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Seminario Concordia Historia moderna LA ORTODOXIA LUTERANA Por Justo González La reforma propuesta y comenzada por Lutero era de carácter meramente doctrinal, y no meramente práctica. Lutero estaba convencido de que la recta doctrina es de especial importancia para la vida de la iglesia. Los filipistas junto con Melanchthon al tiempo que afirmaban la justificación por la fe insistían en la necesidad de las buenas obras, aunque no como medio de salvación, sino como resultado y testimonio de ella. Ellos a su vez sostenían que lo esencial no debía ni podía abandonarse bajo ninguna circunstancia. Lo que era adiáfora, sin dejar de ser importante, no era imprescindible. Los filipistas aunque no hayan hecho otra cosa que ceder en lo periférico, se han negado a confesar su fe. La ortodoxia en el siglo recibe el nombre de escolasticismo, porque no se trataba de una teología nacida en la iglesia y dirigida hacia la predicación y el cuidado pastoral, sino de una teología nacida en las universidades, y dirigida principalmente hacia los teólogos. Lutero nunca discutió en qué consistía la inspiración. Para él, lo importante no era el texto mismo de la Biblia, sino la acción de Dios de que ese texto da testimonio. La palabra de Dios es Jesucristo, porque nos lleva a él y nos da testimonio de él. El Sincretismo de Jorge Calixto, el decía todo lo que está en las Escrituras ha sido revelado por Dios, pero no todo tiene igual importancia. Lo fundamental y lo absolutamente necesario es lo que se refiere a la Salvación. El sostenía que la herejía consiste en negar parte de lo esencial para la salvación, el error consiste en negar algún otro aspecto de la verdad revelada. Tanto la herejía como el error son malos y han de evitarse. Pero únicamente la herejía ha de ser obstáculo para que tengamos comunión unos con otros. Los defensores de la ortodoxia luterana no estaban dispuestos a aceptar las ideas de Calixto, como Abraham Calov declaró que todo cuanto Dios ha revelado en las Escrituras es absolutamente necesario, quien niega o rechaza parte de ello, por muy insignificante que sea, niega y rechaza a Dios mismo. Conclusión. Los teólogos ortodoxos de cada una de las principales confesiones iban atrincherándose en sus posiciones, como si los únicos que merecieran el nombre de cristianos fueran los que concordaban con ellos en todos los detalles de su doctrina. Ese dogmatismo extremo, al tiempo que creaba

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Seminario Concordia Historia moderna partidarios decididos, daba lugar a dudas cada vez más generalizadas acerca de la fe cristiana, al menos al valor de la teología.

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