Lenguas Romances

            HISTORIA  DE  LAS  LENGUAS  ROMANCES                   PENINSULARES     UNIVERSITAT  PER  A  MAJORS

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  HISTORIA  DE  LAS  LENGUAS  ROMANCES                   PENINSULARES  

 

UNIVERSITAT  PER  A  MAJORS   CURSO  2010  -­‐  2011    

   

Historia de las lenguas romances peninsulares

   

TRABAJO DE DINAMIZACIÒN SOCIO-CULTURAL 1er CURSO GRUPO B

HISTORIAS DE LAS LENGUAS ROMANCES PENINSULARES

COORDINADORA: PILAR ESCUDER MOLLON

ALUMNAS:

CONSUELO BLAY TEJEDOR JUANA BOIRA TENA VICENTA CARMEN BREVA AVINENT PILAR MARTINEZ NOVELLA MARIA DOLORES MAYALS CERVERA DOLORES MESEGUER RALLO IRMA SIMON CALVO CARMEN TORMO JARQUE

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

INDICE

INTRODUCCION ………………………………………………………………

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CAPITULO I – LA PENINSULA IBERICA HASTA LA ROMANIZACION

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CAPITULO II - ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ……….

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CAPITULO III - INVASIONES POSTERIORES ……………………………

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CAPITULO IV – LA RECONQUISTA ……………………………………….

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CAPITULO V - EL DESUSO DEL LATIN …………………………………..

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CAPITULO VI – LAS LENGUAS ROMANCES ……………………………

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EL CASTELLANO …………………………………………………………………

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EL ARAGONES ……………………………………………………………………

24

EL CATALAN ……………………………………………………………….

27

EL LEONES …………………………………………………………………

31

EL VALENCIANO …………………………………………………………………

36

EL GALLEGO

……………………………………………………………………

43

CAPITULO VII- LA IMPRENTA EN ESPAÑA …………………………….

47

CAPITULO VIII – CONCLUSIONES …………………………………….

49

CAPITULO IX – BIBLIOGRAFIA ……………………………………………

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

INTRODUCCION Las lenguas romances derivaron de una protolengua: el latín, lengua indoeuropea del grupo itálico que comenzó a hablarse en el Lacio, región del centro de Italia. El denominado “latín vulgar” ‘fue el que sentó las bases para crear una gran familia lingüística, pues era el hablado en el Imperio Romano, se difundió pues conforme las legiones romanas conquistaban nuevos territorios. Así impusieron esta lengua para llevar a cabo principalmente las funciones administrativas. El “latín vulgar “logró mantener cierta uniformidad, pero con el paso del tiempo dicha rama fue variando de región a región. Al sobrevenir el fin del dominio romano, el latín se transformo hasta dar origen a las lenguas romances. El “latín vulgar “era diferente del “latín culto“: el segundo se utilizaba principalmente para escribir. De hecho, es la lengua con la que se hicieron aquellos textos que hoy en día conocemos como “clásicos “. Además era hablado sólo por los miembros de los estratos sociales más altos; en cuanto a su forma y estructura era rígida y cerrada al cambio. Por su parte el “latín vulgar “o “habla plebeya” tuvo, por decirlo de algún modo un proceso de desarrollo más libre. Era la lengua del pueblo, de los comerciantes y de los soldados. La ramificación del “latín vulgar “en las diferentes lenguas romances se dió en un proceso continuo, en el que no se han podido trazar líneas divisorias precisas. Entre las lenguas romances podemos mencionar el italiano, el portugués, el francés, el rumano, el sardo y el español. El italiano es el sistema que ha sido más fiel al latín mientras que los otros, por su lugar de origen y situación geográfica, a través del tiempo han recibido influencias de familias lingüísticas como la germana, eslava, árabe y en el caso de América de diversas lenguas indígenas. Lingüísticamente, al escuchar cómo se expresan hablantes de diversas lenguas romances, resulta obvio a pesar de las diferencias que provienen de un mismo tronco común.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO I - LA PENINSULA IBERICA HASTA LA ROMANIZACION Iberia antes de la colonización En la Península Ibérica convivían mas de una docena de pueblos distintos, que estaban estructurados al modo trivial, con escaso nivel de desarrollo, exceptuando los tartesios en el sur de la península. El norte y centro de la península estaba ocupada por tribus celtas, que se establecieron durante el primer milenio, procedentes del centro de Europa. El litoral Mediterráneo y el sur de

la

península

estaba

ocupada por tribus iberas. Las tribus iberas estaban acostumbradas a comerciar con

otros

pueblos

procedentes de otras zonas del

Mediterráneo

y

que

establecieron factorías para fomentar

este

comercio.

Disponían de moneda y escritura propia. Estas factorías fundadas por fenicios y griegos, se convertirían en ciudades que todavía existen en la actualidad. Durante el siglo IV a.C. llegaron a la Península los cartagineses, procedentes de Cartago, colonia fundada por los fenicios en el norte de África. Los cartagineses ocuparon rápidamente los territorios ocupados por las tribus iberas. Parte de la Península pasó a formar parte del Imperio Cartaginés, que durante los siguientes siglos se enfrentaron a los romanos por varios motivos. Cartagineses y romanos se enfrentaron por la hegemonía en el Mediterráneo en tres Guerras Púnicas desde el 264 al 146 a.C. Durante la segunda Guerra Púnica, cuando Aníbal, líder de los cartagineses durante este enfrentamiento, esta acechado a los romanos muy cerca de Roma, estos decidieron cortar las fuentes  

de

aprovisionamiento

de

Aníbal

en

la

Península

Ibérica

y 5  

   

Historia de las lenguas romances peninsulares

   

desembarcaron en Emporión (Ampurias) el 218 a.C. Las consecuencia de las Guerras Púnicas fue la derrota de los cartagineses, la desaparición de su imperio y la supremacía de los romanos en toda el área del Mediterráneo, que fue el comienzo del futuro Imperio Romano que duró hasta el siglo V d.C. Después de la llegada de los romanos a la Península ibérica en 218 a.C., para luchar con los cartagineses, una vez derrotados estos, continuaron con la conquista y sometimiento de toda la Península Ibérica, la futura Hispania. Este proceso les ocupó 200 años, ya que hasta el 19 a.C. no consiguieron someter a las últimas tribus en el norte de la Península. Durante los 200 años de conquista de la Península Ibérica y los cinco siglos en los que Hispania formó parte del Imperio Romano, experimentando un proceso de Romanización que se puede definir como una asimilación, por las tribus sometidas, de las estructuras políticas, sociales, económicas, culturales e ideológicas del Imperio. Roma utiliza varios medios para ejecutar el proceso de Romanización: El ejército, mediante el cual se puede llegar a la propiedad de la tierra. La lengua, se convierte en vehículo de comunicación único y responsable. La red viaria, aglutina los pueblos y los acerca. Es el medio por el cual se desplazan las tropas que mantienen la paz, Es también el camino de intercambios comerciales. La difusión del Derecho Romano, que hace de todos los territorios uno solo a efectos legales, contribuyendo a la unificación. La lengua oficial utilizada en todo el Imperio era el Latín, pero el que utilizaban habitualmente el pueblo llano para comunicarse era el latín vulgar, que esta influenciado por las lenguas nativas, que será el origen de las futuras lenguas romances. A principios del siglo V Hispania fue invadida por varios pueblos bárbaros (suevos, vándalos y alanos) y finalmente por los visigodos, que permanecieron en la Península Ibérica hasta principios del siglo VIII. Los hispano-romanos  

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

(que vivían en el territorio antes de su llegada) y los visigodos hablaban la misma lengua, el latín vulgar. A pesar de esto, la lengua gótica original y otros aspectos de la cultura de los visigodos tuvieron influencia en las futuras lenguas romances de la Península Ibérica. El reino visigodo fue invadido por los musulmanes a principios del siglo VIII. Ocuparon rápidamente toda la Península Ibérica, exceptuando algunos núcleos de difícil acceso y que constituyeron el germen de los futuros reinos cristianos que comenzaron un proceso de reconquista que duraría más de ocho siglos. Las lenguas romances de la Península Ibérica Los pequeños focos cristianos que no consiguieron conquistar los musulmanes se convirtieron en los futuros reinos cristianos. Asturias, Navarra, Aragón y la Marca Hispánica. En estos focos convivían los hispano-romanos y visigodos, que mantuvieron su lengua original el latín vulgar con todas las influencias recibidas durante estos siglos y que fue el origen de las actuales lenguas romances.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO II - ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

La situación geográfica de la Península Ibérica explica el hecho de que haya sido (camino y encrucijada de invasiones), en expresión de García de Diego, porque pueblos prehistóricos africanos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y árabes se dieron cita sucesivamente en el solar peninsular. Sin embargo, la huella más indeleble, hasta el punto de llegar a ser esencia en la idiosincrasia ibérica, ha sido sin duda la marcada por Roma. Con el desembarco de los Escipiones en Ampurias (N. O., s. III a. C.) comienza Hispania a incorporarse paulatinamente al Imperio, y

desde

momento

el

mismo

empieza

la

romanización de las zonas ocupadas.

