Las 7 Maravillas del Mundo Antiguo

Las 7 Maravillas del Mundo Antiguo Todas son construcciones humanas y que los griegos pudieran admirar. 1 No se recoge n

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Las 7 Maravillas del Mundo Antiguo Todas son construcciones humanas y que los griegos pudieran admirar. 1 No se recoge ninguna maravilla natural ni ninguna ruina, por majestuosa que ésta fuera. En parte es por eso que se habla de una octava maravilla del mundo: la torre de Babel, el zigurat de Babilonia; pero este edificio estaba en ruinas cuando llegaron los soldados de Alejandro Magno y la lista de maravillas data de años después. Esta posibilidad de una maravilla más ha contribuido a acuñar la frase Octava Maravilla del Mundo para denominar a una obra humana excepcional que se adelanta a su tiempo o muy significativa. A continuación se hablara de cada una de ellas, las cuales están ordenadas por la época de su construcción

La pirámide de Keops

La Gran Pirámide de Guiza. Terminada alrededor del año 2600 a. C., fue construida para el faraón Keops. Ubicada en Guiza, Egipto, es la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún se puede contemplar. Lugar: Gizeh (Egipto). Autor: Keops, 2º faraón de la IV dinastía. Fecha: Hacia el año 2.600 a. C Descripción Medía 146 metros de altura (actualmente sólo 138), 227 metros de lado y ocupa unas 4 hectáreas. Cada cara se orienta exactamente a un punto cardinal teniendo la entrada en su cara Norte, como las otras 2 famosas pirámides más pequeñas: La de Kefrén y Mikerinos. Historia Construida como monumento funerario por unos 110.000 obreros, incluyendo servidores de algunos templos que fueron clausurados temporalmente, lo cual, hizo a Keops muy impopular. Cuando Keops, faraón de la IV dinastía, en el año 2640 antes de Jesucristo, ordenó la erección de una tumba que por su altura y majestad debía ocultar el sol, se destinaron para ello 100.000 esclavos que trabajaron durante 20 años. Eran negros, hebreos y berberiscos hermanados por los mismos sufrimientos. Juntos compartieron el escaso alimento, derramaron su sangre bajo el mismo

látigo de los guardianes y murieron por las mismas fatigas. Para que nadie pudiera conocer la entrada de la celda sepulcral, a la terminación de la obra los sobrevivientes fueron ejecutados. Durante esos 20 años, Egipto conoció privaciones y miserias. Se cerraron los templos, se redujeron las ceremonias religiosas, se aplicaron fuertes impuestos y se ordenó a los hombres libres ayudar a los esclavos. Dos millones trescientos mil bloques calcáreos de dos toneladas y media de peso cada uno, fueron levantados uno encima de otro hasta 147 metros de altura. Para cumplir esa enorme tarea se disponía de escasas y elementales maquinarias: los mineros utilizaban cuñas de madera mojada que, clavadas en la piedra, la quebraban al dilatarse; los transportadores acarreaban los bloques a lo largo del Nilo sobre enormes balsas, y luego sobre trineos hasta la meseta de Al Gizah, recorriendo una ruta que había costado diez años de trabajo. Los esclavos encargados de la pirámide levantaban los bloques de una a otra grada, más con la fuerza de sus brazos que con la rudimentarias grúas formadas con troncos de árboles, las únicas conocidas. Cinco mil años pasaron desde entonces. La pirámide de Keops, única sobreviviente de las siete obras que los antiguos llamaron "maravillas del mundo", queda, casi intacta, como grandioso testimonio de una civilización desaparecida.

Los Jardines Colgantes de Babilonia

Los Jardines Colgantes de Babilonia. Construidos en 605 a. C. - 562 a. C. Ubicados en la ciudad de Babilonia, actual Irak. Perduraron hasta no más allá de 126 a. C., cuando la ciudad fue destruida definitivamente por los partos. Lugar: Babilonia, en la Baja Mesopotamia (actualmente es Iraq, cerca de Bagdad). Autor: Realizados por Nabucodonosor II, rey de Babilonia. Fecha: Durante su reinado: 605 a. C - 562 a.C Descripción Desde las terrazas escalonadas de estos jardines los árboles asomaban y colgaban sobre los muros de la ciudad. Historia Nabucodonosor II embelleció mucho su ciudad. Actualmente, se conservan las ruinas de su palacio.

