La Zorra, Ventajosa y Alevosa

ObraDescripción completa

Views 85 Downloads 0 File size 125KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

LA ZORRA VENTAJOSA Y ALEVOSA Obra infantil en un acto dividido en dos cuadros de Dante del Castillo Para Ángeles, Dantito y Christian. PERSONAJES: EL CONEJO LA ZORRA LA GRULLA ESCENARIO: El claro de un bosque. Antes de abrirse el telón se escuchan voces de diversos animales y seguidamente la estampida de todos ellos. Luego se oye una música alegre, aunque estridente y los cantos destemplados de una grulla. Al abrirse el telón aparece un conejo, quien también viene huyendo. CONEJO:

GRULLA:

No soporto esos cantos, no los soporto. (En su carrera casi se tropieza con una cesta. Al verla, se detiene) ¡Calma! ¡Tranquilidad! O si no éste día me quedaré sin comer. (De su bolsillo saca algo.) Me pondré estos tapones en mis oídos y así ya no escucharé nada. (La grulla entra cantando la siguiente canción.) Aquí está la grulla con arte y sabor danzando este baile que es todo un primor y alegrando todo el bosque con su ritmo rock and roll. los pasos que yo hago todos quieren imitar pues un ritmo sincopado es muy fácil de bailar. Mis piernas se deslizan por el suelo sin parar y mi cuerpo alborotado no lo puedo controlar. (Se repite.)

(La grulla termina su actuación y hace una reverencia muy grotesca. Inmediatamente el conejo comienza a aplaudir.) CONEJO: GRULLA:

¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravísimo! (Muy vanidosa) Me alegro de que en este bosque, por lo menos haya un conejo culto que sepa apreciar mis cantos, mis bailes, todo el arte mío. (Muy

1

cansada va y toma la pequeña cesta, después se sienta sobre un tocón. Abre la cesta. Le habla al conejo.) Anda, acércate. (El conejo no da muestras de haber oído.) GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO:

¿Gustas acompañarme a comer? ¿Eh? ¿Me hablas a mí? Sí, ¿No tienes apetito? No te oigo. (En voz alta.) ¿Qué si quieres comida? No te escucho, habla más fuerte. (Gritando y haciendo señas.) Ven-a-comer-conmigo. Ah, sí, como no, muchas gracias. (Se acerca un poco. Preocupado.) ¿Por qué será que no oigo nada? (Se toca las orejas.) ¡Ah!, ya no me acordaba que me los había puesto.

(Discretamente se quita los tapones y los guarda cuidadosamente.) GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO:

(Le ofrece un plato con comida.) Ojalá que te guste. (Tomando el plato.) Gracias. Bailas divinamente. (Un poco avergonzada.) Ay. Eres muy amable. (Sin darse cuenta.) Y cantas todavía peor. (Desconcertada.) ¡¿Cómo?! ¿Qué dijiste? No me di cuenta de lo que dije. ¿Qué oíste? Oí algo así como de que canto peor. No, no, nada de eso, quise decir que lo haces mejor. Entonces, ¿Por qué todos en el bosque, nada más empiezo a cantar y huyen despavoridos? (Más bien ocupado en comer.) Es que nadie soporta tu voz. Ahora si oí claramente lo que dijiste, que nadie soporta mi voz. (Tratando de componer las cosas.) Sí eso dije, nadie la soporta, porque todos quisieran cantar como tú y como no pueden hacerlo, pues... ¡¿Me tienen envidia?! ¿Y qué otra cosa puede ser? ¿Quién lo iba a pensar? Mi mamá siempre me decía que cantaba yo muy feo. (Sin dejar de comer.) Pues mira que no estaba tan equivocada. ¿Qué cosa has dicho? Que ella estaba totalmente equivocada. ¡Quién sabe! Lo mejor será que deje de cantar y venir por aquí. No, no, no puedes hacer eso, por lo menos hasta que yo tenga trabajo... Te extrañaría mucho y mi pancita también. ¿De verdad no canto muy horrible? Nada de eso. (Señala hacia el público.) Por ahí veo a muchos animalitos del bosque que nos podrán dar su opinión... Les voy a preguntar. ¿Verdad que mi amiga canta muy bonito? (Espera respuesta.) Shh, shhh, shhh, mejor cállense, no los vaya a oír. (A la grulla.) Ya les pregunté, pero no quisieron responderme, 2

GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO:

ZORRA:

