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La Puta Barbuda Un mundo de fantasía erótico-festiva y compatible con 5e, creado por Fali Ruiz-Dávila Ilustrado por S

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La Puta Barbuda

Un mundo de fantasía erótico-festiva y compatible con 5e, creado por

Fali Ruiz-Dávila

Ilustrado por Samuel Hernández

La Puta Barbuda

Colección La Mazmorra RPA Primera edición: mayo 2019 Autor: Rafael ‘Fali’ Ruiz-Dávila. Ilustrador: Samuel Hernández. Portada: Sergio Bleda. Portada escenario de campaña: BIT Cartógrafo: Eneko Menica. Rótulo: Blanka K-Izada. Asesoras y modelos: Florencia Muir y Lauz Lanille. Maquetación: José Luis Pastor Diez. Versión digital Editado por: Suseya ediciones www.suseyaediciones.com [email protected] Impreso en España Todo el contenido mecánico de este módulo es parte del Game Content y está bajo la licencia OGL versión 1.0a. Reservados todos los derechos; queda prohibida la reproducción parcial o total sin previa autorización.

Introducción “En la posada del Fin de los Mundos, que quizá exista y quizá no, hay más habitaciones de las que haya visto en cualquier bar […]. Si es que existe […]. No sé lo grande que es. Si no supiera que es imposible, diría que ha crecido desde que llegué.” “Los que viajamos entre mundos nos la encontramos de vez en cuando.” Neil Gaiman, The Sandman: El Fin de los Mundos.

Siempre me ha fascinado esa historia. En “El Fin de los Mundos”, arco argumental que abarca un tomo entero de la colección The Sandman, el escritor británico Neil Gaiman (American Gods, Buenos Presagios) nos habla de una posada más allá del tiempo y del espacio, más allá de nuestro mundo, y más allá de la concepción de mundos paralelos, realidades alternativas y dimensiones desconocidas. En ella, se dan encuentros entre agentes de seguros y centauros, entre jovencitas travestidas de marineros y elfos heraldos del país de las hadas. Ya provengan de una ciudad espejo o de un reino donde la muerte es protagonista de cada aspecto de la no-vida, sus visitantes dejan aparcados por una noche, mientras dure la tormenta, sus viajes, sus objetivos, para sentarse al calor de la chimenea, hidratar la garganta con una cerveza, y escuchar —y contar— las historias más inverosímiles, siendo cada relato la única moneda de pago existente. Como concepto, aunque maravilloso, no es tan único y original. Lo encontramos en Fantasma-

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goriana (donde se nos narra el picnic a orillas del lago Ginebra, en el que Lord Byron, Mary y Percy Shelley, así como Pollidori, dieron rienda suelta a sus góticas y terroríficas mentes) y, por supuesto, en el Decamerón de Boccaccio, también de índole erótica. Más moderno, aunque erótica igualmente, es la obra de Richard Moore, Cuentos Perversos, y así podríamos seguir. Pero ya sea porque Neil Gaiman es de mis escritores favoritos, ya por la conjunción de una taberna, las historias y la confluencia interdimensional de seres de toda índole, “El Fin de los Mundos” se me antoja especial y única. Por eso, cuando me encontré con La Puta Barbuda, creí estar soñando —quizá lo estuviese—; un edificio enorme, de piedra y madera, al final de un camino bordeado por los árboles de un bosque, a orillas de un lago, y emplazado en un lugar que no está en ningún mundo, pero al que descubrí se podía acceder desde cualquiera. Rezumaba magia antes de cruzar el umbral de la puerta y, tras hacerlo, la música y la algarabía te inundaban. Si aquello era la taberna que parecía, era mayor de cuantas había visitado. Las mesas, la barra, los reservados… estaban plagados de seres de ensueño y fantasía. Elfos y enanas, centauros y semigigantes, medianos, gnomos, hadas y diablesas… Un enano todo tatuado cantaba acompañándose de un laúd mientras las manos siempre estaban ocupadas con jarras y cuernos rebosantes de cerveza. La fiesta parecía no acabar nunca, el tiempo estirarse pero, al final, toda celebración acaba… y al menos para mí, así fue. Si la planta baja era una taberna, el piso —¿o pisos?— de arriba estaba distribuido en habitaciones —juraría que cada vez que miraba, el pasillo y la disposición de las puertas cambiaba sin explicación, pero podía ser obra de la bebida—, y tras cada puerta, siempre algo sorprendente. Mentiría si jurase que me fui a dormir. Aquel lugar ofrecía a cada

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paso, a cada puerta, algo diferente, y probé y disfruté cada opción que me fui encontrando. Espectáculos y bailes de una sensualidad inenarrable, tríos con semielfas y enanas, orgías de medianos, bondage extremo propio de elfos oscuros, y actos sexuales con seres que la imaginación aún no ha podido describir… Al llegar el día, o en mitad de la noche, la fiesta se trasladaba a la taberna de nuevo, y más tarde, volvía a descubrir nuevos rincones, y nuevas sensaciones. Entre tantos placeres, y por culpa de la parte más hedonista de mi ser, perdí la noción del tiempo. Desconozco cuántos días o semanas —¿meses?— permanecí allí, como tampoco tengo recuerdo de mi partida. No sé cuándo ni cómo, pero sé que volveré. Y quizá, esa próxima vez, no acuda solo. Dicen que las cosas buenas, si se comparten, se disfrutan mejor. Y en buena compañía todo es mejor. Mientras tanto, y hasta mi vuelta… o hasta que visitéis La Puta Barbuda por vosotros mismos, aquí tenéis mi testimonio.



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Despedida de soltero La idea generalizada que el resto de las razas tienen de los elfos es el de un montón de delicados pusilánimes, estirados y reacios a divertirse, unos elitistas que se cogen la polla con papel de fumar y que no son los compañeros más entretenidos del grupo. Los que piensan así no han estado jamás en una fiesta élfica. Y no hay mayor fiesta élfica que una boda porque, si fueras a pasar varios cientos de años con la misma persona, ¿no te correrías una juerga legendaria? Al ser inmunes a venenos y tóxicos, el alcohol normal no les hace nada a no ser que sea ingerido en ingentes cantidades. Además son dados a preparar sus propias bebidas, tan fuertes, que ni los enanos son capaces de tomarlas sin sufrir algún percance. Así que es fácil imaginar lo que supieron que se les venía encima a los miembros del personal de La Puta Barbuda cuando vieron entrar a El’Gala’n y su cohorte de elfos, todos ellos para celebrar la despedida de soltero de su amigo. Entraron arrasando. Las canciones en élfico sonaban por toda la taberna, animando al resto de parroquia-

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La Puta barbuda nos y parroquianas, e invitándolos a cantar aunque no conocieran ni las letras ni el idioma siquiera. Eran más de una docena y todos se agolparon en la barra pidiendo los licores con mayor graduación a la chica —¿o era un chico?— que servía las cervezas con maestría y expresión adusta. El novio, borracho como una cuba, se desparramaba en uno de los sofás de esquina, mirando a sus colegas y con una risa tonta que no le dejaba casi articular palabra. —Tus amigos se están corriendo una juerga, ¿eh? —El tío que le hablaba, según intentó ver El’Gala’n centrando la mirada del ojo que no tenía guiñado, era un enano bastante alto, tatuado, de espesa barba oscura y cabello engominado hacia atrás. —Puesh shi… —emitió un gracioso hipo—. Mañana me casho… y eshta noshe esh para vivirla… ¡a tope! —Levantó la jarra con ese último grito y todos los elfos que lo habían acompañado corearon al novio. —Eso está bien —aseveró el enano con media sonrisa—. A mí, como a cualquier enano, me encanta la fiesta. Sobre todo las fiestas que se desmadran y que no sabes dónde puede acabar. ¿Sabes a lo que me refiero? —Shí… —mintió. —¿Seguro? —el enano enarcó una ceja. —Shhhhh… no —admitió. —Bien, déjame que te cuente algo —le dio la vuelta a una silla, se sentó frente a él, con los brazos apoyados en el respaldo—. Mi nombre es Thoris Falogordo y soy… digamos—abrió ampliamente los brazos en cruz— el jefe de esto. —¿De todo? —el elfo abrió los ojos muchísimo. —Bueno —se rascó la cabeza—, tengo una socia. Pero yo me ocupo sobre todo de la taberna. Ella… —señaló con el dedo hacia el techo— de los pisos superiores. —¿Pi-shosh… shuperiore…? —balbuceó El’Gala’n.

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Despedida de soltero —Así es —guiñó—. ¿Te gustaría saber qué hay arriba? —Shhh… —no articuló bien pero afirmó con la cabeza adelante y atrás. —Cualquier cosa que puedas desear. Pero este —clavó un grueso dedo en la mesa de madera— es el primer nivel. Aquí mando yo —sonrió con malicia— y ya que esta es tu última noche “de libertad”, ¿qué tal si pruebas algo… diferente… especial? —¡Shí, por favó! —exclamó emocionado el elfo. —Pues espera y verás —Thoris se levantó, desapareciendo entre el gentío, y dejando solo y absorto al borracho prometido. No hacía ni cinco minutos que Thoris se había marchado —o eso creyó el elfo— cuando una mujer de corta estatura y formas redondeadas y voluptuosas se le acercó, insinuante. Tenía el cabello largo, plagado de rizos color naranja fuego, y una miríada de pecas se repartían entre sus mejillas, sus hombros y su escote, a la vista gracias a una blusa blanca que era el acompañamiento perfecto de una falda larga de lino marrón. Llevaba dos cuernos llenos de cerveza y lo miraba casi desde su misma altura, con sonrisa pícara. —Me han soplado que eres el macizorro que se casa —le hablaba sin soltar los cuernos—, pero no me habían dicho que era un “orejas puntiagudas” tan apuesto. —Puesh shísheñora… shoy un elfo —emitió un hipo—, ¡y a mucha honra! —Oh, no me malinterpretes, dulzura, adoro a los de tu raza. Vivís cientos de años y aun así disfrutáis las fiestas como nadie. —Esho eh shierto… —intentaba centrar la mirada en la cara de mejillas redondeadas—. ¿Y a qué debo eshte honor…? —enarcó una ceja esperando su nombre. —Puedes llamarme Jengibre y, bueno, me han dicho que venga… a hacerte compañía. Ya que te casas, no es

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La Puta barbuda justo que solo se diviertan tus amigos, ¿no? —Tiene ushté toa la rashón… —nunca había mirado con deseo a una enana, pero ahora sus ojos pasaban lentamente de los ojos de su interlocutora a los sus enormes pechos, y de estos a los cuernos rebosantes de espuma, para volver, algo ruborizado, a esos ojos como esmeraldas que lo miraban con atención—. ¡Esh mi boda y debería…! —se detuvo en medio de su intento de arenga para mirarla—, ¿qué debería? —Beber —dijo la enana, y al momento agarró al ebrio elfo por la nuca y lo colocó, con la boca bien abierta, justo bajo sus pechos—. Desabróchame la blusa. —Pero… —El elfo dudó. —Desabróchala —ordenó de nuevo—, ahora. —S-shí… —el elfo, aun completamente beodo, tenía esos dedos de su raza que se mueven como por arte de magia; en segundos, la blusa estaba desabrochada y los pezones lo miraban expectantes y firmes. —Ahora, abre la boca —dijo Jengibre con malicia. —Shí, sheñora… —abrió la boca todo lo que pudo, muy pegado a ella pero sin llegar a tocarla—. Ahhh. —¡Pero acércate! —Tiró de él por la parte de atrás del cuello, incrustando la cabeza del elfo entre sus tetas, y cuando vio que el novio seguía ahí con la boca abierta, bebió con ansia, dejando escapar la mayor parte de la cerveza que, recorriendo su cuello, fue a parar a su escote y, de ahí, directa a la boca del elfo que no tardó en empezar a beber — Así, muuuuuy bien… —dejó de beber y escanció el contenido del interior del cuerno entre sus pechos haciendo que El’Gal’an no dejase de tragar—. ¿Te gusta, elfito? —¡Mmmmfff! —El elfo no dejaba de sorber entre los pechos de la enana, intentando no atragantarse. —Tengo una idea mejor —enredó los dedos en el cabello de la parte de atrás de la cabeza del elfo y lo separó

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Despedida de soltero un poco para mirarlo, luego soltó uno de los cuernos, el que estaba vacío, sobre la mesa, y tomó la mano del elfo para llevarla bajo sus faldas, a su entrepierna, y que los dedos “mágicos” de este juguetearan con su vello púbico—, ¿y si me acompañas arriba y sigues bebiendo… pero usando la próxima vez esto de copa? El elfo tragó saliva, parecía que la borrachera le iba desapareciendo a pasos agigantados mientras seguía a la voluptuosa Jengibre escaleras arriba ante la atónita mirada de algunos de sus compañeros de juerga. ¿Cuándo se había visto a un elfo seducido por una enana? Aunque, claro, estaban en La Puta Barbuda.

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El mejor trabajo imaginable Inspirado en el webcómic Alfie, de InCase

«La vida en La Provincia no estaba mal. Era una comunidad de medianos donde la mayoría de los trabajos eran en el campo, ya fuera como ganaderos, pastores o agricultores. Cada cual tenía su pequeño tenderete en el mercado, e incluso contaban con un herrero, un carpintero y un curtidor. Era una ciudad pequeña y tradicional, aislada de cualquier núcleo urbano medianamente grande y el único contacto con el exterior solía ser con unos mercaderes ambulantes enanos que traían los metales que ellos no podían sacar de las minas. Para Williburgues Dedoslargos, “Burg” para los amigos, que había nacido en La Provincia y jamás había salido de allí, no había nada más aburrido que aquello. A veces, los huraños enanos llevaban consigo un bardo con canciones que contaban historias del mundo exterior, y esas maravillas se le antojaban a Burg poco menos que fantasías. Su padre era pastor, y quería para Burg lo mismo; una vida dedicada a las ovejas enanas de lana negra, casarse, tener hijos y enseñar a su descendencia el

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La Puta barbuda tradicional oficio del pastoreo. Pero había problemas en esos planes. Primero, porque a Burg lo que le interesaban eran los ponys. Cepillarlos, limpiarlos, cuidarlos... Quería ser mozo de cuadras y eso crispaba a toda su familia. Y segundo porque, de todas las jóvenes medianas que habitaban La Provincia, que eran muchas, Burg prefería… a los chicos de su pandilla. No podía explicarlo, pero cuando empezó a crecer —todo lo que puede crecer un mediano—, se dio cuenta de que las mujeres no le atraían nada, sin embargo le excitaban algunos chicos, y a veces o pasaba realmente mal, cuando tenía una erección involuntaria durante el festival del río donde los jóvenes medianos eran proclamados adultos por los ancianos. Pero las relaciones entre medianos del mismo sexo estaban prohibidas, eran una aberración y un insulto a Hob, el dios principal de su raza, Señor de la Fertilidad y la hierba de pipa. Así que Burg reprimió sus impulsos y, solo cuando se encontraba a solas, se masturbaba pensando en ese leñador tan fornido o en ese pastor que siempre iba descamisado. Su padre le retiró la palabra cuando empezó a trabajar como mozo de cuadra cuidando ponys pero al menos eso le dio cierta felicidad a Burg… al menos durante un tiempo. Un día llegó a La Provincia una compañía de centauros que iban camino de, según decían, “la mayor reunión de centauros que el mundo ha visto nunca”. Acamparon a las afueras y, aunque no entraron en el la ciudad apenas para reponer provisiones, llamaron la atención de Burg al instante con esos cuerpos enormes de caballo y esos torsos de humanos velludos y musculosos. Ese día, el mediano no se dirigió a su casa después de terminar el día de trabajo. Siguió a dos centauros que habían comprado vino, pan, queso y carne seca hasta su campamento, y los espió tras unos arbustos, a una distancia prudencial. Se quedó absorto mirándolos; cómo

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El mejor trabajo imaginable llevaban las armas encima sin apenas ropa que cubriera sus torsos, las canciones que entonaban al calor de la hoguera, las risas tras cada historia… y el sexo. Burg no daba crédito a lo que veía. ¡Los centauros se montaban los unos a los otros… entre machos! Lo hacían entre risas, jadeos y camaradería. Se penetraban unos a otros por el culo con vergas tan grandes como un mediano. Burg no podía dejar de observar, se había llevado la mano a su propio miembro pero la vergüenza pudo con él y salió corriendo hasta su casa para, en la tranquilidad de la noche, masturbarse con todo lo que había visto. Estaba extasiado. Al día siguiente, uno de los centauros fue a verlo a las cuadras. Estaba solo, como casi siempre, así que nadie pudo ver el sonrojo cuando cruzó su mirada con la del centauro. El magnífico ejemplar, alto, robusto como un percherón, y de un color negro ébano buscaba un sitio donde acicalarse, y pensó que unas cuadras de ponys podían ser un sitio tan bueno como cualquier otro donde se cuidaran caballos. Burg creía estar soñando, pero echó mano de profesionalidad —y una banqueta— y se dispuso a atender a su inesperado cliente, que se presentó con el nombre de Eku’o. Lo cepilló con mimo, peinó su cola y sus crines, lo lavó con agua tibia y, al ir a lustrarle las pezuñas, le llamó la atención su poderoso rabo. Quizá fuera por el agua, quizá por los cuidados del mediano, lo cierto es que Eku’o desplegó toda la envergadura de su miembro, pero no dijo ni una palabra. Burg, quizá obnubilado por la visión, o quizá fuera de sí por la sangre que abandonaba su cerebro para ir a endurecer su propia polla, alargó la mano y lo tocó. La verga del centauro se hinchó bajo su tacto, y unas gruesas venas se marcaron bajo la piel. A la primera mano siguió la otra, y cuando quiso darse cuenta, se encontraba abrazado a aquella tremenda polla, masturbándola

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La Puta barbuda con ahínco. Eku’o eyaculó un charco espeso y caliente de semen sobre la paja del suelo y, sin mediar palabra, entregó una bolsa con más monedas de oro de las que Burg había visto juntas en su vida y se despidió con una frase que el mediano siempre recordaría: “Esta noche, si vienes al campamento, no te quedes escondido”. Desde ese día, Burg acudió cada noche al campamento de centauros y, aunque no era uno de ellos, todas y cada una de aquellas vergas pasaron por sus mágicas manos. Pero todo llega a su fin, y la estancia de los centauros, tras varios días acampados, no fue una excepción. Eku’o fue a buscar a Burg la mañana que partían y, tras hablarlo con sus compañeros le ofreció acompañarlos a un lugar como jamás había visto. Un lugar mágico donde cada cual es libre de disfrutar como le plazca. Y mientras llegaban, siempre podía divertirse con la compañía de todos ellos.» —No entiendo por qué me cuentas eso a mí… — Horseluis, el centauro que acababan de contratar como guardia, portero y seguridad en La Puta Barbuda llevaba un rato escuchando a Thoris Falogordo, el gerente de la taberna, mientras un pequeño y sonrojado mediano sentado con ellos en la mesa del espigón, no dejaba de mirarlo. —Porque, mi querido Horseluis —El enano pasó un brazo por los hombros del mediano— ese Williburgues Dedoslargos, “Burg” para nosotros, es este mismo de aquí. ¡Nuestro mediano mamporrero de centauros residente! — vociferó levantando su jarra y bebiendo sonoramente. —Solo te preguntaba por su curioso apellido… —suspiró el centauro. —Ah, mi querido amigo —Thoris guiñó un ojo—, ¿a que nunca has experimentado una buena paja hecha por los expertos pies de un mediano?

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El día de los Orcos La cerveza corría a raudales. El licor de dragón negro aún más. Los cantos guturales de gestas salvajes y violentas llenaban el ambiente de la taberna. Y en varias mesas desperdigadas podía encontrarse la típica bandera de seis bandas de diferentes colores: celeste, añil, azul, verde alga, verde goblin y magenta oscuro. Estaba claro. Era el Día de los Orcos. El Día de los Orcos era tan temido como esperado en La Puta Barbuda. Docenas de orcos, procedentes de diferentes mundos, se daban cita en el local una vez al año para beber y follar todo lo posible durante un día entero, hasta caer sin sentido. Durante esa jornada, era difícil tener abierto para el resto de clientes o visitantes. Los orcos, bestias humanoides de cuerpos enormes y musculosos, colmillos inferiores prominentes y vergas descomunales, acudían a La Puta Barbuda en busca de cualquier ser que pudiera aguantarles el ritmo. Así, aunque las semiorcas eran las más acostumbradas a ellos, humanas y elfas con una resistencia inusual, enanas de muslos poderosos e incluso alguna minotaura, se suma-

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La Puta barbuda ban a la desenfrenada orgía del caos que montaban los orcos. De las razas más pequeñas, como medianas y gnomas, solo las más valientes —e imaginativas— se atrevían a participar, compensando la estrechez de sus entrepiernas, con manos hábiles, gargantas profundas, pechos voluptuosos y trabajo en equipo. Ese año, los orcos fueron llegando en oleadas desde la hora del té, hacia la mitad de la tarde. Como siempre, entraban cantando, pero no borrachos. El jefe de seguridad de La Puta Barbuda, el centauro Horseluis, no lo habría permitido. Pero sí podían emborracharse allí mismo, y es lo que hicieron. Hacia el anochecer, todos los grupos de orcos que se esperaban, estaban ya allí, la mayoría con más alcohol en sus venas que sangre verde, y las canciones, las fanfarronadas, las muestras de fuerza y las historias de los grandes héroes de su raza, viciaban el aire. Muchos skaldas se subían a las mesas y rememoraban las grandes gestas y hazañas de jefes y reyes orcos con cornetas y tambores en su manos. Pero ninguno como Ckerhs. Ckerhs era el Rey-Skalda más famoso del momento entre los orcos. Iconoclasta como pocos de su raza, era un guerrero que escribía canciones y poemas épicos sobre sus propias guerras. Esta prepotencia estaba justificada, pues hacía más de un siglo que un Orco no ganaba tantas batallas. Sus bramidos, enaltecidos por el sonido de su cuerno de guerra, hicieron que algunos orcos incluso despejaran de un manotazo sus mesas, dispuestos a tener sexo sobre estas. Era claramente una señal, así que Jäna, la camarera semielfa, tan fría e inalterable como siempre, comenzó a dirigirlos a todos hacia los pisos superiores, donde se encontraban las habitaciones. Los pasillos se llenaron de gritos y vítores, pero al quedarse vacía la taberna, Jäna vio que un orco aún permanecía allí. Era Ckerhs, el Rey-Skalda, que tenía unas peticiones algo “inusuales” para un orco,

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El día de los Orcos solicitando ver a Eärendiel. La semielfa lo trajo a mi despacho de inmediato y, al verlo, no necesité una palabra más. Lo mandé con Jäna en busca de Pak “Granclava” Hura-Krethathko, nuestro Goliath residente.

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Kitsune No solo era la más joven del grupo. Además, había sido su primera aventura, con lo típico de unos aventureros con experiencia: mazmorras en el subsuelo llenas de monstruos y tesoros, matar mucho y saquear más, y hasta un dragón al final, no muy grande, pero dragón al fin y al cabo, de esos malvados que no dejan ni tus huesos cuando escupen fuego… aunque aquel precisamente escupía ácido. Pero lo más importante es que no tenía ni idea de que, al acabar, irían a un sitio como ese. No era ninguna mojigata, o al menos eso pensaba ella, pero sus compañeros, a los que acababa de conocer, estaban extasiados. Se notaba que no era su primera vez. El lugar era precioso, idílico, con una casa enorme a orillas de un lago de aguas turquesas y rodeado de un frondoso bosque. El bullicio reverberaba en el paisaje con la animosidad del gentío que se congregaba allí pero lo que más la asombró fue la diversidad de opciones que aquél sitio, La Puta Barbuda, ofrecía a sus visitantes. Mientras que el mago y la hechicera del grupo se apuntaron a una orgía de súcubos sin pensárselo dos veces,

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La Puta barbuda y el líder de la party —como a ella le gustaba llamar al grupo—, un paladín elfo que luchaba por el Bien y la Legalidad, iba raudo a buscar a una enana de largas trenzas doradas con la que tenía un affaire desde hacía años —todo muy respetuoso, por supuesto—, su compañera bárbara se buscaba un buen semiorco que pudiera seguirle el ritmo. Pero a ella no le iban esas cosas. No sabía qué “le iba”, pero definitivamente, mientras daba vueltas a una jarra de hidromiel sentada a una de las mesas de la taberna, sabía que no era ninguna de las opciones de sus compañeros. —Se te ve muy sola, jovencita —Al levantar la vista, vio el origen de aquella voz que mostraba interés en una solitaria exploradora como ella: una elfa alta y fuerte, de pelo largo y extraño, blanco en la raíz, que se iba transformando en un brillante rojo sangre, vestía al modo de los piratas, y aunque sus pantalones bombachos mostraban gran parte de sus muslos bronceados, lo que más llamaba la atención era lo poco que tapaba su torso el chalequillo de cuero que llevaba—. ¿No están tus compañeros por aquí? —Eh, sí… —balbuceó—. Están todos… divirtiéndose por ahí. —Y a ti, ¿no te gusta mi local? —Se sentó frente a ella, mirándola con aquellos ojos profundos como el mar. —¿Es… tuyo? —Los ojos de la joven exploradora se abrieron como platos. —Bueno, casi —La elfa se rascó la cabeza y desvió un poco la mirada—. Digamos que yo soy la encargada de los pisos de arriba, mientras que la taberna de la planta baja es de aquel enano tatuado al que tanto le gusta tocar la bandurria —Señaló hacia el escenario y luego le tendió la mano—. Mi nombre es Eärendiel, pero me llaman “La Marinera”. —Rocío —se presentó—, me llamo Rocío de la Mañana.

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Kitsune —¿En serio? —se sorprendió—. Es un nombre algo extraño, ¿no? —Ya, bueno —se sonrojó—, mi padre era cazador y mi madre druida, así que a ambos les gustaban los nombres que les recordaban cosas de la naturaleza. Es ridículo. —Para nada, Rocío —se disculpó guiñándole un ojo—. Y, ¿sabes una cosa? Creo que ya sé a quién te voy a presentar. No me gusta que haya nadie solo en mi local. Cuando subieron ya casi había anochecido. Eärendiel se había marchado pidiéndole que esperara un poco a su anfitrión, dejándola sola en una habitación que parecía estar hecha enteramente de madera. No solo eso, había plantas y un balcón donde se metían algunas ramas de uno de los árboles que crecían en la parte trasera de La Puta Barbuda. Junto a la cama, de heno y a la altura del suelo, había, eso sí, una enorme cubeta de madera y metal para bañarse. Debía de ser mágica porque el agua no dejaba de humear vapor. Se dio cuenta de que hacía casi tres días que no se bañaba y, como parecía que iba a esperar un rato, decidió desnudarse y meterse en el agua. No supo cuánto tiempo había pasado pero, tras quedarse dormida en el baño y abrir los ojos, el cielo ya estaba completamente negro, el agua seguía caliente y junto a ella, en un taburete, había un albornoz de algodón. No fue hasta salir y cubrirse para secarse que vio los brillantes ojos que la observaban desde la cama. —¡Ah! —gritó— ¡Me has asustado! ¿Se puede saber cuánto llevas ahí? —La figura no dijo una sola palabra, en cambio, se acercó a una mesita y prendió la mecha de la lámpara de aceite; cuando la luz fue llenando la estancia, Rocío descubrió a una chica delgada, no mucho más alta que ella, de pelo castaño alborotado, completamente desnuda—. ¿No vas a decir una sola palabra? —Venciendo sus miedos, Rocío se aproximó a la chica que, como única respuesta, le sonrió y la invitó a sentar-

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La Puta barbuda se junto a ella con una palmadita en el jergón—. Parece que no sabes o no puedes hablar —se sentó—, ¿estoy en lo cierto? —La chica se acercó a ella, la miró fijamente con sus ojos oscuros y, tras unos instantes en los que sus narices casi se podían tocar, le dio un lametazo desde la barbilla hasta la punta de la nariz—. ¿¡Qué-qué haces!? ¿¡Por qué has hecho es…!? —no le dio tiempo a terminar la frase porque la misteriosa muchacha pegó sus labios contra los de ella de improviso, dejándolos ahí unos segundos hasta que se aventuró a abrirlos ligeramente e intentar explorar con su lengua el interior al mismo tiempo que movía las manos con agilidad para deshacerse del albornoz. »Como una cachorrita, la chica misteriosa gateó hasta ponerse a cuatro patas sobre Rocío que, sorprendida y extasiada, se dejaba hacer limitándose a pasar las manos por el cuerpo de su recién descubierta amante silenciosa. Notó en las yemas de los dedos el tacto de las costillas, los pechos pequeños y el cabello enmarañado. Jugueteó con los rizos y mechones hasta encontrar dos protuberancias grandes y peludas, una a cada lado de la cabeza, como orejas de gato, pero no le dio mayor importancia; no iba a ser la primera chica con rarezas que se encontraba. Su compañera de cama se giró sobre ella, cambiando de postura para dedicarse a lamer el sexo de la exploradora, y dejando el suyo propio al alcance del rostro de Rocío. En ese momento, algo peludo, suave y esponjoso, como un plumero, acarició su frente. Al principio pensó que la chica llevaría una de esas colas falsas metidas en el culo, pero al fijarse mejor y palpar entre sus glúteos, se dio cuenta de que la cola anaranjada salía del final de la espalda de la chica. Era rara, muy rara. Y le encantaba. Así, pasaron horas, entre lametones, mordiscos y arañazos hasta que ambas cayeron rendidas, la una en brazos de la otra.

