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LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LA FISIOCRACIA: CAMBIO EN LA ESTRUCTURA Y PROPIEDAD AGRARIA. ANOTACIONES SOBRE LAS RELACIONES I

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LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LA FISIOCRACIA: CAMBIO EN LA ESTRUCTURA Y PROPIEDAD AGRARIA. ANOTACIONES SOBRE LAS RELACIONES IDEOLÓGICAS Y EL CAMBIO ECONÓMICO EN LA REVOLUCIÓN FRANCESA.

Ana María Carrillo. 08407016. Leonardo Rojas. Andrés Guillermo Prieto Martínez. 460863 Introducción Tal y como lo señalaría Hobsbawm, lo que sucedería a la tierra tras la era de las revoluciones determinaría la vida y la muerte de la mayoría de los seres humanos entre los años 1789 y 1848. Como consecuencia, el impacto de la doble revolución sobre la propiedad, la posesión, y el cultivo de la tierra, fue el fenómeno más catastrófico de todo este período. Ni la revolución política, ni la económica pudieron menospreciar la tierra, a la que la primera escuela de economistas –la de los fisiócratas- consideraba como la única fuente de riqueza, y cuya transformación revolucionaria estuvo estrechamente ligada con el ascenso de la sociedad burguesa, y de todo el rápido desarrollo económico. En efecto, la fuerza y constancia de los tradicionales sistemas agrarios del mundo y las relaciones sociales rurales cubrían el fértil suelo del futuro progreso económico. A toda costa, y como consecuencia de los nuevos planteamientos políticos burgueses, tenía que ser destruida para que aquel suelo pudiera ser arado por las fuerzas de la iniciativa privada buscadoras de mejor provecho. (Hobsbawm, págs. 266-280) Esto implicaba tres géneros de cambios. En primer lugar, la tierra tenía que convertirse en objeto de comercio, ser poseída por propietarios privados con plena libertad para comprarla y venderla. En segundo lugar, tenía que pasar de a ser propiedad de una clase de hombres dispuestos a desarrollar los productivos recursos de la tierra para el mercado guiados por la razón, es decir, conocedores de sus intereses y de su provecho. En tercer lugar, la gran masa de la población rural tenía que transformarse, al menos en parte, en jornaleros libres y móviles que sirvieran al creciente sector no agrícola de la economía. Todos estos eran en esencia problemas de una sociedad burguesa, por lo tanto, la tarea inmediata era instalar esa sociedad burguesa, frente a los obstáculos que representaba la acción combinada política y económica de los terratenientes precapitalistas y el campesinado tradicional. Como también lo señala Hobsbawm, la principal intención del nuevo orden Burgués era hacer de la tierra una mercancía: abolir los mayorazgos y demás prohibiciones de venta o dispersión, acción que afectaría a las grandes propiedades de la nobleza y de los terratenientes. Además, había que arrancar la gran extensión de tierras eclesiásticas y abrirlas al mercado y a la explotación racional, mediante un proceso doble de secularización y venta. A las propiedades comunitarias les esperaría también la división en lotes y “cercados”, como reproducción directa de la

