La Venganza de Gaia

La Venganza de Gaia Por James Lovelock Nosotros deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su perturbación. E

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La Venganza de Gaia Por James Lovelock Nosotros deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su perturbación. Entonces, seamos valientes y paremos de pensar solamente en los derechos y las necesidades de la Humanidad y asumamos que nosotros herimos a la Tierra y precisamos hacer las paces con Gaia. James Lovelock es un renombrado científico ambiental, miembro de la Royal Society , del Reino Unido; en 1979, lanzó la hipótesis Gaia , según la cual el planeta se comporta como un organismo vivo; su nuevo libro, La Venganza de Gaia, salió en febrero en Gran Bretaña. Este artículo fue publicado originalmente por The Independent , de Londres: Imaginen a una joven policía que se siente totalmente realizada en su vocación. Entonces, imagínenla teniendo que decirle a una familia cuyo hijo estaba desaparecido que él fue encontrado muerto, asesinado, en un bosque vecino. O piensen en un joven médico que debe decirles que su biopsia reveló un tumor agresivo en metástasis. Los médicos y los policías saben que muchos aceptan la verdad simple y horrenda con dignidad, pero muchos otros intentan en vano negarla. Libramos a los jueces de la terrible responsabilidad de aplicar la pena de muerte, pero al menos ellos tenían algún consuelo en sus frecuentes justificativos morales. Los médicos y los policías no tienen cómo escapar de su deber. La Enfermedad de Gaia Este artículo es el más difícil de los que ya escribí, y por las mismas razones. Mi teoría de Gaia dice que la Tierra se comporta como si estuviese viva, y cualquier cosa viva puede gozar de buena salud o enfermarse. Gaia me convirtió en un médico planetario y yo tomo mi profesión en serio. Ahora, también debo traer las malas noticias. Los centros de climatología diseminados por el mundo, que son los equivalentes de los laboratorios de patología de los hospitales, han relatado las condiciones físicas de la Tierra, y los climatólogos encuentran que ella está gravemente enferma, a punto de pasar a un estado de fiebre mórbida que puede durar hasta 100 mil años. Y yo preciso decirles, como familiares de la Tierra y parte integrante de ella, que ustedes y la civilización en especial están en grave peligro. Nuestro planeta se ha mantenido saludable y apto para la vida, así como un animal, durante más de 3.000 millones de años de su existencia. Fue mala suerte que nosotros hayamos comenzado a contaminarlo en una época donde el Sol está caliente en demasía.

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Nosotros le causamos fiebre a Gaia y seguidamente su estado va a empeorar hacia algo parecido a un estado de coma. Ella ya estuvo así antes y se recuperó, pero eso tomó más de 100 mil años. Nosotros somos los responsables y nosotros vamos a sufrir las consecuencias: durante el transcurso de este siglo, la temperatura subirá 8° C en las regiones templadas y 5° C en los trópicos. Buena parte de las tierras tropicales se tornará arbustos espinosos y desierto, y no servirá más para la regulación del clima; eso se suma al 40% de la superficie terrestre que nosotros ya devastamos para producir nuestro alimento. Curiosamente, la contaminación por aerosoles (partículas diminutas) en el hemisferio Norte reduce el calentamiento global al reflejar la radiación solar de vuelta al espacio. Ese "apagamiento global" es transitorio y puede desaparecer en pocos días junto con el humo que lo carga, dejándonos expuestos al calor de la estufa global. Estamos en un clima de locos, refrescado accidentalmente por el humo, y antes del final de este siglo millones de nosotros moriremos y las pocas parejas fértiles que sobrevivan estarán en el Ártico, donde el clima continuará tolerable. Tarea Imposible Al no percibir que la Tierra regula su clima y su composición, nosotros cometimos la burrada de intentar hacerlo nosotros mismos, actuando como si estuviésemos al comando. Al hacer eso, nos condenamos a nosotros mismos al peor estado de esclavitud. Al elegir ser los guardianes de la Tierra, fuimos responsables por mantener la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre aptos para la vida. Una tarea que después hallaríamos imposible –y era algo que, antes de haber tratado a Gaia tan mal, ella hacía para nosotros. Para entender cuán imposible es la tarea, piensen sobre cómo ustedes regularían su temperatura y la composición de su propia sangre. Quien tiene problemas renales conoce la dificultad diaria inagotable de ajustar su ingestión de agua, sal y proteínas. La muleta tecnológica de la diálisis ayuda, pero no es un substituto de los riñones saludables. Mi nuevo libro, La Venganza de Gaia , expande esas ideas, pero ustedes todavía pueden preguntar por qué la Ciencia demoró tanto para reconocer la verdadera naturaleza de la Tierra. Pienso que es porque la visión de Darwin era tan buena y tan clara que demoró hasta ahora para que ella fuese digerida. En la época de él, poco se sabía sobre la química de la atmósfera y de los océanos, y había poca razón para que él imaginase que los organismos modificaban su ambiente además de adaptarse a él.