Los

romanos

llevaban

consigo en sus conquistas el derecho y la lengua latina, que se implantaban en los territorios invadidos en los que se asentaban. Formaban el denominador común de todos los factores ( paso del ejército, establecimiento de colonias de veteranos con su reparto

de

tierras,

grupos

de

mercaderes

y

artesanos,

funcionarios

administrativos de la vida económica de las provincias, colonizadores de heterogénea procedencia, matrimonios mixtos, etc...) las disposiciones jurídicas y el latín, que contribuyeron poderosamente al proceso de la romanización. El factor cardinal de toda la romanización fue la lengua latina, oficial del Estado de la administración y de los ejércitos romanos. El latín desarrollo un lento

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

proceso de infiltración desde los centros urbanos y militares hasta los ámbitos rurales si bien en éstos el celta se siguió usando durante los siglos II, III, y IV. La población conquistada comenzó a servirse de la lengua de los conquistadores por imperativos vitales, constituyéndose en vehículo de esta difusión: las relaciones económicas entre invasores e invadidos, la mentada administración, la milicia y la escuela (instrumento de cultura del estamento social superior autóctono, de singular relieve en Hispania y en la Galia), y después el cristianismo al utilizar la Iglesia el latín como lengua oficial. La diversificación del latín en las futuras lenguas románicas se debe a que las poblaciones sometidas aprendieron y desarrollaron la lengua del imperio según sus hábitos idiomáticos indígenas (sustratos, tanto en su aspecto fonético como en la estructura gramatical y en el vocabulario; pero sobre todo, se debe a la naturaleza de la lengua latina (con sus dos vertientes: lengua escrita y lengua hablada que se fueron disociando paulatinamente)

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO III - INVASIONES POSTERIORES

En el posterior desarrollo de las lenguas romances de la Península Ibérica deben tenerse presente los movimientos de las tribus bárbaras que se precipitaron sobre el Imperio Romano a principios del siglo V, y que con la separación de la antigua unidad política contribuyeron a la disgregación de la unidad del latín hablado, popular o vulgar. Según sabemos por la historia, invadieron la Península Ibérica los suevos, que se establecieron en el N.O. y fundaron un reino de relativa importancia; los vándalos, que se ubicaron por algún tiempo ( a. 409) en el sur y dieron el nombre a Andalucía, pasando más tarde al N. de África, en donde fundaron un reino esplendoroso durante un siglo ( 429-534); y los visigodos que sometieron Hispania, establecieron la capital en Toledo y fundaron un reino floreciente y poderoso durante dos siglos (545-711). Con las invasiones germánicas sobrevino un colapso cultural y se dificultaron extraordinariamente las comunicaciones con el resto del mundo románico. El latín vulgar de Hispania quedaba confinado y entregado a sus propias tendencias. De los siglos VI al VIII se afianzaron las diferencias lingüísticas anteriormente adquiridas porque la atomización del poder público y más tarde el feudalismo, debilitaron la formación latina y el intercambio de los pueblos constituidos en las antiguas provincias, que configuraron la Romania. Los árabes, después de someter Siria, Persia, Egipto y el N. de África, invadieron Hispania (a.711) conquistaron la Península (algunos cristianos fugitivos se replegaron a las montañas de Asturias a las órdenes de Pelayo), y constituyeron el califato de Córdoba (912-1035). Los cristianos sometidos continuaron con sus cultos y su lengua, pagaron fuertes tributos y vivieron al lado de los musulmanes formando en los núcleos urbanos una población mixta, los mozárabes. La superior cultura de los árabes se difundió por España plasmada en copiosos monumentos y en obras de ingeniería.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO IV - LA RECONQUISTA

Los cristianos recluidos en Asturias fundaron un pequeño reino que desde el siglo IX adquirió cierta importancia e intentó a extenderse hacia el Sur, con lo que empezó la reconquista de las tierras ocupadas por los musulmanes. A fines de este siglo Alfonso III penetró en León y en Castilla. Su sucesor, Ordoño II (914—924) cambió la capital de Oviedo a León aprovechando las disensiones internas musulmanas, si bien más tarde el caudillo árabe Almanzor (978-1002) reconquistó Castilla y León y llegó hasta Compostela, pero fue vencido en Medinaceli por los cristianos coaligados. En 1037 se establece en Burgos la capital cristiana. Unidos León y Castilla, Alfonso VI de Castilla conquista Toledo, la antigua capital del reino visigodo, en 1085 y fija en ella la Corte, en la que se asentará hasta 1560, fecha en que Felipe II la traslada a Madrid. Alfonso VI cede Galicia (es decir, las tierras del N. O. hasta el rio Miño) en calidad de Condado y con cierta autonomía, a su hija Urraca, casada con Raimundo de Borgoña. El Condado de Portugal (entre el Miño y el Tajo) lo cede a su hija natural Teresa, casada con Enrique de Borgoña, cuyo hijo lo constituye en reino. En efecto, Alfonso Henriquez (1114-1185), instado por la animadversión de su madre Teresa, hacia Urraca, se separa de Galicia tras la batalla de Guimaraes (1128) y después conquista Lisboa. Los monarcas lusos sucesivos reconquistaron el S. a los árabes, y así quedó organizado Portugal. Aunque en el siglo XII no avanzaron realmente los cristianos en la Reconquista, en 1212 (derrota de los almohades en las Navas de Tolosa) los monarcas cristianos asociados dieron tal impulso a aquella que sucesivamente fueron cayendo Córdoba, Valencia y Sevilla, quedando solamente como reducto moro, durante dos siglos, el reino de Granada, esplendoroso y floreciente, tributario de Castilla, hasta que fue tomado por los Reyes Católicos, siglo XV consumándose la Reconquista. La creada por Carlomagno para defender los confines de su imperio de las pretensiones invasoras de los moros, se extendía a ambos

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

lados de los Pirineos, y más tarde fue convertida en Condado de Barcelona llegando a independizarse de Francia en el siglo XI con Berenguer Ramón I (1018-1035). En esa unidad político administrativa se formó el catalán. El Condado de Aragón se independiza de Navarra y se constituye en reino con Ramiro I (1035-1063), hijo bastardo de Sancho el Mayor. En este ámbito se perfila el aragonés. Aragón y Cataluña se unen bajo Ramón Berenguer IV (1131-1162) siendo Alfonso II (1162-1196) el primer rey de Aragón y conde de Barcelona. Navarra se mantenía ordinariamente aislada, relacionándose mucho más con Francia que con la Península, y gozó de autonomía hasta el siglo XV. En 1512 Fernando el Católico la anexionó con sus ejércitos, mandados por el Duque de Alba.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO V - EL DESUSO DEL LATIN

La respuesta más ingeniosa que nos hemos encontrado a esta pregunta es: el Concilio Vaticano Segundo, en 1962 que decretó que los servicios religiosos católicos podrían celebrarse a partir de esa fecha en la lengua vernácula ( pero adviértase que sus actas fueron publicadas en latín). Pero también podrían ser responsables decisiones semejantes adoptadas en los concilios eclesiásticos del siglo IX, que decretaron que las homilías debían hacerse en romance rústico para que los fieles pudieran entenderlas. La respuesta más convencional es que no existen culpables (el latín está vivo y goza de buena salud en las zonas que hablan romance), que el romance es el latín bajo otros nombres. Pero aunque el nombre de romance se utilizó indistintamente con el latín durante largo tiempo, en cierto periodo las lenguas fueron reconocidas como diferentes. Hay diferentes opiniones para todo ello, unos dicen que el idioma hablado era claramente diferente del escrito (que presumiblemente era la forma de hablar de una élite). Otros dicen que “desde la expansión del latín a lo largo y ancho del Imperio Romano”, desde que los hablantes de lenguas de sustrato se pasaron al latín llevando consigo algunas características de su primera lengua. Otros dicen que la lengua latina murió, como lengua materna, cuando cayó la administración romana en el siglo IV, o con la entrada de las hordas bárbaras en el Imperio. Otros sitúan el fallecimiento del latín en el siglo VIII, cuando bajo el reinado de Carlomagno se produjo un renacimiento cultural que intentó restaurar la lengua escrita a su anterior pureza prístina y, con ello, lo alejó del uso coloquial cotidiano. Sin embargo otros fechan la muerte del latín en la aparición de los primeros textos vernáculos, que se pueden retrotaer como mucho hasta el siglo X. Así se asociaría la organización social y política del feudalismo con la ruptura de las comunicaciones entre las distintas partes de la zona del romance occidental.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

Ciertamente podemos decir que el latín entró en su fase terminal desde el comienzo de la Edad Media, pero que la gente corriente aún lo sentía como versión más prestigiosa que la lengua hablada. Los cultos aún se enorgullecían de saber latín, y todo apunta a que el latín no comenzó a enseñarse tomando como base la lengua vernácula más tarde. En el siglo XII, empezamos a encontrar indicios de que se consideraba el latín como una lengua extranjera, de la misma manera que las distintas lenguas romances se empezaban a ver diferentes las unas de las otras. En el siglo XII, los documentos administrativos comenzaron a ser escritos en la lengua vernácula, que antes había sido utilizada para fines de entretenimiento o de instrucción religiosa. Pero se siguió empleando el latín, en una situación de disglosia, para propósitos más elevados hasta bien entrado el siglo XVI. En algunas partes de la Europa no romance, el latín se utilizaba todavía para fines administrativos en el siglo XIX, época en la que se conservaba como lengua de erudición. En el siglo XVI, en el que se produjo una nueva recuperación de los modelos clásicos, quizás las personas cultas pudieran aún seguir los sermones en latín (las versiones escritas lo estaban ciertamente en esa lengua). Solo en el siglo XX se le confinó a las funciones religiosas (situación que termino en la década de los sesenta) y se convirtió en una vaca sagrada para los eruditos. Recordemos que ya para Erasmo el latín era su segunda lengua; en el momento de su muerte el volvió, se dice a su lengua materna. Se suele citar al ensayista francés del siglo XVI Montaigne, como ultimo hablante del latín como primera lengua. Su padre insistía en que se dirigieran a él solo en latín incluso los sirvientes. El propio Montaigne, como hablante también de francés y gascón, afirmaba que con su latín podía hacerse entender en todas las lenguas romances. Intentos posteriores de educar a los niños en latín como primera lengua parecen haber estado condenados al fracaso, en parte a causa de la dificultad de inventar nuevas palabras para objetos cotidianos. Tenemos que mencionar la idea avanzada recientemente por Roger Wrigth de que el latín no ha muerto (está representado por las lenguas romances actuales) si no que se creó un nuevo latín, el latín medieval, en el siglo VII. Este latín fue consecuencia de las reformas carolingias que se produjeron bajo la