liberalización del campesino de los lazos y deberes no económicos (villanaje, servidumbre, pagos a señores, trabajo forzado, esclavitud). (Hobsbawm, pág. 277) En Francia, la revolución trajo consigo la abolición del feudalismo. Como consecuencia, la presión de los campesinos y el jacobinismo impulsaron la reforma agraria hasta más allá del punto en el que los paladines del desarrollo capitalista hubieran deseado que se detuviera. Por eso Francia, en conjunto, no llegó a ser ni un país de terratenientes y cultivadores ni de granjeros comerciales, sino sobre todo de varios tipos de propietarios, que serían el principal sostén de todos los subsiguientes regímenes políticos que no les amenazaban con quitarles las tierras. En línea directa con el esquema de eventos mostrado anteriormente, este trabajo pretende dar cuenta de la estrecha relación que se produjo en la esfera de los cambios ideológico-políticos y los cambios económicos durante la Revolución Francesa. Partimos de la hipótesis según la cual la consolidación de los nuevos modelos de propiedad y explotación de la tierra encontraron su base política e ideológica en los planteamientos teóricos de la escuela Fisiocracia. Por lo tanto, nuestro objetivo principal es el de establecer las equivalencias y desigualdades entre la realidad y el plano teórico que cobijo los acontecimiento de la revolución Francesa. En un primer momento se dilucidaran los principales cambios en los sistemas de propiedad de la tierra, para luego pasar al análisis de los cambios políticos que sustentaron dichas transformaciones, en relación directa con los planteamientos de la Fisiocracia. En síntesis, nuestro trabajo pretende dar una breve mirada sobre las consecuencias sociales, económicas y políticas que trajo consigo la Revolución Francesa en el marco de las reformas agrarias. Nuestra exposición sobre el tema, pretender dar algunas luces sobre la relación del proceso revolucionario con el orden jurídicoideológico planteado por las ideas de la fisiocracia. Elementos y características de la Reforma Agraria después de 1789. El 14 de julio de 1789 “El pueblo se levantó contra los asentistas generales, contra los mayordomos, contra los señores feudales. Los campesinos armados se arrojaron sobre los castillos y destruyeron los títulos de propiedad que contenían los derechos feudales, desvaneciéndolos en la llama purificadora del fuego” (Thorez Duclos, pág. 16). De igual forma, la burguesía se vio apoyada por un gran sector explotado por la nobleza, los campesinos, que en medio de una agitada multitud revolucionaria formada por hombres y mujeres saturados de injusticias y de hambre se dirigieron violentamente a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista, la cual fue atacada y destruida. Paralelamente se desarrollaron en las zonas rurales levantamientos de los campesinos contra los señores feudales, los cuales fueron asesinados, y sus castillos saqueados , también incendiaron los edificios de recaudación de impuestos que tan considerablemente los atormentaba , a este movimiento social por la justicia y fraternidad de los hombres en 1789, se lo conoce como el Gran Miedo.

Así, las características generales que definieron la reforma agraria en Francia tras los logros de la Revolución estuvieron claramente enmarcadas en un proceso doble. Por un lado, fue necesaria la expropiación de vastos territorios de propiedad de la Iglesia y la nobleza, la eliminación de los antiguos beneficios señoriales (rentas, impuestos talla, capitación, vigésimos, diezmo eclesiástico), y la disolución de los derechos de propiedad ostentados por el poder de la nobleza y la monarquía durante el Antiguo Régimen. Este proceso, llevado a cabo por la consolidación del gobierno Revolucionario Jacobino (1792-1793) y las nuevas fuerzas constitucionales, permitió la consolidación de un esquema de distribución y adjudicación de tierras a nuevos propietarios libres. El proyecto democrático de la República Francesa, planteó desde su inicio la necesidad de liberalizar las posesiones en manos del poder señorial, repartirlas y consolidar un nuevo modelo de explotación y mercantilización de la propiedad agraria, mucho más acorde con los intereses de la burguesía en ascenso (Jones, págs. 96-110) El hecho de que Francia evidentemente se encontrara viviendo en un sistema feudal generador de resultados pésimos, mientras que en Inglaterra brotaban las primeras señales de una revolución industrial, impulsó la necesidad de la burguesía por tener acceso al poder y manejar un Estado centralizado que obedeciera e impulsara sus actividades económicas. En este sentido, la disolución del sistema feudal, y el establecimiento de una república direccionada bajo los cimientos de Libertad, Igualdad y Fraternidad, propiciaron los elementos necesarios para la consolidación de un nuevo sistema de distribución y propiedad de la tierra. Los logros generados por la lucha popular-burguesa contra el poder monárquico, el quebrantamiento de los antiguos modelos de organización feudal, y las consecuencias generales en el campo político, social y económico producidas por los turbulentos acontecimientos de 1789, se vieron claramente reflejadas en los cambios de los modelos de propiedad y explotación de la tierra que ostentaba la sociedad Francesa de Antiguo Régimen. Aunque las reformas francesas otorgaron a los campesinos la posesión de sus tierras, estos no se convirtieron automáticamente, como lo esperaba la ideología liberal-fisiócrata, en una clase emprendedora de pequeños granjeros. Esto por la sencilla razón de que, si los campesinos deseaban tierras, rara vez deseaban una economía agraria burguesa. En este sentido, la mirada que se debe poner sobre el cambio merece una perspectiva doble: las pretensiones populares frente a sus posesiones agrarias, y las reformas generadas en el plano político por el poder burgués en ascenso (Kaiser, pág. 210) La acción revolucionaria popular debe en este sentido comprenderse bajo el poder y la decisión aún mayor de la clase media burguesa, que supo plantear y llevar a cabo desde un inicio sus pretensiones e intereses. El aparente fin del feudalismo constituyó el componente discursivo más poderoso utilizado por la burguesía para definir las bases de un nuevo sistema de propiedad agraria. Bajo los visos de una distribución equitativa y justa de la tierra, el interes político y económico de la