Cuando Nabucodonosor, rey de Caldea se casó con Clarisa, hija del rey de los medos, decidió ofrecer a su amada un jardín que, por la originalidad de su estructura y la variedad de sus flores, fuese digno de la nueva reina. Audaz era el proyecto concebido por los arquitectos de Babilonia. Sobre un área de 19.600 metros cuadrados levantaron una serie de terrazas de piedra sostenidas por amplias arcadas de 6 metros de largo, de manera que, visto desde abajo, el jardín suspendido pareciese una alta escalinata rebosante de flores. Debajo de las arcadas se ocultaban amplios aposentos resplandecientes de adornos, para que los soberanos pudiesen descansar allí. A fin de que no faltara nunca el agua se dispuso un genial sistema de irrigación que terminaba en la última terraza, en una fuente que manaba incesantemente. Poco o nada queda de Babilonia y de sus jardines colgantes. Pero los escasos vestigios descubiertos gracias a la paciencia de los arqueólogos, atestiguan la verdad sobre las descripciones de los escritores antiguos.

La Estatua de Zeus, en Olimpia

La Estatua de Zeus en Olimpia. Esculpida hacia 430 a. C. por Fidias. Ubicada en el interior del templo dedicado al propio Zeus en Olimpia Grecia, desapareció entre 393, año en que el emperador Teodosio el Grande prohibió el culto pagano y 426 en que Teodosio II ordenó la demolición de los monumentos de Olimpia. Lugar: Olimpia (O de la Península del Peloponeso, Grecia). Autor: Esculpida por el griego Fidias (430 a.C), el escultor más grande del mundo griego. Descripción Fue descrito minuciosamente por Pausanias: Sentado en un trono ricamente decorado, la estatua criselefantina (de oro y marfil), tenía unos 12 metros de altura. Historia Creada para el célebre santuario de Zeus, por el que se celebraban los Juegos Olímpicos, actualmente no se conserva nada de ella. Al Oeste del santuario Fidias tenía su taller. Desde el año 668 antes de Jesucristo hasta el año 393 de la era cristiana tenían lugar, cada cuatro años, juegos que constituían la más importante de las fiestas nacionales griegas. Toda Grecia se reunía en Élide, comarca de la Grecia Antigua. El nombre de Olimpia no designaba una ciudad, sino más bien una reunión de templos y de monumentos públicos, erigidos con motivo de esos juegos. Entre esos templos, el más hermoso era el de Júpiter. En cuya nave se elevaba la estatua de dios, obras de Fidias. Los vencedores, entre los aplausos del pueblo, eran coronados en el templo, a los pies de dicha estatua, cuyos 12 metros de altura se alzaban imponentes, mostrando a Zeus sentado

en el trono, con la imagen de la Victoria, toda de oro macizo, en la mano derecha. Sahumerios especiales habían conferido a la estatua de marfil el color de la piel humana. Las vestimentas que le ceñían la cintura y llegaban hasta los pies, eran también de oro puro. Al terminar su obra, Fidias se arrojó a los pies de la estatua suplicando a Zeus le concediera una señal de aprobación. De repente, en el cielo sereno, se desató un rayo que llenó el templo con su resplandor enceguecedor y fue a caer a los pies del artista. Era la respuesta del dios.

El templo de Artemisa

El Templo de Artemisa en Éfeso (actual Turquía). Construido hacia 550 a. C. y destruido por un incendio intencionado en 356 a. C., Alejandro Magno ordenó su reconstrucción, culminada tras su muerte en el año 323 a. C. Este nuevo templo, que debe ser incluido dentro de la lista de las maravillas, fue destruido a su vez por los godos durante un saqueo en el año 262. Lugar: Éfeso, antigua ciudad griega, actualmente al oeste de Turquía. Autor: Diversos arquitectos cretenses. Fecha: El Santuario no dejó de desarrollarse desde el Siglo VII a.C. hasta la construcción de un inmenso templo díptero iniciado hacia el 560 a.C. y que su construcción duró más de 120 años. Descripción Fue un Santuario dedicado a la diosa Artemisa a cielo abierto rodeado por 117 columnas jónicas. Historia Incendiado por Eróstrato (356 a.C.), fue reconstruido antes de ser saqueado por Nerón, destruido por los godos y explotado como cantera por los bizantinos. Quedan pocos restos visibles. Artemisa es una de las mayores divinidades de los griegos: Hija de Zeus y Leto, hermana de Apolo, destruía sin piedad a quien la insultaba. Donde hoy se levanta la aldea turca de Aia Soluk, practicábase antaño el culto de Diana, diosa de la fecundidad. El templo de Éfeso que le estaba consagrado fue destruido y reconstruido varias veces, siempre con magnificencia. Se hablaba en toda Asia de los tesoros que atestaban sus galerías subterráneas, como también de su belleza arquitectónica debida al genio de Quersifión y Metagenes, y de las esculturas que lo adornaban y cuyos autores eran Escopas y Praxíteles. Esta maravilla no impresionaba por sus dimensiones como la pirámide de Keops, pero la armonía de sus proporciones hacía de ella una auténtica joya del arte griego.

