La Riqueza de Las Naciones

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MOLINA

.IBROS vesia

ANTIGUOS del

Arenal,

MADRID

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^.^^.J^

>A^

RIQUEZA DE LAS NACIONES. TOMO

I.

INVESTIGACIÓN

DE LA NATURALEZA CAUSAS

Y

DE LA

RIQUEZA DE LAS NACIONES Escrita en Ingles por el Dr. Adam Smith,

Y

traducida al Castellano por el

Ortiz,

Lie. D. Josef

con varias Notas y Ilustraciones

Alonso

relativas

á España.

Segunda edición

muy

corregida y mejorada,

TOMO

L

En Valladoli£): En

laOficma de

la

Viuda y Hijos de Santandcft

Año

de 1805.

,^

\%iÁ;M TRADUCTOR.

Jjespues de aquel sagrado vínculo de Religión y de Moral que une al hombre íntimamente eon Dios y con sus semejantes, único apoyo ó basa segura de su verdadera felicidad,

ocupael lugar primero elde aquel

ínteres general

mico

que en'lo político

liga á los

/hombres entre

mar una Sociedad de

mo

las varias

se

civilizada.. El



y,

econó-

para for-

desempeña

obligaciones que eh este últi-

imponen fécíprocament'r'las gentes

por un derecho en quVfes^^ autoriza su mis-

ma

condición de racionales y

consiguiente sociables

cumplimiento exacto de

mero

las

impuso Dios,

las

la

Hombre mismo porque ,

,

y por

inseparable del

es

,

libres

que en

el

pri-

Naturaleza y

el

en virtud de estas

solamente puede obrar justicia y odiar ¡a

ini"

quidad;pQro los principios en que unos y otros intereses se

fundan,

los

medios de su recu-

y las conseqüencias que de ellos se deducen en beneficio ó daño de la sociedad

lación

,

humana son

entecamente distintos, aunque

modo

de ningún

contrarios: todos recta-

mente entendidos miran

al fin

último de

la

felicidad verdadera,

rumbos ción

;

y se dirigen á él por con recíproca comunica-

diferentes

pero sus qualidades pueden investi-

garse prescindiendo los

como con las

unos de

distintos objetos lo

los otros,

hacen todas

Ciencias Naturales, sin elevar sus cono-

cimientos á lo sobrenatural.

De

los intere-

y Morales tratan las Ciencias sublimes que no son del asunto de nuestra

ses Religiosos ,

puramente

Obra: de

los

Economía

política

;

y

civiles

habla la

esta es el objeto

de

nuestra Investigación.

No

sé si acertaré

he concebido de

la

á explicar la idea

que

que vulgarmente suele

formarse de esta Economía foHtica. Por lo

común

se

como

considera

oculta que

habilita á

que á otros para

el

cierta

qualidad

unos hombres mas

manejo de

los intereses

públicos y privados , á que suele darse el misterioso título de don de gobieriio , talen-

y otros nombres alusivos á aquella expedición que suele proto, genio industrioso,

diicír

en unos mejores efectos que eñ otros

tanto en sus negociaciones domésticas , co-

mo

en los reglamentos públicos

á que en el

la

decoro y

la

abundancia,

conveniencia.

Los que na

sociedad reyne la

pueden dar una razón tos

,

se

con

ulterior

de estos acier-

contentan con expresar su confusa

con

idea

dirigidos

,

el

nombre de

gubernativo^

í^ino

que caracterizan al que logra en

feliz

el

manejo de aquellos

nocen que

sin aquel

espíritu

no puede haber Magistrado

un

éiáto

intereses: co-*

,

económico Cabeza de

pueblo ni Gefe de sociedad, capaz de con,

ducirla á su prosperidad familias

que pueda

ni

:

traer al

aun padre de

seno de

la

suya

aquella frugalidad y parsimonia que la ha de hacer dichosa en su condición y estado íespectivo. Otros parando su consideración

en lo mecánico puramente conocen ,

fiomia por sus efectos

mas palpables

grosera y superficialmente: esto es

ten

,

porque no pueden menos

den establecido de hecho en los

la jEco-

la

,

,

,

pero

advier-

aquel or-

Saciedad

de:

hombres en que cada uno procura ma,

nejar sus negocias de

modo que

le

rindaa

mayores lullidades: ven que Ciudades

]as

,

trafican

los

que pueblan

y negocian por gran-

producciones del campo; y que los que habitan en este , se fatigan por obgear

las

con

tener

el

fruto de sus labores lo que fa-

brican los primeros, afanándose unos y otros

por

la

posesión del tesoro que

les

facilita

quanto puede en aquel orden desearse, qual es el

oro y

la

plata

,

signos solamente de la

verdadera riqueza: últimamente que

los

mas

aplicados y expertos procuran mejorar artes,

las

inventan medios que faciliten y pery hacen todos sus es,

feccionen sus obras fuerzos por sacar

nor trabajo.

nomía

,

mayor ganancia con me-

Todo

y sin duda

esto entienden es

por Eco^

en distintos concep-

tos objeto y efecto de ella; pero

no pasan

conocimiento de sus causas

a la inda-

al

gación de sus principios

,

,

ni á la conside-

ración de sus conexiones , relaciones, orden

y conseqüencias: y aunque'son muchos los que hablan de Economía son muy pocos ,

los

que

se hallan

capaces de darla una rec*

ta difinicion.