burguesía tenía un objetivo más claro: hacer más productivo y beneficioso el trabajo agrícola, y con ello, integrar con mayor fuerza al sector productivo con el mercado en expansión. La gran fortaleza de la nueva repartición de tierras, que dio como resultado la consolidación de un sistema de pequeños campesinos libres y de grandes propietarios (surgidos de los lazos entre la nueva burguesía comercial y la vieja nobleza terrateniente), consistió en que permitió mediante un proceso cada vez más definido la comercialización de la tierra. (Jones, pág. 124) En lo esencial, la comercialización de la tierra implicaba la perdida de los privilegios feudales, y la puesta en marcha de medidas que abolieran en definitiva las cargas impositivas propias del viejo sistema señorial y eclesiástico. Bajo la rúbrica de la propiedad privada se ampliaban las posibilidades de abrir las tierras productivas a un sistema de mercantilización, cada vez más desligado de los lazos propios del sistema de propiedad feudal. La intención principal era abrirle campo a una nueva clase de propietarios libres, esencialmente burgueses, capaz de someter las dinámicas del orden productivo rural al naciente y aún más rentable sistema comercial, industrial y financiero. La posibilidad de ascenso político que trajo consigo la Revolución Francesa no puede verse simplemente como el ascenso de un nuevo grupo social en las líneas más altas del recién Estado francés; pues además, debe mirarse con objetividad los mecanismos políticos y jurídicos que dicho grupo esgrimió para permitirse su propio ascenso económico. Desde el punto de vista de la distribución agraria, -tema sumamente importante durante todo el trayecto político del Antiguo Régimen al Republicano-, la disolución de los derechos de propiedad señorial y eclesiástica, y la abolición de los sistemas de tenencia comunal, no condujo necesariamente a un proceso de distribución de las tierras para la población campesina. Por muy lejos que estuviera de las pretensiones idealistas del gobierno revolucionario jacobino, el proceso real en la repartición de tierras dejo de lado a un gran número de campesinos, que no pudiendo alcanzar el estatus de propietarios libres, se vieron excluidos de la política democrática y tuvieron que adherirse al grueso margen de la población en calidad de jornaleros, trabajadores y arrendatarios. (Kaiser, pág. 230) Pese a estas contradicciones, el elemento más importante del nuevo sistema político y jurídico fue la consolidación de un Estado basado en la idea del desarrollo agrícola y comercial como fuente esencial del “progreso nacional”. Las ideas fisiócratas, como se verá más adelante, jugaron un papel preponderante en este aspecto, por cuanto el conjunto de leyes e iniciativas políticas después de 1789 otorgaron un papel preponderante a las reformas de tipo agrario. En efecto, la imagen de un campesino propietario capaz de promover bajo su propia iniciativa el comercio y el intercambio de bienes, se convirtió en el arquetipo central de desarrollo para los pensadores republicanos. En esencia, el nuevo Estado republicano veía en la modernización de la agricultura (desligada de cualquier tipo de lazo señorial) la fuente más importante para la seguridad de la república y para el progreso industrial-manufacturero de la nación. (Livesey, pág. 112)