En el año 356 antes de Jesucristo, durante una calurosa noche de verano, un mendigo demente llamado Eróstrato, incendió el edificio. La ciudad entera dormía, y no fue posible impedir que las llamas destruyeran a este monumento incomparable, ni salvar las incalculables riquezas allí acumuladas. Unos años más tarde, el templo resurgió nuevamente, en base al mismo plano. Ciento veintisiete columnas jónicas de 18 metros de alto rodeaban la celda donde se alzaba la estatua de la diosa y, entre ellas, 36 ricamente esculpidas en la base fueron donadas por Creso, rey de Lidia Estaban coronadas por un amplio frontón triangular, también esculpido.

El Mausoleo de Halicarnaso

El Mausoleo de Halicarnaso. Construido hacia 353 a. C. y situado en la ciudad griega de Halicarnaso, actual Bodrum(Turquía). Se mantuvo en pie a lo largo de los siglos, pero una serie de terremotos hizo que hacia 1404 ya hubiera quedado reducido a ruinas. Lugar: Halicarnaso, antigua ciudad de Caria, actual Bodrum (suroeste de Turquía). Autor: Mandado construir por Artemisa II, como monumento funerario para su hermano y esposo el rey Mausolo. Historia Newton excavó el lugar (1857) y llevó a Londres fragmentos: Estatuas de Mausolo y Artemisa, placas del friso... (Museo Británico). Destruido por un terremoto, sus piedras fueron empleadas en el castillo de Bodrum por los caballeros de Rodas. Actualmente, en el lugar no queda casi nada. Frente al mar, en las cercanías de Halicarnaso, capital de Caria en Asia Menor, se erguía aún, 1.100 años después de Jesucristo, una tumba magnífica por sus mármoles, esculturas, sus decorados policromos y su altura imponente. Cuando, después de un reinado feliz, se extinguió en el año 353 antes de Jesucristo, la vida de Mausolo, rey de Caria, la reina Artemisa, su esposa, decidió hacerle construir una tumba que inmortalizara su recuerdo, dirigiéndose para ello a los más ilustres artistas de Grecia. Los arquitectos Satiro y Picteas, los escultores Escopas, Timoteo, Briasides y Leocardis acudieron al llamado. Galeras cargadas con mármoles llegaron del Dodecaneso y los esclavos, como asimismo hombres libres impulsados por la gratitud a honrar la memoria del rey se dedicaron a la construcción de ese monumento fúnebre.

Artemisa, cuyo dolor la volvía cada día más débil y pálida, presintiendo que no sobreviviría por mucho tiempo a la pérdida de su esposo, animaba con su presencia a los trabajadores y los incitaba a apresurarse. Murió dos años más tarde, y su pueblo quiso que reposara junto a aquél a que tanto había amado. Por largo tiempo nadie se atrevió a turbar su sueño, pero después de 18 siglos, cuando Halicarnaso ya no existía los merodeadores cruzaron los umbrales del sepulcro, lo despojaron de sus mármoles preciosos y se apoderaron de los tesoros que la gratitud del pueblo de Caria había ofrecido a sus soberanos en un acto de homenaje y devoción. Desde entonces, todo sepulcro suntuoso se llamó "mausoleo".

