Las Barriadas en El Peru

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INDICE

Introducción……………………………………………………………………………………………………..Pag 3 ¿Quiénes conforman las barriadas?......................................................................Pag 6 Periferia interior y barriadas en lima…………………………………………………………………Pag 8 Localización y delimitación del sistema de periferias interiores………………………..Pag 9 Barrios focos de vulnerabilidad…………………………………………………………………………Pag 12 Sobre el proceso de urbanización peruano……………………………………………………….Pag 13 El problema de la vivienda en Perú…………………………………………………………………..Pag 15 El reto de las próximas décadas………………………………………………………………………..Pag 19 Conclusiones…………………………………………………………………………………………………….Pag 21 Recomendaciones…………………………………………………………………………………………….Pag 22

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LAS BARRIADAS EN EL PERÚ

INTRODUCCION Al utilizar esta expresión se quiere destacar el asentamiento como producto de una modalidad particular de urbanización, esto es, de habilitación del suelo y edificación. Entendemos por barriada a la modalidad de urbanización en la que primero se habita y luego se urbaniza y se edifica. Legalmente, este tipo de urbanizaciones no puede ser considerado bajo la ley de barrios marginales y las leyes sucesivas sobre la materia. Sin embargo, y desde el punto de vista urbanístico, se trata de asentamientos con muchas características similares a las barriadas. De allí que, en determinados casos, se hable de “pueblos jóvenes y barrios similares”. Como se desprende de lo anterior, en estos casos, hay que hacer una distinción entre las urbanizaciones efectuadas por cooperativas y asociaciones que sí se encuadran dentro de la legislación y las que no. En los casos legales, la modalidad de urbanización es progresiva y no supone habitar antes de edificar, que es la característica que diferencia lo que consideraremos establecimiento urbano irregular del regular a lo largo del presente informe. Originalmente, las cooperativas tenían el propósito de propiciar la edificación de viviendas baratas. A fines de los setenta con el retorno a la vida democrática proliferan las ONG dedicadas a la promoción del desarrollo. En este periodo se publica dos estudios importantes en relación a las barriadas, los que reportan nuevos mecanismos en su ciclo de crecimiento siendo evidente la aparición de procesos de consolidación y de densificación y de reproducción. Estos estudios profundizan las críticas a las apreciaciones positivas sobre las barriadas. Cuando Fernando Belaúnde bautizó su iniciativa política con el nombre de Acción Popular, estaba remarcando y celebrando la capacidad de autogestión y de trabajo colectivo de los pueblos que visitaba. Su hermosa explicación fue que, cuando veía una obra en los pueblos y preguntaba quién la hizo, la respuesta que recibía era, "el pueblo lo hizo". En oposición a estos estudios en los años 80 ese mismo éxito autogestionario fue nuevamente descubierto y celebrado por Hernando de Soto en El Otro Sendero, quien describe las actividades y la organización de los ambulantes limeños. De Soto sugiere que los ambulantes son los únicos verdaderos capitalistas en el Perú y afirma que el gobierno y los negocios formales tienen mucho que aprender de él. De pasada se refiere a las barriadas y señala que estas constituyen un ejemplo más dramático de empresa popular y de iniciativa y que son parte del mismo sector informal de la economía nacional. En la parte final de El otro Sendero se concluye que los informales no son, como creen la izquierda y la derecha, un problema: más bien, un problema que contiene aparentemente su propia solución.

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En esta perspectiva sin embargo se debe de señalar que el sector informal actualmente está estimado en 900.000 microempresarios urbanos y rurales. Como podrá verse, el aporte de los informales a la economía nacional es sorprendentemente enorme. Generan inversión, mercado de trabajo, crecimiento de la pequeña empresa y un capital social valioso para la formación de la comunidad pero que se localiza en condiciones de insalubridad y de creciente riesgo a las cuales debe de prestarse atención. Jean Claude Driant planteo en 1991 la critica a las apreciaciones positivas sobre las barriadas en la línea de las críticas formuladas por Riofrío y Arnillas y sus recomendaciones permanecen vigentes todavía.

BARRIADAS DE LIMA (SEGÚN J. C. DRIANT)

Entre 1940 y 2017, la población peruana pasa de 7 millones a más de 31 millones. La década de 1970 presentó la mayor tasa de crecimiento: 2,8%. Como la migración internacional ha sido poco relevante hasta los años 1980, el factor central en el crecimiento poblacional de las décadas de 1960 y 1970 fue la caída de la mortalidad. El Perú presenta, al promediar la década de 1980, un rostro nuevo cuyos rasgos se perfilan con creciente nitidez en el mundo popular de la barriada y que es obligación del antropólogo comenzar a describir.

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Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1940, 1961, 1972, 1981, 1993, 2005, 2007 y 2017.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática - Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1940, 1961, 1972, 1981, 1993, 2007 y 2017.