La Fisiocracia: presencia teórica en el campo de las reformas Cuando se hace referencia a la fisiocracia (siglo XVIII) es necesario anotar que como cualquier movimiento o corriente de pensamiento no se puede escapar a la influencia del contexto en que se desarrolla, es por esto, que siendo denominada como la primera escuela económica que se desarrolla en Francia, encuente su influenciada en los cambios que la razón ilustrada y la ola de la revolución provocaron en todos los campos que rodeaban a la sociedad francesa. El orden natural, eje y columna vertebral del pensamiento fisiócrata se fundamenta y desarrolla en lo que Quesnay llamaría derecho natural (el derecho que tienen los hombres a adueñarse de una cantidad limitada de cosas para su disfrute). El análisis quesnaysiano sobre el orden natural y las leyes fisicas que rigen el mundo sostuvo en su momento que la economía está articulada y organizada en forma tal que la riqueza de los hombres debía pasar po un triple movimeinto : nacimiento, distribución y reproduzcció. En este sentido, el padre de la fisiocracia denominó lo anterior como una ley moral natural, que en un sentido amplio permitía a los hombres apropiarse de las cosas que eran necesarias para su disfrute, por medio del trabajo. (Nemours. pág. 154) Entrando en materia, el origen campesino y el abundante interés de Quesnay por la relaciones productivas del agro francés, le permitieron establecer un modelo económico según el cual las clases sociales de Francia estaban divididas de acuerdo a su productividad. Quesnay anotaba la existencia tres clases: la clase estéril, incapaz de proporcionar producto neto (manufactura); la clase productiva, capaz de proporcionar producto neto (Agricultura); y la clase propietaria o parasitaria, que recibe la renta, impuestos, diezmos y el producto neto de la agricultura. En esencia, para los fisiócratas sólo la actividad agrícola generaba producto neto, de esa premisa parte Quesnay apara elaborar su Tableau Economique (impresa en Versalles en 1758) donde haría especial énfasis en la actividad agrícola: “en el mundo solo hay una cosa necesaria: el grano” (Quesnay, 1776. pág. 158). Por otro lado, en la historia económica se habla también de Mirabeu, quien escribió, influenciado por Quesnay, una teoría sobre los impuestos (1760) en la que defendía la idea de racionalizar el régimen impositivo creando un único impuesto sobre la renta de la tierra (Vallejo Mejia, 2006 pág. 159), para así conceder mayores beneficios y garantías a la clase productiva y generar una mayor libertad en el movimiento de los recursos dentro del mercado de los alimentos y la tierra. Basta con recordar la célebre frase del fisiócrata: “El rey es una asalariado, y el que paga tiene derecho a despedir al que es pagado”. En este sentido, para los fisiócratas más que una forma de garantizar el gasto publico “la finalidad del impuesto es la conservación del derecho de propiedad y de libertad del hombre en toda su extensión natural y primitiva. Dicha conservación es

