo con sus preocupaciones, se intuye con el impacto interno de una fuerza inmediata. Y el infinito camino de la serpiente mordiéndose la cola, mudando su vieja piel para volver renovada y mudar de nuevo, se desecha —frecuentemente con desprecio— por la experiencia supernormal de una eternidad más allá del latido del tiempo. Como un águila, el espíritu se remonta con sus propias alas. El dragón ‘Tú debes’, como llama Nietzsche a la ficción social de la ley moral, ha sido derrotado por el león del autodescubrimiento. Y el señor ruge —como dicen los budistas— el rugido del león: el rugido del gran chamán de la cima de la montaña, del vacío más allá de todos los horizontes y del abismo sin fondo”, Joseph Campbell. Último parágrafo, de El Chamán y el

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relato que habla de humanizar la tierra a través de organismos generados por ella. Las gentes de escuela, son gentes de estudio y reflexión17. Hoy, la escuela, al comprender su historia, se hace consciente de sí misma y genera un nuevo nivel de conciencia que empieza a proyectarse en el mundo. Hoy la escuela, como el ave fénix18, renace de sus cenizas en un nuevo intento gracias al aporte de Silo y la espiritualidad que nos dejó, que también renace nuevamente para nutrir nuestros mejores sueños y nuestras mejores aspiraciones.

Sacerdote. Transcrito en De Las máscaras de Dios, volumen 1: Mitología primitiva, Alianza editorial, 1991, pp. 265-276. 17

Ni siquiera sabios o expertos en procedimientos. Gente que estudia y reflexiona. “El filósofo, en el sentido corriente del término, deberá callar para ser substituido por el ‘pensador’ o el poeta. Ellos tendrán la palabra o, más bien, la palabra los tendrá a ellos. El poeta, confidente del Ser, habiendo aprendido a ‘existir en aquello que no tiene nombre’, puede nombrar lo sagrado. En cuanto al pensador, él puede ‘decir’ el Ser”. P. Thevenaz. De Husserl à Merleau-Ponty. Qu´estce que la phénoménologie?, Neuchatel 1966. Trad. ital. de G. Mura, Roma 1976, págs. 6061. Citado por Salvatore Puledda en Interpretaciones Históricas del Humanismo. 18

Y aquí nos despedimos de nuestro singular amigo el faisán dorado, que después de transformarse en Fénix lo devolvemos al mundo transformado en un pájaro llamado intento… Desde otra perspectiva, en su intervención del 4 de mayo de 2004 en Punta de Vacas, Silo comentó: “Hemos fracasado... ¡pero insistimos! Hemos fracasado pero insistimos en nuestro proyecto de humanización del mundo. Hemos fracasado y seguiremos fracasando una y mil veces porque montamos en alas de un pájaro llamado ‘intento’ que vuela sobre las frustraciones, las debilidades y las pequeñeces. Es la fe en nuestro destino, es la fe en la justicia de nuestra acción, es la fe en nosotros mismos, es la fe en el ser humano, la fuerza que anima nuestro vuelo. Porque no es el fin de la Historia, ni el fin de las ideas, ni el fin del hombre, porque no es tampoco el triunfo definitivo de la maldad y la manipulación, es que podemos intentar siempre cambiar las cosas y cambiarnos a nosotros mismos”.

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LA TOLERANCIA COMO CONDICIÓN DE ORIGEN EN EL NACIMIENTO DE LAS CULTURAS19 Partimos de la hipótesis de que para que se produzca el nacimiento de una cultura, tiene que haber previamente, y como condición de origen, el acceso a lo profundo de uno o varios sujetos, que son los que, con las diferentes traducciones, sientan las bases de esa cultura. El conjunto de personas que hacen esa conexión con lo profundo, y que luego hacen esa traducción llevándola al mundo, les llamaremos “La escuela”. Como segundo ante-predicativo, no demostrado tampoco, diremos que a la escuela se la rastrea en sus trabajos a lo largo de la historia, estudiando a lo que en mitología se ha llamado genéricamente “semi-dioses”20. Hay otras

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Para nosotros, cultura hace siempre a las “maneras” de producción, tanto de ideas, economías, religión, etc. Y a su vez, vamos a examinar someramente las culturas que se originan a partir del neolítico, cuando empieza la agricultura. 20

Y esto después de alguna interpretación forzada por nuestro lado de algún comentario personal referido a Silo… y por otro lado, después de leer La Rama Dorada, de Frazer, en la que muestra múltiples ejemplos de cómo los “chamanes” o los “brujos”, con el tiempo, se

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maneras, estudiando sus producciones, por ejemplo. Pero nosotros utilizaremos ésta para tratar de filiar con precisión los avatares y devenires de la escuela en las diferentes culturas. La hipótesis que examinaremos será la de que, para que una cultura surja, tendrá que tener en su condición de origen la tolerancia. Y que la pérdida de dicha tolerancia será la que marque su decadencia y posterior extinción. Es descorazonador el que no hayamos sido capaces de encontrar que el triunfo de dicha tolerancia en la escuela sea, en las culturas patriarcales, la que diera lugar a dichos procesos21. Más bien al revés… En todos los casos, la intolerancia

pareciera

dar

al

traste

con

magníficas

enseñanzas

y

procedimientos ya en sus primeros momentos. Lo que se observa es que, a la muerte del fundador o en los primeros momentos de esa escuela, la violencia y los asesinatos se enseñorearon en los diferentes procesos. Así, y a modo de ejemplos, observamos en los mitos chinos que son los semidioses los que, después de pelearse entre ellos, los que no son muertos, los ganadores, dan lugar a las dinastías de emperadores chinos. Es decir… la escuela se pelea, ponen sus muertos encima de la mesa y el que gana empieza la dinastía. Ejemplo parecido ocurre en Egipto, donde el enfrentamiento de los semidioses, con su nueva retahíla de muerte y destrucción, da lugar a que los vencedores nombren faraón y empieza el “imperio antiguo”. Más recientemente rastreable, tenemos la escuela pitagórica… donde se cuenta que ya los discípulos de Pitágoras matan a uno de ellos por irse de la boca y cuestionar la doctrina mostrando la imposibilidad matemática de calcular de manera finita la hipotenusa de un triángulo cuando sus catetos miden la unidad, dando lugar a los llamados “números irracionales”.

transforman en reyes, cosa que nos ha parecido intuir en diferentes culturas que aquí examinamos. De ahí el planteo a modo de “hipótesis”. 21

Encontramos dos posibles ejemplos de tolerancia en Catal Hüyük y en el nacimiento de la cultura Anasazi, que luego rescataremos en mitos y leyendas de los indios Navajo; pero no los desarrollos encontrados, tanto en cualidad como en cantidad, de las culturas tradicionales que examinaremos más adelante.

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Por último, en la cultura musulmana, es el yerno del profeta el que es pasado por las armas dando lugar al “chiismo” como herejía22. De los budistas y cristianos… mejor ni hablamos. Baste señalar que la carencia de un aparato administrativo en el primero y las acciones de Constantino en el segundo, los sitúan desde sus inicios al servicio del poder. Entonces, no hemos encontrado todavía en ninguna cultura “del patriarcado”, el ejemplo de una tolerancia que diera lugar al nacimiento de una cultura23. Paralelamente, observamos por comentarios que nos han llegado de Silo, que la escuela que más tiempo mantuvo el contacto con “la fuente”, es decir, con el acceso a lo profundo, es la pitagórica… 70 años.

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Abu l-Hasan Ali Ibn Abi Tálib era primo y yerno del profeta, por casarse con Fátima, su hija. Fue el primer varón en convertirse al Islam. Por otro lado, es conocida la manera de financiarse del Islam de los primeros tiempos… asaltando caravanas. 23

Hemos querido limitarnos en los ejemplos. Así, podríamos añadir otros “semi-dioses” como los “semsu-hor” en Egipto, los “vigilantes del cielo”, defenestrados por acostarse con mujeres humanas citados por el Libro de Enoc, ni la retahíla de semi-dioses hindúes o los “sabios consejos” del Bhagavad Gita sobre la necesidad de matar a los enemigos en batallas. En los casos comentados en el texto como estas notas, nos hemos guiado además de por ser “semidioses”, por el hecho de que todos ellos “vienen del sol”, o “van a una estrella”, o montan en pájaros fabulosos… Es el vuelo chamánico con sus experiencias con sustancias y sus relatos. En todas nuestras investigaciones nos ha parecido encontrar el siguiente patrón: se parte de centros iniciáticos que surgen en la síntesis del mesolítico. En todos estos centros hemos encontrados “ventanas” en habitaciones que señalan al Sol, a Sirio… confundidos por los arqueólogos con meros observatorios astronómicos. En muchos casos, petroglifos y motivos señalando ese ascenso y toma de sustancias. A su vez, en esta síntesis del mesolítico, se han “desgastado” las formas matriarcales. Este desgaste nos parece que es porque ya no se sostiene la “amistad” con los animales, ni con la naturaleza. Si se ha conseguido completar el “momento abstractivo”, las mujeres reinician las búsquedas y los trabajos que son el precedente del aparecer de una potente revelación en esos grandes vacíos, con nuevos dioses… Por conflictos no resueltos, esta revelación es monopolizada por los hombres (intolerancia motorizada por la venganza). Luego, aumento de las aguas de nivel del mar por deshielo de glaciar (grandes diluvios) y migración en muchos casos. Cuando se ha llegado antes de que esto ocurra al bronce o manejo de los metales, se imponen militarmente a pueblos conquistados que estén a su vez en decadencia del matriarcado con la destrucción de los restos de sus instituciones (Grecia e India). Pero en esta revelación ya los animales y la naturaleza son “dejados fuera”. Se viven en las ciudades amuralladas donde lo natural, asociado a lo cetónico, queda fuera del ámbito. Es el hombre que convive con los otros hombres y los nuevos dioses.

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Dicho de otra manera… es con los “restos” de la producción original, después de un destrozo por los sucesores, con los que nace una cultura, y en la que se manifiesta una tolerancia, generada por dichos “restos” de las enseñanzas originales. Es la tolerancia que se abre paso desde el pasado a través de los intolerantes24. Estos restos procesarán, indefectiblemente, en tres momentos de proceso. La época tradicionalista, seguida por la racionalista y terminando por la decadencia. En la primera época, la tradicionalista, inversamente, lo que nos encontramos, es la tolerancia. Tolerancia que, al acabarse, invariablemente, da paso a otra época racionalista, donde la violencia se enseñorea ya, a la par que las posibilidades de la época en esa cultura dan lugar al “rescate” de diversas enseñanzas de la escuela y al trabajo por retomar el contacto con la fuente. Por último, en la decadencia, la violencia y el embrutecimiento son el ámbito en el que se mueven las culturas y es ahí donde la escuela renace y vuelve a precipitar un nuevo contacto con la fuente y la pre-condición de origen de nacimiento de nuevas culturas. Este ciclo también lo observaríamos, si es que tiene razón Ortega, en todas las culturas, y pareciera operar a modo de ley histórica. Como ejemplo, el nacimiento de la cultura occidental. …Ya murió Pitágoras, ya fracasaron los intentos de ejercer el poder, ya se empezaron a matar entre ellos y ya son perseguidos por todos los demás; ya solo nos queda Parménides… y Platón. Ya se está en el momento de pérdida del contacto… ya con Aristóteles estamos ante el precipitado… “reflexiones…”, pero no contacto. Parménides… “Lo que es, es. Lo que no es, no es”. Parménides trabaja con la mente lo que antes se trabajaba con la forma… Imaginémonoslo, en Elea, con los ojos cerrados… imaginémonoslo en el templo de Apolo, tomando la sustancia sagrada y desatendiendo a su vista, a su oído, a sus sensaciones. Sin tratar de oler nada… imaginémonoslo así, y lanzando una pregunta, con su 24

José Ortega y Gasset, en En torno a Galileo, explica esto poniendo como ejemplo al medievo. Se vive en un mundo “irracional”, en el que nada de lo que pasa sorprende… entonces, se es tolerante… porque bastante tiene uno con lo que le sucede para andar criticando lo de fuera.

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propósito… ¿Qué es lo real? Y una respuesta… “Lo que es, es. Lo que no es, no es”. Esta hipótesis revelada indemostrable, acaba de fundar la metafísica. Un poema… un poema nada más es lo que queda de la escuela pitagórica, lo único que queda de Parménides. E incompleto… Ahí se dirá… si lo que no es no puede existir, entonces lo que es lo tiene que ocupar “todo”. Luego lo que es, lo existente, es infinito. Estamos ya interpretando una respuesta… ese poema es consecuencia de una sola frase, de una respuesta. Si lo que es se manifiesta, se manifiesta “ahora”, se manifiesta “siendo ahora”. No puede tener ni pasado ni futuro. Lo que es, es un eterno presente. No existe ni pasado ni futuro. “Pero yo ayer hice…”. Tus sentidos te engañan. ¡No les hagas caso! Tú no hiciste nada… Fíate solamente de la lógica, la verdad es que solo existe un eterno presente. Ahí se funda la lógica occidental. Y el logos… la inteligencia siempre superior a lo que enseñan los engañosos sentidos. Y dirá que lo que es es, además, esférico. Eso, que permanece ininteligible… ¿cómo una cosa puede ser esférica y además infinita?, nos pondrá en contacto con el yo, que observa en todas las direcciones el “ser”, y ahí, por su finitud, la finitud del yo, lo observará esférico. De otro tacazo acaba de fundar la psicología. El yo es el que observa el “ser”. Y la especulación, en ese corto poema, al final; madre directa del método científico moderno, ya traducida en “experimentación”, que no es otra cosa que “especulación en el mundo”. El método científico moderno, entonces, también parte en sus orígenes de ahí. Un poema… y cuando le preguntan… ¿Quién te ha dicho que son así las cosas? Me lo ha dicho la diosa… y fin de la discusión. Y una manera de hacer poesía… que también llega hasta nuestros días. La poesía como “revelación del ser”, la diosa, que “traduce” a su vez la “traducción” de lo profundo. También hasta nuestros días. Acaba de nacer la filosofía… Los filósofos se esconden. Los restos de la escuela pitagórica son masacrados allí donde se manifiestan. Queda Platón… el inventor de mitos que burlarán censuras y autocensuras. Los filósofos son considerados los toca-narices de la época… ya están desprestigiados desde su nacimiento.