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

égida del erudito ingles Alcuino de York, de quien se dice que introdujo una nueva forma de leer latín, diferente de la tradición romance en la que se leía como si fuera la lengua vernácula. La propuesta de Wrigt es que la situación de disglosia empezó solo después de esta fecha, cuando se consideró al latín como una lengua de altura y el romance como una lengua vulgar. Antes de esa época, los hablantes no eran conscientes de la diferencia existente entre el latín y el romance, si no simplemente la existente entre los códigos escrito y oral. Estas controvertidas hipótesis se basan en los ambiguos datos que poseemos sobre las reformas carolingias, y sobre las causas de la división del latín en lenguas romances distintas. Igualmente no explica de forma adecuada las notables diferencias gramaticales entre el latín de los textos y las lenguas vernáculas habladas; incluso aunque los hablantes pronunciaran el latín como si fuera la variedad del romance local, es difícil de creer que no fueran conscientes de la diferencia que había entre los dos. No obstante, muchos estudiosos están de acuerdo en la actualidad con las ideas defendidas por Henri Muller en 1929, pero que fueron objeto de desprecio durante bastante tiempo. Muller sostenía que el nacimiento de las distintas lenguas romances, si no la muerte del latín, data de una era más tardía de lo que haría pensar el colapso del Imperio Romano. Durante mucho tiempo, los hablantes siguieron viendo el latín como la versión codificada, fijada, de su propio uso familiar cotidiano, y aceptaban con toda naturalidad que tal uso variara de lugar a lugar y de persona a persona. El reconocimiento en cada comunidad de lo diferente de su lengua debió ir de la mano con la percepción de su identidad colectiva. El latín fue asesinado por tanto, por los hablantes del romance, que lo percibieron como una lengua muerta, más allá de su alcance y superada por una nueva lengua de prestigio que

podía

cumplir

adecuadamente

todas

las

funciones

que

había

desempeñado el latín. Así pues, puede que el golpe de gracia haya venido de la mano del Concilio Vaticano, pero la agonía se había prolongado durante muchos siglos.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO VI - LAS LENGUAS ROMANCES

Las lenguas romances derivaron de una protolengua: el latín, lengua indoeuropea del grupo itálico que comenzó a hablarse en el Lacio, región del centro de Italia. El denominado “latín vulgar” fue el que sentó las bases para crear una gran familia lingüística, pues era el hablado en el Imperio Romano. Se difundió, pues, conforme las legiones romanas conquistaban nuevos territorios. Así impusieron esta lengua para llevar a cabo principalmente las funciones administrativas. El “latín vulgar” logró mantener cierta uniformidad, pero con el paso del tiempo dicha rama fue variando de región a región. Al sobrevenir el fin del dominio romano, el latín se transformó hasta dar origen a las lenguas romances. El “latín vulgar” era diferente del “latín culto”: el segundo se utilizaba principalmente para escribir. De hecho, es la lengua con la que se hicieron aquellos textos que hoy en día conocemos como “clásicos”. Además, era hablado sólo por los miembros de los estratos sociales más altos; en cuanto a su forma y estructura, era rígida y cerrada al cambio. Por su parte, el “ latín vulgar” o “discurso plebeyo” tuvo, por decirlo de algún modo, un proceso de desarrollo más libre. Era la lengua del pueblo, de los comerciantes y de los soldados. La ramificación del “latín vulgar” en las diferentes lenguas romances se dió en un proceso continuo, en el que no se han podido trazar líneas divisorias precisas. Entre las lenguas romances podemos mencionar el italiano, el portugués, el francés, el rumano, el sardo y el español. El italiano es el sistema que ha sido más fiel al latín; mientras que los otros, por su lugar de origen y situación geográfica, a través del tiempo han recibido influencia de familias lingüísticas como la germana, eslava, árabe y, en el caso de América, de diversas lenguas indígenas. Lingüísticamente, al escuchar cómo se expresan hablantes de diversas lenguas romances, resulta obvio, a pesar de las

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

diferencias, que provienen de la misma protolengua. Las lenguas romances se clasifican en nueve grupos, y cada uno puede a su vez comprender varios dialectos: Lenguas romances Castellano: conocido también como español. Es oficial en gran parte de España y Latinoamérica. Tiene poca variedad dialectal y se muestra como una lengua muy conservadora, en el sentido de que no ha tenido cambios significativos a través del tiempo o de región a región. Portugués: lengua oficial de Portugal y de Brasil, posee menos dialectos diferenciados y es más conservador que el castellano. Gallego: lengua cooficial en Galicia, España; proviene del portugués medieval. 1. Asturiano: lengua cooficial del Principado de Asturias, España; es utilizada también en otras regiones de aquel país, como León. Italiano :Tiene más de doscientos dialectos y uno de ellos, el toscano florentino, es la base de la lengua oficial en Italia. Lengua dalmática:Lengua muerta utilizada en algunas ciudades costeras de Dalmacia hoy Croacia. Lenguas galo romances: Francés: lengua oficial en Francia y cooficial en Bélgica, Suiza y Canadá. Tiene una gran variedad dialectal. Francés: lengua oficial en Francia y cooficial en Bélgica, Suiza y Canadá. Tiene un gran variedad dialectal. Valón: lengua hablada en Bélgica, donde es considerada lengua regional. Picardo: utilizada en algunas regiones de Francia y Bélgica, donde también se considera lengua regional.

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

Mapa de las lenguas románicas con su distribución actual en Europa

 

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

   

EL CASTELLANO Orígenes El latín, la lengua de Roma. Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos literarios. Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de nuestra lengua, tenemos que imaginar cómo hablaban los hombres y las mujeres del imperio. Efectivamente, las lenguas romances no derivan del latín escrito en la literatura, sino del latín hablado en las calles y en las plazas y las diferencias entre una y otra variedad lingüística son importantes. El latín vulgar que hablaban los ejércitos romanos y los colonos en la antigua España, fue la base de muchos dialectos que se desarrollaron después en varias regiones del sur del país durante la Edad Media. El dialecto de Castilla o español de Castilla, fue poco a poco convirtiéndose en la lengua estándar, por el dominio político de Castilla en el siglo XIII. La mayoría de las palabras del español derivan del latín, pero hay algunas que vienen de otras lenguas pre latinas, como el griego, el euskera o el celta. La invasión de los visigodos, a principios del siglo V d, . C. también entraron palabras germanas. La conquista de los árabes, tres siglos más tarde, introdujo muchas palabras árabes en la lengua, la mayoría de ellas son muy fácilmente reconocibles por el prefijo “al”. La influencia de los eclesiásticos franceses del siglo XI y de los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, hizo que se incorporaran a la lengua muchas palabras y frases francesas. Durante los siglos XV y XVI, debido a la dominación de Italia por parte de los aragoneses, España recibió también influencia de Italia y se vió influida por la moda de la poesía italiana. La relación de España con sus colonias y posesiones, dió paso a la introducción de nuevos términos de lenguas nativas a americanas y de otras fuentes. La invasión de los árabes en el año 711 llevaron adelante los musulmanes la conquista con una fuerza inusitada. Así consiguieron abarcar la península  

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

desde el sur hacia el norte, esta invasión tenía un objetivo religioso. Por este motivo la lucha entre el mundo hispano –románico y el árabe se transformó en una lucha entre dos civilizaciones: la cristiana y la musulmana. La prolongada permanencia de los árabes en España y el contacto estrecho entre ambos pueblos generaron una cultura nueva que abarcó no solo lo lingüístico, sino también la literatura, la arquitectura, el arte y las costumbres. En lo referente a la lengua de los mozárabes, hablaban un romance arcaico con gran cantidad de arabismos. Algunos seguían profesando el cristianismo, pero solían escribir con caracteres árabes. En cuanto a la literatura produjeron una composición de metro y lenguajes híbridos, el zéjel. LA HISTORIA DEL CASTELLANO

En la formación del español cabe distinguir tres grandes periodos: el medieval también denominado castellano antiguo, fechado entre los siglos IX al XV, el español moderno, que evolucionó desde el siglo XVI a finales del XVII y el contemporáneo, desde la fundación de la Real Academia Española hasta nuestros días. El castellano medieval, el nombre de la lengua procede de la tierra de castillos que la configuró, Castilla, y su origen data del s.IX. Según estudios realizados recientemente, se confirma que los Cartularios de Valpuesta contienen las palabras más antiguas escritas en español, con más de un siglo anteriores a las registradas en las glosas silenses o emilianenses ya que dichos estudios demuestran

que

las

glosas

registradas

en

el

Monasterio de Silos (silenses)y en el Monasterio de San Millán de la Cogolla (emilianenses) contienen palabras escritas en el s.XI ( Estudio realizado por el Instituto de la Lengua de Castilla y León en el 2008) Los monasterios benedictinos de San Millán de la Cogolla y de Santo Domingo de Silos son quienes conservaron en sus respectivas bibliotecas estos textos hasta su exclaustración, en 1835, suprimió la vida conventual en ambos

