Leer y Escribir en Un Mundo Cambiante

Informe de Lectura Nº 1 PASADO Y PRESENTE DE LOS VERBOS LEER Y ESCRIBIR Emilia Ferreiro Capítulo 1 Leer y Escribir en un

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Informe de Lectura Nº 1 PASADO Y PRESENTE DE LOS VERBOS LEER Y ESCRIBIR Emilia Ferreiro Capítulo 1 Leer y Escribir en un Mundo Cambiante

A través de los años, ha existido una problemática que nos atañe como educadores, el tener que enfrentar aulas con estudiantes, que a pesar de los innumerables esfuerzos, no logran leer y escribir de manera efectiva. La psicopedagoga argentina Emilia Ferreiro le ha dedicado gran parte de su carrera a la reflexión sobre esta problemática. En este libro, se aborda el tema a partir de una serie de conferencias impartidas por ella misma que fueron muy bien recibidas, a pesar de su propio asombro, ya que logran a través una serie de planteamientos claros y vívidos ejemplos poner de manifiesto la ineludible realidad de los estudiantes de hoy y nos exhorta a formar parte activa de un cambio que ya no da espera. Pasado, presente y, por supuesto, el porvenir de la lectura y la escritura son los temas tratados en sus disertaciones. En este primer capítulo, la autora hace un recuento histórico que contextualiza la raíz del problema remontándose a las primeras culturas escritas, cuando el arte de saber leer y escribir era un oficio ligado al poder que solo unos pocos dominaban; reafirmando así desde muy temprano en la historia los planteamientos de Freire sobre la relación entre poder y el uso de la palabra (Freire, 1987). Esta relación se evidencia claramente al ver cómo se ejercía un estricto control sobre estas prácticas, ya que “quienes escribían no eran lectores autorizados y quienes leían no eran escribas” (Ferreiro, 2000). Ahora bien, aparece en escena la mal llamada democratización de estos saberes y con ella la noción de lo que conocemos como fracaso escolar. Ella lo dice muy claramente: “Todos los problemas de la alfabetización comenzaron cuando se decidió que escribir no era un profesión sino un obligación y que leer no era marca de sabiduría sino de ciudadanía”. Además, las múltiples transformaciones del texto, su masificación y los

cambios propios del contexto cultural han hecho de estas prácticas un acto de construcción social como lo plantea Cassany, citando a Foucault en este respecto, y como lo hace la autora “cada época y cada circunstancia histórica le da un nuevo significado”; lo que acentúan con mayor fuerza esta situación. Si analizamos lo anterior, podemos decir que un elemento crucial de análisis en esta situación es, sin

lugar a duda, el rol de la escuela. Es claro que todo cambio

indefectiblemente genera traumatismos en mayor o menor medida y esto conlleva, por supuesto, una adaptación, o medidas de contingencia de algún nivel, que pueda ayudar a subsanar los problemas resultantes de dichos cambios. Sin embargo, e infortunadamente, los diferentes cambios de concepción de la lectura y la escritura, incluyendo la concepción de democratización, se encontraron con un muro impenetrable y, en esencia, casi inmutable, al que muchos con orgullo y deferencia han tenido como modelo de escuela. Ésta con un corte prominentemente positivista se ha caracterizado por la incapacidad de llevar a cabo ese sueño igualitario, incluso al día de hoy. En nuestro país, por ejemplo, podemos apreciar como un enfoque academicista* en la educación básica y que, en las últimas décadas, se ha complementado con la implementación de un enfoque de carácter utilitario 1 en la educación superior han graduado centenares de profesionales que después de un largo proceso de escolaridad aun siguen siendo incapaces de enfrentarse a un texto con propiedad, fluidez y comodidad. Es bastante paradójico como frente a un fiasco de tal magnitud y que más pareciera una historia sin fin**, aunque sin la magia, la ilusión, y desde luego el final feliz, después de tanto tiempo no haya repercutido en un cambio profundo en la concepción de la enseñanza. Lo mínimo que podría decirse frente el tema es que, y aunque pueda parecer una defensa del modelo imperante, nuestra percepción de la realidad es lo que redunda en cómo nos relacionamos y/o reaccionamos ante ella. En este punto, Ferreiro nos aporta una visión panorámica desde el discurso de la escuela que nos da una clara luz del trasfondo del hecho. El uso de apelativos de carácter negativo como “débiles de espíritu” o “inmaduros” por ejemplo deja ver claramente quien es, según las instituciones, el “culpable” de este fracaso. Es entendible que uno no repare lo que no se ha roto;

de esta manera,

desentendiéndose de la responsabilidad del fracaso escolar y dejándola recaer sobre los