Varios Escritores clásicos de entre nues^

duda de

tros Españoles se desdeñaron sin

y elevándose sobre mecanismo ilustraron Ja materia con sus

aquellas vulgaridades el

superiores luces

,

mu-

logrando desterrar

,

chas insensatas preocupaciones. Distinguiéronse en nuestra Nación

el

Dr. Sancho de

Moneada, UUoa, Alvarez de Osorio, Martinez de la

Mata, publicados por

Conde de Campomanes

en

el

el

Señor

Apéndice á

su digna obra de la Educación popular crita

en nuestros dias por este ilustre

,

Ma-

gistrado. Navarrete manifestó su niego

por

el

eii

Monar-

sus Discursos para conservación de

quías

es-

Zabala y sus Compañeros su zelo

;

bien de

la

económico-política

Nación en su Miscelánea ;

D. Bernardo Uvard

sus

deseos del adelantamiento de la industria en

su Proyecto económico

y á este tenor otros varios, cuyos conocimientos son acreedores a Ja

fama y

sus escritos.

al

Todos

,

aprecio que merecieron ellos

y muchos mas ha-

blaron con ingenuidad respetuosa rieron con agudeza

mente

,

ciones

,

abrazaron

,

la

se

,

discur-

fundaron solida-

razón sin preocupa-

y en una palabra desempeñaron

pero

Titllmcnte su objeto

;

trataron de reducir

la

científico

,

un

á

sistema general

sobre aquellos puntos á que sion las consultas

Soberano , sos

,

,

:

escribieron

les

dieron oca-r-

representaciones al

las

,

que no un método

es cierto

materia á

deseo de reformar ciertos abu^

el

las particulares

tas circunstancias

,

observaciones de cier-

casos y paises

y

,

las ex-

periencias propias y agenas en ciertos ramosí

ó bien

establecieron unos breves

de enseñanza para algunas los elementos

ó

artes

grandes para

el

las acertadas ideas

público

se

pararon á

dadera Ciencia

una basa de

:

ó

ge-

en todo

y manifestaron

que tenian concebidas de

Policía económica

que no

,

:

,

con venta-

io qual escribieron ciertamente

la

oficios

mas obvios para todos en

neral en su respectiva educación

jas

métodos

esto

;

¿

pero quien duda

como

tratarla es

,

ver-

no dispusieron

principios elementales en

que

antes de descender á los particulares se de-

mostrasen los efectos por sus universales causas

do

las

:

un

ideas

sistema general que exponien-

económicas d? un

tracfo, ¿yunque fynd^^u,

aj

modo

absr

feílu^iíjas

i

práctica solo se añadiese la dificultad de la

aplicación de ellas a las circunstancias particulares del pais

dad,

,

del terreno ó de la socie-

modo que

al

más Ciencias

sucede en todas

exactas

las

de-

que no son de mera

,

especulación? Este objeto tan grande

que

como

propuso nuestro

importante

flié el

Autor, Y

que desempeñó como ninguno

el

se

hasta ahora.

Adam do

Smith después de haber exercitar

sus superiores talentos en varias

sidades de te

en

la

la

Gran-Bretaña, y especialmen-

de Glasgow

,

condecorado con los

Grados de Doctor en Leyes

ó

Univer-

,

y de Maestro

Profesor público de Filosofía Moral, dio

á conocer sus adelantamientos en su apreciable obra de la Thcoría de los sentimientos

mor a/es, qMQ mereció de su Nación so a que

es

acreedora

:

reglar

la

da

Gran-Bretaña

,

pensó

el servicio

de ar-

baxo de un sistema de principios

todos los

que

aplau-

y extendiendo des-

pués sus ideas á nuevas empresas hacer á

el

conocimientos económicos en

tantos adelantamientos tiene acredita-

aquella Nación;

y en

efecto dcspucs

de

nn escrupuloso

estudio de

cuya penetración

le

materia

la

facilitaba

para

,

un genio

gular esta especie de especulaciones

sin-

dio á

,

luz su ponderada obra de la Investigación

de la naturaleza y causas de la Riqueza de las

Naciones en

año de 1775

el

zo algunas adiciones en siendo

los

prueb.-i incontestable

ción del público

las

que hi-

a

:

de 1783 y 84; de

aproba-

la

numerosas y repetidas

ediciones que en tan corto tiempo se han

hecho de una producción tan

feliz

y

,

anhelo con que ha sido solicitada de

el

las

demás Naciones de Europa traduciéndola á sus respectivos idiomas. Mereció

ei

Au-

tor ser citado en varias ocasiones antes de

su muerte en

la

respetable

Asamblea del

Parlamento Británico, como juez propuesto por

para

las

controversias económicas

plicadas

cer

el

Obras

dignidad y solidez de sus escritos

la

;

cuya circunstancia

mayor ,

es á

mas com-

mi pare-

elogio que puede darse á sus

para quien conozca

el

carácter

de

aquellas Cámaras, y una autoridad extrínseca á sus escritos

muy

necesitasen para su

recomendación hablen-

considerable :