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Platón se inventa a Sócrates (algunos dicen que existió, pero no está probado). Sócrates, hará un diálogo con Parménides… y de nuevo… lo que es es, lo que no es no es. Pero Platón también mantiene el contacto con lo profundo… resonancias con el paso diez de la disciplina mental, cuando nos habla de una fuente que hay que cuidarse de beber so pena de “olvidarlo todo”, como cuando en el acceso a lo profundo solo tenemos reminiscencias de lo que ahí ocurrió… resonancias con el paso once, cuando nos habla del “daimon” socrático… suerte de “Pepito Grillo” que no le deja hacer lo que le da la gana, que le obliga a ser fiel a sí mismo, ese sí mismo que no es otra cosa que manifestación de lo profundo. Nuevos modelos que se manifiestan en las estructuraciones del paso once, “lo que es y lo que no es como lo que es”. Pero… si dijimos que no era posible ser y no ser al mismo tiempo, y que el no ser no existe… ¿cómo es posible tal cosa? Resonancias con el paso 12… La bondad, la justicia, como ver lo mismo en uno y en todo… Acá los arquetipos, modelos profundos como la verdad, que impregnarán los siglos y milenios venideros. Una nueva moral se funda ahí, por Platón. Aristóteles no hará otra cosa que estudiar y meter cabeza al asunto… Y de Aristóteles saldrá la biología, y tantas cosas… Caerá Grecia, caerá Roma, aparecerán los cristianos… estamos en la era pitagórica vulgar; y en la Edad Media, rebrotará Aristóteles, rebrotará un renacimiento, rebrotarán las universidades… y ¡hasta ahora! La física todavía nos habla de “energía potencial”, “campos eléctricos”, recordándonos el “acto y potencia” aristotélicos… la física, que ha dado lugar a la robótica, la computación, el vuelo a la luna… el átomo heredado de Demócrito consecuencia de la doxa (opinión) que ya Parménides dijimos inicia en la última parte de su poema… , la química… todo viene de ahí. De la especulación, de los decires y de la manera de ordenar de Aristóteles. ¿Qué maravillas no trabajaría la escuela pitagórica en sus orígenes? De eso, prácticamente, nada sabemos… y entonces, con los fracasados de aquel momento intolerante que siguió… con los perseguidos, con Parménides y luego Platón… un solo par de frases… lo que es, es. Lo que no es, no es. Estamos ante la esencia… un átomo irreconocible de una enseñanza que se proyectará durante casi 3.000 años hasta hoy impregnándolo todo.

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Es Ortega el que nos explica la tolerancia que se da en la edad media… la gente vive en la magia, está acostumbrada a ver “cualquier cosa” y a soñar “cualquier barbaridad”. Conciencia alterada. Está conviviendo con la muerte a diario… ni el agua se puede beber, está contaminada. Mejor vino. De ahí que, teniendo cada uno bastante con lo suyo, con lo que le pasa a cada uno por su propia cabeza, que lo que se ve “afuera”, lo diferente a uno… moviera a tolerancia... Eso enseña Ortega. La tolerancia en las épocas mágicas, es necesidad… La tolerancia, en las épocas tradicionalistas. Pero, ¿qué pasa en la escuela?, ¿qué pasa en las cabezas de la escuela para que se pierda, a la muerte de uno o de unos pocos, el contacto con lo profundo? ¿Qué hace que la escuela sea intolerante, y cierre los oídos al consejo del dios, al consejo de Prometeo? “Haced la guerra… mortales estúpidos. Haciéndolo así, reventaréis todos”. En el origen del patriarcado, de las culturas occidentales, de las culturas orientales… está la venganza contra la mujer. En el origen de la cultura occidental, todos sus mitos…. en todas las traducciones de lo sagrado, a la mujer se la desposee. ¿Y qué hemos perdido de la mujer para que no podamos levantar el vuelo? La reconciliación. De la mujer hemos perdido la reconciliación. ¡¡¡La venganza es mía, dijo el señor!!! Y el señor lo fastidió todo. Porque el punto de la reconciliación, es que no es “exitista”. Yo me reconcilio… y tú verás lo que haces. No es “yo me reconcilio” y tú haces lo que yo digo… no es así… Definitivamente, no se puede superar la intolerancia si no se está dispuesto a aceptar el fracaso de las propias expectativas. Para que haya reconciliación, tengo que estar dispuesto, en última instancia, a dejar que el otro, el que me ha perjudicado, se salga con la suya… yo me reconcilio y tú verás25. Yo no tengo enemigo… mi enemigo no es ni siquiera el sistema… yo genero otro sistema… y tú verás, y el proceso decidirá.

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Hay que explicar cómo en el paso del matriarcado al patriarcado, en el que se produce el sometimiento de la mujer, y que tanto tuvo de intolerante y de venganza, no se estropeó todo y se terminó de hundir el ser humano. Fue posible porque la mujer soltó. Porque toleró ese

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La reconciliación enseña a apostar por el proceso… yo no lucho contra ti ni contra tus ideas, tus “imágenes”. Yo genero condiciones para que se exprese otra cosa… y tú verás qué haces con tu proceso. La mujer, entonces, por su capacidad (a través de la historia configurada) de “soltar la zanahoria”, “soltar la imagen”, “lanzar procesos” que vienen de tan antiguo como el descubrimiento y la utilización del fuego, tiene más facilidad de renunciar a la venganza, de reconciliar26. Precisamente porque no es de “reflejo corto”, porque ha puesto en marcha procesos que van más allá del triunfo cortoplacista (y aquí entendemos por corto plazo procesos que duran solamente 5.000 años…). Definitivamente, la justicia, la verdadera justicia objetiva, con lo corta que es la vida humana, como enseñó Silo, no es de este mundo27.

cambio. Y he aquí lo extraordinario… la virtud de la mujer en el patriarcado (así en conjunto tomado, salvo individualidades) ha sido la tolerancia. La tolerancia es la que, pese a todo, ha permitido el “vuelo” de las cosas positivas de esta cultura. Y si van a cambiar las cosas es porque ahora está en juego la extinción del ser humano. Y como siempre en la historia… nos parece que la mujer no lo va a permitir. 26

Para saber más, leer “Sobre la reconciliación” (Silo en Punta de Vacas, 2007). También de Silo, “Charla la violencia, la venganza y la reconciliación”, Grotte. 6 de mayo 2008. Por último, declara en un acto público 1982 en Madrid: “¿Cómo vencerá el ser humano a su sombra? ¿Acaso huyendo de ella? ¿Acaso enfrentándola en incoherente lucha? Si el motor de la historia es la rebelión contra la muerte, rebélate ahora contra la frustración y la venganza. Deja, por primera vez en la historia, de buscar culpables. Unos y otros son responsables de lo que hicieron, pero nadie es culpable de lo que sucedió. Ojalá en este juicio universal se pueda declarar: ‘no hay culpables’, y se establezca como obligación moral para cada ser humano, reconciliarse con su propio pasado. Esto empezará aquí hoy en ti y serás responsable de que esto continúe entre aquellos que te rodean, así hasta llegar al último rincón de la Tierra...”. 27

“Sobre la reconciliación” (Silo en Punta de Vacas, 2007).

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EL MÉTODO FENOMENOLÓGICO

Esta parte del trabajo presenta como tesis de partida la creencia de que en el examen de la conciencia es posible encontrar las respuestas tanto en el mundo de la subjetividad como en el mundo de la objetividad. Como hipótesis, que el método fenomenológico es adecuado para encontrar dichas respuestas. En primer lugar, necesitamos unas nociones básicas de fenomenología.

La conciencia en la fenomenología La fenomenología es la ciencia que estudia la relación que hay entre los hechos (fenómenos) y el ámbito en que se hace presente esta realidad (psiquismo, la conciencia). 45

La conciencia es intencional, la conciencia se mueve en tres tiempos (imaginación, sensación y memoria como futuro, presente y pasado). Los tiempos de conciencia se dan indisolublemente en estructura primando siempre el "ir hacia", la intención. En la conciencia, a diferencia del tiempo público que va desde el pasado hacia el futuro, puede estar en el pasado "recordando" algo mientras experimenta la sensación que le produce ese recuerdo. Recuerdo que no se presenta pasivamente sino que es evocado por una necesidad de futuro (intencionado). El primado del futuro coloca a la conciencia frente al problema de la muerte (finitud), de tal manera que no hay acto en ella que en última instancia no esté relacionado. La conciencia trabaja en estructura con el mundo, por lo cual hablar de un fenómeno es indisoluble de hablar de la conciencia y a la inversa; para hablar de la conciencia siempre tendremos que hacerlo con un fenómeno. Entendemos por descripción fenomenológica a toda descripción que se haga de la conciencia referida a un fenómeno desde el punto de vista de la temporalidad. Entendemos por reducción fenomenológica a la intención que pone conciencia en todo acto, en todo fenómeno. De ahí que en toda descripción fenomenológica lleve implícita en su desarrollo su correspondiente reducción fenomenológica. Y a su vez, no es posible hacer una reducción fenomenológica sin su correspondiente descripción fenomenológica. La intención que pone conciencia en un acto, también se llama esencia y es el objeto de la reducción fenomenológica.

Solipsismo y Fenomenología Una de las acusaciones que se le hacen a la Fenomenología es su presunta incapacidad de llegar al "objeto en sí", en cuanto independiente de la conciencia. Autores tan importantes como José Ortega y Gasset, solamente al

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final de su vida, concedieron a la Fenomenología una posibilidad de ruptura con el solipsismo28. Este problema es resuelto por Heidegger apelando a un análisis de la temporalidad. Dirá que el tiempo para la conciencia que lo experimenta no es una sucesión de instantes "del pasado al futuro", sino un "ir hacia el futuro (finitud) que va cobrando conciencia de su ir. Ejemplificando: uno va hacia su muerte, y en este ir va "siendo", de tal manera que lo que es, es "en la muerte". Una representación de conciencia, en cuanto a su temporalidad, no se entiende si no es "como acumulación del momento anterior" que va fluyendo en el tiempo, hasta su final, de momento que ya "es" en su final. En un momento dado, esa representación "conserva" los elementos añadidos en el tiempo. Ahora bien, por la comprensión de la propia finitud, se cae en cuenta que el "mundo", en cuanto temporalidad, tiene la misma estructura. Las cosas no "desaparecen", se conservan en un "ir yendo" hacia su finitud, de tal manera que solamente son en su finitud. De ahí que en su origen, conciencia nace del mundo, está en todo momento en el mundo y su destino es en el mundo, que como mundo, tiene una temporalidad más extendida que la conciencia. Pero tienen en común su misma estructura temporal.

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“Hay que renovar desde sus raíces el problema tradicional del Ser; esto hay que hacerlo con el método fenomenológico en tanto y solo en tanto este significa un pensar sintético o intuitivo y no meramente conceptual-abstracto como es el pensar lógico tradicional; pero es preciso integrar el método fenomenológico, proporcionándole una dimensión de pensar sistemático, que, como es sabido, no posee; y último, para que sea posible un pensar fenomenológico sistemático hay que partir de un fenómeno que sea él por sí sistema. Este fenómeno sistemático es la vida humana y de su intuición y análisis hay que partir. De esta manera abandoné la fenomenología en el momento mismo de recibirla”, José Ortega y Gassett, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva. Ortega concibe la vida humana como “yo y mi circunstancia”. En los términos del presente trabajo, diríamos “conciencia-mundo”. Ortega señala entonces, en sus sucesivas discusiones con Heidegger, que él no señala el “ser”, cosa que dirá que es estéril y carente de fundamento. Sin embargo, como veremos más adelante, Heidegger sí mostrará a su modo, cómo es este ser en relación con el mundo, y de qué modo tiene que ponerse conciencia para hacerse auto-evidente esta relación, que es lo que se va a discutir en este punto.

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Dirá Heidegger que es la dificultad en asumir la propia finitud, la que impide ver que el tiempo no es una "sucesión de instantes hasta el infinito". No es de un pasado hasta el futuro infinito, entonces. Es de un finitismo que, en su conclusión revela la historicidad intrínseca de todo fenómeno, sea este del yoobservador, de la representación intencionada o del objeto "en sí" en el mundo. Por otro lado: tenemos noticia del objeto del mundo a través de la sensación. Sensación que estructurada es dada en conciencia como percepción. Puesto que en conciencia no se puede dar ningún fenómeno que no sea "espacializado", con un color y una extensión (Husserl), no cabe otra manera de entender cómo conciencia puede atrapar una sensación que no sea "espacializada en sí". También, cuando dejamos un objeto, y al cabo de un rato volvemos a tocarlo, se nos revela una "acumulación temporal", en el sentido de que el objeto como percepción "no desaparece para conciencia", mantiene su historicidad intrínseca como objeto. Sintetizando: en conciencia y en "el objeto en sí en el mundo", en esencia, todo es un "ir hacia" (futuro) y un dar "cuenta de algo"(pasado) que se da en la forma de espacialización (momento presente). Esto plantea una dificultad de comprensión que se resuelve teniendo copresente el registro de la propia finitud del que se interroga por la existencia real del mundo, que no se da a conciencia independientemente del observador, pero es comprendido por ella en el sentido de "lo que estaba, lo que está y lo que estará cuando yo no esté". Y es imposible verlo solamente desde la ingenuidad del "momento presente", en el cual toda representación siempre es para conciencia "conciencia de algo" y no una mera "fotografía" despojada de su intencionalidad. De ahí que sea una ingenuidad tratar de hacer descripciones y reducciones fenomenológicas sin tener copresentemente, por parte del que las realiza, el registro de su propia finitud.