El Coloso de Rodas

El Coloso de Rodas. Construido entre 294 a. C. y 282 a. C. Ubicado a la entrada del puerto de la ciudad de Rodas en la isla de Rodas, Grecia, fue derribado por un terremoto en el año 223 a. C., por lo que fue la más efímera de las maravillas. Lugar: Golfo de Rodas, a la entrada del puerto de Rodas, al norte de la isla de Rodas (Grecia). Autor: Obra del griego Cares de Lindos (discípulo de Lisipo). Fecha: Erigida sobre 294 a.C. y derribada por un terremoto en el 223 a.C. Descripción: Estatua de Helios de 32 metros de alto. Historia Helios es el Dios griego del Sol y de la luz del día, hermano de Eos, La Aurora, y de Selene, La Luna. Era considerado protector de la isla de Rodas. Para celebrar un triunfo muy importante, la ciudad decide elevar un monumento memorable a Helios, dios del sol, en el puerto. Dirige las obras Cares de Lindos, discípulo de Lisipo. La estatua va creciendo, primero el armazón de hierro y sobre él las placas de bronce. Finalmente, cuando la estatua se termina mide nada menos que 32 metros de altura. Su fama atraerá a viajeros de todo el mundo antiguo para verlo. Con el Coloso llegaron a ser cinco las maravillas del mundo que se alzaban sobre la faz de la tierra. Cincuenta y seis años después de su construcción, en el 223 a. C., un terremoto derribó al Coloso. Los habitantes de Rodas, siguiendo el consejo de un oráculo, decidieron dejar yacer sus restos donde cayeron. En el año 672 de la era cristiana, cuando los árabes invadieron Rodas, la sombra de un cuerpo gigantesco sumergido en las aguas los llenó de estupor. El coloso de Rodas, enorme estatua de bronce que se había erguido a la entrada del puerto, yacía

desde 800 años atrás en el fondo marino, cubierto de algas y moluscos, quebradas las piernas y el rostro hundido en el cieno. El interior de la estatua estaba rellenado de ladrillos hasta la cintura; la parte superior era hueca y encerraba una escalera que conducía hasta la torre del fuego colocado en la cabeza. Todas las noches los guardianes subían hasta la torre para encender las antorchas, que, trasluciendo por los ojos del coloso, servían de faro a los navegantes. Esta estatua, consagrada al Sol, tenía las piernas separadas, con los pies afirmados a cada lado de la entrada del puerto.

El Faro de Alejandría

El Faro de Alejandría. Construido entre 285 a. C. y 247 a. C. en la isla de Pharos, en Alejandría (Egipto), para guiar a los navíos que se dirigían al puerto de la ciudad. Al igual que la tumba de Mausolo dio nombre genérico a todos los grandes monumentos funerarios que la siguieron, la torre de Faros (Pharos) hizo lo propio con las torres de señales para la navegación. El Faro perduró hasta que los terremotos de 1303 y 1323 lo redujeron a escombros; en el año 1480, sus restos fueron reutilizados en la construcción de una fortaleza cercana. Lugar: Alejandría, al norte de Egipto. Autor: Sostrato de Cnido. Fecha: Construido entre 285 a. C. y 247 a. C. Descripción: A pesar de que no se conserva nada de este gigantesco faro, nos han llegado grabados medievales que lo muestran formado por una torre de planta cuadrada terminada por una pirámide de igual forma. Historia El gigantesco faro iluminaba a los navegantes con una hoguera que ardía noche y día en el interior de la fabulosa Piedra Transparente (probablemente una combinación de espejos y lentes). Tras la conquista árabe (Siglo VII) el Califa Al-alid mandó desmontarlo creyendo que iba a encontrar bajo sus cimientos el tesoro de Alejandro Magno. Cuando comprendió que le habían engañado ya era demasiado tarde y sus intentos de reconstruirlo no pudieron llegar a buen fin pues hasta la Piedra Transparente estaba hecha añicos. Lo que quedó se transformó en mezquita hasta 1341 en el que un terremoto acabó con sus restos. El faro de Alejandría fue el único -de las siete maravillas del mundo antiguo - construido con una finalidad utilitaria. En el año 279 antes de Jesucristo, Ptolomeo Filadelfo encargó al arquitecto

Sóstrates de Cnido la construcción de una torre en la isla de Faros, frente a Alejandría, para que sirviera de guía a los navegantes. Para que el edificio tuviera mayor solidez y mayor resistencia contra la fuerza corrosiva de las aguas, Sóstrates empleó para los cimientos bloques de vidrio, sobre los cuales erigió el resto de la construcción con bloques de mármol unidos por medio de plomo fundido. Bloques de mármol unidos con plomo fundido constituyeron el resto del edificio, de forma octogonal sobre una plataforma de base cuadrada, hasta alcanzar una altura de 134 metros. Sobre la parte más alta se colocó un gran espejo metálico para que su luz no se confundiera con las estrellas. Durante el día reflejaba la luz del sol, y por la noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta cincuenta kilómetros.