,

si

fa

do

sido conseqüencia de aquel aprecio uni-

versal

que

se

hacía de su proflinda inteli-

Economía

gencia en puntos de berle confiado

el

citud de su parte,

Ministerio sin previa solila

Comisaría general de

las

Corona en el Rey no de Escocia. La Obra pues de su Investigación es duda una producción magistral muy

Rentas de

sin

política ha-

la

,

singular en su género

y

j

los

que no quie-

ran confesarla del todo perfecta

garán por lo

paró

el

menos que con

no ne-

,

ella

pre-

Autor un camino que otros no

abrieron para los adelantamientos sucesi-

vos de un ramo de ciencia tan importante.

He

dicho que trató

un método tendemos

científico

el

;

la

Economía en este no en-

pero por

que desearía acaso un escrupu-

loso Dialéctico, en que llenando páginas de

se

y argumentaciones hubiese conseguido formar una serie inú-

til

de qiiestiones etimológicas, de ambigüe-

divisiones

,

difiniciones

dades de palabras

^

y de

genio estragado con tar á

la

sutilezas

de un in-

costumbre de susci-

cada paso disputas nominales

do mucho mas repugnante

al

;

méto-

objeto econó-

mico que

no un

al

de qualquíera otra ciencia

:

si-

sistema ord¿nack> por principios, de-

mostrado por causas, comprobado con efec-

y inteligible de todos como correspon^ de á un asunto tan palpable. Trata del printos,

cipio universal de toda riqueza, que es el trabajo productivo del hombre: de las rentas

de

y de las ganancias de los emplean en todas las nego-

la tierra

fondos que

se

ciaciones de

una sociedad: habla cié

ducciones rudas del campo, de facturadas

las

las

pro-

manu-

de sus comparaciones y valores

,

y extrínsecos de la relación y proporción que dicen con el signo ó mointrínsecos

:

neda que constituye los progresos sas

y de

las

de

las

la

riqueza nominal

Naciones

de su decadencia

mas mercantil y

agricultor

establecimientos públicos

Estado, de los fondos

las

,

:

de

de

:

:

de

de sus cau-

,

los siste-

las

obras

y

de los gastos del

expensas del Soberano, y de

que deben sufragar a todas

ellas:

últimamente de quanto puede influir uni-

y originariamente en la opulencia de qualquiera Nación en todas sus diferentes

versal

circunstancias y variaciones

;

descendiendo

después para comprobación de sus discursos á varias particularidades taa necesarias

como

curiúSds.

Prescinde en sus reflexiones de aquellos

res-

petos puramente políticos que miran á las obligaciones y qualidades de

un Soberano

y de un vasallo como tales á ó desventajas de las diferentes :

Gobiernos y á ,

la

las

ventajas

de

especies

administración de

la jus-

y quando toca algún punto de estos, io hace solamente en orden á la parte ecoticia

:

nómica ó á ,

utilidad en

las relaciones

tendencia bien generosa la

de mas ó menos

los intereses, sin mezclarse

en

Autoridad legítima del que manda sobre

la situación del

nos

se

que obedece; y

mucho me-

introduce en disputas relativas á

supremas potestades, evitando con deracion aquel escollo tan

mOr

esta

común de

las

los

que

escriben en materias tan ocasionadas á la tira

sá^-

y a la detracción.

El al

la

bien opresiva de

,

estilo

de su locución

es

mas conforme

de un Autor elemental que pretende de-

rnostrar critor

por principios

que

,

que

solicita persuadir

al

de un Es-

con

elegancia:

por consiguiente sucede usar de términos y expresiones que pueden llamarse facultativas, sin atender tanto á lo castizo del idio-

ma como

No es esto

á dexarse entender con claridad.

