Las Razas Humanas

LAS RAZAS HUMANAS ¿Ha tenido alguna vez la oportunidad de estudiar detenidamente los rostros de la gente a su alrededor

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LAS RAZAS HUMANAS

¿Ha tenido alguna vez la oportunidad de estudiar detenidamente los rostros de la gente a su alrededor? Al hacer fila para comprar los boletos en un cine o para un partido de futbol, quizás tuvo tiempo de observar los rasgos y el comportamiento de los demás. La mayoría de la gente cuando empieza a observar a los demás detenidamente se da cuenta de las diferencias que existen y que distinguen a un individuo de otro. Supóngase que observa únicamente la boca. Descubrirá probablemente que no solamente no existen dos bocas iguales, sino que la mayoría de ellas tienen una forma distintiva, la cual identificaría a su dueño del mismo modo que lo haría su firma. Sin embargo, lo relativo de este punto de vista sería inmediatamente aparente si se imagina usted en la situación siguiente: está usted en fila y de repente se topa con una versión del Australopithecus o con un Homo Erectus en una de sus variedades. No quedaría usted únicamente sorprendido, lo más seguro es que usted y la demás gente que vean a esta persona (con algo de temor, si no de terror), se darían tal cuenta de sus diferencias que el resto de la multitud parecería de repente muy parecida. Si se consideran desde este punto de vista, las diferencias entre los hombres de la actualidad son relativamente pequeñas. Es muy importante recordar esto en nuestro análisis de las razas. Clasificación tradicional de los tipos humanos El hombre es un coleccionador y clasificador inveterado. Del mismo modo que los antropólogos estudian las culturas del mundo y las consignan a diferentes renglones culturales, han tratado también de clasificar a la humanidad en diferentes grupos o razas según sus características biológicas. Debido a que la especie Homo Sapiens es politípica, es decir, que consiste en varios tipos diferentes, los esquemas de clasificación del hombre moderno han diferido enormemente. Pero por lo general se puede decir que el criterio utilizado hasta ahora para clasificar a la humanidad ha sido de naturaleza fenotípica, es decir, que ha tratado de los rasgos individuales directamente observables, como la forma del cráneo, el color de los ojos, o la textura del pelo. Esta clasificación tradicional basada en los rasgos fenotípicos tiene por lo menos dos inconvenientes. La clasificación basada en fenotipos, en vez de consistir en las constituciones verdaderamente genéticas, se atiene únicamente a las características visibles del hombre. Además, la mayoría de los rasgos fenotípicos ocurren a través de una extensión continua. Por ejemplo, el color de la piel puede extenderse del blanco o rosa pálido, al color aceituna, amarillo o cobre rojo, y del chocolate oscuro al gris negro. Esto no tiene en cuenta los efectos temporales del bronceamiento. Una clasificación del hombre moderno basada en rasgos que se extienden tan amplia y gradualmente no puede ser muy precisa.