CONEJO: ZORRA: CONEJO:

ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO:

No digas mentiras ¿Oíste algo? No, pero si yo de verdad tuviera buena voz, todos se quedarían y me escucharían. ¿Y acaso yo no estoy aquí? Tienes razón, por algo se empieza. (Animándose un poco.) ¿Quieres que te cante otra canción? No, no, tienes que cuidar tu voz... Mejor al rato. Bueno, amigo, en eso quedamos. (Comienza a recoger sus cosas y las guarda en la cesta.) Iré a mi casa por más comida. Sí, sí, yo aquí te estaré esperando. ¡Hasta pronto, entonces! ¡Hasta luego! (La grulla sale. El conejo, muy satisfecho, acariciándose su panza. Al público.) ¡Pobrecita grulla! No es mala, pero ya ustedes se habrán dado cuenta de que es muy vanidosa, me da vergüenza aprovecharme de ella, pero es que no he conseguido trabajo, ni semillas para sembrar y ustedes ya saben, el hambre es un huésped que no necesita invitación y nos visita varias veces todos los días... Con mi pancita llena, me está entrando mucho sueño, pero tengo miedo de dormirme pues hay muchos animales feroces en el bosque, pero se me está ocurriendo que mientras ustedes están por aquí pueden vigilar. Al fin que sólo voy a dormir una siestecita. ¿Sí? Bueno, si ven que se acerca un coyote o una zorra nada más me echan un gritito y yo me levantaré con la rapidez de un rayo. ¿De acuerdo? Bueno. ¿Dónde me acostaré? (Va hacia unos matorrales.) Aquí, aquí está bien. (Al público.) No se les olvide. ¿Eh? Todos alerta. (Se acuesta e instantáneamente se queda dormido. Comienza a roncar al mismo tiempo que una zorra atolondrada y floja entra a escena.) ¡Hummm! Por aquí huele a conejo, sí, sí, huele a comida. (Al público.) Shhh, shhh, shhh, cállense, no me lo vayan a espantar. (Busca por el escenario.) Me estoy muriendo de hambre. (De nuevo, al público.) ¿Ustedes no vieron dónde se escondió? (Sigue buscando, hasta que da con él.) ¡Ah, miren nada más! ¡Vaya una presa fácil! (Todavía dormido.) ¡Ay, ay, mis orejitas! No me las jalen tan fuerte, no me las estiren, que me las van a hacer grandes. Despierta, despierta ya, dormilón. (Abre los ojos, sorprendiéndose mucho al ver a la zorra.) ¡Dios mío!, en éste momento, cómo me gustaría estar a miles de kilómetros de aquí. (Al público.) ¿Y ustedes, por qué se quedaron callados? ¿No les dije que me avisaran? Gritaron hasta quedarse roncos, pero tú no los oíste, tienes el sueño muy pesado, además, ¿No sabes que dormir a pleno rayo del sol hace daño? Así que agradéceme que te haya despertado. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! (Lo suelta.) De nada. (Trata de huir.) Bueno, pues con permiso, yo me retiro. (Lo alcanza.) Espera, espera, no tan rápido. ¿A dónde vas? Aquí cerquita, tengo algo que hacer, ahorita regreso. 3

ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA:

¿Me crees tonta? Sí, digo no. Es que no entiendo porque debo quedarme. Desde hace tres días no he probado un solo bocado. No habrás trabajado. Yo nunca hago eso. Ni me lo menciones porque me vas a hacer enojar. Me muero de hambre. ¿Y yo que culpa tengo? Ninguna, pero vas a resolver mi problema, porque te voy a comer. (Muy asustado.) No, no lo hagas, la carne de conejo no es buena, sabe muy feo. Aunque sepas mal, tengo que llenar mi panza con algo, grrr, grrr, grrr. Solo que nunca he matado a un conejo, no sé cómo hacerlo. (Temblando.) Ay, ay, mejor no aprendas. Estoy muy hambrienta, grrr, grrr, grrr. Pero además de que no sé, me da flojera matarte. (Sin dejar de temblar.) No me mates, no me almuerces y te diré un secreto para que puedas comer a diario, gratis y muy sabroso, ¿sí? ¿Comer todos los días, gratis y muy sabroso? (Tranquilizándose.) Sí, anda. ¿Qué dices? Me interesa, me interesa el asunto. Pues entonces, suéltame. ¿Para qué? Te voy a decir lo que tienes que hacer. ¿No se trata de hacer ningún trabajo, verdad? No, no es nada de eso, anda suéltame ¿Y si tratas otra vez de huir? Te doy mi palabra de que no haré eso. Está bien. (Lo suelta.) Pero te advierto que si no me gusta lo que me vas a enseñar, te como todititito.