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

monasterios. Las glosas Silenses son un conjunto de anotaciones de tipo lingüístico que se añaden al margen o entre líneas para hacer el texto más claro. Con ello le dió al nuevo hablar un sustrato cultural que favoreció su difusión. Estamos ante las primeras palabras intencionadamente escritas en lengua española-. Son 368 glosas latinas y castellanas, las que aparecen en los 15 folios del penitencial. Nos encontramos ante el primer diccionario de la naciente lengua española. Este penitencial de Silos se encuentra hoy en el Museo Británico. Las glosas Emilianenses son las anotaciones escitas en el Códice Latino Aemilianensis 60 con la intención predominante de resolver dificultades de comprensión sintáctica. Hasta que los Hnos García Turzan (investigadores) se toparon con el Códice 46 estas anotaciones se consideraron la más antigua aparición escrita de algo que no es latín y parece castellano. La importancia filológica del Códice 60 radica en que presenta anotaciones o glosas escritas en romance. Este Códice 60 es originario del reino de Pamplona, está constituido por dos piezas independientes en su origen. Las anotaciones o glosas que fueron añadidas datan del siglo XI. El manuscrito contiene Vidas de Santos, una pasión y misa de los santos Cosme y Damián un libro de sentencias y sermones de San Agustín. Se trata de unas anotaciones gramaticales y léxicos para ayudar a comprender el texto, hechas sobre unas partes de este manuscrito “a posteriori” y con una intención didáctica. Este Códice salió del monasterio de San Millán a Burgos por decisión del jefe político de esa ciudad castellana, a principios de 1821 junto con otros valiosos ejemplares (códices góticos, galicanos e impresos incunables) hoy día se encuentran en la Real Academia Española de la Historia. El castellano fue tan innovador en la evolución del latín como lo fueron los habitantes de Castilla en lo político. En el Sur, bajo dominio árabe, hablaban mozárabe las comunidades hispanas que vivían en este territorio y conservaron su lengua heredada de épocas anteriores. La mantuvieron sin grandes alteraciones, bien por afirmación cultural que marcara las diferencias con las

 

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comunidades judía y árabe, bien por falta de contacto con las evoluciones que se estaban desarrollando en los territorios cristianos. En estas lenguas se escriben algunos de los primeros poemas líricos romances: las jarchas, composiciones escritas en alfabeto árabe o hebreo pero que, transcritas corresponden a una lengua arábigo-andaluza. El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y León lo dio en el siglo XIII Alfonso X, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras históricas, astronómicas y legales. El castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han desaparecido. Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido las declinaciones del latín y eran las preposiciones las que señalaban la función de las palabras en la oración. Loa adjetivos posesivos iban precedidos de articulo. El español del siglo XII era ya la lengua de los documentos notariales y de la Biblia que mando traducir Alfonso X. El castellano moderno: la publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492, fecha del descubrimiento de América y de la toma de Granada por los Reyes Católicos, establece la fecha inicial de la segunda etapa de conformación y consolidación del idioma. A esta época pertenecen el cambio de las consonantes que altera y consolida definitivamente el sistema fonológico del español. Desde el punto de vista del léxico adquirió una gran cantidad de neologismos, pues a estos momentos correspondió la expansión de Castilla, el contacto con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua dominante frente a otros dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragón y ser el castellano la lengua de los documentos legales. El castellano es la lengua romance de mayor difusión en el mundo actual, tanto en el península ibérica como en otros países del mundo. Tan gran expansión geográfica ha hecho que exista una gama importante de variantes dialectales y hace pensar que al cabo de los siglos, el castellano sigue el destino del latín: dividirse en distintas lenguas nacionales.  

 

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EL ARAGONES Orígenes y formación

Aragón nace como Reino en el siglo XI, aunque sus orígenes se remontan a la época prerromana, y su plenitud histórica se alcanza dentro de la Corona de Aragón. El origen del aragonés es el latín. Pero no el latín clásico sino el latín vulgar. Ese latín se asentó posiblemente en territorios aragoneses donde se hablaba ibero, es decir, la zona llana concerniente al valle del Ebro y al sur sobre sustrato celta en una pequeña zona occidental ( somontano del Moncayo) y sobre una lengua vascona en los Pirineos y Alto Aragón en general. Así, se puede dar por formado un aragonés muy primitivo sobre los siglos VII-VIII. Durante los siglos X y XI se pueden encontrar bastantes formas del romance aragonés mezcladas en el texto latino de los documentos, pero en el siglo XII desaparecen casi del todo. Es solo en la frontera de los siglos XII y XIII cuando aparecen por primera vez textos en los que predomina las formas aragonesas sobre las latinas. El aragonés, se va desarrollando literariamente y extendiendo geográficamente a lo largo de estos siglos, si bien la expansión territorial quedaría terminada hacia mediados del siglo XIII. El aragonés se propagó geográficamente hacia el sur, abarcando progresivamente más extensión. En el año 1412 se produce la instauración en Aragón de la dinastía Trastámara,

dinastía

castellana,

que

influyó

notablemente

en

la

castellanización de las clases altas de la población. En la segunda mitad del siglo XV y principios del siglo XVI las formas aragonesas se reemplazan por las castellanas. Durante el siglo XVI, se produce la casi total castellanización, sobre todo a nivel escrito pero no a nivel hablado. En el siglo XVIII se conserva el aragonés en tan solo el área norte, desde Zuera hacia arriba.

 

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Durante los siglos XIX y XX se produce la aportación de datos sobre el aragonés, gracias a las obras de eruditos, escritores y filólogos. Es el siglo XX cuando se produce, en realidad, el descubrimiento científico del aragonés, en gran parte debido a la presentación y recogida de trabajos de gentes y filólogos alemanes como Rolhfs, Kühn, etc… Hay que llegar a los 70 para poder hablar de un proceso de normalización del aragonés. No existe un censo real y fiable del número de hablantes de aragonés. Lo más habitual ha sido manejar las cifras de algunos estudios al respecto que sitúan la población aragonesa-hablante en torno a 12.000 personas que lo hablan (hablantes activos) y a las 40.000 que lo conocen y lo usan esporádicamente (hablantes pasivos) El aragonés se mantiene vivo hoy en el Alto Aragón, entendiendo por este casi toda la provincia de Huesca, excepto sus comarcas más meridionales y sus comarcas orientales en las que se dan diferentes realizaciones lingüísticas de transición al catalán. Por supuesto, el grado de conservación es muy dispar. Así, contrastan fuertemente zonas donde su grado de conservación es bueno, con otras en las que el aragonés es la base cultural de la lengua que se habla allí pero se halla fuertemente castellanizada. Actualmente quedan pocos hablantes puros, pero hay muchos hablantes jóvenes que tienen mayor conciencia lingüística sobre todo porque en los últimos años un número considerable lo han estudiado. Desde el punto de vista lingüístico se suele considerar que el aragonés tiene cuatro áreas dialectales (occidental, central, oriental y meridional). Si entendemos que muchas de estas diferencias son tan solo desinenciales podría hablarse más bien de dos zonas dialectales (occidental y oriental) que confluirían, de forma difusa en el aragonés meridional. Podríamos establecer tres categorías: 1.- Zonas donde el aragonés donde se conserva bien. En ellas el aragonés está vigente como lengua y, aunque el castellano no encuentra oposición

 

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alguna, es la lengua de comunicación habitual entre sus hablantes: bal d’Echo, bal de Chistau, A fueba, bal de Benás, Ribagorza ( desde Campo hasta Graus) y Ballibio.

2.- Zonas donde el aragonés se encuentra en una clara fase regresiva frente al castellano, aunque sigue siendo, parcialmente, la lengua de comunicación: bal d’Ansó, bal de Tena, bal de Bielsa, Aragües, Sobrarbe central y meridional, Ayerbe y Galliguera, algunas localidades de los Semontanos de Uesca y Balbastro.

3.- Zonas donde el aragonés se conoce, pero se emplea de una forma cada vez más residual: bal de l’Aragón, Zinco Billas y Bal d’Onsella, Semontanos, Riberas del Ara, del Basa y del Güarca, Plana de Uesca. A lo largo de los años 70 se fueron configurando una serie de normas comunes para unificar el aragonés hasta que en 1987, a raíz del I Congreso ta ra normalización de l’aragonés, se revisaron y asumieron de forma más general. Destaca la existencia de asociaciones y colectivos que trabajan para la recuperación de la lengua aragonesa; Consello d’a Fabla Aragonesa, Ligallo de Fablans, Colla de Fablans o Nogara. Aragón también ha dado al mundo políticos, filósofos, científicos y artistas, representantes de una rica cultura tan universal como propia; Marcial, Avempace, Miguel Servet, Gracián, Goya, Ramón y Cajal o Buñuel, Carlos y Antonio Saura.