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Estos inconvenientes han sido en cierta medida superados en las clasificaciones recientes basadas en la distribución de los grupos sanguíneos principales en el mundo entero. Los tipos de sangre –y nos referimos únicamente al sistema ABO mejor conocido, son distintos en cada individuo. Una persona tiene uno de los cuatro tipos de sangre principales: O, A, B o AB. Estudios de varios grupos de individuos han demostrado diferentes frecuencias de porcentaje en la ocurrencia de estos tipos de sangre. Por ejemplo, los indios americanos muestran una frecuencia muy alta del tipo O, un porcentaje pequeño o moderado del tipo A y una ocurrencia casi inexistente de los tipos B y AB. En cambio entre los pigmeos del Congo los tipos O, A y B ocurren con igual frecuencia. Algunos criterios raciales tradicionales Debido a que los conocimientos genéticos del hombre son hasta ahora inadecuados, las clasificaciones raciales continúan basándose en los fenotipos. Ya hemos dicho que el criterio utilizado en la clasificación de la humanidad ha sido el de las diversas características físicas, como la textura del pelo, el color de la piel y de los ojos, y la forma de la nariz y de los labios. Estas características físicas fueron consideradas en el pasado como el resultado de un proceso hereditario y no como resultado de las influencias del medio ambiente. Sin embargo, hoy día, por lo general se considera que algunos de estos rasgos pudieron haber sido escogidos a través de largos periodos de tiempo, por su adaptabilidad a las condiciones de un medio ambiente particular. No es, por ejemplo, cosa del azar el que predomine la piel oscura entre la gente que vive en las regiones tropicales. Las ventanas de la nariz estrechas y la constitución física pesada de los esquimales, se aducen con frecuencia como ejemplos de una adaptación al clima frío. Una entrada estrecha de la nariz es más eficaz para calentar el aire antes de que llegue a los pulmones, y los cuerpos pequeños y rechonchos pueden evitar mejor la pérdida de temperatura. Entre los criterios raciales comúnmente aplicados tenemos los siguientes: 1. El índice cefálico. O sea, la relación entre la anchura máxima de la cabeza y su longitud máxima. La gente de cabeza larga (o de cabeza estrecha) es la que tiene cabezas relativamente largas y estrechas, mientras que la gente de cabeza corta (o cabeza ancha) es la que tiene cabezas relativamente cortas y anchas. Las cabezas entre los dos extremos se denominan intermedias. 2. Índice nasal. Que clasifica la nariz del mismo modo según su anchura y longitud máxima. 3. Textura y forma del pelo. El pelo puede variar, siendo fino o grueso. En su forma puede ser o lacio u ondulado, rizado o lanoso. El pelo lacio adquiere su forma de un corte transversal circular, mientras que el pelo lanoso demuestra un corte ovalado y aplanado. 4. Forma de los ojos. La forma del ojo varía según la disposición del pliegue pequeño de piel por encima encima del párpado superior. Entre los asiáticos, este pliegue de piel puede sobrecolgar de manera que tape por completo la 2

extremidad del párpado (pliegue completo), o bien puede cubrir únicamente la extremidad interior del párpado (pliegue inferior). En las gentes que no provienen del Asia, este pliegue de piel queda por lo general paralelo al borde del párpado (sin pliegue). 5. Color de la piel, del pelo y de los ojos. Ya hemos hablado de la inmensa variedad de colores de piel que tiene el hombre en el mundo. El color de pelo más común es el castaño oscuro o negro. La ocurrencia de tonos más claros desde el lino al dorado y desde el castaño claro al rojo- está limitada a ciertas poblaciones europeas y a sus descendientes en otros lugares. El iris, la parte coloreada del ojo, puede variar de azul a marrón claro o verde, o de gris a marrón oscuro y negro. Los tonos oscuros son los más corrientes. Como se puede observar, una comparación de las medidas del cuerpo, ya sean de gente viva o de esqueletos, es indispensable para el estudio de la evolución biológica del hombre y de su distribución actual de variedades raciales. La técnica que se ocupa de las medidas necesarias se denomina antropometría. Además de un metro, los instrumentos más comunes de la antropometría son el compás de corredera y el compás de espesor. El primero mide los diámetros cortos, como la anchura de la nariz, la altura de la oreja y otras dimensiones; el compás de espesor sirve para determinar la longitud y anchura de la cabeza. Mediante el uso de una serie de criterios corporales, los antropólogos han distinguido tradicionalmente, por lo menos, tres “estirpes raciales” principales: la caucasoide o estirpe blanca; la negroide y la mongoloide. Los antropólogos han subdividido estas estirpes en razas. Por ejemplo, la clasificación de las razas de la estirpe caucasoide se compone de la nórdica, la alpina, la dinárica, la polinesia y otras razas. Los indígenas americanos han sido clasificados en una subdivisión de la estirpe mongoloide. Sin embargo, estas clasificaciones actualmente están cediendo el paso a clasificaciones de otro tipo. ¿Qué es una raza? La palabra raza se ha utilizado tradicionalmente para indicar una subdivisión de la humanidad que se distingue de otros grupos debido a una herencia física común. Hemos visto cómo recientemente ha habido un cambio importante en el método de clasificación racial. En vez de clasificar los tipos humanos según los rasgos físicos observables, los antropólogos están empezando a ver la noción de raza como cualquier grupo de gente más o menos aisladas genéticamente el uno del otro. Este concepto de raza se basa en el hecho de que cualquier grupo humano que comparte un medio ambiente particular y una historia y cultura en común, tiende a crecer dentro y no fuera de sus confines. Lógicamente, estos grupos tienden a mantener un patrimonio genético común. Un buen ejemplo de este fenómeno es la población aborigen australiana, la cual ha estado aislada por tanto tiempo que se ha convertido en una raza hermética. Por otra parte, la población indígena moderna del Hawai,