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Si en esa época se hubiese sabido que la vida y el ambiente están tan compenetrados, Darwin habría visto que la evolución no envuelve apenas a los organismos, sino a toda la superficie del planeta. Entonces nosotros podríamos haber visualizado a la Tierra como un sistema vivo, habríamos sabido que no podemos contaminar el aire o usar la piel de la Tierra –sus océanos y sistemas forestales- como una mera fuente de productos para alimentarnos y amoblar nuestras casas. Habríamos sentido instintivamente que esos ecosistemas deben ser mantenidos intocados porque ellos son parte de la Tierra viva. Pasos a Seguir Entonces, ¿qué hacer? Primero, precisamos tener presente la velocidad espantosa del cambio y darnos cuenta de cuan poco tiempo queda para actuar. Entonces, cada comunidad y nación precisará usar de la mejor forma los recursos que tienen para sustentar la civilización lo máximo que puedan. La civilización usa la energía intensamente, y no podemos desconectarla de forma abrupta; es preciso tener la seguridad de un aterrizaje amortizado. Aquí, en las islas británicas, nosotros estamos acostumbrados a pensar en toda la Humanidad y no apenas en nosotros; el cambio ambiental es global, pero precisamos lidiar con las consecuencias de él aquí. Infelizmente nuestra nación está tan urbanizada que se parece más a una gran ciudad y tenemos apenas una área pequeña de agricultura y bosques. Dependemos del mundo del comercio para nuestro sustento; y el cambio climático nos negará abastecimientos constantes de comida y combustible del exterior. Nosotros podríamos producir comida suficiente para alimentarnos según la dieta de la 2ª Guerra, pero la noción de que hay Tierras sobrando para plantar bio-combustibles o para alojar usinas eólicas es ridícula. Pocos Sobrevivientes Nosotros haremos lo posible para sobrevivir, pero infelizmente yo no consigo ver a los Estados Unidos o a las economías emergentes de China y de India retrocediendo en el tiempo –y ellas son las mayores fuentes de emisiones. Lo peor va a suceder, y los sobrevivientes se tendrán que adaptar a un clima infernal. Tal vez lo más triste sea que Gaia perderá tanto o más que nosotros. No sólo la vida salvaje y ecosistemas enteros serán extintos, ocurre además que en la civilización humana el planeta tiene un recurso precioso.

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No somos meramente una enfermedad; somos, por medio de nuestra inteligencia y comunicación, el sistema nervioso del planeta. A través de nosotros, Gaia se vio desde el espacio y comienza a descubrir su lugar en el Universo. Nosotros deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su perturbación. Entonces, seamos valientes y paremos de pensar solamente en los derechos y las necesidades de la Humanidad y asumamos que nosotros herimos a la Tierra y precisamos hacer las paces con Gaia. Precisamos hacer eso mientras somos lo bastante fuertes para negociar, y no una horda corrupta liderada por brutales señores de la guerra. Encima de todo, precisamos recordar que somos parte de ella y que ella es de hecho nuestro hogar.