 

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EL CATALAN La lengua catalana pertenece a la rama itálica de la familia indoeuropea. La cuna del catalán se considera situada en una zona pirenaica comprendida entre Andorra y el Ampurdan (Empurda). La evolución de los condados catalanes, la reconquista y la posterior expansión marítima configuraron su asentamiento actual. El catalán es la lengua minoritaria más importante de Europa occidental. Aunque las primeras manifestaciones escritas de esta lengua podrían remontarse hasta el siglo IX, sólo a fines del siglo XII encontraremos textos que pueden calificarse de literarios. Frecuentemente se ha considerado como el primer texto de la literatura catalana las “ Homilies d’Organya” sermones sobre el Nuevo Testamento contenidos en un códice descubierto en el Alto Urgel a principios del siglo XX y conservados en la Biblioteca de Cataluña: se trata de un manuscrito de 13 folios en pergamino de comienzos del siglo XIII. Otra obra destacable es el “Libre de la saviesa” atribuido a Jaime I, o las “Paraules de savis e filosofs” de Jafuda Bonsenyor. Importantes son también las compilaciones de las Leyes locales de tipo feudal: los Usatges de Cataluña o las Costums de Tortosa. La prosa experimenta un avance decisivo, que proporciona a las letras catalanas una de sus épocas de mayor gloria. Las grandes crónicas, concebidas como monumentos literarios, tienen su continuidad en la figura de Ramón Muntaner (1265-1336) su Crónica abarca los reinados de Jaime I a Alfonso IV. En esta obra se unen un rigor histórico y una expresión literaria. Pero en los siglos XIV y XV cuando la literatura catalana alcanza un puesto de esplendor en Europa. A caballo entre los siglos XIII y XIV destaca Ramón Llull, misionero, teólogo, filosofo, místico y escritor, cuya novela, Blanquerna, contiene el celebrado Llibre d’amic e amat. Llull es considerado el patriarca de

 

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la poesía catalana y figura de primer orden en el campo literario catalán tanto por la abundancia de escritos en su lengua materna como por su calidad. Desde el siglo XVI al XIX la escritura en catalán dejo de existir; factores muy diversos, como la unión de los reinos de Aragón y Castilla (1479), la desaparición de la cancillería, el uso del castellano por intelectuales como Luis Vives, los condicionamientos comerciales sobre la impresión de los libros y más tarde, la política represiva de Felipe V tras la guerra de Sucesión, ayudan a explicar la crisis que cualitativamente y cuantitativamente afectó a la producción literaria catalana desde el siglo XVI al XVIII. No es hasta la llegada de la renaixença, con el restablecimiento de los Jocs Florals de Barcelona en 1859 y la poesía romántica de Jacint Verdaguer con L’Alántida y Canigó, que la lengua catalana vuelve por sus fueros de producción y calidad. Tras el romanticismo la plena sintonía con las corrientes literarias contemporáneas se establece con el modernismo, que tiene entre sus principales representantes al poeta Joan Maragall (1860-1911) con su Cant Espiritual y al pintor y dramaturgo Santiago Rusiñol, creador de L’Auca del señor Esteve (1907) ¸Víctor Catalá (seudónimo de Caterina Albert que escribió Solitud, 1905) y Joaquim Ruyra, fascinados por el mundo rural, son sus narradores más destacados Una producción estable en verso y en prosa continuó hasta la guerra civil (1936-1939) cuando se prohibió el uso del catalán. Pero a mediados de la década de los años setenta la cultura en catalán se ha recobrado gracias también al rico legado de los catalanes en el exilio como Carles Riba, Pere Quart o el narrador Pere Calders; de autores que habían iniciado su producción antes de 1936 alcanzan su plenitud creadora como Salvador Espriu, los poetas J.V. Foix y Joan Vinyoli, o los novelistas Llorens Villalonga con Bearn (1956) y Merce Rodoreda, autora de la Plaça del Diamant (1962) o escritores en buena parte formados durante la posguerra confirman felizmente su valía, como los poetas Gabriel Ferrater, el poeta y dramaturgo Joan Brossa, los poetas y narradores Joan Perucho, Blai Bonet y Jordi Sarsanedas, o el poeta y dramaturgo Manuel Pedrolo.

 

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Formados en estos años, y ahora ya en posesión de una obra consolidada por su continuidad y la recepción obtenida por parte del público y de la crítica, son el ensayista y poeta Pere Gimferrer, el dramaturgo Josep Benet y Jornet y el novelista Terenci Moix. Es hablado el catalán por unos 4 millones de personas. En la franja costera nororiental de España abarca una zona que va desde el Rosellón y Andorra, donde tienen estatus oficial junto con el francés, pasando por Cataluña y Baleares. A lengua literaria normativa está basada en el dialecto de Barcelona. Las lenguas en la que el catalán es lengua nativa son: El principado de Andorra En Francia, casi la totalidad del departement de los Pirineos Orientales. En España, Cataluña, excepto el Valle de Arán de habla gascona, donde se habla el aranés, el lado oriental de Aragón; las islas Baleares, Valencia (pero en este caso se trata de una lengua con personalidad histórica propia y salvando algunas comarcas occidentales, que suponen algo más de un tercio de la superficie y que son de habla castellana); la comarca murciana del Carxe. En Italia; el puerto de Alghero, en Cerdeña. El Alguerés, hablado en la ciudad de Alguero, en el noroeste de Cerdeña, deriva de la comunidad que emigró a esa isla a mediados del siglo XIV. El número de hablantes es de unos 20.000 o 30.000. Algunos niños aprenden la lengua pero dejan de usarla cuando van a la escuela. En muchos hablantes la influencia del italiano o del sardo logudorés es muy fuerte. Se puede considerar que su supervivencia está amenazada. Entre los variados fenómenos de habla que justifican las líneas divisorias del mapa dialectal (isoglosas), cabe destacar la pronunciación de las vocales a y e átonas, diferenciadas, según los mismos sonidos con que se resuelven en castellano, leridano, valenciano; neutralizadas en un solo sonido intermedio (vocal neutra), en rosellonés, central, balear y alguerés (dialectos orientales). Es opinión generalizada entre los lingüistas que el mapa dialectal catalán presenta mayor cohesión que el de la mayoría de lenguas románicas. A pesar

 

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de que existen en catalán diferencias dialectales significativas, estas variedades no dificultan prácticamente la comprensión mutua.

 

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EL LEONES La transformación del latín al leonés se produce de un modo progresivo e imperceptible como sucede en el resto de las lenguas, así que es imposible datar con precisión cuándo el latín se convierte en el leonés. A partir de Asturias se extendió hasta casi Andalucía. En la Edad Media se consideraba que el leonés era preferido para la literatura, sin embargo, el castellano lo fue desplazando desde muy pronto. Siglo VIII En el siglo VIII, la lengua de la Iglesia y la administración era tan diferente de la hablada que ya se puede pensar en dos sistemas diferentes: el latín y el romance. Así en el siglo X tenemos un escrito en lengua romance, La Nodicia de Kesos, en la que el romance de esa época sustituye al latín en un acto rutinario de compra-venta. Se considera a la lengua de este escrito como la antesala del asturleonés. Siglo XII La lengua empleada en la escritura de todo tipo de actos va a ser progresivamente el asturleonés en el territorio del Reino de León. Es por tanto una lengua que se emplea a nivel administrativo, público y privado: testamentos, cartas de venta, todo en este tiempo está redactado en romance asturleonés. Incluso se redactan escritos legales como pueden ser el Fuero juzjo y los fueros concedidos a diversas ciudades como Avilés, Oviedo, León, Zamora y Salamanca. Durante el siglo XIII la literatura en leonés hace presencia con obras como el Libro de Alexandre o la Disputa de Elena y María. Siglo XIV Incluidos ya los territorios leoneses bajo la órbita castellana, y en el tiempo en el que se podrían dar las circunstancias adecuadas para el desarrollo como

 

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lengua de prestigio y cultura, el castellano va a sustituir al leonés en estos ámbitos, al igual que en la vecina Galicia, postergándolo al uso oral, como pasara antes con el latín. En consecuencia, va a haber un distanciamiento entre la lengua hablada y la lengua escrita, el castellano. Siglo XV Desde este siglo hasta el siglo XVIII puede hablarse de este periodo como el de los siglos oscuros, donde al igual que en otras zonas de la península Ibérica y de Europa, las lenguas de los estados resultantes, es un proceso de centralización, van a marginar a las del resto de esos territorios, quitando homogenización lingüística y cultural que pone en peligro la existencia de algunas lenguas y lleva a la fragmentación dialectal de estas. Siglo XVI En la Edad Moderna la producción en leonés se centra en el campo literario donde autores como Juan de la Enzina, Lucas Fernández o Torres Naharro publican obras utilizando el leonés, especialmente en las églogas (composición poética del género bucólico). Siglo XVIII Con el movimiento de la ilustración se atisba un impulso por la recuperación de las lenguas (dialectos en la terminología de la época), con Jovellanos proponiendo la creación de una Academia, una gramática y un diccionario del bable, nombre aplicado también al asturleonés. Igualmente hay una actividad literaria que hace presentir la posibilidad de una continuidad de la literatura asturleonesa desde la Edad Media. Otro autor destacado es el salmantino Torres Villarroel. Siglo XIX Es en este momento con el Romanticismo, al igual que en toda Europa, cuando las lenguas cobran un empuje en la literatura y en la cultura de entonces. En el domino lingüístico asturleonés se sigue este camino. En Miranda se traducen los Evangelios, como en León donde podemos añadir la existencia de poesía de carácter menor. Es en Asturias donde recobra más fuerza, debido sobre  

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todo a la presencia de la Universidad. Así habrá propuestas de gramática, diccionarios y una abultada literatura con autores como José Caveda y Nava o Juan María Acebal. Siglo XX A principios de siglo sigue este periodo de recuperación con un acercamiento a los modelos estéticos de la época, con gente como José García Peláez (Pepín de Pría) y sobre todo el Padre Galo Fernández (Fernán Coronas) autor de una poesía en tono melancólico en la que afronta la realidad lingüística de Asturias, León, Zamora y Miranda como base para acceso a una lengua de prestigio. Con la guerra civil Española y el periodo posterior de la dictadura franquista, este proyecto se detiene y cae en el olvido. En los años 70 vuelve a retomarse el proyecto y cuaja en la creación de la Academia de la Lingua, organismo oficial, en un crecimiento literario y en una demanda social por la lengua, que contribuye a la presencia de la misma escuela asturiana y mirandesa, junto a una petición amplia por la oficialidad de la misma. Eva González Fernández, nacida en Palacios del Sil, es la escritora más importante en lengua leonesa de este periodo. Su escritura surge totalmente de la tradición oral, siguiendo inclusive su métrica, estilo y mismo ritmo. Su hijo Roberto González-Quevedo, miembro de la Academia de la Llingua Asturiana, continúa con la labor de dignificación y difusión del leones. Siglo XXI Florecimiento de la literatura leonesa. Roberto González-Quevedo se convierte en el escritor más reconocido y prolífico en lengua leonesa. Tras él surge una nueva generación de escritores, apadrinados en su mayoría por el escritor y editor Xosepe Vega Rodríguez y el proyecto editorial de Libros Filandón, el cual pretende servir de soporte de desarrollo a la literatura y la creación de autores leoneses, pero en especial a la expresión creativa en las hablas tradicionales de esa región.