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demuestra una mezcla racial reciente y cuantiosa; en este caso la mezcla proviene de las razas de Polinesia, Europa y Asia. Sin embargo, a pesar de los varios componentes que formaron ésta y otras poblaciones, aún representan en la actualidad grupos distintivos. Por consiguiente, podemos definir el término de raza del modo siguiente: grupo humano dentro del cual los miembros se crían entre sí, convirtiéndose en una población distinta de las demás debido a que comparten una serie de rasgos físicos heredados. Clasificación moderna de las razas Según la clasificación moderna de las razas ofrecida por el célebre antropólogo físico americano Stanley M. Gran, podemos distinguir tres categorías diferentes de grupos humanos de acuerdo con su tamaño. Estas son, la raza geográfica, la raza local y la micro-raza. Una raza geográfica se refiere a un conjunto de poblaciones separado de otro conjunto por grandes obstáculos geográficos, como son los océanos o los grandes sistemas montañosos. Por ejemplo, los indígenas africanos del sur del Sahara forman una raza geográfica, así como los asiáticos que viven más o menos al noroeste de los Himalayas y en las islas cercanas a la tierra firme de China. Una raza local es un grupo que mantiene sus diferencias debido a obstáculos naturales o sociales. De este modo, la población indígena dravidiana del sur de la India, mantiene una identidad racial separada de la población India del resto del subcontinente, formando así dos razas locales. Una micro-raza es una población altamente localizada que, aunque no está geográficamente separada, tiende a criarse sin interferencia, permaneciendo de esta manera como grupo distintivo. Estas poblaciones se forman, por ejemplo, de pequeños pueblos pesqueros o comunidades selváticas cuyos miembros, si es que cambian, cambian muy poco. La lista siguiente de nueve razas (señaladas con números romanos) es semejante a la clasificación de Gran. Añadimos también algunas de las razas locales incluidas en cada una de las razas geográficas (designadas por números arábigos). I.

II.

III.

Europea 1. Europa del noroeste. 2. Europa del noreste (población de la región oriental del Báltico y la mayor parte de la región europea de la ex Unión Soviética). 3. Alpina (población del centro de Francia, sur de Alemania, Suiza, norte de Italia y de las regiones al este del Mar Negro). 4. Mediterránea (población de las regiones que rodean el Mediterráneo y de la península arábiga). 5. Irania (población de Turquía, Irán y demás regiones del alrededor). India 1. Drávida (población indígena del sur de la India). 2. Indica (población del resto de la India, Pakistán y Ceilán). Asiática 4

1. 2. 3. 4.

IV. V. VI.

VII.

VIII.

IX.