A principios de dicha década, no solo se recuperaba la democracia, se instauraba la constitución de 1979 y era elegido un gobierno civil a través de elecciones libres; sino también, lima había sido desbordada por las migraciones, los servicios públicos colapsaron y las instituciones eran incapaces de responder a las democracias sociales. En paralelo, el país ha vivido un rápido proceso de urbanización: la población que vive en las ciudades pasó de 35% en 1940 a casi 73% en 2005. Estos cambios rápidos y sustanciales en la dinámica demográfica peruana constituyen el telón de fondo en el que se desarrolla la sociedad en estas décadas, y presentan además difíciles retos en la provisión de bienes públicos. También se constituyeron mecanismos simultáneos de autoridad y de relaciones sociales y economía informales, con reglas y practicas propias de la cultura andina, donde el estado no tenía espacio.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática - Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1940, 1961, 1972, 1981, 1993, 2007 y 2017.

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LAS BARRIADAS EN EL PERÚ ¿QUIENES CONFORMAN LAS BARRIADAS?

Estos grupos están compuestos por segmentos de la población que ocupan los niveles inferiores dentro de la estratificación social urbana (obreros de construcción, fabriles, artesanos, choferes, conserjes, guardianes, vendedores de tiendas, mercados o ambulantes). Migrantes de todas las regiones del país para buscar un futuro prometedor. Matos Mar señala que en un espacio social dominado por las masas que confluyen de todo el país aportando y combinando toda la multiplicidad de las tradiciones culturales del Perú provinciano afloran los islotes culturales de la elite que ahora se rinden a patrones europeos o norteamericanos de la sociedad post industrial. Señala que en el campo de la cultura el proceso es paralelo y que la cultura de la elite se encuentra en retroceso abriendo paso a una cultura peruana en formación que gravita fuertemente hacia lo andino disolviendo la vieja ilusión criolla de la identidad nacional. Dibujada así la metrópoli se requiere de un urbanismo adecuado a ella, siguiendo a Matos Mar se deberá entrar en dialogo con ella, para responder adecuadamente y no seguir contribuyendo a construir la ciudad ilegal. Es evidente que glorificar la iniciativa popular no puede continuar de pretexto para justificar la inacción del Estado y no puede permanecer exclusivamente como fundamento ideológico en relación al problema urbano del Perú. En estos cincuenta años de crecimiento de las barriadas en el Perú encontramos que este modelo personificado por Villa el Salvador no es una solución aceptable ni que tampoco es una fase transitoria hacia la construcción de la utopía urbana. En el fondo de la cuestión está el que el instrumento estratégico más importante de defensa de la ciudad ha quedado deslegitimizado y el propósito de controlar el desarrollo de la ciudad y corregir sus tendencias negativas no ha sido posible hasta el presente. Aldo Panfichi señala que frente a situaciones como la descrita y ante las reformas estructurales demo liberales que redefinen el papel económico del estado y su relación con la sociedad surge el nuevo papel y rol de la sociedad civil como una esfera social autónoma del Estado y del mercado, en la que las asociaciones civiles y los movimientos sociales luchan por defender y extender la vigencia de sus derechos y profundizar la democracia, en una construcción social relativamente nueva 45. En 1981 había 821 458 viviendas en la conurbación de Lima y Callao. De ellas, el 9.6 % era tugurios y el 29.6 % estaba localizado en barriadas. Para 1990, se estima que la población de Lima y Callao asciende a 6.5 millones de habitantes, de los cuales el 30 % habita en barriadas. El porcentaje de población que vive 6

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en tugurios es materia de discusión y no hay datos para estimarlo adecuadamente. No obstante, suponemos que un 20 % de la población de Lima vive en viviendas inadecuadas del tipo tugurio. Desde la década de los sesenta hasta la de los ochenta, el Estado ha concedido terrenos a precios simbólicos en una amplia reserva desértica de tierras existente en las zonas de crecimiento de la ciudad con el objetivo de frenar el avance de nuevas barriadas, sin embargo, estas políticas no frenaron la creación de nuevas barriadas cada día, en la actualidad lima debido a la explosión demográfica y las migraciones internas a Adquirido una nueva configuración territorial.

De lo anterior se deduce que las barriadas no solamente tienen una presencia masiva en la ciudad, sino también que hay barrios de reciente formación y barrios muy antiguos con las características de barriada.