Se inicia una reivindicación más acentuada por parte de

asociaciones culturales que piden una implicación institucional completa respecto a la protección y promoción del uso del leones y a iniciativa de la

 

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Universidad de León se celebraran una serie de congresos lingüísticos con la pretensión de sentar las bases de una normalización lingüística. La investigación sobre el leonés como lengua comienza, a nivel internacional en el siglo XIX, El alemán Gessner publicará Das Altleonesische en Berlín en el año1867, identificando a la lengua del antiguo Reino de León como leonés. En Santiago de Chile, Hanssen publica, en 1896, sus Estudios sobre la conjugación leonesa. El comienzo del siglo XX es el punto en el que los estudios y la producción de obras en leonés alcanzan un gran nivel. Menéndez Pidal realizó en 1906 un estudio sobre todo el dominio lingüístico asturleonés, creando una escuela que marcará la pauta no solo de la filología española, sino también internacional. El estudio sobre el leonés no solo se centra en la realidad presente sino también en el leonés de la Edad Media. El sueco Erik Staaf publica el Etude sur l’ancien dialecte léonnais d’apres les chartes du XIIIÉ siécle en 1907 y el propio Hanssen publicará en el año 1910 Los infinitivos leoneses del Poema de Alexandre. La UNESCO clasifica el leonés dentro de las lenguas en alto riesgo de extinción. La precaria situación del leonés está directamente determinada por los siguientes condicionantes: Idioma no oficial Baja o nula presencia en los medios de comunicación Bajo o residual nivel de conocimiento y uso Baja consideración social de la lengua Ausencia de la lengua en la escuela Toponimia sin normalizar La UNESCO recomienda planes de acción para garantizar la preservación de esta y otras lenguas minoritarias:

 

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Medidas gubernativas que incentiven el aprendizaje de dos o tres idiomas desde la educación primaria, siempre que se respete la lengua materna. Inversiones desde el sector público y privado que favorezcan la traducción de los programas informáticos y el desarrollo de contenidos que promuevan la diversidad lingüística en Internet. Aprovechamiento de las nuevas tecnologías para la creación de una base documental, cuya primera fase estaría cimentada en la recogida de material por parte de lingüistas especializados.

 

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EL VALENCIANO Historia Valencia fue fundada por los romanos en el año 138 a,C. (Valentia), primera colonia romana en España, de la época íbera quedan vestigios en monedas y lápidas donde aparecen nombres de personas, ciudades, villas, ríos y de montañas ibéricas, romanizadas durante la dominación romana; por eso se puede afirmar que más de las tres cuartas partes de las palabras que constituyen el tesoro léxico de la Lengua Valenciana, (al igual que la Catalana y la Mallorquina), tienen raíces de la lengua romana, bien vulgar, bien clásica. Aunque estudios sobre filología de las lenguas románicas en España, encuentran abundantes sedimentos lingüísticos procedentes de la fusión de palabras íberas y celtas en la lengua vulgar o romance. Durante la ocupación islámica de la península Ibérica, iniciada en el siglo VIII d. C. permanecieron muchos pobladores ibero romanos en los territorios dominados por los árabes. Esto fue así primordialmente por un par de razones. No existían unos medios de transporte eficaces para la huida, por lo que la movilidad de la población era muy reducida. Y también porque, de forma generalizada, no se masacraba a la población civil conquistada, sino que se le permitía continuar viviendo con sus costumbres siempre que se sometiesen como siervos, no causaran problemas y contribuyesen con el pago de impuestos y servicios al mantenimiento de la nueva clase dominante (los musulmanes). En otras palabras; los vencidos eran la mano de obra explotada que generaba la riqueza disfrutada por los vencedores. Los “mozárabes” o pobladores autóctonos ibero romanos sometidos por los árabes hablaban el latín vulgar. Dicho latín vulgar con el paso del tiempo fue perdiendo su uniformidad, (si es que en algún tiempo lo tuvo), evolucionando y diferenciándose de unas zonas de la península a otras. La lengua mozárabe hablada en la mayor parte de los territorios de la actual Comunidad Valenciana ya participaba de rasgos que le son propios al actual Valenciano, tal y como ha

 

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llegado a demostrar Leopoldo Peñarroja en su libro “El mozárabe de Valencia” Como bien apunta el autor, el problema del “mozarabismo”, a la hora de explicar el nacimiento del Valenciano a partir de él, es que se identifica al “mozárabe” únicamente con “ el ibero romano cristiano que vivía en tierras musulmanas “, sin plantearse que “mozárabe” en la verdadera vertiente lingüística de la palabra sería “el ibero romano, de religión cristiana o convertido al Islam, que vivía en territorio musulmán y que continuaba manteniendo su lengua romance” Así pues, aunque cierto número de ibero romanos hubieran podido llegar a ser islamizados (por la fuerza o no) y hubiesen abandonado su religión cristiana, eso no significaría necesariamente que hubieran perdido su lengua derivada del latín vulgar y hablaran exclusivamente en árabe. Solo tenemos que darnos cuenta lo difícil que resulta hoy día, a pesar de los medios técnicos con los que contamos, erradicar de un grupo social y humano su idioma y sustituirlo por otro extraño. Por tanto mucho más complicado sería en aquellos tiempos hacer que los mozárabes dejasen de hablar en romance, más aún si tenemos en cuenta que musulmanes y mozárabes no convivían mezclados, sino en poblaciones o arrabales separados unos de otros, y con estrictas normas sociales que prohibían y castigaban las relaciones entre ambos grupos (tal y como luego continuó sucediendo cuando los cristianos reconquistaron las tierras musulmanas hispánicas). En el momento de la reconquista cristiana de Taifa de Valencia por parte del rey aragonés Jaume I “el Conquistador” y sus tropas cristianas, habría que preguntarse qué cantidad de ”mozárabes” existían en tierras valencianas. Evidentemente, no estamos hablando de “mozárabes cristianos” solamente, sino de todos aquellos ibero romanos que continuaban hablando romance, aún reconvertidos a la religión islámica (entre otras cosas para evitar las represalias de los fundamentalistas islámicos). Además, de la misma forma que existieron “criptojudios” y “criptoislamicos”, (judíos o moros convertidos al cristianismo solo en apariencia y que mantenían a escondidas su religión hebrea o islámica), también existieron los “criptocristianos”, mozárabes que adoptaron la religión islámica solo en apariencia, mientras que de forma secreta mantenían

 

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sus creencias cristianas y su lengua romance. Es lógico pensar que todos estos “criptocristianos”, tras la reconquista, regresarían a través de una nueva “conversión” a su original religión cristiana, engrosando el número de personas de habla mozárabe entre los cristianos de las tierras valencianas. En la constitución de los fueros del Reino de Valencia, Jaime I mandó la traducción de los fueros al valenciano (Para que los valencianos de todo el Reino los entiendan y puedan cumplirlos” ordeno que se tradujeran a la lengua que el pueblo hablaba: el romance). Gracias a los fueros concedidos por Jaime I, el Reino de Valencia fue totalmente independiente de la Corona de Aragón. Muchos de los que llegaron con las tropas de Jaime I y sus prohombres, fueron “mozárabes” valencianos que huidos tiempo atrás de la invasión musulmana hacia territorios más al norte peninsular, ahora, reclutados como soldados, regresaban a sus lugares de origen, reintroduciendo la misma lengua romance que ellos o sus antepasados hablaban cuando vivían allí; y por consiguiente sumándola a la de los “mozárabes de lengua” (cristianos o no) que habían permanecido en la zona.