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Kitsune Rocío supo que la mañana había llegado cuando los rayos suaves y rosados de la aurora le acariciaron los párpados. Sin abrirlos, y recordando la noche, se apretó aún más al cuerpo de la compañera de cama que había tenido la noche anterior. Un cuerpo cálido, suave y… peludo, muy peludo. Al abrir los ojos, la muchacha muda y de cabellos revueltos y castaños ya no estaba allí. Había sido sustituida por una pequeña zorra de pelaje pardo que se desperezaba para mostrar unos grandes ojos oscuros. Unos ojos que le eran muy familiares. Unos ojos que se acercaron al rostro de Rocío para dejar paso a un lametón que la recorrió desde la barbilla a la punta de la nariz. Y todo estaba bien.

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Una noche loca Podría haberlo considerado acoso… si no lo disfrutara tanto. Jäna, la semielfa intersexual, trabajaba de camarera, pero también era requerida continuamente, día sí y día también, por Eärendiel, para las tareas más variopintas. Ayudarla a ponerse o quitarse el corsé, buscar archivos inexistentes en el despacho de la planta baja, o simplemente hacerle compañía en los baños de la planta de arriba. Pero era su jefa, y la semielfa de ojos ahumados y pantalones de cuero estaba allí para trabajar. Thoris era diferente, más sutil. Cuando pedía a Jäna que le sirviese una cerveza, le miraba el escote disimuladamente, con escasos resultados aun con las camisas negras y amplias que llevaba siempre la camarera —pero claro, el pecho de Jäna era bastante pequeño como para que un enano llegara a ver algo—; y cuando creía que no lo advertía, Thoris lanzaba miradas de soslayo preguntándose qué se escondería tras el abultado paquete de la andrógina semielfa. Jäna se comportaba antes estas “insinuaciones” con una actitud indiferente aunque, en secre-

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La Puta barbuda to, le encantaban. Además, Thoris, como encargado de la taberna, y Eärendiel, como gerente del establecimiento, estaban continuamente en disputa. Se apreciaban, pero las atribuciones de uno siempre chocaban con las del otro. Y, una noche, cansada de tanta tontería, Jäna decidió sacar ventaja. El día había sido flojo, y cuando los clientes restantes de la taberna finalmente se marcharon a las habitaciones de la planta superior, Jäna más cerveza que ningún día, procurando agacharse más que otras veces pero manteniéndose siempre en su punto ciego, inalcanzable. Así, perdió la cuenta de cuánto llevaba ingerido el enano, e incluso con la dureza y aguante de su raza, Thoris comenzó a balbucear al hablar y a mirar con descaro a la camarera. Con disimulo y la excusa de rellenar los barriles, y lavar jarras y cuernos, Jäna se escabullía a cada rato a la oficina para llevarle a Eärendiel vasitos de licor que la reconfortaran en una jornada de intenso papeleo. A media noche, ambos estaban a punto. Thoris con más cerveza en vena que sangre, y Eärendiel con el juicio totalmente nublado por culpa de los fuertes licores de la cocina de La Puta Barbuda. Fue entonces el momento de la segunda parte del plan de Jäna. —Sé que quieres saber lo que escondo en los pantalones, Señor Falogordo —envalentonada, la semielfa susurró al oído del enano posando una mano sobre su muslo—, pero me da mucha vergüenza enseñarlo —se mordió el labio al haber atraído su atención—. Aunque… arriba, en la habitación de la oscuridad mágica… bueno, ahí no verías cuánto me puedo ruborizar. Thoris no articulaba palabra, pero entendió la mayor parte de lo que le decían. Cogió la llave y se fue arriba dando tumbos. Era el turno de la elfa marinera, y sería más difícil. Se quitó los pantalones y, con la camisola apenas tapándole la mitad de los cachetes del culo, en-

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Una noche loca tró en la oficina simulando haberse tirado un barril de vino encima sin querer. Sus piernas delgadas atrajeron la atención de una Eärendiel ya con la cabeza bastante tocada por el alcohol; y un roce de su mano por aquí, un susurro más bajo por allá y la elfa trastabillaba por las escaleras rumbo a la habitación de la oscuridad mágica. Jäna, en silencio, la siguió y entró, pero se quedó en la puerta, sin ser vista y conjuró un hechizo de ver en la oscuridad absoluta. Su plan dio resultado más rápido de lo que pensaba. Desinhibidos, Thoris y Eärendiel se abandonaban a sus impulsos dejándose guiar solo por el tacto en una habitación en la cual sus visiones mejoradas era prácticamente inútiles. Las manos se movían entre pechos y pollas, las caricias dieron paso a lametones y mordiscos, y de ahí había solo un paso hasta las penetraciones de dedos, lenguas y vergas. Ese era el momento. Jäna se desnudó por completo y se metió de lleno en el centro del torbellino de sexo y desenfreno para disfrutar de un trío que llevaba deseando más tiempo del que le gustaría reconocer. Antes del alba, Jäna descorrió las cortinas y echó un vistazo a la escena. La elfa y el enano dormían plácidamente uno junto al otro en una sábanas empapadas de saliva, semen y jugos vaginales. Y aunque le habría encantado ser testigo del despertar de ambos, es posible que no saliera muy bien parada en ese momento. Salió de la habitación dejando a sus jefes allí, apenas imaginando cuál sería el final de una noche loca.

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Orgía Mediana Se llamaba Bë’orn, pero la gente lo conocía como “el hombre-oso” o solo como Oso. Provenía de un plano pequeño y remoto, casi como si fuera un mundo-satélite que orbitara alrededor de un plano más grande y complejo. Este mundo era conocido por los viajeros planares simplemente como Lo Salvaje, y hacía honor a su sobrenombre. Agreste aunque hermoso, Lo Salvaje era una pequeño mundo formado por bosques frondosos y montañas escarpadas. Allí, los animales y bestias corrían libres, preocupados tan solo de su puesto en la pirámide alimenticia. La única ley en Lo Salvaje era “El grande se come al pequeño”, y esa máxima mantenía en equilibrio todo un ecosistema donde los grandes y fuertes cazaban a los pequeños, al tiempo que estos últimos se reproducían a mayor velocidad que aquellos que les daban caza. Y en lo más alto de la pirámide, el primer eslabón era dominio de los Cambiapieles, como se denominaban a sí mismos los miembros del pueblo de Bë’orn, cuya ferocidad los colocaba en una posición sin igual como señores de Lo Salvaje. Hasta la llegada de los orcos negros. Provenientes de un mundo destruido,

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La Puta barbuda esta raza lejanamente emparentada con los orcos comunes, viajaban a través del Plano Etéreo dentro de leviatanes esclavizados, en busca de pequeños submundos del Plano Material en los que competir en fuerza, violencia y brutalidad. Arrasaron a hierro y fuego, masacrando a todo ser vivo por pura diversión y, al encontrar resistencia en el pueblo de los Cambiapieles, la situación se recrudeció. Los orcos negros se multiplicaban exponencialmente. Su reproducción a base de esporas hacía que, tras la muerte de uno, varios ocuparan su lugar. Así, ni siquiera necesitaban esclavos para el mestizaje. Los orcos negros perpetraron un auténtico genocidio en Lo Salvaje y, cuando creyeron que ya no tenían más rivales en aquel mundo devastado, partieron en pos de nuevos mundos que conquistar. Todos los Cambiapieles murieron, y solo Bë’orn quedó en pie. De eso hacía ya muchísimos años, pues los Cambiapieles vivían tanto como los elfos más longevos. Y desde entonces, una vez cada cierto tiempo, Bë’orn visitaba La Puta Barbuda en busca de alguna hembra que pudiera soportar su brutal, aunque por suerte espaciado, celo. Pero ese año había elegido una noche más ajetreada de lo normal en el prostíbulo interdimensional; y ni Mina, su querida mujer-vaca, ni ninguna de las fornidas y voluptuosas semiorcas que a veces pululaban por allí, estaban libres. “Ve arriba, al fondo del pasillo, a la habitación pequeña; es algo diferente a lo que estás acostumbrado, pero si te interesan nuevas emociones, es tu oportunidad”, le había dicho Eärendiel, convencida de que algo podría hacerse. Pero lo que Bë’orn vio al abrir la puerta, lo dejó totalmente descolocado. —Cre-creo que me he equivocado —Bë’orn, con sus dos metros y medio de altura se había quedado de piedra al descubrir que, sobre el pequeño catre, desnudos y ya metidos en faena, había tres halflings de poco más de

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Orgía Mediana un metro de altura; dos hembras y un imberbe muchacho de pelo negro tanto en la cabeza, como en el empeine de sus grandes pies. —¡Nada más lejos de la realidad, mi enorme amigo! —El varón se dirigió a él con la mano en alto para saludarlo, esbozando una gran sonrisa—. La verdad es que éramos un nutrido grupo de cuatro, pero mi hermano, que está en la habitación de al lado, ha redescubierto su sexualidad y, bueno —ensanchó su sonrisa con calidez mientras señalaba una pared con el pulgar—, está ahí dentro con un musculoso y viril goliath. —Ya, pero… —El cambiapieles no intuía por dónde irían las insinuaciones. —El caso, caballero —habló con voz aguda desde la cama una de las hembras halfling, de piel morena y cabello castaño— es que queríamos montarnos un cuarteto, pero, uhm… —...nuestra mesa se ha quedado con solo tres patas, nos vendría bien una cuarta —comentó la otra, pecosa y de rizos color caoba. —¡Y aquí estás! —exclamó el muchacho palmeando la pantorrilla de Bë’orn. —Me… me siento muy honrado —titubeó el gigantesco hombre-oso—, pero creo que mi “pata” puede ser demasiado para vuestra “mesa”, no sé si me entendéis. —¡Tonterías, amigo mío! —El halfling lo invitó a acercarse a la cama—. Es bien sabido que el tamaño no importa. Mi nombre es… bueno —carraspeó—, los nombres halflings son algo rimbombantes pero puedes llamarme Tuc. —Yo soy Evamanora —dijo con una risilla la chica pecosa— aunque puedes llamarme Ev; y esta de aquí —continuó señalando a la otra halfling— es mi amiga Mardiniquita. —Llámame, Tita —guiñó un ojo, pícara—. ¿Y tú eres?

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La Puta barbuda —Bë’orn… —La extrañeza ante el nombre que sonaba como un gruñido animal se dibujó en los rostros halflings— pero muchos me llaman Oso. —Bonito apodo—dijo Tuc—. ¿Es debido a alguna marca de nacimiento? —Más bien a esto… —al quitarse la túnica corta, el cambiapieles mostró un cuerpo totalmente cubierto de espeso vello negro—. Dicen que parezco… —¡Un oso! —chilló Tita, extasiada. —Err… así es —se sonrojó el hombre-oso. —Estoy seguro de que lo pasaremos en grande, amigo Bë’orn —dijo Tuc invitándolo a acercarse a la cama donde Tita y Ev le empezaron a quitar las botas y a desabrochar el pantalón— y ahora, veamos lo que tienes dentro de esos… —Tuc, como las otras halflings, enmudeció de sopetón, pues al terminar de desnudar al cambiapieles descubrieron con sorpresa una verga casi tan grande como cualquiera de ellos. Quizá el tamaño, a veces, sí importa.

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Robar a un ladrón El lugar era ya legendario cuando él era solo un niño. Había escuchado, siempre a escondidas, a otros chicos de la calle hablar a veces de una mansión mágica; otras era una posada donde todo era gratis, pero la mayoría de las historias coincidían en algunas características concretas: La Puta Barbuda era indiscutiblemente una casa de placer, ubicada más allá de los mapas y los atlas, en otra esfera de la realidad, a la que solo se podía acceder por casualidad, por medios mágicos, o por haberla visitado anteriormente. Pronto tuvo edad para que no le echaran de las conversaciones y, después de dar un golpe y robar alguna tienda, o a algún rico mercader, se sentaban a contar el botín y a pensar qué placeres ultraterrenos podrían encontrarse en ese mítico lupanar. Siempre había uno de los ladrones de la pequeña cofradía que conocía a un tipo que tenía un primo al que le habían contado de primera mano que alguien había estado allí. Héroes de todos los rincones de la Gran Rueda llegaban allí, por tierra o por mar, para gastarse todos los tesoros saqueados en dungeons y castillos, a fin de obtener placeres que ningún sitio en ninguno de los pla-

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La Puta barbuda nos conocidos, podría satisfacer. Ninguno, salvo La Puta Barbuda. Todos sus compañeros soñaban con ir allí algún día y participar en orgías desenfrenadas, montarse tríos con dos tieflings, o solicitar los favores sexuales de alguna dragona con gusto por los humanos. Y se mentiría a sí mismo si no admitiera que él también deseaba ir con todas sus fuerzas, pero por otros motivos diferentes. El pícaro conocido solo con el nombre de Rok ansiaba encontrar La Puta Barbuda con un único objetivo: robar las riquezas que seguro guardaba tras sus más de mil puertas. Con tantos aventureros y héroes arribando a sus puertas, provenientes de cada rincón de la Creación, el sitio estaría repleto de los tesoros más increíbles que cualquier ladrón como él pudiera aspirar a robar. Estaba convencido de ello. Así, cuando estuvo convencido de que su edad y sus artes para el latrocinio eran más que suficientes, se marchó de la ciudad a fin de encontrar un medio que le hiciera encontrar el camino a La Puta Barbuda. Y lo consiguió. Un viejo hechicero, marchito según él mismo de tanto follar entre los muros de la legendaria casa, poseía un medallón para viajes planarios y, como él mismo le dijo, La Puta Barbuda estaba en un semiplano, un lejano y poco accesible universo de bolsillo al que Rok, por fin, ya tenía entrada. Cuando llegó, no se asombró lo más mínimo. Para el pícaro, el edificio de tres plantas que se encontraba ante él, aparte del obvio bullicio que salía de allí y el bucólico paraje en el que se encontraba, no parecía tener nada especial. El interior tampoco era gran cosa: la planta baja estaba ocupada casi en su totalidad por una enorme taberna llena de mesas y sillas, taburetes, bancos acolchados en las esquinas y junto a las ventanas, y una larga barra de bar que lo presidía todo. Tras ella, un atareado elfo —¿o era una humana?— intentaba servir todas las bebidas con cuidado de no derramar nada,

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Robar a un ladrón enanas sirviendo las mesas, y un barullo que ensordecía cualquier conversación. Pidió una cerveza a la espera del momento propicio y, al cabo de un par de horas, cuando la luz rojiza se colaba por los ventanales, un enano que lucía su torso desnudo lleno de tatuajes y un mandil bajo su redonda barriga, sacó un instrumento de seis cuerdas y se puso a entonar canciones lascivas bastante groseras que todo el mundo parecía encantado de escuchar. El ladronzuelo aprovechó para escabullirse escaleras arriba con cuidado de que nadie reparara en él. El primer piso era un descansillo que se bifurcaba en dos pasillos —¿o eran tres?— cada uno de los cuales presentaba no pocas puertas. Eligió una al azar, asegurándose de que no se escuchara nada en el interior y, tras comprobar que la cerradura no se resistía, entró. Era una bonita habitación, espartana, pero bonita. Una cama grande, un sillón de madera y cuero, una mesita con bebida, y una alfombra que parecía hecha con algún tipo de tigre verde y amarillo. A los pies de la cama, un baúl le sugería que acababa de encontrar su objetivo y, al abrirlo, el brillo de su interior se reflejó en su rostro. Allí había de todo. Monedas de oro, piedras preciosas engastadas en dagas que pagarían castillos, medallones que con toda seguridad guardaban conjuros, y docenas de cosas más. Por suerte para él, Rok era un ladrón muy previsor, y siempre llevaba consigo su “bolsa de trabajo”, una suerte de petate hechizada para poder meter en ella cualquier cantidad de objetos y artículos que nunca se llenaba. Con rapidez, vació el contenido y cerró la tapa. Se dirigió a la mesita y se sirvió una copa de vino antes de partir pero oyó un ruido a su espalda y, al girarse vio a un tipo enorme y musculoso, de esos que pueden partir un cuello con una sola mano, tan solo con una toalla anudada a la cintura, mirándolo. —No me han avisado de que fuera a subir alguien —la

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La Puta barbuda voz gutural y los colmillos inferiores sobresaliendo de su labio eran muestras suficientes de que, aunque muy diluida, aquel tipo tenía sangre de orco—. ¿Tan pronto te ha enviado la jefa aquí arriba? —Eh… sí —Rok pensó con rapidez; el tiarrón que tenía delante podía haberle partido el cuello fácilmente con solo dos dedos, debía pensar rápido—. Pero puedo irme si quieres y volver… más tarde. —¡No, no! —presentando las palmas de sus manos, el semiorco se disculpó y, dibujando una sonrisa en su rostro, se acercó a él con paso firme—. Perdona, es solo que me he sorprendido. Perdona mis modales —A Rok lo que de verdad le impresionó fue que esa masa de músculos tuviera tal educación—. Veo que ya te has servido algo de beber, así pues, ¿empezamos? —S-sí, claro, ¿por qué no? —El pícaro no sabía dónde se había metido pero, si quería salir vivo de allí con todas las riquezas… y extremidades… tenía que seguirle la corriente a aquel monumento de más de dos metros de alto que con sumo cuidado se arrodillaba ante él. —Veo que eres algo vergonzoso —sonrió aún más mostrando los colmillos blancos y relucientes— así que déjame hacer a mí. —Lo que tú dig...ooooohhhh —Sin tener tiempo a reaccionar, Rok vio como el musculoso semiorco le bajaba los pantalones de un tirón y se metía su miembro en la boca para devorarlo con dedicación. —No te preocupes —hizo una breve pausa para mirarlo con descaro— no tardaré en ponértela bien dura. —No… me… ¡preocupa…! —El semiorco tenía razón, no sabía cómo explicarlo pero su habilidad con la lengua, la situación en la que se encontraba, y mil cosas más que pasaban por su cabeza, hicieron que la erección de Rok apareciera tan de repente que le dio en la campanilla al semental que tenía arrodillado ante él.

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Robar a un ladrón —Puedes llamarme como quieras —se relamió el semiorco mirándolo—, pero aquí todo el mundo me conoce como Perro —Le dio un lametón recorriendo el miembro de Rok de arriba a abajo—. ¿Quieres que siga? —Sí, Perro —No sabía si era el momento, ese nombre o una mezcla de todo, pero Rok no quería que su improvisado amante dejara lo que estaba haciendo—, no pares… —De acuerdo… —gruñó bajo antes de volver a practicarle una mamada profunda y dedicada—, amo. —No tan… rápido —El ladrón no sentía algo así desde sus años de juventud en las calles del suburbio que controlaba la pequeña cofradía a la que aún pertenecía. —No me lo creo —El semiorco, tras abrir bien la boca, le metió dos de sus enormes y gruesos dedos por detrás, lo que hizo que Rok se viniera en su boca como cuando “jugaba” con sus hermanos de cofradía. —¡Aaahhh! —el gemido fue agudo, ahogado—. Mierda, no sentía algo así desde… —Cállate —El semiorco se enderezó, poniéndose de pie; era casi una cabeza más alto que Rok—, y déjame hacer a mí. Deja hacer a Perro. —Es-está bien… —Rok tenía clara su misión de no levantar sospechas, apretaría los dientes hasta que todo pasara y, después, se iría de rositas con el botín robado. —Ven aquí —con rudeza, Perro lo volteó haciéndole mirar la cama, puso la mano en su espalda y ejerció la suficiente presión como para que el pícaro captase la idea; cuando apoyó las manos en el jergón, el semiorco se sacó el miembro y lo penetró con brutalidad, como solo alguien con esa fuerza podría hacer. —¡Argh! —A Rok se le quebró la voz en medio del grito, sentía el desgarro, las lágrimas a punto de salir, pero también el placer—. Más… —¿Perdón? —sonrió el semiorco.

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La Puta barbuda —¡Qué más fuerte, joder! —Rok tenía los ojos cerrados. —Sí, amo —El semiorco empezó entonces una serie de acometidas, arrítmicas, brutales, que no consiguieron sacarle al ladrón otro grito, pero sí algo de sangre en el labio de tanto morderse, y alguna lagrimita. Siguieron así hasta que Perro se corrió en el interior de Rok y este, exhausto, cayó desmadejado sobre la cama en un profundo sueño. El trino de los pájaros y el viento moviéndolas hojas secas de los árboles lo despertaron. Eso y el frío. Un frío que solo sentiría si estuviera desnudo. Abrió los ojos. Estaba desnudo. Miró a su alrededor y no daba crédito a lo que, nervioso, veía. Estaba en medio del bosque, fuera de La Puta Barbuda y sin nada. Ni botín, ni ropa, ni sus pertenencias estaban allí. Ese cabrón le había dado bien por culo. Y además le había robado a un ladrón.

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La Mazmorra Las Mazmorras —lo que muchos llaman dungeons— son importantes en eso de ser un aventurero. Hay quien diría que son la base, junto a los dragones, de la auténtica esencia del aventurero. Porque, si no, ¿qué harían los grupos de aspirantes a héroes sin estas cámaras subterráneas conectadas por angostos pasillos, iluminadas por antorchas de fuegos fatuos, custodiadas por monstruos y plagadas de tesoros listos para ser saqueados? Y aunque este tipo de dungeon es el más común, también podría serlo una mina enana abandonada, un antiguo castillo en ruinas, un laberinto perdido o incluso una casa demasiado grande y con demasiadas habitaciones. Seres de todas las especies y razas tienen eso en común, cualquiera que lo desee puede convertirse en un aventurero que explore estas mazmorras en busca de oro y gloria, y de entre todas ellas, los humanos han sido los primeros y los más prolíficos en aventurarse en innumerables mazmorras. Pero, ¿qué ocurre cuando eres el único humano de un grupo de aventureros… y además te dan miedo las mazmorras?

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La Puta barbuda Habían vuelto de una incursión bastante provechosa: unos cuantos monstruos de nivel medio, una mazmorra con una buena cantidad de monedas de oro, algunos objetos mágicos y un enorme dragón rojo vencido con un golpe de suerte. Se repartieron el botín y, por ser su compañero, a Max le dieron parte del mismo aunque se acobardara en el último segundo, como siempre, antes de entrar, y se quedara en el exterior. Mientras, todos sus compañeros sin excepción —el hechicero elfo Edelel, el bárbaro semiorco Ugruk, Aurelion el clérigo enano, e incluso Jazzy la pequeña pícara mediana— habían luchado, sudado y vencido a un montón de monstruos, habían sufrido para conseguir un buen botín, y sin embargo compartieron con Max parte de las ganancias mientras él, por su miedo, no había hecho nada. Estaban dispuestos a arreglarlo de una vez por todas y por eso, después de esa expedición, habían decidido acudir a La Puta Barbuda. Si allí no le quitaban su particular fobia, nada lo haría. Todo empezó como una juerga en uno de los antros más famosos de todos los planos. Ese día la taberna estaba especialmente abarrotada. El alcohol, en múltiples formas —cerveza, vino, licores, hidromiel—, corría como ríos. La bebida tardó poco en empezar a escasear así que Ugruk mandó al joven humano a por más bebida. La camarera, una estirada —¿o estirado?— semielfa le espetó que no tenía tiempo de bajar a la bodega a por más bebida hasta que no sirviese todas las mesas que el faltaban así que le tendió una llave de la cual colgaba una etiqueta con una araña dibujada y siguió a lo suyo. Max, ajeno a todo el plan, dejó a sus compañeros apurando sus copas y cuernos y bajó las escaleras buscando la puerta de la bodega. Se detuvo ante una puerta de madera de lo más normal que no mostraba nada especial, salvo una araña pintada de negro a grandes

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La Mazmorra brochazos, que hacía suponer que era la cerradura de la llave que portaba en la mano. Al entrar y no ver nada en la oscuridad, echó mano a la lata de yesca que aún llevaba en el bolsillo y, mientras intentaba encenderla, la puerta tras él se cerró con un sonoro golpe y una luz, como de una llama azulada, apareció, como a varios pies más adelante de donde él se encontraba. Caminó un rato sin ver nada hasta que se encontró con la luz que, en un instante, se volvió de un anaranjado más normal mostrando la vela que la sostenía. —Bienvenido —una voz suave y sibilante a su espalda, lo sobresaltó—. Tú debes ser mi nuevo… esclavo. —¿Es...esclavo? Creo que se ha confundido, señ… — Max, al girarse hacia la voz que le hablaba se quedó mudo; ante él, una elfa de piel oscura y ojos de un brillo pálido y blanco, mostraba un semblante impertérrito. —Si estás aquí, eres mi esclavo —aseveró; Max se dio cuenta de que, a excepción de un corsé de bajopecho, unas botas de tacón y un montón de joyas plateadas con motivos arácnidos y rubíes incrustados, su interlocutora iba completamente desnuda, incluso su cabeza, totalmente rapada, solo estaba adornada por pendientes en orejas, nariz, labio y ceja, algunos de ellos incluso unidos por finas cadenitas. —Aquí ha habido un terrible error señorit… —su frase fue cortada en seco por un sonoro bofetón. —Habla cuando se te ordene —dijo enérgica al tiempo que le tendía un collar de cuero unido a una cadena que ella sostenía; tenía pinta de cadena para pasear perros—. Y de ahora en adelante te referirás a mí como “Ama”. —Mire, no sé quién cree que soy pero… —Otra bofetada lo volvió a callar y, para su propia sorpresa, se colocó el collar de perro. —Perfecto —sonrió ladina—, ahora quítate la ropa. —Pero… —Volvió a cruzarle la cara—. S-sí, Ama…

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La Puta barbuda —Así me gusta —La elfa oscura lo observaba con una mirada que parecía una mezcla de deseo y hambre, incluso se relamió al ver su miembro que, curiosamente, no tenía nada de flácido—. Ahora sígueme. —Sí… —Ella tiró de la correa con violencia y le lanzó una mirada asesina, esperando— Ama. —Aprendes rápido. Tengo algo para ti —Lo acercó a ella de un tirón, lo agarró por la nuca y lo besó con fuerza; en unos instantes que a Max le parecieron eternos, la drow recorrió su boca con una lengua cálida y dulce antes de volver a tirar de él para separarlo de ella—. Si esto es demasiado para ti solo tienes que decir una cosa: “Soy escoria”. —¿Cómo? —volvió a sorprenderse Max, aún atontado por el beso. —Que si quieres que todo esto pare en algún momento, solo tienes que decir “Soy escoria” y acto seguido, te dejaré libre. ¿Entiendes? —Sí —afirmó con la cabeza Max—, Ama. —Perfecto —Se mordió el labio la drow—. Ven conmigo. Tenemos mucho trabajo por hacer, y la noche es eterna aquí, en mi mazmorra. La drow se llamaba Iz’draw, pero dentro de la mazmorra ella solo respondía si la llamaban “Ama”. Era experta en que sus “víctimas” llegaran al placer a través del dolor, era una dominatrix, de las mejores, según decían. Sin perder un ápice de su actitud severa e inflexible, su verdadero don era adaptarse a los niveles de dolor soportables de cada uno, aparentando siempre ser dura e impasible. Su mazmorra era una de las pocas habitaciones de La Puta Barbuda que se encontraban bajo tierra —como esa bodega que no llegó a encontrar Max— y, cuando la iluminación de docenas de velas por doquier lo permitía, quedaban expuestas las maravillas

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La Mazmorra que la llenaban: cadenas, potros, ganchos colgados del techo, látigos, fustas, dildos, grilletes… Mil y un juguetes con los que humillar y dominar, con los que conseguir de ellos una sumisión total. Pero el juguete estrella era ella misma. Usaba cada parte de su cuerpo de las maneras más inverosímiles. Max pronto lo comprobó cuando, en un primer momento, fue obligado a arrodillarse y a besarle los pies a la elfa oscura. Esta reía introduciendo un dedo en la boca del humano para que éste lo chupara bien y, acto seguido, lo empujaba a sentarse en el suelo y restregaba el húmedo pie contra el escroto de su sumiso obteniendo de él gemidos bajos y quedos. Luego llegó el turno de los azotes y, tras apoyarlo boca abajo en uno de sus duros potros de madera, comenzó una retahíla ascendente flageladora con una fusta de cuero. Cuando las nalgas de Max empezaron a enrojecerse, Iz’draw echó mano del látigo, y entonces no solo arrancó regueros de sangre del músculo humano, sino también los primeros gritos de dolor. El brazo se le había empezado a dormir de tanto usar el látigo así que ambos se permitieron recuperar algo de resuello. Tras unos minutos, Iz’draw tomó una enorme verga de metal y, tras humedecerla ella misma con su propia salida, se la ató a la pelvis y se dispuso a penetrar por detrás al joven humano. La primera embestida casi hizo que Max perdiera la voz. La siguiente le arrancó unas lágrimas que no veía desde niño, y la tercera hizo que se mordiera tan fuerte el labio que el sabor metálico inundó sus papilas gustativas. Después de la décima acometida, los gritos se fueron convirtiendo en simples gemidos, a los que poco después solo siguieron jadeos de puro placer. Hubo incluso un momento en que su miembro se había puesto tan duro que Max creyó que iba a eyacular. Nada más lejos de la realidad. Ojo avizor, su “Ama” colocó un anillo de oro en la base de su pene que se lo mantuvo con toda

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La Puta barbuda la sangre ahí, a punto de hacerla estallar, pero sin que éste pudiera llegar a correrse. Iz’draw entonces lo tumbó de espaldas, le colocó unos grilletes en las muñecas para inmovilizarle las manos tras la cabeza, y se sentó sobre su cara para sentir la lengua del humano en su propio sexo. Al cabo de un breve rato, ella misma empezó a sentir tal excitación que decidió recompensar a su “sumiso” con una lenta y profunda felación. Max, con la boca pegada al coño de la drow, gimió. Gimió de placer y de impotencia por no poder soltarlo todo. Más allá del dolor de sus nalgas, o lo desgarrado que tuviera el culo, estar tan al borde del éxtasis y no poder terminar lo estaba volviendo loco. Tanto que, aún con el clítoris de la elfa oscura pegado a su lengua, comenzó a sisear. Al darse cuenta de lo que podía significar, Iz’draw se levantó y se sentó a su lado, con gesto sombrío. —Dilo —musitó. —S-s-s… —Max solo tartamudeaba en un siseo. —Dilo de una puta vez, humano enclenque, y todo habrá acabado —gruñó la drow. —Soy… —dijo. —¿Sí? —enarcó una ceja la “Ama”. —Soy todo tuyo… Ama. La elfa oscura sonrió. Sonrió con malicia y con lascivia. Sonrió con aire de superioridad, exultante, triunfante. Se sentó a horcajadas sobre su sumiso para darle un “premio” y se introdujo de golpe el miembro todavía anillado de este, al tiempo que se apoyaba en su pecho clavando sus uñas y formando finos y sangrientos cercos con ellas. ¿Y Max? Por fin lo había conseguido. Ya no temía las mazmorras, descubrió el BDSM… y también que le encantaba.