desconocer

la elegancia

gua, sino considerar no

ser este

de

la len-

un lugar

el

mas oportuna para usarla de cuya razón no puede menos de convencerse el que ha:

ya leido Escritos metódicos de qualquiera Ciencia ó Arte , en los quales ño solo cuentra un idioma peculiar

de cada facultad

digámoslo

,

lo

así

sino que no pueden ex-

,

ponerse ciertos puntos sin aquellas technicas,

se en-

que en una

frases

sola expresión dicen

que aun con muchas proposiciones no

quedaría bien explicado. Por

zón

se hallarán

alguiíjs términos

á veces en ,

la

la

misma

ra-

Traducción

que mirados por

la es-

crupulosidad del Diccionario podrían parecer algo bárbaros

;

pero que atendida

la

deberán tener por facultativos y propios: reflexionando sobre todo que si

materia

se

los términos logran explicar bien los

ceptos, solo por esto

cumplen con

de voces significativas.

con-

el oficio

Como al

pasar

el

Autor de

los principios

que

universales á ciertos puntos particulares

comprueban,

los

Gran-Bretaña á

culiares a la

otros paises

de muchas cosas pe-

trata

,

,

me

pareció

la

Francia y á

muy conducente

añadir en algunas advertencias ó llamadas

que en aquellos casos encontré de parti-

lo

cular en España, para que el lector pudiese

con mas oportunidad

aplicar sus reglas

generales á las circunstancias del pais en

vive

ó bien para que sirviesen de noticias

:

que

curiosas ria.

No

ilustrasen algún tanto la mate-

he pretendido con

una formal discusión de

do de

que

las

máximas

ellas

lo acertado

Autor ^

del

entrar en

ni

ó

erra-

formar un

tratado particular sobre lo que puedan ó influir

que

en nuestros intereses nacionales

las cortas noticias

que en

la

;

no

por-

materia

al-

canzo, no son para emprender una obra tan difícil

;

quedando

satisfecho

con haber

tra-^

bajado algo por mi parte en obsequio de} lector,

y mayor utilidad del que pretenda

hacer aplicación de aquellas reglas á los casos particulares de su nación;

siempre

mucho que

quedando

trabajar y discurrir á

que alcancen superiores conocimientos.

los

Todo Obra lo

se

en

el

contexto de

la ;

y

encuentra en "varias Notas ó apénfruto de mis

es

,

se halla

originalmente de nuestro Autor

es

que

dices

que

lo

tareas

,

en que he

procurado no decir cosa que no vaya apo-

yada en Autores clásicos y regnícolas aunque no haya usado de la desconfianza de ,

citarles*

Solo

resta advertir

que

es necesario leer

estos discursos

con mucha reflexión

que sobre

ser

su sentido en todas partes

profundo

es

íisico

y

,

,

,

por-

en muchas sumamente meta-

necesita á veces

de repetidas

lec-

turas para penetrar el espíritu de sus aser-

ciones

que

:

es

exactísimo en sus datos, por-

fué escrupuloso en la indagación de los

y no afirmó cosa que ó no hubie^ examinado por sí ó no le hubiese sido

hechos se

que

^

,

demostrada por documientos auténticos: que

aunque su Obra pueda be por

lo

menos

un modelo de

el

mejorarse, se

le

de-

haber presentado en

ella

imitación: y últimamente

por

lo

que hace á

mo

en

las varias

h

Traducción, que co-

ediciones que se

han

h^

'

han añadido por

clio del original Ingles se

Autor muchas cosas que no

el

todas

las

traducciones que

ett

se

hallan en

otfos idiomas

han publicado hemos arreglado

se

,

luz:

nues-

octava y última que se ha

tra á la edición

dado á

la

de su original

bien que supri*

:

miendo algunas particularidades pero ,

muy

pocas ó por absolutamente impertinentes á ,

nuestra nación

á

la

ó por

,

Santa Religión que profesamos, protes-

tando con ingenuidad

da

poco conformes

ser

se adultera el

,

que quitadas en na-

fondo de

Obra, y

la

sin

expurgar nada añaden á su perfección y complemento como puede con facilidad ,

desengañarse qualquiera que consulte con

imparcialidad si

Original

no he conseguido

por

falta

ser útil al el

el

:

en todo lo qual

el acierto

,

no ha sido

de un deseo vivo y sincero de público cuya circunstancia y

hecho de dar

;

á conocer á la

Nación unos

y un Autor tan dignamente aplaudido de la Europa pueden escritos tan singulares

,

,

hacerme acreedor á

la indulgencia.

índice DE LOS CAPÍTULOS DEL TOMO /4f5?Ü> r

K

Primero.

I ^'^ÉÍ^0DÜCCIONY FLANDE LAOBRA. '"""

LIBRO L

jLJ'e las causas del adelantamiento y perfección en las facultades productivas del trabajo

que

;,

se distribuye

producto entre

y del orden con naturalmente su

las diferentes Clases

del pueblo.

Cap. Cap.

L De II.

la

División del trabajo,

.

Del principio que paotiva

^.

.

la

división del trabajo

Cap.

IIÍ.

Que

la

2 3.

división del trabajo

tiene sus límites sesfun la extensión dc:l mercado público Cap. IV. Del origen y uso de la moneda Cap. V. Del precio real y nominal de toda n}ercadería , ó del precio en trabajo y el precio en moneda. Cap. VI. De las partes integrantes ó componentes del precio de toda mer.