Mongoloide extrema (población de Siberia, Mongolia, corea y Japón). China del norte Tibetana Asiática del sureste (población del sur de la China, Tailandia, Birmania, Malasia, Indonesia y Filipinas). 5. Turca (población del occidente de la China y Turquestán). 6. Otras. Micronésica (sin subdivisiones). Melanésica-Papúa (población de Nueva Guinea y de la mayor parte de Melanesia). Polinésica 1. Polinesia (población indígena). 2. Hawaiana moderna. Amerindia (indígena americana). 1. Americana del norte. 2. Americana del centro. 3. Americana del sur. 4. Otras. Africana 1. Africana Oriental (población del África Oriental hasta Sudán). 2. Negra de la selva (población del occidente de África y de la mayor parte del Congo). 3. Bantú (población del África del sur y de las regiones adyacentes del África oriental). 4. Bosquimana y Hotentote (población aborigen del África del Sur). 5. Pigmea (población de baja estatura que habita en la selva ecuatorial). 6. Africana del Sur de color (población resultante de la mezcla de grupos europeos y nativos). 7. Otras. Australiana (incluye dos razas locales de aborígenes cazadores).

Mientras que algunas razas locales han estado aisladas desde hace mucho tiempo – por ejemplo, los bosquimanos y los hotentotes de África del Sur- otras han resultado de la mezcla racial de los últimos siglos. Los hawaianos modernos y las razas de color sudafricanas, mencionadas en la lista, son ejemplos de razas locales que han resultado de una mezcla racial reciente. La raza norteamericana de color (el negro americano) es otro ejemplo. Esta raza es el producto de una mezcla limitada, principalmente de europeos del noroeste y de varias razas africanas, durante los últimos siglos. Una comparación de las razas locales del noroeste europeo y del Mediterráneo es útil para indicar la naturaleza de sus diferencias genéticas. No obstante, tenemos que señalar categóricamente que las características que se muestran en el cuadro siguiente no se encuentran en cada miembro de las razas locales. El cuadro se 5

presenta únicamente para ilustrar la alta frecuencia con la cual aparecen ciertas características en cada una de estas poblaciones. RASGO FÍSICO

RAZA LOCAL Europa del noroeste Mediterránea

Indice cefálico Indice nasal Perfil nasal Labios Color de ojos Color del pelo Forma del pelo Color de piel Constitución física

De extensión media Extensión estrecha Recto Delgados Azul, gris o castaño claro Rubio o castaño claro Liso u ondulado Blanco o rosado Bastante alta

De extensión larga Extensión muy estrecha Recto o cóncavo Regulares Marrones Marrón oscuro y negro Ondulado o rizado Aceituna y marrón claro Relativamente baja

Lo que no es “raza” Para el antropólogo, raza no significa una población unida por un idioma común, una religión o cualquier otra característica cultural. Cuando se emplea la palabra raza en esta forma, en el mejor de los casos pierde todo su significado, y en el peor resulta desorientadora. Por esta razón, los antropólogos no están de acuerdo con un uso general de la palabra, como en las siguientes expresiones: “raza francesa”, “raza judía”, “raza eslava”, o “raza española”. En estos ejemplos la palabra está empleada para señalar un gran grupo de gente ligada por un lazo cultural común, ya sea histórico, religioso o lingüístico. Desde el punto de vista de un antropólogo físico, la mayoría de franceses pertenecen a una de las tres razas locales europeas: la nórdica (representada principalmente en el norte de Francia), la alpina (en el centro de Francia) y la mediterránea (en el sur del país). Por otra parte, bajo el mismo punto de vista, los españoles no pertenecen a una raza diferente de la de los portugueses, puesto que ambos grupos forman parte de la raza local del Mediterráneo. El mito de la raza pura ¿Qué se podría decir del mito de la raza “pura”? Esta doctrina figuró prominentemente en la ideología del nazismo y se justificó para justificar la exterminación de millones de inocentes. El concepto de “raza pura incorrupta” es una ficción total. Sin embargo, persiste con tenacidad debido a que mucha gente cree que la mezcla racial es genéticamente dañina y por consiguiente, indeseable. Debemos recordar que la mayoría de las razas han estado desarrollándose durante varios miles de años. En este periodo de tiempo ha habido varios contactos y han ocurrido constantes intercambios genéticos entre las poblaciones emigrantes. Esta entremezcla ha servido como agente dinámico a través del tiempo en el desarrollo del hombre. Aun en los tiempos más recientes, debido al aumento en el alcance y la 6