Fenomenología y Nihilismo Parejamente a la acusación de solipsismo, a la Fenomenología se le ha acusado de proponer una actitud nihilista frente a la vida. Apurando esa actitud, llegaríamos a la conclusión de que la vida acaba con la muerte y que 48

no tiene sentido (en el sentido de dirección hacia el futuro), porque dicho futuro es negado por la muerte. Será la malagueña María Zambrano en El Sueño Creador quien empiece la discusión con el nihilismo al notar que el tiempo en conciencia se da en una discontinuidad. Cuando dormimos, "desconectamos" y luego volvemos a conectar. También conciencia al ser intencional (acto-objeto), entre objeto y acto hay discontinuidad. Las percepciones son siempre referidas a sentidos (sean internos del intracuerpo o externos referidas a la externidad del cuerpo), y se dan de manera discontinua. Las percepciones, por otro lado son "abstracciones"

que

se

formalizan

en

una

representación

y

que,

necesariamente, implican un "detener" el tiempo, haciéndolo discontinuo (Husserl, en Lecciones de Fenomenología de la Conciencia Interna del Tiempo). A su vez, el tiempo público, tiene su propio "ritmo", en el sentido de que no ocurren las cosas "en el instante", sino que tienen un proceso con una duración temporal. Ese ritmo, no es explicable sin una discontinuidad. Por último, no sería posible actuar sobre el mundo, si las cosas ya "son" en su finitud, sin una discontinuidad que permitiese hacer un cambio en los acontecimientos. Esta discontinuidad, es atemporal. Y es gracias a ella que la conciencia es esencialmente abstractiva (en el sentido de que se mueve con imágenes, que siempre "detienen" la realidad) y que puede moverse y "mover" al mundo. Conciencia no puede dar cuenta de lo atemporal. Puede caer en cuenta de lo atemporal por cotejo con la temporalidad de otras conciencias y del mundo. Y tampoco se puede hacer una descripción fenomenológica (siempre desde el punto de vista de la temporalidad) ni una reducción (pues conciencia no puede poner una intención fuera del tiempo). El análisis de lo atemporal se reduce entonces a un análisis de la intersubjetividad y de la mundanidad para la conciencia. Podemos comprender (a modo de hipótesis) lo temporal y lo atemporal como estructurados entre sí. Pero no podemos hacer descripción fenomenológica de "lo atemporal en sí". Ahora bien: podemos describir los cambios en la temporalidad de la conciencia "arbitrarios" que se producen por la estructura que forma con lo atemporal. Podemos decir... "perdí el hilo" (siempre con referencia "al otro"), "no recuerdo qué pasó" (siempre con referencia "al mundo"), "me dormí". Y 49

podemos rastrear los cambios de dirección que se dan en conciencia (inspiraciones, de las que los grandes científicos y místicos nos hablan siempre referidas "al mundo" y "a los otros"). Esta intuición-comprensión lleva a plantear las cosas también de otra manera: puesto que el momento presente es síntesis de un futuro que todavía no es (inexistente) y un pasado que tampoco es (lo pasado fue, ya no es), el determinismo del momento presente (acompañado de su atemporalidad en forma de discontinuidad) se revela como "lo que menos es", como lo irrelevante. Por otro lado, no podemos decir nada de esa atemporalidad, que es la que "dona" a su vez la temporalidad, el "ser de la cosa en sí". Veámoslo desde otro punto de vista (Ortega y Gasset, fundamentalmente). De entre todos los actos-objetos posibles, se realiza uno, y solamente uno en cada momento temporal. Los otros "posibles", son dados dentro de las posibilidades de su existencia, es decir, como "pasado posible de concretarse en el futuro", como memoria que de toda la posible, solo una parte se concreta. Y éste es el fundamento del intencionar. La elección de una posibilidad entre las posibles (no existentes). Y todo esto, desde una búsqueda hacia su proyección (posibilidades futuras). Dicho de otra manera: podemos concebir lo atemporal como todo aquello que no es... Esto es una frase, y no es un elefante, y no es una casa, etc. (Ortega habla largo y tendido de "lo que no es" en Ideas y creencias). Estamos hablando en rigor "desde la temporalidad", pero a la manera racio-vitalista. Y la realidad es entonces lo que es (el presente) y lo que no es (el pasado en todas sus combinaciones y el posible futuro, en todas las suyas. Aquello que "no es presente"). También el "yo-observador", con su capacidad de elección "materializa" lo posible de la intención, muestra en su mismisidad cómo lo atemporal no es mera posibilidad, cuando, emplazado en el presente, es capaz de "moverse" por el futuro (imaginando) y el pasado (recordando). Atemporalidad que puesta en perspectiva, se revela como esencia de lo temporal. Desde estos supuestos, no cabe la actitud nihilista: de la muerte nada se puede decir, puesto que por definición es "la no-existencia". Lo que habría que rastrear entonces, es porqué a esa "no-existencia" se la identifica como la nada, y no como la atemporalidad, origen precisamente de toda 50

temporalidad. Es decir, como lo inmortal generando la ilusión de lo mortal, lo temporal. Sintetizando: de la muerte nada podemos decir, desde el punto de vista de la temporalidad. Pero la fe en la trascendencia es posible desde ella, así como la falta de fe. Las actitudes nihilistas surgen de un encerramiento hacia "el otro" y hacia "el mundo". Es precisamente la falta de "sentido" la que se revela en la violencia cotidiana donde el otro es cosificado y el mundo utilizado en el propio beneficio, precisamente porque son negados, y al ser negados, aparece la copresencia de la muerte no como algo posibilitario y querido, sino como la cerrazón de todo destino. Cada uno debe examinar la postura que mejor aclare su existencia, pero acusar a la fenomenología de nihilismo es, a todas luces, un exceso. "...Por otra parte, jamás pregunto a otro por sus particulares creencias y, en todo caso, aunque defino con claridad mi posición respecto a este punto, proclamo para todo ser humano la libertad de creer o no creer en Dios y la libertad de creer o no creer en la inmortalidad" (Silo, declaración de México, 1981)29. Muy bien… ahora que ya tenemos unos conocimientos mínimos, es hora de meterse con el método fenomenológico en sí.

El método fenomenológico Es Kant quien parece indicar que las condiciones de la objetividad son las mismas que las condiciones de la subjetividad. Dirá que lo subjetivo se da en las categorías de espacio y de tiempo, igual que las objetivas. A su vez, con Hermes Trimegisto, se nos indica “igual que es adentro, es afuera”. No es el

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Aquí es oportuno anotar que toda esta interpretación en el presente artículo de la fenomenología está basada en los trabajos y enseñanzas que uno ha podido asimilar, mal que bien, de Silo; y que las notas cumplen con la función de facilitar la comprensión de la fenomenología tradicional gracias a la luz de su obra. Pero además se hace de esta manera por facilitar la comprensión de temas existenciales que, de otro modo, aparecen como muy difíciles de intuir en su importancia por la cultura occidental (ver “fenomenología de la venganza”, para hacerse una cabal comprensión del problema).

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interés ver en qué contexto tanto Kant como Trimegisto harán esas aseveraciones, si es que las hacen, pero sí lo es, de cara a nuestro estudio, ver la posibilidad de encontrar en nuestro psiquismo, nuestra conciencia, las respuestas a las preguntas que nos hacemos sobre nosotros mismos y sobre el mundo. Edmund Husserl propondrá su método fenomenológico como método capaz de satisfacer tales requisitos. Y acá la primera dificultad… porque todavía quedan 50.000 textos inéditos en la universidad de Lovaina del filósofo por traducir y sin publicar. Y porque Heidegger, entre otros, hará ampliaciones y correcciones a dicho método. Rescatamos tres momentos en dicho método: epojé, reducción eidética y reducción trascendental. Y trataremos de darles luz, no apelando a los textos de los filósofos30 sino a nuestra propia experiencia con dicho método, tratando de resolver los problemas teóricos que se nos vayan presenciando. Cuando se habla de epojé, nos hablan de un “poner el mundo entre paréntesis”, nos hablan de una mirada no ingenua, no “natural”. Y se nos genera el primer problema. Porque si yo miro un paquete de tabaco, y le hago epojé, ¿qué es lo que tengo que quitar que resulte ingenuo?, ¿los colores del paquete de tabaco, el nombre “paquete de tabaco” o las creencias que se supone tengo de lo que es un “paquete de tabaco”? Porque acá tengo tres estructuras funcionando… la percepción, que me presenta la forma y los colores, también olores, del paquete de tabaco; la memoria que me dice que es un “paquete de tabaco” y la representación que hago del paquete de tabaco. Y ésta última, me aparece de manera oculta, no evidente. Es evidente que percibo el paquete de tabaco. Es evidente que lo nombro como paquete 30

Basados en nuestra propia experiencia, y debido a la dificultad de las diferentes interpretaciones que los diferentes filósofos han hecho de dicho método, y que todavía hoy siguen produciéndose, preferimos seguir de la mano en nuestras notas a Ortega y Gassett, Jean Paul Sastre, Martin Heidegger y alguno más, acompañándoles en sus diferentes posiciones mentales (perspectivas de actos frente a los diferentes objetos) en el descubrimiento de los diferentes pasos que, ordenados desde nuestro trabajo en la disciplina mental, nos ayudan a asentar nuestros propios registros y descubrimientos. Con Husserl no tendremos esa dificultad, puesto que muchas exposiciones se hacen desde una psicología descriptiva. Sin embargo, se nos presentará otra con referencia a la pureza de dichas descripciones, lo que nos llevará a alguna discusión resuelta apelando a conferencias y exposiciones dadas por Silo que, será bueno recordarlo, es el hilo conductor de todo nuestro proceso.

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de tabaco, pero no es evidente que lo esté “representando”, que lo esté imaginando. Puedo comprender esto si reflexiono que a mis sentidos en realidad llegan ondas en forma de luz, ondas en forma de olor, y que en mi psiquismo lo “estructuro” y a esas ondas les doy la “forma” de paquete de tabaco. Pero ésta comprensión, a su vez, me lleva a un nuevo problema… y es que hoy hablaré de “ondas”, ayer hablaría de “partículas” y mañana se podrá decir otro nombre… y si encima a esa caída en cuenta de que algo “pongo” de mí me da por llamarle “representación”, la evidencia de la “representación”, se me escurre entre las manos… no parece suficiente. Tenemos entonces que ver si podemos tener mayor evidencia de eso que “ponemos” y que llamamos representación. Y para ello, podemos intentar el siguiente ejercicio: miramos el paquete de tabaco, tratando de suspender todo juicio sobre dicho paquete, tratando de suspender toda divagación. Al rato, podemos observar cómo nuestro punto de vista se interioriza. Antes estaba “perdido” hacia el paquete de tabaco, y divagando sobre él, ahora me “interiorizo” por el simple hecho de suspender la divagación sobre el paquete. Mi punto de vista ha pasado de estar exteriorizado hacia los ojos, para estar más interiorizado hacia el centro de mi cabeza. Ahora procuramos llevar la atención no ya al paquete de tabaco, sino a los ojos que observan el paquete de tabaco. Y observo, mientras atiendo a mis ojos, cómo el paquete de tabaco deja de ser “el paquete de tabaco”, para convertirse en un conjunto de manchas, colores… como el pintor expresionista que, poniendo atención a sus ojos, no pinta la “figura” que tiene delante, sino los colores, las texturas… Lo mismo hago con el olfato… ya al poner mi atención a mi nariz, aparecen los matices… los aromas diferenciados… o al oído… ya no es una melodía, ya son notas… o en situaciones conflictivas en que de repente me siento mal… y mi atención ya viaja rauda a mi sensación interna… diferenciando mi malestar interno de aquello que pareciera me causa ese malestar. Bien… ahora mi atención puesta en el ojo, poco a poco, la voy llevando al paquete de tabaco… y hay un momento… en que dejo de ver colores y “veo” “el paquete de tabaco”. No solo “lo veo”, sino que lo “reconozco” como 53

paquete de tabaco. Hay un momento en que el aroma dulzón se transforma en ácido aroma de tabaco, etc. Hago varias veces esa transición… hasta que aparece… aparece tenue, superponiéndose… la imagen del paquete de tabaco. No ya “el paquete de tabaco”. No ya el olor a tabaco, no ya el aroma dulzón… sino la imagen olfativa del “tabaco”. Bien… Ahora sí tenemos evidencia de la representación31. Y diremos que a esa representación que he accedido, a esas representaciones que operan sobre los diferentes sentidos, que nos hacen reconocer los diferentes objetos que tenemos en el mundo, diremos que eso es lo que buscamos con la epojé. Y puedo cerrar los ojitos y “recomponer” en mi psiquismo, en mi espacio mental, a partir de ahora diremos que en mi espacio de representación, puedo “recomponer” más o menos fidedignamente, puedo “recomponer” el objeto en mi interioridad. Bien… a esto, y no otra cosa, le llamamos epojé. Tenemos evidencia de la percepción, tenemos evidencia de la representación. Pero conceptualmente, hemos “reconocido” el objeto de tabaco. ¿Podemos tener evidencia de éste reconocimiento, de esta memoria operativa, también? Pues sí… y ésta es una diferencia con la fenomenología tradicional, es una diferencia que tenemos… Para no liarnos, visualizamos el paquete de tabaco… y mantenemos la imagen… hasta que aparezca otra. Tratando de “bucear”… en ella… no tanto asociar… mantenemos la imagen, hasta que aparezca otra 31

Acá podemos ver a Ortega y Gasset, haciendo a su vez, una pulcra descripción y encontrándose con el fenómeno de la representación. "...Así, me ha bastado mirar un instante a aquella señora que está en el fondo del tranvía para juzgarla fea. Descompongamos en sus elementos este acto de adversa sentencia. Para ello debemos repetirlo más despacio: así la reflexión puede sorprender a nuestra conciencia espontánea en los estadios sucesivos de su actividad. Y noto lo siguiente: la mirada se fija primero en el rostro entero, en el conjunto y parece tomar una orientación, luego elige una facción, la frente acaso, y se desliza por ella. La línea es suavemente curva y mi espíritu la sigue como placentero, sin enojo ni interna disconformidad. La frase que describe más certeramente mi estado de ánimo en ese momento sería: ¡Esto va bien! Más de pronto, al poner mi vista su etéreo pie en la nariz, percibo como una dificultad, vacilación o estorbo. Algo análogo a lo que experimentábamos en un bivio, donde nacen dos caminos. La trayectoria de la frente parece –no sé bien por qué– como si exigiera ser continuada en una línea de nariz distinta a la real. Pero ésta impone otra trayectoria a mi mirada. Sí, no hay duda; yo veo dos líneas, una sutil y como espectral sobre la nariz de carne, que es, digámoslo con franqueza, algo roma..." Ortega y Gasset, Estética del tranvía, El espectador, Biblioteca Edaf.