(Lejos se oye la voz de la grulla cantando e inmediatamente otra estampida de animales.) ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO:

(Alarmada.) ¿Qué pasa? ¿Qué cosa es eso? Se oye el canto de la grulla cada vez más fuerte. Serénate, no temas, la comida ya se acerca (Muy inquieta.) ¿De qué se trata? ¿Quién da esos alaridos? ¡Calma! ¡Paz! ¡Tranquilidad! (Desesperada se tapa los oídos.) No soporto más esos gritos. ¡Qué horror! ¡Qué horror! (Sonríe, mientras se coloca los tapones.) Y espérate a que la veas bailar.

(Entra la grulla sin dejar de cantar la misma canción del principio y dando ridículos saltos, hasta que con uno muy espectacular rubrica su actuación.) CONEJO: ZORRA:

(Se quita los tapones. A la zorra.) Destápate los oídos (Ésta obedece.) Ahora, aplaude, aplaude fuerte. ¿Por qué? 4

CONEJO: ZORRA: CONEJO:

¿No quieres comer? Desde luego. Pues entonces, haz lo que te digo.

(La zorra aplaude de mala gana. Mientras el conejo lo hace exageradamente.) GRULLA: CONEJO: ZORRA:

ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: GRULLA: ZORRA: GRULLA: CONEJO: GRULLA:

(Haciendo caravanas.) Gracias, público, gracias, muchas gracias. (Se acerca a ellos. Por la zorra.) Estoy feliz, muy emocionada, veo que al fin mis admiradores van aumentando. ¿Quién es esta bella y distinguida señora? (A la zorra.) Te voy a presentar a mi amiga. No, déjame, lo haré yo misma. (Cantando. A la grulla.) Yo me presento siempre como soy sencilla y grácil como linda flor mi ascendencia de realeza es en éste bosque yo la reina soy. Más con el pueblo una debe convivir y compartir. Cuente con mi afecto con mi sentimiento y también con toda mi amistad. (Se repite.) (Al terminar de cantar muy condescendiente le ofrece su mano.) Mucho gusto en conocerla. Ay no, no, el gusto ha sido mío, jamás había yo conocido a nadie tan fina y tan elegante como usted. (Vanidosa.) Y eso que no vine arreglada. Estaré encantada si comparten conmigo un pequeño refrigerio que he traído. Claro que sí, desde luego (A la zorra.) Mi amiga es muy espléndida. ¿Qué pasa? ¿Por qué no se acercan? Es que la señora zorra me estaba comentando que jamás había oído una voz como la tuya y que nunca había visto bailar a nadie con tanto arte. (Aparte.) ¿Yo? ¿A qué horas te dije eso? Shhh, sígueme la corriente. (Feliz.) Nunca, nadie me había dicho cosas tan bonitas. ¡Qué canto lindo y bailo con arte! (Aparte, al conejo.) Pero, si un sapo brinca con más gracia y una rana canta mucho mejor. (Alcanza a oír algo.) ¡¿Cómo?! ¡¿Qué dice?! Dijo que tus pasos son de magia y que cantas como un ruiseñor. (No muy convencida.) Me pareció haber oído otra cosa y por cierto, muy desagradable. 5

ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: CONEJO: ZORRA: GRULLA: CONEJO:

(Aparte al conejo.) ¿Por qué mientes? Yo no he dicho nada. (En voz baja a la zorra.) Cállate, guarda silencio, o te quedas sin comer. Eso no, eso no, ya no puedo más, tengo que hacerlo inmediatamente. Pues, entonces dile que tiene una voy muy cantarina y que baila como colombina. ¿Y así ya como? Sí, anda. (Muy decidida va hacia la grulla.) Este... este... tienes... tienes... (Regresa donde está el conejo.) ¿Qué cosa me dijiste que le dijera? Que tiene voz cantarina y que baila como colombina. (Muy nerviosa, a la grulla.) Tienes voz de catarrina y bailas como gelatina. (Al conejo.) ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¿Oíste lo qué me dijo? Seguro, te dijo que tienes voz cantarina y que bailas como colombina. (Un poco apenada, a la zorra.) Discúlpeme, oí otras cosas. No sé qué me está pasando que no escucho bien. ¿Será falta de alimento? (Abre su cesta.) ¿Apetecen un bocadillo? Yo hace un rato quedé muy satisfecho, pero estoy seguro de que mi amiga la zorra si aceptará que la invites a comer. Sí, sí, cómo no, encantada, muy encantada, encantadísima. Pero antes, podemos romper el turrón, te puedo tutear. Claro que sí, anda, escoge lo que gustes, tengo legumbres, raíces y algunos ratoncitos muertos. ¡Ratoncitos! Es uno de mis platillos favoritos. Me encanta comer ratones. Pues, anda, sírvete. (Casi se abalanza sobre la cesta, pero se detiene.) No, no, nada de eso. Escoge tu primero. Nada de formalismos. Sírvete. (Muy afectada.) Te acabo de conocer, no sería correcto. Tienes buena educación. ¡Qué fortuna haberte conocido! (Le sirve varios ratones en un plato.) Toma. (Está a punto de arrebatarle el plato, se contiene.) Se ve que estos ratoncitos están deliciosos, deliciosos. (Otra vez muy afectada.) Disculpa fina amiga. ¿No tienes cubiertos? ¿Qué es eso? ¿Me estás tomando el pelo? No, de verdad que no sé. (Muy sarcástica.) Pregúntaselo al conejo, estoy segura que él sí sabe. ¿Qué son los cubiertos, conejo? Yo tampoco sé pero conozco a muchos que pueden decírmelo (Al público.) ¿Ustedes saben que son esas cosas?... Gracias. (A la grulla.) Son unos fierritos con los que se parte y se puede comer toda clase de carnes. Y también comer suculentas sopas y postres, esos fierritos se llaman como algunos le dijeron al conejo, cuchara, cuchillo y tenedor. (A la grulla.) ¿Tienes? Ni siquiera había oído hablar de ellos. Yo tampoco.

6

ZORRA: GRULLA: ZORRA: CONEJO: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: CONEJO:

Pues para las personas que somos educadas, nos es muy difícil comer sin esos utensilios. ¡Qué pena! ¡Qué vergüenza! ¿Qué voy a hacer? No hagas nada, no te preocupes. (Comienza a devorar los ratones.) La mejor educación es adaptarse a las circunstancias. (Burlándose de la zorra.) Más cuando se tiene el hambre atrasada. Shhh, cállate. No seas grosero. Y vulgar. (De pronto, con igual afectación) ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Qué barbaridad! ¿Qué te pasa? ¿Ocurre algo? ¿Tienes una servilleta? (La saca de la cesta.) Aquí tienes. (Muy afectada.) Se me estaba olvidando ponerla sobre mis piernas, ¿Para qué? No ves que traigo mi hermoso y carísimo traje y si no le pongo una protección, lo puedo manchar con comida. (Muy asombrada. También se pone su servilleta.) ¡Cuantas cosas sabes! Y que te voy a ir enseñando, porque desde hoy vamos a ser muy buenas amigas. ¿No? Por supuesto, por supuesto. Y sobre todo quiero aprender esos buenos modales que tú sabes. (Hablando con la boca llena.) Ya verás, ya verás todo lo que vas a aprender conmigo. (Al público.) ¡Mucha educación, mucha educación y está hablando con la boca llena! ¿Verdad, qué eso no se hace?

(La grulla se ha quedado dormida viendo comer a la zorra.) ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA:

Querida amiga. ¿Me puedes servir otro poquito de comida? ¡Oh! Se ha quedado dormida. Es que la pobre trabaja muy duro. ¡Trabaja! ¡Qué horror! ¡Qué atrocidad! Tiene muchos gastos con sus invitaciones a comer y ya ves, ni así consigue que la vean actuar. La verdad es que no lo hace bien. ¡Pobrecita! Nunca la había visto tan cansada. ¿Y cómo no va a estarlo, con tanto brinco que ha dado? Bueno, si ella es feliz así, eso no le hace daño a nadie. En eso no estés muy seguro. Con esos gritotes que da, ya habrá dejado sordos a más de cuatro.