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PERIFERIA INTERIOR Y BARRIADAS EN LIMA El concepto de Periferia Interior al que se hace referencia en este trabajo se basa en la definición que aporta Kapstein: Es el sistema formado por aquellos espacios urbanos degradados que se ubican en el centro de una ciudad, correspondientes a zonas de una antigua periferia que quedó congelada en el tiempo: el crecimiento de la trama urbana atravesó esta zona en su recorrido, olvidando su desarrollo y atrapándola en medio de la ciudad, lo que le asigna la condición de límite entre áreas de distinto uso y categoría. A partir de la anterior definición se hace necesario recordar la visión sistémica con la que se consideran las periferias interiores en este trabajo. En este sentido, el concepto de intersticio aportado por Hannerz se relaciona con el de Periferia Interior, ya que ésta se configura a partir de aquellos intersticios urbanos que pertenecen a espacios situados entre un lugar y otro. La capacidad de reunir barrios vulnerables, industrias en desuso, áreas abandonadas, terrenos eriazos y espacios naturales contaminados o degradados, proviene de esta condición intersticial que tiene el sistema de periferias interiores. Por otro lado, el concepto de barriada alude a la organización de pobladores carentes de vivienda que ocupan un terreno y actúan colectivamente para autor resolver sus problemas de habilitación urbana y de organización social. Dicho concepto del hábitat popular peruano, según Matos nace en Lima entre 1945 y 1949, periodo que corresponde a la intensificación de migraciones andinas hacia las ciudades costeras. En dicho intervalo de tiempo, Asimismo, comenzó la invasión organizada de terrenos. La elección del periodo de estudio se refiere a la formación de periferias interiores en Lima. Dicho proceso se dio entre 1940 y 1981, ya que en dicho periodo el crecimiento de la ciudad fue más acelerado que durante el resto del siglo XX (ver tabla de la figura 1), formándose la unidad metropolitana que hoy conocemos, salvo algunas diferencias de tamaño y población dadas por nuevas invasiones en el norte y en el sur de la ciudad, posteriores al año 1981. El sistema de periferias interiores de Lima se compone de barrios vulnerables relacionados entre sí por límites que asignan una continuidad entre estos barrios. Dichos barrios corresponden a barriadas históricas que pueden estar consolidadas o a medio consolidar, pero que tienen en común su posición céntrica en la ciudad y su cercanía al cauce del río Rímac.

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LOCALIZACIÓN Y DELIMITACIÓN DEL SISTEMA DE PERIFERIAS INTERIORES Se partió localizando un sistema de periferias interiores ubicado en sentido Oeste-Este (desde el mar a los cerros), apoyado por el recorrido del río Rímac y adyacente al núcleo histórico de la ciudad. Este sistema urbano se configura como una unidad por los elementos que lo componen y le otorgan continuidad (como el río Rímac y algunas vías de circulación) pero, al mismo tiempo, se presenta como un universo altamente fragmentado, compuesto por partes diferenciadas que no quedan articuladas entre sí. En cuanto a la realización de una primera definición del perímetro de la zona, este se ha perfilado siguiendo las calles que marcaban un cambio en la ocupación del suelo. Cuando esto no ha sido posible, se ha identificado el nivel de cotas que definen un cambio en la pendiente, determinando zonas todavía sin ocupar, tal como se ha hecho en la zona del cerro San Cristóbal (ubicado en la zona B en el plano de la figura 3). Identificación del sistema de periferias interiores

Fuente: Plano de elaboración propia en base al plano de Lima del Instituto Geográfico Nacional, año 2012.

El sistema de periferias interiores reconocido puede dividirse en tres grandes zonas. Todas ellas formaron parte de la periferia norte de Lima durante el proceso de expansión de la ciudad dado durante el siglo XX: - A. La zona oeste adyacente al curso del río Rímac, entre la avenida Elmer Faucett y el puente de la calle Alfonso Ugarte, formada por parte de los distritos de Callao, San Martín de Porres y el Cercado de Lima; - B. La zona compuesta por parte de los distritos de Rímac y San Juan de Lurigancho ubicados en el lado norte del río; 9

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- C. La zona sur del río que queda delimitada por el río Rímac, la vía del Evitamiento, parte de la carretera Central, avenida Nicolás Arriola y avenida México hasta Grau. Esta zona es la más amplia e integra la mayor parte del distrito de El Agustino y parte de los de Santa Anita, Ate Vitarte y La Victoria. La delimitación inicial se corrigió posteriormente a través de un estudio cartográfico que tuvo por objeto definir un perímetro para el sistema de periferias interiores de Lima (figura 4: imágenes a, b, c, d y e). El trabajo, básicamente, consistió en representar los límites periféricos (en blanco) y los límites internos de cada año20 (en rojo) en cada uno de los planos de los años estudiados (1940, 1950, 1961, 1972 y 1981). La población total de lima norte es 2,568,536 hab. y equivale al 25.5% de la población total de lima metropolitana que es 10,057,726 hab.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática – Censos Nacionales de Población y Vivienda 2017.

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Los ocho distritos de lima norte: Lima Norte (Cono Norte) es el segundo con más población después de Lima Este (Cono Este). El distrito de San Martín de Porres destaca con un 27% de toda la población de Lima Norte.

Los nueve distritos de lima sur: Lima este (cono este) es el primero con más población precedido por lima norte (cono norte). EL DISTRITO DE San juan de Lurigancho destaca Con un 41% de TODA LA Población de lima este y además es el más poblado de lima metropolitana. La población total de lima este es 2,716,922 hab. y equivale al 27% de la población total de lima metropolitana que es 10,057,726 hab.

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Los nueve distritos de lima sur: Lima Este (Cono Este) es el primero con más población precedido por Lima Norte (Cono Norte). El distrito de San juan de Lurigancho destaca con un 41% de toda la población de Lima Este y además es el más poblado de Lima Metropolitana.

