La Pastoral de La Salud

Índice Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 CAPÍTULO 1 El mapa bíb

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Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

7

CAPÍTULO 1

El mapa bíblico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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CAPÍTULO 2

El mapa cultural, personal y pastoral . . . . . . . . . . . . . . . . .

19

CAPÍTULO 3

Jesús, modelo en el cuidado de los enfermos y la misión de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

35

CAPÍTULO 4

Etapas para promover la pastoral de la salud . . . . . . . . . . .

51

CAPÍTULO 5

La presencia de la enfermedad y las actitudes que se asumen . . . 65 CAPÍTULO 6

El arte de comunicarse con los enfermos . . . . . . . . . . . . .

79

CAPÍTULO 7

La sanación global de la persona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

91

CAPÍTULO 8

Atenciones específicas en la pastoral: la familia . . . . . . . . 107 CAPÍTULO 9

La pastoral con los trabajadores del mundo de la salud . . 119 CAPÍTULO 10

La pastoral de cara a la comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 Oración del Buen Samaritano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142 —5—

Presentación

Este libro, de carácter pastoral, intenta ofrecer prospectivas o ventanas desde las cuales comprender y relacionarse con el complejo mundo de la salud y la enfermedad. El mundo de la salud abarca tres horizontes: la prevención, la curación y la rehabilitación. La prevención. La primera tarea, la prevención, busca promover hábitos y estilos de vida saludables, familias que vivan la comunicación abierta, comunidades sanadoras donde las personas se preocupen unas por otras, ambientes de salud donde se cultive el respeto por la naturaleza, considerada como un bien común. La curación. Esta es la dimensión que a través de los siglos ha sido privilegiada en la Iglesia por medio de la creación de estructuras y el adiestramiento de profesionales con miras a la recuperación de la salud. El objetivo es activar todos los recursos (médicos y terapéuticos) para brindar esperanza y sanación a las personas afligidas por distintas fragilidades: físicas (enfermedades crónicas, terminales), mentales (enfermedades psíquicas), sociales (marginación, soledad, aislamiento, encarcelamiento...), espirituales (pérdida de objetivos, del sentido de la existencia, desesperación....). Esto es importante. Pero el cuidado no debe limitarse a resolver los problemas físicos, deteniéndose únicamente en el aspecto biológico; el cuidado debe ser holístico y prestar atención a las necesidades cognitivas (preocupaciones, preguntas, necesidad de información...), sociales (implicaciones de la enfermedad para la familia a nivel práctico, profesional y económico), psicológicas (actitudes, reacciones y sentimientos desencadenados), —7—

espirituales (valores, dimensión religiosa y espiritual) de las personas asistidas. La rehabilitación. El tercer horizonte, que resulta de particular importancia en nuestros días, porque se reduce el tiempo de hospitalización y aumenta el tiempo en que las familias tienen a su cargo el cuidado de los enfermos. La rehabilitación tiene que ver con los desafíos que conlleva el seguir acompañando a las personas tanto en sus domicilios como en las instituciones de salud (centros de rehabilitación, centros de ancianos...), de manera especial cuando las terapias son prolongadas. La rehabilitación requiere el acercamiento interdisciplinar, para asegurar la continuidad y globalidad del cuidado. Un modelo excelente de acompañamiento al enfermo grave y a su familia está representado por el programa de los cuidados paliativos, que presta atención tanto al proceso del duelo anticipado como al apoyo a los familiares en el duelo después de la muerte de un ser querido. El objetivo de este libro es ofrecer un marco de referencia general para comprender el significado y el valor de la pastoral de la salud como un componente esencial del testimonio de la Iglesia, tras las huellas de Jesús, médico del cuerpo y del alma. Los capítulos introductorios enmarcan la pastoral de la salud dentro de la dimensión bíblica, teológica e histórica de la misión de la Iglesia. Se presta atención especial a los sacerdotes como agentes primarios en la sensibilización de la comunidad en el cuidado de los enfermos; su acción será mucho más eficaz si actúan no solo inspirados por el principio de la buena voluntad, sino también dispuestos a comprometerse en un camino de formación (a nivel humano, espiritual, pastoral) para servir mejor a quien sufre. El mundo del sufrimiento invoca humildad, sensibilidad y capacidad de escucha. El reducir la pastoral a ofrecer oraciones o administrar los sacramentos mortifica el significado y la amplitud de ese ministerio. En la medida en que los sacerdotes se forman para acercarse con delicadeza y sabiduría a las fragilida—8—

des humanas, pueden transformarse en educadores y monitores de otros colaboradores (religiosos, seminaristas, catequistas, voluntarios) motivados para visitar y consolar a los enfermos en nombre de la comunidad cristiana. Un enfoque específico del libro consiste en subrayar que la pastoral de la salud no está destinada solo a los enfermos, sino también a las familias, a los profesionales y a la comunidad más grande. Contemplada desde esta perspectiva más amplia, la pastoral de la salud requiere, de parte de los agentes pastorales, creatividad para saber interpretar una variedad de roles según los contextos, habilidades comunicativas para relacionarse bien con las personas, competencia emocional para adentrarse y acompañar el impacto con las fragilidades, capacidad de trabajar en equipo para manejar los múltiples problemas que se presentan, y dinamismo para elaborar e implementar proyectos que encarnen la proximidad de la Iglesia en el tiempo del sufrimiento. La metodología del libro intenta ofrecer una combinación de la teoría con la práctica, por medio de ejercicios y análisis de diálogos con los enfermos. Al comienzo figura la propuesta de cuatro mapas (bíblico, cultural, personal, pastoral) como guías y recursos para realizar el viaje; estos mapas ayudan también a comprender los factores que plasman las personas y su manera de ser y responder a las pruebas de la vida. El libro está destinado a las personas que quieren ser guías o compañeros para quienes están involucrados en el cuidado del enfermo y en la pastoral de la salud como miembros de la Iglesia (sacerdotes, religiosos, laicos) o como profesionales, para que sean motivados a servir a los enfermos desde una perspectiva holística. La esperanza es que la interiorización de las intuiciones pastorales presentadas pueda capacitar a los cuidadores para dar un mejor testimonio del espíritu del buen samaritano y transformarse en presencia sanadora en la vida de quienes sufren. ARNALDO PANGRAZZI

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CAPÍTULO 1

El mapa bíblico

Empezamos el viaje utilizando el mapa bíblico que une a todos cuantos comparten una común experiencia de fe como horizonte donde se ubica la propia historia cristiana, hecha de tradiciones y creencias. En la propuesta cristiana hay dos modelos bíblicos que se pueden considerar como el fundamento de la identidad y la metodología pastorales: el primero, sirviéndose de la imagen del Buen Pastor, ofrece una visión general de las actitudes que pueden inspirar a todos aquellos que realizan distintas actividades pastorales; el segundo modelo, el del Buen Samaritano, es más específico y se aplica a todos cuantos están involucrados en el cuidado de las personas enfermas o heridas, que se encuentran en su domicilio o en las instituciones de salud. Presentamos los dos modelos evidenciando los distintos «verbos» o las modalidades de intervención que manifiestan la acción de Dios como «Buen Pastor» y como «Buen Samaritano».

EL MODELO DEL BUEN PASTOR La imagen del Pastor aparece muchas veces tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El significado de este icono es que Dios se comporta con su pueblo como un Pastor con su rebaño. Un texto del Antiguo Testamento es Ezequiel 34,1-25, y un pasaje del Nuevo Testamento que ilustra la identidad y las actitudes del Buen Pastor es el Evangelio de Juan 10,11-16. Anali— 11 —