El desinterés catalán por la reconquista de Valencia se evidencia por los resultados de los llamamientos del rey para las sucesivas expediciones, pero tiene una justificación: los catalanes no podían ver a Valencia como una prolongación de su propio territorio porque hasta el siglo XIV las tierras al sur del Ebro (desde Gandesa a Amposta) formaron parte del reino de Aragón, no del condado de Barcelona ni de ningún otro condado catalán. Por otro lado fueron díscolos nobles aragoneses, tales como Pedro de Azagra o Blasco de Aragón, quienes con sus iniciativas personales comenzaron a señorear parte del territorio valenciano y el rey, inquieto por esta tendencia particularista, asumiría el proyecto muy tardíamente. En la primera llegada de los conquistadores, el profesor Ubieto considera que un 51% serian aragoneses, un 12% catalanes y los otros 37% navarros, provenzales, castellanos, etc.. El total de repoblaciones durante la edad media,  

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apenas aumentaron el 5% (según Amparo Cabanes) de la población total del reino de Valencia. En el libro de Antonio Ubieto, que estudia el “Llibre del Repartiment” y el “Llibre de la Avehinaments” demuestra que los repobladores venidos de la “Marca Hispánica Catalana” son escasos (1’2% en 1387, 4’2% en 1401 y 2’5% en 1475) por lo que su influencia en el hablar romance fue mínima. Pero además muchos de estos repobladores eran mozárabes valencianos que tiempo atrás, habían huido hacia el norte y noroeste peninsular buscando refugio en tierras cristianas y que bajo la presión demográfica, el desarraigo y la escasez de medios de subsistencia en aquellas tierras norteñas regresaban ahora como repobladores cristianos, hablando su romance valenciano Ello aclararía por qué el idioma Valenciano actualmente posee fuertes características diferenciadoras con el ”catalán oriental” hablado en la “Catalunya Vella”. Existen evidencias que apuntan a que el idioma Valenciano y “Catalán oriental” ya se encontraban claramente diferenciados en los tiempos de la Reconquista. En concreto el asunto se clarifica al estudiar el caso de la lengua Balear, la cual posee ciertas características similares a las del “Catalán oriental” al mismo tiempo que presenta el rasgo particular de “parlar salat” de manera generalizada en todas las islas del histórico Reino de Mallorca. Durante la Edad Media, esas gentes de habla romance fueron muy influidas por los trovadores y los juegos florales de la Provença, cosa que dejó marca en el hablar de los habitantes del reino. No se puede negar el parecido del idioma valenciano con el catalán, pero el catalán no ha sido nunca la lengua del Reino de Valencia. Además, a la hora de explicar los parecidos entre el idioma valenciano y el idioma catalán se ha de tener bien presente que el reino de

Valencia fue el primer reino de la

península en desarrollar y tener (en los siglos XIV-XV) un Siglo de Oro literario. El esplendor, prestigio e influencia de la literatura valenciana de estos siglos sobre las otras lenguas peninsulares fue considerable, y más aún sobre la

 

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lengua catalana, que adop e hizo suyas formas del idioma valenciano, algo que propicio que el catalán fuera más parecido a la lengua valenciana. Tras la abolición de los fueros del Reino de Valencia con mediante el Decreto de Nueva Planta (1707), el reino de Valencia sufrió una ligera castellanización y el idioma perdió algunas de sus palabras a favor de otras castellanas. No obstante, la lengua valenciana, ha mantenido carácter y personalidad propia, como vehículo de expresión natural del pueblo valenciano. Y ha de reclamar y obtener por todo ello, el rango, la protección, el uso y el nombre que como idioma único e independiente se merece.

TEORIAS SOBRE EL ORIGEN Y EVOLUCION DEL VALENCIANO

La teoría mozarabista (valencianista). Explica la existencia del valenciano a través de la continuidad poblacional y lingüística en Valencia durante el dominio musulmán. Existen evidencias que hacen pensar que durante la dominación musulmana el romance hablado en Valencia no se perdió sino que pervivió y evoluciona en la parla romanç que se desarrollará en el romanç valenciá. Por ejemplo, el testimonio de la toponimia testifica que en el momento en el que Jaime I conquistó Valencia el habla romance autóctona tenía vitalidad; igualmente es unánime el veredicto de arabistas cuando hablan de la diglosia (árabe y romance) practicada en la España musulmana. Los responsables de mantener la lengua durante la dominación musulmana en Valencia no fueron otros que los mozárabes allí residentes así como los muladíes, convertidos al Islam pero que practicaron un bilingüismo disglosico; árabe para la administración y la cultura romanç valenciá en sus hogares. Una de las evidencias que presentan los defensores de la antigüedad del valenciano es la proximidad de las raíces de sus palabras al latín, de donde se deduciría que la lengua valenciana se deriva del latín hablado en la Península Ibérica hasta la invasión musulmana (siglo VIII), la cual aporta arabismos hasta después de la Conquista (siglo XIII) y a partir de ese momento recibe prestamos del provenzal, aragonés, lemosín y castellano, frutos de una repoblación minoritaria.

 

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La teoría de la repoblación ( pan catalanista). Postula que el Reino de Valencia fue colonizado íntegramente por catalanes, en regiones costeras y aragonesas, en comarcas interiores. Según esa idea, la invasión islámica del siglo VII en la Península Ibérica produjo un corte político y cultural de tal envergadura que la población valenciana, entre otras, fue totalmente asimilada, perdiendo sus raíces y su lengua, lo cual se contrapone con las jarchas mozárabes en lengua valenciana y el hablar romance de estas gentes. Posteriormente, con la conquista de Valencia por Jaime I se habría producido una especie de vacío que fue llenado con la llegada de pobladores de origen aragonés, catalán y castellano, habiendo por lo tanto un antes y un después,

sin

solución

de

continuidad, a la Reconquista. Por lo tanto, esta teoría defiende que el valenciano no sería más que el habla catalana, a pesar de ser, el idioma catalán, posterior a la Reconquista, traída por los recién llegados con ingredientes aragoneses y castellanos. Esta teoría presupone que en la Taifa de Valencia, no quedaba ningún habitante tras la conquista, a pesar de ser una conquista totalmente pacifica, y a pesar de quedar abundantes evidencias sobre la permanencia de estos mozárabes conversos y no conversos durante la Edad Media defendiendo así, que los trovadores provenzales y los juegos florales de La Provença fueron una gran influencia y que por ello, durante el siglo XIX, en ámbitos cultos, en ocasiones se le denominaba a este grupo de lenguas como Lemosín. Probablemente, el origen del valenciano sea una mezcla de estas tres teorías, ya que es falso que no quedasen mozárabes tras la reconquista, las lenguas romances del este peninsular y sur de Francia tenían gran parecido entre ellas estando en continua convivencia por influencia de los trovadores y al Reino de

 

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Valencia fueron pobladores del norte de la Corona de Aragón y Francia, que a pesar de ser una minoría, dejaron numerosos prestamos linguisticos. Cabe recalcar que estos repobladores no hablaban Catalán, sino provenzal y occitano por lo que la afirmación de que el valenciano es un dialecto del mozárabe con influencia del dialecto provenzal y del occitano, dialecto de lenguas romances, que a su vez son dialectos del latín, se acercaría más a la realidad. Pese a estudiar el origen de las lenguas, no se puede determinar con este estudio si una lengua es o no es lengua o debe disponer de autonomía normativa, ya que todas las lenguas son dialectos de otras, tal y como ocurre con todas las lenguas románicas y el latín. Los primeros indicios de romance valenciano se evidencian en las Jarchas del siglo IX, por ejemplo las del Señor de Murviedro datadas en 1085, las de Ibn AlDani de Denia o las fechadas en el 1121 de Ibn Rudaym de Bocairente. Los mozárabes emplearon el latín en sus libros y escritos; pero en el uso diario hablaban una lengua romance que no se escribía pero que era de uso general en los siglos IX y X, no solo entre mozárabes y judíos, sino entre musulmanes de todas las clases sociales. Uno de los testimonios más clarificadores fue el de Ibn Sida, muerto en Denia en el 1066, que nos dejo plasmada la situación lingüística de su época, el siglo XI, con un par de frases “¿ Com no he de ferles si escric en temps tan alluntats de quan làrap es parlava en purea-i tenint que conviure familiarment en persones que parlen romanç?”

 

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EL GALLEGO El gallego (galego en gallego) es el idioma propio de Galicia, donde es oficial junto al castellano (Constitución española de 1978 art. 3.2 y Estatuto de Autonomía de Galicia art.5) Está estrechamente emparentado con el portugués, con el que formó unidad lingüística (galaicoportugués) durante la Edad Media. Diferentes entidades culturales defienden al idioma gallego como variedad diatópica del diasistema lingüístico gallego-luso-africano-brasileño. Además de ser usado en Galicia, también se habla y se permite su enseñanza reglada en el Bierzo (provincia de León) y en una pequeña zona de Zamora llamada Las Portillas, ambas de Castilla y León, según un acuerdo entre la Consejería de Educación de la Junta de Galicia y la Consejería de Educación de Castilla y León. En tres municipios cacereños, fronterizos con Portugal, del valle del Jálama ( Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo) se habla a fala, una lengua sobre la que no hay acuerdo acerca de si es una tercera rama del gallego portugués de la península ibérica, un portugués antiguo de las Beiras con superestratos leonés y castellano o un gallego con superestratos leonés y castellano, afirmando algunos historiadores que procede de los gallegos participantes en la Reconquista que se asentaron en esas zonas. Hay gran controversia sobre la lengua que se habla en los concejos limítrofes del Principado de Asturias pertenecientes a la comarca del Eo-Navia, llamándose eonaviego o gallego-asturiano. Por un lado se encuentra la romanística internacional, cuyos estudios afirman que la lengua natural de esta comarca asturiana pertenece formalmente al conjunto lingüístico galaico-portugués en el punto contrario se posicionan el gobierno del Principado, y la Academia de la Llingua Asturiana, que consideran a las hablas situadas entre el Navia y el Eo; como una transición entre el tronco galaico-portugués y el asturleonés.

 

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Una encuesta lingüística realizada en 2003 en Cataluña por su gobierno autónomo revelaba hablantes de gallego en la región. La extrapolación poblacional situaba en 61.400 los habitantes catalanes que consideraban al gallego como primera lengua, 21.000 los que lo consideraban lengua propia y 11.300 los que la consideraban lengua habitual. Las comunidades de gallegos en Hispanoamérica, especialmente en Buenos Aires (Argentina), Caracas (Venezuela), Montevideo (Uruguay), La Habana (Cuba), Ciudad de México (México) y en Europa, lo conservan con bastante precariedad, y en Brasil con adaptaciones y giros del portugués brasileño. En relación al número de hablantes, el idioma gallego ocupa el puesto 146 en la lista mundial, en la que se incluyen más de 6.700 idiomas.