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Las Mellizas No eran mellizas. Ni siquiera eran hermanas. Pétalo y Ella no pertenecían ni siquiera a la misma raza. Mientras que Pétalo —que no es que se llamara así, pero todo el mundo la conocía por lo rosado de su piel y lo dulce de su carácter— era una mediana, Ella era una gnoma. La primera era una mujercita en miniatura, de apenas tres pies de altura, formas redondeadas, pechos voluptuosos y algo rellenita; además la mediana era dueña de una leonina melena castaña que la hacía parecer aún más pequeña. La gnoma, al contrario, aunque superaba la altura de su amiga en poco más de veinte centímetros, presentaba una constitución muy delgada, de pechos pequeños y con una cabeza ligeramente más grande de lo normal, que enmarcaba un rostro aniñado, y estaba coronada con un extraño y revuelto cabello morado que peinaba de punta con cera perfumada; además, sus ojos eran de un azul turquesa que, a veces, parecían emitir un suave fulgor. Eran inseparables —algunos afirmaban que formaban una suerte de pareja sentimental, aunque nunca fue reconocido… o negado— y es más, en La Puta Barbuda

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La Puta barbuda eran famosas por ello. Aunque sus cuerpos no llegaran al metro veinticinco y parecieran féminas en miniatura, apenas de la altura de un muslo humano, lo cierto es que juntas, que era como siempre iban, resultaban una experiencia inolvidable. Además, tenían debilidad por los miembros, digamos, grandes. A veces se atrevían a ser penetradas —situación que ocurría más a menudo de lo que se podría pensar— y eso las dejaba doloridas varios días, pero su auténtico arte era trabajar en pareja, realizando hazañas que por separado les sería imposible. Era uno de esos días. Pétalo y Ella ya estaban retozando sobre la cama, desnudas, cuando su cita de esa noche llegó a la habitación. Sin mediar palabra, y tras dos breves sonrisas, continuaron sus quehaceres, esta vez sin quitar ojo al enorme semiorco que las observaba con lujuria mientras se deshacía con rapidez de la ropa y dejaba a la vista un cuerpo grande, peludo y musculoso, lleno de cicatrices, amén de un imponente miembro que era más largo y grueso que el brazo de cualquiera de las dos chicas. Además ya estaba erecto, lo que ambas aprovecharon para agarrarlo y atraerlo a la cama con ellas. Tras tumbarlo boca arriba y juntar sus dos lenguas con la del semiorco en un extraño beso a tres, empezaron a “repartirse el trabajo”; Pétalo colocaba sus enormes pechos sobre la cara del semiorco que se afanaba por lamerlas ambas sin dejar una sola pulgada por saborear, al mismo tiempo que Ella, mucho más flexible, se sentaba a lo largo de aquel rabo, sin dejarse penetrar, moviéndose adelante y atrás haciendo que sus labios vaginales, bien lubricados ya por su compañera, recorrieran la total longitud del miembro. Al rato cambiaron posiciones, pero Ella sustituyó los pechos de su amiga haciendo que su cita saboreara los jugos de su sexo; por su parte, Pétalo usaba el canalillo de sus tetas para masturbar al tiarrón

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Las Mellizas allí tumbado. El glande del semiorco parecía a punto de explotar. El tallo, grueso y plagado de venas que lo circundaban como lianas alrededor de un árbol, presentaba una buena colección de detalles que la mediana se entretenía en repasar con sus deditos, como si pudiera leer en ellos. La gnoma, echando un vistazo al sutil trabajo de su amiga, dejó de gemir sobre las fauces del semiorco para gatear hasta donde estaba Pétalo y ambas, ya juntas y sentadas, procedieron a lamer aquel miembro que les llegaba prácticamente a la altura de las barbillas. Las lenguas jugueteaban entre sí con el gigantesco rabo entre ellas, como si ambas compartieran la comida. El semiorco, tumbado, las veía hacer y al cabo de un rato, cuando las chicas pasaron de lamer a restregar sus cuerpos haciendo un sándwich con la polla entre ellas, no pudo soportarlo más. Se incorporó de golpe y, tras la sorpresa inicial de Pétalo y Ella, las tumbó en el centro de la cama, boca arriba, mirándolo a él. La primera en abrir sus piernas fue la mediana que le mostró un sexo carnoso y muy velludo. Ella, por su parte, ya le había dado a probar su entrepierna lampiña. El semiorco se abalanzó incrustando su cara entre los regordetes muslos de la mediana para saborearla al tiempo que la lubricaba. Mientras, con solo dos dedos, acariciaba de manera tosca a la gnoma, y ambas parecían encantadas con aquello. Tras varios orgasmos de las chicas, cambió de postura e intercambió posiciones hasta que consideró que ya estaban preparadas. Tragó saliva, indeciso, pero las miradas de ambas chicas disiparon sus dudas. Con extremo cuidado, el semiorco introdujo la punta de su miembro en la mediana, arrancando a esta un grito roto. Sacó esos pocas pulgadas y luego probó suerte en el estrecho sexo de Ella hasta oírla aullar. Repitió entonces con Pétalo intentando introducirse un poco más en ella, y lo mismo hizo con la gnoma. Así, sucediéndose de una a

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La Puta barbuda otra, con un metesaca lento pero seguro, iba penetrándolas casi de manera simultánea mientras oía los chillidos de ambas en los que el dolor y el placer parecían ir de la mano. Tras lo que pareció un proceso de dilatación eterno, el semiorco se envalentonó y, en lugar de salir de la mediana, la agarró por los costados, la levantó y la empaló con su polla hasta quebrar su voz. Tras ello, llegó el turno de hacerle lo mismo a la gnoma que no pudo impedir que dos pequeñas lágrimas recorrieran su rostro. Cuando las tuvo juntas, tumbadas una al lado de la otra, exhaustas y doloridas, se masturbó con energía hasta descargar todo su semen caliente sobre ellas, tras lo cual, se marchó a lavarse, agotado echando un último vistazo a las chicas. Lo que no pudo ver fue que, momentos después, ambas se quedaron dormidas, abrazadas y en un dulce aunque pegajoso beso.

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Sobre las Hadas Se notaba en el ambiente que era día de recolecta. En el semiplano en el que estaba ubicado el local de La Puta Barbuda existía un tipo de hada que solo podía encontrarse allí: las mouris. Aunque carecían de lo que podría llamarse inteligencia o raciocinio, las mouris se movían por instinto y adoraban revolotear alrededor de la gente. Su extraña alimentación se basaba en emociones, las emociones que cualquiera desprende. Y la excitación era la emoción que más energía les proporcionaba. Por ello solían revolotear bajo las mesas acechando emociones. Era incluso normal que, en su forma invisible, se aventuraran bajo la ropa de los visitantes para manipular los genitales y zonas erógenas de estos con sus pequeños cuerpos, a fin de acelerar la ansiada excitación que les daría un buen atracón. Y todo ello le venía muy bien a La Puta Barbuda pues los visitantes eran más propensos a subir a las habitaciones de los pisos superiores. Los días en los que acudían de forma masiva a por emociones, se conocían como “días de recolecta”, y eran los días que el ambiente estaba más animado. Hoy era uno de esos días, Jäna lo sabía, se había

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dado cuenta al instante desde la barra. A veces, la temperatura subía tanto que los clientes pedían cerveza a raudales para hidratarse, y cuando el personal de La Puta Barbuda no daba abasto, los mismos clientes interactuaban más entre ellos, incluso siendo completos desconocidos o de grupos diferentes. En ocasiones esto daba resultados diversos e irregulares, desde orgías improvisadas en el mejor de los casos, a peleas de bar en los peores. Pero estas hadas, en su afán por recolectar más y más emociones podían llegar a ser imprudentes en exceso. Jäna recordó el caso de una mouri a la que no le bastó con alimentarse de todas las emociones que recogió al excitar ella misma a dos tórridos amantes semiorcos, sino que los siguió a uno de los reservados y casi muere ahogada en el semen de uno de ellos al encontrarse en la trayectoria de una brutal eyaculación. Esperaba que nunca volviera a ocurrir algo así mientras veía a las afanadas mouris trabajar en su recolecta de emociones. Como simples criaturas, las mouris no tenían nombres propios, pero ella, como simple pasatiempo, cuando era habitual ver a alguna con más asiduidad, solía ponerles nombres en base a los colores que presentaran sus pieles o a las formas de sus delicadas alas. Así, hoy había no pocas de esas a las que ella había “bautizado” de alguna manera, revoloteando por la taberna. Cinabrio era una mouri de piel rojiza y cuyas alas se parecían a las lenguas de fuego de una pequeña hoguera extinta cuando solo quedan las ascuas; caliente como la que más, solía sin embargo toquetear a los visitantes a través de la ropa. Mucho más directa era aquella a la que Jäna llamaba Madreperla, blanca e irisada como el nácar, volaba siempre bajo las faldas de las mujeres a fin de intentar beber directamente de sus jugos vaginales. Chispabrillante y Oronegro, como el día y la noche, solían dar vueltas juntas, y era así como

mejor trabajaban, metiéndose en cuantos calzones podían para masturbar entre las dos cuantos miembros se encontraban. Brisacálida, de un color tan pálido como el agua, era todo dulzura, y solía elegir féminas cuyo vello púbico fuera lo suficientemente frondoso como para que ella estuviera a gusto. Había muchas otras como Almaviva, Gustodevino, Alatiznada, Pieldeámbar, Ojosdeplata… que la camarera no veía por ninguna parte, pero estaba segura de que estarían atareadas entre los sexos de algunos de los bebedores que tenía ese día. Jäna se había quedado absorta con el espectáculo que las mouris ofrecían. Incluso activó un conjuro de ver lo invisible para no perder detalle. Eso empezó a excitarla y, sin que nadie la viera, dirigió la mano a su entrepierna. La sorpresa fue mayúscula al encontrar una mouri atareada en masturbar su miembro, ya duro como una piedra, con sus manitas, sus pies y su lengua. En lugar de echarla, acarició suavemente la espalda de esta, sacó la mano, y decidió disfrutar de aquello. En un rato acabaría su turno y ya buscaría un pasatiempo adecuado para... desfogarse. 

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Sangre de Demonio Los tieflings son una rareza en la mayoría de mundos. Enanos, elfos, medianos y, sobre todo, humanos, los tieflings aparecen casi en cualquier grupo racial, pero lo que los define como colectivo, es su linaje, su sangre, que tras quizá generaciones aletargada, dormida, da la cara en el nacimiento menos pensado. Los tieflings son aquellos seres que han tenido un antepasado demonio o diablo, y que además muestran los estigmas de dicha herencia que muchos consideran “infernal”. Pero si hay algo que caracteriza a los tieflings más allá de sus rasgos demoníacos —globos oculares completamente negros, cuernos en la frente, colmillos, pieles de colores cálidos, e incluso colas vestigiales—, más allá del aura de caos que irradian, y más allá de su leyenda negra… todos los tieflings poseen un poder de seducción extraordinario y magnético. Y la tiefling que estaba bailando en ese preciso momento en el pequeño escenario improvisado que tenía delante, no era una excepción. Se movía con la soltura de una salamandra sobre las brasas, con la gracilidad de una ondina en la marea, sinuosa como el humo; silenciosa y, aun así, sensual como

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La Puta barbuda el deseo mismo. No había música, todo estaba en su cabeza, y los movimientos de su cuerpo solo respondían a los pulsos de su propio pecho. Y qué pecho. Redondas y brillantes, sus tetas, coronadas con pezoneras de oro bruñido, unidas entre sí por varias cadenas, parecían botar a cámara lenta con cada vaivén de sus caderas que, decoradas por otra cadena a modo de cinturón, mostraban a veces un pubis rasurado y desnudo con un zarcillo de oro que asomaba a veces con cierta vergüenza por entre sus labios vaginales. El largo cabello, negro y trenzado, caía por su espalda a ambos lados de sus cuernos, retorcidos en perfecta simetría, como si de un antílope se tratara. Sus puntas estaban rematadas en fundas tan brillantes como el fuego. La cola acompañaba cada paso de baile en una cadencia pausada, hipnótica, mientras manos y pies, enjoyados, interpretaban fluidos movimientos. Cuando quiso darse cuenta, la tiefling no bailaba sola. Los movimientos somáticos de sus manos habían invocado uno, dos tres y hasta cuatro pequeños fuegos fatuos de color verde mortecino que lamían su piel produciendo bajos gemidos en la bailarina infernal. Uno de ellos se dirigió, reptando por el abdomen, hasta su entrepierna y, con dificultad, se introdujo en el sexo de la tiefling. Esta, en un éxtasis inesperado, comenzó a emitir gemidos mientras se mordía el labio con fuerza. Los pasos de baile se tornaron espasmos que, cada vez más intensos, la arrastraron a un torbellino de placer y locura que concluyó con un profundo orgasmo. Orgasmo que fue no solo suyo, sino compartido también por esos ojos que la habían estado observando todo el tiempo.

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Estereotipos y Perjuicios Algo que no cualquiera sabe de la mayoría de los elfos es que son terriblemente superficiales. Valoran la belleza —de cánones élficos, obviamente— casi al mismo nivel que la sabiduría y, para una raza que es de las más longevas que existen, al menos entre seres “inteligentes”, unido a una práctica inmunidad a los venenos, las enfermedades y demás males “mundanos” llega a veces a hacer de los elfos una raza que raya el clasismo y el racismo. Su educación y cultura los hace ser amables, aunque distantes, con los demás. Son, en su mayoría, el ejemplo de raza que se cree “mejor” que los demás en muchos sentidos. Por eso uno de los mayores tabúes que hay para un elfo, culturalmente hablando, es el sexo interracial. Aunque el parecido con los gnomos —que llegan a ser como elfos del tamaño de simples niños— les resulta curioso, y la existencia de los semielfos desde que los mundos son mundos da muestras de que el apareamiento con humanos no es algo tan extraordinario, hay razas contra las que un elfo siente, cuanto menos repugnancia. Quizá los primeros y más odiados por los elfos sean, cómo no, sus acérrimos enemigos naturales desde

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La Puta barbuda hace eones, los orcos, y por extensión, los semiorcos. Las guerras, el abismo físico y cultural, se unen en una infranqueable barrera —aunque se conocen notables excepciones— entre ambos mundos. Un caso más extraño es el de los enanos. Enanos y elfos son quizá de las razas más sociales —exceptuando a los humanos— y con mayor tradición de aventureros en grupos interraciales. Ambas son consideradas eminentemente “buenas”, sociales y aliadas. Entonces, ¿qué les lleva a sentir esa animadversión —totalmente recíproca, cabe decir— tan acusada? Aunque los elfos sean más de bosques y los enanos más de montaña, el asunto parece ser más intrínsecamente físico y, a veces, social. Aunque tanto un elfo como un enano son longevos, resistentes, culturalmente avanzados, compartiendo gusto por la cultura, el avance y la magia, tanto unos como otros están en lados totalmente opuestos en un aspecto puramente físico. La altura, delgadez, delicadeza y etereidad de los elfos, contrasta con la baja estatura, la robustez y la tosquedad de cualquier enano. Entonces, ¿qué hace que tantos elfos rompan este tabú de su cultura? ¿Qué lleva a un enano a los brazos de una elfa? Estas preguntas llevaban rondando la cabeza de Elëanor esa noche, y había sido incapaz de encontrarles respuesta. Ella, perteneciente a la nobleza de los Altos Elfos, entre cuyos pretendientes se encontraban príncipes de todos los reinos élficos, y que representaba el epítome del canon de belleza de su raza —delgada, esbelta, de suaves curvas y pechos firmes y pequeños, con larga melena rubia adornada con unas delicadas orejas puntiagudas—, no podía explicar la excitación que sentía al encontrarse desnuda y expuesta ante aquel rudo y peludo enano de trenzada barba cobriza que mostraba una importante erección ante ella.

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Estereotipos y Perjuicios Osrik había crecido hasta los cincuenta años rodeado de mujeres bajas y de formas redondeadas en el Reino Enano del Nordeste. No era de la realeza ni tampoco un noble, pero su familia comerciante y acomodada le había facilitado una buena educación que más tarde le permitió embarcarse en la carrera de aventurero. En sus viajes entonces conoció a otras razas, como los versátiles humanos, los diminutos medianos, los divertidos gnomos, los enormes orcos… y de todas ellas probó los placeres de la carne. Pero si hubo un tipo de mujer que, inexplicablemente le atrajese, esa eran las elfas. Estaba dispuesto a descubrir el porqué de aquella obsesión, y la escuálida princesita que yacía en la cama, desnuda ante él, podía ser un comienzo. Un buen comienzo. Ella, con movimientos titubeantes, se acercó al enano lentamente y, tras una rápida mirada a los ojos de este que desvió al instante, se armó de valor y dirigió una mano temblorosa al miembro erecto que se erguía ante ella. No era demasiado largo, era evidente que, si un enano tuviera un pene con mucha longitud, podría llegar a ser incómodo y poco… práctico. Pero la falta de esta se veía compensada por el grosor. Elëanor se dio cuenta de que no podría abarcar con sus delgados dedos toda la circunferencia de la polla de Osrik así que, con ambas manos, se la rodeó en un tímido intento de acariciarla. Al contacto, el enano se estremeció, hecho que provocó un pequeño susto en la elfa y, después, un repentino momento de valor para agarrar con fuerza aquel pene y empezar a masturbarlo con decisión. Osrik gruño de placer, lo que dio a la elfa el arrojo necesario para seguir lo que hacía cada vez con más seguridad. Los jadeos guturales y profundos del enano le indicaban que iba por el camino correcto, así que, al rato, se vio con la valentía suficiente para acercar su cara a la punta de aquel grueso tronco de carne repleto de venas y coronado por una mata frondosa de vello rojizo. Iba a ser imposible

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La Puta barbuda meter aquello en una boca elfa, así que Elëanor se limitó a sacar la lengua y lamer la punta del pene del enano que gruñó para sí. La lengua de la elfa iba recorriendo el miembro desde la punta hasta la base sin dejar de acariciarlo con ambas manos. Osrik disfrutaba tanto que echó mano de la cabeza de la elfa para controlar un poco los movimientos de esta. Elëanor fue consciente en ese preciso momento de lo anormalmente grandes y anchas que eran las manos de un enano, y eso la calentó aún más, así que abrió la boca todo lo que pudo dejando que Osrik colocara dentro la punta de su polla. Elëanor no podía chupársela demasiado profundo ya que habría tenido que desencajarse su estrecha mandíbula para dejar pasar el grosor de aquel glande. Cuando se dio por vencida, se retiró de él hasta recostarse en el cabecero de la cama y miró al enano, desafiante. —Puto enano —la musical voz de la elfa desentonaba con sus palabras; quería sentir dentro aquella polla aun sabiendo que era muy probable que tal grosor la destrozara, pero no le importaba, así que se abrió de piernas para él—. ¿Se puede saber a qué estás esperando? —A que te des cuenta de que como te la meta, ningún elfo va a poder hacerte sentir nada nunca más —su acento era duro pero había un deseo incontenible en cada una de sus sílabas—, maldita elfa quisquillosa. —Cállate y fóllame de una vez —La elfa escupía cada palabra odiándose por sus deseos mientras sus dedos abrían unos labios vaginales rosados y sin atisbo de vello—, y si tanto miedo te da romperme, ya sabes qué hacer. —Tú te lo has buscado —Osrik dirigió primero su mirada y luego todo su cuerpo a aquel sexo delicado y pequeño, y tras dedicarle un último vistazo fugaz a su dueña, hundió la cabeza entre aquellos muslos blancos y delgados dispuesto a sorber cada gota de los jugos élficos que salieran de allí.

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Estereotipos y Perjuicios Elëanor aulló al sentir el contacto con aquella lengua. Se sentía como una jarra de cerveza caliente que no dejan de apurar hasta conseguir el último sorbo y jamás había experimentado la sensación de una mata de pelo como aquella barba entre las piernas. Para su sorpresa, no tardó demasiado en llegar al primer orgasmo, lo que hizo que la siguiente fase, tras correrse un par de veces más, llegara pronto. Separó la cabeza del enano de su entrepierna y, sin palabras, le pidió que la penetrara, atrayéndolo hacia sí tirando de aquellos brazos anchos como el tronco de un roble. Tragó saliva cuando la punta de aquella polla gorda y nudosa se posó en la entrada de su sexo. Contuvo la respiración al tiempo que Osrik, con unas manos enormes, de dedos encallecidos por el trabajo en la forja, la agarró firme por las costillas y la sostuvo con fuerza. La primera acometida fue despacio, y la elfa sentía cada pulgada de aquel miembro intentando abrirse paso a través de ella. Dolía. Sentía que los huesos de su pelvis se despegaban, abriéndose, desmontándola, pero se obligó a no gritar y, para aguantar el creciente dolor, se mordió el labio con fuerza, intentando no hacerse una herida que afeara su rostro perfecto. Cuando el enano había introducido en ella casi la mitad de su miembro, tomó aire y terminó de penetrarla con una salvaje embestida que le arrancó a Elëanor un rasgado aullido de dolor. Lo insultó, lo increpó, pero no le dijo que parara. Por su parte, el enano se la sacó casi entera y se la volvió a meter de golpe varias veces más con fuerza a fin de conseguir una mayor holgura en aquel estrecho sexo de elfa. Las uñas de ella se le clavaron a Osrik en los brazos con cada acometida, y los gritos proferidos llenaban toda la estancia. El enano entonces le metió un dedo gordo y de piel rugosa en la boca para que dejara de berrear. Incómoda en un primer momento, a Elëanor se le antojó estar chupando

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La Puta barbuda otra polla, ancha y salada, parecida a la que en esos instantes la horadaba por dentro. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas fueran el único atisbo de sufrimiento mientras chupaba aquel dedo-polla con quedos jadeos, y se acostumbraba al enorme trozo de carne que, aunque le hacía arder las entrañas, también le provocaba un placer indescriptible. La boca barbada del enano se dirigió a chupar aquellas tetas pequeñas y blancas, mordiendo y lamiendo los diminutos pezones. La mano más libre, firmemente agarrada a las costillas de la elfa, la bamboleaba con cada penetración. Elëanor volvió a correrse dos veces más, apretando sus labios vaginales en torno a la polla del enano, y mordiendo el dedo que este aun metía en su boca. El orgasmo de Osrik tardó algo más en llegar, pero cuando su semen caliente inundó las tripas de Elëanor, esta pensó en cuántas normas de su sociedad estaba rompiendo, y en lo poco que le importaba. En la vergüenza que la cultura en la que habría crecido hacía sentir a los elfos y elfas por desear lo que ella había tenido la valentía de tomar por su propia mano. Cerró los ojos con fuerza y las lágrimas dejaron de brotar, sintió un enorme orgullo de sí misma, y los últimos pensamientos dejaron paso entonces a un último y profundo orgasmo.

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Friegaplatos La taberna de La Puta Barbuda estaba siempre a rebosar de gente. Seres de todas las razas y procedencias, de todos los mundos y planos, llegaban buscando cualquier deseo realizable, aplacar sus pasiones ya fuera entre dos buenas tetas, a cuatro patas sintiendo el calor del buen sexo en las tripas, o un poco de todo. Pero todos los visitantes, todos los residentes, y todos los que en definitiva pisaban aquel lugar mágico y maravilloso tenían algo en común. Todos tenían la taberna como la primera parada. Y por mucho que aquel bardo enano tatuado y borracho pensara que era el jefe de la sala, Jäna sabía que eran su presencia, su voz y su carisma los que ponían orden desde detrás de la barra en la gigantesca taberna. De manera estoica, pero siempre amable, Jäna atendía a todos sin excepción, sabiendo que era muy probable que no tuviera descansos en varios días —benditos conjuros de aguante—, así que cuando se daba la asombrosa situación de que la taberna se vaciara —muy probablemente porque todas las habitaciones de los pisos superiores estuviesen a rebosar de gente follando como conejos— Jäna se permitía el lujo de descansar.

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La Puta barbuda Se desanudó el mandil manchado y lo colgó de un gancho tras la barra, se deshizo del lápiz que llevaba en la oreja y se estiró levantando los brazos por encima de su cabeza, con los dedos entrelazados, formando con su silueta un esbelto arco. Oyó cada hueso, cada articulación de su cuerpo crujiendo y, al abrir los ojos, vio que no estaba en la completa soledad que había creído. En el rincón más oscuro de la barra, junto a la pila, a Dan, el gnomo friegaplatos —en realidad su nombre gnomo era mucho más largo, Dannoodles Biff Fris de Ratooille el Boca Ancha, como el de todos los gnomos, por lo que allí todos lo conocían como Dan —Muy enfrascado en su labor como para darse cuenta de nada. Jäna no podía con su alma, estaba deseando coger una cama y dormir varias semanas seguidas sin que nadie perturbara sus sueños, y sin importarle que consiguieran alguien que hiciera sus labores. Pero también tenía una tensión dentro que le resultaba insorportable. Los pezones de sus pequeños pechos se habían puesto duros y se marcaban a través de la blusa blanca de algodón que llevaba, y bajo el pantalón notaba cómo la polla se le iba poniendo cada vez más dura por momentos. —Dan… —su voz fue casi un susurro pero el oído del gnomo, casi tan perceptivo como el de un elfo, la oyó perfectamente. —Dime, Jäna, ¿hay algo más que freg...? —No pudo continuar la frase porque, ante él, su colega de taberna estaba ante él mostrando su largo y delgado miembro exento de testículos, erecto y palpitante, que prácticamente le llegaba a la altura de la barbilla. —Quizá me vendrían bien algo de ayuda con… esto — Se cogió la polla con una mano, haciendo más evidente que se la ofrecía al gnomo. —Jäna, yo… —el gnomo titubeó unos instantes.