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imagen. Y vemos si esa imagen que aparece “explica” la anterior… entonces, veo el paquete de tabaco… y veo a mi amigo fumando… esa no me vale… veo el paquete de tabaco… y veo a mi padre fumando… vamos mejor… así, por descarte, puedo ir de imagen a imagen, hacia atrás… hasta que me queda evidente cuándo vi el paquete de tabaco anteriormente, y puedo retroceder hasta que se me hace evidente cómo se fue grabando en mi memoria “el paquete de tabaco”. Hasta que se me hace evidente que toda representación está “formada” por representaciones anteriores que vienen de memoria. Y esto es interesante… tengo EVIDENCIA tanto de la representación como del trabajo de memoria. Sin posibilidad de duda32. Y acá, nuestra visión ingenua del mundo, ha desaparecido… porque lo que entregan los sentidos, colores, olores, sensaciones, sonidos… es una cosa. Y lo que entrega conciencia, representaciones, es otra. Porque, aclarémoslo… de memoria llega otra “imagen”; la representación es una “imagen”. Y lo que maneja en todo momento mi conciencia son imágenes… siempre son imágenes. Representaciones, decimos33. Entonces, hacer epojé, no es otra cosa que separar aquello que tomo ingenuamente como realidad, de lo que hace entrega mi conciencia 34.

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Y esta es una diferencia que nosotros tenemos con Husserl y la fenomenología tradicional… para Husserl los atributos del objeto mnémico son un cierto desdibujamiento de la imagen, una “espectral dad”, un “ir dejando de ser” del objeto mnémico frente al objeto percibido… un diluirse en el pasado. Para Silo, en sus conferencias dadas en Corfú (1975), la diferencia entre el objeto que venía de representación y el objeto que venía de memoria, es el tiempo que tarda en acudir el objeto de memoria. En el acto de evocación, el objeto de memoria no aparece inmediatamente… tarda su tiempo. 33

Me parece oportuno citar aquí a José Caballero en su Sígnica, Simbólica y Alegórica, donde nos enseña que podemos asimilar los estímulos que recorren el psiquismo y que son homogéneos, a representaciones. 34

Una de las cosas menos claras que tienen los fenomenólogos actuales en su conjunto son los conceptos de epojé y reducción eidética. Y todos ellos citan con profusión a Husserl, Heidegger, etc. He preferido para superar esa dificultad de claridad situarme en "el momento histórico" del nacimiento de la fenomenología con Husserl y primer desarrollo con Heidegger, examinando dicho momento de la mano de Ortega. En su ensayo "Sobre el punto de vista en las artes", del libro La deshumanización del Arte, nos explica: "...la evolución de la pintura occidental consistiría en un retraimiento desde el objeto hacia el sujeto pintor. El lector puede comprobar por sí mismo esta ley que rige el movimiento del arte pictórico recorriendo cronológicamente la historia de la pintura". Más adelante, en el mismo ensayo, efectúa la relación entre la filosofía de

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Para sintetizar… epojé, es quedarse con las representaciones del objeto percibido, poniendo al objeto “en sí” entre paréntesis… lo despreciamos. Nos quedamos, en principio, con lo que conciencia “pone” en el objeto. Ahora que ya tenemos al objeto en nuestra conciencia… ahora que tenemos la representación del objeto en nuestra conciencia, nos interesa saber para qué pone conciencia en ese objeto imágenes auditivas, cenestésicas, visuales y olfativas, principalmente. Porque sabemos que todo conocimiento, deriva de los sentidos… si otros fuesen los sentidos, otros serían los posibles conocimientos. Y responderemos, casi a modo de exabrupto: lo hace para informarnos de su finalidad, de su forma, de su materialidad y de su origen. Lo que desde antiguo se llamaba causa final, causa formal, causa material y causa agente35.

su tiempo y la pintura: "La ley rectora de las grandes variaciones pictóricas es de una simplicidad inquietante. Primero se pintan cosas; luego, sensaciones; por último, ideas. Esto quiere decir que la atención del artista ha comenzado fijándose en la realidad externa; luego, en lo subjetivo; por último, en lo intrasubjetivo. Estas tres estaciones son tres puntos que se hallan en una misma línea. Ahora bien: la filosofía occidental ha seguido una ruta idéntica y esta coincidencia hace aún más inquietadora aquella ley". Por último, al finalizar su ensayo, remata: "El filósofo retrae todavía más su atención, y en vez de dirigirla a lo subjetivo como tal, se fija en lo que hasta ahora se llamaba ‘contenido de la conciencia’, en lo intrasubjetivo. A lo que nuestras ideas idean y nuestros pensamientos piensan podrá no corresponder nada real, pero no por eso es meramente subjetivo. Un mundo de alucinación no sería real, pero tampoco dejaría de ser un mundo, un universo objetivo, lleno de sentido y perfección. Aunque el centauro imaginario no galope en realidad, cola y cernejas al viento, sobre efectivas praderas, posee una peculiar independencia frente al sujeto que lo imagina. Es un objeto virtual o, como dice la más reciente filosofía, un objeto ideal. He aquí el tipo de fenómenos que el pensador de nuestros días considera más adecuado para servir de asiento a su sistema universal". Acotamos nosotros a esta nota, que se suele confundir la idea que tenemos de “conciencia en el mundo”, en el sentido de un “mirar hacia lo que está afuera de mi cuerpo”, con el registro que se tiene del darse cuenta del propio observar a la representación que pone conciencia sobre el sentido que mira “hacia fuera”. Para nosotros, como para Ortega, éste será la posición que debe de tomar conciencia para hacer evidente la ruptura del solipsismo, porque muestra en la propia conciencia cómo se da esta ineludible relación estructural con representaciones que siempre, ineludiblemente, está referidas al mundo. 35

Es Pía Figueroa quien nos esclarece en su monografía Estudio sobre Fidias, “Resumiendo las causas y principios del ser y del llegar a ser (devenir) de cuanta cosa sustancial hay en el mundo: a) principio formal (la forma), que responde a la pregunta: ¿qué es?; b) principio material, que responde a la pregunta: ¿de qué es?; causa eficiente o agente, que responde a la pregunta: ¿qué o quién produce la cosa?; d) la causa final: que responde a la pregunta ¿para qué? Y la causa

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Bien… Ya tenemos el “para qué” de los sentidos… y también un montón de información que nos llega a través de las diferentes representaciones del paquete de tabaco… El olor nos avisa del “qué” es el tabaco (materia). La vista nos avisa de su forma… cuadrada, con dibujitos… nos hablan de su “cómo” es el tabaco (forma). El tacto interno nos manda sensaciones agradables de lo que hará el cigarrito cuando lo fumemos… (su finalidad, su para qué) y el sonido de las chispitas al quemarse, o el ruido que hace en nuestros dedos, nos hablan de su “quién” es el tabaco (agente). Y es lo que conciencia necesita saber del tabaco… y de cualquier cosa. Qué, quién, cómo y para qué. Pero ahora necesitamos bucear en la memoria… ir atrás de cada representación

que

entrega

nuestro

sentido…

vamos

retrocediendo,

retrocediendo, retrocediendo… al origen del paquete de tabaco… y más atrás, más atrás, hasta que… nada. Y esto en cada sentido… Acabamos de hacer una perspectiva, que acaba en la nada… Y da igual de qué percepción (objeto del mundo) partamos… da igual… al bucear, todo acaba en la nada… Y cuando pierdo la mirada en el horizonte, también hago una perspectiva… que, como cuando observo las líneas de una carretera perfecta en el horizonte, acaba en

final es aquella en razón de la cual se hace algo y se ponen en acción todas las otras causas. Es el bien de la cosa. Por eso es que Aristóteles dice que la causa final, es la causa de las causas”. Para una comprensión completa del tema, recomendamos la completa lectura de su monografía. Por otro lado, observamos cómo Silo cita a Husserl en sus Discusiones historiológicas al hablar del espacio de representación: “...La cosa se da en su esencia ideal de res temporalis en la ‘forma’ necesaria del tiempo; se da en su esencia ideal de res materialis en su unidad sustancial y se da en su esencia ideal de res extensa en la ‘forma’ de espacio…”. Y más adelante, en el mismo comentario; “..El problema del origen de la representación del espacio, queda reducido al análisis fenomenológico de las diferentes expresiones en que éste se exhibe como unidad intuitiva”. Estamos aquí ante un ejemplo de la reducción eidética. Queremos también acotar a esta nota que al examinar los determinismos sobre los que forzosamente se expresa toda realidad, no lo hacemos desde una posición determinista, como se verá más adelante. También que todo conocimiento deriva forzosamente de los sentidos, tanto internos como externos, lo cual invita a pensar que los sentidos se constituyen en el ser humano en una historicidad que parece servir a la intencionalidad de la conciencia y no al revés, no viendo a la conciencia como “producto” o desarrollo de una naturalidad, sino viendo a una intencionalidad que va configurando y abriéndose paso en la historicidad de su relación con el mundo. Creemos también que hay una necesidad “esencial” en esto.

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un punto… y más allá, nada. La representación se impone a la percepción y la perspectiviza… hacia la nada36. ¿Y esto para qué…? Porque allá en mi futuro, está la muerte. Y no hay representación, no hay contenido en mi conciencia, que no esté puesta en perspectiva hacia esa finitud. ¡Por ahora! Acá vemos la memoria puesta en perspectiva “en el mundo”. Y en sentido inverso, desde la “nada”, vienen las cosas al “ser”. Las cosas vienen “de la memoria”, “de la nada”, al “ser ahora”. Pero ese “ser ahora”, se configura en un acto, en una búsqueda… que trata siempre de “ir más allá”, y que siempre es interceptada por esa memoria, en última instancia por esa “nadidad”. Esa, y no otra cosa, es el tiempo37.

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Ortega en La deshumanización del arte (sobre el punto de vista en las artes), será quien nos ponga tras la pista de la influencia de lo lejano (en éste caso, la finitud) registrándose, en realidad, como algo muy cercano, como lo más cercano. Concretamente, explica: “Cuando a la visión próxima oponemos la lejana, no queremos decir que en ésta miremos un objeto más distante que en la primera. Mirar significa aquí, taxativamente, hacer converger los dos rayos oculares sobre un punto, que, gracias a ello, queda favorecido, ópticamente privilegiado. En la visión lejana no miramos ningún punto, antes bien, intentamos abarcar la totalidad de nuestro campo visual, incluso sus bordes. A este fin, evitamos en lo posible la convergencia. Y entonces nos sorprende advertir que el objeto ahora percibido –el conjunto de nuestro campo visual– es cóncavo. Si estamos en una habitación, la concavidad termina en la pared fronteriza, en el techo, en el suelo. Este término o límite es una superficie que tiende a tomar la forma de una semiesfera mirada por dentro. Pero, ¿dónde empieza la concavidad? No hay lugar a duda: empieza en nuestros ojos mismos. De donde resulta que lo que vemos en la visión lejana es un hueco como tal. El contenido de nuestra percepción no es propiamente la superficie en que el hueco termina, sino todo este hueco, desde nuestro globo ocular hasta la pared o hasta el horizonte. Esta advertencia nos obliga a reconocer la siguiente paradoja: el objeto que vemos en la visión lejana no está más distante de nosotros que el visto en proximidad, sino, al revés, más cercano, puesto que comienza en nuestra córnea. En la pura visión a distancia, nuestra atención, en vez de proyectarse más lejos, se ha retraído a lo absolutamente próximo, y el rayo visual, en vez de chocar en la convexidad de un cuerpo sólido y quedar en ella fijo, penetra un objeto cóncavo, se desliza por dentro de un hueco. 37

Se hacen esfuerzos para describir como es el registro del tiempo… sin caer en cuenta de la estructuralidad de la “forma” tiempo y la “forma” espacio… De tal manera de que no se cae en cuenta de lo evidente, a saber, que la intencionalidad, en su apertura al mundo, forma una estructura acto-objeto referida a aquello a lo que está abierta. Y, en última instancia, el esfuerzo por distraerse de la propia finitud, se registra como un ocultamiento u “olvido” del registro del tiempo. En román paladino: si te digo “te vas a morir”, de sopetón, también aparece el registro del tiempo como aquello que “está” entre tú y tu muerte. Y esto es registrado como preocupación y como espacialidad (registro del propio espacio de representación con su sumatoria

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Y aquí una cosa simpática… que es lo que nos interesa para la reducción eidética…

nosotros

podemos

“quitar”,

alternativamente,

de

nuestra

representación, primero la imagen visual, luego la auditiva, luego la cenestésica, luego la olfativa… y conciencia las va a “reponer”. ¡No es posible “desactivar” memoria! Pero… acá va a hacer una gracia conciencia… va a reponer, de manera proporcionada. El paquete de tabaco así repuesto estará “mejor ajustado”. Estará proporcionado. Dicho sea de paso, ese es el fundamento de la proporción áurea38. Esto y no otra cosa, es la reducción eidética. Suspensión alternativa de las diferentes representaciones que tengo sobre un mismo objeto mental, y vuelta a aparecer el objeto mental, ahora proporcionado por conciencia39.

de co-presencias, contenidos) puestos entre tú y tu finitud (espacialmente el límite entre tu cuerpo y lo que está “afuera” de tu cuerpo). La conciencia de la finitud es, así mismo, la conciencia de tu temporalidad. Es por esto que hablar de fenomenología a la manera de Husserl es, fundamentalmente, vérnosla con una especialidad. Y hablar de fenomenología con Heidegger, vérnosla con una temporalidad. Pero es lo mismo. Silo lo sintetizará de manera poética en La Mirada Interna con aquello de… “Jinete que cabalgas a lomos del tiempo, ¿qué es tu cuerpo sino el tiempo mismo?”. 38

Que los objetos se refieran unos a otros en conciencia en una perspectiva, y siempre en proporción del anterior va a ir marcada la nueva proporción, hasta su finitud, es precisamente el origen de toda armonía. Eso que decimos de la imagen visual, lo podemos decir de la imagen auditiva, etc. Es también el fundamento del despejar de la x en la incógnita matemática… porque se da una proporción, necesariamente, se da una medida precisa, y no otra. Por otro lado… imaginado un conjunto de elementos, representados frente a los ojos, si se los aleja siguiendo una perspectiva hasta el punto de “casi” desaparecer, quedan homogeneizados todos ellos como puntos, pudiendo éstos ser contados como elementos homogéneos entre sí. Este es el fundamento de la cuenta matemática. Tal vez, esto justifique el aserto atribuido a Pitágoras de que “la esencia de todas las cosas es el punto”. Creemos, por último, que el paso de la matemática babilónica “en perspectiva”, al pueblo griego “aplanándola” en el sentido de perder su fundamentación interna y quedando “externalizada” como una técnica, es el origen del actual divorcio entre las ciencias físico-matemáticas y las llamadas ciencias “de humanidades”, las cuales sí han recibido, en muchos casos, fundamentos como tales de la fenomenología. 39

Ortega, en el ensayo ya citado Estética en el tranvía, continuando con la descripción de la cara de la mujer del tranvía, dirá: "La realidad es que nosotros, a la par que advertimos el defecto, sabríamos corregirlo. Tendemos unas líneas incorpóreas que aquí agregan un poco de forma; allá, en cambio, suprimen y amputan algo de las existentes. Líneas incorpóreas, digo, y esto no es una metáfora. Nuestra conciencia las traza al mirar constantemente donde no las haya corpóreas”. Y más adelante continúa: “…El rostro real que vemos de la emanación de un ideal perfil más o menos coincidente con él. En un mismo movimiento de nuestra conciencia surge la percepción del ser corpóreo y la sospecha de su ideal perfección”. Nosotros, en la reducción

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¿Sencillito, verdad? Ahora bien… ¿qué pasará si, después de “proporcionar” el objeto a través de la reducción eidética, suspendemos no ya alternativamente, sino todas las representaciones “a la vez”; y si además, “suspendemos” la mirada, el acto lanzado hacia el objeto mental, tratando de que no opere sobre el objeto? Si lo consiguiésemos, conciencia nos lo volvería a poner delante... pero de otra manera. ¿Se manifestaría en el objeto “algo” que, evidentemente, no sería representación?… para entendernos, “algo” que no es de este tiempo ni de este espacio. Pero conciencia, daría cuenta rápidamente de ese “algo” traduciéndolo en el objeto, con elementos de este tiempo y de este espacio… sería una “ayuda”, un “ir más allá” de la finitud de la proporción eidética. Sería la reducción trascendental40. Y esto y no otra cosa, es lo que entendemos por método fenomenológico. Y todo esto se entiende mejor con un ejemplo… la potencia del método fenomenológico se entiende mejor con un ejemplo.