Lovelock advierte sobre la venganza de Gaia El mundo ha sobrepasado el punto de no retorno en el cambio climático y la civilización tal y como la conocemos ahora es poco probable que sobreviva, sostiene James Lovelock, el científico y guru verde que concibió la idea de Gaia, la Tierra que se matiene en forma por sí misma. En una valoración profundamente pesimista, publicada en The Independent, el Profesor Lovelock sugiere que los esfuerzos por neutralizar el calentamiento global no tendrán éxito y que, de hecho, ya es demasiado tarde. Según él, el mundo y la sociedad humana se enfrentan a un desastre de mucho mayor embergadura y a un ritmo más rápido del que casi nadie se da cuenta. El dice: "antes de que acabe este siglo, billones de nosotros morirán y las pocas parejas de personas que sobrevivan vivirán en el Artico donde el clima se mantiene tolerable." Al hacer semejante declaración, mucho más oscura que ninguna de las efectuadas por un cientifico de importancia internacional comparable, el Profesor Lovelock admite que se está arriesgando. Pero como el hombre que ha concebido la primera forma holística de mirar la vida en la Tierra desde Charles Darwin, Lovelock siente que su propio análisis de lo que está pasando no le deja elección. Lovelock cree que es el propio mecanismo autoregulador de Gaia -concepto que cada vez es más aceptado por otros científicos a nivel mundial aunque ellos prefieren llamarlo el Sistema Tierra - el cual, perversamente, se asegurará de que el calentamiento no pueda controlarse. Esto es debido a que el sistema contiene miríadas de mecanismos de retroalimentación que en el pasado actuaron conjuntamente para mantener la Tierra mucho más fría de lo que de otro modo estaría. Ahora, sin embargo, se unirán para amplificar el calentamiento que está siendo causado por actividades humanas tales como el trasporte o la industria, a traves de inmensas emisiones de gases con efecto invernadero, tales como el dioxido de carbono (CO2). El sistema de control del planeta. Esto significa que las consecuencias dañinas de que los seres humanos deterioren el sistema ancestral de regulación del planeta vivo no serán lineales, en otras palabras, se acelerarán descontroladamente. Lovelock denomina este fenómeno 'la venganza de Gaia' y la examina en detalle en su nuevo libro titulado así.. Lo singular del punto de vista de Lovelock es que es holístico más que reduccionista. Aunque es un partidario comprometido de la investigación actual sobre cambio climático, especialmente en el Hadley Centre de Gran Bretaña, él no mira los aspectos inviduales de cómo se comporta el clima como inevitablemente hacen otros científicos. Más bien, Lovelock observa cómo se comporta todo el sistema de control de la Tierra cuando está bajo stress. El Profesor Lovelock quien concibió la idea de Gaia en los setenta (1970) mientras estudiaba la posibilidad de vida en Marte para la Nasa en Estados Unidos, ha venido advirtiendo sobre los peligros del cambio climático desde que empezaron las primeras preocupaciones sobre el tema casi veinte años atrás.