BARRIOS FOCOS DE VULNERABILIDAD La ubicación de los barrios analizados queda referida en el siguiente plano de Barrios Focos de Vulnerabilidad (figura 6). Estos barrios focos de vulnerabilidad corresponden a las antiguas barriadas de esta zona de Lima que desde sus orígenes hasta el presente han sufrido un doble proceso; por un lado, se han consolidado en tanto han obtenido los servicios básicos y en muchos casos, también la pavimentación e iluminación de sus calles, pero por otra parte, los problemas de vulnerabilidad que los caracterizaron desde sus inicios se mantienen o se han hecho más pregnantes, como la delincuencia y la falta de seguridad, el riesgo físico por un mal emplazamiento o la falta de accesibilidad. Plano de relaciones entre los barrios focos de vulnerabilidad del sistema de periferias interiores

Fuente: Elaborado Paula Kapstein.

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Se considera como un barrio foco de vulnerabilidad a aquella barriada de más de cincuenta años de antigüedad, cuyo origen es informal, y que presenta carencias en sus aspectos de configuración física y urbana, todo lo cual incide en una baja calidad de vida, en la existencia de problemas sociales, en una pobreza endógena, en un entorno medioambientalmente contaminado y en la obsolescencia de las estructuras urbanas que contiene. Al mismo tiempo, por su propio desorden y fragmentación, estos barrios son capaces de incidir en la degradación de los otros barrios contenidos en el sistema de periferias interiores. Es decir, los barrios focos de vulnerabilidad son aquellos que presentan la mayor degradación dentro del sistema de periferias interiores, el cual en total integra diez barrios vulnerables. Los barrios identificados como focos de vulnerabilidad ubicados dentro del sistema de periferias interiores son: Villa María del Perpetuo Socorro (Cercado de Lima, zona de la MIRR), Leticia (Rímac), Las terrazas de Catalina Huanca (El Agustino) y San Cosme (La Victoria). A continuación, se presenta un breve análisis del último de ellos, San Cosme, que por su propia configuración geomorfológica se presenta como una Periferia Interior contenida dentro de otra Periferia Interior de mayor tamaño. El sistema de periferias interiores se compone de tres subsistemas, que pueden verse en el plano de la figura 6 de izquierda a derecha: el primero se forma por San Martín de Porres y Mirones, y el otro se compone de San Martín de Porres y Villa María; a continuación el siguiente subsistema se compone de parte de San Juan de Lurigancho, Leticia y Cantagallo y se relaciona con Barrios Altos, situado al otro lado del río Rímac; y el último de ellos se aleja del río y se compone de cuatro barriadas: Las Terrazas de Catalina Huanca, San Pedro de Ate, San Cosme y El Pino. Este último subsistema queda integrado por algunas avenidas que le dan continuidad: las avenidas México y Riva Agüero que recorren desde el centro de la ciudad hacia El Agustino y, por otro lado, la Vía del Evitamiento que permite la circulación vehicular por detrás del cerro y su enlace al resto de la ciudad. Este subsistema se sitúa en una posición periférica en el sistema de periferias interiores. En el plano de la figura se aprecian los barrios focos de vulnerabilidad. En la zona que va de la Av. Caquetá a Callao el barrio de mayor vulnerabilidad es Villa María del Perpetuo Socorro, en la zona central el barrio de mayor vulnerabilidad es Leticia, y en la zona de El Agustino hay dos focos de vulnerabilidad: Las Terrazas de Catalina Huanca y San Cosme.

EL PROCESO DE URBANIZACIÓN PERUANO En América Latina el proceso de crecimiento urbano se ha visto fuertemente influenciado por las migraciones desde las zonas rurales a las ciudades (dadas desde las primeras décadas del siglo XX hasta inicios de la década de los noventa en muchos casos), lo que ha generado altas concentraciones urbanas. El proceso de urbanización peruano gráfica, de un modo peculiar, el devenir latinoamericano. La gran influencia de la presencia de Los Andes en medio del territorio se 13

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evidencia en el lento desarrollo agrícola del país y en la falta de accesibilidad dada entre los poblados serranos, y entre ellos y el resto de ciudades situadas en la costa, todo lo cual incide en el retraso del proceso de urbanización peruano con respecto a otros países de Latinoamérica. Por otro lado, con respecto al estado de la cuestión de este estudio, se considera el periodo dado entre 1940 y 2007. El año 1940 corresponde al momento en que se intensifican las migraciones hacia Lima, quedando dicho aumento poblacional registrado en el censo de aquel año; y el año 2007 corresponde al último año del censo poblacional realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú (INEI). Desde 1940 al año 2007, la relación entre la población rural y urbana del Perú se ha invertido: de un 65% de población rural frente a un 35% de población urbana en 1940, a un 24% de población rural frente a un 76% de población urbana en 2007 (véase tabla 1 de distribución de población entre los censos de 1940 y 2007). Como puede apreciarse en dicha tabla, en el Censo del año 1961 la población del Perú alcanzó un reparto equilibrado entre lo rural y lo urbano, para invertirse la tendencia ya en el censo de 1972, cuando la población comenzó a ser mayoritariamente urbana. Esta observación se verifica analizando los datos que se presentan en la tabla 2, donde se aprecia que en el periodo dado entre 1961 y 1972 la tasa de crecimiento promedio anual de la población urbana fue de un 5,1%, la más alta de las últimas décadas.