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Friegaplatos —Por favor… —había un atisbo de sincera súplica en aquella voz. —Ay —suspiró el gnomo al tiempo que cogía con ambas manos aquel rabo suave y sin venas marcadas, y se lo metió en la boca tan profundo como pudo. Las arcadas no tardaron en venir pero, antes de que Jäna se quejara de su brusquedad, Dan volvió a metérsela en la boca, ahora poco a poco, con delicadeza, sintiendo con la lengua cada pulgada de carne. Arrancó un profundo gemido de la semielfa al que siguió un espasmo de puro placer. Cuando la polla le llegó al fondo de la garganta, Dan se la sacó con la misma parsimonia para volver a meterla en una rítmica felación de cadencia regular y armónica. Hacía justicia a su apodo. En la boca de Dan cabía perfectamente todo aquel miembro, dejando espacio para que su lengua lo saboreara y lo repasara con dedicación. Jäna estaba en un éxtasis. Había agarrado la cabeza de Dan, enredando sus dedos en los cabellos rizados de este, primero con cierto cariño, para después agarrarlo con fuerza y tirar de su cabeza hacia ella como si quisiera follarle la cabeza a su compañero. Siguieron un buen rato así, en el silencio de la taberna solo roto por el ruido de la saliva y los jadeos, hasta que, entre los estertores del orgasmo, Jäna eyaculó con un agudo grito en la boca del gnomo. Dan se limpiaba los restos en la comisura mientras intentaba escupir en la pila de platos toda pizca de semen que quedara en su boca cuando se volvió a la semielfa con fingida preocupación. —Oye, Jäna —titubeó—, tengo una duda. Algo que me reconcome por dentro. —No, Dan —frunció el entrecejo ella—. Ya lo sabes. Esto es solo sexo. No puede haber nada entre nosotros, —En realidad —el gnomo se aguantó la risa—, solo quería saber si ya podía terminar de fregar los platos

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La Puta barbuda —La sonrisa no se borró de su bofetón. —¡Eres imbécil! —Jäna se dio chó a su habitación, escaleras el gnomo friegaplatos con sus sonrisa bobalicona.  

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cara ni aun después del media vuelta y se mararriba, dejando a Dan quehaceres. Y con una

Una nueva vida Narya solo había tenido un sueño. Acababa de cumplir 200 años y durante toda su corta vida —en términos élficos, apenas había salido de la adolescencia— siempre había imaginado cómo sería su vida. Se casaría con Aranwë, el elfo con el que había sido prometida por sus padres y los padres de él, cuando ambos no tenían más de 50 años. Llevaría su cabellera rojiza y rizada, recogida en un moño. El vestido sería de blanco irisado, con brillos parecidos a las perlas que recolectan los elfos grises. En la noche de bodas vestiría un sencillo corpiño a juego con el traje de novia. Se soltaría el moño, y tendría una noche de pasión junto a su amado tan legendaria que los bardos escribirían canciones. Vivirían en las mansiones plateadas de sus suegros hasta que estos, hastiados de la vida, decidieran dejar sus cuerpos físicos y reencarnarse. Momento que ellos aprovecharían para buscar su propia descendencia. Continuar el ciclo que los elfos de su mundo habían estipulado como parte de la tradición desde hacía milenios. La idea de una despedida de soltera la tomó por sorpresa, pero la aceptó. Además, no habría ningún

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La Puta barbuda problema, ya que Aranwë había decidido que la harían juntos, para reforzar sus lazos. La descolocó que quisiera celebrar la despedida en La Puta Barbuda. Nunca había estado allí y, según las leyendas que había oído de viajeros y aventureros, se trataba del mayor lupanar de todos los mundos conocidos. Al menos, se dijo en su momento, lo harían juntos. Estaba muerta de miedo, pero había sido idea de Aranwë, y él era arrojado, galante, y cuidaría de ella. Por eso, el día que llegaron, después de beber, de cantar, de conocer a gente en la taberna de La Puta Barbuda, y cuando ya se hubo hecho de noche y hubo que subir a la habitación en la que ambos comenzarían su pequeña y excitante aventura, se armó de valor y subió con decisión. Una vez allí, mientras esperaban, se desnudaron el uno al otro y, justo antes de que el silencio se hiciera incómodo, sus “dobles parejas” llegaron. Ella era una humana de piel cobriza, formas redondeadas y cabellos ondulados y negros. Él, un semiorco gigantesco, musculoso, cuyo gigantesco miembro apenas podía esconderse en los pantalones que llevaba. Tras unos momentos incómodos seguidos de unas sonrisas y unos leves tonteos, decidieron pasar a la acción. Y entonces ocurrió lo inesperado. Aunque había sido idea de Aranwë, este se echó para atrás y rechazó tener relaciones con aquella preciosa humana. Buscó la mirada de su prometida pero ella ya había tomado una decisión. El orco, sin demasiados miramientos, se colocó entre sus piernas y la penetró con rudeza durante un buen rato. Tras el grito inicial, y unos primeros instantes de dolor en los que sintió que la abrían por dentro, Narya comenzó a moverse al compás de su recién conocido amante hasta explotar en un rápido pero intenso orgasmo. Todo ello antes la atónita e incrédula mirada de su prometido que, convencido de que

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Una nueva vida todo había acabado, cuando la humana y el semiorco iban a marcharse, Narya pronunció una corta frase: “Quiero más”. Aranwë no salía de su asombro, pero había enmudecido. Se sentó en una butaca y observó cómo su prometida se vestía con el corsé blanco de bordados florales que iba a llevar en la noche de bodas, y se tumbaba en la cama, expectante. Fue testigo de cómo un enano tatuado, de cabello y barba oscuros, que portaba un laúd, disfrutaba del cuerpo de su prometida… aunque no tanto como ella con todo aquello. Casi sintió miedo cuando un elfo oscuro ocupó el lugar del enano y también fue bienvenido por Narya. Dos medianos tuvieron su momento, así como una elfa preciosa con una melena bicolor que iba del blanco al rojo, e incluso una chica —¿o era un chico?— con pechos pequeños pero también un impresionante miembro. Al cabo de varias horas, Narya cayó dormida, exhausta, sin que Aranwë apartara la mirada. Toda la noche. A la mañana siguiente Aranwë se marchó de La Puta Barbuda. Solo. Narya había descubierto dónde deseaba estar. Ahora tenía una nueva vida. Y le encantaba.

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El Colegio de la Seducción No creía que fuera posible pero, al parecer, tres eran demasiado. Gmelch estaba desnuda, tumbada en aquella cama redonda y observando en el espejo mágico del techo —uno que mostraba el aura de todo aquel reflejado en él— cómo las tres gnomas que antes la habían invitado a su habitación, se esforzaban por darle con sus lenguas todo el placer posible, a la vez, y de la manera más intensa posible. Y, como estaba comprobando la barba semielfa, su límite no era ni de lejos tan lejano como ella había creído en un principio. Entre espasmos, llegó a un clímax brutal y salvaje, derramando sus jugos sobre Brina, Lily y Zatna, manchando sus rostros y cabellos —rosa fucsia, naranja metálico y celeste que se transformaba con un suave degradado en turquesa brillante— y viendo a las pequeñas y delgadas gnomas de pechos menudos y enormes ojos, limpiarse entre ellas a lametazos. Estaba exhausta, había priorizado la “investigación empírica” de sus estudios, y ahora debía tomar nota de todo pero, ¿cómo, si ni siquiera podía recuperar el resuello?

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La Puta barbuda Aunque el camino de un bardo es solitario en cuanto a la compañía de los de su misma clase, prefiriendo rodearse de otro tipo de aventureros que no hayan seguido sus pasos para lucirse como el juglar del grupo, la mayoría de los bardos aprenden su oficio de una manera muy distinta. Forman grandes grupos dirigidos por grandes bardos con dilatadas carreras, que enseñan a los más jóvenes a través de la experiencia y el arte. A veces, estas agrupaciones se organizan en centros parecidos a las universidades e institutos de magos, llamados “Colegios de Bardos”. Cada colegio sigue unas normas básicas que los distinguen de otros, así se forman y definen de manera que cualquiera pueda saber qué tipo de bardos son preparados en ellos. Algunos de los más famosos son el Colegio del Saber y el Colegio del Valor, ambos con numerosas sucursales en casi cualquier mundo, pero también existen otros como el Colegio del Desafío, el Colegio del Glamour, el Colegio de las Espadas, o el Colegio de los Susurros. De vez en cuando surgen nuevos Colegios de Bardo con enseñanzas diferentes, frescas y rompedoras. Algunos mueren antes de surgir, otros se establecen con fuerza entre la comunidad, y otros alargan su lucha durante años, intentando medrar mediante el esfuerzo y el mérito de sus estudiantes y egresados. Este último era el caso del Colegio de la Seducción, una joven institución dedicada al estudio del placer, el sexo y las relaciones en todas sus formas. Y es de ahí de donde habían salido Gmelch y sus dos otros compañeros, también semielfos, Arendal y Balthan, antes de llegar a La Puta Barbuda. Cada uno llegó al semiplano donde se sitúa el prostíbulo interdimensional con diferentes maneras de estudio, pero con un mismo objetivo, investigar y desentrañar los límites del placer. Arendal siempre había dado más importancia a las palabras. Como consumado poeta, sos-

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El Colegio de la Seducción tenía que era posible enamorar a alguien tan solo con el poder de la voz. Su papel en La Puta Barbuda pretendía ser meramente teórico y con resultados reflejados solo en la aritmética: ¿a cuántas criaturas de aquel lugar sería capaz de seducir eligiendo bien sus palabras? Balthan era lo que suele llamarse un “bardo típico”; tocaba la bandurria y luchaba estoque en mano en bares y tabernas para defender el honor de cualquiera que hubiese sido insultado. Con canciones solía derretir corazones con la misma facilidad con la que tocaba las cuerdas de su instrumento, y su espada estaba tan afilada como su mirada. En La Puta Barbuda pensaba poner en práctica su arriesgada teoría de que era capaz de provocar el clímax, y por ende un orgasmo, solo con el poder de su música. Las intenciones de Gmelch eran muy diferentes. Para ella la seducción estaba indisolublemente ligada al contacto físico. El placer venía dado por una mano diestra, por una boca experta y, en definitiva, por alguien que supiera, no solo usar su cuerpo de una manera óptima, sino también encontrar los puntos de placer en el cuerpo de cualquiera. Por ello, pretendía acudir a La Puta Barbuda en calidad de voyeur pues de la observación de cualquiera en pleno acto sexual se podían extraer datos, experiencias, notas, hipótesis y nuevas teorías. Los tres bardos semielfos tenían unas ideas muy concretas de cómo serían sus papeles al llegar… pero las cosas no siempre salen como se planean. Arendal, como sus otros dos compañeros, era un semielfo. Pero a diferencia de Gmelch y Balthan, había sido criado y educado con la familia de su madre, una elfa que se había quedado embarazada de un humano —que curiosamente era bardo— cuando solo contaba 70 años de edad —lo que, para los estándares élficos, aún se considera menor de edad— y tras dar a luz jamás volvió a

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La Puta barbuda ver al padre del niño. Semielfo entre elfos, esta condición de mestizo propició las continuas burlas de otros niños elfos durante toda su infancia y juventud, lo que provocó que se esforzara al máximo para ascender en la escala social de los Altos Elfos de tal manera que siguió tan a rajatabla todos los preceptos de los Primero Nacidos que su rectitud y sus prejuicios fueron de la mano hasta que entró en el Colegio de la Seducción y, conociendo a otros como él, pudo relajarse. Aun así, su desagrado por otras razas que los elfos consideraban “menos agraciadas” era algo que le había calado muy hondo desde siempre. Por eso no podía haberse imaginado, antes de aquella visita, que mantendría relaciones sexuales con un miembro de la raza enana, con sus cuerpos bajos, anchos y achaparrados, de músculos redondeados y con pieles duras tan proclives a estar cubiertas de vello. Y mucho menos con dos de esas criaturas… ¡e ir camino del tercero! Pero su tercer polvo fue interrumpido por un estruendo que provenía de fuera, en el pasillo, y por pura intuición, salió a investigar a medio vestir. Balthan había sido él mismo. No le había hecho falta subir al piso superior, donde tenían lugar la mayoría de encuentros carnales, pues una canción y una mirada en dirección a dos recién casados que acudían de viaje de novios a La Puta Barbuda, habían provocado los celos de una parte de dicha pareja, con la consecuente pelea de bar. Las jarras, los cuchillos de carne e incluso las sillas, habían volado por los aires, llenando la taberna de la planta baja del local de un caos y una algarabía que se había saldado con la pareja siendo obsequiada con una suite especial con todo incluido. Por su parte, Balthan había acabado en un reservado con más de un miembro del personal de La Puta Barbuda curando sus heridas, por otro lado solo superficiales, lo que derivó en

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El Colegio de la Seducción una sesión de sexo improvisado sobre numerosas alfombras y cojines. Llevaba ya al menos dos horas cuando la voz de su compañero se había introducido en su mente con un conjuro sencillo que solían utilizar en el colegio para copiar en los exámenes. A regañadientes dejó a medias a sus acompañantes y subió a toda prisa las escaleras abrochándose a trompicones los pantalones. Gmelch había hecho más acopio de fuerza de voluntad que en toda su vida. Desde que se separó de Balthan y Arendal, pidió ayuda en la barra a una ¿camarera? de pelo y ropas negras que fue muy amable con ella — tanto que las indicaciones se las dio en el almacén de la cocina y con los pantalones por los tobillos mientras la sorprendía con una enorme verga que agradeció descubrir en lo que hasta el momento creía otra semielfa más—, subió a la planta superior y no paró de participar como simple observadora en multitud de orgías, desde las que le eran más “familiares” con elfos, humanos y semielfos, a otras menos comunes para ella, con enanos y semiorcos, pasando por algunas de lo más extrañas y asombrosas: una fiesta de fraternidad entre guerreros centauros, una mezcla de seres procedentes de todos los planos elementales, un espectáculo orgiástico en el lago donde tritones se apareaban hasta la saciedad, un dragón rojo sometido por unos halflings después de tomar un aspecto más pequeño y humanoide… Gmelch fue tomando nota de todo cuanto veía, refrenando sus impulsos, intentando obviar esa cálida humedad de su sexo que empezaba a no dejarla pensar con claridad. Por eso, cuando estuvo ante tres diminutas y bonitas gnomas de cabellos estridentes, y orejas tan puntiagudas como sus pezones, no pudo resistirlo más y, con todo el disimulo del que fue capaz, deslizó una mano a su entrepierna y trató de aliviarse con los dedos índice y corazón mientras con la otra

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La Puta barbuda mano trataba de recoger todas las observaciones. Cerró los ojos durante un instante y, al volver a abrirlos, se encontró con los gigantescos ojos de una de las gnomas ante ella, ofreciéndole una mano. Le ofreció a cambio la suya, aún manchada por sus jugos vajinales, y la siguió hasta la cama redonda donde esperaban desnudas y listas las otras dos gnomas. Había caído en la tentación y había pasado a formar parte del experimento en lugar de ser el observador externo. Le faltaba el aliento y era incapaz de recordar el número de veces que se había corrido por culpa de las capaces manos de las tres gnomas. Buscaba algo de beber para hidratarse cuando notó una cabecita meterse entre sus piernas. Gmelch fue a protestar pero no tuvo tiempo. En el pasillo, oyó la voz de sus compañeros Arendal y Balthan, así como un picaporte girando con bastante ruido. Se levantó de un salto, sin importarle su desnudez, y salió al exterior de la habitación justo para ver cómo se abría una puerta que ahora estaba frente a los tres bardos. Lo que vieron en su interior los dejó sin habla. Y entonces tuvieron la certeza de que su excursión a La Puta Barbuda había sido todo un acierto.

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Transmutación Llevo mucho tiempo en La Puta Barbuda, recibiendo entre mis piernas a hombres y mujeres, elfos, enanos, semiorcos, seres para los que no existen nombres en la lengua común… y nunca había conocido a nadie como Nina. Era humana, y como tantos humanos cuando vienen por primera vez a La Puta Barbuda, lo primero que buscó fue una rolliza enana de senos grandes llenos de amor, cariño y comprensión. He dado placer a hembras de toda condición, pero Nina era diferente. Hablaba como si tuviera miedo a romper un plato, le daba vergüenza desnudarse y no se le daba bien eso de… recibir, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, cuando fui yo la que me desnudé, las cosas cambiaron a mejor. Recuerdo sus ojos abriéndose, como bandejas de mithril, y sus manos delgadas recorriéndome todo el cuerpo. Exploraba cada curva, cada cabello, cada pulgada de piel, como si descubriera el mundo. Mamó de mis tetas como un bebé y devoró mi peludo y pelirrojo coño como si fuera su primera vez —era muy probable que así fuera—, pero cuando fui a masturbarla, acercando uno de

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La Puta barbuda mis gruesos dedos a escasos centímetros de su lampiño pubis, se revolvió, incómoda, sin pronunciar una sola palabra de rechazo. La experiencia es un grado que te da más conocimiento que la propia sabiduría, así que lo dejé correr. Sin embargo, cuando mis dedos y mi lengua abrieron y se introdujeron en aquel culo estrecho y cálido, tardó apenas unos minutos en correrse con un espasmo tan adorable que me embargó un sentimiento agradable y extraño, casi familiar. —Gra-gracias… —balbuceó luego, mientras yo miraba cómo se vestía—. Yo nunca… o sea —buscaba las palabras—, ojalá hubiera tenido una madre tan… —enrojeció de pronto— ¡No es que quisiera hacérmelo con mi madre, yo no...! —se exaltaba cada vez más— Es que… —Shh… —me levanté y la hice callar con un dulce beso en los labios—. Te he entendido. Y si alguna vez vuelves por aquí, ven a verme. —Lo-lo haré —me devolvió el beso y se marchó cruzando la puerta de la habitación sin mirar atrás. Y no volví a verla. *** Hoy es uno de esos días en los que La Puta Barbuda es más aburrida que las tranquilas aguas del lago que baña el embarcadero de la parte de atrás. Cuando no hay trabajo, te dedicas a arreglar tus cosas, hacer limpieza, tomar algo con los compañeros en la taberna, e incluso relajarte en el lago. Pero cuando Eärendiel viene en tu busca y te dice que te esperan en tu habitación, sientes una punzada de alivio y curiosidad. Subo las escaleras descalza, con un pareo bastante transparente y los pechos al aire —nadie se baña en el

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Transmutación lago vestido, obviamente—. Espero encontrarme alguna cara conocida, pero al abrir la puerta veo a alguien que no consigo situar. Parece un humano, hombre, aunque delgado y bajo… casi como un adolescente. Me mira y sonríe antes de acercarse y saludarme con un beso. Me descoloca completamente. —Hacía mucho que quería volver a besarte —su voz fluctúa entre aguda y grave con algunos gallos entremedias. —¿Nos conocemos? —Lo observo detenidamente, pero solo sus ojos me dicen algo, me parece una locura pero, con un hilo de voz, me aventuro—. ¿Nina…? —Casi —sonríe comprensivo—. Ahora me llamo Nino. —Nino… —frunce el ceño y entrecierro los ojos, busco la verdad en cada nota de su voz, en las palpitaciones, en su expresión; finalmente le devuelvo la sonrisa—. Yo también te he echado de menos. La tranquilidad de la que momentos antes había hecho gala, se disipa. Lo veo desvestirse con impaciencia, así que lo ayudo. Mientras observo cómo su nuevo cuerpo se muestra ante mí, lo estudio con detenimiento. Las manos, la espalda, el cabello castaño claro y corto, ese pubis exento de vello… Todo me indica que es Nina, salvo por la ausencia de aquellos pequeños y puntiagudos pechos, y el pene de más de un palmo que ahora se muestra erecto, entre sus piernas. No me era extraño la existencia de hembras con pollas. Jäna sin ir más lejos, la semielfa intersexual que atendía la barra de la taberna era el ejemplo más cercano. Y sabía de una mutación —algunos dicen que magia divina por influencia de las mareas de sangre— algo rara en los semiorcos que hacía que nacieran bebés con atributos de ambos géneros. E incluso un tipo de hechicero cuyo poder conllevaba también que en su cuerpo las

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La Puta barbuda energías masculinas y femeninas conviviesen dando lugar a resultados diferentes e insólitos. Pero esto era diferente. No era común que alguien cambiara de sexo, aunque no imposible. Había oído de mundos en los que se practicaba una magia diferente, una especie de Escuela de Transmutación o “Trans”, como era conocida entre los no duchos en conocimientos arcanos. Era muy probable que Nina accediese de alguna manera a estos extraños y complejos rituales y acabara siendo Nino, un hombre con un cuerpo nuevo. Y menudo cuerpo. Lejos de los reparos de la primera vez, siento a Nino disfrutar de su nueva condición, así como disfruta conmigo. Me acaricia, me lame, me besa, me penetra una y otra vez. Se deja tocar, arañar, y masturbar. Hace que llegue al orgasmo varias veces y él se corre en diferentes partes de mi cuerpo. Tas horas de gemidos y jadeos, fluidos y sudor, se queda dormido con la cabeza apoyada en mis pechos. Lo abrazo y reconozco que sí, que sentí una sensación familiar, casi maternal con Nina. Una sensación que ahora, con Nino, se mezcla con otra cosa. Orgullo.

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“¡Goblinz kerer foyar!” Homenaje al juego de rol Pathfinder —Ya os he oído la primera vez —Eärendiel estaba empezando a estar un poco harta. —¡Goblinz kerer foyar! —Los cuatro pequeñajos verdes y maleducados sin atisbo de conocimiento gramatical o sintáctico no cejaban en su empeño de conseguir lo que querían pero ¿cómo conseguir que alguien quisiera tener relaciones sexuales con los bichos que, después de los kobolds, más desagradaban a prácticamente todas las criaturas? —Voy a intentar buscaros algo —Eärendiel se remangó su cabello rojiblanco en una coleta, suspirando—. No os mováis de aquí, ¿entendido? Y no la liéis. —¡Goblinz tener dineros! —le gritaron a la elfa en cuanto se dio la vuelta— ¡Goblinz kerer foyar!. —¡Qué ya os he oído! —exclamó Eärendiel, extenuada anímicamente mientras se marchaba escaleras arriba. La verdad es que estaba siendo una noche movidita. Casi todas las habitaciones estaban llenas a excepción

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La Puta barbuda de unas pocas que no veía “aptas” para los goblins. La mazmorra quedaba descartada. La preciosa y sádica drow calva que la guardaba era maravillosa haciendo llegar al placer a través del dolor, pero dudaba que se contuviese, y una muerte —no hablemos ya de cuatro— no sería bueno para el negocio. Cualquier enana preferiría atarse una piedra al cuello y lanzarla luego al lago antes que tocar siquiera a un goblin. Y si se lo dijera a alguna elfa, lo más probable es que, en cuanto los viera, vomitara hasta que no le quedara una gota de esa pseudo-inmortalidad suya en las tripas. Medianas y gnomas estaban ocupadas, e incluso razas más “tolerantes”, como tieflings y humanos, escaseaban en ese momento. Revisó uno por uno los libros, los mapas y guías de habitaciones —no era fácil llevar el control de un establecimiento mágico que cambiaba y mutaba a placer— e incluso los libros de visitas. Salió al pasillo y el conjuro de amortiguación sónica hacía que tanto sexo allí concentrado fuera soportable en las zonas comunes gracias a ese silencio mágico. Nada, no se le ocurría nada. Hasta que… Podía funcionar. Corrió escaleras abajo, salió a toda prisa por la puerta trasera y corrió hasta los establos, deseando encontrar a quien quizá podía salvarle el día. Pero allí, entre el heno y la paja, y los jergones algo más cuidados que usaban los centauros que acudían a La Puta Barbuda, no estaba ella. La elfa y antigua pirata suspiró, decepcionada y dispuesta a perder a unos desagradables clientes… aunque clientes al fin y al cabo, cuando escuchó una voz profunda y dulce tras ella. —¿Buscabas algo, jefa? —A ti, mi querida Mina —La sonrisa de la elfa se ensanchó al girarse y encontrarse la fabulosa enormidad de aquellas tetas—. Te buscaba a ti.

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¡Goblinz kerer foyar! Lo preparó todo con rapidez, allí, en los establos, sobre el heno y la paja fresca, con la brisa nocturna refrescando y llevándose cualquier olor desagradable; donde nadie pudiera oír o ver nada, y donde incluso unos incultos y chillones goblins pudieran tener su intimidad. —¡Goblinz ir ha foyar! —gritaron al unísono. Cuando los cuatros hombrecillos verdes de orejas puntiagudas y cuerpos esqueléticos vieron a Mina recostada en un montón de paja como si fuera el trono de una reina rural, se abalanzaron sobre ella. Nunca habían visto un voluptuoso cuerpo tan grande, con unas curvas tan generosas, unas pezuñas tan relucientes y una cornamenta tan lustrosa. La argolla en su morro le daba un toque gamberro que a ellos les encantaba, y el pelaje a manchas blancas y moradas los volvía locos. Pero si de algo podía estar orgullosa la minotaura era de unas grandiosas ubres que hicieron las delicias de los cuatro goblins. Eärendiel no se quedó más de un par de minutos — no tenía tanto estómago—, lo justo para comprobar que todo fuera bien. Al ver a Mina guiñarle un ojo, totalmente extasiada al sentirse tan deseada, la elfa dio media vuelta de camino al interior, y además, con la arrogancia de un trabajo bien hecho.  

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El Rincón del Vampiro Homenaje al Escenario de Campaña “Ravenloft” y a todos los juegos de rol sobre vampiros —Estáis en mi sitio. El ser que nos miraba desde las alturas de su imponente figura era blanco como el mármol y despedía un aura de gélida indiferencia. Sus ojos vidriosos bien podrían haber sido los de un cadáver reciente, y la elegante ropa negra que llevaba, capa incluida, no hacía más que confirmar dichas sospechas. Cuando habló, enarcando una ceja bajo su cabello engominado hacía atrás, vimos unos colmillos asomar por la comisura de sus labios finos y azules. Estaba claro que era un vampiro. —L-lo sentimos… —balbuceé. Solo éramos una pareja que se había casado siendo demasiado jóvenes. Nos queríamos, pero no habíamos disfrutado demasiado de las posibilidades de la vida y, cuando nos enteramos de que un bebé venía en camino, resolvimos armarnos de valor y buscar experiencias diferentes que pudiésemos atesorar el resto de nuestras vidas. Por eso, cuando se nos presen-

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La Puta barbuda tó la oportunidad, aceptamos visitar un par de días La Puta Barbuda. Pero, ahora que habíamos molestado al vampiro “residente” del lugar, temía que nuestra incipiente aventura terminase antes de empezar. —No sabíamos que este reservado era suyo —mi esposa ya estaba haciendo el amago de levantarse y recoger nuestras copas—, si nos da un momento, nos cambiaremos de sitio enseguid… —Tranquilos —la mueca de frialdad del vampiro se convirtió en una sutil sonrisa, posó una de sus manos en el hombro de mi esposa para que no se levantara—, siempre puedo cedéroslo un rato… si estáis dispuestos a compartir algo de vuestro tiempo con mi humilde persona. —¿Compartir? No sé si… —Mi mujer dudaba, dirigiéndome una mirada que no pude ver, perdido en el magnetismo del vampiro. —¡Estaríamos encantados! —me sorprendí a mí mismo aceptando su ofrecimiento, completamente perdido en sus ojos vacuos de emociones. —Maravilloso —Se sentó con el mismo aire regio con el que nos miraba de pie, llamó a uno de los camareros con un gesto y éste le respondió solo con un movimiento de cabeza para desaparecer tras la barra y volver con lo que parecía claramente una copa y una botella llena de espesa sangre de color rojo oscuro—. Y, ¿qué os trae por aquí? —su mirada iba de uno al otro, lenta, como si una presa se balanceara en una tela de araña. Le hablábamos de todo, de nuestra boda, nuestro matrimonio, nuestras vidas… hasta que nos abrimos más y más a él, como si deseáramos que conociera cada rincón de nuestro ser. Empezamos a contarle experiencias de nuestra juventud, deseos oscuros e incluso secretos que ni nosotros sabíamos del otro. Anhelábamos que mirara

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El Rincón del Vampiro dentro de nuestros corazones, éramos como dos pollitos ávidos de la atención de la mamá gallina… solo que con un componente de tensión sexual que era imposible disimular. Mi mujer le hablaba apretando las tetas contra el brazo del vampiro, mientras que yo no apartaba mi mano de su muslo, siendo consciente de que jamás había hecho algo así. El momento crítico llegó cuando, tras una rápida ojeada, percibí una erección bajo los pantalones de cuero negro de aquel ser de la noche, y pasé una mano por su entrepierna, ante la sorpresa de mi mujer. —Hay actividades que no están demasiado… bien vistas, aquí en la taberna de la planta baja —como si atisbara nuestra decepción a propósito de sus palabras, continuó con una sonrisa y un deje de indiferencia en la voz—, pero se pueden hacer excepciones. Máxime si uno está en un reservado especial. Como este. Fue como si un resorte saltara dentro de mi cabeza, en mi corazón y dentro de mis pantalones. Le saqué el miembro, duro y frío, como un témpano de hielo, y me lo metí en la boca. Le hacía una mamada con energía y pasión, como hipnotizado, bajo la atenta mirada de mi esposa embarazada. No era como si ignorase que ella estaba allí, al contrario; me excitaba que me viera hacerlo. Ella miró al vampiro y, por toda respuesta, lo besó con pasión antes de bajar a devorar su polla, compartiéndola conmigo, su marido. Nos la pasábamos de una boca a la otra o la lamíamos a la vez mientras nuestras lenguas se entrechocaban como en una visceral lucha de espadas. No teníamos noción del tiempo que pasamos así ni cuánto duró todo aquello, pero sí sabíamos una cosa: Al fin habíamos tenido nuestra aventura.  