Las clases sociales Cuando se habla de clases sociales, hay dos términos: un concepto41, el de clases, en relación con otro concepto, la sociedad.

eidética, lo que hemos hecho ha sido hacer más evidente de una manera metódica el funcionamiento normal de la conciencia. 40

Acá la cosa se pone simpática… porque para que se manifieste un “algo” trascendental en la conciencia, conciencia tiene, forzosamente, que tener en común con ese “algo” trascendental. De la misma manera que mostramos en su momento que conciencia se las ve con la espacialidad del mundo porque ella a su vez tiene esa característica de espacialización. La realidad se nos ha vuelto trascendente. La realidad es, según hemos visto, “en” su finitud, pero no solo “en” su finitud. 41

“…En lo visto, y más en general en lo intuido, nuestra atención fija uno o varios elementos, es decir, se fija en cada uno de ellos. Luego nuestra mente abstrae de todo lo demás que en lo intuido hay, y extrae los elementos fijados, dejando el resto. El concepto es así extracto de la intuición (§9 concepto como «término», La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva, Ortega y Gasset).

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La sociedad es el paisaje humano en el que convivimos, de manera amplia. Hablamos de distintos tipos de sociedades, básicamente atendiendo a su manera de producción... Entonces, sociedades sería sinónimo de cultura. Cultura es referido a la manera que tienen los pueblos de producir... no solo económicamente, sino científicamente, etc. La sociedad es en el convivir. Su tiempo es el presente. La cultura tiene como tiempo el pasado. Todo lo que se ha ido haciendo para llegar a la sociedad en que vivimos. La sociedad se observa en su res-material. La pregunta por la sociedad es por la sociedad en sí, por cómo se manifiesta en el momento presente. La cultura se intuye en su res-final. Se observa en la pregunta por su historicidad, por su pasado. Hablar de clases, es hablar de una manera de dividir la sociedad. Es un concepto que implica un punto de vista y un interés por el que dicho concepto se efectúa42. El interés viene dado por cambiar esa sociedad a la que se dirige el concepto. Si otro fuera el interés, otro sería el concepto. Si el interés fuese conservar esa sociedad, el concepto no serían las clases. El concepto de clases implica un interés revolucionario. El punto de vista del concepto clase, es un punto de vista resolutivo. Puesto que hay gente que lo pasa mal y gente que lo pasa bien, resuelvo cambiar la sociedad y aplico el concepto clase. La relación entre clase y sociedad, queda resuelta entonces como: para cambiar la sociedad, se define los que lo pasan mal y se define los que lo pasan bien en esa sociedad en el momento presente. La historicidad de esa relación hace que hablemos, en épocas agrícolas, de la nobleza y la plebe. En épocas industriales, de burguesía y trabajadores. En épocas 42

de

transición

a

tecnología

avanzada

(informática

y

De nuevo Ortega: “La verdad de sus conceptos es relativa al punto de vista particular que la constituye y vale en el horizonte que ese punto de vista crea y acota”. En Ideas y creencias, creer y pensar, capítulo 1, refiriéndose a la idea desde el punto de vista de la psicología.

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telecomunicaciones), el concepto se vuelve opaco, se oculta, no se hace trasparente... examinando la transición entre época agrícola entre agricultura e industria, aparece como clases en lucha la nobleza y la burguesía. Pero claramente, no son los que lo pasan mal... es un concepto que no sirve en épocas de transición, porque ahí no refleja "los que lo pasan mal", revelando la historicidad del concepto. Es un concepto válido para épocas asentadas, no de transición. Entonces, en este momento histórico, el concepto "clase" presenta dificultades, difícilmente solubles en tanto no se asiente la época. Pareciera más correcto hablar, en época agrícola, de estamentos sociales. Pareciera más correcto hablar, en época industrial, de clases sociales. No definimos que pareciera más correcto hablar en época futura de tecnología avanzada. Por lo mismo, lo que pareciera correcto entonces, en tanto no cambiemos de época, es hablar de burguesía, obreros, nobles... y no podemos hablar de "clases marginales", que no fueron determinantes ni en época agrícola ni en época industrial, pero no sabemos si lo serán en época tecnológica avanzada. Para saber qué es lo que se oculta43 en ese pareciera, hacemos epojé y luego una reducción eidética sobre los marginales.

Reducción eidética sobre los "marginales" Se adhiere a la representación del marginado y se suspende secuencialmente en su res extensa, en su res material, en su res final y en su res agente, des adhiriendo sucesivamente a la representación visual, olfativa, cenestésica táctil y auditiva. Surgen la angustia y el enfado. Pero esta angustia y este enfado, es lo que falta a conciencia para ponerlo en relación con la finitud. El marginado

43

En rigor, acá empezamos a aplicar el método fenomenológico como tal. Aunque lo hemos imbuido en un contexto más amplio dado por el método estructural dinámico que a su vez nos enseñara Silo. Fijamos el objeto de estudio, vamos hablando de interés, de punto de vista. Hemos visto compositiva (conceptos), relaciones (entre conceptos, etc.) y proceso (de dónde viene, dónde está, hacia dónde va).

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se de-vela a sí mismo su finitud cuando se angustia y se enfada. Y en ese sentido, en tanto angustiado y enfadado, se humaniza.

Reducción trascendental sobre el marginado En un registro de angustia y enfado, se suspende todo tipo de representación, incluida la sensación cenestésica del observar (acto y objeto). Surge la calma y la ligereza en el hacer social. Facilidad de la acción en el mundo. Es la esencia proyectada más allá del "yo" y de su finitud, hacia el mundo cuya temporalidad es más extensa que la suya, en cuanto que estará cuando él ya no esté. En ese sentido, humaniza al mundo. Aparece entonces la clase social del "marginado", con evidencia para la propia conciencia de su relación con la sociedad, en el sentido de exclusión pero también en el sentido de su posibilidad como factor de transformación social. Y como síntesis de todo esto, en una sociedad futura, en la que está incluido el marginado, aparece la utopía. Ahora toca expresar todo esto haciendo una descripción desde el punto de vista de la temporalidad, que es la descripción fenomenológica del concepto "clases sociales", a la luz de lo descubierto. Las clases sociales nacen en el siglo XVIII como concepto, desde Marx, que examina la relación entre capital y trabajo y define la clase burguesa y la clase obrera. De forma tácita aparecen los marginados como "parias de la tierra" a los que hay que poner en pie como "indómita legión". Pero no manifiesta en los análisis, en el cual se define al excluido como obrero en contraposición del capital, del burgués. Se proyecta hacia el pasado anterior al siglo XVII ese concepto, y aparece la clase aristocrática como evidencia de capital y la plebe como evidencia del trabajo y del marginado. Estos serán los que hagan el trabajo resolutivo, por la pequeñez de los ejércitos de la nobleza. Se observa en el momento presente, y se incluye a los sin trabajo y sin capital, los marginales "sin oficio ni beneficio", como clase también revolucionaria. 63

Escapa al interés del análisis ver las clases sociales en un futuro en el que todavía no se está (época tecnológica avanzada), pero hacia el que se va. Para que esa sociedad sea "utópica", en el sentido de nivelación o extinción de clases con mismos derechos y mismas obligaciones, incluirá a los marginados.

Con referencia al marxismo clásico Una visión no ingenua de las clases sociales en dirección revolucionaria, implica la inclusión de los marginados (no ya como obreros, sino como noobreros o no-productivos) como clase social revolucionaria e implica revisar y ampliar la relación factores de producción (capital y trabajo) del cual surgen las clases, a factores de producción y factores no productivos (excluidos de la relación capital-trabajo), quedando transformado el concepto. Devela, entonces, lo que estaba oculto: que en las luchas entre nobles y burgueses, los marginados sí tuvieron un papel determinante, como en la toma de La Bastilla, por ejemplo. El concepto queda fijado así. De aquí se extraen numerosas consecuencias. Por ejemplo, explica que la acampada del 15-M tuviera la potencia que tuvo, porque también fue percibido no como simple lucha de obreros y estudiantes por sus particulares derechos; sino como una lucha solidaria que incluía también a los marginados, acogidos durante esa acampada. De ahí la secreta simpatía que inspiró, a diferencia de otras luchas "de clase" con las cuales no necesariamente la gente se identifica. Plantea en este momento la posibilidad de recuperar las lecciones de dicha acampada, para la inclusión de esos sectores, si es que nos estuviéramos alejando de ellos. Rescata lo que tiene de valor en las casas ocupadas, como es el ocuparse de familias desahuciadas. Pone también en valor la solidaridad que se ejerce en el apoyo de los desahucios por hipotecas; y nos ayuda a diseñar acciones revolucionarias que contemplen la inclusión de dicho colectivo.

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Síntesis final Hemos partido de la creencia de que en el examen de la subjetividad es posible encontrar las respuestas tanto del mundo de la subjetividad como en el mundo de la objetividad. Como hipótesis de trabajo, hemos sostenido que el método fenomenológico da cuenta de esa subjetividad. Para ello, hemos examinado dicho método con un enfoque eminentemente práctico y no teórico y hemos mostrado con un ejemplo cómo dicho método hace esto posible. Pero no podemos dejar de notar que, detrás de este método, hay una espiritualidad… una metafísica que nos dice que “del no-tiempo, del noespacio”, hay un “algo” que no es la nada… que es el fundamento último de la memoria, que es el fundamento último de la percepción y que se devela forzosamente como fundamento último de la representación. Hemos invertido los términos aquí… resulta que la fuente de todo conocimiento humano, se nos ha vuelto trascendente, en el sentido más amplio de la palabra. La única espiritualidad que conozco que hace esa unión de manera manifiesta en sus trabajos y escritos, es la que Silo nos ha enseñado a lo largo de su vida, por lo cual nunca le estaré lo suficientemente agradecido44.

44

“…Hoy es claro que esta difusa religiosidad para avanzar deberá combinar el paisaje y el lenguaje de la época (un lenguaje de programación, de tecnología, de viajes espaciales), con un nuevo Evangelio social” (Habla Silo, La religiosidad en el mundo actual; www.silo.net).

65

66

EL TEMA DE LA VENGANZA EN LA CULTURA EUROPEA Hablar de “el destino de occidente”, pareciera un intento de hacer pasar un tremendismo. Nada más y nada menos que fijar “El Destino de Occidente”. De eso nos hablaba Heidegger. Destino, implica llegada, implica finalización. Algo que acaba. Se está diciendo… hasta aquí, occidente. A partir de aquí, otra cosa… la nación humana universal. Y sí… eso estamos diciendo. Y claro… suena poético, suena elevado, generoso… pero implica decir que varios cientos de millones de personas, deben dejar de ser ese proyecto de futuro que se llama “occidente”, para ser otra cosa. ¡Como para no justificarlo!45

45

Para hablar del destino de occidente con Heidegger, es preciso entender primero qué entiende éste por metafísica. A Heidegger se le comprende si se es capaz de ver al pensamiento como él lo hacía, “desde lo griego”. Entonces, si metafísica quiere decir “más allá de lo físico”, “más allá de la cosa”, es forzoso entender qué quiere decir “cosa” para el griego. Cosa, para el griego, quiere decir: los objetos que ves “en el mundo” y también las ideas, las representaciones

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Entrando en faena, debemos de ocuparnos de una urgencia que pareciera ser bastante desagradable. Debemos de reflexionar acerca de la venganza. Porque como bien señala Silo, los occidentales tenemos un problema con la reconciliación y con la venganza46. Mucho nos tememos que la venganza es algo que, junto con nuestra ciencia, nos hemos tenido también el gusto de exportar al resto de la humanidad. En el código de Hammurabi tenemos 200 artículos que marcarán parte de nuestro destino… Un código bien visualizable, sencillito. Hammurabi (¿–1686) es rey de Babilonia y ascenderá al trono a la edad de 25-30 años. Convertirá un pequeño estado de 50 km² en un imperio que se extendió más allá de Mesopotamia, desde el Mediterráneo hasta Susa y desde el Kurdistán hasta el Golfo Pérsico. Los primeros 14 años los dedica a sentar las bases de su Imperio, recomponiéndolo social y económicamente. Los siguientes 17 a conquistas. Los últimos 24 de consolidación del imperio. Administrador eficacísimo. Unificará su lengua, su religión y sus leyes. También desarrollará el arte embelleciendo distintas ciudades además de Babilonia con palacios y templos, al menos. En cuanto al código, debemos decir que protege sobremanera, casi hasta el mimo, a los soldados y los oficiales. Los templos y los sacerdotes, también son amparados, así como los gobernadores, alcaldes, administradores selectos. Las penas por robar en el palacio o en el templo, son la muerte. Hasta acá… el que hace un poco, paga exagerado. Los comerciantes, sus relaciones entre

que tienes de este objeto. Entonces ahora diríamos… para el griego “cosa” es lo que ves en el mundo, pero también tu paisaje interno, tus representaciones… todo eso es “cosa”. Por metafísica entonces, Heidegger entiende que es “lo que está más allá de lo que ves, de lo que imaginas, de lo que recuerdas y de lo que percibes”. Pero Occidente se ha “perdido” en el estudio del mundo, y en el estudio de su conciencia, entendida aquí como el imaginar, el percibir y el recordar. Pero ese “perderse” tiene precisamente ese sentido, que es facilitar ese estudio. Y ese estudiar todo eso será precisamente el destino de occidente (Heidegger, Martin. Introducción a la metafísica- Ed. Nova, 3ª ed. Buenos Aires 1969). 46

Nos estamos refiriendo a la Charla de Silo ante un grupo de estudios - Grotte 06/05/2008 La venganza, la reconciliación y sus fundamentos: “…Porque si la solución de estos temas es basándonos en otras culturas, y no basándonos en los elementos que están en nuestra cultura o en la cultura de los occidentales, tienen doble problema los occidentales. Primero, el de haber creado en esos lugares las situaciones. Y segundo, no haberse logrado reconciliaciones con los patrones ideológicos de la cultura occidental”.