Tabla 1. Distribución de población urbana y rural del Perú en años censales desde 1940 a 2007

Datos

1940

1961

1972

1981

1993

2007

Población censada

6.207.967

9.906.746

13.538.208

17.005.210

22.048.356

27.412.157

Población urbana

2.197.133

4.698.178

8.058.495

11.091.923

15.458.599

20.810.288

Población rural

4.010.834

5.208.568

5.479.713

5.913.287

6.589.757

6.601.869

% urbana

35,39

47,42

59,52

65,23

70,11

75,92

% rural

64,61

52,58

40,48

34,77

29,89

24,08

Fuente: INEI, 2008.

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Tabla 2. Tasas de crecimiento promedio anual de la población censada según área de residencia

Área residencia

1940 - 1961

1961 - 1972

1972 - 1981

1981 - 1993

1993 - 2007

Total

1,9%

2,8%

2,6%

2,0%

1,6%

Urbana

3,7%

5,1%

3,6%

2,8%

2,1%

Rural

1,2%

0,5%

0,8%

0,9%

0,01%

Fuente: INEI, 2008.

Entre los años 1940 y 2007 la población urbana del departamento de Lima y de la provincia constitucional del Callao se multiplicó por trece: de 711.441 a 9.152.700 habitantes; y, en cuanto a su extensión, la ciudad pasó de ser un núcleo relacionado con otros poblados como Callao y Chorrillos a constituir un área metropolitana de 266.467 Ha, multiplicando en este periodo su superficie por cuarenta y tres. Estos datos permiten comprobar una realidad que se aprecia a simple vista al recorrer la unidad metropolitana de Lima y El Callao: la ciudad presenta un crecimiento en extensión, difuso e insostenible en lo medioambiental pero también en cuanto a su estructura urbana. Los factores que sustentaron este crecimiento explosivo y difuso pueden resumirse en lo siguiente: emplazamientos apropiados para un crecimiento informal, un clima benigno y una legislación de suelos que facilitó el acceso a tierras no utilizadas. Con respecto a la legislación estatal, según Driant, históricamente ésta ha reforzado los fundamentos físicos de la estratificación residencial limeña, contribuyendo ampliamente al crecimiento expansivo de la ciudad. El poder colonial estableció una legislación mediante la cual las tierras no trabajadas regresaban al Estado y después de casi cinco siglos este principio sigue vigente. Además, según Riofrío, el Estado peruano no desarrolló una política de vivienda adecuada para los sectores populares durante el siglo XX; la solución a la que se optó consistió en dar libertad para que estos sectores ocuparan terrenos y construyeran barriadas, mientras los intereses privados no se viesen afectados. En cuanto a la desigualdad referida al tamaño y a la población de Lima en comparación con el resto de ciudades peruanas, se trata de una cuestión que responde al gran peso alcanzado por Lima en la economía nacional durante la segunda mitad del siglo XX. Según Gonzales de 15

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Olarte el intenso flujo migratorio hacia ella es el aspecto más visible de su crecimiento, en cambio, lo que resulta menos visible es la movilidad de recursos y de capitales del resto de regiones y desde el extranjero hacia Lima, lo cual ha contribuido a reforzar un proceso de acumulación de capital relativamente mayor al del resto de regiones. EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA EN PERÚ La economía peruana en la última parte del siglo XIX y primeras décadas del XX, se sustentaba en la producción agrícola y en la exportación de materias primas tales como el guano, la caña de azúcar y después el caucho. Paralelamente, las necesidades de la vida moderna llevaron al desarrollo de una incipiente industria que congregó a un naciente proletariado urbano. En ese contexto, en los años veinte, las ciudades se modernizaron -se construyeron grandes avenidas al estilo haussmaniano y se remodelaron edificios de carácter histórico-; y se construyeron casas para empleados y obreros -en el caso de Lima, en las localidades del Rímac y en el puerto del Callao-. En materia de vivienda social, algunas instituciones se encargaron de la construcción, alquiler y supervisión de la higiene de las viviendas de los sectores de menores recursos. Tal es el caso de la Beneficencia Pública de Lima, que construyó entre 1928 y 1942, 22 edificios en barrios periféricos del Centro de Lima. CUADRO N° 01: Obras ejecutadas durante el Gobierno de Benavides. DENOMINACIÓN

NÚMERO DE VIVIENDAS

Barrio Obrero de La Victoria

60 casas independientes

Barrio Obrero del Rímac

44 casas independientes

Barrio Obrero Av. Bolognesi II

16 casas independientes-Block de 40 departamentos

Barrio Obrero Av. Bolognesi II

Block con 206 departamentos

Fuente: Sánchez, Abelardo. El laberinto de la ciudad – Políticas urbanas del estado 1950-1979. DESCO. ssLima. 1980. Pág.113.