HISTORIA DE LA LENGUA GALLEGA

El gallego proviene del gallego-portugués (o galaico-portugués), lengua medieval fruto de la evolución del latín en la zona noroccidental de la península Ibérica, concretamente en parte de la antigua provincia romana de Gallaecia, que comprendía el territorio de la Galicia actual, el norte del actual Portugal, Asturias, la actual provincia de León y parte de Zamora. El documento más antiguo escrito en gallego que se conserva data de 1228, se trata del fuero de Castro Caldelas ( Foro do bo burgo do Castro Caldelas) otorgado por el rey Alfonso IX en abril de dicho año a la villa orensana. Durante la Edad Media, el gallego-portugués fue, junto con el occitano, la lengua vehicular de la creación poética trovadoresca en toda la Península Ibérica. El rey de Castilla Alfonso X el sabio escribió en gallego-portugués sus Cántigas de Santa María. La preeminencia castellana, que sobrevino con posterioridad a la influencia sobre la nobleza gallega de la castellana a finales de la Edad Media, conllevó en la práctica el abandono de esta lengua del ámbito público (disglosia). La influencia del castellano, así como el aislamiento (que en gran medida contribuyó a mantener términos que en portugués pasaron a ser clasificados  

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como arcaísmos), provocó que el gallego fuera distanciándose, la lengua oficial del reino de Portugal, que conoció además una importante expansión ultramarina. En Galicia se conoce a esta época, que se prolonga hasta finales del siglo XIX, como los séculos escuros (siglos oscuros). A finales del siglo XIX se produce el movimiento literario conocido como Rexurdimento, con el cual, gracias a autores como Rosalía de Castro, Curros Enríquez, Valentín Lamas Carvajal o Eduardo Pondal, se convierte el gallego en lengua literaria, aunque casi exclusivamente utilizada en poesía. A comienzos del siglo XX comienza a ser utilizada en los mítines de los partidos galleguistas. En 1906 se fundó la Real Academia Gallega, institución encargada de la protección y difusión del idioma. En el Estatuto de Autonomía de 1936 el gallego es reconocido como lengua cooficial, junto con el castellano. Sin embargo, tras la guerra civil sigue un periodo de represión lingüística, que hace que durante los años cuarenta casi toda la literatura gallega se escriba desde el exilio. No obstante, durante los años setenta tiene lugar un importante cambio, y desde 1978 el gallego es reconocido como oficial en Galicia por la Constitución Española y por el Estatuto de Autonomía de 1981. Actualmente, el uso del gallego sobre el español es mayoritario en las áreas rurales, y es menor su uso en las grandes urbes, debido a la influencia del castellano. Aun así, según el más reciente estudio sobre las costumbres idiomáticas de la población gallega, lo usa en torno a un ochenta por ciento de la población, y según un censo de 2001, puede hablar gallego un 91,04% de la población. Si bien es el idioma porcentualmente más hablado de entre los propios de las nacionalidades históricas españolas, goza de menos reconocimiento social que, por ejemplo el catalán, que también ha sufrido políticas centralistas represivas durante el franquismo, seguramente porque desde finales de la Edad Media fue identificado por los propios gallegos como la lengua de los campesinos y de las capas bajas de la sociedad. En la práctica gran parte de los gallego hablantes hablan una variedad poco cuidada

 

del gallego, que

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introduce numerosos castellanismos léxicos, fonéticos y prosódicos aunque mantiene construcciones y una esencia netamente gallegas, si bien en ambientes urbanos suele hablarse una autentica mezcla de castellano y gallego denominada tradicionalmente castrapo. Todos los años se celebra el Día de las Letras Galegas (17 de mayo), dedicado a un escritor en esta lengua elegido por la Real Academia Gallega de entre aquellos muertos hace más de diez años. Ese día es utilizado por los organismos oficiales y por colectivos socioculturales para preservar y potenciar el uso y el conocimiento tanto de la literatura como de la lengua gallega.

 

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CAPITULO VII - LA IMPRENTA EN ESPAÑA La imprenta llegó

a España en 1472 de

la

mano

del

impresor Juan

Párix de Heidelberg, que fue llamado por el obispo de Segovia Juan Arias Dávila, casi diecisiete años después de que Johannes Gutenberg sacara a la luz su primer libro impreso (Biblia). Se cree que el primer incunable español fue el Sinodal de Aguilafuente, impreso por Juan Párix en 1472 en la ciudad de Segovia; y la primera obra literaria impresa,Obres o trobes en lahors de la Verge Maria, por el impresor Lambert Palmart, el 25 de marzo de 1474 en la ciudad de Valencia.

Historia El impresor Juan Párix sacó por primera vez de

la prensa el Sinodal

de

Aguilafuente,

impreso a partir del manuscrito Códex canónum en el que se recogen las actas sinodales del sínodo diocesano convocado por el obispo Juan Arias Dávila en Aguilafuente (Segovia) entre el 1 y el10 de junio de 1472. A partir de esta fecha nació una nueva profesión: la de impresor, éstos tendieron a instalar sus imprentas en los centros de comercio debido a que allí: existía el capital necesario para establecer las imprentas, el alto valor del papel, la lenta recuperación de la inversión, y la mejor distribución de sus obras. Durante el siglo XVI la tipografía española fue a menor ritmo que la tendencia generalizada en otros países europeos. España tiene el honor de haber tenido la primera fábrica de papel de Europa, pero ya en el siglo XVI los centros más importantes de la industria papelera estaban en Francia e Italia. En este siglo había aparecido en el mercado español el papel italiano de mucha mejor calidad y que poco a poco fue reemplazando  

al

español.

Uno

de

los

artículos

exportadores 47  

   

   

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de Francia hacia España en el siglo XVI era el papel, debido a que su calidad le hacía más adecuado para la impresión de misales, mientras que el papel elaborado en España se utilizaba para libros más baratos.

Imprenta en Valencia Se instaló una de las primeras imprentas de España, la de Jacobo Vitzlán, comerciante alemán que representaba a la familia de los Ravensburg. De su taller se hizo cargo el maestro impresor Lambert Palmart de la que en el año 1474 (dos años después de Juan Párix) se imprimió uno de los primeros incunables españoles, Les

Trobes

en

lahors

de

la

Verge

Maria (considerado como el primer libro literario impreso en España en valenciano). Lambert Palmart publicó más de una docena de obras hasta 1493, año en que vendió su negocio. Entre sus autores figuran Aristóteles, Salustio, Mela, Esopo y Jiménez. También publicó una Biblia en colaboración con Alonso Fernández de Córdoba, platero y maestro impresor. La tradición de la imprenta pronto llegaría a crecer debido a que diversos impresores de origen alemán se fueron instalando en esta ciudad, en la que existe una larga tradición de elaboración de papel, introducida por los árabes (molinos árabes de Játiva). Este auge en la industria impresora así como el gran crecimiento socio-cultural, desarrollan un momento de especial esplendor del Reino de Valencia, así como el nacimiento del Siglo de Oro Valenciano. A finales del siglo XV y principios del XVI en la ciudad de Valencia convivían impresores, encuadernadores, curtidores e ilustradores, todos ellos alcanzaron fama y prestigio. en Valencia se imprimió el primer incunable fechado, el Comprehensorium, con colofón del 25 de febrero de1475, pero sin impresor

conocido.

Y

en

el

año 1477 la Tertia

pars

Summa

Theologica considerado el primer incunable con todos los datos completos (impresor y fecha).

 

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Historia de las lenguas romances peninsulares

   

CAPITULO VIII – CONCLUSIONES

El trabajo que hemos realizado nos ha llevado a profundizar más en las lenguas de España y su historia, y una de las conclusiones a las que hemos llegado, es que sería deseable que en los colegios se incidiese en la enseñanza de la riqueza y variedad de las lenguas que existen en la Península. También queremos manifestar cual ha sido la aportación de este trabajo para el grupo y es que hemos aprendido un poco más de lo que sabíamos de nuestras lenguas romances,

reforzando el conocimiento de la fuerza del latín en la

esencia de cada uno de ellos, aún en la actualidad. Por lo tanto, en nuestra opinión debería profundizarse su estudio en los centros de enseñanza secundaria ya que además de su importancia en el aprendizaje de otras lenguas, es esencial para comprender la terminología utilizada en algunos campos científicos como son, la medicina, la biología, etc. Hemos empezado a aprender a buscar e investigar utilizando los diferentes medios de los que disponemos (archivos, enciclopedias, webgrafía, libros, biblioteca, etc.). Hemos aprendido a trabajar en grupo, a distribuirnos el trabajo, a cambiar impresiones sobre el mismo, en fin, a compartir y conocernos un poco mejor que antes del comienzo del curso. En definitiva hemos comenzado a APRENDER A APRENDER y esperamos ampliar nuestros conocimientos mucho más a lo largo de los futuros cursos.

 

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CAPITULO IX – BIBLIOGRAFIA Rebeca Possner- Las lenguas Romances- Madrid, Catedra 1998 Coloma Lleal--Formación Lenguas Romances---Barcelona--Barcanova cop1990 Rafael Lapesa-Historia de la Lengua Española- Escelicer-MadridG. E. Perez Apilor,
H. Muñoz Lengua y Literatura 3, Bs. As, Santillana, 1990.
G. H. Perez de Lois
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