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ellos… son tratados casi con cierta “blandura”. Es como si fuesen líos “entre ellos”. Únicamente, asegurarse de los impuestos. Bajo esta capa dirigente selecta, los "awilum", están los "mushkenum" (quienes se especula podrían ser siervos o subalternos) y los esclavos o "wardum". Las mujeres… discriminadas. Bien discriminadas. Aunque algunos autores consideren que se la favoreció bastante, por el hecho de reconocerles algunos derechos. Entre miembros de una misma “clase” opera el ojo por ojo diente por diente. Si te metes con la clase social de arriba, la pena vuelve a ser desproporcionada. Si ofendes a la clase inferior, puedes arreglar las cosas con dinero. Y un detalle que vamos a tener que examinar más detalladamente: el esclavo, con dinero, también puede comprar su libertad. Antes, otro detalle: fíjense que ante la barbaridad de las penas que concurren por meterse con los sacerdotes, ni que decir con el ejército… se nos aparecen “proporcionadas” las penas del ojo por ojo y diente por diente que se dan entre miembros de una misma clase social. Estamos ante un imperio… acaban de ser conquistadas ciudades y varias de ellas, pasadas sus poblaciones a cuchillo… mujeres y niños incluidos. Entonces, se agradecen reglas claras para poder moverse… se agradece el saber “a qué atenerse”. Naces esclavo, y sabes lo que te espera… mejor así que no la incertidumbre de saber si mañana te pasarán a cuchillo. Hammurabi se consideraba a sí mismo “el favorito de las diosas”. Esto quiere decir que era mirado de forma interesante por las mujeres. Pero no cualquier mujer… mujeres interesantes de verdad. Forzoso es reconocerlo… estamos ante un hombre interesante, que ha pasado poblaciones enteras a cuchillo. En rigor podríamos tener a una persona interesante que al tomar conciencia de ello se convierte en carnicero, el elemento. Esto explicaría que realizase ideas interesantes concebidas en una primera etapa de su vida, que luego lleva adelante acompañadas con intenciones perversas. También sabemos que aprovechando la cosa militar, aprovechando ese momento, les quita a los sacerdotes el poder de juzgar y se lo entrega a los consejos de ancianos. Y a riesgo de equivocarme, hecho esto se murió (las malas lenguas creemos que ayudado por los sacerdotes, en agradecimiento). Lo que parece documentado es que recién quería a empezar la implementación del código, falleció. No tiene tanta importancia, porque 69

estamos ante un código jurisprudencial, es decir… que recoge la tradición de sentencias reales y las convierte en derecho efectivo. 55 años dan para mucha legislación aplicada. Estamos en una época que no podemos decir que sea tradicionalista. Ni revolucionaria. Estamos en una época en la que empieza la decadencia. Bien que sutil… apenas se nota… tan es así, que recién ahora se expande y consolida el imperio. En las épocas imperiales las poblaciones lo pasan mal. Hay poca inteligencia, y aunque Hammurabi era listo de veras, concentraba demasiado poder. El legislativo, el ejecutivo, el judicial. Demasiada decisión concentrada en una sola persona. La decisión sobre más de 40 ciudades. Entonces, estamos ante el acobardamiento de las poblaciones… las decadencias son épocas de crisis (acá recién empieza…). Y en las crisis, uno no sabe qué creer… se agradecen reglas claras de comportamiento. Se agradece el código. Un apunte religioso: Marduk el dios es promocionado por Hammurabi. De tal manera que si alguien era acusado de hechicería, y no se justificaba convenientemente,

era

muerto.

Creemos

que

Hammurabi

no

era

particularmente religioso. Tenía su religiosidad, pero era más bien de corte “racionalista”. Racionalista en el sentido de confiar más en su propio criterio que en el de sus sacerdotes. Parece que hace su particular traducción de lo sagrado, pero no llega a ser para él lo central. No es como en Egipto, vaya, que en su primer período todo gira absolutamente alrededor de lo religioso. En la estela que lleva el código, aparece mirando a Hamash bien que respetuoso tapándose la boca (como para no decir ninguna impertinencia) y en actitud de inferioridad. Bien que respetuoso, pero mirándole directamente a los ojos, confrontando su mirada. Creemos que creía verdaderamente, al menos, sentirse inspirado por Hamash en la necesidad de llevar el código (de elaboración propia, pero ayudado en su redacción por sus subalternos) a su reino. Antes de volver con nuestro código, volver a remarcar que Hammurabi parece favorecer el arte. Pondrá en marcha templos y palacios. Embellecerá ciudades. Todo muy grande, muy monumental. Por supuesto ahí, la gente se sentirá pequeña… muy pequeñita. Hammurabi se las ve con la generación anterior. Probablemente le repeliera la carnicería que hizo su padre en la ciudad de Ur y decidiese que las cosas 70

debían tener cierta “proporción”. Y en la construcción de su imperio se ve cierta mano, cierto tipo de diplomacia a modo de prudencia y ocultamiento de las propias intenciones para no exponerse a la propia destrucción. Su hijo Samsu Iluna no se dedica a la conquista. Defiende el imperio de un ataque de los nómadas casitas, que consigue contener. Incluso permite al líder rebelde, Iluma-Ilum, fundar una dinastía en el sur de Babilonia. Pareciera que el hijo tuviese cierto rechazo por las carnicerías. Y toda esto está muy discutido por los historiadores. El que suscribe no es uno de ellos, y seguramente haya cometido errores en la evaluación de situaciones y hasta en la documentación de las mismas. Dijimos antes que teníamos un detalle que examinar… y era que el esclavo podía comprar su libertad, ¿recuerdan? Bien. Es el momento de hacerlo… y verán por qué. Resulta que el imperio que acaba de consolidar Hammurabi va a ser referencia… va a ser referencia hasta los tiempos de Alejandro Magno. Y eso son muchos siglos… es mucha antigüedad. Entonces nos preguntamos… ¿qué es lo que hizo que un imperio se consolidase y no se terminara de desestructurar del todo durante tan largo período de tiempo? ¿Será acaso que las gentes de dicho imperio se sentían orgullosas de pertenecer a él? Con el imperio romano, pasa lo mismo… Aguanta siglos. Aguanta porque la gente se siente orgullosa de pertenecer a él, pese a pasarlo mal. ¡¡Paradójico!! Volviendo a los esclavos… resulta que en tiempo de Hammurabi, tener esclavos es un lujo, según algunos autores. La gente apretada, pasándolo mal… trabajando muy mucho, muriendo; tan apretados que la venganza, el ojo por ojo, les parece una cosa proporcionada. Y acá aparece una posibilidad… ¡tener esclavos! Y al esclavo, le aparece otra posibilidad… ¡comprar su libertad! Entonces… ahí hay una esperanza. El imperio me aprieta a mí, nos aprieta a casi todos… pero si tienes esclavos, la puedes pasar bien. ¡¡Fíjense qué mecanismo más curioso…!! Los imperios se prolongan por el apoyo de sus poblaciones… que aspiran, encanalladamente, a hacer con otros lo que hacen con ellos… y así pasarlo bien. Tremenda la cosa. Uno lee la biblia, lee los grandes filósofos de la antigüedad, lee cantidad de textos sobre lo sagrado, lo divino y lo humano… y ¡¡¡nada, nada contra la esclavitud!!! Esto nos importa, porque nos va a explicar muchas cosas… Antes, era el imperio y el rey emperador. Currabas como un desgraciado, apretado. Ahora, son los que tienen el dinero. Y también trabajamos y somos explotados. 71

Antes, era el esclavo. Ahora, es el dinero. Antes, con esclavos la pasabas bien. Esa era la creencia… porque no era verdad. Un esclavo tenías que alimentarlo, cuidarlo, trabajaba poco. De hecho la esclavitud se abolió porque descubrieron que con un poco de dinero y un poco de medicina… se producía más. Tenías que enseñarle, tenías que velar para que no se revelase… ahora se cree que con dinero se pasa bien (y tampoco es verdad… ¡ay de ti si crees que de mayor te van a cuidar de verdad solo por tener dinero, si crees que el amor profundo de tu pareja se puede comprar, si crees que los amigos verdaderos son los que acuden al calor de la billetera!) Pues así es la cosa… El imperio, que iba con el palo (igual que ahora), te ponía la zanahoria… ¡¡Puedes tener esclavos!! ¡¡Puedes comprar tu libertad!! ¡¡Puedes tener dinero…!! ¡¡Puedes montar tu propia empresa, quedarte con el trabajo de tus empleados!! Y así, uno encanalladito. Porque para conseguir dinero de verdad, otro lo tiene que producir… y tú se lo tienes que robar. Legalmente, eso sí. Porque para tener esclavos, la intención del esclavo, no cuenta. Igual que ahora. Soy tu jefe y lo que tú digas… no importa. Con una diferencia. Con Hammurabi, nacías esclavo y sabías a qué atenerte. Ahora naces libre, pides un crédito… y ¡ya eres esclavo! A producir, con la vana esperanza de que algún día te hagas millonario, con la vana esperanza de pagar tu deuda. Porque estamos hablando de la venganza… antes de la agresión del imperio, te vengabas en el esclavo. Ahora, de la agresión del liberalismo, te vengas en el empleado. Ese mecanismo del palo (el imperio que aniquila) y la zanahoria (tú puedes hacer que otros se pongan a tu servicio y pasarla bien) nos interesaba dejarlo bien clarito. También el mecanismo de la desproporción. Frente a toda una opresión, determinadas normas intrínsecamente injustas (ojo por ojo, diente por diente), se me aparecen “proporcionadas” y “justas”. Justas… bien medidas. Lo justo, ni más ni menos. La cabeza de los occidentales, tiene esa gracia… tiene la venganza “incorporada”. Y para liberarse de ella, tenemos que atacar más a fondo todavía. Tenemos que seguir una recomendación de Silo y hacer una “descripción fenomenológica”47. Tenemos que ver más a fondo todavía… so 47

Pero si pudiéramos hacer una descripción fenomenológica del tema de la venganza, sería espectacular. ¿Cómo son esas raíces y cómo se registra internamente el hecho de la venganza? Ibid. Silo.

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pena de que no podamos reaccionar contra ella. ¡¡Que la televisión tiene mucho poder!! Los sumerios utilizaron la escritura… y un dibujito sobre una piedra dura y negra… el basalto. De tal manera que la gente lo tomase como el “así son las cosas, oiga”. Acá si no fundamentamos más… nos crean confusión con cuatro programas de televisión (en realidad 400, miles de programas…) y no nos movemos a hacer algo contra eso. Masacran 50.000 iraquíes y aunque sentimos que no está bien… ¡no nos movemos!48 Los occidentales tenemos esa gracia… si no pensamos de raíz las cosas, no nos termina de convencer. Y podemos estar encanallados, explotando a otros… y no nos movemos, aunque nos sintamos mal. Vamos allá. Allá en el futuro, está mi muerte. Algo tengo que hacer con mi vida. Debo decidir. Y hete acá que el sistema (sea un imperio como el de Hammurabi, sea un

intento

de

imperio

como

el

americano)

me

amenaza.

Esto,

invariablemente, lo experimento como un acercamiento de mi propia muerte y como una disminución de mis posibilidades de acción. Ahí, tiendo a revelarme. Entonces el sistema me pone su zanahoria… y me parece que tengo una posibilidad, sin revelarme, de poder volver a tomar el rumbo de mi vida. En realidad lo que hace el sistema es quitarme un tiempo; un precioso tiempo que ya jamás voy a poder recuperar (me tengo que poner a trabajar al servicio del sistema), a cambio de darme la posibilidad de dejar de amenazarme… algún día (en forma de aspiración… si consigo esclavos, si consigo dinero…). Puede ser más sofisticado… te puede dar dinero ahora (crédito) y ya lo pagarás. Pero el mecanismo sigue siendo el mismo.

48

Pero si fuera cierto, totalmente cierto, que en las poblaciones se ha despertado esa sensibilidad mayor, ¿que están esperando las poblaciones para salir a la calle? Ahora que se está masacrando a pueblos enteros, que son de otra cultura, claro. ¿Cómo se compagina? Son cientos de miles de personas en otras áreas culturales que están recibiendo bombas, estamos hablando de poblaciones civiles masacradas, cientos de miles. Ibid. Silo.

73

Ese conseguir esa imagen ajena, en mi conciencia, se actualiza como presente perpetuo49. Me explico: tengo que conseguir dinero ahora. Y mañana. Y pasado. Y pasado mañana. ¡¡Es un eterno presente!! El sistema, lo que no te dice es que cuando tengas dinero, otros van a competir contigo por él… necesitas más dinero. Tienes esclavos… necesitas educarlos, etc. Ni siquiera si eres de los pocos que tienen ese dinero, esos esclavos… estarás a salvo. Otro tanto pasa con el crédito… cuando te dan el dinero, experimentas placer. Al pagarlo, su pago se eterniza (intereses... que además son variables y se incrementan en el tiempo). El dolor se perpetúa también, en un eterno presente.