Esta experiencia, aunque limitada, fue uno de los primeros aportes estatales destinados a abordar el problema de la vivienda. Sin embargo, debido a que no se trató de una respuesta integral, no consiguió influir directamente en la solución del problema de la vivienda. "Su gran acogida tuvo como inconveniente su limitada oferta respecto del número de beneficiarios y costos". Así, en los años posteriores, la construcción de nuevas viviendas destinadas a obreros fue sobre todo producto de la presión social. 16

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Los cambios políticos y económicos, tanto nacionales como internacionales de la segunda post guerra favorecieron la concentración poblacional en las ciudades capitales, lo que indujo a un acelerado proceso de migración entre los años 40 y 60. Uno de los productos principales de este fenómeno fue la aparición de las barriadas. "A partir de la segunda mitad de los años 40 las barriadas conocen dos ubicaciones preferenciales [en Lima]: los cerros que bordean el centro de la ciudad al noreste y las márgenes del Rímac al este. Es claro que en esta elección dos variables han sido determinantes: el bajo valor de los terrenos y la proximidad a zonas de actividad". El tema de las barriadas en el Perú es necesario comprenderlo en su especificidad debido a la cantidad de habitantes que tienen y al fuerte grado de cohesión social que se ha presentado históricamente en cada una de ellas. "Las "barriadas" son responsables por una parte considerable del crecimiento urbano del área metropolitana y de la creciente dimensión de las ciudades peruanas en general. En el caso concreto de Lima allí vive aproximadamente la cuarta parte de la población "capitalina" en alrededor de 100.000 viviendas construidas fundamentalmente por el esfuerzo de sus pobladores y sin ayuda económica o técnica de parte del Estado. Debe destacarse el hecho de que el aporte de los pobladores de "barriadas" a la solución del problema de la vivienda ha sido comparativamente mucho mayor que el aporte organizado de la sociedad a través del Estado". Por otro lado, la fuerte presión poblacional por acceder a una vivienda cerca de las zonas de mayor actividad económica, ha generado, entre otras causas, la toma de terrenos públicos o privados por parte de la población sin control real de la autoridad, que más bien ha alentado esta iniciativa como una solución al problema de la vivienda. Estos terrenos han estado ubicados preferentemente en las márgenes de ríos, laderas de cerros o grandes lotes baldíos periféricos a la ciudad. En 1940, la propuesta de las unidades vecinales formó parte del Programa Nacional de Vivienda de aquella época. Diez años más tarde, este programa consideraba que la construcción de siete Unidades Vecinales adicionales ayudaría a solucionar de manera significativa el problema de la vivienda y el surgimiento de nuevas barriadas en Lima. En efecto, hasta mediados de la década del 50, la concepción de vivienda para sectores de bajos ingresos estaba resumida en el concepto de Conjuntos Habitacionales construidos por el Estado. Pero esta oferta aún no llega a seleccionar de manera precisa el mercado al cual quiere atender. Es así como se construye tanto en la periferia de la ciudad como en zonas urbanas consolidadas. Destacan en este sentido la Unidad Vecinal de Matute (ubicada en un distrito popular, La Victoria) y el Grupo Miraflores (localizado en un distrito de mayor nivel económico, Miraflores). El sistema de financiamiento dependía en muchos casos de préstamos internacionales y el costo de las viviendas no era favorable para los sectores pobres de la sociedad. En el caso de la Unidad Vecinal de Matute, la adjudicación fue por sorteo, y los pagos tenían una duración de 15 años en promedio. Por un departamento de 17

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70 m2., la mensualidad era de 350 soles, que representaba en esa época, más del 50% del salario mensual promedio de un obrero. A inicios de la década del 60 se suscitaron los primeros disensos en torno al enfoque del problema de la vivienda en el país, las necesidades del público usuario y el rumbo que debían tener las políticas de vivienda del Estado. El arquitecto Adolfo Córdova, en su informe "La vivienda en el Perú", encargado por la Comisión para la Reforma Agraria y la Vivienda afirmaba ya en esa época que: "…la magnitud y gravedad (del problema de la vivienda) son mayores de lo que generalmente se estima. Se puede asegurar que más de la mitad de la población metropolitana requiere de una nueva vivienda pero que, al mismo tiempo, no menos del 75% está en las actuales circunstancias en incapacidad de pagar el alquiler comercial que significaría una vivienda mínima aceptable…" Para esos años los gobiernos tenían dos actitudes diferenciadas con respecto al problema de la vivienda: a) Para los sectores de bajos recursos, el asistencialismo y la construcción de unidades de vivienda de bajo costo, como en el caso del "… Gobierno de Prado (que) abrió una opción pragmática por el apoyo a las barriadas, patentizada no sólo en su reconocimiento legal, sino en el apoyo técnico que no fue acompañado por sustanciales obras en la vivienda construida" b) La introducción de programas de vivienda para sectores medios a través del financiamiento vía el Sistema Mutual. Esta doble actitud, la política de dos caras, en palabras de Gustavo Riofrío, sentó las bases estructurales del actual crecimiento urbano en Lima, "El intento de transformar los asentamientos barriales en urbanizaciones populares o Ciudades Satélites, fue el proyecto y el fracaso del régimen en materia de vivienda. Llevó a cabo la construcción masiva de chalets para la pequeña burguesía urbana y empujó hacia los extremos la expansión popular a través de estas Ciudades Satélites, que en algunos casos no eran otra cosa que barriadas que no querían serlo pero que lo fueron, como Ciudad de Dios". Vale precisar que en esa época se construyeron 3 "ciudades satélites", San Juan, Ciudad de Dios y Ventanilla. Los programas constaban de lotes económicos con servicios básicos. Hacia los primeros años de la década de los sesenta, las políticas públicas de vivienda se afianzaron en la construcción de vivienda para sectores medios, favoreciendo la presencia de financieras y constructoras privadas. Paralelamente los sectores populares consolidan las barriadas y obtienen los servicios básicos, tales como agua y energía eléctrica. Pero sobre todo es en estas zonas donde el crecimiento urbano de Lima cobra mayor importancia, 18