hombros de los estudiantes, sus pobres víctimas, la escuela ha creado un futuro para estos estudiantes bastante incierto. Por otra parte, Ferreiro nos presenta una realidad que va ligada a la antes mencionada: La ecuación –Pobreza, Analfabetismo y Multilingüismo. Es claro que, a pesar de no tener muy clara la segmentación de los países que están en vías de desarrollo, el 80% de la población mundial, no tiene las condiciones económicas que contribuyan al éxito de la escolaridad, muy de la mano de la línea de pensamiento freiriana. Vivimos en un mundo que, como lo plantea la autora, requiere niveles de alfabetización por encima del deletreo y la firma para el pleno ejercicio de la ciudadanía. Freire plantea insistentemente que una alfabetización plena nos lleva a saber leer nuestra realidad. Nuevamente, e infortunadamente, podemos tomar como claro ejemplo nuestro país, un país asolado por la corrupción, en donde las últimas elecciones, que dejaron como ganadores un gran número de políticos reconocidos por su historial clientelista y corrupto, develan de manera irrefutable la carencia de un pensamiento crítico del pueblo colombiano*. El país requiere sujetos pensantes que pongas en cuestión su realidad y los mueva en función de un cambio. En definitiva es bastante ilusorio pensar en la democratización de la lectura cuando sin haber podido proveer las condiciones de vida ecuánimes que permitan a los estudiantes afrontar los retos de la vida escolar con un pronóstico más favorable. Más aún, a lo largo de las últimas décadas, se ha hablado mucho de la lucha contra la pobreza, lo que genera la inquietud frente a qué debe hacerse con respecto al multilingüismo, otro aspecto que ha dificultado los procesos de alfabetización en el mundo. Ferreiro exhorta a los editores a ser los abanderados en la defensa del multilingüismo, ellos quienes a lo largo de la historia han sido los defensores de la libertad de pensamiento. La autora recalca frente a esto que es necesario recordar que el libro es por definición un objeto incompleto. Creo que Michael Ende lo ilustra de forma muy clara, al expresar que el lector es el vínculo entre el mundo de Fantasía, que encierra el libro, y el mundo real. El lector deja de ser un ente pasivo y se convierte en un actor que no solo presta su voz, para *Cabe

anotar que se pueden excluir el voto de opinión y un cierto porcentaje de los abstencionistas, aunque sin justificarlos, que en cierta medida han entendido que en nuestro país el voto en blanco no representa un voto de inconformidad ante los candidatos de turno.

que a través de él hablen las diferentes voces presentes en el texto, sino que también hace parte del texto mismo, al complementarlo y darle vida nuevamente a las palabras que una vez fueron plasmadas por el autor. Ahora bien, encontramos la dicotomía entre analfabetismo e iletrismo, entendiendo éste último, en términos simples, como el desarrollo del gusto por la lectura. El iletrismo, problema que concierne principalmente a países desarrollados, no deja de ser menos preocupante, de hecho es una muestra fehaciente de la ineficacia de abordar la enseñanza de leer y escribir como un simple cúmulo de técnicas. A esto se le suma desarrollo tecnológico y su implementación, tanto en el aula como fuera de ella, en el desarrollo de competencias lectoras. En el año 2000 Starmedia Network y el Banco Mundial aunaron esfuerzos para introducir internet en las escuelas públicas en América Latina y el Caribe; a partir de esta iniciativa, incluso el discurso político de los dirigentes de turno mostraban un claro entusiasmo en hablar de estas medidas como la panacea esperada que solucionaría el problema de alfabetización. No obstante, si bien estas nuevas tecnologías, como lo expone Ferreiro, representan la desaparición de encrucijadas de tipo pedagógico, la herramienta en sí misma no puede convertirse en una realidad sin el adecuado desarrollo de competencias que permitan usarla en beneficio propio. No se puede pretender dar un salto mágico del libro físico y pretender que la relación entre el e-book y el lector vaya a darse de forma intrínseca y casi espontánea, solo con la introducción del texto digital. En lo personal, creo formar parte de ese nuevo tipo de lectores que encuentran en la pantalla un medio en el que desenvolverse pareciera más fácil; y es de anotar que al ver personas contemporáneas a mí puedo decir que estoy de acuerdo con la autora al plantear que, como la historia lo ha demostrado en innumerables ocasiones, sin importar que tan loable sea la causa, una buena idea en manos no aptas para su uso no solo no aportan al mejoramiento de un problema sino que pueden hacerlo incluso peor; y que la aparición de las nuevas tecnologías en el aula de clase podrían, en lugar de consolidar el progreso de la clases menos favorecidas, ahondar la brecha social ya existe en nuestra sociedad. Al final de este capítulo, Ferreiro hace un aporte muy significativo que hay que considerar, al reflexionar sobre los procesos de alfabetización y su mejoramiento. Ella ilustra claramente la diferencia que puede significar la exposición temprana a la lectura y su

aproximación, teniendo en cuenta el componente afectivo. Teresa y Ramón son dos niños que ejemplifican este contraste. La autora lo explica claramente cuando dice “Teresa escribe ‘lengua escrita’, gracias a una experiencia intensiva con los libros y lecturas; Ramón hace lo que puede con su escasa y poco estimulante experiencia escolar”, complementa afirmando que en general niños como Teresa terminan convirtiéndose en lectores; mientras que los “Ramones” del mundo tienen un futuro incierto. La cultura de la lectura como una práctica cotidiana es una construcción social más que el desarrollo de una mera práctica individual y sin lugar a duda lo que pase en esos primeros acercamientos podrá definir el futuro de las nuevas generaciones. Para concluir, Ferreiro retoma unos planteamientos constructivistas, de quien fuese unos de sus mentores Jean Piaget, nos recuerda que los niños, más aún los niños de hoy día, no son receptáculos vacíos a la espera de ser llenados; por el contrario, tienen una mente activa que cuestiona constantemente y realiza hipótesis, sobre la escritura y lo que ella representa, con un profundo sentido epistemológico. Ésta es una exhortación a dejar nuestros miedos de lado y lanzarnos a la aventura. Los cambios ciertamente generan traumatismo; sin embargo,

desde un punto de vista darwininano, la adaptación es la clave y los que

tengamos el valor de hacerlo podremos lograr, finalmente, acercarnos a ese sueño de la democratización de lo que es un derecho fundamental para el ejercicio pleno de nuestra ciudadanía.

Bibliografía: 1 Definiciones, “Alfabetización, Lectura de la palabra y lectura de la realidad”, Freire y Macedo 1987. 2 “Never Ending Story”, Michael Ende. 1979