49

Heidegger hace todo un estudio del problema de la venganza estudiando a quien presenta el problema, Nietzsche, y su Zaratustra. Ahí, cita: “Porque que el hombre sea librado de la venganza: esto para mi es el puente a la más alta esperanza, y un arco iris después de largas inclemencias del tiempo”. Y él añade: “Pero, ¿qué entiende aquí Nietzsche por venganza? ¿En qué consiste para él la liberación (de la venganza?… Rache (venganza), räche, wreken, urgere significa: golpear, empujar, hacer avanzar delante de uno, perseguir, ir a la caza. ¿En qué sentido la venganza es un ir a la caza? Ella no busca meramente dar caza a algo, cogerlo, apropiárselo. Tampoco busca simplemente abatir aquello a la caza de lo cual va. Este ir a la caza para vengarse se opone de antemano a aquello en lo que se venga. Se opone a ello de este modo: rebajándolo, con el fin de, frente a lo que ha rebajado, ponerse a sí mismo en una posición de superioridad y, de este modo, reconstruir su propia validez, que es tenida como lo único que cuenta. Porque la sed de venganza es excitada por el sentimiento de ser vencido y perjudicado. …¿Qué otra cosa nos queda por decir que esto: la doctrina de Zaratustra no trae la liberación de la venganza? Este pensar, ¿supera la reflexión que ha estado vigente hasta ahora, supera el espíritu de venganza? ¿O bien ocurre que en este imprimir que toma a todo devenir bajo el cobijo del eterno retorno de lo Mismo se está ocultando todavía una contravoluntad contra el mero pasar y con ello un espíritu de venganza extremadamente espiritualizado? …Lo decimos. …La suprema voluntad de poder, es decir, lo más vivo de toda la vida, es representar el pasar como permanente devenir en el eterno retorno de lo Mismo y hacerlo así permanente y estable. Sin duda, para Nietzsche la liberación de la venganza es la liberación de lo adverso a la voluntad, de lo opuesto a ella y de lo que la rebaja, pero en modo alguno un desprenderse de todo querer. La liberación libera a la voluntad de su No y la hace libre para un Sí. ¿Qué afirma este Sí? Justamente aquello que la contravoluntad del espíritu de venganza niega: el tiempo, el pasar”. ¿Quién es el Zaratustra de Nietzsche?, Martin Heidegger, Traducción de Eustaquio Barjau, publicada en Conferencias y artículos, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994. Entonces, Heidegger reconoce el mérito de Nietzsche al plantear el problema, pero dice que no puede superarlo, porque su concepción del tiempo ingenua o “lineal”, de un pasado que se perpetúa en un eterno presente, es la definición de la venganza misma. Mientras no se vea el occidental a sí mismo “en su finitud”, en su “ir siendo hasta su finitud” y aceptar esto, en vez de fingirse superior, “con todo el tiempo del mundo”, el occidental será la personalización misma de la venganza. La venganza estará en el espíritu de uno por el afán de “detener” el tiempo “inyectándole” un espíritu para así “no morir jamás”.

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Es decir… lo que se experimenta, es un “apartar tu mirada de la muerte” por un eterno presente. ¡¡Increíble!! Ahora, además, los esclavos, el dinero, adquieren un nuevo poder… tienen la virtud de apartar tu mirada de la muerte. Pero… no. Porque realmente, algún día uno se va a morir… y ahí no estará “el dinero” en medio para evitar el problema. ¡¡El susto puede ser… tremendo!! Y uno intuye esto. Lo que se experimenta al perseguir el dinero, es debilitamiento. Distracción, falta de atención y debilitamiento. Entonces, si yo no aparto mi mirada desde ya de la muerte, puedo hacer algo con mi vida, ojalá que con una intención trascendente que vaya más allá50. Pero si la aparto… por el señuelo del sistema, por la zanahoria… problema. Si no me como la zanahoria, solo queda reconocer la agresión del sistema y actuar en consecuencia. De ahí, mi rebelión contra el sistema. Si mi proyecto

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Y aquí el problema de fundamentar “lo trascendental”. Veamos esto asistiendo a una discusión entre Ortega y Heidegger. Sabido es que para Ortega su racio-vitalismo se reduce a “yo soy yo y mi circunstancia”. Heidegger, al que Ortega había criticado de forma permanente a lo largo de su vida, dirá en el epitafio que le dedica: “También me puso de relieve una especie de positivismo que no me cumple juzgar”. Para Heidegger, el positivismo no es el de Comte, que afirma que el conocimiento auténtico es el conocimiento científico… más bien es justo lo contrario. Es el positivismo entendido “a la griega”, como lo veían los griegos. Platón en sus diálogos, Gorgias, ve como positivismo el afirmar la circunstancia, a tomar en lo que vale la situación que se presenta. Un pragmatismo. A esto sumaría Heidegger que también hay que aceptar la “circunstancia interior” que presenta el propio psiquismo, con sus imágenes, su memoria, sus percepciones… Entonces, todo queda reducido a circunstancia, incluido el propio yo, que sería el psiquismo. Todo como “cosificado”. Y esta es la crítica de Heidegger… Ortega solo acepta, en última instancia, la circunstancia… Y no le falta razón, porque Ortega en su libro ¿Qué es la filosofía? Nos dice directamente que el “yo” como observador, es huidizo… no se le puede aprehender. Entonces, aparece la paradoja: el único “yo” que admite Heidegger, es el “yo” trascendental, que no pertenecería a este tiempo y espacio… pero como tal cosa no se puede demostrar… se queda callado. Porque dice que ese “yo” cuando se manifiesta… no lo hace a la manera científica… simplemente “insufla”. De ahí que se hable del “segundo Heidegger”, que dice cosas… pero no pretende fundamentar ese “yo” trascendental, ni siquiera hablar de él. Pero sí deja la necesidad de su existencia, al reducir al absurdo, por ser circunstancial, tanto el mundo como los propios contenidos de conciencia, sin la existencia de tal supuesto yo. Lástima que Ortega ya no se pudiera defender… porque el yo de Ortega, como lo concibe Ortega en su circunstancia, es el mismo psiquismo. Es como si dijese Ortega… “Yo soy mi psiquismo y mi circunstancia”. Heidegger en esta crítica y con una sola frase “muestra” pero no “demuestra” la necesidad de lo trascendental (se puede leer el epitafio en cuestión en Encuentros con Ortega y Gasset. Martin Heidegger. Mayo de 1956).

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va más allá de mi propia muerte, reconoceré las generaciones que van más allá de mi finitud y ayudaré con sentido a otros en esa rebelión. Ahora hay que hacer otras descripciones menores… Si alguien de alguna manera, cuestiona esta imagen… me distrae de la imagen de mi conseguir dinero51, ¡voy a hacer lo que sea necesario para no “perder el tiempo” y volver a la imagen! Entonces… la venganza no es otra cosa que eso. Si hago un listado de los momentos en los que me he vengado, si soy cuidadoso, voy a descubrir que siempre estaba un “prejuicio económico”. Bien en forma de pérdida o bien en forma de un dinero que voy a dejar de conseguir. Cuando los americanos fueron a por los afganos y a por los iraquíes, dijeron claramente que “debían pagar” por lo que habían hecho. Que no era otra cosa que poner en peligro su bienestar económico. Si además soy occidental… resulta que una imagen “fuerte” la tomaré por más real, por más verdadera que una imagen “desdibujada”. La imagen de la venganza se me aparece en la conciencia como un ajuste, como una corrección necesaria para llegar a la imagen que importa… conseguir dinero… entonces, esa imagen tendrá carga… mucha carga… ¡¡la que sea necesaria!! Y cuanta más carga, más “real” y “necesaria” me parecerá. Esto solo nos pasa a los occidentales. Esa creencia que adquirimos con la ciencia52… de que lo real es lo “recreado”53 acá nos juega una mala pasada…

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Digámoslo claro… la creencia en que el dinero “prolonga” el tiempo indefinidamente, o por lo menos “posterga” el final, ese núcleo de ensueño… es la venganza misma, porque cumple con el atributo de inyectar un “espíritu” (el dinero, en esta época desacralizada) “engrandeciéndome” y “perpetuándome en el tiempo”, como un eterno presente felicitario. También, dicho sea de paso, es nuestra forma mental. Porque la forma mental “en general” del ser humano es temporal. Todo acto en busca de su objeto necesita más o menos tiempo. Pero las distintas “maneras” de emplazarse frente a este tiempo, son las “particulares” formas mentales que tiene cada cultura y cada individuo. La forma mental europea sería “ingenua”, la “del tiempo vulgar”, la de creernos que tenemos “todo el tiempo del mundo”. 52

Para la redacción de este trabajo, nos quedamos con la definición de Heidegger de que "la ciencia es la teoría de lo real”. Entendiendo que sobre lo “real” efectuamos siempre una teoría “parcial”, porque no tenemos nunca una visión de “todo lo real”. Entonces, teniendo lo real “infinitas caras”, importa la pregunta que se hace sobre “una o varias de estas caras”. De ahí la existencia de diferentes “ciencias” o puntos de vista sobre lo real. 53

Aquí nos interesa destacar cómo ese error es perpetuado por la misma fenomenología a través de Husserl, por ejemplo. Dirá que la abstracción es posible por la retención que hacemos

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esa creencia es la que hace que desatendamos el “sentirnos mal” de la venganza y no frenemos54. Esa creencia es la que nos hace “creernos la película” e ir como locos a por la zanahoria. Y cosificar al otro para conseguir dinero. Y vengarnos del que se ponga en nuestro camino. Se ofrece como posible solución a la venganza la catarsis. Es decir “descargo” la imagen de la venganza, sin llegar a vengarme. No sirve de nada. ¡Vuelvo a cargar la imagen! Con la creencia secreta de que perdí el tiempo. También el asociar un sentimiento de horror a la venganza. No vuelve a servir… la imagen yo mismo la volveré a emplazar donde corresponda, para volver al “buen camino” y hacer dinero. ¿Qué pasa cuando consigo mi venganza? Que registro distensión momentánea… equilibrio. ¡¡Un equilibrio cósmico, parece!! Esa creencia profunda de que se puede resolver haciendo sufrir al otro aquello que el otro hizo sufrir a uno y se compensa ese “desequilibrio cósmico” tiene como raíz el sistema55. Y no hay otra forma de acabar con la venganza, entonces, que acabar con el propio sistema.

en memoria y que decidimos actualizar, fijar en conciencia (por ejemplo, recuerdo el cigarrillo que acabo de fumar, y mantengo dicha imagen del cigarrillo). Hasta ahí, de acuerdo. Además este “diferenciar” de la abstracción sobre el “flujo continuo de lo real”, es lo que permite hacer ciencia, individualizar preguntas y puntos de vista, teorizar sobre “algo” y no sobre un “todo” que no podríamos retener. Pero dirá que me doy cuenta de que es una retención por el brillo que tiene esa imagen, a diferencia de una imagen que me viene o me pongo arbitrariamente (por ejemplo, al imaginar el siguiente cigarrillo que me voy a fumar…). Dirá que cuando más atrás en el pasado esté esa imagen… más difuminada se irá haciendo. Nosotros decimos que no, que la retención se reconoce como tal, porque al “buscarla” conciencia, la cosa lleva su tiempo… a diferencia de la imagen que es “casi” instantánea. Instantáneo es imaginarse una llave… pero recordar dónde puse las llaves ayer… hasta que aparece el recuerdo… lleva su tiempo. Husserl en sus Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo. 54

Que el “recuerdo” tenga tanta carga, es patológico. Tengo la imagen de lo que pasó… la siento una y otra vez… la “resiento”. Desde este punto de vista, resentirse es un error “de cargas”. Mejor transferir la carga... alivianar la imagen, quitarle brillo… llevar su carga a otras imágenes… re-conciliar. Conciliar esa imagen con otras, y así siguiendo. Lo contrario es patológico, porque “atasca” el psiquismo en esa imagen con tanto brillo… quedando fijado. Neurosis obsesiva. 55

Muchos ejemplos, como éste, están sacados de la ya citada charla de Silo sobre la venganza. Trabajo que hemos seguido y cotejado como hilo conductor para elaborar el nuestro.

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Si yo no estoy tomado por la zanahoria, tengo mi proyecto… lo que el otro “me perjudique”, se me aparecerá como pequeña cosa… casi como molestia. Y ahí, en ese proyecto que da sentido a mi vida… en el que entra mi prójimo… ver lo que el otro necesita ya no es un desvío… es una ayuda en ese proyecto sentidamente solidario. ¡¡Es la superación de la venganza!! Y es la superación del sistema mismo. Porque verdaderamente ayudaré al otro a “abrir los ojos”, si es verdadera ayuda. Es un tratar al otro como quiero ser tratado. Pero yo ya he ido muchas veces a por la zanahoria… he perjudicado a mi prójimo. Muy bien… tengo experiencia de “cómo no son las cosas”. Debo apurar el paso… he perdido un tiempo precioso. Debo reparar doblemente, entonces, el perjuicio que he hecho. Para ajustar mi dirección y hacer algo coherente. Ese es el mecanismo básico de la reivindicación: ¡recuperar el tiempo perdido! Entonces, hay manipulación y mentira del sistema, además de chantaje. Tiene que vender una imagen de triunfo que jamás se cumplirá. Como sea. La venganza contamina… de qué manera. Yo ando ahí enredado con la zanahoria… y le digo al otro que se enrede…. Que mire que así tendrá menos temor y será más feliz… ingenuamente, el mejor publicista del sistema… ¡soy yo! Así se mueve la venganza. Es extraordinario, si alguien me desvía de tal manera de mi proyecto de hacerme con dinero… me quedo “pegado”. Me quedo fracasado en mi aspiración del sistema, y me quedo… ¡resentido! ¡Venganza! Parece que ahí me resiento con la persona, con la situación… pero no recuerdo ya el dolor. En ese sentido, es por el que se dice que el dolor es profundamente humano. Porque, mientras lo siento, me saca de mi venganza y me pone en el proyecto. El registro que tengo de la venganza, es paradojal. Ironía, juego, como para sacar tensión. Y uno no siente que solucione nada… porque nada soluciona. Porque uno intuye que, de trasfondo, se está distrayendo de la propia vida56.

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Seguimos comentando lo dicho por Silo en la citada charla.