frecuencia de las migraciones, se han creado varios tipos físicos nuevos. Ya mencionamos uno de estos tipos, la raza local del norteamericano de color. Los representantes de otro tipo físico de origen reciente se encuentran en Sudamérica. Estos son los mestizos de Iberoamérica, individuos que descienden de antepasados europeos e indígenas americanos. Esta raza mestiza, también llamada “ladina”, existe en varios subtipos diferentes y forma la mayor parte de la población hispanoamericana. No existen razas “puras” en ningún lugar del mundo, aunque haya ciertas razas locales que hasta ahora han permanecido aisladas durante miles de años. Ya hablamos de los bosquimanos, hotentotes y aborígenes de Australia. Otra raza que ha debido vivir aislada es la de los ainos, del norte del Japón, la cual precedió con toda probabilidad a la de los japoneses actuales, pero hasta estas razas altamente aisladas han debido ser objeto de procesos de hibridización antes de aislarse. Mezcla de razas Se sigue pensando que la mezcla de razas persigue individuos indolentes e informales, con una capacidad cerebral inferior a la normal. No existe ningún tipo de evidencia científica para apoyar esta idea. La evidencia de los experimentos realizados con plantas y animales domésticos sugiere que un híbrido puede llegar a ser más vigoroso que cualquiera de sus parientes. Las cruzas de maíz o de tomate híbrido se caracterizan por su desarrollo superior y su mayor resistencia a las enfermedades. Los científicos se refieren a este fenómeno como al vigor híbrido. Sería muy difícil someter al hombre al rigor de los experimentos controlados y autentificar lo del vigor híbrido de las razas humanas mezcladas. Sin embargo, se podría discutir -sobre bases teóricas- que la cruza genética puede ser de verdadero valor biológico. Si suponemos que cualquier población establecida representa una selección sometida a la prueba del tiempo, de individuos particularmente bien adaptados, entonces, la cruza de dos grupos de poblaciones semejantes puede llegar a mejorar la condición de la generación sucesiva; esto es, claro está, con tal que las circunstancias bajo las cuales tiene que vivir la población híbrida sean compatibles con su constitución genética. Visto de otra manera, una crianza extendida y consistente puede llegar a reducir la variabilidad genética de una población, reduciendo de este modo su capacidad de adaptarse a un medio ambiente y su oportunidad para evolucionar. Raza y aptitud mental Otra cuestión que ha llamado mucho la atención últimamente concierne a la capacidad cerebral relativa de las razas humanas. ¿Existe evidencia para demostrar que los miembros de ciertas razas son superiores en “inteligencia innata”? La capacidad mental general de los individuos se mide normalmente con las “pruebas de inteligencia”. Hasta una cierta edad, el coeficiente intelectual de un 7