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Lovelock fue uno de los científicos del selecto grupo que dio un resumen inicial sobre calentamiento global al gabinete de Margaret Thatcher en Downing Street en Abril de 1989. Preparémonos para lo peor. Las preocupaciones de Lovelock se han venido incrementando sostenidamente desde entonces a medida que la evidencia del calentamiento climático fue aumentando. Por ejemplo, compartió la alarma de varios científicos acerca de las noticias del pasado setiembre de que el hielo que actualmente cubre el Oceano Artico está empezando a derretirse tan rápido que en 2005 llegó a su punto bajo histórico. Hace dos años despertó una gran controversia con un artículo en The Independant pidiéndoles a los medioambientalistas que abandonaran su histórica oposición al poder nuclear que no produce los gases con efecto invernadero de las centrales convencionales. El calentamiento global avanzaba tan de prisa que solo una expansión importante del poder nuclear podía tenerlo bajo control, dijo. La mayoría de los Verdes rechazaron su petición en redondo, y aún hoy lo siguen haciendo. Ahora su preocupación ha alcanzado un pico - y tiene un nuevo énfasis. En vez de pedir formas nuevas de neutralizar el cambio climático, Lovelock está pidiendo a los gobiernos en Gran Bretaña y en todo el mundo que empiecen a prepararse a gran escala para sobrevivir lo que ahora ve como inevitable, en sus propias palabras 'un infierno de clima', que en Europa será probablemente 8ºC más caliente de lo que es hoy. En el último capítulo de su libro, Lovelock escribe: "¿Qué debería estar haciendo ahora cualquier gobierno europeo sensato? Creo que tenemos pocas opciones más que prepararnos para lo peor, y asumir que hemos superado el umbral". Y en The Independent de hoy, escribe: "Haremos lo que podamos para sobrevivir, pero lamentablemente no veo a los Estados Unidos ni a las economías emergentes de China e India cortando a tiempo, y ellos son la fuente principal de emisiones de CO2. Ocurrirá lo peor..." Lovelock continúa: "Tenemos que tener en cuenta el ritmo sobrecogedor del cambio y comprender que nos queda poco tiempo para actuar, y luego, cada nación y comunidad deben descubrir el mejor uso para los recursos con que cuentan para sostener a la civilización tanto tiempo como puedan". Lovelock cree que los gobiernos del mundo deberían planificarse para garantizar los suministros de alimentos y energía durante el calentamiento global así como defensas contra el aumento esperado de los niveles del mar. La visión de este científico en cuanto a lo que la sociedad humana podría quedar reducida debido al cambio climático es "una chusma desesperada dirigida por señores de la guerra brutales". Una guía para la supervivencia. El Profesor Lovelock llama la atención sobre un aspecto en concreto de la amenaza del calentamiento global y es que el incremento esperado de temperatura se está reteniendo artificialmente por un aerosol global, una capa de polvo en la atmósfera justo alrededor del hemisferio norte del planeta, que es consecuencia de la industria mundial. Esto nos hace de escudo protector de parte de la radiación solar en un fenómeno conocido como 'oscurecimiento global' y se cree que está reteniendo la temperatura global en varios grados. Sin embargo, si se produce una bajada industrial drástica, el aerosol podría caerse de la atmósfera en poco tiempo y permitir que la temperatura global se disparara rápidamente hacia arriba. Una de las ideas más llamativas de su libro es la de 'una guía para los supervivientes del calentamiento global' dirigida a los humanos que estarían luchando por su existencia aún después del colapso social total. Escrito, no de forma electrónica, sino en "papel resistente con tinta que dure mucho tiempo", contendría lo básico del conocimiento científico humano acumulado, mucho del cual ahora damos por hecho pero que costó mucho aprender, como nuestro lugar en el sistema solar, o el hecho de que bacterias y viruses causan enfermedades infecciosas.

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El calentamiento global, producido principalmente por la emisión a gran escala de gases industriales tales como el dióxido de carbono (CO2) es casi con seguridad la mayor amenaza a la que la raza humana se ha enfrentado nunca porque pone un signo de interrogación a la cuestión de que la propia habitabilidad de la Tierra. En las décadas venideras, las temperaturas disparadas harán que la agricultura sea inviable en vastas extensiones del mundo donde la gente ya ahora es pobre y tiene hambre; el suministro de agua de millones o incluso billones, podría fallar. El ascenso de los niveles del mar destruirá areas considerables de costa en países situados bajos, como Bangladesh, justo en el momento en que su población se multiplica como champiñones. Incontables refugiados medioambientales sobrepasarán la capacidad de cualquier agencia, o de hecho, de cualquier país, de hacerse cargo, al tiempo que la infrastructura urbana moderna se enfrentará a la devastación producida por sucesos meteorológicos extremos y muy poderosos, como el Huracan Katrina que golpeó Nueva Orleans el verano pasado. La comunidad internacional acepta la realidad del calentamiento global, apoyada por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. En su último informe, en 2001, el PICC dijo que las temperaturas medias globales probablemente subirían hasta 5.8ºC para el 2100. En latitudes altas, como Gran Bretaña, el aumento posiblemente será mucho mayor, quizas de 8ºC. El calentamiento parece estarse produciendo con mayor rapidez que lo anticipado y es posible que en el próximo informe de la PICC, en 2007, el plazo de tiempo se acorte. Aún así, todavía existe la presunción de que el cambio climático es controlable si se curvan las emisiones de CO2. Lovelock advierte: piénsenlo de nuevo.

