La Prudencia

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MATERIA: FUNDAMENTOS DE LA ADMINISTRACIÓN TEMA: “INVESTIGACIÓN DE UN VALOR” AUTOR: MANCHENO NATALIA TUTOR: ING. ERNESTO MARCELO BONILLA TORRES SEMESTRE: PRIMERO PARALELO: “1” FECHA DE PRESENTACIÓN: 23 DE OCTUBRE DEL 2019

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1. INTRODUCCIÓN Este informe trata sobre el valor de la prudencia, don beneficioso para cualquiera que tiende sobre todas las cosas usar “la recta razón en el obrar” como la definió con destreza Aristóteles. El valor de la prudencia es expresar la voluntad de no juzgar sin conocer y cuidar nuestras acciones.

2. OBJETIVOS 2.1

OBJETIVO GENERAL

Analizar de manera practica el valor de la prudencia, para poder aplicarlo en las situaciones cotidianas de nuestra vida.

2.2

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Valorar la importancia que significa para la persona la práctica del valor de la prudencia.  Desarrollar el valor de la prudencia para que los jóvenes puedan conocer acerca de dicho valor.  Poner en práctica este valor como medio para orientar a los jóvenes a una mejor calidad de vida.

3. LA PRUDENCIA 3.1

MARCO TEÓRICO

Según Leopoldo Eulogio Palacios, la prudencia es “una virtud que ajusta la ley moral universal a todos los casos que puedan presentarse”.

ESCUELA SUPERIOR POLITÉCNICA DE CHIMBORAZO FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS El término prudencia proviene del latín prudentia, que es una cualidad que consiste en actuar o hablar con cuidado, de forma justa y adecuada, con cautela, con moderación, con previsión y reflexión, con sensatez y con precaución para evitar posibles daños, dificultades, males e inconvenientes, y respetar la vida, los sentimientos y las libertades de los demás. La prudencia es una de las virtudes más importantes que puede tener un ser humano. Una virtud es una cualidad positiva que ayuda a tener una vida mejor. La prudencia es la capacidad que tiene una persona de tomarse su tiempo para juzgar una realidad o para conocer a una persona tal y como es. Montejano escribe que la prudencia es una virtud cardinal (intelectual, con materia moral) que reside en la razón práctica, regula nuestro obrar en la esfera de los agible y nos indica los medios que el hombre debe emplear para conseguir los fines discriminados y promulgados normativamente por la sindéresis. Haremos referencia brevemente a la prudencia en el cristianismo, diciendo que la halla como la más alta virtud moral (después de la religión), en cuanto dirige los actos humanos en orden a su eticidad. Pero comprende que en su esencia es una virtud intelectual, encaminada a la acción. Incluso la concibe como el auriga de las otras virtudes, ya que gobierna a todas que es ímprobo sean perfectas sin su regencia. La prudencia será entonces, una virtud “sui generis”, que, por ser una virtud, en su faz intelectual es una potenciación de la inteligencia. La diferencia con las restantes virtudes está en su objeto: conocer lo que es bueno moralmente para el hombre y debe ser buscado, como así también lo que es malo para el mismo y debe evitarse. Aristóteles también hace referencia a la prudencia en la Ética a Nicómaco en la que explica que la virtud de la prudencia tiene inherentes todas las demás virtudes positivas hasta el punto de que el hombre prudente puede ser llamado bueno éticamente. El hombre prudente es aquel que busca el bien en sus acciones de acuerdo al criterio de la justicia. Es decir, tiene la sabiduría necesaria para hacer lo correcto de acuerdo a las normas que diferencian el bien del mal. Tomás de Aquino considera que la prudencia consiste en encontrar el término medio.

ESCUELA SUPERIOR POLITÉCNICA DE CHIMBORAZO FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Aristóteles afirma: “La prudencia es la clave de la felicidad” Ética Nicomaquea,1102b. Cotejar la prudencia con la ética o ciencia moral, implica afirmar que la primera procede por determinación práctica, en tanto que la última procede por demostración. La ética da reglas de bien, pero universales, en tanto que la prudencia las da inmediatas y concretas confiriendo aplicación y uso recto. La ética se ocupa de lo agible científica y especulativamente, mientras que la prudencia se ocupa de manera virtuosa y prácticamente. Finalmente decimos que el fin de la ética es conocer, no así el de la prudencia que consiste en dirigir el obrar del hombre. Confrontarla con el arte implica afirmar que, si bien tanto ésta como la prudencia versan sobre lo operable, la diferencia reside en que el arte es exterior y factible (la bondad está en la obra y no da rectitud); la prudencia por su parte es interior y agible (la bondad está en el artífice y, claro, da rectitud). Por su parte, Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, distingue dos clases de virtudes: virtudes intelectuales y las virtudes morales. Las virtudes intelectuales que perfeccionan la inteligencia en su actividad, se subdividen a su vez en dos categorías: virtudes del intelecto especulativo y virtudes del intelecto práctico. El arte y la prudencia son las virtudes del intelecto práctico, orientadas hacia lo operable. El arte está encargado de rectificar la inteligencia práctica en el orden del "hacer"; la prudencia en el orden del "obrar". El arte no está ordenado al bien del artista, sino al de la obra producida; lo que importa es que la obra creada sea buena. La prudencia, por el contrario, está ordenada al "obrar", puesto que tiende a dirigir la acción humana. El prudente persigue su propio bien. La prudencia está relacionada con la inteligencia; más aún, radica, según enseña la tradición filosófica, en la razón práctica, es decir, en la razón en cuanto que se orienta y vuelca hacia la praxis, hacia la acción. Pero presupone el deseo y el amor del bien. Es esto lo que distingue la prudencia de la astucia, y también de esa prudencia de la carne de la que habla San Pablo (cfr. Rm 8, 6): “la de aquellos que tienen inteligencia, pero procuran no utilizarla para descubrir y amar al Señor. La verdadera prudencia es la que permanece atenta a las insinuaciones de Dios y, en esa vigilante escucha, recibe en el alma promesas y realidades de salvación” Sagrada Escritura: "el sabio de corazón será llamado prudente" (Pr 16, 21).