individuo se calcula dividiendo su edad mental (determinada por la prueba), por su edad cronológica (su edad real), y multiplicando el resultado por 100. Por consiguiente, un coeficiente intelectual de 100 representa una edad mental de 10 en un niño de años, y uno de 120, una edad mental de 12 en un niño de 10 años, y así sucesivamente. Los psicólogos y antropólogos están generalmente de acuerdo en que ninguna prueba de inteligencia empleada en la actualidad puede, de hecho, medir la “inteligencia innata”, y que es poco probable que se pueda jamás contar con semejante prueba. Lo que sí se puede medir con cualquier prueba de capacidad mental es la consistencia con la que responde un individuo, y según la propiedad, con base en un escenario cultural en particular. Por ejemplo, cuando se les pregunta qué palabra hay que añadir a la frase incompleta “guarde ………….. en la Iglesia”, casi todos los norteamericanos con ciertos antecedentes culturales contestarían sin vacilación “silencio”. Como resultado de su educación, estos individuos saben que hay que guardar silencio en la iglesia a menos que se les pida rezar y cantar. Empero, sería un error esperar igual respuesta de otros norteamericanos con antecedentes culturales diferentes. Por ejemplo, la mayoría de los negros del sur han aprendido un comportamiento distinto en la iglesia. Se supone que deben participar de manera más activa y audible, y los largos o frecuentes periodos de silencio indicarían una falta de compromiso, cuando no una completa indiferencia. La prueba con la que se pudiera comparar en serio la capacidad mental innata de pueblos con antecedentes culturales parcial o totalmente diferentes, tendría que estar exenta de toda tendencia cultural. Hasta ahora no se ha logrado elaborar una prueba semejante. No obstante, algunos se preguntarán si las diferencias culturales entre la gente nacida y criada en un mismo lugar -por ejemplo los Estados Unidosson suficientemente importantes para poner en duda la validez de las pruebas de inteligencia. La respuesta es un sí incondicional. Varios estudios han demostrado que los resultados de las pruebas típicas de inteligencia están evidentemente sometidas a los efectos de la educación de las personas examinadas, sin miramientos de raza. Es normal que el criarse en una familia de situación económica sólida suponga para el niño un beneficio importante en lo que concierne a su capacidad de aprender. Este niño adquiere la motivación necesaria para conseguir, por lo menos, el mismo rango que un adulto de su medio ambiente. Las escuelas de los barrios de situación económica alta tienden a estar mejor equipadas y tener mejor profesorado que las escuelas situadas en los barrios bajos. Lo que refleja los diferentes valores del coeficiente intelectual es, pues, una serie de circunstancias que en conjunto se denominarían “medio ambiente”, y no una diferencia innata en la capacidad mental de los diferentes grupos humanos. Estos hallazgos no están destinados a oscurecer el hecho de que los individuos varían en capacidad y ejecución, ya que estas diferencias individuales no tienen nada que ver con la raza.

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En resumen, no existe ninguna evidencia científica que apoye lo de la superioridad genética natural de algunos y la inferioridad de otros. Las diferencias que se afirma existe en ciertos grupos son resultados de ambientes sociales distintos. Ya se sabe que la pobreza y la falta de educación origina un círculo vicioso de privación y carencia. Esta es la razón por la cual hay más interés en Estados Unidos con respecto a la igualdad de oportunidad en lo relativo a la educación y en asegurar un medio ambiente decente para todos los ciudadanos, sin que influya la raza. Es evidente que la negligencia de estas cuestiones provoca una tremenda pérdida de recursos humanos inestimables y que deja sin cumplir la promesa que son los Estados Unidos de Norteamérica para millones de personas.

RESUMEN Aunque difieren los enfoques en la clasificación de las razas, los antropólogos están de acuerdo en que el término raza debe referirse únicamente a los grupos biológicos. Las clasificaciones tradicionales se han basado en fenotipos que normalmente distinguen tres estirpes raciales principales: la caucasoide, la negroide y la mongoloide. Muchos antropólogos de ahora están empezando a considerar el concepto de raza y por ende sus clasificaciones como si los pueblos fuesen criados lo suficientemente aislados unos de otros para originar tipos visiblemente diferentes. La clasificación moderna de razas de Stanley Gran es de este tipo; distingue entre raza geográfica, raza local y micro-raza. La evidencia científica de nuestros días ha destruido el mito de las razas “puras”. No sólo no existen estas en ningún lugar del mundo, sino que tampoco hay evidencia alguna acerca de la superioridad innata de ciertos grupos humanos. No hay nada que demuestre que la mezcla racial produzca individuos biológicamente inferiores o menos aptos que otros. No es la raza, sino la cultura, lo que da forma al curso y destino de la humanidad.

ANTROPOLOGÍA Zdenek Salzmann

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