(La grulla comienza a moverse.) CONEJO: GRULLA:

Shhh, shhh, shhh, está despertando. (Abre los ojos.) Ya es muy tarde. Tengo que ir a trabajar, o si no, mañana no habrá comida. (Rápidamente comienza a guardar todo en su cesto. Descubre algo dentro.) ¡Ah! Se me estaban olvidando. (Saca un paquetito. Se lo da al conejo.) Son para ti. 7

CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: CONEJO: ZORRA: GRULLA: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA:

¿Qué es esto? Semillas. ¿De qué? ¿No querías sembrar zanahorias? Tú sabes que sí. Pues te he traído las semillas. No debiste molestarte. No es molestia ayudar a un amigo y además en la puerta de tu casa he dejado una buena provisión de alimentos para que te mantengas mientras siembras y cosechas tus zanahorias. (Realmente conmovido.) Gracias, amiga, gracias. Las voy a sembrar lo más pronto posible, pues ya se aproxima la época de lluvias. Bueno, pues ya me voy. (A la grulla.) Disculpa mi osadía, mi atrevimiento, pero antes de que te vayas. ¿No podrías darme un poco más de comida? Claro que sí. (Saca de la cesta.) Aquí tienes más ratoncitos, más legumbres y estas raíces que se ven exquisitas. (Muy afectada, dándose grandes ínfulas.) Espero corresponderte algún día. Ya sé, te voy a invitar a mi casa, que desde hoy ya es la tuya también. Y ahí te halagaré con muy finos y riquísimos manjares. (Emocionada.) ¿De verdad? ¿De verdad, me vas a invitar? Por supuesto y serás atendida como te mereces. (Muy conmovida.) Aceptaré gustosa, muy gustosa, pues nunca nadie me ha invitado a ninguna parte. Bueno amigos, me tengo que ir Sí, amiga. Que te vaya bien. (Muy ceremoniosa.) He tenido mucho gusto en conocerte. Yo también. ¡Qué bien educada! ¡Qué bien educada es ésta zorra! (Sale.) No puedo creerlo. Todo riquísimo, en abundancia y gratis. Bueno, como ya tienes tu comida, yo voy a sembrar mis zanahoria. Un momento. (Lo detiene.) Tú no irás a ninguna parte. Tú prometiste... Yo no te prometí nada, pero para que veas lo buena que soy, éste día no te almorzare, pero te voy a conservar a mi lado, para cuando la comida llegue a escasear. Nunca te faltará si te portas bien con la grulla y le sigues la corriente. Seguirle la corriente sería lo de menos, pero... ¿Quién puede soportar esos gritos que da? (Muestra los tapones.) Te doy esto, a cambio de que me dejes libre. (Se los arrebata.) ¿Qué son estas cosas? Tapones para no oír. ¿Sirven? Pruébalos. (Chupa los tapones.) Saben muy feo. Te dije que los probaras, pero no así. ¿Entonces, cómo? Pues poniéndotelos, después yo te voy a hablar en voz alta y no me vas a oír. Está bien, lo haré, pero primero dime lo que me vas a decir. 8

CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA:

Te diré zorrita hermosa, tan dichosa y carita tan preciosa. ¡Ay, qué amable! (Se los pone.) Ya puedes hablar. (Gritando.) ¿Me oyes? No te oigo. Ya lo sé, zorrota malosa, apestosa, cara de roñosa. No se oye nada, habla más fuerte Con mucho gusto, zorra mugrosa, latosa, espantosa, sarnosa y perezosa. (Se los quita.) De verdad que son buenos, me quedo con ellos. Te dejo en libertad CONEJO: Después de todo creo que no eres tan mala. ¿Y sabes una cosa? Me dio mucho gusto que invitaras a la grulla a tu casa. ZORRA: (Muy despectiva.) Sólo fue un decir, no tengo casa y aunque la tuviera, nunca invitaría a esa pesada. Ahí nos vemos. (Sale.) CONEJO: Adiós. No me comió. Estoy vivo, vivo, me salvé por un pelito (Comienza a saltar y a bailar, muy contento.) Estoy libre, libre. ¡Viva la libertad! (Canta la siguiente canción.) Libertad eres hermosa el tenerte da placer nuevamente te disfruto no te vayas, no te alejes ni me huyas, ni me dejes libre seré, vivo estaré y muy bien así me sentiré Ya el temor, el dolor y la angustia se disipan siento del sol, su calor y del viento su caricia. libertad eres hermosa el tenerte da placer nuevamente te disfruto. (Se queda un rato pensativo.) Qué zorra tan falsa, no tiene ningún sentimiento. Aunque yo tampoco, me he portado muy bien que digamos con la pobre grulla, la he engañado, haciéndole creer que de verdad canta y baila muy bonito, para gorrearle la comida, me duele haber sido así y prometo cambiar con ella. Tengo que amarla sinceramente y recompensarla por todo el bien que me ha hecho. Me ha demostrado que me quiere al darme los medios para que pueda yo salir adelante. (Contempla el paquete de semillas.) Y no la voy a defraudar, me pondré a sembrar ahorita mismo. Comienza a cantar y a sembrar.) Es hora de sembrar y luego cosechar los frutos que la tierra nos quiera regalar. (Se repite.) (Oscuro.)