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tanto en área de terreno como en densidad poblacional. En la década de los setenta, influido por las propuestas de Turner y de Delgado, el Estado inició programas de renovación urbana, des - tugurización y reubicación de excedentes dirigidos al mejoramiento de la vivienda, como fue el caso de la remodelación de la sexta zona del distrito de El Agustino.(9) Otro tipo de iniciativa fueron el Lote básico y Lote tizado, impulsados por diversos organismos multilaterales. "Es impresionante la cifra de 12.966 lotes tizados en solo tres años frente a 13.565 casas en […los primeros…] nueve años", dicen Sánchez y Calderón comentando esta modalidad. Se repetía de una nueva forma el fenómeno de los Barrios Obreros de la década del 30: Los conjuntos carecían del equipamiento social adecuado, integración vehicular con el centro de Lima, y una actividad laboral y comercial que hicieran sustentables a los mencionados conjuntos. La construcción de viviendas en nuevos núcleos urbanos, prácticamente aislados de la actividad productiva, industrial y comercial, no solucionaron los problemas existentes debido principalmente a que no existía "trabajo" cerca de estos núcleos. En relación a las políticas de inversiones en estos años, un estudio de la UNICEF concluye que: "Existe una desvinculación entre los planes urbanos, la política de inversiones y la acción generada por el fenómeno barrial, situación está que ha llevado a una suerte de "planificación a posteriori", de altísimo costo social y económico. Este marco político-institucional ha contribuido a establecer una acción estatal, fragmentaria, discontinua e inestable, determinando la dispersión de los esfuerzos sectoriales y la frustración de la participación de la población en la satisfacción de sus propias necesidades". En ese contexto, el financiamiento para la vivienda estatal priorizó a los sectores medios. El Banco de Materiales sin embargo siguió prestando apoyo a nivel nacional para la autoconstrucción, pero en menor escala que en la década anterior. Como consecuencia, empezaron a aparecer instituciones financieras privadas como Karpa, que no tuvieron éxito debido a las altas tasas de interés, al bajo nivel de endeudamiento del posible beneficiario, y a las altas tasas de morosidad que se presentaron.

EL RETO DE LAS PROXIMAS DECADAS A partir de estas consideraciones, expuestas sumariamente, conjugando y coordinando la participación de los mejores especialistas y técnicos del país en múltiples campos, aunando esfuerzos, dialogando, enfrentando racionalmente la emergencia espontánea y contestataria de la provincia y la de los sectores populares y medios urbanos limeños, teniendo presente la heterogeneidad de la realidad nacional y tomando en cuenta los grandes problemas estructurales existentes y los recientes que enfrenta el país, es posible 19

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en torno a un proyecto nacional de desarrollo, aprovechar la coyuntura extraordinaria que significa vivir en un mundo globalizado donde es viable consolidar una Sociedad Nacional Emergente a fin de forjar el nuevo Perú del siglo XXI. La descentralización constituye en este escenario la gran oportunidad para lograr un Perú regionalizado, todo un cambio estructural como aporte al desarrollo. El proceso de globalización es otra extraordinaria oportunidad que debemos saber utilizar y aprovechar. Para esto es necesario un buen gobierno con liderazgo nacional, decisión y toma de conciencia generalizada para que esto sea posible. En torno a una idea, plan y modelo, programando una serie de actividades sectoriales que en los próximos años planificadamente puedan desenvolverse simultánea, activa y coordinadamente, e incidiendo en la resolución de una serie de problemas básicos y necesarios que desencadenen procesos de cambios estructurales, es posible forjar una emergente sociedad nacional desarrollada como cada día más y más países en desarrollo están logrando. Es decir, continuar el desborde popular y convertirlo en un desborde y despertar nacional. El Perú Oficial, el poder nacional, los empresarios, los partidos políticos, los universitarios, los profesionales, las múltiples organizaciones limeñas y provincianas, la nueva sociedad civil deberán continuar el camino iniciado en la década de 1940 comenzando con una transformación estructural del Perú tomando en cuenta la gesta y los logros que el gran conjunto de sectores populares y medios en desborde ha creado a lo largo de nuestra historia corta de setenta años. En las últimas siete décadas han logrado que el Perú, la capital centralista limeña y las ciudades principales tengan otro rostro acorde con la realidad pluricultural y multilingüe integrada en una nueva sociedad nacional que ellos han contribuido fundamentalmente a crearla. Saber cómo ellos, los migrantes en la sede del poder, los nuevos limeños han contribuido, junto a los sectores populares y medios provincianos, a potenciar el crecimiento nacional y como nuevos ciudadanos nacionales constituir el más importante conjunto que apoya y estimula el desarrollo nacional y la posibilidad de convertir al Perú en uno de los primeros países emergentes de América del Sur. Todo ello al margen de ideologías y de partidos políticos, solamente enfrentados contestatariamente al Perú Oficial con su sola presencia, su pertenencia a un espacio milenario, su propio estilo de vida social y cultural y un rechazo a la cultura institucional como una contracultura, constituyendo un gran conjunto nacional de éxito como no sucedió con los gobiernos, las fuerzas armadas, la iglesia y los partidos e ideologías políticas durante todo el proceso republicano. Una historia jamás imaginada, lejos de la mente del Perú Oficial y de sus gobernantes. Los otros, los de abajo, rurales, pobres y discriminados desde el siglo XVI, presentes por su propia decisión en el escenario nacional contribuyendo al surgimiento, nuevamente como en el pasado, de un espacio desarrollado, recreando sus potencialidades, conocimientos y supervivencias tradicionales, aportando un extraordinario capital humano cultural y social de hombres y mujeres, para participar en un mundo globalizado en conjunción con los empresarios nacionales y extranjeros, el poder económico nacional, la pujanza cada vez más creciente de la gran metrópoli limeña, el desarrollo alcanzado en el área costeña y el despertar y presencia de la provincia peruana como un todo. Demandando al Perú Oficial, acorde con su estilo cultural y social propio de haber sido integrantes de una patria antigua, 20