el modo de asegurar la multiplicación de las riquezas y de la poblacion” (Nemours, pág. 78). En este orden de ideas, el impuesto único es una especie de radiador que garantiza, que no haya un sobrecalentamiento de la economía : “no corresponde a los hombres establecer el impuesto según su capricho; existe un fundamento y una forma del impuesto esencialmente establecidos por el orden natural” (Nemours, pág. 80). Por lo cual el único indicado para imponer la carga impositiva es la encarnación de la razón y la materialización de esta, que tanto para los fisiócratas como para Hegel es el déspota ilustrado.1 Precisamente en el contexto anterior y presente de la Revolución Francesa, la Fisiocracia creó un periódico llamado efemérides del ciudadano, en donde no sólo formulaban sus teorías económicas sino que también anotaban las variaciones de precio al día, el estado de los mercados, e ideas sobre cómo abolir el régimen feudal. Aunque la fuerza de este aparato periodístico no puede ser medida, fue a partir de este que se hicieron claras muchas de sus teorías sobre la economía y la sociedad. Los fisiócratas crearon una teoría basada en el orden natural (mas adelante esta teoría seria replanteada por Adam Smith), de ahí surge su nombre (Physis = naturaleza - Cratos = poder), creían que el mundo estaba regido por una leyes naturales que armonizaban todas las actividades dando resultados fructíferos, por eso el egoísmo y el individualismo general darían como resultado el bien común. Siendo consecuentes con esto postulan su memorable frase de: Laissez Faire, Laissez Passer (dejad hacer dejad pasar), expresión que lleva inherente el deseo por anular todas las cadenas del comercio y como consecuencia derogar la injerencia del gobierno en los asuntos de la sociedad civil. Igualmente, los Fisiócratas abogaban a favor de la abolición de la ley de granos, la cual impedía un precio adecuado para los bienes de consumo. Quesnay escribe en la Enciclopedia: “Ningún hombre que vive en sociedad satisface solo con su trabajo todas sus necesidades, sino que obtiene lo que le falta a través de la venta del producto de su trabajo” (Gonzales, 2003. pág. 43). Quesnay creía vehementemente que el producto neto era la base que sustenta cualquier sociedad: “la tierra es la única fuente de toda la riqueza del estado y de la riqueza de todos los ciudadanos y su multiplicación es obra de la agricultura” (Galbraith, 1987. pág. 65 y James. 1959. pág. 66); en la obra de Quesnay se encuentra una notación muy interesante “todo el mundo tiene que gastar inmediatamente sus ingresos netos en bienes de consumo, porque si alguien decide ahorrar para aumentar sus reservas individuales de dinero, toda la economía 1 El impuesto único es la forma de garantizar el reparto del producto “reparto del producto neto del territorio entre los propietarios de tierras y la autoridad soberana, a fin de formar la renta publica sin restringir ni la propiedad ni la libertad, es decir, de forma no destructiva”.

nacional se perjudicara, puesto que cada acto de ahorro priva a ingreso”

alguien de un

Según lo señalado por Marx “Los fisiócratas desplazaron la investigación acerca del origen de la plusvalía de la esfera de la circulación a la esfera de la misma producción directa, sentando con ello las bases para el análisis de la producción capitalista. Los fisiócratas formulaban muy certeramente la tesis de que solo es productivo el trabajo que arroja plusvalía y cuyo producto encierra, por tanto, un valor más alto que la suma de los valores consumidos en producirlo” (Marx. 1980. págs. 279 y 335). Marx consideró a la teoría Fisiócrata como un gran avance en la constitución y desarrollo inicial de la economía política; de allí que algunos autores hablan de la influencia que ejerció el Tableu Economique sobre los futuros esquemas económicos de Marx publicados en el Capital. En este sentido, es preciso comprender que en la revolución francesa se hacen materia viva las necesidades y creencias de una creciente clase burguesa, pero también es claro que, lo que Quesnay definió como orden natural , que no era más que el derecho natural que debía ser aceptado por los hombres a través del establecimiento de leyes positivas que garantizaran su cumplimiento ; proceso que a su vez se vio sustentado en la constitución de 1793, que reafirmaría lo planteado por Dupont, en tanto “la libertad general de disfrutar los derechos de propiedad en toda su extensión supone necesariamente la completa seguridad de dicho disfrute para cada individuo y proscribe evidentemente toda utilización de las facultades de unos contra la propiedad de otro” y de igual forma que “no hay propiedad sin libertad, y no hay libertad sin seguridad” (Nemours., (1768), pág. 72). La realidad : cambio juridico y transformación política Una revolución, entendida como un cambio hacia adelante que rompe con toda clase de lazos que perpetuán el statu quo, se ve en la necesidad de abocar no solo a las acciones directas populares sino también a la búsqueda de una consolidación del proceso de cambio ,para sentar bases de lo que será una revolución continúa. Esa es precisamente la función que buscará cumplir la constitución de 1791 encargada de denotar la nueva organización fundamental del estado, de la mano de lo plasmando y acordado en la Declaración De Los Derechos Del Hombre Y el Ciudadano (27 de agosto de 1789). Construir con nuevas leyes un orden diferente, cimentado en nuevos estandarteslibertad, igualdad y fraternidad – requiere introducir en un pueblo ideas nuevas y nuevos hábitos; la pieza crucial para esa función es indudablemente una constitución que intente materializar en el orden social existente todos los cometidos agolpados en los ideales (sin embargo, ver los derechos designados no es certeza de su inmediato cumplimiento). Continuando con lo menester, en 1791 en medio de la búsqueda inmarcesible de una Francia igualitaria e incluyente “donde la leyes barbarás del despotismo que