.

cadería

Cap,

VU. Del

3o. S^.

52.

84.

precio natural, y del

5

actual ó mercantil de toda cosa per-

mutable

93,

Cap. VIII. De ios Salarios del trabajo. Sección I Sección H Cap.lX, De las Ganancias de los fondos. Cap. X. De los salarios y de las ganancias según la variedad de empleos del trabajo y de los fondos. Parte í. De las desigualdades que dimanan de la naturaleza de los empleos mismos. Sección I. , Sección ÍI Parre II. Desigualdades que produce la Política de Europa. Sección í Sección lí Sección 111 Cap. XI. De la Renta de la Tierra. parte I. De aquellas producciones de la tierra que dexan siempre renta á su dueño. Parte II. De aquellas producciones de la tierra que unas veces dan renta, y ot'as no Parte I j I. De las variaciones en la pro.

.

.

.

.

.

.

.

.

]K)rcion entre

los valore? respectivos de aquellas especies de producción de !a tierra que dexan siempre

renta

al

dueño

del terreno

,

y de

I í

í.

j3o.

iS^.

1

79.

i8r. 2,04.

za.2.

245. 255.

273.

278,

809.

las

que nnas veces

la clexan,

y ofras

no

338.

Digresión sobre

las

variaciones del va-

lor de la plata en el diácurso de los quatro últimos siglos. Primer periodo 342. Periodo segnndo 3^0. Periodo tercero. Sección I SyS. Sección II 391. Variaciones en la proporción entre los respectivos valores del Oro y de la

Plata

¿j.09.

Fundamentos para conjeturar que valor de

la

el

Plata continua todavía

baxando Notas del Autor y

el

Traductor.

.

.

4^9' 4a5.

INVESTIGACIÓN

DE LA NATURALEZA ^l^^USAS A^^ií*

DE LA RIQUEZA

l-^vyi^E LAS NACIONES. Li^icioN

'

Y Plan de la Obra.

trabajo anual de cada Nación es la fuente primitiva de donde se surte originalmente de todas aquellas cosas necesarias y Jr'jL

cómodas para anualmente en

la

que se consumen y que consisten siem-

vida

ella

;

pre ó en el producto inmediato de aquel trabajo ó en lo que con aquel producto se adquiere de las demás Naciones. Según pues aquella proporción que este» producto ó lo que con él se adquiere guarde con el número de los que hai^de consumirlo así la Nación estará mas ó menos abastecida de las cosas necesarias y cómodas que mas conduzcan para su uso ó su xiece,

.,

,

sidad.

Pero

proporción no puede

esta

méno'^,

de

regularse en todo pais por dos distintas cir« cunstancias la primera por la pe icia , des:

treza y inteligencia

Tomo

I.

coU que i

se

aplique g^tíS"

a Introducción. raímente su trabajo ; y la segiinría por la proporcioa que se guarde entre el número de los que se emplean en el trabajo útil , y el de Jos que no están utilmente empleados, íáea el que fuere el suelo el clima, ó la extensión de territorio de qualquiera Nación, la abundancia ó Ja escasez de su surtido ó nb.Tstecimit nto anual no puede menos de depender , según su particular situación . de Jas dos circunstancias sobredichas. Aun mas parece depender esta abundancia ó escasez de la prim»^ra que de la segunda. Entre las Naciones salvages de cazadores ó de pescadores todo el que se halla hábil para trabajar se dedica mas ó menos á alguna labor ó trabajo útil , y procura en qnanto está de su parte proveerse de las cosas necesarias y útiles , extendiendo también sus miras á aquellos que en su familia ó son demasiado tiernos de edad , ó demasiado ancianos , ó bien están enfermos , ó por qualquiera otra causa inhabilitados para salir á caza, ó para ocuparse en la pesca ; pero estas Naciones se hallan sin embargo de esto en tal extremo de pobrez¿^, que por falta de lo necesario su ignorancia y su barbarie suele reducirlas freqúentemente á la miserable fatalidad , ó de destruir directamente á sus propios hijos , á sus ancianos , y á los enfermos de largas dolencias , ó de abandonarles al terrible desconsuelo de perecer de hambre. ,

Introducción.