James Lovelock: La Tierra está a punto de coger una fiebre mórbida que podría durar 100.000 años Cada nación debe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible Imagine una joven mujer policía satisfecha por alcanzar su vocación; luego imagínenla teniendo que decirle a una familia cuyo hijo se ha perdido, que ha sido encontrado muerto, asesinado en un bosque cercano. O piensen en un jóven médico recien nombrado que tiene que decirles que la biopsia revela invasión por un tumor de metastasis agresiva. Tanto doctores como policías saben que muchos aceptan la cruda y simple verdad con dignidad pero que otros tratan en vano de negarla. Sea cual sea la respuesta, los mensajeros de semejantes noticias terribles dificilmente se endurecen con su trabajo y algunos, incluso, lo temen. Este artículo es el más difícil que he escrito por las mismas razones. Mi teoría Gaia ve a la Tierra comportándose como si estuviera viva, y desde luego, cualquier cosa viva puede disfrutar de buena salud, o sufrir enfermedades. Gaia me ha convertido en un médico planetario y me tomo mi profesión seriamente, y ahora, yo también traigo malas noticias. Los centros climáticos de todo el mundo, que son el equivalente de los laboratorios de patología de un hospital, vienen informando de la condición física de la Tierra, y los especialistas en clima la ven seriamente enferma, a punto de sufrir una fiebre mórbida que podría durar 100.000 años. Me veo en la obligación de decirles, como miembro de la familia Tierra y como parte íntimamente relacionada con ella, que ustedes y especialmente la civilización están en grave peligro. Nuestro planeta se ha mantenido sano y en forma por si mismo, igual que lo hace un animal, durante la mayor parte de los más de tres billones de años de existencia. Fue mala suerte que nosotros empezáramos a contaminar en una época en que el sol calienta demasiado para resultar confortable. Le hemos dado fiebre a Gaia y pronto su situación se agravará hasta un estado comparable al coma. Otras veces pasó por eso y se recuperó, pero le llevó más de 100.000 años. Somos los responsables y sufriremos las consecuencias: a medida que avance el siglo, la temperatura aumentará 8 grados centígrados en regiones templadas y 5 grados en los trópicos. La mayor parte de la masa de tierra tropical se convertirá en desierto y ya no servirá para regularlo (el clima), lo que se suma al 40% de la superficie de la Tierra que hemos devastado para alimentarnos.