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3.2

ANÁLISIS DE LA PRUDENCIA

Para poder alcanzar nuestros objetivos de dicho valor tenemos que: -

Cumplir con nuestras obligaciones y compromisos, tratar a los demás amablemente y preocuparnos por su bienestar, es una clara manifestación de la prudencia. La experiencia es un factor importante para actuar y tomar decisiones, nos hace mantenernos alerta de lo que ocurre a nuestro alrededor haciéndonos más observadores y críticos, lo que permite adelantarnos a las circunstancias y prever en todos sus pormenores el éxito o fracaso de cualquier acción o proyecto.

-

Tener la habilidad de reconocer nuestras faltas y limitaciones aprendiendo de ellas.

-

Salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos.

-

Analizar los diferentes ángulos de una situación y actuar en consecuencia.

-

La prudencia también se cultiva en las relaciones personales. En este sentido, evita las preguntas indiscretas ante otra persona y respeta la intimidad de los demás.

-

La prisa y la prudencia no son buenas consejeras porque vivir con sabiduría implica tomarte tu tiempo y tu ritmo para reflexionar sobre la realidad en profundidad.

-

Hazte preguntas a ti mismo para establecer un diálogo interior que te permita alcanzar la verdad de las cosas.

-

Busca el consejo de un mentor, es decir, de una persona con experiencia y sabiduría que puede asesorarte con su experiencia vital. Es un gesto de humildad pedir ayuda.

La prudencia es una virtud muy valorada. De allí que la sabiduría popular, a través de refranes y dichos, aconseje practicarla. Por eso se dice que "más vale pájaro en mano que cien volando" o "bueno es pan duro cuando es seguro", que giran en torno a la idea de conducirse con prudencia y valorar lo que se tiene.

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La prudencia requiere un buen sentido, un buen juicio, templanza, cordura, sabiduría, discernimiento, aplomo y ser precavido. Si no se tiene una buena conducta o no se actúa con prudencia, por ejemplo, conduciendo, se coloca en peligro o en riesgo la vida de otras personas y la suya propia. En la prudencia hay tres actos: el consejo (consilium), el juicio práctico (iudicium practicum) y precepto (praeceptum), imperio (imperium) o mandato; los dos primeros son cognoscitivos y el tercero es imperativo. "El primer paso de la prudencia es el reconocimiento de la propia limitación: la virtud de la humildad. Admitir, en determinadas cuestiones, que no llegamos a todo, que no podemos abarcar, en tantos casos, circunstancias que es preciso no perder de vista a la hora de enjuiciar. Por eso acudimos a un consejero; pero no a uno cualquiera, sino a uno capacitado. Después es necesario juzgar, porque la prudencia exige ordinariamente una determinación pronta, oportuna. Si a veces es prudente retrasar la decisión hasta que se completen todos los elementos de juicio, en otras ocasiones sería gran imprudencia no comenzar a poner por obra, cuanto antes, lo que vemos que se debe hacer; especialmente cuando está en juego el bien de los demás" Para ser prudentes no basta con deliberar aconsejarse bien y juzgar rectamente lo que debe hacerse. Es preciso poner en práctica lo que se ha juzgado conveniente. No hacerlo, omitirlo, sería imprudente. Este acto, que consiste en poner por obra lo que ha de hacerse, es el acto propio de la virtud de la prudencia, por eso puede definirse la prudencia como «la virtud de la función imperativa de la razón práctica que determina directamente la acción». La prudencia no solo existe en las personas, también se puede dar en las organizaciones. Conviene añadir que, cuando nos encontramos ante una tarea difícil, incluso aparentemente irrealizable, hemos de descubrir también cuál es la Voluntad de Dios. Esto significa actuar con una fe y una confianza totales en el auxilio divino.

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4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 4.1

CONCLUSIONES

 La prudencia es el valor que nos ayuda o reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.  El valor de la prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.  El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente.

4.2 RECOMENDACIONES  Ayudar a las personas que reflexionen sobre este valor ya que es una guía para poder alcanzar un buen nivel de vida.  Poner todos en práctica la prudencia debido a que es un valor muy importante en la vida y también en el catolicismo.  Tomar conciencia de nuestro actuar y mejorar cada día poniendo en práctica cada uno de los valores.

5. APORTE PERSONAL Yo creo que el valor de la prudencia es un valor sumamente importante porque nadie debe afectar la vida y la integridad de otras personas ya que todos somos iguales y merecemos respeto, este valor me ayudo mucho a reflexionar sobre cuando actuamos de una mala manera y podemos herir la susceptibilidad de las personas. “El hombre prudente sólo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando no, piensa en otra cosa.” BERTRAND RUSSELL

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6. WEBGRAFÍA https://www.importancia.org/prudencia.php https://www.significados.com/prudencia/ https://opusdei.org/es-ec/document/que-es-la-prudencia/ https://es.slideshare.net/gabriel8432/el-valor-de-la-prudencia-52075613 https://encuentra.com/valores_explicados/prudencia13660/