3

ser devorados de las fieras. En las Na* -cioiies civilizadas y opulentas es íoíto ^1 con-

6 de

trario

;

aunque haya un gran número de

in-

dividuos que nada trabajen , consumiendo acaso diez veces ó ciento mas que aquejja niayor parte de los que trabajan , el producto entero del trabajo común de la sociedad toda es tan superabundante y fecundo que basta para proveer con profusión á toda la cora unidad y un trabajador por pobre qué como sea sea , y de la clase mas abatida frugal é industrioso puede gozar de mayor :

,

cantidad de provisiones necesarias y cómodas para la vida que la qué en su situación es capaz de adquirir un salvage de aquellas >,

Naciones incultas. Las causas de este ventajoso adelantamiento en las facultades ó principios productivos del tra]>ajo , y el orden conque se distribuye naturalmente su producto en las diferentes clases V condiciones de la sociedad son el asunto del Libro primero de esta Investi,

gación. -

Sea

el

que fuere

el

estado actual de peri-^

que se trabaen qualquiera Nación . la abundancia ó la escasez de su mantenimiento anual no puede menos de depender permaneciendo en un ml-ímo estado de la proporción entre el nú* mero de los que anualmente se emplean en Jas labores útiles , y ei de ios que no están de cia

.

destreza v inteligencia con

je

,

j,

{

Introducción. número de operacomo se verá des-

/j.

esta suerte em})l(^ac]os. El rios útiles y productivos ,

es eu todas partes proporcionado á la cantidad del Jondo ó capital emj)leado en

pués

-,

darles

que

trabajar, ó á acpiel

modo

particular

de emplear este caudal ó fondo: por tanto el segundo libro trata de la naturaleza del fondo capital del modo con que se va aumentando ó acumidando gradualmente y de las diferentes cantidades ó proporciones de trabajo que se [)oncn en movimiento según los diforentes modos de emplearlo. Las Naciones medianamente adelantadas destreza y inteligencia para la en pericia aplicación del trabajo han seguido planes muy diversos en la dirección general de él, los quales no todos han sido igualmente favorables á aumentar la masa de su producto. La política económica de unas Naciones .se ha empeñado en fomentar extraordinariamente la industria rústica , , y la de otras la urbana. Apenas se hallará una Nación que haya tratado con igualdad y imparcialidad luia y otra especie de industria. Desde la ruina del Imperio Romano la política de Europa ha sido mas favoraljle á las artes , manufacturas y comercio que pertenecen á la industria urbana , que á la agricultura , que es la rústica. Las circunstancias pues que pa» rece han inducido á esta política se explican «n el Zibro tercero. ,

,

j,

ÍNTRODUCCIOX.

Aunque

5

estos diversos piancs fueron acaso

formados en su princij)io por los intereses particulares ó por la preocupación de cierta clase de gentes sin conocimiento ni previsión alguna de las conseqiienciascpie de ellos debieran seguirse , bien favorables bien adversas al interés común de la sociedad , no por esto han dexado de dar motivo bocas oti á varias teorías ó tratados especulativos de economía política de los quales unos ]^onderan la importancia de la industria urbina , y otros la de la rústica. Estas teorías han tenido una influencia muy considerable no solo en las opiniones de los Sabios sino en la conducta pública de los Príncipes y Estados soberanos. Por tanto en e\ Libro quarto se procura explicar con la claridad posible, y examinar á fondo aquellos diferentes sistemas, y los principales efectos que han producido eii distintas épocas y naciones. En estos quatro primeros Libros se trata de examinar encjue consista la renta del gran cuerpo de la sociedad , ó qual sea la naturaleza de acpiellos fondos que la han provisto de su mantenimiento anual en diferentes naciones y siglos. El quinto y último trata de las rentas del Soberano ó de la República: en él se procura demostrar en primer lugar quales sean los gastos necesarios de un Soberano , y de una República ó Comunidad arreglada de gentes quales deban deducirse ,

,

:

,

:

Introducción.

6

contribución general del Cuerpo enteuna parte sola , ó de ciertos ; y qualcs de miembros de la sociedad eu segundo lugar; quales sean los modos y medios diiereiites con que todo el común pueda ser obligado á contribuir para los gastos ó expensas interesantes al cuerpo en general ; y quaJcs las ventajas , ó los inconvenientes principales que de cada uno de estos medios pueden resultar V en tercero y último que causas ó razones hayan podido inducir á los mas de los Gobiernos modernos á empeñar parte de sus rentas ó á contraer deudas públicas ; y que efectos hayan producido estas deudas naciónales en la riqueza real de la Nación respectiva , que es el producto anual de sus tiernas , y del trabajo de la sociedad.

de ro

]a

:

:

,

LIBP.O De

I.

adelantamiento

las causas del

y perfección en las facultades procíuctivas dol trabajo ; y der orden ron que su pró-í dncto se distribuye naturalmente entré las diferentes clases del Pueblo.

CAPÍTULO De

r.

la división del trabajo.

mayores adelantamientos en las facultades ó principios productivos del trabajo, y la mayor parte de la destreza , pericia y in-

Jl_'os

que este se aplica y dirige en no parecen efectos de otra cauca que de la división del trabajo mismo. Esta división en los negocios en general de ía sociedad se enteiíderá mas fftcllmente considerando él mcdo con que obra en ciertas manufacturas ó artefactos particulares. Comunmicntese cree cpie esta división es mncho iñayor en aTgunos negocios de poca :mporfancia pero se cree así no porque en reateligencia con la

sociedad

,

,

;

menos considerada y atendida eii Jos de mayor entidad sino porque en ac|ue-« has manufacturas que se destinan á surtir á tin pequeño número de gentes de cosas d© lidad sea

,

Riqueza de las NAcroNES.