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una reorganización y cambios estructurales, apoyo, integración, conjunción de ideales y objetivos, y una visión e idea de cómo aprovechar el momento favorable para ser una sociedad nacional andina con un crecimiento económico sorprendente y sostenido durante más de una década para cambiar el actual sistema y rumbo del Perú Oficial, adecuándolo al mundo globalizado y a la realidad latinoamericana, congregando a la sociedad civil en un esfuerzo común, en un gran pacto o frente nacional por el desarrollo y la democracia y la eficaz gobernanza.

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CONCLUSIONES Todo nos indica que por primera vez en la historia del país colonial y republicano los espacios físico y social se presentan en la nueva Lima, como verídicas imágenes de los espacios físico y social de la totalidad peruana. Lima dominada por las barriadas en constante expansión, los tugurios, los barrios decadentes y las urbanizaciones populares rodean islotes residenciales que contrastan por su lujo y bienestar, con la casi total carencia de servicios y la precariedad del hábitat popular urbano. Esta imagen descrita en 1984 sigue vigente, pero adquiere mayor dramatismo al haber pasado cerca de veinte años y no haberse actuado frente a esta problemática en forma central y haberse dejado a su suerte y sin norte a todo el urbanismo popular no solo de Lima, sino de todas las ciudades del país.

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RECOMENDACIONES Aquí se debe insistir en que los orígenes económicos y sociales de las desigualdades en materia de hábitat permanecen vigentes y es condición básica actuar para resolver el problema estructural de la pobreza como punto Inicial para partir en la orientación de esta política urbana. Para cambiar la forma de hacer ciudad se requiere de un nuevo contexto económico que permita superar las demandas básicas y que posibilite atender las demandas por calidad urbana. Esta política urbana parte por establecer complementariamente una política de acondicionamiento territorial de todo el territorio nacional, hoy abandonado a la suerte de que el libre mercado lo organice sin norte, debido a que no se dispone de una política urbana explicita que reformule los dispositivos que rigen los sistemas de planeamiento, incorporando el diseño y la planificación urbana a las iniciativas privadas mediante mecanismos de desarrollo urbano adecuados a las condiciones locales y de sistemas normativos flexibles. La reforma debe abrir espacios a la gestión y a las iniciativas urbanas, recuperando la formulación de planes, proyectos y obras en la escala y dimensión que requiere nuestra ciudad, integrando la planificación, el diseño, la gestión y el mercado para lograr la utopía urbana democrática. Esto requiere modificar los instrumentos de planificación actuales, estableciendo una planificación por condiciones, definiendo factores objetivos que permitan el desarrollo inmobiliario de un sector, o bien su protección, posibilitando la creación de unidades urbanas autosustentables mitigando sus externalidades negativas. Para esto es necesario conocer cómo está funcionando hoy día el sistema territorial nacional para poder descentralizar las funciones y desconcentrar las actividades que realiza el Estado, sin esta tarea cualquier intento de regionalización constituye una deseconomía, por lo que deben tomarse las previsiones correspondientes e iniciarse las acciones necesarias, con la participación de la opinión pública fuera de los cenáculos universitarios y oficiales, como parte de la tarea de construcción de la utopía urbana para todos la barriada es la forma de articulación del poblador desposeído y el Estado, todo un fenómeno original en América Latina solo explicado por la presencia histórica de la comunidad andina en la nueva realidad urbana, algo que los antropólogos europeos llaman “el poder de la cultura”. Ninguno de los gobiernos del siglo XXI ha logrado asimilar este desborde. Por ello, mientras sus hermanas mayores, las barriadas originales, crecen y se convierten en emporios (como el caso de Los Olivos), en los próximos años seguiremos viendo una nueva barriada cada día.

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