habían envilecido a los hombres y habían reducido sus virtudes al frio egoísmo no tuvieran más cabida, nace la constitución, acompañada subsecuentemente con la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano” (Bernat, pág. 58). Esta constitución se ve claramente influenciada por ideas de la ilustración, desde la división del poder en tres ramas hasta la libertad económica y tributaria propuesta para el comercio. La constitución de 1791 sitúa a la ley en un trono inamovible, la ve como la dirección y luz de la sociedad, que gobernara con justicia a los ciudadanos franceses merecedores de su condición por el solo hecho de nacer (nuevamente, allí se fija como arquetipo al derecho natural). En el artículo 2 de la declaración de los derechos queda constatado como derecho imprescindible, la libertad, pero entendida como libertad de propiedad y envuelta, para su funcionalidad, por la seguridad; idea que es muy afín a la concepción fisiócrata de la libertad económica. La esencia de todo, en concurrencia, subyace en la formación de la sociedad capitalista y especialmente burguesa, iniciada desde la baja edad media con el desarrollo de las ciudades y potenciada por el desarrollo comercial. El contexto definía en muchos aspectos el nuevo orden político: la economía monetaria se había perfeccionado de manera espectacular y lo sería más aun con el inmediato crecimiento de la moneda fiduciaria, de los nuevos instrumentos financieros que la misma permite, con la regulación de las compañías mercantiles y con la desaparición de aduanas, gabelas interiores y la aparición del libertad de movimientos (Enterria, pág. 28), todo esto logrado con la abolición definitiva del régimen feudal, abogada por la asamblea constituyente y los preceptos de las nuevas leyes. En efecto, el orden natural planteado por los fisiócratas, dejó propuesta una creencia divina según la cual el funcionamiento correcto de la sociedad debe estar direccionado por un ente ajeno a nosotros; bien se puede comparar esta convicción con el sitio que se le da a las leyes en el trascurso de la revolución. En este sentido, gracias a la constitución Francia quedaba configurada como una monarquía constitucional, donde el poder se dividiría en legislativo, ejecutivo y judicial. Así, el Articulo 6 expresa “todos los ciudadanos tienen derecho a concurrir personalmente o por sus representantes a la formación de la ley” (Afanador, pág. 30), pero existía un evidente veto en los votos que imposibilitaba al pueblo francés a tomar las decisiones realmente importantes, que se originaba de la división de los ciudadanos (solo hombres ) en activos y pasivos, siendo activos los propietarios de bienes alfabetizados (estos pagaran impuestos directos) y pasivos los que sin propiedades y sin educación no tendrán voz ni voto a la hora de elegir tribunales y representantes. En el Articulo 13 encontramos “Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de la administración, es indispensable una contribución común. Ella debe ser repartida por igual entre todos los ciudadanos, en razón de sus posibilidades” (Afanador, pág. 31). Esta disposición, instauraba así el cambio de mecanismo de