8.

poca importancia clíbe ser tamljien menor el niimcro He los operarios y por consiguiente todos los (pie se empican en los diversos ramos de aquella obra por lo común suelen tado en que en el dia se ha lia este oíieio no «ío^o es un artefacto particular la obra entera o total de un alfiler , sino que incluye cierto número de ramos de los qnales cada uno industria

;

,

cierto

,

constituye tiía el

un

y peculiar. Uno otro lo endereza,

oficio distinto

metal ó alambre

,

el ([uarto lo afila , el quinto , prepara para ponerle la cabeza , y el formar esta requiere dos ó tres distintas operaciones ; el colocarla es otra operación particular ; es distinto oficio el blanquear todo el alfiler , y muy diferente también el de colocon carlos ordenadamente en los papeles que el importante negocio de hacer un alfiler viene á dividirse en diez y ocho , ó rnas operaciones distintas las qnales en unas casas se forjan por distintas manos y en otras una mano sola forma tres ó qnatro diferen~ tes. He visto un laboratorio de esta especie en que solo habia empleados diez hombres, de los que cada uno por consiguiente excr— cia dos ó tres de aquellas operaciones. Pero aunque eran muy pobres , y muy mal provistos de las máquinas necesarias , quando se esforzaban á trabajar hacían cerca de doce libras de alfileres al dia. En cada libra habría mas de quatro mil de mediana magnitud; por consiguiente estas diez personas podían

otro lo corta

lo

:

:

,

JO

KlQüEZA DE

I.Aa

NaCIONE?.

hacer cada día mas de qnarenta y ocho mil alfileres , caya cantidad partida entre diez tocaría á cada uno hacer al día qnatro mil y ochocientos. Pues si estos hubieran trabajado separada é independientemente , y sin haber sido educados por principios en el oficio peculiar de cada uno , ninguno ciertamente hubiera podido Ib^gar á fabricar veinte alfiy acaso ni aun uno solo que que no haría ciertamente la bicentésima quadragésmia j)arte , y acaso la quadrimiiésima octogentésima de los que al preleres al dia

es decir

:

,

,

sente son capaces de hacer en conseqüencia de una división propia , y de una j'nciosa

combinación de sus diferentes operaciones. En todas las demás manufacturas y artefactos son muy semejantes á los de este oficia frivolo los efectos de la división del trabajo;

aiuique en muchas de ellas ni este puede admitir tantas subdivisiones ni reducu'se á una no obssencillez tan exacta de operaciones tante la división del trabajo , en quanto pueda ser admisible produce en todo oíicio y arte un proporcional adelantamiento de las facultades productivas de él. Es de creer que estas ventajas hayan sido causa de ía separación que vemos de oficios , tráficos y empleos. Usta separación se ve con mas generalidad y perfección en los países que están elevado» ,

,

,

á mas alto grado de industria y cultura, sien* re á una operación sola y snnpJe , y como que el operario hace aquel oficio único destino de su vida , no puede dexar de aumentar considerablemente la destreza deí artífice. Un herrero , que yjor diestro c|ue sea en el manejo del martillo no se Laya acostumbrado á hacer clavos, si en alguna ocasión se ve precisado á intentarlo^ seí>i!ro es c[ue apenas podrá hacer al dia dos-? cientos 6 trescientos clavos , y aun estos de, muv malafieur-a y íormacion. El herrero que estuviese acostumbrado á hacerlos, pero que iiíKi

:

j:or iiltimo

no fuese este su único oficio, rara vez, y esto podria lleha.riendo los mayores esfj;erzos Yo he visdia al ochocientos. fraguar á gar ;,

to á varios mozos de edad

anos,

que

el

como de

veinte

que por no haber tenido otro oficio de liacer clavos , quando lo exercian,

podia cada uno hacer al dia mas de dos mil y trescientos. El hacer un clavo no es sin embargo una obi'a de las mas sencillas ; uu*