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La ciencia la pondré al servicio de la gente, en ese proyecto. Por necesidad. Porque occidente ya no tiene tiempo… se acaba el tiempo. Se me acaba el tiempo, ¡vaya! Y acá… me habrá pasado otra cosa… en la medida que doy mi ciencia, ya es “del otro”. En la medida que dejo la venganza… ¡ya no soy occidental!57 Me convierto en otra cosa… me convierto en parte de la nación humana universal… ahí, como occidental, cumplo mi destino. Fíjense… Porque sin venganza, con proyecto, también cambia mi percepción del mundo. Cambia porque el imaginar, el sentir y el recordar, forman una estructura… mirar el mundo “en perspectiva”, no es lo mismo que mirarlo plano… Una imagen de buen trato al otro, de liberación del otro, de mejoramiento del otro, me hace sentir de otra manera. Y percibir de otra manera (ahora, atareado con la zanahoria, ni me planteo el problema). Podría crearme un nuevo problema en memoria, una imagen asociada a un registro potente en el cual está la destrucción de la vida. No es broma esto de cumplir Occidente su destino… Tenemos que volver por última vez al código de Hammurabi… para hablar de magia. Tenemos que rescatar esa cosa tremenda que consiste en dar muerte a aquél que no pueda justificar que no es el responsable de lanzar un hechizo o un sortilegio contra su prójimo. Es decir… la magia, la ejecutan los sacerdotes. Acá lo que estamos viendo es que las poblaciones creen profundamente en el poder que tienen algunos de acarrearte la muerte mediante un acto mágico.

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Esto lo vio con claridad Heidegger como hemos visto antes. Dirá que el dasein, la cosa en sí, el estudio del mundo, también de los recuerdos, las sensaciones y las imágenes; el estudio de todo esto, es el “destino de occidente”. Pero que este destino que hemos cumplido durante los últimos 2.000 años ha sido posible porque nos hemos olvidado del “ser”. Y que este olvido ha ocurrido porque hemos querido dejar de ver nuestra finitud. Hemos preferido vivir en un aparente “eterno presente”, que es un “eterno retorno”. Entonces, esa ciencia será consecuencia de esa distracción, pero también el aporte al mundo que deberemos de hacer para dar sentido a tamaña “distracción” y retomar nuestro proceso ya sí, con el resto de la humanidad. También para Heidegger el investigar es consecuencia de la intención previa de enseñar. Porque se decide enseñar, se investiga. Porque dirá, benévolamente, que no es que nos hallamos distraído… es que el ser se ocultó precisamente para posibilitar la investigación de esa ciencia con vistas a su posterior enseñanza. Una vez más, dará sentido mostrando ese “algo” que le hace ser benévolo… pero no demostrándolo.

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Un acto mágico que es ejecutado sobre el paisaje interno de la otra persona. Esto viene de muy antiguo… viene de confundir el mundo de los sueños con el mundo “real”. Sueño con un amigo, que está muerto… y no digo simplemente que “soñé con mi amigo”. Digo que mi amigo muerto ha venido y ha pasado no sé qué cosa. Y claro… si es un sueño desagradable en una época desagradable… ¡mi amigo me puede decir o hacer cualquier burrada! Mejor hagamos un día de difuntos… un día para que mi amigo encuentre comidita en casa, pueda estar con los parientes. Y el resto del año, el amigo que me deje en paz. Entonces… una mirada desagradable… un sueño desagradable… una época desagradable… ¡Ya tenemos el mecanismo del hechizo! Un poco más y tenemos a los profesionales de las miradas desagradables. Los hechiceros, incluso las gentes comunes. Los sacerdotes llevan esto a un refinamiento exquisito. Ellos son los que con ritos mágicos… te pueden llevar a la muerte eterna. ¡Menudo poder! Hammurabi lo trata de solucionar “por decreto”. Al que se le pille en plan desagradable... ¡muerte! Lo trata de solucionar… pero no lo consigue. Aún hoy eso de “me ha mirado mal”; aún hoy una mala mirada… Aún hoy los sinvergüenzas de turno nos dicen lo que está bien y lo que está mal so pena de… “la condenación eterna”58. Es el código de Hammurabi que pasa al judaísmo y de ahí al cristianismo y al islamismo.

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Y claro… porque al final, esa imagen de venganza que tengo para el mundo, de tanto interiorizarla… se convierte en venganza contra mí mismo. Ahí en el futuro, me imagino un juicio, donde me declaran (me declaro) culpable… Esto es recogido por el cura sinvergüenza que me pone mi propia imagen, en un juego de prestidigitación increíble, contra mí mismo. Me amenaza… con mi propia amenaza. Y ese juicio, se representará con una balanza… la del supuesto “equilibrio”, en realidad puro desequilibrio como hemos visto. Será la “justicia”, auténtico núcleo de ensueño de la cultura occidental en su concepto. Antes aún, Némesis... la diosa de la venganza, que “equilibraba” si alguien tenía más campos de trigo que otro, dándole “mala suerte”... Ahí se intuye a la “fatalidad” de esa mala suerte, como un “distraerse”, en última instancia, de la propia finitud. Entonces, en el mito judeo-cristiano y musulmán del juicio final… hay mucho de venganza. Qué diferencia con Silo, cuando dice “Déjate, por primera vez en la historia, de buscar culpables. Unos y otros son responsables de lo que quisieron, pero nadie es culpable de lo que sucedió. Ojalá en este juicio universal se pueda declarar: ‘no hay culpables’. Y se establezca como obligación para cada ser humano, reconciliarse con su propio pasado”.

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Fíjense que detrás de todo acto mágico hay un querer trastocar las prioridades del otro. Uno va en una dirección, y se ve obligado a desviar su camino y asumir otras prioridades para tenerla a buenas con el hechicero. Es decir… tenemos la amenaza en forma de hechizo; tenemos la zanahoria en forma de “vida eterna” o de “buenas relaciones con el hechicero”. La magia del sacerdote o del hechicero no funciona si no me desvío de mi proyecto; si defino mi futuro y no me lo dejo arrebatar; si no me como la zanahoria… Los sacerdotes barren con los hechiceros porque la zanahoria es mayor… ¡es la vida eterna! Eternamente vivo… en un presente perpetuo. Pero, ¿qué pasa si yo compré ya la zanahoria del sistema? Ocurre que me vuelvo “mágico”. Me vuelvo “plano” en el sentido de que hay una imagen que ocupa mi conciencia abarcándola… y quitándome perspectiva. De ahí el decir que con el comportamiento mágico de una sociedad, no se acaba por decreto. Y menos si tú mismo estás produciendo el mecanismo que mantiene a esa sociedad en su mirada mágica. Solo te queda oficializar la magia… poner al sacerdocio a tu servicio, administrando ritos y hechizos en la dirección que a ti te conviene. Hammurabi controlará la religión del estado; y ahora podemos observar a los prebostes del cristianismo, del budismo, etc.; al servicio del sistema. Asustando a la gente, metiéndoles en vereda. Y funciona porque se compra la zanahoria del sistema, y en algunos casos esa zanahoria se ha convertido en la zanahoria de la salvación eterna. Si yo no me arrepiento de los desastres que produjo mi amigo, por ejemplo, “no estoy a salvo”. ¡Muy mágico eso! Los desastres los produjo mi amigo… ¿yo que tengo que ver con eso? Ahí el otro está haciendo algo curioso, de trasfondo… ¡está tratando de cumplir su imagen de tener dinero, de tener esclavos! Porque si me echa la culpa a mí… yo tengo que “pagar”. Yo tengo que darle… ¡¡dinero!! Yo, españolito del siglo XX, tengo que pagar el desastre que unos cuantos descerebrados hicieron en América a partir del siglo XVI. Yo tengo que pagar el desastre que hacen las multinacionales ahora mismo en sus tierras… ¡Venga ya!59 Mágico… muy mágica la cosa. Ahora bien… si yo tengo interiorizada la zanahoria del sistema… si yo tengo la imagen de tener a

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Seguimos comentando los ejemplos dados por Silo.

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su vez dinero… puedo “comprender” y hasta “justificar” lo que me dicen; puedo… tener un inconcebible sentimiento de culpa60 sobre muchas cosas que pasan, y que en realidad no soy para nada responsable. O bien, puedo discutir con él… puedo fortalecer mi zanahoria y acabar a trompadas. Que es algo que pasa ahora mismo entre el Occidente cínico y el mundo árabe. Si yo me reconcilio (tratando de ayudar “a despertar” al perjudicador) también traiciono “a los que han sido perjudicados”. Pero, ¡¿cómo te vas a llevar bien con ése, que trata de desviarme de conseguir mi zanahoria?! Además hay que dar ejemplo social… muy extraordinario, en verdad. Dar ejemplo, en este caso, es decir: “que quede claro para todo el mundo, que de lo que aquí se trata es de que cada uno consigamos nuestra zanahoria”. Estamos en la venganza tribal, en la cosa mágica. Estamos “totemizando” a la zanahoria. Estamos cargando mágicamente la venganza. Hay que dar ejemplo… Estamos poniendo una imagen social que actúa de “atractor”, succionando las miradas y produciendo un desvío de la propia intención. Magia, magia… “es usted un traidor”. ¡Esta sí que es buena! Acá es la amenaza… directamente. Y si además tengo bien interiorizada mi propia zanahoria… ¡me voy a sentir así! ¡Me voy a sentir un traidor!61 Y aguante la presión que se le desencadena al lado… tratando de desviarle, de succionar su mirada. ¡Hay que dar un escarmiento! Escarnio sobre el otro, amenaza sobre el conjunto. En realidad, si no compro zanahoria, registro la amenaza del sistema… lo cual fortifica mi proyecto de humanización. Fuera magias.

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Para Heidegger, el hombre de repente es arrojado, lanzado al mundo y nace en un mundo que no elige y tiene que hablar un lenguaje que tampoco elige. Cuando el hombre se da cuenta de esto, se da el sentimiento de culpa, es decir, cuando se da cuenta que ha sido constituido, formado, elaborado por otros, es decir, se da cuenta de que es un ser inauténtico. Al reconocer esto el Dasein busca su autenticidad, busca con el poder de las palabras generarse otra realidad y curarse, en este sentido, el que se cura es el que puede dar nuevos significados al mundo, nuevos sentidos y redimensionarlo. En nuestras palabras, el sentimiento de culpa existe en cuanto uno no define su propio proyecto de vida, en cuanto que uno no define su destino. Para que haya sentimiento de culpa, tiene que existir una temporalidad “ingenua”, que no tiene en cuenta la propia finitud; y además tiene que haber falta de proyecto vital con respecto a esa finitud. Si no, no es auténtico proyecto. 61

Traidor… porque me traiciono a mí mismo, me hago infiel a mi “destino” que es la finitud, y a mi proyecto, y a mi posible trascendencia.

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Acá estamos a las antípodas de cómo arreglar las cosas… El que hace un perjuicio al prójimo, es sujeto de ayuda y de esclarecimiento… es sujeto de humanización. No de venganza. Mientras se siga viendo al otro como algo que me desvía de mi proyecto de hacer dinero, en vez de como una oportunidad de mi humanización del mundo… mal asunto. ¡Y bueno! Ya hemos terminado con el tema de la venganza. Pero entonces, si decimos que superar la venganza es un ocuparse del otro, es un ayudar al otro, ahora estamos en condiciones de entender que llevar lo mejor de la cultura occidental, su ciencia al mundo, ahora estamos en condiciones de entender el “destino de occidente” como una puerta de entrada a la Nación Humana Universal62.

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En este trabajo, en el texto hemos ido realizando las reducciones eidéticas proporcionándolas desde el punto de vista de la temporalidad; dejando para Heidegger y Silo en las diferentes notas a pie de página lo que considero las reducciones trascendentales, que han ido develando el “sentido”, mostrado pero nunca demostrado.

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CONCLUSIONES

Este trabajo ha tratado de mostrar cómo una actitud, la actitud de “dar”, es la que va a permitir el desarrollo y la evolución del ser humano. Este colaborar y construir con la vida del “dar”, le vamos a dar forma de vuelo… de acción válida. Inversamente, cuando las cosas se ponen en el “poseer”, vemos surgir los problemas… problemas que nos acercan a un nudo… el paso del matriarcado al patriarcado. Y ahí, hemos concentrado en el tema de la venganza. Para ver bien ésta, hemos realizado lo mejor que hemos sabido las “reducciones fenomenológicas” que recomendara Silo; teniendo que mostrar qué entendemos por fenomenología y por su método. Si examinamos las cosas a nivel evolutivo, vemos que en el estado de vigilia y el de semisueño, se impone un tipo de temporalidad, que nos lleva a una mirada ingenua. Esa temporalidad se hace modelo con Parménides, y nos habla de un “eterno presente”, que es el caldo en el que cuece la venganza, el culpabilizar y el traicionar. Es así como llegamos a comprender los “preceptos” de los dioses y las distintas religiones… en realidad intentos para sortear los

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efectos negativos que presenta el paso por dichos niveles de conciencia en la evolución humana. Y así, el nivel de conciencia a que aspiramos, el de conciencia de sí, parece presentar el problema de la finitud… y, ¿qué sentido tiene la vida si todo se acaba con la muerte? Ahí vemos un principio que ha estado siempre… trata a los demás como quieres que te traten. Y una experiencia que nos pone en contacto con la fuerza y lo trascendental. Hemos querido en este trabajo no ser exhaustivos, afín a la época de síntesis en la que estamos. También hemos presentado las cosas por temas y de manera desestructurada con diferentes estilos en el exponer, por lo mismo. Las notas sirven para fundamentar y para ampliar lo dicho en los textos y ojalá ayuden a entender mejor lo que se dice. Por último… agradecer a Silo, que es la inspiración y que si hubiera que citar cada vez que hemos acudido a su referencia en este trabajo, no hubiéramos hecho sino ampliar exageradamente las notas. También a la escuela, no solamente a la actual, sino a la que nos antecede y sucederá, con especial agradecimiento a sus mujeres. Mención especial a las monografías que se han ido realizando antes que la nuestra… a modo de ejemplos, “El Fuego y la Especie

Humana,

el

primer

encuentro”

de

Allesandro

Lacovella

e

“Investigación sobre el Propósito del Homo sapiens en el Paleolítico superior: del afán por sobrevivir al afán por trascender”, de Ariane Weinberger. De ellos reconocemos mucha inspiración que ha dejado huella en la primera parte de nuestro trabajo. Y a la gente… pues es su capacidad de “dar”, la que hace el nexo con la escuela y lo profundo. Acabamos ya la conclusión diciendo que ese dar, es una actitud que ha acompañado y acompañará al ser humano… está por encima de cualquier metafísica, método o procedimiento y motoriza cualquier investigación. Nos constituye y es el nexo inquebrantable que, a modo de propósito, une al mundo con el ser humano y lo profundo, verdadero momento de la interioridad de la conciencia humana.

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