9

SEGUNDO CUADRO (Un tiempo después. El mismo escenario. Al encenderse las luces entra el conejo cargando un costal. De pronto caminando con cierta dificultad por su gordura, la zorra le sale al paso. El conejo al verla, intenta huir.) ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA:

GRULLA:

ZORRA:

Espera, detente, quiero hablar contigo. Yo no hablo con desconocidos y mucho menos con zorras. ¿No te acuerdas de mí? Yo te perdoné la vida. Ya no te conocía. Sí, he cambiado, por comer a todas horas me he puesto así. ¿Y tú dónde te habías metido? ¿Por qué no te dejabas ver? Estuve ocupado, primero sembrando, luego regando y cuidando los plantíos, hasta que por fin coseche mis zanahorias. ¿Traes algunas en el costal? Sí. ¿Qué vas a hacer con ellas? Obsequiárselas a mi amiga la grulla. ¿A esa tonta y vulgar? Como tú... ¿Qué dijiste? Qué cómo tú comprenderás se las traigo en agradecimiento, recuerda que fue ella quien me regaló las semillas. Si vieras que bonitas crecieron las zanahorias y bien grandotas. (Le arrebata el costal.) A ver, déjame verlas. Tenías razón están bonitas y muy grandotas, me quedo con las zanahorias. Oye, no. Eso no es justo. Cállate, si no quieres que le dé guisado de conejo a la grulla. ¿La invitaste a comer? Sí, me caíste como llovido del cielo, porque no tenía nada que cocinar. Bueno, quédate con ellas. Iré por más para dárselas a la grulla. Ojalá que éstas alcancen para las dos. (Sale.) (Mira lo que contiene el costal.) Dudo que alcancen, mi panza ha crecido tanto que por más que como, no la lleno con nada. ¡Qué buenas y apetitosas se ven! Me voy a comer una, no, mejor dos, mejor tres. Más bien todas. Ya después veré lo que le doy de comer a esa grulla. (Se mete con todo y costal detrás de unos matorrales y sólo se escucha como devora ruidosamente las zanahorias.) (Entra, viene feliz. Trae sombrero y guantes puestos.) Creo que me vestí demasiado elegante para una comida en el bosque, pero es que invitaciones no tengo todos los días y hay que usar la ropa que se compra o muy pronto pasará de moda (Oye las masticadas de la zorra.) ¡Ay!, parece que por aquí hay cerditos comiendo. ¿Quién truena la boca tan feo? (Al público.) ¿Alguno de ustedes está comiendo algo? (Pausa.) ¿Quién, quién dicen? (Pausa.) ¿Por dónde está? (La descubre entre los matorrales.) ¿Qué haces ahí? (Sale con la panza más crecida y dando grandes alaridos.) ¡Ah, por fin llegaste! ¡Ay, amiga, no sabes lo que pasó! ¡Qué desgracia! ¡Qué desgracia! 10

GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA. GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: CONEJO: GRULLA: ZORRA: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: CONEJO: ZORRA: GRULLA: ZORRA: CONEJO:

Fíjate que yo había traído unas ricas zanahorias para cocinarlas y las puse detrás de estas matas, mientras fui por agua al río, para ponerlas a hervir y cuando regresé. ¡¿Qué veo?! Ninguna estaba entera, puros tronquitos mordisqueados, puros restos, no te voy a poder invitar a comer. ¡Y tanta ilusión que tenía yo en hacerlo! ¿Y quién pudo habérselas comido? Estoy casi segura de que fue ese conejo, tu amigo, ese delincuente, quien se las tragó todas. Todas no, porque cuando llegué aquí oí que alguien comía ruidosamente. Eran unos ratones que se estaban comiendo los restos. Pero yo vi al conejo que andaba por aquí hace un rato. Y yo también lo vi por el camino corriendo velozmente. Iba huyendo, lo ves, lo ves amiga. ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? No te preocupes, yo tengo comida en la casa, vamos para allá. (Muy contenta.) Sí, sí, comamos en tu casa. (Fingiendo mortificación.) Pero es que yo te había invitado. Nada, nada, no te mortifiques. Y ese conejo malvado, ya verá, en cuanto lo vea, le reclamaré su mala acción. Sí, sí, regáñalo. (Aparte.) Oigo pasos, me parece que alguien se acerca. ¡Es el conejo! ¡Se me va a caer mi teatrito! (A la grulla.) Vámonos, vámonos pronto de aquí. Sí. Ya verás qué ricos guisos voy a preparar y además cantaré y bailaré para ti. (Aparte. Muy resignada.) ¡Qué remedio me queda! (Entra, cargando otro costal.) Esperen, esperen. Hablando del rey de Roma y el conejo que se asoma. Ándale, vámonos, mejor no hagas corajes. Ni le hables. No podemos irnos así, antes me va a oír ese malandrín. (Deja el costal en el suelo.) Amiga grulla, no sabes el gusto que da verte. Dame un abrazo. Apártate, nada de caricias, desconsiderado, abusivo, nos has dejado sin comida. ¡¿Yo?! Sí, tú. ¿Por qué? ¿A qué horas? Hace un rato te comiste todas las zanahorias que yo había comprado para guisar. Eso no es cierto. Sí es cierto, si es cierto, todos te vieron. (Al público.) Él fue. ¿Verdad, que sí? ¿Qué él fue? (Pausa.) Shhh, shhh, mejor cállense. Ves cómo yo no fui. Al contrario, las había traído para ti y la zorra me las quitó porque me dijo que te había invitado a comer y no tenía nada que darte. No le hagas caso, está inventando cosas para ponerme en mal contigo. ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Ya no sé quién de los dos está diciendo la verdad. Yo soy la que digo la verdad. (A la grulla. Señalando al público.) Pregúntales a ellos. Y así saldrás de tus dudas. 11

GRULLA: ZORRA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA:

ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA:

ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA:

(Al público.) ¡Por favor! Díganme. ¿Quién está mintiendo? (Pausa.) Entonces. ¿El conejo ha dicho la verdad? (Pausa. A la zorra.) ¿Por qué le echaste la culpa a mi amigo? (Muy molesta.) Prefiero no contestar Por mí no hay problema, además traje más zanahorias en ese costal. (A la grulla.) Son para ti. Gracias. Y ahora me perdonas, pero, ¿sabes?, tengo que regresar a la casa, por las prisas olvidé algo que también te traía. Ahorita regreso. (Sale.) (A la zorra.) No debiste hacerme eso, yo te he brindado mi amistad sinceramente y creí que tú también me apreciabas, por eso en todo este tiempo desde que te conozco, he compartido los buenos ratos y mis alimentos contigo. A mí no me gusta que me cuenten, ni me canten lo que me dan. En cuanto tenga dinero, te voy a pagar todo. No te estoy contando ni cantando nada, ni te reclamo ningún pago, sólo quiero hacerte ver las cosas. Lo que más me molestó es que me echaras mentiras. ¡Ah! ¿Me estás acusando de aprovechada, calumniosa y mentirosa? Como pasaron las cosas, sólo dije la verdad. No es para que te disgustes, ¿Cómo no voy a enojarme? Ya estoy furiosa, biliosa y veleidosa. (Rápido se pone en guardia para boxear.) Déjate de pleitos. Las verdaderas amigas no tienen por qué pelear. Te perdono lo de las zanahorias y de haberle echado la culpa al conejo. Tu perdóname por todo lo dije y que pudo haberte ofendido y así las dos haremos de cuenta que nada ha pasado. (Rencorosa, muy teatral.) Eso no puede ser, jamás. Nunca podré olvidar tus palabras. Te voy a cantar una nueva canción y vas a ver se te van a olvidar. Nada de eso, se acabó. ¿No quieres que te cante? ¿Cantar, tú? Ja, ja, ja. ¿Entonces, bailo? No, no sabes cantar y tampoco tienes ninguna gracia para bailar. ¿Y entonces? ¿Por qué me halagabas? ¿Por qué me oías? ¿Oírte, yo? Ja, ja, ja. Sólo una vez lo hice y fue tan desagradable, que no me quedaron ganas de volverlo a hacer. Cantas horrible. (Triste.) Dices todo eso porque estás enojada y quieres que me sienta mal. Sí, estoy enojada, pero te estoy diciendo la verdad y si no me crees, mira. (Se los muestra.) (Su tristeza se torna en ira.) ¿Y entonces, para qué me hiciste creer que lo hacía bien, qué te gustaba? Para comer gratis, para gorrearte la comida, sólo por eso. (Le grita, muy enojada.) Eres... eres una zorrilla apestosilla, cuerpo de cola de ardilla y cara de quesadilla. (También con coraje.) Y tú no eres más que una grulla tacaña, patas de caña y cara de araña. 12

GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA: GRULLA: ZORRA:

CONEJO: GRULLA: CONEJ0: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO:

Zorra mañosa, andrajosa y pulgosa. Y tú... tú... (Como ya no se le ocurre nada que decir, súbitamente se agarra el vientre.) ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! No me acordaba que no puedo hacer corajes. Mejor me voy. Vete, vete, zorra falsa, que al fin me queda un amigo. Sí. ¿Quién? El conejo. ¿Ese malandrín? Te prohíbo que le digas así porque él si es un verdadero amigo. Para que lo sepas, él fue quien me dio los tapones y el que me aconsejó cómo vivir a costa tuya. Estás mintiendo otra vez, para hacerme sentir peor. No me creas a mí, escucha la voz de muchos testigos. (Al público.) ¿Quién me aconsejó engañar a la zorra? (Pausa) ¿Quién me dio los tapones? (Pausa.) ¿Ya lo viste? (Muy triste.) Eso no es cierto, no es cierto. Sí, es verdad, es cierto y si no quieres aceptarlo es porque eres una grulla vanidosa, escandalosa y encimosa. Adiós para siempre, grulla tonta. (Se va. La grulla se queda llorando entre triste y furiosa, después, comienza a cantar con mucho sentimiento y casi sin desafinar.) Digan ¿por qué? un amigo yo no puedo tener. Digan ¿por qué? la amistad no puedo yo conocer. Confío al mundo y le sonrío pero amigos no consigo que me quieran entender que me puedan comprender. (Al terminar la canción entra el conejo.) ¿Qué pasó? ¿Dónde está la zorra? Se fue, pero antes me contó todo. ¿Qué te dijo? Lo que tú y ella se han aprovechado y burlado de mí. (Apenado.) ¡Ay, amiga! ¡Cuánto lo siento! ¿De modo que sí lo reconoces? Comprende, yo no tenía trabajo, ni que comer y como tú me dabas, te halagaba y te hacía creer que cantabas y bailabas muy bonito. 13

GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO. GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO: GRULLA: CONEJO:

Los verdaderos amigos no dicen mentiras. Nada hubiera pasado, ni me hubieras creído una palabra, si tú no fueras tan vanidosa. (Muy sentida y enojada.) Tramposo, tenebroso, mentiroso, cara de oso. Dime lo que quieras, me lo merezco, pero debes saber que yo te aprecio y quiero seguir siento tu amigo. No te creo. Para demostrártelo seré siempre sincero y compartiré todo contigo. Empezaré dándote la mitad de lo que coseché y mira, aquí te devuelvo esto. ¿Qué son? Las semillas que un día me diste. Te las repongo. ¿Y de verdad, prometes no volver a decirme mentiras? Lo prometo. Ya no tengo necesidad de hacerlo. Ahora trabajo y puedo sostenerme. Te pido perdón. Te perdono. Eres buena y noble. Y tonta también. Bueno, un poquito. ¿Qué pasó? Quedamos en que no te volvería a mentir Tienes razón y además soy vanidosa, escandalosa y encimosa... pero ya verás, también voy a cambiar... ¿De verdad quieres que sigamos siendo cuates? Claro que sí y además recuerda que cuando dos buenos amigos se disgustan, sus enemigos se alegran. ¿Lo dices por la zorra? ¿Por quién, entonces? ¡Ah, no! Eso sí que no, yo no le voy a dar el gusto a esa zorra odiosa, envidiosa, alevosa y ventajosa. Venga un abrazo. Te lo doy. (Se abrazan y después comienzan a bailar y a cantar) Amistad es conservar una unión muy singular de personas que se aman del amigo fallas hay que disculpar sin pensar siquiera que nos quiso molestar, si aprendes a convivir con amor, sin interés muy pronto podrás sentir en todo tu corazón el valor de la amistad. TELÓN FINAL

14