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Curiosamente, la polución aerosol del hemisferio norte está reduciendo el calentamiento global porque reflecta luz solar al espacio. Este 'oscurecimiento global' es transitorio y podría desaparecer en pocos días como el humo que es, dejándonos completamente expuestos al calor del invernadero global. Estamos en un clima tonto, que se mantiene fresco de forma accidental gracias a humo, y antes de que este siglo acabe, billones de nosotros moriremos y las pocas parejas de personas que sobrevivan estarán en el Artico donde el clima se mantiene tolerable. Al no ver que la Tierra regula su clima y su composición, hemos cometido el error garrafal de tratar de hacerlo nosotros, actuando como si estuviéramos al mando. Y al hacerlo, no hemos condenado a la peor forma de esclavitud. Si elegimos ser los mayordomos de la Tierra, entonces somos responsables de mantener la atmósfera, el océano y la superficie de la tierra en condiciones correctas para la vida. Una tarea que pronto descubriríamos es imposible y algo que antes de que tratáramos a Gaia tan mal, ella hacía gratuitamente por nosotros. Para comprender hasta qué punto es imposible, piensen cómo harían ustedes para regular su propia temperatura o la composición de su sangre. Las personas con riñones que fallan conocen el eterno problema diario de ajustar el consumo de agua, sal y proteína. El apaño tecnológico de la diálisis ayuda, pero no es sustituto de unos riñones vivos que estén sanos. Mi nuevo libro 'La Venganza de Gaia' expande estas ideas, pero se preguntarán por qué la ciencia tardó tanto en reconocer la verdadera naturaleza de la Tierra. Creo que se debe a que la visión de Darwin era tan buena y clara que nos ha tomado hasta ahora digerirla. En tiempos de Darwin, poco se sabía sobre química de la atmósfera y los océanos y debieron haber pocas razones para que Darwin se preguntara si los organismos cambiaban su entorno además de adaptarse a él. Si entonces se hubiera conocido que vida y medioambiente están estrechamente emparejadas, Darwin habría visto que la evolución implicaba no solamente a los organismos sino también a toda la superficie planetaria. Entonces podríamos haber mirado a la Tierra como si estuviera viva, y haber sabido que no podemos contaminar el aire o usar su piel -sus bosques y ecosistemas oceánicos- como una mera fuente de productos que nos alimenten y amueblen nuestras casas. Habríamos percibido de forma instintiva que esos ecosistemas deben permanecer intactos porque son parte de la Tierra viva. Así que ¿qué debemos hacer? Lo primero es tomar conciencia del ritmo sobrecogedor de cambio y comprender qué poco tiempo queda para actuar; luego, cada comunidad y cada nación debe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible. Nuestra civilización es intensiva en energía y no podemos apagarla sin estrellarnos, así que necesitamos la seguridad de un descenso propulsado. En Gran Bretaña estamos acostumbrados a pensar en toda la humanidad y no solamente en nosotros mismos; el cambio medioambiental es global pero tenemos que ocuparnos de las consecuencias aquí, en el Reino Unido. Por desgracia nuestra nación está actualmente tan urbanizada que es casi como una gran ciudad y contamos con areas pequeñas para agricultura y bosques. Dependemos del mundo comercial para sustentarnos. El cambio climático nos negará nuestros suministros regulares de alimento y combustible que viene de ultramar. Podríamos crecer lo suficiente como para ser capaces de alimentarnos con la dieta de la Segunda Guerra Mundial, pero la noción de que todavía hay suficiente tierra para producir combustible orgánico o para convertirla en granjas de energía eólica es absurda. Haremos cuanto podamos para sobrevivir, pero lamentablemente no veo a los Estados Unidos o las economías emergentes de China e India cortando a tiempo, y ellos son la principal fuente de emisiones. Ocurrirá lo peor y los que sobrevivan tendrán que adaptarse a un infierno de clima. Posiblemente, lo más triste es que Gaia va a perder tanto o más que nosotros. No solamente se extinguirá la vida salvaje y ecosistemas completos, pero en la civilización humana, el planeta tiene un recurso precioso. No somos sólo una enfermedad. Somos, por nuestra inteligencia y comunicación, el sistema nervioso del planeta. Es a través nuestro, que Gaia se ha visto a sí misma desde el espacio y empieza a conocer su lugar en el universo. Deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su enfermedad. Seamos valientes y dejemos de pensar solamente en las necesidades y derechos humanos, démonos cuenta de que hemos hecho daño a la Tierra viva y que necesitamos hacer las paces con Gaia. Debemos hacerlo cuando todavía somos fuertes para negociar y no una chusma desesperada dirigida por señores de la guerra brutales. Más aún, deberíamos recodar que somos parte de Gaia, y que ella es realmente nuestro hogar

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