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El sexo de los ángeles Es curioso que se diga que los ángeles no tienen sexo. La imagen que la gente de a pie tiene de los seres celestiales —Devas, Planetares o Solares— es la de seres de luz y pureza, con grandes alas con las que surcan los cielos, plenos de bondad y, quizá en menor medida, sin atributos sexuales. Y esto último no podría estar más lejos de la realidad. Aunque criaturas, en su mayoría, legales y buenas, los ángeles son también seres pasionales. Fruto de estas pasiones suelen ser hijos con mortales o semi-mortales, normalmente humanos y elfos, cuya descendencia, varias generaciones después, pueden dar como resultado el nacimiento de una de las pequeñas maravillas de la naturaleza: un Aasimar. Como sus ancestros celestiales, los aasimar suelen heredar tanto la bondad como la fiereza en la lucha contra el mal; algunos desarrollan poderes parecidos a los de los ángeles menos poderosos, y se sabe de aasimar que han sido capaces de invocar unas alas de pura energía mágica celestial. Pero el caso de Evan era diferente. Como si de un ángel de cuento se tratase, este joven aasimar había nacido sin genitales. Durante su infancia, esto no tuvo mayor

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La Puta barbuda importancia y no fue hasta la pubertad que los deseos sexuales bullían en su interior y, por miedo al rechazo, se aisló de cualquier contacto sexual. Su espíritu sacrificado le valió para convertirse muy pronto en Paladín del Orden, y siendo aún muy joven, partió en busca de aventuras, de maldades que castigar y, en secreto, de algo que pudiera permitirle algún día tener relaciones sexuales. Y así, mediante historias, cuentos y relatos de tabernas… llegó a La Puta Barbuda. Más allá de su armadura, no había nada que sugiriese el sexo de Evan. Su pelo era corto y rubicundo, pero sus ojos, como el azul del cielo, eran enormes y estaban enmarcados por largas pestañas negras. Tenía una pequeña boca de fresa que parecía siempre recién maquillada con carmín, y sus mejillas se sonrosaban, haciendo que sus pocas pecas pasaran del rosa palo, al marrón chocolate. Cuando Eärendiel escuchó, en la tranquilidad de su despacho, la historia de Evan, rápidamente pensó en presentarle a Jäna. La intersexualidad le había concedido desde su nacimiento —y luego durante su desarrollo— atributos tanto del género femenino —unos pequeños y redondeados pechos— como del masculino —una imponente verga que le abultaba los pantalones cuando se excitaba. La experiencia de Jäna podía haber sido perfecta para Evan, se habrían complementado a las mil maravillas… Pero Jäna hacía dos días que se había cogido vacaciones y andaba perdida follando de habitación en habitación. Había incluso quien aseguraba haberla visto dos noches seguidas con la misma persona, una tiflin de piel azulada que vestía solo un taparrabos de seda y que ocultaba sus pezones con la caída de sus propios cabellos. El tema era difícil, porque necesitaba alguien con la suficiente delicadeza y ternura, y que además le diera a Evan una experiencia inolvidable. La elfa recor-

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El sexo de los ángeles dó a Amber, una enana regordeta y tetona, muy guapa, que tenía la cabeza y la entrepierna llena de rizos pelirrojos, y una sensibilidad inusitada. Quizá por tamaños o quizá por ánimo de complementar, Eärendiel tuvo la idea de que incluir en la ecuación una figura masculina sería perfecto, y a su mente vino, como un fogonazo, el nombre del gnomo Dannoodles Biff Fris de Ratooille el Boca Ancha… o Dan el friegaplatos. La combinación estaba hecha. La cosa no empezó todo lo bien que podría haberlo hecho. Al parecer, la lisa y lampiña entrepierna de Evan era prácticamente insensible. Aunque su figura era algo andrógina, sin unas caderas marcadas pero tampoco unos pectorales desarrollados, sus pezones apenas respondían a estímulos, ya fueran suaves como caricias, o algo más fuertes como pellizcos o mordiscos. Aunque sin resultados, llevaban horas probando cosas y los tres estaban sudados y cansados. Pararon, algo desilusionados, para descansar e hidratarse. Fue en esos momentos que Amber se dio cuenta de una cosa. Cuando Evan bebía, su piel se erizaba, algunos de sus músculos se contraían y su jadeo después de tragar se parecía poderosamente al que alguien emitiría mientras le practican una buena mamada. “Quizá”, pensó la enana, “sus zonas erógenas sean otras”. Se recostó entonces en la pared, contra el respaldo de la cama, y abrió las piernas mostrando su pelirrojo y velludo sexo a Evan. “Ven aquí y cómemelo”, ordenó. Evan se arrodilló ante Amber y, con algo de vergüenza, comenzó a lamer. Tras unos pocos y desconfiados segundos, Evan aceleró el ritmo de su lengua emitiendo unos jadeos increíblemente similares a los de hacía un rato. La vacilación se convirtió en confianza y sus dedos se clavaron en la carne de Amber, agarrando los muslos de la enana con fuerza. Dan observaba la escena, el vaivén, y dicho espectáculo le puso el miembro

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La Puta barbuda duro como la polla de un gnomo de la piedra. Se fijó entonces que Evan, de rodillas y con el torso inclinado sobre Amber, mostraba un culo pequeño y abierto, inmaculado, y recordando lo bien que se lo pasaba Jäna cuando embestía sus posaderas desde atrás, se fustigó a sí mismo mentalmente por no haber caído en lo más obvio. Así, con resolución, llevó la punta de su miembro a escasos centímetros de la entrada del culo de Evan y con un “Espero que te guste”, se la hundió dentro de una sola acometida. Evan jamás había sentido nada como aquello y sus jadeos fueron sustituidos por un agudo gemido. El placer que experimentaban hasta ese momento sus papilas gustativas, unido a la sensación de que algo se abría paso por sus tripas, lo hizo revolverse en salvajes espasmos de placer indescriptible. Una descarga eléctrica tras otra recorrió su cuerpo haciendo que sus músculos convulsionaran sin parar. El placer parecía no acabar hasta que, poco a poco, la claridad volvió a su mente y sonrió para sus adentros sin querer moverse de donde estaba. Por fin, Evan había experimentado su primer orgasmo.

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La Diosa está en todas partes Adoro pasear por el interior de La Puta Barbuda. Sentarme en un rincón de la taberna y embriagarme del ambiente de desinhibición que impera en el lugar cuantas más canciones, alcohol y gente se derraman por las mesas, mientras siento varias mouris toqueteando mi sexo en busca de placer del que alimentarse. Me gusta pasear por los pasillos de la planta superior escuchando los gritos, jadeos y gemidos tras cada puerta. Asomarme y observar el interior de las estancias para encontrarme seres de todas las razas y condiciones, de cualquier ideología, género y orientación… todos disfrutando del supremo placer del sexo. Dando, recibiendo, compartiendo. A veces me excito mirando por el ojo de una cerradura cómo un nutrido grupo de medianos montan un gang-bang con un humano despistado que acaba con un montón de pequeños penes que solo salpican con su semen. Otras soy testigo de cómo el baile de una exuberante tiefling es capaz de llevar al éxtasis a cualquiera solo con mirarla. Descubrir a parejas de recién casados que acuden buscando experiencias que atesorar durante toda su vida, solitarios que buscan sexo, dolor o cariño,

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La Puta barbuda e incluso visitantes casuales que descubren que este es su sitio, y se quedan a vivir en este templo del placer para siempre. Pero no todo es mirar. Me dirijo hacia el sótano, aventurándome en la mazmorra de esa pequeña drow que inflige dolor para llevarte al clímax y me presto para ser encadenada al potro y azotada con un látigo. Dejo que coloque pinzas de metal con pesos en mis pezones mientras pasa una fría verga de mithril por mis labios vaginales. Me consigue arrancar un gemido, profundo y grave, y sonríe, satisfecha. Me escabullo hasta las cuadras y, sobre un montón de heno seco y aromático que me envuelve como un perfume, me dejo montar por un centauro, una y otra vez, que no da crédito a la resistencia de esa humana que aguanta sus monstruosas embestidas. Me baño en el lago tras la construcción y un banco de tritones me hacen el amor con sus manos palmeadas hasta que mi sudor se mezcla con el agua. Seco mi cuerpo desnudo al sol sobre el embarcadero de madera y unas preciosas y pequeñas mujercitas se acercan a mí. Una es gnoma y la otra mediana. Se desnudan y se reparten mis pechos con hambre y ansia. Cuando se quedan dormidas, vuelvo a entrar y busco por las habitaciones. Un grupo de elementales, cada uno de un plano diferente, me convencen de montar una orgía para ser yo su enlace “material”; y más tarde me topo con una joven figura angelical, sin atributos ni órganos sexuales, pero que se entrega a mis caricias sin ninguna condición. Experimento el sexo salvaje con una dragona que no toma por completo su forma humana, sino que se mantiene en un estado híbrido donde sus pechos, hombros y espalda están cubiertos de una segunda piel hecha de escamas color cobre; con unos cuernos a los que agarrarse mientras devora mi coño con su lengua reptiliana;

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La Diosa está en todas partes y cuyos dientes me hacen correrme a cada mordisco que me propina en mis muslos y mi vientre. Siento el gélido toque en mis carnes de un vampiro, y la rugosidad del pene de un goliath en mis entrañas. Mancho las barbas de un enano con mis jugos vajinales y disfruto de las enormes tetas y gruesas pollas de un grupo de orcas ávidas de sexo. Conozco cada rincón de este semiplano, y el sexo no tiene secretos para mí. Pero a veces me encuentro con sorpresas impensables, como ver a Thoris y Eärendiel follando como locos — ninguno de los dos sabe que son ambos hijos míos y, por tanto, medio-hermanos— instigados por Jäna, la camarera semielfa que reúne en ese cuerpo tan sugerente tanto un descomunal miembro, como unos pequeños y juquetones pechos. Debo estar muy atenta a ella. Promete. Pero me limito a mirar, masturbarme e irme, Y por fin estoy aquí. Sabes que he vivido más tiempo del que se puede calcular. Que he saboreado en sexo en todas sus formas, colores y sabores. Que busco experimentar —y hacer experimentar— el placer a todo aquel que se cruza en mi camino. Sabes que soy Öh, Diosa del Sexo. Así que, ahora que me tienes ante ti, dime, ¿qué va a ser?

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ÍNDICE DE RELATOS I Despedida de soltero 9 II El mejor trabajo imaginable 15 III El día de los Orcos 21 IV Kitsune 27 V Una noche loca 33 VI Orgía mediana 37 VII Robar a un ladrón 43 VIII La mazmorra 51 IX Las mellizas 61 X Sobre las Hadas 67 XI Sangre de Demonio 71 XII Esteriotipos y perjuicios 75 XIII Friegaplatos 83 XIV Una nueva vida 89 XV El Colegio de la Seducción 93 XVI Transmutación 101 XVII “¡Goblinz kerer foyar!” 107 XVIII El Rincón del Vampiro 111 XIX El sexo de los ángeles 117 XX La Diosa está en todas partes 123

· La Puta Barbuda · Microescenario de Campaña para 5e

CONTENIDOS I. Bienvenidos a La Puta Barbuda II. Geografía de La Puta Barbuda ○ ¿Dónde está? ○ ¿Cómo se llega? III. Historia, Mitología y Cosmología de La Puta Barbuda IV. Explorando… La Puta Barbuda ○ Descripción por Plantas y habitaciones ○ Mapas V. Dramatis Personae ○ Habitantes de La Puta Barbuda PNJs principales Lista de PNJs secundarios ○ Personajes Pregenerados ○ Nuevas opciones de Personaje Nuevas subrazas: Semielfo Intersexual y Se miorco Intersexual Nuevo trasfondo: Trabajador Sexual ○ Nueva criatura: Las Mouris VI. Semillas y Ganchos de aventuras VII. Nuevas reglas y ayudas de juego ○ Hay que tener tablas en el Sexo Extra: Compatibilidad procreadora y embarazos Encuentros ○ Tirada simplificada ○ Tirada múltiple

El Tablao’ ○ Nuevos objetos mágicos VIII. Asistente para creación de Hoja de Personaje ○ Presentación de la Asistente ○ Identidad Sexual Sidebar: Sexicon ○ Nuevas habilidades LOS AUTORES HOJA DE PERSONAJE, por Eneko Menica

I Bienvenidos a La Puta Barbuda «La Puta Barbuda es la Casa de Placer más famosa de toda cosmología de fantasía. En un espacio del multiverso, a horcajadas de ardientes y duros planos elementales, entre perversos planos de oscuridad y terribles planos de sufrimiento y placer, este semiplano es un universo de bolsillo en sí mismo. Al alcance de cualquier mundo, en todas partes a la vez que en ninguna, a este microverso se accede mediante hechizos, contraseñas y vías secretas. Tanto prostíbulo donde gastar vuestras monedas, como sagrado templo dedicado a la adoración de una diosa sensual y caprichosa, es un lugar donde dejar volar los deseos más oscuros, donde hacer realidad las más profundas fantasías. Un lugar fuera del alcance de la mojigatería, de los censores, de los ojos de los moralistas… Un lugar donde no hay prejuicios y donde cada cual es libre de hacer lo que quiera. Entre sus paredes se respeta más que en ningún sitio el lema “Haz el amor y no la guerra”. O, lo que es lo mismo, “¡Más follar y menos saquear!”. Enanos de todos los reinos acuden cada noche a desfogarse con sus pequeñas mujeres de formas redondeadas, piernas rollizas y mentones con rizos tan frondosos como sus cabezas o sus entrepiernas. Menudas chicas Medianas hacen las delicias de los humanos que visitan el lupanar. Jóvenes efebos elfos de pieles perfectas y semiorcos de miembros gruesos y musculosos llenan las cientos de habitaciones. Orgías donde elementales se mezclan con celestiales e infernales ocurren cada fin de semana, y donde los famosos semielfos hacen las delicias de los paladares más exquisitos. Sed bienvenidos a La Puta Barbuda, el lugar donde la única regla es pasárselo bien.»

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La Puta Barbuda es un módulo para el juego de rol de fantasía más famoso de todos los tiempos así como sus antecesores, variantes, evoluciones y retroclones. Más que una aventura, este suplemento es una suerte de ayuda de juego en forma de micro-escenario de campaña, compatible con cada versión publicada, y que se enmarca dentro de la Open Game License 1.0a . Un semiplano visitable desde prácticamente cualquier plano, mundo o escenario de campaña que establezca el Master. Es un módulo en el que lo que prima, como en la mayoría de juegos de rol, es la diversión; y a diferencia de la mayoría de estos, su eje central es el sexo. Así, los jugadores pueden explorar los deseos, pasiones y gustos de sus jugadores sintiéndose libres, llegando hasta donde sus mentes e imaginaciones les dejen. Su planteamiento es abolir prejuicios e ideas negativas, abogando por una exploración lúdica de la sexualidad con la Fantasía Heroica como marco, y con los Juegos de Rol como medio. Como se ha dicho antes, sed bienvenidos, la única regla es pasárselo bien.

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II Geografía de La Puta Barbuda ¿Dónde se encuentra La Puta Barbuda? Dicen que hay planos a los cuales se llega, por ejemplo, volando muy alto, girando en la segunda estrella a la derecha y continuar el vuelo en dirección hasta el amanecer. El local de La Puta Barbuda se encuentra en el centro del Semiplano del Sexo, un pequeño mundo en forma de disco con una extensión variable, pero no más allá de 5 km de diámetro. Su localización exacta es difícil de especificar, pero archimagos especializados en portales, caminantes del horizonte, y otros planógrafos de renombre, lo sitúan en un punto desconocido entre el Plano Etéreo y el Plano Astral. El lago tras La Puta Barbuda conecta fácilmente con el Plano Elemental del Agua, y el camino de tierra que lleva hasta la misma puerta del local, es una vía segura hacia los Planos Elementales. Además, se ha comprobado que un punto bajo La Puta Barbuda , a través de la mazmorra que se encuentra en el subsuelo de la misma, lleva hacia el Plano de la Sombra, e incluso a una zona desconocida de la Infraoscuridad.

¿Cómo se puede llegar? Existen cartas planastrales que muestran puntos y vías exactas en los diferentes Planos Materiales y el Plano Elemental del Agua para llegar al Semiplano del Sexo. Algunos avezados caminantes del horizonte han calculado rutas a través del Plano Astral, del Plano Etéreo y

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La Puta barbuda del Plano de la Sombra, además, ha habido aventureros que, perdidos en profundos túneles de la Infraoscuridad, han acabado dándose de bruces con el almacén bajo tierra tras conseguir salir de la mazmorra que regenta Iz’draw la drow. Todo ello sin contar la ingente cantidad de portales que pueden llevar a diferentes habitaciones, puertas, espejos y rincones de La Puta Barbuda; amén de los sempiternos hechizos de teleportación planar, los buscacaminos arcanos o los navegaplanos, los barcos voladores que son capaces de viajar entre mundos y planos, entre otras muchas posibilidades.

III Mitología, Cosmología e Historia de La Puta Barbuda “[...] Y la Diosa Primordial, al verse tan sola, se masturbó y de sus gritos de placer surgió el Firmamento Eterno, que los seres inteligentes llaman Plano Astral; de sus jugos vaginales emergió el Océano Sin Fin, que luego fue conocido como el Plano Etéreo; y cuando ambos gigantes se unieron, engendraron a cuatro poderosos bebés que tomaron la forma de los Planos Elementales: El mundo del Agua, el Reino del Fuego, la Inmensidad del Aire, y el Imperio de la Tierra. Tiempo después, de la orgía resultante de los cuatrillizos elementales, nacieron el Plano Elemental Positivo y el Plano Elemental Negativo, y después, tras eones de sexo y desenfreno, el Plano Material. Pero la Diosa Primordial no había descansado aún. De la unión de ella con cada uno de sus hijos y nietos, fueron alumbrados las estrellas, los vientos, los dragones, los ángeles y los demonios. Y tras ellos vinieron las plantas, las bestias y los seres inteligentes. Y cuando hubo terminado, y vió que todo estaba bien, se encontró satisfecha. Pero la Diosa Primordial también se dio cuenta de que estaba exhausta. Así que creó un pequeño mundo perdido entre los dominios de sus hijos y nietos. Y cuando hubo descansado una eternidad, despertó… y construyó un prostíbulo.” Del Libro de Öh, Diosa del Sexo, redactado por las sacerdotisas de su Culto.

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La Puta barbuda Obviamente Öh, la Diosa del Sexo, no es la Diosa Creadora de todo, ni mucho menos, sino una Diosa Menor dedicada a sus propios placeres, valga la redundancia. Pero para sus fieles y, sobre todo, para los miembros de su culto, con las Sumas Sacerdotisas a la cabeza (que solo pueden ser féminas, por respeto a la Diosa), el libro del culto es sagrado, y adoran su texto como las propias palabras de la mismísima Öh. Pero lo más seguro es que la historia de esta particular divinidad sea muy diferente a lo que promulgan sus más acérrimos fieles. Aunque existen textos apócrifos dispersos por cientos de mundos, no se sabe nada de su auténtico origen pues, aunque algunos teólogos sugieren que Öh podría ser hija de algún Dios del Amor en particular, no son pocos los clérigos de este Dominio los que postulan que el sexo, como muchas especies de animales y bestias demuestran, podría haber existido aun antes del Amor como concepto. En esta línea, algunos poderosos hierofantes teorizan sobre la posibilidad de que el Sexo no sea más que una forma concreta del Dominio del Deseo, como el hambre, la sed o incluso la venganza. Y luego tenemos a ciertos teúrgos místicos que establecen que el Sexo es un aspecto de la misma Naturaleza, visto en todas las formas de vida animal, y que como tal debería ser considerado parte del Dominio de la Vida. Sea como fuere, el origen concreto y la ontología exacta de Öh, así como su particular Dominio (o Subdominio) sobre el Sexo, sigue siendo tema de acalorada discusión entre los estudiosos de la magia divina. Respecto a los citados textos apócrifos, estos nos han legado algunas historias de la misma que podríamos dar por ciertas… aunque no haya demasiadas pruebas de ello. Correrías de una Diosa Libertina es un librito

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Mitología, Cosmología e Historia de La Puta Barbuda ilustrado de cuentos pornográficos anónimo que nos relata pequeños episodios de la vida de Öh tan disparatados como divertidos. Desde su búsqueda a través del multiverso en pos del dragón con el mayor pene jamás visto, hasta la orgía en la que 1.001 vírgenes quedaron embarazadas solo por emborracharse alrededor de una gigantesca hoguera, durante siete días y siete noches, el tono de dichos cuentos es exagerado e hiperbólico, pero todo el que lo lee lo toma como una verdad absoluta sobre la Diosa. A excepción, claro está, de la mayor parte de su culto. Otros libros menos famosos nos hablan de aspectos diferentes de la diosa. La Divinidad Hermafrodita nos transmite la visión de Öh como un ente dual que disfruta de género masculino y femenino a la vez, con ambos genitales completamente funcionales. El Dios del Placer es un extenso poema épico sobre una oscura historia en la cual Öh toma la forma de un hombre que se convierte en guerrero y, después, en amante de un poderoso rey con el que viviría hasta el fin de sus días humanos para, entonces desaparecer en el horizonte. Las Enseñanzas de Öh es un enciclopédico ensayo reconocido como verdadero por el Culto de la Diosa, que describe miles de actividades, posturas y actos sexuales, y que está firmado por una jovencita que afirmaba haber sido inspirada por la mismísima diosa. Los textos escritor, reconocidos o no, más o menos veraces, son muy numerosos, algunos incluso le cambian el nombre o la fonética, como el curioso Milagros de Nuestra Señora del Ah, y todo ello no hace sino alimentar la leyenda y el mito de la Diosa. Si tomamos la tradición oral, quizá el testimonio más importante sea el del mismísimo Thoris Falogordo, bardo

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La Puta barbuda enano y gerente de la taberna de La Puta Barbuda, que canta muchas noches la historia de cómo la Diosa del Sexo, tras visitar todos y cada uno de los planos conocidos, formó con su propia magia divina un terruño que surcara indefinidamente el universo entre el Plano Etéreo y el Plano Astral; que ella misma construyó una pequeña posada en la que se servía el desayuno por las mañanas y cerveza caliente por las tardes, y donde recibía entre sus propias piernas a todo visitante que llegara en su busca. Poco a poco, aquellos visitantes que se quedaban a vivir allí se convirtieron en trabajadores, y luego en una gran familia que amplió y mejoró la posada que ya sería conocida como La Puta Barbuda. Tras siglos de placer, orgías, fiestas y docenas de vidas hedonistas, Öh habría partido, dejando La Puta Barbuda al cargo de aquellos que la habían mantenido y la habían hecho prosperar, para cumplir sus propósitos divinos allí donde fuera necesaria. Pero lo que muy pocos saben es que Öh vuelve continuamente al Semiplano del Sexo, a la posada que construyó, a la Casa del Placer que es ahora, no solo a alimentarse de la energía sexual pura que se genera allí a cada segundo, sino a disfrutar de los frutos de su inmortal vida y, por qué no, de un buen polvo. Además, Öh está tranquila sabiendo que sus hijos (Thoris, Eärendiel y Jäna, aunque ellos desconozcan que lo son) cuidan de su legado en su ausencia.

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IV Explorando… La Puta Barbuda La Puta Barbuda se encuentra en un semiplano relativamente pequeño. Más allá de la construcción de dos (o tres) pisos, un camino de tierra batida que llega hasta la misma puerta de entrada, y que comienza en los límites del mismo plano, se encuentra bordeado por espesos árboles que dan la sensación de andar cruzando un frondoso bosque. En la parte trasera de La Puta Barbuda, a continuación del espigón de madera, un lago se extiende, según lo que nos muestra la vista, al menos una milla. Al fondo y alrededor, los árboles cercan la masa de agua mientras a lo lejos se divisan unas montañas a las que, navegando, nunca conseguimos llegar. Como se puede adivinar, los límites de este plano son mágicos, simples ilusiones creadas por la diosa Öh para enmarcar La Puta Barbuda en un bucólico y paradisíaco paisaje. Aunque la construcción no es ni de lejos normal, la magia de la diosa Öh cubre las apariencias. Si a nuestra vista vemos una posada-taberna de dos plantas y máximo una docena de habitaciones, la realidad es otra. Los pasillos de la planta superior son cambiantes, y el número de puertas y habitaciones cambia según deseos de la propia Öh. A veces es posible que una tercera planta surja a partir de una escalera que la noche anterior no existía, y en otras ocasiones, visitaremos nuevas estancias después de estar convencidos de haberlas explorado todas. Este es el capricho máximo de la diosa Öh: Un lugar cambiante, como sus propios deseos, donde dejarse llevar por nuestros apetitos, sin miedo ni preocupaciones, sin la influencia de mundos exteriores, y sin los prejuicios de nuestros propios mundos interiores.

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La Puta barbuda A continuación se describen brevemente algunas de las estancias más o menos fijas que podemos encontrarnos. EXTERIOR 1. El bosque y el camino. El camino de tierra batida es el modo más fácil de llegar a La Puta Barbuda. Caminos hay en casi todos los planos de la existencia, así que caminar por un bosque puede hacernos cruzar un portal, un conjuro de cambio de plano podría verse potenciado en un lugar concreto, y mil posibilidades más. El bosque, si se intenta explorar, hará un efecto rodeo, devolviéndonos al camino de nuevo. Un aventurero que camine por el camino y lo siga con La Puta Barbuda a sus espaldas, descubrirá que es la manera más fácil de volver a su propio mundo sin usar ningún tipo de magia. Si se llega por medio aéreo, se aterrizará en el camino, a poco más de un kilómetro de la construcción. 2. El lago. En la parte trasera de La Puta Barbuda, accesible desde el embarcadero, el lago comunica con el Plano Elemental del Agua convirtiendo sus límites en un portal que puede llevar también a una masa de agua de cualquier lugar del Plano Material. PLANTA BAJA 3. Entrada y porche. Aunque el porche es pequeño y la puerta suele estar cerrada, el jolgorio, la alegría, las risas y las canciones se oyen con fuerza desde el exterior. Al cruzar el umbral, bajo un letrero de madera barnizada donde una hermosa criatura de rasgos femeninos pero luenga barba, pirograbada en ella con la leyenda “La Puta Barbuda” en representaciones de pergaminos desenrollados, nos encontramos con uno de los fijos del local: Horseluis, el centauro encargado de la seguridad.

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Explorando… La Puta Barbuda

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La Puta barbuda 4. Taberna. La estancia más grande de toda la construcción (a excepción de La Mazmorra, en el sótano). La regenta Thoris Falogordo, un bardo enano que siempre lleva el tatuado torso descubierto, y que anima a los parroquianos con canciones soeces e historias sexuales acompañadas de música. Hay un escenario, varias mesas de madera baja con taburetes, unos cuantos reservados y la joya de la corona: la barra del bar. Aunque hay todo tipo de razas, lo que más abunda son camareras enanas de muslos rechonchos y camareros halflings de peludos pies. 4a. Escenario. Thoris no suele subirse a tocar. Él prefiere serpentear por la estancia, acercarse a cada mesa y darle la sensación a cada visitante de que es único aunque sea solo por un momento. A veces hay bailes exóticos, espectáculos eróticos, striptease e incluso shows de sexo explícito. También son comunes las competiciones de “poemas guarros” y las improvisaciones. A medianoche, una misteriosa tiefling suele aparecer entre llamas azules y fuegos fatuos, contorsionando su sinuoso cuerpo mientras las cadenas y las campanillas que cuelgan de sus cuernos, su cola y sus pezones, tintinean al ritmo de la música. 4b. Barra. Provista de cualquier bebida que exista en el rincón más alejado del multiverso, la barra del bar es el dominio de Jäna “Dos Corazones”, la bartender semielfa intersexual que rompe tantos corazones con su mirada, como culos con su verga.