recaudo de impuestos indirectos al sistema de los impuestos directos, cuya cantidad dependía de la riqueza que se poseyera. La determinación muestra destellos del pensamiento fisiócrata , pues como es bien sabido , la escuela estaba en total desacuerdo con los estrafalarios impuestos que cargaba el pueblo, consideraban que estos impuestos debían recaer en la clase estéril (los terratenientes ) pues ellos poseían riquezas a costa de otros , suponían también al libre comercio como generador de mejores beneficios para todas las clases sociales ,asunto que también fue tenido en cuenta en la elaboración de la constitución, pues muchas de las tesis económicas planteadas tenían un fuerte tono liberal. Durante 1971 la asamblea tomó una serie de medidas económicas para establecer el liberalismo más puro, el liberalismo individualista, basado en la concepción burguesa de la propiedad, que se oponía a la propiedad territorial feudal pero también a la propiedad territorial comunitaria (Prieto, pág. 29). Si bien es cierto que durante la revolución las expropiaciones a los bienes de producción no marcaron un cambio trascendental en beneficio de la totalidad de la población, el nuevo esquema mental influyó de manera notoria en lo que sería el nuevo sistema político y económico burgués. Como bien lo diría Robespiere: “Habéis multiplicado los artículos para asegurar la mayor libertad en el ejercicio de la propiedad, y no habéis dicho nada para determinar su carácter legitimo. De modo que vuestra declaración parece hecha, no para los hombres, sino para los ricos y para los acaparadores” (Bernat, pág. 62). En esencia, era evidentemente una cosa: la constitución se haría a la medida de los interés de la burguesía que había dirigido la revolución. La constitución de 1791 instaurada sobre los lineamientos del laissez faire, laissez passer, empezó a liberalizar el mercado y a desaparecer la totalidad de impuestos de consumo, los cuales habían sido fuertemente criticados por los fisiócratas. A su vez, el mercado libre fortaleció el capitalismo, lo que en definitiva condujo a que el 8 de diciembre de 1792 se completara la liberación del comercio de granos, y asimismo los diputados de la asamblea obligan a los nobles a pagar impuestos, y a eliminar el tributo del diezmo. Además, se objeta con mucha seguridad que sólo la mano de obra libre resulta eficazmente productiva, pues según los filósofos economistas de la escuela Fisiócratica, la propiedad es sagrada, “pero únicamente en libertad puede realizarse a plenitud la producción de valor” Conclusiones En definitiva muchas políticas de los fisiócratas influyeron a la Revolución Francesa , estos pensadores económicos pueden estar para la historia oficial a la sombra de la revolución pero los hechos y los pensamientos de esta escuela nos demuestran que siempre estuvieron de manera omnipresente en la ideología de los autores de esta , de este modo es importante tener presente que a pesar de toda la participación del pueblo francés en la coyuntura , la Revolución Francesa fue una lucha para instaurar los intereses de la burguesía , Marx sintetiza bien este pensamiento bajo esta frase “ La burguesía francesa habla en nombre del hombre en general , así disfraza sus

intereses y la nueva dominación que quiere establecer sobre la sociedad en el lenguaje universal ”(Furet, pág. 40 ) La importancia de esta Revolución Burguesa estriba en ser la que representa, en sus consecuencias, y con mayor plenitud, la consolidación de las instituciones políticas, los valores culturales y las relaciones económicas que caracterizan a la burguesía, pero en igual medida las ideas republicanas y democráticas, así como laicas y seculares, de sus inspiradores teóricos (Giner, pág. 371). A modo de conclusión, es preciso decir que los campesinos desempeñaron un gran papel en la revolución, ellos soñaban con el anhelado cambio del régimen feudal que los había reducido durante muchos años a la servidumbre, pelearon arduamente con sus uñas con la esperanza de obtener algún pedazo de tierra y el pan diario, pero cuando lograron por fin liberar la tierra de las manos del clero y la nobleza vieron escapar de sus manos el sueño capturado ahora por la bien consolidada clase burguesa. Evidentemente la escuela Fisiócrata no tenía un planteamiento político que avecinara una revolución radical pero dentro de los cambios logrados en la época, como la absolución del régimen feudal y la declaración de los derechos se vio permeada, como se evidencio en el ensayo, por algunos postulados de la escuela apropiados lógicamente por la burguesía. Además cabe rescatar que algunos de los ministros y grandes oradores de la Revolución Francesa fueron adeptos a la Escuela de la Fisiocracia. Para terminar veo preciso plasmar la cita de un autor que entiende a cabalidad la lánguida concepción de libertad de los Fisiócratas , Solo la mano de obra libre resulta eficazmente productiva, según los filósofos economistas de la escuela fisiocratica. Ellos creen que la propiedad es sagrada, pero únicamente en libertad puede realizarse a plenitud la producción de valor. (Galeano, Pág. 50).

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