Libro I. Cap. I. j5 persona mueve los luelles , esfuerza inodera ei sopio según el fuego que se neti>!ta , caldea el hierro, y forja las partes rincipales del clavo y aun al formar la caI 1 czi\ tiene que mudar de instrumento. Aqiiel'is diferentes operaciones en que está subdividido el trabajo de hacer un alfileró un i^oton de metal , son cada una de por sí mucha mas sencillas y por consiguiente es mucho mayor la destreza del operario como que no se ocupa toda la vida en otro ministerio. La velocidad con que se executan alestas operaciones en las manufacatli] iias de turas , excede á quanto puede sobre la destreza de la mano del hombre figurarse uno que jamas las ha visto. En quanto á lo segundo , la ventaja que se saca de aprovechar aquel tiempo que por lo regular se pierde al pasar de una especie de labor á otra , es mucho mayor de lo que á primera vista puede imaginarse. Es imposible pasar con mucha presteza de una obra á otra , quando la segunda se hace en sitio distinto y con instrumentos enteramente diversos. Un texedor de una aldea ó lugar corto , que al mismo tiempo cultive alguna porción de terreno , no podrá menos de perder una gran parte de tiempo al pasar desde el telar al campo , ó al volver desde el campo á su telar. Quando las dos laboíiilíina


iicacion eétoy pcféiíadido á

:

especialn^ente

que por

mi¡cl>o

quardo que tra-

5a

Riqueza de las Naciones.

baje en aclarar un objeto tan abstracto por su misma naturaleza , no ])uec!e menos de

quedar mucha obscuridad el lector mismo.

remoxgr por /'vX^Í£l^^

c|ue

CAPITULO yj^^'^^^'m Del precio

real

y nominal

ele á^^ift^|rz¿'^fe-

deriat ó del precio en írabajoy'y-jjfccio

en moneda.

Sí odo hombre es rico ó pobre según el grado en que puede gozar por sí de las cosas necesarias útiles y deleytables para la A'ida humana; y una vez introducida en el mundo la división del trabajo , eé muy peqMciía parte la que de ellas puede obtener diroctamente con solo el trabajo propio. La mayor porción incomparablemente tiene que gran¿',earla y suplirla del trabajo ageno por ]o c[!!al será pobre ó rico á medida de la cantidad de ageno trabajo que él pueda tener á su disposición, ó adquirir de otro; y por lo mismo el valor de una mercadería con respecto á la persona que la posee, y qiie ó no ha de usarla ó no puede consi! mirla sino cambiarla por otras raercaderir? es ijínal á la cantidad de trabajo a«eno que con ella qnede habilitado á granjear, Eí trabajo pues es la medida ó mens!.-ra real del vcdor permutable de toda mer,

,

,

,

cadería.

LiCRO I. Cap. V. 55 El precio real de qnalqniera co?a , lo que realmente ciioíta al hombre que' lia de adquirirla, es la fatiga y el trabajo de su adqui5Íciou. Lo que vale realmente para el que la tiene va adquirida , y ha de disponer .de ella ó ha de cambiar por otra, es la laíiga el de que á él le ahorra , y |audc trabajo y rosta,r á otro. Lo que se compra por dinero, o se grangea por medio de otros bienes ?• adquiere con el trabajo , lo mismo que lo que adquirimos con la fatiga de nuestro cuerpo. El dinero ó estos otros bienes nos excu«an de aquel trabajo ; pero contienen en sí el valor de cierta cantidad de él , que nosotros permutamos por otras mercaderías, que se suponen tener también el valor de otra igual cantidad. El trabajo pues fué el pre^ ció primitivo , la moneda original adquirentc que se pagó en el mundo por todas Ia« cosas permutables. No con el oro no con la ,

,

,

con el trabajo se compró originariamente en el mundo todo género de rl([ue-

plata

5

sino

zas, y su valor para los que la poseen>y tienen que permutarla continuamente por nucvaí

produrcloues, es precisamente igual á tidad de trabajo que con ella rir

de

la

can-

pueden adqui-

o':ro.

como dice Mr. Hobbes e» de/ 'Of?er; pero el que ó adquiere ó hereda un opulento patrimonio, ó un caudal considerable, no precisamente por I^a

riqueza

cierta especie

,

54

ErQUEZA DE LAS NACIONES,

esto aclquiere , ni lierería nn poderío político, tii niia potestad civil ó militar: ?ii rique-

za podrá ofrecerle medios |)ara adrpiirir todo esto.

Dcro

Ja iriLMxi po-^esion

de

ella

no traecon-

sv¿u precisamente aquel gran poderío, ó po^ lo que trae inminliata un poder grande de adqui-

testad de prí^í'erencia

y directamente

es

y de con prtr, cierto imperio, cierta ¡>rej)0sobre todo trabajo ageno.^ y sol»re todo el producto de este trabajo que se halla á la sazón en estado de venta. Su riqueza pues será mayor ó menor á proporción de este poder, ó de la cantidad de trabajo ageno ó de su producto que es lo mismo) que aquella riqueza le habilita para adquirir. El valor permutable pues de c[uaíquiera cosa siempre será igual exactamente á este poder de que rir

tencia

,

(^

mismo a Pero aunque el

reviste él

su

dueño ó

trabajo

propietario.

es la

medida

real

valor permutable de todas las mercaderías , por lo regular no se c^^tijuan por este valor. Las ma'=i veces es cosa muy difícil asegurar con certeza la ;)i-oj)orclon entre dos tlistlntas cantidades de traba (o. El ti