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Explorando… La Puta Barbuda 4c. Reservados. Ocultos entre cortinas de terciopelo e hilo de oro, los reservados de la taberna pueden estar adornados de las más pintorescas formas: desde suelos de madera cubiertos de alfombras y mullidos cojines, hasta sofás de cuero, pasando por jaulas, grilletes, y divanes. Se dice que uno de esos reservados pertenece a perpetuidad a un antiguo y poderoso vampiro. 5. Comedor privado. Quizá la estancia en la que más confraterniza el personal, en el comedor siempre se pueden encontrar camareros y camareras en su turno de comida, descansando o, simplemente, pasando tiempo juntos, lejos de la clientela. 6. Escalera de subida (y de bajada). Desde estos peldaños se puede acceder, no solo a la planta superior y habitaciones, sino que una búsqueda sencilla descubre una bajada al sótano. 7. Cocina. Desde aquí se preparan las raciones, tapas, estofados y cocidos con las que los visitantes acompañan los vinos y cervezas que les hidratan los gaznates. El chef, un goliath llamado Pak, es más que capaz de dar de comer incluso a un regimiento de orcos él solo pero, como Jäna, cuenta con la inestimable ayuda de Dan, el gnomo pinche/friegaplatos. 8. Despacho. A caballo entre la sala de estudio de un mago y el laboratorio de un alquimista, esta estancia llena de libros de registros, archivos y pergaminos, está presidida por una mesa de madera maciza desde la

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La Puta barbuda que Eärendiel gestiona todo el local. A veces, Thoris y Jäna necesitan utilizarla, pero mientras el enano es ahuyentado con un rapapolvo aun siendo copropietario, la joven semielfa intersexual suele librarse por la debilidad que su jefa siente por ella. 9. Almacén. Aquí se puede encontrar de todo, y procedente de cualquier rincón del multiverso. Desde barriles de la mejor cerveza enana, hasta licor de cerebro de dragón verde, pasando por embutido de lengua seca de Tarasca… e incluso personal de la taberna que a veces busca desfogarse al amparo de la oscuridad. 10. Letrinas. No es raro que Horseluis, el centauro encargado de la seguridad, tenga que visitar varias veces las letrinas para echar a aquellos que usan estas instalaciones para encuentros sexuales “poco higiénicos”. 11. Embarcadero. La primavera y, sobre todo, el verano traen cálidas temperaturas que invitan a disfrutar de un buen chapuza en el lago. Además, bajo las tablas del espigón suelen rondar sirenas, tritones y demás seres acuáticos, ansiosos por algo de “sexo de la superficie”. Los barcos que arriban a éste plano a través de una masa de agua o cruzando el plano elemental del Agua, suelen echar amarras aquí. 12. Terraza. Nada como una buena terraza de suelo de madera con vistas a un lago para secarse al sol tras un chapuzón. Y si además hay varias mesas y hamacas donde beber exóticos cócteles peligrosos como pociones, mejor. 13. Establo. Aunque en un principio esta pequeña cuadra se pensó como lugar de descanso de las monturas

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Explorando… La Puta Barbuda de visitantes y clientes, no es raro que sea utilizada por los centauros para sus encuentros, tanto entre ellos como con seres de otras razas. Algunas veces, incluso han descubierto a Mina, la voluptuosa mujer-vaca residente, montándose un gang-bang con, como ella las llama, “criaturas de tamaño pequeño”. PLANTA SUPERIOR Nota sobre la planta superior: Ver Instrucciones más abajo. 14. Escalera de bajada (a veces también de subida). Estos escalones vienen de la taberna, en la planta baja. A veces, a capricho de la construcción, pueden aparecer unas escaleras para un nivel aún más arriba. 15. Sala de Variedades y Shows. Esta espaciosa estancia suele usarse de cabaret, salón de revistas, pantomimas y demás atrevidos espectáculos de índole sexual. En general, es un lugar más tranquilo que el salón de la taberna pero, al mismo tiempo, su ambiente sosegado, su oscuridad y su atmósfera íntima, suelen dar como resultado improvisadas orgías. 16. Habitación grande de varias camas. De este tipo, como de otros, puede haber varias en esta planta; habitaciones con dos, tres y hasta cuatro camas, perfectas para cuartetos, orgías y cambios de parejas. 17. Sala de los Sueños (Fumadero). Envuelto en una opiácea atmósfera de embriagadoras brumas procedentes de las hierbas más diversas, este fumadero es la estancia

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La Puta barbuda chill-out por antonomasia de La Puta Barbuda. Un lugar para el hedonismo y las prácticas onanistas. 18. Habitación pequeña. De este tipo, como de la habitación grande de varias camas, hay más de una. Indicadas cuando el encuentro sexual solo planea incluir a dos o tres participantes. Suelen tener sólo una cama. 19. Terraza. A diferencia de la terraza de la planta baja, en esta son usuales los encuentros sexuales que buscan un ambiente “al aire libre”. 20. Termas. Esta sala con piscinas de agua caliente y saunas anexas es el lugar más cálido del local. Los baños son comunes, sin distinciones de sexo o raza. Fornicar en sus aguas está permitido, ya que un poderoso conjuro las mantiene siempre limpias. 21. Habitación mediana (Cama redonda). Aunque no son tan numerosas como pueden serlo las habitaciones grandes de varias camas o las pequeñas de un solo catre, es probable que haya más de una habitación mediana con cama redonda. Suelen ser las preferidas tanto para una orgía pequeña como para un “todos para uno” (gang-bang ). 22. Pasillo mágico (y puertas). Este corredor cambia según los designios propios de la construcción (y de la Diosa Öh) tanto de longitud y forma, como de número y orden de sus puertas. Encontrar la habitación buscada puede no ser tan fácil como parece, y tiene unas instrucciones* muy especiales (ver más adelante).

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PLANTA SUPERIOR

Habitación pequeña. Terraza. Sala de los sueños. Termas. Habitación grande. Habitación mediana. Sala de variedades y Pasillo mágico.

La Puta barbuda PLANTA SÓTANO 23. Algo más… El subsuelo de La Puta Barbuda es, cuanto menos, un misterio, no solo para los extraños sino también para muchos “internos” del local. Los susurros en la taberna hablan de una mazmorra dedicada al BDSM conectada con la misma Infraoscuridad mediante túneles, pasadizos y portales arcanos. INSTRUCCIONES Cuando un PJ se encuentra en el pasillo, al abrir una puerta, puede hacer una tirada a discreción del DM para generar aleatoriamente en qué habitación o estancia va a aparecer. Tirada d12 Generador de puertas 1 Sala de Variedades y Shows 2-4 Habitación grande de varias camas 5 Sala de los Sueños (Fumadero) 6-8 Habitación pequeña 9 Terraza 10 Termas 11-12 Habitación mediana (Cama redonda) Nota: A discreción del Dungeon Master, una puerta de entrada puede dar a otra pero de salida al pasillo, o a la planta baja, o al exterior, e incluso a fuera del semiplano o a otro Plano.

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V Dramatis Personae HABITANTES DE LA PUTA BARBUDA PNJs Principales

Thoris Falogordo “el enano rocker”

(Enano con Linaje Divino, Bardo 13) Humanoide Mediano (Enano), Caótico Bueno

Thoris podría ser el enano más extraño de todos los tiempos. Presumido en extremo, prefiere estar detrás de la barra de una taberna antes que picando las grutas de una mina para buscar gemas preciosas. Prefiere los cuerpos frágiles y delgados de las elfas, a las voluptuosidades de la raza enana, y aunque el local que co-regenta lleva un nombre en honor a las barbudas féminas que sus congéneres encuentran atractivas, él suspira por las chicas de orejas puntiagudas. Su origen es, cuanto menos, curioso. Hijo único del Rey de una lejana montaña, en los confines de un mundo cuyo nombre ha desaparecido de los registros del tiempo. Tanto su padre como su esposa, la Reina, deseaban un hijo que no podían tener. La monarca rezó a todos los dioses, celestiales e infernales del multiverso, pidió favores a archimagos y dragones, sin resultado. Una noche, mirando el cielo, sentada en la cumbre de la montaña de la cual era reina, juró por la sangre de sus ancestros, que daría lo que fuera por poder tener un hijo. Öh, la Diosa del Sexo, escuchó su plegaria y, mientras la abnegada

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La Puta barbuda

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Dramatis Personae reina seguía rezando y suplicando, tomó la forma de la regordeta enana y yació con el esposo de esta. Una, dos, docenas de veces hasta que supo que la semilla del Rey había agarrado bien en su interior. Marchó del lecho matrimonial con la excusa de ir a lavarse, momento en que la auténtica Reina volvió a sus aposentos. El Rey, aún excitado sin saberlo por la Diosa, y la Reina excitada por el frescor de la noche, ajena a todo lo ocurrido, hicieron el amor hasta la mañana siguiente. Pocos meses después, cuando la Reina paseaba por el bosque a los pies de la montaña-reino, se encontró a Öh. Esta le explicó lo ocurrido y, extendiendo los brazos, le dio al hijo por el que había suplicado. Era suyo, y a cambio la diosa había tomado a su marido durante un par de horas. Dado el cuerpo rechoncho de la Reina, nadie, ni siquiera su marido, dudó que había estado embarazada sin que nadie lo notara. Así nació Thoris. Thoris es, además de un gran bebedor, un consumado bardo que ha hecho del tocar y cantar estando completamente borracho, todo un Arte con mayúsculas. Cómo llegó a ser el tabernero de La Puta Barbuda es una historia más rocambolesca aún si cabe, pero cuando se le presentó la oportunidad (en forma de oferta laboral enviada en secreto por su madre biológica) de regentar la magnífica barra de bar del local, no la dejó escapar. Lleva la castaña barba larga pero no tanto como un enano de la montaña, el cabello engominado y formando un tupé que potencia rapándose los laterales de la cabeza; suele ir desnudo de cintura para arriba, con el torso lleno de tatuajes, descalzo y unos pantalones de cuero marrón como única vestimenta. Jamás se separa de su laúd mágico.

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La Puta barbuda ● Identidad Sexual: Hombre Cis (Cisgénero masculino), Polisexual. Notas: El origen de Thoris es una relectura en clave feminista del origen de otros héroes como el Rey Arturo o Hércules, en la que un rey o dios (Uther Pendragon o Zeus, respectivamente) se hacía pasar por el marido de la mujer a la que dejaría embarazada; siendo aquí la diosa Öh la que desempeña tal papel.

Eärendiel Thuringwethil, “La Marinera”.

(Elfa con Linaje Divino, Exploradora 10 / Bárbara 3) Humanoide Mediana (Elfa), Caótica Neutral

Dicen que en un mundo donde la tierra firme escaseaba, donde los mayores continentes eran solo islas, donde los monstruos marinos eran adorados como dioses, y donde todo camino era hacerse a la mar, existió un grupo de aventureros y saqueadores de tesoros temidos en cada archipiélago conocido. Esta cofradía de piratas conocida como “Los Colmillos de la Serpiente Marina” era liderada por una intrépida elfa de nombre real desconocido, pero a quien todos llamaban Aurora. La Capitana Aurora llevaba su cabello blanco largo y suelto para enmarcar su oscuro rostro y la piel de sus hombros como un marco de plata bruñida, su cuerpo estaba lleno de tatuajes místicos, y sus ojos eran del color de la sangre. Aunque salvaje y brutal, la suya era una belleza que rivalizaba con el de los seres más perfectos de la creación, y fue esto lo que llamó la atención de Öh, siempre en busca de nuevas experiencias. La Diosa, muy dada al disfraz, tomó la forma de un poderoso bárbaro de negra melena y taparrabos de piel. Aurora ni se fijó en él así que su segundo intento fue hacerse pasar por un efebo

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Dramatis Personae

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La Puta barbuda delicado y rubicundo que había sido secuestrado como parte de un botín. Pero nada. En un alarde desesperado, Öh tomó la forma de una hermosa elfa, de crines de fuego y ojos como el ámbar. Hizo aparecer grilletes en sus muñecas y tobillos, y apenas cubrió la desnudez de su cuerpo de alabastro con sedas sucias y hechas jirones. Después, esperó pacientemente entre los fastuosos tesoros de un dragón marino muerto hacía siglos, y dejó que los rumores y las leyendas susurradas en los oídos de cada puerto hicieran el resto. Este tercer intento surtió efecto. Cuando sus miradas se encontraron, la pasión surgió al instante. Aurora reclamó a la “damisela en apuros” como premio para ella. La lavó, la curó y, ese mismo día, entre los vaivenes del barco sobre las olas, ambas se fundieron en un acto sexual que duró dos lunas con sus respectivos soles. Aunque pasaron juntas varias semanas intensas y ardientes, Aurora ansiaba la libertad, y un amor en cada puerto. Así que dejó marchar a la joven elfa en el puerto de una importante y civilizada nación. Pero he aquí la magia de Öh, que tras un tiempo, obró el milagro, y Aurora se descubrió embarazada. Nadie en su tripulación osó preguntar, así que al tiempo, una niña preciosa, con el pelo rojo y blanco, nació. Una niña que, en lengua élfica, fue llamada “La enamorada secreta del Mar” en honor a su misteriosa madre. Eärendiel creció y se convirtió en una elfa de belleza y carácter salvaje y volátil que heredó los gustos de su madre. En cada isla tenía una amante diferente, y en cada puerto, las prostitutas suspiraban por ella. Hay quien dice que, en su mundo, más de una princesa ha fingido estar secuestrada para caer en los brazos de esta elfa de tez cetrina y cabello bicolor. Cómo llegó a regentar La Puta Barbuda, junto a Thoris, es un misterio aún, pero ejerce como gobernanta, orgullosa, sensual y

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Dramatis Personae descarada. Lleva el cabello largo y ondulado, blanco en la raíz y que tras un par de palmos, se va volviendo rosa en un suave degradado para terminar en unas puntas de color rojo fuego. Viste ropas de estilo pirata, tatuajes de motivos marítimos, numerosas joyas de oro, y gusta de mostrar los hombros, como su madre elfa, y parte de su generoso escote. ● Identidad sexual: Mujer Cis (Cisgénero femenino), Lesbiana.

Jäna “Dos Corazones”

(Semielfa Intersexual Pícara 6 / Clériga* 1) Humanoide Mediana (Semielfa), Neutral Verdadera

Jäna es uno de los pocos seres naturales del semiplano ocupado por el edificio La Puta Barbuda y los terrenos colindantes. Hay quien cree que fue el bebé de una prostituta humana del lugar que atendió a un gang-bang de elfos que celebraban una despedida de soltero. Otros piensan que una elfa que huyó al semiplano a tener una aventura y luego se marchó, se quedó embarazada y, cuando nació el bebé, la dejó en una cesta a las puertas del famoso lupanar, y nunca más se la vio por allí. Incluso se cuenta que es una espía de Öh, la Diosa del Sexo, enviada para vigilar el negocio. Pero la verdad es mucho más simple. Jäna fue el primer bebé concebido y nacido tras las puertas de La Puta Barbuda, retoño de una pareja de recién casados que acudieron al mítico lugar a montarse un trío. Esta pareja recibió la bendición de Öh y, varios meses después, volvieron allí para dar a luz a un precioso bebé semielfo que presentaba, no solo atributos

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La Puta barbuda

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Dramatis Personae de humano y elfo, sino también masculinos y femeninos. Aunque marchó con sus padres a un mundo pre-revolucionario de armas y pólvora, cuando tuvo edad suficiente, volvió a La Puta Barbuda y solicitó empleo. Vive allí desde entonces como encargada de la barra de bar de la taberna. Viste de negro, con ropa que no denota ningún género y con adornos de cuero y metal; el cabello oscuro corto y su rostro muestran una belleza andrógina de rasgos afilados que potencia con un maquillaje sutil y estilo neogótico. Hay una nota secreta, sin embargo, en esta historia: Jäna ha sido elegida por Öh para ser, más que su reencarnación, el último vehículo de la diosa en la actualidad, de manera que, a veces, Jäna hablará y actuará diferente, y presentará un aura divina que la hará irresistible para cualquier ser. Este tendrá que realizar una TS Car de dificultad Casi Imposible (CD 30) para resistir sus encantos. ● Identidad sexual: Intersexual Dos espíritus, Pansexual. (*): Este nivel representará su carácter de “voz de la Diosa” llegado el momento.

Öh, la Diosa del Sexo

(Deidad, Caotica Neutral)

No es raro que los dioses bajen al mundo de los mortales. Y tampoco es raro que lo hagan para buscar los favores carnales de humanos, elfos, enanos, orcos, celestiales, infernales, dragones… y cualquier raza que se tercie ese día. A veces, cuando estos dioses copulan con

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La Puta barbuda mortales, esta unión da fruto. Aparecen bebés con un enorme potencial, poderosos héroes o semidioses, con un poder más allá de lo que un aventurero podría llegar a soñar. Y si existe un dios al que le guste pasar tiempo con mortales esa es, sin duda, Öh, la Diosa del Sexo, o “Diosa Despelotada”. Öh, como el Sexo, no tiene alineamiento moral ya que, aunque su práctica puede hacernos increíblemente felices, también puede sumirnos en la más terrible de las depresiones. Es una diosa de la Neutralidad en este sentido. Pero, como una Diosa del Amor, no responde a ninguna lógica: nos hace enloquecer y favorece a cualquiera que disfrute con los elementos y atributos relacionados con su Dominio: Amor, Sexo, Belleza… Así, podemos considerar a Öh una diosa Caótica Neutral. Igualmente, es una divinidad envuelta en secretos y misterios. Cuando se aparece a alguien siempre se presenta como el epítome del canon de belleza del sujeto, con todos los atributos, tanto físicos como mentales y espirituales, que dicho afortunado considera atractivos. Es, además, una diosa que otorga a sus fieles los mismos beneficios que a otros suplicantes casuales. Esto, en términos de juegos, se traduciría en que un personaje que practique sexo consentido dentro de sus dominios, en su mundo, o incluso simplemente conociendo su existencia, ganaría PX como si de las muertes de monstruos y enemigos se tratase. Entre sus secretos más oscuros está la identidad de su progenie; por ejemplo, casi nadie sabe que tanto Thoris como Eärendiel son hijos suyos, aunque solo de una progenitora, como es fácil intuir. De ahí que ambos sean

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Dramatis Personae

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La Puta barbuda tan poderosos. Pero uno de sus mayores misterios está relacionado con la misma estructura de su semiplano y la construcción principal del mismo La Puta Barbuda, y uno de sus más recientes inquilinos. Aunque su poder le permite adoptar cualquier forma deseada, su aspecto preferido es el de una mujer joven y arrebatadora belleza con el rostro lleno de dulzura, cuerpo de curvas voluptuosas, exigua ropa y voluminoso cabello rosa fucsia que recoge en extraños aunque armónicos peinados. ● Identidad sexual: Meta-género Pangénero, Omnisexual. OTROS PNJs

Residentes

Algunos los llamarían “trabajadores sexuales” (o prostitutos y prostitutas, v. Nuevo Trasfondo), otros se refieren a sí mismos como devotos y adeptos de la Diosa Öh, muchos están aquí también huyendo de su familia, de un matrimonio concertado, de un mundo para el que no están hechos; y los hay que solo se quedan por diversión. Sea como sea, la “población” del Semiplano del Sexo es rica y variada. Son famosas las enanas que dan nombre al local, los delicados elfos, las orgías de medianos y medianas que gustan de montar fastuosas fiestas, semiorcos con atributos solo aptos para los cuerpos más “resistentes”, diversos animoides (mitad humanos y mitad animal, como centauros, minotauros, kitsunes o felinos) y una miríada de diferentes tipos de planodeudos, aasimares, tieflings y seres de otros mundos.

Visitantes

Seres de todos los mundos que hacen auténticos peregrinajes hasta aquí, considerándola una de las Siete

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Dramatis Personae Grandes Maravillas Planares, así como Patrimonio Cultural del Multiverso, llegan buscando sexo, diversión y algo realmente único. Aventureros de los rincones más lejanos de la creación que acuden a gastarse las ganancias de sus aventuras y saqueos. Devotos que adoran a cualquier manifestación de Öh, sea con el nombre que sea, en cualquier cultura o religión conocida. Todos ellos están ubicados en esta categoría, como los PJs al llegar. Así mismo, no son raros los casos en que un visitante solicita quedarse una temporada más larga de lo habitual. Pero en La Puta Barbuda hay sitio para todos, si vienen con el ánimo adecuado.

Enemigos

En esta categoría entran todos aquellos que están en contra del lugar, ya sea por convicciones morales, por motivos religiosos, en incluso por simple avaricia (La Puta Barbuda esconde innumerables tesoros) o por la lujuria desenfrenada. Lista de PNJs Secundarios 1. Amber (relatos 16, “Transmutación” y 19, “El sexo de los Ángeles”): Enana de una inusitada ternura; es la única en acostarse con Nina/Nino, así como con Evan el aasimar (junto a Dan). A veces la confunden con Jenjibre (la enana del relato 1, “Despedida de soltero”). 2. Aranwë (relato 14, “Una nueva vida”): Elfo que acude a La Puta Barbuda junto a su prometida Narya a celebrar una despedida de solteros en pareja, para experimentar antes de casarse… y las cosas no salen de igual manera para ambos. 3. Una bailarina (relato 11, “Sangre de Demonio”): Tiefling que hace bailes exóticos; su nombre no es revelado en el relato, pero se llama Callixtae Susurros. 4. Bë’orn (relato 6, “Orgía Mediana”): Cambiapieles

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La Puta barbuda que es invitado por tres halflings (Ev, Tita y Tuc) a un cuarteto. 5. Brina, Lily y Zatna (relato 15, “El Colegio de la Seducción”): Tres gnomas centradas en dar placer oral a la barda semielfa Gmelch. 6. Ckerhs (relato 3, “El Día de los Orcos”): Rey-Skalda (bardo-bárbaro del norte) y único orco homosexual, que él sepa, de su tribu. 7. Dannoodles Biff Fris de Ratooille el Boca Ancha, alias “Dan” (relatos 13, “Friegaplatos” y 19, “El sexo de los Ángeles”): Gnomo friegaplatos que a veces es el desahogo sexual de Jäna y que, junto a la enana Amber, le descubre al aasimar Evan los placeres del sexo aun sin genitales. 8. Eärendiel Thuringwethil* (v. PNJs Principales): elfa ex-pirata, gobernanta de las “habitaciones”. 9. Elëanor (relato 12, “Estereotipos y Prejuicios”): Alta Elfa que rompe prejuicios de su raza al acostarse con el enano Osrik. 10. El’Gala’n (relato 1, “Despedida de soltero”): Elfo que se va a casar y acaba “seducido” por la enana Jenjibre. 11. Ella (relato 9, “Las Mellizas”): Gnoma, pareja de la mediana Pétalo. 12. Erynnîth (v. VIII, Asistente a la Creación de Personajes): Elfa silvana que lleva el papeleo del local. 13. Evan (relato 19, “El sexo de los Ángeles”): Aasimar asexuado que busca cómo tener relaciones sin órganos sexuales; Eärendiel empareja a la criatura con la enana Amber y el gnomo Dan. 14. Gmelch, Arenthal y Balthan (relato 15, “El Colegio de la Seducción”): Tres bardos semielfos que acuden a La Puta Barbuda para ampliar sus “conocimientos académicos” sobre el arte de la seducción. 15. Unos goblins (relato 17; “¡Goblinz kerer foyar!”):

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Dramatis Personae Cuatro pequeños goblins bastantes ruidosos que se lo montan con la minotaura Mina en un extraño gangbang. 16. Horseluis (relatos 2, “El mejor trabajo imaginable”, y 3, “El Día de los Orcos”): Centauro encargado de la seguridad del local. 17. Iz’draw (relato 8, “La Mazmorra”): drow “Ama” dueña de una mazmorra BDSM en el sótano de La Puta Barbuda. 18. Jäna “Dos Corazones”* (v. PNJs Princiales): semielfa intersexual, encargada de la barra de bar de la taberna. 19. Jenjibre (relato 1, “Despedida de soltero”): enana que hace compañía al elfo El’Gala’n. 20. Los halflings Ev, Tita y tuc (relato 6, “Orgía Mediana”): Medianos que se quieren montar un cuarteto con el cambiapieles Bë’orn. 21. Una kitsune (relato 4, “Kitsune”): chica-zorro muda que pasa una noche mágica con Rocío de la Mañana. 22. Las mouris (relato 10, “Sobre las Hadas”): hadas asexuales que revolotean bajo las mesas de la taberna; son “bautizada” por Jäna como Cinabrio, Madreperla, Chispabrillante, Oronegro, Brisacálida, Almavida, Gustodevino, Alatiznada, Pieldeámbar, Ojosdeplata… 23. Max (relato 8, “La Mazmorra”): humano que le tiene miedo a las dungeons y, mientras sus compañeros (el hechicero elfo Edelel, el bárbaro semiorco Ugruk, Aurelion el clérigo enano y Jazzy, la pequeña pícara mediana) están de juerga, conoce a la drow Iz’draw en su mazmorra BDSM del sótano. 24. Mina (relato 17; “¡Goblinz kerer foyar!”): Minotaura que se lo monta con cuatro goblins al mismo tiempo. 25. Narya (relato 14, “Una nueva vida”): Elfa que acude a La Puta Barbuda junto a su prometido Aranwë a celebrar una despedida de solteros en pareja, para ex-

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La Puta barbuda perimentar antes de casarse… y las cosas no salen de igual manera para ambos. 26. Nina/Nino (relato 16, “Transmutación”): Ser humano que, nacido mujer, va a La Puta Barbuda y tiene relaciones con una enana (llamada Amber, pero cuyo nombre solo sabemos en el relato 19); un tiempo después, vuelve al local y a ver a la misma enana, esta vez convertido en hombre. 27. Osrik (relato 12, “Estereotipos y Prejuicios”): Enano que se queda prendado de la alta elfa Elëanor. 28. Öh* (v. PNJs Principales): Diosa del Sexo, encarnación del Semiplano del Sexo. 29. Pak “Granclava” Hura-Krethathko (relato 3, “El Día de los Orcos”): Goliath grande y barbud, encargado de la cocina tras la taberna.

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Dramatis Personae 30. Perro (relato 7, “Robar a un ladrón”): semiorco que trabaja en La Puta Barbuda y conoce a Rok, el ladrón, y tienen una noche de sexo intenso. 31. Pétalo (relato 9, “Las Mellizas”): Mediana, pareja de la gnoma Ella. 32. Rocío de la Mañana (relato 4, “Kitsune”): exploradora humana que tiene una noche mágica con la kitsune. 33. Rok (relato 7, “Robar a un ladrón”): Ladrón humano que intenta robar en La Puta Barbuda pero conoce a Perro. 34. Thoris Falogordo* (v. PNJs Principales): Enano bardo, encargado de la taberna. 35. Williburgues “Burg” Dedoslargos (relato 2, “El mejor trabajo imaginable”): Mediano mamporrero de centauros.

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La Puta barbuda 36. Un vampiro (relato 18, “El Rincón del Vampiro”): Vampiro que se monta un trío con una pareja con ganas de tener una aventura; su nombre no es revelado en el relato. (*): Personajes No Jugadores Principales.

Además de diferentes semigigantes, dracónidos, elfos, elfas, medianos y medianas, gnomos de pelos de colores, centauros, ninfas, elementales, etc… Nota importante: el autor no se ve ni con el conocimiento ni con la capacidad o autoridad, ya sea personal, ética y/o moral, de establecer una “lista de precios”, mercantilizando el sexo. El pago, ya sea directo, o su ausencia de él, e incluso el tratamiento de dicho negocio en otro muy distinto y más acorde con gustos y opiniones personales, queda al libre arbitrio del DM y sus jugadores.

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Dramatis Personae

Personajes Pregenerados (¡Listos para rolear!)

THIA GALAKIIR (“FLOR DE PLATA”) Alta Elfa / Hechicera de la Magia Salvaje 1 / Legal Buena FUE: 13 (+1) INT: 8 (-1) DES: 13 (+1) SAB: 13 (+1) CON: 14 (+2) CAR: 16 (+3) Identidad sexual Rol de género:

Femenino

Identidad de género:

Cis

Orientación sexual:

Heterosexual Trasfondo:

Noble

Cita:

“No soy delicada. Es solo que… sé lo que me gusta”.

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La Puta barbuda ADRIK HUEVOCANO Enano de las Colinas / Clérigo de la Superchería 1 / Caótico Bueno FUE: 14 (+2) INT: 12 (+1) DES: 10 (0) SAB: 16 (+3) CON: 16 (+3) CAR: 12 (+1) Identidad sexual Rol de género:

Masculino

Identidad de género:

Cis

Orientación

sexual:

Heterosexual Trasfondo:

Charlatán

“Como te lo digo, todos los varones de mi clan tenemos un solo testículo con el vello blanco”. Cita:

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Dramatis Personae AMOR Humana / Barda 1 / Caótica Neutral FUE: 14 (+2) INT: 14 (+2) DES: 13 (+1) SAB: 12 (+1) CON: 10 (0) CAR: 16 (+3) Identidad sexual Rol de género:

Femenino

Identidad de género:

Cis

Orientación sexual:

Pansexual Trasfondo:

Artista

“¿Qué elija mejor? Cuando me escuchan cantar, son los demás los que me eligen a mí”. Cita:

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La Puta barbuda SKANDAL TEMERIDAD Tiefling / Pícaro 1 / Legal Maligno FUE: 12 (+1) INT: 10 (0) DES: 17 (+3) SAB: 12 (+1) CON: 12 (+1) CAR: 10 (0) Identidad sexual Rol de género:

Masculino

Identidad de género:

Cis

Orientación sexual:

Homosexual Trasfondo:

Criminal

“¿Es que tú le pides permiso a tu mujer cada vez que quedas con un… colega?”. Cita:

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Dramatis Personae ARKAH Semiorca / Bárbara 1 / Neutral Verdadero FUE: 18 (+4) INT: 10 (0) DES: 14 (+2) SAB: 11 (0) CON: 10 (0) CAR: 9 (-1) Identidad sexual Rol de género:

Intersexual

Identidad de género:

Fluido

Orientación sexual:

Monosexual (mujeres) Trasfondo:

Forastera/Salvaje Cita: “¿Qué pasa? Me gustan bajitas...”

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La Puta barbuda OSBORN BARRICAMACIZA Mediano Piesligeros / Explorador 1 / Neutral Bueno FUE: 11 (0) INT: 11 (0) DES: 17 (+3) SAB: 12 (+1) CON: 10 (0) CAR: 9 (-1) Identidad sexual Rol de género:

Femenino

Identidad de género:

Trans (Masculina)

Orientación sexual:

Bisexual Trasfondo:

Marinero “Lo bueno de mi profesión es que en cada puerto tienes una novia y un novio. La verdad es que ahorro mucho en hospederías”. Cita:

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Dramatis Personae

Nuevas Opciones de Personaje

Nuevas Subrazas / Variantes raciales

SEMIELFO INTERSEXUAL Jäna es la primera de una subraza de semielfos intersexuales que, al crecer, dejan en evidencia atributos de ambos géneros: tanto pechos femeninos, aunque no demasiado voluminosos, como miembros viriles, exentos de testículos, así como un cuerpo con pocas curvas, y una belleza andrógina arrebatadora. Aunque Jäna es por ahora el único individuo conocido de esta subraza, es posible que existan más, dado lo proclive que es Öh a entrometerse con caóticas (aunque buenas) intenciones en las relaciones de los demás. En cuanto a rasgos raciales, los semielfos intersexuales son considerados semielfos a excepción de algunas diferencias por su carácter de “tocados por los dioses”.

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La Puta barbuda +2 a Carisma, +1 a la puntuación de cualquier otras dos características de tu elección: esto refleja, no solo su indiscutible atractivo sino también la variada naturaleza de esta subraza. Mediano: no tienen bonificador ni penalizador al tamaño. Velocidad normal: Velocidad base de 30 pies (9m). Visión en la penumbra: los semielfos intersexuales ven el doble que un humano en condiciones de luz tenue. Adaptabilidad: Los semielfos intersexuales obtienen soltura con dos habilidades de manera adicional en el primer nivel. Sangre semiélfica: cuentan a la vez como humanos, elfos y semielfos para cualquier efecto relacionado con la raza. Inmunidades élficas: inmunidad a los efectos del sueño mágico, obtienen un bonificador +3 racial a las TS contra conjuros y efectos de encantamientos. Sentidos agudos: bonificador +3 racial a las pruebas de Percepción. Multitalento mejorado: los semielfos intersexuales escogen dos clases favoritas a primer nivel, y obtienen +1 PG y +1 punto de habilidad cada vez que sube un nivel en cualquiera de esas dos clases. Idiomas: los semielfos intersexuales empiezan hablando común, élfico y un idioma planar a elección. SEMIORCO INTERSEXUAL A diferencia de los elfos interexuales, en cuya “creación” tiene que ver la magia divina de Öh (no sabemos si pueden originarse debido a otro tipo de entornos arcanos, como la Magia Salvaje), el caso de los orcos intersexuales es completamente distinto. Producto de la naturaleza, con concepciones normales y sin ningún elemento artificial externo, uno de cada 1000 semiorcos nace con atri-

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Dramatis Personae butos tanto del género masculino como del femenino, en diferente grado, siendo lo más usual que convivan en un mismo cuerpo tanto senos como pene acompañado de bolsa escrotal y testículos. Los semiorcos intersexuales no son estériles, pudiendo, no solo engendrar descendencia al dejar embarazada a una hembra, sino que además tienen la capacidad de amamantar desde el final de la pubertad (alrededor de los 12 años) hasta bien entrada la vejez. Los semiorcos intersexuales, suelen elegir su identidad de género aunque tradicionalmente toman una denominación femenina. Son miembros muy valorados en las tribus y sociedades de semiorcos, ocupando puestos de importancia como chamanes, consejeros y jefes. No es extraño que una jefa semiorco intersexual amamante a los bebés de otras semiorcas de la tribu, imbuyéndolos, según creen ellos, del “poderoso espíritu de aquellos con tal fortaleza que pueden plantar cara y desafiar los designios que la naturaleza les sugiere”.

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La Puta barbuda +2 a Sabiduría, +2 a Constitución: lo que refleja tanto la elevada intuición y sexto sentido de esta subraza, como su sobresaliente fortaleza intrínseca. Mediano: no tienen bonificador ni penalizador al tamaño aunque son algo más grandes que la media de semiorcos alcanzando fácilmente los 6 pies. Velocidad normal: Velocidad base de 30 pies (9m). Visión en la penumbra: gracias a la sangre de orco, los semiorcos intersexuales tienen una visión en la oscuridad y en penumbra muy superior. Ven hasta los 60 pies en condiciones de luz tenue como si fuera luz brillante, y en plena oscuridad ven como si hubiera luz tenue, aunque en la oscuridad no pueden distinguir los colores, viendo solo en escala de grises. Líderes: Los semiorcos intersexuales tienen un bonificador racial de competencia con las habilidades Intimidación y Persuasión, que se multiplica por 2 cuando los objetivos son semiorcos. Sangre semiorca: cuentan a la vez como humanos, orcos y semiorcos para cualquier efecto relacionado con la raza. Resistencia implacable: Cuando los puntos de golpe se reducen a 0 pero no mueren inmediatamente, el PJ puede quedarse con 1 punto de golpe. No puede volver a utilizar esta característica hasta que completar un descanso prolongado. Corpulencia: Tu máximo de puntos de golpe aumenta en 1 y aumenta 1 más cada vez que subes de nivel. Ataques salvajes: Cuando un semiorco intersexual saque un crítico en un ataque con un arma cuerpo a cuerpo, puede volver a tirar uno de los dados de daño del arma y añadirlo al daño adicional del golpe crítico. Idiomas: los semiorcos intersexuales empiezan hablando común, orco y otro idioma a elección.

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Dramatis Personae Nuevo Trasfondo TRABAJADOR SEXUAL Trabajas en la llamada “industria del sexo”. El mercado carnal es tu negocio, pero incluso en el mal llamado “oficio más antiguo del mundo” hay especializaciones, especificaciones y diferentes tipos de trabajos. No todo el que es trabajador sexual se dedica a la prostitución… diablos, ni siquiera la mayoría. Hay muchas formas de usar el sexo o algún aspecto de este, como modo de vida, desde los bailes exóticos a la escritura de relatos eróticos, pasando por otros menos conocidos como los mamporreros. Puede que abandonaras esa vida por una de aventuras, o quizá alternas los saqueos en mazmorras y las matanzas de monstruos con la ganancia d e unas monedas de la manera que mejor se te da. Lo único que importa es que adoras lo que hacías (o sigues haciendo). ¿Cómo acabaste trabajando ahí? ¿Comenzaste por placer, por obligación, por necesidad? ¿Tuviste alguna figura que actuara como mentora o modelo? ¿Lo dejaste? ¿Lo echas de

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La Puta barbuda menos? ¿Te gusta o lo odias? ¿Lo escondes o te avergüenza? Estas, y otras que puedan ir surgiendo, son preguntas que, al responderlas, pueden definir mucho un personaje con este trasfondo. Competencia con Habilidades: Averiguar intenciones, Persuasión, Seducción (v. Asistente para creación de PJs). Competencia con Herramientas: un tipo de instrumento musical, kit de disfraz, kit de herboristería. Competencia con armas: Látigo. Idiomas: Dos de tu elección. Equipo: Un kit de disfraz (maquillaje), kit de herborista (aceites) un instrumento musical (de tu elección), carta de amor admirador/a, ropa muy elegante, lencería especial, una bolsa que contiene 50 po. OCUPACIONES ESPECIALIZADAS Los trabajadores sexuales pueden ser de muy diversa índole. Discute con tu DM para decidir tu especialización. Puedes seleccionar la ocupación especializada de la siguiente tabla o hacer una tirada con un d8 al azar. d8 1 2 3 4 5 6 7 8

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Ocupación especializada

Prostitución Stripper / Bailes exóticos Modelo de desnudo Actor/ actriz de espectáculos eróticos/pornográficos Artista plástico de obra erótica Escritor/a de literatura erótica o Director de espectáculos eróticos/pornográficos Mamporreros, masturbadores o masajes eróticos. Otros: nyotaimori (bandeja viva para servir comida o bebida), estatua viva, geisha…

Dramatis Personae Como trabajador sexual especializado, conoces todas las habilidades necesarias para realizar de una manera correcta y óptima tu ocupación, no solo para disfrute de quien contrate tus servicios, sino para obtener remuneración económica de ello. Las cuestiones que tendrías que plantearte, además de las ya comentadas, son ¿sigues en el negocio? ¿Lo abandonaste? ¿Eres capaz de alternar ambos aspectos o escondes uno de estos mundos? Y, ¿qué te aporta esta dicotomía? RASGO: SECRETOS Cuando la gente está recibiendo placer, sea por la manera que sea, suelen relajarse,dejar caer los muros que construyen para proteger sus cabezas y corazones y, al final, es muy probable que sus más oscuros y profundos secretos salgan a la luz. Los trabajadores sexuales, sean del tipo que sean, suelen ver cómo muchos de estos secretos llegan a sus manos antes o después, procedentes de miembros de cualquier estrato social. Y los secretos son poderosos. Cuando llegas a una población, tienes la capacidad de enterarte de los rumores que corren por la ciudad o pueblo en cuestión. En tu propia localidad, eres capaz de distinguir cuáles de los rumores que pululan por sus calles son ciertos. Además, una vez por aventura eres capaz de conocer un secreto: la respuesta a una sola pregunta. Ahora bien, quizá la respuesta no sea lo que esperas… o la pregunta no se haya realizado correctamente. CARACTERÍSTICAS SUGERIDAS Los trabajadores sexuales tratan con mucha gente, escuchan sus palabras, sus problemas; son paños de lágrimas y hombros donde llorar. Esto hace que sean personajes increíblemente empáticos, y tienen un 75% de probabilidades de caer bien tras una primera toma de contacto.

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La Puta barbuda d8 1 2 3 4 5 6 7 8

d6 1 2 3 4 5 6

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Rasgo de Personalidad (elegir 2 rasgos) Para mí, la seducción es tan natural como respirar. El sexo y los sentimientos son dos cosas totalmente separadas. El sexo es solo trabajo, por amor prefiero una puesta de sol o una noche ante la chimenea. Me encanta un buen piropo. Puedo esconder mi estado de ánimo con facilidad y mostrar el rostro que quiera a los demás. Cualquiera puede ser un aliado, lo mejor es tratar a los desconocidos con diplomacia. Dicen que tengo un corazón de oro. Aunque me muestro cercana y accesible, en realidad sopeso y analizo a mi interlocutor al mínimo detalle.

Ideal Amor. Todo el mundo necesita que lo quieran, aunque solo sea por unos breves instantes (Bueno). Honor. La palabra dada jamás debe romperse (Legal). Libertad. Mi cuerpo es mío, y hago lo que quiero con él (Caótico). Compañerismo. La gente que trabaja y lucha a mi lado es la que de verdad me importa (Neutral). Poder. Con el sexo se puede manipular a cualquiera, y la manipulación es poder (Maligno). Hedonismo. El placer lo es todo, y su búsqueda, un camino en sí (Cualquiera).

Dramatis Personae d6 1 2 3 4 5 6

Vínculo No conocí a mis padres, encontré mi modelo a seguir en mi mentor/a. Entré en el negocio para saldar una deuda de mi familia. Un antiguo amante me traicionó. Tengo un hijo secreto. Solo me he enamorado una vez, y fue de un/a cliente/a. Mi familia no sabe a qué me he dedicado, pero vuelvo a casa cada año para visitarlos.

d6 Defecto 1 Me es imposible enamorarme de nadie. 2 No confío en nadie que no sea de mi propio sexo. Todo el mundo tiene un precio, y a mí me pierde 3 el dinero. Digo lo que los demás quieren oír, aunque eso im4 plique mentir. 5 Hablo demasiado y eso suele traerme problemas. No tengo pudor, ni siquiera en las situaciones más 6 comprometidas con el respeto. VARIANTE: ESCLAVO SEXUAL Esta variante es algo simple en cuanto a concepto pero compleja en su interpretación debido a la profundidad y significado que conlleva, sobre todo en cuando a interiorizar algo tan terrible como la esclavitud sexual se refiere. Está recomendado solo para grupos de juego con un alto nivel de madurez.

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La Puta barbuda Básicamente has ejercido como el trabajador sexual que se describe en el trasfondo, solo que no era un “trabajo remunerado”, es decir, eras un esclavo y tus servicios sexuales eran ejercidos por obligación. Quizá fueras parte de un botín de guerra o el bastardo de algún noble con el servicio, es probable que provengas de una larga tradición de sirvientes, o que fueras raptado siendo solo un bebé, o incluso pudiste haber sido vendido como concubina por tu propia familia en pago a un señor de la guerra. El caso es que tus labores eran de índole sexual, y no las hacías por iniciativa propia. Ahora bien, ¿cómo rompiste con esa vida? ¿Te persigue tu pasado? ¿Te condiciona esa vida que dejaste atrás al relacionarte con tus compañeros de aventuras?

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Nueva criatura Mouri

Fata Minúscula - Neutral Verdadero

Las mouris son pequeñas hadas asexuadas del tamaño de las pixies , autóctonas del Semiplano del Sexo, donde se encuentra La Puta Barbuda. Carecen de plumas o vello, poseen alas que parecen una mezcla entre papel de cebolla, flores de diente de león y pelusas. Sus ojos carecen de iris y pupila, emitiendo un fulgor muy tenue. Además, aunque sus pieles pueden presentar cualquier color del espectro conocido, son capaces de hacerse invisibles a voluntad. Carecen de inteligencia como tal y solo se mueven por instinto. Se alimentan de la energía sexual y la excitación de otras razas inteligentes, revoloteando a su alrededor de manera invisible para no ser detectadas, llegando incluso a la manipulación directa de genitales y zonas erógenas para conseguir su sustento. En La Puta Barbuda suelen revolotear por la taberna, bajo las mesas, lo que ayuda a la excitación de los parroquianos para estar más inclinados a subir a las habitaciones de los pisos superiores, o a la mazmorra inferior.

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La Puta barbuda CA: 16 PG: 3 (1d4) Velocidad: 10 pies, 35 pies volando. FUE DES CON INT SAB CAR 6 (-2) 20 (+5) 10 (+0) 8 (-1) 18 (+4) 16 (+3) Habilidades: Persuasión +5, Percepción +6, Sigilo +7 Percepción pasiva: 16 Lenguaje: — Desafío: 1/4 (50 PX) Inmunidad Mágica: Las mouris son inmunes a los efectos de conjuros y otros efectos mágicos relacionados con encantar, dormir, etc. ACCIONES Invisibilidad superior: Las mouris pueden hacerse totalmente invisibles a voluntad, pero cualquier objeto que porte no se beneficia de esta habilidad. ● NdA: Ver relato 10, “Sobre las Hadas”.

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VI Semillas de Aventura La Puta Barbuda es un lugar enorme, mágico e cuasi infinito donde vivir las más alocadas aventuras. Desde una orgía con elementales, hasta el robo de la caja de la taberna de toda una noche, pasando por escándalos sexuales, adulterios peligrosos, embarazos mágicos no deseados y mil historias más. Pero, debido a la condición especial de este micro-escenario de campaña, podemos entender que no todo el mundo sea capaz a la primera, de montar una aventura con un componente carnal, podríamos decir. Así, esta breve sección solo pretende ofrecer al DM una pequeña ayuda en forma de algunos ganchos de historia, premisas fácilmente desarrollables, para comenzar una apasionante y divertida andadura en este extraño y maravilloso lugar. ● Investigador Sexual (aventura social): Los PJs conocen a Lord Krystien de la Jaca, apodado Camino Nocturno, un explorador urbano que se denomina a sí mismo “Investigador Sexual”*. Está tras una buena pieza, por lo que pide ayuda a los PJs. ● Puta vida… (aventura con posible combate): Los PJs llegaron a La Puta Barbuda la noche anterior para pulirse el oro del último dungeon. Se echa a suertes y, al que le toque, se despierta junto al PNJ con el que tuvo sexo durante la noche... pero está muerto. El PJ no se acuerda de nada. Hay que investigar los hechos pues, hasta que todo se aclare, no podrán irse. ○ Giro: Alguien se unió a la “fiestecita” cuando ya estaba la cosa en marcha.

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La Puta barbuda ● Mala leche (aventura de investigación): Los PJs llegan tras fallar su primer encargo; la estaban cagando y entonces apareció un grupo más experimentado y les robó dicha misión. Llegan a La Puta Barbuda y, tras descubrir que es el Semiplano del Sexo, el personal les comenta que muchos han enfermado, sospechan de algo alimenticio, así que les ofrecen esa investigación. Pueden vivir allí mientras dure la investigación. ○ Giro: Goblins que, creyendo que era Mina la minotaura, se follan a la vaca de los establos. ○ Doble giro: Leche de Minotaura en sustitución. ● ¡Una para todos, y todos para una! (aventura de seducción y sexo): Un/a dragón/a llega a La Puta Barbuda pero no hay nadie capaz de darle sexo a un ser tan grande y difícil. El personal ofrece a los PJs una sustanciosa recompensa si entre todos dejan a la criatura bien... satisfecha. ● Una boda y un funeral (aventura de perspicacia): La juerga que se están corriendo los PJs coincide con la fiesta montada por una despedida de soltería. Mientras que todos van a por los testigos y las damas de honor, a la mañana siguiente, uno de los PJs se despierta con uno de los novios (sea del sexo que sea) y rodeado de los amigos de ambos... ávidos de venganza. ○ Giro de complicación: Además, la pareja del infiel ha desaparecido. ● El hada asesinada (aventura surrealista): Una mouri aparece muerta en el fondo de una jarra de cerveza, lo que abre una rocambolesca investigación. ○ Giro: Al ver la capacidad masturbatoria de las mouris, alguien se mete en una habitación a hacérselo con la pobre criatura, resultando en la muerte de esta.

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Semillas de Aventura

Lord Krystien de la Jaca, apodado Camino Nocturno

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VII Nuevas Reglas y Ayudas de Juego “Hay que tener tablas en el Sexo...”

· o cómo se tienen relaciones sexuales en un Juego de Rol · Si hay algo inherente a todos los juegos de rol clásicos de mazmorreo, fantasía, monstruos y demás, son las tablas. Hay tablas para todo, desde cuánto dinero ganamos al mes, hasta qué dificultad implica trepar por una cuerda hasta la rama de un árbol invisible. El sexo no tiene porqué ser menos, y aunque hay varios documentos por ahí sobre cómo tener relaciones sexuales en un juego de rol (creo que el suplemento más conocido es la fanmade “Guía completa del Conocimiento Carnal AD&D 2.0”, pero es retrógrada en exceso), soy de los que piensan que el DM tiene la última palabra, siempre y cuando esté al servicio de la historia. Aun así, podemos entender que un encuentro puede constar de varias tiradas con su respectiva dificultad dada por el DM, y modificadores con respecto al valor de la característica en cuestión, bonificadores raciales, etc: ● Constitución, solo en caso de que los encuentros sexuales sean múltiples y/o muy seguidos, lo que implicaría una o más aumentos de dificultad (como la columna de Tirada). ● Fuerza, para calcular el aguante (en minutos, se entiende). ● Destreza o Inteligencia, para valorar lo “hábil” o “imaginativo” de la sesión (a elección del Jugador y/o el DM).

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Nuevas Reglas y Ayudas de Juego ● Carisma, para saber lo “buenos que somos”, tendríamos que atender a lo “a gusto” que ha quedado el partenaire (por lo que esta tirada debería hacerla el compañero de cama). Tirada FUE DES / INT CAR (del otro/s) Notas / Bonif. Gatillazo o acabar antes de -2 temporal 30 Arte Memorable CAR (Tiradas más altas implicarían más de una hora de sexo, niveles épicos de creatividad, así como un amante cuasi enamorado, y una serie de beneficios que podrían incluir bonificadores temporales acumulables de CON y CAR, e incluso de otras Características). Además, un Máster con mala idea podría añadir una tirada para, en caso de coito entre personajes de diferente sexo o con un efecto mágico de fertilidad de por medio, saber si todo ello ha derivado en un embarazo. Una medida para calcular el porcentaje de fertilidad de una

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La Puta barbuda raza vendría a ser la edad media de un individuo de la misma. La esperanza de vida racial sería inversamente proporcional a la fertilidad. Así, los elfos estarían muy cerca de la esterilidad, seguidos por los enanos; mientras que los orcos tendrían una fertilidad muy alta ya que mueren antes; en la zona media de la tabla estarían humanos, semielfos y medianos. Podríamos hacer suposiciones mediante este % y subirlo o bajarlo en base a métodos anticonceptivos o prácticas más “seguras”. Aunque en la realidad no sería así, aquí consideramos que todas las razas de seres inteligentes son compatibles, independientemente de su forma, origen y tamaño. Razas de ejemplo Elfos, kitsunes, raksasha Enanos, gnomos, centauros Humanos, semielfos, halflings Semiorcos, tieflings, drows Orcos, goblins Otros

% de fertilidad 15% 30% 60% 70% 80% Consultar con el DM

Nota: Si los personajes son de razas diferentes, se llegaría a una media entre la fertilidad de ambos. Para obtener PX, la clásica Tabla de Experiencia por Valor de Desafío puede sernos de utilidad, calculándola en base al número de encuentros sexuales obtenidos con PJs o PNJs pertenecientes a razas inteligentes (nada de mantener relaciones carnales con criaturas no inteligentes o monstruos), cambiando los PX que se obtendría con la muerte por actividades mucho más… placenteras.

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Nuevas Reglas y Ayudas de Juego Además, queda a discreción del DM sumar los PX que considere oportuno en base a calidad de la interpretación, descripción explícita, etc, que se haga de dichos encuentros. Esto vendría a sustituir (o completar) el tradicional sistema de PX por muertes, como el sistema de PX por Heroicidades.

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Encuentros · o qué se esconde tras cada puerta · Aunque La Puta Barbuda parece a simple vista una taberna de dos o tres pisos, normal y corriente, la verdad es que su misma estructura, tanto interior como exterior, está encantada. Desde fuera siempre parecerá una taberna, una casa de huéspedes, un Bed&Breakfast o una posada, pero no es igual a los ojos de todo el mundo. Viajeros de mil mundos la han descrito de diferentes maneras, e incluso se han dado casos en que dos visitantes que la miraban al mismo tiempo, veían ligeras diferencias. El interior, como se ha descrito anteriormente, es mucho más complejo.

Encuentros Es cierto que la planta baja, tras pasar el recibidor, se compone de una parte de taberna, con sus mesas, barra de bar y sillones junto al fuego, un escenario y ventanales que ofrecen vistas al magnífico lago que se encuentra detrás. pero las escaleras llevan a un piso imposible de corresponder con la vista exterior. Largos pasillos dan acceso a un sinfín de puertas, unas marcadas y otras no. A veces es un pasillo recto de unas decenas de metros, otras veces es una encrucijada, y otras es una planta de estructura anular. Muchos visitantes aseguran haber subido a un segundo piso a través de unas escaleras que otros no han podido encontrar, y los hay que han descubierto escaleras a un tercer piso, un cuarto… y espacios más allá de la comprensión. Tras la barra y la cocina hay una trampilla que lleva a los sótanos (unos dicen que uno, otros que un par, y hay viajeros que juran haber entrado desde una bodega que da al lago… pero que ellos llegaron navegando por mar abierto. Sea como fuere, La Puta Barbuda es poderosa, y sus puertas ocultan cientos de placeres, secretos y misterios. Ahora bien… ¿sabemos lo que hay tras cada puerta? Aquí se detallan dos opciones de encuentros al abrir una puerta, la opción simplificada y la opción “paso a paso”. La simplificada es una simple tirada con un d30, mientras que la otra,como si de un librojuego se tratase, nos lleva de una pequeña tabla a otra hasta llegar a un final sorpresivo e inesperado. Nota: Si no se pueden realizar las tiradas 5-8 por sexo, volver a tirar

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La Puta barbuda d30 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

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TABLA SIMPLIFICADA DE ENCUENTROS TRAS UNA PUERTA Encuentro sexual sencillo con mismo sexo y misma raza Encuentro sexual sencillo con mismo sexo y diferente raza (a discreción del DM) Encuentro sexual sencillo con sexo opuesto y misma raza Encuentro sexual sencillo con sexo opuesto y diferente raza (a discreción del DM) Formar parte de un “Sandwich” o “Trío del Infierno” (HMH) Formar parte de un “Trío Dúplex” (MHM) Formar parte de un “Trenecito” (trío HHH) Formar parte de una “Cadena de acontecimientos” (trío MMM) Orgía de la misma raza del PJ Orgía de una sola raza diferente al PJ Orgía multiracial Gang-bang de la misma raza del PJ (participar) Gang-bang de raza diferente al PJ (ser protagonista) Gang-bang multiracial (participar) Gang-bang multiracial (ser protagonista) Impedir una violación Impedir robo a una pareja Impedir asesinato Impedir una violación de alguien con mucho dinero Impedir robo a pareja con mucho dinero Impedir asesinato de alguien con mucho dinero Sesión de voyerismo (a discreción del DM)

Encuentros 23 24 25 26 27 28 29 30

Gang-bang de centauros a los que les falta “protagonista” Orgía elemental (les falta alguien del Plano Material) Encuentro sexual con dragón Encuentro sexual con dragón con tesoro Sesión de BDSM (soft) Sesión de BDSM (hard) Encuentro con Jäna Encuentro con Öh

SISTEMA “PASO A PASO” PASO 1. Tirada d4 para saber si... Solo encuentros sexuales (ver paso 2 y 1 luego tablas Razas y Sexo; abajo) Encuentros sexuales y enemigos (ver paso 2 2, luego paso 3, y finalmente tablas de Raza y Sexo) Encuentros sexuales y tesoro (todo lo an3 terior, y luego ver más abajo) Encuentros sexuales y enemigos y tesoros 4 (todo lo anterior, y luego ver más abajo) PASO 2. Tabla de encuentros sexuales (d10) 1-3 Encuentro sencillo 4-5 Trío 6 Dobles parejas 7-8 Orgía 9 Gang-bang (ser el centro) Otros (sesión BDSM, voyerismo, etc.; a 10 discreción del DM)

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La Puta barbuda PASO 3. Tabla de encuentros sexuales y enemigos (d4) 1 Intento de violación 2 Intento de secuestro 3 Intento de robo 4 Intento de asesinato PASO 4. Encuentros sexuales y tesoro (v. Guía del DM) PASO 5. Encuentros sexuales y enemigos y tesoro (v. Guía del DM) d10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

d6 1 2 3 4 5 6

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TABLA DE RAZA Elfo / Drow Enano Halfling Humano Dracónido Gnomo Semielfo Semiorco Tiefling Otras razas (a discreción del DM)

TABLA DE GÉNERO (v. Sidebar, Cap. VIII) Femenino. Masculino. Intersexual. Trans Asexuado Otro (a discreción del DM)

Encuentros

El Tablao’ · o más tablas para tirar los dados en la taberna · No todo es sexo. Bueno, para muchos sí que lo es pero a veces, y solo a veces, antes de subir a las habitaciones del primer piso (o de bajar a la mazmorra del sótano) la taberna de La Puta Barbuda es un buen sitio donde pasar el rato… y no solo una especie de recepción donde ir calentando “la varita” y “el libro de hechizos”. Primera parada al cruzar el umbral del local, la taberna de La Puta Barbuda está regentada por Thoris Falogordo, un bardo enano que con su torso desnudo y tatuado, ameniza toda la planta con frívolas canciones y estrofas llenas de guarradas. Dicha taberna está provista de varias mesas de madera con sus taburetes, un par de reservados con alfombras y sofás de cuero, una terraza trasera con vistas al lago y una barra en la que se encuentra Jäna sirviendo bebidas. Tras la barra, la cocina, el almacén y el despacho que comparten Thoris y Eärendiel. La taberna es un crisol de razas y criaturas de todo el multiverso. Son continuas las fiestas, las juergas, las canciones y (sí, a veces también) la antesala a alguna que otra orgía. Pero lo que está claro es que es el primer punto, la primera parada, en La Puta Barbuda, ya sea en la barra o en una mesa, solo o acompañado, bebiendo o solo cantando. Pero, ¿qué posibilidades hay de encontrar algo interesante aquí? Puede depender del Master pero también de una simple tirada de los dados. ¿Vemos resultados?

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La Puta barbuda ENCUENTROS EN LA TABERNA DE LA PUTA BARBUDA 1 Camarero/a atendiendo mesas 2 Mouris “en los bajos” PNJ asiduo de la taberna y cuya mesa favorita 3 “ha sido ocupada” por el PJ 4 Invitación a beber 5 Invitación a cantar 6 Invitación a sexo / Intento de ligar con el PJ Invitación a sexo en grupo (trío, dobles parejas, 7 orgía…) 8 Pelea de bar 9 “Solo” charla intrascendente 10 Oferta de trabajo en La Puta Barbuda Encuentro con PNJ “famoso” de La Puta Bar11 buda (Thoris, Eärendiel, Jäna, Öh) 12 Encuentro con alguien del pasado del PJ

d12

Nuevos Objetos Mágicos ...para el Sexo, claro

Anillo de evasión de embarazo

Anillo, poco común (no necesita sintonización) Este anillo tiene 3 cargas y recupera 1d4 cargas cada anochecer. Cuando, en una tirada de posibilidad de embarazo, el resultado es positivo, puedes usar tu reacción y gastar 1 carga para que el resultado del embarazo sea, en su lugar, negativo.

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La Puta barbuda Media capa de protección contra enfermedades (sexuales) Objeto maravilloso, raro (no necesita sintonización) Tienes ventaja en las Tiradas de Salvación contra una enfermedad (sexual) al momento de contraerla mientras lleves esta media capa de seda que solo tapa los hombros y que se engancha al cuello con una correa de cuero y una arandela de metal. Si te ves expuesto de nuevo a alguien que es transmisor de dicha enfermedad, aunque hayas superado la TS, debes volver a ponértela y realizar la TS cada vez que tengas sexo con dicha criatura.

Gema de cambio de sexo ilusorio

Objeto maravilloso, raro (requiere sintonización) Esta gema transparente de brillo multicolor que pende de una cadena de oro blanco, tiene 3 cargas. Mientras lo llevas, puedes usar una acción y gastar 1 carga para lanzar el conjuro Imagen Mayor como si fuera un conjuro de nivel 6 o superior, y mostrar cómo serías tú mismo/a aunque con un cambio de sexo (total o parcial) que elijas. El medallón recupera 1d2 cargas cada anochecer. Una criatura puede determinar que es una ilusión si examina la imagen usando su acción y supera una prueba de Inteligencia (Investigación) contra la CD de salvación de 15. Si lo consigue, puede ver a través de la imagen y el resto de cualidades sensoriales se vuelven vagas para ella.

Gema de cambio de sexo verdadero

Objeto maravilloso, legendario (requiere sintonización) Esta gema negra que parece refulgir con luz ultravioleta y que pende de una cadena de hierro, tiene 3 cargas. Mientras lo llevas, puedes usar una acción y gastar 1 carga para lanzar el conjuro Transformarse con el efecto

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Nuevos Objetos Mágicos Cambiar apariencia , y transformarte en ti mismo/a con un cambio de sexo (total o parcial) que elijas, incluyendo “mejoras” o “cambios” físicos (volumen de algunas partes del cuerpo, color de ojos o cabello) e incluso un cambio de sexo y raza. El medallón recupera 1d3 cargas cada anochecer.

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VIII Asistente a la creación de Personajes ¡Saludos, visitante! Mi nombre es Erynnîth y, aunque no se me vea demasiado por el establecimiento, soy una elfa silvana que trabaja de secretaria en La Puta Barbuda, llevando el papeleo, las agendas, los números y, en definitiva, todo ese trabajo invisible y exento de glamour que, sin embargo, alguien debe hacer. ¡Y ese alguien soy yo! La Puta Barbuda, y el semiplano en el que se encuentra, no es un escenario normal como otros Planos Materiales que puedas haber conocido. De eso ya te habrás dado cuenta. Pero hay sutiles diferencias más allá de las fiestas erótico-festivas, la juerga de taberna y el desmadre. Aquí las armas —mágicas o no— aunque no dejan de “funcionar”, por así decirlo, cobran bastante menos importancia, así como casi cualquier forma de lucha o combate, excepto, claro, que te veas metido en una pelea o en un serio aprieto. Esto no es una mazmorra al uso —aunque tenemos una enorme— en la que entrar a matar monstruos y saquear tesoros. Aunque hay muchos tipos de criaturas repartidos a todas horas entre la taberna y las habitaciones, y no es ningún secreto que el local esconde objetos, tesoros y maravillas que esperan a ser descubiertos.

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Asistente a la creación de Personajes La máxima en La Puta Barbuda, sea la estancia que sea, es pasarlo bien. Ya sea entre canciones y jarras de cerveza, con fríos chapuzones nudistas, orgías desenfrenadas o sorprendentes y casi improbables historias de amor (¡y sexo!). La única y más importante norma, es el respeto mutuo. En un lugar donde la búsqueda del placer y la diversión es el fin mismo, solo el total consenso entre todas las partes, puede hacer que la experiencia sea positivamente inolvidable. A La Puta Barbuda acuden seres de miles de mundos, de cientos de razas diferentes, de infinitas creencias dispares, y de las orientaciones e identidades sexuales más diversas. Todo el mundo es bienvenido aquí. Diviértete. Disfruta. Abandónate a tus deseos. Si tienes dudas, sigue tu instinto. Si aun así, te pierdes, estaré por aquí, siempre que lo necesites. Pero llama antes de entrar, a veces incluso yo aprovecho los ratos libres para… pasarlo bien sobre la mesa de la oficina. Solo me queda decir: ¡Bienvenido a La Puta Barbuda!

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Sidebar: CUADRO DE IDENTIDAD SEXUAL Una de las diferencias notables de nuestra hoja de personaje es el apartado de Identidad sexual, dividido a su vez en Rol de Género, Identidad de Género y Orientación Sexual. Aunque pretende ser una ayuda para ello, este cuadro es meramente orientativo, una muestra de las posibilidades. Somos conscientes de que no podemos abarcar todo el conocimiento y toda la variedad que implicaría un completo y exhaustivo estudio de género y sociológico. Los jugadores deberían sentirse libres que escoger el conjunto de Identidad Sexual que desee. ROL DE GÉNERO (qué naces): Elementos que, socialmente percibidos, encasillan al individuo dentro de un género en el momento de su nacimiento. ● Femenino. ● Masculino. ● Intersexual. También, aunque incorrectamente, hermafrodita y andrógino, se conoce así al individuo que nace con elementos propios tanto del género masculino como del género femenino, en cualquier grado. ● El sistema de cinco roles de género . Hay culturas que consideran que a los roles de género másculino y femenino se le añaden calabai la falsa-mujer (hombres anatómicamente hablando, que presentan “elementos” que suelen esperarse de las mujeres), calalai o falso-hombre (mujeres anatómicamente hablando, que presentan “aspectos” que suelen adscribirse a los hombres), y el bissu o meta-género , que sería una sólida amalgama de los cuatro anteriores.

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IDENTIDAD DE GÉNERO (qué te consideras): Percepción que tenemos sobre nosotros mismos en cuanto a nuestro propio género, que podría o no coincidir con nuestro fenotipo sexual. ● Cisgénero. El individuo se identifica con el sexo con el que nace. ● Transgénero. La persona se identifica con otro sexo diferente aquel con el que nació. ● Transexual. Al no identificarse con el sexo con el que nació, el individuo modifica o quiere modificar su cuerpo para acercarse al género deseado. ● Género No-Binario. Todo individuo que no se considera dentro de la definición de género binario (masculino/femenino), también llamado Genderqueer. Dentro de esta categoría se recoge un amplio abanico de identidades de género: ○ Agénero o Neutro. El individuo no se identifica con género alguno. ○ Bigénero y Trigénero. Aquellas personas que se consideran al mismo tiempo masculinas y femeninas (bigénero), o masculino, femenino y de un tercer sexo, sea el que sea, al mismo tiempo. No hay que confundirlo con la identidad Dos-Espíritus (más abajo). ○ Genderfluid o Género fluido. Individuo dentro del cual pueden convivir diferentes identidades de género, como masculina y femenina, e incluso otro/s de índole no-binaria. Esta identidad transiciona de una identidad a otra según diferentes espacios de tiempo, etapas o fases, en busca de la conformidad de género, y no limitada por elementos físicos y sexuales. ○ Pangénero. Identidad de una persona que reúne en su interior todos los géneros de una manera inamovible y estática a la vez, a diferencia del genderfluid.

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○ Tercer Género. En este grupo estaría cualquier ser inteligente que no se sienta identificado con los parámetro de género binario. A su vez, esta etiqueta agrupa un diverso número de identidades no binarias según la cultura en la que se encuentren: los jishra (La India), las vírgenes juramentadas de la zona de los Balcanes,o las kothay o “no-hombres” de Thailandia, entre otros. Un tema aparte son los llamados Dos-Espíritus. ○ Dos-Espíritus. De manera general, describe al tercer (e incluso cuarto) género en diferentes tribus de nativos norteamericanos, que consideran que en su propio ser conviven tanto un alma femenina como otra alma masculina, resultando en una identidad dual y compleja, nueva y diferente. ORIENTACIÓN SEXUAL (qué te atrae): Aquello que nacemos y el ser con el que nos identificamos, no determinan qué nos atrae. El género no determina aquello que nos gusta, que nos atrae, así, el tercer elemento de la Identidad Sexual, además del Rol de Género y la Identidad de Género, sería la Orientación Sexual, “aquello que nos gusta, que nos atrae”. Aquí listamos algunas orientaciones sexuales. (https://diariocorreo.pe/miscelanea/sabes-quees-un-sapiosexual-o-lithsexual-759230/) ● Heterosexual. La atracción se dirige a individuos del sexo opuesto. ● Homosexual / Gay. El deseo sexual tiene como objetivo personas del mismo sexo. ○ Lesbiana. Es el nombre dado a mujeres homosexuales. ○ Osos. Hombres homosexuales con unas series de características físicas como barba, mucho vello por el cuerpo, y constitución más bien gruesa.

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● Bisexual. Son personas que se sienten atraídas por miembros tanto del género masculino como femenino. ● Pansexual. El deseo sexual puede estar producido por cualquier género. ○ Polisexual. Tipo de Pansexualidad, en la que el individuo puede sentirse atraído hacia personas de un género u otro, aunque no todos los géneros atraen de la misma manera o intensidad. ● Asexual. Individuos que no sienten ninguna (o poca) atracción sexual, aunque puede tener grados. ○ Graysexual/Grisasexual. Estado intermedio y fluido entre la sexualidad (binaria o no) y la asexualidad. ● Autosexual. La atracción está dirigida hacia uno mismo. ● Skoliosexual. Individuos que sienten atracción hacia personas transgénero. ● Sapiosexual. Personas que se sienten atraídos pero por la inteligencia de otros individuos. ● Demisexual. Individuos que no pueden sentir un deseo sexual hacia otra persona hasta no haber forjado un vínculo afectivo con esta. ● Arromántico/a. Personas que no siente atracción romántica o enamoramiento hacia otras personas, aunque sí pueden tener otros tipos de sentimientos, como cariño. Como el Asexual, puede tener diferentes grados. ○ Akoiromántico/Lithromántico/Apromántico. Subtipo de Arromántico, personas que pueden experimentar enamoramiento hacia otras personas, pero no desean que ese amor sea recíproco. ○ Lithsexual. Parecido al lithromántico, pueden sentir atracción física hacia otras persona, pero no necesitar que esta atracción sea correspondida. ● Poliamor. Persona que puede sentir enamoramiento y/o encontrarse en relaciones románticas/sentimentales con varias personas al mismo tiempo. Existen diferentes tipos y grados.

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● Otros. Algunas de estas orientaciones no están sacadas del mundo real, sino que están extraídas de obras de ficción fantástica, aunque pueden ser perfectamente aplicables al mundo de La Puta Barbuda: ○ Omnisexual. Utilizado por el Capitán Jack Harkness, de la serie de tv Torchwood, spin-off de Doctor Who, para dar a entender que puede sentir atracción romántica y/o sexual hacia cualquier especie inteligente. ○ Orcosexual. Dícese de la atracción física hacia los orcos y sus rasgos principales (piel verde, musculatura voluminosa, vello corporal, narices chatas, mandíbula inferior prominente con caninos inferiores que sobresalen hacia arriba por fuera de la boca y por encima del labio superior, etc).

Anexo: EL D20 PERSONALIZABLE En la hoja de personaje, junto al apartado de Identidad Sexual, hay un d20 en blanco con un corazón inscrito. Esto es para que, aquel jugador que quiera pueda rellenarlo con los colores de la bandera del orgullo de la identidad u orientación que desee, ya sea suya, de su personaje, o incluso de los colores que le venga en gana. Úsalo para aquello que más te guste.

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NUEVAS HABILIDADES OPCIONALES En la hoja de personaje, en la lista de las habilidades fijas que ofrece el sistema SDR5, ofrecemos dos huecos en los que, de manera totalmente opcional, podemos añadir cualquiera de las nuevas habilidades que ofrecemos a continuación, y que pueden ser bastante útiles en una aventura ambientada en La Puta Barbuda: Seducción (CAR) Es la habilidad y el conocimiento de técnicas para “ligar”, es decir, intentar engatusar a otra persona con nuestros encantos. La CD sube dependiendo de la compatibilidad entre Género y Orientación Sexual. Depende del bonificador de Carisma. Saber de los Planos (INT) Habilidad muy útil para encontrar el camino al semiplano donde se encuentra La Puta Barbuda, o para saber volver al plano de origen. Como forma de estudio, depende del bonificador de Inteligencia. Saber Sexual (SAB) Esta habilidad viene a representar el conocimiento de técnicas sexuales, posturas, trucos, intuición “en la cama”, búsqueda de zonas erógenas, etc. La CD depende de la similitud entre razas.

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Autores de La Puta Barbuda FALI RUIZ-DÁVILA Mago Enano de nivel 36 Escritor, guionista, fotógrafo, Dungeon Master. Crítico de cómics durante más de 10 años y autor de la saga steampunk 1900, ha publicado y escrito en libros sobre la Historia del Cómic, Los Vengadores, el Feminismo en Juego de Tronos, y ha entrevistado a docenas de autores, tanto nacionales como internacionales. Ganador de dos premios Ignotus (colectivos, con la revista Scifiworld) entre otros, director del 1er Congreso de Cómic de la Universidad de Sevilla y autor de Manual para Guionistas de Cómic, el primer libro español para aprender a escribir guiones de historietas. Publica su primera novela, Ragnarök Z, una antología de relatos eróticos, y estrena una obra de teatro, para dar un giro a su carrera y dedicarse a los juegos de rol. Su primer proyecto, La Puta Barbuda, supera todas las expectativas y le consigue el puesto de coordinador de

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Autores de La Puta Barbuda la Colección La Mazmorra RPA, un subsello de juegos de rol para adultos, en la Editorial Suseya. Como fotógrafo ha estado unido a la cosplayer, modelo y también fotógrafa Florencia Sofen desde hace 4 años, llegando a aparecer en revistas como Playboy, además de ser el primer fotógrafo español en publicar en Marvel Comics. Es el escritor y creador de La Puta Barbuda.

Twitter: @fali_ruizdavila Facebook: /faliruizdavila Instagram: @ruiz_davila Blog de rol: ladragonera.wordpress.com

SAMUEL HERNÁNDEZ (EL ASFALTO ES BLANDO)

Hechicero Genasí del Fuego de nivel 31

Ilustrador y diseñador gráfico. Apasionado de las tintas, acrílicos, acuarelas y casi cualquier otro material que manche. Amante del turquesa, el azul de prusia y el amarillo de Nápoles, colores y gamas que alterna entre dibujos que van desde la figura femenina a pececillos, estrellas y planetas. Licenciado en Bellas Artes por la Univer-

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La Puta barbuda sidad de La Laguna en 2011. Ha trabajado para Canarias3PuntoCero y CanariasCultura ilustrando relatos, entre otros medios y particulares. Se ha dejado ver por eventos de toda España, ha trabajado en diversos proyectos editoriales como Canarias 1400 (2012), La Galería de Espejos (2013), Ilusionaria IV (2014), Cuentos impopulares Vol. 1. Los archivos secretos (Apache, 2016) o Escape en 2115 (2017), y recientemente ha ilustrado el mundo de fantasía erótico-festiva La Puta Barbuda. Ha participado en multitud de exposiciones colectivas y ha dejado ver su obra en sus dos muestras individuales: “Arbres Lumineux” y “Bukowski entre los Arbres Lumineux”. Ilustra el interior de La Puta Barbuda y ha diseñado prácticamente a la totalidad de personajes. www.elasfaltoesblando.com [email protected] SERGIO BLEDA Hechicero Semielfo de nivel 45 Historietista e ilustrador profesional. Comienza su labor como dibujante y guionista en el año 1991 realizando tiras de prensa para el semanario regional Crónica. Se le conoce sobre todo por sus trabajos dentro del género de terror, aunque también ha tocado humor, infantil, aventura y erotismo. Su salto a la popularidad llega con El Baile del Vampiro (Laberinto, Planeta DeAgostini, reeditada por Aleta en 2008) por la que es nominado al Premio Autor Revelación del Saló Internacional del Còmic de Barcelona en 1998. Esta serie y la trilogía La Conjura de Cada Miércoles fueron reeditadas en Estados Unidos por Dark Horse. Sus obras se han editado en varios países de Europa y en Estados

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Autores de La Puta Barbuda Unidos, ha trabajado en ilustración y publicidad, y ha realizado storyboards y arte conceptual para cine y televisión. Su último trabajo para el mercado francés es la miniserie NSA (Casterman). Acaba de publicar en España EveMoon, el hada perdida (SAF), su segundo álbum ilustrado infantil, editado en España por Cuocio. Con Cinco relatos apasionados (Dibbuks), su segundo libro erótico ilustrado en colaboración con el editor y escritor Ricardo Esteban, es galardonado con el Premio Carlos Giménez al Mejor Álbum Ilustrado en la Heroes Comic Con Madrid 2017 y con el Premio José Sanchís al Mejor Álbum Ilustrado en la Heroes Comic Con Valencia 2018. Es autor de la portada de La Puta Barbuda. Web: http://www.actiweb.es/sergiobleda/dossier.html ENEKO MENICA Explorador Mediano de nivel 42 Desarrollador de interfaces, diseñador, editor, escritor, cartógrafo fantástico. Este bilbaíno es quizá el más popular creador de mapas y planos de rol de nuestro país; es también cofundador de la serie de juegos de rol con sistema OSR, Vieja Escuela cuyo manual básico ha sido traducido a varios idiomas, coeditor del sello Grapas&Mapas, y organizador de las Vieja Escuela Con, evento centrado en los juegos de rol de la vieja escuela. Es, obviamente, el cartógrafo de los planos de La Puta Barbuda.

Twitter: @emenica Blog: https://eltomocarmesi.blogspot.com/ Patreon: https://www.patreon.com/emenica/

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La Puta barbuda FLORENCIA SOFEN Bruja Elfa de nivel 27 Modelo, fotógrafa, cosplayer. Ha ejercido tanto de modelo para el numeroso material gráfico y fotográfico (el personaje de Eärendiel se basó en ella), así como de lector/consultora de los relatos, además de betatester principal de las pruebas de juego.

Twitter: @FlorenciaSofen Facebook: /FlorenciaSofenCosplay Instagram: @florenciasofen

LAUZ LANILLE Clériga Gnoma de nivel 28 Cosplayer, fotógrafa, youtuber, educadora. Además de modelo para fotografías e ilustraciones, y de inspirar el personaje de Jäna “Dos Corazones”, Lauz he desempeñado el papel de asesora LGBT+

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Twitter: @LauzLanille YouTube: /lauzlanille

Autores de La Puta Barbuda TINTA BLANCA Pícara Humana de nivel 36 Ilustradora, diseñadora de interiores y tatuadora. Ha realizado la ilustración que, implementada en la portada de Sergio Bleda, hace las veces de logo ficticio del local y rótulo del libro.

Facebook: /tintablancatattoo

JOSÉ LUIS PASTOR Bardo Centauro de nivel 38 Editor, maquetador, autor de libros de aventuras, juglar y creativo del Norte. No solo es el editor que confió en La Puta Barbuda, también ha sido quien se ha comido todas las horas de maquetación y diseño. Web: suseyaediciones.com

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CLIENTES VIP DE LA PUTA BARBUDA

Este libro no sería posible sin todos los mecenas que nos apoyaron durante la campaña de mecenazgo, gracias de corazón a:

NIVEL 1

Laura Muñoz aphendy Inés Chapel DarkPando Daniel Espinosa Ramos Daniel Llago imix sephirot1300 jackgraham mayte Alfredo Aguilera Espinoza Kokhe Saeba Takashi Andres M Belaza Balthan Albert Altimira Villalobos Joel Acedo Torizo claudia

NIVEL 2

Pol Robles Luis Manuel Aguilera Hernandez Javier Ignacio Serradilla Pendiente BuggyFC Luis Luis López Cano Jesús Martínez Selfa Quini rocio nachiguaka Manolo Quintanilla Garcia elric_gc

Roger Prat serdd bartofg Amalia de los Santos Lanzas Patrik Caetano Adrik AlbertMF Miguel A. Hdez Carmen Rguez Metal Knight AngryMono Juan Antonio Correa Guzmán Lady Corvus Alfonso Moya jdelgom MariaSexologa Círculo Saviñao KinoEl [email protected] mendiola agustinher Nalviento Mariana González Mattaboni Eva Morales santovezuera Ophiukus Draven MiquelPG arkerion rolero Aida Santos Fer bjacobo Aphodius Ana

Anfirekth julioneko Domingo_Perez emenica Jesus Romero Mary Gonzo

NIVEL 3

Miguel Botas García Montse Porroche EfusGlethro Perr Lukaina Kikote Cecrom silviabpini Ursoth Rubén Uterga Turumbay Tenfes Playerhector97 Boriar Dani Guaita Andy Alvein Roberto López Arnau Torak seismol Zorozoro88 Revenantwolf13 jesman1977 Héctor González Barea kinote Andrés Salmerón abaddonx Carles Martorell Gomez Mary Gonzo Anselmo Caaveiro Grueiro Panollo juandjara Miguel Ferreras Rodriguez Dracmall scater Kelemvor Freshbane

Tomás Aira Isaías Eb Jaione Josep Badia Lola Dávila Castillero tuttoeniente Lukar

NIVEL 4A

Jesus Romero Iratxe XanBreo Alejabar charrio guyvrush Sagraldar ocalavia Seoman

NIVEL 4B

Logio51 Francisco nemesis_rex Juan José Alegre Imanol Ortiz Zafra Ydus Cándido Sonia Carreras Juan el Herrero. Miquel Mula starkvind FURAN-KUN pimo greatkithain

NIVEL 5 DUAL CLASS David Arias Sánchez

NIVEL 6A

Mondagh ElpoderosoCrom

urko Toni Gutierrez Art

NIVEL 6B

Yago Guillamón Veronica

NIVEL 8

K Das Q Produccions Úniques Gabyed IkarugaShock Gangrol

NIVEL 9

NIVEL 9 2º Ed

Eduardo Sánchez

NIVEL 10 EPIC CLASS

lordbeorn Cristian Ibarz Guarné albagmelch Arendal Balthan

NIVEL GREMIO

Generación X Valencia

Sexys XP´s para todos.

LICENCIA DE JUEGO OPEN GAME LICENSE Version 1.0a The following text is the property of Wizards of the Coast, Inc. and is Copyright 2000 Wizards of the Coast, Inc (“Wizards”). All Rights Reserved. 1. Definitions: (a)”Contributors” means the copyright and/or trademark owners who have contributed Open Game Content; (b)”Derivative Material” means copyrighted material including derivative works and translations (including into other computer languages), potation, modification, correction, addition, extension, upgrade, improvement, compilation, abridgment or other form in which an existing work may be recast, transformed or adapted; (c) “Distribute” means to reproduce, license, rent, lease, sell, broadcast, publicly display, transmit or otherwise distribute; (d)”Open Game Content” means the game mechanic and includes the methods, procedures, processes and routines to the extent such content does not embody the Product Identity and is an enhancement over the prior art and any additional content clearly identified as Open Game Content by the Contributor, and means any work covered by this License, including translations and derivative works under copyright law, but specifically excludes Product Identity. (e) “Product Identity” means product and product line names, logos and identifying marks including trade dress; artifacts; creatures characters; stories, storylines, plots, thematic elements, dialogue, incidents, language, artwork, symbols, designs, depictions, likenesses, formats, poses, concepts, themes and graphic, photographic and other visual or audio representations; names and descriptions of characters, spells, enchantments, personalities, teams, personas, likenesses and special abilities; places, locations, environments, creatures, equipment, magical or supernatural abilities or effects, logos, symbols, or graphic designs; and any other trademark or registered trademark clearly identified as Product identity by the owner of the Product Identity, and which specifically excludes the Open Game Content; (f) “Trademark” means the logos, names, mark, sign, motto, designs that are used by a Contributor to identify itself or its products or the associated products contributed to the Open Game License by the Contributor (g) “Use”, “Used” or “Using” means to use, Distribute, copy, edit, format, modify, translate and otherwise create Derivative Material of Open Game Content. (h) “You” or “Your” means the licensee in terms of this agreement. Not for resale. Permission granted to print or photocopy this document for personal use only. 2. The License: This License applies to any Open Game Content that contains a notice indicating that the Open Game Content may only be Used under and in terms of this License. You must affix such a notice to any Open Game Content that you Use. No terms may be added to or subtracted from this License except as described by the License itself. No other terms or conditions may be applied to any Open Game Content distributed using this License.

3.Offer and Acceptance: By Using the Open Game Content You indicate Your acceptance of the terms of this License. 4. Grant and Consideration: In consideration for agreeing to use this License, the Contributors grant You a perpetual, worldwide, royalty-free, non-exclusive license with the exact terms of this License to Use, the Open Game Content. 5.Representation of Authority to Contribute: If You are contributing original material as Open Game Content, You represent that Your Contributions are Your original creation and/or You have sufficient rights to grant the rights conveyed by this License. 6. Notice of License Copyright: You must update the COPYRIGHT NOTICE portion of this License to include the exact text of the COPYRIGHT NOTICE of any Open Game Content You are copying, modifying or distributing, and You must add the title, the copyright date, and the copyright holder’s name to the COPYRIGHT NOTICE of any original Open Game Content you Distribute. 7. Use of Product Identity: You agree not to Use any Product Identity, including as an indication as to compatibility, except as expressly licensed in another, independent Agreement with the owner of each element of that Product Identity. You agree not to indicate compatibility or co-adaptability with any Trademark or Registered Trademark in conjunction with a work containing Open Game Content except as expressly licensed in another, independent Agreement with the owner of such Trademark or Registered Trademark. The use of any Product Identity in Open Game Content does not constitute a challenge to the ownership of that Product Identity. The owner of any Product Identity used in Open Game Content shall retain all rights, title and interest in and to that Product Identity. 8. Identification: If you distribute Open Game Content You must clearly indicate which portions of the work that you are distributing are Open Game Content. 9. Updating the License: Wizards or its designated Agents may publish updated versions of this License. You may use any authorized version of this License to copy, modify and distribute any Open Game Content originally distributed under any version of this License. 10. Copy of this License: You MUST include a copy of this License with every copy of the Open Game Content You Distribute. 11. Use of Contributor Credits: You may not market or advertise the Open Game Content using the name of any Contributor unless You have written permission from the Contributor to do so.

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